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El nenúfar azul

Summary:

Nicky es un mobian erizo que lleva dos años trabajando en el departamento de contabilidad en un triste y reducido cubículo, mientras su jefe aprovecha cada oportunidad para gritarle, humillarlo y básicamente aventarle todo su trabajo. Sus compañeros de trabajo parecen tener pena por él, pero rara vez le dirigen la palabra para algo que no sea estrictamente por trabajo; a veces se trasnocha trabajando o despierta en un parque a las 5 de la mañana porque se le pasaron las copas. Sí, no suena como una vida que Nicky realmente disfrute; a decir verdad, lo odia mucho, pero no se puede quejar: es lo que le tocó vivir.

Sin embargo, un día que va de camino a su bar preferido para ahogar sus penas, se encuentra con un mobian erizo moreno que está... ¿desnudo?

Notes:

Holi, este es un fanfic de Sonic que hago más con fines de confort personal, así que disculpen si algunas veces el ritmo va muy rápido o no sigo un curso del tiempo lineal. Las escenas están separadas por números, y bien los personajes pueden estar en el pasado, presente o en un punto no determinado del tiempo (?). También aclaro que no llevo mucho consumiendo cualquier cosa de Sonic (series, videojuegos, etc.), una cosa de 4-5 meses, creo. Así que hay muchas que no sé o no tengo la información completa, así que disculpen si los personajes tienen mucho OOC o algo del lore de Sonic no les cuadran.

Hay una playlist que hice para este fanfic, no tengo específicamente canciones designadas, pero pueden checarlo si gustan y darse una idea del ambiente musical.

Chapter 1: Uno de esos días

Chapter Text

—Nicolás, ¿sí podrías enviar ya los costos de los materiales que vamos a pedir para la semana siguiente? ¡Lo están pidiendo con urgencia!

Nicky, un joven erizo de púas azules, asoma su naricilla de una pila monstruosa de papeles para ver a su desgraciado jefe preparándose para salir de la oficina: un tejón que siempre viste un pantalón negro con camisas de colores neones. Posiblemente su jefe solo planea ir al baño de su casa, porque "no le gustan los baños sucios de la oficina". El erizo, apenas animándose a darle una respuesta, nota que su jefe a medio camino de la puerta se voltea y le dice:

—Y termina todos esos pendientes para hoy, me lo encargaron desde la semana pasada, ¡vamos atrasados!

Nicky solo escucha cómo ese nepo baby cierra la puerta con fuerza, y la fuerza de ese azote es tal que su pila de papeles tambalea peligrosamente. Él, temeroso, sostiene la pila con sus manos y da un profundo suspiro, con la esperanza de que, en ese suspiro, su alma se le salga del cuerpo hacia el descanso eterno.

No ocurre, desgraciadamente.

Con tremenda resignación, el erizo acomoda sus lentes correctamente en el puente de su nariz y alguno de los mechones que obstruyen su visión; comienza por organizar todo en carpetas para priorizar los documentos de mayor importancia. Sus compañeros a su alrededor no emiten consuelo alguno ni ofensa por semejante exhibición de explotación laboral, y Nicky no los culpa; él tampoco se le pondría de frente a su jefe por el temor de que le castiguen con el doble de trabajo.

Sin embargo, una parte de él también se siente decepcionado, aunque no tiene muy en claro si es hacia sus compañeros o hacia sí mismo.

Hoy está particularmente caluroso, y para infortunio suyo lleva una camisa blanca de manga larga, porque el pronóstico del clima notificó que el tiempo estaría muy fresco durante todo el día: una mentira más que elige creer en su vida. El pequeño ventilador de su escritorio hace esfuerzos titánicos por darle algo de frescura al joven oficinista, pero Nicky sabe en el fondo de su alma que se trata de una batalla perdida contra las fuerzas de la naturaleza.

Las horas transcurren lentas y dolorosas; si bien la pila de papeles va disminuyendo, lo cierto es que este será otro día en el que saldrá muy noche del trabajo. Probablemente terminará llegando a algún bar de camino a casa, para llenar su consciencia de alcohol y amanecer en la calle con una terrible jaqueca a las cinco de la mañana.

No es parte de su plan caer en el alcoholismo, pero ciertamente el estrés mental que le genera su trabajo difícilmente puede calmarlo con dormir, meditar, ejercitarse o cualquiera de esas cosas que requieren de un tiempo que no tiene. Nicky sólo necesita unos cuantos tragos para sentirse más ligero, desinhibido e incluso alegre.

Aunque por lo general no llega a esos límites lamentables, si la carga de trabajo es demasiado pesada, estresante y con promesa de que debe invertir su fin de semana en terminarlo... bueno, la desesperación siempre termina por arrojarlo al vacío.

Este día, es uno de ESOS días.

Están por ser las 10 de la noche y aún le falta un cuarto de la pila que fue en inicio. Honestamente no quiere amanecerse, así que este será otro sábado que va a desperdiciar en el trabajo.

El maldito trabajo.

Nota que el aire está muy fresco afuera, así que considera llevarse un abrigo por si acaso. Toma sus cosas y se va en su auto hacia el mismo bar de siempre, se topa con la molestia de que el estacionamiento está ocupado y tiene que acomodarse unas cuadras más lejos de lo común. Cuando se encuentra saliendo de su auto con dirección al bar, escucha una profunda voz a la distancia.

—¿Sonic?

Nicky se detiene en seco, no reconoce el nombre que pronuncia este otro erizo de espinas negras y rojas. Sin embargo, nota un detalle inquietante en él.

¿Acaso está... desnudo?

Bueno, tiene guantes, pero no le cubren… las partes importantes.

Quizá solo sea una confusión del desconocido, que lo está confundiendo con alguien más; o puede que incluso se trate de una de esas bromas en cámara escondida. Siendo franco, no tiene ganas de hablar con alguien así hoy, por lo que intenta irse por el camino contrario. Otro día puede ir al bar.

—Alto ahí, Sonic.

Oh, no, amigo: eso no va a pasar. Nicky no detiene el ritmo de sus pasos; no está dispuesto a seguirle el juego a ese sujeto. Además, ¡está desnudo! ¿Qué tal si es un psicópata o algo?

—Te dije que alto ahí —El erizo negro aparece en un parpadeo delante de él, bloqueando su paso. Nicky grita con espanto y sorpresa, su cabeza procesa rápidamente los peligros catastróficos imaginarios por los que pasará con este loco: se ve a sí mismo flotando en el río sin vida, dentro de una hielera, secuestrado en un almacén, o incluso, regresando a su oficina y con dos nuevas pilas gigantes de trabajo.

Sí, ese último no parece tan sangriento, pero igual es horrible.

—¿Quién eres? ¿Qué quieres de mí? ¿Quieres mi dinero? No tengo mucho, pero puedo darte todo lo que tengo.

—¿Qué? No, no quiero dinero ni nada de eso. —El mobian oscuro alza ambas manos, un poco sorprendido por la reacción de Nicky—. Sólo quiero hablar contigo.

Nicky no puede verse a sí mismo, pero es obvio que todo su cuerpo está temblando de pavor y posiblemente su rostro evidenciando su temor.

—¿De... de qué quieres hablar?

Nicky no quiere hablar, no quiere tener nada que ver con este erizo exhibicionista, pero su instinto le dicta que corre peligro y que posiblemente perdería una lucha física si se enfrenta a él, por lo que tácticamente elige seguirle el juego para que el otro baje la guardia y luego pueda huir.

—¿Podríamos...? —El erizo negro emite un sonido extraño que parece un gruñido dentro de un suspiro, lleva sus dedos a su entrecejo y los masajea un poco—. ¿Qué... qué necesito para que podamos hablar sin que te sientas en peligro?

Las palabras del otro lo toman por sorpresa, ciertamente no esperaba que fuese alguien tan... ¿considerado?

—Ehh, ¿qué tal... si te pones algo de ropa?

El erizo oscuro lo ve sorprendido y desorientado, ve a los alrededores y nota que, aunque es una calle poco transitada, los mobians que pasan por ahí usan vestimentas que los cubren casi por completo, incluyendo al erizo azul que tenía enfrente. 

—¿Es un problema que esté así?

—Sí, bastante.

El erizo negro ahora nota que aquel al que llama Sonic ni siquiera es capaz de verlo.

—Entiendo, pero no tengo nada para ponerme encima ahora —comenta, pensativo.

—¡Sí, lo noté! ¿Sabes qué?, toma mi abrigo por mientras, eso debería bastar por ahora. —Aún con un poco de temor, le ofrece el abrigo que lleva cargando en el brazo; de todos modos no hacía tanto frío.

El erizo lo toma y se lo pone encima.

—Creo que... deberías cerrar el abrigo también.

El otro asiente y lo hace sin quejarse.

—La verdad no esperaba que existiese una diferencia tan... cultural. —Le confiesa honestamente, mientras termina de abotonarse el abrigo.

—¿Cultural?

—Si, bueno... eso nunca te molestó antes.

Nicky alza una ceja, incómodo.

—¿De qué hablas? Es la primera vez en mi vida que te veo.

—En esta realidad, sí.

—¿En esta...? Un momento, ¿eres de esas personas que hablan de reencarnaciones? ¿de eso quieres hablar?

—Yo no lo llamaría reencarnaciones, es algo distinto... ¡Espera! ¡Necesito que escuches lo que tengo que decirte!

Nicky no está para escuchar teorías conspirativas, ideologías new age o delirios de algún vagabundo exhibicionista sexy; ya tiene mucho en la cabeza como para preocuparse por algo más. Recuerda claramente que, cuando era más joven y le llamó un poco la atención el tema, se encontró con un montón de grupos coercitivos, fraudes de esquemas piramidales, coach de vida que cobraban mucho dinero por un curso lleno de consejos baratos y retiros espirituales muy cuestionables. No, ya tiene suficiente de eso, gracias por nada.

Emprende su huida de aquel lunático, pero nuevamente aparece delante de él como un rayo.

—Sonic, tienes que escucharme. Sé que esto va a ser difícil de entender al inicio, pero el mundo puede estar en peligro si no…

—¡Basta, no soy Sonic! —Finalmente explota delante de este desconocido, el cual sólo le ve en silencio—. ¡No sé por quién me has confundido, pero yo no soy ese erizo! ¡Estoy muy cansado, odio a mi jefe, odio mi trabajo, odio tener que tomar hasta perder la consciencia para sentirme menos infeliz y con deseos de morir ahogado con mi propio vómito! ¿No puedes sólo... sólo dejarme en paz?

Nicky no escucha palabras de regreso, sólo un tranquilo silencio y una expresión en el otro que no es capaz de definir: ¿condescendencia?, ¿lástima?, ¿conmoción?, ¿empatía?

—Creo que quien necesita hablar eres tú —habla con un tono de voz sereno, le extiende la mano a Nicky, mientras él lo ve confundido—. Me llamo Shadow the Hedgehog, quizá sólo necesites saber eso por ahora. De donde vengo, las cosas son muy distintas de aquí; no es necesario que hablemos de lo mío ahora; puedes hablarme de tus problemas si eso es lo que quieres.

—Soy Nicky Parlouzer. —Estrecha la mano de Shadow con timidez. Nota que su agarre es suave pero firme, y es curioso, porque eso se siente extraño y cómodo a la vez.

Chapter 2: Una charla

Notes:

Holi, gracias por los comentarios.
No podré hacer actualizaciones tan rápidas porque me toma mucho tiempo escribir por mi trabajo, quizá estos primeros capítulos sean lo más rápido que han visto nunca, porque llevo como otros 5 capitulos escritos que aún estoy revisando.

Chapter Text

1

Si esta mañana hubiese llegado alguien a decirle que se le iba a aparecer un erizo moreno y atractivo, diciéndole lo más parecido a: "Ven conmigo si quieres vivir". Nicky sólo hubiera atinado a reírse tímidamente mientras elogiaba la referencia a la película Terminator. Y eso sería todo, una tontería por la cual reírse un rato.

Ya pensándolo bien, hubiera preferido que le hicieran la broma; quizá podría reírse ahora y decir: Oye, qué casualidad, alguien esta mañana dijo algo parecido... sólo que, bueno, AHORA ES REAL.

Shadow es lo suficientemente amable y con sentido común como para no llevar a Nicky a algo tan sospechoso como un callejón o un hotel. En lugar de eso, simplemente llegan al bar al que Nicky se dirigía: un lugar sencillo que no suele llenarse de gente, bañado de luces cálidas suaves y un jazz seductor de fondo.

A Shadow le sorprende un poco que sea el tipo de lugar al que Sonic... es decir, que Nicky frecuente. A su parecer, este es el tipo de lugar que él mismo suele elegir.

Él nota que Nicky pide el menú y el mesero que atiende le trae una cerveza sin siquiera haberle preguntado.

—Espera, necesitas estar en tus sentidos. —Toma la cerveza que le han traído y se la empina de un golpe. Se siente un poco mareado y le parece curioso—. Tráele a él algo sin alcohol; yo estoy bien con otro de estos.

—Eso es un poco injusto —murmura el otro mientras sus manos juegan con un trozo de servilleta.

—Recuerdo haberte escuchado decir que tomas hasta perder la consciencia, así que no quiero arriesgarme.

—¡Era una hipérbole! No tomo literalmente hasta perder la conciencia.

Lo cual es una mentira; la mayoría de las veces que ha tomado en exceso, ha despertado en lugares desconocidos y sin recuerdo alguno de la noche anterior. Shadow lo observa con una ceja alzada, luego esboza una media sonrisa.

—Muy bien, señor poeta, al menos para mí sonaba como algo grave. Creo que si has pasado por muchas cosas, lo mejor es compartirlo con alguien. Sé que es una buena forma de lidiar con ello.

Nicky no sabe si reír, llorar o ambos.

―Debe ser un buen consejo, pero la verdad es que no tengo a nadie con quien compartir cómo me siento. ―No puede evitar reírse nerviosamente―. Sabes, es gracioso que un perfecto desconocido se preocupe más por mí que lo que ha hecho cualquier persona a la que consideré un amigo.
 
El mobian azulado de nuevo no escucha nada de regreso: no hay reclamos por ser egoísta, burlas por ser tan sentimental o un mero desdén gratuito. Si bien el otro erizo se mantiene en silencio, su expresión refleja una especie de… ¿Simpatía? No tiene muy claro lo que significan las expresiones faciales de Shadow; las siente tan ajenas. Lo único que puede confirmar es que no se trata de desprecio, decepción o repudio; incluso le da la impresión de que su semblante serio se suaviza un poco.

―¡Ah, perdona! Debo sonar muy patético.

―No, para nada. Sólo estaba pensando… No sé por cuánto has pasado, pero entiendo lo que se siente despertar un día y darte cuenta de que no tienes a nadie en quien confiar, estar completamente desorientado y con una sensación asfixiante en el pecho que no se apaga con nada.

Los opacos ojos esmeralda de Nicky brillan por unos segundos.

―¡¿Tú también te has sentido así?! ―Sin ser capaz de mediar su impulso, se incorpora del asiento y toma las manos de Shadow entre las suyas para luego súbitamente soltarlo, ruborizado―. ¡Ah, lo siento! Es que me emocioné mucho, no quiero incomodarte.

―Está bien, no me molesta. ―Shadow extiende su mano hacia él―. Puedes tomar mi mano si te hace sentir mejor.

 

 

2

Así como pasa con cualquiera, Nicky no recuerda toda su vida por completo, pero sí los sucesos más valiosos o impactantes. De sus recuerdos más significativos está cuando rompió con Amy; ella había pasado por tanto y él nunca supo qué decirle ni qué hacer para apoyarla. Siempre trató de evitar hablar sobre el asunto y decir algunas bromas tontas para aligerar el ambiente, pero a la larga eso provocó que su relación terminara.

Amy le dijo en aquella ocasión lo indiferente que parecía ser con su problema y cómo le daba la impresión de que hacía todo lo posible por evitarlo. Nicky no recuerda exactamente qué razón le dio, quizá algo como que no quería hacerla sentir mal.

—Me pudiste haber preguntado también, ¿sabes? Quizá realmente no quiera hablar de eso, pero al menos así sabría que te interesa saber cómo estoy. Además, no es lo único que me molesta; todo siempre se trataba de las cosas que a ti te gustaban; ni siquiera sabes qué cosas me gustan o siquiera hemos hecho algo que nos guste a ambos.

—Lo siento, no lo sabía. —Nicky no estaba seguro sobre qué más decir, temía molestarla o herirla más. Evitó mirarla a los ojos y agarró uno de sus brazos con incomodidad mientras miraba un punto fijo en el suelo; tenía las orejas decaídas y un semblante indefenso.

—Ay, Nicky. No, no hagas eso. Perdona por hacerte sentir mal. —Amy suspiró con resignación—. Por esto mismo creo que no podemos seguir juntos; te digo cómo me siento y actúas como si te estuviera regañando, y al final termino yo disculpándome... Creo que no estamos llegando a ningún lado, Nicky.

