Chapter Text
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Pasaron diez minutos antes de que pudieran hacer que los alfas aceptaran irse.
Chuuya convenció a Dazai de irse cuando mencionó que debía darle de comer a Satoko pronto. Lo llevaría a la agencia puesto que después recogerían a Fumiya juntos.
Akutagawa sólo debió soltar un leve quejido de dolor para que Atsushi reaccionara. El alfa lo llevaría a casa con Gin y luego se iría a la agencia.
Mientras que Poe y Ranpo fueron a la cafetería porque Edogawa ya tenía hambre.
Ango se fue también en cuanto sus hombres vinieron por él.
Sus hombres aún veían con malos ojos a Dazai, pero no podían hacer nada.
Dazai había salvado el mundo junto con la agencia, así que fueron liberados de todos los cargos como agradecimiento.
La mafia negó su participación. Legalmente, sólo la agencia se encargó del asunto.
Hay que cuidar las apariencias, dijo Chuuya encogiéndose de hombros cuando Dazai preguntó sobre la respuesta de Mori.
Cuando llegaron a la agencia, todos preguntaron sobre Fumiya, diciendo lo ansiosos que estaban por no haber estado ahí.
Tanizaki hasta le había comprado un regalo por su primer día. Era un chico dulce y no pareció afectado por la misión que le había asignado Mori, así que asumieron que sólo fue para recolectar información. Aunque volvió con un pómulo morado, pero el mismo chico dijo que fue por una pelea que él ganó.
Nakahara sólo podía pensar en lo consentido que tenían a Fumiya en la agencia.
Vieron con distancia a la pequeña bebé en el pecho de Dazai, durmiendo cómoda en la tela elástica que la mantenía ahí. Kyouka, Kenji y Sigma veían con ilusión a la pequeña, con mejillas rojas y ojos brillantes. Los hermanos Tanizaki y Yo sano saludaban con la mano a la bebé, mientras que Kunikida y Fukuzawa sólo sintieron al verla.
Kunikida se aseguró de poner una silla acolchada cerca del escritorio de Dazai para Chuuya, quien se sentó mientras el castaño le pasaba a la bebé. La pequeña ya comenzaba a quejarse por el hambre.
La tomó entre sus brazos, susurrando para calmarla, mientras Dazai le pedía a Atsushi, quien había llegado apenas, un cojín de la Sala de descanso.
Pero ahí estaba el primer problema.
Satoko rechazó el lado derecho.
— Vamos, corderita… —se quejó suavemente Chuuya al verla fruncir su pequeña nariz.
Pasó su mano por su frente al mismo tiempo que Dazai se volteaba hacia él.
— ¿Qué le ocurre? —Ranpo apareció detrás de Kunikida junto a Poe.
— Satoko no quiere el pecho derecho —respondió Dazai tocando la cabecita de la bebé.
— Y es un problema porque me duele —Chuuya miró al otro omega—, el derecho está lleno de leche y el izquierdo ya no puede más —se quejó.
— Veo mi futuro… —murmuró Ranpo abriendo los ojos con pánico.
Poe rió y se acercó a ellos.
— ¿Saben? —comenzó— mi hermano y su esposa tenían el mismo problema, mi sobrina Virginia no quería tomar el lado derecho y usaron el ronroneo cada vez que ella debía comer, a la larga tomaba el pecho sin problemas.
Dazai lo miró con las cejas alzadas.
— Claro —volteó a ver a su hija—, condicionamiento.
— ¿La porquería que hiciste con Miya? —Chuuya lo miró mal.
— Exacto —ignoró la mirada—, necesita un reforzamiento positivo, para que se sienta cómoda tomando el lado derecho también…
El ronroneo era perfecto.
— Ya vine —Atsushi apareció con un cojín.
— Gracias hombre tigre —suspiró Chuuya—, olvidamos la almohada para amamantar en casa…
— ¿Es muy necesaria para darle de comer? —preguntó el chico pasándole el cojín a Dazai.
— Es más cómodo para tenerla acostada —respondió el pelirrojo—, tener por media hora a una bebé de dos kilos es agotador…
Atsushi pensó.
Si Chuuya que es extremadamente fuerte no podía con el peso de la bebé, para Akutagawa va a ser más difícil. No es especialmente fuerte, considerando que usa a rashomon casi para todo, así que sus brazos no serán muy fuertes para sostener a su bebé.
