Chapter 1: Eventos improbables
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Había llegado su hora.
Su fin había llegado.
Temblor tras temblor, los imponentes rascacielos de Argo se derrumbaron sobre sí mismos y la tierra abrió sus fauces para tragárselos enteros.
Los cielos se iluminaron violentamente con relámpagos que rompieron las nubes.
Los humos tóxicos fueron liberados al cielo, en montones que se esparcieron por el aire y entraron a los pulmones, causando la muerte.
De las grandes fauces del suelo, furiosas olas de magma salían del núcleo inestable de Krypton. Y estos se acumularon en las anteriores magníficas calles de la espléndida ciudad de Argo.
Con el miedo a la flor de piel, Kara no tenía idea de lo que debía hacer. La desesperación de sus padres por salvarla de una muerte inminente era palpable cuando la llevaron a la estación de la nave exploradora.
Se reencontraron con sus tíos, Jor-El y Lara, quienes estaban embarazadas de su único hijo, el pequeño Kal-El, que había nacido solo unos meses antes de su fin. Inmediatamente, Jor-El colocó un implante en cada uno de los niños mientras sus padres establecían las coordenadas de su propio destino en dos pequeñas naves exploradoras.
Con lágrimas de dolor y palabras de consuelo, Jor-El y Lara se despidieron de su único hijo, llevándose un último regalo de ellos. Sus padres la abrazaron por última vez, ayudándola a subir al barco, su madre, Alura, le dio su collar House of Ze mientras que su padre, Zor-El, le dio un brazalete House of El.
Cerraron la escotilla de la nave y la enviaron al infinito de las estrellas.
Allí, volando a través de las nubes ácidas y huyendo de la destrucción, vio su cruda muerte y la completa aniquilación de los suyos, vio cómo desaparecían en los furiosos temblores que causaron la inundación masiva de magma en la ciudad de Argo.
Vio desaparecer de la vista la nave de su primo bebé Kal-El y frente a sus ojos pudo ver con total claridad cómo moría su amado Krypton, explotando en millas de pedazos que rápidamente se dispersaban en la inmensidad del espacio.
Todo lo que sabía estaba muerto, ya no existe.
Una de las olas expansivas la desvió de su destino, empujándola a un agujero negro.
Su nave solo se acercaba más y más, Kara solo vería oscuridad a partir de ahí.
※※※※※※※※※※※※※※※※※※※※※※※※※
Hoy es un dia de tristeza.
Un día de luto, la casa de D'Lions, una de las casas nobles más destacadas de Mercia, estaba de luto, porque habían perdido a su último hijo.
Matthew D'Lions estaba desconsolado, el último hijo que le quedó, Karl, de apenas 12 años, había muerto en su presencia, y no podía hacer nada para evitar su fatídico destino.
El niño nació con una afección cardíaca y, con el paso del tiempo, el niño creció y su enfermedad letal empeoró. El niño dejó de respirar en algún momento de la noche y al amanecer no daba señales de vida.
Mateo lloró amargamente, lo abrazó y acunó como cuando era un bebé, mientras acercaba la oreja a su pecho, esperando escuchar un latido, y rogándole que se levantara.
Pero todo ese llanto fue en vano. No se levantaría más.
Su sirviente personal, con mucho pesar, le dio privacidad a su amo y lloró la muerte de su joven amo en su recámara, y por el respeto que le tienen a su amo y el respeto que le tienen al niño, no se dispersó. la noticia de la muerte del niño hasta que su amo le dé la orden de hacerlo.
Ante la terrible desgracia que había caído en su casa y que todos los criados necesitaban de su consuelo y una esperanza, porque ya no la había.
No había posibilidad de engendrar otro hijo. Matthew es un anciano y hace mucho que pasó el momento de tener una esposa, su última esposa, Elsbeth de Yale, la madre de Karl, murió al dar a luz. Ya tuvo otros hijos en el pasado, pero ninguno de ellos sobrevivió hasta el presente.
Solo esperaba que los rituales ceremoniales del entierro se realizaran correctamente para que el alma de su hijo pudiera descansar en paz con la de sus hermanos mayores.
La noche cayó más rápido de lo percibido, Matthew dio la orden de comenzar los ritos funerarios y la noticia comenzó a correr por la casa como la pólvora. Los sirvientes se llevaron al niño para limpiarlo y colocarlo con las mejores ropas para el entierro.
Ahora Mateo ya había enterrado a todos sus hijos.
Karl tenía un talento especial con la espada y una mente ágil para la guerra, sin embargo, nunca podrá realizar sus habilidades como caballero de Mercia.
Entonces, para recordar los momentos felices que pasaron con su hijo, Matthew decidió caminar por el prado, donde ambos jugaban cuando Karl era más pequeño, acompañados por su fiel sirviente Wells, para mirar las estrellas brillantes que titilaban en el medio. de esta noche de tinieblas.
Se detuvo frente a un árbol específico, en cuya copa tiene un fuerte de madera, el cual está adornado y decorado como un castillo real, este fuerte fue construido como regalo en su quinto cumpleaños. Matthew no pudo evitar sonreír amargamente ante ese hermoso recuerdo.
Se sentó por un rato después de mirar el fuerte de madera y luego su sirviente siguió su ejemplo.
- Wells, ¿no crees que las estrellas brillan más esta noche que otras? – preguntó Matthew en un susurro inaudible mientras contemplaba el cielo estrellado con una mirada perdida.
- Sí, mi Señor - respondió Wells con un tono melancólico.
- ¿Es posible que mi hijo se convierta en una estrella? – Era una pregunta inocente con un ligero sentimiento de esperanza que apenas se percibía, pero que Wells captó al instante. Era devastador pensar incluso que su propio hijo moriría de un día para otro y que su único consuelo serían las estrellas, las estrellas que tanto amaba su hijo.
- Es muy probable, mi señor, seguramente será la estrella que más brille en la noche caparazón de su personalidad.
Un hombre destruido.
-Eso espero – Eso fue lo último que le dijo.
En la vigilia de la noche, la oscuridad se afianzó a sus extremidades y su melodía los arrulló mientras Matthew veía una estrella que brillaba incluso más que las demás.
Pero que de alguna manera esta era diferente de las otras estrellas.
Cayendo del cielo nocturno a una velocidad impresionante, la estrella descendió al mundo de los hombres, impactando en las laderas del Monte Esdred, el que rodea la fortaleza de la Casa D'Lions, dejando destellos de fuego y estelas de ceniza que invadieron el bosque . . cerca del prado, cuyas hojas ocultan su presencia al Reino de Camelot.
La caída de la estrella sacudió la tierra, utilizando que Matthew y Wells se levantaran alarmados cuando las luces de la casa se encendieron y varios sirvientes llegaron corriendo hacia el Sr. Matthew.
- ¡Mi señor! ¡¿Que Paso?! – exclamó el guardia principal de la casa desenvainando su espada, varios hombres imitaron su ejemplo, debido al estruendoso sonido y el humo que produjo al pie del monte Esdred, temiendo un ataque mágico.
- No se exactamente que pasó, solo se que tenemos que defendernos de lo que sea que haya caído del cielo, lo que acaba de pasar seguramente lo hizo un hechicero muy poderoso, así que todo aquel será que esté dispuesto a seguirme recompensado por su bravura – Diciendo esto, Mateo desenvainó su espada, la cual traía uno de los guardias, ellos también hicieron lo mismo que su señor.
Ya estando preparados, se dirigieron hacia lo que caía del cielo, junto a su sirviente Wells, acompañados de más de 10 hombres, rodearon el bosque y llegaron a las faldas de Esdred.
Al llegar encontramos lo que alguna vez fue una estrella, la cual estaba hecha de un extraño metal humeante y brasas incandescentes que la protegían del exterior, el suelo debajo de ella fue destruido por el impacto, la vegetación anterior había perecido en el choque.
Matthew se acercó a la extraña esfera con la espada en la mano, su sirviente Wells detrás de él listo para atacar. Un ruido extraño alertó a todos, una especie de puerta se abrió en la esfera, de ella salió un humo blanco, y un momento después, se abrió más y pudo ver lo que había dentro.
Todos los hombres presentes quedaron sorprendidos por lo que vieron, en el interior yacía una muchacha de piel blanca y cabello largo dorado, vestida con una especie de túnica blanca que cubría todo su cuerpo y sobre su pecho, se exhibió con orgullo un desconocido escudo de armas.
Dejando su espada a Wells, Matthew pudo levantar a la niña de aspecto frágil en sus brazos, sacarla de la esfera y dejarla en el suelo cerca de la caballería.
Arrodillándose en el suelo, la acomodó en su abrazo y apartó sus piernas de la tierra quemada. Wells y sus otros sirvientes esperaban expectantes el despertar de la niña. Recuperó la conciencia con un sonido de incomodidad, parpadeó y todos notaron que sus ojos azul cielo reflejaban varios sentimientos.
Con solo verla le recordó a su hijo fallecido, también de cabello rubio y ojos azules. La niña debió notar la mirada triste en su rostro cuando de repente se alejó un poco de él, se levantó del pasto y corrió hacia la extraña estrella.
Estaba bastante asustada cuando los hombres la rodearon con sus espadas. Se arrodilló y comenzó a llorar y gritar en un idioma incomprensible, como pidiendo clemencia mientras levantaba las manos en señal de rendición.
- ¡No ataquen, es solo una niña! – Seguramente, los hombres inmediatamente bajaron sus armas. Similar en apariencia y edad a su hijo muerto, el corazón de Matthew se hundió cuando sus hombres estaban a punto de atacarla. Así que lentamente se acercó a la niña y le dijo:
- No te preocupes, no te haremos daño - La miró fijamente a los brillantes ojos azules mientras le tendía la mano para ayudarla a levantarse, pero ella seguía mirándolo con mucho miedo.
- Te juró por mi honor, que no te haremos daño - le dijo con sinceridad, la niña aún temiéndola le dio la mano, él la ayudó a ponerse de pie y la alejó de su estrella caída. Matthew sintió la mirada cautelosa de sus hombres, especialmente de Wells, ellos creían que la chica tenía magia por la forma en que llegó a los territorios de la Casa D'Lions.
- Cálmate, no te haremos daño, recibirás comida y un lugar para pasar la noche, solo confía en nosotros - Habló como si la chica lo entendiera, a pesar de que habla en un idioma desconocido, ella mira él como si supiera que él no la lastimaría, que no tenia que temer.
Matthew esperaba que no fuera una mala decisión.
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- ¿Cree que es una buena idea, mi señor? – preguntó Wells ante la complicada situación.
- Mi único heredero ha muerto, no me queda más remedio, es mi última alternativa - respondió Matthew, tenía una idea loca, pero si se podía completar, tanto él como la niña saldrían beneficiados.
-Reconsidere seriamente, mi señor - le rogó el sirviente - puede traerle problemas muy serios en el futuro si lo hace -.
- La niña es muy parecida en apariencia a mi hijo, se hará pasar por él, será, por así decirlo, mi legítima heredera, tendrá la oportunidad de tener una vida cómoda – dijo Mateo serenamente, había estado pensando al respecto durante algún tiempo. Horas, hasta el momento, solo los miembros de los sirvientes más cercanos a él sabían sobre la tragedia, sin embargo, la gente de Esdred y las otras casas honorables de Mercia aún no lo sabían.
Con los cambios necesarios, la niña reemplazará a su hijo y el legado de D'Lions seguirá incluso después de su muerte.
- ¿Pero por qué? – Su pregunta fue interrumpida cuando la puerta se abrió y entró el jefe de los guardias de la fortaleza, Maximilian, acompañado de la niña, que ahora lucía totalmente diferente a como la encontramos.
