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Cariño, Aún No Has Visto Nada By TriviasFolly

Summary:

𝗕𝗮𝗯𝘆, 𝗬𝗼𝘂 𝗔𝗶𝗻'𝘁 𝗦𝗲𝗲𝗻 𝗡𝗼𝘁𝗵𝗶𝗻𝗴 𝗬𝗲𝘁 ᵇʸ 𝕋𝕣𝕚𝕧𝕚𝕒𝕤𝔽𝕠𝕝𝕝𝕪

Durante trece años, Wei WuXian había sido cauteloso. No había hecho nada que pudiera poner en peligro su nueva identidad como Mo XuanYu. Se había distanciado de todo lo que tuviera que ver con los Clanes con los que creció. Sólo para que el hijo enfermo de una compañera de trabajo hiciera que su pasado volviera con fuerza sobre él.

Su pasado, por supuesto, se llama Lan WangJi. Y esta vez, no dejará marchar a Wei WuXian.

Notes:

Esta obra no me pertenece, yo solo realice la traducción en español, los créditos totales son para TriviasFolly, quien escribió la historia, por favor, vayan a dejar su Kudo en la obra original

✨ƝƠƬƛƧ ƊЄ Լƛ ƛƲƬƠƦƛ:✨

Hola y bienvenidos a otro de mis largos fics a/b/o.

En esta ocasión, Wei WuXian, mi Asesino Feral favorito, y Lan WangJi, un posesivo Lan WangJi, verán su futuro juntos en manos de su bebé (¿o no?). A lo largo del camino habrá subtramas de Wei WuXian explorando su lado femenino, jardinería, ¡y quién sabe qué más!

Chapter Text

Wei WuXian ajustó con más fuerza el abrigo de cuero alrededor de sí mismo mientras corría por la acera. Trató de hacerlo pasar por una defensa contra el frío, pues no quería admitir que sentía un hormigueo de nerviosismo en su cuerpo. Para empezar, nunca debería haberse ofrecido a cubrir el turno de noche. No se había detenido a pensar en lo eso que significaría.

No se había dado cuenta de que tendría que atravesar el territorio de un clan cuando oscureciera.

Casi trece años jugando a lo seguro, pero todo se desbataría por intentar ser un buen chico y hacer un turno triple. Tal vez, si no le hubieran pedido que lo hiciera cuatro horas después de comenzar su turno doble, se habría dado cuenta de que era una mala idea. En cambio, había aceptado sin pensarlo porque la chica del turno de noche tenía un bebé enfermo.

Ahora estaba aquí, sin nada más que un delgado conjunto de uniforme médico y su gastada chaqueta de cuero para protegerse del frío y de las pandillas. Sintió la vieja sensación familiar, el cosquilleo en la nuca, luchó por mantener el paso sin prisas. Se permitió encorvar los hombros, subiendo un poco más el cuello de la chaqueta. Podía considerarse una respuesta al frío.

Sólo faltaban unas cuantas cuadras para llegar a la estación de autobuses, se recordó a sí mismo mientras luchaba contra sus instintos. Todo lo que tenía que hacer era llegar allí. Podía hacerlo. Sólo tenía que no llamar más la atención. Respiró profundamente para calmar los nervios.

Sólo para casi tropezar cuando los olió.

Alfas.

El corazón le latía con fuerza en el pecho mientras trataba de mantener la calma. Su mano se envolvió temblorosa alrededor del bote de spray de pimienta que llevaba en el bolsillo, la única arma que se permitía. Sólo faltaban unas cuantas cuadras, se recordó a sí mismo. Aceleró un poco más el paso.

Un silbido de admiración marcó su error.

¿Cómo podía ser tan estúpido? Trece años y de repente se había vuelto sensible y estúpido. Había acelerado el paso. Les había hecho saber que sabía que estaban allí, merodeando entre las sombras. En la calle poco iluminada, sólo había una forma de que supiera que estaban allí. Los había olido. Había reaccionado a sus olores, confirmando que él era lo que sospechaban.

Un omega caminando solo por el territorio de un clan después del anochecer.

—¡Hola, cosita linda!—, una voz gritó.

La mano de Wei WuXian se apretó con fuerza alrededor de la lata de spray de pimienta. Tal vez perderían interés si los ignoraba.

—¡No nos ignores, zorra!

Wei WuXian apretó los dientes mientras seguía caminando. En el momento en que dejó de caminar, fue tan bueno como ellos. Se maldijo por ser tan estúpido. Debería haber prestado más atención a cuándo terminaba el turno. Debería haberse quedado en el hospital hasta que alguien pudiera acompañarlo, o haber llamado a un Uber. No debería haber acelerado.

