Chapter 1: Prologo
Notes:
capitulo 1 editado
Chapter Text
PRÓLOGO
"No olviden que para la siguiente clase necesito que me traigan un ensayo detallado sobre el
origen de la fotografía, doce páginas como mínimo. Eso y estudien para el primer parcial del
ciclo, pueden retirarse."
Solté un largo suspiro después de anotar en mi celular las palabras del profesor, aquel debilucho de menos de metro sesenta que era acosado por los alfas en la entrada, mi grandioso tutor y profesor de historia.
Me levanté de mi lugar, esperando pacientemente en a que el salón se desocupe lo suficiente, las chicas de mi clase solían salir desesperadas hasta fuera de las instalaciones, era tan patética aquella dependencia por los alfas, sin embargo tan necesaria.
Solté un largo bufido y una vez el salón se vacío, giré hacía el profesor, despidiéndome antes de salir de ahí, caminando por los pasillos rumbo a la salida, aunque si se terminaban yendo todos primero antes
que yo, mucho mejor.
Mi Universidad era una de las mejores de Musutafu, o eso se decía, a mi punto de vista todo era simple publicidad por ser la primera Universidad con una nueva ideología para separar los géneros y así evitar muchos inconvenientes que ocurren en la mayoría de instituciones, sean educativas o laborales. Antes de que iniciaran con este nuevo ¿Régimen? —Si puedo llamarlo así.— Era tan caótico todo, al tener nuestro lado alfa, beta u omega tan desarrollado, diferente en cada persona, diariamente se tenía que afrontar peleas a muerte, discusiones, incluso escenas sexuales en pleno salón de clase, era algo tan rutinario pero a la vez impedía el progreso en quienes de verdad deseábamos salir adelante.
Es decir, por estos mismos pasillos por donde camino, antes podía encontrarme con dos grandes alfas de tamaño colosal peleando a muerte por alguna omega bonita y hueca, claro, entre peleas de alfas, nadie podía
meterse, cuando el gruñido no resultaba, se iban a los golpes, salvaje pero cierto, e increíble que todo eso suceda entre chicos que apenas estaban cumpliendo la mayoría de edad, o profesores, recuerdo que también existían aquellos problemas de profesores que asistían a sus centros laborales en celo para lograr idiotizar —Como yo le digo.— a cualquier omega que
ande cerca de su celo, vaya, sexo gratis, viva.
Estúpidos.
En fin, debido a tremendo caos y a muchos líderes exponiendo su punto de "Oye, pero son omega, ellas y ellos deben dedicarse a hacer crecer las masas, no a tener pensamiento propio", se creó este... Proyecto. Básicamente cada estudiante de las dos sedes era una bonita rata de laboratorio para el gobierno. Soy su rata de laboratorio, pero estudio y sinceramente este proyecto me favorece, estoy cansado de tener que soportar alfas con sus feromonas, sus chistes malos, su poco desarrollada voz de alfa y sus aires de
superioridad haciéndome la vida más horrible.
Ser un omega chico, si bien ya no es algo de que avergonzarse, el mundo ha avanzado lo
suficiente como para que a los alfas no les venga a importar si eres chico o chica, podemos
lubricarnos solos, somos carne fresca para cualquiera y así tiene que quedar.
Pocos son los omega que encuentran a su alma gemela, sobre todo en un mundo tan corrompido como
este, y además, es la mitad de esa cantidad de omega la que puede decir que tiene una vida feliz.
Pensándolo bien, creo que estoy siendo demasiado positivo con las cantidades.
No me refiero a que los lazos no sean algo bueno, cuando te muerden, es una sensación de
calidez que te embriaga y hace a tu omega lloriquear de infinita felicidad.
Te sientes una omega de quince años viviendo tu primer amor, ese que piensas será como los cuentos de hadas, que van a vivir juntos para siempre, tendrán hijos, serán la perfecta pareja de los
comerciales de televisión hasta el último de sus días, pero no.
Un lazo se considera bueno, sin embargo no somos animales, no por completo, en mi pensamiento, creo que bueno fuera no tener la capacidad de sentir y entregarnos al primer alfa o beta que nos reclame, pero somos personas, los sentimientos suelen interferir con los géneros, muchos omega nunca terminan enamorados de sus alfas después de conocer sus verdaderas personalidades luego de la mordida, otros alfas ya no sienten suficiente a sus omega después de que el cortejo funcione, como quien dice, ya no te divierte.
Quedan ligados juntos para toda la vida con el único fin de procrear, se vuelven almas tristes, infelices, gruñonas, pero ojo, todo eso está muy bien visto para la sociedad, así tiene que ser y así ha sido siempre.
Tuve suerte de haber tardado tanto en el baño, cuando salí de la Universidad, ya casi no encontrabas alma en las calles, mordí y tironee de mi labio inferior, asqueado por tal cantidad de olores en el aire, podía aún sentir a las omega mojadas a causa de los alfas fuera de la institución.
Oh sí, olvidé mencionar algo importante, la sede de la Universidad exclusiva para Alfas, estaba a apenas una calle de la exclusiva para omega y betas, básicamente después de clases los alfas con feromonas a tope, venían y disfrutaban de elegir entre la cantidad
de omega que se pavoneaban para ellos.
No los culpo, es necesario, si bien la mordida es algo que a todo el mundo actualmente le
preocupa, a los omega nos viene el celo cada tres meses, siendo una Universidad con tantos
estudiantes, la mayoría de las chicas que su temporada de celo este próxima, necesitaban a
alguien para cumplir sus necesidades sexuales, lo mismo pasaba con los alfa, aunque realmente ellos tienen un celo cada seis meses, un celo de apenas día o día y medio, suertudos,
no tienen idea de lo que es pasar el celo de tres días con dolores tan infernales como estar
tanto a luz.
Cuando llegué a mi casa, solté un largo suspiro de tranquilidad, fue un buen día, nadie molestó, nadie me dijo nada en las calles, creo que esos supresores funcionan bien, si no fueran tan caros, ellos harían de mi vida la cosa más fácil y genial del mundo, me convertiría en un tipo de beta, sin aroma, sin preocupaciones, no un omega que suelta más feromonas de "Hey, cógeme Alfa, estoy disponible", tan desesperante.
Negué con la cabeza para dejar mis pensamientos atrás, metí la llave en el picaporte y entré,
escuchando al instante los gritos animados de hitoshi. Mi pequeño corrió tan rápido como
sus pequeñitas piernas se lo permitían y sin dudarlo me coloqué de cuclillas, recibiendo el
frágil cuerpo de mi hijo, sí, mi hijo de tres años de edad.
"Llegas tarde ¿Pasó algo otra vez?" Oí y cuando alcé la cabeza, me encontré con mi hermana
Nemury sacudiendo su cabellera hacía un lado, para evitar que la tira de la mochila lo aplaste,
ella era tan hermosa, una perfecta chica omega de cabellos negros, aunque ahora rubios, y
hermosa mirada de ojos azules. Cargué a mi pequeño entre mis brazos, mientras Hitoshi separaba
sus pequeñas piernitas y colocaba sus manos en mi pecho, acomodando después su cabeza
en mi cuello, llenándose de mi olor, o buscándolo quizás, sabía que a mi hijo le agradaba la forma como olía, le daba paz, nueve meses en mi vientre creaban un fuerte lazo, sin embargo a causa de los supresores especializados para camuflarme, quizás el pobre debía acercarse y buscar olerme más de cerca, muy, muy cerca.
"No, por suerte todo bien, salí al final, nadie en las calles. Gracias por los supresores, Nem."
"Oye, cumpliste veinte hace pocos meses y te debía un regalo, hizashi, mereces tener tus días
de paz también.""Eso supongo." Dejé un dulce beso en la mejilla de mi pequeño, observando su gesto enfadado, seguro continuaba buscando más de mi aroma característico. "Lamento hacerte quedar demasiado, sé que a papá y mamá no les gusta que vengas a verme y bueno..." Me quedé
callado, lo demás estaba sobre entendido.
"¿Y crees que eso me importa? Eres mi hermano, Hizashi, y la niñera de Hitoshi está en periodo
de celo ¿No? Puedo encargarme de él un viernes, es tuyo mañana y pasado mañana."
Asentí, mientras me acercaba a uno de los pequeños sofás para dejar mi mochila en este, aún sin
querer bajar a mi bebé, lo había extrañado tanto. "Además, pasar tiempo con Hitoshi es genial,
es un alfa tan hermoso que no hay forma de no divertirse con el pequeño que sacará adelante
a los Yamada."
"Nemury, tiene tres años, no sabremos si es un alfa hasta los catorce, por lo menos."
"Hermano, no es que ame contradecirte, pero tú, yo y cada persona que observe a tu hijo sabe que tiene más madera de alfa que cualquier persona, incluso que tú."
"Soy un omega, no necesito madera de alfa." Y aunque intenté que aquel sonido fuera tal cual un gruñido, más fue una queja o un simple gimoteo, sentándome en el sofá con mi pequeño sobre mi muslo, observándolo jugar con mis cadenas.
"Bueno, eso es verdad." Nemury se acercó para darme un beso en la mejilla, despidiéndose
cariñosamente de su sobrino. "Nos vemos pronto ¿De acuerdo? Llámame cualquier cosa,
deja de hacer que la que te llame sea yo."
"De acuerdo, de acuerdo."
Una vez me quedé solo en la casa, pasé el resto de la tarde jugando con Hitoshi en nuestro cómodo hogar. ¿Mi alfa? ¿El padre de Hitoshi? No hay, no existe.
Yo cometí aquello que se puede considerar el peor error de un omega, a mis cortos dieciséis años,
teniendo apenas un año y medio después de descubrir mi género, terminé dejándome marcar por un compañero de clases, a mediados del último ciclo escolar.
En la graduación, el chico me dijo que todo
fue una apuesta, sí, ese tipo de apuestas realizaban chicos de dieciséis y diecisiete años.
Él rompió el lazo, todo alfa tiene el poder de hacer eso, mejor aún si nunca sintió una respectiva
atracción por el omega o por el beta. Yo fui el iluso que se entregó a cualquier persona que le pintaba la luna y las estrellas, fui aquello que de lo que tanto me quejo ahora.
El chico aquel, nunca se enteró de mi embarazo, incluso hasta casi los seis meses, Hitoshi podía pasar
como una gordura o simplemente un descuido a mi físico, cuando terminé el colegio, nadie supo nada, nadie se enteró de que aquel del que tanto se burlaron por entregar su virginidad, tanto por la mordida como por mi primera vez, ese mismo tipo más fácil que la tabla del uno, como dicen ellos, hoy es considerado como la perfecta definición de omega imperfecto.
Nadie quiere a un omega imperfecto en su vida, y yo no quiero a ningún alfa de regreso en
la mía. Estoy solo, así será siempre.
Chapter 2: Capitulo 1
Chapter Text
CAPÍTULO 01
"¡Papá!"
Solté un largo quejido al oír a Hitoshi hablarme, su voz se escuchaba tan distante, mientras abría mis ojos lentamente para regularlos a la cantidad de luz de la habitación, observando el cuerpo de mi hijo entre mis brazos, con esos preciosos ojos purpura observándome enojados, aunque cuando me vio despertar, su carita se iluminó por completo, acercándose para dejar un suave beso en mi mejilla.
De acuerdo, quizás no era normal que mi hijo sea quien me despierte, pero un sábado en la mañana, prefería dormir hasta no poder más o hasta que mi pequeño me avise que tiene hambre.
Hitoshi es un niño muy inteligente, a veces he despertado y lo encuentro simplemente admirándome dormir, sin hacer ruido, sin moverse, él solo me mira tan cariñosamente que siento mi corazón encogerse.
Él me salvó la vida desde la primera vez que abrió los ojos. Como persona, no me interesó mucho perder al idiota padre de Hitoshi, yo no estaba enamorado, puedo decir que fue una fantasía adolescente al fin y al cabo, pero la supuesta "relación" que teníamos, también era algo extremadamente tóxico que al final aprendí a tolerar, nunca a apreciar.
Por mi mente pasaba la idea de convertirme en esos tipos de omega que solo sirven para tener hijos y estar
en casa, incluso la había aceptado, hasta que me enteré lo de la apuesta y el chico rompió su lazo conmigo, mordiendo a otra omega, claro, una linda, tierna y totalmente virgen.
Si bien mi lado consciente no sufrió mucho, mi omega se dedicaba a darme los peores momentos de mi vida, me retorcía en mi cama por los fuertes dolores de
cabeza y la depresión, los doctores dijeron que no había mucho que pudieran hacer, era bien sabido que cuando un alfa abandona a su compañero, este puede hasta morir debido a su abandono total a cualquier razón para mantenerse con vida, en los noticieros eso era algo que pasaba todo el tiempo, yo era como un grano de arena más, así que todo dependía de mi suerte y de que tanto mi lado omega se haya compenetrado con su ex alfa.
Pero eso cambió el día que Hitoshi nació. Recuerdo haberme enamorado de esa tierna mirada
Purpura apenas sus ojos se abrieron. No creí que sea posible, pero puedo decir que mi omega desarrolló un lado maternal aquel día, y desde entonces, no le hizo falta tener a su alfa a su lado para ser feliz, siendo que su lado protector nos llevó a seguir viviendo. Yo no podía abandonar a Hitoshi, mis padres me dieron la espalda cuando se enteraron que fui tan fácil de dejarme morder por un idiota, eso me llevó a ser la deshonra para la familia, si me hubiera dejado morir, mi hijo estaría completamente solo para este momento.
Salí adelante, conseguí un trabajo como fotógrafo de una de las revistas más conocidas del
país, anteriormente había llevado un curso gratuito de fotografía, y si hay una sola cosa que puedo agradecerles a mis padres es la cámara profesional que me compraron.
Lo demás es historia, puedo pagar la Universidad debido a una media beca que gané porque ésta tuvo un convenio con mi escuela secundaria, después solo era cosa de sacar notas altas y mantenerlas.
Mi sueldo se iba básicamente en Hitoshi, la casa y comida, no es que fuera pobre, pero tampoco era una persona que malgastaba su dinero, si tenía algo ahorrado, amaba comprarle cosas a mi pequeño con tal de hacerlo feliz.
"¿Quieres leche chocolatada o jugo de manzana? Hoy tenemos ambos, así que eres libre de
elegir, jovencito." Rocé mi nariz con la suya y mis dedos pasaron a su pequeña pancita, dejando que se deslicen por su piel, sacándole unas cuantas
carcajadas, amaba esas risas, podía sentir como me conectaba con mi omega y ambos estábamos de acuerdo en que era el sonido más hermoso existente.
"Jugo." Dijo después de que su respiración se tranquilizó. Sería un buen día, lo íbamos a
pasar en casa, seguro le volvería a poner la película del Rey león, vaya que Hitoshi era un gran
fan de todo lo relacionado con Disney.
"Oh, vamos ¿Me estás jodiendo?" Gimotee al escuchar la voz del otro lado de la línea. Tenían que estar bromeando, se supone que iba a ser un día tranquilo, en casa, con mi hijo y absolutamente ningún alfa de las horribles calles de Musutafu.
"¡Papá!"
Mi cabeza giró para hallar a mi pequeño al lado del mueble, él me miró con su ceño fruncido
y llevó su pequeño dedo a sus labios, en posición vertical, hizo un sonido parecido al típico
"Shh" y reí, dándole un suave beso en la frente antes de concentrarme de nuevo en la llamada.
Un evento, debía fotografiar un evento ignorado por error en la lista de artículos que saldrían el lunes a primera hora en la revista.
No tenía ganas de salir de casa.
"Sí, entiendo que es importante, pero escuche, si desea mañana a primera hora le hago una
entrevista a cada persona que asistió, no lo sé, una sesión fotográfica, yo voy a sus casas, solo..." Solo siento que hoy no es un buen día.
Gemí de solo escuchar la voz de alto mando de mi jefe, Francis Barton, tenía suerte de estar
hablándole por celular, aquel sujeto no se había ganado ser el dueño de la revista más conocida de Musutafu en base a su esfuerzo, sino por ser un buen alfa con una voz tan increíbleque podía hacer doblegarse hasta a los de su mismo género.
Él hablaba y esa orden se acataba, no era mala persona, sin embargo, solo odiaba cuando las cosas salían mal o tenía que encargarse él, como ahora.
"De acuerdo, iré, señor."
Corté la llamada, dejando mi celular a un lado y observé a mi pequeño Hitoshi meter por milésima vez su manito en su frasco lleno de galletas miniatura de vainilla, él las amaba, y disfrutaba de cómo estas se deshacían después de chupar mucho, aunque debido a eso cepillarle tres veces al día los dientes no era suficiente, sino siempre cada después de comer sus
galletitas.
"¿Tabajo?"
"Sí, campeón." Me encargué de tomarlo en brazos y sentarlo sobre mi regazo, con sus piernitas pequeñas a los lados de mi cuerpo, mientras me miraba atento, aun moviendo sus pequeños labios de lado a lado, seguro disfrutando de una galleta.
"Vendré temprano ¿Si? Lo prometo, antes de que te duermas. Le dices a la tía nemury que no te haga dormir, de eso me encargo yo."
"Sí, papá."
Él se acurrucó en mi pecho mientras yo tomaba de nuevo mi celular para llamar a mi hermana, esperando que pudiera quedarse con Hitoshi o de lo contrario tendría problemas, no me gustaba dejar a mi hijo con tanta niñera, hasta el momento solo confiaba en una, y Nemury tuvo que darme un discurso de que la necesitaba, porque de lo contrario no habría
accedido.
+
Observé el gran lugar al que estaba entrando, mostré mi pase de fotógrafo en la Revista "Chronicle Live" y así entré a aquel mundo de ricos que me daba tanta antipatía, aunque siendo sincero a estas alturas de mi vida no negaba ser una persona malhumorada en todo
el sentido de la palabra.
No era falta de sexo, porque eso era algo que se me daba muy bien.
Cuando tenía un tiempo entre toda mi vida, digamos, un fin de semana o algo parecido, me atrevía a salir a bares con tal de un poco de diversión, eso una o dos veces al mes cuando mucho.
No tenía problema, los alfa no solían propasarse o no me querían para más de una noche, yo tampoco, ni siquiera los beta eran tan tontos como para desear formalizar una relación después de que les decía
"Oye, escucha, tengo un hijo y un lazo roto, puedes ver la cicatriz de la mordida en mi cuello aún, entonces ¿Salimos el lunes?", era hasta gracioso el nivel de repulsión que sentían por alguien con un lazo roto, aunque la mayoría de veces no era ni siquiera necesario hablar, a los bares no se iba para encontrar al amor de tu vida, pero bueno, siempre existen aquellas personas que quedan hipnotizadas después de un buen juego en la cama.
Tampoco es que me gustara salir a hacer eso durante el celo, no, jamás me mostraría ante nadie como el celo me mostraba, como un animal hambriento de un buen pene, jadeando,gimiendo y casi implorando por placer. Para eso tenía mi casa, mis cuarto paredes donde yo mismo me encargaba de mí durante esos tres largos días.
Y aunque hace ya casi tres meses no salía a bares debido a estar corto de dinero y no tener para comprar los necesarios suspensores anticonceptivos, sabía que mi mal humor no se debía a falta de sexo, sino al simple hecho de ser un omega roto, de esos que ya nadie quiere, el mal humor se vuelve parte de tu personalidad con el tiempo. Sí, ese soy yo, el clásico omega imperfecto que puedes querer en tu cama pero nunca más de una vez en ella.
Tomé un par de rápidas fotos a la entrada, antes de adentrarme con totalidad entre la gente, admirando las hermosas obras colocadas estratégicamente en las paredes, bueno, algo genial debía de sacar de esto, considerando que era un buen amante del arte. Caminé observando detalladamente todo el perímetro y una vez listo, empecé con las fotografías.
No fue difícil.
Vamos, son los alfa, beta y omega con dinero que amarían que su foto sea una de las escogidas para salir en la revista, así que cuando me acercaba con la gigantesca cámara, ellos mismos se encargaban de posar con su mejor sonrisa, mostrando aquellos dientes blancos y cada bordado o detalle caro de sus peinados y vestimentas.
Una vez tomé cierta cantidad, decidí darme mi merecido descanso, apagando la cámara,
tomé una de las copas de lo que fuera y la llevé a mi boca, sintiendo el líquido caliente llenarme, sabía que no tenía ni idea de bebidas, pero esta cosa quemaba peor que un afrodisíaco.
Entregué la copa en otra bandeja de los hombres beta que iban y venían, sintiendo mi cuerpo caliente, quemaba, esa cosa de verdad me hizo entrar en calor en segundos.
Relamí mis labios, intentando conservar la calma, caminé hasta el baño y me metí en uno de los enormes cubículos, respirando hondo.
Mordí mi labio inferior con insistencia, seguro teniéndolo rojo ya, saqué mi teléfono, marcando el número de mi hermana.
"Hey, hizashi ¿Cómo estás? ¿Ya regresas?"
"No... Aún no, Nem." Apoyé mi cabeza en una de las paredes, vaya, aún sentía el inminente
calor.
"Nem... Creo... Creo que estoy en problemas."
"¿Por qué? ¿Qué ocurre?"
"Tomé algo, no lo sé, creo que tenía más alcohol del que estoy acostumbrado, hermana."
Reí amargamente, siempre tienes que hacerle caso a tu lado omega, Hizashi, me dije mentalmente, él me había dicho que no fuera, que no era un buen día para salir, que algo malo iba a pasar, pero el empleo y mi jefe jugaron en mi contra.
"El punto es que... Aún faltan unos días para mi celo, no te lo dije porque planeaba tenerlo todo controlado pero esa cosa que tomé me ha movido las tripas y... Dios, Nemury, hace calor."
La escuché maldecir en la casa y pude estar seguro que se estaba preocupando, incluso, si no estuviéramos hablando por teléfono hasta diría que sentía el aroma a omega en pánico en el
baño.
No, alto, esa no era Nemury.
Mi olor. Mi maldito olor estaba llenando el baño, me encontraba teniendo principios de un celo adelantado en el baño de una exposición de ricos y soltaba mis feromonas como omega desesperado, no tenía supresores, ya no me quedaba ni un maldito supresor entre mis cosas.
"Hizashi, Hizashi ¿Me escuchas? ¿Estás bien? ¿Quieres que vaya por ti?"
"Por mucho que amaría esa idea, tienes que cuidar a Toshi.
Nemury, hazme un favor."
Jadee, escuchando pasos de alguien entrando al baño, mierda, si sentía mi olor y era un alfa, estaba acabado, en caso de que aquel sujeto use su voz de alfa conmigo, me tendría en su cama en dos segundos.
