Actions

Work Header

Hola

Summary:

En un mundo donde se nace con las primeras palabras de tu alma gemela tatuadas en algún lugar de tu cuerpo, debe ser realmente fácil encontrarla.

Para Carpaccio Luo-yang lo fue.

Para Finn Ames no lo fue.

Notes:

ACLARACIÓN: En el universo de este fic Rayne será mayor, por lo que ya no es un estudiante. El resto de las divergencias con el canon se irán aclarando en el fic.

Eso es todo. Espero que disfruten leyendo este pequeño fic!

(See the end of the work for more notes.)

Chapter Text

El suspiro dio Finn mientras abría la puerta de su casa fue audible y tan largo que incluso él lo vio como algo dramático, pero ese solo fue un pensamiento pasajero mientras entraba. Cerró la puerta empujándola con su pie al mismo tiempo que dejaba caer su bolso al suelo para poder quitarse la chaqueta de su uniforme escolar. 

Se sentía significativamente más relajado al estar dentro de su hogar, pensando en que podría darse el lujo de ser un holgazan durante un rato previamente a tener que hacer sus tareas. 

— Finn... 

Una sola palabra fue suficiente para que el alma del chico pareciera abandonar su cuerpo. La sorpresa y el susto de escuchar a su hermano fue tal que incluso su cuerpo reaccionó instintivamente, inclinándose hacia atrás y girando su cabeza rápidamente hacia su derecha para ver a quien había hablado. 

Ahí estaba su hermano, sentado en uno de los sillones individuales de la sala de estar, acomodado frente al sillón grande, donde se encontraba sentado otro chico que Finn no reconoció. Su apariencia era bastante llamativa; cabello granate desordenado, ojos rojos, varias joyas en oro y un uniforme que no hacía mas que resaltar todo lo demás. El uniforme era de la misma secundaria a la que asistía Finn, pero su color diferente indicaba que no iban en la misma división, por lo que tenía zentido que no lo conociera. 

Notó que el chico inclinó su cabeza ligeramente hacia un lado, mirándolo con algo que solo podía suponer que era curiosidad o interés. Solo esperaba que no fuera porque lo estuviera comparando con su hermano, la gente siempre lo hacía al conocerlo, como si él mismo no notara la inmensa diferencia que había entre ellos. 

— ¿Qué te pasó en rostro? —preguntó Rayne. 

"Dios... Soy yo otra vez, este es un buen momento para llevarme" pensó luego de escuchar la pregunta.

Miró a su hermano, no tuvo que analizar mucho su rostro para notar la molestia y el desagrado, aunque estos no eran evidentes. 

Sonrió levemente con calma, esperando que eso sirviera para que el asunto no pareciera nada serio. 

Mentalmente hizo un rápido repaso de su aspectos para poder inventar la excusa más creíble; el labio partido y una fuerte mancha roja en su mejilla que definitivamente se convertiría en moretón. 

— Oh. Me golpee al chocar contra una puerta —mintió. 

Esa mentira definitivamente tenía sus defectos, pero era mejor a responderle algo como "Unos matones creyeron que era divertido golpear a tu hermano menor y salir impunes porque soy un cobarde ¡Pero no te preocupes! No pudieron llegar más lejos porque mi amigo llegó y les dio una golpiza". No, su hermano ya lo creía un inútil, débil y torpe, no necesitaba que a esa lista se agregara "Incapaz de defenderse. Dependiente de su amigo para alejar a idiotas de secundaria" 

Si era posible, su hermano lo miró aun más molesto, algo realmente impresionante para alguien que al mismo tiempo mantenía un rostro tan serio. Esa fue la señal de Finn para huir antes de que lo interrogaran como si fuera el culpable de algún crimen. 


— Lamento haberlos interrumpido. Iré a mi habitación ahora —dijo adelantándose para hablar antes que su hermano. 

Se fijo brevememte en el otro chico en el lugar, si antes pareció tener curiosidad o interés en Finn, eso definitivamente se había esfumado, pasando a verse un poco molesto y confundido, aunque al igual que Rayne, esto solo se notaba en señales muy pequeñas. 

Recogió rápidamente su chaqueta y su bolso del suelo, prácticamente corriendo hacia su habitación una vez que ambas cosas estuvieron en sus manos. Cerró la puerta con mucho cuidado una vez que llegó, deseando hacer el menor ruido posible, como si eso sirviera para que las dos personas en su casa se olvidarán completamente de su existencia. 

Su chaqueta fue colgada en uno de los ganchos colocados detrás de la puerta, mientras que su bolso solo fue arrojado al lado de su escritorio antes de que continuará su camino hacia su cama y se dejara caer hacia ella de espaldas. 

Apoyó sus manos sobre su abdomen y miró fijamente hacia el techo. Pensó en todo lo que tenía que hacer antes de que se acabara el día e inmediatamente se sintió completamente agotado, como si ya hubiese hecho todo eso mil veces. Lo más agotador sería hacerlo todo con su hermano en casa. 

Amaba a su hermano, pero no podía sentirse tranquilo con él ahí, sintiendo constantemente su desaprobación. Aunque eso no era algo por lo que fuera a sentirse molesto, Rayn tenía razón en verlo como una decepción, estaba muy por encima de lo que Finn jamás podría llegar a ser. 
:
:
:
A la mañana siguiente, desafortunadamente para el chico de ojos amarillos, se encontraba en su escuela antes que todos sus amigos, por lo que no tuvo más opción que esperarlos en el patio frente al edificio. Podría estar más cómodo esperándolos sentado en su lugar en el aula de clases, pero considerando lo vacío que estaría, sería una mala opción. 