El baño le quitó la esencia sulfurosa de la estrella caída y lavó la suciedad que la impregnaba apenas pudo salir, su larga melena rubia estaba cortada por encima de la nuca y le habían dejado un flequillo cubriendo una cicatriz casi imperceptible en su rostro infantil, había sido vestido con la ropa de su hijo, los sirvientes la habían arreglado de tal manera que casi no parecía una niña, solo con una observación precisa sus rasgos naturales femeninos delatarían.
- Aquí está la niña, mi señor - destaca el guardia - Hemos notado que es muy peculiar, ha ido aprendiendo muy rápido nuestro idioma, algunos de los guardias, incluyéndome a mí, la hemos instruido lo suficiente para entender órdenes simples y dar respuestas. sencillo-.
Maximilian se acercó a su oído mientras dejaba a la niña a un lado de la puerta.
- También descubrimos que tiene habilidades físicas superiores a las de un hombre y dones mágicos innatos que pueden dañarnos en el futuro - susurró casi inaudiblemente - ¿Qué hacemos con ella, mi señor? -.
- Quedémonos con ella - El guardia se quedó asombrado por lo que dijo - Es la opción única que tengo dejar un heredero en estas tierras antes de irme - Explicó Mateo mientras caminaba hacia la chica, quien lo miró extrañada cuando le puso una mano encima. su cabeza y alborotó su cabello.
- Con lo que me ha informado, es muy sabio que ella se quede en esta casa, que con su poder innato la proteja, la defensa, la cuide y la honre con gloria - dijo mientras le bajaba la mano y se ponía el hombro.
- Señor, pero aún puede casarse y tener otro hijo - argumentó Wells en un intento de razonar con su amo.
- Estoy viejo y cansado, mi vida pronto terminará, incluso si pudiera casarme y tener otro hijo, no tendría tiempo para enseñarle todo lo que tiene suficiente que saber, para verlo crecer, si muero. primero o muere en mi lugar – Lo miró fijamente mientras hablaba – Por sus habilidades pueden hacer de ella una adversaria totalmente formidable.
- Le ruego que recapacite, mi señor, es una niña, que dentro de unos años será una mujer. ¿Cómo va una mujer a preservar su legado? Aunque se vista como un hombre, nunca podría casarse y tener hijos propios con otra mujer si no llega a intimidarse con un hombre de verdad - Cuestionó el sirviente con mucha preocupación.
- Nadie tiene que saber que ella es una mujer y no hay necesidad de un compromiso de matrimonio para ella. Tanto tú como el guardia y los otros 9 hombres que la suficiente tienen prohibido revelar esa información a cualquier otro sirviente, a menos que desee ser ejecutado por insubordinación. No quieres ese destino, ¿verdad? – Determinó su amo enojado porque él estaba al lado del mencionado, quien estaba algo nervioso debido al ambiente tenso.
- C-Claro que no, mi señor, yo estoy de acuerdo con todo lo que ha dicho – tartamudeó por lo incómodo y temeroso que se sintió por las palabras de su amo, el guardia tenía una postura rígida y un rostro impasible.
- Escucha - Señaló al guardia - Me vas a conseguir las armas necesarias para la formación de un caballero en este momento - El guardia se fue y luego dijo al sirviente - Y tú me traerás comida y agua para nosotros.
- Como ordene, mi señor -.
Dicho esto, el sirviente salió de la habitación y se dirigió a la cocina.
-Acércate- seguramente a la chica con voz suave, ella se le acercó algo ansiosa, pero se calmó un poco cuando él le dio unas palmaditas en la cabeza.
- ¿What is your name? – le preguntó con una mirada tierna.
- Kara Zor-El - Dijo con un tono fuerte y serio en su idioma desconocido, a pesar de la agudeza de su voz infantil.
- Encantado de conocerte, Kara Zor-El - Se arrodilló para hablarle a su altura y aún con la mano en la cabeza de la pequeña - Mi nombre es Matthew D'Lions y seré yo quien cuidará de ti e instruirte para que seas un respetable caballero de esta casa-.
Siendo tan joven, Matthew vio en sus ojos celestes un inexplicable sentimiento de profunda tristeza y dolor que eclipsaba la luz que naturalmente emitían sus ojos, intuye que pasó por algo sumamente horrible, por lo que ningún niño debería pasar.
- A partir de ahora yo seré tu padre y tú serás mi hijo, mi casa será tu casa, nada de lo que necesites te faltará. Nunca más estarás solo -.
Con esa declaración, la luz de sus ojos brilló en su rostro y le dedicó una linda sonrisa inocente, sin malicia, acogedora y gentil.
De repente, ella lo abrazó con fuerza, aunque sus viejos huesos gimieron y temblaron ante ese movimiento inesperado, él no se quejó y simplemente le devolvió el abrazo con el mismo fervor.
Ella comenzó a sollozar ya respirar rápido, gruesas lágrimas mojaban su manto y sus pequeñas manos agarraron su camisa, estirando las costuras y rompiendo los hilos trenzados, pero no importaba en ese momento, ella necesitaba consuelo y él se lo daría. ella sin ninguna duda.
En medio de su abrazo, se prometió a sí mismo que no iba a permitir que la oscuridad del mundo apagara su luz.
Chapter 2: Descubrimientos I
Notes:
Hola a todo el mundo.
Lo siento por la demora de casi un mes, tuve que estudiar el examen de ingreso a la universidad y estaba muy nerviosa, no podía inspirarme, pero ya lo hice y pude terminar una de dos partes de este capítulo (iba ser uno solo, pero me salio muy largo, así que lo corté, para dentro de una o dos semanas se publica la segunda parte y arranca la trama central). También un error de configuración de idioma, pero ya arreglé.
¡Disfruten!
(See the end of the chapter for more notes.)
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A pesar de que habían pasado un año desde su llegada a la Tierra, todo sucedió demasiado rápido para Kara, todavía tenía grabada el recuerdo nítido de la muerte de su hogar en su memoria y el del primer acercamiento con los humanos, que no fue precisamente un recibimiento cordial, pero que le ayudo a tener un refugio y alimento seguro en ese momento.
Kara aún tiene el presentimiento de que las cosas pueden ponerse caóticas en poco tiempo y más si tiene poderes de por medio.
Su madre le había previsto de que ella y su primo Kal-El obtendrían habilidades especiales por la radiación solar amarilla, pero nunca se imaginó la magnitud de esas nuevas capacidades y de su inevitable potencial de destrucción.
Kara tenía miedo de lastimar a los humanos.
Cuando despertó de la somnolencia que le provocó el viaje interestelar, ella sintió una repentina e inesperada sensación de poder corriendo por sus venas, vio lo inobservable, escuchó lo inaudible y percibió lo imperceptible, fue una experiencia muy abrumadora y el pánico la hizo rendirse de inmediato ante ellos, por suerte, ellos resultaron ser seres de buenas intenciones, la acogieron y la están ayudando a poder conectarse con este nuevo mundo.
Un mundo totalmente diferente a suyo.
Krypton fue la cúspide de la innovación y de la tecnología durante la mayor parte de su vida mientras este planeta, la Tierra, ni siquiera tiene las bases del progreso tecnológico, es un mundo rudimentario y atrasado.
Al principio, todo era muy complicado, pero cuando dominó completamente el idioma pudo tener una mejor comprensión de lo que acontecía a su alrededor. Aunque la aparición de más poderes hacia muy dificultoso adaptarse a la vida en la Tierra, sabía que en algún momento de su vida tendría la capacidad de usarlos con plena consciencia.
En sus primeras semanas, descubrió que el humano que la encontró, es alguien de un rango muy importante, una especie de gobernador de provincia, llamado Matthew D'lions, es el jefe de una casa prestigiosa del Reino de Mercia, el Duque de Esdred. Esa información dejo la sorprendida, al parecer en este planeta todavía se maneja por medio de la monarquía dinástica y que aún falta mucho para la creación de una democracia, como lo era en Krypton.
También se enteró, por medio de los susurros de los sirvientes, que en el día en que ella llegó, había muerto el hijo de Matthew y que su apariencia le recordaba a él. Eso la aturdió y no sabía qué pensar acerco de ello, solo que confirmaba sus dudas sobre una de las primeras conversaciones que tuvo con él, más que conversación fue como una declaración, una promesa.
Los rumores de la muerte de aquel chico no salieron del territorio de Esdred, los cuales fueron negados con su presencia, Matthew la llevaba a su lado a todo lugar importante y la trata como si fuera su propio hijo, para descartar esos rumores en específico y crear unos nuevos.
Ella, verdaderamente, no quiere olvidar a sus padres por empezar a encariñarse con el señor Matthew, pero parece imposible no hacerlo.
El acompañamiento de Matthew, de alguna manera, le resulta consolador, al compartir el mismo sentimiento de pérdida, el mismo dolor, ambos se reconfortan y sobrepasa la tragedia con su mutuo apoyo.
Él, en su dolor, cree que ella puede reemplazar al hijo que perdió, su apariencia puede engañar a todo el mundo, sin embargo, ellos nunca serían iguales.
El llevar su nombre y actuar como ese chico se siente como una pesada carga, sus obligaciones y derechos ahora son de ella, sus aspiraciones, sus miedos sus aficiones y sus aflicciones solo agravan esa carga.
Siente que se está desvaneciendo su propio ser.
Todo es de Karl, nada es para Kara.
Y todo lo que ella hiciera en la vida, como convertirse en caballero, ganar contiendas y justas, defender las tierras de Esdred y participar en las batallas campales y las guerras entre reinos, serían méritos de Karl, de alguien que dejó de existir, ella toma su lugar y se olvida de su esencia.
Es un pensamiento egoísta, pero sus memorias y experiencias son lo único que mantiene su cordura y su tristeza escondida.
La rabia de la impotencia de no poder hacer absoluta nada para salvar a sus padres, a sus tíos, a sus amigos, a su pequeño primo, que posiblemente ha de estar perdido en medio del universo. Esta rabia solo aumenta con el paso del tiempo.
Ella solo quiere dejar de sentir esa enorme tristeza en su pecho y arrancar ese dolor de raíz, pero no puede. Ella sabe que si no controla esos sentimientos tan negativos, no controla sus poderes, y que el descontrol provocar destrucción y muerte. Por esa razón, ella libera todas esas emociones en un solo lugar.
Todo sentimiento de dolor, tristeza y enojo serían liberados en su entrenamiento.
El día era muy nublado, estaba nevando y las temperaturas bajaron drásticamente, pero ella estaba practicando con la espada, la balanceaba sobre los muñecos de madera y realizaba posturas a una velocidad vertiginosa, a esta altura, ya había destrozado a por lo menos de seis de ellos.
El sonido de los trotes de caballos la desconcentró y disminuyó la rapidez de sus movimientos.
Acercándose, ve al señor Matthew y a un chico pelirrojo, que parece un poco mayor que ella. Ambos iban cabalgando en majestuosos corceles, el de Matthew, Sirius es una bestia que cuyo pelaje de color miel que se aclara ante la luz mientras la de la chica, era de un pelaje oscuro que contrasta con el sol, ambos llevaban abrigos gruesos acompañados con ropas ceremoniales negras y poseían expresiones impasibles.
Kara comprendió de inmediato que algo muy malo le había pasado a ese chico. Así que se compadeció de él, porque todavía estaba pasando por un sufrimiento similar.
Wells, quien estaba cerca del campo de entrenamiento, fue rápidamente a recibir a su amo y al visitante.
El señor Matthew cabalgó hacia Wells y el chico le siguió, el sirviente recogió las riendas de los caballeros y los detuvo, ambos bajaron, la vieron y se encaminaron hacia ella.