"Dile a Toshi que no podré llegar a la hora, que lo amo y que se acueste ¿De acuerdo? No sé cuánto me tome rodear las calles centrales y... Tengo que irme."
Colgué antes de escuchar más gritos preocupados de mi hermana, suspirando, acomodé mi cámara de una mejor manera, para que cuelgue al lado de mi cuerpo, saliendo del pequeño espacio y enfrentándome a lo que fuera. Mierda, en serio hacía calor, necesitaba salir de ahí a como diera lugar.
Cuando abrí la puerta del cubículo, observé que tenía razón, una persona había entrado al baño, un hombre y desprendía olor a alfa por todo el lugar.
Mordí mi labio inferior de nuevo e intenté no hacerme notar, algo imposible considerando el espejo gigante que se encontraba delante de nosotros, él me observó a través de el reflejo y pensé que definitivamente estaba acabado, mi omega jadeo ante la potente mirada negro oscuro de aquel sujeto, mientras yo
me encontraba muerto de miedo, desprendiendo más feromonas que nunca simplemente por no saber controlar mi pánico.
Chapter 3: Capitulo 2
Summary:
Hola como les a parecido la historia
La estaré actualizando todos los dias creo tal vez algunos dias me pase por la escuela para que esten Atentos y
Con la otra adaptación primero terminaré esta y luego la de junpei/itadori de Jujutsu Kaisen
También quiero adaptarla a hakkai/mitsuya y a kakucho/izana de. De Tokyo Revengers pero a lo largo del tiempo es mi meta esta historia es mi favorita
Y la original es de @justbromance que se encuentra en wattpad no es mia solo la estoy adaptando
Chapter Text
CAPÍTULO 02
Si me permitía ignorar por unos segundos el pánico que me estaba consumiendo, aquel sujeto era extremadamente hermoso.
No podía tener más de veinticinco años, aunque esa
barba de dos o tres días lo hacía ver como un completo alfa de posición económica.
Una piel ligeramente bronceada, los labios finos y rosados, un tamaño ligeramente menor del promedio aunque estuve agradecido por eso, y un cuerpo de total Dios griego mostrándose a través de aquel traje negro ¿Dónde había estado escondido aquel hombre cuando estuve tomando las fotos y porque no se presentaba a los bares que yo frecuentaba? En un día normal podía bien desear estar bajo ese precioso cuerpo, aunque ahora no fuera un día normal.
"Disculpe."
Internamente desee golpear a mi omega por ese estado de sumisión, me disculpé con un completo extraño por mantener la mirada conectada con la suya o por escanearlo con mis ojos, mejor dicho.
Sabía que mi omega salía a flote debido al celo, pero él no era más que yo para que me disculpe, tampoco es como si él no hubiera estado haciendo lo mismo
conmigo, aunque estoy completamente seguro que se debe a mi olor.
Di un par de pasos torpes hasta la entrada, rogando internamente porque el alfa se mantenga
quieto en su lugar, y aunque por un segundo consideré que lo estaba logrando, antes de que mi cuerpo pase por la puerta principal del baño, sentí una fuerte mano tomar mi antebrazo, deteniendo mi andar.
De acuerdo, estaba acabado.
"¿Vas a salir así?" Escuché su aguda pero cargada voz.
Mierda, mierda, mierda, el tipo estaba
excitado.
Sin embargo, su mirada no mostraba alguna señal de que me iba a meter a un cubículo y violarme, él me mostró una sonrisa prepotente que no lo diría en voz alta pero Dios, amigo, necesito que vengas a los bares que frecuento. "Hueles demasiado fuerte ¿Real-
mente piensas salir?"
Cuando lo oí de nuevo, mi cabeza hizo un clic y consideré sus palabras, tenía razón ¿A quién
engañaba? Definitivamente yo no regresaría a mi casa esa noche, a cada segundo el celo incrementaba en mí ser, mi omega pedía con urgencia atención y afuera se encontraban millones de sujetos que con una simple mirada me tendrían restregándome contra ellos. Ahora
consideraba ¿No era mejor quedarme y permitir que este tipo me haga lo que sea que quiera hacerme antes de salir y permitir que cualquiera de los de afuera lo hiciera? Él al menos
tenía una buena apariencia, afuera me arriesgaba a que me toque hasta la peor persona.
"Creo que no es una buena idea." Dije.
El hombre hizo más suave su agarre hasta que su mano en mi antebrazo pareció solo una
leve caricia, observé sus delgados dedos sobre mi piel y mi omega gimió complacido y feliz con tener a un alfa tocándome, se sentía tan bien.
Pasaron unos segundos en los que ninguno
dijo nada, sabía que me había calmado, su dulce tacto fue una especie de arrullo y no pude agradecerle más, a menos ahora no parecía un ambientador de feromonas de omega asustado para toda la exposición.
Continué con la mirada sobre sus zapatos negros, se veían caros, aunque para ese momento
no los observaba por interés en la marca o en donde los había comprado, lo hacía porque no
podía mirarlo a los ojos, no me nacía mirarlo a los ojos a menos que él me lo permitiera.
Vaya, esto es tan patético.
"¿Tu nombre es?" Al fin habló, de nuevo no pude contener aquella felicidad de saber que no se iría, temía que se fuera ¿Por qué rayos temía que se fuera? Sí, porque para este segundo mi omega estaba más que ilusionado con disfrutar más de ese dulce tacto que me entregaba en mi brazo.
Relamí mis labios, no dejando que pasen más segundos sin hablar, podía ser de
mala educación.
"Hizashi." Murmuré, y tras no escuchar nada, consideré que quizás él esperaba una respuesta
un poco más larga. "Hizashi Yamada. Soy fotógrafo de la revista- Mmm." Las suaves yemas de
sus dedos bajaron por mi piel hasta que su mano tomó la mía con firmeza, acercándome un
poco más a su cuerpo, impidiéndome recordar siquiera lo que le estaba diciendo.
"Bueno, Hizashi, te sacaré de aquí."
No respondí, solo asentí con la cabeza, permitiendo que ese hombre, del que deseaba tanto
saber su nombre, me guiara hasta la salida del baño, caminando por la galería. No me gusta exagerar, aunque a veces lo hago, sin embargo no en este instante cuando digo que apenas nuestros cuerpos fueron visibles para el público en general, todas las miradas se enfocaron en nosotros y por puro instinto me acerqué más a él, apoyándome ligeramente en su espalda, reconociendo muchas de esas miradas como puro hambre alfa deseando al dueño de semejante olor: Yo.
Incluso algunos estaban a nada de atacar, de acercarse, yo ya no estaba marcado, no olía a un omega marcado y jamás en mi vida había deseado tanto tener una mordida en mi cuello con tal de alejarlos.
Ellos no pueden tocar a un omega marcado, son las reglas.
Me sorprendí cuando un gruñido me sacó de mi nube de miedo, regresé a la realidad y era él, el chico con quien estaba tomado de la mano, él le gruñó a uno de los tipos que se encontraba más cerca de nosotros. Pude observar la confusión en el rostro del chico, incluso luego otro hombre se acercó, dando dos pasos con cautela, aunque este parecía definitivamente
mucho más seguro de sí.
"Shouta ¿Qué estás haciendo?" Lo escuché decir, refiriéndose al chico que yo estaba usando
como escudo.
Así que se llamaba Shouta, era un bonito nombre, me gustó o por el ligero sonido que emitió mi omega, imagino que a él también.
"Me lo voy a llevar."
Hubiera deseado evitar aquel gemido complacido cuando dijo eso, y recé internamente porque solo él lo haya escuchado y solo él note como ahora me encontraba totalmente apoyado en su espalda, disfrutando de su olor, de su calor, no fue buena idea, sentí como mi cuerpo se calentaba de nuevo, aunque ahora no se debía al vino, y lo podía confirmar por como tuve que contraerme para evitar que mi ano empiece a lubricar.
Cerré mis ojos por unos segundos, entregándome a la calidez de la suave tela de la ropa de
Shouta, hasta que escuché la voz de una chica y me atreví a observar, la situación no había
cambiado, las personas a nuestro alrededor nos observaban, mientras el tipo que habló se debatía entre que decir, aunque ahora una preciosa omega de ojos miel y cabello castaño con ondas, se acercaba a nosotros.
Shouta no se movió, no se tensó tampoco, supuse que la conocía.
Una corriente de tristeza me invadió y culpé a mi omega de sentirse celoso por un alfa
que acababa de conocer hace menos de una hora.
"Shou." Habló ella, aparentemente mucho más segura, ahora solo se encontraba a unos pasos, había avanzado más que cualquiera en la habitación, tremendo espectáculo nos estábamos montando.
"¿Qué haces? No le hables así a tu padre." Bueno, todo tenía sentido.
"Ven, deja a ese chico y vamos, la subasta está por comenzar y recuerda que tu mamá desea que le
compres un cuatro."
"Tú puedes comprarlo" Escuché a Shouta y volví a cerrar mis ojos, hice una ligera presión donde se encontraban nuestras manos entrelazadas, temiendo que ceda ante las palabras de la bonita y delgada chica vestida con un caro vestido de color azul metálico.
"Encárgate tú, Emi.
Me llevaré a Hizashi conmigo." De nuevo solté otro gemido de gusto y sentí el pulgar de Shouta acariciando el dorso de mi mano.
La voz llena de autoridad y decisión con la que habló, hizo temblar a la chica, lo noté, porque incluso mi omega me pedía arrodillarme ante semejante alfa, para mi suerte y autocontrol, mis piernas no iban a obedecer, está bien que esté haciendo ya una escena digna de salir en la revista donde trabajaba, pero eso no significaba que iba a doblegarme como un perfecto
omega totalmente sumiso entrando al celo, aunque eso sea, al parecer.
Entonces todo pasó muy rápido, nadie dijo nada más, nadie intervino, nadie lo detuvo, Shouta me sacó a paso acelerado de la exposición y no me soltó hasta que estuve seguro en el asiento del copiloto, era un hermoso Ferrari negro el que conducía, él se subió y arrancó sin más, escuché el delicioso ronroneo del motor y pensé que ni aunque trabajara nueve vidas podría comprarme un auto igual.
Ya sintiéndome más tranquilo, considerando que tan tranquilo podía estar cuando me encontraba al lado de un alfa completamente desconocido, yo teniendo principios de un celo adelantado y con mi omega gimiendo y casi implorando que mi cuerpo obedezca a sus órdenes, al querer lanzarme sobre el alfa y pedirle que me tome, que detenga el auto para hacerme suyo.
Sentí mi celular vibrar en mi bolsillo y consideré que quizás lo estaba haciendo hace un buen rato, dejé a Nemury preocupada, solo que entre tanta adrenalina no pude notarlo antes.
"¿Por qué no contestas?" De nuevo la voz de Shouta me hizo reaccionar y bajé la mirada apenas nuestros ojos se encontraron por una fracción de segundo.
Quería contestar pero prefería dejar mi cuerpo así tal cual, ya era suficiente el calor que me provocaba saber que estaba a mi lado, mirándome por los segundos que la carretera se lo permitía.
"¿Quién es?" Gruñó.
"Mi hermana." Contesté al instante, encogiéndome un poco en el asiento, coloqué mis manos sobre mis piernas juntas y empecé a mover mis dedos, tratando de relajarme un poco, una luz roja me hizo saber que estaría observándome por lo que esta cambiara a verde y eso me ponía ansioso, deseaba cumplir los caprichos de mi omega y preguntarle si íbamos a su casa o a un hotel, quizás rogarle que fuera cualquiera de las dos opciones.
"¿Dónde vives?" De nuevo habló cuando el auto arrancó otra vez y mordí mi labio inferior,
tironeando suavemente de él con mis dientes, repetidas veces, hasta que mi voz salió y le
indiqué mi dirección, no creí que fuera a dejarme en mi casa hasta que su perfecto auto estaba aparcando justo al frente de mi hogar.
Lo detuvo y apagó el motor.
"Yo..."
"Puedes... ¿Puedes siquiera explicarme que hacías por ahí sabiendo que ibas a entrar en celo en cualquier momento?"
Se escuchaba enojado, no deseaba hacerlo enojar, sin embargo otra parte de mí se preguntaba porque estaba él enojado, no era problema suyo al final, aunque le debía la vida por haberme traído a salvo hasta mi casa, me preguntaba porque demonios no hizo lo que cualquier alfa haría teniendo un omega en mis condiciones.
Jadee cuando sentí mi entrada contraerse al subir la mirada, encontrándome con sus ojos oscuros, enojado.
Shouta estaba enojado conmigo.
"No me tocaba, uh, aún no me tocaba. En unos días, sí."
"¿Y no eres irregular?" Cuestionó, relajando las facciones de su rostro.
"No. Fue el vino." Bajé la mirada de nuevo, observando la puerta de mi casa, sin desear bajarme del auto.
"Yo, bueno tú... Puedes pasar si quieres. O podemos, ya sabes... Es que..."
Removí mis piernas, incómodo con saber que me estaba humedeciendo en mi parte trasera, él no dijo nada, y realmente por primera vez desee que se quedara así, que sus ojos me comunicaran lo que él no decía, él también quería.
Yo deseaba engañarme creyendo que también deseaba tomarme tanto como yo ansiaba que lo haga.
"Entra a tu casa." Ordenó, acomodando su cabello según el reflejo de su espejo retrovisor.
Gimotee por unos segundos, hasta que el lado sumiso de mi omega obedeció e ignoró su capricho con ser follado.
Iba a salir del auto, cuando, tal cual en aquel baño, Shouta tomó mi ante brazo y me jaló hacía él, aprovechando que justo yo acababa de quitarme el cinturón de seguridad.
Mi boca y la suya se unieron en una fracción de segundo, gemí, gemí disfrutando de como su lengua entraba en mi cavidad tan rápido que la sensación me abrumó, mi cuerpo entero se estremeció y estaba seguro que para tal momento ya me encontraba tan lubricado como para ser tomado en ese mismo instante.
Sus labios mordieron los míos, tomó mi nuca y me acercó incluso más, mientras su otra mano rodeaba mi cintura aún a pesar de estar separados por el espacio de la palanca de cambios.
Su tacto quemó, sus manos sobre mi cuerpo solo me cegaron hasta tal punto que estuve a nada desentarme sobre su regazo, cuando sedetuvo, tironeó de mi cabello rubio hacía atrás para apartarme y solté un gemido de queja, ambos jadeando, con la respiración entrecortada, mirándonos a los ojos.
"A tu casa."
Lo escuché murmurar.
"No, por favor, Shouta..."
"A tu casa, Hizashi."
Y obedecí. Me bajé de su auto caminando hasta la puerta de mi hogar, metí la llave, sintiendo aún su mirada sobre mi cuerpo hasta que estuve dentro y solo entonces se fue, arrancó el auto.
¡Se marcó! Después de besarme solo se marchó y yo... Dios... Yo necesitaba ayuda, de no ser porque mi hermana ya estaba abrazando mi cuerpo con tal nerviosismo, yo hubiera salido y lo habría seguido, juro que sí.
"Hizashi ¡Oh, gracias al cielo! Creí que... Creí que no estarías bien, yo... Te juro que estuve a nada de llamar a la policía, aunque sé que no sirve de nada, tenía miedo y..."
"Nem, hermana, escucha, tienes que llevarte a Hitoshi, estoy a nada de volverme loco y necesito quedarme solo ¿De acuerdo?"
"Sí, ya tengo sus cosas listas, me lo llevaré a casa, no te preocupes."
Ella me mostró una sonrisa comprensiva, se lo agradecí.
Quería ver a mi hijo, sabía que para ese punto ya debía estar dormido, y que había roto la promesa que le hice aquella tarde, pero no podía, necesitaba estar solo, necesitaba aliviar aquella presión que sentía en mi cuerpo, aquel dolor en mi entrada, esa ansiedad que me había dejado Shouta, suficiente de sus feromonas en mi cuerpo como para ayudar a la causa, pensé, enojado.
Me encerré en mi cuarto y dejé que la tortura comience, escuchando el auto de Nemuri parpartir, seguramente con mi pequeño Hitoshi, durmiendo en la parte trasera.
Chapter 4: Capitulo 3
Summary:
ODIO LA ESCUELA
Chapter Text
CAPÍTULO 03
Cuatro días después del incidente, me encontraba con Hitoshi jugando vídeo juegos, miércoles por la tarde, las tareas ya las había acabado y el evento que me tocaba fotografiar lo tenía para el día siguiente, me encargué de dormir bien después de llegar de clases y luego fuimos solo Hitoshi y yo por lo que restó del día, riendo cuando mi hijo señalaba emocionado los
gráficos moviéndose, no sé porque Nemuri le compró un PS2 para su tercer cumpleaños, solo teníamos juegos de carros donde Hitoshi casi nunca entendía nada o uno didáctico, ese sí que le agradaba, aunque cuando estaba con él, nos reíamos de ver como su auto chocaba, o el mío explotaba, lo que fuera, sus carcajadas llenaban mi casa, haciéndome sentir extremadamente bien.
"Hitoshi, debes de ser el peor jugador de la historia, y por encima de todo, el único que se ríe
cuando queda en último lugar."
Mi pequeño me observó curioso pero me continuó mostrando esa sonrisa con dos preciosos
hoyuelos marcados a los lados, la cual desapareció cuando ambos escuchamos el sonido de mi celular.
Iba a maldecir, pero preferí morderme la lengua hasta que observé el nombre en
el identificador "oboro shirakumo" aparecía en letras grandes.
"Tranquilo, tigre, es el tío oboro."
Observé a Hitoshi sonreír al escuchar el nombre de su tío, y luego sus manitos tomaron el control de nuevo.
Inicié otra partida para que se divierta mientras pegaba el celular a mi oreja, oyendo la voz alegre y con ese toque alegre que tanto caracterizaba al cabello azul omega.
"¡Hizashi! Hombre ¿Por qué no contestabas?"
Conocí a Oboro en la Universidad, él es un omega relativamente normal, tiene un carácter
muy agradable, aunque nunca sabe cuándo callarse, él cuenta con todas las facilidades para tener un beta o un alfa cuando desee, sin embargo no ha tenido una cita hace mucho, mucho tiempo, eso según me dijo.
Nos conocimos un día saliendo de clases, cuando detuve el ascensor para él y empezó a contarme la vez que se quedó atrapado en este, fue gracioso, al
final terminé invitándolo a mi casa.
Era un omega, no tengo porque temer que me haga algo.
Lo curioso es que no tengo muchos amigos, Oboro contaría como uno de los pocos y el único
cercano de la Universidad ¿Por qué? No me llama la atención conocer personas, tanto así que de la Universidad paso a la casa, o del trabajo a la casa, no salgo a citas, si voy al bar es con un único fin, entonces muchas personas me considerarán poco sociable, me imagino.
No me importa, Oboro es como esos chicles de los que no te puedes separar así quieras, puedo
intentar desaparecerme de la faz de la tierra por una semana, y Oboro es del tipo de persona que te llama todos los días hasta encontrarte.
Él te busca, porque le aburre esperar, y sinceramente se lo agradezco, de no ser por ese agradable detalle de su persona, yo no tendría absolutamente ningún amigo.
"Hitoshi. Es que estamos en un gran momento padre e hijo."
Lo escuché reír, él siempre era tan alegre.
"Bueno, dale besos de mi parte ¿De acuerdo?"
"Claro, de tu parte y el triple de la mía, ya sabes."
"Perfecto, pero Hizashi, no es por Hitoshi por lo que llamé esta vez." Escuché que suspiró y
preparé mi oído, seguro él también estaba tomando aire.
"¡¿Cómo es eso que estabas con
Shouta Aizawa en la exposición del sábado?! Dios, no puedo... Si quiera ¿Desde cuándo salen? ¿Te está cortejando? ¿Te ha mordido? ¿Es tan genial como parece?"
Shouta Aizawa, sí, suena bien. El perfecto nombre para un alfa idiota engreído que se cree la gran cosa por su posición social y por ello no folla a omegas pobres y débiles aunque estén en celo y desesperados.
Sí, Aizawa, el apellido de un cretino, juro que lo único bueno que he sacado de estos días en celo es saber que mi omega debe olvidarse de él de una buena vez,
no chillar de felicidad por saber su apellido como ahora.
Suspiré, apoyando mí cabeza en el respaldar del sofá, debería ya haber cesado esta ansiedad por él ¿No sirve que haya pasado todo mi celo con su imagen en su cabeza? ¿Con su aroma? El pensar en su tacto y sus labios...
Oh Hizashi, contrólate.
"¿Hizashi? ¿Me escuchas?"
"Sí, sí, lo siento, Oboto, es que no sabía el apellido del chico ese."
"¿Chico ese? Hizashi, es Shouta Aizawa, el dueño de la empresa de marketing y publicidad más conocida de
Musutafu ¿Te suena "A-Alfa"? La A es por su familia ¿Comprendes? Oye...
¿Si quiera lees los artículos de la revista para la que trabajas?
"Pues... La verdad..." Dejé que él interpretara mi silencio, mientras una de mis manos buscaba la pequeña manito de mi hijo, quien me miró al instante y me sonrió, separando sus pequeños labios, señalando hacía dentro de su boca con su dedito.
"Hambe" Lo escuché decir, con sinceridad no estaba escuchando nada del largo sermón que
me daba Oboro, solo me paré y fui a la cocina para buscarle algo de comer a Hitoshi, revisé bien,
hallando huevo, sí, podíamos comer huevo frito con arroz ese almuerzo, claro, él sin yema, la yema era mala por algo que ni siquiera me interesa.
Suspiré, tomé la sartén y le coloqué asiente, mientras encendía la estufa, prestándole al fin atención a mi amigo del otro lado de la línea.
"Oboro, hombre, eres peor que mi padre ¡Vamos! ¿A quién le importa? Fue solo un alfa reclamando a un omega frente a otras personas, nadie hizo un escándalo ¿Tú por qué lo harías?"
"Es que no es solo un alfa, Hizashi, es Shouta. ¿Sabes que viene rechazando a toda persona que se cruza en su camino? Es uno de los solteros más codiciados de
Musutafu. Rayos, Hizashi ¿Estás seguro que no vives bajo una piedra o algo así?"
"No lo hago, solo no le tomo atención a cosas que no me interesan."
"¿Y entonces qué hacías con él en dicho evento? ¡Encima dicen que dijo que eras suyo y que
eras su nuevo omega! ¡Esto es una colosal!"
"Las revistas exageran, Oboro. Solo hizo su obra de caridad y me sacó de ese lugar, fue una idiotez mía, tomé alcohol y como no estoy acostumbrado, mi organismo reaccionó, estaba cerca del celo, así que se adelantó.
Él se encargó de que no me devoren ¿Entiendes ahora?"