Probablemente usaría a rashomon para sostenerla.
Aún así, considerará en comprar una para Ryounosuke.
— Mucho mejor —soltó Chuuya cuando tuvo el cojín debajo de sus brazos, recostando a Satoko en él.
Entonces comenzó a ronronear para su bebé acercándola a su pecho.
Satoko, como siempre, buscó su comida por instinto, abrió su boca y comenzó a comer. Dazai sonrió y se volteó para seguir con su papeleo.
— ¡Gah! —se quejó la bebé soltando el pecho.
— Agh, vamos —Chuuya frunció el ceño.
Dazai volteó a verlos.
— ¿Ahora, qué? —preguntó viendo a la bebé removerse.
— Creo que quiere que estés cerca —dijo Ranpo—, deberías ronronear junto a Chuuya.
Entonces Dazai se acercó y, junto a Chuuya, comenzó a ronronear, mientras el omega volvía a acercar a Satoko a su pecho. La bebé volvió a tomarlo y se alimentó. Osamu puso su mano sobre la pequeña Satoko y ella de inmediato agarró uno de sus dedos.
Cuando Dazai se separó, la pequeña no lloró y tampoco lo hizo cuando sus dos padres dejaron de ronronear. La miraron comer con una sonrisa.
Atsushi se alejó sonriendo, mientras que Kunikida miraba con ternura a la bebé en brazos de Chuuya.
— De verdad tiene suerte de no parecerse a su padre —soltó el rubio volviendo a su papeleo.
Chuuya rió.
— Tiene mis ojos —dijo Dazai con burla.
— Y esperemos sólo eso —continuó Chuuya—, hasta ahora se ha comportado como toda una princesita.
El alfa puso los ojos en blanco, para luego voltearse hacia la computadora para seguir con el documento.
Durante veinticinco minutos, Satoko comió sin problemas, hasta que tuvo el estómago lleno, Chuuya caminó por la oficina golpeando la espalda de la bebé para quitar los gases. Pronto la cachorra cayó dormida en los brazos de su madre y Chuuya sólo se limitó a estar sentado en silencio a un lado de Dazai.
— Ugh —Chuuya se quejó después de un rato, haciendo que el alfa reaccionara.
— Damela, la sostendré —extendió sus brazos, Chuuya de inmediato se la dio.
Satoko se acomodó aún dormida en los brazos de su padre. Dazai escribió con una sola mano, teniendo especial cuidado de no moverse mucho para no despertarla.
— Iré por nuestros almuerzos al auto —Chuuya se levantó y se estiró para luego salir de las oficinas.
Kunikida miró de reojo a Dazai con una sonrisa.
— Veo que todo ha ido bien… —comenzó.
— Sí, sus exámenes salieron bien y en dos meses más debe obtener su segunda vacuna —dijo—, ambos tienen sus vacunas al día.
— Me refería a Chuuya.
Dazai detuvo sus dedos sobre el teclado.
— Oh sí —siguió escribiendo—, ahora tengo un cocinero personal —sonrió.
El rubio bufó.
Su compañero no dirá nada sobre sus sentimientos, ni ahora y probablemente nunca.
Entonces se tomaron un descanso para comer.
Atsushi miraba con curiosidad y confusión como Dazai y Chuuya comían con calma hablando sobre el dormitorio de la niña, el alfa mecía a la niña, mientras el omega le daba de comer de un bento compartido que había hecho para ambos. A veces reían sobre algo y Chuuya trataba de ocultar su sonrisa detrás de su mano.
El hombre tigre volteaba hacia Kunikida buscando alguna respuesta, pero el rubio sólo se encogía de hombros y bebía su café.
También notaron que estaban constantemente viendo el reloj, contando los minutos para tener que ir por Fumiya.
Muchos estaban así, han conocido al pequeño por tanto tiempo que no podían evitar estar neuróticos por el pequeño.
Cuándo fue la hora, Dazai y Chuuya salieron corriendo de la agencia.
Poe, que estaba casi todos los días en la agencia, volteó hacia Ranpo.
— My dear, necesito preguntarte algo —tomó la mano de su omega.
— ¿Es sobre Dazai y Chuuya?
— Sí… —asintió— me dijiste que no estaban saliendo y Dazai respalda eso, pero…
— ¿Pero actúan como una pareja? —rió— no lo sé, su relación es complicada, siempre lo ha sido, pero la verdad es que ni siquiera yo entiendo qué ocurre con ellos —Ranpo suspiró y se acomodó en su asiento—. Pero, si soy sincero, me alegra que ambos convivan, Miya está muy feliz con ellos juntos y parece que su relación va viento en popa —aplaudió feliz.