- ¡Padre, llegaste! - Lo saludó animadamente y se acercó al señor envejecido.
- Oh, hijo mío. Que alegría verte - dijo feliz, la expresión triste cambió al verla y tan pronto, que Kara lo abrazó, él le correspondió con fuerza.
Ese abrazo era un tierno gesto entre ellos.
Matthew recordó el motivo de su llegada y se alejó un poco de ella, él la llevó hasta el chico pelirrojo, quien se dio cuenta de sus presencias y los miró.
- Karl, hijo, quiero que conozcas a nuestro invitado - dijo apoyando su mano libre en el hombro del muchacho - Él es Alexander Danvers, es el hijo de un querido amigo mío, se quedará hospedado en nuestra casa por un tiempo, espero que ustedes se lleven bien -.
El señor Matthew tenía un buen presentimiento con respecto a ellos, Jeremiah y él fueron grandes amigos y aliados en las guerras contra Camelot, quizás ellos logren lo que nunca pudieron hacer cuando eran jóvenes.
Espera que esos dos hagan grandes cosas en el porvenir.
- Es un placer conocerte, Alexander Danvers - saludó Kara con una pequeña sonrisa de cortesía y tendiéndole la mano cordialmente.
El chico de cabellos castaños rojizos, de rostro estoico de rasgos finos, de una mirada oscura, una postura firme y rígida, su expresión parecía perdida, imponía un aura de misterio que le resultaba intrigante.
- También es un placer conocerte, Karl D'Lions - habló con una suma formalidad en su tono y le devolvió el apretón de manos, su rosto mostraba una inexpresividad anormal para su edad y sus ojos marrones desinteresados estaban sombreados de tristeza. Ambos bajaron las manos cuando el saludo se volvió incómodo.
Su mirada solo confirmó su inicial suposición.
Algo pasó y nadie querría decírselo.
El sirviente, Wells, salió de los establos en dirección hacia ellos y pido – Mi señor, aquí está nevando mucho, es mejor que se resguarden en la casa y no se enfermen -.
- Llévate a Alexander a sus cámaras y haz que conozca la casa – Ordenó el señor aun manteniendo una mano en el hombro del muchacho y otra en el de Kara.
- Si, mi señor – Obedeció y se retiró. Tras él, iba el chico impasible.
Cuando ellos desaparecieron de su vista, Matthew la miro fijamente con algo de enojo y dirigió hacia atrás de un árbol. Kara sabía lo que vendría a continuación, pero es que todavía no podía controlar adecuadamente sus poderes y sus sentimientos negativos, y estos salían en los momentos menos oportunos, no encontraba otra manera de deshacerse de ellos.
Durante una semana, intentó no sentir absolutamente nada, no funcionó. A los pocos días, terminó explotando violentamente en el entrenamiento y desahogándose con el señor Matthew en sus cámaras, si pudiera controlarlos, tendría que hallar un método para que estos no se acumulen y le provoquen mucho daño.
- ¿Cuántas veces te lo he dicho, Karl? No debes practicar tus poderes al aire libre – La regañó con severidad mientras le agarra de los hombros y Kara se entristeció – Solo trata de que nadie te vea hacerlo o que lo hagas en presencia de Wells o la de los guardias, pero nunca en espacios abiertos. Es muy peligroso para ti y para todos que te expongas de esa manera – Le habló comprensivamente, se arrodilló y le preguntó:
- ¿Acaso no te imaginas lo que pasaría si alguien te ve tus poderes? -.
- Nada bueno, padre – respondió avergonzada de su incapacidad de controlar lo que siente, sus poderes podrían ser un gran obstáculo para ganarse aliados y un gran motivo para hacerse enemigos en su camino de convertirse en caballero.
- Si no los controlas, morirás – Declaró con frialdad y seriedad.
La sangre se le heló a Kara y los temblores apoderaron de su cuerpo, pudo apoyarse en Matthew antes de perder por completo el equilibrio.
- Ya sea por parte de Camelot o de la Antigua Religión, si tú te descuidas, te cazarán como un animal salvaje y te matarán, te lo digo ahora que eres un niño para que cuando seas mayor nunca lo olvides, para que no vengan tras tu cabeza, hijo mío – Le acarició el rostro tiernamente para calmarla - ¿Me has entendido, Karl? -.
Kara solo asintió levemente.
- Entonces, recoge tu espada y practiquemos en el patio interno para que no vuelvas a cometer el mismo error – Le aclaró con tranquilidad mientras daba palmadas en el cabello corto, se paró y se encaminó lentamente hacia la entrada de la casa.
- Sí, padre – recogió su espada a la velocidad humana promedio y lo alcanzó tras pasar por la puerta.
A pesar de la tragedia y de todas las horribles sensaciones que le provocan recordarla, la calidez que percibía de él era auténticamente genuina, era agradable tener a alguien que se preocupará por su bienestar.
Era agradable no estar sola.
El dolor de la pérdida jamás la abandonaría, pero su cariño sincero le alegraba los días.
Se suponía que la misión era corta, que él regresaría al cabo de un mes o de dos meses, como máximo; pero nunca regresó.
Alex esperó hasta medio año para recibir alguna noticia del paradero de su padre.
Una carta sellada por el rey de Mercia significa dos cosas: honra o muerte.
Desgraciadamente, le tocó la peor opción, jamás se imaginó verlo así, con la piel horriblemente pálida y con el cuerpo destrozado, fue una auténtica pesadilla cuando lo preparaba para el ritual funerario.
Le parecía irreal, falso, imposible de que pasará eso.
Jeremiah se fue fuerte y poderoso al llamado de guerra, con un ánimo alegre y jovial marchó, con una actitud servicial y llena de vida iba para ayudar a su rey y proteger a su reino, ahora retorna su casa en un ataúd.
Según el informe del médico real, su padre había fallecido a causa de una hemorragia interna por una apuñalada en el estómago, murió en medio de la contienda contra Camelot, en la recuperación de la fortaleza de Ismere, en la cual se perdieron valiosos territorios fronterizos y la vida de cientos de inocentes y de nobles caballeros.
La batalla fue un fracaso.
Estaba perdida desde antes de que empezara, les tendieron trampa y cayeron, sin miramientos, en ella. La emboscada de las fuerzas de Camelot fue sorpresiva y se cobró la sangre de más de la mitad de los hombres de Mercia, no fue una batalla justa, fue una masacre.
Aún puede recordar su entusiasmo antes de partir, en búsqueda de conseguir el sueño de todo caballero, decía que el honor y la gloria le serán recompensados tras la victoria, le aseguraba que sería una contienda rápida y sin pérdidas importantes, que cuando regresara iniciaría su entrenamiento de caballero.
Su retiro estaba pronto a cumplirse y tenía muchas cosas por hacer, le prometió que se dedicaría de lleno a su puesto en la Corte Real como consejero del rey, ahora todos esos anhelos quedaron como viejas memorias, como hojas secas que el viento se llevó.
En el funeral, lo visitó un viejo amigo de su padre, no había visto a Sir Matthew D'Lions desde sus 7 primaveras, antes le había parecido un hombre imponente de intimidante presencia, que imponía tanto miedo, respeto y admiración. En su inocencia, deseaba que querer ser como él a cuando creciera.
Ahora es solo un vestigio de aquel hombre poderoso, los años lo habían maltratado y esa presencia de miedo, respeto y admiración desapareció, solo un anciano vestido de caballero.
Él le dio palabras de apoyo y de consuelo, participó en los preparativos del ritual funerario y de la cremación de su padre.
El lago Aglain fue el lugar de descanso de su padre al igual fue el de su madre.
Y allí vio a su padre arder en un fuego incandescente mientras era llevado por las tranquilas aguas de Aglain a un lugar mejor.
No supo cuándo fue que empezó a llorar desconsoladamente, solo sabía que Sir Matthew lo abrazó cuando ya no pudo soportarlo más, se había quedado completamente solo.
Y así pasó muchos días con el pensamiento constante de morir, que su existencia no tenía sentido y si perdía la vida, podría estar con sus padres.
Afortunadamente solo quedaron como razonamientos absurdos y recupero la cordura prontamente por la compañía de su fiel yegua Gertrude y la de Sir Matthew.
A pesar de todos los inconvenientes que le causó por el dolor, Sir Matthew nunca lo abandonó, los demás compañeros de armas de su padre se marcharon tan pronto terminó la ceremonia, pero él no desistió en irse.
Más bien, él le pido amablemente que si podría acogerlo y entrenarlo, Alex aceptó sin pensarlo demasiado.
Que otra alternativa más tendría, más que la soledad que le otorgaba su hogar y el sufrimiento de vivir de las felices memorias y de las promesas olvidadas.
Se alejó de todo lo que conocía, para no recordar su muerte, para no llorar porque ya no está.
Tenía que hacerse fuerte tras la tragedia, a no quedarse estancado lamentándose por eso, toda la vida le habían enseñado que los caballeros tienen que controlar sus emociones para superar a la adversidad y vencer al enemigo, si quiere llegar a ser uno de ellos, debe hacerlo a como dé lugar.
Los débiles caían por la desesperación, Alex va hacerle frente y ganarle. Debe demostrar de que hay quien seguirá con el legado de su padre, quien le dará honra y gloria a la casa Anvers, quien sea digno de soportar toda clase de dolores por ella.
El honor de su familia es más grande e importante que su propio dolor.
Y con la ayuda de Sir Matthew, inició una nueva vida como un escudero de la casa D’Lions. En la tarde helada en la que llegó a las tierras de Esdred, conoció a su último hijo, Karl D’Lions resultó ser un niño rubio, de brillantes ojos azules, con una apariencia delicada como la de una niña, y de baja estatura para su edad.
Según los rumores de los aldeanos, Karl había nacido enfermo del corazón, y en una noche estuvo a punto de morir, pero fue salvado por la luz sanadora de una estrella caída, por eso, es el niño animado y amistoso que entrena todos los días y que trata bien a todos los sirvientes.
Era claro que no creía en las habladurías de los aldeanos y que eran simplemente cuentos tontos, sin embargo no podía negar del extraño comportamiento del niño y de los raros eventos que suceden en presencia de él, como los misteriosos signos de quemaduras en las puertas, las inexplicables sillas, mesas y puertas rotas, y la incomprensible aparición de fragmentos de hielo en las paredes internas y demás cosas que podrían estar relacionadas a la magia.
El que ellos hallan usado magia no le parecía algo incorrecto, es más, le parecía conveniente, creía que la magia no era buena ni mala, es una herramienta que depende de las intenciones de quien la posea, tal como lo había dicho su madre cuando era pequeño.
Alex sospechaba que Karl poseyera magia y tenía varias pistas que confirmaban esas sospechas, no tiene nada malo contra él, solo quiere llevarse bien con el hijo de quien lo acogió en un momento particularmente vulnerable en su vida. Él notó que el chico no era arrogante y era lo suficientemente agradable para no incomodarlo.
Sabe que no tiene el mejor de los temperamentos y tiende a irritarse con facilidad, pero Karl no ha sido motivo de eso, por el contrario, siempre trata de tranquilizarlo, de no molestarlo y de respetar su privacidad. Alex cree que debajo de toda esa personalidad apacible y bondadosa, se esconde algo oscuro de lo que el chico no tiene ningún control.
Las posibilidades de que oculte un gran secreto son cada vez mayores, aparte, no sería algo absolutamente malo, él no es el único que guarda secretos.
Los meses pasaron rápidamente en la fortaleza D’Lions, la nieve se evaporó y la tierra poco a poco iba floreciendo, la primavera estaría por llegar con todas sus maravillas a su alrededor y para celebrar su bienvenida presencia, Sir Matthew anunció una cacería para el primer día de primavera e invitó a todos los hombres de Esdred a participar de ella y ha puesto como premio 100 monedas de oro por el animal más grande, tan pronto como terminó el anuncio, ambos se inscribieron.
