Chapter 1: T
Summary:
Nuevo año, mismos conflictos
Chapter Text
En un nublado día de otoño comenzó el escuela, los jóvenes se despedían de sus experiencias y libertades propias del verano y se preparaban para un nuevo curso.
Sonaba "Jet lag" de Simple Plan en la radio, Teresa se peinaba ilusionada su pelo oscuro, mientras bailaba ligeramente. Decidió no recogérselo, se aburrió de siempre portar una pequeña coleta y no podía hacer mucho por su corta cabellera, por ello, semanas antes decidió teñir mechones purpuras y usar el cabello suelto, ya que su hermanastro le aseguraba que las chicas siempre estaban más atractivas con el pelo suelto, tenía que seguir su consejo porque sabría que sus padres le dirán que se ve hermosa de cualquier forma.
Desde que su madre se casó con un nuevo hombre, tuvo que aprender bastantes cosas por si sola, entre ellas que ahora tendría un hermano mayor, uno muy engreído y celoso, vivir con dos hombres en casa era complicado. La noche anterior ya se había preparado lo que llevaría puesto en su primer día, sus medias a rallas junto con una falda y blusa de su banda favorita, su ahora padre suele comentar que sus botas podrían aplastar una manzana, a pesar de que la suela no es muy gruesa le da bastante gracia sus comentarios.
Se puso algo de brillo en los labios y rímel en las pestañas, procurando que su delineado no estuviera torcido y que las sombras de ojos se vieran bien. Se miró al espejo y comenzó a poner caras seductoras, intentando verse lo más guapa posible, quería parecerse a aquellas animadoras del último curso que tanto gustaban a los chicos.
Aunque Debbie le comentara que no obtendría nada verdadero si emulaba ser como ellas y solo se concentrara en ser como es verdaderamente, pero Teresa solo quería sentirse igual de bonita como ellas.
Tomo el pintauñas que tenía sobre la mesa, y comenzó a pintar sus cuidadas uñas, escogió unas cuantas pulseras y se las colocó en las muñecas. En ese momento escuchó que alguien llamaba a su puerta.
—Teresa, ¿puedo pasar? —era la voz de su madre.
—Sí, pasa mamá. —contestó volviéndose a mirar en el espejo.
Su madre abrió la puerta y entró.
—¿Aún no estás lista? —preguntó al verla, según ella, sin peinarse —. Vas a llegar tarde desde el primer día...
—Mamá no me agobies, ya casi he terminado —contestó molesta—. ¿Tú no te marchas hoy temprano?
—Sí, de hecho, venía a decirte que ya me iba... Solo quería ver cuánto te quedaba, tienes a tu hermano desquiciado... —dijo mirándola con una graciosa sonrisa.
Teresa río ante el comentario de su madre.
—Que espere, no le pasará nada por no ser siempre el primero en llegar... — gruñó ella.
—Bueno, pero no le hagas sufrir demasiado —dijo volviendo a cerrar la puerta.
Teresa volvió a dirigir la mirada al espejo, se metió una mano en el sostén moviéndolo para que sus pechos se alzaran algo más.
Quería abandonar de una vez aquella fachada de niña inocente, ya no era ninguna novata en la escuela, iba a segundo grado y solo le quedaban dos años más para terminar e ir a la universidad. Estaba harta de que su hermanastro la halla señalado como intocable ante todos los chicos de su clase y tratándola como una monja el resto de compañeros de cursos superiores, y por supuesto nadie sería capaz de contradecirlo.
El año pasado deseaba que la invitaran al baile cualquier chico del último curso, sería la envidia de todas, que ella consiguiera gustar a alguien mayor, pero por supuesto todo aquello eran tonterías, los chicos mayores, más guapos y admirados, la conocían como la hermanastra menor de Nomicon Norisu. Su ahora hermano Nomicon se encontraba entre estos chicos, aquellos que solían molestarla junto con sus amigos, se podría decir que es el más envidiado y querido de la escuela, era el corredor del equipo de fútbol, lo tenía todo, las mejores notas, a todas las chicas y todos los caprichos que le quisiera dar su padre.
Su padre es colaborador y accionista de una compañía en Japón, supone ella que debía ser sobre autos o seguros de autos, por lo que en su primer encuentro con el hombre les ofreció regalos costosos y salidas a restaurantes. Cuando Nomicon llego a su escuela inmediatamente hizo un notable cambio allí, de repente ahora toda la escuela le pertenecía y era dominado solo por su hermano, todos le halagaban y respetaban, era el primero en ser invitado a todas las fiestas, tenía en sus manos a todas las chicas de la escuela y solía ser el nominado al rey del baile casi todos los años.
No podía negar que su hermanastro es guapo y atractivo, pero a Teresa le ponía enferma, su ego no tenía límites, y siempre se consideraba superior a los demás. Nomicon podría engañar a todos, inclusive a Heidi Weinerman, pero no a ella. Nomicon no era más que apariencia, nadie sabía eso tan bien como su nueva hermana.
En ese momento Teresa escuchó el claxon del auto. Dejó el pintauñas sobre la mesa, se miró una última vez al espejo y bajó rápidamente las escaleras. Su hermano ya estaba listo y apretando la bocina del auto para meter prisa a Teresa.
—¡Teresa, si no te das prisa me voy! ¡Bash y los demás me estarán esperando en la puerta, así que no tengo tiempo para tus estupideces! —gritó Nomicon a su hermana.
Teresa salió rápidamente por la puerta y se metió en el auto.
—¿Qué tal estoy? —dijo ella.
—¿Para eso has estado dos horas en el baño? —gruñó Nomicon.
—¡Es importante para mí, idiota! —dijo ella.
—¿Y a mí qué me importa? —dijo Nomicon malhumorado, y arrancó el auto. - Ponte el cinturón.
No le gustaba perderse nada, necesitaba estar enterado de todo. Por fin era su último año en la escuela, tenía muchos proyectos para cuando acabara, iría a la mejor universidad, obviamente no en este país, su padre se podía permitir eso, haría las pruebas para el equipo de fútbol y volvería a ser la estrella del lugar, la misma historia de siempre, solo que, con gente con clase, no aquellos don nadie con los que le había tocado lidiar. Todo sería diferente, además su padre le dejaría más libertad, estaba cansado de tenerle siempre encima con las notas y guardar apariencias, él ya lo tenía todo controlado, no necesitaba los consejos de su padre que únicamente conseguían irritarle.
Estacionaron cerca de la entrada, se miró en el retrovisor, se arregló el pelo carmín y se puso las gafas de sol, él era una estrella en un mar de gente vulgar, tenía que hacer una entrada estelar. Comenzó a caminar hacia la puerta cuando Teresa fastidió su momento.
—Pareces estúpido con gafas de sol en un día nublado —dijo y se marchó al ver a Debbie entre la multitud.
Irritado, Nomicon tiró las gafas en el asiento y cerró con llave. Caminaba hacia la puerta, donde siempre se encontraba con sus amigos, por el camino los alumnos de cursos menores se le quedaban mirando con admiración, y los de su curso que tenían el privilegio de hablarse con él, le saludaban efusivos.
Nomicon pasaba de largo o simplemente hacia un pequeño gesto con la cabeza.
—¡Nomicon! —le gritó una voz familiar a sus espaldas. Se dio la vuelta ligeramente, viendo a Gordon lanzándole un balón. Lo tomo al vuelo sin problemas, su amigo rio y corrió hasta él—. Veo que no has perdido facultades.
—Te vi ayer, y tenía las mismas facultades. —le dijo empotrándole el balón en el pecho.
—Y la misma falta de sentido del humor —Nomicon le dedicó una mueca. —¿Has visto a los nuevos? —preguntó Gordon.
—A algunos, creo que cada año vienen más perdidos e ilusos.
—Ni que lo digas, solo mira esto. —se acercó a un chico de primero con libros en la mano—. Oye tú, se te ha caído algo —le señaló al suelo y cuando miró hacia sus pies, les dio un fuerte tirón a sus libros haciendo que todas sus cosas cayeran al suelo. El chico se apresuró a recogerlas, nervioso. Gordon se carcajeó y Nomicon se dirigió a él, estoico ante la situación—. ¿Ves? Idiotas...
Gordon es al único al que puede tolerar de todos los chicos, es quien más lo sigue y busca, pero su afición por la popularidad y grupo en común son solo un punto en común, no son muy semejantes por más que jure ser el mejor amigo de Nomicon. Aunque Gordon a veces es el entusiasmo y amabilidad al lado de Nomicon, -a pesar de que es otro niño presumido hijo de un millonario- ya que en ocasiones tiene que frenar las maldades de su amigo, pero, al fin y al cabo, se suponían que eso son; mejores amigos, y debe de acompañarlo en todo. Además, Gordon admiraba enormemente a Nomicon, su seguridad e inteligencia siempre habían sido un modelo a seguir para él.
Enseguida vieron a los demás en la entrada, donde se encontraban siempre.
—Por fin, ya pensaba que no llegarías, carajo. —dijo su amigo Bash.
—Ya, ya, mi hermana está en la edad y ha tardado la vida en pintarse como una puerta —respondió Nomicon.
—¿Tu hermana Teresa? Así que ya está en la edad eh... —dijo Bash. Buford le golpeó.
—Eres un puto pederasta de mierda, Bash —dijo al mismo tiempo. — Tiene 17 años.
Buford era tan estúpido como aparentaba, un musculito sin cerebro al que solo le importaba el deporte, su nula capacidad intelectual le permitió manipularlo al instante, sin contar que es ingenuo y blando. No dudaba en usar la fuerza bruta para conseguir lo que se proponía, pero no sería nada sin sus tres amigos, que llevaban el físico y el cerebro. Bash a primera vista es un niño de papá, mimado y consentido, eso era innegable, pero también es cierto que en realidad es mucho más que todo eso, era la crueldad personificada, la maldad del grupo. Hiciera lo que hiciera nunca encontraba limites, y nadie se atrevía a decirle que no, porque no solo era popular, sino que además era alguien peligroso que no dudaría en hacerle la vida imposible a quien se le cruzase por el camino.
Un par de chicos al pasar por la puerta, dejaron un dólar en sus manos.
—¿Estás haciéndoles lo de la bromita de dólar? —preguntó Gordon al verlo.
—Esto no es una bromita, es un peaje que tienen que pagar los novatos a los veteranos, ley de vida, mi querido amigo.
—Pues entonces los demás tendremos que llevarnos una comisión —dijo Nomicon quitándole un par de dólares de los que ya tenía en la mano.
—Claro Nomicon —concedió sin problemas.
Solo había alguien a quien Bash respetaba, y ese era Nomicon, el único que le mantenía a raya.
—Por cierto, antes vi pasar a los idiotas de los Sangrones —comentó Bash a Nomicon con una sonrisa malévola.
—¿En serio? —dijo enarcando una ceja y con la misma sonrisa que Bash—. Pues habrá quienes les den una bienvenida a nuestros queridos amigos.
Le daba tiempo, si corría más le daba tiempo. Apretaba el paso y rezaba por no oír el timbre que anunciaba la hora de entrar en clase.
Solo hacía cinco minutos que se había levantado, su despertador no sonó, solo oyó a su madre gritar que se levantara, y como una bala se puso sus vaqueros gastados que estaban tirados en el suelo, una camiseta roja, su suéter negro y la guitarra colgada a la espalda. No necesitaba nada más, o eso pensaba en ese momento. Corría y corría, ya estaba casi allí, solo tenía que cruzar la esquina y.… se acordó que necesitaba algo más. Su mochila.
Paró en seco, se quedó quieto pensando en lo tonto que era, y lentamente cambió de dirección hacia su casa. Ya era imposible que llegara a tiempo así que decidió tomárselo con calma.
No importaba, ya iría más tarde.
Teresa fue corriendo a su nueva taquilla, estaba contenta ya que estaba situada al lado de la clase del chico de sus sueños. Había estado investigando, hacía unos días estuvo pendiente de las listas de las clases, todos esperaban ver su nombre, pero ella no, ella solo buscaba el suyo.
Sabía que no estarían en la misma, obviamente él estaba en dos cursos superiores, pero si averiguaba cuál sería su clase podía esperar en la puerta para verle, aunque solo fuera un minuto o un segundo. Cada vez que recordaba su pelo alborotado le temblaban las rodillas, cuando pensaba en su forma de moverse le entraban escalofríos, pero sobre todo cuando veía su sonrisa sentía que se paraba el mundo. Así que cuando la señora Driscoll, sacó las listas de la secretaría, solo buscaba una cosa, solo tenía en mente un nombre. Randy Cunningham.
Randy cogió la mochila, con gran alivio de que su madre ya se hubiera marchado a trabajar, si no hubiera montado en cólera si descubría que Randy había llegado tarde el primer día.
Caminó lentamente, golpeando las piedras que se encontraba por el camino, con los auriculares puestos y escuchando a todo volumen "Black Death Parasite" de Billy Joe Cobra. Se tumbó en el muro que estaba frente al escuela, y mirando hacia el cielo se imagina a él mismo en un gran escenario tocando su preciosa guitarra.
Amaba la música y soñaba siempre con ella, pero no como cualquier joven, deseoso de ser una estrella del rock, no, él la sentía, cada canción era una historia, una personalidad.
Él creía que una canción era más fácil de comprender que cualquier persona.
- Sería un buen año-, se decía, - nada se interpondrá en el camino.
Terminaría el curso como pudiera, con notas raspadas, pero lo conseguiría, y después a buscarse la vida como músico.
Su madre decía que era un niño por pensar así, pero era realista, él no podría ir a la universidad, no tenía ni las calificaciones necesarias, ni el dinero suficiente, por lo tanto, buscaría su propio destino. Soñando con el futuro se le pasó el tiempo, solo le faltaba llegar tarde otra vez.
Entró en el edificio, daba igual que hiciera sol, lluvia o nieve, a Randy nada le bajaba el ánimo. No todos lo adoraban, pasaban de largo al verlo, pero la mayoría del tiempo destaca por ser alguien gracioso, ingenioso e inteligente, y él lo sabía. No abusaba de ello, pero le encantaba sentirse querido. Para su mala suerte, tener una banda no garantizaba muchas chicas a su alrededor, rondándole como lo hacen en las películas adolescentes, no calzaba lo suficiente para acarrear amantes, hubo chicas, por supuesto que tuvo novias en el pasado, aunque siempre terminaba siendo la segunda opción de ellas.
No importaba si ya tenía una banda, perforaciones o cumplía con un estereotipo de chico rebelde, dentro de la escuela es un perdedor y un vago sin futuro, él y sus amigos viven dentro de ese esquema.
Sonó la campana que señalaba el final de la primera clase, los primeros alumnos ya comenzaban a salir. Caminaba hacia el bullicio cuando pudo ver a sus tres mejores amigos. Joey, Spencer y Fangbone eran "gente de verdad", como decía Randy, sabios e intelectuales de la vida, y juntos formaban la banda de rock “The YungBluds”. A ojos de los populares de la escuela, no eran más que un grupo que hacían ruido.
Joey Felt tiene el pelo marrón y de estatura bajita, pero con un corazón muy grande y más dulce de lo que aparentaban sus ropas negras y holgadas, acostumbrando siempre llevar consigo una marioneta de super héroe en la mochila por todos lados. Cuando Randy tenía que recurrir al abrazo de alguien sin más explicación acudía a él. Era un enamoradizo y en ocasiones sus amigos tenían que darle varias dosis de realidad, sobre todo la cordura del grupo, Spencer Wright. Aquel chico cada día tenía un tema para una película de terror perfecta, portando una cámara y grabándolos cada que había una oportunidad, Randy ni siquiera sabía si los grababa para una película o si hacían el ridículo en cámara. Aun no podía creer que se dejara hacer su primera perforación en manos de Randy, con una aguja y un arete barato. Spencer entendía acerca de todo, era como una gran enciclopedia, a cada tema que salía, él tenía algún dato curioso. Su humor sarcástico les metía siempre en disputas, detestaba y criticaba todo aquello que consideraba superficial. Y como en todas las familias hay una oveja negra, la suya era Fangbone, un estudiante escandinavo con costumbres toscas, todo el mundo le decía que en algún momento los atacaría con una espada y les mutilaría un dedo, tanto física como interiormente Fargbone parecía haber llegado de otra época a su era actual. Era un completo desastre, nada le importaba menos que la opinión de los demás, decía y hacía lo que quería, aunque fuera grosero o poco apropiado, muchas veces los demás tuvieron que callarle la boca.
Así eran sus amigos. Solo hacía un par de horas que había estado con ellos, toda la noche en el porche de Spencer bebiendo Guepardex, planificando viajes e inventando estribillos. Normal que se quedara dormido, no llegó a casa hasta las seis, ni siquiera se molestó en cambiarse de ropa.
—¿Dónde narices te habías metido? —preguntó Joey al llegar a él.
—¿A ti qué te parece? ¡Me he dormido! —respondió Randy.
—¡Que suerte! Así te libras de una clase. El primer día no sirve para nada — dijo Fangbone envidiando a su amigo.
—Ni el primer día ni, ninguno —intervino Spencer poniendo los ojos en blanco.
—Si por mi fuera me habría quedado el día entero durmiendo, pero no puedo faltar tanto como el año pasado —contestó Randy.
—Pues mal empiezas —le dijo Spencer.
—Díganme que por lo menos estoy con alguno de ustedes en clase —dijo Randy con esperanza en la voz.
—Me temo que no, Randy —respondió Joey compadeciéndose.
—¿No me habrá tocado de nuevo con...? —preguntó Randy.
—Sí —contestaron los demás al unísono.
—Odio mi suerte... —dijo con una mueca de desagrado.
Se despidió de sus amigos y entró rápidamente al pabellón principal maldiciendo la mala suerte que tenía.
Mientras andaba por el pasillo le saludaban y algunos se detenían a hablarle, pero se libraba rápidamente de ellos. A parte de sus amigos, no había nadie con quien realmente le gustara tener una conversación. Sonreía ligeramente y se despedía, en algunas ocasiones ni siquiera se sabía el nombre de la persona que le estaba hablando. No es que fuera un idiota prepotente como algunos de su escuela, es que simplemente se le olvidaba, tenía siempre la cabeza en otra parte, y no prestaba atención a nada que no considerara suficientemente interesante. Así se había ganado entre los profesores esa mala fama de despistado y desastre.
Esperaba que no mandaran otra carta de la escuela informando a su madre de que había faltado a clase. El año pasado acabó demasiado harta de las ausencias de Randy, pero mientras aprobara ¿qué más daba?, se preguntaba Randy, cuando chocó repentinamente con alguien.
Chapter 2: H
Summary:
¿Estan discutiendo o estan peleando? Todo es muy confuso con Randy y Nomicon
Notes:
Obra original de Desirée Arjona Peña, este fanfic solo es una adaptacion
Chapter Text
Salió de sus pensamientos para fijarse quién era el idiota que no se había apartado, y se encontró cara a cara con él, la persona más detestable que podría existir en el planeta, Nomicon Norisu, el mayor de los idiotas prepotentes que había en la escuela .
Aquel tipo era de lo peor que se había encontrado Randy, el primer año de escuela ya eran enemigos irreconciliables, no solo porque resultó como la noche y el día, sino porque ninguno aguantaba la personalidad del otro. Randy siempre había detestado a la gente que se creía más que los demás, con derecho a tratarles como quisiera, pero él no esperaba dejarse intimidar por nadie, y precisamente eso era lo que Nomicon no soportaba de Randy. Siempre había ido por su cuenta, como si nada le importarse, él y sus amigos eran los únicos que se atrevían en ir en contra de Nomicon y su séquito.
Miraba a Randy con esa sonrisa de soberbia, por encima del hombro, con prepotencia. Si había algo que bajaba el ánimo a Randy, era Nomicon, su enemigo indiscutible desde siempre.
—La basura en su lugar, soquete. —dijo Nomicon con su sonrisa más perversa.
—Es cierto, tal vez alli encuentres nuevos amigos.— respondió Randy imitando la misma sonrisa.
—¿Cómo ha pasado el verano, parásito? ¿Me ha echado de menos? —continuó Nomicon ignorando las palabras de Randy.
—Tanto como a un grano en el culo, pero gracias por tu interés —le respondió
Randy es igual de burlón.
La gente se paraba a mirar, todos sabían que la relación entre los un titan de la escuela y un don nadie echaba chispas, pero ninguno era tan estúpido como para meterse y quemarse.
Teresa localizó por fin a Randy, estaba con su hermano, discutiendo como siempre, siempre estaba decidida a qué lado ponerse cuando se peleaban, que era casi todas las veces que coincidían, y era de lado de Randy. Estaba guapísimo, con ese look dejado que llevaba siempre. Era increíble lo diferente y parecidos que eran al mismo tiempo Randy y su hermano. Los dos eran de la misma estatura, delgados, pero de constitución fuerte, sin embargo, uno tenía el pelo rojo bien arreglado, zapatillas John Smith, vaqueros nuevos y chaquetas de beisbol o fútbol americano, y el otro tenía el pelo de un purpura muy oscuro, con unas conversas desgastadas, vaqueros rotos y una sudadera negra. Aparecieron los amigos de Nomicon para cubrirle y apoyarle en su intento de intimidación. Teresa no podía permitir que le hicieran nada a Randy.
Fue deprisa hacia donde se encontraban los dos, pero antes de llegar sonó el timbre para anunciar que empezaban las clases. Los dos se quedaron mirándose fijamente en un duelo interno, hasta que con el bullicio perdieron la vista el uno del otro y entraron en clase.
Para mala suerte de los dos, ese año, como todos los demás, coincidieron en la misma clase. Se sentaban cada uno en un extremo, rodeados de sus amigos. Nomicon se sentaba con Buford, ya que Bash prefería estar solo. Randy tuvo menos suerte, no le tocó con ninguno de sus amigos, pero no carecía de recursos. Camino hasta el final del aula y se paró frente a una chica de pelo negro y labios rojizo.
—¿Puedo sentarme contigo? — preguntó con una sonrisa encantadora. La chica alzó la vista y sonrió al instante.
—Pensé que te tomarías el resto del día libre —dijo haciendo un gesto para que se sentara.
—No soy tan irresponsable como crees — respondió Randy sentándose.
—Sí que lo eres —dijo ella enarcando una ceja—. Ya veo que te ha vuelto a pelear con Norisu... Sigo sin entender porque te empeñas en llevarte mal con él. Acabarás mal, Randy.
—Por lo mismo que tú te empeñas en llevarte mal con Lolo y las demás sujeta-pompones, porque son unas cabezas huecas —dijo con tono elocuente.
Ella sonrió apartando la mirada y aceptando su explicación. Amanda Levaley, la chica más guapa de toda la escuela y su mejor amiga desde el colegio, no era la típica niña tonta que lloraba si la tirabas del pelo, nada de eso, si la hacías algo te la devolvía con creces. Es sexy e inteligente, por ello era la más deseada. No le valía cualquiera, ella no presumía de todos los hombres con los que ha estado, sino de todos los hombres que no la han tocado.
Randy y ella tienen cosas en común y ellos lo sabían; Dos almas libres que no aceptaban órdenes de nadie. Randy no se deja avasallar por Nomicon y sus amigos, y Amanda nunca necesita ir detrás de ninguna animadora. A los quince años, comenzó una relación que trajo muchos problemas para ambos, en especial para él y su antigua amistad con Howard, las cosas no terminaron bien y tuvieron que terminar ese mismo año, desafortunadamente solo pudo conservar a Amanda en su vida. No sabe exactamente si aún podría haber algo entre ellos, las cosas fluyen y se quedan estancadas, así que decidió nombrar a ese “algo” como una relación semejante a la amistad que tiene con Joey, Fangbone y Spencer. Sin embargo, sus amigos nunca se fiaron de ella, en ocasiones se volvía algo celosa y posesiva con él, Randy se lo permitía porque no le importaba.
Y a pesar de ser con la mujer que más a gusto estaba, no se obliga a sentir nada más que amistad por ella. Nunca había encontrado ninguna que le completara, aunque su relación con las mujeres no le preocupaba demasiado, ya llegaría la adecuada.
Cuando finalmente su profesora de Literatura entró en la clase, Nomicon tomó asiento junto a Buford, que no paraba de hablar y reírse, a Nomicon le dieron ganas de meterle una de sus zapatillas en la boca, no decía nada más que estupideces. Bash, que estaba sentado detrás de él, se inclinó para hablarle al oído.
—¿Tienes la casa libre esta noche al final? —preguntó Bash entre susurros.
—Ya te dije que sí —le espetó Nomicon.
—Entonces, ¿esta noche tenemos fiesta? —preguntó Buford demasiado alto y con voz de idiota, haciendo que la profesora, les lanzara una mirada para que callaran.
—Si no cierras esa boca tú no tendrás nada —le dijo Nomicon con seriedad cuando la maestra apartó la mirada. Bash se volvió a acercar a él.
—¿Quieres que invitemos a todo el mundo? —preguntó Bash.
—Menos a los perdedores —intervino de nuevo Buford.
Nomicon le dirigió una mirada gélida.
—Ya sabes a quien no tienes que invitar —contestó ignorando a Buford y echando un vistazo a su derecha. Randy Cunningham hablaba en susurros con su queridísima amiga Amanda.
—Lo sé, ni Cunningham ni ninguno de esos sangrones. —contestó Bash con una mueca malvada pillando el mensaje.
Nomicon sonrió sin quitar la vista de Cunnningham, le detestaba, conseguía lo que quería simplemente siendo encantador. Ponía esa cara de cachorro o aquella sonrisa socarrona y ya tenía el mundo a sus pies. ¿Quién no detestaría a alguien como él? De pronto se dio cuenta de que todos le miraban, la profesora tenía su vista clava en él. Le habían preguntado algo, y él embobado pensando en el estúpido Randy Cunningham.
—Emmm, disculpe. ¿Qué decía? —dijo Nomicon con la mayor naturalidad que pudo mostrar.
Toda la clase rio por lo bajo, incluido obviamente Cunningham.
—Decía que, si aún no se ha acostumbrado a la rutina de estar atento en clase, será mejor que vuelva más tarde —respondió la profesora.
—¿Solo por estar un poc...? —dijo Nomicon indignado.
—Lleva hablando toda la clase, señor Norisu. Hágame el favor de salir de clase — repuso la mujer zanjando el tema.
Nomicon iba a volver a hablar para defenderse, cuando fue interrumpido por un grito del otro extremo de la clase.
—¡Que te vayas, Fresita! —grito Randy.
Todos rieron a carcajadas, unas más disimuladas que otras. Nomicon se levantó y se marchó dando un portazo, no sin antes lanzar una mirada de amenaza directamente a Randy, éste lo único que hizo fue sonreír. Fresita, se repetía en la cabeza Nomicon una vez fuera.
¿Qué clase de apodo es Fresita?, se preguntaba. Le había dejado en ridículo delante de toda la clase, el muy pendejo. No podía permitir tal cosa, esa noche le dejaría fuera a él ya todo su grupo de sangrones.
Chapter 3: E
Summary:
Randy tal vez lo pensara dos veces antes de ir a una fiesta donde no fue invitado, o tal vez no lo hara.
Notes:
Capitulo y escenarios levemente modificados.
Chapter Text
Sus amigos y él habían estado toda la tarde haciendo llamadas, toda la escuela estaba avisado. Tenía la casa, la piscina y la música preparada, hasta había conseguido deshacerse de Teresa mandándola con Debbie Kang, todo listo para los litros de alcohol que se necesitarían para esta noche. Quitó las sábanas de todas las habitaciones, sabía perfectamente que si no aquella noche no tendría ninguna limpia para dormir. Conocía a los de su escuela, y a sus amigos aún más.
La fiesta sería grande y si alguien la iba a disfrutar eran sus amigos, unos borrachos obsesionados con demostrar su fuerza bruta, la armarían, se llevarían chicas a las habitaciones y no saldrían hasta quedar rendidos. La gente derramaría sus bebidas, vomitarían por todas partes, y destrozarían muchas cosas, pero ese es el precio que se había de pagar por ser el más grande de los grandes, y Nomicon estaba dispuesto a pagarlo.
Randy y sus amigos no estaban sorprendidos, sabían que no los invitarían a la fiesta. Estaban en la casa de su amigo Spencer, componiendo y tocando un poco de música.
—A mí me importa una mierda que no me hayan invitado —dijo una vez más Joey, dejando entrever que en realidad estaba molesto.
—¿Entonces puedes dejar de hablarnos de la puñetera fiesta? —le espetó Spencer, intentando que se concentraran de una vez en la pieza que estaban componiendo.
—Solo estoy un poco molesto porque somos los únicos que no están invitados... ¡Hasta Julian y la Chica Flautista Irán! —se quejó Joey.
—No le des más vuelta, Norisu solo lo hace por jodernos —dijo Randy dando otro trago al guepardex.
—Yo sigo diciendo que deberíamos ir —dijo Fangbone trayendo un par de frituras más.
—Aunque no lo crean, yo estoy con Fangbone en esto —dijo Randy de pronto.
—¿Y se puede saber qué interés tienes en ir a esa fiesta? —preguntó Spencer exasperado.
—¿No es obvio? —preguntó Randy como si Spencer fuera bobo.
—Alcohol gratis —respondió Fangbone con entusiasmo.
—Chicas —dijo Joey alzando al títere de AP.
—Fastidiar a Norisu —aportó Randy.
—Alcohol gratis —repitió Fangbone dejando claro que era lo más importante.
Spencer se quedó callado un momento, pasando la mirada de uno a otro.
—Bueno, ya veo que ya decidieron que vamos a ir, así que es una estupidez que me siga oponiendo —dijo Spencer levantándose y haciendo que los demás también lo hicieran mientras reían.
—No mientas, te ha convencido lo del alcohol gratis —dijo Fangbone pasándole un brazo por los hombros a Spencer mientras salían hacia la fiesta.
La casa de Nomicon era enorme, una mansión por así decirlo. Dos plantas enormes, un gran jardín, piscina con luces, grandes ventanales... Un lugar perfecto para una fiesta.
Nomicon se encontraba en el jardín, rodeado de gente vitoreándole por el evento. Las chicas le rodeaban, se agarraban a su brazo diciendo estar demasiado borrachas, le abrazaban y le susurraban al oído, insinuando sus escotes e evitándole a que les enseñara las habitaciones.
—Lo siento chicas, pero no puedo ignorar al resto de los invitados —dijo Nomicon muy galán.
—Oh vamos Nomicon, si sabemos que lo estás deseando —le dijo una morena mientras le mordisqueaba la oreja. Lo cierto es que no se acordaba del nombre de ninguna.
—Es halagador chicas, pero el deber como anfitrión me llama —dijo Nomicon girando la vista hacia sus amigos, que estaban al igual que él rodeados de féminas. Se acercó a ellos y les susurró irritado—. ¿Puede alguno quitármelas de encima? Joder, que alguien les lance un puto hueso.
—Las tienes locas Nomicon, que le vamos a hacer —dijo Buford—. Si quieres yo las acompaño —continuó riéndose.
—Por mi hazlo, creo que no saben ni contar hasta diez —dijo despectivamente.
Se adentró en la casa para tomar más bebida, los invitados le felicitaban, por el camino le daban la mano o le abrazaban. Entró en el salón donde dos chicas estaban subidas en la mesa bailando alocadamente, Nomicon puso los ojos en blanco al verlas. Y allí, apoyada en la pared, se encontró a la fulana con la que se sentó aquella mañana Randy Cunningham, Amanda. Sería muy satisfactorio beneficiarse de la novia de ese imbécil. Que se enterara de que él, Nomicon Norisu conquistó a su enamorada. Decidido, se acercó a ella y con una sonrisa seductora le dijo:
—Hola, ¿Te has divertido esta noche?
Ella le miró divertida, le gustaban los hombres directos y seguros.
—No mucho, la fiesta es grandiosa, pero no hay nada interesante en ella.
—Es una pena que creas eso estaba seguro que podrías divertirte por tu propia cuenta. —dijo apoyando la mano en la pared y dejándola acorralada. Ella fingió sufrir timidez, a los chicos les encanta sentir que tienen el control—. ¿Sabes? He estado rechazando a un montón de chicas porque tenía la certeza de que estarías por aquí, pero ahora que te eh encontrado me temo que ya no poder dejarte ir sin que te diviertas un poco conmigo. —le dijo casi susurrándole al oído.
—¿No me digas? —respondió ella levantado una ceja.
—¿Te apetecería subir conmigo? Tengo un balcón donde se ven todas las estrellas —continuó.
Ella asintió lentamente, no era estúpida respecto a las segundas intenciones.
Nomicon sonrió por haber conseguido tan fácilmente su propósito, sabe que tiene un juego entre manos y era joderle la vida a Lolo y Suzi, o como se llame la hermana de McGee. Según él, porque Amanda sabe que ellas gustan de él y eso podría darle más estatus.
La tomo de la mano y la guio escaleras arriba.
El lugar estaba abarrotado, sin duda era la mejor fiesta que se habían hecho en su escuela hasta ahora, Randy y sus amigos entraron sin problema en la casa.
—Creo que voy a cronometrar el tiempo que tardan en echarnos de aquí —dijo Spencer sin entusiasmo.
—Spencer, eres un aguafiestas —dijo Joey sin ánimo.
—¡No! Soy el único que piensa. Si se supone que odiamos a esos idiotas, ¿por qué nos colamos en sus fiestas? —decía, pero ninguno de sus amigos le prestaba atención.
—Bla, bla, bla me aburre tanta cháchara tuya, Spencer. Me voy por una cerveza para que te animes un poco —dijo Fangbone sin esperar a recibir respuesta.
Spencer ladeó los ojos pensando que su amigo no tenía remedio.
—¡Deja de preocuparte! Dos copas y te estarás riendo de todo esto —le animó Randy con una sonrisa.
—Exacto, así que vamos con Fangbone —Joey empujó a Spencer hacia la dirección que había tomado Fangbone, pero Randy se quedó en el sitio—. ¿No vienes, Randy?
—No, daré una vuelta primero, luego los veo —Joey asintió y siguió empujando a Spencer.
Cada pasillo estaba atestado por jóvenes bebiendo, hablando a gritos y riendo, no buscaba a nadie en concreto, solo alguien que le hiciese pasar una velada entretenida.
Salió al jardín y allí estaba el séquito de Nomicon, pero él no estaba a la vista. Cambió de dirección en cuanto los vio, no les tenía miedo, pero tampoco era un suicida, si pasaba desapercibido mejor, aunque claro, se quedarían con buen sabor de boca restregándole a Nomicon que entró en su casa sin su consentimiento, esos placeres pocas veces se los puede permitir. Varios compañeros le saludaban, estaban tan borrachos que no se daban cuenta de que Nomicon les había dicho especialmente que Cunningham no debería estar allí. Randy no podía evitar regodearse y burlarse de aquella situación.
—¿Qué haces aquí? Se supone que tú no podías venir a esta fiesta —se acercó escandalizada una chica llamada Kendall Perkins de su clase.
—¿Y cuando he hecho yo lo que se me ha dicho? Además, lo he hecho por ustedes, una fiesta no sería igual sin mí, y lo sabes —le dijo con una sonrisa burlona.
—Pero... Si te preguntan, yo te he dicho que te tienes que ir —dijo riéndose.
—Descuida no diré nada —le dijo Randy guiñándole un ojo.
—Bueno ya que estás aquí ¿te apetece tomar algo arriba? Me han dicho que las vistas son increíbles —se insinuó de forma torpe, lo tomo desprevenido cuando ella lo rodeo con el brazo libre, acercándose en exceso a su boca.
—No puedo, se supone que sales con Kick. — la tomo cuidadosamente de los hombros, apartándose discretamente de su cuerpo.
—¡Clarence! — rio un poco, moviéndose levemente al derramar lo del vaso desechable. — Tiene el valor de bajar del pico de la viuda con los brazos atados, pero no el de conocer a mis padres. — dijo Kendall decepcionada. — Supongo que lo que tiene de orgullo lo tiene de bajito.
—Tal vez deberías reclamárselo ahora, creo que lo vi en la fila del baño con Scarlett Rosetti.
Escucho un suspiro ofendido de parte de Kendall y luego se marchó al lado de donde vino, se encontraba muy parlanchina y mareada, posiblemente había bebido de más y ahora esta ebria, no veía correcto aprovechar su invitación o dejándola, pero sabiendo que ahora Kick podría encargarse de su novia.
Se encontró con más compañeros que pedían que se quedara o le proponían jugar los juegos de fiesta –beerboll, verdad/reto, cartas. -, pero se negaba educadamente y seguía su camino de expedición.
No sabía lo que buscaba, pero decidió subir a las habitaciones, comenzó a mirar en ellas, ocasionando momentos vergonzosos. Coop Burtonburger y Fiona Munson en posturas un tanto complicadas, a una chica que le sonaba del laboratorio de química ocupada con el miembro de Bill Goodwin. Pedía disculpas y salía lo más deprisa posible, pero no podía evitar lanzarles una mirada pícara. Y al abrir la siguiente puerta, encontró algo que no pudo pasar por alto, Nomicon y Amanda besándose en ropa interior en un sofá de lo que parecía ser un despacho. Amanda se movía sobre Nomicon, y al verlo se levantó velozmente tapándose con un cojín.
—¡Randy! ¿Qué haces aquí? —preguntó Amanda sorprendida.
—Eso me preguntó yo, ¿qué carajo estás haciendo tú aquí? —dijo Nomicon levantándose del sofá decidido, llevando solo sus boxers.
—Salí a tomar el aire, y decidí venir a preguntaros que tal lo estaban pasando, pero ya veo que muy bien... —dijo divertido, mientras se cruzaba de brazos y se apoyaba contra la pared mirándolos burlonamente.
—Randy te lo puedo explicar... —empezó Amanda, pero Randy la cortó.
—No importa Amanda, en realidad el que Nomicon Norisu se esté comiendo mis babas es algo que... Me parece bastante divertido. Por cierto, Fresita estoy viendo a tu amigo... —dijo riéndose.
Nomicon miró hacia abajo y descubrió que era cierto, avergonzado se dio la vuelta, se lo colocó y tomó velozmente sus pantalones.
—Bueno... Yo me voy abajo —dijo Amanda marchándose y dejándoles solos.
—¿Tantas ganas tenías de venir a verme que te has colado en mi fiesta y te pones a buscarme? —dijo Nomicon con mirada curiosa.
Randy se puso alerta y se sonrojó un poco, ni siquiera Nomicon lo percibió.
—En realidad, buscaba un lugar para venir con una chica. —dijo Randy apresuradamente.
—¿No me digas? ¿Y por qué no ha venido contigo? —preguntó Nomicon maliciosamente. Randy sin saber que decir perdió los nervios.
—¿Y a ti qué mierda te importa?
—Es mi casa idiota, y lo que hagas aquí me importa, y te recuerdo que no estás invitado, así que lárgate de una vez, para que pueda seguir tirándome a la imbécil de tu amiga —dijo Nomicon malhumorado.
Randy se acercó amenazadoramente a él, muy cerca de su cara.
—Repite eso pendejo, y te juro que te arreglo la cara —dijo Randy con ira.
—¿El qué? ¿Lo de que te vayas idiota, o lo de tirarme a la puta de tu amiga? —preguntó Nomicon, y no le dio tiempo de ver venir el puño de Randy golpeando su cara.
Le golpeó con mucha fuerza, tanto que tuvo que retirarse hacia atrás. Randy iba a repetir el golpe, pero Nomicon lo esquivó a tiempo y le dio a Randy una patada en las costillas. Le acertó de pleno, Randy se agachó y se retorció por el dolor. Nomicon le agarró del cuello de la chaqueta y le empotró contra la pared.
—¿Crees que puedes hacerme esto a mí, maldito imbécil? —le dijo susurrándole al oído. Randy se echó reír.
—Esto y más —dijo Randy justo un momento antes de darle un cabezazo en la frente a Nomicon.
Éste se tambaleó mareado por el golpe y se lanzó furioso hacia su contrincante. En ese momento la puerta se abrió, era Gordon bastante asustado.
—Es la poli, Nomicon —dijo Gordon alterado.
Se acerco al umbral de la puerta, quitando de en medio al rubio, observando que los chicos comenzaban a irse de los pasillos a las escaleras para huir, y al estar en la barandilla a unos cuantos escalones abajo contemplo a dos policías en medio de la sala, que ahora luce más despejada.
Randy se deslizaba con cuidado detrás de él, esperando marcharse sin ser detectado por Gordon o el, pero lo atrapo inmediatamente y se lo llevo consigo para que no se salvara una vez termine con los policías en su sala.
—¿Es usted el propietario del domicilio? —dijo el policía, no había ni una pisca de amabilidad, solo una voz gruesa e intimidante.
Al ver a Nomicon semidesnudo y a Randy ensangrentados, les cambió repentinamente la expresión.
—¿Qué ha ocurrido aquí? —dijo el otro agente con tono severo. Nomicon y Randy asustados comenzaron a dar explicaciones acusándose el uno al otro.
—¡Cállense! De uno en uno —ordenó el agente, pero ambos empezaron a hablar al mismo tiempo de nuevo.
—. Okay, okay. Me dijeron que el dueño de la casa estaba aquí, ¿cuál de los dos es?
—Soy yo —contestó Nomicon con el ceño fruncido.
—¿Usted? Pues sepa que hemos recibido varias quejas por el ruido, entramos y nos encontramos a multitud de menores bebiendo alcohol, y no solo eso, sino que pido hablar con el propietario y me lo encuentro en medio de una pelea — dijo el policía muy seriamente.
Nomicon iba a hablar, pero Randy lo hizo antes.
—¡Ja! Que pendejo te viste —dijo con una sonrisa divertida.
Nomicon no pudo aguantar y se volvió a lanzar contra él.
—¡Basta! —exclamó el agente separándolos—. ¡Los dos! ¡Van directo a la patrulla ahora mismo!
Los agentes les sentaron en una sala a la espera de tomarles declaración. Nomicon estaba temblando de frío, solo traía unos vaqueros y unas zapatillas. Miraba con odio a Randy, el cual se mostraba mucho más tranquilo, ya que pasaba por comisaría más veces de las que debería y sabía que por una pelea no les ocurriría nada grave.
—Todo esto es culpa tuya. —dijo Nomicon enfadado.
—¿Mía? Yo no te obligué a hacer una fiesta —dijo Randy sorprendido.
—Pero sí empezaste la pelea —dijo Nomicon de forma acusadora.
—Porque tú me provocaste —respondió Randy defendiéndose.
Nomicon seguía temblando, y cada vez iba a más, Randy inconscientemente se acercó a él para que entrara en calor.
—¿Qué haces? —preguntó Nomicon ante el contacto de Randy. Éste inmediatamente se apartó.
—Yo qué sé, pensé que tenías frío, subnormal —dijo Randy y se alejó dos sillas más lejos.
Después de tomar declaración llamaron a los padres de ambos.
El padre de Nomicon mostraba una mirada severa, fruncía los labios y no le dirigía la mirada a su hijo. Había tenido que conducir a prisa desde el centro de la ciudad, donde se hospedaba para sus reuniones, para recoger a su hijo y pagar la multa. La madre de Randy, por el contrario, montó en cólera, ella no tuvo que pagar nada, pero aun así estaba cansada de la conducta de Randy, que no paraba de meterse en problemas.
Le sacó de la comisaría a gritos para vergüenza de Randy.
Llegó a casa a las cinco de la madrugada, estaba agotado, solo quería tumbarse en la cama y no levantarse hasta pasadas 48 horas. No quería oír más a su madre, estaba cansado de sus gritos, por lo que cerró la puerta de su cuarto de golpe y se tumbó con el único propósito de dormir de una vez.
No iría a las primeras horas de la escuela, tendría represalias con el profesor, y puede que con el director Ponzy también, pero lo necesitaba, descansar y dormir. Pero cuando se metió en la cama, solo tenía una cosa en la cabeza, que no le dejaba dormir. No podía apartar de su mente la imagen de Nomicon Norisu en cueros. No entendía porque, tumbado en la cama empezó a sentir calores, ardor por la visión de aquel cuerpo, miró debajo de sus pantalones, y ahí estaba la prueba que tanto le avergonzaba.
Sin pensarlo dos veces se metió en la ducha, dejando caer sobre él el agua fría. Se prometió a si mismo que no le volvería a pasar jamás algo así, y que si había sucedido era fruto del cansancio que había acumulado de esa noche y la anterior.
Nomicon estaba furioso, pero su padre lo estaba aún más. Lo mandó ordenar todo antes de que él volviera a la mañana siguiente. Después tendría que ducharse e ir a la escuela, no podía faltar a ninguna clase, después de todo este asunto estaba en el punto de mira de su padre.
Terminada la tarea de recoger, se dispuso a darse una ducha, bien relajante, cálida, que le quitara las preocupaciones de la mente. Salió de la ducha, se puso una toalla y se miró al espejo. Esta en increíble forma, el fútbol ayudaba, pero siempre había contado con su pasión en las artes marciales y la practica constante de estas, no por nada es el más veloz y ágil de todo el equipo de Futbol.
La imagen de su reflejo desnudo le recordó a la comisaría, a él muerto de frío y a Randy acercándose para darle calor. Tuvo un escalofrío, pero no del que se siente cuando algo te repugna, sino a ese contacto que anhelas y lo sientes tan cerca. Aquel pensamiento le puso furioso, harto de que todo lo relacionado con el solo le trae problemas.
Chapter 4: °
Summary:
Nomicon suele hablar japonés cuando no tiene las cosas bajo control
Notes:
Capitulo modificado, mención de personajes de otras series.
Chapter Text
O sí... Se despertó en medio de clase gracias a un codazo de Buford.
—¡Eh! Dormilón ya ha terminado la clase —le dijo Buford burlón.
—Kuso, ¿Me he quedado dormido en clase? —reaccionó Nomicon alarmado mirando a su alrededor, mientras todos sus compañeros recogían sus cosas.
—Sí, pero no te preocupes, nadie notaba que estabas en el híper sueño —le aseguró riéndose.
Salieron fuera de clase, Nomicon parecía un zombi, pero eso no le hacía menos irresistible. Según caminaba por el pasillo le preguntaban sobre su aventura en comisaría, de la cual tenía que hablar de forma natural y confiada.
—Bueno, realmente no fue para tanto. —dijo con una sonrisa a un grupo de chicas. — Me tomaron declaraciones y me dejaron salir, lo de siempre.
Todos le felicitaron por su fiesta, su plan había dado resultado, con algunos contratiempos, pero satisfactoriamente. Entraron en la clase de literatura inglesa, que posiblemente fuera la clase más aburrida del mundo, le costaría aguantar aquella hora entera, deseaba tanto ir a casa y poder dormir...
Entonces como si de una patada en el estómago se tratase, vio que en la pizarra ponía nada más y nada menos que "EXAMEN SORPRESA" en letras grandes. ¡No podían haber elegido peor momento!
Se sentó en una mesa al lado de la ventana, con un poco de suerte la chica Flautista -jamás le importo aprender su nombre-, la Nerda y delegada de la clase podría pasarle alguna pregunta.
Cuando todos se sentaron Nomicon echó una mirada alrededor del aula, no había rastro del inútil de Randy Cunningham. En ese momento le entregaron el examen, que constaba de veinte preguntas, tras leerlas todas lentamente descubrió que ni la chica Flautista podía sacarle de esta.
Tras acabar el examen salió de clase desolado, seguido por Bash y Buford, este último dando brincos detrás de él, contento de haber copiado parte del examen de Baljeet Tjinder.
—Pues mi examen ha sido del todo un cero, ¿y a ti como te ha salido? —dijo Buford como si tal cosa.
—¿Bromeas? —le contestó irritado. — Después de estar de fiesta toda la noche, ¿cómo crees que me ha ido?
—Bueno, no te preocupes, siempre se puede remediar —dijo Buford riéndose.
—¡Kusokurae! — exclamo Nomicon.
Golpeo la hebilla de su taquilla contra esta misma, había conseguido abrirla hace unos segundos que el sonido del metal chocar contra la lámina exaltaron a Buford y Bash, hasta logro captar la atención de otros chicos en el pasillo.
—¡Calma tu mierda en japonés! — estampo su mano justo en frente del rostro de Nomicon, quien lo miró fijamente sin moverse de su sitio. — Me marea el pensar que puede significar, pero con una mierda, ¡es solo una jodida nota!
Buford se apartó, no valía la pena interponerse entre una disputa entre Nomicon y Bash, los chicos que se detuvieron inmediatamente continuaron por su camino. Alzó la mano y atrapo la camiseta de Bash, había sido tan rápido que no pudo detenerlo o hacerse a un lado, lo sostuvo con firmeza, doblegándolo hasta que estuvieran a la misma altura. Con frecuencia evitaba tener contacto visual con el japones, no era algo tan difícil debido a la gran diferencia de altura entre ambos, pero ahora que lo miraba fijamente a los ojos sentía que las pupilas de Nomicon no eran más que dos pozos gélidos color carmín.
—Supongo que sí — hablo enfadado, intento recobrar la compostura, pero Nomicon tiro de la tela sin apartar la mirada. — Solo debo pedirle a mi padre que soborne al profesor para cambiar mis notas, es algo tan sencillo como para hacerlo año tras año, exámenes tras exámenes y así aprobar todas las materias. — lo soltó y rodeo su brazo sobre los hombros, estrujándolo sobre su cuerpo sin cuidado alguno. — No, no. Descuida, tu secreto está a salvo conmigo. ¿Sabes qué? Haré lo que tú, le pediré a mi padre que me pague las notas y jugaré la temporada en paz.
—No es mi... — se defendió Bash.
—Es cierto, lo había olvidado. — exclamo con falsedad. — ¿Dónde dices que esta el verdadero? ¿En una fosa? ¿Drogado en un motel? ¿Con su nueva esposa e hijos?
—N-no lo sé, yo...
—Urusai, Kyōmi naidesu. — dio unos pasos frente para apartarse, guardando sus manos en los bolsillos de su sudadera giro a ver a ambos. — ¿Qué es eso que siempre hacen? ¿Eso dónde van a la sala de maestros a encerrarte por horas? — solo obtuvo la mirada perpleja de Buford y Bash como respuesta, envueltos en pánico al verse descubiertos por él. — Da igual, lo averiguaré por mí mismo.
Los dejo allí, ni siquiera espero palabra alguna de ellos. Bash sentía que se llevó la soga al cuello, no solo lo había humillado y herido, sino que Nomicon parecía estar enterado de muchas cosas sobre él que ni siquiera le había contado a nadie. Ahora no sabía si Nomicon representaba una amenaza para él o debía de mantenerlo cerca.
Si al resto del equipo de futbol le iban mal en un examen, contaban con un plan B. Gretchen, una secretaria, que tenía la llave de la sala de profesores. Tenía veintiséis años, pero en ella no se percibía ni pizca de juventud, era poco agraciada, alta y delgada, llevaba unas horribles gafas de pasta y mejor no mencionar su pelo grasiento. Pero su dulzura e ingenuidad le hacía débil ante los encantos masculinos, sobre todo de tipos como Bash Jhonson, que llevaban la seducción en la sangre. Se entero por pura casualidad y esperaba no ganar las notas de esa manera, pero que más daba si solo lo hace por esta vez.
Unas pocas palabras bonitas, unas cuantas sonrisas y ciertos gestos como acariciarle el pelo, hacían que le dejara la llave sin más a cambio. Se dirigió a buscarla en horas de clase, para encontrar la sala vacía. Después entraría, buscaría la carpeta y su examen, y respondería a las preguntas que le faltaban. Antes de buscar a Gretchen vio que la puerta de la sala de profesores estaba entreabierta, algo extraño ya que siempre la cerraban. Se asomó ligeramente, y vislumbró una figura que estaba revisando en los archivadores. Se inclinó un poco más a través del marco de la puerta, y al ver al intruso se dio cuenta de que le era familiar, en cuanto le reconoció sintió una mezcla de alivio y fastidio.
Entró en la habitación cerrando la puerta.
—Vaya, así que esta es la razón por la que apruebas a pesar de tu estupidez — dijo Nomicon sobresaltando a Randy—. ¿Te relacionas con Gretchen a cambio de la llave? Qué triste eres, Cunningham... —dijo tomando la llave que estaba sobre el archivador.
Randy no podía haber tenido peor suerte, ser descubierto por Nomicon Norisu, al que no podría convencer de su inocencia, ni persuadirlo para que no le delatara.
—Algunos con decir las palabras adecuadas conseguimos todo lo que nos proponemos, Fresita —le dijo conservando la calma.
Recordó la ausencia de Randy en el examen, supuso que al enterarse de que hubo una evaluación decidió venir a hacerlo e incluir el suyo. Nomicon no sabía qué hacer, no tenía mucho más tiempo, debía seguir con el plan, pero no debería hacerlo delante de él. Aunque al parecer estaban en igualdad de condiciones, no le delataría ya que él también saldría perjudicado. Se río y le dijo a Randy:
—En cualquier caso, estamos en la misma situación, si tú no me delatas, yo no lo haré.
—¿Cómo? ¿Acaso el inteligente y aplicado Nomicon Norisu va a hacer trampas con un examen? —dijo Randy sarcástico.
—Cállate, y métete en tus asuntos —respondió Nomicon y se puso a buscar su examen.
Tomaron cada uno el suyo y Nomicon escribió las respuestas que había consultado, el tiempo jugaba en su contra por lo que lo hizo lo más rápido posible. Estaban ya guardando los exámenes en el archivador cuando escucharon pasos. Rápidamente Randy entró en un pequeño cuartito de escobas, casi tan pequeño como un armario, que había al otro lado de la habitación, Nomicon sin saber qué otra cosa hacer le siguió y se escondió junto a él.
—¡Mierda, mierda! —maldijo Randy.
—¡Urusai! —le dijo Nomicon nervioso, poniéndole la palma de su mano sobre la boca.
¿El hijo de perra me acaba de callar? Pensó Randy.
Randy se quedó mirando extrañado la mano del pelirrojo, sintiendo asco al imaginar que ni siquiera se podría haber lavado las manos antes. Nomicon agudizó el odio para oír que ocurría al otro lado del armario. Parecía que había dos personas, no podía estar seguro, escuchó la cafetera. Pensó aliviado que no se quedarían mucho tiempo ya que la siguiente clase comenzaría en unos minutos, sería un pequeño descanso antes de la próxima sesión.
El espacio era tan reducido que Nomicon apoyó su mano en la pared continua a Randy para no perder el equilibrio, estaban muy próximos el uno al otro que si giraba la cabeza sus narices podían chocar. Quito su mano al recibir un mordisco de él, retuvo un quejido entre sus labios, soportando el dolor para no ser descubiertos y expuestos ante el resto de estudiantes. Estaban en silencio, solo se escuchaba la respiración de ambos, conto las manchas en el techo, luego intento pensar en la letra de su próxima canción, pero no importara que tanto quisiera distraerse ahora mismo, su atención volvía a Nomicon y la cercanía entre ellos.
Giro su rostro a la puerta, creyendo escuchar a uno de los maestros marcharse y al otro exclamar que lo esperara, veían la oportunidad perfecta para huir antes de que Gretchen se atreviera a llegar a la oficina, pero entonces giro su rostro hacia Randy, quien no se movió en ningún momento, rosando ambos labios por unos escasos segundos. Empujo sus brazos contra la pared, como si aquello en verdad ayudara, tratando de huir de esa situación en que se había enfrascado, el contrario interpuso sus manos sobre su boca, presa del pánico y las arcadas que estaban por darle. Quería vomitarle a Nomicon, pero si lo hacia el también terminaría empapado.
Escucharon la puerta cerrarse y el primero en querer huir de allí fue Nomicon, asomando su cuerpo incluso antes de abrir la puerta del armario por completo, Randy estaba por seguirle cuando fue empujado de nuevo al interior por el pelirrojo.
—Es Gretchen. — susurro.
Sintió el impulso de gritar todos los insultos que conoce, inclusive inventar algunos en el proceso, pero solo debía de resignarse y guardar silencio hasta que la de lentes salga de la sala de maestros. Dejándose llevar por la gravedad, Nomicon apoyo todo su peso en la pared detrás de su espalda y los pies, pero no consiguió llegar a mucho debido a un roce en una de sus piernas, el cuerpo contrario se tensó por lo que podría deducir que una de sus piernas quedo entre las de Randy.
Escucho leves tarareos de afuera, presto suma atención ante lo que podría estar haciendo la chica.
—Está escuchando música. — comento Randy.
Pareció comentarlo para aliviarlo un poco, de igual forma no mejoraba su situación, aunque lograba hacerla más soportable.
En ese momento el mundo se paró, el silencio absoluto en el armario les hizo creer que solo existían ellos dos. Randy cerro las piernas al ya no soportar estar de pie, Nomicon exhalo al sentir la fricción, hubo una chispa que lo incitaba a querer más de ello, movió la pierna al frente, pasando su rodilla detrás de las de Randy hasta que la suela topo con la pared, solo pudo mover su pie unos escasos centímetros, pero se sintió cohibido al suspirar frente a él. Planeaba culpar su fatiga por estar de pie si no fuera porque apreso su pierna entre las suyas. Lo estaba volviendo en su contra.
Sintió el aliento cálido de Nomicon en su boca, sentía la necesidad de moverse hacia delante, pero estaba congelado. Nomicon solo se movió un milímetro y sus labios rozaron los de Randy, sin hacer ningún movimiento, solo un roce. Ninguno se apartó al tacto, Nomicon se movió lentamente, deslizando sus labios, como una danza, un juego tentativo que llamaba al beso, pero que nunca llegaba. Los labios de Nomicon se precipitaron y envolvieron lentamente la boca de Randy, muy despacio. Randy respondió al beso, era un beso lento, sin prisa, calculando cada movimiento, pisando con pie seguro. Sus mentes estaban en blanco, estaban como en un hechizo.
El sueño se desvaneció cuando se sobresaltaron con el timbre de la siguiente clase. Gretchen salió de la habitacion. Randy y Nomicon separaron sus labios, mirándose anonadados con los ojos muy abiertos. Randy automáticamente empujó a Nomicon y salió de allí lo más rápido que pudo. Nomicon se quedó paralizado con la cara desenchufada.
Su mente le obligó a reaccionar, tenía que salir de ahí antes de que le vieran escondido. Salió al pasillo y sus pies le llevaron hasta la salida principal.
Chapter 5: °
Summary:
Ignorar los problemas no hacen que estos desaparezcan.
Notes:
Theresa y Nomicon no se odian, pero su relacion como hermanos no es buena.
Chapter Text
Estaba atónito. No se creía lo que acababa de suceder, que la persona más repulsiva del mundo, Nomicon Norisu, lo besará, pero más aun de que él mismo no se hubiese apartado. Pensaba en la posibilidad de que fuera una de las pendejadas de Nomicon para fastidiarlo. Pero no tenía sentido, él no se involucraría así, le importaba demasiado su propia imagen. Por más que lo pensaba no le encontraba sentido alguno.
Se dirigió al muro donde solía tumbarse y pensar, porque es lo que necesitaba, pensar. La razón por la que nunca se hubiera fijado en una mujer podía tener sentido ahora, pero él tampoco se había sentido atraído por un hombre, ni siquiera estaba seguro de si se sentía atraído por Nomicon, aunque había sido algo distinto a cualquier otro beso. Puede que hubiera actuado así por los nervios o la adrenalina del momento.
Tenía tantas preguntas y tan pocas respuestas. Sus cavilaciones fueron interrumpidas por una voz.
-¿En qué piensas, Cunningham? -dijo la voz.
Se giró para ver de quien se trataba, era Howard, su ex mejor amigo. Howard finalmente creció, estando medianamente fornido, hombros anchos y cara cuadrada, pero tenía el mismo flequillo voluptuoso y migas de frituras entre sus dedos, suponía que estuvo con Julián y los demás del freak club jugando en la sala de computación.
-En nada interesante, realmente. -le respondió Randy, sonriendo nerviosamente.
Lo cierto es que ahora está más nervioso, creyó que superaría sus problemas con Howard, pero ahora que lo tiene en frente y hablándole, no sabe exactamente el que decirle. Hace bastante tiempo que no cruzaron palabras, habían tenido problemas entre ambos debido a su antigua relación y se arrepentía profundamente por la decisión que tomo en el pasado, pero si su amistad ya no tenía remedio y habían quedado "en paz".
¿Por qué sentía que la última discusión con él fue hace unas horas?
El silencio se extendió, de una manera incomoda que hacía que Randy se hundiera entre sus hombros, rascando nerviosamente su nuca buscaba una forma de huir pronto.
-Escuche que estas en una banda. - comento Howard.
-Ah sí, forme una junto con unos amigos. Creo que llevamos 3 años como una agrupación.
-¿En serio? - exclamo. -Escuché a Teresa hablar de ustedes, pero creí que hablaba de nosotros como "30th Second to Math".
-¡¿Que?! No, no, no, no... Yo jamás duplicaría "30th Second to Math".
-Si lo sé, escuche unas de tus canciones en YouTube y tampoco duplicaste las canciones.
-Así que, ¿has escuchado algunas? - agudizo su tono conforme terminaba la oración.
-Claro que lo he hecho Cunningham, has mejorado mucho desde que ya no tocamos juntos.
Golpeo su hombro, no con fuerza como la última vez, sino de manera amistosa como solía hacerlo antes de la llegada de Amanda. De repente sentía los hombros más ligeros, no sabía cuánto extrañaba a su ex mejor amigo hasta esos momentos, donde inconscientemente sabe que lo necesita.
-Aun sigo usando la Keytar, te sorprendería saber cómo es que la eh introducido de fondo en las canciones.
-Tenemos mucho tiempo Cunningham.
Andaba sin fijarse en nadie, chocaba con los demás y ni se giraba para pedir disculpas, no se atrevía a levantar la vista del suelo, por si le veía. Se beso con el sangrón de Cunningham.
¿Cómo podía haber sucedido tal cosa? Si hablaba sobre ello sería su fin. Sabe cómo eran sus amigos, y no eran muy agradables con esos temas, no podría excusarse porque, ni él mismo sabía que le había movido a hacerlo. No quería preguntas por miedo a saber la respuesta. Le agarraron del hombro y le hicieron girarse.
-¡Oye! ¡Nomicon! ¿Siempre qué paso? -preguntó Bash.
-¿Qué ha pasado de qué? -dijo asustado. Ya se había enterado del asunto.
-Con el examen, ¿lo conseguiste? -respondió Bash .
-¡Ah! El examen. Sí claro, emmm... Todo fue como lo planeé -dijo Nomicon aliviado e intentando no parecer alterado.
-Bien, me alegro. Bueno te veo luego en el entrenamiento -se despidió dándole una palmada en la espalda.
La última persona que quería que se enterara de su pequeño desliz era Bash, es retorcido y agresivo, pero además era racista, homófobo y no dudaba en imponer su opinión.
Nomicon controlaba a Bash, pero eso era porque le había quitado lo racista a golpes, ganándose de una manera extraña que lo idolatrara, no podía permitirse que no estuviera de su lado. Lo ocurrido tenía que quedarse entre el idiota de Randy y él.
El entrenamiento duró dos horas, Nomicon quería llegar a casa y descansar de aquel complicado día. Tomó su botella y bebió tanta agua como fue capaz. Se dirigió al vestuario para ducharse y marcharse cuanto antes.
Hoy no le apetecía seguir las rutinas de después del entrenamiento, hablar de los últimos ligues mientras se cambiaban, felicitarse unos a otros con palmaditas y frases como "eres un monstruo" o "no hay quien te pare", después ir a beber unas cervezas, destrozar algún auto, esperar a la salida de algún bar a alguien para darle un buen susto...
Cosas que le aburren hacer, y de hecho estaba contento de poder apartase de ellos con una buena excusa.
Abrió su taquilla y comenzó a desvestirse. Tomo una toalla y se dirigió a las duchas.
Al llegar a ellas se paró en seco, vio a todos sus compañeros y le invadieron sus preocupaciones infundadas por el beso con Cunningham. No podía ducharse con los chicos, no hasta aclararse, lo había hecho miles de veces, pero ahora no estaba seguro de sí mismo. Se giró bruscamente chocando de cara con Bash que estaba totalmente desnudo.
-No me toques Bash -dijo Nomicon furioso.
-Lo siento, Nomicon -respondió Bash desconcertado.
-¿No te duchas, Nomicon ? -dijo Gordon desde el interior de las duchas.
-No, me ducharé en casa, tengo cosas que hacer -dijo marchándose sin ni siquiera mirarle, recogió sus cosas, se vistió y se marchó a casa.
Howard y Randy pasaron parte de la tarde juntos, bromearon y conversaron sobre las cosas que se perdieron en estos años, inclusive Randy se animó a mostrarle un tatuaje escondido que Fangbone le hizo y algunas perforaciones. Era como si nada hubiera ocurrido, seguían teniendo esa conexión que estuvo presente desde que se hicieron mejores amigos, pero algo faltaba y logro notarlo, Howard ya no le tenía la misma confianza.
Según Joey, debió arreglar todo desde el momento en que termino con Amanda. Él mismo lo animo a llevarlo en auto a su casa e inclusive a que lo invitara a que formara parte de la banda, pero por cuestiones de orgullo y ego, Randy pospuso las cosas con Howard hasta el día de hoy. Fangbone no tenía una forma de apoyarlo, solo le gustaba oir las anécdotas que Randy contaba de su antigua amistad. Spencer era el único que no estaba enterado del todo sobre la situación con Howard, pero se animaba a decirle que era un estúpido por no tomar la responsabilidad de sus actos. Joey y Spencer tenían razón, era un cobarde e idiota por dejar que Amanda controlará su parte de su vida..
No podía creer lo bien que se la paso, le mostro lo mucho que mejoro con la guitarra eléctrica, pasearon, comieron McBurguesas y McFrescos, Howard hablo de su noviazgo con Debbie Kang, su club con los Freaks y sus planes de ir a la universidad Mellowbrook.
-El rock me levanta el ánimo -le dijo Randy a Howard mientras caminaban hacia la parada de autobús -. Es mi viagra, como diría Angus Young -concluyó.
-Buena metáfora, viniendo de ti es una buena forma de verlo. - le concedió Howard con una sonrisa. - Sabes, eh estado pensando en ir al arcade como en los viejos tiempo, y pronto estrenaran una nueva película del Derriba tumbas en 4D, pero a los chicos del club no le gustan tanto los videojuegos como a mí. ¿Qué dices? ¿Vamos como en los viejos tiempos?
Se quedo mudo por la impresión, no exteriorizo nada como el chico genial que finge ser, estaba dispuesto a aceptar la invitación abierta, hasta que recordó que es Randy Cunningham y nada sale a su favor.
-Oh mierda, en serio quiero hacerlo, - llevo su mano hacia su nuca, rascando y tirando de su cabello por el repentino decaimiento. - si quiero ir a hacer todo eso, pero tengo que trabajar en las tardes y ensayar con mi banda.
-No te estoy poniendo un arma en la cabeza, Cunningham. No es para que te pongas así. - se rio. No podía creer que Randy pensara que le iba a dejar de hablar solo por no aceptar su invitación. - Hagamos esto, solo debemos ponernos de acuerdo e ir al arcade o al McBurger, hasta podríamos organizar una cita doble e invitar a las chicas al cine.
Llevo el peso de su guitarra a la espalda, estrechando ambas manos atrás de la nuca con los codos alzados sobre sus hombros, caminando a la par de Howard aún más relajado que antes.
-Estaría muy bien, pero aún no tengo pareja. - aun podía recordar la sensación de los labios de Nomicon sobre los suyos, e imaginar que podía invitarlo en esa cita doble le tenso por completo los músculos. - No sé si sea el momento de pensar en ello.
-Tal vez, pero si llegáramos a hacer lo de la cita doble no estaría mal si invitarás a Teresa Fowler. - ladeo su cuerpo contra el de Randy, empujándolo con un hombro y riendo juguetonamente como solía hacerlo antes.
Randy rio, no de una manera nerviosa, tenso los hombros y formo una sonrisa torcida con incomodidad, después de pasar un buen momento con su ex mejor amigo creyó haber olvidado lo sucedido en la sala de maestros, ni siquiera recordaba si termino o no el maldito examen, pero la sola mención de una cita ahora le ponía en duda si verse en un futuro con una chica o un chico. Tal vez podía salir con ambos.
En su mente no dejaba de pasar una escena ficticia de Nomicon y el en un cine, y eso sin duda alguna lo pone incómodo.
-Aquí nos separamos, quede en ir a la casa de Debbie a ayudarla con unas cosas.
No noto que ya han llegado a la parada de autobús, donde debía de ir pronto a su casa a preparar todo para irse al trabajo.
-¿Aun sigue siendo la única del club de periodismo?
-Así es, y aquí estás viendo a su asistente. - extendió los brazos con elocuencia, sonriendo como si Randy pudiera verlo con la cámara y block de notas. - Seguro se te hace tarde.
-Si, ya debo de irme.
Howard extendió su mano, Randy igualmente lo hizo, pero entonces el peli naranja la retiro y colocó el puño, él también lo imito sin saber que ocurría. Entonces, Howard golpeo levemente el poco contrario dos veces, una chispa se activó en la memoria del guitarrista recordando esas veces que ellos dos realizaban su saludo, y sin dudad ni un segundo le siguió la corriente a Howard, realizando después de tanto tiempo su saludo "secreto".
Randy se despidió de Howard los más pronto posible, más aún porque se le hacía tarde, pero hablar de citas a un futuro no mejoro su situación. Estaba igual o peor que al principio.
De camino a casa todo fue más rápido que lo habitual, en el comedor apenas hubo rastros de que su madre había estado allí, y si no fuera por los trastes sucios o el televisor encendido juraría que vive solo. Ahora ella consiguió un mejor empleo, así que no paraba muy seguido en la casa.
Randy intentaba ayudarla todo lo que podía, ya sea un poco de limpieza o simplemente mantener todo en orden, con todo su esfuerzo consiguió un trabajo de medio tiempo, y se esforzaba le dejaba tiempo libre. Inicio como un simple lavatrastos en el "Mystik Spiral", un bar restaurante con una plataforma a modo de escenario, pero después de suplicas y ensayos logro convencer a Wade -el dueño y coordinador. - de que dejara que su banda toque en el escenario.
No era un lugar muy popular, pero al menos tenían un público y podía ganar dinero de eso.
Se preparó algo rápido para cenar, tomos su guitarra y salió por la puerta. Su guitarra era su mayor tesoro, tuvo que trabajar durante dos años como jardinero en una urbanización para comprarla. Era de segundo mano, pero valió la pena. Él era el cantante del grupo, su voz no era milagrosa, sin embargo, todos decían que cantaba considerablemente bien.
Brad Buttoski, el portero del lugar, lo dejó pasar sin problemas, pero le miró con cara de pocos amigos, ya llevaba dos días retrasándose, la puntualidad no era una de sus cualidades. Los demás ya estaban allí esperándole.
-Hijo de tu puta madre, por poco tenemos que tocar sin ti. -le dijo Joey. - Y ya sabes que Spencer se niega a hacerlo.
-Lo siento, pero tengo una excusa comprensible. -respondió Randy.
-Ya suéltala, a ver si te creemos-dijo Joey, apático y molesto, distrayéndose con los botones de AP, la marioneta de calcetín.
-Creo que al fin arregle las cosas con Howard. - no pudo evitar sonreír mientras acomodaba sus cosas. - No me odia como lo creí.
-Me sirve. -dijo Spencer. - Pero tal vez no debiste tardar, como no sé, tres años.
-De acuerdo, pero ponte a cantar de una maldita vez -dijo Joey, guardando la marioneta en el bolsillo de su sudadera.
Comenzaron con una canción titulada "Your kiss", aquella noche ya estaba suficientemente despistado, y además cada nota y tono se le atragantaba y perdía la concentración. Cada frase de la maldita letra le hizo recordar lo ocurrido con Norisu.
-¿Se puede saber qué te pasa? - preguntó Joey.
-Nada Joey, es que hoy estoy algo cansado, ¿podríamos evitar las canciones que hablen de pasión o besos? -le pidió Randy.
-Está bien, como quieras... ¿Quieres que toquemos esa que le compusimos a Nomicon Norisu? -dijo Spencer pensado que eso le animaría.
-¡No! ¿Sabes? Creo que mejor me iré a casa si no les importa, no me encuentro bien -dijo Randy.
Lo miro mal, Fangbone jugueteaba con los palillos en sus manos, haciendo malabares sin siquiera trabarse con sus dedos, le gusta ver los pucheros de Joey como un pequeño berrinche, Spencer solo ajustaba el volumen de su altavoz, moviendo los decibeles sin importarle si los otros dos iniciaban una tonta discusión. Cuando el local se encuentra vacío, como a esa hora, es común que el eco sobresaliera por el increíble silencio que solo ellos podían romper, por ello no pudieron evitar voltear al escuchar los pasos de Wade acercarse, siguiéndole detrás un muchacho de cabello azabache y mechas rojas.
-Chicos, chicos. - los llamo a todos. - ¿Quién quiere 20 grandes?
-Acabas de obtener toda mi atención. - dijo Fangbone. - ¿De qué cadáver me ocupo?
-No, nada de eso niño cavernícola. - realizo ademanes con las manos, Joey no podía evitar aburrirse al escucharlo hablar siempre con una voz tan relajada. - Necesito que ayuden a los de Bondiband con los ensayos, se presentaran este sábado junto con ustedes.
Poso su brazo alrededor de los hombros del chico, estrujándolo levemente y sin ningún tipo de fuerza bruta. El chico sonríe nerviosamente, alzando una de las manos y saludándolos, tanto Randy como el resto reconocieron inmediatamente al chico como "Tony Macarroni", que intento entrar junto con su grupo con identificaciones falsas para tocar allí, mientras que Fangbone lo reconoció como el chico al que les vendió las identificaciones falsas.
-¿Los de Bondiband? - le cuestiono Spencer en voz alta. - Ellos ni siquiera tienen edad para entrar aquí, ¿Cómo supones que nadie note que tienen 15 años?
-Bueno, no es como que a alguien le importo que ustedes tocaran aquí a los 16 y 14. Ya arreglare eso con Brad, lo importante es que al igual que ustedes, el pequeño Rockstar y sus amigos viene a cumplir un sueño. - le contesto, tomando a Tony de los hombros para acercarlo a los chicos. - Además, ¿Qué no le recuerda a cierto amigo Ninja que les ofreció una oportunidad para tocar aquí?
Justo en el clavo; la conciencia de Joey Felt.
-Ta' bien, no importa.
