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Chinga Tu Madre (Darkar X Negas)

Summary:

To Native English Speakers: Please do not feel offended or triggered by the word "Negas." In this context, it doesn´t mean what you think it means.
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Un día, el mundo decidió castigar a estos pendejos por haber nacido, y los hizo conocerse alv.

!!!: Este trabajo/libro contiene un montón de groserías tanto en la narración como en los dialogos, asi como referencias a los memes de la comunidad en español. Asi que no se saquen de pedo, ya sabian que estos dos weyes son bien groseros.

Notes:

Se que no cumplo con todos los estándares que los usuarios experimentados de AO3 ofrecen, pero tampoco eh encontrado mas historias de estos dos fandoms en otras paginas web mas que en Wattpad (de donde yo provengo). Se que no seré la mejor historia que habrá en este charco, pero al menos espero hacer mi aportación con estas dos gotitas.
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Niños menores de dieciocho, no anden copiando las groserías y majaderías que encuentren en este lugar... aunque se que si reconocen a estos dos personajes, tampoco puedo pedir mucho de ustedes la verdad.

Chapter 1: Te la comes sin pretexto

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Por mamadas desconocidas del destino, la empresa en la que trabaja Mecoboy y la maquila en la que trabaja Negas llegaron a un acuerdo en la que ambos negocios trabajarían juntos en un proyecto. El desarrollo de este incluía hacer juntas con los representantes de ambas empresas, usando la sala de juntas de la maquila, la cual le habían añadido dos mesas más para formar una U. Aunque esto no supone un gran cambio para la mayoría de los empleados, si lo hace para el uniceja y el ser de semen que trabajan en sus respectivas compañías. A Mecoboy le tocó ir porque su compañía lo habían asignado a él junto a otros compañeros a ser participantes del proyecto. Mientras, Negas había sido casi obligado a participar por insistencia de Paulo, su jefe, pero realmente él no era parte del proyecto.

 —Que pendejada —fue lo primero en comentar Negas apenas llegar y sentarse en la mesa que estaba cerca de la puerta, la cual conformaba unos de los laterales. No le importaba que alguien lo regañara por decir groserías o que le miraran raro por ello. Estaba hasta la chingada de andar aguantando puras pendejadas desde que llegó a la maquila, y aparte tenía que quedarse hasta tarde para terminar el trabajo atrasado que se le acomulara durante la junta. Realmente era una pendejada.

Mecoboy y  sus compañeros, quienes habían llegado puntuales a la sala de juntas, miraron extrañados al uniceja al escucharlo. Se les había hecho raro que era el único de la maquila que mínimo se había esforzado en llegar a tiempo, o que al menos sí sabía cómo llegar allí. También porque lo primero que dijo al llegar, no era un saludo cordial, o algún comentario que presente profesionalidad, sino más bien una grosería que mostraba todo lo contrario. Negas por su parte, se quedó confundido al ver al pinche ser de semen que se sentaba en la mesa que estaba en el otro extremo. Se le hacía extraño ver a un ser completamente blanco y bien pinches horrible, pero igual tuvo que hacer como que le valía verga. 

—Hm... ¿y el resto de tus compañeros? —preguntó Mecoboy a Negas, ignorando un poco a sus compañeros. Tampoco quería quedarse mucho en la maquila, pero no podía irse hasta que llegaran los otros pendejos.

—No sé, me vale verga —contestó, con su cara de desdén y alzando los hombros, mirando su celular.

—... ok —musito girando los ojos. Se dirigió de nuevo con sus compañeros, los cuales estaban escuchando la muy interesante historia de cómo alguien había reparado la impresora con su miembro.

Unos minutos después, llegó Ñoñostacio guiando a su jefe Paulo, y a otros jefes de la maquila a la sala de juntas. Al parecer, estos últimos se perdieron en la maquila porque no sabían el camino, pendejos. 

Así empezó la junta toda cagada. La neta, casi nadie andaba poniendo atención a la junta. La mayoría se dedicaba a andar asintiendo como pendejos a cualquier cosa que presentaba el jefe en turno. Aunque a veces, Negas hacía un comentario sarcástico o daba su opinión de porque lo que decía era una mamada. Eso no supondría un problema, si los comentarios del cejón no incluyeran de a huevo una grosería o algún insulto. Mecoboy solo lo miraba extrañado como el pinche uniceja tenía huevos para decir quejarse e insultar a los demás. Incluso vio cómo aprovecho para “peinarse el pelo,” y tirarle dedo al pobre wey que estaba exponiendo. "¿Cómo chingados no despiden a este vato? O mínimo lo sacan a la verga. A nosotros ya nos hubieran corrido a la chingada a la primera queja."

—Negas, ya no estés de negativo, ya cállate —replicó el jefe de Negas.

—Es que no mame, está todo inconsistente y pendejo este proyecto. 

—¿Podría mantenerse callado por favor? —solicitó al vato que estaba presentando el proyecto en su pinche PowerPoint de chingos de diapositivas, el cual simplemente la podría enviar por email y no habría necesidad de hacer esa estúpida junta. Y chinguen su madre todos los jefes que de a huevo quieren hacer junta, cuando pueden enviar el pinche archivo por correo electrónico. Neta, matense. Los quiere: nadie.

—Bueno, ya, perdón —respondió de mala gana, mientras giraba los ojos.

Aunque es cierto que Negas ya no volvió a comentar, al menos no en un tono audible, eso no evitaba que se le pudiera notar cuando estaba girando los ojos. Mecoboy tampoco estaba escuchando por que la neta, que pinche hueva. Se intentaba distraer mirando alrededor, cachando a unos de sus compañeros sacándose los mocos, otro jugando en su celular a escondidas, y un tercero que ya de plano estaba dormido. Luego se puso a ver a los trabajadores de la maquila. Estaba Ñoñostacio prestando absoluta atención a la hueva de junta; unos de los jefes aparte del Paulo que estaba parpadeando muy lento tratando de no dormirse; y después estaba Negas, que andaba girando los ojos y sin querer terminó regresando la mirada al Mecoboy. El uniceja frunció el entrecejo confundido al notar que alguien lo estaba mirando, y que ahora los dos se dieron cuenta de que se estaban mirando mutuamente... de manera completamente heterosexual y accidental, obviamente pendejos. Y por ello, terminaron desviando la mirada a lados opuestos, porque que pinche incomodo y poco heterosexual de su parte.

Después de la pinche junta de hueva, el pinche Negas iba renegando a su puesto de trabajo, porque sabía que tenía que terminar todo el trabajo que se le atrasó.

—... ¿Y ese wey que trae? Está bien pinche amargado con todo —preguntó el Meco, mientras veía a los demás salir.

—No sé, pero da risa verlo enojarse —dijo unos de sus compañeros.

—Oh, es el Negas. El siempre está amargado y enojado con todo —dijo Ñoñostacio, al cual le habían encargado apagar el proyector, limpiar la sala e irse por un pastel para el Paulo.

—¿el Negas? ... ¿ese nombre que?

—Pues así se llama. Negas de negativo.

Girando los ojos por esa mala y estúpida explicación, sintió su celular sonar, y lo agarro para ver un mensaje el cual había sido enviado por Darkar en ese momento:

 

Pinchi Inutil:

En linea

Pendeja.

Estúpida, pásame tu ubicación para ir por ti

12:00 a.m.

 

¿Y eso?

12:00 a.m.

 

Pensé que me ibas a dejar tirado a la verga.

12:00 a.m.

 

La neta wey, si me daban ganas.

12:01 a.m.

 

Pero me acabo de dar cuenta que ya es medianoche, y la neta no quiero ser tan de la mega verga dejándote caminar solo.

12:01 a.m.

 

¿NO MAMES QUE YA ES MEDIANOCHE?

12:03 a.m.

 

Wey, pero vas a tener que aventarte doble caminada. Aún no tenemos carro.

12:03 a.m.

 

¿Quién dijo que me iba a ir caminando o en carro?

12:03 a.m.

 

>:3

12:03 a.m.

 

Cabrón, ¿Qué hiciste?

12:04 a.m.

 

Wey

12:05 a.m.

 

Wey

12:06 a.m.

 

Wey

12:06 a.m.

 

Wey

12:06 a.m.

 

Cabrooon

12:08 a.m.✅✅

 

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Moraleja del día:

"La vida es una fiesta, y tú eres la piñata."

Notes:

Si, todos los capítulos van a incluir una moraleja pitera con una imagen de la Pantera Rosa. Soporten.

Espero que esta mierda de historia que hice la puedan disfrutar, y disculpen las groserías, pero wey, ya sabias que esta historia iba a ser así, no mames. Si tienen recomendaciones, o quieren maso menos explicarme como funciona esta pagina, estaría genial. Y bueno, chao.

Chapter 2: No sé, vete a la verga

Chapter Text

Aunque el primer episodio escrito de la verga no lo especifico, estos hijos de la chingada están en época navideña. Por la temporada, el pinche Paulo mandó a sus esclavos asalariados a decorar la maquila, tanto por dentro como por fuera, con la temática navideña. Algunos si pusieron de su parte y trajeron lucecitas, esferas, pinos y demás pendejadas. Otros adornaron la maquila, haciendo figuritas con las lucecitas, armando un Santa inflable, que estaba todo deforme, y unas estrellas medio piteras, que estaban al exterior de la maquila. El Negas, por su parte, le valió madres y no aportó ni una chingada por pinche codo amargado. Por esto le pusieron un Grinch de cartón tamaño persona al lado de su escritorio, al cual le pintaron una uniceja enorme con un marcador negro, como un tipo de broma/castigo por parte de sus compañeros. 

