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El cantar de los pájaros se escuchaba en el aire. Se sentía la brisa fresca mover las hojas de los árboles; junto con las pisadas pesadas de unas patas grandes con sus garras insertándose en la tierra.
Un gran lobo iba persiguiendo a su presa por el gran bosque.
Se escuchaba el ruido sordo de las ramas cayendo bruscamente a la tierra, junto con dos respiraciones agitadas. Una de pánico y otra de emoción.
La pobre presa huía del feroz animal; mas no pudo lograr escapar y terminó siendo devorado por este mismo.
El lobo feroz se encontraba lamiendo sus patas saboreando la sangre ya fría de su presa.
De repente, eleva sus orejas al escuchar un dulce canto. Era una dulce voz cantando lo que parecía una canción suave.
“황홀했던 기억 속에
나 홀로 춤을 춰도 비가 내리잖아
이 안개가 걷힐 때쯤 젖은 발로 달려갈게
그때 날 안아줘” - Still with you
El feroz lobo quedó hipnotizado por la melodiosa voz, pero lo que definitivamente hizo que su hocico empezara a babear, fue el dueño, con un espléndido cuerpo, que poseía tan magnífica voz.
Aquel majestuoso ser que brincaba en medio de los gigantes y frondosos árboles. Aquel ser que poseía un aura radiante que atraería a todo tipo de animales. En especial a un feroz lobo.
“Mío, mío, debe ser mío. Es perfecto para mis crías” es lo que pensaba el temido lobo mientras se acercaba al pequeño humano que, ajeno a este, se encontraba acariciando un conjunto de conejos.
Observaba que el pequeño humano estaba muy entusiasmado al estar rodeado de tantos conejos, y cómo estos brincaban alrededor suyo moviendo sus narices curiosos por la bella criatura que los contemplaba enternecidos.
“No debo de asustar a mi próxima pareja” pensó el lobo, para luego transformarse en un humano con un esbelto cuerpo. Rápidamente hizo aparecer un traje pulcro y limpio en su cuerpo. “Así está perfecto” dijo en voz baja al acomodar sus prendas y su peinado.
Se fue acercando con pasos silenciosos para no asustar al pequeño humano.
“Buenos días, me pregunto qué hace una flor tan hermosa como tú en un lugar tan espeluznante como lo es el gran y oscuro bosque” declaró el ahora híbrido de lobo.
El pequeño dio un brinco en su lugar y rápidamente se volteó al oír una voz grave y algo ronca. Se encontró con un hombre alto que vestía elegante.
Rápidamente quiso levantarse del suelo para saludar cortésmente al hombre; mas no pudo hacerlo al contemplar al gran hombre frente suyo.
Se quedó paralizado al observar el rostro ajeno. Poseía un rostro esculpido por, se podría decir, dioses griegos; tenía cejas gruesas y marcadas, labios curvados en una pequeña sonrisa, algunos lunares que resaltaban en todo su rostro. Mas sus ojos eran lo que le robó el aliento. Poseía una mirada feroz, ese tipo de mirada que parecía que te cazaría sin problema alguno. Esa mirada de depredador viendo a su presa.
El híbrido sonrió ladinamente al percibir que el humano había quedado anonadado con su físico. “Me llamo Taehyung, dulzura, ¿cómo te llamas tú?” preguntó el hombre mayor.
“Mi-mi nombre es Jungkook” dijo el contrario en voz baja y un poco tímida.
“Es un gusto conocerte, Jungkook” dijo Taehyung mientras le ofrecía su mano al menor para ayudarlo a levantarse.
Este sólo pudo tomarla tímidamente mientras sentía una corriente deslizarse por su espalda al percatarse que la mano del contrario estaba muy fría. Al mismo tiempo, notó cómo su mano era mucho más pequeña que la contraria.
Repentinamente, la mano del mayor jaló de la suya para acercarlo más al cuerpo contrario; logrando que la distancia sea muy corta entre ambos cuerpos.
El menor se sobresaltó y alzó la vista hacia el más alto.
“¿Alguna vez te han dicho que tienes una cara muy linda?” preguntó el hombre mayor mientras acariciaba el rostro del menor con su pulgar. “¿O, que tienes un cuerpo muy hermoso y bien trabajado, hmm?” Siguió cuestionando al menor mientras le rodeaba la cintura con el brazo izquierdo, para luego pegar el cuerpo ajeno al suyo.
Jungkook se sorprendió por ese acto y presionó sus manos en el pecho contrario.
Mas no pudo contestar debido a todas las emociones que estaba sintiendo en tan poco tiempo. Nunca nadie le había tocado y hablado de esa manera. Sólo pudo negar con su cabeza con un lindo sonrojo en sus mejillas mientras elevaba el rostro para ver mejor al desconocido.
“Es una pena, una flor tan preciosa como tú debería ser admirada y apreciada todo el tiempo. Yo nunca dejaría de demostrarte mi aprecio y mi cariño todo el tiempo, todos los días, cada minuto y cada segundo de mi vida. Personas como tú merecen ser tratadas con delicadeza, merecen el más bello trato” expresó el mayor de manera lenta y pausada. Buscando seducir al menor para que caiga en sus redes.
Jungkook no sabía qué decir, no sabía cómo reaccionar a tales palabras. Su papi nunca le había dicho cosas como esas, siempre le decía puta y algunas veces bebé; pero eso solo pasaba cuando jugaban, nunca en su día a día.
El pensar en su papi repentinamente lo puso triste. No es como si Jungkook amara a su papi, pero era la única persona que tenía en su vida y le demostraba cariño (a su manera), y pensar que ya no lo volvería a ver lo ponía ansioso.
Taehyung notó el cambio en la expresión del más bajo “¿Qué pasa dulzura?” Preguntó mientras acariciaba su mentón con suavidad.
El menor se sonrojó por esa acción. “Nada, solo recordé que no volveré a ver a mi papi nunca más” dijo con un puchero mientras bajaba la cabeza.
El mayor se descolocó por un momento, pero rápidamente recobró la postura y un nuevo brillo se hizo notar en sus ojos. “Dulzura, no te pongas triste, un chico tan bonito como tú no debería ponerse así” declaró mientras fingía pensar. Luego de unos segundos donde Taehyung armaba un pequeño plan en su cabeza y Jungkook por mientras detallaba el traje del más alto, sintiendo recién el particular olor del contrario. Olía a pino con otro toque que no supo descifrar.
“Conozco un lugar” comentó repentinamente haciendo que el menor subiera la mirada. “Un lugar muy lindo, así como tú” expresó tocando de manera juguetona la nariz del contrario haciendo que el menor suelte una pequeña risa. “Puedo llevarte si quieres” sugirió brindándole una suave sonrisa mientras presionaba un poco el agarre en su cintura.
Jungkook contempló el rostro del contrario por un tiempo. No se veía como alguien malo ni que hiciera daño. Además, le dijo dulzura y mencionó que su cara era linda. Recordar eso lo puso más tímido e hizo que una pequeña sonrisa apareciera en sus labios.
“Está bien, Taehyung, quiero ir contigo” declaró mientras subía su mirada a los ojos contrarios. Y pudo jurar que vio como algo cambió en la mirada del contrario. Un brillo diferente apareció de repente.
Pobre chico, no sabía que a partir de ese momento, su vida cambiaría por completo.