-¡Excelente! ¡Así se habla niño marioneta! - exclamo Wade. - Les dejo a Tony, el solo viene para quedar el día de mañana con los otros, pónganse de acuerdo y esas cosas. - lo empujo levemente, soltándolo por fin en la dirección del guitarrista del grupo. - Amigo Ninja, tu dile las reglas al niño Rockstar, muéstrale el lugar y las bambalinas. Ustedes los cuidaran que no rompan nada y no beban nada que no sea sodas, solo denles las neveras de Gepardex y listo.
-Si no hay problema. - musito Randy.
Suspiro abatido, sus problemas no lo asfixiaban del cuello, pero en serio necesitaba un descanso para tener los pies en la tierra.
Después de una gratificante ducha, Nomicon se puso cómodo y se sentó junto al ordenador para mirar Instagram. Tenía varios mensajes de gente de la escuela, entre ellos dos de Amanda, en los que decía lo bien que se lo había pasado en su fiesta y que deseaba poder repetirlo pronto.
- Watashi wa sore o hijō ni utagatte imasu, ōjo -dijo en voz alta y eliminando el mensaje.
Y así una larga lista de pretendientes, comentarios despectivos de Nomicon y otros que ni siquiera tenía la intención de mirar, como los de la chica flautista. Tenía otro mensaje de Gordon, pero ese le leería más tarde.
Bajó a la cocina donde se encontraba su hermanastra, haciendo lo que parecían sus deberes en la encimera de la cocina. Abrió la nevera y tomó del cartón de zumo de naranja.
-No bebas del cartón, que luego me trago yo tus babas -le regañó Teresa al verlo.
-Mi padre compro este jugo, tengo todo el derecho de tomar cómo se me dé la gana, además, no te quejes, al menos así te tragarás las babas de alguien, porque con tu cara no creo que tengas más opciones -dijo Nomicon contraatacando y haciendo caso omiso a lo de no beber del cartón.
-Yo no soy una cualquiera como tu o todas las chicas con las que has estado, me reservo para alguien. -dijo Teresa a la defensiva.
-Díselo a alguien que le importe. - bebió una vez más del jugo. - Seguro es un idiota de esas bandas, no me digas más, ¿para Park Jimin? -dijo Nomicon burlándose y llenándose la boca de Jugo.
-¡Que imbécil! No soy ninguna niña. Me refería a Randy Cunningham para que te enteres -le gritó Teresa.
Nomicon se atragantó con el zumo y se vio obligado a expulsarlo de la boca.
-¿Randy Cunningham? -dijo tosiendo.
-Exacto, que tú le odies no quiere decir que a mí no me pueda gustar -replicó Teresa.
-¿Pero qué carajos se le puede ver a ese ridículo, perdedor y repulsivo imbécil? -gritó Nomicon lleno de rabia.
-¡No le insultes! Él es guapo, divertido, sensible e inteligente. Cualidades de las que tú careces -respondió Teresa llena de ira.
-¡Por favor! No me hagas reír, Cunningham tiene todas esas cosas en el trasero. Además, no tienen ni una cosa en común -le gritó a su hermana, furioso.
-Bueno, ya sabes lo que dicen, los polos opuestos se atraen -dijo Teresa decidida.
Y se marchó sin dirigirle ni una palabra más. Nomicon se quedó sin palabras al oír a su hermana. Aquella frase no le dejaría dormir.
Chapter 6: °
Summary:
Solo un paso de dejar el orgullo atrás.
Chapter Text
El despertador sonó un par de veces antes de que Randy se diera cuenta de su aviso.
No había pasado buena noche, se había dormido con pensamientos de preocupación por lo que le esperaba al día siguiente. No durmió más que tres horas. Pensó en faltar a clase y quedarse durmiendo todo el día, pero ya llevaba más de tres ausencias, y si seguía así lo suspenderían. Además, tendría que enfrentarse tarde o temprano a lo que trama Nomicon.
No quería verlo en todo el día, lo evitaría. Sus bromas, ofensas, empujones e intimidaciones siempre le dieron igual, es más, son sus amigos y él los únicos que lo molestan más de una vez a la semana, por ello lo odiaba tanto.
Se conocieron el primer año de escuela, por aquel entonces Nomicon ya contaba con el favor de la gente, ya que era conocido por su famoso origen étnico, su dinero y su habilidad en el campo de fútbol. Tenía a las chicas a sus pies, hasta a las de cursos superiores. Y su fama como persona peligrosa, a la que, si no le besas los pies lo pagabas, tenía a todos aterrados.
Randy era un chico que siempre estaba en las nubes, soñador y vividor, nunca hacia caso de ningún mandato, ni de su madre, ni de sus profesores, ni de cualquier autoridad. Por esa razón mucho menos le iba hacer caso a Nomicon, un chico mimado, creído y manipulador de su misma edad.
Coincidieron en clase, y para Randy era como cualquier persona, si el pelirrojo lo dejaba en paz, él le dejaría en paz también. Y así fue durante los primeros meses. Sin embargo, a Nomicon le comenzó a molestar la conducta indiferente de Randy. Nomicon recibía alabanzas de todos, apartaban la mirada cuando él los miraba de forma amenazadora, le prestaban cualquier cosa, incluso podía quedárselo, querían ser sus amigos, ir a su casa... Le temían, todos menos él. Le irritaba, iba por los pasillos sonriendo, con sus audífonos puestos, como si no le importara nada. Siempre le molesta la seguridad que tiene Randy, en clase siempre levantaba la mano para opinar, aunque fuera para contradecir a Nomicon.
Lo odia. Nomicon declaró esa rivalidad el día de la fiesta de fin de curso. Se decidió hacer una fiesta separada de la que hace la escuela, para tener más libertad y alejarse un poco de la vista de los profesores. Por lo que los delegados de las clases reunieron a todos en el gimnasio para que los alumnos propusieran lugares para hacer la fiesta. Nomicon tenía pensado proponer su casa, para que agradecieran haber hecho allí la fiesta, y disfrutaran como nunca, y todo gracias a él.
—Bien, comencemos. Primero expondrán sus propuestas, los demás podran hacer las preguntas que quieran y después votaremos de entre todas las ideas. La que reciba más votos será la elegida —dijo Kendall Perkins, representante del consejo de alumnos, desde lo alto de un pequeño escenario. — ¿Quién quiere comenzar?
Nomicon levantó la mano como una bala, la cara de algunos alumnos fue de decepción. Si el proponía una idea nadie se atrevería a proponer otra que eclipsara la suya, o acudiría con sus “amigos” para “convencerlo” de que su idea es mejor. Por lo que solo habría una propuesta, y sería la de Nomicon. Subió al escenario y todos aplaudieron efusivamente.
—Gracias compañeros, gracias —dijo moviendo los brazos para que dejaran de aplaudir—. Bueno como ya saben, yo tengo una casa con bastante espacio para hacer nuestra gran fiesta de fin de curso. Allí tengo los mejores videojuegos, lo último en sonido, y una parrilla que podríamos utilizar. Además, mi padre puede contratar un excelente buffet, por lo que no faltara comida. —expuso Nomicon sabiendo que no podía haber nada mejor que su idea.
—Muy generoso por tu parte Nomicon. Bien, demos paso a sus preguntas — dijo Kendall. Nadie levantó la mano, todos asentían satisfactoriamente por la idea del pelirrojo. Los tenía comiendo de su mano. Pero entonces vio una mano alzada en la cuarta fila, y como no, era de Randy Cunningham. Todos comenzaron a murmurar. —Sí, Randy ¿cuál es tu pregunta? —preguntó dándole paso.
—Sí, emmm... He oído que tienes piscina en tu casa, ¿la podríamos usar? —dijo Rady con curiosidad.
Todos miraron expectantes a Nomicon para ver su expresión y saber su respuesta.
—Pues bueno, como la fiesta será por la noche, no creo que a mi padre le parezca bien que la usáramos —contestó bastante irritado.
—Ya veo, y vives en un vecindario bastante prestigioso, respetable y tranquilo, ¿no? —dijo Randy.
—Sí, así es —respondió Nomicon con orgullo.
—Pues no sé qué pensarían los vecinos del volumen de la música, porque en una fiesta suele ser bastante alto — ataco Cunningham.
Estaba disfrutando desarmando la idea de Norisu.
—Habría que ponerla a una altura media, claro, pero mis altavoces son de gran calidad, se oirá perfectamente —intentó salir de esa traba, estaba más que irritado, ¿que intentaba Cunningham?
—Claro, claro y tu padre estaría presente en la fiesta, ¿verdad? —dijo Randy con cara inocente.
—Bueno... ¡Es su casa! —contestó alterado.
—Por supuesto, ¿y podremos llevar gorritos de fiesta o los prohibirás por si se nos clava la punta en el ojo? —dijo Randy con una sonrisa. Nomicon le miró con una inmensa furia contenida. La tensión se podía sentir, todos los alumnos estaban callados y temiendo lo que podría venir a continuación. Randy se rio de manera natural y quitándole importancia—. Es broma, no tengo más preguntas — dijo y se sentó relajado y cruzándose de brazos.
Nomicon estaba lleno de ira, le había dejado en ridículo delante de todos. Se intentó relajar, no debía preocuparse, luego le daría su merecido, además nadie más propondría nada, así que la victoria era suya.
—Bien, ¿alguna otra propuesta más? —preguntó Kendall. En unos segundos Nomicon saborearía el éxito, y después lo celebraría dándole una paliza a ese bocón. —Randy Cunningham, muy bien sube —dijo Kendall algo sorprendida.
¿Había levantado la mano? ¿Él? Randy subió al escenario con una sonrisa en la cara. La expresión de Nomicon era un poema, se veía a distancia que estaba anonadado y luchando contra una horrible rabia. Todos aplaudían, pero con cierta precaución.
—Bueno, mi idea es algo diferente a la de Norisu.— lo miró como si fuera su amigo íntimo. Lo hace a propósito, sabe del odio que le tiene Nomicon, se palpaba en el aire, pero él no permitiría ser controlado por nadie, la mejor forma de demostrárselo era esa, arruinando su protagonismo—. Como algunos saben toco en un local medianamente exitoso, es grande y cuenta con las mejores luces y equipos de sonido. El dueño me haría el favor de dejármelo una noche solo para nosotros, tendríamos música en directo a todo volumen, y bebida —dijo guiñando un ojo a su público. Todos pusieron máxima atención, y comenzaron a sonreír y a comentar entre ellos—. Nos emborracharemos y bailaremos toda la noche —dijo Randy animado, mientras el público asentía efusivamente—. Vamos, lo que viene siendo una fiesta real. Estamos en la escuela carajo, y es fin de curso, hagamos las cosas bien —concluyó Randy haciendo que todos se levantaran vitoreando y encantados con la idea.
—Muy bien, muy bien, ¿alguna pregunta para la propuesta de Randy? —preguntó Kendall intentando tranquilizar a los alumnos.
Nadie levantaba la mano. Nomicon trató de pensar rápidamente como podía hacer detestable la idea de Randy, pero no se le ocurría nada. Miró a sus amigos para ver si ellos levantaban la mano para ayudar, pero estaban hablando entre ellos sobre la fiesta de Randy, preferían la de él a la suya. Nadie decía nada, puede que hubiera perdido, que su propuesta hubiera fracasado por culpa de aquel personaje.
No se lo perdonaría nunca...
La votación fue demoledora para Nomicon, solo tuvo cuatro votos, que supuso que serían de sus amigos, que obviamente se lo dieron por lealtad, pero ellos querían la fiesta de Cunningham. Salieron del gimnasio dándole la enhorabuena a Randy, que sonreía como un niño pequeño y agradecía a todas sus alabanzas. Nomicon pasó a su lado acompañado de sus amigos dándole un pequeño empujón. Aquel se convirtió en el primero de muchos, cada vez que le veía le empujaba, le insultaba. La mayoría de las veces Randy le dedicaba una sonrisa burlona o le contestaba ingeniosamente.
Había veces que incluso llegaban a los puños, pero eran separados rápidamente. Así durante tres largo años, Randy nunca se acobardo ante la conducta de Nomicon. En el fondo le hacía gracia, ya que fue Randy el que le provoco, y Nomicon se comportaba como un niño al que le quitaron su precioso caramelo. Le encantaba verlo molesto por su causa.
Le demostraba día a día que era un rival a su altura y que no le tiene miedo. Pero esta es la primera vez que está preocupado por Nomicon. Sea lo que sea lo afrontaría, pero intentaría evitarlo el máximo tiempo posible.
Se vistió rápidamente, con unos pantalones negros, una sudadera azul y sus converses. Corrió a la cocina, tomo un tazón, lo relleno de leche y cereal y lo engulló en un santiamén. Se puso la mochila a la espalda y salió por la puerta.
Nomicon llegó temprano a la escuela, quería solucionar las cosas lo antes posible
Nomicon llegó temprano a la escuela, quería solucionar las cosas lo antes posible. Hablaría con Randy antes de empezar las clases. Ninguno de los dos tenía que salir mal parados por el asunto del beso. Le explicaría que fue un accidente y que podrían actuar como si nada hubiera ocurrido y volver a su maldita rutina diaria. A su odio mutuo. Quería interceptar a Randy antes de que hablara con alguien, tenía que evitar a toda costa que se fuera de sus manos y el tomara el control de la situación.
Una chica se acercaba a él, parecía ser la chica Flautista, la subdelegada –asistente de Kendall- de su curso, una chica muy castrosa y parlanchina que profesaba sus creencias religiosas a él y cualquier otro chico. Así de ridícula de ingenua es ella.
—Hola Nomicon, estamos decidiendo donde ir de viaje de fin de curso, ¿dónde te gustaría a ti?
Los aparatos dentales le hicieron escupir a media oración, Nomicon solo podía entrecerrar los ojos y alejar su rostro para que la saliva de la chica no cayera en su boca. Estaba demasiado ocupado para atender a esa Nerda. Tenía que hablar con Randy rápidamente, no se le podía escapar.
—Mmmm no lo sé, Florida estaría bien —dijo distraídamente.
—Bueno, habíamos pensado en algo más internacional, ya sabes, Paris, Barcelona, Cancún... —dijo chica Flautista.
—¡Kuso, Paris mismo! —exclamó, sentía que la poca cortesía que tiene se esfuma.
—¡Oh, estupendo Nomicon, la cuidad del amor! ¡Buena elección! No sabía que fueras tan romántico —dijo con tono coqueto, pero él se asqueo cuando accidentalmente ella escupió en su ojo.
—¡Oh, que asco! —dijo en un tono irritado, tapo su ojo afectado por las babas de la nerda y se marchó dejándola muy cortada.
"¿Dónde estaría aquel idiota? Siempre llegaba tarde, es un maldito desastre." Pensaba Nomicon buscándolo por todas partes. Vio a Bash con dos chicas que conocía, Lolo y Heidi. Eran las típicas animadoras cabezas huecas que solo pensaban en su aspecto y su estatus social, aun mas Heidi Weinerman con su estúpido Podcast y canal de Twitch. Lo llamaron para que se acercara. Si no lo hacía no le dejaran en todo el día, así que se acercó para ver que querían.
—¡Nomicon! ¿Vendrás este viernes a las hogueras? —preguntó Heidi enganchándose al brazo del pelirrojo.
—Por supuesto, no me lo perdería por nada —contestó con una sonrisa demasiado forzada.
—Habíamos pensado en que podíamos quedar los cuatro, así podremos llevar a estas preciosas chicas a ver el campo de juego —dijo Bash rodeando con el brazo a Lolo, y poniendo una mirada que Nomicon sabe perfectamente lo que significaba; Hacer el cursi durante las hogueras, llevarlas al estadio de futbol y besarlas hasta que al menos se animen a mostrar los pechos, cosa que rotundamente no sucederá.
"Nota mental: Hacer que Teresa pase el viernes en casa con Debbie Kang" pensó Nomicon.
—Claro, estoy deseando que llegue —dijo Nomicon mirando a Heidi.
—Luego hablamos y concretamos, ahora tengo algo que hacer.
—Okay Nomicon, yo me quedaré con estas dos señoritas —dijo Bash sonriéndole.
Nomicon se alejó pensando en la clase de amigo que tenía, personas desagradables y acosadores con las chicas, al menos Buford es el más decente de todos. Si por el fuera haría lo mismo, pero desde que se volvió hermano mayor de Teresa no dejaba de pensar en lo desagradable que sería si aquello le sucediera a ella. Sería capaz de meterlos en serios problemas si se llegara a enterar que Bash o Gordon convencieran a Teresa de cometer algo que ella no quisiera hacer. Estaba conciente de que ambos chicos tienen un interés en ella, pero sobre su cadáver dejaría que eso sucediera.
Así no podía encontrar a Randy, teniendo que parar para hablar a cada minuto. Ya debía haber llegado, tenía que encontrarle para que no lo fastidiara. Solía estar por el ala este con sus amigos, iría allí directamente, no debía perder más tiempo. Si nadie más le interrumpía...
—¡Nomicon! —exclamó Gordon Gibble junto a Buford aproximándose a él.
—Hola chicos, ahora no tengo tiempo —dijo Nomicon intentando marcharse.
—¿A qué lugar vamos a decidir ir de viaje? Hay que ir convenciendo a todos —dijo Gordon animadamente.
—¿Otra vez con el maldito tema del viaje? La nerda de la chica Flautista no me dejaba en paz con eso —dijo Nomicon desquiciado.
—¿Estabas con la chica Flautista? Creí que te gustaban de otro tipo. —dijo Buford burlón. — Algo como Kendall o Heidi.
—¿La llamo Nerda y dices que me gusta? Kuso, Karera wa anata ga orokana koto o iu tabi ni shiharaubekidesu —dijo Nomicon enfurecido.
—Si, lo que sea que hallas dicho. —dijo Buford divertido con la situación.
—Tranquilo Nomicon, era una broma. Mira te cuento algo para compensarte, acabamos de destrozar las cosas que había en la taquilla de Spencer Wright. El muy imbécil se la dejó abierta ayer, nosotros lo descubrimos en un golpe de suerte, y le hemos jodido los libros y esas mierdas de música... —dijo Gordon entusiasmado.
—Partituras — aclaro Buford.
—Eso, partituras — corrigió Gordon. — Después, cuando descubrió lo que hicimos se puso como una furia, y vino buscando pelea.
—Me alegro de que se divirtieran atormentando a esos idiotas, la próxima vez avísenme que me apunto, pero ahora... —dijo Nomicon haciendo un amago de marcharse.
—Sí, pero entonces vino el wey de Randy Cunningham, y todo se fue a la verga. Ese pendejo tiene fuerza —dijo Buford enfurruñado.
Nomicon al oír ese nombre comenzó a prestar atención mirando a Buford con los ojos curiosos.
—Ya le daremos su merecido a la salida, así te vienes Nomicon, sabemos que te quieres desquitar con él. —dijo Gordon
—¡Exacto! — exclamo Buford.
—¿Cunningham? ¿Junto a la taquilla de Spencer Wright? —dijo Nomicon apresuradamente.
—Emmm sí, allí mismo —contestó Gordon algo extrañado.
Nomicon se marchó rápidamente dejando a sus amigos algo desconcertados.
—Esos tipos sin cerebro me han dejado mis cosas hechas una mierda —dijo Spencer furioso
—Esos tipos sin cerebro me han dejado mis cosas hechas una mierda —dijo Spencer furioso. — ¡No me jodas! Me han quemado la chaqueta, ¡la chaqueta de Billy! Me la van a pagar, te juro que me la van a pagar...
—Tranquilízate, ya se la devolveremos —dijo Randy ayudando a su amigo a recoger sus cosas del suelo—. Además, ya viste como salieron corriendo. Son unos maricas, solo se atreven con nosotros cuando son mayoría. Patéticos.
—Sí, algo es algo, pero les voy a joder. He visto que Gordon tiene auto nuevo, puede que vaya al estacionamiento a pincharle las llantas y a rayar esa preciosa carrocería —dijo Spencer pensando en su venganza.
—Gran idea, con lo materialistas que son ya imagino a Gordon llorando como una niña —se burló Randy.
—Yo también empiezo a imaginármelo —dijo Spencer y los dos amigos se echaron a reír—. Mira, allí está Norisu —dijo. Randy se giró rápidamente—. Parece que busca a alguien —añadió observando a Nomicon.
Lo buscaba a él, y Randy lo sabe. Tenía que moverse rápido, no quería cruzarse con él. Aun no le había visto, tenía una oportunidad.
—Bueno Spens, me marcho, luego te veo —dijo Randy apresuradamente.
Entonces alzó la vista para ver donde estaba Nomicon, y sus miradas se encontraron. Allí estaba, hablando con Spencer Wright. Entonces levantó la vista y se miraron, solo durante un segundo, pero pareció una eternidad.
Los dos esperaban que el otro dijera alguna burla en alto, le señalará y contara lo sucedido, pero no pasó nada. Randy se dio la vuelta bruscamente escapando de Nomicon. Tenía que despistarlo, puede que en cierto modo huyera de Nomicon porque le recordaba lo sucedido, pero no quería verlo. Era la primera vez que le veía después de aquello, solo recordaba que se besaron en un espacio tan cerrado, sonó la campana y él se marchó. ¿Cómo podía mirarlo después de aquello?
Nomicon lo siguió, no entendía porque huía, ¿se creería acaso que lo iba a besar otra vez o qué? Era de locos, solo quería hacer un trato y olvidar el tema, pero el idiota parecía que quería seguir atormentándolo. Varias personas intentaban pararlo para hablar, a Randy simplemente lo ignorar y siguen con su camino hasta ser atrapados por la atmosfera imaginaria de Nomicon, pero ellos no se detenían.
Nomicon vio a la chica Flautista, pensó en la posibilidad de que ella detuviera a Randy, al menos su pesadez le sería de utilidad. Pero no, al ver a Nomicon dejó pasar a Randy y se dirigió a él.
—¡Nomicon! —exclamó colocándose en medio de su camino—. Siento mucho lo pesada que fui antes, es que este viaje es muy importante para mí... —empezó a decir mientras Nomicon intentaba esquivarla, pero se movía muy rápido y no le dejaba pasar.
—¡Seguro podremos conversarlo en algún otro momento! —exclamó Nomicon de mala gana.
—Ya sé que esto no te interesa, pero verás... —dijo haciendo caso omiso a la respuesta de Nomicon. ¡Se le escapaba Randy Cunningham!
—¡Kusokurae! —explotó Nomicon.
Tomo a la chica Flautista por debajo de las axilas y la levantó para desplazarla a un lado, y corrió detrás de Randy. Ella se quedó boquiabierta ante la situación.
"Nomicon Norisu me ha levantado apasionadamente" pensó.
—Me ama —dijo para sí misma.
Randy miró hacia atrás y no vio rastro de Nomicon, lo había perdido. Se metió en el baño para echarse agua en la cara y entonces se abrió la puerta. Era Nomicon Norisu, que entró precipitadamente y al ver allí a Randy solo se calmó, y cerró la puerta despacio.
Randy maldijo en silencio y se dio la vuelta lentamente.
Se recostó con las manos apoyadas en el lavabo, esperando las palabras de Nomicon. Se quedaron en silencio mirándose fijamente intentando adivinar que pensaba el otro. Nomicon miró un momento al suelo, pensando en lo que iba a decir ya que parecía que Randy no tenía intención de decir nada, pero solo se le ocurrió decir una cosa.
—Yo no voy a decir nada —dijo Nomicon algo nervioso.
Randy bufó y dijo;
—¿Y crees que yo sí?
A Nomicon no le gustaron los modos de Randy y se alteró un poco.
—Ah, no sé qué intenciones tenías cuando me besaste —dijo Nomicon con tono molesto.
En realidad, no sabía porque dijo aquello, sabía que fue él el que dio el primer paso, pero le molestaba que Randy hubiera dicho aquello, como si todo hubiera sido culpa suya.
—¿Que yo te besé a ti? —preguntó Randy consternado—. Fuiste tú el que pegó sus asquerosos labios en mi cara.
—Pues yo no vi que te quejaras en ningún momento, bakayaro—dijo Nomicon con tono furioso e intentando ocultar que se había ruborizado.
—Porque me tenías aprisionado contra la pared y no podía salir fuera, ¿qué te creías? —dijo Randy de muy mal humor.
Entonces alguien entró, el fastidioso e insoportable primo de Kick Buttoswki.
—¡Lárgate! —exclamaron los dos.
El chico se fue sin pensarlo dos veces.
—No te besé, estabas tan cerca que... Me choqué con tu boca —dijo Nomicon pensando apresuradamente.
—¿En serio? ¿Esa es tu excusa? ¿Qué te chocaste con mi boca? —preguntó Randy sin dar crédito a lo que oía.
—Pues sí —dijo Nomicon decidido. Randy se quedó con cara inexpresiva y sin más se echó a reír como un loco, sin poder parar. —¿De qué carajo te ríes? —preguntó Nomicon furioso.
—De lo ridículo que suenas intentando mentirme a mí y a ti mismo —dijo Randy aun riendo.
—No intento mentir a nadie, creído de mierda. Te digo lo que hay, y eso no fue un estúpido beso —dijo acercándose amenazadoramente a Randy —. ¿Me oyes? ¡No fue un beso!
Randy dejó de reír.
—¿Insinúas que no sé cómo es un maldito beso? —preguntó Randy.
—Puede ser —dijo Nomicon más calmado.
Randy sabía lo que venía a continuación, intentó frenarse a sí mismo, pero tenía que reconocerlo, se moría de ganas.
—Esto es un maldito beso —dijo Randy tomando a Nomicon bruscamente de la nuca pegando su boca a la suya, al principio usando solo los labios, pero pronto se dispuso a introducir la lengua.
Antes de que lo hiciera Nomicon le empujó contra la pared apartándole. Los dos se quedaron mirándose durante un segundo hasta que Nomicon dijo;
—¡Chikushoume, Jūyōdesu ka!
Y se lanzó contra Randy. Se besaron apasionadamente, Nomicon tenía a Randy agarrado del cuello, y Randy se amarraba a su cintura. Nomicon se detuvo y se dio cuenta de que estaban en el baño, y que en cualquier momento podría entrar alguien, así que tomo a Randy del cuello de la chaqueta, lo metió en uno de los cubículos individuales, cerrando la puerta. Se dio la vuelta y Randy volvió a besarlo, apretándole contra la puerta. Aquello era raro, pero maravillosamente raro.
Nomicon rozaba su lengua con la de Randy. Estaba muy excitado, no podía pensar, solo actuar. Cambió a Randy de lado y le apoyó contra la puerta. Lo agarró del pelo para hacerle levantar la cabeza y poder besar su cuello. No podía ir despacio, iba a toda prisa.
A Randy no le dio tiempo a pensar si aquello era demasiado o no, solo cerró los ojos y disfrutó de los besos de Nomicon, que pronto se transformaron en lametones. Randy reaccionó y lo echó hacia atrás apartándolo un poco. Lo agarró de los bordes de la chaqueta y le impulsó hacia él. Randy acercó su boca a la oreja de Nomicon y la comenzó a besar y saborear. Se introdujo el lóbulo en la boca y oyó a Nomicon suspirar apresuradamente.
—¡Yamete kudasai! —exclamó Nomicon casi sin respiración.
"Okay, eso sí lo entendí." Pensó Randy.
Quería reírse en ese preciso instante, pero recordó con quien esta y que estaba haciendo.
Randy paró y miró a los ojos a Nomicon. Volvieron a besarse, pero esta vez más despacio, disfrutando del momento. Separaron lentamente sus labios y se quedaron mirándose cara a cara.
—Está bien —dijo Randy rompiendo el silencio—. Salgamos.
Salieron del baño y el pasillo estaba vacío.
—¿Cuándo ha sonado la campana? —dijo Randy sin comprender.
Nomicon miró su celular.
—Hace diez minutos —contestó sin creérselo.
—¿Llevamos ahí quince minutos? Mierda, y ni siquiera hemos oído el timbre —dijo Randy sorprendido.
—Vamos, si nos ve un profesor fuera de clase nos pondrán un buen castigo —dijo Nomicon girándose hacia la dirección opuesta—. Conozco el sitio perfecto.
Randy lo miró con cara de sospecha, pero siguió a Nomicon.
Los dos miraban el horizonte sin decir nada, a una distancia considerable
Los dos miraban el horizonte sin decir nada, a una distancia considerable. Randy estaba tumbado en el suelo relajado y Nomicon sentado en el muro que te impide caer desde la azotea.
—Nunca había subido a la azotea, pensaba que estaba prohibido —dijo Randy para romper el silencio.
—Y lo está, Bash descubrió como acceder en un momento de calentón extremo, y subimos desde entonces de vez en cuando —dijo Nomicon distraído.
—¡Increíble!, tú y tus amigos haciendo algo útil. No pensé que viviría para verlo —dijo con tono burlón.
—Bueno, para inútiles sin remedio ya están ustedes, ¿verdad? —dijo Nomicon con una sonrisa pícara.
—Al menos tenemos más de dos neuronas —dijo Randy algo más serio.
—Eso lo dudo mucho —contestó Nomicon. Tras un largo silencio Nomicon volvió a hablar. —No tiene por qué cambiar nada.
Randy lo miró con curiosidad.
—¿A qué te refieres? — preguntó.
—Ya sabes, podemos seguir odiándonos mutuamente, hacernos putadas, seguir con nuestras peleas y llevarlo como si nada.
—¿Llevarlo? —preguntó Randy sin comprender—. Yo no soy gay, Norisu.
—¿Quién ha dicho que lo seas? ¡Tampoco lo soy! —dijo Nomicon molesto—. Pero a los dos nos gusta esto, eso no me lo puedes negar. No quiere decir que me caigas mejor, es más, ahora te detesto más que antes. Pero no puedo remediar que me guste lo que hacemos.
—Entiendo —Randy asintió lentamente—. ¿Pero cómo mierda nos vamos a comportar entonces? —preguntó sin comprender.
—Pues igual que antes, solo que añadiéndole algo más —explicó Nomicon .
—Es una rara combinación —apuntó Randy.
—Bueno, ¿y cuál no lo es? Es solo asunto nuestro —concluyó Nomicon.
En ese momento sonó el timbre.
—Muy bien, en tal caso... —dijo Randy sonriendo y levantándose. Se acercó a Nomicon más de lo necesario, hizo un amago de besarle, pero se paró en el último segundo y beso la punta de su nariz. — Hasta luego, Fresita.
Vio a Randy de reojo y lo dejo marcharse, pero no contaba que él regresaría y golpeara su trasero con la palma de su mano.
—¡Ey!
—¡Ey!
Chapter 7: Y
Summary:
De mal en peor
Notes:
Waha es un personaje que pertenece a una serie francesa de nombre Trolls of Troy. Es la ex novia de Fangbone en esta historia y actualmente se llevan muy bien como para seguir en contacto.
Creo que esto ya va a ser un mega crosover, es decir, hay personajes de Planeta x, kick buttoswki, DTMG, RC9NG.
Amanda es lo peor
Chapter Text
Nomicon tendría lo que quería con Randy, una enemistad continua y pasión desenfrenada. Bajó de muy buen humor de la azotea. Ya estaba todo el mundo por los pasillos, esperando a la siguiente hora. Localizó a Gordon y se reunió con él.
—Vaya, por fin te dejas ver. ¿Se puede saber dónde te metes? —preguntó Gordon con curiosidad—. No fuiste a clase, y antes parecía que ibas con prisa.
—Tenía que arreglar algunos asuntos —respondió con una sonrisa pícara.
—¿Y qué puñetas significa esa sonrisa? —preguntó Gordon—. ¿Has estado cogiendote a una?
—Algo así —admitió Nomicon.
—Vaya, vaya... ¿Y quién es? ¿La conozco? —le preguntó Gordon dirigiéndose a la cafetería.
—Emmm no, no es de esta escuela —dijo Nomicon rápidamente—. Pero es muy rebelde y difícil de controlar. —dijo sonriendo.
—¿En serio? Carajo, que me presente alguna amiga suya, que las de aquí cada día son peores —comentó Gordon—. Por cierto, me ha contado Bash que planeas llevarte a Heidi al campo de fútbol —dijo Gordon riéndose.
—¿A quién? —preguntó Nomicon sin saber de qué le hablaba.
—A Heidi, la amiga de Lolo y Suzi —dijo Gordon extrañado de que su amigo no supiera de quien le hablaba.
—¡Ah! La pelinaranja... Solo lo he hecho porque Bash quiere con su amiga —dijo Nomicon cuando se acordó de su encuentro.
—Debes estar de coña... Hablas como si fuera un sacrificio el beneficiarte a Heidi —dijo Gordon sorprendido.
—No es mi tipo, pero supongo que lo haré, todo sea por un amigo —dijo Nomicon, y rieron hasta llegar a la cafetería.
Hacía buen tiempo fuera. Randy se reunió en las gradas del estadio de fútbol con sus amigos. Allí se dedicaban a ensuciarlo para que el equipo de la escuela tardara en comenzar a entrenar. Joey les hablaba mientras tanto de la chica de sus sueños. Pauline Bell. La había conocido en clase de ciencias y era su compañera de laboratorio. Hablaba de ella como si fuera una belleza pelirosa, comparable a Ramona Flowers -su crush de toda la vida-. Sin embargo, todos la conocían y era una chica que va a su propio ritmo y ni en sueños podría tomar en serio a Joey.
—¡Genial! ¿Y tú a ella también le gustas? —preguntó Spencer.
—Bueno, es pronto para saberlo, solo llevo una clase siendo su compañero — contestó Joey.
—Tú te has enamorado de ella en una clase, puede que ella también —le dijo Fangbone a Joey.
—Pero tiene que estar seguro que ella guste de él. — espeto Spencer — ¿Que si ella solo fue amable?
—¡No es lo mismo! Ella podría tener a cualquiera, a diferencia de mí... —dijo a su pesar Joey.
—¡Eso es una tremenda mamada, tú también puedes tener a cualquiera! —le dijo Randy—. Eres el compositor de un grupo, a todas las chicas les gusta eso, además eres guapo y sexy, carajo. —dijo Randy intentando animar a su amigo.
—No es que no esté de acuerdo con lo que dices, Randy, pero has sonado como un verdadero mariquita —dijo Fangbone burlándose.
—¡Yo no soy gay! —dijo Randy apresuradamente.
—Es que sí hombre, no sabía que estuvieras enamorado de mí —dijo Joey riéndose y contagiando la risa al resto de sus amigos.
—¡Váyanse a la mierda! —dijo Randy dando una patada a Joey y haciendo amago de levantarse.
—¡Es broma pendeja! Gracias, me has conseguido animar —dijo Joey dándole un golpe en la espalda a su amigo.
—De nada. Y que sepas que, si fuera gay, no serias mi tipo —dijo Randy y todos se echaron a reír
—El mío sí. — comento Fangbone, pero ni siquiera lo escucharon.
—Por cierto, Spencer, te he traído un regalo. No es exactamente lo que querías, pero supongo que te será útil —dijo Randy sacándose unas llaves de su bolsillo.
—¿Qué es esto? —dijo Spencer con curiosidad.
—Pues una llave, idiota —dijo Fangbone haciendo uso de su inteligencia.
—Ya, joder, ¿pero qué puñetas abre? —preguntó Spencer con curiosidad.
—El auto de Nomicon Norisu —dijo Randy con una sonrisa maligna.
La cara de todos sus amigos se transformó en la misma.
En la cafetería solo se hablaba de la noche de las hogueras que sería dentro de dos días. Todos le preguntaban si iría, una pregunta bastante estúpida.
La noche de las hogueras era una celebración que se hacía después del comienzo de la temporada de fútbol, y él era el corredor estrella, así que como decía él, era algo estúpido. Suponía que le preguntaban para asegurarse de que iba a ir, ya que la mayoría de sus entrevistadores eran mujeres, y tendrían alguna intención con él. Heidi ya se encargó de comunicar a todas las chicas que esa noche Nomicon Norisu seria suyo, pero todas sabían que Nomicon Norisu no era hombre de ninguna mujer. Él no exigía nada, simplemente se dejaba hacer, si ellas tantas ganas tenían debía de soportarlas hasta que ellas solas se decepcionaran de él. Pero Nomicon no podía parar de preguntarse si Randy iría, aunque conociéndolo lo dudaba, odiaba el fútbol.
Recordó que una vez en clase de gimnasia el entrenador Corvis Copernicus, un anciano calvo y de extremidades delgadas, vio que Randy Cunningham tenía madera como running back –antes de que el fuera escogido, tenían a Cunningham como primera opción. -. Ese puesto consistía en recibir el balón del quarterback y correr esquivando a los rivales para no ser bloqueado hasta llegar a la zona de marca. Randy Cunningham corría como un condenado, es ágil y veloz, así que el entrenador le propuso ser parte del equipo, a lo que este contestó textualmente;
"—No gracias, no quiero formar parte de su circo de monos en camiseta".
Desde entonces el entrenador Copernicus comparte algo con Nomicon; el odio a Randy Cunningham. Aunque el entrenador odia a todo el mundo, incluído el suplente de educación física Dan Zembroski y la maestra de cálculo Amanda Hihgborne, ambos nuevos en la escuela.
Esto le recordó que tenía que hablar con su entrenador, desde que noto que tomaba más el liderazgo del equipo que Bash Jonhson su relación se estrechó, era lo más semejante que tenía como su mentor y le había asegurado que lo llevaría al éxito. El primer día de curso se reunió con él en su despacho para hablar sobre la nueva temporada.
—Bien Norisu, te he traído aquí para hablar de tu futuro —comenzó a decir el entrenador—. Esta temporada es crucial para ti, para que te escojan en un buen equipo universitario. Además de entrar en un gran equipo puedes lograr una gran beca de estudios.
—Lo sé entrenador Copernicus, he entrenado muy duro este verano porque es mi objetivo principal —se sincero Nomicon.
—Eso es Norisu, has de poner mucho empeño, te juegas tu futuro —le dijo seriamente el entrenador—. A lo largo de la temporada varios hojeadores estarán pendientes de los alumnos de último curso con más habilidad y destreza, por ello no solo debes hacer a tu equipo ganar, sino hacerte brillar a ti mismo.
—Eso haré señor —dijo Nomicon entusiasmado por las palabras del entrenador.
—Bien, eso es todo, ya puedes ir a ducharte —dijo Copernicus despachando a Nomicon—. ¡Ah! Una última cosa Norisu —dijo el entrenador cuando Nomicon ya se marchaba. Nomicon se giró para oír a su entrenador.
—¿Sí, señor? —preguntó Nomicon.
—No la cagues —dijo finalmente el entrenador Copernicus.
¿Qué se creía ese sujeto para decirle tal cosa? ¿acaso cree que es el imbécil incompetente de Bash Jhonson? Conseguir la beca deportiva era el menor de sus problemas, solo necesita los créditos que le daría el entrenador al terminar la temporada y podría irse pronto de este país, accedería a la mejor universidad y continuaría su vida siendo un hombre de éxito como su padre, no lo arruinaría por nada ni por nadie, de eso estaba seguro. Aunque si no aprobaba desde luego no podría ir a la universidad fuera del país, así que se fue a clase, no podía saltarse ninguna más.
Se saltaron la clase para poder llevar a cabo su plan, destrozarían el auto de Norisu en venganza a lo que le habían hecho a Spencer. Corrieron al aparcamiento, se aseguraron de que no hubiera nadie allí y se montaron en el auto de Nomicon. Tenían que llevarlo lejos, destrozarlo y dejarlo en su sitio en dos horas, antes de que acabaran las clases.
—¡Eres el puto amo Randy! —dijo Spencer, qué no cabía en sí de gozo.
—Gracias, gracias. Pero como diría el señor Lobo "No nos chupemos los pitos todavía" —dijo Randy arrancando el auto.
—Por cierto, Randy, ¿cómo has conseguido las llaves? —preguntó Joey con curiosidad.
—Me di un empujón a propósito con él, y pude tomarlas sin que se diera cuenta de su bolsillo —contestó inventando algo lo más rápido posible.
Sus amigos se quedaron mirándolo con caras inexpresivas, por un momento pensó que no le habían creído y que habían descubierto la cruda realidad.
—Eres todo un dedotes, eeh —dijo Fangbone riendo.
—No te lo puedes ni imaginar —contestó Randy.
Llevaron el auto a un lote baldío, allí no debían preocuparse de ser vistos. Le rompieron las ventanillas, los espejos, le escribieron "Jódete" en la carrocería... Y por si fuera poco le dejaron uno de sus CDs en el auto, con la canción que le compusieron a él preparada para ser la primera en sonar.
—No puedo esperar a que lo vea —dijo Spencer buscando una rata muerta para ponerla como adorno en el retrovisor de dentro del auto. Randy y Joey le acompañaban, mientras Fangbone seguía con el mantenimiento del auto.
—Yo tampoco, aunque nos ira de la fregada si se enteran. —dijo Joey algo preocupado.
—Que se joda, para que a la próxima sepa que con nosotros no se juega —dijo Randy decidido.
—Por cierto, ¿iremos a su querida fiesta? —preguntó Joey.
—¿A las hogueras? —preguntó Spencer
—¿Desde cuándo te interesa esa fiesta? —dijo con curiosidad Randy.
—Desde que sé que Pauline irá —dijo Joey algo avergonzado—. Sé que odian esas fiestas, pero...
—Claro que las odiamos, ¡nuestros mayores enemigos son los puñeteros anfitriones, carajo! —dijo Spencer algo alterado.
—Razón de más para ir, ¿no? Seguro que vernos allí les jode el día —dijo Joey buscando una razón para convencerles.
Nomicon iría a esa fiesta, pensó Randy. No es que ansiara estar con él, pero quería volver a tener un encuentro como el de ese día, y no estaría mal que fuera el día de las hogueras. Además sentía cierta curiosidad por saber la cara que pondría al verle allí.
—Joey tiene razón —dijo Randy de repente.
—¿Que Joey tiene razón? —preguntó Spencer sin dar crédito.
—Vamos Spens, ¿qué te preocupa? Vamos allí, dejamos pasmados a los putos lame salchichas, Joey ve a su chica y nosotros les quitamos las suyas a los chupapitos de los GoldenFish —dijo Randy bastante animado.
—Gracias Rand. —dijo Joey, agradecido por el apoyo de su amigo.
—Bueno, como quieran... Pero como alguno de esos jodidos imbéciles quiera tomarla con mi taquilla por nuestra visita a las hogueras, juró que la tomaré con sus autos —dijo Spencer, marchándose indignado.
—¿De qué autos hablas? Si nosotros como mucho tenemos bicicleta —dijo Randy haciendo que Joey estallara en risas.
Volvieron con una rata lo bastante asquerosa como para que Nomicon Norisu saliera espantado. Vieron a Fangbone sentado en el suelo, supusieron que eso significaba que había acabado con su trabajo.
—¡Ya estamos aquí, Fangbone! ¿Qué has hecho en nuestra ausencia? —dijo Joey agarrando la rata del rabo.
—Asómense a las ventanillas y lo verán. —dijo Fangbone con una sonrisa maligna.
Spencer con curiosidad fue a mirar.
—¡Me cago en la puta, Fangbone! ¿Qué coño has hecho? —dijo Spencer asqueado.
—Le he dejado un regalito en la parte trasera del auto —dijo Fangbone riéndose—. Bueno, varios.
Fangbone había hecho sus necesidades por todo el asiento trasero del auto.
—¿Pero estas pendejo o qué te pasa? —dijo Randy furioso.
—¿Por qué carajos se ponen así? Así Norisu no podrá llevar a nadie en su asiento trasero —dijo Fangbone riéndose.
—¿No te has parado a pensar que nosotros tenemos que volver en este auto pendejo? —continuó Randy fuera de sí—. ¡¿Nos montamos todos delante o vamos de acompañantes de tu mierda?!
—Lo siento, no lo había pensado chicos —dijo Fangbone excusándose.
—No, si está claro que lo tuyo no es pensar —añadió Spencer.
—A la mierda, creo que voy a vomitar —se quejó Joey, después de haber mirado por la ventanilla.
—Y lo dice el chico que lleva una rata en la mano —dijo Fangbone sin poder dejar de reír.
—Bueno, tenemos que volver ya, las clases terminan en quince minutos. Hay que darnos prisa —dijo Spencer.
—Yo conduzco. Joey y Spencer, métanse como puedan en el asiento del copiloto — dijo Randy pensando en cómo volver.
—¿Y yo, Randy? —preguntó Fangbone.
—¡Tú a la cajuela! —dijo Randy señalando su lugar.
—A no ser que quieras ir con tu mierda. —dijo Joey riéndose.
Tocó el timbre del final de las clases, Nomicon salió acompañado de sus amigos de buen humor, Buford solo podia pensar que no es comun encontrar a Nomicon de muy buen humor.
Había tenido un buen día. Ahora iría a casa a prepararse, luego a entrenar y después saldría con sus amigos. Un día redondo, lo que se puede decir.
—Oye, ¿tu hermana irá a las hogueras? —preguntó Gordon.
—Pues no lo sé, pero ni te le acerques, ¿me oyes? ¿Qué te ha dado con mi hermana? —dijo Nomicon molesto.
—De acuerdo, de acuerdo. Fue solo una simple pregunta. Más bien lo preguntaba por ti, si ella va te tocará estar pendiente —dijo Gordon excusándose.
—Ella puede cuidarse sola de chicos tan insistentes y molestos como tú. —dijo Nomicon finalizando el tema.
"Debo comprarle un teaser" pensó Nomicon.
Fueron al aparcamiento donde estaba su auto. Tenía que llevar y traer cada día a su hermana, por lo que siempre le tocaba esperarla un buen rato, ya que siempre se entretenía a hablar con su amiga coreana, o peor aún, a esperar a ver salir a Randy.
Al llegar vieron un pelotón de gente acumulado donde él tenía el auto.
—¿Qué pasa ahí? —preguntó Nomicon con curiosidad.
—¿No es ahí donde tienes el auto? —le preguntó Gordon.
Nomicon no contestó y aceleró el paso para saber que ocurría. Nada de lo que hubiera imaginado se aproximaba a lo que había pasado en realidad. La gente estaba rodeando su auto porque estaba destrozado. Apestaba, le habían roto las ventanillas, pintado "Jódete" en el costado, y a saber que más barbaridades.
—Aquí no hay nada que ver, ¡largo! —gritó Gordon a los mirones al saber que el objeto de sus miradas era el auto de su amigo.
Nomicon estaba demasiado conmocionado para decir nada. Su auto, su querido auto fue arrasado. Su padre lo mataría, eso como poco. Sus amigos consiguieron desalojar a la mayoría. Nomicon estaba en shock mirando con la boca abierta lo que quedaba de su auto. Gordon se acercó a la ventanilla de atrás que desprendía un espantoso olor.
—Nomicon, sé que ahora no es el mejor momento, pero toma un poco de aire... —comenzó a decir Gordon.
—Ya no atrases esto, solo dile —dijo Buford que acababa de mirar por el otro lado.
—Y mira detrás —concluyó Gordon mirando a Buford con cara de pocos amigos. Nomicon temía mirar, pero se obligó a moverse y observar el interior.
—¡Chikushoume! ¡Watashi wa karera o korosu tsumoridesu!! —dijo Nomicon fuera de sí.
—¿Qué le ha pasado a tu auto? —dijo una voz, la de Theresa. Nomicon se giró y vio allí a su hermana, espantada ante la visión del auto.
—Lo he tuneado. ¿A ti qué te parece? —dijo Nomicon furioso.
Theresa no dijo nada más, su hermano ahora estaba en uno de sus peores momentos y no quería ser víctima de su mal humor.
—Nomicon, a lo mejor a ti te gusta, pero, ¿quieres que te quitemos la rata de decoración? —dijo Bash aguantado la risa.
—¿La qué? —preguntó Nomicon. Era lo que le faltaba.
—¡Dios mío! ¿Una rata? —gritó Theresa sobresaltada.
—Oye Nomicon, la llave está puesta. Alguien te las ha debido de robar hoy — advirtió a su amigo al inspeccionar el interior del auto.
Tomaron la rata con cuidado y la tiraron lejos. Al mirar la trayectoria se fijó en el otro lado del aparcamiento. En el muro que marcaba los límites de la escuela, se encontraban Randy Cunningham y sus amigos mirando la escena. Randy le sonreía maliciosamente y sus amigos se retorcían de risa. Había sido él. Ahora todo cobraba sentido. En algún momento de su encuentro con Randy le había robado las llaves. Gordon siguió la mirada de Nomicon y los vio también.
—¿Han sido esos idiotas? —preguntó Gordon.
—Estoy totalmente seguro de ello —contestó Nomicon con una mirada llena de ira y un tanto siniestra.
—Habrá sido su respuesta por lo de la taquilla —puntualizó Bash.
Gordon y Buford se miraron a los ojos llenos de culpabilidad.
—Se lo haremos pagar, Nomicon, te lo aseguro —dijo Buford apoyando una mano en el hombro de éste.
Por supuesto que se lo harían pagar, y con creces, debía encontrar el modo adecuado, el más doloroso que les pudiera hacer. Pero antes debía llevar a Theresa a casa y pensar en lo que le diría a su padre.
—Theresa, sube al auto —ordenó Nomicon.
—Ni loca sub... —comenzó a quejarse Theresa.
—¡Kurumaninoru dake! —repitió Nomicon sin paciencia.
Theresa entró rápidamente en el auto tapándose la nariz.
—Luego hablamos Nomicon, y no te preocupes por nada, tu Papá te puede comprar otro. —dijo Gordon de forma tranquilizadora.
—Eso díselo a mi padre —dijo Nomicon sentándose en el asiento del piloto.
Arrancó y se alejó de ellos. Acababan de salir del estacionamiento cuando se encendió la radio del auto y comenzó a sonar a todo volumen. Nomicon y Theresa se asustaron y Nomicon por poco pierde el control del volante. Aquello era rock, o ruido como lo consideraba Nomicon. Una voz empezó a cantar, le resultaba familiar, pero no conseguía descifrar el dueño.
—¿Qué puñetas es esto? —dijo Nomicon alterado, bajando el volumen de la radio.
—¡Es Randy Cunningham! Debe haber dentro un CD de su grupo —dijo Theresa ilusionada.
Nomicon frenó el auto a un lado de la carretera y salió dando un portazo. Comenzó a gritar lleno de ira y a dar patadas al neumático como loco. Theresa con cara de asco debido al olor, le dijo a su hermano lo más amable que pudo:
—Nomicon no es por ser pesada, pero no quiero estar mucho rato más dentro del auto.
Nomicon se giró con cara de pocos amigos hacia su hermana, abrió el auto, respiró hondo y subió en él.
—Perdona. —dijo Nomicon a su hermana. — De esto ni una palabra a nadie — y no volvió a hablar en todo el viaje.
—¡Somos la mamada! —gritaba Spencer caminando por la calle.
—¿Y viste como se puso Nomicon al mirar en el asiento trasero? —preguntó Joey extasiado.
—¡Los voy a matar hijos de puta! —dijo Randy imitando el tono de Nomicon.
—¿Cómo sabes si dijo eso? — cuestiono Joey.
—Me corto los huevos si no lo dijo. — Randy carcajeo aún más fuerte.
—Ya les dije que era buena idea lo del regalito —dijo Fangbone fingiendo indignación.
—Quitando que casi morimos asfixiados de regreso, sí —lo reconoció Randy.
Iban camino a casa recordando la cómica escena que habían presenciado, y halagándose por su espléndida jugada. Randy tenía que limpiar y recoger su casa antes de que su madre volviera, así que se despidió de sus amigos.
Su madre no paraba de acusarle de vago e irresponsable. Lo amenazaba con obligarlo a dejar la escuela y meterlo a la militar si seguía así, y allí no tendría tiempo para la música, era lo único que le hacía olvidarse de sus problemas y tormentos. No iba a clase, no estudiaba, no tenía un plan para su futuro... Únicamente vivía el día a día, soñando despierto con objetivos que ni siquiera él pensaba conseguir. Solo sus amigos le apoyaban en su lucha por cumplirlos.
Al llegar a su calle vio de lejos a una figura sentada en el porche de su casa. Era Amanda. ¿Qué hace allí? Se preguntaba Randy.
No habían hablado desde el incidente de la fiesta de Nomicon. La había pillado envuelta en los brazos de aquel idiota, ella, a la que había considerado una buena compañera. Cuando vio que Randy se acercaba se levantó apresuradamente.
—¿Qué estás haciendo aquí? —le preguntó Randy.
—Quería hablar contigo y como no te he visto por clase, decidí venir aquí yo misma —se explicó Amanda tocándose el pelo.
—Ya veo, ¿y qué quieres? —volvió a preguntar de forma no muy amable.
No es que estuviera enfadado con ella, ya no le debía fidelidad, únicamente eran amigos, con derecho a roce, sí, pero amigos, al fin y al cabo. Ella era libre de estar con quien quisiera. Pero no era imbécil, si se lo hizo una vez lo haría una segunda. Siempre le gustó Amanda porque era transparente con él. Sabía que era mala, cruel e inteligente, pero aquello lo tomó como una verdadera traición. Nomicon era su enemigo, y no le gustaba que sus amigos le cambiaran por él.
—Quería pedirte perdón por lo de la fiesta. Tú no lo puedes entender Randy... Nomicon convence a cualquiera a rendirse en sus brazos —dijo Amanda, que había pensado todo tipo de excusas. Pero Randy la conocía demasiado y no la creería así que por primera vez optó por la verdad. Lo que no sabía es que Randy la entendía más de lo que pensaba.
—Mira, ahora no tengo tiempo para tus explicaciones —dijo Randy en un amago de entrar en su casa Amanda le detuvo agarrándole del brazo e impidiéndole el paso.
—Por favor Randy, estoy enamorada de ti desde que nos conocimos. No dejes que Nomicon Norisu lo estropee todo —le confesó Amanda desesperada.
—Tú tienes de culpable lo mismo que él, lo has arruinado —le contestó Randy molestó por sus excusas.
—Tienes razón... —admitió Amanda—. ¿Irás a las hogueras? —preguntó con cara de culpabilidad fingida.
—No lo sé, puede. ¿Por qué? —dijo Randy cansado.
—Podríamos ir juntos, hablar las cosas y... —se le acercó peligrosamente—. Podríamos salir, ya sabes, como en los viejos tiempos.
—No gracias, iré con mis amigos. Ellos no me traicionan con mis enemigos —dijo Randy echándoselo en cara. "No, claro que no, para eso ya lo hago yo", pensó Randy.
—¡¿En serio me vas a rechazar?! ¡¿Sabes cuantos chicos desean ir conmigo, imbécil?! —dijo Amanda enfurecida.
—Oh, mucho mejor, así no notarás mi ausencia —contestó Randy cerrando la puerta tras de sí.
—¡No pienses que esto se ha acabado aquí Randy Cunningham! ¡Tú eres mío! ¡Vendrás arrastrándote! Y si no ya lo verás —gritó Amanda.
Pataleó como una niña y se marchó.
Estaba ciego de ira, pero medida que se acercaba la hora de encontrarse con su padre, le aumentaba el miedo. Ese auto no tenía más que unos meses y lo traía a casa destrozado, claramente víctima de vandalismo. Sospecharía que su auto estaría así por haberse metido en peleas o peor aún, por estar relacionado con gente de mala influencia.
Nomicon sabía la obsesión que tenía su padre por tener unos hijos perfectos. Theresa y él debían ser recatados, respetables, buenos estudiantes, educados y obedientes. No juntarse con gente problemática ni de baja clase, tener un historial impecable y ser grandes atletas. Con Theresa no tiene ningún problema, a pesar de que la adopto y ahora es su hija legalmente —así como la madre de Theresa hizo lo mismo con él — no podía obligarla como a Nomicon de seguir un régimen académico muy estricto. Él tuvo más suerte, amaba el deporte y la actividad física, pero si le preguntaban, él habría preferido entrar a Judo o Karate en lugar del fútbol, aunque eso no le diera los créditos para entra a la universidad en Japón. Tampoco tuvo queja alguna de su comportamiento, Nomicon ya se encargaba de que no se enterara de sus fechorías. El incidente de la última fiesta ya tuvo bastante repercusión, casi se queda sin ir al viaje de fin curso, pero la cosa terminó en meras palabras e insultos tales como "A veces me avergüenzas".
Puede que las duras palabras y exigencias de su padre fueran el origen de su crueldad, competitividad, envidia y su afán por ser el mejor. Estaba tumbado en su cama cuando oyó unos pasos furiosos subir por las escaleras. Su padre entró sin llamar gritando como loco.
—¿Qué le has hecho al jodido auto? —soltó nada más entrar.
Su padre procuraba no hablar mucho en japones cuando se casó con la madre de Theresa, pero eso se iba al carajo cuando estaba bastante iracundo con Nomicon o cualquier otro asunto, por lo que ahora debía de hablarle en japones sino se enfadaría más de lo que ya está.
—¡Yo no le he hecho nada, papá! —dijo apresuradamente Nomicon con las manos en alto—. Estaba así cuando fui por él al estacionamiento.
—¿Te has metido en problemas con la gente equivocada? —preguntó su padre más tranquilo—. ¿O has estado provocando a alguien?
—¡Ya te he dicho que yo no he hecho nada! —contestó Nomicon—. Seguramente hayan sido algunos envidiosos, papá. O quizá algunos jugadores rivales, ya sabes que vamos a empezar la nueva temporada, mi equipo es temido por todos, y yo soy el corredor estrella. —inventó Nomicon.
No es que no quisiera delatar a aquellos miserables, pero prefería tomar la justicia de su mano.
—¡Espero que el seguro me cubra esto, porque si no la bromita me va a costar un ojo de la cara! —dijo su padre aceptando la excusa de su hijo y se marchó más relajado.
Aprovechando que su excusa había resultado, le siguió para ver si podía conseguir algo del asunto. Llegaron a la cocina, donde estaba Theresa con la tarea, y al escuchar la conversación en otro idioma decidió prestar mayor atención a su padre y hermano.
—Papá, no puedo estar sin auto. Este viernes tengo partido, y después será la fiesta de inicio de temporada —dijo Nomicon cautelosamente.
—¡No puedo estar de chofer para ti hasta que arreglen el tuyo, Nomicon! —dijo su padre sin saber a dónde quería llegar.
—Ya lo sé, lo entiendo. Pero Theresa aún no tiene la mayoría de edad para conducir y el auto que le compraste está sin usar... —comenzó a decir Nomicon.
Permaneció unos segundos en silencio, hasta que se giró hacia Theresa y le hablo en español;
—Usaran el auto de Theresa hasta que el tuyo esté listo.
—¡No, mi auto no! ¡Es mi regalo de quinceañera, lo quiero estrenar yo papá! — dijo Theresa sabiendo donde terminarían las palabras de Nomicon.
—¡Solo sería temporalmente, boba! Yo tampoco lo quiero. Pero lo necesito y tú aún no lo vas a usar —le gritó Nomicon.
—¡Me da igual, no pienso...! —chilló Teresa.
—¡Silencio los dos! Theresa, déjale el auto a tu hermano temporalmente, se lo arreglaremos antes de que tú lo necesites —concluyó su padre.
—Pero... —comenzó Theresa.
—¡He dicho que se lo dejarás y punto! —dijo su padre zanjando el tema y se marchó sin decir nada más.
Theresa miró furiosa a Nomicon, que le sonreía con maldad.
—No sé porque te pones así conmigo, Theresa, todo esto ha sido culpa de tu amado, no mía —dijo Nomicon mezquinamente.
Su padre volvió a aparecer por la cocina y preguntó:
—Por cierto, ¿por qué narices la guantera está llena de papeles en los que pone "Fresita"? —preguntó su padre desconcertado—. ¿Te llaman así?
Theresa explotó de la risa y a Nomicon se le cambió la cara completamente por una furiosa.
—A mí no me hace gracia, Theresa, es ridículo —dijo su padre y finalmente se marchó.
Nomicon ya volvía a estar de mal humor. Se quedó con la mirada fija en la encimera.
—Oye Nomicon, ya que te vas a quedar temporalmente con mi auto... —comenzó Theresa con mirada suplicante—. ¿Puedo quedarme con el CD de Randy?
Nomicon levantó la cabeza para mirar a su hermana desconcertado, no daba crédito a lo que oía. Se dio la vuelta y se fue.
—¿Eso es un sí? —preguntó Theresa sin recibir respuesta.
Después de recoger, Randy apagó la luz y se lio un cigarro para relajarse, eso le ayudaba a componer. La conversación con Amanda le había dejado un mal sabor de boca, por lo que solo se le ocurrían letras despotricando contra ella. Como desahogo sirvió, pero como canción no valía una mierda. Se abrió la puerta, dos figuras entrelazadas entraban besándose apasionadamente. Era su madre con un hombre.
Antes de que las cosas se pusieran peor encendió la luz. La pareja se sobresaltó y se separó rápidamente.
—¡Randy! No sabía que estabas aquí —dijo su madre avergonzada.
—Vivo aquí —dijo Randy molesto.
—Claro, emmm... Te presento a Mike, es un compañero de trabajo —dijo su madre comenzando con las formalidades.
El tipo era alto, con barba de tres días, calvo y medio fortachón, parecía el típico hombre que es demasiado robusto para un trabajo de oficinista
—¿Qué tal? Tu madre me ha hablado mucho de ti —contestó el tipo.
Si intentaba ser amable con ese tono de voz no lo conseguía.
—Sí, seguro que han tenido grandes conversaciones —dijo Randy con sarcasmo.
Su madre lo miró con enfado.
—¿Quieres quedarte a cenar? —preguntó su madre dirigiéndose al tal Mike.
—No, me iré a casa, hoy ha sido un largo día —contestó.
—Bien, te acompaño fuera —contestó su madre y salieron al porche.
A Randy le ponían enfermo los ligues de su madre, solo querían una cosa y su madre, ingenua, nunca lo veía venir. Luego le tocaba a él aguantar su mal humor cuando la dejaban. Su madre volvió a entrar.
—Muy genial tu nuevo novio, ¿de dónde lo has sacado esta vez? ¿De Guantánamo? —dijo Randy con tono irónico.
—Deja de comportarte como un niño. —le dijo su madre.
—No, deja tú de comportarte como una niña. Ni tú te crees que este tipo sea decente —le replicó Randy
—No lo conoces —contestó su madre.
—Ah claro, y tú sí, ¿no? —dijo Randy.
—¿Quién te crees que eres para juzgarme? Soy tu madre, no me hables así — gritó.
—Muy bien, como quieras. Espero que tú tampoco olvides quien es la madre aquí —dijo Randy calmado. Los dos se quedaron en silencio unos segundos. —Te he dejado la cena en la nevera —dijo Randy tomando la guitarra.
—¿A dónde vas? —preguntó su madre.pero Randy no contestó.
Llevaba toda la mañana con aquella horrible música encerrada en su cuarto y cantando todas las letras.
"¿Cómo se las había aprendido tan deprisa?," pensaba Nomicon.
Estaba como loco buscando las llaves del auto de Theresa. Su padre le dijo que se las dejo en la encimera de la cocina, pero no había ni rastro de ellas. Theresa las había escondido, seguía enfadada por haber tenido que ceder su auto, no habló durante la cena ni el resto de la noche. Simplemente se encerró en su habitación con la música a todo volumen. Y aquella mañana se repitió la misma historia.
No permitiría que una niña menor que él le impidiera nada. Subió las escaleras pensando en enfrentarse a ella. Agarró el picaporte y empujó. No se abría. ¿Había puesto cerrojo?
—¡Theresa, abre! —ordenó aporreando la puerta. La cabecita de Theresa se asomó.
—Ahora no puedo, me estoy preparando para la escuela. —dijo con voz inocente.
—¿Has escondido las llaves del auto? —dijo Nomicon haciendo caso omiso.
—¿De qué auto? —dijo Theresa.
—¡No me hagas perder el tiempo! —gritó Nomicon y empujó la puerta. Theresa intentó resistir, pero su hermano ganaba con creces en fuerza. Entró de golpe en la habitación, levantó la vista y le vio. Randy Cunningham. No una, sino varias veces. La pared de Theresa estaba repleta de fotos de Randy Cunningham. —Pero, ¿qué narices...? —no pudo decir nada más.
—¿Te digo yo lo que tienes que poner en tu habitación? —dijo Theresa irritada.
Nomicon fue a decir un par de cosas, pero no encontraba las palabras. Al final solo se le ocurrió decir:
—¿De dónde has sacados todas estas fotos? —preguntó Nomicon con cara de incrédulo.
—Bueno... De su Facebook, de los anuarios, otras las he hecho yo —explicó Teresa algo avergonzada.
Nomicon estaba con la boca abierta, no quería saber más del asunto y avergonzarla aún más.
—¿Dónde están las llaves? —dijo cambiando de tema. Theresa aceptó la derrota, tomó un tarro de la estantería, metió la mano y sacó las llaves. Se las tendió a Nomicon y éste las agarro apresuradamente.
—¿Y desde cuando tienes cerrojo? —preguntó Nomicon.
—Desde que soy una adolescente —dijo.
Era extraño, él no pudo tener puerta hasta que se mudo de Japón para la boda de su padre. Nomicon se dio la vuelta para marcharse, pero se giró una vez más para ver la habitación. Miró a su hermana y dijo:
—En serio, Theresa, esto tal vez sea demasiado aun si te gusta ese tipo.
—¿Normalmente duermes tanto? —Randy oyó una voz.
Abrió los ojos y vio la cara de Fangbone pegada a la suya.
—¡A la mierda, Fangbone, que susto! —dijo Randy apartándole de un manotazo.
—¿Sabes? Yo estoy a favor de dormir todo el día, pero son las ocho y media y no puedes perder más clases —dijo Fangbone tocándose donde Randy le había golpeado.
—¡Mierda! ¿Las ocho y media? —preguntó Randy alterado—. ¿Por qué no me has despertado antes?
—Bueno, ya te desperté —contesto Fangbone riéndose—. Te he dejado leche y cereales en la cocina. Creo que aún se pueden comer.
—Da igual ya comeré algo allá —dijo Randy poniéndose los pantalones.
Fangbone lo había acogido en su casa anoche. No quería hablar con su madre, así que buscó otro lugar donde pasar la noche. Fangbone es un estudiante extranjero acogido en la casa de un chico llamado Bill Goodwin, nunca les ha hablado sobre su familia real, solo de su primera novia con la cual mantiene contacto, una chica peliroja de nombre Waha, que al igual que Fangbone proviene de su país natal en Skullvania.
Los dos amigos salieron apresuradamente, Fangbone vive algo más lejos de la escuela que Randy por lo que se debían dar prisa. Al llegar vieron a Spencer y Joey en la entrada. Parecían bastante contentos.
—Tenemos algo que los animará el día —dijo Joey.
—¿Han incendiado la escuela y no hay clase? —preguntó Fangbone dando saltos.
—No, mucho mejor —Spencer sacó un papel de su mochila y se lo mostró a sus amigos—. Han abierto un museo de rock en Londres, Reino Unido, como el de Seattle.
—Que chingones son los ingleses. — exclamo Fangbone.
—¡Eso ya lo sabía! —dijo Randy.
—¿Y no te mueres por ir? —preguntó Joey con ansia.
—¡Pues claro que quiero ir! Allí está la guitarra firmada por Ember McLain y parte de las guitarras de Billy Joe Cobra—dijo Randy emocionado—. Pero hay un inconveniente, ¡el museo está en Europa y nosotros en Estados Unidos! —dijo Randy mirando a sus amigos como si fueran idiotas.
—¡Exacto! Así que ya sabes donde tenemos que conseguir que la gente vote para ir de viaje de fin de curso, ¿no? —dijo Joey con cara astuta.
Todos imitaron la misma sonrisa al captar el mensaje de Joey.
—Londres —dijeron al unísono.
Todos le preguntaban por lo sucedido con el auto, al principio lo explicaba de buenas maneras, pero acabó cansándose de repetir continuamente la misma historia. Omitió la identidad de los culpables, no quería llenarles de gloria. Entró en clase mientras hablaba con Bash y Buford, pero alguien les interrumpió.
—¡Hola Nomicon! Y... —comenzó la chica Flautista.
—Si es otra vez lo del viaje, no he tenido tiempo para pensarlo —dijo Nomicon interrumpiéndola.
—No es eso, es que...
—Lo siento, me encuentro ocupado y debo ir con mis amigos lo antes posible. —dijo Nomicon cortante y dejándola con la palabra en la boca.
Se reunió con sus compañeros de clase, que conversaban sobre la noche de las hogueras. Hablaban acerca de sus planes cuando una voz gritó:
—Vaya Fresita, he visto que por fin tienes un auto a medida — Nomicon se giró y vio a Randy apoyado en el marco de la puerta. Le habría visto conduciendo el auto de su hermana, algo más pequeño que el suyo.
—Me sorprende que alguien que ni siquiera tiene una mísera bicicleta me diga eso —contraatacó Nomicon con una sonrisa.
Toda la clase estaba pendiente de la conversación.
—Es que yo prefiero caminar. —dijo Randy sin cambiar de postura—. Por cierto, mucha suerte mañana en el circo. Si ganan les tiraré unos cacahuetes como recompensa.
—Estaría bien, también podrías componernos una canción. Aunque mejor no, desde la última mis oídos vomitan con solo oírte —dijo Nomicon y Buford comenzó a cantar la canción a modo de burla. Todos los de alrededor de Nomicon rieron.
—Vaya Buford, te la sabes muy bien —dijo Randy con una sonrisa encantadora.
En ese momento entró la señorita Amanda y todos se dispusieron a sentarse. Nomicon le dio disimuladamente en la cabeza a Buford, tenía todo controlado y el idiota se pone a cantar.
—Vaya señor Cunningham, por fin le vemos por aquí —dijo la señorita Amanda al ver a Randy.
—Sí, es que he estado enfermo —mintió Randy.
Bash le dijo algo al oído a Nomicon, que le hizo sonreír.
—Cunningham, dicen por ahí que vieron a tu madre cogiendo en un estacionamiento —dijo Bash haciendo que lo oyeran los del alrededor, Randy miró a Bash con cara de desprecio—. Es increíble que estando tú tan enfermo, tu madre se vaya por ahí a mamarl...
—¡Señor Jonhson! Le oigo susurrar, ¿que está diciendo? —quiso saber la señorita Amanda.
Bash se volteo apresuradamente.
—Nada señorita, le preguntaba a Cunningham si se encontraba mejor —dijo con cara inocente.
La señorita Amanda dio por válida la respuesta y se giró para escribir en la pizarra. Nomicon volvió la vista hacia Randy y le sonrió maliciosamente. Tanto Bash como Buford comenzaron a hacer gestos con la boca y la lengua burlonamente. Randy giró lentamente la cabeza haciendo oídos sordos a los comentarios de Bash, no quería verle la cara en lo que quedaba de día.
Había encontrado un punto débil en la escoria de Randy Cunningham, pensaba Nomicon. Y todo gracias a Bash, sabía que su maldad le sería útil.
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Chapter 8: O
Summary:
Inicio del declive
Notes:
Randy a diferencia de Jake no tiene tantos tatuajes.
Chapter Text
Todo el mundo hablaba de ello, la fiesta de las hogueras. Después del partido todos irían al descampado de al lado del estadio con los coches y encenderían las hogueras. El viernes por la mañana en el instituto, todos deseaban suerte al equipo de los Tigres, especialmente a Bash Jonhson que era el capitán. A los YungBluds les parecía una verdadera tontería, pero Joey había hablado con Pauline de verse allí, por lo que irían a acompañar a su amigo.
Nomicon estaba dejando sus cosas en la taquilla cuando se le acercó Heidi. Llevaba su uniforme azul y naranja de animadora de los GoldenFish, era una chica muy linda. Nomicon recordó que aquella noche tendría que pasar bastante tiempo con ella, así que sería amable.
—Bueno, parece que hoy tenemos una cita —dijo Nomicon cuando Heidi lo alcanzó.
—Ya pensaba que no te acordabas —dijo Heidi con una sonrisa seductora.
Aunque no se acordara, ella le habría refrescado la memoria, ya que fue anunciándolo por todo el instituto.
—¿Cómo me iba a olvidar? He estado pensado en ello toda la semana —mintió Nomicon.
Las chicas al pasar miraban con curiosidad a la pareja, incluso con envidia.
—Después del partido ven a buscarme, te estaré esperando para darte una sorpesa. —le dijo Heidi.
—Será lo primero que haga —le prometió Nomicon sin saber si lo cumpliría, depende lo aburrido que estuviera.
—Por si acaso tardas en venir aquí te dejo un adelanto —cogió a Nomicon del cuello y le besó.
Justo en ese momento escuchó un sonido de desagrado que le hizo girarse, Randy Cunningham acababa de pasar por su lado y se alejaba.
—Esta noche te veo, Heidi, y espero que me des el resto —dijo Nomicon despidiéndose con una sonrisa y siguió a Randy.
Randy interceptó a sus amigos y se unió a ellos. Hablaban sobre esa noche y la estrategia de Joey.
—¿Qué les parece? —dijo Joey ilusionado.
—Pues una mierda, bésala y punto —dijo Fangbone aburrido por el tema.
—Buenos días —dijo Randy imitando un acento inglés horrible.
—¿Aprendiendo jerga ya? —dijo Spencer riendo.
—¿Cómo que verga? — comento Fangbone a Joey, este solo se rió en voz baja.
—No quiero hacerme ilusiones, pero creo que si lo hacemos bien podemos lograr que elijan Londres —dijo Randy con una sonrisa de oreja a oreja.
—Espero que lo que coman allí no sea tan asqueroso como lo de Alemania. Solo recordarlo y me dan arcadas —dijo Spencer fingiendo tener una.
—Hablando de arcadas... Acabo de presenciar a Nomicon Norisu y Heidi Winerman dándose amor en el pasillo —dijo imitando las arcadas de Spencer.
—Ni que fuera algo nuevo —respondió Fangbone.
—A la verga, me irritan —soltó Randy sin pensar sus palabras.
Sus amigos no entendieron aquel comentario.
—¿Te gusta Heidi Winerman? —preguntó Joey extrañado.
—¿Cómo? ¿Ella? Para nada, Howard me mataría si intento algo con su hermana. —contestó Randy.
Fangbone solo se quedó en silencio, sonreía travieso al tener una idea de lo ocurria. Simplemente lo sentía como un radar que advertía algo sobre lo sucedido con Randy.
—Entonces, ¿por qué...? —empezó a decir Joey pero fue interrumpido por Amanda Levaley.
—Randy, ¿puedo hablar un momento contigo? —dijo agarrando a Randy del brazo y apartándole de sus amigos sin darle opción a contestar.
Nomicon les vio y se colocó lo bastante cerca para escuchar disimuladamente.