—Mis amigos están hablando contigo.

Los ojos de Wei WuXian se abrieron de par en par cuando una forma corpulenta salió de entre las sombras, plantándose en la acera frente a él. Ocupaba casi toda la acera, y su penetrante olor llenaba el resto. Alfa, probablemente el encargado de los que estaban detrás de Wei WuXian. Wei WuXian no tenía otra opción que entrar en la calle, pero por suerte no había olvidado todas sus medidas de seguridad.

—Perdona, ¿has dicho algo?—, preguntó alzando la voz. Era para convercerlo, pero también por si alguien se daba cuenta. Se llevó la mano a la oreja y se sacó un auricular. Al mismo tiempo, presionó con el dedo la protuberancia lateral, y la música empezó a oírse en voz baja.

Pudo ver el efecto en el alfa que tenía delante. Sus ojos parpadearon hacia el capullo blanco y luego volvieron a Wei WuXian.

—¿No te dijo tu madre que no caminaras solo por la noche?— El alfa arqueó una ceja. Una sonrisa se extendió en su rostro. Las puntas plateadas de sus colmillos brillaron en la penumbra.

—Necesitas una mamá que te diga que hacer—, Wei WuXian se encogió de hombros. La calma exterior que proyectaba contrastaba con los erráticos latidos de su corazón. Estaba agradecido por el parche de olor que aún llevaba en el cuello, de lo contrario nunca habría tenido una oportunidad.

Qué bajo había caído.

Aquí estaba él, dejando que un insignificante grupo de alfas lo asustara. Había sido el maldito Patriarca Yiling, había hecho que los alfas le tuvieran miedo. Diablos, tenía a todo el hampa aterrorizado de él. Hace trece años, estos alfas no se habrían atrevido a abordarlo en la calle. Si lo hubieran hecho, pronto se habrían arrepentido.

Pero eso fue antes de que Wei WuXian se hiciera pedazos, en cuerpo y mente.

El Patriarca Yiling estaba muerto, incluso Wei WuXian estaba muerto. Hacía trece años que no formaba parte del hampa. Podría haber seguido siéndolo si no hubiera sido tan estúpido. Su mano se apretó aún más alrededor del spray de pimienta. Estaba lo suficientemente oxidado como para caer en esta trampa, pero ¿y sus habilidades de lucha? Aún hacía ejercicio. ¿Sería suficiente? ¿O debería dejar que tomaran lo que querían?

La oleada de náuseas que le sobrevino con ese pensamiento consolidó su opción.

—Tenemos un jefe muy gracioso—, se rió nerviosamente una voz detrás de Wei WuXian. Su cabeza se movió hacia ella, viendo a un hombre escuálido. Por la forma en que se movía, con el cabello revuelto y ojeras, Wei WuXian lo consideró un adicto. Sería el más peligroso en una pelea. La adicción lo haría impredecible.

—¿Qué? ¿Tampoco te ha dicho tu padre que no andes solo por la noche? Este es territorio de un clan, muñeco.

Hola, A-Ying, puede que no me recuerdes pero yo sí a ti. ¿Te gustaría venir a casa conmigo? Ser parte de mi familia—. Wei WuXian trató de no reaccionar físicamente ante el recuerdo que invadía de repente sus sentidos. Se lo tragó. Fantasmas de todo tipo esta noche.

—¿O no hay papi?— Una voz se rió detrás de Wei WuXian.

Wei WuXian tomó aire, les gustaba hablar. Podía trabajar con eso. Podría salir de ésta sin pelear. Sólo tenía que hablar. Era bueno en eso, ¿no? ¿O esas habilidades se habían oxidado? Supuso que sólo había una manera de averiguarlo.

—Chicos—, Wei WuXian suspiró, colocando la mano que no estaba alrededor del spray de pimienta en el bolsillo de su chaqueta en la cadera mientras la abría. —¿De verdad creen que soy tan tonto como para caminar por el territorio de un clan sin protección?

No podía ver al alfa frente a él vacilar, pero podía olerlo. Su olor vacilaba lo suficiente como para calmar el corazón que latía furiosamente en el pecho de Wei WuXian. Podía hacerlo sin pelear. Mantendría sus manos limpias.

—Él trabaja en Dafan General jefe—, Uno de los hombres detrás de él habló. —Lo veo caminar por aquí durante el día.

La piel de Wei WuXian se erizó ante la insinuación de que el hombre se había fijado en él. Quizá debería reconsiderar sus rutas a pie, o ceder finalmente y comprarse un coche. Su mano se apretó alrededor de la lata de spray de pimienta.

—¿Eres un socio?— le preguntó el alfa, acercándose.

