Actions

Work Header

Rating:
Archive Warning:
Category:
Fandom:
Relationships:
Characters:
Additional Tags:
Language:
Español
Stats:
Published:
2021-03-06
Updated:
2025-06-14
Words:
181,243
Chapters:
46/?
Comments:
57
Kudos:
141
Bookmarks:
7
Hits:
5,659

Passione (En edición)

Summary:

Haruno Brando, más tarde Giorno Giovanna, tuvo que ser independiente y trabajar tras la decisión de su padre, cuando decidió dejar de apoyarlo económicamente. No sabe cómo (o tal vez si), pero terminó trabajando en un club nocturno.

Y su vida se volvió un poco más interesante.

O básicamente en donde Giorno se convirtió en uno de los mejores strippers de Italia.

Y muchas cosas le pasan a la gente a su alrededor.

“༄!𝙱𝚒𝚎𝚗𝚟𝚎𝚗𝚒𝚍𝚘 𝚊𝚕 𝚌𝚕𝚞𝚋 𝚗𝚘𝚌𝚝𝚞𝚛𝚗𝚘 𝙿𝚊𝚜𝚜𝚒𝚘𝚗𝚎, 𝚍𝚘𝚗𝚍𝚎 𝚝𝚎𝚗𝚍𝚛á 𝚞𝚗𝚊 𝚟𝚎𝚛𝚍𝚊𝚍𝚎𝚛𝚊 𝚎𝚡𝚙𝚎𝚛𝚒𝚎𝚗𝚌𝚒𝚊 𝚍𝚘𝚛𝚊𝚍𝚊.
.
.
.
.
• AU sin stands.
• Alcoholismo/striptease/infidelidades/trastornos/etc.
• Los personajes no me pertenecen, créditos a Araki Hirohiko.

©lousdef, 2022.

Chapter 1: :Prologo:

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text


˗ˏˋ ❝ Yo, Giorno Giovanna, tengo un sueño ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

Ahora que Haruno Brando lo piensa, desde que era un niño, siempre ha mostrado un gran interés por el baile, pero no recuerda cuándo se interesó más por los bailes eróticos.

Tal vez el hecho de que su madre fuera una mujer de la noche, trabajando en clubes y bailando por dinero, se había impregnado de alguna manera su forma de vida.

La influencia de su padre solo aumenta la atracción. Ya no solo mira videos, va más allá, y en la soledad de su dormitorio Haruno ha creado un mundo con los bailes más eróticos, sexis y prohibidos que la mente pueda imaginar.

A lo largo de los años, desnudarse se ha convertido en su mayor secreto, algo que afirma que nunca podría contar.

Hasta ahora.

Afortunadamente, a Haruno se le dio una oportunidad de oro. Misma a la que no piensa negarse.

Porque él es “Giorno Giovanna” y tiene un sueño, ser uno de los mejores strippers de toda Italia.

Sexo, alcohol, drogas, música, fiestas, joyas, lujo, dinero, sorpresa y por supuesto, movimientos de baile eróticos calientes.

Una nueva familia, amigos y por qué no, amor.

Pero claro, no todo va bien.

¿Qué le espera al pequeño Haruno?

 

“༄!𝙱𝚒𝚎𝚗𝚟𝚎𝚗𝚒𝚍𝚘 𝚊𝚕 𝚌𝚕𝚞𝚋 𝚗𝚘𝚌𝚝𝚞𝚛𝚗𝚘 𝙿𝚊𝚜𝚜𝚒𝚘𝚗𝚎, 𝚍𝚘𝚗𝚍𝚎 𝚝𝚎𝚗𝚍𝚛á 𝚞𝚗𝚊 𝚟𝚎𝚛𝚍𝚊𝚍𝚎𝚛𝚊 𝚎𝚡𝚙𝚎𝚛𝚒𝚎𝚗𝚌𝚒𝚊 𝚍𝚘𝚛𝚊𝚍𝚊.

Notes:

Me esforcé mucho en crear la historia, ya que la verdad siempre quise hacerlo. Hacer a (casi) todos como strippers es como un sueño para mí, ¡espero que les guste!

Acompáñame en esta historia para disfrutar de una gran experiencia dorada. ✨

¡Es todo! 

Chapter 2: :CAPÍTULO 001:

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ Tranquilidad, los Brando y un Jojo. ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

Haruno recuerda cómo era su vida antes de vivir en esa cómoda (y enorme) casa, la cual su padre compró luego de decidir hacerse cargo de él y de sus tres hermanos, suelta un suspiro.

Su padre, ¿cómo podría comenzar a describir a Dio Brando?

Definitivamente, no terminaría hoy, y tampoco podía sacarse de la mente el filme que su hermano (la vaca andante, según Ungalo) Rykiel le obligó a ver en el cine; «Chicas pesadas» se llamaba. No va a mentir, sintió que esos noventa euros que gastó por todo valieron la pena (porque claro, su hermano lo invitó, pero él terminó pagando todo).

También piensa que su padre podría ocupar sin problemas el puesto de Regina George.

Retomando el tema, Haruno siente que tuvo más tranquilidad cuando vivía con su madre (y mira que a esa mujer le importaba una mierda que fuera tan solo un bebé, ella lo dejaba solo por las noches en el departamento donde vivían, y el pequeño tenía tanto miedo que temblaba), que con su rubio, arrogante, escandaloso y malvado padre.

Desde que vive con Dio, los gritos, las quejas, las peleas, las caídas por las escaleras (Haruno jura que empujar a Ungalo no estaba en sus planes), las visitas al hospital (ok, mandar a su padre al hospital por intoxicación tal vez si estaba en sus planes, fue trabajo en equipo), los llantos, algún vidrio roto y ahora que ya eran jóvenes, las peleas por todo e incluso por las parejas eran habituales.

Y su padre para nada era de ayuda, incluso sentía que tan solo eran cinco adolescentes viviendo bajo el mismo techo.

Aun así, no va a ser un malagradecido, se siente dichoso de haber podido salir de esa mala vida y ese pésimo cuidado que recibía en Japón. Su padre lo salvó a tiempo de la miseria junto a sus hermanos, los cuales no llevaban una vida mejor. Desde que padre llegó a sus vidas, la comida nunca les faltó, siempre tuvieron de la mejor ropa para abrigarse, se tenían el uno al otro y él siempre los cuidó. Aunque debe de admitir que había algunos ámbitos en los cuales era el peor por mucho.

Tenía que ser un poco comprensivo, a su padre nunca se le preparó ni se le dio un manual antes de hacerse cargo de nosotros (en realidad, nadie está preparado). Mucho menos de cuidar a cuatro pequeños de cinco años que llevaban arrastrando en sus espaldas problemas en el ámbito familiar.

Sin embargo, eso no es pretexto para excusar el innegable y complicado carácter que tenía.

Quejas de su padre hasta por pájaros que descansaban en sus rosas, gritos, peleas con sus hermanos, por comida, por ropa, por el horóscopo o por el reciente divorcio de su jefe (para ellos cualquier tema era perfecto para iniciar una discusión).

También era un ebrio de primera. Solía llegar en un estado lamentable de ebriedad casi todos los sábados, más no hacía alboroto, ya que al tocar el sofá, segundos después, se podían escuchar sus fuertes ronquidos.

Haruno recuerda ver más de dos veces a su padre con el pantalón empapado. Dio juraba que era cerveza, él solo fingía creerle (eso claramente era orina). Su padre tendía a humillarse solo a veces, lo dejaría tranquilo esta vez.

Quién lo diría, el mejor abogado que Italia puede tener, llega a casa ebrio y con los pantalones empapados de líquidos de dudosa procedencia.

Y le da la sensación de que es ―o fue― un drogadicto en potencia también (puede asegurar que su padre llegaba a utilizar las pastillas de paracetamol tan solo para sentir que inhalaba algo), hábito que llegó a manos de Ungalo en un acto de curiosidad a los quince años y que desde entonces se hizo adicto.

Fue algo muy alarmante para todos. Agradeció tanto al cielo que, ante esto, Dio haya actuado y lo haya detenido a tiempo. Estuvimos ahí para él, lo apoyamos e incluso padre lo llevó a rehabilitación.

No solo salvó a mi hermano, sino que también se salvó a sí mismo. Si bien no estaba del todo seguro de qué fue lo que orilló realmente a Ungalo a consumir esas sustancias, Dio no dudaba de que él tenía gran parte de la culpa. Tras esta reflexión decidió dejar ese vicio y ahora solo bebe un par de copas de vino de vez en cuando.

 

Y si creyeron que ya todo iría bien con su padre y al fin pondría los pies sobre la tierra, pues, no.

Si bien prometió dejar atrás esa etapa, necesitaba algo en que ocupar su mente para calmar sus ansias y así evitar volver a caer en la tentación, y según Dio no existía mejor acto (porque claro, mejorar como padre, como persona o encargarse de su empleo no eran opciones) para olvidar y mantener la mente ocupada que ser un promiscuo profesional experto en la materia: el sexo.

Desde mujeres casadas que seducía de quien sabe donde, hasta señoritas de vida fácil; y por supuesto que ni los hombres se salvaban, (puede jurar que una vez vio a su padre con un sacerdote y no precisamente para que le limpie los pecados).

Realmente le impresiona la gran hambre sexual que su padre tiene. Le sorprende que aún no haya contraído alguna enfermedad sexual, aunque duda que sea tan estúpido como para permitir que eso suceda, fingirá sorpresa si es así.

Eso sí, debía darle créditos, nunca llevaba a sus conquistas y pretendientes a casa.

Nunca nos mintió sobre su ubicación y siempre nos informaba cuando tenía pensado llegar más tarde de lo habitual. No nos daba más detalles, pero sabíamos qué hacía, no éramos idiotas (le daría solo la mitad del crédito).

A pesar de eso, padre no permitía que imitáramos esos malos hábitos. No quería que ninguno de nosotros terminará como él, ya que le quitamos el puesto de «la perra más grande», aunque los cuatro sabíamos que en realidad Dio se preocupaba y veía por nosotros, no quería que lleváramos esa «mala vida» (es lindo cuando actúa como un buen padre).

Y aunque dije que era un promiscuo, fanfarrón, seductor y coqueto de pies a cabeza y ya nada bueno me esperaba de su vida amorosa, fue un 4 de abril, un día memorable para los Brando.

Padre había llevado a alguien a casa.

Y no era ni más ni menos que el señor Jonathan Joestar. Mismo señor que medía casi dos metros y al cual no era necesario llamar señor, sino que solo Jonathan estaba bien (era gracioso ver a un hombre con una apariencia tan imponente ser un completo rol de canela).

El señor Joestar era todo un ángel. Era tan puro, amable y tenía unos hermosos ojos azules, era muy divertido. Nos trató de maravilla y yo solo no podía estar más asombrado (y claramente, asustado).

Se ganó el corazón de Ungalo y Rykiel al instante, y no era que Donatello y yo hayamos estado a la defensiva, no. Es solo que primero nos dedicamos a estudiar al Joestar de pies a cabeza y discretamente lo analizamos bien. Queríamos asegurarnos de que no se tratara de algún ser de otro mundo o de alguna víctima posiblemente drogada que mi padre capturó; o peor, de alguien que realmente estaba ahí por voluntad propia, pobre alma en desgracia.

Y aparentemente padre, supo lo que estábamos pensando, ya que nos dio una patada bajo la mesa y nos lanzó una mirada llena de enojo y amenaza. ¿Quién se cree que es?, solo queríamos ayudar a ese pobre ser angelical a escapar a tiempo de las garras del infierno llamado Dio Brando.

Entre constantes preguntas, dudas y sugerencias (sugiriéndole que escapara mientras Dio no estaba) es como se pasó la tarde, hasta que de un momento a otro vi como padre sacaba un pastel y lo ponía sobre la mesa. Al parecer ese día era el cumpleaños del señor Jonathan, así que le puso un gorrito de fiesta y nos hizo cantarle una canción de cumpleaños.

Él solo nos veía ilusionado y feliz.

En ese momento sentí que parecíamos una verdadera familia.

La razón detrás de la ilusión del señor Jonathan en la cena era porque, según padre, el único regalo que él quería era poder conocernos (ya le había pedido esto con anterioridad, pero hasta ahora se le cumplió).

 

Aparentemente, el hechizo o brujería que mi progenitor utilizó era de muy buena calidad, realmente sentíamos pena por Jonathan y creíamos que tenerlo para él solo era un capricho más de nuestro padre.

Vaya sorpresa nos llevamos cuando nos dijo que se iría de viaje con su hombre para celebrar su aniversario, dos años al parecer. ¿Acaso Dio los había embrujado también a ellos? Porque no recuerda que haya pasado tanto tiempo, así de confianza nos tenía como para dejarnos solos casi tres semanas (o tal vez solo era un padre nefasto).

No era la primera vez que Dio se marchaba, pero si era la primera vez que se iba por mucho tiempo, no obstante, solía llamarnos todos los días, varias veces (estaba seguro de que era Jonathan el que le pedía que llamara). Quería saber como estábamos y que hacíamos, también llamaba para asegurarse de que siguiéramos respirando y que Ungalo no haya muerto de asfixia por comer pasas acostado en el suelo ―otra vez―.

Aun con todo eso, estábamos felices por ellos, realmente lucían muy enamorados.

Demasiado.

Padre estaba tan enamorado de Jonathan que haría estupideces por él y lo seguiría hasta el fin del mundo sin protestar, y eso hizo.

―Ah, cierto, Haruno, olvidé decirte, nos mudaremos a Londres. Prepara tus maletas, nos vamos mañana. ―comenta Dio al ver a su hijo pasar para dirigirse a la cocina, restándole importancia ese pequeñísimo dato mientras leía una revista.

―¡Pero padre!

Sí, definitivamente, la tranquilidad ya no existía.

.

.

.

༄ Nápoles, Italia. Casa de los Brando.

Haruno se mantenía de pie detrás de su padre con la mano derecha tocándose el puente de la nariz y la otra en su cintura, ¿Acaso su padre acaba de decir...?

―¿Acabas de decir que nos vamos a Londres? ―decía mientras trataba de calmarse. Pensaba en cuáles podrían ser las razones de su padre, esperaba que fueran sensatas.

―¿Acaso eres sordo? Ya te lo dije Haruno, y no me hagas repetirlo, no me gusta repetir las cosas. ―Dio ni se inmutaba del aura furibunda que su hijo manifestaba, él solo seguía leyendo su revista del mes.

―Acabas de repetir la palabra, repetir, y sabes que yo también odio hacerlo. Padre, quiero una explicación. ―demandó con un tono un poco más calmado y un levemente cansado (él solo quería pudín), mientras se cruzaba de brazos y caminaba hasta quedar frente a Dio.

―Tú también lo has hecho, y no hay nada que explicar. Ahora vete de aquí y arregla tus cosas. ―decía mientras hacía un ademán con su mano. Había encontrado la sección del horóscopo, así que con su mirada busco el suyo. Ahí estaba, capricornio, luego se dio cuenta de que las fechas eran diferentes y ahora era sagitario. Cierto, habían agregado un signo nuevo.

Maldita sea la Nasa y los malditos ofiucos. Da igual, leería ambos.

Y seguiría quejándose sobre ello mientras lee, pero en un rápido movimiento, Haruno le arrebata la revista mientras la enrolla y lo apunta con ella.

―Padre, deja de actuar como un bastardo por una vez en tu vida y dime que diablos está pasando. ―ya se estaba empezando a impacientar. Dio suelta un suspiro mientras se cruza de brazos y piernas.

―Como bien sabes, Jonathan y yo hemos estado juntos por casi tres años, cinco si los contamos desde que nos conocimos. ―y aún seguía siendo una sorpresa para él, incluso para Dio―. Jonathan es arqueólogo, y su trabajo le exige mucho, tiene que estar en constantes viajes por el mundo.

Realmente no le sorprendería que la razón de Dio por irse sea Jojo. Pero sí, él se mantenía viajando, ¿por qué querría irse a Londres?

―Su tiempo de alojamiento en Italia se terminó hace meses y tuvo que regresar a Reino Unido, es por eso que ya no lo ven por aquí. ―es cierto, Jonathan ya no se encontraba invadiendo la casa ni acaparando la atención de padre. Rayos, si se le extraña.

Dio se queda unos segundos en silencio.

―Para no hacer esta conversación más tediosa, Jonathan me ha pedido que viva con él. ―ah, ahí estaba.

―¿Te pidió que vivieras con él? ―Dio asiente―¿Y cuándo?

¿Ellos estaban incluidos en el paquete? Bueno, claro que lo estaban, si no Dio no le hubiera dicho que preparara sus cosas. Aunque estaba seguro de que aun si ese vivir con él solo incluía a Dio, él se los llevaría de igual forma (solo para llevarle la contraria a Jonathan).

―Hace aproximadamente tres meses, pero no le di una respuesta concreta, solo le dije que lo pensaría. ― y claro que lo pensaría, pensaría en cómo llevarse sus costosas cosas de casa a Londres. Por supuesto que se iría con él, como dije antes, era un estúpido (oh, espera, eso no era lo que había dicho).

Dio, solamente se dedicó a resolver casos que tenía en el trabajo y asuntos que tenía pendientes, quería tener todo listo antes de poder darle una respuesta a Jojo. Y esa respuesta se dio hace dos semanas.

―Y asumo que aceptaste, ¿cuándo se lo dijiste?

―Hace dos semanas. ―Haruno solo inhala aire rudamente.

―¿Mis hermanos ya lo saben?

―Por supuesto que sí. ―Dio solo esperaba que su hijo se fuera ya, quería saber que es lo que le esperaba en la semana y quería saber como le iría en el amor. Si decía que algo andaba mal con su pareja, oh chica, tendría una plática muy seria con Jonathan.

―¿Hace cuánto lo saben?

―Hace dos semanas.

―¿¡Y me lo vienes a decir a mí un día antes!? ―Haruno trataba sin éxito de calmarse, empezó a contar hasta diez, ya que las ganas de estamparle la revista a su padre en la cabeza eran grandes.

―Empezamos a empacar las cosas hace una semana, algunas incluso ya están guardadas en cajas, el sofá en el que estoy sentado está envuelto en plástico. ¿Acaso eres ciego? ¿Eres idiota Haruno? ―Dio amaba burlarse de Haruno y sacarlo de sus casillas. Y por nada va a admitir que lo hizo a propósito, el no decirle y esperar un día antes. Aunque debe decir que fue bondadoso, porque pensaba decirle incluso horas antes del viaje.

Sonríe, ya ha hecho la hazaña de padre del día.

―No soy idiota. ―debía calmarse o terminaría rompiendo la revista―. Ungalo me dijo que solo iban a hacer limpieza a fondo de la casa.

Ahora que sabía eso, la idea de volver a empujar a su hermano por la escalera como cuando eran pequeños era sumamente tentadora.

―Oh, no lo culpes Haruno, tal vez tu pobre hermano inhalo pegamento por error. ―aun diciendo esto, Dio se preguntó si podría ser verdad. Esperaba que tan solo le haya hecho una broma.

―Padre cierra la boca, sabes que no debemos bromear con eso. ―lo quería golpear con la revista―. Luego me arreglaré con él. Ahora dime, por ese mudar, ¿te refieres a permanentemente?

―Claro, eso significa mudarse. Ya que la familia creció es hora de asentarnos.

―¡Ya lo hacíamos aquí! ―su padre bufa.

―Como sea Haruno, está dicho, nos quedaremos en la nueva mansión que Jojo compró para mí, para siempre. ―O que seguramente Dio le obligó a adquirir por puro capricho suyo.

―O hasta que Jonathan te deje al abrir los ojos y darse cuenta de la clase de persona que eres.

―Escúchame bien pedazo de vándalo, no voy a permitir que me faltes al respeto. ―¿Vándalo?, mira quién lo dice―. Recuerda que a pesar de todo, yo, Dio, sigo siendo tu padre.

Por desgracia. Haruno ya había tenido suficiente, lanza la revista al sillón.

―Escúchame padre, independientemente de quien seas, no puedes ir por ahí tomando decisiones por mí, y menos hacérmelas saber de un momento para otro. ―aunque eso se lo esperaba, viniendo de él―. No creo que debas decidir algo como esto sin consultárnoslo, ¡al menos no a mí!

Dio levanta una ceja ante su actitud.

―Yo no me voy a ir de aquí, no me iré de esta casa. Y no me iré de Italia.

―¿Acaso vas a abandonar a tus hermanos? ¿Vas a abandonar a tu padre? ―Dio ya se estaba empezando a alterar un poco, claro, el hecho de que las cosas no salgan a su favor y que su hijo no haga lo que él quiere y le pone de nervios.

―No estoy abandonando a nadie, pero creo que ya es tiempo de que dejes de decidir por los demás y que empieces a pensar en nosotros y no solo en ti mismo.

―Estoy viendo por ustedes, les doy la oportunidad de expandir sus horizontes, de tener más oportunidades y de respirar otros aires. ―Dio creía que era algo bueno, ¿cuál es el problema?

―No es así como yo lo quiero. Además, no lo haces por nosotros, lo haces porque Jonathan te lo pidió. Por el contrario, no tendrías la necesidad de irte del país.

La terquedad de Haruno por quedarse ahí le parece algo intrigante. ¿Por qué su hijo hace tan grande el asunto? No es como que tengan algo importante que hacer ahí en Italia, ¿o si? ¿Acaso prefería no estar con ellos? Bueno, no va a mentir, hasta él sabe la respuesta.

―Muy bien, entonces, ¿cuál es tu decisión? Piénsalo Haruno, recuerda que lo que tengo de guapo, lo tengo de malvado.

―Ya te lo he dicho, pero lo volveré a repetir solo esta vez, no iré contigo.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

¡Y así es como comienza "Passione"!, con una pequeña introducción a la familia Brando.
Ungalo y Rikyel tienen 17 años. Giorno y Donatello tienen 19.

Chapter 3: :CAPÍTULO 002:

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ Rebeldías, despedidas y Dio siendo buen padre. ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

Y entonces, una absurda discusión entre él y su progenitor es lo que comenzó ahí.

Haruno solo escuchaba a su padre comenzar con su teatro (otra vez). Oía sus ridículas frases y el cómo exageraba la situación, gritándole a sus hermanos que bajaran, que al parecer él ya no los quería, que iba a abandonarlos, que los repudiaba, que les daba asco y que creía que eran idiotas (eso último, bueno, no va a decir nada).

―Padre, deja ya ese ridículo drama para cuando tengas menopausia. ―decía mientras se tocaba las sienes.

―Y como quieres que me ponga cuando te estás revelando ante mí, Dio, y peor aún, nos estás dejando. ―ahora era Dio quien lo apuntaba con la revista.

―Padre, ya no soy un niño. Considero que es tiempo de que empiece a decidir por mi cuenta. No los estoy abandonando, ustedes nunca dejarán de ser mi familia, mudarse es una cosa muy importante y más cuando es por una unión como la tuya con Jonathan.

Se dirige al sillón para estar a lado de Dio, lo mira comprensivo.

―Lo he estado pensando, y ya es hora de que empiece a reconocer que soy un adulto. Y también es tiempo de que tú empieces a suponer y aceptar que estamos creciendo y que muy pronto "dejaremos el nido". ―hace un entre comillas con los dedos.

El rubio mayor suspira mientras se cruza de piernas.

―Se que aunque no lo dices, te duele, porque no tuviste tiempo suficiente para nosotros y sientes que el tiempo con nosotros desde que nos acogiste se ha ido relativamente rápido. ―le acaricia un brazo con cariño.

Dio hace una mueca parecida a un puchero.

―Es normal que te sientas así, supongo. Y no tienes por qué preocuparte por mí. ―realmente tiene ganas de abrazar a su padre―. No me molestaría vivir aquí solo.

De tan solo pensar que al fin tendría tranquilidad, se sentía hasta extasiado. El otro solo lo miró y ¿Acaso Dio tenía los ojos llorosos? Haruno lo mira fijamente.

―Que me ves idiota. ―le decía mientras mantenía fruncido el ceño y hacía un leve puchero. Estaba a punto de regresarle el insulto cuando Dio volvió hablar―. Te conozco muy bien como para saber que a pesar de lo que diga, vas a mantener firme esa decisión tuya.

Le enorgullecía que su hijo sea así de decidido, pero hubiera deseado que ese día no fuera así.

―Sabes que sí. ―segundos pasan, Haruno entrelaza sus manos y apoya sus codos en sus rodillas―. Por cierto padre, el hecho de que te haya pedido vivir con él me sorprende, creí que Jonathan era más de hacer las cosas a la antigua. Ya sabes, del tipo que ni siquiera da el primer beso porque el matrimonio es primero... Espera, ¿¡él te pidió matrimonio!?

Dio rueda los ojos y bufa.

―¡No! Ese idiota aún no se atreve, y honestamente no entiendo que espera, ¿acaso tiene dudas? ¿Aún no ve que claramente, yo, Dio, soy lo mejor que le pudo haber pasado?

―¿Y quién no dudaría? Teniendo a semejante monstruo que se orina en los pantalones. ―eso último lo dijo con toda la burla del mundo.

―Sigue con eso, bastardo y te raparé mientras duermes. ―lo apunta con un dedo, luego suspira―. Volviendo al tema, es algo muy complejo y diría que cosa de nosotros.

Se quedan unos segundos en silencio, hasta que Haruno habla.

―¿Y tú, padre? ―se dirige a él y Dio solo lo mira esperando a que continúe―. ¿Tú no tienes dudas? ¿Realmente es a Jonathan a quién quieres a tu lado?, quiero decir, ¿es a él a quién en verdad amas? ¿Realmente estás enamorado?

Dio tan solo mira hacia el lado contrario.

―Creo que tú más que nadie sabe la respuesta hijo, tú me has visto. ―Haruno lo mira con una mirada hasta con cariño paternal, ¿Desde cuándo cambiaron los roles ahí?

―Lo sé, y me alegra mucho oír eso. Sé que no te lo dije antes, pero me alegra mucho eso, me alegra que las cosas vayan bien entre ustedes. Jonathan es una excelente persona y sabes que seas como seas, yo te amo y quiero lo mejor para ti, y sin duda él lo es.

―Malévolo cucarachón, se nos puso sentimental. ―dice Dio y Haruno lo mira mal.

―No obstante, eso no hace que esta noticia sea menos impactante y que yo no esté inconforme padre.

―Bueno, no te mentiré, hasta para mí fue una sorpresa. Realmente no creí que él me pidiera algo así, incluso creí que sería yo el primero en dar el paso. ―se peina su cabello y medita un poco―. Es como una prueba, queremos asegurarnos de que esto va en serio y que funcionará, yo no tengo dudas, sé que él tampoco. Sin embargo, no me molesta y opino que tampoco es una mala idea.

―Si hay cosas en las cuales fallamos o no concordamos, lo arreglaremos, y entonces estaremos listos. Eso no se programa en una agenda ni se pone un previo aviso, solo se siente. Y si a mí me preguntaran, diría que lo siento en el noventa y nueve porciento de mi cuerpo.

―¿Y el otro uno porciento?

―Esos serían los centímetros que mi pene adquiere cuando crece al tener una erección, aún no está muy segura. Creo que necesita más de Jojo. ―lo mira con bochorno y asco, qué ridículo podía llegar a ser.

―Ugh, ¡Padre!, realmente eres un sinvergüenza.

―Ya eres un adulto, ¿no? Deja de chillar. ―decía mientras reía levemente. No va a admitirlo en voz alta, pero extrañará mucho eso.

Minutos después, la plática ya es más tranquila. Haruno se ve en la necesidad de hacerlo, así que, lo hace. Abraza a su padre tan fuerte como puede, Dio se sorprende, pero corresponde. Tal parece que esa era una despedida. Siente que Dio está aguantando las ganas de llorar, él en serio quiere burlarse un poco, pero sabe que no es el momento, así que solo lo abraza más.

―No te preocupes, vas a estar bien, tendrás a tu hombre a tu lado. Además, también tendrás a Riky, Unga y dotti contigo. ―dice mientras se separan―. Los cuales al no estar yo, tendrás que ser tú quien los atienda y aconseje. Recuerda que Riky y Unga están en la cúspide de la juventud.

―¡AH!, ahora entiendo tus razones. ―Dio lo golpea levemente con la revista―. ¡Eres un monstruo!

Lo dice mientras estaba a la mitad de las escaleras, anteriormente ya se había levantado para dirigirse a su habitación, lo apuntaba con la revista, Haruno rio levemente. Se levantó para dirigirse a la cocina, el cual era su destino inicial. Tomó un pudin, una botella de agua y se dirigió a su habitación a dejar las cosas. Salió de esta para dirigirse a la de sus hermanos.

Era momento de las despedidas. No va a mentir diciendo que no disfrutó despertar a Ungalo con una bofetada y fingiendo demencia después porque no es así, el ardor en su mano valió la pena.

Y entre largas pláticas, lágrimas y abrazos sinceros llenos de amor es como sus hermanos despidieron a Haruno, aunque vamos, no es como que se vaya a morir. Tan solo estaría unos kilómetros lejos de ellos.

Él se ofreció a despedirlos en el aeropuerto, pero su padre se negó y dijo que no era necesario. Así que al parecer, cuando él despertara, ellos ya no estarían ahí. 

.

.

.

Haruno se mantenía acostado en la cama mientras peinaba ligeramente su cabello con suavidad, ya estaba muy largo. Tal parece que tendrá que cortarlo, también se da cuenta de que las raíces negras comienzan a notarse por el crecimiento, tendrá que pintarlas rubias otra vez.

Bah, aún recuerda su intento fallido por molestar a su padre pintándose el cabello. Su color natural era el negro, pero un día solo por intentar algo nuevo (y de paso molestar a su padre, ya que era un poco conservador en ese aspecto, alejaba cualquier cosa que pudiera dañarlos o maltratarlos), así que después de preguntarle a Rikyel que color le quedaría bien, optaron por un rubio que según él, le hacía ver más hermoso y radiante de lo que ya era, incluso comenzaron a llamarle "el niño de oro".

En cuanto padre me vio, reaccionó de una manera totalmente contraria. Se rio tan culminantemente y me miró con orgullo y mofa. Me dijo que al parecer lo admiraba y quería tanto, que hacía hasta lo imposible para parecerme a él. Rayos, no.

Yo solo quería golpearme fuertemente porque, en efecto, mi pelo llegaba un poco más abajo de mis orejas, así que con ese look parecía la viva imagen de mi padre cuando era joven. Adherido a eso, el hecho de que semanas antes me había decidido por hacerme una pequeña perforación en ambas orejas no ayudó en lo absoluto (y ya que estábamos ahí, un pequeño piercing en el ombligo no pareció mala idea, aunque eso claramente, su padre no lo sabía).

Así que sin nada más, decidió que al menos lo dejaría crecer, y eso hizo. Le creció tanto que le llegaba un poco más abajo del hombro.

El único que se escandalizó ante semejante cambio fue Jonathan, quien al ver a Haruno, se sorprendió tanto y casi le daba algo cuando vio sus orejas y ombligo (a él si le mostró).

...

«H-haru, pero- ¿Qué clase de rebeldías son estas? Haruno tan solo lo miraba con la playera levantada, mostrándole su pequeño diamante recién colocado―. ¿Acaso tu padre te permite esta clase de cosas?

Niega con la cabeza.

De hecho, padre no lo sabe.

¡¿Acaso enloqueciste jovencito?! tocaba el objeto y luego se levantaba escandalizado―. Dime, ¿qué sigue? ¡¿Robar autos?! ¡¿Nadar con vagabundos?!

No creo que los vagabundos naden.

Y después de un largo sermón y una larga charla con Jonathan en donde se preguntaban en si los vagabundos sabían nadar (posiblemente no), es como le prometió que no se lo diría a Dio, pero le sugería que si era necesario informárselo por si algo malo pasaba, como una infección o algo peor.

―Mira, también puedo hacer el baile del vientre. ―mueve su barriga solo para molestar a Jonathan.

―¡Haruno!

Sí, era un poco paranoico, pero así lo quería. Él era como el padre bueno que nunca tuvo ».

...

Haruno siempre se empeñaba en llevarle la contraria a su padre, sus reacciones eran tan amenas. Rikyel era el más cariñoso con Dio, no le causaba problemas y obedecía sin chistar, Donatello solo se conformaba con mirar y divertirse ante esa ridícula rivalidad que había entre su padre y su hermano, y Ungalo, bueno, él solo quería jugar Xbox.

Haruno no se catalogaba como la oveja negra de la familia, más bien sentía que de los cinco, él era el más normal. 

Y ahora que eran seis, él era el más normal después de Jojo. 

.

.

.

No recuerda cuando fue que se quedó dormido, pero ahora puede ver que ya es de día, el sol penetra entre las cortinas blancas de seda y choca contra su rostro, siente una leve molestia así que se levanta.

Se estira y procede a comenzar su rutina matutina, son las nueve apenas.

Cuando se siente preparado, baja hacia la cocina para prepararse el desayuno, pero antes se detienen al ver sobre la mesada de mármol una carta con una perfecta caligrafía que solo le puede pertenecer a una persona, su padre.

Ve también un post-it pegado en una de las puertas del refrigerador y puede notar que es de su hermano Rikyel, en la cual le dice que le ha preparado el desayuno y que espera que lo disfrute, por último un «Te quiero» junto a un corazón le hace sonreír.

Busca y nota que, efectivamente, hay un plato con varias frutas picadas y pequeños Hot cakes que aún se mantienen tibios. Toma ambos platillos y se sienta en la mesada para proceder a comer y leer la carta (su padre es un boomer que aún deja cartas en vez de mandar mensajes de texto).

La abre con delicadeza y puede notar nuevamente la perfecta y clara escritura de su padre.

« Haruno, mi vástago, te dejo esta carta para notificarte que nos hemos marchado ya, aunque estoy seguro de que ya te diste cuenta.  Rikyel preparó el desayuno y decidió hacer uno para ti, estoy seguro de que eso también ya lo notaste.

Te llamaré después para poder hablar mejor contigo sobre el tema y saldar el asunto.

Ah, y olvidé decirte, puse la casa en venta.  Así que te sugiero que busques un lugar donde quedarte lo más pronto posible, por no decir ¡YA!

A menos que tengas el dinero suficiente como para adquirirla.  Tienes solo cuatro días máximo para salir de ahí.

Eso es todo, disfruta tu desayuno querido, t e queremos ».

Haruno al leer esto no hizo otra cosa más que casi morir ahogado, la deliciosa fresa que estaba degustando se había obstruido en su garganta y la saliva casi se le iba al cerebro.

¡¿Acaso su padre?!

―¡Dio Brando!

Deseo haberlo ahogado con su cerveza cuando este estaba durmiendo con la boca abierta en el sofá cuando pudo.

Ugh ¡Ese bastardo!

 

Haruno aseguraba que a viejo no llegaba, su padre le hacía pasar por tantas cosas. En ese momento tuvo la necesidad de buscar un poco de jugo o una bebida hidratante porque podía jurar que sintió que la presión se le iba hasta el suelo. Suspira rudamente.

Últimamente, le ha llegado noticia tras noticia y él simplemente siente que va a colapsar. Mantiene su cabeza apoyada en sus manos.

Segundos de silencio total pasan.

¿Saben qué? Al diablo. Tiene unos deliciosos hot cakes hechos con amor enfrente suyo que huelen maravilloso. A la mierda la casa, por ahora solo se dedicaría a desayunar, es muy temprano para más idioteces de su padre. El desayuno es la comida más importante del día, así que ni las barbaridades de su padre le harán sentirse abatido. Él dijo que los disfrutara, pues eso hará.

Arruga el papel con una mano y lo tira a la basura. Come el primer bocado y después suelta un suspiro.

.

.

.

Estaba tan frustrado ahora, no va a mentir diciendo que realmente disfruto la comida porque no es así. Su cabeza no dejaba de formular planes y posibles soluciones, pero por más que se esforzaba se sentía atado de pies y manos, estaba en blanco cuál papel.

―¡Con un demonio!

Tampoco va a mentir diciendo que sabía exactamente qué hacer, no era así. En cuanto terminó de comer, se colocó ropa más cómoda, pero aún elegante, tomo su póchete Louis Vuitton negro que su padre le regaló y lo colocó en su muñeca, tomó lo necesario y salió de casa.

Se dispuso a salir en busca de un trabajo, una casa abandonada, alguna familia que quisiera acogerlo, ¡Algo! De todas formas, si conseguía trabajo, no había manera en la que pudiera conseguir dinero suficiente en tan poco tiempo para rentar un lugar decente. Y pasarían mil años hasta que pudiera adquirir la casa de su padre.

Bah~, vete al demonio Dio Brando, le diré a todo el buffet de abogados con los que trabajas que te orinas en los pantalones.

Su cerebro no daba para más, realmente todo sucedió tan rápido que ni siquiera sabe por donde empezar. ¿Qué debía hacer? ¿Dónde debería buscar? ¿Hacia dónde debería ir? ¿Qué debería hacer primero? ¿Por qué ese perro está haciendo movimientos raros contra ese pobre vagabundo que tan solo grita pidiendo ayuda tirado en el suelo?

Antes de ver ese suceso, se encontraba caminando por las calles de Los Quartieri Spagnoli (barrios españoles), por el barrio Montecalvario para ser exacto.

No sabía qué pensar acerca de ese sitio, realmente lucía muy agradable y en el recorrido se topó con tiendas artesanales, bassi napolitanos, callejones con altas escaleras y con ropa colgada entre edificios.

Su padre siempre los alejaba de ese tipo de barrios, los cuales tenían fama de ser tan peligrosos por la delincuencia como fascinantes por la gran importancia histórica y artística que tenían en Nápoles. Y ni en sus más recónditos sueños lo dejaría rondar por el barrio Secondigliano o Scampia; conocidos por el hecho de que en ellos operaba la mafia, y se creaban asesinatos sobre ajustes de cuentas entre clanes día a día.

No es que tuviera miedoLa verdad nunca había estado ahí, se sentía extasiado y aventurero. Estaba sintiendo que su vida, apenas estaba comenzando.

 

Con el corazón en la garganta y latiéndole como un demente, se adentró por calles, laberintos, barrios y callejones. No llevaba nada de importancia más que su celular, pero aun así temía por su vida, eso sí era importante.

Oh, espera, el teléfono también. Ahí estaban las fotografías de su padre, las cuales consistían en él con unos lentes, con su cuerpo pegado con cinta adhesiva al sofá y con aproximadamente catorce botellas de alcohol alrededor, ebrio y perdidamente dormido.

También existía una en la que estaba rayado cuál pizarrón con plumones (los cuales tardó tres días en quitarse), incluyendo penes dibujados en su frente y dibujos estúpidos en su torso, y con unas orejas de conejo.

¡Sin duda era algo valioso! Y con ese pensamiento caminó lo más rápido que pudo y que sus pies le permitieron.

Cuando logró salir y se dirigió a zonas más seguras, soltó el aire que se acumulaba en su pecho y suspiró relajado. Su celular seguía con él, menos mal. Aunque claro, ahora es donde cae en cuenta de que su padre estaba tan solo un setenta por ciento en lo correcto, ya que solo si no se estaba por ahí a altas horas de la noche, no había problemas.

Oh, pero claro que eso no se lo diría, él evitaría cualquier peligro a toda costa.

.

.

.

Y así fue como pasaron dos días, con Haruno recorriendo y visitando todo lo que podía y permitía.

Aún había comida suficiente en casa (menos mal, tal parece que su padre no era tan malvado. Qué va, es un desgraciado) así que no tenía que preocuparse por eso. Realmente olvidó su misión inicial y tan solo se dedicó a caminar por las calles de Nápoles. Se excusaba diciendo que estaba en esos lugares en busca de un empleo, pero en realidad se mantenía admirando los paisajes, construcciones, monumentos, etc.

Sentía que era la primera vez que realmente estaba conociendo Italia.

Nunca había ido más allá de la zona donde vivía; su residencia se encontraba en lo más alto, en las zonas más ricas que Nápoles tenía. Sus salidas eran limitadas, al igual que los sitios a los que podían ir sus hermanos y él.

Logró ver Nápoles casi en su mayoría.

Ya habían pasado tres días desde que su padre y hermanos se habían ido; y en esos tres días vio más de lo que pudo haber visto en sus joviales diecinueve años. Realmente había un bello mundo allá afuera.

Y con eso en mente, volvió a casa. Ya casi anochecía, era hora de descansar.

.

.

.

 ༄ Nápoles, Italia. Casa de los Brando.

Siguiente día, 0 5:25 PM.

Se encontraba en la terraza de su vivienda, desparramado en uno de los sillones que se encontraban ahí. Previo a eso, había pasado a una tienda de conveniencia y había adquirido unas bebidas y unos snacks. Miraba hacia ningún lugar en concreto, sentía que tan solo estaba ahí, sentado, existiendo.

No se preocupó para nada en que es lo que haría, sentía que algo se le vendría a la mente, ya que según él, la suerte estaba de su lado.

Y así fue.

Abrió los ojos como platos tanto como pudo y se levantó tan rápido que tiró unos cuantos caramelos de su empaque que anteriormente estaba comiendo. Por primera vez en su vida se sintió verdaderamente estúpido al no haber pensado en él ni por un segundose sintió mal, ya que lo había olvidado por completo.

Bueno, es que tenía tantas cosas en mente que no sabía ni como ordenar sus pensamientos, agradece que no haya olvidado incluso su nombre.

Y como alma que la llevaba el diablo, corrió hasta la cocina en donde su teléfono se encontraba, puesto que anteriormente lo había puesto a cargar. Observó que este proyectaba un 100% de batería, así que lo desconectó y se dirigió nuevamente a la terraza.

Ya sentado y relajado, buscó entre sus contactos hasta que logró dar con el que estaba buscando. Rezó a todas las divinidades que a este no se le haya ocurrido cambiar su número de celular porque entonces sí estaría jodido, no sabía exactamente donde vivía, así que ese era otro problema.

Tampoco podía pedírselo a su padre porque este ni de broma lo tendría.

Apretando los labios por un segundo, le dio al botón de chiamare y dirigió el teléfono a su oreja derecha. Pasaron segundos, los cuales sintió eternos, hasta que escuchó una voz.

Casella vocale, la chiamata sarà addebitato a partire dai... ―¡ah mierda!

Colgó de inmediato y apretó el aparato en su mano. ¿Qué rayos? ¿Por qué no contestaba?

Estaba seguro de que era el número correcto y de que aún era suyo, de otra manera, ni siquiera hubiera entrado la llamada, ¿cierto?

No se rindió y siguió llamando por lo menos durante diez minutos. Tres, cuatro, seis llamadas perdidas.

―Por favor, contesta. ―decía mientras hacía su intento número siete.

Al octavo intento es donde el señor lo miró a los ojos, la llamada había sido contestada y una milésima de segundo después escuchó la voz de un hombre.

¿Pronto? ―contestan en un elegante italiano al otro lado de la línea.

―Gracias al cielo que contestas. ―responde mientras se deja caer en el respaldo del sillón y pone una mano sobre su frente.

¿Haruno? ―el otro sujeto se oía sorprendido ante esa inusual llamada que estaba recibiendo.

―Ah, no sabes cuántas veces estuve llamándote, incluso creí que me había equivocado o que habías cambiado de número. ―busca con su mirada su bolsa de dulces para agarrar uno y llevarlo a su boca―. ¿Por qué no contestabas? ¿Qué hacías?

Escucha como ríe.

Lo siento, tuve que salir a comprar algunas cosas y dejé el teléfono en casa. Solo iba rápido, así que no vi la necesidad de llevarlo conmigo.

Escuchaba como se movía con dificultad, ya que su voz sonaba un poco entrecortada, hasta que en un momento dejó de escuchar más ruido, se había aventado al sillón.

Pero ¡Hey! No creo que este sorpresivo llamado sea para hablar de mí. Dime pequeño, ¿a qué se debe tu llamada? No es que me moleste, al contrario, me alegra escuchar al fin la voz de mi sobrino favorito.

―Ah, lo sé, lo siento mucho por no haber llamado antes tío. ―había cambiado de celular hace no mucho y ante el cambio perdió algunos contactos, el de su tío incluido, así que no sabía como pedírselo, luego recordó que Donatello lo tenía, así que se lo pidió. Aunque claro, al que olvidó avisarle fue a él, está seguro de que este intentó llamarle más de una vez.

No te preocupes, tus razones debiste tener, no te apures. ―escucha como encienden la televisión―. Aunque por un segundo me preocupe, intente contactarte, pero no recibí respuesta. Creí que tu padre había enloquecido al fin y los había vendido por unas botellas de Grappa.

―No estuvo tan lejos. ―escucha como musita un rápido y bajo '¿Qué?'―. Como sea, no es eso de lo que quiero hablar contigo.

Oh, cierto, bien, te escucho.

―Verás, es una historia un poco larga y complicada, y no sabes lo apenado que me siento de pedirte esto después de que estuve distante por un lapso de tiempo un poco largo.

Cielos, chico, comienzas a preocuparme, ¿qué ha pasado? ―suelta un suspiro desde lo más profundo de sus pulmones.

―Padre se ha ido del país y se ha mudado a Londres con su pareja y mis hermanos.

¿Y tú no fuiste con él o-? ―eso lo dijo con duda en su voz.

―No, me quedé aquí en Italia. Pero fue decisión mía, yo quise quedarme. ―escucha un 'Oh'. Se queda unos segundos en silencio―. No obstante, padre me dejó una carta hace dos días, vendió la casa.

Suspira y se rasca la nuca.

―En pocas palabras Dio me ha dejado en la calle. Él ni siquiera me lo consultó, solo me lo notificó todo un día antes, no tuve tiempo de planear nada. Lo único que tengo a mi disposición son mis prendas, mi celular y un poco de dinero que tenía guardado. Padre congeló mi tarjeta, así que me dejó sin nada, lo que tengo ahorrado solo me alcanza para algunas semanas, pero necesito administrar mis gastos y todo es una putada.

―Ah, y unos caramelos que compré con mis últimas monedas. ―pasaron alrededor de cinco segundos. Él solo se mantenía comiendo y escuchaba solo el ruido que la televisión hacía―. ¿Tío?

―¡¿Qué él hizo qué?! ―el grito fue tan fuerte que tuvo la necesidad de separar el aparato unos centímetros de su oreja―. Pero-.

―Lo sé, lo sé. Es una mierda esto, ¿pero podríamos vernos para hablar mejor del tema?

―Ah, mierda Haruno, qué rayos le pasa a tu padre. ―lo medita unos segundos―. Sabes qué, esta noticia ya me abrió el apetito, ¿dónde te encuentras ahora?

―Estoy aún en casa, padre me dio cuatro días para salir de aquí. ―escucha como suspira.

Ese bastardo. Como sea, ¿Conoces la pizzería Le Celate? ―lo piensa por unos segundos. Claro, recuerda haber ido ahí con sus hermanos y su padre un domingo de julio.

―Sí, la ubico.

¿Qué te parece si nos vemos ahí en media hora? Las pizzas de ese lugar son deliciosas.

―Esa pizzería me queda endemoniadamente lejos.

¿En serio?, a mí no. Nos vemos allá. ―puede escuchar un tono burlón, qué cabrón, ahora entiende por qué él y Dio son hermanos.

―¡Tío!

¿Qué? Lo siento mucho, pero no puedo dar caminatas tan largas.

―¿Por qué? ¿Sucedió algo? ¿Te encuentras bien?

No te preocupes, no es nada, te lo contaré cuando te vea. Yo te sugiero que salgas de casa y te encamines al sitio ya.

―Uh, bien.

Te veo allá, pequeño Haruno.

Ciao.

Mierda, ahora tendrá que caminar más de lo que él hubiera querido. Da igual, su tío lo valía y la verdad estaba emocionado por volver a verlo, había pasado un tiempo desde la última vez que tuvo contacto con él, le da curiosidad saber que ha sido de su vida y que ha hecho.

Y también otra pregunta rondaba por su mente, ¿Cómo surgirá todo?

Lo averiguaremos.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

Notes:

¡El segundo capitulo ya está aquí!, y más rápido que el rayo makuin.

Chapter 4: :Capítulo 003:

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ Pizzas, favores y ¿cómo se rompió el tobillo? ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

Después de caminar largos minutos por las calles de Nápoles, al fin pudo dar con el lugar.

Lo recordaba perfectamente, ya que en sus recorridos de días anteriores, recuerda haber pasado por ahí, y aún tenía ese domingo familiar en su memoria, así que no fue tan difícil llegar. El establecimiento era pequeño y acogedor, todo un ambiente italiano, era tan agradable. Pudo ver un letrero grande marrón que decía «Le Gelate Ristorante» y del lado izquierdo se veía otro que decía pizzería. Tenía dos enormes entradas, así que se dispuso a ingresar al local.

Previamente, le había enviado un mensaje de texto a su tío para saber si ya estaba ahí, su respuesta fue que sí, es por eso que se adentró en él. El sitio era diminuto, el blanco predominaba más que cualquier otro color, era muy bonito. Con una mirada rápida logró dar con su objetivo. Su corazón latió rápido y en su pecho se engendró una sensación cálida, ahí estaba. Este solo lo miró con una sonrisa y levantó su mano alegremente en forma de saludo.

 Buona sera! ―escucha Haruno a lado suyo. Ah, rayos, ¿de dónde salió ese mesero? Él solo se dedica a responder el saludo.

Se dirige a la mesa en donde su acompañante estaba, ve como este se levanta y de un momento a otro lo encuentra apretujando tan fuerte entre sus brazos; tal parece que no importa cuanto tiempo pase, este siempre será un poco más alto y se verá más joven que la última vez, como lo había extrañado.

Diego Brando, su cool, magnífico ―un poco malvado y cruel― guapo, musculoso, divertido y aún jovial tío.

―¡Mi pequeño, ya no tan pequeño Haruno! ―dice mientras se separa y lo toma de los antebrazos―. Cuanto tiempo, mira qué grande estás y, ¡mamma mia! ¡Mira tu pelo! Ahora eres rubio.

Dirige una mano a unos de sus mechones y lo acaricia.

―Me amas tanto que ahora quieres lucir como yo, ¿verdad? ―rueda los ojos, ¿dónde había escuchado eso ya?―. Y ese peinado, luces muy hermoso. Por supuesto, igual que tu tío.

― Deja ya de alabarte por un segundo. Y muchas gracias, te extrañé mucho. Me alegra ver que estás bien aunque... ―Haruno hace una pausa y dirige su mirada al pie derecho de su tío, el cual se encuentra con una férula en el tobillo, le devuelve la mirada pero esta vez interrogativa.

―Ven, siéntate. ―le señala una silla enfrente suyo, se sientan y Diego pide la carta.

Ya con su pedido hecho, tan solo se dedican a esperar mientras platican. Diego suspira y entrelaza sus dedos sobre la mesa.

―Así que... Haruno, vetado de casa. Bienvenido al club. ―esto último fue con clara burla, bueno, él entendía la situación―. Si te soy sincero, de los cuatro tú sin duda eras mi última opción.

Haruno bufa.

―Maldición, realmente estoy tan cabreado con padre. Ese idiota a veces suele pensar con el culo y no con la cabeza. ―se cruza de brazos―. Esto pasó tan rápido que sentí que se me iban años encima.

―Oh, vamos, deja de hacer tanto coraje, te enfermarás tan joven, apenas tienes diecinueve años. ―en su rostro se formaba una sonrisa mientras apoyaba su mentón en sus manos.

―¿En serio? Yo siento que casi llego a los treinta y cinco. ―Diego tan solo ríe.

―Deja de ser tan dramático ya. ―ahora es él quién rueda los ojos.

Después de eso la conversación se ve interrumpida porque su comida y bebidas han llegado, así que deciden postergar la plática para degustar de las deliciosas pizzas.

Ya finalizada la comida, deciden seguir hablando un rato más de temas para ponerse al día, Haruno quería saber cómo había estado y qué había hecho en el tiempo que dejó de verlos. Tal parece que le iba muy bien, lucía feliz y eso le alegraba mucho.

.

.

.

 07: 43 PM.

Minutos más tarde deciden que es hora de retirarse, Diego sugiere que dar una caminata para que la comida baje suena bien, así que se disponen a rondar por ahí. Aunque eso no dura mucho, ya que Diego no puede estar tanto tiempo de pie, así que se ven en la obligación de sentarse en una banca cerca que encuentran por ahí, gracias al cielo estaban cerca del departamento de su tío.

―Por cierto, aún no me has dicho que fue exactamente lo que le pasó a tu pie. ―comienza la plática Haruno luego de que ambos tomaran asiento y se acomodaran.

―No es nada, solo un pequeño accidente en el trabajo. ―mientras dice eso, ambos dirigen la mirada hacia su pie―. Quería intentar algo, me distraje un poco y tropecé. Solo es un esguince de tobillo.

Haruno solo lo miraba un poco sorprendido.

―Fui al doctor de inmediato. Estuve en tratamiento, me pusieron esto y me dieron tres semanas de descanso, apenas ha pasado una semana, así que tengo otras dos de mini vacaciones. ―hace un entre comillas con sus dedos.

―Realmente eso suena muy mal. ―de tan solo pensar en cómo pudo ser ese accidente, le comenzaba a doler levemente el tobillo.

―Si bueno, la verdad es una putada para mí. Suelo mantenerme en constante movimiento, ya sabes. En mi trabajo, en mi día a día, ejercitándome o haciendo otras actividades; y que de un día para otro tenga que estar en total reposo es tan frustrante.

― Pero si haces reposo, ¿verdad?

━... Define reposo.

―Tío. ―alarga la "o" y su voz sale en tono de advertencia.

―Solo bromeo. Al principio si me era difícil mantenerme quieto, pero el médico me dijo que si no lo hacía, mi recuperación sería más tardía y no podría hacer mis actividades con normalidad, así que no tuve de otra. Justo ahora ya estoy mejor, así que supongo que todo está yendo bien.

―Menos mal, sabes que siempre tienes que seguir las indicaciones que el médico te dé, después de todo, ellos son los que saben.

―Sí, ya lo sé mamá. ―¿Cuántas veces ya se ha burlado de él en menos de dos horas?

Después de eso, tan solo dirigen la mirada hacia el frente en donde unos niños se mantenían jugando y un par de ancianos se encontraban sentados y dispersos por el lugar. Hasta que de un momento a otro la conversación regresó y fue Diego quien la continuó.

―Oye Haru, estoy seguro de que decirme lo que pasó entre tu padre y tú no era lo único que querías hacerme saber, ¿cierto? ―voltea a verlo―. ¿Hay algo más que quieras decirme?

Haruno lo meditó por unos segundos, ¿por qué se sentía tan nervioso?, tan solo era un pequeño favor de tío a sobrino, nada del otro mundo. Ah, claro, pero todo sería más sencillo si no se tratara de uno de los hermanos Brando, conocidos tanto por su belleza como por ser tan infames si se lo proponían. Estaba seguro de que su tío también era capaz de decirle que no tan solo para hacerse el gracioso.

Suspira, ya hasta perdió la cuenta de cuantos suspiros ha soltado en los últimos días.

―Bueno, como bien te mencioné anteriormente, padre vendió la casa, dejándome a mí sin un hogar y sin la oportunidad de buscar uno nuevo... Sé que esto es muy apresurado y repentino, pero realmente no sé a quién más acudir. ―lo mira―. Lo que te quería decir es si existía la posibilidad de que me permitieras quedarme en tu departamento.

Diego solo lo mira sin expresión alguna.

―Claro que, tan solo será hasta que yo pueda encontrar un trabajo y logre juntar el dinero suficiente para poder alquilar un departamento propio. ―cielos, eso era tan difícil, y lo peor es que su tío ni siquiera decía nada o mostraba alguna expresión que pudiera leer.

―Haruno, escucha yo-. ―mierda, no ahora. Sabía a donde iba eso y no le agradaba ni un poco.

―Tío en serio que-.

―Yo- ¡Por supuesto que te dejo quedarte en mi departamento Haruno!

Maldito seas.

―Sabes que yo nunca te daría la espalda mi pequeño, no como otros seres insensibles y sin corazón que dejan a sus pobres crías a la intemperie ―mientras dice eso de forma dramática, abraza la cabeza de Haruno y la pega a su pecho mientras acaricia sus cabellos―. No tienes que pedírmelo, sabes que siempre serás bienvenido a mi humilde morada.

―Con un demonio Diego Brando ―se separan y ahora se toca la frente―. Casi me da un infarto al creer que me darías una respuesta negativa o que pondrías alguna excusa absurda que solo a ti se te ocurren.

―Lo siento, es solo que tus expresiones son graciosas y divertidas a veces. ―¿Acaso tenía cara de payaso o algo por el estilo?

―Eres de lo peor. ―le da un pequeño golpe en el brazo―. Aun así, muchas gracias por permitirme quedarme. Y no te preocupes, no te causaré problemas y ayudaré en lo que pueda para contribuir. Buscaré un trabajo lo antes posible para poder ayudarte con los gastos necesarios.

―No te apures muchacho, llévate la situación con calma. Has estado atosigado por mucho tiempo, es momento de que comiences a llevar tu propio ritmo. ―le aprieta el hombro amistosamente.

―Aun así, no me sentiré cómodo haciendo nada, te ayudaré en lo que pueda.

Diego tan solo rueda los ojos, sabía que no le haría cambiar de parecer, su sobrino era tan esforzado y audaz. Siempre queriendo dar lo mejor de sí.

―Como sea. Bueno chico, ya oscureció y la verdad me siento un poco cansado, ¿Volverás a casa?

―Sí, tengo que volver. ―se levantan de la banca donde anteriormente estaban sentados―. Arreglaré mi maleta y mañana mismo me iré a tu departamento, ¿a qué hora estaría bien que llegara?

―Puedes llegar a la hora que tú quieras, después de todo, no tengo nada que hacer. ―decía con cierta burla e ironía―. Pero espera, ¿Sabes donde vivo, no?

―En realidad no. ―dice con cierta pena.

―No te preocupes, mira-. ―y así es como comenzaron a caminar mientras Diego le daba indicaciones, ciertamente su departamento no quedaba muy lejos de donde se encontraban, estaba relativamente cerca. Cuando al fin pudo dar, ambos se despiden asegurando que se verían al día siguiente.

Diego ve a su sobrino marcharse, y entonces su rostro se torna serio.

 

༄ 09:29 PM.

Hace varios minutos que había llegado, tras asegurar que todas las puertas estuvieran cerradas, es cuando se dirige a su habitación. Se sentía cansado, tan solo quería llegar, darse una ducha y acostarse en su cómoda cama, la iba a extrañar mucho.

Después de salir del baño ya aseado, arreglado y listo para dormir, se dedica a revisar su celular. Tal parece que su padre se olvidó de su existencia, ya que no tenía ninguna llamada o mensaje de él.

Haruno tampoco tenía pensado contactarse con él, por supuesto que no. Estaba tan cansado que no saber de Dio era lo mejor para su paz mental.

La tranquilidad que creyó que tendría se le fue tan rápido como las ganas de seguir existiendo. Su padre ya no estaba, pero aun así encontraba la manera de joder su vida.

Al menos gracias a su tío, tenía un problema y un peso menos encima del cual no se preocuparía por ahora. Pensar en que las cosas están cambiando le hace sentir entusiasmado, su vida estaba cambiando y ahora sentía un poco más de libertad.

¿Qué es lo que le espera a partir de ahora? No lo sabe, y eso es lo que lo hace más emocionante. 

.

.

.

༄ Nápoles, Italia. Casa de los Brando.

08:30 AM.

Haruno se levantó con todo el ánimo del mundo. Se sentía fresco y renovado, como para iniciar el día (y la vida) de buena manera. Al levantarse se dirige al baño para asearse y arreglarse, comienza su última rutina matutina en esa casa.

Se pone un suéter de manga corta y cuello estilo inglés de varios tonos marrón, el cual tenía textura de rayas, un pantalón de un marrón un poco más obscuro, un cinturón Gucci y unos lindos mocasines de piel cepillada negros con la característica placa del logo Prada en la parte superior, tenían un poco de plataforma.

Se hace su habitual trenza con sus adorables tres donitas en la frente y baja a la primera planta. Camina hacia la cocina, pero ya estando ahí se da cuenta de que realmente ya no puede comer nada porque se han llevado algunos aparatos y la comida que había ya se acabó.

Rayos.

Después de unos segundos de meditación, opta por mensajearle a su tío para invitarlo a desayunar a algún lugar cerca, ni siquiera se pregunta si está despierto, estaba seguro de que sí. Ya que recibe una respuesta afirmativa, se dirige a su habitación para recoger su maleta. Había empacado todo lo importante y necesario la noche anterior, así que todo estaba listo.

Baja las escaleras, dando un vistazo, se da cuenta de que en el tiempo que no estuvo ahí, personas de quien sabe donde estuvieron llevándose las últimas cosas que faltaban, la casa estaba casi deshabitada. Había cosas como decoraciones, uno que otro mueble o electrodoméstico aún, supuso que esas eran cosas que la casa incluía en su venta.

Cuadros, fotografías, objetos de valor para ellos y para su padre ya no estaban.

Realmente es una pena, Haruno piensa, ya que tendría que despedirse de esa casa que formó parte de su infancia y adolescencia, y que ahora solo se llevará recuerdos de esta.

Juegos en el patio con sus hermanos, el hermoso jardín que entre él y su padre cuidaban meticulosamente (esa era una de las actividades que hacían juntos sin estarse jalando de los cabellos realmente).

Las fiestas clandestinas que su hermano Donatello hacía cuando Dio se iba, las pláticas nocturnas que tenía en la cocina con Rikyel, ya que ninguno de los dos podía conciliar el sueño, así que tan solo se sentaban ahí a comer algo, la tan famosa caída de Ungalo por las escaleras ―insiste, él no quiso empujarlo― que lo mandó al hospital con una pierna y un brazo roto y los miles de postres hechos en casa por los cinco.

Las visitas de su tío en las cuales siempre les llevaba algún regalo y que esas visitas hacían a su padre refunfuñar, ya que al estar Diego ahí acaparaba toda la atención de los cuatro.

Los cumpleaños, las cenas, las charlas, y demás cosas que ahora solo le hacen sonreír melancólico.

No se consideraba un sentimental de primera, pero es que todo este cambio lo hizo sentirse tan abatido y justo ahora viendo las cosas, realmente va a extrañar los momentos vividos más que la casa en sí.

Da igual, algún día tendría que dejarla, y tal parece que ese día es hoy.

Llega al final de las escaleras, se encamina a la puerta y tras echar un último vistazo al interior, formula una pequeña sonrisa de lado, toma la perilla y se dispone a salir cerrando la puerta detrás de sí.

.

.

.

 Nápoles, Italia. Departamento de Diego.

Ya había pasado más de una semana desde que se marchó de la mansión Brando y se fue a vivir al apartamento de Diego y puede decir que las cosas no van nada mal. La vivienda no estaba mal. En realidad, era mejor de lo que esperaba.

Porque si, la fachada del edificio por fuera no era la más atractiva, la pintura lucía un poco (solo un poco) desgastada, las escaleras por igual, aunque se miraban lindas, ya que en uno que otro escalón podía notar pequeñas plantas que posiblemente eran de los inquilinos que habitaban casa piso.

El edificio era grande, de un color melocotón y constaba de seis plantas; se dividía en dos departamentos por cada piso, por lo que cada compartimiento era espacioso. La estética del lugar contrastaba con las demás construcciones, muy italianas.

Diego le platicaba que la mayoría de las personas que viven ahí eran señoras de la tercera edad, y una que otra mujer independiente que vivía sola. Aunque también en el piso siguiente al de él había un par de jóvenes roomies (los cuales dice que ellos juran ser amigos, pero que él los ha escuchado tener sexo más de una vez).

La juventud de hoy en día, dicho también por él.

Y cuando nos adentramos a lo que era su departamento, oh por la santa mierda. Definitivamente, era una cosa que no se esperaba.

Si pudiera describir el departamento de mi tío con una palabra, sería exótico y salvaje (ahí va más de una palabra).

Las paredes eran blancas, pero las columnas que sobresalían eran de varios tonos grises; los muebles eran de colores obscuros, el piso era marrón. Podía notar que Diego había colocado luces extra en todo el departamento, luces tipo LED que lo hacían ver muy moderno; en la cocina, habitaciones, y en la sala.

También observó que en el mueble, que se encontraba debajo de su enorme televisor pegado a la pared, había varias figuras de dinosaurios, al igual que esculturas famosas en escalas pequeñas (y no solo ahí, sino que en varias partes del lugar), había cuadros con pósters de Jurassic Park y Guardians of the Galaxy.

Claro, había olvidado que su tío era un gran fan de ese tipo de reptiles. En ese aspecto, no le sorprendía para nada.

Pero eso no acababa ahí, porque recorriendo el sitio más y más, se da cuenta de que cerca de la entrada de la cocina se encuentra una gran pecera con al menos siete peces de varios colores (o eso alcanzó a contar), y que en la parte inferior de esta hay luces que hacen ver a los peces y al agua más coloridos y brillantes.

Y del mismo lugar, a lado de la cocina, nota un pequeño minibar, el cual también estaba equipado con luces LED, pero que en ese apartado se mantenían amarillas.

¿Cuánto paga su tío en electricidad?, en serio le intriga.

Más bien, ¿cuánto gastó su tío en remodelar todo el departamento en sí?

Por la mierda, su tío era una barbaridad.

Nota que él también posee pequeñas plantas por aquí y por allá, y otras dos un poco más grandes afuera en el suelo del balcón (porque tiene un pequeño balcón con dos sillas y una pequeña mesita en medio), el cual les da una vista de los edificios y de la calle.

Y, él no era un experto en el ámbito sexual, pero, ¿Acaso eso era un jodido sillón tantra lo que estaba en esa esquina? Era rojo con los laterales negros, aterciopelado; Y si le preguntan como es que él lo conoce y sabe para qué lo usan, solo tienen una respuesta: su padre.

« Él había adquirido uno, y Haruno en su curiosidad por saber que era, le pregunta, y Dio, sin pelos en la lengua, le responde para que es. Le dice que quiere probar cosas nuevas con Jonathan, así que uno de esos no les pareció mala idea.

A Haruno ya no le quedaron ganas de preguntar.

¿Qué? Él preguntó. Dio se excusa » .

Debe admitir que las cosas hasta ahora van muy bien, gracias al cielo su tío no resultó ser de esos roomates que suelen tener rutinas o costumbres extrañas.

Solía levantarse temprano, se preparaba café (tenía muchos, muchos tarros de café, tenía una gran variedad y solía prepararse varios tipos) o licuados con demasiados vegetales, frutas o especias, y él solo lo miraba un poco extrañado, ¿realmente va a tomarse todo eso? A Haruno tan solo se le revuelve el estómago.

Pero después de varias insistencias e intentos porque tome aunque sea un vaso, Diego logra convencerlo, y debe decir que no saben tan mal (aun si en alguno de sus licuados incluía tomarse un jodido huevo crudo) incluso se siente con más energía.

También se sentía muy feliz, ¡al fin había conseguido un empleo!

No era la gran cosa ni tampoco un gran puesto, pero algo es algo y no se quejaba en lo absoluto. Cuando se lo contó a Diego, este se mostró muy contento.

...

« Haruno entra al departamento, busca a su tío hasta que lo encuentra sentado en el suelo de la sala haciendo pequeños estiramientos mientras Morph de Twenty One Pilots se reproducía en la televisión.

―¡Diego! ―exclama al verlo, ve como su tío voltea hacia donde está él y le responde con su nombre. Se sienta en el sofá abrazando un cojín y ve como el otro se acomoda para verlo mejor━. ¿Ahora haces estiramientos?

―Por supuesto, tengo que mejorar mi flexibilidad y estaba aburrido, así que dije ¿Por qué no? ―se encoge de hombros―. Por cierto, ¿dónde estabas? No te vi aquí durante casi todo el día.

―Oh, estaba haciendo algunas cosas y adivina que, conseguí trabajo. ―sonríe.

―¿En serio? Eso es fantástico. ―Diego también sonríe―. ¿Y de qué has conseguido?

En realidad no es la gran cosa, solo es un puesto de cajero en una panadería. Haruno jugueteaba con los bordes del cojín y lo miraba de vez en cuando―. Tal vez no es mucho, pero-.

Tonterías, es un trabajo, así que no tienes por qué avergonzarte ni menospreciarte, lo haces con gusto y contribuyes con la sociedad. seguía sonriendo, voltea hacia la TV y nota que ahora es God's plan de Drake lo que se escucha, devuelve su mirada a Haruno―. Mientras el empleo sea honesto, es honrado.

¿Está bien que diga eso? Bueno, sí. Piensa Diego.

Haruno tan solo asiente mientras sonríe levemente.

¿Y en qué panadería?

En Panificio Tenero E Croccante.

¡Los panecillos que venden ahí son una delicia! Haruno, al diablo la dieta y la comida sana, me traerás de esos deliciosos postres todos los días. ―lo apunta con su dedo. De tan solo imaginar esos exquisitos brownies se le hacía agua la boca.

No tienes que pedírmelo, aunque no me lo dijeras, te traería algunos.

Trabajar ahí es el paraíso, maldición, ¿De qué te avergüenzas? Eres un suertudo. Haruno ríe levemente».

 ... 

Trabajaba en una pequeña panadería que quedaba cerca del edificio donde vivían su tío y él, en ese aspecto era una bendición, no tenía que gastar en pasaje ni caminaría tramos largos, realmente podía llegar en menos de cinco minutos.

También debía admitir que la paga no era para nada mala, la panadería se mantenía llena casi todo el tiempo y no era para sorprenderse, los panes y pastelillos que se vendían ahí eran una delicia, los mejores que ha probado si le permiten decirlo, y no es porque trabajara ahí, ¡De verdad lo eran! A pesar de que el costo de estos era un poco más elevado que el de otros lugares, se vendían demasiado bien y rápido.

Haruno se daba cuenta de que apenas se marcaban las tres y ya todo estaba a punto de terminarse. Ese local es una locura y no era ninguna broma. Trabajadores en su descanso, estudiantes, personas de la tercera edad, niños con sus padres, y demás gente es lo que usualmente veía, y a todos los recibía y atendía con una sonrisa.

Su horario es de ocho de la mañana a tres de la tarde y debe decir que le encanta, tiene tiempo para seguir mirando por aquí y por allá, para ocuparse de otras cosas y ayudar a Diego con la compra y la limpieza.

También suele tener sesiones de meditación con Diego (le asustaba el hecho de que su tío apareciera porque no tenía ni idea de que es lo que se ocurriría hacer esta vez) y ¿Quién era él para negarse? Necesitaba urgentemente limpiar todas esas malas vibras ―Dio Brando― y alejar a toda costa lo que le haga sentir estresado ―DIO BRANDO―.

.

.

.

༄ Nápoles, Italia. Departamento del Dinosaurio.

Martes, 0 7:40 AM.

Haruno se encuentra saliendo de su habitación (en el departamento había dos habitaciones así que se sintió aliviado, no le parecía muy atractivo dormir en el sofá realmente) era hora de trabajar así que ya estaba listo para irse, ya había desayunado y se había arreglado.

Su tío el día anterior le había preparado algo para que comiera en su descanso (qué lindo).

Buscó su pequeño bolso de hombro Gucci con pequeñas flores rosas (le importó una mierda que dijeran que era de mujer, era muy bonito y a él le quedaba espectacular), buscó a Diego, ya que cuando estaba en su habitación escucho como su tío salía de la suya. Caminó hasta la cocina para despedirse de él.

―Tío ya me-. ―su despedida se vio interrumpida porque vio como su tío se mantenía sentado en la mesa con una taza de café enfrente. Pero en realidad lo que lo hizo callar fue el hecho de que estaba haciendo movimientos extraños con sus manos y cabeza, olfateaba todo a su alrededor, simulando ser uno de esos dinosaurios que veía en las películas y documentales―. Voy.

―Grrrr. ―Diego solo lo miró y gruñó.

―Nos vemos al rato. ―salió de ahí y negó.

Pobre Diego, tal parece que el encierro y el no poder hacer mucho habían hecho que perdiera la cabeza.

 

Chapter 5: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO 004 ꒱

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ Giorno Giovanna, charlas y ¿De qué trabaja el tío Diego? ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 Come & get your love • Redbone. ┊

┊ Baby come back • Player. 

 

 Nápoles, Italia. Panificio Tenero E Croccante. 

Siguiente semana,  03:20 PM

 

Haruno se encontraba afuera de la panadería, hace unos minutos que había salido del trabajo y ahora se mantenía sentado en una banca que había cerca, esperaba a que dieran por lo menos las 3:30 para dirigirse a su destino. 

Se sentía un poco ansioso y no era para menos, después de lo que había hecho se sentía hasta impaciente. Le habían dado por lo menos cinco días de espera, y esa espera terminaba hoy; recibió una llamada diciendo que todo estaba listo y que podía pasar a recogerlo cuando quisiera.

Lo había platicado con Diego anteriormente, este se escandalizó totalmente, no se lo esperaba. Lo supuso, ¿Quién lo haría? 

 

[ ... ]

Hace tres días.

"¿Estás de broma cierto?  ―él niega. ¡Haruno eso es una puta locura! 

 Ya lo sé!, pero lo he pensado por mucho tiempo, es algo que realmente quiero y necesito. decía mientras tomaba su vaso, ambos se encontraba sentados en las sillas afuera en el balcón, Diego bebía una cerveza mientras él tan solo jugo. Esta decisión no es de un día para otro, realmente tengo conciencia de ello y de lo que puede ocasionar.

―Lo sé, se que tú no harías algo sin haberlo consultado bien antes, pero es que. ― se detiene, se toca la parte trasera del cuello y lo acaricia un poco―. Estamos hablando, de que te quieres cambiar el maldito nombre Haruno, ¡El nombre!

¿Y? solo es el nombre tío, no estoy cambiando de rostro ni de personalidad. se cruza de piernas mientras sostiene el vaso en sus muslos.―. Quiero empezar desde cero, quiero sentirme renovado, y si eso requiere de cambiarme hasta de nacionalidad, lo haré.

Calla unos segundos. ¿Debería decirlo?

Tengo un sueño, tío. Un sueño el cual quiero cumplir cueste lo que cueste. Desde el momento en el que me opuse a mi padre, supe que el recorrido por conseguirlo había comenzado. No te voy a mentir, me avergüenza un poco hablar sobre ello, de hecho, nadie lo sabe. No obstante, eso no me va a detener a realizarlo, nada lo hará.

Diego pudo notar que a pesar de las palabras tan firmes que su sobrino decía, había cierta duda en su mirada, y en su voz podía escuchar un poco de incertidumbre e incluso miedo. 

Él sabe porque.  Así que tan solo se dedica a mirarlo fijamente.

Este solo es otro paso más para cumplirlo, y me siento emocionado. Si te preguntas aún el porque, bueno, no considero que "Haruno"  vaya acorde conmigo, quiero un nuevo yo, el auténtico yo. 

Así como las personas para comenzar de nuevo, para sentir un cambio o para definirse a sí mismas se tiñen el pelo (algo que ya hizo) o se hacen cirugías plásticas, yo prefiero hacer una cirugía legal y psíquica. dice en broma.

Lo mira. Quiero fijar mi identidad personal. 

Pasan minutos de total silencio.

Mierda Haruno.

Diego suspira y después voltea a verlo.

Y, ¿Cómo piensas llamarte? su tío lo había aceptado, tal parece que lo apoyaría siempre. Haruno sonríe, en serio lo aprecia mucho.

No te lo diré, al menos no hasta que sea oficial.

Oh, ¡Que cruel eres!".

[ ... ]

 

Y ahí estaba ahora, camino a hacia las oficinas de notaría donde su registro se había llevado a cabo y donde su acta nueva lo esperaba.

Realmente no fue mucho alboroto, tan solo mostró una fotocopia de su cédula de ciudadanía y una copia auténtica de su registro de nacimiento. Él ya tenía los papeles a su alcance, porque cuando dijo que ya lo tenía todo pensado era porque de verdad ya lo tenía todo.

Creyó que ese era el momento indicado, así que no dudo ni un segundo y fue a realizar sus cambios.

Llega al establecimiento, y tras esperar unos minutos, al fin lo atienden. Más minutos pasan hasta que se hace casi la hora. Después de tanta espera, al fin se la dan, la tiene en sus manos.

La levanta y sonríe, ya estaba hecho.

Luego de verificar que todo estuviera bien y que el nombre estuviera escrito correctamente, procede a retirarse, no sin antes dar las gracias.

Está tan feliz y emocionado, quería llegar a casa pronto para darle la noticia a Diego.

Pero antes de eso, creyó que llevar algún postre no estaría mal. Sabía que su tío tomaría eso como excusa para celebrar, así que pasó por algún establecimiento comprando diferentes tipos de botanas, también bebidas. Y no se olvidaría de su pudín, ya había pasado un tiempo que no lo comía, ya era hora.

Ya con sus bolsas llenas en mano, decidió que ya era tiempo de volver.

 

 

༄ Nápoles, Italia. Departamento de Diegosaurio. 

06:48 PM

 

Se encontraba preparándose un rico sándwich de chocolate que había encontrado en internet y que deseaba probar, así que se dispuso a hacerlo.

Anteriormente, cuando había llegado de las oficinas, lo primero que notó era que la puerta de la entrada estaba cerrada con llave. Al abrirla, dejó las cosas en la cocina y se dispuso a buscar a Diego, pero se dio cuenta de que no estaba.

Que extraño.

Se encogió de hombros y regresó nuevamente a la cocina, tal vez le había surgido algún inconveniente, ya que tampoco le había avisado que saldría. Suerte que este ya le había dado una copia de la llave, de no ser así estaría horas afuera esperando su llegada.

Le dio de comer a los peces de su tío y después decidió navegar un poco por las redes.

 

  ༄  09:57 PM

Haruno se encontraba sentado nuevamente en el balcón mientras se degustaba al fin de un delicioso pudín hecho por los dioses, hasta que escucha la puerta abrirse. Tal parece que Diego ha llegado.

Dirige su mirada al interior del departamento y ve como este camina hacia él.

―Hola pequeño. ―le sonríe y se sienta a su lado.

―Buenas noches ¿Por qué tan tarde? ¿Dónde estabas? ―regresa la sonrisa pero con una mirada confundida. Uh, ya se escuchaba como toda una esposa preocupada.

―Oh, solo pasé al doctor y después a mi trabajo, tenía unos asuntos pendientes y algunas cosas que arreglar. ―se deja caer en el respaldo de la silla mientras aún sonríe. Se pasa la mano por el rostro.

―¿Acaso estás ebrio? ―quería asegurarse, había olido el aroma del alcohol en él desde que se le acercó, y se intensificó mucho más cuando comenzó a hablar.

―No. ―se acomoda, y se aclara la garganta―. Bueno sí... Un poco, ¡Pero aún estoy consciente de lo que hago, y no estoy muy mareado!

Se calla. Después continúa.

―Es que me encontré con mis compañeros de trabajo y ellos, bueno, no pude decir que no, es que-. ―Haruno tan solo ríe con diversión.

―Oye tranquilo, no tienes que darme explicaciones. Solo era una pregunta, no es una queja o un regaño. Eres libre de hacer lo que tú quieras.

―Al igual que tú. ―dice en un tono un poco serio.

¿A qué se refería? Pero tal parece que Diego no quiso seguir el tema, ya que lo cambió.

―Hey, recordé que dijiste que hoy irías a recoger tu papel ¿Qué tal te fue? ―dice mientras lo voltea a ver con interés. Su sonrisa se intensifica más.

―Muy bien. Está hecho.

―¿De verdad? ¡Muéstrame! ―habla con emoción.

Haruno se levanta y se dirige a su habitación en busca del sobre en donde le habían dado su nueva acta. Regresa al balcón, pero nota que su tío ya no está.

Luego lo vuelve a ver, había ido a la cocina por una cerveza y bebía de ella mientras regresaba a donde ambos estaban anteriormente.

Esta vez quedan parados y Haruno dirige el sobre en dirección suya, este deja la botella en la mesa y lo toma, comienza a sacar el papel cuidadosamente.

Ya que lo tiene en sus manos, comienza a leer lentamente y él tan solo se dedica a mirarlo seriamente mientras sus manos se posan en su espalda.

Después de largos minutos en silencio, Diego lo mira mientras sonríe y niega levemente.

―Mierda. Tan solo... Mierda. ―sigue sonriendo.

―¿Qué piensas?

―Que eres un jodido loco, ¿Ya te lo habían dicho? ―dice mientras deja el papel sobre la mesa encima del sobre.

―En realidad no. ―Niega divertido.

―¡Oh, dios! ―ríe escandalosamente mientras abraza a Haruno con fuerza y lo balancea un poco―. ¡Es una locura!, tan solo... Wow. ―es lo único que dice después de separarse.

―¿Debería tomarme eso como un bien? ―entrecierra los ojos.

―Me encanta, me encanta, ¡Me encanta! Es perfecto para ti. ―lo mira a los ojos―. Estoy tan feliz por ti pequeño.

Y después de unos segundos...

―¡Esto amerita una celebración! ―rueda los ojos, lo sabía.

Mira como este va hacia la cocina y trae consigo tres botellas más de cerveza, Haruno tan solo niega levemente mientras abre la boca para comenzar a hablar. Diego sabe lo que va a decir, así que antes que diga cualquier cosa lo interrumpe.

―Apapa, y antes de que digas algo, si, claro que vas a beber una cerveza helada con tu tío, si señor. ―destapa una y se la da―. Al diablo todo, esto es un gran acontecimiento que hay que celebrar. ―Esto último lo dice más fuerte y con euforia.

A él no le queda de otra, así que la acepta y espera a que su tío tome la suya. Se sonríen mutuamente, la punta de las botellas se tocan haciendo el característico sonido al chocar.

Las levantan y Diego toma la palabra.

―Felicidades. Y bienvenido al mundo, Giorno Giovanna.

Ríe levemente mientras bebe.

Todo estaba yendo bien.

 


 

༄ Nápoles, Italia. Departasaurio.

03:20 PM

 

Se encontraba en el departamento, hace no mucho que había salido del trabajo y se retiró rápidamente, esta vez sin quedarse a charlar con su compañero que cubría el siguiente turno, ya que se sentía levemente cansado. Gracias al cielo que el siguiente día era domingo, lo que significaba que tendría su bien merecido descanso.

Llegó y ni siquiera tuvo las ganas para llamar o buscar a Diego, por lo que no se dio cuenta de que ese día, su tío tampoco estaba. Dejó sus cosas, tomó una ducha y sin más se aventó a la cama, durmiéndose profundamente en cuestión de minutos.

 

༄  0 5:31 PM

Giorno abrió los ojos lentamente mientras suspiraba y entrecerraba los ojos, tal parece que ya era tarde porque podía notar por la ventana como el cielo comenzaba a mostrarse en tonos anaranjados y rosas, y las luces comenzaban a ser encendidas en el departamento.

Se sentó en la cama y miró hacia ningún lado en especifico, se sentía un poco desorientado ¿Qué hora era? ¿Dónde estaba? ¿Quién era? ¿Cuál era su nombre? ¿Stone Ocean ya había confirmado su animación?

Ah, ¿Por qué pensó eso último? No sabía a que se refería.

Después de al fin recapacitar, se pasa una mano por el rostro y cabello, arreglándoselo y quitándose las pequeñas lagañas que se habían formado en sus hermosos ojos. Se estira y se levanta, camina hacia la puerta y esta vez si que recuerda a Diego así que lo busca.

Lo encuentra en la cocina preparando un delicioso spaghetti a la boloñesa que huele espectacular mientras que en la televisión escucha como "Come & get your love" de Redbone suena fuertemente por todo el lugar, ¿Cómo no escuchó ese alboroto antes?

Nota que su tío está de muy buen humor ya que mientras cocinaba, cantaba al unisón del artista y hacía pequeños bailecillos en su lugar.

Giorno se asoma y lo mira divertido, este se da cuenta de su presencia y se anima más, lo toma de la mano, lo introduce a la cocina y comienza a bailar junto a él, contagiándolo con su alegría, lo que hace que ahora ambos bailen y canten.

―¡Hail! ―Diego comienza.

―¡Hail! ―Giorno le sigue.

What's the matter with you feel right. Don't you feel right, baby~ ―Diego amaba esa canción, aunque le hace sentir un poco mal el hecho de que él también la conoció gracias a "Guardianes de la galaxia", pero también lo agradece, ya que por esta puede disfrutar de magnificas piezas de arte.

También gracias a eso, contagió a su sobrino con los mismos gustos, es por eso que ambos disfrutaban del momento.

Come and get your love~ ―ambos comienzan a cantar el coro con euforia y felicidad, bailando mientras aún sostienen sus manos.

Y el baile hubiera seguido si no fuera porque a Diego estaba a punto de quemársele hasta la cocina, había olvidado que estaba cocinando por un segundo.

Giorno tan solo ríe mientras se dedica a arreglar la mesa y a poner los cubiertos ya que su tío le había dicho que la comida estaba casi lista.

 

Después de tan divertido momento, ambos comen mientras platican de cosas muy random en realidad.

Cuando ambos terminan, Giorno es el encargado de lavar los trastes que han utilizado y Diego tan solo limpia la mesa.

Al terminar de lavar, se seca las manos y busca a su tío, nota que se ha sentado en una de las sillas que hay en el balcón, voltea a ver a la televisión y es ahora "Baby come back" de Player lo que comienza a reproducirse.

Sonríe, amaba mucho esa canción. Su padre solía ponerla cuando se sentaba a beber un poco de vino y sus tres hermanos estaban ahí jugando algún juego de mesa con él, y Dio tan solo los miraba.

Decía que esa canción era para Jonathan. Solo ellos sabían la razón.

Se sienta en la silla vacía y mira a Diego, le sonríe y este le devuelve la sonrisa. Después de un pequeño silencio, Giorno habla.

―Oye, ¿Qué fue eso? ―lo mira divertido.

―¿Qué fue que? ―sonríe confundido.

―Lo de tu baile en la cocina, ¿A qué se debe esa alegría tan repentina? ¿Ha sucedido algo o acaso ya hay alguien? ―al decir esto último mueve sus cejas de arriba hacia abajo.

―Nada de eso pequeño, no te hagas ideas. Tan solo me sentía feliz. ―se encoge de hombros―. Feliz de la vida que tengo.

―Suelo hacer eso de vez en cuando, es parte de mi. Soy muy alegre y enérgico, que te puedo decir.

Ambos ríen mientras miran hacia el frente. Diego ríe mientras niega levemente, pero después de unos segundos su rostro se torna serio.

―No tengo preocupaciones ni compromisos. No le debo nada a nadie, excepto a la señora que me fía el vino de vez en cuando en la tienda que esta a lado de nuestro edificio. ―trata de que su relato no suene tan serio.

―No me estanco por nada ni tengo temor de nadie. ―Lo mira un poco serio pero después desvía la mirada.

―¿De nadie? ―lo mira incrédulo.

―De nadie, yo no tengo nadie a quien temerle. Después de todo, soy uno solo. ―sigue mirando hacia el frente, pero después voltea a verlo.

―Pero tú si, ¿No es así? ―el rostro de Giorno comienza ponerse serio poco a poco―. Lo quieras admitir o no, aún con todo esto, le temes a tu padre, ¿Cierto?

Giorno se cruza de brazos mientras mueve su cuerpo en dirección a la de su tío. ― No le temo, más bien diría que lo respeto mucho. A pesar de lo que ha hecho, de como se ha comportado y de como actúa. A pesar de todo, lo estimo.

―¿Y es por eso que te privabas de hacer lo que te gustaba y querías?

Este desvía la mirada y comienza a juguetear con sus dedos. Diego lo mira y continúa hablando.

―Escucha, Haru-. ―se detiene ante su error―. Giorno. ―sonríe levemente.

―Se que en el fondo le temes, y no solo eso, si no que también siente que estás en deuda con él. No me lo puedes negar, yo me he dado cuenta, lo sé. Porque después de todo, yo se lo que Dio puede llegar a causar.

Calla, después sigue hablando.

―Sientes que le debes algo por lo que ha hecho por ti y tus hermanos. Por el hecho de que él los salvó del infierno donde ustedes estaban siendo criados. No te lo voy a negar, cuando yo me enteré de eso, fue una locura para mi. Pero entonces me puse a pensar y me di cuenta de que mi hermano en el fondo (muy en el fondo) era una buena persona, y que aparentemente si tenía corazón.

Lo mira divertido.

―Se que sentías que no podías ir más allá de lo que él te permitía, me di cuenta de eso. Lo sé por como actúas, siendo un inexperto en todos los sentidos. Estoy seguro que tu padre ni siquiera los dejaba ir a cualquier tienda solos.

Lo mira con comprensión.

―Pero escúchame bien, no es así. Dio los aceptó porque quiso, él cometió errores y lo sabe, tomó conciencia sobre ellos y se hizo cargo. Y eso fue por voluntad propia, si él hubiera querido, habría hecho caso omiso al hecho de que tenía hijos como cualquier otro bastardo sin corazón, después de todo es abogado, difícil no se le habría hecho.

―Tío. ―Giorno al fin lo mira negando. Diego lo interrumpe.

―Tú no le debes nada. ―lo apunta con un dedo―. Claro, eso no quiere decir que no debas ser agradecido por todo lo que te ha dado y por todo el cariño que a su manera les ha brindado... No justifico su actitud pero, lo siento mucho, él se llevó la peor parte de nuestro pasado. ―nota que su mirada es melancólica―. Él daría todo por ustedes sin esperar nada a cambio.

(¿Dio Brando?)

Lo mira. ―Créeme, lo sé.

Continúa con su relato.

―Giorno, no es justo que te reprimas a ti mismo y sometas a tu verdadero ser solo para darle gusto. Por que eso hacías, tal vez no te dabas cuenta, pero lo hacías. Contenías todo solo por complacer a Dio.

Sonríe pero esta vez un poco juguetón.

―Desde un principio supe que tú no eras solo un niño serio, correcto, educado y reservado que no rompía ni un plato como se lo mostrabas a los demás. Sabía que eras más que eso, por eso me mantuve más cerca de ti que de los demás diablillos.

Suspira y deja caer más en el respaldo.

―Todos tenemos un poco de rebeldía dentro, sabía que tus "actos de rebeldía" como solías catalogarlos tan solo eran el cascarón de lo realmente podías ser. ―lo voltea a ver divertido―. Ese piercing en tu ombligo es una pequeña muestra. Porque te puedo asegurar, que tu padre no lo sabe.

Giorno lo mira un poco sorprendido.

―Oh vamos, claro que lo sé. ―se acomoda y posa una mano en su pecho―. Y hablando de eso, me hace sentir un poco ofendido el hecho de que no me lo hayas dicho, ¿Qué pasó con la confianza de tío-sobrino que teníamos?

―Lo siento mucho, enserio. Si te hace sentir mejor, te juro que tenía pensado decirte.

―Lo dejare pasar solo esta vez. ―lo apunta nuevamente con el dedo en forma de advertencia.

Pasan al menos diez segundos hasta que vuelve a hablar.

―Se que hay más en ti.

Vuelve a ponerse serio.

―Ya es momento de que comiences a llevar el control de tu propia vida. No creo que sea muy pronto para ti, eres la persona más lista y capaz de hacer las cosas que conozco, incluso puedo decir que eres más capaz que yo y tan solo tienes diecinueve años. ―Giorno lo mira expectante.

―No diré mi edad. ―dice divertido, Giorno ríe.

Rueda los ojos y continúa hablando.

―Es hora de que dejes de sentir que debes pagar por algo y que dejes de sentirte atado a alguien.

Y por ese alguien ya sabía de quien hablaba.

―Has dado un gran paso, no cualquiera actuaría como tú lo has hecho ante tu situación. Pero tú si, te atreviste y decidiste salir de esa burbuja en la que estabas metido y en la que te habían sometido. Decidiste seguir tus ideales y tu corazonada en vez de simplemente resignarte y aceptar las condiciones y decisiones que Dio había puesto.

―Vivir solo no es una cosa fácil Gio, por un jodido demonio que no, te lo puedo asegurar porque yo pasé por eso. No obstante, se que tú podrás, se que tú puedes. Requiere de gran determinación y fuerza de voluntad salir de ese caparazón tan sofocante en el que tu padre te mantuvo durante muchos años.

Tan solo mírate, has hecho mucho más de lo que yo hice en mi momento. No ha pasado ni un mes y tú ya estás perfectamente viviendo aquí sin problemas; ya puedes cocinar, haces la compra y ayudas a mantener este lugar en orden. Ya tienes un empleo y administras muy bien tu jodido dinero, si no fuera por ti mis pequeños peces ya estarían muertos, ¡Te has cambiado hasta el maldito nombre Giorno! ¿Quién hace eso? ―sonaba asombrado y hasta un poco incrédulo.

Y no tiene ni idea de las demás cosas que tiene pensado hacer.

―Estoy tan feliz por ti, espero poder conocer al verdadero tú, al auténtico, como tu lo haz dicho. Espero conocer finalmente al grandioso Giorno Giovanna.

Vuelve a mirarlo con una mirada llena de cariño.

―Eres muy valiente Gio. ―le sonríe con orgullo―. Confío en que podrás con los obstáculos que la vida tiene y se que tu padre también, de lo contrario no te hubiera dejado aquí. ¿Por qué crees que te permitió estar aquí y no a tus demás hermanos? Y no es que los esté menospreciando, por supuesto que no. Cada uno es especial, a su manera claro. Tal vez ellos aún no lograban sacar su potencial y tú padre quiso darles otra oportunidad; en cambio a ti, tal vez vio que tu determinación y las decisiones que querías tomar eran firmes y por eso decidió darte el beneficio de la duda. Tal vez a ellos el tener nuevos aires les de nuevas motivaciones que seguir. Después de todo, ninguno de ustedes es de aquí, ni de allá.

―No sabes lo agradecido que me siento contigo tío. Esas palabras me dan mucho reconforte y motivación para seguir adelante. Estos son solo pasos más para realizar mi sueño.

―Es hora de que comiences a desenvolverte, y es momento, de que empieces a cumplir tus sueños. ―Giorno lo mira con tanta gratitud.

Mira sus manos, luego mira a Diego.

―Estuve un poco asustado por cómo se dieron las cosas. Todo fue tan repentino que apenas tuve tiempo de procesarlo. No obstante, hasta ahora las cosas han ido tan bien que me hace sentir feliz.

Ahora es Diego quien habla.

―Si uno de tus objetivos era conseguir vivir solo aquí en Italia, pues honestamente tan lejos de conseguirlo no estás, te encuentras a medio camino.

―Aún no se exactamente cual es tu sueño, tal parece que suena como un secreto, uno el cual guardas con todo tu ser y que llevas en el pecho por mucho tiempo. Solo espero que muy pronto te llenes de confianza suficiente como para poder dejarlo salir. Tal vez no es realmente tan malo como tu piensas. Incluso puede haber personas que podrían ayudarte a realizarlo.

―Dices que es un poco vergonzoso para ti pero yo solo digo que ¡Al demonio!, en esta vida no hay tiempo para avergonzarse. ―lo mira comprensivo―. No te presionaré, como ya te dije, lleva tu propio ritmo, y cuando te sientas listo no dudes en acudir a mi, yo te escucharé e incluso te ayudaré. Sabes que siempre estaré para ti.

―Espero que puedas cumplir lo que sea que tu desees.

―Y en cuanto a lo otro, entiendo que todo fue tan agobiante para ti. Es normal, solo a un cabrón como a Dio se le ocurre hacer las cosas así. Pero esta bien, pudiste sobrellevar la situación, verás como todo irá bien.

―No sabes lo bien que tus palabras me hacen sentir, y también tengo que agradecerte mucho por lo que has hecho por mi. Por haberme permitido quedarme aquí; Entiendo que debe ser difícil y extraño el hecho que de un día para otro tengas a alguien más invadiendo tu hogar cuando siempre has vivido solo.

―No tienes porque agradecer nada, eres mi sobrino, yo haría cualquier cosa por ti. ―estira su brazo izquierdo y toca el hombro de Giorno―. Y por lo de la compañía no te preocupes, no me molesta en absoluto. La verdad hasta había momentos en los que me sentía verdaderamente solo así que me siento bien estando tú aquí. Además, no me sentiría tranquilo sabiendo que tú estas en la calle.

Por lo mismo que estaba solo, no solía estar mucho en el departamento. Suelo ir con unos amigos o me quedo tiempo extra en mi trabajo. Pero ahora que estas aquí, sin duda pasaré más tiempo en este lugar. ―sonríe y esta vez arruga un poco la nariz.

―Eres el mejor Diego.

―Lo sé, lo sé. ―hace ademanes mientras finge ser una diva―. Bueno, ya fue demasiada plática seria, y cuando yo hablo seriamente por mucho tiempo me dan hasta escalofríos.

Se levanta y se abraza a si mismo mientras finge tener escalofríos. ―ayer fui al médico y aparentemente mi pie ya sano, así que ya no me quedan más excusas para faltar al trabajo.

Oh cierto, el día antes de ayer le habían quitado la férula del tobillo y hasta ahora que lo mira bien es que se da cuenta de que ya no la tiene.

―Es tardísimo así que tengo que volar si quiero llegar a tiempo. ―había mirado el reloj que tenía en su muñeca y vio que este marcaba las siete. Camina hacia la mesa que esta cerca de la entrada donde su cartera y llaves de la casa están―. Volveré dentro de unas horas Gio. No me esperes despierto; en el refrigerador esta la comida que puedes calentar o también hay números de restaurantes si quieres pedir algo, ya sabes. Deje una suma considerable de billetes en la mesa de la cocina, se que no los necesitas, pero siéntete libre de usar mi dinero también.

―Regresaré muy tarde, así que espero que cuando vuelva estés descansando. ―mientras dice eso se mira por el espejo que estaba pegado en la pared justo donde la mesa se encuentra, se arregla un poco el cabello.

―Muy bien, entiendo―. Giorno se había parado y caminó para estar más cerca de la puerta.

Después de largos segundos de fuerte meditación, arruga levemente el entrecejo y se dirige a su tío.

―Por cierto ¿tío?, nunca te lo he preguntado y la verdad me intriga mucho. ¿De qué trabajas?

Diego suspira, se pone su chaqueta estilo militar color negra, toma sus cosas y mira a Giorno.

―Giorno... No te voy a mentir. ―dicho esto, lo mira unos segundos, abre la puerta y se va. Él tan solo se queda mirando a la puerta con clara confusión tratando de procesarlo.

Luego se encoge de hombros y se va a la sala a ver alguna película.

A fin de cuentas tuvo razón, no me mintió.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Chapter 6: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO 005 ꒱

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text



˗ˏˋ ❝ Conversación afectuosa con Dio, traumas y ¿un nuevo amigo? ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

┊ REALLY REALLY • WINNER 

 Midnight City • M83 ┊

 

 Nápoles,  Italia. Panificio Tenero E Croccante.

05:55 PM

Giorno se encontraba recargado en el mostrador, estaba a lado de la caja registradora mientras sostenía su mentón con su puño derecho. Bufa, estaba tan aburrido y desesperado por salir ya, se supone su salida debió ser hace como dos horas, pero él se encontraba aún ahí.

Al trabajador que atendía después de él le habían surgido varios inconvenientes que hicieron que le fuera imposible presentarse ese día, así que Giorno tuvo que estar en su lugar.

Lo único que lo entretenía era mirar los videos musicales que reproducía la pequeña tele que se encontraba pegada en una pared. Mueve su cabeza al son de la música, REALLY REALLY de WINNER es lo que estaba reproduciéndose en ese momento, mira el video mientras tararea la canción.

Lo único malo era que ese televisor solo tenía cincuenta malditos videos, así que ya era como la sexta vez que veía la misma reproducción, bufa.

Saca su celular para alejar el aburrimiento un poco. No sabe como, pero termina mirando sus contactos. Nota que no tiene muchos, bueno, no le sorprende, él no era de tener muchos amigos y solo guardaba los que creía, eran sumamente importantes; los de sus hermanos, su tío, padre, Jonathan, y justo ahora, el de su adorable y anciana jefa.

Ella le había dicho que podría retirarse antes de tiempo si lograba vender todos los panecillos que se encontraban en una repisa que estaba enfrente suyo, voltea a verlos y entonces su mirada se convierte en una fastidiada, tan solo quedaban tres, maldita sea. Y él los compraría tan solo para largarse de ahí, pero recuerda que él odia los panes con mermelada de zarzamora, al igual que Diego, así que esa ya no es era opción, mierda.

Devuelve su vista a su celular y juguetea un poco con el, ¿Debería? ¿No debería? Él dijo que no sería el primero en hablar, pero estaba aburrido.

Eso y la verdad sentía curiosidad en saber como están y que han hecho, como les ha ido allá. Y también no quería admitirlo, pero se sentía en la necesidad de decirle y hacerle saber a él como está y donde está viviendo.

Sus ojos se abren como platosoh mierdano había pensado en eso.

¿Debería decirle? ¿Sería buena idea? ¿Se metería en problemas o metería en problemas a Diego?, se muerde las uñas mientras su mente formulas miles de escenarios en los cuales ni él ni Diego terminan impunes (o vivos).

Entonces recuerda las palabras de su tío, tiene razón, tal vez si le tenía un poco de miedo.

Suspira, también recuerda que él había dicho que era valiente, claro, eran esos momentos en los que debía de dejar la cobardía y dejar atrás todo aquello que le impedía ser quien es y decidir por él mismo.

Él quiso irse con Diego, y su padre por ningún motivo debía impedirle nada.

Ya no lo está manteniendo, así que ¿Qué mierda le importa? Además, los problemas que tengan o hayan tenido esos dos no deberían de afectarle ni a sus hermanos ni a él.

Y con esa determinación salida de lo más profundo de su ser y con las palabras de Diego en mente, busca entre sus contactos hasta que lo encuentra "Mudad"tiene una foto de ellos dos juntos que él mismo puso solo porque si, le gustaba que sus contactos tuvieran alguna fotografía, se veían más lindos.

Respira y titubeando un poco, presiona el botón de llamar. Después de unos segundos, escucha como entra el buzón de voz, rueda los ojos.

O su padre estaba muy ocupado, o tan solo se estaba haciendo el difícil y el indignado no contestándole las llamadas (probablemente la segunda opción).

Con un demonio, solo contesta y ya Dio Brando.

Después de por lo menos cuatro intentos, al fin se apiadan de él y escucha como la demoniaca y seria voz de su padre resuena en el teléfono.

―Vaya, vaya, vaya. ¿Pero qué es lo que mis majestuosos ojos están mirando y mis oídos escuchando? ¿Acaso es una llamada de mi hijo el más ingrato? ―hace un énfasis en ingrato y lo dice más fuerte, Giorno solo escucha a su padre, recarga su cabeza en su mano libre. Ok, ya se estaba arrepintiendo de haber llamado.

―Hola padre. ―dice lo más serio que su voz le permite. Se siente un poco ansioso, nervioso y no tiene ni puta idea del porqué.

―Pero que sorpresa que llamaras, al fin te dignas a mostrarte después de lo que has hecho. ―¿Y qué se supone que ha hecho? Le hace sentir como si hubiera cometido algún delito y se hubiera dado a la fuga.

―Más bien eso debería preguntarte yo a ti, ¿Por qué no me has llamado? Dijiste que lo harías y no recibí ninguna señal tuya desde esa indeseada carta que me dejaste. ―hace énfasis en indeseada.

Ah, muchas gracias, eso va muy bien con el ambiente que hay ahí.

―Oh, que pasa, ¿Acaso el "quiero ser independiente y ya soy un adulto" Haruno ya extraña a su padre? ―ríe levemente―. ¿Qué acaso no puedes vivir sin mí?

―No es eso, y de hecho, yo puedo perfectamente vivir sin ti. Tal vez no lo sepas aún, pero me está yendo muy bien, excelente, hasta podría decir que de maravilla. ―ok, tal vez estaba exagerando un poco (qué va, claro que le está yendo bien).

―Ajá. ―dice un poco aburrido y sin creerle―. Bueno, estuve ocupado y claramente no tuve tiempo de llamarte Haruno.

―¿Estás tan ocupado que no tienes ni cinco minutos para uno de tus hijos? ―vaya padre―. Entiendo que estés enojado aún conmigo, pero tampoco puedes hacer como si yo no existiera, maldición.

―No, claro que no lo entiendes. ―Giorno lo escucha murmurar, pero no le llega a entender muy bien, así que formula un "¿Qué?", Dio suspira―. No pude hacerlo Haruno, ya te lo dije. Y deja de hacer que repita las cosas o iré allá solo para patearte el trasero.

―¿Y acaso me llamaste solo para reclamarme y hacerme rabietas por teléfono? Porque si es así no tengo tiempo para eso. ―después de unos segundos, escucha como murmura un "Hoo-hoo" con altanería―. O acaso llamas para pedir perdón y hacer que yo, Dio, ¿Te reciba de nuevo aquí en casa?

―En realidad no, solo quería saber como estaban mis hermanos y Jonathan. ―intentaba de alguna manera molestarlo.

―Haruno, si realmente solo quisieras eso, le preguntarías a ellos mismos. Tienen teléfonos y tú sus contactos. ―ríe―. ¿Por qué no puedes admitir de una buena vez que extrañas hablar con tu padre?

―Porque no es así, ya basta. ―murmura un leve "wry" molesto.

Después de discutir un poco y de que Dio se sienta considerado, le empieza a contar a Giorno como les ha ido y como la están pasando allá, diciéndole que les va muy bien, que sus hermanos se han adaptado rápidamente y que su relación con Jonathan va excelente.

Hasta que de un momento a otro Dio comienza con las preguntas.

―Por cierto, Haruno. No me has dicho aún donde estás viviendo ahora. ―mierda, ya era el momento―. Dime, ¿Las bancas de la plaza son cómodas?

Qué gracioso es.

―Tú sabes mucho de eso, ¿No? Has vivido casi media vida como un ser callejero. No me sorprendería que hubiera fotos tuyas en estado de ebriedad y dormido en una banca en alguna plaza de Nápoles e incluso de Italia. ―puede asegurar que las hay, daría todo por tener una.

―Escúchame bien maldito rubio oxigenado. ―ya se estaba empezando a alterar, iba muy bien.

―Ya, ya. Pero tú empezaste. ―suspira, algún día iba a tener que saberlo―. ¿No te lo dije? En realidad estoy viviendo con el tío Diego.

Responde sabiendo que acaba de entrar en terreno peligroso, pero que más daba ya. Lo había meditado segundos antes, y si eso lograba que a Dio le diera un ataque histérico por un segundo, lo volvería a hacer una y otra vez.

Si había alguien al cual Dio repudiara más que a los testigos de Jehová, ese era a su hermano, Diego Brando. Y mira que su odio hacia esas personas era más grande que su ambición por dominar el mundo de la abogacía. Esos malnacidos que se quedaban parados casi tres horas frente a su puerta (y que estropeaban su hermoso jardín, según él) y que siente que en algún momento se pondrán a acampar en su patio, deberían estar en la cárcel.

Si, les pondría una demanda, que se jodan.

―HARUNO BRAN-. ―entonces cuelga. Si, definitivamente valió la pena.

 

[ ... ]

El porqué de Dio por odiar a su hermano le parece algo absurdo (pero viniendo de su padre ya nada le sorprende).

Que Diego haya no una, si no, varias veces orinado en la cara de un Dio pequeño, jaloneado su cabello hasta arrancarle pequeños mechones, vomitado en su hombro y golpeado con juguetes incontables veces en su cabeza, eran razones suficientes para saber que (claramente) Diego estaba conspirando en su contra y porque no, intentaba volverlo loco y hasta incluso matarlo.

Pero quién sería el que le haría entender a Dio que solo era un bebé y que no lo hacía con ninguna mala intención.  Aunque pensándolo bien, tampoco le sorprendería que incluso Diego siendo bebé lo haya hecho con malicia (después de todo, lo malvado viene de familia).

Tampoco entiende el cómo la mente de Dio creyó, que cuando un Diego adolescente debía ir de excursión fuera de Inglaterra, meterle una pequeña bolsa de plástico que contenía ni más ni menos que polvo blanco era buena idea.

Dio hubiera dado todo por ver la cara que su hermano haya puesto cuando esa bolsa fue hallada por los policías en su mochila.

Ir a la comisaría con su madre a recogerlo fue una experiencia maravillosa e inigualable.

A decir verdad, ambos terminaron ahí varias veces a causa de ellos mismos. Las bromas que hacía Giorno y sus hermanos parecían malditos juegos de niños de preescolar a lado de los hermanos Brando.

También el cómo Dio consiguió eso parece un gran misterio.

Y por si tenían dudas, a fin de cuentas, ambos recibieron severos castigos. Su padre les sacó la mierda más de lo que les hubiera gustado.

[ ... ]

 

  Londres.

Donatello solo miraba con un poco de diversión desde el sofá de la sala, el cómo su padre refunfuñaba y hacía gestos molestos durante y al finalizar su llamada con Haruno mientras se dirigía a la cocina para prepararse un té, siempre le han parecido graciosas.

Para él, su padre y su hermano no eran más que un Pomerania rabioso de ojos rubíes contra otro mucho más pequeño que se gruñían y se miraban feo, pero que nunca llegaban a dañarse.

Oh no, ahora no podrá sacarse esa imagen de la cabeza.

Está seguro de que en cualquier otro momento eso le regresará a la mente y se le saldrá una carcajada. Como ahora, que tras la imagen mental no puede evitar soltar una risa que sin querer llega a oídos de Dio.

Este solo le mira mal mientras frunce el ceño.

―¿Y tú de que te ríes bastardo con patillas de Elvis Presley?

―De nada, padre, de nada. ―lo dice entre risas mientras mira su celular.

 

 

 0 6:34 PM

Salta levemente de emoción, ¡Al fin había salido! Un señor muy amigable se había llevado unos macarrones y los tres panes con zarzamora porque decía que le apetecía uno (o más bien, Giorno casi le lloraba para que se llevara los tres, el señor aceptó de inmediato ¿Se habrá visto muy desesperado?) bueno le daba igual, ya se iba a poder ir.

Contento y con una pequeña bolsa que contenía cinco pequeños pastelitos redondos con pedazos de fresas encima es como se encamina al departasaurio, como Diego solía llamarlo.

Camino a casa saluda a varias personas que le llaman. Ya lo conocían y conocían a su tío, Diego era muy sociable, así que no le sorprendía que casi toda la calle y las siguientes lo conociera.

Tarareando una canción, abre la puerta, se da cuenta de que su tío está porque no tiene seguro. Cuelga su bolsa en el perchero que está ahí y se dirige a la cocina para meter al refrigerador lo que ha traído y para beber un poco de agua.

Él siempre (¡siempre!) llama a Diego cuando llega a casa; pero ese día, tal parece que creyó que no era necesario hacerlo (créanme que se arrepintió de eso cinco minutos después).

Deja la botella de agua en la mesa y se dirige a su habitación para cambiarse, pero antes de llegar a su destino, escucha como golpean constantemente la pared. Extrañado, busca con la mirada el provenir del sonido y nota que viene del cuarto de Diego.

Pone una cara confundida y sin más decide investigar.

Toma la perilla, la gira, abre un poco la puerta asomándose de esta y...

¡OH POR LA MIERDA!

Y tan rápido como entró es como se fue.

Y como sé que algunas personas son curiosas y les gustaría saber que es lo que lo hizo gritar por dentro, pues se los explico.

Lo que Giorno vio, fue a su tío medio acostado en la cama, sin sus pantalones (sin nada, en realidad, tan solo tenía sus calcetas) con los ojos vendados y con una mordaza en la boca, la cual tenía una bola que se adhería a sus labios.

Y eso no era todo, casi se muere de la vergüenza; ya que encima de él, se encontraba una guapa pelirosa con lencería negra y labios pintados con un llamativo rojo pasión, saltando sobre su miembro como si su vida dependiera de ello. Se sostenía del hombro de su tío y también sostenía sus cabellos rubios mientras jalaba su cabeza de vez en cuando, besando y lamiendo su cuello.

Tal parece que él no podía tocar porque apretaba fuertemente las sábanas.

Sabía quien era, la conocía, la había visto con él un par de veces, Hot pants le escuchó decir que se llamaba; honestamente no tenía ni idea de qué clase de relación tenía. Pero bueno, ahora podía darse una pequeña idea.

Ellos no se habían dado cuenta de su presencia porque en ningún momento se detuvieron. Bueno, Diego claramente no lo iba a ver, pero ella estaba tan sumida en el placer que no escuchó nada más allá de sus gemidos y los de su ¿Pareja?

Giorno juró nunca más abrir una puerta así como así, se prometió ya no estar de curioso, maldita sea, ya jamás buscaría a su tío.

¡Por la santa mierda!

Salió tan rápido del departamento que ni siquiera recuerda en sí cerró la puerta (ambas)Dios, él solo quería salir de ahí lo más pronto posible.

Camino hasta que encontró una banca vacía, estaba en la Piazza medaglie d'oro.

Se sentó en la banca y subió sus piernas abrazándolas y recargando su cabeza en sus rodillas, meditando y pensando en que es lo que él hizo mal como para recibir esa clase de castigo maligno, ya que no podía sacarse de la mente esa imagen que tenía en la cual su tío estaba siendo rudamente sometido.

Diablos, ¿Acaso Diego era esa clase de persona en el sexo? Bueno, tampoco podía darlo por hecho, porque tan solo vio unos segundos y solo una vez así que- ¡¿Qué diablos le importaba a él!?

Mueve su cabeza de derecha a izquierda tratando de alejar esos pensamientos. Recarga nuevamente su cabeza y suelta pequeños lloriqueos mientras niega levemente.

Y seguiría haciéndolo por horas, pero de repente escucha como una cálida voz le llama.

―¿Giorno?

Levanta la vista y lo ve, sonríe.

―Giorno Giovanna. ―le dice como forma de saludo. Ve como se acerca hasta sentarse junto a él pero manteniendo una considerable distancia.

Bruno Bucciarati. ―Giorno sonríe y regresa el saludo de la misma forma mientras baja sus piernas y se acomoda bien en el asiento.

Oh cierto, había olvidado presentarlo antes, una disculpa.

 

[ ... ]

Bruno Bucciarati, es un amable, divertido, atractivo y carismático chico que conoció en la panadería. Era un poco más alto que él y tenía una cabellera intensamente negra, era gracioso verlo a ambos juntos, ya que en ese aspecto, eran totalmente opuestos. Él era rubio como el jodido johnny bravo.

Lo tenía recortado en forma de hongo y tenía un fleco que lo hacía ver adorable, le llegaba un poco más abajo de las orejas y en la parte superior tenía una inusual trenza en medio, la cual era sostenida por dos broches dorados.

Él iba casi todos los días a comprar muchos (demasiados) panes, pastelillos, galletas y Giorno tan solo se sorprendía por las cantidades de alimento que llevaba, ¿Acaso trabajaba en algún orfanato o que tan endemoniadamente grande era su familia? Porque siempre eran cantidades colosales (ok tal vez estaba exagerando, pero en serio, con solo él podría vender todo el maldito local).

Solía quedarse a platicar con Giorno sobre cualquier tema en realidad; sobre moda, sobre los mismos panes que vendía, si había descuentos, si sabía como los preparaban y le preguntaba que era lo que contenía cada uno de ellos.

Según Bruno, era muy entretenido hablar con él, siempre se asombraba, ya que sabía tanto sobre muchos temas que le parecía fascinante, la personalidad de Giorno le atraía de alguna forma, y no en el sentido romántico.

Ni él tenía idea, pero cada vez que hablaba con él, sacaba dato tras dato y eso le parecía tan interesante.

Sin duda se llevaron muy bien desde el primer día, pero Giorno de alguna u otra forma se sentía un poco cohibido porque nunca había tenido una amistad. No sabía qué hacer ni que decir, pero tal parece que solo necesitaba ser él mismo porque al hacer eso recibía reacciones positivas de Bruno.

[ ... ]

 

―Pero qué sorpresa encontrarte aquí y a esta hora.

Giorno deja de sonreír y saca su teléfono rápidamente para mirar la hora, eran las 8:46. Mierda, ¿Cuánto tiempo había pasado? Él sintió que tan solo había estado ahí unos minutos. Bueno, tampoco era tan tarde.

―Oh es solo que... Quise venir a tomar un poco de aire y a relajarme. ―vuelve a sonreír, quería relajarse mucho―. Perdí la noción del tiempo y por eso estoy aquí a esta hora.

Voltea a ver a Bruno y ve que este trae consigo un pequeño ramo de flores, así que le pregunta.

―¿Y tú? ¿Qué te trae por aquí? ―dice mientras no puede dejar de mirar las flores, eran muy bonitas y de un color blanco.

Bruno mira las flores de igual manera y levanta la cabeza, pero esta vez suspirando fuertemente mientras hace una falsa y enorme sonrisa. Ya recordó porque estaba ahí y porque tenía esas flores.

―Oh, de igual manera, como tú, quise despejarme un poco. ―su sonrisa no se borra y hasta cierra los ojos―. Y también vine a comprar estas flores para el futuro funeral de unos idiotas.

Esto lo dice apretando levemente los dientes, Giorno tiene miedo. Bruno aprieta el ramo, ¿Qué había pasado? Pues sucede que quemaron su cocina junto con las plantas que tenía ahí, y tan solo estaban hirviendo agua, ¡Agua!

Salió de ahí tan rápido al ver que una parte de su preciada cocina ahora era negra y no blanca como la había dejado en la tarde. Nadie lo detuvo, era lo mejor, para todos.

―Entiendo. ―Giorno mira hacia otros lados mientras se hace más pequeño. Podía jurar que veía como de las orejas de Bruno salía humo.

Pasan minutos y en un momento dado Bruno le pregunta a Giorno si le gustaría alguna bebida, él invitaba. Aceptó y fueron a una cafetería que se encontraba por ahí. Era muy bonita y tenía plantas por todo el local, lo que la hacía ver muy elegante pero a la vez juvenil... Ni puta idea, solo sabe que el ambiente es agradable y las bebidas deliciosas.

Ya que tienen sus pedidos hechos, se sientan en una de las mesas que están afuera, puesto que prefieren estar al aire libre.

Bruno comienza la charla preguntándole como le va en el trabajo y si le agrada, en realidad, sobre qué tipo de clientes suele tener y como son. Cosas muy formales, aún no se siente con la confianza como para adentrarse en temas del pasado. Bueno, él si, pero claro que se da cuenta de que a Giorno le cuesta un poco abrirse y no lo quiere presionar.

Llegan sus pedidos, así que se disponen a beber, disfrutando de ellos y del ambiente.

Y Giorno no sabe como jodidos pasó, no sabe qué clase de hechizo uso Bucciarati en él o si le echaron alguna cosa en su bebida. Porque de un momento a otro se encontraba relatándole casi toda su maldita vida; si recordara su nacimiento, está seguro que desde ahí empezaría.

Desde la desfavorable situación que tuvo con su padre hace semanas, hasta el momento en el que regresando de sus largas horas de trabajo al departamento donde estaba viviendo, tuvo la desafortunada y para nada grata suerte de escuchar y ver un poco el cómo su tío tenía sexo con su ¿Novia? (ni siquiera Diego sabe con certeza que son).

Asegurando después que prefería mil veces dormir en la fría banca donde se encontraron aun si llegara un perro callejero y se cogiera su pierna a tener que agregar otro trauma a su lista de "Cosas por las cuales debería ir a terapia" (ya tenía una lista muy extendida maldición).

Al decir esto, bebía entre lamentos y pequeños lloriqueos. Bruno casi se ahoga, no sabe si es por el hecho de que Giorno se abrió a él más rápido de lo que pensó o por ese "incidente" con su tío (o por toda su vida en sí).

Tan solo se limitó a reír mientras tomaba su bebida, escuchándolo atentamente.

Giorno no lo entendía, pero por alguna razón, la mera existencia y presencia de Bruno ahí hacían que él se sintiera cómodo y en confianza.

Así que por supuesto que se lo dijo, dudando levemente, pero lo hizo. Al fin, a alguien más, habló de eso.

Sobre su sueño.

Esta vez Bruno sí que escupió un poco de lo que estaba bebiendo. Ok, eso definitivamente no se lo esperaba.

Después de unos minutos logra tranquilizarse y entonces recupera la compostura. Había pequeñas teles en el local, y en ese momento Midnight City de M83 estaba sonando en ellas.

―Mierda Giorno, ¿Acaso tú? Es decir-. ―lo piensa mientras intenta formular sus palabras para que salgan con coherencia―. ¿Desde cuándo?

Él tan solo voltea a ver hacia las calles. ―Si te soy sincero, no lo sé. Solo sé que cuando me di cuenta, eso ya se había vuelto parte de mí. Es una locura ¿No?

―Bueno, es algo un poco inusual a decir verdad, pero... Supongo que está bien.

Nota como el viento comienza a hacerse más presente, volando los cabellos de ambos levemente.

―Es perfecto para mí, el sueño que siempre quise y que sentí que estaba fuera de mi alcance. Pero últimamente, lo siento tan cerca como-. ―estira su brazo y consigue atrapar una flor que había caído de un árbol con el pasar del aire―. Como esta flor.

Bruno lo mira con una sonrisa. Se abraza a sí mismo mientras lo sigue mirándolo.

Este se voltea hacia él con la flor aún en mano.

―Justo como esta flor, mis sueños están creándose entre las hermosas ramas de mi vida. ―la mira―. Yo soy como ella, porque justo ahora estoy floreciendo, estoy brotando y creciendo para volverme la más viva y hermosa flor del jardín de toda Italia.

Bruno le sonríe y le lanza una mirada de sorpresa por las palabras dichas.

Giorno regresa su mirada y esta vez tiene un poco de la hermosa vista de Nápoles de noche. Las luces le hacen sentir tan vivo y lo hacen sentir que no está solo en ese mundo. Las estrellas hacen presencia en el cielo, haciendo más brillante y sentimental todo.

Amaba ese panorama.

Voltea a ver a Bruno, se cruza de piernas y posa su mano derecha en su pecho, aún sosteniendo la flor y apretándola hacia él.

―Bucciarati... Me volveré el mejor stripper que toda Italia pueda tener. ―este lo mira con sorpresa nuevamente, diablos, sin duda no era de esperarse viniendo de él.

Segundos pasan y Bruno habla.

― ¿Sabes acaso lo que eso implica?

―Por supuesto que si, siempre lo he tenido en mente. Alguna vez tuve mis dudas, pero ya no más. Sé lo que implica y lo que conlleva. Es lo que quiero y lo que me hace malditamente feliz.

Bruno lo mira asintiendo, comprensivo.

―¿Qué tan dispuesto estás por... Cumplir ese sueño? ―lo mira fijamente mientras pone sus codos en la mesa, entrelazando sus dedos y recargando levemente su mentón.

―Absolutamente todo. ―el otro lo sonríe más. Cuanto le agrada esa determinación.

Bruno mira hacia la calle mientras toca su labio inferior con su pulgar. Sonríe y se endereza, ya estaba decidido.

No le tomó ni dos minutos para saber que valdría la pena.

―Muy bien. ―dice mientras lo mira―. Yo te ayudaré.

Giorno lo mira con sorpresa, eso no se lo esperaba. Ok, en ese momento estaban pasando cosas que ninguno de los dos se esperaba.

―¿Ayudarme? ¿Pero cómo? ¿Tú? ―ni siquiera sabía qué decir. Estaba tan sorprendido como confundido. ¿Cómo Bruno podría ayudarle?

―Te ayudaré. ―repite esta vez más entusiasmado―. Lo que me has demostrado en este tiempo es que eres audaz, decidido y no dudo de que puedes llegar a ser contundente. Sin duda serás algo.

Se pone serio.

―Eso sí, queda absolutamente en tus manos, el sí fallas o no lo concluyes como tu quieres, todo depende de tu determinación para querer lograrlo. ―levanta su dedo índice al decir eso. ―Cargarás con el peso de tu fracaso.

―Totalmente. ―Giorno asiente dándole la razón. Se estaba sintiendo emocionado.

Suspira, se cruza de brazos y se deja caer en el respaldo mientras se cruza de piernas él también. ―Fuera de eso, apostaré por la determinación de oro que me estás demostrando ahora mismo.

Sonríe. ―Ve, ve y dalo todo por tu sueño dorado, Giorno Giovanna.

Giorno tan solo asiente con una sonrisa decidida y aprieta más la flor en su pecho.

―Dime Giorno, ¿Conoces el club nocturno "Passione"? ―dice acercando su rostro y con una sonrisa divertida.

Y a Giorno tan solo le brillan los ojos.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

¡Nuevo personaje entra al chat y viene para adoptar a Gio! :pp

Chapter 7: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO 006 ꒱

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ Entrevista y mes de prueba para Giorno ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l° 

 

༄ Nápoles, Italia. Panificio Tenero E Croccante.

03:14 PM

 

Se encontraba despidiéndose de su compañero de trabajo, su turno había terminado minutos atrás y ahora tenía que irse al departamento lo más rápido posible para arreglarse si quería verse un poco más presentable. Debía apurarse si quería llegar a tiempo, sin duda debía dar una buena primera impresión.

Se puso una camisa azul obscuro, un pantalón de vestir negro y sus zapatos Prada (los cuales limpió como un maniático) y su pochette "LV".

¿Iba bien? ¿Se veía bien? ¿Presentable? ¿Decente? ¿Guapo? No tenía ni idea, normalmente era su padre quien escogía sus outfits así que justo ahora era un desastre.

Todas esas preguntas se las hizo a su tío, quien comía fresas en la sala, pero este tan solo le preguntó el porqué tanto interés por verse bien y a donde jodidos iba (estaba un poco molesto); este en un acto de desesperación le dijo que tenía una cita.

Diego, a punto de comer una fresa, lo miró raro y antes de que pudiera decir cualquier cosa, Giorno ya se encontraba escaleras abajo saliendo del edificio.

Aún tenía en la mente las palabras dichas por Bruno y su súbito interés por ayudarlo (no le pregunten a Bruno, simplemente le sale solo).

 

[ ... ]

Escúchame bien, Giorno. dice Bruno recargando sus codos en la mesa y levantando su dedo índice―. Haré todo lo posible por ayudarte, pero por ahora solo colaboraré con lo que está en mis manos.

Giorno asiente mirándolo expectante, esperando a que continuara.

Te conseguiré una entrevista de trabajo en Passione. ―a Giorno casi se le salen los ojos de la impresión―. Digamos que difícil no se me va a hacer.

Dice juguetonamente mientras le guiña un ojo.

―Ya tengo tu número de teléfono, así que deberás estar atento. En cualquier momento te mandaré un mensaje dándote la hora y fecha. ―recarga sus brazos en la mesa―. No creo que necesite darte la dirección del lugar, estoy seguro de que sabes perfectamente donde está.

No obstante, las entrevistas no suelen hacerlas en el mismo club, sino que en otro establecimiento cerca de ahí. Te lo diré cuando te llame.

Y Giorno tan solo se siente emocionado.

[ ... ]

 

Y no va a olvidar el enorme sermón que su tío le dio por no haber avisado que saldría, según él estaba tan preocupado que estaba a punto de llamar a todo un cuartel de policías para ir a buscarlo.

Estaba exagerando totalmente, porque lo que en realidad pasó fue que él no se había dado cuenta de su ausencia hasta horas después. Cuando el oxígeno al fin le había llegado al cerebro y había recordado que tenía un sobrino viviendo con él.

Casi escupe (o más bien si lo hizo) el agua que estaba bebiendo y mirando la hora se dio cuenta de que era tardísimo.

Eran las jodidas once de la noche, ¿¡Dónde estaba su sobrino!?

Y antes de que llamara a quien sea que le apareciera primero en los contactos, escuchó como Giorno entraba tan tranquilo y sonriente al departamento (que suerte, no cree que la compañía de celulares le hubiera ayudado mucho) lo abrazó y bueno, lo demás es historia.

En cuanto a Bruno, esa llamada había llegado un día después, realmente no quiere sonar como un desesperado, pero esa espera la sintió eterna. Incluso llegó a pensar que el pelinegro lo había olvidado.

Pero todo eso desapareció en cuanto recibió la dirección, hora y día, le había dicho que no necesitaba llevar nada más que su presencia.

Después de eso no le dijo nada más que un "Buena suerte. Estoy seguro de que lo lograrás" seguido del emoji de un pulgar arriba.

Ya preparado, bien peinado, y lo más bello que pudo arreglarse es como se encamina a la dirección que Bruno le ha mandado.

Después de caminar por largos minutos se para enfrente del lugar en el cual Bruno le había dicho que su entrevista se llevaría a cabo. Mira su celular para verificar y luego mira el local.

¿Qué estaba haciendo él en el Bar María? ¿Acaso ahí se llevaban a cabo las entrevistas de Passione?

Qué extraños.

Bueno, qué más daba. Ya estaba ahí y no se echaría para atrás, aun si le sudaban las manos como un cerdo y sentía que los nervios le invadían.

Respira profundo cerrando los ojos. Los abre, aprieta su pochette y entra al lugar.

Pero antes de eso se detiene.

Esperen, ¿Y qué se supone que haría después de entrar al local? Eso Bruno no se lo dijo, comienza a cuestionarse.

Oh mierda ¿Qué haría? ¿Por quién preguntaría? ¿Debería decir que es lo que hace ahí?

¿Qué debería hacer? Agh, lo pensaría sobre la marcha, así que entra.

Era bonito (es todo lo que dirá, no entrará en detalles).

―Buongiorno! ―le dice a la mujer pelinegra que estaba tras el mostrador cuando entra.

―Buongiorno! ―le sonríe―. Bienvenido a Bar María.

―Muchas gracias. ―Ok, no sabía qué decir―. En realidad yo-.

Buongiorno. ―voltea a ver el provenir de la voz. Entonces ve a un chico de grandes ojos avellana. Era un poco más bajo y muy lindo, incluso lucía más joven que él.

―Disculpa, ¿Tú eres Giorno Giovanna?

―Sí, vengo aquí para una entrevista de trabajo de-.

―¡Entiendo! Ven conmigo. ―este lo interrumpe antes de que termine la oración y lo guía hacia un lugar mucho más privado, ahí nadie pasaba más que la mujer que los iba a atender.

Después de sentarse y de que el chico pidiera una bebida (lo cual lo decía tan automáticamente que parecía que iba ahí frecuentemente) Giorno ordena también, pero no puede evitar sentirse tenso.

Eso no era cualquier cosa, era un pase directo a cumplir su fantasía soñada.

―Giorno, luces un poco tenso. Tranquilo, no pasa nada, solo te haré un par de preguntas, nada más.―a pesar de las palabras alentadoras no se sentía con la dicha de bajar la guardia.

Después de unos segundos, el chico entrelaza sus dedos sobre la mesa y comienza a hablar.

―Así que, dime, ¿Por qué te interesa trabajar en este lugar?...

Y así es como la entrevista comenzó.

[ ... ]

Ahora Giorno se encontraba más tranquilo, sacando el aire acumulado de sus pulmones, caminando rumbo a casa.

La entrevista le había llevado casi media hora, en ese tiempo hubo constantes preguntas, las cuales él respondió sin problema.

Aún tenso y nervioso, no dejó que estos sentimientos nublaran su mente y le hicieran una mala jugada.

Ahora podía irse relajando al departadiegosaurio a esperar porque el chico le había dicho que lo contactaría por cualquier decisión tomada. Él tenía confianza en que lo había hecho bien y que la suerte estaría de su lado.

Ahora se encontraba caminando pero se detiene. Bufa y rueda los ojos, ya recuerda que tiene a un enojado (y ahora confundido) Diego esperándolo en casa, seguramente queriendo más explicaciones. Entonces cambia el rumbo y ve a lo lejos una heladería.

Sonríe y se dirige a ella.

Bueno, su tío tendrá que esperar.

 

 

 Nápoles, Italia. Club de strippers Passione.

06:14 PM

 

―Toc Toc. ―se escucha como alguien lo dice mientras da dos golpes en la puerta.

―Adelante. ―dicen en el interior de la oficina. Se abre la puerta y por esta entra un pelinegro con una sonrisa.

―Buona sera! Sweety. ―dice el pelinegro saludando al chico que estaba en el interior de la oficina. Se sienta en la silla vacía, estando ahora enfrente del otro.

Este, quien se encontraba leyendo unos papeles cruzado de piernas, tan solo baja la hoja y le sonríe.

―Buona sera, Bucciarati.

Deja los papeles en el escritorio y se endereza para ver mejor al otro.

―¿Qué haces aquí? ¿Ocurrió algo? ¿Necesitas alguna cosa? ―se levanta de la silla donde estaba y se dirige al mini refrigerador rosa que tenía ahí.

―En realidad, vine porque quería hablarte sobre el chico el cual te recomendé. ― dice mientras sigue con la mirada al otro. ―Giorno Giovanna.

Este al oír el nombre detiene sus movimientos, pero después voltea a verlo y se encamina a su escritorio nuevamente.

―Ah, claro, Giorno Giovanna. El chico al cual le hice la entrevista de trabajo hace unas horas, ¿Cierto?

―Ese mismo. ―se recarga en el respaldo cruzando sus brazos―. ¿Qué tal estuvo?

―Estuvo bien. ―entrelaza sus dedos sobre la mesa mientras asiente levemente.

―Tú... ¿Cómo viste al chico? ¿Qué te pareció? ―tenía mucha curiosidad por cómo se habrá desempeñado, ya luego le preguntaría a él. Pero por ahora, lo que el chico que tenía enfrente pensara era sumamente importante y la pieza clave para que todo esté del lado de Giorno.

―No estuvo mal. ―se encoge de hombros―. Debo reconocer que el chico es sumamente hermoso. A pesar de que se notaba nervioso, al principio pudo sobrellevarlo y se mostró muy serio y profesional.

―Lo sé, no por nada estuve insistiéndote toda la tarde.

―A decir verdad, me causa mucha curiosidad tu insistencia porque le diera una oportunidad, tú nunca has hecho eso. ―ahora recarga su codo derecho en el reposabrazos mientras aún tiene sus dedos entrelazados. Ladea la cabeza.

―Bueno, que te puedo decir, vi mucho potencial en él. ―era hora de la persuasión―. Tiene mucha iniciativa, audacia y gran... Talento.

Este lo mira por unos segundos aparentando los labios.

―No lo sé Bruno. Pienso que es muy joven.

―Oh, vamos, has contratado a gente incluso más joven que él aquí.

―Lo sé, pero él es un novato, se le nota. Y no ha trabajado nunca antes en un ambiente como este y sabes que este lugar no es cualquier cosa. ―Giorno, creo que debiste distorsionar un poco la verdad.

―Mira, a pesar de que puede ser un novato, te puedo asegurar que es capaz de cumplir cualquier orden que tú le des. Él es capaz de desenvolverse en cualquier ámbito.

―¿Tan así es de bueno? ―este levanta levemente una ceja.

―Créeme, lo sé. ―poza una mano sobre su pecho, ¿Tal vez estaba hablando de más?━. Te doy mi palabra.

―¿Cómo estás tan seguro? ―dice levantando las cejas y aparentando los labios.

―Solo lo sé. Además, ¿Crees que pondría las manos sobre el fuego si no supiera que es bueno? ―sentía que se estaba arriesgando demasiado, pero confiaba plenamente en él―. Vamos, dale una oportunidad.

Este lo mira durante un tiempo entrecerrados los ojos.

―Está bien. ―Bruno se endereza y aplaude emocionado―. ¡Pero!

El otro lo detiene antes que cualquier cosa, Bruno borra su sonrisa levemente.

―Estará a prueba durante tres semanas. Y tendrá otra semana más de capacitación. ―dice mientras levanta el dedo índice―. Si logra pasar esas cuatro semanas sin problemas, entonces lo colocaré en su respectiva área como mesero.

Bruno se tranquiliza, por un momento creyó que le pondría las cosas difíciles, pero entonces se detiene.

¿Mesero? Entonces tal parece que Giorno quiere llevar las cosas con calma.

―Si. ―dice el pelinegro asintiendo ante las indicaciones.

―Y si ese chico no logra dar buenos resultados en el trabajo, será despedido y tú también te llevarás una parte de la culpa, Bruno. ―dice señalándolo en forma de advertencia.

―Claro, sería lo justo. ―asiente. Giorno Giovanna, más te vale que des tu ciento uno por ciento, porque si no, él tampoco tendrá piedad.

―Bien, entonces supongo que lo llamaré para-. ―dice mientras busca algo en su escritorio.

―¡Oh, no te preocupes! ―dice mientras se levanta de la silla―. Si quieres, yo puedo darle la noticia.

―En ese caso, muchas gracias, hazle saber todo lo que te acabo de comentar. ―se levanta él también―. De igual forma, dile que se presente mañana a las seis de la tarde para darle indicaciones y mostrarle donde estará laborando mientras tanto.

―Claro que si, yo se lo diré. ―asiente―. Y no te preocupes, no te va a fallar.

―Eso espero. ―dice él más bajo―. Por el bien de lugar y por el tuyo.

―Sí, supongo que sí. ―se mete las manos en los bolsillos de su pantalón.

Este mira su reloj. ―Bueno, creo que hay que apurarse, son las seis y media y hay mucho que hacer.

―Cierto. ―se encamina hacia la puerta y la abre, pero antes de eso, voltea a ver al otro.

―Por cierto. ―le sonríe―. Muchas gracias, Doppio.

―No tienes nada que agradecerme. ―Dice mientras hace un ademán con la mano. ―Ahora vete, tienes mucho trabajo que hacer.

―Ve a ayudar a los demás. ―asiente―. Abrimos en media hora.

―Entendido, Buona serata!

―Buona serata, Bucci B.

Este solo sonríe y sale de la oficina. Doppio toma de su bebida.

[ ... ]

―¡Giorno! ―escucha una voz y siente como lo sujetan de los brazos―. ¡Necesitamos platos ya!

―Sí. ―asiente―. ¿Dónde están?

Mira al otro mientras hace un gesto de pregunta con las manos.

―No lo sé. ―dice negando con los ojos abiertos y con un gesto preocupado.

―¡¿Cómo qué no sabes?! ―Giorno estaba perdiendo la cabeza. Apenas llevaba tres días ahí y todo estaba siendo un desastre―. ¡Me dijiste que has trabajado aquí durante casi tres años!

―¡Sí, pero-! ―su explicación se ve interrumpida por el sonido de la puerta abriéndose. Por esta se ve como un chico rubio entra de lo más tranquilo. Ambos se miran y luego corren hacia él.

―¡Miki! ―dice el otro tomándolo de los brazos como lo hizo anteriormente con Giorno―. Necesitamos tu ayuda urgentemente.

―¿Qué pasa? ―preocupado por la cara que tenía el otro.

―¿Sabes dónde están los platos? ―lo zarandea un poco―. ¡Los necesitamos!

―Y los utensilios también. ―esta vez Giorno completa la oración.