Aquel tema de conversación me desesperaba un poco, no porque Oboro fuera insoportable,
esa fase de nuestra amistad ya estaba superada y había aprendido a tolerar el extrovertido
carácter de mi amigo, sino porque no me agradaba mentirme a mí mismo aún en mi propia
casa, pero menos me gustaba el admitirle al mundo, o en este caso a Oboro, lo desesperado que estaba por volver a ver esos ojos negros, o que mi omega no dejaba de jadear y gemir emocionado simplemente con escuchar el nombre de aquel idiota.
Hace mucho, muchísimo que no pasaba por algo así, un tipo de flechazo que quería superar, no me sería fácil sabiendo que ahora el tipo ese era un empresario, hijo de papá, dueño de tanto dinero y que yo había sido su pequeña obra de caridad a la que asco le dio cogerla.
De acuerdo, no es la primera vez que le doy asco a un beta o a un omega, y sé que muchas otras
vendrán, pero él no sabía ni mi historia, ni se tomó el tiempo de verme el cuello y admirar la pequeña cicatriz que dejó el lazo roto, nada, él simplemente me tuvo asco por no ser de su misma clase social, eso me hacía reventar pero de la rabia.
"¿Y solo eso, estás seguro?" Al parecer había logrado calmarlo.
"Sí, Oboro, vamos ¿Por qué te mentiría?"
"Bueno pero dijiste que tu celo se adelantó ¿No? Ustedes hicieron... Algo o..."
"Nada. Hermano, parece que olvidas con quien hablas. Soy el omega imperfecto ¿Recuerdas? El terror de los alfas, el bicho que nadie toma en serio."
"Hizashi, sabes que no me gusta que te expreses así de ti."
Sentí hasta ternura por la lástima de Oboro hacía mi persona, él, siendo un precioso y perfecto omega, muchas veces me había dicho que lo espere en otra vida, que vendría como un perfecto alfa y me mordería, sin importarle que sus padres lo mataran por eso.
Oboro era un niño pequeño en un mundo de grandes, jamás dejaría de decirle lo agradecido que estaba con él por tenderme la mano, aun siendo como soy, cuando él podría burlarse de mí o hablar sobre mi caso a mis espaldas, como imaginaba muchas de mis compañeras y compañeros omegas hacían.
"Oye, no vayas tan rápido con tu pareja, no creo que quieras terminar como Hizashi yamada." Sí, eso decían.
"Tengo que dejarte, Oboro, voy a darle de comer a Hitoshi y luego tengo que ir a trabajar muy temprano, hay una rueda de prensa que desean que fotografíe ¿Nos vemos pronto?"
"Espero, el que se desaparece eres tú, Hizashi."
Bueno, tenía razón.
"Te llamaré, lo prometo."
"Saludos a Hitoshi, dile que le llevo chocolates escondidos pronto."
Después de que cortamos la llamada, regresé a la sala mientras soplaba sobre la comida, sentándome al lado de mi pequeño y dejando el celular al otro lado,
ignorado, realmente odiaba la idea de recibir llamadas, peor ahora que Oboro ya se había comunicado, significaba entonces que las siguientes serían del trabajo o de Nemuri, así que o eran malas noticias, o
noticias laborales.
"A ver, chanchito, vamos a comer."
A pesar que él estaba entretenido con su juego, observó la comida y su vista se iluminó, dejó
de importarle su auto en la televisión de la sala y se giró, arrodillándose en el sofá, abriendo
su pequeña boquita de par en par, esperando que le dé la primera cucharada, él ya sabía
comer solo, y lo hacía cuando teníamos la visita de Nemuri o cuando salíamos a pasear, pero
en nuestra intimidad, estando solo ambos, Hitoshi sabía que me gustaba mimarlo e incluso a
veces complacía a mi omega dejándome continuar dándole leche mientras lo arrullaba, como
un pequeño de meses de nacido.
Le di la primera cuchara cuando escuché el timbre. Solté un largo suspiro ¿Cuándo dejaría
de molestarme el exterior? Me levanté, permitiendo que Hitoshi coma solo mientras observaba por el pequeño espacio que servía como ojo mirador, en mi puerta.
Era un repartidor, un beta repartidor, mejor dicho.
Abrí la puerta, encontrándome con un chico algo nervioso, que me miró entre con curiosidad o coquetería, quizás aún no se iba por completo el aroma de mi celo.
"¿Yamada Hizashi?"
"Sí, ese soy yo."
No le devolví la sonrisa, no tenía muchas ganas tampoco de coquetear con alguien, estaba
con mi hijo.
El chico al parecer lo comprendió, después de unas cuantas miradas de su parte, lo observé retirarse para traer desde su auto un ramo de flores rosadas, era enorme, estabaperfectamente decorado en una canasta con listones rojos, cubierto con una bolsa transparente y también con unos cuantos puntos entre rojos y blancos, pequeños, tal cual una ligera
lluvia de chispas.
Me entregó el ramo que tomé con esfuerzo, haciéndome firmar después un papel y retirándose.
No servía de nada que le pregunte quien lo mandó, ellos no tenían derecho alguno de dar información, lo sabía porque había visto muchas películas románticas
donde pasaban a cortejar, si el alfa deseaba que sepas su nombre, te lo diría en su momento o en el ramo, sino, nadie te lo informaría por respeto a las técnicas de seducción, si se puede decir así.
Hitoshi se bajó del sofá emocionado, admirando con cautela el ramo que dejé sobre el suelo para que él pudiera observarlo, me gustó la sonrisa llena de emoción en su rostro, sin embargo se me revolvió el estómago cuando fui capaz de observar una tarjeta entre las flores.
"Espero hayas sido bueno y obedecido. SA"
Bueno, de no ser por Oboro, me hubiera confundido con las iniciales, aunque ahora me quedaba más que claro quien las había enviado.
Suspiré y dejé el ramo en ese lugar, en medio
de la sala, seguro cuando Nemuri llegara sabría qué hacer con él, a mí nunca me habían regalado algo así.
Quería ignorar mi corazón, deseaba ignorar a mi omega saltando de felicidad y por sobre todo intenté que la sonrisa en mis labios no apareciera, pero fue imposible, estaba sonriendo peor que una quinceañera en cumpleaños.
Mierda, esto están patético.Después de unos minutos, me acerqué de nuevo al ramo y tomé las flores para ponerlas en agua, se iban a marchitar si no lo hacía.
Me dije mentalmente que solo las estaba cuidando
por darle un buen final a aquellas pobres flores recortadas de seguro un hermoso jardín, sin embargo, puedo decir que no dormí en toda la noche cuando las conté.
Eran doce rosas rosadas.
Entré a internet para confirmar lo que había leído alguna vez cuando estaba más joven, sonrojándome al instante, estaba seguro ya que sentía calientes hasta mis orejas.
"Una docena de rosas, de referencia rosas o rojas, deja el mensaje claro. Doce, simboliza
"Quiero que seas mía" con letras grandes, no hace falta decir más, el número de rosas habla
solo."
Chapter 5: Capitulo 4
Chapter Text
CAPÍTULO 04
"Prométeme que no te vas a alejar mucho."
"Pometo."
"Por la garrita, Hitoshi."
Mi bebé estiró su manito y me mostró su pequeño meñique, yo estiré el mío y entrelacé ambos antes de asentir con la cabeza, dándole el permiso para que salga corriendo hacía los juegos para niños pequeños.
Viernes por la tarde, tenía un tiempo para salir a pasear con mi pequeño antes de volver a casa y enviarle las fotos seleccionadas al editor, ya él se encargaba
de elegir cuales irían para la revista, y si necesitaba algo más, me lo diría.
Hasta el momento todo marchaba bien, aunque sabía que ese día había tomado el último supresor de los que me regaló Nemuri y no contaba con el dinero para comprar más, estaba bien, fue una buena semana, quitando el hecho de los primeros días con un celo altamenteinsoportable, me consideraba lo suficientemente estable en ese momento como para sobrevivir a los idiotas que seguro empezarían a molestarme el lunes por la salida, en la Universidad.
Admiré a mi pequeño caminando hacía la cantidad de niños, Hitoshi era un niño tan sociable, incluso en eso mi hijo parecía superarme, aparte del hecho que ya conocía y que Nemuri me había mencionado hace poco, Hitoshi tenía más madera de alfa que nadie, y no podía estar más orgulloso.
Mi bebé sería alguien grande.
Sentí que alguien se sentó a mi lado y suspiré, odiaba el contacto innecesario, habiendo tantas bancas en el parque ¿Qué necesidad? Yo había tomado ese día mi último supresor, así que no fue exactamente mi olor, o eso esperaba.
Sin embargo, había algo diferente, por el hecho de que estábamos en un espacio abierto, me fue un poco más difícil definirlo, pero eso no evitó que su delicioso aroma entrara a mis fosas nasales y en menos de dos segundos todo mi ser gimiera de puro gusto.
Mierda.
"¿Qué haces aquí?" Logré decir, queriendo sonar tan amenazante como un león, aunque un
gatito llorando sonaba más peligroso que yo.
Lo observé sonreír y aparté la mirada, no iba a
enamorarme de esa preciosa sonrisa, o del modo como sus ojos se achinaban un poco y las
arruguitas en sus ojos. Dios, Harry, contrólate.
"Oh ¿Ya no me tratas de usted? ¿Debo sentirme mejor porque tomas confianza?"
"No, yo..." Su tono irónico no me gustaba, pero tampoco puedo decir que me disgustaba,
simplemente me dejaba sin habla, y mi omega, bueno, él ya se habría colocado en cuatro en este punto. "¿Me estás acosando? ¿Te debo algo por salvarme ese día?"
"No, al contrario."
No comprendí a que se refería, sin embargo no me llamaba la atención hablar, menos cuando
cuidadosamente su rodilla tuvo contacto con la mía, enviándome una corriente de placer que pasó tal cual una descarga por todo mi cuerpo.
Quise encogerme, desee alejarme de ese contacto pero por el contrario ronronee a gusto, divisando aún a mi pequeño Hitoshi a una distancia prudente, hablando de sabrá Dios qué con los pequeños niños que lo rodeaban.
"Shouta¿Qué...?"
"Hizashi, mírame." No tardé ni dos segundos en obedecerlo, aunque hubiera deseado lo contrario, anhelaba observar aquellos hermosos ojos que no salían de mi cabeza, o esa boca que me robó el mejor beso de toda mi vida. Su piel, su rostro, de verdad estaba aquí a mi lado, sentado, rozando y frotando suavemente su rodilla contra la mía. "¿Te gustaron las rosas?"
"Sí, gracias."
Mordí y tiré suavemente de mi labio ¿Entonces era verdad? ¿Shouta me estaba cortejando?
¿En este punto debía saltar de alegría o decirle de una vez mi situación para apartarlo lo antes posible y no salir herido? Suspiré y sentí un lado de mí romperse al recordar mi situación, yo no soy material para cuento de hadas, soy Hizashi yamada, el imperfecto omega.
Observé a Hitoshi a la distancia y con un ligero silbido lo llamé, él ya conocía aquel suave sonido que tanto había practicado con él, así que me miró y mostró una de sus más hermosas sonrisas, corriendo hacía la banca, casi cayendo al ir tan rápido y lanzándose sobre mí, aterri-zando en mi rodilla, así que al fin me separé un poco de Shouta, lo suficiente para acomodarme
y sentar a mi pequeño sobre mi muslo contrario.
Shouta nos observaba atento, no dijo nada, no se movió, no preguntó, él solo admiraba a mi pequeño, quien le mantuvo la mirada por unos segundos y luego se encogió en mis brazos, Hitoshi no estaba acostumbrado a ver alfas, yo jamás llevaría a alguno a mi casa, no era un buen ambiente para mi pequeño, así que seguramente tantas feromonas lo abrumaron.
Incluso enterró su carita en mi pecho, pero aún mirada de re ojo a Shouta, totalmente atento.
"¿Papá?"
Una sonrisa triste se formó en mis labios cuando sentí a Shouta tensarse ante la vocecita de mi pequeño, ante su palabra más bien.
Imaginé que no se esperaba algo así, e incluso lo pude
sentir analizando mi cuello con cautela, pero siendo algo discreto, digo "algo" ya que es lo que normalmente hacían los alfa cuando se enteraban que tenía un hijo ¿Quién tiene un hijo y no cuenta con una marca de la mordida de pertenencia? Sí, este bicho raro.
"Hitoshi, mira, él es Shouta.
¿Recuerdas las rosas del otro día?" Hitoshi subió su mirada a mí y asintió, volviendo a mirar a Shouta después.
"Shouta las envió, te gustaron mucho ¿No? ¿Qué
se dice?"
"Gacias."
"Y... Uhm, Shouta, él es Hitoshi , mi hijo."
Hitoshi jamás sería algo de lo que yo me avergonzara, podía odiar mi pasado pero no cambiaría ni una partícula de él si eso me llevaba a no tener al pequeño ángel de mi vida conmigo, e incluso, a pesar de saber que iba a perder al mejor alfa que me había cortejado en lo que llevaba de existencia, era una de las pocas veces que mi omega y yo tuvimos el mismo pensamiento, Hitoshi por sobre todo, incluso por sobre aquellas ganas que tenía de lanzarme sobre Shouta y devorarle la boca.
"Mucho gusto, Hitoshi."
Después de eso, permití que mi pequeño se levante para volver a ir a jugar, él al comienzo no lo quería así, pero después de prometerle que pronto iríamos a casa y entrelazar nuestros meñiques, él se alejó a paso lento, a sus cortos tres años ya tenía su sentido protector tan desarrollado.
Suspiré cuando me quedé de nuevo solo al lado de Shouta, ninguno dijo nada por los segundos más eternos que me había tocado vivir, así que consideré que lo mejor era empezar a hablar, aunque no tenía idea de que decir ¿Debía contarle mi historia? Quizás él
solo esperaba que me levantara y me fuera.
"Bueno, creo que yo debo irme ahora."
Y rogué que me detenga, cosa que hizo, aunque aún
no dijo palabra alguna, su mano se colocó sobre mi muslo, manteniéndome sentado sobre la banca, esperando lo que sea, solo... Que me hablara. Háblame, lo necesito.
"¿Cuántos años tiene?"
"Tres."
"¿Y tú...? ¿Su padre?" Me pareció escuchar la voz de Shouta dolida, triste y quise que sea así, desee sentirme comprendido en aquel sentimiento de vacío que se alojaba en mi pecho a cada segundo ¿Qué me estaba pasando? ¿Qué me había hecho este hombre? Lo que fuera, debía alejarme de él, era demasiado peligroso para mí sentir tanto por un tipo que veía por
segunda vez.
"Su padre soy yo." Dije, aunque estuve seguro que él no estaba del todo contento con esa respuesta.
"De acuerdo, de acuerdo." Tiré mi cabeza hacía atrás y tensé los músculos de mis manos, no tenía idea de cómo empezar, pero lo mejor era terminar con eso lo más rápido posible.
"El alfa que me embarazó era un idiota. A mis dieciséis años cedí ante sus palabras y perdí mi "pureza" con él, me tomó y mordió, para luego decirme en la fiesta de graduación que fui una apuesta, es todo.
Hitoshi no tiene padre que no sea yo, él tipo ese jamás se enteró de mi embarazo.
Nos separamos oficialmente cuando mordió a una omega, si te acercas, puedes ver aún una pequeña cicatriz de sus dientes, tengo un lazo roto ¿Entiendes? Soy...
Soy un omega imperfecto."
El omega imperfecto. No era puro, tenía un hijo y un lazo roto, soy el típico omega que las madres de los alfa les dicen "Aléjate de él", soy como el peor cuento de terror, no me merezco absolutamente nada que no sea ser el juguete sexual de alguien, aunque me engañara a mí mismo una y otra vez, diciendo que no necesitaba a nadie que no fuera a Hitoshi en mi vida,
la verdad era que yo sabía que nadie jamás desearía tener un contacto permanente conmigo.
Me arriesgo a decir que me digo eso como un auto consuelo.
Sentí mis ojos humedecerse y a mi omega llorar, no podía hacerlo, quería parecer lo más firme posible a pesar que nunca me dolió tanto contar mi historia, en mi vida.
Ni siquiera lloré cuando mis padres me dieron la espalda, no lloré cuando aquel sujeto me dio la espalda y no lloré cuando todo el mundo me dio la espalda.
En cambio ahora... Ahora....
"Bueno, creo que lo mejor es que me vaya."
Me levanté de la banca cuando su mano se quitó
de mi muslo, estiré disimuladamente mis músculos, dando un par de pasos para irme, aunque me detuve, vaya escena dramática.
"Y... Uhm, gracias por lo de aquel día, te debo mucho,
Shouta."
Incluso el no salir de mi cabeza, aunque eso no sea tu culpa.
Ya sin decir más, me alejé, lo dejé sentado en aquel lugar, tomé a mi pequeño en brazos y caminamos de regreso a casa.
Apenas llegamos, cerré bien la puerta y Hitoshi pasó sus pequeñas manitos por mis ojos, no sé en qué momento de todo el camino, pero yo ya estaba llorando, la primera vez en mi vida que lloraba por el rechazo de un alfa, uno que había taladrado en mí ser de una forma sorprendente.
Esa noche dormí con Hitoshi, claro, igual que todos los días, pero él se quedó cuidándome hasta que su metabolismo no pudo más y se durmió en mis brazos.
Yo solo lloré, lloré muchísimo, no sabía porque Shouta causó tanto en mí o si esto era causado por haberme vuelto un vaso que se rebalsó por la cantidad de rechazos recibidos, solo sabía que esa sería la última vez que vería al alfa y una parte de mí se encontraba feliz por ello, feliz porque si esto continuaba, no sabía que pasaría conmigo; ni siquiera con mi primera historia "de amor"
que se convirtió en una pesadilla, ni ahí sufrí tanto.
Pero al igual que aquella vez, me aferré
a lo más importante que tenía y no me dejé ir solo por él, porque Hitoshi siempre sería mi todo.
El lunes por la mañana, las cosas ya estaban normales.
De acuerdo ¿A quién podría engañar? Nada andaba precisamente normal, por suerte Nemuri no hizo preguntas, no hacía falta, desde el día que regresé de la exposición, sabía que ella pudo oler en mí el aroma de un alfa, aunque no me dijo nada, ella jamás se metía en cosas de las que no quería hablarle y aunque a veces me regañaba por ser tan cerrado, solía
respetarme, se lo agradecía mucho, por cierto.
Pero aunque por fuera intentaba parecer lo más normal que unas ojeras y ojos hinchados pudieran ser "normales", por dentro sentía un vacío sobrehumano, quería ser capaz de partirme en dos y golpear a mi omega para que supere aquel enamoramiento tan prematuro que estaba viviendo, aunque por otro lado, deseaba también abrazarlo porque era el único
que entendía como me sentía para ese momento.
Salí de la Universidad con ánimos de llegar ya a casa, cuando escuché las gruesas y escandalosas risas de alfas acercándose y suspiré ¿Es en serio? ¿Justo hoy? Oh, claro, no había tomado ningún supresor esa mañana.
"Pero miren nada más a quien tenemos aquí." Si no mal recordaba, aquel alfa de cabello
Rojo y ojos color turquesa azulado, se llamaba Enji, Enji todoroki o algo así, iba unos años más adelantado que yo aunque claro, por ser alfa estudiaba en la otra sede de la Universidad, según como Oboro me había contado la primera vez que aquel chico se puso a molestarme.
"Pero si es la puta presente, parece que el horario nocturno te cayó mal, si estás horrible."
Bufé, si tenía un poco más de creatividad con sus insultos, le iba a dar un punto en originalidad, como si no me hubieran dicho puta antes.
Continué caminando, ignorando sus burlas y las de todo su mar de amigos, e incluso las risas de una que otra omega que colgaba del brazo de aquellos alfas sin cerebro, cuando uno se puso delante de mí, uno que no había visto antes.
"Oh, Hizashi." Escuché la voz de Enji, mientras yo analizaba la mirada hambrienta de aquel alfa gigante de ojos claro, él me miraba como una presa, incluso relamió sus labios de un modo descarado que hasta me causó repulsión. "No te conté, él es mi primo, Pietro, resulta que está en primer año y no pudo evitar interesarse por tu olor, no entiendo porque,
hueles a chocolate y ese aroma es tan dulce que me da ganas de vomitar, pero bueno."
Enji hizo una pausa, gemí ante lo siguiente que vendría, incluso mi omega empezaba a temblar ante sus palabras, él hablaba en serio, era un alfa, estos sujetos no tienen corazón.
"Así que nos preguntó quién eras, le dije que la puta más usada de toda la Universidad, espero no te moleste que quiera divertirse un rato contigo, quiero decir... No es como si ya antes no
se hubiera divertido contigo media ciudad."
Chapter 6: Capitulo 5
Chapter Text
CAPÍTULO 05
"Oh, vamos, Enji ¿Puedes dejarlo ya? Lo estás asustando."
Escuché la voz de Oboro y lo divisé a un lado de todo el escándalo, estaba rodeado por unos
cuantos adolescentes mirones, mientras Enji y todos sus amigos continuaban riéndose, seguro de mi rostro asustado. Pietro era alto, muy alto, y cuando tomó mi brazo, no pude evitar gemir de dolor, no porque doliera en sí, sino porque no quería que me tocara, me sentía de nuevo el estúpido omega que se dejaba llevar por todo.
"Vamos, Hizashi, no te resistas, no quieres que use la voz y te veamos mearte en los pantalones ¿No? Pietro entrará en celo muy, muy pronto, puedes servirle bien, además según las revistas bien sabes servir hasta a millonarios ¿No?" Mi mirada viajó por la gran cantidad de personas que nos rodeaban, incluso ahora sabía porque Oboro no se acercaba, dos amigos de Enji lo tenían bien sujeto de los brazos, impidiéndole avanzar ¿Quién más abogaría por mí? Incluso los profesores se alejaban de escenas como esta, nadie se mete con un alfa cazando a un omega, yo era el omega, Pietro el alfa y su mirada era el perfecto método para hacerme doblegar.
"Enji ¡Basta!" La voz de Oboro ya parecía algo distante, la mirada de Pietro me estaba consumiendo, sentía mi cabeza doler, era yo luchando contra mi omega, tratando de la forma que sea no doblegarme ante aquella mirada.
E incluso cuando el brazo de Pietro rodeó mi cuerpo, lo sentí quemar, no de la buena forma, aquel contacto me repugnaba tanto, pero ya era tarde, mis pies se estaban moviendo para cuando quise decir o hacer algo.
Él ganó, el alfa siempre obtiene lo que quiere, porque eso es lo que soy, una cosa que sirve para aliviarlos,
ni siquiera una cosa que deseen mantener a su lado.
