Chapter 1: ¿En verdad se parecen?
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"Está pasando de nuevo" pensó más allá de enojada, fastidiada, observando cómo corría detrás de aquella chica desconocida que por supuesto, al igual que todas, le respondía con una bien merecida bofetada. Lum se preguntaba en varias ocasiones cuál era el sentido de hacer aquello si de todas maneras nunca era correspondido.
Su naturaleza de oni, de invasora, pero especialmente de princesa de un gran imperio espacial, le hacía especialmente difícil soportar las infidelidades de su estúpido novio; al principio, esto la hacía literalmente rozar en los bordes de la locura. Tan poco acostumbrada al rechazo, tan poco acostumbrada a migajas, tan poco acostumbrada a ser siempre insuficiente.
¿Por qué quedarse? se preguntó más de una vez con la honestidad bruta que sólo ella podía ofrecerse "Porque lo amo" esa siempre era su respuesta ¿Las razones tras de ello? tan inexplicables como avasalladoras al punto en que se preguntó si había una parte lógica detrás del caudal de emociones que Ataru le provocaba y que la mantenía constantemente en un inútil enamoramiento.
"Vergonzoso" pensó la oni sentada sobre la arena mirando a Ataru ser golpeado ahora por una Shinobu enfurecida, sin embargo, en realidad no estaba describiendo al chico del que estaba enamorada sino a sí misma y su constante incapacidad por tomar decisiones de autocuidado.
Aún reflexiva abrazó sus piernas y apoyo su rostro en sus rodillas mientras se preguntaba por qué había venido aquí, a otro espacio más donde sabía que siempre iba a salir humillada. La playa, repleta de mujeres en paños menores, de calor y de bebidas alcohólicas.
"Claro, Shutaro nos invitó a Shinobu, a Sakura y a mi y por supuesto que eso incluía a Cherry y a Ataru" Lum se preguntó el por qué Shutaro no se resignaba a simplemente también invitar a los dos hombres más glotones de Tomobiki de igual forma si sabía que ellos asistirían.
La chica volteó a ver a Sakura tomando el sol junto a ella, como siempre, hermosa, inalcanzable y sabia "Ella es toda una mujer" pensó admirada de quien fuera no solamente su tutora sino una especie de amiga mayor a la cual pedir consejos, es por eso que se animó a hacer una pregunta que venía rondándole en la mente desde hacía algún tiempo.
-Sakura ¿qué es el amor?
-¿Por qué lo preguntas?
-Porque tú pareces tener una relación muy sana con tu prometido, ni mis padres ni los de Darling pueden calificar como una pareja de adultos estables, únicamente quiero conocer el punto de vista de alguien mayor y experimentado respecto a esto.
-OYEME, NO SOY TAN MAYOR- gritó Sakura enfurecida mientras se sentía de pronto un tanto inadecuada por vacacionar con adolescentes a los que le llevaba 10 años.
Lum no respondió y se mantuvo en espera de una respuesta.
Sakura carraspeó la garganta mientras se sonrojaba ligeramente, aunque era una mujer adulta esto no quería decir que no sintiera vergüenza por platicar sobre ese tipo de temas, especialmente con una chica que se le acercaba a pedir consejo.
-El amor es un sentimiento fuerte que sientes hacia una persona que te hace sentir segura, en paz y tranquila.
Lum entrecerró los ojos con la pequeña respuesta de Sacura
-¿Es todo?- preguntó sorprendida
Sakura cayó de espaldad
-¿CÓMO QUE SI ES TODO? ¿QUÉ ESTABAS ESPERANDO?
-No lo sé- respondió Lum compungida- quizás algo más ¿intenso?
-Ese es el error de ustedes jovencitas- mustió mientras ponía inconscientemente una pose genial de mujer mayor- mientras sus cerebros adolescentes sigan buscando un amor de telenovela nunca podrán ser amadas como verdaderamente necesitan
"Un amor de telenovela" Lum no sabía cómo era eso pero antes de que pudiera preguntar al respecto Sakura le extendió aproximadamente 10 libros que no supo de dónde había sacado.
-Todos estos libros son de autoestima, amor propio y deconstrucción de amor romántico- anunció de forma simple- léelos y encontrarás las respuestas que estás buscando.
Lum, bastante confundida pero agradecida se dispuso a sacar de la parte superior de su bikini un artefacto que le permitía empequeñecer cualquier cosa para guardarlo ahí.
"Con que segura, en paz y tranquila eh" Decepcionada volvió a dirigir su atención hacia Ataru que en esta ocasión se encontraba deteniendo la espada de Shutaro por alguna razón desconocida pero seguramente relacionada con ella. Lum sonrió pues le parecía tierno que Shutaro defendiera constantemente su honor frente a Ataru aunque ella realmente no se lo había pedido.
"Segura, en paz, tranquila" Las palabras quedaron clavadas en su mente tratando de remembrar momentos en que se hubiera sentido de esa manera en su relación con Ataru encontrando que en realidad eran muy pocos y muy breves. Suspiró tristemente mientras a su lado se sentaba una acalorada Shinobu que necesitaba ponerse bajo la sombrilla después de nadar un rato en el mar.
Observó cómo Lum miraba con decepción en dirección a Ataru y Mendo y empatizando completamente con la emoción de la oni sacó una de sus frases más celebres.
-Todos los hombres son iguales
-¿Tú crees?
-Claro, nada más míralos, en especial esos dos, son casi idénticos.
Lum no respondió y se quedó pensativa ante tal afirmación que era constante de parte de todas las personas que llegaban a conocer a ese par. Ella nunca se lo había cuestionado, nunca se lo había preguntado ¿en verdad se parecen?
Chapter 2: Primer encuentro
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Lum despertó agitada después de tener una pesadilla donde otra vez y para variar, Ataru le era infiel "nada distinto a la realidad" pensó apática reprimiéndose por estúpidamente haber imaginado que las cosas cambiarían entre ellos si tenía paciencia, si esperaba lo suficiente, si ponía todo de sí misma para ser lo que Darling quería.
A su lado, Shinobu babeaba la almohada en un profundo sueño murmurando "Inaba kun". Lum no pudo evitar reírse recordando las palabras de Shinobu unas horas antes sobre que todos los hombres eran iguales; después de reflexionarlo sus risas cesaron al caer en cuenta que ella con literalmente meses de conocer al chico seguramente llevaba muchos más avances románticos de los que ella había logrado con Ataru.
Resignada a no volver a pegar el ojo en lo que quedaba de la noche, Lum decidió abandonar el cuarto que compartía con Sakura y Shinobu decidiendo dar un paseo para desintoxicar su mente del sobre pensamiento amoroso que más allá de disfrutable resultaba molesto, doloroso y honestamente en este punto, fastidioso.
Lum caminó por los vacíos pasillos del lujoso hotel de los Mendo preguntándose si la fortuna de la familia tenía alguna cifra final o ese número era infinito, no era que se encontrara envidiosa o asombrada del todo; ella misma ostentaba un título nobilario en su planeta que la hacía también acreedora de muchos bienes materiales y económicos.
No sabía la hora que era pero adivinaba que no faltaba tanto para el amanecer por los tintes naranjosos que comenzaban a asomarse en el cielo "Qué hermosa vista" pensó e inmediatamente deseó tener a Ataru a su lado para contemplar juntos el alba "Ridículo, no tiene la capacidad de apreciar este tipo de cosas" aceptó para sí misma francamente harta de tener que pensar en él en cualquier situación por más pequeña que fuera.
Recorrió melancólica el enorme jardín del hotel que en ese momento olía a deliciosa fragancia de rocío matutino.
-Lum san
La chica oni giró la cabeza para encontrarse con un Mendo completamente despierto, aseado y en un perfecto outfit deportivo paseando a sus pulpos. Lum sonrió saludando a su amigo y a sus pulpos; aunque todos consideraban raro el enorme interés y amor que Shutaro sentía por los cefalópodos a ella le resultaba tierno.
-Shutaro, no sabía que los pulpos viajaron contigo
-Ellos siempre van conmigo-explicó Mendo mientras sostenía las correas de sus más de 10 pulpos-a menos claro de que el destino sea peligroso.
-¿Por qué?- preguntó ingenua Lum
-No podría permitir que algo les pasara-admitió Mendo con un rostro trágico que divirtió a Lum conociendo la tendencia histriónica de Shutaro
Si lo pensaba con cuidado, podría decirse que después de Ataru era el hombre terrícola en el que más confiaba y al que más apreciaba, quizás incluso más que al padre de Ataru que se dibujaba como una figura fantasmal y ausente en la casa Moroboshi. Lum por alguna razón comenzó a recordar todos los momentos compartidos con Ataru a los que se aferraba con romanticismo reconociendo que la mayoría eran en compañía de sus amigos, especialmente de Shutaro.
-Nunca te agradecí por acompañar a Darling y los demás a salvarme de Rupa.
Mendo, hasta ahora conformado con la nula oportunidad que tenía de llevar su relación más allá de una amistad con Lum la miró con sorpresa pues no era típico de ella reconocer los esfuerzos que alguien más allá de Ataru hacía, llegando a pensar que lo que ella sentía por Moroboshi era más que amor probablemente una obsesión.
-No tienes nada que agradecerme Lum san, yo haría cualquier cosa por ti.
Lum analizó con detenimiento los exagerados ademanes y gesticulaciones de Mendo de nuevo a punto de reír; algo la detuvo por alguna razón, probablemente que nunca tuvo intenciones de burlarse de nadie, mucho menos de alguien que siempre había sido amable con ella.
Pensando en lo dicho por Shinobu acerca de lo supuestamente idénticos que Ataru y Mendo eran, Lum coincidió por ahora en la falsedad tan ridícula de los acercamientos que ambos tenían con las mujeres. Sin embargo...
-No puedes pensar en ser tomado en serio hablando de esa manera
-¿Qué manera?- preguntó Mendo sintiéndose ligeramente herido en su orgullo.
-Esa manera de querer hacer sentir a las mujeres que son las únicas cuando realmente no lo son- sin darse cuenta comenzó a pensar en Ataru y la crítica que le haría si lo tuviera de frente.
Shutaro reflexionó unos segundos después de palidecer al ver a Lum molesta y con miedo a ser electrocutado. Miró cómo rápidamente la chica bajaba la guardia avergonzada y adivinó la razón detrás de su pequeña explosión emocional.
-En mi caso, Lum san, no voy por la vida pensando en cada mujer como una oportunidad, eso sería un deshonor enorme para el consorcio Mendo
-Sería importante que reconozcas qué es lo que es un deshonor para ti y no para tu familia- lo incitó Lum
Shutaro se quedó mudo no esperando recibir esas palabras y mucho menos de parte de la chica oni que nunca había mostrado interés profundo ni en él ni en su familia.
-Pensaré en eso Lum san, muchas gracias por tu recomendación.
Lum le sonrió mientras se despedía animadamente de Shutaro y sus pulpos.
Chapter 3: Segundo encuentro
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Otro descarado bostezo de Ataru inundó la sala haciendo que todos los presentes se tensaran en silencio controlando sus ganas de machacar a golpes al joven que parecía incluso tener el propósito de ser maleducado. Lum por su parte, comenzó a avergonzarse por la actitud del chico sintiéndose hasta cierto punto culpable por haberlo traído sabiendo que probablemente arruinaría la tarde de todos.
El grupo conformado por Mendo, Shinobu, Sakura, Cherry, Lum y Ataru se encontraban dentro del museo regional del centro vacacional en el que se encontraban; actualmente la exposición trataba de creaciones aborígenes australianas. Un animado Shutaro les daba el recorrido por el área explicando con gran maestría temas selectos de todas la representaciones artísticas presentes: pinturas en cortezas, arte rupestre, escultura regional, entre otros.
Un nuevo bostezo de Ataru terminó por desquebrajar la mantenida calma del heredero del consorcio Mendo que tomándolo por la ropa enfurecido le mascullaba entre dientes
-¿Quieres guardar silencio? ¿Es que no le tienes respeto a nada?
-¿De qué hablas? Son sólo pinturas feas que pudo haber logrado mejor Jariten y un puñado de piedras extrañas.
Sin poderse contenerse más, Shinobu y Sakura comenzaron a patear en el suelo a un Ataru con la típica cara de idiota.
-Ataru eres un ignorante- acusó Mendo- no me sorprende de un plebeyo como tú
-Un momento Shutaro- replicó Sakura- no se trata de clase sino de mínima decencia
-Tiene usted razón Sakura san, Moroboshi no tiene un gramo de decencia.
Lum hasta ahora lejana del conflicto suspiró francamente deseando que se la tragara la Tierra al ver a varios turistas mirar con enojo y desaprobación a joven Ataru que poco parecía comprender de las normas sociales de mínima educación. Usualmente esto no incomodaba a una Lum irracionalmente enamorada pero que ahora por alguna razón consentía la molestia de sus amigos.
-Darling- susurró con ligera molestia- compórtate o sal de aquí
-Si eres tú la que me obliga constantemente a hacer cosas que no quiero- mustió Ataru enfurruñado saliendo del museo.
Lum bastante decepcionada de sí misma por reconocer ciertas las palabras de Ataru conteniendo sus ganas de salir detrás de él para electrocutarlo se propuso no permitir que su tarde se viera arruinada y continúo la travesía cultural con los demás.
Después de darse una primera vuelta por la exposición detalladamente explicada por Mendo, cada uno de siguió su camino para dar un segundo vistazo a las partes que más llamaron su atención. Cherry y Sakura por supuesto eligiendo el arte sacro por un lado, Shinobu dirigiéndose hacia la zona de pintura en puntillismo y Lum decidiendo dar un segundo recorrido completo por la zona al no poderse decidir.
En realidad, la chica tenía bastante inclinación por el análisis e investigación de las culturas, inicialmente leyendo en sus años de infancia sobre otras razas alienígenas antiguas y sus formas de vida; ahora que vivía en la Tierra ese viejo hábito pareció esfumarse al igual que muchos otros intereses de su vida debido a su constante esfuerzo por retener a Ataru.
"El único hobbie que mantengo es el de la ingeniería" pensó, y esto únicamente debido a sus constantes experimentos e intentos por hacer que Ataru hiciera esto o aquello.
Una pintura rupestre en especial llamó su atención deteniéndose a verla con cuidado; parecía ser una familia; la figura de un hombre mucho más alta que la de su compañera contigua y tres figuras mucho menores restantes.
"O puede ser tu mente idiota queriendo ver parejas y familias en todos lados" se reprochó de manera interna.
-Lum san ¿te interesa esta pintura?-era Mendo llegando por detrás de la chica
-Todo aquí me parece interesante- respondió Lum aún atenta a la "familia"
-Esta pintura rupestre por ejemplo fue encontrada en Bradshaw en la región noroeste de Australia Occidental, si gustas, algún día podríamos visitar la región
-¿Eso es posible?- preguntó Lum sorprendida
-Claro que sí, tendría que verificar exactamente las condiciones de la localidad pues algunos de los nativos no son muy abiertos a las visitas de extranjeros
-Me imagino que no- supuso Lum- se deben sentir invadidos por extraños
Lum y Mendo siguieron caminando por el aula de pinturas rupestres ignorando que poco a poco esta comenzaba a vaciarse creando una agradable y silenciosa armonía entre el sonido de sus pasos y la cordial conversación de un cultísimo Shutaro explicando a Lum conceptos hasta ahora desconocidos para ella, sintiéndose orgulloso de poder destacar en algo en lo que Moroboshi no podía superarlo.
-Lum san- llamó Mendo aún caminando lentamente con ella
-Dime
-He estado pensando en lo que me comentaste- Lum primero le lanzó una mirada interrogativa por algunos segundos hasta después recordar lo compartido entre ellos esa mañana- creo que tienes razón, baso demasiado de mi personalidad en los otros, especialmente en mis padres.
Lum se sintió francamente asombrada de que un inocente comentario como el que hizo pudo haber comprobado un estado de introspección en su amigo y peor aún, que estuviera contándoselo y vulnerándose de esa manera frente a ella. Es algo que simplemente no había visto en ningún hombre.
-Es muy difícil romper con la idea de lo que se espera de mi- admitió mirando aún al frente mientras continuaban con el recorrido- es por eso Lum san, que te admiro tanto.
Lum detuvo su marcha sintiéndose a la par conmovida y honrada aunque aún sin adivinar a qué se refería Shutaro
-Sé que tu situación es muy similar a la mía, o incluso peor, yo no soy ningún príncipe- explicó Mendo que había también detenido su curso para pararse frente a Lum- admiro la valentía que tuviste para renunciar a todo y venir a vivir a la Tierra pero no como una princesa debería, sino como una chica común lo haría.
Lum en realidad nunca se detuvo a verbalizar ni siquiera para sí misma lo analizado ahora por Shutaro; recordando los primeros días e incluso meses que pasó en la Tierra tratando de habituarse a las enormes diferencias entre ambos planetas reconociendo que ni un acto tan simple como ir al baño era similar a como ella había aprendido durante toda su vida.
Lo que decía Shutaro era cierto, acostumbrarse a dormir en un armario después de tener aposentos del tamaño de la casa de los Moroboshi sí resultaba difícil, empero, ella nunca se quejó ni nombró nada de aquello por temor a recibir de Ataru un "Pues si tanto trabajo te cuesta, regresa ya a tu planeta".
Lum no pudo detener las lágrimas que se formaron en sus ojos mientras Shutaro le demostraba un proceso de total empatía que sintió como el más honesto de su vida, probablemente por las grandes similitudes entre ambos que hasta el día de hoy nunca había analizado.
Mendo, apanicado por el llanto de Lum se dispuso de inmediato a disculparse por tocar temas tan sensibles cuando una sonriente aunque aún llorosa Lum lo detenía.
-Necesitaba escuchar eso, gracias Shutaro, eres un gran amigo.
Mendo sonrió de manera incómoda no satisfecho por haber hecho llorar a la oni de la cual se había enamorado mientras de su camisa sacaba un pañuelo que ofrecía a Lum
-Puedes quedártelo, tengo cientos de ellos.
-Gracias- replicó Lum que después de secarse las lágrimas guardaba el pañuelo en su bolsillo con sumo cuidado.
Chapter 4: Desencuentro parte 1
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-Lum chan, volviste- gritoneó Ten mientras volaba hacia el pecho de su prima que hubiera estado ausente casi por 3 días.
-Ten chan-saludo abrazándolo- ¿has sido un buen chico?
Un Ten emocionado se encontraba contando sus aventuras a una atenta y sonriente Lum mientras Ataru, un tanto celoso por el vínculo entre aquellos dos se disponía a leer un manga y disfrutar de la tranquilidad anterior al temido regreso a clases. De cuando en cuando prestaba atención a lo contado por el niño intentando encontrar alguna manera de ser incluido, incluso si la forma era burlándose de algo.
-Y después de eso, la madre de Sakura nee chan me dijo que podía ir a visitarlas hoy-agregó contento consiguiendo que Ataru encontrara una ventana abierta para la fricción
-Sakura debe estar cansada por el viaje, dudo que quiera compartir su último día de vacaciones con un mocoso como tú
Ten, enfurecido, se dispuso a tener una de sus conocidas batallas interminables con Ataru cuando se vio interrumpido por Lum
-Ten chan, en esta ocasión puede que Darling tenga razón, el viaje fue agotador y durante el camino Sakuro mencionó sentirse muy cansada, probablemente su madre desconocía esto y por eso te invitó
Ten, comenzando a hacer pucheros se sentó en el piso bastante decepcionado pero si es algo que su prima Lum le decía y no el tonto de Ataru, debía ser cierto.
-Aún así, debes presentarte con su madre y dar las gracias por la invitación
-Sí Lum chan- contestó un Ten cabizbajo- ahora vuelvo.