No obstante su sonrisa cayó por un segundo.
— ¿Piensas en algo más?
Ranpo frunció un poco el ceño.
— Dazai a veces… —miró la puerta por dónde había salido el castaño— a veces es bueno cambiando mis deducciones…
Su alfa lo miró extrañado.
¿Alguien capaz de poner a prueba las deducciones de Ranpo? Eso sí que era tenebroso, era una suerte que Dazai fuera un aliado y no un enemigo.
Diez minutos después, Fumiya cruzó la puerta con unas cuantas hojas de papel en una de sus manos.
— ¡Hola, hola! —habló emocionado el pequeño— ¡Hice dibujos! —levantó su mano llena de papeles con dibujos de colores.
El niño los repartió y todos recibieron uno, Fumiya hasta había hecho un dibujo para Karl.
Los dibujos mayormente eran de Fumiya tomando la mano de cada uno. Por supuesto, dibujó a su familia, Dazai guardó ese dibujo.
Finalmente, fue con Sigma. Le hizo un lindo dibujo de un corazón gigante.
El omega se conmovió y abrazó al pequeño haciendo que Fumiya se pusiera rojo de vergüenza.
Dazai detuvo a Chuuya tomándolo del brazo, porque Nakahara estuvo a punto de golpear a Sigma.
Antes no hubiese reaccionado así, pero ahora estaba muy sensible gracias a las hormonas post embarazo, así que estaba muy celoso.
Entonces la pequeña familia se fue a casa, con Satoko en los brazos de su madre y Fumiya sobre los hombros de su padre.
Se pusieron los cinturones de seguridad después de dejar a los niños en sus sillas de seguridad.
— ¿Hoy fue divertido, ovejita? —Dazai habló a medio camino, miró por el espejo retrovisor encontrándose con sus dos hijos dormidos— Chuuya… —llamó.
El omega miró por el espejo, rió en cuanto los vio.
— Probablemente no durmió con lo emocionado que estaba —dijo Dazai mirando por la ventana.
— Parece haber tenido un gran día —siguió Chuuya conduciendo.
— Su uniforme está lleno de tierra, probablemente corrió como loco —rió el alfa.
— Con Tsunao, no lo dudo.
— Gastó todas sus energías, dormirá hasta tarde —puso sus manos detrás de su nuca cerrando los ojos—. Así sólo tendremos que dejarlo en su cama y lidiar con uno de nuestros bebés.
— ¿Qué? no, debe bañarse y luego dormirá.
— Sólo quitemosle el uniforme y que duerma…
— Llenará su cama con tierra.
— Entonces que duerma en el sillón —se encogió de hombros.
— ¿Y si está incómodo?
— Durmió conmigo por cuatro años en un futón pequeño en el suelo, estará bien… —abrió uno de sus ojos para ver al pelirrojo.
— Bien —no se veía convencido—, pero asegurate de que no se caiga.
— Hecho.
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Lo primero que hacía Ranpo al llegar a la mansión de Poe, era sentarse en aquel sillón cómodo en la habitación de su hija. Se queda ahí, tocando su panza y tarareando.
Estaba realmente cómodo en la habitación de su hija, no era extraño, el dormitorio que más olía a feromonas paternidad. Casi siempre traía ropa de Poe con él, así que sus olores estuvieron combinados dentro.
Ahí estaba a salvo y pronto sería ocupada por su cachorra. Eso hacía nacer un calor agradable en su pecho.
— ¿Sigues aquí? —Poe entró— ¿Tienes hambre, Darling?
— Se me antoja un ramune —lo miró y de inmediato el alfa sacó una de su espalda. Ranpo rió feliz y tomó la bebida— ¡Oh Edgar, eres tan eficiente!
Poe rió sentándose en la silla de madera frente al sillón.
— Este dormitorio es hermoso… —comenzó Ranpo abriendo la bebida— es perfecta para nuestra bebé…
— Sí… —Poe tomó su mano, mirando la habitación decorada.
Sin querer, el alfa recordó aquel día.
Cuando Ranpo vino pidiendo ayuda para salvar a Fukuzawa. Se quedaron mucho esperando a que Chuuya saliera del libro.