—He oído decir a Pauline Bell que van a ir a las hogueras, ¿es cierto? — preguntó Amanda sin rodeos.
—Sí, es cierto —contestó Randy.
—¿Entonces pensaste en lo que te dije? Has cambiado de opinión, ¿no? Por eso vas —dijo Amanda sonriendo.
Desvió su mirada a otro lado, esquivando la mirada de Amanda a toda costa, a lo lejos vio a Howard caminar junto con Julián. Y en cuanto el también lo vio quiso acercase a saludar, pero al interceptar a Amanda frente a Randy retrocedió, siguiendo su camino como si nunca hubiera visto a Randy en el pasillo. Aquello le hizo recordar lo que Amanda estropeo en el pasado, y de manera inconsciente o no, decidió terminar de una vez por todas con ella, aprovechando lo de Nomicon como excusa.
—¿Qué? No, no he cambiado de opinión, sigo pensando lo mismo sobre ti —dijo Randy de mala manera.
—Eso no hay quien se lo crea, todo el mundo sabe que odias esas fiestas. ¿Por qué ibas a ir si no? —preguntó Amanda sin entender.
—Eso es asunto mío, ¿no crees? —dijo Randy dándose la vuelta.
Amanda le tomo del brazo y le obligó a girarse.
—Has quedado con otra, ¿verdad? ¿Quién es? —preguntó Amanda nerviosa.
—Estás paranoica, no hay ninguna otra, y si la hubiera no debería importarte, yo hago lo que quiero —concluyó y se marchó.
Amanda se quedó viendo cómo se iba con una mirada iracunda, pensando en lo que tendría que hacer después con el para que vuelva a ella.
Salió detrás de Randy, con paso ligero pero sin correr. Randy se paró a beber agua, ese era el momento. Miró para ver si alguien les prestaba atención, agarró a Randy del brazo y le arrastró al interior de una clase vacía. Nomicon cerró la puerta tras de él, a Randy le pilló de improvisto. Nomicon le impedía salir colocando el brazo como barrera entre Randy y la puerta. Se quedaron un momento en silencio, Nomicon se tomó su tiempo antes de hablar.
—¿Vas a ir a las hogueras? —preguntó Nomicon intentando parecer menos interesado de lo que estaba.
Randy se preguntaba que intenciones tendría con esa pregunta, supuso que si le trajo allí para decírselo serían inofensivas.
—Sí, ¿te molesta? —contestó Randy a la defensiva.
—No, ¿por qué me iba a molestar? —dijo Nomicon y comenzó a sonreír de una manera que le contagió a Randy.
Los dos se apresuraron a besarse, en aquella semana se había convertido en una mala costumbre, pero lo necesitaban. Era fantástico haber encontrado el momento de estar a solas. Nomicon pegó su cuerpo al de Randy. Se besaban sin tregua, tenían que aprovechar esos pequeños momentos, en los que no tenían que ocultar su secreto.
—Quiero verte esta noche —dijo Nomicon entre beso y beso.
—¿Solos? —preguntó Randy con la respiración entrecortada.
—Sí —contestó Nomicon desabrochando la chaqueta de Randy.
—¿Y dónde? —preguntó Randy al mismo tiempo que apartaba a Nomicon.
—Espérame en la salida del estadio —dijo Nomicon.
—Como tú digas, Fresita —dijo volviendo a besarle.
Se apartaron lentamente para marcharse. Nomicon se disponía a salir por la puerta cuando se acordó de algo.
—Ah, por cierto... —Nomicon golpeó a Randy con el puño en el estómago haciendo que se doblara—. Esto es por robarme las llaves del coche, Kuso yarō.
Estaba en el vestuario preparándose para jugar. Era un gran momento, el inicio de la temporada. Cientos de persona en las gradas apoyándoles, gritando sus nombres. Como el verdadero capitán, porque Bash estará todo el tiempo alardeando y luciéndose, estaba en él el peso del equipo, no debía flaquear. El entrenador Copernicus les reunió a todos en el vestuario.
—Muy bien chicos, este es nuestro momento, nuestra gran entrada en la temporada. Tienen que ir por todo, luchar por el equipo y por lo que representa. ¡Vamos allá! —dijo animando al equipo.
Salieron por el túnel de vestuario hacia el campo. El aire de la noche le llenaba los pulmones, las luces de los focos le iluminaban la cara y los gritos de la afición le retumbaban en los oídos. Anunció la jugada a su equipo, sus jugadores se colocaron, dieron la señal, le pasaron el balón a Bash que no tardo en localizarlo, y tras un largo pase corrió como si su vida dependiera de ello, esquivando y empujando a cuanto jugador se le cruzara. El partido había comenzado.
Hacía una noche perfecta para salir, comenzó a prepararse tarde, se duchó tranquilamente, se vistió sin prisas y salió para reunirse con sus amigos. Ellos ya estarían allí, la fiesta empezaba justo después del partido, ganaran o perdieran, pero todos iban antes para ver el partido, cosa que a él no le interesaba lo más mínimo, por lo que no fue. Sus amigos por norma general no irían, pero Joey quería estar allí pronto así que les convenció para ir al partido, a todos menos a Randy, que no iría a un partido ni loco. Caminaba despacio, paseando y disfrutando de aquella noche de septiembre.
Según se acercaba al sitio donde tenía lugar la fiesta veía gente del instituto, con pequeñas banderas de los GoldenFish, dulces o simplemente botellines de cerveza. Los colores de los GoldenFish estaban por doquier, en camisetas y chaquetas. El partido debió haber terminado porque también vio a varias animadoras. Estaban todos con sonrisas y eufóricos, los GoldenFish seguramente habían ganado, aunque tampoco tenía porque, muchos allí presentes iban únicamente por la fiesta, él mismo era un ejemplo, no se amargarían por perder el primer partido, o eso suponía Randy. Vio a sus amigos salir del estadio, llevaban varias cajas de cerveza en los brazos.
—Aquí están mis animadoras favoritas —dijo Randy llamando su atención—. ¿Se divirtieron?
—Bueno, Joey se ha sentado al lado de su amorcito, Fangbone ha comido hasta reventar y yo he podido insultar a los GoldenFish sin que nadie me mirara raro —dijo Spencer con tono solemne—. Por lo que no ha sido tan horrible como pensaba.
—¿Y dónde has dejado a Pauline, Joey? —preguntó Randy al no verla.
—Hemos quedado en vernos en las hogueras —dijo Joey como en una nube—. Así que vamos, estoy impaciente.
Una lluvia de cerveza le caía sobre la cabeza. Si la victoria tuviera un sabor seria a cerveza. Sus compañeros le levantaban y le impulsaban vitoreándole.
—¡Sí! ¡Primer partido y primera victoria! —gritaba Buford como loco.
No llevaban más de diez minutos fuera del campo y ya estaba medianamente ebrio. Bajaron a Nomicon y levantaron a Buford, aunque no fue tan sencillo como a él. A su alrededor todo era fiesta, música desde los altavoces de los coches, alcohol para toda la noche y gente, mucha gente.
—Bien, bien, ahora con todos ustedes nuestro querido Running Back, Nomicon Norisu, hará un discurso —vociferó Gordon desde lo alto de un coche. Le ayudaron unos cuantos a subir con su amigo.
—¡Gracias, querida afición! El ganar para ustedes ha sido un honor para mí y para mi equipo aquí presente. Esta noche solo pido que entre todos hagamos que sea inolvidable —dijo algo más animado de lo que pensaba.
Todos comenzaron a gritar como locos el nombre de Nomicon. Heidi estaba entre ellos, esperando a que Nomicon bajara de encima del coche. Lo ayudaron a hacerlo algunos amigos y se reunió con ella. Lo cierto es que en un primer momento pensó en esquivarla durante toda la noche, pero su amigo Gordon le había pedido que fueran los cuatro al campo más tarde así que siguió con el plan.
—¿Te ha gustado el partido? —le preguntó al acercarse.
—Sí, ha sido muy emocionante —le contestó rodeándole con los brazos.
—Así que, ¿Qué era esa recompensa que me habías prometido? —dijo Nomicon susurrándole al oído.
—Era algo como esto,— le susurro, dando escasos besos en su mentón y mejilla, determinada en besarlo hasta llegar a su boca.
Los besos no lo provocaban en absoluto, solo aguardaba el momento hasta que ella quisiera detenerse.
—¡Eh, pololos! Siento interrumpiros, pero necesito un momento a Heidi —dijo Lolo.
—Claro, nos vemos luego, ¿vale? —dijo Heidi dándole un beso en la mejilla.
—Por supuesto —dijo Nomicon sonriendo.
"Pero cuanto más tarde mejor", pensó Nomicon. Iría a buscar a Randy, puede que ya hubiera llegado, y si iba a tener a Heidi continuamente detrás tenía que aprovechar aquel momento.
Para no haber ido nunca a la fiesta, Randy y sus amigos se amoldaron rápidamente. Joey llevaba hablando con Pauline toda la noche, rieron juntos, bailaron agarrados y cada vez intimaban más. Si seguía así puede que consiguiera conquistarla. Joey no era un sex-symbol, pero era divertido e ingenioso. Fangbone no paraba de beber, estaba tan borracho que acabó uniéndose al coro que cantaba el himno de los GoldenFish, aunque Fangbone hiciera su propia versión en noruego y nadie pareciera saber si realmente estaba cantando el himno.
Spencer y Randy estuvieron toda la noche muy bien acompañados por tres chicas. A ellas se les ocurrió jugar a verdad o reto.
—Bien, te toca reto Spencer —dijo Morgan, la más alta y que podía reconocer del club de baile, riéndose—. Tienes que ir dónde está esa chica —dijo señalando a una pelirroja que bailaba como loca junto con un chico de cabello esponjado, tal vez sean Bee y Oscar—, y hacer que te tire la copa.
—Eso es fácil, lo hacen aunque yo no quiera —dijo Spencer haciendo reír a sus acompañantes, y se dirigió a realizar su atrevimiento.
—Yo creo que con ver que se acerca se la tirará —dijo Randy.
—No te creas, tu amigo es muy guapo —dijo la chica de su derecha, Cynthia.
—¿Te gusta mi amigo? —preguntó Randy ante su comentario.
—Creo que me gustas más tú —dijo sonrojándose.
Spencer apareció con el pelo empapado.
—Misión cumplida —dijo agitándose el pelo y mojando a sus compañeros.
—Te toca beso, Cynthia—volvió a decir Morgan—. Tienes que besar a Randy, en la boca. Y nada de picos, un beso de verdad.
Todos rieron y Morgan guiñó un ojo a su amiga, como si todo aquello estuviera preparado.
—Muy bien —dijo sonriendo.
—Con lengua, eeh —gritó Spencer.
Cynthia se acercó lentamente a Randy, lo tomó de la nuca y le besó en la mejilla, después en la comisura de los labios, hasta que por fin llegó a su boca. Iba a introducir su lengua cuando se apartó de repente. Randy abrió los ojos y solo pudo ver a Amanda encima de Cynthia.
—¡Amanda! ¡Suéltala, suéltala! —gritó Randy corriendo hacia ella. La rodeó la cintura con los brazos y la apartó de encima de Cynthia. La alejó unos cuantos metros, ella no paraba de gritar y patalear. La soltó y la obligó a que le mirara. —¡Amanda! ¡Tranquilízate con un carajo! —le gritó a la cara.
—¿Así que era ella? —dijo muy alterada—. ¿Me cambias por esa?
—No te cambio por nadie, mierda, estábamos jugando, y tú y yo no tenemos nada, ¿por qué no lo entiendes? —dijo Randy exasperado.
—No puedo entender nada que tenga que ver con que estemos separados, ¿entiendes? —chilló Amanda—. Te quiero.
Besó a Randy antes de que pudiera apartarse, él lo habría hecho, pero las palabras de Amanda lo golpearon fuerte. Él la amo en su momento, pero luego lo hacía sentir mal y lo celaba, acaparaba su tiempo y de a poco alejo a Howard de su lado, rompía sus cosas cuando se molestaba y luego hacia de todo para perdonarse y regresar. Eso no era sano, Amanda lo hizo sentir en las nubes y luego lo bajaba de un golpe. Ella fue quien inicio con lo de ser amigos, pero aun así no se apartó, y correspondió su beso. La boca de Amanda se abrió más, estaba sonriendo mientras le besaba, necesitaba demasiado que Randy volviera a rendirse a ella.
—Ven, tengo el coche aquí al lado —dijo tomándole la mano y conduciéndole hasta donde dijo que tenía el coche.
—Espera, espera. No podemos hacer esto Amanda —dijo deteniéndola—. Yo no siento lo mismo por ti, no estaría bien por mi parte... —el golpe que recibió en la mejilla no le dio tiempo a terminar.
—¡Eres un pendejo! —dijo Amanda enfadada y se marchó.
Se quedó parado donde estaba con la mano puesta en su mejilla, no acababa de entender lo que había pasado.
—Oye, ¿por qué te ha pegado Amanda? ¿Te has sobrepasado? —preguntó Fangbone, que se acercó en cuanto vio que Amanda se fue.
—¡Me pego porque no me he aprovechado de ella! —Fangbone comenzó a reírse como loco—. Yo de plano ya no la entiendo... Me voy a dar una vuelta —dijo Randy indignado.
Pero sabía perfectamente cuál era su objetivo, Nomicon, que cuando le pegaba por lo menos le veía sentido.
En cada hoguera tenía que parar para que le invitaran a una cerveza, era el que daba las victorias, el coanfitrión, era su deber. Iba más borracho de lo que debería, pero bueno, por un día no importaba, ganaron y gracias a él. Su gran victoria.
Divisó a la pesada de la chica Flautista cerca de la tercera hoguera, y se apresuró a cambiar de dirección antes de que le viera. Si no, no podría encontrar a Randy nunca. Al girarse vio que Gordon se dirigía a él, pero no sabía si su cara era de enfado o de preocupación. En Gordon era algo raro ver la segunda, por lo que supuso que estaría enfadado.
—No te puedes imaginar el coraje que llevo encima, Nomicon —acertó.
—¿Por qué? ¿Perdiste contra Kick Buttowski otra vez? —preguntó Nomicon.
—La zorra de Lolo me mando a la mierda, todo porque quería era coger y ya, en vez de eso me pidió que esperáramos a su amiga. ¿Qué carajo quería? ¿Hacerlo agarrada de la mano con Heidi? —explicó Gordon lleno de furia.
—Vaya, eres un imbécil, si ella quería tener sexo contigo te lo habría dicho, solo busca a otra que si lo quiera hacer y todo arreglado. —dijo Nomicon quitándole importancia.
—¡Con un carajo! Es que tu no lo entiendes, me chinga que llevo trabajándomela toda la semana, y tú lo sabes. Vaya mierda —Gordon se empezó a tambalear—. Dios, y tan buena que esta que ni siquiera le pude sacar fotos.
—Me das asco, eres un maldito enfermo pervertido que terminara en prision si sigues de esa forma. — ahora no temia en decilre todo lo que pensaba de el, estaba muy ebrio como para que recordara todo en la mañana. — Maldito ¡si vas a vomitar ve allí detrás, pero no lo hagas al lado mío! —dijo Nomicon con cara de asco.
—¡No voy a... —Gordon echó a correr hasta detrás de un coche, antes de terminar la frase.
—Que asco... —dijo Nomicon mirando a otro lado.
Randy divisó a Nomicon. Estaba solo, así que supuso que estaría esperándole a él. Llevaba buscándole más de veinte minutos y el idiota estaba allí.
—¡Mira que eres subnormal! —le gritó Randy. Nomicon le miró y luego miró a su izquierda donde estaba Gordon vomitando. Randy no podía ver a Gordon al estar detrás del coche así que siguió gritando a Nomicon como si estuvieran solos—. ¡Llevo toda la puta noche buscándote! Nomicon comenzó a hacerle señas, mirando a su izquierda, para que parara de hablar y se marchase, pero nada, Randy seguía gritando. —Encima me toca aguantar a los monos con camiseta estos cantando sus estúpidos himnos...
Gordon se levantó con la mirada llena de ira después de escuchar las palabras de Randy. Randy le vio y se calló al instante.
—Cunningham... Anata wa bakadesu —le dijo Nomicon.
Pensó en lo cabreado que estaba ya de por sí Gordon, sumado a que odiaba a los YungBluds y que uno se presentara en su fiesta despotricando contra su equipo no ayudaba desde luego.
—¿Qué hace un mierda como tú en nuestra fiesta? —preguntó Gordon de forma amenazante y acercándose a Randy.
—Pues me pasaba por aquí y me he dicho, "voy a saludarte" —dijo Randy guiñándole un ojo a Gordon sin moverse de su sitio.
—Oh, ¿vas de gracioso? Pues ven aquí, que yo también quiero saludarte —dijo Gordon tomando a Randy del cuello de la chaqueta y golpeándole en la cara. Le dio con tanta fuerza que le tiró al suelo.
—Oye Gordon, ¿me haces un favor? —dijo apoyando el brazo en su hombro—. Ya sabes lo que le hizo este cabrón a mi coche, ¿Qué tal si me dejas hacer esto a mí?
—Está bien Nomicon, lo entiendo, tú tienes más contra él que yo. Voy a ver si encuentro otra chica por ahi —dijo masajeándose la mano y le dio una fuerte patada en el estómago a Randy—. Pásalo bien por mí.
—Descuida —dijo Nomicon y observó cómo su amigo se iba. En cuanto le perdió de vista miró a Randy. —Eres jodídamente idiota —dijo Nomicon. Se acuclilló a su lado, Randy se retorcía de dolor—. Ya, no es para tanto.
—Es la segunda vez que me pegan hoy. Debías haberme avisado, joder —dijo Randy con la respiración entrecortada.
—¿Y qué crees que hice? Vamos, te ayudaré a levantarte —tendió una mano a Randy y le impulsó—. Mañana te veras horrible —dijo Nomicon riéndose.
—Al menos no la tengo así de nacimiento como tú —dijo Randy dedicándole una sonrisa.
Nomicon le empujó y dijo:
—Vámonos de aquí antes de que venga alguien más.
Caminaron en silencio, Randy iba masajeándose la mandíbula, la bofetada de Amanda dolió, pero no le dejó la cara entumecida como lo había hecho Gordon. Nomicon caminaba dos pasos por delante, con las manos en los bolsillos, conduciendo a Randy a un lugar más tranquilo. Se dirigía al campo de fútbol, era temprano y aun no habría nadie por allí, pero por si acaso sabia un lugar perfecto debajo de las gradas.
—¿A dónde vamos? —preguntó Randy con el ceño fruncido.
—Debajo de las gradas estaremos bien —le explicó Nomicon de mala gana.
—¿Qué? ¿Dónde tu y tus putiamigos llevan a sus citas de una noche? — preguntó Randy indignado—. ¿Me tomas por una de ellas?
—No te creas la gran cosa, si llegara a suceder algo con ellas me daria igual que me vieran —Nomicon se giró hacia Randy—. Antes me daria un tiro si me llegaran a ver contigo.
—¡Ja! Claro, porque yo deseo que todo el mundo lo sepa —dijo Randy irónicamente—. Me da más vergüenza a mí que me vean contigo, que la que te da a ti, hombre — dijo Randy adelantando a Nomicon.
—Lo dudo mucho —adelantó el paso para alcanzarle.
—Mierda, tu amigo Gordon es un bestia —dijo Randy sin parar de tocarse la mejilla.
—Eres un berrinchudo, tampoco te ha dado tan fuerte —comentó sin ni siquiera mirarle.
Randy le agarró del hombro dándole la vuelta, Nomicon giró sobre sí mismo y recibió un fuerte puñetazo en la cara cayendo al suelo.
—¿Qué? ¿Te duele? —le preguntó Randy regodeándose.
—¿Pero a ti qué te pasa? —gritó Nomicon furioso al mismo tiempo que se levantaba para atacar a Randy.
—Viene alguien —dijo Randy y al segundo corrió hacia las gradas tirando de la chaqueta de Nomicon. Se metieron debajo de la tribuna, se asomaron velozmente por los huecos para averiguar la identidad de los visitantes. Era una pareja que se besaba apasionadamente mientras caminaba. Pasaron de largo sin percatarse de la presencia de Randy y Nomicon. —Bien, creo que ya se van, no... —decía Randy antes de que Nomicon le agarrara del cuello de la chaqueta y le besara.
Randy olvidó completamente lo que estaba diciendo y se dejó hacer. Agachados en aquel lugar, Randy comenzó a besar a Nomicon ligeramente por su cuello. Nomicon impaciente desabrochó la chaqueta de Randy y finalmente consiguió quitársela. Randy hizo lo mismo, le deslizó también la camiseta y le acarició lentamente el torso haciendo que a Nomicon se le erizara la piel. Bajó la mano con precaución hacia su pantalón palpando su excitación. Al notar su mano, Nomicon se puso rígido, aquello era mucho más de la que habían hecho jamás y no estaba seguro de querer traspasar esa línea, sin embargo no detuvo a Randy, esperó para saber cuál era su intención.
Randy comenzó a mover su mano. Nomicon tenía varios sentimientos al mismo tiempo, estaba nervioso por la situación, sentía timidez porque Randy notara en su cuerpo que aquello le gustaba y miedo de reconocerse a sí mismo que quería más. Tomó la decisión de dejar la mente en blanco y hacer lo que deseaba, ya se arrepentiría en otro momento. Se abalanzó sobre Randy, tumbándole en el suelo. Casi le arranca la camiseta, pero Randy no dijo nada, aunque estaba sorprendido del repentino cambio en la actitud de Nomicon. Mientras lo besaba el cuello le empezó a desabrochar el pantalón. La mente de Randy le decía que apartara a Nomicon y le dijera que aquello era demasiado, pero su cuerpo no reaccionaba, cerró los ojos y notó como la mano de Nomicon se introducía bajo su ropa interior. Sentía en su oído los fuertes suspiros de Randy, que a veces llegaban a convertirse en gemidos. Le gustaba aquello, oír a Randy, y no quería que cesara.
Giró la cara para ver su expresión y no pudo evitar que en su boca apareciera una sonrisa. Ver a Randy indefenso, en sus manos y suspirando por él. Aquello le hizo acelerar su ritmo. Randy aumentó la velocidad y el volumen de su respiración. Abrió los ojos y se giró colocando a Nomicon debajo de él.
—Que, ¿ya te ibas? —dijo Nomicon con una risa burlona. Vio como Randy le desabrochaba los pantalones con ansia.
—Cállate —le ordenó Randy mientras le bajaba los pantalones. Se dirigió a besarle el vientre e iba en descenso.
—Anata wa... —preguntó Nomicon sorprendido y sin rastro de su anterior sonrisa.
—¡Que te calles! —ordenó Randy con brusquedad sin hacer caso a Nomicon y siguió en su propósito.
—Kuso... —fue lo último que dijo Nomicon antes de echar la cabeza hacia atrás y morderse el labio al sentir a Randy.
Los dos quedaron tumbados boca arriba al terminar. Ninguno había dicho nada aún, tampoco se habían mirado a la cara. Randy comenzó a preguntarse si habían llegado demasiado lejos. Había actuado como si se tratase de cualquier otra chica, solo que esta vez era algo totalmente distinto y que nunca había hecho. No sentía vergüenza, solo asombro de que aquello lo hubiera disfrutado más. Le preocupaba que pensara Nomicon, pero no pensaba preguntárselo. Había actuado como lo sentía en ese momento, no tenía por qué darle más vueltas.
—Deberías volver, ya se estarán preguntando dónde estas —dijo Randy mirando por primera vez a Nomicon.
—Sí, tienes razón —contestó Nomicon apoyando los brazos en el suelo para levantarse.
No estaba preocupado, es más, estaba que rebosaba de satisfacción. Sabía que Randy no diría nada y podría decirse que los dos compartían el mismo vacío en sus anteriores relaciones, si es que Randy tuvo sexo con Amanda alguna vez. Así que, ¿por qué no disfrutar al cien por cien de eso? Randy le había dado hoy la solución a sus dudas.
Lo observaba mientras se vestía. Para no hacer deporte estaba en tan buena forma como Nomicon. Aquella noche se fijo por primera vez en sus tatuajes, tenia escrito "Fuck Off" encerrado en un corazón en el área de sus costillas, un cigarrillo roto con la leyenda "Roten" en el hombro y "HE:LL" en la clavícula derecha. Dios, besaría cada uno de esos tatuajes.
—No sabía que tuvieras tatuajes —comentó Nomicon mientras se ponía los pantalones.
—Son sexys, eeh Fresita—dijo Randy con una sonrisa seductora. — Un amigo me los hizo en su casa, pienso hacerme tantos como pueda.
—Te verias como un baño publico. —contestó despectivamente Nomicon ignorando a Randy.
—Al menos yo tengo el valor para hacerme esto.
Saco su lengua, mostrándole una perla metálica reposando sobre su lengua, no pudo evitar quedar impresionado por eso, en especial por el caldo de bacterias que es la boca y podría habérsela infectado en cualquier momento, pero sonrió coqueto.
—Vaya, por eso se sentía tan bien.
—Vete a la verga — gruñó Randy. Se sacó un cigarro de la chaqueta y se lo encendió con su mechero de los Rolling Stones.
—Vete a fuera fumar, odio ese maldito olor —le ordenó Nomicon de mala manera.
—Al carajo con este niño —contestó irritado saliéndose fuera.
La noche estaba perfecta, fumaba tranquilo su cigarro, aspirando y echando el humo lentamente. De pronto notó que alguien se aproximaba por detrás.
—Por fin te encuentro —dijo Joey desde detrás—. ¿Qué haces aquí?
Nomicon estaba debajo de las gradas, si no se asomaba al interior no le vería.
—He venido a estar un rato solo, ya sabes odio esta estúpida fiesta —dijo Randy soltando la excusa que le pareció más creíble.
—Sí, es verdad, muchas gracias por haberme acompañado, en serio —dijo Joey agradecido—. Creo que las cosas con Pauline estarán yendo muy bien entre nosotros.
—¿Ya la has besado? —preguntó Randy sonriendo.
—Bueno, aún no, se fue por más cerveza para ella y sus amigas, pero ahora volverá y veremos qué pasa —dijo Joey ilusionado.
—Seguro que todo saldrá bien —contestó Randy animando a su amigo.
—Sin duda es la chica perfecta y esto está resultando ser la mejor noche de mi vida —dijo Joey como en las nubes.
—Bueno, Penélope Menchaca, esto no es 12 corazones y ve de una vez a la acción. —le instó Randy.
—¡Deséame suerte! ¡Y ven a la fiesta ya, jodido aburrido! —le gritó mientras se alejaba.
—Descuida, ¡suerte! —le contestó en el mismo tono.
Cayó en la cuenta de la presencia de Nomicon en la escena. Se preguntaba si había oído lo de Pauline. No les convenía a su grupo y a él que se enterara de lo enamorado que estaba Joey. Eran tan mezquinos que podrían fastidiarlo todo, además les debían una venganza. Nomicon salió de debajo de la tribuna.
—¿Qué quería tu perdedor amigo? —preguntó Nomicon sin darle importancia.
Randy se relajó, si hubiera estado escuchando habría hecho algún comentario cruel.
—Preguntar qué estaba haciendo —dijo Randy dándole una calada a su cigarro.
—¡Qué bonito, como se preocupa por ti! —dijo Nomicon en tono burlón y acercándose a Randy—. Creo que voy a llorar.
Randy aproximó su cara a la de Nomicon y le soltó lentamente el humo en la cara. Al terminar sonrió ampliamente.
—Me voy a mi fiesta —dijo Nomicon con cara de pocos amigos—. Que te vaya bien.
—¡Nomicon! —exclamó Randy y éste se dio la vuelta—. Haces unas jaladas increíbles, debes sentirte muy solo, querida Fresita. —dijo Randy con una sonrisa socarrona.
—Y tú unas mamadas increíbles —contestó Nomicon sin expresión alguna y girándose para marchase—. No me gustaría saber dónde aprendiste a hacerlas.
Randy se quedó observando con cara de póker cómo se iba.
—Eso me pasa por lengua suelta... —se dijo Randy a sí mismo.
Chapter 9: U
Summary:
Definitivamente, Randy es una boca suelta que se arrepentirá de hablar de mas.
Nomicon nunca antes había caído tan bajo.
Notes:
Quizás esta noticia no le importe a muchos, pero originalmente había publicado este fanfic en mi cuenta de Wattpad bajo la cuenta de YominGo18, allá ya estábamos a 8 episodios de culminar la obra. pero la cuenta fue suspendida y borrada porque evidentemente yo no soy Disarée.
y a pesar de que intente borrar el fanfic para evitar mas problemas, la cuenta fue borrada mucho antes de que pudiera hacer un aviso a los lectores que esperaban un episodio.
en conclusión, la cuenta YuminGo18 fue borrada por razones obvias. así que subiré lo que resta en esta cuenta.
gracias por quines se detuvieron a leer este mensaje.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Le había dado la idea perfecta. Las confesiones amorosas del idiota de Joey habían logrado lo que tanto esperaba, su venganza.
Aún no había podido dar su merecido a Randy y a sus amigos por lo que le habían hecho a su coche. "La mejor noche de su vida" había dicho Joey, Nomicon se encargaría de que fuera la peor noche de su vida. Tenía el plan en mente y podría hacerlo aquella misma noche, no eran más que las doce.
Buscó a sus amigos para poder contarles lo que había pensado, pero antes tenía que pensar que decirles cuando le preguntaran donde había estado.Tenía la esperanza de que estuvieran demasiado borrachos como para no haber notado su larga ausencia.
Supuso que estarían donde los había dejado, a Gordon y Buford bailando y bebiendo como locos, y a Bash buscando chicas. Aquello le dio otra idea. Se apresuró hacia el lugar donde pensaba que estaban sus amigos cuando se cruzó de frente con Heidi.
—¡Nomicon! ¿Dónde estabas? —dijo Heidi abalanzándose sobre Nomicon y rodeándolo con los brazos—. Te he estado buscando.
—Hola Heidi, estaba dando una vuelta —contestó Nomicon sin devolverle el abrazo.
Bash le había dicho lo que le sucedió con Maggie, por lo que ya no tenía por qué seguirle el rollo a Heidi.
—Ha pasado algo terrible, Bash se puso como loco con Maggie —empezó a explicar Heidi muy alterada—. Tienes que hablar con él.
Aquello era bueno, Heidi le llevaría directo a Bash, le contaría su plan y no perdería más tiempo.
—Está bien... Llévame con Bash —dijo Nomicon con tono cansino—. Veré que puedo hacer.
—Oh gracias Nomicon, eres el mejor —exclamó Heidi, y besó a Nomicon.
Agarró su mano y le condujo hasta Bash. Le encontraron sentado rodeado por animadoras y jugadores, ordenando a unos novatos que atravesaran la hoguera. Bash giró la cara y vio acercarse a Nomicon y a Heidi.
—¡Nomicon! —gritó Bash agitando la mano.
Nomicon decidió aprovechar aquello, utilizaría a Heidi como cuartada por haber tardado tanto. Pero necesitaba librase de ella.
—Heidi, esto se puede poner feo, ¿por qué no vas con Maggie? Ya me encargo yo de esto —le sugirió Nomicon.
—Está bien, pero en cuanto termines ven a verme —dijo poniendo cara de niña— No hemos podido estar juntos aún.
—Muy bien —dijo Nomicon.
Heidi, tal como le pidió Nomicon, se marchó. Nomicon se acercó a Bash sin ninguna intención de hablarle sobre Maggie.
—Ahora entiendo dónde estabas —dijo Bash a Nomicon cuando estuvo a su altura.
—Sí... Escucha, tengo que hablar contigo —contestó Nomicon yendo directamente al punto.
—¿Qué pasa? —preguntó tomando un poco de su cerveza.
—¿Ya te quieres ir? —contestó Nomicon con una mirada pícara.
—No, ¿por qué? —gruñó Bash.
—Porque tengo en mente un asunto que te hará muy feliz —dijo Nomicon sonriendo perversamente.
—Soy todo oído —contestó Bash maliciosamente.
Le contó todos los detalles de su plan a Bash por el camino. Se dirigieron a buscar a Buford y a Gordon, no querrían perderse la diversión. Estaban subidos en la camioneta del padre de Buford bailando con un montón de personas. Buford se había quitado la camiseta y tenía el torso repleto de pintadas en las que ponía "GoldenFish". Gordon siempre había tenido más glamour y clase, pero debía estar muy borracho porque parecía el gemelo de Buford. sin embargo, las cosas se torcieron cuando termino de relatar su plan a los demas.
mientras Gordon y Bash sonreían cómplices por lo que relato, el rostro de Buford se contrajo en una mueca disgustada. No importaba que tanto se esforzaban en intentar persuadir lo o todo el alcohol que Buford tomo esa noche. Nomicon observo expectante como meses de manipulación se fueron abajo cuando le grito en la cara.
—¡Vete a la mierda, Norisu! - se soltó del agarre de Bash, se había precipitado tanto que el pelirrojo tubo que retroceder. - Yo no iré a prisión.
Y fue inesperado, estaba ebrio y creyó que seria sencillo convencerlo. Bash y Gordon accedieron, aun sin alcohol en su sistema esta seguro que habrían accedido ciegamente en sus planes.
—Sigamos sin él.
los otros tres aullaron eufóricos, justo como orangutanes sin cerebro. No es como si fuera a extrañar la presencia del mas grande en el grupo, era tan reemplazable como un bombillo de luz, pero tenia que admitir que extrañaría la barrera silenciosa que impedía que los empujones o charlas de Gordon y Bash llegaran hasta el.
—Hola, eres Pauline ¿verdad? —dijo Bash con tono encantador. Ella asintió, el no perdió el tiempo, alzo una botella de Vodka a la altura de su vaso. — ¿Quieres?
No le importo si ella ya había negado o aclarado que no bebía, solo vertió del alcohol en su vaso y la persuadió de beber con él. Nomicon vio a la chica, cabello rosa y una blusa oversize de una banda metal, y mentiría si dijera que esas botas enormes no le recordaban a su hermanastra Theresa.
Bash empujo el baso hacia los labios de la chica, colando caricias y sonriendo le coqueta mente. Nomicon contuvo el aliento, ya no quería seguir con el plan.
Le seguía doliendo la mandíbula. En el rato que había estado con Nomicon no lo había notado, pero en aquel momento le volvía a molestar. Necesitaba beber algo fuerte para olvidarse de aquel dolor, tequila, ginebra o whisky. El imbécil de Bash no le había roto la mandíbula, pero le faltó poco.
Salió del descampado donde estaba la fiesta, no vio a ninguno de sus amigos, ni a Nomicon con los GoldenFishpor ninguna parte. Anduvo hasta una tienda de veinticuatro horas, tenía dinero suficiente para una botella, pero no se la venderían sin una prueba de que tenía la mayoría de edad cumplida, cosa que era así pero había olvidado la credencial y celular en la mochila de Joey. Buscó por la zona a algún adulto lo bastante irresponsable como para querer comprársela. A esas horas dela noche estaba repleto de jóvenes bebiendo por la zona, pero no le daban muybuena espina.
Volvió al descampando con un cuarto de Gepardex ya vacio, se encontró con Spencer, al que le dijo la misma mentira que a Joey cuando le preguntó dónde se había metido, que odiaba esas fiestas.
—Lo creas o no, me esta gustando este pedo de ir a fiestas —le confesó Spencer.
—No me vayas a salir con la mamada de que te me estas yendo. —dijo Randy fingiendo sentirse ofendido.
—Las mujeres de este lado son más atrevidas y buen pedo que a las que estoy acostumbrado —contestó Spencer con una sonrisa.
—Pero menos interesantes —dijo Randy .
—Al chile me vale verga. Las quiero besar, no ponerles un examen pendejo. —le respondió Spencer y los dos amigos rieron.
—¿Dónde están Joey y Fangbone? —preguntó Randy con curiosidad.
—Bueno, Joey detuvo a Fangbone de darse un beso de 3 con Jana Banana y Dipper Pines, intentaron convencerlo a él y a mi de participar. Después estaban charlando y Fangbone vomito sobre la sudadera de Joey, lo llevo a su casa porque estaba demasiado pedo para seguir aquí —le explicó Spencer.
Fangbone siempre terminaba mal en todas las fiestas, por lo que no era nada nuevo, una vez se llevo un lavabo de una casa y se robo el gato de la familia del anfitrión.
—Vaya, ¿y cómo le va con su chica a Joey? —preguntó Randy .
—Sin novedad, sinceramente no la veo muy interesada. No me sorprende que después de esta fiesta ella ya no charle con Joey —dijo Spencer, Randy no pudo evitar sentirse mal por su mejor amigo. — Yo estoy teniendo más suerte que él.
—¿En serio? — le cuestiono Randy ,
—Sí, no es por presumir, pero los del club de teatro me invitaron a un cigarro. Les pediría que te inviten, pero sé que no llevas bien la hierva. —dijo con cara de presumido — Por cierto, es raro que no hayas robado las botellas de los GoldenFish, creí que nuestra fiesta continuaría después de esta.
—No estoy pendejo, pero por si acaso esta noche no intentaré nada, que ya me he llevado unos cuantos putasos—dijo Randy tocándose la mandíbula.
—¡Ah sí! Gran numerito el de Amanda. A los dos minutos la vi chapulineando con otro chico —le contó a su amigo.
—Pff, ya veo lo enamorada que está —dijo Randy poniendo los ojos en blanco.
Un coche estacionó al lado de donde ellos estaban parados.
—¡Eh, mira por dónde vas wey! —le gritó Spencer al coche.
—Soy yo, pendejo.—dijo Joey bajándose del coche—. ¡Randy! Con una mierda, te echaba de menos, sin tus quejas la fiesta no es lo mismo —dijo Joey con ironía.
Randy le contestó alzando el dedo medio de ambas manos.
—Bueno, con permiso caballeros me voy con los marigunos —dijo Spencer.
—Qué cabrón... —le maldijo Joey.—¡Eso vete! ¡Y a ver si te pega algo! —exclamó Randy .
Spencer les sonrió a lo lejos alzandoles el dedo. Fueron a buscar a Pauline, ya que Joey le había dicho que volvería con ella en cuanto llevara a Fangbone. Joey se ofreció a llevar antes a Randy, pero le contestó que ya volvería andando para despejarse. Le acompañaría en la búsqueda y luego se iría a casa, ya no tenía nada más que hacer allí.
No la encontraron donde se suponía que debía estar, preguntaron a sus amigas pero le contestaron con vagas excusas de no haberla visto.
—¿Crees que se ha ido a casa y no me lo quieren decir? —preguntó Joey a Randy marchándose a buscar por otro lado.
—¡Claro que no! ¡Deja ya de ser tan negativo! —exclamó Randy cansado yade los lamentos de Joey.
Caminaban buscando aquella cabellera fiutsa, cuando se toparon con Nomicon y los cabrones de sus amigos. Randy le dio un codazo a Joey para alertarle. Estaban en frente de ellos, a unos cinco metros, iban riéndose eufórica mente. Aún no les habían visto, podían darse la vuelta y alejarse. Estaban en clara desventaja, ello seran cuatro y Randy y Joey estaban solos. Randy estaba seguro que borrachos y llenos de euforia, querrían una pelea con ellos, ya lo había comprobado en Bash, no le apetecía tener que enfrentarse a los demás.
Joey y Randy tomaron tarde la decisión de irse. Bash fue el primero en verlos y avisó a sus amigos. Sonrieron como carnívoros al ver su presa. Randy se dio la vuelta y agarró a Joey para que empezara a caminar. No correrían, tampoco querían huir. Si querían pelea la tendrían, pero tampoco eran unos idiotas suicidas, sabían que tenían todas las de perder. Sus enemigos apretaron el paso y los alcanzaron sin ningún tipo de esfuerzo. Nomicon se puso delante de ellos cortándoles el paso.
—Ey, ¿pero qué pasa? ¿Ya se van? —saludó Nomicon de una manera demasiado amigable.
—Sí, es que esta fiesta es una mierda —contestó Randy con una fingida simpatía.
Bash llegó en ese momento rodeando a Joey y a Randy con los brazos como si fueran camaradas desde siempre.
—¿En serio? Qué pena, justo ahora que empezaba la diversión —dijo Bash con ese extraño tono conciliador.
Miró primero a Randy y luego a Joey, y después mandó una mirada significativa a Nomicon, el cual contestó con una sonrisa llena de maldad.
—Sí, es una pena, pero nosotros no encontraríamos nada divertido que hacer con ustedes —dijo Joey con una mueca, quitándose el brazo de Bash de encima.
Apareció Gordon al lado de Joey, y Gordon al lado de Randy. Los tenían rodeados.
—Eso lo dudo —dijo Nomicon con aquella sonrisa—. Me han dicho que buscan a una tal Pauline.
En ese momento lo supo, Randy se dio cuenta de que Nomicon había escuchado a Joey. Le había dado la venganza en bandeja contra su amigo sin darse cuenta. Nomicon miraba a Randy para ver su reacción. Randy no sabía la cara que debía estar poniendo, pero Nomicon parecía plenamente satisfecho. Joey miraba a Nomicon con una fuerte mirada de ira.
—¿Y qué coño te importa a ti eso? —le preguntó Joey con asco.
—No te pongas así hombre, que solo queremos ayudar —dijo Nomicon disfrutando de aquello—. Nosotros sabemos donde está.
Todos rieron excepto Randy y Joey. A Randy se le revolvieron las tripas, sentía que todo aquello había sido su culpa. ¿Qué le habrían hecho aquellos indeseables a Pauline? Sabía que no eran monstruos, pero poco les faltaba.
—¿Dónde está? —preguntó aguantando la ira.
Había mordido el anzuelo, Randy lo sabía por la mirada de Nomicon. Esta vez contestó Bash.
—Te lo mostraremos —dijo Bash estrechando en sus brazos, aún más, a Randy y a Joey.
El idiota de Joey parecía que iba a seguir de muy buen grado a aquellos idiotas.
—¡No vayas Joey! —le dijo Randy librándose del brazo de Bash y agarrando a Joey.
—No, si tú también vienes —dijo Nomicon agarrando a Randy fuertemente del brazo.
Gordon y Nomicon tiraban de Randy a empujones, Joey iba escoltado por Bash sin decir nada. Por fin les hicieron para.
—¡Ya estoy harto! ¿Dónde está? —preguntó Joey perdiendo la paciencia.
Bash agarró a Joey y le sentó en el capo de un coche.
—Me temo que ya se ha marchado, pero nos ha dejado un mensaje para ti —dijo Nomicon sentando también a Randy .
—Ya nos lo dirá ella en otro momento... —dijo Randy en un intento de levantarse y llevarse a Joey, pero Gordon se puso en medio.
Nomicon tomó un celular de su bolsillo y comenzó a teclear. Randy se temía lo peor,iban a hacer daño a Joey donde más le podía doler, de eso estaba seguro. Debía parar aquello como fuera.
—¡Bueno, basta ya de pendejadas! No sé qué mierda tienen pensado pero... —gritó Randy perdiendo los nervios.
—¡Callate Randy ! A ver, ¿qué carajo quieren? —gritó Joey queriendo acabar con aquello de una vez.
Randy se calló, su amigo parecía querer afrontar lo que fuera y largarse de allí. Se quedaría con él fuese lo que fuese, había sido su culpa, y lo sabía. Había preferido proteger lo que tenía con Nomicon a avisar a su amigo de que el enemigo estaba cerca. Nomicon giró el celular acercando la pantalla a la cara de Joey, la imagen no se apreciaba bien, pero se oía sonoros quejidos dentro de una camioneta. Giro el rostro lejos de la pantalla, incomodo de averiguar que realmente eran gemidos femeninos y masculinos, queria cubrir los ojos de Joey en cuanto la pantalla mostrara el torso desnudo de Pauline y sobre ella uno de los idiotas de los GoldenFish, pero Joey lo vio antes de que siquiera lo pensara.
Inevitablemente se encorvo hacia en frente y comenzó a llorar, solo así detuvieron el vídeo y se deleitaron del dolor ajeno.
—¡Eres un hijo de puta! —grito Joey— ¡No debieron, es mas, ni siquiera lo debieron haber pensado.
Ella se veía mal, estaba dormida o inconsciente.
Joey sorbía la nariz entre lágrimas, tenía una cara indescifrable, pero Randy le conocía, sabía que por dentro debía estar destrozado, pero no pensaba darles el gusto a esos idiotas. Randy lo había visto venir, Pauline no estaba interesada en Joey, sin embargo Bash era un popular jugador de fútbol del instituto, alguien como ella, de quien normalmente no se fijaba nadie del equipo, caía fácilmente a los pies de cualquiera de ellos. Eso le diría a Joey, pero antes debía llevárselo de allí antes de que no pudiera esconder por más tiempo lo que sentía. Nomicon y los demás al acabar la grabación sonreían disfrutando de aquello.
—¡Todos ustedes, vayan y chinguen a toda su reputisima bomba madre! —exclamó Randy. tomo a Joey del brazo, buscando abrirse paso entre Nomicon y Gordon. — ¡Bola de culeros!
—¿Qué dices? Si aún no ha visto lo mejor —dijo Nomicon girando otra vez el celular.
Joey y a Randy pusieron cara de preocupación. Si eso no había sido lo peor...¿Qué sería? Lo descubrieron enseguida.
En la imagen se veía a Bash y a Pauline, en lo que parecía el asiento trasero de un coche. No hacía falta decir más para saber lo que hacían. Se podía escuchar los gemidos de Pauline y las cerdadas que soltaba Bash por su boca. Si se agudizaba bien el oído se podía oír a Gordon riéndose mientras grababa. No era agradable para nadie ver a la chica a la que dices amar en los brazos de otro tipo, y menos de Bash, que trataba a las mujeres de una forma tan degradante, como a una perra.
Al final del vídeo Gordon giró la cámara grabando donde se escondía junto con Nomicon, que al enfocarse susurraron "Jódete". Randy supuso que lo dijeron por lo que le habían pintado ellos en el auto de Nomicon. Randy temía mirar a Joey, aquello era demasiado,pero se armó de valor para dirigirle una mirada. No estaba enfadado, su cara estaba descompuesta y sus ojos algo húmedos. Nomicon se agachó para ponerse cara a cara con él.
—Te lo grabaremos en un CD, ya que metiste el tuyo en mi auto. —dijo Nomicon con aquella sonrisa maligna.
Esa frase significaba realmente "Esto es por mi auto".
—Hijo de la gran puta... —Randy perdió los nervios y se abalanzó sobre Nomicon dispuesto a hundirle el puño en la cara.
Gordon le bloqueó agarrándole con fuerza.
—¡Randy alto! —gritó Joey—. Déjalo, solo vámonos de aquí.
Se levantó y comenzó a andar. Randy lo siguió conteniendo la ira que se había apoderado de él. Sabía que su amigo estaba hecho un desastre. Lo mejor era marcharse. Los otros tres seguían riéndose y los miraban mientras se marchaban. Habían cumplido su venganza, ya no tenían por qué detenerlos.
—¡Por si te sirve de consuelo, no estaba tan apretada antes de mí! —gritó Bash y Gordon solto una carcajada tan alta que Randy quería regresar solo para golpearlo.
Joey llevó a Randy al auto, no hablaron en ningún momento durante el viaje. Cuando llegaron a su casa, Randy rompió el silencio.
—Siento mucho lo que ha pasado, Joey —dijo realmente dolido por lo ocurrido.
—No ha sido tu culpa —contestó Joey con tono cansado.
"En realidad sí", pensó Randy .
—Te juro que esto no se quedará así —le prometió Randy —. Podemos...
—Ahora no quiero hablar de eso, Randy —dijo Joey—. Estoy cansado.
—Vale, buenas noches Joey —se despidió Randy saliendo del coche.
Joey no respondió.
Randy se tumbó en la cama lleno de remordimientos, había elegido lo suyo con Nomicon antes que a su amigo. Tenía algo perfecto que podría usar contra Nomicon, pero era demasiado egoísta como para renunciar a lo que tenía con él. Buscaría otra manera para devolvérsela. Pero ¿sería todo el curso así? ¿Un continuo conflicto entre los dos grupos? No lo sabía, pero tampoco podía dejar las cosas de ese modo. Tenía demasiada ira en el cuerpo como para dormir. Tomó su guitarra y salió al porche. Con una sencilla melodía que se le ocurrió y palabras que hizo rimar, despotricó contra Nomicon Norisu.
Notes:
Obra original de Disarée Arjona Peña, este fanfic solo es una adaptación
Chapter 10: N
Summary:
Nomicon sigue siendo una basura, no hay nada más que destacar en este episodio.
Notes:
Debo agradecer a SHARPSWORD por recordarme que Yungbluds existe.
Sinceramente olvide este fanfic de RandyxNomicon porque la historia y mi cuenta fueron borradas, y como fue imposible recuperarla mi cerebro la relego a una prioridad baja. Debido a que la cuenta donde se subia esta historia en wattpad fue borrada es casi imposible recuperar lo que ya estaba escrito en borrador y lo ya publicado.
Por lo que el contenido puede o no ser distintos a la historia, depende sobre los detalles que recuerde.
Una vez más, agradezco a quienes se toman el tiempo de leer esta historia. SHARPSWORD te dedico este capitulo.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Tenía cosas que arreglar ahora que Randy se fue con su amigo. La venganza le supo amarga cuando se marcho, no obtuvo lo que esperaba y ahora debía de asegurarse en tener que lidiar con las consecuencias de lo que habían hecho. Sin embargo, sabe que solo se junta con idiotas por una razón, y es que son estúpidos e ignorantes. Gallinas descerebradas que corren detrás de las migajas que Nomicon deja en el suelo, pero una de las gallinas finalmente saco la cabeza de su trasero y se marchó.
Cuando Buford los mando a la mierda, Nomicon noto que ya no podría recuperar su “amistad”. Estaba bien, a diferencia de Bash o Gordon ya era consciente de que Buford no esta conforme con lo que han hecho los últimos años. ¿Por qué su límite no explotó antes de esta noche? Realmente no le importa llegar a una conclusión. Sin Buford con ellos Nomicon solo tenía la opción de encargarse de Pauline Bell, la chica que emborracharon para obtener su dudoso consentimiento y ahora está inconsciente y recostada, a la espera de que Gordon aparezca con sus amigas. Pero no importaba que tanto se tardará, ni loco dejaría a Bash solo con ella.
La blusa ya estaba manchada de vómito, el maquillaje desaliñado y ella aún inconsciente a un costado de la ventana. Era algo muy patético de ver, había estado llorando porque el vómito comenzó a escurrir de la nariz, y al caer dormida dejo de ser gracioso para Bash y solo dejo a Nomicon junto a ella.
El pelirrojo estaba estoico a un costado de la puerta, esperando a que Gordon llegará con alguna chica para ya irse a su casa, dónde todavía tenía que lidiar con los amigos ruidosos de ese club raro de su hermana. Posiblemente este jugando Dungeons ando Dragon’s o cualquier otra cosa friki de rol.
—¿Aún tienes el vídeo en el celular? —pregunto Bash.
Reviso rápido la galería del celular de Gordon, lo habían tomado para grabar porque no quería comprometer el suyo. Era increíble el narcisismo que poseía Gordon sobre si mismo para tener más de mil fotos y videos, dónde la única persona de esa galería es él, nada de familiares y amigos, solo Gordon y algunas fotografías de vacaciones lujosas. Llegó hasta la carpeta de videos y encontró inmediatamente el que buscaba, solo que Pauline no era la única chica de la carpeta.
—Aun está aquí.
Susurró en voz baja, más concentrado en el celular que en Pauline y Bash. Superficialmente podía ver videos de una chica bailando trends ridículos o maquillándose, por el formato del vídeo no podía ver el rostro de ella, pero reconocería alguno de los accesorios de donde sea. Encontró finalmente el rostro de la chica, se trataba de su hermana menor Theresa, usando la boina rosada con un murciélago bordado en negro que le regaló el mes pasado.
Se quedó quieto, un vacío se deposito en su estómago en ese instante. Sería lo más cercano al terror que podía experimentar. ¿Qué hacía Gordon con los tiktoks de Theresa? ¿Desde cuándo sucede esto? ¿Qué más ha estado haciendo para acosarla? Para Nomicon no era un secreto que Gordon tenga un interés en su hermanastra, a su vista solo era tentadora porque él mismo les dijo que Theresa esta prohibida para todos. Nunca se puso a reconsiderar si eso incentiva aún más a Bash y Gordon.
—Pásame el video.
Miro el cuerpo inmóvil de la chica, cabello corto y fiusha, tan brillante como el suyo. La primera opción de Theresa fue teñir su cabello completamente de rosa o morado, pero al final solo se hizo líneas púrpuras en el cabello. Estiró el brazo sobre la ventana y retiro con gentileza el cabello, dejo ver un poco de los pómulos teñidos por el maquillaje estropeado, para Nomicon dejo de existir Pauline, solo veía a Theresa en ella.
—¿Para que quieres ese vídeo? — cuestionó Nomicon.
“Theresa” tembló de frío, a Nomicon le importo poco si sus tenis se manchan de vómito, abrió la puerta del vehículo y limpio el rostro de “su hermana”. Bash veía esto, pero solo desvío sus ojos al chat grupal del equipo, esperando que apareciera la notificación de que han enviado un nuevo vídeo al grupo.
—Vere si me la chupa más tarde si le muestro el vídeo. — no obtuvo alguna respuesta. Con impaciencia giro hacia atrás, Nomicon solo lo miraba con esa actitud estoica. — ¡Anda, solo envía el puto vídeo!
—Eres un pendejo si crees que lo haré. — escuchar eso de Nomicon fue la peor traición que pudo experimentar, frunció el seño como si hubiese olido la peor mierda. — Violaste a una niña alcoholizada y grabaron su violación. Si pasas el vídeo a alguien más será su fin.
Es demasiado hipócrita y enfermo de su parte. ¿Con que derecho lo dice? La garganta le ardió con la creciente acidez en su estómago.
—A mi no me metas esas mierdas. — exclamó iracundo. —Tu lo planeaste, fue tu venganza y tú idea.
—Por supuesto, fue mi idea, pero fue tu pito y tú tarjeta de crédito con lo que pagaste el alcohol. Fue tu decisión hacerlo, si Buford se negó, ¿Por qué tú no lo hiciste? — hablo con firmeza. Bash entonces camino hasta llegar al pelirrojo. Aún con el seño fruncido y los músculos tensos, Nomicon no se dejó intimidar. — Enfrentas una larga lista de acoso escolar, golpeaste a tu última ex novia y las chicas de la escuela estarían contentas de delatar el acoso sexual que te involucra. Tienes las de perder.
Bash estaba por perder la calma, lo veía fijamente y con los ojos casi desorbitados. Con toda la irá acumulada se mantuvo en silencio, Nomicon sabe que lo tiene comiendo de la mano, en cualquier momento podría estar arruinado y ni McFist podría salvarlo. Bash ya sabe de esto, por lo que por primera vez en su vida solo guardo silencio y omitió todas las groserías, insultos y amenazas en lo más profundo de su garganta.
Nomicon no necesitaba dinero, mucho menos tenía un interés en los lujos, Bash no sabía que darle para que guardara silencio.
—¿Paso algo?
Finalmente llegó Gordon, había dos chicas junto a él que miraban con pena hacia ellos dos.
—Nada, solo hablaba unas cosas con Bash. — golpeó con tranquilidad el hombro de Bash, camino hacia las chicas y sonrió con una gentileza falsa. — Hay que llevarla a casa, vómito un poco así que no hay problema si se queda con mi sudadera.
No espero palabra alguna de ellas o de Bash. Lo dejaría hundirse en la paranoia hasta que ocurriera algo para detenerlo, o que lo arruine y Nomicon lo necesite fuera.
Llegó a pie hasta el jardín, Gordon lo había llevado al partido y a las hogueras en su auto, por lo que el camino fue algo largo y muy silencioso. No regreso el celular, ya haría algo para que no fuera rastreado o que Gordon lo busque con él. Tenía cosas en mente, unas horribles y otras que ni al caso, solo las dejaría de lado por esta noche.
Cuando Theresa le abrió la puerta Nomicon se inclino hacia ella para darle un abrazo. No quería solo estrujar su cuerpo contra el suyo, la sostuvo entre brazos y restregó su cabello contra su hombro. Nomicon no sabe expresarse más allá de los insultos, solo sabe dar regalos y cobrar favores.
—¡Ew! Vienes borracho— exclamó Theresa. — ¡Que asco, bájame ya!
—Si tal vez. — alzo el cuerpo de la chica y recobro su compostura. A pesar de la rabieta de su hermana, camino con ella en brazos hasta la sala, viendo en primer plano los estragos de Theresa y sus amigos. — ¿Se fueron?
—No hace mucho. Veía una película hasta que llegaste. — finalmente se soltó de él, acomodo su cabello y la pijama, pero la bolsa de Nomicon aterrizó sobre el sitio en que se iba a sentar. — ¿No te ibas a quedar hasta tarde de fiesta después del partido?
—Nah, ocurrió algo y vine temprano. — se situó a un costado de ella, acostándose tanto como podía en el amplio sofá. — Te compre algo de camino a casa, habías dicho que querías duraznos y traje algunos para los dos. Yo no puedo comer dulces, pero te compre unos.
Ella no supo cómo reaccionar, conocía al Nomicon egoísta e idiota de todos los días, pero no al Nomicon afectivo y buen hermano frente a ella. Tomó la bolsa de la misma manera en que tomaría una bomba, lo primero que vio fue tela morada y rosa. Entonces reconoció la prenda.
—¡Oh dios! — exclamó Theresa. La necesidad de recuperar el aliento fue casi abrumadora, lo alzó a lo alto. Era hermoso aún más de cerca. — ¿En serio lo recordaste? ¿Siquiera cómo pudiste pagarlo?
Nomicon tal vez estaría dándole un regalo, como ya había hecho antes para comprar el afecto, pero no podía compararlo con otras ocasiones por el significado que ambos le daban al vestido. Los primeros días en que se conocieron ninguno fue amable, Nomicon la trataba de la misma manera que lo haría con la chica flautista y Theresa solo le hablaba con indiferencia. Su padre les dio un poco de dinero y los soltó en el centro comercial, donde solo Nomicon caminaba sin rumbo fijo. Solo se detuvo cuando Theresa lo hizo. Ambos vieron el vestido rosa con encaje de telaraña en los bordes, tiene una camiseta manga larga tipo escolar, un poco parecido al estilo Lolita que usan las chicas en Japón. Nomicon consideraba que la boina rosada con el bordado era fea, pero Theresa siempre opinaba que se vería bonita en ella. Entonces Theresa le dijo:
“—Es tan lindo, en serio lo quiero y no puedo pagarlo.
—Lo siento niña, solo le prestó dinero a mi papá porque es mi familia.
Theresa sorbió del agua de frutas, ya había terminado su crepa de fresas y lo único que cargaba era la basura.
—Entonces. ¿Si fuera tu hermana me ayudarías a comprar ese vestido? — pregunto Theresa.
—Si tal vez.”
Ellos no imaginaron que serían hermanos poco después de eso. No sé hablo sobre dinero porque su padre ya le compraba obsequios, Theresa ni siquiera recordaba el vestido o que la boina iba a juego con la prenda.
—La tarde de mañana estaré libre. — hablo Nomicon. — ¿Qué te parece si mañana usas tu nuevo vestido y hacemos lo que quieras? Hasta puedo soportar la voz odiosa de Cunningham si solo quieres escuchar música de él.
No sabía que le ocurrió al Nomicon anterior, si fue asesinado y remplazado por un extraño, pero se abalanzó sobre ese extraño y devolvió el abrazo con tanta fuerza que quería sacarle el aire. La bolsa cayó junto con otras almohadas, pero Nomicon ni se ocupó de eso, solo disfrutaba del cariño que Theresa irradiaba hacia él.
Aquellas semanas pasaron increíblemente rápidas. Los GoldenFish ganaban todos los partidos, eran los favoritos de la temporada. El entrenador Copernicus fue un par de noches a cenar en casa de Nomicon. No paraba de alagarlo, cosa que le encantaba, ya que su padre por fin parecía que estaba plenamente orgulloso de él. Le arregló el coche y lo fue a ver un par de veces al campo. Y lo más importante, Theresa y él comenzaban a llevarse bien.
La vida le sonreía. Había quedado un par de veces con Heidi, no tenía necesidad, pero era muy insistente. Por supuesto que ella se enfado cuando apareció una nueva foto de perfil de Theresa y él juntos en el centro comercial, usando el vestido y un conjunto a juego que su hermana escogió para él. Heidi no tenía idea de que fueran hermanos y se negaba creerle porque Theresa conservaba el apellido “Fowler” en lugar de Norisu. Era estúpido, pero Nomicon necesitaba de Heidi, además sus amigos tenían que verlo alguna vez con alguna chica, así que salir con Heidi de vez en cuando le beneficiaba. Pero cuando más disfrutaba era en los momentos que pasaba con Randy.
Después de la pendejada que le hicieron a Joey estaba algo más quisquilloso, pero sinceramente a Nomicon le encantaba verlo enfadado.
Era lo que más le alegraba al ir a clase, lanzarse putazos con Randy y luego encontrar algún momento para estar juntos. Solían meterse en un aula vacía, ir al baño al mismo tiempo en medio de clase, e incluso una vez provocaron una pelea en gimnasia para que el profesor les mandara antes al vestuario. No habían ido más allá de lo que fueron en las hogueras, pero a Nomicon ya se le empezaba a pasar por la cabeza, aunque no le había dicho nada a Randy . Aún no estaban del todo cómodos con la situación, además su odio seguía existiendo.
Randy , tras lo que ocurrió con Joey no sabía si continuar con lo de Nomicon, pero Joey dijo que no quería hablar más de aquel tema, que quería olvidarlo y no darle más vueltas, así que Randy también terminó olvidándolo.
Joey dejó de hablar con Pauline, pero cuando ella no le tomo importancia y continuaba su vida como si nada habría ocurrido entre los dos, aquello no ayudó a Joey a superarlo. Comenzó a vestirse de manera más holgada y de colores oscuros, Fangbone se sorprendió cuando Joey le pidió que le hiciera perforaciones en las orejas y labios, él siempre rechazó la propuesta de perforarse porque creía que son dolorosas y temía el peligro de infección. Spencer se alegra mucho por él, pareciera que finalmente maduro y buscaba aprender a estar solo, sin buscar novias que lo completaran y que lo hicieran sentirse bien consigo mismo. Tanto el cineasta como Randy creían que era su manera de lidiar con lo sucedido y superarlo.
A Fangbone le gustaba esa nueva etapa de Joey, más atrevida y rebelde, algo más sincera a lo que quería. Y en palabras de él ya no quería una novia. Extrañaba un poco al Joey tímido y enamoradizo, el que hacía poemas y los convertía en canciones para la banda. Podría gustarle el anterior Joey, todo cambio era bienvenido para Fangbone, pero aún veía en el una mirada triste y una figura más esbelta. Para animarlo, Randy le enseñó la nueva canción que hizo la noche de las hogueras. Al grupo le encantó y decidieron incluirla en sus conciertos, la titularon “Fucking smug”. Era algo cruel e insinuaba demasiadas cosas sobre Nomicon, pero nadie del instituto solía ir al local donde tocaban, por lo que quedaba entre él y sus amigos.
Se intentó esmerar más en las clases para que su madre estuviera más contenta. Amanda no volvió a molestarlo, pero a veces le daba la sensación de que le seguía, sin duda estaba loca, aquello le recordaba a la película de “Atracción fatal” que hizo Spencer para un proyecto final de un curso de cine, donde la novia le sacaba los ojos a su novio para evitar que mirara a otras chicas.
Fue divertido vestir a Joey de chica y bailar la secuencia de baile donde ocurria la persecución y el acoso fue su parte favorita en su corto periodo de actor. Pero encontrar los paralelismos con la vida real dejo de ser divertido.
Aquella última semana de octubre el instituto se volcó en la elección del lugar donde se iría de viaje de último curso. Los del equipo de los GoldenFish habían hecho campaña para ir Cancún, México. Calor, playa y mujeres, eso había sido lo que dijeron a todos para convencerlos. Tarde se pusieron las pilas Randy y sus amigos para convencer a los alumnos. Solo un 40% aproximadamente votaría en las urnas por Londres. Muchos sabían que era una mejor opción, pero había demasiados lame-culos de los GoldenFish según Spencer. Así que se inclinaron por las trampas.
La noche de la elección se escondieron en el instituto para estar dentro cuando cerrara. Colocaron celofán en la puerta del despacho del director Ponzi para poder abrir la puerta. Cuando terminaran saldrían sigilosamente por la entrada principal, ya que desde dentro se podía abrir, era el plan perfecto. Todo ello para cambiar los papeles y hacer ganadora a la bella ciudad de Londres.
—Escuchen, cuenten el mismo número de papeles que tenemos. No puede haber más votos que alumnos —explicó Spencer cerrando la puerta del despacho y quitando el celofan.
—Y dejen varios de Cancún, que si no será muy sospechoso —dijo Randy en voz baja.
—Aquí hay uno que ha votado al campamento Lake Bottom, ¿lo dejo? —preguntó Fangbone leyendo los papeles que sacaba.
—Sí, déjalo —dijo Joey.
—¿Quién carajo habrá votado por ese agujero paranormal? —preguntó Randy con desconcierto.
—Alguien que quiere ir —contestó Spencer.
Metieron los papeles que tenían preparados y sacaron varios de los de Cancún. Hicieron un rápido recuento.
—Yo creo que ya está —dijo Joey cerrando la urna.
—Deberíamos hacer esto cada año —concluyó Fangbone.
—Si este es nuestro último año —dijo Spencer sin entender.
—Eso será para ti —le contestó Fangbone. — Si repruebo puedo conservar mi vida de estudiante.
Se dispusieron a salir por la puerta cuando oyeron algo.
—Viene alguien, viene alguien —susurró Joey asustado.
Se escondieron donde pudieron, Spencer detrás de la puerta, Randy bajo la mesa y Fangbone junto a Joey se metieron como pudiera en un pequeño armario. Alguien entró con una linterna, echó un pequeño vistazo y se marchó.
—Uff, por poco.
Fangbone salió como pudo del armario, Joey es mucho más pequeño que él, por lo que pudo retenerlo entre su cuerpo en un abrazo de oso para acomodarse mejor.
—Uffa el conserje —les explicó Spencer que era el único que le había podido ver. Pegó la oreja en la puerta para oír cómo se marchaba—Creo que ya se ha ido — les dijo y tiró del picaporte.
La puerta no se abrió.
—¿Por qué no se abre? —preguntó Spencer sin comprender y tirando fuertemente.
—¿No se abre? —preguntó Joey asustado.
—¿Te crees que estoy de mamon o qué? —dijo Spencer exaltado—. Debe haberla cerrado el conserje con llave.
—A ver, déjame probar a mí —dijo Randy tirando fuertemente de la puerta sin ningún resultado.
—Eso ya lo había hecho yo, pendejo —dijo Spencer en tono de burla.
—¡No es culpa mía que haya cerrado la puta puerta! —exclamó Randy .
—¡Yo no puedo quedarme aquí, tengo claustrofobia! —gritó Joey
—¡Ay no mames! ¡Si tu habitación es más pequeña que esto! —le gruñó Randy .
—Es verdad… ¡Ahora no podré estar ni en mi propia habitación! —continuó Joey.
Fangbone sonrió, aún quedaba un poco del Joey Felt en él. Randy le tapó la boca para que no siguiera gritando.
—De todas formas, no podemos quedarnos aquí. Cuando abran mañana la puerta nos descubrirán y no tendremos ninguna excusa —cayó Randy en la cuenta.
—No podemos tirar la puerta abajo —dijo Spencer — Nos escucharía el conserje.
—¿Y por la ventana? —sugirió Fangbone.
—Si rompemos la ventana sabrán que alguien ha estado aquí y se enterarán de que hemos truqueado las urnas —dijo Randy nervioso.
—Es decir que solo nos pueden abrir desde fuera —aclaró Spencer.
—Entonces llamemos a alguien para que nos saque de aquí —dijo Joey como si la idea fuera obvia.
—Claro, alguien que traspase paredes para entrar en el instituto y venga hasta aquí sin ser visto por el conserje… Espera, que aquí tengo el número de Shezow. —dijo Randy con sarcasmo.
—¡Mamón! —dijo Joey—. Alguien habrá que ser lo suficientemente inteligente para esquivar a un viejo y sepa forzar una puta cerradura.
—Sí… ¡En la cárcel! —le gritó Randy al oír las tonterías de Joey.
—Eh, eh, eh, sí que conocemos a alguien inteligente y lo suficientemente loco como para saber forzar una cerradura y venir a ayudarnos —dijo Spencer como iluminado por una gran idea.
—¿Quién? Y ni se te ocurra decir Eli Shane. —dijo Randy perdiendo los nervios.
—Amanda Livaley —concluyó Spencer.
—Prefería la idea de Eli Shane —dijo Randy espantado ante la idea de Spencer.
—¡Es cierto, Amanda! —exclamó Joey
—¡No! —gritó Randy.
—Corre llámala —dijo Spencer.
—¡No! —volvió a decir Randy .
—¡Es nuestra única salida! —le dijo Spencer.
—Primero: Está enfadada. Segundo: No me habla. Y tercero: No quiero — enumeró Randy.
—¡A nosotros nos hará menos caso que a ti! —le aseguró Joey — ¿Quieres ir a Londres o no?
Randy reflexionó un segundo, ya no solo era la cuestión de ir a Londres o no, sino de ser descubiertos en el despacho del director Ponzi, el único adulto de la escuela que buscaba excusas tontas y hasta ridículas para correr a Spencer de la escuela.
Tenían razón, Amanda era la única salida. Respiró hondo y finalmente cedió.
—Chingo a mi madre madre… —dijo marcando el número de teléfono.
Sus amigos le miraban expectantes. Randy pensaba en lo que diría cuando Amanda respondiera el celular.
—¿Sí? —contestó Amanda con su dulce voz.
—Hola Amanda, soy yo, Randy —dijo Randy tratando de ser lo más encantador posible.
—¿Randy? —dijo con voz ilusionada que inmediatamente cambió a un tono despectivo—. ¿Qué quieres?Randy? —dijo con voz ilusionada que inmediatamente cambió a un tono despectivo—. ¿Qué quieres?
—Necesito tu ayuda —le dijo Randy en tono suplicante.
—¿Para qué? —preguntó Amanda molesta.
Randy le explicó la situación y lo que necesitaba de ella.
—¿Solo me llamas para eso? ¿Para que te salve la cola? ¡Cómo te atreves después de todo lo que me dijiste! —le gritó Amanda.
—Lo siento mucho, Amanda. Sabes que todo lo que te dije fue porque estaba dolido por lo tuyo y lo de Norisu. No sentía realmente lo que te dije —mintió Randy.
—¿Entonces me quieres? —preguntó Amanda bruscamente. Randy se quedó unos segundos en silencio hasta que finalmente dijo:
—Sí.
—Dilo, quiero oírte —lo ordenó Amanda.
Randy miró a sus amigos, los cuales asintieron animándole a que siguiera.
—Te quiero —dijo finalmente Randy.
—Tienes que decirme algo más, así es difícil creerte. ¿Cuánto me quieres? —le insistió Amanda.
Randy comenzó a cabrearse pero inspiró hondo. Iba a hablar, pero se dio cuenta de la presencia de sus amigos y se dio la vuelta para que no lo oyeran.
—Más que a nada. Por ti haría lo que fuera, y lo sabes Amanda. Te quise desde el primer momento en que te vi, nací el día que me besaste por primera vez, viví el tiempo que me quisiste y morí el día que te vi con Norisu. Mis noches sin ti son frías, no soy feliz si no es contigo —soltó Randy sin pensar.
—Oh Randy, yo también te amo más que a nada y no soy feliz si no es contigo. Enseguida voy para allá —dijo Amanda con voz de enamorada.
—Gracias, Amanda —dijo Randy colgando el teléfono.
Se dio la vuelta y vio a Spencer y a Joey aguantando la risa, que finalmente pudieron soltar.
—¡Qué romántico eres, Randy ! —dijo Spencer con burla.
—Sí, no sabía yo de esa faceta tuya. —dijo Joey sin dejar de reír.
—¡Ríanse cuanto quieran, pero gracias a eso nos hemos salvado el culo! —les echó en cara a sus amigos.
—A mí me ha emocionado… —confesó Fangbone secándose los ojos, lo que hizo que Spencer y Joey rieran aún más.
(…)
Llevaban esperando un largo cuarto de hora. Randy y Joey estaban tumbados en la mesa del director, Fangbone en el suelo y Spencer sentado en la silla, lanzando y tomando un pisapapeles.
—Compuse un estribillo mientras estaba encerrado en el armario —dijo Fangbone.
—¿Te dio tiempo a componer un estribillo? —preguntó Spencer asombrado.
—Sí, no es por presumir pero tengo una mente bastante creativa —les soltó Fangbone.
—A ver, oigámoslo —le animó Randy.
—“Encerrado en el armario ¡Ay, que calvario! Encerrado en el armario, Como un mísero canario” —entonó Fangbone con su grave voz.
—¿Qué pinta un canario en un armario? —quiso saber Randy .
—Es una metáfora; estar encerrado en el armario, como un canario en una jaula.
—Ah —dijo Randy.
—¿Qué les parece? —preguntó Fangbone.
—Una mierda —contestó Spencer.
—Tal vez lo sea, pero estar allí dentro me hizo recordar la vez que teníamos que escondernos Waha y yo para llegar hasta aquí. — relato nostálgico. — Estár ahí dentro me hizo recordar lo atrapado que estaba para encontrar mi libertad.
—¿Waha? ¿Quién es? — pregunto Joey.
Recordó entonces que no hablaba mucho de ella con sus amigos, seguían en contacto por videollamada y se envían correspondencia, pero nunca la mencionaba en los ensayos o charlas. Porque recordar el pasado lo trae de vuelta al helado invierno de Skullvania.
—Waha era mi… — titubeó Fangbone. — Era mi esposa en Skullvania.
—¡¿Tu esposa?! —exclamo Joey con desconcierto.
Todos inmediatamente lo callaron, el conserje podía estar afuera en cualquier momento.
—Así son las cosas En Skullvania. Cuando ella menstruo por primera vez teníamos 9 años y yo 11, la tradición dicta que ya es apta para casarse y tener bebés. Es horrible, lo sé, pero sus padres arreglaron un matrimonio con mi familia y ella vino a vivir a mi casa como mi esposa después de nuestra boda. — evitaba mirarlos a la cara, sentía vergüenza ante lo que pudieran pensar de él ahora que lo admitía en voz alta. Solo tenía la vista a un costado de él, imaginando que la chica estaba a su lado para darle fuerzas y sacar eso de él. — Obviamente el matrimonio entre nosotros no vale en este lado del mundo. El caso es que entre más crecimos ocurrieron cosas que nos obligaron a huir.