Caminamos a paso tranquilo hasta donde los alfa esos tenían sus autos, suspiré, mis pies se movían por inercia propia mientras mi mente solo se llenaba de la imagen del único alfa con el que quizás aceptaría subirme a su auto, y de hecho, me había subido a su auto sin chistar aquella noche.
¿Cómo estaría Shouta? Bueno, era rico ¿No? Seguro se alimentaba bien, comía bien, dormía bien y tenía una vida de sueños.
Si lo pensaba con la cabeza un poco más fría, cuando me estaba acercando a vivir una de las cosas más desagradables de ser la parte más baja del régimen genético, debí de haberme imaginado que algo así pasaría, quizás habría evitado esto si hubiera traído puesta la ropa donde aún tenía algo impregnado el fuerte olor de Louis, no solo para protegerme, sino también porque lo extrañaba, y sinceramente sonaba enfermizo no haber lavado ese conjunto de ropa solo para mantener su olor, pero era lo único que me quedaba de él.
Cuando ya estábamos a nada de subirnos a uno de los coches, escuché un auto viniendo a velocidad y luego un hermoso Ferrari negro ya conocido para mis ojos se estacionó rozando el parachoques del coche donde se supone iba a entrar.
Mi corazón se detuvo y después lo sentí palpitar con fuerza, incluso mi omega estaba aullando de felicidad, si es que eso era posible.
Shouta, era mi Shouta.
Bueno, solo Shouta.
Él bajó del auto cerrando la puerta con un fuerte golpe y se paró justo frente a nosotros, sentí su enojo, el fuerte olor que desprendía estaba seguro que nos asustó a muchos, Shouta estaba más que enojado, parecía colérico y la mueca en su rostro solo me confirmaba mi teoría.
Jadee cuando estiró su mano hacía mí y sin pensarlo dos veces la tomé, me liberé del agarre de Pietro para coger la mano de Shouta mientras este rodeaba mi cuerpo después.
Mi cabeza se apoyó en su pecho e incluso me atreví a frotarme contra la tela, mientras su agarre en mi
cintura se hacía más fuerte, sin embargo Shouta no bajaba la mirada para verme, continuaba observando a Pietro sin siquiera pestañar.
"Es mío." Gruñó Shouta y sentí el golpe sordo de cosas cayendo, observé por el rabillo del ojo a una o dos omega que se encontraban entre tanto alfa, ellas se arrodillaron ante el gruñido salvaje que soltó el chico que ahora me mantenía contra él como si de eso dependiera su vida.
Pietro relamió sus labios, parecía pensar muy bien que decir en ese momento.
"No tiene tu marca." Habló, sí, habló, no rugió, no gruñó, él ya había cedido, retrocediendo
un par de pasos ante la mirada intensa de Shouta.
"No, pero es mío, vuelvo a ver alguno de ustedes sobrepasándose con él y juro que me encargo personalmente de cada uno de ustedes. ¡Largo ahora!"
Después de eso solo escuché el sonido de los pasos de todos, rodearían la calle seguramente, o esperarían a que Shouta se fuera, al final sus autos estaban a espaldas de nosotros, no teníancomo irse sin ellos.
Rodee suavemente la cintura de Shouta con mis brazos, aun restregándome contra su camiseta, llevándome su olor, disfrutando de como sus feromonas se encargaban de calmar a mi omega, de relajarme a mí, de hacerme sentir tan en paz que, como él hijo, nadie podría tocarme ya.
"¿Acabaste?" Escuché su dulce voz y no pude evitar sonreír, ya no sonaba enojado, ni molesto o fastidiado con lo que yo estaba haciendo, y por el contrario, ahora sus dos manos rodeaban mi cintura mientras yo continuaba llenándome de su olor.
"No, un poquito más."
Ronronee y una gran sonrisa apareció en mis labios cuando escuché su dulce risa, era cálida, muy bonita, y podía convertirse en mi segundo sonido favorito, porque Hitoshi siempre sería el primero.
Recordar a mi hijo solo me trajo a la realidad, separándome lentamente del cuerpo que no deseaba soltar nunca, subiendo la mirada lentamente,
admirando los ojos preciosos de Shouta.
"Lo siento." Mordí mi labio inferior cuando retrocedí otro par de pasos. "Lo siento es que...
Yo... Bueno... Creo que mejor me voy." Sí Hizashi, toma tu orgullo y vete, no cedas, no cedas, el tipo se cree la gran cosa salvándote la vida dos veces.
Vamos, sí se puede.
"Espera, Hizashi."
Solté un largo suspiro cuando detuve mis pasos, sentí los suyos y después ya tenía su mano tomando la mía, guiándome hasta su auto. Entré según como él me indicaba y antes de decir algo, arrancó, alejándonos del perímetro de mi Universidad.
"¿Cómo sabías que estudio aquí?"
"No sabía, fui a buscarte a tu casa y una señora me abrió, le comenté que quería hablar contigo, me dijo que estabas en clases, cuando le pedí el nombre de tu Universidad, muy amablemente me la dio."
Shouta sonrió, observé encantado la media sonrisa que apareció en sus labios, sintiendo mi corazón acelerarse de nuevo.
"Genial. La única mujer a la que le tengo confianza para que cuide a Hitoshi y le da mis datos
a cualquier persona, definitivamente conseguiré a alguien más."
"No seas tan duro, creo que sabía quién soy o algo así, de lo contrario no lo hubiera hecho."
"Ajá, y no tiene nada que ver que seas un alfa con la mirada tan penetrante que ella podía darte hasta la fórmula secreta de las Cangreburger con que solo la mires ¿Verdad?"
"Bueno, quizás ayudó." Hicimos una pequeña pausa en la que me acomodé mejor en el asiento, apoyando con totalidad mi espalda en la pared, observando que íbamos directo a mi casa, al parecer él ya conocía muy bien la dirección. "Espera ¿Dijiste Cangreburger? ¿Miras
Bob Esponja?"
"Creo que debería sorprenderme más yo ¿No? Digo, tengo excusas, soy un adolescente y tengo un hijo de tres años ¿Y la tuya?"
"No lo sé ¿Aburrimiento?"
Quise preguntarle cómo es que el dueño de una empresa podía pasar momentos de aburrimiento, teniendo absolutamente todo lo que quería a sus pies, pero por sobre todo, desee que aquel sentimiento lleno de confort y tranquilidad desapareciera de mi pecho, no estaba bien sentirme tan a gusto al lado de un alfa que solamente me buscaba para..
Bueno, para lo que sea que me esté buscando Shouta.
"Hizashi." Parpadee repetidas veces para volver a la realidad y lo observé, él no me miraba, estaba muy al pendiente de la carretera como para hacerlo.
"Quiero disculparme por lo que sucedió ese día en el parque... Solo, me tomaste por sorpresa, no sabía que decir."
"No te disculpes. Los alfa no deben disculparse con los omega, menos un alfa como tú, con un omega como yo ¿Qué importancia tiene? No eres ni el primero ni serás el último que reaccione así, Shouta, no te preocupes."
Quizás mi voz sonó un poco más apagada de lo que deseaba, pero era la verdad, disimular no sentir dolor por el desprecio de los alfa era una cosa muy diferente a intentar hacerlo frente a Shouta.
De repente solo desee llegar a casa ya para poder bajarme del auto y olvidarme de todo esto, cada segundo a su lado eran más esperanzas para mi pobre corazón y no ansiaba vivir un encanto amoroso, de hecho no quería tener nada que ver con la palabra con A.
"No digas eso, nadie tiene porque tratarte así, no eres menos que nadie, Hizashi."
"Creo que llegamos."
Era cierto, Shouta detuvo su auto justo en el mismo lugar que aquella noche, mientras yo soltaba un largo suspiro y me desprendía del cinturón de seguridad.
Tomé la manija de la puerta para girarla, cuando otra vez fue su mano sobre mi brazo lo que me impidió continuar con mi dramática salida, o quizás la hizo incluso más dramática.
"No bajes aún, estamos hablando."
"Shouta, basta ¿Si? Tengo que bajar, Hitoshi me está esperando y debo hacer unos ensayos para mi clase de mañana, no tengo tiempo para... Lo que sea que estés tratando de hacer."
"¿Para lo que sea que esté haciendo? Hizashi, solo intento que hablemos ¿De acuerdo? Por
favor, quédate un poco más.
Alejé mi mano de la manija y asentí suavemente, mirando hacia el frente, la larga pista poco
transcurrida que separaba la cuadra de mi casa de la otra horizontal. Sonreí amargamente cuando más de esos pensamientos me llenaron, las palabras que había escuchado absolutamente toda mi vida, no iba a llegar nadie a sacarlas, porque eran parte de mí, yo sabía lo que era y lo que merecía por ser eso.
"¿No podemos...? No lo sé ¿No puedo...?" Las frases entrecortadas de Shouta me causaban cierto grado de ternura, digo, no es normal tener a un alfa de la magnitud de poder que él tiene, tartamudeando como un omega en plena exposición y que sufra de pánico escénico.
"Llamarte. Ya sabes, salir, hablar... Pasar tiempo juntos."
"¿Y cuál es el fin de eso?"
"No lo sé ¿Conocerte mejor? No creo que sea un delito."
A pesar de lo cargada de desesperación que estaba la dulce voz de Shouta, una parte de élintentaba marcar un lado cómico entodo esto, como cuando hablamos de Bob Esponja, sentía que intentaba disminuir la ten-
sión.
Recordé que aún tenía su dulce tacto tomando mi brazo, no lograba pensar en ni una sola vez que haya sido amigo de un alfa ¿Cómo se supone que tengo que llevar las cosas? Digo, mi papá siendo un alfa, yo jamás aprendí a llevarme bien con él, incluso en el colegio o en la Universidad, para mí eran solo sujetos con cero neuronas que se creían la gran cosa por una
posición por la que ni se esforzaban, solo nacían con esta y ya.
El único amigo alfa que tuve en mi vida, se encargó de cortejarme por unos cuantos meses y cuando le di lo que quiso, me volví lo que soy ahora.
No, tener amigos alfa no estaba entre mis planes de vida.
"¿Por qué quieres conocerme mejor?"
"Supongo que porque eres diferente ¿Sabes?"
"Lo sé, Shouta." Sonreí, rodando los ojos. "No soy precisamente el prototipo de omega que las madres de los alfa consideren una pareja de ensueño.
Soy diferente, estoy descompuesto y al tanto de eso."
"No hablo de eso." Shouta soltó un gruñido de frustración y estuve a dos segundos de disculparme, creo que sobrepasé los límites de la confianza, sin embargo intervino antes de darme la oportunidad.
"Hizashi, tienes apenas veinte años y haz sacado
adelante a un niño de ya tres años, estudias en la Universidad absolutamente todas las mañanas, mientras también te encargas de ser el fotógrafo principal de una de las revistas más importantes del país ¿Eso no te hace diferente a todo lo que yo haya conocido hasta ahora?"
No mencionó mi lazo roto, y se lo agradecí.
Sí, ese tipo de cosas eran las que yo me decía
absolutamente cada noche antes de dormir, tratando de sentirme orgulloso de mi capacidad de superarme día a día, aunque todo se nuble por la simple idea de saber que no era un omega normal por mi culpa, por mis estupideces, si la vida se la había agarrado conmigo fue simplemente por mis acciones.
Si era duro, era porque yo me lo merecía.
"Solo permíteme acercarme a ti, por favor." Repitió en al parecer, su último intento.
Chapter 7: Capitulo 6
Chapter Text
CAPÍTULO 06
"Listo, señora Ryuko,ahora debo irme.
Por favor, cualquier cosa me llama al celular."
Intenté no gritar demasiado fuerte, aunque la niñera de Hitoshi se encontraba en la cocina y yo ya estaba en la puerta, cargando con mi gran trípode en mis manos y la cámara colgando hacía un lado.
Todas las mañanas, antes de ir a la Universidad, me tocaba decirle las mismas palabras a la mujer, ella era muy linda y sencilla, sin embargo había descubierto que a pesar de no pasar de los cuarenta años, la pobre tenía el sentido del oído muy poco desarrollado,
a veces había que repetirle las cosas unas dos o tres veces hasta que las entienda.
Debido a que las clases iniciaban muy temprano, casi nunca lograba encontrar a mi pequeño despierto para despedirme, solo me encargaba de comerlo a besos antes de irme y ya era cuando estaba de regreso que pasábamos el tiempo disfrutando, eso si no tenía ningún evento que fotografiar o sesión fotográfica que hacer para la revista.
Una vez escuché una aprobación de parte de Ryuko, salí de mi casa y cerré con seguro la puerta.
"Ven, te ayudo con eso."
"Shouta, no pesa tanto, puedo ponerlo yo solo en la parte trasera del auto."
"O puedes irte sentando y colocando la calefacción, hace frío ¿No crees?"
Bufé, obedeciendo muy a regaña dientes, le entregué el trípode y fue él quien se encargó de acomodarlo en los asientos traseros, colocándole incluso el cinturón para que no se moviera de su lugar.
Me senté en el lugar del copiloto e hice lo que me indicó, no me tomó mucho encontrar el botón, ya otras veces lo había visto colocándolo cuando me recogía de clases.
Sí, digamos que aquel día acepté su propuesta, ahora soy el "amigo" de Shouta Aizawa, el gran heredero de la empresa A-Alfa, una de las más conocidas en el país y seguro fuera de este también ¿Cómo pasó? No tengo idea ¿Qué si estoy feliz? Bueno, ignorando el hecho de
tener a mi omega llorando de felicidad cada que Shouta me sonreía o simplemente me hablaba de cosas triviales, digamos que lo estoy tomando tranquilamente bien.
Después de una larga charla sobre cuándo o que días vernos, mejor dicho, le expliqué que yo no contaba con un horario fijo, no sabía que días me necesitaría la empresa y tampoco sabía si tendría demasiadas tareas en la Universidad como para salir con él, eso además de contar con un pequeño de hermosos ojos púrpura y cabello purpura que me robaba muchísimo tiempo, aunque yo encantado le entregaba cada segundo de mi vida a mi pequeño Hitoshi.
Shouta hizo los cálculos, me pidió mi horario de clases y al día siguiente me lo encontré estacionado fuera de mi casa, esperando para llevarme a la Universidad, luego me recogió, eso hace ya una semana.
Él aún no entra a mi casa, no le he dado la oportunidad, es el único alfa que ha podido conocer a mi pequeño y no quiero apresurar absolutamente nada. Venga, Hizashi ¿Qué vas a apresurar si solo son amigos?
Solté un largo bostezo, despejándome un poco, mientras el auto iniciaba con su típico recorrido, ahora que iba con Shouta, llegaba mucho más rápido a la Universidad, pero eso no evitaba que me levantara todos los días a la misma hora, al final ya estaba acostumbrado, así que de vez en cuando observaba a Shouta tomar los caminos largos antes de llegar a nuestra parada, no me molestaba, nunca le dije nada, siempre era bueno estar a su lado, aunque me
estuviera ilusionando, se sentía muy bien.
"¿Cansado?"
"Algo. Uno de mis profesores me dejó una tarea gigante, creo que he dormido solo unas dos
o tres horas, me siento muerto."
Otra de las cosas que admiraba de nuestra relación actual, después de una semana de esto, era mi capacidad de ya poder hablar con él sin ponerme
nervioso o sin sonrojarme como una colegiala. O era muy bien actor o las cosas me estaban saliendo peor de lo que esperaba y mi omega en vez de alejar el sentimiento, a cada segundo conseguía más comodidad con el alfa de Shouta.
"¿Por qué no duermes un rato? Puedes bajar el asiento con la palanca de ahí." Señaló hacía
un lado, pero negué con la cabeza.
"La Universidad no está tan lejos como para dormir."
"Unos minutos de sueño no matan a nadie, Hizashi."
"¿Sabes? Solo lo voy a intentar para probarte que no es tan simple como acostarse y dormir, uno tarda muchísimo en perder el conocimiento ¿Comprendes? Para entonces ya estarás estacionándote fuera del edificio."
"Veamos."
Aunque me indigné por ese tono chulo y superior con el que me habló, obedecí y moví completamente la palanca del lado del asiento del copiloto, logrando que este caiga hasta tener contacto con el asiento de atrás del vehículo. Suspiré, acomodándome de lado en el espacio, cuando sentí una de sus suaves manos tener contacto con mi muslo, tensándome por completo.
"¿Shouta?"
"Duerme, Hizashi."
El suave movimiento que iba y venía sobre la tela de mi pantalón fue suficiente, obedecí, cerré mis ojos y me entregué al gran sueño que me consumió en cuestión de segundos.
Su mano se sentía bien, todo lo que tuviera que ver con Shouta me transmitía una calidez y una tranquilidad increíble.
Ronronee, mi omega ronroneo y ambos estuvimos de acuerdo en que Shouta debería arrullarnos todas las noches.
+
Caminaba por los pasillos de la Universidad con mucha tranquilidad, no quería admitirlo, pero después de las palabras de Shouta aquel día, todos los omega me miraban con respeto e incluso los profesores ya no me llamaban para que responda en público, no era algo que me gustara, se portaban como si fuera el nuevo rey de la Universidad cuando no había cambiado, yo continuaba siendo el mismo omega imperfecto del que todos hablaban mal antes, no he
cambiado solo por Shouta, sigo siendo yo, tira de hipócritas.
"Hey, Hizashi."
Oh, y si vamos a hablar del más hipócrita de los hipócritas...
"Hola,Yagi ." Mostré mi mejor sonrisa, aunque estuve seguro que él no era tan idiota para no notar que no me agradaba su cercanía.
"¿Qué hay? ¿Te puedo acompañar a la siguiente clase? Tenemos curso de semiótica visual juntos." O quizás sí.
"Claro, vamos."
Dicen por ahí que en mundo de hipócritas, los sinceros somos los malos ¿No? Bueno, tampoco es que deseara ganarme el odio de nadie en mi Universidad, y caminar o hablar con Yagi no tenía por qué cambiar nada, aunque el chico siempre ande con aquella sonrisa deslumbrante que tenía a más de un alfa o beta babeando por él, Yagi era de aquellos que te
hacían desearlo hasta caer de rodillas a sus pies, y no es por nada que se ha ganado esa
reputación, él ponía a sus pies hasta a los más grandes alfa con solo su complicado plan de
seducción.
"Entonces ¿Cómo está tu hija?"
"Hijo."
"Oh, sí, eso. Lo siento."
"Hitoshi está bien, está en casa."
No vi necesidad de darle más información, menos de un tema tan personal para mí como lo era mi pequeño.
"Ya veo." Hizashi hizo una larga pausa hasta que tomamos haciendo en nuestros lugares, al parecer hoy se sentaría a mi lado, normalmente entre los omega de la Universidad, sentarse cerca de mí sería algo así como ir con malas juntas, pero desde Shouta, creo que no le dirán nada malo.
"¿Y Shouta? Oye ¿Es cierto que sales con él? ¿Qué te corteja?"
"¿Shouta? ¡No! Solo somos amigos."
Y por mucho que hubiera amado decir que sí, que Louis estaba intentando conquistarme ¿A quién engañaba? Él dijo que quería conocerme más y ser mi amigo, estoy probando esta rara teoría de ser amigo de un alfa y por ahora va bien, aunque tampoco tengo mucha idea de que se hace con un amigo, solo tengo a Oboro, y él mayormente hace todo mientras yo solo me río de sus chistes.
"¿En serio? Dios, las chicas tendrán que pagarme, yo se los dije pero ellas no me creyeron, son unas ilusas." Yagi sonrió triunfante y de hechossentí un poco de molestia ante sus palabras.
"¿Por qué "ilusas"? ¿Quiénes?"
"Las chicas. Las omega que andan cuchicheando por ahí, dicen que Shouta te corteja, pero son unas tontas, quiero decir, él jamás cortejaría a alguien como tú, Hizashi."
Dicen que muchas verdades suenan peor cuando no vienen de ti, sino de alguien más, puedo confirmar eso por la opresión que sentí en mi pecho y aquella encogida en mi corazón, incluso intenté llevarme una mano a mi pecho para asegurarme que seguía latiendo, pero traté de no mostrar expresión alguna, como si no molestara la forma como se había referido a mí.
"Oh, pero no te ofendas." Su sonrisa y aquel movimiento de su mano restándole importancia
me dieron ganas de golpearlo.
"Otra cosa que demuestra que no te corteja es tu cuello." Instintivamente llevé mi mano a mi cuello, cubriendo el lado derecho, justo donde quedaba la
cicatriz casi invisible de la marca anterior.
"¿Qué tiene mi cuello?"
"Shouta no te ha mordido aún ¿No?"
"¿Y? Puede ser porque yo no quiera que muerda, esto no indica nada, Yagi."
"Venga, Hizashi, no te conozco pero creo que no eres idiota."
Él abrió su cuaderno cuando observó al profesor entrando, aunque yo no me encontraba muy conforme con esa respuesta.
"Si un alfa como Shouta me cortejara, créeme que no podría ni dormir pensando que no me ha mordido. ¿No lo has pensado? Ahora mismo Shouta puede estar rodeado de cientos de chicas omega sentándose en sus piernas y restregándose para él, sin una mordida ¿Cómo tienes seguridad de que no te anda engañando?"
"No me corteja." Además, una mordida ya no asegura nada.
"Lo sé, ya lo dijiste."
Solté un largo suspiro mientras el profesor saludaba e iniciaba con su clase. Apoyé mis brazos sobre la carpeta y escondí mi rostro en el espacio bajo ellos, no tenía ganas de atender hoy, por alguna razón ahora solo quería llegar a mi casa y que Hitoshi me mejore el día, mi pequeño tenía ese poder mágico sobre mí.
+
Cuando Shouta vino por mí ese día, realmente desee decirle que mejor se fuera, que me iba por mi lado; desee pedirle que se aleje, que ese circo que estábamos creando en querer ser amigos no hacía más que hacerme mierda por dentro al pensar que nunca seríamos algo más.
Pero a pesar de todo lo que desee, me subí a su auto y coloqué el cinturón, observando a los alfa caminando hacía mi Universidad, seguro para cortejar a sus debidas omega.
"¿Cómo te fue hoy?" La voz calmada de Shouta me llevó a sonreír, aunque la sonrisa desapareció poco después, desee solo dejarme llevar por aquel dulce sonido que me lograba hacer
ronronear.
"Mmm." Emití un pequeño sonido, atreviéndome apenas a enfocar mi mirada en él.
Mi corazón se detuvo en una fracción de segundo cuando lo observé detenidamente. Su cuello, el cuello de Shouta tenía un poco notable pero aún visible beso de lápiz labial, ahora en el auto podía observarlo mejor que cuando él salió y me abrió la puerta al subir.
Mordí mi labio, tironee de él con tal fuerza que consideré hacerle daño, mientras sentía mis ojos llenarse de lágrimas y ni siquiera había una razón.