El niño salió volando lentamente por la ventana del balcón, lo cual significaba que podían pasar horas de su ausencia pues aunque él sintiera que era un adulto en realidad era un niño que volaba de manera torpe tal como caminaría un niño humano durante sus primeros años.
Siguiendo con lo suyo, Ataru no hizo más comentarios mientras Lum, bastante acostumbrada a la dinámica de silencio que acontecía con regularidad en la habitación de Ataru, rebuscó entre las cosas que guardaba en el armario en búsqueda de algo. Cuando por fin lo encontró comenzó a armarlo en silencio mientras de la parte superior de su bikini hacía aparecer numerosos libros.
-Lum ¿qué demonios es eso?- preguntó Ataru mientras contemplaba una caja de regular tamaño de la que se desprendían números cables con electrodos
-Es una máquina que permite introducir libros mientras está conectado en tu cabeza haciendo que puedas adquirir el aprendizaje en segundos
-¿Por qué no me dijiste que tenías algo así? Pudimos habernos ahorrado horas de estudio- comentó molesto
-Porque no sería correcto- contestó simplemente Lum consiguiendo que Ataru emberrinchado retomara la lectura de su manga
Activando la máquina y diciendo meter todos los libros que Sakura le había proporcionado, Lum conectó uno a uno los electrodos en su cabeza.
Ataru, que la miraba por el rabillo del ojo sin estar muy seguro de aquel artefacto, se mantenía atento para ayudar a Lum en cualquier complicación que surgiera, especialmente porque aunque no era común, sus experimentos alienígenas sí solían fallar en ocasiones.
Lum encendió la máquina sintiendo de inmediato un fuerte dolor de cabeza que quiso soportar apretando los puños y cerrando los ojos fuertemente, Ataru que pronto se dio cuenta de esto se dirigió a donde se ubicaba la chica, dispuesto a desconectar los electrodos
-No- gritó la chica al visualizar su intención- puedo soportarlo
Ataru sorprendido e imaginando que era un dolor considerable detuvo sus intenciones mirando a Lum que también comenzaba a sudar mientras cerraba con fuerza sus ojos; minutos pasaron mientras el suplicio atravesaba su cuerpo haciendo que los síntomas físicos se tornaran aún más displacenteros.
Ataru se dispuso a mandar todo a la mierda cuando el cuerpo de Lum comenzó a convulsionar en el suelo mientras sus ojos se movían de manera anormal emitiendo sonidos parecidos a rugidos con la boca. Arrancó uno a uno los electrodos mientras tomaba el cuerpo desvanecido y aún con ligeros movimientos nada comparados a aquellos violentos y abruptos.
-Lum-pidió comenzando a apanicarse- reacciona
Sin tener mucha idea de qué hacer comenzó a limpiar con su ropa el sudor de la chica que ahora empapaba su rostro verificando también de esa forma que esta había también expulsado una cantidad considerable de saliva en el proceso. Ataru sintió mucho miedo comprobando en un check list mental de las pocas clases de salud que recordaba, que esto realmente se había tratado de una crisis convulsiva.
"Debería llevarla al médico...pero ella no es humana" pensó aturdidamente Ataru mientras en sus múltiples preocupaciones ignoraba que la máquina de Lum comenzaba a echar chispas y a emitir un olor desagradable.
Después de breves segundos, Ataru pudo notar la máquina y después de dejar a Lum en el suelo acostándola de lado y poniendo algunas prendas de ropa tiradas por la habitación como una especie de almohada para su cabeza.
La máquina emitía sonidos de alarma mientras ¿escupía? uno a uno todos los libros que Lum había metido mientras una voz robótica decía "Exceso de contenido, no deposite más de 3 libros a la vez". Ataru bastante sobre estimulado y molesto con aquel artefacto, decidió tomarlo bruscamente para aventarlo con fuerza por la ventana.
Retornó al cuerpo de Lum que parecía ahora únicamente encontrarse en una fase de sueño, se preguntó si había regresado a la normalidad mientras con cuidado depositó su mano en el cuello verificando el pulso. Todo parecía bastante normal por lo que decidió que sólo fue un gran susto, aún así, le comentaría a Lum que no debía usar esa cosa tan peligrosa de nuevo, bueno, no es que realmente pudiera si su yo de hace algunos segundos lo había mandado a volar lejos.
"¿Por qué demonios siempre tiene que ponerse en peligro de esta manera?" pensó Ataru comenzando a transformar inconscientemente sus iniciales emociones de preocupación hacia el enojo. No lo racionalizaba, simplemente sucedía, ante el menor indicio de cualquier emoción que asociara con debilidad, con su amor negado por Lum, sus retorcidos mecanismos lo convertían de alguna manera haciéndolos tomar el camino conocido de la idignación, el berrinche y la rabia.
Considerando las nulas herramientas emocionales del chico y aquel ambiente invalidante y de rechazo en el que había crecido, podía parecer lógico o esperable que su primitiva psique tuviera más de un problema para procesar emociones o demasiado complicadas o aquellas atravesadas por algún trauma.
Ataru, un poco indignado con los libros que habían causado el colapso de Lum, se dispuso a mirar uno a uno los libros sorprendiéndose de inmediato en el acto mientras miraba la contraportada buscando un resumen o análisis que comprobara sus dolorosas hipótesis.
¿Por qué Lum estaba leyendo esas cosas? ¿Por qué esto en específico? Se preguntaba cada vez más alterado encontrando en aquellos ejemplares palabras y términos tan amenazantes para el status quo en el que vivían que comenzó a temblar de rabia de manera incontrolable.
-Darling- habló Lum que comenzaba a despertarse
Lo adecuado hubiera sido que primero verificara cómo estaba, que le demostrara la preocupación tan grande que había tenido y le contara sobre los cuidados que tuvo con su cuerpo, sin embargo, no había nada más avasallante dentro de la mente de Ataru que aquella verdad obtenida en aquellos libros "Lum quiere dejarme, se esta preparando para ello con estos estúpidos conceptos"
Por su parte, Lum, aún confundida se recuperaba y levantaba siendo recibida por la espalda de Ataru que se encontraba temblando. Iba inicialmente a preguntarle qué le pasaba cuando en sus manos encontró aquellos libros que Sakura le había dado, notando también que la máquina no estaba.
-¿Dónde está la máquina?
-¿Para qué la quieres?- respondió Ataru con una voz fría nunca antes escuchada por la oni
-¿Cómo que para qué la quiero? Es mía- contestó Lum molesta
-Esa estúpida máquina que estuvo a punto de matarte ya no existe- contestó Ataru aún sin voltear a ver a Lum
-¿CÓMO?- gritó Lum encarando a Ataru con bastante enfado
Ataru, aún abrumado y asfixiado por las palabras amenazantes en su cabeza se debatía en si inicialmente debía explicarle la historia de la máquina casi explotando a la chica o si debía pedirle explicaciones sobre los libros. Sin importar la jerarquización mental del conflicto, su boca comenzó a hablar por sí misma secuestrando impulsivamente su raciocinio.
-¿Qué son esta mierda de libros?- preguntó señalándolos
Por un momento, Lum se sintió culpable, sin embargo, pronto y con el proceso de deconstrucción de amor iniciado por la máquina, pudo encontrar en sí misma una rabia nunca antes analizada, resultado de la conceptualización correcta de las asimetrías descubiertas en su vínculo.
-A ti qué te importa, nunca te has interesado por nada de lo mío- respondió mientras entendía que algo más fuerte que sus sentimientos por Ataru la poseía.
-Responde lo que te estoy preguntando- exigió Ataru también raptado por una nueva dinámica explosiva que era eco también de su desarrollo biológico, encontrándose de hecho en un pico excesivo e inusual de su testosterona.
Ataru era un chico celoso por más que lo negara, llegando a sentir incluso celos de un Ten que dormía plácidamente en el pecho de Lum todas las noches, empero, mantenía en suficiente control esta parte de sí mismo no por un esfuerzo mental sostenido, sino porque realmente Lum no le daba motivos para reaccionar de esa manera, siendo pocos aquellos intentos por provocarle, además de que para Ataru era evidente que se trataba de una estrategia para llamar su atención, pero esto...era totalmente distinto.
-Lee los malditos títulos y no me preguntes estupideces
Ataru no estaba nada acostumbrado a escuchar a Lum maldecir de esa manera, es más, no recordaba haberla visto hacerlo y mucho menos con una intención que se palpaba tan inusual. Esto, en vez de alertarlo, pareció impulsarlo a explorar por primera vez los deseos reprimidos por años que emergían de manera violenta exigiéndole tomar lo que era suyo
-No los leerás más- respondió en un tono siniestro mientras los tomaba de manera brusca con intención de guardarlos en algún lugar seguro
-NO PUEDES HACER ESO- gritó Lum furiosa
-¿Y tú sí puedes hacer esto?- preguntó Ataru sintiendo cada vez cómo su visión se tornaba roja.
-¿Hacer qué? ¿Leer? ¿Eso es acaso comparable con todo lo que tú me haces?- señaló perdiendo poco a poco los estribos
Ataru, reconociendo que aquello era cierto pudo sentir un ligero decremento en sus impulsos, de hecho comenzando a sentir una minúscula culpa al respecto. Antes de que pudiera analizar o desarrollar con mayor amplitud la crisis de pareja que ahora los devoraba, pudo comprobar que era Lum la que se encontraba mucho más sumergida en aquella vorágine que los succionaba.
-ENTONCES YO TAMBIEN PUEDO HACER ESTO- se movía desesperada por la habitación creando un caos de por medio mientras buscaba algo-DÓNDE LAS TIENES MALDITA SEA
Ataru se quedó inicialmente mudo ante lo que veía, pudiendo jurar que no únicamente los cuernos de Lum crecían sino que sus colmillos también, mostrándose filosos y amenazantes ante su mueca torcida, su cabello inusualmente enrojecido le daba la imagen de un completo demonio "de hecho lo es" se recordó mentalmente.
-AQUÍ ESTAN- sosteniendo en sus manos las múltiples revistas pornográficas de Ataru
Ataru, comenzando a reaccionar, soltó los libros para ir hacia Lum intentando quitarle de las manos sus preciosas revistas.
-No te atrevas- siseó también entregado de nuevo a la explosión interna- te arrepentirás si lo haces
-El arrepentimiento es mi comida de cada día al estar contigo- respondió la chica electrocutando a Ataru en espera de poder tener la libertad para romper una a una las revistas.
-Crees que tus inútiles rayos me hacen algo- se burló cínicamente- hace mucho que finjo que tienes ese poder sobre mi para tenerte tranquila- confesó ante una Lum sorprendida- no tienes absolutamente ningún poder sobre mi- mintió Ataru sabiendo que todo esto nacía del poder más definitivo de Lum sobre él.
Sintiéndose profundamente herida, Lum pudo con algo de destreza salir del forcejeo con Ataru para volar fuera de la habitación donde él no pudiera alcanzarla y romper una a una las revistas.
Algo quebrándose entre ellos dos, nada relacionado a los libros ni a las revistas.
Chapter 5: Tercer encuentro
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Los compañeros de clase podían sentir la tensión en el ambiente de manera palpable, casi aplastante entre Lum y Ataru, adivinando que probablemente habían peleado de nuevo, no obstante, Shinobu que tan bien conocía a la pareja adivinaba que esto era ahora muy distinto a cualquier cosa observada en el pasado.
Con frecuencia, una muy enamorada Lum sentía dolor emocional abundante al mantenerse alejada de Ataru, sintiendo culpa y tristeza que la obligaban a ceder, promoviendo de nuevo que Ataru no tomara responsabilidad por sus actos.
Ahora Lum parecía de hecho firmemente indiferente al chico, ignorando olímpicamente su presencia sin atisbos visibles de sentir su conocida compasión por él. Ataru por su parte, se veía claramente ofendido y con intenciones de estereotipar el conocido papel de macho herido, empero, de cuando en cuando daba tenues y rápidas miradas a la chica.
Lum, que siempre almorzaba con Ataru o con Ataru y sus amigos, se encontró de pronto sola debajo de un árbol mientras comenzaba a comer con la mente divagando en nuevas preocupaciones, empezando por la más importante de todas ellas, entenderse a sí misma.
Sabía que seguía enamorada de Ataru, de eso no había duda, a pesar de ello, nuevas sensaciones adversas despertaban en ella al aceptar aquellas características desagradables en su personalidad que no solamente la herían sino que francamente, le inquietaban.
Por otra parte, el nuevo conocimiento adquirido por parte de los libros le permitían poner nombre a todo aquello que acontecía en su relación y que le hacía sentir especialmente rota, aceptando para sí misma que se trataba de un vínculo bastante asimétrico, bastante tóxico y también bastante idealizado por su adolescente cabeza.
Recordando brevemente aquel libro que más le había impactado titulado ¿Amar o depender? pudo caer en cuenta de las miles de oportunidades que tuvo para elegirse a sí misma decidiendo optar siempre por Ataru con la fantasía de que él también la eligiera a ella.
Aunque no era ciega y sabía que en momentos de emergencia, él sí depositaba toda su intención en ella, pronto esto empezó a ser insuficiente, a ser incluso una burla ante tantos años compartidos.
-Lum- llamó Shinobu sacando a la chica de sus reflexiones- ¿quieres almorzar con nosotras?
Lum accedió de inmediato contenta pues nunca se había dado la oportunidad de conocer realmente a las demás chicas del salón a excepción de Ryuunosuke o Shinobu preocupándose ahora por haber dado las señales incorrectas a las chicas que en efecto la miraban desconfiadas.
Se encontró de pronto frente a sus compañeras que la miraban sospechosas pues sentían constante rechazo de parte de un Lum que imaginaban en exceso misógina por comportarse según sus criterios como una mujer con gran deseo de aprobación masculina.
Lum sabía que era culpable por no haber conectado en todos estos años con las demás chicas, tan enfocada siempre en Ataru que pocas veces miraba hacia otros lados, intentando en el camino encontrar alguna manera de que él también la mirara.
-Lum- habló Shinobu- cuéntanos qué pasó con Ataru
Lum dudó en contarles por algunos segundos para después reprenderse recordando que necesitaba ser más abierta con sus compañeras y con los demás humanos terrícolas pues ya llevaba varios años viviendo en la Tierra sin establecer contactos profundos con nadie salvo Ataru.
Lum les contó a detalle a sus curiosas compañeras que rápidamente e impulsadas por aquello que llamaban "sororidad femenina" se mostraron también indignadas con los comportamientos de Ataru, comprobando también en el camino que más allá de ser una terrible mujer misógina, Lum era una chica bastante sumisa en particulares partes de su relación en las que siempre terminaba cediendo.
-Así son todos los hombres- masculló Shinobu mientras mordía su sandwich
-No todos- murmuró Seiko con un leve enrojecimiento en las mejillas
-Hola chicas- saludó el protagonista de aquel sonrojo que como en todos los almuerzos, solía pasar los últimos minutos con Shinobu y sus amigas
-Lum san, qué inusual verte aquí, debes estar cansada de los sonidos de animal de Moroboshi a la hora de comer
Lum no respondió y simplemente continuó con lo suyo mientras en silencio miraba la dinámica de Shutaro con las demás chicas del salón que claramente tenían un flechazo con el guapo millonario.
Recordando la conversación que tuvo en el pasado con él, se notó inusualmente atenta a las interacciones de su amigo con todas las chicas, queriendo comprobar que al igual que Ataru, era un idiota ligador con algunas herramientas más evolucionadas.
Para su sorpresa, no hubo aquella teatralidad de caballero en Shutaro que aunque sí se comportaba amable, no parecía de ninguna manera querer aprovecharse del enamoramiento de ninguna de las chicas, haciendo pensar a Lum que de haberlo querido así, él ya hubiera podido tener a cualquiera de ellas, incluso a todas a diferencia de Ataru que resultaba desagradable para todas las chicas.
"Excepto para mi" pensó reconociendo que nunca se había sentido tan atraída a alguien, ni siquiera a Rei, frustrándose por imaginar que aquella atracción no podría nunca consumarse al ver los patéticos adelantos de su relación que consistía en Ataru dejándose (en ocasiones) tomar por el brazo mientras caminaban.
-Lum san- la voz de Shutaro la sacó de su pensamientos
-¿Eh?- preguntó confundida
-Les decía a las chicas que el fin de semana celebraré una fiesta en mi casa por el inicio de nuestro último semestre como estudiantes del instituto ¿te gustaría asistir?
-Claro que sí- contestó Lum sonriendo
-Por supuesto que puedes llevar al idiota de Moroboshi- mustió con gesticulación de asco- al fin y al cabo forma parte del grupo
Lum pensó demasiado en su respuesta además vigilada por los ojos de sus nuevas amigas que esperaban de ella quizás una actitud más empoderada
-Yo asistiré, ya estará en él si quiere o no ir
Diversas sonrisas la alentaron, sin embargo, una en específico la dejó aturdida por algunos segundos mientras sus latidos aunque suaves y rítmicos le anunciaron el inicio de un cambio
"¿Qué me está pasando? pensó aterrada
Chapter 6: Desencuentro parte 2
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-¿Cómo luzco Darling?- preguntó Lum de excelente humor
-Igual que siempre- mintió Ataru
Lum vestía un sencillo vestido blanco sin escotes ni nada que se pareciera a su usual estilo de ropa en extremo sexy y revelador que en ocasiones hacía preguntarse a Ataru si es algo que hacía de manera intencional.
Perfectamente liso, sin mancha alguna que estropeara su claridad, el vestido cubría de manera perfecta el cuerpo de la adolescente haciéndola lucir incluso un tanto angelical en compañía de un sencillo maquillaje apenas notorio y un alisado en su cabello que lo hacía lucir más largo de lo que ya era.
Lum, de inmediato arrepintiéndose de haber caído de nuevo en aquella trampa sin sentido, salió de la habitación sin dirigirle la palabra a Ataru que realizaba una rabieta interna comprobando el poco interés que Lum ponía ahora en sus "peleas".
A decir verdad, no únicamente era su bajo interés en pelear lo que le preocupaba, sino su reciente dinámica relacional de vincularse de manera más frecuente y profunda con otras personas que no eran él, saliendo a tomar el té con Shinobu y las demás chicas del grupo, acompañando a Ryonnosuke por mandados e incluso visitando de cuando en cuando a Sakura.
En cuanto a los hombres, Lum parecía de igual forma intentar vincularse de manera más real con ellos, sin embargo, siempre dejando claro aquel límite que dejaba decepcionados a los varones al comprobar que por más distanciados que se encontraran, Lum continuaba en una relación con Ataru.
Esta última cosa dejaba un tanto tranquilo a Ataru que se encontraba quizás demasiado satisfecho con el hecho de que ni siquiera en su estado más molesto Lum parecía dejar de quererlo, esto lo sabía también por el cuidado que seguía poniendo en cosas tan sencillas como preparar su futón por las noches, ayudarlo a estudiar e incluso estar dispuesta a juntar sus bancas escolares cuando Ataru olvidaba sus libros.
Ataru cayó en cuenta de que Lum ya se había marchado cuando pasaron minutos y no la escuchó regresando.
"Idiota" pensó mientras salía corriendo detrás de ella que ya se encontraba a mitad del camino hacia la residencia Mendo.
Durante la fiesta de Mendo, Lum estuvo en extremo animada mientras bromeaba y reía ante una mirada atenta de Ataru que por primera vez se mantenía lejos de su dinámica de ligue y de estupidez, quedándose en una esquina mientras bebía y comía sin parar y con expresión enfurecida.
-Lum san, permíteme decirte que el día de hoy luces espectacular
-Gracias Shutaro, me alegra que lo notes- respondió sonriente
En pocos segundos e impulsado por los nuevos picos hormonales y emocionales de cualquier adolescente enamorado, Ataru se encontró junto a los dos dispuesto a arruinar el momento; no entendía por qué estaba tan molesto si en realidad Lum y Mendo llevaban una buena relación desde hace mucho tiempo.