—¿Tú qué crees?— Wei WuXian arqueó una ceja. Deja que la respuesta sea vaga, se recordó a sí mismo. Deja que saquen sus propias conclusiones.

—Un momento, jefe—, dijo una voz detrás de Wei WuXian. —El General es territorio neutral, ¿no?

—Es un hospital, no una calle—. Wei WuXian respondió, sin dejar de mirar al alfa que tenía frente a él.

—Tenemos médicos del clan, jefe, ¿para qué necesitamos una enfermera?— Cuestionó el nervioso. Sus ojos se entrecerraron mientras estudiaba a Wei WuXian. Para suerte de Wei WuXian el hombre estaba en algo que le daba paranoia.

—¿Qué? ¿Nunca has tenido a un civil que llamara a una ambulancia por ti?— Wei WuXian mintió. —¿Quién crees que se asegura de que no llamen a la policía cuando llegas con una herida de bala?

—Tiene sentido.— Murmuró uno de los alfas detrás de Wei WuXian.

—¡No, no lo tiene!— Protestó el adicto. —¡Está mintiendo, o encubriendo algo! Lo sé. Tengo un presentimiento.

Wei WuXian quería poner los ojos en blanco. La mirada de contemplación en el rostro del alfa líder fue suficiente para detenerlo, por supuesto que le creería al adicto antes que a él. El adicto formaba parte de su equipo. Wei WuXian no era más que un estúpido omega que caminaba solo por el territorio de un clan después del anochecer. Su mente daba vueltas, intentando pensar rápidamente en una salida.

—Bien—, resopló mientras se enderezaba. Se sacudió la coleta para darle un poco más de énfasis. —Me has atrapado, normalmente nadie es tan estúpido como para meterse conmigo. Estaba disfrutando de nuestro pequeño juego—, hizo un puchero, viendo cómo los ojos del alfa líder se posaban en sus labios. —Más te vale que él esté de buen humor—, dejó que una sonrisa maliciosa se dibujara en sus labios. —Al menos mi bata ya está sucia, puedo lavarnos juntos.

—¿Él?— El alfa tragó saliva.

—Mhm—, tarareó Wei WuXian. En quienquiera que fuera en quien estuviera pensando el alfa era más que suficiente para que consideraran meterse con él, que era justo lo que necesitaba. —Estará muy enfadado, ahora que tu olor está por todo mi cuerpo—. Ladeó la cabeza, convirtiendo su voz en el puchero petulante que siempre escuchaba usar a los amantes en turno. -Acabo de trabajar un turno triple, y ahora ustedes, idiotas, están interfiriendo con nuestro tiempo juntos. Siempre es más violento cuando está excitado.

—¡Está mintiendo!— El adicto se estremeció.

—¿Alguien está pasando por el síndrome de abstinencia?— Wei WuXian puso los ojos en blanco.

—Sé que está mintiendo—, El adicto se movió más cerca del alfa líder. —¿Por qué lo dejarían vagar por el territorio de un clan de esta manera?

—¿Porque soy un omega independiente?— Wei WuXian resopló. Suspiró al ver que el alfa líder no iba por él. —Estaba ocupado y no quise molestarlo—. Hizo un puchero, sabiendo que hacía tiempo que había perfeccionado la mirada de alguien a quien habían sorprendido haciendo algo que no debía. —Y quería darle una sorpresa cuando llegara a casa—. Batió las pestañas por si acaso.

—Aw-

La nota de admiración fue interrumpida por un gruñido bajo, sin duda debido a un codazo en el estómago. Por desgracia, no eran ellos los que necesitaban creerlo. Por la mirada de desaprobación que le estaba dirigiendo el adicto, tal vez no pudiera salir de ésta con palabras. Su mano volvió a apretar el spray de pimienta.

—No lo creas, jefe—, dijo el adicto, temblando. —Tengo un presentimiento.

—La última lo que presentías fue que te orinabas encima—, resopló el alfa líder.

—No es uno de esos presentimientos—, el adicto se acercó más. —Más bien como cuando supe que mi ex estaba saliendo con otro.

—¡Todos sabemos que no has vuelto a confiar en un omega desde entonces!— Un hombre resopló desde detrás de Wei WuXian.

—Vamos, acabo de trabajar un turno triple—, Wei WuXian batió las pestañas una vez más. —Sólo quiero irme a casa con mi alfa.

—¿Cómo se llama?— El adicto intervino.

—¿Qué?— Wei WuXian parpadeó.

—Su nombre—. Una gran sonrisa iluminó el rostro del adicto mientras se acercaba. —Seguro que tu alfa tiene uno, eso si no es imaginario.

—No veo por qué eso importa—, replicó Wei WuXian, apretando con fuerza el spray de pimienta que llevaba en el bolsillo.