Si eres una presa recurrente para los matones de la escuela, es mejor no ir a lugares solitarios tú solo. Una medida quizás un poco paranoica, pero mejor que ser golpeado. 

Se fijó entre los alumnos que iban llegando, deseando ver a algunos de sus amigos entre ellos, pero eso no pasó, por lo que solo le quedaba esperar.
:
:
:
Creer que a Carpaccio, por su actitud, no le interesaban las cosas lindas, era un error que cometía la mayoría de la gente, en realidad, a él le encantaban, ¿de que otra forma usaría tanta joyería? La gente se equivocaba al suponer que era por comodidad, o alguna forma de resaltar su estatus económico. 

Pero, no le gustaban todas las cosas lindas, quizás las que estaban acompañadas de cierta elegancia y para nada las que resultaban algo infantiles. 

Pero, solo le gustaban las cosas lindas, no las personas. Le agradaban los objetos inanimados que no tenían forma de molestarlo con palabras o no tenían la capacidad de moverse de un lado a otro, intentando tocarlo a él o sus cosas. En general, se podría decir que no le gustaba nada que tuviera libre albedrío y pudiera elegir molestarlo. Además, pocas personas llegaban a entrar en su categoría de "lindas" (por no decir que eso no pasaba). 

Entonces, teniendo en cuenta todo lo anterior, ¿por qué estaba observando a Finn Ames, pensando que él sí era lindo? Principalmente, Carpaccio diría que era por un error, estuvo en el lugar y el momento incorrectos, debido a eso había tenido que escuchar que ese chico dijera exactamente las mismas palabras que se encontraban permanentemente grabadas en su espalda desde que nació (Carpaccio lo había comprobado al menos unas cuatro veces en el espejo de su habitación desde que escuchó a Finn). 

Sin embargo, por más lindo que pudiera ser el chico, Carpaccio no quería un alma gemela en su vida, para empezar sabía que el término "alma gemela" era un error, no se suponía que fueran iguales, sino que debían ser complementarios. Y no era por ser engreído, pero él era un genio, era talentoso y era fuerte, entonces, si se suponía que solo debían complementarlo, ¿cómo sería ese chico? Solo para empezar, podía estar seguro de que no era muy listo, nadie que lo fuera haría que las primeras palabras hacia alguien fueran "Oh. Me golpee al chocar contra una puerta", que fuera una mentira patéticamente obvia solo lo empeoró. Lo único bueno que tenía para decir respecto a eso, era que al menos hizo que la tarea de identificarlo fuera sencilla, lo que era bueno, porque Carpaccio haría todo lo contrario. 

Algo de lo que no se hablaba en la sociedad, era de la posibilidad de que las primeras palabras de tu alma gemela fueran extremadamente simples, sería todo un problema si fueran algo que podrías escuchar en cualquier lado, en cualquier momento del día, porque además de las palabras, no había nada más que te ayudara a identificarlos. Algunas personas argumentaban algo sobre un instinto y atracción instantánea, pero Carpaccio podía asegurar que eso no pasó. 

Mirando al chico en el patio de la escuela, se diría que estaba esperando a alguien en soledad, lo que hacía de ese un buen momento para acercarse, porque tenía un plan. 

Quería asegurarse de que Finn no logrará identificarlo, así que la forma más fácil de hacerlo era acercarse y decirle algo tan común que simplemente no pensaría en ello dos veces. 

Así lo hizo, se acercó al chico por detrás, posicionándose cerca de su lado derecho, quizás demasiado cerca para el gusto de la otra persona, aunque esta no se diera cuenta de la presencia a sus espaldas. 

— Hola. 

Eso fue todo lo que dijo Carpaccio, algo simple y tan común que el otro jamás lo descubriría. Pero, si bien estaba seguro de que no lo reconoció, al parecer sí logró sorprenderlo, porque el más bajo giró su cabeza rápidamente hacia él y emitió un pequeño grito agudo mientras lo hacía. 

Definitivamente esa no era la clase de persona que Carpaccio quería soportar por obligación o insistencia de la otra parte. 

El otro chico se alejó una considerable cantidad de pasos antes de parecer estar más tranquilo y hablar. 

— ¿Puedo ayudarte en algo? —preguntó, a lo que que el mayor solo negó. 

Eso era todo, podía irse y estar tranquilo con el tema por el resto de su vida. Se habría ido al instante, si no fuera porque notó algo particular en el rostro de Finn, ¿sus pecas formaban figuras geométricas o era solo su impresión? Colocó una mano bajo su barbilla, apoyándola sobre los dedos índice y pulgar, seguido de eso dio unos pasos hacia el objeto de su interés, necesitando estar más cerca para comprobar lo que estaba pensando. 

El rostro de Finn pasó a tener cierto sonrojo, Carpaccio sólo pensó que debería acercarse más para poder ver mejor sus pecas, lo hubiera hecho si un chico extraño con un bollo en su boca no hubiese llegado. 

— Hola, Finn... ¿Qué está pasando? —preguntó entre bocados. 

— ¡Mash! Vamos al salón. 

Al instante en que notó a su amigo, Finn lo tomó del brazo y lo arrastró (en realidad Mash lo siguió dócilmente), hacia el interior del edificio, Carpaccio estaba seguro de haberlo oído decir "Gracias por llegar a salvarme"

La interrupción no lo molesto, supuso que esa era la señal para dar por terminado el tema. 

Con suerte no se volverían a cruzar.

 

 

Chapter 2: 2

Summary:

Los pensamientos de Finn y Carpaccio acerca de la compañía del otro, ¡y la aparición de Margarette!