-Moroboshi- mustió Mendo- quisiera cobrarte la entrada dado todo lo que has comido y bebido
-De eso se trata una fiesta ¿no?- respondió Ataru malhumorado
-Para un persona tan baja como tú quizás, para el resto de nosotros se trata de una noche de charla, baile y conversaciones amenas que tú no podrías sostener ni en un millón de años
Lum estaba incómoda, las disputas entre ambos chicos eran frecuentes llegando un punto en que ya nadie les creía que realmente fueran "enemigos", pero el tinte hostil de ambos podía cortar el ambiente con un cuchillo.
-Quizás no puedo sostener ese tipo de conversaciones, pero hay otras cosas que sí puedo hacer que son inalcanzables para ti, incluso con todo tu dinero y tu apariencia
-No hay nada que no pueda lograr con el poder del dinero y de mi belleza- respondió Mendo presumido mientras tomaba suavemente un trago de su vino.
Ataru sonrió retorcidamente mientras de un solo movimiento tomó a una sorprendida Lum por la cintura acercándola a su cuerpo ante la mirada curiosa de todos los asistentes que daban por muerta ya la relación entre ellos.
Incitado por la rabia pero también por ese violento deseo de dominio , Ataru besó a Lum de manera profunda y hambrienta, inicialmente con demasiada rudeza para pronto olvidar el motivo inicial de su arranque al sentir los labios de la chica responderle.
Olvidando todo lo que los rodeaba, Ataru pronto se vio superado por sus sentimientos que lo alentaban a sostener el rostro de la chica de manera dulce mientras ella pronto llevaba sus manos hacia su pecho, inicialmente buscando únicamente un contacto para después de manera pausada comenzar a alejarlo.
Ataru, rompiendo con el contacto se encontraba abrumado por aquel beso insondable, su corazón palpitando tan fuertemente y apenas consciente de los ojos asombrados que los rodeaban, del rostro endurecido de Mendo y la expresión indescifrable de Lum.
-Vamos Darling, es noche- Lum lo alentó a salir de la mansión despidiéndose en el camino de todos los presentes.
Ataru no entendía la reacción de Lum que caminaba a su lado de manera silenciosa en dirección a casa, comenzaba a sentirse estúpidamente rechazado y arrepentido por haberla besado. Apenas llegar a su habitación, Lum tomó algunas de sus cosas dentro del closet para disponerse a dormir en su nave
-¿A dónde vas?- solicitó Ataru
-A mi platillo- respondió fríamente
-¿Qué demonios te pasa?- comenzó Ataru de nuevo experimentando aquello que los había llevado a la crisis apenas unos días antes- todos estos malditos años persiguiéndome para huir precisamente en este momento
-¿Qué tiene de especial este momento?- solicitó Lum también comenzando a enfadarse
-Sabes bien a lo que me refiero
-¿Hablas de la asquerosa demostración de cavernícola hombría en que demostraste a todos que soy tuya, que te pertenezco? Felicidades, a todos les quedó claro
-Yo no...
-No me vengas con mentiras, sé perfectamente que de no ser por tus estúpidos celos y tu ego engrandecido por tenerme, tú jamás me besarías- acusó con rabia
-¿Y qué con eso? ¿Prefieres que no lo haga nunca?- Ataru se arrepintió tan pronto como salieron aquellas palabras de su boca, entendiendo que esta vez había ido muy lejos.
Lum de pronto perdió toda aquella fortaleza, ese empoderamiento en el que trabajó en los últimos días, escuchando la confirmación de Ataru de verla probablemente sólo como ese trofeo que de vez en cuando sacaba de su vitrina para ser presumido con otros hombres.
Sintiéndose incluso débil físicamente, Lum soltó sus cosas que cayeron al piso de manera ruidosa provocando que Ataru pesaroso levantara uno a uno los objetos encontrando entre ellos un nuevo suéter que Lum tejía, adivinando que era para él pues era de su color favorito.
-Lum- empezó con voz temblorosa- perdóname, no lo dije en serio
Lum no respondió, no se había movido ni un milímetro desde las duras palabras emitidas por Ataru.
-Lum- la tomó por los hombros tratando de buscar su mirada que por ahora se encontraba perdida
"Por qué demonios dije eso" se maldijo internamente miles de veces mientras comprobaba que la mente de la chica estaba bastante lejos de la realidad.
-Lum, escúchame, eso no es cierto- de sus ojos comenzaron a brotar lágrimas- soy un idiota, no sé cómo expresarme, por favor, perdóname.
Lum seguía en otro plano, escuchando la voz de Ataru, sintiendo sus manos en su rostro y sus lágrimas mojar sus brazos, ya que con cuidado, él la había depositado sobre sus piernas en un firme abrazo.
Algo entre ellos, agonizando.
Chapter 7: La verdad
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Lum entró a su nave que se encontraba en total oscuridad, nada sorprendente pues únicamente el silencio de la madrugada reinaba el ambiente. Prendió las luces mientras depositaba en algún lugar algunas de sus cosas, mirando por largos segundos el suéter que tejía para Ataru.
Recordó con pesar que varios metros por debajo, el chico dormía agotado por su llanto que duró prácticamente horas incluso comenzando a hiperventilarse en medio de sus cada vez más cortos pero constantes lamentos. Lum no se movió ni un milímetro entre sus brazos, ni siquiera cuando pudo recuperar la consciencia.
Se encontraba emocionalmente devastada, pensando en qué había de correcto en un vínculo que los lastimaba a ambos de aquella manera tan absoluta, siendo los pocos momentos felices aquellos que hacían retornar el contador a 0 una y otra vez cuando se encontraban cerca del dígito que anunciaba su inminente desenlace.
No estaba cerca de tomar ninguna decisión al respecto, no sabía si sería capaz de encontrar un sentido que fuera tan claro como sus sentimientos por Ataru, aunque precisamente era aquella férrea idea la que separaba de sí misma.
Conociendo que no iba a ser viable para ella dormir después de eso, se cambió en silencio dejando aquel vestido blanco tirado en el suelo, sustituyéndolo por su típico bikini con estampado de tigre. Contempló por varios segundos la tela arrugada en el piso antes de otorgarle una patada furiosa.
Se sorprendió de sí misma, no estaba acostumbrada a tener aquellos arranques de ira de manera tan fácil, usualmente necesitaba de Ataru siendo infiel para alcanzar esos niveles de furia, aunque últimamente, ya ni siquiera eso era requerido, muchas veces sentía un enojo desmedido hacia su persona sin razón aparente.
Sin querer pensar mucho más en el asunto, imaginó en qué podría hacer para distraerse, decidiendo finalmente que trabajaría en su hobbie favorito que consistía en armar y desarmar máquinas con funcionamiento complejo.
Escogió la más elaborada en cuanto a ingeniería y tecnología se trataba, reconociendo de inmediato que se trataba de aquel aparato que eligió a Ataru como su contrincante en el primer juego de las atrapadas. Conscientemente eligió esta máquina por lo complicado de la labor, queriendo forzar en sí misma un hiperfoco que le hiciera distraerse.
Inconsciente, Lum buscaba una respuesta lógica, una verdad que sostuviera su inconmesurable fantasía o que por el contrario, terminara por destrozarla. Sabiendo que secretamente, había alterado el algoritmo para encontrar al hombre de su vida, Lum nunca dudó en que Ataru era la persona con la que debía estar, esto secundado por las miles de sensaciones y emociones embriagantes que tuvo desde el primer instante en que lo miró.
Lum trabajó por horas en la máquina, siendo abrazada por los tonos naranjosos del amanecer que la acompañaban, abrazando y calentando su cuerpo que tan frío se encontraba a pesar del feroz esfuerzo físico que estaba sosteniendo a duras penas con el cansancio comenzando a acecharla.
-Está listo el mantenimiento- dijo en voz alta para sí misma
Se quitó los anteojos de protección y agarró su estuche de herramientas para ir a dejarlo a la bodega repleta de artefactos, también pasó al baño pues no recordaba la última vez que había ido, después de ello, buscó en la pequeña cocina un vaso para servirse agua.
"¿Qué demonios estás postergando?"Su voz interna le hablaba
De manera pausada se dirigió a la máquina, sintiendo sus palmas sudar, prendió el botón de encendido que realmente era el único añadido a aquel recuadro metálico con una gran pantalla.
-Computadora- empezó con la voz dudosa- arroja el contendiente perfecto para Lum Invader
La computadora después de los pequeños segundos en que procesaba la orden que se sintieron eternos para la oni, mostró en la pantalla una imagen de un hombre que dejó muda a la chica.
-Shutaro Mendo- inició con voz robótica- es ideal para competir con Lum Invader debido a su gran conocimiento en técnicas y herramientas de pelea militares de todo tipo, otorgándole una resistencia superior a la media además de una destreza suficiente para hacer de la contienda algo interesante.
-Computadora, analiza el algoritmo añadido A1 en este candidato
-El terrícola Shutaro Mendo es altamente compatible con Lum Invader, comparten además de una crianza similar; valores y costumbres apegados al sentido de la justicia, la estética, la belleza y el arte. Por otra parte, ambos también son considerados como guerreros ante su parentesco, destacando su pericia militar que los han hecho probablemente los más jóvenes en dirigir los ejércitos de su familia.
-Computadora, analiza el algoritmo añadido A2 en este candidato
-El terrícola Shutaro Mendo es altamente compatible con Lum Invader por su alto grado de compromiso, tienen en común el luchar por sus objetivos de manera clara y abierta, pudiendo conseguir un estado aceptable de vulnerabilidad y autoconocimiento que les permite ser honestos consigo mismos y los demás.
-Computadora, analiza el algoritmo añadido A3 en este candidato
-El terrícola Shutaro Mendo es altamente compatible con Lum Invader debido a su profundo interés en temas políticos, económicas y sociales, siendo de gran ayuda para las alianzas posibles entre el planeta Tierra y Oniboshi, recordando que Lum Lnvader tiene la intención de gobernar el imperio heredado por su padre
-Computadora, analiza el algoritmo añadido A4 en este candidato
-El terrícola Shutaro Mendo es altamente compatible con Lum Invader siendo una persona también en extremo romántica e involucrada en sus relaciones, es capaz de tener un único amor en la vida lo cual satisface la necesidad de pertenencia, seguridad y alianza de todos los onis. Al igual que Lum Invader, siempre priorizará a la persona que ama y protegerá a la familia que pueda formar con él/ella.
Lum comenzaba a sentir que le faltaba el aire, que todo se movía a su alrededor, cayó de rodillas en el suelo buscando a qué aferrarse sin encontrar nada más allá de la máquina que tomó con fuerza acercándola a su cuerpo mientras gritaba
-Computadora ¿qué hay de Ataru Moroboshi? ¿Por qué me lo mostraste a él hace años?
La computadora se quedó por unos instantes pasmada, mostrándose en aquella pantalla un constante símbolo que indicaba que se encontraba procesando la información
-La selección obtenida en el informe pasado, según los datos analizados, se trató de un error del algoritmo.
-¿CÓMO?- solicitó una Lum que comenzaba a agitarse- NO PUEDE SER
-Computadora- insistió- indica compatibilidad con Ataru Moroboshi
-No puedo obtener información extra a la del terrícola elegido, fui programada para enfocarme únicamente en el contendiente ideal para Lum Invader con los algoritmos usuales y los añadidos A1, A2, A3 y A4
-Maldita seas- gruñó Lum empezando a perder la cordura de manera dolorosa- debes estar equivocada
La computadora se quedó en silencio al no recibir la orden inicial por comando de voz que la activaba.
-Computadora- inició con la última esperanza que resguardaba- combina los algoritmos A1, A2, A3 y A4 mediante criterios de probabilidad y estadística con la variable X de felicidad y Y de estabilidad
-La relación formada entre el terrícola Shutaro Mendo y Lum Invader será aquella en la que domine por sobremanera el respeto, admiración mutua, compañerismo y ternura. Ambos serán felices y gozarán de la estabilidad que su estatus y la comunicación asertiva les ofrece; también, podrán crear objetivos en común que satisfagan sus necesidades individuales y de pareja de manera sana.
-Computadora- ordenó con la voz en un hilo y la mirada perdida- auto destrúyete en cinco minutos.
-Iniciando el conteo
Lum, por su parte, voló alrededor de la nave con el rostro bañado en lágrimas recuperando en una única caja aquellas pequeñas cosas que no podía dejar atrás como aquel cuadro familiar, sus múltiples herramientas y un par de accesorios que resultaban significativos
-2: 59
-2:58
-2:57
Lum miró con nostalgia la que fuera su nave por más de 5 años, atesorando cada momento que pasó en ella, cada viaje alrededor de la galaxia y cada noche donde fue su lugar seguro después de una pelea con Ataru
"Ataru" pensó mientras veía aquel suéter tejido incompleto.
-2:05
-2:04
-2:03
Tomando la decisión y sabiendo que debía volar lejos pronto si no quería morir con su nave, la chica se retiró con rapidez tomando con demasiada fuerza la caja.
El inacabado suéter depositado en el suelo, metros cerca de aquel vestido blanco, pero todo se vieron reducidos a cenizas dentro de la explosión sonora del ovni de Lum Invader
-Lum- gritó Ataru alterado despertando de un sueño que la parecía demasiado real
Se encontraba en el suelo, acostado en una posición incómoda que había causado que su cuello se torciera, ocasionándole gran dolor. Inspeccionando su cuarto, notó la ausencia de la chica
-¿Lum?- preguntó sin obtener respuesta
Chapter 8: La decisión
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-¿Lum?- volvió a preguntar acompañado por el eco de su voz en la habitación vacía sintiéndose al borde de la enfermedad
Desesperado, salió al balcón buscando en el cielo algo que le indicara que Lum seguía aquí, probablemente su ovni estacionado por encima de su casa, o idealmente, su cuerpo volando hacia a él. Sintió que sus ojos comenzaron a empaparse mientras el tono muscular comenzaba a exterminarse.
De pronto, una lejanísima forma en el cielo llamó su atención haciéndolo albergar una esperanza, podía ser cualquier cosa pero quería con todas sus fuerzas imaginar que podía ser ella, que debía ser ella.
Para su grata sorpresa, sí era Lum aquella figura que se acercaba surcando el firmamento, haciendo que su corazón revoloteara, feliz de tener una oportunidad más, esperando de sí mismo un esfuerzo mucho más consciente.
Notó que no se veía nada bien, que a duras penas podía sostener una caja a la cual parecía aferrada, también su expresión era desconsolada mientras que el usual tono brillante en sus ojos parecía haber desaparecido.
Preocupado, abrió los brazos segundos antes de que ella pudiera llegar al balcón; la chica depositó su cansado cuerpo en los brazos de Ataru que hábilmente pudo sostenerla momentáneamente con un solo brazo mientras retiraba la caja poniéndola en el suelo.
-Lum ¿qué pasa?- exigió intranquilo mientras realizaba un análisis rápido sobre el cuerpo de la chica, buscando alguna evidencia de haber sido herida.
Lum rodeó con sus brazos el cuello de Ataru mientras ocultaba el rostro en sus clavículas
-Mi platillo explotó- contestó con una voz debilitada
-¿Qué dices?- murmuró sorprendido mientras los dirigía a ambos dentro de la habitación-¿Cómo es eso posible?
-Son cosas que pasan- respondió simplemente mientras era cargada por Ataru
Ataru recordó el incidente con la máquina de libros que también había puesto en peligro la vida de Lum, pensando de manera interna que no quería más que ella estuviera en contacto con tecnología de ese tipo, reconociendo de inmediato que aquello era imposible pues se trataba de una oni.
-¿Por qué?- preguntó aún asombrado por la idea de aquel enorme ovni desapareciendo para siempre
-A veces no hay explicación- aseguró Lum
-¿Estás herida? ¿Te lastimaste algo?-
-No, mi cuerpo está intacto, sólo me encuentro cansada- sus ojos comenzando a cerrarse producto de la fatiga física y mental
Ataru notó que Lum se quedaba dormida en sus brazos, sintiendo cómo su respiración pausada acariciaba su cuello haciéndolo vibrar de manera particular. También su largo cabello rozaba travieso sus brazos provocándole un placer psicológico increíble.
No era que no tuvieran ese tipo de contacto, especialmente cuando la situación los acercaba al peligro, sin embargo, tenerla dormida de esa manera tan cercana le hacía pensar que su vínculo era más poderoso y profundo de lo que cualquier persona podría imaginar.
Con mucho cuidado de no despertarla, se sentó en el suelo mientras verificaba que ella estuviera en una posición cómoda, moviendo ligeramente su brazo en la posición perfecta para acunarla mientras con su mano libre acomodaba el cabello de la chica de una manera en que si esta se movía no fuera aplastado por su cuerpo.
-Lum- empezó- ayer no creía que te veías como siempre, lucías muy hermosa pero no pude decirlo porque me siento constantemente furioso y celoso, más que nunca, no sé por qué- reconoció mirando al vacío- rara vez entiendo lo que me pasa contigo
Sabía que no lo podía escuchar y por ello se animaba a hablar con honestidad, mucho más buscando un diálogo interno que cualquier otra cosa.
-Tampoco te besé únicamente para demostrar que eres mía, llevo días queriéndolo hacer pero estás demasiado lejana y eso me hace sentir inseguro- comprobó rápidamente en el rostro de Lum que esta permaneciera dormida antes de continuar.
-No sé lo que me pasa y mucho menos entiendo tu reciente actitud pero en vez de tratar de encontrar soluciones, me veo secuestrado por mis estúpidas emociones, tengo pánico de seguir cagándola de esta manera
-De lo único que estoy seguro es de que no quiero que me dejes- susurró mientras apretaba sutilmente el agarre sobre la chica dormida- voy a esforzarme en ser más amable, te lo prometo.
Lum nunca escuchó ninguna de estas palabras, encontrando únicamente mientras despertaba que Ataru también se había dormido recargado en la pared y roncando sonoramente, aún así, sus brazos continuaban firmes alrededor de ella.
Apenas empezó a moverse ligeramente, Ataru despertó de sobresalto en estado de emergencia
-¿Qué pasa?- dijo alterado
-Nada, sólo me moví
-Ah...
Ambos se quedaron en silencio mientras las manecillas del reloj anunciaban el paso de los segundos y luego de los minutos.
Lum tomó la iniciativa al reconocer que llevaba seguramente horas en los brazos de Ataru, temiendo por estar lastimándolo de alguna forma, imaginando que la posición sostenida podía estar causando dolor o rigidez en las extremidades del hombre.
Apenas comenzó a buscar manera de liberarse fue apretada de manera quizás algo brusca por el hombre que la acercó más hacia él pensando con angustia que quería irse, que deseaba separarse de él.
-¿Por qué quieres irte?- preguntó con la voz temblorosa
-No quiero- afirmó consciente del doble mensaje que aceptaba para sí misma- pero llevo horas aplastando tus brazos y piernas
-No pasa nada- aseguró bastante más tranquilo- no siento ninguna incomodad o dolor
-¿Seguro?- preguntó Lum mirándolo por primera vez a los ojos queriendo comprobar la verdad en ellos
-Muy seguro- contestó accediendo al contacto visual comenzando a sentir de nuevo los viejos impulsos potenciados ahora no por los celos sino por algo distinto que no podía definir
Miró los labios de Lum sintiendo su interior contraerse, exigiendo aclarar de una vez por todas el idiota malentendido
-Lum perdóname por decir eso, es mentira- empezó- muchas de las cosas que te digo son una mentira
-¿Y por qué haces eso?- preguntó sin hacer consciente lo revelador que se estaba tornando el asunto
-No lo entiendo bien- respondió con sinceridad- a veces no puedo evitarlo
-Mmmm- respondió únicamente mientras comenzaba a romper el contacto visual
-Espera- pidió notando las intenciones de la chica- yo...quiero hacerlo- comenzó a sonrojarse- en un entorno y momento en que no pueda confundirse con otra cosa
-¿Por qué?
