Chapter 1: Hospital
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Odiaba los hospitales, el olor, el ambiente de angustia general.
No ayudaba a su propia ansiedad creciente, mientras se dedicaba a jugar con aquella horrenda bata de hospital que le habían proporcionado.
Las enfermeras ya la habían regresado un par de veces de vuelta a su habitación, por lo que escaparse de vuelta ya no era opción.
Estaba harta de la incertidumbre, de no saber que estaba ocurriendo.
Darius le contó el estado general cuando la visitó esa mañana, pero después de eso no hubo novedades.
¿Cómo estaba Hunter? ¿Seguía sin despertar? Llevaban ya un par de días allí, era sofocante.
Sus padres intentaban tranquilizarla en vano. También era frustrante sentir sus lentes resbalarse por la maldita venda en su ojo izquierdo.
De por sí ya necesitan anteojos, ahora solo tenía la mitad de su visibilidad.
Los doctores le habían asegurado ya que la herida no era tan profunda, que su ojo sanaría correctamente, pero honestamente era la menor de sus preocupaciones.
Sus heridas podían esperar, mientras Hunter estuviera a salvo.
El reloj marcó las 5 PM, otro día más transcurrió sin novedades.
O eso pensaba, hasta que escucho pasos fuera de su puerta, la silueta de Darius dibujandose en el umbral.
Willow se levantó de inmediato de su cama, sin importarle derrumbar algunas cosas en el proceso.
Los ojos del hombre se clavaron en los suyos y pudo distinguir que efectivamente tenía noticias.
—Está despierto— El alivio recorrió el cuerpo de la chica. Sus manos temblaron ligeramente pero se obligó a mantenerse firme.
—Pero… hay un inconveniente— La mirada de Darius era tensa, podía ver que estaba eligiendo cuidadosamente sus palabras.
—Quizá fue por los golpes, sobre todo en la cabeza, pero… Hay una gran laguna en su memoria.
¿Laguna? ¿entonces no recordaba nada de lo sucedido?
—¿Que… que tan grande?
El hombre suspiró, dedicando una mueca apenada. Podía ver las ojeras en su rostro, clara señal de que tampoco había descansado como debería.
—Su última memoria es de antes de mudarse.
Oh mierda… Esos eran muchos meses atrás. Se sentó en la cama de golpe, asimilando aquella frase.
Darius se sentó a su lado, tratando de alguna manera de consolarla.
—Así que… No nos recuerda a ninguno de nosotros…
—Lo lamento. Se que querías verlo pero el doctor recomendó no hacerlo por el momento, sería bastante abrumador para él.
Asintió aún pasmada, respirando hondo para tranquilizarse.
—Está bien, está a salvo y eso es lo importante…
Darius le dedicó una leve sonrisa.
Tenía que ver el lado positivo de la situación. Estaba a salvo y por fin libre de las manos de su tío, sus memorias… podrían regresar con el tiempo.
++
Lo que le habían dicho no tenía nada de sentido. ¿Como que había pasado más de medio año?
Recordaba haberse mudado por milésima vez junto con su tío. Un nuevo inicio, otra vez.
Sabía claro que había gente peligrosa tras ellos. Seguían escapando porque era la forma de mantenerse seguros, no era tiempo de enfrentarlos, aún no, es lo que Belso seguía repitiendo.
Pero después de eso sus memorias eran confusas, recuerdos borrosos y nada claros.
Darius. Conocía a Darius de antes. Solía frecuentarlos, era como una especie de socio de su tío, pero a su vez se había ganado su confianza.
Por lo tanto, no dudo de sus palabras cuando le transmitió aquellas noticias.
Su tío estaba muerto. Había fallecido en un incendio en su propia casa, algo que también lo había afectado al parecer. Por eso mismo había despertado en un hospital.
Irónicamente, la noticia no le había afectado como esperaba. Noto una sensación extraña, una mezcla de alivio con desconcierto.
No debería sentirse tan ligero con la muerte de su tío, pero así era.
Estaba más angustiado por algo más, pero no recordaba el porqué. El color esmeralda aparecía constantemente en su mente, pero no podía ligarlo con algo en concreto.
—Si estás de acuerdo, me gustaría ser tu tutor legal de ahora en adelante— La voz de Darius era suave y precavida.
Hunter asintió inmediatamente. No conocía a nadie más. ¿A dónde podía ir? Era su mejor oportunidad.
Debería sentir ganas de llorar, pero no era así, simplemente se sentía vacío.
—También tendrás que ver a un terapeuta. Te ayudará a procesar el trauma, quizá con eso recuperes tus memorias…
No estaba seguro de querer hacerlo, había tanto dentro de él que se había esforzado a enterrar por su propio bien.
Aunque claramente quería descifrar el misterio de su vida los últimos meses.
—Está bien…
++
La casa de Darius estaba claramente diseñada para una sola persona.
Todo el lugar emitía vibras de un departamento de solteros, adornos caros, que se preguntó cuanto valdrian.
Esperaba nunca romper uno por accidente. El castigo por ello no sería uno ligero en su experiencia.
Aun así, había un cuarto esperando solamente para él.
Había tenido su propia habitación antes, pero nunca con gran cosa para poner en el.
No solían durar más que un par de meses en cada ciudad, simplemente no podía tener algo permanente.
—Deje algo de ropa para ti en los cajones, si necesitas algo más no dudes en decirme.
Asintió, aun perdido en sus pensamientos. Se sentía como si una bruma pesada lo invadiera, no dejándolo ver a su alrededor.
—Esucha Hunter, se que no nos conocemos muy bien y se que hay mucho que trabajar, pero puedes confiar en mí ¿De acuerdo?—
No le gustaba que lo tratara como si fuera de cristal, pero podía entender el contexto. Debería estar desamparado por la pérdida de su tío ¿No?
Estaban además las nuevas cicatrices en su cuerpo, quizá eran por el incendio, quizás no, esa era una parte que prefería no recordar.
—De acuerdo, trataré de no darte molestias.
Su respuesta provocó una ligera mueca en el hombre. ¿Entonces no era obediencia lo que esperaba?
—No es…
El timbre de la puerta interrumpió su oración, Darius suspiro, sacudiendo un poco la cabeza.
—Ponte cómodo.— Se encaminó hacia la puerta, dejándolo solo por primera vez en mucho tiempo y Hunter no sabía qué hacer a continuación.
Se dejó caer sobre la cama, cerrando los ojos, perdido en sus pensamientos.
Tenía un largo camino por delante.
++
—¿Willow?—
Darius la observó con un gesto de incredulidad. No se supone que estuviera allí, aún no era el momento.
—¿No estás muy lejos de casa?
—Es muy cerca en bicicleta en realidad— Declaró la chica, aunque claramente tenía un gesto de culpabilidad estampado en el rostro.
Llevaba aún un pequeño vendaje en el rostro, haciendo más obvio que no debería haber salido sola.
—Mira, ya lo sé ¿Si? No pretendo quedarme ni… ser vista aun. Solo te traje esto—
Le entregó un recipiente lleno de comida casera, probablemente con poco tiempo de haberse cocinado.
—Papá dijo que le haría bien para recuperarse, era de sus comidas favoritas, bueno, no creo que lo recuerde aun…
Por su tono de voz pudo saber que luchaba contra las lágrimas, pero se esforzó por disimularlo.
—Me asegurare de que lo coma— La joven de lentes le devolvió una sonrisa. Se sumieron en un pequeño silencio incómodo, interrumpido por un leve suspiro de parte de ella.
—¿Esta… bien? ¿Como…?
—Confuso, cansado, puedo ver que se siente fuera de lugar. Espero que la Terapia ayude con eso y, voy a matricularlo en la escuela, lo verás más pronto de lo que crees.
Willow asintió, podía ver la preocupación en sus ojos, la duda. Pero no lo expreso.
—¿Y si nunca recuerda?
—Bueno, se lo contaremos a su debido tiempo, aunque no creo que ninguno de ustedes vaya a dejarlo en paz de cualquier forma.
Esto arrancó una pequeña risa de su parte, algo que consiguió tranquilizarla un poco.
Tomó su bicicleta y se despidió rápidamente del hombre.
Darius la observó marcharse, cuestionandose cómo es que Philip había logrado hacer daño a tantas personas sin siquiera esforzarse.
Chapter 2: Primer Día
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Fue un mes bastante complicado para ambos.
Hunter estaba acostumbrado a no dejar rastros de su presencia, a permanecer callado hasta que se le diera una indicación.
Darius lo había visto superar esos complejos lentamente con anterioridad, así que era descorazonador verlo volver a ello.
También podía ver que se abrumaba con demasiadas atenciones, entre la terapia tanto física y psicológica, su energía era drenada.
Podía verlo evitar los espejos, sus cicatrices siendo un mayor complejo para él.
El hombre nunca antes se había planteado ser padre o alguna especie de figura paterna. Pero allí estaba, buscando sacar al chico delante de la mejor forma.
—Quizá ya sea momento de que convivas con chicos de tu edad.
El sonido de la cuchara contra el plato se detuvo. La mirada de Hunter se posó sobre él al instante.
Podía ver la incertidumbre en sus ojos, las dudas.
—Nunca he… no sé cómo convivir— admitió, centrándose de vuelta en su sopa.
Era una de las recetas de los padres de Willow, una que en efecto se había convertido en su comida favorita.
Darius sabía que era bastante obvio que él no la cocinaba, pero el chico no había hecho comentario alguno al respecto.
—Lo aprenderás poco a poco, no necesitas forzarte.
Su expresión le dio a entender que no estaba para nada convencido pero no discutió. Como su figura de autoridad, Hunter no se atrevería a desobedecer sus órdenes.
Darius anhelaba el momento en que cuestionara alguna de sus indicaciones, como un adolescente normal.
++
Repaso nuevamente el contenido de su mochila.
Los libros estaban acomodados, los útiles también. El almuerzo que Darius había empacado para él también estaba cuidadosamente acomodado.
Era extraño tener tantas cosas que le pertenecieran.
Nunca antes había ido a la escuela, Su tío le había enseñado todo lo necesario para sobrevivir, nunca había necesitado más.
O eso pensaba.
Cerró la mochila y bajó del auto. Muchos chicos de su edad ya se apresuraban a la entrada de aquel edificio.
Siempre evitaba multitudes, era raro no tener que esconderse.
—Llamame si lo necesitas— Darius se despidió, dedicándole una sonrisa para animarlo.
Otra cosa que le costaba digerir, el que lo tratara con tanta amabilidad.
Ahora tenía también un celular propio, no tenía ni idea qué hacer con eso. No es como si fuera a llamar realmente a alguien.
Asintió, comenzando a caminar hacia el frente.
¿Cómo se suponía que iba a hablar con los demás?
No tenía tema de conversación, no sabía que veían los chicos de su edad.
Se dedicó a buscar su casillero, concentrándose en no perderse en el edificio.
La mayoría de los estudiantes no le dedicaban más que una mirada de reojo, estando más que claro que era el nuevo en el lugar.
Suspiro mientras averiguaba el funcionamiento del casillero y colocaba cuidadosamente sus cosas en el.
—¡Hey!— El grito lo sobresaltó y lo hizo ponerse en guardia.
Una chica morena se acercaba apresuradamente, una gran sonrisa estampada en el rostro.
Se detuvo a un par de pasos de él, como tanteando el terreno antes de acercarse más.
La vio dudar antes de decir algo, como eligiendo sus palabras.
—¿Primer día? Puedo enseñarte el lugar si gustas.
La observo un momento, claramente desconfiado. ¿Quién era tan amable con un extraño?
Aunque bueno, en realidad no tenía muchas opciones.
—Si, Gracias… am…
—Oh claro, Luz, Luz Noceda.
Su sonrisa no flaqueo, pero podía notarla ligeramente nerviosa. Tenía algo que a Hunter le parecía demasiado familiar. ¿Quizá no era la primera vez que se veían?
Odiaba tener la mente hecha un desastre.
—Hunter Wi…— Se calló de golpe, no sabiendo en realidad si debería usar ese apellido.
Estaba registrado en la escuela bajo el nombre de Darius ¿No? probablemente seria mas facil usar ese apellido.
—Deamonne— Finalizó, ganándose una sonrisa aún más brillante de parte de la chica.
—De acuerdo Hunter ¿Empezamos con el tour?
++
Luz parecía conocer a todo mundo en la escuela. No había pasillo donde no se detuviera a saludar a alguien.
Aunque pudo notar que evitaba deliberadamente a un grupo de chicas, una de las cuales tenía un gesto de fastidio permanente.
Era algo abrumador oírla hablar sin parar, pero de alguna manera se había acostumbrado casi de inmediato, casi como si fuera una vieja rutina.
Pero no podía evitar rodar los ojos de vez en cuando.
—Bien, este es el salón de tu primera clase— Hizo una pausa, jugando con sus dedos —¿Te gustaría sentarte conmigo y mis amigos en el almuerzo?
