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Language:
Español
Series:
Part 13 of •Deathduo 💀🐦‍⬛•
Stats:
Published:
2024-06-28
Updated:
2025-06-13
Words:
8,712
Chapters:
10/?
Comments:
20
Kudos:
163
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7
Hits:
2,106

•Encuentros Secretos•

Summary:

•Ser separados en el Purgatorio no es un impedimento para volver a estar juntos, aunque sea a escondidas de todos•

Chapter 1: •Separados•

Chapter Text

•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•

Fueron separados nuevamente.

Equipos Azúl y Rojo.

Los dos estaban alejados y no sabían dónde estaba el otro, en diferentes lugares, en equipos separados.

Tuvieron muy poco tiempo para verse, se vieron justo antes de que comenzara lo que llaman "Purgatorio" y ahora no sabían nada.

Ambos se extrañaban, pero sabían que no podrían verse debido a la problemática situación.

Sus amigos poco a poco iban perdiendo la cordura, matándose entre ellos y robándose las cosas, todos los equipos comenzaron a ponerse agresivos para intentar ganar.

¿El premio? Salvar la vida de sus hijos.

Missa se estaba esforzando demasiado para que su equipo ganara, estuvo ayudándolos con misiones y buscando minerales. Aunque se desanimó por un rato al enterarse de que las misiones personales que estaba haciendo realmente no les daban puntos.

Pero su equipo lo animó y las chicas le pidieron ayuda, el segador las ayudó con gusto y consiguió muchas manzanas para todos, las felicitaciones no tardaron en llegar y Missa sonrió, mucho más animado.

Por otro lado, el equipo de Philza ya se notaba que habían enloquecido, incluído él. La última hora del primer día estuvieron bailando, gritando, cantando y confesando sus pecados entre ellos, con la esperanza de parar todo.

Obviamente confesar no paró nada, así que construyeron una casita improvisada para refugiarse y bailaron frente a la hoguera como si estuvieran haciendo un ritual satánico.

Ya se volvieron locos.

El primer día fue una pesadilla para la mayoría, afortunadamente y para la desgracia de otros, el contador llegó a cero, dando por finalizado el primer día.

Mañana será otro día, se repetían muchos en su mente, esperanzados de que las dos semanas que estarían en el "Purgatorio" pasaran rápido y puedan salvar la vida de sus hijos.

Pero internamente se negaban a aceptar que solo uno de sus hijos iba a sobrevivir, eso creaba más conflicto y competencia entre ellos porque ninguno sabía qué equipo era el maldito.

Harían lo que fuera para encontrarlos y poder salvarlos a todos, dónde sea que estuvieran.

•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•

El segundo día no fue muy diferente al primero, los equipos seguían robando y matando a las personas, pero ahora se estaban enfocando más en conseguir materiales, especialmente minerales en las minas.

Missa trataba de conseguir una buena cantidad de hierro, oro y diamantes para su equipo, se seguía sintiendo mal por no haber sido de ayuda el primer día, y aunque colaboró cultivando múltiples manzanas, no creía que era de mucha ayuda.

Y para su mala suerte, tanto Fit como Etoiles lo habían matado en su base, pero gracias a Tina, Fit no había logrado robarle nada, pero el francés sí había alcanzado a robarle, y no solo a él, también a su equipo.

Todos sus esfuerzos habían acabado, la gran mayoría de las manzanas que había recolectado fueron robadas y los dejaron con casi nada.

Fue un final del día bastante estresante, estuvieron mucho rato tratando de reponerse y recuperar sus cosas perdidas. No lograron recuperar todo lo que les robaron, pero recuperaron un poco, y eso era suficiente por ahora.

Regresando con Missa en las minas, estaba más contento, había encontrado mucho hierro y un par de diamantes, era suficiente hierro para hacerle un par de armaduras a su equipo, pero prefería seguir buscando para poder hacerle una a todos.

Aunque era complicado para él protegerse a sí mismo de monstruos tan fuertes por sus nervios, esperaba al menos poder proteger a sus compañeros brindándoles equipo.

Mientras minaba y tarareaba, no se dio cuenta de los sigilosos pasos acercándose hasta que sintió unos fuertes brazos rodeando su cintura.

Gritó por el susto y por puro reflejo le dio un codazo a la persona que lo estaba agarrando, quedándose quieto al reconocer el quejido de dolor de la persona.

Se dio la vuelta rápido para encontrarse con Philza, sobándose la mandíbula y riéndose por su reacción, sin pensarlo se lanzó sobre él para abrazarlo, sintiendo nuevamente sus brazos rodeándolo y levantándolo unos centímetros del suelo.

Sonrió feliz y enredó sus piernas alrededor de sus caderas para mantenerse pegado a él, ocultando su rostro en su cuello. Lo había extrañado tanto, extrañaba pasar tiempo con él y estar a su lado.

Philza lo acarició y bajó después de un rato, todavía abrazándolo y ahora rodeándolo con sus alas con cariño.

Sus hermosas y cálidas alas.

"¿Cuál era la posibilidad de qué nos encontraramos en la misma mina?" Preguntó con diversión el segador, quitándose la máscara para darle un besito en la mejilla. "Te extrañé mucho"

"Yo también te extrañé mucho, y en realidad no fue coincidencia, te vi entrar y te estuve siguiendo de lejos"

Missa soltó una risa y el ángel se inclinó para repartir besos por todo su rostro.

"Lamento que no estemos en el mismo equipo, me hubiera gustado mucho estar contigo"

"A mí también me hubiera gustado, lamentablemente nos tocó equipos separados y no podemos vernos mucho" 

Lo escuchó suspirar y se sentaron en el suelo, agarrándose de las manos y entrelazando sus dedos.

"Podríamos seguir viéndonos aunque estemos en diferentes equipos" El segador lo miró confundido por lo que dijo, no podían, sus equipos se odiaban y eran los que más se atacaban a ese punto.

"No creo que podamos, si te ven mi equipo te va a matar, tu equipo hará lo mismo si me ven contigo"

"Roier y Cellbit se ven a escondidas, los he visto hoy, nosotros podemos hacer lo mismo que ellos" 

Missa lo pensó por un momento, no quería ponerlo en peligro, pero si Roier y Cellbit lo hacían y nadie los había descubierto, también podrían intentarlo.

Aunque será más complicado porque Philza era el líder de su equipo, él los guiaba y enseñaba, sus compañeros notarían más rápido su ausencia.

Dudó por un momento, pero terminó asintiendo.

"De acuerdo, reunámonos a escondidas, tenemos que encontrar buenos lugares para pasar desapercibidos"

El ángel aceptó y lo volvió a abrazar, acurrucándose contra él y pasando su ala por su costado para abrazarlo. El segador sonrió con un pequeño sonrojo y lo abrazó devuelta.

