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Español
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Published:
2024-05-04
Updated:
2024-06-28
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La Mágica Ashikabi

Summary:

UA: Willow Potter-Black solo estaba de visita en la ciudad de Shinto Teito, por lo que realmente nunca se esperó quedar atrapada en el macabro juego de un loco con sobrenaturales seres alienígenas. En fin, jugaría pero en sus propios términos. Poco le importaba si en el camino destruía los planes de dicho loco...
¡Fem Harry! ¡MoD Harry!

Chapter 1: Reflexiones

Chapter Text

Disclaimer: El Anime/Manga de Sekirei, así como la franquicia de Harry Potter no me pertenecen, solo juego con sus personajes para mi entretenimiento y el de mis lectores.

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Capítulo 1: Reflexiones.

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La brillante luna iluminaba el cielo estrellado, creando una vista encantadora sobre una majestuosa y antigua mansión japonesa situada en un pasífico bosque a las afueras de la futurista ciudad de Shinto Teito, Japón, anteriormente llamada Tokio.

 

En el balcón de una de las habitaciones, una preciosa joven de largos cabellos rojos, tes blanca y brillantes ojos color verde esmeralda se encontraba perezosamente recostada bebiendo una taza de té mientras disfrutaba de la bella imagen que le brindaba el pasífico paisaje circundante. Esta joven era la llamada salvadora del mundo mágico británico, Willow Elizabeth Potter-Black, que actualmente tenía 22 años de edad.

 

La razón por la que ella se encontraba en otro país bastante lejano a su natal Inglaterra, se debía a la constante presión que estuvo sobre ella tras derrotar a Lord Voldemort, el mago oscuro más terrible de las últimas dos décadas.

 

El oscuro mago y la maldita profecía que la había ligado a él fue la causa de todas las desgracias en su vida desde el momento en que Voldemort supo la mitad de ésta y fue tras su familia, culminando en la muerte de sus padres y la terrible cicatriz que la marcó desde que era una bebé, la terrible noche del 31 de octubre de 1981, noche que también terminó en la primera derrota de Voldemort, dejándolo como un mero despojo de lo que antes fue, obligándolo por años a buscar un medio para volver de forma física y con toda su fuerza.

 

Dicho objetivo lo hizo realidad en el cuarto año de Willow en Hogwarts, usando el peligroso Torneo de los Tres Magos, en el cual dos prestigiosos colegios mágicos europeos (aparte de Hogwarts) participaron, siendo estos La Academia de Magia Beauxbatons y El Instituto Durmstrang. El nombre de la joven Willow fue ingresado sin su conocimiento por uno de los Mortífagos que le servía fielmente a Voldemort, llamado Barty Crouch Jr. y que en ese momento se hacía pasar por Alastor Moody, el auror retirado que sería su profesor de Defensa contra las Artes Oscuras ese año, quien colocó su nombre dentro del Cáliz de Fuego, el artefacto mágico de gran poder que seleccionaría quienes serían los participantes de aquel torneo mortal en el que solo se le había permitido entrar a los magos y brujas de 17 años de edad, debido a que se requería que los magos en cuestión tuvieran la experiencia necesaria, así como la preparación mágica para enfrentar y superar las pruebas que habrían en dicho torneo.

 

Con el apoyo de unos pocos, y soportando el desprecio de la mayoría del resto de los estudiantes y algunos profesores, contra todo pronóstico logró pasar cada prueba, sin embargo, todo se fue al demonio en la última prueba, ya que luego de que Willow y el joven Cedric Diggory, el verdadero campeón de Hogwarts en opinión de la pelirroja, acordaran ganar el torneo juntos para Hogwarts y sujetar la copa que se hallaba en el centro del laberinto lleno de peligrosas criaturas mágicas, fueron transportados a un tétrico cementerio a las afueras del pueblo de Pequeño Hangleton.