 

—Muy gracioso, pendejos —exclamó Negas al llegar a su lugar, después de salir de la junta, y ver a los pendejos huir de su escritorio. Aunque quería mandar a la verga a sus compañeros y tirar a la basura al pinche Grinch de cartón, solo alzo los hombros y se puso a trabajar. Hacia un pinche frío de la chingada afuera como para andarse saliendo a tirar al pinche cartón, y que pinche hueva andarse peleando con la gente por pendejadas.

 

No era realmente común que los demás le gastaran “bromas” o intentarán hacerle algo con malicia. De hecho, casi todos procuraban ignorar al Negas, así como él los ignoraba a todos, con excepción de Ñoñostacio y Checker. Pero eso no significaba que a todos le agradara al cejón, sobre todo cuando se la pasaba insultando a la gente por lo inútiles e idiotas que eran. Y yo tampoco los culparia; a nadie le agradaría estar con alguien que te insulte por cualquier pendejada que hagas… Así que no era de extrañarse que algunos trabajadores, sobre todo los que eran compás con los de derechos humanos, le hicieran malas jugadas a este pinche amargado. 

 

Aunque esto le cagara un poco, la verdad es que las “bromitas” ni siquiera eran cosas pasadas de verga. Eran más como pequeños recordatorios que dejaban para recordarle al Negas que todo el mundo lo veía como un viejo agrio. Así que ni intentaba enfocarse mucho en ello. Lo que realmente empezaba a hartarle con el transcurrir del trabajo era el puto ambiente que empezaba a crearse dentro de la maquila. Escuchar a la gente sobre lo mucho que esperaban la Navidad, como querían reunirse con sus familias, irse a fiestas, y disfrutar del contacto con sus seres queridos, mientras que él sabía que iba a estar solo en su departamento… si, creo que eso no levantaría mucho el ánimo a alguien. 

 

Tampoco es como que la gente debería sentir completa pena por él. Después de todo, él fue el que tanto se esmeró en excluirse de su familia y amigos. Pero ese arco argumental es para otra ocasión.

 

—Ya me canse —se dijo Negas mientras se recargaba en la silla del escritorio. Miró con desgana el reloj de monitor, sabiendo que tenía que quedarse unas horas extras, por culpa de la puta junta de la chingada. El solo pensar eso le hacía querer aplicar la ninja y escaparse a la verga. Así al menos podría ahorrarse el puto tráfico.

 

Ensimismado entre sus pensamientos sobre fugarse del trabajo, o quedarse, empezó a notar lo mucho que brillaban las decoraciones exteriores. Hasta parecía que los focos de las estrellas eran lo suficientemente potentes como para reemplazar al sol, y ruidosos como para pasar por el motor de algún vehículo.

 

—Espera, las luces no deberían ni hacer ruido —se comentó al darse cuenta de lo extraño de la situación, y dirigió su vista al ventanal que tenía detrás.

 

Apenas volteo a ver y un pinche avión se había estrellado en la maquila, quedando la cabina del piloto justo en el piso en el que él estaba. Del puro susto, logró quitarse del camino del avión y refugiarse detrás de la mesa de su escritorio, evitando así ser una víctima más del accidente. Levantando la cabeza para asomarse, vio que el avión se le hacía muy familiar. Era blanco, con unas franjas rojas y verdes al costado, que se encargaban de formar la bandera de México. Arriba de las ventanillas venía escrita la leyenda "Fuerza Aérea Mexicana", mientras que abajo estaba escrito “José Ma. Morelos y Pavón.”

 

—... ¿Qué chingados hace el avión presidencial aquí? —se preguntó el Negas, saliendo de su escondite, ignorando el hecho que el avión se había cargado a unos cuantos compañeros. Se acercó con cuidado a la puerta que daba con la cabina, intentando observar al piloto responsable. Apenas estaba apunto de tocar la puerta, cuando esta se abrió y reveló entonces al chico ojimorado con dos piercings en la oreja y uno en la lengua. 

 

—No mames, apenas si lo gane y ya lo choque a la chingada —se quejó el pinche vato mientras se bajaba del avión. Obviamente ya todos saben que es Darkar, no mamen.

 

—... Ah, disculpa, ¿quién chingados eres, y por qué chingados estrellaste tu pinche avión en el pinche edificio? —cuestionó el uniceja, más por curiosidad que por enojo. Estaba realmente sacado de pedo por lo todo lo extraña que era la situación.

 

—Oh… eh… te vale verga. Y yo no me estrelle con el edificio; el edificio se estrelló conmigo —respondió Darkar mientras se dirigía al dispensador de agua y se servía un cono— ¿Y tú qué, Grinch? ¿Me vas a estar mirando todo el rato? —pregunto al ver que el Negas no le había despegado la vista encima. 

 

—No me llames así, y no te estoy mirando, imbécil —contestó el mayor, dirigiéndose a su escritorio para seguir trabajando. Solo esos dos comentarios fueron suficientes como para hacerle saber que no quería tener nada que ver con él.

 

—Hm… si, lo que digas —murmuró el joven, girando los ojos y acercándose al escritorio del contrario. Asomándose por encima de la computadora, en un intento de llamar la atención del cejón, preguntó—. Oye wey, ¿no has visto un pinche monstruo culero?

 

— ¿Pues cuál de todos?

 

—Uno así bien pinche horrible que dan ganas de vomitar.

 

—... eso no reduce mucho las opciones, ¿sabes?

 

—Ah bueno pues... ah... es todo blanco... huele raro, y tiene una voz así bien pinche chillona y castrosa —intento describir lo mejor que pudo, mientras se sentaba en el escritorio de Negas.

 

—¡Pendeja! ¡¿Ahora que hiciste?! —cuestiono Mecoboy, abriendo la puerta de la entrada de un azote. El mecos, ya presintiendo que el choque del avión fue culpa del ojimorado, se metió a la maquila para buscar al pendejo con el que tiene que lidiar. Ni me pregunten cómo chingados llegó tan rápido al piso, porque ni yo lo sé.

 

—Oh, ahí está. Wey, te iba a recoger en un pinche camión, pero luego vi que me gane la rifa del pinche avión presidencial, y pues quise calarlo para ver si funcionaba... pero las pinches luces de la maquila me chingaron los ojos y pues termine estrellándome contra el edificio —explicó Darkar, bien calmado, como si no fuera un problema.

 

—Te quitas de mi escritorio, ¿porfa? —pidió el uniceja, intentando empujar al contrario con lápiz que tenía cerca.

 

—Ay pendeja. Ya vámonos a la verga de aquí  —suspiro el mecos, dándose una palmada en la cara con decepción—. Lamento que les haya causado problemas —se disculpó con Negas, el cual era el único que quedaba en el sitio.

 

—Meh, ni me caían bien estos pendejos… ¿y esa cosa es tuya? —preguntó el mayor al ser de semen, señalando a Darkar.

 

—Si,  desafortunadamente ese pendejo vive conmigo.

 

—... te compadezco. También vivo con un pinche loco —bromeó Negas, haciendo reír a Mecoboy.

 

—Muy gracioso, me reí —comentó sarcásticamente Darkar, girando los ojos y bajándose del escritorio—. Ya vámonos a la verga.

 

Mientras el de piercings procedía a irse a la verga, el ser de líquido blanco mínimo se despidió del uniceja, el cual le valió cheto lo que hicieran ambos. Y así, ambos pendejos irresponsables dejaron el avión presidencial chocado en la maquila ahí a la verga, sin importarles una chingada lo que pasará después. 

 

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Moraleja del día:

"No sean putos groseros, pinches pendejos"

Chapter 3: No hay dinero para regalos

Chapter Text

No es la primera vez que Negas le da alojo al Pinchimono en su departamento. La bolsa de sangre intoxicada no es muy buena cuidando su dinero, y tampoco es como que se esforzará demasiado por estar en el mismo empleo por más de un año. Además, el pendejo siempre se atrasa con los pagos de la renta, o termina rompiendo algo importante del lugar con sus metralletas, por lo que no era extraño que los dueños de las casas no quisieran renovarle el contrato de arrendamiento. Al no tener amigos o familiares con los cuales poder quedarse, no tenía más opción que ir a pedirle al Negas, la persona más cercana que tiene, que lo deje quedarse por un tiempo hasta que pueda encontrar un lugar a donde ir. Al mayor le cagaba tener que recibir a Pinchimono en su casa, pero tenía más miedo decirle que no y causar el enojo del contrario. Sabía que la bolsa de sangre fácilmente podría romperle las piernas con su bate, o dispararle múltiples veces con sus metralletas. Si, no es muy buena idea hacer enojar a Pinchimono.

De cualquier modo, esta ocasión tiene algo que la hace especial, y no es realmente por el hecho de que esta vez tendrán que pasar navidad juntos. Si no más bien por un pequeño detalle que afecta un poco más a Pinchimono, y que indica que tal vez se quede con Negas por un buen tiempo. 

—No mames Pinchimono. Si vas a agarrar las pinches cervezas del refri, mínimo pon mas adentro —regaño el uniceja, sacando la última lata de cheve que había, y buscando otro six para rellenar el refri.

—Ya no hay más para rellenar , y no me venden cerveza por tener este aspecto, pendejo —explicó un Pinchimono con la apariencia de un niño de doce años, que estaba acostado en el sillón largo de la sala. 