No sonaba mala idea ocultarse de los demás solo para pasar tiempo juntos.

Para él valía totalmente la pena.

•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•

Chapter 2: •Primer Encuentro•

Notes:

Qué rabia la robada del año jdhdhjdj

Chapter Text

•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•—•

El tercer día comenzó y ya todos tenían sus propias bases, armaduras y armas.

Philza se escapaba de su equipo luego de darles sus indicaciones para buscar recursos, todos se fueron dispersando por diferentes caminos y él hizo lo mismo, corriendo por el bioma de nieve.

Estuvo buscando a Missa con la mirada hasta que escuchó su voz llamándolo y gritando su nombre, levantó la mirada y lo encontró agitando su mano para llamar su atención en la cima de un árbol, las múltiples ramas cubiertas de nieve hacían que apenas se notara que estuviera ahí.

Era un escondite perfecto, los demás no los verían y la altura ayudaba a esconder sus voces.

Comenzó a escalar rápidamente el árbol para llegar con él, agarrando su mano para que lo ayudara a llegar a la cima.

Se sentó a su lado y lo abrazó, rodeando su cintura con su brazo y apegándolo más a él.

"Lindo escondite, fuiste inteligente al escoger la cima de un árbol"

"Gracias, aunque no pensé mucho en el frío que haría aquí arriba"

El rubio se rió con ternura y su ala lo rodeó para brindarle un poco de calor.

"¿Mejor?"

"Mucho mejor" Lo abrazó y acarició su ala, comenzando a acicalarla con suavidad.

Escuchó un ronroneo por parte del ángel y recostó su cabeza sobre la de él, necesitaba la limpieza de sus alas, todo el estrés y la locura de su equipo lo había llevado a descuidarse esos días.

Había ignorado la picazón de sus alas y aunque intentaba recordar acicalarse todos los días, terminaba posponiéndolo por hacer cosas que consideraba mucho más importantes.

Cómo encontrar una buena cantidad de comida y agua, recursos y tratar de proteger a todo un grupo de personas.

Era difícil y agotador todas las responsabilidades y misiones que tenía que hacer a diario, al final terminaba evitando acicarlarse por el cansancio, diciéndose mentalmente que lo haría al siguiente día.

Y luego terminaba evitándolo nuevamente.

Era relajante que estuviera recibiendo la ayuda y el cuidado que necesitaban.

Missa terminó con un ala y comenzó con la otra, retirando las plumas sueltas y limpiando las que se quedaban para sacar la tierra y la mugre que tenían.

Cuando terminó de arreglar sus alas, agarraron sus manos y se abrazaron, cerrando los ojos con tranquilidad.

Se volverían a reunir cada día, tomando turnos para elegir el lugar de reunión, siempre cambiando de lugar para evitar ser vistos varias veces en un mismo sitio.

Estuvieron horas abrazados, Missa acabó dormido sobre su hombro y Philza se mantuvo despierto, vigilando que nadie se acercara o se diera cuenta de que estaban ahí.

Pronto comenzó a anochecer y tuvo que despertar al segador para que ambos regresaran a sus bases, bajaron usando sus paragliders y se despidieron con un fuerte abrazo y un pequeño beso en sus mejillas.

Philza sabía que cada día se volvería más difícil verse, las personas ya mataban por matar, algunos ni siquiera saqueaban los cuerpos.

Estaban completamente locos, tenían que cuidarse más y ser más precavidos.

Regresó a su base, notando que solo estaban Jaiden y Baghera guardando las cosas que recolectaron en los cofres, hizo lo mismo y dejó algunas cosas, hablando con ellas con total normalidad.

Nadie sospechaba nada, les pareció un poco raro que llegara con tan pocos recursos si estuvo todo el día afuera, pero con solo aclararles que no tuvo mucha suerte encontrando materiales dejaron de preguntar.

Mañana le tocaba a él elegir el lugar de encuentro, quería que fuera algo lindo y especial, al igual que lo suficientemente escondido para evitar ser encontrados.

El cielo se volvió completamente oscuro y todo su equipo regresó para dormir, mientras él seguía pensando.

Ya tenía un lindo y pacífico lugar en mente.

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Chapter 3: •Segundo Encuentro•

Chapter Text

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Agarró las manos de Missa cuando lo vio esperándolo debajo de un árbol, besándolas y escuchando sus risas avergonzadas.

Le había pedido que lo esperara ahí para llevarlo al lugar que tenía pensado, pero estaba un poco lejos y quería ver su reacción al llegar.

Todo el camino estuvieron agarrados de las manos y hablando de lo que les ha pasado durante el día.

Le daba risa saber que Tina y Lenay ahora lo llamaban "AppleBoy", le parecía un apodo sumamente adorable al igual que la forma en la que lo trataban.

Mientras que él ha saqueado tesoros y ha intentado luchar contra los miembros de otros equipos, no siempre ganaba, pero ha ganado suficientes puntos con su equipo para llegar casi a la cima.

Le alegraba que el equipo de Missa fuera tan dulce con él y lo animaran, descartando a Tubbo y a Badboyhalo porque ellos estaban locos para él.

Mucho después llegaron a una cueva oscura, encendió una antorcha para iluminar su camino y ambos comenzaron a bajar en el agua.

Poco a poco su antorcha no era la única que estaba iluminando, unas bayas luminosas en el techo, musgo en el suelo y paredes, al igual que varios estanques con peces y ajolotes adornaban el lugar.

A Missa le brillaron los ojos al ver el lugar, jalándolo hacia los estanques para apuntar feliz a los ajolotes de muchos colores, sonrió por su felicidad.

Ambos se sentaron en la orilla del estanque y él intentó tocar a los pequeños, pero se terminaban alejando, los grandes sí se dejaron acariciar.

El lugar era bastante amplio, repleto de flora y fauna, la entrada a la cueva fue bloqueada por él para evitar que las personas entraran.

Y había resultado, pero luego se empezaron a escuchar pasos y voces lejanas. Rápidamente se pusieron de pie y buscaron algún lugar donde esconderse, metiéndose ambos en un reducido agujero y bloqueando la salida.

Ninguna de las voces eran de sus equipos, el francés de Etoiles y el español de Roier y ElQuackity se escucharon con eco en la cueva, al igual que los picos golpeando los minerales en las paredes.

Trataron de acomodarse en el pequeño espacio con ayuda de la antorcha para poder ver, pero el espacio era muy reducido y ninguno trajo picos para romper la piedra y ampliarlo, solo espadas para defenderse y comida para comer juntos.

Seguramente ellos solo estaban ahí recolectando materiales, se quedaron mucho tiempo en la enorme cueva.

Poco a poco las escandalosas risas se empezaron a alejar, hasta que quedó un profundo silencio en la cueva, el único sonido que lograban escuchar era el agua cayendo y los chapoteos de los animales.