Notes:

Querido y gentil lector, este capítulo es básicamente relleno que el escritor puso debido a que no planificó adecuadamente cómo desarrollar una relación, ¡disfrútalo!
Será el último capítulo de este tipo

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Estando en casa, al cambiarse, al igual que siempre, Finn vio su brazo solo por casualidad, encontrándose con las palabras de su alma gemelas ahí, o mejor dicho, con la palabra.

Ya casi nunca pensaba en ello, era solo como una idea lejana que aparecía cada tanto. Pero cuando sucedía se sentía extrañamente indiferente al tema.

Cuando era pequeño lloró horriblemente al comprender que sería imposible para él identificar a su alma gemela. Tuvo dudas y se sintió incómodo cada vez que alguien lo saludaba, pero lo superó con el tiempo. Su pensamiento pasó a ser que esa persona sería quien tuviera que encontrarlo, y si jamás aparecía entonces no había nada que pudiera hacer.

Era extraño, una parte de él sentía que de cierta manera falló en algo, incluso antes de nacer. Pero la parte racional de su cerebro, la que predomina en el tema, le decía con toda seguridad que nada de eso era su culpa, no tenía ninguna responsabilidad sobre eso.

Pasó su pulgar suavemente por encima de la marca antes de volver a ignorarlo como siempre. Hasta verlo se sentía como algo tonto, entendía porqué las personas se obsesionaban con el tema, sintiéndose orgullosos y felices de su marca, pero estaba seguro de que el mundo sería más fácil si no tuviera una, como Mash.

Sus pensamientos se volvieron dispersos y aleatorios mientras realizaba la acción monótona de salir de su habitación para ir a buscar qué comer.

Una de las ideas que vino a su mente fue ese chico que lo saludó en la mañana. Se sintió nervioso solo al recordarlo, no entendía porqué se acercó a él sólo para decir una palabra, quizás iba a hablar más, pero Finn ponía eso en duda debido a la falta de insistencia del otro.

"Raro" pensó, pero dado a las personas que había conocido últimamente, no le daría más vueltas al tema. Solo le quedaba la curiosidad de saber porqué Rayne había estado hablando con él, aunque lo más lógico fuera que el chico estuviera siendo evaluado para un puesto en el trabajo de su hermano. Siempre resultaba un poco escalofriante pensar en cómo reclutaban a las personas siendo tan jóvenes para un trabajo con tanto poder y riesgos.

 

¿Debería acercarse al extraño para preguntar por qué quería hablarle? No, sintió un escalofrío de solo recordarlo, debía estar volviéndose loco para que se le ocurriera algo así.

:
:
:
:

En otro lugar, se encontraba un Carpaccio muy alterado, más frustrado de lo que jamás se sintió. Había dado por cerrado el tema con Finn Ames, pero al parecer eso no evitaba que sus pensamientos girarán casi constantemente entorno al chico.

Simplemente no lo entendía, ¿cómo se suponía que él fuera su otra mitad? Todo lo que la sociedad siempre decía acerca de las parejas destinadas, era que simplemente son ideales el uno para el otro, que podrían convivir como uno, que solo se podía comprender una vez que se encontrarán. Era una idea que resultaba poco realista para el chico, pero aun así era todo lo que se hablaba sobre el tema, resultando así las cosas, ¿cómo era posible que un chico como Finn fuera para él? Hasta donde pudo averiguar era uno de los peores estudiantes que había, y aun con la poca interacción que tuvo con él podía decir que estaban en niveles diferentes, y no solo en lo intelectual.

¿Cómo era que algo que se describía como "perfecto" decidiera que Finn y él serían ideales el uno para el otro? Solo sería posible si Finn fuera una persona completamente diferente. ¿Quizás de eso se trataba? ¿El chico era mucho más de lo que mostraba?

Esa podría ser la respuesta, quizás había algo en él que no se mostraba a simple vista, pero, ¿qué era?

No podía imaginarlo, pero quería, necesitaba, saberlo. Y lo haría, necesitaba sacarlo de su sistema, luego podría distanciarse tanto del tema que eventualmente lo olvidaría por completo.

La única forma de saberlo sería acercándose a Finn. Lo contrario de lo que él quería lograr, pero no importaba, sería una medida temporal a favor de un bien mayor.

:
:
:
Al día siguiente, ansioso por la obtención de respuestas, Carpaccio se aseguró de llegar a la escuela antes que Finn, preferiendo abordarlo cuando estuviera solo.

Se sintió complacido al ver que efectivamente el chico se encontraba sin compañía. Sin perder tiempo, se acercó tratando de evitar ser notado hasta estar junto a él.

— Finn —lo llamó al estar justo detrás de él.

Esa vez el más bajo no pareció llevarse un susto tan grande como la última vez, volteó lentamente hacia Carpaccio, se veía tenso y un poco nervioso, pero no asustado.

— ¿Puedo ayudarte en algo? —preguntó esperando recibir una respuesta negativa.

— No.

Aunque recibió la respuesta negativa que quería, Finn no se sintió más tranquilo, porque el contrario no se molestó en decir nada más, ni tampoco se alejó. Después de un tiempo sin que ninguno de los dos dijera algo, decidió buscar un tema de conversación para que la situación resultara menos incómoda.

— Oye... No quiero ser grosero, pero, ¿por qué quieres hablar conmigo? —preguntó tímidamente.

— ¿Hay un problema en eso? —preguntó Carpaccio en respuesta, siendo menos amable y más amenazador desde la perspectiva de Finn.