Ninguno de los dos pendejos sabían con certeza el porqué chingados Pinchimono se convirtió en un niño, ni el porque no puede volver a transformarse en un adulto. Pero es seguro que este saco de sangre tendrá que adaptarse por un buen tiempo a su nueva forma, a menos que pueda encontrar la manera de volver a su forma original. Y todavía tener que quedarse un rato más para volver a conseguir un empleo (legal), y buscar otro departamento para poder vivir. Por lo que, para desgracia tanto para él como para el Negas, tendrán que seguir viviendo juntos por un tiempo indefinido.

—Hijo de la chingada, ¿ya te las acabaste todas? —preguntó emputado el Negas, dirigiéndose a su dirección para poder regañarlo mejor, y taparle la televisión para que le hiciera caso.

—Estaba aburrido, y no tengo nada que hacer aquí —se excuso Pinchimono, haciéndole una seña al otro para que se quitara a la chingada.

—Entonces salte a la verga del departamento.

—Hace un chingo de frío afuera, y me caga salir.

—Al menos ponte a limpiar tu pinche reguero.

—Chinga, chinga, ni que fuera tu chacha.

—Pinche niño flojo. Wey, esta es la última vez que te dejó estar en mi casa, la neta. Ya nomás vuelvas a tener un empleo y te chispas a la verga de aquí... y siéntate bien, que quiero ver la tele —ordenó Negas, chasqueando los dedos para que se moviera en chinga.

—Ya voy, ya voy —se quejó el menor, acomodándose en el sillón, sentándose en unos de los extremos del sillón—. Solo está Caso Cerrado.

—Me vale verga, pásame el pinché control de la tele —dijo, mientras se sentaba en el otro extremo, y tomaba el control. Estuvo cambiando de canales por un buen tiempo, hasta pasarse todos los canales. 

—... ¿Qué vamos a hacer para Navidad? —preguntó Pinchimono, mirando de reojo a Negas. Aun si los dos eran unos amargados antisociales, al menos al Pinchimono le gustaba pasearse por ahí durante Navidad y Noche Buena. Incluso a veces solía comprarse regalos para él mismo para no estar tan aburrido. Un poco de perdedor ese último dato, pero es lo que hay.

—¿Yo? Nada. Posiblemente me quede dormido hasta tarde, o esperar a que me llame Ral. No sé qué chingados vayas a hacer tu.

—Supongo que nada tampoco —suspiro derrotado, volviendo a mirar la tele. 

Aun si se le ocurriera una idea para hacer algo en Navidad, sabía que Negas le diría que era una pendejada y gastadera de dinero. Osea, hasta su hermano, Ral, se había rendido después de años de intentar convencerlo para celebrar navidad juntos, y ahora solo se resigna a llamarlo de vez en cuando. Evidentemente, si ni Ral pudo convencerlo para que se saliera de su rutina, menos va a poder el Pinchimono. 

Así que este año, solo serían un par de perdedores viendo la tele sin dirigirse la palabra en Navidad.

Mientras tanto, Darkar y Mecoboy se encargaban de decorar su casa. No solían hacer mucho para Navidad, pero al menos se esforzaban un poco en no aburrirse como el otro dúo. El ser de semen hacía una lista de las cosas que le hacían falta para hacer la cena navideña, mientras que el ojimorado se la pasaba comiéndose los bastones de dulce que se suponía que debían ir en el árbol. 

—Wey, ¿está bien si este año no hacemos ensalada navideña? —preguntó el ser de blanco, mirando al contrario.

—¿Hum? ¿Por qué?

—Ninguno de los dos nos la comemos y luego se echa a perder.

—¿Entonces podríamos hacer más carne?

—Si quieres, sí.

—A huevo, entonces sí.

Al escuchar la afirmativa, tacho de la lista la ensalada navideña, y añadió unas cosas más. Durante la festividad, el par solía traer al abuelo para comer los tres juntos. Incluso solían invitar a más personas como Sofí o a la novia de Mecoboy; claro, si es que estos no tenían nada que hacer. También se hacían intercambios de obsequios, usualmente Darkar regalándole condones a Mecoboy, con la excusa de que era ropa nueva. Igualmente, Darkar seguía la tradición de molestar a Santa, matando sus renos o extorsionándolo para que le de sus regalos de Navidad. Lo normal.

Como sea, feliz Navidad y Año Nuevo, putos.

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Moraleja del día:
"Los renos de santa no escuchan reggaetón."

Chapter 4: Pintamos toda la casa

Chapter Text

Después de las festividades Navideñas y de Año Nuevo, las juntas empezaron a ser algo común tanto para Mecoboy como para Negas. Al inicio, los dos pendejos se limitaban a saludarse y despedirse, porque a ninguno le nacía hablar con el otro. Tal vez era por la actitud antisocial del Negas, tal vez por que casi siempre estaban en horario laboral, o tal vez por la incomodidad de no encontrar algo en común sobre qué hablar, que no tuviera que ver con el puto trabajo. Probablemente la cosa hubiera continuado así si no fuera por el día que Negas le advirtió a Mecoboy sobre una bomba que Darkar había puesto en su lugar. El ser de semen, al notar el explosivo, decidió no arriesgarse y sentarse en otro lado, y agradecerle al uniceja por ser el único que le dijo sobre la pendejada que estaba haciendo el ojimorado pendejo. No es como si se hicieran mejores amigos después de eso, pero al menos la presencia del otro se hizo más agradable para los dos.

—Oye wey, ¿no te molesta que ese pendejo siempre te este chingado? —pregunto una vez el Negas, después de una junta mientras checaba su celular.

—No wey, me encanta que me estén metiendo chingaderas para hacerme explotar —respondió el mecos, con obvio sarcasmo—. Obviamente si me caga, pero tampoco es que pueda hacer mucho para que le baje de huevos.

—¿Y si le pones una orden de alejamiento?

—No suena tan mal la verdad —bromeó Meco, mientras agarraba sus cosas para irse. En eso vio al pinche Darkar entrar a la sala a escondidas—. Chingada madre contigo wey, ya te dije que no vengas para acá, pendejo.

—Oh pues pendeja, cálmate —dijo el ojimorado, acercándose a donde estaban los dos amargados. Negas por su parte, se alejaba un poco, temiendo lo peor del joven—. Na' mas quería preguntarte si sabías dónde está el control del MexBox. Es que no lo encuentro.

—No mames pinche pendejo. Ni siquiera eso puedes hacer, pinche inútil huevón —empezó a quejarse el Meco, lanzándole un pinche sermón tamaño mundo a Darkar, sin notar que este ya estaba sacando una pinche granada para hacerlo explotar.

Apenas el pinchi Negas se había fijado que Darkar tenía el explosivo, el ojimorado se lo lanzó a Mecoboy, haciendo que este explotara y dejará partes de él regadas por el lugar. Hasta el pinche Negas expreso desagrado por que, no mames, que pinche asco que el lugar esté lleno de líquido sospechoso que huele a cloro. Miro a Darkar con la preocupación de sufrir el mismo destino que el mequitos, y retrocede, no queriendo meterse en pedo. Darkar parecía haberlo notado, porque luego se dirigió a él, moviendo las manos como un intento de calmarlo.

—No te preocupes, no estoy tan loco como para tirarte una granada. Solo se las lanzó a él porque al rato revive el wey —se explicó —. Ya verás que mañana volverá como si nada.

No tan conforme con esa explicación, Negas empezó a agarrar sus cosas en chinga, queriendo alejarse de ese pinche pendejo. Aunque quisiera quejarse de la pendejada que había hecho Darkar, el saber que este wey traía granadas explosivas cerca suyo le aterrorizaba lo suficiente para mantenerse callado. Lo único que quería ahora mismo era irse a la verga y alejarse de ese pinche psicópata loco. Lo malo, es que ese pinche psicópata loco no tenía mucha intención de alejarse.

—¿Ya te vas wey?... Y ni me diriges la palabra culero.

—Tengo que trabajar.

—Qué aburrido eres.

—Si wey, soy muy pinches aburrido —respondió bien mamon el wey, tratando de acortar la conversación mientras se iba de la sala y alejándose a la verga.

—¿Y hasta qué hora terminas? —indagó Darkar curioso, siguiéndolo por detrás.

—Cuatro horas más. Así que ya te puedes ir yendo a la chingada de aquí.

—¿Te vas de aquí hasta las 4 de la mañana?

—Si —contesto mientras entraba a su área de trabajo.

—No mames, que pinche deprimente tu vida wey... ¿y no te gustaría zorrearte el trabajo?

—No, déjame en paz —insistió el Negas, mientras se sentaba detrás de su computadora, esperando que el pendejo de Darkar ya se largara a chingar a su madre.

—Ándale wey —mantuvo Darkar, sentándose encima del escritorio, fastidiando al Negas.

—"Wey" nada. Ya dije que tengo que trabajar —repitió enfadado el uniceja, intentando concentrarse en su trabajo.

Darkar, no aceptando un "no" como respuesta, fue a donde estaba una alarma de incendio y por todos sus soberanos huevos la activó. De la nada empezaron a sonar chingos de sirenas, advirtiendo sobre un inexistente fuego en la maquila. Sorprendentemente, los trabajadores sí empezaron a salir del edificio y a dirigirse a las salidas de emergencia, no queriendo ser víctimas de pinches quemaduras... o mas bien encontrando una excusa para no seguir trabajando. Negas dirigió su mirada a Darkar, atónito de que el de piercings se atreviera a activar la pinche alarma solo para que se saliera.

—No seas pinche cabrón.

—... ¿Nos vamos?