―¿Qué? ¿Cómo qué no sabes dónde están? ―dice confundido, pero caminando hacia dónde él los había visto―. Realmente a veces me llega a preocupar mucho tu capacidad para retener información.

Dice mirándolo y abriendo un cajón, se queda aún más confundido porque al abrirlo lo único que encuentra son algunas tablas de picar de madera.

―¿Qué rayos?

― ¡Exacto! ―dice alterado―. ¡Es lo que quería decir! ¡No lo sé porque remodelaron la cocina y cambiaron todo de lugar!

―¿Y qué tú no estabas? ―le pregunta el otro rubio.

―Si pero... No puse atención. ―dice apenado posando una mano en su nuca―. Y me fui cuando no se dieron cuenta por qué los chicos irían a comer y yo tenía hambre.

Giorno posa una mano en su frente, el otro rueda los ojos.

―Eres un irresponsable de lo peor, no entiendo como es que aún conservas el empleo. ―lo regaña, este solo bajo un poco la cabeza.

Eso terminaría muy mal, está seguro de que ambos tendrían un castigo y eso ni siquiera era su culpa.

Él apenas era nuevo, santo cielo.

―¿Tú tampoco sabes dónde están? ―le pregunta Giorno al recién llegado.

―No, me ausenté unos días. ―dice mientras cierra el cajón―. Pero la última vez que vine, los utensilios estaban aquí.

―Tenemos que encontrar esos platos ¡Ya! ―dice el más escandalizado de todos―. El jefe pidió su comida y tenemos que emplatar, si el chef llega antes de que entreguemos los alimentos nos va a matar.

Le estaba contagiando la paranoia a los dos rubios. Pero Giorno se tranquiliza y trata de tranquilizarlos a ellos también.

―Ok chicos, escuchen. ―dice moviendo sus manos para calmarlos (o calmarlo)―. Estamos perdiendo el tiempo alterándonos, así que haremos esto, buscaremos en cada rincón de la cocina, en todos los gabinetes, en alguno tienen que estar.

Y todo sería más fácil si esa cocina no fuera malditamente grande.

―¡Si, buena idea Giorno!

―Vamos. ―responde el otro rubio.

Pero antes de que los tres se dispersen, escuchan como el horno de la cocina hace el típico sonido que avisa cuando la preparación ya está lista. Los tres se quedan mirando el horno, luego se miran entre ellos. Entonces el exaltado habla.

―Chicos, la comida ya está lista. ―le dice a ambos―. Tenemos que sacarla.

―Ok si, ¿Dónde están los guantes? ―dice Giorno moviendo la cabeza desesperadamente buscándolos.

―¡No hay tiempo para eso! ―camina hacia el horno―. Ese rollo de carne tiene que salir a las 5:45. No a las 5:44, no a las 5:46 o 5:46 con cuarenta segundos. Tiene que ser en el tiempo perfecto.

Decía mientras apuntaba al horno y miraba a los dos rubios.

―¡¿Entonces qué vas a hacer?! ―dice Giorno.

―No tengo otra opción. ―entonces, con una mirada llena de valentía, abre rápidamente el horno y agarra sin más el recipiente donde el rollo se encontraba.

―AHHH, AHHH, ¡¡AAHHHH!! ―y no hacía otra cosa más que gritar mientras se movía de un lugar a otro sin soltar la charola.

―¡Giorno ayuda! ―decía desesperado.

―¡Ponlo ahí en la mesa! ―corre hacia él.

Todas las mesas se encontraban ocupadas por diferentes tipos de alimentos, algunos en platos hondos de acero, otros aún en bolsas plásticas transparentes.

Platos con diferentes comidas, todas hechas previamente por el chef de Passione antes de que este se fuera (a quién sabe donde).

Y todo estaba siendo un desastre, ya que solo estaban ellos tres en la cocina. Una cocina en la cual trabajaban más de nueve personas (más de once si contaban al chef y a él), pero tal parece que ese día todos optaron por desaparecer porque no había nadie.

Si, que buen día para dejar al idiota, al nuevo y al ausente.

―¡Quita los guantes! ¡Quita los guantes! ―Giorno corre rápidamente hacia el lugar a donde este le decía. Los quita y el otro deja el rollo en la mesa.

Entonces este solo sentía que se desmayaría del dolor. No era muy fuerte soportándolo. Se desliza por la mesa hasta quedar sentado en el suelo, y entonces solo escucha voces llamándolo.

―¡OKUYASU! ―grita Giorno.

Y yo sé que ustedes se estarán preguntando, ¿Qué demonios acaba de pasar?

Sé que necesitan un contexto, yo se los daré.

Pero para eso, volvamos al principio.

 

 

༄ Nápoles, Italia. Panificio Tenero E Croccante.

03:12 PM

 

―Muchas gracias, señora Donati. ―dice Giorno mientras se encontraba al otro lado del mostrador.

Estaba despidiéndose de su ahora ex jefa mientras esta le entregaba un sobre amarillo con su paga. Ese día había presentado su respectiva renuncia, pero aun así quiso completar el turno que le correspondía.

Eso después de que Bucciarati le llamara diciendo que efectivamente había sido contratado. Este no pudo evitar sentir felicidad y tranquilidad. También le había dicho que debía presentarse al siguiente día a la seis de la tarde, sin duda debía ser puntual. Le contó que estaría por lo menos un mes a prueba, sería trabajador de planta.

Debía de esforzarse para poder lograr conservar el puesto y claro, ser ascendido con el tiempo.

―No tienes por qué agradecerme, muchacho. ―le dice su ex jefa restándole importancia―. A decir verdad es una verdadera lástima que tengas que irte, pero yo entiendo tus razones.

―Realmente lamento irme así tan de repente de un día para otro. Pero me surgieron cosas y tengo que dejar este trabajo. ―Dice apenado, la verdad es que era que le gustaba trabajar ahí, todo era tan tranquilo. Como trabajar entre flores, arcoíris y muchos pastelillos.

―No te preocupes muchacho, yo entiendo. ―dice sonriéndole dulcemente―. Y espero que puedas resolver lo que sea que te esté provocando conflictos cariño.

―Claro que sí, muchas gracias. ―camina hacia la entrada―. Cuídese.

―Tú también joven Giorno.

Sale del lugar para encaminarse al departamento (esta vez no hay nombre creativo). Pensaba en varias cosas y sobre todo, en su tío. ¿Debía decirle? No cree que lo regañe (tal vez sí) pero si siente que algún reprenda le dará.

No sabía muy bien cómo se tomaría el asunto, a pesar de que este le mostró su total confianza para liberarse, no sabe qué esperar. Su tío podía llegar a ser una caja de sorpresas si se lo proponía. Debía pensar un plan para que él no se diera cuenta, porque podrá ser distraído algunas veces, pero no era estúpido, y sabe que en cualquier momento se daría cuenta de que ya no está trabajando en el mismo lugar.

Por ahora, solo se le ocurre decirle que su turno ha cambiado y ahora tiene la jornada vespertina con otro compañero, solo que él entraría mucho más tarde porque se supone que ese turno comenzaba a las tres, justo cuando el que era suyo terminaba.

Si, eso suena bien. Tenía que hacer que todo cuadrara y tuviera sentido.

Para su suerte, tenía un horario en el cual podía pasar desapercibido, su tío se iba después de las seis, él se iría antes de eso y así no habría ningún problema. Solo espera que Diego no se dé cuenta de esos pequeños detalles. Y ahora que lo piensa, tendrá que pasar a comprar postres a la misma panadería si quería seguir con esa farsa.

Cielos, ahora tenía un gasto más encima.

Y hablando de empleos, algo con lo que aún sigue intrigado es que su tío sigue sin decirle en donde está laborando. Siempre que el rubio preguntaba, este lo evadía o decía lo mismo "Giorno, no te voy a mentir" Bah, qué estupidez, ¿Qué se supone que eso significa?

Seguramente su tío traficaba drogas, estaba metido en algo muy ilegal o inmoral, eso respondería al porqué tiene tanto dinero y tiempo libre. Así como salidas muy sospechosas.

Aún ideando todo eso en su cabeza, siente que hace mal al ocultarlo. No debería, pensándolo bien ¿Qué es lo peor qué podría pasar? Absolutamente nada, entonces el rubio cree que es mejor optar por contárselo, que le diga lo que tenga que decirle, total ya estaba hecho.

Llega a casa y deja sus cosas en la entrada.

―¡Tío! ¡He llegado! ―se prometió que de ahora en adelante llamaría a su tío antes que nada, no quería otro mal recuerdo en su memoria. Ve como este se asomaba de la cocina mirando hacia la entrada donde él estaba.

―¡Hey Giorno! Llegas justo a tiempo. ―le hace señas para que entre a donde él está―. La comida está a punto de estar, ven siéntate.

Este camina hacia la cocina y ya estando adentro, sus fosas nasales detectan el delicioso olor de la comida recién hecha.

Se dispone a poner la mesa y Diego a servir en los platos. Ya teniendo todo listo se sientan a comer mientras charlan un poco.

 

༄ 05:13 PM

Después de terminar y de que ambos hayan limpiado lo que ensuciaron, Giorno decide hablar, ya en poco tiempo tenía que irse.

―Tío. ―este voltea a verlo con atención―. Sucede que... Me cambiaron de turno.

Eso no se supone que es lo que debía decir, maldita sea.

―¿Qué? ¿Por qué?

―Bueno, si te soy sincero, justo ahora ya casi no recuerdo las razones. ―se rasca la parte trasera de la cabeza―. En realidad fue algo imprevisto y al parecer ahora me toca trabajar en la jornada de la tarde.

―¿En serio? ―Giorno asiente―. Qué putada ¿No?

―Si, la verdad es que no es de mi agrado, pero no pude negarme.

―¿No crees que ese turno es más pesado que el que tenías anteriormente?

―Tiene sus desventajas, a decir verdad un poco, y saldría tarde, en la noche.

―Bueno, si no te gusta ¿Por qué no buscas otro empleo?

―¿Otro?

―Si, aunque claro, también sería bueno que te quedaras, debes de adaptarte a todo tipo de horarios. Pero si sientes que es mucho para ti, no creo que haya problema con que busques otro.

Giorno lo mira con sigilo. Estaba yendo bastante bien, y estaba teniendo la oportunidad para (tal vez después) contarle ahora sí sobre su nuevo empleo. Ahora tenía que idear otra excusa para que lo que hizo encajara bien con lo que le acaba de decir.

―Tienes razón, de hecho me parece buena idea. ―asiente dándole la razón―. Pero por ahora me quedaré con este, en lo que encuentro otro que me agrade.

O más bien, ya lo había encontrado.

―Claro. ―muestra una sonrisa comprensiva―. Bueno, ¿Ya te vas?

―Si, de hecho, tengo que correr porque se me está haciendo tarde. ―y no mentía, había mirado su reloj de muñeca y este marcaba más de las cinco.

Passione le quedaba como a quince minutos si es que se iba caminando, y como era así, tenía que darse prisa.

―Está bien, pero ¡Oye! ―lo detiene―. ¿Entonces a qué hora saldrás del trabajo?

―Eh, a las diez. ―honestamente, no tenía ni idea, no le han explicado muy bien cómo es que estarán funcionando las cosas. Espera que se lo digan al llegar―. ¿A esa hora tú ya no estarás verdad?

―No, entro mucho más antes que eso.

―Entonces cuando yo llegue ya no estarás.

―Supongo. Bueno, ya no te quito más tu tiempo. ―se levanta―. Solo recuerda llevar todo lo necesario y, cuídate mucho. Regresa con cuidado al departamento.

Giorno asiente y muestra una pequeña sonrisa. Diego revuelve un poco su cabello y lo despide en la puerta. El rubio sale, cuando ya se encuentra caminando por la acera, suelta suspiro.

Ese iba a ser su primer día.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Chapter 8: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO 007 ꒱

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ Experiencias y ascensos ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

Al fin, al fin habían pasado las cuatro malditas semanas que tenía que cumplir como prueba y capacitación.

Decir que fue pan comido y que todo había sido fácil sería una total y absoluta mentira. Se sentía tan cansado, le dolían constantemente las piernas y los brazos.

Lo primero fue que al llegar se dirigió directamente a la oficina de Doppio en donde este le dio un pequeño gafete con su nombre, para poder identificarlo y que pudieran dejarlo entrar al establecimiento.

Lo segundo fue haber conocido al Chef Tonio Trussardi, conocido en el club solo como Tony.

Era uno de los mejores chefs de toda Italia, y claramente Passione lo iba a querer de su lado. Le ofrecieron magníficos acuerdos y jugosos contratos, aun cuando el club estaba siendo de los más nuevos en el mercado.

Lo único que el chef Trussardi quería era tener su propio restaurante, tal parece que logró quedar en un acuerdo con el Jefe de Passione, en el cual este podría facilitarle las cosas a cambio de laborar en este mismo por un lapso de tiempo, así que ahora estaba ahí para entrenar y enseñar a los cocineros más jóvenes el buen sabor y sazón de la comida italiana.

Elevando así también la reputación del lugar y de Trussardi en el mundo de la cocina. Era un "acuerdo" que beneficiaba a ambas partes.

Todo esto contado por Okuyasu en varios de sus descansos, poniéndolo al corriente con cosas que él creía, Giorno debía saber.

Y él solo escuchaba atento, asintiendo y haciendo más preguntas.

Lo tercero era que, el rubio había estado siendo el mandadero, el chef lo tenía de aquí para allá. Okuyasu y él eran los encargados de ir a buscar y comprar alimentos cuando estos se terminaban de imprevisto, por lo que tenían que hacer pequeñas carreras a las tiendas y supermercados más cercanos.

Nunca había corrido tanto en su vida.

También perdió la cuenta de cuantos platos, vasos, cucharas y utensilios lavó en ese lapso de tiempo. Nunca se acababan, y hasta había algunos que en su maldita vida había visto, pero estaban ahí, esperando a ser lavados. No se terminaban, y cuando sentía que al fin había acabado con todos y estaba a punto de quitarse los guantes, llegaban los demás cocineros con más putos trastes.

Lo odio, no saben como odio esa parte.

Y por último, y lo que más le llegó a impacientar, es que nunca, en el maldito mes que estuvo ahí, pudo ver tan siquiera un poco de lo que era el club en sí. Siempre era de la puerta trasera a la cocina y de la cocina a la puerta trasera, nunca algo más.

Pasando la puerta trasera había solo un pequeño pasillo que daba a tres direcciones.

La cocina, que estaba a la izquierda. Tenía las dos típicas puertas que ponían para las cocinas en la cual las ventanas era redonda. Era grande, muy grande, pero llena de muchas máquinas y gabinetes, mesas en medio y una gran (gran) estufa.

Las oficinas, por las cuales llegabas bajando las escaleras. Eran grandes y pertenecían al jefe, Doppio y los demás gerentes que justo ahora no recuerda (más adelante lo recordará).

Y finalmente el lado derecho, el cual era una entrada que tenía una cortina que más bien eran bolas de cristal doradas simulando una cortina, las cuales daban directo con el bar y por ende al club en sí.

Tan solo escuchaba el alboroto, los gritos y la música resonando por todo el lugar, llegando hasta la cocina pero en menor volumen. Veía como los meseros de cocina entraban y salían con charolas llenas de platos con comida que el club ofrecía a sus clientes.

Llegó una ocasión en la que él tuvo que servir algunas comidas, ¿Qué si tenía idea de lo que hacía? Por supuesto que no, pero gracias a sus compañeros, los cuales le explicaron a la velocidad de la luz y con su rápido aprendizaje logró servir comidas decentes.

Era un ambiente de trabajo agradable si le permiten decir, aun si conoció a todos y cada uno de los trabajadores de cocina solamente logró entablar una "amistad" (si se le podría decir así) con únicamente algunos (no obstante, todos le dieron una buena bienvenida).

Como por ejemplo Okuyasu Nijimura, The hand men (increíble nombre, de verdad).

El cual llegó a Nápoles hace casi cuatro años debido a nada más que un momento de rebeldía e insensatez junto con su mejor amigo. El otro había dicho que se iba precisamente a Italia dándole sus razones, Okuyasu para no sentirse solo y por querer conocer otro país, tomó sus cosas, le dijo que se apuntaba y lo siguió en ese idiota y arriesgado plan, ambos con tan solo dieciocho años.

Se las vieron duras al principio, pero con el gran esfuerzo que ambos pusieron, consiguieron juntar dinero para adquirir un hogar propio, el cual se convirtió en suyo poco después, ya que su mejor amigo se fue dejándolo ahí solo.

No se molestó con él, vamos, nunca lo haría. Además de que este ya le había dicho el porqué estaba ahí en Italia, y aun así Okuyasu aceptó, por lo que no le sorprendió cuando el otro comenzó a llevarse poco a poco sus cosas.

Si se lo preguntan, lo había dejado para irse a vivir con su novio.

De igual manera, entabló amistades con otros dos rubios.

Mikitaka Hazekura y Toyohiro Kanedaichi, Mikki y Daichi, de los cuales no sabe mucho.

Solo sabe que Mikitaka vive solo con su gato y Toyohiro con su abuela, la cual cuida y mantiene.

Ambos le parecían muy lindos a decir verdad, el primero tenía el cabello mucho más largo que él, usualmente recogiéndolo en trenzas. Portaba un piercing en la nariz el cual conectaba con su oreja con una cadena delgada de oro, era extravagante, pero lucía muy bien en él.

El otro le recordaba a un elfo carismático. Tenía el cabello rojizo y unos ojos azules como piedras preciosas. Siempre llevando su boina antes y después de terminar el trabajo.

También conoció a dos chicos de lo más adorables y divertidos.

Pesci, el inocente y tranquilo Dolce Picco, tenía un inusual cabello verde como una lechuga y era más alto que él.

Carne, el silencioso B. I. G., el cual tenía la parte superior de su cabello color rosa, se veía bien, era el más bajo de todos.

Ambos solo eran un año mayor que él. Todos muy amables y en una convivencia realmente pacífica (nada que ver con los que estaba a punto de conocer).

 

 

 Nápoles,  Italia. Passione.   

06:13 PM

 

Giorno se encontraba lavando unos moldes que anteriormente el chef había ocupado para hacer unos cupcakes solo porque Okuyasu dijo que quería unos.

¿Acaso eso es normal en los trabajos? ¿Se podían pedir cosas así? Se le hace raro, pero no tiene mucha experiencia en cuanto a empleos, se trata así que no le da más vueltas al asunto y solo se dedica a hacer lo que se le pide.

Antes de que pudiera terminar lavar todos, alguien lo llama.

―¡Oye! Rubio como el sol―. Giorno voltea inmediatamente al escuchar eso, sabe que se trata de él. Es Toyohiro quien le habla.

―Dime.

―El jefe Doppio te llama―entra a la cocina señalando la entrada―. Quiere que vayas a su oficina ahora mismo.

―Si, está bien. ―se quita los guantes rápidamente, así como también su delantal negro y se arregla un poco el cabello.

―¿Y ahora qué hiciste que tienes que ir a la oficina del señor Vinegar, Giorno? ―le pregunta Okuyasu curioso e intrigado.

―Nada de lo que tú me hayas dicho que no hiciera―le responde el rubio.

―Entonces seguramente es su culpa que tengas que ir. ―comenta Mikitaka mientras partía una manzana y se llevaba un trozo a la boca. El acusado solo lo mira ofendido.

Giorno tan solo camina para salir de la cocina y dirigirse a las escaleras que lo llevan a las oficinas.

[ ... ]

Se escucha como tocan la puerta.

―¿Quién?

―Vinegar, soy Giorno.

―Adelante. ―escucha como dicen desde adentro, Doppio estaba se mantenía parado cerca de su escritorio escribiendo algo en su celular.

―Buona sera. ―entra lentamente y cierra la puerta.

―Buona sera Giorno, ven siéntate. ―dice mientras apunta la silla que está enfrente y camina hacia su lugar, lanzando el teléfono al escritorio, creando un sonido brusco en el lugar ―. En realidad será rápido, tengo que irme, así que iré al grano.

Giorno asiente.

―Solo quiero felicitarte. ―le sonríe―. Te has desempeñado muy bien en este mes y la verdad me diste resultados muy satisfactorios.

―Muchas gracias.

―Además de que lo lograste aún estando trabajando junto con Nijimura, lo cual se te reconoce. ―bueno si, le complicó un poco las cosas, su pequeña torpeza en algunos aspectos. Pero lo resolvió como todo un campeón.

―El jefe está muy satisfecho contigo. ―el rubio se siente un poco ansioso, feliz y sorprendido. El jefe reconocía su esfuerzo. Se da unas palmaditas en el hombro.

Bien hecho Giorno, eres grande.

―Así que habló conmigo y es un hecho. ―le extiende un papel que previamente había estado buscando entre los tantos papeles que tenía regados en el escritorio.

―¿Qué es esto? ―dice mientras lo recibe e intenta leer un poco para comprender.

―Te estamos aceptando aquí, Giorno. ―busca su bolígrafo, el cual tiene el nombre del pelirosa―. Es el contrato de Passione.

Dice mientras le extiende el bolígrafo, Giorno tan solo lo mira con las cejas levantadas, lo toma, pero se dedica a leerlo todo.

Y después de segundos en silencio en los cuales Doppio se dedicaba a mirar fijamente al rubio, y este a leer meticulosamente el papel.

Sonríe en grande y firma.

―Buena elección muchacho. ―dice el pelirosa recibiendo el papel―. Ahora, toma.

Dice estirando su mano en la cual tiene una cajita negra con detalles dorados. Giorno la recibe confundido.

―Es la insignia de Passione. ―abre la caja y ve un pequeño broche dorado de forma redonda, la cual tiene una P grabada en medio.

La agarra y la mira detenidamente.

―Felicidades, Giorno. Ahora eres un miembro oficial del club Passione.

―Muchas gracias. ―sonríe.

―Bueno, es todo. Espero que sigas trabajando muy bien.

―Claro que sí.

―Ya puedes retirarte.

Asiente levantándose del lugar y saliendo de este. Pasar por eso ya le abrió el apetito. Irá por esos cupcakes de Okuyasu y los robará.

¡Oh! Y también darle la noticia a Bruno. Y con ese pensamiento camina por las escaleras.

 

 

 Nápoles,  Italia. Passione.

Siguiente día, 05:11 PM

 

―Muy bien hecho Giorno. ―dice Bruno con una radiante sonrisa.

Ambos se encontraban a las afueras del club, dirigiéndose a la parte trasera para entrar. Este le había contado lo que había pasado el día anterior y le mostró el broche.

Ahora debía tener una mini capacitación rápida e improvisada sobre cómo ser mesero, ya que, honestamente, no sabía si sus conocimientos sobre este eran correctos y los suficientes para hacer las cosas bien.

Por suerte tenía a Bruno para ayudarle.

El pelinegro ha trabajado como mesero en Passione por casi seis años, sin duda un tiempo bastante largo. El suficiente para ganar la experiencia requerida para ser demasiado bueno en lo que hace, así como también para ganarse la confianza y el respeto por parte de los gerentes y el jefe.

―¿Así que me dices que nunca has visto todo el club, Giorno? ―abre la puerta de metal negra.

―No. ―niega mientras sostiene la correa de su bolsa Gucci de flores rosas―. Nunca fui más allá de la cocina y la oficina de Doppio.

Bruno, aún sosteniendo la puerta, deja pasar al rubio, cuando se adentran la cierra lentamente.

―Bueno, ese día termina hoy. ―lo guía a la cortina que separaba el pasillo de todo lo demás.

Bruno mira a Giorno sonriéndole, entonces hace a un lado las bolas de cristal con su mano y le da a entender al rubio que entre señalando el interior con su cabeza.

Entonces el rubio aprieta más el agarre de la correa, y mirando rápidamente a Bruno, comienza a andar viendo que ha sobrepasado el bar yendo hacia el salón principal.

Entonces se detiene. Y simplemente queda maravillado.

Dando vueltas sobre su mismo eje, es como observa todo detenidamente con la mirada, santísima mierda.

Sinceramente, por fuera, el lugar podría pasar totalmente desapercibido en el día.

Tan solo era un edificio como cualquier otro ubicado en la esquina de la calle, en la Piazza medaglie d'oro (si pasabas cuando el sol estaba en su punto). Con una elegante estructura color café y con un gran letrero en la entrada, casi en medio de la construcción con el nombre del lugar en cursiva.

No obstante, en la noche, este letrero brillaba en su máximo resplandor por las luces doradas que parpadeaban constantemente, y el lugar se convertía en el más llamativo por las luces de colores en la terraza que la decoraban y por las que apuntaban al cielo.

Y por dentro, en realidad era enorme (¡jodidamente enorme!) ¡El edificio abarcaba casi toda la maldita calle!, y si la cocina de por sí era grande, no debía de sorprenderle que el lugar también lo fuera.

Y seguiría admirando el lugar, pero una voz interrumpe su deleite visual.

―¡Ven Giorno! ―voltea a ver a Bruno, el cual se dirigía a casi el fondo del lugar―. Te mostraré los camerinos y tu casillero.

Entonces caminan hasta que entran a una habitación grande en la cual hay cinco espejos cuadrados (grandes) pegados a la pared con focos pequeños al rededor.

Había sillas y a espaldas de estas había estantes de metal con ropa (si es que se le podría decir ropa a esos trozos de tela diminutos) y los cuales desde lejos podían verse debido a que todos brillaban (todo ahí brillaba maldita sea) pudo notar que había maquillaje, peines, productos para el cabello, botellas de cerveza vacías, y otras cosas en los tocadores.

¿Ya había dicho qué el club era grande?

Siguió al pelinegro hasta otra puerta, al abrirla pudo notar que ese cuarto era más sencillo y reducido. En el solo había pequeños casilleros negros con plaquitas doradas de nombres que supuso Giorno, eran los dueños de cada compartimiento.

El suyo era el primero de la cuarta fila, miró a los que tenía a sus lados, pero solo pudo leer el de uno antes de que Bruno lo llamara de nuevo.

Gunslinger.

Qué nombre tan... Interesante.

―Ven Giorno, te hablaré un poco de todo antes de que comience nuestro turno. ―dice mientras sale del cuarto―. Además de que tengo que presentarte al que será tu jefe.

―Si Bucciarati. ―lo sigue hasta llegar al bar en donde Bruno se sienta e invita a Giorno a que haga lo mismo.

En ese momento, todas las luces se encontraban siendo blancas, a excepción del bar, ahí eran amarillas.

―Bien, supongo que tienes que saber lo básico. ―dice pensativo―. Abrimos de siete a dos, pero nosotros entramos una hora y media antes para arreglar, y una hora después para limpiar y cerrar.

Asiente.

―Se supone que todo esto debería decírtelo Doppio y otra persona más, no yo. ―como si eso fuera algo ilógico. ―Pero bueno, abrimos de miércoles a domingo y descansamos lunes y martes, pero eso ya lo sabes.

Asiente.

―Reglas. ―continúa―. Puntualidad siempre, la impuntualidad constante aquí significa que tienes poco interés por el trabajo y es una falta de respeto hacia la gerencia.

Entonces viene a su mente los constantes retrasos de Okuyasu, ¿Sabrá él sobre eso? Pero tan solo asiente, no quiere ser el chismoso tan pronto.

―Debemos de lucir siempre radiantes y atractivos, todos, sin excepción. Nuestras manos y uñas deben estar siempre impecables.

―Entiendo.

―Las mujeres, y también los hombres, podemos utilizar maquillaje. Siempre y cuando vaya acorde con la ocasión, pueden ser no muy llamativos y que, estéticamente, luzcan bien.

Asiente una vez más. Bueno, él no era muy fan del maquillaje.

―Por último. ―toca su meñique. Había enumerado todos los puntos con sus dedos―. Los nombres personales están prohibidos. Por ningún motivo, debes ser llamado o llamar a alguien por su nombre real mientras estés trabajando.

Ahora entiende esos sobrenombres tan artísticos de los demás.

―Todos aquí tenemos un apodo con el cual nos damos a conocer dentro del club, nuevamente, sin excepción. Así que te aconsejaría que vayas pensando el tuyo.

Asiente. ―¿Cuál es el tuyo, Bruno?

―Bueno, afuera soy Bruno Bucciarati. ―Dice mientras se señala a él mismo con ambas manos. ―Pero justo aquí, puedes llamarme Bucci B.

Dice sonriendo, Giorno tan solo asiente, le gusta.

―Y bueno, ¿Qué más podría decirte? ―dice haciendo un gesto de interrogación.

―¿Qué clase de clientes vienen aquí?

―De todo. ―dice asiendo un gesto con las manos―. Pero ya que estamos en una zona donde abundan las personas con un estatus social muy alto, es gente con elevados recursos económicos, son los que normalmente vienen aquí. Desde extranjeros, los mismos residentes de Nápoles hasta artistas y famosos han pisado y visto bailar a nuestros strippers aquí en Passione.

―Oh, vaya.

―Hemos dado lo mejor para elevar el nombre de este club y llevarlo hasta las estrellas.

―No Pesci, tranquilízate. ―Bruno detiene su explicación y voltean a ver el provenir de esa voz. Giorno lo mira, es un hombre rubio, el cual mantenía una cara seria y el ceño fruncido.

Era delgado y muy guapo, tenía consigo un bolso Gucci pequeño y su cabello lo tenía recogido en una pequeña coleta hecha bolita, tenía mechones más cortos por lo que estos se le salían un poco así que los pasaba tras su oreja.

Traía unos lentes de sol redondos y un cigarro sin encender en la mano. El pelinegro al verlo le sonríe, pero este aún no los mira porque estaba hablando por teléfono.

―Pesci, tranquilo. No te vas a morir por haberte comido una hormiga por dios... No, no te va a crecer un hormiguero en la panza.

Bruno lo miraba divertido, pero después mira a Giorno para seguir hablando.

―No Pesci, no creo que sea necesario que te abran el estómago. ―posa una mano en su frente. ― Solo, bebe agua, la hormiga saldrá... Sí, te lo prometo... Sí, sí, te veo al rato.

Entonces cuelga y suspira, ahora si camina hacia ellos y les sonríe (o más bien a Bruno).

―Ciao Bruno. ―dice plantándole un beso en cada mejilla. Entonces posa su mirada en el rubio. ―¿Y tú eres?

Lo mira detenidamente, luego voltea a ver a Bruno en busca de respuestas.

―Él es Giorno Giovanna. ―lo señala―. Es el nuevo mesero, se acaba de unir a nosotros hoy.

Dice con un poco de emoción en su voz.

―Lo supuse, ya que nunca lo había visto. ―se cruza de brazos.

Sigue mirándolo, pero de forma un poco despectiva y analizándolo de pies a cabeza.

Bruno suspira mientras se rasca el cuero cabelludo ¿Por qué de todas las personas tuvo que ser él el primero en llegar?

―Giorno él es-.

―Prosciutto. ―interrumpe a Bruno en su presentación.

―Gusto en conocerte, Prosciutto. ―responde Giorno. Estrecha su mano para después darle un beso en la mejilla izquierda y luego en la derecha.

―¿Qué ha pasado con Pesci? ―pregunta Bruno al haber escuchado la llamada que tuvo.

―Nada, solo se comió un pedazo de pan y tenía una hormiga y Carne lo espantó diciéndole que se iba a morir por eso. ―rueda los ojos―. Y claro, mi pequeño idiota le creyó y me llamó asustado.

―Ah. ―Es lo único que dice.

―Me voy a dejar mis cosas, vuelvo enseguida.

―Claro. ―responde a Bruno. Pero antes de que camine más de cinco pasos, lo detiene―. ¡Pros! ¿Sabes si Capo ya llegó?

―Sí, fui a verlo cuando llegué. Está en su oficina con Pericolo.

―Mejor. ―voltea a ver al rubio―. Así conoces a ambos. Vamos.

 

 

―¿Y como se encuentra tu hermana, querida? ―era Bruno quien habla.

―Muy bien, gracias a las buenas ganancias que hemos conseguido pude contratar a un profesional para que la pueda ayudar en casa, son pequeñas terapias que ella recibirá tres días a la semana. ―dice una chica la cual está sentada en una larga banca que se encontraba en el cuarto de los casilleros.

Bruno estaba enfrente de ella y Prosciutto se encontraba buscando cosas en su casillero y mensajeando en su celular.

―Hola. ―entra Giorno.

―¡Hola Giorno! ―le responde Bruno―. ¿Listo?

Asiente. ―Más o menos.

―Nada de eso. Lo harás bien.

―Eso espero.

―¿Quién es él, Bruno? ―pregunta la chica con la que anteriormente estaba hablando.

―Él es Giorno Giovanna. ―lo mira y después a la chica―. El nuevo mesero.

―Hola, mucho gusto. ―dice estirando su brazo y estrechando su mano con la de la chica.

―Qué tal. ―mantiene un rostro serio, analizándolo―. Soy Sheila.

―Ella trabaja aquí como cajera, se mantiene en recepción. ―comenta Bruno.

La chica asiente y después le lanza una mirada un poco ¿Despectiva? Y sería a Giorno.

¿Por qué siempre lo miran así? ¿Tiene algo de malo? ¿En la cara?

―Bueno compañeros, y compañera. ―mira a Sheila―. El club está a punto de abrir, así que debemos darnos prisa.

Y ante esto, todos asienten y salen de ahí.

Giorno se siente un poco nervioso, pero como siempre.

Sabe que lo  hará  bien.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Chapter 9: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO 008 ꒱

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ PASSIONE ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

┊ Streets • Doja Cat. 

┊ I luv this sh*t • August Alsina ft. Trinidad James. ┊

 ┊After party • Don Toliver. 

 

༄ Nápoles, Italia. Passione.

Mismo día,  09:35 PM

 

Caminando por las calles de la Piazza medaglie d'oro en la noche, un viernes como cualquier otro en Nápoles, Italia.

Los jóvenes (y también adultos) buscan entretenimiento, beber hasta perder el conocimiento (tal vez), relajarse un poco, satisfacer sus necesidades y por supuesto, tener mucha diversión.

Entonces se puede notar a lo lejos un llamativo y lujoso cartel, el edificio alto con luces en el techo, con una fila larga de gente esperando a entrar, con guardias de seguridad enormes en la entrada que sin duda no te dan ganas de meterte con ellos, y con música resonando en el lugar.

Has llegado a tu destino deseado, el que estabas buscando por recomendación, encontrando el lugar para pasar el mejor viernes de tu vida.

El club nocturno, "Passione".

Entonces, tras hacer una fila y tener que esperar al menos veinte minutos para entrar, logras pasar a los enormes pilares con chamarras negras que tienen grabada la palabra "Seguridad" en sus espaldas.

Andromeda, Wham, AC/Black y Santy, son los encargados de decidir si puedes pasar y si no estás tratando de ser una amenaza.

¡No lo eres! No han encontrado ningún problema.

Así que has entrado al lugar.

Lo primero que salta a tu vista, es el pasillo que te guía hacia tu destino.

Este tiene el techo lleno de luces que simulan ser estrellas, sin duda una galaxia digna de admirar.

Las paredes tienen luces lineales neón que cambian de color cada cierto tiempo. Esta vez, son azules.

Al dar unos paso, si miras hacia la derecha, verás una puerta que te llevará a un cuarto de espejos, es como un pequeño laberinto y todo es espejos, el techo, las paredes y el piso. En el techo cuelgan pequeñas luces que cambian de colores constantemente, lo que hacen que el lugar se vea muy hermoso y colorido.

Las selfies en esa habitación nunca deben de faltar en tu visita.

Todo(a)s lo han hecho.

Sal de la habitación, ¡Hay mucho más que ver!

Entonces, siguiendo en el pasillo, cada vez acercándose más, puedes notar que al final de este chocas con pared, en la cual hay un gran letrero amarillo neón con la simple frase "Esperienza d'oro" y a los lados de este hay grandes macetas con plantas.

Sin duda hay que entrar en ese lugar.

Dirígete a la izquierda, hemos llegado a la recepción. La preciosa Shira Boo con un atractivo traje diminuto está esperando para atenderte. Cuando ya has pagado y quedado, te abre la cortina para que pueda entrar.

Entonces ya puedes escuchar claramente la música. "Streets" de Doja Cat, claro que la reconoces.

En ese instante, tus ojos son atacados por los colores. Todo es neón, luces que hacen ver al lugar tan moderno, tan vulgarmente estimulante, tan vivo.

Pero entonces, cuando la música se vuelve lenta, todo es rojo.

Y todo pasa en cámara lenta.

Caminando por entre la gente, puedes sentir como todos los bailarines, todos esos hermosos y candentes strippers posan su mirada en ti, algunos deslizándose lenta y provocativamente por el tubo. Otras siguiéndote con la mirada, pero en conjunto mirándote como depredadores.

Todas (y algunos también) con altos tacones de aguja, diminutas ropas llenas de brillo y lentejuelas, maquillajes perfectos y sonrisas pícaras.

Algunos con billetes metidos entre sus pequeñas ropas y otras con los billetes en sus cinturones especiales, ya que la ropa dejó de formar parte de su baile hace una canción atrás.

Sabes que es lo que quieren de ti.

Pero a decir verdad, todos quieren todo de ellos.

Entonces hacemos más énfasis en el lugar, modernamente lujoso se ve todo.

Hay un escenario alto en forma de cuadrado, casi en medio de todo. Está conectado a otro escenario más pequeño que está casi pegado a la pared por una pequeña pasarela. Hay una gran cortina casi cerca de la pared en donde los bailarines esperan para ser llamado a dar sus espectáculos.

Al rededor del escenario ubicado en medio, hay mesas y sillas coloridas para que la gente disfrute del show y la experiencia sea mucho mejor.

Junto a la pared hay sillones que forman medias lunas y en el centro de estos hay plataformas altas con tubos en medio en donde los y las strippers ofrecen sus bailes a los clientes que se sientan ahí.

En las paredes se encuentran las enormes televisiones en las cuales ponen diversos videos y partidos de fútbol.

También hay plataformas individuales redondas esparcidas por todo el lugar, cada una con un respectivo bailarín o bailarina, esperando a que poses tu mirada en ellos y porque no, lances y pongan billetes en sus cuerpos sin culpa alguna.

En ciertas ocasiones ponen rejillas con luces al rededor de estas simulando así, pequeñas jaulas con sexys creaturas esperando a hipnotizarte con cada movimiento que hacen al compás de la música.

La canción hace terminó hace unos segundos y "I luv this sh*t" se estaba sonaba por el lugar.

A los lados del escenario ya mencionado hay dos escaleras con luces neón en los escalones que te llevan al segundo piso.

En ese piso, hay sillones aterciopelados, compartimientos divididos por paredes, pareciendo así pequeños cuartos.

En estas se llevan a cabo bailes privados que los clientes pagan y solicitan a un costo muy elevado.

Habiendo mucha más intimidad entre estos y los bailarines.

Entre en medio de las escaleras, arriba, se ubica la cabina de sonido en donde los DJ se encuentran reproduciendo las mejores mezclas y remixes que puede haber.

Poniendo así el ambiente.

La música sin duda es pieza clave.

Y sin duda alguna no podrás pasar desapercibido el enorme y elegante bar de Passione.

El cual tiene una larga barra con sillas altas para que los clientes puedan disfrutar de las bebidas que los barmans tienen para ofrecer mientras platican y sienten la música.

Atrás hay repisas (nuevamente con luces de neón) en las cuales descansa la enorme variedad de botellas que se utilizan para preparar las muchas bebidas alcohólicas, todo para ti.

Y finalmente llegamos a la terraza.

Terraza muy grande, en la cual hay una gran alberca en medio de todo y en la esquina un jacuzzi.

Lugar perfecto para una fiesta o para celebrar un cumpleaños.

De un lado hay muchos sillones con mesitas en medio para poder relajarse, si es que no quieres seguir con el tiberio que hay allá abajo.

Tienes la hermosa vista de Nápoles en un viernes por la noche, con música resonando en menor volumen pero aun así siendo percibida.

Del otro lado, hay cuartos equipados con luces de igual forma. Tienen camas, una pequeña mesa y dos sillas, un mini refrigerador y sin duda los espejos no pueden faltar.

Y en la esquina de cada compartimiento hay altas palmeras artificiales con luces de colores en los bordes, al igual que en los cuartos.

Habitaciones esperando a ser usadas por los clientes y un número reducido de strippers, ya que hay algunos que te ofrecen servicios que van más allá de solo un simple baile.

Por todo el lugar hay más de un letrero neón, durante el recorrido se pueden leer algunos con descripciones descaradamente provocativas como,

"Exotic Dancers".

"Adults Only".

"Come here". Junto con una mano que te insista a ir a ese lugar.

"¿Aren't we all? Sinners".

Y otra más que se encontraba apartada en la esquina, haciendo una división de esa zona con todo el establecimiento.

"Bienvenido a la zona libre de esperma".

Algo muy divertido.

―Bienvenido(a) al club nocturno Passione, donde disfrutarás de una experiencia dorada.

¿Deseas quedarte?

 

 

Giorno se encontraba sosteniendo su charola redonda con ambas manos y la pegaba a su cuerpo, se sentía sumamente abrumado.

"After Party" de Don Toliver resuena en todo el lugar mientras las luces se vuelven rojas, luego rosas y después nuevamente cambian al color inicial.

Con suerte puede ver más allá de la anatomía de los cuerpos que se encuentran bailando en las altas plataformas con tubos, las luces solo iluminan lo suficiente y necesario para sentir curiosidad de acercarte a ver más de cerca como bailan.

Giorno solo puede ver como brillan resplandeciente y fulgurantemente con sus trajes y collares gruesos de diamantes que relucen en cada movimiento.

Nunca había estado en un lugar así, y sin duda es mejor de lo que pensó, oh cielos.

Se había enamorado del lugar, a la mierda todo, se quedaría ahí por siempre.

Y sin duda alguna su vista nunca se apartó de los strippers.

Todos luciendo como unos profesionales, como si hubieran nacido para ello.

Para bailar impúdica y candentemente frente a mucha gente.

Aún sintiéndose un poco cohibido, se encamina a la mesa que le toca atender porque ve como en esta se sientan cuatro hombres vestidos de forma muy formal, los cuales fueron guiados por un sonriente y coqueto Bruno.

Suspira, aquí vamos.

 

 

Giorno se encontraba caminando en dirección al club.

La noche anterior había sido maravillosa, a pesar de que estuvo de un lado a otro nuevamente, no se sintió cansado.

Sentía la adrenalina recorrer sus venas y un nerviosismo ansioso (probablemente fue por el hecho de que inhalo tanto humo de cigarro al pasar por las mesas que sintió que él mismo se fumó una cajetilla).

Suspira, por suerte su tío no llegó hasta casi media hora después de él, así que no se dio cuenta de su ausencia.

Al llegar, abre la puerta trasera para entrar.

Esta vez, no pasa al salón principal para ir al camerino porque nota que hay más gente.

Gente que supuso, son los demás trabajadores. Entonces, asomándose por la entrada, los analiza bien.

Sus ojos se posan en dos chicos, ambos rubios y de cabellera larga. Uno está fumando y el otro solo hablando.

Un poco lejos de ellos hay tres más. Dos son rubios y uno tiene cabellera larga, otro castaño claro pero con el cabello llegándole a los hombros y finalmente el tercero dándole la espalda.

Cambia la dirección de su mirada.

Entonces mira a un chico de cabello melocotón que le llega a los hombros recargado en la barra charlando con uno de los barmans, claro que él los recuerda, a todos (bueno, casi todos).

Oh, dios mío, son los strippers.

Los mira bien ¡Qué hermosos y guapos eran!

Todos con cuerpos perfectos, esbeltos, altos, con cintura diminuta a comparación de otros hombres, hermosos rostros y pieles pulcras.

Entonces, en el grupo de tres, el de cabellera más larga ríe escandalosamente, lo que hace a Giorno mirarlos por instinto.

Qué risa tan linda, que musculoso castaño, que bonita espalda, entonces el último voltea y camina hacia el bar.

Oh, vaya, podría jurar que ese tipo es idéntico a su tío Diego.

...

Esperen.

¡¿QUÉ DEMONIOS HACE SU TÍO DIEGO AHÍ!?

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Chapter 10: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO 009 ꒱

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ Muchos escenarios, varias personas y algo no muy bueno ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

¡¿Qué jodidos hacía su tío ahí?!

Mantenía sus ojos bien abiertos mientras veía como su tío charlaba con el barman, posiblemente pidiéndole alguna bebida. Lo único que se le ocurre hacer es salir de ahí, así que se dirige a la salida abriendo la puerta y yendo afuera.

No sabía cómo sentirse. No sabía si sentirse enojado, confundido, preocupado o desorientado (probablemente todas esas juntas).

Voltea a su derecha y ve que Bruno viene, este al notar que lo mira le sonríe. Y Giorno le devolvería la sonrisa, pero ve como esta vez, viene con alguien más.

―¡Buon pomeriggio Gio! ―dice entusiasmado dándole dos besos en ambas mejillas.

―Buon pomeriggio Bruno. ―sonríe levemente.

Entonces desvía su mirada hacia el otro chico. Este tan solo le lanzaba una mirada fría, penetrante y ruda. A pesar del semblante serio y amenazante que el chico mostraba, él no apartó la mirada ni se intimidó.

―¿Y tú eres? ―dice el chico con una voz gruesa y profunda.

Era más alto que ellos dos, tenía músculos, pero aun así no lo hacían ver exageradamente corpulento. Con ojos casi llegando a ser amarillos, hermosamente claros, con delineador definiendo el contorno de estos; unos labios levemente gruesos y condenadamente apetecibles. Sus cejas eran delgadas siendo casi del mismo color que su cabello, estas eran un poco más obscuras.

Tenía el cabello casi blanco sujetado en un desordenado chongo, unos pantalones negros junto con una chaqueta de cuero y abajo una camisa negra.

Bueno, iba todo de negro.

―Giorno Giovanna. ―esta vez si se presenta él mismo.

―Es el nuevo mesero. ―Bruno dice. Este solo murmura un "Mmm" desinteresado.

Bruno mira al chico por unos segundos, al ver que este no tenía ni la más mínima intensión de presentarse, lo hace él mismo.

―Giorno, él es Leone Abbacchio. ―dice medio abrazándolo, posando su mano derecha en el pecho de Leone―. Trabaja como seguridad aquí en Passione.

―Y su novio. ―dice interrumpiendo mientras toma a Bruno de la cintura, su rostro no cambia y se mantiene serio.

El pelinegro tan solo sonríe mientras lo mira en forma de reproche, sabe lo que estaba haciendo y porque.

―Mucho gusto Leone. ―estira su mano―. Espero que nos podamos llevar bien.

―Si, como sea. ―estrecha su mano―. Bruno, iré a ver algo allá adentro.

―Claro, en un momento te alcanzo.

Este asiente mientras besa su frente, abre la puerta y Giorno se hace a un lado. Al pasar cerca de él no evita darle una última mirada.

―Bueno, ¿Qué haces aquí afuera? ―dice Bruno.

―Nada, quería tomar un poco de aire. Acabo de llegar.

―¿En serio? ¿Entonces querías tomar aire aun si acabas de llegar? ―Giorno asiente distraídamente, pero entonces recuerda lo sucedido.

―¡Bruno! ―lo toma de los brazos―. Bruno.

―¡¿Qué?! ―se sorprende―. ¿Qué pasa?

Entonces lo jala para que ambos entren. Al estar adentro hace que ambos se asomen por la entrada donde él estuvo anteriormente.

―Bruno. ―lo mira, el pelinegro estaba detrás de él, pero aun así asomándose solo un poco―. ¿Ves a ese chico de ahí?

Lo señala únicamente estirando el dedo. Bruno intenta seguir la dirección a la cual su dedo está apuntando.

―El que está justo ahí sentado en la barra, el que tiene gorra negra.

―Mmmm. ―trata de ubicar al chico―. ¡Oh! ¿Te refieres a Diego?

Qué ¿¡Qué!?

―Sí. ―Dice confundido, se endereza y hace que Bruno se aparte. Ahora ambos quedan cara a cara.

―¿Acaso él es un cliente habitual aquí? ¿Tiene amistades en este lugar? ¿O cómo lo conoces? ¿Qué hace aquí? ―lo bombardea con preguntas, siempre hay que tener una variedad de posibilidades.

Bruno niega.

― Oh, no cariño. ―formula una pequeña sonrisa―. De hecho, él trabaja aquí.

Y Giorno tan solo se queda en blanco, y lo mira tan confundido como sorprendido. Bruno solamente lo mira moviendo levemente la cabeza porque este se había quedado quieto.

Entonces Giorno niega confundido, Bruno asiente, Giorno niega aún más confundido, y Bruno asiente con más énfasis.

―¿¡Me estás diciendo qué él trabaja aquí!? ―decía exaltado pero sin levantar de más la voz para no ser escuchado por cierto rubio con tendencias reptilianas.

―Si, eso dije. ―asiente―. ¿Por qué esa reacción? ¿Por qué te sorprende tanto?

Entonces se asoma para ver rápidamente a Diego y después devuelve su mirada a Giorno.

―¿Conoces tú a Diego? ―ladea un poco la cabeza.

―¿Qué si lo conozco? ―se pasa la mano por el cabello―. Oh Dios, justo en este momento desearía no hacerlo.

―La verdad no entiendo Gio. ―dice confundido―. ¿De dónde conoces a Diego? ¿Tienes algún problema con él?

―No, nada de eso. ―lo detiene antes de que la situación se malinterprete―. Es solo que-.

―¡Giorno Giovanna! ―este se tensa rápidamente y se asusta. Ambos mueven su cabeza buscando al dueño de la voz.

―Hey Okuyasu. ―dice Bruno al ver al chico acercarse a ellos.

Oh Dios, solo eras tú. Piensa Giorno.

―¡Giorno! ―dice mientras se lanza sobre el rubio, aprisionándolo con sus brazos, rodeando su cintura―. ¡Oh Giorno! Me enteré de la noticia.

Bruno los ve divertido, luego mira hacia todos lados verificando que no venga nadie más.

―¡Cómo pudiste abandonarnos así! ¡Ahora solo soy yo el de los mandados y no es divertido si no tengo acompañante! ―decía mientras restregaba su rostro en el hombro de Giorno―. ¡Creí que teníamos algo especial!

Este solo lo miraba apenado y después rueda los ojos

―Okuyasu ¡Suéltame! ―trata de zafarse―. Además, no los abandoné, ¡Sigo trabajando aquí idiota!

―¡Si, pero ya no es lo mismo!

―¡Si es lo mismo! ¡Y baja la voz, estás siendo un escandaloso!

―De hecho, ambos están siendo escandalosos. ―dice el pelinegro―. ¿Viniste solo a llorarle a Giorno, Okuyasu?

―¡No! ―dice fuerte. Entonces Giorno murmura un "Shhh" haciendo que Okuyasu se encoja, escondiéndose de algo claramente inexistente.

Bruno posa sus manos en su cintura.

―¡Lo siento! ―dice susurrando―. En realidad, Doppio me mandó a buscarte, te necesita en su oficina para-.

Entonces calla, ellos dos lo miran expectantes. Bruno rueda los ojos, probablemente ya se le había olvidado lo que tenía que decir.

―Iré enseguida. ―lo detiene Giorno antes de que a su cabeza comience a salirle humo.

Okuyasu se va aún pensando en qué es lo que debía haber dicho. Giorno suspira y se toca la frente ¿Qué clase de malas coincidencias eran esas? De las peores, sin duda.

―Entonces Giorno. ―dice Bruno―. No me has dicho como es que tú conoces al gran Diego Brando.

¿A qué se refería con gran Diego Brando? Si por grande se refería a su gran afán por ser despistado y a veces inmaduro, pues sí, era enorme.

―Es que. ―suspira―. Ese rubio que ves ahí, es mi tío.

Bruno lo mira con gran sorpresa.

―Oh. ―abre su boca sorprendida formando una pequeña "o".

Exacto, Oh.

―Bueno, él nunca nos habló de ti realmente. ―posa una mano en su mentón―. Aunque claro, tampoco es que sea una obligación contarnos.

El rubio tan solo mira hacia otro lado, suspira y comienza a caminar en dirección a las escaleras.

―Giorno. ―Bruno lo detiene antes de que baje―. ¿Estás bien?

―Sí. ―asiente cruzándose de brazos―. Es solo que estoy algo sorprendido y confundido, además de que no entiendo por qué él nunca me dijo que trabajaba aquí. A decir verdad, nunca me dijo de que trabajaba.

Ahora entendía un poco más el porqué siempre que le preguntaba sobre el tema, este lo evadía o simplemente no le respondía.

―Vivimos juntos y de hecho somos muy unidos, así que no entiendo aún el porqué de ocultármelo.

Realmente no lo entiende, ¿Tenía él algo de malo como para que no se lo quisiera contar? ¿Creía que lo rechazaría o algo por el estilo? ¿Acaso era por lo del piercing?

―No te carcomas tanto la cabeza ahora Gio. Sus razones debió tener. ―lo mira comprensivo―. Tú lo conoces muy bien después de todo.

―Justo ahora, ya no lo sé.

―Nada de eso. ―niega―. No precipites las cosas ni des conclusiones apresuradas. Habla con él, cuando estés más relajado y tranquilo, pídele explicaciones. Estoy seguro de que las tiene.

Y él solo se cruza de brazos mientras mira hacia otro lado. Suspira, tal vez tiene razón.

Después de una despedida, Giorno se dirige a la oficina del peli rosa.

 

 

༄ 05:48 PM

Giorno se encontraba en el baño mientras se echaba agua en el rostro. Al salir de la oficina de Doppio se asomó al bar y al ver que su tío no estaba corrió hacia los baños como si su vida dependiera de eso. Suspira.

Algunos de sus problemas se iban, pero siempre había otros esperando para darle una patada en los huevos. ¿Ahora como va a hacer su trabajo sin que Diego lo vea? Unido a eso, aún le sorprende el cómo nunca lo llegó a ver en el tiempo que estuvo ahí.

Que suerte tiene (sarcasmo).

Se miraba al espejo mientras pensaba en la situación, entonces ve que un pequeño grano en su mejilla quiere aparecer.

Mierda, lo que le faltaba.

―¿Giorno? ―voltea a ver y nota que es Bruno.

―¿Qué pasa?

―Ven, ven. ¡Los barmans han llegado ya! Quiero presentártelos.

―¡Bruno! ―dice un poco (solo un poco) alterado mientras hace su cuerpo hacia atrás, ya que Bruno lo estaba jalando del brazo―. ¡Mi tío está allá afuera! No puedo salir así como así mientras él esté aquí.

―No te preocupes por eso. ―jala su mano―. No está, se fue con los otros muchachos a comprar cigarros.

Este suspira mientras cierra los ojos, bueno, al menos ya no tendrá que estar encerrado más de una hora en el baño.

―Está bien. ―lo guía al bar, en este hay por lo menos ocho hombres que se encuentran limpiando vasos, arreglando cosas, limpiando la barra, juntando bebidas y metiéndolas en los refrigeradores.

―Buona sera! Chicos. ―dice Bruno animado como siempre.

―Buona sera Bucciarati. ―todos le saludan. Pero este decide hablar con el que tiene más cerca.

―N'Doul. ¿Qué tal todo?

―Muy bien Bucciarati. Nos acaba de llegar un cargamento muy completo y estamos muy contentos. ―dice un tipo el cual tiene una bandana color vino, el cabello negro y está sosteniendo un bastón, él solo estaba parado junto a la barra.

Giorno lo mira fijamente y puede notar que tiene las pupilas en un tono casi llegando a blanco.

¿Qué rayos?

―Nos han llegado productos nuevos y alimentos frescos para incluir en las bebidas. Nos sentimos como malditos niños en una dulcería. ―esta vez habla un chico de cabello verde pastel, atado en un chongo alto, era delgado y de ojos turquesas.

―El jefe hizo pedidos especiales solo para ustedes, ¿No es así Mario? ―este solo asiente mientras sonríe triunfante.

―¿Y quién es este chico con complejo de Adonis? ―dice otro joven el cual estaba guardando botellas y demás cosas en un refrigerador que se encontraba en la esquina.

―Él es Giorno Giovanna. ―dice mientras recarga su codo en la barra. ―El nuevo mesero y, futuro stripper, recuerden mis palabras.

―Claro que sí. ―dice el de cabello verde, comenta de forma burlesca, pero a la vez sentía que sí lo decía en serio.

―Giorno, ellos son Mario Zucchero. ―lo señala―. Steely Dan.

Señala al que preguntó por él. Un chico muy guapo. Tenía el cabello hasta los hombros color negro, de piel morena clara y portaba una camisa negra abierta del pecho.

―Y N'Doul. ―Señala al hombre con el que estaba hablando. Este solo inclina levemente la cabeza en forma de saludo.

―Mucho gusto. ―ya se sentía como un maldito disco rayado, ¿Cuántas presentaciones más faltaban?

―Giorno, estás ante N' Geb. ―dice Bruno―. Uno de los mejores barmans que puede haber. Es muy especial.

―¿Y qué es lo que lo hace especial? ―pregunta Giorno.

―Qué es ciego. ―responde Mario, mientras sigue sacando botellas de una caja. El nombrado tan solo formula una sonrisa.

Oh. Bueno, eso sí, podría ser especial. Ahora tiene mucha curiosidad, quiere probar una bebida hecha por el señor N'Doul. Después de eso, Giorno se separa un poco de ellos para suspirar y arreglarse el cabello.

―¿Haruno? ―Giorno detiene sus movimientos y se congela al oír como lo llaman por ese nombre. Y por la voz que acaba de escuchar ya se estaba haciendo una idea de quien podría ser.

Oh no.

―¿V-vanilla Ice? ―mierda, de todas las personas que imaginó que se podría encontrar ahí, él sin duda era una de las últimas.

―¿Haruno? ―esta vez es Bruno quien hace la pregunta, extrañado por el nombre con el cual Vanilla ha llamado al rubio.

―¡Bruno! ―dice sorprendido, se supone que el pelinegro estaba lejos de él

―¿Joven Haruno, se puede saber que hace usted en un lugar como este? ―dice en tono tranquilo, pero aun así interrogándolo con la mirada.

―Vanilla, qué sorpresa verte aquí. ―la verdad sí, era una sorpresa―. No te había visto desde hace mucho tiempo. Desde que, bueno, tú sabes.

―Si, una verdadera pena. ―dice el otro sin cambiar su semblante serio―. Pero no me ha respondido la pregunta.

Ugh, odiaba que fuera tan insistente. Con todo respeto, pero ¿Qué rayos le importaba ahora?

―¿Visita? ―este lo mira más serio, claro que no le creyó. Bruno estaba ahí parado con las manos en su espalda, expectante―. Bien, estoy trabajando aquí.

―¿Cómo dice? ―está confundido y sorprendido, ¿Acaso su padre Dio le permitió estar en un lugar como ese?

―En realidad es una larga historia. ―la respuesta era, no. Se acerca a Vanilla con las manos juntas en forma de súplica―. Pero por favor, no le digas a mi padre.

―Joven Haruno, no creo que sea lo correcto que usted esté aquí. Y por lo que estoy entendiendo, su padre tampoco está enterado ¿Cierto?

―Algo así, pero esto no tiene nada que ver con padre. Además, ya no estoy viviendo con él, así que por favor, solo no le digas nada. Estoy tratando de hacer las cosas por mi cuenta, yo se lo diré cuando esté listo.

Voltea a ver a Bruno.

―Tranquilo Vanilla, tampoco es que sea peligroso trabajar aquí. Él no es un niño, sabe lo que hace y donde está metido. Además, estará bajo mi cuidado si es necesario. ―sinceramente, escuchar eso le tranquilizaba de sobremanera, Bruno era un excelente y responsable joven, además de que era de confianza. Lo mira y el pelinegro asiente dándole la razón a sus propias palabras.

―Está bien joven Haruno. Confiaré en qué sabe lo que hace. ―después de eso, su semblante se relaja y hasta le regala una pequeña sonrisa, Posa una mano en su cabeza y revuelve su cabello―. En ese caso, bienvenido a Passione.

―Muchas gracias Vanilla. ―dice sonriendo agradecido―. ¿Y tú qué haces aquí?

―Trabajo cómo barman tres días, los fines de semana para ser preciso.

―Él también es uno de los mejores. ―dice Bruno―. Y hace una Caipiroska de fresa deliciosa.

―No tengo ningún problema con prepararle algo joven Haruno.

―Muchas gracias Vanilla, pero será después. ―responde mientras sonríe más.

Vanilla solo asiente para posteriormente alejarse de él y de Bruno.

―Por cierto, Vanilla. ―el rubio lo detiene. Este lo mira esperando a que continúe―. Ya no soy Haruno, ahora soy Giorno Giovanna.

―Entiendo. Disculpe usted, joven Giorno. ―sonríe y se va.

―¿Qué fue eso? ―dice Bruno curioso una vez que ve que el mayor está muy alejado de ellos. El rubio deja escapar un suspiro mientras se cruza de brazos.

―Eso fue sumamente extraño para mí.

―¿Por qué? Y también ¿De dónde lo conoces? ―tenía mucha curiosidad. Sí, era muy curioso, no es que sea chismoso.

―Bueno. ―se rasca el cuello―. Sucede que Vanilla fue, uno de los romances de mi padre.

Este lo mira sorprendido.

―La verdad es que hubo un momento en el que se tomó las cosas muy en serio, solía ir a verlo al trabajo e incluso llegó a cuidarnos y llevarnos a la escuela de vez en cuando a mis hermanos y a mí cuando éramos pequeños.

Bruno asiente.

―Él había sido una de las relaciones más duraderas, hasta yo llegué a pensar que él era el definitivo, pero entonces, como con todas las conquistas que mi padre tuvo, no funcionó y entonces no supe más de él. Hasta ahora. ―levanta ambas cejas.

―¿Me estás diciendo que acabas de reencontrarte con el que pudo haber sido tu segundo padre?

―¿Sí?

―Vaya, tu vida sí que es una novela.

―Sí, deberían escribir una historia basándose en ella ―dice de manera levemente sarcástica, pero con un tono serio.

―Yo la leería. ―dice Bruno.

Entonces ambos se encaminan para ir por sus charolas.

―Así que, ¿Haruno? ―dice Bruno divertido mientras entran a la cocina.

―Uh si, ese era mi antiguo nombre.

―Uh sí. ―repite lo dicho por el otro―. ¿Por qué no me habías dicho? Es un muy bonito nombre.

―Perdón, posiblemente habré olvidado mencionarlo. ―Bruno niega y entonces tan ríe.

 

 

―Pero mira que tenemos aquí. ―un chico con un aura intimidante e inquietante, estaba recargado en el escritorio mientras el pelirosa estaba en su respectiva silla.

―Es lo que el jefe ha conseguido. ―dice el peli rosa levantándose del asiento.

El otro se endereza también, en sus manos se encontraban una fotografía, en el escritorio había más, pero este tomó una en específico porque la persona que aparecía en esta le había llamado la atención.

―Y nunca decepcionando, como siempre. ―sigue mirando la foto para luego pasarse la lengua por los labios, lentamente―. Y cómo siempre, me gustaría darles una visita.

Esto lo dice de forma perversa y con un rostro emocionado.

―Ya basta con eso, solo causas problemas. ―lo mira molesto―. Y sueles complicar las cosas. No sé como el jefe no te saca la mierda aún.

―¿A ti en qué aspecto te afecta? ―dice burlonamente―. El club está en perfecto estado, aquí no he hecho nada.

―Y no lo harás. ―habla firme―. No me interesa lo que hagas, pero aleja esas mierdas de aquí.

―¿Yo no puedo, pero el jefe si? ―dice con fingida tristeza.

―Él es el jefe, tú no eres nadie más que un barman aquí.

―Tranquilízate, Sweety. ―dice de forma atrevida e intimidante mientras toma suavemente el mentón del otro, haciendo que se miren fijamente.

Entonces este aparta su mano bruscamente mientras retrocede y se encamina a su escritorio.

―Ya lárgate, tienes trabajo que hacer. ―dice mientras toma su celular―. Y llévate a tu perra contigo.

Esto lo dice de forma un poco ruda y despectiva mientras le lanzaba una mirada a la tercera persona que estuvo ahí desde el principio, pero esta se mantenía en silencio y parado de forma tímida, sin mirar a ninguno porque su vista nunca se apartó del suelo.

El otro voltea a verlo y sonríe, entonces asiente mientras lo toma del brazo, saliendo ambos del lugar. El peli rosa se sienta de golpe en su silla mientras suspira sobándose la frente.

Ese tipo no era más que escoria, siempre poniéndolo de nervios. Si el jefe no hacía nada, él mismo haría algo. Podría fácilmente remplazarlo con otro idiota.

Qué se joda ese pedazo de mierda.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Chapter 11: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO 010 ꒱

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text



˗ˏˋ ❝ WandaVision, nuevos amigos y Giogio ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

┊Music sounds better with you • Stardust ┊

Starboy • The Weeknd, Daft Punk 

 

 Nápoles, Italia. Diegomentosaurio.

Domingo,  03:29 PM

Giorno se encontraba en la cocina preparando espaguetis en salsa Alfredo con pollo, Diego y él comerían antes de irse a sus respectivos trabajos.

Ambos por separado, pero a fin de cuentas, llegando al mismo lugar (pero en este caso, solo uno de ellos lo sabía). Decidió que lo dejaría pasar por ahora, no quería hacer grande el asunto.

Que su tío se lo dijera cuando quisiera (o cuando ambos choquen por accidente en el club para luego apuntarse el uno al otro mientras gritan sus nombres).

―¡Gogo! ―le dice el rubio a Diego, el cual estaba en la sala atento viendo WandaVision, se mantenía pensante y embobado, sacándose teorías hasta del culo―. La comida ya está lista, ven a comer.

―¡Voy Gio!

Y ambos se sientan, comiendo y teniendo una conversación sobre la serie, plantas y la compra que deben hacer. Cuando terminan, se pasa el tiempo rápido, ya que ambos se habían sentado en la sala a ver la serie.

Giorno no era de ver mucha televisión, pero debe admitir que le atrapó la serie y ahora él también se mantenía pensativo acerca de que es lo que pasaría en los capítulos futuros.

Mira su celular, eran las 4:24. Era hora de irse, esta vez se va más temprano porque Bucciarati le dijo que si era posible que llegara antes de lo normal que lo hiciera.

Y bueno, quién era él para desobedecer a Bruno.

Tras despedirse de su tío, camina tranquilamente por la acera viendo los puestos y los carros pasar.

Bruno le dijo que ese día iba a conocer más gente y honestamente, se sentía abrumado. Ha estado conociendo más personas en los últimos meses que en toda su vida.

No diría que le desagrada, pero tampoco era algo que él hubiera imaginado. Su círculo social se veía demasiado reducido y justo ahora crece y crecerá como una enorme burbuja. Aunque justo ahora todo era gracias a Bruno.

Y sin duda, siempre tendrá a terceros dándole un pequeño empujoncito.

Llega y abre la puerta trasera entrando por esta. Esta vez hay algo diferente, hay música. Cosa poco habitual, ya que la música la comienzan a reproducir cuando el club se está abriendo.

Entra por la puerta que da al salón principal y ve a unos chicos sentados en una de las mesas que se ponen alrededor del escenario y entre ellos está Bruno.

―¡Hey Gio! ―dice Bruno levantando su mano en forma de saludo, el pelinegro estaba tomando algún tipo de bebida verde.

―Buona sera Bruno. ―Dice, ahora mira a los demás. Estos tenían sus ojos en él. ―Buenas tardes.

Dice formulando una pequeña sonrisa. Entonces el chico que estaba sentado cerca de él se levanta y se para enfrente.

―Así que tú eres Giorno Giovanna. ―habla de forma coqueta, este solo asiente.

―Mucho gusto... ―las palabras quedan en el aire porque aún no sabe su nombre, pero lo recuerda, es el chico de cabello rosa melocotón que estaba en la barra cuando vio a su tío.

Tenía el cabello levemente liso y con un partido de lado, utilizaba una diadema Gucci café con el característico patrón de la marca. Llevaba un crop top de manga larga y un pantalón (ambos negros con patrones de círculos rosas) ceñidos a su cuerpo, lo que hacían resaltar lo delgado que era y sus coquetas curvas.

―Melone. ―sonriente, toca su rubia trenza y la acaricia sutilmente―. Mierda Bruno, tenías razón, este chico es precioso.

―¿Verdad? ―dice mientras toma su bebida.

―Oye, aún es muy temprano para que estés de calentón, Melocotón con piernas. ―dice un castaño que estaba sentado junto a Melone. Tenía el cabello largo, recogido en una coleta baja que le llegaba más abajo del hombro y con un par de mechones sueltos.

¿Acaso tener el cabello largo ahí era un requisito?

―¿Qué? ¿Tienes envidia? ―dice mientras voltea a ver al chico.

―Ya quisieras, yo no le tengo envidia a cosas corrientes. ―Melone rueda los ojos y devuelve su mirada a Giorno.

―Ya déjalo Mel. ―esta vez es Bruno quien interviene―. Ven Giorno, siéntate aquí.

―Yo no estaba haciendo nada. ―se sienta nuevamente en su lugar.

Giorno camina y se sienta en el lugar vacío que había ahí, a su izquierda estaba Bruno y a su derecha el castaño. Melone estaba sentado enfrente de él.

―Hey, soy Illuso. Un gusto. ―se presenta el chico castaño.

―Mucho gusto Illuso. ―dice sonriendo.

―Giorno. ―habla Bruno, este voltea a ver al pelinegro―. Quería que conocieras a los demás, sé que aún no has interactuado con todos y entiendo que puede ser un poco complicado para ti entablar amistades. Pero créeme que conocer gente es maravilloso.

―Y sería genial que hablaras con gente de diferentes signos zodiacales y así conocer de todos. ―comenta Melone recargando su barbilla en sus manos―. ¿No?

Illuso y Bruno lo miran, luego el pelinegro prosigue.

―Te sentirás más relajado y ya no pensarás tanto en ti como el nuevo. Además, recuerda que es lo que quieres hacer aquí, así que deberías llevarte bien con todos. ―Toca su hombro y le sonríe―. ¿Quieres alguna bebida? Puedo decirle a Leone que te prepare algo.

―¿Leone haciéndole algo a otra persona que no seas tú? ―dice Melone casi burlándose―. Yo quiero ver eso.

Leone se encontraba en el baño en esos momentos. Illuso se levanta para ir al bar por una cerveza.

―En realidad así estoy bien. ―con el primer encuentro que tuvo con la pareja de Bruno no le dejó un buen sabor de boca. Este asiente y entonces Giorno mueve su cabeza al compás de la música.

―Bruno, ¿Sabes de qué me enteré? ―dice Melone mientras se acerca más a este.

―¿De qué? ―insiste, no es chismoso, solo quería saber qué es lo que este tenía para decirle.

―El Jefe estuvo aquí ayer. ―dice mirando a todos lados y regresando su mirada a ellos.

Illuso regresa a sentarse, trae consigo una botella de cerveza y otra de agua. Le entrega el agua a Giorno, este solo le sonríe y formula un grazie.

No la pidió y aun así se la dieron, tal vez creyó que sentía un poco de pena pedir algo. Bueno, si tenía sed. Abre la botella y bebe de esta.

―¿En serio? ―dice con un leve gesto sorprendido―. Espero que ayer hayamos dado nuestro mayor esfuerzo.

―¿Yo? Claro que si, ¿Illuso? Quien sabe. ―este solo lo fulmina con la mirada mientras bebe de la botella.

―Hablando de eso. ―Giorno entra en la plática―. La verdad no sabía si debía sacar el tema, pero, ya que lo mencionas, quisiera preguntar ¿Acaso Doppio no es el jefe?

Era su duda, puesto que a pesar de que Doppio hacía mención de este, nunca lo llegó a ver.

―Oh, no. ―dice Melone―. Doppio es como el sub jefe y asistente de Passione, el jefe es alguien desconocido para todos nosotros. Nunca lo hemos visto ni hemos tenido contacto directo con él, todo es a través de Doppio. En realidad creo que los únicos que lo conocen son ese pelirosa y los gerentes ¿No?

Mira a ambos, ellos asienten.

¿Qué clase de lugar era ese que ni siquiera el jefe daba la cara?

―Es un poco intrigante a decir verdad. ―dice Bruno―. El no saber quién es nos deja intranquilos, ya que él podría ser cualquiera y estar aquí en todo momento y no lo sabríamos.

―Incluso podría ser que sea. ―dice Melone de forma misteriosa mientras voltea a ver a Leone, el cual está caminando hacia ellos―. Alguien de nosotros.

―No sabes la cantidad de teorías conspirativas y pláticas que terminan en peleas han tenido sobre eso. ―comenta Bruno divertido.

Leone llega y le da un beso en la frente a Bruno. Este sonríe y le dice que se siente junto a él.

―Buenas tardes, Leone. ―Saluda Giorno.

―Buenas. ―Se sienta entre Melone y el pelinegro, recarga su brazo detrás de Bruno.

―¿Quieres que te traiga alguna bebida corazón? ―esta vez Melone es quien habla. Recarga sus codos en la mesa y su mentón en sus manos, acercándose levemente a Leone. Este solo rueda los ojos.

―Si, de hecho, me apetece una cerveza fría. ―y antes de que termine la oración, Melone ya se encontraba de pie corriendo hacia el refrigerador.

Giorno voltea a ver al pelinegro. Este no muestra molestia alguna, únicamente se dedica a sonreír divertido en dirección a su pareja.

―El punto es que, no lo conocemos. Y no, no es Doppio. ―dice Illuso.

―¿Tan siquiera saben su nombre? ―Giorno pregunta.

Bruno e Illuso asienten y hablan al mismo tiempo. ―Diavolo.

Diavolo.

Ese nombre resuena en su mente, sin duda, un nombre digno de un jefe.

―De hecho no lo sabemos porque el jefe así lo quisiera, sino que fue gracias a otra persona. ―dice Illuso―. Él solo se presenta con sus siglas, "K. D" cuando es necesario. Giorno asiente.

―Y si nadie de ustedes conoce al jefe. ―habla nuevamente―. ¿Cómo están tan seguros de que Doppio no lo es?

Melone llega con la bebida y se la pone en la mesa junto con un portavaso negro con la orilla dorada.

Y en ese momento los tres se le quedan mirando como si hubiera dicho la respuesta a todas las preguntas del universo.

―Melone. ―Illuso dirige su mirada al de cabello melocotón―. Tenemos una teoría nueva.

Este solo asiente. La canción termina y ahora "Starboy" suena.

―¡Ciao Famiglia! ―se escucha una voz fuerte por todo el lugar.

Giorno mira hacia la entrada del bar y ve como entran tres chicos que parecen ser de su misma edad.

―Ya llegaron los alcohólicos necesitados de tres años en rehabilitación. ―dice Melone divertido.

―Nosotros también te queremos Mel. ―Dice un chico que, ese si, no tenía el cabello largo.

Vaya.

Entonces el que llegó haciendo alboroto se acerca a ellos para saludarlos con dos besos en ambas mejillas y a Leone e Illuso con un choque de puños.

―Oh, tenemos gente nueva al parecer. ―dice agarrando una silla y arrastrándola hasta quedar entre en medio de Giorno y Bruno. Traía una mochila negra, así que se la quita poniéndola en sus piernas al momento de sentarse.

―¡Mucho gusto! ―extiende su mano, el rubio la toma. ―Narancia Ghirga.

―Mucho gusto. ―sonríe―. Giorno Giovanna.

Ambos estrechan sus manos mientras se sonríen.

Lo analiza muy bien, tiene unos llamativos ojos púrpuras y un alocado cabello negro pero con las raíces pintadas de un morado obscuro. Este era sostenido por una cinta naranja, lo que hacía que su frente quedara descubierta.

Puede notar que es un poco largo, ya que cubre su nuca. Por lo que vio, el chico es unos centímetros más alto que él y tenía un poco más de musculatura.

Tenía menos de la mitad de las orejas cubiertas por la cinta, pero aun así no pudo evitar notar que tenía una argolla en cada cartílago, en solo una oreja tenía un piercing industrial y en ambos lóbulos pequeños aretes circulares negros.

Y al hablar pudo ver un brillante piercing en su lengua.

―Ese pelón de ahí es Formaggio. ―este solo alza su cabeza en forma de saludo. Tenía el cabello muy corto y de un tono rojizo, al igual que sus cejas, las cuales en una de ellas tenía una pequeña raya―. Y ese precioso hombre que ves ahí es Fugo Pannacotta, mi Panni.

Dice señalando con orgullo a un delgado chico de cabello blanco, ondulado y con un par de mechones obstruyendo la vista de su ojo derecho. Fugo estaba parado de brazos cruzados y con cara seria.

―¿Tuyo? ―dice este.

―¿50/50? ―pregunta tímidamente, el peliblanco niega rodando los ojos.

―¿No se la vas a poner fácil cierto? ―le pregunta Melone a Fugo, niega.

―Si negarme hace que se ponga creativo y al fin haga uso de ese cerebro de nuez que tiene, entonces me seguiré haciendo el difícil.

Narancia comienza a charlar con Bruno, uniendo también a Giorno a la plática. Fugo se había ido a los camerinos. Formaggio se encamina al bar tomando una botella del refrigerador, Leone también se levanta yendo al mismo.

―Honestamente, no entiendo qué esperan para meter a mi hermano a un maldito manicomio. ―escuchan una voz acercándose. Es Prosciutto, quien viene de la mano con otro corpulento hombre más alto que él.

―¡Merda! ―Narancia al escuchar su voz se levanta rápidamente colgando la mochila en sus hombros y casi tirando la silla. Formaggio casi se ahoga con la cerveza y sale del bar también―. ¡Vámonos Formaggio!

Ambos corren refugiándose en los camerinos, cerrando la puerta al mismo tiempo que el rubio entra.

―Hola Pros. ―dice Bruno dulcemente sonriendo. El rubio se suelta de su acompañante y se acerca al pelinegro dándole un beso en cada mejilla.

―Buon pomeriggio, Bubu.

―Hola Ris. ― ahora saluda al chico.

―Buon pomeriggio Bruno. ―dice y se acerca para hacer lo mismo que Prosciutto.

―Ris, quiero presentarte. ―señala al rubio, se levanta―. Él es Giorno, el nuevo mesero.

―Mucho gusto. ―estrecha su mano. Muestra un semblante serio, pero su tono de voz, aunque es grave, suena amable―. Risotto Nero.

―Mucho gusto Risotto. ―sonríe, Risotto solo asiente.

Giorno se siente hipnotizado por este porque nunca había visto unos ojos tan rojos como los suyos.

Tenía el cabello del mismo tono que Leone, solo que este lo tenía corto y llevaba una gorra, utilizaba unos pantalones de mezclilla que si le preguntan le quedaban muy bien, una camisa negra y encima de esta una chaqueta.

―Ya tienes a otro más para cuidar mi amor. ―dice Melone, mirándolo embobado con su mentón apoyado en una mano, Risotto nuevamente asiente sonriendo levemente a Giorno para después encaminarse a los camerinos.

Unos pequeños y traviesos hoyuelos se habían asomado cerca de las esquinas de los labios de Risotto.

¡Santísima mierda! ¡Qué hermosa sonrisa tenía ese hombre!

Se vuelve a sentar, pero sigue sin apartar la mirada de él.

―Hey hey hey, mocoso. ―Prosciutto truena los dedos frente a la cara de Giorno―. Los ojos aquí.

Este sale de su burbuja y mira a Prosciutto avergonzado para después murmurar un 'Scusate'. Prosciutto no estaba del todo enojado, ya que para su molestia, no era la primera vez (y estaba seguro de que no será la última) que alguien miraba con cara de idiota a su novio.

Sí, era SU maldito novio.

Y si ese rubio seguía mirándolo así por mucho tiempo, un jodido brazo roto es lo que se iba a llevar a casa.

―Giorno, él trabaja aquí como seguridad, al igual que Leone. ―comenta Bruno, este asiente atento―. Pero más que a la clientela, está al cuidado de los meseros.

―Si sientes que hay algún peligro cerca de ti o necesitas ayuda física, no dudes en acudir a él. ―comenta Prosciutto mientras se sienta en el lugar que anteriormente ocupó Narancia―. Él es el mejor de todos.

―Deja de alabar a tu hombre por una vez en tu vida. ―dice Illuso fastidiado.

―No lo alabo, solo digo la verdad. ―se cruza de piernas y de brazos. La plática sigue, Prosciutto saca su celular y habla.

―¿Acaso esos bastardos creen que soy estúpido? ―guarda el teléfono luego de haber checado la hora―. Sé que ya llegaron.

―Corrieron como avestruces en cuanto escucharon tu voz. ―dice Melone sacando también su celular.

―Idiotas. ―se levanta―. Mucho que mejor que se hayan ido a los camerinos, así no tienen salida ni lugar a donde escapar.

Entonces entra ahí y Giorno puede escuchar a Narancia formular un '¡Prosciutto!', muy sorprendido y hasta asustado.

Después de diez minutos, Narancia y Formaggio regresan a donde están los demás. Fugo también sale, pero este se dirige a las oficinas. Prosciutto y Risotto se han quedado en los camerinos.

Narancia vuelve al lugar donde estaba, entonces Bruno mira hacia todos lados y después se dirige al de ojos púrpuras.

―Oye Narancia ¿Dónde se ha metido Gun? ―dice por qué no lo vio entrar y este siempre llega con esos dos idiotas―. ¿Llegará más tarde?

Entonces Narancia y Formaggio comparten una mirada cómplice, teniendo una batalla telepática sobre sí debían decirlo. Formaggio recarga su rostro en su mano, ambos se estaban riendo.

Bah, a la mierda. De todos modos, eso le pasó por estúpido.

―Oh Bruno, no sabes lo que pasó. ―dice Narancia entre risas.

―Oh, no, ¿Ahora que hicieron? ―Bruno esperaba lo peor, ahora que estupidez habían hecho esos tres.

―Más bien, que no hicimos. ―Dice Formaggio divertido.

―Ok, ¿Recuerdas que habíamos dicho que iríamos a pasar el rato tranquilamente en una cancha de fútbol que está cerca de aquí? ―comienza a narrar la anécdota Narancia.

Bruno asiente.

―Llegaron otros amigos y entre todos fuimos. ―continúa Formaggio―. Y bueno... Una cosa llevó a la otra y pues, nos embriagamos, todos.

―¿En la cancha? ―pregunta Bruno.

―Sí. ―afirma.

―Y mira, mira. ―dice Narancia sacando su celular del bolsillo de su pantalón y buscando un video. Al encontrarlo se lo enseña a Bruno.

Por lo que el pelinegro ve, se trata del otro chico haciendo de portero, tiene guantes y se mantiene en la portería. Puede escuchar risas mientras todos están jugando torpemente, claro, están ebrios. Después de unos segundos, ve cómo este se estira para detener el balón con su mano derecha y lo desvía, luego vuelve a su postura inicial.

―¿Y eso que tiene que ver con lo que yo pregunté? ―dice Bruno confundido.

―Ah, que el idiota se fracturó la muñeca. ―habla Narancia rápidamente mientras guarda su celular, restándole importancia al dato.

―¿Qué? ―dice el pelinegro aún más confundido y preocupado.

―Se la rompió cuando detuvo el balón, por la fuerza se le dobló, pero estaba tan ebrio que no se dio cuenta hasta horas después, ya que le comenzó a doler mucho. ―Formaggio completa el dato―. Fue al doctor y le dijo que, efectivamente, estaba fracturada.

―¡Pero no te preocupes! ―le dice Narancia a Bruno―. Dice que no es grave y en dos días más estará como nuevo.

Bruno mira a Formaggio y este asiente. Entonces tan solo recarga su frente en una mano negando.

―Honestamente, no sé por qué no sorprende. ―niega―. ¿Cuándo será el día que dejen de lastimarse y de hacer idioteces?

―No lo sé Bruno, pero ese día no será hoy. ―dice Narancia negando.

―¡Oye! ¡Pene frío! ―Melone grita hacia la cabina de música―. ¡Quita tú mierda de música y pon algo mejor!

Entonces por esta se asoma un chico de cabello azul claro y muy rizado, con unos lentes de aumento negros y un rostro molesto.

―¡Cierra la puta boca y vete al demonio Melone! ―le grita desde la cabina―. ¡Estamos probando el audio!

Grita para después mostrarle el dedo corazón, Melone también se lo muestra mientras ríe, como amaba molestarlo.

―¿Pene frío? ―pregunta Giorno para él mismo en voz alta, Narancia voltea a verlo, ya que logra oírlo.

―Su alias es Dik Fredo. ―dice Narancia divertido―. Le cambió letras, pero el significado sigue siendo el mismo.

―Él es uno de los DJ. ―comenta Bruno―. Giacchio.

―Una mierda de Dj. ―dice Melone, por el hecho de que al ver la oportunidad de ofender al otro no dudó en utilizarla. Fugo aparece por la entrada.

―Hey, Giorno. ―dice fuerte para ser escuchado por el rubio―. Doppio te busca.

―Uh, ¿Apenas entrando y ya estás en problemas? ―Narancia lo empuja levemente el hombro de Giorno, juguetón.

Este solo ríe suavemente mientras niega, se levanta y se va.

―No, claro que no. Él no es como ustedes. ―dice Bruno divertido pero a la defensiva.

―¡Hey! Solo me han llamado la atención una vez. ―exclama Narancia ofendido.

―Si, en lo que va de la semana. ―ataca Melone.

―Cállate, señor, "Le ofrezco una mamada si no me sanciona esta semana". ―dice Narancia contraatacado.

―Solo fue una vez. ―rueda los ojos. ―Y no la aceptó, que desperdicio.

―¿Y te dejaron caliente? ―Dice Narancia. ―¿Es por eso que te encontraron restregando el culo al novio de ya sabes quién?

―No, no sé quién. ―se molesta recordando ese momento, ese día se había llevado una para nada grata paliza―. ¿Y acaso ya comenzamos a sacar los trapos al aire? Porque si es así, ambos sabemos quien tiene las de perder, precioso.

Dice Melone provocadoramente, Narancia tan solo levanta sus manos en forma de rendición.

―Sí, sí. ―se rinde, se recarga en el respaldo y suspira. ―Como desearía que Ángel y Brandy estuvieran ya aquí atacándose también.

―¡Sin duda! ―esta vez es Formaggio quien se mete―. Esas perras tienen las mejores peleas verbales que puede haber.

―A mí me encantaría escucharte decirles perras en sus caras. ―comenta Illuso.

Y así es como comienzan a charlar mientras se dirigen a los camerinos para prepararse.

 

 

―Bueno Giorno, te he llamado porque hace unos momentos me llegó tu placa. ―dice buscando entre el desastre que tenía en el escritorio, algún día organizará todo.

Si, algún día.

Entonces al fin encuentra una pequeña cajita negra aterciopelada cuadrada, se la entrega mientras trata de ordenar un poco.

Giorno la abre y puede notar que el interior es color rojo, pero lo que le llama más la atención es la bonita placa negra con bordes dorados que estaba en el interior de esta. La toma para examinarla, se siente levemente pesada.

―Está personalizada con los colores y el nombre que tú decidiste, espero que esté correcto. ―asiente sin dejar de mirarla.

―Si, está correcto.

―Bien, entonces si no hay nada más que agregar, puedes irte. ―le sonríe de forma amable.

―Grazie Doppio, Buona sera.

Sale cerrando la puerta detrás de sí.

Camina por las escaleras, pero se detiene para mirar muy bien el objeto.

Lo alza, brillaba con cada movimiento, eso le encantaba. Mira las letras, que están en una hermosa y elegante cursiva, son color doradas y en la parte superior de en medio tiene una pequeña Catarina negra con dorado.

Y sin duda con su nombre elegido las letras lucían perfectas.

"Giogio"

La guarda y camina para regresar con el resto.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

¿Qué si dejé a mis favs para el siguiente capítulo? Posiblemente.
¿Feliz por la confirmación de SO? ¡Totalmente!

Chapter 12: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO 011 ꒱

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ Nuevas personas in da Club ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

 Nápoles, Italia. Passione.

Miércoles, 06:35PM

 

Todo estaba perfectamente completo ahora para Giorno.

Al fin había conocido a todo el personal que labora en Passione. Todo era tan interesante ahí, sus historias y características, eran chicos maravillosamente atractivos, con personalidades diferentes y un tanto extravagantes, pero la de otros no tanto.

Todo eso pasando un martes por la tarde en el cual todos tenían una reunión, y claro, él tenía que estar ahí.

Él fue de los primeros en llegar, junto con Bruno. Todos los meseros se encontraban en la cocina. Los strippers en el segundo piso, así que el encuentro entre su tío y él nunca sucedió. Por qué si, el haberse enterado de que su tío no solamente trabajaba ahí, sino que este era stripper (y de los mejores) en Passione, fue como un zangoloteo en el cerebro de Giorno.

 

[ ... ]

"Giorno se encontraba colocando la placa en su casillero correspondiente.

Se supone que ellos poseían dos placas. La que ponían en sus casilleros y la otra más pequeña que se situaba en sus pechos, fijadas muy bien a sus diminutas ropas para poder ser identificados por los clientes y demás trabajadores.

Tomándose unos minutos es como comienza a leer el de los demás. E s ahí cuando una llamativa placa color azul turquesa con detalles dorados que se encontraba en el casillero izquierdo al de Giorno le llama la atención.

¿Por qué? Es entre lamentos internos la pregunta qué Giorno se hace constantemente. Su mente ya estaba procesando qué es lo que significaba ese pedazo de metal.

Se calma, con su mano traza los bordes y letras de la placa.

Bruno, ¿Recuerdas que hablamos sobre mi tío y tú dijiste que de hecho él trabajaba aquí? ―ve al pelinegro, este asiente―. ¿Qué hace?

―Es stripper.  ―p or la mierda que si lo era, justo en ese momento se siente verdaderamente estúpido.

―¿En serio? ―dice volviendo a ver la placa.

Es una cosa sensacional Giorno. deja las cosas en su casillero―. ¿Puedes creer que está entre los cinco mejores strippers de Passione y por ende, de toda Italia?

¿Qué? ―dice sorprendido, eso sí, no se lo esperaba. Por otra parte, se sentía abochornado por el hecho de que estaban hablando del mismo Diego.

De su tío Diego, aquel retrasado que ve documentales sobre dinosaurios y que de hecho actúa como uno. Aquel zoquete que lo olvidó junto con Rykiel una vez en la plaza cuando fueron de paseo. Aquel que no sabía que el agua de la pecera se tenía que cambiar cada cierto tiempo. Su tío, el cual una vez cuando tenía a sus tres hermanos y a él bajo su cuidado, Donatello, le pidió permiso para salir a una fiesta en la cual, según este, habría 'sexo, alcohol, drogas y Rock & roll' y Diego únicamente le dijo llévame contigo.

Aquel, aquel, aquel. Y había tantos que no terminaría hoy. S in duda aún había cosas que no conocía de ese hombre.

Luego de unos segundos en silencio, Giorno decide hablar nuevamente.

Bruno, ¿Qué nombre utiliza Diego aquí? ―recuerda la plática en la que él dijo que todos tenían sobrenombres. Y por el amor de todo lo sagrado, que no sea el nombre de la placa que está tocando.

Golden Dio. dice con una sonrisa.

¿Qué reacción tendría padre al enterarse de que su hermano utiliza su nombre como un alias en el mundo del striptease? No lo sabe, pero lo que sí sabe es que no sería buena. Quiere ver como a su padre le da una cólera mortal, aun si eso no tiene nada que ver con las causas. Bueno, espera que cuando eso pase, él esté ahí. Y entonces otra pregunta bombardea la mente de Giorno.

¿Sabrá su padre que es lo que hace el tío Diego para ganarse el pan de cada día? Oh cielo, sin duda Diego es todo un bastardo.

¿Qué pasará con esa familia?

Y entonces Giorno quita su mano lentamente, mientras voltea a ver a Bruno con un rostro serio.

¿Qué pasa?

Nada, solo que a veces creo que a la vida le desagrado. ―se recarga desganado en la pared.

El casillero de su tío estaba junto al de él."

[ ... ]

 

Comenzando por los de seguridad, los cuales conocía en su mayoría, pero esta vez llegó un chico que él no había visto.

Weather Report, un chico albino y tan alto como corpulento con una mirada intimidante y ceño fruncido, pero que sin duda derrite corazones de hombres y mujeres y algo más.

Venía junto con otro chico de su misma estatura, Narciso Anasui. Extremadamente hermoso y muy varonil a pesar de tener ese sedoso y largo cabello ondulado que le llegaba hasta las orejas color azul, con ropa llamativamente sexy. Un top de red negro y encima una chaqueta morada.

Ambos tentadoramente apetecibles por los músculos percibidos por debajo de sus ropas.

El peli azul llamando mucho más su atención, ya que según palabras de Narancia y confirmadas por Bruno, el chico es transexual.

Después llegaron otros dos, uno rubio y otro pelinegro, Sorbet y Gelato. Uno era mesero y el otro uno más de los DJ. El rubio con una linda sonrisa y ambos siendo amables con Giorno.

Un precioso pelirrojo llega minutos después, Kakyoin Noriaki. Con tan solo veinticuatro años, es uno de los meseros de Passione más queridos, Bruno lo adora y ambos saben por qué.

Giorno nunca había sentido tanta envidia de un hombre hasta que vio a Noriaki caminar con tanta finura, mostrando con orgullo esa pequeña cintura de avispa y ese cuerpo de ensueño.

El pelirrojo hablándole con dulzura, Giorno había percibido un aura familiar en él, sintiéndose totalmente cómodo con su presencia.

Detrás de él venían dos tipos más, uno de ellos saludándolos con un Bonjour tan alegre y animado como siempre, Jean Pierre Polnareff. Un hermoso peligris de nacionalidad francesa, ridículamente musculoso y con un aura infantil pero a la vez vigorosa.

Tenía la mitad del cabello amarrado en una bolita y llevaba un lindo arete que solo era la mitad de un corazón en su oreja izquierda y en la otra solo una pequeña argolla.

Y junto a él estaba el castaño que ya había visto anteriormente, Hol Horse. Un guapo y varonil hombre el cual traía un cigarro en los labios y los bolsos de Kakyoin y Polnareff en sus hombros.

El castaño es el que portaba en su oreja derecha la complementación del arete de Polnareff.

Aun si se portó muy coqueto y altanero con él no le desagrado, ya que más tarde mostró una personalidad divertida y confiada en la reunión.

Pero es aquí, donde el verdadero caos aparece.

Es Joseph Joestar quien viene entrando, tomando con orgullo y delicadeza la mano de su perfecto y hermoso esposo, Caesar Zeppeli.

Joseph, un castaño que luce endemoniadamente candente y atractivo a pesar de su ya elevada edad. Sigue luciendo como el joven de veintitrés años que alguna vez fue.

Él es el mayor entre todos.

Y Caesar, un precioso rubio de la misma estatura que Joseph (aunque más joven que él), con una piel suave y pulcra, con movimientos elegantes y un rostro fino.

Todo un encantador italiano de ojos verdes.

El Joestar tan sonriente y dinámico como siempre, mientras que el Zeppeli solo se mantenía neutro, eso hasta que ve a Bruno. El pelinegro lo presenta, con felicidad y orgullo, como su adorado y maravilloso primo Zeppeli. Ambos compartiendo lazos por parte de la madre de Bruno y el padre de Caesar.

Y seguiría hablando maravillas de él mientras el rubio sonríe de forma soberbia, pero también amable, si no fuera por el hecho de que Caesar siente como una mano, se posa en su hombro y lo aprieta, sin llegar a ser brusco.

Giorno mira al dueño de esa mano, Caesar rueda los ojos.

Es el espléndido e imponente rubio de cabellera larga que vio junto a su tío, Gyro Zeppeli.

Presentado por Bruno como su divertido y carismático segundo primo, hermano menor de Caesar y según este, la defectuosidad y rebeldía de la familia Zeppeli.

Este le sonríe enormemente con entusiasmo sin sentirse ofendido por lo dicho, ya que a pesar de todo, su hermano lo aprecia como a ningún otro. Puede ver sus dientes forrados en oro, grabado en estos la frase "Go go Zeppeli".

Joseph también tenía dientes de diamantes, más estos solo abarcaban su dentadura inferior, y en medio se leía la palabra "Jojo". Y Hol Horse solamente sus dientes caninos tenían oro.

Gyro y Joseph interactuando con una confianza y cariño total, ya que después de todo, ambos ya eran familia (lo vieran por donde lo vieran).

Joseph siendo totalmente afectuoso con Bruno y Kakyoin (Puesto que después de todo, el pelirrojo sería pronto como de la familia).

Y entonces, las arpías de Passione habían llegado (palabras dichas por Narancia y apoyadas por Formaggio e Illuso).

Melone llega con cara divertida pero a la vez fastidiada por momentos. Le habían arruinado la cogida del día y además los idiotas detrás de él ya venían con sus peleas habituales (eso era lo que le entretenía, al menos algo bueno pasaba).

Vestido tan provocativa y coloradamente como siempre, pero luciendo muy bien, sin duda.

Detrás de él viene un peli naranja y un rubio, Squalo y Tiziano.

El peli naranja siendo más alto que el rubio y a pesar de tener una mirada seria al principio y un cuerpo fornido, después se convirtió en un divertido y adorable chico, ya que esos hipnotizantes y cálidos ojos azules, junto con sus brackets, lo hacían ver muy lindo.

Si, él era la adoración de Tiziano.

Y pasando a Tiziano, un rubio de cabellera larga y lisa, de piel morena clara, con ojos color miel que hacían de su mirada intensa y penetrante, caminando seductora y refinadamente.

Aun si al principio se mostró un poco vanidoso, conforme pasó el tiempo logró ser del agrado de Giorno (¿tal vez?).

Tenía una personalidad viva y despampanante, riéndose de vez en cuando de las estupideces que Narancia y Joseph decían.

Era una buena persona.

 

[ ... ]

"―Dime Giorno, ¿Te gusta el tequila? ―Pregunta Tiziano con una mano en la cintura y la otra al aire en una pose un tanto de diva.

No. Mantenía sus manos entrelazadas, sin entender realmente el porqué de la pregunta. En realidad no soy muy tolerante con el alcohol-.

¡Ugh! No me hables. Dice de forma ofendida y después hace un gesto poniendo una mano enfrente de Giorno mientras mira hacia otro lado. No quiero perras débiles aquí."

[ ... ]

 

Si, muy linda persona. Pero, ¿Acaso Giorno fue del agrado de Tiziano?

También le pareció un gesto lindo el hecho de que el bolso de Tiziano combinaba perfectamente con la playera de Squalo. Además, el pelinaranja portaba una cinta y el rubio una diadema, ambas del mismo color.

Y finalmente, llega el ser más altivo, arrogante y engreído que pudo haber pisado ese club alguna vez (dicho por Illuso y apoyado del todo por los demás, menos por Bruno).

―Ángel, ¡Ya basta! ―Dice un chico alto reprochando a un peli verde quien iba adelante de él y el cual rodó los ojos. ―Heriste los sentimientos de Okuyasu con lo que dijiste.

―Oh, ¿En serio? ―Voltea a verlo con una mano en su cintura y lanzándole una mirada de 'No me podría importar menos'. ―¿Puedes decirle que estaba hablando en serio?

―¡Ángel! ―Lo regaña mientras se acercan a los demás. No era la primera vez que este despreciaba y hacía comentarios despectivos hacia su mejor amigo, y aun si este no mostraba desánimo ante esto, era algo que no estaba bien.

 

Oh, si, si se lo preguntaban, estaban hablando del mismísimo Kishibe Rohan.

Un chico pelinegro de mechas verdes al igual que sus ojos, preciosamente esbelto como una muñeca, cintura diminuta que parece irreal y cuerpo perfectamente trabajado, airoso y con una mirada ínfula y altiva.

Forrado totalmente en Gucci, desde su cinta en la cabeza hasta las botas negras con tacón, perfectamente pulcras y las cuales llevaban una correa con la característica GG de la marca enfrente.

Y detrás de él venía su amado y perfecto novio, Higashikata Josuke.

Otro pelinegro con mechones azules, jodidamente atractivo, con unos músculos voluminosos y unos pechos apetecibles. Alto y con preciosos ojos azules. Sonrisa deslumbrante, cejas perfectamente moldeadas y depiladas. Había un piercing de diamante atravesando una de sus cejas y su lengua.

Todo un maldito hombre de ensueño. Y Rohan miraba por encima y con orgullo al pensar que le pertenecía a él, era totalmente suyo.

¿O era solo a medias?

Junto a Josuke venía un Okuyasu con la mirada en el suelo.

Al ver esto, Caesar no hizo más que abrazar al chico y mirar en forma de regaño a Rohan, este tan molesto (era un misterio el 'porque') se aleja del resto para sentarse a beber su bebida (haciendo un berrinche, según Joseph).

Luego, aparece Prosciutto junto con Risotto. El rubio tan elegante y presuntuoso como siempre, con sus lentes Gucci e impecables prendas.

Al llegar, nuevamente es Narancia y Formaggio los que se esconden de él refugiándose en los más corpulentos. Pero esta vez, es Okuyasu quien también se escabulle de entre los brazos de Caesar para esconderse en su espalda.

¿De qué se trataba?

Y no, no era que esos tres temieran de Prosciutto (bueno, si, un poco) pero esta vez no era el caso.

Prosciutto al ver al fin a Okuyasu, después de saludarlos a todos y que estos se enfrasquen en conversaciones randoms, se acerca a este molesto y antes de que Okuyasu huya lo toma del cuello de su chaqueta y lo arrastra a un lugar.

Sin decir nada, solo le extiende la mano sin soltarlo. Este, tímidamente y rascando su nuca, pone sus mejores ojos de cachorro. Prosciutto tan solo lo fulmina con la mirada y Okuyasu suspira rendido. Saca su billetera y de esta toma unos cuantos billetes entregándoselos al rubio. Prosciutto se los arrebata y después de guardarlos le sonríe y palmea su cabeza.

Regresa con Risotto y el resto, abrazándolo y este rodeando sus hombros con su brazo.

 

Bruno.

Y la cosa sucedió así.

Unas semanas antes de que Giorno llegara al club, Narancia y Formaggio organizaron una pequeña fiesta (el motivo realmente no es importante, esos idiotas solamente buscaban cualquier excusa para tomar).

Esta se llevó a cabo en casa de Prosciutto y Risotto, el rubio a regañadientes aceptó gracias a que su novio lo convenció (el cómo lo logró es un misterio).

Y entonces esa pequeña y tranquila fiesta fue de todo menos pequeña y tranquila. Los idiotas hicieron un desastre total con el departamento de Prosciutto, este al ver lo que ocasionaron casi se va para atrás, pero fue gracias a Bruno que se mantuvo de pie.

Fue Narancia el causante de que su preciosa y elegante mesa de vidrio en la sala ya no fuera una mesa porque estaba jodidamente rota. Los vidrios esparcidos por todo el piso y el adorno postrado en medio ya no estaba.

Formaggio fue el bastardo que mordió una de sus plantas en un momento de borrachera total y finalmente rompiéndola, regó sin querer la tierra por la sala y los sillones.

Y finalmente, fue Okuyasu el bastardo idiota que (aún no entiende como putas pudo hacerlo) pero encontró la manera de destrozar su lavabo del baño.

Que haya logrado mantener la calma era un milagro. Que no les haya sacado la mierda en ese instante a esos tres fue gracias a que Risotto lo detuvo rodeando su cintura y cargándolo mientras este gritaba todas y cada una de las groserías que existían en su vocabulario.

Así que Prosciutto cada vez que los veía, les sacaba considerables cantidades de billetes a esos tres aun si reslmente ya no tenían nada que deber. Es por eso que se ocultaban cada vez que veían al rubio llegar, huyendo de sus responsabilidades.

¡Eso fue todo!

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

En esta historia, Josuke no es hijo de Joseph, es hijo del lechero, sin embargo, Caesar lo quiere como si fuera uno (a él, Oku y Rohan, aunque este último lo ve más como a un nuero).
Leone y Ris también son hermanos (mismo padre, diferente madre), su papá es el gótico chichón dilf luchón.
Caesar y Gyro son hermanos, Bruno primo de ambos (la madre de Bruno es hermana del padre de los dos).

Y sí, Gunslinger no fue porque se quedó dormido.

Chapter 13: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO 012 ꒱

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ Gunslinger~ ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

What you need • Don Toliver. 

┊Latch • Disclosure feat. Sam Smith. ┊

 

 Nápoles, Italia. Club nocturno "Passione".

Mismo día,  09:29 PM

 

―Bienvenidos. ―los recibe Shira boo con una hermosa sonrisa.

Un grupo de siete amigos bien vestidos entra al club, recorriendo todo el local con la mirada. Caminan mientras sienten el ambiente del lugar. Y el sonido de What you need.

Pero entonces un candente stripper que solo utilizaba un top crop de red, unos guantes morados al igual que una tanga del mismo color con detalles brillantes, un choker negro con un colgante de corazón que adorna su cuello, unos botines aterciopelados color negros de tacón de aguja, todo en conjunto con un hermoso maquillaje que hace que sus ojos y labios resalten, aparece.

King Venus ha atrapado a uno de los chicos acorralándolo y separándolo de su grupo de amigos.

― Hola precioso, lamento mucho separarte de tus amigos, pero me llamaste la atención desde el primer momento en el que entraste. ―esto dicho de manera melosa y jodidamente caliente en su oído mientras lo toca de manera descarada.

Y solamente bastó decir eso para tenerlo en sus manos. Bien, uno más a la cuenta.

Los amigos siguen el recorrido y entonces dos de ellos dirigen su mirada al mismo lugar. Notan a un hermoso y majestuoso stripper en una de las plataformas individuales.

"Shawty at the strip 'til the lease up, t ell me what you need, love".

Aquel que se autoproclamaba como un 'Ángel' y una divinidad hermosa. Y por la jodida mierda que todos ahí pueden darle la razón.

"Tell me just what you like,  Gucci on her

Whatever you need".

Aunque ciertas personas creían que solamente era una creación de lo más tentadora y pecaminosa que puede haber en este mundo.

El mismísimo Asmodeo en su máximo esplendor, conduciendo a las personas a caer en la lujuria y mandarlos al infierno con cada baile.

Llevaba puesto unas mallas de red verdes, una tanga negra y solo un choker de diamantes junto con unos tacones de aguja altos, negros y cerrados que se adherían a sus tobillos con una correa, el tacón y la suela eran transparentes.

Sus pechos solamente estaban adornados por unos traviesos piercings que atravesaban sus rosados pezones (los cuales tenían una cadena que los conectaba) y en su ombligo, otro piercing lo envolvía.

También algo que brillaba sin duda era la pequeña, pero llamativa corona que adornaba su verdosa cabellera y la cual estaba bien puesta para no caerse.

Sin duda alguien que no podía pasar desapercibido.

Josuke lo mira desde lejos, con una mirada que no podía descifrar, pero en ningún momento le quitó los ojos de encima. Este, al darse cuenta de que su atención estaba puesta en él, comienza a manifestar una actitud más descarada y seductora.

Magestic Ángel bailaba de manera lenta, se mantenía sobre sus manos y rodillas, alzando por lo alto su bien formado y redondo culo, mientras él mismo se lo acariciaba, incitando a los que lo rodeaban a poner billetes.

"Tell me what you really, really need, lil' baby,

Take you out and put you in Double C, lil' babe"

Cosa que por supuesto hacían, su espacio estaba rodeado de billetes.

Entonces se levanta para comenzar a moverse sobre el tubo, embelesando a los dos chicos con sus movimientos de cadera. Al ver a los hombres, baja de la plataforma para acercarse.

―~Ciao, los he visto y he notado que tienen unos hermosos ojos, y me encantaría seguir mirándolos mientras yo me desnudo completamente~. ―dicho de forma coqueta y lenta.

Uno de ellos lo mira sonriente mientras sostiene delicadamente su mano para que baje, ya que este la estiraba en su dirección. Asiente llevándoselo, dispuestos a pagar todo lo que sea por pasar un rato con ese maravilloso ser.

Ahí iban dos más.

Y así era como obtenían, cliente tras cliente todas las noches mientras ellos trabajan.

En una esquina cerca de Magestic Ángel estaba Blue Wess con su uniforme de seguridad y con un auricular en la oreja. Mantiene su semblante serio recorriendo todo lo que le permite su campo de visión.

En el segundo piso se encuentra Serenity, de igual manera con su uniforme de seguridad. Caminando mientras vigila que todo esté bien en las zonas VIP, sin clientes, siendo imprudentes o molestos con los strippers. En uno de esos compartimientos se encontraba Beauty Polpo y otra más con un pequeño grupo de personas.

Sogni Gotic con las manos en su espalda, cabello sujetado en una coleta, uniforme negro y mirada sería, se mantenía cerca del bar y el escenario principal, inspeccionando todo y por supuesto, teniendo un ojo siempre en Bruno, cuidando a su chico de todo peligro.

También cerca del bar se mantenía de pie el sonriente Capo, supervisando a sus meseros y asegurándose de que estos hagan un buen trabajo.

VanilliSassy Ciocco y los demás barmans se mantenían en constante movimiento, agitando y sirviendo bebidas, destapando botellas, cortando frutas y poniendo hielos.

Mientras era BucciGabbana y Tenmei quienes estaban en la barra esperando sus pedidos, los que ya estaban listos los ponían en las bandejas redondas para después tomarlas y dirigirse a sus mesas; Tenmei yendo hacia el segundo piso adentrándose en la zona VIP.

En la cabina de sonido estaban Dik Freddo y Dolce. Uno con cascos puestos reproduciendo música, y el otro frente a su laptop de igual manera preparando las canciones que se iban a reproducir.

El olor a cigarro, alcohol y algo más eran fuertemente percibidos, las luces neón siendo como una estocada visual para el ojo humano, líquidos como bebidas, fluidos y cerveza en los sillones.

Cuerpos sudorosos, desnudos, trajes llamativos, diamantes y tacones altos. Las luces parpadeando y cambiando todo el tiempo al unísono de la música.

Y así era como sucedía comúnmente una noche, un miércoles en Passione.

 

 

༄  10:12 PM

En lo más alto, en la cabina, se encontraba Sweety con una mirada calculadora y sería, mirando por la gran ventana, él supervisaba absolutamente todo. Estaba de aquí para allá con una sonrisa, traje elegante morado y top crop abajo de este, junto con un choker de diamantes Cartier, que el propio jefe le dio como obsequio.

Al salir de esta, se dirige a los camerinos a buscar a dos chicos. Cuando al fin los encuentra en otro lado, les hace saber que tienen que arreglarse.

De paso se encuentra con una rubia la cual terminaba de ayudar a algunas bailarinas con sus maquillajes y trajes, ella tendrá que ser la animadora de esa noche.

Una hermosa y joven chica estaba a punto de casarse, así que sus amigas decidieron prepararle una muy divertida y alocada despedida a su soltería.

Era un grupo grande, todas se mantenían en un lugar apartado, algunas de ellas con ya varias copas encima. Vestidos pegados, con lentejuelas, aterciopelados o transparentes. Todas en tacones, maquillajes perfectos y joyería costosa.

Habían llegado desde hace unas horas, y en ese momento la chica ya había tenido varios regalos, bebidas preparadas por Vanilli y bailaban al compás de la música, Hot Horse se habían unido a la celebración tiempo después por un rato.

Para conseguir algunos billetes, claro. También este había convencido al grupo de chicas a consumir más bebidas, así que estas pidieron dos rondas de chupitos "Red Headed Sl * t" (puta pelirroja).

Traídas por Horny Blondy y preparadas por N'Geb.

Este chupito consistía en licor de melocotón, una considerable cantidad de Jägermeister y jugo de arándanos.

Según el propio N'Doul, son chupitos muy populares en las despedidas de soltera.

Estas habían adquirido el paquete completo, así que ya solo faltaba que la novia recibiera su trato especial.

Passione era el lugar indicado según estas.

Giorno caminaba con su bandeja redonda en mano, atento por si alguno de sus clientes necesitaba algo más. Había dejado recientemente un par de cervezas a un grupo de siete chicos en una de sus mesas.

Sonriente todo el tiempo (honestamente, por momentos comenzaba a dolerle las mejillas), camina mirando a los strippers nuevamente, eso hasta que a lo lejos puede visualizar a su tío sentado, riendo en uno de los sillones de media luna con un grupo de cuatro chicas.

Su sonrisa se borra, abre sus ojos como platos.

Demonios, demonios, demonios.

Pone la bandeja en su rostro tapándose y caminando en la dirección opuesta.

"Latch".

Estaba tan concentrado en evitar ser visto que chocó accidentalmente con el pecho de alguien. Entonces se tambalea un poco hacia atrás, pero el chico con el que chocó lo toma rápidamente de la cintura y del brazo, rodeándolo con sus dos brazos.

―¡Lo siento mucho, no te vi! ―habla el chico rápidamente disculpándose con rostro apenado.

"I feel we're close enough,  Could I lock in your love?

I feel we're close enough,  Could I lock in your love?"

―No, soy yo el que debe disculparse, perdón por-. ―dice mientras se quita la bandeja mostrando totalmente su rostro, y entonces se detiene en seco.

"Now I've got you in my space,  I won't let go of you"

El verde y el café habían conectado.

"Got you shackled in my embrace,  I'm latching on to you"

Y ambos se han quedado quietos, mirándose el uno al otro. Luciendo graciosamente ya que parecía que se soltarían a bailar en cualquier momento por la pose que adaptaron.

"Now I've got you in my space,  I won't let go of you,

Got you shackled in my embrace,  I'm latching on to you"

Ese chico había dejado sin palabras al Giorno, y el otro ni se diga.

Por un segundo el chico se preguntó en sí antes de llegar al club, había chocado para finalmente ascender a donde sea que vayan los pecadores como él, porque no creía que existiera un ser tan divino y hermoso en este mundo.

Si, claro que no es real. Si, él probablemente ya estiró la pata.

Agradecido por ser ese rubio, la divinidad hermosa que lo estaba recibiendo como su ángel.

"I feel we're close enough,  Could I lock in your love?"

Sigue sin soltarlo y Giorno sin dejar de mirarlo. Por el amor de Beyoncé, hasta puede jurar que ninguno está parpadeando.

"I feel we're close enough,  Could I lock in your love?"

Aun si no podía verlo con claridad, Giorno por sobre todas las luces que había pudo ver expresamente como esos hermosos y claros ojos avellana lo hechizaban y lo mandaban fuera de la jodida vía láctea.

No llevaba camisa, solo portaba una gargantilla negra gruesa con la palabra 'Gun' en medio y otra cadena choker diamantada, unas botas chelsea negras de la marca Gucci y unos pantalones rojos con textura de cebra, el cual le quedaba tan ajustado que hacía ver sus gruesos muslos tan apetitosos como fuertes

También pudo notar, cuando las luces se volvieron un poco más claras, ese tatuaje que abarcaba todo su hombro izquierdo.

Era un diseño que justo en ese momento no pudo descifrar porque lo único que pensaba era en las enormes ganas que tenía de besar cada línea de tinta.

―Y-yo. ―¿Giorno estaba tartamudeando? ¿Se ha quedado sin palabras? ¡¿Se ha puesto nervioso?!

El otro rápidamente aleja sus manos de su cuerpo, avergonzado y con un nerviosismo notable en sus movimientos.

―¡P-perdón! q-quiero decir. ―y el otro estaba peor, oh cielo, que alguien los salve de ese incómodo momento―. Gunslinger.

Dice rápidamente, estirando su mano hacia Giorno. Su cerebro dejó de trabajar, por lo que decir su sobrenombre fue para lo único que sus neuronas pudieron funcionar.

Este mira su mano y la toma.

Giogio.

Entonces el chico le da un apretón, pero después levanta su mano y la besa sin apartar la mirada de él.

Giogio.

Ese nombre resuena en su cabeza.

Lo recordará por siempre.

Y sigue sin soltar su mano, y ese ya no era un apretón como saludo. Tenía sostenida la mano de Giorno tan delicadamente, no la apretaba y con cada segundo que pasaba la sensación tan suave que la mano de Giorno emanaba era grabada por el sentido de su tacto.

Oh mierda, no quería soltar nunca su mano.

Oh sí, nunca dejaron de mirarse.

―¡Hey! ¡Giogio! ―escuchan de milagro, realmente el que gritó tenía una voz potente si es que lograron escucharlo, porque estaban en su burbuja y la música era fuerte como la mierda.

Prosciutto viene caminando hacia ellos con un rostro fastidiado.

―¿Qué mierda haces ahí parado? ―habla molesto, lo toma del brazo haciendo que ambos rompan su burbuja y por ende que se suelten de las manos―. Deberías estar trabajando, no echando ojitos con los demás. Ve a tus mesas, ¡Los clientes te están esperando!

―S-si, perdón Gucci. ―decía abrazando su charola y disculpándose con el otro rubio, este lo estaba empujando levemente para que comenzara a caminar, mientras Giorno miraba por momentos al otro chico.

―¡Y tú! Idiota, lárgate a bailar. ―esta vez se dirige a el de ojos avellana, mirándolo con el ceño fruncido y señalando un sillón con algunas chicas.

Caminan y Prosciutto sigue empujando a Giorno, pero este cada cierto tiempo volteaba su cabeza en dirección al bailarín.

Voltea y este sigue parado como idiota, viendo como Giorno es empujado por Prosciutto. Entonces levanta su mano en forma de despedida. Y en un momento dado, el chico puede ver, claramente, la sonrisa tímida que Giorno le ha lanzado.

Santa mierda.

 

 10:46 PM

Ahora todas las chicas que visitaban el club esa noche se mantenían en el escenario principal, todas de pie. Aún había strippers con sus clientes en las zonas VIP, terraza, en la piscina y algunas bailarinas en las plataformas individuales.

Entonces una mujer camina hacia ellas. Después de minutos preguntando cómo se la habían pasado, prosigue con lo demás.

―Un minuto ¡Escuchen chicas! Esperen, esperen. ―es la señorita Aya Tsuji, o mejor dicho Cinderella, quién porta un precioso traje abierto, mostrando su hermosa lencería de encaje color vino y tacones altos; sostenía un micrófono mientras caminaba por entre las mesas que rodeaban el escenario principal de manera divertida y pícara―. Yo, acabo de ver a la hermosa reina y dueña de esta noche maravillosa justo aquí.

Se detiene frente a una preciosa mujer, llevaba una brillante corona y una cinta diagonal en su cuerpo que decía Regina d'oro, ríe nerviosamente.

Buona sera Bella, a decir verdad, he escuchado muchas cosas de ti hoy. ―la toma de la mano, mientras discretamente le da a entender que se quite la corona, la cinta y su bolso―. Cosas buenas, por supuesto, pequeña traviesa.

Entonces las demás ríen junto con la chica.

―Ven por aquí, no tengas miedo. ―sin soltar su mano, la guía para que suba al escenario y se siente en una de las sillas que se encontraban ahí. Había dos en medio del escenario y ambas sillas se daban la espalda.

Las sillas estaban juntas y justo en las esquinas había un gran marco, simulando así un espejo, suponiendo que una las sillas es el reflejo de la otra.

―Muy bien hermosa, toma asiento. ―al estar sentada, Tsuji le dice a la chica que necesita a otra más y que se podía sentir con la libertad de escoger a su compañera.

Escogió a su mejor amiga y entonces hizo el mismo procedimiento guiándola para sentarse dándole la espalda a 'Bella'.

―Denme un poco más de entusiasmo mis reinas. ―dice elevando sus manos incitando al público a hacer más ruido―. Yo sé, yo sé que todas quisieran pasar, pero justo ahora son ellas las afortunadas.

Las acompañantes comienzan a aplaudir mientras gritan emocionadas.

―No se preocupen, vas a ser muy bien atendida en esta casa. ―les sonríe para después guiñar un ojo.

Las luces, anteriormente blancas, se vuelven verdes por un segundo.

―Bueno, estos dos hombres no necesitan introducción. ―dice finalmente para después bajar lentamente del escenario.

Segundos después, las luces se apagan y entonces una ola de gritos se aproxima.

El show ha comenzado.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

AMO EL GIOMIS.
Al escuchar Latch me pareció la canción indicada, después vi los subtítulos y era perfecta para ese momento! Así que sí, es su canción. 💛💙

Chapter 14: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO 013 ꒱

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ Go, Valkyria Julius & Golden Dio, go ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Anywhere • 112 feat. Lil' Zane. ┊

┊All the time • Jeremih feat. Lil Wayne & Natasha Mosley. 

Feel it • Jacquees. ┊

 

Las luces se vuelven a encender, al principio eran amarillas, pero después se vuelven una combinación traviesa de iluminaciones azules, púrpuras y rojas que se pueden ver por todo el club.

Las chicas tan solo se mantenían sentadas y en sus rostros se podía ver la emoción y curiosidad por lo que pueda pasar.

Los gritos comienzan a intensificarse, ya que se puede ver a dos chicos caminando hacia las escaleras para subir al escenario.

Vestían tan solo unos "vaqueros" marrones que en realidad solo les cubrían parte de sus piernas porque se podía ver su ropa interior morada brillante y tenían enormes huecos en la entrepierna, chaleco igual marrón, gargantillas, cabello rubio suelto y ambos llevaban guantes sin dedos y cintas negras en ambos brazos descubiertos.

Son Gyro Zeppeli y Diego Brando los encargados de dar el show esa noche.

"Anywhere".

Y simulando un espejo, ambos chicos se mantienen hombro a hombro sincronizando sus movimientos, haciéndolos muy lentamente que hacían al público sentirse ansioso.

"Here we are all alone,  You and me, privacy"

Se paran sobre las sillas donde ellas están sentadas, lo que hace que sus rostros queden perfectamente frente a sus miembros ocultos bajo la tela y tocan sus mentones para que los miren.

Se ponen de cuclillas, dan un brinco hacia atrás y caen de pie. Ambos terminan enfrente de sus respectivas parejas a una distancia considerable de ellas. Inician con una pequeña rutina de baile sexy, pero sin dejar de estar perfectamente coordinados, eso hacía que la presentación se viera más exquisita.

"We can make love on the bedroom,  Floating on top of my waterbed"

Retroceden un poco, les dan la espalda y con una ágil marometa hacia atrás, es como terminan en una posición en la que ellos quedan medio sentados en el regazo de las chicas con sus manos en el suelo, ellas tienen una vista perfecta de sus hermosos y redondos traseros.

Es así como los gritos se potencian porque al son de la canción, ambos comienzan con un rápido y fogoso vaivén en sus regazos, moviendo sus caderas de arriba hacia abajo.

"I can love you in the shower,  Both of our bodies dripping wet,

On the patio we can make a night you won't forget,  On the kitchen floor,

As I softly pull your hair,  We can do it anywhere, anywhere..."

Es en un rápido movimiento que ambos se voltean dándoles ahora la cara, vuelven a sentarse en los regazos de las chicas en donde se mecen de atrás hacia adelante de forma rápida en conjunto con el ritmo de la música. Ellas no pueden tocar, así que solo mantienen sus manos a los lados.

"I love the way your body feels,  On top of mine so take your time"

Ellos siguen su rutina levantándose, entre movimientos y meneos, en un paso un tanto brusco, terminan de rodillas frente a las chicas, sosteniéndose de los lados de la silla y acercando demasiado sus rostros a los cuerpos de ellas, recorriéndolo hasta llegar a sus caras.

Gyro con su sonrisa bañada en oro delineando su labio superior con la lengua y Diego con una sonrisa extremadamente coqueta.

"Please don't stop I feel it now,  You feel it, too, y ou're shivering,  Ooh, you put me close to you,

Just let it flow,  There's no other place to go"

El coro es interrumpido por el sonido lento de "All the time" y las luces cambian para ser moradas.

"Early in the mornings when I think about you,  (Yeah) I hit you like what you sayin'?,

In the mornings when I wanna f*ck you,  (Yeah) I hit you like what you sayin'?"

Ellos proceden a recostar a las chicas en el suelo aún estando sentadas en las sillas, comienzan con unas maniobras y pasos de baile alrededor de ellas de forma lenta.

"I could fuck you all the time"

Sus movimientos son tan rápidos, que cuando se dan cuenta, ambas tenían a Gyro y Diego moviendo sus caderas de adelante hacia atrás, sosteniéndose de las sillas tan galantemente encima, casi sentados en sus caras, mientras sus piernas están a los lados de sus rostros.

Todo es tan lento que se sentía en cámara lenta, tan entretenido y tan erótico.

Los espectadores, los strippers se mantenían en sus puestos, aplaudiendo y haciendo más ruido, animando a sus compañeros, también los meseros y la seguridad miraban expectantes.

Y claro, más y más gritos se escuchan mientras los billetes comienzan a aletear por todo el escenario.

La canción es nuevamente interrumpida, y es ahora "Feel it" lo que comienza a sonar. Las luces cambian de color y ahora es el rojo el protagonista.

Levantan a las chicas y al igual que las sillas, volviéndolas a sentar como estaban inicialmente, dándose la espalda.

"I'm-I'm-I'm, I'm gon' make you feel it,  I'm gon' make you feel it"

Ellos retroceden para quedar de pie enfrente de ellas, mirándolas fijamente, sonrientes y con miradas atrevidas.

Bailan en sus lugares, moviendo sus caderas de un lado a otro, tocándose sus cuerpos y lentamente quitándose los chalecos, quedando así al descubierto, los gritos aumentan.

Bailan un poco para el público también y más billetes caen con gracia por todo el escenario. Diego se peina el cabello hacia atrás, flexionando y mostrando sus musculosos brazos.

Se acercan a ellas lentamente para tomarlas de las manos y colocarlas nuevamente en el suelo boca arriba, con las rodillas flexionadas y las manos arriba de sus cabezas.

En un presuroso movimiento, ambos se ponen encima de ellas, sosteniendo sus muñecas con una mano y con la otra levantan levemente una pierna de las chicas, ellas se sorprenden y ellos solo comienza una simulación de embestidas en una sencilla postura de misionero.

Entre movimientos íntimos y cercanos, Gyro coloca sus manos a los lados, bajando su pierna pero abriendo ambas, metiéndose más entre estas, aún moviéndose y acercando su rostro al de su pareja.

Diego sostiene las muñecas de la chica, bajando también su pierna, pero aun bailando encima de ellas, por inercia suya, levanta la cabeza moviéndola un poco para quitar de su campo de visión los mechones que le estaban molestando un poco.

Y entonces para el rubio todo se detiene en un instante.

Porque lo que pudo ver a través de las parpadeantes luces neón, en una esquina cerca del bar, es claramente a su sobrino Giorno mirándolo fijamente con un rostro que en ese momento no puede descifrar.

En ese momento no supo qué hacer, abrió los ojos casi como platos y por un segundo, sus movimientos de cadera se detuvieron hasta quedar detenido en esa posición, en cuatro encima de la chica, sosteniendo sus muñecas y restregándose con furor.

Recuerda donde está y que está haciendo.

Gyro se da cuenta, lo mira rápida y discretamente con un poco de preocupación. La chica no lo nota, ya que mantenía los ojos cerrados en ese preciso momento.

Y si no hubiera sido por los gritos que subieron de tono, Diego se hubiera sentado y quedado quieto como una estatua sin despegar su mirada de Giorno.

Este, al sentir la mirada de su tío en él, se escabulle entre la gente tan rápidamente hasta llegar a la cocina.

Entonces reacciona y nuevamente puede escuchar con claridad la música, los gritos y todo deja de pasar en cámara lenta como lo sintió, vuelve a su curso normal.

Para finalizar, nuevamente es el último coro de "Anywhere" lo que vuelve a sonar. Siguen en el suelo y ellos cambian de posición para quedar otra vez casi sentados en sus caras.

"We can make love on the bedroom,  Floating on top of my waterbed,

I'm kissing you, running my fingers through your hair,  In the hallway, making love away beside the stairs,

We can do it anywhere..."

Y los sensuales bailes siguen mientras hay un remix entre las canciones: las levantan hasta sentarlas en sus regazos, más simulaciones de embestidas, más acrobacias candentes y más bailes sobre sus rostros.

Finalmente, sientan a las chicas otra vez en las sillas, y al compás de la música ambos se despiden con un beso en la mejilla, caminando sensualmente y con altanería, sonriendo grande mientras los gritos y aplausos inundan el lugar con resonancia.

Satisfechos ya que entre coordinados movimientos en los cuales se puede notar la gran experiencia que ambos poseen, las calientes y pícaras miradas, los indecentes restriegues en los lugares correctos; es como Valkyria Julius y Golden Dio se roban el show y los suspiros del público una vez más.

Demostrando el porqué ambos son parte de los strippers más cotizados de Passione y de toda Italia.

Haciendo, también, que las chicas hayan tenido una maravillosa experiencia dorada.

A Giorno ya no le quedaba ninguna duda del porqué alababan tanto a Diego. Y definitivamente su mandíbula estuvo a punto de caerse al suelo en algún momento al ver a su tío en el escenario.

Decir que no le había encantado sería mentir de forma vil y descarada.

Luego de ver a Diego mover esas caderas que él poseía, haciendo gran énfasis y moviendo con orgullo su miembro, no dudaba de que podía excitar hasta al hombre más heterosexual que visitaba el club esa noche.

Y Gyro era otro caso similar, lo dejó babeando con tan candentes y expertos movimientos, pero oculto su emoción con gran disimulo.

 

 

  11:23 PM

Al terminar el show, Gyro y Diego bajan del escenario, pero el de cabellera más corta, aun desconcertado por el hecho de que claramente vio como su sobrino lo miraba desde un lugar del club con asombro en su rostro, se encamina hacia donde logró ver que este se marchaba, la cocina.

Pero antes de llegar a su destino se encuentra a Bruno y Prosciutto, el pelinegro lo detiene mirándolo preocupado y el rubio tan solo está de brazos cruzados mirándolo confundido.

―Oye Dio ¿Qué pasa? ¿Te encuentras bien? ―le habla Bruno mirando su rostro. Este se mantenía con los ojos clavados en todos lados en busca de algo―. No tienes buena cara.

―¡Si! Es solo que... Yo... Aquí… ―dice entre tartamudeos y ambos no lo entienden, ya que sus oraciones son cortadas―. Bucci por el amor de Cristo que acabo de ver a mi jodido sobrino aquí.

―¿Qué? ¿De qué hablas? ―finge confusión―. ¿A tu sobrino?

―Si, un chico de cabello rubio amarrado en una trenza, ojos verdes, claramente muy lindo. ―lo describe tratando de hacer que ambos recuerden si lo habrán visto.

―... No me suena. ―dice Bruno con la mano en su mentón y luego volteando a ver a Pros.

―Ni a mí. ―Prosciutto se encoge de hombros.

―Oye, oye. ―se acerca Narancia mirando pícaramente a Diego y pasando su brazo por sus hombros. ―Felicidades, hombre. Como siempre, Dio haciendo un maravilloso trabajo.

―Gracias, mocoso.

―Hey, no me digas mocoso. ―frunce el ceño, voltea a ver a Bruno―.¿Y de qué hablan?

―No lo sé, el sobrino de Dio está aquí, aparentemente. ―comenta Prosciutto haciendo sentir a Diego como si estuviera loco.

―Chicos, no bromeo, lo vi. ―dice desesperado―. Tal vez debería llamarlo para-.

Se hace para atrás tratando de escapar del brazo de Narancia en busca de su celular que se encontraba en su casillero, pero Bruno lo detiene.

―¡No! ―Diego se queda quieto y ahora los tres miran a Bruno confundidos―. Quiero decir, no creo que sea buena idea.

―¿Por qué no? ―pregunta sin entender.

―Si, ¿Por qué no? ―comenta Narancia, el cual estaba igual o más confundido que Diego. Para empezar, no tenía ni idea de lo que iba la conversación.

Bruno lo mira amenazante por un segundo y luego regresa su vista a Diego.

―Dio, estás ebrio. ―lo toma del brazo―. Y no creo que sea buena idea que lo llames a las once de la noche con desespero, solo lo vas a preocupar y tal vez ya no pueda ni dormir de la preocupación.

―No estoy ebrio. ―lo mira con ojos de cachorro―. Yo lo vi.

―¿Acaso el baile y esa chica te dejaron tan caliente que no puedes ni pensar con claridad? ―le dice Narancia en tono burlón.

―Oye. ―lo reprende―. ¡Y ya les dije que no estoy ebrio!

―Claro que sí. ―Narancia palmea su hombro y se va.

―Dio, porque no mejor te vas a buscar algunas chicas y así despejas un poco tu mente. ―dice el pelinegro mientras lo toma de los hombros para comenzar a empujarlo, Prosciutto iba detrás de ellos―. Solo fue una mala jugada que te hizo tu mente, pero verás que pronto se te olvidará.

―Yo-. ―sé deja guiar―. Tal vez tienes razón, he estado como un loco últimamente y posiblemente solo fue una tontería.

―Sí, sí. ―voltea a ver a Prosciutto con los ojos más abiertos mientras suspira, eso estuvo cerca―. Ve, diviértete y consigue muchas chicas, Golden Dio.

 

 

Había sido una noche demasiado movida, todo tan constante y según Gyro, tan atareador.

Si bien el baile para él lo era casi todo, al igual que ser el magnífico Valkyria Julius para todas las hermosas damas, era demasiado cansado y gastaba todas sus energías con cada baile, cada movimiento y cada acrobacia.

Al llegar a su departamento, el cual no estaba muy lejos del club, antes de abrir la puerta suelta un cansado suspiro mientras se acaricia la nuca, disminuyendo un poco el dolor.

Al abrir la puerta, el sonido de la televisión encendida con un programa que no puede distinguir es lo que lo recibe. Camina hasta la sala donde su mayor adoración estaba.

Un chico también rubio estaba sentado en el suelo con una gruesa cobija tan suave que con solamente tocarla se sentía en el cielo, color azul con estrellas. La tenía en su regazo y en sus manos tenía dos grandes agujas de bambú con las cuales cosía algo que a ojos de Gyro no tenía forma alguna, pero claro que eso jamás se lo diría.

Este, al escuchar la puerta, deja de tejer los gruesos hilos y pone las agujas en su regazo, voltea a ver a Gyro, recibiéndolo con esa hermosa sonrisa de ángel y esos hermosos ojos azules que le hacían flotar sobre el sereno mar.

―Bienvenido a casa, Gyro. ―sonríe mientras estira una mano hacia él.

Gyro lo mira con un poco de reproche y regaño, no le agradaba tanto que lo esperara despierto ya él llegaba a altas horas de la noche, pero, por otra parte, se sentía tan dichoso de tener a alguien esperándolo con una mirada llena de cariño.

Así que opta por sonreír también acercándose hasta tomar su mano y besarla con amor. Se sienta en el sofá estando detrás de él y lo abraza por la espalda dándole un sonoro beso en la mejilla.

―Ya estoy aquí, mi querido Johnny. ―cierra los ojos recargando su cabeza en el hombro del otro, disfrutando el abrazo.

Porque al llegar a casa, todo ese cansancio se convertía en felicidad y emoción, en el corazón, en calidez, porque junto a ese chico es donde verdaderamente disfrutaba estar y por lo que todo valía la pena.

Ya estaba donde verdaderamente amaba estar.

 

En casa.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

Amo mucho a Gyro y el prostinombre "Valkyria Julius", si si.

Chapter 15: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO 014 ꒱

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ En términos de más descendientes de Dio, no tenemos descendientes ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

༄  Nápoles, Italia. Reptimentosaurio.

 

Si pudiera catalogar el ambiente del departamento, diría que era tenso, incómodo y extraño.

Que hayas visto a tu único tío, el cual era casi como un gran amigo para él, ser más jodidamente indecente de lo que ya era, no le hacía sentir cómodo. Y no solo eso, sino que ver como este se desenvolvió, luciendo cómo una persona totalmente diferente, era extraño, pero siendo sincero.

No era un sentimiento negativo. Por dios, ¿¡Acaso al creador del universo no le bastó con el hecho de que lo vio coger!?

Ambos estaban sentados en el sofá de la sala. Giorno mirando hacia cualquier lado menos a Diego y este solo estaba recostado mirando al techo.

―Así que. ―comienza Giorno a hablar―. Passione.

―Sí. ―su respuesta es corta.

―Yo-. ―primero estarían bien las disculpas―. Lo siento por no decirte nada.

―Giorno Giovanna, me puedes explicar ¡¿Qué estabas haciendo en ese lugar?! ―se levanta de golpe poniendo sus manos en la cintura―. Tú, pequeño idiota.

―Yo quiero una mejor explicación. ―se levanta de golpe también―. ¿¡Por qué nunca me dijiste que eras stripper!?

―¡Yo la pedí primero!

―¡Y yo después!

―¡Yo soy el adulto aquí! ―se acerca más al rubio.

―¡Pues entonces actúa como uno, asume la situación y da las explicaciones que te estoy pidiendo! ―finaliza con un pequeño levantamiento de voz, ambos se miran sin decir nada.

Diego suspira.

―Perdón Gio. ―dice finalmente después de segundos en silencio―. Yo, creo, estuvo mal el ocultártelo.

Giorno lo mira un poco dolido. Tal vez algunos pensarían que estaba exagerando totalmente, y que él tenía todo el derecho de decirlo o no. Pero es que eso ya no se trataba del hecho de que su tío fuera stripper, se sentía mal porque se da cuenta de que le ocultó cosas.

Pero, por otra parte, él también lo hizo.

Giorno quería ser el apoyo incondicional de Diego, como su confidente, pero ahora se da cuenta de que realmente ahí había aún camino por recorrer para tener lazos muy fuertes. Y para arreglar ese conflicto, tenían que charlar.

Justo en ese momento, estaba teniendo una pelea consigo mismo y Diego se estaba preocupando por la cara que su sobrina estaba poniendo.

―¿Gio? ―siente como toca su hombro.

―Ah, sí. Perdón. ―lo mira―. Yo también tengo que pedirte disculpas, te mentí mucho. Aun cuando tú me brindaste mucho.

―No tienes que preocuparte por eso.

Después de unos segundos, Giorno vuelve a hablar.

―Diego, ¿Por qué no me dijiste? ¿No tienes la suficiente confianza en mí? ¿No soy lo suficientemente apegado a ti?

―No Giorno. ―lo detiene antes de que este comience a sobre pensar las cosas―. No es eso.

―¿Qué es entonces? ―se acerca un poco más y lo mira. Este suspira.

―Fue un camino muy difícil para mí. Fui juzgado, odiado y rechazado como no te lo imaginas Giorno; por mi familia, algunos amigos y vecinos. Hubo un momento en los que me planteé muchas cosas, me arrepentí de otras y deseé no haber hecho algunas. Era un martirio total, pero entonces llegaron los revoltosos hijos de Dio Brando, que llenaron mi vida de alegría. El striptease llegó antes que ustedes, pero me di cuenta de que ese tema se convirtió en algo conflictivo en mi vida, estaba entre la espada y la pared. Es por eso que no estaba seguro de decirte. Tú lo eres todo para mí Giorno, tus hermanos y tu padre también. No soportaría más rechazos. ―por primera vez su tío lucía verdaderamente abatido y serio, este lo mira apenado.

