Chapter Text
╔═.▕⃝⃤.══════════╗
REGULUS BLACK
IS
TIMOTHEE
CHALAMET
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╰►❝ No es tan fácil como crees, ¿En serio piensas que yo quería esto? Pero con esto has demostrado lo poco que me conoces. ❞
Narrador Omnisciente.
26 de junio de 1961.
Claremont Square.
Islington, Londres
Número 12 de Grimmauld Place.
La lluvia caía por la ventana, las gotas se resbalaban por el cristal dándole una vista más lúgubre al lugar. Extrañamente una lluvia horrible había golpeado en el área de Islington, un clima extraño para la época en la que estaban, una lluvia en pleno verano no era para nada normal en ninguna situación posible.
Lo único que se escuchaba en aquella casa escondida por arte de magia en medio del número 11 y 13 de la colonia Grimmauld Place eran unas pequeñas pisadas contra el piso de madera. Se escuchaba como si fueran las pisadas de un niño pequeño, pero realmente se trataba de un pequeño elfo que caminaba de un lado a otro con cosas entre sus pequeños brazos, entrando y saliendo de una de las habitaciones buscando que todo esté en orden para cuando sus amos lleguen al lugar. Necesitaba que su señora encontrara las cosas justo como a ella le gustaba cuando llegara a casa con el señor y los pequeños amos.
Kreacher (el elfo doméstico), vivía por y para la familia Black, sobre todo vivía para Walburga, la mujer que lo tenía como propiedad.
Justo cuando la pobre criatura comenzó a bajar las escaleras para esperar a su ama fue que la puerta se abrió, causando varios murmullos viniendo de los cuadros en las paredes.
Por la puerta entraron dos adultos acompañados de dos pequeños, uno que a duras penas podía tener dos años como máximo y el más pequeño venía en los brazos de su ama. Kreacher consiguió ver sus ojos oscurecerse ligeramente mientras su mirada vagaba por la habitación intentando encontrar algo diferente a cuando había dejado la casa. Al parecer no logró identificar nada que fuera “anormal” ya que dirigió su mirada de vuelta al elfo mientras asentía dándole su aprobación y demostrando satisfacción ante lo que había hecho el elfo.
—Kreacher… —murmuró Walburga palmeando ligeramente su mano sobre la tela que cubría sus piernas—… necesito de tu ayuda —añadió mientras veía al elfo caminar hacia ella con rapidez mientras sus orejas se movían emocionadas por cumplir con lo que su ama lo enviará a hacer.
—¿Qué desea la señora Walburga? —susurró, sus orejas revoloteando emocionadas en su cabeza, consiguiendo que los pequeños cabellos qué salían de estas se vieran extrañamente tiernos, a pesar del semblante tosco en la criatura—. Kreacher hará lo que la señora le pida, Kreacher siempre hará lo que la ama quiere —su cuerpo se movía con anticipación, demostrando sus ansias por llevar a cabo lo que la mujer lo enviara a hacer.
—¿La habitación del bebé ya se encuentra lista? —preguntó en un tono tranquilo mientras su mirada se posaba únicamente en las escaleras qué llevaban a la planta alta.
—Sí mi señora —murmuró el elfo haciendo una reverencia, sus orejas casi rozando el piso mientras se movían ligeramente con una emoción más que evidente—, Kreacher hizo las cosas justo como la señora se lo pidió —Walburga asintió antes de comenzar a caminar hacia las escaleras con el pequeño bebé entre sus brazos.
—Justo como lo esperaba —susurró con una sonrisa—, nunca has terminado por decepcionarme, ni una sola vez —se detuvo al llegar al lado del elfo viéndolo con un poco de compasión en sus ojos azules.
—Kreacher jamás haría sentir a la señora Walburga decepcionada, Kreacher siempre hará las cosas como la señora espera que sean hechas.
Walburga sonrió, acariciando la cabeza de su elfo con un porte lleno de gracia y delicadeza, para luego comenzar a caminar por las escaleras, necesitaba ir a dejar al bebé a la cuna y por último ir a dormir un rato, después de todo un parto no era algo tan fácil de lo cual recuperarse.