El silencio de sus amigos le alteraba, pero al verlos de frente no veía asco en ellos, solo compasión.
—¿Cuándo te diste cuenta que querías huir? — pregunto Spencer, con tanto tacto y cuidado que Fangbone sintió que había más que pena en su voz.
—Cuando me pidieron que la embarazara. — respondió Fangbone con un nudo en la garganta. Di una do líneas imaginarias en el suelo. — Yo… solo no podía hacerlo. La amo, pero no la veía de esa manera. Mi padre entonces dijo algo que hasta el día de hoy me perseguirá: “Si yo tuviera tu edad, la habría tomado y proclamado mi esposa”
—Amigo, no sa…
—No, tengo que sacar esto de mi. Ser difícil hablar de esto una segunda vez.— alzo la mano hacia Joey, quien fue interrumpido por Fangbone. — Waha lo era todo para mí en ese entonces, sabía que si le sucedía algo mi padre estaría involucrado. O quién sabe, todos en ese maldito pueblo están enfermos. — fue involuntario llevar una de sus manos hasta su ojo, entonces noto la humedad y poco le importo si sus amigos lo veían llorando. Solo sorbió la mucosidad de su nariz para continuar hablando. — Luego sucedió, ocurrió algo y fui marcado para ser exiliado. Waha pasaría a mi padre y yo me iría del pueblo, esa era la costumbre. Entonces ella llego a mi y me pidió huir conmigo, no quería vivir más en Skullvania y ser enterrada bajo la nieve de las montañas. — saco su cartera del bolsillo del pantalón, entre las tarjetas y papeles acumulados encontró una pequeña Polaroid de ella. — Parte de amar a alguien es hacer lo que sea para que este bien, yo le devolví su libertad y ella me regreso la vida.
Sus amigos guardaron silencio, sabían que Fangbone estaba físicamente con ellos, pero su mente estaba en otro sitio. Fangbone aún sentía la piel expuesta y maltratada de su espalda, el olor nauseabundo de la carne abierta aún estaba fresco sobre sus fosas nasales. Por breves instantes vio el brazo de su padre frente a él, alzando sobre su cabeza un puñal de piedra que llevo a su espalda y lo marco. Cada letra dolía, una más que la anterior. Aún bañado en su propia sangre lo abandonaron en la nieve expuesto a los lobos, tendría suerte si moría antes por el frío.
Ese era el costo del exilió, morir solo y semidesnudo entre la nieve, Fangbone estaba dispuesto a aceptarlo. Quería morir ahí mismo, se había aceptado como escoria y enfermo que no tenía de otra más que ese destino. Entonces cuando creyó que la muerte ya había llegado por él vio una mancha naranja entre el puro blanco. Se trataba de Waha quien llegó a salvarlo y huir.
Spencer vio algo en la mirada de Fangbone, algo vacío y desesperanzador en sus ojos. Cómo si él pudiera ver en lo profundo de su alma.
—¿Qué fue de ella cuando huyeron? — pregunto Randy .— ¿Por qué no está aquí con nosotros?
—¿Ella murió? — pregunto Joey con temor.
Fangbone suspiro hondo, limpió las lágrimas y roto la foto entre sus dedos.
—Créanme que si eso habría sucedido, yo no estaría aquí con ustedes. — suspiro. — Yo había comprado a un sujeto para que nos ayudará a irnos en barco, sería un viaje de 6 meses y tenía todo planeado. Ella decidió quedarse en Francia a mitad del camino, supongo que se enamoro de las ratas y el lugar. Como dije, el amor viene con sacrificios, fue difícil dejarla ir, pero yo quería continuar. Waha se entregó a servicios infantiles, y al igual que yo, vive con una familia adoptiva y va a la escuela.
Le dio la foto a Spencer, haciéndole un gesto para que la foto fuera contemplada por los otros chicos. Randy sujeto la fotografía con mucho cuidado, siendo tan delicado como podía. La fotografía era de una chica aproximadamente de su edad, pelirroja y de vestido amarillo, los pliegues del vestido caían con gracia sobre sus piernas al momento que giraba sobre su eje, su cabello brillaba contra la luz y sus pómulos rosas le daba una belleza idílica. Tenía que admitir que es la chica más linda que ha visto en su vida, quería hasta tenerla como modelo para un futuro álbum.
—¿Qué significa “Más valioso que mi vida”? — pregunto Joey al leer la cita de la Polaroid.
—Que aún la ama, baboso. — respondió Spencer en lugar de Fangbone.
Fangbone sonrió con gracia ante los gestos de Joey, hacia un puchero como si estuviera celoso.
—“Más valioso que mi vida” es mi libertad, ella es mi símbolo de la libertad. — la foto regreso a él, la dejo en su sitio y miro a los chicos con un peso menos sobre sus hombros. —La foto fue tomada cuando recibió la nacionalidad francesa. — relato Fangbone.
Fangbone no dijo nada más. Los tres estaban consternados por lo que les contó sobre su pasado, muchas cosas tomaron sentido sobre Fangbone, como el porque come tan deprisa y guarda de manera recelosa la comida, parecía ser un inadaptado en ocasiones aleatorias o su manera tan tosca de ser. O esos momentos cuando los ojos de fangbone lucen tan cansados, como si su edad fuese mucho mayor a la que aparenta. El cineasta ahora aprecia más los momentos infantiles e inmaduros del escandinavo. Creía que solo era parte de él y no porque estuviera trastornado.
Spencer tuvo un momento de reflexión, nunca se quejaba de como es su vida, estaba conforme y tomaba muy en cuenta sus privilegios por las regalías de las canciones de su primo lejano. En cambio Joey y Randy fue un choque mental, se sentían afortunados de tener un techo y ropa propia, juguetes desde que nacieron y la compañía de sus padres, buena o mala ahí estaban ellos. Fangbone no tenía eso, nunca tuvo nada y él aún persistía día a día.
En ese momento se abrió la puerta, sobresaltando a todos. Se aliviaron al ver a Amanda.
—¡Por fin! ¡Nuestra salvadora! —dijo Joey demasiado alto.
Amanda hizo un gesto con la mano para que bajara la voz.
—No hagas ruido, el vigilante está al otro lado del pasillo. Vamos, dense prisa — les dijo Amanda.
—¿Cómo es que tienes tú unas ganzúas? —preguntó Spencer en voz baja viendo lo que llevaba en su mano.
—Soy una chica con recursos —contestó Amanda.
Al ver a Randy se lanzó hacia él y le besó, pero fue apartada por Joey.
—Primero salgamos de aquí, luego ya puedes darle amor.
Salieron sin problemas de allí, todos agradecieron a Amanda lo que había hecho. Aunque les había sido útil en aquella ocasión, Spencer sabía que aquella chica no estaba bien de la cabeza. Tenía una grave obsesión por Randy , además sabía que era manipuladora y posesiva. Deseaba que Randy no se dejara comer la cabeza por ella. Se despidieron y Randy se vio obligado a acompañarla a su casa.
Caminaron en silencio, Randy desconocía lo que pensaba Amanda. Le había declarado su amor en lo que parecía ser una manera sincera y habían sido amigos desde hace mucho tiempo, pero notaba que sus intenciones con él no eran reales y que únicamente era un juguete para ella. Pero Amanda no ejercía en él el poder que podía tener en otros. Amanda era considerada la más bella por todos y para él también, pero no era indefenso ante eso. Amanda lo notaba y por ello perseguía con más ansia a Randy.
Amaba sentirse deseada.
—No te culpo por haberte enfadado conmigo por lo de Nomicon —dijo Amanda rompiendo el silencio—. Yo hubiera actuado exactamente igual que tú.
—Sí, fue bastante horrible verlos… —mintió Randy , pero fue silenciado por Amanda que le colocó un dedo en sus labios.
—Tú también me hiciste daño la otra noche. Solo hay que olvidarnos de todo y de todos y pensemos únicamente en ti y en mí —le dijo y antes de que dijera nada le besó, abrió su puerta y le empujó dentro.
—¿Y tu padre? —preguntó Randy al entrar en la casa.
—Trabaja hasta tarde. ¿Por qué crees que he podido salir a buscarlos? —dijo y le condujo a su habitación cerrando la puerta tras ellos. — Debemos hablar.
—¿Para que o qué?
Retrocedió un poco y camino tranquilo por la habitación de la chica. Había luces LEDS moradas iluminando la habitación, todo era bonito y bien decorado. Si por él fuera le pediría que decorada su habitación.
—Eres un adulto Randy, trabajas y ya tienes pelos en la cola. Compórtate como un adulto. — hablo fuerte y claro, cruzándose de brazos para interponerse en la salida. — Necesitamos hablar de nosotros. Me sentí tan herida cuando me dejaste allí sola.
—Oye escucha, ya no hubo un “nosotros” cuando fuiste tú la que terminó conmigo.
—¿Es que tú no entiendes? — exclamó Amanda exasperada. — Todo debe tratarse de ti, nunca hay un momento para mí. Siempre estabas perdiendo el tiempo con videojuegos y la banda, lo único que estaba en tu mente era eso y no quería quedarme atascada en eso. Tenías que madurar y era imposible con ese gordito a lado tuyo.
—¿Ahora es mi culpa? — cuestionó Randy. — Eras mi novia y siempre te dedique el tiempo necesario, pero entiende que también necesitaba mi tiempo. Eras una controladora que alejaba a todos, no respetabas mi espacio y ningún límite que yo ponía en la relación. ¿Acaso recuerdas mi antiguo teclado? Tú lo rompiste porque tuve que trabajar a lado de Kendall para mí trabajo final. ¿O que me dices de mi bicicleta? Pues desapareció cuando olvide un estúpido mes-aniversario.
Había más cosas que quería gritarle, pero se quedó sin aire. Entonces ella chillo agudo, limpiando el maquillaje desaliñado de sus pómulos.
—¿Por qué no puedes amarme como yo te amo a ti? — chillo. — Yo solo lo hice para que pudieras madurar, pero todo lo que hago está mal para ti. — ella solo salto a sus brazos y estampó su rostro entre el hueco de su cuello. Podía sentir el aliento cálido sobre la piel. — Nadie te amara como yo, no te aceptarían tal como eres. Somos tan perfectos juntos que encajamos aún cuando estamos lejos.
—Ay Amanda. — acaricio con cuidado su cabello, no quería agravar más las cosas. — Las cosas no funcionan así.
Ella lo empujó hacia la cama sentándolo y subiéndose a horcajadas.
—Di que eres mío Randy —dijo Amanda gimiendo— Dilo.
—Soy tuyo Amanda —dijo Randy con la respiración entrecortada.
—¿Solo mío? —quiso saber.
—Solo tuyo —le concedió Randy.
Se reunieron todos en el salón de actos para saber el resultado de la votación del día anterior. Nomicon ya sabía cuál sería el lugar al que irían, así que decidió buscar a Randy y aprovechar aquel tiempo en el que podrían estar solos.
Siempre solía encontrarlo tumbado en un muro al muy vago, o con sus amigos en las escaleras de la entrada. Para su suerte le encontró solo en aquel muro, con su guitarra y un cuaderno, por lo que supuso que estaba componiendo basura de esa que cantaba él. Miró a su alrededor para saber si había gente escuchándolo, pero no había nadie.
—¡Ey Billy Cobra, baja! —gritó Nomicon.
Randy levantó la vista para ver de quien se trataba, al reconocerlo hizo lo mismo que Nomicon, miró a su alrededor para asegurarse de que estaban solos. Bajó con cuidado de no dañar su guitarra.
—Se llama “Billy Joe Cobra — aclaro Randy. — ¿Qué quieres Fresita? — preguntó Randy mientras guardaba la guitarra en su estuche.
—Todo el mundo se va a reunir en el salón para saber el destino de nuestro viaje y como yo ya me lo sé he pensado que podíamos ir a algún lado —le dijo Nomicon con una sonrisa pícara.
—¿Ah sí? ¿Y cuál es ese resultado que sabes? —preguntó Randy con curiosidad.
—¿Tú que vives en el País de las Maravillas o qué? ¡A Cancún, México pendejo! — contestó Nomicon—. Llevamos haciendo campaña para ello todo el mes.
—¡Ah sí! Algo había oído —dijo Randy haciéndose el interesante.
—Bueno, ¿entonces qué? —le preguntó Nomicon perdiendo la paciencia.
—Pues tenía pensado faltar a ese gran evento, pero con esto que me has dicho… Creo que deberíamos ir —le dijo Randy con una mirada divertida.
—¿Qué quieres decir con eso? —le preguntó Nomicon desconcertado.
—Solo que deberíamos ir —finalizó Randy caminando hacia el edificio.
Nomicon desconcertado y algo molesto lo siguió. Se moría de ganas por ver la cara de Nomicon cuando oyera el resultado de las votaciones, no se esperaba para nada que saliera otra cuidad que no fuera Cancún.
Se sentaron en las últimas filas, al otro lado del lugar donde Nomicon y sus amigos se colocaron, así tendrían buenas vistas de su chasco.
En el otro lado, Nomicon se preguntaba por qué le había dicho que no. Algo tramaba, como él bien había dicho, tampoco pensaba venir a la reunión. ¿Qué se traería entre manos?
—Bien chicos, después de haber hecho el recuento esta mañana, ya tenemos una cuidad seleccionada —comenzó a decir Kendall — Nuestra ciudad elegida ha sido Londres, en Reino Unido.
La cara de Nomicon fue igual que la de sus compañeros, no entendían nada, pero enseguida lo entendió. Se giró para mirar a Randy que no paraba de reír con los YungBluds. Les dio un codazo a sus amigos señalándoles la razón por la cual no nombraron Cancún, habían truqueado la elección.
—De ciento cincuenta y seis que son en total, ciento dos han votado Londres, cincuenta y tres votaron por Cancún y un único voto por Lake Bottom —continuó el director Ponzi.
—Sigo preguntándome quien sería el que votó por el campamento. —comentó Joey.
—Las sugerencias que tengan sobre lugares que visitar serán retomados por Kendall Perkins, su delegada —dijo el hombre señalando a Kendall. — Váyanse informaremos sobre lo demás a lo largo del curso. Gracias.
Salieron todos de la sala. Nomicon se sentía humillado, Randy se había vuelto a reír en su cara. Se apresuró para poder agarrarle en el pasillo y sus amigos lo seguían sin saber a dónde se dirigía. Allí estaba, regodeándose de ello con sus amigos. Nomicon le agarró de la chaqueta y le dio la vuelta para que le mirase.
—¿Te hace gracia haber truqueado las urnas? —le preguntó Nomicon sabiendo que todos le escuchaban.
Randy no había visto venir esa reacción de Nomicon.
—¿Quién dice que yo las haya truqueado? —le contestó con el mismo tono que usó Nomicon. — Capaz y fue un hechicero o un Ninja.
—Lo digo yo. ¿No te da vergüenza hacer algo tan rastrero? —le soltó Nomicon con asco.
—Oye, si no quieres ir a Londres la solución es sencilla, te quedas en tu puta casa y fin —dijo aproximándose peligrosamente a Nomicon.
Aquello acabó con la paciencia de Nomicon, su altanería lo ponía enfermo. Levantó el puño con intención de darle un golpe en plena cara, cuando alguien le agarró la mano. Gordon lo sujetaba de la muñeca y le señaló algo con la cabeza. La señorita Shikerelli estaba al otro lado del pasillo mirando que ocurría.
Soltó lentamente la chaqueta de Randy que lo miraba sin entender a qué se debía ese cambio. Nomicon intentó relajarse, se acercó a Randy y le susurró:
—No te preocupes, iré a Londres, contigo. —dijo Nomicon arrastrando las últimas palabras.
Había sonado siniestro y amenazador, y había tenido el efecto deseado. Randy por un momento sintió miedo de Nomicon
Notes:
Me gusta agregar referencias a otras series o cortos animados que se estrenaron exclusivamente en Disney XD, y a pesar de que que Trolls of Troy no formo parte del catalogo de caricaturas, un crossover entre Fangbone y Waha es posible porque siempre los shippe.
Amo sacar Crackshipps.
Chapter 11: G
Chapter Text
Los alumnos andaban como locos. Estaban a treinta y uno de Octubre, el día de Halloween. Todos buscaban sus disfraces para el gran día. Normalmente cada grupo lo celebraba por separado, Nomicon y sus amigos hacían fiestas en alguna casa y después iban a asustar a los peatones oa tirar huevos a las casas. Los Yungbluds, en cambio, solían reunirse para hacer un maratón de películas de terror y llenarse de golosinas.
El año pasado vio todas las películas de "Pesadillas en Elm Street", desde entonces Freddy Krueger era el personaje favorito de terror de Randy. Pero aquel año sería diferente, Kendall Perkins había anunciado a todos los alumnos que haría una gran fiesta de Halloween en su casa y que estaban todos invitados. Las chicas buscaban los mejores trajes para presumir y superar a las demás, algunos grupos buscaban ir de alguna temática común, Joey había oído hablar a unos que irían de Los Picapiedra.
—Creen que nosotros deberíamos ir de algo juntos? —preguntó Joey.
—Yo voy a ir de Billy Joe Cobra, si quieren vamos como los integrantes de Kiss. —dijo Spencer.
—No, la última vez que nos prestaste la pintura facial de tu mamá terminamos verdes casi una semana. —dijo Randy desechando la idea.
—Pues yo iré de Billy, que ya tengo mi traje y la lista de guitarra. —concluyó Spencer.
— ¿Tú de qué piensas ir, Randy? —preguntó Joey con curiosidad.
—Puede que de Freddy Mercury —dijo Randy pensativo.
— ¿Otra vez? —preguntó Spencer—. Ya fuiste de él el año pasado, renuévate.
Randy le dedicó una mueca de indiferencia.
— ¿Qué les parecería si fuera de Maid? —sugirió Joey.
—Que no te vería con los mismos ojos. —contestó Fangbone con gracia. —Entonces ¿vamos a ir a la fiesta? ¿No haremos el maratón de Saw? —preguntó Fangbone entristecido.
—¡Ya sé! ¡De Deku! —exclamó Joey emocionado—. Además, creo que tengo la careta de la máscara y el uniforme. Solo debo pintarme el cabello y usar los tenis que compren. Perfecto.
—¡Ya veremos otro día todas las de Saw, Fangbone! —dijo Spencer intentando animar a Fangbone.
Llevaba allí más de una hora, Nomicon fue con sus amigos a mirar trajes para esa noche y Bash no se decidió. Se había probado decenas de disfraces, de vampiro, payaso, Ninja, cantante... pero ninguno lo convenció.
—¡A la fregada Bash, es un puto disfraz! —le gritó Nomicon cuando Bash se metió en el probador para quitarse el traje de pirata, que tampoco le gustó.
—¡Pareces una chica eligiendo un vestido para el baile! —Siguió Buford con su disfraz de Elvis en la mano.
—¿Por qué no te compras el de Shrek? Te quedaba bien... —le sugirió Gordon.
—Claro... Porque soy gordo, ¿no? —se oyó decir a Bash detrás de la cortina del probador.
—¡Yo voy de esqueleto y no quiere decir que esté en los putos huesos, cabrón! —exclamó Gordon cansado.
—Voy a buscar una capa negra, avísenme si elige por fin algo —les dijo Nomicon, entregándoles su disfraz para que se lo sujetaran.
Se dirigió a la planta baja para buscar su capa. Tenía una de cuando se disfrazó del fantasma de la ópera, pero le había quedado demasiado pequeña. Estaba mirando en las perchas, cuando encontré la perfecta para él. Fue a agarrarla cuando alguien la tomó al mismo tiempo por el otro lado. Tiró de ella fuertemente, pero la mano del otro lado pudo con él y se llevó la capa.
— ¡Eh pendejo, la he visto yo primero! —Nomicon levantó la mirada por encima del perchero y vio al ladrón, Randy Cunningham. — Como no, solo podías ser tú —dijo Nomicon sin sorpresa en su rostro.
—¡Vaya Nomicon! ¡Qué sorpresa! ¿Querías esta capa? —preguntó Randy con una sonrisa falsa.
—Pues la verdad es que... —comenzó Nomicon.
—Es una pena, porque me la voy a llevar yo! —contestó Randy sin dejarle terminar.
—Iba a decir que no, creído de mierda —concluyó Nomicon y continuó mirando en el perchero.
— ¿No la quieres? Lo cierto es que yo tampoco —dijo Randy dejándola en su sitio.
—¡Kuso! ¿Te la vas a llevar o no? —le gritó Nomicon perdiendo los nervios.
—¡Ya te he dicho que no! —le contestó Randy.
Nomicon resopló fuertemente y tomó la capa. Randy no pudo evitar sonreír ante la exasperación de Nomicon.
—¿De qué irías? —preguntó Randy.
—De vampiro —mintió Nomicon.
—Qué típico... —soltó Randy con condescendencia.
—Y tú de qué vas a ir Sr. Originalidad? —le preguntó Nomicon.
—Aún no lo sé, he venido a descubrirlo —contestó Randy mientras miraba unos maniquís—. Por cierto, vio un disfraz que te quedaría perfecto.
—No me digas —dijo Nomicon sin darle demasiada importancia.
—Sí, estaba por aquí... —Randy empezó a buscar el disfraz—. ¡Este! —gritó Randy mostrándole un disfraz rojo y amarillo.
Nomicon tardó unos segundos en darse cuenta de que era un disfraz del Chapulín colorado.
—Ja, ja, ja, que gracioso —dijo Nomicon con sarcasmo. En ese momento su celular empezó a sonar. — ¿Sí? —dijo Nomicon contestando al teléfono.
—Hola Nomicon, soy Heidi —dijo con tono dulce.
—Oh, hola Heidi. —contestó Nomicon con finida felicidad.
Randy observaba a Nomicon por el rabillo del ojo.
—Quería preguntarte de qué vas a ir disfrazado —dijo Heidi.
—¿Por qué? —le preguntó Nomicon sin ningún interés en responder a su pregunta.
—Es que había pensado que podíamos ir a conjunto, ya sabes en plan pareja —le sugirió Heidi algo tímida.
Nomicon no sabía que responder, no quería ir en conjunto con Heidi, eso era patético, además estaba cansado de ella, era empalagosa y demasiado mimosa, y esto le convenció de ello más aún.
—Pues... lo cierto es que... ir conjuntados me parece... —estaba harto de intentar tener contenta a Heidi, sería sincero y si la verdad dolía no era su problema—. Vergonzoso —dijo finalmente.
Heidi se quedó en silencio, Nomicon no sabía si había cortado o seguía allí, pero esperó.
—Ah de acuerdo, lo entiendo —contestó finalmente—. Tengo que colgar. Te veré esta noche.
—Claro, hasta esta noche —dijo Nomicon deseando colgar.
—Te quiero —soltó Heidi de repente y esperó a que Nomicon contestara.
Nomicon pensó en contentarla diciéndole lo que quería oír, pero simplemente colgó.
— ¿Problemas de pareja? —preguntó Randy con una sonrisa socarrona.
Nomicon lo miró y le dedicó la misma sonrisa. Estaba recargado sobre las perchas que lo separaban, así que solo tomo una nariz falsa de la mesita de a lado y la pego a su nariz.
—Oye Cunningham, ¿por qué no solo te compras la nariz? Que ya tienes suficiente con tu cara de payaso.
Randy iba a contestar, pero oyeron a Bash y los demás bajaron por las escaleras.
—¡Nomicon, ya tengo mi disfraz! —dijo Bash.
—¡Por fin se decidió! —gritó Gordon bajando detrás de Bash.
—Y de qué irás? —preguntó Nomicon sin mirarles.
—De astronauta zombie —contestó sonriendo y mostrándole el traje. Nomicon miró con cara de desconcierto a Gordon.
—Es que pensó que de astronauta era muy estúpido, así que para que se decidiera de una vez le dijimos que se pusiera sangre en la cara y fuera de astronauta zombi —le explicó a Nomicon.
Al bajar se percataron de la presencia de Randy.
— ¿Qué hace éste aquí? —preguntó Bash.
Bash y Gordon dirigieron la mirada hacia donde estaba Randy. Sabía que estaba en clara desventaja y lo que menos le convenía era estar cerca de los cuatro después de todo lo que ocurrió con la elección del viaje. Pero Randy no era de los que pensaban y luego accionaron, sino al revés.
—Así que aquí es donde compran la ropa... Siempre me lo había preguntado — dijo Randy con una sonrisa burlona.
—¡Hijo de tu putizima madre!... —dijo Bash acercándose amenazadoramente hacia Randy con intención de golpearle.
—Eh, eh, eh —dijo Gordon agarrando a Bash—. Este no es ni el momento ni el lugar Bash.
—Gordon tiene razón —reconoció Nomicon, miró a Randy y dijo—. Solo paguemos y ya.
Bash no le quitó la mirada de encima a Randy hasta que le perdió de vista. Sabía reconocer cuando había tenido suerte, y aquella había sido una de esas veces.
Volví a la búsqueda de su disfraz. Había tomado algo del dinero que estaba ahorrando para el viaje, unos 500 pesos, pero no pensaba gastarse todo el dinero en un traje que solo se pondría un día. Aquel dinero lo necesitaba, solo le pagaban dos mil quinientos pesos semanales en el local, y gastar casi la mitad en aquello no era muy responsable. Llevaba tres mil pesos ahorrados, pero todo ese dinero era para el viaje, era un esfuerzo para el no gastarlo y esconderlo de su madre o su nuevo novio, que para su desgracia se estaba quedando en su casa. Había decidido que volvería a ir de Freddy cuando se topó con el disfraz perfecto para él. Miró la etiqueta que marcaba el precio, doscientos cincuenta pesos.
"Bueno, no son ochenta dólares", pensó Randy.
Dejó el traje en la cama y se fue a la ducha. El agua caliente le caía por el cuerpo de una forma muy relajante, abrió la boca y dejó que las gotas le cayeran dentro. Tocaron la puerta del baño y Nomicon salió de su momento de relajación.
-¿What? —gritó irritado.
—¿Te queda mucho? Necesito el rizador —sonó la voz de Theresa detrás de la puerta. Tomó rápidamente la toalla, se la enrolló bajo el torso y salió de la ducha. Se miró en el espejo, se agitó el pelo, y por fin abrió la puerta. —Gracias —dijo Theresa con muchos billitos en la cara. Entró y buscó el rizador.
—De nada —le contestó con una sonrisa— ¿Te exploto una bomba de diamantina? ¿Los chicos del club al que vas también harán una fiesta?
—No, supongo que al mismo sitio que tú —dijo sin mirarle.
—¿A la fiesta de Kendall? —preguntó Nomicon—. ¿Te ha invitado acaso?
—Ha invitado a todo el mundo. ¿Te molesta que vaya o qué? —preguntó Theresa tomando lo que estaba buscando.
—Bueno, no realmente. —dijo Nomicon, tomando la ropa sucia del suelo para ponerla en su lugar. — ¿Supongo que iras junto a Debbie y el chico gótico ese?
—Así es, vamos juntos. No sabremos si es nuestro tipo de fiesta si no lo intentamos. — contestó Theresa saliendo del baño.
Cerró la puerta tras ella. No le gustaba que Theresa fuera a esas fiestas, llenas de tipos estúpidos como Gordon y peligrosos como Bash. Lo ponía nervioso en ocasiones, pero al fin y al cabo era su hermana y no permitiría que le pasara nada malo. Ella tenía todas las características que tienen las adolescentes a su edad, era inocente, dulce, enamoradiza... Y eso a Nomicon le preocupaba, porque alguien se podía aprovechar de ella. Tendría que estar alerta de que nada le ocurriera. Al menos ella estaba locamente enamorada de Randy Cunningham, que sería una idiota y un memo sin estilo, pero no era de esos.
Salió del baño y se metió en su habitación. Abró uno de los cajones y tomó la ropa interior. Se acercó a su traje y agarró la primera prenda. Unos pantalones negros que le llegaban un poco más abajo de las rodillas, después una camisa negra bastante fina, y luego se centró en las piezas moldeables que llevaba el traje. Un pantalón corto negro con decoración en su textura, una túnica que tenía grabados los detalles de un torso, un cinturón dorado con marcas de suciedad, unas botas altas, la capa negra satinada y unos guantes con tres salientes que fingían ser cuchillas. Solo le quedaba la máscara característica del superhéroe. Se la colocó y se miró en el espejo. Estaba fantástico, el traje le había costado casi mil pesos, pero valía la pena, estaba muy logrado.
No quería esos trajes culeros de doscientos pesos, de goma espuma y de colores, quería uno que fuera lo más real posible. Empezó a poner posturas frente al espejo.
—Soy Batman —dijo imitando la característica voz grave y ronca del personaje frente al espejo.
Escuchó unas risas tras él y se dio la vuelta velozmente. Era Theresa vestida de un vampiro rosa con coletas sufriendo un ataque de risa.
—¿Qué quieres? —preguntó Nomicon quitándose la máscara y fingiendo no estar avergonzado.
— ¿Puedes volver a hacerlo? Pero esta vez mirándome a mí por favor —dijo sin dejar de reír.
—¡Lárgate de aquí! —exclamó Nomicon dirigiéndose a la puerta para cerrarla.
-¡No! Espera, espera... —se apresuró a decir Theresa para que no cerrara la puerta— Mamá y papá quieren que bajes con tu disfraz para tomarnos una foto.
—Si al rato bajo.
—Y necesito que me hagas un favor. —suplico Teresa
—Ah, que encima me vas a pedir algo —contestó Nomicon.
—Por si pregunta papá dile que no iré a la fiesta con Julian, ya sabes que no lo soportamos. —dijo Theresa poniendo cara inocente— Supuestamente solo voy con Debbie y Howard.
—¿Y por qué razón iba yo a cubrirte? —sonrio Nomicon con picardía.
—¿Porque soy tu querida hermana? —dijo Theresa con una sonrisa adorable, creía que los colmillos eran falsos, pero estaba usando una prótesis dental.
—Mhm... Eso no me compra un Mcbatido de Fresa. —contestó y después se dispuso a cerrar la puerta.
— ¿Qué puedo hacer para que no me delates? —dijo Teresa desesperada.
—Mmmm —Nomicon abrió la puerta y se tocó la cara en un gesto pensativo—. Bueno, hay cierto CD infernal...
—¿El CD de Randy? —preguntó horrorizada al pensar que se refería a ese.
—¡Sí ese! —Nomicon estaba disfrutando con aquello, sonriendo perversamente—. Rompelo.
— ¿Que lo rompa? —preguntó Teresa escandalizada.
—Exacto, rómpelo. Y delante de mí, que no me fío —dijo Nomicon—. Bueno, ¿aceptas o no?
Theresa reflexionó durante unos segundos.
—¡Voy y vengo! —y se marchó.
Le propuso porque sabía que era un gran sacrificio para su hermana. Sí, era cruel, pero no pudo evitar proponerle aquello a su hermana, además se bibliotecaría de aquel CD de una vez por todas. Volvió un minuto después con el CD en la mano, y con decisión agarró con fuerza el CD para partirlo.
—Espera, espera. Ponlo —dijo Nomicon señalando su equipo de música.
No era idiota, podía haber tomado un CD virgen o cualquier otro y jugársela. Theresa puso los ojos en blanco y se acercó al equipo de música. Metió el CD y le dio al play. El CD del grupo de Randy había estado sonando en su casa un día sí y el otro también, por lo que sabía identificar las canciones a la perfección. Escuchó los primeros segundos de la canción y supo que era el CD.
—Bien, bien, quítalo antes de que me sangren los oídos — le ordenó Nomicon a su hermana.
Theresa sacó el CD, lo partió y miró a su hermano.
— ¿Satisfecho?
—Satisfecho —dijo con una amplia sonrisa. — Por cierto, ¿que se supone que eres?
Admiro más la vestimenta de Theresa, vestía una camiseta de manga larga con encaje rosa, decorada con un pomposo moño de encaje en el cuello. la camiseta era sujeta con un corsé rosa de botones blancos. La falda es corta y de color blanco, encaje negro y unas medias de redecilla negras. La estatura normal de su hermana es baja, apenas le llega al pecho, pero con las enormes botas rosa y cintas negras eran casi le llega al mentón. Le llegan hasta las rodillas y Nomicon está seguro que si puede aplastar un aguacate completo con ellas. Usa una peluca de cabello largo y negro con mechas rosas sujetas en dos colitas. Nunca había visto tanto rosa en un vestuario, todos los accesorios y maquillajes son de ese color.
—Que no es obvio, soy Draculaura de Monster High.
Theresa presionó su mejilla con cuidado de no estropear el corazón rosado debajo del ojo, estaba orgullosa de su disfraz y no perdió oportunidad para presumirlo. Entró en su habitación y cerró. Abró su armario y sacó una caja con un estampado de imágenes de actores de Hollywood de los años cincuenta. Tomó algo de su interior. Theresa besó el CD original de los Yungbluds. "¿El idiota de Nomicon realmente pensaba que no tendría una copia del CD?", pensó Theresa guardándolo de nuevo.
Ambos bajaron a la primera planta y se tomaron las fotografías con sus padres, su madre vestía un vestido victoriano y maquillaje pálido, mientras su padre estaba disfrazado del fantasma de la ópera.
Los decorados de Halloween rodeaban todas las casas. Era tarde y los niños ya habían terminado de recorrer los hogares en busca de caramelos. La noche era para los jóvenes, que con disfraces sexys, divertidos y aterradores acudían a la fiesta de Kendall Perkins para celebrar la noche del terror.
Nomicon y sus inseparables amigos se dirigieron hacia allí. Buford y Bash se había traído varias docenas de huevos que lanzaban a cada casa por la que pasaban. A veces salían los dueños a gritarles y maldecirles, pero ellos contraatacaban con insultos o nuevas tiradas. Solo una vez tuvieron que echar a correr, cuando un hombre de gran tamaño salió de su casa con un bate de béisbol y comenzó a perseguirles, corrieron tanto como pudieron para alejarse de aquel loco. Cuando le despistaron rompieron a reír.
La casa de Kendall estaba repleta de alumnos del instituto y algunos desconocidos disfrazados. Entraron después de haber saludado a sus conocidos que se encontraban en el patio delantero, dentro reinaba un auténtico bullicio. Nomicon pasó la mirada alrededor de aquel salón, todos bailaban al ritmo de una música muy alta. Entre los presentes vio a su hermana, que estaba bailando con Julián -que se llevó nula sorpresa al verlo como vampiro- dándole la espalda. Era el único chico ajeno a su círculo social que podía confiarle su hermana, pero verlo tomarla de la cintura y esconder su rostro en su cuello le hizo perder los estribos.
—¡Eh! Quítale las manos de encima —dijo apresurándose a apartar a aquel baboso.
Se alejo solo un poco de ella, a un lado de ellos se encontraban Debbie Kang, disfrazada de un mapache u oso, y Howard, vestido de Frankenstein.
—Manos lejos de cadera y cintura. Y mantén tu cabeza fuera de tu espacio personal. — le advirtió casi en un grito
Para Julian era extraño estar dentro de esa situación, pocas veces hablaba con Norisu o siquiera se cruzaba con él.
—¡Oh, lo siento Nomicon, no pretendía nada más que bailar! —dijo excusándose.
—Sí como no, si supieras cuantas veces eh dicho eso en una fiesta.
En todo el salón se escuchó Just Dance de Lady Gaga, Nomicon no quería arruinar más la fiesta para ella, así que solo jalo a Theresa hacia su lado y sujeta sus manos, haciéndole ademanes para bailar con ella. La pareja a un costado suyo no perdió el tiempo y continuaron bailando como si nada pasara, Julián solo se quedó bailando tímidamente a lado de su hermana. Había dejado la máscara en su auto, así que el resto de personas lo veían bailar y tomar de las manos a “una chica rara del club Freak”. Los flash se disparaban por todas partes, al día siguiente Facebook e Instagram estarían repletos de las fotos de aquella noche.
Nomicon bailo tres canciones con Theresa y luego la dejo en manos de Julian. Estaba bien acompañada y el sabría como evitarle peligros. No tenía nada más que hacer con ella. busco su mascara y fue con sus amigos a unirse al festival de fotografías, colocándose frente a todas las cámaras. Kendall Perkins, vestida con una capa de Harry Potter, estaba entre ellos como anfitriona que era, Kick Buttowski estaba vestido de una acróbata de BMX repartiendo dulces a quien sea que cruza la puerta. En cuando vio a Nomicon se acercó a él y se emocionó.
A Nomicon le dio la sensación de que le gustaba mucho el personaje de Batman.
-¡Kick! ¡Kick rápido tómame una foto con Nomicon! —chillaba agudo, dando leves saltitos como si hubiera visto a Tom Holland en persona. Le recordaba mucho a la loca de Jackie cuando era muy fan de Kick Buttowski.
—Oye hermano. — le dijo Kick. — Esto es mucho pedir, pero a mi novia...
-Si esta bien. — Lo interrumpió Nomicon. — Me siento muy generoso como para que rompan mi espacio personal.
Kendall se acercó al, estaba emocionada de ver un Batman tan real que quería tocar sus pectorales y descubrir si eran reales. Obviamente ella no se atrevería a hacer eso frente a su novio. Poso a un costado de Nomicon y levante el dedo índice y medio, dando una señal de paz ante la cámara. El pelirojo no quería solo darle una foto aburrida y floja, le hizo una señal a Kick y este caminando.
De una manera consiguió cargarla de manera nupcial, Kick consiguió el ramo y corona de una novia fantasma cerca de ellos y se las coloco a su novia. Entonces Nomicon se le ocurrió la idea de posar de maneras distintas con Kendall, la carga sobre su hombro y junto a Kick fingieron que le robo la novia, luego ella besaría el costado de la máscara mientras Nomicon apartaba con la mano a Kick. Genuinamente le agrada Kendall y podía hacer algo sin esperar nada a cambio. Además, se estaba divirtiendo con la pareja.
Alguien le tocó el brazo haciendo que se apartara del inocente beso que Kendall le daba.
—¡Nomicon! Vamos a saludar a los demás —dijo Gordon tirando de él sin darle otra opción.
—¡Hasta luego Nomicon, excelente disfraz! —gritó Kendall al ver que este se marchaba.
Nomicon no contestó. Gordon lo alejó hacia la cocina.
—Se puede saber qué haces? —le preguntó Nomicon sacudiendo el brazo para que Gordon le soltara.
—No, ¿qué haces tú? —dijo Gordon algo enfadado— ¿Quieres crear una pelea de perras locas aquí o qué?
-¿Que? Pues claro que no —contestó Nomicon sin entender. — Kendall no es ninguna perra loca, solo nos divertíamos junto a Kick.
—Pues no lo parece. ¿Qué crees que pasará si Heidi se entera de que te andas besando con Kendall? —dijo Gordon subiendo la voz— Porque no es que sean precisamente amigas.
—Me vale. Para empezar, yo no estoy con Heidi, ¿de acuerdo? —soltó Nomicon sin entender el ataque. — Y segundo, ¿por qué chingados te importa tanto?
Gordon iba a contestar, pero se quedó llamado sin saber que responder. Nomicon estudió la expresión de Gordon y supo lo que estaba ocurriendo.
—¿Te gusta Kendall? —preguntó más calmado. Gordon miró a Nomicon sorprendido, pero no contestó y fijó la mirada en el suelo— ¿Te gusta? —repitió Nomicon.
—Sí —contestó Gordon armándose de valor— Sí, me gusta ¿vale?
Se quería reír en su cara, Kendall ni en un millón de años se fijaría en Gordon.
—Lo siento Gordon, pero Kick volvió a ganarte otra vez.
—¡Agh! Perder perder. Es normal que algo así pudiera ocurrir — contestó Gordon algo incómodo.
—No tenías oportunidad de todas las formas. — Gordon se sintió cohibido al comer las palabras de Nomicon. ¿Tan mal partido era? — Con o sin Kick de por medio, ella nunca se fijaría en un mimado como tú.
Nomicon le dio un leve golpe a Gordon en el hombro. Buford interrumpió la escena.
—¡Eh! ¿Ya viste a los Yungbluds? —les preguntó señalando con la cabeza donde se hallaban.
Nomicon desvió rápidamente la mirada hacia allí, se desilusionó al encontrar únicamente a Spencer y Joey.
—¿De qué carajo van disfrazados? —preguntó Buford sin saberlo. Nomicon y Gordon los observaron con más detenimiento.
—Pues... Creo que uno va de deportista. —se aventuró Nomicon.
-¡Oh yes! Puede ser... —coincidió Gordon.
—Pero el otro... —confesó con cara de estar descifrando un acertijo— No tengo ni idea. Se ve como Madona o Lady Gaga.
—Por el sombrero y la guitarra... Podría ser uno de los integrantes de los Ramones —sugirió Gordon.
— ¿Quién? —preguntó Buford sin entender nada.
—Ay mierda, son inútiles hasta para disfrazarse —concluyó Nomicon.
Habían quedado en la fiesta directamente ya que Randy les dijo que tardaría, tenía que comprar algunas cosas para su disfraz. Así que Joey y Spencer fueron a la fiesta directamente.
—Adoro Halloween... —comentó Joey tomando un puño entero de dulces que estaban en la mesita de entrada.
Fangbone apareció en ese momento vestido únicamente con un pantalón corto debajo de un cinturón o taparrabo de pelaje animal, las botas se veían muy rústicas, solo era su calzado normal envuelto en tiras largas de tela café. Joey por primera vez desde que lo conoce vio su pecho desnudo, era increíble lo bien trabajado que se ve, se cubría con una capa roja y un bolso donde suponía guarda sus cosas. Portaba un casco con bordes afelpados, donde se podía observar una calaverita en el centro.
El siempre usa camisas de manga larga no importa cuanto calor usa, era el último en entrar y salir de los vestuarios, guardando de manera recelosa lo que guarda debajo de su ropa. y ahora que estaba al descubierto y seguro para ser observado, Joey quería solo ver y tocar los músculos de su amigo. ¿Porque solo Spencer es inmune a ese bato chichón?
—Vaya, quien te viera. ¿Qué te animo a mostrar lo que escondes? —preguntó Spencer.
—Bueno, esto que ven era mi ropa antes de huir de Skullvania. —hablo Fangbone con orgullo, ondeaba la capa y alzaba los puños sobre sus hombros para denotar aún más sus músculos. — Saqué el traje del armario y decidí usarlo como disfraz. Ahora me siento poderoso y bien sabroso.
—Exceso de información —dijo Spencer con cara de asco. — Voy por una bebida. — dejo a Joey y Fangbone solos para irse hacia la mesa de bebidas.
Joey miro hacia arriba y se topó con los ojos de Fangbone, hicieron contacto visual por unos segundos en silencio. Y es que Fangbone no era musculoso como un chico bonito, era musculoso como una perra que lucharía contra osos en el bosque. El más bajito estaba rojo de la pena, mientras que el bárbaro solo analizaba, al contrario. Podía ver lo nervioso que estaba con solo verlo de reojo, pero ahora veía que hay más que nervios en su mirada.
—Así que, Deku. — saco el brazo desde del interior de su capa y lo flexiono, modelándole los músculos de su brazo y torso. — ¿Seguro que solo quieres mirar? — coqueteo Fangbone.
Joey reía por lo que creía ser una broma.
—Eres un tonto. — no desaprovecho la oportunidad, llevo su mano hasta el pectoral del contrario y acaricio una de las cicatrices que había allí.
Entonces Fangbone movió el músculo de su pecho y lo hizo enfriar del susto, pero ni así quito la mano. Deslizo su mano hasta el hombro desnudo, memorizando casi todo el recorrido para finalmente estar frente a frente, Fangbone sujeto la otra mano de Joey y la coloco en su costado cerca de su cintura. Había más cicatrices en esa área, pero el castaño solo se dedicaba a deslizar el pulgar por el área que contorneaba los músculos viejos.
—¿Has visto el disfraz que lleva Nomicon de Batman? —comentó Spencer con la mirada fija en el traje de éste—. Es increíble.
Joey se giró para verlo y Spencer lo vio toqueteando a Fangbone. Inmediatamente Spencer descubrió que no había visto nada.
—Me parece algo exagerado para una fiesta de Halloween. —contestó Joey al verlo, entonces recordó que no era el único en el pasillo. — Ese traje es digno de estar en la Comic-con.
—Es verdad —coincidió Spencer dándole una cerveza a Fangbone. — ¿Se imaginan que Nomicon en realidad fuera un nerd fan de los comics?
—Actualmente todos son fanáticos de los superhéroes y hasta los cómics. – comentario Fangbone. — El no seria nada especial.
—¿Y ese fuera su traje del año pasado? —continuó Joey. — El que usa para que lo latigueen.
Los dos rieron ante la idea.
—Creo que antes me convierto yo en concursante de Paris Hilton's my new BFF —dijo Spencer sin parar de reír.
—Seguro, Batman Es demasiado para ser Nomicon —afirmó Fangbone dándole un trago a su bebida.
—Chicos, "¿por qué tan serio?" —saludó Randy vestido del Joker.
Joey y Spencer se giraron para verlo, Fangbone estaba de frente a Randy riéndose de él. Joey al ver su disfraz le escupió la cerveza.
—¡Ay, Joey! ¡Cierra la puta boca al beber! —gruñó Randy. Sus amigos reían como locos— No le veo la gracia —dijo sacudiéndose.
—Creo que si miras a tu querido amigo te hará más gracia —sugirió Spencer señalando con la cabeza a Nomicon.
Randy siguió con la mirada la dirección que señalaba. Nomicon se había disfrazado de Batman y su archienemigo era el Joker, el disfraz de Randy, que ironía.
—Joder, ni hecho de adrede —dijo Randy y luego expresó al ver lo ridículo que resultaba aquello.
—Mira el lado bueno, Randy —aseguró Joey sin dejar de reír— Al menos no te has vestido de Robin, alguien lo podría malinterpretar.
Randy pensó en aquello y en la razón por la que tenía a Joey, aunque obviamente Randy no se disfrazaría nunca de Robin. Y si fuera un Robin, prefería al Red Robin de Tim Drake. Pensó en hacer participar a Nomicon de aquella casualidad.
—Ahora vengo —dijo Randy con una sonrisa calculadora.
— ¿Dónde vas? ¿Le vas a decir algo? —preguntó Fangbone.
No contestó, así que le siguió. Se dirigió hacia Nomicon, que en ese momento estaba de espaldas a él, en un círculo con sus amigos y algunas personas más. Estaba bebiendo de su cerveza cuando escuchó a Randy.
—Volvemos a encontrarnos, Batman —dijo Randy imitando la voz del Joker. Nomicon miró de reojo a ver quién le hablaba. Al verle expulsó la bebida que llevaba en la boca hacia Randy — Chingao, con la mierda de escupirme —maldijo Randy.
"Tengo que asegurarme de que la gente no esté bebiendo cuando les hable", pensó.
Nomicon examinó a Randy mientras se limpiaba. Llevaba el traje morado del Joker, la cara pintada de blanco con las características cicatrices en la boca sonrojada y unos ojos negros oscuros. Había pintado su pelo de verde y lo había alborotado más que de costumbre. Nomicon se preguntaba si lo había hecho a propósito, pero era imposible, no le había dicho de qué se disfrazaría.
Gordon y los demás componentes del grupo rieron al ver a los dos personajes del cómic representados por los enemigos declarados del instituto.
—Vaya, esto sí que no me lo esperaba —dijo Nomicon divertido con aquello y limpiando la boca.
— ¿Qué fue de tu disfraz de sabio ninja? Creí que para eso era la capa —preguntó Randy con una sonrisa socarrona.
—Tu serías un mejor ninja, ese no era mi estilo —dijo Nomicon siguiéndole—. Tampoco creo que el Joker sea el tuyo, yo te veía más bien vestido de Polka-dot man.
Randy sonrio, a Nomicon genuinamente le gustan los cómics.
—Claro, y tú de lolita japonesa. —contraatacó Randy — Igual de divino.
Iba a contestar, pero fue interrumpido por una chillona voz.
—¡Nomicon! —gritó la chica flautista acercándose a ellos vestida de Batgirl. Y no un Batgirl bien hecho, un traje casero que pasaría por alto si no fuera por los colores y el murciélago. Nomicon la miró con los ojos abiertos de par en par— ¡Vaya, si vamos a juego!
—Qué alegría —dijo con sarcasmo.
La chica flautista se lanzó a abrazarlo, Randy y sus amigos se carcajeaban ante tal situación, y Nomicon no podía hacer otra cosa que mirar mal a Randy. Apartó de su cuello sus brazos de su cuerpo y la alejó un poco. Ella fijó la vista en Randy.
—¡Y tenemos aquí al Joker! ¡Hagámonos los tres una foto! —gritó agarrando a Randy de la cintura.
—No... Déjalo, si yo ya me iba... —se excusó Randy dejando de reír.
—Anda, no digas tonterías —dijo pasándole la cámara a Joey para que les hiciera una foto.
—Sí Randy, no digas tonterías —dijo Nomicon en venganza por haberse burlado.
Algo le impulsó hacia atrás, Heidi, vestida con un corto vestido blanco, una aureola sobre la cabeza y unas alas de ángel a la espalda, tiraba fuertemente de su capa. Cuando captó su atención le gritó:
—No decías que ir a conjunto era ridículo? —todos los presentes cercanos dirigieron su atención a la discusión— Porque yo te veo muy a gusto con tu amiga. —Heidi colocó los brazos en jarra esperando la respuesta de Nomicon.
—La cosa mejora por momentos —susurró Spencer.
Gordon le dirigió una mirada amenazadora. Cuando desvió la mirada, Joey comenzó a fotografiar todo el bullicio que se había formado.
— ¿Cómo? ¿Crees que he acordado con ella esto? —preguntó indignado— Por dios Heidi, ha sido una puta casualidad.
—¿Y que hay de la puta con la que estabas bailando antes? —desconfió Heidi. — Muy felíz bailando con esa piruja de rosa y yo como tú pendeja buscándote.
Aparto a la chica flautista del camino y se acercó amenazante a Heidi. Randy vio esto con interés.
—Estás cruzando la línea. — le advirtió señalando la con el índice de dedo. — Más vale que guardes silencio y no te metas con mi hermana menor.
—¡Ja! ¿Tu hermana? — no se dejó intimidar, vio con rabia al pelirrojo y luego a la chica flautista. — ¿Qué, acaso también ella es tu hermana o qué?
—¿En serio, Heidi? ¿Ella y yo? —Nomicon estaba desconcertado.
Heidi celosa de la chica flautista, aquello le parecía de locos.
—Es cierto, no sabíamos que el otro... —comenzó a decir con cierta voz chillona.
Se sentía orgullosa de estar dentro de un triángulo amoroso en el que se encontraba Heidi Weinerman, una influencer y streamer muy admirada por todos y Nomicon Norisu, el chico de sus sueños.
—Tú calla, pinche piruja. —ordenó Heidi con un humor de bruja.
—Uuuuuuh...—entonaron a Spencer y Joey.
Estaban avivando el fuego, Fangbone se estaba preparando para lo peor, Gordon y Bash se volvieron hacia ellos.
—¡Cállense de una puta vez! ¡Esto no va con ustedes! —les ordenó Gordon.
Al girarse, los dos hicieron muecas imitándole.
—¿Qué me ha llamado? —dijo con su voz aguda.
—Piruja: Mujer de gran viveza y habilidad, que ejerce sus encantos para abusar mañosamente de algún hombre —soltó Spencer y Joey disparó el objetivo de la cámara.
—¡Se acabó, te voy a partir de la jeta! ¡Suelta esa puta cámara! —dijo Gordon perdiendo los nervios y abalanzándose contra los dos junto a Bash.
Joey hizo una última foto a la cara furiosa de Gordon y ambas chicas continuaron gritándose como locas e insultándose sin motivos. Bash salto sobre Joey con todo su impulso en el puño, iba a golpearlo directo en la cara si no fuera porque Fangbone se interpuso y golpeó su estómago.
Nomicon y Randy estaban en medio de todo aquello intentando tranquilizar a todos, pero los ignoraban. Los dos finalmente se quedaron callados. Nomicon fijó la vista en Randy. Movió la cabeza señalando el piso de arriba. Randy entendió lo que quería decir y ascendió. Cada uno caminó por un lugar diferente para no levantar sospechas.
Randy pasó por el salón dando un rodeo hacia las escaleras, Nomicon en cambio cruzó una de las puertas de la cocina que llevaba directamente a los escalones y las subió para esperar arriba a Randy. Llegó al pasillo en forma de L. Al lado de las escaleras había algunas parejas, pensando si entrar en alguna habitación, y varias personas que esperaban su turno en el baño. Nomicon se dirigió al fondo del pasillo mirando en las habitaciones para encontrar alguna vacía, pero todas estaban ocupadas por parejas.
Vio a Randy subiendo por las escaleras y le aumentaron las ganas de estar con él. Decidido entró por la puerta que tenía más cerca, la pareja al verlo se tapó con las mantas.
—¿No sabes llamar a la puerta? —dijo el tipo cabreado.
-¡Largo! —ordenó Nomicon quitándose la máscara.
Los amantes al reconocerlo y oír su malhumorado tono tomaron su ropa y salieron de la habitación. Nomicon cerró la puerta tras ellos, esperando a que Randy llegara. Se fijó en la habitación que había elegido, era espaciosa, con una gran cama, un amplio armario y un balcón con vistas al jardín trasero, sin contar el enorme librero. Supuso que se refería a la habitación de Kendall, ya que solo tenía una hermana más que estaba en la universidad. Por fin entró Randy.
—Verga, ¿has echado a esos dos? —preguntó Randy sorprendido al entrar.
—Puede, ¿por qué? —respondió Nomicon altivo.
—Iban quejándose por el pasillo —dijo Randy buscando el cerrojo de la puerta— ¿No tiene pestillo?
—¡Pues no lo sé! ¡No me he puesto a estudiar los detalles de la habitación! —le gritó Nomicon a la defensiva.
Había abiertas todas las habitaciones, por lo que no había ninguna con cerrojo.
"¿En qué casa no tienen cerros en las habitaciones?" pensó Nomicon.
—Y si entra alguien ¿qué? —el gruño Randy.
—Bueno, ¿qué pasó? ¿Vas a estar quejándote por todo? —preguntó Nomicon exasperado por los quejidos de Randy.
—Solo me preocupa, imbécil —le contestó.
Nomicon pensó que Randy tenía razón. Miró a su alrededor buscando algo que atrancara la puerta. Tomó la silla que había junto al escritorio.
—A un lado. —le ordenó a Randy, que hizo lo que le mandó en el acto. Nomicon encajó la silla en la puerta, agarró el picaporte y tiró para ver si la silla resistía. —Ya estás, ¿contento? —preguntó girándose hacia Randy.
—Mejor —contestó Randy.
Nomicon se adelantó hacia Randy, lo empujó hacia la cama y lo besó. Tumbado encima pasó de sus labios a sus mejillas y de sus mejillas a su cuello.
—Ahora mismo estamos jodiendo un cómic —dijo Randy mientras Nomicon le besaba el cuello. Nomicon no respondió y continuó. Desanudó la corbata verde del disfraz de Randy —. Aunque para muchos será su sueño cumplido —continuó Randy entre risas. Nomicon se paró y le miró.
—Estás enfermo —le dijo al oír su comentario.
Randy alarmantemente y se dio la vuelta, colocándose sobre Nomicon. Se quitó la chaqueta del traje púrpura y se apresuró a ocuparse del de Nomicon. Intentó quitarlo por arriba, desabrocharlo e incluso tiró de la pieza que cubría el torso.
— ¿Cómo coño se quita esto? —gruñó Randy al ver que no conseguía su objetivo.
Nomicon se disponía a quitarse la pieza del traje cuando oyeron que alguien intentaba abrir la puerta. Los dos se sobresaltaron y quedaron inmoviles.
—No te preocupes no podrán abrirla —aseguró Nomicon.
Dieron un fuerte empujón a la puerta y la silla cayó al suelo.
—Una mierda —dijo Randy levantándose apresuradamente.
Tomó la chaqueta que había tirado al suelo y buscó donde esconderse. Nomicon al ver que volvían a empujar la puerta, lo imitó y buscó su máscara de Batman. Ya casi habían conseguido abrir, cuando pudieron meterse en el armario. Entonces los intrusos entraron en la habitación.
—¿Por qué habría una silla bloqueando la puerta? —preguntó la voz de una chica.
—No lo sé, ¡qué más da! —dijo otra voz, también de mujer.
El armario donde se escondieron Randy y Nomicon tenía pequeñas aberturas. Nomicon echó un vistazo para ver quiénes eran, se referían a Luz Noceda y Amity Blight. Las dos chicas se acercaron a la cama y comenzaron a besarse.
—¡Son lesbianas! —susurró Nomicon al verlas.
—¿Qué dices? ¡A ver! —Randy se apartó bruscamente de Nomicon y miró por el hueco que éste había dejado libre. — No, a Spencer le gustaba Amity. — susurró en voz baja.
— ¿Salimos y nos unimos? —preguntó Nomicon con una sonrisa maliciosa.
—¿Quién es el enfermo ahora? —preguntó Randy sin dejar de mirar la escena.
—Sigues siéndolo tú —dijo Nomicon cruzando los brazos.
Randy se dio cuenta de que mirándola parecía un pervertido, así que se apartó de la abertura y se giró para estar cara a cara con Nomicon. Se acercó a él y le susurró.
—Tú no puedes vivir sin mí, ¿a que no? —dijo Randy citando una frase de la película de Batman.
Él no entendió a que venía eso, solo agarró a Randy de la nuca y le impulsó hacia él para besarle, Randy tropezó con algo que había en el suelo y empujó unas cajas que tenía al costado.
— ¿Qué ha sido eso? —preguntó asustada una de las chicas que estaba ya en sostén—. Si es una broma de Halloween no tiene gracia.
—Hay alguien en el armario —dijo la otra.
Se acercó al armario para abrirlo. Randy y Nomicon se separaron al saber que los habían descubierto. Abrieron la puerta de golpe y se quedaron callados, en shock, mirando a aquellas chicas. ¿Qué harían ahora? Les habían descubierto juntos en un armario. No podían huir simplemente, aquellas chicas los reconocerían e irían contando lo que vieron.
—¿Nos estaban espiando? —preguntó Amity escandalizada.
Randy y Nomicon giraron la cara mirándose y llegaron a la misma conclusión.
—Sí —dijeron al unísono.
Preferían que pensara que estaban allí observándolas, que lo que sucedía realmente. La chica comenzó a gritarles y pegarles.
—¡Son unos cerdos! —decía.
Sacaron bruscamente a Randy y Nomicon de la habitación y cerraron la puerta dejándoles en el pasillo. Nomicon iba a despotricar contra ellas, pero volvieron a abrir la puerta. Le lanzaron su máscara de Batman dándole en sus partes sensibles. Era gruesa, por lo que el dolor le hizo doblarse por la mitad, retorciéndose.
—Qué hijas de perra —dijo Nomicon sin aliento.
Se incorporó y respiró hondo luchando con las ganas de abrir la puerta y gritar a aquellas cerdas como un loco. No se habría dado cuenta de la presencia de Randy de no ser porque le había tocado el hombro.
—¿Sabes? No sé cómo estas locas no nos han descubierto —dijo Randy calmado.
—¿Por qué dices eso? —le preguntó algo brusco.
—Porque tienes toda la cara manchada de mi maquillaje —contestó Randy riendo.
Nomicon abrió ampliamente los ojos. Tomó su capa e intentó limpiarse con ella sin apenas éxito. Solo consiguió extenderlo por el resto de su rostro. Nomicon dejó allí a Randy riendo y se marchó al baño.
Bajó las escaleras mirando su reflejo en las fotos colgadas en la pared, Nomicon había arruinado su maquillaje. Intentó arreglarlo como pudo y siguió bajando. Theresa lo observaba desde el salón, no lo había visto durante toda la fiesta, por lo que cuando le vio no pudo evitar quedarse embobada y anonadada. Su manera de caminar hacía que le temblaran las rodillas. Hasta disfrazado de villano le parecía el chico más guapo y bueno que había conocido nunca.
Se rumoreaba que había vuelto con la perra de Amanda. Sabía que no tenía posibilidades contra ella, era la más guapa de todo el instituto y su carisma y sensualidad no ayudaban a Theresa a buscarle defectos. Randy ni si quisiera sabía que ella existía, nunca se había fijado en ella, o al menos eso pensaba.
Theresa conocía el odio que sentía Nomicon por Randy, si ella consiguiera gustarle que él moriría de rabia. Tenía que hablar con Randy, si se quedaba detenido como una tonta mirándole nunca conseguiría nada. Theresa se armó de valor y se obligó a andar hacia donde se situaba Randy. Theresa llegó al pie de las escaleras. Pensó en lo que le diría, pero ya estaba allí y solo se le ocurrió un simple...
—Hola —dijo llena de timidez, pero con decisión. Randy levantó la mirada y dirigió sus ojos a los azules de ella.
—Ey, hola —respondió con una sonrisa encantadora, se detuvo al pie de las escaleras junto a ellas.
—¿Eres Randy Cunningham de The YungBluds? — pregunto, sabía quién es él como la palma de su mano, pero no quería parecer una fanática loca, quería darle una buena impresión. — Vi un vídeo musical de su banda y no pude evitar notar que te pareces mucho al vocalista.
—Sí, soy yo. — concurso con alegría. Era la primera vez que lo reconocían en la escuela. — ¿Te puedo ayudar en algo? ¿Vampiresa de chicle?
Quería llamar a los chicos para que pudieran conocer a la primer fan que se encontraban en persona, miro disimuladamente a los costados intentando encontrar a los chicos, pero al no verlos solo se enfoco en la chica. La chica dio una leve carcajada por la broma. Si ella no podía conocer a la banda entera, entonces intentaría darle una buena impresión.
—De hecho, soy Draculaura. — presionó sus mejillas con los dedos índices, luciendo lo más adorable que podía. — Me llamo Theresa Fowler, soy amiga de Howard Weinerman y Debbie Kang.
—Ah, ya más o menos sé quién eres. Creo que eras bastonera en la banda escolar los primeros años de secundaria.
Theresa podía relajarse de emoción, Randy parecía conocerla años antes de siquiera tener una banda. ¡Tal vez tuve una oportunidad con él!
—Si soy yo. — saco su celular del bolsillo de su falda, no perdió tiempo en preparar la cámara. — Me gustan mucho sus canciones y sobre todo tu voz. ¿Podría tomarme una foto contigo?
Randy también estaba feliz, una foto con una fan significa mucho para él. Aceptó casi inmediatamente, el sujeto de la cintura y el atrajo hacia él, Theresa no dudo mucho en presionar su mejilla contra la de Randy, poco importó si estropeaba el maquillaje o llenaba al chico de diamantina rosa, tomaría todas las fotos que podría en ese instante.
Se separaron, Theresa notó que imprimió el corazón del maquillaje en la mejilla de Randy. El tocó reiteradas veces su mejilla con el índice, señalando un área libre debajo del corazón. Theresa no lo dudo, beso la mejilla del chico que le gusta a la par que tomaba las fotos.
—O mira, me dejaste todo marcado. — noto su reflejo en la cámara, la situación era muy divertida para él.
—Si perdona por eso. Debo ir con unos amigos. Gracias con las fotos. — se despidió con una amplia sonrisa.
—De nada linda. — le guiñó el ojo y siguió su camino lejos de las escaleras.
En aquel momento a Theresa la inundó un sentimiento, no de alegría, euforia u orgullo por conseguir las fotos, y el bono extra por besar su mejilla, sino de amor.
Joey se colocó la cerveza fría para aliviar el dolor que le había ocasionado el puñetazo de Gordon. Se consolaba pensando en que al menos él no había recibido nada por parte de Bash, todo lo contrario que Spencer o Fangbone que recibieron todo, aunque debía reconocerle que había sido mucho más veloz que Fangbone y pudo golpear en igualdad al bruto de Bash.
—La próxima vez, ¡métete la cámara por el culo! —dijo Spencer masajeándose el costado izquierdo de su torso.
—Eh eh eh, a mí me dijeron que hiciera fotos y yo como buena persona, las hice —se excusó Joey.
Cuando Randy y Nomicon se marcharon, Heidi y la chica flautista casi llegaron a las manos, pero algunos de alrededor consiguieron pararlas los pies y el asunto quedó en insultos. Sin embargo, los otros cinco si entraron en una pelea.
Hubo amenazas y golpes, pero pudieron separarlos y convencerlos de que aquello era una fiesta, y estaban allí para divertirse. Kendall Perkins los amenazó con echarles si no se relajaban, no pensaba permitir que le destrozaran la casa.
—Crees que la chica flautista se enfade mucho cuando sepa que le robamos la tarjeta de memoria? —preguntó Joey.
—No la hemos robado, se la devolveremos cuando hayamos subido las fotos —le explicó Spencer— En manos de esa chica las mejores nunca verían la luz.
Se toparon cara a cara con Randy.
—¡Ey putas! —les saludó.
—¡Tú, hijo de la chingada! ¿Dónde estabas? Nos dejaste tirados —le regañó Joey.
—Nomicon me sacó fuera —explicó Randy — Estuvimos gritándonos allí.
—Que mal pedo... —maldijo Fangbone. — Iré a la cocina por una cerveza.
Randy irritante, su excusa era sencilla pero al parecer eficaz.
— ¿Qué con ese beso y diamantina? —quiso sable Joey.
—Si Amanda te ve, te la hará de pedo por besarte con otras chicas —contestó Spencer.
— ¿Amanda está aquí? —preguntó Randy alertado.
Ahora que Amanda pensaba que Randy regresaba a ser su perrito faldero le había dejado espacio, puede que fingir estar enamorado de ella no fuera tan malo como parecía, aunque detestaba que se diera esos aires de importancia. En ocasiones le grababa a Nomicon, una especie de versión femenina de él.
—Claro que está, y haciendo de las suyas como siempre —explicó Spencer.
Randy iba a preguntar que qué quería decir con aquello pero Joey no se lo permitió.
— ¿Qué narices has hecho con tu cara? —preguntó Joey fijándose en su estropeado maquillaje.
—Bueno, me encontré con una fan en la escuela y dejé que me besará. — respondió sin dar muchos detalles.
Estaba sentado en la encimera de la cocina rodeado por cinco chicos, solo se sabía el nombre de dos, y era porque uno era un retrasado que hablaba de sí mismo en tercera persona, y el otro era Fangbone, el extraño amigo de Randy que ahora asaltaba el refrigerador y los anaqueles buscando algo.
De sus amigos era en el que menos se había fijado. Ella solo tenía ojos para Randy cuando estaba con su grupo, pero también conocía a los demás. Joey era un chico bobo y demasiado risitas para su gusto, tenía la sensación de que es gay de clóset o una mierda de esas. Por no hablar de Spencer, que la sacaba de quicio, se creía muy listo y no era más que un nerd sin remedio. Estaba rodeado de aquellos chicos que competían entre ellos por ser el más encantador y apetecible a los ojos de Amanda, pero Fangbone solo se enfocaba en sacar una bolsa de Cheetos del anaquel, ignorando la completamente. Eso la bolsa de quicio.
Amanda no había pensado en Randy en toda la noche, ahora que pensaba que él estaba enamoradísimo de ella dejó de prestarle atención. Creía que lo tenía en sus manos y que estaría allí cuando ella lo necesitara, por lo que su mente solo estaba preocupada en disfrutar del espectáculo que le ofrecían aquellos perdedores.
Se dio la vuelta para dejar su vaso vacío cuando escuchó el nombre de Randy. Venia dos chicas que conversaban junto al gordo estúpido de Howard Weinerman. Agudizó el oído para escuchar lo que decían.
— ¿Entonces te contestó? —preguntó una muy emocionada.
—Sí, y no solo eso... —contestó una rubita— sino que además me dejó besarlo mientras nos tomábamos fotos. Cuando se fue me dedicó esa sonrisa que me enamora —dijo eufórica.
Aquella niña le resultaba muy familiar. Intentaba recordar por qué le sonaba tanto oa quién se parecía. Entonces cayó en la cuenta, era la hermana pequeña de Nomicon Norisu. Desde luego era la chica que apareció en sus fotos de Instagram y Facebook, gritándole a la tonta de Heidi que era su hermana menor.
“¿Qué hacia Randy hablando con aquella mocosa?” Pensó Amanda fijandose por primera vez su mente en Randy.
Se preguntaba si no solo era una lo que la chica le pidió. ¿Y si en ese momento estaba con otra?, se preguntaba Amanda preocupada. No quería perderlo otra vez, y menos por alguna zorra aprovechada.
—Me discúlpame un momento chicos? —apartó a aquellos calenturientos y se dispuso a buscar a Randy.
No lo había visto en toda la noche y aquello la inquietaba. ¿Estaría arriba con alguna piruja? ¿Se habría marchado con alguno de esos grupos de fanáticos que lo admiraban? Esas preguntas rondaban la cabeza de Amanda cuando lo vio. Estaba con sus tontos amigos hablando, no había rastro de ninguna buscona a su alrededor, pero no pensaba correr riesgos, por lo que se acercó a ellos.
—¡Así que estás aquí! —gritó rodeando a Randy con sus brazos.
—Hola Amanda —saludó Spencer sin ninguna muestra de simpatía.
—¿De qué vas disfrazada? —preguntó Joey.
—De reina de corazones —dijo Amanda dándose una vuelta para mostrar su modelo.
Su pelo negro estaba peinado con un montón de ondulaciones, que le caían sobre el pecho. Llevaba un vestido corto y pomposo con un gran escote negro decorado con corazones rojos. Y como complemento, un cetro con un gran corazón en la parte superior.
—Le habría pegado más el disfraz de hechicera —le susurró Spencer a Joey.
—No, de bruja. — respondió Jeoy en voz baja.
— ¿Qué ha dicho? —le preguntó Amanda de malas maneras.
—Nada, que a esta cerveza le faltan burbujas —respondió Spencer con una sonrisa falsa.
—Ya... ¿Y ustedes qué? —preguntó dejando pasar el comentario de Spencer—. Bueno, el de Randy y Joey lo sé, pero ¿el tuyo? ¿De qué vas? ¿Del sidoso de Freddy Mercury o el drogadicto de Billy Joe Cobra?
Spencer se quedó con cara de póker, el problema con las drogas de Billy Joe Cobra nunca fue gracioso, recordó los ataques que sufrió, el pánico, la depresión y la pérdida de toda su fuerza vital que sufrió su familiar antes de su muerte. Sentía impotencia de como los medios manejaron la situación y nunca se aclaró nada aún después de su muerte. Se mantuvo serio y solo pudo responder:
—Necesito beber algo.
—Te acompaña —dijo Joey siguiéndole y lanzando una mirada de disculpa a Randy por dejarle solo.
Randy suspiro con fatiga, estar solo cerca de ella era exhausto para su salud mental.
—He oído a una hablar de ti —comenzó a decir Amanda.
-¿No me digas? —dijo sabiendo que lo que venía ahora no era bueno.
—Sí, una chica. Decía que habían estado hablando, y estaba demasiado contenta para una conversación —le contó sin rodeos.
—Y tengo yo la culpa de que mi conversación la haga feliz? —preguntó molesto—. Además, si hablé con ella o no es mi pedo.
Ella lo tomó del mentón con fuerza, obligándolo a darle la cara. Allí vio el corazón y el beso marcado.
—¡¿Así que no solo hablaron?! -grito con furia.
—Mira, estoy harto de tus pendejadas —Randy perdió la calma. — Eres una maldita hipócrita. Has estado tonteando con todo el que se te ha puesto delante, ¿y te enfadas cuando oyes que alguien ha hablado conmigo? —continuó, sin dar crédito a las acciones de Amanda.
—¡No es lo mismo! ¡Únicamente juego con ellos! —gritó Amanda—. ¡Tú eres el único para mí! ¡Yo nunca me cogería con otro!
Randy abrió los ojos de par en par, sin duda aquello había ido demasiado lejos.
—¿Que nunca te cogerías con otro? ¿Y Norisu qué fue? —dijo fuera de sí. Amanda no había caído en la cuenta, se había olvidado del rollo de Nomicon. No contestó, no tenía. —Estoy harto de tus mentiras, Amanda. ¡Se acabó! —dijo zanjando el tema y girándose para marcharse.
— ¿Que se acabó? ¡Aquí no se acaba nada si no lo digo yo! ¡Randy! —le gritó mientras se marchaba. Todos se dieron la vuelta al oírla, menos Randy que la ignoró—. ¡Yo te enseñé todo lo que sabes, Randy! ¡No eres nada sin mí! —continuó.
Al ver que Randy no se giraba ante sus ataques tiró su cetro de corazón y salió de allí.
Chapter 12: °
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La habitación le daba vueltas, no podía distinguir sus caras que le hablaban. Soltaba por su boca el primer pensamiento que le venía a la cabeza. No andaba recto y había perdido la cuenta de las copas que se había bebido. Estaba ebrio. Aquellos juegos de ver quién traga más no le hicieron bien.
Después de despedirse de Randy se unió a sus amigos, los encontró en la sala de estar. Todo un grupo bebiendo con un tubo y un embudo. Allí vio que Gordon estaba enfadado por haber perdido contra Kick en otro juego estúpido, se veía humillado al ver a la chica que le gusta besandose con su novio
Convencido por sus compañeros, jugó a ese estúpido juego. Ahora que habían acabado estaba como flotando entre las nubes. No recordaba el número de chicas a las que había besado. No sabía ni donde había dejado su máscara de Batman. La mueca de disgusto tan característica en él, había sido sustituida por una tonta sonrisa. Había dejado paso a la estupidez, siguiendo las bromas de Bash, y por supuesto se unió a las maldades de Bash. Agarraron a dos chicos de segundo año y casi los ahogan en la bañera. Después los pusieron a "tender" en la ventana. Si no llega a ser por los sobrios del lugar, aquello pudo terminar en un accidente.
Bajaba del piso de arriba cuando vio al pie de las escaleras a Randy.
—¡Randy Cunningham! A ti te buscaba —dijo llamando la atención de Randy.
Venía de hablar con Amanda, estaba de mal humor, lo que menos le apetecía era soportar las pendejadas de Nomicon y sus amigos. Miró a su alrededor para ver quien le acompañaba. Comprobó que estaba solo, pero aun así estaban en público, por lo que no le había llamado para nada amable.
—No estoy de humor para tus Nomi-puteses —dijo con la intención de marcharse.