Unos doritos más adelante, Negas se estaba preguntando internamente por qué chingados estaba dejando que el pinche loco de Darkar lo siguiera a su carro. Al ver que muchos pelados del trabajo aprovecharon la alarma para irse a la verga, decidió que no se iba a quedar como pendejo en el trabajo, y terminó zorreandose el trabajo. Claro, no previno que Darkar lo estaría siguiendo.

—¿A ti que se te perdió? —preguntó el uniceja, mientras lo miraba entre confundido y fastidiado.

—... Bueno... pensé que como no tenías nada que hacer, pues... te podía acompañar a donde ibas —respondió el ojimorado, mientras desviaba su mirada a otro lado, rascándose la cabeza. La verdad, es que ni él podía explicarse porque chingados quería seguir a un pinche amargado aburrido que se la pasaba quejándose de todo. Puede que, de cierta manera, le recordaba al pendejo de Mecoboy que había hecho explotar hace rato, y por eso le daba ganas de seguirlo para fastidiarlo.

—... Me voy a mi casa —aclaró el uniceja, en un intento de alejarlo o al menos hacerle ver al ojimorado que no era muy interesante.

—Bueno... y supongo que no me quieres ahí...

—Así es —respondió bien mamón el vato.

—No mames, si eres más mamón que el otro pendejo.

—¿Y apenas te das cuenta? —pregunto, obviamente en torno sarcástico.

—... Wey, ¿por qué eres así de pinche amargado? Yo no te hice nada.

—Porque soy un pinche mamón, ¿qué chingados quieres que haga?

—¿Qué me la mames?

—¿Qué?

—So —contestó rápido, esperando que el contrario no se sacara de pedo por la "bromita" que quiso hacer. Aunque claro, de broma a broma, la verdad se asoma.

—Hm... chao pues —gruñó después de girar los ojos y dirigirse a su carro. No tenía ganas de ser el pinche payasito de cualquier pendejo.

—Ay wey, no seas tan pinche amargada —le siguió el pasó—. Minino hazme paro y déjame cerca de mi casa. No quiero tener que aventarme una hueva de caminata para llegar a allá.

Negas se detuvo mientras estaba apuntó de abrir la puerta, y se volteo a verlo. La neta si estaba considerando si darle ride al pendejo este, o dejarlo valer verga ahí, a las pinches doce de la mañana, en la pinche CDMX. Para empezar, el wey se nota que es chilango y aparte esta bien pinche criminal, por lo que barrio no asalta barrio. Aparte también había probabilidad de que el wey también intente asaltarlo a él. Añade también que el pendejo tenía granadas y explosivos con los que podría defenderse de algún maliante, asaltante o un pinche policía con tennis. Aunque ese también era un detalle. ¿Que tal si este pendejo también tenía el pinche temperamento del Pinchimono y lo terminaba explotando con las pinches granadas por decirle que no?... si, mejor no andarse arriesgando con esas pendejadas.

—¿Qué tan lejos queda tu casa wey?

—Acá nomás por la calle Mentando Al Sol.

—Hm... mira we, te dejo en un puesto de Hot Dogs que está cerca, y luego tu ya le caminas a tu casa —negocio Negas, después de más o menos ubicar la calle. Aun si no estuviera lejos de la maquila, la neta que pinche hueva era ir, pero ni modo. Al menos podría comprarse un pinchi quesidogo.

—Sale... y pa' que veas que no soy tan culero como tu, te picho algo del puesto wey.

—Ok, pero síguele con tus mamadas, y te dejo caminando solo en la calle.

Y así, los dos pendejos se subieron al carro del Negas, y estuvieron hablando/discutiendo durante el camino. Sorprendentemente, a Negas no le molesto demasiado la presencia de Darkar en el carro. Era común para el uniceja estar hablando sólo cuando manejaba, así que pensó que probablemente se sentiría cohibido con el ojimorado abordo. Pero en el camino descubrió que, a pesar de tener actitudes diferentes, parecían compartir la misma neurona y sentido del humor... bueno casi. Al llegar al puesto, Negas se quedó un poco en el carro, para ver si el Pinchimono quería algo. No es que se preocupara de que Pinchimono hubiera comido o no, pero igual no quería llegar con las manos vacías y llevarse un batazo por parte de él. Darkar, en cambio, se dispuso a ver el menú, y a ordenar la comida una vez que el uniceja estuviera con él.

—¿Nos cobras por favor? —pidió Darkar, terminando ya los dos de comer.

—Un quesidogo, dos sencillos, dos sodas, noventa y dos pesos.

—Hum... ¿Cuánto vale cada cosa? —pregunto, pensando que los precios estaban mal.

—Un quesidogo, dos sencillos, dos sodas, noventa y dos pesos.

—Chingada madre, ya se descompuso este pendejo—exclamó Negas, poniendo su mano en la cabeza.

—Un quesidogo, dos sencillos, dos sodas, noventa y dos pesos, ¡no! Un quesidogo, dos sencillos, dos sodas, noventa y dos pesos.

—... ¿Es normal eso? —pregunto el ojimorado, extrañado.

—Sip... solo déjale el dinero y ya vámonos.

—Un quesidogo, dos sencillos, dos sodas, noventa y dos pesos, ¡no! Un quesidogo, dos sencillos, dos sodas, noventa y dos pesos.

—Ok... si eso hace que se calle—dijo, viendo al vendedor repetir la misma frase una, y otra vez.

—Nah, ya se quedó enclochado ahí. No va a parar... al menos no pronto—aclaro, mientras pagaba por un quesidogo para Pinchimono.

—Un quesidogo, dos sencillos, dos sodas, noventa y dos pesos, ¡no! Un quesidogo, dos sencillos, dos sodas, noventa y dos pesos.

—No mames...



Moraleja del día:

"Un quesidogo, dos sencillos, dos sodas, noventa y dos pesos."

 

Chapter 5: Hola mi amor, ¿estás viendo AO3 solo? ¿enserio?

Notes:

Este episodio había sido subido originalmente en Wattpad durante San Valentín.

Chapter Text

San Valentín: día cagado del año en donde el universo parece conspirar contra tuyo para recordarte lo pinche soltero y feo que estas. Ese pinche día dónde las parejas se entregan pendejadas como peluches, rosas y chocolates y andan presumiendo lo mucho que se quieren. Mientras que los solterones, como muchos de nosotros, tendremos que conformarnos con la comida chatarra, series en típicos canales de streaming como Netflix, memes nacos de páginas de FaceBook, o leyendo fanfics piteros de personajes que jamás se han hablado en la vida. Lastima que ya pasó el hype del Fierro Golpeador de Parejas Felices… como sea.

No hace falta recordar que al pinchi Negas le cagan estas fechas… bueno, tampoco es que exista algo que no le cague a este pinche amargado de mierda. Ya de por sí la Navidad le cae en los pinches huevos, y eso que ni siquiera tiene que andar comprando regalos a alguien. Ahora añádele tener que ver a las personas felices, ya sea afuera de casa o por redes sociales, alardeando sobre lo hermosa que es su relación, tomándose sus fotos en las putas cenas románticas, ya sea en restaurantes de gente rica y mamona, o en un puesto de tacos bien naco. Luego tener que llegar a la maquila y aguantar las estupideces que vaya a decir el Checker sobre sus citas, o al pinchi Ñoñostacio simpeando sus putas monas chinas. Todo mientras él desperdicia su tiempo libre encerrado en su departamento, tratando de distraerse en la televisión, en el celular, o cualquier otra chingadera que no le recordara que está soltero por pinche insoportable. Osea, no mames, hasta Pinchimono se chispo a la verga con su novia.

Y probablemente su día hubiera seguido así hasta que se dieran las tres y se fuera a chambear… claro, así seria si la suerte estuviera de su lado, la vida no se esforzara por estarlo chingando, y la pinche trama no se tratara de... no sé, ¿un puto especial de San Valentín? El chiste de todo este asunto: el pendejo tenía hambre. Eso no debería suponer un problema, obvio. Solamente debía dejar de ser tan huevo y levantarse a hacer algo de comer en la cocina. Si… lastima que la cocina había valido verga, desde una vez que el Pinchimono metió algo de aluminio en el microondas y lo dejó todo inútil. Pero entonces ¿por qué no usaba la estufa? Pues porque el huevón no había hecho el pinche mandado, y se aferraba a no hacerlo hasta que Pinchimono se largara a la verga de su departamento. Así, le llegó una pinche idea bien cabrona: ir se a un parque que estaba cerca de su edificio a chingarse un elote.

Así es, este pinche capítulo trata de ir a comprar un pinche elote,y pues nada. Soportas, panzona.

Con toda la hueva del mundo, Negas se levantó de su cama y se vistió con un pants y un suéter que estaban arrumbados en una silla de la habitación. Agarrando unos pesos que estaban por la mesita que estaba en la entrada, y salió del departamento, recibiendo todo el flashazo de la luz del sol en los putos ojos que hijo de su puta madre; no se quemaba a la verga como pinche vampiro de puro pinche milagro. Se fue caminando al parque, dirigiéndose al puesto de elotes que estaba ahí cerca. Mientras esperaba a que lo atendieran, veía a su alrededor lo típico que te encuentras en los pinches barrios de México cuando es 14 febrero: parejas cursis agarradas de la mano, novios que gastaron toda la quincena en regalos para sus novias, pendejitos declarándose a sus crushs con la pinchi cartulina culera, los "soldados caídos" que los habían dejado o que los rechazaron, etc. Puto ambiente meloso, cringe e incomodo.