El día empezó y un total de más de 200 hombres vinieron en la competencia y fueron hacia el bosque.
- Pobre conejito – Se lamentó Karl en voz baja, sacándole la flecha del pecho y poniéndolo en una bolsa de tela.
- No te lamentes, aun no hemos comenzado – recomendó Alex concentrado, apuntando con su ballesta a cualquier signo de movimiento, estando escondido detrás de unos arbustos.
- Es solo que… el conejo no merecía morir de esa manera – dijo con pena.
- ¿No te gusta la caza? – pregunto Alex curioso, descuidándose por un momento de su escondite.
- Me disgusta, pero es necesaria para alimentarse – opino con sinceridad mientras amarraba la bolsa de tela con una cuerda vieja.
- Es normal que pienses de esa forma, como estuviste enfermo no has salido mucho y por lo tanto, no te acostumbraste a cazar y básicamente… le estás quitando la vida a un ser vivo, entiendo, te daré un consejo – habló haciendo que Karl le prestara atención – Haz que la muerte del animal sea rápida, así sufrirá menos y no te dará ningún cargo de consciencia -.
Reanudó su concentración en el entorno al terminar de aconsejarlo y se adentró más en las profundidades del bosque, siguiéndole el rubio de cerca.
Poco tiempo después, pasando por un sendero estrecho, los chicos arrugaron los rostros de disgusto, un olor fétido se dispersaba en el aire y los hacia alejarse del final del sendero boscoso.
- Que asco – siseo Karl con una mueca, tapándose la nariz y desviando la mirada hacia otro lado.
- ¿Dónde vendrá ese hedor? – se cuestionó Alex.
Guardó la ballesta en la mochila, recogió una rama larga y fue a investigar sobre la procedente de la pestilencia, y más adelante, por escondido en medio de unos arbustos, encontró la razón.
Era un cadáver.
De un granjero joven, por su vestimenta descosida de lana.
Con una observación precisa, tenía varios días de haber muerto y estaba en un estado avanzado de putrefacción, presentaba evidentes cortes en las extremidades y una mordida violenta en el cuello, que posiblemente provocaron la muerte, la vista era repugnante y le resulto aterrador que algo fue el causante de una muerte tan horrible.
Escuchó un gorgoteo y miró a su costado.
Halló unos ojos asustados y una cara pálida.
- ¿Nunca has visto un muerto, verdad? – Sonaba más como una afirmación que una pregunta, el chico se limitó a asentir – Pobre sujeto, encontró la desgracia demasiado pronto -.
- ¿Por qué dices eso? -.
- ¿Acaso no es verdad? – Alex avanzó por el terreno hasta estar cerca del cuerpo, de su mochila sacó una pequeña pala y se dispuso a cavar - ¿No me vas a ayudar? -.
Karl no necesitó de más palabras para ayudarlo a cavar, entre los dos, lograron cavar un agujero lo suficiente grande y profundo, y allí enterraron al joven granjero.
Alex estaba colocando unas piedras en forma de círculo cuando Karl apoyó su mano en el hombro.
- Gracias -.
- ¿Por qué me agradeces? – preguntó el mayor confundido.
- Lo que hiciste fue muy amable de tu parte, no lo conocías, y sin embargo, lo honraste dándole un lugar de descanso – reflexionó el rubio sonriéndole sinceramente.
- No te desmerites, tú también ayudaste – se levantó Alex sacudiéndose el polvo y guardando sus cosas – Vayamos hacia el este, quizás ya no nos encontremos con más sorpresas -.
- Eso espero -.
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Mientras las horas pasaban, Alex le disparó a todo lo que encontraba como a liebres, ardillas y pequeñas aves, cazando un total de 10 animales, hasta ahora no habían encontrado ninguna bestia lo suficientemente grande para que sea aceptable en la competencia.
Ni le importaba ganar, solo que los demás hombres vieran lo capaz que es.
Que la tragedia no lo derrumbó, sino que lo impulsó.
La noche se presentó repentinamente y todavía no lo había hallado.
Se detuvieron a descansar a la orilla de un río, Karl se sentó en las raíces de un árbol y comenzó a preparar una fogata mientras Alex se dispuso a beber agua y a llenar su reserva de agua, esta se había acabado hace horas y el estaba muy sediento, cansado y hambriento.
En las ondulaciones del viento, se percibió un rugido de una criatura extraña que perturbó a Karl y alertó a Alex.
- Creo que deberíamos retíranos – opinó Karl comenzando a dejar las piedras que recogió para la fogata.
- No hemos cazado nada grande, es nuestra oportunidad – aclaró Alex poniéndole veneno a las flechas y alistando la ballesta en dirección al siguiente rugido.
- Es de noche y ya terminó el día de caza – argumentó el rubio intentando hacer que el pelirrojo razone sobre el riesgo de lo que está a punto de hacer.
Ese rugido no era de un lobo, ni de un oso, era de algo totalmente desconocido.
- No importa si se nos acabó el tiempo – dijo decidido, colocándose en un punto ciego y apuntando hacia los arbustos del otro lado del río.
- ¡Es muy peligroso! ¿Acaso no lo has notado? Hay que irnos de aquí – Protestó molesto por la actitud testaruda del pelirrojo.
- No es una opción para m – ¡AAAHHHHHH! –.
Notes:
¿Cómo estuvo? :)
¿Te gustó? ^_^
Dime qué opinas en los comentarios, hay algunas cositas que no podré contestar porque se repsonderán en el siguiente capítulo.
Tus comentarios me animan a escribir <3
Hasta la próxima. 🖐
Chapter 3: Descubrimientos II
Notes:
Hola a todo el mundo.
Me tardé un poco, pero aquí está, un capítulo extenso por una espera extensa.
¡Disfruten!
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
- No es una opción para m – ¡AAAHHHHHH! –.
Alex fue interrumpido por un repentino grito agonizante en medio del bosque, quedaron aterrorizados tras oír resonar el quiebre de huesos y el desgarramiento de carne, los arbustos del otro lado río se movieron bruscamente y salió un hombre desesperado, corriendo lleno de heridas y con un arma rota.
- ¡HUYAN! ¡CORRAN POR SU VIDA! – gritó al verlos a la orilla, antes de ser derribado por una criatura anormalmente oscura - ¡SÁLVENAAARGH! -.
La sangre se derramó masivamente en el suelo, sus ojos asustados estaban desorbitados y de su boca, salían las últimas exhalaciones de vida mientras el interior de su cuello era expuesto al aire por los enormes colmillos que lo perforaban.
Con un movimiento rápido, la bestia le arrancó la garganta y el hombre cayó muerto en el río, contaminado sus aguas de un rojo escarlata.
Era una criatura extremadamente grande, de dos pies más alto que un hombre común, de pelaje negro como la noche, de furiosos ojos amarillos con pupilas alargadas y con grandes dientes afilados cubiertos de sangre, con la apariencia de una pantera, con las alas de un murciélago, que gruñía de rabia y rasgaba el suelo con sus enormes garras.
Ambos retrocedieron por el horror de haber visto aquella muerte y por error, Karl rompió una ramita, haciendo que la bestia se diera cuenta de sus presencias.
Esta rugió furiosamente y despegó hacia ellos.
- ¡CORRE! – gritó Alex asustado cuando la bestia comenzó a volar a su dirección, sin ninguna demora, reconoció la ballesta con las flechas envenenadas, agarró el brazo del menor y salió corriendo despavoridos de allí.
Con el corazón acelerado y con el latente riesgo de morir, Alex buscaba todas las maneras existentes para distraer a la criatura, encontrarle un punto débil y de acabar con ella, para así salvar sus vidas y asegurar que más personas no muriesen de la misma forma que el granjero y aquel hombre.
No moriría sin vengarse por su padre.
Aunque no le deseaba esa clase de muerte para ningún inocente, a menos que fuera el hombre que mató a su padre.
Él se merece esta clase de castigo por su crimen atroz, si Alex lo encontraría alguna vez, lo arrojaría a la bestia que lo persigue y permitiría que sea devorado vivo por esta, y si no fuera así, él mismo lo cazaría como un animal salvaje y lo asesinaría al igual que uno, tal como él mató a su padre y lo despejó de su honor.
La muerte no le robaría ese objetivo.
Y el peligro de morir seguía creciendo y volviéndose cada más real mientras recordaba a ese hombre y huía por su vida, atrasando a cuestas al hijo de la persona que lo acogió en su peor momento.
El hijo de Sir Matthew, el niño enfermo, un niño sin maldad.
No podía defraudarlo, no podía dudar en salvar al último hijo que le queda.
No dejaría que Karl muera, él merece vivir todo el tiempo que pueda.
No lo permitirá que la bestia acabe con él.
Asesinaría a la bestia antes de que estén los mate.
La bestia negra era rápida en el aire, caía velozmente en picada cada vez más seguido por sus respiraciones cansadas y movimientos descuidados, la carrera se estaba alargando demasiado y él ya no aguantaría por mucho tiempo el ritmo de la persecución, varias veces Karl corría más deprisa para tirarlo hacia un costado o hacia delante, siempre evitándole un terrible destino final por los cada vez sorpresivos ataques de la criatura.
Su opción más fiable era esconderse y esperar a que la bestia se vaya, pero esta no tardaría mucho tiempo para encontrarlos y matarlos como lo hizo con ese hombre. Por eso, Alex ayudaría a Karl para que escape y pida ayuda a su padre mientras que él se encargaría de hacer todo lo posible para poder alejarse de la bestia y de hallar su debilidad para matarla con una de sus flechas envenenadas.
Era un plan extremadamente arriesgado y totalmente suicida.
Pero, la vida de Karl importaba más que su propia vida.
El sentimiento de deuda con Sir Matthew le pesaba más que la venganza.
Protegería al niño como su padre lo hizo con él.
En un momento de la huida, por un descuidado de Karl, él se tropezó con una raíz y cayó de bruces, la bestia se apresuró a abalanzándose y dispuesta a arrancarle la garganta al joven D'Lions.
Alex no pensó en las consecuencias instantáneas de sus actos en aquel, fue demasiado rápido e imprevisto para él, solo lo empujó tan fuerte como pudo y disparó.
Era tarde.
Muy tarde.
Anocheció hacia dos horas como máximo y se había proclamado al ganador de la caza a un tal William Dankworth, un cazador experimentado del sur de Mercia, inclusive la gente del pueblo está festejando y bebiendo grandes cantidades de hidromiel por los regalos de la cacería y la de la primavera.
A pesar del ambiente festivo y las alegrías de la celebración, Matthew está muy preocupado. Su ceño fruncido contrastaba determinadamente con las expresiones risueñas de sus siervos y de los pueblerinos, su mente estaba alejada de las suaves melodías de la lira y de las encantadoras notadas de la flauta.
Y la razón de su angustia, es su hijo Karl y el chico Danvers, a quienes no han visto desde que empezó el día, hasta el momento su paradero es incierto y ya ha mandado un pequeño grupo de guardias a inspeccionar el este del bosque, que fue la zona más abundante de animales y en la que los cazadores los vieron por última vez.
- ¡Oye, niño! – llamó al joven sirviente que le traía porciones de comida y bebida de la fiesta.
- Dígame, mi Lord – exclamó nervioso, de cabello castaño oscuro y de ojos del mismo color, era la imagen de su padre, Wells, quien se enfermó en el invierno y aún no se recuperaba.
- Tráeme al capitán de los guardias, quiero hablar con él – posiblemente.