—¿No lo ves?— El adicto se movió, como un buitre que se acerca a un cadáver. —¿Quieres su protección, pero no nos das su nombre? Eso es un poco contradictorio, ¿no?

—Su nombre—. El alfa líder exigió, los ojos de Wei WuXian volvieron a mirarlo.

Docenas de nombres volaron por la mente de Wei WuXian, pero al final fue una reacción instintiva.

—Lan Zhan.

Sintió que los alfas se quedaban quietos a su alrededor.

—Probablemente lo conozcas por Lan WangJi—, balbuceó Wei WuXian nervioso. —¿O Hanguang-Jun? Es un poco más alto que yo, posiblemente el hombre más hermoso que haya pisado esta tierra... Piel como el jade blanco, las pestañas más largas que jamás hayas visto. ¿Ojos claros que brillan como el oro cuando la luz les da justo en el punto exacto?

Wei WuXian no sabía por qué no podía dejar de parlotear. Sabía que la clave del éxito aquí era ser impreciso, y sin embargo estaba hablando del color de los ojos. Había pasado trece años sin hablar de Lan WangJi. Trece años sin hablar de nadie que hubiera conocido en su juventud, aparte de unos pocos detalles para alejar a cualquiera que pudiera preguntar. Era como si volviera a ser un adolescente, acosando a Lan WangJi desde el otro lado de la biblioteca con versos poéticos.

—Incluso tiene este pequeño...— Wei WuXian se interrumpió al volver a centrarse en el alfa líder, con el corazón encogido por la mirada que el hombre le dirigía a los hombres que tenía detrás.

Fue la única advertencia que recibió antes de que un brazo le rodeara el cuello. Afortunadamente, el hecho de que su mente estuviera distraída no significaba que el cuerpo de Wei WuXian lo estuviera. Sus días en los clanes habían quedado atrás, pero la paranoia lo había empujado a mantenerse en forma.

Y resultó que sus habilidades de lucha no estaban tan oxidadas como temía.

La mano libre de Wei WuXian salió disparada hacia arriba, atrapando el puño del alfa antes de que pudiera completar el círculo alrededor de su cuello. Sus uñas se clavaron mientras giraba y sacaba la otra mano del bolsillo. El spray de pimienta siseó mientras salía volando, mientras el pie de Wei WuXian golpeaba al hombre en sus partes bajas.

El hombre cayó como una roca.

Wei WuXian levantó la mirada y vio que los alfa empezaban a rodearlo como una manada bien organizada. El acero centelleaba en las tenues farolas de la calle mientras sacaban sus cuchillos. Wei WuXian apretó los dientes mientras ajustaba el agarre de su spray de pimienta. Nunca había tenido que usarlo, pero no sabía si sería suficiente para acabar con cinco alfas más. Sus ojos se posaron en la navaja mariposa que brillaba en el cinturón del alfa abatido. Antes de que pudiera dudar de sí mismo, se lanzó hacia delante para agarrarla.

Hacía trece años que no empuñaba un arma.

Pero el movimiento del meñique para soltar el seguro y el posterior giro de la muñeca para exponer la hoja le resultaron tan naturales como su propia respiración. Su agarre cambió al sentir el peso de la navaja, al igual que su propio peso se movía sobre sus pies. Sus ojos recorrieron al grupo, esperando el primer movimiento.

—Perra de Huanguang-Jun—, le espetó el alfa líder. -¡Hemos estado esperando una oportunidad como esta, chicos! Por fin podemos bajarle los humos a ese bastardo.

—¿Quién está llamando perra a Huanguang-Jun?— Una voz rugió.

Una mancha blanca se estrelló contra uno de los alfas, interrumpiendo su perfectamente planeado círculo. Wei WuXian aprovechó la sorpresa y se lanzó contra el alfa más cercano. Le propinó un rápido corte descendente, seguido de una descarga de spray de pimienta en la cara. El alfa cayó con un aullido.

—¡JingYi!

La llamada fue seguida por el sonido de una espada silbando en el aire. Wei WuXian la vio brillar en la penumbra con el rabillo del ojo, y un gruñido le dijo que había dado en el blanco. Puede que el grupo de alfas fuera más numeroso, pero estaba claro que Wei WuXian y los dos desconocidos los superaban en habilidad.

Lo que significa que los alfas fueron reducidos a cuerpos gimiendo en cuestión de minutos.

—¡Llama perra a Hanguang-Jun una vez más!— Uno de los extraños, un chico en realidad, estaba furioso mientras su pie dejaba una marca en la cara del alfa líder.