-Porque- miró de nuevo sus labios- no quiero que me malinterpretes ni en eso ni en ninguna otra cosa que te haga pensar que eres algo diferente a lo que en realidad significas.
-¿Y qué significo?- solicitó Lum sintiendo también cómo sus defensas cedían mientras lentamente se acercaba al rostro de Ataru
-Todo- respondió Ataru sin pensarlo demasiado a milímetros de los labios de Lum.
Se besaron dulcemente a diferencia de aquel demandante beso que realizaron frente a todos sus compañeros. Las manos de él fortaleciendo el contacto entre sus cuerpos de manera firme, abrazando a la chica como si su vida dependiera de eso.
Lum por su parte, decidió disfrutar de la increíble y agradable forma en que Ataru la sostenía como si de una muñeca tamaño real se tratara.
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-Lum- saludó Shinobu en la entrada del aula- ¿cómo estás? Escuché que tu platillo explotó
-Sí- respondió tranquila- es una lástima, sin el embargo, mi papi me conseguirá otro de mucho mejor calidad
-Me alegro, pero ¿entonces dónde te estás quedando?
-¿Cómo que dónde me estoy quedando? Sabes que siempre he vivido con los Moroboshi- respondió confundida
-Me refiero a que dónde duermes
-También siempre he dormido ahí, bueno, no siempre pero sí muchas veces, Ten chan también- añadió sabiendo que Shinobu era muy conservadora y no deseaba recibir un sermón
Para su fortuna, Shinobu quería contarle a detalle su cita con Inaba a lo cual Lum se mostró muy atenta y emocionada, pareciéndole extraño que alguna vez en el pasado aquella misma mujer fuera su enemiga del amor por Ataru.
Esto le hizo pensar que los sentimientos de las personas podían cambiar de manera drástica al comprobar que después de estar muy enamorada de Ataru, Shinobu ahora parecía sentir por él una simple amistad.
Quizás porque el destino tenía preparado para ella algo mejor, mucho más acorde a lo que quería fue que logró salir de aquel sentimiento que las mantuvo en disputa por demasiado tiempo.
Pensando silenciosamente en aquello y dejando de presentar un poco de atención a la detallada descripción del café temático de Alicia en el país de las maravillas, Lum se distrajo en sus propias reflexiones cuando de pronto, una voz le hizo vibrar de una manera particular
-Lum san, qué agradable verte esta mañana tan guapa
"No puede ser" pensó
Chapter 9: Cuarto encuentro
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Shinobu, Kosuke, Mendo, Ataru y Lum eran los encargados de las labores de limpieza en el aula esa tarde , y la situación francamente podía ser descrita como un caos; Ataru y Kosuke jugaban con un game boy poco dispuestos a ayudar, Mendo los amenazaba con su espada y Shinobu estaba furiosa.
Lum por su parte, empezó a recogerse el cabello para iniciar con la tarea, sabiendo que por su capacidad de volar lo más lógico era que ella se encargara de aquellos lugares elevados al que pocos podían acceder.
-Son unos cínicos, vean como Lum san ya he empezado con sus tareas- acusó Mendo
-Ya te dijimos que un juego más y ya- respondía Kosuke
-Métete en tus propios asuntos, si tan preocupado estas por Lum mejor ve a ayudarla- dijo Ataru que ya no se sentía particularmente celoso.
Mendo sintió su estómago arder por aquella actitud de los muchachos que poco sabían sobre buenas costumbres y valores, si bien él nunca había movido un dedo por hacer limpieza en su palacio, siempre colaboraba en las dinámicas escolares anudadas a ello con la intención de ser percibido como honorable, perfecto, cabelleroso y un largo etcétera.
No lo iba a negar, por supuesto que disfrutaba los elogios y enamoramientos de las mujeres, sin embargo, la razón por la que no se decidía a corresponderle a ninguna, además de que en el fondo era un hombre tradicional que buscaba guardarse para una mujer, era aquella chica flotante que limpiaba las repisas del salón en silencio.
Sabía que al inicio fue un capricho, un gusto más adquirido, e incluso una intención de competencia con Ataru Moroboshi, no obstante, aquellos elementos pronto fueron desapareciendo al comprobar que no tenía ninguna oportunidad de concretar ni siquiera una intención romántica con Lum.
Comprendió que estaba realmente enamorado de Lum cuando experimentó por primera vez en su vida el deseo de no ser el protagonista de algo, en el fondo, Mendo quería que Moroboshi pudiera corresponder a Lum de la misma forma que él lo haría, simplemente por verla feliz, siendo muchas las ocasiones en que furioso le exigió respetarla y serle fiel.
Saber que no existía ni remotamente una manera de sacar un turno en la lista de candidatos , pues el puesto estaba eternamente ocupado, le hacía vivir en una constante y dolorosa resignación, reconociendo también el límite de sus privilegios que nada podían hacer por conseguir el amor.
-Lum san ¿quieres que te ayude en algo?
-No- contestó demasiado fría y sin mirarlo- estoy bien
Mendo se preguntó por qué Lum estaba molesta, imaginando que seguramente Moroboshi era el culpable, pero al comprobar que este ya había comenzado a limpiar la pizarra, decidió dejarlo para después mientras tomaba una cubeta con agua.
Los jóvenes salieron demasiado tarde de la escuela, maldiciendo en voz alta al grupo pasado que poco había hecho por contribuir a mantener el orden y la limpieza; Lum y Shinobu que ahora eran casi mejores amigas charlaban animadamente mientras Ataru y Kosuke por su parte hacían lo mismo.
Mendo se sentía un poco aislado de la situación, encontrándose con la herida de atención que lo impulsaba constantemente a actuar de manera histriónica; en realidad, en el fondo se sentía sólo la mayor parte del tiempo.
-¿Qué les parece ir a comer ramen?- dijo Shinobu- sirve que recargamos energía por el esfuerzo físico
Mendo estuvo a punto de contestar que no, que esos lugares de plebeyos eran indignos para él, sin embargo, al comprobar que la mismísima princesa de Oniboshi accedía con una sonrisa le hizo sentir avergonzado por sus actitudes infantiles.
El impulso por llevar a las chicas a un restaurante de cinco estrellas lo persiguió durante toda la comida, sintiéndose verdaderamente incómodo al ver cómo el cocinero tomaba con las manos desnudas los ingredientes, cómo los platos eran lavados en una cubeta asquerosa con poco jabón, cómo Ataru y Kosuke literalmente escupían entre risas parte de su comida.
Por otro lado, Shinobu y Lum comían de manera refinada mientras él intentaba sutilmente limpiar todo aquello que se encontraba sobre la mesa con uno de sus blancos pañuelos, no queriendo imaginar la cantidad de haraganes que escupían en la mesa como los jóvenes que ahora platicaban sobre un manga.
-Oye Mendo- interrumpió Ataru después de algunos minutos- si quieres vomitar te informo que el baño está en mucho peor condición de lo que ves
-Calla Moroboshi- respondió Mendo intentando dar su ultimo bocado de ramen.
-¿Será que el cocinero pueda prepararme Tako Tamago?- siguió burlándose de Mendo continuando con la dinámica usual entre ellos
Mendo, sobre estimulado, asqueado y nauseoso tuvo que salir corriendo del espacio dejando a los chicos carcajeando mientras Shinobu y Lum les dirigieron severas miradas antes de seguir al heredero que se encontraba recargado en un poste mientras contenía las ganas de volver el estómago.
-Shutaro- llamaron ambas acercándose
Mendo no podía permitir ser visto por las chicas haciendo algo tan indigno como vomitar por lo que haciendo uso de toda su fortaleza, pudo contener el impulso mientras respiraba profundamente comenzando a enfadarse por la broma de Moroboshi que sabía de su gran amor por los pulpos.
-Voy a regañar a Darling fuertemente por esto- anunció Lum
-Coincido- siguió Shinobu acercándose a su amigo- ¿te encuentras mejor?
-Gracias Shinobu san, me comienzo a sentir bien- mintió sintiéndose humillado
-No necesitas cambiar por nadie- susurró Lum mirando al chico- no debiste venir si sabes que no te agradan estos lugares
-No podía negarme
-¿Por qué no?
-Tú sabes por qué- indicó Mendo sin siquiera pensarlo pues en realidad nunca negaba sus sentimientos por ella
Lum se quedó en silencio mientras por primera vez se dio el permiso de ceder, sabiendo que probablemente se sentiría culpable después. Los ojos ambar y oscuros se conectaron.
Shinobu comenzó a sentirse ajena, extraña y confundida ante la atmósfera tan única que percibía de este momento, no recordando haberlo visto nunca en ellos. Se preguntó si quizás estaba muy cansada pues aquello era imposible, Lum jamás podría corresponderle a Shutaro.
Chapter 10: Quinto encuentro
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La clase entera contemplaba en silencio el ensayo de la obra teatral protagonizada por Lum y Mendo que fueron escogidos por el profesor de literatura clásica universal; los jóvenes interpretarían la versión encarnada de cumbres borrascosas ligeramente alterada para ser comprendida en tiempos modernos; la mayoría de mujeres estaban celosas de Lum y la mayoría de varones celosos de Shutaro.
Todos sabían por qué los habían escogido, era absurdo no notar que eran de hecho los alumnos más atractivos del colegio entero, haciendo que algunos estallaran en quejas hacia el profesor que negó por todas las maneras que hubiera escogido a los protagonistas por su apariencia, alegando que ambos eran excelentes actores y bueno, tampoco es que se equivocara.
La teatralidad, elegancia e histrionismo de Mendo combinado con la tenacidad, naturalidad y hermosura indescriptible de Lum hacían de la adaptación algo profundamente bello y eso es algo que nadie podía negar, admirando el compromiso de los chicos que parecían haber nacido para interpretar aquellos papeles.
-¡Creo verla en las más vulgares facciones de cada hombre y cada mujer, y hasta en mi propio rostro! El mundo es para mi una horrenda colección de recuerdos diciéndome que ella vivió y que la he perdido- se lamentó Mendo en su actuación incluso derramando lágrimas.
Shinobu, que estaba encargada del maquillaje y utilería con algunas de sus amigas, terminaban de coser lo que sería un hermoso vestido para Lum que entraba a escena en aquel momento. Se encontraba tensa, dudando todo el tiempo de sus sentidos que le indicaban que algo estaba sucediendo entre sus amigos.
Por algunos días, Shinobu pensó que estaba alucinando, especialmente porque Lum y Ataru estaban probablemente mejor que nunca, no parecían haber avanzado como pareja pero el vínculo era más cordial de lo que nunca había sido, reconociendo que Ataru estaba haciendo un esfuerzo consciente para tratar mejor a la oni.
Pero eran esos aquellos pequeños detalles los que la hacían mantenerse en alerta: la forma en que Lum caminaba después del almuerzo junto a Shutaro, pareciendo ignorar al resto de las chicas, la manera en que Shutaro dirigía miradas fugaces a la chica en medio de las clases, la increíble química que parecían tener de manera natural en aquel escenario. Shinobu no tenía en definitiva ninguna prueba de que algo estaba pasando entre ellos, sin embargo, la intuición de esa chica raras veces se equivocaba.
Ataru, ajeno del embelesamiento de todos sus compañeros, comía a escondidas detrás de un libro mientras el resto de los presentes suspiraban pausadamente y el profesor lagrimeaba conmovido imaginando que el éxito de aquella obra lo sacaría de su depresión y crisis existencial de la mediana edad.
-Ataru kun- saludó Shinobu sentándose junto a él en el fondo del anfiteatro- ¿cómo estás?
-Comiendo
-Idiota, me refiero a en verdad cómo has estado...tú sabes, con Lum.
Ataru se sintió confundido por la pregunta de Shinobu que rara vez se inmiscuía en su relación de aquella manera.
-¿A qué viene esa pregunta?
-No, nada- respondió con rapidez- solamente quiero comprobar que todo está bien entre ustedes.
-Todo está bien, no tienes por qué preocuparte- murmuró cerrando los ojos mientras ponía los brazos detrás de su cabeza en una postura de desinterés.
Shinobu no se sintió del todo convencida ¿podría ser que Ataru no se estuviera dando cuenta de lo que se desarrollaba frente a sus ojos? o por el contrario ¿lo tenía identificado y aún así confiaba que su vínculo con Lum era mucho más fuerte? La chica quiso preguntar pero sabía que no era la mejor idea.
-Sólo recuerda que lo que tú ves en ella todos lo podemos comprobar- mustió antes de retirarse
"¿Qué demonios pasa con Shinobu?" pensó Ataru mientras por primera vez se dispuso a ver la actuación de los jóvenes que ahora se encontraban tomados de las manos con una mirada atormentada.
Ataru, ajeno a las preocupaciones de su amiga, únicamente podía sentir repele por la melosa escena que sus ojos veían, pensando que el único payaso que podría interpretar a aquel loco de remate capaz de adorar de manera enfermiza a una simple mujer era Mendo. El chico se quedó pensando en eso algunos minutos mientras con vergüenza descubría en sí mismo aspectos indeseables de la locura de un hombre enamorado.
La cosa era así, la mayor parte del tiempo, a Ataru no le gustaba estar enamorado de Lum, resistiéndose lo más que podía con temor a perder la poca libertad que le quedaba; no obstante, le gustaba mucho menos que ella se alejara o alguien quisiera quitársela, no logrando comprender las incongruencias de su adolescente y estúpido cerebro.
Aunque las últimas semanas había conseguido con éxito mantenerse en una dinámica agradable con Lum en la que no existían las peleas, en realidad tampoco estaba del todo listo para ser una pareja formal con ella, situación que a Lum, a diferencia de antes, no parecía importarle demasiado o probablemente se encontraba ya resignada a esperar la lentísima evolución de su relación.
Lum conservaba la misma dinámica de mayor autonomía que había iniciado con sus problemas, empero, ahora Ataru no se sentía ni molesto ni celoso de aquello, descubriendo que de hecho eso era algo que ayudaba a que ella estuviera de buen humor casi todo el tiempo, permitiendo que los momentos compartidos fueran agradables.
Pocas veces se ponían románticos como aquel día en que la chica le confesó que su ovni había explotado, de hecho, no habían vuelto a besarse, únicamente compartían en ocasiones gestos de intimidad como el ver la televisión rozando sus hombros, tomarse de la mano en contadas ocasiones en que salían de casa juntos y compartir algunos abrazos en momentos de saludos y despedidas.
Ataru estaba conforme con aquellos avances y se imaginaba que Lum también pues no le pidió mucho más que eso.
-El ensayo ha terminado, todos demos un fuerte aplauso para Shutaro y Lum- gritaba el ridículo cuarentón mientras los jóvenes agradecían los vítores.
-Qué patético- dijo Ataru para sí mismo mientras salía del lugar esperando encontrarse con Kosuke para ir a comer algo
Por su parte, Lum pensó en ir a buscar a Ran ya que tenía tiempo que no la veía y con ella nunca podía estar segura de nada, probablemente estaba ausente por encontrarse enfocada en alimentar a Rei o quizás porque estaba planeando una nueva forma de vengarse de ella por sus travesuras infantiles.
-Lum san- escuchó a lo lejos- olvidaste tu libreto
-Gracias, ya pensaba yo que algo me estaba faltando
El negro y el ámbar volvieron a encontrarse provocando desconocidas sensaciones en ambos, principalmente en la chica que se esforzaba por mantener mecanismos de defensa de primer orden tales como: negar, reprimir, desplazar, aislar y suprimir.
-Lo has hecho muy bien hoy Lum san, es un honor poder trabajar al lado de una excelente actriz como tú
-No creo ser una excelente actriz- mencionó mientras caminaban juntos por el pasillo- simplemente sé seguir instrucciones
-Esa es una excelente cualidad
-¿Algún día tendrás algún comentario hacia mi que no sea positivo?- preguntó Lum sin saber hacia dónde quería ir específicamente con aquello
-¿Querrías escuchar de mi parte críticas?- preguntó alzando una ceja
-No críticas- respondió mirando hacia el frente- pero algo que me indique que me ves como una persona real y no como una idealización mental
Shutaro se quedó pensativo mientras decidía cuál era la mejor manera de contestarle a la chica.
-Sé que no eres perfecta Lum san, si eso es lo que te preocupa
Ambos se detuvieron mientras la joven encaraba al heredero del consorcio Mendo
-¿En realidad piensas eso? ¿o me estás mintiendo para quedar bien?
-Yo nunca te he mentido- aclaró con honestidad- lo que sucede es que nunca me has hecho las preguntas correctas
Lum de pronto se sintió abrumada por aquellas palabras, las ganas de salir corriendo la embargaban, no obstante, algo la enraizaba sin remedio a aquel lugar, un peso increíble era liberado de su alma y quiso de pronto comenzar a llorar.
-Lum chan, Shutaro kun- interrumpió el profesor que llegaba corriendo por el pasillo- necesito que para mañana se aprendan...
Ninguno de los dos escuchaba.
Chapter 11: Sexto encuentro y ¿desencuentro?
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"Las preguntas correctas" aquellas palabras rondaban la cabeza de Lum en todo momento desde aquel instante compartido con Shutaro; sabía que las preguntas correctas eran más importante de hacérselas ella antes de elaborarlas a alguien más.
Miró compungida los juguetes de Ten que se encontraban aún regados en la habitación de Ataru, reconociendo lo mucho que extrañaba a su primo que se encontraba por fin con sus padres que aterrados ante la explosión del ovni de Lum, optaron por finalmente llevárselo consigo.
Con tristeza, recogió uno a uno los objetos de la alcoba vacía, limpiando también todo aquello que se encontraba a la vista, incluyendo las migajas y basuras de Ataru que se encontraba fuera persiguiendo chicas.
Ataru intentaba hacer estas actividades con más "respeto" si es que era pertinente usar aquella palabra; optando por hacerlo a mucho menor medida y en aquellos momentos en que Lum se encontraba ocupada en algo.
Lum sabía por supuesto que esta actividad persistía y aunque esto le incomodaba, había hecho las paces con que de momento aquella compulsión no acabaría; el saber que Ataru era constantemente rechazado también calmaba su enojo, pensando que por ahora, ambos salían ganando o quizás perdiendo lo mismo.
Reconocer que de hecho Ataru se estaba esforzando por ser "menos infiel" la empujaba a un conformismo que comenzaba a ser más que insuficiente, incluso, denigrante. Se engañaba a sí misma constantemente imaginando que su situación era negociable.
Salió de la casa sin querer pensar más en el asunto, pensando en ir a visitar a Shinobu mientras sus pasos la dirigían inconsciente hacia un lugar muy distinto. Encontrándose de camino pudo caer en cuenta de a dónde se dirigía, arrepintiéndose al instante.
Abrumada, retornó la dirección caminando lentamente mientras imaginaba que su amiga probablemente estaría en una cita con Inaba, como cualquier pareja normal, por lo que se debatía si volver a casa o no pues ya no contaba con su platillo para resguardarse.
Como era de esperarse de acuerdo a la vía transitada, Shutaro Mendo volvía de su paseo matutino en limosina, mirando de lejos a su compañera acercándose a su mansión para después volver en sus pasos.
-Me bajaré aquí, cancelen todas mis citas de la tarde
Shutaro Mendo bajó del automóvil corriendo detrás de la chica que lucía compungida
-Lum san- llamó esperando a que ella se detuviera y no lo evitara tal como lo hacía los últimos días. Para su sorpresa, ella lo esperó.
-Lum san ¿estás dando un paseo?
-Algo así- respondió en un tono plano
-¿Te importa si te acompaño?