- Si, mi señor – dijo el muchacho de una edad similar a la de su hijo, retirándose silenciosamente de la habitación.
Sir Matthew no sabía exactamente qué hacer a continuación, solo sintió una sensación fría en el corazón, como un presentimiento de que algo malo está a punto de suceder. Era el mismo tipo de sentimiento de angustia que en otras ocasiones, como en las muertes de sus hijos o de sus amigos más cercanos, no obedeció o lo hizo demasiado tarde, y pagó el más alto precio por su incredulidad y negligencia.
No iba a permitir que sucediera otra vez.
Esos ninos no iban a morir este dia.
No bajo su mando.
¡TOC Toc!
El sonido de la puerta interrumpe su vía de pensamientos, los cuales se hacían cada vez más oscuros y desesperanzadores, las tragedias pasadas se arraigan en su mente como un parásito, alimentándose de su incertidumbre.
- Entre – seguramente, alejándose de la ventana, que le permitía visualizar la alegría festiva de Esdred.
- ¿Me llamó, Sir D'Lions? – preguntó el capitán de la guardia, Maximilian.
- Dime cómo va la inspección ¿Encontraron a los niños? -.
- Señor, hemos encontrado varios cadáveres esparcidos alrededor de todo el bosque Magnus, pero la mayoría de estos muertos fueron hallados en la zona este, todavía no se ha descubierto el paradero de su hijo y del hijo de Sir Danvers – reportó mientras extendía un largo pergamino, el cual era un mapa muy detallado y con indicaciones precisas.
- ¿De qué clase eran las víctimas? ¿Un género en pacífico? ¿Qué pista tienen hasta ahora? -.
- De todas las clases, mi señor, encontramos tanto a nobles como a campesinos, no hay una diferencia numérica notable entre hombres y mujeres, había un número parecido de víctimas de ambos géneros, tampoco había una distinción de edad. La pista principal es que todos los muertos eran de los alrededores de Esdred – Determinó el guardia con una mirada firme y seria – Si me permite opinar, mi Lord, yo creo que esto fue hecho por una bestia y no por un hombre -.
- ¿Por qué crees que fue hecho por una bestia que por un hombre? - cuestionó la opinión de su siervo - Explícame -.
- Porque todas las víctimas no tienen garganta como si una bestia se las hubiera arrancado – argumentó.
- ¿Pero qué tipo de bestia sería la causante de toda esta muerte? ¿Un lobo? ¿Un oso? ¿Una criatura mágica? No importa saber que sea la cosa que mató a esas personas, es un peligro para todos y hay que acabar con él – declaró Matthew ante todas las evidencias y tomó una decisión.
No lo dejaría pasar, no otra vez.
No perdería ninguna oportunidad para evitar una tragedia más.
Esperaba que no haya llegado demasiado tarde.
Rogó a que no.
- Reúne a todos los guardias y vayamos a cazarlo -.
Sangre.
Mucha sangre.
Espesa y carmesí, se esparcía rápidamente en grandes cantidades en el césped y contrastaba con la palidez de los rostros jóvenes presentes ante la escena.
Kara no lo podía creer lo que acaba de pasar, se supone que era su primera cacería, una actividad deportiva para compartir un tiempo ameno con el nuevo residente de la casa y para ayudar al señor Matthew con los preparativos de la fiesta por la llegada de la primavera.
El plan inicial era acompañar y apoyar al joven Danvers en su caza, llegar temprano a las puertas de la aldea y celebrar los tres junto a los sirvientes, los cazadores, pueblerinos y comerciantes.
Quería hacer muchas cosas en esa fiesta como bailar al son de la alegre música y comer todos los manjares que pueda, pero ahora ya no se puede.
Caída en unas rocas, ella tenía la vista perfecta de lo que estaba pasando.
Alex disparó y la bestia lo atacó.
La flecha se incrustó profundamente en el hombro de la criatura mientras tanto esta caía encima de él, clavándole las garras en su pecho e intentaba romper la ballesta con sus dientes, acercándose cada vez más a la garganta de Alex al mismo tiempo que el chico se oponía a ella con todas las fuerzas que tenía.
El tiempo pareció congelarse ante esa grave situación.
Como pasó con aquel pobre hombre, estaba en las mismas circunstancias que Alex, no pudo ayudar y murió por su culpa.
Fue asesinado por su cobardía, por sus estúpidos miedos.
Si hubiera sido valiente, lo hubiera salvado de ese horrible destino.
Y ahora, le tocará ese mismo final a Alex, todo por su culpa, por su incompetencia. Se pregunta una vez mas:
¿Para qué tiene estos poderes si no puede ayudar a nadie?
¿De qué se debe el sacrificio de sus padres si ella no podía hacer nada bien?
¿Con qué rostro mirará al señor Matthew por dejar morir al hijo de su querido amigo?
¿Por qué es tan incapaz de actuar?
Le enojaba tener todos estos dones no poder hacer algo bueno con ellos, porque aún no era capaz de controlarlos, aunque era fuerte en muchos sentidos y era débil en muchos otros.
No pude salvarlos, y eso le dolía.
¿Pero acaso dejaría morir a ese chico por su incapacidad?
No.
¿Dejará que sus miedos la dominen?
NO.
Antes no tenía oportunidad, ahora tiene una.
No la dejaría pasar, no soportaría otra muerte por su falta de acción.
Actuaría cómo diera lugar.
La bestia arremetía constantemente contra él y por el agotamiento, Alex cedía sus fuerzas poco a poco. La ira de sus ojos se escuchó un miedo puro, la presión que ejercía las garras hacía que se hundieran más en su pecho haciendo que sangre, el mareo y el cansancio eran inevitables y se apoderaban de las acciones para defenderse.
El creía que era su fin, a manos de una bestia sedienta de sangre.
Kara no lo permitiría.
La bestia rompió finalmente la ballesta frente a su cara, Alex siguió empujando con sus manos para alejarla, pero eso no la detuvo. Y cuando la criatura negra como la noche iba a matarlo.
Algo pasó.
Unas manos la detuvieron, mantuvieron abierta las fauces de la bestia con firmeza, al mismo tiempo que esta se retorcía y engañaron de atacar a la persona que interrumpió su comida.
Kara abrió más la boca del extraño animal, sin importar que los dientes hieran sus dedos y de los gritos de dolor que la bestia emitía.
Cerrando los ojos, concentró toda su fuerza en sus manos y empezó a separar las mandíbulas de la criatura.
Oía el traqueteo intenso de los huesos de la bestia y cómo estos se rompían por su fuerza, oía sus alaridos agonizantes y sus pálpitos acelerados. Sentía la sangre caliente del animal esparciéndose en sus manos y salpicando a los alrededores.
Este proceso sigo hasta que finalmente el corazón de la criatura dejó de latir, con un movimiento más de separación, la dejó a caer hacia el costado.
Abriendo los ojos, vio a la una vez peligrosa criatura negra como la noche, totalmente derrotada, muerta con las mandíbulas quebradas y las mejillas partidas, con la boca sumamente abierta en par en par, los dientes y la lengua sobresalidos y ensangrentados.
Sus ojos una vez feroces, ahora no representaban peligro alguno, las garras que apretaban a Alex apenas salía de su pecho, la bestia estaba hecha un desastre.
Y como si el momento no fuera lo suficientemente horrible, esto comenzó a cambiar, haciéndose cada vez más pequeña, su característico pelaje negro iba desapareciendo lentamente, sus garras y sus dientes se iban empequeñeciendo y estaba tomando una forma humana.
Resultó ser un hombre, un hombre se convierte en bestia.
Que asesinó a muchos inocentes de manera cruel y despiadada.
Y ella lo mató, vengó sus muertes.
Vio sus manos absolutamente rojas, y sintió asco de sí mismo.
Había asesinado a un ser vivo, a un humano.
Aunque él era un ruin asesino, no existía una justificación para realizar ese acto tan deplorable.
Ella había violado una de las leyes más sagradas de Krypton, había quebrado uno de los estatutos más importantes y representativos de su pueblo, había roto el voto de no violencia de la Casa de El, su única herencia, era una total vergüenza para su familia , su Casa.
Para su hogar, Krypton.
Para su Dios, Rao.
Los ha decepcionado a todos.
- K-Kaar-rl – escuchó a Alex decir ese nombre forzosamente y pidió – A-Ayuud-da -.
Él estaba mal, muy mal. Cada instante era más pálido, con las manos usadas de detener la sangre de su pecho, su boca también sangraba y temblaba dura. Su mirada aterrizada le rogaba que le hiciera algo, que no quisiera que pasara lo inevitable.
Él estaba consciente de que moriría pronto.
Con solo unas pocas respiraciones rápidas, se desmayó.
- N-no te preocupes, Alex, no morirás, te lo prometerá – le susurró mientras lo levantaba para llegarlo a un lugar seguro.
- Espero que no te mueras – murmuró intranquila al ir corriendo a una velocidad imperceptible al ojo humano, cargando en sus espaldas a un moribundo Alex.
Ella, en verdad, no quiere que muera.
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Lo llevó a las orillas del río, en donde encontró las bolsas que abandonaron abandonadas tras la huida, en la de Alex buscó vendas y alguna medicina para detener la hemorragia, pero sólo halló la reserva de agua y una camiseta limpia.
Sin perder tiempo valioso, rasgó la camiseta manchada y se sorprendió por dos razones.
La primera es que Alex tenía una especie de armadura de madera, que se encontró destrozada y posiblemente protegió sus órganos, pero no sus huesos ni su piel.
La segunda es que su pecho no era plano.
Tiene senos en crecimiento, como los de ella.
Era obvio que los hombres no poseen busto, todo el mundo lo sabía, tanto en Krypton como en la Tierra era así… o acaso nunca fue un él, sino una ella.
¿Por qué Alex mentiría sobre su género?
¿Acaso sería por la seguridad de su casa? ¿O para la hicieron de esta por medio de un heredero varón?
¿Le habrá pasado lo mismo que ella?
Dejó de hacerse preguntas porque estaba gastando un tiempo importante, no era el momento para indagar sobre el verdadero género de Alex, sino para salvar su vida.
La vista de su pecho era muy fea, estaba llena de grandes moretones morados y espantosas heridas sangrantes.
Sacó toda la camisa, le quitó la especie de armadura de madera y los pedazos que se pegaron a su pecho, limpió cuidadosamente las heridas y le vendó el pecho con los trazos de la camisa limpia.
Estando sucia, fue al río a lavarse de la sangre, sin importar por cuantas veces se restregaba las manos y el agua ya había hecho efecto, pero estas seguirán estando manchadas, impuras. Su camisa azul presentaría las manchas de sangre por semanas mientras que en su pantalón negro no se notaría mucho, a menos que alguien lo viera de cerca.
Ya limpia, se deseo a revisar las mordeduras de sus manos, los dientes de la bestia de pesadilla perforaron su carne invulnerable, la hizo sangrar, le resultó desconcertante, nada, absolutamente nada pudo lastimarla cuando llegó a la Tierra.
¿Será que no es totalmente indestructible como creía?
¿Qué cualidad extraordinaria poseía la bestia para herirla?
¿Y esa cualidad podría matarla?
Después de terminar de vender sus laceraciones, el silencio se apoderó del lugar y los eventos recientes de su mente.
El asesinato es el delito más grave que un kryptoniano podía cometer, era castigado con el exilio eterno en la zona fantasma, el destierro permanente de su casa de origen y el retiro de todos sus derechos, sean políticos, económicos y sociales, este castigo se aplicaba sin importar la clase social, el género y la edad, y toda su Casa era deshonorada.
Los asesinos eran las lacras de la sociedad kryptoniana. El pago de su atroz delito era la marginación absoluta.