Wei WuXian miró a las dos caras nuevas. Ambos eran jóvenes, demasiado jóvenes si se le preguntaba a Wei WuXian. Por otra parte, él no tenía mucho espacio para hablar. Había estado en el frente a los quince años. Había estado haciendo recados durante años antes de eso. Si las ropas blancas no eran prueba suficiente de su Clan, Wei WuXian podía ver las características cintas blancas atadas alrededor de su frente. Trató de no maldecir mientras distinguía el contorno de las nubes en ellas. Parientes de sangre interna del Clan Lan.

—¡No lo hice! ¡Yo estaba llamando a su omega una perra! ¡Lo juro!

—¡Mentiroso! Hanguang-Jun no tiene omega.— El chico se enfureció.

—¡Sabía que estabas mintiendo! Lo sabía—. El adicto se rió estrepitosamente, diciéndoselo a Wei WuXian. Siseó mientras asestaba una fuerte patada al hombre, dejándolo inconsciente.

—¿Dijiste que eras su omega?— El chico giró la cabeza para mirar a Wei WuXian. Los oscuros mechones sedosos de su cola de caballo ondeaban a su alrededor. —¿Crees que eres lo suficientemente bueno para él? ¿Qué te da ese derecho?

Wei WuXian retrocedió instintivamente y levantó las manos en señal de defensa cuando el chico se acercó a él. Tuvo suerte de que la primera vez que invocó un nombre de su pasado, éste volviera corriendo hacia él.

—¿JingYi?— Sonó la voz del otro chico, con un tono vacilante.

Wei WuXian miró hacia él y sintió que se le caía el estómago al ver la mancha roja que se filtraba en la camisa blanca del chico. Un cuchillo clavado en su estómago.

—¡SiZhui!— Lan JingYi pareció olvidar cualquier ofensa que Wei WuXian le hubiera hecho, o más importante aún, a su preciado Hanguang-Jun. Corrió hacia el otro lado, su mano se dirigió al cuchillo. Los ojos de Wei WuXian se abrieron de par en par.

—¡No!— gritó Wei WuXian, pero era demasiado tarde. El chico lo había sacado. —Mierda...— Maldijo mientras se apresuraba a acercarse.

—¡Atrás!— Lan JingYi gruñó. El agudo olor de un alfa brotaba a su alrededor.

—Soy un enfermero de traumatología,— Wei WuXian gruñó. —Tú eres el idiota que sacó el cuchillo, ¿ahora quieres que tu amigo viva o no?

Tomó el titubeo del joven como un permiso y se abalanzó para presionar la herida con las manos. La sangre estaba caliente mientras se filtraba por sus dedos, una sensación que le resultaba familiar y que lo tranquilizaba. Por la forma en que Lan JingYi entraba en pánico, era algo a lo que no se había acostumbrado.

—Llama a una ambulancia—, ordenó Wei WuXian al chico.

—No puedo...

—Entonces llama al médico de tu clan—, lo interrumpió Wei WuXian con un gruñido. —Si no ve a un médico, y pronto, no sobrevivirá—. Él estabilizó. —No se obtiene tanta sangre de una herida superficial. Por el ángulo en que se encuentra, podría haberle dado a un órgano, si no tiene cirugía disponible pregunta en qué hospital está en nómina. Si tardas más de cinco minutos, llamaré al General Dafan.

—De acuerdo—, asintió Lan JingYi, con una mano buscando su teléfono.

—¿Tan malo es?— El chico apuñalado ofreció débilmente.

—¿Cuál es tu nombre?— Wei WuXian tarareó, encontrando la mirada del chico. Tenía un rostro apuesto, con rasgos delicados que le daban dignidad. Incluso ahora, Wei WuXian podía ver cómo intentaba mantener la compostura.

—Lan SiZhui.

—Lindo nombre—, sonrió Wei WuXian.

—Me lo puso mi A-Diē—, gimió el chico mientras Wei WuXian ejercía más presión sobre su herida. Por un momento hubo un destello de familiaridad. Wei-gongzi- Wei WuXian respiró hondo mientras desterraba otro fantasma.

—¿Es la primera vez que te apuñalan?— Intentó distraerse.

—Mn—, asintió el chico. Wei WuXian lo vio hacer una mueca de dolor.

—La primera siempre es la más difícil—, Wei WuXian le guiñó un ojo. —¿Eres muy amigo de él?— Asintió con la cabeza en dirección a Lan JingYi. El chico se había alejado, hablando apresuradamente por el celular.

—Sí—, asintió Lan SiZhui.

—¿Los mejores amigos? ¿Hermanos de armas?—, insistió Wei WuXian. Vio que se formaba un leve rubor en las mejillas del chico. —¿Un poco más?— Le guiñó un ojo. El enrojecimiento le dijo la respuesta. —¿Mi consejo?— Se inclinó hacia él. —No te juzgará si muestras dolor. Definitivamente no se lo diré a nadie. Habrá muchas otras ocasiones para ser estoico.