 

Willow pudo salir con vida de allí, pero el joven Cedric Diggory no corrió con la misma suerte, pues al momento de que los dos adolescentes llegaron  al cementerio, el rubio Hufflepuff fue asesinado por la rata traidora Peter Pettigrew, el ex-amigo de su padre y el que entregó la ubicación de sus padres a Voldemort. La joven pelirroja tuvo que presenciar como por medio de un oscuro ritual, Voldemort volvía a la vida más poderoso y terrible que nunca con ayuda del traidor.

 

Luego de un irritante verano con sus horribles parientes y un ataque de Dementor que la llevó a ser jusgada por todo el Wizengamot y salir a duras penas de allí sin ser expulsada, comenzó su siguiente año en Hogwarts.

 

Su quinto año estuvo lleno de calumnias por parte del Ministerio de Magia, debido a que el Ministro Cornelius Fudge no creía que Voldemort estuviese de vuelta, por más que ella y el director Dumbledore se lo advirtieron. Tomaron cada oportunidad para difamarla y tacharla de ser una chica perturbada y delirante a la que le gustaba llamar la atención. El director tampoco se salvó, pues fue difamado al igual que ella y perdió varias de sus posiciones en el Ministerio.

 

Fudge estuvo tan paranoico, que introdujo a Dolores Umbridge (el sapo rosa), su subsecretaria al colegio como la nueva profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras. La detestable mujer le hizo el quinto año un infierno a todos. Prácticamente se apoderó de él y no perdía oportunidad de provocar a la joven Potter dándole detenciones en donde la torturaba por medio de una Pluma de Sangre, un objeto oscuro creado por la propia Dolores que usaba la sangre del que la usaba como tinta, infligiéndole graves heridas y mucho dolor a su víctima. Al final de ese año Voldemort le envió a Willow por medio de la conección que tenía con ella por la cicatriz, visiones donde él torturaba a su padrino, Sirius Black. Willow acudió inmediatamente en su ayuda, entrando sin saberlo a una trampa.

 

Ella y sus amigos, Hermione, Ron, Giny, Luna y Neville lucharon contra los Mortífagos del círculo interno de Voldemort, quienes buscaban la profecía en el Departamento de Misterios, hasta que llegaron los miembros de la Orden del Fénix. Sin embargo, Sirius, quien también llegó en su ayuda, murió a manos de su prima Bellatrix Lestrange, la seguidora más fiel de Voldemort.

 

Al fin, esa horrible noche el regreso de Voldemort se hizo público cuando el Ministro Fudge y varios aurores presenciaron el final del legendario duelo entre Dumbledore y el oscuro mago. Y, de igual forma, esa misma noche a Willow se le fue revelado lo que decía la profecía, después de que Albus Dumbledore habló con ella tras regresar del Ministerio de Magia. La ojiesmeralda no pudo sentirse más dolida y miserable aunque lo intentara, pesando en su alma la muerte de su padrino y el oscuro destino que le aguardaba.

 

Los siguientes meses fueron un total martirio. Pérdidas  tras pérdidas de vidas de amigos y familiares resurgiendo los terroríficos días cargados de angustia y miedo que se vivieron en la primera guerra, junto al temido ascenso de Voldemort tras la muerte del director Albus Dumbledore al final del sexto año de Willow.

 

En lo que debió ser su séptimo año, la guerra finalmente estalló en el mundo mágico. Por meses, Voldemort y sus Mortífagos sembraron el terror en la Gran Bretaña mágica. La joven Potter y sus mejores amigos, Ron Weasley y Hermione Granger se la pasaron escondiéndose a lo largo y ancho de todo el país, a la vez que buscaban unos objetos oscuros llamados Horrocruxes, los cuales servían como anclas para el alma de Voldemort, haciendo que éste no pudiese ser asesinado hasta que cada uno de ellos fuese destruido, pues cada objeto contenía una parte del alma del mago oscuro.