Ese rompimiento le causó un gran dolor, más de lo que le gustaría aceptar; no sólo porque Amy fuese su novia, sino porque era su única amiga: el perderla como pareja también provocó que se distanciaran mucho como amigos. Llegó a creer que sólo era cuestión de esforzarse para conseguir nuevos amigos, pero lo cierto es que sus interacciones con los demás siempre las sintió muy superficiales, como si la gente a su alrededor fuera poco profunda.

Al final, sólo tuvo compañeros de clases, conocidos y colegas de trabajo. Nunca sintió que pudiera decirle a alguien más cómo se sentía; sólo podía hablarlo en voz alta al vacío mientras se ahogaba en alcohol.

O al menos eso creía, porque repentinamente estaba diciéndole todo esto a un erizo con púas negras y franjas rojas que acababa de conocer, y que posiblemente padecía de sus facultades mentales, dado que se lo encontró desnudo en la vía pública hablando sobre vidas pasadas o algo así. Ahora que lo piensa, en ningún momento se puso a hablar de lo que sea que quería decirle, simplemente lo dejó desahogarse.

—Ah, perdona. ¿No te estoy aburriendo con mis cosas?

—No realmente. —Shadow acaricia con su pulgar el dorso enguantado de una de las manos de Nicky, quien no puede evitar estremecerse ante el contacto a través de la tela; pero Shadow no se percata de esa reacción ni de lo que él mismo está haciendo—. También habías mencionado algo sobre tu jefe y tu trabajo, ¿has tenido muchos problemas con eso?

—Nunca quise este trabajo. Para serte sincero, nunca tuve una motivación por hacer algo en especial, así que al final sólo busqué un trabajo, porque eso era lo que se esperaba que hiciera.

Shadow asiente, Nicky evade su mirada por unos instantes, avergonzado.

—¿Y es muy difícil encontrar un trabajo distinto? ¿Algo menos… terrible?

El erizo azul se ríe un poco con pesadumbre y resignación.

—A decir verdad, llevo seis meses pidiendo permisos de salida para ir a entrevistas de trabajo en otros lugares… como puedes suponer, no he tenido éxito.

—Entiendo, suena muy complicado. —El erizo oscuro suspira con pesadez, no sólo por lo que Nicky le acaba de compartir, sino también por el hecho de que su misión se ha vuelto más compleja de lo que había previsto—. Lamento no poder darte alguna solución a tus problemas, pero puedo escuchar lo que tienes para decir, si eso te hace sentir mejor.

—¡No, está muy bien! ¡Muchas gracias por haber escuchado mis quejas! —Nicky no puede evitar bajar la mirada y sentirse culpable por ser de nuevo quien sólo habla de sí mismo sin preocuparse por la otra persona; es de nuevo el erizo egocéntrico que aleja a todos los demás con sus actitudes nefastas.

No obstante, Shadow no dice nada más, al menos no más que visiblemente asentir con la cabeza. Le parece tan extraño que alguien que a primera vista se ve tan amenazante sea tan… amable y sereno. Y no sólo se trata de lo terapéutico que está volviéndose su charla con él, Nicky difícilmente puede ignorar que la manera en cómo lo toca, lo mira, e incluso la manera en la que modula su voz, se siente de algún modo como si… como si ambos fuesen una pareja.

—Oye, Shadow…

—¿Sí?

—¿Generalmente tienes este trato con los demás? —Se arriesga a preguntarle, un poco avergonzado de sus propias palabras, con los pensamientos intrusivos susurrándole que estaba malinterpretando todo y que en cualquier momento Shadow se burlaría de él por considerar que lo ve de manera romántica.

—¿Cómo? ¿A cuál trato te refieres? ¿A escucharte?

—Ah, no. Es sólo que llevas rato haciéndole mimos a mi mano y siento que es algo demasiado íntimo como para que lo estés haciendo conmigo.

Shadow no puede evitar reírse ligeramente.

—Ah, ¿era eso? Creo que lo estaba haciendo por hábito; si te incomoda, puedo dejar de hacerlo.

El problema es que Nicky no sabe si pedirle que lo deje de hacer.

—El nombre que dijiste cuando me viste, ¿es alguien que se parece mucho a mí?

Shadow estuvo a punto de decir algo, pero retiene sus palabras. Sus dedos siguen acariciando la mano de Nicky.

—En estos momentos, podría decirse que sí.

Nicky alza una ceja confundido, ¿a qué se refería con: “en estos momentos”?

—Entonces, este erizo que mencionas… ¿De casualidad es tu pareja?

Ya está, ya lo dijo, lo que sea que vaya a pasar, va a pasar y eso será todo. Nicky nota como Shadow lo observa por unos instantes con esos rojos carmesí abiertos de par en par, para luego esbozar una media sonrisa.

—Sí, llevamos más de 3 años juntos. El tonto siempre se mete en problemas que ni siquiera deberían existir.

Nicky acepta internamente que también esa puede ser una cualidad que comparte con el susodicho, que ahora que lo piensa…

—Perdona, ¿cuál habías dicho que era su nombre?

—Sonic, the Hedgehog.

Chapter 3: Pinky promise

Notes:

No recuerdo si ya lo había avisado antes, pero por si acaso lo menciono: habrá "saltos de tiempo" en dónde se sabrá más sobre el desarrollo de la relación entre Sonic y Shadow, entre otras cosas. Espero que no sea un poco confuso, todas las escenas las tengo separas por números.

Chapter Text

 1

Hubo un día de verano especialmente caluroso; el ambiente era muy húmedo y por la noche el calor persistía. Sonic recuerda ese día por un detalle en específico: era el cumpleaños de Amy y todos se habían reunido en su casa. Recuerda haber visto a un montón de gente ese día y reírse hasta dolerle la barriga. ¡Incluso Rouge y Shadow habían venido!

El calor estaba insoportable, pero todo era tan ameno con sus amigos que a veces lo olvidaba por completo. Al llegar el ocaso, Sonic se sintió particularmente sofocado dentro del lugar, así que se escabulló hacia la azotea para tomar un poco de aire fresco.

Para su sorpresa, que en el fondo no era ninguna, se encontró con el solitario de Shadow contemplando un cielo que comenzaba a oscurecerse entre rojos y morados difusos.

—¡Shadow, amigo! ¿Qué haces aquí, tan lejos de la civilización?

Shadow sólo atinó a emitir una especie de sonido gutural como respuesta.

—Ah, entiendo. Mucha gente y mucho ruido, ¿no?

Shadow le asintió sin verlo. Dado que el erizo de púas negras no le había dicho que se largara de ahí, decidió quedarse un poco más de tiempo para molestarlo.

Se sentó sobre el barandal a un lado de Shadow, cruzándose de piernas y sonriéndole de oreja a oreja.

—¡También hoy hizo un montón de calor! ¿Puedes creerlo? No he parado de sudar desde que amaneció.

—Tengo entendido que eso es lo que suele pasar en verano —respondió Shadow con una extraña calma; Sonic no pudo evitar reírse un poco. 

Un poco distraído, picó una de las púas de Shadow con su dedo.

—Jaja, qué gracioso —dijo Sonic en un intento de sonar sarcástico; sin embargo, se había puesto un poco risueño y soltaba unas risas juguetonas. Parecía estar demasiado… efusivo; el erizo negro arqueó una ceja.

—¿Estás borracho?

—No... Bueno, no sé, ¿un poco, tal vez?

—¿Qué tanto tomaste?

—Creo que uno o dos vasos. —Vio cómo Shadow negaba con la cabeza en señal de desaprobación—. ¡Oye, soy mayor de edad, puedo tomar! Además, estoy bien, soy tan genial que no me afecta el alcohol. —Sonic atinó a pararse sobre el barandal y dió una vuelta de carro sobre la estrecha barra de metal—. ¿Ves? Estoy en perfecto estado.

Shadow vio al otro erizo un poco molesto y suspiró, mientras Sonic seguía alegremente haciendo maniobras como si estuviera practicando para los Juegos Olímpicos de gimnasia.

—Ya me quedó claro, ahora baja de ahí.

—Oow, Shadow. ¿Te preocupas por mí?

—No, y ya bájate.

—Siempre supe que era importante para ti, sólo que te avergonzaba admitirlo. —Sonic seguía paseándose sobre el barandal, extendiendo los brazos como si necesitara equilibrarse.

—¿Sabes qué? Si no te bajas, te voy a tirar.

Una amplia sonrisa en el erizo azul se esbozó, pero ya no estaba risueño y adormilado; sus ojos desprendían un destello de arrogancia y superioridad. Dio unos cuantos pasos a Shadow y extiendió la mano un poco, lo suficiente como para que él se tuviera que acercar para tomarlo.

—Adelante, hazlo.

Por un segundo, Shadow se vio tentado a tumbarlo, porque él no perdía en un reto; pero no podía ignorar la obviedad de que sólo se trataba de un juego de niños. Tomó la mano de Sonic con la intención de regresarlo al suelo del balcón, pero en eso sintió como todo su cuerpo era jalado hacia el vacío.

—¡SONIIIIIC!

Los oídos de Shadow se llenaban de risas traviesas antes de aterrizar en un arbusto de jazmines.

—¿Estás cómodo?

Shadow notó que había recargado su rostro en el pecho del remedo de borracho que ahora era Sonic; él sólo atinó a rumiar con molestia y volvió a escuchar su encantadora risa.

—¡Me haces cosquillas! ¿Estás gruñendo o ronroneando?

—Nunca jamás vuelvas a tomar.

—No prometo nada.

Suspiró y Sonic seguía riéndose por el cosquilleo que provocaba su aliento contra su pecho.

—Al menos, trata de que yo o alguien más esté contigo si tomas; eres más problemático así.

Shadow sentía cómo su rostro era tomado por las manos de Sonic, obligándose a verse frente a frente. Él sentía cómo su pulso comenzaba a acelerarse, y se preguntaba si Sonic podía sentir el fuerte palpitar de su pecho. Pero no escuchaba alguna broma ingeniosa que rompiera la tensión, sólo una suave sonrisa en su rostro y una mirada aterciopelada que lo derretía.

—Eres tan lindo cuando te preocupas por mí, por eso te amo tanto.

Sus palabras le causaron un violento rubor que podría notarse a metros de distancia. ¿Cómo es posible que diga con tanta facilidad palabras que para él son casi imposibles de pronunciar? A veces envidiaba un montón la soltura con la que Sonic daba muestras de afecto a los demás; porque parecía tan cómodo, tan natural, y en cambio él… siempre parecía que le faltaba alguna especie de paso extra, algún protocolo que pasaba por alto y que no se sintiera como una obligación.

Podía aún sentir su pecho retumbar con fuerza, y su rostro arder sin piedad.

—Sólo quédate callado por cinco malditos minutos.

Shadow apresó el aliento de Sonic en sus labios, sintió al otro erizo estremecerse debajo de su cuerpo, lo tomó de la cintura y buscó su nuca entre sus púas para profundizar el beso. Notó por unos momentos cómo las manos de Sonic se soltaban de su rostro ante la sorpresa, para luego buscar aferrarse a él con desesperación. En algún punto del beso, sus lenguas habían invadido la boca del otro en una suerte de lucha campal en donde ambos perdían o ambos ganaban, y cuando ese juego ya no era suficiente, simplemente mordisqueaban los labios del otro. La verdad es que en el fondo los dos estaban compitiendo para ver quién era el primero en abandonar el beso. Cuando Shadow sintió cómo Sonic jalaba una de sus púas negras para terminar el beso, él se declaró a sí mismo el ganador de la contienda.

—Por… Caos, Shadow. —Sonic respiraba agitadamente, su pecho subía y bajaba con rapidez—. No esperaba… un beso tan… intenso.

—Intenso, dices. —Shadow se reía por lo bajo mientras miraba cómo Sonic trataba de recomponerse del habla.

—Sí, bueno… no me lo estabas dejando fácil. Pero, entonces, eso significa… ¿Tú sientes lo mismo que yo? —Sonic llevó una de sus manos al rostro de Shadow, quien se recargó en ella como si necesitara ese soporte para lo que sea que le fuera a contestar.

—Yo… —Se tomó unos segundos para pensar mejor sus palabras—. No puedo medir lo que siento con lo que tú sientes, ni siquiera sé si es lo mismo. Pero, al menos puedo confirmarte que he pensado mucho en ti todo este tiempo, y a pesar de que eres muy molesto la mayor parte de las veces, una parte de mí te extraña cuando no estás… No sé si eso te sirva.

Sonic le sonrió embelesado y lo besó brevemente.

—Honestamente, son más palabras de las que esperaba escuchar, así que me sirve.

—Eres un tonto.

—Sí, pero aun así me quieres.

Shadow le quería contestar algo más, pero no estaba seguro. ¿Este era el momento para decirle que lo amaba también? ¿Se debe sentir algo en específico cuando dijera “te amo” o “te quiero” a alguien? ¿Alguna especie de ensoñación mágica? ¿Y qué pasaba si no sentía algo especial por decirlo? Entonces, ¿realmente no lo amaba?

—Está bien —dijo Sonic—. No tienes que decírmelo si no te sientes cómodo; se pueden transmitir los sentimientos por otros medios además de las palabras.

En realidad, sí había algo de lo que se sentía cómodo para decirle.

—Quiero tener sexo contigo, también.

—¡Wow, Shadow! Primero un cafecito.

 


2

Nicky se levanta agitado de su cama, perlado de sudor y levemente desorientado. Mira a su alrededor y confirma que se encuentra en su cuarto. Es cierto, el día anterior no tomó para nada, y no sólo eso, llegó quizás a las 2 de la mañana y cayó muerto a dormir.

Toma su smartphone y ve que tiene programada la alarma para despertar a las 8:30 de la mañana. Ah, es verdad, hoy tiene que ir a la oficina para terminar el trabajo. Con la mayor pesadez y hartazgo del mundo comienza a vestirse, desayuna algo ligero y se lava los dientes.

En medio de su rutina no puede evitar pensar en lo que acababa de soñar; está seguro de que a quien vio en su sueño era a Shadow, refiriéndose a él como Sonic, y él mismo actuaba de manera tan... temeraria.

Le daba la impresión de que lo que hacía esta “versión suya” no se le hubiera pasado por la cabeza a él jamás.

—No nos parecemos en nada, sólo físicamente —murmura Nicky, mientras se anuda la corbata—. Él sólo hubiera necesitado hablar un poco conmigo para darse cuenta de que no somos el mismo erizo. Pero, ¿por qué se veía tan convencido?

Nicky recuerda que, ciertamente, luego ya no quiso comentarle nada del porqué lo estaba buscando y por qué el mundo parecía estar en peligro o algo así. Probablemente esa había sido la respuesta a su inquietud: sin duda Shadow se dio cuenta de que no eran ni remotamente parecidos en personalidad y por eso desistió del tema.

Sin embargo, eso no explicaba por qué se había quedado todo ese tiempo escuchándolo y apoyándolo; ¿habría sido por lástima? Bueno, él repentinamente le comenzó a vomitar todo su malestar emocional, lo cual se lo había buscado también porque Shadow estuvo muy insistente, y Nicky además había intentado alejarse de él dos veces.

Aún así, es la primera vez en mucho tiempo que se siente menos solo.

Nicky se detiene justo antes de abrir la puerta de su departamento, discute internamente sobre si seguir una idea que se le cruza por la cabeza o desistir de ella. Se regresa unos pasos y abre un cajón; no está seguro si es apropiado, aún tiene bastantes dudas al respecto.

—Lo peor que puede pasar es que me diga que no —se dice a sí mismo mientras toma algo del cajón y lo guarda en una bolsa.

Durante el camino a la oficina pasa por una tienda de conveniencia y se compra un almuerzo para después y una bebida energética. El pronóstico del clima dice que hoy estará muy fresco, pero hoy no tiene ganas de creer en falsas promesas y se queda con su camisa blanca de manga corta y unos pantalones azul marino. También tiene en el asiento de atrás una bolsa con ropa extra, pero esa no es para él.

Se acomoda en un lugar cercano a la entrada de la oficina, dado que el estacionamiento se encuentra completamente despejado. Saluda al guardia, pasa su tarjeta por el censor y llega a su escritorio mientras el sabor de la bilis le escala por la garganta.

—Bueno, ya faltaba poco. —Se anima a sí mismo mientras toma la carpeta que dejó abierta con los últimos pendientes de ayer.

Por fortuna, su jornada no resulta tan larga como esperaba; ya cerca de las tres de la tarde logra acabar con todo, pero, ¿a qué costo? Ya había perdido medio día de descanso por hacer un trabajo que ni siquiera tenía por qué hacer.

—Todavía tengo que ir a comprar víveres para la semana, limpiar el depa y lavar mi ropa.

Con los ánimos desencantados se retira de la oficina, se despide del guardia y maneja con cierto apuro a su destino; ve la hora un poco nervioso: las 4 de la tarde, todavía le quedaban 3 horas.

 


3

Una de las cosas que le cuestan asimilar a Shadow es la manera en la que esta realidad se encuentra configurada. Parece exactamente la Tierra, pero poblada enteramente de Mobians; sin embargo, esto no es Mobius, y a pesar de que todos aquí son Mobians, sus costumbres son muy humanas. En principio le parece un poco desconcertante, pero conforme investiga en los alrededores, encuentra esta transculturación como una particularidad curiosa. No son mobians, y esto no es la tierra: se trata de una realidad que junta ambos conceptos a partir de la ignorancia con respecto a cómo funciona Mobius, logrando como resultado un nuevo concepto.