-No
Shutaro ajustó su paso al rumbo que Lum le marcaba, siguiendo silencioso a la chica, evitando a toda costa incomodarla, simplemente compartir la tarde con ella era suficiente para sentirse satisfecho.
-Shutaro ¿tú estás enamorado de mi?- preguntó Lum con la mirada oculta tras su cabello
-Sí- respondió seguro- desde hace mucho tiempo
-¿Cómo puedes estar tan seguro de eso?- preguntó comenzando a caminar con más velocidad, imaginando que eso la protegería
-Puedo contarte si me lo permites- gritó empezando a correr
-No quiero escuchar mentiras- no notó cuándo dejó de correr para empezar a flotar por algunos centímetros por encima del suelo
-No son mentiras- gritó mientras tomaba la mano de la chica, consiguiendo que se detuviera- no me electrocutes por favor
-¿Por qué habría de electrocutarte?- preguntó rendida
-Porque estás molesta conmigo Lum san, desde hace meses y no entiendo por qué- no notó que su voz comenzaba a quebrarse- estoy de acuerdo con tu indiferencia pero no con tu odio
La calle en solitario, los pocos negocios abiertos vacíos, ni un sonido acompañando las voces de los chicos involucrados.
-No te odio- respondió amigablemente Lum mirando de frente al hombre de cabello y ojos negros
Shutaro sonrió ante la hermosa escena de Lum ahora enfrentándolo con dulzura en sus ojos, intentando recuperar en su mente algún instante en que esa mirada fuera dirigida a él y no a Moroboshi. No pudo encontrar registro de ello.
Fuegos artificiales en su interior, un festejo sin aparente fin donde cada partícula bailaba de emoción ¿por qué? ¿acaso había ganado? por supuesto que no, pero lo obtenido era para él un tesoro.
-¿Te gustaría ir a tomar un té conmigo?
-Me encantaría
//////
En un café, a la vista de todos, Lum y Shutaro conversaban entusiasmados de todos aquellos temas jamás abordados dentro del indefinido nudo de tensión que era salir en tantas ocasiones compartidas con Ataru.
Ambos viviendo una comodidad inusitada, permitiéndose reconocer en las narrativas del otro experiencias propias, empatizando de manera verdadera genuina. Horas pasaron.
//////
Shutaro y Lum caminaban, el atardecer otorgando un tono rojizo a sus figuras que dibujaban sombras alargadas que buscaban encontrarse al menos en aquel plano. Algo interrumpió su charla, algo que hizo que Shutaro temblara buscando desenvainar su espada.
-No lo hagas...por favor- pidió su acompañante con la mirada empañada.
//////
Apenas media hora antes de los últimos momentos del encuentro de Lum y Mendo, Ataru Moroboshi perseguía a cualquier chica que se le presentara, acostumbrado ya a su rechazo e incluso esperándolo.
-¿Te gustaría ir a tomar algo conmigo?- preguntó con su usual tono de idiota
Lo que Ataru no esperaba es encontrarse con ella, con Niki, estudiante de la escuela Furinkan que después de romper con su novio por una infidelidad se encontraba en búsqueda de una retorcida y planeada venganza.
-¿Cómo te llamas?- preguntó analizando a aquel hombre que no estaba ni cerca del mínimo indispensable que aceptaba
-Ataru Moroboshi, soy conocido como el más atractivo y fuerte de Tomobiki- anunció haciendo el payaso, anticipándose a la bofetada
-Yo soy Niki- respondió aún cuestionándose si era pertinente bajar tanto sus estándares
-Niki chan, por favor ven conmigo a comer algo, yo invito- esperaba que ella se negara pues no tenía consigo ni un yen
-No me apetece comer- anunció tomando una decisión impulsiva resultado de la adrenalina
/////
Shutaro detuvo su intención debido a la instrucción de Lum que lo tomaba de la mano y le indicaba con un dedo en los labios que guardara silencio mientras ambos se escondían detrás del muro que sostenía aquellas letras de led.
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-Amm, yo...olvidé que no traigo mi cartera- murmuraba nervioso Ataru que era semi arrastrado del brazo por la chica
-No importa, he escuchado cosas sobre ti, eres justo lo que necesito
-Yo...
-Cállate- bufó haciéndolo ingresar al lugar, seguidos por dos pares de globos oculares: ámbar y negro.
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En silencio, Lum y Shutaro ingresaron tras Ataru y Niki, ocultándose detrás de cualquier objeto que les permitiera estar más cerca de la pareja.
-Con la sencilla bastará- pidió la chica frente a la ventanilla mientras el hombre a su lado comenzaba a ponerse de todos los colores posibles.
-De acuerdo, la 405 estará abierta para ustedes.
Lum, mucho más rápida que aquella chica terrestre tomó a Shutaro por el borde su camisa y lo llevó consigo, buscando llegar antes que los jóvenes.
-Lum san ¿estás segura de que...?- comenzó Shutaro antes de ser silenciado con las pupilas de Lum que parecía tan fuera de sí misma que lo asustaba
Mendo accedió mientras tomaba la mano de la chica, encontrando pronto un armario en el que pudieron esconderse
////////
-Niki chan, recordé que tengo que ir a un lugar- comenzó intentando persistir en su decisión
La mujer lo ignoró magistralmente mientras a empujones lo hacía entrar en la habitación.
Ataru nunca se había encontrado en una situación así, el constante nacimiento de un todo se apoderaba de su mente y su cuerpo: miedo por hacer algo que no tenía retorno, emoción al comprobar que había más de un camino para él, excitación al ver que Niki comenzaba a quitarse lentamente su vestido
"Sal de aquí"
"No, idiota, no hagas eso"
"Pero ¿tendré una oportunidad como esta pronto?"
"No pasará nada, nadie se enterará"
"Pero tú lo sabrás"
"Niki chan es increíble"
"No hagas esto por favor"
La mente y el cuerpo no estaban conectados, la creciente disociación dominó la fragilidad adolescente, la lucha constante anhelaba conseguir tregua. No obstante, esto no justificaba el compendio de acciones:
1. Sus manos depositadas a ambos lados de su cintura
2. Su playera extrañamente depositada en el suelo.
3. Sus labios haciendo contacto con los de la extraña.
Fueron breves segundos.
"No, no por favor" gimió dolosamente buscando jna salida
"Lum"
"LUM"
"L"
"U"
"M"
Ataru aventó a la mujer que estaba a punto de tirarlo a la cama, sintiéndose a la par molesta y ofendida.
-¿Qué caraj...?
-No puedo hacerlo- comentó con la mirada vacía- lo lamento Niki chan
Tomando del suelo su playera salió de la habitación dejando a la chica confundida
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-Lum san- susurró preocupado Shutaro después de lo que parecieron horas
Ambos habían salido del closet y huido por la ventana, minutos después de la retirada de Ataru que dejó sola a la mujer que decidió encerrarse en el baño a llorar mientras llamaba a sus amigas.
Lum no le dirigía la mirada, se encontraba contemplando sus palmas desnudas; no lloraba, no gritaba ni se desvanecía sin remedio en el suelo. Esto lo ponía mucho más tenso
-Lum san- intentó de nuevo sin encontrar palabras en su amplio léxico
-No te preocupes Shutaro- mustió con una voz nada parecida a la suya- estoy bien, me marcho ya, casi anoche
-Puedo llamar a mi chofer y llevarte
-Prefiero volar a casa, nos veremos el lunes en la escuela
Lum se elevó dejando a Shutaro paralizado, luego de algunos segundos volvió para añadir
-Por favor, no comentes esto con nadie, confío en ti
Chapter 12: Elegir
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El lunes siguiente, Shutaro esperaba con impaciencia la llegada de Lum, haciendo un esfuerzo inmenso por no asesinar a Moroboshi en el momento en que ambos cruzaron la puerta, averiguando a la brevedad que la chica no había hecho nada.
-Lum san- susurró con tristeza siendo escuchado únicamente por Shinobu que cada día estaba más paranoica al respecto de la vida amorosa de sus amigos.
En apariencia, Lum estaba "normal" con Ataru, manteniendo la reciente dinámica de almorzar con las chicas y Shutaro mientras continuaba compartiendo algunos momentos de intimidad con el chico como compartir los libros que él olvidaba o darle parte de su comida cuando este ya había terminado la suya.
Ataru por su parte, vivía en constante estrés por forzar una apariencia despreocupada y rutinaria cuando por dentro era vergüenza y culpa; se propuso a vivir con estos complejos y desagradables sentimientos en secreto por el resto de su existencia.
No podía modificar demasiado su trato hacia Lum porque tenía pavor de ser descubierto, sin embargo, notó en sí mismo un inmenso deseo que hasta ahora podía controlar con éxito.
El momento sexual que compartió con aquella desconocida activó por completo aquellas partes de su hormonal ser, que ya no podían ser aplacadas con simples revistas o imaginaciones nocturnas.
Pensaba en Lum todo el tiempo, incluso cuando esta se encontraba en la habitación contigua charlando con su madre, imaginando en qué tan maravilloso se sentiría un tipo de contacto de ese tipo con ella si el de una mujer aleatorio resultaba tan placentero.
También había descubierto la reinserción de aquellos celos, incluso potenciados, anhelando ser atendidos, añorando por fin concretar esa tensión que era preludio de su verdadera intención: reclamar a Lum como suya.
Por eso, se sentía cada día más enfurecido al verla atender las miradas y las palabras de otros, incluso las de las mujeres, siendo esta una nueva experiencia añadida a su historial con los celos, preguntándose de cuando en cuando si aquello era normal.
Lum salía con frecuencia ¿a dónde? no lo sabía con certeza, y aunque su orgullo empequeñecía ante su necesidad y de hecho sí solía preguntarle, ella únicamente respondía que iba a reforzar sus lazos amistosos con los demás terrestres.
Ese día, Ataru tuvo un atracón de comida impulsado por la furia, por lo que cayó dormido desde la tarde sin remedio; como de costumbre, Lum estaba ausente.
-Lum san- saludó Shutaro que comenzaba a acostumbrarse a la presencia de la chica por su mansión todas las tardes
A pesar de que le hubiera gustado, en realidad Lum no parecía querer pasar esta barrera de amistad con él, reconociendo que aunque le parecía doloroso aceptar ser el plato de segunda mesa, lo aceptaría sin dudar si se trataba de ella.
-Shutaro- Lum cargaba unas cuentas herramientas- ¿dónde está el tanque averiado?
Lum se había ofrecido a hacer algunas labores de ingeniería y técnica de máquinas complejas para Mendo, inicialmente este le preguntó cuál era la intención tras ello, dispuesto a darle lo que necesitaba, elaborando escenarios imaginarios donde ella necesitaba dinero para por fin abandonar a Moroboshi.
"Simplemente me encuentro aburrida, ya no tengo mi nave para dedicarme a mi pasatiempo favorito" fue su respuesta.
Shutaro la acompañaba en su labor, aprendiendo silenciosamente mucho más de las habilidades manuales de la chica pero también sobre su vida personal, descubriendo anécdotas de horas que le permitían conocer más de la mujer de la que estaba cada día más enamorado.
Ya habían pasado dos semanas desde aquel incidente, Lum no quiso hablarlo con Shutaro nuevamente, ante lo cual, él respetó su decisión con pesar, sintiendo oro puro ante Ataru. Pero esa tarde, algo sucedió.
-Shutaro- pidió Lum antes de irse- ¿será que puedo darte un abrazo?
Mendo se sonrojó sintiendo sus músculos faciales estirarse por la zona de sus cachetes y mandíbula, regalándole a la oni la sonrisa más grande que nunca nadie antes hubiera visto en el heredero. Esto fue suficiente para entender que "sí" era su respuesta.
Lum se acercó demasiado nerviosa a Shutaro, recordando que si bien habían tenido contacto físico en el pasado, esto no había ocurrido después de que empezó a pensar en él más de lo que quería aceptar.
Algo se activó dentro de ella, algo dormido por muchos años, algo que ni siquiera Ataru Moroboshi había conseguido: paz, tranquilidad.
Durante el abrazo, pudo comprobar que Mendo era mucho más delgado de lo que parecía bajo esos elegantes trajes y uniformes de guerra, que el hombre olía a una esencia fina de café y madera, que sus brazos la sostenían con dulzura y no con posesión.
-Lum san- habló el hombre que recostaba su cabeza en el cabello de la chica que lentamente cambiaba a un color rosa, primero pálido para después ser un poco más brillante- gracias por darme este abrazo, lo atesoraré por siempre en mi corazón.
Lum se separó de él, comprobando que sus ojos negros parecían reflejar el cielo estrellado; inmensos, oscuros y plagado de satélites brillantes. Esto la dejó sin palabras mientras por fin aceptaba aquella verdad oculta por demasiados meses.
"Me enamoré de Shutaro Mendo, y no supe cuándo"
-Tengo que irme- murmuró- gracias por dejarme abrazarte.
Lum volaba hacia la residencia de los Moroboshi con su pequeña caja de herramientas a la vista, entrando por la ventana de Ataru que despertaba de su atracón mientras la oscuridad de la noche lo cobijaba.
-¿Dónde demonios estuviste?- preguntó molesto al ver llegar a la oni
Ella no contestó, se limitó a abrir el closet para guardar sus posesiones.
-Te hice una pregunta- dijo sombrío
-¿Por qué?- preguntó Lum de manera en apariencia desinteresada mientras preparaba el futón interno del closet- ¿el león piensa que todos son de su condición?
-¿A qué te refieres?- preguntó prendiendo la luz, con ganas de inspeccionar el rostro de la mujer.
-A que si piensas que yo te estoy traicionando de la misma manera en que tú lo hiciste estás muy equivocado- susurró mientras comenzaba a ponerse encima del bikini una pijama
-¿Qué?- solicitó comenzando a sentir el anuncio de algo terrible.
-A que yo no salgo a moteles a buscar revolcarme con cualquier desconocido- mencionó mientras se quitaba lentamente las botas.
Ataru cayó de rodillas en el espacio, los ojos casi saliéndose de las cuencas, la boca abierta en una mueca de horror mientras la mujer simplemente seguía con su tarea.
-Yo n- intentó justificarse después de algunos segundos, sabiendo que estaba más que jodido
-Ahórrate tus explicaciones para alguien que le interese, mucho más cuando han pasado más de dos semanas de eso.
La apariencia relajada de Lum era lo que más le asustaba, realizó una inspección detallada de sus cuernos, de sus colmillos, de su cabello y de incluso cada músculo revelado en su esbelto cuerpo, notando que no había tensión alguna o atisbo de enojo.
-Lum- inició Ataru, arrastrándose por la habitación- escucha, yo.
Nuevamente era ignorado por la chica que salió de la habitación para dirigirse al baño, acostumbrada a hacer una sencilla rutina de noche para el cuidado de su piel. Ataru la siguió mediante una mezcla bizarra de su cuerpo siendo jalado por una voluntad desesperada y sus pies tratando de responder ante la crisis.
Lum abrió el grifo comenzando a lavar su rostro con cuidado.
-Escúchame, yo, te juro que no hice nada- gimió entre la hiperventilación presente que le impedía comunicarse de manera natural.
Lum, que usualmente cedía ante el sufrimiento del hombre, continuó silenciosa con aquel suero que colocaba en la zona T de su cara para pasar a masajear con sus dedos.
-Lum por favor- Ataru se agarró con dificultad a las pantorrillas de la mujer- escúchame, lo puedo explicar- su voz ya no era su voz, eran jadeos que sobresalían de un llanto desgarrador.
Los jóvenes estaban solos, los padres de Ataru que nuevamente habían ganado un viaje, estaban ausentes desde hacía más de 3 días.
Lum secó su rostro y cuello de manera calmada mientras con dificultad caminaba hacia la habitación, ni siquiera otorgándole la atención requerida para solicitarle que soltara su angustioso agarre.
-Por favor, por favor- era lo único que podía salir de los labios del hombre que con desasosiego se aferraba a aquella parte de Lum.
-Me parece que no puedo llegar hasta mi closet- murmuró en voz neutra- tendré que dormir en tu futón.
Ataru no podía responder, la actitud de Lum le hacía comprender que el daño fue peor de lo que imaginó, prefiriendo mil veces que lo matara a base de choques eléctricos. Sabía que había perdido todo, que no había marcha atrás.
Lum se recostó en el futón de Ataru mientras este aún era llevado a cuestas por la chica, abrazando con desesperación esa pequeña parte de ella mientras soltaba sollozos cargados de un dolor que pudo haber alterado a cualquier persona cerca.
En algún momento, mucho después de que ella se quedara dormida, Ataru también fue tomado por el agotamiento, teniendo únicamente terribles pesadillas que no eran suficientes a la hora de imaginar lo que vendría para él al despertar.
-Lum- fue lo primero que salió de su boca cuando pudo salir de sueños, sintiendo un extraño deja vu
Notó que la chica no estaba en la habitación por lo que desesperado literalmente de aventó por las escaleras para buscarla, sintiendo cómo había perdido toda la cordura que su cuerpo albergaba.
La encontró sentada frente a la mesa desayunando de manera tranquila, incluso viendo la televisión; junto a ella, su plato de comida también aparecía.
-Tu madre nos dejó desayuno, todavía queda un poco para la cena, probablemente debas comer fuera hoy.
-¿Y tú?- preguntó sintiéndose enloquecido
-¿Yo qué? Yo saldré como todas las tardes
Ataru, que había caído por las escaleras, se encontraba en el piso teniendo esta mini conversación con Lum que lucía completamente normal en contraste con la demencia que se apoderaba del chico.
-Yo no hice nada, te lo juro- intentó de nuevo con lo poco de Ataru que quedaba dentro de él.
-Si llamas nada a que no te la cogiste por completo, eso ya lo sé, yo estaba viendo.
Ataru sintió cómo su corazón se detenía, cómo sus ojos se inundaban y su cuerpo entero perdía todas sus fuerzas.
-No- es lo único que pudo decir mientras el aire lo abandonaba
-Para con el teatro del ataque de pánico, ahora sucede que tú eres el afectado.
Ataru no pudo responderle, presa de una crisis de ansiedad y dolor inusitada que era reafirmada por una Lum que no apartaba la vista de la televisión.
-¿Por qué?- preguntó destrozado cuando pudo recuperarse de aquel evento, lo cual le llevó casi medio programa de lo que Lum miraba.
-¿Por qué qué?
-¿Por qué no te importa?
-Tú no sabes nada de lo que me importa- murmuró mientras mordía una galleta
-Entonces dímelo- preguntó orillado por algo que no podía explicar.
-¿En verdad lo quieres saber?- preguntó
-Sí- casi susurró sintiendo un espantoso frío recorriendo su piel.
-Me importa que lleguen tus padres para despedirme de ellos y agradecerles todo lo que han hecho por mi
-No- comenzó Ataru, sintiendo cómo el frío viajaba a sus músculos
-También me importa conocer ya mi nuevo ovni porque ¿sabes? el pasado nunca explotó, yo lo hice explotar en un último, vergonzoso y estúpido intento por estar contigo.
El frío atravesando los huesos.
-Y también me importa no seguir desperdiciando mi vida al lado de alguien como tú cuando ya he comprobado que puedo enamorarme de alguien más que puede valorarme y respetarme como me lo merezco
El frío, instalándose en el alma.
-Porque tú siempre has podido elegir entre mi y alguien más: la zorra de Kurama, la mismísima Ran, la loca de Eru y ahora una puta desconocida ¿por qué yo no puedo también elegir algo que se sienta bien, que no duela, que me de la paz que necesito?
El frío, destruyendo a lo que fue Ataru Moroboshi.