―¿Alguna vez yo me vi como alguien que juzga a los demás? ―niega.

―Entiendo que no es tu obligación contarme todo, pero esto se trata de confianza y yo quiero que la tengas conmigo. Lo lamento si no he sido abierto contigo, mi personalidad puede llegar a ser corta, distante, pero, te lo digo ahora, yo te aceptaré con todos tus secretos y tus demonios, justo como tú lo has hecho conmigo. ―sonríe y no evita abrazarlo, su sobrino era tan maduro que le dan ganas de llorar. Es más maduro que él, maldita sea.

―Lamento nunca haberme dado cuenta. ―murmura Giorno aún en el abrazo.

―Nada de eso. ―se separan―. Estás siendo accesible conmigo ahora, me estás aceptando y eso es lo único que me tranquiliza.

―Yo jamás te rechazaría, y creo. ―le toca el hombro―. Que si hubiéramos sido más honestos desde el principio nos habríamos ahorrado tantas cosas.

Piensa en todo lo que ha pasado.

―Supongo que sí. ―se rasca la mejilla.

―¿Padre lo sabe?

―Por supuesto que lo sabe. ―dice riendo con ironía―. Creo que es por eso que me repudia. Piensa que soy un gigolo y un prostituto. Una ramera que solo tiene la palabra sexo en su cabeza.

―Padre es un completo idiota y un hipócrita total por el hecho de que él no es exactamente un santo. ―frunce el ceño, está enojado ¡Quién demonios era él para juzgar! Definitivamente no era mejor. Su padre era muy injusto con Diego.

Este solo se encoge de hombros, el tema con su padre era otro aparte y no sabía cómo sobrellevarlo. Después de más segundos en silencio, Diego rompe el hielo.

―Espera, ahora te toca a ti responder. ―oh cielos―. ¿Qué hacías ahí?

Este mira sus manos nerviosamente

―Y-yo, de hecho es algo muy curioso.

Ríe nervioso y Diego lo mira con una ceja alzada.

―Trabajo ahí. ―lo mira de forma inocente.

Después de mirarlo por cinco segundos consecutivos, se levanta de golpe. Giorno lo sigue con la mirada y se para también.

―¿¡QUÉ TÚ QUÉ!? GIORNO-. ―el haberse opuesto ante su padre era una revelación total, pero esto ya era una jodida incitación de guerra.

Diego no sabe cómo reaccionar, así que lo único que se ocurre hacer es jalar la oreja de Giorno tan fuerte como le es posible, mientras que el otro se queja.

―¡AUCH! ―se queja y hace una mueca de dolor, agarra con ambas manos la muñeca de Diego―. ¡Mi oreja!

Y ante situaciones desesperadas, medidas desesperadas. En un rápido movimiento, jala una de las orejas de Diego.

―¡AUCH, AUCH! ¡GIORNO! ―dobla sus manos para estar más cerca y toma la muñeca de su sobrino―. ¡Suéltame, soy tu jodido tío!

―¡Suéltame tu primero! ¡Cerebro lleno estiércol!

Ninguno pensaba soltarse, sus orejas estaban tan rojas como una cereza.

Sí, estuvieron largos minutos así.

 

  ༄  Media hora más tarde.

Ambos se encontraban sentados en la terraza, Diego bebiendo una cerveza y Giorno sobando su oreja. Este mira avergonzado a su sobrino.

―Perdón por jalar tu oreja ―bebe de la botella para después ponerla en su oreja, ya que aún estaba fría.

―No te preocupes, supongo que me lo merezco. ―dice aún con una mano en su oreja.

―Por supuesto, un buen jalón de orejas nunca viene mal. ―lo apunta con el dedo y con la botella.

―Si cuando sientes que la oreja está a punto de desprenderse de ti. ―mira a Diego molesto.

―Perdón, no medí mi fuerza. ―aprieta los labios apenado.

Segundos después, Giorno posa toda su atención en Diego.

―Tío, quiero preguntar algo. ―sube los pies a la silla―. Y debes ser sincero.

―Claro.

―¿Por qué el striptease?

―¿Y por qué no? ―se encoge de hombros, ya casi anochecía y el cielo estaba en un punto donde todo era naranja con rosa―. Dinero, baile, amantes y diversión.

Esa fue demasiada sinceridad. Era el paraíso a ojos de Diego, estaba tan metido en ese mundo y ya era parte de él.

―Giorno, ese mundo es increíble. ―sonríe recordando todas las cosas que había pasado desde que se unió a Passione―. Una puta locura.

Este asiente mirando el cielo y los edificios.

―Aunque también creo que esto es para personas fuertes. ―se recarga en el respaldo de la silla―. Caer en la decadencia es malditamente tentador. Podría romper tu espíritu, decencia y decoro si permites doblegar tu fuerza de voluntad.

Es aquí donde Giorno debería comenzar a cuestionarse si realmente debería seguir con esto. Oh, por la mierda que sí.

―Giorno, no te prohibiré nada porque estoy seguro de que sabes lo que haces. ―bebe el último trago de su cerveza―. Pero por favor, mantente siempre en alto.

Asiente.

―No obstante, eso no quiere decir que te dejaré solo, yo estaré si me necesitas. ―extiende su puño en dirección a Giorno.

―Nos tendremos el uno al otro, siempre. ―sonríe y chocan sus puños.

Ahora que todo estaba resuelto, le sería más sencillo convivir en ese club.

¿O no?

[ ... ]

―Gogo. ―seguían en la misma posición en la terraza.

Este solo lo mira, esperando a que continúe hablando.

―¿Utilizaste el nombre de padre como tu alias? ―le pregunta con diversión.

―Si, eso hice. ―su sonrisa se ensancha y ríe un poco.

―Eres un bastardo. ―ambos ríen.

Después de un silencio corto, Diego habla.

―Tu padre me va a matar. ―Giorno asiente.

[ ... ]

―Un día de estos me vas a venir matando Gio. ―niega levemente―. Primero te vas de casa, luego cambias tu nombre y ahora me dices que quieres ser stripper.

Giorno se encoge de hombros.

―Supongo que viene de familia.

―Justo ahora me lo estoy creyendo. ―eso de ser altamente promiscuo, venía en la sangre Brando.

―Seré igual o más radiante que tu tío, ya lo verás. ―dice con determinación y entusiasmo―. Bailaré tan bien hasta convertirme en el mejor y daré todo de mí. Padre quiere que sea lo mejor de lo mejor, pues bueno, eso haré.

―Tu padre me va a matar. ―talla sus ojos fingiendo limpiar sus lágrimas mientras lo dice entre lamentos.

[ ... ]

―¡Ah! Es cierto, ahora que lo pienso, me siento terriblemente ofendido con Bruno. ―dice Diego haciendo un puchero.

―¿Por qué? ―Giorno mantenía una pierna abrazada a él.

―Me hizo sentir como un maniático. Se hizo el desentendido cuando pregunté por ti. ―también recuerda su insistencia por decir que estaba ebrio―. Yo sabía que te había visto ¡Me llamaron loco!

―Oh, no te molestes con él. Yo le dije que por favor no te dijera nada, Bruno es una buena persona y no lo haría con otra intención. ―Le agradecería más tarde por la compresión tan grande que tuvo con él.

―Sí, tienes razón. ―recarga su cabeza en el respaldo y desliza un poco su cuerpo hacia abajo―. Bruno es una maravillosa persona, él no haría eso.

Suspira y una sonrisa tonta aparece en su rostro. Giorno lo mira confundido y después entrecierra los ojos.

¿Se perdió de algo?

 

 

 Londres, Reino Unido.

Primera llegada de los Brando.

 

Dio estaba (sorpresivamente) muy tranquilo y callado desde que abordaron hasta que evacuaron el avión en su llegada a la ciudad. Sus tres hijos lo miraban de vez en cuando alarmados y un poco confundidos.

Se estaba tomando la situación bastante bien, desde que salieron de casa, hasta que subieron y se fueron. Pueden jurar que incluso fue a darle a Haruno un beso de despedida mientras este dormía. Y como no quedar confundidos, si después de todo, Giorno se salió con la suya.

A sus ojos, desobedeció a padre, pataleo, se aferró a sus deseos y los llamó idiotas (se los contó Dio, era obvio que distorsionaría un poco la historia). Su hermano no dio tanta explicación, así que se quedarían con un Haruno berrinchudo y egoísta que padre les dijo (por supuesto que no le creyeron del todo, conocen a su hermano).

Pero entonces toda esa tranquilidad se esfumó como el viento en cuanto Jonathan, que fue a recogerlos con su chófer, preguntó por qué el rubio no estaba ahí.

Dio espero a llegar a casa, dejar sus cosas y darse un baño para realmente explotar en la sala de la enorme mansión que ahora era su hogar. Él se mantenía de pie y Jonathan frente a él.

Donatello, Rikyel y Ungalo estaban juntos en el sofá más grande, expectantes mirando a ambos cada vez que hablaban y (¿De dónde sacaste esas palomitas?) Donatello pregunta, Ungalo se encoge de hombros mientras les ofrece, ahora los tres comían.

―Cielo, ¡Tranquilizante! ―comienza Jonathan porque el rubio solo murmuraba rabioso, ni siquiera tenía idea de lo que estaba diciendo.

―Jonathan, ¡Ese chico! ―aprieta el puño de la rabia.

Y esa primera conversación no funcionó, Jonathan tan solo lo abrazó, besando su frente y preparándole algo delicioso.

 

¿La segunda conversación fue mejor? En absoluto.

―¿¡Qué hiciste qué!? ―un alterado Jonathan mira incrédulo a su pareja―. Dio.

―¡Ya te lo dije! Y sabes que odio repetir las cosas. ―dice molesto―. Es inútil, como tú.

―Dio, ¿Cómo has dejado a tu hijo solo allá en Italia? ¿Y sin casa?

―¡Nuestro hijo Jonathan! Desde que comenzaste a salir conmigo, son tus hijos también. ―se acerca a este―. ¿O acaso ahora tratas de quitarte responsabilidades?

―Dio, deja de desviar el tema. ―trata de calmarlo―. ¿Qué pasó con Haru?

―Él se lo buscó. ―frunce el ceño―. Me dijo cosas muy grotescas e hirientes, Jonathan.

―Cariño, realmente es muy difícil creer que Haruno te haya faltado el respeto, no-.

―¡¿Me estás llamando mentiroso!? ¿¡A mí!? ―ya se había alterado otra vez.

―¡No!/Sí. ―Jonathan daba una respuesta negativa al mismo tiempo que sus tres hijos asentían.

―¡Ese bastado! ―Dio caminaba de un lado a otro como un animal enjaulado.

―Dio-. ―Jonathan lo seguía.

―¡Y ese otro bastado idiota que-!

 

༄  Después de unos minutos.

―Dio, no debes juzgar a las personas, algunas no son lo que aparentan por fuera.

―¡Claro que sí! Mírate, irradias felicidad, pureza y belleza por fuera y es exactamente lo que eres por dentro.

―Padre Dio tiene razón Jona. ―comenta Ungalo―. También lo tienes de ejemplo a él, tiene un aura demoníaca, intimidante, macabra y despreciable y él es-.

―Yo. Soy. ¿Qué? ―habla pausadamente, apretando los dientes y mirándolo amenazadoramente.

―N-nada padre. ―utiliza un cojín como escudo para cubrirse.

 

  ༄  Y media hora más tarde.

Ambos estaban mirándose, Dio más furioso que Jonathan, pero ninguno daría su brazo a torcer. Sus tres hijos estaban mirándolos entretenidos.

El rubio, tan molesto como irritado, de un momento a otro toca uno de los pechos de Jonathan, apretando fuerte y dolorosamente.

―D-DIO. ―toma su mano tratando de quitarla, este le enterraba más las uñas en el pecho, ya hasta había traspasado la camisa que usaba―. ¡Suéltame!

Este lo mira fijamente. En un rápido movimiento, Jonathan dirige su mano libre a su entrepierna, sujetando bien su miembro y compañeros, estrujándolos.

―JONATHAN BASTARDO. ―aprieta más su mano―. ¡SUÉLTAME!

―¡TÚ HAZLO! DIO. ―trata de apartar su mano―. MI PECHO.

―¡MI JODIDO PENE IDIOTA! ―lo empuja.

Esos toqueteos no fueron para lo que ambos usualmente lo hacían.

―Padre Jona, ¿Ya te sientes mejor? ―Rykiel untaba crema para aliviar el dolor y hacer que los rasguños que Dio hizo no lucieran tan feos. Jonathan le sonríe amablemente como solo él podía.

―¡Si! Muchas gracias Rykiel.

―Ugh. Malditos bastardos. ―Dio estaba acostado en el sofá, casi hecho bolita con una bolsa de hielos en su entrepierna, con los ojos cerrados―. Maldito seas Jonathan.

Donatello y Ungalo estaban detrás de él.

 

La tercera era la definitiva. De ahí Jonathan no se iría sin saber qué pasaba.

―¿Entonces él está bien? ―Jonathan estaba en su oficina, sentado en su silla, y Dio junto a él bebiendo vino cruzado de piernas.

―Es lo que me dijo. ―tenía recargada su cabeza en su puño, sosteniendo su copa con la otra mano, mirando a Jonathan y a su copa de vez en cuando―. Jonathan, yo sabía que él estaría bien.

―Tienes expectativas muy altas sobre él, cielo.

―Por supuesto. Estamos hablando de Haruno, el hijo más listo que tengo, por no decir el único.

―Dio, debes dejar de menospreciar a nuestros muchachos. Todos tienen cualidades y virtudes que los hacen únicos y especiales. ―en su mente visualiza a los cuatro chicos y se detiene en Ungalo―. Unos las tienen ocultas muy en el fondo.

Tal vez él también estaba siendo un poco crítico.

―Deberías dejar de poner tanta carga encima de ellos, aún son muy jóvenes. ―Dio bebe de su copa.

―Yo solo pido lo que sé que ellos pueden dar. Ellos tienen lo mejor, Jonathan. Por ende, deben ser lo mejor. ―niega.

Decide cambiar el tema, siendo Haruno el protagonista de esta nuevamente.

―¿Te dijo dónde se está quedando actualmente? ―acaricia los cabellos rubios de Dio.

―Esta-. ―arruga el entrecejo y aprieta la copa, suspira para tranquilizarse―. Está con el bastardo de Diego.

―Está con Diego. ―murmura, repitiendo lo dicho mientras asiente, suspira―. Menos mal.

―¿Menos mal? ―habla incrédulo, Jonathan lo mira y se calma (un poco)―. ¡El hecho de que esté con él es peor que quedarse en la calle!

―Cielo, créeme que aún no entiendo ese afán por despreciar así a tu hermano. ―lo mira preocupado y confundido.

―Porque existe. ―dice para después terminar todo el vino de su copa.

―Dio. ―lo mira acusadoramente, luego acuna su rostro en sus manos―. Diego es una muy buena persona, es honesto, trabajador y responsable.

―Puso a bailar a Rykiel en un semáforo porque las botellas de Martini estaban al 2x1 y él había olvidado su billetera. ―comenta Dio incrédulo.

―Tal vez eso no fue de tu agrado, ¡pero al menos Rykiel se divirtió!

―Olvidó a dos de mis hijos en una plaza. ―dice seriamente frunciendo el ceño, aún con las manos de Jonathan en su rostro, nunca se le iba a olvidar ese día. Que ganas tuvo de plantarle un sartenazo.

―B-bueno, tal vez puede ser un poco despistado. ―ni cómo salvar a Diego de esa gran cagada, eso sí estuvo mal―. Pero eso no evita que él haya cuidado y tratado a nuestros hijos maravillosamente, los aceptó a pesar de las circunstancias y mira, le ha dado a Haruno un techo donde vivir, aun si esa no era su obligación.

Este solo mira la copa y sus uñas, sintiéndose como un niño regañado.

―No me gusta la relación que llevas con tu hermano, Dio. Me gustaría que hablaras más con él, que resuelvas las cosas, solo-. ―no cometas los mismos errores que yo―. Es tu familia después de todo, es lo único que tienes.

―Te equivocas. ―sigue con su rostro serio. Lo mira―. Te tengo a ti y tengo a mis muchachos.

―Por supuesto. ―sonríe, le da un beso en la mejilla―. Siempre nos tendrás para ti. Pero también lo tienes a él.

Después de unos segundos en silencio, Dio sigue sin mirarlo, mantenía el ceño fruncido.

―Tengo que arreglar unas cosas. ―se levanta dejando la copa en el escritorio.

―Está bien. ―trata de acariciar su mano, pero este evita que la tome y sale de la oficina de Jonathan.

Suspira, ¿Qué tan terco podía su lindo rubio llegar a ser?

 

Dio tenía una lucha interminable en su cabeza, teniendo tantos sentimientos encontrados. No era por nada la confusión de los demás. Es decir, había dejado a su pequeño sol, solo, sin casa, accediendo fácilmente.

¿Qué pasaba ahí? Ni él lo sabe.

Por qué no quería, ni en diez años lo admitiría, pero, tiene miedo, siente angustia y gran duda. Y así como tampoco puede evitar sentirse confiado, satisfecho por cómo se está desenvolviendo y manejando las cosas.

¿Qué clase de sentimiento era ese?

Después recuerda la plática que tuvo con Jonathan sobre Diego. Dio había hablado con él recientemente, ¿No le bastaba con eso?

¿Qué debía hablar con ese bastardo? Nada, absolutamente nada.

Y en cuanto a su hijo, confiaría en él. Dejaría que comenzara a ejercerse como persona y como ciudadano responsable y maduro allá afuera. Después de todo.

¿Qué podría salir mal?

 

 

―Gio, pediré comida en 'Cibi Cotti Nonna Anna', ¿Te parece?

―Claro.

―También tenía pensado comprar algún postre en el local donde trabajabas antes.

―Claro, me parece bien. Este busca su billetera para entregarle algo de dinero a Diego.

―¡Oh, no te preocupes! ―rechaza los billetes amablemente―. Yo lo pagaré.

―Bueno, está bien. ―aun así se sentía mal, ya que este siempre gastaba su dinero en él (mucho a decir verdad) acepta, puesto que Diego de alguna u otra forma no lo dejará pagar.

Al terminar de comer, ambos se acuestan en el sofá para ver alguna película. Diego de un momento a otro comienza a pensar.

¿Debería decirle a Giorno que su padre ha estado enviando dinero para él desde hace días?

...

Nah.

Tal vez después.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

Prácticamente el dinero de Dio cae en manos de Diego y no de Giorno, Gogo ya tiene para sus cervezas.

Chapter 16: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO 015 ꒱

Chapter Text



˗ˏˋ ❝ Pláticas en el club y pájaros en la trampa ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Beibs in the trap • Travis Scott Feat. NAV. ┊

 

 Nápoles, Italia. Passione.

Miércoles, 05:10 PM

Ya habían pasado alrededor de seis semanas desde que vio a su tío verdaderamente entrar en acción. Desde que tuvieron otra plática seria y desde que fueron abiertos el uno con el otro nuevamente. Realmente se siente agradecido de tener a alguien tan comprensivo como Diego a su lado.

Aproximadamente dos meses desde que dejó el "nido" y comenzó a valerse por él mismo. Dos meses desde que no ve al demonio convertido en abogado.

Camina hacia Passione solo, su tío llegaría más tarde, tal parece que llegar temprano al trabajo no está en sus planes desde hace meses porque tanto Bruno como Prosciutto lo ponen a limpiar baños o mesas en cuanto lo ven.

Diego no puede decirle que 'no' a Bruno, pero descubre que sí puede si simplemente no está ahí. Las secciones de limpieza las experimentó varias veces y desde entonces evita a toda costa llegar temprano.

No recibe castigo alguno por parte de Doppio, Diego tiene mucho encanto y sabe cómo utilizarlo, ya que lo ha sabido aprovechar en cuanto al asistente y segundo al mando de Passione se trata.

Entra al club y puede ver como todos están de un lado a otro arreglando el lugar, al parecer ese día se festejaba el cumpleaños de alguien importante en el mundo de la música, habían rentado gran parte del lugar y pagado una considerable suma de dinero por pasar una buena noche.

Los barmans en la barra y los meseros adornando y limpiando. No había ningún stripper, todos tenían el mismo lema.

'No llegues temprano o te pondrán a limpiar la mierda'.

Los únicos que llegaban temprano eran Narancia y Formaggio porque a ellos realmente no les molestaba para nada ayudar. Ni de puta broma veían a Rohan limpiando baños en el club, Gyro veía más importante estar con su pareja y Melone no limpiaba ni su casa.

¿Si tienes el dinero suficiente para pagarle a alguien más y que te deje todo impecable, entonces, por qué no? Eso piensa Melone.

Rohan tiene a su sirviente personal de peinado extravagante. Josuke a veces siente que es sobreexplotado. Pero calla al recordar las recompensas que recibe en las noches, si, sin duda, valen toda la pena.

Al entrar puede escuchar como lo saludan alegremente.

―¡Hey, Gio! Buongiorno! ―era Narancia tan enérgico como siempre, sostenía una escalera, al ver hacia arriba puede ver que Caesar estaba intentando colgar algo en el techo.

Narancia al ver a Giorno había soltado la escalera para acercarse a él.

La caída de Caesar fue inevitable, ruidosa y asustó tanto a Narancia como a Giorno, las disculpas llegaron después, las maldiciones antes que eso, y entonces al fin pudo levantarse.

Narancia cabrón.

¿¡Caesar, estás bien!?.

Tírate tú de la maldita escalera a ver si vas a estar bien, idiota.

Estaba bien.

Narancia terminó arreglando todo lo que Caesar debía hacer. Después siente como lo toman del brazo.

―Oh, Gio precioso, ¿Podrías ayudarnos con algo? ―voltea a escuchar una voz femenina dirigirse a él.

Era la preciosa chica de piel morena Hermes Costello, sus rastas castañas sujetadas en un chongo, llevaba lentes y un piercing en el labio.

Detrás de ellas estaba Mariah con un cigarro en mano y a su lado Gwess con una mirada antipática como solo ella podía lanzar al mundo, mirando sus uñas pintadas de azul con desinterés.

Lucy Steel estaba junto a Hermes, sonriéndole a Giorno de forma tranquila, sostenía una hoja en una tabla y una pluma.

―Claro. ―las sigue hasta el segundo piso.

Después de al menos treinta minutos de ser involucrado en una plática de chicas, sobre todo menos para lo que fue llamado, decide bajar a los camerinos a dejar sus cosas.

Al entrar puede ver una musculosa anatomía masculina dándole la espalda, estaba mirando algo en el teléfono enfrente de su casillero que estaba junto al suyo. Al ver el panorama siente un veloz déjà vu que aparece en su mente como una linda escena de romance (romance de idiotas según Fugo). Recuerda el día en que conoció, finalmente, correctamente (desastrosamente) a Guido Mista y tan solo el recuerdo le hace sonreír.

 

[ ... ]

Oh cielos, ¡Era ese chico otra vez!

Se queda parado unos segundos admirando esa gran espalda que tenía, esa cintura casi tan pequeña como la suya y esos gloriosos glúteos en conjunto con sus piernas.

Camina lenta y silenciosamente hasta quedar a lado de este enfrente de su casillero.

El chico no escuchó ni sintió la presencia de Giorno por lo que abre de manera repentina su casillero creando un sonido brusco, ya que por poco golpeaba la nariz perfecta del rubio, este actuó rápido poniendo sus manos deteniendo la puerta y moviendo su cabeza hacia atrás por inercia.

―¡Oh mierda! ¡Lo siento tanto! ―otra vez estaba mirándolo con pena y pánico, él creyó que si lo había golpeado.

―No te preocupes. ―se sostiene de la puerta mientras niega tímidamente―. No me golpeaste en realidad, detuve la puerta antes de eso.

No sabía quién de los dos estaba más avergonzado en ese momento.  El chico se queda estático.

¿Qué le pasaba que golpes era lo único que le daba a ese hermoso ángel?

―Perdón, en serio. ―se rasca la nuca―. No te escuché.

―No te preocupes. ―suelta la puerta y deja que este la cierre―. Disculpa si fui muy repentino.

―Cielos. ―ese rubio lo ponía nervioso, en serio. Lo dejaba sin palabras y lo hacía quedar como un idiota―. No te disculpes.

O tal vez ya lo era, pero Giorno solo acelera el procedimiento.

―Creo que deberíamos de cambiar esa forma de toparnos, ¿No crees? ―le dice divertido tratando de hacerlo sentir menos nervioso, entrelaza sus manos en su espalda y juguetea discretamente con sus dedos y su pie derecho.

Él también estaba nervioso.

No funciona, pero el castaño logra disimularlo.

―Ah sí. ―ríe levemente, ve como este abre su casillero―. Oh, ¿Ese es tu casillero?

Idiota.

Se golpea mentalmente, claro que era su casillero, lo abrió él mismo con la clave que claramente él sabe por qué es SU casillero.

Giorno es tan amable que no se burla ni se ríe, pero le parece tierno.

―Si, este es. ―guarda sus cosas. ―Al parecer, nuestros casilleros están juntos.

―¡Es cierto! ―mira a Giorno―. Qué coincidencia.

―Seremos compañeros. ―le sonríe. Qué hermosa sonrisa, '¿Podrías sonreír más así para mí?', piensa―. Por cierto, no me has dicho tu nombre.

Lo mira divertido esperando su respuesta.

―¡Ah! Claro. ―qué tonto. En un veloz movimiento se quita la gorra negra que llevaba puesta, peinándose rápidamente y estirando su mano hacia el rubio―. Soy Mista, Guido Mista.

―Un gusto, Guido Mista. ―aprieta su mano. Se recarga levemente en los casilleros, sentía que iba a desfallecer por el tacto―. Soy Giorno, Giorno Giovanna.

―Tienes un nombre muy lindo. ―¿lo dijo o lo pensó?― Digno de un ángel como tú.

¡Lo dijo! ¡Mierda!

Este solo se limita a sonreír mientras lo mira un poco sorprendido, sentía que sus mejillas lo traicionaban cambiando a tonalidades rojas y poniéndose calientes, no se lo esperaba.  Y entonces una atmósfera romántica los envuelve, nuevamente se encierran en su mundo sin soltarse y sonriéndose mutuamente.

―Oye basura, Bruno quiere que-. ―Narancia entraba casi pateando la puerta buscando a Mista, pero se detiene en seco al ver la escena.

El pelinegro puede jurar que ve estrellas, corazones y flores flotando a su alrededor. S u boca se abre y tras unos segundos mirando, retrocede de forma silenciosa tomando la perilla de la puerta, echando un último vistazo antes de cerrarla por completo.

Y después se echa a correr.

―¡Bruno, a que no sabes!

―Narancia baja la voz.

―¡Aquí hay un arroz que se está cociendo!

―Narancia ¿Ya tienes hambre otra vez? ―ese era Fugo regañándolo.

―No ahora mi Panni, ¡Esto es importante!

[ ... ]

 

El club estaba a punto de abrir y Giorno estaba sentado en una de las mesas con algunos de los chicos junto a él. Pero lo más importante y por lo que estaba sonriente, Mista estaba sentado a su lado.

Los nervios nunca se esfumaron, pero pudieron ser controlados por ambos con el pasar de las semanas, el castaño trataba de sacar pláticas (aún era un torpe en eso), si bien las conversaciones terminaban siendo un desastre y las palabras salían con torpeza o a veces simplemente no salían porque sus mentes quedaban en blanco, siempre buscaban una oportunidad de acercarse más.

Se dio cuenta de que hablar con Giorno era sorpresivamente relajante y aun si este de parlanchín no tenía absolutamente nada, era entretenido, desde que casi lo golpeó con la puerta de su casillero fue así.

Impensadamente, Giorno no se sentía abrumado por la cantidad de cosas que este le soltaba en tan poco tiempo (según Fugo, puras idioteces innecesarias), al contrario, se sentía cómodo y los escuchaba atentamente.

En un momento Bruno los Interrumpe llamado a Giorno, el pelinegro estaba hablando con una hermosa mujer castaña, alta, de labios rojos, lentes negros, tacones y traje a la medida.

―Giorno quiero presentarte. ―señala a la mujer―. Ella es Lisa Lisa.

Su sola presencia lo hacía sentir un poco intimidado, más no lo mostró y solamente respondió educadamente.

Al parecer Lisa Lisa solía ser una de las mejores strippers en Passione hace mucho tiempo atrás, pero dejó de hacerlo por su ya tan elevada edad, aun si no la aparentaba y parecía que estaba en sus apenas gloriosos treinta, esta ya no se sentía con la energía suficiente para bailar noche tras noche durante horas.

Así que solo se limitaba a ser animadora junto con Cinderella y a supervisar de vez en cuando el lugar porque Doppio la admiraba y estimaba mucho.

También lo hacía para supervisar a su esposo, el jefe de seguridad de Passione y quien se mantenía mayormente en la entrada del club, Kars.

Matrimonio que floreció hace años atrás en el mismo club.

 

[ ... ]

Lisa Lisa, la hermosa joven británica tan correcta y educada como su familia la crio desde pequeña, siendo esta de clase alta, siempre tuvo una curiosidad por lo que sus padres le prohibían.

Salir de fiestas estaba fuera de su alcance, quedar con los amigos en ciertos lugares solo era algo que podía imaginar, y poder escoger siquiera a la que sería su pareja no era ni de lejos una opción.

A los diecisiete años y con toda la valentía que una inexperta y temerosa chica que nunca había visto el mundo podía tener, cansada de la repetitiva y tediosa rutina, decidió darle un giro de 180 grados a su vida (y vaya que lo hizo).

Influenciada por amistades que según sus padres la llevarían al camino de la perdición (¿Tal vez no estaban tan equivocados?), fue impulsada a dejar atrás todo su estricto mundo en la cual había sido rodeada y en donde se sentía sofocada.

En una noche de impulsividad, después de varias llamadas, con un auto esperándola afuera de su enorme patio delantero escondido entre los árboles, con el que en ese entonces juraba, era el 'amor de su vida', es como su impulsivo viaje comenzaba.

Tiempo después, experimentado una bulliciosa vida llena de tentaciones y ajetreo en Italia, a punto de quedarse sin dinero, con una grieta grande en su corazón, en la soledad de su vivienda, pero con un fuerte y resistente carácter; Es como un joven chico pelirosa con pecas llega para ser su salvador, mostrándole un mundo que jamás pudo pasar por su cabeza, el striptease.

Luego de haberse conocido, la amistad entre ellos fue inevitable , los lazos se hicieron fuertes y entonces su contratación en Passione junto con su formación como una de las mejores strippers fue la estrella que iluminó su vida.

Lisa Lisa ve todo su pasado y puede asegurar a sus cuarenta y siete años de edad, aun si no es ni de cerca lo que había imaginado, definitivamente no lo cambiaría por nada.

Vivió una alocada y magnífica vida, tropezó como cualquier ser humano y estuvo a punto de desfallecer, pero se levantó siendo la mejor versión de sí misma.

Y todo eso gracias al magnífico hombre que la siguió en su recorrido hombro a hombro y salvó de la perdición.

Se siente tan agradecida ahora, por haber aceptado a ese grupo de chicos, y esos pocos billetes que un adorable y claramente inexperto Kars de diecisiete años le ofrecía, quien pisaba un club de strippers por primera vez en su vida.

La chispa fue tan fascinante como cegadora, ellos lo supieron desde el primer instante, pero parece que Lisa Lisa aún tenía un poco de diversión que disfrutar y mucho en que pensar por el hecho de que estaba sintiendo y disfrutando cosas maravillosas por alguien nueve años menor.

No se la dejó fácil, por supuesto que no. Y Kars puede jurar que esos fueron los tres años más eternos de su vida.  Angustiantes y ansiosos, pero a fin de cuentas valieron toda la maldita pena.

Porque finalmente y tiempo después, pudo tener a la que él aseguraba era la mujer de su vida y la chica de sus sueños, y Lisa Lisa estaba tan perdidamente enamorada que era capaz de dejar esa vida tan  agitada y seductora  que tenía en ese entonces.

Años después y ante toda lucha, ambos unirían sus vidas por un para siempre que hasta la fecha, años más tarde, Kars y Lisa Lisa llevarían en la mente y corazón para nunca olvidarlo.

Eso y el hecho de que ambos tienen tatuada su promesa en su cuerpo es para nunca olvidarse.

[ ... ]

 

Bruno le cuenta que Lisa Lisa impartía clases de Pole dance los lunes, martes y viernes justo en un establecimiento junto al club, solo que más temprano. Después de esto, le pide amablemente a Lisa Lisa aceptar al rubio dentro de su grupo, aun si este ya estaba algo avanzado.

Dándole a entender al rubio que era una excelente oportunidad asistir a sus clases para pulir su sueño.

Después de una meticulosa charla porque esta no se las dejaba fácil, acepta. Y ambos festejan internamente.

 

 

 06:30 PM

El rubio estaba sentado en los camerinos, Melone, Rohan, Tiziano, Anasui estaban ahí. Los cuatro sentados juntos en los tocadores y Giorno cerca de ellos en la esquina.

Los demás solían ir y venir, entrando y saliendo de los camerinos.

Realmente no captaba muy bien de qué iba su plática, pero escucha atentamente como Tiziano habla de forma un poco despectiva de una chica (o más bien de un grupo de chicas) que Giorno todavía desconoce.

Pero en un momento, Tiziano comienza a hablar de una fémina que si bien Giorno estaba en lo correcto, daba con la descripción correcta de una de las chicas que trabajaban en el club.

Tiziano volteando a ver a cierto peli verde calla repentinamente para después hablar de otra chica. Hablaba bajo por si en cualquier momento a Bruno se le ocurría aparecer (este solía reprenderlo de vez en cuando por esa forma de hablar).

Melone solo reía siguiendo el juego mientras bebía un poco de cerveza. Polnareff estaba ahí y contribuía en la plática por ratos, esperaba a Hol Horse.

Anasui se preparaba, se maquillaba y al finalizar era ayudado por Melone a colocarse su larga y hermosa peluca rosa en conjunto con un adorable y pequeño sombrero morado con pedrería. Giorno mirando con curiosidad todo su procedimiento.

―¿Quién se cree que es esa perra? Tan vulgar, tan ridícula, tan lamentable, ¡Tan zorra! ―Tiziano peinaba su cabello de pie detrás de ellos.

―¿Por qué no vas y se lo dices en la cara? ―Melone lo mira con una mirada retadora.

―Yo no hablo con perras ―mueve su cabello hacia atrás poniendo una mano en su cintura.

―Estás hablando con Melone ―dice Anasui con un pasador en la boca, estaba sujetándose la peluca.

―Vete a la mierda Ana sucia ―le da un pequeño golpe.

―Que ganas de darle una lección a ella y a su insípido grupo de garrapatas ―se coloca su choker.

―Que ganas de que Bruno aparezca y te jale de los cabellos otra vez por ser un grosero con las chicas ―se mete Polnareff.

―Muy gracioso―lo mira molesto.

Rohan tenía su cigarro eléctrico en mano, él no decía nada y solamente se mantenía sentado con los pies sobre el tocador, llevaba puestos ya sus tacones negros de correa que en la parte del tacon y plataforma tenían un degradado rosa, naranja y amarillo que en la obscuridad lucían neón.

A ojos de todos, estaba molesto. Melone y Tiziano optaron por no decir nada ni molestarlo más, es por eso que Tiziano calló de repente anteriormente. Giorno solo se dedicó a escucharlos bien y asentir porque estos también se dirigían a él.

 

༄  12:54 AM

El club estaba en su punto, la música resuena por todos lados y el festejado estaba en un estado alto de ebriedad.

Rohan, Melone y otras chicas estaban con él y sus acompañantes.

Se habían encerrado más en las zonas vip después de que Bucci llegara con un delicioso pastel y Tenmei con dos botellas de Champagne.

Después, los strippers cantan en coro pequeños fragmentos de una canción de cumpleaños alrededor de él, mientras las velas mágicas estaban encendidas, varios de los amigos grababan el momento.

¡Feliz cumpleaños al rey de esta noche! Rohan habla con euforia mientras aplaude.

Melone lleva consigo una botella de Jack Daniel's que más tarde empinaría en la boca del cumpleañero y de él mismo para después besar su mejilla; King Venus lo abraza por los hombros y se mantiene a su lado, este lo sostiene de la cintura con una mano y con la otra sostiene a Magestic Ángel mientras esté baila y se mantiene en su regazo.

Nuevamente, llevaba una corona brillante al igual que el festejado.

Más tarde Beauty Polpo se uniría a la fiesta con más bebidas y diversión.

Bebidas traídas por un sonriente pelirrojo de mirada dulce que en ese momento le hacía ver tan apetecible por la ligera sombra morada en sus párpados, delineador negro en su línea del agua y brillo en el lagrimal. Todo en conjunto con sus labios rojos que se veían tentadoramente besables.

No llevaba más que unos aretes en forma de cereza, una bata verde obscura con cuello de tortuga que le llegaba un poco más arriba de los muslos y era abierta del pecho, mostrando la lencería de encaje negra que llevaba puesta y su pequeña placa con una cereza con el nombre Tenmei.

Una bebida tras otra, durante toda la noche.

 

 

 Nápoles, Italia. Passione.

Sábado, 0 6:13 PM

 

Otro día pasa, otra noche más, siendo mesero en Passione y otra ocasión en la que Giorno llega para notar que Narancia, Formaggio, Illuso y Fugo murmuran frases que no logra escuchar.

Siempre estaban sentados en esa mesa, ya sea con otras personas y en diferentes días, pero siempre podía visualizar a Narancia en todas y cada una de ellas. Comentaban diferentes cosas, del trabajo, lo que les había pasado, de otras personas, etc.

Visualiza a Mista a lo lejos junto a Prosciutto y Risotto, este lo ve y lo saluda tontamente, Giorno devuelve el saludo de forma tímida. Y se hubieran acercado a hablar, pero el castaño fue jalado por Sheila a otro lugar del club antes de que eso fuera posible.

Se siente un poco (solo un poco) desanimado, así que opta por acercarse para sentarse junto a Narancia y los demás.

―Entonces así la cosa. ―Narancia se apunta a sí mismo, mira a cada uno―. Yo quiero, un inflable para adultos.

―No jodas Nara. ―Formaggio negaba incrédulo―. ¿Cómo mierda vamos a meter un maldito inflable a un jodido apartamento en un cuarto piso?

―Narancia deja de decir idioteces o no habrá nada. ―Fugo sostenía su frente con una mano mirando serio a Narancia.

―¡Pero Panni! ―lloriquea un poco para después recostar su cabeza en la mesa.

―Buenas tardes, chicos. ―Giorno encuentra la oportunidad de entrar a la plática.

Todos lo saludan alegremente (Fugo lo intenta, no estaba de humor, casi nunca lo estaba) y después Giorno se sienta enfrente de Narancia.

―Narancia, ¿Ya le comentaste también a Giorno? ―Illuso le toca levemente el hombro moviéndolo.

Narancia se endereza en un rápido movimiento.

―¡Oh es cierto! Gio. Casi lo olvidaba. ―truena los dedos apuntando al rubio―. Sucede que, en unas semanas más, será el cumpleaños de un chico increíble, carismático, alto y por supuesto, muy guapo.

―¿En serio? Creí que era tu cumpleaños. ―dice Formaggio de forma divertida.

―Idiota. ―lo golpea.

―Qué yo sepa mi cumpleaños aún no es. ―dice Polnareff quién iba de paso y había escuchado la conversación.

―Cállate, cuando diga del ser más ridículo e infantil, entonces si eres tú. ―Narancia lo empuja para que se vaya, ya se estaba molestando.

―En tu descripción te faltó decir alcohólico y estúpido. ―comenta Fugo distraídamente mientras revisaba su celular.

―¡Panni! ―lloriquea otra vez. Y esos idiotas ya se estaban desviando del tema―. ¿Tú también?

―Sabes que tengo razón. ―hace un puchero que a ojos de Fugo luce estúpidamente adorable.

―¿En serio? ―Giorno se dirige al pelinegro tocando levemente su brazo, decide regresar a la conversación inicial, Narancia asiente―. ¿Cuántos años cumples?

―El número no importa. ―face un ademán con la mano―. Lo que importa es qué haces con ellos.

―Le estamos organizando una fiesta sorpresa. ―dice Formaggio.

―Qué no tiene nada de sorpresa ahora porque este idiota ya lo sabe. ―Illuso apunta a Narancia mientras rueda los ojos.

―No es mi culpa que ustedes no sepan lo que es la discreción y secretismo.

―No, no es nuestra culpa que seas tan malditamente chismoso y entrometido. ―contraataca Illuso―. En serio que a veces puedes llegar a ser exasperante.

―Eso no importa. El punto es, que aun si eres algo nuevo trabajando aquí. A mí, personalmente. ―se apunta―. Me agradas mucho, te considero como un buen amigo, así que sin duda me gustaría que asistieras.

―¿De verdad? ―era la primera vez que alguien lo invitaba a... Algo. Él no era de muchos amigos, así que el hecho de que ya consideren hace que se sienta emocionado.

―Claro. ―asiente con entusiasmo. Que alguien como Narancia lo considere ya como un amigo le hace sentir algo agradable.

―Está bien, en ese caso ahí estaré. ―le sonríe con una emoción oculta en el rostro.

―¡Estupendo! ―aplaude emocionado―. Te enviaré la dirección cuando se acerque la fecha, será en el departamento de Daichi.

―Pero espera, ¿Ya le comentaste eso a Daichi? ―Fugo mira interrogativamente al pelinegro. Este solo se queda callado mientras lo mira, Fugo suspira ruidosamente.

―B-bueno no, ¡Pero estoy seguro de que aceptará!

―Pues más te vale porque si no se arruinará todo. ―Illuso se encoge de hombros.

―¡Eso jamás! ―Narancia se levanta para caminar decidido hacia la cocina en busca del pelinaranja. Los demás solamente miran como este desaparece del camino y siguen platicando.

 

 

 ༄  Italia, 09:36 PM

 

En un lugar apartado de todo en Italia, una lujosa mansión escondida entre los árboles estaba siendo usada por gente peligrosa.

En una larga mesa Versace de mármol blanco con detalles de oro, en un cuarto con poca iluminación porque estaba en lo más recóndito de la mansión, varios hombres de trajes elegantes diseñados personalmente para ellos, con costosos anillos en los dedos y lentes solo para aparentar rudeza, con cigarros encendidos y armas en los pantalones listas para usarse si es necesario.

Riendo, bebiendo el más caro y exclusivo vino. Jugaban cartas, las apuestas nunca eran menos que miles de dólares y otras cosas.

En la punta de esa mesa, se encontraba un hombre con ceño fruncido y mirada seria, fija en todos ellos.

Emanaba un aura hostil e inquietante y su rostro era tan pavoroso, intimidado a las señoritas que estaban ahí hasta hacerlas temblar, algunas de ellas que se encontraban ahí contra de su voluntad.

Todas ellas de pie detrás de los sujetos y otras más pegadas a la pared.

Atrás junto a él se encontraba un chico de pie, su mano derecha y confidente, tan serio como siempre debía mostrarse, aun si por dentro seguía temiendo y temblando como el primer día que estuvo en esa situación.

A lado de este también de pie estaba otro chico, su guardaespaldas y el que daría todo por mantenerlo a salvo. Tenía los ojos puestos en las chicas, desvistiendo lo poco que tenían en sus cuerpos y sonriendo de forma macabra.

Con las piernas cruzadas, brazo izquierdo recargado en el respaldo de la silla también 'Versace' y la mano derecha descansaba en la mesa rebotando sus dedos llenos de anillos contra esta.

Es el jefe, se levanta.

Doppio tiembla, y entonces cierra los ojos.

Lo siguiente que su mano derecha ve después de abrir los ojos.

Son cuerpos ensangrentados, personas esparcidas por todo el lugar, en el suelo, sillas y mesas. Todos sin vida, excepto uno, era un aliado.

Así que ahora el señor D'Arby, con todos los billetes reunidos, se levanta para ponerse a su lado. Las mujeres temblando como hojas, llenas de lágrimas y cubriendo sus bocas, ahogando los sollozos.

El jefe voltea a ver a Doppio, este tiene la mejilla levemente manchada de sangre. Posa su mano en él para limpiarlo, tiembla ante el toque.

El jefe sale, y Chioccolata va tras él. D'Arby también.

Doppio mira hacia atrás por última vez, a los cuerpos y a las mujeres.

 

El trabajo estaba hecho.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Chapter 17: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ INTERFERENZA DI GIORNO ꒱

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text



˗ˏˋ ❝ Flores, chocolates y champagne para nuestro hermoso Gio d'oro ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

 Nápoles, Italia. Departamento del tío dinosaurio.

16 de Abril, cumpleaños de Giorno.

Decir que tenía altas expectativas sobre ese día en específico sería una vil mentira en la mente de Giorno, pero definitivamente no se esperaba nada de lo que había recibido en ese día tan 'especial'.

Para empezar, decir que fue grato tener una repentina empujada de la cama a la 6 am para después ser levantado y besado en la frente por un Diego que más bien parecía una madre conmovida porque su hijo estaba creciendo porque este le decía mil cosas mientras lloraba sería una total mentira, y Giorno no entendía muy bien lo que decía, ya que eran las jodidas seis de la mañana y estaba más que dormido.

¿Quién mierda levanta a alguien a las seis de la mañana para molestarlo?

Aun así, y con todo el sueño del mundo, lo abraza mientras asiente y recarga su cabeza en el hombro de su tío mientras este lo carga como un bebé y no como una persona de ahora veinte años (aunque bueno, a ojos de Diego, Giorno seguía siendo el pequeño pelinegro que cargó por primera vez con tanta felicidad).

Luego camina con él en brazos hacia la cocina en donde un delicioso desayuno hecho con todo el amor y dedicación de Diego hacia su sobrino lo esperaban.

Y claro que sus jodidos licuados no pudieron faltar, después de haberle dado un vaso de quien sabe que y luego otro vaso con dos huevos crudos y una mordida de cebolla, Giorno despertó de golpe solo para toser y escupir en el lavabo de la cocina (no pregunten por qué el huevo y la cebolla, solamente era Diego siendo un idiota).

Después de unas maldiciones, una verdadera felicitación, un abrazo largo y un Giorno agradecido, es como comienzan a comer.

El primer regalo fue el de Diego, un pequeño y hermoso arreglo de rosas rojas en una caja redonda negra junto con otra caja de zapatos Prada que amo en cuanto los vio.

Más adelante de eso, creyó que sería todo, pero entonces Diego le dice que ninguno de los dos irá a trabajar, así que invita a Giorno a pasear por la ciudad, este acepta porque estar con su tío honestamente podía ser el mejor regalo de cumpleaños.

Estarían en sus lugares favoritos, comiendo y probando cosas nuevas con Diego, riendo mientras este le cuenta sus miles de historias que vivió en el club y en parte de su vida, Giorno haciendo todo que no pudo hacer en los cumpleaños mientras vivía bajo el cuidado de su padre.

Este solía hacer lo mismo con sus hermanos y él, no se esforzaba ni tenía creatividad para hacer algo nuevo, era tan repetitivo. Las cosas cambiaron un poco cuando Jonathan llegó a sus vidas, ya que este incluso llegó a llevarlos fuera de Italia con él en sus viajes no tan lejos del país.

Pero siempre era lo mismo: Desayuno, felicitación, llamada con su tío y de vez en cuando visita porque era la única familia que tienen, si en ese momento su padre tenía a alguien, este o esta lo felicitaba dándole un buen regalo solo para ganarse a Dio a través de sus hijos, comida especial en casa, gran cena en casa, un pastel, regalos y eso es todo.

Con suerte, de pequeños un McDonald's estaría en sus visitas, pero Dio comenzó a tachar la comida chatarra de sus menús de comida conforme pasó el tiempo y fueron creciendo.

Las mascotas de regalo se descartaron desde que Ungalo sacó a su pez para secarlo y cuando lo regresó ya era demasiado tarde (suena bastante cruel, pero él era pequeño y no tenía idea). Así que el perro que Jonathan tenía para ellos al final terminó siendo para él y a quien nombró Danny. Era muy obediente, su fiel compañero que lo acompañaba en la mayoría de sus aventuras.

 

❀ 04:26 PM

Cuando ambos estaban caminando por las calles de Nápoles cerca de la playa, Giorno recibe una videollamada de su creador/demonio/causante de sus desgracias, Dio.

Después de un suspiro, contesta y pone su celular enfrente de él, nota que quien en realidad estaba en la llamada era Jonathan junto a sus hermanos, así que sonríe grande mientras los saluda, estos lo saludan y también a Diego.

Exclamando que los extraña mucho y estos por igual, después de un dulce canto a Giorno y él con un brillo en sus ojos, es como una agradable plática se llevó a cabo por casi media hora.

Después de unos minutos, ahora era Dio quién estaba protagonizando la videollamada, y después de mostrar un rostro serio por el hecho de que Diego estaba detrás de Giorno, este pone los ojos en blanco mientras se aleja para dejarlos "solos".

―¿Te la estás pasando bien, Haruno? ―dice mientras tiene su mejilla apoyada en su mano y la otra descansando en la mesa.

―Si, Diego es muy divertido, me preparó un delicioso desayuno y ahora estamos paseando por Nápoles. ―mira mayormente a otro lugar que no sea su celular.

―Jum, espero que ese bastardo reptileano te esté tratando muy bien. ―Giorno puede sentir su mirada penetrante a través de la cámara y de los lentes de lectura que estaba usando, luego se los quita.

―De hecho, si, mi tío es increíble. ―sonríe, puede jurar que detrás de ese rostro calmado que su padre estaba mostrando ante la cámara, su sangre estaba hirviendo como arena en el desierto.

―Bien, como veo que se la están pasando fenomenalmente. ―dice con sarcasmo, sus uñas estaban siendo enterradas en la mesa―. No los interrumpo más ni les quito tiempo.

Suspira y rueda los ojos.

―Padre, sabes que no eres molestia alguna.

Y la única razón por la cual su padre estaba actuando tan tranquilo y sereno era porque Jonathan estaba enfrente de él sosteniendo el teléfono, lo veía cada cierto tiempo con un rostro que claramente Giorno no podía ver. Dio seguía en la misma posición, recargado en la mesa, sosteniendo su mejilla.

―No, no, de verdad. ―quita su mano y se endereza para después sonreír calmadamente. Ok, tal vez Giorno estaba sintiendo un poco de miedo―. Quiero que disfrutes mucho este día hijo.

―B-bien, gracias padre. ―tartamudea un poco.

―Bueno, si no hay nada más que agregar nos despedimos. ―se levanta, pero se inclina recargándose en Jonathan y sonríe―. Feliz cumpleaños Haruno.

―Gracias padre. ―dice serio y con un tono de voz bajo. Dio y él se quedan mirando por segundos que Giorno sintió eternos hasta que desvió la mirada hacia otro lado.

Happy Birthday Haru! We love you! ―ese era Jonathan con una dulce sonrisa moviendo su mano enfrente de la cámara.

―Gracias Jona. ―sonríe enternecido―. Yo también los amo.

―¡Ciao a todos! ―Diego se para detrás de Giorno―. ¡Cuídense! Espero verlos pronto, y cuídate mucho hermano.

Después de una afirmación de parte de Jonathan, un 'Vete al demonio' de parte de Dio en el fondo, una despedida de sus hermanos es como Giorno da por finalizada esa linda llamada.

―Eso fue mejor de lo que pensé. ―dice Diego después de que Giorno colgara. Este suspira dándole la razón.

―Creo que le tengo más miedo a un Dio tranquilo que a uno enojado. ―Diego ríe para después poner su brazo en los hombros de Giorno y así caminar hacia su siguiente destino.

 

 05:04 PM

Después de haber comido deliciosamente y degustado del helado favorito de Giorno, ambos se encontraban descansando en el departamentosaurio. Diego preparando algunos de sus experimentos que involucraban palomitas de maíz y Giorno sentado en la sala escogiendo una buena película.

Cuando finalmente encontró algo que le agradó, es interrumpido por el llamado de la puerta, volteando a ver confundido, se levanta y le pregunta a Diego si esperaba a alguien, este negando le dice que abra mientras sigue en la cocina.

―Buon pomeriggio, disculpe la molestia, pero ¿Vive aquí el señor Giorno Giovanna? ―era un joven repartidor de linda sonrisa quien tocaba a su puerta.

―Sí, soy yo. ―con gran confusión en su voz, sostiene la tabla que este le daba para que firmara porque tenía un pedido para él, según le había dicho el repartidor.

Aún con un rostro confundido, Giorno firma y entonces el chico se inclina para levantar del suelo un hermoso arreglo de veinte girasoles perfectamente cortados y bien acomodados en una caja cuadrada blanca con una cinta roja y pegada a esta había un paquete de chocolates.

Giorno con asombro solo logra formular un 'Gracias', este sonríe y se despide amablemente.

―Oye Gio quien- Wow. ―se detiene en la puerta de la cocina, sorprendido por lo que había recibido―. Dame, dame, dame.

Decía extendiendo sus manos hacia la caja intentando quitarle los chocolates.

―Deja ahí Diego, son para mí. ―le da un pequeño golpe en su mano, este se soba y hace un puchero.

―¿Quién lo manda? ―echa un vistazo a todo el ramo, cuando ve una pequeña tarjeta intenta agarrarla, pero Giorno es más rápido, la toma para leerla.

Para la flor más linda y jovial del jardín. Por otro año más cumpliendo tus sueños.

Buon Compleanno, Giorno Giovanna.  ~ Bucci B & Sogni G.

―Oh, ¡Qué lindo es Bruno! ―dice Diego quien había leído por encima de su hombro mientras ponía sus dos manos en la zona de su corazón―. Tan considerado con mi pequeño sobrino.

―También Leone lo envío. ―dice leyendo los nombres en la firma y mostrándosela a Diego.

―Bah, seguramente el que lo mandó fue Bruno y solo puso el nombre de Leone para hacerlo quedar bien. ―Giorno sabe que posiblemente eso pasó, pero quiere quedarse con la opción B), Ambos contribuyeron con el regalo.

Después de meter los chocolates al refrigerador y a punto de irse a sentar, nuevamente vuelven a tocar la puerta.

―¿Qué rayos? ―dice Diego confundido desde la entrada de la cocina más no abre la puerta, Giorno pone los ojos en blanco, ya que no tenía intenciones de moverse y camina para abrir.

―Buon pomeriggio. ―era otro repartidor, un poco más mayor que el anterior. ―Disculpe, ¿Se encuentra el señor Giorno Giovanna?

―Soy yo. ―Dice menos confundido que la primera vez. Este sonríe y entonces nuevamente tiene que firmar, ya que estaba recibiendo otro pedido.

Al terminar y entregándole la tabla, el repartidor se inclina y le extiende un adorable arreglo de rosas amarillas, gerberas rosas y flores más pequeñas blancas. Todas estas en una caja redonda color chocolate con un listón rosa pastel y un moño en medio. Creyendo que ya era todo, le extiende una caja mediana envuelta con listones rosa pastel también.

Después de dar las gracias y despedirse, cierra la puerta luciendo más sorprendido. Diego lo ayuda poniendo todo en la mesa.

―Cielos Giorno, no sabía que eras tan popular. ―analizando el arreglo, encuentra la tarjeta y nuevamente es arrebatada de sus manos por el rubio antes de que pudiera leerla.

― Deja de ser tan chismoso. ―dice dándole la espalda para que no leyera la tarjeta.

Para el mejor veinteañero que pudo pisar el club ¡Buenas vibras para ti en este día y en los que siguen! Que lo disfrutes.

De parte de las mejores personas que pudiste haber conocido. :)  ~Narancia Ghirga & Fugo Pannacotta.

Giorno sonríe dándole la razón, sin duda Narancia y Fugo eran de las personas que agradece haber conocido.

Diego le dice que abra la caja y al hacerlo, en esta encuentra una pequeña botella de champagne Moet & Chandon Rosé Imperial de etiqueta rosa, un par de chocolates y macarrones rosas. Todo perfectamente bien arreglado y luciendo muy lindo.

Giorno no puede parar de sentirse agradecido. Pasan alrededor de diez minutos y ambos estaban sentados en la mesa de la cocina disfrutando de los macarrones, entonces vuelven a tocar a su puerta, el rubio incrédulo va a abrirla.

―Buon pomeriggio, ¿Es usted Giorno Giovanna? ―asiente―. Excelente, tuvimos tres pedidos para usted, los cuales llevan esta dirección como destinatario.

―Entiendo. ―extiende sus manos porque sabe lo que sigue; firmar, recibir y despedir. Esta vez Diego interviene, ya que son varias cosas las que recibe.

Son tres arreglos más; uno es una caja redonda negra de rosas rojas con dorado formando la letra 'G' en medio, con un listón rojo abrazando la caja.

El segundo es más pequeño; una caja café hexagonal con veinte tulipanes amarillos y rosas. En medio de estos había una botella de vino rosado espumoso, la caja envuelta con listón negro.

El tercero y en realidad eran tres pequeños arreglos individuales; uno tenía solamente rosas blancas y de hecho todo era blanco, el segundo eran rosas rojas y el tercero rosas moradas. Junto a esta había una caja con un set de productos para el cuidado de la cara.

Los que habían enviado esos arreglos, según leyó las tarjetas, fueron Tiziano & Scualo, Prosciutto & Risotto y finalmente Joseph & Caesar.

Minutos después le llegaría el que podría haber sido el regalo más vergonzoso de todos, era un arreglo de flores rojas formando un corazón, unos chocolates y en una bolsa, un par de lencerías y trajes parecidos a los que usaban los strippers de Passione.

Todo esto enviado por Melone.

Espero poder verlo en ti muy pronto, pequeño Giogio. ;)  ~ King Venus.

Abochornado, pero aún feliz, le echa otro vistazo a sus regalos recibidos con una sonrisa, sin duda tiene que dar muchas gracias más adelante.

 

❀ 07:08 PM

En el teléfono de Giorno se podía leer una llamada entrante de Bruno, el rubio quien estaba viendo televisión con Diego, contesta de forma amable.

Después de una charla, Bruno le pregunta a Giorno si hará algo por ser su día, ante una respuesta negativa de parte del rubio, este se escandaliza diciendo que eso era inaceptable; después de varios murmullos en la línea del pelinegro y la voz de Leone, le dice que estará ahí en treinta minutos con los muchachos y cuelga sin siquiera darle oportunidad al rubio de refutar.

La puerta es tocada por milésima vez en el día y Giorno después de arreglarse rápidamente con lo que tenía puesto anteriormente, abre con una sonrisa para ver a Bruno, Leone, Narancia, Fugo, Formaggio, Melone e Illuso al otro lado de esta.

Todos gritando un Buon Compleanno y evadiendo el espacio de Giorno con muchos abrazos.

Nota que todos llevaban comidas y bebidas alcohólicas en las manos, lo que más le sorprendió fue el pastel de coco (hecho en casa según Narancia) que tenía en manos y que estaba por meter al refrigerador, voltea a ver a Bruno y este asiente luciendo sorprendido también.

Vaya a saber alguien de dónde lo sacó o cómo hizo ese pastel. No era que desconfiara del chico, pero todo lo que decían de él hacía que dudara un poco, de igual forma el pastel se veía tan apetitoso que le daban ganas de comer un poco.

Después de todos saludar a Diego (realmente eran idiotas o nadie le dio importancia al hecho de que Giorno estaba en el departamento del dinosaurio, solo Bruno y Leone sabían que era su tío) se sientan en la mesa para disfrutar de la comida que Bruno había preparado especialmente para Giorno.

Giorno mirando la puerta después de que todos estuvieran adentro, Bruno le toca el hombro, ya que sabe el porqué, mira hacia la entrada con insistencia, le dice que Mista no pudo ir porque tuvo que visitar a sus padres y que le pedía varias disculpas por eso. El rubio entendiendo completamente la situación le dice que no hay ningún problema.

 

 09:24 PM

Después de esa deliciosa cena y con música en volumen bajo, todos se encontraban en la sala, con las puertas del balcón abiertas, sentados en el suelo y algunos otros en los sillones, charlando animadamente mientras bebían.

Realmente era una reunión bastante agradable, acogedora y cálida para Giorno, se sentía feliz de estar acompañado de increíbles personas. Pero entonces y para su sorpresa, la puerta es tocada por última vez en la noche y esta vez quien se levanta para abrir es Diego mientras los demás siguen en lo suyo.

Lo siguiente que puede ver es a Diego cargando a luchas penas un enorme arreglo de flores, eran preciosas rosas amarillas en una gran caja blanca con diamantes, las rosas formaban el lindo nombre de 'Giogio' y puede notar que en el centro de estas pegaron piedras de cristal para decorar lo que hacían que el arreglo brillara con cada movimiento.

También nota que Diego deja otra caja más pequeña de la marca Gucci y Giorno únicamente puede abrir un poco la boca de la impresión, ¿Quién le regaló eso?

Junto al arreglo había una pequeña tarjeta, así que el rubio la tomó antes de que alguien la note (Diego) separándose del resto para leerla tranquilamente.

Me han dicho que amas las flores, todos lo han notado y estoy seguro de que los demás te han enviado muchas ya.  Me uno a ellos, pero el mío es un poco más especial.

Te envío este hermoso arreglo para felicitarte por un año más de vida y para hacerte saber que de entre todas esas bellas flores que recibiste hoy, tú eres sin duda la más hermosa de todas.  ~ Guido Mista.

Y Giorno nunca se había sentido tan conmovido como en ese momento, tratando de ocultar su sonrojo al poner la tarjeta en su rostro cubriéndolo para evitar que todos vean la emocionada y posiblemente ridícula expresión que estaba haciendo.

¡Mista! ¿Mista le había enviado eso?

¡Dios mío!

¿Qué pretendía ese chico?

Sea lo que sea, a ojos de Giorno y posiblemente de todos los demás, se había lucido.

―¡Uhh! ¡Giorno! ―Narancia lo codeaba haciendo sentir al rubio más avergonzado. ―¿Quién te habrá enviado tan considerado detalle?

Narancia estaba emocionado por dentro al saber que le había gustado mucho, él sabía de quién era porque fue el mismo Mista quien le llamó días antes, alterado y preocupado al no saber qué regalarle, pidiéndole sugerencias válidas, posibles y serias (sabía cómo era Narancia).

―Wow Giorno, ¡Qué bonito! ―ese era Melone tocando los detalles y oliendo las rosas.

Luego de varias palabras que lo hicieron sentir más apenado, recuerda que también había recibido una caja, la busca y al abrirla, un hermoso brazalete Gucci de oro rosa con detalles florales blancos y el tan reconocido logo de la marca es lo que puede ver.

Después de analizarla se la pone y le queda perfectamente bien. Bueno, tal vez esos apretones de mano que Mista le daba habían servido para algo.

―¡Te dio un maldito brazalete Gucci de 2, 100 dólares! ―Melone toma su mano detallando la pulsera con su dedo y viéndola atentamente―. ¿Qué clase de 'amigo' hace eso? ¡Porque yo quiero uno!

―Melone, a ti te han dado regalos incluso más costosos, ¿Qué cosas dices? ―le dice Formaggio.

―Sí, pero esto fue dado con cariño y no con el afán de llevarte a la cama. ―habla con un puchero en los labios.

―Bueno~. ―dice Illuso divertido, alargando la palabra―. Nosotros no sabemos qué pasó por la mente de quien le dio el regalo.

―Cállate idiota. ―Diego le da un golpe―. Mi Giorno no es así.

―¿Tú Giorno? ―mira a Diego más que confundido.

―¡Bueno! ¡Es hora de cortar el pastel! ―Bruno interrumpe todo el alboroto de las flores diciéndole a Narancia que sacara el pastel.

Todos se colocan de tal manera que están en la sala de estar, el pastel en la mesa de la sala y Giorno en el suelo enfrente de este.

―Pide un deseo pequeño Giorno. ―le dice Bruno quien se sienta junto a él y todos lo miran con una sonrisa. Diego, más feliz que los presentes, sostiene la mano de su sobrino.

Giorno mira a todos y cada uno de ellos, continuamente a eso, procederá a decir algo muy cliché. Su deseo ya está cumplido al haber conocido tan maravillosas personas, agradecido de tener, aun si es un poco disfuncional y con problemas como todas, una familia en quien apoyarse.

Tiene a Diego, a sus hermanos y sus padres.

Y justo en ese momento, los tiene a todos ellos.

Nada más que eso necesita.

Ah sí.

Y por favor, que pueda convertirse en stripper.

Dicho eso, en su mente, procede a soplar las pequeñas velas que formaban el número veinte.

Todos aplauden para después abrazarlo. Diego levantándose para traer platos, cubiertos y bebidas.

El rubio mirando el pastel, imaginando que ese sería el primero de muchos cumpleaños junto a los miembros de Passione.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

Esto fue ¿Un especial muy atrasadísimo por el cumpleaños de Giorno? No lo sé, pero dejémoslo así.

Chapter 18: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO 016 ꒱

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ Consejos de supervivencia, peleas de mamás y la hija del jefe ya está aquí ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

 Nápoles, Italia. Passione.

Siguiente día,  06:06 PM

 

~Let this groove get you to move. It's alright, alright ~. ―Giorno tarareaba mientras se maquillaba un poco.

El rubio se encontraba sentado en los tocadores de los camerinos, Diego sentado a su derecha; eran los únicos ahí en ese momento.

Diego enfocando su atención en un videojuego que Giorno apostaría era Minecraft en su celular, ya que escuchaba como este mataba animales y apagaba la lava en las minas, maldiciendo y golpeándose la cabeza con la pared de vez en cuando.

Estaba tan absorto en el juego que ni siquiera le hacía caso cuando este lo empujaba levemente al son de la música bailando con él, ni cuando Anasui entró también y se sentó junto a ellos, decidiendo minutos después que hacerle un par de trenzas a Diego le harían ver más atractivo, y eso hizo.

Giorno al verlo entrar se había detenido por mera timidez, pero después Anasui le sonrío y comenzó a bailar levemente tarareando también, invitando a Giorno a sentirse cómodo con él.

Y estuvieron un rato así, también hubo un momento en el cual Anasui se disculpó con Giorno, ya que él no sabía que el día anterior había sido su cumpleaños. Este, restándole importancia al hecho, le dice que no se preocupe, no obstante, le da un pequeño pero fuerte abrazo.

Seguían hablando, solo hasta que los recién llegados, Mista y Josuke entraron para ir a sus casilleros. Mista mostrando una sonrisa tímida a Giorno y este devolviéndosela, el rubio lo siguió con la mirada hasta que desapareció hacia el cuarto de los casilleros.

Josuke saludando con dos besos en la mejilla a Giorno, una mirada dulce, una genuina sonrisa en conjunto con un guiño y finalmente una caricia en la cabeza después de unas palabras, felicitándolo también.

Siempre hacía eso, cada vez que lo veía; incluso los apretones y miradas duraron más los primeros días que se conocieron y se presentaron. Giorno respondiendo a sus muestras de afecto con ¿Fingida? Timidez.

Nadie se dio cuenta de eso, nadie excepto Anasui que discretamente le dio un pellizco a Josuke en la pierna para que ahora su atención se centrara en él. Después de unas cortas palabras y miradas de advertencia, Josuke se va y Giorno vuelve a su asiento. Las voces de Narancia y Okuyasu se escuchan afuera de los camerinos.

―¡Bro! ―pudo escuchar como chocaban sus manos―. ¡Haré una fiesta por mi cumpleaños! ¿Estarás cierto?

―¡A la mierda bro! ―responde con la misma energía―. ¿Habrá bebidas? ¡Sabes que si no hay alcohol yo no voy!

―¡Hasta la pregunta ofende Okuyasu!

―¡Entonces por supuesto que iré bro!

―¡Eres el mejor bro! ¡Beberemos hasta quedar inconscientes!

―¡Sin duda hermano! ¡Hay que hacer mierda la casa y tirarla por la ventana!

―¡Nadie hará mierda nada o si no, yo los haré mierda a ustedes! ―ahí iba Prosciutto como interventor y salvador de la casa de Daichi.

Giorno y Anasui escuchaban su escandalosa platica porque discretos no eran. Anasui luciendo acostumbrado a esa clase de energías que emanaba los dos, pero Giorno tan solo miraba la puerta un poco abrumado y cohibido por tanta efusividad.

Okuyasu entra y con toda la energía que podían tener dos niños de seis años en el cuerpo de uno con veintitrés, abraza a Giorno levantándolo del suelo y felicitándolo como nadie más lo hizo.

Este, un poco abochornado como divertido, le dice que lo baje y antes de que Giorno pudiera agradecerle, Okuyasu le extiende una caja llena de Brownies y fresas con chocolate que había hecho él mismo con un poco de ayuda del chef Tonio. Este conmovido abraza a Okuyasu agradeciéndole enormemente.

Después de un intercambio de palabras, Okuyasu llama a Josuke con un ruidoso ¿¡Hermano del alma, dónde estás!? Y Josuke se reúne con él y Narancia siendo menos (casi nada) escandaloso que ambos.

Minutos después de que Giorno, Anasui y Diego estuvieran arreglados (Porque Prosciutto entrando por un momento le había arrebatado el celular a Diego diciéndole que se arreglara) y de qué Giorno se colocara su placa, Bruno entra.

―Hey chicos. ―asoma medio cuerpo por la puerta. ―¿Qué hacen aquí? Todos estamos en las mesas del bar, ¡Vengan!

―Si, en un minuto, yo iré al baño. ―dice Anasui para después levantarse y dirigirse a los tocadores.

―Cuando Anasui va al baño ¿Entra al de mujeres? ¿O a cuál entra? ―le pregunta Diego a Bruno con realmente un lío en la cabeza, nunca le dieron una respuesta.

―Ay Diego. ―Bruno solo rueda los ojos y sale de ahí.

Los tres salen y efectivamente, casi la mayoría de los miembros estaban ahí. Giorno camina para sentarse entre Prosciutto y Bruno. Diego se sigue de largo, con la intención de ir hacia puerta trasera para salir del club, pero cuando estaba en el bar con todos detiene a Giorno.

―Gio iré por cigarros, vengo en un momento. ―señala la salida.

―Está bien. ―después de que este le preguntase si quería algo y recibiendo una respuesta negativa, Melone se mete a la plática sosteniendo a Diego del brazo.

―¿Quieres que vaya contigo, Gogo? ―dice de forma melosa mientras acaricia su brazo de arriba hacia abajo y entrelaza sus dedos con los de Diego. Este le sonríe dulcemente para después poner su mano en el rostro de Melone.

―Claro que no. ―lo empuja levemente haciendo que este se separe molesto. Diego se despide y después rueda los ojos por la cara de Melone. A ahora ambos estaban sentados junto a los demás.

―Ah Tiziano sí. ―decía Rohan quién estaba bebiendo una limonada rosada con frambuesas, de piernas cruzadas de forma presuntuosa―. Cariño, hablar no cuesta nada, al igual que tus aretes.

―¿Disculpa? ―habla de forma levemente ofendida―. Esto es Cartier precioso, no como tus obscenos anillos que juras son Christian Dior.

Anasui quién recién estaba llegando del baño, se inclina hacia el oído de Bruno para susurrarle.

―Disculpa, pero ¿Qué tipo de debate educativo estamos presenciando el día de hoy? ―dice para después sentarse atrás entre el pelinegro y Giorno.

―Ya sabes, lo de siempre. ―hace un ademán con su mano. Estaba de piernas cruzadas bebiendo un té.

Giorno no sabe cómo, pero de un momento a otro la conversación se había desviado y ahora el veneno iba dirigido a Prosciutto; este, con sus filosas palabras y lengua venenosa, decidió que involucrar también a Gio sería divertido. Y al parecer, el tema del cabello antinatural no era bien recibido por los rubios de Passione.

De un momento a otro, Prosciutto hacía comentarios dando a entender que el cabello de Giorno ni de broma era natural y que lucía tan falso como el culo de Secco.

―Cariño, al menos mi cabello si es rubio natural. ―mira presumidamente a Giorno. Después de eso se puede escuchar como Narancia, Formaggio, Melone e Illuso formulan una bulla en conjunto.

―Bueno, pero yo no soy el único aquí que alardea y jura tener un cabello natural. ―por puro instinto conduce su mirada a Tiziano―. A algunos se les nota la falsedad de lejos.

Si, tal vez debería callarse.

Nuevamente, se puede escuchar un "Ohhh" de los chicos de fondo.

―¿Y a mí por qué me miras? ¿Estás tratando de decirme algo? ―Tiziano mira a Giorno muy molesto por la nada grata mención. Rohan solo puede ocultar su sonrisa burlona con su mano.

―Tiz, él no dijo tu nombre. Si te sentiste personalmente ofendido debió ser por algo. ―Prosciutto mira a Tiziano burlonamente. Luego escucha como Narancia y Melone le dan la razón.

―¿Te vas a dejar Tiz? ―ese era Formaggio de fondo.

―¡Y también usa extensiones! ―se escucha también de fondo, solo Bruno voltea a ver y nota que fue Gyro quien dijo eso. Ríe levemente mientras niega con la cabeza. Entonces se puede escuchar la bulla otra vez.

―¡¿Quieren callarse de una buena vez?! ―dice Tiziano hacia ellos y después voltea a ver a Giorno―. Y tú, maldito mocoso hijo de-.

―Ya ya. ―se mete Bruno entre los dos antes de que la cosa se hiciera más grande. ―Giorno solo estaba bromeando Tiz, si te ofendió no fue su intensión ¿Verdad Giorno?

El rubio asiente en su dirección. La mayoría ya se había levantado de sus asientos. Este solo mira fijamente a Giorno.

―No me causó nada de gracia esa broma suya.

―Lo siento mucho Tiziano. ―dice Giorno con un rostro serio―. No fue mi intención, en serio, solo se me salió, perdón.

―Porque no mejor te vas a arreglar. ―dice Bruno tratando de calmarlo y poniendo su mano en el hombro del rubio―. Pronto abriremos y tienes que ir a ponerte hermoso.

―Yo ya lo soy Bruno. ―responde Tiziano mientras se pasa el cabello detrás de la oreja―. Cómo sea niño, solo ten cuidado con lo que dices.

Lo señala y Giorno asiente, este sonríe mientras niega. La verdad, ese había sido un insulto de niño de preescolar a comparación con los que había recibido de otras personas, de Prosciutto y de Rohan.

Les da la espalda para caminar hacia los camerinos, pero antes de eso se detiene en donde Narancia y los demás que estaban haciendo burlas se encontraban.

―Y ustedes par de idiotas revoltosos. ―golpea violentamente la mesa―. Dejen ya de romperme los huevos o si no les pateare el culo tan fuerte que los haré llorar.

―Oh Tiziano, te ves tan sexy y caliente cuando nos amenazas así. ―dice Melone de forma coqueta. Este solo pone los ojos en blanco y se va de ahí.

Después de eso, todos los que estaban ahí se dispersan por el lugar haciendo sus respectivos deberes antes de que el club abriera. Solo Bruno se queda con Giorno.

―Escucha Giorno, sé que puedes llegar a ser impulsivo y un poco imprudente en algunas situaciones, y eso puede ser bueno a veces, pero no con esta gente y no esta vez. ―lo toma de los hombros―. Solo... No te recomiendo que te ganes el odio y tengas de enemigo a Tiziano, mucho menos a Prosciutto y que ni se te pase por la cabeza alguna vez a Rohan.

¿Por qué le decía esas cosas? ¿Qué clase de personas eran ellos?

―No es para asustarte ni nada de eso, tómalo como una pequeña advertencia. No son malas personas, es solo que tienden a ser un poco... Complicados. ―no sabía cómo describirlos sin hacerlos parecer las peores personas del universo.

―Qué no te engañen Giorno, son unos demonios disfrazados de ángeles. ―Narancia se mete a la conversación. ¿No se había ido ya?―. Dan mucho miedo y pueden llegar a ser unas jodidas pesadillas si se lo proponen.

―Tampoco es que ellos sean así Narancia, no seas exagerado. ―Bruno lo detiene antes de que le dé malas impresiones sobre ellos.

―¡Claro que no lo soy! Puedo jurar que tienen cuernos. ―coloca sus dedos índices a los costados de su cabeza simulando unos cuernos―. Y también te puedo asegurar que hablan latín.

―¿Qué tiene que ver el latín? ―pregunta Bruno, ambos lo miran confundidos.

―No lo sé, pero daría miedo conocer a alguien que hable latín ¿No creen? ―decía Narancia mientras abría un poco más los ojos―. Imagínense que lo hablen de noche mientras duermen.

Narancia ya se lo imaginaba y es por eso que tenía miedo de ellos a veces. Quien sabe qué clase de conjuros y pactos con el demonio habían hecho ya.

―Disculpa pero. ―Narancia voltea al escuchar a alguien hablar a sus espaldas. Oh mierda, era Prosciutto―. ¿A quiénes llamas demonios?

El rubio estaba con una fingida y macabra sonrisa de brazos cruzados.

Y en ese momento, Narancia sintió el verdadero terror.

―¿EH? ¿Ah? Quiero decir. ―decía entre titubeos mientras se rasca a la nuca y lentamente retrocedía―. ¡No habla de ti! Es solo que yo- ¡RISOTTO!

No tuvo otra mejor idea que correr lo más rápido que pudo mientras buscaba al novio del rubio por si este tenía pensado hacerle algo. Con Risotto cerca, a Prosciutto le daba por tener piedad de sus víctimas (solo un poco).

―Cobarde. ―murmura, el rubio serio, había seguido a Narancia con la mirada y miró por unos segundos el lugar al cual había huido―. Y en cuanto a ustedes.

Ahora voltea a verlos a ellos, Bruno y Giorno se quedan quietos, expectantes.

― No creas ni hagas caso de lo que el sin cerebro de Narancia te diga. ―su rostro no cambia―. Sin embargo, a Bruno si le doy el lado y es que tiene razón.

―¿En qué tiene razón? ―pregunta el rubio más joven.

―En qué no te recomiendo tenerme de enemigo. ―lo dice mirando fijamente a Giorno. Este se sintió levemente intimidado.

―Ya Prosciutto, asustas a Gio.

―Es lo que quería. ―se aleja enderezado su cuerpo. Bruno se dirige a Giorno.

―Solo, ten cuidado. ―el menor de los tres asiente, entonces les dice a ambos que tiene que irse para arreglar lo que se le designó, por lo cual asienten dejándolo ir.

―Bruno. ―lo llama Prosciutto, el mencionado vuelve a verlo.

―¿Sí, Pros? ―lo mira de forma inocente, casi poniéndose a silbar.

―¿Qué te traes con ese niño? ―dice señalando con la cabeza el lugar hacia donde Giorno se había ido.

―¿De qué hablas? ―contesta Bruno, confundido.

―Ya sabes, ¿Acaso la "competencia" que teníamos ya volvió y tú no me lo dijiste? ―pone una mano en su cadera.

―¿De qué hablas? Ya ni siquiera recordaba eso. ―y no mentía, ya no se acordaba de esa estúpida competencia que los demás idiotas habían creado en torno a ellos.

―Ajá. ―no le creía nada, Bruno a veces podía llegar a ser muy falaz―. Ya basta de adoptar niños, Bruno.

―¡Yo no adopté nada! ―pone sus manos en su cintura―. Solo ayudé a ese chico a conseguir un empleo... Aquí.

―Qué considerado eres. ―lo decía en un tono un tanto sarcástico.

―Por supuesto que sí, siempre lo he sido. ―se cruza de brazos.

―Ya dime que demonios pasa.

―No es nada, solo que... Estoy cumpliendo un... ¿Sueño de Giorno? Aquí... Más o menos.

―¿Un sueño? ― Lo mira levantando una ceja. Bruno asiente―. ¿Su sueño es ser mesero en un club de strippers?

―Algo así. ―lo apunta con ambas manos―. Solo le di un pequeño empujoncito, hablamos y dio la casualidad de que yo tenía las posibilidades. Le dije que podría trabajar aquí si eso es lo que quería y aceptó de inmediato.

―¿Y solo así?

―Pues claro, que más podría haber. ―se encoge de hombros―. Yo solo puse al chico aquí, y él mismo es el que tiene que hacer lo demás.

―¿Entonces ayudaste a ese chico a entrar aquí solo porque te dijo que su sueño era trabajar aquí?

―Sí.

―De mesero.

―Sí.

―¿Hay algo más?

―Sí.

―¡Lo sabía!

―No, yo no-. ―calla, se había distraído por un momento.

―Ya dime que demonios pasa Bruno Bucciarati, tenemos cosas que hacer. ―ambos se miraron retadoramente. Pero luego de segundos de filosas miradas, Bruno se rinde.

―Bien, te lo diré. Pero solo porque después de todo, en algún momento se sabrá. ―vuelve a posar sus manos en su cintura―. Además, no creo que sea la gran cosa.

―¿Ajá? ―¿Por qué Bruno estaba dándole tantas vueltas al asunto? Que lo diga y ya.

―Giorno quiere ser stripper.

―¿Ok? ―no estaba sorprendido, pero sí un poco confundido.

―Y pues, yo hablé con Doppio. Técnicamente, le agendé una entrevista de trabajo, convencí a Sweety y bueno, lo demás es historia. ―levanta las manos a la altura de sus hombros―. Todo por cumplir su sueño.

―¿Me estás diciendo que su sueño es ser stripper aquí en Passione?

―Si lo dices así, incluso suena un poco ridículo y descabellado.

―¡Porque lo es! ―dice alterado―. Qué persona en su sano juicio se levanta todas las mañanas deseando con todo su ser trabajar como un maldito stripper.

―¿Él?

―Eso ni siquiera tiene sentido Bruno.

―Dime, ¿Quién no querría serlo?

―¿Y tú por qué no lo eres?

―¿Y tú por qué no lo eres? ―repite la pregunta, retándolo.

―No respondas con otra pregunta Bucciarati. ―suspira y niega con la cabeza―. ¿Qué clase de sueños tienen las generaciones más jóvenes en este país?

Bruno solamente se encoge de hombros.

―Sus razones tendrá y la verdad, ni tú ni yo somos quienes para juzgarlo. Si él quiere ser uno, pues, adelante.

―Bruno, ¿Tú no deberías de persuadirlo para que tenga metas más grandes y objetivos más… Decentes? ―se cruza nuevamente de brazos―. No lo sé, ¿Decirle que sea un doctor o algo por el estilo? ¿Ese chico no estudia?

―De hecho, nunca hemos hablado sobre el tema de la escuela, pero a lo que tengo entendido, la mandó a la mierda como la mayoría de los que trabajamos aquí. Y en cuanto a sus objetivos, los tiene, tiene objetivos muy grandes.

―¿Cómo cuáles? ―levanta una ceja.

―No solamente quiere ser stripper, sino que quiere ser el mejor de toda Italia. ―Prosciutto tan solo lo mira y mueve la cabeza a modo de decir 'No está mal'.

―Algo soberbio. ―ya comenzaba a entender―. Y es por eso que lo trajiste aquí.

―Sí. ―sonríe asintiendo por el hecho de que ya era comprendido. ―Qué mejor que traerlo al mejor club nocturno de toda Italia y el cual no solo es uno de los más visitados y cotizados de todo el mundo, sino que también tiene a los ¡Mejores! Strippers de toda la nación.

Dice haciendo énfasis, extendiendo sus brazos.

―No son la gran cosa. ―lo mira aburrido.

―Lo son y lo sabes.

―Bueno, bueno. ―mueve su mano de un lado a otro―. ¿Y acaso también piensas conseguirle el puesto aquí? ¿A quién se supone que va a suplantar? ¿O a quién van a sacar?

―Yo-... Uh. ―posa su dedo índice en su labio inferior.

―No lo sabes. Bruno, sabes que los puestos son contados, ya están delimitados y que en ese aspecto todos están ocupados. Y también sabes que los strippers de aquí, ni de broma, cedería sus puestos.

Si bueno, tal vez Bruno no pensó bien en las posibilidades. Y es por eso que mejor optó por contárselo a Prosciutto, para tener a alguien más.

―Los tienen bien aferrados a sí mismos y dudo mucho que, por alguna razón, permitan que un mocoso de ahora veinte años les quite lo que han ganado con mucho esfuerzo. Sobre todo cierto peli verde que tiene las manos bien sujetadas sobre el tubo.

―Sin duda alguna tendrá mucho camino que recorrer. Y también estoy seguro de que será difícil, pero no imposible.

―¡Bruno! ¡Te puedo asegurar que es más difícil lograr ser un stripper aquí que entrar a una puta universidad! ―pero eso sí, la paga, los regalos y todas las ventajas que conllevaba ser parte de Passione valían toda la maldita pena.

―Vamos, no es para tanto, no es imposible, y si ese fuera el caso, estoy seguro de que él lo conseguiría.

―Bueno, sí, tienes razón. ―asiente―. No es tan difícil, si lo fuera, Narancia no estaría aquí.

―¡Hey! ―lo apunta con el ceño fruncido―. ¡Narancia podrá ser un poco idiota, pero tiene lo suyo! Tiene el carisma en la sangre y la energía en los huesos.

―Sí, sí, sí. ―dice rodando los ojos. Cuando se metían con los suyos, Bruno tendía a poner su escudo protector de inmediato―. Lo que digas. ¿Pero acaso crees que le podría ganar a Melone si ambos están en una competencia? Claro que no Bruno, ya abre los ojos.

―Cuando Melone sepa hacer otro paso de baile que no sea menear el culo, entonces hablamos.

―Cuando Narancia logre diferenciar a los alcanos, alquenos y alquinos, entonces hablamos―. Bruno se detiene, Prosciutto se había metido con el intelecto de Narancia.

Eso era la guerra.

―Mira esta tabla Bruno. ―golpea un tablero de la pared sin mirarlo realmente―. Mira quienes son los cinco mejores, yo no veo a Narancia ahí.

Y antes de que Bruno diga algo, un tercero los interrumpe.

―Amore. ―ambos voltean y ven que es Leone el que se había acercado, detrás de él venía Risotto. Toma a Bruno de los hombros―. Doppio ha llegado y vienen con alguien más, estoy seguro de que querrás verla.

―Ven Pros, te prepararé un té. ―toma al rubio de la cintura y luego deja un dulce beso en su cabeza. Ambos hermanos alejando a sus parejas lo más que puedan para evitar incidentes.

[ ... ]

―¡Doppio! ¡Han llegado! ―Bruno recibe a Doppio en la entrada principal del club junto a Leone.

―Si, al fin, estamos aquí. ―responde para después estirarse para atrás haciendo que su espalda truene. Más tarde suelta un suspiro―. Fue agotador tener que manejar cuatro horas seguidas-.

―¡Bruno! ¡Leone! ―Doppio es interrumpido por la voz de una fémina que se acerca a ellos con los brazos extendidos.

―¡Ah! ¡Ahí está mi chica favorita! Trish Una. ―dice Bruno juguetonamente para después recibir a la chica con un fuerte abrazo.

Trish Una, de veintidós años, al fin hacía su aparición en Passione después de haber estado tres meses ausente debido a un viaje de trabajo en Malibú (que más bien para gusto de ella parecían vacaciones), enviada por su mismo padre, de imprevisto totalmente, el señor K. D. o más Diavolo, el jefe de Passione, para beneficio del mismo club.

Trish podía darse el lujo de vivir una vida llena de privilegios sin siquiera mover un dedo a menos que sea en su teléfono para pedir sus cientos de bolsos chanel y ropa de marca. Tenía todo al alcance de sus manos gracias al poder y dinero de su 'padre' y del que consideraba como verdaderamente su padre, Doppio Vinegar.

Más, sin embargo, ella rechazaba todo dinero proveniente de su disfuncional progenitor al buscar su propia fuente de ingresos, y aun si era Doppio quién insistía en que no era necesario y asegurándole que él podía darle todo; más tarde y solamente para hacerla sentir bien consigo misma y después de un corto tiempo de estudios en publicidad y relaciones públicas, es como Trish se había ganado por mérito propio, ser la mejor gerente de ventas y marketing que pudo haber tenido Passione y cualquier otro club alguna vez.

Administrando las ventas junto a Pericolo y Fugo (ya que este apuntaba a ser el próximo contador del club), como también gestionando la página oficial y redes sociales de Passione, es como Trish ha contribuido en el éxito que el club ha tenido en los últimos años desde que entró a laborar en este mismo.

Todos y todas consideraban a Trish como la tercera al mando de Passione (después de Doppio y su padre).

Ella tenía todo el derecho de ordenar en el club, más, sin embargo, todo el personal agradece que Trish solamente sea una joven trabajadora que, como todos ellos, se esfuerza para conseguir sus propias ganancias, haciendo de menos a nadie porque entiende lo difícil que puede llegar a ser.

―¿Qué tal estuvo tu viaje cariño? ―lo mira de forma tierna mientras sostiene sus manos.

―¡Muy bien! Estuve la mayor parte del tiempo en la playa, así que logré tener un buen bronceado. ―dice mostrándole su piel―. Además, conocí chicos muy guapos allá en Malibú.

Luego de decir eso de forma coqueta y Bruno reír divertido, Doppio casi se ahoga con su propia saliva ahí mismo. El tema de los chicos, aun si ya había tenido una extensa lista de pretendientes y parejas, era algo que aún le podía los nervios de punta al pelirosa.

―Bienvenida de nuevo, señorita Una. ―la reciben Whammu, Santana y Eshidishi de forma respetuosa para luego inclinarse mientras Trish pasaba por la entrada.

Aun si esta les había dicho que no era necesaria tanta formalidad, ni ellos y los barmans cambiaban sus formas de hablar porque, diga lo que diga, era la jodida hija del jefe y no podían arriesgarse a tanta libertad.

Doppio camina detrás de ella para luego dirigirse a las oficinas, Trish se queda cerca del escenario principal porque es invadida por el grupo de los revoltosos.

Después de un eufórico abrazo de Narancia y uno más tranquilo de Melone, es como estos se enfrascan en una conversación que más bien era Trish contándoles todas las cosas que había visto y hecho en su reciente viaje.

[ ... ]

―Doppio. ―lo llama Trish mientras entra a la oficina del pelirosa.

―Hola preciosa, entra. ―le sonríe levantándose rápidamente para extender el asiento hacia ella―. ¿Qué te trae por aquí?

―Bueno, terminé de hablar con los chicos, así que decidí venir contigo. ―asiente comprensivo para después seguir leyendo unos papeles. Trish, luego de un momento de vacilación y jugueteando con sus manos, decide hablar.

―Doppio, ¿Padre está aquí? ―dice finalmente. Doppio la mira apenado para después negar.

―No, sabes que él rara vez se encuentra aquí.

―Entiendo. ―baja la mirada. Luego la levanta para mirar a Doppio, un pequeño brillo de esperanza había en sus ojos―. ¿Él preguntó por mí?

―¡Claro que sí! ―comenta de forma apresurada―. Él estuvo en contacto conmigo todo el tiempo para saber cómo estabas, y recientemente me llamó para saber cómo te había ido en Malibú.

―Si es así, ¿Por qué él no me lo pregunta directamente? ―su mirada de un momento a otro se había vuelto melancólica y hasta vacía.

―Él es. ―piensa lo que dirá―. Es un poco tímido cariño, muy reservado y le cuesta aún abrirse contigo, con todos en realidad. Sabes los pequeños problemas que tiene aún en torno a su relación.

Esta lo mira con duda en su mirada, pero era Doppio quien se lo estaba diciendo, él no podría mentirle.

¿Cierto?

―Doppio. ―habla seria―. ¿Por qué padre me mandó lejos de aquí tan repentinamente?

¿Cierto?

―Ya lo habíamos hablado cielo. ―dice jugando con sus dedos disimuladamente―. Fueron cosas del club que ni él ni yo pudimos consultar, así que tu padre decidió que tú serías la que resolvería eso.

Lo mira por momentos porque en el tiempo que estuvo ahí, realmente no fue tanto ella la que contribuyó con dicho trabajo.

―Entiendo, pero me gustaría que la próxima vez me lo consultaran antes de tomar una decisión. ―asiente.

―Sí, tienes razón Trish, fui muy desconsiderado, tendré más consideración la próxima vez.

¿Por qué parecía que Doppio estaba a punto de ponerse a llorar en ese instante?

Entonces Trish decide que la conversación ha terminado, sale de ahí con una sonrisa para dirigirse a su propia oficina. Doppio se traga el doloroso nudo en la garganta.

Convenciéndose a sí misma de que nada malo estaba pasando, porque confiaba plenamente en Doppio.

Porque él no le mentiría.

No él.

 

¿Cierto?

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Chapter 19: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ INTERFERENZA DI NARANCIA ꒱

Chapter Text



˗ˏˋ ❝ Cerveza y pastel de naranja para el cumpleañero, muchas pastillas con agua para Giorno ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Don't stop the party/Just can't get enough • Black Eyed Peas. ┊

Pursuit Of Happines • Kid Kudi ft. MGMT (Steve Aoki remix).┊

┊Hotel room service • Pitbull. 

One more time • Daft Punk. 

Am I Wrong • Nico & Vinz. ┊

┊Bounce • Calvin Harris. 

 

Nápoles, Italia. Departamento de Daichi.

20 de mayo, cumpleaños de Narancia.

 

Justo en ese momento Giorno estaba teniendo una de esas crisis que tenían los adolescentes cuando no tenían ni puta idea que ponerse como veía en las películas.

Después de una vista a su pequeño guardarropa y un Diego recostado en su cama tan solo viendo y negando cuando esté le mostraba algo es como se llevaron casi toda la tarde.

Diego le advertía sobre algunas cosas y le daba consejos sobre otras; diciéndole que siempre mantenga su celular con él y no acepte cosas sospechosas ni por quedar bien, que beba con moderación y que por ningún motivo acepte algo que venga del idiota de Formaggio (solo si apreciaba su vida y quería vivir sin arrepentimientos) Giorno asentía mientras escogía su ropa.

Al final optó por ponerse una camisa color hueso y un suéter blanco de manga larga y cuello de tortuga abajo, ambas por dentro del pantalón azul obscuro y sus nuevos zapatos Prada (eran casi similares a los que tenía, solo que estos tenían la suela diferente y más alta), un leve retoque de maquillaje, un par de accesorios, su usual peinado y estaba listo para irse.

Y ni las diez mil sugerencias y la mirada horrorizada de Diego al ver que iría así pudieron detenerlo.

Se veía bien, ¿Qué tenía de malo?

 

07:15 PM

Giorno tocó la puerta y desde que caminaba por el pasillo sabía que esa fiesta sería ruidosamente desastrosa tanto para él como para los residentes del edificio.

Desde la puerta podía escuchar como Don't stop the party comenzaba a reproducirse. Realmente por un momento se llegó a preocupar y se preguntó en sí alguien iba a escuchar cuando tocara.

Gracias al cielo, si lo hicieron, un alegre Daichi con un vaso rojo y celular en mano le abre, con una sonrisa mientras baila le invita a entrar.

Giorno entra y echa un vistazo a todo el lugar notando que ya estaba a punto de reventar. Estaba lleno de gente, por todos lados, todos vestidos de forma muy peculiar (Bueno, no es como si ellos realmente se vistieran de forma normal) en su mayoría nota que son jóvenes, un poco mayores que él.

Las luces que habían puesto por todo el departamento parpadeaban al ritmo de la música y habían colgado una bola disco en el techo. Había globos color naranja y morado decorando el lugar, y en un apartado había una serie de luces y cortina metálica dorada con globos negros a los lados. Globos de letras moradas y negras decían en grande 'Feliz cumpleaños Narancia Fucking Ghirga'.

También había otros globos mucho más grandes, amarrados de esquina a esquina, que decían 'King Salty' en dorado.

Busca con la mirada a Narancia (o a quien sea que él conozca). Encuentra al pelinegro en medio de la pista improvisada en la sala de estar, bailando de forma un poco sexy la parte de Fergie y después se pone a saltar sosteniendo también un vaso rojo, junto a él estaba Formaggio y Melone, los cuales momentos después comenzaron a reír y a reprenderlo porque al saltar derramaba el líquido de su vaso mojando a casi toda su mano.

Melone pone sus manos en los hombros de Narancia acercándose demasiado y casi juntando sus frentes, el pelinegro rápidamente pone sus manos en la cintura de Melone y pega su cuerpo al suyo, moviéndose lentamente.

Narancia levanta la cabeza, al ver a Giorno suelta delicadamente a Melone y camina hacia él de forma alegre saludándolo.

―¡Giorno! ¡Viniste! ―le da dos besos en cada mejilla, detrás de él aparece Fugo, nota que ambos llevaban ropas casi similares. Antes de Narancia abrazarlo, Fugo le había quitado el vaso porque sabía el desastre que haría en la ropa de Giorno si lo seguía sosteniendo.

Giorno sonriendo levemente después del abrazo le extiende el regalo.

―Claro que sí. ―después de un 'gracias' muy feliz, Narancia le extiende el regalo a Fugo.

―Perdónalo Giorno, comenzó a beber desde temprano, así que justo ahora no está totalmente en sus cinco sentidos. ―dice Fugo justificando su torpeza y el porqué era él quien estaba recibiendo y guardando los regalos.

Giorno se sorprende un poco porque no encontró tanta diferencia entre un Narancia ebrio y sobrio, si no fuera por el fuerte olor del alcohol que emanaba al hablar y lo dicho por Fugo, diría que estaba en su forma normal.

Después de formular un 'no hay problema' un muy ilusionado y enérgico pelinegro pone su mano en la cintura del rubio para guiarlo hacia la cocina en donde Bruno, Leone, Prosciutto y Risotto se encontraban.

Josuke y Rohan también estaban cerca de ahí con Okuyasu, pero ellos un poco más apartados.

Giorno sintiéndose aliviado por dentro al verlos, ya que estaría con gente que sí conocía. Los saluda a todos y entonces Narancia le extiende un vaso nuevo.

―¡Este es tu vaso designando pequeño Gio! ―habla fuertemente, casi gritando al oído―. ¡No lo pierdas! ¡Hay una gran variedad de bebidas aquí en la barra, así que siéntete libre de tomar y prepararte lo que te apetezca! ¡También hay botellas de cerveza en el refrigerador!

Señala la barra en donde había cientos de botellas juntas que abarcaban todo el espacio. Había limones, snacks, más vasos y popotes también. Giorno después de mirar dudoso, todo asiente en su dirección.

―¡Espero que te diviertas mucho! ―dice sonriente y después escucha como Daichi lo llama―. ¡No te preocupes, volveré en un rato!

Este asiente con el vaso pegado a su cuerpo, sintiéndose como un niño pequeño perdido en medio del centro comercial con su juguete nuevo.

Definitivamente, no sabía qué hacer después de eso. Siente como Bruno le toca el hombro y lo guía con ellos.

―¿Hay algo que quieras que te sirva Giorno? ―pregunta Bruno mostrándole la gran variedad de bebidas.

Este solo mira todo por unos segundos y vacilando un poco en un murmuro bajo dice agua.

―¿Disculpa qué? ―no lo había escuchado, así que acercó más su oreja al rubio.

―Quiero agua. ―dice apretando el vaso de forma nerviosa.

Bruno tan solo ladea la cabeza y lo mira entre confundido y sorprendido.

―¿Acabas de decir que quieres agua? ―Prosciutto lo toma de los hombros detrás de él, mirándolo incrédulo―. ¿En una puta fiesta llena de alcohol?

―¿Si? ―lo miraba sin entender.

―Déjalo Pros, no tiene nada de malo. ―agarra el vaso de Giorno y camina al refrigerador―. También tenemos jugos, ¿Quieres?

Este asiente dando un vistazo al refrigerador, notando que únicamente había cervezas y jugos, no comida, no nada. Solo alcohol.

―¿Qué rayos eres? ―dice Prosciutto para después encender su cigarro número... No lo sabe, ya perdió la cuenta.

Analizando bien todo, puede notar que los únicos que no estaban eran Gyro, Diego y Kakyoin.

Creyó que Joseph y Caesar tampoco estarían, pero estos llegaron minutos antes de que los descartara, Joseph haciendo un alboroto al entrar y con varios six packs en sus manos. Caesar con una caja llena de tequila.

Narancia veía la caja con emoción mientras abrazaba a Caesar y luego a Joseph. Después abrazaba las botellas como si de sus hijos se tratase.

 

09:30 PM

Unas canciones después; Melone pasaba por toda la 'pista de baile' y el departamento con una pistola transparente con tequila adentro, vaciando en la boca de quien aceptara un trago con Narancia quien iba detrás de él llevando una corona en la cabeza, bailando y luciendo verdaderamente perdido con la música.

Y ahora, siendo One more time lo que sonaba, todos estaban bailando.

Josuke abrazando fuertemente la cintura de Rohan y besando su mejilla mientras este entrelaza sus brazos en los hombros del chico, ambos riendo. Leone, con un cigarro en la boca, abrazaba a Bruno por la espalda mientras se movía al ritmo de la música; ambos en la barra.

Era la primera vez que estaba viendo a Prosciutto sonreír realmente, y eso era porque Risotto le decía cosas al oído que claramente Giorno no sabía que eran. El rubio sentado en la barra con un brazo en el hombro de Risotto.

Melone ahora bailaba con Okuyasu, ambos muy juntos. Formaggio, Daichi, Illuso y otros chicos más bailando.

Joseph poniéndole una botella en la cabeza a Caesar para que baile con ella, y Caesar riendo mientras intenta moverse sin que se le caiga. Falla en el intento, así que baila sosteniéndola aún en su cabeza.

Squalo y Tiziano... Ellos... ¿Dónde estaban ellos?

Y por supuesto que Narancia bailaba enérgicamente con un Fugo que en ese momento compartía la misma energía, ambos siendo los únicos con una corona en sus cabezas. Fugo pone sus manos en los hombros de Narancia mientras bailan muy juntos casi rozando sus narices.

En ese instante Giorno miraba todo por el ventanal, estaba en el balcón mirando la vista que tenía de Nápoles y del interior de la casa de vez en cuando. Aún con su vaso sin nada en manos, desde que llegó lo único que había tomado era el jugo de arándanos servido por Bruno y realmente prefería quedarse así.

Después de unos minutos, siente como unas manos cubren sus ojos murmurando el típico 'adivina quien soy' de forma traviesa. Giorno solo queda estático mientras siente su corazón bombear con rapidez, ya que sabía perfectamente quién era.

― Buona notte, pequeño Gio. ― Voltea a ver y es Mista con una sonrisa quién estaba detrás de él. Llevaba puesto un suéter pegado al cuerpo color vino que dejaba al descubierto su estómago, una chaqueta verde obscura, su pantalón de mezclilla, sus botas negras y su gorra negra que casi siempre llevaba.

―Hola. ―dice con una sonrisa nerviosa.

―¿Qué haces aquí afuera solo? ¿No te está gustando la fiesta? ―señala el interior del lugar.

―¡No! No es eso. ―recarga sus manos en el barandal―. Es solo que quería tomar un poco de aire.

―Oh, ya veo. ―toma impulso para sentarse en el largo barandal, suspira―. Aún es temprano y esta fiesta ya parece una locura.

―Sin duda. ―se voltea y ahora ambos miran al interior― ¿Narancia realmente conoce a toda esta gente?

―Sí. ―asiente sorprendido―. Narancia es un sujeto muy sociable.

―Ya veo. ―dice también sorprendido―. Y tú, ¿Acabas de llegar?

―Sí. ―se rasca la nuca―. Tuve un inconveniente que me tomó más tiempo del que me hubiera gustado, acabo de llegar solo para ver como Tiz y Squalo estaban a punto de coger en el baño.

Por inercia se toca la nariz porque al abrir la puerta del baño y sorprenderlos en el acto, Tiziano no hizo otra cosa más que cerrar la puerta en su cara, golpeando su nariz.

―Bueno, ahora entiendo por qué no los encontraba desde hace media hora. ―dice divertido.

―Tristemente, para mí, no es la primera vez que me toca ver algo así. ―pone un rostro traumatizado, abriendo los ojos casi como platos.

Siguieron hablando así, en el mismo lugar, solamente que ahora Giorno sentado junto a Mista durante casi una hora, se hicieron las diez treinta y es cuando Giorno comenzó a sentir que el frío hacía presencia, lo que hizo que se abrazara a sí mismo.

Aun si tenía un suéter de manga larga, este era muy delgado, para calentar un poco sus manos comenzó a frotarlas y a entrelazarlas. Movimientos que no pasaron desapercibidos.

«¿Qué esperas, idiota? ¡Dale tu chaqueta!»

«¡Eso es algo muy romántico!»

«¿Mi chaqueta?»

«¡Pues claro, estúpido!»

«Pero si le doy mi chaqueta, ¡ahora yo tendré frío!»

«¡Eso que importa! ¡El ángel tiene frío! ¡Dale tu chaqueta!»

Y entonces Mista comenzó a fruncir el ceño mientras miraba hacia arriba y cruzaba los brazos, Giorno lo miraba preocupado porque sentía que por alguna razón se estaba molestando por estar con él.

―Mista.

―Espera. ―se baja de un salto, Giorno también de baja―. Ahora vengo.

―Ok. ―dice para después ver cómo este desaparece entre la gente.

Luego de unos minutos regresa, pero esta vez trae consigo dos botellas de cerveza. Giorno suspira aliviado al ver que si había regresado.

«¿Giorno tenía frío y tu única idea fue ir por cerveza? Tú sí que eres una desgracia.»

«Cállense ya maldición.»

Deja una y destapa otra con la orilla del barandal.

―Oh sí. ―deja la botella en el barandal y procede a quitarse la chaqueta. Se la extiende, Giorno la toma de forma indecisa―. Aquí, toma.

―Pero, ahora tú tendrás frío.

―¡Pff! ¿Yo? ―bufa burlonamente―. No te preocupes por mí, pequeño Gio. Tengo piel de acero.

Lo sigue mirando dudoso.

―No te preocupes en serio, he tenido que estar incluso sin playera en el club cuando hacía un frío de los mil demonios.

Después de eso, al final la acepta y se la pone, le quedaba un poco grande.

―¿Quieres? ―ahora le extiende la cerveza abierta. La mira dudosamente.

―La verdad no.

―¿Esta no te gusta? ―dice mirándolo de forma interrogativa―. Porque puedo traerte una diferente si quieres.

―¡No! Quiero decir, no me gusta mucho el alcohol realmente. ―sonríe apenado.

―¿En serio? ―lo mira sorprendido―. Eres la segunda persona que me rechaza una cerveza.

―¿Quién fue el primero?

―Un tipo que recién había salido de rehabilitación por alcoholismo. ― Giorno lo mira incrédulo―. ¡Hey! No me mires así, yo no tenía idea.

Ríe mientras niega y mira otra vez dudosa la botella que Mista seguía extendiendo.

―Vamos, solo una. ―lo mira de tal forma que Giorno odiaría darle un no―. Ya sabes lo que dicen, una no es ninguna.

―¿Qué? ―pregunta divertido.

―Si, una no es ninguna y dos son la mitad de una. ―sigue con la mano extendida acercando más la cerveza.

―¿Entonces cuatro serían una?

―Yo-Uh... ―baja la botella y calla quedando pensativo―. Bueno, es un viejo dicho.

Se encoge de hombros y le pone la botella casi en la mano, este dudoso todo el tiempo al fin la agarra y Mista sonríe más.

―Incluso si con solo la mitad comienzas a sentirte mareado puedes dejarla. ―le dice comprensivo―. No quiero obligarte a hacer algo que no quieres.

―Está bien. ―se siente un poco más tranquilo con las palabras dichas.

Después de mirar la botella dudoso, bebe y al dar un pequeño trago hace una gesto de desagrado.

―Definitivamente, la cerveza no es lo mío. ―hace una mueca de asco y deja la botella en el barandal.

―Ya lo creo. ―dice divertido por el gesto que hizo el rubio y después bebe de su propia botella dándole un largo trago dejando el líquido casi a la mitad.

Se sienta en el barandal nuevamente palmeando cerca para que Giorno se siente junto a él.

―A decir verdad, admito que el sabor no es el más exquisito. ―mira la botella y después bebe―. Incluso hay personas a las que no les gusta el sabor de la cerveza; sin embargo, la beben por otros motivos.

―¿En serio?

―Sí. ―asiente para después dar otro trago―. Lo mismo sucede con el cigarro.

―Bueno, el cigarro y el alcohol tienen sustancias que son adictivas para el cerebro, así que supongo que por eso es algo más que el sabor lo que lo hace tan consumible. ―Mista asiente fingiendo que sí entendió lo que dijo.

Mentira, no es tan estúpido.

 

♛ 10:59 PM

―¡Te lo juro! ¡No se dé donde salió ese maldito perro, pero cuando me di cuenta ese jodido chihuahua me había caído encima! ―ambos seguían en el mismo lugar y ahora Giorno reía por las anécdotas que el castaño le contaba.

Cada vez más cerca el uno del otro.

No va a mentir, después de esa cerveza otra no le pareció mal y así fue hasta que esas dos se convirtieron en tres. Luego de que Mista direccionara su mirada al interior del departamento, voltea a ver a Giorno.

―¿Te gustaría ir adentro con los demás? ―Giorno tenía una sonrisa mientras se tambaleaba un poco.

―¿Ya te aburriste de mí?

―¿Qué? ―lo mira alarmado―. ¡Cielos no! Es solo que, creí que querrías ir allá adentro un rato porque estuviste aquí mucho tiempo y está haciendo más frío.

Además, el aire estaba comenzando a ser más fuerte y eso era como un golpe para el rubio. Le dice nervioso y Giorno ríe echando su cabeza para atrás.

―Solo bromeo, vamos adentro. ―se baja de un salto y se tambalea, pero Mista lo sostiene rápidamente y él mismo se sostiene del barandal.

―Cielos, cuidado. ―dice entre risas sin soltarlo, pero con mirada preocupada, este solo se disculpa y toma la mano del castaño para jalarlo y hacer que este se baje.

Al estar los dos con los pies en el suelo, caminan juntos porque Giorno había entrelazado su brazo con el de Mista.

 

♛ 11:02 PM

Am I Wrong.

Ambos estaban en la cocina.

―¿Quieres que te prepare algo, pequeño ángel? ―pregunta a Giorno quién miraba a todos bailando levemente en su lugar. Quería que probara algo más que no sea esa fuerte cerveza que le había dado.

Y ahora que lo piensa bien, tal vez no debió dársela.

―En realidad, me gustaría algo con jugo. ―le extiende su vaso que nunca soltó.

―Muy bien. ―toma su vaso y también su mano para arrastrarlo a la barra donde todas las botellas y demás cosas estaban.

―Te prepararé algo sencillo pero delicioso. ―se agacha y de una gran hielera saca un par de hielo para echarlos al vaso―. Solo sirves un poco de zumo de naranja, un poco de Vodka, pones una rodaja de naranja, le pones un popote y ¡Vuala!

Hacía exactamente lo que decía paso por paso con un Giorno muy expectante en cada movimiento.

―Tenemos un delicioso coctel mejor conocido como Destorni. ―se lo extiende con una sonrisa.

―Wow. ―dice después de darle un sorbo―. Esto sabe delicioso Mista.

―Gracias. ―sonríe―. Lo solía preparar mucho antes para-.

Pero entonces, Giorno mira expectante al moreno porque este se había detenido de repente, quedando con las palabras en la boca y borrando su sonrisa.

―¿Para? ―le pregunta mirándolo dudoso.

―N-nada. ―se rasca la nuca―. Quiero decir, solían trabajar como barman en otro lugar antes, así que preparaba mucho esa bebida, sí.

Ese 'si' era más bien para él que para Giorno. Se mete las manos a los bolsillos luciendo tan nervioso de repente, Giorno lo nota, pero decide no decir nada más.

Le había gustado tanto que le sirvió otros dos más, solo que con menos cantidad Vodka, Mista notó que el rubio ya se estaba comenzando a embriagar.

 

♛ 11:28 PM

Bounce.

―Escucha pequeño Gio. ―le dice un ebrio Narancia al rubio, tenía su brazo en el hombro de Giorno mientras hablaba cerca de su rostro―. Acabo de enterarme de...

Narancia quién bailaba en la pista de baile, detuvo a Giorno tomándolo del cuello y separándolo de Mista cuando estos dos pasaban por ahí para sentarse en otro lugar. Mueve su cabeza hacia otro lado para sacar el aire de su pecho.

―Me enteré de que no solo es mi cumpleaños número veintidós, ¡Sino que también es tu jodida primera fiesta, Giorno!

Lo zarandea un poco, Giorno solo reía por lo divertido que sonaba el pelinegro. Mista los miraba con precaución porque Narancia solía ser un poco mano suelta y brusco cuando estaba muy ebrio.

―¡Esta es una ocasión muy importante y especial! ―le dice tomándolo de los hombros con los ojos abiertos. Giorno ríe asintiendo.

―La verdad es que me estoy divirtiendo mucho. ―dice para después mirar al castaño.

―¡Hay que volvernos locos! ―lo abraza con emoción y le extiende el shot de Vodka que Fugo traía en sus manos para el propio Narancia. Mista pone su mano evitando que Giorno lo tome.

―Narancia, Giorno no es muy tolerante con el alcohol, le hará mal.

―¡No seas aguafiestas, Gun! ―le quita la mano para darle el vaso―. ¡Tú eres el primero que manda todo a la mierda diciendo que solo se vive una vez!

―Si, pero. ―estaba preocupado.

Ambos estaban tan absortos en la pequeña discusión que en un descuido Giorno le arrebata el vaso tomándose todo, luego hace un gesto de desagrado y comienza a toser.

―¡Giorno! ―dice Mista alarmado en dirección del rubio, poniendo su mano en su espalda. Narancia solo aplaude emocionado y Fugo se va por más tragos.

―¡Vamos a bailar! ―lo jala del brazo dejando atrás a un preocupado Mista.

Esa jodida fiesta fue la que le abrió las puertas a su perdición y su camino a la desgracia.

 

Sí, guarden ese maldito texto.

 

♛ 12:00 AM

'¡Feliz cumpleaños a ti!' Cantaban todos en dirección de Narancia quien se encontraba en el lugar de la cortina metálica y enfrente de él tenía un pastel de naranja hermosamente decorado con fondant.

'¡Feliz cumpleaños Narancia jodido Ghirga!' Ese era Formaggio gritando a los cuatro vientos para después empujar la cara del pelinegro al pastel embarrándolo totalmente.

Todos gritan y varios minutos después continúan en sus enérgicos bailes. Giorno, quién estaba junto a Mista, lo toma del cuello para acercarlo a él, haciendo así que bailaban muy pegados.

Si, Giorno se iba a morir de vergüenza si recordaba eso.

[ ... ]

Ese shot que había bebido anteriormente lo había dejado un poco descolocado, más desde ese momento no quiso parar, así que aún bailando junto a Narancia, Fugo seguía llevándoles bebida tras bebida mientras seguían moviéndose al ritmo de la música.

De vez en cuando Narancia hacía que Giorno bebiera con mucha rapidez y en grandes cantidades, Melone literalmente vaciando la botella en su boca, ambos siento totalmente ignorante al hecho de que era la primera vez que Giorno siquiera probaba una gota de alcohol, así que claro, los resultados fueron desastrosos.

Mista siempre junto a él, sus intentos por detenerlo (o detener a esos borrachos idiotas) eran inútiles. Después de darse cuenta del rumbo que llevaba Giorno con la bebida, decidió dejar de tomar para así poder estar atento al rubio.

 

♛ 01:00 AM

Pasó a ser la una de la madrugada y en ese momento es donde Giorno perdió la noción de absolutamente todo.

En su cabeza todo era como un desastroso video musical de Pursuit Of Happines porque esa es la última canción que él recuerda haber escuchado y bailando completamente.

En un momento estaba en la pista de baile, saltando y cantando con un muy ebrio Narancia. Era un milagro que pudiera estar de pie (ambos, de hecho, lo que Giorno no sabe es que Mista estuvo sosteniéndolo la mayor parte del tiempo) solamente Dios sabe cómo es que Narancia pudo lucir como si fuera el maldito maestro del baile.

En otro momento recuerda haber sido mojado (rezando por que el líquido sea cerveza) mientras él seguía bailando con Mista, Fugo, Melone y Narancia.

Y hablando de Fugo, le sorprende lo animado que se podía volver con un par de tragos encima, siendo el segundo más sensato de todos después de Bruno, el cómo le seguía los bailes, movimientos y todo a Narancia era un asombro para Giorno.

Fugo era esa persona con personalidad seria de la fiesta, pero que te das cuenta de que en realidad tiene un poco de ambiente en la sangre, por como comienza a actuar de manera entusiasta.

Había una mini rampa en una esquina y eran algunos los que habían llevado su patineta y se mantenían haciendo trucos que el espacio les permitía.

El fuerte olor a mariguana se podía oler, sobre todo en el sofá que era donde Rohan y Josuke se encontraba compartiendo un porro, había más chicos fumando de igual manera.

De repente todo se detuvo al escuchar como una ventana había sido rota, Daichi había quedado estático por un segundo al igual que todos, pero momentos después soltó un grito emocionado haciendo que los demás le siguieran y continuaran bailando.

Giorno entrelaza sus dedos con los de Mista para comenzar a bailar mientras canta, con sus mejillas sonrojadas y su cabello pegado a su frente, esa era la vista más hermosa que los ojos del castaño pudieron haber tenido alguna vez.

 

♛ 02:00 AM

Todos seguían disfrutando del ambiente, Caesar y Joseph eran los únicos que se había ido hace no mucho porque ambos se sentían cansados.

Y obviamente no faltaron las burlas de Formaggio diciendo que era por la edad.

Todos más que borrachos, Narancia ya había vomitado dos veces, pero él seguía introduciendo alcohol a su cuerpo, Fugo había perdido la pena y la seriedad desde hace mucho rato atrás.

¿Y Giorno? Giorno ya estaba fuera de sí mismo.

En realidad, todos lo estaban.

No sabe de dónde sacaron esas malditas faldas árabes con monedas, pero Giorno ya tenía una bien puesta.

Movía sus caderas como nunca lo había hecho al ritmo de la música, todos aplaudiendo y dándole ánimos. Fugo se puso una también siguiéndole los movimientos.

Brincada y daba giros, sacudiendo sus caderas tan movidamente, tan absorto sin pensar en el tremendo dolor de espalda y cuerpo que posiblemente tendría al siguiente día.

Melone y Tiziano reían divertidos y Melone aplaudía porque ellos solían hacer ese tipo de bailes y ver específicamente a esos dos bailando, así era un show digno de cinco estrellas.

 

♛ 02:27 AM

Hotel room service.

Ahora Giorno, con quien sabe cuánto alcohol en su sistema, se mantenía arriba de una pequeña mesa pegada a la pared, bailando sensualmente, anteriormente ya se había quitado el suéter, así que ahora solo llevaba su camisa que estaba a nada de estar totalmente desabrochada.

Detrás de él estaba Fugo, quien lo tomaba de la cintura bailando sensualmente junto a él. Le acariciaba el cabello, la cintura y las piernas de vez en cuando, y Giorno solo sonreía coqueto (hablando francamente, no tenía ni puta idea de con quién estaba bailando ni Fugo a quien estaba tocando).

Tiziano, Rohan y Melone bailaban sensualmente por igual, cada quien a sus respectivas parejas solo que Melone al primer tipo que encontró.

Mista solamente lo miraba recargado en la barra de la cocina, Bruno y Leone estaban ahí también (honestamente, él y ellos junto a Prosciutto y Risotto eran los únicos cuerdos en esa fiesta).

Sonreía al ver como el rubio parecía divertirse como nunca lo había hecho.

 

 03:05 AM

―¡Bruno! ¿Has visto a Giorno? ―pregunta Mista alarmado.

―¿No se supone que estabas con él? ―le devuelve la pregunta con ahora preocupación.

―¡Sí, pero salí un momento afuera y cuando regresé ya no estaba!

―¡Cómo que no estaba!

―¡No lo encuentro! ―y ahora había un Mista y Bruno alterados.

―Ay mierda, ¡Ve a buscarlo ya!

 

♛ 03:15 AM

―Bruno, encontré a Giorno. Está dormido en el baño. ―Prosciutto se dirigia a un preocupado Bruno.

―Oh dios, menos mal. ¡Mista! Pros encontró a Giorno, está en el baño.

Just can't get enough.

M-misa. ―ese era un Giorno sentado en el retrete del baño, recargando su cabeza en la pared y las manos entrelazadas. Balbucea cuando siente como Mista lo toma de los brazos―. Llévame afuera, esa es mi canción... Mi favorita.

Y Mista solamente quiere darse una palmada en la espalda porque era todo un reto poder entender lo que este le decía.

Si Giorno, ven. ―lo abraza para levantarlo.

 

♛ 03:46 AM

―¡Narancia! ¡Naranja cumpleañera! ―Giorno desde el sofá le grita a Narancia quien realmente no estaba muy lejos de él. Literalmente estaban en el mismo sofá―. ¡Vamos a tomarnos una foto! ¡Narancia, foto!

Narancia con los ojos más cerrados que abiertos se acerca y se avienta en su regazo haciendo Giorno suelte un pequeño quejido, el pelinegro pasa su brazo por el hombro de Giorno abrazándolo y juntando sus mejillas, el rubio con torpeza saca su celular y lo pone enfrente de ellos, segundos después, tiene a casi todos detrás de él intentando salir en la foto.

―Digan, ¡Viva el alcohol! ―todos lo dicen y entonces suena el característico sonido de la cámara, capturando en ese momento el resultado de esa grandiosa fiesta.

 

♛ 04:11 AM

―Es hora de irnos, chicos. ―era Bruno despidiéndose de Daichi quien solo estaba tirando en el sofá.

También había más personas dormidas, dispersas por todo el lugar. Todos los que estaban a punto de irse caminaban tratando de no pisar a nadie.

Llevaba en las manos una bolsa con las cosas importantes de los chicos como sus celulares, carteras y uno que otro accesorio que decidieron quitarse en un momento de la noche (como el suéter de Giorno).

Risotto llevaba en su hombro como costal de papas a un inconsciente Narancia, Fugo aún estaba despierto así que solo era abrazado por Prosciutto para que se mantuviera de pie.

Rohan y Tiziano iban con sus brazos entrelazados, sosteniéndose de las paredes, riendo y tratando de no caer, Josuke hizo que Okuyasu pasara su brazo por su hombro para así poder llevárselo.

Melone se había ido después de que la foto había sido tomada con un chico que, honestamente, no era necesario saber su nombre.

Mista estaba de pie junto a Giorno cerca de la puerta esperando a los demás.

Al principio solo estaba parado abrazando fuertemente al castaño con la cabeza recargada en su pecho, pero momentos después el rubio ya no podía seguir de pie, así que el castaño lo cargó en su espalda, Giorno solo mantenía sus manos y pies colgando con su cabeza recargada en el hombro de Mista, este le había puesto su gorra porque Gio se quejaba de la luz.

 

♛ 04:27 AM

A Mista con Giorno en la espalda, Tiziano, Squalo, Rohan y Josuke les había tocado caminar.

Estaban caminando por la solitaria y fría calle de Nápoles cuando, en un silencio total, Mista escucha como Giorno comienza a toser y a tener pequeñas arcadas. Lo baja rápidamente porque sabe lo que sigue.

―Giorno quieres-. ―su duda desaparece, cuando Giorno se agacha para saca todo lo en su estómago habitaba.

Mista se acerca rápidamente a él cuando ve que este busca desesperadamente algo para sostenerse.

Lo sostiene de los hombros y pone su desaliñada trenza en su espalda para que no termine vomitada también.

Tiziano y Rohan, quienes venían detrás de ellos, comenzaron a reír por lo ridículo que se veía Giorno vomitando a media calle, Tiziano sosteniéndose de la pared porque Rohan estaba recargando todo su peso en él.

Josuke, quién iba detrás de Rohan y Tiziano, solo mantenía una sonrisa por el hecho de que en realidad los tres estaban luciendo ridículamente perdidos, este llevaba en la mano los zapatos de Rohan porque se los había quitado antes de irse por mero cansancio.

Bruno y Leone habían llevado a Okuyasu a casa.

Squalo iba más atento por Tiziano que por cualquier otra cosa, pero al notar la situación, del bolso de Tiziano que él estaba cargando, saca un par de pañuelos para entregándoselos a Mista.

―Gracias. ―Mista sostiene a Giorno mientras este sigue vaciando su estómago.

―Está bien Giorno, tranquilo. ―le decía mientras acariciaba su espalda.

―Mista. ―le dice entre lamentos casi rompiéndose a llorar―. Me seinto mal.

―Tranquilo pequeño Gio, solo vomita. ―le palmea la espalda y acto seguido Giorno se agacha más, sacando el líquido de su boca.

―M-Mista, Mista me voy a morir. ―arrastra las palabras y comienza a llorar. Sorbe por la nariz mientras se limpia la boca con torpeza y se tambalea.

―Claro que no Gio, vas a estar bien. ―lo toma nuevamente de los hombros.

Cuando este ya no tenía nada más por sacar, Mista lo carga nuevamente en su espalda para seguir caminando.

Y así, entre constantes tropiezos de un descalzo Rohan y un desaliñado Tiziano.

Un Squalo y Josuke detrás de ellos.

Un Giorno inconsciente en la espalda de Mista.

Un Melone revolcándose con un tipo que conoció en la fiesta.

Un Formaggio e Illuso no tan perdidos para no saber qué hacen, sentados en la mesa en el departamento de Illuso comiendo fideos crudos.

Polnareff y Hol Horse solamente habían estado un rato porque irían a festejar otra cosa en un restaurante de lujo, así que ellos no tuvieron inconvenientes.

Sorbet y Gelato por igual.

Un Fugo ebrio haciéndole un berrinche a Bruno porque quería comer calamar y este solo le decía que en cuanto llegaran a casa.

Y finalmente, un Narancia sin camisa (ya que tenía vómito, pastel y quien sabe que más), inconsciente y totalmente mojado, siendo cargado por Leone.

 

Así y con más cosas sucedidas en toda la noche, es como terminó la estrepitosa fiesta de la naranja de Passione.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Chapter 20: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO 017 ꒱

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ Esto no tiene relevancia con la trama, ¿O si la tiene? Si, claro que la tiene ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

༄ Nápoles, Italia. Departamento de la pareja perfecta.

Siguiente día,  12:27 PM

 

Giorno despierta totalmente desorientado, al primer abrir de ojos un dolor infernal recorre desde su sentido de la vista hasta partes específicas de su cabeza que lo hacen quejarse de inmediato, de su garganta solamente salen quejidos.

Abriendo y moviéndose tan lentamente es como aparta un poco las sábanas que le cubrían la mitad del rostro hasta tener destapados sus hombros. Sus movimientos son un poco torpes y quien lo viera diría que aún sigue en los efectos del alcohol.

Pasa una mano por su rostro y cabello, se estira levemente, pero deja de hacerlo al sentir un dolor punzante, mientras siente cómo su cabeza está a punto de estallar cuál bomba en una guerra.

Vuelve a su postura inicial porque no quiere ni moverse, el solo estar ahí quieto, ya de por sí le hace sentir como si estuviera de visita en el mismo infierno. Se siente destrozado, las ganas de llorar son tantas y constantes que le asusta.

Entonces, mirando hacia el techo, suspira y cierra los ojos, tratando de hacer que el dolor disminuya un poco (claramente, fallando en el intento). Sentía que moría y que no había bebido agua en días, tan deshidratado como alguien perdido una semana en el desierto.

Adherido a eso, su estómago parecía tener una violenta fiesta de líquidos, los cuales gritaban y deseaban ser sacados de su cuerpo con urgencia.

Jura que siente en la garganta la comida que ingirió hace una semana, añorando ser sacada.

Después de unos segundos quieto, abre los ojos y el dolor se intensifica un poco más debido a la luz entrante por las cortinas moradas, se queja y voltea a ver hacia su izquierda, que es la dirección contraria a donde la luz va.

Es entonces cuando nota una pequeña mata de cabellos claros apenas asomándose por entre las sábanas. Era un cuerpo cubierto por las sábanas gruesas dándole la espalda. Giorno abre los ojos casi como platos.

¿Quién es?

¿Y por qué no tiene su suéter y su camisa está abierta?

¿¡Por qué le duele la columna!?

En un momento de pánico levanta las sábanas, verificando si es que aún llevaba consigo la ropa que se supone debía tener. No llevaba su suéter, pero si su camisa, suspira aliviado. Tal parece que todo estaba bien y no hizo algo estúpido la noche anterior.

Volteando a ver nuevamente al chico y viéndolo bien, es que se da cuenta de quien se trata, es Fugo.

Menos mal.

Es de milagro que pueda levantarse, pero va tan lento que siente que se llevará toda la mañana en tan solo sentarse, o claro, ¿Y qué hora se supone que era?

Busca su celular con la mirada, palmea la cama y su ropa, pero no lo encuentra, entonces el dolor se intensifica y siente una potente punzada. Por la mierda, no puede ser que lo haya perdido.

Levantándose mientras se sostiene las sienes y de cualquier cosa que se le cruce en el camino, sale de la habitación. Mirando a su alrededor nota que ese no era el departamento de Daichi donde la fiesta se había llevado a cabo, así que supuso que se lo habían llevado a otro lugar en medio de la noche.

¿Qué tan borracho y perdido debió estar que no sintió ni se dio cuenta de nada en lo más mínimo?

No recuerda cómo llegó ahí.

Se sostiene levemente del marco que lleva hacia la sala, pero antes de eso se asoma y puede notar a Narancia totalmente dormido, sentado en el sofá, pero con la cabeza recostada en el respaldo, roncando con la boca abierta (luciendo totalmente desastroso como se esperaba después de una fiesta así).

Esta vez sí traía playera porque fue el mismo Bruno quien le puso una antes de irse a dormir. Mista estaba enfrente del pelinegro en un sillón individual, lanzando bolitas de papel e intentando ensartarlas en su boca (si se lo preguntan, ya tenía siete bolitas encestadas) con las piernas cruzadas en pose de indio.

Bruno se encontraba en la cocina preparando la comida y Leone estaba sentado en la barra desayunadora tomando algo en un vaso. Mista, el cual estaba enfrente del marco; al ver al rubio, se detiene y entonces sus ojos brillan.

―Buongiorno Gio! ―dice entusiasmado. El rubio se detiene en seco.

Aún sosteniéndose del marco, abre los ojos como platos para después, con la fuerza sacada de quien sabe donde, corre hacia la habitación cerrando la puerta de un golpe. Haciendo que Narancia brinque y que Fugo se queje.

Mista mira confundido el lugar donde anteriormente estaba el rubio, después voltea a ver a Bruno.

―¿Dije algo malo? ―pregunta sintiéndose mal de repente.

Este solo lo mira entre divertido y enternecido mientras niega levemente. Qué par de tortolos y tiernos eran esos dos.

Giorno estaba viéndose al enorme espejo que estaba ahí, ¡Qué vergüenza!

Mirándose bien se da cuenta de que se ve totalmente del asco; tiene el cabello totalmente desordenado y tiene un poco de saliva seca en la comisura de sus labios (los cuales también estaban resecos) además de que estaba más pálido de lo normal.

Sus párpados inferiores estaban levemente de un tono oscuro por el rímel que Giorno había decidido usar, sí, espera que Mista no haya notado eso.

Entonces rápidamente se arregla para verse lo mejor que puede, se deshace su peinado para cepillar su cabello con sus manos.

Después de hacerse solo una rápida trenza y los mechones cortos de su frente posicionándolos a los lados, sale de la habitación aún caminando levemente como un zombie porque le seguía doliendo la cabeza. Al menos ahora podía decir que lucía como un zombie medianamente decente.

No, seguía luciendo horrible. Pero eso Giorno no lo sabía.

―Buenos días Giorno. ―Dice Bruno en un tono dulce al ver al rubio entrar a luchas de nuevo a la cocina.

Bruno, al ver que este está tratando de siquiera existir, con disimulo le murmura un 'Ayúdalo' a Mista, quien estaba atento a sus movimientos. Este lo toma de la cintura y mano como si de un anciano con osteoporosis se tratara. Giorno solo sentía vergüenza por el estado tan débil y lamentable estaba mostrando.

Lo sienta junto a Leone y este mirándolo todo el tiempo solo niega con la cabeza de forma desaprobatoria.

Jovenes. ―murmura el peli blanco de veinticinco años.

Giorno al estar sentado y luego de que todos sigan en lo suyo, recarga su cabeza en la mesa gesticulando más quejidos.

―¿Cómo te sientes? ―Bruno se acerca poniendo una mano en su cabello.

―Cómo si una tropilla de mil caballos hubiera pasado arriba de mí, pero entonces el más grande regreso porque creyó que no tenía suficiente, así que pasó sobre mí durante casi diez minutos mientras me pisoteaba y relinchaba de la satisfacción, haciéndome sentir que mis intestinos estaban siendo anudados por alguien que está aprendiendo a hacer bondage y de hecho ningún órgano de mi cuerpo está en el lugar donde se supone debería de estar.

―Oye, de hecho, no está tan mal. ―le dice Mista a Leone y Bruno.

Mientras él decía todo eso, Bruno se mantenía acariciando sus cabellos. Los tres se habían quedado quietos y sorprendidos por todo lo que el rubio dijo.

―Eso fue muy específico. ―dice Leone con el vaso a punto de tocar sus labios porque se había quedado estático mirando raro al rubio.

―Te daré algo para que te sientas mejor y unas pastillas. ―Bruno le sonríe dulcemente para después besar su cabeza.

―Buenos días. ―Fugo aparece con cara de estar a punto de cometer un acto de asesinato a quien se atreva a sí quiera mirarlo y con los cabellos direccionando hacia todos los lugares que les eran posibles.

―Buenos días Jiraiya versión demacrada y con sida. ―lo saluda Mista desde la mesa manteniendo su mejilla recargada en su puño siguiendo a Fugo con la mirada.

―Buenos días Brock de Pokemon versión ramera e idiota. ―responde molesto, caminando lentamente hasta llegar al lugar en donde los vasos se encontraban para proceder a beber agua.

―Uy, tal parece que hoy despertaste de buenas. ―dice entusiasmado. Hoy no recibió un insulto de gran magnitud.

―Cierra la boca. ―lo mira molesto y deja el vaso en la barra―. ¿Dónde está Narancia?

―En el sofá. ―Leone lo apunta con la cabeza―. Posiblemente muerto.

―¿Quieres que te sirva algo de comida? ―Bruno le peina los cabellos hacia abajo.

―En realidad no, siento que si pruebo lo más mínimo voy a vomitar el páncreas. ―niega dejándose peinar―. Pero gracias.

Este le sonríe asintiendo y murmura un 'Ok'. Fugo camina hacia donde Narancia está y se acuesta recargando su cabeza en las piernas del pelinegro con vista a su estómago, poniendo la mano del otro en su espalda mientras se acomoda más cerca de él.

―Toma Gio, aquí, tómate esto. ―le pone un suero enfrente de él―. Y esto.

Le pone un pequeño recipiente con dos pastillas y un vaso de agua enfrente.

―Gracias Bruno. ―le dice aún con la cabeza recargada. Después de tomarse todo vuelve a la misma postura.

―¡Te prepararé algo muy delicioso pequeño Gio! ―Mista se levanta para comenzar a prepararle algo de comer al rubio.

―M-Mista, en realidad yo tampoco quiero nada. ―dice con voz baja.

―¡Nada de eso! Justo ahora más que nada necesitas azúcar en tu cuerpo. ―abre el refrigerador.

―Eso es cierto Gio, necesitas comer. ―lo apoya Bruno.

Después de haberle preparado algo sencillo, pero nutritivo, Giorno no tiene de otra más que agradecer y comer.

―Está bien, come lo que puedas. ―Bruno le sonríe mientras le pone otro vaso de agua.

Después de comer lenta y tranquilamente mientras escuchaba cómo los tres se enfrascaban en una conversación sobre la fiesta y otras cosas, Giorno al terminar lleva su plato para lavarlo. Regresa a su asiento junto a Leone y recarga nuevamente su cabeza.

―Gio, si quieres puedes ir a recostarte al sofá o a la habitación para dormir un rato.

―Gracias Bruno, creo que eso haré. ―se intenta levantar.

―Leone, ayuda al chico. ―le dice Bruno tranquilamente.

―Tiene piernas. ―frunce el ceño.

―Abbacchio, ayúdalo. ―ya no sonaba tan tranquilo.

No tiene de otra, así que carga al chico y lo deja en el sofá (no lo aventó por puro autocontrol). Accidentalmente, golpea la pierna de Narancia haciendo que este se despierte desorientado.

―¡Maldición Formaggio, otra vez nos dormimos en la banqueta! ―dice alterado y se hubiera levantado de golpe si no fuera porque había un Fugo dormido en sus piernas.

―Perdón idiota, te golpeé por accidente. ―pasa su mano por los cabellos negros―. Pero ya levántate maldita sea, te ves del asco, pareces vagabundo.

Le da un golpe y este se queja, luego suspira y recarga su cabeza.

―Soy un vagabundo en esta gran y sucia caja llamada vida. ―acaricia los cabellos de Fugo y lo mira con una sonrisa.

―Ve a bañarte ya. ―rueda los ojos y regresa para sentarse, esta vez en la mesa junto a Mista.

―Perdóname Panni, pero te molestaré un poco. ―le da un beso en la mejilla y sostiene su cabeza para levantarla un poco y pararse, luego pone un cojín reemplazando sus piernas; va por dos sábanas para finalmente cubrir tanto a Fugo como a Giorno.

Después de bañarse y cambiarse, regresa a la cocina para tomar una bebida energizante del refrigerador y sentarse en la mesa; momentos después, Bruno pone enfrente de él un plato de comida, este solo sonríe feliz.

―Muchas gracias Bucci. ―pone sus manos en su pecho mirando al pelinegro―. Te mereces el sol, el cielo, las estrellas y todo lo bueno que este mundo tiene para ofrecer.

Este solo rueda los ojos divertido y se sienta junto a ellos.

―En serio necesito con urgencia tus secretos sobre como haces para actuar como si nada después de las tremendas borracheras que tienes. ―Mista mira con sorpresa cómo es que Narancia lucía enérgico y alegre, sin hacer notar ni una pizca de molestia. Este se encoge de hombros.

―Años de experiencia.

Rato más tarde y con Narancia comiendo como si no hubiera un mañana, Mista, en su inquietud jugueteando con sus manos y una servilleta, se levanta para echarle un vistazo a Giorno, al notar que estaba completamente dormido vuelve a sentarse con los demás.

Después de unos minutos en silencio, suspira y es donde el ambiente se transforma.

―Ayer. ―dice jugueteando con la servilleta en sus manos, estos al escucharlo ponen toda su atención en él―. Ayer fue a buscarme a mi departamento.

―¿Qué? ―Bruno sonaba incrédulo.