Yagi tenía razón, Shouta jamás cortejaría a alguien como yo.
Yo no soy nadie, soy la perfecta definición del omega imperfecto.
Y sin saber cómo ni por qué, ya me encontraba llorando, frente a Shouta, en su auto.
Chapter 8: Capitulo 7
Chapter Text
CAPÍTULO 07
Después de unos segundos Shouta aparcó su carro a un lado, fuera de una tienda, no pude ver cual, porque él ya había movido su asiento para hacer más espacio y me subió a su regazo, dejando mis piernas encogidas a un lado de su cuerpo, rodeando mi cintura, atrayéndome hacía él, eso sin contar la forma como mi corazón latió con tal fuerza que consideré se saldría de mi pecho, o como su acto solo ayudó a aumentar las lágrimas que no dejaban de escapar
de mis ojos.
"Hizashi, Hizashi, bebé, escúchame."
Su voz sonaba tan bien, era música para mis oídos a pesar de aquel tono lleno de tristeza, mis manos apoyadas en su firme pecho y mi cabeza escondida en su cuello, del lado contrario a donde estaba la mancha de lápiz labial, él olía bien de ese lado, no quería ni tocar el otro, sentía que me quemaría encontrarme con el aroma de Shouta combinado con otro de alguna
omega bonita, destrozándome el corazón.
"Hizashi, ya, deja de llorar."
Pero no me detuve, no paré incluso aunque mi omega deseaba callarse para obedecer a Shouta y hacerlo feliz, yo solo me quedé llorando sobre sus piernas, escondiendo cada vez más mi rostro en su cuello, llenándome de él, deseando que el dueño de aquel tan delicioso aroma sea mío para siempre.
+
Cuando abrí mis ojos, lo primero que observé fue el cristal que me permitía admirar las calles
oscuras tan conocidas para mí, estábamos en mi vecindario. Quise apartarme para observar
mejor todo, pero unos fuertes brazos me continuaron manteniendo cerca, sin permitirme moverme de donde sea que esté.
Mi cabeza giró lo suficiente para observar a quien le pertenecían aquellos fuertes brazos y entonces me sentí morir cuando me encontré con la mirada
Oscura de Shouta, observándome atentamente con una pequeña sonrisa. Mi rostro se encendió
seguramente, por el calor que sentí sobre mis mejillas y el leve mareo también, cuando mi olfato despertó lo suficiente, me sentí aún más mareado, las feromonas de Shouta llenaban todo el auto, y no era que me molestara, de hecho sentí mi cuerpo excitarse solo de saber lo mucho que debía estar oliendo a él para este segundo.
"¿Shouta, qué...?"
"¿Estás bien?"
Al fin sus brazos me liberaron lo suficiente para apoyar con firmeza mis manos en su pecho y alejarme un poco, admiré todo el panorama, se había hecho de noche y nosotros continuábamos en su auto, él me observaba tan atentamente e incluso pensé que quizás no me había bajado de su regazo en todo el camino hacía mi casa, aunque eso era imposible ¿Cómo manejó conmigo inconsciente sobre sus piernas?
Una de sus manos pasó a acariciar mi mejilla y me encogí ante la dulce caricia, mi omega ronroneó e instintivamente luego mi rostro se acercó más a su mano, permitiendo que continuara acariciándome, moviendo su pulgar sobre mi piel, mientras yo cerraba lentamente los ojos.
Cuando mi mente hizo clic, me aparté tan rápido que de nuevo sentí aquel ligero mareo, y Shouta tuvo que sostenerme para que no girara la manija del auto y me lanzara contra el suelo.
"Shouta, espera, es que Hitoshi, él no sabe nada de mí y Ryuko se iba a ir temprano y..."
Las palabras salían tan atropelladas de mi boca que ni siquiera consideré que yo mismo me entendería, pero antes de decir algo más, Shouta atrajo de nuevo mi cabeza hacía su hombro y mi cuerpo entero se estremeció, gustoso me volví a frotar contra él, cerrando mis ojos suavemente, olvidándome de absolutamente todo.
"Ryuko está adentro con Hitoshi, ya les avisé que estás aquí. Tranquilo."
Su voz relajada me transmitió aquella seguridad y afirmé con la cabeza, rozando mi nariz con la piel de su cuello.
"¿Estás bien ya? No me respondiste."
"Sí... Estoy bien."
Recordé mi conversación con Yagi y la mancha en su cuello.
Definitivamente yo no estaba nada, nada bien.
"Hey, hola campeón."
Me arrodillé, dejando caer la mochila de la cámara al suelo y el trípode por suerte fue sostenido por Ryuko antes de impactar también contra el piso, hubiera sido horrible tener que escuchar tremendo estruendo, además no eran baratas esas cosas y si la rompía, seguro tendría mi ataque de rabia luego; la cámara por suerte estaba seguro en su estuche contra impactos.
A mí no me importó absolutamente nada, solo atraje el cuerpo de mi pequeño hacía mí y dejé que su calor me llenara, Dios, hasta habiendo dormido la mayor parte del tiempo separados, lo había extrañado tanto.
"Papi." Oí su hermosa voz y me aparté para mirarlo.
"Papi huele raro."
"Lo siento, amor, no es mío este olor. ¿No te gusta? ¿Me ducho ya?"
"Es raro." Hiroshi se encogió de hombros, sin embargo no se apartó de mí, volvió a esconder su cabecita en mi cuello mientras lo alzaba en mis brazos, caminando hasta sentarme sobre el sofá.
Ryuko dejó el trípode apoyado en la pared de la
entrada, sonriendo con tranquilidad, mientras terminaba de empacar sus cosas.
"Me alegro que esté bien, joven." Subí la mirada ante la mujer y le sonreí en agradecimiento.
"Cuando no llegaba, nos preocupamos mucho, hasta que abrí la puerta y observé el auto del señor Aizawa en la entrada, él fue muy amable, dijo que usted estaba cansado así que se quedó dormido."
"Siento mucho que te hayas tenido que quedar más tiempo del normal, Ryuko."
"No es molestia."
"Si quieres puedo darte algo más de dinero por este día ¿Te parece?"
"No, el señor Aizawa ya lo intentó, no es molestia, joven, en serio."
La mujer colocó su bolso bajo su brazo, caminando lentamente hasta la entrada.
Arquee una ceja, aun mirándola.
"Me acerqué a él y le dije que quizás lo mejor era acostarle a usted en su cama, que Hitoshi se
encargaba de cuidarlo, es un pequeño muy inteligente.
Sin embargo él negó con la cabeza y me ofreció dinero a cambio de cuidar a Hitoshi unas horas más."
"¿Por qué se negó? ¿No era más fácil hacer lo que tú dijiste?"
"Él dijo algo como "No lo pienso soltar hasta saber que está bien". Si me permite decirlo, joven, el señor Aizawa estaba soltando tantas feromonas que asustaba, en los pocos minutos que bajó la luna de su carro para hablarme, me dejó algo aturdida."
"Sí... Cuando me desperté las sentí, creo que nos encerró en el auto, no entiendo por qué."
"Creo que yo lo sé." Ryuko le puso su pequeño suspenso, mientras la observaba alejarse y
abrir la puerta de salida, volteándose a verme.
"Olía a un alfa entrando en pánico, estaba
muy preocupado por usted. Pienso que ningún alfa quiere ser olido cuando huele a algo tan patético como preocupación, ansiedad o pánico ¿No? Y el señor Aizawa olía a todo eso... Junto."
Esa noche preferí no bañarme para ahorrar agua. Inventé esa excusa en mi mente cuando mi omega prácticamente luchaba contra mí e intentaba guiarme lo más lejos del cuarto de baño, él no quería desprenderse del olor de Shouta y por una noche lo consentí, al final, yo tampoco quería dejar de oler a Shouta.
+
A la mañana siguiente me levanté de un mejor humor, intenté creer que no tenía nada que ver con aún sentir a Shouta tan cerca que incluso creí había dormido conmigo, aunque despertar y encontrarme con el cuerpo pequeño de mi pequeño también era una gran, gran vista.
Me alisté para ir a clases, intenté no mostrar mi
decepción cuando me di una ducha y me vi obligado a cambiarme de ropa, ni tampoco quise mostrar lo desesperado que estaba cuando apenas dejé que el agua me tocara en aquel baño, queriendo de alguna forma mantener a Shouta conmigo durante todo el día.
Después de despedir a Ryuko, salí de la casa y
encontré a Shouta ahí, parado apoyado en su
coche mientras se quitaba sus lentes de sol, sí, al parecer sería un día caloroso en Musutafu pero ¿Qué necesidad de verse tan bien quitándose unos simples lentes? ¿Por qué todo lo que hacía este hombre tenía que verse tan sexy?
"¿Dormiste bien?" Observé atentamente su cuello y sonreí al ya no encontrarme con ninguna marca de lápiz labial, aunque de igual forma, el día apenas comenzaba.
"Sí, dormí bien ¿Y tú?"
"Perfecto."
Cuando subí al auto, él cerró mi puerta y subió del otro lado, tardando absolutamente nada en arrancar.
Se le veía feliz y quise preguntarle porque, sin embargo no me sentía con la confianza para hacerle ninguna de las preguntas que pasaban por mi cabeza, como:
¿Por qué tenías esa marca en tu cuello anoche? ¿Por qué te ves como cachorrito feliz recibiendo su
hueso? ¿Por qué continúas llevándome y recogiéndome todos los días? ¿Por qué tienes que
verte tan malditamente bien solo quitándote unos lentes de sol? ¿Por qué aceleras mi corazón de esta forma? ¿Por qué sigues adentrándote en mí y volviéndome loco? ¿Por qué me besaste ese día? ¿Por qué no me besas ahora? ¿Por qué quiero besarte?
"Oye, Shouta."
"¿Mm?"
"Ayer nos quedamos por un largo tiempo fuera de mi casa ¿No? Te lo agradezco pero... No tenías que hacerlo, me imagino que tenías muchas cosas que hacer en tu trabajo y ya es bastante con recogerme en mi casa y llevarme hasta ella todos los días."
"Está bien, solo cancelé unas citas, nada importante."
¿Nada importante? ¡Cancelaste unas citas de negocios por mí, tonto!
"En serio lo lamento." Mordí mi labio, conteniendo aquella sonrisa llena de felicidad que deseaba con todas sus fuerzas escapar de mi boca.
"Hizashi, está bien. Es más, si me permites decirlo, me hiciste un favor."
"¿Un favor?"
"¿Recuerdas a Emi?" Mi cuerpo se tensó al escuchar el nombre de la chica de aquella vez, sin embargo asentí, mirando rápidamente hacía el camino, evitando la mirada curiosa de Shouta, porque sabía y sentía, él me estaba observando.
"Ella no me interesa, Hizashi."
"Oh... Bueno."
Relamí mis labios para contener la sonrisa que apareció en mi boca cuando dijo eso, e incluso
cuando lo encontré sonriendo de la misma forma.
Busqué con cuidado el botón para bajar un poco la ventana, empezaba a hacer calor o era solo mi rostro.
"Me gusta tu sonrisa."
"No estoy sonriendo."
"Lo haces ahora."
"Que no, Shouta."
"Y ahora te sonrojas."
"¡Basta!"
Llevé mis manos a mi rostro para evitar que me continuara viendo, cuando sentí como una de sus manos tomaba las mías y las apartaba, aún sus dedos continuaron haciendo contacto sobre mi mano más cercana, hasta que lentamente la guió a la palanca de cambios, dejándola ahí, colocando la suya encima, mientras sus dedos encajaban entre los míos y sentía mi corazón latir ferozmente al notar que nos iba a dejar así, por lo que restaba de camino.
"No te cubras, Hizashi. Tu rostro es lo más hermoso que he visto en mi vida."
"¡¿No se supone que me ibas a contar algo?!" Intenté cambiar de tema, sintiendo calientes hasta mis orejas.
Este chico va a matarme, lo juro.
Chapter 9: Capitulo 8
Chapter Text
CAPÍTULO 08
"Te decía que me salvaste, Hizashi." Arquee una ceja, normalizando ya el color de mis mejillas y el acelerado ritmo de mi corazón.
"Ayer cuando volví a mi casa, Emi me estaba esperando ahí, mis padres la dejaron entrar porque ella y sus padres son buenos amigos de mi familia, pero Emi estaba a poco de entrar en celo, así que anduvo muy cariñosa cuando me encontraba en mi oficina y al llegar a mi casa lo intentó también."
¡Por eso la marca de labial! Pensé, pero no lo dije, simplemente me quedé admirándolo, esperando que continuara hablando, aún yo no entraba en el tema de conversación así que no veía porque lo había salvado si lo único que hice fue llorar como un cachorro abandonado y dormir en sus brazos.
"Cuando volví a casa, ella reconoció tu olor en todo mi cuerpo y ni siquiera quiso acercarse, después simplemente se fue."
Mi rostro seguramente enrojeció de nuevo a causa de las palabras de Shouta, aunque no me sentía mal, estaba feliz de saber que le quité encima a la chica esa y por la sonrisa con la que él venía, me imaginé que también.
"¿A ella le gustas?"
"No lo sé, supongo." Se encogió de hombros, deteniendo su auto en la entrada de mi Universidad.
"Somos amigos desde hace mucho, nuestros padres viven pensando que seríamos una pareja perfecta, imagino que tanta presión hace que ella lo considere también."
"¿A hecho cosas como esta antes?"
"Sí, muchas veces." Shouta se acomodó mejor en su asiento, apagando el motor del auto.
"Pero no es como que me importe, normalmente lo hace cuando está cerca de su periodo de celo, luego se disculpa.
Es una buena amiga si quitas las ganas que tiene de lanzarse en busca de un alfa."
"Creo que es en busca de ti, no de cualquier alfa."
"Me tiene sin cuidado, no estoy interesado en ella y mi alfa tampoco."
"¿Y siempre es así? ¿Tu alfa y tú suelen estar de acuerdo con sus gustos?"
"Nos llevamos mejor de lo que crees, le entrego mi confianza y él no me decepciona."
Shouta hablaba con una naturalidad increíble, no me imagino que pasaría si le cedo el mando a voluntad a mi omega, seguro para este segundo ya estaría besando los labios de Shouta, o rogándole que me lleve con él, que no quiero apartarme ni un segundo de su lado, que quiero que me...
No, no quiero que me muerda.
Nadie me va a morder nunca más, primero muerto.
"Debe ser lindo llevarse tan bien con ese otro lado."
Suspiré, recargándome en el asiento,
observando como cada vez la cantidad de personas que llegaban a la Universidad iba aumentando.
"¿Nunca lo has hecho?"
"Solo durante el celo, nunca a voluntad."
"Ese otro lado no es malo, Hizashi." Su pulgar acarició el dorso de mi mano y solo entonces recordé que aún su mano tomaba la mía, fue increíble, me sentía tan a gusto que casi ni lo consideré.
"No es como que tu omega vaya a ir y suicidarse, solo hace lo que tu corazón quiere y no te atreves a hacer por miedo."
"A veces el miedo es bueno, Shouta, me salva de muchas cosas."
"Confía en tu instinto, tu omega por voluntad propia nunca te llevaría a que hagas algo
malo."
¿Qué diría Shouta si le dijera que mi omega a voluntad ahora quería besar sus labios más de lo que deseaba siquiera respirar?
+
Mi cabeza descansaba sobre la carpeta, con mi mano evitando que tenga contacto directo con la madera y permitiéndome disfrutar más del delicioso aroma de Shouta.
Era tan patético pero tan necesario ¿Qué diría él si pusiera que cada día que nos vemos o que puedo llevarme algo de sus feromonas, las huelo hasta que el olor se haya ido por completo? ¿Se reiría de mí
o me pondría como alguna de sus fans? Como esa tal Emi, la chica era hermosa y no despertaba nada en él, era increíble pero tan triste, si ella no podía ¿Qué hacía yo intentando participar en ese juego? Quedaba en último lugar.
"Amigo, esto es serio." Escuché el rechinar de una silla en movimiento y luego una cabellera olfateando mi mano.
Me sorprendí, estirándome al instante y alejándome lo suficiente de Oboro.
"Tu mano huele a alfa."
"Uh... Mm, supongo. No sé ¿No te han dicho que es malo acercarse así a las personas?"
"¿No te han dicho que pareces una omega de diez años soñando con su príncipe azul?"
"De acuerdo, tú ganas, Oboro."
El azulado me mostró una de sus más alegres sonrisas antes de que ambos rompiéramos a
carcajadas, era un ambiente totalmente diferente al que vivía cuando estaba cerca de Yagi o de alguien más, con Oboro era yo mismo, y no me importaba mostrarme así tal cual, además, la charla con Shouta y aún sentir su olor me servía muchísimo para que mi humor esté increíblemente alegre y relajado.
"¿Ya conoce a Hitoshi?"
"Claro que no, tonto." Dos de mis dedos acariciando el dorso de mi mano opuesta, justo donde aún sentía la dulce caricia de Shouta.
"Bueno, de hecho lo conoce pero solo una vez y
fue porque era necesario, a Hitoshi le asustó, nunca había estado cerca de un alfa en sus tres años."
"¿Tú papá no es alfa, acaso?"
"Hitoshi no conoce a mi papá. A veces ha visto a mi madre porque bueno, ella no quiere ser considerada ante sus amigas como una madre que abandona a su hijo, así que de vez en cuando va a mi casa y se queda por unos minutos."
"¿Cada cuándo es "De vez en cuando"?"
"No sé ¿Una vez al año? Quizás dos."
"Tus padres son tan complicados, abandonarte solo por un error." Oboro bufó y observé como instintivamente frunció el ceño.
Sonreí, colocando mi dedo justo en medio de sus dos cejas, admirando como él subía la mirada, buscando encontrar el punto hacía donde mi dedo señalaba.
"No tienes que enojarte por esas cosas, no me tocaron los mejores padres del mundo ¿Y?
Tengo el mejor hijo del mundo y un buen amigo ¿Qué otra cosa me hace falta?"
"¿Un buen alfa que te quite tu frustración sexual, quizás?"
"Retiro lo de buen amigo, eres un cerdo."
Ambos reíamos ante nuestras palabras, aunque realmente desee haber encontrado ya a ese
alfa, y que sea el mismo que venía a recogerme todos los días, pero yo no podía ser un omega
normal de veinte años que creía en el amor, en vivir la vida de cuento de hadas, eso ya no
existía para mí, no podía volar sabiendo que ahora la caída sería mucho más dolorosa que cualquier otra vez.
+
Al salir de clases, me sorprendí de no encontrar el coche de Louis estacionado donde siempre, miré hacía todos lados buscándolo, pero nada, ni un solo Ferrari negro entre tanto auto y tanto alfa alrededor.
A lo lejos, admiré como el grupo de Enji y sus amigos se acercaba y quise rodear la Universidad para irme hacía mi casa, pero ¿Qué tal si Shouta venía después?
No quería que se quede esperándome pensando que seguía adentro, y tampoco es como que deseara verlo ser admirado por las niñas omega tontas de mi Universidad.
Iba a empezar a buscar a Oboro para decirle que si venía Shouta que le explique las circunstancias, confiaba en Oboro más que en mí, así que todo saldría bien, cuando sentí un brazo jalarme y luego como mi espalda impactó contra un duro pecho, giré mi cabeza al instante, observando los ojos penetrantes de Pietro y como su mano se colocó con más firmeza sobre
mi antebrazo, estaba seguro que ahí quedaría un rojo.
"Pietro, suéltame." Jadee, volteándome y tirando de mi brazo para que libere mi cuerpo, cuando de un rudo y firme tirón, mi pecho impactó contra una de las paredes de la Universidad, sacándome un gemido.
"Te crees la gran cosa cuando ese alfa está cerca ¿No?" Rugió y sentí con claridad su enojo, mordiendo mi labio inferior, cerré mis ojos, tratando de ignorar como su cuerpo se pegaba al mío, mientras él acomodaba mis brazos llevándolos a mi espalda, sosteniendo mis dos muñecas con una de sus grandes manos.
No tenía por qué ser tan tosco, yo ya estaba temblando de miedo para este punto.
Pietro estaba enojado, lo sentía hasta en su respiración.
Era normal que los alfa sean territoriales, pero yo no le pertenecía a este idiota como para que venga a enojarse o tratarme de esa forma solo porque no había conseguido lo que quiso aquel día.
Gemí una vez su entrepierna se empujó con dureza contra mi trasero, sintiendo
su erección.
Me intenté liberar del puro pánico, pero su mano tiró más de mis brazos y eso solo me llevó a otro gemido de puro dolor.
"Me haces daño, suéltame."
¿Saben que era increíble? Increíble era saber que estaba siendo acosado de esta forma por un alfa afuera de mi Universidad y que las personas salían y caminaban fuera de esta sin siquiera mirarnos, no sé si pensarían que era una simple discusión de parejas, un alfa cortejando de manera dura o les importaba una mierda.
Creo que la última.
"Daño te voy a hacer si no obedeces y vienes conmigo hoy."
"Pero... Tu celo fue hace..." Me guie por las palabras de Enji aquel día, ya había pasado el suficiente tiempo para que él se tranquilizara con sus hormonas.
"Mi celo está esperando por tu culo, Hizashi."
"Mierda ¡Suéltame!"
Solté un chillido de puro asco cuando sentí sus labios besar mi cuello, mojarlo con su saliva, mi omega deseaba tanto apartarse de aquel asqueroso acto, era repulsivo y repugnante, no puedes esperar que un omega disfrute de un acto sexual cuando está temblando y muerto en pánico.
La larga y áspera lengua de Pietro pasó por todo el largo de mi cuello, hasta mi oreja, donde mordió y sentí como mis ojos se llenaban de lágrimas.
Quiero a mi alfa, escuchaba a mi omega gritar.
Y aunque no tenemos un alfa, yo sé muy bien
a quien se refería.
"Parece que se te acabó tu cuento de hadas, puticienta."
Oí la voz de Enji a lo lejos, imaginando que él y sus amigos admiraban con detalle como yo era doblegado ante las asquerosas caricias de Pietro.
Increíble, tanto salir adelante y palabrería mía de superación, cuando no podía hacer absolutamente nada con un alfa besando mi cuello y mordisqueándolo a su total antojo.
El mundo era, es y siempre será una mierda.
Chapter 10: Capitulo 9
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
CAPÍTULO 09
Mi cuerpo cayó al suelo antes de lo que hubiera querido, apenas sentí el tacto de Pietro alejarse de mí, me dejé caer hasta que mis rodillas chocaron con el piso y abracé mis brazos, hecho un ovillo en mi lugar, desee que de una vez me dejaran tranquilo, desee morirme de una maldita vez y detener esos acosos, esos abusos ¿Por qué tenían que meterse conmigo de
esa forma? Nunca les hice nada, solo soy una persona que cometió un jodido error, eso no les da derecho de nada.