Preparó un arma, Ranpo le dijo que eso no funcionaría, que Chuuya pararía las balas fácilmente. La conservó esperando ganar tiempo, por lo menos para salvar a Edogawa.
Para sorpresa de Edgar, Chuuya dijo unas cuantas palabras y se fue.
Ranpo se quedó a dormir esa noche, le tenía un dormitorio para él solo, para que durmiera cómodo.
En medio de la noche, Ranpo abrió la puerta, caminando por la oscuridad hacia su cama. Por supuesto, estaba despierto, para él era imposible dormir si tenía al omega en su mansión.
Sólo pensaba en su olor a bizcocho vainilla y caramelo. Su respiración se detenía tan sólo en pensar en que Ranpo dormía al otro lado del pasillo.
Estaba demasiado vulnerable, sensible por el estado de Fukuzawa y el hecho de que llorara por su padre hizo que Poe se pusiera paranoico. Quería resguardarlo, estar ahí para asegurarse de que nada ni nadie viniera a dañarlo.
Pero ahí estaba, caminando en medio de la oscuridad hacia su cama.
Karl se removió de inmediato, viendo expectante a Ranpo. El omega se sentó en el lado vacío de la cama y acarició la cabecita del animal con cariño.
El animalito soltó un sonido feliz y bajó de la cama. Tenía una pequeña puerta de perro en su habitación, ya que Karl acostumbraba a salir y entrar durante la noche.
Ranpo entró a la cama, con mucho cuidado, se acomodó y volteó hacia él. Poe, por supuesto, sólo se limitaba a contener la respiración.
— Puedo sentir tu mirada… —murmuró Ranpo— puedo sentir cuando me miras…
— Lo-Lo siento… —habló nervioso, volteando hacia él.
— No me molesta.
— Oh…
Se quedaron en silencio, mirando la silueta del otro en la oscuridad.
— Poe… —llamó con voz suave.
— ¿Sí?
— Tú… —sus manos se arrastraron por debajo de las sábanas, casi tocando el torso del alfa— ¿Tú sientes mariposas cuando me ves…?
¿Mariposas?
Poe sentía un maldito enjambre de abejas cada vez que lo veía.
Su cuerpo vibraba de emoción cada vez que Ranpo aparecía frente a él, todo su cuerpo se calentaba, su corazón bombeaba sangre como loco y toda la dopamina se liberaba.
Alzó una ceja.
Ranpo se escuchaba extrañamente tímido.
— ¿Ranpo, estás bien? —se acercó al omega, poniendo su cuerpo sobre el más pequeño para prender la luz y verlo. Cuando bajó la mirada, encontró el rostro rojo de Edogawa— ¡Lo siento! ¡Yo no quería…!
Ambos se sentaron alterados en la cama, mirándose, rojos como un par de tomates.
Se mantuvieron en silencio hasta que Ranpo decidió hablar, con voz suave por la timidez.
— Yo sí…
— ¿Tú sí…?
— Yo sí siento mariposas cuando estoy contigo… —toco su vientre— justo aquí…
Poe inhaló profundamente al ver su mano sobre el estómago.
— Le pregunté a Chuuya lo que significaba —se encogió, sus mejillas cada vez más rojas—, dijo que fue lo que sintió cuando estaba con Dazai… que así se sintió cuando… cuando supo que era su alfa…
Se quedaron en silencio unos breves segundos.
— Cuando vine a ti pidiendo ayuda, no dudaste en darme lo que te pedí… —habló Ranpo abriendo sus ojos— quisiera pedirte algo más…
— Sí, por supuesto…
Ranpo se acercó, metiéndose en el espacio personal de Poe, casi tocando sus narices.
— Quiero que seas mi alfa… —tocó la mano de Poe— por favor…
Antes de poder reaccionar, Edgar ya estaba sobre Ranpo besando sus labios.
El omega jadeó rodeando el cuello de Poe, cayendo hacia atrás gracias al peso de alfa sobre él. Edgar se metió entre sus piernas casi de inmediato, lamiendo y succionando los labios rosados del omega.
Ranpo se quejaba, no podía seguirle el ritmo al beso, le quitaba el aliento, pero aun así tomaba el pijama de Poe acercándolo desesperadamente a su cuerpo.
Las manos grandes del alfa bajaron por su cuerpo hasta sus muslos, apretando la carne.