— ¡No! —respondió rápidamente— Solo tengo curiosidad.

— Es igual para mí.

Eso resultó confuso para Finn, era una respuesta poco útil, pero no sentía la suficiente confianza como para realizar las preguntas necesarias para comprender la motivación de Carpaccio.

El más alto le provocaba cierta sensación de estar en peligro, pero no sabía cómo alejarlo, podía intentar huir, pero era una respuesta poco viable a largo plazo. Ya lo había hecho una vez, pero seguramente no funcionaría una segunda o tercera.

Por lo menos, pese a lo que su instinto decía, Carpaccio todavía no hacía nada para demostrarle que tenía razón.

"¿Y ahora de qué se supone que le hable?" pensó Finn antes de desviar su vista hacia cualquier otro lugar.

Solo deseaba que alguno de sus amigos llegara, cualquiera podría salvarlo en ese momento, él iría a aferrarse al primero que llegara, incluso si ese fuera Lance usando un momento de cosas estampadas con el rostro de su hermana.

Bien, quizás no haría eso último, si Lance hiciera eso preferiría esperar a alguien más. Realmente no estaba en una situación tan desesperante.

— Eres un pésimo estudiante, también eres un cobarde, ¿hay algo en lo que seas bueno?

"Pero que directo, aunque sea verdad, al menos podría haberlo preguntado con un poco más de tacto" pensó Finn

— Si lo dices así, la verdad es que no puedo pensar en nada —respondió Finn.

Si Carpaccio estaba pensando en ser un matón, estaba siendo uno bastante pacífico en comparación a otros, al menos tenía eso a su favor, un punto bueno desde la perspectiva del más pequeño.

— ¿Eso es lo que te daba curiosidad?

— Algo así.

Sin nada más de lo que pudiera hablar con él, Finn permaneció en silencio, con la esperanza de que quizás el otro fuera quien pudiera retomar la conversación cuando tuviera algo que decir, quizás le diría las verdaderas razones para acercarse.

Para desgracia de Finn, Carpaccio no reveló nada, ni tampoco volvió a hablar después de eso, quedándose en silencio junto al más bajo hasta que este vio a su salvavidas, yendo inmediatamente a aferrarse al brazo de Dot.

:
:
:
:

Un mes después, Finn se daría cuenta de que la cercanía de Carpaccio era una nueva constante con la que tendría que vivir, el tipo lo buscaba todos los días antes del inicio de clases, y en la mayoría de los recesos.

Lo más extraño de todo es que Finn dejó de sentirse incómodo o atemorizado por él, aun si tenía una actitud poco amigable, comentarios desagradables y conversaciones extrañas, fue una presencia fácil a la cual acostumbrarse, incluso un poco agradable.

No era la persona más rara, ni la más desagradable con la cual pasar el tiempo. Parecía extrañamente atento a todo lo que Finn tuviera que decir, y a todo lo que hiciera, al principio haciéndolo sentir juzgado o evaluado, pero pronto pasó a ser un rasgo común e inofensivo en Carpaccio, nada de lo cual preocuparse.

Había logrado llevar mejores conversaciones con él, fue un poco difícil, pero con el paso de los días el chico de cabello borgoña se volvió mucho más abierto y menos agresivo en sus respuestas, o en sus preguntas para Finn. Incluso se molestaba en explicarle algunos temas que no llegaba a comprender en clases, en ese aspecto no era peor que Lance, por lo que realmente fue de mucha ayuda.

Eso último no fue algo que Finn le pidiera, el más alto solía preguntarle acerca de sus clases, qué era lo que entendía y lo que no, para luego explicárselo a detalle las cosas en las que necesitaba ayuda. Siempre le agradecía por eso, a pesar de que a Carpaccio parecía no importarle.

:
:
:
:

Después de exactamente 32 días, 4 horas y 27 minutos de interacción con Finn, Carpaccio estaba seguro de que su motivación, en un principio pura y no sentimental, se había corrompido por completo, volviéndose algo que no podía identificar.

Luego de la primer semana ya estaba seguro de que no había nada especial en el objeto de su escrutinio, absolutamente ningún rasgo que justificara una conexión única entre ellos. Pero eso no hizo que se alejara.

La compañía de Finn pasó a sentirse como una necesidad básica que no pudo ignorar, se dio cuenta de eso cuando lo intentó y terminó pasando un largo día sin poder concentrarse por completo en nada.

Lo peor en todo eso fue un evento en particular, cuando Finn le sonrió por primera vez. Lo hizo de forma genuina, gentil y espontánea, sin parecer reflexionar ni por un segundo en lo que su acccion podría provocar en otros, por más pequeña e inocente que fuera.

En ese momento Carpaccio simplemente pensó que eso era lo que buscó, eso era especial.

Ese día decidió que el desagrado de tener a su alma gemela debía transferirse a sí mismo por pensar así, por no tener la fuerza de voluntad para alejarse ante la primera señal de que estaba perdiendo el rumbo.

Quería alejarse, quería abandonar por completo la idea de Finn, todo solo para demostrar que las personas se equivocaban con todo lo que decían sobre las almas gemelas, que él, como lo pensó en un principio, no la necesitaba. Pero no podía lograr que sus acciones correspondiera con sus pensamientos.

Lo pensó una y otra vez, analizando la secuencia de hechos de punta a punta, hasta que llegó a la idea de que quizás se dejó influenciar por lo que escuchó en algún momento sobre el tema.

Dudaba de que una mente como la suya fuera tan débil como para dejarse influenciar, no al menos de esa forma tan simple. Sin embargo, consideraba que esa opción, por más patético que lo hiciera ver, era mil veces preferible a estar comprobando la regla que deseaba romper.