―No sé desde cuándo, cómo, ni de dónde. ―levanta la mirada―. Pero encontró la manera de dar con la dirección de mi casa.

―Otra vez. ―Leone se cruza de brazos y se recarga en el respaldo. Lo decía serio y fastidiado.

―¿Es por eso que llegaste tarde a la fiesta? ―pregunta Bruno, Mista asiente.

―Estuvo casi una hora afuera de mi puerta tocándola con insistencia y causó un alboroto. ―recarga sus codos en la mesa dejando el papel en paz―. Si no fuera porque Luca, mi vecino de enfrente, le dijo que no estaba y llamó a seguridad, no sé qué hubiera pasado.

―Posiblemente, se hubiera quedado ahí hasta que salieras, maldición. ―le dice Bruno, esto último en un susurro, se toca las sienes. Mista no dice nada y solo baja la mirada.

―Mista. ―Leone se dirige a él con tono serio―. Es momento de que hagas una verdadera intervención sobre y sabes de lo que estoy hablando.

―N-no. ―comienza a juguetear nuevamente con sus dedos―. Quiero decir, no creo que sea necesario llegar a esos extremos.

―Mista. ―Bruno lo mira preocupado―. Tenemos que hacer que pare antes de que realmente llegue a los extremos.

Incluso Narancia, quien escuchó todo, se había puesto serio.

―Mista.

Este voltea a verlo con mirada abatida.

―No sé si es el hecho de que le tienes miedo o una mierda así. ―lo apunta con el tenedor que estaba usando―. Pero definitivamente yo no voy a permitir ni me quedaré de brazos cruzados si algo llega a hacer.

―No es miedo, Nara. ―niega intentando formular una sonrisa―. Solo, creo que debería dejar pasar el tiempo para que pueda asimilarlo y superarlo.

―¡Ha pasado casi un puto año! ―Narancia le dice casi alterado―. ¿Cuánto tiempo más necesita?

―No Mista, esto ya no se trata de tiempo. ―Bruno niega tratando de hacerle entender―. Esto ya es algo más.

―Es hora de que empieces a poner un alto, Guido Mista. ―Narancia lo mira a modo de advertencia.

Este solo suspira rascándose la cabeza con inquietud.

―Y escucha. ―lo apunta nuevamente con el tenedor―. Más te vale que Tiziano no se entere de esto, porque es capaz de ir en su puñetera búsqueda para ir a decirle y hacerle cosas para nada amistosas y te juro que ni Squalo, Bruno o yo lo vamos a detener.

Mista mira a Bruno buscando ayuda y este solo asiente dándole la razón a Narancia.

―Gun, no vamos a hablar en estos momentos sobre lo que estás teniendo, tendrás o no con Giorno. ―Bruno lo toma de las manos―. Pero, ¿Te imaginas lo que haría si se entera?

―No me sorprendería que enloquezca. ―Leone atribuye.

―No pienses tanto por la relación. ―Narancia lo mira serio―. ¿Te imaginas las cosas que podría ir a decirle al pequeño Gio? O peor aún, ¿Lo qué le podría llegar a hacer?

―Tal vez tú pienses que no es capaz de tocarle un cabello, pero viendo la situación, nosotros si lo creemos. ―Bruno entrelaza sus dedos―. Justo ahora no solamente pensamos en ti, sino en los dos.

―Independientemente de si Giorno y tú terminan siendo pareja o no. ―dice Leone―. No lo va a ver así, verá a Giorno como una amenaza.

―Ya intentó hacerlo con Sheila y ella solo es tu amiga, tal vez tú no lo viste pero nosotros sí. ―esta vez habló Bruno.

― Giorno no tiene idea de absolutamente nada, imagínate al pobre chico. Estará tan confundido como perdido y no debemos permitirlo. ―Narancia niega.

Mista con todo eso encima, solo suspira mientras recarga su cabeza en sus manos luciendo totalmente abatido.

―Mista. ―Bruno le toca el hombro dándole una pequeña caricia―. No te abrumes tanto, nos tienes a todos nosotros que estamos dispuestos a ayudarte.

―Sabemos que es difícil para ti, hermano. ―Narancia le toca el otro hombro dándole un apretón―. Nunca lucharás contra esto solo porque nos tienes a nosotros.

Le sonríe y entonces Mista levanta la cabeza para sonreír agradecido.

―Gracias, en serio que sí. ―le sonríe a los tres.

―¿Y qué harás ahora que sabe dónde vives? ―le pregunta Bruno―. Porque hablando serio, no me sorprendería que estuviera en tu puerta todos los días.

―No lo sé. ―suspira cansado―. Y no sé si ha regresado porque no he ido aún.

―Si quieres puedes quedarte aquí. ―Bruno le acaricia el brazo. ―Ni a Leone ni a mi nos molestaría.

―¡Claro que no! ―habla Narancia fuertemente―. Mi Gun no va a estar huyendo y escondiéndose. Es su puñetera casa, no puede ser que no puedas estar tranquilo ni en tu jodido hogar.

―Bueno, estaría tranquilo si Mista pusiera una orden de restricción. ―Leone lo mira serio.

―N-no, no creo que sea necesario. ―se dirigía a Leone, ahora mira a Bruno―. Y muchas gracias, pero no quiero involucrarlos a ustedes también, no quiero que haga un alboroto aquí.

―No lo hará. ―dice Bruno―. Nunca ha venido aquí porque no es tan idiota.

―Sabe que Leone no se tocará el corazón. ―dice Narancia burlón.

―Gracias, chicos. ―suspira―. Solo, hablaré con algunas de sus amistades para que puedan decirle que pare.

―Claro, como si alguna vez eso hubiera funcionado. ―Narancia rueda los ojos molesto.

―Piensa bien las cosas Mista. ―Bruno, le sonríe comprensivo.

―Dios, Mista. ―Narancia suspira―. Porque tuviste la desdicha de conocer a esa persona.

Mista los mira triste.

―Es que no era así, yo, realmente. ―suspira―. No lo sé, no sé qué fue lo que pasó.

Lo último lo dice en un susurro mientras lanza una mirada afligida con ojos lagrimosos.

―No te preocupes Mista. ―Bruno se acerca para abrazarl―. Vas a estar bien, tú vas a estar bien.

Mista lo abraza y el pelinegro acaricia su espalda.

―Luchaste por seguir adelante, pusiste todos tus esfuerzos en eso. ―continúa hablándole mientras lo abraza―. Esta mierda no te va a hacer retroceder.

Lo suelta y acunó su rostro en sus manos. Finalmente, sonríe y ambos voltean a ver a Giorno quien recién estaba despertando y se sentaba en el sofá.

―Vas a avanzar porque un hermoso recorrido te está esperando. ―sonríe.

 

 

༄  05:43 PM

Después de finalmente haber todos comido, incluido Fugo, quién volvió al sofá a acostarse y dormirse, era momento de regresar a sus hogares.

―Mista, ¿Podrías llevar a Giorno a casa? ―Bruno comienza a limpiar la mesa con ayuda de Narancia.

―¡Claro! No tengo ningún problema. ―se levanta―. Solo hay un inconveniente, nos iríamos caminando porque mi motocicleta se quedó en casa de Daichi, ¿No hay problema Gio?

―¿Eh? ¿Esta casa está muy lejos de la mía? ―mira a Bruno, este asiente con pena.

―Si quieren pueden llevarse el auto de Leone. ―sonríe en su dirección.

―¿Qué? ―Leone lo mira.

―Si, la verdad, eso me parece bien. ―Giorno asiente y lento, como se movió todo ese tiempo, se levanta para ir por sus cosas.

―A mí también. ―Mista asiente―. Nara, ¿Tú y Fugo se vienen con nosotros?

―Claro, quiero asegurarme de que mi Panni llegue bien a casa. ―sale para ir a buscar sus cosas y las de Fugo.

―Por cierto, Bruno. ―Giorno habla en su dirección con una mano en sus sienes, le comenzó a doler―. ¿Por casualidad has visto mi teléfono?

―No, ¿No lo encuentras? ¿Ya lo buscaste bien?

―Si, y no recuerdo haberlo sacado. ―se toca la cabeza. Oh cielos.

―No te preocupes, en un rato iremos a casa de Daichi, le preguntaré si está ahí.

―Te lo agradecería mucho. ―dice para después caminar a la habitación a arreglarse y ponerse su suéter.

―¡Vámonos caballeros! ―dice Narancia y le entrega sus cosas a Mista―. Tú eres el chófer, así que toma, como mi príncipe está dormido, lo llevaré en brazos.

―Qué lindo eres. ―habla molesto y con sarcasmo.

―Claro, soy muy romántico y tú deberías aprender de mí haciendo lo mismo para ganarte a Giorno, y también porque parece un venado recién cogido. ―se acerca a Fugo para cargarlo al estilo nupcial.

―¿Qué? ―Giorno los mira.

―¿Qué? ―dice Mista amenazadoramente en dirección del pelinegro.

―¿Qué? Yo no dije nada. ―camina hacia la puerta con Fugo.

Al despedirse y bajar a Giorno, se suben al auto de Leone adquirido con tanto esfuerzo para emprender camino al departamentosaurio porque Narancia, Fugo y Mista vivían cerca.

Después de estacionarse en la entrada del edificio, Mista ayuda al rubio a bajarse y al llegar a las escaleras, viendo que este temblaba de las piernas, lo ayuda cargándolo como a una novia.

―Te lo dije, parece Bambi recién nacido. ―le dice Narancia a un Fugo acostado en los asientos mientras se recarga en la ventana aburrido.

Al llegar ambos, el castaño toca y espera unos segundos hasta que un Diego luciendo como si recientemente hubiera tenido sexo les abre.

―Por. La. Mierda. ―Diego quien estaba recargado en el marco de la puerta, cambia su rostro a uno sorprendido y se acerca para tocar la cara aún demacrada de Giorno.

El castaño no puede evitar sentirse enormemente sorprendido al ver a Dio abriendo el que supone es el departamento de Giorno. Oculta su impresión, y después de notar como Diego lo estaba mirando a él, ríe nerviosamente.

―Eh, nos dormimos algo tarde, así que Giorno está un poco desvelado, ¡Pero no te preocupes! ¡Está bien! ―asiente levantando los pulgares.

―Está jodidamente pálido. ―sigue con su mano en la mejilla del rubio, mirando seriamente al castaño―. Y está temblando.

―Si bueno, tal vez no está tan bien. ―nerviosamente, mira al rubio y después se lo entrega cuidadosamente.

―Da igual, conociéndolos a ustedes, llegó mucho mejor de lo que podía esperar. Muchas gracias por traerlo casi sano y salvo. ―dice irónicamente mientras lo carga de la misma forma en que lo tenía Mista, se despide y trata de cerrar la puerta.

Antes de estar completamente cerrada, Mista puede ver como Diego deja un dulce beso en la frente de Giorno mientras lo abraza más a su cuerpo.

La puerta se cierra completamente.

Mista tiene muchas preguntas.

A Giorno la cruda le duró dos días.

Diego solamente tiene una cosa en mente, alguien lo va a matar.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

Es momento de darle más protagonismo y diálogos a los demás personajes por el bien de la trama.

Chapter 21: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO 018 ꒱

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ Confuciones, Mista se siente estúpido y Bruno tuvo que tomarse una coca para el susto. ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

 Nápoles, Italia. Departadino.

Lunes.

 

Cómo amaba los días de descanso. Aun si cada día era una nueva aventura en el club, no había nada mejor recibir tranquilidad después de estar de aquí para allá, con su bandeja siempre llena de vasos con alcohol, bebidas preparadas y chupitos.

Después varios manoseos (porque si, él por supuesto, no se liberaría de eso), de lidiar con clientes difíciles (las palabras del capo siempre estaban en su mente, pero a veces le tocaba cada idiota que le era casi imposible controlarse).

Las bebidas derramadas en su ropa (aún no olvida el empujón "accidental" que le dio una chica mientras él pasaba), los pequeños tragos que todos bebían después de una buena jornada y la increíble experiencia limpiando baños (lo odia, no saben cómo lo odia).

Y qué decir de los maravillosos espectáculos que los strippers daban todos los días todo el tiempo. Era tan divertido como movido, así que realmente disfrutaba y aprovechaba esos días de descanso.

―¿Por qué ese cajón es el único que está con llave? ―señala a un pequeño cajón de la alacena que siempre se mantenía cerrado.

Ambos estaban en la cocina charlando, Diego estaba preparando la comida como la mayoría de veces. Siempre lo encontraba lleno de energía, lo cual hacía que estuviera en constante movimiento, como un loco de aquí para allá, aunque había momentos en donde no tanto. Ahora los dos esperaban a que la comida terminara de cocinarse.

―Uh, ¿Este? ―lo señala. Muerde su labio para después rascarse la cabeza―. Hehe, de hecho, es una historia muy graciosa.

Suelta una risa nerviosa, Giorno no lo ve, pero este comienza a rascar su brazo.

―Le pusiste llave y después la perdiste, cierto. ―lo mira alzando una ceja.

―¿Qué? Pff. ―vuelve a reír haciéndose el desentendido―. Ok si, tal vez eso pasó.

―Me lo imaginé. ―rueda los ojos, después de unos segundos, escucha como tocan el timbre. Mira hacia la puerta―. Uh, alguien toca. Yo iré.

―¿Mm? Ah, sí. ―responde distraídamente, descansando sus manos en la barra. Cuando Giorno sale de ahí, Diego le da una última mirada al cajón soltando un suspiro. El timbre es tocado con insistencia.

―¡Ya voy! Cielo, qué insistentes. ―Giorno camina rápido para abrir y detener el sonido. Se trataba de Polnareff, quien llevaba una taza en sus manos.

―Gogo, tienes un poco de-. ―se detiene y borra su sonrisa al ver al rubio―. ¡¿Giorno!?

Lo mira sorprendido y casi deja caer su taza de porcelana con el dibujo de una tortuga y la palabra 'ahhh' simulando un gemido.

―Polpo, buen día. ―le sonríe amablemente―. ¿Qué necesitas?

―Uh, uh, uh, si yo. ―titubea―. ¿Este es el departamento de Diego? Quiero decir, ¿Sigue viviendo aquí?

―Así es ¿Quieres hablar con él? ―señala el interior.

―¡No! De hecho, solamente quería saber si no tenían un poco de azúcar, ya sabes. Cosas de vecinos hehe. ―lo sigue mirando desconcertado pero soltando una risa.

―Ah claro. ―agarra la taza. Regresa con él porque le había dado el recipiente a Diego―. Ahora que lo mencionas, no sabía que tú vivías en este edificio.

―¡Ah sí! De hecho vivo en el siguiente piso. ―señala al techo.

―¿Vives solo?

―Pues... No lo sé. ―mira hacia otro lado―. Yo diría que sí.

Giorno solo lo mira con tres signos de interrogación en su cabeza, pero decide no preguntar más. Polpo lo agradece. Era muy complicado.

―Así que, ¿Vives con Diego? ―esta vez es el peli gris quien pregunta.

―Sí.

―¿Hace cuánto?

―En realidad no hace mucho, solo unos meses. ―asiente.

―Vaya, la verdad nunca creí ver a Diego vivir con alguien más.

―Si bueno, sucedieron algunas cosas, así que decidí vivir con él, me aceptó felizmente y justo ahora estamos bien.

―¿Tú? ¿Qué? ―ni siquiera terminaba las oraciones.

―Si, en realidad, él es muy bueno, y no es tanto como lo describen todos en el club.

―Bueno, tal vez estamos hablando de dos Diegos diferentes. ―levanta sus cejas (o esperen, no tiene).

―No creo-. ―es interrumpido por Diego, quien se acercaba con la taza llena de azúcar.

―Hola. ―le entrega la taza―. Adiós.

No espera una respuesta porque le cierra la puerta en la cara.

―Mmm, qué satisfactorio fue eso. ―suspira.

―¿Por qué no me dijiste que Polpo vivía aquí? ―regresan a la cocina.

―No me preguntaste. ―Giorno lo mira con los ojos entrecerrados―. ¡Pero si te hablé de él! Te conté de mis vecinos que fornican como conejos todo el tiempo, incluso tú ya tuviste la desdicha de escucharlo.

―Pero Polnareff me dijo que vivía solo ¿Quién es el otro?

―Sí, es algo extraño y complicado. ―se rasca la nuca―. ¡Pero qué me importa! Suficiente, tengo con saber que coge, muchas gracias.

Rueda los ojos. Y después de cinco minutos, la puerta vuelve a ser tocada.

―Es que acaso no pueden dejar de tocar la puerta ¡¿Por diez minutos?! ―Diego dice molesto más, no se levanta para abrir, solo se mantiene en la silla alta cerca de la desayunadora mirando su celular. Giorno rueda los ojos nuevamente, nunca se levanta a abrir la puerta de su propia casa. Camina rápido y al abrirlo se encuentra a la persona que realmente no esperaba un lunes por la tarde.

―¿Mista? ― Lo mira sorprendido.

―Buenas tardes, Giorno. ―se quita su gorra, lucía nervioso―. ¿Interrumpo?

―No, de hecho no, no estaba haciendo nada realmente. ―entrelaza sus manos posicionándolas en su espalda.

―Qué bueno. ―sonríe y entonces un extraño silencio apareció por unos segundos.

Mista no puede soportarlo, así que habla.

―Escucha Giorno, la verdad me gustaría ¿Invitarte? A caminar por ahí, claro, como amigos. ―la sonrisa de Giorno se borra por un segundo―. Quiero decir, no quiero malos entendidos o causarte problemas.

―¿Por qué me-? ―es interrumpido por una mano, la cual se interpone entre él y Mista, posándose en el marco de la puerta. Por supuesto, era Diego.

―Buenas tardes, Mista. ―le sonríe de tal manera que Mista comienza a sentirse más nervioso―. No te esperábamos.

―S-si, buenas tardes, Diego. ―trata de mirarlo a los ojos, pero la mirada del otro es tan filosa que desvía la mirada―. En realidad, quería hablar algunas cosas con Giorno, algo muy amistoso, no quiero que pienses mal.

― En realidad, ya lo estoy haciendo. ―lo mira serio, pero realmente en el fondo se reía de la cara de estúpido del castaño―. Disculpa, pero ¿A dónde quieres llevar a mi pequeño?

―Diego. ―le dice con advertencia el rubio―. ¿Podrías irte?

―Podría. ―lo mira―. Pero no lo haré.

Susurra para después devolver su mirada a Mista.

―S-solo quiero hablar con él. ―aprieta la gorra―. No tomará mucho tiempo.

―¿Hay algún problema con que hablen aquí y ahora?

―Diego. ―aprieta los dientes.

―No pero-.

―¿Entonces? ―se acerca―. Escucha gun, te conozco muy bien y sé cómo eres, te estás metiendo con la persona errónea, conozco un abogado que-.

―Ok, es suficiente. ―Giorno lo empuja hacia adentro―. Diego, es hora de que cierres la boca, Mista solo quieres hablar, así que nos vamos.

Ahora empuja a Mista para que ambos se alejen directo a las escaleras.

Te quiero aquí temprano. ―es lo último que escucha antes de salir por la puerta con un castaño, no teniendo idea de que acaba de pasar a sus espaldas.

Después de salir y comenzar a caminar, Giorno suelta un suspiro.

―Perdón, por eso Mista, no sé qué le pasa a ese idiota a veces. ―lo mira, este seguía con la gorra apretada en sus manos detrás de él.

―No te preocupes, entiendo perfectamente su actuar. ―levanta la cabeza―. Cuida lo que es suyo.

―¿Qué? ―lo mira confundido, no entiende a qué se refiere.

―En realidad es por eso que quería hablar contigo, podemos sentarnos en alguna banca, realmente no quiero que tengas problemas. ―juguetea con la gorra.

―Está bien. ―confundido decide no preguntar más.

Caminan por un buen rato hasta que dan con la playa, a lo largo de la caminata tuvieron la (no grata) dicha de encontrarse a más de una clienta (algunas juran ser sus pretendientes) que el castaño había tenido a lo largo de sus jornadas en Passione.

Algunas saludándolo cariñosamente, con coqueteos discretos, aunque algunas ni siquiera intentaban ocultar el hecho de que mojaban sus pantis cuando veían a Mista siendo Gunslinger o simplemente siendo casual.

Giorno no sabía cómo sentirse, quiere decir, ¿Debería tener alguna reacción? Es obvio que no.

Solo se conocen desde hace ¿Dos meses? Y lo único que han hecho es entablar conversaciones desastrosas; no niega que se han lanzado algunas miradas, pero tal vez Giorno solo las malinterpreta. Era más que obvio que Giorno había sentido una punzada constante desde que chocaron en el club, pero ¿Y Mista?

Es más, ni siquiera sabe si el castaño bateaba para ese lado porque en el club solamente bailaba para mujeres, solía coquetear con féminas, nunca lo vio acercarse a un hombre, entonces ¿Qué significa eso?

¿Qué mierda es esa situación?

Y ahí estaba otra vez teniendo una batalla en su mente, ignorando el hecho de que Mista le ha estado hablando por más de cinco minutos y él no reacciona.

―Ven, hay que sentarnos aquí. ―Mista señala una banca que estaba cerca de la playa y la cual se encontraba en la sombra.

―Entonces, ¿De qué quieres hablar? ―lo mira y le pregunta después de que ambos se sentaran. Suspira quitándose la gorra porque se la había puesto mientras caminaban.

―Escucha Giorno, seré directo y sincero. ―se sienta en su dirección―. Quiero aclarar que no estoy intentando nada.

―¿De qué hablas? ―¿Así que iba por ese lado? La desilusión aparece en el interior del rubio.

―Yo te respeto mucho, no quiero que pienses que soy un degenerado, en mi defensa yo no tenía idea ¡Y además! ―lo apunta con el dedo―. Debes admitir que también es tu culpa por las miradas tan confusas que me das.

―¿Y qué tiene? ―se encoge de hombros.

―¡Cómo qué que tiene! Giorno, eso está muy mal. ―lo mira con un puchero―. No está bien y no es nada moral.

Giorno se cruza de piernas mirando hacia el mar.

―Escucha, lamento, si fui un desvergonzado, más tarde le pediré disculpas a Diego también. No soportaría saber que fui yo el causante de que ustedes dos tengan problemas.

―No creo que sea para tanto. ―esperen―. ¿Por qué tendría problemas él?

―¡Es más que obvio que tendría problemas! Giorno, ¿Por qué intentas hacer de menos los sentimientos de tu pa-? ―ahí estaba, el cerebro de Giorno unió las piezas.

―Diego y yo no somos pareja. ―dice lo más rápido que puede mientras mira al castaño. Mista calla, manteniendo la boca aún abierta, con la palabra en la boca.

―¿¡Qué!? ―se levanta, mirando incrédulo y sorprendido al rubio―. ¿¡Cómo qué ustedes no son pareja!?

―Por supuesto que no, ¿Por qué pensaste eso? ―sigue mirándolo tranquilo desde su asiento.

―¡Pero tú -! ¡Y él-! ¡Y ese día! ―decía las frases incompletas mientras señalaba al rubio y a otros lados.

―Mista, Diego y yo no somos novios. ―ugh, lo querrá mucho, pero haber dicho eso hizo que Giorno tuviera un desagradable sabor de boca. El castaño suspira y se sienta de golpe con la cabeza baja.

―Debí parecer un imbécil, ¿Verdad?

―Un poco. ―voltea su cabeza para que el castaño no vea que claramente, Giorno se estaba burlando de él.

―Mista, no puedo creer que pensaras que Diego y yo éramos pareja. ―dice mientras ríe echando su cabeza hacia atrás.

El castaño había estado con su cabeza oculta entre sus piernas desde hace casi diez minutos. Sentía mucha vergüenza, vergüenza de ser tan imbécil.

―Quiero morir. ―se escucha que habla aún con la cabeza entre sus piernas.

―¿Por qué pensaste que lo éramos?

―¡No lo sé!, y ahora que lo pienso bien realmente no había una razón, solamente era yo sacando conclusiones demasiado apresuradas a lo estúpido. ―lloriquea.

―Bueno, me alegra que hayas decidido hablar conmigo. Me hace pensar que eres una persona muy sincera.

―¡Lo soy! ―levanta su cabeza y baja sus piernas para sentarse correctamente―. Seré todo lo que quieras, pero nunca me metería entre dos personas que están juntas.

Ríe.

―Entiendo. ―se quedan en silencio por algunos segundos. Después Mista habla porque recuerda algo.

―Jum. ―se deja caer en el respaldo mientras se cruza de brazos―. Ahora entiendo por qué Bruno se reía de mí cuando estaba en su departamento ensayando lo que iba a decirte.

―¿En serio hiciste eso? ―habla entre risas.

―¡Si! Y él no me dijo nada. ―dice molesto―. También Abba se reía de mí. Seguramente no era más que un idiota para ellos.

―No lo eres. ―si lo era. Sonríe dulcemente.

―Bueno, aun así creo que debería disculparme con Diego por crear malentendidos.

―No te preocupes, está bien. ―ambos miran la playa y las personas que pasaban por ahí.

―A todo esto, ¿Qué son tú y Diego realmente? ―voltea a verlo.

― Es mi tío, es el hermano menor de mi padre.

―Caray. ―abre los ojos sorprendidos―. Si te soy honesto, Diego nunca insinuó que tenía, pues... Familia.

―Si, no eres la primera persona que me dice eso, pero, sus razones tenía.

―Claro.

Después de más segundos en silencio, Giorno habla sin dejar de mirar al frente.

―Mista.

―¿Si?

―¿Eres Gay? ―dice sin más. Ah, sí, la pregunta del millón.

―Cielos Giorno, tú no conoces la vacilación. ―bufa.

―La veo innecesaria. ―lo mira divertido―. No como otras personas.

Este se ríe porque sabía que hablaba de él y su estupidez humana.

―Supongo que sí.

―¿Entonces?

―No lo soy. ―la respiración de Giorno se detiene―. Bueno, soy bisexual.

Y vuelve a respirar otra vez.

Que cabr-.

―¿Y tú?

―No lo sé, ¿Tú que crees? ―el rubio lo mira desafiante.

―Espera, ¿Esta es alguna clase de pregunta capciosa que me puede perjudicar enormemente?

Giorno suelta una pequeña risa.

―Dios Mista, ¿Qué cosas dices?

―No lo sé, quiero decir, ¿Es alguna clase de pregunta trampa?

―No, no lo es.

―Bueno, aun así no quiero responder algo que no es. ―bufa.

―Bien.

―Entonces.

―Ni idea. ―se encoge de hombros―. La verdad no veo necesario eso de poner etiquetas, solo me gusta alguien y yo estoy bien con eso, es algo muy tedioso para mí tener que explicar mis preferencias, así que soy lo que quiero ser, y lo que escoja es lo que me llega a gustar, es todo.

―Wow, eso fue. ―frunce el ceño―. Muy profundo.

Giorno se encoge de hombros.

―Entonces, aclarado esto, ¿Qué sigue? ―pregunta el rubio.

―No lo sé, pero aclarando otra cosa, de igual forma seguiré diciendo que esto es una salida de amigos. ―se rasca la nuca―. Sí te parece bien.

―Claro, somos amigos, ¿No? ―levanta una ceja.

―Si, claro. ―juega con sus dedos―. ¿Te gusta el helado?

―Me encanta el helado.

―¿Quieres ir por uno? ¡Yo invito! ―se levanta y extiende su mano para que Giorno la tome.

―¿Cómo podría rechazar un helado? ―se levanta tomando su mano.

Y aunque Mista no quería llevar las cosas tan rápido y parecer un cualquiera, le extiende su brazo para que Giorno lo tome enrollando sus manos en él para después guiñar un ojo.

Este se muerde el labio ocultando su emoción, pero no rechaza ese lindo acto. Ahora ambos caminaban juntos, con los brazos entrelazados, en una cita de 'amigos' para degustar del helado favorito de Giorno.

Giorno nunca había reído tanto como ese día.

Fue muy lindo para ambos poder pasar un día sin tener a la bola de revoltosos detrás de ellos.

El atardecer estaba cerca y ambos lo esperaban gustosos cerca del mar.

Esa sonrisa que Mista le mostró a Giorno quedara en su memoria por siempre como la más hermosa.

Claro que Giorno no llegó temprano.

Mista se disculpó con Diego más por haberlo llevado tarde que por otra cosa (ahora entiende que debe ganárselo).

Giorno no tuvo despedida que veía en las series de adolescentes que Diego solía poner (el rubio odia a Diego por inoportuno).

Y ahora el castaño caminaba furioso a casa de Bruno y Leone.

―¡BRUNO BUCCIARATI! ―abre la puerta de golpe.

El pelinegro estaba sentado en la sala con una manta y un bol con palomitas mirando una película junto a su novio Abbacchio. Este al verlo brinca posicionándose encima del peliplata.

―¡AH! ¡LEONE, YA ESTÁ AQUÍ! ¡AHHHH!

Si, ahora Abbacchio tenía a un Mista enojado y un Bruno asustado encima de él.

Maravillosa noche de películas.

 

 

༄  Nápoles, Italia.

 

―Por favor, sal de aquí.

―Escucha, por favor escúchame. ―súplica mientras la empuja hacia la puerta.

―¡No lo hagas más difícil! Por favor, sal de aquí. ―señala la puerta.

―Cariño. ―a punto de soltarse a llorar, tocan su mejilla―. No estás bien, lo sabes, por favor.

Después de segundos mirando al suelo, con la mirada más fría, la empuja para sacarla del departamento.

―¡Entiende que no estás bien, por favor! ¡Solo quiero ayudarte!

―¡Estoy bien, maldita sea! ¡Estoy bien, estoy mucho mejor ahora! ¡No necesito tu maldita ayuda!

―N-no. ―esta vez si llora con tristeza mientras niega―. Por favor, no hagas esto.

Este suspira con la mirada triste.

―Adiós.

La puerta se cierra, se deja deslizar por la puerta hasta caer sentado en el suelo.

Comienza a llorar con furia.

Su mirada cae y está llena de tristeza.

No estaba bien.

Y cada vez era peor aparentar.

Mierda.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Chapter 22: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO 019 ꒱

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ Lo saben, no lo dicen, ¿Son malos amigos? ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

┊Work Sumn • kirko bangz feat. Tory Lanez & Jacquess.┊

Take you down • Chris Brown. 

 

 Nápoles, Italia. Passione.

Un mes después,  08:46 PM

 

―Bienvenido al club Passione, Signor Balenciaga. ―Sweety con solo un sujetador cadena de diamantes unido a un choker abajo de su saco y solo la mitad de su cabello recogido, recibe a un grupo de importantes empresarios.

King Venus, junto al precioso moreno de cabello blanco y ojos profundos color azules, Belli Toru, estaban detrás de él.

―Se que es su primera vez aquí, y también sé que le gusta cuando se habla de forma directa y concisa. ―lo mira coquetamente fingiendo limpiar algo en la camisa debajo del traje del joven y millonario Balenciaga―. Así que solo un par de cosas.

Sostiene su corbata acercándose más.

― Mis strippers son muy reservados en cuanto a cosas personales se trata. Así que primera cosa, aquí no damos información personal, por lo tanto, no la pidan.

Lo mira inocentemente acercándose un poco más, ahora ambas manos estaban en su cuerpo.

―Si mis chicas y chicos dan un precio, eso es lo que es. Eso cuestan mis muchachos, pero no se preocupe, son los mejores, por supuesto que quedarán satisfechos. ―le guiña un ojo, acerca su pierna y este inconscientemente la toma

―No son sus amigos. Ustedes han venido por algo. ―se acerca a su oído―. Ellos lo saben, saben lo que quieren, y por una buena cantidad de dinero cumplirán.

Se aleja un poco, pero sin soltar su corbata, le acaricia el pecho.

―Es por eso que les he traído a los indicados para hacerlos pasar una maravillosa noche.

Para finalizar, hace su último acercamiento a su oreja susurrando.

―Por favor, recuerden dejar una buena propina.

Después de un guiño, se va dejando al grupo con King Venus, Belli Toru y otras chicas más.

Hermy Kiss con tan solo un vestido que solo le cubría un poco más abajo de sus glúteos los guía a una mesa apartada. Luego aparece Bucci sonriente para tomar su orden.

Las luces del club eran duramente moradas y azules, el neón predominaba por todo el lugar. Los letreros verdes, dorados y rojos eran tan llamativos.

Y en medio de todo quien llamaba la atención esa noche era el fabuloso stripper de larga cabellera rosa: Magic Sui. Quien era deslumbrante por sus movimientos y restriegues en el tubo, con su choker de diamantes color rosa junto a su sonrisa tan coqueta y labios llamativamente rosas.

Pasaba la lengua por sus labios, lo que incitaba a cualquiera a besarlos con ganas, mordiéndolos al ponerse en cuatro en su tarima y levantar su pomposo trasero.

Mirando al cielo mientras se sostiene del tubo, sentándose sobre sus talones adornados con botas de tacón que le cubrían hasta los muslos, mientras abre sus piernas con la música, haciendo que más de uno quede con el deseo de ver que se esconde debajo de esa tanga negra y esa falda que no era más que tela de red encima.

Sonriendo de oreja a oreja, disfrutando el momento y la música al sentir el constante aleteo y como es que los billetes tocaban su cuerpo y manos que solamente él permitía.

Cómo todos lo miraban con deseo por su llamativa figura, por la atrevida y descarada personalidad que mostraba cuando estaba realmente trabajando para Passione.

Era Anasui con tres shots de tequila en su sistema, bailando con ganas y con la lujuria en su sangre. Amaba lo que hacía, nunca se detenía y siempre estaba en la tarima dándolo todo. Moviendo esas caderas por un fajo de billetes.

Así eran los días de Narciso Anasui.

Por otro lado, y en algún otro lugar del club.

En la barra del bar, un precioso stripper se encontraba recargado de forma coqueta pero despreocupada, con escasa ropa y con una mirada profunda color miel.

Honey Brandy miraba de forma seductora a todos los varones que se encontraban en el club, siempre eran ellos, siempre eran los hombres su objetivo. Esperando a que le inviten un trago, para después proponer un indecente baile y entonces ya tenía los billetes asegurados en su cuerpo.

Anteriormente, Tiziano solía estar siempre arriba en la tarima, pero entonces simplemente decidió probar el excelente talento de la seducción que tenía, así que tan solo se mantenía en el bar o deambulando por el club con un coqueto porte esperando a que los hombres caigan en sus redes.

Pareció funcionarle de maravilla y entonces ahí se quedó.

Squalo siempre cerca de él. Realmente para muchos, era admirable la gran confianza que ambos, o más bien Squalo mostraba hacia su pareja cuando se trataba de trabajar, pero Tiziano siempre ha recalcado que solamente era eso, trabajo. Y Squalo sabía quién era verdaderamente él.

Dejado atrás todo eso, sabía que Tiziano respetaba su relación. Siempre fue perfecta y lo seguiría siendo. Ambos encontraron la balanza perfecta para que todo funcione a la perfección y hasta ahora iba bien.

Aun así, era inevitable tener la mirada fija sobre el rubio, y para muchos era difícil descifrar que es lo que significaba su mirada. Porque no sabía si era por cómo es que los hombres disfrutaban tener a Honey Brandy en sus regazos casi sin ropa o como es que se veía Tiziano bailando realmente casi sin ropa.

Sea como sea, era una experiencia de oro tener a Tiziano solo para ti.

Volviendo a la actualidad, Tiziano o más bien Honey Brandy, miraba con una sonrisa a Magic Sui y cerca de él a Hot Horse con una chica sentada en sus piernas.

Pero entonces mueve su cabeza para peinar su rubia cabellera, mirando ahora las escaleras que dan hacia las zonas VIP. Es aquí donde su mirada se borra, sus dientes se aprietan y su postura se endereza.

«Esa perra.» Piensa.

Camina rápidamente hacia las escaleras, casi empujando a quien se le cruzara en el camino. Al llegar sube los tres escalones que había recorrido y toma la muñeca de un chico de cabello extravagante quien estaba sin camisa, solo un bóxer negro con detalles dorados y cadenas gruesas con colgantes en forma de diamantes adornaban su cuello.

Se trataba de Josuke, quien era guiado con insistencia para subir a algún lugar de club por la antipática y arrogante rubia, Gwess.

―Hey. ―lo toma de la muñeca, finge una sonrisa―. ¿Se puede saber a dónde vas? Tu lugar es aquí abajo, baby.

―¿Huh? ―mira desorientado hacia abajo―. ¡Brandy!

El rubio ladea la cabeza con molestia. Mierda, ese idiota estaba drogado o borracho.

―Oh, una disculpa Brandy, baby no se siente bien, así que lo estaba llevando a un lugar apartado del resto para ayudarlo. ―dice con fingida inocencia y lo último con cinismo.

―Oh, qué linda, ¿Pero adivina qué? Baby ya tiene a alguien que lo ayude. ―trata de jalarlo nuevamente para que baje.

― ¿Ah, sí? ―finge confusión―. ¿Y a dónde se supone que está su ayuda? Porque si mis ojos no me engañan, yo lo veo muy feliz bailando encima del miembro de un chico.

Tiziano ya comenzaba a sentir verdadera molestia por esa chica, así que ahora la mira seriamente.

―GooGoo, déjate estupideces y deja de actuar como una perra desvergonzada, deja a Baby en paz de una vez. ―aprieta más el agarre y esta vez lo jala de forma más brusca.

Esta se baja lentamente mirando al rubio con burla, se acerca a él, mirándolo fijamente.

―Nunca. ―después mientras una sonrisa de lado.

―Brandy, no te preocupes, solamente estaré por aquí con algunas chicas. ―se mete Josuke ignorante a todo lo que ambos se dijeron porque estaba un poco desorientado.

―Baby, tú no debes estar allá arriba que mierda. ―lo jala con insistencia, este lo Interrumpe.

―Tranquilízate, Dios. ―se suelta del agarre―. Solo estaré aquí, ¿Está bien? No estoy haciendo nada malo.

―Creo que quién debería dejarlo en paz es otro. ―Gwess sonríe burlona―. ¿Eres su madre acaso?

Tiziano ya no dice nada y simplemente muestra un rostro molesto hacia ambos.

Josuke le da la espalda para subir, y Gwess iría tras él, pero antes de eso regresa para mirar a Tiziano y hablarle al oído.

―No te preocupes por él, corazón. ―se acerca más a él mirándolo con una sonrisa socarrona―. Y dile al rey de la anorexia, que yo cuidaré muy bien de su pequeño diamante.

Guiña un ojo y en ese momento las ganas de tirarla por las escaleras aparecieron por la mente del rubio como la única opción de un final feliz.

Así que Tiziano se queda ahí parado con enojo en su interior, viendo como Josuke y Gwess subían las escaleras con rapidez, ambos con las manos entrelazadas.

¡Malditos sinvergüenzas!

 

༄  11: 01 PM

―Hola Angel, ¿Cómo te va? ―Tiziano había vuelto a su lugar inicial en la barra, Rohan se había acercado a él, pero para pedirle a Vanilla Ice una bebida porque comenzaba a sentirse sediento.

El rubio se encontraba con los codos hacia atrás, recargándose en la barra, sin mirar al peli verde.

―Bien, realmente hoy es una locura, está más lleno que otros días. ―dice para después beber de su vaso.

Después de unos minutos, mira hacia todos lados buscando algo.

―Brandy, ¿Has visto a mi Baby? ―lo mira con una ceja levantada.

Este se muerde el labio mirando a la demás gente con leve nerviosismo y moviendo sus dedos.

―Sí. ―finalmente lo mira―. De hecho, está allá arriba en las zonas VIP, ¿No quieres ir con él?

El peli verde lo mira por unos segundos, este comienza a sentirse ansioso, pero entonces Rohan solo niega.

―No, tengo muchos clientes aquí. ―Tiziano suelta un suspiro―. Tengo que irme.

Vacilando por un momento, Tiziano lo detiene tomándolo de la mano.

―Rohan. ―lo dice en un susurro.

―¿Si? ―lo mira interrogante, que lo haya llamado por su verdadero nombre ya era algo inusual.

Tiziano lo piensa.

No puede.

¿Por qué no puede?

No puede decirle.

Pero quiere que se detengan.

No quiere que Rohan sufra.

Debe decirlo.

Es lo adecuado.

Pero entonces...

―Nada. ―le sonríe―. Consigue muchos billetes, Magestic Ángel.

―Por supuesto. ―le guiña el ojo para después caminar hacia los sillones aterciopelados en donde lo esperan.

El rubio borra su sonrisa.

Era el peor amigo.

Si, hoy no era su noche.

 

 

Giorno no sabe a quién agradecerle por el exquisito momento y la incitante (o excitante) vista que alguien piadoso le está dando la oportunidad de admirar.

Ahí, parado cerca de las plataformas, Magic Sui, Magestic Ángel y King Venus bailaban para los hombres presentes. Pero era Beauty Polpo, Hot Horse, Naughty Gio y Spice man quienes hacían gritar y sonrojar a toda mujer que ponía un pie en Passione.

Naughty Gio realmente era de los pocos que se dejaba tocar por las clientas, él realmente hacía énfasis en su nombre de stripper, queriendo actuar lo más sucio y travieso posible, guiando las manos de las féminas a su pecho y miembro.

Spice man era un poco más sutil en cuanto a coqueteos se trataba, un poco más reservado pero aun así logrando conseguir chicas. Solía llevar más ropa que los demás iniciando la jornada, pero era también el que solía terminar con poca.

Y claro, Golden jodido Dio no podía faltar. Quien parecía un ridículo adolescente avergonzado que se escondía de sus padres (en este caso Giorno), yéndose la mayor parte del tiempo a las zonas VIP o rincones realmente ocultos por los cuales Giogio no circulaba con normalidad.

Este solo rodaba los ojos y fingía que no vio como su tío metía la cara entre los enormes pechos de una chica.

Pero lo que realmente hacía a Giorno sentirse dichoso, es que frente a él tenía a Gunslinger, quien bailaba en un tubo al ritmo de la canción, las luces rojas alumbraba a su dirección, lo que hacía llamativo el movimiento de caderas.

Ahora Giorno recuerda que ese día, se festejaba una pequeña despedida de soltera con un grupo reducido de chicas. Es por eso Mista y ese grupo estaban separados del resto.

Pero claro, el rubio no le había perdido el rastro.

Y Mista lo sabía, sabía que Giorno llevaba casi diez minutos ahí, de pie cerca de él, mirándolo como él solía mirarlo. Con su pequeño y pegado traje de cuerpo completo negro, con el pecho descubierto, corto hasta los muslos, que a los lados solamente tenía tela de red, lo que hacía ver su piel clara junto con sus pulidos zapatos negros.

Ahí es donde lo ubicó Mista, y sabía que esté lo mirada y claro, Gunslinger no permitiría que Giogio se conformara con solo mirar.

Take you down comenzó a sonar.

Porque claro, eso bien podría justificarlo como parte del show. Y también que tenía casi media botella de tequila en su interior.

Así que al diablo.

Gunslinger comienza como algo sensual arriba en la tarima, sentado sobre sus talones, sosteniéndose del tubo y bailando para las chicas.

Pero entonces, después de varios movimientos, baja de ahí acercándose a Giogio. Este, al notarlo, entra en pánico tratando de escapar, pero el castaño es más rápido, lo toma de la mano y lo acerca a su cuerpo tomando su cintura.

―¿G-gun? ―dice el rubio en un pequeño tartamudeo.

Mista no dice nada y jala al rubio para que se acerque al grupo de chicas. Y entonces pasó lo que Giorno no creyó que pasaría.

Gunslinger lo sienta casi aventándolo al sillón con las chicas, estas gritan y aplauden recibiendo con gusto al rubio.

Este, aun con los ojos abiertos y las manos en el aire de la impresión, abre más los ojos porque de un momento a otro, tiene a Gunslinger acomodándose en sus piernas, sentándose a ahorcadas, sosteniéndose de los hombros del rubio.

Mista pone su cabeza en el hueco del cuello de Giorno y comienza moverse ahí mismo en su regazo. Creando una fricción entre ellos.

Giogio está tan rojo como un tomate. Gunslinger es realmente quien está disfrutando el baile.

Las chicas no pueden parar de gritar complacidas. ¡Incluso el personal disfruta de los strippers de Passione!

Sí, Mista estaba muy borracho en ese momento.

El castaño tomó las manos del rubio haciendo que las ponga en su trasero, con una sonrisa coqueta y mordiéndose el labio, es como mira el desastre en el que Giorno se está convirtiendo.

Se levanta para ahora darle la espalda más no tenía pensado dejar ese regazo libre, así que vuelve a sentarse restregando el culo a Giorno por el momento no hacía otra cosa más que hacer la cabeza para atrás.

Oh, no, qué maldito.

Sí, Mista es un descarado.

No puede ser que ahora esté teniendo una erección.

Para casi finalizar ese baile, que si bien era para la novia, terminó siendo para Giogio. Gunslinger se sentó en su regazo otra vez, frente a frente. Se quitó (rompió) la camisa ombliguera que llevaba, lanzándosela a otra chica para después centrar su atención en Gio.

Tomó las manos del rubio entre las suyas, y mientras él se movía en sus piernas, hacía que Giogio acariciara desde su estómago, hasta sus pechos, sintiendo en sus dedos los piercings que adornan los pezones de Mista.

Giorno mandó al diablo todo, al momento de haber llegado a sus pechos, los apretó entre sus manos sintiendo algo divino en las palmas.

Sin duda, sus manos habían sido bendecidas.

Y siguió tocando esa caliente y apetecible piel canela, mientras una chica empinaba una botella de alcohol en la boca de Gunslinger.

Como este no dejaba de moverse, el líquido salía de sus labios, escurriéndose y delineando la mandíbula, clavícula y finalmente el pecho de Mista. Y Giorno, mirando todo eso desde abajo, sosteniendo a Gunslinger de la cintura, viendo absolutamente todo.

No sabía a quién agradecerle, en serio que no.

Estuvo a nada de acercar su lengua.

Mierda, estaba en el maldito paraíso.

Para finalmente dejar a Giogio libre, Mista se levanta, lo levanta y ambos quedan sin espacio porque estaban cerca rozando las narices.

Las chicas gritan, incitándolos a que se acerquen más.

Ellos lo hacen.

Giorno siente el aliento de Mista en su rostro.

Entonces cierra los ojos porque la mejor cosa estaba a punto de suceder.

Y entonces…

―¡Giogio! ―POR SUPUESTO QUE SÍ.

Un rubio lo había aparecido antes de que los labios de Gunslinger y Giogio se juntaran. Lo había jalado rompiendo desastrosamente su burbuja.

―¡Gucci me mandó a buscarte! ―era Diego, jodido BRANDO―. Un tipo vomitó cerca de los baños, así que tienes que limpiar.

Con ganas de gritarle mil cosas desagradables a su tío, con los puños apretados camina hacia el cuarto donde los productos de limpieza se guardaban para después ir a los baños de caballeros.

Este, al ver cómo se iba refunfuñando, sonríe malicioso y le lanza la misma sonrisa a Mista, quien se había alejado para pararse en el tubo, mirando un poco serio al rubio.

¡Mierda Diego!

Había bebido más de un trago de tequila y horas de meditación para realmente haberse atrevido a hacer algo así para Giorno.

¡Porque no se iba directamente a la mierda!

Este solo se va caminando sin apartar su vista burlona a Mista. El castaño lo fulmina con la mirada. Giorno solo tenía en mente cuál era la mejor opción para matar a su tío y que realmente sufriera en el proceso.

¡Nadie había vomitado en los baños!

Solo había sido una mentira del cabrón de su tío.

Cuando se mantuvo cerca de ahí por unos minutos, Kakyoin le había dicho que alguien derramó su bebida en las escaleras, así que tenía que limpiar ahí rápidamente. Así que ahora Giorno limpiaba furiosamente las escaleras mientras fruncía el ceño y maldecía.

No, hoy no era la noche de nadie.

Maldita sea.

 

¡Diego!

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

Andaba bien inspirada, cuando mis chicos bailan yo me siento como una proud mommy.

Chapter 23: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO 020 ꒱

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text



˗ˏˋ ❝ Un poco de relleno antes de la tormenta, y a todo esto, ¿Cuándo es el cumpleaños de Okuyasu y Tiziano? ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

  Nápoles, Italia. Passione.

Dos semanas antes del cumpleaños de Okuyasu y Tiziano.

―No tengo ni puta idea del porqué estoy hablando de esto contigo. ―Prosciutto se toca las sienes suspirando mientras Melone estaba sentado enfrente de él, mirándolo expectante. Estaba serio.

Tiziano junto a ellos fumando un cigarro escuchaba el parloteo habitual de idioteces que si bien no se encontraba Narancia para darlas, siempre estaba Melone para apoyarlo cumpliendo con estas.

―¿Cómo qué, por qué? ―entrelaza sus dedos―. Creo que es más que obvio el porqué, no vas a conocer a alguien que sepa sobre estos temas más que yo, mi rey.

Sonríe asintiendo.

―Caesar no te va a decir nada. Gyro, ni siquiera voy a tocar el tema. Formaggio de seguro ha estado a punto de matar a más de una, al igual que Diego. ―enumera con sus dedos. ―Tiziano no es de esos gustos. A Bruno ni siquiera lo nombraré y Rohan, Rohan lo único que permite que lo ahoguen son las deudas.

―¿Cómo sabes que no soy ese tipo de persona? ―Tiziano frunce el ceño.

―Mi amor, no me hagas hablar. ―l e sonríe en grande.

―¿Qué hay de Fugo? ―interviene Prosciutto.

―¡Ah! Claro. ―ríe con ironía―. Estoy cien por ciento seguro de que Fugo intentó ahorcar a Narancia más de una vez, tristemente no para lo que él quisiera.

Tiziano y Melone ríen. Si, les divertían ese par de idiotas.

―Como sea. ―Melone se vuelve a poner serio―. Cuéntanos señor de Risotto.

―¿Qué? ―pregunta, lo fulmina con la mirada.

―Cuéntenos, ¿Cuál es su problema? ―lo mira simulando ser un doctor.

―¿Te he dicho lo mucho que deseo que cuando le estés dando una mamada a quien sea te ahogues con sus fluidos y mueras con la boca llena de semen? ―el rubio lo mira serio encendiendo un cigarro. Melone abre la boca y en sus ojos aparece un brillo.

―¡Es lo que siempre he deseado!

―Por dios. ―Prosciutto suspira, ya se lo esperaba.

Rohan llega, pero esta vez viene solo, estos le llaman y entonces ahora los cuatro están sentados en una mesa.

―Ya Prosciutto, no tiene nada de malo admitir que te exita que te ahorquen en el sexo y que te vienes cuando piensas en las fuertes y venudas manos de Risotto en tu cuello mientras te aprieta y-. ―aprieta los puños.

―Melone, se te está empapando el pantalón. ―Tiziano lo mira divertido.

― Espera ¿Qué? ―Rohan entendiendo ya la charla, mira con una sonrisa confundida a Prosciutto.

―Yo no dije eso. ―dice el rubio apretando los dientes mirando a Melone con odio―. Y ya deja de pensar cosas indebidas con mi novio pedazo de-.

―¡Ok! ¡Nos estamos saliendo del tema! ―Lo detiene.

―Entonces doctor en sexología, putología, sexo servicios y... Criminología. ―Tiziano finge hacerle una entrevista―. ¿Cuál es el problema aquí?

―Mire señor de Squalo, lo que tenemos aquí es un paciente el cual nos comenta lo siguiente: Hola, mi nombre es Prosciutto y soy un rubio caliente que quiere que su hombre bien dotado lo parta en dos mientras lo ahorca como si su vida dependiera de eso, el problema aquí radica en que él no sabe cómo tomarme ni yo tampoco, queremos una experiencia placentera y no un posible funeral.

―Ya veo. ―Tiziano asiente pensativo―. ¿Cuál es la solución?

―OK, entonces. ―carraspea, entonces cambia su tono a uno serio―. Está bien, dejado de lado todo, es normal que sientas miedo Pros, pero escucha, lo correcto y lo que Ris debería hacer es presionar un poco la tráquea, así él tendrá más control en cuanto a la asfixia, y no debe de apretar estas venas.

Levanta el mentón mostrando el cuello y señalando con sus dedos las zonas a las que se refería.

―¿Por qué? ―pregunta Rohan con su mentón recargado en su mano, mirando a Melone con atención.

―Porque esas venas van directo al cerebro, lo que podría ocasionar hasta un daño cerebral al presionarlas, porque no llegaría oxígeno al cerebro.

―Lo que en su defecto ocasionaría que en vez de venirte, te irías. ―dice Tiziano.

―Si, a conocer al creador. ―Melone dice y después asiente.

―¿Cómo es que tú sabes eso? ―Rohan le pregunta.

―Años de experiencia. ―murmura con soberbia.

―Conociendo lo zorra que es Melone, estoy seguro de que ha intentado de todo. ―dice Rohan.

Todos están de acuerdo, Prosciutto suspira.

―De igual forma, siempre supe que terminaría teniendo esta conversación contigo. ―Prosciutto le dice.

Ahora más personas se habían unido a ellos, Narancia, Formaggio, Illuso, Caesar, Giorno y Mista. Estos dos últimos habían llegado juntos, ya que después del castaño descubrir donde residía el rubio actualmente, este se ofreció a llevarlo al club y viceversa en su motocicleta.

Después de descubrir que el rubio estaba totalmente libre y sin compromiso, no iba a dejar escapar cualquier oportunidad.

Bueno, es qué.

Le gustaba un poco Giorno.

¿Se notaba?

Este no lo veía tan necesario porque realmente no vivía tan lejos del club, pero al ver el gesto amable y lindo que Mista mostraba no pudo decirle que no. Y ahora el que tenía muchas preguntas era Diego. Si, le iba a sacar la mierda a Mista.

Y ahora todos menos Tiziano y Prosciutto estaban sentados en la mesa y sillas de la barra.

―Ok, yo no sé ustedes, pero yo no quiero, ¡Necesito alcoholizarme pronto! ―Narancia golpea la mesa―. La última vez que tomamos verdaderamente fue en mi cumpleaños y ya pasó más de un mes.

―Es en estos momentos, donde estoy totalmente de acuerdo con Nara. ―Formaggio asiente apoyándolo.

―Necesito drogarme hasta perderme pronto o explotaré. ―comenta Illuso.

―Cierra la boca, tú ni siquiera te drogas. ―Narancia lo mira con el ceño fruncido.

―¿Sabes lo que eso significa? ―Melone mira a Narancia con emoción. Este asiente y se acercan.

―¡Fiesta invasiva en casa de alguien! ―dicen al mismo tiempo. Narancia saca de su celular metiéndose a las notas, en donde tenía una lista que siempre era revisada.

Lee y entonces murmura maldiciones por lo bajo.

―¿Qué pasa? ―Formaggio intenta echarle un vistazo.

―Es una mierda. ―lo mira―. ¡Ya casi no tenemos lugares en los cuales podríamos hacerlas!

―Ahora que lo pienso, tienes razón. ―Formaggio pone un dedo en su mentón.

―Vetados de mi edificio, del tuyo, de el de Bruno, y Prosciutto no nos quiere ver ni en una pintura pegada en su pared. ―decía mientras leía.

―¿Qué otras opciones tenemos? ―le pregunta.

―Mmm... No lo sé, ¿Pros? ―mira al rubio quien estaba de pie esperando a su novio, al escuchar su nombre voltea a verlos con molestia.

―¿Tienes el valor de siquiera preguntar? ―le dice―. Por supuesto que no, par de idiotas. Además, ¡Ni siquiera ayudaron a limpiar!

―Lo siento Pros, pero si te soy sincero, ese día no estaba en disposición ni de moverme. ―Narancia lo mira con pena.

―Se te pasó la mano con la bebida y la hierba Narancia. ―Illuso niega.

―¡Hey! No estaba tan borracho y drogado. ―Narancia se queja.

―Bro, te sentaste en la sala, prendiste la televisión y minutos después comenzaste a llorar porque no escuchabas y decían que habías quedado sordo. ―cuenta Formaggio.

―¡Y lo que realmente pasó fue que le habías puesto silencio a la tele! ―Illuso a completa el dato.

―Cielos Narancia, si no la controlas, no la consumas. ―Prosciutto lo mira con decepción mientras niega. Al sentir que lo juzgaban, cambia el tema.

―Sigamos con lo que estábamos hablando.

― Sí, sí. ― Melone asiente.

―¿Illuso? ―lo mira.

―Pero claro que no. ―niega.

―Tú nunca has puesto nada cuando hay alguna fiesta. ―lo señala acusadoramente.

―Pongo una botella de Vodka. ―trata de excusarse.

―Si, la cual te bebes tú solo. ―Melone lo mira con los ojos entrecerrados.

―¿Pesci? ―inconscientemente mira a Prosciutto.

―Vive con sus padres Nara, no jodas. ―le dice rodando los ojos―. Igual que Carne.

―Oh, lo había olvidado. ―piensa―. ¿Melone?

―Ni de broma, me da miedo entrar a ese lugar. ―dice Formaggio―. No sé que cosas vaya a encontrar ahí.

Melone rueda los ojos.

―¡Qué cobarde! Además, qué clase de persona creen que soy que les da miedo entrar a mi casa.

―No lo sé, pero el único que ha ido es Giacchio y él dice que es como entrar en las puertas de Sodoma y Gomorra. ―cuenta Formaggio.

―Estás enfermo. ―Illuso lo mira raro.

Este solo rueda los ojos. Entonces continúan hablando.

―¿Joseph? ―voltea a ver esperanzado a Caesar quién era el que estaba y no Joseph, pero este solo niega mientras los mira seriamente.

―Ni de puta broma. ―primero muerto antes que dejar entrar a esos escuincles a hacer fiestas en su hogar―. No voy a dejar que el lugar que tanto me costó conseguir y arreglar lo destruyan en una sola noche.

―Oh vamos ¡Caesar! Qué aguafiestas. ―dice Narancia decepcionado―. No es para tanto.

Este solo lo mira más seria y fijamente. Está bien, ya entendió.

―¿Hol Horse? ―se endereza.

Narancia, Formaggio, Illuso, Fugo y Melone se miran detenidamente unos a otros, luego voltean a ver a Cesar y luego a Mista, el cual se encoge de hombros, se vuelven a mirar.

―¿En dónde demonios vive Hol Horse? ―ahora que lo piensan, nadie lo sabe. Nunca han ido ni se les ha pasado por la cabeza, además de que él nunca les ha dicho, así que hasta ese punto incluso dudan que tenga hogar propio.

¿Dónde demonios estaba viviendo entonces?

―Ni idea. Creo que nadie lo sabe. ―habla Melone.

―Tal vez Doppio sí. ―le responde Formaggio.

―Tal vez. ―Narancia le da la razón―. Luego le preguntaremos, mientras no lo descartaré.

Dice para después anotar su nombre.

―¿Gyro? ―miran a Caesar como esperando a que él le respondiera por su rubio hermano.

―Saben que no. ―esta vez es Caesar quien habla―. Ahí también vive su novio.

―Oh es cierto. Lo había olvidado. ―dice Formaggio asintiendo comprendiendo la situación.

Giorno al escuchar eso, se dirige a Mista susurrando en su oreja.

―¿Hay algo de malo con la pareja del señor Gyro? ―lo mira confundido―. ¿Tuvieron algún problema con él?

Mista lo mira y niega.

―No realmente. Bueno, es verdad que Gyro no nos permite tanto verlo ni visitarlo, pero según este, es porque nosotros somos ¿Demasiado?

―La última vez que lo vieron lo abrumaron tanto que terminó teniendo un ataque de ansiedad. ―Prosciutto quién estaba cerca de ellos, dice en el mismo tono bajo.

―No le dio ansiedad, solo se sintió un poco cohibido. ―Mista mira a Prosciutto―. Y no lo culpo, tener a Narancia, Melone y Joseph en la misma habitación no es cualquier cosa.

Dan por terminada la pequeña platica y ponen atención a los demás.

―¿Nori? ―Narancia mira a Caésar.

―No, sabes por qué. ―nuevamente, es el rubio quien contesta.

―Ah claro. ―se recarga en la mesa posando su mano en su mentón―. Tiene a su hijo.

Y esperen un minuto, ¿Acaso dijo, qué Noriaki tiene un hijo?

Si y bueno, hablaremos de eso muy pronto.

―¿Mista? ―Narancia lo mira.

―Yo ya puse mi casa la última vez, y déjenme decirles que mi vecino de enfrente no los quiere ver ni en pintura, así que no se aparezcan si no quieren que los electrocute con su mierda de pistola eléctrica. Fue policía. ―los mira negando.

Entonces ambos voltean a ver a Rohan el cual se encontraba leyendo una revista VOGUE de lo más tranquilo mientras bebía un Bellini preparado por Joseph. Este al sentir las miradas tan solo los mira seriamente y levanta una ceja.

―Ni siquiera lo piensen. ―niega antes de que ellos tuvieran la oportunidad de hablar. ―De ninguna manera los dejaré hacer fiestas en MI departamento.

―¡Ay Rohan! ¡Por qué! ―dice Narancia―. Josuke siempre hace sus desastres cuando vamos a beber y él tampoco pone nada.

―¿Por qué? Porque esa casa no es de él, es mía. ―claro que era suya, Josuke solo era una cucaracha que se coló y ni con el mejor repelente logró sacarlo―. Lo que él haya hecho no es mi problema, que les consiga un lugar si tanto quieren algo de Josuke o busquen a cualquier otro idiota.

Entonces Narancia y Formaggio se miran emocionados.

―¡OKUYASU! ―dicen al mismo tiempo.

―¡Anótalo, Anótalo! ―Formaggio palmea su brazo varias veces.

Estaban absortos escribiendo que no notaron que Josuke y Joseph habían hecho acto de presencia.

Josuke besando la mejilla de su pareja, este no lo miró en ningún momento. Sentándose a lado de Rohan, Giorno mira hacia su dirección y el de peinado extravagante le lanza una mirada junto a una sonrisa, el rubio aparta la mirada. Joseph, abrazando a Caesar por la espalda, le da varios besos en la mejilla. Luego se acerca al grupo de idiotas con curiosidad.

―¿Y ahora qué hacen? ―recarga sus manos en el respaldo de la silla.

―Una fiesta. ―Narancia dice sin mirarlo.

―Oh, cierto, ¿Es la fiesta por el cumpleaños de Oku y Tiz? ―les pregunta con duda. Narancia no dice nada y lentamente voltea a verlo fijamente.

―¡Pero claro! ―dice con fingida emoción―. Eso es justo lo que estamos haciendo.

―¿No lo recordaba cierto?

―Cállate Joseph. ―pone una mano en el rostro del castaño empujándolo―. Cómo les decía, ¡Quedemos de acuerdo con Squalo para prepararle una pequeña fiesta sorpresa a Tiz y de paso a Okuyasu porque son el mismo día!

―No sé si Tiz quiera compartir fiesta con Okuyasu. ―Josuke lo mira dudoso.

―Es obvio que sí, estamos hablando de Tiziano, ama a Okuyasu tanto como Melone ama acostarse con desconocidos. ―Formaggio lo dice como la cosa más obvia. Narancia apoya a Formaggio en silencio solo asintiendo mientras miraba tu teléfono celular.

―Bueno, yo hablaré con Squalo, nos vemos ese día en el departamento de ellos. ―Narancia se levanta dando por terminada la charla y porque, según él, ya había 'quedando' de acuerdo.

Cuando ya iba a medio camino se regresa.

―Por cierto, ¿Cuándo es el cumpleaños de Tiziano y Okuyasu? ―ay Narancia.

 

 

Drogas y melodía, drogas y melodía. Eso es lo único que se necesita. ―un chico peli verde murmuraba, columpiando sus pies de adelante hacia atrás.

Él entra a su departamento, ve la peli verde.

No ahora, mierda.

¿Y desde cuándo ese idiota había tomado tanta confianza como para drogarse encima de su maldita mesa de la sala?

Vas a romper mi maldita mesa, quítate de ahí. ―lo mira molesto.

Al fin llegas. ―no se mueve, solo lo mira desde la mesa con su mano detrás de la cabeza y con un cigarro recién preparado.

Qué haces aquí.

¿Cómo que qué hago aquí? ―se sienta lentamente―. Vine aquí porque extraño a mi compañero de aventuras.

Pone sus manos atrás, recargándose, soltando el humo y mirándolo divertido.

Ya no hago eso, te lo dije. ―deja sus compras en la cocina.

Esa mierda no funciona conmigo, yo sé que tú siempre haces eso. ―la sonrisa divertida se borra por una más seria.

No, no lo hago más. ―se tensa.

Ya veo. ―ríe echando la cabeza hacia atrás―. ¿El adulto prefiere ser correcto?

Se detiene.

¿Por qué estás actuando así ahora? ¿Por qué el cambio?

Deja esa mierda ya. ―El peli verde se levanta acercándose al otro.

No, tu deja esa mierda ya. ―el peli verde lo supera por solo unos centímetros.

Lo empuja haciendo que caiga en el sofá.

Esas cosas no te van a curar. ―se sienta en la mesa, quedando frente al otro―. Debes entender de una vez que tú no tienes cura.

Otro chico más pequeño que ellos aparecen sentándose en el regazo del sujeto del sofá y tocándolo lentamente, acercándole un cigarro y encendiéndolo para él.

Y también debes entender. ― se acerca a ambos―. Qué tú, ya estás jodidamente dañado.

Santa mierda.

Oh no.

Ahí iba de nuevo.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

Este capitulo más random y de relleno no puede ser.

Chapter 24: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO 021 ꒱

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ Nada es lo que parece, para ninguno de nosotros ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

༄  Nápoles, Italia. Passione.

Martes, 0 6:03 PM

 

―Entonces, Giorno. ¿Qué tal las clases con Lisa Lisa? ―Bruno, Leone y Giorno caminaban hacia la entrada trasera del club.

La pareja normalmente llegaba a pie porque no les quedaba tan lejos como para necesitar de un transporte como lo es el auto de Abbacchio, así que solo lo utilizaban para ir a citas o lugares más alejados.

Además, caminar por las calles juntos, teniendo más tiempo para ellos, era algo que realmente apreciaban. Giorno no dice nada y solo se queda mirando al horizonte.

«Ok, chicas y chico, lo que veremos en la clase de hoy son los diferentes agarres de mano en el tubo.»

«Normalmente, veo que algunas bailarinas se confunden en cuanto a los agarres, así que aquí les mostraré cuáles son y cómo hacerlos.»

«Agarre estándar. Muchos de los movimientos que se hacen utilizan este agarre, es el más común y es la forma más natural de agarrar el tubo, se utiliza muy a menudo.»

«¡Háganlo!»

«A este se le conoce como el agarre de copa. Pones tus pulgares en la misma dirección que tus demás dedos. Se utiliza durante ciertos giros con más impulso.  Si se lanzan a esto con los agarres erróneos puede ser muy peligroso, así que hay que ser muy precavidas.»

«¡Vamos Giorno! ¡Empieza por enfrentarte a este poste, será tu fiel compañero!»

«¡Casi, tus dedos Giorno, tus dedos!»

«¡Recuerda el agarre!»

«¡Esfuérzate!»

«¡Utiliza tu fuerza de brazos, vamos Giorno!»

«¡Agárrate!»

«¡Agárrate!»

«¡¡Agárrate!!»

―Muy bien. ―intenta formular una sonrisa.

Sí, tuvo unos violentos flashbacks. Ahora entendía porque todos temblaban cuando escuchaban el nombre de Lisa Lisa.

―¿Estás tomando clases de Pole dance con Lisa Lisa? ―Leone, quien caminaba con su mano en los hombros de Bruno, le pregunta mirándolo incrédulo.

―Si, Bruno me dijo que era una buena idea. ―asiente en su dirección.

―¿Realmente aprecias a este mocoso como dices? ―comenta de forma divertida en dirección de su novio pelinegro.

―Tonto. ―le da un pequeño golpe―. Lisa Lisa es la mejor maestra que puede haber, Giorno será educado con excelencia, claro que lo aprecio.

―Buena suerte con eso. ―se dirige a Giorno―. Lisa Lisa fue la entrenadora de Melone, Tiziano y Rohan.

―¿En serio? Eso es asombroso. ―comenta con sorpresa, viendo los excelentes strippers que eran esos tres, sin duda Lisa Lisa era algo grande.

―Ella fue muy linda con ellos, les enseñó y los cuidó como si fueran sus hijos. ―el pelinegro sonríe.

―Bruno. ―Abbacchio lo mira serio―. Melone terminaba casi muerto después de cada clase.

―Mel era algo perezoso en ese tiempo.

―Tiziano es como es gracias a ella. ―levanta la ceja.

―Bueno, creo que a Lisa Lisa se le pasó un poco la mano reforzando su confianza y autoestima. ―se encoge de hombros.

―Hizo llorar a Rohan. ―su rostro sigue neutro.

―¿Hizo qué? ―Giorno los mira alarmado al escuchar eso. ¿Qué ella fue capaz de hacer llorar al grandioso Kishibe Rohan?

―No le hagas caso, Abba se siente algo cansado y confunde las cosas. ―le sonríe de oreja a oreja, acariciando su brazo de forma tranquilizadora―. Tú tienes un excelente carácter y una gran fuerza de voluntad, ella solo quiere la máxima disciplina, es todo.

―Chico, vas a morir. ―niega, después de eso recibe un ligero manotazo de Bruno en su brazo. El más alto sonríe divertido tomando su mano para después besarla.

Retoman su camino, Bruno con Leone abrazados y sonrientes jugueteando entre ellos. Giorno solo caminaba con la mirada perdida.

Leone le había infiltrado el miedo.

Este lo sabe y sonríe, su trabajo ahí estaba hecho.

 

 

༄  06:16 PM

―Esperen, ¿Por qué mierda estamos todos aquí tan temprano? ―Tiziano miraba a todos los presentes ubicados en los camerinos del club.

―Ni idea, esto más bien parece una reunión. ―Melone los miraba con su mejilla recargada en su puño.

―Si, una reunión de putas. ―comenta Narancia desde una esquina sentado con los pies sobre el tocador, con una cerveza en mano―. Y entonces yo sería su jefe.

―De lo único que serás jefe es de los más estúpidos. ―Rohan se dirige a él con la ceja alzada.

―¿Narancia acaba de decir que Bruno es una puta? ―Formaggio frunce el ceño al darse cuenta de que ahí estaba el pelinegro.

―Narancia acaba de decir que tú eres una puta. ―dice Prosciutto.

―Hay por favor, es más que obvio que Bruno lo es, no sé cuál es la confusión. ―Tiziano rueda los ojos, luego enciende un cigarrillo.

―Igual que Pros. ―Melone mira al rubio levantando ambas cejas, este recibe otro cigarrillo de Tiziano.

―Cierra tu boca. ―murmura con su cigarro en los labios a punto de encenderlo.

―Oye, ¡Más respeto a mi padre! ―Narancia salta en defensa de Bruno. Este no decía nada porque estaba muy ocupado y enfocado en ponerse sus broches en el cabello.

―¡Oh! ¡Oh! ―Melone levanta la mano―. En ese caso, si esto es una reunión de putas, me ofrezco como el líder.

―¿Qué estupidez dice? ―Tiziano lo mira incrédulo―. Es más que obvio que el líder sería Rohan.

―¿No te mordiste la lengua idiota? ―lo mira molesto.

―No, lo único que mordí fue el pene de Josuke. ―se cruza de brazos.

―¡Damn! ―Narancia golpe la mesa, se ríe―. Como te amo Tiz.

―¡Oh, Mista! ―dice Formaggio al ver a un castaño con rostro cansado aparecer, sentándose junto a Narancia―. ¿Qué tienes bro?

―Oh, nada, solo me siento un poco cansado. ―muestra una sonrisa.

―Gun, si hubiera una competencia de putas aquí en Passione, ¿Quién crees que ganaría? ―Melone le pregunta.

―Joseph. ―dice sin pensar. Todo queda en silencio.

―No puedo argumentar nada ante esa lógica. ―había sido Rohan quien rompió el silencio.

―Y en segundo lugar estaría Rohan. ―lo mira.

―¡Oye! ―lo mira molesto y le avienta un pedazo de papel.

Este solo lo mira sonriente y después le guiña un ojo. Ahora estaban todos menos Formaggio y Prosciutto. Mista recarga su cabeza en sus manos poniéndolas en el tocador, luciendo verdaderamente mal.

―Gun, ¿En serio estás bien? ―Bruno se había sentado junto a él, acariciando su espalda.

―Sí, es solo que. ―mira hacia atrás, asegurándose que Tiziano no estuviera cerca―. ¿Recuerdas el tema sobre cierta persona?

―Si, claro. ―asiente y suspira.

―Esta tarde antes arreglarme para venir, salí a comprar y estaba afuera de mi edificio.

―Dios mio. ―Se toca las sienes. ―¿Te habló entonces?

―Gun. ―Narancia, quien había escuchado la plática, se mete―. Dime por favor que la mandaste directamente a la mierda.

―Sabes que no puedo. ―lo mira apenado.

―¡Por la mierda Mista! ―el más joven levanta la voz, y para desgracia del castaño, llamando la atención de cierto rubio.

―Oigan que pasa, ¿Por qué le gritas así a mi chico? ―Tiziano se acerca a ellos mirando a Narancia con el ceño fruncido.

―Por nada, Brandy. ―comenta Mista nervioso―. Ya sabes como soy, suelo decir estupideces de vez en cuando.

―Si claro. ―dice Narancia de forma irónica―. Mista tiende a decir y hacer un sin fin de cosas que me parecen sumamente estúpidas.

―A mí me parece que es alguien más el que dice y hace cosas verdaderamente estúpidas. ―Rohan, quien se encontraba cruzado de piernas y brazos, había escuchado todo y miraba a Narancia de forma seria y hasta molesta―. Así como también me aparece que tiene una semejante falta de empatía por su amigo, el cual está pasando por un puto mal momento.

―¡Yo tengo empatía! ―ahora era a Rohan a quien miraba molesto―. Pero realmente me molesta que este idiota no haga nada por resolver este jodido problema. ¡Deja que lo siga haciendo mierda!

―¡Pero aun así trata de comprender cómo se siente, idiota! ―el peli verde alza la voz.

―Oigan chicos, ya basta. ―Bruno intenta detenerlos―. No es necesario que nos pongamos así.

―No, Bruno, claro que nos vamos a poner así. ―Rohan se levanta―. Deja de actuar como un bastardo y trata de entender más la situación, ¡Narancia!

―¡Yo lo entiendo! ―lo mira alterado, este también se levanta―. Entiendo que esto es una mierda, que Mista está dañado, ¡Pero también entiendo que esa idiota tiene que pagar!

Entonces calla abruptamente. Bruno cierra los ojos tocándose las sienes. Mista cubre su rostro con sus manos. Mierda, Narancia a veces solía hablar de más.

―Sabía que algo andaba mal. ―Tiziano los mira serio.

―Realmente es nada Tiz. ―Bruno intenta calmar la situación.

―Vamos Bruno, somos casi como una jodida familia, así que ¿Por qué ocultarle a Tiziano que esa loca está aquí? ―Narancia extiende sus manos.

―Espera ¿Qué? ¿Está aquí? ―Tiziano mira al castaño incrédulo, lo toma del brazo haciendo que lo mire―. ¿¡Se atrevió a buscarte!?

Más escandalizado y furioso alza la voz apretando el brazo de Mista.

―Tiziano, ¡Baja la voz! ―le dice poniendo su dedo índice entre sus labios, mirando al moreno con los ojos bien abiertos.

―¡Y una mierda Guido Mista! ―frunce el ceño soltándolo bruscamente―. ¿¡Acaso tuvo el descaro de volver después de todo lo que te hizo!?

―Tiziano relájate. ―Bruno intenta razonar tomándolo de los hombros.

―No, Bruno, ¿¡Cómo es posible que vuelva después del mal que le hizo!? ―Mista baja la cabeza apretando los puños.

―Está bien Tiziano, yo, tal vez me lo me-. ―Tiziano lo mira tan seriamente que calla.

―No te atrevas a decir eso. ―se acerca y lo apunta con el dedo―. Nunca, jamás, vuelvas a decir algo así, fin de la discusión.

―Tiziano, no sé que deberíamos hacer. ―Bruno lo mira.

―¡Es tan simple como el agua Bruno! Lo había dicho ya y lo volveré a decir ¡Debe ir a un puto manicomio!

―¿Realmente deberíamos llegar a esos extremos? ―Bruno mira a Tiziano con precaución.

―¡Bruno! ¡Mandó a Mista a un puto psicólogo! ―alza la voz en dirección del pelinegro―. ¡Necesitó de meses en terapia para estar bien!

―Esa perra no merece estar caminando tan tranquila por las calles. ―Rohan dice molesto.

―Bruno, estoy de acuerdo con Tiziano y Rohan. ―Narancia quien solo estaba sentado escuchando, se levanta para acercarse―. No solo es un peligro para Mista, sino para todo Nápoles.

Bruno los mira preocupado.

―Qué este caminando tranquilamente por Italia es sumamente alarmante.

―Y ahora está aquí, tan cerca de nosotros. ―Tiziano aprieta los dientes―. Realmente yo.

No termina la oración porque sale disparado en busca de cierta persona en específico. La encuentra de pie en las zonas VIP junto a las demás chicas, ya que discutían cosas sobre los futuros vestuarios de los meseros y strippers.

Al verla, la toma bruscamente de su blusa y la jala en su dirección.

―¡Tiziano! ―Bruno corre al ver la brusquedad con la que la toma.

―¡Tiziano! ¿Qué haces? ―Mariah se levanta asustada.

―Escúchame muy bien, zorra desvergonzada. ―la mira con odio apretando los dientes―. Más te vale que esa perra no se atreva a venir aquí a Passione, porque te juro que no solo me encargaré de ella, sino que también te haré mierda a ti.

―Quítame las malditas garras de encima, ¡Imbécil! ―entierra sus uñas en las manos de Tiziano tratando de alejarlo―. Y no se dé que estás hablando.

―Oh. ―la mira irónico―. Tú sabes muy bien de qué estoy hablando. Esa idiota volvió y por ningún motivo la quiero cerca de aquí, mucho menos de Mista.

―Ow, ¿Temes que vuelva a sus brazos? ¿Por qué tanto odio? Ellos realmente se veían lindos juntos. ―Dice con una sonrisa malvada, hablando con tono irónico. Cosas que hacían que la sangre de Tiziano y Bruno hirviera.

―Solo mantén alejada a esa maldita bastarda. ―es lo único que dice evitando explotar en ese instante. Lo mira aburrida.

―Por cierto. ―lo detiene a él y a Rohan. Se dirige al peli verde―. Ayer Baby se te escapó de las manos ¿Cierto? No llegó temprano a casa.

Hace un fingido puchero.

―Creo que deberías cuidar mejor de tu pequeño diamante, ¿No crees?

―Y a ti qué mierda te importa lo que haga yo con Josuke. ―Rohan la mira como si fuera lo más vulgar del mundo.

Esta no dice nada y solo le muestra una sonrisa maliciosa. Tiziano lo jala para finalmente todos irse de ahí.

―¿Cómo sabe ella que Josuke no estaba en casa? ―Rohan se acerca a Tiziano hablándole bajo con rostro confundido.

Bruno mira a Tiziano con discreción. Narancia, quien iba enfrente de todos, solo niega.

―Bueno, ya sabes que esa perra gusta de Josuke. ―muestra molestia―. Es obvio que es una obsesionada y estoy seguro de que lo acosó como una enferma, tal vez de alguna u otra forma supo donde estaba.

Este solo lo mira por unos segundos sin decir nada, pensativo.

―Yo también creo que deberías cuidar más a Josuke, Rohan. ―Narancia le dice para después mirarlo.

Nadie dice nada, la plática había finalizado.

[ ... ]

―¿Mista, te encuentras bien? ―Giorno, quien había encontrado al castaño sentado en la larga banca del cuarto de los casilleros, se sienta con las piernas a los lados, quedando cara a cara con este. Lo mira preocupado porque este mantenía la mirada baja. Sostiene su cara con ambas manos.

―Claro que está bien. ―dice Diego, quien estaba metiendo sus cosas a su casillero―. Solo se siente mal, dale un paracetamol y estará como nuevo, deja de preocuparte tanto por él, Gio.

Giorno mira molesto a su tío, este solo se encoge de hombros.

―Me sentiría mejor si no hubiera pestes rondando por aquí. ―habla el castaño, quien ya lucía un poco menos peor que cuando Giorno lo encontró.

―¿¡Le estás diciendo peste a mi sobrino!? ―Diego finge no entender que claramente hablaba de él.

―¿Quieres un poco de agua? ―Giorno finge que su tío no le dijo peste―. Puedo traerte un poco.

―Oh Gio no es necesario, no te molestes. ―Mista sostiene las manos del contrario que aún estaban en su rostro, le sonríe.

―No es ninguna molestia, ahora vengo. ―se levanta para salir rápidamente de ahí.

Diego, esperaba a que el rubio saliera de ahí para azotar su casillero y rápidamente sentarse en el lugar que Giorno ocupaba para mirar a Mista serio, apuntándolo con un dedo.

―Escúchame bien, no me agrada para nada los acercamientos que tienes con mi rayo de luz. ―lo mira con molestia―. Y no creas que no sé ya lo que está pasando en torno a ti.

―¿Quién te lo dijo? ―lo mira levemente alarmado.

―Por dios Mista, estamos hablando de Passione. Si las cosas no se saben es porque realmente no las quieres saber.

Este rueda los ojos irónico. Bueno, no mentía.

―No sé si tú tenías pensado decírselo a Giorno o no, pero no me agrada el pensar que tus malditos problemas pueden estar cerca de él.

―¿Cuál es tu maldito problema Diego? ―frunce el ceño―. Giorno no es un puto niño, solamente somos amigos y no veo qué hay de malo en nosotros.

―¡Todo está mal! ―mira serio a Mista―. No quiero que Giorno esté cerca de un maldito mentiroso.

―¿Es en serio Diego? ―dice sin creerlo―. ¿Entonces qué haces tú cerca de él?

―¿Perdón? ―levanta las cejas incrédulo.

―¿Acaso tú ya fuiste lo suficientemente sincero con él? ―ya está, había hecho enfadar a Mista―. ¿Ya le contaste tú a Gio sobre tus putos problemas y estupideces que has hecho?

Este aprieta la mandíbula, antes de decir algo, Giorno entra con una botella de agua en la mano. Ambos le sonríen como si nada, Diego se levanta para que el rubio se siente.

―Muchas gracias Gio, eres un sol. ―le sonríe y Diego no puede evitar mostrar molestia.

Ahora Giorno le daba la espalda a Diego, Mista veía atento al rubio que le estaba hablando. Al levantar la mirada solo puede ver como Diego le muestra el dedo corazón antes de salir de ahí. Mista ríe por lo imbécil que era Diego.

Para su suerte, su sobrino no era ni de cerca así.

Ah, qué hermoso se veía Giorno.

[ ... ]

―Oye tú, idiota. ―Rohan le llama a Okuyasu al verlo caminar hacia la cocina.

Después de haber estado en esa tensa plática y de haber escuchado la insinuación de esa rubia tonta sobre Josuke, decidió solo confirmar lo que ya sabía.

Lo que él le había dicho.

―¿Si? ¿Qué necesitas Rohan? ―este lo mira atento como un perrito esperando las órdenes de su amo.

―Seré directo e iré al punto, ¿Qué estuvieron haciendo tú y Josuke ayer todo el día? ―porque claro, el de cabello extravagante le había mencionado que estaría con Okusayu en su departamento antiguo.

Nada más.

―¿Eh? ―este lo mira confundido.

―Si, tú estuviste con Josuke ayer ¿O no? ―la respiración, la respiración comenzaba a ser irregular.

―Um, bueno si, pero, en realidad él estuvo solo un rato conmigo, luego recibió una llamada y me dijo que tenía que irse. Yo supuse que sé el que hablaba eras tú, ya sabes de él siempre actuar en automático cuando se trata de ti. ―explica sin entender realmente.

¿Y qué era esa presión en el pecho?

―¿Por qué lo preguntas? ¿Acaso no fuiste tú el que lo llamó? ―ladea la cabeza con confusión.

¿Qué?

Rohan no respondía, solo evitaba la mirada de Okuyasu.

Este intenta mirarlo, tenía la mirada perdida.

Oh mierda.

―¡Bueno! Aunque realmente no sé lo que pasó, tal vez se le atravesó algún inconveniente y por eso tuvo que irse, quiero decir, yo no escuché realmente con quién estaba hablando ¿Tal vez era Doppio?

No, cierra la maldita boca.

―No te quiebres la cabeza pensando en demasiadas cosas, Rohan, ya sabes cómo es Josuke de ¿Espontáneo?

―Gracias, idiota, solo quería saber eso. ―se da la media vuelta―. Y sí, era yo quién lo llamó.

Camina hacia los camerinos inhalando y expulsando el aire de sus pulmones tan lento que sería que la vida se le iría en ese instante.

Cómo en el momento exacto en el que sintió esa sensación otra vez en su corazón.

Pero, por supuesto, no lo haría ahí.

No con todos ahí.

Porque no era verdad.

No otra vez.

Porque no, él no había sido esta vez.

Oh Josuke.

 

[ ... ]

―¿Qué diablos te pasa? ―Gwess iba de camino a casa cuando es interceptada por Narancia, quien la toma del brazo.

―Mas bien, ¿Qué diablos les pasa a ellos? ¡Yo no hice nada! ―parecía estar a punto de llorar, había tenido suficiente por el día de hoy―. ¿Y sin embargo tengo a ese idiota encima de mi gritandome y preguntandome por esa otra perra? ¡Cuando no la he visto en mucho tiempo!

―Eras su amiga, siempre estabas con ella, y resulta que está de vuelta, así que era obvio que te buscarían a ti. ―ni siquiera trata de reconfortarla cuando parecía estar vulnerable. 

―Yo nunca podría ser su amiga Narancia. ―estaba temblando, tal vez debería dejarla en paz.

―Vete ya. ―aprieta la mandibula―. Solo espero no verla.

―No te metas en problemas Narancia, se lo que pasó. ―lo mira con suplica―. Pero tú te saliste de esto, quedate así, si ella volvió, no es por Mista.

―Como estás tan segura. ―no responde, porque no estaba segura, no sabía. Ella tan solo deseaba que esto fuera un trabajo normal.

―Dejalo así.

―Largate ya.

Gwees deja caer una amarga lagrima ante su tono de voz tan duro, su labio tiembla y tiene abrazada su pequeña bolsa.

Se sentía cansada, solo quería ir a casa.

 

Aunque lo unico que deseaba, es que no se sintiera tan sola.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Chapter 25: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO 022 ꒱

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ Tantos secretos, y tantos detalles ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

┊Drinking from the bottle • Calvin Harris. ┊

Electricity • Dua Lipa. 

┊My forbidden lover • Tapps. ┊

 

༄  Nápoles, Italia. Hábitat de Diego.

Lunes, 05:03 PM

 

―Y así es como hice que mi gato aprendiera a utilizar mi patineta. Luego salió un día con ella y ya no regresó jamás. ―esto último lo dice fingiendo llorar. Diego estaba sentado en la sala comiendo un par de uvas y mirando televisión, Giorno estaba a su izquierda de pie.

―Solo pregunté si irías a la fiesta. ―tenía su rostro serio.

―Oh. ―lo mira confundido. ―¿Qué fiesta?

―¡Diego! ¡La fiesta en casa de Tiziano!

―Ah. ―hace un gesto de ya haber entendido―. No lo sé Gio, realmente estoy muy cómodo aquí.

Lo mira haciendo un puchero, Giorno suspira y se sienta junto a él.

―Además. ―agarra una uva―. Son las jodidas cinco de la tarde Giorno, ¿Quién llega a una fiesta a esa hora?

―Me gusta ser puntual. ―lo mira molesto.

―Y también te gusta ser un mojigato al parecer. ―lo escanea de pies a cabeza―. ¿Qué traes puesto?

―¿Qué tiene mi ropa? ―mira su cuerpo―. Es linda.

―Pareces un prófugo de los 70. ―rueda los ojos―. ¿Vas a una fiesta o vas a acompañar a tu padre a un juicio?

―Podrías dejar de juzgar mi ropa, por favor. ―le dice apretando los dientes―. Además, no te pregunté sobre eso, sino porque-.

La frase del rubio se ve interrumpida porque ambos escuchan como la puerta es tocada. Este de repente muestra un rostro emocionado y un brillo en los ojos. Diego ve eso, y no sabe qué sentir.

Ah, claro, asco por el amor juvenil.

Giorno camina casi corriendo hacia la puerta para abrirla, pero antes de poder tocar la chapa, es empujado por Diego haciendo que caiga al piso, lo toma rápido para encerrarlo en su habitación.

―¡Diego!

―Luego me lo agradecerás.

Suspira, y fingiendo que nada pasó ahí, abre la puerta con una sonrisa casual.

―Gun. ―no borra su sonrisa y pone su mano en el marco de la puerta―. Qué tal.

―Diego. ―dice en el mismo tono alegre―. Buenas tardes.

―¿Qué te trae por aquí? ―echa un vistazo rápido al lugar donde aventó al rubio.

―Bueno, no sé si Gio te lo comentó. Pero se supone que pasaría por él para ir juntos a la fiesta de Tiziano y Okuyasu.

―Ah ya veo. No, la verdad es que no me comentó nada. ―niega―. Pero ¿Por qué pasas por él tan temprano?

―Nos pareció bien esta hora.

―Entiendo. ―ríe falsamente―. En ese caso, Gio no-.

Se detiene al escuchar un fuerte golpe del interior, rueda los ojos.

―Está listo aún, pero si quieres puedes esperarlo. ―aprieta los dientes.

―Oh, sí, está bien. ―acepta rápidamente―. No tengo ningún problema.

―Ok excelente, entonces tú. ―entrecierra la puerta―. Espera, ahí.

Señala el lugar donde estaba el castaño de pie para después cerrar la puerta ruidosamente.

Camina rápidamente hacia su habitación porque al ser la primera fue su única opción como encierro. Abre la puerta para ver a Giorno sentado de brazos cruzados en su cama mirando en dirección de la puerta.

―Ya vi lo que intentas hacer, tú, pequeño coqueto. ―dice Diego apuntándolo con el dedo―. Acercándote más a ese idiota y yéndose juntos.

Lo sigue apuntando y lo mira molesto.

―¿Y cuál es el problema? ―este también sigue mirándolo molesto, sin moverse.

―¡Todo es el problema, Giorno! Ya lo había dicho. ―parecía un padre regañando a su hijo―. ¡Qué crees que dirá tu padre al saber con qué clase de persona te estás relacionando!

―¡Que se vaya a la mierda mi padre! ―se levanta.

―¡Giorno! ―comienza a juguetear con sus manos―. ¡Tu padre te va a matar!

―Tío, ya con toda la jodida situación, es un claro signo de qué padre me va a matar, ¡Pero ahora ya me importa poco!

―Gio~. ―se queja entre lamentos.

―Además, lo que realmente te preocupa es que él también te va a matar a ti. ―dice para después caminar hacia la puerta.

―N-no. ―lo sigue―. B-bueno t-tal vez un poco, pero-.

Se detiene antes de llegar a la puerta, su rostro cambia a otro, apoya sus manos en las rodillas y trata de respirar lo más profundo y lento, temblando levemente.

No, no, no, no.

No ahora.

Este voltea y al darse cuenta se acerca al otro, preocupado.

―Oye, ¿Estás bien? ―pone una mano en su espalda mirándolo―. ¿Te sientes mal?

―No. ―se endereza―. Es solo que, tuve un pequeño escalofrío.

―¿De verdad?

―Sí. ―asiente, formula una sonrisa―. Pequeño, porque no vas a cambiarte, tienes que darle una buena impresión a Mista, con esa ropa no lo harás.

―Diego, ¿En serio estás bien?

―Sí. ―lo empuja para que salga de la habitación―. Tú cámbiate y ve con Mista, yo los alcanzaré en un momento.

Este sigue sin dejar de mirarlo preocupado.

―¿Seguro?

―¡Si! ―le sonríe―. Me cambiaré y haré algunas cosas, tú no te preocupes.

―Pero-.―antes de refutar, este le cierra la puerta, dejando al rubio de pie afuera.

Quiere abrirla de nuevo y preguntarle muchas cosas, pero luego recuerda que tiene a alguien esperándolo, así que decide ir a su habitación a cambiarse rápidamente, claro, sin dejar de pensar en lo ocurrido.

 

 

 06: 14 PM

Drinking from the bottle.

Debe decir que la fiesta era más tranquila de lo que fue la anterior por el cumpleaños de Narancia.

Eso sí, se podía notar lo ostentosa que era, empezando por el hecho de que Tiziano y Squalo tenían el departamento más grande y lujoso en cuanto los chicos de Passione se hablaba.

Un penthouse en lo más alto del

edificio más moderno que Nápoles tenía, ofreciéndoles una hermosa vista de la ciudad.

Es un misterio para el rubio como es que lo adquirieron, su primer pensamiento pudo haber sido que fue gracias al arduo trabajo de ambos, para poder conseguir ese lugar. Pero entonces todo eso se va abajo al recordar de quienes exactamente estaba hablando. Así que pudo haber sido con el esfuerzo más decente, o con los métodos más sucios e incluso ilegales.

Sea cual sea la respuesta, Giorno se siente fascinado.

Al entrar, absolutamente todos portaban collares diamantados o relojes con diamantes, ya que en la entrada del departamento había una mesa llena de esa joyería, todos debían de ponerse algo. Esto a petición de Tiziano. Los diamantes lo son todo.

Por otra parte, lo único que Okuyasu pidió fue alcohol y comida infinita, que no se acabara en lo que restaba de la noche. Es lo único que le importaba.

Así que Giorno, con un collar grueso de diamantes rosas que le pesaba en el cuello y lo sentía frío en sus clavículas, camina para encontrarse con los demás. Detrás de él venía Guido con dos collares, uno grueso de diamantes plateado y otro negro con las letras G U N colgando.

Giorno cambiado por una camisa de seda azul con patrones de flores y el pecho descubierto junto con unos pantalones negros. Si, un gran cambio. Y el castaño lo único que puede pensar es en cosas indebidas y en lo perfectamente hermoso que se veía por detrás.

Ah mierda.

Giorno decidió que en esa noche no bebería. Si, ya le quedó claro. Y a Mista también. Pero por supuesto, esto fue dejado en el absoluto olvido en cuanto cruzó la puerta y se encontró con los demás cada que caminaba, uno de ellos los recibió con un vaso de alcohol (Narancia).

Tiziano alegó que si no bebía en esa noche, para él seguía siendo una perra débil. Y definitivamente él no era una perra débil.

Después de todo, ese blue tequila que más tarde Mista le preparó le pareció una delicia. Más adelante, ya no pudo parar. Así como la buena música tampoco dejó de sonar.

Pero claro, detuvo el beber abruptamente porque Mista agarró su vaso vaciando el contenido a una planta mientras ambos junto a los demás estaban charlando cerca del balcón.

Después Giorno entendió su actitud, Diego había llegado.

Luciendo como todo un casanova, con su bella sonrisa y cabello brillante, entra como si hace horas atrás no hubiera estado a punto de desfallecer enfrente de él. Mista espera que no haya visto nada, y que eso no le baje puntos.

 

Y ahora Diego, quien se ha unido a la fiesta después de besar ambas mejillas de Tiziano y darle un apretón de manos a Okuyasu; yendo a la cocina, llena de bebida dos vasos para después tomárselo todo de un solo trago.

Prosciutto quién estaba de pie junto a él, solo lo mira levemente sorprendido.

―Gogo mierda, relájate un poco. ―dice Prosciutto con un vaso lleno pegado a su pecho sin dejar de mirarlo.

―Tenía sed. ―sonríe, luego le quita su vaso para beberlo.

Este lo mira molesto, suspira y saca su cajetilla de cigarros. Diego estira su mano para tomar uno, pero este aleja la caja mirándolo con el ceño fruncido.

Ah, no hermano, consigue tus propios cigarros.

Este solo hace un puchero porque realmente quería uno, bueno, en algún momento de la noche iba a conseguirlo. Con la mirada viajando por todo el lugar mientras baila, se detiene en donde Giorno junto a Mista y los demás estaban en el sofá.

Sonríe malicioso y caminando hacia ellos se avienta hasta quedar sentado casi en las piernas de Giorno. Este emite un sonido de molestia, pero no lo quita.

 

Electricity.

Después de una charla y los minutos pasando, la música es tan movida que ninguno de los presentes puede evitar pararse a bailar.

Diego no llevaba ni dos horas ahí y ya era todo un desastre, Giorno no estaba tan perdido debido a que la presencia de su tío ahí hizo que se detuviera, eso y porque Mista tampoco lo dejaba beber.

Melone, como todo una bestia hambrienta aprovechó el estado de Diego para acercarse a él, jalándolo rápidamente cuando todos se levantaron a bailar.

Este al no tener ni puta idea, aceptó gustoso. Eso y porque sentía demasiada energía en su cuerpo que necesitaba sacar.

Las luces blancas estaban apagadas por lo que las de colores predominaban haciendo todo más vivo.

En esa ocasión, Giorno nota que tanto Bruno como Leone no están. Según Prosciutto, ellos sí llegaron pero se fueron mucho antes de lo esperado y antes de que realmente la fiesta comenzara.

Y el rubio solo puede pensar en que habrá pasado.

 

༄  11: 43 PM

Parado en el balcón (nuevamente con la vez anterior) Giorno miraba la hermosa ciudad en la que vivía. El clima estaba fresco, no hacía calor, pero el viento tampoco hacía que sintiera escalofríos.

Se sentía bien.

Desde ahí podía ver como los carros avanzaban sin parar, al igual que las personas, escuchaba los ruidos de la ciudad y las voces; desde ahí podía ver la azotea del club perfectamente. Todo apagado debido a que ese día no trabajan.

Y después de un largo suspiro, es donde Giorno comienza a pensar en dónde está.

En la fiesta de Tiziano, uno de los mejores strippers de Nápoles, y que de hecho todo el departamento estaba lleno de ellos, así como también de alcohol y drogas. Con su tío perdido hasta el culo y posiblemente besándose con Melone o quien sea. Mirando por el balcón al lugar en el que trabaja, un jodido club de strippers.

Si le contaran eso al Giorno de hace unos meses e incluso años, se habría reído tan alto, pero deseando que eso fuera una jodida realidad.

Y lo era.

Le importa una mierda lo demás, solo sabe qué está pasando por momentos increíbles y le esperan muchos más. Ah, y ahora quería una bebida.

Suspira y dando una última mirada a la ciudad, le da la espalda para entrar al lugar. Bueno, con o sin alcohol, habrá que divertirse.

 

 

―¡Jooooosukeeeee! ―Okuyasu, con una mano en sus partes, apretaba las piernas tanto como se retorcía en su lugar.

Llamaba al de cabello extravagante que en ese momento decidió dejarlo sin su habitual peinado, así que solo tenía algunos pasadores que el mismo Rohan le había puesto. Este mantenía al peli verde sentado en la barra de la cocina mientras él se encontraba entre sus piernas y abrazándolo por la cintura.

Estaban tan absortos teniendo sus labios unidos en un hambriento beso que cuando su amigo lo llamó, este no pudo evitar formular un gruñido molesto por la interrupción.

―¿Y ahora qué quieres? ―Rohan con el ceño fruncido a más no poder, le pregunta con un tono fastidiado.

―Quiero ir al baño. ―decía entre lamentos.

―Yas, tienes el baño literalmente enfrente de nosotros, ¿Por qué no vas? ―el baño estaba a espaldas de Okuyasu.

―¡No abre la puerta! ―le dice Okuyasu.

―¿Cómo que no abre la puerta? Solo gira la perilla idiota. ―responde Rohan rodando los ojos.

―¡No se puede! Mis dedos se resbalan. ―este decía entre más lamentos, tenía muchas ganas de mear.

―Pues mea en el jodido fregadero. ―dice Rohan para después tomar el rostro de Josuke y voltear lo hacía él, haciendo que deje de mirar a su amigo y ahora tenga la atención en él.

Y en un momento de total borrachera y desesperación, Okuyasu les da la espalda y retrocede unos metros. Sé en carrera y corre tan rápido chocando con la puerta y abriéndola violentamente, rompiendo la chapa.

―¡Okuyasu no! ―grita Josuke separándose del peli verde y acercándose al otro.

Rohan tan solo abre la boca sorprendido cubriéndola con su mano, pero después suelta leves risas. Josuke al ver que su amigo estaba bien, sostiene la puerta para que esta no se abra y logre mear a gusto.

Mira a Rohan con cara preocupada.

Por dios, Tiziano los va a matar.

Si, ese era el momento de irse de ahí. Y Rohan asiente entendiendo su mirada.

Sí, era hora de irse.

 

༄  12: 48 AM

My forbidden Lover.

¿Se podría catalogar como un talento poder llegar hasta abajo en el juego del limbo?

Esa es la pregunta que Giorno se hizo después de ver cómo todos se juntaban y aplaudían a la par que pasaban por un largo palo simulando ser el del limbo.

Giorno solo pasó los tres rounds, en el cuarto realmente sentía que su columna se dividiría en dos, sin duda era algo que tenía que practicar. Los demás aplaudían, gritando mientras animaban a quien pasaba.

Quedaba realmente sorprendido cada que pasaban porque ver la enorme destreza que tenían para no perder la postura, aun si estaban realmente inclinados hacia atrás era algo genial.

No le sorprendió nada que tanto Rohan como Melone, Tiziano y Narancia lo pasaran sin problema alguno. El pelinegro siendo tan entusiasta y bailando a la par que avanzaba para llegar al otro lado.

Que Fugo haya participado no era para sorprenderse, pero que realmente le haya hecho competencia a los demás sí lo era.

La facilidad con la que pasaba era emocionante y Narancia no podía con la euforia, pensar en lo verdaderamente flexible que ambos eran le hacía llenar su mente de traviesos escenarios.

Y Mista no se quedaba atrás, disfrutando el momento y con movimientos pícaros es como se agacha a para poder pasar sin tocar la barra. Después de varios turnos, solo habían quedado ellos seis, que todos hayan llegado hasta los cuarenta centímetros, era de admirarse.

Que pudieran bajar más también lo era.

Y que Mista haya sido el ganador, merecía los aplausos de todos y sobre todo de Giorno que aprendió algo esa noche, Guido Mista era un maestro en el limbo.

Después de ese entretenido juego, las cervezas volvieron a ser el centro de atención, todos yendo a servirse trago tras trago hasta quedar terriblemente mareados. Giorno por fin logró obtener un vaso, a escondidas del castaño y no de su tío, como se supone debería ser.

Felizmente bailando junto a Fugo. Tal parece que Pannacotta era su pareja de baile destinada.

 

༄  01:33 AM

La fiesta estaba en un punto bajo, la música ya no era tan fuerte, pero seguía reproduciéndose, ahora era lenta. Todos estaban en un mood relajado intentando que la cerveza bajara de sus sistemas.

Para esto, Formaggio compartía con los demás cigarros de mariguana porque, según él, con eso los efectos del alcohol "desaparecían" y así aguantaban más. Según Prosciutto, eso es algo que un adicto diría.

Así que el lugar estaba tan lleno de humo que incluso Giorno ya comenzaba a sentirse bajo los efectos de esa sustancia.

El rubio estaba sentado mirando al techo en uno de los sofás blancos largos, a su derecha había un Illuso totalmente dormido en sus piernas. Había perdido la batalla hace no más de media hora.

Y a su izquierda tenía un Narancia que por su apariencia lucía como si estuviera en uno de los viajes más tranquilos en la jodida galaxia. Pero no era tan así porque el rubio realmente si entendía lo que decía y aparentemente, hablaba 'cuerdo'.

Giorno mira hacia su derecha cerca de la cocina solo para ver como Okuyasu y Melone se daban uno de los besos más indecentes que el rubio pudo ver alguna vez. Ni el porno era así de sucio.

―No sabía que Okuyasu y Melone tenían "algo". ―le dice a Narancia haciendo un entre comillas sin dejar de verlos. Decide apartar la mirada para no parecer un mirón. Este los mira, ríe fuerte y enciende un cigarrillo. Inhala el humo, luego lo expulsa.

―Es que no lo son. ―mira a Giorno. Se encontraba desparramado en el sofá. Le extiende el cigarro, pero este lo rechaza con una sonrisa―. Y no sé si seguiré vivo para tener la dicha de ver a alguno de esos dos con pareja.

―No lo sé, quiero decir, Melone me parece una persona muy... Liberal. ―no, eso no era lo que quería decir.

―Más bien querrás decir sátiro y priápico. ―regresa el cigarrillo a sus labios.

Giorno asiente silenciosamente dándole la razón.

―Sea como sea, para mí, Mel es un héroe. ―se endereza―. Es lo que, claro, yo nunca sería.

―¿Por qué? ―la curiosidad abundó en él.

―Puede ser o no una sorpresa para ti, pero Melone es el único que consiguió estar al menos una vez con la mayoría de aquí en Passione.

―¿En serio? ―no debería sorprenderle, pero lo hace. Narancia asiente con una sonrisa.

―Así como ves a Giacchio de temperamental y difícil, Mel logró tenerlo para él más de una vez. Formaggio no se salvó, lo hicieron al principio, cuando comenzaban.

Giorno asentía, sin despegar la mirada del pelinegro.

―Los barmans, menos Vanilla, ese chico es muy correcto. Para suerte o desgracia de Illuso, no llegaron a más de unos orales.

Hace un puchero.

―Y. ―ríe―. Tuvo sus escapadas en jornadas de trabajo con Tiz.

―¿Con Tiziano?

―Sí. Tiziano le podrá hablar y hacer el mal, pero amó el sexo con él tanto como Mel.

Cielos, ya no vería a esos dos de la misma manera.

―Pero yo vi eso más como un sexo lésbico. ―arruga su nariz―. Pasaría lo mismo si incluyeran a Rohan.

―¿Con Rohan no pasó nada?

―No. Más, sin embargo. ―muerde su labio levantando ambas cejas en dirección de Giorno―. No podría decir lo mismo de Josuke.

―¿Qué pasó con Josuke?

―Resulta ser que el señor Kishibe encontró al señor Higashikata en una situación muy comprometedora con Mel.

―Tuvieron sexo.

―No exactamente. ―toca juguetón la nariz de Giorno―. Mel solo fue un atrevido haciéndole un baile en medio club, luego se lo llevó y estuvo a punto de chupársela, pero llegó Rohan y ya te imaginarás.

―¿Cómo sabes tú eso exactamente?

―Porque yo estaba ahí ―Giorno lo mira―. Ok, pero estaba ebrio, si hubiera estado cuerdo claramente lo habría detenido.

Asiente, no sabe si trataba de convencer al rubio o a él mismo. Probablemente a los dos.

―Narancia. ―quería preguntar, tenía qué―. ¿Mista también-?

Este niega mirándolo de reojo cada cierto tiempo.

―No, Gun no es de esas personas, no pasó nada. ―el rubio asiente, en su interior se relaja.

Lo siento Giorno, pero no puedo delatar a mi amigo frente a ti.

Pequeñas mentiras piadosas.

―Joseph desde que entró era papa casada, así que claramente él no, aunque eso no quiere decir que Mel no lo intentó. ―otra vez, el cigarro está en su boca.

―Ya veo.

―¿Conoces a Diego, cierto? ―ja, ¿Qué si conocía al idiota de Diego?

―Si, más de lo que me gustaría. ―hace un pequeño gesto molesto.

Lo amaba, pero a veces podría ser un completo bastardo.

―Bueno, él también lo hizo. ―¿Estaba sorprendido? Debe decir que un poco, sí.

Deja que el cigarro se termine, lo pone en el cenicero, se levanta por una cerveza y regresa a su asiento junto a Giorno.

―¿Quieres saber quién más? ―se acerca más al rubio, este asiente. Hace un acercamiento a la oreja de Giorno, susurra―. Risotto.

―¿En serio? ―no puede evitar mostrar sorpresa, el pelinegro asiente.

―Así es, Mel hizo que Risotto se acostara con él. Y en ese tiempo ya estaba saliendo con Pros.

―¿Prosciutto lo sabe?

―Por supuesto que no. Melone y él hicieron un trato, y eso definitivamente no era algo que Pros debería saber. ―asiente. Ok, ahora él estaba involucrado en una mentira.

Qué mal día para escuchar a Narancia.

―Leone. ―comienza, Giorno pone su atención―. No lo dice, pero él se arrepiente de no haber sido uno de ellos.

―¿De qué hablas? ―¿Si, de qué hablaba?

―Puede amar mucho a Bruno, pero hubo un tiempo en el cual él, aun si estar con Mel era caer muy bajo, deseo hacerlo para no sentir tan dolorosa esa clavada en la espalda que le dio cierta persona. ―esto último lo dice con diversión, sabe lo que ha dicho.

Estaba hablando de Bruno, claro que sí, ¿¡De Bruno!?

―¿Hablas de Bruno, cierto? ―este solo se encoge de hombros fingiendo no saber―. ¿Qué pasó?

Le pregunta con demasiada intensidad, este levanta el dedo índice moviéndolo en forma de negación.

―Oh, no, mi pequeño Gio, un secreto a la vez. ―suspira.

Después de unos segundos, Giorno decide retomar el tema de Melone.

―¿Y tú? ―lo mira―. ¿Tú no fuiste uno de ellos?

Este se muerde el dedo pulgar mirándolo juguetonamente, suspira.

―Ok, no voy a venir aquí a hacerme el santo, así que si, yo fui uno de ellos.

―¿En serio Narancia? ―levanta una ceja.

―Oh, sí, Giorno, le metí la lengua hasta la garganta y estuve dentro de él más de lo que estuve dentro de la maldita escuela.

―¿Fugo lo sabe? ―este tose porque se había ahogado con la cerveza que estaba tomando. Giorno le da unas pequeñas palmadas en su espalda.

―¡Claro que no! ―dice con los ojos bien abiertos―. Que lo sepa solo significa mi muerte instantánea y que todos mis esfuerzos se vayan a la mierda.

―¿No es peor que se lo ocultes? Quiero decir, ¿Lo hiciste cuando ambos estaban intentando "algo"?

―¡No! Yo no le haría eso a mi Panni. Pasó cuando Fugo aún no se unía al club, cuando lo conocí ya no hicimos nada.

―¿Entonces cuál es el problema?

―¡Todo es el problema! Mi Fugo no reaccionaría bien.

―Sigo insistiendo, ¿No es peor que se lo ocultes?

―Shh. ―pone su dedo en los labios de Giorno―. Tú no te preocupes por eso pequeño, ¿Acaso no confías en que sé lo que hago?

―No. ―dice por sobre su dedo.

―¡Giorno! ―dice en reproche―. Qué malo eres.

―Solo digo que deberías decirle, que sea de ti y no de alguien más.

―Ja, si alguien se atreviera a hablar de más iría personalmente a sacarle la mierda, el único que puede andar de bocón, soy yo. ―este rueda los ojos. Qué triste sería pensar que algo ahí terminó antes de empezar.

―Hola, de qué hablan. ―Fugo aparece con dos vasos de alcohol, uno para él y uno para el rubio. Se lo entrega y Narancia hace un puchero al ver que no había para él.

Pero su sonrisa regresa cuando extiende sus brazos y Fugo acepta la invitación a sentarse en sus piernas. Lo abraza y este pasa sus manos por sus hombros.

―Hablamos de lo jodidamente caliente que te ves con tu abdomen al descubierto. ―se acerca a su oído―. Y de todo lo que me encantaría hacerte.

―Cierra la boca. ―lo mira molesto con el vaso en sus labios, intentando ocultar el sonrojo.

Este ríe y se acerca para plantarle un beso en la mejilla, Fugo intenta ocultar su cara entre el cuello de Narancia para no hacer notar su sonrisa. El pelinegro ríe más abrazando el cuerpo del otro hacia él.

Giorno piensa que era momento de irse de ahí.

Si, eso haría.

Pero antes de pensar en levantarse, ambos se separan y Narancia intenta levantarse.

―Iré al baño un momento, tengo unas ganas infernales de mear. ―Toma delicadamente la cintura de Fugo para darle un beso en la mejilla y haciendo que se levante para ponerse de pie.

―El baño está ocupado, además un idiota rompió la puerta. ―Fugo le informa mirándolo, se encoge de hombros.

―Meare en el fregadero o en el lavabo del baño.

―Narancia, no hagas eso. ―dice Fugo con asco, pero no es escuchado, suspira.

Giorno decide enfrascar su atención en el vaso que el otro le había dado, bebe lento mientras mira a los demás.

―Oye, solo quiero decirte que sea lo que sea que Narancia te haya dicho, no le creas. ―Fugo se dirige a él sin más.

―¿Por qué lo dices?

―Bueno, Narancia puede llegar a ser una boca suelta como te podrás haber dado cuenta. ―si, claro que sí.

―Él dice que no vino al mundo para permanecer callado. ―se encoge de hombros.

―Y nunca lo hace, por dios. ―se soba las cienes―. El punto es, que no creas tanto las idioteces que habla, eso y porque no creo que sea viable escucharlo cuando todo lo dice estando ebrio.

―Bueno, dicen que los niños y los borrachos dicen la verdad ¿No? ―lo mira―. Y yo creo que Narancia es un poco de ambos.

Si, ambos asienten de acuerdo.

―Lo que sea que diga, probablemente solo lo exagera. ―espera que si, Melone no podía ser tan zorra ni los demás tan descarados, ¿O si?

―Está bien, tomaré tu consejo. ―le sonríe.

Este asiente en forma de afirmación. Giorno busca con la mirada a cierto rubio de cabeza hueca, pero al no encontrarlo se dirige a Fugo.

―Fugo, ¿Has visto a Diego?

―¿Diego? ―hace un gesto pensativo. Giorno asiente―. Sí, se fue a casa con una chica hace como veinte minutos.

Esperen, ¿¡Qué!?

―¿Se fue a casa? ―lo mira entre sorprendido y enojado.

¡Se supone que se irían juntos!

―Sí, agarro un par de cervezas y se despidió de nosotros. ―Fugo lo mira sin entender.

¡Ese idiota!

―Ugh. ―se deja caer en el respaldo del sofá.

―¿Qué pasa?

―Nada, solo que se supone que iríamos juntos a casa.

―¿Viven juntos?

―Si, de hecho sí. ―lo mira―. Es mi tío.

―Cielos. ―no sabe si lo mira con sorpresa o pena―. ¿Eres familia de Diego?

Tal vez ambas.

―Si, y ahora tendré que irme solo porque cierto imbécil olvidó que venía con alguien. ―se cruza de brazos molesto.

Este ríe levemente al ver la cara del rubio. Fugo mira hacia atrás y ve a cierto castaño quien miraba en su dirección, hablaba con Narancia. Entonces su foco se enciende.

―Sabes, podrías decirle a Mista que te lleve a su casa si quieres. ―lo mira sigiloso.

―¿Q-qué? ―no esperaba esa propuesta.

―Si, a él no le molestaría, y honestamente no creo que quieras llegar a casa ahora, dudo que Diego haya llevado a esa chica exactamente para hablar. ―Fugo tenía un punto.

Ya había pasado por eso, y definitivamente no quería una segunda.

―Sabes que, me parece una buena idea. ―se adelanta sin esperar respuesta de Giorno. ―¡Hey, Mista!

―No, no, no, no, ¡Espera Fugo! ―trata de detenerlo al ver como este lo llama y se levanta.

Ya era tarde, Fugo estaba hablando con él mientras miraban al rubio.

 

Oh mierda.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Chapter 26: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO 023 ꒱

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ Puedo sentirlo, puede ser real ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

༄  0 2:39 AM

Es en esos momentos donde no sabía si agradecer o maldecir a Fugo. Sea cual sea, se lo diría más adelante.

El rubio se encontraba caminando por las frías calles de Nápoles en dirección a casa de Mista, junto a él, con su chaqueta entre sus hombros. Estaba enfrascado en sus pensamientos mientras el otro hablaba, eso es lo que hacía el alcohol en Mista, lo hacía hablar sin parar. El rubio solo asentía a cada cosa sin dejar de ver a todas partes, es que vamos, iba a su casa, ¡Su casa! No sabía cuál sería el resultado, por eso se sentía ansioso de alguna manera.

Estaba tan absorto en la plática y en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando el castaño lo estaba guiando a la entrada de un edificio directo a las escaleras. Pero claro que se dio cuenta de las miradas que Mista le lanzaba a él y también las que daba hacia el lugar, y no, no era necesariamente las que él quisiera.

Estaba distraído, pero no tanto, y no era estúpido.

―Pequeño Gio, bienvenido a mi humilde hogar. ―decía mientras abría la puerta dejando que este entrara primero, luego de dar un último vistazo hacia afuera, entra. Giorno se queda de pie en la entrada porque todo estaba oscuro, las luces apagadas hasta que Mista las enciende. Es entonces donde el rubio puede apreciar bien el lugar. Y bueno, que se podía esperar de alguien como el castaño.

―Perdón por el desastre. ―se siente avergonzado―. No he tenido tiempo de limpiar.

Porque sí, era todo un desastre, pero era uno lindo. Por favor no lo juzguen, está enamorado.

El lugar era moderno y espacioso para ser solo él. Giorno solo le sonríe restándole importancia. Camina entrando más al lugar y...

―¿Acaso esa es una banca pública? ―la apunta, estaba junto a la pared, casi en la entrada. Luego mira al otro―. ¿Mista?

―Ah, sí. ―pone sus manos en su cadera mientras asiente, mira la banca―. No sé cómo la traje aquí.

No mentía, cuando despertó justo era él quien estaba acostado y dormido en esa banca con publicidad de cigarrillos.

―Ven, puedes dejar tus cosas aquí. ―lo toma de la mano inconscientemente para guiarlo. Giorno se sorprende y su corazón palpita fuerte por un segundo, por lo que llega a estremecerse, pero logra disimular y camina.

Mista lo sienta en el sillón.

―Bueno, ¿Qué quieres hacer? ―lo mira expectante―. ¿Tienes hambre? Giorno estaba a nada de negar, pero su estómago le hace una mala jugada traicionándolo al darle a Mista una afirmación.

Lo mira avergonzado.

―Veo que sí. ―sonríe, camina hacia el refrigerador―. Aunque debo decir que justo ahora no tengo realmente algo bueno aquí.

Lo mira apenado.

―¡Oh! ―se endereza―. Pero recientemente adquirí un increíble horno, ¡Giorno!

Este se levanta para ir hacia donde estaba él, en la cocina.

―¿Qué te gustaría hacer? ―lo mira emocionado―. Podemos hacer lo que sea.

―¡Podemos! ―camina en busca de los ingredientes―. Uh... ¿Sabes como se hace una pizza?

―Me parece que tengo conocimiento. ―asiente riendo, este festeja mientras le pregunta qué necesitan.

 

༄  0 3:24 AM

Con mucho esfuerzo y mano de obra de ambos, es como lograron preparar una pizza de... Honestamente, Giorno no tiene ni idea de lo que era eso, tomaron lo que encontraron. Espera que al menos el sabor sea algo que se pueda comer.

Y ahora ambos estaban tomando cerveza sentados en la barra de la cocina, esperando a que la comida esté lista.

Giorno balanceando sus pies de vez en cuando. Mista le ofreció un pequeño pastelillo que tenía guardado para que su estómago no sufriera tanto. Este lo aceptó gustoso.

―Bueno, cuéntame de ti. ―el castaño mira a Giorno con una sonrisa después de darle un trago a la botella.

Este le da una pequeña mordida al panecillo.

―No hay nada que decir realmente. ―se encoge de hombros―. Solo soy un chico de diecinueve años que vive con su tío y trabaja para mantenerse.

―¿Por qué vives con tu tío? ―sí, tenía esa gran duda.

―Tuve ciertos inconvenientes con mi padre que me obligaron a salir de casa. ―se encoge de hombros mirando sus manos.

―¿Problemas muy graves? ―pregunta preocupado.

―No necesariamente, solo tuve la desdicha de nacer en una familia llena de idiotas. ―rueda los ojos.

―Entiendo. ―no, la verdad no.

―Todo sucedió hace unos meses, pero recordé que de hecho mi tío vivía aquí mismo, así que no dudé en pedirle un poco de ayuda.

―Qué suerte.

―Si, la verdad no me desagrada nada vivir con él, me entiende y me siento mucho mejor que cuando vivía con mi padre.

―¿Él es gentil contigo?

―Mucho, es un imbécil a veces, pero es bueno en general. ―el castaño se rasca el cuello confundido, ¿En serio hablaban de la misma persona?

―¿Cómo es tu padre? ―el rubio suelta un suspiro.

―Diría que es un cabrón egoísta, malvado, ególatra y narcisista. ―esperen, pero ahora sí estaba hablando de Diego.

―Vaya, sin duda sonhermanos. ―Giorno le da la razón―. ¿Y tú tienes hermanos?

―Si, tres.

―Cuéntame de ellos, ¿Cómo se llaman? ―el castaño lo miraba verdaderamente interesado.

―Donatello, Rikyel y Ungalo. Donatello tiene mi edad y los otros dos son menores que nosotros por dos años. ―le da otra mordida.

― Hablando de hermanos, esto nunca te lo dije, pero, ¿Sabías que cuándo te conocí, realmente creí que Fugo y tú eran hermanos?

―¿Qué? ―Pregunta divertido.

―Si, incluso, hubo un momento en el cual le pregunté a Fugo si acaso algún hermano suyo había entrado ahí.

―Yo no creo que nos parezcamos en absoluto. ―niega con una sonrisa.

―¡Claro que sí! Si Fugo tuviera su cabello natural, creería que son gemelos.

―Bueno, mi cabello no es rubio natural.

―Fugo es castaño natural, si me dices que también eres castaño, comenzaré a creerme esa broma. ―lo apunta con un dedo.

―No lo soy. ―le saca la lengua.

―Oh Giorno, cada vez siento que eres otra persona. ―se deja caer. ―Solo falta que me digas que tu nombre no es Giorno Giovanna.

Este aprieta los labios intentando no reír.

―¡No Giorno por favor! ―dice entre lamentos después de ver la cara del rubio.

―¿Fugo siendo mi hermano? ―pregunta pensativo para sí mismo―. Sería lindo.

Fugo podría ser un buen hermano, uno muy bueno. Sinceramente, cualquier persona podría ser mejor que los tres idiotas que tenía por hermanos.

―Oye, hay algo extraño aquí, ¿no? ―entrecierra los ojos―. Que una familia esté perfectamente bien construida es de extrañarse entre nosotros.

―Tienes razón, lo descubriste. En realidad, ninguno de nosotros somos hijos de la misma madre.

―Caramba. ―lo mira sorprendido―. Tu padre es una cosa... Bárbara.

―Sí. ―hace un gesto irónico.

―Y entonces, ¿Creciste con tu madre o tu padre?

―Con mi madre, pero hubiera deseado no hacerlo. Al crecer con ella realmente sentía que no tenía a nadie. Es una mala persona, por no decir más.

Este lo mira comprensivo mientras asiente.

―Pero luego padre se enteró de que tenía hijos, nos buscó y consiguió quedarse con nosotros. Entonces nos trajo aquí a Italia y vivimos en este lugar desde entonces.

―¿Entonces no eres de aquí?

―¿No se nota?

―¡En realidad no! Que me lo digas ahora si es una sorpresa para mí. ―ambos ríen. Se acomoda de tal manera que ve a Mista de frente y se acerca más a él.

―Pero oye, no hablemos de mí, mejor cuéntame más de ti.

―En realidad no hay mucho que contar. ―se encoge de hombros―. Solo soy un chico de veintitrés años que vive solo y trabaja para mantenerse.

―Qué trabaja como stripper para mantenerse. ―habla divertido―. Eso ya lo hace interesante y divertido.

―Ah, sí, el mejor de todos. ―dice con superioridad.

―¿En serio eres el mejor? ―ladea la cabeza.

―No. ―hace un puchero―. Bueno, soy el segundo después de Joseph, y él si es el mejor.

―¿Cómo hacen para saberlo? ¿Entre ustedes lo deciden? ―se endereza y se cruza de brazos.

―No exactamente. Digamos que Trish junto con otra persona, hacen estadísticas, cuestas y quien sabe que otras mierdas más, que les dan resultados en donde ella sabe quién está haciendo un buen trabajo y quien no. Quienes están en la cima y quienes realmente no tienen nada para ser strippers.

―Vaya.

―A veces siento que es una competencia constante, más que un simple trabajo; sin embargo, a mí no me importa, yo solo lo hago porque me gusta y por el dinero.

―Comprensible. ―claro que podría darle la razón. Él también sentía lo mismo.

―Y según Trish, en los últimos tres años, Joseph ha sido lo mejor que Passione ha tenido desde qué abrieron el lugar. Es la joya del jefe y la principal atracción del club.

―¿En serio? ―él creía firmemente que era Rohan, incluso el insano de Diego, ¿pero Joseph?

―Si, y yo lo entiendo, quiero decir, no me molesta. Joseph es una persona altamente seductora, dominante e hipnotizadora.

El rubio asiente de acuerdo.

―Vamos, si en el momento en el que yo entré él no hubiera estado con Caesar, te seré honesto Gio, me hubiera encantado ser terriblemente sometido por ese hombre. Y lo digo lo más varonil posible.

Giorno ríe. ―Si soy honesto, a mí también me hubiera encantado tener algo con Joseph.

―Creo que todos. ―ambos ríen.

Por un momento, ambos quedan en silencio, hasta que Giorno mira en su dirección.

―Sabes, para mí si eres el mejor. ―dice lo más bajito que puede y nervioso juguetea con el panecillo en sus manos.

Por el amor del maldito Cristo Giorno, no me mires así.

―¿Desde cuándo trabajas ahí? ―intenta cambiar el tema, intentando hacer que el rubor desaparezca de su pálida piel. El castaño carraspeó intentando hacer que sus melosos pensamientos desaparezcan.

―Probablemente, desde que tenía diecinueve años. ―mientras lo decía hacía una pose pensativa―. Cómo tú.

―¿En serio?

―Sí, hubo un momento en el cual realmente necesitaba dinero, tuve varios trabajos antes, pero luego me topé con el que sería mi ángel salvador.

―¿Bruno? ―dice sacando conclusiones.

―Tiziano. ―lo corrige―. Digamos que básicamente él me sacó de la mierda, y no sé si haberme metido ahí fue lo mejor que pudo hacer.

Giorno sigue mirándolo atentamente.

―Comencé siendo barman, Vanilla me instruyó, pero una cosa llevó a la otra y cuando me di cuenta ya era stripper. ―se encoge de hombros―. ¿Qué cosas no?

―Sí, fue un gran cambio. ―asiente―. ¿Fue difícil?

―¿Qué? ¿Ser stripper? ―el rubio asiente nuevamente―. Sin duda, muchas personas creen que no, pero la verdad diría que es todo un proceso, realmente se necesita mucho más que solamente querer ganar dinero.

―¿A qué te refieres?

―Quiero decir, nunca estuvo en mis planes serlo, y realmente fue difícil para mí, aprender las mierdas que se necesitan saber y que yo no tenía idea. Como bailar, como moverse, como caminar, incluso como mirar.

―Entiendo. ―asiente pensativo.

―Se necesita ser pícaro, atrevido, enérgico y carismático, incluso más que eso.

Giorno bufa, que mal día para no tener algo de todo eso, sin duda, será más complicado para él. Mista al verlo en un trance, suspira.

―Además, esa mierda te desgasta en más de un sentido, debes tener una mentalidad fuerte. Es un golpe directo a tu autoestima y dignidad. Hemos visto a más de uno pasar por ahí, desvivirse, destruirse y desvanecerse solo por dinero.

Giorno traga saliva, la mirada melancólica y llena de lástima que tenía Mista le hacía sentir mal en más de un sentido.

―Tú, ¿Crees que yo podría serlo? ―Giorno suelta la pregunta sin más. Mista, quien estaba dándole un trago a su bebida, casi se ahoga ante la pregunta.

―¿Q-qué? ―tose y se limpia la comisura de sus labios que habían sido mojados. ―¿Tú?

―Si, yo.

―Bueno, claro. ―se rasca la nuca―. Quiero decir, querer en poder.

―Crees que no podría serlo, cierto. ―finge molestia empujando al castaño levemente para después sonreír.

―¡No! Te lo digo en serio. ―dice entre risas―. Eres maravilloso, por supuesto que podrías.

En un momento de confianza plena le da unas palmadas en la pierna y deja su mano ahí.

―Claro que podré. ―muestra una sonrisa superior, sostiene con ambas manos el brazo que descansaba en su pierna y acerca su rostro al del castaño casi hablándole al oído―. Podríamos compartir escenario, si quieres.

―Me encantaría poder compartir contigo, me intriga mucho, porque ahora quiero verte bailar. ―esto último lo dice cerca del rostro del rubio.

¿Ninguno de los dos se dio cuenta de la tensión que crearon en segundos?

No, pero Giorno se sentía ansioso, muerde su labio y se acerca más.

Sus cejas se fruncen y siente ganas de soltar un gemido de satisfacción al pensar en la posibilidad de bailar para Mista.

Estando cara a cara y con sus rostros solo a centímetros el uno del otro, sin dejar de mirarse en cómo vuelven a aparecer esos corazones alrededor.

Pero por supuesto, a veces las cosas no están de su lado.

La burbuja se ve abruptamente rota por el sonido del horno, avisando que la pizza ya estaba en perfecto estado y lista para ser comida.

Giorno ríe levemente recargando su rostro en el hombro de Mista, el castaño solamente mira hacia el techo y luego al horno con molestia.

―Creo que la pizza ya está lista, ¿Vamos a comer? ―aun lloriqueando por dentro, Mista baja de un brinco.

―Si, mi estómago pide comida a gritos. ―se desliza hacia adelante para intentar dar un brinco también.

Antes de dar el brinco, es sorprendido por el movimiento que Mista hace tomando a Giorno de las piernas y cintura cargándolo de forma nupcial. El rubio ríe divertido mientras se sostiene de sus hombros y se miran con grandes sonrisas.

Camina con él en brazos hasta llegar al sofá, en donde Giorno listo para ser bajado, nuevamente es sorprendido por los movimientos del castaño. Antes de bajarlo, le planta un delicado beso en la mejilla de Giorno mientras lo sentaba.

―Vamos a comer. ―dice finalmente para después caminar hacia la cocina para ir por la pizza.

Giorno no hace otras cosas más que abrazar sus piernas y apretar los labios, evitando soltar algún sonido vergonzoso que haga saber lo emocionado que se había sentido por ese gesto.

―Eres muy bueno cocinando. ―piensa Giorno en voz alta, Mista lo escucha y sonríe.

―Gracias, practicamente aprendí desde muy pequeño. ―toma una rebanada―. Si quería subsistir en este mundo.

―¿Enserio? ―se le veía muy sorprendido por la vida tan atardeada que tenía Mista desde muy pequeño.

―Si, incluso cuando vivía con Tiz, era yo quién cocinaba. ―Giorno lo mira raro. ―¿Te dije que antes vivía con él?

Giorno niega con media pizza en la boca, que chismes tan interesantes soltaba Mista.

―Bueno, si. Solía vivir con él antes de que conociera a Squalo. Tiempo después, Narancia me ayudó a buscar un lugar dónde vivir, porque honestamente, me sentía extraño. Estaba en medio de los dos aunque solían decir que no, ¡Me sentía como su hijo!

―Es que lo eras. ―dice riendo.

―Si. ―sonríe―. Y tuve a los padres más jodidamente extraños.

―Pero ellos tenían al mejor hijo.

―Oye, basta. ―lo empuja juguetonamente, ambos sonriendo como idiotas―. Tus palabras hacen que me avergüence, ten pudor.

Giorno sonríe dejando el tema en paz, optaría solo por comer.

Tal vez mañana despertaría con un terrible dolor de estómago, pero que diablos importaba.

Tal vez, las decisiones idiotas que sus amigos y tío tenían no eran tan malas para él después de todo.

Aun así, Diego tendría la regañada de su vida.

Fugo solamente unas cuantas palabras.

Y Mista tendría la mejor noche en mucho tiempo.

Y sí, hubo cosas que se dijeron y que ninguno de los dos sabe que pueden ser verdad.

Pero entonces...

¡Giorno maldito Giovanna hijo del mismísimo demonio! ¡¿Dónde te metiste?! ¡¿Dónde estás?! ¡Llevo media hora buscándote! ―ese era Giorno escuchando los audios que un ebrio Diego le mandaba después de que ambos terminaran de comer, estaban en el sofá mirando la televisión.

Giorno miraba fastidiado hacia otro lado con el celular cerca de su oído y Mista apretando los labios, evitando reír por lo gracioso que sonaba Diego.

¡Llamaré a la policía! ¡No, mejor haré que le pongan una inyección letal a Mista por robarte así! ―el castaño frunce el ceño mirando el celular ofendido.

―Pues yo les diré que te electrocuten el culo en una silla eléctrica por olvidarme y dejarme solo en esa fiesta, ¡Imbécil! ―después de enviarlo, Giorno bloquea tranquilamente el celular y dejándolo por ahí, mira a Mista con una sonrisa mientras recarga su cabeza en el hombro del otro.

Mista suelta el aire acumulado.

Oh cielos.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Chapter 27: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO 024 ꒱

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

ˏˋ ❝ Incertidumbres, pláticas y apagones ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

༄  Nápoles, Italia. Dinosaurio Rawr.

Dos meses después,  09:31 AM

Ese era uno de esos días en los cuales ninguno de los chicos quería estar en sus hogares, deseaban comer en conjunto de amigos y cuando eso sucedía todos tenían un punto de encuentro ya establecido.

La casa de Bruno.

Era la más cercana para todos. Técnicamente, su casa residía en el centro, mientras que la de los demás la rodeaban.

Giorno solamente podía notar que la chica, que, por cierto, ya tenía bastante tiempo sin ir al diegomentosaurio, hacía acto de presencia con un recipiente de vidrio que contenía comida casera hecha por ella.

Era un lindo detalle hacia Diego, y el muy idiota no podía valorar eso.

Ja, pobre chica. Ese era el pensamiento de Gio quien seguía sin entender la dinámica de esa relación.

―Hey, ¿A dónde vas? ―Diego detiene a Giorno quién casi abría la puerta de la entrada. Este solo cierra los ojos murmurando una maldición.

―Iré a comprar algunas cosas. ―dice tratando de sonar lo suficientemente convincente para su idiota tío.

―¿Comprar cosas? ―pregunta con duda―. ¿Cosas como qué?

―Ya sabes, cosas que hacen falta. Semillas, leche, pan, tierra. ―con esto último cierra los ojos, idiota.

―¡Vas a ver a ese mugroso de piel tierrosa de Mista, cierto! ―le dice apuntándolo molesto.

―¡¿Por qué supones qué hablo de él!?

―Es más que obvio qué hablamos de él. ―suelta una pequeña risa sarcástica.

―¡Deja de insultarlo! ¡Y deja de ser tan malditamente racista! ―frunce el ceño abriendo la puerta y sale por esta, antes de cerrarla se asoma por esta―. Y para tu información, ¡A mí me encanta su tez de piel!

Dice finalmente para después azotar la puerta.

―¡Te quiero aquí temprano o dormirás con Terry junto a las plantas! ―grita con la intención de que él o incluso todo el edificio escuche.

Terry era un vagabundo que solía dormir cerca del edificio, justamente encima de las plantas que había al rededor.

Giorno lo escuchó, pero va a fingir que no.

Después de cerrar la puerta, se dirige a Hot Pants suspirando.

―Jóvenes. ―niega mientras camina a la cocina para tomar platos y cubiertos.

―¿En serio estás seguro de que sabes a dónde va? ―lo mira con duda mientras sirve en los platos.

―Claro, va a ver a ese idiota, o si no a casa de Bruno. ―se encoge de hombros―. Dios, es tan antisocial que solo tiene dos lugares a donde ir.

―Pero ahora es amigo de esos chicos. ―levanta una ceja levantada, divertida―. Estoy segura de que va a tener bastantes lugares a donde ir.

―Mi sobrino es sensato. ―se lleva un bocado a la boca.

O quiere pensar eso.

Después de minutos de una armoniosa comida, cuando ambos habían terminado y ahora solo estaban sentados bebiendo agua, Hot pants decide romper el silencio.

―Gogo, hablando de Giorno. ―lo mira seria con el vaso en su mano―. ¿No te preocupa que él, ya sabes...? ¿Desarrolle...?

―No. ―la detiene, niega―. Él no.

―¿Cómo sabes? ―la mira dudosa―. ¿No hay posibilidad?

―No lo sé. ―detiene sus movimientos―. Solo sé que no, ya hubiera pasado de ser así.

―¿Con ninguno de tus sobrinos? ―ella también trata de saciar sus preocupaciones.

―No, además, la descendencia de los cuatro está un poco más alejada de los Brando, no hay posibilidades.

―Entiendo. ―dice finalmente con una sonrisa, acaricia el cabello de Diego―. No pongas esa cara, Gogo, perdón si te he puesto en duda, tienes razón, de ser así ya habría pasado.

Aprieta su hombro en un gesto reconfortante.

―Sí. ―mira a la mesa asintiendo, pensativo.

Ese era un tema que inconscientemente ignoraban, él, y Dio. No quiere pensar en eso, pero cualquier cosa podía pasar. Aun así, ni siquiera se atrevía a hablar sobre él mismo con Dio, mucho menos querría hablar de sus hijos.

Era difícil.

Pero era una duda, una posibilidad, una realidad.

Era necesario.

.

Debía hablar con su hermano.

 

 

―Hey hermano, ¿Qué tal todo? ―Mista saluda con un amistoso choque de manos a Okuyasu quien se encontraba haciendo quien sabe que en la cocina de Bruno.

Este lo dejaba hacer porque estaba más ocupado atendiendo la comida para su hombre y para él. Ambos habían decidido ir a visitar a Bruno y Leone cuando Giorno se encontró a Mista a medio camino.

El castaño ya iba para allá.

―¡Hey, Gun! ¡Gio! ―le devuelve el saludo a Mista y abraza con furor a Giorno como siempre lo hacía, lo abraza por los hombros―. Oh, nada, ya sabes, pasando el rato.

―¿Qué haces aquí? ―Giorno le roba la pregunta al castaño, mirándolo curioso

―Bueno, es que, los extrañaba y pues-. ―lo suelta comenzando a balbucear.

― Se le acabó la comida, Josuke y Rohan que más bien fue Rohan, probablemente le cerraron la puerta en la cara, estaba aburrido y por eso está aquí. ―dice Bruno de forma sarcástica.

―Ah~ Bruno, siempre tan sabio. ―dice Okuyasu dándole la razón sin querer―. Digo, ¡No!