Intenté pensar en cosas felices, en cosas buenas, deseaba alejar esas horribles ganas de vomitar que me estaban volviendo loco, pensé en Hitashi, pensé en Nemuri, pensé en el hermoso chico de ojos negros que deseaba continuar viendo diario; pensé tanto en las cálidas manos de Shouta, que una triste sonrisa apareció en mi boca, definitivamente jamás había sido más patético en mi vida.
Pasaron unos segundos en los que solo oí golpes, en realidad tampoco me importó lo sufi-ciente como para moverme de mi lugar, estaba asustado y no dejaba de temblar, sentía a mi omega como un pequeño cachorrito presintiendo su final cerca, cuando unos brazos me to-maron y fue diferente, ese no era Pietro.
Esos fuertes brazos me alzaron hasta que estuve completamente parado, ni siquiera alcé la
mirada, solo bastaron unos segundos para que el temor dejara de nublar mis sentidos y permitir que aquel delicioso aroma inunde mi olfato, cerré mis ojos y mis brazos rodearon la cintura de aquel firme cuerpo, mientras sus brazos hacían lo mismo conmigo, pegándome tanto a él que pensé en lo mucho que deseaba fundirnos en uno.
Mi Shouta. Shouta vino por mí.
Restregué mi cara contra su cuello, sin detenerme, ya no me importaba absolutamente nada más, e incluso olvidé mi nombre cuando sus labios besaron
suavemente la piel de mi cuello y liberé un ronroneo, eso se sentía muy bien.
"Hueles mal."
Escuché sus dulces palabras y quise alejarme, aunque por como sus brazos me atrajeron de nuevo y soltó un ligero ronroneo, comprendí que no era que yo oliera mal, él tenía la cabeza enterrada del mismo lado donde Pietro me había estado besando, obviamente no olía como normalmente debía hacerlo.
"Shouta, yo..."
"Tranquilo, yo me encargo."
Aunque no comprendí a lo que se refería, mi cuerpo obedeció y me relajé en sus brazos, hasta
que sentí como sus labios de nuevo tenían contacto con mi piel, al igual que la punta húmeda de su lengua pasaba por esta e incluso sus dientes rozaban mi cuello, haciéndome estremecer.
Mis manos subieron hasta aferrarse a la tela de su remera, camisa, lo que fuera, apreté mis parpados cerrados y jadee una vez mordió justo en los mismos lugares donde Pietro anteriormente había hecho de las suyas.
"Sho." Gemí, eran mordidas suaves, dulces, pasaba su lengua con tal cuidado que sentí me rompería ante el dulce contacto, e incluso sus finos labios buscaban llenarme de tantos besos como le fuera posible.
En ese momento desee que el mundo se detuviera, que solo fuéramos Shouta y yo, que todo dejara de existir y vivamos este momento eterno en el que él se estaba encargando de limpiarme, de quitarme aquel olor para impregnarme con el suyo.
Y definitivamente yo prefería oler a Shouta, amaba oler a Shouta.
En el segundo en que giré mi rostro, observé al fin la escena que tanto había ignorado en mi ataque de pánico, Pietro estaba en el suelo, sin embargo ya se encontraba incorporándose, observé la línea de sangre escurriendo desde su boca, por todo su mentón, y aquellos moretones apenas rojos por todo su rostro, además de como él tenía una mano sosteniendo su
costilla; los demás ya no estaban, no dudé que fueran tan cobardes para abandonar a uno de los suyos ante el peligro, pero de igual forma me sorprendió lo patéticos que eran.
El cuerpo de Shouta se tensó y me apartó lo suficiente para notar a donde se enfocaba su mirada, una de mis manos pasó a su pecho, mientras Pietro lo observaba con temor, pero a la vez con enojo, Shouta estuvo a dos segundos de lanzarse encima del otro alfa cuando me coloqué frente a él en un movimiento y paró en seco, casi impactando contra mi cuerpo.
"Hizashi, quítate." Me ordenó, sin embargo no me moví.
"Shouta, basta. Está herido, lo vas a matar si pelean."
"¡Él te hizo daño!" Rugió, apartando su mirada de mis ojos y enfocándose en el chico que supuse continuaba detrás de mí, a una distancia prudente.
"Sí, pero no vas a matarlo por eso."
Él no parecía ceder, su mirada cargada de enojo y rabia, tan roja, en medio del precioso negro oscuro, noté y pude jurar que Shouta estaba dispuesto a matarlo, o que quizás era su alfa a quien no le importaba acabar con una vida.
Mordí mi labio y sin pensarlo dos veces, pues
sabría me retractaría, me acerqué a su cuerpo y dejé que una de mis manos descanse en su pecho, acariciándolo, mientras su brazo me volvió a rodear, aunque aún sentía la tensión emanando de su ser, sus feromonas se disparaban indicando su enojo contenido.
"Ya, ya Sho." Mi mano acarició dulcemente su pecho, dejando un beso a la altura de su nuez, acariciando la parte baja de su espalda también. "
Ya pasó ¿Si? Estoy bien. Estoy aquí, contigo.
Deja que se vaya."
Debí de haber considerado buena idea cuando mi madre me quiso enseñar, de más pequeño,
a aprender a arrullar a un alfa, pero tampoco era algo que me interesara a mis cortos catorce
años; ahora lo necesitaba más que nunca, sonaban pésimas mis palabras, aunque disfruté
del momento en que los hombros de Shouta se relajaron.
Él aún miraba a Pietro, pero ahora ya no estaba tan tenso, sentí su respirar largo y profundo, seguro intentando calmarse él mismo, mientras mi mano no dejaba de subir y bajar por su pecho.
"Ven. Bésame, por favor."
Me sorprendí a mí mismo diciendo eso, aunque no pasaron ni dos segundos cuando sentí la
dulce presión de sus labios sobre los míos, una de sus manos tomó la mía, que acariciaba su espalda y entrelazó nuestros dedos.
Gemí de puro placer al sentir su lengua penetrar en mi
boca, volviéndome completamente loco, había pasado tanto tiempo desde el otro beso, y sin embargo sentía aquel encuentro tan cálido, como si nuestras bocas hubieran sido hechas para encajar juntas.
No sé qué fue de Pietro después de eso, tampoco me importó, cuando nos separamos, solo le susurré un "Llévame a casa."
y subimos a su auto, con mis mejillas tan calientes, mi cuello tibio y el rostro de Shouta con un gesto serio, pero él ya no estaba molesto, olía bien.
No me atreví a mirarlo después, hasta que me dejó en mi casa.
Esa noche dormí tan bien que me
sentí mal.
+
Y así, llegó la mañana del viernes, debo agradecerle a Shouta que no tocara el tema del beso, no iba a ser feliz para mí mentirle y decirle algo como que fue mi omega deseando calmarlo el que exigió el beso, aunque así fuera, no lo desee precisamente por eso, yo anhelaba los labios de Shouta cada segundo desde que lo conozco, aun así, por mi propio orgullo y por no
hacer la situación incómoda, esa era mi excusa, la había pensado toda la mañana, y él no comentó ni dijo absolutamente nada.
Cuando llegué a clases, me costó un poco explicarle las cosas a Oboro, ya que él solo se la vivió gritando a todo pulmón las marcas de besos que tenía en mi cuello y estoy seguro que ya toda la Universidad sabía quién me las hizo, incluso Yagi se acercó a confirmarlo.
En eso sí no iba a mentir, menos teniendo a Yagi cerca, estaba harto de aguantar sus descaradas
palabras para bajarme la autoestima.
Temí un poco que llegara la hora de salida, pero cuando por fin pisé las calles fuera de la
Universidad, el carro de Shouta estaba ahí, esperándome.
No vi a Pietro, de hecho a ningunode sus amigos, Enji o los otros, tampoco me molesté en buscarle una explicación a la situación, solo me monté en el Ferrari y Shouta arrancó.
"¿Cómo te fue en clases?"
"Bien, bien... Me preguntaron por las marcas en mi cuello."
Siendo sincero, yo pude ser un poco menos descarado y haberme puesto un cuello de tortuga con el único fin de esconder aquello ante los demás, pero increíblemente no quise, y me sentí feliz con mi decisión.
"¿Les dijiste que fui yo?"
"Síp." Mordí mi labio inferior en clara señal de nerviosismo, esperando que eso no le molestara.
"Bueno." No fue una gran respuesta tampoco, pero noté con claridad la curva en forma de media sonrisa que se formó en sus labios, apenas veía su perfil, así que era difícil para mí saber si sonreía completamente.
"Uhm, oye." Aproveché una luz roja cuando su auto se detuvo, era ahora o nunca, tenía que decirle lo que estaba pensando desde mi charla con Oboro.
Escuché un suave sonido de su parte, indicándome que continúe hablando.
"Verás, mañana es sábado y no tengo trabajo
pendiente, las tareas son pocas, puedo terminarlas hoy así que quería preguntarte, bueno...
Si querías... No lo sé, no tienes que aceptar si no quieres, es algo tonto, creo... Pero es im-portante, ¡Digo! No es que para ti tenga que ser importante, para mí lo es, y no estoy queriendo comprometerte diciéndote que es importante, solo que... Oh mierda, esto salió mal."
"¿De nuevo?"
"Sí, por favor." Aclaré mi garganta, ondeando mis ideas. Dejé que una de mis manos acomode mi cabello antes de mirarlo directamente, respirando hondo.
"¿Quieres hacer algo conmigo y con Hitoshi mañana? Tenemos tiempo y llevo días sin salir con mi hijo."
Su rostro se contrajo en un serio gesto, hasta que escuchamos el sonido de la bocina del auto trasero y ambos notamos que el semáforo había cambiado a verte.
Él arrancó y por el resto del camino no dijo absolutamente nada ¿Eso era un rechazo? Podía considerarse un rechazo ¿Verdad? Claro ¿En qué estaba pensando? ¿Qué alfa aceptaría salir con un omega en algo que no es una cita con un hijo que no es suyo? Shouta era un alfa, buena persona o lo que sea, aún tenía un alfa interior que le recordaba aquel orgullo cavernícola de todo alfa.
Suspiré, apoyé mi codo en el reposabrazos de la puerta, mi barbilla en mi mano y miré por la ventana lo que restó del camino, consideré cambiarme el nombre a Idiota, porque realmente eso era lo que era, las ideas que pasaban por mi cabeza no podían ser más estúpidas.
Cuando llegamos a mi casa, me apresuré en salir del auto, aunque de nuevo, su mano impidió que algo que no fuera mi pierna saliera del Ferrari.
Voltee, observándolo mirarme tan intensamente que mi piel se puso de gallina en cuestión de segundos.
"¿Podemos hablar un segundo?" Asentí, volviendo a meterme con totalidad en el auto y cerrando la puerta, esperando que continúe.
"Lamento el silencio, es solo que no me lo esperaba."
"Está bien." Solo sentí ganas de llorar, Shouta, no es nada del otro mundo cuando se trata de ti, pensé.
"¿Paso por ustedes temprano? ¿Debo elegir yo el lugar o tienen algún sitio donde vayan con frecuencia?"
"No, realmente somos de variar mucho." Me encogí de hombros.
"A las diez ¿Esa hora está bien?"
Su firme agarre en mi brazo se suavizó un poco y sonreí, él aún me observaba, aunque también bajó la mirada a mi piel siendo acariciada por su dulce tacto, yo hice lo mismo.
"Sí, a las diez, aquí mismo." Iba a bajar del auto, aunque me giré de nuevo a verlo cuando lo escuché titubear y como su mano volvía a agarrar con insistencia mi brazo.
"Crees... Bueno, tú crees que yo... ¿Crees que le agrade?"
Quise lanzarme a sus brazos y besarlo tan profundamente, hasta quedarme sin labios, Shouta
tenía un ligero sonrojo en su rostro e incluso noté la inseguridad en su mirada.
Él estaba preocupado, temía no agradarle a mi pequeño de tres años.
"Lo veremos mañana ¿No?"
Notes:
Gracias por los que la estan leyendo
👍
Chapter 11: Capitulo 10
Chapter Text
CAPÍTULO 10
ADVERTENCIA: Por ser el capítulo 10 y como un "Especial", todo será narrado desde un
POV Shouta, así que sabrán más de su vida por su lado y ese tipo de cosas. Espero les guste.
Supongo que en capítulo 20 haré lo mismo y si llega al 30, pues igual. :)
+
"¡Shouta! Shouta ¿Estás escuchándome?"
Despegué mis ojos de la laptop cuando observé el rostro de Naomasa tan cerca que de un cabezazo seguramente podía romperle la nariz.
Me alejé para evitar hacerlo y aunque siempre
me había enojado cuando me sacaban de mis momentos de concentración, no quería que
iniciáramos otra pelea, mi familia ya estaba cansada con nuestros arrebatos y de tener que arreglar mi oficina por como la dejábamos después de eso.
Naomasa es mi mejor amigo desde que estuve iniciando la secundaria, él era un alfa como yo,
sin embargo de algún modo logramos encajar después de molernos a golpes un par de veces, no es que me queje, así eran las clases debido al constante deseo por ser mejor que todos tus compañeros de tu género, Naomasa y yo comprendimos que no había necesidad de llegar eso, hemos sido amigos desde entonces y aunque cuando no compartimos pensamiento, podemos irnos a los golpes, nunca pasa de eso, aquí el que gana la pelea, tiene razón, fin de la historia.
Mi familia lo contrató para que sea como mi ayudante, mi mano derecha.
Ellos se la pasaba la mayor parte de sus años viajando y todo lo que fuera en Musutafu quedaba en mis manos, así que me trasladaron a su oficina hace un año, no me quejo, es mucho más grande que la anterior.
Ser el único heredero de una de las compañías más conocidas a nivel nacional e internacional puede ser algo de demasiado estrés para cualquiera, yo que nací en esa cuna de oro, ya estaba completamente acostumbrado y sabía cuándo permitirme vagar e ignorar el trabajo, y cuando no.
Por ejemplo, cuando recogía o llevaba a Hizashi, ahí me podía permitir ignorar el trabajo solo para después esforzarme el doble, no dejaría que todo se me junte como aquel jueves donde las cosas se salieron de mis manos, aún me hervía la sangre de solo pensar que no acabé con
ese desgraciado.
"Naomasa ¿Exactamente a donde les gusta ir a los niños de tres años?"
"¿Qué? ¿Cómo voy a saber yo eso?"
"No lo sabes, perfecto. Entonces deja de joder y permite que la máquina me responda."
Él rodó los ojos y se sentó en la silla corrediza frente a la mía, separados por mi gran escritorio, continué buscando entre las páginas las actividades favoritas de pequeños de esa edad, aunque todas las opciones que me daban me parecían tan cliché que quise hasta mandarle mi carta a los usuarios de yahoo para que se vayan a la misma mierda con sus respuestas tan
obvias e inútiles.
Es importante agradarle a Hitoshi, no es que tuviera experiencia en niños o en cortejos, pero Hizashi amaba a su hijo y si realmente deseaba llegar a algo con él, necesitaba poder agradarle a lo más importante en su vida, esa bolita con piernas y brazos que responde al nombre de Hitoshi.
Sonreí al recordar aquel día que lo conocí, ese temor que creció en mi pecho cuando Hizashime abrió parte de su vida y me contó su historia, pero por sobre todo, recordé esas ganas que tuve de seguirlo apenas tres minutos después de que se fue.
Yo no iba a renunciar a mi omega solamente por un pasado oscuro, no sería igual que cualquiera, porque necesitaba a Hizashi en mi vida tanto como necesitaba respirar.
Así es, he oído de estas historias tantas veces, pero jamás creí vivir una.
Como a cualquier niño pequeño, las historias que me contaban antes de dormir hablaban sobre dragones, príncipes y princesas amándose para siempre por tener un lazo destinado a existir, uno no suele creer en esas cosas cuando creces, ves que la realidad se basa en morder a alguien y ya, pero cuando yo lo vi aquel día en el baño, me di cuenta que quizás los cuentos
no siempre son solo cuentos.
Hizashi era mi pareja, mi omega, mi otra mitad, lo sentí y algo dentro de mí me dice que él también lo hizo, aunque para mi sorpresa no se lanzó en mis brazos de buenas a primeras, descubrí que gracias a mi padre tenía más autocontrol que cualquier otro alfa que haya conocido, debía agradecerle luego, de no ser por él hubiera devorado a mi pequeño en el auto, cosa que no estaba del todo bien, aunque mi cuerpo me lo pedía a gritos.
Él no es un omega normal, pero creo que eso lo hace tan especial para mí, tan perfecto a su
manera, Hizashi es un omega perfecto por no cumplir con los estándares de cómo deben ser
ellos, él es fuerte, trabajador, protector y jodidamente sexy, sin duda, cuando hable con mi
padre él estará orgulloso de saber que mi omega no es una tipa escuálida sin cerebro.
"Amigo, estás actuando muy extraño."
"Mmm."
"Y no lo sé ¿No será que tu celo se acerca? Siendo así dímelo, no quiero que se repita la experiencia de la última vez, mejor voy llamando a algunas señoritas de una vez, a ver si esta vez sí te gusta alguna."
"La última vez no fue tan grave."
"¿Tan?"
"Solo arrojé a una chica a la piscina, tienes que superarlo."
"Claro, y te faltó mencionar que la lanzaste desde tu habitación, por la ventana. Quinto piso, Shouta."
"No es mi culpa, yo les dije que no quería ver a nadie."
Recordar aquella experiencia no me hacía bien, aún tenía algunos estragos de culpa por lo
que hice con aquella chica, de hecho hasta tuvimos que pagarle a los padres de Hagi por
los posibles traumas causados a su hija, pero yo avisé que no deseaba a ninguna omega esa vez, son ellos los que persistieron con llevarme chicas a mi habitación y así concluyó la historia.
Aunque en ese momento no comprendí porque no sentí aquel deseo sexual de poseer a cualquier omega, tiempo después entendí que me estaba guardando para alguien especial que por suerte ya había encontrado.
¿Cuál "tal vez"? Definitivamente ya lo había encontrado.
"Shouta ¿Sabes por qué estoy aquí, verdad?"
"Hay dos posibilidades, o son mis padres o es Emi ¿A quién viniste a hacerle el favor ahora?" No me importó lo tediosa que sonó mi voz, estaba lo suficientemente enojado por no encontrar lo que deseaba como para que me importe ser suave con Naomasa.
"Emi."
"¿Qué quiere?"
"Bueno, al parecer ella está muy al pendiente de tu celo, así que desea que te convenza de que esta vez la dejes intentarlo."
"Sabes la respuesta." Gruñí.
"No estoy interesado en Emi o en ninguna chica que quieran traerme, además, no sé qué parte de dile-que-me-mudé-a-Peru, no entiendes."
"¿Por qué Peru?"
"No lo sé, en las películas nunca nadie menciona Perú, quizás ella ni sepa dónde queda y me deje tranquilo."
"Dios, hermano, eres un caso." Naomasa rió, levantándose de la silla y caminando hacía la salida,
no sin antes, decirme "Le diré de nuevo que lo haces para protegerla de tu lado animal."
"Sí, sí, como sea. ¡Mierda! Estúpido internet." Gruñí, alejando la laptop para apoyar mi
frente contra el escritorio de cristal, no se me ocurría absolutamente ningún lugar para llevar
al pequeño hijo de Hizashi.
+
Aparqué mi auto fuera de la casa de Hizashi, observando mi reflejo en el espejo antes de respirar hondo, estaba tan ansioso y preocupado porque todo saliera bien.
Esperé a que fueran las diez en punto para salir del auto y encaminarme a la puerta, quizás era muy desesperado, pero no deseaba ser impuntual ni tampoco demasiado exigente, las diez en punto estaba
bien, ni un minuto más ni menos.
Golpee la puerta de su casa un par de veces, me sorprendió el hecho de que nunca antes había hecho eso, lo normal siempre era dejar a Harry y observarlo hasta que él entre en su hogar, ahora me encontraba frente a este y cuando él abriera podría admirar un poco de aquel sitio al que tanto deseaba entrar, debía estar completamente lleno de las feromonas
de Hizashi.
Escuché unos pasos y dejé sonar mis nudillos, permitiendo que aquel sonido me relaje, por
raro que parezca, era tranquilizante.
"¡Papi! ¡Yo quero abrir!"
Una voz ligeramente grave y altamente infantil se escuchó del otro lado, mordí mi labio ansioso, respirando profundo para calmar la inseguridad que me estaba consumiendo, no podía apestar las calles con mis nervios.
Mierda, soy Shouta Aizawa, tengo que calmarme.
"Cuando llegues a tocar la cerradura, te dejaré ¿De acuerdo?" La dulce voz de Hizashi me
tranquilizó, incluso en el momento en que abrió la puerta sentí tantas ganas de atraerlo hasta
que mis brazos lo tuvieran como prisionero, de quedarme con su delicioso olor todo el día
como había sucedido otras veces.
"Hola, Shouta."
"Hey."
"Hola, Shouutaaaa" Esa fue, definitivamente la forma más deforme como había oído mi nombre
en mis veinticinco años, pero bueno, no es que haya estado tan cerca de otro niño pequeño antes, siendo hijo único también, eso no ayudaba mucho.
"Lo hace bien." Le regalé una sonrisa a Hitoshi, quien, después de comprobar mi expresión se acercó más a la pierna de Hizashi.
"Lo practicamos un poco antes de que llegues, está muy emocionado con que le digas a qué lugar vamos a ir."
"¿Quieres saber, Hitoshi?"
El pequeño, que hasta entonces me dio la oportunidad de notar su bonita vestimenta, una
remera manga corta de color gris con un dibujo animado en frente, junto con unos jeans y
unas zapatillas, sí, eso estaba muy bien para el lugar donde iríamos.
"Síp." Escuché su tierna voz, prestándole atención.
"Papi huele a ti, a veces. Quero, uh."
Su expresión se puso seria mientras tomaba aire.
"Quiero, sí." Después de asegurarse de pronunciarlo bien, me miró de nuevo.
"Quiero talarines."
"Hitoshi." El tono de regaño con el que Harry habló me causó un poco de gracia, al instante su pequeño lo miró e hizo un puchero, agarrándose mejor de la tela del pantalón de Hizashi.
"Lo siento, es que no comió de lo ansioso que estaba, te dije que hace ya un tiempo que no salimos y bueno... Tiene hambre."
Él se encogió de hombros mientras tomaba a Hitoshi en brazos, noté que Harry ya llevaba puesta una bolsa, diferente a la que usaba para la Universidad, así que imaginé que eran las cosas de Hitoshi.