Cuando Nomicon estuvo a su altura su preocupación aumentó, Nomicon apestaba a alcohol.
—¡Qué lindo! Ya hasta inventas palabras con mi nombre —dijo Nomicon cuando estuvo al lado de Randy.
—¿Qué fregados quieres? —preguntó con impaciencia.
—Eh, relájate... Solo vengo a reanudar lo que antes dejamos a medias —Nomicon agarró a Randy de la chaqueta y se lo acercó. — Dios, eres tan lindo.
Randy abrió los ojos como platos, miró a sus dos lados y vio que estaban al descubierto de todos. Nomicon no era consciente de la situación. Puso las manos en el pecho de este para apartarle disimuladamente. No quería que nadie se fijara en ellos.
—Nomicon para, no es el momento ni el lugar —susurró para que se detuviera.
—Tú nunca cierras la boca, eeh... —dijo Nomicon haciendo caso omiso a las palabras de Randy. Volvió a tirar del moreno hacia él, pero vio la diamantina rosa y los labios marcados de una chica, pudo pasar por alto aquello si no fuera por el corazón que había visto en la mejilla de su hermana. — ¡Estúpido, mi hermana está prohibida!
Para terminar con aquello, Randy empujó fuertemente a Nomicon hacia atrás. Nomicon tardó en reaccionar, su primera expresión mostraba desconcierto y pasó a la ira en un segundo. Se dirigía otra vez a hacia Randy, cuando escuchó la voz de Bash.
—¿Otra vez tocando los huevos, Cunningham? —preguntó cuando llegó a ellos.
—Parece ser que es mi especialidad —contestó con voz cansina.
Se había vuelto a meter en un problema sin quererlo. Aquel no era su día.
—Y siempre tan gracioso —dijo Bash sin pizca de humor en su rostro.
—Es un gusto conocer a alguien que aprecie el buen humor. Bueno, yo no tengo nada más que hacer aquí, así que me voy —se disponía a marcharse cuando la mano de Bash le dio la vuelta.
—Tú no vas a ninguna parte, payaso —dijo de forma amenazante. — Tocaste a mi hermano, así que vivo no sales de esta.
—Para ti, señor payaso. ¡Y suéltame! —Randy intentó quitarse de encima la mano con la que Bash lo sujetaba.
—No, no, tengo una idea mejor —dijo Nomicon dándose cuenta por fin de la situación.
A Randy no le gustó nada como sonó aquello. Bash miró a Nomicon con cara cómplice. Agarraron a Randy de la chaqueta y tiraron fuertemente de él. No podían arrastrarlo por la fuerte resistencia de éste.
—Yo no voy a ninguna parte con ustedes —dijo Randy consiguiendo librarse de sus garras, pero no se rindieron.
—¿Ah no? —Nomicon golpeó con fuerza el estómago de Randy . Éste se dobló por el dolor—. Ayúdame —dijo Nomicon a Bash para que aprovecharan la oportunidad que les había ofrecido el golpe.
Nomicon se subió a Randy al hombro y se dispuso a subir las escaleras. Randy tardó en reaccionar, pero cuando se dio cuenta de su situación pataleó y golpeó a Nomicon para que le soltara. Bash agarró del pelo a Randy y le golpeó en la cara. Algunos de los que estaban viendo la escena decidieron intervenir ante la gravedad de la situación.
—Oye, no quiero meterme, pero creo que se están pasando —dijo un chico vestido de vikingo. Se trataba de Gunther Magnuson
—¿Quieres ser el siguiente? —preguntó Bash amenazante.
Subieron rápidamente las escaleras haciendo que todos giraran la cabeza a su paso. Llegaron al baño, que estaba ocupado por tres tíos fumando.
—¡Fuera todos! —ordenó Bash al llegar.
Uno de ellos le iba a plantar cara, pero otro al ver lo que se traían entre manos otro le aconsejó.
—Vamos, esto se va a poner feo.
Bash cerró la puerta y se colocó ante ella. Nomicon dejó a Randy en el suelo, que en cuanto tocó las baldosas se dispuso a salir por la puerta. Nomicon reaccionó rápido ante su huida y se colocó delante.
—No, no tú te quedas aquí —dijo empujándole hacia atrás.
Randy sabía que Bash estaba loco, pero no Nomicon. No ignoraba que era cruel y a veces un completo pendejo, pero aquello era demasiado. Notó que algo le mojaba los labios, pasó la mano por su cara para ver lo que era. Estaba sangrando por la nariz. Entre tanto Nomicon había abierto el grifo del agua, Randy se giró para ver que tramaba. Vio que la bañera estaba llena. Nomicon y Bash ya había estado haciendo lo que le iban a hacer a él con otros.
Agarró a Randy del pelo y le empujó hacia la bañera. Randy igualaba en fuerza a Nomicon, por lo que no llegó a tocar el agua. Pero Bash se unió al forcejeo de Nomicon y le sumergieron el rostro. Movía sus brazos con la intención de golpear a sus atacantes, pero de nada servía. Nomicon levantó su cabeza sin soltarle el pelo, Randy tomó rápidas bocanadas de aire. Volvió a meterle la cabeza en el agua, así repetidas veces. Cada vez que su cabeza salía del agua oía las risas de Nomicon y Bash. Golpearon fuertemente la puerta y se escuchó ruido fuera.
—Voy a ver qué pasa —Bash abrió la puerta y cerró tras de sí para que nadie pudiera echar un ojo al interior.
Randy se retorcía y empujaba con sus brazos a Nomicon para librarse de él. A veces no le daba tiempo a tomar aire y tragaba agua. Nomicon le sacó y le agarró fuertemente del cabello, puso su mejilla junto a la de Randy .
—¿Te lo estás pasando bien? —le susurró. Randy iba a responder con una serie de insultos, pero antes que pudiera hacerlo Nomicon volvió a meter su cara en el agua. Randy no tuvo tiempo de tomar aire, se movía nerviosamente intentando salir. Intentó gritar para decirle a Nomicon que parara. —¿Qué dices? No te oigo —dijo con una sonrisa maliciosa.
Randy se quedó sin aire, no podía más. Su nariz dejó entrar el agua, llenando sus pulmones. Lentamente dejó de moverse. Se había detenido. Nomicon al verlo quieto dejó de reír. Su expresión divertida se transformó en una mueca de desconcierto. Sacó a Randy del agua, tenía los ojos cerrados, sin ninguna expresión en la cara. Nomicon comenzó a llamarle, le dio leves cachetadas en la cara. No reaccionaba.
A Nomicon le inundó el pánico, gritaba su nombre sin parar. Lo tumbó en el suelo y se inclinó para escuchar su respiración. Nada. Golpeó su pecho tres veces, tal como había aprendido en clase de primeros auxilios, le tapó la nariz y le abrió la boca para poder introducir el aire en él. Repitió la operación tres veces más, aumentando su angustia cada vez que reiniciaba el proceso. Iba a hacerlo por cuarta vez cuando escuchó toser a Randy . A Nomicon se le iluminó la cara. Ayudó rápidamente a Randy a incorporarse, colocó sus manos a cada lado de sus mejillas y apoyó su frente en la del chico. Intentaba recobrar el aliento, tenía cerrados los ojos y respiraba fuertemente intentando tomar todo el aire posible.
—Tranquilo, tranquilo —le susurró Nomicon intentando que Randy mantuviera la calma.
Lo acariciaba lentamente la mejilla y le decía palabras tranquilizadoras. Randy recobró el aliento y se tranquilizó, abrió los ojos y vio a Nomicon cara a cara. Los recuerdos de lo ocurrido le volvieron a la mente, como poseído por la ira se lanzó sobre Nomicon y se colocó encima.
—¡Randy espera! —gritó justo antes de que este le propiciara un puñetazo.
Y otro, y otro, con toda la fuerza que le fue posible. Randy levantó el puño y antes de que Nomicon pudiera decir nada más lo volvió a golpear. Nomicon quedó en el suelo sin fuerzas para defenderse. Randy se levantó quitándose de encima de Nomicon.
—Eres un puto psicópata —dijo Randy mirándole desde arriba.
Tomó una toalla que había colgada en la puerta y se marchó sin mirar atrás para ver a Nomicon. Bash hablaba con una chica en el pasillo cuando vio a Randy marchándose. Su primer impulso fue seguirlo, pero recordó a Nomicon y entró en el baño para ver lo que había ocurrido.
Bajó velozmente las escaleras secándose la cara y el pelo, dejó la toalla manchada por su maquillaje destrozado y el tinte verde del pelo. Al llegar abajo se encontró a sus amigos.
—¡Eh Randy ! Mira lo que nos hemos encontrado. La máscara de Nomicon —dijo Joey enseñando el hallazgo.
—El idiota se la ha dejado por ahí tirada y... ¿Por qué estás mojado? —preguntó Spencer al verle.
—Me voy a casa —dijo sin dar más explicaciones y saliendo por la puerta.
—Pero, ¿qué coño habrá pasado? —dijo Spencer desconcertado.
—¿Habrá sido por Amanda? —propuso Joey, ya que la última vez que le vieron estaba con ella— Sabía que no debíamos dejarle solo con ella.
Bash y Nomicon bajaban las escaleras en ese momento buscando a alguien.
—¡Eh ustedes! ¿Dónde está Cunningham? —preguntó Bash de mal humor.
Joey escondió rápidamente las mascara tras de sí al verlos.
—¿Y a ti qué te...? —comenzó a decir Joey antes de ser interrumpido por Spencer.
—En el patio trasero, buscaba a Kendall para que le diera toallas —dijo apresuradamente Spencer.
Bash y Nomicon parecían convencidos con aquella respuesta y se dirigieron al jardín.
—¿Qué puñetas está pasando? —preguntó Joey cuando se marcharon los otros dos.
Sentía que todos estaban siendo participes de algo menos él.
—Creo que Randy se ha peleado con ellos —se aventuró.
—Chinga, ¿es que estos hijos de puta no van a cambiar nunca? —Joey sacó de detrás de él la máscara de Nomicon. Aquello le dio una idea—. ¿Sabes? Se me ha ocurrido una idea que le hará tener una mala mañana a Nomicon —dijo Joey con tono calculador.
Llegó a casa. Las luces estaban apagadas y no había signos de que hubiera nadie allí. Randy se alegró, prefería estar solo aquella noche.
Entró sin preocuparse en hacer ruido, caminó hasta el baño y allí se quitó aquel traje de payaso malvado. Su maquillaje había quedado como un cuadro abstracto en su cara, el pelo alborotado aún tenía restos verdes incluso después del "baño" que le habían dado en casa de Kendall. Se dio una rápida ducha para quitarse lo que quedaba de tinte en su cabello. Al terminar se colocó una toalla bajo el torso. Miró en el espejo si su nariz tenía algunos daños después de pelearse con Bash y Nomicon, recordaba que le sangraba antes de todo aquel remojo. Parecía que estaba bien, le dolía un poco al tocarla, pero no estaba rota, solo un poco roja. Aquella noche aprendió dos cosas, que las mujeres están totalmente locas, y que los hombres también, pero aún así se sentía loco por ambos. Lo más raro es que él parecía el más normal en aquel circo.
Las compañías de Nomicon eran peligrosas. Puede que Nomicon le llevara hasta allí, pero la verdadera mente malvada era la de Bash. Le preocupaba aquel tarado, aunque siempre había sabido que era así... Pero Nomicon... si era capaz de aquello...
Pensaba que su comportamiento se debía a los efectos del alcohol, los ánimos de Bash, y esa rara relación sádica que tenían. Aquel poder que el uno quería ejercer en el otro. Randy no negaba sentir placer ante ello, siempre quiso estar por encima de Nomicon porque sabía que a éste le irritaba en cantidad, pero pensaba que los deseos de Nomicon de controlar iban más allá. Disfrutaba con aquellos actos de maldad. Puede que la razón por la que empezaran todo aquello era por eso, Nomicon controla a las mujeres desde siempre, nunca fue un reto para él, sin embargo Randy sí.
Salió del baño directo a la cocina para beber agua cuando vio una figura. Randy se quedó petrificado, el intruso abrió la nevera y la luz le alumbró descubriendo su identidad. Se trataba de ese tal Mike, el novio de su madre. Él no se percató de la presencia de Randy , bebió de la botella de agua desde el envase. A Randy le inundó la ira, las confianzas que se tomaba ese tipo eran exageradas. La volvió a dejar en su sitio y al girarse vio a Randy .
—Vaya niño, no te había visto —dijo para nada sorprendido.
Cerró la puerta y Randy vio que estaba totalmente desnudo.
—¿Qué coño haces aquí? —preguntó Randy de malos humos.
—Bueno, no creo que eso sea asunto tuyo —dijo sin perder la calma y sin la menor intención de taparse.
—No sé, a lo mejor no sabes que yo vivo aquí. ¡Y tápate, carajo! —exclamó Randy .
El tipo no hizo el menor caso, se acercó a Randy tal y como vino al mundo.
—Mira ojete, que tengas un par de tatuajes y hayas ido un par de veces al gimnasio, no te hace un hombre duro —dijo al acercarse amenazadoramente a él.
Randy soltó una risa al oír aquello, parece que aquel idiota pensaba que todos eran de su condición.
—Para tu información, en mi vida he ido a un gimnasio. No todos necesitamos aparentar ser tipos duros. Pero por lo que has dicho... —Randy le miró de arriba abajo—. Tú sí.
El tipo se acercó más a Randy , descubriendo que eran de la misma estatura. Randy era mucho más joven que él, pero le igualaba en altura y no sabía si en fuerza podía llegar a superarle. Aquello lo achato.
—Ten cuidado putito —empezó a decir—. No todos los días voy a estar así de amable.
Y se marchó hacia la habitación de su madre. Aquel tipo era patético a los ojos de Randy , simple apariencia. Seguramente era un pelele con él que todos se metían, y tuvo que hacerse unos cuantos tatuajes y ejercitar su esmirriado cuerpo para que le respetaran. Qué penoso.
Randy había visto lo que hacía en sus tiempos libres, robar a gente indefensa, no era más que un cobarde. Y lo peor de todo y lo que más le irritaba, es que se cogia a su madre.
Chapter 13: °
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Abrió los ojos deslumbrado por la luz que entraba por la ventana. Tenía la boca seca y una sed tremenda. Nomicon se incorporó sentándose sobre la cama. La cabeza le dolía una barbaridad y la habitación le daba vueltas. Intentó recordar lo que ocurrió la noche anterior. Se acordaba de la mayoría de las cosas o eso creía. Fue al baño y allí se enjuagó la boca. Le vino un ligero recuerdo de todo lo que bebió el día anterior, y con solo imaginar el sabor del alcohol le entraban ganas de vomitar.
Se miró al espejo, estaba pálido y con unas ojeras enormes, únicamente llevaban un pantalón de pijama. Le sorprendía que después de lo de anoche pudiera quitarse incluso el cinturón de Batman. Recordó cómo había llegado hasta allí, Gordon le acompañó hasta casa. Supuso que sería el único lo suficientemente sobrio de sus amigos como para llevarle.
Pensó en volver a la cama y dormir lo que quedaba de fin de semana. Se tiró de nuevo sobre las sábanas y cerró los ojos con la intención de no despertar hasta el lunes. Una música y unas risas escandalosas hicieron que le retumbara la cabeza.
Nomicon tomó su almohada y se la colocó sobre la cabeza para no escuchar aquellos ruidos. Las risas no parecían cesar, se levantó de la cama enfurecido, lanzando la almohada al otro lado de la habitación, y salió al pasillo. Allí reconoció perfectamente la risa. Era su hermana con la música puesta. Golpeó la puerta con fuerza, Theresa paró de reír y abrió.
—¡Vaya! Ya te has despertado —dijo Theresa con una sonrisa deslumbrante en la cara.
—Sí, y gracias a ti —dijo de mal humor. Iba a gritar, ordenarle que quitara la música y se callara, pero Theresa no le dio tiempo. —¿Has visto lo de Facebook? —preguntó divertida e impaciente.
Nomicon pensó en ese momento que su hermana debía de ser retrasada.
—Me acabas de despertar... ¿Piensas que me he dado un tour por Internet antes de venir aquí? —preguntó perdiendo la paciencia.
—Pues deberías verlo —dijo Theresa haciendo caso omiso al tono que usó Nomicon—. Hay fotos muy interesantes, y sobre todo de ti.
Abrió la boca para volver a gritarla, cuando pensó en el significado de la frase.
—¿Fotos de mí? —preguntó desconcertado. Recordaba haberse hecho fotos al principio de la noche, pero no pensaba que su hermana les diera tanta importancia a aquellas imágenes—. ¿Qué fotos?
Theresa soltó una risita, Nomicon la apartó del medio para entrar en la habitación y mirar en el ordenador aquellas fotos. ¿Y si alguien le había descubierto con Randy y les había fotografiado?, pensó Nomicon muy alterado.
Tecleó velozmente para entrar en su cuenta, tenía más de cincuenta fotos nuevas. Le pulsó a la primera, eran aquellas fotos grupales con las animadoras y los del equipo, no había nada extraño o vergonzoso en ellas. Siguió pasando y vio en las que salía muy heroico con Kendall, cargándola como novia y abrazándose efusivamente a él. Heidi se enfadaría al ver esas fotos, puede que se peleara con Kendall el lunes en la escuela, pero él no se sentía culpable, no hizo nada malo ni pensaba excusarse, Heidi era celosa y empalagosa, solo había que ver como se puso con la chica flautista, todo porque pensaba que se habían puesto de acuerdo para vestirse igual, algo que a Nomicon le parecía una verdadera chorrada.
Se tranquilizó al ver que esa era únicamente la causa de las risas de su hermana.
—¡Ay babosa me asustas! —exclamó Nomicon entre molestó y aliviado.
—¡No son esas, tonto! ¡Sigue pasando! —le contestó Theresa.
Nomicon volvió a alterarse, tenía un miedo terrible de lo que pudieran haber colgado en internet, donde todos podían verlo. Pasó las fotos que consideró sin importancia rápido, hasta que llegó a las preocupantes. Había fotos suyas, tumbado en la bañera con la chica flautista y el tipo raro que siempre viste de payaso. Él salía medio desnudo y bastante acaramelado con la chica flautista. Únicamente llevaba una toalla y su máscara de Batman.
No recordaba nada de aquello. Fue pasando y descubrió otras vestido de mujer, en todas salía con la máscara. La gente ponía comentarios en la foto, del tipo:
"Jamás te habíamos visto tan guapo", otro "Mejoras en falda, nena", y sobre todo abundaba la frase de "¡Chica flautista y Nomicon para reyes del baile!".
Estaba mirando boquiabierto en la pantalla, mientras se despedía de su reputación, una foto donde alguien que no se reconocía, lo azotaba. Se fijó bien en el trasero del que pensaba que era él y vio lo que parecía un tatuaje. Aquel no era Nomicon, era alguien con su máscara.
—¡No soy yo! —dijo fingiendo obviedad y tranquilidad en su tono, pero realmente estaba muy aliviado.
—¿Cómo que no? —preguntó Theresa sin comprender—. No huyas de la realidad, Nomicon.
—Ese tipo tiene un tatuaje en el jodido culo —le dijo señalándolo en el punto que señalaba su hermano, y vio que era cierto. Comentó rápidamente en la fotografía explicando que no era él, y amenazando al responsable de aquello.
—Tengo que averiguar quién ha sido —dijo Nomicon para sí mismo.
—Bueno, a mí se me ocurre uno que te odia y tiene tatuajes —dijo Theresa riéndose ante la idea de que Randy le hiciera aquello a Nomicon.
Ya estaba pensando en imprimir la foto y colocarla en su cuarto, no todos los días conseguía una foto de Randy medio desnudo.
—¿Randy Cunningham? No, no ha sido él... Cunningham no tiene ningún tatuaje ahí —dijo Nomicon pensando.
—¿Cómo sabes tú eso? —preguntó Theresa. Nomicon se dio cuenta de lo que había dicho... ¿Y ahora qué diría?, pensó Nomicon—. ¿Lo has visto en el vestuario? — preguntó Theresa dando la respuesta a Nomicon.
—¡Exacto! Por desgracia lo he tenido que ver... —dijo fingiendo repugnancia.
—¡Qué envidia! —gritó Theresa tirándose a la cama.
Nomicon se marchó a su habitación con la intención de aclarar en Facebook todo aquello. Antes del lunes todos debían saber que el de aquellas fotos no era él.
Tuvo suerte de que aquel idiota se descuidara, era una cuenta falsa y en las fotos no salía nada que le delatara físicamente. Pero había metido la pata en algo por suerte para Nomicon.
Aquella noche de sábado, el "Mística Spiral" estaba abarrotado. Randy y los chicos tuvieron una actuación muy buena, su público cada vez era mayor. Oírlos cantar sus canciones y escuchar los aplausos les llenaba el alma. Disfrutaban mucho con ello, saltaban y gritaban. Fangbone no paraba de decir que estaba deseando lanzarse al público, y pensaba que pronto lo haría.
Acabaron y recogieron el local para cerrar, mientras hablaban de las falsas fotos de Nomicon y de la repercusión que habían tenido en la red social. Todos estaban como locos, y más al saber que no era realmente Nomicon, sino alguien con un tatuaje en el trasero.
—Ahora Joey nunca podrá enseñar su nuevo tatuaje por el instituto —dijo Randy entre risas.
Wade, el dueño del local, se les acercó.
—¿Quién tiene dos pulgares arriba y quiere algo de dinero? — dijo al llegar a ellos.
—Este chico. — se señaló Fangbone a si mismo usando sus pulgares. — ¿De quien es el cadáver?
—Bueno, de hecho son dos cosas, pero se que me amaran cuando vean esto.
—Ya te amamos, Wade —dijo Joey expectante a lo que tuviera que decir Wade. Sacó un papel del bolsillo y se lo tendió a Joey. —¿Qué es esto? —preguntó al tomarlo.
—¡Léelo inútil! —exclamó Spencer ante la pregunta de Joey.
Éste lo comenzó a leer rápidamente. Todos los demás se acercaron alrededor de Joey para ver de qué se trataba.
—¿Un concurso de grupos? —preguntó Fangbone al ver por encima el papel.
—Exacto, de la emisora Iron Weasel —dijo Wade sonriendo—. ¿Qué les parece?
—¿Pero cómo va esto exactamente? —preguntó Randy tomando el papel que Joey seguía leyendo.
—Por lo que he leído, antes de que me lo quitaras... —dijo Joey dirigiendo una mirada a Randy — Se trata de presentar una cinta con 15 de nuestras canciones. Después las seleccionadas como cinco mejores, actuaran en una especie de concierto, o algo así, ¿no?
—Los cinco mejores podrán tocar en un gran escenario y la radio pondrá la canción ganadora a todas horas convirtiéndola posiblemente en un éxito —dijo con gran efusividad.
—¿En serio? ¡Es nuestra gran oportunidad! —gritó Randy .
—¡Carajo, ya lo creo! ¡Por fin podremos demostrar lo buenos que somos! —afirmó Spencer.
—Y ahí sí que podré lanzarme al público —dijo Fangbone golpeado fuertemente la batería con sus baquetas.
Todos se pusieron como locos, Randy se lanzó encima de Spencer, y Joey besó en la cabeza a Wade. Después de muchos saltos y bailes eufóricos, se calmaron para pensar en qué harían.
—¿Y qué canción elegimos? —preguntó Spencer sentado sobre el escenario.
—A mí me gusta "Die Young" —contestó Fangbone arrasando con lo que quedaba de frutos secos detrás de la barra.
—No, no creo que sea apropiada —contestó Randy tumbado en la barra.
—¿Y una lenta? —propuso Spencer.
—Menos aún —dijo Randy mientras se quitaba de encima los restos que dejaba Fangbone de los cacahuetes.
—¿Y qué tal "Shoot me"? Siempre ha sido mi favorita —Spencer adoraba las canciones lentas, tenía que reconocer que en ciertas ocasiones se emocionaba tocándolas en las actuaciones. "Shoot me" era una canción con ritmo pero que siempre le llegó.
—También una de las mías —dijo Randy de acuerdo con Spencer.
El resto no parecía muy convencido con la idea.
—¿Por qué no aquella nueva? "Fucking smug" —sugirió Wade —. Es animada, divertida y pegadiza.
Randy al oír eso levantó la cabeza.
—¡Sí! "Fucking smug" es perfecta —dijo Joey como si hubiera hallado la idea perfecta.
Fangbone y Spencer también asintieron ante la idea. Aquella canción era un gran éxito en el local, el público la cantaba como loco y reía con ella, y eso que no conocían a quien iba dirigida.
—¿Qué? ¡Ni de coña! —dijo Randy .
Era la canción que compuso sobre Nomicon cuando reventaba de rabia, no podía dejar que saliera a la luz, por Nomicon. No solo le insultaban y dejaban en ridículo en cada estrofa, sino que mencionaban su nombre en el estribillo final. En realidad, debería darle igual después de lo que hizo en la fiesta de Halloween... Y todo aquello del tema de Joey. Pero a pesar de todo, por alguna extraña razón, sentía la necesidad de protegerlo de aquello.
—¿Por qué? ¡Si la compusiste tú! —dijo Spencer sin entender.
—Esa canción es para cantarla aquí, ¡no para publicarla por ahí! —exclamó.
—¿Porque habla de Nomicon Norisu? —preguntó Joey. Randy asintió—. ¿Y qué coño importa eso? Ya sabes lo cabrón que es, se merece que haya una canción en la radio insultándole, y más.
—Es cierto, Randy. Es un puto chupa pitos. — sentencio Spencer sin ningún filtro.
—¡He dicho que no! ¿Por qué no presentamos "Shoot" y ya está? Es tan buena como la otra, o incluso más —contestó Randy sin parecer querer discutir más sobre el tema.
El resto de presentes quedaron muy sorprendidos ante aquella reacción, pero no dijeron nada.
—Bien, pues "Shoot me" —concluyó Spencer.
Se levantó de la barra y fue a un costado de Wade, parecía meditar lo que había sucedido, pero al verlo dejo a un lado aquello
—¿Qué era lo otro que querías decirme Wade? — pregunto Randy .
Despertó a las 3 de la mañana por un ruido en la habitación, estaba destapado y con el cobertor a los pies de la cama. Quiso volver a dormir, pero la manta voló lejos de su alcance, como si está fuera arrojada con furia al otro lado de su cuarto. Spencer ya lo veía venir.
—Buen intento, Billy. Pero sabes que siempre ganó.
Solo tomo otra manta a un costado suyo e intento retomar su sueño, por eso siempre dormía con dos cobijas.
Al igual que Fangbone, Spencer fue nuevo en la ciudad cuando inició el primer curso, conoció a Randy y a los chicos casi de inmediato, formaron YungBluds y viven el día a día con normalidad. Sin embargo, lo que sus amigos saben de su familia es lo equivalente a conocer el secreto de la coca cola, porque Baruch Cohen es el secreto mejor guardado de su familia.
Él lo conoció en vida y en la cúspide de su éxito, también antes de la fama y cuando ya estaba siendo masacrado por la prensa. ¿Qué edad tenía, 11 u 8? Realmente no lo sabe, Jessica era apenas una bebé y no lo recuerda, pero Billy estaba tan clavado en su mente que era difícil de olvidar. Le enseñó a tocar la guitarra y el bajo, incluso le regaló su primera cámara de vídeo. Estaba tan entregado a la fama como a su familia que les otorgó una privacidad intacta. El mundo conocía a Billy Joe Cobra, pero Spencer tenía la fortuna de conocer al ser humano antes del seudónimo, su primo lejano Baruch Cohen.
¿Pero entonces, porque lo hizo?
¿Por qué les dejo todo a ellos y no a su madre?
¿Cree en fantasmas?
Lo último siempre se queda en su mente después de despertar de esa forma, con la habitación helada y con la madera haciendo ruidos extraños, muy parecidos a pasos. El sueño jamás volvió, solo se quedó media hora en la cama y decidió ir por la cámara de vídeo que Billy le regaló. Ya no tenía el mismo tiempo para hacer películas y solo la ocupaba para grabarse en las noches dónde presentía que ocurriría algo, tal y como en esta ocasión. Reviso la memoria en la computadora y fue de lleno a ver el poltergeist.
—¿Algo que quieras escuchar? — Pregunto al aire. Un disco cayó del estante, y al ir por él vio que se trataba del álbum “It’s so Dope” de Billy Joe Cobra. — Muy narcisista de tu parte, eh Billy.
El disco estaba sobrepuesto y muy apretado entre los demás, era imposible que saliera sin esfuerzo, pero solo salió botado de la nada. Sus amigos solían comentarle que había algo raro en su habitación, Joey inclusive tenía escalofríos al decir sentirse observado, ellos decían poder ver algo de reojo o por los pasillos, una sombra alta y delgada cruzar con rapidez por los pasillos a espaldas de Spencer. Tal vez por eso no cruzaban más allá de la primera planta. Sin embargo, Spencer no veía eso como algo malo, después de todo se trata del fantasma de Billy. Ama el terror, porque sentir miedo de su fantasma.
Dejo el disco reproducirse en el estéreo de su cuarto, la espuma acústica no dejaría pasar el sonido fuera de las cuatro paredes, así que no molestaría a sus padres o a Jessica. Conforme veía una silueta ir y venir por la pantalla de la computadora, escuchaba una segunda voz cantar el coro de “You Love Me, I Love Me More”, se trataba de Billy. Solo divaga, lo hace para matar las horas en lo que su familia despierte. Entonces su celular suena y deja de escuchar la voz de Billy.
—Diga.
No son más que las 5 de la mañana, aún está un poco somnoliento hasta que la voz agitada de Randy lo despierta del todo.
—¡Es todo, lo quiero fuera de mi casa! — no hablaba con él, Spencer podía escuchar toda una discusión, luego escucho la graba ser arrastrada y pasos que se alejaban del ruido, hasta que finalmente se dirigió a él. — Spens, perdón por la hora, pero ahora no tengo a donde ir.
—Descuida, mi casa siempre está abierta para ti o los chicos.
No pide explicaciones y Randy no se molesta en darlas, las cosas siempre eran así para todos. Si Joey necesitaba un refugio acudía a Fangbone, si era el escandinavo quien necesitaba uno recurría a Randy , pero si Randy necesitaba el suyo acude a Spencer. Era un extraño acuerdo donde se quedarían en casa hasta que sus madres los echaran.
Cuando llegó su mejor amigo estaba seguro que el fantasma ya se había marchado al momento en que quitó la música. Randy solo llego y atravesó silencioso la casa de Spencer, pero al llegar a su habitación no dudo en despotricar contra el nuevo novio de su mamá.
—¡Ese hijo de puta me robo! — Spencer apenas consiguió cerrar la puerta cuando Randy exclamó con furia. — ¡No hay nada, cero! ¡Robo todo!
Randy están obsesionado de dos cosas en ese momento, Nomicon Norisu y ahorrar dinero para el viaje, no era tan difícil saber a lo que se refiere.
—Verga.
—¡No solo eso, ella lo defendió! — exclamó Randy haciendo ademanes con las manos. — Esa mujer está loca por mantener a ese tipo, ya no sé que hacer en esa casa, yo limpio, compro y reparo todo para vivir allí como para que él esté todo jetón rascándose los huevos en mi sofá.
Arrojó la mochila que traía a una esquina del cuarto, se veía molesto y la vez cansado.
—No sé cómo soportas estar allí, yo lo habría matado y arrojado a los cerdos.
—Oh no me des ideas hermano. Quiero agarrar esa papada que tiene por cuello y… — el mensaje era claro para Spencer a pesar de la mímica y gestos de Randy .
—Bro, tus manos son muy delgadas y débiles para eso. — comento el castaño, acomodo la recamara y quitó el triple de la cámara para que no estorbara mas. — Necesitarás una cuerda y la fuerza de Fangbone para hacerlo.
Randy suspiro dejándose caer en la cama de Spencer, había salido en pijama a mitad de la madrugada así que no pediría ropa prestada por esa vez.
—¿A tú mamá le molestará si desayunó con ustedes?
—Sabes que no, Jessica tiene torneo de taekwondo a las diez y mis padres quieren llevarla a un restaurante para festejar. — respondió Spencer. — Así que tal vez solo seamos los dos solos.
—¿No te molesto no ser parte de eso?
—No, ellos saben que no me gusta ir a esos eventos, así que solo asisto si ella me invita. — dijo el castaño. — ¿Te quedarás en la orilla o prefieres la pared?
—La orilla está bien para mí.
Apago las luces y paso sobre el cuerpo de Randy , su cama es individual, al contrario de la de Randy dónde bien podrían caber los 4 sin problemas. Randy podía ver las siluetas de algunas, entre ellas la chaqueta de Billy Joe Cobra que Spencer uso en Halloween, está tendida con un gancho y colgada de un perchero frente al armario, pero Randy podía ver la silueta de una persona usándola.
—¿Siempre que te pidió Wade?
La voz de Spencer lo distrajo, volvió a ver hacia el perchero y ahora solo podía distinguir la prenda de cuero, estaba seguro que no vio mal, desde su sitio podía hasta distinguir las hombreras y adornos que cuelgan. Prefirió acomodarse de lado, dándole la cara a su amigo y la espalda al posible fantasma.
—Bueno, me dijo que tenía un amigo que necesita una canción para un comercial de pasta dental. — dijo Randy . — No me dio muchos detalles, pero dijo que me pagarían.
—Supongo que ahora no te quieres negar
Chapter 14: °
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Randy no había aparecido en las primeras horas de clase. Nomicon no lo había visto desde lo sucedido en la fiesta de Halloween, no sabía lo que opinaba Randy sobre el incidente. Lo golpeo y permaneció con la nariz hinchada, pero sentía que eso no era suficiente para saldar su deuda con Randy . Recordar lo sucedido le revolvía el estomago y su conciencia no dejaba de poner sobre la mesa si el no hubiera actuado con la rcp, por ello quería que la venganza llegara para darle fin al asunto. Además tenía la teoría de que lo de las fotos de Facebook había sido obra de sus amigos. Se dirigió al vestuario con sus compañeros para cambiar su ropa por el uniforme deportivo. El profesor los condujo a los campos exteriores.
Todos observaban a las chicas de clase en el campo de enfrente, las clases de educación física se dividen en grupos y eso hacia enfadar a Bash y Gordon por lo ridículo que era esa regla, según Bash los calentamientos por parejas serían mucho más entretenidos. Se colocaron para comenzar a calentar. Nomicon solía ponerse con Buford, Bash era demasiado bruto y le hacía polvo la espalda.
—Vaya, señor Cunningham, gracias por deleitarnos con su presencia —dijo el profesor Dan Zembrosky al ver aparecer a Randy .
—Un placer —contestó. Ni siquiera se cambio, llevaba sus pantalones, su camiseta y sus tenis de cuadricula blanco y negro.
—No lo aguanto... —susurró Bash a Nomicon.
—Vaya a ponerse el uniforme y venga enseguida —dijo el profesor dejándose de tonterías.
—A sus órdenes —contestó Randy haciendo un saludo militar.
El profesor les hizo sacar el equipo mientras venía Randy . Tardó un par de minutos en llegar. Randy odiaba aquel uniforme, si fuera por él lo quemaría, no hay nada realmente malo, solo odiaba el amarillo chillón. Se colocó junto a sus compañeros para empezar el calentamiento.
—Señor Cunningham, ya que ha tardado tanto, ¿podría dirigir el calentamiento individual? —le dijo el profesor.
—Mmmm, no creo ser adecuado para esa tarea —contestó.
—Oh venga, no sea tímido —le dijo el profesor indicando que se acercara con la mano.
—Sí, venga Cunningham, ¡no seas tímido! —gritó Gordon.
Randy se dirigió al centro, no tenía ni idea de cómo se hacia el calentamiento. Cuando el profesor les ordenaba qué hacer, él siempre se hacia wey y simplemente giraba los brazos, para aparentar que estaba haciendo algo.
—Bueno, a ver, un poco de... articulaciones —dijo haciendo girar las muñecas de las manos, era lo único que sabía.
—¡Qué gran técnica de giro, Cunningham! —gritó Nomicon burlándose. Todos a su alrededor rieron.
—¿Eh verdad? Bien que le sabes pinche putito. —le contestó Randy. Nomicon se volvió tan rojo como su cabello, no creía que Randy hiciera referencia a lo que él le hizo detrás de las gradas
—¡Silencio y a calentar! —ordenó el profesor—. ¿Qué más Cunningham?
—Emmm, ahora lo mismo con la cabeza —dijo girándola mientras se agarraba el cuello. Bash susurró algo a sus compañeros y volvieron a carcajearse.
—¡Silencio he dicho, Jhonson! —gritó el maestro cansado de niñeces.
—Y ahora la cintura —dijo Randy haciendo círculos con ella.
Nomicon no podía aguantar aquella imagen y echó a reír.
—Y luego bailaremos la macarena, ¿no? —le gritó sin dejar de reír.
—¡Se acabó! —chilló el maestro perdiendo la paciencia—. Ahora el calentamiento por parejas. Norisu, ya que tienes tan buena relación con Cunningham, poneos juntos.
Bash y Gordon rompieron a reír.
—¿Qué? —dijo Nomicon horrorizado—. ¿Yo con él?
—¡Que se pongan juntos! Así le enseñas como se hace —dijo zanjando el tema. Nomicon se acercó a Randy muy a su pesar.
—¿No crees que esta chido que calentemos los dos juntos —dijo Randy rabiando a Nomicon.
—Sí, ¡Padrísimo la verda’! —contestó con una falsa sonrisa.
Se colocaron para empezar con los abdominales, primero se tumbó Randy mientras Nomicon le sujetaba los pies. Intento convencerse que no era nada distinto a sujetar las piernas de Buford o Gordon, pero estaba nervioso al sujetar las piernas de Randy sin razón alguna. Para no hacer deporte tenia un buen torso, podía recordar la forma y silueta aun con la camisa del uniforme, no conto como debía hacerlo y solo estuvo quieto, reacciono cuando Randy se levantó más de la cuenta y se colocó cara a cara frente a Nomicon.
—Te toca —dijo con aquella sonrisa que tanto molestaba a Nomicon.
Ahora Nomicon sentía la necesidad de hacer más de cincuenta. Después se colocaron uno frente a otro con las piernas en V, sus pies debían estar pegados y tenían darse las manos para el ejercicio. Se trataba de tirar el uno del otro para que los músculos de las piernas ganaran flexibilidad. Randy tiró de Nomicon hacia él.
—¿Te gusta esta postura? —preguntó Randy riéndose, con la cabeza de Nomicon pegada al abdomen.
—Sí, tanto como que me metan un lápiz en el ojo —contestó Nomicon aguantando el dolor de sus piernas.
—¿Tanto? A chinga, saliste masoquista. —dijo Randy sonriendo.
Nomicon levantó el cuerpo y tiró fuertemente de Randy hacia sí, Randy gimió de dolor al sentir sus músculos tirantes.
—Oh, lo siento, ¿te he hecho daño? —preguntó con una malvada sonrisa.
—Para nada —contestó Randy fingiendo no estar dolorido.
Quedaron callados y sin moverse hasta que les mandaron cambiar de postura. Randy se tumbó y subió una pierna, Nomicon la tomo y se la colocó apoyada en el torso, empujando hacia delante y tomando con una mano el tobillo y con otra la rodilla para estirársela. Randy giró la cabeza para mirar al otro lado del campo, donde estaban las chicas observándoles y tirándoles besos. Randy sonreía sin darse cuenta de que Buford y Bash estaban al otro lado sin parar de observarlos y hacerle gestos a Nomicon incitándole a que se lanzara sobre Randy para que gritara de dolor. Nomicon sonriéndoles asintió, agarró la pierna de Randy mientras éste estaba distraído, y se apoyó en la pierna empujándola fuertemente. Randy sintió un fuerte tirón en el músculo que le hizo gritar.
—¡Ah, pendejo! —dijo dando una fuerte patada en el pecho a Nomicon como auto reflejo. — ¡Te pasaste de verga mamon!
Nomicon no vio venir la pierna, y cayó hacia atrás. Todos se giraron para ver la escena, Nomicon furioso con Randy por hacerle caer se lanzó sobre él. Una serie de golpes se desencadenaron, el profesor corrió hacia ellos y levantó a Nomicon para apartarle de Randy . Se colocó en medio poniendo una mano en el pecho de ambos, el resto de alumnos se unió en la separación. Randy y Nomicon no paraban de gritarse e insultarse.
—¡Paren! ¡Paren los dos! —gritó el profesor. Randy volvió a lanzarse contra Nomicon, pero le pararon—. ¡Que pares! ¡Fuera los dos! ¡A las duchas! ¡No quiero verlos en lo que queda de clase! — Nomicon y Randy se miraron de manera amenazadora sin mover un solo pie. —¡Ya! —gritó al ver que no obedecían.
Nomicon empezó a andar sobando el golpe de su hombro. Randy lo seguía con el ceño fruncido y las manos en los bolsillos. Nomicon entró en el vestuario sin mirar si Randy lo seguía, se dirigió al lavabo para echarse agua en la cara. Permaneció allí con los ojos cerrados un momento para relajarse. Después de calmarse un poco se quitó la camiseta y la lanzó a su bolsa. Cuando miró a Randy vio que ya se había cambiado de pantalones y estaba sentado poniéndose sus tenis.
—¿Qué haces? —preguntó Nomicon— ¿No te vas a duchar?
—¿Contigo ahí? —Randy bufó— No.
—¿Qué te crees, que te voy a acosar o algo? —le preguntó a Randy en tono de burla. Randy se levantó y se quitó la camiseta del uniforme.
—No creo nada, simplemente no quiero estar más tiempo aquí —contestó Randy sin dirigirle la mirada.
—¿A qué viene esto? ¿Es por lo del calentamiento? —preguntó Nomicon incrédulo.
—Sabes perfectamente por lo que es —dijo Randy poniéndose su camiseta.
—¿Por lo de la fiesta de Halloween? —preguntó Nomicon. Ya venia venir aquello, mentalmente se estaba preparando para la golpiza que Randy le volvería a dar, pero Randy no respondió. — ¡Solo desquítate de una vez y terminemos con esto!
—Las cosas no funcionan así, wey. — exclamo con furia. — Estas mal de la cabeza, eso fue mucho mas que una broma fuera de control, casi me matas.
—¡Pero no sucedió!
—¡Cállate el pinche hocico y escucha! — lo amenazo. — Tengo un empleo, una casa y una madre que me espera en casa. Si no recobrara el sentido a tiempo, ¿serias tu quien le dijera que su hijo murió por una broma tuya? —Nomicon no fue capaz de responder, estaba impactado y asustado por el rumbo que tomaba la conversación. — ¿Si Bash no te dejara todo a ti, lo habrías detenido? — no noto cuando había acorralado a Nomicon, solo lo vio sobresaltarse cuando su espalda choco contra el azulejo frio de los vestidores. — Si yo habría hecho lo que tu mis amigos me habrían golpeado hasta hacerme recapacitar. Esa la diferencia entre tu y yo Nomicon, yo no necesito aparentar nada para ser aceptado, tengo amigos reales que me aceptan cuando estoy muy jodido, pero tu tienes 2 huercos todos pendejos en los que no puedes ni confiar.
¿De donde salió todo eso? Creía que ese chico era un estúpido mas que añoraba fama, pero era tan frívolo que le atemorizo lo que podría creer de el, lo peor es que Randy no estaba mintiendo. Es un cobarde inseguro.
—¡Lo siento! ¿Si? — rogo Nomicon. —¿Entonces en paz? —dijo Nomicon queriendo acabar con el asunto.
—Claro —dijo Randy con su sonrisa calculadora.
—Ya... —dijo Nomicon sin estar del todo convencido—. Entonces, ¿no te duchas?
—No, mejor me voy —Nomicon no estaba contento con aquella respuesta, pero se hizo el indiferente.
—Bien —contestó.
Randy tomo sus cosas y salió del lugar. Nomicon se desnudó, colgó la toalla cerca de la ducha y se metió. Un minuto después Randy volvió a entrar, tomo toda la ropa de Nomicon más la toalla y volvió marcharse. Regresó, dejando una llave en el banco donde estaba la ropa, y se fue sin dejar ni una prenda. Rato después Nomicon cerró el grifo, estaba algo molesto con que Randy se hubiera marchado, cuando el profesor les echó no podía negar que tenía esperanzas de que ocurriera lo mismo que la última vez que los echaron. Buscó a tientas la toalla, al no hallarla salió. No la encontró en el suelo, fuera tampoco estaba su ropa, solo una llave. La reconoció, era la llave de su taquilla, la cual guardaba en el bolsillo de su pantalón. Randy debía de haber tomado su ropa y haberla escondido allí. Resopló fuertemente, se la había jugado. Aún quedaban unos minutos de clase, los suficientes para correr a la taquilla, tomar sus cosas y volver al vestuario antes de que tocara el timbre del final de las clases. Buscó lo que fuera para taparse mínimamente, pero no encontró nada, Randy parecía haber limpiado todo.
Se armó de valor, odiando a Randy con todo su ser, y salió del vestuario, parándose en cada esquina para comprobar que nadie rondaba por allí. Su taquilla no estaba lejos, solo tenía que cruzar la esquina. Se tapaba como podía con las manos. Todo estaba desierto, entró en el pasillo donde estaba su taquilla cuando vio al fondo a Randy . Sonreía de una manera perversa, le estaba esperando. Alargó el brazo hacia su derecha y acercó la mano a la pared, donde estaba la alarma de incendios. Los ojos de Nomicon se abrieron de par en par al averiguar las intenciones de Randy , pero ya era tarde, la alarma sonó. Segundos después las puertas de las clases se abrieron, Nomicon no tenía tiempo ni de escapar ni de correr a su taquilla para tomar cualquier cosa. Salieron los primeros alumnos, que tardaron un poco en percatarse de la presencia de Nomicon. Al verlo quedaron parados con la boca abierta, pasmados al ver que estaba completamente desnudo.
Escuchó a una chica gritar, tan escandalizada que atrajo la atención de mas personas. Todos quedaron quietos mirándolo, a Nomicon no se le ocurrió otra cosa que sonreírles de una manera incomoda. Vio a Randy en la escalera, mirando la escena sin dejar de sonreír. Algunas chicas comenzaron a hacerle fotos, y en ese momento apareció Theresa.
—¡Nomicon! ¿Qué estás haciendo? —preguntó corriendo hacia él sin entender nada. Se quitó la chaqueta y la puso alrededor de Nomicon.
—Gracias. —dijo Nomicon sinceramente.
—No te preocupes, te sacaré de aquí —dijo Theresa llevándose a Nomicon de allí.
La sudadera de su hermana cubría solo lo necesario, era pequeña y estaba reconsiderando usarla para cubrir su rostro si de todas formas ya lo han visto. Desafortunadamente es el único de la escuela con el cabello de ese tono de rojo y seria muy obvio de quien se trataba.
Les cerraban el paso y extendían tanto como podían las manos para tocarlo, las cámaras cercanas estaban directo sobre su entrepierna esperando un gran vistazo, Nomicon sujetaba con fuerza la tela al creer que estaban a nada de arrebatársela. Sentía manos extrañas tocar su cuerpo de una manera que lo asqueo, algunos se atrevieron de pellizcar y tirar de su cabello, lo peor era que su cuerpo estaba siendo frotado de vez en cuando contra el de otra persona mientras huían. “¡Okay! ¡Perdón, lo lamento! ¡No quiero esto!” pensó Nomicon. ¿Era el karma actuando por Pauline o Randy? No lo sabría, todo era un tormento y ni siquiera cruzaron ¼ del recorrido.
Heidi se interpuso en medio del camino, los miraba quieta sobre su sitio y ya no los dejaba pasar.
—A un lado, necesitamos pasar. — hablo Theresa.
Heidi la reconoció, entonces la vio tirando de Nomicon en tal estado y enloqueció.
—¡¿Te la estas cogiendo en la escuela?! — grito de manera neurótica. — ¡Eres un puto degenerado de mierda!
Le grito a Nomicon, pero toda su furia fue desencadenada sobre Theresa, salto sobre ella y comenzó a rasguñar y jalar de su cabello. Su hermana no tardo en agarrar su cabello y tirar tan fuerte como podía para sacársela de encima. Nomicon solo estaba en shock, no pensaba correctamente por la ansiedad que estaba atravesando por tantos celulares al aire y el desnudo frente a una pelea de chicas, pero no tardo en correr y empujar lejos a Heidi. Aun si eso agraviaba la situación tomo la mano de su hermana menor y huyo junto a ella al baño de discapacitados.
Randy se sentía satisfecho, le había dado donde más le dolía, el orgullo y reputación de Nomicon.
Theresa había llamado a Julián para que les llevara algo de ropa, pero fue Howard quien tuvo que darles su uniforme deportivo por que el del gótico era muy pequeño para Nomicon, solo pudo irse a casa cuando todos se marcharon. Theresa quería estar con el en esos momentos, pero permaneció recostado en su cama llorando que a penas la noto. Todos lo vieron desnudo, todos, no tenía ninguna excusa que no lo dejara en evidencia, lo tocaron, pellizcaron, grabaron y hasta lo miraron de una manera horrible que lo hizo llorar el resto de la tarde.
—¿Quieres que prepare algo, un té, sopa o lo que sea? — pregunto Theresa.
Él negó. Theresa entendía que estaba pasando por algo horrible, la situación se salió de control cuando su grupo escolar de chat se lleno de spam con videos de su hermano desnudo por los pasillos, había pocos fragmentos sobre su pelea con Heidi, pero no paraban de mencionar a Nomicon.
—¿Podrías pedir pizza? — hablo en voz baja, casi se escucho como un susurro. — No quiero que me dejes solo.
El director se negó en dejar a ambos hermanos irse, pero los maestros no los retuvieron y los ayudaron a marcharse, por esa razón Nomicon estaba tan asustado y deprimido por lo que podrían decir sus padres, porque obviamente fueron llamados por el director Ponzi. Desde entonces no han vuelto desde hace 4 horas.
Su padre fue el primero en entrar a su habitación, su madre estaba detrás con una mirada indescifrable para Nomicon. No podía decir si esta triste o preocupada. El adulto miro de arriba abajo la habitación, viendo sus trofeos y posters, analizando cada cosa y a su vez evitando mirar a su propio hijo. Nomicon solo atino a pensar que estaba mas que furioso con el. Fue su madre quien tubo que sacar a Theresa de la habitación. “Es una charla de adulto, corazón.” le dijo. Ella fue quien le explico lo que había ocurrido en el despacho del director Ponzi, pero cuando los videos sobre su incidente se virilizaron y se supo sobre la pelea de ambas chicas las cosas se empeoró. Ambos como padres tuvieron que negociar con la policía para que no fuera trasladado a un tribunal de menores y pasar la noche en un reformatorio, pero como había cometido un delito al agredir a una chica estando desnudo, la jueza de estado lo ficho en una lista publica de acosadores sexuales.
Estaba acabado, podría arruinar sus oportunidades de entrar a una universidad, de escoger la escuela que quiera y conseguir un trabajo decente con tal registro en su expediente. La ansiedad lo consumió y comenzó a llorar, el futuro que tanto deseaba para si mismo esta arruinado. Se arruino la vida él solo, Randy no tenia nada que ver, fue el quien decidió salir en lugar de esperar a su grupo y había defendido a Theresa en tal estado por su propia cuenta.
Entonces su padre se acerco a el, estaba aterrado por lo que podría decir. ¿Lo aborrecía? ¿Lo dejaría en la calle? No quería despedirse de su mamá y de Theresa, las amaba tanto que se veía perdido sin ellas. Se levanto de la cama donde había estado tomando asiento, se arrojo al suelo de cuclillas y se inclino por completo en el suelo frente a su padre..
—¡Perdóname papá! — suplico entre lagrimas. — ¡Lo siento, en serio lo siento! ¡Cambiare, hare lo que sea, renunciare al futbol, fiestas, amigos y el auto, pero por favor, perdóname!
Se quedo afónico, rogaba tanto que podía ver sus propias lagrimas mojar el tapete de su cuarto.
—Perdóname por haberte fallado. Te di dinero, comida y un hogar, pero no educación, no te guie como un padre lo haría con su hijo. — se inclino hacia él y lo abrazo tanto como podía, podía sentir el cuerpo de su hijo ponerse rígido por el contacto. Eso lo deprimió mas, era tan terrible como padre que Nomicon se tensa con el contacto. — Quería darte todo como fuera posible, que fueras feliz y nunca sufrieras de carencias y menospreciaran por ser un chico pobre. Nomicon, no me di cuenta que realmente no te estaba dando nada, te deje solo y deje que otros te educaran. El único el que se ha equivocado fui yo. Te falle como padre y deje que me fallaras como hijo.
Tiro un poco del menor y lo ayudo a recomponerse, vio su rostro hinchado y rojo por el llanto, hipando justo como lo hacia cuando Nomicon era un bebé. Recordó las carencias en sus primeros años de ser padre en Japón, lo miserables que eran ambos después de la partida de su primera esposa, donde alimentaba a Nomicon con biberones con agua y azúcar al estar al borde de la bancarrota. Fue cuando nació su obsesión con el trabajo, su temor en que Nomicon sufriera de carencias sin tomar en cuenta que el necesitaba un padre antes que buena ropa y un refrigerador lleno.
Volvió a ver la habitación de su hijo, amplia y muy limpia, recordó al amor de su vida y a su hija en la otra habitación. No hay razón por la cual obsesionarse, estaban bien tal y como estaban.
—Aun no es tarde. — el adulto vio a su esposa llegar hasta su hijo, limpiando su rostro con tanta ternura que lo conmovió aun mas. — Podemos mejorar, solo dinos que serás mejor que el Nomi que ellos visualizan.
No lo titubeo, Nomicon se arrojo a ella y la abrazo. El corazón del adulto finalmente sanó, solo esperaba que el de su hijo también lo hiciera.
Hasta ese momento no había pensado lo que podría venírsele encima al día siguiente, puede que Randy se vengara por lo de Joey y lo suyo en la fiesta de Halloween, pero lo que dijo en las duchas antes de que ocurriera la tragedia tenia tanta razón que no podía sentirse molesto, a fin de cuentas ni Gordon, Bash y Buford no hicieron el esfuerzo en saber como estaba después del incidente.
No quiso suponer nada, ni tenía nada pensado para actuar, simplemente entró en el instituto. Bash le esperaba en la puerta, no sabía si aquello era buena señal, sus amigos solían esperar en clase, pero allí estaba él, con una extraña sonrisa. ¿Acaso se alegraba de su miseria? Al caer su estatus ¿él se proclamaría rey? Con sospechas en la mente, Nomicon se acercó a Bash.
—¡Buenos días! —saludó Bash muy animado. — Gran espectáculo el de ayer, imagino que en tu casa fue un alboroto cogerte a la puta esa.
—Ey. — pregunto con un deje de confusión. — ¿A qué te refieres?
—¿Cómo que de que? — se rio Bash. — Todos ya lo saben.
—¿De qué hablas tú? —dijo Nomicon ante su confusión.
—Del periódico del instituto y el blog de Heidi, la visita de la policía a la escuela y esas mierdas. Gracias a ti suspendieron las clases después del almuerzo. — Bash se detuvo al ver la cara de desconcierto de Nomicon—. ¿No sabes nada?
Así que eso era lo que le esperaba. Seguramente el periódico hablaba sobre su aparición al desnudo, Heidi se abría burlado públicamente de el en todas las redes sociales existentes, y el resto le odiaban y le llamarían pervertido. Imaginar aquellas imágenes le destrozó, y le aumentó el mal humor al ver el poco tacto del que se consideraba su amigo.
—No, ¡no sé nada, idiota! —contestó Nomicon nervioso—. Ayer estuve todo el día en casa.
—Tengo aquí un ejemplar —dijo mientras reía y sacaba algo de detrás de él.
No solo se regodeaba de lo sucedido, sino que le quería enseñar él mismo el periódico, Nomicon echaba chispas. Tomo de malas maneras el periódico que le tendía su amigo y vio su foto en la portada. Desnudo, con las manos tapándose lo poco que podía. Le daba miedo leer el titular, pero su mente le obligó a mirar. "¡Fichado como abusador sexual!". Nomicon tuvo que leerlo tres veces para saber si lo había visto bien.
—¿Qué coño significa esto? —preguntó a Bash, volviendo a bajar la mirada al periódico. Al pie de página podía leer: "El exhibicionismo de Nomicon Norisu provocaría su expulsión, el director se niega a destapar el historial de acoso sexual de alumnos y profesores".
—Piensan que tu desnudo de ayer fue porque te estabas cogiendo a una chica de un grado inferior y Heidi los había descubierto. —dijo Bash — ella dijo mierdas en un directo el día de ayer, todo se volvió turbio cuando se involucro a tu hermanastra. —concluyó.
—¿Y por qué coño van a pensar eso? —quiso saber Nomicon sin entender nada aún.
—Bueno, eres popular con las chicas, pero eso no quita que sean unas perras rencorosas cuando las dejas de lado —empezó a contar Buford, Nomicon le miró con una cara significativa— Varios trapitos salieron al sol y Heidi volvió difícil la situación. ¡Ja! Ni la entrometida de Debbie Kang te pudo ayudar. —siguió, con aire triunfante.
Eso solo empeoro su situación, estaba por hiperventilarse sino fuera porque se trataba de Bash con el que esta hablando.
—Vaya, que gran ayuda resultaron ser. —dijo Nomicon.
Seguía con la mirada en alto y el porte indiferente, pero todas las chicas parecían mirarlo con asco, los chicos murmuraban cosas y se reían de él. Estaba todo en su cabeza, ni siquiera lo miraban a él, los saludos y comentarios eran dirigidos a Bash y Nomicon pasaba a segundo plano. No dejaba de pensar en cual abra sido la razón por la cual fue el primero en buscarlo antes que Gordon, pero entonces concluyo que ya tenia una reputación arruinada y Bash se regodeaba de lo bajo que cayo.
Apoyados en la puerta de clase, estaban Randy y su banda de sangrones. Los observo de lejos y no fue capaz de hacerles algún gesto, ellos también debían de estar al tanto de lo que hablaban de él. Nomicon miro a Randy , sonrió a medias y desvió la mirada apenado. Randy no respondió al gesto, simplemente se dio la vuelta y se marchó con sus amigos.
—Se lo merece por lo de Pauline. — comento Joey. — Ahora saben su verdadera cara, si no fuera porque la justicia fuera una perra, el estaría en prisión.
—Totalmente, cosechas lo que siembras. — concluyo Randy .
Chapter 15: B
Chapter Text
Fue un mes complicado, los exámenes antes de Navidad no le dejaban tiempo para nada. Iba del instituto a la biblioteca, y de allí a entrenar, luego volvía casa para dormir toda la noche, hasta el siguiente día donde se repetía la misma operación. Nomicon fue el centro de atención durante todos los partidos, salía a la cancha de juego y recibía silbidos, se habían atrevido a escribir pancartas “graciosas” respecto a su cuerpo o solo vitoreaban piropos cuando era su turno de ir al campo. Era una fortuna, para Nomicon, que el entrenador Copérnicus se enfermara y fuera reemplazado por el profesor Dan Zembrosky, quien si le daba la oportunidad de estar en el banco cuando comenzaba a sentirse incomodo por el acoso. La temporada de futbol tampoco está a su favor, debido a su estadía en la banca perdieron algunos partidos, esto provoco que perdieran patrocinadores gracias a Nomicon .
Las notas de la evaluación pasada fueron bajas de lo usual, se sentía desmotivado con las tareas y ya no presentaba el mismo enfoque que el de antes. Es alentador que su padre no se molestara o presionara más con sus notas actuales, pero no quería agotarlo con temas escolares y futbol, por lo que esta solo por su cuenta en regresar al promedio de antes. La biblioteca se volvió uno de sus lugares favoritos, siendo uno de los cuales ni Bash y Gordon se atreverían a pisar, su hermana iría a la planta alta con sus amigos del Freak club y él se quedaría en la sala de abajo en las áreas de estudio para realizar trabajos extras. Los profesores tenían la opción de dar puntos extra por trabajos, no importa si el alumno los necesite o no, por ello realizo todos los trabajos extras posible.
No quería pasar más tiempo con Gordon y Bash, tampoco estar rodeado de una multitud. Se siente exhausto, pero es la única forma que conoce con la que puede lidiar con lo que le sucede.
—Lo siento, pero hoy no puedo ir a la biblioteca contigo. — se disculpó Theresa. — Quede en ir con Debbie al centro comercial. Ya sabes, cosas de chicas.
Nomicon solo ha escuchado eso cuando las chicas con las que salía comenzaban a hartarse de él, debía de admitir que no ha dejado sola a Theresa desde su incidente, no es que temiera por ella es solo que no tiene en que confiar. Ella fue la única que salió para ayudarlo y se saltó las clases para acompañarlo en la casa, Nomicon es el bucle de todos los problemas y su hermana saldría a ayudar. Solo la dejo ir, si tuviera dinero le daría un billete extra, pero su padre le bloqueo la tarjeta y tiene poco dinero para sí mismo.
Busco los libros de cálculo integral e imprimiría el trabajo de la señorita Tony, paso el dedo índice por los títulos impresos en los estantes, era ridículo que gran parte de los libros solo tuvieran una copia. Dio un paso hacia atrás buscando el libro en el estante de arriba, pero su espalda choca contra el cuerpo de otra persona e hizo caer sus cosas.
— ¡Dios lo siento! — exclamo.
El pelirrojo miro hacia abajo y vio los libros en el suelo, fue solo un impulso suyo agacharse y tomarlos, entonces observó los tenis a cuadros de color blanco y negro del otro sujeto. Quería que fuera Randy , pero a la vez deseaba que no fuera así.
— ¿De todos los chicos tuviste que ser tu?
Se levanto con el libro en la mano, dejo al castaño levantar el resto de sus cosas por su cuenta, el suelo estaba lleno de marcadores, hojas y otros cuantos libros. "¿Qué no sabe que existen las mochilas?” pensó Nomicon. Spencer no era tan destacable como el troglodita de Fangbone o el espagueti de Joey, de hecho, nunca se enfocó en ellos si no era para molestar a Randy. Tenía que admitir que él es atractivo, pero no tenía tan buen cuerpo como Randy.
—Mejor suerte a la próxima. — comento Nomicon. — Ten.
Se quedo un momento con el brazo extendido, Spencer lo miraba de arriba a abajo viéndolo con el desdén que esperaría de los chicos de Yungbluds, solo que esta vez se sentía diferente. “¿Me habrá visto desnudo?” pensó Nomicon, no quería entrar en pánico o mostrar cual incomodo esta. Una parte de él quiere huir, pero la otra es orgullosa y terca que no quiere ceder con uno de ellos.
—Te ves diferente. — comento Spencer. Hizo malabares para levantarse y todavía tomar el libro de la mano de Nomicon. — Luces contrario a lo que eres.
Se vio a sí mismo, viste una sudadera dos veces más grande de lo habitual del equipo GildenFish, ya no ha usado ropa ajustada o de su talla, se siente incómodo cuando esta resalta la silueta de su cuerpo.
—¿Qué quieres decir con eso?
—Nada que te importe.
Al menos Spencer es menos irritante que Randy, eso sí, es muy engreído. Tomo un libro cualquiera del estante, si era el equivocado iría por el correcto cuando el ya no este allí. Dio media vuelta y pretendía irse, pero un libro cayo, seguido de otro y uno más. “Carajo” escucho murmurar a Spencer, pero toda su pila de libros cayó cuando él se agacho para recogerlos.
—Deja te ayudo.
Se agacho a lado del castaño y tomo algunos libros, ambos permanecieron callados al llegar a una mesa cercana. Dejo las cosas de Spencer con el resto de papeles y útiles del chico, vio dos pares de mochilas sucias y supo que él no era el único Yungblud en la biblioteca. ¿Acaso estos chicos conocen la existencia de los libros? Solo debía cuidarse el pellejo si resultaba ser Fangbone, de Joey no tenia de que preocuparse.
— ¿No se supone que estas con Bash y Gordon? — cuestiono Spencer.
—Ahm... Bueno. — titubeo Nomicon. — No estoy con ellos en este instante.
Él sonrió, lo veía de una forma... “¡Dios ahora quiere patearle la cara a este chico!” pensó Nomicon. Bien, al parecer Randy no era el único que pensaba que ellos dos no son sus amigos, por Bufford le dio igual desde lo sucedido en las hogueras, el solo tomo distancia hasta que se apartó de ellos. Bien por Bufford, donde quiera que este merece mejores amigos de lo que fueron Bash, Gordon y él.
—Lo suponía.
Nomicon solo saco el cuaderno de cálculo y busco algo útil que lo ayudara, no estaba tan lejos de Spencer, tomo su distancia y se sentó en un banco disponible sin dejar de verlo. Spencer acomodo las caras sin usar de las hojas y comenzó a buscar cosas en los libros, trabajando en lo que sea que estaba haciendo, anotaba cosas y luego procedía a dibujar en ellas, revisaba unas cosas en una videocámara Sony algo anticuada y volvía al libro. Nunca había puesto verdadera atención en los chicos de Yungblud, pero ahora que veía bien a Spencer podía admitir que, si es atractivo, alto y delgado, aparentemente más inteligente de lo que es, y recién descubre que le atraen los chicos con perforaciones. Dios, si no se fijara en Randy es seguro que estaría atraído por Spencer.
— ¿Qué tanto me miras wey?
—Nada que te importe. — Contesto Nomicon. — ¿Qué se supone que haces?
—Es un story board para una película, estudiare cine en la universidad y estoy preparando un portafolio.
Vaya, el creía que Spencer continuaría con la estupidez de ser bajista en una banda.
—¿Qué no se hace un examen de admisión?
—Es una forma de mostrar la calidad de tu trabajo y tu desempeño en práctica. — dijo Spencer. — De otra forma seria como aceptar a un enclenque en el equipo de futbol solo porque sabe las reglas, creo que ya sabes qué tipo de resultado sería ese.
—Si, sería un fracaso. — comento Nomicon.
Continuo en lo suyo, resolvió un par de ejercicios y elaboro las gráficas que la señorita Tony dejo en la guía. Seguía pensando en Spencer, un chico con metas y un plan para asistir a la universidad, se preguntaba si los otros dos también irán a la universidad o solo jugarían a la banda musical por Randy. Tenía que admitir que la poca charla con Spencer le hizo ver que los Yungbluds se disolverían tarde o temprano, ya sea porque el castaño se iría a la universidad o porque los otros dos chicos tendrían planes distintos a futuro, pero su mente de una u otra forma volvía a Randy. ¿Tendrá planes de respaldo si su banda fracasa? ¿Metas más allá de la música? ¿Siquiera asistirá a una universidad comunitaria para un título técnico?
Los profesores siempre dejan guías y planes de estudio por si un alumno está en peligro de reprobar, dejaban hasta trabajos extras. ¿Cómo es que podía seguir con vida sin preocuparse por su futuro?
Únicamente le quedaba el trabajo de la hipótesis, que con suerte lo haría con Kendall Perkins, y tendría un sobresaliente. No le costaría mucho congeniar con la rubia, seguía hablándole con normalidad y es una chica muy inteligente, no sería difícil realizar un excelente trabajo con Kendall. Con Heidi las cosas habían ido mejor de lo que esperaba, se disculpó con su hermana y estaban “bien”, solo se hacía la dura para que Nomicon fuera detrás de ella, y hacerle ver que no era como el resto de chicas que se morían por él. Para Nomicon era estupendo, solo pasaba con ella los momentos que sentía agobiar a Theresa con su compañía, porque apenas y ha cruzado palabras con Bash y Gordon, y ella se contentaba con estar con él, aunque fuera un rato. Randy solo le traía de cabeza, después del incidente del vestuario no volvieron a hablar, o no a solas, se encontró dos veces con Spencer y solo preguntaba sobre cómo iba su película.
La historia seguía siendo la misma, discutían y se fastidiaban mutuamente, pero no habían vuelto a hablar de su "otra" relación, puede que, por orgullo, ninguno quería ser el que diera el primer paso, aunque ganas no faltaban. Aquel día en clase, como siempre, Nomicon miraba de reojo a Randy, estaba tan quieto que parecía estar dormido. Se giró un poco más para verle bien, y notó que no solo lo parecía, sino que lo estaba.
—¡Señor Cunningham ! —gritó la señorita Michell Patrick.
Randy se sobresaltó y salió de su profundo sueño limpiándose la comisura de la boca.
—¡No dormía! —se apresuró a decir—. Solo descansaba los ojos...
—Ya, claro —dijo sin creerse una palabra—. Como les decía... — continuó diciendo—. Ya tengo la lista definitiva de las parejas para la hipótesis, las he hecho yo para evitar confusiones, como que alguien se quede sin grupo o me vengan a última hora con cambios en las parejas. Son definitivas y no quiero quejas... —sacó la lista de su carpeta, tomo sus pequeñas gafas y se levantó para leerla en alto.
A Randy le traía sin cuidado con quien le tocara, no tenía la menor intención de hacer nada. Haría lo de siempre, poner excusas y dejar que el otro hiciera todo el trabajo. Solo rezaba porque no le pusieran con Amanda, ahora que volvían a estar enfadados había vuelto a ser la Amamda de siempre, solo que esta vez Randy aceptó sus disculpas, pero intentaba evitarla todo el tiempo que fuera posible. Aquella mujer le volvería loco, de eso estaba seguro, estar lejos de ella sería lo mejor. Comenzaron a nombrar las parejas, y al mencionar a Amanda con Milo Murphy, Randy sintió un tremendo alivio, y no solo alivio, satisfacción, Milo es el chico con la peor mala suerte del universo, sería suficiente tormento para Amamda. Sonreía levemente ante la idea, cuando dijeron su nombre.
—Randy Cunningham y Nomicon Norisu —dijo alto y claro la profesora.
Randy se había olvidado de él, alguien que incluso sería peor compañero que Amamda, su querido amigo, Nomicon Norisu. Se miraron mutuamente compartiendo el mismo pensamiento, ser pareja en el trabajo sería lo más terrible del mundo. A Nomicon no le convenía para nada estar con Randy, era un vago y un estúpido, le tocaría hacer todo el trabajo a él, o peor, le suspenderían. Cuando la profesora Michell Patrick terminó de leer la lista Nomicon levantó la mano para hablar.
—¿Sí, señor Norisu? —le concedió la palabra a Nomicon .
—¿Por qué me ha puesto con ese burro? No sabe escribir más de tres palabras seguidas —dijo Nomicon indignado.
—Al menos tengo mis calzones en su sitio, pinche exhibicionista de mierda. —contestó Randy con los brazos cruzados.
Los dos comenzaron a gritarse formando un gran alboroto.
—¿¡Quieren callarse!? —gritó la profesora—. Son los alumnos más problemáticos de todo el instituto. No me importa si se matan en el proceso, pero me entregan el trabajo o repruebo a ambos. —volvieron a gritar a la vez, quejándose de las palabras de la señorita Patrick—. ¡No hay más que hablar! —les gritó haciéndolos callar. Sonó el timbre de salida y todos comenzaron a recoger—. Recuerden que deben entregarme el trabajo antes de las vacaciones —gritó hacia toda la clase.
Nomicon tomó su mochila de mala gana y se acercó a Randy.
—En mi casa a las cinco —le dijo al estar junto a él.
—Tengo que... —comenzó a excusarse con el ceño fruncido.
—¡No! En mi casa a las cinco. Y como no te presentes juro que iré a tu casa a sacarte arrastras —dicho esto, se giró bruscamente.
Randy le empezó a hacer burlas, pero Nomicon se marchó de clase sin decir nada más. Llegó a casa temprano, tenía que ordenar su habitación y sobre todo deshacerse de su hermana, se pondría como loca al ver a Randy, no hacía falta subirle más el ego. Subió rápidamente las escaleras, con la idea de solo darle dinero y llamar a Debbie o Julián para que se vallan al cine. No sería difícil sacarla de la casa. Llamó a su puerta.
—Está abierta —gritó Theresa desde el interior.
Entró a prisa en la habitación y se alivió que la habitación de su hermana ya no esta tan tapizada con el rostro de Randy , ahora hay más posters de bandas y películas. Es un alivio que la habitación no fuera un pedestal de Randy Cunningham
—Ey. ¿Y el resto de las fotos? —dijo Nomicon .
—Oh eso. — lucia apenada. — Bueno... Julián y Howard opinaban que, no sé, tal vez me estaba pasando un poco de la raya con lo de Randy .
¿En serio? Y cuando él se lo dijo no le creyó. Bien, tenía una preocupación menos, lo que debía de hacer ahora es convencerla de que se valla con sus amigos.
—Si, oye ya que mamá y papá salieron en una cita. — pensó rápido en una excusa, tal vez es demasiado bueno mintiendo e inventando pretextos. — Invite a Bash y Gordon a la casa, ya sabes, hay que ponernos al día.
Theresa lo vio fijamente, podía sentir que estaba siendo analizado.
—Okay, vere si Julián quiere ir al cine conmigo.
Ahora Nomicon es quien ve fijamente a su hermana, analizando sus gestos con sospecha. ¿Por qué no menciono a Debbie? Era poco probable que discutieran entre ellas, pero no podía evitar notar que su hermana pasa mucho tiempo con ese chico gótico. ¿Qué se trae con él?
Nomicon suspiró aliviado y bajó a ordenar el resto de la casa., le dio algo de dinero cuando Julián paso por ella, una pequeña advertencia sobre la hora y ya tenía todo listo para la llegada de Randy . Sin embargo, ya eran las cinco y media; Randy Cunningham lo dejo plantado. Nomicon lo sospechaba desde el principio. Randy se escaparía del trabajo, muy propio de él.
No era una sorpresa que la pizza que se pidió llegar antes que Cunningham. Nomicon se tomó su tiempo, aparto las migajas del pan de su ropa y se dirigió a la puerta. Abrió lentamente con aire casual. Randy estaba apoyado en el marco de la puerta.
—Ya pensaba que no había nadie —dijo Randy cuando vio a Nomicon .
—Estaba comiendo antes de que llegaras. — tomo la caja de la pizza y la alzo a la vista de Randy . — ¿Quieres?
—Claro —dijo Randy entrando en su casa. Echó un vistazo alrededor—. ¿Estás solo?
—Sí —contestó velozmente, miro sobre su hombro y vio que estaba mirando el bolso de Theresa en el sofá. Lo había olvidado. — Déjalo en su sitio, es de mi hermana.
—No sabía que tuvieras una hermana —respondió Randy extrañado.