Ya después de que por fin atendieron al Negas, comprando un elote entero con chile del que sí pica, el wey se fue a sentar en unas de las bancas del parque, tratando de estar lo más alejado de los demás. No quería regresar tan pronto a su departamento, ya que luego se sentiría culpable por no haber sacado unas bolsas de basura que empezaban a invadir su hogar de una manera amenazante. La neta, el lugar ya hasta se empezaba a ver como unos de esos casos de acumuladores compulsivos. Uno pensaría que gran parte de la culpa la tendría el Pinchimono, pero la verdad es que el Negas ya llevaba tiempo haciéndose pendejo para tirar la basura.

Mientras su mente seguía regañándolo por no tener la decencia de limpiar su departamento antes de salir, su vista intentaba posarse en algún lugar que no incomodara a los demás o a él mismo. Se sentía incómodo al ver muchas parejas caminando agarradas de la mano, y en general de la gente que iba al menos más decente que él. Su puta madre, parecía ser el único rarito que venía solo y fachoso. Bueno, el y otro joven que acababa de entrar al parque, el cual llamó su atención, porque también parecía entrar solo.

“Al fin alguien que parece no estar tan consumido por esta pendejada” pensó al ver al chico caminar hacia un banco a lo lejos. Realmente pensó que el wey iba a estar sentado solo en el parque, hasta que llegó otro chico a sentarse con él. “Igual van a hacer algo de compás” supuso al ver a ambos tipos acercándose y saludándose como si fueran amigos. Pero luego, cierta acción le reveló que esos weyes eran más que compas…

“Puta madre, son jotos… no mames, hasta las locas son más felices que yo” se quejó internamente, al ver a la pareja caminar agarrados de las manos, abrazándose y besándose sin miedo. Suspiro, desilusionado por volver a ser el wey que esta solo en el puto parque durante San Valentín. Tal vez suena culero el desear que alguien más esté igual de mal que tú, pero oye, la miseria añora la compañía.

A si, este wey paso el rato distraído, pensando en pendejadas e intentando perderse del exterior. Por eso, este pendejo no se dio cuenta que cierta persona con las uñas pintadas de negro. se estaba acercando detrás de él, queriéndose hacer el gracioso.

—¡Uy! —exclamó Darkar, empujando levemente al Negas, sacándole de sus pensamientos de manera abrupta.

—¡Ay cabrón!—gritó Negas por el pinche susto, mientras que casi hace que se le caiga el elote.

—Jaja, no mames wey. Así tendrás la pinche conciencia, puerco —comentó Darkar, sentándose a su lado de la banca, no respetando el pinche espacio personal, mendigo cabrón.

—Vete a la verga pendejo. Casi haces que tire mi elote —maldijo Negas, separándose un poco del ojimorado.

—No mames, que pinche delicada eres cabrón —se quejo Darkar, aprovechando para acostarse en la banca, y recargar su cabeza en el Negas.

—… ¡Quítate pendejo, que yo no soy tu pinche almohada cabrón!

—Oh pues, pinche amargada. Ya no estés chillando —respingo Darkar, ya sentándose como una pinche persona normal.

—¿Qué chingados quieres?

—Nada. No tengo a nadie a quien molestar.

—¿Mecoboy no anda contigo para que vayas a molestarlo a él?

—No… el wey está con su novia…

—... Bueno, ¿y yo que chingados, que culpa tengo?

—Oh pues, ¿no puedes ser un poco más amable hoy? Es San Valentín, y ando solo.

—¿Y a mi que chingados me importa? … Además me caga San Valentín.

—¿Por qué? ¿Por qué no tienes pareja?

—Porque es puro pinche consumismo estúpido. Solo es un pinchi compromiso obligado de demostrar amor para las parejas, y un recordatorio obligado de soledad para todos los demás jodidos del pinchi mundo.

—… Solo entendí que no tienes pareja, y que estás ardido porque nadie te quiere.

—… Mejor me voy a otro lado, donde no estés tu. Gracias, bye —se despidió enojado el Negas, mientras se levantaba y tiraba el resto del elote a la basura, y procedía a retirarse muy a la chingada.

—Ay wey, no empieces. Nomas ando jugando —se excuso Darkar, levantándose de la banca y siguiendo al Negas.

—Pues vete a la chingada a molestar a alguien más, pinche pendejo.

—Ya wey, estoy bromeando. No aguantas nada.

—Que te me largues a la chingada wey.

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Moraleja Del Día:
"Con esa cara y esa personalidad, no necesitas anticonceptivos"

Chapter 6: Eso Te Pasa Por Zorra

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

—Wey, creo que mejor me voy a quedar a trabajar horas extras… otra vez… —le comentaba el Negas a Mecoboy, una vez que había terminado una junta y solo quedaban ambos en la sala. Habían pasado unas semanas desde el tema de San Valentín, y aunque eso debería suponer un alivio para muchos, no lo era realmente para el uniceja.

—¿Y eso wey? Antes andabas mame y mame de que odias tener que quedarte horas extras, y ahora ya desde el lunes quedándote horas extras —cuestionó curioso Mecoboy mientras recogía sus cosas, señalando el extraño cambio de voluntad del Negas.

—Es que no quiero regresar a mi departamento… de nuevo…

—Hm… ¿Ya por fin me dirás el por qué? ¿O prefieres seguir evitando el tema como cobarde?

—Ay…  —se quejó el Negas, vacilando para responder— es que si te digo me vas a llamar exagerado.

—Ay wey, pues igual sí eres, pero ya ni modo. Tampoco tengo algo importante que hacer aparte de esperar el Uber.

—Culero…—bramó, mirando feo a Mecoboy por el comentario. Aun así, tampoco quería regresar pronto a su puesto, así que decidió seguirle el chisme a este wey—. Bueno, pues… ¿te acuerdas que hace unas semanas fue la mamada de San Valentin?

—Si, fue hace casi un mes de hecho. Me acuerdo porque salí con mi novia ese dia.

—Si, eso ya lo sé. Darkar me lo dijo.

—Ah chinga… ¿cuándo?

—En San Valentin —confesó Negas, para luego intentar explicarse, titubeando, al ver la cara de confusión de Mecoboy—. A-ah, me fui a pasear por el parque que está cerca de mi edificio, y pues este wey me encontró por ahí. Quiso andar fastidiando con sus mamadas, así que lo mande a la chingada.

—Hm… él nunca me dijo que se topo contigo… —murmuró Mecoboy, para luego sacudir la cabeza, restándole importancia a ese dato—. Igual, al menos eso me explica dónde estaba este wey. Se suponía que este pendejo me iba a echar un paro con mi cuñado, y no más lo perdí de vista y se fue a la chingada.

—Pendejo, ¿nunca te han dicho que cuides a los animales que luego se pierden? —bromeó Negas, mientras acompañaba a Mecoboy a la salida.

—Jajaja… un momento, ¿el pendejo también tiene algo que ver con tu historia? —preguntó Mecoboy, refiriéndose a Darkar como el pendejo—. Porque luego cuando lo volví a ver, andaba muy serio, así como bien culeado.

—Huh… no realmente, pero si presenció lo que pasó… En fin, cállate el hocico, déjame empezar.

—Ok, ok. 

—El chiste, después de encontrarme con Darkar en el parque, intente largarme a la chingada para que este pendejo me dejara de andar jodiendo. Lo malo, es que este pinche wey se puso bien encimoso, y no más no se me despegaba de encima.

—Si, lo sé. Perdónalo, es que esta pendejo.

—Ya sé wey, pero no mames. No mas no se mete al pinche edificio porque luego luego si lo mande directito a chingar a su puta madre.

—Pinche wey.

—La neta si, fastidia un chingo —comentó Negas, para luego continuar —. Como sea. Mientras estaba tratando de correr a Darkar a la chingada, llegó el  Pinchimono enojado… pero no enojado de siempre, como cuando está gritando sus mamadas como pinche loco. No wey…Estaba enojado pero serio , pero así “serio” mal.

—¿Ósea como?

—No hablaba para nada el wey. Cuando llegó, lo saludé e intenté preguntarle qué pasaba, pero no más me ignoró, y luego me aparto de la entrada del edificio con el hombro para entrar. Claro, no se sintió tan feo el golpe porque sigue teniendo el cuerpo y la fuerza de un niño, pero igual…

—¿Aún no ha logrado convertirse de nuevo en un adulto?

—No… y eso sí es raro, porque aún puede transmutarse en dragón, o ponerse alas, músculos y toda esa mamada, pero aun así tampoco crece.

—¿Ósea transmuta como un dragón chiquito?

—Sip… o como un niño con músculos —explicó Negas, recordando cuando intentó hacer que Pinchimono se convirtiera en un adulto de nuevo, pero no funcionó—. Bueno, como iba diciendo. Después de que Pinchimono entrara al edificio, azotando bien cabron la puerta que hasta me asuste de que la rompiera y el casero me la fuera a cobrar, Darkar y yo nomás nos miramos bien confundidos. Ya hasta se sentía incómodo seguir hablando, así que el wey nomas me avisó de que se iba ya a valer verga a otro lado y se fue… 

—Hm… ya, pero no fue para tanto —considero Mecoboy, mientras ambos weyes habían llegado a la entrada de la maquila.

—Ojala, pero no terminó todo ahí —agregó Negas, enfatizando que eso no fue realmente todo el problema—. No… Desde ese día, todo ha estado bien incomodo en mi departamento. Cuando llego de trabajar, Pinchimono está como siempre mirando el televisor, pero ni siquiera me habla o me dirige la mirada. Como tengo cosas que hacer en la sala, forzosamente nos tenemos que quedar en el mismo lugar, hasta que yo termine y me vaya a mi cuarto, o él se incomode y se vaya a la calle.  