—¿Quieres ver algo genial Sirius? —susurró el hombre en dirección al niño que había permanecido a su lado mientras veía a su madre partir escaleras arriba con el bebé.
—¿Qué cosa? —preguntó el pequeño viéndolo con sus ojos llenos de curiosidad, al mayor le sorprendió la velocidad con la que el pequeño giro su cabeza, a pesar de la constante indiferencia que solía tener hacia el niño no pudo evitar sentir algo de ternura al ver como sus rizos se movían hacia su rostro y no pudo evitar ocultar una sonrisa cuando lo vio quitarse el cabello de este, al parecer incluso Orión Black podía verse conmovido por el pequeño de ojos azules.
—Kreacher sabe volar, ¿Quieres ver como lo hace? —murmuró en una especie de tono confidencial y no pudo evitar sonreír al ver los ojos de su hijo brillar ante aquello, que para el pequeño parecía ser un secreto maravilloso entre ambos.
—¿De verdad puedes conseguir que me lo muestre? —Orión asintió con una especie de confidencialidad entre él y el pequeño, aunque Sirius no se imaginaba en lo absoluto que era una forma absurda de usarlo para tener control sobre su esposa.
—Claro que sí —murmuró revolviendo ligeramente el cabello del niño, cosa que lo hizo poner una mueca mientras volvía a acomodarse el cabello de la forma en la que le gustaba, algo no muy común en un niño de menos de dos años, aunque claro que lo era para un miembro de la familia Black—, solo espera unos minutos —con su cabeza señaló hacia el lugar en donde se encontraba Walburga subiendo las escaleras con algo de dificultad con el pequeño en brazos.
Sirius asintió con emoción y se quedó inmóvil en su lugar, esperando con impaciencia a que aquello que ansiaba ver sucediera frente a sus ojos. Cuando su madre estaba a punto de terminar de subir las escaleras sintió un ligero golpe en su hombro haciendo que dirigiera de nuevo su vista hacia Orión quién comenzó a caminar, por lo cual tomó aquello como una invitación a seguirlo.
El pequeño camino emocionado al lado de su padre, sobre todo por lo que él le mostraría, realmente creía que Kreacher tenía la habilidad de volar y se moría de ganas por ver aquello.
Finalmente Orion se detuvo al lado de Kreacher qué ya iniciaba a subir las escaleras rumbo a la segunda planta, finalmente se detuvo a un lado del pobre elfo doméstico que se esforzaba por intentar subir los escalones, luego se inclinó hacia Sirius para que el niño lo escuchara.
—Bien, ahora observa con atención…
Todo pasó en cuestión de segundos, de un momento a otro el elfo salió flotando por los aires mientras soltaba un chillido qué para Sirius sonó como si la criatura estuviera sufriendo de dolor.
Sirius pudo ver desde su sitió como su madre se giraba en dirección hacia donde ellos estaban, los ojos azules de Walburga se tornaron grises en cuestión de segundos, causando así que el chico se encogiera en su lugar y llegará a la conclusión de que lo que su padre había hecho estaba mal.
—Orión… —gruñó Walburga con los dientes apretados al ver al elfo en el suelo—. ¿Cuántas veces tendré que repetírtelo? Es mi elfo, no tienes ningún jodido derecho sobre él, mucho menos cuando esto incluye dañarlo físicamente.
El hombre se quedó inmovil en su lugar con una sonrisa burlona en su rostro, uno de sus mayores placeres era ver a su esposa alterada, sabía que no podía hacer algo más que molestarse ante lo sucedido, después de todo tenía prácticamente prohibido hacer uso de la magia en contra de él.
Después de todo, ¿qué podía hacer en contra de aquel juramento que ella misma propuso hace tantos años atrás? Debía admitir que no era como sí ella supiera que aquella devoción ciega que tenía hacia Orión cuando eran adolescentes sería usada en su contra para hacerla esclava de un hombre al que había dejado de amar.