Se le ocurrió que, si la cosa con las almas gemelas se trataba de una atracción casi instantánea, inherente a la situación en la que se encontrasen, entonces ambos deberían estar experimentando lo mismo, incluso con la ignorancia de Finn hacia el estado en el que se encontraba. Pero, si tenía razón y sólo estaba siendo influenciado por ideas ajenas a las suyas, entonces Finn, a diferencia suya, no sentiría ninguna necesidad de estar cerca de Carpaccio.

Ya tenía una nueva teoría, solo tendría que elevarla a la fase de experimentación, para luego confirmar o descartar sus ideas. Solo había un pequeño problema en eso, ¿cómo se suponía que descubriera si Finn se sentía atraído hacia él?

:
:
:
:

La respuesta más lógica a su problema era buscar a quien pudiera ayudarlo, alguien con conocimientos sobre las relaciones interpersonales, una persona en la que Carpaccio pudiera confiar para que mantuviera la boca callada acerca de sus dudas.

La única persona que cumplía todos sus requisitos, entre las que él conocía, era su preceptor. Era una buena opción a decir verdad, obtendría sus respuestas y mucha discreción.

Habiendo hallado la respuesta a su problema, Carpaccio se acercó a la oficina de su preceptor al finalizar sus clases, sabía que Margarette aún estaba ahí, la música de piano que podía escucharse desde afuera se lo hacía saber.

Espero pacientemente, una vez que la música se detuvo, entró dejando que la puerta se cerrarse detrás él. Margarette seguía sentado frente a su piano, pero giró su cabeza en dirección a la puerta, esbozando una leve sonrisa al ver quien era su nueva visita.

— Ohhh, Carpaccio. Que sorpresa, ¿alguna razón en particular para que vegas a verme?

— Necesito un consejo.

Eso pareció emocionar al mayor, porque inmediatamente se levantó para ir a sentarse en el sofá que estaba allí, acomodándose en una de las puntas y haciéndole una señal a Carpaccio para que tomara asiento en la otra, este le hizo caso y no esperó para expresar su duda.

— ¿Cómo puedo saber si alguien se siente atraído hacia mí?

La pregunta de Carpaccio se hizo como si realmente no le importase. Por otra parte, Margarette demostró un gran interés, se veía tan emocionado como curioso por el tema de conversación, internamente también se sentía enternecido por ser a quien Carpaccio recurrió para un problema como ese.

— ¿Alguien en especial captó tu interés? Creo que podría ayudarte más si supiera de quien se trata.

El chico de cabello borgoña lo pensó bien antes de responder, al final decidió que la verdad sería la mejor forma de obtener el consejo más favorable.

— Se trata de mi alma gemela.

Esa respuesta tomó desprevenido al mayor, si no hubiese estado ya sentado, entonces definitivamente lo habría necesitado a causa de la sorpresa. Se sentía inmensamente feliz y emocionado por él.

Carpaccio ciertamente no era el primero de los estudiantes en encontrar a su alma gemela, pero de todos, era el más inesperado, y por lo tanto, representaba el caso más interesante para Margarette.

— Eso es maravilloso, el esplendor de una nueva y  hermosa primavera —dijo Margarette mientras pensaba en toda la nueva pieza que escribiría en honor a la maravillosa noticia— Carpaccio, por favor, dime el nombre de esa persona, me encantaría saber quién es.

— Finn Ames —respondió— Agradecería que esto se mantenga en secreto, ahora, por favor, responde a mi pregunta.

Esa respuesta provocó que el mayor llevara una de sus manos hacia su rostro para tapar su boca, la había abierto por la impresión y, por el momento, no sabía cómo hacer que su cuerpo volviera a responderle para cerrarla.

Si lo que Carpaccio decía era cierto, entonces todo se estaba volviendo aun más interesante de lo que jamás se hubiese imaginado. Reconocía el nombre, por supuesto que lo hacía, conocía los nombres de todos los Visionarios Divinos, por relación también conocía a algunas de las personas cercanas a ellos.

Conociendo el carácter de Rayne Ames, podría causar problemas, pero dadas las circunstancias, seguramente se vería atado de manos. No creía que pudiera ser tan cruel como para separar a su hermano de su alma gemela.

— Bueno, estoy sorprendido, pero te felicito. Tienes mucha suerte, ese chico siempre se ve adorable. Cuídalo muy bien, ¿si? De no ser así yo mismo voy a intervenir.

El menor no pareció tener ni la más mínima de las reacciones a sus palabras, en todo caso parecía impaciente por obtener la respuesta a su pregunta.

— Ahora, respecto a tu pregunta, creo que la cercanía es lo mejor, mantente lo más cerca que puedas de él y observa cómo responde a eso. Estoy seguro que sabrás si hay algo ahí.

Margarette lo dijo con la misma paciencia que usaría una madre amorosa con sus hijos, pero decidió agregar algo más en caso de que a Carpaccio no le fuera tan bien.

— Pero, no te desanimes si no notas nada, algunas personas tardan en reconocer sus sentimientos o en demostrarlos.

A Carpaccio le hubiera gustado corregir a su preceptor y decir que, quizás, si él no notaba nada, era porque realmente no lo había, pero ese era un pensamiento que podría guardarse para sí mismo.

Dada por terminada la charla, el menor decidió marcharse, agradeciendo a su superior por el consejo antes de ponerse de pie e irse. Mientras la puerta se cerraba logró escuchar a Margaret decir que volviera para hablar acerca de cómo le fue.