―¿Qué se supone que estás haciendo con eso? ―Giorno nuevamente pregunta al ver los muchos artefactos que Okuyasu tenía en la mesa.

―¡Oh, que bueno que preguntas! ―lo jala hacia dónde estaba él―. Ven, ¡Te enseñaré cómo hacer una estufa eléctrica pero totalmente casera!

― ¿Esto terminará mal cierto? ―Mista se dirige a Leone, este asiente con su rostro neutro―. Bruno, haz algo.

― Mientras no incendie mi cocina, dejaré que se entretenga con lo que quiera. ―Bruno ni siquiera voltea a verlos.

―Un incendio es lo menos que espero. ―dice Abbacchio mirando a Okuyasu y Giorno.

―¿Y tú por qué no le ayudas? ―esta vez el castaño se dirige a Leone, señalando a Bruno.

― Claro que le ayudo. ―se levanta con su taza para servir más café―. Yo le pasé el cuchillo.

―Ugh. ―rueda los ojos mientras se dirige al refrigerador para sacar una botella de agua.

―Entonces, pequeño Gio, lo único que tienes que hacer es poner este cable aquí y luego enredarlo con este otro. ―decía mientras lo hacía.

―¿Esto es seguro? ―el rubio lo mira confundido.

―¡Claro! Lo vi en un video de Youtube. ―Giorno solo mira a Leone y después a Mista con leve preocupación, este último se encoge de hombros.

―¿Y luego qué harás? ―pregunta con duda.

―Entonces, para finalizar, vamos a tomar estas dos pequeñas pinzas conectadas a la corriente eléctrica y tan solo vamos a...

[ ... ]

―¿P-podrías darte prisa? ―decía Fugo entrecortadamente mientras montaba a Narancia sin piedad, acercando su rostro al del otro―. Te-tengo cosas que hacer.

Ambos estaban en la habitación de huéspedes del departamento de Bruno y Leone.

La cama estaba totalmente desordenada, solo sus piernas estaban cubiertas por las sábanas y una pequeña lámpara de noche es la que mantenían encendida para poder mirarse el uno al otro entre la oscuridad de la habitación.

―¿A-ah si? ¿Cómo qué? ―Narancia suspira. Miraba a Fugo mientras mordía su labio y fruncía levemente las cejas, lo sostenía de la cintura mientras el otro se sostenía de la cama y de la cabecera.

Haciendo también que la cama se moviera y rechinara con cada brinco.

―N-necesito ir a mi departamento y ¡a-ah~! ―es interrumpido por la fuerte nalgada que Narancia le dio, haciendo que saltara con más fuerza y entusiasmo sobre el pene del pelinegro.

―S-si, si, c-cuéntame más. ―aprieta el agarre en la cintura del peli blanco dejando sus manos marcadas en él, levanta sus propias caderas para entrar más profundo.

―¡Ah-h! ―toma el cabello de Narancia en su puño, apretándolo, gruñendo, se inclina hasta que sus frentes casi se tocan―. B-bruno me necesita y yo debo-.

―¿Ajá? ―lo motiva a continuar porque este se había detenido para poder soltar un gemido, por lo bien que eso se sentía.

―D-debo ir a prepararte el desayuno p-porque eres idiota y vas a incendiar la cocina de B-Bucciarati. ―detiene los brincos y ahora mueve perfectamente sus caderas de adelante hacia atrás sosteniéndose del pecho contrario, creando una deliciosa fricción haciendo que Narancia gruña.

―Sí, sí, sigue así, por favor. Q-quiero correrme.

―Sí, córrete, hazlo. ―se endereza mirando a Narancia con súplica―. De prisa.

―No quiero correrme antes que tú. ―decía con la voz agitada. El peli blanco suelta una risa traviesa.

― Yo ya me corrí dos veces, maldición, s-sí.

En un movimiento rápido, Narancia empuja a Fugo haciendo que quede debajo de él. Suelta una risilla y el pelinegro se acomoda entre sus piernas. Sin perder tiempo, vuelve a meter su duro pene en él moviéndose instantáneamente.

―Oh-oh mi Dios, Fugo. Eres tan hermoso. ―quita el mechón blanco que estaba en el rostro del contrario y se inclina para besarlo.

Sus movimientos son más rápidos que parecen erráticos, sostiene su pierna con una mano. Ambos gimen y lucen como dos animales hambrientos.

―S-si, si, N-Narancia, estoy a punto de venirme, oh~.

―Hazlo, vamos, hazlo. ―muerde su labio moviendo sus caderas, frenético.

Y ambos estaban llegando al punto más delicioso, Fugo a punto de sacar el gemido más ruidoso y Narancia devorando el cuello del contrario.

Y siguieron así, eso hasta qué...

Escuchan el sonido de la corriente eléctrica y después no ven nada, porque todo está oscuro.

Se había ido la luz.

[ ... ]

―Okuyasu que dem-. ―la queja de Bruno es interrumpida por la de alguien más.

¡¡BUCCIARATI!! ―entre la oscuridad, solo se pudo escuchar el grito furioso de Fugo hacia el dueño del departamento.

Mista lanza una pequeña risa, Leone solamente niega con una sonrisa en sus labios al igual que Giorno.

―Creo que le interrumpiste la diversión a alguien. ―comenta Mista levantando ambas cejas.

―Malditos hormonales. ―Leone niega para después darle un trago a su café.

[ ... ]

Narancia solo suspira frustrado, pero no deja de moverse, su cadera se balancea lentamente dentro de su chico mientras se sostiene con sus manos y ambos miran a la puerta.

―¡Lo siento Fugo! ―es lo único que escuchan después del grito, Bruno disculpándose con Fugo.

―¡Fue Okuyasu! ―gritó Mista.

―Ese idiota. ―el pelinegro murmura molesto mientras rueda los ojos.

―¿Qué hace aquí? ―dice Fugo. Pone sus manos en su cabeza soltando un suspiro frustrado, ambos tratando de regular su respiración.

Después de unos segundos en los que Narancia miraba a Fugo mientras le quitaba las gotas de sudor del rostro y este seguía peinando su cabellera blanca, el pelinegro decide hablar.

―... ¿Seguimos? ―pregunta esperanzado.

―Quítate de encima. ―lo empuja y este se deja caer a su lado.

―Fugo, se me va a caer. ―Lloriquea y se acuesta boca abajo, sabía que esa sería su respuesta.

―Qué gran pérdida. ―dice mientras se viste. Narancia aprieta su rostro en la almohada, ni siquiera se había corrido.

―¿Podrías poner jugo de naranja en nuestro desayuno? ―levanta la cabeza para ver cómo Fugo salía rápidamente de la habitación.

Suelta un suspiro, y se deja caer nuevamente, sentía que iba a explotar. Extiende su mano derecha y la mira fijamente.

―Lo siento, pero ahora es tu turno.

 

―Pff, quién iba a pensar que ese pequeño incidente iba a terminar con la electricidad de todo el edificio. ―dice Okuyasu sin creerlo abriendo la puerta de cristal de la entrada. Se hace a un lado sosteniendo la puerta para dejar salir a Mista y Giorno.

―Si, nadie lo creía. ―comenta Giorno sutilmente sarcástico rodando los ojos. Tenía ambas manos enrolladas en el brazo izquierdo del castaño.

Después de algunas semanas, la confianza y necesidad por mantenerse lo más junto posible a Guido creció dentro de Giorno.

Y ya no se fue.

―A decir verdad, eso terminó mejor de lo que esperaba. ―Mista se encoge de hombros con ambas manos metidas en los bolsillos de su pantalón.

Probablemente, Bruno no lo iba a querer ahí por un tiempo.

Mmm...

Ahora Okuyasu se pregunta si Tiziano y Squalo estarán en casa.

―Bueno, y ahora, ¿Ustedes que harán? ―pregunta Okuyasu casual cómo si no hubiera provocado un mega apagón hace unos minutos.

―Bueno. ―Mista mira dudoso a Giorno―. Ya que no hay electricidad debido a cierto apagón, iremos a comer a algún lugar.

Despega su mirada del rubio para mirar a Okuyasu. Giorno solo asiente de acuerdo.

―¡Qué genial! ¿A dónde irán? ―dice con emoción y ambos se dan cuenta de que es con interés de ir con ellos.

―Ehh, a decir verdad, aún no lo sabemos. ―Mista se rasca la nuca nervioso al notar que Okuyasu estaba pensando en apuntarse, aunque claramente, él no estaba invitado.

―Justo ahora hace mucha hambre, ¿No creen chicos? ―dice este palmeando su estómago. Los dos habían comenzado a caminar hacia cualquier lado y Okuyasu los había seguido.

―Después de dejar sin luz a más de 50 personas, ¿Quién no tendría hambre? ―dice Giorno.

―¡Oye ya! ―antes de seguir reprochando, es interrumpido por una llamada entrante de Josuke.

Mista y Giorno no hacen otra cosa más que mirarse y después mirar hacia otra dirección, distrayéndose viendo las palomas que había ahí mientras esperaban a que el otro terminara la llamada.

Eso y tal vez avanzaban lo suficiente para perderlo.

Después de unos minutos de una intensa charla amistosa, Okuyasu se dirige a Mista, quien le daba la espalda. El castaño viendo como un Giorno de cuclillas con la mano extendida intentaba darle un pequeño pedazo de pan a una paloma.

―Oye Gun, me tengo que ir, Josuke me llamó, Rohan no está en casa, así que mi Jojobro quiere probar el nuevo juego que compró. ―le palmea el hombro.

―Qué emoción. ―dice tratando de no sonar sarcástico―. Es una lástima que tengas que irte.

Tal vez no.

―Si, bueno, ¡Me voy! ―se despide con un choque de puños―. ¡Suerte en su cita! Que se diviertan.

Esto último lo dice codeándolo.

―¿Q-qué? ―dice sorprendido cubriéndose para no ser golpeado más.

―Vamos, seré estúpido, pero no soy idiota. ―se aleja―. ¡Adiós!

Este lo sigue con la mirada, viendo como se va, metiendo sus manos en sus bolsillos nuevamente. Y también viendo cómo casi chocaba con una pobre anciana. Ante ese panorama no puede evitar soltar una risa.

―¡Mista! Esa paloma me picoteo. ―escucha la pequeña queja del rubio, así que voltea a verlo.

―¡Gio! No la mires a los ojos, las palomas italianas enfurecen si las miras directamente, ¡Ahora no dejará de seguirte! ―le dice divertido, acercándose.

―¿Qué? ―dice frunciendo el ceño abrazando el dedo que fue picoteado.

―Ven Gio, vamos a comer. ―le muestra una sonrisa extendiendo su mano para que la tome.

Uh, qué lindo podía llegar a ser.

[ ... ]

Y honestamente, tanto Giorno como Mista podrían pensar que fue un maravilloso día. Yendo de ahí para allá sin apartarse el uno del otro.

Mista puede decir, con franqueza, que en los últimos días no ha estado del todo tranquilo. Tantas cosas pasan por su cabeza, que se le hace casi imposible dormir, sus noches en vela estaban apareciendo, otra vez.

Y no sabe si es la simple presencia de Giorno o de ella.

No sabe si debería catalogar esa intranquilidad como algo bueno, se sentía tan confundido que no sabía si sus sentimientos eran buenos o malos.

Nada, no sabe nada.

Lo único que sabe es que es una locura. Y lo único que puede decir es que algo dentro de él está creciendo, no, más bien, algo que ya existía está volviendo a renacer.

No es nuevo, pero es extraño, y diferente.

La simple presencia de ese chico dorado lo atrajo sin decir una palabra, y siente que se profundiza cada vez más. No puede evitar pensar en él como algo que quiere, necesita, y que podría convertirlo en algo mejor.

Alguien a quien realmente pertenezco, así me quiero sentir. Y saber que realmente soy alguien en su vida. Que con una sonrisa suya querré nunca soltarlo, porque con solo mirarlo siento esa necesidad, la necesidad de estar con él.

Oh, maldita sumisión, maldita dependencia, y maldita la vulnerabilidad que esa mujer dejó en mí.

¿Podrás ayudarme a mí? ¿Giorno?, ¿Esto es lo mejor? ¿Va por buen camino?

La necesidad de besarte es alta, y siento que con ello cambiará mi vida por completo. Y después de eso, no querré soltarte.

Porque yo no lo sé, Giorno.

No sé estar solo.

Porque al mirar esos ojos verdes, siento una calidez que me reconforta. En sus ojos están las estrellas que brillan todos los días sin cesar.

Porque en sus pequeñas mejillas y en esos lindos hoyuelos, vive un pedazo del atardecer más hermoso y colorido que pude haber visto alguna vez.

Dios, en tan poco tiempo ese chico logró entrar, en este corazón tan lascivo.

Porque estoy jodido, roto y vacío. Pero yo quiero que sea él quien esté conmigo.

Así que vamos a conocernos, Giorno.

Si, esta vez, dejaré que él me conozca.

Y esta vez, espero que todo vaya bien.

 

 

Después de esa improvisada salida, qué se convirtió en cita porque así Giorno lo decidió, regresaron en la tarde, cuando el cielo comenzaba a obscurecerse.

Llegaron hasta el departamento de Bruno y Abbacchio, cuando recibieron una llamada del pelinegro diciéndoles qué la luz había sido restablecida, y Giorno notando qué en la entrada del edificio había una foto de Okuyasu con el escrito "Prohibido el paso a esta persona" (según Bruno, fue Narancia quién pidió poner el cartel).

―Volvimos. ―anuncia Mista con varias compras que les pidieron a último momento. Giorno entra y puede notar qué ahora está Prosciutto y Melone, incluso Okuyasu, quien estaba mirando la televisión quitado de la pena cuando ya hasta tenía restringido el acceso.

―Oye, tu cara está pegada en la maldita entrada del edificio con una clara orden de restricción, ¿Cómo entraste? ―lo cuestiona el castaño.

―Entré antes de que lo pusieran. ―se encoge de hombros.

Después de dejar las cosas, ambos finalmente comienzan a poner atención al panorama. Pueden notar a Fugo sentado con Melone intentando tocar el piano qué Abbacchio le regaló a Bruno, a Narancia recostado en la mesa con varias latas vacías de cerveza y a Prosciutto intentando hacer una sopa instantánea (el chico era grandiosamente autosuficiente, en serio. Pero le faltaba un poco para sobrevivir a un día sin Risotto).

―Narancia, ¿Ya estás bebiendo? ―Mista lo mira decepcionado, sin embargo, ya estaba acostumbrado.

―Dijo que se haría un té, y terminó bebiéndose media botella de tequila. ―exclama Bruno desde la cocina.

―¡Y eso hice! ―Narancia levanta la botella señalándola―. Me hice un TE-QUILA.

―Tus chistes qué ocultan tu alcoholismo son graciosos a veces. ―dice Giorno mirándolo divertido. Sentándose en la mesa frente a Narancia, comiendo los chocolates qué Mista compró para él.

―Soy un comediante Giorno.

Giorno fija su mirada en Fugo y Melone, el cual parecía que en su vida había tocado algún instrumento musical, pues eso estaba lejos de ser un piano sonando, era horrible.

Lento, brusco, fuerte y horrible.

Sin embargo, vuelve su mirada al pelinegro, quién se cubría el rostro con una mano, había comenzado a sollozar.

―Narancia, ¿Estás llorando? ―Mista lo mira raro. Narancia se limpia la cara y sorbe por la nariz.

―Es que... Suena hermoso. ―habla con un hilo de voz mientras las lágrimas de acumular y su rostro se arruga.

Lo único que Giorno alcanza a ver es la expresión avergonzada y decepcionada de Leone, Bruno tan solo reprimió sus ganas de reírse ocultando su rostro mientras niega.

Después de eso no pasó nada realmente interesante más que el casi incendio en la cocina a causa de Pros (solo dos utensilios de Bruno resultaron heridos).

Aun si Giorno recordó qué Diego le había amenazado nuevamente por mensaje diciéndole qué llegara temprano o dormiría en la banqueta, ignoró todo quedándose ahí hasta muy tarde.

Después de todo, nunca podía descartar la idea de quedarse a dormir en casa de alguno de ellos.

―Entonces, te decía. ―escucha a Prosciutto sentarse junto a ellos, Bruno lo seguia―. Ayer Gelato me llamó a las malditas cuatro de la mañana.

―¿Y qué quería? ―Bruno pregunta intrigado. Giorno y Mista solo estaban en silencio levantando la oreja.

―Honestamente, no entendí la mitad de lo que decía, seguramente estaba drogado. ―se encoge de hombros―. Pero básicamente me estaba pidiendo dinero prestado.

―¿Dinero? ¿Para qué querría dinero? ―pregunta Mista.

―No lo sé, pero quería siete mil dólares, dime tú ¿¡De donde diablos sacaría y siete mil dólares!?

―Qué locura, ¿Por qué querría Gelato tanto dinero? ¿En qué diablos está metido?

―Probablemente, le debe a alguien una cantidad ridícula de dinero. ―Melone se había alejado de Fugo y acercado a ellos―. Siempre se encuentra apostando el dinero qué no tiene y seguramente perdió más de lo que tenía.

―Yo siempre he dicho que tarde o temprano, la cuenta de Gelato será tan grande que ni todo el dinero del mundo lo salvará. ―Narancia habla como si nada, recargando la mejilla en su mano. Melone lo mira fijamente por unos segundos, claro, había entendido a lo que se refería.

―Yo solo espero que lo que sea en lo que Gelato esté metido, logre dejarlo atrás. ―anuncia Bruno en un tono preocupado―. Y qué pueda salir de sus problemas.

―Oh Bruno, tú siempre tan considerado y cuidadoso con los demás. ―Melone sonríe abrazando a Bruno por detrás en un gesto cálido, como un hijo. Melone borra su sonrisa y ahora muestra un rostro melancólico, Bruno puede sentir que susurra en su oído―. Sí, tienes razón. Ojalá qué alguien te escuche, allá arriba, y nos ayude, a que todos podamos salir de esto. Vivos, completos y libres, lo que todos deseamos ser...

Bruno lo mira extrañado cuando este deja de ocultar su rostro entre el hueco de su cuello.

Se sintió extraño, ver a Melone serio es extraño. Pero Melone simplemente palmeo su hombro y le dedicó una sonrisa para irse nuevamente con Fugo.

Bruno regresa su mirada al resto, tratando de ignorar también el hecho de que Narancia estuvo mirándolos desde que Melone se acercó a él.

Si, un día bastante extraño diría Giorno...

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

La magia Fugonara fue interrumpida por el ingenio de Okuyasu.

Chapter 28: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO. 025 ꒱

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text



˗ˏˋ ❝ A través de la noche ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

┊Through the late night • Travis Scott. ┊

Superman • Eminem. 

┊Y muchas otras canciones estuvieron involucradas pero, meh. ┊

 

 Nápoles, Italia. Passione.

Domingo,  06:40 PM

―Bueno, chicos, ya estamos a punto de abrir. ―Doppio se acerca interrumpiendo la breve reunión antes de abrir.

Todos estaban reunidos en el bar, lo miraban atento, también notando el peculiar exceso de energía que estaba teniendo ese día.

―Solo quiero decirles que el Jefe está muy contento con todos. ―sonríe aplaudiendo y dando pequeños brincos―. Han hecho un buen trabajo, ¡Sigan así!

―Gracias Doppio. ―Caesar sonríe.

―Bueno, por ahora no hay información nueva que deban saber, así que... ―se encoge de hombros―. ¡A divertirse!

―¡Así se habla! ―pueden escuchar a Josuke en el fondo levantando una cerveza mientras abraza a Rohan por la espalda enrollando su brazo en los hombros del contrario.

―¡A sus puestos! ―y con esa orden es como todos se dispersan para comenzar a hacer lo suyo.

Los únicos que se habían quedado eran Narancia, Formaggio, Illuso, Melone, Tiziano, Mista, Rohan, Josuke, Joseph, Hol Horse, Polnareff, Anasui, Gyro, Diego y Terunosuke.

¿Me faltó alguno? No, en absoluto.

―Siento que Doppio está, malditamente drogado. ―dice Narancia cruzado de brazos luego de ver cómo el pelirosa desaparecía.

―Drogado cómo el infierno bro. ―dice Formaggio entre risas.

―¿Qué no es anti ético y va en contra de nuestros principios? ―pregunta Anasui.

―Jmm, el segundo al mando de Passione tenía que ser. ―Tiziano se encoge de hombros.

―Pero quiénes somos nosotros para juzgar. ―Mista niega de forma reprobatoria.

Y entonces todos se acercan haciendo casi un círculo. Un castaño se aclara la garganta.

―Nada me hace más feliz que vernos aquí reunidos una vez más, mis pequeños y experimentados strippers. ―comienza Joseph con voz quebrada fingiendo estar a punto de echarse a llorar.

Rohan solo rueda los ojos porque eso hacían todos los días.

―Deja de hacer el ridículo Joseph, por favor. ―lo mira aburrido.

―Si no hace el ridículo, entonces no está siendo él, mi amor. ―le dice Josuke divertido.

―Ya respétame pedazo de basura. ―el castaño se acerca al otro para intentar darle un golpe.

―¡Ya traigan el maldito tequila! ―interrumpe Melone la pequeña pelea de ambos rodando los ojos.

―Para ti, para ti, para ti... ―decía Anasui entregando un vaso tequilero a cada uno de ellos.

Después de todos tener el suyo lleno, lo levantan en alto sonriendo.

―Somos hermosos, somos perfectos y somos los mejores. ―Tiziano habla. Como siempre, tan seguro de sí mismo―. ¡Siempre recuerden eso!

―¡Amén! ―Polnareff habla al fin.

―Qué dicen, ¿Beso de quince? ―Melone comenta en tono de broma, pero si quieren no es broma.

―Tal vez con otros cinco tragos más encima. ―comenta Josuke divertido.

―Tal vez no. ―Rohan en broma pero a la vez con advertencia sin mirarlo.

―¡Vamos y consigamos todos esos malditos billetes! ―Hol Horse habla emocionado.

―¡Benditos seamos todos y bendito sea este jodidísimo club de la perdición! ―Diego habla con entusiasmo.

―¡Salud! ―finaliza Narancia en un medio grito para después tomarse todo de un golpe. Todos lo hacen por igual.

Diego, no conforme con solo un pequeño vaso, agarra la botella.

Bah, qué magnífico día.

Sí.

Nunca se cansarán de hacerlo.

 

 

"Through the late night"

« Then we sleep through day then we play all through the late nightSleep through day then we play all through the late night ».

 

Magic Sui está dando lo mejor de sí solo para ti. Ajustó su cabellera azul, pintó ese bello rostro y endulzó su paladar. No tiene los tacones más altos, pero aun así se hace notar, llama la atención de lejos porque ese cuerpo es ardiente como el infierno.

Gira lentamente por el tubo sin equivocarse, y ni esas máculas que se forman en sus muslos lo detendrán. Sonríe grande y su cabeza da vueltas porque se siente en el espacio. Su collar te muestra que es de los mejores, así que brilla en el club como todas las noches.

 

« S'il vous plaît, don't you wait, all through the late night ».

 

¡Disculpa el atrevimiento! Hot Horse no es así, pero tiene LSD en su sistema y está sintiendo las vibraciones. Tan descolocado que solo puede sentirse caliente, tan energizante que siente tocar el cielo.

Su cabello está suelto y no tiene ropa, eso enloquece al grupo de chicas. Es tan atrevido y lascivo que no se puede evitar querer tenerlo. Esos labios que esconden sus dientes diamantados piden a gritos ser besados.

 

« Oh, it don't matter, got smoke, drink, and I'm runnin' this space

Done contemplatin', I'ma take it in and groove in this case ».

 

Él ama que le invites unos tragos, se embriaga con alcohol y tú te embriagas con sus bailes. Lo pone muy feliz, ¿Qué es lo que recibes tú cuando él está así?

Uh, sería un gusto averiguarlo.

Caminas y todo se siente en cámara lenta, porque así es esto. Es tan adictivo y no importa perder la cordura porque estás en Passione.

Las personas se ven borrosas, bailan y ahí está el constante parpadeo de las luces. Las jaulas están a tus lados, están abiertas, porque esta noche, las aves se liberan en el club.

 

« No sleep in my bed, no sleepin' in my bed

When we gon' play, gon' play, gon' play until the day ».

 

Una cabellera rubia obstruye el camino porque Honey Brandy ha decidido tomar su puesto. Gira con elegancia sin detenerse, sus caderas se mueven con ganas y te miran con sus pupilas dilatadas porque aún tiene DMT en su cerebro.

 

« Sleep through day then we play all through the late night (x2)

Uh, uh, uh, uh, uh, uh, all through the late night S'il vous plaît, don't you wait, all through the late night ».

 

No importa hacia qué lugar se mueva, Magestic Ángel siempre va a sentir el revoloteo y la textura de los papeles. Tiene algunos en su cuerpo y hay más por venir. Se siente en el paraíso porque hace una fortuna. Sus labios están pintados de verde esta noche en su honor.

 

« Day and night, I toss and turn.  I keep stressin' my mind, mind ».

 

Día y noche, King Venus podría hacer esto por horas. Estaba aquí unos segundos, luego estaba arriba con alguien más y ahora vuelve a estar donde debe estar. Solo se fumó un cigarro enorme y se pregunta ¿Cómo mierda llegué a este espacio? Resulta divertido, por eso ríe.

Puedes tocar su cuerpo al descubierto, no te apartará, pero más vale que tengas algún cigarro, una bebida o un par de billetes para él.

 

« Balance, find your balance.  God said it's my talent, s prinkle a little season on the salad ».

 

El pequeño Giogio aún era un poco torpe en cuanto a maniobrar con bandeja llena de bebidas se trataba, pero ya lo tiene, en serio, incluso luce casi como un experto.

Aunque de no ser por la veloz y muy profesional intromisión de Tenmei apareciendo para sostener la bandeja que estaba a punto de caérsele (y luciendo como si no tuviera otra bandeja llena de copas en su otra mano) probablemente habría hecho un desastre en medio de las escaleras.

Este solo se va después de darle una sonrisa alentadora y un guiño asegurando que nadie vio nada. Sí, era mejor así.

El rubio sube con gracia y lentitud las escaleras muy concentrado mientras Sweety baja mirando con cautela y precisión un lugar en específico, formulando una sonrisa satisfecha porque, aparentemente, todo estaba yendo bien.

 

¿Qué tal se siente?

 

Gucci viene hacia aquí, su pelo suelto se mueve con distinción porque es tan valioso como el oro. Tiene una sonrisa enorme y bastante cargamento que deja en la mesa. Rechaza con educación y fingida amabilidad, pero sabe cuanto vale ese chico, así que acepta un baile. Es corto y deja con ganas de más.

« No toques, solo deslúmbrate y dame lo que quiero ».

Riss solo mira de lejos, su aura es obscura y su hermano bien sabe por qué, entiende el sentir, pero también saben que es parte del trabajo.

Solo se limita a mirarlo de cerca, lo suponía, porque después de todo, él sabe que tan travieso puede llegar a ser.

Ninguno de ellos está mejor.

No los odies, disculpa las molestias.

Pero a ellos les encanta el humo, les encanta moverse y les encanta joder toda la noche.

Hay alcohol, hay drogas y están ellos.

¿Vienes a sentarte con nosotros?

Deja ya de contemplarlos, tómalos y disfrútalos esta noche.

 

Vamos, hazlos tuyos.

 

 

༄  02 :42 AM

Ya eran pasadas las dos de la madrugada, pero en el club Passione parecía que todo estaba apenas por comenzar.

Después de una ardua jornada y a sabiendas de que el día siguiente era día de descanso, los chicos claramente no tenían intención de terminar la noche aún.

Ya empezando a beber desde antes que abriera el lugar, aparentemente los meseros nunca dejaron de trabajar al seguir llevándoles bebidas a los demás, quienes estaban en una zona apartada del resto.

El club ya estaba vacío, los empleados eran los únicos que estaban ahí.

Todos a excepción de Kakyoin, quien tenía a su pequeño ser de luz esperándolo en casa, y él por ningún motivo haría que trasnochara a la espera de su llegada. Se iba tan pronto terminaba sus deberes.

Gyro se había ido antes que él debido a un contratiempo que ocurrió con cierto rubio, según escucho en la llamada con la dulce señora Costa, quien cuidaba de Johnny cuando él no estaba.

No es un niño, lo sabe muy bien, pero también sabe ciertas cosas y honestamente no quiere arriesgarse aún. Agradece que el Joestar no refute ante esto.

Joseph y Caesar serían los siguientes en abandonar la divertida reunión porque el rubio afirmaba sentirse verdaderamente cansado y el castaño por ningún motivo lo haría esperar.

Si Caesar decía que era hora de irse, entonces era hora de irse.

Lo llevaría a casa y cuidaría de su glorioso esposo. Prepararía algo de comida para ambos y dejaría que algún programa de televisión los arrullara hasta quedar dormidos abrazados.

Si, en la mente de Joseph, eso era un grandioso plan.

―Bueno chicos, nosotros nos pasamos a retirar. ―Joseph con el bolso de ambos camina hacia el gran sillón de media luna donde todos estaban.

Detrás de él venía el rubio degustando una paleta y llevando unos lentes de sol porque las malditas luces de neón lo estaban mareando y haciendo que su cabeza doliera.

―¡No! ¿¡Por qué!? ―decía Narancia, Formaggio y Polnareff al unísono en forma de reproche.

―¡Es muy temprano! ―grita Narancia para poder ser escuchado a través de la fuerte música.

―¡Lo siento chicos! ―se encoge de hombros―. Pero mi baby boy se siente muy cansado, y si les soy sincero, yo también.

―¡Bah! ¡Joseph, suenas como un anciano! ―se burla Polnareff.

―Es que lo es. ―le contesta un Hol Horse con un cigarro en los labios.

―No te preocupes Joseph. ―el siempre tan sabio y paternal Bruno los despide con una sonrisa después de dejar más chupitos en la mesa para los demás―. Ustedes vayan y descansen.

―Sí. ―habla Josuke, quienes estaba en la orilla recargando su brazo en el respaldo de sillón aterciopelado y con un Okuyasu a su derecha recargado en la mesa (porque Yas es el estúpido que se queda dormido después de un par de cervezas)―. Vete a tomar tu leche antes de dormir, abuelito.

―Mocoso estúpido. ―Joseph intenta acercarse amenazadoramente a Josuke, pero antes de eso es detenido por Caesar.

―Ya Joseph. ―pone una mano en el hombro del Joestar―. No le sigas el juego, sabes que te está provocando.

Este asiente lanzándole una mirada de advertencia, Josuke no quita su sonrisa.

Antes de darse la vuelta, Caesar le da un coscorrón en la cabeza, esto sí hace que su sonrisa se borre para quejarse y tocar la zona golpeada.

―Nori, ¿Quieres que te llevemos? ―Joseph se dirige al pelirrojo, quien también se despedía de todos.

―Si no es mucha molestia, por favor. ―dice con una pequeña sonrisa.

―¡Para nada! Vamos. ―y así es como los tres se encaminan a la salida trasera, saliendo de escena.

 

Todos siguieron en lo suyo y que alguien controle a Diego, porque apretaba la cerveza cada cierto tiempo al recordar que su rayo de luz ya llevaba casi media hora metido en los camerinos con ese idiota color botella de Bud Light.

―¡Diego! ¡A que no puedes terminarte toda esta botella en menos de quince segundos! ―Melone rueda los ojos. Ahí iba de nuevo Formaggio y sus retos estúpidos.

―¡Puedo incluso en menos, idiota! ―bufa. Y ahí iba de nuevo Diego aceptando cualquier cosa que conlleve beber alcohol.

Y si, no pudo hacerlo en treinta, por lo que fue botella tras botella hasta que finalmente lo logró.

Bueno, el coraje por el tema de Giomis solamente le duró dos minutos.

[ ... ]

༄  0 4:24 AM

―¡Vamos Giogio! ¡Quédate! ¡Nosotros te llevamos! ―Narancia jalaba al rubio hacia él para que se sentara.

―No lo sé Nara, ya es muy tarde. ―decía negando con voz casi incomprensible.

Tenía los ojos casi entrecerrados por el alcohol y se tambaleaba un poco. Pasaba torpemente la mano por la parte inferior de su nariz y filtrum para quitar el apenas sudor que se estaba acumulando.

Aún negando, se dejó caer en el sillón porque el mareo que sentía probablemente lo haría caer al piso, y claro, él no quería eso.

―Además, no sé si Diego esté de acuerdo. ―mira al pelinegro a luchas por sobre las luces neón moradas.

También tenía el cabello levemente desordenado por no decir hecho un desastre. La trenza casi estaba deshecha y las donas en su frente habían decidido irse hace ya un unos minutos atrás (Bruno le había puesto un par de pasadores negros para que los mechones no obstruyeran su ya deteriorada vista).

Tal vez se le pasó un poco la mano en cuanto a preparar bebidas se trataba. Tal vez echó más alcohol del que debía en su vaso preparado.

Sí, hizo muchas cosas que quizá no debió hacer. Y ahora podía sentir los efectos secundarios de esos malos actos.

―¿Por qué? ―Narancia lo mira confundido con los ojos luciendo iguales a los suyos.

Oh claro, él no lo sabe.

―Bueno, él es... ―se detiene. Bah, darle explicaciones a un Narancia borracho no iba a servir de nada―. Solo creo que no me dejará.

―Pues yo creo que justo ahora para él eso es lo menos importante. ―los interrumpe Prosciutto sentándose junto a ellos, viéndose tiernamente pequeño en la chaqueta negra de su lindo novio.

―¿Por qué lo dices? ―Giorno lo mira interrogante, siente como la cabeza del pelinegro se recarga en su hombro y se enrosca en un abrazo de oso.

―Porque está vomitando en los baños. ―dice señalando el sanitario de hombres.

―Por dios, no. ―se deja caer en el respaldo, llevándose así a Narancia. Este solo ríe al imaginar la escena.

Estaba fastidiado, avergonzado, enojado y todo en ese mismo momento.

Ya no era la primera vez, pero carajo, ¿Habrá un día en el que Diego pueda comportarse como el adulto responsable que se supone debe ser?

Ni Giorno ni los demás lo saben, posiblemente no.

―¡Ya llegaron más bebidas! ―los lamentosos pensamientos del rubio fueron interrumpidos por la presencia de Mista, quien cargaba la cantidad de botellas que sus brazos le permitían transportar.

Detrás de él venía Polnareff y Hol Horse con más alcohol en sus manos.

Deja todo en la mesa y se sienta junto al rubio.

Esta vez no había un Mista protector casi paternal alejando a Giorno de cualquier sustancia que maree porque, honestamente, el castaño estaba igual o peor que el rubio.

Saca del bolsillo de su pantalón una pequeña caja donde guardaba el papel y claro, cantidades pequeñas de mariguana para poder hacerse un cigarro.

Así que ahora tenía a un Mista preparando un considerable porro y a un Narancia cantando Hollaback Girl tan eufórico como podía junto a Melone.

 

༄  Treinta minutos después.

Con todos al fin sentados, y vaso tras vaso, todo comienza a distorsionarse para Giorno. Para todos en realidad.

Lo único que puede escuchar son las escandalosas risas y cantos de los demás, él también reía y ni siquiera sabía por qué.

El característico sonido que hacen las botellas y vasos de vidrio al chocar, cada que se terminaba una Giorno las aventaba a la mesa, siendo un poco brusco con sus movimientos.

La bulla que hacían cuando a alguien se le caía la bebida al suelo o a la mesa, él no tiro nada, pero sí que Mista le tiró una botella casi entera en su sudadera rosa pastel, así que sin más se la quitó quedando solo con el diminuto uniforme que aún llevaba.

Escuchaba la música, pero no tenía idea de cuál era o de quien se trataba, solo podía escuchar, eso era todo, y era tan extraño.

Podía sentir como el humo entraba por sus fosas nasales y se instalaba en sus pulmones, claro que no se quedó con las ganas, pidió un poco y casi se ahoga, inhaló mucho.

Podía setir como la mesa se movía con brusquedad de repente y como las botellas vacías caían, Diego se había subido a esta sosteniéndose del tubo que tenía en medio cuando 'Superman' de Eminem comenzó a sonar.

Si Giorno estuviera en sus cinco sentidos probablemente estaría avergonzado, pero no sabía ni quién rayos era así que únicamente se dedicó a aplaudir y a cantar porque por la mierda que era una increíble canción.

 

« Cause I can't be your Superman,

Can't be your Superman (x3) ».

 

―¡Vamos Dio! ¡Mueve esa mierda como solo tú sabes hacerlo! ―Tiziano, quién estaba sentado en el respaldo del sillón, aplaude en dirección del rubio.

―¡Solo no vuelvas a caerte otra vez, idiota! ―Melone estaba a su lado, después de decir esto solo ríe al recordar el accidente de hace meses.

Movía sus caderas restregándose en el tubo con rostro coqueto de forma lenta, todos a su alrededor solo gritaban y bailaban.

Algunos se ponían de pie solo para bailar de igual forma en su lugar.

 

༄  06:28 AM

Todo es peor y Giorno puede ver los momentos por ratos. Solo por lapsos de tiempo, es corto y confuso.

Solo recuerda las luces parpadeando con furia en sus ojos.

Recuerda ver a Okuyasu totalmente noqueado, desparramado en todo el sillón con toda la playera empapada (no sabe si de cerveza u otra cosa).

Recuerda escuchar los constantes llamados de Narancia por Fugo (el peli blanco se había ido hace como tres horas y el pelinegro ni en cuenta), puede escuchar gritos y después puede ver como Ghirga casi le hacía un escándalo a Bruno de no ser porque Leone lo detuvo.

Recuerda estar sentado y al mirar a su izquierda nota como Rohan casi desnudo bailaba encima de Josuke, segundos después, puede sentir como alguien se sienta a horcajadas en su regazo, pero no puede ver quien es.

Recuerda haber visitado el baño más de seis veces y no necesariamente solo para mear (vomitó, no piensen demasiado).

Recuerda ver a Diego sentado en el inodoro, con los pantalones hasta los tobillos y recargado en la pared, totalmente dormido.

Recuerda estar intentando abrir la puerta del baño, una maldición después, nota como más gente entra.

Dos parpadeos más tarde, está posando para una fotografía con su celular en el espejo. Bruno, Tiziano, Rohan, Melone, Anasui e Illuso están en ella.

Estaba sosteniendo la pierna de Tiziano y su cintura mientras este lo abrazaba por los hombros, juntando sus mejillas y sacando la lengua (estaba a nada de tocar sus labios).

Bruno e Illuso solo estaban de pie haciendo una señal de paz con sus manos, sonrientes. Anasui sentado en el lavabo mostrando con orgullo ese culo suyo. Melone era quien tomaba la foto, y tenía a Rohan detrás de él, mostrando el dedo corazón.

―¡Nos vemos increíble! ―ese era Anasui.

Qué mentira más grande, ¿Cómo podrían verse increíbles?

Melone esta totalmente desecho y Tiziano lucía como un mapache, Bruno sin su trenza y con el uniforme manchado, Illuso con su cabello en una desaliñada bolita sin nada cubriendo su pecho y Anasui seguía con su traje y tacones.

Un compartimiento más a la derecha y Diego salía en la foto.

Giorno no dudaba que se veía peor que todos ellos juntos.

Pero, al menos, aún mantenían la actitud.

―¿Puedes mandarla al grupo? ¡Me encantó! Melone salta y aplaude para después dejarse caer sentado en el lavabo.

Claro, pero primero, se la enviaría a Mista.

¿Qué? Él no piensa que se ven increíbles, pero quiere saber qué piensa el castaño.

Después de enviarla al castaño con mucho esfuerzo y olvidando a su dormido tío, es como se encamina hacia Mista para decirle que lo lleve a casa.

Y después de eso, lo único que recuerda es haberse caído saliendo del club (spoiler, un enorme moretón, es lo que aparece en su pierna izquierda al día siguiente).

Recuerda escuchar risas y la voz de Bruno alegando que el rubio se iba a morir cuando vea que no solo su pierna sufrió daños (otro spoiler, su teléfono quedó jodido).

Siente como camina abrazando a alguien por las frías y desoladas calles de Nápoles, con sus escandalosos amigos detrás de él.

Con un éxito descomunal, Giorno y Mista habían logrado llegar al apartamento del castaño sin dificultad alguna (mentira, subir las escaleras se sintió como una misión imposible).

Finalmente, siente como Guido lo encamina al baño para que ambos se laven un poco el rostro. Mista le quita sus pasadores y peina un poco su cabello.

Es magníficamente entretenido ver como Mista intentaba quitarle la ropa para ponerle algo más cómodo, cuando al fin ambos lucen medianamente decentes y listos para dormir, Giorno mira el sofá y piensa que no podría haber lugar más perfecto para dormir.

Sin más se deja caer boca abajo y tan pronto como toca el cojín, queda totalmente dormido.

Mista lo sigue, pero por un descuido suyo se tropieza, cayendo en seco sobre el piso (agradece que la pequeña mesa estaba lejos de su alcance), ni siquiera se queja, más bien se acomoda, y al sentir que la mano de Giorno colgaba la toma y así es como tan solo cerrando los ojos comienza a roncar.

Quedando ambos fuera de combate.

El celular de Giorno había encendido su pantalla por unos segundos, hasta ahora es que tuvo internet, por lo que la imagen recién fue enviada.

 

 

¿Enviar multimedia a este contacto?

Un hombre está a punto de llegar a Nápoles, Italia. Cierto chico no puede sacar eso de su mente.

Si.

Él sólo puede ver de lejos esa relación tan disfuncional y como deja que ese chico sufra solo, se siente mal por ambos, no quiere que cometa los mismos errores.

Esperand conexión...

Él está a punto de desfallecer otra vez, justo cuando ambos pensaban que todo estaría bien.

Enviando...

No quiere ver a su padre, no quiere ver a su hermano, pero no puede evitarlos por siempre, eso lo sabe muy bien, y su pareja también.

Enviando...

Se siente abrumado, nuevas cosas aparecen en su vida y no sabe cómo sobrellevarlo.

Enviando...

Todo empeora, cada vez es más difícil ocultarlo, cada vez es más obvio. Quiere que pare, no quiere que él se entere.

Enviando...

¿Qué hace ella aquí? No lo entiende, pero quiere que se vaya.

Enviando...

Están mejor que nunca, más enamorados y eso no lo puede cambiar nadie.

Enviando...

Ellos se han ido, ¡¿Cómo pudo pasar esto?!

¡Enviado!

El club Passione es mucho más obscuro de lo que se piensa.

Tu mensaje ha sido enviado exitosamente a Mudad.

 

¿Qué clase de personas se encuentran ahí?

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

:)

Chapter 29: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO. 026 ꒱

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

ˏˋ ❝ Ataques y llamadas con Jonathan muy a menudo  ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

◁ || ▷Haruno, cielo, tienes mucha suerte que tu padre no ha usado su teléfono en estas últimas horas, se que la enviaste por error, así como también se que probablemente yo no soy nadie para exigir explicaciones pero, ¿Qué significa esa foto exactamente? ✓✓

Termina el audio.

Giorno únicamente puede cerrar los ojos con fuerza mientras deja su celular en su pecho, suspira. Estaba acostado boca arriba en la banca de los camerinos, con ambas piernas a los lados y mirando al techo desde ayer se estaba planteando su existencia.

¿Cómo explicarle a su casi otro padre que tiene una foto junto a sus amigos strippers? Suena increíblemente interesante, pero probablemente no para alguien como Jonathan.

Cómo sea, solo puede sentirse agradecido de no haber llegado a más personas incorrectas.

―¿Tú qué piensas Giorno? ―detiene los movimientos de sus dedos en las sienes y también sus pensamientos al sentir como le llaman, era Fugo. Ah, claro, ahora recuerda porque la habitación había dejado de ser silenciosa hace unos minutos.

Voltea a verlo.

―Perdón, ¿Qué decías?

―Decía ¿Qué prefieres? ¿Ser vegetariano o vegano? ―mantenía su vista en el rubio mientras este seguía acostado.

―Diría que vegetariano, no creo tener la fuerza de voluntad suficiente como para ser vegano. ―sigue tocando su cienes.

Ah sí, ahí estaban otra vez las pláticas intelectuales que Giorno y Fugo tenían. El cerebro de Narancia hacía cortocircuito cada vez que estos dos se juntaban.

―¿Qué no es lo mismo? ―pregunta el ya mencionado totalmente confundido y de brazos cruzados. Los dos niegan―. ¿Cuál es la diferencia?

―Bueno, a decir verdad, si bien es cierto que los veganos y vegetarianos descartan la carne animal de su alimentación, el veganismo es más estricto. ―comenta Fugo.

―Los veganos, además de la carne, eliminan toda comida o producto que tenga origen animal. ―Giorno completa el dato mientras se sienta―. Cómo los huevos, la miel, los mariscos, la mantequilla y los lácteos. Al igual que el cuero y la seda.

―¿En serio? ―dice Narancia totalmente impresionado―. ¡Eso es una locura!

―Sin duda lo es. ―comenta Mista impresionado, quien escuchaba atento al rubio, mirando embobado tanto por el dato como por el hecho de que Giorno se veía tan hermoso siendo intelectual―. Yo no podría ser vegano ni por una hora, las tripas con pimientos son mi comida favorita ¡No podría vivir sin ellas!

―¡Yo amo mucho la pizza! ―Narancia dice entusiasmado―. Y el pensar en dejarla me volvería loco.

―Podrías comer una sin carne, queso, ni nada relacionado con animales. Tal vez solo salsa de tomate y verduras. ―Fugo se encoge de hombros.

―¿Qué mierda? ―le contesta molesto―. ¡Eso ya ni siquiera debería considerarse una pizza! Solo es jodido pan con mierda encima.

―Yo creo que no está mal la vida que ellos tratan de llevar. ―dice Giorno con un poco de timidez adquirida en su voz porque la conversación entre Fugo y Narancia se había vuelto acaloradamente ruidosa. ―Quiero decir, lo hacen por un bien, salvan a los animales. Aun si es un número reducido de personas, me impresiona mucho su fuerza de voluntad, comprensión y empatía por los seres vivos.

Y los tres miran a Giorno.

―Aunque, por otra parte. ―habla Mista rápidamente―. Yo creo que Gio tiene razón, y no estaría mal que nosotros también modifiquemos un poco nuestros hábitos alimenticios y demás.

Y tanto Fugo como Narancia miran incrédulos al moreno y después se miran entre sí. Este asiente en dirección al rubio y Giorno lo miraba tímidamente. Ambos sonriendo.

«Qué par de estúpidos», piensa Fugo.

«¿Así de ridículo me veo yo cuándo intento conquistar a Panni?», piensa Narancia.

―Narancia, vámonos. ―este asiente siguiéndolo.

―¡Oh cierto! Habrá fiesta en casa de Teru la próxima semana, no faltes. ―dice para finalmente guiñarle un ojo. El rubio suspira.

―Está bien.

Ambos caminan y Giorno solo puede escuchar sus voces alejándose.

«―¿Teru ya lo sabe?»

«―Eso es lo de menos»

Y entonces Giorno queda solo con Mista.

 

 

Suspira y aplaude para llamar la atención de los presentes.

―Mis chicos, solo vengo a comunicarles que el jefe y yo tenemos asuntos que atender fuera de Italia, así que Trish se quedará a cargo por esta semana. ―finaliza el pelirosa para después darles una sonrisa inocente.

―¿¡Qué!? ―decía Joseph en un tono escandalizado.

―¡P-pero por qué! ―parecía que Melone estaba a punto de hiperventilar, Tiziano lo abraza.

―En fin, nos ve-... ―Vinegar estaba a punto de irse de ahí.

―¡No Doppio! ―y ahora tenía a un Narancia en el suelo aferrándose a su pierna. ―¡Todo menos eso!

Lloriqueaba mientras negaba y se abrazaba más a Doppio.

―¡Narancia! Deja de hacer el ridículo, ¡Suéltame ya! ―gruñía tratando de caminar viéndolo con molestia y dándole golpecitos.

―¡Por favor! ¡No! ―decía Formaggio mientras negaba y lo zarandeaba―. ¡Incluso puedo soportar al intolerable de Rohan toda la vida, pero no a ella a cargo!

―¿Disculpa? ―Rohan se cruzaba de brazos mientras fruncía el ceño con indignación.

―Ya déjame ir, con un demonio. ―finalmente logra separarse―. Y dejen de ser tan dramáticos, no es para tanto.

Por dentro sonreía divertido, ya que sabía a qué se referían.

―¡Doppiooooo! ―Narancia seguía arrastrándose en el suelo como un muerto de hambre en medio del desierto.

―¿Por qué esas reacciones? ―Giorno con confusión dirigía la pregunta a Bucciarati mientras el disturbio seguía de fondo―. ¿Qué tan malo es que ella esté a cargo?

―Bueno... ―el rostro de Bruno no sabía si era de miedo, sorpresa, o ambos.

 

[ ... ]

Muchos meses atrás.

3:56 AM

―¡Pedazos de incompetentes! ¡Eso es lo que son! ―estaban en las zonas vip casi rodeando a la pelirosa que parecía que una vena le iba a explotar.

Miraba a cada uno de ellos con ojos filosos como navajas, y cierto rubio reptiliano se hacía levemente para atrás porque desde hace rato temía que la chica tirara la bebida fría que llevaba en mano y movía violentamente.

―Bastardi! ¡Es hora de que comiencen a poner esas energías en su trabajo! ―Seguía con su aura alterada. ―Tomen tequila, inyéctense cocaína, ¡Yo qué sé!

―¿La cocaína se inyecta? ―Narancia le susurraba con discreción a Melone que estaba a su lado. Este solo se encoge de hombros, asustado.

―¡Mista! ―este se tensa y endereza de golpe―. Volteo a ver y estás así bailando en el tubo.

Hace un ademán de estar sosteniendo el tubo con movimientos flojos y hasta tensos.

―¡Qué es eso, cabrón! ―lo mira haciendo un ademán de pregunta―. ¡Parece que eres nuevo aquí!

Este baja la cabeza y hombros como perro regañado haciendo un puchero.

―¡Saben que eso no les gusta! ―los mira a todos, regresa su mirada y da un sermón al castaño―. ¡Abraza ese maldito tubo! Haz que se sienta seguro, ¡Dile que lo quieres mucho!

Tratar de no reírse fue un reto difícil si no querían a Trish o la bebida encima.

―Después le echas lubricante y haces las porquerías que sueles hacer. ―vuelve a ver a todos―. ¿Cómo quieren que les den propina?

Los mira con ambas manos en la cintura.

―Luego, volteo a la izquierda y ese imbécil. ―apunta a Formaggio―. Está hablándole de 'usted' a la clienta.

Este mira hacia atrás con confusión y después a ella.

―¿Qué imbécil?

―¿Cómo qué "qué imbécil"? ¡Pues tu pedazo de idiota! ―lo apunta―. En serio, qué todos ustedes alardean de muchos músculos, pero no tienen nada de cerebro.

Si, Trish se tomaba el puesto muy en serio.

―"¿Qué me va a invitar?" ―dice en todo burlesco copiando a Anasui―. ¡Qué es eso Anastasia!

―¡Solo intentaba ser dulce! ―el en ese entonces rubio intentaba excusarse.

―¡No me jodan! ―hace un ademán molesto―. ¡Si la clientela quisiera que les hablen de usted, les dirían a sus hijos que inviten a sus amigos a casa para una pijamada!

Los demás solo asentían intentando estar en modo serio, a algunos los había agarrado ebrios así que mucho no iban a recordar.

―"Mi amor", "Princesa", "Mi rey", "Cariño", "¿Qué nos tomamos a tu cuenta?" ―hacía movimientos como si le enseñara a niños de preescolar―. "Estás hermosa", "Estás precioso".

Mientras explicaba se acercaba a Diego para después darle un golpe en la cabeza. Este solo se queja en silencio.

―Pónganse vivos de una vez, ¡Saben donde están parados! Aquí se viene a trabajar y a ser los mejores! ―el nivel de sermoneo no había bajado en lo absoluto―. No vienen a hacerse imbéciles y a que los mantengan.

Mira a Rohan sin ninguna vacilación, después corre su mirada a Melone y finalmente a todos.

―¿O quieren eso? Perfecto, ahí está la puerta. ―apunta hacia abajo―. A la vuelta de la esquina hay un gimnasio y mucha persona divorciada, ¡Pero aquí no!

Es último lo dice elevando la voz, direcciona el dedo índice hacia el suelo.

―¡Aquí, en Passione, somos unos profesionales! ―el tono en el que lo dijo hizo que los presentes creyeran que la tremenda regañada ya había acabado.

―Vaya, las 4:30, que tarde es. ―Diego dice mirando su celular y tratando de, a decir verdad, escapar.  Pero claro que no puede pasar desapercibido.

―No, no, no, no. ―se acerca a él y lo jala de la chaqueta regresándolo a su lugar―. De aquí no te me vas cabrón.

Este suspira cansado y Hol horse solo le da unos golpecitos.

Tantas ganas tienes de estar caliente y no le das un desempeño. ―Vuelve a agarrar su bebida que le había entregado anteriormente a cierto chico que en ese entonces era su chófer.

Los gritos vuelven.

―¡Lo que deberías hacer es aprender de Narancia! ―apunta a Diego y después al pelinegro―. Manejó todo como un profesional.

Este solo le levanta una ceja y levanta su mano como no entendiendo.

―Cuando esa signora le dijo que lo conocía desde que era así de pequeño. ―con su dedo índice hace alusión a la estatura de un niño―. ¡Y se fue bien contenta!

Lo vuelve a apuntar.

―¡Aprendan de este cabrón!

Suspira poniendo sus manos en su rostro de forma furiosa.

―¿Saben qué? ¡Váyanse ya! ―los corre con las manos―. Nada más me hacen enojar.

―Más bien a ti te gusta enojarte a lo estúpido. ―dice Melone refunfuñando.

―¡Ya lárguense, bola de estúpidos! ―les dice para finalmente suspirar con cansancio―. Dios, no puedo creer que para esto estudié mercadotecnia.

Comienza a caminar con el chico siguiéndole.

―Ghiaccio. ―lo apunta cuando al verla pasar se tensaba―. Tú muy bien, lo hiciste excelente esta noche, ¡Nos vemos mañana!

Con ese grito todos los que la escucharon asienten.

[ ... ]

 

El globo imaginario desaparece y Giorno mira a Bruno después de que ambos se habían quedado viendo hacia arriba.

―Bueno, solo esperemos que nos vaya bien esta semana. ―Bruno suspira para finalmente irse. Giorno traga suspirando también, esperando que sea así.

 

 

―Hey. ―se puede escuchar como el rubio en un intento por soñar animado habla después de que contestan en la otra línea.

―¡Diego! Qué gusto me da escucharte. ―la voz tan dulce que Jonathan poseía podía llegar a calmarlo más que cualquier otro tranquilizante.

―Lo mismo digo Jona, ¿Qué tal todo? ―y así es como se enfrascan en una cálida y amistosa conversación como solían hacerlo cada mes o cada que uno de los dos podía o necesitaba.

Y entonces, como era de esperarse, Giorno no podía faltar en su tema de conversación.

Suspira un poco por el cansancio y rueda los ojos.

―Aún no dejo de pensar en la foto que envió Haruno, Diego, ¿Él estaba en algún club? ―y ahí estaba Jonathan, la flor de la preocupación otra vez exagerando un poco las cosas.

―¿Q-qué? ―dice haciéndose el desentendido―. Qué cosas dices Jona, ¿Qué haría Haru en un club?

―Eso mismo me pregunté de ti hace cuatro años. ―y ahí estaba él mintiendo como si ir a un club fuera malo―. Y mira.

―¡Oye! Me gano la vida muy honradamente señor arqueólogo con maestría. ―rueda los ojos.

―Me intriga tu concepto de honradez Diego. ―a veces Jonathan era peor que Dio, Dios santo―. De cualquier forma...

―Escucha, solo fue a verme y ya, estaba cerrado, así que no hay nada de que preocuparse Jonathan, Gi- Haruno es muy sensato y solo estaba pasando el rato con esos chicos. Son amigos míos, así que estaba en buenas manos. ―algún día iba a meter la pata.

―Esos amigos tuyos no lucen tan sensatos, ¿Qué clase de personas hay ahí? ―Diego bufa.

―Ja. ―suelta una pequeña risa sarcástica―. No tienes ni idea de quienes trabajan ahí.

―¿De qué hablas? ―el rubio ríe levemente, ¿Se siente mal por mentirle? Un poco sí, pero luego se le pasará.

―No es nada, no me hagas mucho caso. ―ríe recargando el rostro en su mano en un movimiento flojo, con la otra sostenía el celular y sentía su cuerpo pesadamente ansioso.

La plática seguía hasta que unos minutos después, un silencio que Diego no había notado y Jonathan solo estaba tratando de descifrar al igual que el ambiente, lo dejó con una alarma roja en su cabeza, de repente, lo había entendido.

Algo no estaba bien.

―Diego, sé que sueles llamarme de vez en cuando, pero, pasa algo ¿Cierto? ―por supuesto que lo iba a notar.

Inevitablemente, iba a pasar algo, Jonathan. ―no puede hacer otra cosa más que reír, ¿Por qué tenía ganas de llorar? Ah sí, tal vez el alcohol lo volvía sensiblemente llorón.

―Yo, yo-. ―¿por qué se sentía así? No lo entiende―. Yo necesito que Giorno se vaya.

―¿Giorno? ―su rostro es confuso, al igual que el tono de su voz que se escucha en su oficina.

―Giorno, Haruno, mierda. ―esto último lo dice en un susurro.

―Diego, ¿Qué pasa? ―su voz no suena más que dulce tratando de ocultar su infinita preocupación por su cuñado.

―Jonathan, quiero que Haruno se vaya de aquí. ―dice casi en un susurro, hablaba rápido mientras recargaba sus codos en sus piernas.

Esa angustia y el temor por llevarlo demasiado lejos, por no poder detenerse porque está cegado y no tiene límites, lo carcomía por dentro.

―¿Estás bien Diego? ―sabía la respuesta.

―No. ―no, no estaba bien y podía saberlo por su voz a punto de quebrarse―. Jonathan, yo-yo no quiero que Haruno esté aquí, no, no quiero que le pase nada.

―Entiendo, Gogo, ¿Por qué no intentas respirar profundo conmigo? ―aun si el corazón del peli azul latía a mil por hora no podía alterarse cuando ya había alguien sintiéndose peor―. Solo escucha mi voz, nada más.

Hacia todo lo posible por hacer que el otro hiciera caso a sus órdenes, al escuchar como respiraba le hacía saber que Diego estaba regresado a esos tiempos.

―¿Puedes reconocerme? ¿Cariño? ¿Puedes escucharme? ―dice después de haber sentido como en la otra línea aparecía un silencio casi eterno.

El saber que posiblemente estaba solo no hacía más que ponerle la piel de gallina. Lo sabía, cielo santo lo sabía, Dio sigue haciéndolo cuando sabe que no debería, él no debía estar solo.

Y ahora podía entender si Haruno no estaba, claro, no lo sabía.

―S-sí. ―no estaba llorando, pero eso no lo hacía mejor. ―Jonathan, por favor llévate a Giorno.

―Lo haré, Diego, lo haré, no te preocupes. ―tenía una lucha consigo mismo, ¿Debería hablarle a Dio?―. Por ahora, solo intenta respirar, hazlo conmigo, vamos.

―Él necesita estar en un lugar mejor, y no es aquí. ―niega―. No conmigo.

―Entiendo, él necesita su espacio, ¿Cierto? ―se siente tenso por no saber si está manejando correctamente la situación.

―Él tenía razón, siempre la tuvo, yo iba a recaer en cualquier momento. ―¿Por qué siempre tenía que aparecer en los peores momentos?

―No pienses en él ahora mismo, no es importante, piensa en el presente, en el ahora.

―Creo que quiero ir, Jonathan. ―dice con un hilo en su voz.

―¿Lo crees necesario? Si es lo que quieres eso haremos, cielo. ―asiente aún sabiendo que no lo ve―. Será mejor para ti.

―Dile a Giorno que está mejor en otro lado, le daré todo el dinero necesario, le compraré un lugar donde pueda vivir Jonathan, pero no aquí. ―hablaba tan apresurado como desesperado―. Dile, ¡Hazlo! Dios, solo hazlo.

―Lo entiendo, está bien, hablaremos de eso después, por ahora solo concéntrate en este momento, vamos a calmarnos, sé que puedes.

―Sí, sí.―se repetía a él mismo―. Yo puedo, claro que puedo.

―Exacto sí, vamos a despejar esos pensamientos, no son más que eso, pensamientos, y tú eres más fuerte que ellos.

Como la divina luz que era el Joestar, los músculos tensos ya no se sentían al igual que su respiración agitada, ahora era regular, pero aun así no se sentía muy bien del todo.

―Le diré a Dio sobre esto-. ―se levanta de la silla en la que estaba para caminar en busca de su rubia pareja.

―¡No! ―el otro se levanta rápido de la cama para después negar y abrazarse a sí mismo―. No por favor, Jonathan, no le digas nada.

Y con eso, las lágrimas comenzaron a salir. Odiaba las reacciones que tenía cuando Dio aparecía en su mente.

―N-no le digas nada a mi hermano. ―los sollozos eran tan desgarradores para el Joestar mayor. Parecía que no había mejorado―. No quiero causarle más problemas.

―No eres ningún problema, Diego, queremos ayudarte.

―Él me dio una familia, una que nunca pudimos tener. ―se limpia las lágrimas casi con furia―. Y yo solo le pago poniendo en peligro a sus hijos, su familia.

―... ―nada, no sabe qué decir.

―Aún no puedo dejar de pensar en sus rostros Jonathan. ―las lágrimas no se detienen―. No puedo dejar de ver a Donatello en mis sueños.

―Pero Donatello te ama Diego, te ama incluso más que a su propio padre.

―Eso es mentira. ―sus manos tiemblan―. ¿Cómo puede amarme cuando intenté lastimarlo?

―No lo hiciste, él estaba bien. ―¿qué debe hacer?

―Cuando yo tenía esa botella en mis manos y-. ―ahora sonaba apagado―. Me merezco todo el odio que recibo de mi hermano.

―Nada de eso.

―Y también soy una molestia para ti, realmente lo siento. ―se sentía cansado―. Pero no tengo a nadie más.

«E n esta ciudad tan hermosa, en las noches más vivas, parece que todo el mundo te necesita ».

―Yo estoy aquí para ti, siempre será así. Y aunque no lo creas, tu hermano también. ―sonaba tan suave que adormecía sus sentidos―. Diego, Dio haría cualquier cosa por ti.

«Puedes hacer todo por los demás, pero no puedes hacer nada contigo».

―Quiero lo mejor para ellos, para ti y para mi hermano, solo eso.

«Tienes muchos amigos, poca familia, pero aparentemente no pueden ser honesto contigo, porque tú no lo estás siendo con nadie».

―Entiendo, pero nosotros también queremos lo mejor para ti.

«Estás trabajando en tus peores noches, pero al menos recibes dinero, eso es lo que importa».

―Es la misma mierda todas las noches Jonathan, me siento tan cansado, pero no me puedo detener. ―solloza.

«Un día estás jodido y al otro no, así es esto, lo viviste con ella».

―¿Hace cuánto comenzó otra vez? ―lo tenía que hacer, buscaría a Dio.

«El sol está bajando, es señal de que el día está por comenzar para ti».

―Hace unos meses, antes de que Giorno llegara a mi apartamento. ―intenta con todas sus fuerzas recordar―. Yo estaba pasando un mal momento, pero no podía decirle que no, es mi sobrino, yo no podía no hacer algo.

Jonathan ya ni siquiera estaba poniendo atención en el detalle que Diego seguía llamándole Giorno a Haruno.

«Quiero verlos crecer más, no quiero morir aún».

―Entiendo.

«Esta perra solo quiere verme hecho una mierda, destrozado y deprimido. Todas las mierdas que eso conlleva».

―Hice tantas estupideces, pero no puedo arrepentirme, y sé que haré muchas más. ―se tocaba la cabeza.

―Entiendo, cariño... Sé que lo odias, sé que no quieres, pero tienes que hacerlo justo ahora. Diego, tomate tus pastillas.

―N-no, no, no.

―Por favor, hazlo por ellos, hazlo por Haruno.

Sabía que lo estaba haciendo, escuchaba sus pasos por la bocina del celular. Aun si no quería, cuando alguien se lo pedía podía hacerlo, ya tenía una razón.

Aparentemente, hizo caso a la petición de Jonathan y con ello, su estado de ánimo mejoraba.

Ahora recordaba porque se lo pedían, claro, le hacían sentir mejor, porque eso es lo que ellos querían, que se sintiera bien, ¿Cierto?

―Buen trabajo Diego, estoy orgulloso de ti.

 

«Y está mierda, es de todos los días».  

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

Bruno no es stripper porque le quitaría el trabajo a los demás.
Y lo de Gio y Fugo fue una random y estúpida charla que tuve con un amigo.

Chapter 30: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO 027 ꒱

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ El mejor papá luchón de la nación ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

༄  Nápoles, Italia. Passione.

05:10 PM

―Es tu turno Jojo. ―se recarga levemente en la mesa mientras toma su bebida, Joseph estaba sentado enfrente de él.

―Ok, mmm... ―hace una pose pensativa―. Mi personaje es... ¿Transexual?

―No. ―niega―. Y deja de preguntar eso, que Anasui ya pasó y hasta donde yo sé, es el único.

―Quién sabe. ―se encoge de hombros―. La vida está llena de sorpresas, y la verdad no me sorprendería si Narancia un día llega y nos dice que en realidad es mujer, yo si le creería.

―Solo sigue jugando. ―lo detiene antes de que comience con sus ideas absurdas.

Habían llegado temprano y estaban matando el tiempo, Caesar había terminado sus deberes correspondientes y ahora ambos estaban sentados jugando un improvisado "Adivina quién" en donde los personajes eran los miembros de Passione escritos en pedazos de papel pegados con cinta en sus frentes.

Todos los demás hacían su trabajo, ellos eran los únicos que estaban sentados.

―Me toca. ―ahora Caesar mira a Joseph pensativo―. ¿Mi personaje es guapo?

―No sé si tengo permitido responder esa pregunta. ―mira hacia otro lado.

―Solo responde idiota. ―se cruza de brazos―. No te haré nada.

―Entonces no. ―si le haría algo. Este sonríe.

―Bien. ―Joseph hace un puchero.

―¿Mi personaje es stripper?

―Esas preguntas no cuentan Jojo, así sería más fácil. ―Joseph hace otro puchero que para Caésar es ridículamente gracioso, solo por eso le responde―. Pero si, si lo es.

Joseph sonríe mostrando los dientes.

―Bien, ¿Mi personaje es rubio? ―Caesar continúa.

―Él jura que sí. ―Joseph modo romántico se activa―. Pero sabes algo, yo creo que no es natural. Su cabello no luce tan hermoso, brillante y suave como el tuyo mi Caesarino.

Caesar, quien tenía el mentón recargado en la palma de su mano, mira hacia otro lado un poco avergonzado. Odiaba a Joseph y su manía por darle cumplidos tan repentinos.

―No te pregunté eso, no empieces. ―lo mira y Joseph le guiña un ojo―. Sigue jugando.

―Bien. ―Joseph recarga sus codos en la mesa en una pose más pensativa―. Mi personaje es... ¿Idiota?

―Completa y absolutamente sí. ―Caesar lo mira aburrido―. ¿Mi personaje es amigable?

―Completa y absolutamente no. ―niega asustado―. Ni siquiera creo que sea humano.

―Tonto. ―el rubio suspira―. Se acaban las preguntas.

―Agh, Caesar esto es difícil. ―recarga su mejilla en la palma de su mano―. Literalmente podrían ser todo el club.

―Bien, dame tres candidatos y te diré si lo es o no.

―No tengo idea. ―niega―. ¿Narancia? ¿Mista? ¿Formaggio? ¿Melone?

―Dijiste cuatro y no. ―sonríe levemente―. Era Joseph.

―Agh qué tonto! ―se toca la cabeza―. Porque no lo pensé.

―¿Cuál era el mío? ―dice antes de quitarse el papel.

―Prosciutto. ―se quita el papel rompiéndolo y aventándolo a un pequeño vaso de vidrio.

―Mierda, no estuve ni un poco cerca. ―lee el papel y después lo dobla cuidadosamente guardándolo de igual forma en el vaso. Bruno los interrumpe.

―Caesar, ¿Podrías ayudar a Rohan con algo de su vestimenta?

―Claro. ―se levanta para seguir a Bruno, Joseph en el momento que ve al rubio irse se levanta de golpe con el ceño fruncido.

―¡Oye! ―lo sigue mirando, molesto. ―¿Acaso me llamaste estúpido?

―¡Te amo Jojo! ―le lanza un beso antes de desaparecer de su vista.

 

Joseph niega mientras se levanta, pero antes de dar tres pasos escucha como es llamado a sus espaldas.

―Hey jojo, toma, te han estado llamando desde hace un rato. ―era Melone, quien caminaba extendiéndole su celular.

―Gracias Mel. ―le sonríe mientras lo agarra, mira la pantalla, pero después mira a Melone quien se había quedado ahí parado con una sonrisa―. ¿Qué?

―No es que yo sea un fisgón ni nada por el estilo, pero vi que quien llamaba era él. ―se acerca al castaño jugueteando con su cabello y después con el brazo de Joseph―. ¿Podrías saludarlo por mí?

―Melone, ¿Cuándo dejarás de ser tan zorra? ―lo mira con una mueca extraña y con rostro incrédulo. Este frunce el ceño.

―El mismo día que tú dejes de ser tan estúpido. ―Joseph abre la boca ofendido y lo apunta.

―¿¡Y así quieres que le hable de ti!?

―¡Joseph! ―dice en reproche siguiendo al castaño que había comenzado a caminar.

―¡Aléjate de mí! ―le grita subiendo las escaleras, Melone lo seguía.

Y así siguieron... Por un muy buen rato.

[ ... ]

༄  Al otro lado del club.

―Ok, entonces otra vez. ―se puede escuchar a cada paso más cerca la voz cansada de Tiziano.

― Argghh. ―y la de Rohan no se escuchaba mejor.

―Vamos campeón, tú puedes. ―dice con voz forzada.

―Tiziano espera, ¡A-AH! ―termina la oración con un grito que denota dolor.

―Nada de espera. ―su voz suena entrecortada por el esfuerzo que estaba haciendo.

―Espera, no lo siento bien, ¡Tiziano! ―le grita al moreno viéndolo detrás de él, este ni se inmutaba y hasta más fuerzas hace.

―Rohan, ¿No crees que es suficiente? ―Bruno trataba de detenerlos mirando con preocupación al peli verde―. Ese traje no le queda, tal vez deberíamos-.

―¡No! ―Rohan levanta la cabeza sorprendiendo al pelinegro―. Y-yo puedo, me queda, si puedo.

Tiziano mira a Bruno por un segundo para después encogerse de hombros y negar.

―Está bien, aquí vamos de nuevo. ―vuelve a su posición detrás de él.

―¡Auch! ―las quejas no faltaron.

―Vamos, ténsalo, ¡Ténsalo! ―gritaba.

Melone, Bruno y Caesar solo miraban la escena como si una tortura se estuviera presenciando frente a ellos.

―¡¿Qué se supone que voy a tensar!? ―gritaba enojado.

―¡Todo! ―apretaba.

―¡Creo que no puedo respirar, Tiziano! ―se toca el pecho.

―¡No me interesa tu vida! ―intentaba cerrar el pequeño traje―. ¡No nos iremos de aquí sin haberte puesto esta mierda!

―¡Tú puedes Rohan! ―un Melone sonriente desde el sillón aterciopelado levantaba los pulgares como signo de apoyo.

―¡Vamos Rohan! ―Tiziano decía mientras hacía fuerzas―. ¡Este maldito pedazo de tela no nos va a ganar!

―!AHH! ―grita con sus últimas fuerzas hasta casi caer al sillón. Tiziano suspira echando su cabeza hacia atrás.

―Esto es tan malditamente imposible. ―dice Tiziano para después dejarse caer en uno de los sillones.

Bruno solo tenía la mano en su frente y Caesar miraba sin expresión alguna, Melone ahora tenía los pulgares hacia abajo.

Después de unos segundos de silencio que hacen a Bruno extrañarse, levanta la miraba para ver al peli verde visca abajo recargado en el sillón.

―¿Rohan? ―cauteloso, se acerca a este tratando de tocar sus hombros, pero este se levanta de golpe aún sin mirarlo.

―Está bien, estoy bien. Solo necesito reponerme, lo intentaremos otra vez. ―suelta un suspiro.

―Rohan, no tenemos que hacer esto, podemos-. ―Caesar dice tratando de detenerlo, pero es interrumpido por este mismo.

―¡No! ―exclama molesto―. Yo puedo, maldita sea, si me queda.

Entonces los presentes solo pueden quedarse callados mientras miran al chico con una expresión que él no puede descifrar.

―Rohan, cariño, este traje no te queda. ―lo señala―. Es extra pequeña, y tú no eres-.

―No, Bruno, si lo soy. ―lo mira, más que indignado se mira ansioso―. Yo soy talla pequeña, esto tiene que quedarme.

―No importa la talla Rohan, lo que importa aquí es que te sientas cómodo al usarlo. ―intenta sonreírle, más este no parece cambiar su pensamiento.

―¡No! Yo quiero ese. ―lo apunta―. ¡Me esforcé tanto para poder usarlo! ¡¿Cómo es posible que no pueda entrar en él?!

Este solo lo mira preocupado porque sabe lo malditamente terco que Rohan podía llegar a ser. Después de unos segundos en silencio, Tiziano decide hablar.

―Escucha, Rohan, hey. ―lo toma de los brazos haciendo que este lo mire―. Vamos a hacer una cosa ¿Está bien?, vamos a intentarlo por una última vez, si no logra cerrar, vamos a decirle Melone que te preste uno de sus atuendos ¿Ok?

―Yo no quiero nada de MelZorra69. ―dice frunciendo el ceño.

―¡Oye! ―dice el otro ofendido.

―Eres maldita talla mediana, ¿Cómo se supone que yo usaré eso? ―le reclama al moreno mirándolo incrédulo.

―Porque, tú eres Kishibe Rohan, y aun si usas una bolsa de basura o las prendas de Melone que son casi lo mismo. ―puede escucharse otra queja de parte de Melone―. Tú, vas a lucir tan jodidamente bien como siempre.

Este mira a otro lado asintiendo, se lo estaba planteando en verdad.

―¿O no? ―lo mira expectante.

―¡Claro que sí! Yo soy Kishibe Rohan y voy a lucir malditamente bien en esa mierda. ―dice decidido caminando a los baños para cambiarse.

Tiziano mira a Bruno para después salir de ahí, detrás de él le sigue Melone y más tarde serían Caesar y Bruno los que abandonarían la habitación.

 

Ambos bajaban las escaleras hablando de otros temas, pero también de lo sucedido hace minutos atrás.

―¿Cómo quiere Joseph que no me preocupe cuándo ese chico es capaz de quitarse las costillas por una ropa? ―denota preocupación en su mirada que dirige a Bruno

Este suspira con preocupación en el rostro, se encoge de hombros mientras se cruza de brazos.

―Yo realmente no lo sé.

Ambos quedan unos segundos en silencio, Bruno echa un vistazo al lugar hasta que ve al pequeño rubio teñido tres donitas en la cabeza entrar junto a Mista.

―Giorno, necesito tu ayuda en algo.

―Hola. ―se acerca sonriente a ambos―. Claro.

―Hablamos luego, Ces. ―este solo asiente viendo como Bruno se alejaba con el par de tortolitos.

César camina hasta casi llegar al bar, antes de eso puede ver como Joseph viene con una sonrisa en su rostro al verlo, ah, sí, y ahí venía su tortolito.

―Amore, ¿Todo bien? ¿Para qué te necesitaban? ―dice para después plantarle un dulce beso en la cabeza.

―Nada, ya sabes, era ángel y sus... Cosas. ―Caesar mira con cierto cansancio y preocupación, el castaño solo se dedica a mirar a su pareja serio y con una mueca.

Después de unos segundos mirando a otro lado, habla.

―¿Quieres que hable con él? ¿Hablamos otra vez con Josuke?

―Creo que deberíamos hacer algo más que hablar, esos dos son unos idiotas tercos que no entienden para nada. ―rueda los ojos.

Al ver que Joseph ya había optado por mantener un semblante serio, este relaja su rostro y abraza por la cintura al castaño.

―Por cierto. ―lo mira tranquilo―. Venías con una sonrisa estúpida, y no es como si nunca llevaras esa sonrisa, pero sé que algo tramas, ¿Qué pasó?

―Oh Caesar, me conoces bien. ―sonríe para después abrazarlo por los hombros y el rubio aprovecha el momento para besar su barbilla con delicadeza.

―Por supuesto que sí, he visto ese estúpido rostro tuyo por más de diez años, debo conocerte muy bien hasta este punto. ―más allá de sentirse ofendido por el insulto, su sonrisa no puede ser más grande de la felicidad por tener a alguien como el rubio en su vida.

Después de unos segundos de mimos constantes de Joseph a Caesar, quien no los pidió, pero por supuesto que tampoco va a rechazar, el castaño con una sonrisa traviesa en su rostro decide hablar.

―Oh chiza, a que no sabes. ―muerde su labio inferior y levanta las cejas juguetonamente.

―¿Qué? ―levanta una ceja mirándolo dudoso.

―¡Oh chiza! ―solo jugaba con el rubio haciendo suspenso innecesario.

―¡Joseph! ―le dice en forma de reproche―. Deja de jugar ya y dime.

―Ah chiza en realidad no es nada, solo estoy muy contento, mi hermano menor me acaba de llamar para decirme que ¡Vendrá aquí a Nápoles muy pronto! ―dice en dirección del rubio para luego sentarse en una silla alta que estaba en la barra.

Segundos después de haber dicho eso, se puede escuchar el desastroso sonido de utensilios y vasos recién lavados cayendo todos juntos.

Era Kakyoin, quien al escuchar la noticia había tirado lo que llevaba en las manos de la impresión.

Los tres agradeciendo en su mente que no se trataba de vasos de vidrio.

―E-espera, ¿Qué? ―después de levantar todo rápidamente, el pelirrojo se acerca a ambos mirando a Joseph―. ¿Acabas de decir qué él vendrá a Nápoles?

Lo mira entre alarmado, inquieto y ¿Emocionado? Apretando su bandeja.

―Oh, es verdad. ―mira a Caesar con una sonrisa―. Mierda, lo había olvidado.

―¿Nori, estás bien? ―le pregunta el rubio al ver que este comenzaba a juguetear con sus manos ansiosas.

―Si, perdón, es solo que, no lo esperaba. ―suspira tranquilizándose para finalmente sonreír.

―Claro que no te lo esperabas, cierto, tu pequeño travieso. ―Joseph lo mira con una sonrisa―. Y como no vas a estar inquieto, si va a venir el chico que mandaste a la mierda porque preferiste estar en una relación con ese chef ruso.

―Mismo chef que resultó ser un total bastardo. ―dice Caesar negando.

―¡N-no, Joseph, Caesar ¡Realmente las cosas no fueron así! ―dice haciendo un gesto alarmado en dirección del castaño―. No es lo que piensas, yo-.

Joseph suelta una risa.

―No te preocupes pequeño Nori, si piensas que te guardo algún tipo de odio o rencor por haberle hecho eso a mi hermanito, estás equivocado.

―Y si piensas que él te guarda rencor, estás doblemente equivocado. ―le dice Caesar recargado en la barra.

―¿El pequeño Noriaki está emocionado y siente mariposas en su estomaguito porque su verdadero amor estará aquí muy pronto? ―lo abraza por los hombros mientras lo zarandea juguetonamente―. ¿El pequeño Nori pensó muy bien las cosas en estos catorce meses que estuvieron separados y es por eso que se siente muy entusiasmado por su venida?

―Suficiente Joseph. ―le dice Caesar serio.

―¿Por quéee? ―lo suelta y hace un puchero.

―Deja de manipular a Nori a tu conveniencia. ―frunce el ceño.

―¡¿Qué?! ―dice con una mano en el pecho totalmente ofendido y escandalizado―. ¿¡Acaso crees que soy esa clase de persona!?

Ambos lo miran, sin decir nada.

―¿¡Acaso piensas que intento convencer a Nori para que le dé una oportunidad solo porque se trata de mi hermano menor a quien tanto quiero!? ―sigue con su mano en el pecho.

―Sí, es exactamente lo que estás haciendo. ―le responde Caesar.

―¡Caesar! ―dice molesto.

―Joseph. ―los interrumpe Kakyoin―. ¿Te dijo cuándo va a llegar?

Ambos lo miran, Joseph ahora muestra un rostro relajado.

―Eh, según mis cálculos y lo que él me dijo en la llamada, llega, mmmmm... Ehhh... Mañana.

―¿¡Qué!? ―lo mira con los ojos abiertos a más no poder.

―¡Es broma, es broma! ―trata de tranquilizarlo, suelta una pequeña risa―. Qué fácil eres de engañar pequeño.

―¡Joseph! Deja de actuar como un idiota. ―lo mira molesto dándole un pequeño golpe.

―¡Oye! Respeta a tu futuro cuñado. ―se cruza de brazos―. Ahora no te diré nada.

―Joseph. ―Caesar lo mira con regaño.

―Ok, solo porque eres muy insistente Caesarino. ―mira a Kakyoin―. Llegará en unas dos o tres semanas, está a punto de terminar su tesis para obtener su doctorado y tendrá un descanso pronto, por lo que ha decidido venir aquí.

―Oh, ¿En serio? ―Caesar lo mira con impresión.

―Claro mi amor, mis hermanos son personas muy bien realizadas. ―dice presumidamente.

―¿Estás seguro de que tú eres de esa familia? ―pregunta Caesar.

―¡Por supuesto que sí! ―lo mira con el ceño fruncido―. ¿Qué estás tratando de decirme?

―Me pregunto qué es lo que diría el señor Joestar si se enterara de que uno de sus hijos es stripper. ―comenta Noriaki con verdadera duda y diversión.

―El mejor de Italia. ―el castaño aclara levantando el dedo índice.

―Probablemente, vendría desde Inglaterra a patearle el culo hasta el otro lado del mundo, le trataría de hacer un exorcismo y finalmente lo borraría de su testamento. ―enumera con los dedos el rubio, ambos ignorando al castaño.

―Uh, sin duda me mandaría a Júpiter de un golpe. ―Joseph se soba la cabeza―. Y es por eso, que me parece un dato realmente innecesario de contar.

―Uh, claro que sí. ―comenta el rubio de forma irónica.

 

Y ahora parecía que los tres se habían puesto cómodos en una agradable charla.

―Umm, por cierto, ¿Y cuándo volverás a ver a tu padre, Joseph? ―Noriaki se recarga en las palmas de sus manos viendo entretenido al castaño.

―Ja! ―suelta una risa irónica―. Yo espero que nunca.

Por qué claro que Noriaki iba a estar al tanto de todo lo que pasaba con los Joestar, sabía todo y eso gracias a Joseph, lo apreciaba demasiado como para considerarlo de la familia.

A él y a su pequeña estrella, la adoración de Caesar y Bruno.

―Joseph, sabes que en algún momento lo tienes que ver. ―Caesar lo mira jugueteando con el popote de su bebida preparada por su esposo.

―Pues yo espero que ese momento esté muy lejano del hoy. ―juguetea con cualquier cosa que encuentra cerca.

―Yo realmente no entiendo tu afán por escapar de él y de tu hermano. ―bueno, tal vez Noriaki no sabía con profundidad la situación de las cosas.

―Jmm. ―este solo mira sus manos. Luego levanta la mirada encogiéndose de hombros―. Supongo que siempre fui así.

―¿Cómo es tu padre? ―pregunta el pelirrojo con verdadera duda, si bien conocía un poco su historia, nunca había tenido la dicha de conocerlo personalmente.

―Pues... ―y entonces otro globo imaginario aparece mientras ellos miran hacia arriba.

 

[ ... ]

Una de las tantas cosas que podría contar es la vez que los tres hermanos Joestar le compraron un celular al Joestar mayor (termina mal).

Él no los entendía, claro, a su ya elevada edad, por supuesto que tendría complicaciones para entender esa clase de tecnologías, así que ellos optaron por entregarle uno un poco antiguo, clásico y sencillo que pudiera manejar con más facilidad.

No me agrada, se mueve cuando llaman. George comienza sus quejas con el ceño fruncido mostrándoles el celular.

El Joestar mayor estaba sentado en su cama con sus piernas cubiertas por las finas sábanas, los tres Joestar a su alrededor mirándolo expectantes en su reunión improvisada en la habitación.

Padre, lo que pasa es que tiene vibrador-. y la explicación de Joseph es interrumpida por el repentino golpe que su padre le da en la cabeza.

¡Cuida tus palabras, muchacho! dice regañándolo―. Yo no soy ese tipo de hombre y no quiero esas barbaridades.

¡No me refería a eso! se queja y toca la zona golpeada―. ¿Y cómo sabes tú de esas cosas? Maldito viejo.

Esto último lo dice casi en un susurro, Jotaro solo trataba de cubrir su sonrisa burlesca con su gorra.  George y Joseph siguen refunfuñando, el Joestar mayor dejando el teléfono aún encendido.

Padre, bloquea el celular, la pila se acabará más rápido si lo dejas así. le dice Joseph aún con un puchero.

No sé cómo bloquearlo. estira su brazo con el teléfono en mano hacía Jonathan.

Solo tienes que apretar el asterisco-. nuevamente, no termina la frase porque se toca la cabeza por semejante golpe que le había dado su padre.

¡Joseph Joestar, respeta a tu padre! le dice en un medio grito levantando su dedo índice mientras esté recargaba su rostro en la cama tapándose la parte trasera de la cabeza.

¡Pero qué!

No padre. finalmente, Jonathan interviene con una sonrisa y entre risas―. Joseph se refería a esta tecla que está aquí.

Mostrándosela es como la presiona y su padre puede ver como el celular se bloquea y apaga.

Oh. dice viéndola―. Gracias hijo, tú siempre tan sabio.

Maldita sea Jonathan. le dice entre quejidos el castaño. Y el pelinegro no hace otra más que suspirar antes de salir de ahí.

Yare Yare daze.

[ ... ]

 

Y el globo explota como una burbuja.

―Alguien muy agradable. ―Caesar arruga la nariz viendo divertido a Joseph.

―Podría contar más, pero ya no tenemos tanto tiempo. ―se encoge de hombros para después sonreír levemente.

Caesar también lo hace. Y entonces Noriaki al escuchar esa anécdota, y pasando muchas cosas por su cabeza, aterriza al recordar la existencia de cierto rubio.

―Y… ¿Cómo está…? Ya sabes, ¿Johnny? ―más que mera curiosidad y morbo por saber situaciones ajenas, había una pizca de preocupación genuina en su pregunta que el par de esposos presenciaba.

―Muy bien. ―sonríe en grande―. Él está llevando las cosas muy bien, y debo decir que Gyro ha sido muy bueno para él, me siento agradecido por eso.

―De hecho, teníamos pensado ir a verlo en estos días. ―interviene el rubio.

―Así es. ―el castaño le da la razón y el pelirrojo solamente sonríe asintiendo.

―Y hablando de personas hermosas, ¿Cómo está mi pequeña estrella? ―vuelve a hablar Caesar sonriendo cómo Joseph nunca imaginó.

―Él está muy bien. ―dice con una enorme sonrisa haciéndolo ver extremadamente lindo.

La pareja no puede evitar sonreír enternecidos por lo verdaderamente tierno que se veía Noriaki cada vez que él, su niño, era el protagonista de la conversación.

―Recientemente, regresó a la escuela de sus vacaciones y estaba muy emocionado por ver nuevamente a sus amigos. ―y ahí estaba el brillo en sus ojos otra vez.

―¿En serio? ―pregunta Caesar. Este asiente jugando con sus dedos.

―Nori, realmente te ves muy lindo cada vez que hablas del pequeño. ―comenta Joseph.

―¿Ustedes creen? ―los mira levemente abochornado―. Es que no lo puedo evitar, quiero decir, es mi bebé, lo amo mucho y me alegra mis días.

―Y a nosotros nos alegra mucho escuchar eso, en serio. ―Caesar asiente.

―Oigan, oigan, ¿Pero qué hacen aquí? ―un Prosciutto aparece a la velocidad de la luz dándoles una reprimenda. ―¿No se supone que ya deberían estar preparándose?

―Oh, si perdón Pros, nos distrajimos un poco ―Nori lo mira apenado para después caminar lejos de él rápidamente.

No va a mentir ni tampoco a disimular porque no podía, pero a veces Prosciutto llegaba a darle un poco de miedo.

―Ya Pros, deja de ser tan gruñón, te van a salir arrugas tan joven. ―Joseph se para enfrente de él acariciando su barbilla y después guiñándole un ojo.

Luego de esto suelta un quejido porque Caesar lo había tomado fuertemente del cabello para llevárselo consigo.

―Vámonos Jojo, tienes que arreglarte. ―habla Caesar tranquilamente.

―¡Ah! ¡Ah! ¡Ahhh! ¡Amor! ―Prosciutto solo puede escuchar los lloriqueos y pasos alejándose.

Al voltear la mirada puede ver como dos chicos caminan como si nada en dirección a las oficinas.

―Alto ahí. ―lo detiene con voz molesta―. ¿Quién mierda se creen ustedes?

― ¡Prosciutto! ―exclama otro rubio nerviosamente.

Eran Sorbet y Gelato, quienes trataban de no ser vistos por Prosciutto.

―Hola Pros, como va todo. ―habla el pelinegro casualmente.

―¿Se puede saber dónde carajos estaban ustedes dos metidos? ―pone sus manos en la cintura―. ¡Desaparecieron por casi tres semanas!

―¡Vaya! ¿En serio tres semanas? ―cuestiona Gelato aún levemente nervioso por el interrogatorio.

―¿Acaso se creen los dueños de este lugar como para irse y dejar su trabajo? ―los regaña, molesto―. ¡Tuve que limpiar lo que te correspondía a ti Gelato!

―¿En serio? ―pregunta sorprendido―. ¡Muchas gracias Pros! Eres el mejor.

―Nada de eso idiota, me debes una. ―dice con neutralidad, para después mostrarle una leve sonrisa y le da unas palmadas en el hombro―. Me alegra que estés aquí Gel.

―Yo igual, Pros. ―sonríe feliz.

Después el rostro de Prosciutto se vuelve serio al voltear a ver a Sorbet.

―¿Y tú qué? ―le dice apuntándolo con la cabeza.

―Yo que de qué. ―responde de igual forma.

―¿Por qué mierda te llevas a Gelato así sin más? ¿No sabes que él tiene un trabajo, deudas y un gato a quien cuidar? ―lo mira como una mamá regañando a su hijo.

―Son cosas nuestras Pros. ―dice suspirando para después tomar la mano de Gelato y jalarlo para caminar―. ¿Por qué no vas a besarle el trasero a Risotto, eh?

―Idiota. ―aprieta la mandíbula mostrándole el dedo corazón. Noriaki quién estaba cerca, no hace otra cosa más que cubrir la boca evitando que una pequeña risa salga y sea oída por el rubio.

―O mejor aún, ve a limpiar los baños. ―dice bajando las escaleras con Gelato detrás de él―. ¡Con la lengua!

El rubio rueda los ojos ahora mirando a Kakyoin.

―Ese idiota se vuelve intolerable cada vez más... ―se cruza de brazos rodando los ojos.

―Bueno, no es el único. ―murmura irónicamente, este lo mira serio―. Quiero decir, porque he notado que los demás chicos también suelen ser más cabrones que de costumbre.

Dice nerviosamente bajando la cabeza pero alzando la mirada de vez en cuando al rubio.

―Bueno, en eso tienes razón. ―suspira alejándose de él―. Estos bastardos cada vez son más idiotas, insoportables y engreídos ¡Son de lo peor!

Noriaki únicamente asentía dándole la razón.

―Menos tú. ―lo mira―. Tú si eres normal.

Y bueno, ahora con más razón se siente de acuerdo. Al ver que este se ha ido, siente como celular vibra en su bolsillo, lo saca y una sonrisa brillante aparece en su rostro.

―¡Hola mi pequeño! ―habla con la voz que solo utilizaba cuando se trataba de él.

«― Hola papi Nori, solo llamaba para saber si habías llegado bien »

―Oh, ni te preocupes, estoy bien. ¿Ya has comido? ¿Terminaste tus deberes? ¿Te has bañado ya? Bombardea de preguntas al pequeño.

«― Si papi, he hecho todo, solo quería hablarte antes de ir a dormir»

―Muy bien, entonces espero que estés en la cama pronto, no quiero que estés despierto tan tarde.

«―¡Si! Y tú no te preocupes por mí, que te vaya bien en el trabajo y llega bien a casa, ¿Ok papi Nori? »

―Si cielo, yo estaré ahí pronto, te amo.

«―¡Yo igual!»

Y cuelga. Un suspiro feliz sale desde el fondo de su pecho, se siente tan dichoso de haber tenido un hijo tan hermoso como lo era su pequeño Jouta.

Podía decir que estaba mejor que nunca, todo yendo tan bien desde hace mucho.

 

Aunque claro, eso no siempre fue así.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Chapter 31: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ INTERFERENZA DI NORIAKI ꒱

Notes:

Este capítulo puede ser saltado si así lo deseas! no afecta en nada el siguiente capitulo, pero ciertamente da una pequeña idea de como fue que Nori llegó a Italia y como es que tiene un hijo con solo 24 años!

Si aún continuas, disfruta!

Chapter Text



˗ˏˋ ❝ Cherry flavoured ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

Decir que la vida de Kakyoin Noriaki era perfecta sería hablar demasiado, decir que era la mejor no estaba lejos de exagerar. Eran cosas que en ese momento no podía asegurar con franqueza, pero lo que sí se podía decir con firmeza, es que su vida nunca pudo haber cambiado tanto como en ese momento.

Creyendo todo una mentira, era algo que no podía asimilar.

Claro, como un sueño.

Uno que nunca se le pudo ocurrir. Uno del que no pudo despertar.

¿Cómo pasó todo eso?

¿Cómo es que en un día podía encontrarse arreglando su uniforme para ir a la escuela y al otro se encontraba solo en la noche caminando por las calles de una ciudad desconocida con alguien más en sus brazos?

¿Cómo pudo pasar esto?

¿Cómo?

¿Cómo?

¿Cómo?

...

Ah...

Claro.

Ahora ya lo recuerda.

Fue ella.

 

Todo fue, por ese día.

 

✧༄

 

07:20 am, preparado y listo para ir a la escuela, el pequeño Kakyoin Noriaki de nacionalidad japonesa, con dieciséis años, caminaba tranquilo por la calle.

Decir que le gustaba andar solo no era mentira, pero tampoco se sentía fastidiado cuando las chicas lindas se acercaban a él con sus sonrisas coquetas y faldas diminutas.

Decir que le molestaba la atención que recibía tanto de mujeres como de hombres sería mentir a grandes rasgos, sabía lo que ocasionaba y solía tomar provecho de eso (nada grave, solo pequeños favores de escuela).

Pero eso no impedía que su pequeño lado tímido saliera a flote cuando las ocasiones tomaban rumbos diferentes. Era coqueto, era carismático y juguetón, pero también le gustaba ser responsable con sus tareas y trabajos.

No podía llamarse un chico problemático, pero para nada era alguien que se quedaba callado en una situación conflictiva, podía contar con las manos las veces que se había golpeado con alguien, pero siempre era por defender y porque hacían algo incorrecto.

Las fiestas y salidas no estaban mucho en su menú, más bien los días en casa jugando videojuegos o ayudando en los deberes de la casa era algo a lo que se inclinaba más.

Un rockstar con calificaciones de nerd.

Con padres estrictamente correctos, tener un hijo perfecto era su ideal, algo que según ellos Kakyoin no estaba muy lejos de ser.

Sin embargo, una decisión en su vida fue lo que lo hizo caer de ese pedestal.

Un viernes en la noche, Kakyoin se encontraba arreglándose, finalmente se había animado por asistir a una de las tantas fiestas que los adolescentes japoneses hacían en lugares clandestinos, esta vez había aceptado porque esta sería en casa de alguien que conocía.

Sus padres a regañadientes lo habían dejado ir solo con la condición de no llegar tarde. Por supuesto, esta fue la primera cosa que él no cumplió.

No ingieras nada de alcohol, ni siquiera un vaso, nada dañino para tu salud entrará en tu sistema. Claro, esta fue la segunda cosa que no cumplió.

Llegar y adaptarse al ambiente no se sintió tan difícil como imaginó, encontró conocidos y se acopló.

Negarse al trago de un amigo era tan difícil como los problemas que su profesor solía dejarles. Se dijo mentalmente que solo sería uno.

Pero no fue así.

Y entre trago y trago, todo se distorsionó.

Cuando creyó que ya había tenido suficiente, paró. Todo estaba bien, divertido y tranquilo en lo que cabía.

Y es en la actualidad donde se maldice por no haberse ido en ese momento.

Porque llegó ella.

Tan seductora con ese bonito rostro y cuerpo delgado. Con cabello liso y falda que te deja en qué pensar.

Iba por él, lo sabía. Porque no miró a nadie más al llegar.

Y él no se negó, porque en ese momento no pensó bien, nadie estaba cuerdo. Ella estaba en lo más alto y él estaba dando vueltas en su mundo.

La noche pasó rápido para ellos, no se desperdició ningún momento y como se podía esperar fue un desastre, era primerizo, joven y no sabía qué hacía. Ambos estaban perdidos, así que mucho no recordaron.

Al siguiente día, sin saber lo que pasó, despertando en una cama desconocida y con cientos de llamadas de sus padres, Noriaki decide seguir con su vida.

Al menos hasta ese día.

Las miradas entre ambos no faltaron, podía sentir aun si no recordaba. Ella era linda, era buena y carismática con él.

Eso solo duró tres semanas, ya que sin previo aviso la chica había desaparecido.

Nunca se preguntó dónde estaba ella o que estaría haciendo, no va a ser hipócrita diciendo que la buscó por todos lados desde ese día. Se preocupó, claro, pero no entendía, sus amigas decían que estaba perfectamente bien según ella.

Oh, así que tampoco ellas lo sabían en ese entonces.

Ni una señal, una pista o algo, al menos hasta nueve meses después.

 

Aún lo recuerda, fue un viernes, tan tranquilo que juraba escuchaba los pájaros cantar. El cielo estaba azul y el aire recorría el barrio refrescando el lugar.

Estaba tranquilamente ayudando a su madre a preparar la comida, su padre pronto llegaría. Escucha como tocan la puerta con insistencia para después silencio total.

Extrañado él decide mirar, tal vez era una broma de los pequeños traviesos del barrio, sin duda eran demasiado molestos, al abrirlo sintió que acertó, porque no había nadie.

Pero entonces, así como el día parecía haber sido tranquilo, todo se consume en un momento y se detiene, al escuchar pequeños quejidos provenientes de un lugar, ¿Del suelo? ¿De la entrada?

 

¿Qué es?

 

Sin soltar la perilla su mirada recorre hasta voltear a la izquierda, y sin duda nunca se había sentido tan descolocado.

 

Era ella.

 

Estaba ahí, de pie, cerca de su puerta, al parecer a punto de marcharse, pero se detuvo al escuchar que abrían la puerta.

Sorprendido, así se podía catalogar.

Y después de eso solo son pequeñas escenas de ese viernes, porque su mente hizo todo lo posible por esconder el mal recuerdo de su vida.

Ella está hablando, pero ahora no recuerda sobre qué.

Le entrega el bebé, al parecer es un varón. Era tan lindo, con esos guantes negros y ese lindo traje amarillo con detalles negros.

Lo supo, el Noriaki de ahora no lo niega y jamás lo hará, que sintió una conexión, tan pronto la chica le tendió el bebé recién nacido.

Acomodado en sus brazos y abrazándolo como lo más frágil y valioso del mundo. Su mirada brilla en un segundo. En ese momento eran solo ellos dos, nada más existe y puede sentirlo.

Pero entonces el mundo creado sin pensar se comenzó a distorsionar, a quebrar y finalmente colapsar.

Ella se está yendo, escucho lo que dijo y no parece arrepentida con la decisión, ve su espalda y entonces cae en cuenta.

Ella lo estaba abandonando.

Al bebé, que era suyo, quien no fue planeado, a él, con recién diecisiete años cumplidos.

Su memoria no quiere recordar lo que pasó después. Cómo es que todo en esa casa se derrumbe en mil pedazos, entre gritos, llanto y confusión.

 

¿Quién era el pequeño?

 

¿De quién?

 

Aparentemente, suyo, y en un manojo de nervios, lo sostuvo entre sus brazos. Jamás lo soltó, aun si sentía que estaba desfalleciendo en ese instante.

Lo siguiente puede sentir es como moría, como caía en la desesperación por no saber qué hacer, como actuar ni qué decir. Ellos no querían escuchar más y ya todo estaba decidido.

Y lo siguiente que puede recordar es a él con su bebé, en la calle, con una pequeña maleta y el pequeño aún dormido.

Ah, claro, sus padres le habían dado la espalda.

Ni siquiera había llorado, ni siquiera tenía tiempo para eso, solo quería saber qué hacer.

¿A dónde ir? No conocía a nadie como para ir a su casa.

No podía aparecer con un bebé recién nacido que aparentemente es su hijo y a quien conoció de hecho ese mismo día.

Lo que sí recuerda es el cómo sintió un alivio inexplicable al sentir como su madre aún en un mar de lágrimas le tiende la mano.

Dinero, instrucciones rápidas y una caricia a ambos como despedida es lo que recibe antes de tomar lo que su madre con tanta prisa le otorgaba. Aún le sigue sorprendiendo la habilidad que tuvo al hacer eso en tan poco tiempo.

Dinero, ¿de dónde había sacado tanto? Él tenía lo suficiente para subsistir al menos una semana, pero eso era demasiado. Claro, no lo era si tomaba en cuenta a la pequeña creatura en sus brazos.

Papeles, los que necesitaba para subir sin problema alguno al primer avión saliente en la madrugada del sábado.

Una lista, de todo lo que necesitaría al llegar a su destino y a dónde debía ir.

Y es así como aún en su agobio camina vacilante, aterrorizado y con todo en el corazón.

Un avión y un tren es lo que tuvo que tomar según su madre para llegar a su destino y lo había hecho.

Había llegado.

Nápoles, Italia.

De pie en la estación comienza a preguntarse, ¿Qué hacía ahí?

¿Qué hacía en un país desconocido sin absolutamente nada? Caminando por las frías calles con un bebé amarrado a su pecho. Sus cosas de valor dentro de su mochila y ropa de ambos en su maleta.

La chica le había dado los papeles del bebé, justo como si ya hubiera planeado todo. También dándole un par de ropas, biberón y leche.

Caminando intentando leer y entender, logra llegar a su destino, un pequeño edificio que luce muy hogareño a sus ojos pero también ya muy antiguo.

Siente calma y alivio al haber sido bien aceptado y visto por primera vez desde que todo eso sucedió, por la tierna anciana dueña de un departamento.

Amiga de su madre, le había abierto los brazos al joven Noriaki y a su pequeño bebé, aun si no sabía la historia, la situación no se iba a repetir.

Sentado en el sofá de la sala, con la señora preparando comida para él y para el bebé, sin haber dormido correctamente después de viajar casi 24 horas. Decide leer la que al parecer es el acta del bebé.

De quién sería a partir de ahí el hombre de su vida y por quién lucharía día y noche.

Su pequeña estrella, Jouta.

 

Decir que después de eso todo fue más sencillo, sería una vil mentira.

Frustración, enojo, desesperación, nerviosismo y preocupación fueron algunas de las emociones que abundaron en su cuerpo en esos desastrosos años.

Tener que adaptarse a un nuevo entorno literalmente de la noche a la mañana, aprender un nuevo idioma y sobre todo, aprender a cuidar a un maldito bebé era algo que Kakyoin no tenía planeado ni de cerca.

Tal vez lo último si, pero no justo en ese momento, cuando su única preocupación era tan solo lograr quedar en la universidad de su preferencia.

Llorar de frustración por las noches se había vuelto una rutina, pero entonces tenía que levantarse porque ese pequeño bebé no merecía sufrir de hambre por actos estúpidos.

Necesitaban comer, subsistir y crecer. El dinero faltaba, y no podían seguir aprovechándose de esa pobre anciana y su amabilidad.

La escuela ya ni siquiera estaba en sus planes a mediano o largo plazo. Tan pronto pasaron los meses, su mecanismo comenzó a no pensar en él, sino en su hijo.

Ahora venía por él, hacía las cosas por él y batalla día a día por él.

Entre sufrimiento constante, insomnio, incertidumbre, días sin comer es como se estaba deteriorando, pero no quería rendirse.

El desasosiego por querer hacer más por su pequeño lo consumía día a día. Él no tenía idea de cómo criarlo, y cuando sentía que hacía algo mal simplemente se frustraba. Cuando la dulce anciana le decía lo que el niño necesitaba, la angustia lo consumía.

Entró en pánico cada vez que tenía dificultades, como cuando le dijeron que el niño necesitaba lactancia materna y él no tenía idea. Se sentía como lo peor.

Pero entonces una conocida de la anciana ayudó, otorgándole amablemente biberones propios de su lactancia.

Y fue así, entre tropiezos y lágrimas que Kakyoin conoció al que se autoproclamó como su salvador tiempo después al ver cómo su vida mejoró exponencialmente.

Polnareff.

Quién le sostuvo la otra mano y no lo dejó caer. Tratando de ayudar en todos los sentidos posibles, al sentir que no hacía demasiado decidió darle un empujón, y le consiguió un empleo.

Passione le tendió la tercera mano y entonces lo sostuvo hasta elevarlo en tierra firme.

Y entonces creció monetariamente, socialmente pero, ¿paternalmente? Ahí fue donde comenzaron sus problemas.

Sentía que estaba perdiendo los mejores años de la vida de Jouta todo por el trabajo. Como la de todos los que pisan Passione, su vida estaba en descarrilamiento por un momento.

Se dio cuenta de las libertades que le había arrebatado, pero que ahí podía volver a tener. Sintió que el alcohol podía ser un compañero agradable y la noche mejor que el día.

Borracho a veces, llegando más tarde de lo debido a casa, dormido en el día, a veces sin poder atender a su hijo como debía, se sentía una basura ―en todos los sentidos―. El tema de experimentar con chicos pareció que era su concepto favorito.

Nadie lo detuvo, nadie le aconsejó porque nadie tenía idea de lo que Noriaki tenía en casa esperándolo todos los días.

Parecía que estaba en su mejor momento, había conocido al hermano de uno de sus amigos y era perfecto.

En todos los sentidos, en cuerpo y alma eran el uno para el otro, pero eso era algo que Kakyoin aún no captaba.

Se conocieron en un día común cuando este había ido a buscar a su hermano mayor Joseph Joestar al club Passione. Se miraron y hablaron su parar durante horas.

Kakyoin lo sintió en su corazón y amo la sensación. Pero estaba demasiado distraído para poner los pies sobre la tierra.

Después de meses de conocerse, el pelirrojo creyó que tal vez eso no era lo que quería, atarse a alguien no estaba en sus planes, así que lo dejó ir.

Solo que en realidad, Jotaro Kujo nunca se fue.

 

✧༄

 

16 de enero del 2017, aún puede recordar esa fecha perfectamente. Y no solo por el hecho de que era su cumpleaños, sino porque ese fue el día en el que su mundo se fue abajo.

Cuando finalmente hubo un fondo que tocar y Kakyoin reaccionó, supo que estaba yendo por el mal camino y reaccionó.

Cuando él estaba en la cúspide de la ebriedad, sintiendo la música porque estaba drogándose, con los chicos en su apartamento porque finalmente había conseguido uno propio gracias a la buena paga y propinas que recibía.

Festejando su cumpleaños número veinte en la sala.

Solo que toda esa diversión y esas risas terminarían por el grito asustado de Caesar.

Corriendo hacia una parte del lugar donde Jouta de tres años, dormía plácidamente, o al menos eso había creído.

Porque él no reacciona, pero puede ver como Caesar con el niño en brazos está en el suelo, como Joseph llama desesperadamente a una ambulancia y como Polnareff y Bruno miran con preocupación a Kakyoin y a Jouta.

«Jouta, ¿Jouta? Dios mio, Jouta despierta por favor».

Cuando la ambulancia aparece él parece aún no reaccionar, los paramédicos entran y Caesar y Joseph son los que van con el niño.

«Tensión 20/12, 130 pulsaciones, entendido, hay que llevarlo».

«¿Él estará bien? ¿Él está bien cierto? ¿Se pondrá bien?».

Pero sus preguntas desesperadas son ignoradas porque caminan rápidamente con el niño en brazos.

«¿J-jouta? Jouta mi amor, papi está aquí».

«Niño de tres años, ingestión de cocaína, tensión de 20/12, 130 pulsaciones».

Al llegar al hospital nada iba mejor, preguntando a cada segundo por el estado de su niño y nadie respondiéndole.

«Por favor dígame, ¿se va a poner bien? ».

Y la situación se puso tensa, con los chicos esperando noticias, puede escuchar como dos tipos llegan preguntando su nombre.

Bruno y Polnareff intentan calmar la situación.

Y es que Kakyoin tenía a dos policías detrás de él inmovilizando porque le habían puesto unas esposas.

Se lo estaban llevando.

Porque su hijo Jouta, había consumido de su cocaína.

 

✧༄

 

El proceso de encierro fue terrible, tomando sus huellas, fotos y documentos, las ganas de llorar crecían conforme pasaban los segundos, y él no saber nada de su hijo empeoraba el asunto a gran escala.

Sin nada, sentado en el suelo de ese pequeño cuarto con tres tipos más, no puede evitar poner su rostro entre sus piernas mientras llora de impotencia.

Su hijo podía morir, y todo era culpa suya.

De nadie más.

O esos pensamientos los martillaron durante horas, hasta que por fin cruzo todo el proceso, y tuvo derecho a una llamada.

«¿Caesar? ¿Caesar puedes oírme?».

«Aquí estoy, estamos aquí».

«¿Cómo está él? ¿C-como está mi niño?».

«Ingresó con una intoxicación aguda por la cocaína, estaba desorientado y tenía el ritmo cardíaco peligrosamente alto. Le han administrado medicamentos para su salud mental y para sus ataques».

«¿A-ataques?».

«Se golpeaba constantemente el pecho y el rostro, por eso también tuvo que estar atado de manos y pies todo el tiempo».

«Oh dios mío».

«Le han controlado ya la temperatura, ritmo cardíaco y el nivel de glucosa».

Caesar solamente podía escuchar los sollozos comprimidos de Kakyoin, no se sentía para nada bien.

«Ya está bien cariño, lo han logrado estabilizar».

«N-no, no, no Caesar, esto es mi culpa».

«No lo es, Nori, por favor, tranquilizante».

«Estaremos aquí, no iremos hasta que esté bien, por favor Kakyoin, sé fuerte».

«...».

«Nori, me llaman, tengo que irme».

«Por Favor, Caesar, dile a Jouta que lo amo y que lo siento mucho».

Sin duda alguna el juicio fue la cereza que adorno su amargo pastel. Siendo juzgado por su cuidado, por el desliz y la causa grave.

Siendo apuntado con un dedo, como siempre fue.

Esos días encerrado y sin saber nada de Jouta fueron en infierno mismo para Kakyoin, eso hasta que finalmente sucedió, lo lograron, lograron pagar su elevada fianza.

Sin saber a quién agradecerle aún, no dudó en correr a los brazos de su pequeño, quien seguía en el hospital, solo por precaución. Él buscando con desespero su nombre, al fin lo había encontrado.

Lleno de lágrimas, ver cómo su pequeño estaba dormido en esa cama, con aparatos en su nariz y jeringas en sus pequeñas manos. Kakyoin cayó de rodillas cerca de él, llorando y pidiendo perdón hasta que su cabeza dolió.

Abrazó el pequeño cuerpo y este ya despierto aceptó a su padre gustoso. Se sentía feliz, porque padre Nori al fin había aparecido.

«Mi niño, mi vida entera, lo siento tanto». Negaba apretando más su cuerpo, las lágrimas mojaban al niño con gracias, y este no entendía, pero aun así dejaba que el cariño de su padre, porque amaba su amor.

«Perdóname por ser tan estúpido, tú no mereces esto, claro que no».

Pero no solamente era amor lo que abrazaba a Jouta, era arrepentimiento y miedo. Miedo a perderlo, arrepentimiento por haber sido estúpido. Inconsciente e irresponsable.

Nunca, jamás, se lo prometió a él.

Eso nunca jamás debió pasar.

Semanas después, cuando ya todo había pasado, Kakyoin cambió, y no pudo ser igual.

El trauma siguió, la culpa y arrepentimiento lo siguieron hasta el día de hoy, cuatro años después. Pero todo fue para mejor, claro que lo fue.

Atento, alerta y sin vicios, así es cómo podía sentirse.

Hasta el día de hoy puede agradecer el enorme apoyo que recibió de todos, a lo largo de los años.

Puede agradecer a Caesar, Joseph, Josuke y Bruno por ser una pieza clave en el crecimiento y crianza de su hijo.

A Polnareff y Hol Horse quién más que amigos, podía considerar como familia sólida.

Jotaro, quien para su sorpresa había sido quien había pagado tanto su fianza con la estadía de Jouta en el hospital y todos sus cuidados necesarios hasta que pudieron decir que el pequeño estaba totalmente bien.

Fue el apoyo incondicional que tuvo desde ese día hasta hace un año, cuando tuvo necesariamente que irse muy lejos.

Pero hasta el día de hoy puede decir que lo esperará, a él y su inconfundible aura que revolotea alrededor de él.

Y puede decir que ahora solo se encuentra luchando por mejorar, por no caer y por vivir.

Porque ahora lo único que le importa es poder vivir una vida tranquila con su bebé, su niño y su razón de ser.

Ah, si, ya sé que sueno como un tonto, pero lo siento.

Es que yo lo amo tanto.

Mi pequeña estrella...

¿O debería decir?

 

¿Mis preciosas dos estrellas?

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Chapter 32: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO. 028 ꒱

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ Di no a las drogas, apariencias y Diego es un buscapleitos ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

Yo sé que eres chiquito y que sabes ver, que no todas las cosas se pueden creer. Si te ofrecen mota te van a decir, que se siente bien padre, que te vas a reír~.

Narancia entraba al club canturreando una canción mientras tenía solo un audífono puesto. Al entrar puede ver a Formaggio e Illuso haciendo estupideces como siempre, así que se acerca a ellos saludando tan animado como siempre.

―¡Qué noche la de anoche! ¿No creen? ―exclama Formaggio animadamente.

―Sin duda, la verdad yo aún me siento un poco mareado, ¡Me duele la cabezaaa! ―Illuso recarga su cabeza en la mesa.

―¿Y cómo no? Si te tomaste esas botellas como agua, maldito loco sin autocontrol. ―divertido, Narancia veía como este intentaba encontrar una posición cómoda para dormir―. Además de que posiblemente siguieron hasta las cinco de la madrugada.

―¿Saben qué encontré en mi casa? ―pregunta Formaggio, los otros dos formulan un «qué»―. A Okuyasu dormido en mi sala abrazando un sartén que se trajo de la casa de Toru.

―¿Qué? ―pregunta Illuso levantando la cabeza.

―Sí. Y también me di cuenta de que se había traído su cacerola eléctrica, estaba llena de comida, así que eso comimos en la mañana. ―se encoge de hombros con una sonrisa.

―¿Por qué durmió en tu casa? ―Narancia lo mira con el ceño fruncido.

―No lo sé, solo entendí algo sobre Rohan y Josuke peleando y una reconciliación. ―hace una pose pensativa―. Ah, y algo sobre que se quedó sin luz.

Narancia asiente, esta vez con una sonrisa más pequeña que las anteriores. Antes de decir cualquier cosa, siente como alguien le cubre los ojos. Quita las manos y voltea viendo que se trataba de Fugo.

Este se acerca para sonreírle porque solo Narancia puede verla, le guiña un ojo para proceder a acercar sus labios en un apasionado beso.

―Oigan, oigan, no coman enfrente de los necesitados. ―Illuso hace un puchero, tenía su mejilla recargada en su brazo.

―No hagan eso enfrente de mí, es asqueroso. ―Formaggio se mira molesto y se cruza de brazos.

―¿El casanova Naughty Ggio se siente frustrado porque lo único que cogió fue una resaca? ―comenta Fugo mientras se sentaba en el regazo de Narancia mirando al otro de forma burlesca.

―Para tu información Panni, si tuve acción ayer, creo que fue con tres chicas, y fue malditamente genial. ―dice en el mismo tono.

―Eres realmente detestable. ―el peli blanco lo mira haciendo una mueca―. Un degenerado y un sinvergüenza.

―¡Oh! ―Formaggio seguía a la defensiva―. Oh, perdóneme signor "parecía que tenía pegamento en el culo porque no podía despegarme del regazo de ¡Narancia!"

―Cierra la boca. ―se cruza de brazos mirando a Narancia.

―Mi Panni, si no puedes contra ellos, únete. ―dice divertido, encogiéndose de hombros y abrazándolo más fuerte.

―Por cierto, tú. ―Fugo voltea a ver al pelinegro en una conversación entre solo ambos. ―¿Por qué llegaste hasta ahora? Normalmente, cuando llego ya estás aquí, ¿Te quedaste dormido?

―No. ―niega sonriente tratando de mantener el rostro relajado de siempre―. Estuve en casa.

―Narancia, tu casa queda como a diez minutos del club ¿De qué hablas? ―exclama incrédulo.

―No Fugo, fui a casa. ―lo mira y habla casi rozando la seriedad, pero es algo que no quiere ahora.

―Oh. ―este había hecho desaparecer su gesto fruncido y lo convirtió en uno relajado, la preocupación y duda abundaban―. ¿Cómo está todo?

―No está mejor que ayer, pero está bien. ―se encoge de hombros, restándole importancia en realidad.

―Y eso, ¿Cómo te hace sentir? ―cauteloso cómo un gato, mira a Narancia al mismo tiempo que sus caricias en el cabello contrario se suavizan, eso le gustaba mucho.

―Bien, estoy bien en serio. ―su sonrisa tranquilizadora hace de todo menos tranquilizar a Fugo.

Puede que Narancia no sea el hombre más discreto, era tan transparente como el agua y un libro abierto. Pero ciertamente había temas como este, que prefería guardar en una caja con llave y nunca abrirla a nadie ―A nadie, excepto de Fugo, pero ahora, no estaban solos.

―No me digas eso cuando tu cara me está diciendo lo contrario. ―su mano viaja hasta su oreja y Finaliza el recorrido en su mejilla―. Cucciolo, no me lo dirás ahora, pero hablaremos de eso después.

No hay sonrisa, pero hay caricias y miradas que solo ellos pueden descifrar. Narancia sabe cómo Fugo demuestra su preocupación hacia él y es algo que conmociona su corazón.

Fugo, aunque quisiese preguntar más, sabe que no dirá nada. Además de eso, su plática se ve interrumpida por terceros.

Illuso y Formaggio no se habían dado cuenta de nada, y no sospechan, porque claro, hay algunas cosas que los chicos no conocen de los demás.

―Oigan, pero si ya llegó el más atrevido de la noche. ―dice Illuso quién miraba a la puerta dándose cuenta de que Giorno y Mista estaban llegando.

Decir que no se había hecho una costumbre que Mista pasara por Giorno para ir al trabajo sería una mentira, lo encontraban bastante agradable a decir verdad.

Se estaban conociendo mucho más y con esto los ojos de Giorno y Mista brillaban con más intensidad al pasar los días, el verde y el café nunca se vieron más vivos. Giorno estaba comenzando a sentir ese cosquilleo ―el cual su padre aseguraba era diarrea cuando él mismo lo experimentó con Jonathan―, que le hacía sentir nervioso, ansioso y con ganas de ver al castaño todo el tiempo. Las ganas de querer tener más contacto cuando ambos caminaban en las calles eran abismales, ¿Por qué tenía tantas ganas de decirle apodos lindos a Mista?

Cada vez que el castaño tocaba a su puerta, Giorno sentía que una nueva aventura estaba a punto de suceder (como por ejemplo, ¿Qué anécdotas ridículamente graciosas tenía para contarle hoy?) Si, así se sentía y debe decir que lo encontraba maravillosamente encantador.

De pies a cabeza, en serio, no lo entiende, pero es fascinante.

La sensación de un niño descubriendo un nuevo mundo era su día a día, y con Mista, estaba descubriendo otro mundo que nunca antes había experimentado.

Fugo se va y Narancia se levanta como rayo acorralando a Giorno y apartándolo ―vilmente― de Mista.

―Oye, picarón. ―comienza con su cotilleo abrazándolo por los hombros―. ¿Cómo te sientes?

―Bien. ―responde el rubio extrañado―. Gracias.

― ¡Oye! ―Mista detrás de ellos le reprochaba al pelinegro por haber apartado al rubio cuando este le iba a decir algo.

―Tú cállate, vete a ver si ya puso la marrana. Qué bueno, ¿No te duele nada? ―no va al punto, nunca lo hace, prefiere que sus víctimas suelten la sopa solos.

―No, ¿Por qué me dolería algo? ―sigue mirándolo raro como si Narancia tuviera una nariz de payaso. Aunque no va a mentir, ciertamente le dolía un poco la cabeza.

Pero claro, estaba hablando con Giorno y ese maldito teñido no hablaría aunque lo colgaran al revés y metieran su cabeza en agua.

―¡Giorno! ¿Por qué no me dijiste que ustedes estaban en una relación? ¡Creí que éramos amigos! ―le suelta un pequeño golpe―. ¿Desde cuándo están juntos?

―¿Qué? ¿Quiénes? ―tal vez sea por la resaca que aún tenía y se sentía muy desorientado con el mundo o solo Narancia decidió levantarse muy preguntón e incoherente, pero realmente no estaba entendiendo nada.

―¡Pues tú y Mista idiota! ―ya tenía bastante confianza como para no tomarse esos tratos como insultos, así era él.

―¿Q-qué? ¿De dónde sacas eso? ―lo mira sorprendido, ¿Hoy se habían despertado todos locos o qué?

―Pues por lo que pasó ayer, duh. ―le responde como si hubiera dicho lo obvio―. Estuvieron más acaramelados que una tienda de dulces y ¡hasta se besaron!

―¡¿Qué?! ―casi se le salían los ojos, ¿¡Qué él había besado a Mista!? ¿¡Es que todos se habían despertado locos o qué!?

―Bueno, bueno, tal vez no besarse como tal. ―dice rascándose la mejilla―. Quiero decir, vi como lo abrazaste y le diste besos en la mejilla y barbilla, ¡Estoy seguro de que en algún punto de la noche se besaron!

―Ugh ¡Narancia! Me diste un susto, idiota. ―pone una mano en su frente después de un suspiro.

―¡Oye! Lo dices como si besar a Mista fuera algo terriblemente malo. ―se cruza de brazos, después lo mira haciendo gestos dramáticos―. Mi amigo no merece este tipo de desprecios, ¡Mista!

―No seas idiota, no es eso. ―Giorno lo toma del brazo evitando que camine, rueda los ojos.

―Entonces que, ¿No te gusta? ―ladea la cabeza―. De lejos puedo notar que ambos se gustan Giorno, tú a mí no me vas a hacer tonto.

―De eso se encarga Fugo, ya lo sé. ―dice en la monotonía―. No es lo que crees, es solo que...

Guarda silencio, ahora que lo pensaba mejor, ¿Ayudaría en algo poner sus inseguridades en manos del chico que tiene enfrente? ¿Qué podría decirle? ¿Qué podría él hacer?

Francamente hace unos segundos había dicho que se sentía maravillado con el castaño, no mentía, sin embargo, eso no evita que ciertas incomodidades hayan aparecido a lo largo de su interacción juntos en esos casi cinco meses.

Puede fingir que no se da cuenta, puede voltear la mirada al notarlo y puede cambiar el tema magistralmente cuando Mista no está en la misma onda que él. Pero eso es algo que no sabe hasta qué punto puede aguantar.

Mista luce cómodo yendo por él a casa de Diego, luce feliz cuando salen a beber o comer algo, alegre cuando ambos van a fiestas y se siente increíble cuando conectan más que el día anterior. Pero entonces, ¿Por qué de repente se aleja? ¿Se abruma? ¿Se alarma? ¿Por qué parece incómodo con él?

Mirando cómo un gato alerta y asustado, esperando un ataque, pero ¿De quién? ¿De quién se esconde?

Desde el punto de vista de otros es triste de ver, cómo Mista lucha e intenta no doblegarse otra vez. Él ya no tenía por qué sentirse así porque todo había terminado, pero entonces, ¿Por qué no puede sentir nuevamente esa tranquilidad?

Con todo en mente, Giorno decide regresar al mundo actual, con Narancia mirándolo expectante y con él, sintiéndose en la necesidad de saber el contexto de las cosas. De querer respuestas.

―¿Qué? ―nuevamente Narancia ladea la cabeza esperando una respuesta.

―Nada. ―sonríe para el pelinegro y baja la cabeza―. Son cosas mías.

―Uy, cosas tuyas. ―dice irónico―. Está bien, lo siento por ser un entrometido, es solo que nunca había visto a mi amigo así. Ya sabes, me siento feliz por él, por ustedes.

Este solo asiente con una sonrisa sin decir nada más.

« Qué fácil le sale de la boca, sus palabras suenan tan convincentes que parecen reales ».

 

No eran algo, entonces ¿Por qué hablarlo?

Claro, para mejorar las cosas. Pero eso es algo que los chicos de Passione han visto, que Mista tiende a retroceder. Y ahora, Giorno podría sufrir las consecuencias.

Las consecuencias de una relación mal terminada.

 

✧༄

 

La noche estaba yendo mágicamente bien. Podías ver a los strippers quienes eran el centro de todo y la mayor atracción hacer lo que mejor sabían hacer.

El show de una chica en su despedida de soltera se daba en una esquina, con Hot Horse, King Venus y otra chica junto a ellas. Y a petición de algunas, un beso encantadoramente lento se dio entre Hol horse y Melone, creando gritos y una bulla emocionada.

Beauty Polpo viendo esto desde lejos en rabia disfrazada de una mueca, Kakyoin sólo podía ver con desaprobación y tocar el hombro de Polnareff. El vaso en mano es arrojado al suelo y él solo se va dando la espalda.

Muerde la lengua y siente que le sangrará, explotará algún día y es que no puede bajar ni hacer algo porque estaba en las condiciones dichas pero no estimadas.

Es lo que hacemos, voy a hacer lo que tenga que hacer porque es eso, trabajo.

Poniéndolo así, él también podría simplemente poner esa absurda excusa en la mesa y jugar, pero no podía, no quería, no lo haría.

Kakyoin baja las escaleras y puede notar de lejos que, nuevamente, Giorno necesita un poco de ayuda. Con una sonrisa tierna baja en su totalidad para ayudarlo, este agradece con la mirada y ambos caminan para hacer su trabajo.

Cómo se dijo, todo parece ir bien. Música increíble puesta por Giacchio; Bruno, Caesar, Prosciutto, Kakyoin y los demás tan habilidosos como se podía esperar de quienes llevaban más de tres años haciendo eso.

Los strippers bien puestos, bailando sin parar y los billetes nunca hacen falta. Con temática griega, los atuendos Versace que Doppio y Trish habían diseñado para cada uno de los que estaban ahí, el blanco y el dorado predominaron haciendo de sus cuerpos monumentos y obras de arte dignas de admirar.

Giorno sin despegar la vista de Joseph cautivado por cómo agarraba el tubo, giraba y se balanceaba sin vacilar, sin perder el estilo o la mirada coqueta que hacía sentir ansiosamente feliz a más de una.

Su anatomía perfectamente bien cubierta por la tela blanca y el cinturón dorado, los zapatos, los adornos en su castaño cabello y el choker de oro que se ajustaba muy bien a su cuello, hacían de Joseph, sin duda, una escultural obra maestra.

Una de la cual Caesar estaba orgulloso de decir que era de su propiedad, y la cual podía admirar en casa tanto como quería.

La noche pasó tan rápido para Giorno, ni siquiera recuerda bien cómo se desenvolvió la madrugada, solo sabe ―porque le contaron― que el desastroso problema comenzó a partir de la una.

[ ... ]

༄  0 1:10 AM

¿Puede decir con certeza dónde está parado? Claro, Diego no está ebrio.

Aun si siente energía de más en su cuerpo, aun si se siente abrumado y mareado por la música y las luces, aun si siente el corazón bombeando rápido como si hubiera inhalado cocaína línea tras línea, no está ebrio, porque no ha probado una gota de alcohol.

Pero vio algo y se molestó, no le digan que no debería siquiera sentir una emoción porque entonces se sentirá incomprendido, porque así se siente a veces.

« No lo hagas ».

Su voz resuena en su mente cada maldita vez, lo escucha y lo siente.

Y ese tipo atrás de él no esa ayudando en nada, siendo terriblemente acosador con Def, su stripper favorita, tratando de hacer cosas que están prohibidas no solamente por ella, sino por el club.

«No puedes tocar».

Puede solo irse porque se siente irritado, pero no lo hace, porque no es propio de él.

Entonces, ¿Qué si lo es?

Por supuesto, meterse en líos.

« ¡Para! ».

―Oye, oye, oye, escucha. ―Diego pone su mano en el pecho del hombre empujándolo levemente, sonrisa cargada de enojo ilumina su rostro―. Mi chica te acaba de decir que no, y cuando dice no es NO.

―¿Quién mierda te crees que eres tú, bastado? ―el chico mira al rubio de forma despectiva y molesta―. No estoy hablando contigo, estoy hablando con ella, lárgate de aquí, imbécil.

―Oh no, yo creo que quien se va a ir es otro. ―ahora se para delante del otro de manera retadora.

―Vete de aquí maldita sea. ―empuja a Diego―. Esto no es asunto tuyo.

―Dio, no empieces, seguridad se encargará de él. ―Prosciutto interviene, ya que él fue el único que había notado la situación, susurrándole molesto al oído y tomándolo del brazo para jalarlo.

Este solo levanta las manos en son de paz dejándose jalar.

―Maldito entrometido de mierda, ¿O acaso querías tu estar en su lugar? ―el rostro del chico no muestra más que altanería. Luego suelta una pequeña risa―. Se hacen del rogar, pero eso es lo que les gusta a las mujeres como tu cierto, malditas putas.

« No ».

Lo siento, pero él se lo buscó.

Y Diego solamente gira su cabeza para darse vuelta y sin más soltar un fuerte golpe al chico haciendo que este quede desconcertado tambaleándose, antes de caer es sujetado por sus amigos.

―¡Dio! ―Prosciutto grita por sorpresa. Esperaba que Diego le gritara, pero no esperaba un golpe de su parte, él no era tan violento. Se acerca rápidamente para intentar separarlo.

―¡Qué te pasa imbécil! ―el chico lo mira furioso cubriéndose la nariz porque había comenzado a sangrar.

―Era solo una pequeña advertencia, cierra tu puta boca ya. ―aun si el rubio hablaba tranquilo, se podía ver que tenía la adrenalina en la sangre y que estaba dispuesto a molerse a golpes con el tipo en cualquier momento.

Y así fue, el otro se le abalanzó haciendo que ambos cayeran en el suelo. El chico encima de Diego lanzando golpes sin cesar, este se movía violentamente tratando de no ser golpeado, sin embargo, hubo uno que otro golpe que no logró esquivar haciendo que su rostro comience a ponerse rojo y su pómulo morado.

Ninguna mesa fue rota, pero había vidrios y líquido esparcido por el lugar, la poca gente que aún había solo miraba asustada. El olor a alcohol comenzó a ser más potente con el pasar de los segundos.

―¡Hey basta ya! ―a tiempo antes de que ambos se mataran en medio del club aparecen los chicos de seguridad, Squalo y Wes sosteniendo al chico y Risotto viendo si Diego estaba bien, al ver que sigue consciente lo ayuda a levantarse. Este solo escupe en el suelo la sangre con saliva que se había acumulado en su boca y se limpia la nariz con rudeza.

Su ropa, que era blanca, ahora tenía tonalidades marrones y rojas por la sangre de ambos, Leone fue el que se interpuso entre los dos con rostro molesto.

―Basta ya. Señor, le voy a pedir que se retire ahora mismo si no quiere tener más problemas. ―lo mira amenazante, este retrocede aún molesto. Sin rechistar camina para irse mostrándole el dedo de en medio al rubio.

Leone suspira, ya había tenido suficiente por hoy y estaba seguro de que ante cualquier mínima cosa él iba a olvidar que es la autoridad por un segundo y también iba a perder el control.

Aparentemente, todos estaban fuera de sus cabales, a su manera.

―Dio, deja de actuar como un maldito loco, ¿Qué mierda te pasa por la cabeza al pelear con los putos clientes? Es mejor que te largues ya o te meterás en más problemas. ―pone su mano en el pecho del rubio, empujándolo casi con sutileza. No hay nada de sutileza en su voz ni lo dice pensando en su bien, solo quería que el chico se fuera a la mierda de una vez por todas―. La seguridad está por algo y es para este tipo de cosas.

Ante la huida del chico, varias personas se habían retirado ya, pero los chicos se habían acercado al notar la situación. Narancia y Josuke sosteniendo a Diego, quien parecía aún tener ganas de seguir peleando.

El intento por irse queda ahí porque se detiene al escuchar al rubio.

―Yo no me metería en estos asuntos si tan solo hicieras bien tu puto trabajo, imbécil. ―el veneno con el que lo dice solo hace que la sangre del albino se encienda como el fuego.

Prosciutto no tiene tiempo de cubrir su rostro al esperar lo peor, Narancia y Josuke no se han mirado y Risotto no da ni dos pasos hacia su hermano.

Y Prosciutto lo sabía, Risotto lo sabía, Diego y todos los demás también, eso no iba a terminar bien.

No da ni siquiera la mirada de que ha retado al otro porque este simplemente se gira para chocar su puño en la mejilla de Diego haciendo que caiga de espaldas a una mesa y finalmente cayendo al piso, mandándolo en el limbo de la conciencia y la inconsciencia.

―Cierra la boca ¡Ya maldito idiota! ―las palabras salen con furia, mirándolo tirado en el suelo, se acerca apuntándole, pero es detenido por Risotto.

Bruno, quien se había mantenido alejado de todo, al ver lo que ha pasado no puede evitar sentirse asustado por ambos.

―Abbacchio. ―los ojos de Bruno se abren asustado caminando rápido hasta estar cerca de ellos. Había dicho su nombre, no le importaba, lo que importa ahora es que Leone miraba a Diego como si estuviera a punto de matarlo si este se levanta.

Cosa que estaba a punto de hacer si no fuera por la intervención nerviosa de Prosciutto y el agarre de Narancia y Josuke en él.

―Abba, está bien, vete, tranquilo. ―toca su pecho tratando de hacer que retroceda―. Ya no necesitamos más problemas.

Este suspira haciendo caso a la petición. Prosciutto puede ver a Bruno ahí parado, sin decir ni hacer nada, cruzado de brazos jugueteando con sus dedos ansiosos, no interviene porque no quiere problemas.

Leone camina e inevitablemente pasa cerca del pelinegro. Este tiene una mirada triste, ¿Por qué?

Rozan sus hombros y Leone puede escuchar su voz débil llamándolo.

― Leone. ―es bajo, casi imprescindible, pero está ahí y él lo puede escuchar. Pero no quiere hacerlo ahora.

Bruno mira su espalda y sus puños apretados, lo había ignorado. Camina detrás de él porque tiene una necesidad de hablar ahora, no lo han hecho en semanas y lo necesita.

Lo siente en su cuerpo y corazón.

Las cosas no están yendo bien.

 

Para ninguno de ellos ahí.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

Comenzó el Leone vs. Diego.

Chapter 33: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO. 029 ꒱

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ Es una perdición. Los amigos, la familia, y este club  ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

༄  Misma noche.

Al otro lado del club, un Giorno pasado un poco de copas (no va a dar culpables porque ciertamente él se dejó embriagar) se encontraba hablando amistosa ―no coqueta― y casualmente con Mista. Ambos muy juntos en una esquina, Melone estaba sentado encima de una mesa con un tubo enfrente de ellos (lo que los ocultaba un poco del resto) como si fuera la escultura más valiosa del club, también estaba Tiziano con Rohan juntando ―y de vez en cuando contando― en una bolsa los billetes que estaban por ahí.

―¿Viste como baile Giogio? ―Mista tenía una mano recargada en la pared y la otra en su espalda, no era plan con maña para que sus músculos al descubierto resaltan más, no.

―Claro que te vio. ―dice Melone interfiriendo en la plática de esos dos―. Hasta se le cayeron las cervezas que llevaba en la mano.

―ja ja ja. ―Giorno ríe nerviosamente por haber sido delatado―. No es cierto, eso es una mentira.

―¿Viste las poses que hice? ―nota el tono rojizo en su rostro más no intenta seguir, el chico va a explotar.

―¡Claro! Estuviste increíble Gun. ―le sonríe peinando su ya desordenada trenza por tanto movimiento en la noche―. Y cuando te vi hacer esa pose donde estabas al revés te viste muy bien.

Lo empuja juguetonamente mientras ríe. Mista no puede hacer otra cosa más que poner una mano en su pecho, en el lado donde se encontraba el corazón, por lo lindo que se veía en ese momento el rubio (y ese choker rosa diamantado no hacía las cosas mejor).

―Estuviste increíble Gun. ―repetía Melone burlándose de Giorno.

―Y cuando te diste vuelta y te deslizaste de repente ¡me asusté! Creí que ibas a caerte. ―finaliza haciendo un puchero.

Si bien él no se consideraba tímido ―más bien era tranquilo― el alcohol lo volvía más expresivo, dinámico e idiota (esto último se daba más cuando el castaño estaba cerca).

―Oh, no me subestimes Giogio. Sé como moverme, no por nada soy el mejor. ―dice para finalmente guiñar un ojo.

―Pero de tu casa. ―ahora había sido Rohan quien se había metido.

―Oh, ¿Así que sabes cómo moverte? ―el tono en el que lo decía solo podía hacer notar que estaba probando a Mista y que tan lejos podían llegar.

―Claro que sí, y yo sé que pudiste darte cuenta hoy ¿O no? ¿Tú qué dices? ―ladea la cabeza para estar más cerca del rubio.

―Mm no lo sé. ―finge confusión―. La verdad, no podía ver bien por la gente.

―¿Es así? ―levanta una ceja.

― Si, y sabes. ―toca sutilmente la mano del contrario―. Creo que, para ver mejor esos pasos tuyos, sería buena idea que me los enseñaras... En privado, ¿no crees?