Lamentablemente, Shadow no tiene una respuesta clara sobre por qué esta realidad es así, ¿por qué no ser por completo uno o lo otro? ¿Esto habrá sido capricho de Robotnik o un mero descuido? Probablemente Tails tenga mejores ideas que él, pero no puede comunicarse con él hasta dentro de mucho tiempo, bueno, mucho tiempo desde su perspectiva.

—Vaya, qué extraño verte tan... cubierto. —Una murciélago albina con el sex appeal de femme fatale le habla en un tono juguetón.

Shadow murmura algo que Rouge no es capaz de entender, pero asume que son quejas aventadas al aire. 

—Qué lugar tan lindo escogiste para pasar el rato; me sorprende que hayas invertido tiempo en buscar un lugar así y no en encontrar a Sonic.

—Lo encontré, a decir verdad. En este local hablamos ayer.

Rouge improvisa una sorpresa fingida. Por supuesto que la única manera de que Shadow este plácidamente sentado en un bar es porque ya tiene las cosas resueltas; de otro modo estaría allá afuera buscando desesperadamente a su amorcito.

—¿De verdad? ¿Y cómo tomó las cosas?

Shadow no se apresura en responder esa pregunta, y esa larga pausa es en realidad la respuesta que Rouge necesita.

—No lo sabe aún —declara ella.

—No lo sabe aún —le confirma mientras frunce su entrecejo.

—Bueno, al menos lo encontraste —dice Rouge en un tono que simula ser un consuelo, pero Shadow sabe que es un lamento: ella no ha encontrado a Knuckles ni a Amy.

—Te puedo ayudar a encontrar a Amy, parece que Sonic... Nicky la conoce. Aunque, por lo que me contó, perdieron el contacto desde hace un tiempo.

—Vaya, tan eficiente como siempre, Shadow. Muy bien, al menos esto reduce mi trabajo. Quisiera quedarme más tiempo, pero es obvio que vas a tener una cita, así que te veré en unos días. —Rouge se aleja y desaparece entre la multitud que empezaba a llenar el local.

Un mesero se acerca confundido a Shadow para preguntarle por la acompañante que había llegado antes; él sólo responde que ella se había equivocado de local y preguntaba por indicaciones. Aprovechando que el mesero ya se había acercado, le encarga una bebida preparada y algún snack para acompañar.

Shadow sabe que no será sencillo traer de vuelta a Sonic, Amy y Knuckles. Tails ya les había advertido que para ellos procesar quienes son realmente les tomará tiempo, pero Shadow no esperaba que fuese tan... complejo. Una cosa es tener amnesia o tener algunos recuerdos falsos, pero Sonic prácticamente volvió a nacer en esta realidad; ni siquiera recuerda su nombre.

—Esta vez nos metiste en una grande, Sonic —dice Shadow para sí mismo, mientras le da un trago a su bebida; de nuevo le resulta curiosa la sensación que le causa—. Si hubiéramos sido nosotros dos quiénes caímos aquí, tal vez no te sentirías tan solo.

Shadow no puede evitar pensar en lo temeroso y susceptible que se veía cuando lo encontró; fue un contraste impactante. Le tomó algo de tiempo asimilar que se trataba de Sonic, de su Sonic: le habían despojado de su autoconfianza, determinación y valentía para luego lanzarlo a un mundo hostil que no paraba de aprovecharse de su lado más amable y sensible. El sólo pensar que este mundo se formó para tratar de reducir el espíritu vibrante y libre de Sonic, de tenerlo encerrado e infeliz en una oficina donde era pisoteado hasta el punto de buscar vías de autodestrucción, le hierve la sangre.

—Por Caos, Sonic, ¿qué te hicieron?

Una voz a sus espaldas lo saca de su ensimismamiento.

—¡Ah, Shadow! Perdona que me haya tardado tanto en llegar, ¿ya pediste algo? —Nicky se ve agitado, con sus lentes un poco torcidos y las púas alborotadas.

A decir verdad, Shadow lo encuentra tierno con ese aspecto desgarbado.

—No llevo mucho que llegué, apenas es mi primer vaso.

Nicky se desploma en el asiento frente a Shadow; no entiende por qué tuvo tanta urgencia por llegar, pero sin dudas siente que en un suspiro volaron sus pesares. 

—Necesito una cerveza artesanal bien fría.

Shadow lo observa con mirada inquisidora; el erizo azul lo nota y se encoge de hombros.

—No me voy a pasar, lo prometo. —Nicky alza su dedo meñique—. Pinky promise.

Shadow lo ve un poco confundido, pero lo imita acercando su dedo meñique. Nicky engancha su dedo meñique con el de Shadow y este sigue mostrando una interrogante en su cara.

—¿Nunca has hecho pinky promise?

—No, ¿qué significa?

A Nicky le resulta enternecedor el cómo Shadow parece desconocer varias cosas que suelen ser de sentido común… bueno, no usar ropa no lo encuentra tierno, pero lo demás sí.

—Es una forma de pactar una promesa; creo que originalmente te cortabas el dedo si no lo cumplías, pero ahora sólo es una forma de decir que de verdad te comprometes a cumplir con tus palabras.

—¿Por qué aceptarías quitarte un dedo?

—No lo sé, es una buena pregunta. Quizá cuando se hizo ese tipo de promesa sólo se podía dar una parte de sí mismo como garantía. 

Nicky ve cómo llega el mesero y le pide una cerveza oscura; este anota su pedido, no sin antes dejar un platillo en la mesa.

—¿Esos son chilidogs? —pregunta Nicky sin ocultar su sorpresa—. No sabía que te gustaban.

—No particularmente, sólo tenía curiosidad en cómo sabrían aquí.

—No sé por qué me imaginé que comerías cosas saludables o sin demasiado sabor. —El erizo azul se ríe ligero; quizá pensó eso de Shadow porque da la impresión de ser alguien elegante y correcto.

—Así era hace un tiempo, pero terminé adquiriendo malos hábitos.

Shadow solo puede culpar a Sonic de ello, pero así como él terminó comiendo chilidogs en una especie de placer culposo, Sonic solía acompañarlo en las mañanas a tomar café.

—Ah, cierto. Te traje esto. —Nicky le ofrece una bolsa que Shadow recibe confundido—. Creo que tenemos la misma complexión y estatura, así que debería quedarte bien.

Shadow saca de la bolsa un par de calcetines, una camiseta negra y unos pantalones de mezclilla negros. Sin duda para Nicky usar todo esto en su día es lo común, pero para Shadow son DEMASIADAS prendas; con lo que lleva puesto ya siente como si se ahogara.

—Eh, gracias.

—Si quieres puedes ir al baño y ponértelo; sirve que así compruebo si te queda mi ropa o si necesitarías de otra medida.

Shadow prefiere no ponerse nada de esto, pero en primer lugar: Nicky se tomó el tiempo de pensar en él y elegir ropa que le pudiese quedar; y en segundo lugar, es ropa que él usó y posiblemente huela a él, o eso espera.

—Está bien, pero... nunca he usado estas prendas de vestir, no sé cómo ponérmelas correctamente, ¿crees que puedas ayudarme?

Un sobresalto causa que los lentes de Nicky se ladeen un poco, los cuales acomoda un poco nervioso.

—¿C-cómo? ¿Quieres que te ayude a vestirte?

—Si no es mucha molestia.

A Nicky se le suben los colores hasta quedar colorado. Sabe que Shadow tiene una percepción distinta de las cosas con respecto a la desnudez, porque, pues, estuvo en plena calle desnudo sin pudor alguno. ¿Pero pedirle que le ayude a vestirse? ¿No es eso demasiado… íntimo? ¿O acaso es una insinuación sexual?

—Está bien, pero... ¿Exactamente en qué quieres que te ayude?

—Literalmente no sé cómo funciona esto. —Shadow le enseña la cremallera del pantalón.

Nicky deglute con dificultad, le comienzan a sudar las manos y su pulso se le acelera. ¿Era su imaginación o estaba empezando a hacer mucho calor aquí?

—Ah, sólo tienes que agarrar el tirador y... ¿Sabes qué? Vayamos de una vez al baño y te explico.

 


4

Puede percibir un hormigueo por todo su cuerpo al mismo tiempo que se siente ajeno a sus partes. ¿Acaso está muerto?

Le duele demasiado la cabeza, y en particular una zona cercana a su nuca, así que ese es un tal vez no.

La descripción más parecida para definir su situación es la de estar flotando. Pero no flotando en el aire, no con el viento acompañándolo en un soplo mientras sus púas se agitan. No, todo a su alrededor parece ser más denso, pesado, difícil de respirar. Como un sofoco que no lo mata, pero que presiona en su pecho con fuerza.

¿Qué hace aquí? ¿Quién es? 

Escuchó una voz lejana y amortiguada alguna vez, y está seguro de que eso fue lo que lo despertó. Pero ahora mismo no puede escuchar nada más, ni percibe otra cosa más que el profundo abismo en el que habita.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Chapter 4: Él cayó primero

Chapter Text

1

—Nicky, el jefe me pidió que te encargaras de coordinar con los proveedores la maquinaria que vamos a necesitar para la nueva expansión de la empresa. Me dice que quiere que lo tengas para antes de tu hora de salida de hoy, porque necesitan tener la cotización una semana antes de aprobar el presupuesto. —Le habla una mobian conejo con una voz queda y suave, mientras le pasa un par de hojas impresas con capturas de tiendas online que venden varios tipos de maquinarias.

Nicky ve un poco desorientado a su compañera, pues su voz es tan suave que no alcanza a escuchar las primeras palabras que le dirige. Sin embargo, le sonríe por complacencia y toma los documentos que ella le ofrece.

—¿Entonces es buscar a los proveedores a los que se les encargarán las maquinarias para la expansión, verdad? —Nicky ve que su compañera asiente y se retira para esconderse en su cubículo.

Él no puede culparla por estar tan temerosa de dirigirle la palabra, y hasta cierto punto entiende que esto es una consecuencia por sus acciones. Hace unos días, al inútil de su jefe se le ocurrió enviar un correo en el que le pedía explícitamente a él que se comunicara con recursos humanos para notificar que iba a llegar tarde ese día… El hijo de su puta madre le envió un correo A ÉL, para que le envíe otro correo a recursos humanos en donde notifique su falta, hazme el chingado favor. Obviamente, no mandó ningún maldito correo y siguió haciendo su trabajo.

Ese mismo día su jefe llegó enojado a regañarlo por no haber hecho lo que le pidió. Nicky le respondió que estaba muy ocupado con otros pendientes que él mismo le encargó, y que no tenía tiempo para distraerse con cualquier otra cosa a menos que fuera urgente.

—“Yo le recomendaría que le enviara el correo directamente a Recursos Humanos para cualquier tema de Recursos Humanos, así se agilizará mejor la comunicación”. —Recuerda haberle dicho a su jefe en aquella ocasión. Palabras que no fueron bien tomadas, puesto que, aunque sonaban bastante casuales y asertivas, lo cierto era que evidenciaban vilmente lo incoherente e idiota que fue su jefe al pedir algo que pudo haber hecho él mismo, en lugar de molestar a uno de sus subordinados. Y la cereza de ese pastel fue que a su jefe se le ocurrió hacer este drama justo cuando había una reunión virtual en curso con el vicepresidente de la empresa, así que le llegó una llamada de atención.

Para ser sincero, Nicky jamás se imaginó que pudiera responder de esa manera a su jefe, ni siquiera en sus sueños más atrevidos había contemplado ese nivel de confrontación. Es más, a día de hoy no puede asimilar que le haya dicho tal cosa con una calma imperturbable. Él cree que todo esto es culpa de Shadow; desde que lo conoció hace unos meses, todo en su rutina cambió demasiado, y lo peor es que se sentía muy natural, como si las cosas encajaran en su lugar correctamente.

Recuerda que en una ocasión se puso a practicar con Shadow sobre técnicas de respiración para apaciguar sus momentos de ansiedad; también otras veces hacían una especie de juego de rol en el que el erizo de púas negras fingía ser su tonto jefe y debía pensar qué responderle al respecto. Esta actividad en específico la encontraba muy graciosa, porque Shadow no entendía muchos de los conceptos que él manejaba en su trabajo.

Nicky está sorprendido por todo el apoyo psicológico y emocional que ha estado recibiendo de este erizo, quien llegó de la nada a su vida y que parecía no querer nada más que su bienestar. Le resultaba alguien enigmático y difícil de entender, pero agradecía su ayuda sinceramente.

No obstante, ahora tiene que soportar infantiles rabietas y desplantes de su jefe, que a decir verdad parecen perder cada vez más su efecto intimidatorio en él. Ahora que lo piensa, estas últimas semanas se ha estado sintiendo de mejor humor; incluso puede decir que tiene una mayor confianza en sus capacidades y su relación con sus compañeros de trabajo ha mejorado bastante en comparación con los meses anteriores.

Sí, sin duda fue culpa de Shadow.

Ya casi al final de su jornada, Nicky no puede evitar mirar por el rabillo del ojo al reloj cada cierto tiempo. Está bastante seguro de que su pedido llega hoy, pero lo que le remueve en los nervios es lo que tendrá que hacer con eso. No puede evitar preguntarse si está tomándose demasiadas confianzas, dándose ideas equivocadas o si en realidad Shadow es una alucinación suya, producto de su soledad.

Al terminar su turno, sale corriendo velozmente a su auto con dirección al departamento; aprovecha un semáforo para mandarle un mensaje a Shadow, diciéndole que va a tardar un poco en llegar, pero que puede ir pidiendo lo que van a consumir. 

La vez que Nicky le trajo un cambio de ropa a Shadow, aparte de todo el penoso proceso de ayudarle a ajustar la cremallera del pantalón, también había traído consigo un smartphone que antes fue suyo pero que ahora no usaba. Para sorpresa del mobian, Shadow estaba más familiarizado con un aparato tecnológico que con las cremalleras. 

Al llegar a su departamento, toma rápido el paquete y sale corriendo de vuelta a su auto para dirigirse al bar que ya ambos suelen frecuentar para reunirse. Tras llegar, logra divisar al erizo de púas negras y rojas en una mesa junto a la ventana.

—Perdón, Shadow. ¿Estuviste esperando mucho? —Nicky se acomoda en el asiento que da de frente con Shadow, y con los nervios carcomiéndole el alma, saca una caja azul marino con un lazo rojo que lo envuelve por en medio—. Ten, es para ti.

—¿Cómo? ¿Para mí? —Shadow ve con sorpresa el presente y lo toma entre sus manos—. ¿Es hoy algún tipo de ocasión especial?

—Ah, no... —Nicky juega con los dedos de su mano izquierda bajo el bolsillo de su pantalón para calmar sus nervios—. Es solo que me has estado ayudando un montón y nunca he podido retribuirte lo que has hecho por mí, así que al menos quise darte un detalle.

Shadow curva sus labios en una suave sonrisa, y Nicky no puede evitar pensar que es la sonrisa más bella que ha visto nunca.

—¿Está bien si lo abro ahora?

Nicky le asiente energéticamente.

Dentro de la caja encuentra un frasco de vidrio con un líquido de tenue color violáceo.

—Es una colonia... ¡Ah, no pienses que estoy insinuando que hueles mal! Es que es la primera vez que buscaba un regalo para un amigo y la mobian que atendía me recomendó eso. —Nicky podía sentir cómo le sudaban las manos y se agitaba su cola conforme explicaba sus motivos; se siente un poco mareado y rehuye de la mirada de Shadow.

—Gracias, me gusta mucho.

El erizo azul ve sorprendido a su interlocutor, quien le sonríe dulcemente. Shadow presiona el botón del dispersor para olerlo un poco, mueve sus orejas al notar cierta familiaridad con el aroma.

—Huele curioso, ¿de qué es?

—Ah, la que atendía el local me dijo que es lavanda con nenu... eh, espera, aquí lo anoté antes. —Nicky saca un papel de su bolsillo para leerlo—. Nenúfar, dice. Parece que son esas flores que flotan en los estanques, como una flor de loto, creo.

Shadow se ríe con ligereza y ve fijamente el frasco de colonia, como si se hubiera dado cuenta de algo.

—Sé a cuáles te refieres. Una vez vi una pintura de ellas, hace ya muchos años; tenían un bonito color azul.

Nicky siente sus mejillas arder al notar que Shadow menciona estas últimas palabras mientras le dirige la mirada.

—Eh, bueno. ¿Ya ordenaste algo?

—¿Recuerdas las boneless con salsa de mango habanero que pediste la otra vez? Me dio curiosidad el sabor y pedí unos, también una cerveza —decía Shadow mientras revisaba nuevamente el menú. 

—Ah, sí lo recuerdo. Eran más picantes de lo que creía.

—Casi no toleras lo picante, ¿no? ¿Por qué quisiste probar ese?

Nicky se encoge de hombros y se ríe un poco nervioso.