Ambos cayeron al suelo después de quitar el musgo que los mantenía encerrados, levantándose y soltando unas risas nerviosas.

No sabían si estaban nerviosos por haber sido casi descubiertos por el equipo rival, o nerviosos porque estuvieron demasiado juntos en un pequeño espacio por mucho tiempo, dónde solo podían sentir sus cuerpos y sus alientos.

Se limpiaron su ropa con un ligero sonrojo y salieron de la cueva juntos después de comer, bloqueando nuevamente la entrada a la cueva.

Apenas salieron se miraron con timidez y se abrazaron, tomando caminos separados para ir de vuelta a sus bases.

Pero el sonrojo en sus mejillas no desapareció en lo que quedaba del día.

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Chapter 4: •Tercer Encuentro•

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Missa salió de su base con una suave sonrisa adornando sus labios, bastante emocionado por su siguiente cita con su marido.

En sus manos tenía una pequeña canasta con comida y en su espalda traía una mochila con pequeños regalos.

Había salido sin ser visto por su equipo, tanto Tina como Lenay y Niki se ocupaban del huerto y de ordenar todas los materiales para las misiones, Pol, Rivers y Pac se encargaban de hacer una mini granja y mejorar la base para que estuviera más escondida, mientras tanto, Tubbo, Pierre y Bad iban de "cacería" toda la tarde.

Estarían más que ocupados, él simplemente se fue sin decir nada, silencioso y alejándose rápidamente, muy felíz por su siguiente encuentro con Philza.

Tardó bastante en llegar y cuando por fin estaba en el punto de reunión, no pasó mucho tiempo para que se escucharan gritos cercanos.

Se quedó paralizado al ver a lo lejos a los del equipo verde y rojo peleando y matándose, tenía que irse sin que lo vieran.

Era del equipo azúl y estaba solo, si lo veían, irían a por él sin pensarlo.

Desafortunadamente, la suerte no está de su lado, una flecha se clavó en su hombro, dándose la vuelta para ver a un par de esqueletos bajo los árboles, apuntando con sus arcos en su dirección.

Esquivó una de las flechas e intentó sacar su espada, pero por la emoción de su encuentro con Phil la había olvidado.

Más flechas le dieron y se quejó por el dolor, intentando escapar lo más silencioso posible para que los otros equipos no se dieran cuenta de su presencia.

Cuando volvió a dirigir su mirada hacia atrás para ubicar a los esqueletos, no le dio tiempo a reaccionar cuando un grupo de personas se había abalanzado sobre él, apuñalándolo en el pecho

Gritó y miró la espada clavada, temblando y aumentando el tono de sus gritos por cada vez que se clavaba más profundo.

Pronto vio a los demás miembros del equipo rojo acercarse a su dirección y el dolor en su pecho se intensificó al sentir más armas atravesando su cuerpo.

Las lágrimas comenzaron a salir sin que pudiera evitarlo y su visión se tornó oscura, dejando de luchar.

MissaSinf fue asesinado por FoolishG.

Reapareció en el bosque helado dónde su equipo llegó en un principio, gimiendo por el dolor y viendo todos los agujeros por los apuñalamientos en su ropa.

A pesar de ya no tener las heridas, las marcas y el dolor aún permanecían por un rato, se recostó contra un árbol para descansar un poco, intentando no volver a llorar y sacando su comunicador al escucharlo vibrar.

Varios mensajes de su equipo sufriendo y lamentando su muerte, encontrándose con uno privado con las letras rojas en su nombre.

"¿Dónde estás?" Leyó en voz alta, enviándole las coordenadas sin pensarlo dos veces.

Suspiró con cansancio, apretando dónde estaban las marcas de sus apuñalamientos y acabando por acostarse en la nieve, le seguía doliendo como si fuera a morir de nuevo.

Poco después divisó a lo lejos la figura de alguien acercándose, calmándose al confirmar que solo era Philza.

Lo vio arrodillaese frente a él, levantando su máscara de esqueleto y sintiendo un suave beso en frente.

"¿Estás bien, Missa? Lamento mucho que mi equipo te haya matado, te prometo que no volverá a pasar..."

El segador asintió a la pregunta, retirando su mano de su pecho con una ligera mueca de dolor.

"Estoy mejor ahora, gracias. Y sobre tu equipo... Está bien, me vieron solo y aprovecharon la ventaja" Se levantó temblorosamente, siendo sostenido por su marido para evitar que se cayera.

La cabeza le daba vueltas, se sentía demasiado débil para moverse por si solo.

Además de conservar las marcas y el dolor de sus muertes, también terminaban estando débiles como una forma de justificar que reaparecieran "curados" por completo.

"Tengo el presentimiento de que tu equipo saqueó mi cuerpo..." Se rió de forma nerviosa y sintió como el rubio lo abrazaba por detrás, ayudándolo a ponerse de pie correctamente.

"Intentaré recuperar tus cosas, ¿qué tenías?"

"Comida para los dos, y en mi mochila tenía regalos que hice para ti..."

Philza sintió sus mejillas ardiendo de repente, ocultando su rostro en el cuello de su marido con una pequeña sonrisa.

Amaba que fuera tan detallista, aún cuando no necesitara serlo todo el tiempo.

"No te preocupes, los voy a recuperar" Se puso nuevamente frente a él y le besó las mejillas. "Por ahora, creo que será mejor que ambos regresemos a nuestras bases, tu equipo está preocupado por ti y necesitas descansar mucho"

Lo vio asentir y Philza colocó su mano en su cintura, pasando el brazo de su esposo por su cuello para que se sostuviera. Lo comenzó a llevar en dirección a su base, siguiendo las indicaciones del segador y aprovechando para mimarlo.

Al llegar, se aseguró de que nadie estuviera cerca y lo dejó en la playa junto al huerto al verlo mejor, besando sus manos.

"Gracias por los regalos y la comida, seguramente son muy buenos viniendo de ti. Le preguntaré a mi equipo lo que han encontrado, con solo preguntarles eso me lo mostrarán todo"

Missa besó su mano y asintió despacio, despidiéndose de él y caminando hacia su base, Philza esperó pacientemente a que entrara sano y salvo para poder irse.

Ahora tenía un par de problemas que resolver con sus compañeros y recuperar algunas cosas. 

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Chapter 5: •Recuerdos•

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"¿A quiénes han matado hoy?" 

Les preguntó directamente a su equipo apenas llegó a la base, con una "tranquila" sonrisa en sus labios mientras los miraba a cada uno con atención, esperando que alguien abriera la boca.

Tenía que recuperar las cosas que le robaron a Missa, aunque sea solo los regalos, posiblemente ya se han empezado a comer la comida por la enorme escasez que tenían.