 

Los tres pasaron por muchos obstáculos para poder encontrarlos y destruirlos, desde entrar a un lago congelado, irrumpir en el banco mágico Gringotts y salir de dicho banco volando en un dragón, hasta la batalla de Hogwarts en la que finalmente, y después de muchas vidas perdidas de ambos lados, Willow pudo acabar con el terrible mago oscuro.

 

La joven ojiesmeralda apenas podía creer que ya hubiesen transcurrido cuatro años desde que había derrotado a Voldemort. Su vida no había sido fácil. Después de la guerra, Willow había esperado que las cosas se calmaran, pero pronto se dio cuenta de que el mundo mágico no estaba preparado para aceptar el cambio. Los prejuicios, las intrigas y las presiones seguían siendo el pan de cada día, y Willow se sentía cada vez más agobiada con todo.

 

No quería ser el centro de atención, ni la líder de ninguna causa. solo quería vivir en paz, sin tener que cargar con el peso de ser la niña que vivió, la elegida, la salvadora del mundo mágico o cualquier otro ridículo apodo que se les ocurriera a los magos británicos. Sin embargo parecía que esos deseos en Gran Bretaña estaban fuera de su alcance. Todos querían algo de ella, el Ministerio de Magia le exigía que se uniera a sus filas como auror, la prensa sensacionalista no dejaba de inventar rumores sobre su vida privada y ni hablar de los fanáticos que la idolatraban en un momento, o la odiaban tachándola de futura bruja oscura al siguiente. Sus amigos la apoyaban, pero también tenían sus propias vidas y responsabilidades ahora que comenzaban a formar sus propias familias. Su ahijado Teddy era lo único que le daba verdadera alegría, pero no quería cargarlo con sus propios traumas.

 

Así que, después de dejar todo en orden con respecto a sus propiedades, negocios, sus finanzas y despedirse de sus amigos prometiendo escribirles y visitarlos de vez en cuando, ella se marchó de Gran Bretaña para viajar por el mundo, deseando conocer otros lugares, cosa que sus amados parientes (nótese el sarcasmo) los Dursley le negaron cuando vivía con ellos, dejándola bajo el cuidado de la señora Figg las veces que ellos se iban de viaje durante las vacaciones de verano y navidad.

 

Siendo actualmente una adulta independiente y con dos enormes fortunas a su disposición, no perdió la oportunidad. Había visitado varios países, como Francia, Italia, Egipto, India y China, conociendo diferentes culturas, tipos de magia e igual hizo algunos amigos, tanto muggles como magos y no humanos en el camino de los que aprendió diversas cosas.

 

Entre sus viajes, adquirió bonitos regalos para su querido ahijado. La pelirroja aún recordaba el momento en el que se despidió de Teddy y Andrómeda. Ese día Willow estuvo abrazando al bebé de dos años como si su vida dependiera de ello. Le dijo que lo quería mucho y que estaría al pendiente de él en todo momento y había cumplido su palabra, visitándolo seguido, sobre todo en las fechas importantes como su cumpleaños y navidad.

 

Adoraba al pequeño y no quería que se sintiese abandonado por ella. De vez en cuando él y Andy se unían a sus viajes, haciendo más alegre y divertida toda la experiencia.

 

Hasta ahora Japón había sido uno de sus países favoritos. Le gustaba la mezcla de tradición y modernidad, la amabilidad de la gente y la belleza de los paisajes. Además,  se sorprendió al descubrir que en esa nación había una gran cantidad de magos y brujas, que vivían discretamente entre los muggles, al mantenerse al tanto de todo lo que sucedía en el lado no mágico, pudiendo así tomar medidas para asegurar que el lado mágico continuara oculto. Había incluso una escuela de magia, llamada Mahoutokoro, que rivalizaba en prestigio con Hogwarts.