¿Cuántas veces ha tenido que aclara que tiene una hermana? Lo ha dicho varias veces, llegan juntos a la escuela en el mismo auto, hasta a amenazado a los chicos problemáticos que no se acerquen a su hermana. Entiende que él es asiático y Theresa es blanca, pero ya han pasado como 3 años siendo hermanos.
—Si, tengo una hermana. —dijo. le dio la caja de la pizza, sabia la tendencia de tocar todo lo que tuviera al alcance, no quería reparar algo roto y perder más tiempo. — Ven, haremos el trabajo arriba.
Randy siguió a Nomicon . Su casa parecía el doble de grande estando vacía. El pasillo estaba repleto de retratos familiares, ver las fotos de Nomicon de pequeño le hacía reír. Nunca diría que aquel angelito se convertiría en el hombre cruel que resultaba ser Nomicon . Randy observó la habitación de Nomicon , era mucho más grande que la suya. Su cama era el doble que la que él tenía, la pequeña ventana que había en su cuarto quedaba ridícula ante el gran balcón de Nomicon , por no hablar de que contaba con una computadora, una televisión, un equipo de música y una play... Esperaba que Nomicon nunca viera su habitación.
Se acercó a un tablón donde tenía colgadas fotos de él y unos chicos japoneses, el anime realmente no mentía respecto a los uniformes, había fotografías de otros familiares y eventos de karate. No podía creer que Nomicon tuviera otra pasión aparte del futbol, pero explicaba su fuerza y agilidad cuando casi se mataban a golpes: le gustan las artes marciales.
Tenía un gran póster de Bruce Lee, tal vez estaba firmado, podía reconocer a Jackie chan en los posters, pero no sabía de la existencia de la mayoría de los sujetos. Podían ser deportistas japoneses o verdaderos maestros Xaolin, jamás lo sabría y no le interesa. Había cintas de varios colores y medallas, pero su vista no se apartaba de un enorme trofeo con una estatuilla de un espadachín. ¡El desgraciado sabe manejar una puta katana! Tenía una empotrada en el estante de trofeos.
—Verga, tienes una puta espada. —dijo Randy.
—¿Has traído algo? —preguntó Nomicon ignorándole. Randy le miró sin comprender.
—¿Algo como qué?
—Para hacer el trabajo. Libros, información, una mínima sugerencia para la hipótesis... —dijo bastante irritado ante el poco interés que mostraba su compañero.
—¡Ah! Emmm no, nada —dijo sentándose en la cama.
Nomicon resopló fuertemente. Agarró su silla para acercársela y se sentó frente a Randy.
—¿Y no has pensado nada?
Randy tomo unos CDs que tenía Nomicon sobre la mesa.
— D’espairsRay, Baad, Malice Mizer, Deen.. —leyó en los CDs— Creí que escuchabas Vocaloid.
—¡Que no toques mis cosas! —gritó Nomicon y tomó bruscamente los CDs de su mano y los guardó en un cajón.
—Qué hospitalario eres... —dijo Randy sarcásticamente.
—Hagamos esto de una vez —contestó pasando por alto lo que dijo Randy.
Estuvieron cerca de una hora pensando su hipótesis sentados los dos junto a la mesa. Se rechazaban las propuestas el uno al otro, sin llegar nunca a ponerse de acuerdo.
—¿Qué te parece, "Las diferentes maneras de vivir la Segunda Guerra Mundial"? —preguntó Nomicon muy animado con su idea. Randy entrecerró los ojos.
—Una mamada —contestó Randy.
—Bueno, al menos propongo algo —dijo Nomicon enfurruñado.
—¿Y qué tal "La guerra de Secesión si hubiera ocurrido en el siglo XXI"? — propuso Randy iluminado.
Nomicon le miró fijamente sin decir nada durante unos segundos. Quiso tomar otra rebanada de pizza, pero no había notado que ya se la habían acabado entre ambos.
—¿Y lo mío es una mamada? —contestó Nomicon y Randy le miró frunciendo el ceño—. Escribamos las ideas en una hoja y luego seleccionemos.
—Va pues, pero escribo yo, que tu letra no se entiende —dijo Randy.
—¿Perdona? Será por las veces que has leído tú algo mío —dijo Nomicon ofendido y a la defensiva.
—Cuando intento copiar de ti en los exámenes, nunca entiendo nada —contestó Randy sinceramente.
—Que no entiendas nada no quiere decir que tenga mala letra, solo que eres retrasado —le gritó Nomicon .
—Que no te piques, si escribes como un mandril no es mi problema —respondió Randy, intentando tomar el bolígrafo de manos de Nomicon .
—¡Chingas a tu madre cabron! Sabía que sería imposible hacer el trabajo contigo, eres lo más estúpido que he conocido nunca, si no apruebo este trabajo... —Randy dejó de escuchar a Nomicon .
No paraba de gritarle sin cesar. “¿Por qué chingados me excita que me grite a lo desgraciado?” pensó Randy .
Randy contemplaba su rostro, realmente era guapísimo. Su pelo rojo siempre tan bien peinado, y sus ojos azules eran los únicos que conseguían ponerle nervioso. Bajó la mirada a sus labios. Deseaba que se callara y poder besarlo. Era tan irresistible cuando se enfadaba. Se adelantó hacia él sin pensarlo y le besó. Nomicon se quedó quieto y callado durante un largo segundo, aquello lo pilló desprevenido, pero estaba deseando que ocurriera. De repente se le olvidó todo lo que estaba diciendo, soltó el bolígrafo y se entregó al beso. Randy agarró la silla de Nomicon y la acercó un poco más.
Nomicon colocó una mano sobre la cintura de Randy, y esto hizo que se le erizara la piel, hacía mucho que no sentía la piel de Nomicon tocándole. Puso su mano sobre la nuca de Nomicon haciendo que éste se pegara más a él. Lo acariciaba la oreja con el pulgar suavemente y notó como la respiración de Nomicon aceleraba. Hacía tiempo que sus besos no eran tan pausados, pero la tranquilidad y la paciencia no eran virtudes de ninguno. Nomicon acercó sus labios al cuello de Randy deslizándose por cada centímetro de su piel. Randy tiró hacia sí de Nomicon para que se levantara de la silla y fuera con él hacia la cama.
—Para, para —dijo Nomicon poniéndose en pie y alejándose.
—¿Qué pasa? —preguntó Randy como aturdido. Nomicon se dio la vuelta y se dirigió a la puerta.
Randy se levantó con la expresión llena de confusión. Nomicon sonrió bobamente, riendo en voz baja.
—Nada, solo no creo que este haciendo esto contigo. —explicó Nomicon .
Aquello tranquilizó a Randy. Ambos se quedaron mirándose lo que parecieron largos segundos. Repentinamente, Nomicon caminó deprisa hacia Randy, y volvió a retomar el beso con fiereza. Con una mano agarró a Randy del pelo, y la otra se deslizó lentamente por su espalda llegando hasta el pantalón. Dio un paso hacia delante haciendo que Randy retrocediera, chocó con la cama y se sentó. Randy deslizó la camiseta de Nomicon , que aún estaba de pie frente a él. Alzó la vista para mirarle a los ojos, y la fue bajando contemplando todo su cuerpo, mientras sus manos le acariciaban los brazos, la espalda, el pecho, el abdomen... Pasó su boca por él, sin hacer ningún movimiento, solo caricias con los labios. Randy notó como la piel de Nomicon se erizaba al tacto. Respiraba con profundidad y su pecho se movía al ritmo.
A Randy le pareció el cuerpo más increíble del mundo. No era la primera vez que lo veía, pero si la primera que lo contemplaba con atención. Su bronceada piel, sus músculos perfectamente perfilados... No podía creer que el cuerpo de un hombre le estuviera pareciendo tan fascinante. Quería poseerlo, poseerlo de verdad. No se avergonzaba de aquellos pensamientos, estaba demasiado embelesado como para estarlo. Llevó sus manos a los pezones de Nomicon . Los apretaba y masajeaba a su antojo. Nomicon alzó la cabeza y cerró los ojos, sintiendo cada caricia. Randy besó su piel haciendo que Nomicon dejara escapar un leve gemido. Sentía como Randy pasaba su lengua ligeramente por el borde de su pantalón. Sentía su aliento cálido tan cerca... Desde luego Randy Cunningham era la persona más excitante con la que había estado jamás.
Randy bajó lentamente sus manos hasta el broche del pantalón de Nomicon , sin despegar su lengua del borde. Con una lentitud torturadora, Randy desabrochó el botón y bajó la cremallera del vaquero. Pegó su boca a la ropa interior de Nomicon , que estaba algo húmeda. Pasó su lengua por encima de la prenda. Nomicon gimió de nuevo, el maldito de Randy Cunningham le estaba torturando, y le encantaba. Randy sacó su lengua y la pasó por el filo de la prenda. Nomicon no podía más. Ansioso bajó la vista y empujó a Randy hacia atrás haciendo que se tumbara en la cama, y se colocó sobre él. Randy le miraba muy excitado, con la respiración apresurada y los nervios a flor de pie.
Nomicon metió su mano bajo la camiseta de Randy, palpando todos sus músculos. Le hubiera gustado poder contenerse para hacer sufrir al guitarrista, pero sus ganas de morderle, besarle y lamerle se lo impedían. Le quitó la prenda que le separaba de hacerlo y la lanzó lejos, dejando el torso de Randy desnudo. Su cuerpo no tenía nada que envidiar al de Nomicon , además tenía esos tatuajes que tanto detestaba el pelirojo, pero que en Randy le provocaba un enorme escalofrío en todo el cuerpo. Nomicon apoyó una rodilla sobre la cama, y bajó sus labios hacia el pecho de Randy. Rozó con su lengua su pezón izquierdo.
Escuchó levemente la voz de Randy. Aquel sonido fue posiblemente el mejor que había escuchado nunca. Le calentaba horrores. Succionó y mordió aquel rincón de su piel. Randy jadeaba en silencio sin dejar de contemplar a su enemigo de la infancia lamerle el pecho. Ninguno de los dos se había quitado aun los pantalones, ni habían pasado de la segunda base y ya estaban que estallaban. Posiblemente la razón fuera el miedo a continuar, pero las ganas eran imparables. Randy jamás pensó estar en la cama de Nomicon jadeando como un idiota. Bueno, en realidad jamás pensó estar en la habitación de Nomicon , y menos junto a él, a solas. Y allí estaba, sin poder acallarse. Gimiendo a lo desgraciado como en gata en celo.
Nomicon desabrochó el cinturón y los pantalones de Randy, y los deslizó por sus piernas. Randy le facilitó la maniobra encantado, sentía que esa prenda le apretaba demasiado. Nomicon deslizó su mano hasta llegar bajo la ropa interior de Randy, y de su boca salió otro pequeño gemido. Nomicon sonrió levemente y empezó a masajear su erección. La respiración de Randy era fuerte e iba en aumento. Nomicon no paraba de mover su mano. Escondió su rostro en el cuello de Randy que lamió, sin detener su mano. Randy sentía su cuerpo empapado de sudor, al igual que el de Nomicon . Pasó del cuello al pecho, bajando poco a poco, dejando un rastro con su lengua. Nomicon llegó hasta el lugar donde su mano se movía. Randy con curiosidad, elevó el rostro para observar las intenciones de Nomicon . Tuvo que morderse el labio cuando Nomicon , devolviéndole la mirada, pasó su lengua por toda su longitud, para detenerse en la punta y jugar con ella. Entonces, se la introdujo toda en la boca y Randy gimió sonoramente.
Estaba seguro de que si en su vida experimentaba una cosa así, en lo único que pensaría es en que tenía a su enemigo en la situación más comprometedora del mundo, sonreiría con malicia y se jactaría de ello... Pero, sin embargo, solo podía pensar en lo sexy, erótica e increíble que era aquella imagen. No podía quitar su mirada de Nomicon , pero el placer era demasiado. Llevó su mano a la cabellera roja, y le marcó con ella el ritmo. Entrelazaba sus dedos con su pelo, mientras Nomicon movía su lengua y le apretaba con los labios. Randy tenía los ojos fuertemente cerrados cuando notó que Nomicon se detuvo. El guitarrista pudo escuchar su respiración y su piel acalorada sobre él. Entonces sintió su boca en su oído.
—Tsudzukete hoshīdesu ka? (¿Quieres que continúe?)—le preguntó Nomicon entrecortadamente.
Randy abrió los ojos de repente. Sabía a qué se refería. Randy sintió su cuerpo estremecerse, de miedo y posiblemente ansias, unas ansias enormes... Sin embargo, le aterraba, era un paso que nunca quiso dar, porque si lo daba significaría algo más que unos estúpidos juegos eróticos, más que un estúpido calentón, era mucho más, por lo menos para él, y estaba seguro de que para Nomicon también. Pero ahí estaba, sobre él, igual de acalorado, igual de excitado. Obviamente lo estaba, si no, Nomicon Norisu jamás haría lo que acababa de hacer.
Ambos estaban en un punto sin retorno, se deseaban como no deseaban a nadie. Si no era así, ¿por qué se arriesgarían tanto? Eso era lo que se preguntaban diariamente. Ya era un hecho. Randy quiso dar una respuesta negativa, parar aquello, pero en aquel momento, sus ganas le impedían decir que no.
—Sí —contestó casi sin aliento.
No supo leer la expresión de Nomicon . Podía haber sido de terror, sorpresa o satisfacción, pero no la pudo clasificar.
Se quitó el pantalón y sus boxers azules. Randy sintió su boca desencajarse en ese momento. Nunca había visto totalmente desnudo a Nomicon Norisu, y mucho menos así de pie, preparándose para lo que se iba a preparar. Volvió a la cama junto a él y deslizó lo que quedaba de la ropa de Randy. Nomicon notó como su corazón se aceleraba y su boca se entreabría. Estaba nervioso, como nunca lo había estado en una situación así, aunque claro, en realidad, jamás había estado en una situación así. Los labios de Randy le besaron, y notó que él también estaba nervioso. Podría haberse echado atrás en ese momento, pero se veía incapaz, estaba demasiado excitado, sudando y con ganas de más.
Sus caderas comenzaron a moverse sin ningún ritmo constante, chocando sus respectivos sexos. Al principio con movimientos lentos y suaves, pero se transformaron en otros más directos y bruscos. El calor y el deseo estaban terminando de consumirlos. Nomicon llevó sus dedos a los labios de Randy, y éste por instinto, dejó que se introdujeran en su boca. Los lamió sin quitar la mirada de los ojos de Nomicon , lo estaba provocando y Nomicon solo podía quedarse con la respiración agitada, embelesado por aquel chico. Jamás en toda su vida había estado tan excitado. Los sacó muy a su pesar, y sin poder controlarse, besó al moreno, con pasión. No sabía muy bien ni qué estaba haciendo, su cuerpo iba solo.
En cualquier momento del pasado, Nomicon estaría seguro que jamás se imaginaría en una situación así, incluso pensaría que sentiría asco, pero nada podía estar más lejos. Simplemente pasó sus dedos entre las nalgas de Randy. El guitarrista gimió entre sorprendido y extasiado. ¿De verdad estaba ocurriendo todo aquello? De pronto, una sensación extraña le invadió, dolía, pero al mismo tiempo era agradable. Jadeaba sin poder evitarlo, Nomicon le observaba embelesado. Era todo tan irreal y al mismo tiempo tan normal, como si fuera algo que tenía que pasar. Nomicon apartó su mano y miró a Randy. Con su mirada lo dijo todo, Randy asintió. Nomicon puso sus manos sobre las caderas de Randy, y le penetró lentamente. Los dos emitieron el mismo sonido. Randy frunció el ceño y cerró sus ojos a causa del repentino dolor. Nomicon le miró dudoso, pero entonces Randy habló.
—Muévete —le ordenó con voz ronca.
El pelirrojo sonrió de lado, si Randy Cunningham quería movimiento, se lo daría. Comenzó a moverse poco a poco, pero según tomaba el ritmo, aceleraba. Notó como Randy se agarraba a su espalda con fuerza sin dejar de jadear. Nomicon enterró su rostro en el cuello de Randy. Podía sentir su calor y sus gemidos directamente en su oído. Todo aquello era un cóctel de sensaciones que le estaban volviendo loco. Aceleró el ritmo, haciendo que Randy apretara más sus manos contra su piel. Estaba sintiendo el gran éxtasis y soltó un fuerte grito ahogado. Con la respiración entrecortada dejó de hacer presión en su agarre. Randy aprovechó la ocasión y se quitó bruscamente a Nomicon de encima, para colocarse sobre él. No esperó más, besó a Nomicon con pasión antes de humedecerse la mano con su propia saliva. Y cuando sintió que el pelirrojo estaba preparado, imitó a Nomicon , y se introdujo en él antes de que pudiera oponerse. Nomicon, en cambio, no puso ninguna objeción, quizá porque estaba totalmente fuera de sí, solo quería disfrutar del ahora.
Randy, sobre Nomicon , sosteniendo su peso sobre los brazos colocados uno a cada lado del pelirojo, empujando sin detenerse. Nomicon se agarraba de los muslos del guitarrista, mientras gemían lo más bajo que podían con los ojos cerrados. Todo aquello debería ser una pesadilla para Nomicon , pero estaba siendo un auténtico sueño. Sentía que podría desmayarse de placer. Al llegar al final, Randy emitió un último gemido de satisfacción y se dejó caer sobre Nomicon , apoyando su cabeza junto a la suya. Los dos sudaban como nunca, y quedaron relajados escuchando la respiración del otro.
— Kamisama, anata wa totemo kawaīdesu... (Dios, eres tan lindo...)—soltó Nomicon de repente, a lo que Randy no pudo evitar soltar una carcajada.
Los dos se vestían en silencio, con la cabeza llena de pensamientos sobre lo ocurrido. A Nomicon le resultaba demasiado extraño que Randy no soltara algún comentario, estaba claro que algo le perturbaba. Sin poder contener la curiosidad finalmente habló.
—¿Qué te pasa? —preguntó mientras se abrochaba el pantalón. Randy le miró un segundo y volvió a bajar la mirada hacia su cremallera.
—No esperaba que llegáramos a esto —contestó sinceramente.
Nomicon malinterpretó su comentario, pensando que se arrepentía de aquello.
—Bueno, ¿ya qué más da? Lo hecho, hecho está —contestó Nomicon molesto—. Tranquilo, no se volverá a repetir.
—¡Yo no he dicho eso! —se apresuró a decir Randy—. Es solo que nunca esperé que quisiera hacer algo así.
—Ya... —lo cierto es que Nomicon sí había estado pensando en ello cuando se besaron en los baños, pero no imagino que tener sexo con un hombre es mucho mejor que tenerlo con una mujer. — Lo entiendo. — Nomicon vio la camiseta de Randy tirada junto a él, la tomo y se la tendió. —Sé que no hace falta decirlo, pero esto sigue siendo un secreto —dijo cuando Randy tomo la camiseta.
No quería que Randy pensara que haber dado un paso más en su relación significara hacerlo público.
—Tranquilo fresita, tengo tantas ganas como tú de que esto se sepa —respondió. Nomicon se levantó y se metió tímidamente las manos en los bolsillos.
—¿Te puedo hacer una pregunta? —dijo Nomicon .
Randy le miró sorprendido y en su cara apareció una pícara sonrisa.
—Claro, más comprometidos no podemos estar —accedió divertido y expectante a la pregunta de Nomicon .
—¿Por qué me llamas Fresita? —intentó sonar lo más serio que pudo, que ya bastante difícil era con aquella pregunta.
La boca de Randy formó una O, y acto seguido rompió a reír.
—¿Esa es tu pregunta?
—¡Olvídalo! No tenía que haber dicho nada —dijo Nomicon sintiéndose ridículo.
—No, no, es solo que pensé que lo sabías —dijo Randy intentando aguantar la risa.
—Entonces, ¿por qué? —volvió a preguntar. Randy se acercó a él, le tocó el hombro y puso su cara más seria.
—Porque tu cabello es rojo. ¡Dha! —en cuanto lo dijo volvió a romper a reír. Nomicon le golpeó en el pecho.
—¡Hijo de la chingada!
—Ya, mira. Realmente me gusta tu cabello.
Ya eran casi las nueve. Llevaban ahí unas cuatro horas y no habían ni empezado. Randy se disponía a marcharse, comprometiéndose a poner el próximo día su máximo esfuerzo en el trabajo. Nomicon , sin creérselo, lo acompañó a la puerta. Su madre estaba en el salón viendo la televisión, cuando los vio bajar. Se levantó del sofá, sonrió ampliamente y se acercó a ellos. Nomicon no la vio venir y de repente estaba allí plantada delante de ellos.
—Hola —dijo con su voz más encantadora.
A Nomicon le hizo sentir vergüenza ajena. Randy le dirigió una mirada, realmente no parecía ser la madre de Nomicon.
—Hola —respondió de manera jovial.
Empujó a Randy hacia delante sin darle a su madre la oportunidad de decir nada más.
—Cunningham ya se iba —dijo Nomicon mandando a Randy hacia la puerta.
Su madre lanzó una última mirada a Randy, que miraba fijamente algo que no pudo ver, y continuo en lo suyo sin darle importancia a su hijo. Nomicon observó a su madre ver televisión y después volvió a dirigir su atención a Randy. Vio que tenía algo en la mano y lo observaba con una mirada extraña.
—¿Qué es esto? —preguntó Randy lentamente.
Nomicon miró lo que sostenía en sus manos, se trataba de las fotos de Randy que tenía su hermana.
—¿De dónde sacaste eso? —preguntó Nomicon automáticamente.
—Dentro de este jarrón de cristal. Nada más me asomé y vi mi cara. —dijo señalando el jarrón.
"No sé qué idea tiene Theresa de esconder", pensó Nomicon .
—Emmm, esto... —no sabía que explicación darle así que simplemente optó por la verdad— No son mías.
—Claro, claro... Nomicon , si querías unas fotos mías solo tenías... —comenzó a decir Randy sonriendo.
—¡Que no son mías! —le gritó Nomicon .
—No te juzgo, solo que no sabía que tuvieras tal obsesión —dijo burlándose. Saco un plumón del bolsillo de su mochila, firmando la foto y dejándola en el tocador cercano a la puerta. — Ahí ta’. Pa que me recuerdes papi.
— ¡Que son de mi hermana!
—Si claro, tu “hermana”
Randy se marchó, no miro atrás al caminar hacia su casa. Nomicon se quedó en el marco de la puerta unos segundos, quería despedirse o acompañarlo hasta el final de la cuadra, pero solo se quedó callado y lo dejo así.
Fue extraño para Nomicon llegar a la escuela después de lo ocurrido con Randy . Volvió a su antigua ropa y se animó a arreglarse el cabello, después de todo a él le gusta su cabello. Se sentía más seguro con su cuerpo y tenía la estima tan alta que le era difícil no sonreír. Ya no le preocupaban las miradas o si el equipo de futbol lo odiaban.
Chapter 16: L
Summary:
Randy descubre que a las disqueras les importa poco la opinión del artista.
Notes:
Ha pasado un tiempo!!! Finalmente termine los exámenes mensuales y después de un mes trabajando en material didáctico infantil, no sé que hacer con los títeres de fieltro y los rompecabezas texturizados.
Lo malo de estudiar ciencias educacionales es que no te prepara que hacer con el material sobrante después de las evaluaciones. Mi mente no deja de abrumarse por la cantidad de cosas que eh estado aplazando y con la calma después de la tormenta eh aquí migas del shipp NomixRandy.
¿Quien no ama a estos toxicos?
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
10:40 de la mañana, esta tan nervioso y estresado que olvido las líneas a pesar de tener el libreto frente a él. Debe de cantar, le hicieron memorizar el tono y los tiempos de la canción, pero no es nada su estilo y la letra es espantosa para su gusto. Nada pegajosa ni con ritmo, ¿Cómo esperaban que funcionara esa canción en un comercial de refrescos? Cuando Wade le hablo de un amigo que necesita ayuda con un comercial, pero no dijo que “ese amigo” es Rawdy Remington, dueño de plazas y lugares en más de 4 estados del país maldito multimillonario que se pudre en dinero. Un McFist, pero diez veces más millonario y chingon.
—Bien, cuando estés listo. — hay un adulto a lado del chico, pero conoce al gótico que maneja el sistema de audio, no necesito verlo para reconocer el tono aburrido y desinteresado del chico emo de su salón. Tener una cara conocida lo calmo un poco. — Anda, no tenemos todo el tiempo.
El chico emo hizo un gesto con la mano y Randy comenzó a cantar lo más que recordaba. Estar atrapado en la cabina lo ponía ansioso, la espuma aislante le hacía fantasear el cómo sería su futuro cuando comience a grabar su música cuando ya sea una banda reconocida. Todo luce perfecto en su imaginación, Spencer y el detrás de la cabina ajustando el sonido de la guitarra de Joey, con Fangbone de fondo comentando sobre comida o besándose con una chica que conoció en su última gira.
Podía visualizar su futuro, lo sentía cada vez más cercano si se empeñaba en hacer las cosas bien.
—Alto, detente. — hablo el adulto. Randy se detuvo, ni siquiera termino de cantar. — No estas respetando las pausas.
Por primera vez no respondería con sarcasmo o chistes malos. Se obligo a morderse la lengua y sonreír.
—Yo, ehm. Me estoy esforzando, pero... — jugo con la hoja en el taburete, intentando controlar su tono al hablar. — la letra es un poco.
—Entendemos tu punto, pero no es nuestro el asunto de la letra. — dijo el chico emo. — Tomate un momento en cafetería, hablaremos con Rawdy sobre el comercial.
Sintió un vacío en el estómago, como un mal presentimiento de lo que podría ocurrir en la charla, no estaba Wade con ellos para abogar a su favor, si Rawdy Remington lo decidía se iría sin conseguir la oportunidad de recuperar un poco del dinero que Mike Antfee le robo. Dejo los audífonos en el soporte y salió sin decir algo. Le extrañaba que el chico emo este en un sitio como las disqueras Remington, tal vez trabaja en audiovisual o es el asistente de alguien. No tenía por qué pensar en eso, pero estaba tan nervioso que utilizaba cualquier cosa para distraerse.
Doblo hacia la esquina del pasillo y se topó con un cuadro memorial de su ídolo, Billy Joe Cobra. Había olvidado que la primera disquera que perteneció fue en Remington, antes de la disquera actual. Se trataba de un Billy menos glamuroso del que está acostumbrado, se veía como cualquier chico de su escuela, con Brackets y accesorios que lo hacían ver como uno de los hermanos Jonás. No podía creer que pisara el mismo suelo que su mismo ídolo piso cuando estaba vivo, podía sentir un escalofrió recorrer su espina dorsal, miro casualmente a un costado y creyó ver a Spencer salir de una puerta.
Se quedo quieto, fue un momento en que lo vio y desapareció al meterse en un elevador. Habia escuchado rumores sobre el fantasma de Billy Joe Cobra deambulando en el estudio, pero tal vez ni siquiera se trataba de Spencer, pero si así fuera. ¿Qué hace Spencer en la disquera de Rawdy Remington?
—Randy Cunningham. — Salto por el susto que el chico emo le causo, soltó el grito menos varonil y agudo que nunca se escuchó en la disquera. Emo ni siquiera se inmuto, lo miro apático y continúo hablando. — Rawdy Remington quiere charlar contigo.
Su estómago se contrajo, odiaba tener razón. Siguió al emo a una habitación diferente, una muy parecida al de una sala de juntas con carteles de la soda del comercial, allí ya lo esperaban el adulto anterior junto a otros dos ejecutivos, hay papeles en la mesa y un par de refrescos en la mesa. El chico de negro se acercó a un mini refrigerador y saco aperitivos del interior, no sabía si también puede tomar algo, pero por si las dudas no lo harán, solo se sentó a un lado del Emo a la espera de que este le ofreciera algo. Entonces escucho las espuelas de las botas vaqueras entrar a la sala.
—Caballeros. — saludo con un notorio acento sureño de Texas. Saludo de uno en uno a los otros adultos, revolvió el cabello del chico emo y le tendió la mano. — Es un placer, me llamo Rawdy Remington, eres el chico Randy de quien tanto me han hablado. ¿O me equivoco? — dio un fuerte apretón de manos, el sujeto le había dejado la mano blanca de tanta fuerza que uso.
—Si, soy yo.
Sobo un poco su mano ante el entumecimiento, Rawdy es el vivo estereotipo de vaquero, botas, texana y acento. El sujeto parecía más un narco que un empresario. Se sentó en la silla del medio, a un costado del chico emo, haciendo ademanes de que comenzara la charla que los ejecutivos debían de dar.
—El lanzamiento de Pereza z debe adelantarse para aprovechar las festividades navideñas. — Comenzó a relatar uno de ellos, lucia como un hípster. — El equipo de marketing ha realizado bocetos de como lucirían las promocionales si Pereza Z tomara su lanzamiento justo después del inicio del periodo de vacaciones, tomando en cuenta que las pruebas de imagen se inclinaron a un chico escolar en lugar de un adulto oficinista, el maketing se inclina a que nos enfoquemos en un equipo más juvenil.
Ni siquiera entendió bien a que se refería el hípster.
—Por otro lado. — continuo el otro sujeto, un hombre medianamente obeso que comenzó a tenderle hojas tabuladas a Rawdy. — Se escatimaron costos si remplazáramos el aluminio por envases de plástico, determinamos que podríamos ahorrar los costos de pintura si reemplazáramos por las etiquetas.
—Si remplazamos el aluminio por el plástico es posible que perdamos los fondos de material para el próximo año. — contradijo el emo.
Miro sin discreción al chico emo, estaba impactado por lo que dijo a los dos adultos de traje, y todavía frente al magnate billonario dueño de la empresa. Rawdy Remington leía con atención los papeles, siendo casi inconsciente del comentario del chico emo.
—Podemos desviar fondos a otras áreas que lo necesiten. — le dijo el hípster.
—Díselo al almacén de escritorios y sillas sin usar. — comento frívolo el chico emo. — Ya se ha desviado a cosas que no necesitamos, si usaremos el dinero de mi padre para algo, será a lo que está destinado.
Rawdy Remington dio un chillido vaquero, palmeo la espalda del chico emo con emoción.
— ¿Ese es mi huerco! Igual de chingon como su padre. — exclamo. ¡¿Como, cuando, que?! El hijo de un vaquero es un emo, el mismo emo al que le ha dado balonazos en los quemados y le robo una pluma hace un par de semanas. — El plan seguirá igual al de la junta anterior, pero hay algo que no me queda claro aquí. ¿Qué nos detiene de continuar?
—Se hizo un espacio en las audiciones para que el chico Cunningham pueda asistir el día de hoy. — hablo el asistente del emo. — Su voz está bien, pero no es lo que el comercial necesita.
Todos, a excepción del emo , lo miraron a él. El asistente, porque ahora se daba cuenta que lo es, de audiovisual coloco las pruebas de audio que Randy ha estado haciendo las últimas horas, una más atroz que la anterior. Siempre se había sentido orgulloso de su voz, pero ahora sentía pena ajena por lo desastroso que se oye cantando ese ridículo comercial.
—Es que, no era mi tipo de música. — intento defenderse. — Soy más del rock alternativo que el pop.
La sonrisa de Rawdy desaparecía conforme escuchaba el audio, se ponía firme con ambos puños sobre la mesa, como si estuviera analizando a fondo las decisiones que tomaría.
—Al chile mijo, tu voz no es suficiente para el comercial. — sentencio Rawdy Remington. — No supiste adaptarte a los tiempos y trabajar con lo que te hemos dado. Estarás sujeto a un mismo tipo de estilo, pero aquí si es necesario se te pedirá cantar reguetón o formar un cuarteto de country sureño. Y si no, pues allá esta la puerta.
Escuchar eso lo destruyo, pero tenía razón. No supo trabajar con lo que le dieron. Se suponía que solo asistía para ganar dinero extra, en un comercial no tan relevante para su futura carrera musical, pero que le echen en cara el no ser suficiente para una ridícula canción golpeo fuertemente su autoestima. El asistente de audio coloco las canciones de otros chicos y Rawdy junto al chico emo terminaron escogiendo a un tal Lester Awesome.
Su oportunidad de conseguir dinero para el viaje escolar se esfumo frente a sus narices. Estaba frustrado y quería llorar. “Está bien, tienes que manejar esto. Billy Joe Cobra no fue acetado en un comercial de pasta de dientes, más tarde triunfaras como él.” se repetía mentalmente. La reunión acabo y estaba por irse hasta que el chico emo lo detuvo.
—Aguarda, aún tenemos que hablar contigo de algo.
No respondió, se quedó unos momentos más aceptando la soda que el chico emo le ofreció.
—Dime muchacho. — Remington arrastro las “ch” con su acento, era gracioso en cierto punto escucharlo hablar. — ¿Te has interesado alguna vez en hacer doblaje?
Las vacaciones de Navidad terminaron, habían sido muy relajantes para Nomicon. Por primera vez en tres años de matrimonio, su padre decidió que era tiempo de viajar a Japón a unas merecidas vacaciones familiares. A su madre y a Theresa les entusiasmaba la idea de ir, Theresa se inclinaba más al anime y la moda, pero estaba seguro de que su madre quería ir por que ella fantaseaba con la idea de tener una boda japonesa. Jamás ocurrió, pero su padre le compro un Kimono y la presento en un templo donde posaron para tomarse fotos, allí simularon ser recién casados.
Nomicon por otro lado se ocupó de llevar a Theresa a los parques y plazas populares, la llevo a Harajuku a comprar ropa, visitaron cafés temáticos y conocieron el edificio de godzilla. Nomicon había vivido gran parte de su infancia y adolescencia, pero era la primera vez que turisteaba y disfrutaba de la compañía de un familiar. Hasta acepto disfrazarse de mayordomo para que Theresa pudiera probarse un atuendo Maid. El problema era que la familia de su padre no los acepto, no aprobaban el matrimonio interracial y repudiaban a su padre desde que se volvió padre soltero y su exmujer los abandono. Es una mierda que su propia familia fuera así, pero no necesitan de ellos y jamás fueron de ayuda toda su infancia. Que su abuela y tíos los enfrentaran, hacia que Nomicon se cuestionara por qué buscaba regresar a Japón. ¿Por qué quería estudiar cerca de tal horribles personas?
Sus padres pagaron un hotel, mientras Theresa y el ocupaban su antigua casa de dos habitaciones.
—Es increíble que papá y tú compartieran esta mini casa. — comento Theresa. — La otra habitación es sala, comedor y cocina. Y aquí tienes el baño y regadera metidos en el armario.
Por hoy decidieron no salir a pasear, sus padres aun no superaban su etapa de “luna de miel”, por lo que no quiso molestarlos y entrometerse en la cita de ambos adultos. Los planes de ese día solo sería relajarse y atascarse de dulces. Nomicon puso ambos futones frente a la computadora, le dio onigiris y dulces de arroz, además de las palomitas, para acostarse boca abajo a un costado de ella.
—Yo no tengo tantas cosas como tú. La mitad de tu armario son botas y la otra mitad es maquillaje. — le dijo el pelirrojo. — Solo es saber acomodarte y vivir con lo necesario.
Theresa no comento nada y quito la pausa de la película que escogió. Vio en ella una sonrisa inusual ante el filme, no le prestó atención a otra cosa que no fuera la pantalla. Hasta se comió los onigiris que días atrás comento que no le gustaron en absoluto. Personalmente a Nomicon no le intereso en nada la película. “¡Es terriblemente aburrida!” se ahorró el comentario. Le decepcionaba que Theresa escogiera una película de un par de tontos persiguiendo una pulga mutante por parís, se distraía en Instagram viendo las fotos publicadas de sus vacaciones. Ignorando la bandeja de mensajes de Heidi Weinerman que le reclamaba por llevarse a “esa tipeja” a las vacaciones familiares. No sabe si esa pelirroja es estúpida o ignorante, pero esta tan harto de aclarar las cosas que solo la ignoro.
Theresa veía con ojos encaprichados a la pulga mutante, no entendió que veía de encantador a esa cosa, hasta que la escucho cantar “Un monstruo en parís”. Ella chillo enamorada, la voz tersa y encantadora de su voz ya la había escuchado en otra persona, en Randy Cunningham. No se escuchaba como el, no tenía la misma esencia rebelde y ruidosa que le pertenece a Randy. Pero escucharlo cantar “La Sainé” fue cosa de otro mundo, sinceramente no encontraba una forma de describir lo que le llamaba a esa nueva versión de su voz, solo sabe decir que le atrae aún más.
—Aguarda. ¿Esta película no tiene como, no sé, 11 años que salio?
Y era verdad, el vio la película en el cine cuando aún estudiaba educación primaria en Japón.
—Se hizo un redoblaje de la cinta. — respondió su hermana. — ¿A que no adivinas quien es la voz de Francoeur?
“Randy Cunningham” pensó Nomicon.
—Ni idea, pero suena horrible. — mintió el pelirrojo.
A la mierda si consigue la peor calidad, obtendrá las canciones de esa pulga en su celular ahora mismo. Ahora reconsideraba la idea de tatuarse la frase “I feel alive when I'm beside” solo porque se relacionaba con Randy, una lástima que le desagraden los tatuajes.
Dejo a Theresa disfrutar la película, está feliz de tener unas buenas semanas lejos de la escuela, disfrutaba mucho en Japón por que al menos allí desconectó del mundo. Había acabado con notas muy buenas, el trabajo con Randy no resultó tan mal, les calificaron con un notable bajo, que, siendo un trabajo a medias con Randy, era todo un logro. Al día siguiente de estar Randy por primera vez en su casa, volvieron a quedar allí, y se repitió la misma historia. Nomicon se empezó a preocupar, ya que ni si quiera habían empezado, por lo que le dijo a Randy que la próxima vez quedaran en la biblioteca.
Después de mucha paciencia terminaron, discutían a cada segundo, pero finalmente lo consiguieron. Randy nunca había sacado una nota tan alta, sus calificaciones rondaban el bien, bien bajo y suficiente, quizá se lo debiera a Nomicon, pero no iba a agradecerle nada, al fin y al cabo, él también había contribuido. Gracias al trabajo que Remington le confió, había recuperado ¼ parte del dinero que Mike Antfee le robo. Dos mil cuatrocientos pesos por dos canciones.
Sus vacaciones fueron exactamente iguales que los meses de instituto, tocar con sus amigos, reunirse para ensayar y ayudar a los chicos de Bondiband, soportar a Amanda y poco más. En su casa ni siquiera ponían árbol de navidad, su madre y él no se hacían regalos, únicamente desayunaba como reyes el día de Navidad y después cada uno a su vida. La diferencia de aquel año con el resto es que Randy había tenido que soportar a Mike Antfee, el novio de su madre, por ello iba menos a casa que de costumbre.
El fin de año lo pasó con sus amigos en el local, donde se celebraba una fiesta. En el momento del beso, no dejó de pensar en Nomicon, y aquello le machacó por dentro, su primer pensamiento del año iba dirigido a él. Sinceramente, estaba deseando volver a clase, se convencía a sí mismo que era por no soportar más momentos compartidos con su madre y su novio, pero realmente deseaba verle. Durante las vacaciones había visto Gordon y a Bash, pero ni rastro de él. Supuso que se habría marchado con su familia a alguna parte. No es que estuviera revisando su instagram o muro de facebook, claro que no.
Llegó al instituto con una amplia sonrisa, las paredes estaban repletas con la información del viaje de último año, ya habían sido elegido la cuidad y el hotel, y les habían informado del precio. Debía ahorrar lo máximo posible en los pocos meses que quedaban para el viaje. Aquel día ni siquiera trajo su mochila, la primera semana de aquel mes, el instituto estaba lleno de alumnos universitarios que intentarían venderles sus universidades. Lo había visto otros años, les daban una larga charla sobre los beneficios que les daría estudiar en tal excelentísima universidad, las instalaciones que tenían, y sus magníficos equipos de fútbol. Esto Randy lo resumía como “bla bla bla”. Al menos se consolaba con perder clase.
Antes de la primera conferencia, acompañado por Gordon y Bash, Nomicon se detuvo a hablar con algunos representantes de universidades, aquello se lo tenía que tomar en serio, debía escoger una universidad buena que le permitiera estudiar en las mejores condiciones y sobre todo que lo admitieran aun con su antecedente. Conoció a Chase Young, el representante de la mejor universidad, o al menos la que tenía el mejor plan de intercambio estudiantil. Era el capitán, y la estrella del equipo, tenía todas las cualidades que Nomicon admiraba
“Mierda... Si esta atractivo el desgraciado” penso Nomicon.
—Entonces, ¿te interesa ir de intercambio a otros países? —le preguntó Chase Young después de las preguntas de Nomicon.
—Sí, es lo que más me interesa a la hora de elegir donde estudiar —se sinceró Nomicon.
—Pues nuestras instalaciones tienen los mejores planes de intercambio con china, Europa, Japón y hasta Canadá. — animó a Nomicon—. Ahora tengo que entrar en la sala de conferencias, colócate delante para informarte mejor
—Eso haré —dijo Nomicon estrechando la mano de Young.
—Pinche vato mamon, nada más anda de lucin... —dijo Bash mirando con recelo a aquel tipo cuando se marchó.
—Eso es porque puede permitírselo —dijo defendiendo a su ídolo.
Nomicon ignoro por completo los comentarios de Bash. Chase Young es chino, obviamente Bash no evitaría ser racista, aunque se tratara de un promotor universitario
—Desde luego, tienen el mejor equipo y cancha del área —admitió Gordon.
—Sí... Posiblemente vaya a esa... Aunque bueno, aún queda ver como se pelean por mí —dijo con una sonrisa pícara.
Entraron en el gran anfiteatro del instituto para escuchar a los representantes. Debían acudir todos los alumnos de último año para la charla orientativa. Nomicon y su grupo se colocaron en la segunda fila. Cerraron las puertas y las luces se apagaron, iluminando únicamente el tablado. Cuando todos los alumnos quedaron en silencio el director Ponzi subió al escenario con un micrófono.
—¡Buen...! —comenzó antes de ser interrumpido por el sonido de la puerta. Randy y sus amigos entraban en la sala.
"Solo podían ser ellos", pensó Nomicon mirando hacia atrás.
—¡Perdón! —gritó Randy—. No encontrábamos este sitio —sus amigos intentaron no reír y se sentaron en la última fila.
El director está molesto, quiere despotricar y expulsarlos, en especial a Spencer Wright, pero continuó.
—¡Buenos días queridos alumnos! —saludó muy animado.
—¿Queridos? —bufó Spencer, haciendo reír a los demás.
El director Ponzi hizo caso omiso a los murmullos.
—Como todos saben, todos los años celebramos estas pequeñas conferencias para orientarlos en la elección de universidades —anunció el director. Randy y sus amigos abrieron una bolsa de palomitas mientras el director Ponzi presentaba al primer orador. —Chase Young —anunció alto y claro.
Un sujeto grande y fuerte subió al escenario. A opinión de Randy era el típico jugador de futbol, pero parecía más un emperador malévolo de más de mil años. Cabello oscuro y atado en una coleta, pómulos afilados, labios delgados y una mirada imponente. Chase es jodidamente atractivo, la perfección que Miguel Ángel habría retratado en una escultura. Todos aplaudieron, menos Randy y sus amigos, que comenzaron a gritar y a vitorearle como locos, a Fangbone hasta se le caían las palomitas de la boca. La maestra desde abajo les hacía gestos para que se callaran.
—Ya no nos dejan ni animar —dijo Joey cruzando los brazos y fingiendo tristeza.
El asiático se presentó y comenzó a contar las ventajas de su universidad. Nomicon estaba encantado, no perdía detalle, aquella universidad era su gran oportunidad, le llenaría de gloria y podría llegar a jugar profesionalmente. Randy y sus amigos no paraban de murmurar y reírse. Nomicon estaba perdiendo los nervios y para colmo al que más se le oía era a Randy. Estaba aguantando las ganas de levantarse y gritar que se callara.
“Si no quieres ir a la universidad, está bien. ¿pero porque arruinarles la oportunidad a otros de escuchar las universidades?” Pensó el pelirrojo con frustración. Se alegró al ver que por fin el director iba a hacer algo.
—Disculpe un momento, señor Young —dijo antes de nada el director Ponzi—. Señor Cunningham, ¿sería tan amable de venir aquí? Randy y sus amigos se quedaron en silencio.
—¿Yo? —respondió Randy señalándose.
—Estás en problemas, ¡huye! —le susurró Fangbone tirándole palomitas y haciendo que Joey y Spencer rompieran a reír.
—Sí, señor Cunningham, usted —contestó el adulto con frustración. Randy bajó lentamente las escaleras, sin ninguna prisa. Cuando llegó, el hombre le señaló la butaca de primera fila. —Siéntese aquí conmigo.
Se escucharon risitas de fondo.
—Oh no, déjelo, ya me vuelvo arriba —dijo Randy intentando volver a subir, pero Ponzi lo agarró y le obligó a sentarse.
—Estará mejor aquí —y se colocó a su lado—. Disculpe que le haya interrumpido señor Young, continúe por favor.
"A ver si así te callas", pensó Nomicon, volviendo su atención al escenario. Young comenzó a hablar, pero se detuvo al ver a Randy frente a él poniéndose los auriculares. El director al ver el silencio de éste y mirar hacia su lado, se giró hacia Randy. Cuando vio que tenía los auriculares se los quitó violentamente y le dio un pequeño manotazo. Randy emitió un ruido de queja, y volvió a mirar a Young.
—Por favor, discúlpele —dijo el director con una amable sonrisa.
—Claro... —dijo Young con otra amable y paciente sonrisa.
Nomicon resopló fuertemente, Randy no había parado de molestar durante toda la charla de Young, era como una mosca que no paraba de zumbar a su alrededor. Y para aumentar su frustración vio a Randy salir de la sala tan feliz, lo enojo bastante. Estaba apoyado con sus amigos en la taquilla, diciéndose mutuamente "lo graciosos que eran". Nomicon no podía evitar mirarlos serio, sin creer lo infantil que fueron frente a los promotores universitarios. Spencer capto su mirada, pero le giño un ojo y siguió en lo suyo con Randy.
En ese momento, salió Young de la sala, se obligó a omitir el gesto de Wright y se acercó a él para felicitarle por la conferencia.
—Espero verte el próximo año allí —dijo dándole una palmadita en la espalda a Nomicon, y se marchó.
Para Nomicon ya estaba todo ganado. Iba a darse la vuelta cuando vio que Young se acercaba a Randy y le pareció suficiente interesante como para quedarse. ¿Acaso le iba a decir algo por haberle interrumpido tantas veces?, pensó Nomicon. Sonrió y se quedó a mirar el espectáculo. Ver cómo Randy se aterraba por aquel tipo le divertiría.
—¡Eh tú! —dijo Young al llegar a ellos.
Fangbone y Joey, que estaban frente a él, la sonrisa en sus caras se desvaneció. Randy se dio la vuelta. Si había pensado en la persona que podía haber sido, en ningún momento se le pasó aquel tipo por la cabeza.
—Oh —dio un paso atrás en cuanto le vio, pensando que si aquel chico venía a hablarle solo buscaría una cosa, pelea. Guardó la compostura y le contestó no demasiado amable—. ¿Qué quieres?
—Quiero hablar contigo —dijo con el mismo tono amenazante.
—Claro —contestó fingiendo indiferencia y esperando.
—En privado —dijo señalándole una clase.
Randy pensó si ir o no, no podría querer otra cosa que no fuera pegarle en un lugar privado. Decidió no acobardarse, aunque fuera más grande, Randy no era ningún debilucho, por lo que le siguió. Nomicon, mirando la escena, sonrió, a Randy le iba a caer una buena... Allí no podría ver más, así que decidió marcharse, ya se enteraría del resto.
—Randy, no tienes por qué ir —le dijo Spencer preocupado.
—Tranquilos —dijo con una sonrisa, y caminó hasta la clase con las manos en los bolsillos. Entró en el aula oscura siguiendo a Young. —Oye, si esto es por lo de antes... —comenzó a decir mientras cerraba la puerta. Se dio la vuelta y Young se acercó a él, pegando sus labios a los de Randy. Randy se quedó un momento en shock y después le empujó con fuerza. —¿Qué chingados haces? —preguntó limpiándose la boca.
—Oh vamos, todo lo que has hecho ha sido para llamar mi atención —dijo Young volviéndose a acercar a él.
—¿Perdona? —preguntó con cara de desconcierto—. Lo habré hecho por muchas razones, pero te aseguro que por esa no.
Entonces se le pasó una idea por la cabeza. Aquello tenía que ser una broma pesada, y seguro de Nomicon, lo vio hablando con Young antes de que se acercara a él.
—¿Qué te dijo el pendejo de Nomicon? —preguntó furioso.
—¿Quién? —preguntó Young sin saber de quién le hablaba.
—¡¿Pues quien mas mamon?! El pelirrojo japones. —dijo Randy lleno de ira, odiaba que Nomicon le tomara por tonto.
—Ah, ese... ¿Qué tiene que ver él en esto? —preguntó Young sin entender—. Me gustaste y crei que... —dijo volviendo a acercarse a él.
—¡A chingar a su madre! —exclamó volviéndole a empujar— ¡El joto es Nomicon, no yo! —le gritó antes de salir por la puerta.
Sus amigos se acercaron a él para saber lo que había pasado, pero Randy pasó de largo.
—¡Randy! ¿A dónde vas? —gritó Spencer sin recibir respuesta.
Randy estaba furioso, y caminaba con paso ligero. Interceptó a Nomicon hablando con dos chicas, se acercó veloz, lo agarró de la sudadera y tiró de él.
—¡Eh, ¿qué fregados estás haciendo?! —exclamó Nomicon siendo empujado por Randy.
Todos los presentes los miraban, que por suerte eran pocos ya que la mayoría estaban en la cafetería. Randy se dirigió hacia el baño y entró empujando dentro a Nomicon. Cerro el pestillo y reviso de uno en uno los baños, por fortuna están vacíos.
—¡Chinga contigo! ¿Te la vives de caliente o qué? —dijo Nomicon pensando que lo trajo por otra cosa totalmente diferente, y se dispuso a salir por la puerta.
Pero Randy le agarró del cuello de la chaqueta y le empotró contra la cerámica de los fregaderos.
—¿Crees que soy tu pendejo o qué? —preguntó fuera de sí.
Nomicon nunca había visto a Randy así.
—¿Qué? —preguntó sin entender nada. Randy le apretaba con tanta fuerza que casi sentía que no podía respirar. Intentó apartarlo, pero era demasiado fuerte. — ¡Wey a mí no me gusta eso!
—¿Te crees que soy prostituto o algo? Haciendo que esa mamada de que Young me bese... ¿Qué chingados le dijiste? —le preguntó desquiciado.
Nomicon le iba a gritar que estaba loco, pero en su cabeza se repitió la frase.
—¿Te beso? —preguntó desconcertado.
—¡No juegues pendejo! ¡No te hagas el sorprendido porque te juro que te...! —le dijo con la mirada llena de ira y levantando el puño.
—¡Yo no sé nada de eso imbécil! —gritó antes de que Randy le pudiera golpear—. Kuso, ¿crees que no lo admitiría, pedazo de burro?
Randy pensó en lo que Nomicon dijo, y tenía razón. Nomicon se estaría burlando de aquella situación, pero por el contrario estaba totalmente desconcertado. Le soltó lentamente. Nomicon esperó un segundo más para cerciorarse de que se había tranquilizado y luego le empujó.
—Pinche trastornado, la neta estas enfermo. — eclamo Nomicon. Randy finalmente lo dejo bajarse del lavabo.
—A chinga, ¿y qué quieres que piense? —dijo Randy intentando defenderse.
—¿Y dices que te besó? —preguntó otra vez Nomicon sin creérselo.
—Sí, me llevó a una clase vacía y... —Randy se paró, avergonzado de estar contándoselo a Nomicon.
—¿Al menos besa mejor que yo? —preguntó picaro.
—Pues no se wey ¿qué voy a hacer? —preguntó ofendido.
—Va, era simple curiosidad —dijo el pelirrojo.
Randy bufó y miró a Nomicon avergonzado por cómo se había puesto. Abrió la boca para hablar, pero no sabía que decir, así que simplemente se dio la vuelta y salió dando un portazo. Nomicon permaneció en el baño sin moverse. Pensó en todo lo que le había dicho Randy y no pudo evitar sentirse molesto, no solo molesto, celoso. Solo tenía un deseo en mente, que le recorría todo el cuerpo como un huracán, y era el de golpear y destrozar a Young. Anduvo sin rumbo por el instituto con el ceño fruncido, sin esquivar a nadie ni pedir disculpas. No quiso pensar mucho en cómo se sentía, solo quería descargar toda aquella ira. Chocó con otra persona, que esta vez le gritó fuertemente, se giró para ver quién era el único que se había atrevido a gritarle. Era Bash.
—¡Te estoy llamando y na’mas te haces wey! —le gritó acercándose a él. Nomicon se mantuvo estoico. Bash al ver aquella cara se paró en seco, algo no iba bien—. ¿Qué te pasa? —le preguntó más calmado.
—A ti el tipo de la universidad, Chase Young, no te agradó demasiado, ¿verdad? — inquirió Nomicon habiendo encontrado un cómplice y una ayuda en su descargue de ira.
La cara de Bash pasó de una mirada desconcertada a una sonrisa maligna.
—Tanto como una patada en el jodido culo —contestó sinceramente.
Young pasó la tarde viendo entrenar al equipo del instituto, llevaría una lista de los más prometedores a su entrenador. Los jugadores se esforzaron más que nunca, tener unas buenas referencias del capitán ayudaría a su futuro en el equipo. Nomicon se limitó a jugar, pero cada vez que veía la cara de Young le daban ganas de saltar a las gradas y patear su cara. Cuando terminó el entrenamiento entró al vestuario para felicitarles, Nomicon no podía evitar susurrar para sí mismo maldiciones cada vez que hablaba.
Tenía ese tono de grandeza que hace unas pocas horas Nomicon había admirado, y ahora lo odiaba terriblemente. Vio que se acercaba a él, con una sonrisa demasiado amistosa.
—Vaya, eres realmente increíble —le alabó Young.
—Sí... Y eso que no ha sido de mis mejores días —dijo Nomicon arrastrando las palabras. Young rio y colocó una mano sobre su hombro desnudo, Nomicon no pudo evitar llevar una mirada llena de repugnancia hacia su mano. —Te tomas muchas confianzas, ¿verdad? —preguntó Nomicon con tono cortante.
Young quitó la mano algo cortado, luego soltó una risa inocente
—Con los que me transmiten confianza solo.
"Dudo que Randy te trasmitiera mucha confianza ignorándote, cabrón...", pensó Nomicon. Se limitó a sonreírle forzadamente.
—Espero que el año que viene estemos en el mismo equipo —dijo a modo de despedida. Nomicon le sonrió hasta que se giró, y volvió a poner su cara de desprecio.
—No creo que dentro de unas horas quieras, maldito... —susurró hasta que notó que alguien se colocaba a su lado. Al ver que era Bash se relajó.
—¿Estás listo? —le preguntó Bash con su malévola sonrisa. Nomicon asintió.
Caminaba hacia su coche después de aquel cansado día, escuchar el silencio de la noche lo relajaba, era genial estar por fin solo, soportar a aquellos niños ya había sido bastante castigo por hoy. Lo único que le consolaba es que tendría dos puntos más en la nota final gracias a aquella charla. Su teléfono timbro, y al reconocer la llamada de Jack Spicer toda su calma se fue.
—Spicer, te juro si es otro lloriqueo de que “Wuya esto” “Wuya aquello”, te daré un verdadero motivo para llorar.
Estaba sacando las llaves de su coche cuando recibió el primer golpe. Le dio de lleno en la cabeza, se mareó y se giró tambaleándose. Volvieron a golpearle, esta vez en el estómago, aquello le hizo caer de rodillas sobre el asfalto, una serie de patadas le dieron de lleno. Le gritaban cosas, pero no entendía lo que decían debido al golpe de la cabeza. Recibió varios impactos, al principio intentó contraatacar, pero no hacía efecto alguno, así que decidió usar sus brazos para protegerse la cara de los impactos.
Puede que solo fueran dos minutos, pero aquellos dos minutos fueron los más largos de su vida. Cuando parecieron acabar y quedaron en silencio se escuchó así mismo sollozar. Se esforzó por mantener la calma por la poca dignidad que le quedaba. Abrió lentamente los ojos y pudo ver dos figuras de pie que le observaban. Una reía, la otra se agachó acercando su cara a él. La imagen se vio clara entonces, era aquel chico, el corredor de los GoldenFish. Aproximó sus labios a su oreja.
—No te vuelvas a acercar a Randy, es mi novio. —escuchó cómo le susurraba al oído antes de quedar inconsciente.
Notes:
Quiero saber que hacen ustedes???
Que estudian, a que se dedican. cosas asi
Chapter 17: O
Chapter Text
Los estudiantes de ultimo grado ya solo hablan del viaje. Se tenia que hablar sobre posibles lugares a lo cuales los 3 grupos de estudiantes podían visitar durante su estadía, Jackie la loca solo hablaba cosas de Harry Potter, pero Kendall se negaba a fichar el museo temático porque se negaba a apoyar a JK. Randy y sus amigos solo veían la discusión de ambas chicas, personalmente quería que Kendall ganara la discusión por que no quiere desperdiciar su tiempo en un museo sobre unos libros que nunca leerá en su vida.
—Las chicas son así —le decía Joey.
—Terminaran fichando la rueda de la fortuna o cualquier parque estatal. — comento Spencer.
Spencer se compro una nueva cámara, decía que quería grabar todo. Se la llevaba todas las noches al local para "probarla", acabaron con cientos de videos haciendo el idiota. Al menos alguien lo grabaría, ya que Randy solo pudo comprarse la maleta, el viaje ya había sido bastante sacrificio. El vaquero Remington lo contrato como el narrador de un manual de software que su empresa estaba fabricando, por lo que estaba recibiendo algo de dinero extra si sacrificaba sus ensayos con Yungbluds. Spencer tomará el liderazgo y quedo en que le informaría por mensaje las decisiones de la banda. Randy recibe constantemente los mensajes, pero realmente le da pereza revisar de vez en cuando. Confía ciegamente en las decisiones de Spencer como líder, para que molestarse por lo que podría decidir.
Kendall Perkins y los delegados organizaron un auto-lavado de coches para los estudiantes que no pudieran costearse el viaje, y que la pérdida particular de dinero no fuera tan tremenda para ellos. La chica flautista repartía folletos aquel miércoles, Nomicon cada vez que recibía uno lo tiraba.
No necesita pasarse el fin de semana lavando coches, para él un viaje escolar al extranjero es una nada. Pero el oír que Randy iría fue la razón por la que se encontrara en bermuda, con una esponja en la mano, frotando un Ford Focus del 2008. Sinceramente el puesto de las animadoras era el más cotizado, al resto solo acudían mujeres cuarentonas que les dejaban la propina metida en el bañador.
—Gracias señora —dijo Gordon aguantando la sonrisa como pudo—. Me siento un objeto sexual —se quejó en cuanto se fue la mujer.
—Pues yo aquí veo el futuro... —comentó Bash riéndose.
—Ya mejor cállense, ustedes ni siquiera necesitan el dinero. —le dijo Nomicon sacando la esponja otra vez del cubo.
—Tampoco tu —se defendió Gordon. — Hacemos esto por la misma razón que tu, Nomicon.
—Así es, lo hacemos por los culos —dijo Bash señalando disimuladamente el lado en que se encuentra la de las chicas, algunas en traje de baño y bermudas, otras con ropa ligera.
Incluso viendo a Kendall, quien consideraba realmente la chica mas atractiva (porque Heidi es solamente un rostro bonito y Amanda está loca), con la parte superior de un traje de baño y cola de caballo, solo pensó que se ve linda con el cabello sujeto. Ya no había otras cosas en su mente, no tenia el interés de verlas, coquetear o querer iniciar algo. Para Nomicon fue claro y fácil de aceptar, es gay.
Nomicon rio y se volvió para humedecer la esponja en el balde de agua, cuando alguien pateó el cubo al pasar por su lado.
—Me cago en la puta... —maldijo Nomicon viendo pasar al idiota que había tirado el cubo.
—Ya ni la chingas Fresita, a ver si miras donde dejas las cosas —dijo Randy con una sonrisa ya marchándose. Nomicon tomo la esponja mojada y se la lanzó a la cabeza. Randy la recibió de lleno. Bash y los demás rieron, mientras Randy se sacudía. —¡Me mojaste en un carwash! —exclamó Randy fingiendo escándalo a modo de burla—. ¡Ay, Nomicon no seas malo!
Y se marchó riendo. Pensar que por aquel bobo se había quedado sin poder ir a la mejor universidad, le daba un tremendo coraje que tenia que tragárselo él solo porque fue su culpa, Randy nunca le dijo que lo hiciera. “Juega juegos estúpidos, gana premios estúpidos.” Se decía Nomicon,
Randy se dirigió hacia sus amigos, que más que lavar coches los ensuciaban. Si hubiera dependido de ellos no hubieran sacado ni un centavo. Joey levantó la vista para ver quien se acercaba.
—¿Quedaban nachos? —preguntó al ver a Randy, que le habían mandado a comprar.
—No, pero te traje una sodita.—dijo mostrando las latas.
—Eso no es comida —dijo Joey mirándole con recelo.
—Pues mejor ve tu ... —le contestó sin más.
—¿Qué te dijeron los pendejos esos? —preguntó Spencer señalando a Nomicon y sus amigos.
—Nada, puras babosadas porque les tire un bote de agua. —dijo Randy dejando su lata en el suelo.
Acercó una a cada uno y tomo la manguera para quitar la espuma al coche.
—Verga, Bash si esta mamey. —dijo Joey observando a sus rivales. — ¡Quiero que me pegue, me embarace y me abandone!
Todos rieron por su comentario.
— Como se me antoja vivir con mis suegros —bromeo Spencer.
Se estaban riendo por las bromas, excepto Randy.
—Bueno, seamos sinceros, que estamos entre nosotros. Los otros tres están bien buenos. —reconoció Joey.
—Al chile si. — reconoció Spencer.
—A mí no me importaría tener el cuerpo de Norisu —comentó Fangbone.
Randy al oírle empezó a sentirse incómodo.
—Wey, ya te vimos en la fiesta de Halloween. —le acusó Spencer. — entre nosotros cuatro, tu eres el de mejor cuerpo. ¿Si o no, Joey?
Randy no entendió lo que sucedió, pero Joey esta claramente rojo, estaba tan avergonzado que escupió la soda.
—Tiene buenos brazos, así fuertes, ¿sabes? —empezó a decir Fangbone mientras Joey y Spencer observaban lo que le describía—. Pectorales, abdominales y espalda ancha... Sí, sí —siguió Fangbone, a Randy le empezaron a entrar calores mientras oía sus palabras—. Y el culo tampoco lo tiene mal —los tres se inclinaron para verlo cuando Randy les salpicó. Se estaba enchufando con la manguera por todo el cuerpo.
—¿Pero qué chingados haces? —dijo Spencer apartándose de las salpicaduras.
—Así los quería atrapar, pinches puercos todos jariosos —respondió rápidamente.
Spencer levantó una ceja. Los chicos juntaron suficiente para pagarse la mitad del viaje. Joey quería comprar con el dinero que le había sobrado una nueva guitarra para el concierto que tendrían la semana antes del viaje. Sería el último que darían, después tendrían que centrarse en los exámenes finales, y Wade había hecho publicidad del último concierto como si se tratara de un gran evento. Joey no quería quedar mal delante de aquella expectación, así que se decidió a comprar una nueva.
—Ya tienes dos, ¿para qué quieres más? Las otras están bien —preguntó Randy a Joey mientras se paseaba por la tienda de instrumentos.
—Porque me gustan. ¿Qué clase de músico eres tú que no entiendes eso? —le cuestionó Joey deteniéndose.
—Uno pobre —le respondió con recelo.
Pagaron la guitarra y fueron al Mcburguer mas cercano, donde se encontrarían con Spencer y Fangbone, quienes ya habían pedido las hamburguesas y ahora debían de esperar.
—¡Chicos, Waha contesto, dijo que pasaría por Londres las misma fecha que nuestro viaje!
Fangbone exclamo con tanto entusiasmo que el celular callo de sus manos. Se fueron a una mesa un poco apartada del resto y mataban el tiempo charlando mientras esperaban la orden, no sabían el motivo del porque el escandinavo había estado tan sumergido en su celular hasta que lo grito.
Tal vez hicieron mal en no preguntar o charlar mas sobre el pasado de Fangbone, cuando Randy se fue con Amanda, los tres se quedaron en casa de Joey para ser el “apoyo emocional” que el menor creía que Fangbone necesitaba. Pasaron la noche en vela junto con el escandinavo, charlando y escuchando lo maravilloso y horrible que fue huir de Skullvania. Spencer cree que no podían entrometerse si el no daba el primer paso para abrirse, Joey ya estaba al tanto de unas cosas, solo lo básico de su infancia sin tocar el momento del trauma. Sin embargo, Randy se sentía horrible por que no recordó quien es Waha.
—¡No seas mamon! — exclamo Spencer. — ¿Haras que se nos una en algunas salidas al viaje?
—¡Invítala, tienes que invitarla! — Joey sacudió un par de veces el brazo de Fangbone. — te puedes escapar la primera noche y así te reúnes con ella
—No creo que le moleste si vienen conmigo. — comento Fangbone. — Eh hablado sobre todos ustedes y ella también podría estar emocionada por conocerlos. Tal vez deberíamos ir a un antro todos juntos.
—¿Estas loco? — replico Spencer. — Que salga en la noche a un pais que no conoce, a reunirse con un antiguo amigo y sus compañeros de banda, no suena muy seguro para ella. Es mejor si primero nos reunimos en un restaurante, ya después si ella quiere podemos ir a un salón de baile.
Fangbone no comento mas, Spencer tiene razón. Las Mcburguesas llegaron junto a una pila enorme de papas fritas, Joey fue el primero en tomar la suya y comer deprisa. Randy no paso por alto aquello, veía como Joey comía bocados grandes y se metía casi al instante unas cuantas papas, tomaba del Mcfresco y pasaba la gran cantidad de comida por su garganta. Algo le ocurría, actuaba muy ansioso como para tener tanta hambre. El primer amigo que Joey hizo al ingresar al curso fue Randy, no se burlo de sus brazos delgados o de su ansiedad al separarse de una marioneta de calcetín. Experimentaron los altos y bajos cuando el menor ingreso a terapia, hasta lo acompaño en sus primeras veces en un gimnasio para que ganara confianza.
El vaso de Joey cayo en sus pantalones cuando lo coloco mal sobre la mesa. Limpio lo que pudo, pero sus pantalones se llenaron de soda.
—Mierda. — susurro el castaño. — Ya vuelvo.
Randy espero un momento, los otros chicos no parecían sospechar nada o darse cuenta de la forma en que comía Joey. La felicidad de Fangbone le nubla el panorama y Spencer, bueno el solo esta existiendo.
—Iré al baño.
A diferencia a de Joey, Randy no era tan bueno ocultando la ansiedad o el pánico. Sentía que debía de respirar por cuenta propia y que esta caminando demasiado deprisa, no suena a la ansiedad, pero es lo único en lo que se pudo enfocar mientras entraba al baño. Spencer a estas alturas debió de haberle preguntado si algo estaba mal, pero fue como si lo dejara ir a la espera de que Randy lo dijera después.
Fue un deja vu, veía los pies de Joey sobresalir del cubículo, incado sobre la cerámica con el rostro casi adentro del inodoro. Randy podía escucharlo vomitar aun cuando no entra del todo en el cubículo, se acerco a un costado de su mejor amigo y coloco su mano sobre la espalda, eso solo lo hizo vomitar mas. Se incoó cerca de Joey, subiendo y bajando su mano para arrullarlo mientras pasa el vomito.
—Es que no se que va mal. — musito Joey. — ¡Iba bien! Te juro que iba muy bien. Yo no quería hacerlo, aguante tanto como podía y yo solo...
Ya no hay que vomitar dentro de su estomago, solo expulso el ácido de su estomago. La bulimia nunca se vera como alguien llorando a lado de un inodoro, daría lo que fuera para que solo se tratara de baja autoestima, se ve como dientes amarillos y vomito escurriendo de la nariz. Joey recayó, y para bien o para mal, fue esperanzador para Randy encontrar vomito de verdad en el inodoro, podía identificar parte de las papas o la carne de hamburguesa, no hay ni un solo rastro de sangre allí.
—Se que no querías hacerlo. — hablo en voz baja. — Recuerda que esta bien tropezar, puedes caerte y llorar un rato si así lo quieres. No me iré, A.P y yo estaremos aquí.
Finalmente saco su cabeza del inodoro y jalo la manija del desagüe.
—Perdón. No se que me ocurre. Lo siento, lo siento tanto. — estrujo la marioneta de calcetín, las lagrimas salieron de sus ojos casi de inmediato. — Amo comer. ¡Lo juro! Amo los tacos, las hamburguesas, la piza. Yo no quería esto. Perdón, perdón, perdón, perdón, perdón, perdón, perdón, perdón.
Randy jamás se acostumbrara a lidiar con esto, en primera porque no quiere vivir con la idea de que se tiene que preparar para la siguiente recaída. Atrapo a su mejor amigo en un abrazo, su primera reacción fue rodearlo con los brazos, escondiendo su rostro en el hueco de su hombro y cuello. Joey siempre fue así, tan necesitado de afecto que era difícil sacárselo de enzima.
—Joey, tienes que regresar con la terapia. — el agarre de su mejor amigo se ajusto, podía escucharlo susurrar “No” reiteradas veces. — No podemos ayudarte, no de la forma que necesitas. Nosotros y A.P estaremos contigo, pero si no le dices a tus padres o alguien mas las cosas no irán bien.
Quería preguntar que ocurrió, que iba mal estos días para que el cuerpo de Joey sintiera la necesidad de recaer. Todo ello lo llevo a pensar que él fue el culpable, por su culpa ocurrió lo de Pauline, llegaba tarde a los ensayos, les cargo su parte del trabajo en Mística Spiral, destruyo su confianza y lo esta apuñalando por la espalda con su juego con Nomicon Norisu. Si hay un culpable de esto es Randy.
Chapter 18: O
Chapter Text
Lo estuvo planeando durante toda la semana, en cuanto vio el cartel en el centro comercial. Preguntó a Debbie y Howard si irían con ella, pero éstos le respondieron con una negativa, no por falta de ganas sino porque sería por la noche, y aquellos barrios no eran buenos para jóvenes adolescentes. Julián estaría medicado por la anestesia del dentista, por lo que no se molestó en preguntarle. Pero Theresa tenía tantas ganas de ir que estaría allí, aunque fuera sola. Sus padres estarían convencidos de que iría a una salida con Debbie y Howard y solo tenía que esquivar al tonto de su hermano.
No hacía falta que comprara ropa o maquillaje específicos para ese tipo de eventos, casi todo su guardarropa es gótico y muy al estilo grunge, por lo que solo era probar conjuntos y ver el que podría combinar con los outfits de Randy y el resto de la banda. Había estado toda la tarde probando modelos, y finalmente se decidió por una falda de negra, camiseta de Billy Joey Cobra como crop top, unas converses negras y medias de redecilla que Debbie se encargó de rajar para que su look quedara aún más rockero.
En su casa ya, Theresa se vistió después de cenar. Se puso la falda bajo un pantalón para que su hermano no sospechara por sus pintas. Tomo una mochila para después guardar el pantalón. También metió dinero, su celular, sus llaves para entrar sigilosamente en casa de nuevo, y un carné falso que le compro a Lila Love —una compañera de su salón—, que tenía el pelo algo más oscuro, pero tampoco eran tan distintas. Por si acaso Theresa se estudió al dedillo aquel carné. Se pintó los ojos de negro y se echó brillo en los labios.
Bajó rápidamente las escaleras para no cruzarse con su hermano, pero se encontró con él en el salón. Estaba viendo una película sobre kung-fu o algo así, eso alegró a Theresa, estaría tan embobado con la televisión que no se fijaría en ella. Pasó veloz y con la cabeza baja para que no la viera maquillada.
—¡Me voy a casa de Debbie a pasar el rato, luego me traerá su padre, adiós! —dijo Theresa apresurándose hacia la puerta.
—¡Ey! —le gritó Nomicon. Theresa se paró y le maldijo en silencio. — ¿A estas horas?
—Sí, noche de películas, si es muy tarde tal vez me quede con ella. —dijo poniendo una sonrisa adorable.
—¿Se lo has dicho a papá y mamá? —preguntó con una mirada llena de sospecha.
—Claro, no te preocupes —le respondió casi sin girarse.
—Espera deja te llevo a casa de Debbie.
—No así está bien. — se despidió Theresa sin oír la respuesta de Nomicon por lo veloz que salió por la puerta. — ¡Regreso antes de las 11!
No llevaba dinero suficiente para tomar un taxi de ida y otro de vuelta, así que para ir tomó el autobús. Se quitó el pantalón al llegar a la parada, y se sentó a esperar. Estuvo sola hasta que se le unió una mujer algo demacrada y extraña, que la sonreía con una sonrisa desecha. No paraba de pensar; "que venga ya el autobús, que venga ya el autobús". Diez minutos después su sueño se cumplió. Se subió aprisa y se sentó cerca del conductor. La compañía del autobús era de todo menos agradable, al fondo había un viejo que no paraba de mirarla. ¡Que chingue su madre si no se fija en ella! Después de esto jamás volverá a hacer algo por Randy.
El viaje se le hizo más largo de lo que en realidad fue, el local donde toca Randy se encontraba en el centro, donde los jóvenes adultos salían a disfrutar de la noche. El Mistical Spiral estaba en una calle concurrida, llena de gente con vestimenta parecida a la suya, solo que ellos la vestían por distinta razón que ella. Compró una entrada en la taquilla, le costó ocho dólares. Tocaban otros grupos más aparte del de Randy. Se colocó en la fila del local, donde al otro lado estaba un portero ojeroso que pedía identificar a cada miembro de la fila. Otro problema se le sumaba, había traído el carné por si acaso, Theresa no sabía que lo pedirían sí o sí.
Los tipos de adelante lucen rudos y amenazantes, pero las mujeres se ven sexis, se sentía menos por no poder competir con esas curvas y pechos grandes, ella a duras penas podía con una copa B. no podía creer el tipo de público que Randy atraía, simplemente no podía ver cómo es que Randy y sus amigos encajaban con este tipo de gente. La aproximación al portero la sacó de sus pensamientos. Puso la mejor cara de adulta que pudo, se estiró y se colocó recta para parecer lo más alta posible. Tenía el corazón a cien por hora. Si no la dejaban pasar, ¿qué haría?, pensaba Theresa llena de preocupación. Había hecho todo aquel plan para echarlo a perder por aquel flaco imbécil. El portero agarró su carné y su entrada, miró la fecha y le hizo un gesto con la cabeza para que pasara. Theresa tomó el carné y respiró hondo. "¿Tanto rollo para esto?", pensaba aliviada.