Vio que la mandíbula del chico se desencajaba antes de aflojarse. Su cabeza cayó hacia atrás, sus rasgos se deformaron por el dolor. Wei WuXian emitió un tarareo y centró su atención en la sangre que se filtraba a través de sus dedos.

—Ahora voy a presionar un poco más—, murmuró, poniendo más peso sobre la herida del muchacho. Eso le valió un grito de dolor, una señal que hizo retroceder a Lan JingYi.

—¡Lo estás lastimando!— Siseó, su mano lanzándose para sostener una de Lan SiZhui. Sus dedos abrieron los dedos apretados.

—Está bien—, exhaló Lan SiZhui. Wei WuXian lo vio apretar la mano de Lan JingYi. Agachó la cabeza, tratando de darles un poco de privacidad. —Confío en él.

Los ojos de Wei WuXian se abrieron de par en par, la confianza era algo raro en su mundo. O al menos lo era cuando Wei WuXian había formado parte de él. Por el rabillo del ojo, Lan JingYi lo miró fijamente y vio que su mano se apretaba alrededor de la de Lan SiZhui.

—Haz que siga hablando—, murmuró Wei WuXian en voz baja.

—Va a ser una estúpida cicatriz—, se rió Lan JingYi. Wei WuXian podía escuchar los nervios en su voz. Ya son dos puntos los que tienes sobre mí, ¿sabes?

—Tú tienes una cicatriz,— Lan SiZhui se rió entre dientes, siguiéndolo con un gemido de dolor.

—¡No es una mala!— Lan JingYi protestó.

—Es muy mala—, Lan SiZhui frunció el ceño.

—Claro, eso crees—. Lan JingYi puso los ojos en blanco. Wei WuXian los vio parpadear en su dirección.

—¿Cuánto falta para que llegue la ambulancia?

—Teníamos una en la zona—, explicó Lan JingYi. —Llegará en cualquier momento.

—¿Médicos a bordo?

—No, pero el conductor es el mejor de la ciudad—. Lan JingYi respondió. —¿Verdad SiZhui? ¡SiZhui!

Wei WuXian miró, viendo que el rostro del chico se había relajado. Apretó los dientes mientras el aroma de Lan JingYi estallaba a su alrededor. El estómago de Wei WuXian gruñó al recordarle al pollo con sésamo.

—¡¿Qué hiciste?! ¡Pensé que habías dicho que evitarías que muriera!— Lan JingYi se abalanzó sobre él.

—Cálmate—, respondió Wei WuXian. -Acaba de desmayarse.

—Te mataré...

—JingYi.

Wei WuXian sintió que se le erizaban todos los pelos del cuerpo y que la sangre se le helaba en las venas. Sus ojos se clavaron en sus propias manos, sin atreverse a levantar la vista. Después de tantos años, seguía sonando igual. Cómo si hubiera salido directamente de los sueños de Wei WuXian, un barítono grave que rezumaba gravedad. Del tipo que le ponía la piel de gallina.

Los ojos de Wei WuXian se cerraron por un momento. No podía estar aquí. ¿Por qué iba a estar aquí? ¿No debería estar escondido en algún lugar, ayudando a dirigir las cosas? ¿Por qué estaría en la calle? Esa misma noche Wei WuXian cometió su primer error en trece años.

—¡Hanguang-Jun!— Lan JingYi respiró. —SiZhui...

La atención de Wei WuXian fue apartada cuando alguien apareció a su lado. Un rostro medio inexpresivo y una cinta a juego haciendo de él nada más que un gruñido.

—¿Tienes vendas? ¿Suministros médicos?— Wei WuXian se centró en el asunto en cuestión.

—Aquí—, la persona sacó un kit.

Trabajaron con rapidez, vendando rápidamente la herida para poder levantarlo del suelo. Las manos de Wei WuXian estaban presionando la herida de nuevo en el momento en que estaban en la camioneta, observando la parte trasera abierta. Sus ojos se iluminaron al ver una caja familiar.

—Tienes sangre—, exhaló Wei WuXian. —¡Chico!— Llamó a Lan JingYi. El chico trotaba junto a Lan WangJi. Su boca se movió mientras discutían algo en voz baja. —Necesito que te hagas cargo—. Él asintió a las manos.

—¿Qué?— Los ojos de Lan JingYi se abrieron de par en par. —¿Y si pongo demasiada presión? ¿O demasiado poca?

—Ven aquí—, espetó Wei WuXian. Se resistió a gruñir mientras el chico vacilaba. —¿O prefieres ponerle la vía intravenosa?