 

Desde el primer día de su llegada a Shinto Teito, Willow se instaló en la antigua mansión, propiedad de la familia Black, que había heredado de su padrino Sirius. La mansión estaba situada a las afueras de la ciudad, rodeada de un bosque y un lago. Tenía varias barreras y protecciones mágicas, y estaba bajo el cuidado de tres elfos domésticos, Yuki, Sora y Ren, que habían servido a los Black durante generaciones.

 

En ella la ojiesmeralda tenía todo lo que necesitaba: una biblioteca llena de libros antiguos únicos y raros, un laboratorio de pociones bien equipado, tres invernaderos en el jardín tracero donde se habían cultivado diversas plantas mágicas y una sala de entrenamiento en la que practicaba nuevos hechizos y realizaba entrenamientos de duelo con maniquís encantados. También contaba con varias habitaciones elegantemente amuebladas, tres salas de estar, dos comedores, una gran cocina, cuatro estudios, dos piscinas, una en el interior y otra en el jardín trasero.

 

Toda la mansión estaba decorada con objetos que mezclaban elementos orientales y occidentales. Había muebles de madera, alfombras de seda, cuadros de paisajes, estatuas de seres y criaturas mágicas, jarrones de porcelana, candelabros de plata, y muchos otros objetos de valor. A pesar de todo el lujo, ella se sentía cómoda y segura allí, y disfrutaba de la tranquilidad y la privacidad que le ofrecía el lugar.

 

Usando la motocicleta voladora de su padrino, que Hagrid le había regresado antes de irse del país, diciéndole que a Sirius le hubiese gustado que la tuviera ella, lo cual le ganó un lloroso abrazo de su parte cargado de un montón de gracias, Willow diariamente salía de la mansión, con el fin de pasear por la ciudad, la cual le ofrecía una gran variedad de lugares y actividades para divertirse. De hecho, una de las cosas que más le gustaba hacer era explorar la ciudad y conocer su cultura. Aunque había estudiado algo de japonés unos meses atrás cuando viajaba por China, todavía le costaba comunicarse con los lugareños, viéndose obligada a usar ocasionalmente hechizos de traducción, a pesar de ello, eso no le impedía disfrutar de su estadía.

 

Sin embargo, desde que llegó, algo le llamó mucho la atención, la cantidad de presencias mágicas que sentía a su alrededor. No eran como las de los magos, brujas, seres y criaturas mágicas que conocía, sino algo diferente, más salvaje y poderoso. Willow tenía curiosidad por saber qué eran, pero no quería llamar la atención ni meterse en problemas.

 

Así que había intentado investigar de la forma más discreta posible, pero no había encontrado ninguna pista ni información al respecto. Ni siquiera los elfos domésticos sabían nada sobre esas presencias mágicas.

 

En fin, estaba segura que tarde o temprano obtendría las respuestas que quería. La joven bruja no tenía ni idea de lo cierto que era eso, ya que más pronto de lo que pensaba, todas sus preguntas serían respondidas, trayendo cambios que no se imaginaba a su vida.

 

Inconsciente de lo que le esperaba, la joven Potter terminó su taza de té y se preparó para irse a la cama, ansiosa de que llegara el mañana y pudiese visitar algunos lugares de interés a los que no había ido antes. Estaba segura que sería un excelente día.

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Fin del Capítulo.

Chapter 2: El Sekirei de la Tierra

Chapter Text

Disclaimer: El Anime/Manga de Sekirei, así como la franquicia de Harry Potter no me pertenecen, solo juego con sus personajes para mi entretenimiento y el de mis lectores.

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Capítulo 2: El Sekirei de la Tierra.

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Willow Potter se despertó con el canto de los pájaros y el sol entrando por la ventana de su habitación. Se estiró perezosamente y se levantó de la cama, dispuesta a comenzar un nuevo día en la ciudad de Shinto Teito. Tomó una relajante ducha y al terminar se puso  un vestido verde claro, una chaqueta negra y unas botas marrones. Se recogió sus rojos cabellos en una coleta y se colocó los lentes de contacto que había comprado para no continuar usando gafas. Llevaba consigo su varita de acebo y la varita de Saúco escondidas debajo de las mangas de su chaqueta, guardadas en sus fundas para varitas de piel de dragón.