Foolish fue el primero en hablar después de un rato de silencio incómodo, alzando sus manos con comida.

"¡Matamos a muchos hoy, maté a Missa hace un rato! Tenía bastante comida en su mochila, ¿quieres un poco?" Sacó del refrigerador más de la comida que le pertenecía al segador, extendiéndosela.

Philza lo miró con el ceño ligeramente fruncido y se cruzó de brazos, negando con su cabeza e intentando mantener la calma para no enojarse.

Sí habían comenzado a comerse la comida que era para ambos, la comida que con tanto esfuerzo preparó para que pasaran un lindo rato juntos.

"No debiste haberlo matado, él no es una amenaza para nosotros y si lo vuelven a ver, no quiero que lo toquen. ¿Entendido?"

"Aunque nos gustaría estar de acuerdo contigo, Phil... Eso tú no lo sabes, te puede estar manipulando sin que te des cuenta" Habló Cellbit, siendo respaldado por una exclamación de Charlie.

El rubio solo rodó los ojos y suspiró con pesadez, ¿tenía que recordarle qué él seguía casado y viéndose con Roier a escondidas?

"Él no haría eso, solo obedezcanme y no lo vuelvan a tocar o les juro que no respondo por lo que haré" 

Se alejó después de su amenaza, ignorando los Murmuró y las palabras despectivas que empezaron a lanzar hacia Missa una vez lo perdieron de vista.

Suspiró y fue en dirección a los cofres para buscar los regalos, agarrando las cosas que no estaban antes y que parecían haber sido recolectadas recientemente.

Conocía a su marido a la perfección y sabía que él no sería capaz de traicionarlo o manipularlo, era muy inocente y puro para siquiera pensarlo. Además de eso, ambos tenían el mismo objetivo en mente.

Salvar a sus hijos y regresar juntos a casa.

No habían razones para desconfiar de él, solo era su loco equipo tratando de poner a todos en contra para tener a quien cazar.

Salió en completo silencio de la base y se fue en dirección a la mina, sacando de su mochila los regalos de Missa y desenvolviéndolos con rapidez e impaciencia.

No podía esperar a ver las cosas bonitas que le preparó con tanto esfuerzo para alegrarlo.

Tiró el envoltorio improvisado lejos y abrió las pequeñas cajas, encontrándose con un collar de oro con una linda esmeralda, un anillo de madera con una calavera tallada y un broche de madera roja con forma de amapola.

Sonrió enternecido por los regalos, eran preciosos, no podía esperar menos de alguien tan talentoso como su esposo.

Se colocó el anillo y el collar, mientras que el broche lo puso en su sombrero para decorarlo como solía hacer su niña Tallulah con sus flores.

Le encantaban, eran tan detallados y originales, tenía que empezar a darle regalos también.

Pero no sabía que darle, era consciente de que Missa apreciaría cualquier cosa que le daba como un tesoro, pero no quería darle algo simple.

Quería darle algo especial.

Tan especial como los preciosos regalos que le obsequió con tanto cariño.

Después de pensarlo durante horas mientras minaba, tuvo un par de ideas que lo convencieron.

Ahora solo faltaba llevarla a cabo, y eso se tardaría un poco.

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Estuvo unos tres días por lo menos preparando todo, siguió viéndose con su esposo en ese tiempo y siguieron pasando el tiempo juntos como si nada.

A Missa le había sorprendido y emocionado ver a Philza usar los regalos que hizo para él, casi lloraba de felicidad al saber que no se habían perdido y que él los adoraba con todo su corazón.

Ahora mismo, ambos estaban navegando en un barco para alejarse lo más posible de las demás bases, riéndose nerviosos cuando las ballenas se acercaban demasiado a ellos o cuando aparecían monstruos de la nada para atacarlos.

Por alguna razón, ambos parecían volverse más tontos y distraídos con la presencia del otro.

Terminaron llegando a una pequeña playa en una isla, riéndose con pequeños sonrojos y sentándose en la arena con las manos agarradas.

"Sé que te lo he repetido mucho, pero de verdad amo tus regalos, ¿qué he hecho para casarme con alguien tan bueno como tú?"

Acarició su cabello con su mano y observó como las mejillas del segador se ruborizaban bajo su máscara, riéndose con vergüenza.

Lindo.

"No fue nada, de verdad, me alegra que te hayan gustado tanto"

Philza tarareó con una sonrisa y besó sus manos, acariciándolas con sus pulgares y dándoles un suave apretón para llamar su atención.

"También te hice unos regalos, no son tan buenos como los que tú me diste, pero espero que te gusten" Sacó de su mochila un pequeño relicario de oro, junto a un broche de hierro con forma de flor de calabaza y un anillo rodeado de distintas gemas brillantes.

Missa los miró sorprendido, sonriendo con suavidad. Eran cosas que llamaban mucho la atención.

Ha notado desde hace mucho que a su marido le gustaba llenarlo de cosas brillantes casi todo el tiempo, estar atrapados en una isla y en equipos separadosntampoco fue un impedimento.

"Son preciosos, Phil" Se acercó a él y dejó un pequeño beso en su mejilla, encogiéndose ligeramente avergonzado y contento. "Muchas gracias"

"Abre el relicario"

Ladeó su cabeza e hizo lo que se le indicó, jadeando y sintiendo sus ojos aguarse al ver las pequeñas fotos decorándolo.

De un lado había una pequeña foto de Chayanne junto a Tallulah cuando eran más pequeños, ambos sonriendo y abrazándose. Mientras que del otro lado había una foto de ellos dos juntos, igualmente abrazados y con las manos entrelazadas.

Fotos de ellos cuando estaban empezando con su familia, cuando habían decidido hacer una vida juntos con sus pequeños bebés.

Era completamente hermoso.

Dejó escapar un pequeño sollozo y se quitó su máscara, limpiándose las lágrimas y siendo abrazado por su esposo, extrañaba tanto a sus hijos, quería recuperarlos, volver a cuidarlos y pasar tiempo con ellos.

Lo volteó a ver con una temblorosa sonrisa, apretando los objetos contra su pecho.

"Me fascinan tus regalos, los amo mucho"

Philza sonrió y se inclinó hacia su rostro para secar sus mejillas y besarlas, acurrucándolo contra su cuerpo y rodeándolo con sus alas.

Volverían a ser una familia unida cuando todo terminara, todo volvería a la normalidad muy pronto.

Solo tenían que ser pacientes y seguir las instrucciones de aquel lugar para poder salir lo antes posible.

Siguieron abrazados por más tiempo del que deberían, admirando el atardecer juntos y disfrutando mutuamente la compañía del otro.

Aprovechando cualquier oportunidad de tranquilidad antes de que las cosas empeoraran para todos.