Había oído de esa costumbre, hubiera preferido sentarse solo y pasar desapercibido, pero la chica no parecía tener malas intenciones. Además eso era lo que Darius le había pedido, que conviviera con personas de su edad.
—Si, claro.
Luz sonrió y se despidió de forma efusiva, volviendo a dejarlo solo. La soledad era algo a lo que estaba acostumbrado, pero era difícil manejarla en un territorio extraño.
Entró al salón, tomando asiento al fondo. Sus demás compañeros ya hablaban entre ellos, alguno que otro lanzándole una mirada de vez en cuando.
Debían ser las cicatrices, antes ya eran notorias, ahora que abarcaban gran parte de su rostro, era mucho peor.
Luz no había hecho comentario al respecto, lo cual agradeció.
—¿Puedo sentarme aquí? los demás asientos están ocupados— Esta vez fue una voz dulce y suave la que hablo.
—Claro— Respondió de forma mecánica sin entender la pregunta, no es como si necesitara su aprobación para tomar un asiento.
Alzó la mirada para observar a la dueña de dicha voz.
Fue como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago. Se quedó sin aliento de golpe, hipnotizado con la imagen frente a él.
Era una chica de cabello corto oscuro, le sonreía tímidamente mientras lo miraba con los ojos verdes más deslumbrantes que alguna vez hubiera visto.
Estaban algo ocultos tras unas gafas con marco dorado, pero aun así podía contemplarlos perfectamente.
Pero lo que más le llamó la atención era la cicatriz que cruzaba su ojo izquierdo, el color de la piel indicando que era prácticamente reciente.
No era como si le restara belleza a su parecer.
Sintió su cara arder de vergüenza, la había estado contemplando fijamente demasiado tiempo.
La joven no dijo nada, aunque creyó distinguir un leve rubor en sus mejillas.
Pareció esperar a que dijera algo más, pero como las palabras no llegaban a su boca, simplemente tomó asiento a su lado.
—Soy Willow Park, Mucho gusto.
—Hunter Deamonne— Otra vez aquella leve sonrisa parecida a la de Luz, aunque viviendo de Willow lo dejó ligeramente embobado.
¿Por qué esa reacción? No entendía lo que estaba experimentando.
—¿Te gusta la historia?— preguntó de forma casual mientras colocaba su libro frente a ella.
—mmm ¿Si?— Su respuesta dubitativa arrancó una risa de la chica que fue como música para sus oídos, quería oír mucho más de ella.
—Bien, porque estás a punto de experimentar la clase de Historia más aburrida de la vida.
No pudo evitar reír un poco ante su comentario, lo cual pareció complacerla.
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La clase en efecto, era terriblemente tediosa, pero la compañía de Willow la había hecho soportable.
Siempre le había gustado leer e investigar, pero era diferente cuando te hablaban de hechos en un tono monótono, solo repitiendo fechas.
Era demasiado sencillo hablar con la joven, parecía casi natural.
También estaba la forma tan rara en que reaccionaba su corazón cada que sus hombros o sus manos se rozaban, como anhelando algo más.
No comprendía lo que ocurría, pero tampoco le era desagradable.
—¿Ya tienes con quien tomar el almuerzo?— preguntó Willow de forma casual mientras guardaban sus cosas para ir a la siguiente clase.
—Una chica llamada Luz me invitó— Aunque quisiera decirle que estaba libre, tampoco iba a ser grosero con Luz, ella se había acercado primero que nadie.
La joven sonrió, asintiendo.
—Entonces creo que te veré para almorzar— Declaró con entusiasmo, despidiéndose y alejándose sin darle tiempo de responder.
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Cuando llegó a la cafetería, Luz ondeaba su brazo para que pudiera verla.
De inmediato reconoció a Willow junto a ella, lo cual le pareció bastante curioso.
Parecía demasiada casualidad haberse encontrado con ambas aquel día.
Había otras dos personas con ellas. Un joven moreno que parecía ligeramente más joven y una chica de cabello lila sentada al lado de Luz.
—Hola…
Su saludo fue un murmullo, sentándose casi por instinto al lado de Willow.
Los demás le sonrieron, casi como si fueran amigos de toda la vida.
—Hunter, te presento a Amity y Gus. Willow nos dijo que se conocieron antes.
—Si, un placer.
Hubo un momentáneo silencio entre ellos, antes de que comenzaran una conversación rutinaria, algo para hacerlo sentir más cómodo, aunque en realidad no sabía cómo incluirse.
Hablaban de cosas tan ajenas a él.
Fue hasta que su mirada se fijó en un libro que llevaba Gus que se despertó su interés.
—¿Te gusta Cosmic frontier?— Su pregunta salió cautelosa. Alguna vez había conseguido una copia de dicha saga a escondidas de su tío y había quedado atrapado en la trama, pero nunca pudo conseguir los demás.
—Bromeas, ¡Es mi saga favorita!
La siguiente media hora la pasaron hablando de forma apasionada sobre la trama y los personajes.
Tal vez, solo tal vez, podría encajar en aquel grupo.
++
—Hunter— La dulce voz de Willow lo hizo detener sus pasos.
Podía ver ya el auto de Darius estacionandose a la distancia, pero no creía que pasara algo si lo hacia esperar unos minutos más ¿Cierto?
Su primer día había sido sorprendentemente bueno, aunque aún se sentía algo fuera de lugar.
La chica corrió hasta llegar a él, volviendo a deslumbrarlo con su sonrisa.
—Yo… ummm ¿Te gustaría intercambiar números? para mantenernos en contacto—
Señaló su celular, como aclarando a qué se refería.
Vio un lindo llavero de abejita colgando de este, lo cual le hizo sentir extraño. No tenía él… ¿Algo parecido?
Un destello de algo rojo invadió su mente, pero desapareció con rapidez.
—Ah, si, por supuesto— ¿Y cómo lo hacía? No se había molestado en aprenderlo, no pensó que fuera a utilizarlo más que para llamar a Darius en alguna emergencia.
—Dejame intentarlo— Willow tomó con cuidado su teléfono de sus manos, haciéndolo sonrojar por el roce de sus dedos.
Tecleó un par de cosas con una velocidad impresionante y después se lo devolvió.
—Listo, ya tienes mi contacto. Me tomé la libertad de enviarme un mensaje para registrar tu numero.
Y le guiño un ojo, algo que hizo que su cerebro dejara de funcionar por unos instantes.
Esa chica iba a volverlo loco con tan solo existir.
—¡Hunter!— Esta vez era la voz de Darius apresurandolo.
Se despidió rápidamente de la chica y se encaminó al auto.
No estaba seguro si había sido su imaginación, pero creyó ver que Darius y Willow intercambiaban una breve mirada, un gesto de reconocimiento, antes de que la joven emprendiera su camino a casa.
Chapter 3: Cicatriz
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—Hoy luces contento— Comentó Raine, dándole una ligera sonrisa.
Hunter se dejó caer sobre el sofá, sin responder aún a sus palabras.
¿Lucia contento? suponía que se sentía mejor que los días anteriores, pero no pensó que su expresión fuera tan obvia.
—Supongo— Declaró cohibido, mirando hacia otra parte.
Aún le costaba demasiado abrirse ante Raine. Sabía que era por su bien, que la terapia le ayudaria a recuperar sus recuerdos, pero había cosas dentro de él mismo que se negaba a aceptar.
La sonrisa en el rostro de Raine se mantuvo, y eso también seguía sorprendiendolo. ¿Cómo alguien podía ser tan amable?
—¿Quieres contarme de tu día?— Hunter se mantuvo callado un momento dudando, no sabia que contar en realidad.
—Fui a la escuela por primera vez, fue extraño pero no malo— No sabía que había esperado pero en definitiva fue mejor, por lo menos convivió con chicos de su edad.
Eso y que el rostro de Willow no salía de su mente.
Se sonrojo un poco ante el rumbo de sus pensamientos y creyó percibir una ligera sonrisa divertida de parte de Raine.
—Me sorprendió que me hablaran, pensé que solo me observarían por esto…— Su mano se posó en su mejilla, en la cicatriz que recorría su rostro.
Si había sentido las miradas sobre él, pero no de parte de Luz y su grupo. Ella no lo miró así cuando se acercó.
y además Willow, ella misma portaba una pequeña pero notoria cicatriz en el rostro.
—Y quieres ¿Hablarme más sobre eso? Las cicatrices…
Seguía sin poder recordar cómo se había hecho esas heridas, las más recientes, sobre todo la grande en su rostro, pero de las demás…
—No— Su respuesta fue seca y golpeada, se arrepintió casi al instante. —No aún…
—De acuerdo— La voz de Raine fue dulce y comprensiva. — Cuando estés listo.
++
Darius no lo acosó con preguntas, le dio su espacio cuando llegaron a la casa, sabiendo que después de terapia solía llegar abrumado.
Hunter se encaminó directamente a su habitación, consciente de que debía hacer las tareas de la escuela.
No podría vivir consigo mismo si no las terminaba.
Estaba acomodando lentamente los libros en su escritorio cuando su celular sonó con una notificación.
Lo tomó de forma apresurada, intentando averiguar cómo diablos leerla.
El nombre de Willow apareció en la pantalla y su corazón dio un vuelco en su pecho por un segundo.
Era un mensaje corto, pero aun así lo llenó de una cálida sensación.
“Fue un gusto verte hoy
Conozcámonos más ¿si?”
Terminaba con un pequeño emoticon sonriente, lo cual le arrancó una sonrisa del rostro.
Observo, quizá con más detenimiento del que debería, la foto de perfil de la chica.
Aparecía con el cabello mucho más largo atado en un par de trenzas, la cicatriz ausente.
¿Cuánto tiempo tendría de habérsela hecho? Debía ser bastante reciente.
La curiosidad lo carcomía, por alguna razón sentía que debía saber la causa pero ¿Cómo podría?
Dejó de darle vueltas, él mejor que nadie sabía que había historias que no debían ser contadas.
++
La semana transcurrió mucho más rápido de lo que esperaba.
Se encontró disfrutando la estancia en la escuela, en compañía de Willow y los demás las cosas eran más fáciles.
No lo hacían sentir como un extraño, le explicaban cada cosa sin juzgarlo. Era raro pero de buena forma.
Sonrió bobamente cuando un mensaje volvió a llegar, se tomó su tiempo para contestar, aun acostumbrándose a usar el teléfono.
Sabía que sus respuestas eran un desastre pero Willow nunca lo mencionaba.
Noto a Darius arquear una ceja, mientras luchaba contra la sonrisa divertida.
—Se te hará tarde por contestarle a Willow, irónico porque la verás en la escuela— Sintió su rostro arder hasta las orejas y guardó el teléfono de golpe. ¿Era tan obvio?
Pero, ¿Le había dicho que era Willow? ¿Siquiera le había dicho su nombre?
—¿Cómo sabes que es Willow?
—¿No es ella con quien hablas todo el tiempo?
—No recuerdo haberlo mencionado.
El hombre se congeló, desvió la mirada, fingiendo ocuparse en algo más en la cocina.
—Debiste haberlo hecho— Respondió encogiéndose de hombros fingiendo demencia.
Hunter no presionó, pero estaba más que claro que no lo había convencido.
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—¿Qué clase sigue?— La voz de Gus sonaba entusiasmada mientras buscaba libros en su casillero. Hunter había aprendido que era el más joven de ellos, pero era increíblemente listo.
—Mi horario dice Matemáticas… ¿Algebra?
Willow a su lado hizo una pequeña mueca, lo cual arrancó una carcajada de parte del moreno.
—Esa es una clase que voy a reprobar.
—Yo puedo ayudarte— La frase salió más rápido de lo que pretendía. El rubio se sintió cohibido, pero no se retractó.
—Parece que se me da bien… no me parece difícil…
—¿De verdad?— Willow le dedicó una sonrisa brillante que hizo que todo valiera la pena. —Te lo agradecería muchísimo.
Asintió, incapaz de encontrar más palabras pero feliz con el resultado. No entendía porqué estaba tan necesitado de obtener la atención de la chica.
La sonrisa en el rostro de Gus murió de repente y ambos lo notaron, siguieron su mirada, dándose cuenta de que un grupo de chicas estaba acercándose.
Hunter las había visto de lejos en aquellos días, y era bastante obvio que su grupo las evitaba a toda costa.
La líder, una chica con el cabello teñido de rosa, se detuvo frente a ellos, deslizando su mirada de uno a otro con una sonrisa de superioridad.
Willow la observaba con fastidio, pero pudo ver como apretaba más sus libros hacia ella, como formando una especie de escudo.
—Ah que casualidad encontrarlos, casi pensé que habían decidido hacernos un favor y salirse finalmente de la escuela— Su tono de voz era fastidioso, Hunter sintió una inmediata antipatía hacia ella.
Willow rodó los ojos, podía ver fastidio e ira en sus facciones.