 

A su mente llegó el recuerdo de cuando trató de deshacerse de las Reliquias de la Muerte. Para su más grande sorpresa e irritación, la leyenda de los tres hermanos no fue solo eso, una simple leyenda. Realmente se había convertido en la Ama de la Muerte, para diversión y molestia de dicha deidad que se había introducido en su vida un par de meses después de que se deshizo de la Varita de Saúco y la Piedra de la Resurrección.

 

La Muerte, mientras la miraba con leve curiosidad le había dicho que era la primera persona en querer mantener las Reliquias lo más lejos posible de ella sin querer utilizar sus poderes, no obstante, eso no era posible, pues también era la primera persona en reunir las tres Reliquias al mismo tiempo y ahora debía conservarlas de por vida.

 

A regañadientes, Willow las aceptó de vuelta, y las mantuvo con ella, ya que no tenía sentido intentar deshacerse de las Reliquias otra vez, pues la Muerte le advirtió que éstas volverían a ella sin importar qué.

 

Luego de aquel encuentro Willow comenzó a notar durante sus entrenamientos de duelo mágico que su magia se iba volviendo más poderosa, también cuando se hacía alguna herida estas sanaban más rápido, incluso que las de los magos cuya magia los ayudaba a acelerar su curación a diferencia de los humanos normales, así mismo, podía detectar cuando había algún fantasma cerca, al igual que a los animales o criaturas mágicas que estuviesen vinculadas a la muerte como los cuervos y los Thestrals, a los que por accidente notó que podía controlar a cierto nivel.

 

Algo alterada, en su siguiente visita le preguntó sobre todo aquello a la deidad, quien solo se encogió de hombros y le dijo que se fuese acostumbrando, pues poco a poco dejaría de ser del todo mortal, a causa de su nueva posición como su Ama, desarrollando, a su vez, nuevas habilidades como las antes mencionadas y tendría que lidiar con el incremento de su poder mágico.

 

Había maldecido al director Dumbledore y a Voldemort por continuar jodiendo su vida después de muertos. Tras 8 meses de tratar con todo lo que estaba sucediendo con ella, al fin se resignó y continuó con su vida, ya no deseando torturar más su mente con todas las implicaciones que la Muerte le dio a entender en su breve charla, pues la idea de ir perdiendo su humanidad con los años la aterrorizaba de sobremanera.

 

Sacudiendo la cabeza, salió de esos oscuros pensamientos y guardó su Capa de Invisibilidad en uno de los bolsillos de su chaqueta, el cual tenía un hechizo de fondo extensible, pues nunca se sabía cuando podría necesitarla.

 

Con todo listo, satisfecha, la pelirroja bajó las escaleras y se encaminó al comedor, encontrándose con Yuki a mitad de camino.

 

-Buenos días, ama Willow -la saludó el viejo elfo, tan educado y formal como siempre.

 

-Buenos días, Yuki -le respondió Willow con una sonrisa-. ¿Qué hay de desayunar?

 

-Yuki ha preparado arroz, sopa de miso, pescado a la parrilla y té verde para la ama Willow -dijo el elfo con orgullo.

 

-Suena delicioso, Yuki. Gracias -dijo la joven bruja, siguiendo al elfo hasta el comedor, donde la esperaban Sora y Ren, los otros dos elfos, que eran más jóvenes y llevaban unos uniformes de color negro con el escudo de armas de la familia Black.

 

-Buenos días, ama Willow -dijeron al unísono, haciendo una reverencia.

 

-Buenos días, Sora, Ren -les devolvió el saludo la pelirroja, sentándose a la mesa.

 

-Sora y Ren han limpiado la mansión y han regado el jardín para la ama Willow -informó Sora, una elfina de pelo castaño y ojos marrones.