"¿Le dirás a dónde vamos? Quizás así se
calme un poco."
"No los voy a secuestrar, si es que te llama la atención la idea."
Bromee, encantado con notar la expresión de sorpresa y luego como las mejillas de Hizashi se teñían de un suave tono rojizo, Hitoshi lo miró y colocó su dedito en su cara.
"Papi... Estas cariente."
"Caliente, Hi." Habló bajo, ronco, completamente avergonzado.
Mierda, hasta su voz podía causar tantas cosas en mí.
"Es con "L", caliente."
"Cariente." Repitió el pequeño, concentrado en el movimiento de los labios de su papá.
"Sí... Bueno, practicaremos eso luego."
Quizás muchas personas consideren que esto es un tanto extraño, es decir, si ya encontré a mi omega y sé que es él, debería morderlo sin importarme el lazo roto que tiene y aceptar mi destino de esta forma, no es que me molestara esa idea tampoco, pero había algo en Hizashi
que evitaba que me abalanzara encima de él y lo obligara a que sigamos lo que se supone, se debe hacer; él no es como cualquiera, es especial y perfecto, aunque se diga lo contrario, es por ello que mi forma de cortejarlo y reclamarlo tiene que ser especial y perfecta también.
Quizás que seamos novios, casarnos, tener más hijos e incluso para ese entonces no lo mordería si él no lo desea.
Siento que él es quien tiene las completas riendas de a donde se dirigirá lo que sea que estemos haciendo, y no me molesta que tenga el control total, esto se
vuelve entretenido y encantador si puedo ganarme su confianza, poco a poco.
Está herido, lo sé, mi alfa aúlla de dolor de saber que su omega está tan roto por dentro al
punto de no confiar en nadie, aunque sé que si Hizashi se dejara llevar, su omega no tardaría
mucho en aceptarme, me interesa que sea su parte racional la que me quiera con él para siempre, lo deseo completamente, ansío reclamarlo y hacerlo
completamente feliz.
"Entonces ¿Nos vamos?" Pregunté, mucho más decidido a ganarme por completo al hermoso chico frente a mis ojos, empezando por conseguir gustarle a la razón de su vida, su hijo.
Chapter 12: Aviso
Summary:
AVISO IMPORTANTE
Chapter Text
Hola perdón 😔 por aver abandonado mucho tiempo esta historia voy a volver a actualizarla pero primero voy a corregir los errores que tiene por e leído los comentarios y aveces me falla poner los nombre.
Hasta aquí el aviso mi gente latina
\(^^)/(≧▽≦)
Chapter 13: 11
Summary:
actualizaciones todos los miércoles y domingos.
si notan algún error me pueden decir gracias por leer
Chapter Text
"Hitoshi, amor, en serio tienes que quedarte quieto." Tomé la pequeña cintura de mi hijo y lo volví a colocar a mi lado en el auto, yo ya estaba acostumbrado al Ferrari de Shouta por todas las veces que me llevaba a clases y me traía de regreso, pero para Hitoshi, un auto tan bonito interiormente no pasaba desapercibido, esta era como la tercera o quizás cuarta vez que lo volvía a sentar, ya sea evitando que quiera entrar entre el asiento del piloto y del copiloto para llegar a los botones o queriendo apoyar sus pies sobre el asiento trasero, sea como sea, no deseaba que ensucie o rompa algo que definitivamente costaría más que mi vida.
Por decisión mía, me senté en la parte trasera con él, Shouta estuvo de acuerdo para que cuide de Toshi, pero quizás debí considerarlo mejor, en este tipo de autos era extremadamente complicado estar sentado atrás, porque de por sí eran, en su mayoría, modelos deportivos, donde solían tener más espacio los asientos de delante, eso sumándole que encima algunos Ferrari ni asientos traseros tenían, por no mencionar que este solo contaba con dos puertas, no cuatro, como los vehículos comunes.
"Quizás para la próxima lo deje conducir." Arquee una ceja ante el raro comentario, Shouta estaba tan relajado, con un brazo colocado sobre el apoyabrazos de su lado y el otro sobre el timón, él miraba al frente, pero sabía que su oído estaba más que atento a lo que sucedía con mi hijo. "Claro, lo que digas." Respondí irónico, ganándome una mirada por su parte, aunque usó el espejo retrovisor para conectar sus negros ojos con mis ojos amarilla verdosa. "Está bien, Hizashi, no seas controlador, deja que Hitoshi se divierta."
"Si lo suelto, te hará chocar." "Él solo quiere tocar, creo que si lo dejas, ya le quitarás la curiosidad." "Sí, claro." Rodé los ojos y acomodé a mi pequeño por no sé qué número de vez. Escuché a mi hijo bufar y retorcerse para que lo deje, quejándose con sus constantes "Papáaa", era tan adorable. Lo acerqué a mí y le di un pequeño piquito en los labios, sacándole una sonrisita cuando por fin se quedó quieto y lo senté sobre mi pierna, más relajado. "¿Y cómo se supone que sabes tanto sobre bebés?"
"No lo sé, solo estoy suponiendo cosas." Respondió Shouta después de un largo silencio.
Ignorando el ambiente algo incómodo que se formó, me dediqué a mirar por la ventana del precioso auto, Shouta me había comentado que era un 612 Scaglietti, Sessanta o algo así, me dijo que fue creado por el presidente de la compañía Ferrari, también Shouta dijo que tenía otros autos en la casa de sus padres, pero que este era como su consentido, no quise preguntarle por los otros, seguro mi billetera lloraría de solo imaginarse los precios de los demás vehículos.
Si lo pensaba mejor, ni siquiera tenía idea de a dónde nos estaba llevando, quería preguntarle y sacarme de dudas, lo hice, de hecho, pero más de una vez me calló con movimientos de cabeza y sonrisas cómplices que no entendía, así que al final solo subí a mi hijo y a mí en la parte trasera y dejé que nos lleve hasta el fin del mundo, daba igual, un paseo era un paseo.
Cerré mis ojos por lo que consideré fueron unos segundos, aunque al parecer estaba equivocado, sentí el ligero movimiento en el auto y cuando abrí los ojos, Shouta ya no se encontraba en el lugar del piloto. Me desperecé rápidamente y cuando volví a ver a mi pequeño Hitoshi, él me señaló hacía un lado.
"¡Ahí ta!" Dijo con su apenas ronca voz, volviendo a removerse en mis brazos, queriendo Bajarse.
"Tranquilo, niño." Bromee y mi hijo me miró con un pequeño puchero. Besé su naricita, observando a nuestros alrededores, definitivamente estábamos en un garaje más que gigante, rodeados de muchísimos autos iguales de caros que la Spagetti de Shouta, como me gustaba decirle cuando pensaba en el caro vehículo.
No pasaron más de dos minutos cuando vimos a Shouta volviendo, reconociendo que antes había estado hablando, al parecer, con el vigilante de este garaje. Escuché la puerta abrirse y Shouta adelantó el asiento para darnos pase y salir. Toshi, quien hasta el momento había estado más movido que una bala, se lanzó a los brazos de Shouta con el único fin de librarse de mí y este lo cogió, cargándolo con uno solo de sus brazos, mientras Hitoshi le lanzaba una mirada seria, entrecerrando sus morados ojitos.
"Papá no reja jugar." Se quejó, sacando su labio inferior para hacer un puchero, señalándome a mí aún dentro del auto.
"¿Eso hace? Es muy aburrido de su parte ¿No?"
"¡Síp!"
"Luego nos vengaremos de él, Hitoshi ¿De acuerdo?"
"¡Síp!" Hitoshi alzó los brazos mientras con esfuerzo yo salí del auto, solo ¡Solo! Mi hijo me estaba quitando la atención de mi... Bueno, no mí, pero de Shouta. "¡Vengazaaa!"
"Genial, los dejo solos dos segundos y ya conspiran en mi contra." Shouta me mandó una pequeña mirada en disculpa y estiró su mano libre, mientras Hitoshi buscaba con la mirada algo que le llamara la atención, yo tomé la mano de Shouta y sus dedos lentamente se entrelazaron con los míos. Sentí una pequeña corriente por todo mi cuerpo, una que preferí ignorar, mientras él empezaba a caminar, guiándonos hacía sabrá Dios donde.
"¿Ya me dirás dónde estamos?" "¿No es acaso más divertido verlo por ti mismo?" Subimos unas escaleras, observando la gran luz que resplandecía del otro lado, Shouta soltó mi mano para bajar a Hitoshi y él, ni corto ni perezoso, empezó a correr hacía la luz como si su vida dependiera de eso. Estuve a dos segundos de correr detrás de él, con mi omega tan preocupado como yo, cuando sentí un ligero tirón en mi brazo y bueno ¿Ya eso no es una costumbre nuestra? "Hey, está bien." "¡Pero se ha ido corriendo! Y no te ofendas, solo no tengo ni idea de si nos estás llevando al fin del mundo o quizás a..."
Solté un ligero ronroneo cuando sentí las manos de Shouta colocarse tiernamente en mis mejillas, sus labios se habían apoderado de los míos en una fracción de segundo, ni siquiera tuve fuerzas ni ganas para apartarme de él, sentí el gemido lleno de felicidad de mi omega mientras cerraba los parpados y me entregaba completamente al dulce sabor de su boca, disfrutando de los lentos movimientos de su lengua delineando mis labios, mientras mi cuerpo empezaba a relajarse tanto ante su tacto. Una de sus manos bajó a mi cintura, acercándome a él, pegando nuestros pechos y se lo hubiera agradecido, de no ser porque estaba más que entretenido en algo más.
Ladee mi rostro mientras permitía que su lengua invada mi cavidad, solté un pequeño y vergonzoso gemido cuando sus dedos en mi espalda bajaron un poco, solo un poco, mientras mis manos subieron hasta casi tomarle el cuello, quería más, necesitaba más de él, más de eso, lo que sea, solo... Más.
"¡Papá!"
El grito de Hitoshi nos separó, pero no fue por el susto, mi hijo se escuchaba más que contento llamándole del otro lado, así que solo fue un amable recordatorio de que no estábamos en el lugar correcto como para pedirle más y que se supone debía estarle pidiendo explicaciones por besarme de esa manera.
"Solo confía en mí." Me sorprendió cuando me habló, como si hubiera podido leer mi mente o algo por el estilo.
"¿Qué?"
"Ibas a empezar a dramatizar... Y no sé cómo hacerte entender que solo confías en mí."
"¿Me besaste solo para callarme?"
"No." Respondió rápidamente. "Pero a veces hablas demasiado."
Mordí mi labio inferior con suavidad, sintiéndolo tan húmedo y caliente, no recordaba que Shouta lo haya mordido, sin embargo se sentía como si lo hubiera hecho. Sentí su mano tirar de la mía y lo seguí con mucha más tranquilidad, si mi omega fuera un perro, en este momento yo estaría regañándolo por tirarse panza arriba y moverle la cola a Shouta, porque así me sentía, sus labios de verdad me habían calmado, tal cual él dijo.
Después de unos pasos y enfrentarme a la luz, que al parecer se debía solo al potente sol del día, me encontré justo a un lado de un gigantesco estadio, las sillas rojas rodeando todo el inmenso campo, estábamos justo en una de las entradas de las esquinas, observando a lo lejos a Hitoshi ¡Mierda! ¿Cómo había corrido tanta distancia? ¿Cuánto nos entretuvimos antes de salir? ¡Mi hijo estaba casi del otro extremo del lugar! "¿Estamos en el Wembley?" "Sí ¿Te gusta? Lo reservé un par de horas para nosotros."
"¡¿Qué?!" Me maree ante la cantidad de ideas que mi cabeza quería procesar, no solo Shouta nos había llevado en su auto a un lugar lejano que ni mi hijo ni yo conocíamos para jugar fútbol con él, no ¡Era el Wembley! ¡Y había reservado semejante estadio por dos horas solo para nosotros tres! "¿No te gusta?" La duda en su tono de voz fue suficiente
para que mis piernas se tambaleen en un segundo ya esté apoyándome sobre su pecho, evitando así caer. Buena táctica, Hizashi. Sí, claro.
"Oh por Dios." Subí la mirada para encontrarme con su rostro lleno de preocupación, relamí mis labios, sonriendo suavemente. "Exceso de riqueza, lo siento, no estoy acostumbrado." Shouta sonrió ya mucho más tranquilo y me permití quedarme tan acurrucado con él como fuera posible, hasta que observé a una persona hablando con Hitoshi, no me preocupé porque mi hijo estaba relajado, confiaba en sus instintos también, además, nos encontrábamos en el Wembley ¿A dónde podría ir un secuestrador de niños? "¿Quién es?" "No lo sé." Me aparté más de fuerza que de ganas de su cuerpo y ambos empezamos a caminar hacía el hombre y Hitoshi.
"Sé que es el trabajador que enviaron para entregarnos el balón, pero no sé su nombre." Solté un suspiro apenas él completó su oración. "Tranquilo Hizashi, Hitoshi está a salvo." Y le creí, le creí como solo podría creerle a él y a nadie más.
Una vez llegamos a la altura de Hitoshi, el sujeto, al que reconocí como un beta por no tener ningún tipo de olor, ya se había marchado. Mi hijo tenía una pelota grande y seguramente dura en sus manos, una buena pelota, no esas de hule con las que él jugaba en su casa.
Sus bonitos y resplandecientes ojos nos miraron con emoción cuando dejó caer el balón al césped y con su pequeño piecito le dio una patada inestable, dejando que la pelota rodara hasta casi nuestra altura, un poco menos.
Hitoshi hizo un puchero que lo reconocí como un claro "¿Qué pasó?" cuando notó que la pelota no giró todo lo que deseaba. Shouta me miró y luego lo observó a él, y tras una mirada clara sobre lo que haríamos, ambos nos acercamos más para empezar a jugar con mi bebé, quien al instante sonrió emocionado, empezando a saltar sobre su sitio, esperando una pequeña patada que Shouta le dio a la bola y entonces él la devolvió.
Estaba seguro que no usaríamos ni la mitad del campo, ni un cuarto realmente, quizás ni la octava parte, pero escuchar las ruidosas carcajadas de Toshi hizo que toda mi vida valiera la pena, todo, cada mal rato, cada momento que sentí deseaba morir y solo eso, todo se resumía al maravilloso sonido de la felicidad de mi hijo. Me detuve unos segundos a mirar como Shouta le sonreía y daba señales, explicándole, diciéndole que no coja la pelota con las manos o era una falta, mientras Hitoshi atenía tan animado y concentrado.
Mordí mi labio, esto no estaba bien. Lo que sentí en mi corazón ya no se trataba de mi omega feliz, de la atracción sin escala que sentía por Shouta, ni tampoco del deseo que emanaba de mi ser cada que lo tenía cerca. Lo que sentí en mi pecho, cada latido acelerado hasta que solo pude escuchar a mi corazón bombear y nada más, eso me dejó más que claro que esto estaba yendo más allá de lo que cualquiera habría logrado en mí. Y eso estaba más que jodido. Estaría acabado si cada latido acelerado es lo que creo que es, porque entonces ¿Qué quedará de mí cuando esto acabe? ¿Al menos restarán pedazos rotos o me consumiré completamente cuando Shouta se aleje de mí? Cuándo encuentre a alguien más, cuándo él se enamore de alguien tanto como yo estaría ya enamorándome de él.
Chapter 14: 12
Chapter Text
Como siempre, solté un suspiro lleno de molestia cuando llegué antes que la profesora de fotografía industrial.
No tenía idea porqué siempre llegaba a la hora exacta cuando ella se encargaba de dejarnos esperando en el pasillo del séptimo piso, con el frío aire de las mañanas, puesto que los pasillos no tenían ventanas, sino que la estructura estaba hecha para la buena ventilación. Al ser una Universidad grande era buena, aunque si te pones a pensar y meditarlo un poco, cuando observas la cantidad de alumnos que hay en una simple Universidad de omegas y betas, te das cuenta que lo único que eres es un grano en el mundo, que no importas, un granito de arena, uno más entre infinidad de personas.
¿Cuántos como yo habrían cometido errores en su vida? ¿Cuántos omegas estarían pasando por lo mismo? Ser excluidos, ser maltratados y nombrados como una abominación tantas veces, que ya no hay forma de que no te lo creas; muchos lo considerarán exagerado, pero pocos comprenden lo que es el tener un pensamiento tan adentro en tu subconsciente que no importa cuánto te quieras sentir hermoso o normal, no eres normal, yo no lo soy, porque soy una persona que cometió un error y ahora me tratan como el peor pecador existente.
Me acurruqué en la gruesa polera verde de Shouta, él la llevó en su auto exclusivamente para que yo la use cuando volvimos del estadio, realmente con él todo ha salido relativamente bien. Shouta se empeña en hacerme sonrojar o en decirme lo hermoso que me ven sus ojos, además que Hitoshi y él se llevan tan bien que parece mágico, creo que pronto podrá entrar a mi casa y quedarse por unas horas sin ningún problema.
Siempre es bonito pensar en Shouta, eso me da muchísima calidez. Levanté la mirada solo cuando la profesora Munroe llegó, como siempre, pidió disculpas por su tardanza. Todos entramos al salón, congelándonos de frío y entonces me senté, tal cual cada una de sus clases, en el asiento del final de la segunda fila, cerca de la puerta de salida. Odiaba las clases de los viernes, no porque fueran malas, realmente la fotografía industrial me llamaba la atención como cualquier otro curso, sino porque no me tocaba con Oboro, ni siquiera con el idiota de Yagi, que, sea como sea, me platicaba y sabía que contaba con él para emergencias, como por ejemplo...
"Bueno, alumnos. El trabajo de hoy es grupal, así que quiero que formen grupos de cuatro o de cinco, en unos minutos paso para indicarles que deben hacer.
" Sí, esta es una emergencia.
Observé como mis compañeros, tanto los omega y los beta, se agrupaban con sus amigos, soltando risas escandalosas y dejando que sus sillas chillen mientras las acomodaban.
Suspiré, sintiendo de nuevo esa tristeza querer consumirme, respiré hondo para evitarlo y pensé en Shouta. Una pequeña sonrisa se formó en mis labios cuando me sorprendí a mí mismo pensando en Shouta, no en Hitoshi como siempre hacía, al parecer este alfa estaba entrando tan profundo en mi corazón que debía resignarme a la idea, intentando olvidar que algún día debía dejarlo ir, cuando consiguiera a una omega digna para él y se olvide de su capricho porque seamos buenos amigos.
Tomando aire, observé un grupo de cuatro chicas, todas omega. Asentí con toda la motivación que podía sacar y me levanté de mi lugar, caminando hacía ellas, conocía a una, sabía que se llamaba Jane porque tuve otras clases con ella anteriormente y nunca la he visto tratándome mal, quizás ahora tendría algo de suerte.
"Hey, hola." Aclaré mi garganta, sonaba tan tonto con el típico tono asustado, solo esperaba no empezar a soltar feromonas o se volverían a reír de mí. "Hola." Me saludó una amiga de Jane, no la había visto nunca, pero se veía lo suficiente mente tímida, con los típicos lentes gruesos y cabello cubriendo gran parte de su rostro.
"Lo siento, es que no tengo grupo, y vi que son cuatro, entonces..."
"No, estamos llenos." Habló una tercera, mirándome inexpresivamente. "Pondremos el nombre de un compañero nuestro que no ha venido, así que somos cinco, lo siento." Después de una cínica sonrisa, volvió su atención a su celular.
"Lo siento." Me dijo Jane, encogiéndose de hombros.
"No, está bien. Gracias igual."
Ignoré ese lado mío recordándome que la profesora había dicho que se hicieran grupos con los alumnos presentes, no con los que faltaron, simplemente sabía que no me querían ahí y no iba a estar rogando, aún me quedaba algo de orgullo, o eso esperaba. No me atreví a acercarme a ningún otro grupo y me fui a mi lugar.
Pasados otros diez minutos, más o menos, en los que me dediqué solo a observar el rostro de mi Hitoshi en el fondo de pantalla de mi celular, tuve el coraje suficiente de levantarme de nuevo, amaría decir que un trabajo más o un trabajo menos sin hacer, no importa, pero yo tenía una calificación promedio que mantener y no podía darme lujos como esos. Caminé hasta el escritorio de la profesora, aclarando mi garganta antes de hablarle, ahora con más calma, captando su atención.
"Uhm, profesora Munroe." Ella asintió, colocando sus manos sobre la madera de su pupitre, esperó mientras yo acomodaba mis palabras de la mejor forma posible. "¿Me podría colocar en un grupo? Por favor, es que ya todos están completos... O puedo hacer el trabajo solo, pero si usted me lo permite."
"No, es mucho para que lo hagas solo, Hzashi." Ella se levantó en su lugar y observó cada uno de los grupos formados, más o menos ocho o nueve por toda el aula. Me removí incómodo cuando me indicó que la siguiera y caminamos hasta uno de los más cercanos.
"Chicos, ustedes son tres ¿No? ¿Por qué no dejan que Hizashi ingrese aquí? No tiene un grupo y necesita la calificación."
"No, profesora, nuestros compañeros ya vienen, solo tardaron."
"¡Los de allá! ¿Tienen espacio para uno más?" Gritó, indicándole a un tercer grupo de ahí. Al final opté por mirar a cualquier otra dirección, aunque gracias a mi buen oído me fue fácil escuchar la excusa tonta por la cual tampoco me dejarían ingresar ahí.
Así fue durante otros tres o cuatro grupos más, cada vez me sentía más pequeño y horriblemente enfermo, quizás así me veían, como un tipo con una enfermedad terminal y por ello no me aceptaban en ningún círculo, todo por cometer un error, un error que para mí, ya no lo era, tenía al más hermoso hijo que pudiera imaginar.
Bueno, quizás mi problema no era el tener un hijo, sino el no tener a mi alfa a mi lado, eso, sumándole el hecho de ser amigo de una persona conocida como Shouta y de que para este punto, todos estaban enterados de la pelea que tuvo con Pietro afuera de la Universidad, no sabía si me tenían miedo o realmente me veían como alguien tan extraño o repelente. Al final, me senté en un grupo de tres más, aparte de mí, una chica omega, sumisa, linda, maquillada y bien vestida, como las típicas chicas que buscan mantener a su pareja a gusto con ellas, o buscan pareja en tal caso, aunque por su olor, estaba casi seguro que tenía novio.
El otro era un beta, un chico más bajo que yo, no se le veía tan mal y por cómo estaba sentado, estoy seguro que es buen amigo de la omega. La última era una beta también, pero aquí había algo diferente, noté su desagrado por mí desde que tomé asiento, viéndola mascar su chicle con exageración.