—La verdad, creí que el sabor no me impactaría tanto si lo acompañaba algo dulce. —Nicky alza su mano para pedir el menú a Shadow y comienza a revisar los platillos en el—. Además, llevo mucho tiempo viniendo aquí y siempre pido lo mismo, sin excepción. A veces quería pedir algo distinto, pero me daba vergüenza, porque en cuanto llegaba, me traían lo mismo de siempre.

—Pudiste haber dicho que querías algo diferente.

—Se me dificulta eso la mayoría del tiempo. Cosas como decir que no a alguien o cambiar de opinión y decirlo al momento. Siento como si estuviera obligado a hacer todo lo posible por causar la menor cantidad de inconvenientes a los demás. —Nicky escucha cómo el otro se ríe—. Oye, no te burles.

—No, no es por ti. Es que conozco a alguien que hace exactamente lo opuesto.

Nicky permanece en silencio, sabe a quién se refiere: Sonic.

En estas últimas semanas, Nicky ha luchado internamente con lo que parece ser un amor no correspondido, aunque tampoco lo tiene tan claro. Desde la primera vez que vio a Shadow, difícilmente podía quitarle la mirada de encima: en primera porque estaba en calidad de exhibicionista, y en segunda porque lo encuentra muy atractivo.

Le parecía un erizo muy enigmático y misterioso: llegó un día de repente diciendo cosas sin sentido, y en lugar de que todo terminara con Nicky llamando a la policía por acoso sexual, termina dándole regalos de agradecimiento por ayudarlo con sus problemas.

No le queda duda de que su ayuda es sincera, pues ha estado apoyándolo pacientemente a lidiar con sus ataques de pánico y sus problemas de comunicación. Sin embargo, aún puede sentir una espina pequeña encajándose entre sus costillas, y lo cierto es que, mientras su afecto hacia Shadow se desarrolla, esa espina sigue creciendo dentro de él.

¿Y si en realidad es un psicópata como Hannibal Lecter y lo está manipulando para al final hacerle algo horrendo? ¿O si está esperando el momento indicado para llevarlo a una secta? No, peor aún, ¿qué tal si termina por enamorarse de él y, al momento de declarársele, suelta una carcajada y le dice que todo este tiempo estuvo jugando con sus sentimientos?

No puede evitar pensar que este Sonic que está buscando en realidad se encuentra en otro lugar y solo pierde su tiempo con él. En sus primeros encuentros, Nicky le mencionó repetidas veces que se estaba equivocando, que a quien buscaba no era él. Pero Shadow siempre negaba serenamente estas afirmaciones y emanaba una seguridad tan certera que le causaba pavor, como si conociera una especie de futuro definitivo e inamovible.

Sin embargo, ve complicado fiarse de esa confianza, por no decir que prefiere mantenerse escéptico con las circunstancias. Porque, dentro de su abismo personal de inseguridades, permanece latente el profundo miedo de quedarse solo de nuevo, así como todo el dolor que conlleva la pérdida de su amistad con Shadow.

El resto de la noche continúa amena y tranquila; ya se le ha vuelto hábito quejarse sobre el trabajo extra que le sigue dejando el nepo baby de su jefe, pero cuando menos le saca una que otra sonrisa a Shadow al relatar cómo ha logrado hacerle frente a sus problemas. Al término de la velada, Nicky se despide de Shadow y toma camino a su departamento. Al llegar, no se baja rápidamente del auto, sino que recarga su mentón sobre el volante y ve con cierto desaire el cielo nocturno matizado de las luces artificiales de la ciudad. 

Nicky se pregunta, pesimista y descorazonado, si existe algún modo de apaciguar sus anhelos hacia Shadow. Pues, a pesar de que parece que el otro erizo le está correspondiendo sus sentimientos, él sabe que no es Sonic, y probablemente nunca va a ser alguien parecido a él. Se siente como la cría de un cuco que fue dejado en el nido de otra ave, y que ahora recibe los cuidados y el amor que no le pertenecen.

 

 

2

—¡Ey, Shadow! ¿Qué haces por aquí? ¿Dando un paseo relajante después de una larga jornada de trabajo en G.U.N.? —Sonic, quien se encontraba en su recorrido rutinario por alguna ciudad, había detectado la silueta de Shadow en una zona de descanso, cercana a la carretera.

Este camino en particular tenía una buena vista hacia el mar. A Sonic le gustaba pasar por aquí porque los colores del atardecer y la presencia de algunas nubes en el horizonte llenaban el cielo con una explosión de colores frutales; o al menos esa era la analogía que se le ocurría al erizo.

—Ah, eres tú. —Atinó a decir Shadow, con el nulo entusiasmo de participar en una conversación.

—Ah, soy yo. —Sonic trató de imitar el tono monótono de Shadow sin lograr conseguirlo al final, por lo que terminó riéndose de sí mismo por su pobre actuación.

Shadow emitió un extraño sonido que parecía ser el rugido de un motor.

—¡Es una broma! No te lo tomes mal, Shads. —Sonic se aproximó a Shadow y se sientó sobre una roca que se encontraba cerca sin mayores miramientos. No esperaba que el otro le fuera a contestar algo de regreso, sabía que Shadow era más reticente al hablar cuando llevaban tiempo sin verse—. Parece que tenemos gustos similares, ¿no crees? Siempre que estoy de paso por esta zona me gusta quedarme aquí y ver el atardecer.

—Sí, es una bonita vista. —Le expresó Shadow sin ninguna queja ni resistencia.

Sonic por un momento lo vio atónito. A decir verdad, ni siquiera esperaba una respuesta, quizá un gruñido y que le pidiera que se calle. Tal vez este es uno de esos días en los que estaba de buen humor, lo cual es curioso, porque Sonic nunca lo habría encontrado de buen humor antes, en todo caso.

No estaba seguro si quería retar su suerte y alargar más la conversación con él; lo dudó unos minutos, pero al final concluyó que en realidad no quería arruinarle su “buen ánimo” de hoy, no si ahora le respondía tan calmado.

—Bueno, no quiero molestarte hoy, así que te dejo. Disfruta del atardecer —dijó el erizo azul con una actitud jovial y desenfadada.

—Espera —le dijó Shadow—. No necesitas irte de aquí si es el lugar que frecuentas; en todo caso debería irme yo.

—Ah, no te preocupes. Siempre puedo regresar aquí otro día.

—No, yo... Está bien si te quedas, no me molesta. No ahora, por lo menos.

—¿En serio? Wow, esto es nuevo. —Sonic rápidamente regresó a su asiento-roca—. Hoy estás muy amable conmigo, ¿será que ya te agrado?

—No tientes tu suerte, erizo.

—Yo sólo comento los hechos, Shads.

—¿Sabes qué? Ya me estoy arrepintiendo...

—¡Está bien, está bien! Me quedo callado.

A pesar de que Sonic estaba a nada de vomitarle tremenda verborrea, se contuvo y fijó su mirada al horizonte. El silencio entre ambos permitió percibir el murmullo parsimonioso de las olas y el soplo gentil del viento. Esta era la razón por la que a Sonic le encantaba llegar acá y descansar un poco; le daba la impresión de que el mundo le hablaba algún idioma extraño, una canción de cuna o palabras olvidadas de años remotos.

No obstante, el erizo azul estaba teniendo dificultades para relajarse en esos momentos. 

Una de las razones por las que molestaba a Shadow era porque le divertía un montón verlo reaccionar por cualquier cosa que le dijera; siempre le sorprendía con una nueva mueca que no había visto antes. Pero otra razón un poco más oculta era que, cuando ambos estaban en silencio, él no podía evitar pensar en lo que se esforzaba por no pensar.

El hecho de que Sonic estaba enamorado de Shadow.

¿Cuándo se dio cuenta de sus sentimientos? Ni el mismo lo sabe. No fue tan súbito como de un momento a otro, ni tampoco tenía la certeza de qué palabra usar para definirlo; simplemente creyó que era algo que podía ignorar... hasta que fue imposible negar que algo estaba ocurriendo.

¿Por qué tenía que ser Shadow? ¿Por qué específicamente él, de entre un montón de seres vivos alrededor?

Los misterios de la vida.

Así que ahora mismo estaba en el punto en el que le era insoportable estar a un lado de Shadow sin que su cola se moviese frenéticamente cada vez que ambos cruzaban miradas, o el pensar en lo exquisito que se veía con los últimos rayos del sol delineando su figura. Le gustaba mucho ver la manera en la que gesticulaba al hablar, cuando fruncía el entrecejo, cuando su oreja izquierda temblaba en señal de que estaba perdiendo la paciencia, cuando gruñía al darse cuenta de que no estaban prestándole atención y le encantaba ver sus colmillos cuando sobresalían al hablar. Ah, y sus labios, pero que malditas ganas tenía de plantarle un beso hasta dejarlo sin aliento.

—¿Sonic, me estás escuchando?

—Eh, ¿qué? ¿Me estabas diciendo algo?

Shadow suspiró ruidosamente y pasó una de sus manos por sus sienes.

—Ya me parecía extraño que estuvieras tan callado. Te preguntaba por qué venías por esta zona, ¿algún problema con Eggman?

—Bueno, no exactamente. Es que cerca de aquí está una de las sedes donde venden los mejores chilidogs —dijo Sonic emocionado, mientras aumentaba la velocidad de sus palabras conforme avanzaba—, y hoy tenían el evento de: "Come todo lo que puedas", donde te dan como premio un mes completo de chilidogs gratis. Por desgracia, no gané. Pero no me preocupa porque, de todos modos, siempre es gratis para mí. Porque, ya sabes, soy el héroe que los salvó la última vez y así es como me lo retribuyen, jajaja.

—Sólo te entendí la mitad de lo que dijiste, pero supongo que es algo bueno si tienes tiempo para holgazanear. —Shadow se rió de forma burlona y se cruzó de brazos.

—¡Oye, no estaba holgazaneando! De camino me encontré con algunos criminales y los puse en su lugar.

—Eso suena a holgazanear para mí. Los humanos no son nada comparados con nosotros dos.

A Sonic como que le dio un vuelco en el corazón cuando escuchó a Shadow decir "nosotros dos". Probablemente no significaba nada más que eso, pero su estúpido corazón hacía las cosas por su cuenta.

Se obligó a sí mismo a tranquilizarse, trató de respirar un poco más lento y se dedicó por un instante a contemplar la vista del mar.

—Aunque es cierto que ha estado muy tranquilo estas semanas, casi pareciera como si Eggman se hubiera tomado unas vacaciones o algo así —dijo Sonic, quedándose pensativo sobre el tema—. Aunque bueno, la verdad no me importa mucho si se tomó vacaciones o está planeando algo; al final siempre termino derrotándolo —expresó sobradamente confiado mientras acomoda sus manos entre las púas traseras de su cabeza.

—No creo que nos debamos confiar, puede ser peligroso si bajamos la guardia. —Le espetó Shadow en un tono de advertencia.

—Estaremos bien, Shads. Tú confía en mí.

—Sí lo hago, por eso creo que debemos ser cautelosos. —Shadow dijo estas palabras un poco más bajo de lo habitual, pero dado que sólo se encontraban ellos dos en medio de un suave sonido ambiental, el otro erizo igual pudo escucharlo.

—Oye, qué poca fe… espera, ¿entonces sí confías en mí?

—No lo has hecho mal hasta ahora.

—Wow, llevaba tiempo que no te escuchaba decirme algo muy parecido a un cumplido. —Sonic de repente se incorporó y vio a Shadow con genuina fascinación por sus palabras.

Shadow, al notar eso, gruñó con molestia y evitó su mirada con incomodidad.

—No fue un cumplido.

—Parecido a uno —recalcó, al mismo tiempo que levantaba su dedo índice.

—Piensa lo que quieras, ya sé que no vamos a llegar a ningún lado si nos ponemos a discutir sobre eso. —Le comentó Shadow, quien ya se miraba fatigado de sólo visualizar la interminable discusión.

Sonic no le respondió rápidamente, lo observó en silencio con un ligero desconcierto.

—¿Qué? —Shadow difícilmente pudo ignorar el modo en el que Sonic se le había quedado viendo. Es como hace rato, que solo lo miraba sin decir ni una palabra, aunque por lo menos ahora se sentía menos incómodo.

—Llevo un rato pensándolo desde que llegué aquí, pero... ¿Te pasó algo? 

La relación que Sonic tenía con Shadow no involucraba el hablar sobre cosas personales; a decir verdad, eran muy reservados sobre eso el uno del otro. Sin embargo, no podía evitar notar que había algo diferente en él; parecía más distante de lo normal, menos agresivo e incluso poco motivado a iniciar o continuar algún tipo de pleito con él.

—¿A qué te refieres con que si me pasó algo?

—Es que has estado un poco extraño. Pareces ser más amable de lo normal y menos dispuesto a discutir conmigo, cuando eso es lo que prácticamente hacemos siempre.

—Se llama madurar, Sonic.

—Claaaaro. Te creería, pero suena bastante a una excusa. —Sonic pateó una piedra que se encontraba por ahí y vio fijamente a Shadow—. Escucha, no tienes que decirme nada si no quieres. Simplemente pregunté porque me parecía extraño y estaba algo preocupado, es todo. Tienes que admitir que para que estés dispuesto a decirme que me quede y soportarme por todo este rato, ya es extraño.

Como Shadow no dio respuesta a su pregunta, Sonic dio por hecho que la conversación ya había muerto ahí.

—Dime, Sonic —habló Shadow de repente—. ¿Alguna vez te has sentido como si te estuvieras ahogando y no hay nada que te saque de esa sensación?

Esas palabras tomaron a Sonic completamente desprevenido; no esperaba una pregunta tan profunda y personal, sobre todo de alguien como Shadow, a quien siempre le había parecido que prefiere resolver sus problemas en la periferia, apartado de los demás.

—Eh, bueno... Siempre que estoy en aprietos o en grave peligro me da la sensación de estar acorralado, pero cuando eso pasa siempre encuentro fuerza pensando en mis amigos y en quienes me importan. —Sonic no pudo evitar inflar un poco el pecho con orgullo; a su parecer, había pasado la prueba de dar una respuesta centrada y madura.

Shadow estuvo en silencio por un rato, mirando largamente al erizo azul.

—¿Y si no tuvieras a nadie?

—¿Cómo que a nadie? ¿Tú dices que desaparezcan mis amigos?

—Si estuvieras completamente solo, sin nadie en quien contar ni decir lo que sientes, ¿crees que podrías sobrellevarlo igual?

Había algo en esta conversación que a Sonic no le estaba agradando.

—Bueno, creo que sí. Pensar en las personas que quiero me motiva mucho, pero estoy seguro de que incluso sin eso también podría superarlo. —El erizo azul notó cómo los ojos carmesí de Shadow comienzan por apagarse poco a poco, lo que levantó una alerta en su mente—. Pero, ¿tú te sientes así? ¿Qué hay de Rouge y Omega? ¿Ellos no son tus amigos?

—Para mí son sólo compañeros de trabajo, sólo hablo con ellos sobre temas relacionados con nuestras misiones.

—Eh, entonces... —Sonic dudó por un instante, no estaba seguro si ese era el momento para decirlo—. ¿Qué hay de mí?

—¿Tú, qué?

—¿Crees que... yo pueda ayudarte a que dejaras de sentirte como si te estuvieras ahogando?

Shadow visiblemente mostró sorpresa y luego se rió.

—¿Tú?, debes estar bromeando.

—¡No estoy bromeando! ¿De verdad no te parezco confiable?

—Más bien, me parece difícil imaginarte consolándome. —Shadow esbozó una media sonrisa amarga, dio una profunda respiración y continuó—: Escucha, no necesitas tomarte tan en serio lo que dije hace poco. Sólo pasa que hoy recordé que es el aniversario de los sucesos que ocurrieron en el ARK, así que me he estado sintiendo raro.

Sonic sintió como si se le hubiera ido el aliento. Quizá habría sido por la fecha y lo que representa para Shadow, pero era la primera vez que se mostraba tan vulnerable ante él, quien se supone que consideraba su rival. Él mentiría si dijera que no tenía ganas de abrazarlo en ese momento y dejar que hubiera su rostro en su pecho.

Pero lo cierto es que no existía esa intimidad como para atreverse a hacerlo.

—Ni siquiera sé por qué te estoy diciendo esto. —Continuó Shadow, quien se miraba conflictuado—. Quizá, sólo quería decirlo y ya. Quiero decir, creo que eres el otro erizo con quien tengo más cosas en común que con cualquier otro.

—Por Caos, Shadow. Me pones en una situación difícil, no sé qué decirte para levantarte el ánimo. —No pudo evitar reírse un poco con amargura, mientras rascaba distraídamente su frente—. Creo que tienes razón, es inimaginable que yo te consuele.

—No es inimaginable, sólo difícil. —Shadow soltó un largo suspiro, como si eso liberara algo que le pesara—. Con que me hayas escuchado es suficiente.

Pero para el erizo azulado no era suficiente. Desde sus entrañas podía sentir la inquietud de dar más para tenerlo a salvo de todo su dolor, de los recuerdos trágicos que marcan su alma y la ineludible soledad que le tocaba cargar. Lamentablemente, no tenía idea de cómo lograrlo sin llegar a incomodarlo.