 

-Sí, y también han preparado el bolso de la ama Willow para su paseo por la ciudad -añadió Ren, un elfo de pelo rubio y ojos azules.

 

-Son maravillosos, Sora, Ren. Se los agradezco mucho -dijo la ojiesmeralda, tomando un sorbo de té.

 

-Es un placer servir a la ama Willow - dijeron los elfos, sonriendo.

 

La joven Potter-Black disfrutó de su desayuno, charlando con los elfos sobre sus planes para el día. Tenía pensado visitar algunos lugares de interés de la ciudad, como el parque Ueno, el templo Sensoji y el museo Edo-Tokyo.

 

Terminó de desayunar y se levantó de la mesa. Se despidió de los elfos y tomó su bolso, donde ellos le guardaron una cámara, su cartera, un mapa, un paquete con bocadillos y su teléfono celular. Salió de la mansión y se apareció en un callejón apartado, luego, discretamente se mezcló con la multitud de muggles, que ya andaban por las calles del centro de Shinto Teito.

 

Sus ojos verde esmeralda brillaban con interés al ver los productos que ofrecían las llamativas tiendas de la zona. Willow hizo a un lado uno de sus mechones rojos, pues le cubría la vista, y sin querer rozó su distintiva cicatriz en forma de rayo. Actualmente se notaba muy poco, siendo ya una irregular línea delgada bastante pálida. La pelirroja la odiaba, y por eso siempre la tapaba con un hechizo o con su flequillo.

 

-Quizás debería quitarme esta cosa de una vez -se dijo la joven ojiesmeralda-. Seguro que hay algún hechizo o poción que pueda hacerlo. O tal vez por medio de métodos muggles. Sería más fácil así.

 

La joven Potter-Black suspiró y siguió caminando, sin darse cuenta de que alguien la estaba observando desde lejos. Era un hombre alto y delgado, de cabello plateado desordenado y ojos grises, vestido de negro, razón por la cual resaltaba una bufanda naranja que se envolvía alrededor de su cuello y hombros. Tenía un aspecto serio y frío, y una espada colgada de su cintura. Este hombre era el Sekirei Número 05, Mutsu.

 

Él era uno de los 108 Sekirei, seres con poderes especiales que habían sido descubiertos por un científico loco llamado Hiroto Minaka, actual director ejecutivo y fundador de la poderosa corporación llamada MBI. Los Sekirei tenían la misión de encontrar a sus Ashikabi, personas con las que podían formar un vínculo especial al besarlas y, de esa forma, podían despertar el verdadero poder de los Sekirei. El MBI había iniciado el Plan Sekirei, un juego en el que los Sekirei y sus Ashikabi debían luchar entre sí hasta que solo quedara uno. El ganador obtendría un gran premio, y el resto sería eliminado.

 

Mutsu no había estado interesado en el Plan Sekirei, ni en encontrar a su Ashikabi. Él solo quería vivir en paz, y evitar los conflictos. Aún estaba muy marcado dentro de él su tiempo como parte del primer Escuadrón Disiplinario y las miles de vidas humanas que extinguió, a fin de proteger a sus hermanos y hermanas de los humanos codiciosos que buscaban capturarlos para sus propios horribles fines. Por eso, se había mantenido al margen de las batallas,, bagando por la ciudad solo, desde que fue liberado de MBI, hasta que hace unos minutos atrás su cuerpo empezó a reaccionar de una forma extraña. Sintió un tirón en su pecho, como si algo le llamara desde lejos. Su corazón se había acelerado y su respiración se agitó. El peliplata había detenido su andar y, seguidamente había procedido a colocar su mano sobre su pecho, confundido y alarmado. Fue una sensación extraña y desconocida, que le había hecho mirar a su alrededor. No había visto nada fuera de lo normal, solo lo mismo de siempre, personas ocupadas en sus propios asuntos y muchos autos circulando por las calles, a pesar de ser tan temprano. Pero el tirón siguió ahí, cada vez más fuerte y más insistente. Mutsu se había dado cuenta con un huelco en el estómago de que era su reacción, la que indicaba que su Ashikabi estaba cerca. Él se sorprendió y se asustó. No deseaba tener un Ashikabi, no ansiaba formar un vínculo con nadie y perder su libertad y su independencia. Quería escapar, pero el tirón lo atraía como un imán. Mutsu se resistió, pero fue inútil. El tirón lo había guiado hasta una bella mujer pelirroja que caminaba despreocupadamente a unos metros de él. Y así es como había terminado en su actual situación.