Chapter 13: El cuerpo
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Ataru, o más bien, el cascarón de lo que alguna vez contuvo la esencia de Ataru, se movió por primera vez en el transcurso de 15 horas que pasó en el piso de la casa, el rostro tenía ya las marcas del patrón asimétrico de la alfombra, mientras que el cuerpo, debilitado por la falta de actividad y de comida, generaba los movimientos hormonales y químicos necesarios para conseguir un estado de supervivencia sostenido que permitiera que al menos, buscara alimento.
El cuerpo actuaba por sí mismo, ignorando la aniquilada voluntad mental que no parecía querer seguir, sin embargo, los instintos biológicos parecían superar por ahora a la psique que yacía despedazada en algún lugar, difunta y sin probabilidad de retorno, especialmente porque había sido atacada a traición, sin posibilidad de defenderse o prepararse; asesinada de la única manera en que no planificó en los miles de escenarios mentales.
El cuerpo se arrastró a una velocidad lentísima, buscando con las manos aquel plato depositado sobre la mesa, imaginando que lo que antes fue un alimento fresco ahora estaría en mal estado. Aún así, con los dedos torpes y entumidos, buscó atrapar con la motricidad fina deteriorada, un poco de aquel pescado que olía bastante mal, llevándoselo a la boca, tragando sin masticar.
Debido a lo patoso del movimiento del organismo que algún día fue ágil, el plato cayó al piso, rompiéndose en mil pedazos y causando con aquella naturaleza destructiva, algunos cortes en el rostro sin expresión, vacío. El cuerpo, anhelante de energía, se dispuso a limpiar del suelo y de los mismos pedazos de vidrio, todo aquello que pudiera otorgarle nutrientes o líquidos vitales.
La escena era difícil de mirar para cualquier persona, no obstante, todo esto acontecía en la soledad absoluta del hogar de los Moroboshi; el cuerpo notó que sangraba, sin embargo, los receptores al dolor físico quedaron totalmente invalidados por el inmenso sufrimiento emocional que se había llevado la vida de la psique.
Los labios y la lengua, resquebrajados por la resequedad, pronto tuvieron tregua ante la misma sangre que ahora empapaba la boca, descubriendo entonces el estado de deshidratación en el que se encontraba. El cuerpo quería sobrevivir aunque el resto del ser no estuviera de acuerdo, por ello, arrastrándose con un poco más de fuerza, pudo conseguir llegar al lugar donde aquellas cubetas de agua de lluvia recolectada descansaban.
El cuerpo sabía que no iba a conseguir hacer la elaborada tarea de tomar un vaso, buscar una jarra de agua pura, servirse, tomar el vaso y comenzar a tragar de manera natural. En cambio, se conformó con hundir con gran esfuerzo la cabeza en aquel recipiente mientras intentaba beber sin recordar del todo los músculos comprometidos.
Un dolor de estómago le indicó lo mal que aquello estaba, lo peligroso que era seguir, empero, era ya imposible detener el desmañado lengüeteo que deseaba encontrar una esperanza de vida. De nuevo, el cuerpo quería resistirse a lo que la mente había decidido, no logrando entender cuál era el sentido de que su compañera de aventuras se hubiera rendido de aquella manera.
El cuerpo se empeñaba en reanimar a su colega, usando toda la energía que era capaz de producir para dirigirse a ella; sabía que estaba agónica y mutilada, encontrando cerca de ella a psique inerte, sin embargo, el cuerpo sabía de casos en que la mente podía seguir después de la finitud de psique, por lo que se dispuso a hacerla reaccionar, reconociendo que de hecho no tenía de otra.
-Reacciona maldita- pedía a gritos el cuerpo realizando un masaje feroz sobre su pasada vitalidad.
La mente no respondía, desparramada y cercenada respiraba con suma dificultad.
-Idiota, no podemos morir, no queremos morir
La mente, muda, refutaba las palabras de su compañera de la mejor manera en que podía.
-Por favor- pidió el cuerpo reconociendo que se encontraba al límite- no puedo seguir
La mente, inmóvil esperaba el siguiente paso, deseando con todas sus fuerzas encontrarla a ella en el siguiente destino.
-Oye- el cuerpo gritó angustiada- no puedes hacerle esto a ella ¿Lum se llama? Esa chica, sé que la amamos pero aún no entiendo cuanto ¿de verdad vas a dejarla ir?
La mente, extinguiendo por completo todos sus sueños nunca concretos, sabía que el cuerpo quería convencerla sobre algo absurdo, algo que no iba a pasar.
-Espera- solicitó el cuerpo- por favor, dame una oportunidad, sólo una, te dejaré descansar pero permíteme tomar el control y te prometo que lograré que ella regrese- murmuró desesperada- te juro que regresaré con ella, no tendrás que hacer más que lo básico para mantenernos vivos.
La mente sabía que esto era imposible, que aunque quisiera no podía engañarse a sí misma, pero era aquel entusiasmo del cuerpo que le hizo dudar, recordando las millones de veces en que su dupla consiguió salvar su pellejo.
El cuerpo esperaba ansioso la respuesta de su amiga, comenzando a resignarse ante el silencio y aquella sensación de debilidad, preparándose para la expiración de aquel contador marcando cuenta regresiva.
-Está bien- murmuró la mente con la voz más débil y temblorosa de lo que el cuerpo imaginaba- pero regresa con ella o no regreses.
Los párpados de Ataru que aún se encontraba sumergido en la cubeta llena de agua ennegrecida y restos de su sangre que le otorgaban un color asqueroso, comenzaron a abrirse.
Chapter 14: Despertar
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Ataru despertó con dificultad, su expresión facial ya no era vacía, sin embargo, había perdido por completo las características infantiles y traviesas que hacían de él alguien probablemente adorable ante los ojos correctos; esta pérdida fatal correspondía al fallecimiento de psique, que era la encargada de filtrar y detallar mediante experiencias personales, las órdenes de la mente del chico.
El cuerpo tomó el control total, dejando a la mente en postración pero aún atenta a las decisiones que su colega tomaba. El hombre se levantó y buscó con la energía renovada en un nivel intermedio, algo con más sustancia para comer, encontrándose con 3 paquetes de sopas instantáneas, las cuales devoró crudas mientras se dirigía al baño, dispuesto a cumplir su promesa.
Sabía que era lunes y que era tarde, cerca de las 9 de la mañana, por lo que con rapidez se alistó para ir a la escuela, procurando lucir lo más normal que se pudiera; el reflejo le anunciaba su fracaso al mostrarle aquellas marcas enrojecidas por haber estado en el suelo por casi un día entero.
El joven corrió hacia la escuela, llegando increíblemente tarde pero con lo necesario en su maleta para tomar las clases del día.
-Moroboshi ¿a qué se debe este retraso?- regañó a gritos Onsen
-Lo lamento Onsen, no pasará de nuevo
Ataru se sentó en su asiento de forma robotizada y ausente, con la mirada ligeramente perdida mientras varias miradas lo escudriñaban con curiosidad.
-Amigo ¿estás bien? Luces...extraño- habló Kosuke detrás de él
-Todo bien- aseguró mientras sacaba su libro de inglés.
Esto acontecía también ante una Lum estupefacta que había tenido algo de dificultad por dejar a Ataru en casa de aquella forma, planeando que a su regreso, por más jodidos que ellos estuvieran como pareja, lo llevaría al hospital. Analizó con el rabillo del ojo la apariencia física de Ataru que parecía normal pero al mismo tiempo no; su rostro tenía las marcas del suelo y algunos cortes misteriosos que ella no había visto antes de dejarlo, además de que su expresión de alguna manera le recordaba a él pero no era él.
Las clases transcurrieron con normalidad, Ataru también por primera vez parecía estar poniendo atención a los contenidos, haciendo pensar a todos que algo verdaderamente malo había acontecido. Por otro lado, Shutaro Mendo se mantenía atento a cualquier movimiento de la pareja, especialmente de Lum, mientras que Shinobu examinaba a los 3, segura de que algo siniestro sucedía ahí.
-Lum ¿podemos hablar?- preguntó Ataru apenas tocó el timbre que anunciaba el almuerzo
Lum pensó en negarse, sin embargo, la actitud calma de Ataru le daba confianza, además de que se lo estaba pidiendo delante de todos por lo que se imaginaba que declinar la charla iba a resultar en chisme y caos.
-De acuerdo
Ambos se dirigieron en silencio y comprobando no ser seguidos por nadie hasta las canchas más lejanas del campus.
-Lum- empezó Ataru- quiero pedirte disculpas sinceras, aunque no me perdones, sé que fui un idiota y que no debí hacer eso, bueno, no debí hacer el 90% de las cosas que he hecho desde que llegaste a mi vida
Lum lo vio hablar con tanta tranquilidad que pensó que definitivamente había perdido un tornillo, temiendo por un momento haberlo llevado a ese límite.
"Por qué te castigas, no es tu culpa" se reprendió mentalmente, recordando aquella fortaleza en la que llevaba meses trabajando.
-Está bien, puedo perdonarte
-¿Y puedes darme otra oportunidad?
-No- susurró fríamente.
Ataru bajó la mirada con tristeza mientras se sentaba en el pasto, invitando con un gesto a la chica a hacer lo mismo. Lum accedió, imaginando que al menos se merecían esto, un final civilizado y digno.
"¿Qué carajos haces?" gruñó la mente discapacitada "¿Así piensas recuperarla?"
"Tú eres una imbécil" refutó el cuerpo "Todos estos años has hecho pura cagada"
Ataru suspiró mientras la chica se sentaba a su lado, sintiendo que una capa de melancolía cubría por completo el espacio.
-¿Estás segura de que no hay ninguna manera? Haré lo que sea
-Ataru ¿no estás cansado de esto?
El hombre se dio cuenta de que era la primera vez que Lum lo llamaba por su nombre, adivinando que no era una buena señal que decidiera abandonar aquel apelativo cariñoso, sintiendo que con aquella decisión hacía que fuera imposible ignorar cómo todo a su alrededor se desmoronaba.
-¿De qué?- preguntó fingiendo desconocer el contexto
-De esto- dijo mirándolo a los ojos- de tú y yo lastimándonos de todas las maneras posibles
-Podemos cambiarlo- mencionó con insistencia
-Te estás mintiendo a ti mismo
Ataru se quedó en silencio mientras miraba decepcionado sus nudillos.
-No estoy de acuerdo
-No importa si lo estás, es la realidad- mencionó mientras que de sus ojos empezaban a brotar lágrimas
-Creo firmemente que podemos hacerlo- la voz quebrada empezaba a fallarle
"Estás dejándola ir" gimió la mente
"¿Qué quieres que haga? ¿Que la retenga en contra de su voluntad?"
"SI" gritó fuera de sí la mente
"ERES UNA IMBECIL" siseó el cuerpo "Eres la causa de que hayamos llegado a esto"
"Tú no la amas" acusó en llanto
"Claro que lo hago, pero tú has hecho un maldito desastre con tu intensidad" se defendió el cuerpo
Lum negó con la cabeza mientras recordaba pedazos de aquella relación de años.
-No creo que estés tomando la decisión correcta- añadió comprobando que también se encontraba llorando
-Solamente estás pensando en ti- acusó con coraje
-No lo hago- masculló- sé que he sido un grandísimo idiota pero Lum- se acercó a ella- tú y yo nos amamos
Lum se quedó en silencio impactada por escuchar por primera vez aquello que imaginó tantas veces en distintos escenarios, pero ninguno como el que se encontraba viviendo, sintiendo también el inicio de una molestia específica al entender que era demasiado tarde para escuchar aquellas palabras que por años fueron su sueño.
-¿Y qué? Con el amor no basta- señaló con furia
-Lo sé, pero es lo básico ¿cuántos podrían presumir de tener aquello?- preguntó buscando un contacto visual
Lum se perdió por algunos momentos en los tonos marrones de los iris de Ataru, potenciados por la humedad de sus globos oculares, sintiéndose también atrapada por aquellas pestañas mojadas que habían adquirido una naturaleza curveada.
-Estoy segura que no es tan difícil de encontrar- pudo apenas hablar
-Estás mintiendo- susurró acercándose más a su rostro compungido
-No te acerques más- pidió sintiendo su cuerpo temblar
-¿Por qué?
-Porque no quiero
-Está bien- aceptó parando su camino
"¿Qué haces? Bésala ya, eso quiere"
"Te digo que te calles ya y me lo dejes a mi"
Lum agradeció que el muchacho desistiera de su peligroso acercamiento mientras escuchaba la campana anunciando el final del almuerzo.
-Tenemos que irnos- intentó anticipando su fracaso
-No hemos acabado
-¿Qué hace falta?- preguntó
-Que seas sincera contigo misma
-Lo estoy siendo- gruñó indignada- ¿crees que estoy jugando?
-No lo creo- aseguró con rapidez- sé que hablas en serio, sé que me has mandado al carajo, no tengo duda de ello
-¿Entonces?
-Lo que creo es que no eres sincera respecto a tu idea de que encontrar algo similar a lo que tenemos es fácil
-Puedo encontrar incluso algo mejor- mustió fríamente
Ataru únicamente la miró por largos minutos, poniéndola cada vez más nerviosa.
-Si eso es todo- comenzó, teniendo la intención de levantarse
-No es todo, quiero pedirte dos favores
-Dime- dijo intentando sonar indiferente
-¿Podemos seguir siendo amigos?
"¿Cómo que amigos?" se quejó la mente, retomando su pasada vitalidad
"¿Quieres callarte? ¿O prefieres que nunca más nos quiera ver?"
Lum miró intrigada a Ataru, tratando de adivinar en aquel calmo rostro evidencia de algún truco oculto. No encontró atisbo alguno de intenciones egoístas, haciéndola confiar.
-Claro- le dirigió una triste sonrisa- pero quizás no sea fácil
-No me importa- aseguró comenzando a levantarse
-Otra cosa ¿estás segura de que estás enamorada de alguien más?
Lum lo pensó por algunos momentos, encontrando en la profundidad de su corazón aquella respuesta
-Lo estoy- confirmó
-De acuerdo- mencionó alejándose- es todo
Chapter 15: Crisis
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Habían pasado cuatro semanas desde la ruptura íntima de Lum y Ataru, este hecho fue oculto por parte de los jóvenes que no deseaban hacer todavía más doloroso el suceso, no es algo que hubieran acordado, simplemente actuaron de manera inconsciente de la misma forma.
Lum no se despidió de los padres de Ataru, únicamente les habló sobre su nuevo platillo y sus deseos de vivir ahí por completo. Tampoco le contó a Shinobu y a sus amigas que aquello entre ellos había terminado, sin embargo, lentamente todos los involucrados pudieron adivinarlo.
Ataru y Lum hablaban con cordialidad, incluso alguna vez de manera amena, sin embargo, nunca más fue visto en ellos esa dinámica polarizada de peleas y celos, también por el hecho de que ninguno había hecho un movimiento notorio con el sexo opuesto.
Dentro de Ataru, el cuerpo aún en el comando, tenía enormes problemas para mantener a raya a la mente que estaba casi recuperada, ansiosa por soltar sus instintos primitivos que con horror comprobó un día que incluso consistían en robarse a Lum.
La mente de Ataru era particularmente femenina aunque sus movimientos favoritos fueran las explosiones de testosterona, sin embargo, antes psique lograba de alguna manera mantener en control la insistencia de la mente apenas consiguiéndolo.
El cuerpo de Ataru confiaba en que podía recuperarla, debía hacerlo, no obstante, ignoraba el detalle oculto de cómo se desarrollaba el enamoramiento de Lum, decidiendo de manera consciente que no era algo para preocuparse demasiado, no cuando la había mirado tranquila sin acercarse demasiado a ningún hombre en particular.
La mente destinaba varias horas al día a gritar nombres de forma aleatoria, jurando tomar venganza de manera aterradora, ella sí quería destrozar a aquel tipo del que Lum se había enamorado, asumiendo que aquel sujeto la había obligado, no queriendo aceptar que su propia idiotez pudiera haber promovido aquel sentimiento en ella.
Lum continuaba en su reciente dinámica de visitar todas las tardes al heredero del consocio Mendo que pronto se quedaría sin más artefactos y máquinas que la chica pudiera atender, ordenando a sus hombres comprar más tanques, naves y armas en búsqueda de continuar con aquel vínculo.
Mendo adivinaba que algo había ocurrido entre Lum y Ataru, sobre todo al comprobar que ella nunca más llegó ni partió acompañada con el joven de cabello marrón a la escuela. A pesar de tener una enorme curiosidad, no le había preguntado nada, pensando con tristeza que se trataba de un ligero distanciamiento entre ambos.
-Shutaro- empezó Lum un día al terminar su actividad favorita- Ataru y yo terminamos hace un mes.
El joven se quedó en shock por algunos momentos, no logrando procesar aquellas palabras, especialmente porque eran dichas de manera en extremo pausada y calma. Después de salir de su impacto, emocionado y aprisionado por sus sentimientos románticos, buscó abrazarla, siendo fácilmente esquivado
-Lum san- reaccionó sintiéndose avergonzado- lo lamento, simplemente me emocioné
-No hay problema- mencionó mientras tomaba su caja de herramientas
El rostro de Mendo estaba completamente enrojecido, se lamentaba y reprendía por haber sido tam impulsivo, temiendo ser leídos por ella como un intenso papanatas que estaba esperando su turno
"Pero sí lo soy" pensó abatido
-Escucha- le dijo- no quiero cometer los mismos errores- desvió la mirada con dolor- por lo que ¿te pido paciencia?
La mente de Mendo comenzó a trabajar a marchas aceleradas ¿Por qué le pedía paciencia? ¿Es que acaso?
"No, no puede ser" se convencía a sí mismo
Lum, al adivinar la confusión de su amigo quiso darle un pequeño empujón, guiada también por las bonitas y agradables sensaciones que su cercanía le otorgaba.
-Quiero decir que si puedes esperarme yo estaría dispuesta a iniciar una relación contigo
Shutaro quiso llorar, agradecer, brincar, correr y desvanecerse, todo al mismo tiempo, no logrando interiorizar lo dicho por la mujer de la que estaba tan enamorado, especialmente porque se había rendido casi al minuto de conocerla.
En vez de hacer todo ello, quiso comprobar por segunda vez aquello que escuchaba, no confiando más en sus sentidos.
-¿Lum san, tú...quisieras estar conmigo?
-Llevo meses estando contigo- respondió sintiendo mucha ternura por las pequeñas lágrimas en los ojos que dibujaban la galaxia- probablemente eres mi mejor amigo
-Ah...- respondía el hombre un tanto decepcionado
-Pero no sólo eres eso- confesó soltando todo el aire de sus pulmones, preparada para cerrar por completo la vía de regreso con Ataru- yo me empecé a enamorar de ti desde hace tiempo.
Lum, bastante sonrojada, buscó en el rostro de Mendo aquella reacción que su corazón adolescente anhelaba, rindiéndose por completo al desborde romántico que pensaba que únicamente podía obtener de alguien tan dulce y honesto como su amigo.
El joven no podía creer aún su suerte, se sentiste dentro de un sueño y ahora además de llorar, quería hacer realidad todas aquellas fantasías que albergaba en su corazón, cediendo ante la galantería que ahora quería que estuviera depositada únicamente en Lum.
Se imaginaba llevándola a todos los lugares que ella quisiera, se imaginaba comprándole caros vestidos y joyería, se imaginaba cumpliendo cada uno de sus deseos, se imaginaba dándole un anillo de compromiso, se imaginaba llevándola hacia el altar y se imaginaba compartiendo una vida a su lado.
No obstante, había captado el mensaje, sabía que quizás ahora lo que ella necesitaba era tiempo y algo de espacio, sobre todo porque adivinaba que la mujer estaba hasta traumatizada por su vínculo tóxico con Moroboshi. Pensar en él le hizo de pronto sentir escalofríos, sintiendo cómo sus sueños tambaleaban
"Terminaron pero...¿ya no lo ama?"