—Déjalo ya Boscha. Metete en tus propios asuntos— La respuesta de Willow fue firme, pero solo arrancó una carcajada de parte de la otra joven.
—Pero si extrañaba molestar a mis perdedores favoritos, como a ti cuatro ojos, o ¿debería decir tres ojos? Todos sabemos que casi quedas tuerta.
Señaló sin ningún reparo la cicatriz en el ojo de Willow, lo cual disparó la ira de Hunter ¿Quien se creía que era?
—¿Y eso es de tu incumbencia? Hablas mucho pero dudo que hagas algo en realidad— El rubio se había movido frente a Willow y Gus, como en un instinto nato de protegerlos.
Boscha arrugó la nariz, tomada un momento por sorpresa por la confrontación tan directa.
—Ah el nuevo miembro de los raritos, Puedo ver porque te eligieron— Su voz pretendio ser burlona, pero podía ver cierta incomodidad, quizá por la mirada asesina en el rostro de Hunter.
—En fin, como sea, son tal para cual— Se dio la media violeta y se alejó, el séquito de chicas siguiéndola de cerca.
El rubio resopló asqueado, que chica tan odiosa.
—Gracias Hunter— La suave voz de Willow lo hizo olvidarse del enfado, la chica le dedicó una tímida sonrisa que volvió a acelerar su corazón.
—No es nada, merecía mucho más.
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—¿No vas a preguntar?— Gus lo observó con una ceja alzada.
Estaban solos en la mesa del comedor, las chicas aun llegaban con ellos, así que tenían ese pequeño momento a solas.
Sabía a qué se refería, a la cicatriz de Willow, a la manera en que esa chica parecía meterse específicamente con ella.
—Ustedes no preguntaron por las mías— Y lo agradecia, de cualquier forma no habría sabido cómo responder.
Gus le sonrió satisfecho, su mirada clavada a lo lejos, donde sus amigas ya se vislumbraban.
—Boscha siempre la ha molestado, desde mucho antes de la cicatriz, es el tipo de persona que es. Pero si quieres puedes preguntarle, dudo que Willow se sienta incómoda, aunque tal vez su respuesta te sorprenda.
Soltó una pequeña risa pero no le dio tiempo de responder. Las jóvenes se sentaron frente a ellos, saludando alegremente.
—Willow, Hunter tiene curiosidad por tu cicatriz, pero nunca lo va a preguntar directamente
—¡Gus!— Su rostro se tornó completamente rojo, mientras el moreno simplemente se encogió de hombros, como si no acabara de delatarlo.
—Yo, no.., no quería...
—Ah está bien— No sonaba molesta en lo absoluto, lo cual lo relajo.
Su mano se posó en su ojo un instante, su mirada sobre él, con una intensidad que lo sobrecogió por un momento.
—Tuve una pelea a muerte con cuchillos— Declaró con una simpleza extraordinaria, arrancando algunas risas de los demás.
Al ver su rostro de confusión río por lo bajo mientras negaba con la cabeza.
—Es broma, fue un accidente— No dio más detalles, y se sumieron en una conversación normal.
Debió haber sido suficiente para Hunter, pero hubo algo en su mirada, algo en su expresión que lo tenía dudando.
Quizá había un poco de verdad en lo que había dicho.
Chapter 4: Golpes
Notes:
Se hace referencia a Maltrato y abuso
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Sus manos aún temblaban, su costado punzando por los golpes recibidos.
Sabía que había sido su culpa, su tío había dejado claro que no debía entrar a su despacho sin su permiso.
No solía hacerlo, lo obedecía ciegamente pero había creído leer algo en aquella carta… algo que había llamado demasiado su atención.
Pero fue encontrado infraganti.
Se esperaba el castigo, alzó los brazos para protegerse pero el golpe llegó directo a su estómago, uno tras otro mientras repetía lo malagradecido que era con él.
Paró cuando sus piernas cedieron y cayó al piso, cuando sus disculpas murmuradas entre el dolor por fin alcanzaron sus oídos.
—Sabías las consecuencias, afrontalas.
Y lo había dejado allí, tendido en el piso, esperando a que se recuperará por su cuenta.
Había escapado cuando su cuerpo por fin decidió reaccionar.
Corrió fuera de la casa, en un nuevo y extraño vecindario.
Se detuvo en un parque a un par de cuadras, el dolor no dejándolo ir más lejos.
Respiro hondo, pero aquello solo trajo más dolor. Esperaba no tener una costilla rota, sería muy difícil de manejar.
Se sentó en una banca, tratando de tranquilizarse, debía volver a casa tarde o temprano, si no lo hacía su castigo sería peor.
Sabía que todo aquello era por su bien, su tío no buscaba nada más que su seguridad pero… en momentos así era demasiado difícil seguir creyendo en ello.
Sus uñas estaban rotas y ensangrentadas.
¿Se había aferrado al suelo durante la golpiza? Quizá.
Escuchó un par de pasos cerca de él, los ignoro, debía ser algún transeúnte, después de todo estaba en un sitio público.
Los pasos se detuvieron frente a él y se obligó a no levantar la mirada.
“Se invisible, imperceptible” se recordó de nuevo, aunque las palabras de su tío no hicieron más que doler en ese momento.
—¿Te encuentras bien?— Aquella voz expresaba genuina preocupación.
La persona se arrodilló frente a él, buscando su mirada.
Sus ojos de repente se encontraron con un mar de color esmeralda, un rostro lleno de angustia al mirarlo.
La chica frente a él lo analizaba por completo, mirando sus moretones y sus manos heridas.
Sus trenzas caían por sus hombros y a pesar del dolor Hunter no pudo evitar perder un momento en sus facciones.
—Soy Willow — se presentó dedicándole una ligera sonrisa, aunque su preocupación seguía presente.
—Ven conmigo.
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Abrió los ojos de golpe, costandole identificar dónde estaba por un momento.
La ligera luz ya se colaba por la ventana, lo cual le permitió distinguir con claridad sus alrededores.
El escritorio frente a él, lleno de los libros de Cosmic Frontier que Gus le había prestado, las paredes aún vacías, pero que estaba considerando comenzar a decorar.
Reconoció su espacio, su habitación.
Aquel sueño había sido demasiado vivido.
¿Sería algún recuerdo? ¿Pero qué haría Willow en el?
Quizá, se habían conocido mucho antes de lo que pensaba.
Después de todo, tenía un gran hueco en su memoria.
Pensar en ello no le ayudaba a tranquilizarse, respiro hondo, concentrándose en el presente. En definitiva lo que menos quería recordar eran las palizas de su tío.
Aquel día no había escuela, pero tenía algo importante que hacer.
Tendría una tarde de estudio con Willow y saber que la chica estaría en aquel espacio con él no ayudaba a aminorar sus nervios.
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—¿A qué hora llega Willow?— preguntó Darius de forma casual, revisando una vez más los papeles que llevaba en aquella carpeta.
De vez en cuando tenía alguna cita en el juzgado, Hunter sabía que era relacionado a su custodia pero prefería no preguntar detalles.
—En una hora más o menos.
El hombre asintió, dedicándole una sonrisa divertida.
Conforme se acercaba la hora podía ver al chico más nervioso, más distraído, mirando hacia la puerta cada cierto tiempo.
—De acuerdo. Llegaré después de las 6, hay comida para calentar si les da hambre. Llámame en caso de alguna emergencia.
El rubio asintió de manera distraída, más pendiente de la entrada.
—Y… confío en que sabrán comportarse, nada de situaciones inapropiadas¿De acuerdo?
Eso en definitiva captó su atención de nuevo.
Lo observó con un gesto de confusión, tratando de descifrar el significado.
—¿Inapropiadas? ¿De qué hablas?
Darius lo miró tratando de decidir si bromeaba o no, como su pregunta parecía genuina no pudo evitar entrar ligeramente en pánico.
¿De verdad le tocaría darle “la charla” en ese momento?
—Bueno, ambos están en esa edad de experimentar… ¿Sabes cómo se hacen los bebés no?—
Si, era pésimo en eso.
El rostro de Hunter se tornó carmesí, se levantó de un salto de su asiento mirándolo con lo que casi podría definirse como horror.
—¡Darius! ¡Nosotros no…! ¡Ni siquiera somos…!—
Se llevó las manos al rostro, ocultándose tras ellas.
El hombre no pudo evitar soltar una sonora carcajada.
Se sintió aliviado de que por lo menos supiera de qué hablaba.
Bueno, también había olvidado eso, de que Hunter en realidad no recordaba su verdadera relación con Willow.
Aunque algo le decía que no duraría mucho tiempo así.
—Bien, bien— tomó sus cosas y se encaminó a la salida, despeinado el cabello del chico en un gesto cariñoso.
—De cualquier forma, hay condo…
—¡Darius!
Volvió a reír con fuerza, saliendo por fin de su hogar, dejando a un muy consternado Hunter rojo hasta las orejas.
++
Su plática con Darius no había ayudado en lo absoluto a tranquilizarlo.
Ahora su mente no dejaba de pensar que quizá Willow había malinterpretado sus intenciones cuando se ofreció a enseñarle álgebra en su casa… a solas…
¿Y si no iba precisamente por eso?
No era tonto, sabía perfectamente sobre atracción y el acto sexual. No lo había aprendido de la mejor forma…
Los libros lo habían educado mucho mejor que Belos.
Pero aún así, no deseaba que Willow pensara mal de él.
El timbre sonó al fin y el chico salió disparado hacia la puerta, abriéndola de golpe.
Frente a el estaba Willow, luciendo un lindo vestido amarillo, usando una diadema del mismo tono con un par de pequeños girasoles en ella.
Se quedó pasmado observándola, sin poder creer lo hermosa que era.
—Hola Hunter— lo saludo la chica, ladeando su rostro mientras reía al verlo con la boca ligeramente abierta.
—uh… digo, hola, hola. Pasa
Se abofeteó mentalmente mientras se hacía un lado para dejarla entrar.
Vaya mala impresión que estaba dando.
Willow no hizo ningún comentario al respecto ni se burló, simplemente le dedicó una amplia sonrisa mientras comenzaba a hacer una conversación para relajarlo.
Las primeras horas se dedicaron a hacer lo que habían propuesto. Estudiar.
A la chica en definitiva no se le daban muy bien las matemáticas pero para Hunter era bastante fácil, nunca antes había estudiado en una escuela, pero leer y educarse había sido de sus hobbies.
Willow suspiro, dejando a un lado su cuaderno, estirándose un poco.
Podía verla ligeramente frustrada, quizá había sido mucho que asimilar.
—Podemos tomar un descanso.
—Por favor.
Hunter cerró su libro, ganándose una sonrisa de triunfo de parte de la joven. Era bastante obvio que nunca podría decirle que no.
—¿Sabes patinar?— Pregunto la chica de la nada, al tiempo que tomaba asiento en su cama.
Hunter estaba en el escritorio, el cual había querido dejarle a Willow pero ella se había negado, al parecer le gustaba más trabajar en el piso donde pudiera moverse más constantemente y con libertad.
—¿Patinar? No, no creo.
No recordaba haberlo aprendido, aunque quizá tal vez si, no podía estar seguro en realidad.
Aún no les había dicho a los demás de su falta de memoria. Sería entrar en temas delicados a los cuales no quería enfrentarse aún.
Ni siquiera en terapia, le costaba demasiado contarle a Raine ciertas cosas.
—Yo podría enseñarte— Declaró la joven con convicción.
—Los chicos y yo tenemos un equipo de Derby, entrenamos los domingos.
¿Te gustaría acompañarnos mañana?
—¡Claro! Me encantaría.
No había necesitado tiempo para pensar su respuesta.
Le gustaba pasar tiempo con ellos y se sentía agradecido de que lo incluyeran en sus planes.
—Solo espero no hacer el ridículo en patines — admitió un poco avergonzado.
Willow negó, había un brillo travieso en su mirada.
—Creeme, dudo que lo hagas.
De nuevo, no pudo evitar perderse en aquellos ojos, bajo la luz blanca de su habitación, el armazón dorado de sus lentes relucía, así como el tono ligeramente blanco de su cicatriz.
Aún seguía teniendo sus dudas al respecto, pero Willow nunca había preguntado por las suyas.
—Yo…— Se sintió nervioso de nuevo, al saber que la había estado observando fijamente.
—Iré a traernos algo de beber, enseguida vuelvo.
Fue hacia la cocina, buscando la jarra de limonada que estaba en el refrigerador.
Últimamente el clima era bastante cálido,así que supuso que la chica querría algo para refrescarse.
Tomó la jarra y comenzó a verter el líquido en un par de vasos de cristal.
Era extraño cómo podía estar teniendo una tarde tan tranquila y normal, algo que nunca pensó podría ocurrirle.
Se apresuró para no hacerla esperar demasiado, pero justo cuando pretendía subir, tropezó ligeramente en el camino.
Los vasos se resbalaron de sus manos, cayendo de forma estrepitosa contra el piso. El sonido del vidrio rompiéndose desencadenó una sensación de pánico en él.