 

Solo al verla, él sentía que su corazón latía aún más rápido y que su cuerpo se calentaba. Era la primera vez que sentía algo así por alguien. Se dio cuenta de que esa chica era su Ashikabi, la persona destinada a ser su pareja.

 

Gimió para sus adentros. Él, que había renegado de su destino ignorando el deseo de buscar a su Ashikabi se la había encontrado  simplemente así sin más.

 

Plasmó una leve mueca de disgusto al pensar que siempre sí estaría unido a un ser humano, aunque la mera idea le molestara. Por un lado quería alejarse sin mirar atrás, no obstante, el anhelo que iba creciendo en su pecho por acercarse a ella aumentaba a cada segundo. Mutsu se encontraba en un verdadero dilema. Los sentimientos de confusión, miedo y euforia se mezclaban dentro de él. Era la primera vez que experimentaba esas sensaciones, y no sabía cómo manejarlas. Pero una cosa estaba clara, debía tomar una decisión ahora o nunca.

 

Mientras Mutsu debatía consigo mismo qué hacer, Willow se dio cuenta de que alguien la estaba mirando. Se giró y vio a un hombre de cabello plateado y ojos grises, que la observaba con una expresión seria y calculadora. El hombre era sobrenaturalmente guapo. Emanaba un aura tranquila y, a su vez, peligrosa que le decía a todos que él no era alguien con quien meterse.

 

Al prestarle más atención, con asombro, la pelirroja se percató de que la presencia de dicho sujeto era similar, aunque más fuerte, que las presencias dispersas que había estado persibiendo por la ciudad.

 

Repentinamente el atractivo hombre puso una mirada decidida y comenzó a caminar en su dirección. En breves segundos él estaba frente a ella con su mirada fija en su persona. Willow no pudo evitar sonrojarse, ya que de cerca, el peliplata era mucho más atractivo y el hecho de que él la estuviese mirando con tanta atención no ayudaba. Se sentía como una estúpida adolescente. “¡Por más increíblemente atractivo que fuese el sujeto seguía siendo un extraño, por el amor de Merlin!”

 

Aplastó todas esas emociones y recuperó el control de sí misma. -Quién eres tú -le preguntó seria al tipo, el cual continuaba observándola sin cambiar su expresión.

 

-Yo soy... Mutsu. El Sekirei Número 05. -respondió el hombre, con una voz grave y profunda.

 

-¿Sekirei? -cuestionó confundida. “Serán seres mágicos similares a las veelas?” Reflexionó.

 

-Sí, Sekirei -le dijo-. Y tú eres mi Ashikabi.

 

Willow se quedó boquiabierta. No entendía lo que le acababa de decir. “¿Su Ashikabi? ¿Qué era eso?”

 

-Disculpa, ¿tu qué? -preguntó ella, confundida.

 

-Mi Ashikabi -repitió el peliplata-. Significa que eres mi pareja destinada.

 

-¿Eh? ¿te refieres a que yo soy tu alma gemela? -preguntó incrédula la ojiesmeralda.

 

-Podría decirse que sí -fue lo único que dijo, encogiéndose de hombros-. Me dirías tu nombre? -le preguntó el ojigrís.