"Hola." Me saludó la omega, le sonreí, ya estaba cansado de tantos "Hola" durante el día, solo deseaba que sea la hora de irnos y retirarme de una vez. "Mi nombre es Wanda, él es Simon y ella es Raven."
"Oh, bueno... Yo soy..." "Hizashi, sí ¿Quién no te conoce? Eres la mejor descripción de fácil en el diccionario ¿Podemos empezar a hacer el trabajo ya?"
A pesar de su tono hostil, intenté tranquilizarme un poco, no es como si en los pasillos no se dijeran cosas de mí anteriormente, además de que ella estaba irritada, debía comprenderla, no es lindo cuando alguien llega a ingresar automáticamente en tu círculo o tu zona de con fort, aunque siendo sincero, yo sería un poco más amable en su lugar.
"Bueno, necesitamos ideas para hacer lo que indicó la profesora." Dijo Wanda.
"¡Oh! ¡Yo pensé en una buena toma!"
"¿Y alguien te preguntó?" Mi mirada viajó a Raven de nuevo, quien me observaba con el suficiente odio para poder matarme con los ojos.
"Nadie dijo que podías hablar, Hizashi."
"Ella dijo que quería ideas, yo solo tenía una." Me removí incómodo en mi silla, subiendo la mirada, Wanda y Sic me miraron con tanta compasión y pena que sentí mis ojos nublarse un poco. Suspiré, volviendo la atención a lo que ellos decían. Después de que ordenaron sus ideas, me entregaron las hojas en blanco para que yo dibujara los bocetos de como realizaríamos el trabajo, Raven dijo que porque no hice nada para ayudar, "que no pensé", cuando realmente no me dejaron ni hablar.
Empecé a dibujar lo que ellos me habían indicado, cuando sin querer doblé una de las puntas de las hojas, apoyando mi brazo en la carpeta, Sic lo notó y con cuidado levantó mi codo para indicarme, le de diqué una mirada de disculpa, mientras trataba de arreglar la esquina de la hoja.
"No puedo creerlo, ni siquiera sabe dibujar algo sin joderla ¿Por qué eres tan torpe?"
"Raven" Continué arreglando lo que había arruinado, sin mirarlos, pero sabía que Sic era quien le había llamado la atención.
"¿Qué? ¿Lo vas a defender? Pero si es un inútil, Sic, ya te diste cuenta, no piensa, no sabe hacer nada bien, ni siquiera deberíamos poner su nombre en el trabajo final, o decirle a la profesora que es un bueno para nada."
"Raven, en serio, ya para." Ahora fue la voz de Wanda, cuando la esquina de la hoja se vio bien, empecé a dibujar de nuevo, sin mirarlos, no quería mirarla, no quería subir la mirada.
"Ni siquiera lo dejaste hablar para aportar ideas, ahora le estás dejando que dibuje todo ¿No podemos hacer un boceto cada uno y ya? Para eso somos cuatro."
"Nosotros dimos las ideas, él no, yo no voy a hacer nada." "Haces que se sienta mal." "¿Y? Es su culpa, todos conocemos su historia y aquí es un jodido hipócrita que se jura no mata ni una mosca.
¿Qué tal, Hizashi? ¿Te vas a graduar de Testigo de Jehová en vez de fotógrafo? Mira que eso de joder a las personas puerta por puerta te iría mejor."
"Raven, ya." Wanda alzó la voz.
Un repentino silencio se hizo presente, supuse que ellos se estaban comunicando con mira das o con gestos, mientras terminaba de dibujar lo que me ordenaron.
Cuando acabé, levanté la mirada por fin, entregándole los dibujos a Wanda para que ella los reparta, tomé mi celular y busqué desesperado el número de Shouta, los dedos me temblaban de la rabia, por eso odiaba los trabajos grupales, por eso odiaba a la gente o por eso odiaba hablar con más personas, me hacían sentir tan miserable, tan... Tan diminuto.
Me encontré con un mensaje de buenos días de Shouta, teclee una respuesta, un rápido "Buenos días ¿Sabes? Te necesito mucho."
Y esperé que no me respondiera, no quería leerlo, sabía que si tenía alguna noticia de él iba a terminar engriéndome y rompiéndome en lágrimas, queriendo llorar en su pecho como tantas veces lo había hecho ya.
"A lo mejor es todo lo que sabe hacer, estar en el jodido celular." Escuché la voz de Raven de nuevo y me encogí más en mi lugar. "Oh vamos, ya dejen de mirarme así, chicos, él sabe que solo estoy bromeando ¿No, Hizashi?"
"Claro" Murmuré, recibiendo al instante una respuesta de Shouta, en mi celular.
Bajé la mirada, no sabía si leerlo sería una buena opción, pero antes de considerar el dejarlo para después, mis dedos ya estaban tocando la pantalla en la opción de "Ver mensaje", al abrirse, leí "¿Qué tienes? ¿Te duele algo? ¿Quieres que vaya por ti?".
Sonreí apenas, pero muy seguramente de que lo hice, mientras mis ojos terminaban de llenarse de lágrimas y pasé mis manos por todo mi rostro, intentando disimular como me aseguraba de que aquellas muestras de debilidad no escapen.
"¿Creen que debería dejarlo?" Rió Raven. "Digo, no se vaya a suicidar luego." Volvió a reír, mientras la mirada de todos estaba sobre mí, los sentí y los miré con un gesto, encogiéndome de hombros al instante.
"¿Estás bien, Hizashi?" Escuché a Sic.
"Sí, no me importa lo que ella diga."
"¿Hablas con Shouta ahora?" Esta vez fue Wanda.
"Oh por favor.
" La sarcástica y ruidosa voz de Raven captó toda nuestra atención de nuevo.
"Escucha, Shouta hace su obra de caridad con Hizashi, lo entiendo pero ¿Crees que le va a dar su número de celular? Eso no lo tiene nadie, es muy... Reservado."
Rodé los ojos cuando su tono de voz se suavizó y al instante soltó una cantidad de feromonas tan asquerosas, olía a flores, no me gusta cuando algo huele a flores, pero supongo que es algo suyo cuando claramente habla del amor platónico que siente por alguien, en este caso, Shouta.
Solo bastaba mirarla para notar como calmamos a la fiera hablando de él.
Teclee "Ya casi acaba la clase, solo abrázame cuando llegues ¿Vale?" y guardé el celular, apoyando mis manos en la carpeta, los tres miramos a Raven volver de su burbuja.
"¿Creen que Shouta sea tan sexy y controlador como Christian Grey?"
"¿Por qué no le preguntas a Hizashi? Son amigos." Oh vamos, tienen que parar, prefería solo observarlos hablar y ya ¿Por qué ellos se empeñaban en meterme en las conversaciones?
"¿Cómo va a saberlo Hizashi? Deja de alucinar, Wanda."
Mientras ellos continuaban hablando de Shouta y de sus cosas, me dediqué a ignorar los constantes empujones que me daba Raven cuando no les prestaba atención o cuando deseaba simplemente molestarme, al parecer Wanda y Sic se cansaron de intentar tranquilizarla, así que al final solo se unieron en risas cuando hacía comentarios sobre mi forma de vestir, mi cabello largo o de mis grandes ojeras bajo mis ojos.
Yo me pregunto ¿Cómo alguien como yo puede considerarse siquiera atractivo cuando me pasan cosas como esta? Sé que Shouta me regañará, pero es la verdad, encuentran defectos en mi persona que ni siquiera yo había considerado. Tenía tantas ganas de tener a mi pequeño Hitoshi en brazos y acurrucarme contra su cuerpo, quizás sentir los brazos de Shouta también, y dormir juntos, tranquilizarme con esa dulce calidez, el único lugar donde sentía mi corazón en paz.
Al salir de clases, me apresuré a llegar hasta Shouta, él ni siquiera terminó de saludarme cuando mis brazos lo rodearon en un fuerte abrazo, no me importaba si Raven o cualquiera nos veía, yo no deseaba molestarla o cerrarle la boca, solo quería eso, ansiaba eso, los brazos de Shouta rodeándome y atrayéndome más contra su cuerpo mientras yo cerraba tan fuerte mis ojos, tratando de no llorar ahí mismo, no debía afectarme tanto, debería estar ya acostumbrado pero aún no encontraba la fórmula para ser de piedra. Aún.
"Hizashi ¿Me dirás que pasa, bebé?"
Negué con la cabeza, pasando mi nariz sobre su ropa mientras recordaba que yo tenía su polera verde puesta. Sonreí suavemente, sintiendo como todos los pedazos míos que se habían quebrado durante las horas de clase, se reparaban, uno por uno en su lugar, todo gracias a un simple abrazo de la persona correcta.
"Solo fue un mal día... Solo eso."
El problema de mi vida es que todos son malos días, no estaba seguro de cuanto más podría aguantar de eso, pero al menos mientras tenga a mi hijo y los abrazos de Shouta, sobreviviría con estas pequeñas cosas. Eso... Hasta que Shouta se fuera.
Chapter 15: capitulo 13
Chapter Text
"¿Seguro que nada te pasa?"
Sonreí apenas cuando lo escuché preguntar por cuarta vez desde que habíamos subido a su coche. El problema con esa beta se encargó no solo de bajarme los ánimos, sino también de recordarme que tenía algo importante que decirle a Shouta, algo que seguramente, si es que me quería siquiera, le vendría tan mal como a mí desde que lo recordé.
"Estoy bien, lo prometo."
"¿Por la garrita?"
"¿Hmm?" Alejé mi mejilla del cristal de la ventana, mirándolo con un claro signo de interrogación en mi rostro. ¿Garrita?
"La garrita." Repitió, sin mirarme, aunque estaba seguro de que él se hacía una idea de mi confusa expresión. "Te escuché durante ese día, en el estadio, le decías a Hitoshi que hiciera algo y hacías que te lo prometa por la garrita. ¿No? ¿Qué es eso?"
Asentí, volviendo a apoyar mi cabeza en la puerta. Ni siquiera sabía que tanta atención nos había prestado, pero saberlo me hacía sentir muy feliz. Mordí mi labio para reprimir una sonrisa, mientras mis manos empezaban a jugar entre ellas, sabiendo lo que vendría después de mi respuesta.
"Es el juramento más importante que existe." Aclaré, mirándolo de reojo. "No se puede mentir o romper, la garrita es sagrada."
"Entonces, ¿me prometes por la garrita que todo está bien?"
Llevé una de mis manos a mis labios y tironeé ligeramente de estos, jugando con el inferior mientras pensaba exactamente qué decirle. No podía comentarle lo de Raven, era una de las tantas veces que me habían tratado así y debía aprender a ya no reaccionar ante ese tipo de personas, pero había algo más y, siendo honestos, Shouta merecía saberlo.
"Salgo de vacaciones el miércoles."
Lo solté y suspiré. Sí, esa era la principal razón de todo mi mal ánimo. No porque no extrañara mis vacaciones—de hecho, antes de conocer a Shouta contaba día a día, hora a hora o hasta los minutos para terminar con el ciclo de lo que es el infierno, o Universidad para los que no son tratados como yo—. Sin embargo, ahora había algo. Shouta me llevaba y traía de clases todos los días. No es que yo necesitara transporte, me había sabido valer por mí mismo desde que mis padres me dieron la espalda. La única verdad detrás de todo era que yo usaba esta excusa para ver a Shouta diario. Ahora, sin Universidad, no hay ida y vuelta, no hay Shouta.
No quiero perder a Shouta. Quiero a Shouta. Necesito a Shouta.
Rodé los ojos ante las palabras que me mandaba mi subconsciente. Sí, estúpido omega, yo lo sé. Yo sé en lo que nos hemos metido y no podemos estar más jodidos: habernos vuelto dependientes de un alfa que ni nos corteja, considerando que nos acelera el corazón como a quinceañeras y que ahora se me acaben las excusas para verlo. ¿Qué podría ser peor?
"¿En cuatro días?"
"Sí." Lo mejor que se me ocurrió fue dar respuestas cortas, de esta forma evitaba que mi voz se quebrara o terminar, de nuevo, llorando entre sus brazos. Por mucho que me muriera por tenerlo calmándome, tampoco es que fuera un niño llorón. Mierda, soy Hizashi Yamada, siempre he estado solo. ¿Por qué ansío tanto que estos brazos me abracen?
Mierda, mierda y más mierda. ¿Qué hiciste conmigo, Shouta?
"Es bueno, ¿no? Ya te merecías un descanso."
Asentí con la cabeza, queriendo abrazar mis piernas y llorar acurrucado en ese espacioso lugar de su auto. Cerré los ojos con fuerza y pensé en Hitoshi. Hitoshi, amor, eres lo único que me salva de soltar feromonas y que Shouta huela mi dolor, mi pánico, o que comprendiera lo asustado que estaba ante la idea de perderlo.
Observé hacia el frente. Faltaba la mitad del camino para llegar a mi casa. Vaya que ese sería un viaje largo y doloroso, consumiéndonos ambos por ese tenso e incómodo silencio que llenó el auto.
"¡Hitoshi!"
Llegué a mi casa completamente cansado, me despedí de Natasha y tomé en brazos a mi pequeño. Sí, eso era lo que tanta falta me hacía. ¿Cómo mi vida había cambiado en apenas unas semanas? Tiempo antes le habría jurado al mismo Dios que si no me separaba de mi hijo, yo podría sobrevivir a cualquier cosa, y ahora estaba liado hasta el fondo con un alfa que ni siquiera era mi alfa, sino un amigo. Ugh, sigue sonando ridículo.
Bueno, se diría que no es normal entre los amigos el darse besos o cosas de ese tipo, pero si razonamos la parte animal de cada individuo, si juntas a un alfa y a un omega en un lugar, y el omega se pone mal, es misión del alfa ayudarlo. No hace falta mucho razonamiento. Lo mismo si el alfa está agresivo, el omega tiende a intentar calmarlo. Con esto podemos explicar dos de nuestros tres besos, y el primero, pues quizás también fue el alfa de Shouta queriendo salir, o algo parecido. Es instinto, no es amor, no es que él quiera hacerlo, es algo que te nace hacer, más considerando que Shouta me dijo lo mucho que se fía de su alfa. Así que, pensando de ese modo, podría decirse que solo somos dos amigos en este mundo de mierda. Caso cerrado. ¡El tribunal ha decretado que el veredicto es: Hizashi es un idiota ilusionado con Shouta!
Sí, merezco ir preso por eso.
Quizás tengo que dejar de ver series policiales en la madrugada.
"¿Papá? ¿Tas bien?"
Sentí la cálida y pequeña mano de mi hijo sobre mi mejilla. No recordaba que apenas había llegado, me había sentado en el sofá y lo coloqué a él sobre mis piernas, mirándome. "¿Cariente?"
"No, bebé, esta vez no caliente." Suspiré, mirando encantado el hermoso rostro de mi pequeño, sus preciosos rizos de un castaño casi rubio, con sus grandes e inocentes ojos azules y sus cejas arqueadas hacia abajo, claramente preocupado. "Estoy bien, campeón."
"¿Garita?"
Hitoshi estiró su meñique hacia mí y reí. ¡Chicos! ¡Tienen que dejar de jugar conmigo!
"Tengo una mejor idea." Besé la punta de su dedito, mirándolo a los ojos. "¿Qué tal si dejas que papá te dé tu leche hoy y luego nos dormimos temprano? Mañana es sábado. ¿Sabes lo que significa?"
"¡Casssh!" *Crash Team Racing*, sí, la nueva obsesión de Hitoshi.
Reí cuando él alzó sus brazos con emoción ante mis palabras. Lo cogí de su cintura y lo bajé de encima, dejándolo sentado a mi lado en el sofá. Hitoshi se quedó quieto, mirándome atentamente hasta que recordó bajar sus bracitos y lo hizo.
"Primero leche, tigre. ¿De acuerdo?"
"¡Síp!"
Nada me calmaba más que darle su leche en biberón a Hitoshi. Claro que ya no podía hacerlo seguido, había sido regañado por mi hermana y por la misma Natasha cuando mi hijo les contó que aún amaba sentarme en el sofá, que él se acueste sobre mis muslos, apoye su cabecita en mi pecho y reciba la mamadera. Así que con el tiempo dejé de hacerlo. Ahora, bueno, era una emergencia. Si nadie controlaba a mi omega, seguro terminaría teniendo un ataque de pánico por todo lo que me estaba pasando.
Terminé de preparar el biberón y volví al sofá. Hitoshi ya sabía qué hacer, así que sin mucho cuidado, se apoyó en mis piernas y se tumbó, mostrándome una de sus más hermosas sonrisas. Dejé que tomara con su pequeñita boca el chupón del biberón y entonces todo, todo estuvo bien. Escuchar cómo, trago a trago, mi pequeño disfrutaba de su leche me arreglaba la vida. Mi pedacito de cielo, el ángel que me salvó sin siquiera darse cuenta. Hitoshi era mi pequeño súperhéroe, mi mejor amigo y el mejor confidente del mundo.
Sonreí al sentir su manito colocándose sobre la mía que sostenía el biberón. Sus ojitos estaban puestos en mí mientras empezaba a acariciar el dorso de mi mano y me regaló una preciosa sonrisa, aún con el chupón en su boca. En su inocencia de un pequeño de tres años, él sabía que algo no andaba bien e intentaba arreglarlo.
### +
Escuché el molesto sonido de mi celular. Gruñí, odiaba tener tan buen oído. Hitoshi y yo nos dormimos temprano, a cosa de las ocho y media o un poco después. Estaba seguro que iba a tomar el largo sueño que me merecía cuando ese odioso sonido irrumpió a mitad de mi inconciencia. Si era una emergencia del trabajo, juro que iba a fingir que me cortaron una pierna con tal de no ir. Estaba suficientemente cansado emocionalmente como para moverme de mi cama.
No podía ser Oboro, y Shouta no me llamaba. Él normalmente enviaba mensajes, imagino que por lo mismo que jamás sabemos cuándo me toca trabajar y cuándo no. Igual pasa conmigo, no suelo llamarlo, por no decir que nunca lo he hecho. Incluso a veces tengo miedo de quién podría contestarme del otro lado si alguna vez llego a hacerlo.
Fuera de eso, tenía a Hitoshi a mi lado. Podía ignorar el molesto sonido, de no ser porque mi pequeño empezó a removerse a mitad de su sueño. Así que tomé el celular y contesté. No iba a permitir que quien sea que esté llamando despierte a mi bebé.
"¿Diga?"
Mi voz salió más deforme que nada, una combinación entre un intento de gruñido feroz y ronca debido al sueño. O sea, el lobo feroz con gripe, algo así.
"¿Estás durmiendo tan temprano? Vaya, no me sorprendería si ya te han botado del empleo ese que tenías, con lo vago que has sido siempre."
Mis ojos se abrieron de par en par y en dos segundos ya estaba sentado sobre mi cama, totalmente despierto, sintiendo un ligero mareo por la agresividad de mis movimientos. De acuerdo, primero lo primero: ¿Qué hacía llamándome?
"Hola, mamá." Respondí con ironía, si es que a ese tipo de personas se les puede llamar madres. "¿Papá ya te dio permiso de llamarme o lo estás haciendo a escondidas de nuevo?"
"¡Qué malagradecido!" Ella bufó del otro lado.
Parte de ser de una sociedad un poco más antigua es conservar las creencias de antes. Mis padres siempre habían creído que los alfa lo eran todo y los omega eran los sumisos que andaban a su lado para ser lucidos o usados. Las conexiones son eternas, y con eternas significa tener al omega de criado en tu casa pariendo hijos y cuidándolos, mientras el alfa es quien sale por el pan de cada día.
Sí, qué rayos, ese pensamiento era tan enfermo que me fastidiaba. No soy ni nunca seré el esclavo o el juguete de casa de un alfa con ese pensamiento.
"Sabes que tengo razón." Dijo ella, y yo arropé mejor a mi pequeño en la cama, prestándole poca o nada de atención a la explicación de mi madre de por qué no me había llamado hasta ese momento. "...En fin, ¿cómo has estado?"
"Pues... Me han violado unas quince veces, me extirparon un riñón para venderlo en el tráfico de órganos y me amputaron una pierna la semana pasada."
"¿Por qué siempre tienes que usar las ironías conmigo? Eres un malcriado."
"Claro, claro." Rodé los ojos. Odiaba este tipo de charlas, sobre todo porque sabía que a ella no le interesaba cómo me encontraba. Mi madre solo amaba conservar las apariencias de familia feliz, y si quería saber algo, mi hermana bien podía decirle que me encontraba entero.
Bueno, con el corazón más o menos entero, pero definitivamente mi pierna y mis riñones estaban en su sitio.
"Si sabes para qué llamo, ¿por qué tenemos que hacerla tan larga?"
"No lo sé, tú fingiste querer saber cómo estaba." Encogí los hombros, aun sabiendo que ella no podía verme. "Pero me pregunto, ¿por qué tienes que venir? ¿No puedes simplemente fingir que lo hiciste e irte a pasear por ahí? Hay muchos sitios que deben llamarte la atención."
"Qué gracioso, Hizashi. Yo no soy una mujer mentirosa."
No, pero sí eres una madre que abandona a su hijo por cometer un error, fachosa y que ama ser el centro de atención.
"Claro."
"Como sea, iré en dos semanas."
"¿Dos semanas? ¿Y por qué me avisas tan pronto?"
"Para que te asegures de no tener trabajo ese día. No quiero que sea como la última vez y tener que hablarle a tu empleada como si fuera alguien importante."
Cerré mi mano en un fuerte puño. Odiaba, en serio odiaba cuando denigraba a los demás.
"Y también, estoy esperando que esta vez me sorprendas con un alfa, al menos uno que no sea imaginario."
"Sí, mamá... Soñar es gratis, calma."
"Insolente."
"Ajá. También te quiero. Hasta dos sábados, madre."
Corté la llamada antes de siquiera escuchar su respuesta y me volví a la cama. No tenía ganas de preocuparme por nada más. Al final era mi madre, y no sería tan importante. Una persona más o una persona menos a la que le parezca inútil no hace la gran diferencia.
gramon_ao3 on Chapter 1 Sun 03 Sep 2023 04:14AM UTC
Comment Actions
Hkkkjhtsb on Chapter 1 Sun 03 Sep 2023 11:00AM UTC
Comment Actions
ElanHer on Chapter 6 Fri 01 Mar 2024 02:30AM UTC
Comment Actions
Katherin_Plankova on Chapter 10 Fri 22 Sep 2023 12:30AM UTC
Comment Actions
Katherin_Plankova on Chapter 11 Sun 01 Oct 2023 09:18PM UTC
Comment Actions
Hkkkjhtsb on Chapter 11 Mon 02 Oct 2023 10:07PM UTC
Comment Actions
MrNickLower on Chapter 11 Tue 20 Feb 2024 12:05AM UTC
Comment Actions