Por su bienestar mental, decidió no responder aquella pregunta y enfocarse en la oportunidad que la vida le estaba dando y ante la que correspondería de la mejor manera, incluso si sólo se tratara de una pequeña dosis de algo que no estaba diseñado para él, igual lo tomaría gustoso.
-Me haces muy feliz Lum san- confesó reflexionando que era el día más especial en su vida
-Sólo Lum estará bien- respondía con una sonrisa
Mendo le devolvió el gesto mientras de manera discreta, iniciaron una dinámica de cortejo que recordó a la chica lo que significaba ser adorada, al menos de la manera en que en Oniboshi estaba acostumbrada.
A su nave llegaban diariamente avionetas llenas de flores, cada tarde la sesión de reparación concluía con una elegante cena o una sesión de películas en la sala de cine particular de la mansión. Los suaves roces de manos sudorosas iniciaron lentamente en aquellas horas de almuerzo, observados únicamente por Shinobu.
Ataru por su parte, no veía nada de aquello, viviendo dentro de sí la constante pelea entre mente y cuerpo que cada vez se ponían menos de acuerdo, especialmente porque ella estaba obsesionada con la idea de tomar a Lum para ellos, incluso en contra de su voluntad.
-Ataru kun- saludó Shinobu sentándose junto a él
Ataru no le hizo caso, estaba mucho más ocupado en acallar los lamentos y lloriqueos de su mente que era mucho más dramática, violenta e intensa de lo que hubiera imaginado sin el filtro de psique.
La chica había pensado por varios días en si hacer aquello, sintiéndose de pronto entre la espada y la pared, viendo ante sus ojos la decisión más difícil de su corta vida: Su primer amor y amigo de toda la vida o su nueva amistad con Lum.
Fue difícil decantarse por alguno, aceptando que no había manera de evitar el rol de traición al que tanto temía. Fueron muchas horas de insomnio las que invirtió en pensar en aquello, muchas platicas con Inaba en la que las respuestas de su parte eran:
"Ambos escenarios son posibles, no hay una persona correcta para Lum san"
Ella misma había visto con sus ojos las múltiples posibilidades de futuro que existían para su amiga, empero, nunca imaginó que aquella donde se emparejaba con Mendo iba a resultar como ganadora, aceptando que incluso era más fácil pensar que regresaría con Rei.
Aunque ya no estaba enamorada de Ataru, el chico significaba mucho para ella, habían pasado toda su infancia y juventud juntos y era prácticamente su amigo más antiguo, además de que probablemente ella fue la primera en entender los sentimientos de este hacia la oni.
-Ataru kun- repitió con nerviosismo- yo...
-¿Qué pasa Shinobu?- preguntó con algo de rudeza pues comenzaba a sentir una espantosa migraña
-Yo...- aunque había tomado una decisión, las palabras no salían de su boca
-¿Qué?- insistió molesto
-Yo vengo a decirte que...- intentaba con todas sus fuerzas buscar las frases correctas
El miedo a perder la amistad de Lum y de Mendo la paralizaba, pero no podía escapar de un deber que era generado por su alto sentido de justicia y ética
-Lo que pasa es que Lum...
-¿Qué pasa con Lum?- solicitó con emergencia mientras tomaba a su amiga por los hombros
Shinobu se arrepintió en un segundo al analizar los orbes marrones de su amigo que reflejaban diversas emociones complejas y honestamente aterradoras de ver. Se quedó en silencio sin poder evitarlo
-¿Qué pasa con Lum?- preguntó nuevamente con un tono mucho más frío- apretó su agarre sobre la mujer casi haciéndole daño
"Espera" solicitó el cuerpo sin horas de sueño, fatigado por intentar controlar a la mente
"Déjame en paz" chilló la mente dándole un empujón mientras se asomaba en las pupilas que comenzaban a dilatarse.
-Ella...ella y Mendo
Shinobu supo que había cometido el error más grande de su vida cuando en lo que fueron segundos, pudo casi oír un grito desgarrado y de locura pura de parte de Ataru que nunca emergió de su boca, después, fue lanzada con algo de fuerza sobre el pasto mientras la figura del hombre desaparecía ante sus ojos, dirigiéndose a...
-No- gritó con lágrimas en sus ojos, intento avisar a alguien.
Chapter 16: Violencia
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Shinobu gritó esperando avisar a alguien sobre el peligro, encontrándose que quizás por causas del destino, estaban completamente solos. Cincuenta metros lejanos a donde había sido depositada en la ráfaga de furia de Ataru, se encontraban Lum y Mendo platicando a una sana distancia de al menos un metro entre ellos.
Shinobu quiso levantarse y correr, detener con su fuerza sobrehumana a su amigo que parecía casi volar por le velocidad con la que su cuerpo se desplazaba; intentó de nuevo gritar, siendo escuchada por la oni únicamente, que con expresión horrorizada hizo contacto visual con las orbes oscuras de la chica que gritaban silenciosas.
En menos de cinco segundos, la intención de Lum de tomar a Shutaro por la ropa y largarse de ahí, fue imposibilitada por un brusco espasmo que también la mandó lejos. Lo siguiente que pudo ver fue una mancha en el aire, movimientos tan rápidos que no podía descifrar pero que estaba segura de que eran dos bestias combatiendo.
Mendo y Ataru habían peleado con anterioridad, pero nunca en serio, nunca de manera tan salvaje, jamás cediendo a la violencia. Sus ojos, tratando de acostumbrarse a la celeridad de la riña, pudieron comenzar a identificar que de hecho, ambos estaban comprometidos en la actividad, haciendo que temiera por lo lejos que lo podían llevar esta vez.
Los cuerpos daban constantes vueltas, tratando no únicamente de someter, sino de destruir por completo al otro, ambas testosteronas secuestradas por algo más grande que la lógica, siendo sus motivos igual de válidos, igual de desmedidos, igual de despiadados.
-Eres un hijo de puta- escupió literal y simbólicamente Ataru mientras estrellaba su puño en la nariz del heredero, comprobando con satisfacción que la había roto.
Mendo por su parte, dio una patada con fuerza en la pierna de su oponente que gimió de dolor de manera aguda. Aprovechó aquella oportunidad para desenvainar su katana, siendo imposibilitado por el rápido movimiento de Ataru que rodeó sus muñecas mientras lo intentaba subyugar.
-Tú nunca te la has merecido- bramó Mendo con furia mientras con su cuerpo empujaba la insistencia del hombre
Estaba en un brote no únicamente por las razones obvias, sino porque le resultaba absurdo y denigrante que un tipo promedio sin el duro entrenamiento que había empezado casi al iniciar su vida, pudiera estar emparejado con sus habilidades físicas de combate.
Su estilo de pelea era perfecto, no existían huecos para el enemigo, su conocimiento en técnicas y movimientos era impecable, por el contrario, su contrincante era algo demasiado primitivo, salvaje y definitivamente, destructivo. Los golpes irreflexivos de Ataru lograban herirlo, furioso por aquel hombre que siempre lo había igualado.
-Deténganse- logró berrear Lum mientras Shinobu se acercaba corriendo también al lugar
Ambas chicas veían con pavor la escena de violencia, los rostros de ambos enrojecidos y algunas partes ensangrentadas; les impactó por sobremanera cerciorarse de que los hombres podían de hecho infringir esa clase de daño sobre el otro, reconociendo que en el pasado probablemente nunca tuvieron aquella intención.
-Lum, electrocútalos- pidió Shinobu con lágrimas en los ojos
-A Ataru no le afectan- gimoteó desesperada- si hago eso lo único que voy a hacer es dejar imposibilitado a Shutaro
Pensaba en ellos como una masa, en colectivo, ya que era imposible conseguir que se separaran, sus cuerpos parecían confundirse el uno con el otro debido a su vehemente dinámica. Ambas chicas sabían que si intentaban separarlos de manera física, saldrían también heridas.
-PAREN YA IMBÉCILES- intentó Shinobu exasperada
Por su parte, Ataru escupía un diente y una buena cantidad de sangre en el pecho de Mendo, consiguiendo que aquel blanco inmaculado de su uniforme se encontrara manchado. Aprovechó los milisegundos en que el hombre lo vio con asco para darle un potente cabezazo que hasta a él lo dejó mareado.
Shutaro se encontraba aturdido, buscando con toda su energía enfocar sus ojos que bastante turbados se negaban a colaborar, dolientes ante el fragoso ataque que había también abierto una herida en su frente.
-Te mataré- aseguró Ataru mientras depositaba las manos en el cuello de Mendo- y luego, me le llevaré conmigo
Mendo, en un impulso de sobrevivencia, aceptando que aquel hombre iba a cumplir su palabra, optó por usar aquella arma en la que Ataru no podía superarlo, su intelecto y habilidades de oratoria que hacían de él, fuera de su vida de estudiante, el político joven más prometedor de Japón.
-Porque ella es un objeto para ti
-Cállate, no te atrevas a hablar sobre lo que es para mi- masculló furioso, distrayéndose de su inicial objetivo.
-Moroboshi- con su cerebro dejando de dar vueltas pudo dar la vuelta a la situación, rodando por el suelo hasta quedar por encima de él- eres un canalla que siempre ha tratado a Lum como un trofeo
Ataru intentó golpear a Shutaro, siendo detenido por la katana que por fin pudo salir de su área de reposo. El heredero, con la empuñadura de aquella espada, apretaba el cuello de Ataru mientras que con sus extremidades aprisionaba las extremidades del hombre, impidiéndole moverse.
-No tienes idea de lo que significa amarla- jadeó comenzando a comprobar que sus campos visuales se limitaban, presas del comienzo del abultamiento en sus ojos debido a los golpes.
-¿Y tú sí? No sabes absolutamente nada de ella, sólo eres un tipo obsesionado con su belleza- Ataru se mordía la lengua mientras decía esto, reconociendo con dificultad que era consciente de la mentira en aquella frase.
Ataru tomó con sus dientes la empuñadura de la katana, intentando jalarla con el poder de su mandíbula mientras Mendo aligeraba la presión en sus extremidades en espera a tomar la espada con más fuerza, al parecer, había olvidado la destreza de su rival para aprovechar cualquier distracción a su favor.
Ataru consiguió liberarse de la prisión, comenzando a escuchar los gritos desgarrados de Lum y de Shinobu, haciendo consciente que estas habían lanzado numerosos objetos hacia ellos que no lograron siquiera distraerlos de su intención. También pudo oír que su amiga le pedía a Lum ir por ayuda.
-Moroboshi- jadeó Shutaro con dificultad- ¿quieres matarme? probablemente lo logres, pero eso no te la devolverá
Furioso, con la vista nublada, Ataru comenzó a golpear cada parte del hombre que tuvo a su alcance, destrozando varios huesos por el camino, comprobando que el tono muscular de su enemigo abandonaba esa perfecta dureza.
-Ella es mía- aseguró fuera de sí
-Ella no es de nadie, yo siempre lo he tenido claro- buscó mirarlo a los ojos- el verdadero amor eso, estar dispuesto a dejarla libre si ella es feliz
-Ella no puede ser feliz si no es conmigo- chilló comenzando a derramar lágrimas sin ser consciente de aquello
-Qué absurdo Moroboshi, y dicen que yo soy el engreído ¿de verdad te sientes tan importante?
Shutaro aprovechó que Ataru se quedaba paralizado para tomarlo por los hombros, no utilizó mucha fuerza, quizás porque no podía o quizás porque no quería.
-Escúchame, yo siempre estuve a su lado aceptando su decisión, incluso deseando que no fueras un bastardo con ella, Moroboshi yo quería que pudieras hacer feliz, creía que podías hacerla feliz.
Ataru comenzó a temblar ante las palabras de Mendo, no logrando engañarse más a sí mismo, sabía que tenía razón y también recordaba siempre haber tenido claro que de todos los varones estúpidos que perseguían a Lum, él de hecho era el único que parecía además amarla.
El amor de Mendo nunca le preocupó, principalmente porque se sentía en su ignorancia y ego, absolutamente seguro de que Lum siempre lo elegiría, pero también porque sabía que Shutaro no haría nunca nada para obligarla, para lastimarla.
-Ella me ama- dijo ya en un ligero llanto, dejando caer sus lágrimas sobre el rostro ensangrentado de su compañero- no puedes hacerme esto- pidió derrotado
-Yo no estoy haciendo nada- lo empujó ligeramente para quitarlo de encima suyo, sorprendido al verlo ceder por completo- ella ha elegido y eso es algo que siempre he respetado
Shinobu miraba con asombro cómo aquella violenta pelea se convertía frente a sus ojos en una desgarradora plática de dos hombres verdaderamente destruídos, uno físicamente y el otro mentalmente.
-Yo no puedo hacerlo- aceptó sollozando- no puedo dejarla ir
-Entonces ni eres un verdadero hombre y mucho menos la amas, al menos de manera en que se merece: horizontal, amable, respetuosa y libre.
Ataru gemía como animal herido, Shinobu no sabía si acercarse al heredero que parecía al borde del desmayo por las contusiones o si optar por aproximarse a su herido amigo.
-Tú quieres alejarla de mi- sollozaba con la cabeza hundida entre sus piernas- quieres quitármela- continuaba en un paranoico soliloquio que ni siquiera le convencía a sí mismo.
-Ella es libre de regresar contigo en el momento en que quiera- aseguró sintiendo el impulso de vomitar una cantidad absurda de sangre que hizo que su amiga se decidiera.
-Shutaro- lo tomó por la cintura- resiste, Lum fue por ayuda.
Aquello último, activó algo en Ataru, que recuperando la balanza interna, comenzó a sentir el dolor de cada uno de los golpes propinados por un experto en combate que consiguió herirlo sin tantas heridas expuestas a diferencia de sus ataques inexpertos.
En una comprobación mental, pudo notar que sí podía hacer un último esfuerzo por levantarse y llevarse a sí mismo al hospital, sobre todo, alarmado por aquel corte en el vientre que la espada había hecho.
Con torpeza se levantó mientras Shinobu horrorizada contemplaba que se quitaba el saco escolar, dejando expuesta la camisa interior que antes fuera blanca, completamente enrojecida, dejando en el camino un charco de sangre enorme.
-Ataru- comenzó llorando
-Olvídalo Shinobu- respondía con una voz vacía- ya lo entendí todo.
El hombre, tembloroso y torpe, caminó dejando solos a la chica que sostenía a un desmayado Shutaro y a la rápida llegada de cerca de una docena de hombres de negro enmascarados acompañados de Lum y de Ryoko.
Chapter 17: Preludio
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-Lum- habló suavemente Shinobu- Ataru ya fue dado de alta del hospital
La chica oni, que le daba la espalda y se mantenía mirando a la cama del joven heredero Mendo, tardó algunos segundos en contestar con un tono plano, indescifrable.
-Gracias por avisarme
Habían pasado 3 días de la pelea entre los dos hombres, Ataru parecía recuperarse con gran velocidad aún cuando había sufrido un corte profundo que al parecer no había tocado órganos vitales, lo cual fue premeditado por Shutaro Mendo.
Por su parte, el hombre de ojos y cabellos azabache, se mantenía inconsciente, principalmente debido a la contusión cerebral que el médico les había informado que sufrió, apaciguando la angustia de la familia asegurando que tampoco era un golpe tan grave y que debían esperar.
Su rostro, alguna vez hermoso, se reponía lenta y dolorosamente ante la mirada ámbar de Lum que no se había separado de su lado en todo ese tiempo.
-Lum- se acercó Shinobu con lágrimas en los ojos sin atreverse a encararla- lo siento, perdóname.
-No te preocupes Shinobu, era cuestión de tiempo- respondió con aquella voz extraña
Shinobu sentía que algo había terminado entre ellas, sintiéndose sumamente culpable por haber detonado aquella plática con Ataru, imaginando que sin su intervención probablemente se pudo haber evitado un escenario tan desastroso. La chica se dividía para visitar a Lum y a Mendo mientras la otra mitad del tiempo la destinaba a Ataru.
Ataru no hablaba, aunque el médico no encontró ningún traumatismo craneoencefálico o condición que explicara aquello, al menos no una fuera del esquema del psiquismo, anotando en su diagnóstico emitido una duda pertinente que indicaba valoración psiquiátrica urgente.
Los padres de Ataru parecían preocupados por él por primera vez, siendo la señora Moroboshi la que estalló en un llanto desgarrador al ver las condiciones en las que se encontraba su hijo mientras que su esposo, eternamente en mutismo, por fin tuvo las palabras adecuadas.
"Es hora de comenzar a cuidar de nuestro hijo"
Mendo se trataba en su mansión, con los doctores de confianza de la familia, algunos de ellos traídos del extranjero, mientras que una de sus habitaciones era adaptada para emular el área de recuperación de terapia intermedia que no tenía que pedirle a la de ningún hospital.
-Lum- habló Shinobu sintiendo que aquella era una despedida entre ella y su amiga- solo quiero que sepas que esto no es tu culpa
La chica no respondió, mientras Shinobu decidía abandonar el lugar.
/////
Shutaro Mendo despertó, era el día 7 después de la pelea, se sentía muy adolorido pero no especialmente jodido, esto debido a los potentes fármacos que le eran administrados e incluso a alguna tecnología oni que Lum había usado en sus heridas mientras dormía. Buscó con la mirada reconocer algo a su alrededor, encontrándose pronto con la figura de la chica dormida en un sillón.
"Esta aquí, conmigo"
Con mucha dificultad, se levantó de la cama, tratando de no hacer ruido, comprobando que Lum seguramente estaba agotada pues en su torpeza, casi tiró más de una vez el soporte del cual se le eran administrados sus medicamentos y suero. Salió lentamente del lugar, aprovechando que ninguna de sus extremidades inferiores estaban rotas.
-Señor- gritó sorprendido uno de sus hombres- ¿qué hace usted aquí?
-Llévame con Ryoko- ordenó sin saber si lograría dar un paso
-Pero su médico dijo...
-Es una orden
El hombre, asustado ante la determinación en la voz de Mendo, tomó una silla de ruedas, ayudándolo a sentarse mientras lo llevaba con su hermana que se encontraba de hecho muy cerca, en una habitación en la misma planta y ala.
-Oni sama- gritó Ryoko dejando de lado su lectura- ¿has despertado? ¿cómo te sientes?
-Déjanos solos- pidió a su sirviente.
-¿Oni sama?- preguntó inicialmente dudosa para después pasar a horrorizarse al comprobar que el heredero se levantaba con dificultad para después caer de rodillas, o al menos eso parecía.
Inicialmente Ryoko pensó que su hermano se había desvanecido, sin embargo, sus ojos se inundaron en lágrimas cuando comprobó que realmente estaba adquiriendo una postura de súplica depositado en el suelo.
-Ryoko, él vendrá...y te pedirá ayuda, por favor- su voz se quebró- no me quites lo único que he querido en mi vida, no mientras ella decida estar conmigo
Ryoko realmente amaba a su hermano, por más bromas pesadas y torturas psicológicas emitidas sobre su persona, eso también lo hacía sabiendo que Shutaro era todo un hombre capaz de tolerar aquellas molestias. Se debatía entre ser una hermana normal o aquella perteneciente a la familia Mendo
-¿Qué estarías dispuesto a darme?
-Lo que quieras- aseguró con firme certeza
Chapter 18: Saltos
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1: Tres meses después
Fuente: Journal of Financial Economics
Una foto en la portada del mes: el patriarca del conglomerado Mendo dando la mano al rey Invader de Oniboshi.
Contenido: un estudiante de posgrado, realiza un estudio de caso longitudinal sobre la reciente alianza del mayor conglomerado de Japón y el imperio espacial de Oniboshi, los impactos sobre esta coalición serán analizados desde el punto de vista económico y político.
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2: Cuatro meses después
Fuente: Socialite.