Tomó la orilla del pantalón de Ranpo, pero el omega se separó bruscamente.
— ¿Qué pasa?
— ¡No podía respirar! —chilló con el rostro ruborizado.
— Oh, dear… —acarició sus cabellos— pudiste respirar por la nariz…
Ranpo parpadeó.
— Es que… —respiró— fue muy rápido…
Poe rió y se acercó nuevamente para besarlo con más suavidad. Sonrió cuando escuchó el sonido del suspiro de Ranpo, su cuerpo se relajó debajo de él.
Se frotó contra él y todo su cuerpo vibró cuando escuchó los dulces gemidos de Ranpo.
Tal vez fue el hecho de que Edgar estuvo literalmente años obsesionado con Ranpo o que Ranpo estaba tan hambriento de tacto, pero ninguno de los dos se contuvo esa noche.
Ranpo se quejó varios días de la piel irritada entre sus muslos y tuvo que ir con Yosano para tapar los chupones en su cuello. Mientras que Poe se escondió varios días porque Ranpo le había dado una buena mordida en el cuello durante su primer orgasmo.
Teniendo eso en cuenta, fue raro para Poe no pensar en un posible embarazo.
Era demasiado obvio.
Meses ya han pasado y ahí estaba Ranpo, llevando a su hija en su vientre.
Se casarían una vez que haya nacido y tendrían dos bodas.
Un matrimonio tradicional japonés dónde se permitirían niños, para que Fumiya, Satoko y la bebé de Atsushi fueran. Mientras que después tendrían un matrimonio más occidental con fiesta y alcohol, contratarían un servicio de niñeras y dejarían a los niños con ellas.
Espera que eso funcione, Chuuya y Dazai demostraron ser muy aprensivos con la pequeña Satoko.
Siguen siéndolo con Fumiya.
Suspiró.
Probablemente él sea igual cuando nazca Leonore.
Casi se vuelve loco cuando Fumiya entró al preescolar y volteó unas cuantas veces hacia ellos mirándolos con esos despampanantes ojos azules.
Pobre cachorrito…
Pudo respirar tranquilo cuando el niño llegó feliz, regalando dibujos a todos.
Le dio un dibujo de él tomando la mano de Poe y Ranpo.
Fue adorable.
Ese dibujo será enmarcado y puesto en su escritorio.
— ¿En qué piensas? —Ranpo le sonrió.
Poe sonrió de vuelta.
— En la boda, ya deberíamos estar preparando todo —dijo acomodándose en la silla.
— Oww, qué aburrido —se quejó Ranpo tomando lo último de ramune—, la verdad es que no tengo muchas ganas de conocer a tu padre.
— William dijo que se encargará de él —le quitó importancia—, no hablamos mucho y dudo que nos dirija la palabra después de saludarnos.
— Bien…
— Mi hermano se disculpa de antemano por no venir para el parto, pero estará en ambas bodas.
— Agh, no me importa que venga al parto, estaré cansado con una bebé recién nacida, no querré ver a nadie.
Poe rió.
— Entonces deberíamos elegir las cosas para el bolso para la bebé —se levantó—, no queremos que la pequeña Leonore nos pille desprevenidos —le extendió la mano.
— ¡Aburrido! —se quejó, pero tomó la mano de Poe para levantarse e ir al armario con la ropa de la bebé.
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Akutagawa miró con una sonrisa el dibujo entre sus manos. Fumiya había hecho un dibujo de ellos tomados de la mano con rashomon dando vuelta a su alrededor.
— Mira el que me hizo a mí —habló Atsushi mostrando su dibujo. A diferencia del suyo, su dibujo era de Fumiya montando la forma de tigre totalmente convertido de Atsushi—, no soy así de cachetón, ¿o sí?
El dibujo en cuestión tenía al tigre sí, pero tenía mejillas grandes y regordetas. Ryounosuke casi suelta una carcajada al verlo.
— No lo eres, aunque… —tomó las mejillas de Atsushi, estirandolas con algo de crueldad— ahora sí…
— Agh, me duele… —se quejó tomando las muñecas delgadas de Akutagawa. Ante esas palabras, el omega las estiró más riendo malvadamente— ¡Ryou…!
Akutagawa se carcajeó ahora moviendo el rostro de Atsushi de un lado a otro. Le gustaba que el alfa se dejara molestar como si nada. Se detuvo, tomó las mejillas en sus palmas y le dio un pequeña beso en los labios.