Pero, ¿él desde cuándo se detenía a pensar las cosas?

Sin previo aviso, tomó a Shadow por los hombros y lo abrazó con fuerza.

Shadow contuvo su aliento mientras permanecía rígido dentro del abrazo. Le tomó varios segundos procesar lo que estaba pasando; vio a su alrededor un poco desorientado. No era capaz de visualizar el rostro de Sonic, pero sintió como su aliento chocaba contra su hombro. Se sentía extraño, disociado; por un momento el cuerpo no lo sintió suyo.

—Lo siento, creí que lo necesitabas. Puedes golpearme si quieres —dijo Sonic en apenas un susurro, sin haber roto aún el abrazo. No quiso ver todavía qué cara estaba haciendo Shadow; prefería mantener su corazón enamorado a salvo del rechazo por la mayor cantidad de segundos posibles.

Habría sido quizá el estupor que le había anestesiado los sentidos, pero lejos de que Shadow se sintiera enojado o incómodo, el estar siendo contenido entre los brazos de Sonic le trajo una calma de la que no encontraba palabras para describir. De algún modo sintió cómo sus pulmones se llenaban de un aire embriagador, y dejó ceder lo que sea que estaba sintiendo.

—Gracias. —Atinó a decir, mientras que con movimientos un poco torpes e inseguros rodeaba a Sonic entre sus brazos también—. Te golpearé más tarde.

A Sonic le dio la impresión de que el aire en su pecho se sentía asfixiante y placentero a la vez, como si algo le estuviera presionando sin que realmente doliera. Podía percibir cómo los latidos de su corazón se aceleraban y la cabeza la sentía en las nubes.

Se sentía extrañado de sí mismo, comenzó a experimentar el hambre por cosas que aún no podía alcanzar. Dolía esa resolución, y aun así le invadía la euforia.

¿Qué se suponía que iba a hacer con todo esto que sentía?

Sonic se dio permiso de hundir su rostro en el hombro de Shadow; le llegó un aroma floral a sus sentidos. 

Maldición, cómo amaba a este idiota.

Chapter 5: ¿No hay días malos?

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

1

Para Sonic no existían días particularmente malos: podrían haber días difíciles, extraños o peligrosos, pero malos no. “Será quizá una cuestión de actitud”, le comentó Tails alguna vez, porque el erizo solía mantener una perspectiva positiva de las cosas. 

En parte era cierto eso; sin embargo, otro detalle que la mayoría solía ignorar era que Sonic simple y llanamente se salía con la suya. 

Había tres cosas que Sonic poseía que le permitían salirse con la suya: la más obvia era que se trataba de un héroe y el erizo más veloz sobre la tierra. La segunda era su carisma y la personalidad magnética que dejaba encantada a un montón de gente, sin mencionar que debido a eso tenía muchos fans, así como ser el crush de otros. La tercera, y posiblemente la cualidad más invisible de las dos anteriores, era que Sonic conocía su propia astucia; conocía a la perfección su influencia en los demás, sabía que la gente lo amaba y que, si quisiera, podría conseguir una infinidad de cosas por cualquier medio.

Por supuesto, utilizar a otros para conseguir lo que quiere le parecía algo muy aburrido y sin emoción; ¿cuál es el punto si uno no lo conseguía por sí mismo? Además, obligar a otros a hacer cosas que no querían iba por completo fuera de sus principios.

No obstante, si alguien por iniciativa quería ayudarlo, hacerle algún favor... Bueno, ¿él cómo iba a rechazar algo que le ofrecían por voluntad?

Era debido a estos privilegios que, para Sonic, prácticamente nada era imposible y, por lo tanto, no tenía días malos.

—¡Sonic, no vas a salirte con la tuya! —exclamaba Tails al ver cómo Sonic se acercaba peligrosamente a la puerta.

—¿De qué hablas, Tails? —el erizo optó por fingir inocencia, mientras mantenía una sonrisa de oreja a oreja—. Sólo voy a tomar un poco de aire de afuera y...

—¡¿Crees que no te conozco?! Sé que en cuanto salgas de aquí recorrerás miles de kilómetros y volverás dentro de tres o cuatro semanas.

El erizo se rio del comentario con honestidad.

—Suena como un plan.

—¡SONIC!

Tails a veces se preguntaba en qué momento se habían invertido los roles entre ellos. Últimamente terminaba regañando al erizo por ser demasiado imprudente o poner su vida en un riesgo innecesario. Sabía que su amigo no era la persona más responsable y sensata del mundo, pero al menos se esmeraba en cuidar de las personas que le importaban. Con el tiempo, Tails se dio cuenta de que no era tanto que Sonic se hubiera vuelto más irresponsable con los años: sucedió que Tails creció y maduró.

Por ello, varias de las cosas por las que seguiría ciegamente a Sonic ahora se las pensaba dos veces; incluso ponía en duda varios de sus accionares con completo escepticismo. También, sus creaciones recientes no habían sido tan lúdicas como en años anteriores, pues últimamente comenzó por interesarse en los prototipos que fuesen más prácticos que llamativos.

Ahora que estaba entrando en la adolescencia, varios de sus problemas con Sonic tenían que ver con cuestionar en voz alta cosas que jamás se le hubieran ocurrido antes, así como reclamarle abiertamente cosas que antes se hubiera callado.

—Está bien, está bien. —Sonic alzó ambas manos para pedir un cese al fuego que estaba recibiendo—. No me iré de aquí, pero sabes que no soporto estar mucho tiempo encerrado. Necesito al menos estirar un poco las piernas.

Tails lo vio con resignación.

—Bueno, tienes razón. —Tails pasó una de sus manos sobre su frente— Quizá te estoy exigiendo mucho, cuando ni siquiera tengo 100% terminado mi proyecto.

Sonic, con el entusiasmo que le caracterizaba, exclamó de felicidad y desordenó la cabellera de Tails juguetonamente.

—¡Eso quería escuchar! Regresaré en unas horas.

Tails no pudo evitar pensar que esas horas en realidad serían días.

Cuando Sonic ya estaba por salir, notó que la manija por sí misma se movía y la puerta era empujada hacia adentro. Detrás de la puerta apareció un erizo de púas negras y líneas rojas.

—Pero, ¿a quién tenemos aquí? —Sonic no pudo evitar ocultar su emoción—. Shadow, no me digas que te perdiste y viniste a pedir indicaciones.

Tails, desde el fondo de su taller, escuchó la conversación de Sonic y se asomó sobre su proyecto mecánico. Alzó una ceja al ver cómo la cola de su amigo se movía frenéticamente.

Vaya detalle más interesante.

Shadow no se molestó en ocultar la molestia en su rostro al toparse con el erizo azul. No obstante, no respondió a sus palabras, simplemente lo ignoró.

—Estoy en medio de una misión, necesito consultar algo con Tails.

Tails movió sus orejas al escuchar su nombre, vio con genuina sorpresa a Shadow desde su asiento.

—Eh, ¿a mí?

Shadow le asintió y se aproximó hacia su mesa mientras sacaba unos documentos que llevaba cargando en una maleta.

—Estoy seguro de que todos hemos notado que en estos meses las actividades de Eggman han sido de muy bajo perfil. —Shadow le entregó las hojas a Tails, luego le dirigió una mirada a Sonic y le indicó con la cabeza que se acercara a ellos.

—Es cierto, quizás ya está haciendo sus planes de retiro, quién sabe. —Atinó a bromear Sonic.

Tails solo observó la proximidad de Sonic hacia Shadow con cierta sospecha; luego le restó importancia y procedió a leer los documentos con rapidez.

—Eh, Shadow, ¿por qué estoy leyendo archivos desclasificados de G.U.N. sobre sujetos que son sometidos al trauma complejo y disociación de la personalidad? —Tails se rascó la cabeza mientras observaba una tabla de resultados que calificaba el experimento como exitoso.

—Eso mismo quisiera saber yo —espetó Shadow y se cruzó de brazos—. Unos badnicks se infiltraron en las instalaciones y hackearon el sistema, pero sólo fue para robar estos archivos y destruirlos. Los documentos que te entregué son copias de las originales; esas se encuentran en una bóveda fría.

Para el joven zorro, la explicación de Shadow le provocaba más preguntas que respuestas: ¿Por qué Eggman robaría información relacionada con experimentos cuestionables sobre trastornos mentales?

—¿Tal vez quiere ir a terapia, pero como es un señor grande no sabe buscar por internet? —dijo Sonic con un tono burlón.

Tails estaba a punto de señalar lo absurdo que sería suponer que un científico con talento en la tecnología tuviera problemas con algo tan mundano como el internet; sin embargo, Robotnik era una persona muy excéntrica, así que tampoco descartaría la idea.

—Creo que es mejor irnos por las ideas más obvias y asumir que está tramando algo con estas investigaciones. —Tails se frotó el mentón, tratando de apaciguar su incertidumbre—. Pero no logro discernir a dónde quiere llegar con esto. Shadow, ¿hay alguna información adicional con la que pueda guiarme?

Shadow negó con la cabeza.

—Esto es todo lo que hemos conseguido por el momento.

—Entiendo. —El joven zorro, quien estaba dándose golpecitos a su mentón con el dedo índice, le dirigió una mirada a Shadow—. ¿Puedo quedarme con estas copias?

Shadow emitió un ruido mientras asentía.

—Bien, entonces trataré de indagar más en el tema, quizá logre encontrar algo. —Tails guardó los papeles en una carpeta que encontró dentro de uno de sus cajones.

—Bueno, yo no podría ayudarlos mucho en ese campo, pero si encuentran algo que pueda hacer, me avisan. —Sonic, quien durante todo ese tiempo estuvo escuchándolos, concluyó que realmente tenía poco que aportar y simplemente acomodó las manos en su nuca con un aire despreocupado—. Bueno, yo ya estaba por retirarme. Shadow, ¿tú aún tienes trabajo que hacer o ya estás libre?

Tails se esfuerzó por no sonreír avergonzado; por lo que ya había visto del comportamiento de Sonic, le parecía que su pregunta era incluso un poco coqueta.

—Mi último pendiente era entregarle esto a Tails y notificar a G.U.N. que contamos con su cooperación.

—¡Entonces, prácticamente estás libre! ¿Te animas a una carrera?

Shadow se mofó y esbozó en sus labios una sonrisa a medias.

—¿Estarás a la altura? Llevo meses viéndote holgazaneando.

Un destello de osadía en los ojos escarlata de Shadow le provocó un placentero escalofrío a Sonic.

—Eso sólo lo podrás saber si lo pones a prueba.

Shadow suspiró como si tuviera que cumplirle algún capricho a un niño insistente, pero a la par se le suavizaban las facciones de su rostro.

—Bien, pero que sea rápido.

—Ese es el chiste, Shadow.

Tails, desde su mesa, vio cómo ambos erizos se veían el uno al otro mientras se dirigían a la puerta y desaparecían detrás de ella.

Al acomodarse debajo de su nave, se preguntó internamente cuál era la palabra que el otro día había encontrado, y que le parecía encajaba muy bien con lo que sea que estaba ocurriendo entre Sonic y Shadow.

Tensión sexual, ¿no?

 

 

2

—Tú pones la meta —comentó Shadow mientras realizaba ejercicios de estiramiento.

—No te vayas a arrepentir de decir eso —respondió Sonic, quien igualmente se encontraba estirando sus piernas—. ¿Recuerdas el lugar que queda por un acantilado con vista al mar, el que tiene un bonito atardecer?

—¿Ahí? ¿No esta muy apartado para tu actual estilo de vida? —Soltó el erizo en un tono mordaz y le dedicó su mejor sonrisa de presumido.

Pero Sonic ya había jugado mucho este juego con Shadow, por lo que correspondió su sonrisa con otra igual de altanera.

—Puedo proponerte algo más corto si no puedes soportarlo.

Ambos ya se encontraban en posición de salida.

—Te haré morder el polvo. —Shadow sonrio mostrando todos sus dientes, de donde sobresalían sus colmillos.

—Yo te haré morder otra cosa. —Al segundo después de haber soltado eso, al erizo azul le dieron ganas de morderse la lengua. 

Pero antes de que Shadow pudiese tan siquiera procesarlo, Sonic recitó el "en sus marcas, listos, fuera". Ambos salieron despedidos del punto de partida, dejando sólo una suave capa de tierra como rastro.

Y así, como había sido desde que Sonic tuvo uso del raciocinio, se entregó por completo a la velocidad, a la adrenalina que le causaba el movimiento y a dejar atrás todo aquello que perturbaba su mente.

Correr era tan sencillo, y por ser sencillo era aún más fácil concentrarse en eso: no necesitaba planes, no requería organizar algo complejo. Para Sonic, correr se trataba de liberarse de sus preocupaciones, sus miedos, sus inseguridades: era la bocanada de aire fresco que necesitaba el náufrago en medio de un vasto mar. 

Sin embargo, dentro de esa libertad que le causaba correr, también le acompañaba la ineludible sensación de soledad. Cuando menos así fue hasta que conoció a Shadow, quien no fue sólo alguien que estaba casi a la altura de todo lo que él era, sino que, de un modo un poco gracioso, también le proveía la sensación de estar acompañado.

—¿Todo bien, Shadow? ¿Crees que puedes mantener el ritmo?

Shadow solo atinó a chasquear la lengua.

—Si me sigues subestimando, lo vas a lamentar.

—No te subestimo, es sólo que yo puedo acelerar un poco más, ¿sabes? —Sonic, con apenas poco esfuerzo, logró ponerse a la cabeza de la carrera; incluso con mayor intención de provocar a Shadow, se irguió un poco y recargó su nuca entre sus manos despreocupadamente—. Quizá quien ha estado holgazaneando es otro.

Habría sido una cuestión del karma, una broma pesada o la sencilla consecuencia de los actos; que al cambiar su postura, no logró equilibrarse y terminó tropezando con sus propios pies contra el suelo. La caída causó que chocara contra Shadow, dado que se encontraba detrás de él. Dado que cuerpos se encontraban rodando entre ellos, inevitablemente terminaron estrellándose contra un árbol, el cual por suerte los detuvo de una caída segura, ya que se encontraban justo a una curva pronunciada de la carretera.

Shadow, quien trató durante el vergonzoso accidente de estabilizarse, sin éxito, notó con cierta desorientación cómo un par de hojas caían sobre él mientras la carcajada contagiosa de Sonic inundaba sus oídos.

—¡No puedo creerlo, tropezamos de manera tan cómica!

Shadow escuchó más de su molesta risa.

—¡Eres un idiota! ¿Por qué no trataste de detenernos? —Shadow se sentía indignado por la conducta infantil y lúdica del erizo, quien, aun con el reclamo, no dejaba de reírse.

—¡Lo siento, es que tienes que admitir que fue muy gracioso!

—Echaste a perder la carrera —se quejó, malhumorado.

—¡Claro que no! ¡Cualquier carrera es divertida contigo!

Sonic ya para este momento había dejado de reír y se frotaba con la mano los restos de lágrimas que le surgieron de tanto reírse.

—No digas tonterías, ¿cuál sería el punto de iniciar una carrera conmigo si no es para demostrar quién es el mejor? —Shadow pasó una de sus manos sobre su frente, un poco exasperado.

—Es para pasar el tiempo contigo, tonto.

—¿Qué?

Shadow retiró su mano de sus ojos y vio a Sonic entre la sorpresa y el desacierto. Entonces se dio cuenta de un detalle al que le había quitado importancia: él se encontraba recostado bocarriba, viendo cómo algunas hojas del árbol seguían cayendo, y otras tantas caían sobre Sonic, quien se encontraba a horcajadas sobre él.

Habría sido quizá por la mirada sorprendida de Shadow, el haber asimilado sus propias palabras o la postura vergonzosa en la que estaban, que a Sonic repentinamente se le comenzaron a subir los colores.

Shadow alzó una de sus cejas al ver su reacción.

—B-Bueno... Eh, tú sabes. Eres el único con el que puedo divertirme en una carrera, ¡pero no digo que sea sólo para entretenerme! De verdad me gustas mucho… ¡Me gusta mucho correr, así que a veces no importa ganar o no, sólo correr con alguien a mi lado!

Shadow lo miraba confundido, sin entender ninguna palabra.

—Espera, —Shadow alzó una de sus manos para acompañar la orden—, no te estoy entendiendo, ¿qué estás tratando de decirme?

Sonic por un breve instante dudó, ¿acaso esta no era una oportunidad para confesar sus sentimientos? Pero, no podía evitar sentir este miedo descomunal a que todo cambiase para mal; no estaba seguro de querer tomar ese riesgo. Por desgracia o fortuna, decidió dar un salto de fe.

—Me gustas mucho.

—Querrás decir que te gusta mucho correr, ¿no?

—No. —Sonic lo miró en silencio por unos segundos, sentía que estaba a punto de llorar o de correr—. Yo te quiero, Shadow.

Shadow sólo podía observarlo, sumido en la absoluta confusión. Nunca había pensado en Sonic más allá de que fuera su digno rival y alguien a quien respetaba no públicamente, pero… ¿de manera romántica?