—Hm...¿Le has intentado volver a preguntar qué tiene?

—¿Que pues no escuchaste? El wey no me quiere hablar. Ni siquiera soporta estar cerca mío.

—Ay wey —bufo Mecoboy, girando los ojos.

—¿Pues que wey? Yo no le voy a andar insistiendo. Si el wey quiere hablar, que lo haga. Y si no, pues no es mi pinche culpa.

—Tal vez sea algo de lo que no pueda hablar fácilmente… ay wey, no te cuesta nada preguntarle que trae.

Negas giro los ojos, resoplando con fastidio. Aún si sabía que Mecoboy tenía razón, le parecía una mamada tener que aguantar la incomodidad solo para preguntarle a Pinchimono que traía, cuando sinceramente, los problemas que tuviera este o no le parecen una reverenda estupidez. Así que, ¿qué era mejor? ¿Que su apatía continuará haciendo de su hogar un lugar incómodo, o tener huevos e intentar solucionar el problema de una vez?... Si este wey con casi 40 años no ha sido capaz de resolver esa incógnita, menos lo sabremos nosotros que preferimos el martirio de no entender las clases antes que pedirle más explicaciones al profesor.

—Bueno, mi Uber ya está apunto de llegar… —advirtió Mecoboy, mirando por su celular la aplicación de Uber, intentando cambiar el tema de conversación por uno más cómodo—. Por cierto, escuché que te ibas a juntar con Ñoñostacio a jugar videojuegos el sábado. ¿Te importa si le caigo? No tengo nada que hacer ese día y no quiero pudrirme en casa.

—Si, si quieres cáele. Igual, no te creas que vamos a hacer mucho.

—Ta bien —comentó Mecoboy, antes de despedirse del Negas e irse a subir al Uber que llegó a recogerlo.

Suspirando, Negas se despidió de Mecoboy mientras lo veía irse. Luego volvió a la maquila para quedarse a trabajar, haciendo horas extras. Ya vería cómo arreglar su problema, el sábado, antes de que llegaran Mecoboy y Ñoñostacio…

Pero como llevo casi seis meses sin actualizar la historia, este capítulo tendrá que extenderse innecesariamente. No sean pendejos como yo, chabos.

El meollo del asunto llegó el sábado: Negas terminó la semana evitando al Pinchimono, quedándose horas extras en la maquila, o obligándose a salir a otros lugares donde supuestamente iba a “socializar.” Obviamente al final del día terminaba hasta la madre de estar afuera, aguantando gente pendeja en el trabajo o en la calle, pero prefería eso a tener que estar en su departamento. Internamente, solo deseaba que el Pinchimono lograra encontrar una forma de retomar su vida y se largara de una vez de su departamento. Incluso llegó a pensar en simplemente correr ya a la chingada a al Pinchimono, tratando de excusarse con que este ya estaba excediendo demasiado su tiempo de estadía y no mas quería estar de vividor. Lo único que lo detenía en mandar a chingar a su madre al Pinchimono en ese mismo momento era que este aún tenía sus metralletas… pero eso no significa que no lo haya intentado.

—Oye wey… —llamó el Negas mientras regresaba de tirar unas bolsas de basura que estaban ahí desde hace tiempo—. Eh… ¿aún no has encontrado trabajo?

Pinchimono, quien estaba sentado en el sofá desde hace rato, negó con la cabeza mientras miraba su celular. Soltando un suspiro pesado, Negas se sentó en el otro sillón, cerrando los ojos para aguantarse las ganas de sermonear al Pinchimono. Sabe que Pinchimono no tiene la culpa de lo que está pasando, así como también sabe que él tampoco está disfrutando para nada esta situación. Aunque… sabía que tampoco tenía que ser todo tan incómodo si tan solo intentara hablar con el. Mucho menos cuando dos mensajes aparecieron en su bandeja, los cuales eran de Mecoboy y Ñoñostacio avisando que ya iban a llegar.

“No mames… va a estar bien pinches incómodo si el Pinchimono sigue con sus humores… pero tampoco quiero jugarle al vergas si lo agarro de malas…”  empezó a discutir internamente, buscando una excusa razonable para seguir evitando al Pinchimono, pero para mala fortuna de él, la hora en su celular reveló que no tiene mucho tiempo para andar malgastándolo en sus mamadas. “Chingue su perra madre. Ya lleva arruinándome el mes con su pendejada, y yo ya quiero tener un puto dia en paz.”

—Oye wey, ¿qué chingados pasa contigo? —interrogó Negas, bloqueando su celular y mirando seriamente al Pinchimono.

Pinchimono se sobresaltó por la pregunta inesperada del Negas. Se le quedó mirando, un rato, sin saber si responderle a este wey. 

—…Te estoy hablando a ti wey ¿Qué chingados traes? Desde San Valentin has estado muy callado —volvió a preguntar, esta vez mencionando su actitud sospechosa que ha tenido desde hace un mes.

—…Nada… es algo que no te importa —replicó Pinchimono, sorprendentemente en un tono muy calmado… o el más calmado que él podía. 

—Wey, te estoy preguntando bien. ¿Que pasa?

—No pasa nada wey, déjalo así.

—Pinchimono, no empieces con esas mamadas. Ya te estoy preguntando en buen plan ¿Que pasa? 

—¡Ya te dije que nada wey! ¡Deja de estar chingado! —de la nada le empezó a gritar Pinchimono, empezando a enojarse por la insistencia.
  
—¡A mi no me estés gritando pinche pendejo! 

—¡Yo te grito si a mi se me da la chingada gana, pinche imbécil!

—No mames, todavía que te dejo quedarte acá como pinche parásito, no mas para que andes de sensible con tus pendejadas pre-pubertas.

—¡N’hombre! ¡Que pinche caritativo! ¡Gracias por dejarme estar en tu pinche depa de Godin fracasado!
 
—¡Pues si tanto te caga estar aquí, ¿Por qué chingados no te largas a la verga?!
 
—¡¿A si?! ¡Pues chinga tu pinche madre, pinche pendejo!! —insultó el Pinchimono para luego salir del departamento azotando bien culero la puerta.

—¡Pinchimono! —grito Negas, dirigiéndose a la puerta, e intentando llamar al otro pendejo para que este no se fuera, pero se rindió al ver que ya no estaba en el pasillo.
 
El uniceja se quedó mirando a ambos lados del pasillo, para luego girar los ojos y cerrar la puerta. Suspirando, empezó a acomodar la sala con enojo, fastidio por el sonido de las notificaciones de su celular que le avisaban que Ñoñostacio y Mecoboy ya estaban por llegar. Intentó concentrarse más en otras pendejadas que no fuera eso o el Pinchimono. Sabía que no debía preocuparse demasiado en que si volvía el Pinchimono o no: no era la primera vez que este se iba así del departamento, y no iba a volverse la primera vez de Negas yéndolo a buscar. 

“Si quiere volver, que vuelva, y si no, me vale verga” pensaba, mientras prendía la tele.


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Moraleja del día:
"Si el karma no te golpea, yo lo haré."

 

Notes:

Me siento un poco mal que este capitulo salió un poco mas dramático que cómico :/

Chapter 7: Chamber of Reflection (Reflexionando la Chamba)

Chapter Text

—Wey, bajate de la pinche barda que te vas a caer —regañaba Mecoboy a Darkar mientras caminaban a donde estaba Negas. Hace rato Mecoboy le había avisado al Negas que iba a llegar, pero no pudo prevenir que Darkar se le iba a colar para fastidiarlos.

—Que no me caigo wey. No más me resbale un poquito —se justificó Darkar, el cual se encontraba encima de una barda, adolorido sobándose el tobillo.

El día que Mecoboy le pidió al Negas que le dejara juntarse con él y Ñoñostacio a echar hueva, tenía entendido que Darkar se iba a quedar con su amiga, Sofi, a no se que chingados (no es sexo, pendejos cochinos). A la vez, su novia cuerva se iba a ir de viaje junto con su familia a Guadalajara, por lo que se iba a quedar haciendo de tercera rueda en su casa. Como es una pinche vergüenza y molestia estar estorbando en donde a uno no le llaman, se decidió a irse a valer verga allá. Al fin y al cabo había escuchado que Negas tenía el Smash Brothers, y quería poder jugar sin que alguien lo matara solo por ganar una partida, algo que Darkar hacía muy a menudo. Por desgracia para este wey, el mero día, justo cuando estaba apunto de salir de su casa, Darkar le aviso que Sofi le terminó cancelando de último momento por un pendiente que le surgió en su universidad. Y lo que era peor, es que Darkar ya había escuchado los planes que tenía con el Negas. Por lo que Darkar se apuntó a seguir a Mecoboy, y ser una pinche molestia para él y Negas, por sus pinches y soberanos huevos. Mecoboy no tuvo de otra más que avisarle al Negas sobre este wey. Lo malo, es que este pendejo no más escribió el mensaje, y se olvidó enviarlo, así que al final no le aviso una chingadera al Negas. Ay, que pinche bonito cuando pasan esas mamadas.

En el camino, pinche Darkar estaba caminando encima de las bardas a las que podía subirse, presumiendo que se no caía. Mecoboy por su parte le ponía un ojo encima al pendejo de su hermano para que este no se terminará cayendo por sus mamadas. Sabía que no tenía caso regañar a Darkar e intentar obligarlo a caminar en la banqueta como una persona adulta normal, asi que solo se limitaba a llamarle la atención cuando se fuera a caer, o a decirle que se bajara cuando veía que se acercaba algún dueño de la propiedad.