— Mi dibujo es más lindo que el tuyo —dijo Akutagawa soltandolo por fin, para voltearse y dejar el dibujo dentro de la mesita de noche.
Atsushi también guardó su dibujo y se recostó a un lado de Akutagawa.
— Debemos ir a comprar el bolso y la ropa… —comenzó el hombre tigre, acomodándose de lado.
— Pañales, mantas, muda de ropa… —el omega contó con los dedos. Atsushi se acercó para abrazarlo, poniendo su mano sobre el vientre hinchado— ¿Qué más?
— Mmm… —el hombre tigre pensó— también deberíamos llevar una muda de ropa para ti y algo de crema y toallas húmedas, ya sabes, para limpiarla.
— Bueno, veamos eso el fin de semana, ahora no quiero salir —se acomodó para meter su rostro en el cuello de Atsushi.
Nakajima lo abrazó, mirando el techo, dejando que Akutagawa tomara su siesta como todas las tardes, podía sentir el peso de la bebé sobre su estómago.
Pensaba en su situación actual.
Era surreal, este omega a su lado intentó matarlo varias veces, le quitó una pierna, se hirieron gravemente el uno al otro.
Pero era la persona en la que más confiaba en el mundo. Era extraño, es como si pudiera leer los pensamientos de Ryounosuke con tan sólo mirar sus ojos grises que eran extrañamente expresivos cuando lo miraban.
Después de la batalla contra Fyodor, Akutagawa se le acercó con demasiada rapidez, creyó que iba a golpearlo, pero se sorprendió cuando Ryounosuke se le abrazó.
— No vuelvas a hacer eso… —murmuró Akutagawa en su cuello— no vuelvas a sacrificarte así…
El hombre tigre rodeó el delgado cuerpo con sus brazos de tigre, haciendo que el cuerpo se viera aún más pequeño.
— Eso debería decirte yo a ti… —se separó levemente para mirar el rostro de Akutagawa— sacrificarte así sin pensarlo… ¿En qué estabas pensando?
Los labios de Akutagawa se fruncieron.
— En tí… —tocó la mejilla del alfa.
Atsushi sintió como su corazón se agrandaba.
Desde ese momento, Atsushi no se ha separado de Akutagawa.
Lo acompañó todos los días en el hospital, no necesitó ser curado puesto que el tigre hizo lo suyo una vez terminada la batalla, pero Akutagawa estaba débil y el vampirismo desaparecía con el correr de los minutos, por lo que la regeneración ya no estaba causando efecto en el cuerpo del omega.
Tenía algunas costillas rotas, hematomas y cortes, debía descansar e hidratarse con suero intravenoso.
Atsushi dormía a su lado en la camilla ya que Akutagawa estaba incómodo sin nadie a su lado. Le dijo que, estando herido, siempre se recostaba con su hermana. Eso lo hacía sentir más protegido y menos neurótico, teniéndola cerca se aseguraba de que no estuviera en peligro.
A su cabeza también volvieron los recuerdos de aquella noche que pasaron juntos. Fue apenas una vez, Atsushi salió de ahí corriendo en cuanto Ryounosuke se durmió, agotado por el esfuerzo que había hecho incentivado por su celo.
Esa noche Ryounosuke lo besó con hambre y lo abrazó con rashomon para que no se escapara.
Atsushi agradecía por la regeneración del tigre, Akutagawa le había hecho horribles rasguños en su espalda y hombros, lo mordió muchísimo también. No obstante tardaron más de lo normal en curarse, como si Byakko quisiera conservar todas esas heridas.
Debía admitir que extrañaba estar íntimamente con Ryounosuke, especialmente ahora que sus sentimientos estaban claros y aceptados.
No hubo oportunidad claro, el embarazo de Akutagawa era de alto riesgo.
Pero podía conformarse sólo con tener a su omega cerca de él.
Finalmente sonrió y se acomodó, liberando su aroma para relajar a Akutagawa, lo cual funcionó perfectamente, puesto que el omega suspiró relajado.
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Ango veía a su pequeño dormir en el sillón de su oficina.
El pequeño Tsunao había entrado a su oficina en pijama, con su manta y su oso de peluche, medio dormido y se recostó en su sillón para dormir.
Rió al ver que su hijo se durmió boca abajo casi de inmediato, dio unas cuantas patadas entre el sueño y Ango no pudo evitar pensar en Oda.