El local era un lugar oscuro, con una gran barra a la derecha, sillones a la izquierda y enfrente un gran escenario. Lo que no sabía que el local también es un restaurante de pizza y alitas, pero no se vería como un restaurante que su padre se atrevería a pisar. Estaba abarrotado de gente que se pegaba lo máximo al escenario. Ella no iba a ser de menos, y se apresuró a adentrarse en aquel bullicio para estar lo más cerca posible del escenario. Tenía que hacer que Randy se fijara en ella. La reconocería de verla por el instituto y se le acercaría a hablar, y quizás la subiera al escenario, o al menos esa era su fantasía. Solo esperaba que no la recordara únicamente por ser la hermana de Nomicon, entonces la odiaría.
La gente no paraba de empujarla. Aquella gente sería dura, pero ella por amor también, pensaba para sí animándose para acercarse más. Después de largas luchas a empujones, saltos, golpes y salpicaduras de cerveza, llegó a estar casi al lado del escenario. La música de los otros grupos no estaba tan mal, pero una vez que vio a los chicos del grupo los reconoció a casi todos, esos chicos van en su clase. No creía que era cierto el rumor de que la banda “BondiBand” si existiera, Theresa creía que Tony lo decía solo para colarse de la popularidad de Randy.
Salió el que debía ser el dueño, un sujeto delgado y con una gorra de lana en la cabeza, que subió al escenario para presentar a los grupos que iban a salir. Ya solo quedaban ellos. A Theresa le entró una alegría tremenda y cuando escuchó gritar el nombre del grupo a aquel tipo, comenzó a gritar como loca. Las luces se apagaron y sentía como subían al escenario. El corazón se le iba a salir del pecho. Unos sonidos de baquetas llegaron a sus oídos que marcaban el inicio de una canción.
—A todo esto, quisiera felicitar a la cumpleañera que nos acompaña el día de hoy. — escucho la voz de Randy por los altavoces, los reflectores iluminaron un sofá cerca del escenario, Theresa no podía ver por completo la silueta de la mujer. — Este es tu día, y por lo tanto es tu canción. ¡Todo mundo un aplauso a la cumpleañera!
Las guitarras entonaron una serie de notas y las luces se encendieron alumbrando al grupo. Al fondo se encontraba Fangbone golpeando fuertemente la batería marcando el ritmo, por primera vez lo ve con una camiseta de manga corta y el cabello sujeto. Siempre le gusto el vestuario de Spencer, esta vez iba con una camiseta desecha y reparada con seguros y un pantalón negro con cintas policiacas como cinturón, el tocaba el bajo en el lado izquierdo del escenario. A la derecha estaba un animado Joey con una camiseta de algún anime, aunque era extraño que el personaje tuviera más de una mano alrededor del cuerpo, junto con una bonita guitarra blanca. Y en el centro estaba él.
Si antes pensó que Randy desentonaba con toda aquella gente, ahora cambió totalmente de opinión. Randy llevaba los ojos pintados de negro, el pantalón rasgado y con medias de red por debajo, una camiseta traslúcida de color púrpura y varias cadenas que se sujetan sobre un arnés de pentagrama en el pecho.
“¡Oh dios, también tengo ese arnés!” pensó con entusiasmo. Su guitarra era negra y sencilla, y puede que no tocara tan maravillosamente como Joey, pero su voz era la gran protagonista. Sin embargo, Randy no estaba ocupando toda la letra, como la canción era un dueto Spencer se estaba llevando toda la letra de la canción, Joey y Randy solo cantaban los coros. La voz del bajista es increíble, por un momento dudo si quería ser fan de Randy o Spencer, pero no lo entendía. La banda es de Randy, ¿entonces porque él estaba cantando?
—I've had a little bit too much, much — El bajista se apresuró al centro, tocando los ritmos y cantando la canción para la cumpleañera. — All of the people start to rush. A dizzy twister dance, can't find my drink or man. Where are my keys? I lost my phone, phone. — se inclinó sobre el micrófono y se concentró lo más que pudo en interpretarla correctamente. — What's goin' on on the floor?
—I love this record, baby, but I can't see straight anymore — corearon Joey y Randy.
—Keep it cool, what's the name of this club? — Spencer se atrevió a caminar un poco por el escenario, normalmente solo se quedaría quieto y le dejaría todo el asunto teatral a Randy. — I can't remember but it's alright, a—alright. ¡Just dance!
Fue como si su estado de ánimo se elevara, su cuerpo se sentía más liviano y su humor cambio por completo. ¿Acaso eso era lo que sentía Randy al cantar? ¡Al carajo él también quiere sentir más de eso! Wade coloco las luces que parpadean, en lo personal le molestaba en los ojos, pero estaba bien en el momento del estribillo principal de la canción, pero noto por unos segundos la figura espectral de Billy en el escenario, usando su guitarra y encorvándose hacia el público.
Toco y canto mejor de lo que habrían sonado, daba las notas altas y podía con el bajo. Era una lástima que no invito a su familia a verlo cantar, pero sabe perfectamente que el Mistical Spiral no es para nada el estilo de sus padres. Cedió el micrófono en la parte de Randy, se perdió parte de los ensayos y era una fortuna que lograra memorizar su parte de la canción en menos de 15 minutos.
Theresa finalmente tuvo de frente a Randy, la había escuchado en el CD cientos de veces, pero nada se asemejaba a oírla en vivo y en directo. Theresa cantaba gritando las canciones al igual que el resto de los espectadores. Próximas a ella, había tres chicas que no paraban de gritar a Randy.
—¡Randy te amo! —se escuchaba a una— ¡Chingame hasta que me hagas un hijo!
Theresa no sabía si Randy escuchaba a aquellas locas, pero no parecía inmutarse, seguía cantando y sonriendo a la gente. Joey no paraba de saltar como un loco, Randy y Spencer le miraban divertidos mientras tocaban. Tenía que actuar, le gritaría a Randy como aquellas fanáticas para que se fijara en ella. Lo tenía en frente, no podía ser tan difícil que la viera. Aquello era una auténtica locura, los tres saltaban a la par mientras todos les gritaban.
Terminó la canción, Randy volvió a acercarse al micro y agradeció a todos que vinieran a verlos. Una chica con un cigarro le hizo señas, Randy la vio y se acercó a ella. Theresa no entendió nada de lo que pasó a continuación. La chica tomó una bocanada de humo, Randy acercó sus labios a los de ella, y le pasó el humo lentamente. Todos gritaban como si hubieran hecho un chiste particular. Randy volvió a ponerse de pie sonriendo y soltando el humo recibido de aquella tipa. Parecía un chico completamente diferente al que veía en el instituto, aunque a Theresa eso le daba igual, ahora le parecía el doble de sexy que antes, eso la asusto. ¿Qué tanto lo conoce realmente?
Joey tocó las primeras notas de la siguiente canción. Era de las pocas lentas que tenían. Los presentes levantaron sus móviles o encendieron sus mecheros. Theresa vio allí su momento, se colocó las manos a ambos lados de la boca para que se la oyera más y gritó varias veces el nombre de Randy, poniendo toda la fuerza que pudo en la voz. Después de mucho gritar Randy se giró hacia ella como para escuchar lo que iba a decir, pero Theresa se quedó sin habla. Él, al ver su silencio, sonrió mientras cantaba y la guiñó un ojo. Si no hubiera estado rodeada de tanta gente, Theresa se hubiera desmayado. Puede que la hubiera cagado al quedarse callada como una tonta ante la atención de Randy, pero aquella sonrisa daba a entender que le había parecido adorable por lo menos. O eso era lo que quería pensar Theresa.
El concierto duraría más horas, pero debía de marcharse antes de las 12 o sino estará en graves problemas, aunque se iba algo decepcionada por no haber podido avanzar en nada con Randy. "¿Es que siempre iba a ser así?", se preguntaba Theresa apenada. Ella se quedó esperando un poco más para ver si salía Randy, pero acabó sintiéndose tonta esperando sola en la calle.
Camino un par de cuadras hasta la parada de autobús, esperando a un lado de la acera buscando algún taxi, cuando escuchó pasos detrás.
Miro sobre su hombro, solo se trataba de un sujeto, un hombre mayor de aspecto sucio y de gran abrigo. Se acerco a un costado y se mantuvo quieto, no puede verlo por completo y solo percibe un olor a cigarro y alcohol.
“Bueno, hay muchos bares. No tienes por qué pensar así” pensó Theresa. Comenzaba a sentirse nerviosa, no le agradaba el sitio, mucho menos estar sola con el sujeto extraño. De repente nota más cosas a su alrededor, hay farolas rotas y la calle es pobremente iluminada, no queria huir de nuevo a Mistical Spiral porque sabe que atravesaría la calle oscura. El señor se acercó mas y quedo detrás de ella, eso encendió una alarma en la cabeza de Theresa. Siente un roce en la tela de su falta.
—¡Perdón! — chillo Theresa. “¿Porque te disculpas? El me toco” pensó con angustia.
No siente tener control sobre su propio cuerpo, de repente tenía todas las intenciones de golpearle las bolas y a la otra sentía su cuerpo paralizado por un frio. A lo mucho pudo dar un paso hacia atrás, sus piernas flaquearon y el aire escapaba de sus pulmones. “¡Haz algo, has algo! ¡Esto cada vez es más horrible!” pensó Theresa. No se atrevió a verlo, porque de lo contrario entraría en pánico, pero percibe que el sujeto se abalanza. “¡Con una chingada! ¡¿Porque no traje el taser?!” Camino unos cuantos pasos sin mirar atrás y algo tiro de su cabello. “¡No! ¡No por favor, no quiero morir!”
Fue rápido, en escasos segundos le golpeo el rostro en una pared de concreto y la sujeto, se hizo a un lado para intentar liberarse, pataleo hacia atrás intentando siquiera darle un golpe con la bota, pero el sujeto la tomo del cabello y clavo su rostro contra la pared de cemento. Pronto hizo fricción con su trasero y el pánico empeoro para Theresa.
—¡No, alto! — chillo. — Te daré dinero, todo lo que tengo. Pero por favor, basta.
El hombre se apegó por completo a su espalda, le soltó el cráneo y paso su mano por detrás de la camiseta.
—Nadie vendrá.
Con la calle vacía y a mitad de la noche, sin que nadie sepa su paradero real, Theresa sintió que moriría y jamás será encontrada.
Su mente la distraía de lo peor, le traía los recuerdos buenos y malos, pero solo hay una idea en su cabeza: Debía seguir viva para ver a Julián en la escuela. Se animo a dar un último golpe con la bota y logro pegarle en alguna parte de la pierna, aun con el sujeto presionando su cuerpo se deslizo por el estrecho espacio y consiguió salir de allí. Con el pecho fuera y la ropa hecha un lío corrió tanto como sus cortas piernas se lo permitieron, jamás en su vida había corrido tanto con botas de plataforma, sentía la vida regresar a su cuerpo y corrió al Mistical Spyral siendo consciente de quien la seguía por detrás.
Vio a The Yungbluds fuera, tal vez el concierto ya habría acabado, pero solo se enfocó en Randy y corrió hasta él.
—¡Julián! — salto a los brazos del guitarrista y lo derribo al suelo. Randy no entendía lo que sucedía, mucho menos sus amigos. La chica se escondió por completo entre su hombro y cuello llorando por un tal Julián. — Julián, Julián, Julián, Julián, Julián, Julián...
Entonces vio a lo lejos un sujeto sucio y con el pene de afuera, la vio a ella y todo cobro sentido.
—¡Hijo de... — exclamo Fangbone antes de correr hacia el sujeto.
De repente se creo un alboroto y la seguridad tuvo que ayudar a Fangbone para alcanzar al hombre, o al menos procurar que no lo matara. Spencer fue el primero en arrojar la sudadera hacia Theresa, cubriendo su cuerpo y rostro ante las cámaras que comenzaron a grabar los acontecimientos. Joey tomo las guitarras y Randy necesito la ayuda del cineasta para lograr llevarla a las oficinas, por lo que Pantsy — el guardia de cabello verde y amigo de Brad— cerro y desalojo el bar.
—Estás bien. — hablo Randy lo más tranquilizador posible. Theresa aun se aferraba a su cuerpo mientras lo llamaba Julián, por lo podía seguir en estado de shok. — Hay luz y seguridad aquí, la ayuda vendrá pronto.
Finalmente la convenció de soltarlo, quito cuidadosamente sus brazos de su cuerpo.
—¿Vendrá alguien? — pregunto en un agudo tono de voz.
—Si, vendrá alguien.
Theresa sentía el mayor alivio que podía imaginar, los ojos se le llenaron de lágrimas, y no pudo contener su llanto. Randy malinterpretó su comportamiento y levantó las manos para que se tranquilizara.
—No te voy a hacer nada, tranquila —dijo acercándose a ella lentamente.
Theresa se levantó deprisa y se echó a sus brazos. Randy se quedó desconcertado en la misma posición, pero consiguió finalmente mover los brazos y rodearla en un abrazo. Theresa lloró en su hombro hasta que se quedó sin lágrimas. Randy no dijo nada más, únicamente la acariciaba el pelo consolándola. Para Theresa, aquellos escasos minutos en los que había estado atrapada fueron los más horribles de su vida, ya imaginaba que moriría y dejaría a su familia angustiada.
—Wade viene de camino y a este paso Brad y Horace ya deben estar deteniendo a Fangbone para que no mate al sujeto. — dijo Spencer dejando el celular en la barra. — Debemos llamar a la policía.
—¡No! — grito Theresa. — No por favor, me meteré en problemas, mis padres no saben que me escape y estoy aquí.
—¿Eres menor? — se precipito a preguntar Pantsy. El silencio de Theresa solo le dio la respuesta obvia. — Carajo, ¿Qué estabas haciendo aquí?
—Oigan, oigan. — hablo Randy. — Ey, esto lo que paso no es algo que te debería pasar a la ligera, debemos denunciar esto...
—¡No! — grito la chica. — Solo quiero irme a casa.
Todos se quedaron en silencio, con una disputa en sus cabezas. Había quienes querían llamar a la policía y otros que no sabían que hacer.
—Escucha. —Spencer se acercó a Randy y la chica, sujeto sus manos y la miro a los ojos. — Nada de lo que sucedió fue tu culpa, ni la hora o el lugar. Si no estas lista para denunciar, está bien y es aceptable, nadie está listo para ir por todo si se trata de justicia. Si tardas años en hablar, quiero que sepas que yo iré para testificar y defenderte si hace falta, solo quiero que entiendas que no estás sola y que te creo.
Theresa levantó la vista y le miró a los ojos por primera vez, las lágrimas le nublaron los ojos y pronto comenzó a llorar.
—Gracias por... —empezó a decir tartamudeando, pero no acabó.
Spencer la dejo llorar, no sabía si escogió las palabras correctas y había más cosas que debía decirle, pero ya habría alguien correcto que le dijera. Randy vio detenidamente a la chica, evitaba enfocarse en el caos de su ropa y cabello, y cuando ella volvió en sí y agradeció al resto la reconoció por completo, se trataba de la fan en la fiesta de halloween. Eso lo deprimió.
—¿Si gustas podemos acompañarte? — se atrevió a preguntar el guitarrista.
Theresa permaneció en blanco por breves segundos, sentía pena por lo que estaba ocurriendo.
—¿Puedes llevarme?
Esperaron diez minutos a que viniera el autobús. Con cualquier otra persona Theresa se hubiera sentido algo incómoda, pero con Randy era imposible. No existían los silencios incómodos con él, le hablaba de cualquier cosa, y pronto la timidez de Theresa desapareció. Se sentaron uno junto al otro y no dejaron de hablar. Hubo un momento que Randy ni siquiera pudo decir nada, Theresa, como si se tratara de alguien que conociera de toda la vida, parloteaba sin parar. Randy la escuchaba atentamente, y cuando Theresa se dio cuenta ya habían llegado. El tiempo eterno que le había parecido el viaje de ida, le habían parecido segundos con Randy. Bajaron ambos en el barrio de Theresa y caminaban pegados el uno al otro.
Estaba cumpliendo un sueño, tiene toda la atención de Randy Cunningham para ella sola. Entonces, ¿Por qué Julián sigue atravesado en su mente?
—Así que pronto se van al viaje de último curso... Todos en el instituto andan como locos hablando de... —dijo Theresa sin saber que decir.
—Cierto, en la fiesta de Halloween me dijiste que también vas en mi escuela. — aclaro Randy. — Si, eh estado trabajando como loco para juntar dinero, logre convencer a todos de que fuéramos a Londres. Seguro conoces a Nomicon, se puso como loco porque no escogimos la playa. —confesó Randy con una amplia sonrisa.
Theresa agrandó su sonrisa esperanzada, aunque su ánimo se deterioró pronto. Una vez llegando a casa la reconociera como la hermana de Nomicon, su peor enemigo, puede que la odiara si supiera que era su hermana. De pronto pensó en lo que diría cuando llegaran, allí lo sabría, pero ya era demasiado tarde para mentirle. "Era demasiado bonito para ser verdad", pensó Theresa.
—Fue una sorpresa verte en el concierto. Ya sabes, antes de todo esto. — confesó Randy.
—¿Me viste esta noche? —preguntó Theresa aguantando el impulso de ponerse a dar saltos.
—Claro que te vi. Te sonreí y te guiñé un ojo —respondió con una sonrisa socarrona. Theresa se sonrojó—. Y dime, ¿te gustó el concierto? —preguntó Randy curioso.
—Mucho, ha sido increíble —contestó Theresa animada. Randy rio.
—Que bien que te gustará, si tuviéramos más fans en la escuela seguro cantaría en todas las graduaciones. — bromeo Randy.
—Ahora ya sabes que sí —contestó con una sonrisa atrevida. — Estoy segura que si reúno gente y los convenzo puedas cantar para todos en la fiesta de…
—No déjalo así. — le interrumpió casi en pánico, como si tocar en la escuela fuera el inicio de una maldición. — El director Ponzi casi nos expulsa por usar la sala de música para ensayar.
Theresa se río, pero Randy recordó todo un día desperdiciado alegando y recibiendo sermones del director, que si no fuera porque había más maestros los habría expulsado desde el momento en que entró a la sala de música. Estaba inmerso en sus pensamientos cuando se fijó en la puerta donde se había detenido Theresa. Era la casa de Nomicon.
—¿Eres algo de Nomicon? —preguntó muy sorprendido.
Theresa supo que su sueño se había echado a perder, que en su cuento de cenicienta el reloj había marcado las doce. Iba a contestar cuando la puerta se abrió de golpe. Ahora enfrentaba las consecuencias de sus actos. Nomicon estaba de pie frente a ellos, ni siquiera se molestó en ponerse una camiseta debajo de una sudadera. Se veía desconcertado hasta que finalmente reacciono, cerró la puerta y se dirigió directamente a Theresa.
— Anata wa dokoni ita? (¿Dondé estabas?) Llame a casa de Debbie Kang y su madre me dijo que no estabas allí. — gritaba lo más discreto posible.
Randy permaneció en silencio, casi inmóvil, Nomicon estaba al borde del colapso y reconocía que si se metía con él le iría terriblemente mal.
—No pensé que...— hablo en voz baja antes de ser interrumpida por su hermano.
—¡Dijiste que llegarías antes de las 11!! — grito Nomicon. “Es cierto, lo dije” pensó Theresa. — ¿Sabes que fue lo primero que pensé cuando me dijeron que no llegaste? ¡¿Tienes idea de lo que me imagine?! — sentía las emociones desbordando por sus ojos, no quería causar una escena y alertar a los adultos que aun duermen en el piso de arriba, pero imaginar que Theresa pudo haber desaparecido, en el mejor de los casos, lo hizo estremecerse. La sujeto entre sus brazos, como si un abrazo fuera suficiente para calmar lo histérico que estaba. — Anata ga modoranai to sōzō shita toki ni watashi ga kanjita kyōfu ga wakarimasu. (Tienes idea del miedo que senti al imaginar que no regresarias)
Lloro Nomicon con Theresa en sus brazos.
—¡Ya! ¡Perdón no volverá a ocurrir! — chillo arrepentida. La culpa comenzó a carcomerle, no quería llorar frente a Randy, pero fue inevitable una vez que Nomicon la soltó. — Lo juro ya no me iré. Perdón, lo siento mucho.
Y Randy se sentía fuera de lugar, algo incómodo por la escena. Era como revivir las peores madrugadas estando a la espera de la llegada de su madre, pero sin obtener respuestas o una explicación de ella.
—Theresa, ve a tu habitación, mañana hablaremos cuando estemos mejor. —dijo severa pero tranquilamente.
Theresa obedeció sin poner mayor resistencia. Dirigió una mirada de despedida y agradecimiento a Randy. Él imitó el gesto y la vio entrar en su casa. Nomicon y Randy quedaron en un silencio incómodo. Randy esperó para ver si Nomicon estaba mejor, pero al verle con la mirada clavada en el suelo, y sin la más mínima intención de hablar, se dispuso a marcharse. Nomicon resopló y por fin habló.
—Llamare un Uber para que te lleve a casa. — Nomicon abrió ampliamente la puerta, invitándolo indirectamente a pasar. — Seguro no abra camiones que te lleven a esta hora.
Paso adentro siguiendo a Nomicon hasta la cocina, en la mesa ya hay una taza a medio tomar. Tal vez Nomicon la espero casi toda la noche.
—Oye, dirás que muy mamon. — Comento Randy. — ¿Pero no me invitas un café?
El pelirrojo no tardo en activar la cafetera y acercar los tarros en la mesa, Randy vio su rostro pálido y ojos hinchados, su cabello no estaba tan arreglado como antes y ahora luce tan alborotado como el suyo.
—¿Qué me ves?
—Lo feo que te ves — respondió inmediatamente el guitarrista.
Finalmente lo escucho reír, supuso entonces que se había ganado algo por eso porque Nomicon se acercó al estante y le dio unas galletas para su café.
—Ten, escribe la dirección. — le dijo Nomicon al entregarle su celular. — Trajiste a mi hermana, lo menos que podría hacer es darte para el Uber.
De nuevo el silencio. Normalmente ninguno de los dos se quedaba en silencio por tanto tiempo, es hasta raro que Nomicon se comporte tan amistoso si no era para conseguir algo a cambio, o porque planeaba algo horrible. Su mente estaba trabajando lento y seguro que la cabeza de Nomicon estaba saliendo de una crisis, o algo casi, por lo de “su hermana”, pero no podía culparlo de actuar de esa forma después de lo ocurrido.
—¿Por qué tu hermana no se parece a ti? — se atrevió a preguntar.
—Es mi hermanastra, mi padre se volvió a casar con su madre. — relato brevemente.
—Vaya, nunca imagine que fueran hermanos.
—Si, es la magia de los matrimonios interraciales.
Randy permaneció en silencio, no porque podría decir algo horrible que hiera a Nomicon, sino porque no conoce nada que fuera reconfortante
—Pero, seguro tu madrastra no es tan mala. — comento Randy.
—No, ella es increíble. Creo que merece un premio por haber aguantado el mierdecilla que era en el pasado. — se apresuró a servirle la taza de agua a Randy, llevándole un tazón de galletas y otras para el. “Es seguro que me aceptara si le digo que soy gay.” pensó Nomicon. Se sentó frente a Randy, robándole una galleta cuando hacia su café. — Simplemente no hay forma de que la compare con la mujer que me abandono.
—Al menos tienes suerte en que la pareja de tu padre si te ame.
Tiene una idea de lo que se refiere, y presumir a su madrastra amorosa frente a Randy lo hizo sentir mal. Musito una breve disculpa y no dijo nada en lo que Randy se ocupaba de su propio café. Había una sola cosa de la que quería hablar con él, pero no encontraba una forma correcta de abordarlo sin invadir la privacidad de Theresa.
—¿Qué fue... — hablo en voz baja? Randy alzo la vista sobre la taza de café. — ¿Qué le paso a Theresa?
Casi escupe el café.
—No lo sé a ciencia cierta, pero un anciano la atacó. — dijo con el mayor tacto posible, cosa que es difícil porque se trata de Randy Cunningham. — tal vez iba de camino a casa y, pues... Paso eso.
—Nani? (Qué?)
Decirle eso fue lo más cercano en decirle a una personal al azar que su madre moriría pronto. “¡Ten tacto, Cunningham!” se regañó a sí mismo.
—No sé, llego a nosotros cuando salíamos de un concierto y le ofrecimos llamar a la policía, pero tenía tanto miedo de ser regañada que prefirió que la acompañáramos a casa.
Omitió cosas, tal vez cosas importantes como que estaba casi en el centro de la ciudad y de que seguro Fangbone ya asesino al sujeto, pero eran cosas de que su hermana debía de hablar con Nomicon. Por otro lado, Nomicon se sentía terriblemente culpable, Theresa creía que sería castigada, no le temía al abusador, sino a sus padres y a elél. “Tengo que enseñarle a defenderse” pensó Nomicon.
—Ari-Gracias por estar allí.
Hizo un gesto con la cabeza que Randy no capto al instante, solo miro hacia abajo por 3 segundos.
—Te necesitara bastante, a ti y a tus padres. Solo no dejes que ella finja que esto jamás ocurrió, la terminara traumando más.
Mordió una galleta y evadió mirarlo a la cara. Nomicon estaba ido.
Jamás imaginaria lo que ocurre en la mente del pelirrojo, lucía mal y sinceramente sentía pena por lo que estaba ocurriendo en su familia. Era una suerte que no lo dejara irse solo a mitad de la noche, tenía el pago del concierto consigo y una guitarra, por lo que si era asaltado podría irle mal por el resto de la semana. Seguía cansado por trabajar dos empleos y llevar la escuela, el café y las galletas se sintieron como un buen descanso para continuar con su ajetreada vida.
—Randy, lamento mucho lo que te hice en el pasado.
—¿Eh? — miro a Nomicon desconcertado. ¿Acaso lo dijo?
—Que jamás te pedí perdón, nunca lo hice realmente. — hablo Nomicon. — Lo que hice fue horrible, no hay forma de justificar las cosas, actúe como un estúpido por razones inmaduras.
—También golpeaste a mis amigos. — menciono Randy. — Hiciste todo un plan enfermo para violar a la chica de mi mejor amigo por un estúpido auto.
—Si, también lo hice. — admitió el pelirrojo. — Involucre a más personas para dañarte en un juego enfermizo. Ya no quiero ser parte de eso. — hizo el esfuerzo de sostener la mirada ante la furia de Randy. — Mi hermana fue herida, no quiero que nada de lo que yo haga la pueda herir también.
Randy sirvió ruidosamente del café, dejo caer la taza y se apoyo por completo sobre la mesa.
—Bueno, eso no sucederá hasta que le pidas disculpas a Joey.
Intento ser lo más silencioso posible, no quería despertar a los padres de Nomicon.
—¿Por qué a él? — cuestionó Nomicon. — Ni siquiera busco a Pauline después de las hogueras, Joey no hizo ni el menor esfuerzo en averiguar cómo está ella.
—¡Tú ni siquiera sabes eso!
—No, si lo sé. Sé lo que pasa en toda la maldita escuela — replicó el pelirrojo. Respiro hondo, recordando que está disculpándose con Randy. — Bien, le pediré perdón a ambos, pero no quiero continuar con estás ridícula pelea entre ambos.
—¿Y qué? ¿Repartirás flores y mensajes alentadores por toda la escuela?
—Si eso significa alejar a la persona que era hace más de un año, si lo haré.
Se quedó mudo, no tenía forma de burlarse de algo así, más porque no imaginaba que Nomicon quisiera disculparse y “cambiar”. Pero tenía serias dudas en mente.
—El Uber llegó. — comento Nomicon al ver las notificaciones en su celular. — Te acompañaré afuera.
Fue el primero en marcharse que aprovecho el momento para robarse galletas y esconderlas en el bolso de la sudadera. Nomicon lo noto y no pudo evitar sonreír. De pie frente al umbral de la puerta Randy tenía unas inmensas ganas de besarlo, verle allí sin camiseta y agradeciéndole era una imagen que desde luego no veía todos los días. Nomicon debió pensar algo parecido, porque se acercó a Randy, pegando su nariz a la suya. Cerraron los ojos y lucharon fuertemente contra las ganas de besarse. Nomicon fue el primero en abrir los ojos, exploró a fondo la cara de Randy y no pudo evitar fijarse en algo.
—¿Tienes maquillaje negro en los ojos? —preguntó con cara de desagrado. Randy abrió los ojos.
—Sí —respondió con una divertida sonrisa.
—Qué asco, límpiate esas lagañas. —dijo Nomicon besándole la comisura de los labios.
Entró en su casa y cerró la puerta tras de sí sin decir nada más. Randy se quedó boquiabierto ante tal reacción, golpeó con el pie la puerta de Nomicon, y se dispuso a caminar hacia el Uber.
“Ah pendejo, se hizo wey y no me dio para el Uber.” Pensó Randy entrando al vehículo.
Chapter 19: D
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Exámenes libres, permiso laboral y un fin de semana libre de agenda. Tanto descanso en la vida de Randy solo significaba que había muerto, por fortuna solo se trataba del buen merecido descanso antes de irse a Londres. Finalmente, termino de dar voz al software de computadora, no era cómo quiso inmortalizar su voz y fue tedioso el proceso, pero recibió buen efectivo que le preocuparía de cómo se gastaría toda esa plata. Sin embargo, todo ese dinero, que era exagerado y peligroso bajo las sucias manos de Mike Antfee, tendría que parar en una cuenta de ahorros que abrió en el banco. Dejaría ese dinero como extraviado y pensaba vivir solo con el salario que Wade le da.
Rawdy no dijo si volvería a contratarlo, y por el momento no deseaba por lo agotador que fue, pero le dio vagamente una promesa de que recurriría a él si un proyecto salía a futuro. El sujeto sabe lo que hace, y si iría por Randy no le quedaba más que rezar porque se acordara de él.
Por otro lado, no dejaba de pensar en lo de Nomicon y su hermanastra, no lo había visto en privado desde el domingo en la noche y escucho vagamente —realmente le pregunto a Howard— que Theresa iba a terapia. Seria curioso que coincidieran en el pasillo del consultorio, pero no sabe si Theresa acude al mismo instituto mental que Joey, y no la conoce tanto como para interceptarla y preguntar. Solo desea que este bien.
Casi se sobresalta al escuchar la puerta del consultorio abrirse, Joey lucia tan emocionado que no se detuvo en alzar una receta médica frente a Spencer y Fangbone.
— ¡Me dieron el permiso! — festejo el castaño. — Iré a Londres con ustedes.
El primero en actuar fue Fangbone, que salto desde su silla y lo estrujo tanto que lo alzo sobre el suelo. Spencer solo se puso de pie, sonriéndole con alegría sin hacer tanto escandalo como el escandinavo.
Todos estaban nerviosos por lo que diría el terapeuta de Joey, con la recaída quedo la duda de si Joey podría ir con ellos al viaje a Londres, porque sinceramente Randy veía más probabilidades de que las cosas a favor de Joey se saboteen, pero olvidaba que Joey no es como él y mejoraría para bien.
— ¡Bruce! — exclamo Randy. — ¿Te gustaría festejar de alguna forma?
La respuesta fue sencilla, comida y casa de Randy. Adoraban ir a su casa porque su madre salía hasta tarde y los evitaba, sin contar que Mike Antfee no se comportaría como un estúpido porque tiene a sus amigos con él. De hecho, dudaba que siquiera se encontrara allí. Le prometieron comida chatarra, pero desafortunadamente todo lo que Randy y Spencer trajeron incluían cosas que él si puede comer, frutas, galletas integrales, postres extraños de avena y jugos. “Mierda, mierda, mierda...” pensaba Joey. Quería comer burritos, tacos y hamburguesas, hartarse tanto de comida como era posible y festejar como se debe, pero tal parece que intervinieron con sus padres para estar al tanto de lo que puede o no comer. A este punto está frustrado de solo comer cosas sanas.
La música no los había atrapado hasta que llegaron a “los clásicos” de la lista de reproducción de Randy, que eran todas las canciones que escuchaba en secundaria, canciones tan diversas que saltan varios géneros musicales. Solo escucharon dos notas de la canción e inmediatamente cantaron. Simplemente se dejan enloquecer por la música.
—¡Party rock in the house tonight! — cantaron al unisonó. — Everybody just have a good time.
—And we gon' make you lose your mind — Spencer dio una nota alta junto a Randy, pero su voz sobresalió entre ambas.
—Everybody just have a good time.
Fangbone y Joey coincidieron, los brazos de Fangbone le rodearon el cuello y lo atrajo más a él, quedando en el centro de los asientos para asomarse a la parte delantera del vehículo. Spencer es el único que no sacude su cráneo como una maraca y se detiene en el semáforo rojo, gira la vista al lado de Randy y sobre la ventana lo vio, a Nomicon Norisu. La música lo hizo voltear al auto de su izquierda, no esperaba ver a los chicos de Yungbluds enloquecidos y a punto de golpear sus cabezas sobre el respaldo y guantera de la camioneta.
Era raro, no podía dejar de verlos como si estuvieran locos. Randy también lo noto al pelirrojo, bajo la ventanilla y el ruido de la música lo golpeo al japones.
— ¿Se te ofrece algo Fresita?
Aun movía la cabeza al ritmo de la canción, siendo tan coqueto y despreocupado no pudo evitar sonreírle.
—Sube el volumen. — hablo Nomicon a través de la ventana.
Spencer lo escucho, subió el volumen al tope y llego el estribillo justo a tiempo.
—¡Every day I'm shufflin’! — grito Fangbone.
Los chicos de Yungbluds se volvieron locos ante el estallido del ritmo, y porque no, Nomicon los imito y sacudió su cabeza de la misma forma. Todos cantaban, ni siquiera se preocupaban por el escándalo que causaban para los otros conductores. Randy se asomaba por completo y cantaba a dueto, no podía apartarse del volante, pero como deseaba sacar parte de su cuerpo por la ventana y seguirle el juego.
El semáforo marco luz verde y tuvieron que continuar. Fue Joey quien atrajo del pantalón a Randy y lo devolvió al asiento del copiloto, perdiendo de vista el auto de Nomicon. Si no fuera porque continuo “Hotel room service” de Pitbull dejarían a Randy cantando solo. Entonces Joey cayo en cuenta de algo, el sujeto con quien Randy estaba cantando se trató de Nomicon. ¿Qué ellos dos no se odiaban a muerte?
(°°°)
Su vida cambio por tercera vez, el karma volvía a facturarle por lo idiota que fue en el pasado y esta vez su hermana pago el precio. Una inmensa culpa lo invadía por el solo pensamiento de que debió institirle más a Theresa, tal vez aferrarse en acompañarla y llevarla hasta la casa de Debbie. “Es tu culpa” lo invade ese pensamiento. Theresa se veía perdida, con los ojos llorosos y labios agrietados. Verla de esa forma removía algo en su cabeza y la frustración le hacía querer llorar.
—Ocurrió algo anoche. — hablo su hermana.
Hablo como una niña pequeña, más porque se sentía indefensa y fragil como una. Su padre la ama tanto como una hija, y saber lo ocurrido lo destrozo por completo, la madre de ambos se sentía desfallecer, fue como perder a Theresa y recibir una parte rota de la misma chica. Sostener el rostro de su hija fue como sujetar de nuevo a la niña que perdió a su padre.
—La escuela se vuelve aburrida sin ti.
Theresa le acaricio el cabello con la palma de la mano, no se sentía de humor para ver el televisor o maquillarse, solo permanecía acostada.
—El terapeuta me recomendó esto. — susurro Theresa.
—Lo sé, solo que sin ti en el asiento del pasajero es aburrido. — suspiro hondo, abatido de la espera que el abogado les hace sufrir. — Sabes, alguien pregunta mucho por ti. — Inmediatamente se detiene y Nomicon sabe que consiguió toda la atención de Theresa, la ve desde abajo cuando se arrastra hasta el borde para mirarse, verla avergonzada y roja le hace sentirse mal, no quiere darle falsas esperanzas y mentirle. Pero por el bien de ella debe ser honesto. — Julián ah estado preocupado y pregunta cuando puede volver a verte. Debbie es un poco más comprensiva, pero el chico se está volviendo loco.
— ¿Julián ha insistido en venir?
Y fue raro, ella no pregunto por Randy.
—Si, entro a mi auto solo para preguntarme personalmente si podía verte. — extrañamente admitir eso fue gracioso, pero escuchar la risa de Theresa después de 2 horribles días fue esperanzador. Sonreía risueña, como si despertara de un largo sueño. — El, es un buen chico. Tienes mucha suerte de tener amigos así.
Nomicon desechaba la idea de tener amigos por las trabas que le daban a su meta de la universidad perfecta, si invertía su tiempo en otras personas que no fuera el desperdiciaba su tiempo que podía aprovechar para estudiar o entrenar futbol. ¿Si no podía obtener algo de otra persona, para que hablarles? Sin embargo, muchas cosas han cambiado, y sinceramente Nomicon cree que él también fue parte del cambio. Ahora no sabe si es adorado o siquiera bien visto en la escuela, el equipo de futbol aun esta resentido por la pérdida de patrocinadores y ahora pertenece a la banca, su nivel de popularidad paso al mismo nivel que Gunther Magnuson. Aun se pregunta porque Bash y Gordon lo siguen frecuentando, o porque Heidi Weinerman —la bruja que lo difamo— busca una relación con él. Kuso, como deseaba tener amigos como los de Theresa y Randy.
Ella volvió a peinar su cabello con los dedos, acomodo algunos mechones y dejo otros de lado. De repente toda su atención se enfocó en su cabello carmín, se acomodó en su sitio y aprovecho que Nomicon estuviera sentado en el piso para estilizar mejor su cabello.
—Tu cabello ha crecido mucho.
—Suelo atarlo cuando me molesta mucho. — comento Nomicon.
Theresa termino, su cabello solo luce desordenado, pero se ve distinto con el cabello así. Tal vez tardaría menos en arreglarlo de esa forma si comenzara a usarlo. Su hermana se levantó de la cama, su cabello nunca lució tan desarreglado y el uso de desodorante es notorio.
— ¿Te molesta si te maquillo los ojos? — tomo una bolsa pequeña del gabinete, sus ojos brillaban que simplemente no se podía negar ante su entusiasmo. — Solo será una poco de lápiz.
—Mientras no me piques el ojo, todo bien.
—No prometo nada. — comento melodiosamente.
Temía por sus ojos, pero ver a su hermana recomponerse lo valía.
Mas tarde, antes de cenar, se topó con su padre. Lo vio con los ojos delineados de negro y líneas rojas.
—Tus ojos se ven más grandes. — comento su padre. — Te ves como yo cuando era joven, pero menos guapo.
Sonrió por el cumplido, temía que su padre fuera a regañarlo por lo que Theresa hizo con su rostro, no esperaba que su padre hasta bromeara.
— ¡Que guapo se ve mi hijo! — Su madre apareció por la espalda, lo atrapo en un abrazo y le beso tan fuerte la mejilla que dejo el colorete marcado. — Theresa tiene buen gusto con el maquillaje, y mi hijo es tan lindo que se ve como un modelo.
Lo estrujo aún más antes de separarse de su hijastro, su padre se fue junto a su madre bromeando que era igual de atractivo a esa edad. Nomicon se miró por el reflejo de un retrato y contemplo el maquillaje y la sombra de ojos. “¿A Randy le gustara” pensó Nomicon.
(°°°)
Su familia lo llevo hasta la escuela el día del viaje, después de una larga despedida entre su madre y Theresa, Nomicon sacó su pesada maleta del maletero y se despidió él.
—Compórtate y procura no comer nada fuera del hotel y las tiendas. Arruinaras tu viaje si te intoxicas. —le advirtió su padre.
—No papá, no comeré nada en puestos ambulantes. —dijo Nomicon con voz cansina.
—Bueno, ya sé que solo son cinco días, pero conociéndote... —continuó su padre.
—Me ha quedado claro, papá —dijo a punto de perder la paciencia.
—Está bien —dijo su padre dándose por vencido— Tomate muchas fotos, tal vez sea el ultimo mejor momento de tu vida.
—Oye, no lo asustes así. - bramo su madrastra en el asiento. - Olvida todo lo que te dijo, pásale bien corazón.
Se bajo del auto para abrazarlo y darle unas palmaditas en la espalda, Theresa le hizo prometer que le daría un obsequio. Nomicon agarró la maleta y se dirigió a la puerta principal donde se encontraban todos. Nomicon llevaba una pantalonera y una camiseta de manga corta sin estampado. Se decía que el viaje duraría más de 5 horas y el aire acondicionado lo congelaría, por lo que llevaba un cobertor preparado en la mochila de mano. los únicos que iban más o menos parecidos a él son Kendall y Kick, excepto Spencer, que llevaba una cazadora en la mano. A Nomicon no le sorprendió en absoluto, siempre le pareció un tipo de lo más extraño.
Nomicon miró a su alrededor, buscando a Randy. Le encontró al otro lado de Spencer. Vio que una chica le rodeaba por detrás con los brazos y se apegaba mucho a él, Amanda. Ahora ella no le caía bien, si la mayoría de las chicas le daban igual porque no las veía peligrosas, Amanda le importaba muchísimo. Era lista y manipuladora, del tipo de cosas que solo se dan cuenta ellas, pero que Nomicon descubrió en cuanto Randy hablo más a fondo sobre ella. Era como una soga que le presionaba el cuello. No es que lo pusiera celoso su relación anterior, pero no podía evitar sentir odio hacia ella. Puede que fuera muy atractiva y sensual, pero Nomicon ahora notaba lo bruja y falsa que es.
Bash interrumpió sus pensamientos.
—¿Crees que el internet sea bueno para jugar online? —comentó señalando su celular.
—¿Qué pasa? ¿Crees que el avión caerá si usas los datos móviles? —preguntó Nomicon sin dar mucha importancia al comentario de Bash.
—Bueno, nunca se sabe —contestó ofendido. Bash se aproximó a ellos. —Además, ¿con que te distraerás tu? —se burló Bash.
Éste le miró con recelo, pero no contestó.
—¿Dónde está Gordon? —preguntó Nomicon sin verle por ninguna parte.
—Tú que crees, viendo si le toca a lado de la piruja de Heidi o Kendall. —dijo.
Vio a Gordon a lo lejos, con dos pares de maletas y lentes de sol en la solapa de la camisa de vestir. Personalmente no sabe que ocurre con ese chico, luce como un turista demasiado obvio, con sus estúpidas bermudas y equipaje.
—¡Nomicon! — exclamo Gordon al verlo.
“Qué horror, parece whitexican.” pensó Nomicon.
En el aeropuerto, después de facturar el equipaje, Randy y los demás dieron vueltas por las tiendas para hacer tiempo antes de subir al avión. Fangbone se compró quince hamburguesas en McDonald's, para no tener hambre durante el viaje. Los demás solo se compraron bolsas de patatas y refrescos como tentempié. Spencer tomo varias guías de información sobre Londres, y no paraba de leerlas en alto para todos. Randy y Joey terminaron adelantándose para no soportar las tediosas charlas de Spencer y la insoportable comilona de Fangbone. La señorita Gillian había reunido a todos para contarlos y entregarles sus pasajes, y Randy y los demás no aparecían por ningún lado, habían perdido la noción del tiempo. Se presentaron cinco minutos antes del cierre.
—¿Dónde demonios estaban? —preguntó la profesora desquiciada.
—Lo siento señorita Gillian, Fangbone aún no había terminado con sus hamburguesas —respondió Joey pareciendo lo más inocente que pudo.
La maestra suspiró, les entregó los cuatro pasajes restantes y les fue regañando por el camino.
—Es que siempre son ustedes... —no paraba de gruñir.
Randy y Spencer iban delante, entraron en el avión, dónde se encontraba una azafata alta y rubia para darles la bienvenida.
—Bienvenidos, que tengan un buen viaje —dijo con una encantadora sonrisa blanca. Randy la sonrió descaradamente al pasar.
—Carajo, nunca había visto unos pies tan hinchados como esos—susurró Fangbone a Joey.
La señorita Gillian, que le oyó, le propició un leve golpe en la espalda. Randy miró su billete de avión para sentarse en el asiento que le había sido asignado, miró el de Spencer para ver si estaban juntos, pero no coincidían. Miró el de Fangbone y el de Joey y tampoco se sentaban contiguos a él.
—¿No nos ha tocado a ninguno juntos? —preguntó Randy a sus amigos.
—Lo siento señor Cunningham, el resto de los alumnos escogió sus asientos, ustedes tienen los que sobraron —explicó la señorita Gillian con una altiva sonrisa.
—¿Tengo que soportar durante las diez horas de vuelo a uno de esos imbéciles? —gruñó Spencer.
La señorita Gillian le atizó con la mano y se marchó con una sonrisa.
—En serio, ¿es legal que nos pegue? —preguntó Fangbone aun masajeándose la zona donde le había golpeado la mujer.
A Bash y Nomicon les había tocado asientos contiguos, vieron a Bufford acercarse, pero se sentó la fila más alejada luego de cambiarle el billete a otro chico. Nomicon tenía el asiento central, y Bash el del pasillo. Se sentaron apresuradamente por las continuas regañinas de la azafata.
—Con un carajo Nomicon, dame la puta ventana. — exclamo Bash.
—El asiento no es mío. —Nomicon le miró como si se tratara del ser más molesto del mundo, Bash inmediatamente bajo el tono de su voz. — Cuando venga el que se siente aquí, le preguntas si te cambia el sitio y punto.
—Espero y sí. — comentó Bash.
Randy buscaba su asiento. Vio de lejos a Nomicon y a Bash y el asiento vacío que tenían al lado. "Por favor que no sea ese, por favor que no sea ese, por favor que no sea ese", pensó Randy mientras miraba el número del asiento. Sin embargo, el número le condujo hasta allí. Se plantó frente a los dos con el billete en la mano. Bash y Nomicon levantaron la mirada. En sus caras se leía la pregunta de "¿Qué coño quieres?", pero al ver el billete Nomicon sintió pena por él.
—Permiso, me toca pasar. — exclamo con una sonrisa, no perdiendo la oportunidad para pasarles su trasero por la cara.
Bash iba a abrir la boca para decirle a Randy que él se sentaría en la ventanilla, pero Nomicon no le dejó.
—Solo siéntate y ya.
La oportunidad de tener a Randy encerrado durante las largas horas del viaje era algo que no se podía perder. Si le dejaba en el pasillo se iría cada dos por tres, tenerle acorralado sería de lo más divertido, pero tendría a Bash a un costado y no dejaría de joder. Randy respiró hondo, no le importaba, se pondría los auriculares y punto, escucharía música en el largo viaje y las horas se le pasarían enseguida. O no. Gordon vino con su equipaje de mano al ya no tener espacio en su propia sección, ni siquiera le pregunto a Nomicon o Bash si podría hacerlo, solo subió su mochila y se percató de la presencia de Randy tras su asiento.
—Vaya, pero mira a quien tenemos aquí —dijo con una malvada sonrisa.
—Sí, ¿has visto que gran compañero me ha tocado al lado? —Nomicon imitó la sonrisa de Bash y se giró hacia Randy. Randy les dirigió una falsa sonrisa y se puso los auriculares.
—Oye, te estamos hablando —dijo Bash tirando del cable para quitarle los auriculares de los oídos. — Es de mala educación no escuchar —añadió con un tono inocente.
—Ah, perdona, que estaban hablando —dijo Randy fingiendo sorpresa. — Es que mis oídos acostumbran a omitir la mierda que salen de sus bocas.
—Siempre tan gracioso, eeh —Nomicon posó un brazo en el asiento de Randy, dejándole totalmente acorralado. — Nunca pierdes el sentido del humor.
Si las cosas salían mal intervendría, pero no era como si Randy no pudiese con la situación. Bash se colocó de rodillas sobre su asiento y se puso frente a frente con Randy. Los dos le miraban fijamente, intentaban incomodarle y acobardarle, pero Randy no solía experimentar ninguna de esas dos sensaciones.
—Vaya, deberíamos besarnos para romper la tensión. —dijo Randy con una amplia sonrisa.
—Vete a la mierda maldito put... —le contestó Bash con una mirada siniestra.
Randy le sostuvo la mirada, no se acobardaría por Bash ni por nadie. El más grande se abalanzo sobre el pasando atreves del pelirrojo, pero Nomicon inmediatamente atrapo la muñeca de bash y presionando el nervio mediano con su pulgar.
—Aleja tu asquerosa axila de mi rostro. —amenazo Nomicon. — ¡Ahora!
—Señor Johnson, siéntese adecuadamente —gruñó la señorita Gillian, que pasaba por allí. — Y usted, señor Gibble, regrese a su lugar.
Bash lo miro por última vez con rabia, pero hizo caso de su orden.
—Eso Gordon, que ya no tienes cinco años —le dijo Randy a modo de burla.
Gordon se dio la vuelta con la intención de agarrar a Randy.
—¡Señor Gibble! —gritó la mujer, haciendo que Bash se detuviera—. Venga conmigo, se sentará a mi lado.
—Pero yo... —empezó a decir Gordon.
—No lo voy a repetir —dijo la mujer colocando los brazos en jarra.
Gordon se levantó muy lentamente y dirigió a Randy una mirada letal, llena de desprecio. Randy se despidió con la mano sonriendo.
—Si esa ventana estuviera abierta, te juro que Gordon te arrojaría por ella —dijo Nomicon mientras le observaba irse con la maestra.
Randy se dejó caer por completo en el asiento, abrazando su mochila y viendo fuera de la ventana.
—Pues que se chingue. —dijo con una pícara sonrisa.
—Toma, solo guarda silencio y escucha tu música. —Nomicon le tiró sus auriculares y su celular.
Llevaban tres horas de vuelo, a Randy le había dado tiempo a escuchar cada canción de su lista de clásicos tres veces. Acabo harto y se puso a escuchar la conversación de los amigos de Nomicon. Randy solo oía "fútbol, fútbol y fútbol", acabó por soltar un bufido ante tan ridícula conversación. Miro a Nomicon y fue extraño que nadie hablara con él, solo estaba inmerso en su celular.
—¿Qué te pasa? —los tres le miraban fijamente.
—Estoy aburrido. —dijo Randy gritando la última palabra como muestra de su desesperación.
Bash ni siquiera estaba a su lado, se había ido a otro sitio cuando las azafatas autorizaron a la tripulación circular por los pasillos. Bucky, el chico del lado continuo a Bash, estaba muy metido en lo suyo, podían conversar tranquilos con una privacidad apenas decente. Fue por su mochila y comenzó a rebuscar lo que Theresa había empacado para él, entre golosinas y sus cosas encontró su Nintento Switch junto a unos cuantos cartuchos de juegos. Le dio el mando azul, porque el rojo siempre será para él, sacando el Mario kart y colocando todo para que ambos jugaran.
—Mas te vale compartir tu comida conmigo.
Recibió el control azul con gusto, nunca en su vida había jugado los juegos de Nintendo o Sega, apenas y conocía el Smash Bros por los juegos del arcade en donde jugaban Howard y el. Si tuviera la oportunidad de gastarse todo su dinero seria en videojuegos, pero tenía otros gastos como luz y agua, además de la comida y el pago de internet. Como habría deseado tener videojuegos propios en su infancia.
Entonces la diversión acabo cuando Bash volvió.
—¿Qué haces con este pendejo?
—El pendejo tiene nombre. — hablo Nomicon, sin interés alguno en Jonhson.
—Si, se llama Nomicon.
Está a la defensiva y podía sentir lo tenso que estaba, hace pocos instantes estaba por ganar, pero de repente se dejó ganar dejando a un lado el juego. Nomicon no vio otra cosa más que la inseguridad en Randy y la estupidez de Bash en todo su esplendor, con solo ver como Randy intentaba desestresarse presionando los botones del joystick ya sabía que ocurriría algo malo.
—Cállense los dos. — interrumpió en voz baja. Bash aún seguía de pie, mirándolos en un vago intento de intimidarlos a ambos.
—Te robara si no tomas tu distancia. — menciono inclinándose sobre los respaldos del asiento delantero y el suyo. — No puedo creer que siquiera reconsideraras prestarle tus cosas.
—Lo que haga con mis cosas no es asunto tuyo. Que no se te olvide que tú has robado dinero y almuerzos, no serias tan distinto a Randy si asi fuera.
—A mí no me compares con ese imbécil. — exclamo Randy contra Nomicon. — Yo trabajo por lo mío y ...
—¡Por dios, solo mírate! — lo interrumpió Bash. — Ropa rasgada y harapienta, seguro sobrevives por la ayuda social y ni aun así puedes mantenerte por ti mismo. Todos en el avión saben que tu madre se la chupa a desconocidos por drogas y seguro tú no eres distinto a ella. Si no, ¿cómo es que estas aquí?
—Porque trabajo como loco desde que tengo edad, eh sacrificado mucho para este viaje mucho más de lo que tú lo harías el resto de tu maldita vida. — exclamo con frustración, quería llorar, realmente sentía las lágrimas desbordarse de sus ojos. — ¡Solo por una vez, en toda tu chingada existencia, déjame en paz!
intento golpearlo, o tal vez quería quitarle el joystick que aún mantiene entre sus manos, pero su puño tropezó con el hombro de Nomicon y solo se vio como un manazo al aire. Nomicon sabe bien que Randy puede defenderse por sí solo, inclusive que contaba con la intervención de las azafatas y la señorita Gillian, pero si alguien se metería en problemas preferiría que fueran Bash y el. En cuanto Bash pretendia gritarle atrapo su mano y golpeo su nariz con su propio codo, lo impulso tan fuerte hacia atrás que lo arrojo a una butaca más enfrente y cayó al pegajoso y polvoriento suelo del avión.
Estaba hecho, se ganó la desconfianza de Bash Jhonson.
—Solo cierra la maldita boca, Bash.
Los gritos de la señorita Gillian se escucharon desde el otro lado del pasillo, habían causado un gran alboroto que ella los escucho aun estando en la otra sección. Sus compañeros y otros estudiantes ya habían grabado lo sucedido, murmuraba cosas y eso solo avivaba la ira de Bash Johnson, quien lo miro con un profundo desprecio. Aun así, tuvo que sentarse juntos los tres.
“Sera un largo viaje hasta Londres.” pensó Nomicon.
Lo único bueno en todo el viaje en avión fue que compartió su cobertor con Randy, quien según se lo “robo” para cubrirse del frio del aire acondicionado.
—Gracias por golpearlo por mí.
Le susurro Randy directo en el oído. Todos ya se encontraban dormidos, de otra forma Randy no le habría tomado la mano por debajo del cobertor.
Chapter 20: °
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Randy y Nomicon pasaron el resto del viaje durmiendo. Nomicon se despertó comprobando que habían dormido uno sobre el hombro del otro. Avergonzado, miró a su alrededor para ver si alguien los había visto, pero nadie parecía haberse percatado de ello. Golpeó a Randy para apartarle y quitarlo de su hombro, le dio tan fuerte que Randy se dio contra la ventana. Se despertó por el golpe.
—Que ya llegamos. —dijo Nomicon en cuanto se despertó.
También despertó a Bash, que dormía profundamente, con la boca abierta y con un hilo de baba corriendo por su mejilla. Randy se reunió con sus amigos contándoles el horror de viaje que había pasado, todos en la tripulación, incluido turistas ajenos a su viaje, habían escuchado la discusión que tuvo con Bash. El del resto no había sido mucho mejor, aunque desde luego no peor que el de Fangbone, quien le toco a lado de Amanda, chica que sufre de mareos y pánico por las turbulencias.
Después de recoger las maletas y encender los celulares, lo primero que hicieron fue llamar a Waha Skullsen, quien se supone llego a Londres desde la semana pasada junto a su familia adoptiva. La espera hizo que mordiera todas las uñas de sus manos, la comunicación desde que se separaron en parís fue casi nula, a lo muchos mensajes que respondían cada 6 a 5 horas por la diferencia horaria, fue un esfuerzo sobrehumano de Fangbone y ella coincidir para el viaje.
—¿Waha? ¿Me escuchas, hola?
Pregunto al instante en que comenzó a marcarse el tiempo, no dejaban de caminar por los pasillos del aeropuerto con la intriga de escuchar algo del otro lado de la línea. Fangbone ni siquiera supo esperar para llegar al hotel y marcar con más privacidad y silencio, pero considerando la situación del escandinavo Randy ni siquiera habría esperado en bajar del avión.
— ¿Hola? — se escuchó una voz femenina con un acento muy marcado al igual que el del baterista. — ¡Fangbone!
Y nunca habían visto a Fangbone tan emotivo, en medio de las frases sorbía la mucosidad de la nariz para lloriquear palabras inentendibles. Quizás un noruego antiguo. Se cubría el oído contrario con el dedo índice y solo se dejaba guiar por sus amigos. Kendall Perkins vio todo el alboroto, pero bastaron señas de Spencer para que ella no pudiera intervenir en medio de la llamada.
Todo ese calvario de emociones fue presenciado en primer plano por Joey, Spencer y Randy le daban algo de privacidad, pero era innegable que se sintiera horrible por escuchar a Fangbone llorar. “¿Un recuentro significa más que felicidad?” pensó Joey. Nunca se ha puesto a imaginar lo que sucedería si de repente no pudiera manejar su bulimia y fuera internado en un hospital psiquiátrico por más de 1 año, ¿Cómo sería su reencuentro con ellos? ¿Habrán cambiado tanto en su ausencia o seguirían igual? Pero lo que Fangbone estaba experimentando era algo más que un recuentro común. Ellos dos fueron expulsados de su pais, Fangbone habia sido mandado a morir y Waha iría a otro adulto, cuando todo eso sucedía Joey aún estaba obsesionado con los comics de Capitán Atómico.
Un autobús les condujo hasta el hotel, que se encontraba en el centro de la cuidad. Por el camino iban contemplando la bella Londres. Estaba repleta de gente, con unos paisajes muy pintorescos, desde luego no se parecía a nada que hubieran visto antes. La fachada del hotel era espectacular, Randy no esperaba menos después de todo el dineral que tuvo que soltar para el viaje. Entraron en recepción, y mientras los profesores se acercaban a por las llaves de las habitaciones, los alumnos ocuparon todos los sofás de la sala. Después de un rato de espera los profesores se acercaron.
—Bien chicos, un poco de atención —los alumnos se colocaron alrededor de los profesores esperando—. Las habitaciones son para dos personas, no se permiten más por habitación ni parejas mixtas, todos dentro a partir de las 9:40 de la noche. Los iré nombrando por orden de lista y me irán diciendo la pareja con la que dormirán. ¿Entendido? —preguntó la señorita Gillian.
Unos gritaron "sí" y otros asintieron. Spencer y Randy se pusieron juntos. Joey y ellos dos habían echado a suertes quien compartiría habitación con Fangbone, que roncaba como nadie, y era imposible dormir con él, y la suerte no pareció estar a favor de Joey. Nomicon solo se quedó quieto a la espera de que alguien le faltara un compañero de habitación, dudaba mucho que Gordon o Bash quisieran juntarse con él, pero al escuchar que Gordon le pedía ser su compañero no tuvo de otra que aceptar. “Pobre de aquel que le toque Bash” pensó Nomicon. Después de haber asignado las parejas, los profesores leyeron los horarios y los lugares que visitarían.
—Hoy no haremos ninguna visita —a todos se les iluminó la cara— Como saben el cambio horario es bastante amplio y aquí casi es la hora de cenar —continuó el profesor, y las caras volvieron a apagarse— No tienen permitido salir de noche, deambular por los pasillos después de cenar, ni hacer fiestitas o traerse ligues a las habitaciones. Estas reglas son fijas e inamovibles. Mañana visitaremos el paseo de Las Ramblas, el Palau de la música y el Aquarium... —siguió el profesor ignorando la serie de protestas. Dio la larga lista de lugares de los días restantes—. Y el último día, el museo Picasso, el Palau Sant Jordi y a petición de unos compañeros el museo del Rock de Londres.
Joey y Fangbone chocaron sus manos, y Spencer y Randy sonreían como niños. Nomicon los miró con sospecha, y cayó en la cuenta de algo.
—Allí es a donde quieren ir —le susurró Gordon.
—¿Qué? —le preguntó sin entender a qué se refería.
—Que por eso truquearon las votaciones, para ir a ese estúpido museo —le explicó Gordon. — ¡Por dios, tú mismo decías que hicieron trampa!
—Ah, ya te entiendo... — dijo Nomicon. Ni siquiera recordaba eso.
Después de dejar las maletas, y de recorrer las habitaciones descubriendo cada pequeño detalle, como el funcionamiento de las duchas, comprobar todos los secadores, saltar en las mullidas camas o ver las vistas que tenían desde sus ventanas, Randy y Spencer se dirigieron con cuidado a la habitación de Joey y Fangbone. Randy no sabía cómo lo habían hecho, pero la habitación ya era una auténtica pocilga. La ropa estaba tirada por todos lados.
—Tremendo cuchitril. —preguntó Randy tomando algunas de las prendas del suelo.
—Y eso que solo me bañe. —se quejó Joey sin hacer el menor caso a Randy.
—¿Y cómo le harás para encontrarte con Waha? —preguntó Spencer a Fangbone. — Exactamente, ¿dónde quedaron en verse?
—En un restaurante a unas calles más abajo, ella me mandó un mensaje de la dirección del lugar, pero no tengo datos móviles para usar el Google maps.
—¿Spencer, tienes...
—Yo tengo, no te preocupes Fangbone. — interrumpió Spencer a Randy.
—¿Debería llevarle un regalo? — pregunto el baterista. tomo asiento a lo que sería su cama por el resto del viaje y saco una bolsa mediana de tela, no estaban seguros de su contenido, pero sonaba al papel y plástico chocando entre sí. — La madre de Billy me enseñó a cocinar el caramelo y hacer dulces, pero también le compre dulces y no sé si sea suficiente para ella
Abrió la bolsa y saco un paquete pequeño de papel con un lazo de mimbre. Podian ser dulces galletas o caramelos, Joey jamás podría saberlo, pero si vio cartas pequeñas hechas con las hojas de un cuaderno. ¿Era demasiado para un reencuentro?
—No sé, si es importante para ti podemos comprarle algo entre todos.
“Carajo, Randy. Deja de hablar” pensó Joey.
—Para suerte de nosotros la vieja de Chikarelli no está aquí, así que solo nos preocuparemos de eso una vez nos larguemos en la noche. — hablo Spencer. — Mientras bajemos al lobby a cenar algo, todavía tenemos que vigilar la cena de Joey.
Mientras bajaban a la primera planta no dejo de pensar en los regalos para Waha, quería verlos y saber qué otras cosas le preparo Fangbone, porque en su cumpleaños ni siquiera le regalo una tarjeta. “Cálmate, Joseph. Es tu mejor amigo” penso Joey.
En la cena había una gran cantidad de platos para elegir, pero la mayoría se dirigió a lo fácil, las hamburguesas. Solo Spencer y Fangbone se atrevieron a probar los platos típicos y exóticos del país, a pesar de las suplicas Joey tuvo que conformarse con un plato de frutas y una avena de manzana. Después de esperar más de dos horas mirando por la ranura de las puertas a que los profesores se dirigieran a sus habitaciones, bajaron al vestíbulo. Todos juntos fueron al exterior para ir a divertirse por la gran ciudad, eso sí, cada grupo de amigos y estudiantes se fueron a lo suyo. Algunos optaron por ir a bares o clubes, Nomicon prefirió alistarse y probar suerte en alguna discoteca gay para “turistear”.
Una vez lejos del hotel Fangbone se detuvo en un parque cercano, caminando de prisa con la mirada hacia abajo, buscando algo entre las piedras naturales que pueda ser de su interés.
—Fang, no tenemos toda la noche. — lo apresuro Spencer con el celular en la mano.
Tiraba de los hilos que unen la vieja sudadera de Billy, después de que Bash y Bufford la rompieran supo darle otra vida a la prenda y la unió con un grueso hilo rojo, quedando mucho mejor de lo que lucía. Se estaba desesperando por lo tarde que podrían llegar al punto de reunión, tal vez la chica ya estaba esperando en el restaurante y Fangbone estaba metido en un parque oscuro. Lo vio tomando algo del suelo e ir hasta el sonriendo apenado.
—Lo siento, llevaba un simbolismo para Waha y para mí. — les mostro el objeto, una roca semi ovalada con una hendidura por el medio, se asemejaba a esos corazones que solía dibujar en la guardería. — Chicos, estoy tan feliz de que puedan acompañarme en este momento, no saben...
No lo dejo continuar, Spencer cubrió la boca de Fangbone al estar ya harto de que atrase el reencuentro, lo miro severamente y lo soltó para que se fuera caminando a la par de Randy.
— ¿Qué con la piedra en forma de corazón? — pregunto Randy.
—Costumbre de Skullvania, darle piedras a las chicas para pretenderlas o pedir perdón. Y está tiene forma de corazón.
Spencer rodo los ojos con fastidio, casi harto de no tener pareja. Entonces lo vio, Joey miraba de lejos al baterista, con una mirada emotiva que nunca vio en él.
El restaurante al que Waha los cito se trataba de uno de comida italiana, la comida en el hotel había sido suficiente para todos, pero la ansiedad de Fangbone era tanta que pidió una rebanada de pizza mientras el resto solo pidió refrescos. Fueron solo quince minutos de espera, no aparto la vista de la puerta, solo daba un par de mordiscos a la pizza para calmar su ansiedad.
Los chicos estaban lo suficientemente distraídos cuando el escandinavo se levantó abrupto de la silla, pero se congelo al verla de pie en la puerta del restaurante. Allí estaba Waha Skullsen, la chica más hermosa que los ojos de Randy han visto.
Por todo el restaurante se escuchó el nombre de su amigo y ella corrió hasta saltar a los brazos de Fangbone, lo rodeo del cuello y sus piernas le rodearon la cintura. Waha esta tan bien sujeta que Randy creyó que necesitarían la ayuda de los meseros para separarlos. Se dijeron un par de palabras —de las cuales la única que entendió fue Fangbone—, lloraron y entonces Fangbone la convenció de ir a la mesa. Sinceramente Randy esperaba que la besara si ese claramente es su momento.
Entonces noto a otra chica ir por detrás de Waha, una chica casi de su edad con su cabello atado en coletas. Se veía exhausta, claramente no quería estar allí.
—Soy Fangbone Skullsen. — Saludo su amigo hacia la otra chica. — Perdón, ¿tienen hambre? ¿Sed? Puedo pedir algo si quieren.
No dijo nada, alzo la palma y sonrió apenada, tal vez no hablan el mismo idioma ya que ambas chicas provienen de Francia, ahora se da cuenta que el baterista tendría que ser el traductor. Eso podría irles mal o bien, Fangbone tardo 6 meses en aprender su idioma con fluides gracias a Gunther y la banda, ¿Qué tan mal podría irle como traductor?
—Estoy bien, no quería hacerte gastar mucho en mí así que comimos algo en el hotel donde nos hospedamos.
Su acento es muy notorio, tanto como el de Fangbone.
—¿Hotel? Ahm. — musito el escandinavo tomando asiento a la par de la pelirroja. — Yo también me hospedo en un hotel no muy lejos de aquí.
Y de repente permanecieron en silencio, solo se miraban uno a otro, observando con detenimiento los rasgos faciales que han cambiado a lo largo de los años. Spencer sintió la incomodidad de la chica y el resto, por lo que vio oportuno cambiar el rumbo de las cosas.
—Perdona a mi amigo, no es bueno con las palabras.
—Si, ya lo noté. — tal vez fue el tono o el acento de la chica, pero Spencer arrugo la nariz como si la peor peste se habría desatado. “Ah, mamoncita m’ija.” pensó Spencer. — Soy Marinette, mis padres la adoptaron hace tres años y desde entonces vive en mi casa.
—¿Entonces eres su hermana? — comento Joey.
—No, no lo seré.
Spencer no se equivocó, hasta Randy noto la condescendencia de Marinette en sus palabras.
(°°°)
El ambiente es mucho mejor que todas las discotecas heteros que ha visitado desde que tiene la mayoría de edad. Nunca pensó que estaría en un sitio como ese, uno tranquilo donde no tendría que preocuparse de ser visto por Bash y Gordon, que le romperían las costillas si lo vieran bailar de una manera tan intima como lo hace ahora. El chico con el que coqueteaba y ahora mismo baila cumple con su tipo de chico, pirciengs y camisetas de cualquier banda de rock, salvo que tiene el cabello de un azul tan chillante cubierto con un gorro de lana.
No esperaba conseguir nada del chico, pero los besos y caricias vinieron como un bono extra que le entumecieron las piernas.
“¡Kuso! Debí haberle pedido su número.” se lamentó al ya estar lejos del antro, no quería tentar la suerte y quedarse hasta tarde bailando, pero al ver a algunos de sus compañeros aun paseando por las calles lamento haber salido tan temprano del sitio.
—¡Ey, Nomicon! — su noche iba tan bien hasta que se topó con Heidi Weinerman. Ella se precipito hasta Nomicon y se aferró empalagosamente de su brazo. — Unas amigas y yo vamos a este club, Amanda nos ha dicho que Spencer Wright este ebrio y se puso a cantar en la cabina del dj. ¿Puedes creer el ridículo que está haciendo aun en Londres?
Y Heidi continúo parloteando en voz alta, Nomicon reconoce que no está ebrio, pero solo escucha “Bla, bla, bla...” de sus labios y nada más. “Bien, si esta Spencer también esta Randy” pensó dejándose arrastrar por la chica, ya pensaría en una forma de deshacerse de ella una vez dentro.
El sitio donde Heidi lo condujo luce como cualquier otra discoteca, luces led hasta el tope y una oscuridad que solo se interrumpe con esas lucecitas de la cabina del dj, mesas con bebidas y un cardumen de personas ebrias saltando y frotándose entre sí. Lo único que valía la pena del sitio eran los dos chicos dentro de la cabina, eran Randy y Spencer cantando a todo pulmón como si se tratara de un Karaoke. Quería quedarse quieto y solo escucharlos cantar, pero tan pronto como se sintió cómodo Heidi comenzó a querer iniciar algo.
No la empujaría en esos instantes, pero si la alejo con la excusa de haber encontrado a alguien, entonces se adentró entre las personas con la esperanza de que no pudiera encontrarlo.
“No, no. Huye de esa hipócrita y no vuelvas a acercarte a ella.” pensó Nomicon. Llego a la barra libre de bebidas, en su mayoria sodas y agua con gas, escucho la voz de Spencer resonar por las paredes en una nota tan alta que nunca había escuchado. Ya no vio a Randy a su lado, tal vez se bajó de la tarima sin que se diera cuenta, alrededor del cuello tenía collares hawaianos y baritas de luz, pudo haberlo contemplado por más tiempo si no fuera porque Kendall llego y lo amenazo.
—¡Lo diré solo una vez, así que espero que me escuches! — lo acorralo en la mesa golpeando su pecho con el dedo índice, luciendo autoritario y aterradora. — ¡Si tu o Randy arruinan esta noche, los hare pagar hasta la graduación!
Kick estaba a su lado, sosteniendo las bebidas de ambos, el hizo una mueca y supo que Kendall hablaba en serio. De primera mano sabe porque se ganó el puesto de la presidenta de grupo y de la asociación estudiantil, ayudaba que fuera la de mejor calificación, pero la verdad es que si ella se lo proponía puede bajar de su pedestal a Heidi y Amanda. No por nada ambas odian a Kendall.
—Solo compórtate hasta que regresemos al hotel. No hay porque arruinarles la fiesta a los demás. — se limitó a decir el acróbata.
—¡No! ¡Exijo que por el resto del viaje se comporten! — exclamo Kendall. — No solo yo estoy harta, ¡todo el curso esta hasta la coronilla de ustedes dos! Ya advertí a Randy, así que espero que hagas tu parte.
En otras circunstancias poco le habría valido su amenaza, pero reconoce que tal vez sea el último viaje para sus otros compañeros y no merecen algo así.
—Tranquila, está bien. Si Randy amenaza con una pelea prometo que me alejare de él.
Kendall por supuesto no le creyó, lo miro con sospecha y al marcharse con su novio lo volteo a ver por última vez, haciéndole una señal de que lo estaría vigilando. Entre la multitud alcanzo a ver a los amigos de Randy, localizo al troglodita bailando de la mano con una pelirroja de vestido amarillo, nunca la había visto. Podia ver a Joey bailando solo, o quizás su pareja de baile estaba oculta desde su perspectiva, pero no vio a Randy por ningún lado. Volvió a estar solo en la barra de refrescos, no tenía las ganas de fingir sentirse atraído por una chica y pasar la noche a su lado, solo tomo un vaso gratis de coca cola y escucharía a Spencer cantar el resto de la madrugada hasta volver al hotel.
Randy se detuvo a tomar un caballito de vodka a su mesa, no tan cansado porque ni siquiera bailo, desde que Spencer y el empezaron a tomar —Joey no puede tomar alcohol por sus medicamentos— se subieron casi de inmediato a la barra del dj a cantar, y este sujeto no los corrió porque daban un espectáculo gratis. Sin embargo, Randy fue bajado de la cabina del dj y Kendall lo amenazo. “Te juro que si arruinas esta noche y el resto de la semana, seré yo misma quien te arranque los huevos” le dijo directamente. Y por supuesto, Randy la obedecerá por el bien de sus genitales.
La noche es espectacular, más aún porque Marinette se marchó luego de una conversación con Spencer, que a palabras de él la chica esta zafada de la cabeza y planeaba un secuestro al chico que le gusta. Tomo dos copas y apenas se estaba preguntando por Nomicon cuando lo vio al otro lado de la pista. Camiseta oversize negra y jeans rasgados. Nada que ver con el Nomicon el que se besó la primera vez, despreocupado, coqueto, sin ese ceño fruncido que tiene diariamente. Estaba a un costado de la barra de bebidas gratis sosteniendo un vaso de soda. Quiere bailar con él, besarlo, aferrarse a sus brazos hasta que se le acabe la noche a su lado.
¿Tan pronto esta fuera de sí? Por qué de otra forma no encontraba la razón por la que está yendo por él, arriesgándose a que los descubran o que Kendall lo golpee al creer que busca pelear con Nomicon. La voz de Spencer nunca había sonado tan bien en toda su vida cuando le dio el mensaje que quería oír:
“Grab somebody sexy, tell´em Hey. Give me everything tonight.” Las luces comenzaron a parpadear, un espectáculo de flashes que envolvían en misterio al pelirrojo. Fue mágico, todo se movió en cámara lenta al caminar hacia su chico, era hermoso ante sus ojos.