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Chapter 6: •Misiones•

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Los siguientes días comenzaron a ser mucho más agresivos, después de recibir un mensaje del ser que los encerró en ese lugar, sus misiones diarias se habían actualizado y vuelto más complicadas.

Ahora tenían que matar a una persona de otro equipo obligatoriamente, cada día la persona cambiaría.

Y no solo eso, la persona ya había sido escogida para ti, así que tenías que ir a matar a esa persona si querías que tu equipo ganara más puntos.

Apenas terminó el mensaje, las notificaciones con las muertes de todos comenzaron a aparecer, incluídos las de él y Missa.

Afortunadamente, a ninguno de los dos le había tocado matarse entre ellos, podrían estar tranquilos por ahora.

Solo murieron por las personas que los tenían a ellos como misión, pero solo era necesaria una muerte, así que la gran mayoría ya tenía la tarea completada.

Casi al final del día, fue a una geoda de amatista para encontrarse con Missa, al verlo llegar notó de inmediato que su ropa había cambiado.

No habían tenido la oportunidad de reunirse desde que habilitaron la masacre obligatoria. Su ropa estaba más rota y opaca, tenía vendas cubriendo heridas sin sanar, en los agujeros de la ropa se podían ver las marcas de sus muertes y su máscara tenía una enorme grieta en la parte superior, y faltaba un pequeño trozo en la parte inferior.

Él no se encontraba muy diferente a su apariencia, ambos se veían más cansados y jodidos.

Observó como la mirada de Missa lo recorría por completo, deteniéndose en sus alas con vendas. Notó como una pequeña mueca triste se formaba en sus labios y se encogía en su lugar.

"Lastimaron tus alas..."

Lo escuchó murmurar y suspiró, cierto, sus alas fueron lastimadas varias veces durante las peleas que ha tenido.

Se acercó a él y dejó un pequeño beso en su mejilla, acariciando su cabello.

"Está bien, no son heridas graves, van a sanar pronto" Levantó su máscara para besar su frente, frotando su mejilla contra la de él con cariño. "Cuántas veces te han matado estos días?"

"Once si contamos las muertes provocadas por monstruos, cada vez aparecen más y están peor que antes"

Hizo una mueca, con razón su ropa estaba tan rasgada y traía vendas.

"Yo he muerto solo cuatro veces, deberíamos conseguirte una mejor armadura y arma, seguramente el hierro ya debe estar desgastado"

Missa asintió, su armadura y espada no estaban tan cerca de romperse, pero sí se notaban desgastadas y no en las mejores condiciones.

"Podríamos aprovechar que estamos aquí abajo y buscar diamantes, si encontramos muchos podemos hacernos armaduras para ambos, imagino que tendrás en tu base"

Philza confirmó que tenía diamantes en su base, pero que no serían suficientes para hacer todo, también tenía que compartirlos con sus compañeros.

"Podemos minar a un lado de las amatistas, explorar todo y bajar para encontrar diamantes" Agarró la mano del rubio y con sus picos en la otra comenzaron a hacer una escalera hacia abajo.

Y también aprovechaban el tiempo para darse cariñitos, uno que otro besito y abrazo no le hacía daño a nadie.

Encontraron hierro, oro y lápiz lazuli, a ese punto no sería tan difícil encontrar diamantes.

En unos treinta minutos lograron reunir cuarenta y tres entre ellos, no eran muchos por ahora. Pero la mina a la que habían entrado se veía enorme y prometedora. 

Seguirían hasta tener lo necesario, también para estar más tiempo juntos y ponerse al día con lo que podían.

Los monstruos se habían vuelto un problema peor, aparecían en grandes grupos y eran muchos más fuertes, y rápidos, con mejores armaduras y armas.

Ninguno de los dos murió por ellos, se protegieron mutuamente para evitar las muertes, pero sí terminaron un poco más heridos que antes.

Al salir de la mina cuando creyeron que ya encontraron suficientes, volvieron a escuchar voces lejanas.

Esta vez eran las voces de Tubbo y Bad.

Missa no tenía que dejar que ninguno viera a Philza, lo iban a matar y le iban a robar todos los materiales que encontró.

Y además de eso, no quería que ninguno lo tocara.

Regresaron a la cueva lo más silenciosos que pudieron, comenzaron a correr cuando los pasos se apresuraron a su dirección, sí los escucharon.

Philza hizo rápidamente un hoyo en la pared y ambos volvieron a esconderse ahí, guardando silencio.

Seguían igual de apretados que la última vez, pero parecía que a ninguno le molestaba, los dos tenían picos y no hacían nada para aumentar el tamaño del hoyo.

Las voces se escucharon más cerca que antes, mientras que los pasos recorrían todo el lugar.

"Sabemos que hay alguien aquí~ Si sales, tal vez no te matemos"

Levantó la mirada para ver a Philza con nervios, incrementando el hoyo para no estar recostado de él y acercándose a su oído.

"Voy a salir, si ven que solo soy yo se irán, tú quédate aquí"

Philza lo miró no muy convencido, pero terminó aceptando. Missa se acomodó e hizo un mini tunel que daba la vuelta, saliendo por el otro lado de la mina.

"¡Bad, lo escuché por aquí!"

Chilló Tubbo, corriendo a donde escuchó el rurdo, deteniéndose frente a Missa y mirándolo con un puchero. "Olvídalo, solo es Missa, ¿qué haces aquí?"

"Estuve recolectando diamantes para hacernos armaduras, todavía no son suficientes para todos, pero al menos alcanzan para las espadas"

"¡Son suficientes! En los cofres tenemos más, así que con los tuyos tal vez todos ya tengan sus cosas de diamante. Buen trabajo, rey"

Missa sonrió felíz por el cumplido, viendo como se acercaba también el demonio, viéndolo de arriba a abajo con curiosidad.

"¿Vas a seguir minando?" Missa asintió y él sonrió, mostrando sus afilados dientes. "¿Quieres que nos llevemos algunas de tus cosas? Seguramente tienes la mochila llena y debe estar pesada"

"Sí, muchas gracias" Le entregó la mochila, viendo como sacaba la mayoría de la piedra y la ponía en su mochila, mientras que algunas cosas las tiraba por no ser de utilidad para ordenar un poco.

"Ahí tienes, nos vemos después, suerte encontrando más diamantes"

"Gracias, nos vemos luego, chicos" Se despidió de ambos y esperó un rato hasta que no escuchó los pasos, regresando al agujero donde estaba escondido Philza. "Casi nos descubren"

Lo miró confundido cuando empezó a reírse, siendo agarrado por el brazo y jalado devuelta al hoyo, acomodándose en su pecho y sintiendo sus alas rodearlo.

"Vamos a quedarnos más tiempo, te extraño mucho"

Cerró la salida y el túnel, colocando una antorcha en la pared para que los iluminara y comenzando a ronronear, frotando su rostro contra el cuello de su esposo.