El alfa también pateaba entre sueños.
Recuerda que más de una vez se despertó porque Oda daba una leve patada mientras dormía. Ango le daba un golpe en la cabeza cada vez que el alfa lo pateaba.
A veces lo despertaba y terminaban los dos riendo en la cama, jugando.
Suspiró mirando a su hijo dormir.
Midió cincuenta centímetros cuando nació y se veía tan pequeño en los brazos de Oda, moviéndose y tomando el dedo de su padre.
— Es tan pequeño… —dijo Oda meciendo al bebé— no puedo esperar para presentarlo a los demás niños, estarán tan felices de tener un hermanito menor —sonrió.
Ango sonrió de vuelta, conmovido por la felicidad de su alfa.
A ambos se les rompió el corazón cuando tomaron la decisión de mandarlo con los padres de Ango. Trabajan para la mafia, Tsunao corría peligro.
Por supuesto, Ango ocultó el hecho de que quería alejarlo de Mori para cuando se enterara de que era un espía de la división especial sobrenatural. Sabía que ese hombre era capaz de cobrárselas con un niño.
Para su mala suerte, no se equivocó.
Cuando se enteró de lo que había pasado con los niños de Oda.
Y tal vez Ango no era tan inteligente como Dazai, pero no fue difícil comprender qué Mori había provocado todo eso. Que había hecho todo eso para deshacerse de Oda porque estaba volviendo blando a su mejor pieza de ajedrez.
Estaba haciendo que Dazai se volviera más humano.
Los niños explotaron dentro de una camioneta.
Por años pensó que ese pudo haber sido Tsunao.
Pero su hijo estaba a salvo ahora, era amigo de Fumiya, como Oda fue amigo de Dazai.
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Dazai respiró tranquilo cuando Fumiya le contó con ilusión lo divertido que fue el preescolar y que jugó a perseguirse con todo su grupo.
Era un alivio saber que este niño estaba actuando como un ser normal y no provocó una pelea de guerrillas.
Después de la cena, tanto Fumiya como Satoko cayeron dormidos. Su muchacho estaba agotado y la bebé caía dormida como roca cuando Chuuya le daba más leche de la necesaria.
Ambos subieron al techo y se sentaron para beber mimosa sin alcohol para celebrar que el primer día de Fumiya fue bien.
— Sabía que se iba a adaptar bien, es carismático e inteligente —dijo Chuuya bebiendo mimosa en una copa.
Dazai asintió sirviéndose del brebaje en su propia copia.
— ¿Sabes? —rió el omega— pensé que habías muerto.
— ¿En la cárcel?
— No —sonrió—, cuando abandonaste la mafia.
— ¿Por qué creíste eso? —bebió mimosa.
— No lo sé… —rió, aunque en sus ojos podía ver un toque de nostalgia— en mi mente, simplemente, no me abandonarías… era más probable, en mi mente, que tu ausencia se debía a que tuviste éxito con tu suicidio…
Osamu lo miró esperando a que siguiera hablando.
— Eso me alivió y me hizo feliz…
El alfa rió.
— ¿Porque te habías deshecho de mí por fin? —dijo con burla.
Su sonrisa cayó cuando Chuuya lo miró con una expresión suave.
— Porque podías descansar y estar con tu amigo…
No pudo hablar.
Le era imposible.
No podía formular una respuesta a eso.
— Por supuesto, pensaba que lo habías hecho también porque Fumiya había, je, “muerto” —hizo comillas con una de sus manos.
— Sí, claro…
Ambos se quedaron callados por unos minutos.
— Quiero hacerte una pregunta —Chuuya volteó hacia él.
— Pregunta —lo incentivó, volteando y bebiendo mimosa.
— Tú… —carraspeó— tú pudiste elegirme.
Dazai frunció el ceño.
— ¿A qué te refieres… ?
— Tú no eres el único que tiene madera para ser el jefe de la Port mafia… —dijo serio— cuando ocurrió el asunto del canibalismo, muchos me pidieron ser el reemplazo de Mori, si Ranpo no me hubiese encerrado, lo hubiera hecho.
El alfa suspiró.
Sin duda Chuuya tenía la confianza de toda la mafia y era un líder natural, pero había un detalle que empequeñecía esos detalles.
— No querías…
— ¿Qué?