Desgraciadamente, ella se ha convertido en uno de ellos. A pesar de todo lo que le enseñó su madre sobre la justicia y la paz, de que siempre hay otras maneras para resolver los conflictos, no encontré otra forma sin que nadie muera.
Se sintió repugnante, ella no tiene ningún derecho de arrebatarle la vida a un ser vivo.
Sin embargo, lo hizo para salvar a Alex y más humanos.
El sacrificio de una vida por cientos de vidas más, es una decisión difícil, pero aun así, está mal.
Ella les había fallado, no sigo con su voto y rompió la ley.
Ante la abrumadora situación en la que había metido, solo le quedó llorar por lo que había hecho, no pagaba nada por derramar lágrimas de arrepentimiento, por lo menos, le debía respeto a quien mató, a los muertos se le deben llorar.
El silencio y sus pensamientos la inquietaron durante horas.
Oyó un quejido adolorido a su lado, Alex se estaba despertando.
El o ella abrió lentamente los ojos y miró con confusión el lugar en donde estaba.
- Buenas noches – saludó en voz baja.
Alex se dio cuenta de que no tenía camisa, entró en pánico y rápidamente intentó taparse, pero el dolor le impidió hacerlo, también trató de sentarse, no pudo.
- Ten cuidado, estás grave – le advertí mientras lo ayudaba a sentarse en las raíces de un árbol cercano. Se quedó mirando en un silencio incómodo, Alex pareció como un ratón atrapado por un gato, por su tensa postura, él miro al suelo, suspirando decaído y le dijo.
- Ya lo descubriste, eh – Sin importarle el dolor de su pecho, se estiró y agarró con fuerza la mano de Kara - ¡Tienes que prometerme que no se dirás a nadie! ¡ni siquiera a tu padre! ¡Júramelo! -.
Su mirada de desesperación eclipsaba su dolor, su angustiada voz no tiene vacilación alguna, esa verdad lo aterraba.
- ¡Si tú le dices a alguien, revelaré a todos los que tienes poderes! ¡que tienes magia! – amenazó.
- No le diré a nadie sobre tu secreto, si tú tampoco revelas el mío – aclaró tranquilizando – respira hondo, inhala y exhala, repítelo conmigo -.
Inhalaron y exhalaron hasta que se calmó.
- Bien, así que ¿Puedo preguntar sobre eso? – preguntó tratando de incomodarlo.
- ¿No le dirás a nadie sobre mi estado, verdad? – repitió.
- Te lo prometo -.
- Esta bien – respiró profundo y dijo – Yo no soy un hombre, ni soy una mujer. Más bien, yo soy un intermedio entre los dos géneros -.
- ¿Qué quieres decir con eso? -.
- Yo… yo tengo… yo tengo las partes de un hombre… y el cuerpo de una mujer – respondió avergonzado, sus mejillas se sonrojaron cuando jugaban con sus dedos.
- ¿Tu naciste así? - especuló ante la duda.
- Sí… ¿creo? – Kara lo miró curiosa y Alex estaba nervioso – Verás, en realidad, todo empezó por mis padres – pauso esperando una confirmación, la niña asintió y continuo – Resulta que mi padre era un eunuco…
- ¿Eunuco? -.
- Un hombre no puede engendrar hijos, él había nacido así, en fin, pero cuando se casó con mi madre, quería tanto tener un hijo, que hizo cualquier cosa para concebir, recurrió a la magia, gracias al consejo de su esposa, ya que ella era una bruja…
- ¡¿Bruja?! – exclamó sorprendida
- Si, yo también reaccione así, exactamente era una hechicera poderosa, ella usó un hechizo para quedar embarazada y lo resolvió, ella dio a mellizos, un varón y una niña, pero el niño nació muerto, y como no pudo volverse a quedar en cinta, porque el hechizo le quitó la fertilidad, ellos decidieron unir a los niños en uno solo y el resultado de esa unión soy yo – dijo al final señalándose – Un ser con los dos géneros -.
- ¿Y cuándo y cómo te enteraste? -.
- Desde mi tierna infancia, supe que era diferente de los demás niños - explicado con su vista al suelo, tratando de permanecer tranquilo - era demasiado masculino para las niñas y demasiado femenino para los niños, me era un problema para relacionarme con las demás personas , pero se agravó cuando comenzó a crecer ya darme cuenta de todas esas diferencias notables. Así que, en una tarde tranquila, mi padre me confesó la verdad de mi concepción y nacimiento, por lo que él me ayudó a aceptarlo hasta que murió -.
Termino diciendo triste su ultima oracion. Kara se acercó y colocó su brazo por los hombros, agitó con un abrazo lateral.
- ¿Y tu madre? -.
- Ella murió cuando tenía 10 años, al parecer, su hechizo también la maldijo, robándole lentamente la vida – murmuró con un deprimente hilo de voz que Kara también escuchó – Aunque se estaba marchando, ella nunca dejó de amarme, incluso si yo fui la causa de la muerte -.
Alex trató de no llorar y no lo hizo. Se escondió la cara en el tronco del árbol, intentando aparentar que estaba bien cuando no lo estaba, Kara apoyó en su hombro, se acercó más y le dio un abrazo completo. Alex intentó separarla, otra vez no lo consiguió.
- ¡No me abraces! – se quejó.
- Los abrazos son reconfortantes para este tipo de ocasiones – declarado para animarlo.
- ¡Déjame! – reclamó avergonzado – Quiero estar solo, ándate -.
- Está bien, llorar no tiene nada de malo. Siempre es bueno desahogarte de las penas, de sentir que alguien verdaderamente te escucha y comprende tu dolor, que te hacer ver que no estás completamente solo y que te apoya de manera incondicional – dijo consolándolo mientras grababa todos los trágicos sucesos que la llevaron a ser lo que es ahora.
El señor Matthew hizo tantas cosas por ella, que no sabe cómo pagarle un cambio.
Está agradecida de que él la hubiera encontrado.
- ¿Y tú cómo sabes que todas esas cosas son aún un niño? – cuestionó dejando de esconder su rostro lloroso y la miró con abatimiento - ¿Acaso tu enfermedad te ha hecho sufrir de la misma manera? -.
- No, exactamente – pausó al pensar en lo que estaba a punto de decir – Sin embargo, al parecer, somos más similares de lo que pensamos en un inicio -.
- ¿A qué te refieres? -.
- Yo he sufrido mucho en este último año, no por la enfermedad, sino por la muerte de todos mis seres queridos -.
- Pero, Sir Matthew está vivo y que tu madre murió en tu nacimiento – afirmó - ¿De qué estás hablando? -.
- Sir Matthew no es mi padre, porque mis verdaderos padres están muertos - lo miró en silencio y él solo se quedó totalmente sorprendido – Yo no soy su hijo real, el original Karl D'Lions murió hace un año atrás, mi nombre real es Kara Zor-El y lo reemplazo para pagar mi alojamiento en su Casa-.
Notes:
¿Cómo estuvo? :)
¿Te gustó el capítulo?^_^
Me demoré como casi tres semanas para subir este capítulo, que es muy largito, como más de 4 000 palabras se me fueron narrando los acontecimientos, al parecer tendré que hacer una tercera parte para dar una conclusión a esta introducción y comenzar a presentar a los personajes de Merlín.
¿Supieron cuál era la bestia mágica que se enfrentó Alex y Kara?
Si no lo sabías, era un bastet, una criatura que aparece en la segunda temporada de Merlín y que la veremos más adelante.
Dime lo que opinas del capítulo en los comentarios, que me animan a escribir :3
Hasta la próxima.
Chapter 4: Descubrimientos III
Notes:
Me retrasé un mes en escribir este capítulo, disfruten, es largo porque el tiempo que los hice esperar.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
- Sir Matthew no es mi padre, porque mis verdaderos padres están muertos - lo miró en silencio y él solo se quedó totalmente sorprendido – Yo no soy su hijo real, el original Karl D'Lions murió hace un año atrás, mi nombre real es Kara Zor-El y lo reemplazo para pagar mi alojamiento en su Casa -.
Un silencio incómodo se apoderó del momento y una tensión palpable crecía entre ellos y se podía cortar con un cuchillo.
Kara estaba nerviosa y asustada. Acaba de revelar su mayor secreto guardado, y aunque Alex se dio cuenta de sus desastres tratando de controlar poderes e intuía que estos poseían una naturaleza mágica, pero no sabía sobre la verdad absoluta.
- Lo sabía – expresó Alex tranquilamente.
- ¡¿QUÉ?! – gritó Kara de pura sorpresa.
La reacción de Alex fue totalmente inesperada para ella, esperaba que él estuviera bromeando del tema o que se enoje y la acuse de burlarse de él, aunque con el poco tiempo que ha pasado con Alex, era muy improbable que él haga bromas en momentos tensos, pero no se esperaba que él supiera más de lo que pensaba.
- ¿Cómo te enteraste? – cuestionó algo alterada.
- Siempre me dabas el presentimiento de que no eras lo que aparentabas ser – aclaró con calma – Y todas esas cosas extrañas que sucedían a tu alrededor, solo incrementaban mis sospechas hacia ti, tu revelación confirmó mis dudas -.
- ¿Así que tú supusiste durante estas semanas que yo no era Karl D'Lions? -.
- En efecto – afirmó – Desde que nos conocimos, presentía que algo no estaba bien contigo, y cada vez que conservábamos o pasábamos juntos, me dabas la impresión de que eras otra persona y que no te comportabas como en las historias contadas por los sirvientes, sin embargo, no creí posible de que eras una niña -.
- Yo... Yo... en verdad, no pensaba que nadie se daría cuenta de esos pequeños detalles, pues según el señor Matthew, mi apariencia es idéntica a la de su hijo y no mucha gente lo conocía, ni siquiera los sirvientes se acercaban a él – dijo Kara algo desanimada.
- Espero que lo siguiente que te pregunte no te ofenda, pero ¿Quién eres realmente Kara Zor-El? –.
- Está mal tu pregunta, no es quién soy, sino quién era – lo corrigió con un tono triste – Yo era la hija primogénita de lo que ustedes consideran a un erudito y una jueza, provenía de una larga línea de sabios y nobles, mi casa era reconocida por todas las autoridades y por todos los ciudadanos como la más honorable, era todo un placer para mí pertenecer en tal fantástica casa y me estaba preparando para seguir los pasos de mis padres, para enorgullecerlos, para hacerlos felices -.
- ¿Por qué hablas como si estuvieras muerta? -.
- Porque, de una manera u otra, lo estoy – Alex quedó algo confundido cuando Kara dijo eso – Kara Zor-El murió el día en el que sus padres, sus tíos, sus amigos y todos murieron, y Karl D'Lions vivió por más tiempo gracias a la luz de una estrella. Él es quien soy ahora, soy su reemplazo, no soy nada más, solo soy un recuerdo vivo de un pueblo muerto, no debí huir, debí quedarme y sufrir lo mismo que ellos sufrieron -.
Las lágrimas brotaron lentamente de sus azules ojos tristes cuando decía aquellas palabras.
El ambiente tan desconsolador abrumaba a Alex, quién no sabía qué hacer, si lo que haría para ayudarla estaría bien o mal, pero considerando que ella lo consoló cuando lloraba por sus padres, para él era justo que le devuelva el consuelo.
Con una evidente incomodidad, pero con toda la intención de reconfortarla, la rodeó con sus brazos en señal de afecto y apoyo.
Kara, en medio del llanto, completó el abrazo de Alex al recostar la cabeza delicadamente en su pecho adolorido.
- Y-Yo debo estar muerta – exclamó – N-no merezco vivir, es injusto que todos los que alguna vez amé estén muertos -.
- No hay nada justo en la vida -.