Melone al escuchar todo eso no podía hacer otra cosa más que abrir la boca incrédulo, no podía ver la cara de ninguno de los dos, pero sí podía sentir la tensión que se había formado detrás de él, ¡Qué le pasa a los jóvenes de hoy en día!

―¿Tú no vas a ayudar? ―Tiziano lo mira molesto con manos llenas de billetes dándole igual que aquellos dos parecía que estaban a punto de hacer el acto carnal.

―No, así estoy bien. ―dice como si nada encogiéndose de hombros, mira a Rohan―. ¿Qué? ¿Se acabó el glamour?

Lo decía porque se da cuenta de que este ya no lleva sus extravagantes tacones, sino que ahora solo unos simples zapatos negros.

―Ya me lastimaron. ―dice sin dejar de juntar los billetes―. Estoy cansado, tengo sueño, hambre y quiero irme a casa.

―Pronto nos iremos ya. ―Tiziano saca su celular―. Falta poco para cerrar.

―Oigan, ¿Podrían besarse de una vez? ―dice Melone mirando al Giomis, fastidiado―. Las palabras sobran.

―¿Podrías dejar de ser un fastidio? ―dice Mista mirándolo―. ¿Por qué decidiste que hoy no te irías con alguien?

―Porque quiero pasar tiempo con ustedes, claro. ―sonríe grande―. Con mis amigos en este armonioso y pacífico club.

―Oigan, ¿Qué no se están peleando allá? ―Tiziano se había subido a la mesa donde estaba Melone viendo un disturbio a metros lejos de ellos.

―¿Eh? ―Melone también se para junto a Tiziano tratando de ver―. Mierda ¡Es verdad!

―Uh Gio, creo que tu tío se está peleando. ―Tiziano mira a rubio.

―¿Mmm? Ah, sí, más tarde le digo. ―este ni se inmuta y no despega su mirada del castaño.

Este lo mira raro, regresa su vista al problema porque quiere tratar de entender qué está pasando.

―¡Santa mierda Giogio! ―Melone abre los ojos de la impresión―. ¡Acaban de darle una paliza Dio otra vez!

―¿Ah, sí? ―dice entre pequeñas risas sin dejar de ponerle atención a Mista.

―¡Giogio! ―Tiziano le grita por lo bajo al rubio―. ¡Le acaban de sacar la mierda a ti tío, deja de zorrear y ayúdalo!

Al ver que este no le hace caso solo niega rodando los ojos, se tranquiliza al ver que aparentemente todo se había terminado porque se habían comenzado a esparcir.

Se bajan ambos de la mesa para seguir con sus cosas.

―Ángel, tu novio el chismoso, estaba ahí ¡Pregúntale qué pasó! ―Melone había detenido del brazo a Rohan quien solo tenía mirada monótona.

―No le voy a preguntar nada por qué no me interesa. ―responde seco con una mirada aburrida.

―No lo hagas por tú, hazlo por nosotros. ―lo mira suplicante con una mano en su pecho. Rueda los ojos sacándose del agarre y comenzando a caminar.

Melone le sigue y Tiziano toma del brazo a Giorno y Mista, haciendo que ambos caminen delante de él.

 

 

―Haruno. ―Dio habla casi al instante que Giorno había deslizado el dedo para contestar―. Mi hijo menos favorito.

―Hola padre. ―Giorno rueda los ojos, toca su cabeza debido al molesto dolor repentino.

Él estaba tan tranquilo, y ciertamente mareado, pero en cuanto le habían dicho que tenía una llamada de su padre, el alcohol abandonó su cuerpo casi al instante en el que sentía que se le bajaba la presión del susto.

―¿Cómo te encuentras? Ah, no me digas, seguramente de maravilla. ―cuestiona irónicamente.

―¿Si ya lo sabes entonces para qué preguntas? ―hablando honestamente, Giorno no estaba tan enfocado realmente en cómo se estaba llevando la conversación. Más bien, estaba más ocupado intentando que su padre no escuche la música ni el escándalo que aún había allá afuera.

―Maldito mal agradecido ¿Te vas de casa y piensas que ya tienes derecho de ser un cretino conmigo?

―Padre, ¿Por qué llamas? ―dice cortándole el drama que hacía cada vez que le llamaba.

―¿Qué? ¿Acaso no puedo llamarte? ―oh no, ahí venía de nuevo―. ¿Acaso ya no soy alguien digno para robarle el tiempo al señor Brando? ¿El señor ya está demasiado ocupado para tomarse cinco minutos y hablar con su padre?

―¡Padre! ―le interrumpe de nuevo, se estaba empezando a impacientar―. Ve al grano.

Se crea un silencio y después se escucha un suspiro de parte del Brando mayor.

―Escucha, Haruno, tu padre Jonathan y yo hablamos acerca de tu estancia en casa de ese idiota.

―Diego padre, Diego. ―vuelve a rodar los ojos. Podía contar con los dedos de sus manos las veces que su padre ha llamado a Diego por su nombre.

―Como sea, el punto es que tuvimos una charla y-. ―el relato de Dio es interrumpido por Giorno tan repentino que le hace callar extrañado.

―Padre. ―Giorno había corrido rápidamente a esconderse en los baños, había escuchado voces acercándose y se hubiera quedado ahí de no ser porque la conversación se escuchaba bastante complicada (y actuó de manera inconsciente, ya que uno de ellos era Abbacchio).

―¿Qué? ―la forma en que Giorno había casi susurrado y hablado le hacía sentir que estaba metiéndose en un maldito problema como el estúpido joven que aún era.

―Tengo que colgar, te llamo después. ―dice finalmente en un susurro, se había agachado (por si acaso) mientras escuchaba como Bruno y Leone entraban a los camerinos.

―¿Qué? ¡Haruno, ni se te ocurra colgarme porque iré a Italia y te meteré ese celular por el-. ―cuelga. Guarda rápidamente el celular en su bolsillo, no sin antes ponerlo en silencio (sí, vio demasiadas películas como para no prevenir) y se esconde rápidamente en el baño.

Se asoma levemente y puede ver a Bruno ¿A punto de llorar? Nunca lo había y lo descoloca, más porque aparentemente el causante está siendo su tan soñado y perfecto novio.

―Leone. ―lo llama con voz débil, lo había seguido hasta que ya no tenía lugar donde escapar.

Debió haber salido directamente del club ―qué idiota―, se dijo a sí mismo.

―Por favor, deja ya de ignorarme. ―aprieta sus manos, estaba a una distancia considerable.

―No te estoy ignorando Bruno, solo, estoy cansado ¿Si? Y esos idiotas solo alteraron mis nervios. ―se había sentado en una silla mientras tocaba sus sienes.

El silencio abunda el lugar y hasta Giorno se siente abrumado por lo pesadamente inquietante que se siente. Bruno cambia su semblante a uno menos lamentable, ahora hasta parecía enojado.

―Leone. ―Bruno detiene a su novio hablándole con leve reproche en su tono de voz.

―¿Qué? ―relaja levemente su rostro al ver que se trataba del pelinegro.

―¿Por qué lo hiciste? ―ladea la cabeza.

―¿Qué cosa? ¿Sacar a ese tipo? ―lo mira molesto―. Creo que es obvio, ¿no? Es mi trabajo.

―Sabes que no me refiero a eso. ―se acerca lentamente a él, cauteloso como un gato. Lo mira serio, claro que sabía a qué se refería, pero también sabía que este no hablaría―. No tenías por qué golpearlo.

―Si, si tenía. Él se lo buscó. ―dice restándole importancia al asunto.

Sentía bastantes cosas y no quería un conflicto ahora con Bruno, sabía que Kars le daría una reprimenda y justo ahora no quería otra más. Se levanta pasando de largo, pero antes de irse vuelve a mirar a su pareja, serio.

―Y tú, ni se te ocurra ir a ayudarlo.

Bruno se siente tenso de repente, puede ver que está verdaderamente molesto, pero él también lo está, vamos, ambos lo están.

Y eso no iba a terminar bien.

―Yo puedo ayudar a quién yo quiera. ―Leone, más que por el hecho de este le lleva la contraria, se siente irritado por otra cosa. Ese mal sabor de boca que Bruno le dejaba en algunas de sus acciones y palabras. Tal vez no lo sabía, si, tal vez Bruno también era un idiota a veces.

―Y sobre todo a él, cierto. ―dice con ironía. Se quedan viendo por pocos segundos en lo que se podía sentir la tensión―. Bien, haz lo que quieras, como siempre lo haces.

―Leone. ―Intenta llamarlo, pero este hace caso omiso dándole la espalda para caminar―. Tenemos que hablar.

―Como sea, acabemos con esto. ¿De qué quieres hablar ahora? ¿Eh? ―se cruza de brazos recargándose en la pared―. ¿Sobre ese estúpido loco? ¿Sobre esos idiotas y sus problemas amorosos? O que Bruno, ¿Vas a poner a esa puta loca como excusa?

―No es ninguna excusa. ―hasta ese punto, le sorprendía que el pelinegro aún no había comenzado a llorar, la forma en que le hablaba le dolía de sobremanera―. No sé cómo puedes creer lo que te dicen los demás y no lo que yo te digo, no te estoy mintiendo Leone, no tengo por qué hacerlo.

Olvidado, ya había comenzado a llorar, a llorar porque quería tocar a Leone y este simplemente se había alejado. Quería un abrazo, pero este lo detuvo de las muñecas.

No quería nada de él ahora.

―Leone. ―dice entre lamentos, parecía un niño pequeño cuando no obtenía lo que quería.

―¿¡Qué!? ¡Qué demonios quieres Bruno! ―había colmado su paciencia―. ¡Deja ya de llorar! No tienes porque. Si la jodiste solo dímelo, dime que la jodiste otra vez, maldición, y no solo te pongas a llorar, no vas a solucionar nada. Me ocultaste nuevamente lo que estabas haciendo, y sabes que hiciste mal.

―¡Porque es una mentira! ¡Yo no he hecho nada malo! ―él también estaba levantando la voz, entre llantos, claro―. ¡Leone, he estado contigo todo el maldito tiempo! ¿¡Cómo podría hacerte algo así!?

―Eso mismo me dijiste hace dos putos años Bruno, y mira cómo resultó. ―lo apunta agresivamente―. Con ese enfermo de mierda, mirándome con burla y sintiéndose superior, creyendo que me ganó, ¿¡Cómo quieres que yo me sienta!? ¡Dime!

―¡Pero yo estoy contigo! Tú ganaste, no tienes por qué sentir nada. ¡Él no importa en absoluto!

―Y a pesar de todo, no me siento como un ganador, no siento que haya ganado nada Bruno.

―Tienes mi amor y adoración Leone. Solo tienes que preocuparte por nosotros dos, solo tienes que amarme como yo lo hago. ―lo agarra de los hombros en un desesperado intento de sentirlo.

―Lo hice durante mucho tiempo, pero aparentemente no funcionó. ―ni se inmuta―. Fuiste un bastardo Bruno, te lo dije y lo seguiré diciendo por qué por lo visto no has cambiado en nada.

Giorno abre los ojos como platos, nunca había escuchado a Leone hablar tan agresivamente y muchísimo menos a Bruno, ¿Qué está pasando?

―No entiendo por qué decirme eso Leone, por favor no me hables así. ―sentía las palabras clavarse como cuchillos afilados.

―Te hablaré como creo que te mereces. Tal vez parece que estoy siendo un imbécil contigo, parezco el malo de la historia posiblemente, ¿Pero por qué no nos ponemos a reflexionar y a ver quién es el verdadero villano? ¿Eh? ¿Quién es el que en realidad hizo el daño aquí? ―sonríe con ironía acercándose al otro―. Actuaste como una perra y lo estás volviendo a ser.

―No tienes derecho a hablarme así, Leone, estás siendo muy injusto conmigo.

―¿Estoy siendo injusto contigo? ―ríe sin gracia mirando incrédulo al otro―. ¿¡Yo!? ¿El engañado está siendo muy injusto contigo, Bruno?

―No digas eso, no es así. ―niega con las lágrimas volviendo a salir. Su voz suena débil y quebrada.

―¿Entonces como quieres que ponga las cosas? Oh, sí, eres tan bueno Bruno, la persona más amable del universo y es por eso que no puedes mantener las putas piernas cerradas ¿Verdad? Eres tan caritativo que no pudiste decir no, oh sí, lo entiendo, ¡Perdón por no ser comprensivo contigo! ―a estas alturas, Leone parecía no tenía intención de calmarse en absoluto.

―Puedes preguntarle a quién tú quieras sobre esto. ―habla entre sollozos, limpia sus lágrimas―. Puedes hablar con Prosciutto incluso.

―¡Oh! Por supuesto que si Bruno, voy a preguntarle a Prosciutto sobre esto. ―dice con sarcasmo―. Voy a preguntarle a tu mejor amigo, el que no vacila ni se muerde la lengua cuando se trata de cubrir tu puñetera espalda.

―¡Él no es así! ¡Y yo tampoco! Ya basta de ser actuar así Leone. No vamos a arreglar nada siendo irracionales, entiendo perfectamente como te estás sintiendo, pero estoy tratando de hacer lo mejor.

Un suspiro verdaderamente profundo entra y sale del cuerpo de Abbacchio, baja la cabeza tocándose por el repetido dolor mientras escuchaba los sollozos débiles que Bruno intentaba reprimir.

―Entiendo que quieras arreglar las cosas Bruno, te amo tanto que no dudaré en perdonarte... Pero quiero que pienses bien en tus acciones. Piensa en cómo esto nos está dañando y si verdaderamente es bueno para nosotros seguir. ―camina hacia la puerta―. Lo sé y lo sabes, mientras ese idiota siga aquí, tú y yo no podremos estar bien.

―¿Por qué no puedes entender qué él nunca me importó y no lo hará nunca? ¿No puedes ver que yo sufriría y moriría por ti? ―era un intento por hacer que permaneciera ahí.

―Me engañaste Bruno, y lo estás volviendo a hacer. ―dos corazones estaban rompiéndose, pero había algo que evitaba que se separaran en dos.

Ellos habían prometido estar juntos por siempre.

―No es verdad, y no entiendo como puedes creerle a ese tipo de personas que lo único que quieren es vernos infelices a todos.

―Lo creía imposible hace unos años, pero si fue verdad y yo mismo lo comprobé, ahora que lo dicen ya no me parece un disparate. ―abre la puerta y antes de salir le da una última mirada a Bruno―. Dices que nunca te importó y que no lo quisiste, pero entonces, ¿Por qué no puedes soltarlo?

La mirada acuosa que Bruno tenía era algo que Leone quería evitar a toda costa, se prometió nunca jamás volver a ponerlo así, pero, ¿Quién podía evitar que él sintiera lo que estaba pasando?

―No estaré en casa, así que no te preocupes por mí ni me llames esta noche... Te amo. ―finaliza para salir y cerrar la puerta.

Ese «te amo» fue perfectamente bien captado por Bruno. Había mucho más en la palabra y el pelinegro sintió la pesadez de su valor en su cabeza.

 

Esa noche Bruno durmió en la residencia de Prosciutto, justo como antes. Sentado en el sofá, con ambas manos sobre su cabello, es como Bruno Bucciarati tenía una lucha interna al sentir cómo todo eso podía acabarse.

El dolor de cabeza es constante y latente, acariciar sus sienes no ayuda, pero no puede evitarlo. Con la determinación en el corazón empuja el dolor hacía un segundo plano porque no lo iba a permitir, él y Leone nacieron para estar juntos.

Y siempre será así.

 

Por otro lado, y de camino a casa del castaño, silencioso mientras el otro parloteaba, Giorno intentaba comprender qué había pasado. Entendió la situación, delicada al principio y totalmente intrigante al final.

¿Realmente ellos van a estar bien?

Y sobre todo, la verdadera pregunta...

¿Quién había sido ese tercero?

 

 

༄  Nápoles, Italia. Trattoria Speranzella.

05:51 PM

Salida en su día de descanso con sus buenos amigos, excepto dos personas. Eso le hace pensar a Giorno que las cosas siguen mal a pesar de que ya había pasado más de una semana. Mirando a la mesa ocupada por él, ninguno de ellos parece notarlo ni sentirse preocupado por eso, lo que lo lleva a pensar que nadie lo sabe.

O en su defecto, esta no era la primera vez.

Sonrisas y risas que no pudo ocultar ante las ocurrencias de los presentes, la hermosa vista que les ofrecía ese pequeño, pero hermoso restaurante valía la visita. Han estado ahí por horas, pero él sintió que fueron solo un par de minutos. No le sorprende para nada que después de plática y plática, la comida haya sido reemplazada por bebidas, una tras otra, y Giorno solo puede sentirse sorprendido por la cantidad de sustancias que pueden tomar sin tener ningún problema.

Mista siendo nuevamente atento con él y está vez parece no tener problema con que beba una que otra cerveza. Intenta no dejarse llevar porque tiene un objetivo, y ese objetivo ha quitado sus manos de los hombros de Fugo para levantarse a fumar un cigarrillo en el balcón, se levanta como un cazador a punto de atrapar a su presa.

Ok escuchen, Narancia podrá ser lo que quieran; un estúpido, un borracho o un promiscuo de lo peor, pero él sabe cosas, con el tiempo Giorno se ha dado cuenta de eso.

Mista parece no darle importancia a su repentino interés por acompañar al pelinegro, pero hay un rubio con cigarro en mano que sí.

―Hey, Nara. ―se acerca a él con una sonrisa pequeña plasmada en su rostro.

―Hola Gio, ¿Tú también vienes a fumar?

―No, yo no fumo. ―no puede evitar arrugar la nariz cuando el humo del tabaco obstruye sus fosas nasales.

―Ah, sí, recordé que tú solo ingieres sustancias etílicas. ―Giorno frunce el ceño mirándolo divertido―. Mi Panni me la dijo.

Dice para después encogerse de hombros, Giorno solo asiente dándole la razón. Ambos miran la ciudad y como es que el cielo comenzaba a tornarse naranja, Giorno se balancea un poco sosteniéndose del barandal pensando cómo preguntar sobre el tema sin sonar como un chismoso... Bah, qué más da, diga lo que diga sonará como un chismoso.

―Nara. ―continúa después de escuchar un murmuro―. Yo quería preguntarte algo, es que sucede que hace unos días yo escuché algo y realmente me dejó pensativo-.

―Oye, Narancia. ―Prosciutto interrumpe mirando a Narancia con rostro neutro―. Fugo y Mista están peleando otra vez. Hablan sobre abrir un restaurante y Mista alega porque no deberían entrar judíos ni grupos conformados por cuatro personas, deberías ir a detenerlos antes de que se agarren a golpes.

―Pero, estoy hablando con Giorno. ―dice casi mirándolo como un cachorro confundido.

―Apúrate, Fugo está hablando algo sobre pizza vegana. ―ante esto, puede escuchar como Narancia se disculpa con él y reprocha ofendido caminando a la mesa otra vez.

El plan se vio estropeado y la mente está más pensativa que antes. Días después dejó de darle importancia porque aparentemente ahora todo está bien, según creyó en su lógica al verlos llegar juntos nuevamente. Pero ahora lo que no había dejado de pasar por su cabeza es la charla que había tenido con Prosciutto en el balcón.

«―Es desastroso Giorno y algo exasperante, ver cómo todos ellos caen en la desdicha y parece ser algo normal ahora. Este club no se llama el lugar de la perdición por nada».

«―Hay cosas que aquí se saben y se han hecho... ninguna de ellas de una buena manera».

« Podrás verlos siendo amables, solidarios, divertidos y ruidosos, pero déjame decirte algo, no son perfectos... Ni tampoco son buenas personas ».

«―Qué Narancia sepa cosas no quiere decir que fue porque el implicado se lo haya dicho exactamente. No siempre averigua las cosas de forma honesta, ni tampoco lo hace por un bien común, no siempre se tienen buenas intenciones».

«―Trabajan engatusando gente, endulzan sus palabras para conseguir lo que quieren, para ellos no existe el pudor porque crecieron en este ambiente».

«―¿Hay algo que quieras decirme exactamente? ―bingo. Prosciutto solo queda como estatua por unos segundos, luego repone su postura como si nada».

«―... En realidad no, solo cuídate. ―con una sonrisa se encoge de hombros.  Solo que tu tío es un completo bastardo y puede que tú estés yendo por el mismo camino».

Palabras que no salían de su mente y no podía entender.

 

 

  ༄  Al otro día.

Sentado en la mesa esperando a que el club abra, Prosciutto solo escucha los quejidos habituales de Rohan por el imbécil que tiene como novio su fuerza de voluntad es más grande que sus ganas de gritarle a ese idiota ciego que deje al otro idiota de una buena vez, suspira profundamente para no caer en el desespero. Bruno solo asentía tratando de comprenderlo y apoyarlo, pero sabe que en su mente ambos tiene el mismo pensamiento.

«Deberías déjalo ya».

Ninguno de los dos está bien, tienen las malditas banderas rojas pegadas por todo el cuerpo, pero parecen solo un par de tontos cegados por el amor que Prosciutto duda exista entre los dos.

Al parecer Rohan no ha tenido suficiente o su egocentrismo idiota cubre todo rastro de la obvia falta de amor propio que tiene. Y la vista gorda que Josuke hace ante los conflictos que causa en Rohan le hacen hervir de molestia.

Sus pensamientos flotan al ver a Giorno llegar y solo puede darle una mirada engreída por encima del vaso que estaba bebiendo.

Es obvio, Prosciutto ni siquiera había hecho esa intervención por él. No le interesaba lo más mínimo que Giorno conociera la clase de persona que era en realidad Diego Brando y que se diera cuenta del cuento lleno de falsedad en el que estaba viviendo. Pero tenía a un amigo a quien resguardar, sabía que a Bruno no le haría bien saber que Giorno se enteró de la situación por terceras ―estúpidas y chismosas― personas.

De igual manera, ahora que lo piensa, él había hecho un buen acto. Claro, que buena persona eres Prosciutto, te mereces unas palmadas en el hombro.

¿Y qué fue toda esa palabrería? Bueno, ni él lo sabe.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

¿Quién será la siguiente pareja en comenzar a quebrantarse? ¿Será el fugonara? ¿Caejose? ¿Rispros? ¿Josuhan? ¿¿O acaso…? ¿El Giomis aunq aún no son pareja??

¡Quédate conmigo y averígüelo!

Chapter 34: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO. 030 ꒱

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text



˗ˏˋ ❝ Parece que la vida que necesito está un poco distante ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

« No te preocupes, todo va a estar bien ».

«Tú te buscaste todo esto, si soy así contigo es por lo bastado que eres».

«Todos te aman ».

« Si solo finges para causar lástima haces que sienta asco por ti ».

« Pon los pies sobre la tierra de una vez ».

« Te quiero lejos de mis hijos, eres la peor influencia que pueden tener ».

 


 

༄  12:11 PM

Camino a casa después de correr en la mañana, el deseo de poder apagar su cerebro por unos minutos es necesidad, pero Diego ya lo encuentra imposible después de intentarlo tantos años.

Aún recuerda la última vez que habló con su hermano y el cómo Jonathan tuvo que intervenir. No es su culpa, él solamente quería hacerle saber la situación, nunca entenderá por qué su hermano reacciona de forma tan agresiva cuando se trata de él. Hay cosas que pasaron y que ciertamente no fueron culpa de él.

No es su culpa parecerse tanto a su madre, desgraciadamente en todos los malditos sentidos, no es su culpa que su padre haya sido un bastardo, no es su culpa nada de lo que hicieron esos dos. Pero claro, que alguien intente hacerle entender a Dio Brando.

 

Al final del día por fin habían estado de acuerdo en algo. El departamento estaba listo, era lindo, espacioso y perfectamente bien ubicado. Le pertenecía a Jonathan y por supuesto que él no tenía problema alguno con entregárselo a Dio y por ende, a Giorno. Así que todo estaba bien, solo había un pequeño detalle, que su querido sobrino quisiera.

Aunque hablando claro, él duda mucho que se niegue.

 

Entra a su apartamento con movimientos flojos y lentos haciendo ruido de más, avienta sus cosas en la mesita y saluda a Giorno. Antes de reunirse con él decide que es mejor idea darse un baño primero. Ya hecho todo ese proceso de higiene personal camina hacia la sala.

―Ahora qué haces Gio? ―dice Diego aventándose al sillón. Giorno estaba en el suelo con una máquina de tejer redonda en la mesa y varios hilos gruesos a sus costados.

―Uh. ―dice sin despegar la mirada porque estaba concentrado colocando los hilos―. Encontré esto en internet y no pude evitar comprarlo.

―¿Qué se supone que hace? ―pregunta con una ceja alzada mirando mientras muerde levemente la tapadera de la botella aún cerrada en su mano.

―Aún no lo sé bien, pero justo ahora acabo de hacer un gorro. ―dice con una sonrisa triunfante, mostrándole un adorable gorro de lana color azul marino―. Mira.

―¡Qué lindo! ―Diego lo toma analizándolo bien y se lo pone, le quedaba perfecto―. ¿Es para ti?, o ¿Para mí?

―No. ―dice apenado. Aunque en ese momento estaba haciendo uno más para Diego―. Pero estaba por hacerte uno.

―Oh. ―finge tristeza, pero después de que le dijera que le haría uno su sonrisa vuelve―. ¿Entonces es para alguien más?

Este asiente lento mientras se enfoca nuevamente en hacer el gorro, eso y también para evitar que su tío viera lo sonrojado que estaba en ese momento.

―Es para Mista. ―dice evitando mirar a su tío a toda costa y en un tono de voz más bajo, para su desgracia, Diego, si logró escucharlo, se sentía tan abochornado.

 

El lío en su cabeza hacía que en su rostro se creará una mueca que pasa desapercibida por Giorno. Sabe muy bien que se está creando ahí, sabe por qué camino van y no puede evitar preocuparse. El pasado de Mista aún tiene grietas que no logra reparar y Diego por ningún motivo quiere que su sobrino sufra. Pero también puede ver en sus ojos el brillo que lo hace ver más lindo y no quiere arruinar su ilusión.

Esta vez decide ser el tío que deja a su pequeño vivir por sí mismo, así que solo sonríe con malicia. Por supuesto, él no iba a ser la excepción de burlarse de la actitud ridículamente tierna de Giorno. Y era muchísimo más divertido hacérselo a los dos, Mista no era mejor, se comportaba mucho más idiota que de costumbre.

Después de un par de burlas que hicieron a Giorno cubrirse el rostro y golpear levemente al otro, Diego decide que fue suficiente por hoy.

―Por cierto, lo siento por no haber evitado que te golpeara esa noche en el club. ―dice Giorno aún sentado en el piso viendo que el ojo izquierdo de Diego aún no se curaba del todo y las marcas de pelea aún eran visibles. Aunque no era difícil dejar que Anasui lo maquille y actuar como si nada hubiera pasado.

―Oh, no te preocupes por eso Giorno. No era tu obligación y además, yo me lo busqué. ―se encoge de hombros jugando con la botella―. Ya sabes, golpes de la vida.

―Muy dolorosos golpes de la vida.

Un silencio cómodo hace a Diego sonreír, la felicidad demás que está sintiendo de repente le hacía querer salir a todas partes con Giorno. Sabe por qué se siente así, no puede evitar perder la mirada al imaginar lo que se viene y en cómo eso le hace sentir desesperado.

Sabe que debería decirle, vamos, Giorno tiene derecho y sobre todo, es por su seguridad. Pero le hace sentir avergonzado de alguna manera y no quiere que este se moleste porque es algo que le ha ocultado por mucho tiempo y es ligeramente importante. Pero cada vez es más difícil aparentar, no puede controlarlo porque sabe que no puede solo.

Tal vez Giorno es la compañía que necesitaba.

Tal vez él le ha ayudado más de lo que piensa.

Tal vez, la familia creada por su hermano es lo único que lo salvará.

Tal vez silenciosamente, Dio le ha dado otra oportunidad.

Si, tal vez debió tomar cartas sobre el asunto en el pasado.

En su inconsciente, que resta importancia al asunto, solo puede preguntarse,

¿Qué más da?

 

¿Qué más da...? ¿Una simple enfermedad?

 

Aún si sabe perfectamente bien cuáles son las consecuencias...

 

 

༄  0 4:37 PM

―Jojo, ¿Y podrías por favor comportarte? ―Joseph y Caesar iban de la mano por las calles de Nápoles rumbo al departamento de Gyro. Con aperitivos en mano, Joseph no podía ocultar el entusiasmo que lo caracterizaba.

―¡Pero Cici, de qué hablas! Yo siempre me comporto. ―reclama mientras le abre la puerta del edificio. Continúan su parloteo mientras Joseph sigue abriendo puertas para que su ángel italiano entre porque él es quien cargaba todo y Joseph solo comía una paleta de dulce.

Entra al departamento destinado sin tocar, al ver una figura familiar sentada en el sofá de piernas cruzadas y manta sobre su regazo, extiende sus brazos y camina hasta caer encima de la persona sin llegar a lastimarla. Lo abraza con entusiasmo y el otro no hace más que quejarse y soltar pequeñas risas.

―¡Oh! Mi little brother, ¡Cuánto te he extrañado! ―le suelta dos besos en cada mejilla y se sienta.

―¿De qué hablas Joseph? Nos vimos hace dos semanas. ―un sonriente Johnny limpiaba la saliva que dejó en su rostro y el dulce de la paleta, ya que accidentalmente Joseph se la había pegado al cachete.

―¡Y eso es demasiado tiempo para mí! Cuando solía verte todos los días en casa. ―hace un lindo puchero.

Nyo hoo~ Pero miren quienes llegaron, ¡Mis personas favoritas! ―Gyro salía de la cocina limpiando sus manos con un trapo, Joseph le da un amistoso abrazo rápido antes de volver a sentarse con Johnny.

La visita de su hermano y su cuñado hacían que su corazón se sintiera cálido.

―Ciao fratello. ―Caesar se dirige a él con voz monótona mientras pasa de largo hacia la cocina a dejar las cosas, este arruga la nariz sonriendo, ya que estaba acostumbrado a esos tratos.

Después de unas palmadas en el hombro de Gyro, Caesar regresa a la sala para salvar a Johnny que era molestado por Joseph.

―Hi mio caro. ―le da dos besos en las mejillas y se sienta en el espacio vacío a su izquierda―. ¿Cómo has estado?

―Muy bien, está última semana he estado muy entretenido con el nuevo juego que Gyro compró para mí. ―finaliza con una sonrisa mientras señala su consola―. ¿Y ustedes? ¿Qué tal todo? ¿Qué tal van las cosas en el club?

Ni para Jotaro y Johnny era un secreto el explícito trabajo que Joseph Joestar tenía. Jotaro lo supo cuando fue a buscarlo a Italia por razones que Joseph aún no entiende bien, aún recuerda lo abochornado que Jotaro se encontraba al verlo en ropas menores encima de un tubo, como intentó desconocerlo e interrogó al día siguiente.

Y Johnny, bueno, inevitablemente lo iba a saber, pero ciertamente no fue él quien se lo dijo ―cof cof Gyro―, pero él no iba a ser nadie para darle una reprimenda ―de eso ya se había encargado Caesar―.

Sin embargo, cuando se trataba de su padre y Jonathan, la vida de Joseph parecía un secreto de estado. Para variar, estaba seguro de que Jonathan no sabía siquiera que vivía en Italia.

Pero no era algo que le hacía sentir ofendido, al contrario, eso era exactamente lo que había buscado al escapar de casa. Aun si Caesar no estaba del todo de acuerdo con las decisiones de Joseph, trataba de entenderlo y meticulosamente persuadirlo a que llegaran a un arreglo entre hermanos.

Lo mismo pasaba con Johnny Joestar, mientras menos supiera Jonathan ―o su padre― de él, mucho mejor sería su vida en Italia.

No se lo tomen a mal, Joseph ama a Jonathan, una maravilla de persona y un ejemplo a seguir. Pero la forma tan atroz en la que le dieron la espalda a su hermano menor solo hace al segundo Jojo enfurecer de coraje y conocer el otro lado de la moneda que conforma la persona que es Jonathan.

Manipulable y temeroso.

Johnny no lo dice, y en cierta forma le molesta que no lo diga, pero sabe que aún le afecta. Y no quiere enterarse de que incluso aún llora en las noches. Pero eso será inevitable de hablar con Gyro.

―Oh, muy bien. ―Caesar le sonríe―. Ya sabes, sirviendo bebidas, sirviendo comida...

―Sirviendo nenas. ―dice Joseph en tono pícaro.

―Jojo, una más y te largas de aquí. ―le dice mirándolo serio.

―¡Oye! No puedes hacer eso, ¡Es la casa de mi hermano! ―apunta a su lindo esposo de forma acusatoria.

―También es casa de mi hermano así que cállate ya. ―frunce el ceño. Johnny solo miraba a cada uno simultáneamente. Divertido por la convivencia de esos dos, los tres se enfrascaron en una conversación mientras esperaban que Gyro terminara de cocinar lo que tenía para ellos.

Entonces Joseph recuerda el tema por el cual ellos dos estaban ahí principalmente. Sabía que la relación de hermanos entre Jotaro-Johnny no era la mejor y se tornaba incluso hasta incómoda, pero Jotaro en serio estaba intentando cada vez más involucrarse en la vida de su hermanito más pequeño. No sabía como Johnny lo iba a tomar, pero sinceramente, la sutileza no era uno de los fuertes de Joseph.

―Jojo chiquito, ¡A que no sabes quién vendrá a Italia!

―¿Quién? ―no podía imaginarse quién era cuando prácticamente todos sus conocidos estaban en Italia.

―Jojo tercero. ―dice el ridículo apodo que tenía para uno de sus hermanos en voz extrañamente baja, mirándolo apenado y jugueteando con sus dedos. Este borra su sonrisa lentamente y sutilmente juega con las mangas de su suéter azul con estrellas.

―Oh, Jotaro. ―es lo único que dice mientras baja la cabeza.

―Si, ehhh~ Jotaro está a punto de llegar, viene para acá. ―ríe tratando de aligerar el extraño silencio que se había formado, pidiendo ayuda a su esposo con la mirada, este solo niega y se levanta. Joseph lo mira como el grandísimo traicionero que es y suspira antes de mirar a Johnny―. Si y... Quiere verte.

―¿De verdad? ―levanta la mirada incrédula con el brillo en sus ojos. Joseph quiere llorar por lo tierno que puede llegar a ser.

―¡Claro! ¡Y dice que te traerá muchos regalos! Solo para ti. ―sonríe con entusiasmo.

Tan pronto como llega, su sonrisa se va y es reemplazada por una mueca, ceño fruncido y hombros caídos. ―Mentira, seguramente me estás mintiendo y él solo viene aquí por otra de sus importantes investigaciones.

―¡Por supuesto que no! ―lo mira preocupado, acercándose más―. Johnny, ¿Alguna vez te he mentido?

―Sí. ―dice molesto.

―¡Oye! ¡Mentirte sobre esos dulces tailandeses era por tu bien! Yo sabía que eras alérgico y te dije que estaban hechos de cucarachas para salvar tu salud.

―No hablaba de eso. ―lo mira rabioso―. ¡Y ni siquiera eran tailandeses, Joseph!

―¡Olvídalo! El punto es. ―cambia el tema. Al parecer su hermano aún no había olvidado ese descarado robo que había cometido―. Que él me llamó hace unas semanas y me lo dijo, en realidad quería que fuera una sorpresa pero... Ya sabes, no haré nada que no te haga sentir cómodo.

Los gestos duros de Johnny se suavizan, en realidad eran bromas que le gustaba hacer a su hermano. Él sabía que Joseph nunca mentiría, él ha estado en su vida desde siempre y siente una conmoción al saber que Jotaro también quería ser parte.

―¿Cuándo llega?

―No lo sé, se supone que ya debía estar aquí, pero atrasó su viaje. ―mentira piadosa, era en serio lo de mentir por su bien. No era necesario que Johnny sepa que Jotaro en realidad fue a ver a su padre.

―Oh, bueno, está bien... Si te soy sincero, no me desagrada nada la idea de ver a Jotaro. ―se encoge de hombros jugando con sus dedos, Joseph lo mira orgulloso y emocionado―. Quiero decir, estar aquí me hizo pensar mucho sobre nosotros y-y... de cierto modo Gyro también me hizo ver las cosas diferentes, Jotaro es mi hermano después de todo, él tenía derecho de hacer su vida.

―Entonces. ―lo mira cauteloso y serio―. Tú... ¿Estás listo para perdonar?

―Jotaro no tiene nada porque disculparse. ―niega con una sonrisa―. Cómo dije, estaba en todo su derecho y yo... estoy bien con él.

―Estoy orgulloso de ti, hermano. ―se sincera tomando su mano y apretándola como símbolo de apoyo―. Eres más fuerte de lo que crees, y cuándo menos te des cuenta, habrás entendido lo bello que es perdonar.

Este asiente con ganas de llorar, las lágrimas sólo quedan alrededor de sus ojos. Habían aparecido solo dos personas en su mente al escuchar esas palabras.

Joseph suelta su mano y Johnny ya no siente la calidez, silenciosamente se siente decepcionado. Joseph lo sabe porque conoce sus gestos, así que pone su mano en la cabeza contraria, acaricia su cabello y comienza a relajarse. Johnny era un niño, actuaba como uno y a ninguno de los presentes les molestaba. Joseph y Gyro lo dejaban ser, era un niño al cual le habían arrancado su infancia.

[ ... ]

Después de una agradable cena preparada por Gyro, los cuatro se encontraban sentados en la sala disfrutando de cervezas y snacks traídos por el par de esposos.

―Bueno, en realidad también viene para ver a futuro novio y futuro hijo. ―Joseph ríe para después darle un gran trago a su cerveza.

―¿Qué dices? ―Johnny lo mira descolocado, Gyro casi se ahoga con la cerveza―. ¿Hijo?

―¡Si! ―dice como si fueran señoras del mercado contando el chisme del día―. Dios Johnny, resulta ser que Jotaro será padrastro.

―¿Padrastro? ¿De quién? ¿Quién es su pareja? ―acepta feliz el batido que Caesar le estaba entregando y vuelve su vista a Joseph.

―¿Conoces a Kakyoin? ―Caesar le pregunta, Johnny asiente.

―Claro, él ha dejado más de una vez a su pequeño niño aquí conmigo. Solíamos jugar videojuegos.

―Cielos, ¿Acaso alguno de nosotros no ha cuidado de ese mocoso alguna vez? ―pregunta Gyro.

―Incluso Narancia y Okuyasu han estado con él, y sorpresivamente lo han regresado en una pieza. ―dice Caesar.

―¿Es él? ―Joseph puede ver los ojos azules de Johnny abrirse con sorpresa, asiente―. ¡Vaya! De todas las personas que conozco él habría sido el último que se me hubiera ocurrido.

―Son tan opuestos que es casi imposible de creer que estén juntos. ―Caesar niega, son una sonrisa―. Y sin duda Jotaro tomando el rol de padre será algo interesante de ver.

Los otros tres asienten de acuerdo.

―Tal parece que su pasión es la biología marina, pero su debilidad son los papás solteros. ―el comentario de Joseph hace a la pareja reír y a Caesar rodar los ojos, es que él ya lo había escuchado antes que ellos.

Llevando el tema de Jotaro a segundo plano, Johnny pregunta cómo se ha portado Gyro, lo mira divertido y este hace un puchero. Era mera curiosidad, no había desconfianza ni celos. Gyro no solía ser explícito a la hora de contar cómo había sido su jornada, pero tampoco siente la necesidad de saberlo, confiaba mucho en él.

Sabe que baila, sabe lo que hace y es por eso que ambos han creado una relación sólida llena de respeto. Gyro conoce sus inseguridades y su pasado, y por ningún motivo va a echar a la basura su historia juntos.

―Él es increíble. ―Joseph asiente fascinado, «Pero no más que yo».

―Y no te preocupes caro. ―dice Caesar―. Él te ama con todo su corazón como para hacerte algo tan imbécil como una traición.

―Así es. ―Joseph asiente―. Además, me tienes a mí y a Caesar hermanito, cualquier cosa mala que haga, sabe que se las verá con nosotros.

Golpea un puño con su palma mirando a Gyro amenazadoramente, este levanta sus manos en señal de rendición.

―¿Gracias? ―Gyro solo escuchaba como hablaban de él, como si no estuviera presente.

Entre risas y pláticas, se han hecho las ocho y al par de esposos no les queda de otra más que retirarse, tenían trabajo al siguiente día y no querían importunar tanto la tranquilidad de Johnny.

Caminan tranquilos por las oscuras calles de Nápoles, Joseph con el brazo en el hombro de Caesar y él rodeándolo por la cintura.

―Jojo, se me antoja un helado. ―dice Caesar.

―Oh, ¿Quieres uno? Hay una heladería cerca de aquí. ―apunta a una dirección.

Caesar asiente y ambos caminan mientras platican de temas randoms, antes de llegar a su destino Joseph puede ver a lo lejos a una mujer que parecía fastidiada, ríe malicioso al saber quien es.

―Hey Cici, ¿Qué no esa es Gwess? ―le pregunta a Caesar haciendo que ambos paren.

―¿Lo es? ―dice aburrido, Joseph asiente―. Bueno, ¿Y a mí que me importa?

Sigue caminando ignorándola y también a Joseph, la chica no da ni tres pasos cuando el castaño ve como una bolsa se le rompe y cae junto con todo lo que trae dentro.

―¡JA! ―pone sus manos en su boca simulando un megáfono―. ¡Eso te pasa por zorraaa!

―¡Joseph! ―Caesar regresa para jalar a su marido del brazo y regañarlo en el camino. Este ríe mientras abraza al rubio, poco le había importado si está lo había llegado a escuchar.

Finalmente, con helados en mano, caminan a casa para poder tener su merecido descanso.

 

Yéndonos al otro lado de la calle, podemos presenciar a la rubia, quien asegura que en días como esos el mundo la odiaba. Desde que se levantó sin luz hasta enterarse de que su bebida favorita de Starbucks ya no estaba más era de lo peor.

Si, Dios le da sus peores batallas a sus mejores guerreros.

Y haberse encontrado con esos dos no podría ser más fastidioso. A decir verdad, encontrarse con cualquiera de Passione no era su actividad favorita cuando no había alcohol de por medio, para ella, cuando estaban fuera del club, no eran divertidos.

Después de intentar enseñarle el dedo corazón a Joseph porque tenía bolsas colgadas hasta por el trasero y gritarle «¡Idiota!», entra a su edificio y sube las escaleras hasta llegar a su departamento. Maniobrando es como logra abrir, todo está oscuro, pero sabe el camino de memoria y lo que hay así que no es problema llegar a la cocina. Deja todo listo y al encender la luz da un gran brinco del susto porque no vio ni sintió la presencia de quien estaba en la silla de la cocina fumando un cigarrillo como si fuera su propia casa.

―¡Maldita sea puta perra, casi me matas del susto! ―dice encorvándose mientras toca su pecho. La mira para ver bien su rostro, está sonriendo con inocencia.

Hola~ Gwess. ―golpea el cigarro cerca del cenicero. La rubia se endereza soltando un suspiro, mira a su alrededor y después regresa su atención a la persona. Bien, al menos ahora puede recordar que no ha hecho nada "malo" que requiera que vengan por ella a darle una advertencia.

―... Jolyne. ―dice finalmente en un susurro mientras se sostiene de la silla, marcando una notoria distancia que solo hace a la otra reír.

Se miran por unos segundos, una solo puede pensar en mil y una formas de comenzar sus planes y la otra en cómo carajos es que entró a su casa.

―Sabes que yo no tengo problema con entrar aun si no tengo una llave. ―le ha leído la mente al parecer, pero Gwess no parece asustada por el hecho de que entraron a su casa, sino más bien porque fue ella quién lo hizo.

―Jaja~, si, lo sé. ―comenta entre risas nerviosas, levantando las cejas. Ciertos acontecimientos le vinieron a la mente por ese hecho y solo le hacen reír por lo enferma y obsesiva que puede llegar a ser esa mujer.

 

Un rato pasa en el que intenta aligerar la carga que siente en los hombros ante su no tan deseada presencia, arreglando todo lo que ha traído, le lleva menos de lo que hubiera querido, pero sabe que no puede evitarla por siempre, y justo ahora Jolyne no tiene intenciones de irse.

―Y ¿Qué haces aquí? ―cuestiona a la otra, sentadas frente a frente.

―¿Qué más podría hacer aquí? Puede que te haya extrañado, mi compañera de orgías. ―sonríe dejando el cigarro terminado. Esta no cambia su expresión incrédula porque sabía que esa no era la verdad, no habla y Jolyne solo hace una mueca―... Sweety.

―¿Doppio? ―pregunta confusa.

―Requiere mis servicios, otra vez. Y no, no esa clase de servicios. ―la corrige antes de que hable porque lo vio en sus expresiones de sorpresa. Ahora su rostro burlón cambia a uno angustiado que Gwess intenta ocultar.

―¿Quién es el idiota? ¿Es de Passione? ―solo espera que no sea quien cree que es, se pondría muy triste porque es uno de sus chicos favoritos. Pero ahora que lo piensa, recuerda haberlo escuchado charlar con Gyro sobre eso y el cómo ya no estaba involucrado en esos asuntos.

―No lo sé, ¿Lo es?

―No juegues conmigo. ―la mira molesta, esta solo pone sus dedos en su boca simulando sellarla. «Si es tan confidencial entonces porque vienes aquí a contármelo, maldita idiota».

―No importa eso. ―se encoge de hombros encendiendo otro cigarro.

―¿Te has quedado sin dinero, perra? ―una sonrisa ladina adorna sus labios mientras enciende un cigarro también.

―En realidad no lo hago precisamente por el dinero, tengo otros asuntos importantes de los que me quiero encargar y este trabajo es la clave.

―¿Cómo cuáles? ¿Q-qué piensas hacer? ―el tartamudeo la traiciona. Pregunta estúpida cuándo perfectamente hay alguien viniendo a sus pensamientos.

―¡Duh! Ustedes, mis chicas, extraño mucho a mi gente y mi ambiente. ―dice como si fuera obvio. Gwess reprime los gestos incrédulos al escucharla hablar, no puede creer lo verdaderamente cínica que puede ser.

―¿Es así?

―Si y... También... Vengo por él. ―ahora siente extraña curiosidad porque la expresión en el rostro de Jolyne no es la misma. No es suave ni tampoco serena, no, el sentimiento ya no es igual.

―Te has enterado de algo que no te gustó. ―el foco se ilumina y sus neuronas se conectan. Es afirmación, dio en el clavo y su expresión se lo dice porque la conoce bien, compartir celda les funcionó de maravilla―. ¿Te han llegado las buenas nuevas?

―Quería comprobar por mi misma si era verdad. ―aprieta la mandíbula y también apaga furiosamente el cigarro en el cenicero. Es entretenido para Gwess ver como las expresiones de Jolyne cambian tan radicalmente.

―Y ahora has visto que si es real. ―la persuasión siempre ha sido fácil para su cerebro tan obsesivo, ahora entiende por qué le gustaba tratarla, era divertido jugar con ella―. Tu chico está saliendo con alguien más.

Sonrisas pequeñas y traviesas que ocultan maldad en Gwess, pensamientos obsesivos y mirada rabiosa en Jolyne.

―Y tú, ¿tienes algo en mente? ―ladea la cabeza mirándola, esperando por el que dirá.

―Por supuesto que sí. Él me las va a pagar, por lo que me hizo, no quiero ser vengativa, pero esto ha sido suficiente. ―está seria, mirada incrédula, y Gwess solo puede pensar sí fue buena idea darle cuerda al muñeco―. Él no se va a burlar de mí.

―Jolyne-.

―Lo dije Gwess. ―la interrumpe, ahora puede ver un rostro vacío y ojos apagados―. Él no será feliz, si no es conmigo.

La dueña del hogar traga duro, juguetea con el cigarro y quiere pensar las mil y una maneras en que puede hacer que la culpa desaparezca porque ahora ella lo sabe. Si, tal vez no debió dejar que llegara tan lejos.

―Quiero volver. ―se siente la determinación anidada con la ceguera obsesiva que tiene―. Y quiero ir al club.

Alejando los problemas que esa pequeña e inesperada visita pueda causar en un futuro, Gwess ríe con ironía echando su cabeza hacia atrás porque su incongruencia e inconsciencia predominan en su mente.

―Oh maldición, ya puedo ver el desastre que habrá si ellos te ven.

―Sé que me odian, pero no me importa. ―se encoge de hombros.

―Bueno, no es como si no hubieras hecho nada. ―la mira con una media sonrisa burlona―. A Tiziano aún no se le han quitado las ganas de sacarte la mierda por lo de, ya sabes... Melone.

―Han pasado años, no puedo creer lo rencorosos que son. ―rueda los ojos y lleva su cabeza hacia atrás, fastidiada―. Melone agradecido debería estar. ¡Míralo! Mi perfecta creación que pudo estar con quién asegurábamos era imposible, ¡Ugh! Me hubiera encantado gritárselo en la cara a ese idiota.

―Tiziano es un egoísta porque no puede ver que Melone es completamente feliz así. ―Gwess atribuye la razón.

Las noches en vela, sus descuidos y sus malas decisiones. Tan arriesgado e inseguro, inmoral algunas noches y a veces tan insolente. Las peleas, el peligro constante en el que está sin importar las consecuencias, los disturbios, las acciones perjudiciales y la dañina y promiscua vida que él llevaba gracias a ella.

No, Melone estaba lejos de ser plenamente feliz así.

―Y también por lo de... Mista. ―la mira con cautela ante cualquier reacción, y ahora puede ver que ya no es la misma.

―Ellos siempre han querido verme como la villana del cuento, pero lo único que yo hice fue amar a un idiota. ―se abraza a sí misma―. Me dicen loca cuando lo único que hice fue cuidar lo que era mío.

Gwess asiente, no le da la razón, pero finge que sí.

―Ellos han sido muy injustos contigo. ―la compasión no existe en su mirada, pero Jolyne si la ve, es la única que la entiende―. Te separaron de él y te mandaron lejos.

―Y ahora él sabrá que no debió jugar conmigo. ―Gwess puede ver que los ojos de Jolyne comienzan a lagrimear, la mira alarmada y confundida. No era tan sencillo que ella llorara, pero ahora puede ver cuán inestables eran sus sentimientos actualmente ―Ese idiota sufrirá.

Quiere hablar, pero honestamente no sabe qué decir, piensa que debe darle unos minutos a que su llanto se tranquilice, pero se descoloca totalmente al ver como esta se limpia las lágrimas y se endereza como si nada. No hay dolor ni tristeza como había visto hace unos segundos.

―Pero primero, quiero que me cuentes una cosa. ―jala bruscamente una silla hacia ella misma y palmeó el asiento produciendo un sonido hasta inquietante―. Siéntate aquí.

Al escuchar su voz demandante puede sentir el pánico y la ansiedad, recorrer su pecho de inmediato, pero lo disfraza de indiferencia, tratando de no doblegar su postura despreocupada, aprieta sus nudillos hasta quedar casi blancos y aprieta los dientes, se sienta lentamente sin dejar de cruzar sus brazos y tensar el cuerpo. Es un peligro acercarse a ella, pero no hacerlo es una condena. No es estúpida, y sabe con quién no debe meterse, y ella no está en sus planes. Justo hoy, ha decidido aliarse con lo peor.

Jolyne recarga sus codos en sus rodillas sonriéndole amistosamente que no es más que una máscara bien puesta y Gwess lo sabe. Y también sabe la clase de persona que se esconde detrás de esta.

―Quiero que me cuentes y que me apuntes con el dedo. ―apunta con su dedo índice a la nada.

―¿Qué cosa? ―la mira dudosa. Jolyne se recarga en el respaldo borrando su sonrisa para reemplazarla por una mirada seria.

 

―Quiero que me digas, quién es Giorno Giovanna...

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

Ok escuchen, este es el último personaje introducido para la trama, ¡lo prometo!
Ahora si estamos completos y con Jolyne es como se empiezan... los problemas?

Chapter 35: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO. 031 ꒱

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ Jotaro el mejor hermano, Tiziano el mejor consejero ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

Tener la oportunidad de viajar a muchos lados del mundo es una bendición, por supuesto, nunca sería un malagradecido por todas las posibilidades que le da su trabajo. Pero debe decir que después de tanto atrejeo siempre se volvía cansado y hasta tedioso.

Estaba tan fastidiado que solo quería llegar a cualquier hotel en el que se estuviera hospedando y no despertar durante una semana.

Pero ahora había tenido que viajar de Florida hasta Londres por petición de su padre, y sabe que solo va a llegar, saludar, comer y despedirse. Tan solo pensarlo le hace pasarse una mano por el rostro de la frustración y poner los ojos en blanco, en ese momento estaría tan tranquilo de camino a Italia.

Pero no, ahora estaba caminando por ese enorme jardín de mierda lleno de vida y con esas luces que alumbran las largas y enormes escaleras para apenas llegar a la puta entrada de la entrada. Dios santo, ahora recuerda porque de niño no quería salir ni de su cuarto.

La puerta estaba abierta porque ya lo estaban esperando, los sirvientes que han estado al servicio de esa familia por años lo saludan con alegría por volverlo a ver. Y con justa razón, no había pisado esa casa por casi tres años.

Entra tan tranquilo sonriéndole (o lo intenta) a quien lo saluda, pero ve a dos sujetos bajar juntos por las escaleras, por lo que su sonrisa se borra.

―Jonathan. ―no debería ser una sorpresa para él que su hermano mayor esté en esa mansión, después de todo, él se quedó con su padre. Pero es inevitable abrir discreto los ojos porque, honestamente, verlo ahora no estaba en sus planes.

―¡Jotaro! ―camina rápido hacia el pelinegro para abrazarlo con fuerza, este lo abraza de regreso pero con menos furor.

―Hermano, estás aquí. ―dice dándole una amplia sonrisa. Se separan, pero Jonathan aún sostiene su mano, al ver a su acompañante su sonrisa se vuelve una mueca de disgusto―. Y veo que trajiste a la hemorroide en persona.

―Jojo. ―dice Jonathan en advertencia, pero no deja de sonreír.

―Hola a ti también, Jotaro bastado Joestar. ―dice Dio fingiendo una sonrisa y mirándolo con desprecio. Detrás de él venían bajando sus tres hijos.

―Y mira, viene junto con la colitis, el cáncer anal y colorrectal, excelente. ―continúa con su sonrisa que demuestra sufrimiento―. Dime hermano ¿Cuál fue el mal que yo te hice para que tenga no solo a uno sino a cuatro Brandos en casa?

―¿Por qué de repente estamos hablando de enfermedades del culo? ―le pregunta Ungalo a Rykiel en un susurro.

―El señor Jotaro nos relaciona mucho con sus problemas intestinales. ―le responde de la misma manera.

Jonathan suspira, se lleva a Jotaro al jardín donde había una mesa, todo se veía perfectamente acomodado. El pelinegro supuso que ahí sería la cena. Mientras tanto, Dio y sus hijos caminan a la cocina, no sin antes Dio lanzar una última mirada que Jotaro no puede descifrar.

―Yo. ―de repente el peli azul se veía nervioso metiendo sus manos a sus bolsillos.

―¿Tú? ―lo mira interrogante con brazos cruzados. ¿Por qué se mostraba tan nervioso? ¿Qué le diría? ¿Qué ahora ellos vivirán ahí? Eso sería terrible.

―Yo traje a Dio para presentarlo.

―¿Presentarlo? ―no entendía. El peli azul asiente.

―A mi padre.

―¿En serio? ―dice levantando una ceja, confuso―. ¿Acaso el viejo no sabía de ustedes ya?

―Si bueno, esta vez es diferente. ―dice rascándose la nuca, evita la mirada de Jotaro que era como un cuchillo enterrándose en sus cosillas.

―Jonathan.

―Lo presente... Yo... Umm... Como mi prometido. ―dice finalmente balanceándose de lado a lado.

―¡¿Tu prometido?! ―pregunta incrédulo. Esto era aún más peor―. ¡¿Te comprometiste con Dio?! ¡¿Desde cuándo?!

―Hace unas semanas. Realmente fue un desastre, pero ¡Lo logré! Y... De hecho fue idea de Dio venir lo antes posible para darle la noticia. Y bueno, ahora tú también lo sabes así qué, ¡sorpresa!

―Nada de sorpresa Jonathan, a ti realmente te hacen falta más de dos tornillos si lo hiciste por voluntad propia ¿O acaso diablo te obligó? ―pregunta sosteniéndolo de los brazos y zarandeándolo―. Dime, ¿Estás amenazado? Prometo salvarte si es así, Jonathan, toca tu oreja si estás secuestrado-.

―¡Jotaro! Ya basta. ―habla entre risas―. Dio no ha hecho nada más que amarme, esto fue una decisión totalmente propia. Yo amo a Dio, él es mi vida ahora y me sentiría completo uniendo mi destino con el suyo. Jotaro... No... Te opongas por favor.

Después de mirarlo con ojos tristes por largos segundos, Jotaro deja caer su cabeza hacia atrás en un suspiro frustrado. Por supuesto que nunca se opondrá. Jotaro respetaba las decisiones ajenas, incluso la de su hermano cuando decidió comprometerse con el anticristo.

¿Qué más daba? Jojo es quién viviría con Dio, no él.

―Quería hacérselo saber a toda la familia. ―se rasca el brazo de la ansiedad que le causaba hablar de ese tema, el de sus hermanos―. Ya sabes, por supuesto, invitarlos a mi boda, pero...

―¿Pero?

―Ellos no quieren verme y además, yo... No sé donde están. ―niega con voz apagada. Mira a Jotaro con una mirada llena de esperanza, esperando algo, claro, esperando que le dé sus paraderos.

―No tengo idea. ―se encoge de hombros. Podrá sonar como un bastado, pero no se siente mal por mentirle.

―Entiendo. ―baja la mirada, decepcionado.

Por no querer hablar más de eso, Jotaro cambia el tema por una charla más a profundidad sobre el asunto de su matrimonio hasta que son notificados de que la cena ya está lista, Jotaro encaminado a ver a su padre quien era su objetivo principal.

Todos sentados comienzan a comer tranquilos, Jotaro no puede evitar rodar los ojos al ver lo ridículo que el viejo se comportaba con los hijos de Dio. Supuso que ahora, al pensar que Jonathan sería su padre, este debía entablar una conexión con ellos.

Ya finalizada y al pasar las horas Jotaro sabe que debe irse si no quiere perder el avión, su hermano se había visto muy desanimado al saber que tan pronto como llegó se iba a ir.

―¡Pero si acabas de llegar!

―Tengo cosas muy importantes que hacer.

―¿Irás a ver a alguien Jotaro? ―comenta Jonathan, travieso―. Es por eso que estás ansioso por irte, ¿cierto?

―¿Jotaro viéndose con alguien? ―dice Dio mirando a Jonathan incrédulo.

―Cierren la boca ya, lo que haga o deje de hacer no es asunto suyo. ―habla ya fastidiado con la mano en el puente de su nariz.

Camina colgándose su pequeña bolsa Louis Vuitton y listo para irse solo logra cruzar la sala de estar que estaba junto a la cocina.

―Jotaro. ―escucha a su izquierda a Dio que estaba recargado en la pared, aparentemente esperándolo.

―¿Mmm? ―voltea a verlo con el gesto más monótono que su rostro le permite mostrar―. ¿Necesitas algo?

―Tú, sabes dónde están tus hermanos. ―Jotaro ni siquiera se molesta en tratar de hacerse el desentendido, sabe que no es pregunta.

―No, ya se lo dije a Jona. ―se encoge de hombros―. No sé donde están.

―Si, si lo sabes. ―se acerca a él, molesto―. Y puedo apostar a uno de mis hijos, a que irás a verlos.

―¿Apuestas a Ungalo?

―Jotaro, deja de ser tan imbécil. ―lo estaba regañando―. Tú más que nadie sabe el esfuerzo que ha estado haciendo Jonathan en los últimos años para encontrar a Joseph y Johnny.

―¿Ah, sí? ―ahora una ceja levantada muestra incredulidad―. Dime, ¿Qué tan difícil puede ser encontrar a un idiota y un inválido?

―Y es por eso que estoy seguro de que tú sabes dónde están, pero eres tan egoísta que no piensas en cómo tu hermano se siente al respecto.

―¿Me estás culpando a mí? ―ahora Jotaro es el que mira a Dio molesto―. Porque no mejor dejas de ser el lame bolas personales de Jonathan y comienzas a ver las cosas desde otra perspectiva que no sea la de Jojo siendo la puta víctima aquí.

Ninguno de los dos daría su brazo a torcer, aun si Dio sabe que es verdad. Aun si Jotaro ni siquiera debería estar dando una explicación, aun si pareciera que Jonathan quiere que resuelvan sus problemas por él porque es tan débil de alma que no puede solo.

―Jotaro. ―Dio lo mira con una extraña empatía que no es más que una máscara para que le diga lo que quiere―. No le mientas a tu hermano.

―¿Uh? ―está vez, si estaba sorprendido de verdad, no puede creer que haya sido Dio quién se lo dice―. ¿Tú quieres hablar de sinceridad ahora?

―Lo hago por él, solo dile la verdad.

―No puedo creerlo, realmente puedo decir que estoy asombrado, ¿Es el mismo Dio quien engañó a mi hermano con Joseph, quién me habla sobre ser honesto con él?

―¿Quién te dijo eso? ―alarmado no pierde la postura, incluso si sintió que el alma abandonaba su cuerpo.

―Joseph.

―A veces realmente odio su lealtad de hermanos. ―rueda los ojos ocultando la ansiedad que está sintiendo por dentro.

―Dio, no vengas de hipócrita a darme sermones sobre las mentiras cuando tú no fuiste honesto con él desde un principio.

―¿Por qué no le dijiste nada a Jonathan? ―la voz casi le temblaba, pero no podía sucumbir ante alguien como Jotaro.

―No es mi deber, sino de tuyo y de Joseph. ―se encoge de hombros―. Aunque claro que lo haría si ustedes dos hubieran seguido jugando. Además, no creí que realmente tú durarías mucho tiempo con mi hermano.

―Por supuesto que si, yo lo amo, y es por eso que trato de ayudarlo con esto. Sé el mal que le hace saber que no están bien.

―Sabes perfectamente por qué estamos así, y sabes por qué mierda Joseph y Johnny no quieren ver a Jonathan. ―de un momento a otro Jotaro se había comenzado a alterar. ¿Es que acaso esos dos eran sordos? ¿Ciegos? ¿Idiotas?, ¿No entendían qué eso no era problema suyo? Aun si son familia.

―Jotaro. ―Jonathan solo había escuchado las últimas palabras de Jotaro, y ahora lo miraba dolido. Dio siente el alma tan ligera y nunca había sentido tanto alivio como en ese momento.

―No. ―lo mira furioso, siempre hacía eso―. Deja de verme así, deja de actuar como si estuviera siendo un idiota contigo.

―Eso haces. ―Dio se acerca a Jonathan y sostiene su brazo. Este mira con ojos tristes a Jotaro, sabe que tiene razón.

―No lo estoy, maldición. ―mira furioso a ambos, apunta con el dedo a Jonathan―. Tú sabes muy bien quién fue el causante de que Joseph escapara de casa, sabes por qué George le ha puesto una demanda a esta familia y sabes muy bien quién fue el que hizo que Johnny tenga maldita depresión.

Dio aprieta la mandíbula, Jonathan solo aprieta los labios mirando a otro lado. Ahí estaba, el ser del cual huyeron.

El Jonathan indiferente.

―Y si no lo sabes, pues bien. ―dice irónico―. No ha sido nadie más que nuestro padre y tú. Así que deja de lloriquear diciendo que mis hermanos están siendo unos malagradecidos por apartarse de ti cuando tú mismo hiciste que ellos huyeran.

Jotaro fue el hermano incorrecto con el que Dio debió hablar, ahora lo sabe. Él no se callaría nada.

―Fuiste un monstruo Jonathan, un cabrón insensible y ahora estás sintiendo el peso de tus actos. ―suspira relajando el rostro, se acomoda su gorra blanca―. Agradece que aún me tienes a mí.

Para él la conversación estaba terminada, ya no tiene nada que hacer ahí y antes de encaminarse a la entrada piensa dar sus últimas palabras.

―Y sí. ―mira a Jonathan ya no molesto pero si cansado―. Sí, voy a ver a mis hermanos.

Aun si ya se lo imaginaban, el gesto de sorpresa en el rostro de Dio y Jonathan no se hicieron esperar.

―Los fui a buscar porque yo sí estoy interesado en arreglar las cosas con ellos. ―fue una daga muy directa a Jonathan―. Este tema ya me tiene verdaderamente cansado, estoy harto de ser un intermediario entre ustedes y esta estúpida familia, así que, deja. Dé. Evitar. Las. Cosas.

―Yo en serio quiero estar con ustedes Jotaro. ―su voz sonaba dolida―. Involucrarme en sus vidas y ser parte de ellas. Quiero que actuemos como lo que somos, hermanos.

―Entonces hazlo. ―mete sus manos en sus bolsillos―. El tiempo no será quien cure sus heridas, Jonathan, sino tú. Así que arregla esto, ya.

Esto último lo dice en un tono demandante, casi dándole la orden a Jonathan.

―Y está vez has las cosas bien. ―levanta la cabeza encarando al más alto por unos centímetros―. Ya no queremos pasar por lo mismo, sé que cambiaste, pero ellos no, así que demuéstrales que has cambiado.

―Lo haré. ―asiente, conmovido―. Te lo prometo hermano.

Jotaro camina a la puerta y ambos pueden notar que quiere decir algo más, vacila entre salir o no. Se queda quieto dándoles la espalda, suelta un suspiro y Jonathan puede escuchar cómo murmura un «Yare yare».

―Italia. ―es lo único que dice.

―¿Qué? ―Jonathan se queda casi sin aliento ante la revelación y mira al pelinegro incrédulo, ¡Ahora sabía dónde estaban!

―No hagas que me arrepienta. ―dice mirando serio a Jonathan, luego apunta a Dio―. Y también lo digo por ti, le haces algo a Jonathan y no dudaré en venir a romperte los brazos y sacarte la mierda. No me importa que tus hijos se queden sin un padre.

―Lo entendió perfectamente. ―Jonathan asiente entusiasmado y aún incrédulo, sonríe como solo él puede hacerlo―. En realidad, ambos lo hicimos.

―Adiós hermano. ―dice con una media sonrisa para salir de ahí y encaminarse al auto para ir directo al aeropuerto.

―Sabía que iría a ver a tus hermanos, ¿Qué son esas cosas de ver a alguien? Ni él se la creyó. ―dice Dio mientras rodea los hombros de su amado en un cálido abrazo.

―Deja de molestarlo cariño. ―dice con una sonrisa sosteniendo el brazo del rubio y dándole suaves caricias―. ¿Cuándo será el día que ustedes dos se lleven bien?

―El día que me dé la menopausia.

―¡Uh!, entonces será pronto. ―sonríe arrugando la nariz.

―Idiota. ―también le devuelve la sonrisa y lo empuja levemente―. Vamos, los chicos ya están listos para salir.

―Sí. ―caminan sin soltarse, hace un gesto pensativo―. Sabes, me estaba preguntando qué estará haciendo Giorno allá en Italia.

―Probablemente leyendo un libro o meditando con Diego, él hace eso últimamente. ―se encoge de hombros.

―Si, yo también creo eso.

 

 

༄  Nápoles, Italia.

―¡Nara! ¡Busca a Gun o a Dio! ¡Giogio está tirando en el suelo del baño! ¡Está vomitando!

Passione estaba en la cúspide de la celebración (aun si ese día no estaba laborando), el club no estaba lleno de gente, pero si de bebidas y entusiasmo (de sobra) así que eso era lo único que los chicos necesitaban para perderse en la inconsciencia.

Y eso era, algo de todos los benditos días.

Hincado en el suelo con media cabeza metida en el inodoro y deseando ya el descanso eterno, en mente de Giorno solo había dos cosas. 1, nunca, en su maldita vida, volverá a aceptar una de las "bebidas experimento" de Okuyasu y 2, ¿Cómo demonios es que terminó así si él y los demás solo se habían reunido para hablar sobre la fiesta de Bruno y Joseph?

Es tan impresionante como es que pueden volver una simple reunión en una borrachera masiva, solo estaban ellos, pero de repente comenzó a llegar más y más gente, cuando finalmente Giorno supo que ya no se hablaría del tema fue cuando vio a Joseph y Bruno entrar al club.

De repente se comienza a cuestionar este grupo de amigos.

Giorno escucha que comienza a sonar Temperature rebotando las paredes, y como todos empezaron a gritar y a silbar como simios idiotas. De pronto todo el club se había vuelto un conjunto de gritos y bulla y su vista se sentía deteriorada por culpa de ese grandísimo cabrón (si, los efectos del alcohol lo vuelven mal hablado).

Suspira tratando de relajarse, se limpia la boca torpemente y se levanta chocando con la pared, camina hacia el lavabo echándose agua en la cara. Después de secarse la cara, se mira al espejo por unos segundos, sonríe grande enseñando los dientes y luego vuelve a su gesto inicial.

Ahora está caminando a la mesa donde estaban todos. Escucha cómo aplauden en su dirección y no entiende por qué, pero levanta los brazos con entusiasmo.

―¡Hey mírenlo! ―Mista lo abraza por los hombros cuando este se deja caer a su lado―. ¡Miren a mi campeón regresar y sobrevivir a una de las bebidas de Yasu!

Aprieta sus cachetes moviendo su rostro con cariño, Giorno ríe y sonríe más cuando le da varios besos en la mejilla.

―¡Grande Gio! ―Narancia aplaude empujándolo divertido.

 

Y se preguntarán, ¿En qué quedó la fiesta de Bruno Joestar? En absolutamente nada, ellos hablaron de eso al siguiente día mientras se habían ido a comer algo para "curar" su cruda realidad.

Porque aparentemente lo importante ahora para Mista (el organizador de la junta) era tomar tequila de los pechos de Giorno.

Antes de ese amistoso momento, Giorno recuerda estar sentado con Tiziano, Fugo y Anasui. Ni siquiera sabe cómo comenzó la conversación, honestamente, su mente solo recuerda fragmentos (como ya le estaba pasando últimamente).

―¡Gio! Tú nunca te preocupes del que dirán. ―Tiziano hablaba (o más bien gritaba por la fuerte música) haciendo ademanes torpes que delataban su ebriedad.

―Se sabe que hay personas allá afuera que nos juzgan y crucifican, solo por hacer lo que nos gusta. ―¡ah! Si, ahora recuerda porque, en su momento de ebriedad, les contó un poco de su sueño y porque no, sus inseguridades.

―Gio, nos miran tan mal y nos tratan como si tuviéramos el maldito sida. ―Anasui le gritaba casi al oído, ya que lo tenía abrazado por los hombros, Giorno solo asentía tomándose todo el vaso de cerveza, con un gesto le hace saber a Fugo que quería más―. Nos inventan y tiran tanta mierda que esto parece un maldito baño público, ¿sabes?

―¿Se supone que eso lo hará sentir mejor? ―dice Fugo quién tenía el mentón recargado en su mano. Los dos solo le hacen un gesto de guardar silencio y Giorno copia la acción también.

―¿Pero sabes qué? ¡A la mierda con todos! ―lo señala Tiziano―. Porque cuando estamos aquí, y esas personas dan un paso dentro de este lugar, llegan arrastrándose a nuestros pies, porque después de todo, todos tenemos fantasías sin cumplir, y adivina quienes las cumplen.

―¡Nosotros! ―dice Anasui eufórico―. ¡Por qué al final del día todos entienden que somos los mejores!

Ríen, pero de un momento a otro Tiziano se había puesto serio mirando a Giorno como un padre aconsejando a su hijo.

―Giorno, esto no se trata solo de mover el culo por unos cuantos billetes, esto va más allá.

―Me atrevería a decir que es un arte. ―para estar ebrios, ninguno de los tres lo aparentaba.

―El arte de la seducción. ―Giorno completa la frase.

―Para algunos esto es pasajero, para algunos esto es necesidad y para otros, esto lo es todo. ―señala el lugar.

―Para algunos, esto es su vida, y por eso se han quedado. ―Anasui mira a Giorno, su mirada cae―. Para algunos... Es, la única salida.

―Y por eso somos los mejores. ―Tiziano no se da cuenta del repentino cambio de Anasui y sigue mirando a Giorno―. Nacieron para ello y claro, ¿Quiénes somos nosotros para negarlo?

―Hemos liberado nuestros miedos y anhelos. ―Anasui retomó su compostura―. Luchan con el rechazo que la sociedad les ha mostrado.

―Como te pudiste dar cuenta, Giorno. ―mira a este quién se sentía melancólico sin razón―. Ninguno de nosotros viene con un pasado perfecto.

Giorno puede sentir como Tiziano ha recordado su vida o su pasado, porque ve sus ojos brillar bajo las luces neón. No de felicidad, de tristeza y melancolía.

―¿Pero sabes algo pequeño Giorno? Eso es lo que nos hace únicos, y lo que nos une como familia.

―Todos tenemos historias diferentes, pero justo aquí, tenemos tantas cosas en común, todos somos iguales. ―ambos lo miran con una sonrisa.

―Aquí puedes ser quien eres en verdad, sin ser juzgado o mal visto. Así que cuando tú dices que quieres jugar a ser el stripper ¿Sabes qué pienso? Que eso está jodidamente bien.

―El maldito streaptease. ―dice Fugo mientras muestra una pequeña sonrisa.

―¿Qué te puedo decir? ―habla Tiz con soberbia―. Nacimos para eso.

―Y no te creas. ―Anasui niega―. No es fácil llegar y solo despertar las fantasías más cachondas que alguien puede tener, ¡Pero no es imposible!

―Unos quieren ser doctores teniendo como sueño salvar personas. Otros prefieren algo más artístico como pintor, músico, escultor o cualquier otra mierda. Todo con el fin de aportar un bien a la sociedad.

―Tal vez educadores, científicos o contadores como el señor cerebro. ―apunta a Fugo.

―¿Y nosotros? ¡Por la mierda que también lo hacemos! ¿Qué sería de esa pobre gente que no tiene como liberar sus frustraciones o cumplir sus fantasías sin nosotros?

―Y ahora nos dices que este es tu sueño y a nosotros nos parece genial.

―Giorno. ―Tiziano toma su mano―. Si tu sueño es ser "Giogio" en quién te estás convirtiendo, entonces adelante, lucha por el.

―Si tu sueño es ser el mejor stripper que Italia puede tener entonces ¡A la mierda! Mueve esas caderas con ese instinto salvaje y seductor que sé que tú tienes. Mueve ese culo como si no hubiera un mañana, ¡Con verdadera pasión y devoción!

―¡Muéstrale al mundo quién eres y de que estás hecho! ―Anasui golpea el pecho del rubio con su dedo.

¡¡Muéstrale al mundo quién es Giorno Giovanna!! ―exclama Tiziano con verdadera determinación contagiando así al rubio.

―Enciende la chispa inigualable y crea en el mundo un deseo infernal por tenerte. ¡Hazles desear tocar el infierno solo por estar contigo!

―Recuérdalo Gio. ―dice Anasui pasándole otro vaso de alcohol―. Tú lo eres todo, así de simple.

―Porque cuanto tú estás en el escenario recuerda que tú eres el centro de atención. ―Tiz lo mira fijo―. Así que muestra quién manda ahí, aun si les haces saber que ellos dominan, tú sabes perfectamente quién tiene el control.

―Quieres ser el mejor y eso nos parece asombroso Gio, de verdad. ―asiente―. Tienes expectativas altas y por eso encajas perfecto aquí, porque aquí no somos conformistas.

―Así que, Giorno Giovanna. ―Tiziano lo mira de manera altanera―. Más te vale que cuando te veamos bailar, tengamos al menos una maldita erección entre las piernas.

Este solo asiente más que convencido y motivado. Se sentía entusiasmado y sus ánimos habían subido como el alcohol recorriendo su sistema.

―Siéntete especial, no a cualquiera le doy una hermosa plática motivacional.

Giorno mira a Fugo y este, quién había escuchado toda la conversación, le regresa la mirada asintiendo, por supuesto, dándole la razón.

―¡Pero una cosa si te digo Giorno Giovanna! ―los tres miran raro al ver la repentina postura de amenaza que tenía Tiziano―. ¡El jodido puesto del rey del twerk me lo llevo yo! Hermoso y caliente ángel de piel canela Honey Brandy, ¡Ese no me lo quita nadie!

―Por supuesto que no Brandy. ―Giorno niega―. Yo no podría mover el culo tan bien como lo haces tú, ¡Todo un profesional!

―¡Salud por eso! ―los cuatro levantan sus vasos chocándolos y bebiendo mientras ríen.

―Muchas gracias por eso Tiziano, realmente aprecio la gran aceptación que he tenido con ustedes, son lo mejor.

―Nada que agradecer rubio idiota. ―lo golpea juguetón―. Ahora eres uno de nosotros.

Si, ahora era uno de ellos y él estaba feliz.

 

Aun si no sabía exactamente lo que ser uno de ellos significaba.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

No les voy a mentir, por un momento olvidé completamente que el objetivo principal de esta historia era que Giorno se convertía en stripper. 👁️👄👁️
Me dejé llevar por el chisme, perdón.
Oh si, felicidades a los recién comprometidos, esperemos que cierto borracho no les arruine la boda (severo spoiler).

Chapter 36: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO. 032 ꒱

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ Pienso en todo lo que se ha cometido, y ahora pienso en todos los errores que se cometerán ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

Los días pasaban y con ellos el cumpleaños de las personas más queridas de Passione, Bruno Bucciarati y Joseph Joestar se acercaba.

Decir que se sentía emocionado sería mentir, honestamente Giorno siente ya ha tenido suficiente en las últimas semanas y eso se veía levemente en su cara.

Su rostro lucía medianamente cansado, no por el trabajo, sino por la vida que estaba llevando últimamente. Y es que todo estaba pasando de un día para otro que claro, su cuerpo estaba procesando todo de golpe y simplemente necesitaba un respiro.

Uno que Giorno no le estaba dando y que, probablemente, no le daría pronto.

Cómo ya se estaba volviendo algo cotidiano en el departamento, ver a su tío tirado en el suelo inconsciente no era novedad, verlo arrastrarse hasta el baño era casi diario y mirar como hace desastres era un fastidio porque sabe que él limpiaría después.

Pero nunca, en los meses que había estado viviendo con él o exagerando, desde que lo conoció, lo había visto así. Y es que verlo estaba por lo menos creando un pequeño sentido de ansiedad en él.

¿Cómo podría ayudarlo? Cuando es claro que Diego aparenta no necesitar ayuda. Y es qué ¿Desde cuándo su tío tenía ataques de ansiedad? ¿Y arranques de ira? ¿Desde cuándo tenía la necesidad de encerrarse en su cuarto casi una semana? ¿Y desde cuándo es que sintió la necesidad de empujar a Giorno fuera del departamento para llorar por...? ¿Nada? ¿Por algo qué Diego no entiende?

Giorno comienza a sentir desesperación, esa desesperación que Dio sintió en su momento, esa que Diego sin querer causa en quienes lo rodean, esa sensación que hizo a su hermano, alejarse de él.

Ahora Giorno está parado en la puerta del departamento, sus manos tiemblan y aprieta los labios, no quiere llorar. No cuándo siente que el alcohol aún habita en su sistema y piensa en que es eso lo que lo hace sentir así.

―Giorno.

No cuándo vio a su tío sentado mordiendo sus uñas ansiosamente.

―Tú sabes que nadie es perfecto, ¿Cierto?

No cuándo lo vio mover sus piernas sin parar.

―Pero justo ahora me siento una mierda ¿Sabes?

Pensativo.

―No querría que lo supieras porque la verdad me sentiría avergonzado al mirarte a los ojos.

Asustado.

―Pero hice cosas que están mal.

Arrepentido.

Giorno toca la madera recargando su frente en ella, se siente mareado y aprieta los ojos evitando que las lágrimas se derramen, no quiere llorar. No cuando ya había alguien más al otro lado de la puerta haciéndolo.

No ahora, no cuándo parecía que Diego perdía... Lentamente la cabeza.

 

✧༄

 

༄  12:16 PM

Las escaleras se sienten eternas, pero finalmente sale de ese edificio, ya había limpiado su rostro y ahora se dirigía a casa de Narancia (y no le sorprende que, en unos meses más, de Fugo) porque este les invitaba el almuerzo.

No era inusual, pero tampoco cotidiano, que Narancia ponga su casa para algo, hablando aquí entre nos, Narancia es de los que ponen cuarenta dólares y se termina casi todo el alcohol de la fiesta.

Dejando atrás ese ejemplo, Giorno camina hacia el departamento de Narancia aún sintiendo la carga en sus hombros por haber dejado a Diego solo. Pero es que realmente no sabía qué hacer, aún se siente alcoholizado y no quiere empeorar la situación. Él lo apartó y Giorno siente la necesidad de darle su espacio, trata de ser realista y comprensivo, claro, Diego siempre ha vivido solo, así que supuso que eran normales esas reacciones. No se siente extremadamente dolido porque su familia nunca fue perfecta, así que se siente acostumbrado al rechazo.

―Ciao. ―saluda el rubio, luego de entrar al departamento, traía consigo bolsas con un par de bebidas solicitadas en una llamada con Fugo.

Su saludo es respondido por todos, puede ver que estaban los de siempre. Aparentemente, Narancia, Fugo, Mista, Formaggio, Melone, Illuso, Giacchio, Prosciutto, Risotto y Bruno siempre iban a aparecer, pero aquí había algo extraño con este último, sí, estaba solo.

Se da cuenta de que algunos recién habían llegado, pero así como llegaban, comenzaban a preparar la mesa para sentarse a comer.

―Oye Narancia esto es una locura, ¿De dónde sacaste esa lasaña y toda esta comida? ―le pregunta Prosciutto mirando la mesa llena y como todos comenzaban a sentarse.

―Fue un intercambio. ―dice casual mientras toma asiento junto a Fugo, quién le servía un plato.

A todos (o a la mayoría) les había aparecido un enorme signo de interrogación en la cabeza.

―¡Oh! ¿Es otro intercambio de Pis-Comida? ―comenta Formaggio mientras tomaba una enorme cantidad de lasaña. Narancia asiente con una sonrisa.

―Explícate por favor. ―dice Melone asustado y disgustado a medio camino con plato en mano.

―Conozco un amigo que me da comida casera hecha por su abuela a cambio de mi orina para sus consultas médicas bimestrales.

―¿Qué? ―pregunta Illuso con medio pan en la boca.

―Si, yo le doy pipí limpia para que pueda seguir fumando hierba sin que su abuela le dé bronca, y a cambio yo tengo felizmente comida deliciosa.

―¿Para sus exámenes de detección de droga? ―pregunta Giacchio.

―Narancia, tú también fumas hierba. ―dice Risotto monótono mirándolo con un rostro que solo él podría catalogar como incrédulo.

―Oh. ―se queda mirando a Risotto por unos segundos, luego se encoge de hombros―. Bueno, hemos hecho esto varias veces, así que supongo que sus exámenes salieron bien.

―¿Eso es legal? ―le pregunta Melone a Giacchio.

―¡Claro que no! ―se expresa Illuso con histeria.

―¿Y tú no dices nada? ―le pregunta Giacchio a Fugo, se encoge de hombros.

―Solo sé que yo no seré quien lo saque de la cárcel.

―Eres una gran idiota, y estoy seguro de que en cualquier momento a ambos se les caerán este teatrito. ―dice Prosciutto tocando sus cienes.

―¿Acaso un idiota conseguiría comida técnicamente gratis? ―Narancia se mofa del rubio, quien se sentaba lentamente junto a su novio.

―Él tiene un punto. ―Illuso lo apunta.

―Santa mierda Nara, dile a ese tipo que por esta comida hasta cago para él. ―dice Mista mientras devoraba su plato como si no hubiera comido en semanas, Giorno asiente efusivo dándole la razón.

―Bruno, ¡Dile algo! ―le reprocha Melone a Bucciarati quien tan solo picaba y jugaba con la comida en su plato, pero al escuchar su nombre sale de su trance.

―Si uh, está realmente deliciosa la comida Narancia. ―dice con una sonrisa amplia y vuelve su mirada al plato. Esto hace que Prosciutto lo mire, seguidamente él y Risotto también se miran. Narancia solo lo mira triunfante.

[ ... ]

Se habían pasado ahí toda la mañana entre plásticas y risas. Ninguno de ellos tenía problema con quedarse incluso todo el día ahí. Prosciutto habría preferido ir a algún lugar con su novio, pero ver como Bruno prefería estar desparramado en el sofá mirando la televisión mientras se tomaba una cerveza y suspiraba cada cinco segundos en vez de charlar con los chicos como siempre lo hacía, se empezaba a cuestionar tantas cosas que optó por sentarse junto a él recargando la cabeza en su hombro. Sin preguntar, ni opinar, no por ahora.

Parece que ese era el plan de todos, o bueno, no realmente.

Mista tenía planes diferentes al caminar hacía Giorno con una sonrisa tímida después de voltear a ver a Bruno, quién solo le da un asentimiento con la cabeza y una sonrisa torcida.

―¿Gio? ―lo mira expectante―. Yo uhm, ¿tienes algo que hacer ahora? Quiero decir, ¿Tu tío te espera en casa?

La sonrisa de Giorno casi desaparece.

―En realidad no, tenía pensado estar aquí todo el día, ¿por qué?

―Porque yo, uhm-. ―no entendía por qué después de tanta puta interacción aún le costaba pedirle algo tan sencillo como una salida.

―Lo que mi torpe amigo quiere decir es. ―aparece Narancia para salvar el día―. Sí, te gustaría salir con él en una cita.

Mista lo mira alarmado y después mira a Giorno.

―¿Qué? ¡No! Bueno, quiero decir-.

―¿Ah, no? ―dice Narancia confundido―. ¡Ay! Entonces confundí todo, perdón Mista.

Se va rápidamente.

―¿No es eso? ―pregunta el rubio divertido―. ¿Entonces qué es?

―Quiero decir, si es eso. ―suspira en señal de rendición―. Solo no quiero que te sientas extraño o incómodo, y si no quieres está bien, puedo entenderlo, yo-.

―Mista. ―lo detiene antes de que comience su balbuceo de quince minutos―. Me encantaría salir contigo.

―¿En serio? ―habla con un brillo en los ojos.

―¡Si! ―asiente efusivo y se levanta rápidamente para ir por su chaqueta y el casco de Mista. Este lo esperaba en la puerta luciendo como todo un niño entusiasmado.

Entrelazan sus brazos y se van tan rápido cómo un par de ratones contentos salidos de Cenicienta (no tiene ningún sentido, pero esa fue la descripción que dio Narancia) mismo que solo los veía junto con Melone recargados en la mesada.

―¿Qué fue eso? ―dice con un rostro extraño jugueteando con un popote en su boca.

―Me recuerdan a mí cuándo Giacchio me dice en el club que si nos vamos ya, llegaremos a casa directo a c-. ―Melone es interrumpido por un pedazo de pan que Giacchio le mete a la boca.

La tarde hace acto de presencia y la inquietud de Prosciutto y ahora de Fugo también. El peli blanco también había notado el extraño comportamiento de Bruno, pero al igual que Prosciutto, no sabía como intervenir. Y es que desde el almuerzo, no se había levantado del sofá ni siquiera para recibir la comida que habían pedido en línea, aun si Narancia desde el baño se lo gritó a los cuatro vientos.

Finalmente, en la noche, sentían que ya era hora de partir y Bruno estaba tan hundido que sentían que se fusionaria con el sillón en cualquier momento.

Todos se estaban yendo más, sin embargo, Prosciutto esperaba por Bruno. En un murmuro le dice a Risotto que lleve a los demás a casa mientras él se iba con Bucciarati caminando a su departamento, este vacila, pero entiende que tal vez esos dos necesitaban tiempo a solas, así que acepta.

Y ahora Prosciutto y Bruno caminaban a paso lento por Nápoles con manos en sus bolsillos porque la época de frío comenzaba a hacer presencia en Italia. Bruno miraba sus botas y Prosciutto lo miraba a él.

Truena los dientes con su lengua y suspira tan fuerte haciendo que Bruno se exalte.

―Has estado ocultado algo. ―Bruno mira a Prosciutto incrédulamente sorprendido―. Soy tu mejor amigo Bruno, te leo perfectamente.

―Cierto, olvidé que eres muy observador. ―sonríe débil apretando los labios mientras metía las manos en los bolsillos de su suéter.

―¿Ha pasado algo? ―lo mira detenidamente, sobre todo sus labios que tratan de no temblar y no necesariamente por el maldito frío―. ¿Quieres hablar de ello o me pedirás que finja no saberlo nuevamente?

―Preferiría lo segundo. ―sonríe, pero los labios ya no podían ocultar nada, sus ojos no podían contener el agua y sin querer sus cejas se estaban frunciendo. Sabía que Bruno estaba a punto de derrumbarse frente a él, y ahora Prosciutto necesitaba saber por qué.

Bruno mira a otro lado, puede ver como la noche hace presencia, mira la calle llena de autos y como la gente ríe y charla en los tantos restaurantes y tiendas que los rodean.

Justo en ese momento, no estaba sintiendo nada de eso. No sentía ese cosquilleo cada vez que la noche aparecía la ciudad se llenaba de vida, en ese momento, deseaba no sentir nada. Mientras Proscuitto lo miraba, él veía como la gente pasaba, quienes lo volteaba a ver porque sentían su mirada lagrimosa, porque deseaba escapar de ese momento.

―Abbacchio terminó conmigo. ―fue un murmuro casi imperceptible, pero ahí estaba, y Prosciutto lo escuchó perfectamente. Estaba llorando, el labio inferior le temblaba y escuchaba como sorbía por la nariz.

―¡¿Qué?! ―no está sorprendido, pero si se siente un poco descolocado.

Vamos, no era la primera vez que pasaba, pero ciertamente se sentía cansado y hasta podía decir qué fastidiado. Fastidiado por lo obstinados que eran al querer aferrarse a algo que los lastimaba, sin embargo, no dice nada, ya que no quiere minimizar los sentimientos de Bruno.

―¿Cuándo? ―lo toma de la espalda para guiarlo a una banca mirándolo interesado.

―Hace dos días. ―dice con voz temblorosa limpiándose las lágrimas, dejándose guiar―. Me lo dijo en el club, pero estaba tan borracho que no le tome importancia, pero en la mañana lo hablamos y volvió a decirlo. Y al siguiente día fue definitivo Prosciutto, él ya no quería estar conmigo.

Esto último lo dice con un hilo de voz, casi se podía escuchar como un niño reprochando. Prosciutto no sabe qué decir, en su mente no había otra palabra más qué «No de nuevo».

―Así que ayer en la tarde me dijo que me fuera. Dormí en casa de Tiziano porque él lo sugirió, pero eso solo empeoró las cosas porque Leone creyó que yo en realidad estaba con cierta persona y no con Tiziano, y aun si Squalo le dijo que era verdad, él simplemente no quería escuchar nada.

―¿Pero por qué pasó? ―pregunta confundido tratando de entender cómo es que todo se salió de control―. Quiero decir, ustedes se veían bien incluso después de la pelea en el club con Diego, no entiendo.

―Yo tampoco lo entendía, pero al final me di cuenta. ―habla entre llantos―. Alguien ha estado metiéndole ideas a la cabeza desde hace mucho y él se ha creído todo, me echó en cara tan cosas falsas que eran realmente absurdas.

―¿Quién? ―se sentía molesto―. ¿Quién le dijo?

―No lo sé, él no quiso decirme. Pero sé que es alguien que conocemos. ―se cubre el rostro con sus manos sin dejar de llorar―. ¿Por qué es tan ingenuo? ¿Cómo es qué puede llegar a ser tan tonto?

Proscuitto hace una mueca acariciando la espalda de Bruno por unos segundos.

¿Y qué tal si no? ―dice el rubio en un murmuro más para él mismo que para Bruno.

―¿Qué?―detiene su llanto por un segundo.

―No te has puesto a pensar que tal vez, ¿Leone no está siendo ingenuo? ―no sabe con precisión si sería correcto decirlo o si suena cruel, pero Bruno debe afrontar las cosas.

―No, ¿por qué él haría-? ―pregunta confundido.

―Bruno. ―sostiene sus manos entre las suyas―. No has pensado que tal vez, ¿Leone sabe bien lo qué está haciendo?

―¿Sobre qué? ―el dolor que estaba sintiendo en ese momento no lo dejaba pensar con claridad.

―Tengo la sensación de que sabe perfectamente que lo que sea que está persona le está diciendo, es mentira. ―lo mira con pena.

―Pero, ¿Por qué? ―su labio tiembla―. ¿Por qué lo haría? ¿Acaso él ya no-?

―No quiero sonar duro contigo Bruno, pero creo que es tiempo de que entiendas que tal vez, ustedes dos no deben estar juntos. ―podía ver el dolor y la confusión en el rostro de Bruno, trataba de darle su mirada más comprensiva.

―Claro que no Prosciutto, Yo lo amo y sé que él también, hemos pasado tantas cosas que esto no puede terminar así. ―dice con voz entrecortada.

―Pero es que, es claro que Abbacchio lo único que intenta es apartarse de ti. Ambos sabemos que no es ingenuo, y no es de los que se creen cualquier cosa así como así. ―aprieta su mano―. Es claro que solo está poniendo eso como una excusa inicial.

―Él ha estado siendo muy injusto conmigo en los últimos meses, no entiendo por qué está tan enojado conmigo y ahora me dices que es por ¿esto?

―Creo que no te das cuenta de que tú también le has hecho daño, y es por eso que yo creo que deberían darse su espacio. ―acaricia la mejilla ajena―. Tú no mereces esto. Ninguno de los dos merece tratarse como lo han hecho.

―Nunca fue mi intensión hacerle eso Proscuitto. ―dice llorando fuerte y Prosciutto se ve en la necesidad de sostenerlo en sus brazos―. Yo nunca quise que esto pasara.

―Se que no, solo cometiste un error, pero yo te comprendo perfectamente. ―acaricia su espalda y besa su coronilla―. Pero justo ahora esto es lo que ambos necesitan para estar bien.

―Yo no puedo estar sin él. ―niega con un hilo de voz―. No puedo.

―Si, si puedes. ―dice con un rostro abatido tratando de no llorar porque le dolía tanto ver a Bruno así―. Vas a poder, y me tienes a mí, porque yo siempre estaría para ti.

Y mientras Bruno descargaba toda su tristeza en los brazos de su mejor amigo, Prosciutto recordaba cuando estuvieron en esa misma situación en el pasado. No entienden, nunca entendieron que ellos aún no estaban listos para volver, y ahora lamentaban por las consecuencias.

Supuso que por el momento Bruno viviría con él, puesto que su apartamento siempre perteneció a Leone. Muy estúpido de su parte no tener casa propia, pero el amor siempre hizo a Bruno un poco torpe.

Mientras caminaban de regreso a casa, Prosciutto miraba a Bruno de vez en cuando, sabía que aún se sentía afligido por la situación, pero también sabia que estaba tratando de luchar contra eso.

El rubio mantenía las manos dentro de sus bolsillos, no por el frío, sino porque tenía los puños apretados del enojo por pensar en la persona que se había atrevido a meter su nariz en donde no debe, y peor, haber sido uno de los motivos de esa ruptura.

Sea quien haya sido, espera nunca enterarse, porque ciertamente, se siente tan molesto que de sus manos no saldría con vida.

Por qué si, nadie se mete con una persona querida.

 

✧༄

 

༄  0 2:41 AM

El ahora rubio caminaba hacia la azotea del club con Gwess, ya que sus turnos habían terminado, le había dicho que podían subir a uno de los cuartos para descansar un poco.

Abre la puerta y se detiene en seco al ver a la chica tan familiar sentada en el sillón elegante rosa. Juguetea con sus manos, pero aun así entra y se acerca.

―Vaya, hola, Joy. ―dice sonriente sentándose en el otro sillón individual, parecía un niño viendo nuevamente a su madre―. Realmente estás aquí.

―Hola hermoso. ―responde Jolyne encendiendo un cigarro―. ¿Cómo estuvo tu jornada hoy?

―Bien, realmente estuvo tranquilo. ―se muerde el labio inferior y juguetear con sus pulgares.

Se enfrascan en una conversación bastante agradable a decir verdad, le sorprende que aún después de todo, Jolyne lo trate bien. Gwess eran tan escandalosa como siempre, pero no le preocupaba que los escucharan, Jolyne había pagado porque sea totalmente privado para ellos, por lo cual no fue sorpresa cuando vio a Diego unirse.

―Escuché un rumor bastante encantador ayer. ―dice Jolyne mirando al rubio, divertida―. Ya sabes, sobre Bruno y Abbacchio.

Esto hace que Diego mire a la chica tan confundido como interesado, Jolyne también lo miro por un segundo porque sabía que le interesaba.

―Dime, ¿Acaso tuviste algo que ver? ―pregunta regresando su mirada al otro rubio―. Porque si es así déjame decirte que lo hiciste excelente.

―Gracias. ―puede que eso haya sido aceptar el cumplido, pero ahora ya no se siente satisfecho en lo absoluto. No se siente bien.

―¿Tú de verdad hiciste qué Bruno y Leone terminaran? ―pregunta Gwess, incrédula. Melone se encoge de hombros.

―Abbacchio es muy fácil de influenciar. Y en realidad, creo que fue otro quién comenzó esto. ―dice mirando a Diego, el cual tenía un rostro difícil de descifrar.

―No importa quien haya sido el causante, aun si parece que Gogo deseaba haberse encargado de eso.―Jolyne se encoge de hombros―. Se logró y eso es lo que importa.

Solo Jesús de Nazareno sabrá de donde sacó Gwess ese pequeño pizarrón, pero ahora ambos escuchaban el sonido del gis arrastrarse por este, creando una larga línea blanca en el nombre de "Bruno Bucciarati & Leone Abbacchio".

Jolyne solo tenía una sonrisa ladina en el rostro mientras escuchaba como Gwess escribía más cosas. Los otros dos miraban atentos pero confundidos.

―Entonces, ya que tenemos una menos, como pueden ver, nos quedan tres. ―dice Gwess finalizando con una sonrisa.

―¿Por qué están ellos ahí? ―pregunta el rubio.

―Porque ellos mismos son el precio que tendrán que pagar, por meterse conmigo. ―exclama Jolyne con aura obscura.

―Y si Narancia sigue pretendiendo jugar en los dos bandos, él también estará aquí. ―dice Gwess con una mirada molesta.

―¿Qué tienen en mente?

―Es simple. ―Jolyne se encoge de hombros―. Intervenimos, actuamos y miramos como esto arde lentamente.

El rubio sigue luciendo inquieto.

―Diego. ―le llama Jolyne―. ¿Qué te parece Tiziano? ¿O ya has tenido suficiente? Porque debes de estar saltando de alegría por dentro ahora, ¿Cierto?

Lo dice tratando de detener al rubio quien se había levantado para irse.

―No hables por mí. ―dice después de dejar la botella de cerveza en la mesa.

―¡Ay! Vamos, dejemos la hipocresía a un lado. ―exclama Gwess en un gesto de incredulidad―. No te estamos juzgando.

―No creo que hayas hecho lo que hiciste para ayudarlos a reforzar su relación, ¿cierto? No, ni tampoco creo que hayas intentado pagar por hacerle eso a Leone para enseñarle una lección de vida porque te preocupas por él.

―Solo... Ya no haré nada. Tampoco hablaré de esto. ―dice para finalmente irse.

Gwess suspira.

―Qué difícil es ese chico.

―Cómo me encanta. ―el rubio suelta un suspiro―. Qué ganas tengo de ser Bruno a veces.

―Como sea. ―dice Jolyne molesta―. Entonces, ¿Prosciutto y-?

―Déjamelo a mí. ―habla el rubio rápidamente y ambas lo miran curiosas―. Quiero decir... Yo... Creo saber cosas.

―Claro que sí. ―comenta Jolyne en una pequeña sonrisa―. Y entonces...

―Oh, déjamelos a mí, el idiota de Kishibe nunca debió meterse conmigo. Además, ya tengo muy bien estudiado a su encantador novio. ―sonríe con malicia.

―Perfecto, Tiziano puede estar tranquilo entonces. ―sonríe―. Dejaremos que disfrute ver como todos ellos caen.

―¿Y tú qué harás? ―le pregunta el rubio a Jolyne. Esta le sonríe con un rostro que le inquietaba, sus sonrisas nunca parecían sinceras. Gatea hasta quedar frente a frente.

―Creo que tú sabes bien de quién me voy a encargar. ―toca la punta de la nariz del chico, regresa al sillón encendiendo otro cigarrillo.

El rubio mantiene el ceño fruncido mirando hacia otro lado, mordisquea su labio inferior y se muerde una uña ansiosamente.

―Bien, yo, uh, creo que me iré a casa ahora. ―el rubio se levanta de golpe, ya no quería seguir ahí.

―Está bien. ―Gwess le sonríe, estaba acostada en la cama.

―Cuídate. ―le dice Jolyne con una mirada seria―. Nos vemos en la fiesta.

―¿La fiesta? ―pregunta alarmado―. ¿Tú irás?

―Por supuesto, mi querido Joseph me espera ahí. ―muestra otra sonrisa socarrona.

―Claro.

―Oye. ―lo detiene al verlo vacilar.

―¿Si?

―No te sientas mal. ―ladea la cabeza―. Así las cosas deben ser.

Ni siquiera tienes ganas de responder, asiente sin más. Está bastante vulnerable.

Se despide con la mano y camina hasta la entrada de la pequeña habitación, escapando de ahí.

Jolyne suspira sin borrar esa sonrisa, después de mirar a Gwess y todo lo que había en la mesa asiente lentamente.

 

―Sí, sigue así... mi lindo Venus.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

¡Feliz víspera de año! ✨
Sigamos llenando este 2022 con más Passione. ❤

Chapter 37: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO. 033 ꒱

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ Baila mi corazón ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

┊┊You Make Me • Avicii. ┊┊

 

༄ Nápoles, Italia. Cerca de la casa FugoNara (algo así).

02:17 PM

―Entonces, ¿A dónde vamos? ―pregunta Mista, ambos caminaban a paso lento aún agarrado del brazo sin una dirección en concreto.

―Bueno, como tú me invitaste, supuse que tú sabrías a dónde. ―comenta divertido sin dejar de caminar.

―Ohm bueno, en realidad si, ¡pero tú también podrías decidir el lugar si así lo prefieres! ―comenta nervioso.

―Lo que sea esta bien. ―sonríe―. ¿Qué tienes en mente?

―¿Has ido a Florencia? Es esa pequeña plaza que tiene un boliche, un lugar de comida y una pequeña pista de patinaje sobre ruedas.

―Uhm, la conozco, pero en realidad nunca he ido. ―hace una mueca―. Mi padre la consideraba muy poco, ¿sofisticada? Además de que está casi escondida.

―¡Qué! Eso está muy mal Giorno. Debemos ir. ―decidido, toma la mano de Giorno y emprenden una caminata hasta dicha plaza.

La fachada por fuera podía ser demasiado desalentadora, con esas paredes casi gastadas y la pintura caída, Giorno comenzaba a cuestionarse como iría su día, pero toda esa negatividad fue alejada al ver lo realmente bonito qué se veía por dentro. Bastante moderno y bien cuidado, colorido por las luces y fresco aun si era subterráneo.

Pudo visualizar primero el gran boliche, qué tenía un mini restaurante y un escenario dónde tocaban música en vivo. Siguiendo pudo ver pequeños puestos de comida y otras cosas, juguetes y videojuegos. Era realmente entretenida, sin duda un lugar indicado para pasar el día.

Finalmente, casi al fondo estaba la pista de patinaje, era circular y alrededor había barandales para que la gente se sostuviera. La música sonaba por todo el lugar y había una bola disco en medio de la pista.

―¿Quieres ir ahí? ―le pregunta Mista al ver como el rubio miraba con una sonrisa a la gente divertirse en la pista. Este asiente y caminan hasta el lugar donde piden los patines. Ya que los tienen, se sientan en las pequeñas gradas qué están alrededor de la pista.

―¿Sabes patinar?

―Algo así, mi padre nos enseñó a mí y a mis hermanos cuando teníamos ocho y siete años. ―dice mientras se quitaba los zapatos―. Fue un desastre, ¿Has visto Malcolm el de en medio dónde el padre de Malcolm le enseña a patinar?

―Sí. ―dice mientras le pone el patín a Giorno.

―Pues básicamente fue igual, solo que mi padre no se puso a bailar Funkytown para que entendiéramos el punto. ―dice totalmente sarcástico y eso hizo reír a Mista. Giorno sonríe mirándolo por lo lindo que se veía.

―¿Y aprendiste?

―En realidad no mucho.

―Tal vez porque tu padre no bailó Funkytown. ―dice divertido terminando de amarrar las agujetas del rubio, este levanta sus pies mirando los patines. Aún mantenía su sonrisa.

―Si, tal vez es por eso. ―ríe y se levanta tambaleándose un poco, Mista le extiende su brazo para que se sostenga. Así, ambos patinan hasta adentrarse a la pista―. Incluso también Diego se ofreció a enseñarnos.

―¿Ah si? ―dice sonriente mientras sostiene a Giorno de ambas manos patinando de espaldas―. ¿Y qué tal estuvo?

―Doble desastre, por supuesto. ―rueda los ojos.

Sus movimientos eran cuidadosos y hasta temerosos. No había tocado una pista desde que él y sus hermanos intentaron hacer el truco de usar su patineta con los patines puestos.

El hospital fue como la segunda casa de los Brando por mucho tiempo (y las escaleras vieron como ellos tienen muchas formas de bajarlas).

―Nos hizo mantenernos invertidos de manos en el patio con los patines puestos por casi quince minutos. ―dice exasperante al recordar ese momento―. A mi hermano Rikyel le dio meningitis por eso.

―¿Por qué eso suena como algo que Diego haría? ―dice riendo.

―Porque lo es. ―dice de la misma forma, estuvieron así muy buen rato, esperando a que Giorno se adaptará a los patines, dieron vueltas por toda la pista hasta que se detuvieron en una orilla.

Giorno se sostenía del barandal, levanta su mirada al techo al escuchar como comenzaba a sonar You make me por todo el lugar.

―¡Amo esa canción!

―¡Yo igual! ―habla Mista emocionado―. ¡Ven!

Lo jala al centro donde estaba la bola disco girando comenzando a bailar con Giorno mientras patinaban.

―¿Recuerdas el video de esa canción y de las chicas que salen en el? ―dice tomando a Giorno de la cintura y haciendo que den vueltas sobre su propio eje.

―Sí. ―aprieta su agarre de la ropa de Mista.

―Narancia y yo solíamos trabajar de meseros en un restaurante de comida chatarra donde usábamos patines y uniformes ridículamente ajustados.

―¿En serio?

―Si, pero nos corrieron. A Nara porque al intentar hacer una pirueta tiró un letrero qué tenían adentro, y a mí por robarme el queso de los nachos. ―habla con diversión, da otra vuelta y lo aprieta más. Esta vez Giorno entrelaza sus manos en la nuca de Mista.

―¿Por qué eso suena como algo que ustedes dos haría? ―dice divertido recordando las palabras de Mista.

―Porque lo es. ―le da una vuelta a Gio en su propio eje.

 

« All my life, I've been
I've been waiting for someone like you, yeah ».

 

―Y si estuviéramos en un video así, ¿Tú serías el gran apostador Henry? ―pregunta Giorno mirando a Mista hacia arriba recargando su mentón en el pecho contrario.

―Solo si tú aceptas ser la camarera Mercedes. ―dice acariciando su mejilla. Gio asiente sin dejar de mirarlo.

Lo hacen durante varios segundos disfrutando la música.

―¿Será prudente en este momento decir que quiero besarte? ―dice Mista ya no sintiendo nada a su alrededor, solo viéndolo a él.

―Para nada. ―dice sonriente aun si se sentía nervioso por dentro―. He esperado mucho tiempo por esto.

―¿Entonces puedo?

―Si te atreves.

―Solo espero que no se manifieste Diego como el gran arruina momentos que es. ―dice divertido y Giorno rueda los ojos porque sabe que es verdad. Pero no hay forma qué sepa donde está a menos que lo haya seguido o que le haya metido un chip rastreador mientras dormía.

Ambos ríen y Mista se acerca lentamente a Giorno sosteniendo sus mejillas, Giorno lo agarra de las muñecas por si tenía pensado escapar.

Y así, con la música a tope, las luces centellantes y activas, las risas y el ambiente tan agradable, es como Mista se acerca a Giorno para compartir el beso más lindo que pudieron darse, el primero de muchos.

Tardaron varios segundos así, ambos sonrieron entre el beso, Mista sintiendo la calidez y Giorno sintiendo tantas cosas en ese momento.

Después de separarse Giorno abraza a Mista y recarga la cabeza en su pecho, el castaño lo acepta dándole un pequeño beso en la cabeza.

Posterior a eso, Giorno levanta su cabeza para mirar a Mista.

―Solo espero que no haya ningún ex celoso Chang. ―dice divertido retomando el tema del video, Mista ríe entre dientes.

―No lo creo. ―carga a Giorno tomándolo por sorpresa.

―¡M-mista! ―se ríe y lo abraza como un bebé, enrollandose de brazos y piernas.

―¡Sostente! ―comienza a dar vueltas por la pista para agarrar vuelo, y como todo un profesional, da vueltas sobre su propio eje aún con Giorno en sus brazos. Este solo gritaba al sentir como le daba vueltas muy rápido y lo abrazaba más fuerte.

Las pocas personas qué había solo los miraban curiosos por lo posiblemente idiotas qué ambos se veían. Cuando se detiene Mista lo baja lentamente, este se tambalea y el castaño ríe al ver lo tierno que se veía despeinado por el aire, así que acomoda su cabello.

―¡Eres un idiota! ―golpea su hombro levemente haciendo reproche―. Casi vomito.

―¡Pero fue divertido! ―dice besando sus labios en un corto beso.

Estuvieron mucho tiempo ahí hasta que a Giorno le dio hambre, por lo que se detuvieron en un restaurante de comida.

[ ... ]

Después de eso, ambos caminan sin rumbo teniendo más atención en ellos qué hacia donde iban, por lo que cuando se dieron cuenta ambos habían llegado a una pequeña colina bien cuidada llena de flores donde muchos iban a pasar el rato o a tomar fotos porque desde ahí se podía ver la playa.

Ambos se sientan en una banca qué había ahí y Giorno nunca suelta el peluche de oso café qué Mista compró para él en una tienda japonesa qué había por ahí.

Habían comprado cervezas y gomitas para Giorno. No sabe cómo (o tal vez si) pero terminaron hablando del club y todo eso, así como también de lo que acababa de pasar hace horas atrás (¿El beso, los coqueteos y la obvia atracción, qué ambos sentían por el otro? Si eso).

Mista suspira jugueteando con la lata.

―A pesar de que luzco como un "Don Juan" como todos me describen. ―hace un entrecomillas sarcástico―. La verdad es qué no es así, nunca he ido más allá del baile, qué hasta donde me limito porque ese es mi trabajo.

Giorno lo miraba con atención, asentía cada vez que este lo miraba. Quería dejar las cosas claras, odiaba los malentendidos y por alguna razón quería comenzar a crear ese vínculo con Giorno.

―Todas buscan un poco de mí y al parecer yo ni tengo ningún problema con dárselos. ―ríe―. Soy muy considerado y amable.

―Bastante. ―dice Giorno levantando una ceja.

―Gunslinger es solo un personaje, sabes. ―dice mirándolo―. Incluso podría decir que un álterego, pero no es algo que me representa con autenticidad.

Giorno se acerca hasta estar sentados casi hombro a hombro, Mista suspira y después mira a Giorno con un rostro decidido.

―Estoy orgulloso de quien soy y de lo que he logrado, pero eso no quiere decir que mis objetivos no van más allá de solo bailar para sobrevivir y por hacer realidad los sueños húmedos de alguien más.

Giorno no entendía a que venía eso, pero si le conmovía bastante.

―No te voy a mentir Gio, soy muy malo ligando. ―habla entre risas, luego le muestra una sonrisa tonta―. Pero desde que te conocí me di cuenta de que algo estaba pasando conmigo.

Este ladea la cabeza.

―N-no me malentiendas, no es que sea malo o que te esté culpando. ―dice rascándose la nuca―. Es solo que nunca me había sentido así y soy bastante torpe demostrando lo que siento, justo como ahora.

Giorno sonríe acariciando su cabello.

―Tu torpeza me parece algo sumamente lindo.

Mista ríe sintiéndose un poco alivianado de que Giorno no vea al tremendo idiota qué tiene a sus pies (Giorno si sabe al tremendo idiota qué tiene a sus pies, pero tal vez eso fue lo que lo enamoró).

―No sabía exactamente qué hacer, así que te traje a esta colina para mirar el atardecer, ¿E-es muy tonto, verdad? ―sé siente nervioso y avergonzadamente preocupado―. Incluso traje un par de golosinas que sé que a ti te gustan, las comes todo el tiempo en el club.

Giorno ríe.

―No pude haber pensado en un mejor lugar qué aquí. Y ya te lo he dicho Mista, no me importa donde estemos, mientras estés tú ahí a mí me encantará. ―dice con una sonrisa encantadora.

―No sé cómo lo has hecho pequeño Gio, pero te has convertido en alguien muy especial para mí.

Al decir esto Giorno no puede sentirse más dicho, sus ojos brillan y su rostro muestra conmoción. Se siente en el cielo y de ahí ya no quiere bajar si su corazón ya no tendrá esta sensación que siente como en ese momento.

―Y yo. ―lo mira abatido de repente―. No sé qué puedo hacer para poder ser perfecto para ti, Giorno.

El rubio frunce el ceño, sintiéndose confundido por esa repentina inseguridad.

―S-sabes qué incluso yo soy capaz de dejar ese trabajo si así tú me lo pidieras Giorno. ―habla hasta con desespero apretando la mano del rubio, traga saliva―. Sé que no me haría feliz p-pero con el tiempo estoy seguro de que seré capaz de adaptarme y superarlo.

―N-no Mista. ―Giorno preocupado, acaricia su mejilla.

―Podría buscar un empleo más decente si es necesario-.

―Mista. ―Giorno detiene toda la palabrería nerviosa qué el castaño estaba soltando. ―No.

―¿No? ―dice vulnerable. Giorno suspira tomando al castaño para que lo mire.

―Yo te conocí siendo Gunslinger y así te acepto, te quiero así porque sé que todo esto es lo que conlleva ser tú.

―Pero-.

―Nunca te voy a pedir tal cosa porque esto es lo que amas y vives por ello, esto es parte de ti y yo no me sentiría capaz.

―No quiero que eso cause problemas en el futuro.

―Entiendo el punto y sé que tienes razón. Puede haber muchos factores qué traiga eso como los celos o la desconfianza. Pero eso es algo en lo que vamos a trabajar si realmente, tú, bueno, quieres algo.

―Creí que había sido muy obvio desde que te conocí qué me gustabas. ―hace un puchero. Giorno ríe y le da un pequeño beso en los labios.

―Yo confío mucho en ti Mista. Y bueno, por ahora no hay nada oficial entre nosotros, pero... ¿Lo podríamos intentar?

Las manos le estaban temblando como un vulnerable en Alaska al hacer esa pregunta, pero lo disimulo como un campeón (mentira, Mista sentía sus manos temblorosas en ambas mejillas, pero no dirá nada o empeorará y se arrepentirá).

Mista siente el alma tan ligera, se siente feliz y suspira de alivio. Asiente eufórico y ambos se besan de la emoción.

―Aun así, espero que respetes esto y que me respetes a mí. ―dice Giorno en advertencia.

―Totalmente. ―asiente―. Aun si me dices que no estás listo, yo estoy dispuesto a esperarte todo el tiempo que sea necesario.

―Y me tranquiliza bastante escuchar eso. ―dice tranquilo.

Después de un rato, ambos compartían golosinas viendo cómo el sol comenzaba a bajar.

―Si te soy sincero, yo no tengo ningún problema con que sigas bailando en Passione. ―le muestra una sonrisa traviesa―. No me molestaría ver como le bailas a esas mujeres.

―¿En serio?

―Sí. ―dice mirando al frente―. Es divertido ver como las limitas.

Porque él ha visto como Mista no permite qué lo toquen ni siquiera un centímetro, y le da más emoción saber que es por él. Porque Bruno ha dicho que antes de su llegaba Mista si se dejaba tocar.

―Y es divertido saber que todo eso que ellas desean sentir y tocar, ya es exclusivo. ―dice divertido.

―¿Ah, si?―se queda sin palabras, pues no se esperaba eso.

―Sí. ―lo mira―. Porque ahora me va a pertenecer a mí.

Dice decidido y Mista no va a mentir diciendo que no se estremeció ante esa confesión levemente posesiva, le encantó y mientras venga de Giorno él va a ser un maldito perro si así se lo pide.

No hacen otra cosa más que besarse después de eso y admirar el atardecer hasta que este se vuelve noche.

[ ... ]

Decir que Giorno se la pasó sensacional con Mista no sería exagerar, nunca lo es, porque pasar tiempo con él es toda una experiencia. Una sensación dónde el tiempo vuela y la necesidad de más es imprescindible.

Como era de esperarse, el tiempo con Mista pasó tan rápido qué casi se siente injusto, es por eso que ahora se encaminaban al departadiegosaurio, Giorno con un peluche qué Mista le compró en una tienda japonesa qué había ahí.

―Bueno, te dejo aquí, sano y salvo. ―dice Mista cuando ambos llegan a la puerta.

―Muchas gracias por lo de hoy, me la pasé increíble.

―Lo mismo digo, realmente espero que pronto podamos salir de nuevo. ―dice sonriente y ambos se quedan mirandose como idiotas, sin darse cuenta de que un Diego con pijama, mascarilla en la cara y una taza de té los miraba desde la puerta.

―Qué bonitos se ven. ―dice sarcástico como una mamá que esperó a su hijo hasta que llegara a casa.

―¡D-diego! ―exclama Giorno asustado porque no lo vio.

―Tú, adentro. ―señala el interior―. Y tú, a la perrera de donde saliste.

―Y tú, a la casa del terror de donde te escapaste. ―dice Mista divertido por lo ridículo que se ve.

―Cierra la boca idiota. ―dice molesto. Ambos se miran con una sonrisa, pero después la de Mista se borra.

« No, no te atrevas pequeño Gio ».

« ¿Porque no? ».

« Diego me matará ».

« ...No lo hará ».

« No lo hagas ».

Y en un movimiento rápido, Giorno toma a Mista de las mejillas plantándole y beso que hizo que a Diego casi se le cayera el té.

« ¡Giorno! ».

―¡No vemos luego, Mista! ―grita Giorno en el interior ya que había corrido como loco después de besar a Mista enfrente de Diego.

―Jeje, eh, yo. ―dice repocediendo lentamente―. ¡Adiós!

Grita desapareciendo de ese lugar a como de lugar.

 

Diego habló mucho con Giorno esa noche. Y esa misma noche, antes de acostarse, Giorno recibió un mensaje de Mista qué le hizo sonreír.

 

Gun

Espero que te la hayas pasado muy bien hoy conmigo 👉👈

✓✓ 09:21 p. m.

Sin duda. Estaba contigo así que claro que me la pasaría bien.

✓✓ 09:21 p. m.

¡Me alegra leer eso!
¡Ah! ¡Entonces esa no será la única cita, Giorno Giovanna!

✓✓09:22 p. m.

Hehe, espero que no.
Y también espero que no sea la última...

✓✓09:24 p. m.

Y con ese último mensaje bloquea el celular, durmiendo así con una estúpida sonrisa en su rostro.

 

✧༄

 

Los días pasaron tan rápido cómo el continuar de los segundos que cuando se dio cuenta ya era lunes. Bendito lunes y lo que conllevaba, un refrescante descanso.

Estaba sentado en el sofá de Mista con palomitas en su estómago mirando una serie en Netflix. Decir que a los demás les sorprendía verlo en casa de Mista sería mentir, normalmente se encontraba ahí cada vez que su tío comenzaba a llevar chicas al departamento o cuando simplemente, no lo quería ahí.

Nunca se lo dijo directamente, pero Giorno no es estúpido y puede darse cuenta cuando alguien no desea su presencia. No le molesta, pero ciertamente le inquieta, quiere saber por qué.

Mista se sienta junto a él con unas latas de cerveza, el rubio, preparándose mentalmente para tener al fin un día tranquilo, sin disturbios, planes o fiestas repenti-.

―¿Si? ―contesta el rubio al sentir como su teléfono vibraba como loco.

―¡Giogio, hola! ―era Narancia, se escuchaba entusiasmado―. Haré una fiesta destructiva por mi cumpleaños hoy, ¿te apuntas?

―Pero, tu cumpleaños ya pasó. ―contesta confundido, recordando aún esa destroza y horrible resaca.

¡Eso es lo de menos! ¿Entonces vienes? ―toca sus sienes meditando unos segundos, después de un suspiro responde.

―Está bien. ―contesta resignado.

―¡Estupendo! Será en el departamento de Panni, también dile a Mista. ―dice al saber que ambos estaban juntos.

―¿En serio Fugo dejó que hicieras fiesta en su casa? ―pregunta Mista incrédulo cerca del teléfono después de que Giorno le notificara lo que le había dicho y poniendo el alta voz.

¡Si! ¡Él fue realmente accesible!

―¿En serio?

 

[ ... ]

*Llamada entrante*

―¿Nara?

―¡Mi Panni! ¡Adivina! Hoy hay fiesta, ¿Vas conmigo?

―Uhmm, claro, ¿Dónde será?

―Hehehehehe en tú apartamento.

―¿¡Qué!? ¿¡Cómo que en mi casa!? ¡NARANCIA! ¡HIJO DE-!

―LO SIENTO MI PANNI PERO YA ESTÁ HECHO ASÍ QUE NO PUEDES NEGARTE, ADIÓS, SABES QUE TE AMO.

*Llamada finalizada*

[ ... ]

 

Bastante fácil.

―Claro. ―dice Mista dudoso―. Está bien, nos vemos en un rato.

―¡Perfecto! Si pueden, lleven cervezas y cigarros.

¡Y condones! ―escuchan como Formaggio grita de fondo.

¡Opcional! ―dice Narancia―. ¡Nadie tendrá sexo en la casa de Fugo!

Eso último lo decía más para Maggio y cualquier otra persona que estuviera con Narancia qué para ellos.

Después de colgar Giorno solo suspira y se acomoda más junto a Mista para seguir viendo la televisión.

 

✧༄

 

 08:10 PM

Para ser bastante temprano, la casa ya estaba patas arriba y como Narancia nunca miente, lo que tenía de ruidosa lo tenía de destructiva y así fue. En casa paso qué daba Giorno solo podía pensar en la limpieza qué Fugo iba a tener que hacer al día siguiente.

Al buscarlo puede verlo acostado boca arriba en su mesada mientras Narancia le empina una botella de Smirnoff, puede ver a los demás a su alrededor gritando.

Bueno, al menos va a poder decir que se la pasó bien.

Y como Giorno tampoco se quería quedar atrás, tan pronto como llegaron, Mista llevó para ambos vasos de cerveza. Mueve su cuerpo por el apartamento hasta ver a Bucciarati y los demás, se siente un poco descolocado al ver a Bruno beber por primera vez más, no hace preguntas.

Así como tampoco hace preguntas del porqué solo venía con Prosciutto y Risotto.

 

 10:47 PM

A las diez es cuando Giorno ya comenzaba a ver los colores más vivos y todo retorcidamente borroso, Melone solo se reía por cómo se veía, como un bebé confundido.

Narancia y Mista cantaban con pasión en el karaoke de la sala Big Poppa (una de las canciones favoritas de Mista) y todos los demás se sentían ambientados con el par.

 

 12:20 AM

A las doce, todo estaba por el subsuelo. Giorno no estaba mejor, más bien si, si se sentía de lo mejor. Porque estaba en el sofá de Fugo, ebrio, encima de Mista, besándolo mientras este lo apretaba por la cintura.

Y ni siquiera podía escuchar a Narancia y a Formaggio borrachos echándoles porras a solo unos centímetros o a Okuyasu vomitando en la maceta de Fugo porque él estaba más ocupado tratando de comerse a Mista.

Y Mista solo se dejaba querer porque ¿Quién era él para negarle algo a Giorno?

Y habrían seguido de no ser porque Prosciutto apareció y le dio un golpe a Giorno en la cabeza haciendo que este se reconecte al mundo actual.

―Aquí no, idiotas. ―dice abrazándose a sí mismo por el frío―. No en el maldito sofá.

―Prooos. ―responde Mista molesto, Prosciutto solo niega con una sonrisa por cómo se veían ambos. Con la boca ligeramente roja, seguramente porque estuvieron horas besándose maldición.



༄  02:39 AM

A las dos es cuando todos comenzaron a irse. Prosciutto llevaba las cosas de Bruno y de él, Risotto llevaba al pelinegro cargando. No estaba perdidamente borracho, pero Bruno nunca fue demasiado tolerante con el alcohol.

El rubio se acerca a Mista y Giorno. Todos estaban cerca de la entrada.

―Gun, lleva a Giorno a su casa. ―le dice Prosciutto viendo cómo el rubio apenas se sostenía, Mista tenía alcohol en su sistema pero aún la suficiente cordura como para manejar bien.

―Seeh. ―dice riendo nerviosamente―. Yo creo que eso no se va a poder.

―¿Por qué no?

―Bueno, digamos que Diego me matará si regreso a Giorno borracho otra vez.

―No creo que sea para tanto.

―Y además, estoy vetado del reino jurásico. ―dice riendo aún nervioso refiriéndose al departamento de Diego, Giorno asiente con la cabeza y con el dedo índice.

 

[ ... ]

―Uhmm.

«Encontrará la paz interna solo si escucha a su corazón».

―Umm. ―Diego asiente con los ojos cerrados, sentado en pose de indio.

« Silencie su mente, encuentre en usted la luz y enciendala».

―... ―inhala, exhala.

«Trate de respirar profundamente, vacíe esos pensamientos negativos y acciones que le hagan-».

―¡HOJE E UM DÍA DE SOL, ALEGRIA DE XODO, MEU DEVER DE VERAAAAAAAAO! ―entra Giorno cantando y bailando ridículamente, detrás de él venía Mista con las manos arriba y moviendo las caderas, ambos creando un escándalo.

―¡TE TE TE TE RE TE! ―continuaba el castaño la canción, interrumpiendo ambos la sesión de meditación de Diego de las tres de la madrugada.

Diego tan enojado como asustado porque no sabía si Giorno estaba cantando o estaba embrujando la casa.

―¿¡Qué demonios?! ―dice levantándose del tapete, ambos lo ignoran y siguen bailando, ya que aún seguían ambientados por la fiesta de carnaval en la que se colaron ―.  ¿Qué les pasa?

―¡TE TE TE TE RE TE! ―canta Giorno.

―Oigan. ―sigue sin ser escuchado.

―cALANGULANDO-.

―¡OIGAN! ―gruñe ya harto y los dos se detienen tratando de ponerse lo más firmes y Giorno tratando de no hacer notar que está viendo cinco Diegos. Ambos se tambalean graciosamente―. ¿¡Qué demonios les pasa!?

―Yo solo quiero decir que-. ―comienza el rubio, por un momento se sintió verdaderamente mareado por lo que se va para atrás, trató de sostenerse de Mista, pero no llegó así que cae al suelo, quedando dormido en el proceso.

Diego ni siquiera se inmutó, estaba parado con los brazos cruzados y apretando la mandíbula, solo siguió los movimientos de Giorno hasta el piso con los ojos. Mista ni siquiera se movió un centímetro.

―¿¡Me puedes explicar por qué mi sobrino, quién dijo que iría contigo al teatro San Carlos, está inconsciente y alcoholizado en mi piso a las tres de la madrugada!?

―Uhm... ¿Juventud? ―dice asustado.

―¡Dame una razón para no matarte! ―exclama como todo un papá furioso.

―¡Fue idea de Giorno! ―exclama señalando al rubio posiblemente muerto.

―¡No sería idea de Giorno ni aunque le cortaran un huevo como amenaza!

―¡Él me dijo que le gustaba Brasil!

―¡Lárgate de mi casa antes de que mande tu maldito culo a Brasil, idiota! ―dice apuntando la puerta, camina rápidamente y cuando Diego lo ve bajar las escaleras le grita―. ¡Y no quiero verte por aquí en lo que resta del año, bastado!

[ ... ]

 

―Y eso no es todo. ―dice el moreno entusiasta.

―Ok entendí el punto. ―detiene su palabrería―. ¿Entonces qué harán?

―Irnos a mi casa, claro. ―comenta como diciendo lo obvio.

―¿Estás... seguro? ―pregunta con cautela.

―... ¡Si! ―Prosciutto lo mira por esa respuesta un tanto vacilante―. Quiero decir, si, ¿Por qué no?

Sabía a qué se refería, pero honestamente no quería hablar de eso, incluso comenzaba a incomodarle tratar con ese tema.

Pros suspira, pero los deja ir alegando que por favor tengan cuidado y que manden un mensaje cuando estén en casa sanos y salvos.

Mista asiente y carga a Giorno como a una novia cuidadosamente caminando hasta llegar a su motocicleta. Dudaría bastante llevarlo, ya que sería demasiado peligroso, pero el rubio ya se veía un poco mejor, por lo cual no le vio problema.

 

En el camino, Mista los llevó hasta un puesto de comida callejera en donde pidió trapizzino para bajarle un poco la borrachera a Giorno que parecía estar a punto de dormirse sentado en la banqueta.

Estuvieron más de una hora charlando y riendo, Mista dandole de comer a Giorno mientras este hablaba de cosas que veía o recordaba. Creyó que ya era tiempo de irse cuando vio que el rubio ya parecía una persona decente, así que sin más se dirigen a su apartamento.

Aun así, el sueño ha sido el mayor combatiente de Giorno últimamente, por lo que Mista tuvo que cargarlo hasta la puerta de su casa. Cuando entran, el castaño se siente descolocado porque Giorno parecía estar más despierto que nada, por lo que sintió esa vileza del más joven.

Ese pequeño cabronsito, se hizo el dormido para que lo cargara hasta aquí.

Giorno se estira y se queda un momento quieto porque se sintió mareado de repente, Mista solo lo mira curioso sin decir nada. Después de ese gracioso momento, Giorno camina hasta adentrarse a una habitación que estaba con la puerta abierta.

―¡Wow Mista! No sabía que tenías todo un set gamer aquí. ―dice echándole un vistazo a la moderna habitación.

―¡Ah, si! ―sé sienta en la silla negra que con un control hizo que las luces LED que tenía en las orillas se encendieran―. En realidad lo compramos entre Narancia y yo.

―¿En serio? ―dice agarrando un funko de Chucky probablemente propiedad de Narancia.

―Si, ja, ja, ja, no sabes la cantidad de veces que Fugo se ha llevado a Nara de los cabellos porque se la pasa jugando aquí casi todo el día.

Giorno ríe echando su cabeza atrás, imaginándose las escenas que esos dos harían aquí y como Mista solo vería recargado en el marco de la puerta. Mista aún se distrae jugando en la silla por lo que se sorprende cuando Giorno se sienta en su regazo quedando frente a frente.

Entrelaza sus dedos en nuca de Mista y se acerca lentamente, entregándose así a un beso entre juguetonas sonrisas.

¿Qué me pasa contigo?

―Veo que te gustó mucho ese beso que te di allá. ―dice Mista divertido mirando a Giorno que le peinaba delicadamente el cabello castaño.

―Si, mucho. ―comenta sonriente, aun si siente su corazón latir como loco―. Y siento que no he tenido suficiente.

Hace un puchero y se inclina para besarlo, Mista lo recibe gustoso entre sus labios y brazos. Se separan y Giorno lo mira con un brillo tierno en los ojos.

―Y pienso que nunca tendré suficiente. ―lo mira casi serio, sentía que se estaba escuchando bastante intenso, temía asustar al castaño.

¿Dónde estuviste escondido cuando más te necesité?

Mista solo lo mira por unos segundos con una conmoción, una reacción que alivianó el corazón de Giorno porque lo estaba aceptando.

Realmente eso ya no importa cuando te tengo mi lado ahora.

―Espero que nunca tengas suficiente de mí, porque siento que yo nunca me cansaré de ti, Giorno Giovanna.

Te protegeré y tú me sostendrás, así podremos llamar esta casa, nuestro hogar.

Una parte de Giorno podía decir que Mista solo estaba siguiendo el juego porque creería que seguía ebrio, pero no, Giorno no se sentía borracho para mentir, pero si para decir algo que tal vez le costaría decir sobrio. Y aun si Mista lo cree, Giorno se iba a asegurar de repetirlo mañana.

Es así como Giorno había recostado su cabeza en el hombro del castaño durmiéndose pocos segundos después, Mista solo se mecía en la silla mientras acariciaba la espalda del rubio, recargando su cabeza y suspirando de satisfacción por lo felizmente conmovido que se sentía.

 

Y el amor hacia una mueca, porque el destino sabía que eso no le duraría.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

¡Gracias por la paciencia, realmente intento dar lo mejor en cada capítulo! ✨
Y muchas gracias por los mensajes y el apoyo que le dan a esta fic, realmente me motiva a seguir escribiendo! 💕

Chapter 38: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO. 034 ꒱

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ Estoy borracho y soy un idiota pero estoy enamorado de ti, ¿Qué hacemos al respeto? ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

 Nápoles, Italia. Passione.

Sábado,  06:30 PM

Rohan se encontraba sentado a unos centímetros de esos idiotas con falta de rehabilitación leyendo una revista, aunque realmente no sabía qué decía sobre Kylie Jenner y su embarazo, pues su mente se encontraba en otro lado. Miraba distraídamente como charlaban siendo tan escandalosos como siempre.

Tan felices, justo como siempre se mostraban.

Con lentes Prada negros qué ocultan las consecuencias de malas decisiones y escondían al mundo la vulnerabilidad qué lo envolvió la noche pasada cuando Josuke no apareció.

«Eso le pasa a Rohan por ser tan confiado y creer plenamente que tiene control sobre Josuke».

Siente la necesidad de morder sus uñas ansiosamente, pero lo descarta al saber que puede dañar sus lindas manos en el proceso.

«Es obvio que no Bruno, yo ya me lo esperaba».

Su molesta manía de guardar las cosas que no necesita en su mente le hacían sentir fastidiado.

«Su relación es tan jodida, tal vez no lo nota porque está muy metido en su mundo lleno de egocentrismo».

Se siente tan molesto al ver como todos piensan que es estúpido, sordo y que por la mierda no notará como hablan de él como si conocieran realmente lo que pasa.

«Está tan cegado qué piensa una y otra vez que todo es perfecto. Aunque yo creo que en el fondo sabe que es mentira».

Nadie más que ellos saben la verdad, pero entonces, ¿Por qué todas esas charlas a sus espaldas resuenan tanto en su cabeza? Como un mecanismo constante, qué lucha por decirle algo, algo de lo que él estaba escapando.

«Aun si el propio Josuke se lo dijera en la cara».

Él no necesita todas esas miradas preocupadas y empáticas, ni esas palabras de mierda qué se dirigen para su bienestar y para que, de una vez, abra los ojos.

Pero tal vez esa es la cosa de la que él huye, tal vez en el fondo, muy en el fondo, se niega a darse cuenta de que ahí no es.

Tal vez, el grandioso y majestuoso Kishibe Rohan, aún no ha traspasado el suficiente dolor como para soltar.

O tal vez, él ya está comenzando a notar, que a su lado, no debe estar.

 

―Y saben que es lo más jodido de todo eso? ―dice Narancia entre risas.

―¿Qué? ―pregunta Bruno expectante esperando a que el pelinegro continuara con su relato.

―Que la chica que le mandó el mensaje a Maggio le dijo que era sorda. ―trata de no reír―. Y este idiota le mandó un audio de voz.

Esto último lo dice en un hilo de voz, lo cual lo hizo más gracioso, y es por eso que Fugo embozó su sonrisa con una mano, no por la idiotez de Formaggio como tal.

Bruno y Prosciutto solo lo miraban incrédulo por lo jodido qué fue.

―Tú sin duda te vas a ir directo al infierno. ―le dice Prosciutto a Maggio quien solo reía y le da un zape.

Rohan solo rueda los ojos y se levanta para irse. Casi nadie le toma demasiada importancia, excepto Bruno y Tiziano, quienes sabían perfectamente por qué estaba tan inquieto y la tristeza que escondía detrás de esa indiferencia.

Se miran simultáneamente y Tiziano no puede evitar darle una mirada molesta a Bruno mientras niega con la cabeza. El pelinegro hace una mueca mirando por última vez el lugar al que se fue, el baño.

―Hola chicos. ―Weather entra apresuradamente.

―Hola encanto. ―dice Tiziano siguiéndolo con la mirada y dándole una sonrisa entusiasta. Melone lo mira como un idiota.

Este ya no responde y básicamente los ignora dejando sus cosas para prepararse, ya que tenía que estar como seguridad afuera en el club.

―¿Él siempre ha sido así? ―le pregunta Giorno a Bruno―. Cómo ¿Antipático?

―Oh sí. ―dice Narancia metiéndose a la plática (como siempre)―. Él es así incluso con Anasui.

―Veo que ambos son muy unidos. ―dice Giorno―. A su manera claro, ¿Cuál es su historia?

Narancia pone una cara pensativa.

―En realidad no sabemos mucho de ellos, solo que vienen de Florida. ―Bruno se encoge de hombros―. Supongo que nacieron allá.

―No le creas Giorno, quiere aparentar que no es el más chismoso de toda Ita- ¡Ay! ―dice Narancia porque Bruno le pellizcó el brazo, este se queja y habla entre pucheros―. Wes es estadounidense y Anasui italiano, pero cree que nunca nos dimos cuenta. También sabemos que ambos estuvieron siete meses en la correccional de Florida y ahí se conocieron.

―Se fueron del país y por azares del destino terminaron en Italia. ―continúa Bruno empujando a Narancia―. Y por más azares del destino terminaron aquí en Passione.

―¿Qué hacía Anasui en Florida si es de Italia?―pregunta Giorno ladeando la cabeza.

―No lo dice, pero somos tan entrometidos que unimos piezas y el único resultado que nos muestra es, su familia.

―Para mí que ellos se escaparon de la correccional, por eso tanta urgencia de salir del país. ―dice Illuso aburrido.

―¿Cuándo llegaste? ―pregunta Bruno asustado porque no lo escuchó llegar.

―Hace unos minutos.

―El único que sabe realmente es Doppio, él sabe todo de todos. ―comenta Melone asustado mirando a todos lados―. Sabe el porqué todos estamos aquí y nuestra historia.