—¿Qué piensas hacer? —reto con una sonrisa tétrica en su rostro, una que para Walburga no significaba más que peligro y repugnancia.
Odiaba a Orion y a la forma tan peligrosa que tenía de enredar al resto en sus garras, simplemente soltó un bufido y chasqueo la lengua, abrazado al bebé más contra su cuerpo, al ver aquello Orion solo ensanchó más su sonrisa, aquellos dos retoños eran la prueba viviente del poder que tenía sobre su esposa y aquello le fascinaba.
—Kreacher, ven conmigo… —En cuestión de segundos un ruido llenó el lugar y el elfo apareció al lado de su ama legítima—, solo recuerda nuestro acuerdo —murmuró aun con una pizca de esperanza en su voz.
El elfo camino a su lado y Walburga terminó de subir las gradas, Sirius pudo ver a lo lejos como su madre parecía hablar con el niño nuevo.
—¿Qué le pasa a mamá? —susurró con sus ojos azules viendo en dirección a su padre, Orión sonrió ligeramente ocultando sus verdaderas intenciones del niño.
—Seguramente solo se siente cansada cariño —murmuró acariciando con aparente cariño (uno bastante fingido pero no visible de aquella manera para el menor) el cabello del chico—. ¿Quieres ir arriba con ella? —Sirius asintió emocionado ante la pregunta— Bien, entonces vamos con mamá.
Con una sonrisa cínica en su rostro avanzó siendo acompañado por el menor, amaba ver a Walburga así de sumisa, como siempre bajando la cabeza cuando él estaba cerca, era su mayor deleite por muy macabro que aquello se escuchara, era para lo único que la mujer le servía ahora que ni en lo sexual conseguía responderle correctamente.
Cuando finalmente llegaron a la habitación en la que Walburga se encontraba la mujer le hizo una seña para que Sirius se acercara a ella, el pequeño comenzó a acercarse con algo de cautela a su madre.
—Sirius, acércate… —murmuró extendiendo una mano en su dirección—, ¿Quieres ver a Regulus?
—Regulus… —murmuró el pequeño intentando ver hacia el interior de la cuna.
—Exacto y tú serás su hermano mayor —el niño vio con ilusión al bebé en la cuna.
—¿Cómo se hace eso? —preguntó con curiosidad viendo emocionado al bebé, mientras Walburga alzaba una ceja.
—Eso nadie lo sabe… —murmuró Walburga recordando como para ella Cygnus había fallado en su tarea de ser su hermano pero para sus padres había hecho un trabajo más que perfecto—. Supongo que eso queda más a criterio propio.
—¿Para tí que es? —insistió y Walburga soltó un suspiro bastante pesado pensando en su respuesta, ¿Qué era para ella ser un buen hermano mayor?
Aquello la hizo pensar en lo que ella hubiera deseado de parte de Cygnus y dos palabras resonaron en su cabeza.
“Héroe y Protección”.
—Supongo que es alguien que da protección, pero que a la vez no es tu padre o madre, es una persona a la que terminas admirando por lo que es —finalmente sonrió en dirección a Sirius—. Pero estoy segura de que tu mi pequeño, lo harás muy bien sin necesidad de una guía.
—¡Bien, yo seré el héroe favorito de Reggie! —exclamó el pequeño, más que decidido de que lo cumpliría, amaría a su hermano menor con todo lo que eso significaba.
Walburga sonrió de lado viendo a Sirius con orgullo, aún en medio de aquella burbuja no pudo evitar sentir la mirada de odio de su esposo taladrando su espalda, no hizo más girar su mirada hacia él antes de darle una sonrisa cínica, sin importar que intentará hacer Orión jamás haría que los dos chicos se odiaran, aquello sería casi imposible de lograr.
Pero lamentablemente a pesar de que el pequeño Sirius y Walburga estuvieran casi seguros del futuro qué les esperaba, habían cosas que ninguno de los dos veía venir.
La vida se trata de cambios y la gran mayoría no nos termina por gustar, pero los cambios en la vida de la familia Black serían casi imborrables o muy difíciles de arreglar, y ellos jamás estarían listos para eso.