Shadow ni siquiera estaba seguro de que pudiera pensar románticamente en alguien. Es verdad que ha tenido deslices de una noche después de una estresante misión, pero ni se le pasó por la cabeza tener una relación estable con nadie, no al menos con el estilo de vida que tenía.

—Ah... ¿Qué?

Ni siquiera era capaz de formular una oración. Hubiera preferido reírse y pedirle que dejara de bromear, pero Shadow pudo darse cuenta de que no se trataba de una broma. La manera en la que los ojos esmeraldas de Sonic brillaban tenuemente, volviéndose acuosos; los silencios que se negó a llenar con cualquier palabrería para romper la tensión, incluso el perpetuo rubor que se mantenía coloreando las mejillas del erizo azul.

Él lo estaba diciendo en serio; Sonic estaba siendo serio con sus palabras. Y ese era el problema, no tenía idea de qué responderle.

Sonic sonrió, pero no era una sonrisa repleta de autoconfianza o altanería; parecía un poco forzada, agridulce. El erizo se incorporó y le ofreció su mano a Shadow para ayudarlo a levantarse; este aceptó en automático, aún procesando lo que sea que estaba pasando.

—Oye, tampoco necesitas poner esa cara. —Aunque Sonic trataba de mantenerse sonriente, era difícil ignorar lo dolido que se miraba—. Dejémoslo en un empate por esta vez, ¿si?

Shadow sabía que debía decirle algo, lo que fuera, pero, ¿qué decirle exactamente?

¿Gracias por tus sentimientos? ¿Lo pensaré?

—Ey, está bien. No necesitas pensar en eso. ¡Sólo olvídalo, ¿sí?!

Antes de que se pudiera pronunciar alguna otra palabra, Sonic desapareció de la vista de Shadow en un parpadeo. Ante tal huida, el erizo negro salió de su estupor y le comenzó a hervir la sangre.

—¿Que lo olvide? ¿Cómo espera que lo olvide si...? —Su rostro cayó entre sus manos y refunfuñó frustrado—. Es un idiota; ahora no voy a dejar de pensar en eso.

Esa noche ninguno de los dos pudo dormir bien. Sonic se preguntó entre suspiros dolientes si este podría considerarse un mal día.

 

 

3


En la mañana, Nicky se despierta descorazonado, deseando hacer como que no es la tercera vez que está sonando la alarma y que debe hacer la mayor hazaña atlética de su vida para llegar a tiempo al trabajo.

Sabe que Sonic y Shadow son pareja, pero de algún modo su sueño reciente se siente como un inminente rechazo que le apachurra el corazón y quizá todo lo demás.

Con el derrotismo en todo su ser, se prepara para salir de su departamento. Sin embargo, ya estando a unos pasos de la puerta, escucha un estruendo. Alarmado, corre en dirección al lugar de donde se ocasionó el sonido. Llega a su habitación y no encuentra ningún tipo de desastre, pero nota un objeto extraño en su estante.

—¿De dónde llegó esto? —Nicky toma el objeto que parece ser un portarretratos, en el cual se ve la foto de un joven zorro con actitud apática. El mobian en cuestión le resulta desconocido, no parece alguien que haya visto antes. ¿Será alguna pertenencia que dejaron olvidada los inquilinos anteriores?

Con un gesto automático ve la hora en su reloj de pulso. Casi se tropieza de camino a la puerta al darse cuenta de que ya se le hace tarde.

Es probable que, si Nicky hubiera sido un poco más observador, habría notado que en el lugar donde se encuentra el portarretratos ocurre una alteración en el espacio que glitchea el objeto.

 

 

 

 

Notes:

Acercándose, el peligro viene ya...

Bueno no, quedan más capítulos "tranquis", y después de ahí todo será caos y diversión :D

Chapter 6: Amy

Notes:

Hola, en este capítulo Amy va a tener mucho OOC, o eso creo, no conozco al personaje tan bien como para confirmarlo al 100. Pero pues se va a poner a decir groserías, para que no te sorprenda cuando diga "maldita perra" o algo así.
En este capítulo se hacen menciones a bandas musicales, esas puedes escucharlas en mi playlist, son las primeras 5 canciones para que no tardes en buscarlas.

Chapter Text

1

El tiempo se le está acabando a Shadow, y él lo sabe. Su actual misión se encuentra a contrarreloj, o al menos así lo cree él. La realidad es que sus cálculos le están fallando y su más honesta conclusión es que ahora mismo solo está esperando a que Tails se contacte con él… de alguna manera.

Su único problema es que aún no habían encontrado a Amy; tal parece que Nicky ha perdido su contacto con ella de modo definitivo. No haber encontrado a Amy dificulta mucho las cosas, pero tiene esperanzas de que Tails pueda tener una posible solución a ese problema.

Knuckles, por otra parte... es un caso especial. Para Shadow, Nicky es una versión contrastante de Sonic que solo le causó una gran impresión en su primer encuentro; sin embargo, para Rouge fue más bien una brutal decepción presenciar al despojo de cobarde, mentiroso y oportunista que ahora es Knuckles.

La femme fatale tiene que lidiar con un Knuckles que siempre da evasivas, le engaña dándole información falsa o huye de ella con tan sólo verla. Shadow trató de intervenir y acorralarlo alguna vez, pero su manera de pensar era tan distinta a la del Knuckles que conocía, que no supo cómo convencerlo sin terminar mareado por los argumentos rebuscados que recitaba cada vez que trataba de ponerlo en razón.

Nicky es muy diferente en comparación con el cambio que sufre Knuckles; si bien no ha estado intentando convencerlo de nada, sigue siendo alguien muy accesible y honesto con sus sentimientos. Pero el equidna no deja a nadie acceder a lo que piensa o siente, parece tener una coraza que lo protege de los demás.

Shadow, quien ahora mismo se encuentra en la azotea de un edificio, en el cual no tiene permiso para acceder, pero que precisamente no llegó a ese lugar por medios convencionales, escucha un aleteo aproximándose a él.

—Te tomaste tu tiempo esta vez, Rouge —dice, sin molestarse en mirar a la murciélago.

—Oh, vamos. No me tarde tanto —responde Rouge mientras aterriza a un lado del erizo—. De todos modos, déjame adelantarte que tu espera ha valido la pena.

Rouge saca de uno de sus bolsillos un trozo de papel doblado mientras sus labios delinean una sonrisa triunfal.

—La encontré, Shadow. Encontré a Amy.

 

 

2

Dado que Shadow no está atado a horarios ni jornadas laborales, cuenta con el día completo para hacer lo que le plazca, aunque en su caso esa "libertad" es una mera alucinación. Desde el principio, su misión ha sido encontrar a Sonic, Amy y Knuckles; dos de los cuales ya han ubicado. Sin embargo, y a pesar de que han pasado por un montón de misiones con situaciones inimaginables, no se le hubiera pasado por la cabeza encontrar a Amy en un lugar así.

—Rouge, ¿estás segura de que esta es la dirección? —menciona Shadow a la susodicha, sin dar crédito a lo que ve en los alrededores.

Ambos se encuentran en la zona límite de la ciudad. Desde hace medio kilómetro las calles estaban más estrechas, había personas en cada esquina que, hablando entre ellos, se detenían solo para observarlos en un mutismo amenazante; y esa continua amenaza aún permanece. La mitad de las calles se encuentran agrietadas por el uso constante y la falta de mantenimiento; los locales de los alrededores con las ventanas y puertas enrejadas: todo parece ser una clara señal de escasez económica y violencia. 

Están en una zona marginal, sin el encanto y glamour del centro de la ciudad: sus calles amplias, iluminación bohemia y aceras limpias.

—Te aseguro que es la dirección correcta, ¿crees que no vine aquí antes para comprobarlo?—Rouge se señala a sí misma y luego a su colega—. ¿Por qué crees que estamos vestidos así?

Shadow murmura alguna queja incomprensible. Ahora entiende por qué Rouge lo obligó a vestir este pantalón de cuero, el top sin mangas con rasgaduras junto con una chaqueta de cuero negra tapizada de estoperoles y parches de bandas que no conoce.

¿Qué clase de música toca una banda con el nombre de "Parálisis Permanente"?

Rouge, por su parte, lleva un top tipo corsé, pantalones de cuero y unas botas estilo militar, también repleta de estoperoles de picos. A juicio de Shadow, ese estilo le queda mucho mejor a ella, pero definitivamente no es de su gusto.

—Según la información que me proporcionaron, Amy está en una banda que se llama Las Fockin Biches.

Shadow no puede creer lo que acaba de escuchar.

—¿Es en serio?

Rouge se encoge de hombros con indiferencia.

—Estamos en un evento de música underground, Shadow. Créeme que lo que menos me va a sorprender son los nombres de las bandas.

Justo en eso el escenario delante de ellos enciende sus luces, y con ello una gran cantidad de gente arremolinándose hacia ellas, cual insectos cautivados por la luz artificial. Ambos son arrastrados junto con la multitud; Shadow trata de desplazarse hasta la salida, pero sus esfuerzos son en vano, pues la horda de mobians se mueve como furiosas olas en una tormenta. Parece escucharse a alguien hablando por el micrófono animadamente, mientras de fondo se oye cómo se encuentran afinando sus instrumentos musicales. Se hacen anuncios sobre temas que para Shadow son irrelevantes, y que de igual forma no puede escuchar por el barullo a su alrededor.

Un repentino baquetazo en la caja de la batería provoca que el público guarde silencio; luego, una explosión de ritmo acelerado y la voz resentida de su vocalista se escuchan con fuerza.

Y ahí está Amy en medio del escenario, proyectando una voz potente y siendo aclamada por el público, mientras otros comienzan a moverse con frenesí en un enorme círculo siguiendo el ritmo de la música.

Al fin, la encontraron.

Esta versión de Amy se desenvuelve en el escenario con agresividad e insolencia; lleva puesto un pantalón de tartán morado, botas militares intervenidas con estoperoles circulares, cinturón con picos y un top negro desgarrado con broches que unían los huecos grandes. Las demás integrantes de la banda le siguen en los coros y de vez en cuando sueltan alguna frase que acompañaba la letra de la canción. Tocan al menos otras cuatro canciones hasta que pasan a retirarse.

Shadow busca a la murciélago con la mirada, y la encuentra justamente en una esquina; ella, al notarlo, le hace un gesto para que se aproxime. En el transcurso de su travesía, puede escuchar cómo un mobian con un mohawk toma el micrófono para anunciar a la banda Mi mochila huele a semen. El erizo no sabe si vale la pena exponerse a esta clase de ambientes o si quizá es momento de aceptar que en realidad su morbo sí está orillándolo a preguntarse qué tipo de canciones toca una banda con ese nombre.

—Shadow, el staff me ha dado permiso para ir a hablar con la banda de Amy —dice Rouge con el volumen de voz un poco más alto debido a que la siguiente banda está comenzando a tocar. Ella saca de su bolsa una cámara fotográfica y se la entrega a Shadow—. Somos reporteros, no importa si no sabes usarlo bien, solo tómales foto de vez en cuando para seguir con la fachada.

Shadow asiente sin decir más. Por unos breves segundos escucha el ruido musical; su oreja se mueve un poco para agudizar su oído. En realidad, no tocan tan mal; la verdad, se imaginaba otra cosa.

Ambos son llevados a lo que parece ser un almacén que ocuparon para improvisar un backstage. El resto de las bandas se encuentra aquí, no hay divisiones y gran parte del inmueble se mira en pésimas condiciones o muy viejo. Amy se encuentra casi al fondo; parece estar hablando también con los miembros de otras bandas animadamente.

—Chicas, aquí están los que vinieron a entrevistarlas. —El mobian con el mohawk se dirige luego a Rouge y Shadow—. No tenemos ningún lugar menos silencioso que este, pero me dijeron que es entrevista para un fanzine, ¿verdad?

—Sí, ¿no hay problema si igual grabamos audio para transcribir lo más importante?

El del mohawk se hace el desentendido.

—Si a ellas no les molesta, no veo lo malo. —El mobian comienza a retirarse del lugar—. No los asusten mucho, chicas.

Shadow alza una ceja, confundido.

—¡Ah, tú eres la del otro día! ¿Rouge, verdad? —Amy le sonríe radiante y toca el hombro de la murciélago con suavidad—. ¿Entonces, venías por una entrevista? Qué pena, quería invitarte a otro lugar.

Todas las alertas se encienden en la mente de Shadow. ¿Acaso Amy le está coqueteando abiertamente a Rouge? El erizo mantiene su silencio y su faz indiferente, pero con cierta obviedad mira a Rouge por un tiempo más prolongado, como tratando de exigir respuestas a las preguntas aún no dichas. Si bien la murciélago por mucho tiempo fue un alma libre que solía tener relaciones informales o diversiones de una noche, su compromiso con Knuckles hizo que cambiara por completo ese estilo de vida.

¿O será que todo esto está relacionado con Knuckles?

Bueno, posiblemente esto para Rouge sea solo trabajo. Pero para el erizo negro es muy extraño presenciar cómo Amy coquetea con Rouge, sobre todo porque Rouge está casada con Knuckles.

Rouge, quien lleva muchos años trabajando como agente encubierto, entiende la importancia de construir un personaje y su historia para que pueda camuflajearse con el entorno. No solo se trata de fingir que existe algo que realmente no está ahí; se tiene que hacer todo lo posible para que lo que no está ahí, los demás lo crean, y parte de eso es crear verdades a medias: ella legítimamente está construyendo un fanzine, y sin dudas imprimirá varios números para venderlos en los siguientes eventos de la zona. Sin embargo, una vez que tenga la información que necesita, quizá le salga un trabajo mejor en otro lado o tendrá que huir de la ciudad porque la están buscando; cualquier excusa es buena siempre y cuando sea convincente para el resto.

Ella, actuando como realmente lo haría una periodista independiente interesada en la escena underground, comienza por armar primero una conversación breve sobre cómo les pareció su puesta en escena; unas cuantas risas alivian el ambiente y Rouge procede a realizar sus preguntas con respecto a los orígenes de su banda, las experiencias de las integrantes y sus ideales.

—Hablando de experiencias extrañas —menciona la bajista de la banda—. Nunca voy a olvidar la vez que Amy nos asustó a todas diciendo que en su cuarto encontró un agujero sin fondo y que a veces escucha sonidos extraños ahí, ¡lo dice justo el día que estábamos todas en su habitación y nos quedamos a dormir ahí, la maldita desgraciada!

El resto de la banda se carcajea por el comentario.

—Ese día no dormí, y como venganza no dejé dormir a la maldita zorra de Amy. Al día siguiente las dos nos estábamos muriendo de sueño durante los ensayos —dice otra mientras le da un golpecito al hombro de Amy.

—¡Cállate, perra! —Amy le regresa el golpe mientras acompaña las risas—. Pero es verdad lo que les dije, estúpidas. En un rincón de mi armario encontré un hueco que parecía no tener fondo, y se miraba muy extraño; no sé si era porque en esa parte hay poca iluminación y me jugaba una especie de ilusión visual, pero había unas raras partículas cuadradas y rectangulares alrededor del hueco; parecían píxeles o algo así.

—¿Y ese hueco que mencionas, sigue estando en tu armario?

Las chicas guardan silencio por un instante, pues quien hace la pregunta no es Rouge, sino el callado y misterioso fotógrafo que en ningún momento les dirigió palabra alguna. Amy lo ve extrañada y entrecierra un poco los ojos con incomodidad. Para ellas no es raro que algún mobian macho se les acerque con la aparente intención de saber más sobre su música y sus letras, pero casi siempre terminan conduciendo la conversación hacia la casa de alguna de ellas.

—No está de forma permanente ahí, a veces aparece, a veces no. Pero espero que entiendas que no podría invitarte a mi casa, no eres mi tipo. —La erizo rosada le dedica una mirada exhaustiva a Rouge, quien solo le sostiene una sonrisa forzada—. Aunque si te vieras más como Rouge, me lo pensaría.

El resto de las integrantes se ríe con animosidad y bromean con su comentario. Shadow solo pone sus ojos en blanco por la tremenda estupidez que acaba de escuchar.

—Ah, pero tengo un cuaderno de apuntes que saqué de ahí. Puedo darte eso como consuelo —dice mientras se pone a buscar dicho objeto en su bolso.

—No puede ser, ¿lo llevas contigo, Amy? —le pregunta su bajista.

—Es de alta cultura, va al lado de “La rata con thinner” y otros bestsellers de la literatura moderna.

Amy saca de su bolso un cuaderno de pasta dura negra con las esquinas gastadas y un montón de stickers encima; se lo entrega a Shadow, quien lo acepta con cierta molestia. Rouge no puede evitar reírse por el modo en el que terminaron las cosas.

—Ahora yo también estoy interesada en leerlo, ¿me lo prestas después, Amy? —dice Rouge en un tono coqueto.

—Si gustan, se los regalo. Ya lo he leído un montón de veces, hasta me lo sé de memoria.