- Ellos no merecían eso, p-pudieron haberse salvado – habló entre llantos lamentables – p-pero tenían que salvarme a costas de sus vidas, n-no tengo a nadie, Alex, t-todos se fueron, mis tíos, mis amigos, ni siquiera sé si mi pequeño primo está bien o si está vivo, posiblemente él haya muerto al igual que t-todos -.
- La muerte de los seres queridos es una total tragedia y es normal sentirse mal por eso. Aunque ellos se hayan huido, su recuerdo permanecerá presente en tu mente, nunca se irá de tu lado. Duele mucho recordarlos pero es mejor que olvidarlos - trató de animarla Alex con palabras reconfortantes – Pero, no todo está perdido. Tienes una esperanza, tu primo pequeño, ten la certeza de que está vivo, mantén la confianza de que algún día lo volverás a ver, aunque la posibilidad sea la más pequeña, está se puede hacer realidad si la esperas –.
Alex recordó algunas de las tantas palabras que Sir Matthew le decía diariamente cuando estuvo deprimido por el fallecimiento de su padre, aunque él no tenía la esperanza de volverlo a ver, tenía en su memoria los recuerdos felices que pasó junto a él, igual a como mantenía presente las anécdotas de su madre y todo lo que le enseñó.
Nunca los olvidaría, y estaba seguro que Kara jamás olvidaría a los suyos.
- Gracias por tus palabras – susurró en voz baja, intentando sonreír sin éxito y secándose el llanto con las manos – Me consuela imaginar que él, en donde sea que esté, se encuentre bien. Espero que él sea encontrado por una buena familia lo cuide como si fuera su propio hijo y jamás le hagan daño -.
- Eso es un buen deseo, Kara – le dijo suavemente.
Lo miró algo sorprendida por recién notarlo, era la primera vez que no trata con que quisiera alejarla, estaba siendo muy amable con ella.
- ¿Está mal que te llame Kara? – preguntó nervioso.
- No, está bien, solo que nadie tiene que saber que mi verdadero nombre es Kara – proclamó algo preocupada.
- Entiendo, entonces cuando estemos solos, te llamare Kara, cuando estemos con rodeados de gente, te llamaré Karl ¿Qué te parece? -.
Asintió – Kal-El es solo un pequeño bebé de meses, que necesita que alguien lo cuide y le enseñe sobre nuestras costumbres y tradiciones, por esa razón, decidieron salvarme, para preservar nuestro legado en la siguiente generación -.
- Entiendo – comprendió la delicadeza del asunto de Kara – ¿Tú vienes de algún reino cercano? Al parecer Sir D'Lions te encontró en una zona de guerra -.
- No exactamente – reflexionó – Me halló en su territorio cuando llegué a la Tierra -.
- ¿Llegar a la Tierra? – cuestionó desconcertado, quedando callado pensando detenidamente en lo que acaba de decir, hasta que - ¡¿Acaso vienes de fuera de este mundo?! ¡¿Vienes de las estrellas?! -.
- Sí, se podría decir que sí, yo vengo de un mundo muerto en las estrellas - La miró seriamente con sus oscuros ojos, como inspeccionando a que no mintiera, dudando levemente de lo que decía, Kara prosiguió – Provengo de Krypton, de una de sus casas más nobles, la Casa de El, yo tenía una misión que cumplir, pero por cuestiones del destino, esa misión no podré completar hasta la llegada de Kal-El, ahora trato de no manchar el nombre de mi hogar, pero fallé en el intento -.
- ¿Te refieres a la criatura mágica que mataste? – preguntó en voz baja.
Kara solo asintió con vergüenza – He cometido una muy grave falta en mi hogar -.
- Pero, fue para salvar mi vida, eso no debería recudir la gravedad de la falta – protestó.
- Aún si fue para salvarte, había otras maneras de detenerlo, el asesinato que cometí deshonra el legado de paz de mi pueblo que trato de llevar – expresó con melancolía.
- Te agradezco por salvarme y cuidarme – reconoció algo avergonzado – Sin embargo, es complicado actuar de la manera correcta en una situación de vida o muerte, como la que pasamos. Yo creo que lo que hiciste está bien, me salvaste e impediste que esa criatura asesinara a más inocentes, así que no quiero que sigas lamentándote por eso -.
- Eso está mal, yo cometí un terrible acto, no merezco que me agradezcas – suplicó Kara angustiada, alejándose de él, pero fallando cuando Alex no la dejó irse.
- Tal vez para ti no esté bien, pero era necesario para que pudiera sobrevivir. La primera vez que asesinas a un ser vivo nunca es fácil y debe ser sumamente difícil para ti, por eso te agradezco de nuevo por rescatarme, a pesar de que rompiste una ley, hiciste lo que creías correcto – opinó sinceramente – ¿Eso no es lo que más debería importar? No te castigues por mi culpa -.
Otra vez quedaron en silencio, Kara meditando en todo lo que él acaba de decir y Alex pensando en cómo pudo calmarla si ni él mismo no puede tranquilizarse por su cuenta.
- ¿Tus poderes surgen a partir de la magia o porque eres de las estrellas? – preguntó intentando disipar la tristeza del alrededor.
- Porque soy de Krypton, aunque me parezco mucho a un ser humano común y corriente, soy muy diferente a ustedes – afirmó mostrándole su mano vendada – Mis poderes surgen a causa del sol, este me da energía y me fortalece -.
- Al parecer, no eres totalmente invulnerable -.
- No, no lo soy, descubrí que la magia afecta a mis poderes, aun así, mi cuerpo se cura más rápido que el del humano – declaró desvendándose la mano totalmente curada, sus dedos lucían saludables, pero sus palmas estaban marcadas por cicatrices. Al contrario de Alex, quien seguía postrado en las raíces del árbol con su pecho todo magullado.
- ''Quisiera tener un poder así'' – pensó Alex en sus adentros.
- ¿Te sigue doliendo? – le preguntó preocupada.
Alex hizo una mueca de dolor – Sí y mucho. Creo que es muy obvio decirlo -.
- Estarás bien, no te preocupes, solo hay que esperar a que se cierren tus heridas – dijo mientras buscaba en su maleta una camisa para taparle el pecho – Hay que salir de aquí e ir al oeste del bosque -.
- A la salida - respirópesadamente.
- ¡Oh no! Ya es muy tarde, es casi medianoche, Alex, la fiesta de la cacería está por acabarse y posiblemente el señor Matthew está muy preocupado por nosotros y ha de estar buscándonos por todas partes – una mano algo temblorosa interrumpió su parloteo y él no la miró a los ojos.
- Lo siento, por meterte en este aprieto, debí hacerte caso cuando me lo advertiste, no tenía que ignorarte, Sir Matthew debe estar decepcionado conmigo, se suponía que te tenía que cuidar, pero nada sucedió cómo debería – se disculpó arrepentido y avergonzado.
- Está bien – dijo con tranquilidad, apoyando sus manos en las suyas – Te disculpo, todos cometemos errores, está bien rectificarlos y aprender de ellos. No quiero que estés triste por mí, déjame ayudarte a ponerte esta camisa y vámonos a casa -.
Con mucho esfuerzo, Kara pudo ponerle una camisa larga gris, luego arregló su maleta y lo ayudó a pararse.
- Ven, súbete a mi espalda -.
- No, todavía tengo dignidad – sentenció duramente.
- Es para ayudarte, Alex, para salir de aquí más rápido, tienes que poner de tu parte ¿sabes? – exclamó molesta haciendo señales para que se suba.
- ¡Ah! – exhaló derrotado – Bien, está bien, pero no le digas a nadie ¿Está claro? -.
- Entendido – confirmó feliz mientras recogía la maleta.
Desganadamente, Alex trepó en su espalda, rodeó su cuello y Kara le tomó de las piernas y caminaba sin muchas complicaciones, comenzando a acelerar cada vez más el paso, hasta que se volvió como un borrón azul en medio del bosque.
A los lejos, ella vio el fuego de unas antorchas y se acercó rápidamente a ellas.
Aparentemente, ella tenía razón, Sir Matthew si lo había estado buscando.
- ¡PADRE! – gritó con mucha alegría.
Desacelerando su velocidad hasta convertirlo al pazo rápido de un humano, cruzó un montón de arbustos para llegar en donde estaba él y los guardias.
Atrapante, enigmática y peligrosa es la oscuridad de la noche, en la que el tiempo parece ralentizarse a su favor, siempre manteniendo a los hombres inconscientes de las amenazas que aguardan en su interior, ajenos de los males que les separa.
Claustrofóbica, aterradora y eterna son las tinieblas que entorpecen los sentidos de los hombres, que se apoderan del miedo de sus corazones y como una espada de dos filos, cala hasta lo más profundo de sus seres, separando la cordura de su mente y la esperanza de sus almas.
Durante años, a los niños se le enseña sobre los peligros de la noche y cualquier persona cuerda decidiría esperar al amanecer para empezar con sus actividades, pero esa no era una opción para él, hoy desafiaba a las temibles sombras de la noche por una sola razón.
Encontrar vivos a su hijo y a su aprendiz.
Los necesitaba de vuelta.
Era medianoche, los había buscado por toda la zona oeste del bosque, la zona más cercana al pueblo, y sin embargo, no habían tenido resultado alguno.
Ellos no aparecían.
Pasaron horas en esa búsqueda desde que notó sus ausencias, la fiesta de la caza se celebró sin ellos y su preocupación ya no se pudo contener más. Los aldeanos y los campesinos comenzaban a irse a sus casas y el anterior ambiente festivo se deshizo como si nunca hubiera existido.
Aproximadamente había mandado a 6 patrullas en la búsqueda, él fue en una de ellas, para encontrarlos por su cuenta, pero al no hallarlos, su desesperación nublaba su mente, se imaginó un escenario peor que el otro.
En medio de la noche, cualquiera de esas escenas podría volverse realidad.
El miedo a base de sus experiencias le empujaba a seguir en su búsqueda, en no rendirse hasta dar con sus paraderos, hasta hallar a esos niños.
No quería cargar con las muertes de más niños inocentes.
La sangre pura de sus hijos le carcomían el juicio y la conciencia lo juzgaba sin piedad, sus muertes solo adelantarían la propia.
La frondosidad del bosque, los vientos fuertes y la poca luz de luna complicaban su búsqueda, junto con la desesperanza de los guardias y el recuerdo de sus hijos fallecidos nublaban su esperanza, no obstante, su determinación lo obligaba a seguir avanzando.
En el punto más oscuro de la noche, cuando la luna dejó de emitir su resplandeciente luz, cuando las nubes negras ocultaron las estrellas, cuando la desilusión se arraigó en los pensamientos de sus hombres, cuando estaba a punto de perder toda esperanza.
- ¡PADRE! – Un sonido, un grito y movimientos apenas perceptible los alertó y al verlo detenidamente, lo llenó de una gran felicidad.
Una pequeña mano fue la primera que salió de entre la frondosidad del bosque, y el resto del cuerpo yotro cuerpo recostado salieron paulatinamente de él, finalmente, después de tantas horas de búsqueda, los habían encontrado.
Karl y Alex estaban bien, heridos pero estaban vivos.
Eso es todo lo que le importa.
- ¡Karl! ¡Alex! – Los llamó con genuina alegría - ¡No saben la enorme preocupación que tuve porque ustedes no venían! -.
- Lo siento por hacerte preocupar, padre – se disculpó apenado Karl.
- Perdóneme, Sir Matthew, por mi estado deplorable... por no cuidar a su hijo como se lo prometí... por no ser lo suficientemente fuerte para evitar estar como estoy ahora, yo... lamentó que se haya preocupado tanto por nosotros... La próxima vez no lo vamos a volver hacer – Aunque Alex estaba presuntamente mal herido, habló buscando su perdón arrepentido, quizás en su viaje en el bosque, aprendieron algunas cosas importantes.