Los vasos debían ser caros, como la mayoría de las cosas en casa de Darius.
—No, no, no— Empezó a murmurar para sí, hincándose en el suelo y comenzando a juntar los pesados con sus manos, sin importarle el potencial peligro de cortarse.
—¡¿Hunter?!
El grito preocupado de Willow llega él y la escuchó bajar las escaleras a prisa, llegando a la cocina buscándolo alarmada.
—Lo siento, está bien, voy a recogerlo—
Comentó, en shock, aún moviendo los pedazos, un par de hilos de sangre ya recorriendo sus dedos.
Willow lo miró horrorizada, acercándose a él e inmediatamente deteniéndolo, quitándole los vidrios de las manos.
—Te estás lastimando.
—No importa, fui torpe, estaré bien…porfavor, no le digas a Darius…
No quería saber qué castigo le correspondería. Memorias de otros golpes, de gritos hacia él volvieron a su mente. Se estremeció, notando su voz temblar.
—Hunter para, Darius no va a enojarse.
—Pero…
La chica lo envolvió en sus brazos, haciendo que su poco control se desmoronara.
Dejó salir un sollozo para después aferrarse a ella con fuerza, como si su vida dependiera de ello.
—Nadie va a hacerte daño Hun, estás a salvo.
Quería creer en sus palabras pero había un miedo primitivo rodeándolo en esos momentos.
Willow comenzó a respirar de cierta forma, haciendo que la imitara, lentamente empezó a calmarse, perdiéndose la calidez de la chica, en sus palabras tranquilizadoras.
Después se preguntaría cómo había sabido exactamente qué hacer para calmarlo.
En ese momento, tan solo estaba agradecido de tenerla a su lado.
Chapter 5: Revelación
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Lo dejó desahogarse, mientras acariciaba con movimientos circulares su espalda. Sus respiraciones se sincronizaron, notando como poco a poco iba calmandose.
Odiaba verlo así, desearía tomar todo ese dolor y desaparecerlo al instante, pero no podía hacerlo en realidad, solo estar allí para él.
Lentamente hizo que se pusiera de pie y lo guió hasta el sofá. Aún estaba perdido, ligeramente confuso.
—Espérame aquí ¿Si?
El rubio asintió como en trance, un par de lagrimas aun corrían por sus mejillas.
Willow corrió a limpiar los vidrios regados en el suelo, desechandolos rápidamente para poder buscar después el botiquín de primeros auxilios.
Regreso a la sala, limpiando con extremo cuidado las cortadas en sus manos.
No eran profundas, lo cual agradecia, pero aun asi debia desinfectarlas.
Después colocó un par de curitas en ellas, atreviéndose a dejar un pequeño beso en su dorso de forma cariñosa.
Pudo escuchar cómo el joven respiraba profundo, un pequeño sonrojo formándose en sus mejillas.
Bien, por lo menos estaba volviendo en sí.
—¿Quieres que te traiga algo? Podría hacerte un té— preguntó de forma suave, esperando su reacción.
No la miraba a los ojos aún, pero lo vio negar con la cabeza.
—Solo…— Su voz sonó quebrada, rasposa. —Quédate conmigo ¿Si?
Willow lo atrajo hacia ella, de vuelta en un abrazo. Probablemente en otras circunstancias Hunter habría muerto de vergüenza, pero en ese instante solo se perdió en su calidez, dejando que el cansancio lo consumiera.
++
La casa a su alrededor era completamente diferente de lo que conocía.
Su tío y él no solían tener gran cosa, ya que viajaban constantemente. Tenían muy pocos muebles, nada de decoración, solo cosas que pudieran mover con facilidad.
El lugar a donde lo había llevado la chica era colorido, lleno de cuadros y plantas por todos lados.
Podía ver en algunos marcos fotos de la misma chica que lo había arrastrado hasta allí, en edades distintas pero era difícil no reconocerla.
¿Qué hacía allí? ¿Cómo se había dejado convencer por una desconocida? Si su tío se enteraba estaba más que muerto.
Un escalofrío lo recorrió, esto hizo que su cuerpo volviera a doler un poco.
Tomó un sorbo del té que la chica le había preparado, su aroma y su calidez lo tranquilizaron un poco.
Podía verla tener una pequeña discusión con el que había asumido era uno de sus padres, seguramente por su presencia allí. Aunque no parecía enfadado, le lanzaba un par de miradas de preocupación de vez en cuando. ¿Tan mal aspecto tenía?
—Hunter ¿Verdad?— Otra voz lo hizo sobresaltarse. El otro padre de la chica se acercó a él mientras recogía el desorden que la joven había hecho en la mesa con el botiquín.
Ni siquiera recordaba haberle dicho su nombre.
Asintió, su mirada fija en la taza entre sus manos. Si se mantenía con una actitud sumisa, estaría bien, eso era lo que su experiencia le decía.
—Nuestra Willow es un alma noble, pero entiendo si todo esto es incomodo para ti. Solo está buscando tu bienestar.
Depositó un plato lleno de galletas en la mesa, el delicioso olor a mantequilla llegó hasta él, provocando que se le hiciera agua la boca.
—Qué debo admitir, tu estado si es un poco preocupante. ¿Estás seguro de que no quieres que llamemos a algu…?
—No.
Su respuesta fue tajante. ¿A quién podrían llamar? Lo que menos quería era que su tío se enterara de eso. Quizá a… ¿Darius?
Era la única persona que solía contactarlos de vez en cuando. Su tío parecía tolerarlo, pero a Hunter le agradaba genuinamente y parecía ser algo mutuo.
Pero no quería meterlo en problemas.
Un silencio incómodo los envolvió, el hombre le dedicó una sonrisa algo forzada.
—De acuerdo, puedes quedarte con nosotros el tiempo que necesites.
Alzó la mirada, sus ojos se encontraron a lo lejos con aquellos ojos verdes.
Willow le sonrió desde el otro lado de la habitación.
Quizá solo por una noche, les tomaría la palabra de quedarse.
++
Cuando Darius llegó, encontró a Hunter dormido plácidamente en el regazo de Willow, al tiempo que la chica acariciaba su cabello con dulzura.
Habría sido una escena realmente conmovedora, si el gesto en el rostro de la chica no fuera de preocupación.
—¿Qué ocurrió?
La chica se llevó un dedo a los labios, como indicando que guardara silencio.
Lentamente se levantó del sofá, acomodando un cojín bajo la cabeza del chico, para sustituir sus piernas.
—Tuvo un ataque de pánico— Susurro, al tiempo que camino hacia la cocina para que pudieran hablar con más libertad.
Darius dejó escapar un suspiro pesado. Llevaba ya un tiempo sin ocurrirle algo así.
—¿Por qué..?
—Rompió un par de vasos, fue un accidente pero…— La joven hizo una mueca. —No quería que te dijera, estaba aterrorizado, no es difícil adivinar por qué.
Darius tuvo que respirar hondo para no sucumbir ante la ira.
Agradecía que Philip estuviera muerto, porque habría corrido a asesinarlo de vuelta.
Todas las palizas que le había propinado al pobre chico, tan solo por cometer un pequeño error.
—Gracias por estar con él Willow— Dijo por fin, tranquilizandose.
—Le ha costado decir algo en terapia y se que aún no confía en mí del todo…
—Creo que confía en ti, pero no es fácil para él reconocer todo lo que le ocurrió… fue difícil la primera vez, no le imagino como es para él ahora que no recuerda.
A veces la culpa la carcomía. Fingía ser solamente su nueva amiga de la escuela, cuando sus sentimientos iban mucho más allá de eso.
Darius pareció darse cuenta de su expresión, porque se aproximó a ella y revolvió su cabello con cariño.
—Va a recordar pronto pequeña princesa, le explicaremos la situación poco a poco.
Willow sonrió de lado, asintiendo lentamente.
—Vamos, te dejaré en tu casa, ya empezó a oscurecer.
++
Escucho murmullos provenientes de la cocina.
No abrió los ojos, pero podía adivinar que Willow se había apartado de su lado.
La vergüenza comenzaba a consumirlo, pero no iba a negar que anhelaba de nuevo su calor cerca.
Las últimas frases de Darius llegaron claramente a sus oídos.
Eso, más el sueño que acababa de tener confirmaba lo que ya había sospechado con anterioridad.
Willow lo había conocido mucho antes, ella debía saber en su totalidad lo que le había ocurrido.
Chapter 6: Derby
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No le mencionó a Darius nada de lo que había escuchado. En realidad no sabía cómo abordarlo.
Si que le pidió disculpas por los vasos rotos, ligeramente temeroso de su reacción.
El hombre le hizo saber que no había problema, “compraremos otros” dijo sin más.
Hunter no pudo evitar sentirse extraño, ¿Dónde estaban los regaños y los gritos?
No comprendía del todo que fuera tan amable con él a pesar de cometer un error semejante.
Le hacía ver lo retorcido que había sido su tío y eso solo lo hacía sentirse peor.
Se retiró los curitas de sus manos, las cortadas seguían allí pero eran superficiales. Había tenido heridas mucho peores. Y completamente sin atender.
El recuerdo de la chica colocando las banditas y besando sus nudillos lo envolvió.
Su rostro ardió rápidamente, notando su pulso acelerarse.
No sabía cómo podría ver a la cara a Willow ese día.
Entre las emociones que fluían dentro de él y el saber que la chica ocultaba algo…
No la culpaba, apenas y podía lidiar con lo que estaba recordando, era obvio que estaba siendo por su bien. Aún así, necesitaba saber.
Respiro hondo obligándose a calmarse.
Ya casi era la hora acordada para verse con los demás, tendría que fingir que no había ocurrido nada, por lo menos hasta que pudiera estar a solas con Willow.
—Veré a Willow y los demás en el parque— Anunció a modo de despedida, mientras colgaba su mochila de su hombro.
No tenía patines pero estaba seguro de que le prestarían algunos para practicar.
Darius asintió, parecía querer decirle algo más, pero no lo expresó.
—No regreses tarde— Le sonrió finalmente, al tiempo que el chico salía por la puerta principal.
El moreno suspiro al verlo irse, estaba preocupado pero no quería abrumarlo. ¿Habría recordado algo ya? Según los doctores no debería de tardar en comenzar a recobrar algunas memorias.
Y había algunas en específico que tenía miedo que recordara. Philip había sido demasiado cruel con él.
++
—¡Hunter! ¡Aquí!
Willow lo recibió de forma efusiva cuando lo vio llegar. Llevaba unos lindos shorts deportivos y unos patines coloridos, en los cuales se deslizaba con gracia infinita.
Detrás de ella Gus también lo saludo emocionado. Pudo ver a Amity y a Luz sentadas en una de las bancas, y a otras dos chicas que creyó ver en algún punto en la escuela, pero no había convivido con ellas.
—Son Skara y Viney, también forman parte del equipo.
La chica de lentes pareció leerle la mente y lo agradeció. Seguía sin saber exactamente cómo relacionarse con las personas que no fueran de su pequeño grupo.
—Gus trajo un par de patines para ti ¿Quieres intentarlo?
El susodicho le extendio los patines, un par de color rojo que no podia relacionar con su amigo. La duda de nuevo se instaló dentro de él. ¿Quizá ya había hecho aquello antes?
La sonrisa en los labios de Willow le hizo olvidar todo por un momento, no importaba ahora, en realidad solo quería divertirse, con sus amigos, algo que nunca pensó podría experimentar.
—Si claro, aunque probablemente termine tirado en el piso— La joven rió y negó, un brillo de diversión reflejándose en sus iris verdes.
—Ya lo veremos.
++
Empezó lentamente, un pie delante del otro, se tambaleó un par de veces, pero Willow lo sostuvo.
Lo dejó avanzar a su ritmo con paciencia infinita, solo Darius se había mostrado paciente con él antes.
Le bastó con un par de intentos para comenzar a moverse con seguridad.
Era como si su cuerpo recordara viejos hábitos, irónico porque su mente no lo recordaba.
Estuvieron dando vueltas de la mano al poco rato, sabía que la chica lo hacía para que tuviera en qué apoyarse pero aún así era difícil que su mente no vagara por otros escenarios.
Quizá era una tontería, pero nunca antes se había preocupado por cosas así.
Querer o gustarle a alguien había sido algo totalmente ajeno en su vida, y en el momento en qué asumió lo que sentía por Willow (había sido casi instintivo, como si el sentimiento llevará tiempo allí) supo que quería experimentar todos los clichés de los que había oído hablar.
—De acuerdo, creo que estás listo— comentó soltandolo. Se sintió decepcionado ante el gesto pero procuro no demostrarlo.
—Podemos tener un pequeño partido amistoso.
Pudo ver qué los demás se observaban indecisos.
—¿Segura?— Fue Viney la que habló, ligeramente preocupada.
—Claro, no será nada complicado. ¡A sus posiciones!— declaró la joven con firmeza. Había un fuego ardiendo en su mirada que Hunter no había visto antes.