Missa le devolvió el abrazó con fuerza, sonriendo y acariciando con delicadeza sus alas.

Estuvieron mucho tiempo dándose caricias, felices por la presencia del otro.

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Chapter 7: •Camuflaje•

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Missa llevaba días sin ver a Philza, esperaba que estuviera bien, aunque estaba empezando a preocuparse más de lo que ya lo estaba al notar que no contestaba ninguno de sus mensajes.

Aún así, le mandó las coordenadas de su nuevo encuentro como siempre, esperando pacientemente a que se apareciera.

Pero ya se estaba haciendo tarde y tendría que volver a su base, era muy riesgoso estar a altas horas de la noche a solas y sin protección.

Menos cuando todos se estaban volviendo demasiado agresivos.

Comenzó a irse desanimado, escuchando unos veloces pasos acercándose hacia él.

Se dio la vuelta esperanzado de que fuera Phil, pero su emoción desapareció en el momento que fue derribado de inmediato por alguien desconocido.

Missa gritó con pánico al notar la máscara de gas que traía puesta y la motosierra colgando de su cadera, tratando de separarse para escapar pero siendo inmovilizado por él.

El enmascarado comenzó a soltar ruidos inentendibles que lo asustaron más, para luego acariciar con cariño su rostro y abrazarlo.

Luego vio sus alas agitándose detrás, solo en ese momento se dio cuenta de que era Philza.

Se veía tan intimidante, al igual que desgastado y acabado.

Philza se quitó la máscara de gas, respirando profundamente y mirándolo con culpa.

"Lamento no haberme presentado estos días, no he estado mentalmente bien últimamente, siendo sincero" Frotó con cansancio sus ojos, agarrando su mano. "Pero ya estoy mejor, mucho mejor al estar contigo"

Missa solo suspiró aliviado de verlo, besando su mejilla y acariciando su cabello para reconfortarlo.

"No te preocupes, me alegra que estés bien, me tenías preocupado" Sintió como se quitaba de encima, ayudándolo a levantarse y siendo rodeado por sus alas.

"Te extrañé, debí haberte avisado que no asistiría estos días... Te pudo haber matado alguno de los demás equipos"

Se encogió en su lugar y sintió como Missa se acurrucaba en su pecho con una sonrisa.

"Yo también te extrañé, y no te preocupes por eso, no me pasó nada" Besó la punta de su naríz con una sonrisa. "Ahora que los dos estamos juntos, ¿quieres hacer algo?" 

El rubio lo pensó por un momento, asintiendo.

"Últimamente todos los equipos están escondidos para cazar a los demás, así que te pondré esto para disimular un poco tu apariencia" Le quitó su máscara de esqueleto y la guardó en su mochila, reemplazándola con su máscara de gas y colocándole su kimono verde, quedando solo con un jersey negro y sin mangas. "De lejos no notarán la diferencia, se fijarán en la máscara y pensarán que eres de mi equipo"

Missa se quedó quieto con una ligera mueca, intentando acomodarse la máscara incómodo. Se la quitó por unos segundos para mirar a su marido.

"¿Cómo puedes ver con esta cosa?"

"Oh, te acostumbras" Dejó escapar una risa y volvió a colocarle la máscara, sacando una de repuesto para ponérsela él.

Con todo hecho, agarró la mano de su esposo y comenzó a caminar con él con la motosierra en su mano, solo por si acaso.

Al cambiar de camino, pudo sentir la mano de Missa temblando, y cuando vio otras máscaras de gas camufladas en los arbustos y árboles supo la causa.

Frunció el ceño debajo de su máscara, extendiendo sus alas y cubriendo a Missa con ellas, cuando vio movimiento, les hizo una ceña de que no se movieron de su lugar.

Lo obedecieron de inmediato, ocultándose ahora por completo entre las hojas.

Por otro lado, aunque estuvieran escondidos, Missa sentía que lo estaban mirando fijamente solo a él, sabía que se vería sospechoso que llevara puesto el kimono de Philza.

Tal vez los demás equipos no, pero el equipo rojo claramente se daría cuenta que no era parte de ellos.

Afortunadamente, todos lo ignoraron y siguieron en sus respectivos escondites, pero sin quitarles las miradas de encima.

Llegaron a un bosque de roble oscuro, subiendo el árbol más alto hasta llegar a la cima y ocultándose entre las ramas y hojas.

Ambos se quitaron las máscaras de gas y se rieron nerviosos por lo ocurrido, abrazándose y acurrucándose en el cuerpo del otro.

"¿Crees qué tu equipo notó qué era yo?"

"Nah, seguramente ni se fijaron en eso" Besó su mejilla y lo vio buscar su máscara de esqueleto en su mochila, agarrándolo del brazo y alejándolo. "Quédate un rato sin la máscara, me gusta ver tu rostro sin ella"

Missa se sonrojó ligeramente y asintió, dejando que Phil se acurrucara en su pecho y frotara su rostro contra él.

Esperaba que pronto acabara el Purgatorio para regresar lo más pronto posible a casa con sus niños.

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Chapter 8: •Desaparición•

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"¿Quieres explicarnos por qué estabas con Missa?"

Alzó una ceja al escuchar la pregunta de Cellbit, notando como los demás miembros de su equipo lo miraban atentamente bajo sus máscaras de gas.

Al parecer sí se dieron cuenta de que era él.

Bueno, ya daba igual, de todos modos no les haría caso si le decían que debía dejar de verlo, para empezar, no tenía por qué hacerlo.

Él era el líder de ese equipo y se convirtió en una rara figura paterna para ellos, debían obedecerlo.

"Porque es mi esposo y porque si quiero, voy a verlo cuantas veces quiera"

"Y también es miembro de los Soulfire, no del nuestro"

Rodó los ojos y dirigió sus manos a sus caderas. ¿Ese era su único argumento? Porque podría usarlo en su contra.

Que por favor alguien le de paciencia para no contradecirlo y dejar en evidencia sus encuentros con Roier.

No le gustaría que su secretito se viera descubierto solo por hacerlo enojar, lo peor es que no era el único que se veía con alguien de un equipo contrario. 

Pero al parecer, era más sencillo culparlo a él. 

"No me importa lo que digan, confío en él y Missa confía en mí, no me cuestionen que sé lo que hago"

"Pero-"

"¡Dije que yo sé lo que hago! Y les advierto que no quiero escuchar más del tema, no me quieren ver enojado de verdad" Con solo decir eso, los dejó en silencio, dándoles una última mirada de advertencia antes de regresar a hacer sus cosas.

Ignorando todo lo que acababa de pasar, no podía permitir que ese desagradable y pequeño interrogatorio le amargara el día.