Eso hizo que el chico se moviera, tropezando mientras la camioneta arrancaba. La sangre de las manos de Wei WuXian manchó la piel blanca del chico cuando puso presión sobre ella, demostrando cuánta presión debía aplicar. En el momento en que Wei WuXian se sintió cómodo con su presión, se apresuró a acercarse al hemocultivo.

—¿Sabes su tipo de sangre?

—AB.

—Al menos te han enseñado algo—, murmuró Wei WuXian mientras se dirigía a la caja de sangre.

—¿Perdón?

Wei WuXian le hizo un gesto con la mano, ignorándolo, mientras rebuscaba en los paquetes, tomando los demás suministros que necesitaba antes de aprovechar el impulso de la camioneta para volver al lado de Lan SiZhui. Abrió el paquete de agujas, agradecido por haber empezado como paramédico.

—¿De verdad deberías...?

Wei WuXian miró a Lan JingYi mientras clavaba la aguja. Vio cómo las protestas del chico se extinguían, y sus ojos volvieron a posarse en sus propias manos. Su ceño se frunció al ver la sangre que manchaba sus manos y sus mangas.

—¿Cómo estás tan tranquilo?— murmuró Lan JingYi.

—Soy enfermero de traumatología—, Wei WuXian resopló. —Mi trabajo es estar tranquilo—. Añadió mientras enganchaba la bolsa de sangre al gancho correspondiente colocado en el techo. —Empecé como paramédico—. Se movió para sustituir a Lan JingYi.

Afortunadamente para Lan SiZhui, el viaje transcurrió de forma rápida. Las puertas traseras se abrieron, y Lan JingYi y Wei WuXian se movieron para bajar a Lan SiZhui. 

—¿Usted es el enfermero?— Un hombre en bata limpia los saludó mientras bajaban a Lan SiZhui. 

—Traumatología en Dafan General—, Wei WuXian asintió. —Le apliqué presión, y empezó a sangrar, por el hecho de que todavía está sangrando creo que cortó algo importante.

—Ya tengo todo listo para la cirugía—, asintió el médico. —Pero me vendría bien una mano extra. 

—No podría—, los ojos de Wei WuXian se abrieron de par en par. 

—¿No podrías? Si no te hubieras hecho pasar por el omega de Hanguang-Jun, ¡ni siquiera lo habrían apuñalado!

Wei WuXian podía sentir un par de ojos que le quemaban en la nuca. Wei WuXian tragó saliva y se limpió las manos en su, ahora, mugriento uniforme. Sonrió nervioso al médico. 

—Necesitaré un uniforme nuevo. 

—Por aquí—, alguien apareció junto a su codo. 

Wei WuXian se dejó llevar por la rutina de la preparación quirúrgica. Hacía tiempo que había aprendido a utilizarla para distraerse de lo que ocurría en su vida, deslizándose hacia la calma fría y la mentalidad adormecida que lo hacían tan estable como enfermero de traumatología.

Sin embargo, por primera vez en mucho tiempo, se dio cuenta de que algunos pensamientos se le venían a la mente. Algunos eran benignos, como darse cuenta de que Lan seguía pagando por unas instalaciones de primera. Otros eran más dañinos, como si Lan WangJi lo había reconocido o no. Si lo había hecho, ¿cuánto tardaría en entregarlo a los Jiang o a los Jin? 

Tú, yo y A-Cheng juntos para siempre.  

El recuerdo atravesó a Wei WuXian como un cuchillo. Respiró hondo mientras apoyaba las manos en el borde del lavabo en el que estaba lavándose. Allí dentro había un chico que necesitaba que se concentrara. No podía perder el tiempo con fantasmas de su pasado. 

—¿Estás bien?— La voz del médico se hizo oír cuando se acercó al otro lado del lavabo. El grifo automático se activó para que pudiera lavarse. 

Tómate un momento para relajarte. Cuenta tu respiración, mueve los dedos de los pies, tararea, recuérdate que estás en este momento. Tu pasado ha quedado atrás, no puede hacerte daño. 

—Estoy bien—, exhaló Wei WuXian una vez que llegó a su zona, todo lo demás se desvaneció. —Vamos a empezar.

 

Α-Ω-Α-Ω-Α-Ω-Α-Ω

 

Mo XuanYu.

Amnésico con un historial de fiereza. Origen desconocido. Trabaja en el hospital Dafan General como enfermero de traumatología, donde tiene críticas elogiosas a pesar de su papeleo desorganizado. No se le conoce pareja y su presencia en las redes sociales es casi inexistente. Los vecinos lo consideran amable y servicial, aunque mantiene las distancias. Suele ir de copas con sus compañeros al menos una vez a la semana y tiene frecuentes reuniones con el doctor Xiao. 