La vio alejarse tomando su lugar y se dirigió a la joven castaña.
—¿Cuál es el problema?—
La chica suspiró, meneando la cabeza.
—Algo que debes saber sobre Willow, no existe tal cosa como un partido “amistoso” con ella, siempre lo da todo.
Eso a al rubio no le pareció un inconveniente. Podía ver la pasión que Willow le dedicaba a aquel deporte.
¿Qué tan malo podría ser?
++
En realidad, él lo había disfrutado demasiado.
La intensidad de la capitana se le contagió de inmediato.
Incluso se atrevió a moverse mucho más de lo que había pretendido en dichos patines.
No, no era un principiante y se notaba, pero ninguno de ellos hizo ninguna observación.
Había hecho equipo con Willow para “equilibrar las cosas” lo cual resultó en una completa masacre para los demás.
Por lo que pudo entender Amity y Luz solo jugaban casualmente y no formaban parte del equipo, pero también eran bastante competitivas.
El resultado final había terminado con ellos como ganadores, pero todo el equipo completamente exhausto.
Aunque él aún podía sentir la adrenalina corriendo por su cuerpo, riéndose levemente ante su victoria.
—Te dije que debías tomarte las cosas con calma— Viney regaño a Willow mientras usaba el botiquín de primeros auxilios para limpiar un raspón bastante grande en su rodilla.
Su alegría se transformó en preocupación, no había notado que Willow había salido lastimada.
—¿Estás bien?— se hinco frente a ella a un lado de la castaña.
Viney terminó de limpiar la herida y se retiró, dejándolo colocar los curitas.
—Oh, puedo hacerlo sola.
—Está bien, déjame devolverte el favor— señaló las heridas de sus manos y bajó el rostro concentrándose en colocar las banditas y no en el calor que emanaba de su rostro.
—Me emociono de más y termino lastimandome, siempre pasa— murmuró la joven ligeramente avergonzada, buscando decir algo para romper el ligero silencio que se había formado.
—¿Puedes caminar a casa así?—
Fue Gus quien interrumpió, analizando la herida también.
—No es la gran cosa, solo necesito ir lento.
—Te acompañaré— Hunter dejó escapar en un impulso. —Si estás de acuerdo claro…
Willow le dedicó una amplia sonrisa, había un ligero rubor en sus mejillas, pero era seguramente por el claro del día.
—Si, te lo agradecería mucho.
++
Caminaron de regreso lentamente y en silencio. No era un silencio incómodo, todo lo contrario.
Para ser un día de verano, había una ligera brisa que los envolvía, haciendo más placentera la caminata.
Hunter trató de mantener un ritmo lento pero constante, Willow cojeaba ligeramente pero tampoco parecía estar experimentando dolor, parecía acostumbrada a esa clase de heridas.
—¿Te divertiste?— preguntó la joven finalmente, la luz del sol se reflejaba ligeramente en sus lentes y de alguna manera hacía que la cicatriz en su rostro se iluminara también, un pequeño hilo plateado atravesando su ojo.
Eso lo hizo recordar su propósito, él porque había querido quedarse a solas con ella en primer lugar.
—Lo hice, no sabía que podía ser tan competitivo— admitió riendo ligeramente, buscando por dentro la manera de sacar el tema.
Se detuvo de golpe, su mirada fija en el suelo, llenándose de valor. Respiro hondo y alzó el rostro, fijando sus ojos en las esmeraldas de la contraria.
Willow lo observaba ligeramente desconcertada, pero esperando, sabiendo que había algo que estaba luchando por preguntar.
—Yo… te escuche hablando con Darius a noche.
La expresión de desconcierto pasó a una de preocupación, había pánico en sus facciones.
—¿Qué… qué fue lo que escuchaste?
—Algo sobre mi ataque de pánico, y lo oí llamarte “Pequeña princesa”— Se sentía avergonzado de decir aquello en voz alta, pero la reacción de Willow fue aún más impresionante.
Su rostro se tornó escarlata por completo, un rojo vivo que era incapaz de ocultar.
No lo admitiría en voz alta, pero se veía tremendamente adorable.
Había pensado acerca del significado de sus palabras, Darius solía decirle pequeño príncipe para fastidiarlo, pero que le dijera a ella así…
De alguna forma la reacción de Willow le estaba confirmando algo que le daba vergüenza preguntar aun.
—Y también… — Cambio rápido el tema, buscando llegar al punto. —Que nos conocemos desde antes, No fue casualidad encontrarnos en la escuela ¿Cierto?
La seriedad se apoderó del rostro de la chica, pareció sopesar sus palabras para al final suspirar y negar levemente.
—No— admitió, su mirada fija en el suelo. —No era nuestra intención engañarte, pero el doctor recomendó que te dijéramos las cosas de forma gradual, y como no tenias recuerdo alguno de nosotros…
Se mordió el labio inferior, apenada. Seguramente estaba enfadado con ella ¿Y cómo no estarlo? básicamente le habían estado mintiendo en su cara.
Hubo un breve instante de silencio, uno que a Willow le pareció una eternidad.
—Contestame algo. Tu sabes lo que en verdad sucedió con mi tío ¿Verdad?
La chica no sabía cómo interpretar su expresión, se veía sombrío, cauteloso. Asintió, no queriendo mentirle más, ya no había punto en hacerlo.
—Y de casualidad… ¿Tu cicatriz tiene algo que ver con ello?— Willow se estremeció, ¿Había recordado algo?
—Si— Respondió simplemente, buscando sus ojos.
La respuesta que obtuvo fueron sus brazos alrededor de ella. un abrazo fuerte, mientras el joven escondía su cara en la curva de su cuello.
Lo sintió temblar ligeramente y le devolvió el abrazo de inmediato.
—No quiero que me lo digas, necesito recordarlo— Lo escucho murmurar, aún aferrado a ella. —Pero prometeme algo, no más mentiras ¿De acuerdo?
—Por su puesto Hun— Susurro de vuelta aliviada de que no estuviera furioso con ella.
—Estoy confuso y no entiendo del todo, pero necesito que seas totalmente honesta de ahora en adelante, necesito alguien que me apoye a llenar todos los huecos de mi mente.
Se separó ligeramente, había un par de lágrimas en los ojos de la chica pero tenía una pequeña sonrisa sobre los labios.
—Gracias por no odiarme.
El rubio negó frenéticamente, dedicándole una sonrisa sincera de vuelta.
—Willow, nunca podría odiarte— Y ese era un hecho del que estaba completamente seguro.
Chapter 7: Fragmentos
Notes:
Lentamente se recuperan los recuerdos ~
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El mensaje que Willow le envió lo había dejado desconcertado.
Observaba la puerta esperando el momento en que el chico regresara, sabiendo que tendrían mucho que discutir.
Suponía que era algo inevitable, no podían ocultarle por siempre que su relación no era coincidencia, pero no sabía hasta qué punto le había contado la chica, no creía que le hubiera revelado demasiado, consciente de que los médicos les habían pedido tomarlo con calma.
La puerta se abrió y Hunter entró a la casa. Tenía un gesto claramente pensativo.
En cuanto lo vio caminó hacia él, la ansiedad carcomiendolo.
—Willow me dijo que nos oíste— Señaló su celular dándole a entender que lo había puesto sobre aviso.
El rubio asintió, en realidad no vio reproche en sus facciones lo que le ayudó a relajarse un poco.
—Estaba un poco molesto al principio pero… — Alzo su mirada para verlo a los ojos —No pude encontrar razón por la que me ocultarias algo más que protegerme.
El hombre suspiró. Agradecía que hubiera comprendido sus intenciones, aun así se sentía mal por haberle mentido.
—Así fue, tampoco Willow estaba conforme pero, no queríamos abrumarte.
—Entiendo.
Se sumieron en un silencio un poco incómodo, hasta que Hunter decidió romperlo de vuelta.
—No quiero que me digas que ocurrió, Siento que no lo creería…—Porque muy en el fondo aún anhelaba ver a su tío, a pesar de todo, Belos fue lo único que conoció durante mucho tiempo.
—Solo, si te pregunto algo vas a contestar honestamente ¿De acuerdo?
Eran casi las mismas palabras que le había dicho a Willow, porque era lo que esperaba de ellos, paciencia y honestidad.
Darius avanzó los pocos pasos que los separaban, revolviendo su cabello con cariño.
—¡Hey!— Hunter se quejó, pero fue una queja débil, la risa luchando por salir de sus labios.
—No te preocupes pequeño príncipe, lo que quieras saber, voy a decírtelo.
Hasta las partes más dolorosas, si eso era lo que él quería.
++
—Ya habíamos tenido esa discusión— La voz de su tío podría parecer calmada, pero Hunter sabía perfectamente que era todo lo contrario.
Era el tono de voz que usaba antes de explotar, la ira casi escapando a la superficie.
Aun cuando no estuviera hablando con él, no pudo evitar encogerse en su lugar.
Si salía enfadado de aquella reunión, seguramente se desquitaría con él más tarde.
Tampoco ayudaba que estuviera escuchando a escondidas, si lo descubría las cosas sólo empeorarian. Aun así estaba tomando el riesgo.
—Philip— El chico reconoció la voz de Darius, el único conocido de sus fallecidos padres que seguía teniendo contacto con ellos.
Su tío no confiaba en él, pero era “Un mal necesario” según sus propias palabras.
—Ni siquiera lo necesitas, deja que me lo lleve— La voz sonaba quizá demasiado insistente.
Escucho una carcajada irónica saliendo de los labios de su tío. Su corazón se encogió ligeramente, ¿Estaban hablando de él?
—¿Y para qué lo quieres? No, no. Es la semilla que Caleb dejó, es mi deber criarlo para que no se corrompa igual que su padre.
Alguien bufo, probablemente Darius. Hunter abrazó sus piernas, el rincón donde estaba escondido era demasiado pequeño pero útil.
—Los Clawthorne ya tiene una denuncia, solo es cuestión de tiempo que te encuentre servicios sociales.
—Si vas a ir a decirles hazlo, simplemente nos moveremos de ciudad.
—Solo estoy tratando de hacer las cosas de forma pacífica. Caleb y Evelyn habrían querido que…
—¡Lárgate! no vuelvas a pronunciar ese nombre en mi presencia— Esta vez el grito había salido con furia. Escucho cosas caerse de la mesa, algo de cristal rompiéndose que seguramente le tocaría limpiar.
El corazón de Hunter latio deprisa en su pecho, el temor inundándolo. Darius debería saberlo, lo mucho que su tío se enfurecia con la mención del nombre de su madre…
Escucho pasos, cada vez más cerca de su escondite. Fue Darius quien se detuvo frente a él, claramente dirigiéndose a la salida.
Su mirada se cruzó con la suya, había una emoción en sus ojos que el chico no pudo definir.
El rubio se congeló. ¿Le diría a su tío que los había estado escuchando a escondidas?
Pero no, Darius no era así. Simplemente sacudió su cabello con cariño, aunque Hunter no pudo evitar querer apartarse por instinto.
—Voy a volver— le susurro, antes de desaparecer por el umbral.
++
Todavía estaba turbado por el sueño (O más bien recuerdo) que había tenido aquella noche.
Se preguntó cómo era posible que nunca hubiera visto de mala manera aquellos arranques de su tío. Quizá porque antes era todo lo que conocía, ahora que llevaba un tiempo viviendo con Darius, veía que no eran normales los golpes, los gritos.
Sabía que tenía que hablar con Raine de eso, cada vez le era más fácil desahogarse, aunque había partes en las que aún callaba, sobre todo si tenían que ver con sus cicatrices.
Pensar en eso hacía que su mente vagara así Willow. Aquella cicatriz en su ojo, la confirmación de su parte de que su tío había tenido que ver con ello.
La rabia lo consumía de tan solo pensarlo, ¿Por que lo había hecho? ¿Habría sido su culpa?
Sería fácil tan solo preguntarlo, pero no era lo mismo que recuperar el recuerdo.
—¿Estás bien para ir a la escuela?— La voz de Darius lo regresó a la realidad. Lo observaba con cautela, estacionados en la entrada del colegio. Debió haber notado su quietud.
Hunter respeto hondo y asintió, obligándose a dedicarle una pequeña sonrisa.
—Si, solo… recordé algo, pero estaré bien.
La duda aun permanencia en la expresión del moreno, pero no presiono. Le agradaba eso de Darius y de Willow, lo dejaban ir a su propio ritmo.
Se despidió de él rápidamente y tomó su mochila.
Camino hacia la entrada, donde pudo vislumbrar a Willow junto a los demás del grupo.
La mirada de la chica pareció iluminarse cuando lo vislumbro. O quizá eso es lo que quería creer.
Tampoco se había visto tan valiente como para preguntarle su verdadera relación.
Claro, podía deducir que eran amigos, pero en el fondo, algo le decía que había ocurrido mucho más.