Tenía que prepararse para su próximo encuentro con Missa, le traería un pequeño ramo de flores que logró reunir, de sus favoritas, para aclarar.

Y tal vez si tenían suficiente tiempo, podrían dormir juntos un rato, necesitaba estar en sus brazos por lo menos un rato para olvidar todo el estrés y presión que estaba viviendo.

Esta vez se aseguraría de llegar temprano para pasar más tiempo juntos. 

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Tal vez llegó demasiado temprano.

No habían señales de Missa y no contestaba ninguno de sus mensajes, se estaba empezando a preocupar.

¿Y si alguien lo asesinó de camino?

No, no podría ser, su muerte hubiese aparecido en el comunicador de ser así, pero entonces no había otra explicación.

Se negaba firmemente a creer que Missa lo haya dejado plantado, si no podía ir, le habría avisado de ser así... ¿Cierto?

Por supuesto que sí, confiaba infinitamente en él, no creería en ninguna de esas cosas ni dudaría de él.

Pero los días siguieron pasando y no había ninguna señal ni mensaje de Missa, ya estsba entrabdo en pánico.

Algo debió haberle pasado.

Y el equipo Soulfire le debía respuestas. 

Se equipó con todo lo necesario y fue a la base del equipo azul con decisión, interceptando a Tina cuando la vio sembrando té a la orilla de la playa.

Ya que estaba sola, sería más fácil interrogarla.

Se acercó con lentitud, intentando no hacer ruido, pero rápidamente se dio cuenta de su presencia al ver el rojo de los cristalesde su máscara.

Frunció el ceño al ver su expresión asustada y se quitó la máscara para poder hablar más cómodamente, agarrándola del brazo antes de que se fuera.

"¿Dónde está Missa? Necesito hablar con mi marido y no lo encuentro por ninguna parte... Y espero que me lo digas"

La soltó y se cruzó de brazos, viendo su duda mientras miraba a su alrededor y a su base repetidas veces.

"No lo sé..."

Esa respuesta no le gustó nada.

Le mostró su motosierra descansando en su cadera e hizo como si la fuera a sacar como amenaza, haciéndola palidecer.

"Phil, no me mates... No he parado de morir desde hace rato y ya no tengo nada, solo tengo té" Le tiró un poco para que se fuera, chillando cuando lo vio acercarse más a ella con un cambio drástico en su expresión. "¡N-no sé dónde está Missa, de verdad! Nadie lo ha visto desde hace días, no sé dónde se metió"

Se paró frente a ella y gruñó, dándose la vuelta y yéndose de aquella base.

Normalmente no se hubiera portado de forma tan agresiva, mucho menos con Tina, pero estaba enojado con la situación.

¿Cómo era posible qué nadie de su equipo viera lo qué le pasó? ¿Qué acaso no se cuidaban entre ellos?

Ahora tenía más razones para matar a Bad, solo por rabia y desahogo.

Seguiría buscando y esperando a Missa sin importarle cuánto tiempo le tome.

Solo esperaba que no le haya pasado nada malo, porque ahí sí se desconocería así mismo.

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Chapter 9: •Venganza•

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Esa mañana recibió un mensaje de Missa para verse, el cual se le hizo demasiado raro.

¿Por qué desaparecer y ahora actuar como si no lo hubiese preocupado? ¿Cómo si no le importara haberlo dejado al borde del pánico por su desaparición?

Porque estuvo días muriéndose de preocupación, sin saber si le ocurrió algo malo o lo necesitaba, incluso lloró durante las noches después de días de busquedas sin éxito.

Solo por si acaso, se armó más de lo normal, no sabía lo que podría pasar.

Confiaba ciegamente en Missa, no dudaría nunca de él, pero había algo en su mensaje que le dejó un mal sabor de boca desde el principio.

Le avisó a todos que saldría, sacando su comunicador para guiarse por las coordenadas y comenzando a correr allá.

Al parecer tendría que ir a un bosque de roble oscuro, alejado de los tres territorios e inexplorado hasta donde sabía. 

Eso solo hizo que su desconfianza creciera sin quererlo, no quería desconfiar, pero toda esa situación lo estaba haciendo muy difícil. 

Al llegar, se dio cuenta de que estaba anocheciendo, pero una parte del bosque estaba siendo iluminada por antorchas.

Entrecerró los ojos con sospecha bajo su máscara de gas y avanzó, deteniéndose abruptamente a medio camino al ver a Bad ahí parado.

Sabía que era un truco, todo se sentía raro.

Pero luego cayó en cuenta de algo, si Missa no le envió el mensaje y fue Bad, eso solo significaba que...

"¿En qué estabas pensando al meterte con alguien de los Soulfire? ¿Creíste qué no nos dimos cuenta de qué estabas con él en la cueva?" Preguntó con calma, sacando de su bolsillo el comunicador de Missa. "¿Creíste qué nadie se daría cuenta de sus escapes de horas? ¿Qué tus compañeros preguntaran por ti al mismo tiempo qué Missa no estaba?"

Philza se quedó en silencio y frunció el ceño entre gruñidos, observando su media sonrisa al lograr la reacción que esperaba de él.

Era obvio que tarde o temprano los descubrirían, solo no esperaba que fuera tan pronto y por un descuido como ese.

"No le hice nada malo si es lo que te preocupa, Missa es parte de mi equipo y no le haría ningún daño" Guardó nuevamente el comunicador, sacando ahora su espada. "Pero tú no lo eres, eres el lider del equipo enemigo..."

Murmuró aumentando su sonrisa, blandiendo su espada y arrojándose sobre Philza con la clara intención de matarlo.

El rubio sacó su arma de igual forma y se defendió de los ataques, solo escuchándose en el bosque el choque de sus espadas junto a sus gritos de enojo. 

A medida que luchaban, la furia más que nada se reflejaba en los rostros de ambos, con Philza ocultándolo bajo la máscara de gas que siempre usaba.

No era secreto para ninguno que Bad tuviera un gusto raro por Missa, le gustaba asustarlo e intimidarlo, incluso se atrevería a decir que le encantaba verlo llorar, aunque después se disculpara y actuara de forma dulce.

Por eso la rabia que el demonio le tenía, que fuera tan protector y cariñoso con Missa lo ponían celoso.

Los demonios siempre han sido posesivos y obsesivos, al igual que vengativos, si querían algo, harían lo que fuera por conseguirlo aunque estuviera fuera de su alcance.

La sangre comenzó a manchar el suelo entre ellos, con cada golpe y herida enrojeciendo la tierra. 

Finalmente, en un instante de distracción, logró desarmar a Bad y lo arrojó al suelo, lanzando su espada a un lado.

Pero antes de que pudiera apuñalarlo, sintió como su cola se enredaba en su pierna y lo hacía tropezar, ahora siendo Bad el que estaba sobre él con la espada en su mano.