Sin importar estar frente a todos sus hombres, se agacho y atrajo a los niños en un abrazo afectuoso. Demostrando su cariño por ellos, de que sus preocupaciones no hayan sido ciertas, de que las tragedias pasadas no pueden volver a repetirse, de que los presentimientos de muerte pueden fallar, de que estos niños hayan sobrevivido al bosque en total oscuridad.
- Ya no tienen por qué lamentarse, están aquí con nosotros, están a mi lado. Me alegro muchísimo de que hayan vuelto a mí con vida -.
Karl le devolvió el abrazo con fuerza y Alex, con lo herido que estaba, pudo corresponderlo con esfuerzo y dolor, pero la calidez de ese gentil gesto adormecía el malestar de sus heridas.
- Es hora de regresar a casa. Hoy ha sido un largo día, necesitan descansar – recomendó a los pequeños, quienes lucían exhaustos tras horas y horas de cacería y de deambular en el bosque – Mañana me dirían todo lo que pasó -.
Se levantó y se sacudió la ropa, también sacudió el polvo de las camisas de Karl y Alex.
- Lleven rápidamente al chico herido al médico de la Casa ¡Muévanse! – ordenó. Uno de los guardias se acercó de inmediato a ellos, quitó a Alex de la espalda de Karl y lo llevó cuestas en la propia, se fue corriendo a la sala médica, acompañado de dos compañeros que vigilarían los alrededores y las afueras de la Casa.
- Vamos, Karl, necesitas dormir -.
Karl asintió con evidente cansancio y sigo el ritmo de la caminata de vuelta a casa.
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- Cuéntame lo que les pasó exactamente – ordenó tranquilamente a la niña rubia que hacía pasar como su hijo.
Era mediodía del primer día de primavera, parecía que sería un agradable día, con frescos vientos y con el sol resplandeciendo en lo alto; la noche anterior, los chicos apenas llegaron se derrumbaron por el cansancio, logró llevar a Karl a sus cámaras mientras que a Alex, el médico de su casa se lo trasladó a los cuartos de curación, él todavía seguía en aquellos cuartos por la gravedad de sus heridas, por ahora Karl le dirá todo lo que sucedió cuando estaban perdidos en el bosque de Esdred.
- No sé cómo explicarlo sin que parezca comoun cuento para niños – le dijo nervioso e intranquilo.
- Entonces, encuentra la manera que te sea más conveniente – explicó con la intención de trasmitirle calma para que le relate los hechos.
- E-está bien, s-señor Matthew – tartamudeó indeciso, respiró pausadamente ytomó valor antes de seguir – Todo era normal, el bosque y los animales, no había nada fuera de lo común, a mí no me gustaba que los animales mueran así, tan sangrientamente, yo le decía a Alex que los matara de una forma menos dolorosa, pero no me hizo caso, seguimos le camino hacia el este y por ese sendero, nos encontramos a un granjero muerto. Yo me asusté mucho por el estado en el que se encontraba, Alex dijo que una bestia grande lo mató, me parecía lógico porlas heridas que mostraba el cuerpo, así que le creí...
- ¿Cómo eran las heridas del granjero muerto? – preguntó curiosamente, parándose a buscar un libro en específico mientras Kara tragaba saliva tras mencionarla.
- Tenía desgarrado el cuello yllevaba días muerto, como no soportaba que el cadáver no tenía un lugar de descanso,decidimos cavar una tumba para el granjero y nos fuimos más hacia el este – dijo sombríamente ante el feo recuerdo de la tarde pasada. Sir Matthew hizo una señal de proseguir y le hizo caso - Alex cazó hasta que llegó el atardecer, me hacía cargar los pequeños animales que mató, fuimos a descansar en las orillas de un arroyo y tomamos agua tranquilamente hasta cuando oímos gritos de auxilio, después oímos sonidos de desgarramiento de carne, y un cazador salió corriendo de la dirección de donde venia el grito aterrador, tratóde advertimos, pero no pudo cuando una bestia de pesadilla se lanzó encima de él y lo asesinó de la misma manera en el arroyo...
- ¿Una bestia de pesadilla? ¿Cómo era? – dijo revisando el libro sobre criaturas mágicas, esperando pistas por parte de su hijo.
- Era gigante, de pelaje muy oscuro, unos ojos feroces y alargados, de dientes tan afilados como sus patas, poseíaunas extrañas alas de murciélago que utilizaba para volar y cuando... acabé con su vida, se transformó en un hombre – describió a detalle aquella bestia mágica, el señor Matthew se dedicó a buscar esas características específicas en el libro hasta que se detuvo al escuchar la última parte.
- ¿La mataste? ¿Tú lo hiciste? – preguntó sorprendido, jamás imaginó que ese niño temeroso sería capaz de algo así, incluso pensó no tendría jamás el valor suficiente para hacerlo, ni siquiera cuando fuera caballero de Mercia.
- Tuve que hacerlo... ¡No encontré otra opción! Sino Alex estaría muerto por mi culpa, no pensé realmente lo que hacía, solo quería que no muriera por salvarme – confesó angustiada por el evento pasado, Matthew recordó sobre las leyes del pueblo de la niña sobre el asesinato y también sobre la muerte de sus padres, la entendió completamente.
- No te preocupes más por eso – se acercó y se arrodilló frente a la niña para reconfortarla – Nadie de tu pueblo te juzgaría por salvar a un amigo, más bien te felicitarían por demostrar valentía ante la adversidad, la bestia pudo causarte miedo, pero no detuvo tu coraje por hacer lo correcto, estoy seguro de que tus padres estarían orgullosos de ti, por la persona valiente en la que te convertirás -.
- Gracias por sus palabras, señor Matthew– dijo sonriendo con los ojos cristalinos.
Regresó a sentarse en el mueble en sus cámaras mientras que Kara estaba sentada cómodamente en una silla frente a él con su ropa azul de entrenamiento, revisó detenidamente a la criatura mágica de la imagen del libro en sus manos y preguntó
- Lo último que viste de la criatura fue que se convirtió en humano ¿verdad? –.
- Si... fue inmediatamente después de morir – respondió.
- Entonces... la hallé – determinó y puso el libro en las manos de Kara – Ves a la criatura de la imagen ¿Acaso no se te hace conocida? -.
Asintió – Es muy similar – habló viendo con atención los rasgos felinos y las alas negras.
- Tú mataste a la bestia que los escritores antiguos llamaban ''Bastet'', un monstruo de pesadilla que habita el mundo intermedio entre los vivos y los muertos – citó lo que decía el libro, Kara quedó anonada por el descubrimiento y recordó un suceso de la noche anterior.
- Señor, me olvidaba de algo importante – dijo rápidamente – La criatura... me mordió la mano, logró herir la invulnerabilidad que usted comprobó hace tiempo -.
- Eso es imposible – exclamó desconcertado – Ningún arma puede hacerte daño, todos vimos cómo nuestras armas caían por la dureza de tu piel ¿Qué les pasó a tus heridas? -.
- Se curaron después de unas horas, pero me dejaron cicatrices – explicó señalando las imperfecciones de las palmas de sus manos.
- Al parecer, la magia te hace daño – declaró asombrado por su reciente debilidad – Yo sabía, que tarde o temprano, íbamos a descubrir tu punto débil, menos mal que lo descubrieras ahora y que tus enemigos en el futuro, lo que sé es que tienes que ocultarlo tanto como tus poderes, sino tus enemigos te torturarán y acabarán contigo y con todos tus aliados, amigos, familiares, sin excepción -.
- Eso muy cruel – opinó estupefacta ante una perceptiva tan oscura.
- Pero es un riesgo real, espero que eso jamás te pase – deseó con todas sus fuerzas de que el destino de la niña mejoré con el paso del tiempo – espero que te vaya bien por el resto de tus días -.
El inicio de la vida de aquella niña fue caótico y trágico, mientras estuviera bajo su mando, él haría todo lo posible para que tenga una vida feliz y cómoda hasta que muera, es su promesa por reemplazar a su querido Karl, el destino es incierto y nadie sabía cómo terminarán resultando las cosas. Solo esperaba que todo le fuera bien, era su único deseo por ahora.
Meses antes...
Era un día nuevo en Camelot, es un día alegre en el castillo, su padre, el Rey de Camelot, Uther Pendragon regresó victorioso de la batalla contra Mercia en las fronteras del Reino, el sentimiento de celebración inundaba la ciudad, los trovadores y juglares junto a los aldeanos cantaban a viva voz:
¡Oh, nuestro poderoso Rey ha vencido en la batalla!
¡Su majestad ha traído la gloria y el honor a su Reino!
¡Feliz es Camelot por su Rey que hace grandes hazañas!
¡Mercia cayó ante la espada de nuestro Rey, su derrota es nuestro gozo!
¡Larga Vida al Rey y a su descendencia!
Los poemas recitados animaban más el ambiente festivo de la llegada del rey, las decoraciones y los preparativos se hicieron con semanas de anticipación, todos sabían que su rey regresaría victorioso de la batalla en la fortaleza de Ismere.
Con solo 10 años, Arthur soñaba con ser el Rey después de su padre, y entrenaba en el arte de la espada con la esperanza de igualar en combate a su padre, se esforzaba mucho por aprender todo lo necesario para que algún día, llegué a ser un gran Rey para Camelot como lo es su padre.
- ¡Arthur! ¡Hijo mío! – Uther lo saludó apenas lo vio en la entrada al castillo, estaba contento por la victoria. Y los caballeros que lo acompañaban también iban jubilosos por la celebración de sus hazañas.
- ¡Eres bienvenido a tu casa, padre! – Arthur fue a abrazarlo tras meses de no verlo, su padre lo correspondió el abrazo, pero el mayor se acordó de algo importante.
- Te traigo una importante noticia – anunció mientras le indicaba a un sirviente que vaya a su caballo, en él había una asustada niña pálida como de su edad, con un largo cabello negro y con grandes ojos verdes, quien se percato de su mirada y lo vio, después desvió sus ojos verdes con miedo.
El sirviente bajo con cuidado a la niña temerosa y la llevó delante del Rey y del príncipe.
- Arthur, conoce a Morgana Le Fay, ella es la hija de un querido compañero de armas, Sir Gorlois Le Fay – Uther presentó a la niña pálida al pequeño príncipe, quien estaba asombrado por la decisión del Rey - Desde ahora en adelante vivirá en el castillo como mi protegida, espero que ustedes dos se lleven bien -.
Desde aquel momento en que sus miradas se cruzaron, supieron que sus vidas cambiarían para siempre y que el destino funciona de formas extrañas.
La leyenda, que los antiguos profetas anunciaban, estaría a las puertas de comenzar.
La era del Único y Futuro Rey está por iniciar, solo quedar esperar un poco más.
Notes:
*Nota de la autora*
¿Qué te pareció? :D
¿Te gustó el capítulo? :3
Lo siento por el retraso de un mes :''C
Prometo ser más rápida escribiendo, solo que tuve un pequeño bolqueo creatico por dos semanas :d que no me ayudo ni para dibujar, y eso que siempre dibujo algo nuevo cada dos días, pero en fin, pude terminar este capítulo y alegrarme de que hay gente que le gusta mi fanfic :''D
Los comentarios me alientan a seguir :)Gracias por leer, hasta la proxima.
BottomByKatieMcgrath on Chapter 1 Wed 16 Mar 2022 10:23PM UTC
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luna68 (Guest) on Chapter 4 Wed 31 Aug 2022 11:01PM UTC
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