―A veces me da miedo. ―Narancia finge tener escalofríos.

―Tan solo es una perra chismosa. ―dice Prosciutto rodando los ojos.

―¿Son novios? ―pregunta Giorno refiriéndose a Weather y Narciso.

―Honestamente, no lo sabemos, aunque yo no lo creo. ―dice Narancia―. Nunca los hemos visto tratarse como tal.

―Tal vez solo son muy reservados y prefieren mantenerlo en privado. No como OTROS qué por poco y cogen enfrente de uno. ―Tiziano mira a Narancia.

―DISCULPA, pero ¿quiénes son los que tienen prohibida la entrada a Multicinema galleria y otros dos cines más por qué los encontraron teniendo sexo a media película? ―Comenta Narancia molesto.

―Aunque tengo que admitir que he tenido mis dudas. ―comenta Bruno ignorando a los dos idiotas.

―Anasui comenzó a bailar aquí desde hace aproximadamente tres años, es de los mejores, sin duda, eso hace que muchos miembros del club pregunten por él, y Wes lo ha cuidado y vigilado desde siempre. Aun si eso es lo que la seguridad debe hacer, ellos son un caso especial porque nunca le quita el ojo de encima. Ya sea esté en alguna mesa, en la zona VIP o en el burdel, Wes va detrás de él. ―finaliza.

―Si, como Abbacchio lo hace contigo. ―dice Tiziano como si recalcara lo obvio.

―Claro que no. ―arruga el entrecejo sintiéndose levemente incómodo, queriendo olvidar todo el tema que había detrás del chico, no podía culparlo, Tiziano aún no sabía.

―Bruno, ¿De qué diablos hablas? Claro que sí. ―comenta Narancia.

―Y también como Riss lo hace con Pros. ―lo señala queriendo escapar del tema.

―Pues también como Squalo lo hace con Tiz. ―Prosciutto señala al rubio.

―Pues tam-. ―Tiziano es interrumpido.

―¡Oigan ya! ―los interrumpe Narancia―. Ya entendimos, los cuatro tienen a sus perros guardianes.

―¿No sería más fácil ir y preguntar? ―comenta Formaggio confundido.

―Bueno, sería fácil si no se tratara de ellos que son como unas malditas piedras en cuanto a hacerlos hablar se trata. ―Tiziano rueda los ojos.

―Ana es sociable, o algo así, pero Wes definitivamente no. ―dice Narancia―. Los únicos que le han sacado más de tres palabras son Abbacchio y Risotto, supongo que es porque trabajan juntos.

―Bueno, también te digo que los tres llegan a ser iguales si se los proponen. ―Melone aprieta el puño―. Malditos y sexys hombres misteriosos.

―Si se llega a saber que ambos están viviendo juntos, entonces doy por hecho que son pareja. ―dice Narancia decidido.

―Veo que nunca se les va a quitar ese afán de hablar de la gente cuando no está, ¿Cierto? ―habla Anasui cerca de la oreja de Narancia con una sonrisa falsamente amistosa.

―¡Ah! ―Narancia se exalta brincando en su lugar.

―No estábamos hablando de ti, princesa cachonda, no eres tan importante. ―dice Tiziano en broma mirándolo de forma insolente.

―Tú siempre tan lindo Tiz. ―sonríe arrugando la nariz.

Las charlas se han terminado al ver como todos se van a lo suyo, salen del camerino o simplemente se retocan los atuendos y maquillajes.

―Bruno. ―Anasui lo detiene antes de que salga de ahí. Este lo mira atento―. ¿Sabes si alguien está en la oficina del jefe?

―Uhm en realidad no, pero ¿Ocurre algo? ¿Necesitas algo? ―Le pregunta ligeramente preocupado.

―No es nada, solo quería hablar con algún pez gordo. ―dice divertido por cómo Narancia y Mista solían referirse a Doppio y Diavolo.

―Bueno, Tori está aquí.

―Oh, claro. ―dice Anasui―. ¡Gracias Bruno!

Este le sonríe y lo deja ir. Suspira saliendo de ahí también minutos después, camina hasta la zona donde las oficinas se encontraban y se para frente a una que tenía el nombre de la chica en una perfecta y dorada letra cursiva, "Trish Una".

―Adelante. ―escucha después de dar unos toques, entra y Trish quien estaba en su celular, al ver de quien se trataba su rostro cambia radicalmente y se endereza.

―Hola Trish. ―se sienta frente a ella con rostro serio.

―Hola Narciso, ¿Necesitas algo?

―En realidad, si, yo... ―Anasui la mira por unos segundos hasta que mueve su cabeza en un gesto fastidiado―. Ok, hay que detener esto, no actuemos como si fuéramos unos malditos desconocidos.

―Tienes razón, lo siento. ―Trish juguetea con sus manos qué descansaban en su regazo―. ¿A qué has venido?

―Sabes bien a que he venido Trish. ―la mira impaciente―. ¿Conoces el monto que llevo hasta ahora?

―No lo suficiente para decir que vamos a medio camino. ―la peli rosa hace una mueca.

―Mierda... ―susurra para él mismo tocando su cabeza cansada―. ¿Qué clase de cosas hizo esa perra?

―No lo sé. ―su mirada era triste y sus hombros estaban caídos. Lo mira preocupada y angustiada.

―Ana, tú realmente no tienes que hacer esto. ―dice impaciente en un intento por convencerlo de dejar esto, otra vez.

«¿Qué pasa si lo perdemos todo?».

«Yo te ayudaré».

―Basta, Trish. Ya hemos hablado de esto un sin fin de veces. ―dice Anasui con un alma intrépida mirándola decaído―. Dije que yo me haría cargo y eso haré.

«Aun si el cielo está cayendo en pedazos».

―¡Pero no tienes porque! ―se siente al borde de las lágrimas, los ojos se le miraban húmedos―. Sé que no te hace feliz lo que haces.

―Claro que sí. ―sonríe en un intento por persuadirla a la tranquilidad―. Realmente le tomé gusto a todo esto.

―Odio verte así. ―dice Trish con voz temblorosa limpiando sus lágrimas―. Odio verte ahí sabiendo cuáles fueron las circunstancias, qué te obligaron a hacerlo.

―No llenes tu corazón de emociones tan negativas y solo piensa en que ambos estamos bien, juntos. ―la mira con cariño―. Y piensa en que todo esto terminará algún día.

«Incluso sí estoy lejos de casa».

¿Y seremos libres? ―dice en busca de esperanza.

―Y seremos libres. ―repite Anasui mirándola con una ternura triste, esperando a que llegue ese día.

«No hay nada en este mundo qué no haría por ti».

 

Después de esa conmovida charla en la que solo se puede escuchar como Trish sorbía por la nariz porque Anasui estaba concentrado leyendo unos papeles. Después de varios minutos dentro de esa oficina, Anasui suspira cansado y se deja caer en el respaldo, Trish agarra los papeles que tenía y los guarda cuidadosamente en un cajón de su escritorio.

Trish mira el reloj que marcaban las 7:30 y le lanza una mirada de pena.

―El club abrió hace media hora, deberías irte ya. ―lo que menos quería era qué se fuera, mierda, si por ella fuera, lo mantendría encerrado en esa oficina lo que resta del turno, así no tendría que lidiar con esos despreciables clientes.

Pero también sabia perfectamente que el jefe tenía ojos y oídos en todo el lugar, aun si no estaba.

―Tienes razón, Rohan y Tiziano deben estar buscándome. ―dice rascándose la cabeza y levantándose del lugar lentamente.

Camina hasta llegar a la puerta y le lanza una última mirada a la chica, quien se veía tan pequeña en esa elegante silla rosa. Le muestra una sonrisa de lado, aún tiene las manos en sus piernas.

―Te ves muy hermoso con ese atuendo. ―dice Trish conmovida apuntándolo―. Con ese collar y el maquillaje, luces como toda una prostituta.

Dice entre risas tiernas y Anasui ríe con ella. Hace una mueca dulce mirándola con felicidad y un brillo en los ojos.

«El agua es dulce, pero la sangre es más espesa».

―Gracias, hermana. ―dice dándole una linda sonrisa.

―Buena suerte, hermano. ―asiente, dejándolo ir.

«Pero recuerda que tenemos una camino sin fin por redescubrir».

Anasui sube las escaleras a paso lento, pensativo, angustiado, preocupado. No solo por su hermana, quién parece repudiar las circunstancias, él solo repudia qué ella también haya sido involucrada, y ahora está tan metida en esto como él mismo, incluso, como su mismo padre.

Y eso es algo que también le preocupaba, pues no lo ha visto en mucho tiempo. Ciertamente, le importaría poco, ya que es más regular de lo que parece, pero, saber con quién está, le hace un revoltijo en las entrañas.

Su padre siempre fue de espíritu débil, lo supo desde qué tiene uso de razón y cuando tuvo que madurar tan pronto para cuidar de él; y lo sabe ahora que puede ver como no puede mantener el control.

Solo espera que su padre se mantenga firme, aun si a su jefe le encanta hacer mierda su cerebro, solo espera que él aguante, un poco más.

Y tal y como lo prometió, la jaula se abrirá para ellos.

Al fin, podrían ser libres.

 

« ¿No crees que somos demasiado jóvenes para pasar por esto? ».

 

✧༄

 

 09:09 PM

Rohan se mantenía remojando su cara apoyada en el lavabo, suspira manteniendo la cabeza baja mientras aprieta los dientes.

Se sentía demasiado cansado como para estar allá afuera, se sentía tan destruido como para sostenerse y se sentía tan decaído como para mostrar una sonrisa que no era real.

No quería salir y mostrarse ante el mundo, no quería bailar, no quería nada. Y eso le hace sentir furioso, ¿desde cuándo él simplemente no quería?

¿Desde cuándo deseaba quedarse en casa con su sofisticado gato blanco en vez de contonearse frente al público que le alimentaba el ego?

Solo había una respuesta, el único causante, pero se sentía tan desorientado como para señalarlo, en realidad, él es el único que no quiere señalarlo.

Aún recuerda lo enojado qué se sentía días antes y como eso repercutía en su trabajo. Lo ansioso qué se sentía y los cigarros ingirió para calmarse. Y también recuerda la cólera que sintió cuando el qué lo acompañaba a casa en la noche era Okuyasu y no él.

Porque no podía, simplemente, llegar a la maldita casa. Su cabeza le dolió esa noche, por el enojo, por las lágrimas y por el sentimiento que le ahogaba porque no lo dejaba salir.

Camina hasta salir a los casilleros, se sienta en la banca escuchando la música y los gritos. Pero en ese lugar estaba solo, mirando el desastre qué era esa habitación y los camerinos.

Justo como él se sentía, un desastre.

―Hey. ―era Josuke, quién entraba con cautela hasta pararse frente a él. Este solo lo miraba neutro―. ¿Qué haces aquí cariño? ¿Te sientes mal?

Este desvía la mirada.

―Me sentía un poco mareado, así que decidí descansar un poco.

―¿Te sientes mejor ahora? ―dice hincándose y tomando su rostro entre sus manos, mirándolo preocupado. ¿Necesitas algo?

Rohan solo lo mira y hace una mueca evitando que su labio inferior tiemble. ¿Es esa preocupación fingida? ¿Me ve con falsa mirada? Josuke es tan atento conmigo, ¿Entonces por qué él...?

―Mi amor, ¿Qué tienes? ―dice al ver como poco a poco los ojos de Rohan se humedecían―. ¿Por qué estás tan callado?

―Me enoja que todavía lo preguntes. ―quita sus manos con brusquedad mirando a otro lado.

―Oye, mírame. ―toma su mandíbula con la suficiente fuerza como para que lo vea―. ¿Qué pasa?

―¿Dónde estuviste ayer? ―pregunta sin más, mirándolo serio y con tono borde aun si sentía que se desmoronaba.

―¿Ayer? ―pregunta confuso. Eso hizo que Rohan se enfureciera más, ahora estaba otra vez, actuando como un idiota―. ¿Qué no te dije?

―¡No, Josuke! ―eleva la voz y poniéndose de pie―. No me dijiste, ¡Nada!

―Mierda. ―habla para él mismo.

―Nada de mierda. No supe nada de ti desde antes que cerrara el club. ―dice casi en la histeria―. Y solo te dignaste a aparecer en la tarde, te enojaste conmigo, pero eres verdaderamente imbécil si piensas que te recibiré con un beso después de no saber nada de ti.

Hasta ese punto era casi difícil mantener la cordura, pero él era Kishibe Rohan y ni el ser más maligno lo verá llorar.

―¡Lo siento, en serio! ―trata de acercarse, pero Rohan se alejaba―. Yo... estuve bastante fuera de mí, lo admito, pero nunca fue mi intensión llenarte de preocupación.

No estaba preocupado de ti, idiota... porque sé perfectamente donde estuviste.

Es por eso que obligo a mi mente a callarse y escucho a mi ciego corazón.

―No soy idiota Josuke. ―o tal vez, ambos lo eran―. Deja las estupideces.

―Entiendo qué te sientas así, amor. ―trata de tomar sus brazos para abrazarlo, pero este forcejaba mientras retrocedía―. Por favor escúchame.

―¿Estabas con ella? ―dice casi en un hilo de voz. Este se detiene en seco mirándolo confundido.

Si, tu rostro me dice lo que piensas, «¿Cómo lo supiste?».

―¡No! ¿De dónde sacas eso? ―pregunta confundido y desorientado tratando de tocarlo. ¿Debería creerte? Aún estando alcoholizado me tomo en serio tus palabras.

Pero esta vez, algo me dice que no debo creer.

―Yo sé la verdad Josuke. ―siente el rostro caliente y las lágrimas cayendo por sus mejillas. Su voz se quiebra―. Pero quiero que seas tan hombre como para decirme las cosas.

« Y vas a llorar como yo lloré ».

―¿Cómo quieres que te diga algo que no es verdad? ―dice molesto―. Dejas qué te metan cosas a la cabeza, ¿Ahora yo soy el malo?

―Nadie me mete cosas Josuke. ―habla entre lágrimas y con el labio inferior temblando.

―Pues yo no voy a dejar que me culpes de algo que no hice. Si, no estuve ayer y olvidé decirte ¿Ya por eso merezco ser crucificado por cosas que solo existen en tu mente?

«Y vas a pasar lo que yo pasé».

Niega con la cabeza. No podía, no quería confrontarlo ahora. Camina para salir de la habitación y caminar hasta el baño. Este trata de detenerlo y, pero Rohan le agarra la mano evitando que lo sostenga, estaba tan mal que le estaba enterrando las uñas, sin embargo, Josuke no dice nada.

―Vete al diablo y déjame solo, idiota. ―lo suelta caminando rápidamente al baño para encerrarse.

«Y nadie te amará como yo te amé».

Se apoya en el lavabo tratando de silenciar sus sollozos, escucha como cierran la puerta, señal que le hace saber que se ha ido. Posteriormente, siente como los sollozos y las lágrimas salen, había estado acumulando bastante qué aún tenía por sacar. Se mantiene así por varios minutos hasta que escucha como vuelven a abrir la puerta.

Este se calla mirando hacia abajo esperando a que no sea descubierto. Pero eso no estaba en los planes, pues, sin mirar a la puerta, sabe que Tiziano ha entrado y lo mira preocupado desde la puerta, vacilante en sí debería acercarse o no.

Hace caso a sus instintos y camina hacia él. Una mirada del moreno le hace saber que no necesita callar. Su entrecejo de frunce y su cuerpo tiembla ante el llanto, más sus sollozos ya no son tan fuertes como antes.

―Ya, ya. ―dice Tiziano acariciando su espalda arqueada.

Han estado segundos haciendo la misma acción, Rohan agachaba la cabeza todo el tiempo, no quería que vea su rostro y el estado tan lamentable en el que estaba.

No quiere que lo vea llorar por amor.

Finalmente, entre lágrimas constantes se oye la voz débil y quebrada de Rohan.

―Ya no puedo con esto Tiziano. ―dice entre lamentos limpiando su exceso de lágrimas con su mano―. No puedo.

Tiziano no dice nada y solo lo mira con tristeza. Realmente verlo en ese estado le estaba rompiendo el corazón.

―Me dice que soy su todo. ―dice mientras agarra un pedazo de papel secando sus ojos―. Me dice que soy el mejor y que soy el único para él.

Un sollozo involuntario sale, ya que al decir eso recuerda los momentos en los que esas palabras fueron dichas.

―Él dice que me ama.

Llora. Tiziano asiente atento a sus palabras y con el ceño fruncido. Cuando puede, Rohan vuelve a hablar.

¿Entonces por qué me hace esto? ―pregunta finalmente mirándolo. La pregunta se escuchó tan lamentable qué Tiziano no pudo más y lo abrazó.

El peli verde entierra su rostro en su hombro, parecía un pequeño niño triste en busca de... consuelo.

«Pero no quiero hacerme a la idea que no eres mi hombre».

Estuvieron así segundos hasta que Tiziano lo toma de los hombros haciendo que este lo mire.

―Límpiate esas lágrimas ahora mismo cariño. ―pasa el papel por su rostro delicadamente―. Tú no vas a llorar por él.

―Me siento tan cansado, no quiero bailar. ―dice con voz suave, ya se sentía más tranquilo, más no estaba mejor.

―Nada de eso. ―lo mira incrédulo―. Sobre mi cadáver no lo vas a hacer.

Después de limpiar correctamente su rostro, lo guía hasta sentarlo en una silla frente al tocador.

―Has llorado todo lo que tu corazón necesitó porque siempre te he dicho que es bueno llorar. Pero por la mierda que vas a permitir qué esto te haga recaer. ―dice tomando sus mejillas―. No voy a permitir qué te hundas cuando él está allá afuera como si nada.

Apuntaba la puerta furiosamente, Rohan se endereza y asiente mirando hacia la nada, tratando de convencer a su mente.

―Vas a salir allá y vas a demostrarle quién es Kishibe Rohan. ―lo mira con determinación―. Subirás a ese escenario y le vas a demostrar, quién está perdiendo a quién.

Rohan asiente más seguro de sí mismo. Sorbe por la nariz y suelta un suspiro. Dirige su mirada al tocador buscando sus cosas porque desde que llegó no se había arreglado para nada.

Se detiene y Tiziano lo mira extrañado, seguía ahí sentado con la intención de esperarlo.

―Yo, uh... No le digas a nadie de esto. ―dice sin mirarlo buscando sus brochas de maquillaje.

―No te preocupes, esto no saldrá de aquí. ―le muestra una sonrisa.

Se levanta para ir al baño, pero Rohan lo detiene.

―Tiziano. ―el mencionado lo mira―. Gracias. Si no fuera por ti, probablemente hubiera huido a casa y hubiera arruinado el show.

Este sonríe al ver lo avergonzado qué se veía diciendo unas simples palabras, pero así era él, y no era el más expresivo de los dos. Apreciaba mucho eso.

―No hay de que Rohan. ―dice con una sonrisa―. Sabes qué haría cualquier cosa por ti.

Este frunce el ceño avergonzado desviando la mirada.

―Cierra la boca.

Este ríe caminando hacia el baño.

―¡Vamos! ¡Apresúrate a ponerte hermoso! ―le grita desde el baño.

― Yo ya lo soy. ―dice haciéndole saber a Tiziano qué el vanidoso Rohan estaba de vuelta.

―Claro que sí. ―responde divertido mientras se hacía pequeñas trenzas en su largo cabello.

[ ... ]

 

 10:00 PM

Ambos salen hasta llegar a la turbulencia qué sentía en el club cada noche. Pueden ver a todos bailar y a sus compañeros también. Pueden ver a los meseros ir de un lado para otro mientras se adentraban más y más por la masa de gente.

Caminan hasta estar cerca del escenario principal donde Rohan se prepararía para subir.

―Ha llegado ante ustedes el momento más esperado. ―el peliverde escucha la voz de Cinderella qué caminaba por entre las mesas llenas de gente sentada esperando el show. Venía con su micrófono en mano y lencería en el cuerpo acompañado de una elegante bata.

Era la señal para saber que tenía que prepararse, Tiziano aún se mantenía a su lado con los brazos cruzados.

―Directamente de la ciudad espléndida, hemos traído ante ustedes la criatura más exótica qué Japón puede tener. ―dice juguetona siguiendo la caminata lenta.

Rohan siente el corazón latir rápido, no por los nervios, sino porque enfrente de él estaba Josuke con quien cruzó miradas.

―Con solo mirar su cuerpo podrán sentir como la eternidad está sentenciada y como el cielo está aquí.

Desvía la mirada y cruza los brazos en su pecho. Esta bata qué ocultaba el erotismo del mundo le hacía ver lindo, es por eso que Josuke no apartó su mirada.

―Tan impacientes, sin embargo, nuestro pequeño manichino es un poco arrogante. ―dice juguetona caminando lentamente en dirección de unos asientos donde Lisa Lisa y otros más estaban―. Así que por favor, llenen a mi chico de elogios y mucho ruido, y él los hará pasarla bien.

Rohan suspira para subierse al escenario dónde nadie lo veía aún.

―¡Cuida bien de nuestro público! ―señala en dirección del escenario dónde no se veía, pero sabía que estaba Rohan.

Señala con su palma.

―Con ustedes... il maestoso angelo di passione. ―dice con una sonrisa y camina para finalmente sentarse y disfrutar el show.

Puede escuchar aplausos, gritos y silbidos posteriores de eso, voltea a su izquierda donde Tiziano y Melone levantaban los pulgares dándole una sonrisa, este les devuelve el gesto mostrándoles el dedo corazón. Ambos sonríen, eso era un Rohan nos agradece.

Rohan suspira cerrando sus ojos después de ver como las luces se apagan, los abre caminando hasta el tubo aún a oscuras.

Puede ver a Josuke parado junto a Joseph. Frunce el ceño y hace lo que siempre hace, ignora a los demás y solo se enfoca en él y el público.

Cierra los ojos y suspira, él estaba bien, él podía sonreír. Aun si esa perra lo miraba con una sonrisa burlona. Aún sí seguía sintiendo un malestar en el pecho. Aun si el corazón quería llorar.

 

Aún con todo.

 

El show debía continuar...

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

¡Un poco de desgracia antes de un buen baile como el de Valkyria y Dio, pero ahora protagonizado por Rohan!

Ah, apuesto a que no se veía venir la hermandad de Trish y Anasui.
Ahora, tengo una justificación a la cuestión que cuando se presentó Trish por primera vez preguntaba por su padre cuando técnicamente lo tenía enfrente. ¡Bueno, básicamente la madre se involucró con Doppio y Diavolo, haciéndole creer a Diavolo qué tenía una hija, pero en realidad Anasui y Trish son hijos de Doppio!

¡La madre dejó bastantes problemas aquí y allá! Tanto qué ambos hijos tuvieron que entregar sus servicios. ¡El jefe tiene a Trish en una buena vida, esto gracias al plan bien elaborado entre Anasui y Doppio! ¡Todo sea por el bienestar de su pequeña mientras ellos arreglan toda la mierda detrás!

Eso sería la situación resumida, no entraré en detalles (aunque esos fueron bastantes detalles).

Chapter 39: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ INTERFERENZA DI JOSUHAN ꒱

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text



˗ˏˋ ❝ ¿Retos? ¿Promesas? ¿Desamores? Hemos pasado por todo eso en nuestra vida. Ahora solo queda orar por este amor ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

┊Pour It Up • Rihanna. ┊

 

Déjame contarte un poco sobre la historia inconclusa de Josuke y Rohan, déjame contarte cómo se convirtieron en lo que son y cómo están tan unidos en un miserable amor.

O algo así, cómo se volvieron Magestic Ángel y Baby Diamond.

Logrando salir de ese depurado pueblo lleno de falsedad en Japón para obtener esos tantos billetes en Italia.

Escalando ante las adversidades llegaron hasta ese punto en el cual saben a dónde ir después de las nueve para entretenerte. Dónde ya no sobreviven, pero si subsiste su pasado dentro de esas cuatro paredes.

Nunca es muy tarde para ir a un club.

 

✧༄

 

Las luces se encienden, pero no iluminan del todo el lugar, son apenas perceptibles, pero ahí están. El verde y el azul aparecen haciendo énfasis en el cuerpo qué se mantenía parado recargando la espalda en el tubo, Rohan apenas puede ver los rostros ajenos, pero maldice cuando puede ver perfectamente esa estúpida cara mirándolo desde la esquina.

Escondía las piernas firmes en unas mayas de red negras. Su pequeña cintura lucia aún más pequeña, siendo abrazada por esos cinturones suaves y neones qué brillaban al movimiento y se veían en la obscuridad.

El perfecto trasero y linda vagina eran apenas cubiertos con una pantie negra Chanel sin dejar algo a la imaginación. Había tela en sus costados simulando ser una falda, aunque en realidad no cubrían nada.

Haciendo al público tentarse y querer tocar, pero no podía.

Un par de parches en forma de X prohibida cubrían sus pezones porque no llevaba nada arriba. Su collar grueso de diamantes nunca podía faltar, la palabra "Ángel" podías leer. Esta vez no había nada en su cabello, por lo cual se desordenaba en cada movimiento, haciéndolo ver tan lascivo con esa sonrisa.

Lo que hacía ver a Rohan más libidinoso era lo costoso qué podía ser y lo excéntrico qué se veía. Con diamantes Cartier y pedrería Chanel adornando el piercing en su ombligo. Con el gran tatuaje qué portaba en el costado derecho, abajo de sus cosillas y lo recorría hasta su muslo.

Y para finalizar, el ángel de Passione portaba unos altos tacones negros de aguja con suela transparente. Haciendo ver el verdadero profesional en el que se había convertido, cuando nunca tuvo ningún problema con usarlo.

 

« Throw it up, throw it up.  Watch it all fall out

Pour it up, pour it up.  That's how we ball out . »

 

Caminando lentamente en círculos sosteniéndose sin perder la mirada al frente, continúa lento al igual que la canción. Hasta que mueve el culo en pequeños brincos y poniendo fuerza en sus brazos, es como se enreda en el metal hasta dar un giro alto hasta terminan de nuevo de pie en el suelo flexionando levemente las piernas, les da la espalda y mueve su cuerpo. Sigue con su contoneo de trasero en el piso.

Se levanta tan rápido qué todos están mirando de arriba hacia abajo siguiendo sus pasos.

Nuevamente, se trepa hasta quedar boca abajo y sigue girando. Abre sus piernas hasta hacer un perfecto y recto split de cabeza, solo se sostenía con una mano teniendo la otra en el aire.

La mayoría de sus acrobacias las hacia arriba y solo pocos momentos estaba abajo. Al principio estaba tenso, se maldecía por eso. Pero al pasar los segundos y al escuchar la música, toda aquella carga se esfumó, y ahora su característico rostro lleno de soberbia y confianza apareció.

Era el grandioso Rohan quien hacia ese perfecto giro sin tener el maldito cuerpo tembloroso. Era él quien abría sus piernas de par en par en dirección del público. Era él quien enrollaba sus piernas y parecía estar sentado en el tubo mientras miraba al techo.

Era él quién direccionaba su pierna derecha hacia el techo y la izquierda hacia el suelo, dando un giro desde arriba hasta terminar perfectamente de pie en el suelo.

Era él quien siguiendo la canción y tarareando, se sube nuevamente, gira con gracia hasta lo más alto y finalmente se deja quedando de cabeza, enreda sus piernas y cuando se siente firme, aleja sus manos.

Termina por recobrar la postura y se deja caer al piso con otro perfecto split lento.

Porque él podía hacer eso y más. Porque simplemente era el mejor.

Porque eran él y su maldito alter ego los que estaban ahí arriba.

Siempre había sido así.

Aunque a veces puede que él y su maldito ego sean el problema.

 

✧༄

 

Kishibe Rohan solía trabajar en una pequeña empresa dedicada a crear mangas, exactamente en Kyoto, Japón. Decidido a trabajar independientemente, decidió mudarse al pequeño pueblo qué vive en sus más recónditos recuerdos, Morioh.

Mismo lugar donde conocería al fortuito dueño de sus más grandes tristezas pero también de sus más hermosas sonrisas.

Los rumores existieron desde siempre, parloteando en sus oídos podía escuchar como insinuaban qué el lindo asistente del jefe era en realidad su amante, haciéndolo sentir asqueado ante la posibilidad.

Harto de la rutina y de ese agotador trabajo, tomó su bolso Gucci y con todo el dinero ahorrado decidió emprender un largo y diverso viaje, realmente a dónde el viento lo llevara.

Mismo viento qué lo llevo sin retorno al lugar que se convertiría en su hogar, Nápoles, Italia.

Se enamoró por completo del país y sus ciudades, colores, estética y costumbres. Teniendo en mente estar solo un tiempo corto, nunca fue así.

Los inconvenientes existen y él no se preparó para ellos, por lo tanto, a falta de dinero tuvo la necesidad inmediata de buscar un empleo con el que pudiera sobrevivir hasta lograr mantener otra vez su estabilidad económica.

En su búsqueda recorriendo todos los lugares, y no siendo el único que lo encontró por "mera curiosidad", entre miradas supo lo que necesitaba, y Doppio sabía lo que quería.

Una sugerencia qué terminó en un pequeño trato después, Rohan estaba de pie frente a un tubo, con un pelirrosa a unos metros lejos de él, expectante.

Una prueba más y con todos más hechizados, qué nunca por su elegancia y seguridad, eso elevó su ego hasta niveles qué se creyeron inalcanzables.

Y le gustó.

Por qué nunca va a negar la satisfacción qué le da la atención.

 

Después de tan mágica noche, Doppio lo buscó para reclutarlo en el equipo de bailarines exóticos, qué en ese entonces apenas se estaba formando.

Aún sabiendo qué ese chico estaba empezando desde cero y que podría ser o no un fracaso, él aceptó porque no habría manera más grande de alimentar su grandeza, qué saber que, gracias a él, su negocio prosperó.

Así que aún con rostro indiferente, pero brincando por dentro, hizo lo que todos esperaban, hacerse del rogar. Todos al escuchar el relato sabían que aceptaría, pero en ese momento, el pequeño Doppio solo era un manojo de nervios al pensar que perdería una buena mercancía. Sin embargo, luego de un par de súplicas y exigencias, Rohan aceptó charlando posteriormente sobre sus necesidades y en lo que consistía su trabajo.

Doppio finalmente aceptó. Y es así como pocas semanas después, el pelirrosa estaba bautizando al que sería una de las mejores decisiones de su vida.

Una de las estrellas de Passione, Magestic Ángel.

 

¡Oh! ¿Pero es ahora qué quieres saber como Josuke llegó aquí? Entonces tienes que escucharme.

 

✧༄

 

Higashikata Tomoko siempre supo que su hijo podría llegar a ser impulsivo y hasta imprudente, pero nunca se imaginó hasta qué punto.

Lo hizo cuándo a sus diez años lo vio saltar de un lugar alto para sostener lo que se le cayó sin pensar en las consecuencias, lo hizo cuándo a sus catorce años la buscaron porque había peleado con cuatro chicos mayores solo porque hablaban mal de su cabello, y lo hizo cuándo leyó en una estúpida carta como su hijo se iba por ese muchachito qué había conocido en un café.

Es por eso que tiempo después, cuándo regresó con ella para presentar oficialmente a Rohan, lo primero que hizo fue a mandarlo a volar de una cachetada por lo tremendamente imprudente qué fue. El peli verde solo podía mirar con una pequeña sonrisa, después de todo, se la merecía.

 

Sin plan y sin objetivos más que seguir al amor inconcluso qué Rohan dejó en su corazón, decidió seguirlo hasta el fin del mundo, y así fue.

Nápoles, Italia, fue su punto de aterrizaje y su hogar hasta que el peli verde decidiera qué no lo sería más.

Llegando a Italia, los problemas nunca terminaron, estuvo un tiempo en lo más bajo, aunque para nada es de extrañar cuándo solo llevó consigo su ropa y un par de billetes.

Okuyasu siempre a su lado porque eventualmente ambos son estúpidos, pero son unidos, así que eso ya era una lucha de dos.

Higashikata siguió a Kishibe, después de todo.

Y bueno, Nijimura lo siguió a él, pareciendo así un tren de idiotas.

Empezando desde cero, en un cuarto vacío y sentado sobre una pequeña silla, se da cuenta de lo que ha hecho, mierda, una locura.

Con apenas la mayoría de edad, se encontraba con su mejor amigo en un lugar desconocido, ignorante del idioma y cualquier cosa que tenga en común. Su capricho por mostrar que podía ser tan valioso como Rohan lo llevó hasta ese punto.

Terminando por obtener empleo tras empleo hasta volverse alguien digno, al menos hasta donde Rohan le podía permitir.

Luchando entre su relación y su vida, el cielo iluminó su vida, o más bien, el infierno le abrió las puertas poniendo en su camino al demonio convertido en ángel que es Doppio Vinegar.

La sonrisa se hizo enorme y parecía un niño pensando algo perverso, pero nada puro se podía pensar cuando tenías a Higashikata Josuke deslizándose cómo un experto en ese tubo. Ni siquiera titubeó, no dudo ni le sudaron las manos, hizo lo que tenía que hacer y fue perfecto.

Alucinado con toda esa mierda que nunca pensó tener, el mundo decadente de la indecencia no era ni siquiera un tema del que hablar sobre la mesa. Pero ahora estaba metido en eso y sabía no había vuelta atrás.

Josuke estaba dispuesto a luchar por el chico, porque es lo quiere, y es lo que necesita. Eso es lo único que le bastaba saber para qué desnudarse por unos billetes no se sintiera como una carga en sus hombros.

 

Y ahora, ¿Quieres saber sobre ellos? Esto es lo que es sin entrar en detalles.

 

✧༄

 

Al principio no fue fácil, Josuke piensa que nunca lo fue ni lo será, pero Rohan piensa que hoy puede ser menos difícil que ayer.

Aun si Josuke nunca se la puso fácil, o tal vez, en realidad ninguno estaba haciendo las cosas sencillas. Se estrellaron en el muro de la diferencia como dos carros chocones sin cesar, creando disturbios a su alrededor.

«―¡Vete a la mierda Higashikata!»

Josuke no puede evitar mostrar un rostro cansado al sentir el dedo corazón de Rohan frente a su rostro.

«―¡Ya te dije que lo siento Ángel! ¿Podrías calmarte un poco, por favor?»

Josuke lo intenta.

«―Tu amigo de mierda y tú pueden irse, no me importa lo que hagas. No eres un bebé.»

En serio.

Y aun entre disturbios había pequeños desastres qué daban mejores resultados.

«―¿¡Por qué estás sonriendo cómo idiota, cuándo estoy hablando contigo!? ¿Te burlas de mí acaso?»

«―No, es solo qué. ―y si, lo miraba desde abajo con una sonrisa mientras este tenía ese ceño fruncido de mierda, ladea la cabeza―. Te ves tan precioso incluso cuándo me estás mandando a la mierda.»

Rohan tan solo baja la mano descolocado, y no era por la sonrisa estúpida, el brillo en sus ojos o los pequeños hoyuelos apenas visibles en la comisura de sus labios.

Simplemente, estaba cansado de esa absurda pelea.

 

Teniendo un panorama desde lo exterior, los chicos podrían decir que Rohan y Josuke manejaban una relación casi rondando en lo inestable.

«―No me parece nada saludable qué Rohan descargué su estrés y enojo con Josuke, ¡No lo estoy defendiendo! Porque ya sabes, lo que pasó hace unos meses.»

«―¿Crees que Jojo descargó "todo" que llevaba acumulando con eso?»

«―¿Qué ha pasado? ¿Qué es eso?»

Tan tóxicos como el arsénico, pero estaban tan cegados en la costumbre que se sentía como algo normal. No obstante, no era sencillo de sobrellevar, eso lo sabían muy bien. Así como también sabían que todo tiene un límite, Josuke lo sintió en sus huesos y se alejó de su mente en un desesperado intento de no sentir sin pensar en consecuencias.

Y cómo se podía esperar, la cagó.

«―Muchos meses atrás, en este mismo club había una gran fiesta por el aniversario de Passione. Todos estábamos por los cielos, y cómo siempre, algo se tenía que salir de control.»

«― En términos claros, Rohan encontró a Josuke con otra perra.»

«―No quiero sonar como un idiota qué le da la razón, pero ella era sumamente hermosa, alta y con un cuerpo prácticamente perfecto. Cintura pequeña como una muñeca.»

«―Eso jodió a Roh en más una forma, toda la confianza que Lisa le ayudo a construir se fue en una noche.»

«―Por supuesto que todo fue un escándalo, tanto para ella cómo para él. Narancia se le fue encima y Joseph y Caesar lo maltrataron verbalmente.»

«―Merecido lo tiene.»

«―Aún con todo eso, lo más triste de la situación es que después de eso, no fue la única vez. Y lo que me causa conflicto es que siento que él lo sabe.»

«―Incluso nos atrevemos a decir que sabe cuántas y con quiénes. Solo mujeres, nunca hombres.»

«―Eso es lo qué lo destruye, aun si no lo admite en voz alta. Se siente tan inseguro como la mierda, insuficiente aún con ese ego qué parece vivir entre nubes.»

«―Aun si muestra palabras duras y carácter fuerte, me parece ridículo pensar que alguien así perdona engaños, y peor, que los permita.»

[ ... ]

―¿Por qué tengo que enterarme siempre de lo que haces con otras personas?

Nada. No hay nada que pueda decir para desmentir mis dudas, pero si sabe qué decir para cubrir sus errores.

―¿Y cómo puedes saber qué son ciertas? Algunas personas son tan mentirosas que se creen sus propias mentiras.

―Si no haces nada malo cómo tú dices, ¿Por qué me ocultas cosas? ¿P-Por qué me mientes?

Nada. Porque siempre sabes como tenerme riendo ahora, pero llorando más tarde.

―¿Qué pasa Josuke? ¿Te he dejado sin palabras?

A veces no puedes curar mis heridas, porque somos un desastre.

[ ... ]

«―No entiendo, ¿Por qué siguen juntos?»

Porque no siempre fue así.

«―No lo sabemos, ciertamente solo ellos lo hacen. No entendemos como funciona esa relación jodida.»

«―Hay veces en las que me siento preocupado por ambos. El hecho de saber que han llegado incluso a los golpes es alarmante.»

«―Pero creo que es más alarmante el hecho de que era algo que ya esperábamos.»

«―Ni siquiera Fugo se ha atrevido a tanto y él tiene un temperamento bastante pesado, quisiera saber que hace Narancia para controlarlo.»

«―Jesús, este club está lleno de jodidos enfermos de mierda inestables, Bruno, ¿Por qué trajiste a este chico aquí?»

«―Supongo que nuestra estabilidad es el precio que debemos pagar por ser los mejores.»

[ ... ]

―¿Qué putas crees que están haciendo, idiota?

¿Qué?

―¿Quién mierda te crees que eres?

¿Qué fue lo que pasó? Josuke piensa muy bien es esta jodida situación.

―¿Crees que por qué ya tienes ese montón de dinero eres el puto rey?

Ah, si, esta vez no lo pensó muy bien.

―Tú no eres un puto playboy, bastardo.

Solo puede escucharlo, hablar con rabia en su voz. Puede escuchar como dice que es malo y que no quiere saber de él, pero Josuke sabe que no se irá.

―¡Tienes a alguien a tu lado aquí! ¡Ya no eres uno solo!

Está enojado y está triste, puede sentirlo en su voz, pero aun así duele.

―Eres un imbécil.

No quiere que llore, nunca fue su intensión hacerlo llorar.

―Vete a la mierda, Higashikata.

Lo deja sollozar todo lo que quiera, sabe que cuando lo vea lo golpeará. Él piensa que está bien, se lo merece.

―Espero que esas perras te llenen muy bien.

Higashikata Josuke nunca soñó con este estilo de vida, él solo quería la felicidad, y creyó qué la tendría con Rohan. No le importó nada y solo lo siguió, pero ahora puede ver que la felicidad es costosa.

Se vio forzado a engrandecerse porque él solo acepta lo mejor, así que debía ser de los mejores. Pero no lo era porque no podía hacer otra cosa más que joderla.

Ese lugar fue su perdición, pero Josuke sabía que antes de eso ya estaba perdido, porque estaba con él.

Josuke nunca quiso esto, solo quería darle flores a su chico, pero ahora tenía a personas que querían quitarle la ropa.

 

 

Después llegaba el momento que hacía a todos exasperar, negando con la cabeza al verlo de nuevo en club, tomados de la mano y llegando juntos como si no hubiera una tormenta encima de ellos.

―Mi amor, mi ángel. ―decía Josuke mientras cargaba a Rohan sosteniéndolo de sus glúteos, este lo abrazaba por el cuello y enrollaba sus piernas en la cintura del otro―. Ya no quiero hacerte enojar.

Decía mirándolo como a un bebé mientras limpiaba sus ojos y cara porque había estado llorando, porque claro, era tan estúpidamente fuerte para poder cargarlo con una sola mano o Rohan tan ligero como una pluma.

―No quiero hacerte sentir así, quiero mejorar y quiero ser el hombre del cual te sientas orgulloso.

―Y quiero que seas el hombre qué me haga correrme. ―lo mira con esos ojos brillantes por las lágrimas, pero también por el amor que aún le tiene, porque eso era, estaba enamorado. Josuke sonríe por su forma tan descarada de decir que lo quería para toda la vida.

No quería a otro hombre, no quería pensarlo y no podía imaginarlo. Es por eso que se aferraba a esa relación qué sobrevivía.

―Y lo haré, todas las veces que quieras. ―un beso final es lo que siempre los une después de la discordia.

Las cosas rotas y sillas tiradas nunca fueron un problema para limpiar y fingir qué nada pasó, no cuándo volvían a ser los mismos. No le importaba pagar por daños cuando sabía que regresaría con él.

Y eso estaba bien.

¿Lo estaba?

Lo estarán.

Al menos, hasta dónde el corazón de Rohan aguante.

 

✧༄

 

Nunca se había visto a alguien caminar con tanta seguridad hasta que llegó él. Su caminar tan descarado y sensual, el nivel confianza con el que Rohan caminaba hacia los clientes intimidando a más de uno. Mirándolo desde una esquina junto a Mista, Giorno solo pensaba que definitivamente tenía mucho que aprender.

Porque él quería sentirse como Rohan lo hacía.

Kishibe nunca fue fan de compartir escenario, en realidad, nunca se le vio ser accesible a compartir. No cuándo Doppio sugirió un conjunto en el escenario con Honey Brandy, chico a quién es sus inicios despreciaba hasta la médula, ambos tuvieron desacuerdos y peleas.

Pero ahora ese mismo chico al que menosprecio lo miraba con una sonrisa satisfecha y una mirada orgullosa junto a Melone.

No cuándo se trataba de su más grande tesoro, Josuke. Pero ahora puede sentir el peso de todas las traiciones qué tuvo que aguantar para mantenerlo con él, porque Josuke hizo todo lo posible para que Rohan no quisiera irse.

Siguiendo esos ejemplos, se puede sentir como Rohan mismo se traga sus palabras y pensamientos.

 

Finalizando el acto, Rohan gatea en el escenario hasta el final de este con la mirada al frente, podía sentir los billetes ser lanzados y revolotear a su alrededor.

Se acerca al primer hombre qué se cruza en su campo de visión, este con una sonrisa le acerca un cigarrillo puro y Rohan abre la boca para que se lo ponga en esta, después de sostenerlo le acerca un encendedor hasta que puede sentir el humo salir de su boca.

Con una sonrisa final es como mira al techo disfrutando del cigarro, su cuerpo al fin se siente relajado al igual que sus facciones, escucha los gritos que alimentan su vanidad y miradas qué enaltecen arrogancia.

Pero en el fondo su corazón aún tiembla y no por la adrenalina, sino porque sabe que él lo mira, pero no como quisiera.

No así.

Nunca lo quiso así.

No en esa situación.

Ninguno de los dos está dónde quería estar.

¿O tal vez si?

 

Pero claro, aún eran demasiado jóvenes como para descubrir realmente qué hacer para poder llamar eso su hogar.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

¡Porque no puedo imaginarme a alguien más para bailar Pour it up de Riri que Rohan! (Miento, Tiziano estuvo en mi mente todo el tiempo también)
Si has visto el video musical, fácilmente puedes tomar esas referencias como el show que dio Kishibe el ángel de Passione.
Oh si, Rohan es un poco trans también hehe.

Chapter 40: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO. 035 ꒱

Notes:

Muchos besos, muchos abrazos e interacciones como las de Nara y Diego en este capítulo, hoy día de San Valentín. 🥰

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text



˗ˏˋ ❝ Los pecados nos controlan, ángeles y demonios sobre nosotros. Te recuestas y vez cómo sucede una y otra vez, ¿A dónde quieres llegar? ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

༄ Nápoles, Italia. Diegomentosaurio.

Lunes.

Los rayos del sol no atravesaban aún las cortinas blancas de su habitación, por lo que Giorno aún disfrutaba del sueño abrazando su larga y fría almohada como un oso.

El cuarto estaba en silencio, pero ciertamente el ceño de Giorno comenzaba a fruncirse al sentir movimiento en su cama.

¿Quién demonios estaba caminando en su cama? No puede pensar con claridad porque estaba medio dormido, además, eran pisadas suaves, pequeñas y continuas.

Abre los ojos y posterior a eso, pega un grito y se sienta de golpe al ver a una maldita gallina justo a unos metros de su cara.

¿¡Qué demonios hacía una gallina ahí!?

―¡Oh! ¡Buenos días Giorno! ―un Narancia bastante despierto camina hacia él. Anteriormente, estaba sentado en su tocador probando sus productos sin tener idea de su utilidad.

Se acuesta junto a él abrazando a la gallina.

―¿Narancia qué demonios haces aquí? ―dice para después buscar su teléfono bajo la almohada―. ¡Son apenas las siete de la mañana!

Fastidiado, oculta su cara en la almohada.

―¡Lo siento! Es que... bueno, estaba aburrido, así que decidí venir aquí. En realidad es una larga anécdota. ―dice dándole un beso en las plumas.

―Bien, pero podrías comenzar diciéndome ¿por qué hay una GALLINA EN MI CASA? ―bastante molesto, se sienta, ya que el sueño se había ido.

―¡En realidad son dos gallinas! La otra está afuera hehe. ―Giorno se toca el puente de la nariz suspirando profundamente, se pasa las manos por la cara y finalmente por el cabello.

―Está bien, está bien. Haremos esto. ―dice apartando la sábana de sus piernas―. Yo iré al baño y después me prepararé un café, así me dirás que mierda haces aquí con dos gallinas.

―¡No te preocupes! ¡Yo lo haré por ti! ―se levanta de golpe cargando al animal y saliendo de ahí en camino a la cocina.

Cierra los ojos rascando su cabeza y se levanta con desgano. Después de hacer lo que necesitaba hacer y echarse agua en la cara, camina hacia la cocina donde Narancia se movía de aquí para allá preparando comida. Giorno lo mira extrañado y se sienta.

―Toma tu café Gio. ―dice poniendo una taza frente suyo―. Por cierto, antes de que preguntes por Diego, él está dormido en el piso.

Dice señalando la sala con la espátula, y Giorno dirige su mirada viendo cómo Diego estaba tirado en el suelo roncando. Debe estar bastante ido si no siente a ambas gallinas caminando en sus piernas y cabeza.

―Debió llegar bastante tarde, no lo escuché entrar.

―De hecho llegó conmigo, me lo encontré abajo tratando de subir las escaleras, así que lo ayudé. ―se encoge de hombros cuando Giorno lo mira. ―Sentí lástima.

―¿A qué hora? ―frunce el ceño.

―Diría que a las seis.

―Dios. ―murmura Giorno cruzado de brazos y haciendo una mueca, lanzándole una última mirada al hombre muerto en el piso―. Supongo que esto es Diego Brando a sus treinta y tres años.

―Debo decir que para tener treinta y tres años se conserva bastante bien. ―dice Nara sin perder la vista del sartén―. Cuándo entre al club y lo conocí, él parecía apenas una mierda en crecimiento.

―Estoy seguro de que tú también parecías una pequeña mierdita sin desarrollo. ―muestra una sonrisa.

―¡Giorno! ―lo mira ofendido―. ¿Quién te enseñó a ser una mierda tan ofensiva?

―Ustedes. ―responde con diversión.

―Mierda. ―dice serio, segundos después se encoge de hombros―. Bueno, diré que fue culpa de Diego.

Giorno mira a su tío.

―No tengo ni idea de cuál sea su secreto cuando básicamente come y bebe mierda la mayor parte del tiempo. Solía ser "saludable" al principio, pero eso solo fue apariencia.

―Lo único saludable qué tiene Diego son sus plantas de aquí. ―señala con la espátula las plantitas qué tenían en la ventana de la cocina―. ¡Oh! Tal vez bebe cremas rejuvenecedoras en vez de leche como Joseph.

―¿Joseph bebe cremas rejuvenecedoras? ―dice totalmente confundido.

―Bueno, no lo sé, algo así dijo Josuke. ―se encoge de hombros sentándose frente al rubio mientras agarra un pedazo de pan que había calentado anteriormente.

―Cómo sea, ahora ¿Me vas a decir que haces aquí?

―Estaba aburrido. ―simplifica encogiéndose de hombros.

―Y no se te ocurrió, no lo sé ¿¡Dormir!? ―dice al borde de la alteración mirándolo incrédulo.

―¡Ese es el problema! Giorno, me estoy volviendo loco. ―se inquieta.

―¿Qué pasa? ―lo mira frunciendo el ceño.

―¡El problema es que quiero dormir, pero simplemente no puedo! ―se pasa la mano por la cara―. Ya han pasado varias semanas en las que tengo dos o tres días sin dormir.

―Bueno, ahora que lo mencionas, luces realmente cansado. ―dice mirando su rostro con preocupación.

―¡Y lo estoy! ―exclama fastidiado―. Me siento cansado, pero simplemente no puedo hacerlo. Solía sentirme somnoliento con un par de cervezas después del trabajo, pero ahora ni siquiera eso logra apagarme.

―Se oye como algo bastante serio, ¿No has intentado buscar otros métodos?

―He hecho ejercicio como loco, he escuchado música relajante, meditación, ¡Incluso un día le dije a Fugo qué me golpeara para poder dormirme de una maldita vez!

―¿Y cómo resulto eso?

―Conmigo más despierto que nunca y con mi nariz rota porque no expliqué bien mi punto.

―No me sorprende en realidad. ―dice tomando un trago delicadamente para ocultar su sonrisa.

―Es tan jodido Giorno, ni siquiera sé cuál es la razón. Me siento de la mierda. ―suspira recargando la cabeza en su mano―. Ayer limpié la casa de Panni y hoy realmente no sabía qué hacer.

―¿Y por eso terminaste aquí?

―Algo así. En realidad estuve con Panni en mi casa hasta que se quedó dormido, no sabía qué hacer, así que pensé en preparar comida deliciosa para cuando despertara, ¡Pero era muy pronto, y Fugo se despierta después de las diez!

Giorno asiente atento mientras bebe más café.

―Así que decidí pasear un rato. Caminé y caminé, y cuando que me di cuenta estaba mirando la playa en Paestum.

―¿Paestum? ¡Narancia esto está como a dos horas de aquí! ―dice incrédulo al pensar que Narancia se fue caminando sin rumbo por casi dos horas hasta llegar a ese pequeño pueblo.

―¿En serio? En realidad no sentí tan largo el viaje, aunque fue aburrido porque todo estaba cerrado.

―Claro, no es como que alguien quiera estar trabajando a las cuatro de la madrugada. ―dice Giorno con sarcasmo―. ¿Y de dónde vienen esas gallinas?

―Bueno, cuando venía de regreso tomé otra ruta ¡Y encontré una enorme granja! Había muchos animales y entonces me topé con un gallinero.

―Wow ¿en serio? ―levanta las cejas con fingido asombro.

―Me miraron a los ojos Giorno, ¡Pedían ser salvadas! Quería llevármelas todas, pero claro, no podía, así que solo tomé a las primeras dos qué alcancé y me vine para acá. ―finaliza con una sonrisa―. En realidad son muy buenas compañeras de viaje.

―¿Entonces dices que en realidad las robaste?

―Hago cosas impulsivas a veces Giorno. ―se encoge de hombros.

―Realmente pienso que deberías buscar ayuda profesional. ―dice mirándolo con genuina preocupación―. Ir con un médico.

―¡Ugh no! ―habla entre quejas―. Odio los hospitales y enfermeras o doctores. No gracias.

―Narancia esto no es cualquier cosa, es por tu salud. Podrías colapsar en cualquier momento y puedes hacerlo más grave si no te cuidas a tiempo. ―dice reprimiéndolo―. ¿Fugo lo sabe?

―¡Por la mierda que no! ―dice asustado abriendo los ojos―. ¡Me matará! O peor aún, me amarrará y me llevará arrastrando por la calle hasta un doctor.

Giorno lo mira haciendo una mueca, pensativo.

―¿Qué tal pastillas para dormir?

―¡Claro! ―entusiasmado, le da la razón―. ¿Cómo no se me ocurrió antes?

―¿Tal vez por qué llevas dos días sin dormir? ―ambos ríen y Narancia se talla la cara, seguían hablando hasta que escuchan el escándalo que Diego estaba creando.

―¡GIORNO, UNA MALDITA GALLINA ESTABA PICOTEÁNDOME EL CULO!

Giorno y Narancia sonríen escuchando el revoloteo de las gallinas al pelear con Diego y como este corría hasta encerrarse en su habitación.

―Creo que con eso el alcohol ya abandonó su sistema. ―dice Giorno tranquilo mientras da un trago. Narancia solo asiente con una sonrisa.

 

✧༄

 

༄  02:48 PM

―Chicos, quiero beber hasta vomitar la pizza qué comí en la mañana. ―dice Narancia entre quejas, sentado en el sofá de Mista. Junto a él estaba el dueño abrazando a Giorno por los hombros. Los tres veían la televisión.

―Incluso si llevaras tres días tomando tú nunca vomitas Narancia. ―comenta Mista luego de llevarse una palomita a la boca―. Realmente te odio por eso.

―Espera, ¿Desayunaste pizza Narancia? ―dice Fugo al escucharlo, caminaba hacia ellos con un tazón lleno de más palomitas.

―¡N-No! ―asustado mirando a Giorno en busca de ayuda, pero este no estaba mirando.

―Yo le dije que comiera los tramezzinos qué hizo Diego, pero él insistió en pedir una. ―dice Giorno sin despegar la vista del televisor. Narancia solo lo mira como el gran traidor qué era.

―¡En fin! Le estaba diciendo a Mista qué es buena idea comprar cervezas para fines meramente etílicos.

―Está bien. ―Fugo se encoge de hombros―. Mientras seas tú quién pague todo.

―¿Podemos hacerlo aquí Mista? ―lo mira.

―Ni de broma. ―dice mirándolo incrédulo―. ¿Qué no recuerdas el puto desastre qué hicieron la última vez? Ya dije que mi vecino de en frente no los quiere ver ni en pintura, puedes agradecerle eso a Josuke y Okuyasu.

―¿Qué hicieron? ―pregunta Giorno.

―Se robaron a su perro, lo grafitearon con penes por todos lados y le pusieron zapatos, y en su buzón pusieron un letrero de que era algún tipo de un escort. ―dice Fugo.

―Estoy seguro de que ese fue Mel. ―dice Narancia.

―Ah, y Okuyasu vomito sobre su carro. ―finaliza Fugo.

―Así que ni lo piensen, es policía y no dudará en electrocutarles el culo con su teaser.

―A mi padre lo electrocutaron con eso una vez. ―dice Giorno totalmente tranquilo al recordar a Dio retorciéndose como gusano (¿Es de sorprenderse qué eso haya pasado?).

―Tu padre y yo tenemos eso en común. ―dice Mista con una pequeña sonrisa y Giorno le sonríe de vuelta. Después mira la pareja.

―¿Qué les parece en mi casa?

―¿Qué pasa con Diego?

―En realidad no le molesta mientras dejen cervezas, además, no llegará hasta tarde porque estará con su novia.

―¿Diego tiene novia? ―pregunta Mista descolocado.

―¿Diego es heterosexual? ―pregunta Narancia sin creerlo.

―Creo y, supongo. ―dice respondiendo ambas preguntas―. Bueno, los he visto besándose así qué yo supuse que lo eran.

No era necesario comentar la parte donde literalmente los vio teniendo sexo.

―Tú también te besas con Gun y no son novios. ―dice Fugo mirando con neutralidad.

―Uhh, tema complicado. ―dice Nara con una sonrisa mirando a Fugo como el cizañoso qué es―. Tú no le tienes miedo a nada gattino.

―Cierren la boca, no es su maldito asunto. ―dice Mista molesto.

―Lo que se muestra al público, es para el público. ―dice Narancia y Mista lo golpea. Giorno solo abraza al castaño hasta ocultar el rostro en su pecho.

 

✧༄

 

 11:34 PM

¿Quieres un cuerpo caliente? ¿Quieres un Bugatti? ¿Quieres un Maserati? ¡Será mejor que trabajes perra! ―cantaban a todo pulmón Narancia y Mista mientras el karaoke estaba en la televisión. Bailaban como unos ridículos junto a Fugo, realmente le sorprende el hecho de que le siga el juego a esos dos.

Si Giorno pensó que no sería la gran cosa solo porque estarían ellos, estaba muy equivocado. Aparentemente, solo se necesitaban cuatro personas para poner una casa patas arriba.

Y ahora estaba sentado con su tercer cigarro en la boca pensando en lo que tendrá que limpiar y como tardará en quitarle esa gran mancha al sofá. Ya está escuchando las quejas de Diego desde ahí, incluso si no está.

Una escena bastante reflexiva.

 

Su cuestionamiento de acciones había sido interrumpida por el sonido de la puerta y la intervención ―no tan― sorpresiva de Formaggio con el suficiente alcohol como para durar unas horas más (o más bien, ponerse hasta el culo mucho más rapido).

Y Narancia había tomado literal eso de vomitar hasta la pizza qué comí en la mañana porque en el trascurso de la noche, tuvo la necesidad de desechar todo y no sé le ocurrió algo mejor que correr al balcón (solo espera que nadie haya pasado por ahí en ese momento).

Después de eso, unos cuantos tragos más, caladas más, cantos más, juegos más, las canciones habían sido cambiadas por unas más tranquilas baladas, qué, honestamente, tanto a Giorno como a Nararancia arrullan.

A consecuencias de eso, el pelinegro decide charlas con Giorno, así evita qué se duerman o por ende, que se vaya al otro mundo porque parecía que viajaría por cuatro dimensiones.

―¿Cómo van las cosas con Gun? ―dice Narancia después de haber estado unos minutos sentados mirando hacia el pequeño balcón donde Mista y Formaggio estaban sentados charlando.

―Bastante bien, él es increíble. ―muestra la sonrisa de estar viviendo su primer amor adolescente aun si ya era un adulto―. ¿Y tú? ¿Cómo van las cosas con Fugo?

―De maravilla. ―sonríe en grande y sus ojos brillan―. Si por mí fuera nos casaríamos mañana, pero, le gusta hacerse el difícil.

―¿Al fin aceptó ser tu novio? ―dice para después darle un largo trago a su cerveza hasta acabársela.

―¡Lo hizo! ―exclama feliz―. Pero no sabes la mierda que me hizo buscar. Quería algunos libros de mierdas sobre contabilidad porque mi niño quiere estudiar la universidad, así que decidí comprarle toda su mierda de material.

―¿En serio?

―Si, él no tuvo la oportunidad de hacerlo antes, así que lo está intentando ahora, y yo quería ayudarlo para que la carga no sea tan pesada. ―se toma toda su cerveza de golpe―. ¡Pero no sabes como batallé para conseguir esos libros! Estoy seguro de que ni Francisco Marchi tuvo esas mierdas.

―Supongo que no, pero me sorprende bastante qué conozcas personas como Francisco.

―Puedes agradecerle a Panni. ―se deja caer en el respaldo del sofá cerrando los ojos. Si, ya estaba hecho una mierda.

―Me alegra mucho que Fugo haya encontrado a alguien como tú que lo apoya, Narancia. ―le sonríe y este sin abrir los ojos solo hace ademanes con la mano como diciendo «Basta de tus elogios».

―Me alegra que al menos dentro de esta situación de mierda nosotros seamos felices, ya sabes.

―Debo decir que eso me preocupa, ver los problemas constantes qué los demás tienen. ―juega con la botella. Pensar en los posibles malentendidos, problemas y desacuerdos qué podría haber entre Mista y él le hacen sentir inquieto.

―Supongo que es de cada quién. ―al fin abre los ojos para mira al rubio que parecía tener un lío en la cabeza―. Nunca dejes que la mierda te consuma Giorno. Hay problemas y siempre los habrá, pero cada quién los sobrelleva cómo puede.

―Algunos no parecen sobrellevarlos bien. ―dice mirando sutilmente a Narancia, este ni se inmuta porque había vuelto a cerrar los ojos―. C-Como, ya sabes, ¿Rohan y Josuke?

Narancia suelta una risa que suena tan irónica como triste a oídos de Giorno.

―Ese imbécil. ―abre los ojos mirando un punto fijo aún desparramado en el sofá, pasa una mano por su cabello peinándolo un poco.

―Sabes Giorno, Rohan es una persona increíble. ―dice sin mirarlo―. Es un chico estupendo y extremadamente atento, aunque no lo creas. Es tan hermoso como... Mierda, no lo sé. Es tan bello que ni siquiera podría compararlo con algo.

Una sonrisa adornada su rostro todo el tiempo, Giorno solo escuchaba atentamente.

―Me pone tan... Triste a veces la forma en la que Josuke parece no poder seguir su ritmo, ninguno de los dos puede, en realidad. ―recarga su cabeza mirando al techo―. Josuke es un idiota por hacer cosas estúpidas, cuándo ya lo tiene todo a su lado.

Puede escuchar como vuelve a reír sin gracia. Es en momentos como esos en los que Giorno cuestionaba la validez de todo lo que Narancia decía, puesto que estaba más que ebrio.

―Realmente odio ver a esos dos pasar por un mal momento. ―niega haciendo una mueca. ―Pero parece qué ninguno de los dos quiere ayuda.

El rubio asiente.

―Yo no tampoco he tomado la iniciativa de intervenir, Giorno. ―voltea a verlo fijamente―. ¿Soy un mal amigo?

Giorno no dice nada, porque no sabe qué decir, en absoluto. Narancia ríe y golpea amistosamente la pierna del rubio dejando ahí su mano.

―No te preocupes Gio, no me hagas mucho caso. Estoy tan malditamente borracho que veo cuatro Giornos.

Eso hace sentir ligero el ambiente y que Giorno ría con él.

―Sabes. ―toma la mano de Giorno y entrelaza sus dedos―. Si yo no estuviera tan jodidamente enamorado de Fugo y si no supiera que él es mi alma gemela, sin duda estaría detrás de Rohan como un maldito perro pidiendo una oportunidad.

―Creo que en algún punto todos estarían detrás de él. ―él mismo se anotaría si no fuera por esa pequeñísima personalidad qué tenía.

Se acomoda de lado de manera que puede ver mejor a Narancia, seguían sin soltarse. Segundos después, Giorno escucha como el pelinegro sorbe por la nariz mientras talla sus ojos con la mano libre.

―Narancia, ¿Por qué lloras? ―lo mira preocupado.

―Es qué. ―sorbe más fuerte y las lágrimas seguían saliendo―. Extraño a Fugo.

Lo escucha decirlo en un hilo de voz y Giorno no sabe si rodar los ojos por lo ridículo que se veía o sentirse enternecido por el hecho de que pensaba en él todo el tiempo.

―Uhm. ―dice mirando a todos lados en búsqueda del ahora rubio también, se relaja al verlo caminar hacia ellos.

―Me fui solo cinco minutos al baño, ¿Por qué Narancia está llorando? ―dice sentándose en las piernas del pelinegro, este lo abraza y esconde su cabeza en el pecho de Fugo.

―Te extrañaba. ―dice Giorno recostándose.

―Ah, no te preocupes, hace eso todo el tiempo.

Se sientan de tal forma qué Fugo esta atrás de Narancia abrazándolo por la espalda, este solo estaba acostado, Giorno frente a ellos pero honestamente queriendo estar en otro lado menos ahí.

Mista y Formaggio se unen, pero esa reunión no tarda mucho porque pasado el tiempo Giorno es el único que se da cuenta de que Formaggio ya estiró la pata desde hace rato.

Esta podría ser la oportunidad perfecta para tener a Mista para él.

Sí, podría.

De no ser porque las cosas decidieron dar un pequeño giro.

 

―Saben, Maggio me dijo que le mencionó algo a Melone sobrevenir aquí, pero dijo que no podía. ―dice Narancia dándole una calada a su cigarro. ―Y lo más raro es que dijo aseguraba qué Mel estaba en casa de Abbacchio.

―¿Por qué estaría en casa de Abba? ―pregunta Mista.

―No lo sé, y no me sorprende que Bruno no lo haya sacado a patadas, es tan amigable qué hasta con las más zorras es amable.

―No lo estaba. ―dice Fugo―. Según yo sé, Bruno ha estado en casa de Pros todo el día.

Los cuatro quedan en silencio mirándose simultáneamente. Narancia había comenzado a fruncir el ceño y se endereza lentamente.

―¿Ellos habrán peleado o algo así? ―pregunta, preferentemente, a Fugo. Este solo ladea la cabeza confundido.

―Claro, lo hicieron. ―le dice con algo de ironía en la voz―. Y ahora puedo ver que es verdad si Leone metió a Melone a su casa.

―¿De qué hablas? ¿Ellos pelearon y por eso Mel está con Abba? ¿Qué tan jodido fue? ―Le pregunta Narancia bastante aturdido.

―Uhm, Narancia. ―lo mira aún más confundido, ¿Cómo es qué él aún no sabía? Y por la misma mirada de Mista puede darse cuenta de que él tampoco lo sabía―. Bruno y Leone ya se separaron.

―¿Qué? ―lo mira tan rápido y descolocado que Giorno podría olvidar qué en algún momento estuvo ebrio―. ¿Lo están?

Mira a Giorno y después a Fugo simultáneamente en busca de respuesta. Fugo confundido por igual asiente con la cabeza.

―Ellos ya no están juntos desde hace semanas. ―Fugo mira a su novio con el ceño fruncido.

―¿Qué? ¿Cuándo? ―los mira a ambos―. ¿Bruno les dijo?

―Bueno, no, pero hay que ser demasiado ciego o estúpido como para no darse cuenta. ―realmente no era la intención de Fugo qué haya llamado sutilmente estúpido a Narancia.

―No dijeron por qué y realmente creo que no es de nuestra-. ―habla Giorno pero es interrumpido.

―Fue él, ¿cierto? ―dice rápidamente mirando a Giorno, de repente el semblante de Narancia era diferente. Ya no se veía relajado, risueño y cariñoso. Ahora se le veía incrédulo, alterado y ¿Enojado?

―¿Él? ¿Quién es él? ―pregunta Giorno.

―¿Fue él cierto? ―vuelve a preguntar apretando los puños y Fugo se mira tan descolocado qué toca los hombros de Narancia.

―Narancia.

―Sabía que ese idiota era un jodido sinvergüenza. ―mira a Giorno encarándolo, el rubio se sentía tan intimidado qué se hacía para atrás―. Es tan egoísta que no le importa lo que los demás piensen, ¿verdad?

―¿Pero de quién hablas?

―¡Deja de hacerte el idiota Giorno! ―alza la voz, esto hace que Mista mire a su dirección, poniendo sutilmente a Giorno detrás de él. Fugo jala a Narancia en su propia dirección.

―Hey, Narancia. ―lo mira tratando de que esté haga lo mismo.

―¿Tú lo sabías acaso? ―apunta a Giorno―. ¿Tú lo ayudaste?

―N-no yo. ―se sentía bastante descolocado―. ¡Yo no sé nada sobre esto! ¡Ni siquiera se dé quién hablas!

―¡Hablo de Diego maldita sea! ―esto hace que Giorno baje un poco los hombros por lo desprevenido qué le tomo eso.

¿Diego?

¿Qué tenía que ver Diego en todo eso?

―¿Diego? ―pregunta por lo bajo y Mista mira a Narancia, al parecer, tampoco entendiendo.

―Más te vale que comiences a ponerle un alto, Giorno. ―escupe las palabras con nada más que amenaza, mirándolo enojado.

―¿P-por qué? ―los ojos se llenaron de pequeñas lágrimas, no entendía por qué quería llorar.

¿Y por qué de repente todo se había vuelto tan agresivo?

¿Por qué de nuevo la existencia de Diego es maldecida?

¿Qué ha hecho él?

―Me importa un carajo quién sea él Giorno, y poco me importa que sea tu tío, yo lo haré mierda.

―Narancia ya. ―Mista pone una mano enfrente de él―. Creo que estás exagerando.

―Narancia yo, no sé que haya hecho Diego, pero, no creo que debamos actuar así. ―habla Giorno con voz gangosa, mirándolo―. Quiero decir, pienso que Bruno y Leone solo tuvieron un mal momento. Y-Yo nunca había conocido a dos personas amarse tanto como lo hacen ellos. No los subestimes ni subestimes su amor.

―No Giorno. ―niega apretando la mandíbula―. Me importa una mierda lo que digas, ese idiota no tiene escrúpulos ni moral y alguien debe detener sus putos juegos ya.

―Y no vas a ser tú. ―Fugo lo mira amenazadoramente tratando de detenerlo, pero es en vano.

―Narancia, tampoco voy a permitir qué vengas a casa de Diego a faltarle al respeto. ―dice frunciendo el ceño aún con ojos lagrimosos―. Él te respeta mucho y respeta a Bruno también, jamás haría algo-.

¿Es realmente así? ―lo mira con ojos abiertos del enojo―. Dime Giorno, ¿Realmente él no es capaz?

―¡Claro que no!―levanta la voz mirándolo enojado―. ¡Él no haría algo así! Él no es-.

―¡Giorno! ―lo mira exasperante―. Hace poco nos dijiste que no sabías en qué consistía su trabajo, lo supiste y no porque él te lo dijo, tú lo descubriste.

―¡¿Qué estás tratando de decirme?! ―Hasta ese punto, Mista y Fugo se miraban sabiendo que no iba a terminar bien.

¿Estás seguro de que él es así como se muestra? ―se suelta de agarre de Fugo y se acerca a Giorno agarrándolo del brazo y apretándolo.

―Hey, oye. ―Mista se acerca agarrando la mano de Narancia para que suelte a Giorno, pero no lo hace.

―¡Si, él lo hace! ―Giorno ya había comenzado a levantar la voz desde hace rato. La mirada desconfiada e incrédula de Narancia le estaba sintiendo nerviosamente estúpido.

¡¿Él realmente es así?! ―acerca su cara a Giorno, aprieta más su agarre.

―¡Narancia suéltame!

―Narancia ya déjalo. ―Fugo forcejeaba pero era inútil.

¿¡REALMENTE ES ASÍ!?

―¡CLARO QUE SÍ! ―Narancia lo mira fijamente y entrecierra los ojos. Giorno lloraba y ni sabía si era por la situación estúpida en la que se metieron o por el fuerte agarre en su mano.

―Giorno, ¿Realmente conoces tú a Diego Brando?

La pregunta queda en el aire sin respuesta establecida, pues Giorno no podía responder. Tal vez por el sentimiento de sentirse confundido, porque se sentía presionado por la persona frente a él. O tal vez era por el hecho de que no, puede que en realidad Giorno no conoce realmente a Diego Brando.

―Creo que alguien debe ya sacarte de esa burbuja en la que vives Giorno. ―Narancia suelta su mano, su semblante no se relajaba y su voz sonaba dura. Las palabras eran filosas y se podía ver que aún estaba enojado―. Y alguien debe hacerte ver, quién es la mierda con la que estás viviendo.

―Ya te dije qué no voy a permitir qué hables así de él. ―lo mira enojado―. ¡Tú no lo conoces mejor que yo! ¡Es mi tío! ¡Así que deja de hablar mierdas!

―¡El único que dice mierdas aquí es él! ―se levanta apuntando furiosamente a Giorno. Este lo mira desde abajo, enojado por igual―. ¡Y no solo eso! ¡También las hace! ¡Cada vez que toca algo lo arruina! ¡Y por supuesto, nunca va a estar de más arruinar una maldita relación porque Diego no conoce el puto respeto!

―¡No hables de respeto cuándo vienes aquí a hablar mierdas de quién te recibió en su casa! ―se levanta también encarando al pelinegro.

―Eres alguien a quien admiro mucho por tu inteligencia Giorno. ―lo empuja levemente haciendo que caiga sentado en el sillón. Fugo y Mista se siente realmente descolocados por su actitud―. Pero a veces llegas a ser tan estúpido.

Antes de que eso continúe y Giorno hable, la puerta es abierta llegando la persona menos indicada en el momento menos indicado.

Diego con algunas latas de cerveza en su sistema entra sin sentir el aura pesada qué existía en la sala. Los presentes lo miran al mismo tiempo, Narancia sonríe echando la cabeza para atrás y Fugo se levanta rápidamente siguiéndolo porque había comenzado a caminar hacía Diego.

Mista se mantenía con Giorno, pero este también se acerca hacia Narancia qué iba tras su tío.

―Pero miren qué llegó, el protagonista de esta historia. ―dice burlón apretando la mandíbula. Diego se quita la chaqueta meticulosamente mirándolos.

―¿Qué pasa?

―Más bien, ¿Qué no pasa?

Es en solo segundos que todo pasa. Qué Narancia truena la boca, que mira a Diego, que se acerca a este y lo toma del cuello de su ropa hasta estamparlo en la pared.

―¿Volviste a hacer tus mierdas Diego? ―dice Narancia en un susurro cerca de su rostro, luciendo como un loco―. ¿Aún cuándo te dije que si te acercabas a Bruno la pasarías mal?

Diego deja de forcejear y su ceño desaparece, se había quedado como estatua por unos segundos porque ahora sabía muy bien a que se refería.

―¿Podrías no hacer esto ahora? ―dice bajo y entre dientes, solo para ser escuchado por ellos dos.

―¿Por qué? ―mira a Giorno de reojo al ver como Diego lo había hecho antes―. ¿Te da vergüenza qué tu sobrino sepa la clase de persona que eres? ¿¡EH!? ¿¡Justo ahora tienes vergüenza!? ¡Debiste pensar en esto antes de hacer tus putas mierdas Diego!

―¡Suéltame jodido loco! ¿¡Quién mierda te crees para venir a pelear en nombre de él!? ―dice soltando el agarre de Narancia y empujándolo―. ¿Eres su padre acaso? ¿Crees que él es un puto bebé qué no piensa en sus acciones?

―Hablas cómo si no te conociera. ―habla con verdadero veneno en la boca―. Cómo si no supiera la clase de rata qué eres.

―Muy lejos de parecernos, no estamos. ―dice acercándose y hablándole entre dientes―. Así que vas a cerrar la maldita boca si sabes lo que te conviene.

Narancia ríe con ironía.

―Veo que lo único que sabes hacer es amenazar, ¿Lo amenazaste a él también?

―Yo no hice nada que él no quisiera. ―levanta una ceja con soberbia. Lo suficientemente creído como para sacar a Narancia de sus cosillas.

―Voy a preguntarlo una última vez.― dice aun si ya sabía la respuesta―. ¿Volviste a meterte con Bruno, Diego?

Dice por lo bajo, aún estaba teniendo consideración, Giorno no podía escucharlo.

―Una y otra vez cómo un maldito animal. ―dice con tono y sonrisa retadora. Aún ni no era todo verdad, no podía evitar abrir la boca de más de vez en cuándo.

O tal vez era el alcohol en sus sistemas. El suficiente como para hacer que Narancia tenga lo necesario.

Y así como salieron las palabras, cayó el primero de tantos puñetazos en la nariz de Diego haciéndolo sentarse de golpe, siente la sangre resbalar hasta mancharle la camisa. Narancia se tocaba el puño de dolor.

Diego lo patea hasta hacerlo caer también, este enfurecido se avienta hasta acostarlo en el piso y caer en su regazo.

Todo pasa tan rápido que ni siquiera Mista, Fugo y Giorno pudieron reaccionar para detenerlos a tiempo.

Cuándo se dan cuenta, los dos estaban en el suelo y Narancia estaba tirándole puñetazos en la nariz y labio de Diego de manera violenta y constante, qué Giorno se sentía asustado.

Tenía miedo.

―¡N-Narancia basta! ―Fugo intenta intervenir, pero es golpeado de un codazo. Mista se pone a espaldas de Narancia y enrolla sus brazos en los del pelinegro evitándole tocar al rubio.

―¡Formaggio! ―Giorno, lo único que pudo hacer es correr hacia el otro qué estaba dormido y despertarlo. Sí, tenía miedo de intervenir, no quería ver como Narancia golpeaba a Diego como si fueran un par de desconocidos.

En ese momento, quería huir de ahí.

―¡Mierda Nara! ―Formaggio corre tomando las manos de Narancia y empujándolo con ayuda de Mista, mientras Fugo ayudaba a Diego y miraba a Giorno después.

―Diego. ―dice Giorno acercándose a él, toca sus hombros y ve como este está en una posición en cuatro tosiendo sangre.

Narancia escupe también la sangre qué dejó acumular, se limpia bruscamente lastimándose más. Él también había recibido puñetazos qué le dejarían marca, pero ciertamente Diego es quién había recibido golpes más severos.

Maldita sea Narancia qué lo encaró cuando no estaba en sus cinco sentidos.

Varias cosas cayeron al piso en el proceso, haciendo esa escena más estruendosa.

―Estoy bien, estoy bien. ―dice haciendo un ademán con la mano tratando de tranquilizarlo. Pasa una mano por su boca limpiándose, que más bien lo qué hizo fue regarse toda la sangre por la boca, barbilla y mejillas, luciendo como un maldito payaso.

―¡Suéltame Formaggio! ―gritaba Narancia tratando de soltarse. Este solo apretaba más el agarre.

―¡Narancia tranquilízate ya! ―dice Mista.

Y en cuestión de segundos Fugo habla.

―Debemos irnos. ―camina rápido agarrando sus cosas y las de Narancia.

Ambos levantan a Narancia y lo encaminan hasta la entrada de la puerta. Fugo camina hacia ellos, por alguna razón no podía mirar a Giorno a la cara. Diego se levanta lentamente con ayuda de Giorno.

Se sienta en la pequeña mesa qué tenía cerca de ahí y levanta la cabeza mirando al techo tratando de detener la hemorragia, Giorno corre hasta la cocina yendo por un papel y entregándoselo.

Ni siquiera los mira, Diego tiene los ojos cerrados, solo esperando a que se vayan ya.

―¿Por qué él está actuado así? ―Giorno lo mira casi como un niño pequeño asustadizo, Diego acaricia su cabeza mirando enojado hacia la puerta donde los cuatro ya estaban.

―No te preocupes Giorno, Narancia suele tener ataques de ira de vez en cuándo. ―dice sin dejar de tocar la cabeza de Giorno.

―¡Ataques de ira mis huevos! ¡Sabes muy bien de lo que estoy hablando! ―gritaba mientras forcejaba, pero finalmente Fugo y Formaggio lograron sacarlo a duras penas del departamento.

Mista se queda parado dándoles una última mirada, Diego lo mira molesto y niega. Mista asiente ya que sabe que no lo quiere ahí, por lo que sale cerrando lentamente la puerta.

Unos segundos en silencio en los cuales los primeros escuchaban aún la voz de Narancia, Diego puede escuchar como Giorno sorbe por la nariz.

―Perdón por esto, Diego. ―habla entre lágrimas―. Yo no sé cómo pasó, estábamos bien, pero de un momento a otro las cosas se salieron de control.

―Oh, no, no, no Giorno. ―dice tratando de tranquilizarlo, la cara de Diego parecía aún aturdida y hasta mal viajada.

Como si no supiera donde está ni que le acaban de dar una paliza hace unos minutos.

―No es tu culpa, no tienes por qué disculparte.

―Lo hago, realmente no entendía de que estaba hablando y eso hizo que se saliera de sus casillas.

―Claro que no Giorno, Narancia solo es un idiota, que busca pleitos. No hubo nada malo en nosotros. ―dice negando y poniendo papel en su nariz.

―Él ha dicho que suele ser impulsivo, y no ha descansado estos días, debió ser por eso.

―Lo es todo el tiempo, no es nada. Esta no es la primera vez.―dice tratando de restarle importancia. Giorno traga saliva y mira a Diego.

―¿A qué se refería con todo eso? ―pregunta a duras penas como no queriendo preguntar realmente.

―No vamos a hablar de eso ahora, ¿quieres? ―dice tratando de mirarse tan lastimoso.

―Tienes razón. ―asiente limpiándose las lágrimas.

Ambos hacen un acuerdo de no hablar de eso hasta mañana y Diego, con una esperanza de que sea nunca―, así que después de detener el sangrado y sin recoger toda la mierda y desastre qué había en el departamento, Diego se había sentado en el sofá para fumarse el qué sería ya su segundo cigarro. Giorno estaba acostado con la cabeza en sus piernas.

Miraba al techo mientras sentía la tranquila respiración de su sobrino mientras dormía. Cierra los ojos mientras deja escapar el humo, no puede hacer otra cosa más que maldecir a Narancia una y otra vez.

Y a él, por ser idiota, por no pensary porque ahora Giorno sabrá sus estupideces.

Agarra su celular mientras busca un contacto y comienza a escribir.

 

✧  Venus 

Voy a matar a ese idiota, juro que lo voy a hacer.

✓✓02:12 a. m.

 

Para nada me sorprende que estés metido en problemas otra vez, ¿ahora quién es?

✓✓ 02:13 a. m.

 

Narancia jodido Ghirga.

✓ 02:13 a. m.

 

Mierda, ¿qué ha pasado?

✓ 02:13 a. m.

 

Él cabrón vino a mi casa a causar un maldito escándalo, hizo llorar a Giorno y me rompió la puta nariz.

✓ 02:13 a. m.

 

Suena bastante jodido, pero puedo jurar qué no fue por nada, ¡No importa! Siempre te apoyaré a ti precioso ;)

✓ 02:14 a. m.

 

Nada del otro maldito mundo, solo se enteró que hubo algo entre Bruno y yo otra vez.

✓ 02:15 a. m.

 

Eso pasó hace varios meses, ¿Por qué hasta ahora?

✓ 02:15 a. m.

 

No lo sé mierda, estoy tan malditamente abrumado ahora, voy a matar a ese idiota yo mismo.

✓ 02:17 a. m.

 

Sería bastante placentero para ti, pero sabes que no puedes hacerlo, te irá mal.

✓ 02:17 a. m.

 

Me importa una mierda, lo mataré.

✓ 02:18 a. m.

 

Técnicamente Narancia es intocable, Gogo, no puedes hacer nada cuando tú sabes muy bien qué tienes las de perder.

✓ 02:20 am.

 

Qué tan intocable puede ser esa mierdecilla.

✓ 02:20 a. m.

 

Bastante, así que puedes solo conformarte con sacarle la mierda hasta dejarlo inconsciente o algo así.

Debiste pensarlo muy bien antes de dejar esa mierda en malos términos.  Ellos solo están buscando una excusa para acabar contigo.

✓ 02:21 a. m.

 

No tengo miedo de nadie, maldición, no voy a hablar de esta mierda aquí.

✓ 02:21 a. m.

 

¿Dio se siente bastante alterado?

✓ 02:22 a. m.

 

Lo estoy.

✓ 02:22 a. m.

 

Yo puedo ayudarte si lo necesitas. No lo sé, ¿Descargar toda esa tensión?

✓ 02:25 a. m.

 

Diego tarda segundos pensando en contestar.

 

¿Dónde estás?

✓ 02:26 a. m.

 

Estoy en Club21, convencionalmente cerca del hotel Nuvo :)

Pagaré yo.

✓ 02:26 a. m.

 

No seré yo la puta, Melone, conoce tú lugar.

✓ 02:27 a. m.

 

Seré lo que tú quieras.

✓ 02:27 a. m.

 

Estaré ahí en veinte minutos.

✓ 02:29 a. m.

 

Bloquea su celular y cuidadosamente agarra la cabeza de Giorno para poder levantarse, finalmente se para y camina hasta el baño para lavarse la cara.

Maldice al ver como había quedado, del puto asco y con ya posible nariz rota. Se limpia y camina a su habitación para sacar una sábana y cubrir a Giorno con ella.

Toma sus cosas y antes de irse pasa a su minibar donde comienza a servirse un trago, después de sentir su garganta quemar camina a la puerta, le da una última mirada antes de salir por esta y cerrar silenciosamente.

 

Muchas cosas que pensar.

 

Mucho por hacer.

 

Mucho por decir.

 

Pero no esta maldita noche.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

Para justificar esta pelea, voy a decir que Narancia ya se las tenía contadas a Diego, jeje.

Chapter 41: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO. 036 ꒱

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ Kakyoin recuerda porque odia a Joseph, Gyro piensa que su estrella tiene días buenos y malos, y Johnny no sé había sentido así en mucho tiempo ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

 Nápoles, Italia. Nori-mento.

08:22 AM

Ciertamente, se puede decir que no todo estaba yendo mal, no todo puede ser malo, después de todo, siempre puede ser peor.

Al menos eso es lo que piensa Jotaro Joestar.

Porque no puede haber peor mañana qué despertar temprano para ir a ver a tu chico de ensueño a su departamento, llegar, y que en realidad esté en su sala el espantoso de tu hermano con su esposo mirando la televisión.

Porque podrá tener más de treinta años, pero no puede hacer algo tan simple como lo es pagar el gas y la luz a tiempo.

Y ahora Kakyoin puede ser víctima de invasión a su propiedad por eso, y de paso Jotaro también.

―Sabes que Kakyoin te colgará de los huevos, ¿Cierto? ―decía Jotaro mientras comía pan sentado en una silla de la mesa.

Joseph estaba enfrente de él con Jouta sentado en el desayunador con una bolsa de hielo en su oreja izquierda.

―Noriaki debe entender qué su pequeño está creciendo. ―responde Joseph como si no estuviera a punto de perforarle las orejas a Jouta sin el consentimiento de su padre.

―Tiene solo seis años. ―Jotaro lo mira con reproche.

―En realidad tengo ocho. ―corrige Jouta mirando a Jotaro, aún con la bolsa en su oreja.

―¿Qué no tenías siete? ―Joseph mira al pequeño confundido.

―Eso no importa, es muy jodidamente pequeño. ―Jotaro interrumpe la pequeña discusión de ambos.

―Mi madre le perforó las orejas a Gyro cuándo nació porque creyó que era una ragazza ―dice Caesar acercándose a ellos y recargándose en el desayunador junto a Jouta.

―¿Cómo tu madre no va a saber que era hombre? ¿Qué no vio que tenía manguera en vez de flor? ―pregunta Joseph.

―Bueno, así de jodido tenía el cerebro cómo para no diferenciar. ―se encoge de hombros.

Joseph camina hasta buscar un recipiente donde tenía los aretes en alcohol listos.

―Dios Joseph, es demasiado temprano para tus mierdas. ―Jotaro se toca el entrecejo.

―¿Por qué no vas y lo despiertas si tanto estás en desacuerdo? ―le dice Joseph

―No. ―dice levantándose para servirse un poco de jugo―. Quiero ver como te ahorca hasta dejarte morado y cuelga tu cuerpo en algún poste de luz.

―Jotaro fue quién me enseñó a hacer perforaciones. ―cuenta Joseph, hablaba con Caesar y Jouta, pero más con el pequeño, trataba de entretenerlo porque lucía verdaderamente nervioso y asustado―. De hecho, comenzó a perforar chicas y chicos en la escuela secundaria por un par de dólares.

―¿En serio? ―pregunta Caesar mirando a Jotaro.

―Mi hermano siempre ha sido un poco ambicioso. ―expresa divertido―. Él mismo se hizo sus propias perforaciones... ¡Ya está el primero!

Mira sonriente a Jouta, este solo lo mira con una sonrisa incrédula porque no había sentido absolutamente nada, Caesar también le sonríe cuando el pequeño lo mira.

―Y entonces, como la pequeña mierdecilla traviesa qué fue Jotaro de pequeño, cuando tuvo la oportunidad, le perforó las orejas a mi hermanito Johnny cuando era bebé. ―Joseph prepara la otra oreja―. Y fue tan cabrón qué le dijo a Johnny qué en realidad todos los niños nacían así.

―¿En serio él hizo algo así? ―pregunta Jouta mirando a Joseph.

―¿Lo dudas? ―le pregunta divertido y este niega con una sonrisa―. ¡No sabes lo complicado que fue decirle la verdad cuando vio que ni mi hermano Jonathan ni yo teníamos!

Esto fue más un reproche hacía Jotaro y este solo le responde desviando la mirada con una pequeña sonrisa. Joseph mira fijo a Jouta y este lo mira atento.

―Escucha pequeño, sé que no eres realmente travieso pero debo decirlo. Debes ser muy cuidadoso con tus orejas, ¿entendido? ―le dice en advertencia y este asiente.

―Te desangrarás si las tocas. ―dice Jotaro y Jouta mira a Joseph asustado.

―No le creas a ese idiota, no sangrarás, pero si te dolerá, si te llegas a lastimar. No te preocupes, no será nada grave. ―lo tranquiliza con una sonrisa―. Sé que tu padre es un poco torpe y lo es más cuando se trata de ti, así que si ves que tu oreja se pone roja o se hincha, solo dile que te lleve con tu tío Joseph y yo te curaré, ¿De acuerdo?

―Sí, tío Jojo. ―dice asintiendo frenéticamente.

―Bien, ahora ve por tus cosas antes de que te sientes a desayunar. ―lo empuja levemente para que vaya hacia su habitación. Al ver que se va, mira a Jotaro―. Eres un cabrón, por eso Jouta no te quiere cómo papá.

La pequeña discusión es interrumpida por Jouta qué veía corriendo con mochila en mano.

―¡Papá Nori despertó! ―mira a Joseph asustado, este también lo mira igual.

―¡Mierda! ―carga a Jouta como un costal de papas para llevárselo.

―¡Pero-! ¡Mi desayuno! ―señala su plato servido por Caesar, quién comenzaba a hacerle un lunch improvisado a tiempo récord.

―¡No es tiempo de comer Jouta! ¡Es tiempo de correr! ―exclama saliendo de la cocina después de que Caesar le lanzara lo que preparó para el pequeño. Jotaro solo mantuvo una mano tocándose el entrecejo, al escuchar la puerta cerrarse habla.

―Ahora recuerdo el porqué de Nori cuando en su lista de "niñeros de Jouta", Joseph tiene una equis y un gran "NO". ―mira a Caesar dejarse caer en la silla.

―Él solo está tratando de hacer lo mejor. ―dice totalmente derrotado.

―Pues dile que pare. ―dice serio y Caesar no puede evitar soltar una pequeña risa. Noriaki entra levemente adormilado, Jotaro no puede evitar mostrar una pequeña sonrisa.

―Uhm, ¡Buenos días! J-Jotaro. ―verlo ahí sentado de piernas cruzadas, tan intimidantemente tranquilo lo ponía nervioso y un poco emocionado, no va a mentir. Jotaro con camisa negra ajustada y cabello desordenado sin gorra siempre será bienvenido.

―Y yo. ―interrumpe Caesar con tono ligeramente sarcástico. Claro, Kakyoin no había notado su presencia, así que cuando escuchó su voz lo miró confundido.

―¡Caesar! ―muestra una pequeña sonrisa confundida―. No es que me moleste, pero, ¿Qué haces aquí tan temprano?

―Bueno, la vida me trajo aquí. ―mira su celular al notar un mensaje de Joseph diciéndole que dejó al niño en la escuela y que ahora irá a pagar las deudas―. Eso y un idiota de cabello castaño.

―¡Oh! Ya veo. ―no comprendió del todo. Jugueteaba con sus dedos mientras caminaba por la cocina―. Uhm, Jotaro, ¿Quieres qué te, prepare el desayuno? ¿Un café?

Jotaro mira a Caesar con una pequeña sonrisa de lado, este se la devuelve. El rubio podría corregir a su esposo, Jouta no era el único que hacía a Kakyoin actuar torpe.

Jotaro se levanta y se acerca a él, lo toma de ambos lados de su cabeza. Entonces se inclina para plantearle un profundo beso.

El pelirrojo tan solo se sorprende, pero no se niega ni se aparta, únicamente se queda quieto. Cuando se separan el pelo negro le da un último beso en la mejilla y se endereza. El otro no hace otra cosa más que sonrojarse tras esa muestra de cariño. Caesar solo miraba su teléfono distraídamente.

―No te preocupes, yo lo hago. ―camina hacia la alacena buscando una taza, voltea a verlo―. ¿Tú quieres uno?

―S-si por favor. ―dice aún sonrojado pero tratando de ocultarlo con su mechón largo. Jotaro asiente y regresa a lo suyo, dándole la espalda.

Cuando se voltea, Noriaki cierra los ojos mientras sonríe enormemente pero apretando los labios, ahogando sus gritos internamente.

Se estaba comportando como todo un adolescente. Pero qué importaba eso, era la primera vez que estaba teniendo esos tratos y esos sentimientos por alguien más, que lo dejen disfrutar maldición.

Seguiría si no fuera porque recordó la presencia de Caesar quién lo miraba divertido. Noriaki solo se cruza de brazos mirando a otro lado, bastante avergonzado.

―¿A qué hora tienes qué estar en tu trabajo? ―deja la taza en la mesa.

―Uhm a las cinco y media, falta mucho en realidad. ―toma su taza―. La verdad, creo que me levanté demasiado temprano y ustedes también, porque mi alarma no ha sonado para preparar a Jouta y llevarlo a la escuela.

―En realidad no, ya son las diez. ―responde Caesar comiéndose los pancakes hechos para Jouta. Noriaki casi se ahoga con el café derramado sobre la mesa, Jotaro golpea su espalda y Caesar solo sonríe sin dejar de comer.

―¡¿Las diez?! ¡Jouta entra a las nueve! ―a punto de levantarse como loco, Jotaro lo detiene.

―Tranquilo, Jouta ya está en la escuela. ―dice sacando una servilleta para limpiar la mesa y la barbilla del pelirrojo.

―Joseph fue a dejarlo, querían que descansaras, así que él se ofreció a dejarlo.

―¿En serio? Qué considerado. Nunca se había ofrecido porque decía que sus horas de dormir eran sagradas. ―se sentía conmovido, también se limpia.

―Si bueno, hoy se levantó muy servicial. ―dice Caesar levantando las cejas con claro sarcasmo.

Los tres continúan con un desayuno bastante agradable a base de Noriaki nervioso alrededor de Jotaro, este poniéndolo más nervioso y Caesar fingiendo qué es ciego y sordomudo.

Eran ya casi las doce, por lo que la salida de Jouta sería pronto. Caesar y Jotaro saben que Joseph no podrá ocultar a Jouta toda la vida.

―Tengo el presentimiento de que Joseph no volverá pronto. ―dice Caesar mientras ayudaba a Noriaki con sus deberes, ciertamente el pelirrojo decía ser ordenado, pero todos podían cuestionar su concepto de limpieza y orden.

―No puedo imaginar por qué. ―Jotaro responde en tono sarcástico. Toma su chaqueta y también su gorra―. Así qué iré a buscarlo, hay algunas cosas que quiero hablar con él, regresaré antes de qué te vayas. Caesar, cuida de Nori.

―No tienes que decirlo. ―asiente. Jotaro se despide de Kakyoin con un tímido beso.

Sale del departamento soltando un suspiro. Camina hacia su auto y maneja sin rumbo, ya que podía tener una idea de donde estaría el idiota mayor. Está seguro que incluso se ocultará bajo las sombras por mucho tiempo hasta que Kakyoin con planes asesinos lo encuentre. Porque si, no fue bastante malo para Jouta pero si para Joseph.

 

༄  12:30 PM

Porque si, a Noriaki casi le daba un infarto cuándo vio las pequeñas y sensibles orejas de su niño perforadas, y peor aún ¡El idiota le dejo una más arriba qué la otra!

―¡Jouta! ¿Por qué dejaste qué el tío Joseph te hiciera eso?

―¡Él me dijo que me vería genial! ¡Dijo que parecería un ebay!

¿Ebay? ¿Ebay...? ¿E-boy?

¡Si, eso! Además... ―jugueteaba con las correas de su mochila―. Tú te ves muy bien con ellos, y yo quiero verme tan bien como tú.

―Por Dios Jouta. ―lloriquea aún viendo sus orejas.

―P-perdón, ¿Estás molesto? ―pregunta al borde de las lágrimas mirando a su padre. Este solo suspira acariciando su cabello.

―No mi amor, no estoy molesto, pero. ―lo mira poniendo una mano en su hombro―. ¿Estás consciente de qué tendrás eso toda tu vida? Quiero decir, ya no hay vuelta atrás.

―Si papi, ¡Aunque el tío Jojo me dijo que si dejo de usar aretes, mis perforaciones se cerrarán y será como si no hubiera pasado nada! ―dice como si tratara de tranquilizar a Kakyoin.

―........ ―lo mira fijamente―... Voy a matar a Joseph.

 

✧༄

 

Regresando al presente, Jotaro siente el cuerpo tenso y la mente un desastre. Los temas familiares siempre eran algo de lo que se buscaba huir, él lo hizo por un tiempo, pero sabe que nunca se puede completamente escapar de ellos.

Y por eso está ahí. Arreglando esa mierda porque alguien tiene que ser el que mantenga a todos a raya, y en este caso, le tocó ser él.

Camina por las tranquilas calles escuchando el sonido del mar y las voces de la gente. Su búsqueda no sería complicada, a paso lento llega hasta el elegante hotel donde se estaba quedando.

Llega a su puerta y no se alarma al ver que está sin seguro y abierta. Suspira y entra.

―¡Hermano! Estuve aquí esperándote. ―exclama Joseph desde el sofá, estaba viendo televisión.

―Si claro, esperándome. ―dice mientras se quita la gorra y la chaqueta―. Sabes que no puedes ocultarte aquí por siempre.

―Si puedo, al menos por un buen tiempo, si, de todos modos, Noriaki no sabe dónde te estás quedando ¿Cierto? ―pregunta con una sonrisa, moviéndose nerviosamente.

Este se queda quieto por unos segundos mirándolo, luego retoma sus movimientos.

―No, no sabe. ―si, si sabe.

―Genial. ―dice sonriente. Jotaro se sentó junto a él, ambos mantenían la mirada fija al frente, Joseph jugueteaba con sus dedos. Había podido leer el ambiente ahí, sabía lo que Jotaro quería en ese momento.

Pero la verdadera pregunta era ¿Él lo quería también?

―Entonces... ¿Irás ahora? ―lo cuestiona al ver que Jotaro se levantaba para servirse un trago.

―Se supone que sí, es a lo que vine. ―dice desde el minibar.

―A otro perro con ese hueso Jojo, viniste por tu amado, a mí no me engañas. ―responde divertido mirando a su hermano, aligerando el ambiente. Jotaro sonríe rodando los ojos.

―Es la PRINCIPAL causa por la que viene. ―exclama, Joseph ríe mirando al frente.

―Bien, puedes ir ahora si quieres. ―se levanta hasta llegar a Jotaro a punto de decirle la dirección del menos de los Joestars, pero la inquietante manera en la que Jotaro muerde el borde del vaso de vidrio y lo mira con cierta culpabilidad lo hace detenerse.

―¿Pasa algo? ―Joseph muestra preocupación.

―Si, algo así. ―titubea hasta que al fin habla―. Antes de venir aquí yo, fui a casa del viejo y bueno, no, me esperaba encontrarlo, pero ahí estaba Jonathan.

Este solo lo mira atento a sus palabras, sin entender realmente a dónde iba. Este toma todo el líquido del vaso y suelta un suspiro.

―Le dije a Jonathan dónde estaban. ―dice sin más y Joseph solo lo mira quieto, incrédulo, aún procesando lo dicho.

―Por la mierda qué no lo hiciste. ―exclama aún incrédulo, sin mover ni un músculo.

―Si, y bueno, no me sorprendería qué él viniera en cualquier momento. ―juega con el vaso.

―Por la mierda qué no lo hiciste, ¡Jotaro! ―repite enojado―. ¡Se supone que no debía saberlo!

―Bueno Joseph, no estás en el maldito lugar más discreto del mundo, de alguna u otra forma lo iba a saber. ―ahora estaba molesto también.

―Si, pero no ahora, ¡No de esta maldita forma! ¡Jotaro tú, maldito-! ―soltaba las palabras realmente enojado, pone sus manos frente a Jotaro simulando querer ahorcarlo hasta matarlo.

Camina alejándose de él con una mano en sus sienes. Ahí estaba la migraña otra vez.

―¿Por qué siempre haces esto? ―pregunta furiosamente dolido. Este lo mira sin entender. ―¿Por qué actúas siempre por tu maldita cuenta? Pensando solo en ti mismo y nunca en nosotros.

―Por si no lo sabías, esto qué hago es por ustedes. Siempre he pensado en ustedes y en su beneficio. ―dice levantándose, siguiéndolo con la mirada.

―¡No parece! ¡Jotaro tú, grandísimo imbécil! ―pensar que ahora ese idiota estaría volando directo aquí le pone nervioso―. ¿En qué mierda estabas pensando?

―En ustedes, Joseph. ―dice serio.

―Y una mierda con eso. ―camina al sofá donde estaban sus cosas, las recoge furioso.

―Joseph, deja de actuar como un maldito niño. ―dice tomando a Joseph del brazo para detenerlo, pero este lo aparta.

―Tú deja de actuar como un idiota hostil Jotaro. ―tan serio como pudo, camina hacia la puerta saliendo de esta, cerrándola bruscamente.

Jotaro mira hacia el techo en un gesto fastidiado. No podía dar vuelta atrás, no podía evadir esto, y no podía evitarlo.

Decidió quedarse ahí por el resto del día, al menos hasta que fuera la hora de dejar a Noriaki a su trabajo. Así que estuvo la mayor parte del tiempo en el balcón sentado, una cajetilla de cigarros lo acompañó y la frescura de Italia.

 

Dejando atrás la mierda de hermanos qué le tocó, esto es lo que necesitaba. Al menos hasta que el idiota mayor de los Joestar decidió regresar como si no hubiera hecho una escena horas antes.

Lo vio entrar cómo si no hubiera pasado nada, como si no hubiera querido matarlo, tomando de su bebida carbonatada qué traía en manos.

Sin decir nada, se sienta junto a él mirando al frente, ambos lo hacían. Jotaro jugaba con el cigarro en su boca y Joseph seguía tomando.

Estuvieron así durante varios minutos, los suficientes como para que Jotaro dejara esa mierda de fingir qué solo estaban adivinando que figura tenían las nubes.

―Entonces. ―Jotaro mira a Joseph qué hacía cara de hacerse el tonto. O tal vez solo estaba haciendo su cara normal―. ¿Le dirás a Johnny?

―No. ―dice serio mirando al frente. Interrumpe a Jotaro al ver que está a punto de sermonearlo―. Por qué eso lo harás tú.

―¿Qué? ―frunce el ceño.

―Bueno, para empezar, fuiste tú quién comenzó está mierda de "reconciliación de hermanos". ―habla con burla en su voz―. Yo estaba perfectamente bien en esta ciudad con Johnny, así que, irás tú y le dirás que nuestro hermano de mierda quiere verlo después de estar ocho jodidos años sin querer saber de él.

―¿Por qué das por hecho que las cosas pasaron así? No lo sabes idiota. Ya has evitado a Jonathan por demasiado tiempo, pero sabes que no puedes hacerlo por siempre.

―Si, si puedo.

―No, no puedes. Así que dejarás de actuar cómo un idiota rencoroso por una vez en tu vida, Joseph. Entiendo qué tú lo quieras mandar a la mierda, bien, hazlo. Pero no arrastres a Johnny contigo. ―lo mira serio―. Sé que él también tuvo sus mierdas con Jonathan, pero solo Johnny sabrá hasta dónde quiere llegar y eso solo lo sabrá cuando ellos realmente hablen.

Joseph solo miraba con una mueca hacia cualquier lado menos a Jotaro.

―No más mierdas de recados ni nosotros como intermediarios. Nada de evitar los putos problemas que claramente aún estamos arrastrando con nosotros.

―Si, cómo sea. Sea cual sea el caso Jotaro, yo no voy a meter las manos por ti, así que cualquier cosa, puedes ir con Johnny y decirle esa mierda. ―dice restando importancia, bastante indiferente como para que Jotaro lo mire incrédulo.

―Joseph.

―Si Jotaro, di lo que quieras, soy Joseph el más cabrón de los Joestar, ya he oído eso muchas veces. ―dice levantándose, lo mira levantando su vaso―. Ahora, si me disculpas, iré a disfrutar de mi ICEE hasta que se me congele el cerebro.

Le toma a través de la pajilla haciendo un ruido molesto y Jotaro solo lo mira apretando la mandíbula, Joseph sabía que eso lo fastidiaba. El Joestar mayor le da la espalda y camina luciendo como el ser más indignado.

―Lo único que se te congelará es el cráneo por qué maldito cerebro no tienes ahí. ―dice al ver como se aleja y le muestra el dedo corazón antes de volver a cerrar la puerta estruendosamente.

 

✧༄

 

Al siguiente día es cuándo estaba decidido, la noche anterior y la mañana de ese día pasaron tan rápido y Jotaro no puede recordar cómo pasó.

Lo que sí recuerda es estar caminando por las calles con sus puños apretados, metidos en su chaqueta negra y Joseph parloteando sobre cómo es que la cinta adhesiva lo ha ayudado en más de una ocasión.

Joseph se detiene mirando a un edificio al otro lado de la calle, Jotaro hace lo mismo mirando al lugar, bastante agradable y hogareño. Sí, justo lo que habría querido para su hermano.

―Estoy cayendo en cuenta que también será la primera vez que conocerás a su novio. ―dice Joseph.

―Ciertamente. ―lo mira―. Aunque por la forma en que lo describiste, no me parece alguien bueno para Johnny.

―¡Tonterías! En realidad es bastante agradable. ―Jotaro levanta una ceja incrédula, recordando las palabras de Joseph.

«―Es italiano, rubio, alto, musculoso, con cara de idiota, pero que puede dejarte con el corazón destrozado y mandarte a terapia varios años».

«―¿Seguro qué no estás hablando de Caesar?».

«―¡Jotaro!».

―Y es hermano de Caesar, con eso ya es alarmante. ―dice serio, aunque sabe que era una clara broma.

―Disculpa, ¿Podrías dejar de hablar mal de mi señor y continuar con esto? ―fingida estar ofendido.

Jotaro asiente y ambos cruzan la calle, entran al edificio hasta llegar al último piso. Al subir por las escaleras, Jotaro puede escuchar por lo bajo la tranquila melodía de In The Air Tonight de Phil Collins, sonríe ante eso, ya que era la canción favorita de Johnny.

Recuerda esas mañanas en las que su chófer los dejaba en la escuela y cómo es que desde la primera vez que el pequeño Joestar escucho esa canción, la pedía día tras día en el camino en auto.

Cómo el silencio era grande aun si Joseph estaba en el auto, cómo miraban la carretera y las vistas, cómo Jonathan parecía relajarse con esa canción y cómo Johnny sonreía mientras tarareaba.

Cómo disfrutaban esos momentos.

Si, esos tranquilos momentos.

Joseph sonreía ante el mismo recuerdo y es así como toca. Tres fueron los que necesito para que la puerta se abriera y mostrará lo que Joseph describió cómo un "idiota italiano con cara de romper corazones".

Palabras más, palabras menos.

―Salve! Benvenuti! ―exclama Gyro tan animado como siempre con una sonrisa, saluda a Joseph casual y deja que entre. Mira a Jotaro con la misma sonrisa.

―Jotaro Joestar. ―se presenta extendiendo su mano, su sonrisa se borra.

―Oh merda. ―dice sorprendido, no esperaba esa visita aún. Mira a Joseph descolocado, este solo hace una mueca de complicidad al recordar que no había hablado bien con Gyro sobre eso.

Sí, digamos que hubo momentos en los que su boca llena de mierda no dudo en tirar alguna sobre Jotaro, por lo que Gyro no tenía la mejor de las impresiones de los Joestars.

―Perdón por esta intromisión tan repentina, en realidad, vengo a ver a Johnny. ―dice tranquilo, Gyro mira a Joseph y este mira a otro lado.

―Uhm, ¡Claro! Entra Jotaro. ―retoma su sonrisa caminando hasta sentarse en el sofá de la sala―. Johnny está en nuestra habitación, puedes ir sin problemas, supongo que querrán privacidad.

―En realidad sí, me parece bien. ―asiente.

―Bueno, mi deber termina aquí, creo que me iré. ―Joseph camina de espaldas hacia la puerta de la entrada, es detenido por Gyro qué lo toma fuerte del brazo.

―Y una mierda te vas a ir, idiota. ―habla Gyro entre dientes, hablando bajo para ser escuchado solo por ellos dos―. ¿Por qué no me dijiste que el "Idiota más antipático del planeta" estaría aquí ahora?

―¡Tu hermano me necesita! No puedo dejarlo solo. ―dice haciendo un puchero, Gyro solo mira furioso y rueda los ojos. Sonríe caminando hacia Jotaro.

―Iré a hablar con Johnny, espera aquí.

Gyro camina hacia su habitación y rueda los ojos al escuchar la puerta cerrarse, clara señal de qué Joseph se había ido, idiota.

―Stella. ―entra sigilosamente, puede ver el bulto en la gran cama que era Johnny mirando la televisión, este al escucharlo se sienta y sale de entre las sábanas qué lo cubrían.

―¿Ocurrió algo? ―busca con la mirada el pedido qué le había hecho con anterioridad y por lo que Gyro estaba en la cocina―. ¿Mis fresas?

―En realidad pausaremos un poco eso, cariño. ―dice sonriéndole―. Alguien ha venido a verte.

―¿Joseph? ―pregunta confundido, este niega.

―Jotaro. ―dice apretando los labios.

―Oh. ―comienza a juguetear con sus dedos y Gyro sostiene sus manos. Sabe las reacciones qué su novio llegaba a tener―. Él está aquí, y yo, yo-.

―Está bien, solo quiere charlar un poco contigo. ―toma sus mejillas―. Será breve, yo estaré afuera todo el tiempo, si me necesitas, aquí estaré.

Johhny asiente aún con la duda en su rostro y los nervios en sus dedos, los ojos tristes qué Gyro ve cada vez que de sus hermanos se trata es algo que le molesta todo el tiempo.

―Hey, ¿Qué te parece si voy abajo al departamento de Gelato y robo uno de sus gatos? Así podrás jugar con el cómo te gusta. ―dice con una tierna sonrisa, Johnny también lo hace, asintiendo como un niño pequeño―. Bien, entonces terminaremos esto tan pronto para que podamos descansar, ¿Está bien?

―Sí. ―Dice asintiendo con un poco más de confianza aun si sentía el corazón latirle como un loco.

No había visto a Jotaro en muchísimo tiempo.

―Bien, le diré que venga. ―dice antes de darle un pequeño beso en los labios y luego en la frente.

Sale y los hombros de Johnny caen, la sonrisa lentamente se desvanece, su labio inferior es mordido y el ceño se frunce por las emociones del momento.

Recordando nuevamente esos momentos, momentos específicos qué pasó con Jotaro son los que le hicieron decir sí.

Si, si quiero verlo.

Si, si quiero hablar con él.

Si, si quiero que Jotaro esté aquí.

[ ... ]

Supongo que la charla fue justo cómo todos imaginaron. Extrañamente incómoda, con silencios qué ambos querían evitar y bastantes palabras tardías que Johnny no escuchó cuando verdaderamente las necesitaba.

Y que justo ahora no quiere escuchar, porque le hacen mal.

Le hace mal porque le recuerda todo lo que se pudo evitar con tan solo formular unas cuantas palabras. Todo lo que sucedió por lo no dicho y como es que repercute en ellos, en él.

Le entristece.

Aún cuándo puede ver a Joseph ahogándose en el rencor y la furia, él no puede.

No puede enojarse.

No puede maldecirlos.

No puede odiarlos.

No puede voltear la cara como Joseph, aun cuando estos lo hicieron en su peor batalla.

No puede recurrir a la violencia como lo hace Joseph, porque él puede ser capaz de poner la mejilla derecha aun cuando ellos ya golpearon su mejilla izquierda.

Aún cuándo lo único que pudo ver es la indiferencia en persona, el rechazo por años, la violencia en carne propia y la decepción tan cerca como una caricia dolorosa en la mejilla.

Y por supuesto, él no puede enojarse, es por eso que se hundió en la tristeza, la única que pudo refugiarlo.

Su peligrosa compañera que lo controla hasta el día de hoy y Jotaro lo sabe, y es por eso qué estaba ahí.

Era tiempo de una intervención.

Y Joseph también, pero teme qué vuelvan a caer de nuevo, que todo eso haya sido en vano, creando más daño del que ya había en ellos, en él, en Johnny.

Pero nunca era demasiado tarde para actuar, al menos eso es lo que ellos piensan.

 

Con pequeñas cosas.

 

―Y lo que trato de decir es. ―el tímido Jotaro, el torpe Jotaro, el silencioso Jotaro, tratando de arreglar las cosas, tratando de mostrar sus emociones.

Y eso por eso que ahora es el luchador Jotaro, lo único en lo que Johnny puede pensar al verlo.

―Te debo más de una disculpa, nunca fui el mejor hermano. ―lo mira con las cejas caídas.

Johnny abrazaba una almohada buscando refugio.

―Te vi sufrir, y no hice nada al respecto. ―aprieta los labios, mirándolo mientras mueve su pierna ansiosa.

No le sorprende que Johnny no pueda mirarlo a los ojos, pero es un doloroso recordatorio qué le hace sentir como si solo fuera un desconocido.

El silencioso llanto qué aparece en la habitación hace a Johnny aterrizar, salir de su trance y mirarlo al fin.

Se conmueve, porque está vez no es un llanto chantajista, no es dolor fingido, o con el propósito de crear lástima.

Es genuino, es real, y estaba ahí. El recordatorio de que nunca estará realmente solo. Porque tenía a su hermano con él.

Ese pensamiento le hace sonreír. Sostiene las manos de Jotaro en un instante, este le mira ante el acto.

―Sabes qué conmigo las palabras sobran, Jotaro. ―comienza con una sonrisa, aprieta más la mano de su hermano―. Con las acciones me basta.

No sabe en qué momento ha comenzado a llorar, se siente ridículo, pero no puede evitarlo, se ha vuelto algo sentimental.

―Te cuesta expresarte, aun así haces cosas por los demás y por mí. ―le sonríe sorbiendo por la nariz―. No necesitas decirlo, yo lo sé.

Jotaro le muestra una pequeña, pero sincera sonrisa, asintiendo.

―Y el que estés justo aquí ahora, con eso me dice todo.

 

Se crean unas más grandes.

 

Y me siento muy agradecido contigo por eso.

 

Aún creyentes de que todo estaba mejor, no podía estar más lejos de esa realidad.

Creyeron qué todo estaba bien, la charla con Jotaro mejoró el ánimo de Johnny a niveles entusiastas. Pero en su mente comenzaron a aparecer los momentos ocultos y abandonados, qué deseo no recordar más.

Si, esos qué le recuerdan porque todo es así.

Porque ellos están tan... separados.

Eso que le recuerda porque depende tanto de la ayuda.

Porque depende tanto de Gyro.

Porque depende tanto de esa estúpida silla.

 

Gyro Zeppeli, después de un día agitado de trabajo, lo único que podía pedir es tranquilidad en la comodidad de su hogar.

Pero ¿Cómo puede pedir tranquilidad cuando lo único que recibió en casa esa noche, fue lo más doloroso para su corazón?

No es bastante agradable encontrar siempre a tu chico sentado en el sofá aún sabiendo qué posiblemente estuvo ahí todo el maldito tiempo.

¿Pero encontrarlo tirado en el suelo hecho un desastre llorando mientras golpeaba con desespero el suelo?

Nunca le parecerá justo, para ninguna persona en concreto, mucho menos para alguien como Johnny.

Quién no se merecía una vida como esa.

¿Qué tanto daño le hicieron ellos cómo para pedir a gritos no sentir?

¿Qué tanta pena tiene su corazón cómo para rogar por piedad?

¿Qué tanto dolor sentía él como para desear simplemente no... vivir?

Escuchar entre llantos como Johnny pide querer dejar de sentir es una de las cosas más dolorosamente horribles qué Gyro puede pasar.

« Yo solo quería probarme a mí mismo que podía solo ».

Mientras lo abrazaba, ambos estaban sentados en el suelo, y Johnny le explicaba entre lágrimas porque está ahí.

« Creí que no necesitaría ayuda, pero soy tan estúpido qué no puedo hacer algo tan simple ».

Gyro solo acariciaba sus cabellos mientras trataba de que dejara de llorar. Pero entonces escuchó lo que le hizo enfurecer hasta romperse.

« Mi hermano tenía razón, soy tan inútil ».

Esto fue, al recordar las palabras de Jotaro cuando dijo que hermano mayor quería verle, que sabía dónde estaba.

El baúl de los recuerdos se abrió y con ello todas las heridas también.

«No vamos a hablar de esto ahora». Johnny aún puede recordar la voz tan furiosa con la que Josepph hablaba.

« No vamos a hablar de eso contigo así Jonathan ».

« Deja a Johnny en paz ».

« Esto nunca fue su culpa ».

« ¿Crees qué él quería estar en esa puta silla toda su vida? ».

Tal vez fue el tono tan lamentable en el que lo dijo, o la frase en cuestión, pero algo dentro de Gyro se rompió.

Eran dos personas rotas tratando de arreglarse.

Las memorias qué hacen a Johnny temblar ante situaciones similares, que lo hacen recaer, que le hacen llorar, y lo tienen así, es lo que le hace recordar a Gyro qué tal vez, Joseph actuó correctamente.

 

Érase una vez, cinco chicos que corrieron tan rápido, y todos pensaron:

« Tan pronto cómo pueda, tan rápido cómo pueda, tengo que irme ».

 

Érase una vez, ellos se separaron. Uno de ellos solo puede pensar en que sostenían en sus manos las cuatro mitades de su corazón.

 

Érase una vez ellos prometieron arder brillantemente por siempre, pero lo único que hacían era pelear.

Una y otra vez.

 

La pregunta rondaba por su cabeza una y otra vez, ¿Por qué tuviste que irte?

¿Por que te fuiste derramando agua sobre mis llamas?

 

Pudimos ser una familia perfecta, pero no.  Nos dejamos ir, y nos robaron nuestra estrella.

La que nos unía en hermandad.

 

No tengo que decirlo, él lo sabe.

Nos dejamos ir... Porque realmente me hicieron mucho daño.

 

Y sabes muy bien, que tú también lo hiciste.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

Una disculpa por ese elegante retraso de casi un mes, estuve embarcada en el viaje del desamor y fue bastante melancólico.
En otras noticias, estoy realmente agradecida por eso 100 kudos! una locura para mi, muchas gracias<3

Chapter 42: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO. 037 ꒱

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ Recuerdos, nuevo look y que vivan los novios ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

┊Wham Bam Shang-A-Lang • Silver. ┊

 

༄ Nápoles, Italia.

05:10 PM

―Mi hermano vino de visita ayer y nos la pasamos genial. ―decía Formaggio sonriente, Narancia camina junto a él y detrás de ellos venían Bruno y Prosciutto. Los cuatro yendo hacia otro día más en el trabajo.

―¿Tu hermano? ―pregunta Bruno en un rápido vistazo un tanto incrédulo para después mirar sus zapatos en cada paso.

―¿El del espantoso tatuaje en la cara que se robó varias botellas del club una noche? ―dice Prosciutto levantando una ceja.

―No, él no. ―dice rápidamente.

―¿El que le tatuó a Josuke esa deforme estrella cerca de la nuca? ―pregunta Bruno. Maggio y Nara comparten una sonrisa ante ese recuerdo. Él se lo buscó, el más débil pierde.

Rohan aún los odia por eso.

Malditos idiotas que se aprovechan de su idiota.

―No, ese fue su primo. ―dice Narancia con una sonrisa.

―¿El qué incendió un baño y casi a él mismo en Galería Umberto? ―pregunta nuevamente Bruno.

―No, de hecho ese fue mi hermano. ―dice Prosciutto cruzándose de brazos y rodando los ojos.

―Vaya hijos parió tu mamá Pros, ¿Qué sentirá al saber que ninguno le salió normal? ―y Narancia dijo "El que tenga miedo a morir qué no nazca".

―¿Disculpa? ―dice medianamente tranquilo pero con los dientes apretados.

―¡Cómo sea! ¡Oigan! ―exclama Formaggio de forma escandalosa y entonces los tres se enfrascan en una absurda, pero necesaria discusión, qué pasa a segundo plano para Bruno.

Las voces suenan lejanas, pues, su vista y su atención se enfocan en el lugar por el cual estaban caminando. Muchos recuerdos llegaron a su mente.

Eran los mismos lugares, las mismas personas, el mismo ambiente, más, sin embargo, él no lo sentía igual. Porque faltaba él, quién aparecía en sus recuerdos.

Inconscientemente, una pequeña sonrisa apareció en su rostro mientras miraba a los chicos sin realmente verlos.

 

[ ... ]

El joven Leone, el lindo Leone, el tímido Leone, el enamorado Leone.

Ve a su ángel de cabello negro cubierto tímidamente en ese gorro de lana gris y no puede evitar sonreír por lo tierno que se ve. Hay corazones a su alrededor, pero estos se vuelven verdes y pútridos al ver a las dos garrapatas junto a Bruno.

Abbacchio rueda los ojos, Narancia y Formaggio de aproximadamente quince años lo saludan respetuosamente que ni sus malditos ancestros se lo creen. Bruno con pena le hace saber que ellos irían con él porque ya lo dijo antes, son unas estúpidas garrapatas que no tienen casa propia.

El camino a casa de Bruno nunca es silencioso cuando se estaban esos dos atrás, pero eso no evitó que ellos dos tuvieran una íntima y amorosa conversación casi a base de susurros.

―Bruno, ¿Te gustaría comer pasta de calamar? Hice un poco en casa. ―le comenta a Bruno haciéndolo ver como algo insignificante encogiéndose de hombros, pero aun así mirándolo de forma cariñosa y sonriente. Era innecesario hacerle saber que en realidad hizo comida para él.

―Claro que sí, me encantaría. ―contesta Bruno con gran sonrisa pero tratando de ocultar la emoción.

―Wuuuuh. ―pueden escuchar una pequeña bulla atrás. Ambos voltean a ver y Narancia y Formaggio miran hacia otro lado haciéndose los desentendidos.

―Abbacchio, ¡tú patrulla es genial! ―dice Narancia asomándose a través de las rejillas del vehículo policial―. Es la primera vez que me subo a una... Sin unas esposas en mis manos, o deseando que no haya un vagabundo orinado en mi celda.

―Te pondré unas si no te callas. ―le dice en forma de advertencia mirando por el retrovisor. Narancia solo regresa a su asiento intimidado.

―Leone. ―le dice Bruno en forma de reproche, pero aun así no quita su sonrisa. El peliblanco solo toma su mano izquierda, entrelaza sus dedos y la besa.

[ ... ]

 

La sonrisa tonta que aparece de manera inconsciente se agranda con cada paso y con cada recuerdo que atraviesa la mente de Bruno.

¿Por qué tan melancólico hoy?

No lo sabe, tal vez es por el clima, por la brisa, qué golpea su rostro, por la lluvia, qué amenaza por caer o por el hecho que no lo ha visto desde hace tres días.

¿Eso es lo hace sentir melancólico? O será el hecho de que no es la primera vez.

Agacha la cabeza mientras se abrazaba a sí mismo, engancha su brazo con el de Prosciutto porque teme caer, está tan distante qué puede accidentarse en el camino.

―Tú no podrías porque eres un jodido enano. ―escucha a Maggio burlarse de Nara y como este lo mira molesto.

Ni siquiera sabía de qué estaban hablando ahora.

―Sigue diciendo eso y verás como este enano te rompe el culo. ―se cruza de brazos caminando indignado.

Los tres ríen y Bruno recarga su cabeza en el hombro de Prosciutto mientras concluyen su camino hacia Passione.

 

 

Entran y no es de sorprenderse qué no haya casi nadie, es muy temprano. Solo Pueden ver a uno que otro chico y entre ellos Illuso dormido en una mesa (como siempre). Parece que Illuso aún no domina la vida nocturna y no sé acopla, sus comidas y horas de siesta siguen siendo un desastre.

Formaggio no puede perder la oportunidad de molestarlo así que camina hacia él, Pros solo rueda los ojos para irse a buscar su pareja, pues este había ido a encontrarse con el innombrable de su hermano. Acto ignorante a oídos de Bruno, así que simplemente camina para dejar sus cosas.

Puede ver a Narancia atrapar a Giorno entre sus brazos y cómo este aún se siente cohibido en su presencia. No sabe a ciencia cierta qué ha pasado entre ellos y porque lucían tan distantes junto con Diego, solo sabe que han tenido una leve discusión y ahora estaban en el camino de la "reconciliación".

No le toma importancia, después de todo, no es la primera vez que alguno de ellos pelea entre sí. De hecho, pasa bastante seguido para el gusto de Bruno, tanta como para tener esa necesidad de mantener sus ojos siempre en ellos.

Son un desastre andante.

 

Camina saludando a Giorno como siempre. Este solo le sonríe mientras sigue siendo abrazado por Narancia mientras se maquillaba un poco.

Mista estaba sentando detrás de ellos en su celular, solo escuchaba a Narancia disculpándose una y otra vez con Giorno por el mal momento que tuvieron en su casa y por esa "falta de respeto" tanto a él como a Diego.

Alegando que realmente no recordaba lo que había dicho y que no entendía por qué había actuado así, todo mientras Fugo los miraba, estaba sentando junto a Mista mientras fingía leer un libro en realidad.

Sentía su corazón palpitar como si tuviera arritmia cardíaca. Mordía su pulgar ansioso, bastante pensativo.

¿Debería dejar pasar esas actitudes de Narancia, realmente?

Porque no va a mentir, él también se sintió extraño en ese momento.

Él también sintió ¿Miedo?

Narancia siempre hablaba con una pequeña sonrisa y ojos de cachorro en busca de su aceptación, ¿Realmente se sentía apenado?

¿Narancia realmente lo sentía?

No.

No era así.

Porque Narancia si recuerda bien lo qué dijo.

No.

No era así.

Porque Narancia sabe bien lo qué dijo, pero también sabe, que siempre será mejor hacerse el loco.

Pero él no es malo, no, no lo es.

 

―¡No te preocupes Giorno! ―palmea su hombro amistosamente. Fugo los mira alarmado, oh, se perdió tanto en sus pensamientos qué ya no entendía de que iba la charla―. Tengo mucha experiencia en el ámbito laboral, no es por nada, pero yo fui un ejecutivo en ventas a domicilio.

Dice con soberbia y Mista levanta una ceja divertido. Fugo se levanta para dejar el libro en el tocador.

―Era un repartidor de pizza. ―dice para después irse. Necesitaba agua en la cara o un buen trago, o un buen trago en la cara, lo que sea.

―¡Fugo! ―se queja con un puchero, pero Fugo no lo ve. La plática termina ahí y todos comienzan a arreglarse hasta qué llega la hora de abrir.

La noche fue bastante bien, nunca son tranquilas, pero algunos de ellos están más que adiestrados para con ese tipo de problemas. Con alcohol, drogas y muchos líquidos de dudosa procedencia, utensilios rotos, bailes, billetes, peleas, música a tope es como avanza la noche.

 

༄  03:30 AM

La madrugada cae y cómo suele decir Illuso cada vez que un turno termina, "Aquí se rompió una taza y cada quien para su casa".

Fugo y Narancia decidieron acompañar a Giorno a su casa (en compañía de Mista ebrio), a falta de sueño de ambos, pasando a comprar cualquier cosa comestible en el primer lugar que encontraran abierto.

Narancia ebrio también, le muestra entusiasmado a Giorno el fajo de billetes que consiguió de un grupo de chicos en una competencia de fuerzas qué tuvo con ellos.

―¡Mira Giorno lo que conseguí! ―dice sacando un par de billetes―. Cambié mi dinero por adivina que.

―¿Qué? ―pregunta curioso. Narancia salta mientras le pone enfrente los billetes.

―¡Dinero de Alaska! ―dice y el rostro de Giorno ahora muestra incredulidad. Fugo qué tenía su cabeza recostada en el hombro de Mista, se levanta de golpe agarrando los billetes.

―¡Narancia! ¡No existen el dinero de Alaska! ―dice revoloteando los billetes frente a su rostro. Mista solo ríe por lo fácil que era hacer estúpido a Narancia.

Ok, pendejear a Narancia, Josuke, Okuyasu, Pesci y de vez en cuándo a Diego era un deporte nacional en Passione.

Y así los tres ríen un poco porque Nara estaba casi arrancándose los pelos, mientras siguen a la espera de la comida callejera, sentados en una baqueta.

 

✧༄

 

Al fin en casa y con ropa cómoda ya puesta, Bruno estaba a punto de prepararse algo ligero para comer antes de dormir, pero es interrumpido por el sonido de la puerta. La mira, frunce el ceño.

No esperaba a nadie, pero tampoco le sorprendía. Tal vez era alguno de los chicos, tal vez ebrios, porque no pudieron llegar a casa y siempre terminaban en la suya.

Suelta un bufido al pensar en que tendría que cuidar de alguien otra vez. Camina hasta ella y se asoma por la mirilla frunciendo un poco los ojos, pero luego sus orbes azules se abren a más no poder.

A pesar de que su rostro estaba cubierto por la capucha de esa sudadera negra que llevaba y que solo enseñaba la nariz, sabía muy bien de quién se trataba.

¡Era Abbacchio!

―¿¿A-Abbacchio?? ―dice en un susurro exasperado aún viendo por la mirilla. Saliendo de su trance al sentir que tocaban otra vez, corre hacia adentro en busca de su celular y marca sin más.

Después de unos timbres, contestan en la otra línea.

―¡Prosciutto! ―exclama Bruno en otro susurro corriendo a esconderse detrás de las cortinas negras de su puerta corrediza.

―¿Bruno? ¿Qué pasa? ―escucha del otro lado de la línea su voz confundida―. ¿Por qué estás susurrando?

―¡Leone está aquí! ―dice aún entre susurros.

―¿En serio? ―dice levantando una ceja, inconscientemente mira a Risotto y lo fulmina con la mirada, este solo mira sin entender nada―. ¿Y por qué me llamas?

―¡No sé qué hacer!

―¡Sácalo a patadas o échale agua hirviendo! ¡Eso es lo que debes hacer! ―dice con exclamación.

―¡P-pros! No puedo hacer eso, además ¡trae flores! Puedo estropearlas. ―dice de manera torpe mientras asoma la cabeza luego de escuchar como Abbacchio vuelve a toca

―Déjalo afuera. Finge qué estás dormido o qué trágicamente te volviste sordo, seguro se cansará y se irá.

―¿En serio crees eso? ―le pregunta con un poco de sarcasmo y la línea queda en silencio. No, claro que no se iba a ir.

―Seguramente está ebrio Bruno, sé que no quieres lidiar con borrachos ahora. ―dice soltando un suspiro.

―No lo está, escuché su voz. ―dice jugando con la cortina en sus dedos después de escuchar como llamaba por su nombre en tono suave, claro que conocía sus formas de hablar.

―Aun así, es lidiar con Abbacchio. ―dice en broma, pero la verdad no es broma.

Bruno no dice nada, rueda los ojos, pero se mantiene en silencio.

―Solo ignóralo Uni, se cansará en algún momento. ―dice encogiéndose de hombros.

―Pero... tiene flores.

―¡Entonces abre la maldita puerta y pregúntale qué quiere! ―dice exasperado. Y lejos de sentirse mal, Bruno lo toma como un ánimo, cuelga y caminar a la puerta.

Después de un torpe arreglo en su cabello y un suspiro profundo, finalmente habré la puerta. Abbacchio tenía la cabeza recargada en la puerta y de no ser por sus reflejos, ya estaría en el suelo encima de las flores.

―Hola. ―es lo único que dice, estaba quitándose la capucha rápidamente para poder mirarlo bien.

Bruno sintió que todo pasó justo como en esas series coreanas de ridículo amor que solía ver con Prosciutto cuando eran unos pubertos de primera soñando con un romance así.

La sonrisa de aquel hombre apareció para llenar su pecho, y mirar sus ojos fueron el recuerdo del porqué se ponía mal al saber que ya no estaban juntos.

Y justo cuando se bajó la capucha se dio cuenta del porqué estaba tan enamorado de él. No solo estaba ahí, sino que ahora ¡Su cabello estaba más corto! Le llegaba más arriba de los hombros, justo como cuando estaba es sus perfectos dieciocho.

Un suspiro disimulado sale de su boca. A veces le preguntaba a Leone si no le cansaba cargar con el peso de ser el hombre más guapo de toda Italia.

―Son para ti. ― le extiende un considerable ramo de sus flores favoritas. Su corazón se llena de gracia y felicidad.

―Gracias. ―lo mira con cautela aceptándolas.

Se mantiene admirándolas, pero también lo veía a él de vez en cuando, así por unos segundos. Mueve su cuerpo levemente ansioso.

Bruno no necesitaba que lo dijera, sino ¿Qué hacía ahí? Aun así lo hace, lo dice y él solo asiente porque nunca le diría que no. Estaban tan conmovidos y extrañándose qué todo fluía por si solo.

―¿Podemos hablar?

¿Cuántas veces había escuchado eso ya? Tal vez varias, esas palabras le han causado desde la máxima felicidad hasta la más grande de las tristezas.

Pero era parte de todo esto.

Tener a Abbacchio nuevamente en casa se sentía tan bien, como si todo estuviera volviendo a la normalidad, o al menos eso pensó cuando lo tenía sentado frente a él.

Pero si todo era normal, entonces, ¿Por qué lloraba? ¿Por qué lo miraba serio? ¿Sin expresión alguna? ¿Por qué sentía esa ansiedad cada vez que tenía problemas con él?

¿Era esa su normalidad?

 

Lo único que él siempre quiso fue hacer a Leone feliz, porque su felicidad existía cuando la del otro estaba ahí. Pero entonces recuerda todo el camino qué han recorrido y sus momentos de felicidad, que eran tan cortos como los segundos que entonces se pregunta.

 

¿Realmente hago a Leone feliz?

 

―Se qué yo realmente no merezco decir que tengo el corazón roto. No merezco decir que la pasó mal, pero realmente me siento mal, Leone. ―dice con un hilo de voz qué es realmente difícil que al otro no se le haga un nudo en la garganta.

―No me gusta cómo te desprecias tanto, Bruno. ―lo mira con una mueca―. Debo decir que yo también soy culpable, yo soy el que hace que te sientas mal.

―No es así, solo soy yo y mis estúpidas acciones.

―No. ―dice con voz plana―. Somos nosotros, y nuestras estúpidas decisiones.

Tal vez no hay nada nuevo, no hay palabras que no se hayan dicho ya, lágrimas qué no se hayan derramado, tal vez esta vez no hay gritos, caminatas solo en la madrugada con la lluvia entre sus hombros o con terceros de por medio aun si siempre han intentado mantener sus problemas en un perfil bajo. Se han dicho y hecho de diferente manera, pero el propósito siempre ha sido el mismo.

Pero esta vez, hay algo en Bruno qué le hace pensar que es diferente, una sensación en el pecho qué le hace sentir que está reconciliación, puede ser la última.

¿Tal vez esta es la buena? ¿La definitiva? ¿La correcta?

No lo sabe, y no le interesa mientras sepa que el propósito de sus caídas será él, siempre él.

Sus palabras resuenan en su cabeza.

« ―S e que dije que te odio Bruno, pero sabes que nunca ha sido verdad, no lo digo en serio. »

 

―Estoy consiente de que cometí muchos errores y te descuidé mucho. ―al escuchar esto Bruno solo negaba con la cabeza. Abbacchio lo mira fijamente asintiendo―. Fue una mierda, y nos hicimos daño en el pasado.

Lo dijo mientras recargaba sus codos en sus piernas que estaban pegadas a las de Bruno, sentados frente a frente en la sala. Sonreía melancólico, bastante triste.

 

«Solo era este dolor que tú has estado alimentando, y se fue acumulando.

Tienes que olvidarlo, aunque te haga daño. Bruno, es parte de ».

 

Bruno solo aprieta la taza que tenía en manos.

―Pero sabes muy bien qué no puedo vivir sin tu amor. ―ladea la boca levemente. Los hombros del pelinegro caen con gracia ante la tensión acumulada.

 

« Tal vez a su lado no eres realmente feliz ».

 

La reconciliación siempre ha sido hermosa, Bruno la ama porque siente el alivio y la calidez regresar a su cuerpo. El cómo la felicidad retoma su curso es maravilloso, piensa que sus malos momentos valen la pena cuando esa alegría en su corazón es la recompensa.

Siempre querrá volver ahí.

« Se muy bien como te sientes,  Así que dile que así están mejor ».  

« No puedo hacer eso ».

 

No, nunca se sentirá mal por hacerle caso a su corazón.

―Oh Bruno. ―dice Leone conmovido, sintiendo el corazón doler mientras respondía el abrazo del pelinegro porque este lo abrazaba con fuerza mientras escondía el rostro en su hombro. Leone siente serenidad cuando tiene el cuerpo de Bruno entre sus brazos, lo mece como a un niño pequeño porque así lo hizo sentir.

 

« Lo sabes Bruno, lo sabes muy bien y por eso te duele ».

« Lo siento pero no, realmente no lo sé, solo se que esto es lo correcto, para mi ».

[ ... ]

―Oye, ¿Y dónde has estado estos días? Me tenías muy preocupado. ―dice sosteniendo la mano de Abbacchio mientras lo jala para caminar a la cocina.

―Drogándome. ―Bruno lo mira serio/preocupado―. Solo digo la verdad.

―Sabes que no me gusta que hagas eso. No, tan a menudo. ―suspira y Leone se sienta en la silla alta evadiendo la mirada qué Bruno pone cuando algo no le parece.

―Estaba con Risotto en ese momento. ―suelta un suspiro y rueda los ojos―. Además, alguien parecía qué tenía un palo en el culo y estuvo en mi casa molestándome todo el tiempo.

―¿Quién?

―Bueno, la verdad es qué me dijo que no te dijera nada, pero sabes que no puedo ocúltatelo. ―se encoge de hombros―. Fue Melone.

―¿Melone? ¿Por qué estaría Melone en tú casa? ―pregunta confundido con una sonrisa nerviosa. Estaba muy al tanto de las bromas coquetas qué le hacía Melone a Abbacchio aún en su presencia, todas esas escenas e insinuaciones bobas qué él simplemente dejaba pasar porque así era Mel. Pero, ¿Qué estás pasando realmente?