— Eres un líder natural, las personas confían en ti, si tomaras el lugar de Mori nadie se enojaría y te seguirían sin dudar… —bebió mimosa— nuestros cachorros hubiesen estado a salvo si fueses el jefe de la Port mafia, pero…
Chuuya lo miró con expectación.
— Pero tú no quieres eso —suspiró—, te pidieron ser el reemplazo de Mori, eso no lo dudo, pero no respondiste de inmediato, ¿me equivoco?
El omega negó.
— Necesitaba pensarlo, era una decisión demasiado importante…
— Pero necesitabas actuar con rapidez, esa duda que sentiste es porque no quieres —le tomó la mano.
— Yo…
— Tuviste una mala experiencia con las Ovejas, Chuuya —siguió—. No te descarté porque no fueras apto, te descarté porque no querías hacerlo… —tragó saliva— yo no podía exponerte así, ya no más… prefería hundirme en la oscuridad en la Port mafia, antes de verte infeliz otra vez, yo…
— Ya cállate, Osamu…
— No, yo no quiero…
— Basta —puso su mano sobre la boca del alfa.
El alfa no siguió insistiendo, viendo los ojos tristes de Chuuya.
El pelirrojo lo abrazó, ocultando su rostro en su cuello.
— Gracias… —murmuró el omega.
Lo rodeó con sus brazos, acercándolo.
— Quiero que sepas… —habló Osamu de repente— que si llegase a dejarte es porque habré muerto, no por otra razón…
Pero Chuuya se separó y se mostró angustiado por esas palabras.
— No mueras…
Eso provocó ternura en Dazai.
— No lo haré… —le sonrió.
Entonces Chuuya unió sus labios.
Se besaron con lentitud, tomándose su tiempo para saborear la esencia del otro, gimiendo con el delicioso sabor de su pareja en su boca.
Dazai lo rodeó, sus brazos podían cruzar su pequeño cuerpo con facilidad. Ladeó su cabeza y abrió su boca, provocando un delicioso gemido de Chuuya.
El omega se arrodilló entre las piernas de Dazai, tomando la mandíbula del alfa, acariciando las mejillas con sus pulgares.
Con lentitud, las manos de Dazai bajaron por la espalda, acariciando la cintura hasta que llegó a los glúteos. Tocó con algo de delicadeza, esperando una reacción negativa.
Pero Chuuya no pareció molestarle el toque, así que las manos de Dazai tocaron con crueldad sus nalgas.
— Samu… —jadeó.
Dazai gruñó y tomó los muslos de Chuuya para recostarlo sobre el cemento frío, separó las piernas con una mano, posicionándose entre ellas y lo besó con intensidad.
El omega lo tomó por el cuello, metiendo sus dedos en los rizos de la nuca del alfa, sacándole un suspiró satisfecho.
Dio un leve movimiento de cadera hacia Chuuya haciendo que el omega soltara el beso y dejara caer su cabeza hacia atrás, suspirando entrecortadamente.
— Samu…
— Me gusta cuando estás debajo de mí… —sonrió bajando su rostro para besar la garganta pálida del omega.
Chuuya sonrió, mordiéndose el labio.
— ¡Buaaa!
Eso los detuvo, desconcertándolos totalmente.
Desde el monitor de bebé podían escuchar el llanto de la pequeña Satoko.
Se miraron y rieron.
— Hay que ir… —dijo Chuuya aun recostado en el cemento.
— Sí… —le dio un último beso.
— No creas que te has escapado de la cena con Verlaine.
Dazai se quejó ayudando a Chuuya a levantarse.
La pequeña Satoko necesitaba un cambio de pañal, así que en cuanto estuvo limpia, volvió a dormir en la cama de Chuuya porque si, Dazai aún no había armado la cuna.
Además, Osamu seguía durmiendo en el sillón a un lado de la cama del omega.
Chuuya entró a su nido junto a su bebé y Dazai se recostó en el sillón.
En algún momento de la madrugada, Dazai sintió presión sobre su cuerpo.
Cuando abrió los ojos, encontró a Chuuya sobre su regazo con Satoko envuelta en su manta y entre los brazos de su madre, mientras que Fumiya estaba sentado en los muslos de Chuuya, apoyado contra su pecho.
Todos dormían plácidamente sobre él.
Chuuya debió tomar a Fumiya durante la noche y se sentaron sobre él.
Sonrió y rodeó a su pequeña familia contra ellos, sintiendo el olor a maternidad y cachorros.
Ojalá pudiera quedarse así para siempre.