Lan WangJi hojeó el expediente que tenía delante. El surco en su frente se hacía más profundo con cada hoja que pasaba. Prácticamente podía oler el sudor del lacayo que tenía frente a él, que empeoraba cuanto más tiempo permanecía Lan WangJi en silencio. Antes de que el olor se volviera demasiado penetrante, Lan WangJi levantó la vista. 

—No hay fotos. 

—Fue un encargo muy rápido, señor—, tartamudeó el lacayo. —Si tuviera unos días, podría encargarme de la vigilancia...

—Yo no pedí vigilancia—, Lan WangJi sintió que su paciencia se agotaba. —Está trabajando con uno de los miembros de nuestra familia. Necesitamos saber si es digno de confianza. 

—¿Cómo van a ayudar las fotos con eso?— Lan WangJi apretó la mandíbula mientras miraba al lacayo. Vio la garganta del hombre temblar de miedo. El primer hilillo de su olor, algo que olía nauseabundamente a cerdo, empezó a salir. —Veré que puedo encontrar señor.

Lan WangJi esperó hasta que el hombre se fue para exhalar. El sonido fue bajo y prolongado mientras levantaba la mano para frotarse los ojos. Todavía podía ver el rostro pálido y desganado de Lan SiZhui. El profundo carmesí que manchaba sus ropas. Lo habían herido antes, pero no así. 

Lan Zhan extendió la mano hacia su teclado, pulsando rápidamente las teclas hasta que obtuvo la información de seguridad del quirófano. Apretó la mandíbula al ver a su hijo en la camilla, con una mascarilla cubriéndole la mitad inferior de la cara. Se concentró en la subida y bajada de su pecho, en los parpadeos del monitor cardíaco. 

El miedo a perderlo era amargo en la boca de Lan WangJi. 

Tenía ganas de desinfectarse, de tomar la mano de su hijo. No podría hacerlo cuando despertara. 'Flotar' era como Lan SiZhui lo llamaba. Incluso la presencia de Lan WangJi en la camioneta de ayuda le había valido miradas y mejillas sonrojadas de vergüenza. Recordatorios de que el chico ya no era tan pequeño, de que estaba empezando a estirar sus alas. 

Fue el movimiento de otra cámara lo que llamó la atención de Lan WangJi. Sus ojos se entrecerraron al ver cómo se movía la boca de Mo XuanYu. Una sonrisa se dibujó en la comisura de sus labios, haciendo que Lan WangJi entrecerrara los ojos. Hizo clic en el vídeo y subió el volumen. 

—No puedo creer que conozcas al doctor—, decía Mo XuanYu. 

—Estábamos prácticamente unidos por la cadera en la facultad de medicina—, dijo el doctor Lan con voz burlona. —¡Los problemas en los que nos metimos, podría escribir libros! Saluda al viejo de mi parte, ¿quieres? ¡No! Mejor aún, dile que el lado pálido de la luna le manda saludos. 

—Lo haré—, rió Mo XuanYu mientras empezaba a quitarse la bata sucia. Los ojos de Lan WangJi se posaron en el pecho del hombre y se entrecerraron al ver los tatuajes. Hizo clic, tratando de ampliar la imagen para ver si podía distinguir alguna afiliación a alguna banda. 

—Siempre es divertido oír hablar de viejos amigos—, se rió el doctor Lan. —En aquel entonces pensábamos que estaríamos juntos para siempre, conquistando el mundo.

Lan WangJi no se habría dado cuenta si no estuviera mirando tan fijamente los tatuajes de Mo XuanYu. De repente, bailaban mientras su respiración se aceleraba. Los ojos de Lan WangJi parpadearon hacia el rostro del hombre, observando cómo se contorsionaba por un momento. El cuerpo del hombre se presionó hacia adelante contra el lavabo mientras se preparaba, sus ojos se cerraban mientras respiraba profundamente. 

Las cámaras apenas captaron el zumbido del hombre, pero aun así heló la sangre de Lan WangJi. 

—¿Estás bien?—, se escuchó la voz del médico. El correr del agua del lavabo ahogó la melodía que tarareaba. 

—Estoy bien—, exhaló Mo XuanYu, con un rostro inquietantemente tranquilo mientras sus ojos se abrían. —Empecemos.  

Lan WangJi observó entumecido mientras Mo XuanYu terminaba de lavarse. La melodía sonaba en su cabeza. La melodía que sólo había compartido con dos personas. Sintió una chispa encenderse en un espacio de su pecho que hacía tiempo que se había enfriado. Un pequeño rayo de esperanza.  

Wei Ying.