―No pienses mal. ―dice al ver como Bruno fruncía el ceño por su exceso de pensamientos―. En realidad, él fue quién me incentivó a venir aquí a hablar contigo.

―¿En serio? ―su expresión se suaviza y la niebla en su mente se dispersa. Bueno, juzgó muy mal.

―Si, pero Bruno, Melone está realmente mal.

―¿Por qué lo dices? ―lo mira preocupado.

―Justo ayer estábamos afuera de mi casa bebiendo porque él me invitó, y sabes que no puedo negarme al alcohol gratis. ―Bruno rueda los ojos―. Pero llegó un punto en el cual, él comenzó a llorar.

Incluso si Melone era expresivo con ellos, verlo en un estado deplorable era una sorpresa para ambos.

―Él decía que no podía verme a la cara, mucho menos a ti. Como, muriendo de vergüenza. ―Bruno solo mira con confusión. No entendía por qué se sentía así―. Lucía cansado y, no lo sé, tal vez el alcohol también me hacía ver cosas que no, pero también lo vi asustado.

―¿Asustado? ¿A qué le tendría miedo?

―No lo sé ¿A la vida? ―se encoge de hombros―. Es terrorífica.

Este solo lo mira serio nuevamente. Hace una mueca de nuevo perdiéndose en sus pensamientos.

―Luego me habló sobre que se sentía una mierda por haber hecho cosas malas y que nunca quiso hacerlas realmente. Y después de darme el sermón de mi vida sobre recuperarte, le pregunté por qué lo hacía y simplemente me dijo es lo qué debía hacer. ―explica rebuscado y uniendo los recuerdos de la noche anterior qué flotaban en su memoria.

Bruno lo mira dolido, pues se escuchaba realmente mal. Leone simplemente lo dejaba pasar porque le importaba más lo que pasara con la persona que tenía enfrente.

Ninguno de los dos entendía realmente qué Melone simplemente se refería a ellos juntos.

Se quedan unos minutos en silencio perdidos en su mente.

―Oh, si, y dijo que Diego era realmente un idiota. Pero eso es algo que ya todos sabíamos, ¿No? ―Aún le pesa, pero Bruno se tensa por la forma tan casual en la que dice su nombre aun si ve cuchillos en sus ojos y veneno detrás de su sonrisa.

―B-bueno yo. ―tose nervioso, suelta un suspiro mirándolo preocupado―. Debería hablar con él sobre cómo se siente.

―No creo que sea buena idea, tomando en cuenta que él no quería que supieras nada de esto para empezar.

―Pero no puedo ignorarlo ahora sabiendo que no la está pasando bien. ―lo mira esperando una solución―. Seré sutil, no comentaré sobre lo que me contaste y, en cambio, solo preguntaré sobre cómo se siente.

―Bueno, eso me parece bien. ―después de eso Bruno no dice nada y solo se dedica a darle linda una sonrisa.

―Yo estaba a punto de comer lasaña qué me dio Narancia en un intercambio qué involucra sus orines. ―señala la comida con diversión―. ¿Quieres un poco?

―Claro angelo, nada me apetece más que una comida, la cual incluye la palabra orines y Narancia en la misma frase. ―dice sarcásticamente.

Leone camina para tomar un plato de la alacena, pero en vez de pasárselo a Bruno, lo toma de la cintura y avaricia su mejilla, plantándole un beso en medio de una sonrisa.

 

«Pros, sé que has querido lo mejor para mí, pero no es miento cuando te digo que no puedo dejarlo.  Simplemente, no».

 

Bruno lo abraza por los hombros y no puede apartarse de ahí, no quiere. Y no lo hará mientras él se lo permita.

 

« ¿Por qué no? ».

 

La noche concluye con Bruno sentado en las piernas de Leone mientras se encarga de alimentarlos a ambos. Las risas hacen eco en el hogar pareciendo bellos recuerdos.

Recuerdos qué ambos atesoran.

 

« Porque mi alma, ya depende de él ».

 

✧༄

 

Es un día común en el que los chicos (la bucci gang y la squadra di esecuzione, y cómo plus Tizano y Squalo) deciden tener sus reuniones amistosas que no son más que juntas para beber, fumar y comer.

Así que en la tarde deciden rentar una casa por un día, en la cual puedan caber todos sin ningún problema.

 

Pasando las horas, el ambiente siempre es agradable cuando todos disfrutan inconscientemente olvidando todos los problemas, diferencias y disgustos qué se llevan por detrás. Simplemente, son un grupo de amigos qué trabajan juntos, y justo ahora, disfrutan de su compañía.

En un estado ya más aturdido, no faltan el desorden de algunos, las risas y una mesa rota era lo menos que esperaban.

Prosciutto como el fiel amigo que es, en su mente azotó la cabeza de Bruno sobre la mesa para ver si así le acomodaba el cerebro. Decir que verlo llegar con Leone era una sorpresa para él, sería mentir. Se lo esperaba, lo veía venir.

Disappointed but not surprised.

Pero aun así no pudo evitar recargar su mano en su entrecejo pareciendo una mamá contando hasta mil para no perder la paciencia con su hijo. Risotto lo miraba divertido, pero no dijo nada.

Ahora Prosciutto va a tener que fingir qué nunca habló mal de su cuñado.

Gracias por eso.

 

 

La noche siguió transcurriendo, tal vez no tranquila pero si sin problemas.

Giorno se sentía en un sueño y sentía esa calidez en su pecho como solía sentir cuando se sentía dichoso.

Tal vez no era precisamente por los dos cigarros qué ingirió, tal vez era por el hecho de que tenía a Mista detrás de él abrazándolo como un Koala. Giorno nunca se había sentido tan seguro y cómodo en unos brazos, qué no hayan sido los de su padre cuando tenía siete años.

No puede evitar sonreír y pegarse más a él.

Sentados en el suelo con las piernas cruzadas en pose de indio y Mista con las suyas estiradas, Mista prestaba la cintura de su aún no novio y recargaba su mentón en la cabeza del otro.

Guido movía sus cuerpos al son de la canción, y es que cuando escucharon el inicio de Wham Bam Shang-A-Lang de Silver, los demás no pudieron evitar agarrar a sus novios para comenzar a bailar tan juntos qué se sentía íntimo de cada pareja.

 

« Starry nights and sunny days
I always thought that love should be that way

But then comes a time when you're ridden with doubt
You've loved all you can and now you're all loved out
».

 

El único que no bailaba era Illuso, pues este se había quedado dormido nada más comer una rebanada de pizza. Formaggio mira hacia todos lados con las manos estiradas, al quedarse sin pareja, agarra su botella de cerveza y comienza a bailar con ella, abrazándola.

 

« Oh Oh Baby we've been a long long way, a nd wo's to say where we'll be tomorrow

Well my heart says no but my mind says it's so, t hat we got a love that isn't a love to stay ».

 

Giorno y Mista solo ríen, pero siguen en lo suyo. Los chicos no podían evitar cantarla cuando se ponía en el club y esta vez no fue la excepción.

We've got a wham, bam shang-a-lang, and a sha-la-la-la-la-la babe! Wham bam shang-a-lang, and a sha-la-la-la-la-la babe!~ ―cantaban y hacían pequeños bailecitos en sus lugares, incluso Narancia tomó una escoba como micrófono.

Giorno sonríe mientras tararea, pues esa canción le recuerda mucho a Diego. Siente que no importa cuanto tiempo pase, siempre lo recordará en esa canción.

―Esta canción es lo máximo. ―dice Formaggio al borde de las lágrimas, Giorno y Mista quienes no habían apartado la mirada de sus movimientos, se soltaron entre risas.

No tenía nada de triste y aun así estaba llorando.

Formaggio era muy divertido.

[ ... ]

Pasadas las doce, se dan cuenta de que la comida se había acabado hace un tiempo atrás, y que el hambre estaba volviendo a sus estómagos.

Ante esto, todos deciden ir en busca de comida a algún restaurante, con el plan inicial de solo ir Leone y Bruno, después se le une uno tras otro hasta que solo Prosciutto se queda cuidando de Illuso qué tal vez ya está en el cielo.

Todos recorren la ciudad en busca de algo que les agrade y principalmente, algo qué esté abierto. Al encontrar el lugar perfecto, solo unos entran.

Los demás deciden quedarse afuera mientras esperan qué Bruno, Narancia, Melone y Formaggio compren comida. Leone y Risotto se mantenían apartados fumando mientras charlaban.

Justo a lado del restaurante había un club, así que había mucha gente en la calle y el ruido de la música y las risas no faltaban.

 

Un grupo de chicas salían del club en busca de más diversión, y por supuesto Leone y Risotto no pudieron pasar desapercibidos ante sus ojos. Aunque tiraban más por Ris, pues, este tenía menos cara de romperle las piernas a quién le hable.

Estas se acercan y Risotto es el único que les muestra una ¿sonrisa? Si es que pueden llamarle eso a su mueca. Por supuesto, los hoyuelos qué se formaban en la comisura de sus labios fueron lo que las cautivó e hizo que decidieran quedarse.

Tratando de entablar una conversación agradable con Ris, parecían un desastre, Leone solo rodaba los ojos mirando a otro lado. A veces le exasperaba la excesiva cantidad de paciencia qué Risotto tenía. Dejando de lado qué su hermano tenía toda la facha de poder asesinar con sus propias manos, la realidad era qué es muy torpe, bastante, demasiado.

Las chicas, ya cansadas de la obvia evasión de Risotto (porque tenía a alguien que si llegaba en ese momento haría un asesinato masivo), deciden ser un poco coquetas e indirectas.

―La verdad es que nosotras te vimos de lejos y no pudimos evitar venir. ―se acercaban a Risotto de forma lasciva, estaban demasiado cerca de su espacio personal para su gusto y comodidad.

―Desde qué te vimos una pregunta no pudo salir de mi mente. ―acaricia su pecho mientras sonríe―. ¿Acaso tú, podrías con nosotras dos?

―Yo creo que sí. ―dice la otra, Leone mira a la dirección contraria tratando de ocultar la sonrisa burlona.

―M-me halaga chicas, pero realmente no estoy interesado. ―sonríe leve separándolas sutilmente de su cuerpo.

―Oh, vamos, mira, nuestro apartamento está muy cerca de aquí, podemos ir y tal solo... ―decía mientras se acercaba peligrosamente a su oído.

Risotto miró de reojo qué Leone no lo veía, sabía que le estaba divirtiendo esa situación y por eso no le ayudaba.

Maldito idiota.

―No puedo, en serio, yo tengo pareja. Lo siento mucho. ―las mira apenado.

―Oh cariño, realmente eso no nos molesta. ―dice la pelinegra restando importancia al dato.

―No entienden, el caso es que uh, yo estoy... estoy comprometido. ―esto último lo dice bajo para que solo sea escuchado por las chicas y no por otras personas ¡Es lo primero que se le había ocurrido!

Leone voltea como rayo y lo mira como si hubiera dicho la idiotez más grande.

―¿Disculpa? ―la que estaba más lejos de él se acerca por qué no escuchó.

―¡Estoy comprometido! Y yo no puedo-. ―dice más fuerte apartándose de ellas.

―¿Qué? ―y si antes consideraban a Leone pálido, Risotto podía hacerle competencia en ese momento―. ¡¿Hermano, que acabas de decir?!

Y es que Formaggio quién se acercaba a ellos para decirles que ya tenían la comida, lo había escuchado perfectamente para su desgracia, deteniéndose en seco, luego se avienta en un abrazo con furor.

―¡Mierda, Risotto, felicidades! ―comienza a dar brinquitos mientras lo abraza por los hombros y mira a todos lados―. ¡Chicos! ¡Chicos!

―¡No! Formaggio espera. ―intenta callarlo, pero todo había sido en vano, hasta a la persona que iba pasando lo escuchó.

Hasta este punto, las chicas ya se habían ido mirando raro a los dos. Leone solo miraba como Formaggio se llevaba a Risotto con los demás tratando de procesar qué diablos acaba de pasar.

―¡Ahh! ¡Felicidades, Ris! ―Narancia lo mira con una gran sonrisa.

―¿¡Y con Prosciutto!? ―Fugo lo mira incrédulo.

―Pero qué gran valor el tuyo, sin duda te mereces un buen trago. ―comenta Giacchio con los ojos bien abiertos, también incrédulo.

―Si Prosciutto te tiene amenazado, puedes decírmelo ahora. ―dice Melone en broma, pero serio, Giacchio le suelta un golpe en la cabeza y este se soba.

―Hombre, ¡Ya era hora! ―Squalo lo felicita con golpecitos en el hombro.

―Si, felicidades. ―dice Tiziano, una mueca infantil, de brazos cruzados. ¡Qué injusto! Él quería ser el primero en casarse.

 

Finalmente, Risotto ve a Leone acercarse a ellos. Comparten mirada, pero sus rostros muestran emociones diferentes.

Abbacchio camina hacia Bruno para acaparar su atención y que no la tenga en esos idiotas. Risotto solo lo mira con cara de «sálvame» mientras todos los abrazaban, su hermano solo se burla.

¡Maldito idiota!

[ ... ]

―¿Qué será todo ese alboroto? ―pregunta Mista levantando la cabeza para poder ver bien. Giorno y ella estaban en una heladería qué abría las veinticuatro horas. Sentados en la banqueta veían a los demás festejar de repente como un par de idiotas.

―Uh, no lo sé. Tal vez uno de ellos se ganó la lotería. ―dice divertido, no tomándoles demasiada importancia. Más bien, le ponía más atención al chico que tenía a lado y a su helado de chocolate.

Las risas que compartía con Mista siempre son bien apreciadas en sus recuerdos, las estupideces qué dice las puede soportar porque vienen junto con su sonrisa divina.

Su juego con el helado y coqueteo mutuo fue interrumpido por su teléfono vibrando en señal de un nuevo mensaje.

¡Oh, era su hermano Rykiel!

Sonríe ante el pensamiento. Abre la aplicación de mensajes y ve una foto adjunta con una breve descripción.

 

Mira Haru! ¡Apoco no es el anillo más hermoso y brillante! ✓✓

 

Tenía la vista tan borrosa qué no podía distinguir con exactitud, solo podía decir que veía una mano con algo brillante, ladea la cabeza.

 

¿Contexto? ✓✓

Cómo que "contexto" tonto. ¿Qué no es obvio? ¡Es de padre! ✓✓

 

Frunce los ojos acercándose más a la pantalla, abre los ojos en grande al ver el bonito anillo en su dedo anular. Acerca el celular a su rostro de repente a más no poder luciendo gracioso, abre los ojos como platos.

 

¿¿¿CONTEXTO??? ✓✓

¿Qué no es obvio? ¡Haruno! ✓✓

 

De repente Giorno mira a Mista lentamente con el rostro lleno de conmoción (impresión/pena/asombro/pesar/estupor, y muchos otros verbos qué se le puedan ocurrir) y este lo mira tratando de descifrarlo.

En realidad, la voz de Rykiel resuena en su cabeza con eco después de recibir el siguiente mensaje.

 

¡Padre al fin se va a casar! ✓✓

 

¿¡Y con Jonathan!?

Oh, hombre.

Bienvenido a tu ruina.

O debería decir, ¿Bienvenidos?

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

¡Perdón por ese para nada considerado atraso, yo uh, tuve un bloqueo creativo, si, eso, pero ahora estoy aquí! Ya he hablado con mis 16 personalidades y todas han decidido cooperar. ¡En cambio, de esa charla salió esto, perdón si no es realmente bueno! Se intenta mejorar.
Ok está bien, ya debo dejar de procrastinar.

¡Nos vemos! 🌸✨

Chapter 43: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO. 038 ꒱

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

 

˗ˏˋ ❝ Se qué dije no más personajes, pero no pude evitarlo, él es divertido ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

Después del escándalo a media noche y con las ganas de celebrar en las venas (excusas) bebieron tanto a media calle qué cuando regresaron a la casa donde estaban los otros dos, Risotto no paraba de reír y estaba en la necesidad de sostenerse de algo, pues en el camino de regreso él junto a los otros se tropezaban en cada paso.

Finalmente, llegaron a la entrada, todos hacían bulla y Risotto gritaba el nombre de Prosciutto a los cuatro vientos.

―¡Prosciutto! ―grita Risotto antes de reír y caer hincado en el pasto, justo en la entrada de la casa.

―¿Qué demonios les pasa a ustedes? ―sale Pros con Illuso detrás de él. Frunciendo el ceño por el escándalo frente a él―. Por dios Ris, estás hasta el culo.

―Porsciutto, Prosciutto, Pros, mi señor y mi gran amor. ―lo señala mientras sonríe demasiado ebrio―. Prosciutto, ¿me harías el honor de casarte conmigo?

―¡Di qué si! ―grita Narancia mientras saltaba junto a Formaggio.

Illuso los mira a ambos con cara de ¿Qué demonios está pasando aquí? Y Prosciutto solo tenía una expresión conmovida, y claro, emocionada.

―¡Si! ―dice en un grito feliz mientras corre a abrazar y besar al hombre en el suelo.

Todos gritan y brincan de emoción.

 

✧༄

 

༄ Nápoles, Italia. Sheilamento.

―¡Wah Prosciutto! ¡No lo puedo creer! ―Clara, la hermana de Sheila, brincaba y aplaudía mecionada luego de escuchar las buenas nuevas qué Bruno y Prosciutto con rostro triunfante le fueron a dar.

―Felicidades, Pros, lograste amarrar a Risotto sin la necesidad de ir con esa señora que hace brujería en su casa. ―dice Sheila mientras pone galletas y bebidas en la mesita de la sala.

―¿Qué te hace pensar que no lo hizo? ―dice Bruno divertido agarrando una galleta.

―Muy graciosos los dos. ―rueda los ojos.

―Esto es hermoso, Pros, cómo una romántica historia de amor. ¡Ustedes definitivamente nacieron para estar el uno con el otro! ―hablaba como toda una fanática del amor―. Desde la primera vez que los vi supe que terminarían juntos.

―Si, luego de que coqueteara con Wes enfrente de él y le preguntara ahí mismo cuánto cobraba la hora. ―dice Bruno, con sarcasmo y una sonrisa, seguía comiendo.

―Yo era muy joven y tonto, ¿Ok? ―exclama Pros ofendido.

―¡Y eso está bien! ―dice Clara―. ¡Enmendaste tus errores y ahora están comprometidos! ¡Oh, qué felicidad!

Sheila y Bruno solo reían porque se veía más emocionada Clara, qué Prosciutto incluso.

―¡Pero no hablemos de eso! ¡A ver tu mano! ―estira sus brazos.

―¿Mi mano?

―¡Si! Risotto debió gastar bastante dinero tratándose de ti, ¿cierto? Oh, debe ser un anillo bastante elegante y vistoso, justo como tú, ¿o no? ―dice tratando de tomar la mano de Pros.

Es ahí donde Bruno se queda quieto y mira a Pros al mismo tiempo que este. Ambos se quedan mirando como idiotas, Clara y Sheila miraban sin entender.

Ah, claro, así que eso era lo qué faltaba.

―Él, uh, no me dio un anillo. ―dice con el ceño fruncido mirando su mano.

―Oh. ―es lo único que la chica dice, Sheila mastica entre risas.

―Cómo van a estar comprometido y no darte anillo Pros, ¿No lo toma en serio?

―Bueno, no lo sé, en realidad creo que estaba muy feliz como para darme cuenta de ese detalle. ―Pros mira a Bruno y este se encoge de hombros.

―E-Eh bueno, ¡Eso es lo de menos! ―Clara hace ademanes con las manos negando―. Lo importante es la intención, ¡y estoy segura de que Risotto ya está preparando uno para ti!

―Sí, supongo que sí. ―dice echándole un último vistazo a su mano.

―¡O-Oh! ¡Sheila! ¡Te terminaste todas las galletas! Se supone que eran para Bruno y Prosciutto. ―la reprende con ambas manos en la cintura.

―Perdón Clara, es que están deliciosas y yo tenía hambre.

―No se preocupen, ¡Iré a hacer más! ―se va la cocina antes de que alguien diga algo. Prosciutto se sienta junto a ambos, ven como se cruza de brazos, pensativo.

―Uh, ¿Y cómo están llevando las cosas? ―le pregunta Bruno a Sheila―. Ya sabes, tu hermana.

―Muy bien, por ahora no ha tenido una recaída o una crisis por querer salir y no poder. ―se encoge de hombros―. En realidad creo que sus sesiones de terapia le han ayudado mucho a sobrellevarlo, le han ayudado bastante.

―Espero que ella pueda combatir esa fobia muy pronto. ―hace una mueca. ― Debe ser bastante aterrador y asfixiante estar aquí todo el tiempo.

―Intento hacer todo lo posible por qué se mantenga ocupada, ama la cocina y tejer cosas, así que se entretiene por un tiempo.―asiente con una media sonrisa.

Ambos asienten y después llevan su atención a Pros, quién ya estaba casi desparramado en el sofá.

―¿Todo bien Pros? ―pregunta Bruno, este solo siente.

―¡Ay, vamos Pros! ―dice Sheila palmeando la pierna del otro―. Lo que dije solo era una broma, estoy segura de que Ris lo decía 100% seguro y comprometido, vamos, tal vez Clara tiene razón y en cualquier momento te lo dará.

―Tú cumpleaños es pronto ¿No? Tal vez tenía planeado dártelo ese día. ―comenta Bruno.

―¿Entonces porque me lo propondría antes? ―pregunta como si hubieran dicho algo ilógico.

―¡Qué sé yo! Risotto se comporta muy idiota cuando se trata de ti. Tal vez ya no podía aguantar por el gran amor qué siente por ti. ―dice Sheila con las manos en el corazón. Pros la mira con cara molesta, pues podía detectar burla en su voz.

―¡Las galletas están listas! ―Clara lleva con otra bandeja llena de galletas con chispas de chocolate.

―¡Uh, mis favoritas! ―dice Sheila agarrando más de dos.

―¡Son para nuestros invitados Sheila! ¡Tú las comes todos los días! ―dice tratando de quitárselas.

Bruno también agarra más ignorando la pelea de las hermanas. Prosciutto solo cubre su rostro con una mano y se desliza por el sofá para quedar más recostado.

[ ... ]

―¡Te lo digo! Tú puedes preguntarme sobre cualquier cosa que suceda en esta calle y yo sabré todo. ―dice Clara. Los cuatro estaban en la cocina bebiendo té y charlando.

Esto hasta que Prosciutto recibe una llamada, había ignorado las primeras cinco, pero creyó qué era importante después de la décima.

Así que se levanta caminando hacia la sala.

―¿Hola? ―pregunta con una interrogante en la cabeza.

¡Signore Prosciutto! Disculpe la molestia.

―¿Pasquali? ¿Qué sucede? ―Pasquali era conserje del edificio donde vive.

Uhm, solo quería decirle que hay una persona aquí qué exige verlo, realmente está muy exaltado y hasta diría que enojado, incluso me llamó estúpido y tiró mi plantita qué tengo en recepción. ―esto último lo dice triste y nervioso.

―¿Una persona? ¿Quién rayos? ―pregunta confundido, pues no se le venía a la mente alguien a quien haya amenazado esa semana.

¡E-es un chico con lentes! Traté de detenerlo, pero corrió muy rápido por las escaleras, lo seguí y entró a su residencia usando un dardo, ¿¡Quién rayos abre una puerta con un dardo!?

―Tranquilo, sea quién sea, Risotto lo detendrá, él está allá dormido.

¿H-Habla de su novio el qué no escuchó la explosión qué hubo en el edificio de a lado, por lo que casi moría ahogado por el humo? ―un corto silencio abunda la llamada.

―Voy para allá. ―se va rápidamente sin despedirse―. Gracias Pas.

Cuelga y camina por no decir trota hacia su edificio qué no estaba muy lejos de donde estaban. Sube al elevador para llegar más rápido, al llegar a su puerta puede notar un dardo como había dicho Pasquali en la llamada.

―¿¡Risotto!? ¡Cariño! ―habla fuerte buscándolo con la mirada, camina rápidamente a la cocina en busca de alguna pista, pero todo estaba intacto.

Sale de esta apresurado por lo que no nota a la persona sentada en el sofá tomando leche chocolatada en una cajita, haciendo un gracioso ruido con el popote.

―¡¿Risotto!? ¿Dónde-? ¡AHHHH! ―pega un grito al ver a la persona, se pega a la pared y se toca el pecho tratando de regularizar su respiración.

Este lo mira como un niño tomando su bebida favorita, sentado justo como uno. Prosciutto se endereza viendo a este incrédulo.

―¿¡Savino!? ―por supuesto que iba a reconocer ese característico cabello castaño bien peinado y esas bastardas pecas escondidas entre esos lentes.

―Hola. ―lo saluda con la mano.

―¡Tú-! Tú-tú- ¿Tú qué haces aquí? ―lo señala nerviosamente mientras retrocede un poco, discretamente busca a Risotto con la mirada.

―¿Cómo que qué hago aquí? ¡Vine a ver a mi hermano mayor! ¿¡Es qué acaso, eso no es normal!? ―comienza a hablar tranquilo, pero después levanta la voz.

 

(⌲ Savino, 21 años, hermano menor de Prosciutto.

 

 

Altamente tierno, pequeño, grosero y agresivo. Justo como un Chihuahua.

Le gusta el fuego, las bodas, el color azul y las cosas altamente inflamables).

 

 

―¡N-no! ―dice exaltado.

―¿¡Por qué no!?

―¡Porque literalmente estás loco! ―apunta su cabeza.

―De amor.

―Deja de decir idioteces Savino ¿¡Qué demonios haces aquí!? ¡Risotto!

―Vine a ver a la perra de mi hermano que está comprometido ¡Y no me ha invitado a su boda! ―se levanta tirando dramáticamente la caja vacía.

―¡Porque se supone que estás internado en un hospital psiquiátrico! ―dice escandalizado―. ¡Risotto ven aquí ahora, idiota!

―Bueno, ya no lo estoy. ―suelta una risita y se encoge de hombros tímidamente.

Después de un rato en el que Prosciutto trataba de recalcular y entender que tenía a su hermano menor (quién cabe recalcar estaba internado en un hospital psiquiátrico) sentado frente a su mueble organizando todas sus cosas por color.

―Las cosas azules van con las cosas azules. ―decía mientras acomodaba bruscamente las cosas.

Prosciutto estaba quieto abrazando sus manos, en silencio, parecía un niño asustado.

―Y-yo, tengo que llamar a casa de mamá y decirle que tú estás aquí. ―busca su celular rápidamente.

―Mamma no está en casa. ―dice deteniendo su labor y sentándose sobre sus talones.

―¿Cómo lo sabes?

―Por qué fui antes de llegar aquí ¡Y mira, encontré dinero gratis abajo de su cama! ―dice sacando un fajo de billetes de su bolsita y restregándoselos en la cara.

―¡Savino dame eso! ―se los arrebata.

―Tal vez la perra se fue de vacaciones a la India y ya no regresará. ¿Sabías qué en Bangladesh puedes ir a la cárcel por copiar en un examen? Mi amigo del almuerzo había ido a la cárcel pero por atropellar a su papá por accidente. ―Prosciutto solo lo mira con cara de póquer.

―Estoy bastante seguro de qué no fue un accidente, por eso están dónde están. ―dice con mirada filosa y voz serena.

―Realmente no recordaba que vivías aquí. ―dice cambiando el tema después de echarle una mirada por todo el lugar.

―¿Y cómo me encontraste? ―realmente si tenía esa duda.

―Bueno, después de salir de la casa de mamma ¡Me encontré a Bruno afuera de una florería! Entonces recordé que tú vivías cerca de la perra de Bruno y lo seguí. ―comparte su relato.

―¿Podrías dejar de decirle perra a medio mundo por cinco minutos?

―No.

―¿Y me estás diciendo que recordaste dónde vivía Bruno y no dónde vivía yo? ―el hermano se encoge de hombros.

―Es que Bruno es lindo, tú no, tú eres una perra chismosa y prepotente.

Prosciutto cierra los ojos suspirando fuerte y profundamente.

―Pero entonces me distraje y perdí de vista a Bruce, así que regresé a casa de mamma, pero hoy si pude dar contigo, ¡¿Soy listo no?!

―Si, desquiciadamente listo, ¿¡Por qué mierda llevas un dardo en tu bolso!?

―Los compré en una tienda, tengo más, ¿Quieres jugar? ―dice sacando los demás dardos de su bolsa.

―No si corro el peligro de terminar con uno atravesado en el cráneo como mi hermano, tú, maldito loco de m-. ―su discurso altamente amoroso es interrumpido por la aparición somnolienta de Risotto, quién al ver al chico, el sueño se le desvanece casi como el color en su rostro.

―¿Savino? ―pregunta incrédulo.

―Hola Lorenzo. ―saluda como lo hizo con Pros.

―Risotto. ―dice el rubio con fastidio.

―Risotto. ―repite como un niño aprendiendo palabras nuevas.

Risotto se sienta en el posa brazos del sofá con cautela, Savino lo abraza eufóricamente como si de su padre se tratara.

―Entonces llamaré a Caesar para que venga por ti y te lleve de regreso al hospital. ―dice Pros después de ver la escena sin darle importancia.

―¿Caesar el marido de Josped? ―dice con entusiasmo levantando su cabeza del regazo de Risotto.

―Joseph. ―lo corrige Risotto, más amable qué Prosciutto.

―Joseph. ―repite.

―Caesar, tu maldito hermano mayor al que le dejaste una cicatriz en el ojo izquierdo. ―dice con enojo mirándolo con reproche.

―¡O-Oye! ―se levanta acercándose para evitar que lo llame―. S-Solo quiero ver a mi gran hermano casarse, prometo que en cuánto termine su boda regresaré al hospital.

―¿Y quién te dijo a ti qué yo me casaría? No sé de dónde diablos sacaste eso.

―Hey, podré ser lo que quieras, pero estúpido solo fines de semana. ―lo mira fijamente, tratando de parecer intimidante y misterioso―. Yo sé muchas cosas.

Prosciutto levanta una ceja.

―Tu examen para evaluar tu capacidad intelectual no dice lo mismo. ―comenta Prosciutto burlón.

―Chúpala. ―dice molesto.

―¿Disculpa? ―pregunta Risotto.

―Perdón, la traigo en automático. No me he tomado mi pastilla. ―dice apenado y se encoge en su lugar.

El rubio rueda los ojos, Savino lo mira intentando hacer la mirada más tierna y adorable, pero lejos de causar dulzura, hace que Prosciutto quiera darle un almohadazo.

―¡P-prometo no causar problemas! Por-Pos-Prois-Pros-. ―tartamudea haciendo qué Pros haga un gesto de cansancio.

―Prosciutto. ―Risotto lo corrige con una sonrisa.

―¡Prosciutto! ―repite―. ¡No seré una molestia! Lo juro.

―¿No ser una molestia? ―lo mira enfurecido―. ¿Cómo puedes decir eso cuándo tú-?

―Hey, cielo, tranquilo. ―Risotto lo detiene antes de que diga algo de lo que posiblemente pueda arrepentirse, sabe que justo ahora tiene los nervios de punta.

Savino lo miraba esperando a que continuara, sin entender. Ambos se alejan para no ser escuchados por él.

―Escucha, solo, déjalo quedarse aquí.

―¡Pero-! ―dice Prosciutto tratando de alzar la voz, este lo silencia tomándolo de los hombros.

―Escúchame. ―lo mira con paciencia―. Lo regresaremos, por supuesto, solo, dejemos que baje la guardia, sabemos bien que es muy escurridizo. Si lo ponemos nervioso, no actuará bien.

Prosciutto mira a Risotto por unos segundos y después desvía su mirada a su hermano, luego regresa la vista a su novio.

―Entiendo muy bien qué su mera presencia te pone mal, así que necesito que inhales y exhales profundamente, por favor, olvida que está aquí y concéntrate en mí. ―dice haciendo qué Prosciutto lo haga, hizo esos ejercicios hasta que sintió el cuerpo menos tenso.

Luego de un par de miradas, Prosciutto se acerca a Savino con fingido desinterés sin soltar la mano de Risotto.

―Bien, t-tú te quedarás. ―el tartamudeo lo traiciona―. Y cómo dijiste que no serías una molestia, no lo serás. Así que voy a arreglar esa puerta qué jodiste, y tú te quedarás en este espacio, ¿entendiste?

―¡Si! ―dice dando brincos aventándose a sus brazos. Prosciutto no lo aparta, pero tampoco lo abraza, incluso se mira asustado, por lo que Risotto lo aleja diciéndole qué siga ordenando las cosas por color.

[ ... ]

Después de tener casi todo el apartamento extrañamente ordenado, Risotto busca con la mirada a los hermanos y puede notar a Prosciutto en el teléfono fumando un cigarro en el balcón. A lado de él estaba Savino asomándose peligrosamente con toda la probabilidad de caerse.

―¡Oye Sav! Ven, vamos a ver televisión. ―lo agarra de la mano arrastrándolo hacia la sala.

―¡Hermano mayor! Un hombre me está llevando. ―dice mientras se deja guiar por Ris.

―Qué bien. ―responde sin ponerle atención, pues estaba chateando con Bruno sobre los recientes acontecimientos.

Luego de haberlo mantenido entretenido por más de una hora (lo cual era un gran éxito para Pros) Risotto le aconseja qué debería llevarlo a pasear, como si tratara de un perro, pues las alternativas para tenerlo ocupado se estaban acabando y Prosciutto sabía también qué tratar de mantener a Savino quieto nunca era una posibilidad.

 

Es por eso qué ahora estaban ahí. Caminando por las tranquilas calles de la ciudad, Prosciutto maldiciendo a Risotto en su mente por dejarlo solo, usando la excusa de reparar la puerta, pues el intento del rubio por arreglarla fue nulo.

Savino miraba todo como un niño pequeño, sin soltar la correa de la bolsa de Pros, pues las probabilidades de que se perdiera eran de un 95%.

La vena en su frente crecía al pasar los segundos, ya que el castaño no cerraba la boca en ningún momento.

―Porcino.

―Prosciutto. ―dice apretando los dientes.

―¿De dónde vienen los bebés?

―No me vengas con esa mierda de pregunta Savino. ―dice molesto mientras entran a una tienda de ropa. Solo por pasar el rato, aunque si Prosciutto sale con varias bolsas y la tarjeta de Risotto sin fondos, no será su culpa.

Después de pasar más tiempo del esperado en la tienda, pues Savino había decidió tener un ataque de ansiedad y lo buscó durante veinte minutos hasta que finalmente lo encontró escondido debajo de una prendas, abrazando sus piernas y temblando levemente.

Desde ese momento no le soltó la mano.

―¿Puedo usar vestido en tu boda? ―dice después de ver uno en uno de los maniquís.

―Puedes usar lo que se te dé la jodida gana. ―dice bajo mientras paga unas prendas qué compró para él y Risotto.

Ambos salen de la tienda.

―¿Qué le pasó a tu cuello? ―pregunta curioso luego de ver como Prosciutto se bajaba un poco el cuello de tortuga de su suéter para rascarse.

―No es de tu incumbencia. ―dice acomodando su ropa rápidamente.

―¡Sabes! Yo también quiero ser stripper como tú. ―dice tímido poniendo ambas manos detrás de su espalda.

―Yo no soy stripper. ―lo mira raro.

―¿En serio? Por tus fachas y modos podría jurar qué sí.

―Escucha bien pedazo de-. ―su molesto discurso lleno de amor es interrumpido nuevamente, está vez por la presencia de Diego, Giorno y Mista.

Prosciutto solo necesitó una mirada para darse cuenta de que probablemente eso era inicialmente una cita entre Mista y Giorno, pero Diego se unió solo porque no tenía nada más que hacer qué joderles la vida y de paso ya no se aburría.

Y si, eso pasó.

―¡Hola! ―lo saluda Mista alegre, Giorno solo saluda con la mano y Diego con la cabeza.

―Hola. ―dice Prosciutto.

―¡Hola, soy Sabrina! ―saluda eufóricamente con la mano―. ¡Soy hermano de Porcituos, me gustan los legos y siempre he vivido en mi casa!

―Él es Savino. ―lo señala luego de que dijo su nombre mal.

―¡Qué adorable chico! ¿En serio es tu hermano Prosciutto? ¿Seguro que no lo adoptaste de la calle cómo lo hiciste con Illuso y Maggio? ―comenta Mista divertido.

―No, no lo hice. ―rueda los ojos―. Es mi hermano menor.

―Qué tierno. ―dice y Savino se sonroja ocultándose detrás de Prosciutto.

―¿Están de compras? ―pregunta Giorno al ver las bolsas en sus manos.

―Algo así. ―se encoge de hombros―. Uh-m, un momento de hermanos.

―Entiendo. ―sonríe―. En ese caso no los molestamos más.

Giorno enrolla sus manos en el brazo de Mista para caminar, Prosciutto abre los ojos en grande y los toma a ambos de sus ropas.

―¡No! ―ambos lo miran extrañado―. Q-quiero decir, en realidad no molestan, es más, me parece una grandiosa idea qué nos juntemos los cinco, ¡Podríamos pasar un buen rato juntos!

―¿En serio? ―preguntan Diego y Mista extrañados.

―¿En serio? ―dice Savino con ilusión.

―¡Si! Incluso podemos ir ¡A esa cafetería! ―señala un puesto bastante agradable cerca de ellos―. ¡Podemos charlar y pedir chocolate! A Savino le encanta.

―El chocolate me causa alergia. ―dice Savino, pero Prosciutto lo ignora, lo jala de la mano y con la otra se lleva a Giorno también. Mista y Diego solo se miran y no tienen de otra más que seguirlos.

 

Ya sentados y con la orden pedida, Savino mira unos juegos de mesa y libros para colorear, Prosciutto lo nota.

―¿Quieres jugar con ellos? ―Savino asiente tímido.

―Quiero hacer origami.

―Uhm, pero no hay papel para hacerlo-. ―dice Diego mirando todo.

―¿Qué dices Diego? ¿Qué quieres ir con él? ―dice Prosciutto con fingida sorpresa.

―¿Qué? ¡No!

―¡Genial! ¡Ven Draco! ¡Juguemos a quién pierde más sangre con papel primero! ―dice jalando su mano.

―¿Q-Qué? ―pregunta Diego asustado.

―Se bueno para algo por primera vez en tu vida, idiota, ¡Ve! ―dice Pros empujándolo. Cuándo ve que ambos se sientan en el piso y comienzan a sacar las piezas, este regresa su vista a la no pareja soltando un suspiro de cansancio y recostándose en la mesa.

―¿Todo bien Pros? ―pregunta Giorno.

―Algo así. ―se endereza―. Es un fastidio.

Esto lo dice en un susurro para él mismo, pero ambos lo escuchan. Esta vez, el rostro de Mista es más serio que antes.

―Yo, recuerdo vagamente una conversación tuya con Bruno sobre uno de tus hermanos y su "complicada situación". ―dice haciendo un entrecomillas―. ¿Es él?

―Sí. ―dice jugando con una servilleta―. Apareció en mi casa esta mañana.

―¿Complicada situación? ¿Cómo así? ―pregunta Giorno con ceño fruncido. Mira a Prosciutto y después a Mista. Este se encoge de hombros.

―No creo que me corresponda a mí contarlo. ―dice después de que Prosciutto no respondiera, quedando callado unos segundos viendo al par de chicos en el suelo.

―Oh, entiendo. ―Giorno es interrumpido por Prosciutto.

―Savino es mi hermano menor, es el más pequeño de todos nosotros. ―comienza su relato aún jugando con la servilleta, tratando saliva―. Él, bueno, en resumidas cuentas, mi hermano tiene, problemas mentales.

Giorno abre los ojos de la impresión. Rompe la servilleta en pedazos pequeños, sin levantar la mirada.

―Fue diagnosticado con TDAH, demencia frontotemporal, pérdida de memoria temporal y otras cosas que no creo necesario mencionar, está jodido, eso es todo. ―se pasa una mano por la cara―. Y bueno, él presentó todo esto desde muy pequeño, así qué fue, básicamente, un golpe para nosotros.

Ambos pueden notar como el rostro de Pros había cambiado radicalmente, como se perdía en sus recuerdos y como es que sus gestos mostraban lo mal que le ponía recordar todo lo que su hermano llegó a hacer.

―Fue una mierda para mí, el ver como mi hermano de siete años se destruía a sí mismo. ―aprieta los labios―. Y bueno, hubo un momento en el cual mi madre tocó fondo. Fue demasiado para ella y simplemente dijo que no podía más con él.

Ambos lo miran atento, con aflicción en la cara.

―Así que lo llevamos a un hospital psiquiátrico porque sus doctores y nosotros lo creímos justo y necesario. ―suspira y se endereza dejando la servilleta al fin―. Así que él ha estado de doctor a doctor y hospital tras hospital prácticamente toda su vida.

Termina el relato sonriendo apenado. Ambos lo miran con comprensión.

―Mierda. ―exclama Mista―. No tenía idea de que la situación era tan jodida.

―Si bueno. ―se encoge de hombros―. Tampoco es algo de lo que suela hablar mucho.

―Pero entonces, si tu hermano está hospitalizado, ¿Por qué está aquí? ―pregunta Giorno.

―Esa es la situación, no debería estar aquí. ―bebe de su bebida―. Se escapó.

―O-oh. ―Giorno abre los ojos―. ¿Y es muy serio?

―Legalmente hablando, posiblemente no tanto, en cuánto a nuestra seguridad y la de toda Italia, tal vez sí.

―Mierda Prosciutto, ¿Por qué estamos bebiendo frappes con una bomba de destrucción a solo centímetros de nosotros? ―dice exasperado señalándolo.

―¡Lo arreglaré! Solo necesito contactar a mi madre y a Caesar para que se lo lleven. Interceptar un plan para yo qué sé, dormirlo hasta que lo internen de nuevo ―da otro trago―. Tal vez inyectarle droga o un somnífero.

―O tal vez darle la inyección letal. ―comenta Mista antes de darle un trago a su bebida de vainilla.

Casi escupe el líquido, pues Giorno le había dado un codazo en las costillas.

―¡Mista! Silencio. ―Giorno lo reprende por lo bajo―. Eso fue muy insensible.

―P-perdon belli. ―se disculpa en un susurro apenado con el rubio―. Pero en mi defensa, Prosciutto ha sido más insensible con nosotros.

Hace un puchero y ambos miran a Pros qué estaba en silencio. No había dicho nada sobre el comentario, pues toda su atención estaba en Diego y Savino qué parecían estúpidos jugando.

―Si Mista, cállate. ―dice aun si realmente no había puesto atención.

Después de un rato de charla, Prosciutto piensa que ha sido suficiente libertad para Savino, así que les dice a Giorno y Mista qué se irán pronto.

 

Mientras tanto, Diego y el hermano estaban jugando ajedrez en el cual extrañamente Savino parecía ser un experto.

―Oye Drake. ―dice Savino, ambos estaban en silencio viendo el tablero.

―Diego. ―dice despegando la mirada del tablero por un segundo.

―Diego. ―lo mira, ladea la cabeza―. Uhm.

―¿Qué pasa? ―mueve una pieza, mueve el dedo impaciente.

―¿A ti te dejan estar más tiempo afuera? ¿Por qué tú no estás encerrado como yo?

―¿Por qué estaría encerrado? ¿Acaso estabas preso?

―Jum ¿No lo estás? ¿Te dieron de alta? ¿Al fin eres libre del estúpido hospital psiquiátrico? ―dice moviendo las piezas, Diego hace su movimiento también.

― ¿Hospital? ¿Por qué iba a estar yo encerrado en un hospital psiquiátrico? ―detiene sus movimientos mirando al otro.

―¡Savino! Es hora de irnos. ―habla Prosciutto mientras se pone de pie colocándose su chaqueta, los otros dos se levantan también.

―¡Okey! ―hace su última jugada haciendo un jaque mate, Diego se queda estático, por lo que escucha y por como este parecía tener la jugada ganada desde el principio―. Chico, llámame lunático cómo todo el mundo, pero puedo reconocer a una persona mentalmente inestable cuando la veo.

Diego no dice nada más, aun así no aparta la mirada del chico, lo mira serio, Savino recarga sus manos en la mesa mirando a Diego hacia abajo. Después de una lucha de miradas, Savino lo mira justo como Prosciutto lo suele hacer, con mirada triunfante y sonrisa de lado, qué detona arrogancia.

―Ya veo. ―dice levantándose con una sonrisa de haber descubierto algo.

―¡Savino!

―¡Voy! ―se levanta y le da unas palmadas en la cabeza de Diego―. ¡Fue agradable jugar contigo! Nos vemos luego Diego.

Diego solo se queda en su lugar sin moverse, solo ve como se despide eufóricamente de Mista y Giorno y como toma a Prosciutto de la correa para comenzar a caminar mientras bebe de su frappe como un niño que no rompe un plato.

 

¿Un inestable?

 

¿Él?

 

Ja.

 

Pura mierda.

 

✧༄

 

Es de noche en Nápoles, había fuerte viento, por lo que el frío no faltó, creando unas ganas de quedarse en casa junto a la calidez del hogar comiendo algo caliente en contraste con el clima.

Pero ese no es el caso aquí, pues en la casa de Prosciutto estaban Bruno y Leone a la espera de los demás porque, según ellos, debían celebrar la confirmación de la "propuesta" imprevista (excusas, escusas) y a Pros no le quedó de otra más que decir que sí.

Así que ahí estaban Pros y Ris viendo televisión mientras comían palomitas, Savino estaba acostado en otro sillón y Bruno lo veía dormir.

―Yo no sé que es más increíble. ―dice ladeando la cabeza―. Si el hecho de que es la primera vez que lo veo quieto y callado, o el que se haya dormido escuchando a Marilyn Manson.

―No te dejes engañar, seguro está meditando en nombre de satanás. ―dice Pros con el ceño fruncido.

―Oigan, ¿A qué hora empieza la fiesta? ―Dice levantándose de golpe como si de un zombi reviviendo se tratara.

―¡Mierda Savino! ¡No hagas eso! ―reprocha Pros, lo había asustado―. Y no es una fiesta, solo vendrán unos amigos a pasar el rato aquí y ya.

―¡Saben! Estoy emocionado, tengo veintiún años sin participar en una fiesta. ―dice saltando en el sofá viendo a Bruno.

El pelinegro qué lo tenía enfrente solo sonríe mirándolo con ternura. Dejando en fuera qué era mentalmente inestable, que ha dejado con cicatrices a dos de sus hermanos, ha intentado quemar más de un lugar, quemarse a sí mismo, romper varias propiedades y más cosas que Prosciutto no está mentalmente listo para contarlas, era un chico demasiado adorable y tierno.

―Ósea qué nunca has ido a una. ―le responde Bruno con una sonrisa.

―Eres muy perspicaz. ―con una sonrisa se vuelve a acostar.

Después de un rato habían decidido poner videos musicales en la televisión. El único que bailaba era Savino.

―¡Mira Lorenzo! A mí me gusta mucho esa canción. ―se levantaba rápidamente para subirle a la tele. Risotto tenía la mano recargada en sus sienes tratando de evitar mirarlo, parecía un robot descompuesto y su rostro lleno de concentración hacia el baile más gracioso.

Prosciutto también oculta su rostro, ahora recordó qué miedo no es lo único que sentía con Savino.

―Bien. ―dice después de que termina la canción, se va a sentar.

―Solo lleva unas horas aquí. ―habla entre lamentos el rubio. Antes de cualquier otra cosa es interrumpido por el sonido del timbre seguido de más ruido procedente de los chicos que había llegado.

―¡Traje alcohol hasta para bañarnos con el! ―dice Narancia mostrando un parte de botellas qué traía en brazos.

―Oh dios. ―es lo único que Bruno dice.

 

Es así como se lleva a cabo la noche llena de alcohol y un poco de hierba. Bailando ridículamente y riendo, pasando un agradable momento entre amigos, con karaoke improvisado y bastante desorden en su casa, qué hará llorar a Prosciutto al siguiente día posiblemente.

―¡Mira Pros! ¡Soy una momia! ―Savino camina hacia el cubierto de papel de baño, de pies a cabeza, justo como una. Narancia, Formaggio y Okuyasu venían detrás de él, por lo que se imaginó de quien fue la idea.

Pros no hace otra cosa más que reír, pues el alcohol lo tenía atado y fuera de sí como para recordar que él sigue ahí.

―¡Ahora usemos esto! ―dice emocionado levantando un encendedor prendido.

―¡Buena idea Sav! ―Okuyasu se lo arrebata―. ¡Busquemos las pipas!

Por el momento, Prosciutto solo disfrutará de la noche.

Y así fue, hasta que resultó ser qué alguien ahí había mentido.

 

✧༄

 

༄  0 1:04 AM

En todo el transcurso de la noche, Risotto había sido el único que no había probado ni una gota de alcohol, esto para cuidar de Pros y porque tenían a alguien a quien no debían despegarle el ojo en ningún momento.

No podía culpar a Prosciutto por querer escapar de esa responsabilidad, lo entendía y es por eso qué lo dejó ser, dejó qué disfrutara la noche y bebiera lo que quisiera mientras él solo estaba sentado en el sofá con Savino a lado de él, dormido profundamente. Al parecer el insomnio de Savino ya estaba siendo bien tratado.

Con un suspiro, se levanta cuidadosamente, sin qué nadie haya notado su ausencia, sale del edificio y baja caminando con ambas manos en los bolsillos y cigarro en su boca.

Llega hasta el patio qué tenía su edifico y se recarga en un barandal qué protegía las plantas, prende el cigarro y le da profunda calada y cierra los ojos, dejando caer su cabeza hacia atrás.

Cualquiera que lo viera pensaría qué estaba cansado, lleno de problemas o alguna crisis.

El humo de su boca salía cada vez que respiraba, pues el frío estaba siendo aterrador, buscaba calidez en sus manos heladas.

Estuvo así durante varios minutos, fumando y viendo la poca gente aún despierta, paseando por ahí o recién llegando del trabajo o alguna fiesta.

Su mente llena de pensamientos y preocupaciones, en un mar qué lo ahogaba con cada fumada es interrumpida por una voz serena, pero ronca por el frío.

―Hey, Risotto. ―era Bruno, quién se abrazaba a sí mismo, a pesar de llevar la chaqueta de Leone no podía evitar temblar un poco de vez en cuándo.

―Bruno. ―es lo único que dice viendo como se acerca.

―¿Qué haces aquí afuera? Prosciutto estaba preguntando por ti, así que le dije que vendría a buscarte.

―Lo siento, solo estaba tomando un poco de aire. ―dice con una pequeña sonrisa, se lleva el cigarro a la boca para inhalar.

―¿Con este frío de mierda? ―dice con queja y Risotto lo mira descolocado, pues eran pocas las veces que escuchaba a Bruno ser realmente grosero―. Perdón, el frío me pone de malas.

―Ser mejor amigo de Prosciutto si tiene sus consecuencias.―dice divertido, pero tan pronto como su sonrisa llegó, se fue.

―¿Qué te pasa? ―lo interroga al ver el semblante serio y hasta podría decir que angustiado―. Has estado así toda la noche, incluso me atrevería a decir que has estado así varios días.

―No es nada, en serio, solo es estrés por el trabajo, supongo. ―se encoge de hombros sin mirarlo.

―Vamos, podrás engañar a cualquiera, pero a mí definitivamente no. ―se cruza de brazos mirándolo desafiante pero sin perder su suavidad―. Para ser el festejo por tu reciente compromiso con Pros, no luces muy feliz. De hecho, es desde que se lo pediste que no luces bien.

―¿En serio? ―lo mira sorprendido―. No lo había notado.

―¿Qué sucede realmente? Y también me inquieta el hecho de que este compromiso ni siquiera parece algo real para ti.

―¿De qué hablas? ―dice seco tirando la colilla del cigarro al basurero.

―Pues el hecho de que Prosciutto ni siquiera tiene un anillo en el dedo ya me dice mucho. ―le mira con reproche.

Risotto aprieta los labios, pasando sus dedos por el barandal frío.

―Entiendo qué Pros puede llegar a ser especial a veces, pero-. ―sus intentos por buscar respuestas es interrumpido por la monótona voz de Risotto.

―Bruno. ―este lo mira―. Ahora veo que Leone nunca te habló sobre eso.

Bruno frunce el ceño.

―Y es por eso que agradezco su lealtad. ―dice dejando de pasear la mano.

―¿Qué es eso? ―se abraza más por la ráfaga de viento, qué se cruzó por el camino, su cabello vuela con gracia en dirección del aire, obstruyendo su vista, aun así eso no evita ver como Risotto vacila un poco antes de hablar.

―Bruno yo-. ―el pelinegro lo mira expectante, Risotto finalmente levanta la vista y lo mira con esos ojos rojos, puede ver lo cansado qué está― ... No puedo casarme con Prosciutto.

Los gestos duros de Bruno se suavizan y ahora lo mira preocupado.

―¿De qué hablas? ―dice entre risas nerviosas, pues creía que solo se trataba de una broma de Risotto.

Detiene su risa, pues nota que el gesto serio de Risotto no cambió ni un segundo.

―Ris ¿De qué hablas? ―esta vez su voz y rostro es casi molesto ante el silencio después de su declaración―. ¿P-Por qué no puedes casarte con Prosciutto?

Risotto suelta un suspiro ruidoso, se levanta del barandal, saca otro cigarro y lo enciende, inhalando profundamente antes de acercarse a Bruno hasta estar frente a él.

 

―Es qué yo ya estoy casado.

 

Se va dejando a Bruno sin palabras, sin tiempo para expresarse o pensar, en blanco.

 

Sin nada.

 

Con gesto de sorpresa y con el humo saliendo de su boca.

 

Solo eso.

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

Ah! Apuesto a que eso no se lo esperaban.

Chapter 44: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO 039 ꒱

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

˗ˏˋ ❝ Mentiras, más mentiras y Joseph a veces quiere ahorcar a sus hermanos (Jotaro) ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

༄  Nápoles, Italia. Passione.

Semanas antes.

Era un lunes por la tarde, por ende el club se mantenía cerrado. El lugar entero estaba en silencio, pues no había ningún alma ruidosa en el, solo había dos almas silenciosas, las qué entraban y salían sin que la mayoría se enterara.

En el despacho más grande, recostado en su silla eames lounge ottoman negra con una toalla fría cubriendo sus ojos para alivianar su migraña, se encontraba Diavolo, el jefe ausente.

Junto a él estaba Doppio a su cuidado, cambiando sus compresas y llevando hacia él lo que necesitaba.

Los problemas causados por los negocios siempre fueron un golpe duro a su cabeza, y padecer migraña solo podía empeorarlo.

Llegar después de meses para saber que el negocio no ha prosperado mucho, solo era una punzada en su cabeza. Ver a Doppio hundirse en el estrés, por eso solo lo ponía peor.

Es por eso qué ahora se encontraba en esa situación, en silencio total, enfriando su cabeza y pensando a quién llamar.

Doppio solo puede pensar que tal vez no es el momento indicado para pedir un aumento.

―Doppio. ―su voz serena nunca le tranquiliza, le estremece cada vez que llama por su nombre―. Las cosas no parecen ir bien por estos rumbos, ¿Qué está pasando?

―No lo sé jefe. ―se posiciona hincado junto a él―. Yo he trabajado muy duro en este lugar, administro el club, mantengo todo en orden al igual que Trish y hasta dónde sé todo iba-.

―No me refiero a esto. ―lo interrumpe señalando el lugar―. Hace un mes se vendió una cantidad de mercancía estipulada. El comprador recibió menos de eso. Y nosotros, menos dinero.

Doppio hace puños con sus manos mirando al suelo, pensando, recordando.

―¿Dónde está la mercancía? Y sobre todo, ¿Dónde está ese dinero, Doppio? ―se quita la toalla solo para ver a un Chihuahua asustado tratando de recordar en el suelo. Suspira volviendo a poner la toalla en su rostro.

―Y-yo le puedo asegurar que la cantidad era la correcta, y-y estuve ahí cuando se la entregué a-. ―levanta a cabeza, ya recuerda.

Oh mierda.

―Veo qué ya recordaste. ―Doppio levanta la cabeza, pero baja los hombros―. Doppio, ¿A quién mandaste está vez?

Vacila al contestar y traga saliva. Nunca va a negar qué no le duele delatar, pero ellos no hicieron algo tan simple como hacer una entrega correctamente. Conoces el negocio, y saben las consecuencias.

Dios, son unos idiotas.

Dolce & Gabanna señor.

Dolce & Gabanna. ―repite quitando la toalla mientras se endereza―. ¿Te das cuenta de lo poco profesional que se ve eso? Me pregunto quien habrá sido el afortunado, qué recibió su mercancía.

―¿Ellos dieron nuestra mercancía a otra gente?

―Por supuesto que lo hicieron, mi querido Doppio. ―le da un golpecito en la frente―. ¿Sabes cuando dinero me deben ya?

―Si jefe, yo llevo la cuenta de todos.

―Hablo del dinero que ellos me deben, por pasarse de listo.

―Puedo... darle un resultado estimado. ―juega con sus dedos y uñas.

―Entonces estamos consientes que esta no es la primera vez qué lo hacen. ―cruza las piernas, pensativo―. ¿Qué deberíamos hacer? ¿Llamarles la atención como un par de niños en kínder? ¿Qué se hace cuando alguien, traiciona a Passione?

―No sé le perdona. ―lo mira.

―Bien. ―asiente a sus palabras―. ¿Dónde está Salty?

―Él ya no está disponible, jefe. ―dice al recordar lo hablado con el pelinegro sobre ya no, meterse en esos asuntos.

Diavolo suelta un bufido, qué lástima, él era el mejor.

―Yo no confío en que los idiotas qué tienes trabajando aquí harán un buen trabajo, así qué... ―se levanta para servirse un trago―. Trae a Jolyne.

Levanta la cabeza mirándolo extrañado.

―Creí qué no la quería más.

―Cambié de opinión. ―toma del vaso―. Y de paso trae a Choccolata y Oasis.

―¿Secco? ―lo mira confuso y titubeante.

―Sí, merecemos un momento de diversión. ―sonríe entre dientes―. ¿No lo crees, Doppio?

―Sí. ―no hace más que asentir sintiéndose ansioso. De reojo puede ver como Diavolo camina hacia la puerta.

¡Congratulazioni, mi dulce Doppio! ―extiende los brazos al aire escandalosamente―. ¡Y buen trabajo a los dos!

El pelirosa mira al lado contrario a donde está Diavolo. De un momento a otro puede sentir su respiración en su oreja, Diavolo está a solo unos centímetros de él.

―Por qué la han jodido. ―le da unas palmadas y finalmente se va azotando la puerta, ante esto Doppio salta en su lugar.

Aprieta los ojos, pues las lágrimas estaban a punto de salir.

Y él llora.

Siempre llora.

Por todos las personas que han caído por su culpa.

 

✧༄

 

༄ Passione.

―Siento qué antes no había pensado tanto en el matrimonio, pero ahora estoy obsesionado. ―habla Prosciutto con una herramienta en su mano.

―¿Y no has pensado en reconsiderar la propuesta?―Bruno cuestiona a Prosciutto mientras ambos limpian un poco los baños de hombres.

―¿Reconsiderarlo? ¿Por qué lo haría? ―pregunta el rubio confundido mientras cambia los rollos de papel, los sobrantes aún tenían bastante papel por lo que los guardaba y se los llevaba a casa.

―No lo sé, te lo propuso borracho. ¿Realmente quieres que esa sea la historia qué le contarás a tus hijos? ―dice levantando sus cejas.

―Nunca esperaría algo más de un torpe e idiota cómo Risotto. ―habla entre suspiros―. Aunque admito qué no es la propuesta qué esperaba.

―Realmente no. ¿No crees que tú mereces algo más? ¿Rosas, champán y una hermosa cena?

―La amiga de mi hermana tuvo una hermosa y extravagante propuesta de matrimonio en Grecia. ―Illuso salía de un cubículo de baño hacia el lavabo mientras se metía a la plática―. Mi hermana y yo estuvimos ahí.

―¿En serio? ―dice Pros cambiando los jabones y poniendo más productos sobre el lavabo.

―Si, y todo fue de maravilla. Eso hasta que encontraron a mi hermana y al novio besándose descaradamente en el baño. ―Bruno lo mira incrédulo.

―¿Y qué moraleja tiene eso aquí? ―pregunta Prosciutto confundido.

―Qué mi hermana es una perra. ―finaliza y simplemente se va.

Bruno solo niega y Prosciutto rueda los ojos.

―Aparte de los regalos y la gran borrachera, dame tres buenas razones por las cuales quieres casarte. ―dice mirándolo desafiante.

―Mucha gente que se ama lo hace todos los días Bruno.

―No lo sé Pros. ―dice haciendo una mueca mientras ambos salen de los cubículos.

―Me has cuestionado mucho últimamente, ¿sabes? ―lo mira con el ceño fruncido.

―Escucha, Pros. ―Bruno lo afronta y el rubio detiene sus movimientos para mirarlo―. Lo único que digo es qué tú, deberías pensarlo ¿un poco más? Eres joven y, no creo que ambos estén realmente preparados para este paso.

―Bruno, ¿Qué rayos pasa? ―dice con certera calma qué solo a Bruno le cede―. Cuándo éramos tan solo unos mocosos, tú añorabas casarte con Leone, y estuviste tan feliz cuando yo te dije qué finalmente había encontrado al hombre de mis sueños ¿Qué pasa ahora? ¿A qué viene toda esta negatividad?

―Hemos crecido Pros, y creo que es normal que nuestros pensamientos cambien. No lo tomes como algo negativo, y, escucha, no pienses que estoy en desacuerdo con esto. ―se remueve inquieto. Toma a Pros de las manos―. Tan solo tenemos veintitrés años, Prosciutto, me preocupa que tomes decisiones muy precipitadas.

―Yo no creo que sea una decisión precipitada. ―niega―. Me siento muy seguro de todo, podría pedírmelo cualquier otro día y yo siempre le diría que sí.

―Risotto y tú están llevando las cosas de maravilla hasta ahora, ¿Por qué arruinarlo?

―¿Por qué esto lo haría? ―dice comenzando a molestarse.

―Solo estoy preocupado. ―lo mira con una mueca.

―Pues no deberías. ―aleja sus manos―. Lo único qué pido en este momento es tu apoyo, nada más.

―Te doy eso y más, solo es mi punto de vista.

―Lo quiero hacer Bruno, te guste o no. ―lo mira fastidiado―. Y si lo hago, ¿qué? ¿No irás? ¿Me dejarás solo?

Bruno solo aprieta los labios, sin nada que decir, aun si quiere decir de todo en ese momento. Entrelaza sus manos mirando al rubio.

―Creo que tú y Risotto deberían hablar.

Sale rápidamente de ahí azotando la puerta. Prosciutto deja caer sus hombros arrugando el entrecejo, la molestia se le había ido de inmediato y ahora solo se sentía confundido y triste, ¿Qué rayos le pasaba?

Por otro lado, Bruno se sentía realmente molesto, pero no con Prosciutto, sino con Risotto, por haber decidido hacer las cosas así, tan absurdo e innecesario.

Es realmente un idiota.

Solo puede pensar en Prosciutto, no quiere que sufra. El rubio podrá mostrar ser una mierda destructora hasta el núcleo, pero también puede llegar a tener un lado débil, ese qué a Bruno siempre le causó conflicto.

Ambos lo son, aunque tal vez uno más que el otro.

Caminaba inquietamente por el club, realmente tenía los nervios de punta, siente que con cualquier cosa podría descargar su frustración o en este desafortunado caso, con una persona.

Ahora que recordó al peliblanco.

―Tú lo sabías, ¿cierto? ―interroga a Leone tan pronto lo ve cerca del bar tomando agua. Leone lo mira confundido arrugando el entrecejo.

―¿Saber qué, amore? ¿Qué pasó?

―¡No te hagas el idiota Leone! ¡Lo sabes muy bien! ―levanta la voz, los qué estaban en la escena solo presenciaban discretamente, fingiendo qué arreglaban cosas.

―¡Soy un idiota Bruno, lo siento! ―se señala a sí mismo levantando la voz también, realmente no entendía qué estaba pasando―. ¿Podrías explicarme por favor qué es lo qué hice ahora?

―O más bien lo qué tu estúpido hermano hizo, ¿tienes idea de lo que va a causar? ¿Qué tan miserable puede ser una persona para hacer algo así? ―se estaba saliendo de control.

―Oye, cariño, creo que deberías relajarte un poco. ―lo toma cuidadosamente de los hombros.

―¡No me digas que me calme cuándo tu hermano le ha hecho algo así a Prosciutto! ―trata de soltarse, pero el agarre es más fuerte, teniendo una pequeña batalla de emociones, Leone logra ganar cuando Bruno deja de forcejear y simplemente se escuda en sus brazos.

Lo encamina hacia los camerinos.

―Escucha Bruno, yo te creo, y no dudo que Risotto sea un idiota, lo sé perfectamente, pero por ningún motivo quiero que sus cosas te afecten. ―le acaricia mientras caminan, tratando de desviar el tema y haciendo qué Bruno se relaje, entre paso y paso Leone siente su cuerpo tenso aun si es calidez lo que trata de transmitir.

Porque si, Leone podía asegurar que Risotto y Prosciutto eran la pareja qué menos problemas tenían por no decir, ninguno en realidad.

Y si, realmente, su cabeza comenzó a trabajar rápidamente cuando Bruno mencionó a Prosciutto,

Porque si, Leone lo sabía.

Pero también sabía la causa y sabía que tenían qué hablar para evitar malentendidos.

O tal vez, sería demasiado tarde para eso.

[ ... ]

―¡Al fin! Mi parte favorita de la noche. ―exclama Illuso mientras se estiraba y bostezaba del sueño. Melone y él caminan rápidamente hacia Aya, quién estaba sentada en el escritorio qué tenían en los camerinos.

Texteaba rápido en su celular masticando chicle, al ver a esos llegar rueda los ojos. Bruno estaba sentando cerca, mirándose preocupado y a la vez perdido en sus pensamientos.

―Paganos. ―dice Melone mientras extiende su mano haciendo movimientos insistentes, Aya suspira.

―Traigan acá. ―dice agarrando el dinero correspondiente de cada quién y metiéndolos a la contadora de billetes.

Primero le da su dinero a Illuso y después a Melone.

―Felicidades, 4,000 dólares. ―dice con voz y sonrisa sarcástica.

―¡Ja! ―exclama Melone con aura superior―. Traten de superar eso, ¡zorras!

Su pequeño triunfo es interrumpido nuevamente por la voz de Aya.

―10,000 dólares, increíble como siempre Rohan. ―dice con su voz aún vacía de emociones. Rohan mira a Melone serio, pero desafiante y este solo lo mira con odio.

Levanta una ceja hacia él mirándolo de arriba hacia abajo y se van sin decir una palabra, Melone le muestra el dedo corazón de ambas manos.

―Estúpida perra pulgosa. ―se muestra molesto, pero al dar la vuelta y ver a Bruno tan lamentable sus gestos se suavizan―. Oww, mi pequeño pingüino con peinado de Rock Lee, ¿Qué es lo que tienes?

―Mel, respeta a tus compañeros. ―Bruno le da un pasivo sermón―. Y ya te he dicho que dejes de llamarme así.

―Y yo ya te he dicho que no a la dos cosas, ¡Se oye bonito! ―lo empuja simpáticamente sentándose junto a él entrelazando sus brazos―. Ya va, cuéntale a Venus qué te tiene tan preocupado.

―Nada, en realidad, solo son cosas respecto a Prosciutto, problemas con Risotto supongo. ―dice al no captar la idea de qué está pasando realmente.

―¿Ya están teniendo problemas por ese matrimonio qué Ris le oculta a Prosciutto?

―¿Cómo sabes eso? ―lo mira bastante confundido, ¿tan rápido se había corrido ese chisme?

Melone lo mira estático y después sonríe como si acabara de decir algo que no debía ―o se supone que no debía saber.

―Me gusta mucho tu cabello, ¿ya te lo había dicho antes? ―dice tomando un mechón del pelinegro―. ¿Qué champú utilizas? ¿Has pensado en cortarlo?

―¿Cómo lo sabes? ¿Es que ahora todos lo saben? ―Bruno pone su cabeza entre sus manos en señal de cansancio.

―S-si, la gente aquí es muy chismosa, honestamente, no me sorprende nada que eso se supiera así. ―hace un chasquido con sus dedos asintiendo (y porque lo has casi gritado a medio club).

―Realmente es un asunto bastante fuerte, ni siquiera sé por cuánto tiempo ese matrimonio existe, eso puede empeorar las cosas. ―entre lamentos sigue sin descubrir su cara.

―Bueno, tomando en cuenta que existe desde antes que Risotto comenzara una relación con P-. ―dice distraídamente, pero conforme reconoce sus palabras, baja la voz hasta callar, al sentir a Bruno enderezarse como resorte muestra una sonrisa nerviosa.

―¿¡Qué!? ¿¡Ese idiota realmente hizo algo así!? ―lo mira descolocado.

Melone hace gestos bastante graciosos para alguien ajeno a la conversación, tartamudea hasta que finalmente deja sus manos quietas.

―¿Sabes algo? Creo que teñirme demasiado el cabello me dañó el cerebro, ¡Realmente no sé lo qué digo! ―ríe nerviosamente tocándose el cabello―. Y también creo que deberías tomarte un té y dormir, realmente lo necesitas.

―¡Melone! ¡No puedes dejarme así! ―lo toma no tan fuerte de los brazos evitando qué se vaya―. ¿Tú sabes algo realmente? ¿Cómo sabes eso? ¿Eres cómplice?

―¡Claro que no! ¡Y me ofende muchísimo qué insinúes algo así, Bruno! ―lo señala haciéndose el ofendido―. Yo soy muy leal a ustedes.

―¿Entonces-?

―Me encantaría hablar contigo pingüinito. ―lo toma de las manos―. Pero tengo que alcanzar al Josuhan antes de que se vayan, debo burlarme de Josuke porque ganó menos que Rohan y yo ¡Adiós!

―¡Espera! ¡Melone! ―sus intentos por detenerlo son inútiles, pues este corría como si un jaguar lo persiguiera, es hasta cruzar la puerta dónde puede respirar correctamente.

Bruno vuelve a sentarse resignado, tal vez tenga razón y necesite dormir ya. Aun si ese dato quedó atascado en su mente, y el hecho de que Melone lo sepa tampoco es algo que pueda pasar desapercibido.

Melone siempre le ha parecido escalofriantemente misterioso por el hecho de que sabe muchas cosas.

Justo como una Wikipedia humana, está lleno de secretos.

 

✧༄

 

 ༄ Nápoles, Italia. Passione.

Siguiente día.

Un auto negro con vidrios polarizados se detiene frente al club Passione, en el interior hay dos hombres, uno de ellos miraba su teléfono para responder un mensaje mientras qué el otro veía su alrededor tratando de descifrar dónde estaban.

―Bien, iré a ver si está. ―mira a su copiloto. Aun si sabía perfectamente que si estaba ahí―. Tú quédate aquí.

―Deja de hablarme como si fuera un bebé. ―lo mira con una sonrisa, ya que este hacía señas como si fuera un imbécil carente de comprensión.

―Cómo sea. ―dice abriendo la puerta―. No mires nada más allá de este auto.

Dice eso, pero al abrir la puerta y salir por esta el otro mira afuera curioso. El pelinegro azota la puerta haciendo qué brinque en su asiento.

Camina hasta la puerta y entra al no ver a nadie cuidar la entrada. Ultimadamente, todo el mundo entraba en horarios no laborales como si fueran los malditos dueños y eso lo podía ver Doppio cuando revisaba las cámaras.

Pero ciertamente no diría nada en este caso cuando sabía bien de quién se trataba, el antipático y soso hermano menor de Joseph Joestar.

―¡Jotaro! ¡Mi encantador limón agrio! ¿Viniste a verme al fin? ―puede escuchar la voz de Melone recibiéndolo, pues él junto a Giorno estaban haciendo quién sabe qué.

―Joseph, dónde está. ―pregunta ignorando el flirteo, Melone hace un puchero. Antes de decirle Jotato siente como Joseph lo abraza por los hombros.

―Jotaro el limón agrio. ―aprieta sus mejillas con una mano―. ¡Mira Gio! Él es mi hermano menor.

―Me miraste mucho desde qué llegué, ¿Tienes algún problema? ―levanta una ceja.

―Para nada. ―niega rápidamente sin sentirse realmente intimidado―. Es solo qué, mi padre tiene una pareja y bueno, tú te pareces bastante a él.

Joseph se ríe y Jotaro lo mira con una mueca.

―La pareja de tu padre debe tener una cara de mierda entonces.

―Joseph, tú también te pareces a mí. ―la risa de Joseph se detiene y es bastante gracioso. Finaliza la charla jalándolo hacia dónde Caesar está.

―¡Jotaro! Qué gusto tenerte aquí. ―le recibe Caesar cuando se acerca.

―Hola Cici, qué tal estos días. ―se sienta en la orilla del sillón media luna frente a Joseph, puede notar qué estaban comiendo.

―Bastante bien con este idiota si es realmente lo qué preguntas. ―dice dándole un pequeño golpe al castaño―. ¿Gustas? ¿O quieres algo de beber? Joseph invita.

El castaño opta por gruñir, pues, tenía comida en la boca.

―Un refresco estaría bien, el más caro. ―Joseph arruga el entrecejo.

―¿Quieres un squirt preparado? Le diré a Nori qué te haga uno. ―se levanta.

―Estamos hablando del refresco, ¿Cierto? ―pregunta Joseph confundido mientras se limpia con una servilleta.

Jotato rueda los ojos. Se acomoda de tal modo que está cómodo, queda en silencio mientras deja que Joseph continúe disfrutando su comida, pues puede ser la última, piensa que le dará un ataque cuando le diga quién está afuera.

Los minutos pasan y Jotaro solo disfruta su bebida en la reducida paz qué le ofrece ese espacio. Joseph al terminar comienza con su parloteo (como siempre) y el pelinegro solo hace lo que sabe hacer muy bien, escucharlo.

La paz se esfuma como el líquido en su vaso cuando finalmente le dije a Joseph y puede asegurar por esa cara que el castaño quiso agarrar su cabello negro y azotar su cabeza en la mesa.

―Jotaro, se suponía qué solo sería tú. ―le reclama serio tratando de calmar sus demonios internos y aventárselos a Jotaro encima. El hermano menor se encoge de hombros.

―Me siguió hasta aquí.

―¡Te siguió mis huevos! ¡Tú lo trajiste aquí! ―levanta la voz golpeando la mesa.

―¡Oigan! ¿Qué pasa? ―Caesar se sienta siendo el intermediario entre ambos.

La sorpresa puede verse en su rostro luego de qué Joseph le hace saber la situación.

―¡Qué jodido! Y justo estábamos hablando sobre eso con Noriaki hace unos días. ―parecía que se lo había tomado como un juego, era divertido, pero también bastante serio tomando en cuenta la relación tan tensa qué los hermanos tenían.

―¡Jotaro, grandísimo idiota! ―el pelinegro se muestra bastante alejado del estado de Joseph, es algo que ya se esperaba.

―¿No vas a salir?

―¡Por supuesto que no! Yo no pedí verlo en primero lugar, no tengo por qué hacerlo.

―Actúas como un cobarde. ―lo reta.

―Y tú actúas como un maldito imbécil. ―Aprieta el puño de la rabia.

―Cómo sea, no voy a sacarte de los huevos de aquí.

―¿Y entonces qué pretendes?

―Ya te lo dije Joseph.

―Cómo sea, no me importa, jódanse los dos. ―le avienta la servilleta que tenía en la mano, trata de irse, pero Caesar no lo deja.

―Estamos casi a punto de abrir. ―Noriaki interrumpe con una sonrisa―. Jojo ¿Te quedarás?

―No, y en realidad, Kakyoin, mi hermano mayor, está afuera. Quiero presentártelo. ―dice Jotaro con su característico rostro inexpresivo levantándose del asiento.

―¿¿Eh?? Uhm, claro. ―Noriaki paso de un rostro sorprendido a uno entusiasmado al saber que conocerá a otro de los hermanos Joestar.

―Qué tiene de romántico presentarle a tu hermano afuera de un club. ―dice Caesar.

―Debo decir que me parece algo lindo y único. ―Noriaki sonríe siguiendo el juego, Caesar rueda los ojos.

―¿Importa realmente el lugar? ―Jotaro mira a ambos―. ¿O la intención?

―Tus intensiones nunca fueron buenas, Jotaro, deja de pretender que eres inocentemente torpe. ―Joseph lo señala molesto.

―Jota, ¿En serio lo trajiste aquí ahora? ―lo cuestiona Caesar por última vez, realmente quiere cerciorarse.

―¿Querías qué lo trajera más tarde? ―dice con sarcasmo.

―¡O tal vez nunca! ―Joseph se altera mordiendo sus uñas. Jotaro suspira, finalmente deja su actitud borde y se suaviza al ver la inquietud del castaño.

―Joseph, él insistió en verte, en verlos en realidad. Yo solo hice lo qué me dictó el corazón. ―toca su pecho.

―¡Lo qué te dictaron las bolas más bien! ―exclama Joseph ahora si levantándose del asiento.

―Escucha, pude haberlo hecho hace tiempo ya, pero no lo hice. ―Jotaro ya algo molesto se acerca a Joseph―. Y pude haberlo llevado directamente con Johnny, pero no lo hice porque no quise hacer algo que atentara a su tranquilidad.

―Le dijiste dónde estábamos en primer lugar. ―Joseph se acerca también, ambos mirándose cara a cara por la estatura similar―. Pensar en lo que Johnny quiere nunca fue de tu consideración.

―Tú no decides por él. ―ni siquiera se inmuta, su hermano mayor nunca lo intimidó, aun si lo miraba con dagas en los ojos―. Sé muy bien lo qué hice Joseph, y no me vas a hacer sentir mal.

―Okeeey, basta ya. ―Caesar empuja a ambos levemente del pecho―. No se van a poner a pelear aquí. No en frente de mí y mucho menos de Nori ¡Lo hacen llorar!

―Una vez ¡Llore una sola vez!

―Seis. ―dice Caesar.

―¿¡Qué son seis veces!?

Jotaro suspira, se aleja tomando la mano de Noriaki.

―No voy a obligarte a verlo, no vine por eso. Solo quería que supieras que está aquí por ustedes, es tu decisión si quieres hablar con él o no. Pero debes entender qué Johnny no piensa igual que tú, sabes que tienen qué hablar, así que no le niegues esa reconciliación. Si eres el buen hermano qué dices ser, sabrás qué esto es lo correcto.

Joseph lo mira haciendo una mueca, odiaba cuando Jotaro lucía como si él fuera el hermano mayor. Lo ve irse jalando la mano de Noriaki, este le lanza una última mirada preocupada.

El castaño ahora mira a su esposo.

―¡No puedo creer que Jotaro se atreviera traer a Jonathan aquí!

―Y estoy seguro de que lo hizo a propósito, pero, Jojo, él ya está aquí ―lo mira como una madre a su hijo―. Deberías salir y verlo.

―Cici, ¡Literalmente estoy solo en un short deportivo! ―dice mientras señala sus gruesos muslos descubiertos―. ¡Ni siquiera tengo ropa interior!

―¿Ahora te avergüenzas? ¿Te importa mucho lo que diga?

―No, por mí puede verme desnudo si quiere. ―caminan hacia los camerinos.

―¿Entonces? ―lo sigue por detrás.

―No es el lugar, no es el día, solo-. ―suspira pasando una mano por su cabello―. Simplemente, no es el momento.

Puede ver a Caesar asentir y reconfortarlo entre sus brazos como a un bebé.

―Lo entiendo corazón, Jotaro te ha estado presionando mucho estos últimos días, puedes hacerlo cuándo estés listo.

Joseph asiente como un niño y arruga los labios en busca de un dulce beso de su esposo, el cual es aceptado por el rubio.

Le da unas palmadas en la espalda y lo encamina para que se prepare, una nueva noche de trabajo estaba por comenzar.

[ ... ]

Después de llegar a un común acuerdo con su mente, y haber pensado en toda la mierda mientras se emborrachaba y bailaba, Joseph puede escuchar los tonos de espera cuando marca al número de Jotaro.

Balancea sus pies distraídamente mientras esperaba.

Cuándo al fin contesta, con un tono bajo que Jotaro catalogó como de 'perro ridículo arrepentido' escucha con atención al hermano.

―Y escucha, puede que yo, haya actuado cómo un idiota ayer.

―Si, lo fuiste.

―Tal vez actúe como un cobarde.

―Ciertamente.

―Y puede que haya sido bastante inmaduro, estúpido y necio todo este tiempo.

―Estoy totalmente de acuerdo.

―¡Ey! No me contradigas tanto. ―rueda los ojos, escucha una ligera risa―. Y bueno, yo solo quería pedir disculpas por eso.

Después de un ligero silencio escucha un suspiro venir de Jotaro.

―Me alegra que seas consiente de las cosas que haces... a veces. ―Joseph suelta una risita.

―Cómo sea... tienes razón, yo no soy nadie para negarle algo como eso a Johnny, es su decisión, y si él está de acuerdo con eso, yo también. ―finaliza con una sonrisa tímida aun si Jotaro no puede verlo.

―Me tranquiliza oír eso, realmente detestaría crear otro conflicto a base de los que ya existen, odiaría qué nos volviéramos a separar por cosas absurdas.

―Creo que sí, es algo innecesario, y supongo que también deberías hablar de esto con Gyro, después de todo él también es parte fundamental.

―Lo sé, hablaré con él más tarde. ―se crea un silencio cómodo, pero corto después de eso, Joseph se endereza.

―Cambiando de tema y aprovechando tú visita, ¿Por qué no vienes mañana al club?

―Definitivamente no. ―niega inmediatamente.

―¿Por qué no? ―hace un puchero.

―No voy a ir a qué me den afrodisíaco otra vez y me roben la puta cartera Joseph. ―exclama molesto al recordar eso.

―Vamos, ¡Solo fue una vez! Además, Formaggio y Narancia ya se disculparon por eso ¡Y hasta te devolvieron la cartera completa!

―No.

―¡Vaamos! ¡Será divertido!

―No Joseph. ―exclama fastidiado―. Tuve que someterme a la hipnosis para borrar de mi mente la imagen de ti bailando semi desnudo y con tacones, no quiero volver a terapia por eso.

―Y eso que no estuviste aquí en pascua. Ese traje de conejo fue todo un espectáculo. ―dice divertido con sonrisa traviesa.

―Idiota.

―Vamos hermano, no lo hago para qué me veas. ―insiste―. ¡Lo hago porque quiero que te diviertas! ¡Date un respiro!

Escucha a Jotaro suspirar después de unos segundos en silencio. Puede jurar qué Joseph tiene una cara de idiota en ese momento.

―Está bien, ¡pero solo por un rato! ―le advierte.

―¡Estupendo! ―festeja―. Te prometo que te vas a divertir, lejos de afrodisíacos, ladrones y yo encuerado.

―Cállate, Joseph.

Finalmente, cuelga después de un adiós, con una sonrisa salta del lugar donde estaba sentado y se adentra a su hogar dónde Caesar miraba la TV.

―Jojo. ―lo mira sentarse―. ¿No debiste decirle a Jotaro qué justo mañana tendrás un show?

―Bah, detalles. ―se encoge de hombros―. Además, estará más ocupado acosando a Nori qué viéndome bailar sin ropa.

Caesar se encoge de hombros dándole una palomita en la boca mientras seguían viendo la película.

Después de un largo y cómodo silencio, Joseph habla.

―Espero qué ese idiota me vea desnudo. ―la seriedad en su rostro hace qué Caesar asienta con una sonrisa divertida.

 

Qué así sea. 🙏

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

La procrastinación me persigue y me alcanza, y esta historia lo sabe. 🏃🕴️

En fin, esta historia es pura comedia, en serio, así que ríanse xfavor.

Chapter 45: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO 040 ꒱

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text



˗ˏˋ ❝ Tontos, de bolsillos pesados, borrachos, de moralidad cuestionable. Así son mis muchachos ❞ ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

┊Rude Boy • Rihanna. ┊

Just A Little Bit • 50 Cent. 

┊Tuesday • Burak Yeter ft. Danelle Sandoval. ┊

┊┊I CryFlo Rida.┊┊

 

Hermano cuatro varones y el segundogénito de los hijos Joestar. Sorpresivamente, también el segundo menos problemático si le permiten decirlo.

Joseph Joestar siempre ha sido de pensar las cosas, no demasiado, no le gusta sobre pensar. Tiene su límite, pero lo hace adecuadamente cuando la situación lo amerita.

Lleva toda la carga en su cabeza, sin embargo, le sale fácil mostrarse como una persona con un sentido sosegado y altamente relajado, sin preocupaciones o discordias.

Considerándose incluso una persona despreocupada e inmadura para sus ahora treinta y tres años, sin embargo, no era completamente así.

Huir de casa con solo un auto, guitarra y su suerte no fue un acto de imprudencia, no fue su latente rebeldía ni tampoco una rabieta de niño mimado.

No, él lo hizo tan conscientemente, como todo lo que ha hecho hasta ahora. Desde siempre fue así, porque eso es lo qué hace Joseph, pensar con criterio propio.

Al menos, eso piensa él.

O tal vez, solo se está echando demasiadas flores y en realidad Jotaro tiene razón (en parte) cuando dice que solo es un idiota con carisma.

Joseph casi lloró ese día porque fue el primer elogio qué recibió de él... Si a eso se le puede considerar como un elogio.

 

¿De qué estaba hablando?

 

Oh, si, sobre la decisión de mandar todo a la mierda y simplemente disfrutar de esta noche, puesto que los chicos decidieron celebrar el cumpleaños de Joseph (había sido hace dos días, sin embargo, no les quitará ese entusiasmo).

No estaba ebrio hasta el culo, pero si tenía una visión en la cual lo estaría pronto, pero antes de eso, tenía que molestar a su hermano.

Jotaro había aparecido después de media noche con la excusa de que solo iba por Noriaki para llevarlo a casa. A salvo, y preferiblemente sobrio. Sin embargo, Joseph le dijo a Caesar qué no sería su hermano quién llevaría al otro a casa sobrio.

 

Jotaro no puede creer que fue tan ingenuo al pensar que estar en el club sería tranquilo, después de todo, se trataba de Joseph.

Se sentía hasta la coronilla, y no era por el hecho de que estaba escuchando a 50 Cent desde hace dos horas (no lo malinterpreten, nada en contra del cantante, solo en Joseph quién lo escuchaba cada vez que podía) y tiene que pretender que no se sabe las canciones de principio a fin.

Sin embargo, su dolor de cabeza comenzó cuando para empezar, lo único que cubría la poca decencia de Joseph era una ridícula tela qué no era más inútil qué una muela del juicio.

Rueda los ojos al escuchar como comienza a sonar Just a Little Bit por todo el club, no pudo haber sido una peor canción. No lo malinterpreten, es genial, si no fuera porque convierte a Joseph en una, absoluta perra.

Y ahora podía ver como se acercaba a él como lo que es, una perra. Y oh jodidos no, no va a hacer una asquerosa escena de bailarle a él solo porque la trama lo amerita.

No, no volverá a terapia por eso.

Se levanta rápido, Joseph gruñe, se le había escapado de las manos. Así que camina hacia su plan B.

―¡Oigan! ¡Idiotas! ―Joseph grita cuando ve a Narancia y Formaggio pasar con charolas llenas de tragos.

―¿Qué pasa? ―dice Formaggio cuando el castaño se acerca a ellos.

―Es sobre Jotaro.

―¡Esta vez no le robamos nada! ¡Si perdió algo, fue alguien más! ―habla Narancia molesto.

―¡No me refiero a eso! ―le devuelve la mirada molesta. Señala todos los vasos qué tienen―. ¿Cuál de estos es el mágico?

―No siempre hacemos uno de esos, Joseph. ―Formaggio lo mira ofendido.

―Es este. ―agarra un vaso luego de haberlos escaneado bien todos―. Grazie~.

―¡Oye no! ¡Se supone que era para Giogio! ―Narancia le reprocha. Hace un puchero, pero continúan su camino hacia los demás.

[ ... ]

Al final, Joseph logró qué Jotaro se bebiera el vaso qué le robó a Narancia, sabía que ni siquiera necesitaba de dos, ese estaba demasiado cargado como para que Jotaro se sintiera ebrio por un día completo.

Sonríe con malicia viendo a su creación (o mejor dicho, al verdadero Jotaro) en acción.

Jotaro sudaba (como un cerdo si le permiten decir); Seguía teniendo su abrigo blanco, sin embargo, la camisa azul qué llevaba abajo ya no estaba más.

Todo el club podía ver su pecho desnudo y verdadero descaro. Con el cabello al aire, pues el sombrero estaba descansando en paz en el suelo.

Bailaba Rude Boy encima de una mesa como un verdadero ser sin pudor ni pena, ni Rihanna se atrevería a tanto. Joseph solo pensaba desesperadamente qué necesitaba un teléfono para grabar el show qué Jotaro estaba armando.

Ríe internamente.

¡Quién es la verdadera perra ahora Jotaro! ―grita a todo pulmón sentado en el sillón media luna cerca de su hermano.

Jotaro no hace otra cosa más que lamer el tubo mientras le mostraba el dedo corazón. Joseph ríe nuevamente.

Tal vez eso era bastante antihigiénico, pero era Jotaro, nada se veía mal cuando se trata de él.

Por otro lado, Caesar miraba recargado en la pared con diversión.

―Dios Santo. ―murmura negando―. ¡¡Tenmei!! ¡Ven aquí! No querrás perderte esto.

Sin despegar la mirada del pelinegro, siente la presencia del chico pelirrojo.

―Qué pass-a. ―se detiene en seco al ver el tremendo show qué Jotaro estaba montando. Escucha los gritos alentándolo y los billetes revoloteando a su alrededor.

Ahora movía su cuerpo al son de Thuesday y Noriaki no hace otra cosa más qué suspirar tocando su frente.

Diez minutos. Lo dejó solo por ¡Diez minutos!

Algún día, algún día espera que Caesar lo pueda perdonar, porque en algún momento Kakyoin va a asesinar a su esposo.

[ ... ]

Por otro lado, Jotaro agarra la mano de Giorno ayudándolo a subir con él.

El rubio sube con entusiasmo, ¡Bien! Esa podía ser su oportunidad para destacar y mostrar su buen talento y gracia para el pole dance. Además, era la primera vez que estaba en esa situación, en un tubo a punto de bailar para alguien, era toda una prueba.

Se había tomado media botella de tequila antes, creyendo qué así se le iría un poco la vergüenza de la mente. Eso parecía un buen plan, claro, pero sus dos pies no pensaron lo mismo.

En realidad, él parecía justo lo que era, un borracho hasta la médula luciendo gracioso.

Giorno tomó nota de esa experiencia: el alcohol y el baile a veces no se mezclan, y él es uno de esos casos.

Sin embargo, en ese momento no sabía quién era, dónde estaba y ni con quien estaba bailando, y eso para él, era genial.

Así que tampoco sintió la tremenda fractura de talón qué sufrió cuando intentó bajar de un brinco (spoiler: es un Diego 2.0).

Mista se acerca asustado para recogerlo del piso preguntando si estaba bien, Giorno simplemente reía tratando de tranquilizarlo. El castaño simplemente lo levanta, abrazándolo y besando su frente. Lo mantuvo junto a él el resto de la noche.

O eso hasta que él también se embriagó y perdió la noción del tiempo y del espacio.

Joseph mira todo el panorama desde lo exterior, sonriendo porque deseaba qué todo fuera así siempre.

Divertido, alegre y ruidoso. Sus hermanos, sus amigos, su pareja, y la vida en cuestión.

Pero sabe bien qué detrás de esos carismáticos, divertidos y borrachos chicos, hay inquietudes, disturbios y aflicción qué llevan sobre sus hombros.

Y él, bueno, él también es uno de ellos.

 

✧༄

 

Después de que Fugo guiara a Narancia al baño correctamente y que este no termine en el restaurante de enfrente como la vez pasada, camina hacia el bar mirando a los chicos preparar bebidas.

―¿Y ahora qué rayos hacen? ―pregunta mirando a Formaggio y Okusayu preparando como unos verdaderos profesionales.

O algo así.

―¡Bebidas para los demás! ―exclama Okuyasu―. ¡Mira! Esta es para Giogio.

Fugo lo mira raro al ver como este ni siquiera tenía idea de que estaba sirviéndole en realidad. Abre los ojos al ver como le vaciaba en el vaso como si fuera agua. Fugo lo detiene.

―¡Oye, espera idiota! ―le arrebata la botella―. ¿Acaso quieres matarlo?

―¿Por qué? ―hace un puchero―. Solo le iba a dar un poco.

Josuke y Melone se habían acercado al ver el escándalo.

―Yasu no jodas, esa mierda es mortal. ―dice Josuke incrédulo entre risas.

―Dale solo un poco, debe de resistir. ―Melone se encoge de hombros con diversión.

―¡Ja! Tú le das un vaso de eso y simplemente ya no despierta más. ―Josuke señala el vaso mirando al peli morado.

―Melone, no. ―Fugo lo mira con advertencia, los apunta con un dedo―. Y si siguen así le diré a Bruno que se están pasando de cabrones.

―Le diré a Bruno que se están pasando de cabrones. ―Melone lo arremeda con voz aguda mientras lo ve irse. Rueda los ojos y se cruza de brazos―. Dale solo la mitad, debe aguantar si quiere sobrevivir aquí.

Okuyasu asiente con una sonrisa, pone su mano en su frente como si fuera un soldado recibiendo órdenes.

Melone se separa de ellos y ahora camina hacia su grupo favorito de perras conformado por Rohan, Tiziano, Prosciutto, Bruno y Anasui (aunque este último no hacía mucho acto de presencia).

Los ve cerca del escenario principal charlando amenamente, Rohan y Prociutto de brazos cruzados con la mirada en la gente, puede jurar que están juzgando sin cesar.

De un momento a otro, Pros se separa yendo al baño, así que Melone se acerca con más entusiasmo.

Pero antes de llegar a ellos, puede ver como un grupo de chicas entra. Siente que todo va en cámara lenta, la sonrisa de borra de su rostro tan pronto como cruza mirada con una de ellas. Pasan de largo porque las demás no notaron su presencia, pero él sí.

No aparta su mirada hasta que las ve desaparecer en el piso de arriba. La única que se había quedado abajo para pedir los tragos era Gwess.

Oh, mierda.

 

Al fin llega con los chicos, pero ahora no hay una sonrisa, no hay nada más allá de la ansiedad que sintió al verlas. Recordó cosas, claro, recordó su mierda pasada.

―Ugh, ya decía yo que olía tan mal. ―exclama Rohan mirándola despectivamente―. Sabía que al final vendría, puedo oler a las perras desde muy lejos.

―Por eso siempre sabes cuando Melone está cerca. ―dice Tiziano divertido, ambos ríen mirando al peli morado. Lo miran extrañado, pues no se ofendió ni les tiró mierda como siempre lo hacía.

―¿Y a ti qué rayos te sucede? ―Anasui lo empuja levemente, sacándolo de su trance. Ahora Melone mira a Bruno preocupado, asustado.

―Bruno, esto es malo, esto es muy malo. ―refiriéndose a ellas, Bruno lo mira preocupado.

―¿Qué pasa? ―toca su espalda―. ¿Quiénes son ellas?

―Si, ¿quién mierda son ellas? ―pregunta Tiziano con repudio ―. ¿Acaso Gwess se consiguió una nueva tribu de rameras?

―No es así. ―Melone lo mira con ojos caídos y preocupación latente―. Ellas, yo, Prosciutto.

―¿Qué sucede? ―Bruno lo sigue cuestionando―. ¿Las conoces?

―Sí. ―estaba comenzando a sentir severa intranquilidad―. Pero eso no es lo que importa.

Agarra los antebrazos de Bruno hasta acercarse mucho a él.

―Bruno, creo que los problemas ya llegaron. ―lo mira fijo.

―¿Por qué lo dices?

I Cry estaba en su mejor verso, lo que hizo que todos la cantaran a todo pulmón, al son de Flo Rida.

« When I need a healing, I just look up to the ceiling

I see the sun coming down, I know its all better now»

Los únicos que no estaban en sintonía eran ellos dos, no sentían esa vibra, pues sus sentidos no estaban bien, sean razones diferentes, ninguno de ellos estaba bien.

« When I need a healing, I just look up to the ceiling
I see the sun coming down, I know its all better now »

―Porque una de esas chicas, Bruno. ―señala el lugar a donde se habían ido, Bruno mira ambos lados simultáneamente.

Melone siente una mirada, Gwess lo miraba con una sonrisa de lado, ve como Prosciutto regresa con ellos, sin saber nada.

« Oh no, gave up on the riddle

I cry, just a little, when I think of letting go»

Bruno regresa su mirada hacia el lugar donde se fueron, y luego mira a su mejor amigo. Murmura con cansancio, después de escuchar lo que Melone dijo.

 

―Porque una de ellas, es la esposa de Risotto.

 

✧༄

 

Noriaki caminaba con pesadez saliendo del club, llevaba a Jotaro por los hombros a cuestas, puesto que no podía ni sostenerse así mismo.

Mira con molestia a Joseph, quién caminaba cariñoso con Caesar. Ni siquiera se notaba qué tenía una sola gota de alcohol, lo contrario de Jotaro qué parecía tener un coma etílico en cualquier momento.

El idiota ni siquiera se dignaba a ayudarlo con su propio hermano.

―No puedo creer que hayas drogado a Jotaro, ¡Otra vez! ―Noriaki gruñe.

―¡Oye! Yo solo quería qué se divirtiera un poco. ―reprocha―. Si no fuera tan amargado, no haría estas cosas.

―Eso es abuso Joseph, algo muy cruel y anti ético. ―sigue sermoneándolo.

―Si, bueno, ¿Quién tiene hambre? ―como dijo, Joseph es una persona que piensa muy bien las cosas.

Noriaki rueda los ojos y siente como Jotaro se mueve.

―Nagaki, agárrame Nagaki. ―dice mirando un punto fijo, aprieta el agarre de sus manos―. Agárrame qué me estoy elevando.

―¡Ves como está! ―Noriaki le reclama, pero Joseph no hace más que reírse.

―¿Quién demonios es Nagaki, Jotaro? ―qué divertido era su hermano―. ¿Acaso estás engañando a Nori?

―Cállate. ―Noriaki lo mira molesto, sigue caminando―. Por cierto, ¿Por qué tienes los dedos vendados? ¿Tuviste un accidente?

Joseph se detiene y tanto él como Caesar se miran con complicidad. Se toca sus ocho dedos vendados y mira a su esposo con una mueca.

―S-si, si, algo así.

 

[ ... ]

De un momento a otro la puerta se abre furiosamente, dejando ver a Joseph y Caesar ebrios, quienes se besaban como si mañana ya no hubiera más vida en la tierra.

Joseph le tocaba el culo con desespero, Caesar apretaba su cabeza y acariciaba su cabello castaño.

Ni siquiera sabían hacia donde caminaban, así que terminaron en el suelo de la cocina con Caesar en el regazo de Joseph. Se decían cosas al oído mientras Joseph le quitaba la playera con desespero.

Caesar termina desabrochando el pantalón de Joseph, y sin siquiera haberle sacado el miembro correctamente, comienza penetrarse dando pequeños pero profundos saltos en Joseph.

Este se sentía tan contraído y excitado que no hace más que levantar las manos agarrándose de los cajones de la encimera, la aprieta tanto que sus manos que sus venas sobresalen. Tampoco nota que los cajones de los que se sostenía estaban abiertos.

Así que en un estimulante movimiento, Caesar gime recargándose de los mismos cajones. Cerrándolos de golpe y con ello, llevándose también, los dedos de Joseph.

―¡AHH! ¡CAESAR! ―Joseph gruñe retorciéndose como un gusano debajo de Caesar.

Caesar pensaba que estaba gritando de placer, así que acelera sus movimientos y gime de más. Cuando al fin se ha corrido, aleja sus manos de los cajones tratando de regular su respiración.

Joseph baja rápidamente las manos, soplando sobre sus dedos para calmar el dolor. Se había corrido antes que Caesar, pero estaba más ocupado tratando de no llorar de dolor.

¡Le había dolido como el infierno!

Al final, solo agarra a Caesar de la cintura, dándole un beso y llevándolos a ambos a su habitación.

[ ... ]

 

Y la plática continuaba así, con Joseph riendo, Noriaki refunfuñando y Jotaro murmurando incoherencias.

Eso hasta que ven a una figura recargada en el auto de Jotaro, aparentemente esperando por ellos, pues, al verlos, se acerca preocupado.

Noriaki suspira de alivio al ver que no tendrá que batallar con Jotaro él solo.

La figura se acerca jugueteando con las llaves, mira a Jotaro y después al castaño, Joseph traga saliva. Sintió miedo, como si hubiera visto a su madre descubriendo su travesura.

―Joseph. ―tiene el ceño fruncido con preocupación. Había dicho su nombre con reproche.

―¡Todo fue idea de él! ―señala a Jotaro para después echarse a correr hacia su auto, luciendo infantil a ojos de todos los presentes. Caesar se siente abochornado por su marido, así que no le queda de otra más que caminar hasta subirse al auto también.

Dejando a los tres hombres ahí varado.

 

✧༄

 

Por otro lado, tenemos a nuestro protagonista quién en su sensatez se dio cuenta de que no podía más, así que simplemente agarró a Diego y anunció qué se marcharía.

Aparentemente, nadie puso demasiada atención, puesto que estaban igual o peor que él.

 

Después de tomar casi diariamente (casi, Giorno está tocando la delgada línea entre un par de cervezas y el alcoholismo absoluto), se pone a pensar que definitivamente nunca podrá soportar el alcohol, o simplemente aún no aprende a hacerlo adecuadamente.

Espera que nunca pase alguna de esas dos, y no sabe cuál sería peor (en cualquier caso, el resultado sería el mismo: el anexo).

 

Casi estaban llegando al edificio donde vivían, Giorno lo sabe porque puede ver a Terry, el vagabundo, acostado entre las plantas, sin embargo, por alguna razón, sus sentidos ya no funcionan. Se asustó, pensó que sus neuronas habían explotado al mismo tiempo. Así que cae abrazando a un poste de luz.

Diego (quién no estaba mejor que él, sinceramente, es un milagro que haya lograron llegar) deja la cerveza qué había llevado en la mano todo el tiempo y agarra a Giorno del brazo, cargándolo como un costal de papas.

No puede evitar tambalearse, pero logra estabilizarse cruzando la calle hasta entrar al edificio y queda quieto al pie de las escaleras, suspira.

¿Qué si era peligroso? Totalmente.

Dando un mal paso, podía caerse y tirar a Giorno de cabeza por las escaleras. Por lo que sería mandarlo al hospital o directamente con Jesucristo.

Y por ende, también lo mandaría a él, o si queda vivo, Dio se encargaría de mandarlo también, por supuesto, no quedaría impune (Dio se encargaría de estrangularlo él mismo).

―Ugh. ―Diego podía escuchar los quejidos de Giorno con cada paso que daba. Su estómago estaba aplastado y se revolvía como si estuviera dentro de una licuadora―. U-ugh.

Diego ignoraba eso y simplemente se enfocaba en caminar correctamente, tratando de recordar el camino y su número de apartamento exactamente. No quiere terminar con el vecino otra vez.

Su estómago no estaba mejor, puesto que tenía diez diferentes tipos de bebidas y un sin fin de porquerías.

―505, 505. ―balbuceaba para sí mismo.

Si llegan sanos y salvos a casa, habrán superado más de diez niveles.

Y entre más tropiezos y una muy cerca caída, ya que Diego se había mareado tanto que se fue de lado, chocando con la pared, golpeando la parte izquierda del cuerpo de Giorno. El rubio solo se quejó y Diego murmuro un «Lo siento Gio».

 

¡Habían llegado a casa!

 

Diego hizo todo lo posible por mantenerse firme, ese viaje se sintió como si hubieran estado cruzando la frontera hacia la libertad, eterna y peligrosa.

Aun así, tardó otra media hora intentando abrir la puerta. Había dejado a Giorno tirado en el piso mientras intentaba meter la llave.

Cuando al fin lo logró, volvió a cargar a Giorno golpeando su cabeza accidentalmente con la puerta. Otro quejido más fuerte le hizo saber que seguía vivo.

Lo deja en el suelo y ve que intenta abrir los ojos, Diego se sostiene de la pared mirando hacia abajo.

―Baño. ―es lo único que Giorno balbucea después de tanto silencio.

Diego solo murmura, puesto que no lo había escuchado.

―Llévame al baño, quiero vomitar. ―trata de levantarse agarrando a Diego, pero se resbala, cayendo de boca al piso.

Auch, probablemente eso si le dolerá mañana, piensa Diego.

Sin ser totalmente consiente de lo que Giorno quiere hacer, Diego lo levanta con lentitud, sin embargo, entre tropezones, Giorno simplemente no aguanta.

Y vomita a medio pasillo.

―¡Giorno! ―gruñe con fastidio al ver la asquerosidad qué Giorno puso como adorno en su piso. Tiene suerte de que él no se asquea con facilidad, si no, ya sería dos―. ¡Espera a qué lleguemos al baño!

Se sienta junto a él, viendo como Giorno parece gato vomitando pelo. Se mantienen así durante minutos, hasta que no tiene más que sacar. Cuándo finaliza, se limpia la boca y se deja caer en el piso, durmiéndose a unos metros de su propio vómito casi de inmediato.

Y Diego se duerme sentado, siendo esa no la primera vez que dormía así.

 

✧༄

 

Varios minutos habían pasado desde que Joseph había abandonado el chat subiéndose a su auto apresuradamente. Se había reído tan pronto como cerró la puerta y Caesar lo había regañado severamente por sus actos.

 

Ahora, siente la brisa fresca en su rostro, es de madrugada y solo hay pocas almas aun despiertas, por lo que el viaje en auto hasta casa es tranquilo.

Justo como le gusta, tranquilo después de una noche en el club.

No puede evitar sonreír; mira hacia el copiloto y Caesar se mantiene recostado con los ojos cerrados. No está dormido, pero puede ver que no le falta el sueño. Se siente cansado después de estar de aquí para allá y no duda de que quedará rendido, apenas toque la cama.

Mira por el espejo retrovisor interior, a Josuke más dormido que despierto y a Rohan mirando por la ventana. Ambos habían estado esperándolo en el auto.

Parecían molestos, se veían distantes, pero esta vez, no se va a meter en eso.

Sin embargo, no puede soportar más de diez minutos de silencio.

―Oigan. ―escucha solo vagos monosílabos―. ¿Quién creen que sea el mejor stripper de Passione?

―Jojo, no empieces con eso. ―Caesar abre los ojos enderezándose en el asiento, su voz sonaba cansada.

―Uh, claramente yo. ―escuchan a Josuke como si hubiera dicho la cosa más obvia del mundo. Ni siquiera tenía los ojos abiertos.

―Claramente, ninguno de ustedes dos. ―Rohan ni siquiera aparta la mirada de la ventana.

―Claramente, tú tampoco. ―Josuke le responde con burla, Rohan le saca la lengua como método de defensa.

―Claramente, ni siquiera los tres juntos. ―Caesar solo quería dormir.

―¡Claramente, soy yo! ―Joseph los apunta con el dedo―. ¡Oigan! ¡Digan que soy yo o en este momento nos estrellamos contra ese edificio!

El sonido del auto es más fuerte, pues, Joseph había acelerado hasta el punto en el que Caesar abre los ojos como platos.

―JOSEPH. ―escucha la voz asustada de Caesar y Rohan al mismo tiempo, pero no se detiene, incluso acelera más.

―¡Joseph, idiota!―Josuke grita desde atrás agarrándose del asiento, finalmente Joseph comienza a bajar la velocidad hasta detenerse en un semáforo.

―Ven, les dije que si era yo. ―ríe. Siente como Caesar le golpea el hombro fuertemente, con ganas de asesinarlo por hacer que el sueño desaparezca.

―¡Deja de jugar mientras manejas, pedazo de imbécil!

Si, ahí se habían ido esos diez minutos de silencio.

Y ahora tendría otros diez minutos más de puros insultos bien formulados hacia su persona.

 

✧༄

 

༄  Nápoles, Italia. Diegosauriomento.

12:23 PM. 

Diego se despierta con un gruñido, esto debido a los constantes y molestos ruidos qué hacían los vecinos (o tal vez era Terry y un perro nuevamente utilizando su pierna para meros fines sexuales) además, sentía el sol dándole directo en la cara.

Ni siquiera sabía que hora era, que día, ni en que año estaba. Solo sabía que quería orinar, y con urgencia.

En serio.

 

Se levanta a cuestas y siente algo húmedo cuando su mano toca el suelo, le toma unos segundos recordarlo. Levanta su mano con terror y tremendo asco.

¡Había tocado el vómito de Giorno!

Corre asqueado al baño encerrándose en el. Para lavarse la mano y liberar sus líquidos internos, resopla un poco.

¿Por qué nunca puede levantarse de una manera normal? Siempre tiene que estar desvelado, crudo, en las escaleras, en alguna banca, con gallinas picoteando su culo (o con algún niño picoteando su culo con un palo) Y cuando despierta en casa, siempre hay gente.

Y el vecino seguía gritando como si le estuvieran amputando una pierna.

¿No podían cometer homicidios en silencio?

Con su pasado pasando por su cabeza y en un momento de reflexión, termina de sacar hasta la última gota. Se queda unos segundos viendo su pene, hasta que levanta su cabeza de golpe.

¡Ese no era su vecino gritando! ¡Era Giorno!

 

Apenas logra subirse el pantalón correctamente, corre hacia la sala, donde aparentemente Giorno había terminado en el transcurso de la noche.

Ve como está hecho bolita abrazando su pierna y agarrando su pie izquierdo con fuerza, hacía muchas muecas.

Jejeje, se veía gracioso.

―¡Giorno! ¡Giorno! ¡Mírame! ¡Soy yo! ¿¡Me recuerdas!? ―lo mueve bruscamente, estaba tan paranoico como asustado―. ¡Soy Diego! ¡Tu tío! ¡Di-e-go!

―¡Sé quien eres idiota! ―Giorno le grita apretando los dientes del dolor―. ¡Deja de hablar como estúpido y ayúdame!

―¡¿Qué tienes?!

―¡Me duele el tobillo! ¿¡Qué no es obvio?! ―Diego pone las manos por sobre su tobillo, asustado. No sabía si debía moverlo o no.

Lo levanta y trata de llevarlo a su habitación, quedan afuera de su puerta, pues, se habían caído al piso. Mira su tobillo.

¡Estaba horrible! Había quedado peor que el suyo cuando se cayó también en el club y-.

¿¡Ese era su hueso?!

Oh, no, solo era su calcetín. De todos modos, necesitaría más que un poco de hielo para esa mierda. Levanta la vista y mira su rostro, se asusta por tercera vez desde que despertó.

―¡Tienes sangre! ―apunta su nariz, había comenzado a chorrear sangre, tenía más en su ropa, pero esa estaba seca.

¡Claro! Cuando se cayó de boca el idiota se rompió la nariz.

¿¡Cómo no se dio cuenta?!

Ah, si, porque estaban hasta el culo de ebrios.

Giorno se toca la nariz, se asusta al ver sangre en sus dedos.

―¡Estoy sangrando! ―le muestra sus dedos.

―¡Estás sangrando! ―lo apunta.

―¿¡Por qué estoy sangrando!? ―parecía estar a punto de romper a llorar.

―¡No lo sé! ―Diego se jalaba algunos mechones de cabello.

Ahora ambos eran un manojo de nervios, se gritaban simultáneamente y se miraban asustados.

Bien ahí, su día comienza siendo, un éxito.

 

D-diego~. ―los ojos de Giorno se humedecen, mirando a su tío como un niño de cinco años realmente asustado. Diego también había empezado a sollozar.

De tanto esfuerzo por no llorar de dolor, Giorno comienza a toser escandalosamente, parecía que estaba tratando de sacar algún demonio atrapado dentro de él.

Le dolía todo, absolutamente todo. Mareado, adolorido, triste, afligido, nervioso, prepotente y ansioso. Así se había levantado.

Diego solo quería una mañana tranquila.

 

La extraña escena es interrumpida por el toque suave pero constante de la puerta. Diego la mira, luego a Giorno, luego otra vez a la puerta y por último a Giorno. Corre hacia el refrigerador agarrando una bolsa de verduras congeladas.

Camina hacia Giorno y prácticamente se la avienta en el pie, este no hace más que gritar internamente, mordiéndose el puño y haciéndose bolita.

Diego camina hacia la puerta arreglándose la ropa y el cabello, pretendiendo qué no está crudo, que se levantó hace menos de diez minutos, y que no tiene a su sobrino echo mierda a unos metros.

Suspira y abre la puerta. Pega un grito en el cielo al ver a la persona del otro lado.

 

¿¡JONATHAN!?

 

Y el día se pone cada vez mejor.

 

En serio, solo quiere una mañana tranquila.

 

¿Era mucho pedir?

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

Este capítulo iba a ser muy diferente inicialmente, ¡pero hey! Fue divertido, así que funciona para mí.
Últimamente, he estado muy inspirada, y libre, así estaré más aquí :)

Por cierto, estaba pensando profundamente quien podía ser la esposa de Risotto, y estaba leyendo SO y la vi a ella, y dije, ¿Por qué no?

Chapter 46: 🐞 ˎˊ˗ ꒰ CAPÍTULO 041 ꒱

Summary:

¡Hola, hola! ¡Disculpen la pequeña demora! jejeje
Espero que el capítulo sea bueno para haberme tardado dos años en actualizar. xD
¡Siento que es corto, pero hay demasiadas cosas!

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

˗ˏˋ Tobillo roto y un corazón también ˎˊ˗

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

 

Nuevo día, nueva semana, nueva vida.

El positivismo se sentía en el aire, la alegría y el sol cálido golpeando la ciudad de Italia de manera pasiva es lo que muestra el panorama.

Los pájaros revolotean, las olas del mar transmiten paz, el aire refresca los sentidos y el ruido de la ciudad te hace sentir vivo y presente en el momento.

Eso, eso era todo lo que Diego no estaba sintiendo en ese momento.

¡Y una mierda! ¡Que alguien le dispare en la cabeza y le de un funeral digno!

Diego siempre ha sido una persona que se ha encontrado en situaciones apretadas, todo un buscapleitos que todo el tiempo está en problemas. Desde parar en la cárcel, hasta terminar dormido en una banca en Ámsterdam.

Pero en ninguna se ha sentido así de mal como en esta. Siempre es así, siempre cuando se trata de la familia.

Es demasiado complicado.

La plática fue como la imaginó en su mente cuando creó un hipotético escenario en el cual Jonathan aparecía en el peor momento tocando la puerta de su casa.

Realmente un aprieto. Sin embargo, siente el alma regresar a su cuerpo cuándo simplemente el silencio invade la casa cuando Jonathan entra.

Exacto, silencio.

No sabe si sentir alivio o preocuparse de que Giorno no haga ruido. En sus posibilidades, que haya muerto es la única que se le ocurre.

Pensará en eso después.

―¡Hey! ¿Qué haces tú aquí? ―dice al fin después de mirarlo de manera extraña.

―Te dije qué vendría aquí. ―lo mira confundido.

Diego le hace señas para que entre, se asoma rápidamente para asegurarse de que ningún vecino llamó a la policía al creer que estaba asesinando a alguien. Al cerrar la puerta, abraza a Jonathan por los hombros, ni siquiera le alcanza el brazo para llegar al otro extremo de Jonathan. Maldito hombre gigante.

―¿Estás bien? ¿Vine en un mal momento?

―Sí, digo ¡No! ―suspira―. Estoy bien, solo no esperaba verte.

―Pero ya te había dicho que vendría.

―No, no lo hiciste.

―Dio me dijo qué ya te lo había dicho. ―ahora todo tenía sentido para él.

―Ese idiota. ―el estrés del día y la semana estaban haciendo que Diego actuara de sobremanera, pues se había puesto las manos en la cara maldiciendo y gritando al cielo―. ¡Ese estúpido idiota!

―¿En serio estás bien? Por favor respira Diego. ―no era uno de esos ataques, gigante torpe, solo eran sus reacciones cuando se trataba de su hermano.

―Estoy tranquilo, bien, hablando de grandes idiotas. ―Diego se aclara la garganta cambiando el tema―. ¿Qué tal está el trío de idiotas?

―Diego. ―Jonathan lo reprende.

―Solo bromeo. ―lo mira divertido―. Sabes que amo a ese trío de idiotas.

El peli azul rueda los ojos. Ambos se habían sentado en el sofá para charlar, tan solo una pequeña mirada a este le hizo saber a Jonathan qué Diego no lo había limpiado en un considerable lapso de tiempo.

Siente la necesidad de suspirar, Diego nunca podrá ser de otra manera.

―Ellos están muy bien. ―juega con el vaso de vidrio con lo que quiere pensar es jugo y no alguna bebida alcohólica exótica qué Diego guarda a escondidas―. Los tres ya han retomado sus estudios allá, y Ungalo está comenzando sus sesiones de terapia otra vez.

―A quién deberían llevar a terapia es a otro Brando. ―Diego se burla.

―Diego. ―aparentemente, Jonathan no estaba soportando sus bromas ácidas.

―Oye, estás muy tenso hoy, ¡solo bromeo! ―se desparrama en el sofá.

―Lo siento, es solo qué estoy aquí por el tema de mis hermanos y es algo que me pone bastante, tenso. ―Diego puede ver lo decaído qué se comenzaba a ver.

Ciertamente, ese es un tipo de tema que él puede entender.

―Hablando de idiotas-. ―Jonathan cambia el tema―. ¡Digo! Hablando de los chicos, ¿qué tal está Haruno? ¿Dónde está?

―¿H-haruno? O-oh, quiero decir si, Haruno. ―se rasca la cabeza―. Él está dormido, sí, es qué, bueno, no sé si tú lo sepas, pero, él tiene un pequeño trabajo y uh, sí.

―¡Estupendo! ¿Dónde trabaja?

―Él trabaja, uh. ―se mueve inquieto, lo mira de repente―. Trabaja en un club nocturno, creo que es mesero o... Stripper.

Oh, vamos, a veces realmente le daba pena mentirle a Jonathan. Y en esos momentos estaba teniendo una crisis. Este lo mira extrañado, realmente no esperaba esa respuesta.

―¿Es otra broma? ―lo mira interrogante.

―¡Sí! ―se ríe de manera extrañamente nerviosa―. Lo siento, estoy bastante fuera de mi mismo hoy.

―Puedo notarlo. ―Jonathan susurra para sí mismo, mirándolo bastante preocupado. Mira sus facciones y expresiones sin decir nada más.

Siguen charlando hasta que Jonathan decide dejar de hostigar a Diego (sin qué él esté consciente de esto) y camina hacia la puerta.

―¿Jonathan? ―el rubio lo llama antes de que salga.

―¿Sí?

―Hipotéticamente hablando, en una situación hipotética ¿Qué se debe hacer de inmediato cuándo alguien se rompe el tobillo? Hipotético.

―No lo sé, ¿ir al hospital? ―responde sarcásticamente con una sonrisa. ―¿Cómo no lo sabes?, te rompiste el tobillo recientemente.

―Sí, pero yo me desmayé. ―Jonathan rueda los ojos.

―Bueno, hipotéticamente hablando debería ir al hospital porque de ser grave ese tobillo hipotético debe entrar en una hipotética cirugía. ―eso hizo que Diego se asustara más de lo que pensó.

―¿Cirugía? ―ahora cree que debe pagar una cirugía catastrófica. En serio, debe comenzar a administrar mejor sus gastos.

―En serio, ¿qué te pasa? ―pregunta entre risas.

―Nada. ―se ríe con él―. Supongo que tomé demasiado café, bueno, ¡adiós! Suerte con todo.

―¡Igual! Por favor cuídense ambos, los veré luego. ―Diego no deja de sacudir la mano hasta que no puede ver a Jonathan.

Cierra la puerta de un portazo y se recarga en esta. Suspira profundamente cerrando los ojos y dándose pequeños golpes con la puerta.

Se endereza y camina, sin embargo, a medio camino tocan otra vez. Antes de que siquiera esté cerca de la puerta, esta se abre de golpe.

―¡Buongiorno familia! ―Narancia entra escandalosamente al hogar, detrás de él venía Fugo, Mista, Melone y Formaggio.

¿¡Todavía tenía que soportar a esos idiotas!?

―Con el nulo respeto, ¿qué mierda hacen en mi casa? ―su voz era tranquila, pero se podía ver la molestia en su rostro.

―Vinimos para la salvación de Giorno porque claramente su tío no puede ni consigo mismo. ―Narancia lo dice con bastante recelo, aun si su rostro muestra la burla inofensiva de siempre.

―Estás en mi casa idiota, podría matarte ahora mismo. ―lo agarra de la playera, el pelinegro ni se inmuta.

―Haces y dices cosas tan estúpidas a veces. ―le responde con tono de burla―. ¿Por qué no lo has hecho aún?

Bien sabía por qué.

―Oigan, no vinimos por sus absurdas peleas matutinas, vinimos a ver como está Giorno. ―Fugo los separa y los empuja muy lejos.

―¿Qué les hace pensar qué Giorno no está bien?

―No los vimos irse muy bien qué digamos. ―dice Maggio divertido.

―¡Y Giorno me marcó alterado temprano en la mañana! ―dice Mista escandalizado―. ¡Vine lo más pronto que pude! ¡Temía por su vida!

―Vaya, qué conveniente. ―Diego rueda los ojos―. ¡Oye! ¿Piensas que no sé cuidarlo, idiota?

.

.

.

Después de muchos minutos de discusiones, intercambio de opiniones entre Narancia y Diego, Melone y Formaggio saqueando el refrigerador y Mista yendo a ver al rubio, es como ahora este se encuentra sentado en el sillón muy asustado.

Un tipo escaneaba su pie pareciendo qué no sabía ni en donde diablos estaba parado, eso le asustaba más.

―Chicos. ―Giorno los mira a todos con rostro preocupado―. ¿Esto es seguro?

―¡Claro que sí! ―Narancia asiente tratando de calmarlo.

―¿Eres algún tipo de estudiante de medicina o algo así como un prodigio? ―le preguntó al chico que escaneaba su pie.

―No. ―se encoge de hombros―. Solo necesito dinero, y un amigo me consiguió estas cosas.

Quedan en silencio por unos segundos mientras el chico busca algo entre el bolso viejo que llevaba consigo.

―¡Demonios, chico! Deja de temblar, pareces un chihuahua. ―el chico mira al chihuahua Giovanna.

―Tengo taquicardias, estoy nervioso.

―¡No tengas miedo Belli! ―Mista le acaricia el cabello―. Te podemos asegurar que es de confianza.

―Él me arregló la nariz cuatro veces. ―comenta Narancia.

―Me hizo una traqueotomía usando una pajilla. ―habla Formaggio.

―Eso no me tranquiliza en lo absoluto. ―Giorno los mira molesto―. ¿Qué piensas hacer? ¿Es muy malo? ¿Necesito cirugía?

―Nah, solo se desvió un poco, ahora mismo te lo arreglo. ―le sonríe después de darle una calada a su cigarro y dárselo a Formaggio.

―E-entiendo, supongo que me pondrás anestesia ahora ¿Verdad? ―lo mira nervioso.

―Si, necesitarás una pequeña dosis de- ¡¡Agárrenlo!! ―rápidamente todos lo agarran del cuerpo evitando qué se mueva.

―¡No! ¡Suéltenme idiotas! ―sus gritos e insultos son cubiertos por la mano de Diego.

.

.

.

¡Qué ustedes hicieron qué! ―se escucha la voz enojada de Bruno en el teléfono de Fugo. Los había llamado, pues se había preocupado al no tener señales de ninguno de ellos en el día.

―¡Él está bien ahora! Esta dormido. ―Narancia mira el pie mal enrollado de Giorno desmayado.

¿¡Por qué no lo llevaron al hospital!?

―Tranquilo Bruno, esto es mejor, ¡y más barato!

¿Lo llevaron con el primo de Formaggio?

―Si.

No puedo creerlo. ―suspira resignado.

.

.

.

.

.

 ༄ Nápoles, Italia. Passione.

6:00 PM.

 

Nuevo día, nueva semana, ¿nueva vida?

 

El día parecía ser tranquilo, todo iba bien, todos llegaban al club poco a poco, y con ello se empezaban a escuchar las risas, el abucheo y los movimientos de los empleados de Passione preparando todo.

Por mucho, el mejor club nocturno de todo Nápoles, de toda Italia, ¿de toda Europa? Si, a la mierda.

Se podía sentir la familiaridad de la entrada, los pasillos, el escenario, donde pasaban todo tipo de cosas, donde pasaron todo tipo de situaciones y donde viven miles de recuerdos.

Y ahí iba Giorno, con muletas mientras Mista lo ayudaba y Diego se burlaba. Giorno resopló molesto, como si ese imbécil no hubiera estado en la misma situación al principio de la historia.

¿Lo peor de todo? Ese imbécil drogado si le arregló el pie ¿Pero a qué costo? Él llorando como perro atropellado.

Llegan y se van a los camerinos.

No tenía que especificarlo, ahí sentados estaban los de siempre. Estaban en los camerinos teniendo un momento de plática antes de que comenzaran una nueva jornada de trabajo.

―¡Hola cariño! ¿Cómo estás? ―Prosciutto llegó varios minutos después saludando a todos, pero se enfocó más en Giorno.

―Uhm bien, gracias, he estado bien. ―Giorno responde extrañado por el momento de cariño por parte de Prosciutto.

Preguntarle cómo estaba ya era algo demasiado.

―¡Cielos! Siento que no te he visto en años. ―se sienta entre ellos―. Es extraño, normalmente me siento feliz al no verlos.

―¿De qué hablas Pros? Te dan días de descanso y se reinicia tu cerebro. ―dice Narancia divertido.

A Prosciutto le habían dado varios días de descanso ya que tenía "un familiar gravemente herido, su salud corría peligro y él era el único que podía salvarlo", con todo un teatro incluido, así lo describió Pros, y Doppio como el chihuahua sensible que es, accedió.

Esto fue una excusa para deshacerse de su esquizofrénico y peligroso hermano Savino. Solo necesitó varias llamadas con su hermano César, su madre y así lograron regresar a Savino al hospital del que se escapó.

Él piensa que todo fue un éxito, la autora duda de esto.

―Te raparé mientras duermes. ―Pros lo señala y Narancia solo lo mira con miedo por lo serio que se escuchó.

Era divertido molestar a Narancia, de verdad, era un hobbie. Todos reían y platicaban hasta que Prosciutto ve el pie de Giorno y lo mira descolocado pero divertido.

―A la mierda, vuelvo y ahora tienes un pie roto, ¿quién fue el valiente que te empujó de las escaleras? ―Prosciutto pregunta, Giorno era más vendas y yeso que persona.

―Fue Rohan, yo lo vi. ―dice Narancia divertido.

―Estúpido. ―responde el mencionado, se estaba maquillando un poco―. De ser así, no hubiera dudado en hacerlo contigo, con suerte te hubieras golpeado la cabeza y ya no despiertas.

―¡Oigan! ¿Por qué de repente tanto odio hacia mi persona? ―responde Narancia alterado y asustado. Un día de estos se iban a unir y lo matarían entre todos.

―Me rompí el tobillo en casa porque estaba muy ebrio para caminar bien, pero ya estoy mejor.

―Cierto, en la fiesta ¿Verdad? Lo recordé, no podías ni con tu propia alma. ―Prosciutto lo miraba divertido―. ¿Pero y entonces qué haces aquí?

―Siendo explotado laboralmente. ―dice con sarcasmo.

―Doppio era capaz de sacarlo de su casa, sentarlo en una silla de ruedas y encadenarlo en la entrada con tal de que no se vaya. ―dice Formaggio burlándose.

―Si me dio dos días de descanso, pero me necesitaba y aquí estoy con un pie y muchas ganas de trabajar. ―comenta Giorno con más sarcasmo y una sonrisa fingida.

―Pero ahora que estás aquí puedes suplantar a Giorno, ¿no Prosciutto? ―Mista le dice al otro rubio con mirada de cachorro.

Pros lo mira raro, es buen muchacho, pero esa cara le dio asco.

―Nunca me vuelvas a mirar así. ―le advierte―. Además, Giorno es el protagonista muchacho, él siempre debe estar.

―¿Qué?

―Todos somos protagonistas. ―dice Melone con soberbia.

―A ti no te quisieran ni como extra. ―Maggio se burla otra vez.

Giorno por un momento sonríe, no siendo parte de la charla, solo escuchando, nostálgico, extraño y ¿Feliz?. A veces tenía pensamientos profundos, crisis o preocupaciones. A veces se sentía perdido, pero los miraba junto a él, y se sentía feliz.

Y con Prosciutto integrándose de nuevo, Giorno en su mente sentía que estaban completos otra vez.

Esa era su vida ahora, con esas personas, en ese ambiente, no sabe cómo eso último le hace sentir. Le gustaba, bailar era su sueño, y a pesar de lo que le decían, aun pensaba, pensaba mucho.

En sus hermanos, en Jonathan, en su papá.

Y toda esa situación lo mataba, se arrepentía de sus decisiones, tenía crisis tras crisis, se tomaba varios tragos, un par de cigarros, lo olvidaba y volvía a empezar.

Si, esa era su vida ahora...

¿Hasta cuándo sería eso?

.

.

.

.

.

Club nocturno "Passione".

11:40 PM

Giorno resopla por milésima vez en la noche, tal vez Doppio no lo encadenó, pero sí que lo sentó como idiota en la entrada de "vigilante" junto a Wes quién dejaba pasar a los clientes.

¿Qué haría si pasaba algo? ¿Les aventaba sus muletas? Qué bastarda mala suerte tenía él. Al menos Wes era más agradable de lo que los chicos lo describían.

Recarga su cabeza en la pared, la noche parecía ser bastante tranquila, hoy no quería beber, tenía miedo de despertar y no tener una mano. Cierra los ojos unos minutos, ¿cómo se verá si se duerme? ¿Parecerá un borracho perdido en la vida? ¿Un vagabundo?

Poco a poco se parecía a Diego y su papá, bufa, ahí va la sangre Brando.

Se metió demasiado en sus pensamientos hasta que notó tres chicas peculiares que trataban de entrar con demasiada discreción, o eso creía. Eran algo llamativas a su parecer, una de ellas tenía un abrigo blanco bastante afelpado, se veía muy cómodo y bonito, quería uno así.

Luego notó que era un abrigo Chanel y deseó nunca haber nacido.

Algo en ellas le llama la atención, o más bien una de ellas, una pelinegra con mechones verdes, muy linda, pero, era extraño, la presencia de ellas, era extraña.

Cuando entraron al fin, se quedó unos segundos más mirando la puerta, Wes seguía con su trabajo, y él solo volvió a su postura, cerró los ojos.

No las conocía, así que probablemente, no eran nadie.

.

.

.

.

.

Las luces neón se percibían por todo el club, la música electrónica retumba en el pecho de los presentes. La gente bailaba, se reía, bebía y se drogaba. Era ruido tras ruido que podía abrumarte si no estabas acostumbrado al desastre.

Prosciutto sentía que hoy había más gente de lo normal, no es nada nuevo ni extraño, pero si era agotador.

Sus días se han sentido así, en todos los sentidos, lo único bueno en su vida ahora era su vida amorosa, porque lo demás era un asco.

Se sentía bastante ignorante al ambiente hostil que se empezó a sentir, estaba más ocupado limpiando el desastre que era el baño de hombres, sabe que es uno, y que de hecho está enamorado de uno, pero diablos, como odia a los demás.

Todos estaban en sus puestos designados dando lo mejor de sí, trabajando duro por un par de billetes, por alguna propina, por seducir la noche.

Todo era un desastre.

Melone se estaba divirtiendo como nunca, un poco ebrio sin perder la conciencia, bailando y consiguiendo buenas ganancias, sonreía caminando entre la gente con su traje brillante qué se acoplada perfectamente a su cuerpo y combinaba con su cabello morado.

Camina mientras le da una calada a su cigarrillo número 3 de la noche, ama el olor de su perfume danzando con el olor del cigarro.

Mueve la cabeza al ritmo de "Don't stop the music" de Rihanna, se siente tan feliz que siente que nada puede salir mal.

Pero entonces, todo salió peor.

Lo sintió en cámara lenta, pero a la vez, su mente lo vio todo tan rápido.

—¿Justo aquí? ¿Ahora?

Toda esa ebriedad se le fue a la mismísima mierda cuando vio a las tres chicas entrar entre la multitud, quedó tieso, frío, congelado, o algo así.

Se detiene, y las ve, ve a Jolyne saludarlo mientras subía las escaleras con Gwess, con una sonrisa para nada buena, con intenciones nada buenas, y entonces los ojos de la chica van hacia una dirección de manera rápida y Melone sigue la mirada.

Era Miu miu, y hasta el cigarro soltó.

Camina rápidamente hacia Bruno, solo él sabría que hacer, ¿cierto?

¿Esto podría evitarse?

Lo ve comiendo algo mientras espera las bebidas. Corre hacia él.

―¡Bruno! ―le grita por encima de todo el alboroto―. U-Uhm, ¡Bucci, esto es malo, e-esto es muy malo!

―¿Qué pasa Venus? ―Bruno lo mira extrañado, se ve bastante ansioso y preocupado.

―Bucci, tenemos un problema.

―¿Qué pasa? Me estás asustando Venus.

Melone traga fuerte, mira a su alrededor y a pesar de que hay muchísima gente, no ve a nadie.

Todo está normal, todo está bien, todo es divertido.

―Bruno, Jolyne está aquí. ―dice Mel al fin.

Bruno lo mira asombrado y descolocado. Ella no había cruzado el club hace años, o eso piensa él, eso creía él, ¿qué diablos hacía aquí ahora?

Y solo pudo pensar en una persona.

―¿De qué hablas? ¿Aquí? ¿Estás seguro? ―lo mira buscando respuestas, pero solo ve desesperación, ansiedad y miedo.

―¡Demonios sí! P-pero Bruno, eso no es lo peor. ―niega.

―¿Habría algo peor que esto? ―Bruno lo mira más preocupado, ¿qué podría ser peor que esto?

Melone se acerca a la oreja de Bruno.

―B-bruno, u-una de ellas. ―entró en pánico y su voz lo sabe, Bruno lo sabe―. E-es la susodicha esposa de Risotto.

Ambos lo saben.

Y Bruno solo puede pensar que debe buscar a Prosciutto.

Esto les cayó como un golpe en el estómago, Bruno busca entre la multitud, pero ya no ve nada.

Sin embargo, Melone la ve, ve a la afelpada chica caminar hacía donde Prosciutto se fue. Y no puede evitar jalar a Bruno con él, en dirección a ella.

Todo el mundo ignoraba lo que pasaba, todo el mundo, estaba en el suyo.

¿Qué diablos estaba pasando aquí?

.

.

.

.

.

—¿Te hace sentir bien? ―Diego Brando, llega de repente desde la zona VIP mirando a la gente bailar y beber. Recarga una mano en uno de los pilares enormes.

—¿No sé de qué hablas? ―Jolyne, esa Jolyne, lo mira divertida tratando de lucir desentendida, estaba sentada con varias botellas en una mesita.

—Lo que sea que vayan a hacer hoy, se divierten? ―La mira serio.

—Por supuesto, a eso se viene a un club, ¿no? ―Jolyne no entiende a que viene tanto cuestionamiento.

—¿Y la otra perra?

 ―Lo que haga o deje de hacer Miu miu no me interesa.  ―Jolyne mira a la gente, o más, buscando a alguien.

―Son unas perras, ¿lo sabían? ―La mira con rabia.

 ―Vete a cogerte a alguien Diego, no eres divertido cuando estás sobrio.  ―rueda los ojos, ni siquiera lo miraba.

—¿Crees que lo que hacen está bien? ―Jolyne se levanta y lo mira.

—¿Y tú? ―lo mira con un gesto retador ―. ¿Imbécil de mierda?

Ellos no eran amigos, no eran compañeros o compinches, no eran nada.

Solo unos conocidos que solían beber juntos, drogarse y hacer trabajos de. No se debían nada, y así como se hablaban, podían matarse sin culpa también.

 ―Escucha Gogo, ¿sabías que aprendí más cosas de ti?  ―lo mira como si fuera una loca, acaricia su cabello y le da un empujón en el pecho ―. Y me di cuenta de que tú tienes algo dorado que me interesa, así que deja de joderme hoy, o voy a agarrarlo y me lo voy a colgar como un collar.

¿Ella lo amenazó... con Giorno?

Diablos, diablos.

De repente por el club se estaban empezando a saber cosas que no se tenían que saber.

Todo en el club estaba bien, ¿cierto?

o tal vez, no.

¿Qué diablos estaba pasando aquí?

.

.

.

.

.

Nápoles, Italia. Passione.

2:30 AM.

 

Giorno siente la brisa fría de la noche, mira su teléfono, ya casi se terminaba su maravillosa jornada donde no hizo nada más que existir.

Platicó un par de veces con Wes, Narancia fue como tres veces a verlo junto a Fugo y Mista. Joseph salía de vez en cuando y le daba algunos tragos, escuchaba la música.

Diablos, quería bailar, en esos momentos se da cuenta que no apreció sus pies sanos lo suficiente.

No se veía mucha gente como hace horas atrás, pero aun así había gente afuera buscando taxis o esperando sus autos, grupos de amigos pensando dónde poder seguir la fiesta.

Giorno solo mira atento todo, alerta siempre, aun si se sentía cansado.

Eso fue hasta que vio un auto negro estacionarse a lo lejos, fue extraño. Pero al mirar bien, noto que era el novio de Kakyoin, Jotaro, el hermano de Joseph, y que por alguna razón se parece también a Jonathan.

Lo ve bajarse, pero no acercarse, supuso que venía por Noriaki, que lindo.

Lo que nota después es que venía con alguien más, esa persona tardó en bajarse, aparentemente estaba en una llamada, y cuándo ve que se baja, por primera vez experimento que se le bajara absolutamente toda la presión.

Porque el que se bajó de ahí era Jonathan.

¿¡JONATHAN!?

El peliazul no ve al rubio, más bien se mete a una tienda de conveniencia abierta 24/7 que estaba enfrente del club.

Y Giorno no hace más que seguir sus instintos.

Se metió corriendo al club.

Se cayó en el intento.

Y se volvió a lastimar.

¿¡Qué diablos estaba pasando aquí!?

 

°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°l||l°

Notes:

Bueno jeje. ¡Nos vemos en el próximo capítulo!
Si hay errores los arreglaré con el tiempo,