El resto de la entrevista mantiene su curso sin ningún tropiezo; quizá el único detalle es que Shadow está comenzando a sentirse demasiado inquieto para su gusto. No es solo el coqueteo que está presenciando entre Amy y Rouge, sino que al momento de abrir el cuaderno, lo primero que ve es una nota al pie de la hoja que dice: “Si Nine no hubiera muerto ese día, Sonic Robotnik no habría colapsado mentalmente al punto de llegar a matar a alguien”.

 


3

Nicky lleva semanas tratando de decidir qué hacer con respecto a lo que siente por Shadow. Para él es innegable su admiración y gratitud hacia él, sobre todo por las molestias que se ha tomado para ayudarlo con su ansiedad y crisis nerviosas. Para Nicky, Shadow se volvió un pilar importante en su vida, alguien con quien podía hablar y desahogarse en plena confianza. Sin embargo, también está experimentando otro tipo de emociones hacia él. El hecho mismo de encontrarlo atractivo lo lleva a una ruta en específico, pero el problema reside en que Shadow tiene una pareja, alguien a quien aún está buscando.

Si es cierto que después de sus primeras conversaciones no ha vuelto a salir el nombre, Nicky nota que cuando menciona a alguien problemático, que influye en sus hábitos o incluso para aludir a alguien que él mismo admira... sabe que todos esos son Sonic.

Entonces, le parece incorrecto siquiera considerar expresarle sus sentimientos románticos. No solo porque el susodicho Sonic no está presente, sino porque es obvio que Shadow está emocionalmente vulnerable, es decir, lleva meses buscándolo; ¿esto no es ya considerado una pérdida? ¿No estará en proceso de duelo?

Nicky prefiere no pensar tanto en ello; no sabría cómo consolar a Shadow si Sonic en realidad ya no existe más en este mundo. Nunca se ha considerado apto ni confiable para acompañar a los demás en sí, quizá esa sea una de las razones por las que nunca ha tenido amigos cercanos.

Con la mitad de la cabeza en esas cavilaciones y la otra en el informe de final de mes que debe entregar dentro de dos horas, le parece al erizo que la cabeza está por explotarle.

—Nicky, mañana en nuestro descanso vamos a salir a tomar unos tragos, ¿quieres venir? —Una mobian con cuernos de borrego y pelaje de un café claro se le aproxima sonriente.

Nicky deja salir un largo y pesado suspiro, mientras se desliza un poco de la silla.

—Sí, lo necesito. —Acepta con resignación— Solo no dejen que tome de más, la otra vez me regañaron.

Su compañera no puede evitar reírse juguetonamente.

—¿A tu pareja no le gusta que tomes mucho?

El rostro melocotón de Nicky comienza a saturarse salvajemente hasta convertirse en una frambuesa.

—¡N-no es mi pareja! ¡Es solo un amigo!

—Claro que lo es. —La otra le guiña el ojo y se retira a su cubículo sin dejarle a Nicky derecho a réplica.

Decide desistir de tratar de aclarar el malentendido; no es la primera y no será la última vez que tiene que aclarar que Shadow no es su pareja.

El resto de su jornada pasa con los apuros comunes; por suerte, no tiene algún trabajo de último momento que le obligue a trabajar horas extra.

Con el sueño aguardando entre los párpados, llega a su auto y da marcha hacia su departamento. Durante el camino, Nicky se siente un poco más eufórico de lo normal; ¿será porque mañana saldrá a tomar un poco?

¿O quizá porque todos ven a Shadow como su pareja cuando lo menciona?

Nicky agita su cabeza, avergonzado por lo que acaba de pensar. 

Ya déjalo, Nicky. Es papa casada.

Mientras su mente va discutiendo sobre las implicaciones éticas y morales que conlleva el ser la tercera rueda de una relación, una silueta a un lado de la puerta de su departamento lo espera impaciente.

—Entonces, aquí es donde vives, Nicky.

Al erizo azul se le caen las llaves, el maletín y la estabilidad emocional. 

—¿Amy?

 

 

Chapter 7: Indicios de fragmentación

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

1

La última vez que Nicky vio a Amy, su mayor preocupación era tener buena asistencia en clases, entregar todas sus tareas y lidiar con el acné de su cara. Probablemente no tendría más de 15 años.

Recuerda que, como una manera de enmendar sus errores tras su ruptura, planeaba armarse de valor para preguntarle sobre la muerte de sus padres, sobre cómo se sentía, cómo se la estaba pasando con el tema de la custodia con sus familiares. Por supuesto, esa pregunta nunca llegó a ella. Cada día que pasaba sin que Nicky le mandara un mensaje o la llamara para preguntar cómo estaba, era un bloque más que ponía en este muro que se interponía entre ellos.

Nicky nunca fue capaz de hablar con ella de nuevo, y cuando Amy trataba de entablar conversación con él, la charla en algún punto se moría y los sumía en un incómodo silencio. Quizá lo correcto es decir que su relación de amistad simplemente murió, pero Nicky nunca pudo quitarse de la cabeza que todo hubiera funcionado mejor si él no fuese tan torpe socialmente. Amy siempre se encargaba de llenar los huecos, silencios y desaciertos que Nicky tenía: su interacción se basaba en eso la mayoría del tiempo.

Sin embargo, ahí está ella. Después de 10 años de rotunda desconexión, se encuentra ahí recargada en la puerta, con un cigarrillo en las últimas y la mirada cansada, quizá por la espera o por su estilo de vida.

—Han pasado muchos años, Nicky. ¿Cómo te ha ido? —El humo del cigarrillo sale de sus fosas nasales. No escucha respuesta a su pregunta, así que lo ve extrañada—. ¿Qué pasa? ¿Fue muy imprevisto? Creo que debí haberte mandado un mensaje antes de veni—

Antes de terminar su oración, Nicky rápidamente llega hacia ella y la abraza con fuerza. Amy, sorprendida por su gesto afectuoso tan poco común, rodea también sus brazos sobre él para corresponderlo.

—¡Amy, qué feliz estoy de verte! —exclama Nicky, efusivo, mientras su cola se agita animadamente.

—¡Wow, Nicky! Tranquilo. —Amy no puede ocultar su sorpresa. Sin embargo, se encuentra igual de feliz por reencontrarse con su viejo amigo. La erizo rosa no puede evitar suspirar con cierto alivio—. ¿Te parece si me invitas a entrar para que los vecinos no nos vean raro, o estoy siendo muy atrevida?

—¡No, no! —Nicky repentinamente rompe el abrazo y con algo de torpeza busca sus llaves para abrir la puerta—. ¡Adelante, pasa! Perdona el desorden, es que no esperaba a nadie hoy.

Ciertamente, Nicky tiene un poco de caos en su departamento, pero nada que se considere alarmante: está la silla con la montaña de ropa que “no está sucia, pero ya se usó una vez”, se notaba que la ropa en el sillón era la pijama que dejó en el camino mientras se vestía para salir al trabajo y en el refrigerador se ve un bonche de recibos de la luz y el agua sobrepuestos, solo unidos por un imán con la promesa del peligro de soltarse.

—No hay problema, creo que tenemos más o menos el mismo desorden. 

Nicky se mueve como un rayo para quitar sus prendas de dormir del sillón y le ofrece el asiento mientras va rápido a la cocina.

—¿Quisieras algo de beber? Tengo, eh… café, agua y algunas cervezas.

—Con una cerveza me basta. —Amy se acomoda en el sillón, nota que su cigarrillo de milagro sigue en su mano—. ¿Te molesta si acabo mi cigarrillo o mejor lo apago?

—¡Ah, puedes terminarlo, pero abriré las ventanas para que no se quede el olor! —dice Nicky mientras deja la botella de cerveza abierta en las manos de Amy y se desplaza hasta la ventana de la sala para abrirla.

—¿No fumas?

—Antes, cuando estaba muy estresado, solía fumar, pero no me gustaba que el olor se quedara encerrado. Así que al final lo terminé dejando. —Nicky se sienta a un lado de Amy, mientras le da un largo trago a su botella—. Por cierto, ¿cómo me encontraste?

A Nicky solo se le ocurre que quizá su madre le hubiese pasado la dirección, pero lo cierto es que su familia se mudó del vecindario hace 6 años, por lo que hubiera sido complicado para Amy dar primero con la dirección de sus padres. No obstante, no fue necesario armarse de alguna situación tan rebuscada.

—El otro día me encontré con unos mobians que tenían un proyecto independiente de un fanzine; el fotógrafo me dijo que te conocía y me pasó tu dirección.

—¿En serio? Pero no conozco ningún fotógrafo, o al menos no lo recuerdo. —Nicky trata de hacer memoria con sus compañeros de trabajo; quizá alguno sea entusiasta de la fotografía, pero no recuerda a ninguno que esté trabajando para un fanzine.

—Recuerdo que su nombre es Shadow o algo así.

Nicky casi escupe el sorbo de cerveza que se estaba tomando.

—¡¿Qué?! ¡¿Shadow?! —Ve a Amy con sobrada incredulidad y asombro. Sin embargo, haciendo memoria, recuerda haberlo visto una que otra vez cargando con un set de fotografía—. Bueno, no es algo imposible.

—Yo también siento que desencajaba un poco con los fotógrafos que he conocido, pero uno no puede detenerse a juzgar a primera… segunda o tercera vista, tal vez.

El erizo azulado no puede evitar reírse por el comentario.

—La verdad, Shadow nunca quiso decirme a qué se dedica; por lo que me comentaba, parecía más investigador o detective privado —menciona Nicky con sinceridad—. Ah, cierto, ¿de qué te estaban entrevistando?

—¡Ah, sí! Ahora mismo estoy en una banda de música, así que nos hicieron una entrevista.

—¡Wow!, ¿en serio? No sabía que estuvieras en una banda tan famosa.

Amy ahora tuvo que tomar su turno de reírse por el comentario de Nicky.

—Ojalá así fuera. No, somos una banda underground; créeme que las canciones que tocamos difícilmente se harían mainstream. 

Ambos erizos se toman su tiempo para ponerse al día con sus vidas. Nicky le relata la tortura que es el trabajo de oficinista, y cómo le es difícil encontrar otro trabajo que no lo explote igual o peor que su trabajo actual. Amy, por su lado, le comenta que durante la universidad se animó a participar en una banda de música; al final le gustó tanto que sus miembros decidieron mantener el proyecto hasta ahora.

Nicky se pregunta qué tanto puede hablar con Amy sin hacerla sentir incómoda; después de todo, llevaban muchos años sin verse y tampoco quiere verse tan brusco si llega a tocar alguna fibra sensible. Sin embargo, ¿no es acaso eso lo que ha hecho toda su vida? ¿Evita hablar de temas que cree que incomodan a los demás, cuando posiblemente quien se va a incomodar más es él?

—Oye, Amy. —Se anima a decir el erizo—. Sé que va a sonar repentino, pero solo quería disculparme contigo. No quería que te sintieras desplazada o que pensaras que tus sentimientos no eran importantes para mí. Sé que siempre fui muy inseguro y cobarde, y que eso trajo problemas cuando necesitabas que estuviera ahí.

Puta madre, qué difícil es hablar sobre sentimientos con tanto silencio. Parecía que cualquier tartamudeo activaría una alarma por no saber hablar bien.

—Y… eh, solo quiero que sepas que me siento muy mal por no haber estado ahí cuando lo necesitabas. —Nicky se lleva una mano a su nuca, se ríe un poco para aminorar los nervios—. Ahora no puedo hacer mucho como amigo, quizá solo escucharte y ofrecerte algo de tomar.

Nicky no tiene muy claro qué reacción esperar de Amy; dado que lleva mucho tiempo sin verla, no puede visualizar cómo su versión más actual está interpretando sus palabras. Lo que definitivamente no contempló fue ver a Amy mirándolo en silencio con gruesas lágrimas deslizándose por sus mejillas mientras hipaba. 

—¡¿E-Estás llorando?! ¡Perdón, Amy! No quería hacerte sentir mal.

—No, no es eso, tonto. —Ella se restriega la mano en su rostro para borrar el rastro de su llanto—. Es solo que… no esperaba esto. Yo también te hice y dije cosas crueles, Nicky. Estaba muy joven y enojada con todo mundo; tampoco tenías por qué cargar con eso. Pero gracias por haberlo hablado; también era algo que a veces me daba vueltas en la cabeza, y no me dejaba de preguntar si las cosas hubieran sido diferentes si en ese tiempo te hubiera dicho las cosas de forma diferente.

—Bueno, los dos éramos muy jóvenes e hicimos muchas tonterías. —dice Nicky con voz calma y suave, mientras toma de las manos a Amy para confortarla—. Me alegra que ahora ya estés mejor.

Ambos siguen compartiendo anécdotas de su vida; es así como Nicky se entera de que Amy tiene tres carreras truncas: Derecho, Medicina y Administración de empresas. Al final terminó estudiando Artes Plásticas y uno de sus trabajos es impartir clases particulares tres veces a la semana. Además de eso, regresó a su anterior casa y usa parte de ella como taller y lugar de ensayos para su banda.

Nicky, por su lado, estudió dos carreras y no está ejerciendo ninguna de las dos: arquitectura y deportes. Intentó muchas veces conseguir trabajo, pero nunca lo volvían a llamar después de las entrevistas. Al final terminaba en otros trabajos distintos por sus buenas notas en idioma extranjero, así que gran parte de sus trabajos eran de jefes extranjeros que se instalaron en la ciudad para conseguir mano de obra más barata.

Conforme el tiempo transcurre, la charla se va amenizando y las latas de cerveza se van apilando en la mesa y el suelo. Nicky se siente ligeramente borracho, pero se mantiene cuerdo; Amy, por su lado, comienza por soltar algunas incoherencias o no termina sus frases, para después reírse de la nada. Esta es una clara señal para el joven erizo de que es momento de dar por terminado el encuentro e irse a dormir. Sin embargo, por las altas horas que son, le parece inapropiado dejar que Amy se vaya sola a su casa, por lo que le ofrece su cuarto para que se quede a dormir mientras él se acomoda en el sofá. Le ofrece un cambio de ropa holgado para que pueda dormir cómoda. Ambos erizos caen en un profundo sueño tan pronto como sus cabezas tocan el colchón.

 

 

2

Al día siguiente, Nicky se despierta con un dolor de cabeza leve. Por suerte, es su día de descanso, así que puede levantarse más tarde de lo usual. Sin embargo, el molesto sonido del timbre de la puerta lo obliga a incorporarse y llegar hasta la entrada del departamento, arrastrando los pies.

—Buenas, ¿qué se le ofrece? —pregunta Nicky completamente apático a la persona que tiene enfrente.

—Te ves muy mal, Nicky —contesta con una suave risa.

Shadow ve a un adormilado Nicky abriéndole la puerta con toda la pereza del mundo, sus ojos entreabiertos y sin los lentes puestos. Las púas se le habían alborotado y eso provocó que se levantaran más de lo normal. Eso le hace preguntarse si las púas de Sonic tomaron esa forma porque en realidad nunca se las acicaló antes.

—¿Shadow? —pregunta Nicky, quien trata de discernir quién es la persona al frente suyo. Estrecha más sus ojos, como en un intento de enfocar la vista—. ¿No llegaste muy temprano?

El erizo moreno se ríe un poco.

—Ya pasan de las 10 de la mañana, quedamos de vernos a esa hora.

Esas palabras le caen como balde de agua fría, pero sin agua; es solo el golpe directo a la cabeza.

—¡¿Quuuueé?! 

Nicky rápidamente corre a la sala para revisar el reloj de su celular y ver que, efectivamente, son más de las diez.

—¡Shadow, perdóname! Creí que había puesto mi alarma —exclama avergonzado, mientras trata de quitar sus cosas del sillón.

Revisa sus alarmas del celular y confirma su más grande temor: marco p. m. en lugar de a. m. El otro erizo cierra la puerta detrás de sí, mientras se va acomodando en la cocina.

—Bueno, de todos modos no íbamos a salir hoy, así que no es tanto problema. —Shadow nota que hay una bolsa llena de latas vacías de cerveza a un lado del bote de basura. No puede evitar alzar una ceja con sospecha— ¿Tuviste visitas ayer?

—¡Ah, sí! Amy vino a visitarme ayer. Fuiste tú quien le dio mi dirección, ¿verdad? —Nicky desde su lugar hace un puchero que Shadow no puede ver—. Eso es muy injusto; deja de hacer tantas cosas por mí.

Shadow se encoge de hombros y se limita a organizar las cosas que trae en la barra de la cocina.

—Yo solo le di tu dirección, no hice nada más.

El erizo azul detiene lo que está haciendo para girarse y hacer contacto visual con Shadow, quien al notarlo se detiene de su quehacer. Nicky entrecierra los ojos y aprieta sus labios en un puchero.

—Mentiroso.

—Nada de lo que dije fue mentira —replica con calma y continúa acomodando sus cosas.

—Es mentira por omisión.

—Puedo darte más detalles si eso es lo que quieres.

Nicky siente como si hubiera perdido algún tipo de pelea; lo mira frustrado.

—¡Dejémoslo así!