Margarette se sintió feliz, pensando que su consejo ayudaría tanto a Carpaccio como a Finn.

Se preguntó qué haría alguien como Carpaccio para acercarse a una persona, ¿citas espontáneas? ¿Regalos? ¿Cartas? Nada parecía encajar con él, pero todo parecía una posibilidad.

Era una lástima que Carpaccio fuera a tomar el consejo de una manera mucho más literal de la que su preceptor creía.

Notes:

Hola! Qué les pareció?

Ay, todo este fic se está sintiendo como una excusa para llegar a un capítulo ya escrito de Finn y Carpaccio siendo muy... cariñosos.... Eso y Khaldo ganándose el odio eterno de Rayne, no se imaginan la emoción que me da llegar a esa parte. Creo que solo haré uno o dos capítulos más antes de eso ❤️

Chapter 3: 3

Notes:

Una pequeña actualización. Espero que la disfruten!

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Siguiendo al pie de la letra el consejo que le dio Margarette, la siguiente vez que Carpaccio se encontró con Finn ya tenía planeada una manera de acercarse a él. Entendiendo que eso no era algo que pudiera hacer en público sin obtener alguna clase de distracción o interrupción, decidió que lo mejor sería llevarlo a un lugar más aislado.

Para su buena suerte, Finn no se resistió cuando lo tomó con firmeza de la muñeca y lo llevó hacia la biblioteca. Le preguntó a dónde lo llevaba, pero no se molestó cuando no obtuvo respuesta, ni cuando no se le dijo la razón por la cual Carpaccio lo llevó hacia la parte más abandonada del lugar, ese sector donde se acumulaban todos los libros polvorientos que ya nadie buscaba.

— Ya dime, ¿para qué... —Finn comenzó a hablar con calma, pero se interrumpió cuando el otro lo soltó y comenzó a acercase más— ¿Carpaccio?

El más bajo empezó a sentirse nervioso por la cercanía del otro, no se sentía amenazado, pero de todas formas retrocedió para recuperar su espacio personal. Primero fue un paso, luego dos cuando el otro se acercó más, tres fue su último intento antes de encontrarse con la pared.

No entendía qué quería Carpaccio, pero se sentía demasiado nervioso para mantenerse quieto mientras él continuaba acercándose. Su próximo movimiento de huída fue moverse hacia un lado, pero se vio frustrado cuando el más alto apoyó sus manos en la pared, dejando una a cada lado del más bajo a la altura de su cintura.

Finn no sabía qué hacer, hacía dónde ir o qué decir. El de cabello borgoña lo miraba con demasiada atención, inclinándose para que su rostro quedara más cerca del suyo, haciéndolo sentir que el espacio que conservaba no era suficiente como para pensar con claridad.

Carpaccio se mantenía atento a cada pequeña señal en el contrario, esperaba encontrar lo que buscaba en esos grandes ojos que lo miraban con atención, expectantes a lo que pasaría, o en el color de sus mejillas que comenzaba a tornarse de un leve rosa, quizás hasta en la forma en la que podía medir su respiración solo al escucharla por el silencio que los envolvía.

Quería que esa cercanía le revelara lo que necesitaba saber, que fuera suficiente para demostrarle claramente si había algo que Finn sintiera por él. Pero no fue eso lo que obtuvo, en cambio, la falta de espacio entre ellos solo le estaba revelando más sobre sí mismo y lo poco que le importaban sus principios en ese momento.

Más tarde trataría de convencerse a sí mismo de que se resistió a sus impulsos, pero en ese momento realmente no lo hizo. Acercó más su rostro al de Finn, y si no fuera por un rápido reflejo del más bajo al girar su rostro hacia un lado, definitivamente lo hubiese besado.

— Finn —lo llamó suavemente— ¿Me dejarías besarte?

Al analizarlo, notó que se veía indeciso sobre su respuesta, como si no supiera qué decirle. No miraba a Carpaccio, pero él deseó que lo hiciera al responder.

— Yo no creo que...

El más alto colocó una bajo la barbilla del otro, guiando suavemente para que girará su rostro y volviera a mirarlo. Finn tendría que aprender a resistirse a lo que Carpaccio le pedía, o eso acabaría volviéndose un gran problema en el futuro, porque lo besó, pese a la respuesta negativa que recibió anteriormente. Estaba seguro que pedir perdón sería menos doloroso que perderse del suave contacto entre sus labios.

Al separarse de ese beso, decidió darle a Finn un momento para que expresara su disgusto, si eso era lo que sentía, pero eso no pasó, él volvió a acercarse a Carpaccio, con timidez y lentitud, pero finalmente lo besó de la misma manera que antes.

Su beso estuvo lleno de torpeza por parte de ambos, siendo más paciente e inseguro por parte de Finn, seguro e impaciente por parte de Carpaccio, el primero cediendo todo el control al segundo, incluso cuando este se volvió un poco más exigente.

Cuando se separaron, Finn parecía estar tan sonrojado como era humanamente posible, Carpaccio, por su parte, parecía no tener ni un solo cabello fuera de lugar, si acaso algo cambió en él, fue la forma en la que miraba a Finn.

— ¿Esto... qué significa esto? —preguntó Finn.

Ya que no podría traicionar a sus principios más de lo que ya lo había hecho, Carpaccio no vio problema en rodear la cintura de Finn con sus brazos, con la única intención de acercarlo más a él mientras pensaba bien antes de responderle. ¿Significaba que le gustaba Finn? Sí, muy a su pesar, tenía que admitir que en base a su comportamiento, existía una gran probabilidad de que así fuera. ¿Sería extraño que se lo dijera en ese momento? Quizás sí, o quizás sería más extraño no decirlo luego de sus acciones.