Llego a el de frente, le sostuvo la mirada y sonrió coqueto.
—Hey. — musito lo suficientemente alto para ser escuchado sobre la música. — ¿Está bien si tomo de más esta noche?
—Me meterás en un problema si Kendall nos ve juntos.
—Y a mí que. Ella me dijo que me arrancaría las pelotas si me peleo contigo. — Nomicon se rio por lo que creía es una broma, y ojalá lo fuera. Tomo con cuidado la soda del pelirrojo y la puso a un costado para tomarlo de las manos. —¿Y si mejor te invito a bailar?
El pelirrojo lo dudo, el guitarrista no sabría si Nomicon se detenía porque más de la mitad de sus compañeros estaban en esa misma discoteca o porque creía que estaba bromeando. Dio un paso hacia atrás queriendo llevarse a Nomicon hasta la pista de baile, Randy tal vez no estaba considerando si su chico temía por levantar sospechas, solo caminaba lo más despacio posible para darle la oportunidad a Nomicon de retractarse.
Lo guio a una zona más oscura, en un sitio donde las luces de la cabina no alcanzaban a llegar, de fondo ya no se escucha la voz de Spencer, pero la canción Give me Everything sigue sonando. Nomicon fue el primero en dejarse llevar por el ritmo, en cambio Randy prefirió cantarle toda la canción. No paraban de mirarse a los ojos y sonreírse, lo soltaba de la mano y lo hacía girar hasta que le diera la espalda, allí mismo lo abrazaba y le plantaba besos en la mandíbula o mejilla.
Joey es el único sobrio de sus amigos, y a pesar de que Fangbone estuviera tan absorto en su amiga y Spencer tuviera que bajar del escenario porque comenzó a vomitar, el no consideraba que la noche fuera un caos. En lo que se puede tiene las cosas bajo control, lástima que todo se fue al carajo cuando encontró a Randy bailando de la mano con Nomicon.
—¡Suputamadre!
Su grito fue ahogado por la música, había quienes miraban raro al par disparejo y a otros les daba igual de quienes se tratarán, tampoco es que fuera especial y único, pero son Randy y Nomicon. El guitarrista lo tomaba de las manos, lo hacía girar, lo acercaba tanto a él y se miraban de una forma que... No, no, no. Para nada es lo que está pensando, Randy solo esta ebrio. Fue hasta él y se lo llevo a rastras, no esperaba que Randy se aferrara a Nomicon por la espalda y lo trajera consigo hasta la mesa.
—¿Y el que hace aquí? — pregunto Spencer recuperando la conciencia. Abrazaba un bote de plástico que encontraron tirado y Spencer decidió que era el adecuado para vomitar, Fangbone descansaba junto a Waha, se había quitado los zapatos y estos reposaban junto a las cervezas. — Carajo, ¡Ey, tu! ¿Cómo te llamas wey?
Randy tomo asiento junro a Waha, quedando Nomicon en medio de Spencer y el al ya no haber sitios disponibles.
—Se llama Tachidita. —bromeo Randy, arrastro las palabras y fingió estar desorientado. Lo abraso por los hombros y lo acerco sin pena. — Me la encontré y... Verga es vato.
Fangbone se rio tan alto que unos chicos en la mesa continua voltearon a ver, Waha escupió accidentalmente su cerveza y Spencer achino los ojos confundidos.
—No mames, si es vato. — comento Spencer.
—Soy vato, espero que quede claro que soy vato. — Nomicon fingió que también estaba ebrio, pensó en la cosa más absurda y lo decía sin filtros. — Si tengo rasgos finos y ya, pero si soy vato.
Joey se mantuvo al margen, no sabiendo que hacer con Nomicon decidió que Randy tarde o temprano se daría cuenta de quien es y lo echaría de la mesa.
—¡Wey, mi canción!
Pero tal parece que Randy olvido la existencia de Nomicon porque bailaron juntos toda la noche.
Chapter 21: °
Chapter Text
Despertó a mitad de la madrugada, que seria las 11 de la mañana en su país, porque necesitaba urgentemente un vaso de agua. Estaba seguro que solo tomo una cerveza y una soda, pero tal vez bebió más alcohol una vez se unió al grupo de Randy en la fiesta, de otra forma su cuerpo no lo habría levantado solo para tomar agua. Tomo más conciencia de donde estaba y noto no solo uno, sino dos pares de brazos y piernas que se le enredaban por todo el cuerpo. En su izquierda se encuentra Randy, durmiendo boca abajo con una mano sobre su torso, y del otro lado se encuentra Spencer, con sus piernas cruzadas junto a las suyas y usando su brazo como una almohada. Noto a los otros dos en la cama restante, las mantas estaban hechas nudo y aun vestían los pantalones de mezclilla y cinturón, se veían tan exhaustos que tal pareciera que no se sentían incomodos por la ropa. Era obvio que termino siendo arrastrado a esa habitación por Randy, lo extraño era que sus amigos no lo corrieran del grupo. De Spencer puede entenderlo, tienen esa extraña convivencia de cruzar palabras sin desagradarse, pero no explica porque Joey no se le ha lanzado a la cara y Fangbone no le arrancara un dedo.
Se libero como pudo de ambos chicos y se deslizo sobre el cuerpo de Spencer para salir de la cama, la luz de las calles aun alumbra el interior de la habitación y noto el minibar bajo la cómoda al frente de Fangbone. Entonces noto el desastre de ropa y maletas por el suelo, mientras tomaba agua de una botella que encontró no dejaba de estresarse por el desorden, pero las no son suyas y no podía simplemente tomar ropa ajena y guardarla. Dejo la botella vacía en el cesto y se disponía a buscar su celular y cartera en las mesitas de noche cuando una mano sujeto su muñeca con fuerza.
Contuvo el aliento por el susto, pero una vez que Fangbone noto que se trata de él lo dejo ir.
—Vete a la verga, cabron. — exclamo lo más bajo que pudo. — Casi me bajas el azúcar del susto.
Sobo la zona donde Fangbone lo sujeto, a pesar de que fue un momento empleo tanta fuerza que le dejo los dedos marcados.
—¿Yo te asuste a ti? — susurro Nomicon. — Casi me arrancas la mano.
—Que te puedo decir, nunca despiertes a un bárbaro de esa manera. — comento restándole importancia al asunto. — Da gracias a tus dioses que no fue así, si tuvieras huesos normales te habría roto la muñeca.
Fangbone se levantó sutilmente de la cama, dejando que Nomicon continuara en lo suyo, retiro las muñequeras y el cinturón, dejándolos botado en la repisa continua para tomarlos en cuanto despierte. Entonces noto que Joey había estado durmiendo con las botas y cinturón, se movió al costado del castaño y desabrocho los cordones. Nomicon no encontró sus cosas, se sentó con cuidado al costado de Spencer, y al ver que él tampoco se había retirado los tenis se atrevió a imitar al baterista. Fangbone se detuvo a mirarlo de frente, se encorvo hacia él y en voz baja hablo.
— ¿Qué crees que haces?
La seriedad de sus palabras le hizo creer que estaba haciendo algo inmoral con los tenis de Spencer.
—Intentaba...
—No me refiero a eso. — hablo interrumpiendo al pelirrojo. — ¿Exactamente qué es lo que intentas con nosotros?
—Nada, realmente no intento nada. —se apresuró a responder, Fangbone lo miro escéptico.
—¿Entonces porque no te has ido? — su nombre llego inmediatamente, estaba pensando en Randy, solo que no se atrevía a decírselo al mejor amigo. Fangbone retiro las botas de Joey con cuidado de no despertarlo, procuro que sus amigos aún siguen dormidos y continúo hablando con seriedad hacia Nomicon. —Yo provengo de una zona donde no se creen en las segundas oportunidades, desechamos a los insanos mentales y enfermos a morir en la nieve, algunos se les marca y dejan que su sangre atraiga a los lobos. Es un territorio hostil donde se hace lo posible para sobrevivir, eliminamos a los enemigos si estos amenazan nuestra paz. Tú, Nomicon Norisu, amenazas la paz de mis amigos, pero no puedo negar segundas oportunidades cuando a mí se me concedió una en este mundo. Fuiste una persona nefasta y deshonrosa, pero fuiste abandonado por tus aliados en tu peor momento, yo sé lo que es eso. Lo que sea que busques en nosotros, espero que lo encuentres de la mejor forma posible, de lo contrario arrancare los dedos de tus manos y te los daré en el cereal como desayuno.
Se quedo congelado por sus palabras, siempre creyó que Fangbone era una persona lenta y estúpida, un bruto que solo era capaz de responder a gritos y fuerza bruta, pero el chico frente a él está muy lejos de lo que imagino. Era brutal con sus palabras, de una forma en que sentía la amenaza verdadera, y el hecho de conocer muy poco de él — porque en el pasado no lo considero relevante— no ayudaba a aliviar el miedo.
Continúo desatando los cordones de Spencer, siendo tan cuidadoso como se podía.
— Yo se que no fui la mejor persona con todos ustedes.
—Con nadie realmente. — le interrumpió Fangbone.
—Si, exactamente eso. Seguí aun juego estúpido que... bueno, es algo demasiado estúpido para expresarlo en palabras, pero en serio quiero disculparme con ustedes. — se sinceró Nomicon. — Estos últimos meses fueron, brutales. Antes me despertaba con una idea de lo que haría el resto del día, pero ahora suelo mirar el techo buscando algo que valga la pena para siquiera terminar el entrenamiento.
—Eso se le llama tocar fondo, estas deprimido, eso ya lo experimenté. — comento el escandinavo. — Un día eres tú y al otro ni siquiera funcionas bien.
No tenía sentido para él, no se sentía triste en absoluto, pero realmente no tiene idea de lo que es la depresión.
—¿Cómo lo superaste? Es decir, estás bien ahora.
—Randy me ayudo a salir de ese hueco, me enseño todo lo que se dé la música y me consiguió un trabajo. — eh hizo más por él, Fangbone daría hasta su vida por la amistad que Randy le ha brindado desde que llego a la escuela. — Pero lo tuyo es distinto, vuelve a lo que te hacia feliz. No sé, tu si tienes dinero así que mejor ve a terapia.
No era la respuesta que quería oír, pero significaba mucho viniendo de alguien como Fangbone. Finalmente le quito los tenis a Spencer dejándolos a un costado de la cama, Nomicon no podía creer que Spencer fuera capaz de hacer un doble nudo tan ajustado que casi busca unas tijeras para quitárselos. Fangbone no paso por alto el detalle del pelirrojo, el solo hecho de que se tomara la molestia ya era una señal sutil de que el Nomicon egoísta quedo atrás.
—A este punto de la madrugada Gordon debe de estar en la tercera ronda. — hizo reír al baterista, eso ya era un alivio después de la charla anterior.
—Mejor quédate hasta que el resto despierte. — Fangbone se levantó y golpeo el hombro de Nomicon como si se tratara de Randy o Spencer. — Joey acostumbra esconder nuestras cosas cuando estamos ebrios, le preguntaras sobre tu llave y celular una vez se despierte.
Y sin más se acostó a lado del castaño. Nomicon se sentía raro después de esa charla que tuvo, el baterista no lo corrió de la habitación, es más, le ofreció quedarse con ellos hasta que Joey despertara, pero no sabría si considerar que tenía un pase libre para “convivir” con el grupo, solo tenía una segunda oportunidad. Podía solo conservar su aventura con Randy e ignorar al resto de los Yungbluds, pero la noche anterior a lado de Randy y sus amigos fue la mejor de toda su vida, nada que ver con las hogueras y las fiestas con Bash y Gordon. Si decidía que solo los ignoraría se arriesgaba a estar solo hasta la graduación.
Paso sobre el cuerpo de Spencer y regreso al lugar de antes, justo en el hueco libre entre Randy y Spencer.
—Espero no hayan utilizado mi tarjeta para pagar lo que tomamos anoche.
—Tú te ofreciste. — dijo Fangbone. — Tienes suerte de que seamos mejores personas que tú, porque si no te habríamos hecho nuestra perra desde el momento en que las fotos de tu pito se colgaron por todo el internet.
Cuando Joey lo despertó en la mañana de Londres, se dio cuenta que Nomicon se había ido. No estaba preparado para la serie de preguntas de Joey cuestionándole seriamente por qué se trajo a Nomicon hasta la habitación del hotel, por lo que fingió que le dolía tanto la cabeza que no podía recordar si eso era verdad. La cosa con Joey es que podía ser tan odioso cuando se lo propone, le picaba las costillas y hablaba tanto que fastidio también a los otros dos.
Spencer no despertó mejor que el, había cantado tan alto y por varias horas que su garganta está agotada, su voz se oía mal, ronca y de una aspereza que solo imaginaria de un adulto mayor de 92 años. Eso sí, fue felicitado y alagado por su espectáculo de la noche, donde hasta Heidi Winerman se tomó un corto tiempo de tomarse una selfi con Spencer —obviamente el cineasta ni se percató—. Sin embargo, el bajista recordaba perfectamente lo que ocurrió anoche, tirándole toda la fachada a Randy.
— ¡No lo sé! — exclamo Randy a mitad del desayuno. Clavo con furia el tenedor sobre los huevos revueltos que el plato hizo un chillido. — Estaba ebrio y ni siquiera note que era él, solo me gusto y lo invite a bailar.
Entonces noto que metió la pata, se llenó la boca de comida y fingió que no dijo eso, pero Joey había soltado el chillido más fastidioso que Spencer achino los ojos por el dolor de cabeza.
—Así que... — musito coqueto. — te...
— ¡No! — se precipito a cortar la oración de Fangbone. Escupió un poco de comida al rostro del baterista, Joey por fortuna alcanzo a tapar su plato de comida. — Creí que era una chica.
—Nada en Nomicon parece de mujer. — hablo Spencer, Randy tuvo que pedirle que repitiera lo que dijo porque no lo escucho bien. — Es decir, solo míralo. ¿Exactamente qué tiene de femenino?
—Su cabello. — se apresuró a responder Randy. — Es tan largo que lo hace parecer una chica.
— ¿Y eso que? Yo también tengo el cabello largo. — menciono el baterista ondeando su cabello, había decidido dejarlo suelto, pero por la humedad de la ducha se esponjo. — ¿Eso me hace parecer una chica?
—Eso no es lo que dije. — tomo un trago de jugo y pensó en que otra cosa podía decir. — Dije que invité a bailar a Nomicon creyendo que era una chica.
—Con una chingada, lo escuchaste hablar. — dijo Joey. — ¿Por qué si sabias que se trataba de un chico continuaste bailando y coqueteando con Nomicon?
—Yo no coquetee con él, estaba ebrio y ya.
Se apresuro a comer y zanjar el tema. Fangbone veía más allá de las reacciones de Randy, como si algo le avisara de lo que sucedería en un futuro, o, sino que ya sucede. Joey estaba tan molesto desde la noche anterior, había esperado con ansias el momento en que Randy le rompiera el rostro en cuanto se diera cuenta que Nomicon lo tomaba de la cintura y le daba “esas miradas” de arrogancia, pero cuando esa pelea no sucedió se sintió tan frustrado que su cuerpo le pedía comer.
Para nada se cree el “Estaba ebrio”.
Randy paso parte del dia con esa conversación en su mente. No habria posibilidad de que Nomicon se acercara a ellos sin arruinar la amistad. “Otro motivo para no tomarlo en serio” penso Randy.
(°°°)
Un leve diluvio hizo presencia cuando salieron del hotel rumbo a los autobuses, varios alumnos tuvieron que regresas a sus habitaciones por la lluvia y el frio. Nomicon estaba agotado y harto de escuchar información sobre los monumentos o la historia de la ciudad. Pensaba que el viaje se resumiría en fiesta de té y la reina Isabel. Debían haber ido a un lugar sin historia, como Florida, no a un país con tesoros y reliquias robadas de todo el mundo.
Los profesores habían encargado una aburrida actividad sobre los tres museos al que asistieron, pero apostaba que no era el único estudiante que anotaba B a las 50 preguntas. Hasta Randy y sus amigos se atrevieron a botar las hojas tan rápido como se les fue entregadas, a ese punto de la tarde animaron al grupo a buscar un McBurguer en lugar de un restaurante local, y ante la presión social Kendall no tuvo de otra más que ceder.
—La Torre Agbar mide ciento cuarenta y cinco metros de altura y tiene treinta y ocho plantas. Se ha convertido en uno de los edificios más famosos de Barcelona, especialmente cuando se ilumina por las noches —explicó la guía.
—¿Y por qué hemos venido de día? —preguntó Joey en bajo, asándose de calor.
En el autobús turístico se sentó en frente de los chicos de Yungblud, se había negado a tomar asiento en los asientos de la parte trasera junto a Bash y Heidi por lo que estaba solo gran parte del recorrido en los museos. Randy se recargo en su respaldo y paso sus brazos sobre sus hombros, esto no pasó desapercibido por el resto de estudiantes como Kendall —quien ya estaba lista para regañarlos— y Gordon Gibble, Randy señalo un edificio desde la ventana y le dijo:
—Parece un gran... —comentó Randy al lado de Nomicon.
—Que puto cerdo eres, siempre pensado en lo mismo... —le miró con asco y siguió dibujando sobre la hoja de ejercicios.
—¡Cigarro! Iba a decir un gran cigarro. —aclaró Randy.
Llegaron al hotel por la tarde, Nomicon tomo su maleta y la subió a su cama. Tomo los regalos para sus padres y los guardo en una zona segura en su maleta, en el museo había encontrado llaveros y collares de vidrio soplado, por lo que compro unos cuantos para su madre y unos llaveros muy sosos para su padre. Toda su infancia cuando el adulto estaba fuera siempre le regalaba llaveros de los hoteles, por lol que su regalo podía ser una buena broma. Solo faltaba algo lindo para Theresa, debía ser algo emo o de color rosa, realmente no le importaba si tenía que ir a comprarlo a una tienda departamental.
Buscó en la maleta algo de ropa limpia para ponerse después de la ducha y bajar a cenar. Puede que más tarde montaran una fiesta. Los profesores habían descubierto lo de la salida nocturna del día anterior, y amenazaron a todos con mandarles de vuelta como se repitiera lo sucedido. Sin embargo, no habían dicho nada de hacer fiestas en las habitaciones. Bash informó a todos de que después de cenar fueran a su habitación para hacer una fiesta. Comprarían alcohol en el bar del hotel, pedirían vasos y cubiteras llenas de hielo. Nomicon no sabe si ir a la fiesta, inevitablemente se encontraría con Heidi y esos dos.
Tomó unos vaqueros sencillos, una camiseta blanca, y una chaqueta de los Yankees. Esperó a que Gordon saliera del baño y se metió. No podía dejar de pensar en lo que le dijo Fangbone con su supuesta depresión, creía que solo se debía a que acepto su sexualidad y se estaba acoplando a su “Nuevo yo”, pero reconoce que cosas que le divertían y amaba ya ni siquiera llegan a motivarlo para quedarse después de la escuela. “Vuelve a lo que te hacia feliz” recordó Nomicon. El futbol americano ya no era lo mismo, ya ni siquiera era escuchado para las estrategias, lo dejaban en la banca y los espectadores le arrojaban comida por la mala racha en los juegos. Si no fuera porque el anciano de Copernicus no lo ha corrido es porque está dado de baja por enfermedad, y el entrenador Dan Zembroski no es como si pudiera hacer mucho por él. Su popularidad cayo gracias a Heidi, Bash y Gordon solo le hablaban por razones extrañas, lo único que le queda son sus calificaciones y su plan de conseguir una beca de intercambio a la universidad.
¿Por qué necesita recordarse cada 15 minutos que esta arruinado? ¿Así es como Fangbone le dijo que es la depresión?
“Vuelve a lo que te hacia feliz” volvió a recordar. Antes, cuando vivía en Japón y su padre no podía cuidar de él, asistía a un dojo de aikido infantil, después fue a Judo, y parte de la secundaria estuvo en kenpo. Tuvo medallas, trofeos y gano hasta un campeonato nacional. Toda su infancia y adolescencia soñaba en convertirse en un ninja, y si eso lo hacía feliz tal vez debería de volver a practicar artes marciales.
“—Si renuncio al equipo de la escuela, podre tener tiempo para volver a kenpo.” cuando termino de arreglarse y salir ya tenía una meta; Renunciar al futbol americano y concentrarse en encontrar la universidad de sus sueños.
Salio al pasillo para ir al comedor del hotel, vio a unas cuantas chicas por el pasillo, estaban corriendo con espuma de afeitar en las manos, una de ellas se acercó a Nomicon y le embadurnó la cara.
—Kuso... —maldijo Nomicon, se acababa de duchar y aquella imbécil le había llenado la cara de espuma.
La chica salió corriendo, pensando que Nomicon le seguiría el juego e iría detrás de ella, pero Nomicon lo único que hizo fue quitarse la espuma de la cara y mirarla con frustración. Nomicon entró en la habitación, se metió en el baño y abrió el grifo. Se limpió con cuidado la cara para no mojarse el pelo. Buscó en su ropa para ver si había rastro de alguna mancha, pero estaba limpio. Volvió a salir de la habitación topándose con la chica Flautista.
—¡Hola Nomicon! —saludó muy efusiva.
—Hola... —respondió.
Marta se le acercó y Nomicon dio un paso atrás chocándose con la pared.
—¿Irás después a la fiesta de Bash? —parecía que lo de la fiesta de Bash había llegado hasta oídos de la chica Flautista.
A Nomicon no le apetecía nada escuchar sus pedantes y aburridas conversaciones, y menos aún que le abrazara y le persiguiera todo el rato. Odia mucho ese papel que toma de “No soy como las otras chicas” y que su ego se alzara porque ella si conserva su virginidad.
—Ah, ¿pero no te has enterado?
—¿De qué? —preguntó la chica levantando una ceja.
—Que la fiesta será al final en la habitación de... ese chico de aretes y camisas espantosas. — mintió Nomicon.
—¿Spencer? — pregunto ella.
—¡Sí, ese! —la mandaría a tocar las narices, aunque fuera un rato a la habitación de Randy—. Bueno, me bajo a cenar.
—Sí, yo también iba —respondió con una sonrisa, llamando al ascensor. No quería estar encerrado con ella en un ascensor, así que se dirigió a las escaleras.
—¿No bajas por el ascensor?
—Emmm... No, prefiero hacer ejercicio —respondió rápidamente.
—Oh, que gran idea, me vendrá bien un poco de ejercicio —dijo ella siguiendo a Nomicon.
Entonces se le ocurrió decir la peor estupidez para que ella lo dejara en paz.
—¿Si sabes que estoy con Heidi?
cayo en cuenta de su error cuando ella abrió ampliamente los ojos, fingió disculparse y se marchó al ascensor. “¿¡Heidi!? ¿Es en serio Norisu Nomicon?” se recrimino, apenas había conseguido salir de un problema y se le ocurre decirle a la chica más chismosa que sale con Heidi.
Se echó en el plato una montaña de patatas fritas. Spencer no paraba de regañarle y de decirle que probara otras cosas, pero las patatas de aquel buffet chiflaban a Randy. Si en aquel momento le preguntaban qué era lo que más le había gustado de Londres, respondería que las patatas del hotel. Aunque seguramente al final del viaje respondería que el museo. Estaba deseando ir, la Sagrada Familia y el resto de monumentos de Londres no le interesaban en absoluto. Se sentó en su mesa después de haberse echado otra montaña de kétchup y se dispuso a comer. Escuchó como le gruñía la señorita Gillian por cenar solo patatas, le prometió que después tomaría una cena desente como la de Joey, quizás hasta algo de fruta para que le dejase en paz. Cuando se fue, levantó la vista y vio a Nomicon, estaba comiendo un tazón lleno de helado en una mesa junto a Kendall y los amigos de Kick. Fangbone hablaba de que Waha habia convencido a sus tutores de pasar la tarde en la habitación de hotel para hacer una mini fiesta los 6 — porque desafortunadamente Marinette iria con ella—, Spencer y Joey hablan sobre pedir comida y ver películas mientras que el baterista hablaba por celular con su chica.
Salió de sus pensamientos cuando sus miradas se cruzaron. Randy se incomodó porque Nomicon hubiera descubierto que le estaba observando, pero éste no hizo nada. Terminó su cuenco y se levantó. Randy volvió a centrarse en su cena, cuando vio por el rabillo del ojo que Nomicon se había parado en la puerta del comedor. Miró hacia él con curiosidad y vio que le estaba mirando. Le hizo un gesto con la cabeza diciéndole que le siguiera. Randy captó el mensaje, devoró las pocas patatas que le quedaban y se levantó.
—Voy arriba a cambiarme, que no estoy... cómodo —sus amigos le miraron como si fuera un bicho raro.
—De acuerdo, solo vete. —contestó Joey volviendo a su plato.
Randy salió tranquilamente del comedor y vio a Nomicon al fondo del pasillo junto al ascensor, la puerta se abrió y se metió dentro. Randy corrió hacía allí antes de que se cerrara. El japones estaba apoyado en el espejo con los brazos cruzados, Randy dio al botón de su planta y se colocó junto a él con las manos en los bolsillos. Nomicon iba a voltearse hacía Randy cuando alguien abrió el ascensor antes de que subiera. Una pareja de ancianos turistas entró, les saludaron simpáticamente y se quedaron de espaldas a ellos. Randy se acercó algo más a Nomicon y lo abrazo desde atrás, paso su mentón sobre el hombro ajeno y lo recargo sobre su cuerpo. La mujer fijó la vista hacia atrás y el pelirojo apartó las manos de Randy de su cintura. Volvió a girarse y esta vez fue Randy el que se acercó a Nomicon pasando su boca levemente por su oreja. Llegaron a su planta y se separaron rápidamente, Nomicon pasó entre la pareja y salió, Randy le siguió. Caminaron con prisa y alerta para no toparse con nadie. Randy se iba a detener en su habitación.
—No, mejor vamos a la mía, que tus amigos son demasiado intrusivos —dijo dirigiéndose a la suya.
Randy no objetó nada y le siguió. Nomicon se detuvo junto a su puerta y sacó su llave para abrir. Nada más entrar, el pelirrojo se abalanzó sobre Randy. No habían tenido ocasión de estar juntos desde hacía ya tiempo, no desperdiciaría ni un minuto. Randy empujó hacía el fondo de la habitación a Nomicon, no se dejaban de besar ni tan siquiera para tomar pequeñas bocanadas de aire. Sus sueteres cayeron al suelo y deslizaron sus camisetas. La mano de Nomicon se deslizaba por el cuerpo de Randy, desabrochó su pantalón y lo dejó caer. Randy se hubiera tropezado al quitarlo de sus pies si no hubiera sido por la sujeción de las manos de Nomicon. Acariciaba las mejillas de Randy, y éste miraba con ansia el cuerpo de Nomicon.
Le tumbó en la cama y dejó que su boca viajara por su piel. Llevó su mano hasta la clara erección de Nomicon, cuando llamaron a la puerta. Los dos se quedaron quietos y en silencio al oír el golpe. Se miraban con los ojos como platos preguntándose con la mirada qué hacer.
—¿Nomicon? —preguntó una voz al otro lado de la puerta.
—Es Heidi —susurró Nomicon.
Randy se apartó de él y pisó la hebilla de su cinturón haciendo que cayera al suelo de dolor. Sonó un fuerte ruido.
—Nomicon, sé que estás ahí, ábreme —Heidi había oído los ruidos.
—Ya voy —dijo Nomicon viéndose obligado a contestar.
Randy le interrogaba con la mirada. Nomicon comenzó a tomar la ropa de Randy del suelo, y se la estampó contra el pecho.
—Escóndete debajo de la cama —le susurró.
—¿Qué? —preguntó Randy alarmado.
No le dio tiempo a decir nada más, Nomicon le agarró y le empujó para que se metiera debajo. Randy se metió a duras penas, tumbándose boca arriba con su ropa, bajo la cama. Nomicon miró a su alrededor para comprobar si quedaba algo sospechoso en la habitación, después se dirigió a la puerta y abrió.
—¿Por qué tardabas tanto? —le preguntó Heidi al abrir la puerta.
—Estaba en el baño, iba a ducharme —contestó Nomicon sin pensar mucho en su respuesta.
Heidi entró y echó un vistazo a la habitación sin encontrar nada que le dijera que estaba haciendo. Después le miró de arriba a abajo y encontró la razón de su tardanza.
—Así que duchándote... —comenzó a decir con una mirada llena de sospecha.
Nomicon asintió algo preocupado por si le había descubierto. Randy, bajo la cama, escuchaba toda la conversación con el corazón en un puño.
—Pues yo creo que... estabas divirtiéndote con tu amigo —respondió con una sonrisa. Randy y Nomicon casi entran en pánico. Les había descubierto, ¿qué dirían ahora? Estaban allí solos y en ropa interior. Nomicon estaba a punto de explicarse cuando Heidi soltó una carcajada y señaló su pantalón. —Si querías divertirte, debiste haberme avisado — dijo con la intención de tocarlo.
Nomicon ahora se sentía más amenazado, como si el hecho de ser descubiertos fuera mejor opción.
—No es necesario que... —comenzó a decir Nomicon.
Las manos de Heidi se deslizaron por su cintura y cuando tenía la intención de bajar las manos la detuvo. Pese a que ella se molestó continúo acercándose a él. Nomicon no quería eso, tal vez en el pasado habría aprovechado esa oportunidad, pero ahora jamás se metería con la persona que lo denuncio públicamente sin pruebas. Aun si no fuera gay, ¿Qué le aseguraba que Heidi no iría y lo acusara de violación?
Paro ese juego ridículo de Heidi, y solo cuando tomo su distancia ella se molestó.
—¿De esto se trata? — hablo la chica con furia. — Solo jugaste conmigo y me botas.
—Nunca hubo nada entre nosotros desde el día en que ofendiste a mi hermana menor.
— ¡No comparten sangre, no se parecen, ni siquiera salió de tu verdadera madre! — grito Heidi. — Así que una mierda esa que son hermanos, porque no lo son.
— ¡Cállate! Theresa es mi hermana, sea o no de mi sangre no te da el derecho de ofenderla frente a mí. — exclamo el pelirrojo. — Nunca hubo, habrá o siquiera tendremos una posibilidad porque eres una maldita hipócrita que me acuso de meterme con mi hermana en directo frente a toda la escuela. Simplemente estas enferma por insistir en esa pendejada incestuosa.
Dio un paso hacia atrás, alejándose tanto como podía de Heidi. Ella cruzaba los brazos y lo miraba con una furia, apretó los labios y el maquillaje se batió por sus ojos. Nomicon solo esperaba que se diera la vuelta y desistiera de estar en la habitación.
—Teníamos algo entre nosotros, podíamos...
— ¡Largo! — grito tan fuerte como podía que su voz tembló. Heidi mordió el labio en un falso papel de víctima que no iba para nada en ella, y eso solo avivo la furia de Nomicon — ¡Me importa un carajo, no te quiero ver!
—Te odio. ¡Ojalá ella se muera!
— ¡Que te largues!
— ¡Ojalá la violen como la puta que es! ¡Que la quemen y le saquen toda esa mierda que tiene dentro! Que la veas muerta y...
No la dejo terminar, Nomicon se precipito hacia ella y la tomo del cabello para sacarla personalmente de su habitación. De los pocos estudiantes que estaban afuera, solo uno de ellos presencio como Heidi caía al suelo y se abalanzaba a golpear la puerta. Estaba agobiado, al roce de caer en un ataque de pánico, porque quien sabe que podría saber Heidi del accidente de su hermana.
— ¿Esto significa que ya no me la vas a chupar?
Una mano se posó sobre su hombro y por instinto se hizo a un lado, se olvidó que Randy aún estaba atrapado debajo de la cama. Estaba más vestido que él, pero tenía el cabello hecho un desastre.
—No estoy para aguantar tu humor, Cunningham.
Los gritos de Heidi aún se escuchaban, sabe que en unos cuantos instantes ella se hartara o llamaran a un profesor. Tomo asiento en la cama de Gordon y suspiro pesadamente, a ese punto quería regresar a casa.
—Lo que dijo fue...
—Asqueroso. — interrumpió Nomicon. — Todo en ella da asco.
—Así son las mujeres.
—No. — lo regaño Nomicon. — No sé qué tipo de mujeres tengas en tu vida, pero no hables como si las conocieras todas.
Randy no dijo nada, solo se sentó a su lado y lo abrazo, pasaba su mano sobre la espalda desnuda de Nomicon y le acariciaba el cabello con la otra, intentando reconfortarlo como lo haría con Joey o Fangbone. De a poco dejo de estar tenso y solo correspondió el abrazo del guitarrista. No aceptaría llorar por una discusión tan estúpida con alguien tan irrelevante en su vida, pero el hecho de que deseara que muriera y que Heidi tuviera los medios para arruinar la vida de su hermana le hacen querer llorar.
(°°°)
Si por el fuera, sostendría la mano de Waha y la mantendría cerca el resto de la noche, aun cuando ambos no saben bailar, solo se mesen en un suave balanceo mientras están abrasados. Su mente lo lleva a la noche de su boda, cuando ambos bailaban junto al fuego y juraban morir al lado del otro, para ellos se trataba de un cumpleaños, puesto que comieron pastel y les dieron regalos, pero para todos los adultos de la aldea se trataba de algo que se esperaba de ambos como individuos de la tribu. Las cicatrices en su espalda arden y siente un frió recorrerle el cuerpo, su mente jugaba con los recuerdos e inevitablemente recuerda el día que fue marcado y exiliado a morir.
Waha le toca el rostro con el dorso de la mano, como si le hubiera limpiado una lagrima, se miran a los ojos y Fangbone sucumbe ante la tentación de besarle la mano y agradecer. Es ella quien lo trae a la realidad, le hace ver que no están en Skullvania y solo se encuentran en una habitación de hotel.
— ¿No te incomoda que tus amigos te vean así? — pregunto ella.
—No, saben que puedo golpearlos si arruinan este encuentro. — respondió Fangbone, giro lentamente a Waha mientras veía a sus amigos reír y ver una película en el televisor de la habitación. — Realmente, ellos son grandiosos, pero se burlarán una vez termine el viaje.
—Has hecho grandes amigos.
— ¿Y qué contigo? — hablo Fangbone. — Me has hablado de tu otra familia y la chica Marinette.
—Fangbone, ellos viven en otra realidad. Son buenos, pero se hacen ideas tan erróneas que no vale la pena desmentir. — hablo Waha. — Yo ya superé lo insupurable y nada de lo que hagan puede acabar conmigo, estaré bien.
Y quería tener razones para preocuparse, pero reconoce que ambos viven una realidad muy alejada a la de Spencer y Joey, por lo que podía tener confianza en que Waha es capaz de sobrevivir sin él. Esquivaron lobos y sobrevivieron temperaturas bajo cero, el acoso escolar de privilegiados era una nada.
Era una lástima que Fangbone no tuviera la misma fortaleza que Waha.
—Yo... estoy a punto de hacer algo horrible.
Joey giro hacia la pareja y noto algo raro en ambos, no había entendido nada por que hablaban en su idioma natal, pero por la mirada desconcertada de Waha supo que algo malo ocurría.
— ¿Qué?
— ¿Tu, recuerdas porque me querían muerto? — musito Fangbone evadiendo la mirada de Waha. Ella asintió con temor, suspiro hondo y continúo hablando. — E-el, evento con el cuchillo, t-tu... ¿lo recuerdas? Waha, sucedió hace años, pero... ¿Porque estas temblando?
Ella sostuvo sus manos y negó.
—No estoy temblando. — exhalo sobre las manos del más alto al encontrarlas heladas, entre los dos habían sufrido, pero quien lleva el peso de ambos inevitablemente fue Fangbone. — Fangbone, estas temblando.
Spencer giro a verlos, se habían detenido y vio el estado de Fangbone.
— ¿Pasa algo? — pregunto el cineasta.
—No, iremos afuera. Waha me ha sorprendido con una noticia y, ya sabes, cosas en privado.
El baterista la llevo a rastras afuera de la habitación, dejando a Joey y Spencer confundidos por lo que podría ocurrir. Evadieron a Heidi y su rabieta fuera de la puerta de Nomicon y subieron escaleras arriba hasta el último piso. Waha no sabe lo que ocurre con Fangbone, porque esa necesidad de esconder las cosas con sus amigos. ¿acaso ellos desconocen la razón por la que lo exiliaron?
—No, aguarda. — se sujetó a la barandilla y dio un tirón al brazo de Fangbone, quien por la fuerza del latigazo tuvo que soltarla para no caer hacia atrás. — No huiras, no más. Fangbone ya has huido mucho de los problemas, solo no lo hagas más.
—Ellos no lo saben, pero... — sorbio la mucosidad que le impedía respirar. — Hay alguien, tan malvado como Drull, de un aura apestosa que todo lo que toca morirá, y no sé cómo, pero ella descubrió el porque me querían muerto. Y estoy a punto de hacer algo horrible para que guarde silencio.
Vio la desesperación en él, el miedo era el mismo que aquel fatídico día donde se despidieron en el puerto de parís. Miedo a la incertidumbre y lo desconocido. Fangbone bajo unos cuantos escalones para estar frente a frente, escondiendo su rostro en el pecho ajeno, abrazándola como si de un niño se tratara. Estaba con pocos detalles, pero no podía pedirle que hiciera lo correcto porque eso afectaría la vida de Fangbone. La cosa es que están en un nuevo mundo, a varios países y kilómetros fuera lejos de sus padres, ha visto el amor y la libertad que no se viven en Skullvania, pero Waha lamentaba tanto que lo único que los atara a ese maldito pueblo fuera el miedo.
Cuando ambos regresaron a la habitación, Randy ya se encontraba allí. Hablaba de que salió con una chica y perdió el tiempo con ella, todos allí eran ajenos a lo que le ocurría a la pareja escandinava, el guitarrista vio a Fangbone entrar y palmeo el asiento libre a lado de él, invitándolos a ambos a ver una película de Adam Sandler.
— ¿Dónde habías estado? — le pregunto Fangbone tomando asiento, subió los pies al sofá y abrió las piernas para que Waha se sentara en el hueco.
—Por allí, estuve consolando a una pelirroja muy guapa.
Las tripas de Fangbone se contrajeron por la culpa, no podía hacerle eso a su mejor amigo.
(°°°)
Llevaba veinte minutos esperando. Ya había pensado en más de cincuenta maneras diferentes de matar a Randy. Cuando los maestros hicieron que Heidi se retirara a su habitación Randy le prometió que le compensaría el mal rato, y por ello estaba atrapado en la habitación de su chico mientras él iba por condones.
Estaba agobiado de estar tanto tiempo allí, estiró los brazos que se le habían quedado atrofiados de no poder moverlos. Pensó en salir y buscar a Randy, pero quería ahorrarse el disgusto de encontrarse con Heidi o Kendall —quien pedía una explicación del porque Heidi hizo lo que hizo—. Ojeó la maleta que estaba junto a su cama, la ropa de Randy era casi toda oscura y no había ni una sola marca, todo lo contrario a la ropa de Nomicon. Dentro había un cuaderno, lo tomó y pasó las páginas rápidamente. Estaba casi completamente escrito, leyó alguna de las páginas, pero se trataban solo de sus canciones. Se aburría tanto que siguió mirando en el interior de la maleta y vio en un pequeño bolsillo la cartera de Randy. Era de cuero negro, con una cadena. Miró en su interior, no había más que veinte dólares dentro, desde luego Randy no era un ricachón.
Iba a dejarla en su sitio cuando encontró un hueco donde había fotos. La primera era de él y su grupo, parecían cuatro tontos fingiendo ser estrellas del rock. La giró y vio algo escrito en el reverso "Algún día mostraremos esta foto siendo verdaderas estrellas. Desde el principio hasta el final, siempre The Young Blood never die". Nomicon se sorprendió al ver aquello, era increíble como en realidad eran más parecidos de lo que se podía ver a simple vista. Randy creía verdaderamente en un sueño. Sitió algo de pesar al recordar todos los momentos en los que se había burlado de ellos.
En la siguiente, salía Randy con unos catorce años y una guitarra. En el reverso ponía "Compañeros de sueños". ¿Quién consideraría a una guitarra un compañero? Bueno, el soñaba con ser un ninja y derrotar a un hechicero. Dejó las fotos en su sitio y se fijó en la otra. En ella había una mujer y un niño, la mujer era linda, una mujer algo joven para su edad con una sonrisa blanca, que rodeaba con sus brazos a un niño. El niño estaba claro que era Randy, tenía esa sonrisa que le caracterizaba, solo que más inocente. Nunca le había oído hablar de su madre, solo recordaba que una vez Bash le dijo algo grosero sobre ella, y Randy no volvió a hablar en toda la clase. Callar a Randy era toda una proeza.
Escuchó la llave en la cerradura de la puerta, tiró la cartera a la maleta y se metió velozmente bajo la cama. Después de todo seguía siendo la habitación de Spencer. La puerta entonces se abrió, vio unos pies femeninos pasar delante seguidos por los de Randy.
—Gracias por hacerme este favor —dijo la voz de la chica.
Nomicon reconoció aquella voz, era Amanda.
—Bien, pero no le digas a Randy que te he ayudado —respondió una voz masculina.
Ese no era Randy.
—No diré nada, vamos vete —escuchó decir a Amanda.
Nomicon se asomó ligeramente, para ver de quien se trataba. Era Fangbone, el amigo de Randy. Abrió la puerta y se marchó. Nomicon no entendía de qué iba todo aquello, se colocó más centradamente bajo la cama para no ser visto por Amanda. Se preguntaba que hacía ella allí, Randy no debía saber nada, o eso dedujo Nomicon ante el secretismo de los comentarios de Amanda y Fangbone. De repente vio caer la ropa de Amanda, se estaba desnudando. Nomicon pensó en la posibilidad de que Fangbone y Amanda estuvieran liados, aunque no tenía mucho sentido que se liaran en la habitación de Randy. Además, Amanda estaba obsesionada con Randy, y no caería tan bajo como para acabar con Fangbone.
Debía ser una de sus trucos, esperar a Randy en su habitación desnuda. Por supuesto, pensó Nomicon. Fangbone la ayudó secretamente dejándola entrar en la habitación, no sería muy difícil para él conseguir la llave de Randy o de Spencer. Nomicon vio caer a los pies de Amanda un tanga, la impresión hizo que se sobresaltara, dándose un cabezazo contra la cama, y emitiendo un quejido.
—¡Ah! —Amanda gritó pegando un brinco y levantándose de la cama—. ¿Quién está ahí?
Amanda se dio cuenta de su desnudez y tomó la sábana de Randy para cubrirse. Se había descubierto el mismo, no tenía más opción que salir e inventarse alguna excusa.
—Soy yo, soy yo —dijo saliendo de debajo de la cama con los brazos en alto y tranquilizándola. Amanda se quedó pasmada al ver que era Nomicon el que se encontraba bajo la cama.
—¿Nomicon? —preguntó anonadada. "Bien, ahora a ver que excusa pongo", pensó Nomicon—. ¿Qué hacías ahí debajo? —preguntó volviendo a guardar la compostura.
—Pues había... No —comenzó a decir Nomicon, pero rechazó la primera excusa—. Estaba... No. Quería... —intentó pensar algo, pero tenía la mente en blanco.
Amanda le miraba intentando averiguar qué era lo que le había traído hasta allí, cuando vio las cosas claras.
—¿Sabías que vendría? —preguntó Amanda—. ¿Te lo dijo Fangbone?
—¿Qué? No, no...
—Por eso has venido, para impedir que viera a Randy... ¿No me has olvidado desde aquella noche en tu casa? —Amanda se estaba montando sus fantasías en la cabeza. Nomicon iba a contestarla con una vulgaridad para que se le bajaran esos aires de grandeza, pero no le dejaba hablar. —Nomicon, no puede ser, ya sabes los problemas que tuve con Randy después de lo que pasó...
—Yo no te he dicho... —Nomicon la miraba con fastidio, su voz no le dejaba explicar nada. Amanda se detuvo, mirando a Nomicon de una manera que hizo que se congelaran las palabras en su boca.
—Aunque he de reconocer que eres de los pocos hombres que me suponen una tentación... —Amanda se acercó algo más a Nomicon, y éste se echó un paso atrás—. Está bien... —Amanda se mordió el labio y empujó a Nomicon para que se sentara en la cama, se quitó la sábana y se colocó encima.
—¿Qué estás haciendo? —aquello era una locura. Al final sí era cierto lo que decían, aquella mujer estaba loca.
—Dejarme llevar... —Amanda agarró a Nomicon de las mejillas y le besó.
Sus manos eran una prisión para Nomicon, el cuerpo desnudo y cálido de Amanda le impedía levantarse, y su larga cabellera rizada y alocada le envolvía en su beso. La puerta de la habitación se abrió dando paso a alguien.
—Vale, ya está, ya puedes... —Randy se paró en seco al verles. Amanda y Nomicon se quedaron congelados, Nomicon quería decir tantas cosas... Pero no podía. — Y yo como tu pendejo, ¿no? — estaba alucinando con aquello, no podía cerrar la boca, había quedado como un verdadero idiota al creer en Nomicon.
Amanda tomó la sábana y se levantó, Nomicon casi la tira al levantarse.
—Randy... —los dos comenzaron a emitir explicaciones al unísono.
—Fuera —dijo en un principio calmado. Nomicon y Amanda seguían con sus excusas—. ¡Fuera! ¡Fuera los dos de mi habitación! —gritó Randy lleno de ira.
De Amanda... bueno, estaba acostumbrado a sus mentiras, y nada de lo que le hiciera podía dañarle, pero ¿Nomicon? Le había dejado como un idiota dos veces en aquel día, fingiendo lo de su hermana por falsa empatia, que bajo de parte de Nomicon. Estaba fuera de sí, los dos le parloteaban alrededor. Con el ceño fruncido y un humor de perros, Randy se adelantó, tomó toda la ropa de Amanda y la echó al pasillo.
—¡He dicho que fuera! —los dos salieron, pero bloquearon la puerta para que Randy no cerrase.
—Randy, te juro que yo vine por ti... —escuchó que decía Amanda. Sus explicaciones le eran indiferentes y puso más atención en Nomicon. —Joder Randy, espera y hablemos —dijo con voz conciliadora.
—¡Dos veces! Dos veces me lo has hecho... —gritaba Randy. Amanda calló al ver que se lo gritaba a Nomicon. Lo malinterpretó, pensaba que hablaban de la vez que había estado con Nomicon por primera vez.
—Ha sido culpa suya... Yo no... —intentó explicar Nomicon.
—Sí, claro, chingas a tu puta, perra, asquerosa madre. —dijo sin creerse ni una palabra.
A Amanda se le asomó una pequeña sonrisa en el rostro, los dos chicos más guapos de la escuela se peleaban por ella. La gente de lataciones y pasillos salieron al oir todo el alboroto, pero él estaba demasiado enfadado para darse cuenta y Nomicon solo quería aclarar que no había sido su culpa. Ninguno se percató del público.
—Y encima en mi habitación... —Randy pensó en lo que acababa de decir y le volvió a venir la imagen en la mente.
Se desquició y tomó del cuello de la sudadera a Nomicon impulsándolo contra la pared, Nomicon se golpeó contra ella. Randy propinó un puñetazo en la cara a Nomicon que hizo que cayera al suelo. Bloqueó la caída con las manos, pero Randy le dio la vuelta y se colocó encima para volver a golpearle. Antes de que pudiera hacerlo, alguien le rodeó con los brazos el torso, levantándole y alejándole de Nomicon. Iba a embestir contra Nomicon de nuevo, pero la persona le obligó a dirigir la mirada hacía él.
—¿Me estás escuchando? —vio la cara de Spencer gritándole. Joey estaba a su lado preparado para intervenir si hacía falta. —No sé qué te habrá hecho esta vez, pero tienes que controlarte, o te mandarán directo a casa, ¿entiendes? —continuó Spencer haciéndole entrar en razón.
Volvió a dirigir la mirada hacia Nomicon, vio que Gordon lo levantaban, mientras Bash le gritaba insultos a ellos tres. Amanda contaba su propia versión de los hechos a los curiosos que preguntaban sobre ello. Spencer condujo a Randy dentro de su habitación antes de que los profesores salieran, el resto de alumnos hicieron lo mismo, ninguno quería verse metido en un problema. Joey se marchó a su habitación seguido por Fangbone, que tenía una extraña mirada, por la culpa. No sabía cómo había ocurrido todo aquello, pero todo sería obra de Amanda, y él había contribuido en sus malévolos planes, dio una patada a su maleta y luego a la de Spencer.
—¿Quieres parar de una jodida vez? ¿O al menos parar de golpear mis cosas? — exclamó Spencer. Randy se sentó en su cama y guardó el rostro entre sus manos—. ¿Se puede saber que ha pasado? —preguntó cansado de no entender que sucedía.
—Tú no lo entiendes, Spens —le contestó.
—Claro que lo entiendo... —se sentó en su cama frente a él.
—¡No, no puedes! —exclamó Randy.
—Bueno va, a lo mejor no lo entiendo —dijo dándole la razón para que no se cabreara más—. Pero hay algo que sí sé. Amanda es una bruja manipuladora, y Nomicon es... bueno, ni siquiera sé que pensar de él.
Randy levantó la vista y sintió las ganas de sincerarse, miró a Spencer a los ojos y escupió todos sus pensamientos.
—Es como... que intento confiar, ya sé que no debería, pero pienso... Pienso que en el fondo, las cosas pueden ser diferentes, que no es lo que aparenta ser. O puede que esté ciego, porque eso es lo que quiero que sea...
Spencer pensó en lo que le dijo, y encajó piezas.
—¿Te gusta? —preguntó—. Te gusta de verdad —continuó, contestándose el mismo.
—¿Qué? ¿Cómo me va a gustar? —preguntó ruborizándose—. Qué mamadas son esas... No me... gusta... —Randy terminó la frase, dándose cuenta de que Spencer posiblemente tuviera razón.
Spencer sonrió con ternura ante la obviedad de su amigo.
—No tienes por qué avergonzarte, a todos les pasa. No voy a decirte que lo comparta... Pero cada uno tienes sus gustos, ¿no? —Randy miró a Spencer al ver la naturalidad de su reacción al enterarse de todo.
—Entonces, te parece... ¿bien?
—¿A mí? —preguntó sorprendido—. No sé, es elección tuya...
Randy sonrió, aliviado de que por fin alguien le comprendiera, o al menos que no tuviera que fingir delante de él. Además, podría ayudarle a aclarar ideas, tenía la cabeza tan confundida... Ya no estaba seguro de nada.
—Además, algo tendrás que ver en Amanda que no vea yo —contestó Spencer metiéndose en la cama.
Era demasiado bonito para ser verdad, Spencer le había malinterpretado, pensando que estaba confundido y desolado por Amanda. No le culpaba, era más fácil creer que Randy pudiera amar a Amanda, que al idiota y mezquino de Nomicon.
—Sí... Amanda... —Randy se quedó mirando el suelo, mientras desaparecían de su mente todos los pensamientos de alivio.
—Bueno, ahora duerme, mañana las cosas serán mejor —dijo Spencer cubriéndose con la sábana.
—Eso espero... Porque como sean peor, no sé qué será de mi...
Pero Randy no sabía que el siguiente día solo empeoraría. Se dispuso a meterse en la cama, y vio que su racha de mala suerte no había acabado. Se había quedado sin sábana.
Chapter 22: °
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Despertó con un horrible dolor en la nariz. Había estado toda la noche escuchando los gritos de Heidi, que le acusaban de haber tenido un lío con Amanda. Estaba cansado de dar excusas, simplemente lo negó y que pensara lo quisiera. Suficiente tenía con Randy, a él sería algo más difícil hacerle entrar en razón. Aunque él sabía que no había hecho nada, sentía la necesidad de explicárselo a Randy, no le gustaba estar así. Y aunque le pegó sin motivo, quería hablar con él. Era todo muy complicado, tenía que dar una versión diferente a cada uno, Bash y Gordon pensaban que se había colado en la habitación de Randy para beneficiarse en su cama a Amanda. Para su mala suerte, Heidi público la pelea en Instagram y stories y recibió una llamada de Theresa a mitad de la noche preguntando sobre lo que paso. “Nada realmente importante” se limitó a responderle.
Nomicon se fue al baño después de vestirse para lavarse la cara y quitarse los dos algodones que se había colocado en las fosas nasales para cortar la hemorragia. Cuando salió se encontró con un pelotón de gente rodeando a la profesora Gilliam.
—Hemos venido aquí para visitar el país, no para que hagan fiestecitas nocturnas —decía. Al parecer se había enterado de lo de anoche, eso les dejaba con menos libertad de la que contaban antes—. El próximo que salga de su habitación en mitad de la noche, no saldrá del hotel en un día. ¡Sin excepción! ¿Me han entendido?
Se oyeron una serie de murmullos de queja, pero la mayoría asintieron obedientemente. Aun les quedaban dos noches por delante, si no les dejaban salir de fiesta ni fuera ni dentro, ¿cómo se divertirían?, pensaba Nomicon.
—¿Te acuerdas que prometimos vengarnos de Cunningham por la jugadita de las votaciones? —le preguntó Bash a su lado con tono interesante.
—Lo recuerdo... —contestó mirándole e intentando descifrar qué tramaba.
—Con esta nueva norma de Gilliam, podríamos hacer una buena...
—No Bash, creo que Cunningham ya tuvo bastante con lo de ayer —le contestó Nomicon.
—¿Qué? ¿Después de cómo te pegó? —preguntó sin dar crédito a lo que oía. — Nadie se mete con un GoldenFish sin quedar chueco, se metió con uno del equipo.
Eso explicaba por qué no lo han excluido como Bucky o Julián, es porque aún pertenece al equipo de la escuela.
—Es solo que no quiero estar metido en más mierda por ahora, ¿entiendes? — dijo zanjando el tema.
La puerta de la habitación de Randy se abrió, y de allí salió Spencer, que ni siquiera se giró a verlo. Nunca le había mirado de una manera agradable, y no fue hasta unos meses atrás que comenzó a verlo decentemente y ahora perdía toda pisca de simpatía. Randy apareció tras él. Nomicon desvió la mirada disimulando, no quería dejar tan claro el interés que sentía por saber cómo estaba Randy. No sabía cómo hablar con él, ahora que por la noche ni siquiera podían salir de sus habitaciones la cosa se complicaba más, y encontrar un momento a solas con él sería más imposible aún. Randy ni siquiera le dirigió una mirada, se metió al ascensor con Spencer como si Nomicon no existiera.
Aquel día, no hacia tanto frio como los anteriores, se respiraba una fresca brisa que era bienvenida después del tormentoso día anterior. Randy había estado toda la noche pensando en lo sucedido, se sentía avergonzado, había dado demasiada importancia a todo. Normal que Spencer pensara que le gustaba de verdad Amanda/Nomicon, porque se comportó como una verdadera víctima de los celos. La solución sería comportarse como si nada hubiera ocurrido, la indiferencia sería su mejor arma. Claro está, no podría fiarse más de él, para Randy, Nomicon era el mismo cabrón, egoísta y egocéntrico idiota de antes.
Durante el resto del día, de monumento en monumento, ignoró completamente a Nomicon, cosa que le costó bastante. Su estúpido cabello rojo es muy difícil de ignorar. Randy se dedicó a ser el alma de la fiesta en los autobuses, cantando junto con Howard la canción “I like to move it” por qué Kick menciono que le gustaba la película, Spencer y Joey bailaban junto a algunos integrantes del Freak club. Todo mundo se divertía más en el transcurso atrapados en el autobús que en las propias visitas. Ni siquiera a Kendal le importaba si los Yungbluds animaban una fiesta en el autobús. Lo divertido terminaba cuando llegaban al destino, y para sorpresa de Randy y el resto, visitar el acuario no se veía tan mal. pero la visita tuvo otra estúpida actividad, tenían que contar las especies y nadie quería hacerlo. En el descanso para comer Joey, Spencer, Fangbone y él buscaron un lugar para estar tranquilos. Fangbone y Joey estaban como locos por probar los mariscos que venden en el acuario, pero Spencer no podía dejar de pensar que les estaban vendiendo a los peces de los estanques por lo que opto en comer una ensalada y un pastel de limón.
—Odio las filas —dijo Joey colocándose al final de una.
—No creo que nadie las ame, Joey —dijo Spencer tomando el último trago de su botella de coca cola—. Ahora pídeme otra.
—Sí, su alteza.
—Aquí dentro hace más calor que fuera —se quejó Fangbone.
—En cuanto pida salimos fuera a comer, ¡pero ten paciencia chingao! —les exigió Joey.
El humor de Randy desapareció después de una larga y aburrida charla sobre los pepinos de mar, se iba a apoyar en el hombro de Spencer cuando sintió su móvil vibrar en el bolsillo. Era raro que le llamaran, sus amigos estaban allí y su madre dijo que no le llamaría para no gastar dinero. Solo podía tratarse de Amanda, ella y sus excusas, que cansado le tenían. Miró la pantalla del móvil para ver la identidad de la llamada. Era un número que no tenía. No sabía si contestar, pero finalmente se apartó unos metros, y respondió.
—¿Sí? —dijo al descolgar. Randy esperó unos segundos, pero nadie hablaba—. ¿Quién es? —intentó de nuevo, y se disponía a colgar ante aquel largo silencio.
—Soy yo —dijo la voz de Nomicon al fin.
—¿Qué quieres? —fingió parecer indiferente.
—¿Qué voy a querer? ¡Hablar! No hemos podido desde lo de ayer.
Randy hizo un gesto a sus amigos, informándoles que salía para hablar fuera.
—Ah bien, pues ya estamos hablando —dijo una vez fuera—. ¿Algo más?
Hubo otro silencio.
—¿Sigues enfadado?
—¿Enfadado? —preguntó pareciendo lo más sorprendido posible—. ¿Por qué iba a estarlo?
—Ah no sé, a lo mejor mi nariz malinterpretó tu puñetazo de ayer —dijo Nomicon con sarcasmo.
Randy soltó una carcajada.
—¿No te tomarías en serio todo aquello? Simplemente cualquier excusa es buena para pegarte —dijo de manera sobrada.
Nomicon emitió un bufido.
—¿Entonces no te molesto lo de Amanda y yo? —preguntó Nomicon.
Randy jugo con una piedra cercana a la puerta de la salida, el cielo se veia tan nublado que pareciera que iba a llover.
—Para nada, tu cógetela wey. —Randy estaba esforzándose por sonar lo más creíble posible— No la mama tan bueno como tú, pero ahí está la piedra pa’l chingazo. Maldito prostituto de mierda.
Nomicon enarco una ceja, odiaba tanto ese carácter pesado de Randy que es muy fastidioso e inmaduro. Tuvo que detenerse para no golpear el estante de medusas con su cabeza, es cierto que había llamado para disculparse, pero tenía el suficiente orgullo para no permitir que lo insulten.
— ¡Kusokurae! La bruja se me echo encima. — exclamo Nomicon. — Yo que mierda quiero meterme con esa lunática, ni que quisiera ser su juguete. Eres el único estúpido que sigue cayendo en su manipulación, no puedo creer que tengas tan poco amor propio como para seguir siendo su jueguito aun cuando terminaron.
La piedra salió volando cuando Randy la pateo con toda su furia. Nomicon sabe bien que le toco una fibra sensible, sus palabras le sentaron como una patada en el estómago, más porque sabe que el pelirrojo tiene razón, pero no le demostraría que tanto le dolió.
—Bien que sabes del tema, si o no putito. Porque aquí entre nos te has dejado manipular por Gordon y Bash a cambio de que tu trasero este intacto. —Dirigió el celular hacia su boca, escupiendo sus palabras con furia. Randy se desentendió de donde estaba, las personas solo lo miraban extraño por lo que exclamaba hacia el celular. — ¡Me vale verga si tengo que desnudarte en público otra vez! ¡Te juro que te romperé el culo si me vuelves a tratar como tu pendejo!
—No dijiste lo mismo cuando te marqué el culo.
Randy se quedó en silencio, aquello era algo que nunca usaban uno contra el otro. Había sido un golpe bajo.
—A si ¡Pues pícate el culo ojete!
Le colgó sin siquiera darle la oportunidad de hablar, no le importo el hecho de que estuviera haciendo una rabieta afuera del acuario, estaba desperdiciando el poco tiempo que tenían para almorzar en una estúpida pelea. Respiro hondo y conto mentalmente, tal y como le enseño Joey, estaba perdiendo la cabeza en un asunto que de plano ya es ridículo. “Qué más da, seguro ni soy el único que se lo coge.” Pensó Randy.
Guardo el celular en su bolsillo y estaba por irse.
— ¿Randy?
— ¡¿Qué chingados?!
Se trataba de Fangbone. No considero que había estado tardando como para que Spencer lo enviara por él, como ese día Waha no estaba con ellos creyó que la actitud pensativa y seria se debía a eso.
—Sobre lo de ayer, no sabía que Amanda haría eso.
—No estoy de humor para hablar sobre Nomicon y Amanda. — respondió Randy dirigiéndose a la puerta de entrada. — Estoy harto, hasta la fregada de esos dos.
Fangbone lo sujeto del brazo, deteniéndolo con la mano en el pomo de la puerta.
—Fui yo quien le dio la llave a Amanda.
— ¿Qué, como, cuando? ¿qué? — no se esperó esa traición, de todos sus amigos ni siquiera habría pensado en Fangbone. — Explica antes de que te acuse con Joey.
Lo soltó y contuvo las palabras, la ira le negaba reconocer que algo iba mal en Fangbone, normalmente el chico jamás se detenía a pensar las cosas. Tras una breve pausa finalmente lo miro a los ojos y la voz le tembló al hablar.
—No puedo decírtelo. — no soporto la mirada que Randy le dio, una de profundo odio y resentimiento. — Te juro que no quería hacerlo, pero la hija de perra me amenazo. Randy, eres mi mejor amigo, todo lo que soy te lo debo a ti.
—Y me dejaste a merced de ella. — refuto Randy. — Ella me manipulo, me hizo sentir que no valía nada sin ella, destruyo mi confianza e hizo que me odiara por solo existir. ¡Viste las discusiones, me viste llorar por ella! — perdió el aliento, volvió a respirar profundo y contar mentalmente. No podía desquitarse con Fangbone. — Escucha, que yo vaya a ella quiere decir que estoy preparado, pero eso no da el derecho a que tu decidas si poder manejar una visita inesperada de Amanda.
—Yo no quería, te juro que no...
—Lo sé, ella se mete en tu mente. — Randy suspiro hondo, estaba agotado mentalmente. — Solo explícame con que te amenazo.
dio un paso hacia atrás, Randy lo miro esperando una respuesta.
—No puedo decírtelo.
—Solo dilo, ya no hay nada que pueda ser peor.
“Si la hay.” pensó Fangbone.
—Es algo personal, muy personal.
—Vamos, te eh visto cagar en un auto y casi comerte una cucaracha cuando Wade detuvo nuestra paga. No creo que nada sea peor que eso. — Pero Fangbone desvió la mirada y guardo silencio. Randy ya ni siquiera tenía ganas de crear otra discusión. — Bien, guárdatelo para ti mismo. Debemos de regresar antes de que Joey se vaya solo al baño.
Randy le dio ese golpe amistoso en el hombro, un claro “Todo está bien” dentro del grupo. Fangbone tenía la cabeza tan mal que ni así consiguió sentirse bien, de hecho, desde que salió de Skullvania no estaba bien de su cabeza. Nunca sabría cómo es que una persona como Amanda supo eso de él. “Desearía haber muerto ese día en la nieve.” fue un pensamiento egoísta, pero si Waha le autorizaba serlo no se sentía tan mal.
Se sentía mal para seguir el ritmo, se apartó unos momentos con la excusa de que iría con Bill, pero solo estuvo quieto frente a una exhibición contemplando el vacío, perdiendo el tiempo hasta que la profesora Gilliam diga que es momento de subir al autobús.
—Oye con que aquí estabas, están por abrir la exhibición de tiburones y Bill te está buscando.
Se sobresalto al escuchar la voz de Joey, miro a los alrededores notando que la sala no hay ni un solo rostro conocido.
—Iré en unos momentos, estoy viendo algo.
Regreso la mirada al estanque y noto que Joey se quedó con él. Ambos miraron una exhibición vacía, nada de vegetación o rocas artificiales, ni siquiera la presencia de corales. A este punto pareciera que están contemplando un estanque fuera de servicio.
Miro el reflejo de ambos sobre el vidrio y vio a Joey, bastante tranquilo y ajeno a lo que le sucede.
— ¿Alguna vez creíste ver algo tan majestuoso como esto?
Y la respuesta es “No”. Toda su vida se trató de sobrevivir, nunca se detuvo en observar el paisaje desde que abordo el barco, y ni así consiguió ver el océano porque no podía arriesgarse a ser capturado.
—Una vez vi una ardilla peleándose con un ratón por una espiro papa. — comento Fangbone. — Eso si fue majestuoso.
Joey no reacciono más allá de una risa, solo se mantuvieron en silencio a la espera de que algo sucediera. Fangbone veía únicamente el reflejo de ambos, y eso fue mucho mejor que cualquier paisaje que Londres pudiera ofrecerle.
(°°°)
Les dejaron la tarde libre y nadie debía de quedarse en sus habitaciones. Encontró una tienda departamental a una cuadra del hotel y busco algo para Theresa en la sección de mujeres, había ropa algo sosa y para nada semejante a lo que vestiría su hermana, solo compro algo para su madre y salió de allí. No fue hasta que camino más y encontró un estudio de tatuajes con un aparador de ropa en la sala de espera, era la primera vez que veía ropa que solo Julián y Theresa se atreverían a vestir.
Estar en esa tienda le hizo considerar la idea de perforarse los oídos, o tal vez usar uno en la ceja, hasta la idea de tatuarse fue tentadora, pero realmente no le gusta nada de eso. Solo los tatuajes y perforaciones se le ven bien a Randy. Desde lo ocurrido en el acuario ha estado serio, hasta el viaje de autobús le pareció eterno sin escucharlo cantar. Cuando la señora Gilliam les dio la orden de volver a sus habitaciones, se animó a buscarlo y pedirle un momento para hablar.
—¿A quién esperas? —le dijo Gordon
—A nadie realmente.
Continuo su camino a la par del de gafas de sol, vio a Spencer y su mirada se desvió a su costado buscando la silueta de Randy. Sin embargo, está al lado de Gordon, y teme tanto levantar sospechas que deja todo como esta. “Él tiene razón” pensó Nomicon.
Gordon mantenía una charla con una chica inglesa que conoció, por lo que huyo al baño con la excusa de que tomaría una ducha. Miro el contacto de Randy marcando “En línea” y no se tentó más, ni siquiera sabe que mandarle, levanto el costado de su playera y tomo una fotografía al reflejo del espejo. De todas formas, no es como si Randy se negara a resolver las cosas con sexo.
Vio que Spencer se había quedado profundamente dormido con los audífonos puestos. Los tomo y los guardó en el gabinete del lado de su habitación, era el más ordenado de los cuatro, pero a veces su cabeza era un desastre. se había comprado una cámara instantánea y un frasco entero de crema de cacahuate, hizo muchas fotos de ellos y los peces. Joey estaba molesto porque no alcanzo a comprar un narval ya que Star Butterfly compro los últimos. Hubiera sido gracioso si no fuera porque Fangbone opaco a Joey cuando salió de la sala de tiburones, se veía pensativo y decepcionado, hasta que Bill exclamo “¿Pues que esperabas que sea un tiburón tigre?”.
A pesar de estar exhausto a mitad de la visita, debe de admitir que se divirtió bastante en el acuario, podría decirse que aparte del Museo del Rock es el sitio que más recordaría. Randy recogió sus cosas y se dispuso a meterse en la cama. Nadie había dicho nada de ninguna fiesta aquella noche, ni tampoco estaba de humor para ellas, así que dormir era una buena opción. Además, quería estar descansado para el día siguiente. El resto de días no había estado en su mejor forma, acostarse a las cinco de la mañana y levantarse a las ocho para seguir con el tour por Londres no era algo muy saludable. Se dormiría temprano para estar como una rosa. Al día siguiente por fin irían al museo, si él había pagado todo aquel dineral para ir a España era por el museo de Rock. Vería todos los vestuarios de Billy Joey cobra, sus discos, algunos Grammys, grabaciones y artículos donados por su familia para el museo, sin contar toda la colección original de guitarras que su ídolo tuvo en vida.
Estaba por dejar de lado su celular cuando sonó una notificación, al abrir la imagen pensaba que sería un meme o video de Fangbone en el chat grupal. Suele hacerlo cuando encuentra algo gracioso en línea, solo esperaba que no fuera un video de él jugando con las pinzas de ropa e imitando sonidos de T-rex. Sin embargo, al abrir la imagen no se esperó dicha fotografía de Nomicon.
Delgado, piel pálida y torso bien ejercitado, no estaba descarado al enviarla, que levantara su camisa se veía más como una invitación.
“Las cosas no funcionan así, sigo molesto” envió el mensaje y no espero que respondiera tan rápido. Nomicon ahora estaba sin camiseta, dándole la espalda al reflejo. Se detuvo a mirar los hombros anchos y los músculos de los antebrazos, como si en cualquier momento fuera a olvidar la silueta desnuda del japones. “Bueno, todavía sigo un poco molesto” le respondió a Nomicon. Llegaron más fotografías, unas más sugestivas que la otras. Se encerró en el baño a espera de otra foto de Nomicon, pero solo recibió un mensaje de voz.
“Randy.” nunca le habían dicho su nombre de la manera más morbosa posible, ni siquiera recuerda si Amanda lo ha hecho, estaba claro que Nomicon se estaba tocando mientras le mandaba las fotos.
“—Mándame un video mientras lo haces” — susurro al micrófono para enviar el mensaje de voz, casi de inmediato le llego el video.
Abrió el contacto y marco directamente al pelirrojo, quien le contesto casi en seguida.
—¿Randy? —preguntó la voz.
—Nomicon —susurró. Podía escuchar la respiración lenta y pausada de Nomicon a través del celular. — Condenado hijo de puta que eres.
—Eso me han dicho últimamente.
Escucho una suave risa por el micrófono.
—¿No es tu primera vez, cierto? — Nomicon lo negó en medio de un suspiro, — Deja de morderte el labio corazón, déjame escucharte.
—Aquí no. — respondió en voz baja. Era bochornoso que le pidiera hacer eso, aun mas porque Gordon seguía afuera de la habitación. Exhalo y suspiro hondo, el celular vibro y mostro la notificación de un mensaje de Randy, acariciaba con el índice su miembro sobre la tela de su ropa interior, contorneando la silueta y tirando del boxer con el pulgar. — Hay que vernos.
Tenía un mal presentimiento, una pequeña chispa de cordura que le decía que declinara con su oferta y lo dejaran todo para después, pero sentía la necesidad de verlo y compensarlo que simplemente lo ignoro.
—Te espero en 15 minutos en las escaleras. — menciono antes de colgar.
Nunca se duchado tan deprisa como en esa noche, de hecho, se debatía si era necesario usar la ropa interior o llevar una muda oculta. Su mente planeaba ir a los hoteles cercanos y rentar una habitación, tal vez hasta programar una alarma para despertar en la madrugada e ir a sus habitaciones por si se quedaban dormidos. Solo le diría a Gordon que iría con una chica inglesa y él se encargaría de cubrirle la espalda con el resto de sus compañeros.
Salió del baño y tomo sus cosas, el castaño estaba mirando fijamente su celular y solo levanto la mirada cuando capto el movimiento de la habitación. Estaba por hacer girar el pomo de la puerta cuando ambos escucharon una discusión en el pasillo.
— ¿Qué paso? — musito Gordon.
No pudo ocupar la mirilla de la puerta cuando Gordon se precipito hacia ella, se olvidó lo chismoso e invasivo que podía ser, apego como pudo el oído a la madera e intento descifrar las voces, se oían familiares. Finalmente giro el pomo y tanto Gordon como el salieron, vio al resto de sus compañeros afuera, con la misma intriga por todo el alboroto. Joey y Fangbone también estaban allí, asombrados por todo aquello.
Al final del pasillo esta la señorita Gilliam y Randy. “Oh no” pensó Nomicon.
—No hay más que hablar señor Cunningham, usted no saldrá mañana y punto final. Y no me obligue a repetirle que se marche a su habitación.
— ¡Una llamada, necesitaba hacer una puta llamada! —dijo recordando el museo, la única razón de haber ahorrado tanto aquellos meses, no podía simplemente acabar todo así. — No me puedo quedar mañana, tengo que ir.
La mujer no quiso escucharlo, chasqueo los dedos hacia el resto de estudiantes mientas dejaba al chico detrás de ella.
—Todos los demás a la cama también, vamos. — gritó la mujer a los demás alumnos, que se metieron rápidamente en sus habitaciones.
Randy se veía rojo, con los ojos desbordando de lágrimas. Se encorvo hacia delante cuando las fuerzas le fallaron, su orgullo lo mantenía a pie, pero sentía que perdió el único motivo por el cual se estuvo esforzando más de un año.
—Vaya, y pensar que pudiste haber sido tu si salías más temprano. — dijo Gordon golpeando levemente la espada de Nomicon, se asomó aún más al pasillo y le grito a Randy. — ¡Tranquilo, te enseñaré las fotos que haga de tu mierda de museo!
Randy cubrió su rostro con el antebrazo, alzo el dedo medio y se dirigió a su habitación con Joey y Fangbone detrás de él.
—Vete a la mierda —dijo con la voz llena de odio.
Gordon entro a la habitación, él se quedó unos instantes viendo a Randy. Joey se giró a verlo, casi intuyendo que Nomicon tuvo que ver en esto.
—Espero que estes contento, Norisu.
Nomicon no pudo contestar, Joey se alejó para reunirse con su amigo.
Lulye (Guest) on Chapter 4 Tue 10 Oct 2023 02:08PM UTC
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Nene (Guest) on Chapter 8 Sun 25 Dec 2022 07:37AM UTC
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Gigi_chan13 on Chapter 9 Tue 22 Aug 2023 10:53PM UTC
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Creationkat on Chapter 18 Fri 23 Feb 2024 06:59PM UTC
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Bleh_nana on Chapter 22 Tue 23 Jul 2024 09:38AM UTC
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Creationkat on Chapter 22 Sat 19 Oct 2024 04:12PM UTC
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