—Hey— Saludó tratando de sonar casual, aunque podía detectar algo de tensión en el ambiente.
—Escucha Hunter…— Fue Luz la que habló, dedicando una sonrisa un poco culpable. —Willow nos dijo, quiero que sepas que no estábamos tratando de engañarte ni nada..
—Lo sé— La interrumpió, ante de que la joven lo envolviera en una espiral de disculpas. —Entendiendo porqué lo hicieron, no estoy enfadado, solo… Pueden dejar de fingir que no me conocen, es todo lo que pido.
—Claro— Fue la respuesta general, después de eso el ambiente pareció regresar a la normalidad.
++
—Entonces… ¿puedes recordar a alguno de nosotros?— Luz siempre había sido curiosa y eso lo tenía muy claro. Debió ser difícil para ella simplemente fingir que nada había ocurrido.
El rubio negó, mientras tomaba asiento en el salón. Estaba ligeramente falto de sueño, así que esperaba no quedarse dormido.
—Sólo recuerdo cómo conocí a Willow— Comento, aunque no pudo evitar el sonrojo en sus mejillas , sobre todo por la mirada divertida que le había dedicado la morena.
—Bueno, fue gracias a Willow que te conocimos todos, no me sorprende.
Le dedicó una última sonrisa y fue a tomar asiento a su lugar, consciente de que la clase estaba por empezar.
Hunter se preguntó cómo había podido olvidar todo eso, el golpe o lo que fuera que lo había llevado al hospital debió ser bastante significativo.
Trato de prestar atención, pero al final la voz monótona del profesor terminó por llevarlo a ceder ante el cansancio.
++
Respiro hondo antes de llamar a la puerta. Seguía pensando que era una molestia.
A pesar de que Willow y sus padres le aseguraron que podría volver cuando quisiera, no tenía nada que ofrecerles a cambio.
Se había resistido, pero aquel día su tío estaba de un humor particularmente malo. Lo mejor sería simplemente desaparecer de su vista.
Podría haberse quedado a dormir en el parque pero… Sabía que tenía la opción de dormir cómodamente.
Era la primera vez que en verdad alguien le había tendido la mano con tanta generosidad. Sin contar a Darius nadie más lo había tratado de esa forma.
La puerta se abrió después de unos segundos, Harvey le devolvió la mirada y le sonrío de forma cálida, aunque Hunter creyó verlo analizarlo un momento, como buscando nuevas heridas en él. No las vería a simple vista.
—¡Hunter! Me alegra verte— Se hizo a un lado invitandolo a pasar. —¿Vienes de paso o piensas quedarte?
Era extraño sentirse tan bienvenido en un lugar, nada de hostilidad, solo atención hacia el.
—Umm.. si no es molestia, me gustaría quedarme…
—No es molestia hijo— El señor Park no sabía el efecto que tenía en él aquel apodo cariñoso. “Hijo” algo que nunca había llegado a ser, sus padres muertos antes de poder recordarlos realmente.
—Willow está en su habitación con algunos amigos, le avisaré que estás aquí.
La ansiedad comenzó a embargarlo, Hasta ahora solo había convivido con Willow y sus padres, pero no sabía si estaba preparado para conocer a más personas, sobre todo si eran amigos de la chica.
¿Qué pensarían de él? ¿que se estaba aprovechando de la chica? Llevaba poco conociéndola pero parecía que solo acudía a ella cuando necesitaba donde esconderse.
Aunque en parte era así, también disfrutaba de sobremanera su compañía, había algo en ella que no podía definir, algo que lo atraía hacia ella, que le hacía querer verla más y más.
Junto a ella, las cosas malas no eran tan importantes.
Se sentó a esperar, jugando con sus manos incapaz de quedarse tranquilo.
Escucho unos pasos bajar corriendo e inmediatamente el rostro de Willow hizo aparición por el umbral.
La sonrisa que le dedicó provocó un vuelco en su corazón. ¿Cómo podía ser tan deslumbrante?
—¡Hunter! Me alegra que estés aquí— Se acercó a él, con sus ojos verdes brillando, era imposible no quedarse prendado de esa imagen.
La chica tomó su mano con cuidado, dándole oportunidad de rechazarla si quería, no lo hizo, si Willow se lo pedía, no había nada que no quisiera hacer.
—Vamos, quiero presentarte a mis amigos.
Lo condujo escaleras arriba, directo a su habitación.
Pudo escuchar murmullos dentro, lo cual volvió a ponerlo nervioso.
Un pequeño apretón de la mano de la chica lo relajo, estaba bien, si eran amigos de Willow no debería haber problema.
La puerta se abrió, revelando un grupo de 3 chicos, observandolo atentamente.
—Chicos, este es Hunter, la persona de quien les hablé.
Chapter 8: Fotografía
Notes:
Regrese! Perdón por estar tan perdida
Fue mi cumpleaños y me ocupe con varias cositas
En fin, les dejo actualización bonita
Chapter Text
—Dependia de… su humor— Su voz era casi un susurro. Se tenía que obligar a dejar salir las palabras. Dolían, dolían más de lo que podría admitir.
—Había ocasiones en que incluso me premiaba, pero… los castigos eran más frecuentes.
Se abrazó a sí mismo. Podía ver un par de cicatrices asomándose en sus brazos. Esas las recordaba, pero no le gustaba pensar en ello.
Por eso no tenía prisa alguna en recordar como se había hecho la del rostro.
—Está bien si no quieres continuar— La suave voz de Raine lo regresó un momento al presente.
No estaba en una casa solitaria en presencia de su tío. No había golpes ni gritos, estaba seguro.
—Gracias.
—Haz hecho un gran avance en realidad, que decidieras contarme por ti mismo. ¿Has podido recordar algo más? acerca de tus memorias perdidas.
—Solo fragmentos. Imágenes. No es como que regresen en un orden en específico.
Era extraño porque los sentimientos se mezclaban dentro de él. La idealización que sentía por su tío comenzaba a desvanecerse, pero había tantas cosas que no entendía.
¿Porque lo había acogido? ¿Que había pasado en verdad con sus padres? ¿Y qué había pasado en realidad con su muerte?
Era más frustrante al saber que todos a su alrededor tenían las respuestas, pero se rehusaba a preguntar. Quería recordar, quería recuperar aquellas memorias.
La sonrisa de Raine lo reconforto un poco. Aun le costaba hacerse a la idea de cosas como la paciencia o la amabilidad hacia el.
—Deberían ir regresando con el tiempo. Quizás deberías pedirles a tus amigos que te enseñen algunas fotografías, podría ayudar a recuperar el momento.
¿Fotografías? No había pensado en ello. Conociendo a Willow debía tener varias de ellas.
Tal vez podría ser una buena ayuda para él.
++
—Si, tengo algunas— Los hermosos ojos esmeralda lo observaban con inmensa curiosidad, quizá también un poco de preocupación.
Willow estaba de vuelta de visita en su ahora hogar.
Lo había invitado a su casa después de que se decidiera que no le mentirían más, pero no se sentía listo para enfrentar a sus padres.
Quería poder recordar un poco más de ellos y agradecerles adecuadamente, sobre todo al saber que eran quienes lo estaban alimentando.
Por que Darius por fin le había admitido que sus comida favoritas eran cocinadas por ellos.
—Raine dijo que podría ayudarme— Mencionó buscando tranquilizarla. Sabía lo mucho que se preocupaba por no presionarlo pero en verdad necesitaba progresar.
La chica asintió, sonriendo y buscando en su celular.
El pequeño adorno en forma de abejita hizo un movimiento pendular atrayendo su atención.
También había algo allí, creía haber visto algunos iguales en sus demás amigos.
Gus tenía lo que parecía ser un camaleón azul, El de Amity un gato, Luz algo que parecía ser una serpiente.
—Esos adornos— Comenzó ligeramente inseguro —He visto que todos tienen uno… yo… ¿tenía algo parecido? o es de antes de conocerme.
Una sonrisa triste cruzó el rostro de la chica. Tomó con cuidado entre sus dedos la pequeña abeja mirándola con cariño.
—Son un regalo de Luz. Cada vez que alguien se hacía su amigo nos daba un pequeño obsequio, para que combinaramos— Dejó escapar una pequeña risa.
—Tu también tenias uno pero… se perdió.
No agrego nada más. Hunter la observó detenidamente, sus delicados rasgos se distorcionaban levemente por la tristeza.
Quería saber, pero tampoco sabía si estaba del todo listo.
Willow alzó la mirada y sus ojos se clavaron en los suyos. Permanecieron así unos momentos, mirándose fijamente. El rubio sintió su corazón acelerarse con fuerza, creyó distinguir un leve sonrojo en las mejillas de la chica, pero quizá solo era su imaginación.
Fue la joven quien finalmente rompió el contacto, volviendo a mirar la pantalla de su celular.
Estaba esa gran pregunta entre ellos que Hunter aún no se atrevía a realizar. La verdadera naturaleza de su relación.
—¡Ah! esta foto va a gustarte, es de la primera vez que te llevamos a patinar.
Le mostró la pantalla, buscando claramente aligerar el ambiente.
Se concentró en la imagen que le mostraba, Luz había tomado la foto.
Estaba ella en primer plano, haciendo un gesto raro mientras Gus y Amity reían.
Detrás de ellos, se vio a sí mismo y a Willow, estaban en la pista y la chica lo sostenía mientras Hunter parecía intentar avanzar sin caerse.
Tenía un gesto de concentración absoluta.
Se fijó en los patines que usaba, no eran los rojos que le habían quedado a la perfección, si no otros que notoriamente le habían sido prestados por Gus.
—No fue difícil, tienes un talento natural.
—Me alegra saber que no hice el ridículo.
Rieron un poco, mientras Willow se recargaba de forma casual sobre su hombro. Volvió a sentir los nervios a flor de piel, pero en un arranque de valentía la rodeó con un brazo, atrayéndola hacia él.
La joven no dijo nada, pero pudo ver de nuevo sus mejillas teñirse de un delicado rosa.
—Puedo enseñarte más si quieres.
—Por favor.
Willow comenzó a mostrarle un par de fotografías más, estuvieron enfrascados en aquella conversación bastante tiempo, en el cual ninguno mostró señales de cambiar de posición.
++
Un paso, dos pasos. Se enfocó en mantener el equilibrio. Su agarre en los brazos de la chica seguía firme pero disminuia poco a poco, estaba determinado en lograrlo.
—Eso es, ya casi lo tienes— La dulce voz de Willow lo desconcentro un poco. Enfocado casi podía olvidar que era ella quien lo sostenía, pero al alzar la mirada y encontrarse con aquellos ojos verdes toda su estabilidad se perdió.
Se tambaleo notando como caía al suelo, aferrándose a la chica para no hacerlo solo consiguió que ella cayera junto a él.
Sintió el golpe y cerró los ojos un momento, siendo consciente de un peso sobre él.
Lentamente abrió los ojos y se encontró directamente con el rostro de Willow, sus lentes ligeramente torcidos por la caída. “Adorable” fue la palabra que cruzó su mente y no pudo evitar sentir como el calor se agolpaba en su rostro.
—¿Estás bien?— La chica preguntó tímidamente, apartándose de él rápidamente. Había sido su imaginación ¿O también la vio sonrojarse?
—Si, ¿y tú? Lo siento perdí el equilibrio— Se disculpó torpemente pero la joven le devolvió una radiante sonrisa.
—No pasa nada, todos nos caemos al principio.
Las risas de sus amigos confirmaron aquella oración. Amigos, aquella palabra le había sido tan ajena, pero ahora podía decir con certeza de que conocía el significado.
Tal vez se estaba confiando demasiado, si su tío llegaba a enterarse…
—¿Hunter?
Reconoció esa voz. Se volvió sobresaltado, palideciendo.
Darius estaba parado a un par de metros, por lo menos era él y no su tío, Belos habría cargado hacia el hecho una furia.
Noto a Willow colocándose frente a él de manera protectora, el resto de sus amigos haciendo algo similar.
—¿Lo conoces?— Gus susurro, observando detenidamente al hombre frente a ellos.
Podía sentirse la tensión, como si estuvieran dispuestos a saltar para protegerlo en cualquier instante.
Por un momento le dieron ganas de llorar.
—Está bien, es un conocido, iré a hablar con él.
Se retiró lo más rápido que pudo los patines y corrió hacia el recién llegado.
Pudo notar la mirada de preocupación en Willow puesta sobre él.
—Por favor, no vayas a contarle a mi tío— Su tono era de súplica, sus manos temblando ligeramente a su costado. —Son los primeros amigos que tengo y no saben… No les importa como me veo, me hacen sentir seguro…— Comenzó a divagar, excusándose, mantuvo la mirada baja, en sumisión, esperando el regaño, quizá el golpe, aunque Darius nunca lo habían tratado de esa forma, probablemente solo era un instinto.
—Hey, principito, para, no voy a decir nada— La voz del hombre era comprensiva, quizá hasta aliviada.