De todas formas, no hizo falta que dijera nada antes de que Finn lo empujará, su fuerza definitivamente no era suficiente como para forzarlo a hacerlo, pero Carpaccio entendía que estaría mal no hacerlo.

— Carpaccio...

— Creo que me gustas.

Esas simples palabras parecieron tener un mayor impacto en Finn que el beso, parecía verse más desconcertado y sorprendido por esa declaración que por todas las acciones anteriores.

— ¿No sientes lo mismo? —preguntó Carpaccio, impaciente por recibir la respuesta que había estado buscando.

— No estoy seguro —respondió con sinceridad.

Ahí estaba, esa era la respuesta que había querido escuchar, era exactamente lo que buscó. Entonces, si tanto la quería, si tanto esperaba tenerla, ¿por qué no le gustó escucharla?

Era lo que esperó, pero al obtenerlo no quiso seguir ahí, aunque eso, de cierta forma, solo lo empujó a cumplir con su idea inicial, porque se alejó de Finn, decidiendo abandonarlo en la biblioteca, con la idea de que la distancia podría calmar su mente.

:
:
:

Después de lo sucedido en la biblioteca, Finn no volvió a ver Carpaccio por el resto del día, no supo cómo sentirse respecto a eso, tampoco es como si se hubiera tomado el tiempo de pensarlo. Prácticamente se sintió como si actuará en automático, al menos hasta el momento en que llegó a su casa.

Sabía que estaría a solas por un buen rato, pero aun así se dirigió hacia su habitación, entrando en ella y cerrando la puerta antes de dirigirse a su cama. Se sentó ahí, recordó lo que había pasado, agarró su almohada y la pegó a su rostro para amortiguar un grito, uno producto de todo lo que sentía.

Emocionado, asustado, mareado y muy confundido. No sabía en cuál emoción concentrarse primero.

El beso fue, contra todo pronóstico, algo maravilloso, le gustó, por supuesto que lo hizo, pero ¿eso también significaba que le gustaba Carpaccio?

Había comenzado a apreciar su compañía, ¿acaso lo hacía de manera diferente a sus otros amigos? Sí, definitivamente no era lo mismo. ¿Significaba eso que le gustaba? Era complicado decirlo. ¿Realmente podía decir que le gustaba si nunca pensó en esa posibilidad antes del beso? El beso le gustó, por lo que tenía que haber algo ahí que no identificó antes, pero no sabía si era lo mismo que Carpaccio sentía.

Lentamente bajó su almohada para abrazarla fuertemente, buscando consuelo en eso.

Tenía que encontrar una respuesta para la próxima vez que lo viera, así quisiera pensar en ello o no, se sentiría como una persona terrible si dejara a Carpaccio con la duda durante demasiado tiempo.

Realmente hubiera querido tener alguien a quien preguntarle sobre el tema, quien pudiera ayudarlo a comprender mejor sus propias emociones, pero dudaba que sus amigos fueran de ayuda. Los apreciaba y admiraba, pero ninguno de ellos estaba en posición de ayudarlo en términos de amor, Lemon veía una extraña conexión entre el amor y la obsesión, Mash no parecía alguien que supiera sobre eso, y en el caso de Dot y Lance, no eran personas en las que buscaría consejos de ese tipo.

Todavía podía recordar de forma vívida la tensión que se sentía en el ambiente cuando esos dos se dieron cuenta de que eran almas gemelas. Fue como ver a dos personas experimentando el odio a primera vista, siguió siendo así por un tiempo.

Finn nunca supo los detalles de cómo pasó, pero un día los dos aparecieron luciendo mucho más cómodos con la existencia del otro. En realidad, Lance se veía así, Dot se comportaba como si nunca hubiese sido más feliz. Eso solo duró un par de horas, luego volvieron a su comportamiento habitual, con excepción de que siempre vio algo de cariño o calidez en la forma en la que se trataban, incluso en la peor de sus discusiones.

Pensar en ellos le hizo recordar a su propia alma gemela, al mismo tiempo en que Carpaccio seguía en su mente. Finn no era de los que creían que se debía esperar a conocerla, que no se podía estar con nadie más antes de eso, sin embargo, era algo a tener en cuenta. Siempre existía la mínima posibilidad de que lo conociera al día siguiente, entonces, ¿qué le diría a Carpaccio? Si le decía que también le gustaba y las cosas avanzaban a partir de ahí, ¿se suponía que solo abandonarían al otro si encontraban a esa persona? La sola idea de hacerlo le causaba repulsión, él no podría hacerlo.

Dejándose caer de lado para acabar acostado, decidió que esos pensamientos habían sido suficientes por un día. Necesitaba dejar el tema antes de enloquecer. Cuando se separaron, Finn parecía estar tan sonrojado como era humanamente posible, Carpaccio, por su parte, parecía no tener ni un solo cabello fuera de lugar, si acaso algo cambió en él, fue la forma en la que miraba a Finn.

— ¿Esto... qué significa esto? —preguntó Finn.

Ya que no podría traicionar a sus principios más de lo que ya lo había hecho, Carpaccio no vio problema en rodear la cintura de Finn con sus brazos, con la única intención de acercarlo más a él mientras pensaba bien antes de responderle. ¿Significaba que le gustaba Finn? Sí, muy a su pesar, tenía que admitir que en base a su comportamiento, existía una gran probabilidad de que así fuera. ¿Sería extraño que se lo dijera en ese momento? Quizás sí, o quizás sería más extraño no decirlo luego de sus acciones.