No es algo que ocurra seguido, pero en ocasiones ambos simplemente discuten por tonterías. No, quizá discutir no sea la palabra, pero le da la sensación de que hay una especie de competencia que surge casi espontáneamente. Si bien Nicky no se considera alguien competitivo, le es difícil ceder algunas veces con Shadow. Quizá solo se deba a que Shadow es un poco arrogante o que se tienen confianza.

—Como gustes —comentó Shadow mientras sonreía triunfal.

Antes de poder decir cualquier otra cosa, Amy sale del cuarto de Nicky con una cara que evidencia la tremenda migraña que le está ametrallando la cabeza. El erizo moreno por un instante la ve sorprendido, pero rápidamente comprende que esa es la razón por la que parecía que Nicky se había dormido en el sofá.

—Hola, buenas madrugadas —dice Amy mientras se sienta en una silla que da a la barra de la cocina. Un poco desorientada, nota la presencia de Shadow—. Ah, eres tú el que activó las campanadas del horror.

Shadow alza una ceja, confundido.

—¿Las campanadas del horror?

—¡Ah, tal vez se refiere al timbre! —menciona Nicky mientras termina de llevar sus cobijas dobladas a su cuarto—. Amy, ¿necesitas algo para el dolor de cabeza?

Y de nuevo, Shadow comprende por qué hay tantas latas de cerveza vacías arrumbadas, a pesar de que Nicky no se mira en mal estado.

—¿Quieres que te sirva un té, Amy? —pregunta Shadow mientras comienza a preparar la cafetera.

—Prefiero que llegue el fin de los tiempos, pero supongo que un té estará bien —dice Amy, claramente derrotada por la cruda.

—¡Ten, Amy! Encontré estas aspirinas por mientras, ¿quieres desayunar con nosotros?

La erizo rosa ve por un momento a Nicky, quien por alguna razón se mira extrañamente radiante, y luego al erizo moreno, quien se encuentra preparando la tetera con el agua. La verdad, no está con el humor para ser un mal tercio ese día.

—Nah, tomaré mi té y me iré a mi casa. Tengo ensayo más tarde y también tengo que preparar mi clase para el lunes —dice mientras toma la aspirina que le ofrece Nicky junto con un vaso de agua—. Además, no quiero interrumpir su cita romántica. Otro día que tenga menos resaca, tal vez.

De repente, al erizo azulado se le comienzan a subir los colores. Amy, al notar eso, no puede evitar reírse un poco; Shadow simplemente carraspea mientras sirve el agua caliente de la tetera en una taza.

—¡No, Amy! ¡No te hagas ideas! Shadow es un amigo, no estamos saliendo ni nada por el estilo —le responde Nicky completamente nervioso, y por alguna razón toma una servilleta que estaba por ahí y comienza a estrujarla un poco.

—¿Y tú por qué aún no lo has negado también, Shadow? —cuestiona Amy, claramente curiosa por el mutismo del otro erizo.

Shadow se toma unos momentos para reflexionar su respuesta. Ve un poco distraído a la cafetera, lo que provoca que Nicky se ponga aún más nervioso y Amy lo observe fijamente con expectativa.

—A mí no me molestaría, pero entiendo que puede ser complicado —declara Shadow con honestidad.

Para el erizo azulado, tales palabras se sienten como una declaración diluida, un poco agridulce. Sin embargo, no deja de sentirse eufórico de solo escuchar que Shadow está considerando seriamente iniciar una relación con él. Por otro lado, Amy lo mira muy curiosa, preguntándose qué implica con exactitud lo “complicado”, ya que, desde su punto de vista, ellos claramente se gustan y lo más común es que estén en una relación. Lamentablemente, la erizo no está en las mejores condiciones para insistir con el tema, puesto que las cervezas de ayer le siguen cobrando factura.

—Bueno, otro día jugaré al detective con ustedes —dice ella mientras se acaba en unos cuantos sorbos su té—. Creo que me iré de una vez a mi casa; la cabeza me está matando y necesito un baño.

Nicky, sin dudarlo, se ofrece a llevarla a su casa, pero ella declina su oferta y se retira en su propio auto. Tanto Shadow como Nicky le piden que se cuide de regreso a su casa; Amy no puede evitar sonreírles un poco, enternecida por sus atenciones.

Una vez que se encuentran ellos solos, el erizo azulado inevitablemente piensa de nuevo en la respuesta que le dio Shadow a Amy. De algún modo se siente conflictuado, porque después de todo, Shadow está buscando a Sonic, su pareja con quien tiene una relación de más de tres años.

Bueno, él había mencionado que era complicado, y si consideramos la situación: efectivamente, es complicado empezar una relación en una situación así.

—Oye, Shadow. —Se anima a decir Nicky, mientras este retira los platos para llevarlo a la cocina—. ¿Lo que le dijiste a Amy es cierto?

Shadow, quien en ese momento le daba la espalda a Nicky para poder fregar los platos, se gira un poco confundido a su dirección.

—Posiblemente sí, ¿pero a qué de todo lo que le he dicho a Amy te refieres?

Nicky repentinamente se siente acorralado por su propia valentía. Si bien anhela una respuesta a su confusión, no está tan seguro ahora de querer conocerla.

—Lo de... ser nosotros algo. —Su voz va bajando de volumen conforme avanzan sus palabras, lo que le dificulta a Shadow escucharlo claramente.

Siendo honesto, las palabras de Nicky lo toman con la guardia baja. Si bien es cierto que prácticamente las cosas cotidianas que hacen son propias de una pareja, para Shadow en concreto se debe a que para él, Nicky es Sonic, y por ende mantiene la misma intimidad. Sin embargo, lo que ha podido constatar en estos meses es que Nicky posee maneras distintas de comportarse y resolver sus problemas.

Nicky no es temerario, todo lo contrario; pasa gran parte del tiempo alerta, como si en cualquier momento alguien lo fuese a atacar. En parte por ello, su autoconfianza es un punto que no tiene desarrollado; también en el aspecto comunicativo es muy reservado y a veces tartamudea cuando está demasiado nervioso.

Parece tener aspectos opuestos a Sonic, pero en el fondo, Shadow sabe que sigue siendo su Sonic.

Por supuesto que es complicado tener una relación con Nicky. Es imposible no ver que siente algo por Shadow; también es difícil no advertir lo incómodo que se pone cuando Shadow espontáneamente recuerda algo de Sonic en voz alta. Le parece un poco gracioso que se sienta celoso de sí mismo, pero entiende que Nicky desconoce aún muchas cosas.

Y muchas de esas cosas desea decírselas ya, pero su temor de hacerle daño es aún más grande; no quiere arriesgarse a que le ocurra lo mismo que a Tails; no soportaría verlo tan destruido, tan acabado.

Si bien Tails le encargó que trataran con cuidado el tema, para que vayan asimilando las cosas, para Shadow aún es difícil saber cómo iniciar esa conversación sin tener que explicar todo de golpe.

—¡Ah, no necesitas decirme nada si no quieres! —Se apresura a decir Nicky al notar el prolongado silencio del otro—. No pongas esa cara, perdona si te incomodé. —Nicky aprieta el borde de su camiseta con una mano, mientras que con la otra se rasca su frente.

Shadow no puede evitar ahogarse en un suspiro.

—No es eso —pausa por un momento, pensando mejor en sus palabras—. Pero casi no sabes nada de mí, y me parece muy injusto.

Shadow termina de limpiar y acomodar los platos, sale de la cocina para encarar al erizo azul.

—Creo que debería dejar de postergarlo, ¿te parece si vamos a la terraza a hablarlo? Necesito fumar.

 


3

Si hay algo que a Shadow no le sabe a nada en este mundo, es el cigarro. No percibe el olor, no siente el humo llenar sus pulmones ni el sabor en la boca: es un recordatorio constante de a dónde pertenece en realidad y en dónde está ahora mismo.

Shadow da su primera bocanada, y siente como que solo traga aire.

—No nací de forma convencional, y técnicamente no soy un mobian. Soy… otra cosa. —Empieza por decir el erizo oscuro—. Me crearon en una estación espacial llamada ARK, tenía una amiga… una hermana con quien pasaba el tiempo, pero ella estaba delicada de salud. El propósito de mi creación fue el de encontrar una cura para ella; su abuelo tenía esperanzas de que lo lograríamos conmigo, pero algo terrible pasó. Llegaron agentes del gobierno a la estación, tiraron a matar. De mi familia nadie sobrevivió, solo yo. —Shadow se toma una pausa para procesar sus palabras. Si bien los sucesos de aquella noche no se repiten una y otra vez en su cabeza como antes, no deja de ser un recuerdo doloroso.

»Estuve por mucho tiempo lleno de odio y rencor hacia el mundo. Estaba tan vulnerable que seguí a la primera persona que me prometió vengarme, y por un tiempo creí que ese era el destino que merecían los demás por haberme arrebatado todo. Sin embargo, hubo algunos entrometidos... uno en particular, que me convencieron de pensar mejor las cosas y enmendar mis errores. Esa persona es Sonic, y contrario a lo que puedas pensar, no tuve una buena impresión de él y probablemente él no tuvo una buena impresión de mí. Pero él es casi tan fuerte y rápido como yo, así que no pudimos evitar estar constantemente midiendo nuestras habilidades el uno con el otro. Se convirtió en un rival con el que a veces podía contar, o a veces tenía que ir yo a salvar.

»Estoy seguro de que él no planeaba desarrollar sentimientos por mí en un inicio; incluso creo que le frustraba. Alguna vez me dijo que sentía como si dos versiones suyas pelearan entre sí dentro de su mente. Por supuesto, yo no tenía idea de sus sentimientos hasta que él se me declaró, y debo decir que me tomó por sorpresa. No le di una respuesta pronto y, a decir verdad, solía evadirme, como si no quisiera que le diera una respuesta; posiblemente por miedo a que lo rechazara… como si no lo conociera. Como supones, en algún momento acepté sus sentimientos e iniciamos una relación. Pero el punto no es hablar sobre cómo fue mi relación con Sonic; debes saber que me ha causado muchos problemas y dolores de cabeza a lo largo de nuestra relación… y este es uno de esos dolores de cabeza.

»Un día él salió con sus amigos para explorar un viejo escondite abandonado de Eggman; estaban en búsqueda de pistas. Yo no pude acompañarlos porque en ese momento me encontraba en una misión con una organización gubernamental llamada G.U.N. Sí, sé que es irónico que haya terminado trabajando para una organización paramilitar del gobierno; supongo que Sonic al final no es el único erizo con arranques irracionales. En fin, no supe nada de él ni de sus amigos hasta que la inteligencia de G.U.N. nos pasó su ubicación. No lo pensé dos veces y fui ahí para rescatarlos, pero al encontrarlos me di cuenta de que la situación era más delicada de lo que yo creía. Estaban todos dormidos en cápsulas; parecían estar en suspensión animada, pero no era así: dentro de un sueño estaban viviendo una simulación. 

»Nicky, tú eres Sonic. Tú ahora mismo estás dormido en una cápsula, viviendo en una realidad ficticia creada por el Dr. Eggman. Pude llegar hasta aquí gracias a la ayuda de Tails, tu amigo; él logró salir por su cuenta del control del programa que los mantenía encerrados en esta realidad, pero en su caso fue más un accidente: cayó de un edificio muy alto, y el shock provocó que la computadora lo registrara como muerto en la vida real, lo que provocó que finalizara su enlace con él y…

—¡Espera, espera, espera! —interrumpe Nicky, completamente confundido. Toma una pausa para respirar profundamente y buscar relajarse—. ¿Me estás… me estás pidiendo que me suicide?

—Bueno, no necesariamente… —dice Shadow tratando de buscar las palabras adecuadas para describir el proceso.

—¿Y-y qué es todo eso de que fuiste creado en una estación espacial de la que en mi vida había escuchado su nombre? ¿Y que el gobierno los mató a todos menos a ti? —exclama Nicky mientras en su rostro una sonrisa ladina se forma—. Esto… esto es totalmente ridículo. Ahora entiendo por qué no querías decirme nada, ¡estás completamente demente y lo sabes!

—Sé que esto es muy difícil de procesar, tal vez sea demasiada información para ti ahora, pero estoy seguro de que esto podría ayudarte a recordar…

—¡NO, BASTA! ¡No necesito recordar nada porque esos recuerdos no existen! ¡Son alucinaciones tuyas, porque seguramente tuviste una vida de locos ingiriendo un montón de sustancias ilícitas que te destruyeron la percepción de la realidad, y ahora cualquier fantasía la confundes con algo real! ¿Y sabes qué? Está bien. Mi hermano Maniac no fue la misma persona después de eso; terminó viviendo debajo de un puente y semidesnudo a tres ciudades de aquí, pero logramos llevarlo a un centro de rehabilitación y ahora está mucho mejor. —Nicky toma la mano libre de Shadow y lo ve de modo condescendiente—. No creo que seas una mala persona, Shadow; has sido muy amable conmigo y has hecho mucho por mí. Me faltaría lo que me resta de mi vida para pagarte, pero en serio… en serio creo que deberías buscar ayuda profesional.

Shadow no puede dar crédito a lo que escucha. Sabe que para Nicky no es sencillo asimilar las cosas, pero no esperaba este nivel de negación. No solo no cree lo que le dice, sino que también lo considera un enfermo mental que consumió salvajemente psicotrópicos o cualquier otra droga. Pero este erizo no va a darse por vencido; le prometió a Tails y a sí mismo que traería a Sonic y los demás de vuelta. Por eso mismo, piensa retroceder en sus palabras, jamás.

—Escúchame, Sonic.

Sin embargo, Shadow no está tomando muchas cosas en cuenta.

—¡NO, CÁLLATE! ¡YO NO SOY SONIC! ¡SOY NICKY! ¡NICKY PARLOUZER!

El fuerte grito provoca que los vecinos aledaños se quejen por el ruido y que el erizo negro se disculpe con ellos por las molestias. Un par de cenizas de cigarrillo caen sobre el suelo y Shadow le da una calada por mera costumbre. El silencio no se llena con nada por los siguientes minutos.

Nicky sigue callado, no le dirige la mirada a Shadow, solo ve el vacío imaginario en algún punto ciego del suelo. Abre la boca para al segundo siguiente cerrarla; parece tan conflictuado, tan enojado. Shadow desconoce lo importante que es para Nicky su individualidad, que le reconozcan por ser él mismo. No es capaz de dimensionar lo mucho que le confunde y hiere ser comparado constantemente con Sonic, alguien a quien, a su punto de vista, es un “otro”, un ente ajeno que forma parte del pasado de Shadow; y que Shadow, precisamente, insista en llamarlo así, le hace pensar que es un sustituto.

Si bien Shadow desconoce un montón de cosas sobre Nicky, porque a veces es demasiado callado y reticente en compartir información sobre su vida o sus sentimientos, considera siempre importante sincerarse el uno con el otro. Al menos esa es la solución que encontraron ellos; aun si llegaban a enojarse el uno con el otro, después de darle un tiempo para enfriar la cabeza, volvían de nuevo a encontrarse para tratar de entenderse nuevamente.

—Lo siento, Nicky. Sé que todo esto es muy confuso e irreal, no planeaba que las cosas terminaran de esta manera —confiesa Shadow, mientras pasa una de sus manos entre sus púas traseras para aminorar su nerviosismo.

Pero Nicky no le contesta.

—¿Nicky? —Shadow nota el rostro desahuciado de Nicky, el desconcierto dibujado en sus facciones. No puede evitar soltar un largo suspiro; por supuesto que va a seguir enojado, acaba de soltarle un montón de información que sencillamente no puede procesar. Además de que, parece ser que no puede asimilarse a sí mismo como Sonic; probablemente por lo dispares que son sus personalidades.

¿Hubiera sido más sencillo si Nicky se pareciera más a Sonic?

—Lo siento. Tal vez necesites algo de espacio. —Se lleva a su frente la mano que sostiene su cigarro, ya a punto de extinguirse, y se ríe con cierta ironía—. No te puedo culpar por pensar que soy un completo loco. Sé que mi existencia en esta realidad solo puede ser comprendida como una ficción, una película de fantasía o el invento de alguien que cayó en la locura.

Nicky no cambia su rostro, pero con su mano temblorosa lo señala.

—Shadow… Tu brazo. Tu brazo se está desintegrando.

El erizo oscuro ve alarmado su brazo, y en efecto, parte de su pelaje está comenzando a fragmentarse en diminutos cuadrados y rectángulos planos. El desprendimiento apenas está abarcando un área pequeña en su codo, pero aun así se puede percibir a simple vista. Y Shadow, lejos de verse igualmente impresionado o asustado, solo muestra una pequeña sonrisa de alivio.

—Vaya, entonces ya está ocurriendo. Se estaba tardando.

Notes:

Holis, ¿les está gustando que actualice los capítulos cada semana?
Bueno, ya no se va a poder. Finalmente llegué hasta el último capítulo que tengo escrito y no sé cuando estará el siguiente, jsjsjs.
Quería preguntar si prefieren que haga un "hiatus" en lo que vuelvo a acumular capítulos o si prefieren que los saque en cuanto termine de escribirlos. Cualquiera de las dos opciones me viene bien, aunque sí prefiero estar dos o tres capítulos adelantada.

Por mi parte es todo. Se cuidan y tomen agua :D