—Al contrario, me alegra ver que por fin estás saliendo y haciendo conexiones.
Le dedico una sonrisa divertida, sus ojos tenían un brillo nostálgico.
—Así que diles a tus amigos que se calmen, la chica de lentes parece dispuesta a lanzarse a apuñalarme.
Soltó una ligera risa, al tiempo que despeinaba su cabello.
El alivio lo recorrió de pies a cabeza, Darius guardería su secreto, Belos no tenía que enterarse de sus escapadas, por lo menos no aun.
—Aunque si vas a patinar, deberías usar unos patines de tu talla, no unos prestados— Se llevó una mano a la barbilla de forma pensativa.
—Necesito tu talla y color favorito.
Hunter lo observó confundido unos momentos sin poder comprender la situación.
—¿Color favorito?
—Claro, ¿de qué otra manera sabré qué patines regalarte?
Chapter 9: Apodo
Notes:
Advertencia
Mención de violencia y ataque de pánico.
Chapter Text
—Voy a reprobar, no hay manera de que pase ese examen— La exagerada declaración de Luz les arrancó un par de carcajadas.
Caminaban por los pasillos de la escuela, las clases acababan por el día, pero la expectativa de los exámenes comenzando en una semana los tenía un poco tensos.
—Yo te ayudo batatita— El dulce apodo de Amity a Luz provocó varias reacciones en los presentes. A pesar de estar acostumbrados a ello, siempre era divertido molestarlas.
Willow solamente rio, Gus hizo un gesto de asco y Hunter rodó los ojos.
Aún le parecía extraño aquellas muestras públicas de afecto. Estar tan en confianza con alguien, tomar su mano, besarse.
Tan solo pensar en eso hacía que el calor subiera a su rostro, tampoco era que se imaginara haciendo aquello con cierta chica de lentes, no, en lo absoluto.
—Oh vamos— Se quejó Luz mientras reía. —Nadie hacía caras cuando tu la llamabas “Abejita”— Concluyó señalandolos.
Hunter se detuvo de golpe asimilando sus palabras.
Luz palideció, dándose cuenta de lo que había dicho. Willow lo observaba con pánico, había un ligero sonrojo en sus mejillas, pero su expresión era de terror.
—¿Abejita?— Pregunto, también probando aquel apodo en sus labios.
Que lo hubiera dicho provocó un ligero quejido por parte de Willow, su rostro tornándose aún más escarlata.
—eh si… bueno tu… —Luz buscaba palabras para arreglar su error.
—Solias llamarme así a veces— Hablo Willow por fin, sintiendo la tensión formándose.
Más preguntas se instalaron en su mente. Tenía un apodo cariñoso para ella ¿En qué sentido? ¿Solamente amigos? ¿o algo más? Justo como Luz y Amity…
—¿Qué tal si hacemos una pijamada para estudiar? Como en los viejos tiempos.
La sugerencia de Gus claramente para cambiar el tema pareció funcionar.
Luz lo tomó como entrada para comenzar a planear una noche de “Estudio”, dejando a Hunter sobre pensando en silencio, y una Willow bastante avergonzada.
++
—Estas “Pijamadas” ¿Estuve antes en alguna?— Tenía la ligera impresión de que así era, parecía tener la respuesta cerca, pero algo le impedía visualizarla.
—Si, alguna vez organizamos una en mi casa. Fue complicado para ti, creo que necesitabas escaparte.
Hunter fijó su mirada al frente, tratando de imaginar la situación. Si había tenido que “Escaparse” su tío no había estado del mejor humor.
—Pero la situación ahora es diferente, ¿Crees que Darius tenga problema con que nos quedemos en su casa?
El rubio rió esta vez, pensando en la cara de Darius cuando le pidiera el permiso.
—En lo absoluto, pero buscará la forma de no incomodar con su presencia.
Rieron un poco, pero después el ambiente volvió a tornarse tenso.
La pregunta seguía allí, flotando sobre ellos, pero ninguno se atrevió a hacerla.
—Bien, nos vemos el sábado entonces.
++
Contempló el reloj notando la ansiedad creciendo en su garganta.
Su tío ya debería haberse ido. Tenía algún negocio de los cuales nunca le explicaba nada, solo sabía que solía regresar tarde y muchas veces bastante alcoholizado.
La hora acordada con Willow y los demás estaba pronta, debía moverse ya.
Respiro hondo, levantándose de su cama y reuniendo valor.
Solo tenía que ser silencioso.
Abrió la puerta con cuidado, tratando de que sus pasos no resonaran en el piso.
La luz encendida en la cocina le indicó donde debía estar su tío.
Escucho sonidos de botellas, si estaba entretenido nunca notaría su ausencia.
Avanzó con lentitud hacia la entrada, solo unos pasos más, casi podía sentir la libertad.
—¿Hunter?
Se congeló, la luz de la cocina se vio opacada por la sombra de su tío. No quería volverse, no quería enfrentarlo.
—Hunter, ¿Qué estás haciendo? ¿A dónde ibas?
Su voz era contenida, suave, lo cual solo le provocó escalofríos.
—Q-quería dar un paseo nocturno— Técnicamente no era mentira.
Escucho los pasos de su tío acercándose. Su presencia cerniéndose sobre él de forma inevitable.
—Afuera es peligroso.
—Es un barrio tranquilo.
—¿Y cómo sabes eso?— Esta vez su voz sonó amenazante, la ira formándose. —¿Has estado saliendo sin mi permiso?
Su mano se posó en su hombro, apretando. Hunter tragó saliva incapaz de moverse.
—Solo… tuve curiosidad— Su respuesta fue casi un susurro, el miedo apoderándose de él en un instinto primitivo.
—Nunca debes salir sin mi permiso. ¿No te lo he dicho antes? Hay gente peligrosa tras nosotros.
Lo obligó a voltearse y mirarlo de frente. Parecía tranquilo pero Hunter sabía reconocer las señales de furia en su expresión.
—Lo sé, no se volverá a repetir— Se apresuró a agregar, siendo la frase que sabía quería escuchar.
Una sonrisa retorcida se formó en el rostro del hombre, una que lo hizo palidecer.
—Oh, se que no, mucho menos después de tu castigo.
Su mano aterrizó directo sobre su rostro, el dolor cegandolo y haciéndolo gritar sin poder evitarlo. Después todo fue una marea de dolor, explotando por todo su cuerpo.
++
—¡No!— Abrió los ojos de golpe, todo a su alrededor dando vueltas.
Estaba mareado, sudando frío.
Aun podía sentir el dolor recorriendo su cuerpo, el sabor metálico en su boca.
Le costaba respirar, seguramente al borde de un ataque de pánico.
Se sentó en el borde de la cama, abrazándose a si mismo.
Tenía ganas de vomitar.
Pasos apresurados se oyeron fuera de su habitación, Darius abrió la puerta, su expresión alarmada.
—¿Hunter? ¿Qué sucedió? ¿Estás bien?
Negó con la cabeza, incapaz de hablar. Aún sentía los golpes impactando contra él.
Las náuseas incrementaron y no pudo contener el vómito.
Darius fue rápido para colocar el bote de basura frente a él, dejándolo sacarlo todo.
El hombre colocó su mano en su espalda, trazando círculos en busca de tranquilizarlo.
Se incorporó temblando, las lágrimas corriendo por sus mejillas.
Darius lo abrazó con fuerza, acariciando su cabello, dejándolo desahogarse.
—Estás bien pequeño príncipe, estás a salvo, nadie va a hacerte daño.
Le repitió esas palabras una y otra vez hasta que lo sintió relajarse. Aun podía escuchar sus sollozos, pero había dejado de temblar.
—¿Qué fue? ¿Una pesadilla?— Le pregunto sin soltarlo.
—No… un recuerdo… sus golpes…— El nudo en su garganta volvió. Darius asintió sin decir nada más. Podía sentir la ira hirviendo dentro de él.
Se odiaba a sí mismo por no haber actuado mucho antes.
—Está muerto, nunca más podrá lastimarte.
Lo noto estremecerse, pero no pronunció palabra.
Se quedaron así, hasta que lentamente el sueño y el cansancio volvió a alcanzarlo.
El corazón de Darius se rompió en pedacitos, sabía que lentamente recupera las memorias dolorosas, pero no había estado preparado del todo para ello.
++
—¿Seguro que no quieres cancelar la pijamada?— Podía ver aún más marcadas sus ojeras por la noche anterior.
Apenas habían comenzado a mejorar y ahora estaban de vuelta.
Hunter negó, tomando un bocado de los pancakes hechos para el desayuno.
Darius sabía lo mucho que le gustaban.
Lo notaba un poco más animado, pero era clara la falta de sueño.
—No, creo que me hará bien ver a los demás.
—De acuerdo, pero el lunes no podemos cancelar la cita con Raine.
Hunter no se quejó, él mismo sabía que necesitaba hablar con su terapeuta, en realidad le había estado ayudando de sobremanera.
—Bien, los chicos llegarán a las 7. Espero que en verdad se dediquen a estudiar un poco.
Esto arrancó una ligera risa de los labios del joven, lo cual fue un bálsamo para el alma del mayor.
—¿Darius?— Su llamado fue tímido, pero le sostuvo la mirada.
—¿Qué pasa?
—Gracias.
Darius le sonrió ampliamente y revolvió su cabello de forma juguetona.
—No tienes nada que agradecer.
Chapter 10: Beso
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Willow se esforzó por disimularlo, pero el gesto de preocupación no pasó desapercibido por Hunter.
Sabía cómo lucía, cansado, más pálido de lo normal.
Era obvio para todos que algo había ocurrido pero no quisieron presionar.
Como habían imaginado, Darius les dio su espacio, dejándolos convivir en la sala mientras él permanecía en su habitación.
La casa, claramente pensada para alguien soltero en un principio, nunca había recibido tanta gente, en especial adolescentes.
Para el hombre era abrumador, pero se alegraba de ver a Hunter llevando una vida normal.
Las risas divertidas llenaban el ambiente. Hunter no recordaba haberse sentido tan en paz antes. A pesar del horrible recuerdo que había tenido, podía decir que en ese momento era feliz.
En realidad sí se dedicaron a estudiar, la mayoría del tiempo.
Cuando un ligero dolor de cabeza se presentó en Luz y un poco en Willow prefirieron distraerse.
Hunter era bastante bueno para el estudio, los temas los captaba muy rapido, asi que aunque estuvo toda su vida sin una educación formal, no le había costado nada adaptarse.
—¿Qué tal si jugamos algo?
—¿Cómo que?
Luz sonrió con malicia, lo cual les hizo arrepentirse casi al instante.
—Que tal… Verdad o reto.
++
Hunter no recordaba haber reído tanto en su vida. Entre los retos tontos de los demás, a las verdades confesadas que en realidad eran cosas vergonzosas.
Era fácil notar que él y Willow habían estado evitando escoger verdad.
—De acuerdo… Hunter— Fue esta vez Gus quien lo eligió. Después de la broma telefónica a alguna persona random en la ciudad, aún le dolía ligeramente el estómago por reírse.
Luz se acercó a murmurar algo al oído de su amigo y la sonrisa que se dibujó en sus labios le dio un muy mal presentimiento.
—Como se que de cualquier forma vas a elegir reto. Te reto a que beses a la persona que te parezca más atractiva en el grupo.
El silencio se hizo al instante.
Hunter trago saliva, los nervios inundándolo. Su mente inmediatamente lo llevó a una persona, pero se atrevía a mover las piernas.
—¡Gus!— Willow miraba a sus amigos ligeramente molesta. —No tienes que hacerlo si no quieres.
—Está bien, lo haré— trato de sonar determinado pero había un ligero temblor en su voz.
—Bien, no todos los días tienes la oportunidad de tener un beso mio— Bromeo Gus, arrancando un par de risas de los demás.
Tanto Willow como Hunter rodaron los ojos.
Juntando valor, Hunter caminó directamente hacia Willow. Las risitas de sus demás amigos no se hicieron esperar.
Se sintió secretamente complacido de ver el rostro de la chica tornarse escarlata.
Aunque seguramente él estaba en las mismas condiciones.
—aam… ¿Puedo?— Si la tierra iba a tragarselo, ese era el mejor momento.
La tímida respuesta de Willow con tan solo un asentimiento disparó su pulso al mil por hora.
Se acercó lentamente, notando sus manos temblar. La vio cerrar los ojos.
Se tomó su tiempo para grabarse su rostro, sus mejillas sonrojadas, sus labios cubiertos de un ligero brillo que lo invitaban.
Estando ya a escasos centímetros… se acobardó.
Su rostro cambió de dirección y posó sus labios sobre su mejilla, un beso rápido y casto, notando su corazón latiendo desenfrenado.
—¡Hey!— Se quejó Luz. —Eso es trampa.
—No, dijeron besar, nunca especificaron dónde.
Soltaron un par de abucheos mientras Hunter defendía su punto.