De todas formas, no hizo falta que dijera nada antes de que Finn lo empujará, su fuerza definitivamente no era suficiente como para forzarlo a hacerlo, pero Carpaccio entendía que estaría mal no hacerlo.

— Carpaccio...

— Creo que me gustas.

Esas simples palabras parecieron tener un mayor impacto en Finn que el beso, parecía verse más desconcertado y sorprendido por esa declaración que por todas las acciones anteriores.

— ¿No sientes lo mismo? —preguntó Carpaccio, impaciente por recibir la respuesta que había estado buscando.

— No estoy seguro —respondió con sinceridad.

Ahí estaba, esa era la respuesta que había querido escuchar, era exactamente lo que buscó. Entonces, si tanto la quería, si tanto esperaba tenerla, ¿por qué no le gustó escucharla?

Era lo que esperó, pero al obtenerlo no quiso seguir ahí, aunque eso, de cierta forma, solo lo empujó a cumplir con su idea inicial, porque se alejó de Finn, decidiendo abandonarlo en la biblioteca, con la idea de que la distancia podría calmar su mente.

:
:
:

Después de lo sucedido en la biblioteca, Finn no volvió a ver Carpaccio por el resto del día, no supo cómo sentirse respecto a eso, tampoco es como si se hubiera tomado el tiempo de pensarlo. Prácticamente se sintió como si actuará en automático, al menos hasta el momento en que llegó a su casa.

Sabía que estaría a solas por un buen rato, pero aun así se dirigió hacia su habitación, entrando en ella y cerrando la puerta antes de dirigirse a su cama. Se sentó ahí, recordó lo que había pasado, agarró su almohada y la pegó a su rostro para amortiguar un grito, uno producto de todo lo que sentía.

Emocionado, asustado, mareado y muy confundido. No sabía en cuál emoción concentrarse primero.

El beso fue, contra todo pronóstico, algo maravilloso, le gustó, por supuesto que lo hizo, pero ¿eso también significaba que le gustaba Carpaccio?

Había comenzado a apreciar su compañía, ¿acaso lo hacía de manera diferente a sus otros amigos? Sí, definitivamente no era lo mismo. ¿Significaba eso que le gustaba? Era complicado decirlo. ¿Realmente podía decir que le gustaba si nunca pensó en esa posibilidad antes del beso? El beso le gustó, por lo que tenía que haber algo ahí que no identificó antes, pero no sabía si era lo mismo que Carpaccio sentía.

Lentamente bajó su almohada para abrazarla fuertemente, buscando consuelo en eso.

Tenía que encontrar una respuesta para la próxima vez que lo viera, así quisiera pensar en ello o no, se sentiría como una persona terrible si dejara a Carpaccio con la duda durante demasiado tiempo.

Realmente hubiera querido tener alguien a quien preguntarle sobre el tema, quien pudiera ayudarlo a comprender mejor sus propias emociones, pero dudaba que sus amigos fueran de ayuda. Los apreciaba y admiraba, pero ninguno de ellos estaba en posición de ayudarlo en términos de amor, Lemon veía una extraña conexión entre el amor y la obsesión, Mash no parecía alguien que supiera sobre eso, y en el caso de Dot y Lance, no eran personas en las que buscaría consejos de ese tipo.

Todavía podía recordar de forma vívida la tensión que se sentía en el ambiente cuando esos dos se dieron cuenta de que eran almas gemelas. Fue como ver a dos personas experimentando el odio a primera vista, siguió siendo así por un tiempo.

Finn nunca supo los detalles de cómo pasó, pero un día los dos aparecieron luciendo mucho más cómodos con la existencia del otro. En realidad, Lance se veía así, Dot se comportaba como si nunca hubiese sido más feliz. Eso solo duró un par de horas, luego volvieron a su comportamiento habitual, con excepción de que siempre vio algo de cariño o calidez en la forma en la que se trataban, incluso en la peor de sus discusiones.

Pensar en ellos le hizo recordar a su propia alma gemela, al mismo tiempo en que Carpaccio seguía en su mente. Finn no era de los que creían que se debía esperar a conocerla, que no se podía estar con nadie más antes de eso, sin embargo, era algo a tener en cuenta. Siempre existía la mínima posibilidad de que lo conociera al día siguiente, entonces, ¿qué le diría a Carpaccio? Si le decía que también le gustaba y las cosas avanzaban a partir de ahí, ¿se suponía que solo abandonarían al otro si encontraban a esa persona? La sola idea de hacerlo le causaba repulsión, él no podría hacerlo.

Dejándose caer de lado para acabar acostado, decidió que esos pensamientos habían sido suficientes por un día. Necesitaba dejar el tema antes de enloquecer

Notes:

Hola! Qué les pareció el capítulo?

Creo que hice un salto muy abrupto en la relación, pero quiero ir avanzando rápido con la historia para terminarla en poco tiempo

Además, este capítulo fue más corto de lo que quería, pero ya pasó mucho desde que actualice y no creo que vuelva a hacerlo hasta dentro de un par de semanas. Así que pensé que un poquito era mejor que nada ❤️

Notes:

Hola!!! ¿Qué les pareció? Estaré feliz de leer cualquier sugerencia o crítica que tengan para que pueda ir mejorando mi escritura y haciendo este fic más disfrutable para todos ❤️

Quiero aclarar que esto no será muy largo, quizás lo haga de unos 10 capítulos o menos, pero los siguientes capítulos se irán haciendo más largos y entretenidos, lo prometo!