En este caso, Darkar casi se tuerce el tobillo al asustarse de un perro que estaba en el otro lado de la barda.

—Oye wey, ¿y como ha seguido tu brazo? —preguntó Mecoboy, levantando la mirada para ver a Darkar, quien se estaba bajando de la barda al llegar al final de esta.

—Pues bien. No más que la otra vez si me di un estiron bien canijo cuando estaba escribiendo —comentó Darkar una vez que estaba tocando el piso y estiraba su brazo izquierdo.

—No más ten cuidado, no te vayas a volver a lastimar.

—Ya wey, no hables como si fueras mi mamá —respingó Darkar, dándose un último estirón, para luego encontrarse con alguien familiar en una banca que estaba cerca—. Mira wey, la otra vez vi a ese niño entrar al edificio del Negas… se parece un chingo a él, ¿será su hijo?

—No digas mamadas wey. Negas no tiene hijos… o al menos no que yo sepa.

—¿Seguro wey? Si ese morro tiene la misma uniceja que el Negas… y sus mismos humores… Aunque si huele bien culero. Incluso más culero que tú.

—Ay, callate pinche pendeja, y tú has de oler muy rico.

—No wey, enserio. Tu nomás hueles a cloro, y otras veces hueles así culero a pescado —señaló Darkar, viendo a Mecoboy bufar y tirarle dedo por su pequeña observación no solicitada—. Pero ese wey huele a putrefacto. Como si fuera un pinche cadáver en descomposición o algo así bien asqueroso.

—Igual estuvo jugando en la calle y venía sudado, y por eso te olía feo, exagerado.

—A mi verga —discutió este wey, para luego acercarse al niño, al cual ya sabemos que es Pinchimono, no se hagan pendejos—. Hola niño amargado que huele raro, ¿qué haces? —saludo animado, guardando distancia porque no mames, pinche olor culero a muerto.

Pinchimono se le quedó viendo totalmente sacado de pedo, sin contestar nada. Por muy irracional y pendejo que sea este wey, sabe que es mejor no hablar con extraños, especialmente si estos parecen que tienen hepatitis y actúan como mongolitos.

—Wey, deja en paz al niño…—empezó a regañar Mecoboy a Darkar, acercándose a ambos chicos. Pero apenas se acercó al Pinchimono, le llegó un horrible olor a podrido, que sintió que estaba apunto de vomitar—. ¡No mames, si huele bien culero! ¡¿Qué pedo?! ¡Este wey se está pudriendo!

—Ah, pero el exagerado soy yo, ¿verdad pendejo?

—Cállate wey.

—Hm… ¿quiénes son ustedes? —preguntó Pinchimono, alejándose un poco del dúo de pendejos que estaba apunto de discutir como siempre.

—Pos mira niño, yo soy el pinche wey mas vergas que verás en tu perra vida, y este wey es un pinche alienígena que es amigo de tu papá.

—No me presentes así pendejo… y ya te dije que ese wey no tiene hijos, pendejo —corrigió Mecoboy, apartando a Darkar, y acercándose un poco a Pinchimono, notando que en efecto, si se parece al Negas—. Lo siento niño, este wey nomas sabe hablar puras mamadas. Ah… ¿de casualidad no tendrás algo que ver con el Negas?

—Hm… ¿para que chingados quieren saber o que?

—Ah… no, por nada. Es que te pareces un chingo a él y pues este wey cree que…

—¿Eres hijo del Negas? —interrumpió Darkar, preguntando desesperado para ver si tenía razón respecto a su teoría.

—… tienes razón, este wey nomas habla puras mamadas —dijo Pinchimono, para luego levantarse de la banca—. Si tengo algo que ver con ese wey, pero no soy su hijo… y no me siento cómodo hablando de ese tema ahora. Adios pendejos.

Mientras Pinchimono se empezaba a alejar de ambos, Darkar noto que este wey se estaba alejando del edificio donde se suponía que vivía. Mirando que Mecoboy ya se estaba yendo a donde vivía el Negas, decidió avisarle que luego iría con él, para irse a seguir al Pinchimono. Mecoboy, quien estaba hasta la chingada de este wey, le dejó hacer lo que quisiera.

Pinchimono parecía caminar sin rumbo fijo. Seguía molesto por la discusión que había tenido con el Negas, y aparte por el tema del que aún se rehusaba a hablar desde San Valentin. Además que haber tenido que lidiar con los otros dos payasos no le subió mucho el ánimo que digamos.

—Oye niño, ¿no crees que ya deberías volver a tu casa? Se está haciendo de noche y es peligroso que estés solo afuera —pregunto Darkar, una vez que Pinchimono se sentaba en otra banca que estaba cerca.

—No tengo un lugar a donde ir —contó Pinchimono, subiendo los pies a la banca y abrazando sus pies.

—Ya…¿que paso? ¿Te peleaste con tus padres? —intento indagar de nuevo, sentándose al lado de Pinchimono.

Pensaba que era una de esas situaciones en las que un niño se “escapa” de casa por una discusión tonta que había tenido con sus padres. Aun si, sin importarle que la discusión sea un posible berrinche por parte de Pinchimono, decidió quedarse cerca y no arriesgarse a dejarlo solo. Es cierto que en la mayoría de veces los niños terminan regresando a casa casi el mero día, pero eso no quitaba el riesgo de que algo malo pudiera pasar. Estamos en Latinoamérica por dios. Solamente el primer trimestre del 2023 ya van como más de 2 mil desaparecidos tan sólo en México, y eso que aún no se cuentan hasta los de este mes.

—No tengo padres.

—Oh, eh… bueno, ¿te peleaste con la persona que te cuida?… ¿si hay alguien cuidándote, verdad?

—Algo así… —suspiró Pinchimono, mirando a otro lado—. Pero estoy enojado con ese pinche imbécil.

—¿Por que?

—Porque es un imbécil —contestó Pinchimono esperando que eso sirviera de explicación. Pero al ver que Darkar seguía confundido, soltó un suspiro y continuó—… desde hace unos meses no me ha estado yendo bien… bueno digo, casi nunca estoy bien, pero ahora parece que se me acumularon más problemas de los que puedo lidiar comúnmente—mientras continuaba, acercaba más sus piernas así mismo, descansando su mentón en sus rodillas—. Hace un tiempo me despidieron de mi trabajo porque “soy muy joven” como para estar trabajando, y me sacaron de mi departamento porque no puedo pagar la renta, ya que no tengo trabajo. He intentado aplicar a muchos trabajos para ver si alguien me contrata, pero todos me dicen que soy muy pequeño para trabajar y les podría traer problemas legales.

—Huh, ¿que? —murmuró Darkar, inquietado al escuchar a Pinchimono hablar. ¿Un niño buscando empleo? ¿Pues qué malos padres podría tener? ¿Acaso estaba hablando realmente con un niño para empezar?

—La única persona con la que podía contar era mi novia, pero al final me salió con que no podía ayudarme en nada, y aparte la muy hija de puta cortó conmigo en pinches San Valentin, supuestamente porque le iba a traer problemas —prosiguió Pinchimono, sin darse cuenta de que estaba empezando a hablar demasiado rápido y fuerte, casi gritando, y que de sus ojos empezaban a salir lagrimas negras (me vale verga que tan cringe sea eso. Pinchimono literalmente es liquido negro, váyanse a la verga)—. Ahora tengo que vivir con el pinche imbécil del Negas, con el miedo de que un día el cabrón esté de malas y me corra la chingada, y termine en viviendo la pinche calle, sin empleo ¡y ya estoy hasta la verga!

Al terminar, Pinchimono no aguantó más y empezó a llorar de puro coraje. Estaba bien frustrado por todo lo que estaba pasando desde los últimos meses: sentía que estaba en la pura borda apunto de caer, y la verdad, la puta actitud del Negas hacia Pinchimono la verdad no ayudaba.

—¡Wow, wow! Ey, ey, cálmate —intentó tranquilizar Darkar, poniéndole una mano en la espalda para apaciguarlo—. ¿No eres muy joven como para pensar en esas cosas? Aun eres un niño, no deberías preocuparte por esas cosas.

—¡No soy un niño, soy un adulto! —exclamó por fin Pinchimono, no estando seguro de que Darkar le creería siquiera.

—… ¿Eres de esos casos raros de adultos que parecen ser niños? ¿O de niños que se creen adultos?

—¡No! Yo… era un adulto… lo fui hace unos meses atrás —intentó explicarse, mientras sacaba su celular y le mostraba una foto de él mismo cuando era adulto—. Incluso era más alto que tú… sin ofender.

—Hm… —gruñó un poco Darkar, para luego ver la foto, sorprendido de que realmente el de la foto si se parecía a Pinchimono pero adulto—. No entiendo entonces… ¿cómo pasaste de lucir de eso —señaló al Pinchimono de la foto, para luego señalar al niño con quien estaba hablando— a esto?

—No lo sé… simplemente no sé qué pasó…

—Hm… un momento ¿eso significa que no eres un humano, verdad?

—No… más bien soy una “bolsa de sangre intoxicada."

—Oh, eres una de esas cosas… y Negas es tu donante, ¿verdad?

Pinchimono asintió, mirando a Darkar levantarse. El wey de piercings se estiró un rato, para luego decirle a Pinchimono que se levantara. Según él, iba a hablar con el pinche Negas para que le baje de huevos. Aunque no le viera mucha fe a que Darkar lograra hacer que Negas tan siquiera le escuche, no perdía mucho con acompañarlo. Al fin y al cabo, eso sería mejor que quedarse a valer verga afuera en plena noche.