 

-Me llamo Willow Potter-Black -respondió ella con cautela. La pelirroja presentía que aquella conversación no debía hacerse tan en público, donde cualquiera pudiera escucharlos. Así que decidió buscar un lugar más privado para hablar con Mutsu.

 

-Ven conmigo -le dijo, tomándolo de la mano.

 

-¿A dónde vamos? -cuestionó Mutsu, sorprendido por el repentino contacto. El Sekirei de la Tierra ya estaba haciendo un esfuerzo monumental para controlar su reacción hacia ella y no arrojar toda precaución al viento y besar a la hermosa pelirroja como tanto anhelaba y dicha acción de su parte no ayudaba a su estado.

 

-A un parque que conozco. Allí podremos hablar tranquilamente -respondió Willow, guiándolo por las calles.

 

Mutsu no opuso resistencia y la siguió, deleitándose con el suave tacto de su pequeña mano.

 

Afortunadamente el parque se encontraba vacío a esa hora de la mañana. Entraron en una zona arbolada, donde había un banco de madera, pero ninguno de los dos tomó asiento. ella se giró nuevamente quedando frente al estoico peliplata, liberando suavemente la mano de éste. Casi al instante ambos se quedaron extrañando el toque del otro, sin embargo, ninguno de los dos lo mostró exteriormente.

 

-¿Qué quieres de mí exactamente? -le preguntó sin rodeos Willow, ya imaginándose por donde iba la cosa, tras haber tratado con varios seres mágicos y el tema de las almas gemelas, pero buscando una respuesta clara de Mutsu.

 

-Formar el vínculo de Ashikabi y Sekirei.

 

-¿El vínculo?

 

-En efecto. Es lo que nos une, y nos hace más fuertes. Se forma con un beso.

 

-¿U... un beso? -inquirió nerviosa la hermosa pelirroja, sintiendo como miles de mariposas comenzaban a revolotear dentro de su estómago.

 

-Sí -le respondió éste, sin rodeos.

 

La joven bruja se sonrojó. No esperaba que el atractivo hombre fuese tan directo y que el vínculo se formara de tal forma, pese a ello, un beso no era nada si lo comparaba con tener relaciones sexuales como ocurría con otros tipos de rituales de Almas Gemelas. Tenía sus reservas ante la idea de besar a un extraño, pero a la vez, iba creciendo en ella una fuerte atracción hacia él. Además, tenía curiosidad por saber qué pasaría si lo hacía, y qué significaba ser su Ashikabi.

 

-Bien, hagámoslo -le dijo Willow, con todo el valor que pudo reunir tras decidirse al fin.

 

Mutsu se acercó más a ella y con delicadesa levantó suavemente su mentón y cortando la distancia entre ellos, unió sus labios en un suave beso que provocó en los dos un placentero escalofrío que les recorrió todo el cuerpo y los hizo gemir de deleite. En segundos el casto beso se volvió más intenso y profundo. La pelirroja rodeó con sus brazos el cuello del Sekirei atrayéndolo más contra ella y él rodeó su pequeña cintura con los suyos, mientras degustaba su dulce boca.

 

La joven bruja nunca se imaginó sentir algo como aquello con ningún hombre, era como si una fuerza irresistible la atrajera hacia él, como si fuera la pieza que le faltaba a su rompecabezas. Willow a duras penas notó la sobrenatural luz brillante que los envolvió a ambos, al igual que las majestuosas alas color bronce que brotaron de la espalda de Mutsu, las cuales los cubrieron totalmente. Estaba completamente perdida ante las maravillosas sensaciones que estaba experimentando por primera vez en su vida.

 

Las hermosas alas se disolvieron en brillantes motas de luz, creando una imagen encantadora y mágica en el lugar. Cuando se separaron un par de minutos después, ambos estaban sin aliento. Se miraron a los ojos con intensidad. Willow no entendía cómo era posible, pero sabía que Mutsu era suyo, y ella era suya. Y que nada ni nadie podría cambiar eso.

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Fin del Capítulo.