Pronto sintió el filo de la espada atravesando su brazo, haciendo un corte largo que lo hizo gritar de dolor.

"Antes de matarte, quiero que sepas que matar a un líder da muchos puntos por si no lo sabías... Aunque reaparezcas en un rato, tu muerte será muy beneficiosa para nosotros"

Philza frunció el ceño bajo su máscara de gas y observó a Bad sobre él, tambaleándose de dolor por las heridas que logró hacerle y respirando agitado.

Con una enorme y filosa sonrisa en sus labios.

A ese punto, sabía que moriría desangrado si no trataba todas las heridas abiertas que tenía, además del golpe final que le daría el demonio.

Sus alas se agitaron inquietas en su espalda esperando el golpe final que nunca llegó.

Salpicó sangre frente a él, manchando los cristales de su máscara y provocando que su cuerpo se pusiera rígido por la impresión.

En ese momento, se fijó en la expresión impactada de Bad, bajando lentamente su cabeza hacia su pecho donde había una espada atravesándolo.

Miró detrás de él, encontrándose con Missa apretando la espada con una expresión furiosa en su rostro. 

Los ojos de Bad parpadearon incrédulos al ver la figura de Missa a sus espaldas, escupiendo sangre cuando la espada salió de su cuerpo.

"M-Missa..."

"Te lo advertí antes y no me escuchaste..." Murmuró en un tono de voz profundo que ninguno de los dos reconoció, incluso sintieron un escalofrío por lo serio que sonaba. "¡Nunca vuelvas a tocar a mi marido platónico!"

Y con ese grito, volvió a clavar la espada en el cuerpo de Bad, una y otra vez sin detenerse en ningún momento.

Philza se quedó en su lugar, viéndolo impresionado y sintiendo una paz inesperada al ver a su compañero de vida después de días, incluso luchando por él.

Era un sentimiento que le gustaba, Missa se veía muy bien de esa forma, tan salvaje y decidido a protegerlo.

El cuerpo de Bad por fin se desplomó en el suelo y lo que supuso era la notificación de su muerte sonando en su comunicador.

Seguido de eso, todos los mensajes impactados del chat por ser Missa quién lo asesinó, dos miembros de un mismo equipo luchando entre ellos no era normal. 

Todo se quedó en silencio después de eso, solo escuchándose el sonido de la espada aún atravesando el cuerpo inerte de Bad junto a los gruñidos de Missa. 

Como pudo se levantó del suelo, aguantándose el dolor de sus heridas y acercándose rápidamente hacia su marido, agarrándolo por la cintura para intentar alejarlo.

Ya fue demasiado, Bad estaba muerto y Missa parecía fuera de sí con cada puñalada, no quería que enloqueciera como todos en ese infierno.

Missa era lo único que aún lo mantenía cuerdo, no permitiría que él también pasara por esa locura.

Casi inmediatamente Missa comenzó a temblar después de sentir sus manos en su cintura, aún aferrándose a la espada mientras obaervaba el cadáver cubierto de sangre en el suelo.

Su pecho subió y bajó con rapidez, dejando caer su espada al darse cuenta de lo que acaba de hacer...

Mató a Bad, a un miembro de su equipo y la persona más cercana a su líder, todos saben lo que hizo.

Estaba perdido.

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Chapter 10: •Reconfortar•

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Missa entró en pánico, sus manos temblaban intensamente y su respiración era pesada y entrecortada, apenas reaccionando a lo que acababa de hacer.

Sus ojos se mantenían fijos en el cuerpo ensangrentado de Bad, no pensó mucho en lo que haría cuando lo vio atacar a Philza, solo fue un impulso que tuvo por querer protegerlo. 

Aún así, no paraba de pensar en la reacción que tendría su equipo una vez lo tuvieran enfrente, Bad reapareció en su base y todos sabían que él lo mató.

Le dirían que es un traidor y quién sabe lo que le harían una vez Bad les contara como lo asesinó para proteger al líder del equipo rojo, si es que no lo hizo ya a ese punto. 

No pensó en las consecuencias que tendría, solo actuó para salvar lo que más amaba. 

Se dejó caer al suelo aún temblando al ver la barra de su equipo por el suelo, hasta que Philza se acercó con calma, arrodillándose junto a él y acariciando su cabello para intentar calmarlo. 

"Missa, tranquilo... Hiciste lo correcto"

"P-pero maté a un miembro de mi equipo y eso quita muchos puntos al no ser accidental" Cubrió su rostro con sus manos, gimiendo con frustración. "No podremos recuperarnos después de esto hagamos lo que hagamos por el tiempo... Nos van a eliminar"

Philza respiró profundo, era cierto, el equipo Soulfire estaba condenado a ese punto, ni siquiera las misiones los ayudarían a remontar ya que los demás equipos tenían mucha ventaja.

Aunque no haya querido que las cosas pasaran de ese modo, más que nada para cuidar la salud mental de Missa, fue lo mejor que pudo haber pasado.

No paraba de pensar en la reacción que tuvieron todos después de eso, la forma en la que robaban y mataban a los de su equipo, aprovechándose de lo vulnerables que estaban en los inicios.

No pudo evitar que una enorme sonrisa se extendiera por sus labios.

Por fin los Soulfire pagarían por todo.

"No puedo volver con mi equipo después de lo que hice, todos me odiarán..."

Philza reaccionó al oírlo, dejando escapar una suave risa por lo dramático que era. Por supuesto que no volverá con su equipo, no lo dejará solo después de ese conveniente desastre.

Limpió las pequeñas lágrimas que se le habían escapado y besó su mejilla, levantándolo en sus brazos.

Todavía le dolía todo el cuerpo después de su batalla con Bad, pero valía la pena el esfuerzo si así podría tener y levantar a Missa.

Luego se preocuparía por sus heridas.

"Claro que no volverás con ellos, te quedarás conmigo y mi equipo hasta que todo se resuelva... O tal vez no" Lo miró con una sonrisa, entrecerrando los ojos con diversión. "Puede que lo consideren secuestro, pero prefiero tenerte solo para mí~"

Las mejillas de Missa se sonrojaron ligeramente y se aferró a los brazos de su marido para ocultarse, suspirando ya más calmado. 

"Ellos van a querer matarme apenas me vean entrar en su territorio, ¿lo sabes, verdad?"

"No lo creo, tengo un pequeño presentimiento de que ahora estarán encantados de verte"

Besó repetidas veces su mejilla como hace con él, sacándole una carcajada mientras lo llevaba con tranquilidad a su base.

Solo esperaba que cuando esos locos descubrieran que se lo llevó, no intenten invadir su base para recuperarlo. 

O que cuando el contador llegue a cero y eliminen a los Soulfire, que no le pase nada malo a Missa.

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