—Oh, por cierto niño, ¿cómo te llamas?

—… Pinchimono, ¿y tú?

—Jaja, pinche nombre mas culero te puso ese wey, al chile si se paso de verga.

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Moraleja del día:

“Todos dicen: ponte a chambear, pero nadie te aconseja cómo conseguir chamba”

Chapter 8: Pendejo con todo el afán de ofender

Chapter Text

—Oye Negas, ¿Pinchimono no va a venir a jugar? Dijiste que se estaba quedando aquí —preguntó Ñoñostacio mientras sacaba su control de su mochila.

—Estaría bien que se uniera para poder hacer equipos —Mecoboy ya había llegado al departamento del Negas hace rato, aprovechando la distracción de Darkar para acelerar el paso.

—Hm... —obviamente no quería hablar del Pinchimono en ese momento, pero aun así hizo su esfuerzo para disimular—. No sé. Por ahí supongo.

—¿Está todo bien con ustedes dos?

—Si Ñoñostacio, todo bien —intentó cortar el tema, tomando un control y sentándose en el sillón para jugar.

Eso fue suficiente para que ambos invitados supieran que nada estaba bien entre Negas y Pinchimono, aunque eso no significó que les importara lo mínimo como para meterse en el asunto. Después de años de juntarse con el Negas, Ñoñostacio aprendió que era mejor no involucrarse tanto en las discusiones de él y Pinchimono. Eso solo resulta que le toquen los chingazos, y al final solo terminan ignorando el problema. Mecoboy, en cambio, sabía que él no era el mejor para dar consejos en esa situación: no es como que le pudiera recomendar echar a Pinchimono, siendo que él mismo tenía problemas en deshacerse de Darkar.

Intentando dejar el tema de lado, los tres pendejos ya estaban seleccionando a sus personajes del Smash para jugar, cuando de la nada, empezaron a chingar en la madre tocando la puerta del departamento.

—Creo que están tocando la puerta —comentó Ñoñostacio, apartando la mirada de la tele y mirando la puerta.

Negas casi se quedó congelado. Esperaba que eventualmente Pinchimono volviera al departamento, pero pensaba que volvería en la mañana. Mientras dejaba el control en el sofá, diciéndole a Mecoboy y Ñoñostacio que terminaran ellos la partida, se fue dirigiendo a la puerta. No sabía si gritarle al Pinchimono en el pasillo y azotarle la puerta, o al menos darle sus cosas y ahora si echarlo a la calle. Para sorpresa y disgusto del Negas, no era Pinchimono quien estaba tocando la puerta, si no Darkar que parecía venir solo.

—¿Y esa cara de susto? —pregunto sonriendo Darkar, —. Hasta quedaste güero del miedo.

—Pues pensé que me iba a asaltar un chilango —respondió sarcásticamente Negas, obviamente refiriéndose a Darkar como el chilango.

—Ay, cállate norteño pendejo. Primero enséñese a pronunciar la "ch" bien.

—... ¿Qué chingados haces aquí Darkar?

—¿No te lo había dicho este wey? También vengo a jugar —explicó Darkar, entrando en el departamento como si fuera su casa.

—No, no me lo dijo —Negas estaba viendo a Mecoboy, buscando alguna explicación por parte de este.

—¿Qué? Yo sí te lo dije, te lo mandé por mensa-... ah, no se mandó —dijo Mecoboy al ver su celular y confirmar que, de hecho, el pendejo había escrito el mensaje pero nunca lo envió.

—... Pendejo

—Bueno, pido lugar para la otra ronda —dijo Darkar mientras tomaba el cuarto control y se acomodaba en el sillón, sacando de pedo a Ñoñostacio y a Mecoboy—. Ah sí por cierto Negas, tu niño está al final del pasillo.

—¿Niño? ... Pero si yo no tengo niños —comentó, sin entender de quien chingados estaba hablando Darkar.

—Ya sabes, el niño ese que tiene la misma cejota que tú y que huele así bien culero, y le pusiste un nombre igual de culero —se explicó, volteándose para ver al Negas—. ¿Cómo le llamas? ¿Pinchimono?

—No mames que el niño que vimos era el Pinchimono —se sorprendió Mecoboy, y se unió a la conversación aprovechando que ya la partida la ganó Ñoñostacio—. No pensé que se viera así ahora.

—Hm... — de cierta forma, era un alivio que no hayan secuestrado a Pinchimono y se lo llevaran a un lugar como cierta isla, pero tampoco se sentía con ganas de dejarlo entrar—. Pues vas afuera y le dices que el y tu pueden irse a chingar a su madre de aquí.

—Ay wey, no seas así, solo es un niño...

—No pendejo. Esa cosa no es pinche niño. Eso es un pinche huevón que nomas anda de parásito en mi departamento.

—Wey, eso no quita que la cosa esa va a tener problemas para conseguir un empleo mirándose así —Darkar intentó abogar por Pinchimono para que Negas le dejara entrar—. Solo dale chance hasta que vea cómo solucionar su problema y luego, si quieres, lo corres a mi casa.

—¡Ah no pendeja, no te pongas a recoger gente a lo pendejo! —protestó Mecoboy, ya pausando la partida ya de una vez—. Además, no pienso andar manteniendo a otro huevón. Ya de por sí tengo suficiente con estar lidiando contigo, cabrón, ahora con otro pen-...

—¿Y si Pinchimono trabajara en la maquila? —preguntó Ñoñostacio, llamando la atención de los otros tres pendejos, algo sorprendidos por su súbita participación—. Digo, podría ayudarlo a buscarle un trabajo que sea fácil para él, y así no lo despedirán tan rápido.

—Ñoñostacio, ¿y por que chingados en la pinche maquila? Lo que quiero es que se largue de mi vida, no encontrármelo en todos lados —cuestionó Negas, con una queja técnicamente válida.

—Bueno, pensé que así podrías supervisarlo mejor, y que cuando por fin se mude de tu departamento, y lo ayudes para que no pierda de nuevo su trabajo y así no se tenga que volver a tu departamento.

—No es una mala idea si lo piensas así —comentó Mecoboy, dándole la razón a Ñoñostacio. Eso sí, Negas seguía sin estar convencido.

—¿Y qué? Además de trabajar en la maquila, ¿tengo que cuidar al Pinchimono todo el rato?

—Ay wey, ya cálmate a la verga, no te estamos diciendo que seas su pinche niñera. Solo te sugerimos que lo vigiles de vez en cuando para que no lo despidan tan pronto y luego tenga que volver de nuevo a vivir en tu pinche departamento —Darkar respondió, empezando a fastidiarse un poco.

—Aja, ¿y si no lo contratan por parecer menor de edad? ¿O el pendejo vuelve a perder el empleo?

—Hagamos esto pues: dale hasta el fin del año hasta que el wey encuentre la forma de hacerse adulto de nuevo y encuentre un empleo. Si el niño no logra hacer ninguna de las dos para cuando acabe el año, entonces que se vaya a vivir conmigo wey.

—A ver pendeja, te dije que no íbamos a andar acogiendo gente. Además, ¿donde va a dormir ese pendejo? —empezó a quejarse de nuevo.

—Pues en el cuarto de visitas que usamos para el agüelo wey, no hay pedo. No más cuando venga lo ponemos en el sofá.

Mientras esos weyes estaban discutiendo, Negas se la estaba pensando para ver si dejaba al Pinchimono entrar de nuevo al departamento. Por un momento estaba considerando ya de una vez dejar al Pinchimono con Darkar, y ya no tener que aguantarlo en su depa. Por otro lado, tampoco quería que Mecoboy lidiará con el Pinchimono, o peor: que el pendejo de Darkar y el pendejo del Pinchimono terminaran haciendo pendejadas juntos. Suena una mamada, pero no suena seguro para nadie que un pendejo con explosivos y otro pendejo con una AK-47 se vuelvan muy cercanos.

—Bueno pues, le dejó volver a quedarse acá hasta el fin del año —prometió Negas, acercándose a la puerta de su departamento para buscar al Pinchimono—. Pero si termina quedándose contigo, ¿qué chingados vas a hacer con él?

—Ya verás luego.

—... Wey, yo que tu no confiaba demasiado en este pendejo —advirtió Mecoboy, aunque era algo obvio.

—Pues ni modo, igual voy a ir con el Pinchimono a hablar con él —cedió finalmente el Negas, abriendo la puerta de su departamento apunto de salir—. Si quieren ustedes sigan jugando, ahorita vengo.

—¿'tons nos confías el departamento? —preguntó Darkar, apoyándose en el respaldo del sillón.

—A Mecoboy y a Ñoñostacio, si. Tu te me largas a la chingada de aquí.

—No quiero —bromeo Darkar, mientras miraba al Negas salirse del depa.

Para cuando Negas llegó con el Pinchimono, los dos ya estaban medianamente calmados como para no matarse uno al otro en el pasillo. Negas le contó al Pinchimono todo el plan con Darkar, a lo que el wey solo alzo los hombros. En realidad no le molestaba la idea de irse con Darkar: el wey ya le había contado las mamadas que hacía con dinamita, cohetes, y demás pendejadas, y al chile si quería entrarle al desvergue.

Ya cuando Pinchimono regresó al departamento, este grupo de pendejos siguió su pinche tarde de ñoños, puteandose al Mecoboy en el Smash Bros. 

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Moraleja del día:


"La vida me pide mucho y yo solo soy un naco estúpido"