Willow simplemente le sonrió tímidamente, mientras buscaba la manera de cambiar el tema.
++
No estaba seguro de cuánto tiempo perdió el conocimiento.
Cuando abrió los ojos, seguía tirado en el suelo frente a la cocina. Su cuerpo le dolía horrores y no podía abrir del todo uno de sus ojos, probablemente inflamado.
La luz estaba apagada y no podía escuchar ningún ruido en la casa. Su tío finalmente se había ido.
Trató de levantarse, pero el dolor lo mantuvo en su lugar. Tenía que moverse, los chicos debían estar preocupados por él.
Se arrastró hacia la salida, afortunadamente no estaba muy lejos de la puerta.
Logró incorporarse y aunque cojeando, salió a la calle finalmente.
El sabor metálico inundaba su boca, no quería saber qué aspecto tenía en ese momento. Quizá no había sido buena idea salir, no quería que los demás lo vieran así, mucho menos Willow.
Las luces de la calle le molestaban y tuvo que bajar la mirada al suelo para seguir, se sentía mareado.
Caminó por un rato, pero no estuvo seguro cuánto tiempo.
Los faros de un auto lo deslumbraron y casi tropieza ante esto.
El auto frenó en seco a su lado. Una sensación de terror comenzó a invadirlo.
¿Qué tal si su tío tenía razón? ¿Y si las personas que los estaban buscando por fin lo habían encontrado?
Se abrazó a sí mismo y retrocedió. No podía correr, estaba demasiado lastimado para eso.
—¡¿Hunter?!
Aquella voz lo llenó de inmediato de alivio. Un par de brazos lo envolvieron, haciéndolo sentir seguro.
A pesar del dolor que sentía, la presencia de Willow rodeándolo inmediatamente lo reconfortó.
Escucho más pasos a su alrededor pero no le importaban. Dejó que las lágrimas salieran, sintiéndose seguro en los brazos de la chica.
—¿Qué fue lo que te hizo?— La escuchó murmurar a su oído. Había ira en sus palabras y extrema preocupación.
Quiso responder pero el nudo en su garganta se lo impidió, solo hubo un par de balbuceos de su parte.
—Willow, debemos llevarlo al hospital.
Creyó reconocer la voz de uno de sus padres, pero su conciencia comenzaba a desvanecerse de nuevo.
Lo último que oyó fue a la chica volviendo a pronunciar su nombre y todo se volvió negro a su alrededor.
++
Sus ojos se abrieron al escuchar un ligero ronquido.
El techo de la sala le dio la bienvenida.
Sus amigos se encontraban dormidos a su alrededor, Luz abrazando a Amity, Gus hecho un ovillo en una esquina y Willow…
Desparramada a su lado, como una estrella de mar.
No puedo evitar soltar una pequeña risa.
Había recordado más de esa noche infernal, pero esta vez no se había sentido en pánico. Más que golpes y dolor, la recordaba a ella, salvandolo, reconfortando.
¿Cuántas veces lo había salvado ya? No estaba seguro, pero podía adivinar que demasiadas.
La observó con adoración y acomodo un mechón rebelde de cabello que caía sobre su frente; aunque esto pareció hacerle un poco de cosquillas.
Abrió sus ojos lentamente y Hunter se sintió sobrecogido por la intensidad de esa mirada esmeralda.
—¿Hunter? ¿Está todo bien?
EL joven asintió mientras ella se acomodaba para mirarlo mejor. Estaban frente a frente, demasiado cerca.
—Si, solo un sueño… bueno un recuerdo.
—¿Malo?— Podía escuchar la tensión en su voz. Negó, No era mentira en realidad.
—No, más bien agridulce.
—¿Quieres hablar de ello?
—Quizá después.
Tal vez fue la oscuridad, o la poca distancia entre ellos. Tal vez la burbuja que se había formado a su alrededor.
Solo supo que debía seguir su instinto y llenando de valentía se atrevió a preguntar.
—Willow… ¿Puedo besarte?
La escucho inhalar con fuerza, claramente sorprendida. No podía asegurarlo pero creyó notar un leve sonrojo en sus mejillas.
—Puedes.
Sin pensarlo más, antes de arrepentirse inclinó su rostro hacia él de ella. Cerrando sus ojos y simplemente dejándose llevar.
Algo dentro de él le dijo que aquella no era la primera vez que había hecho algo así.
Sus labios tímidamente rozaron los suyos, deleitándose con la suavidad de estos.
Fue un roce rápido y casto, pero que disparó su pulso de inmediato.
Se sentía bien, se sentía correcto.
Willow lo atrajo hacia él, abrazándolo. Y aun después del pequeño beso, permanecieron el resto de la noche en esa posición.
Notes:
Al fin(?
Chapter 11: Querer
Notes:
Ya se, ya se. Han pasado 84 años
La vida de adulto independiente no es tan divertida
Pero aquí estamos, por fin pude escribir
Chapter Text
El pitido de la máquina fue lo que lo despertó. Sus ojos se abrieron de golpe, notando la habitación de un blanco inmaculado.
El pánico comenzó a invadirlo. No podía estar allí, su tío le había dicho explícitamente que nada de hospitales.
Trató de incorporarse, pero unas manos lo detuvieron con firmeza. Darius estaba allí, a su lado.
—No te muevas, necesitas reposar para recuperarte.
—¿Darius…? ¿Cómo es que…?
—Willow me llamó, aquella vez del parque le di mi contacto.
Las manos de Hunter temblaron, pudo recordar la mirada de angustia de Willow, sus brazos cálidos alrededor de él.
—No puedo estar aquí, se va a enterar— Su voz se quebró ligeramente al hablar. Una cosa era escapar a casa de Willow, pero otra muy diferente era estar en un hospital. La gente que los perseguía iba a encontrarlos.
Y aquello iba a enfurecerlo.
Darius suspiro pesadamente. Estiró su mano para posarla en su brazo, pero el rubio reaccionó instintivamente, encogiéndose sobre sí mismo, esperando un golpe.
La mano de Darius se congeló en el aire y lo miró con angustia infinita.
—Esucha Hunter, yo nunca, nunca voy a lastimarte.
El joven se abrazó a sí mismo y asintió. Aún podía ver sus manos temblando.
—Necesito regresar, antes de que se entere.
—¿Por qué no te quedas conmigo? Incluso los padres de Willow se ofrecieron a darte asilo. No tienes por qué volver con él.
¿No volver? ¿Era una opción? Trago saliva, abrazándose así mismo.
Claramente no quería seguir siendo lastimado pero… Su tío lo había cuidado desde bebé, había gente mala tras de ellos, lo había estado protegiendo ¿Verdad?
Solo lo disciplinaba.
Las lágrimas se formaron en sus ojos, agacho la mirada, apenado e indeciso.
—Está bien, entiendo que sea complicado para ti, pero siempre puedes llamarme si necesitas algo ¿De acuerdo?.
Asintió sin mirarlo.
Escuchó al hombre caminar hacia la puerta, pero se detuvo en el umbral.
—La chica Park, está esperando afuera. ¿Quieres que la deje entrar?
Alzó la mirada de vuelta, su respuesta fue casi inmediata.
—Si, quiero verla.
++
Parpadeo adormilado, abrazándose a la almohada con más fuerza. Un par de risitas se escucharon a su alrededor, lo cual lo molestó. ¿No podían solo dejarlo dormir?
Estaba demasiado cómodo y cálido.
La almohada se movió entre sus brazos… ¿La almohada se movió?
Abrió los ojos de golpe, encontrándose con el rostro sonrojado de Willow. Sus orbes esmeralda lo observaban tímidamente, estaba demasiado cerca.
Era ella a la que había estado abrazando.
El recuerdo de la noche anterior invadió su mente y su propio rostro se tornó escarlata.
La soltó con cuidado, apartándose para darle espacio.
—B-buenos días…— Tartamudo ganándose una sonrisa dulce de parte de la chica.
—¡Buenos días tortolitos!
Luz gritó mientras se dejaba caer junto a ellos. Su sonrisa burlona no ayudó a desaparecer su vergüenza. —Preguntaría qué tal durmieron pero la respuesta es obvia— Movió una ceja de forma sugestiva, la cual le ganó un almohadazo en la cara de parte de Willow.
Las carcajadas resonaron a su alrededor y el corazón de Hunter se tranquilizó.
Compartió una discreta sonrisa con Willow, antes de que todos se levantaran a desayunar.
++
—No tenías que acompañarme hasta aquí— Comentó Willow, haciendo que su atención pasara de las casas vecinas al rostro de la chica.
Habían caminado ya un par de cuadras, él insistiendo en llevarla a su casa para garantizar su seguridad.
Amity y Luz se habían retirado juntas y el padre de Gus había pasado por él.
Willow podría haber llamado a sus padres, pero ante el ofrecimiento de Hunter de acompañarla, no pudo negarse.
—No importa, no es muy lejos— Respondió con una leve sonrisa.
Había algo de tensión entre ellos. Después de aquel beso, era la primera vez que estaban totalmente a solas.
—Willow— Podían notarse los nervios en su voz, pero si no hablaba en ese momento, quizá no tendría el valor para hacerlo después.
—Sobre lo de anoche…— Ya podía sentir su rostro ardiendo de nuevo. Era pésimo para esas cosas. —¿Puedo hacerte una pregunta?
—S-si, claro— La voz de la chica también sonó ligeramente nerviosa, lo cual le dio un poco más de seguridad.
—Tengo la sensación de que, bueno, no es la primera vez que lo hacemos… ¿Verdad?
Si bueno, la sutileza no era lo suyo y no tenía idea cómo abordar el tema. Sin embargo, la joven simplemente rió, una suave y dulce risa.
—No, no es la primera vez.
++
—Hey.
La chica caminó lentamente hacia la cama. El gesto de preocupación era permanente, a pesar de que se esforzara por ocultarlo.
—¿Cómo te sientes?
Hunter se encogió de hombros, una ligera punzada de dolor lo recorrió, pero fue fácil de ignorar.
—Mejor.
Willow se sentó en la orilla de la cama, sus ojos recorriendolo por completo, deteniéndose en sus moretones visibles.
—¿Por qué quieres regresar? Darius me dijo que no aceptaste su oferta.
Hunter desvió la mirada, apenado de repente. Culpable.
—Lo desobedecí, me merecía el castigo.
—¡No!— La chica tomó sus manos entre las suyas, la intensidad en su mirada era sobrecogedora. —Hunter, nada justifica lo que ese… lo que él te ha hecho.
—Pero… no puedo irme. Las personas que nos buscan, ellos me harán algo peor si nos encuentran. Mi tío me está protegiendo.
¿Por qué ahora el discurso le sonaba tan ridículo? parecía que sus creencias se desmoronaban con cada minuto que pasaba.
—¿Quien los busca Hunter?
—Los que mataron a mis padres.
Respiro hondo luchando contra las lágrimas, el agarre de las manos de Willow se reforzó, en un gesto de apoyo.
—Él me ha estado cuidado, es por mi bien, el… ¡Él me quiere!
¿Era así? porque últimamente parecía decirlo más para convencerse a sí mismo.
El gesto de angustia en Willow no lo ayudó a tranquilizarse. Había un dejo de lástima en su expresión.
—Hunter… Alguien que te quisiera nunca te haría daño. Yo… yo nunca te haría daño.
Emitió un sonido ahogado. Dejo que las lágrimas fluyeran esta vez. Muy en el fondo lo sabía, pero oírlo de esa forma era como un golpe al estómago.
Quizá seguía creyendo en aquellas mentiras porque enfrentar la verdad sería infinitamente más doloroso.
Permanecieron callados unos minutos, dejando que el llanto del chico se disipara.
Cuando se sintió más tranquilo, repasó aquellas palabras nuevamente en su mente.
—Entonces tu… ¿Me quieres?
Willow dio un pequeño respingo, como un niño atrapado haciendo una travesura. Su rostro se tornó rojo, y su mirada se quedó fija en las sabanas.
—Yo…— La escucho respirar hondo antes de volver a mirarlo de frente —Claro que te quiero.
Su voz sonó firme, a pesar del claro nerviosismo.
Esta vez fue él quien se sonrojo de golpe, sin saber qué más hacer o decir.
—Te dejaré descansar— La chica habló con rapidez, levantándose y buscando huir de la escena, pero Hunter la retuvo sosteniendo aun sus manos.
Willow lo miró sorprendida, sus mejillas rosadas haciéndola verse adorable.
Quizá fue el claro del momento, no está seguro de donde obtuvo el valor.
Se dejó llevar por su instinto y se acercó a su rostro, sus labios rozaron los contrarios de forma breve, aquella suavidad haciendo que miles de fuegos artificiales estallaran a su alrededor.
Todo lo demás perdió importancia. Sus manos pasaron a sus mejillas y la sintió relajarse, correspondiendo el acto casi al instante.
Se preocuparía por lo demás después, en ese precioso momento, solo eran ellos dos.
Un momento que atesoraría por siempre.