Página 30: el patriarca del conglomerado Mendo y el rey oni, comparten una botella de vino en un evento privado, luciendo felizmente abrazados.
Las letras principales señalan: De suegros a socios, los dos hombres más poderosos de la Tierra y Oniboshi, deciden unir fuerzas para potenciar las áreas de ciencia y tecnología en el globo terrestre.
El rey Invader dice: confío en que de esta amistad saldrán cosas muy buenas, no he conocido hombre más valiente y honorable en toda la galaxia más que Toisho Mendo.
El patriarca del conglomerado Mendo dice: estamos felices por anunciarles nuestro compromiso por hacer de este planeta uno de los más avanzados de la galaxia, el Rey Invader es sin duda un hombre visionario.
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3: Seis meses después
Fuente: Cosmopolitan
Portada: Shutaro Mendo sentado frente a una chimenea, vistiendo un elegante traje occidental. Las letras indican el mensaje: Por fin, el que fuera el soltero y político más codiciado de Japón y America, abre el corazón y nos cuenta más sobre su relación con la que fuera su compañera de clases e hija del socio de su padre.
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4: Un año después
Fuente: The Hollywood Reporter virtual
Página 15: ¿Los aliens y los humanos somos compatibles? Todo parece indicar que sí, nos encontramos más enamorados que nunca en las calles de Los Ángeles a la pareja más envidiada y consolidada del momento: el joven político y empresario Shutaro Mendo y su novia la princesa de oniboshi, Lum Invader.
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5: Dos años después
Fuente: programa en vivo de Ellen Show
Ellen: Shutaro Mendo, el japonés más guapo que vino a conquistar América.
Risas
Shutaro: no me llamaría a mi mismo de aquella manera, al menos no en la parte de conquistar
Risas
Ellen: Shutaro, tu familia y tú son mundialmente conocidos desde mucho antes de la alianza con el Rey oni ¿por qué hasta ahora aceptaste nuestra invitación? ¿tiene que ver con tu prometida y su interés especial en el mundo del socialite? la hemos visto en numerosos eventos de farándula y moda.
Shutaro: como buenos japoneses, somos muy reservados y tímidos, pero es ahora que mi prometida y su familia que nos han enseñado el valor de ser también una figura pública.
Ellen: Hablando de eso, ustedes tienen casi 20 años ¿no son muy jóvenes para comprometerse?
Shutaro: probablemente, pero es algo que acordamos y hablamos en pareja más veces de las que ustedes piensan; estamos seguros de nuestra decisión.
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6: Dos años y medio después
Fuente: Vanity Fair
Portada principal: Shutaro Mendo y Lum Invader con trajes de novios occidentales, se miran el uno al otro mientras él sostiene su cintura. El título señala: pudimos asistir a la magnánima boda de los jóvenes más adinerados y atractivos de America.
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7: Tres años después
Fuente: The Economist
Página 8: Toisho Mendo, acompañado de 10 políticos más que representan las dinastías financieras más poderosas de la actualidad, se reúnen a discutir sobre la inversión millonaria que cada uno hará en aras de conseguir los recursos necesarios para el desarrollo de la Tierra.
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8: Tres años y medio después
Fuente: canal de YouTube de LalaLoolita
El título del video: Entrevisté a Lum Invader y nos contó sobre su vida entre el Universo y la Tierra siendo princesa, esposa, hija, empresaria y figura pública.
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9: Cuatro años después
Fuente: twitter El Financiero
Título del artículo: "Todo un un éxito, la modernización de las herramientas y máquinas del ejército americano serán puestas a prueba por un mes por los militares" Toisho Mendo y el Rey Invader se encuentran felices por este logro.
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10: Cuatro años y tres meses después
Fuente: People
Página 7: Shutaro Mendo y Lum Invader nos cuentan que este año buscarán ser padres.
Lum: "Buscábamos esperar más tiempo, pero luego nos dimos cuenta que aún nos atravesaban mandatos japoneses que ya habíamos deconstruido; no nos importa si nos llaman demasiado jóvenes, estamos listos para dar este paso"
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10: Cuatro años y cinco meses después
Fuente: The Economist
Contenido página 3: ¿Qué está pasando con Toisho Mendo y la alianza galáctica con los oni? Entrevistamos a 3 especialistas en economía y política que nos explican las verdaderas implicaciones del monumental "avance" tecnológico y científico de la Tierra y también por qué se destinó la mayor cantidad de recursos al ejército americano.
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10. Cuatro años y seis meses después
Fuente: entrada el blog conspiracionista
Título: ¿Los onis compraron a la Tierra? ¿El consorcio Mendo está de acuerdo? ¿Usarán a los nuevos y tecnologizados soldados para cumplir sus egoístas misiones de invasión?
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Shinobu Miyake se preparaba un té en la comodidad de su casa, vivía ahora sola en Tomobiki, sosteniendo a duras penas su relación con Inaba que había sido ascendido y que se encontraba siempre demasiado ocupado. El plan de ambos era generar espacios de convivencia suficientemente placenteros para tolerar la distancia, sin embargo, esto resultaba difícil.
Acababa de concluir una carrera universitaria y se encontraba celosa por comprobar que la mayoría de sus amigas habían o conseguido el empleo de sus sueños o al menos un anillo de compromiso. Aceptar que ninguno de estos parecía anunciarse pronto era fastidioso, se conformaba por ahora con su decente trabajo como maestra de primaria.
La televisión estaba prendida en el noticiero matutino, la mujer lo escuchaba algo lejana, mucho más interesada en sus cavilaciones mentales sobre cómo insinuarle a su novio que dieran el siguiente paso en su relación, si bien, no tenía que ser forzosamente un anillo, podía ser cualquier otra cosa que reflejara un mayor compromiso y formalidad.
Los padres de Shinobu ya conocían a Inaba, y no parecían tener problemas al enterarse que este ocasionalmente se quedaba por más de dos días en el pequeño departamento de su hija, no obstante, ya empezaban a lanzar comentarios sugerentes sobre bodas e iglesias.
La mujer, terminando el té, decidió tomar la taza para disponerse a limpiar a conciencia la diminuta cocina, cuando de pronto, escuchó algo en la lejanía del televisor que le hizo soltar aquella pieza de cerámica que cayó al suelo quebrándose en mil pedazos.
Después de algunos minutos de shock, Shinobu, pasando por alto su taza favorita arruinada, corrió al teléfono, marcando aquellos dígitos de memoria.
-Shinobu- le saludó la voz agitada de Sakura- también lo has visto
-Sí- mencionó comenzando a llorar
-No invitamos más tiempo en esto, te veo en su casa lo más rápido que puedas.
Shinobu colgó sin despedirse, tomando una gruesa chamarra colgada en el perchero y poniéndose un zapato distinto en cada pie. Corrió por las calles sintiendo una opresión de trauma en el pecho, rogando a todos los cielos que él no hubiera visto aquello.
Llegó literalmente un minuto antes que Sakura, con el cabello empapado por el sudor y el rostro enrojecido; tocó con insistencia la puerta mientras Sakura se le unía.
La puerta se abrió, mostrando a la señora Moroboshi mucho más acabada físicamente de lo que era normal para alguien de 43 años, su cabello era casi por completo cano y las marcadas arrugas ya no se podían ocultar con ningún maquillaje de amplia cobertura.
-Madre- empezó Shinobu con el corazón en la mano
Ambas supieron que la señora Moroboshi había visto también las noticias cuando cerró la puerta tras de ella y se abalanzó sobre Sakura que la abrazó, sosteniendo su espalda diminuta.
-Esto es un infierno- sollozó
-Madre ¿él lo vio?- preguntó Sakura
-Aún no- gimió dolorosamente tratando de recuperar la compostura- pero sería imposible ocultárselo, ya de por si hacemos esfuerzos descomunales para desaparecer todas las revistas y periódicos que llegan por correo.
-¿Su esposo está en casa?
-No- el impulso por desvanecerse en los brazos de Sakura y olvidarse de todo era enorme- con eso de que ahora tiene dos turnos en el trabajo casi nunca está en casa.
Shinobu puso su mano sobre la espalda de la torturada mujer que era aún rodeada por los brazos fuertes de Sakura.
-No se preocupe- aseguró- yo me encargaré de esto
-Shinobu- pidió Sakura con brillo en los ojos- sabes lo que tienes hacer- le recordó empezando a guiar a la señora Moroboshi hacia la sala.
Shinobu subió las conocidas escaleras, recordando todas las veces que las había atravesado, la mayoría de veces en llanto, en desesperación, en terror y en pánico. Dio cerca de 5 respiraciones antes de entrar, decidida a controlarse por su bien.
-Ataru- intentó saludarlo con un tono casual
-Shinobu ¿qué haces aquí? ¿no le toca a Kosuke arrastrarme a aquel maldito lugar?
Ataru estaba tumbado en la cama que había sido regalo del director del Instituto hacía algunos años, su cuerpo estaba cubierto aún por las mantas a pesar de que eran más de las 9.
-Ataru- repitió sentándoselo en su cama- necesito que te tomes el alzam
-¿Por qué?- solicitó confundido- el doctor dijo que era para una emergencia
-Tómatela- ordenó su amiga mientras de la chamarra de su bolsa sacaba de entre su enorme pastillero, aquella seleccionada.
Ataru la miró por largos segundos, sus globos oculares se empaparon por completo mientras empezaba a sentir que le faltaba el aire.
-Ya- gritó Shinobu casi aventándole la tableta a la cara
El hombre la tomó, esperando por algunos minutos con los ojos cerrados y con las manos de su amiga en su pecho ayudándole a respirar. Pronto, se sintió mejor, lo suficiente para enfrentar aquella verdad que Shinobu traía consigo.
-¿Qué pasó?- preguntó con las lágrimas recorriendo su rostro- dímelo de una vez
-Ataru, Mendo ha muerto.
Chapter 19: Reencuentro
Chapter Text
Shinobu terminó de ponerse el polvo de maquillaje traslucido en su rostro, se dio un vistazo de nuevo al espejo y tomó sus llaves para dirigirse a la casa de Ataru. Había sido toda una misión conseguir que los señores Moroboshi accedieran a la petición de su hijo que casi de rodillas les había solicitado aquel único permiso.
Ataru aún no aceptaba que legalmente, sus padres aún podían tomar decisiones por él, a pesar de ser un adulto, esto incluso firmado y avalado por un juez que lo había calificado como incapaz mental, a Shinobu le parecía un término grosero, pero considerando el historial de su amigo, comprendía que fue la única vía que quedaba después de todo lo qué habían vivido en conjunto.
Mientras caminaba hacia la dirección, recordó con dolor aquellas primeras semanas donde después de la pelea física de Ataru y Mendo, este último jamás regresó, al igual que Lum. Muchos intentaron contactarlos, ella misma trató innumerables ocasiones establecer una comunicación con alguno de sus amigos, encontrándose siempre con un enorme espacio en blanco.
La mansión Mendo nunca más volvió a abrir sus puertas para ellos, poco a poco y de acuerdo a lo que pudieron conocer por los medios, aquella mansión quedó prácticamente vacía, aunque algunos rumores aseguraban haber visto a Ryoko melancólica en alguna de las torres del inmueble.
Ataru pasó de una etapa en la prácticamente estaba en estado vegetal a una de ímpetu suicida, aquello los había cambiado como comunidad por completo; aunque el estado había dado al chico una especie de sombra que era prácticamente un cuidador que velaba por su seguridad y que de hecho asistía a clases con ellos, él se las ingeniaba para escaparse con facilidad.
Compañeros, maestros e incluso el mismo director, tuvieron más de una ocasión que mirar a Ataru en situaciones francamente traumáticas, manteniéndolos al borde de la angustia, buscando de manera desesperada una manera de mantenerlo vivo, de hacerlo reaccionar. Todos, incluso aquellos que habían detestado al muchacho, se conmovieron ante el evidente sufrimiento que lo llevaba una y otra vez a intentar terminar con su vida.
Shinobu tenía aún pesadillas que tenía que trabajar en su propia terapia, aquellas donde Ataru en el laboratorio de química se tomaba todas las sustancias, otras donde en un arranque de locura después de mirar los asientos vacíos en el aula destrozaba con sus manos aquellas mesas y sillas para después intentar aventarse por la ventana, siendo detenido por más de 5 brazos que en desespero casi enterraban las uñas en la carne.
Pero los recuerdos que más atormentaban a Shinobu eran los relacionados con cuchillos y con armas de filo, reconociendo que estas parecían ser las predilectas de su amigo, probablemente intentando recordar el dolor de aquel último contacto con Mendo. En la casa de los Moroboshi, no había ya ni un objeto punzo cortante por órdenes del médico, ni siquiera las pequeñas agujas de coser eran permitidas.
Lo absurdo del asunto era que por más que lo intentara, Ataru no conseguía matarse, en ocasiones logró quedar severamente herido, tuvo que ser llevado a cirugías de emergencia en más de una ocasión en la que la chica, aún en el fin de la adolescencia, tuvo que sostener a la señora Moroboshi mientras firmaba el consentimiento informado que anunciaba que estaba al tanto del alto porcentaje de mortalidad de su hijo.
A pesar de su evidente agonía, Ataru nunca hablaba de lo acontecido y todos también lo evitaban, casi lanzando miradas fulminantes a aquel que se atreviera a mencionar siquiera el nombre de los dos ausentes. Shinobu recordó aquel día donde Kosuke le dio una paliza a otro estudiante que premeditamente llevó a la escuela aquella revista de Shutaro hablando su relación con Lum.
Sabían que no podían proteger a Ataru por siempre de la verdad, ocultar para siempre aquello era una utopía, Sakura un día se ofreció a contarle al joven todo lo que aparecía en las noticias, esperando que su poder espiritual fuera suficiente para contener un intento o arranque de su parte, recibiendo con sorpresa las siguientes palabras del hombre.
"Yo ya lo sabía"
Nunca contó a nadie cómo se había enterado, en su casa pronto estuvieron prohibida la televisión, los amados periódicos de su padre y cualquier elemento de información, esto lo justificaban como una recomendación del médico para trabajar en su paz mental, no imaginando que él ya supiera por qué evitaban a toda costa que tuviera acceso a ellos.
Shinobu llegó al domicilio, tocando la puerta tres veces, Ataru le abrió la puerta abranzándola de inmediato con fuerza, a lo cual ella lo recibió de la misma manera.
-Gracias Shinobu- mencionó en su hombro que comenzaba a estar empapado con sus gruesas lágrimas.
Shinobu también tuvo el impulso de ponerse a llorar, pero sabía que tenía que ser fuerte, especialmente porque ambos padres Moroboshi comenzaban a asomarse por la puerta, aún dudosos de que esta fuera una buena idea.
Por largas dos horas, Shinobu, Sakura e incluso el director del instituto, tuvieron que convencer a los padres de Ataru de dejarlo vivir esta experiencia, los 5 se contactaron también de manera telefónica con el psiquiatra del hombre quien no solamente dio luz verde a la intención de su paciente, sino que les aseguró a la asustada pareja que si intentaban detener aquello, una peor crisis con un intento mucho feroz podía presentarse.
"Todo estará bien" les mencionó con sus labios sin emitir sonido, mientras ambos asentían con el corazón compungido.
-Vamos Ataru- lo tomó de la mano y lo hizo caminar a su lado.
Ataru no había salido de su casa en todo el año más que para cubrir con la cuota solicitada por el estado por ser una persona con un alto historial suicida, le obligaban a tomar terapias grupales, talleres y platicas al menos dos veces por semana, aunque él se resistía, era arrastrado por sus amigos que tomaban turno para llevarlo a los lugares donde tenía que ir, preguntándole siempre al finalizar si había firmado la libreta de asistencia.
A Shinobu le tocaba llevarlo el lunes que era su día más ligero de trabajo, en realidad todos los días eran algo ligeros, considerando que ser maestra no era su plan inicial al estudiar pedagogía, sino diseñar programas de capacitación y educación para sistemas complejos. Aunque constantemente rumiaba su mala suerte, estaba agradecida de tener tiempo para Ataru.
Ataru comenzó a temblar cuando se acercaron a aquel lugar, esto lo notó su amiga que le apretó la mano mientras se detenía para hablarle.
-No tenemos por qué hacerlo- le recordó
-Quiero hacerlo- le susurró con los ojos aún húmedos- pero tengo miedo
-Yo también- aceptó Shinobu con la voz temblorosa- ¿lo hacemos juntos?
-Sí- respondió Ataru con una pequeña sonrisa.
Los amigos entraron con sigilo por aquella enorme puerta, siendo difícil moverse por las decenas de hombres y mujeres de negro desfilando por el lugar, algunos en dramático llanto, otros curiosos y algunos reporteros infraganti que pronto eran descubiertos por los hombres con gafas oscuras.
-¿Nombre?- pidió un enorme tipo que tenía consigo una lista
-Shinobu Miyake con pareja- anunció con la mayor seguridad que pudo conseguir.
El hombre buscó en la lista, encontrando después de algunos minutos en los cuales ambos sudaron frío.
-Cierto, usted era muy amiga del señorito en el instituto
-Correcto- anunció con la voz comenzando a fallarle, siendo reconfortada por los dedos de Ataru entrelazados con los suyos dándole un ligero apretón .
-Adelante
Ambos pasaron con la inquietud detrás de ellos, pisándoles los talones, Shinobu haciendo un recuento mental de todos los planes de emergencia que había trazado en su cerebro, agradeciendo que dentro de poco Sakura y los demás aparecerían. Juntos se dirigieron hacia aquella enorme capilla repleta de personas, encontrándose con sorpresa con que la mitad de los presentes eran onis.
-Estoy contigo- mustió casi en su oído al ver que Ataru se ponía pálido- no permitiremos que nadie te haga nada.
Ataru y Shinobu se quedaron hasta atrás del oratorio, intentando ser invisibles y aún tomados de las manos, buscando con la mirada al resto de sus amigos. A lo lejos, el hombre pudo ver a su ex suegro, su descomunal tamaño era inconfundible, este abrazaba con fuerza al padre de Mendo mientras que su madre parecía en shock, ausente, sentada en una silla.
Una fotografía gigante se encontraba arriba del ataúd cerrado, en ella, Shutaro lucía impecable y atractivo, eternamente orgulloso con su espada desenvainada. Ataru sintió pánico de establecer contacto visual con cualquier persona por lo que mantuvo su mirada baja, sintiéndose preso por la ansiedad aunque ya había tomado todas sus medicinas.
-Shinobu- llegó Sakura acompañada de Kosuke y Ryuno- fue todo un embrollo llegar, hay demasiada gente.
Los recién llegados intercambiaron miradas con la mujer, preguntándoles silenciosos por el estado de Ataru que se encontraba aún absorto con los ojos clavados en el piso. Shinobu les hizo con su mano libre la señal de que todo parecía estar bien, o al menos, controlable.
Los cuatro pares de ojos buscaron por todo el lugar aquello que les mantenía en estrés constante, haciéndoles incluso imposible dormir la noche anterior. Todos, después de su inspección, llegaron a la misma conclusión.
"Lum no está"
"Ryoko tampoco"
No dijeron en voz alta aquello, por no provocar que Ataru se alterara pero también porque un monje, parecido a Cherry, daba inicio a una ceremonia fúnebre en aquel momento, obligándolos a quedarse quietos y guardar silencio.
La misa duró más de media hora, después de aquello, pasaron uno a uno lo que parecían compañeros políticos de Shutaro, todos ellos hablando maravillas sobre el difunto con lágrimas en los ojos, algunos eran onis y otros humanos. El último que pasó lucía probablemente como el único genuino.
-Shutaro era un hombre ejemplar- comenzó con dolor- fue mi mejor amigo, un sagaz político, un perfecto empresario pero por sobre todas las cosas- hizo una pausa- un excelente ser humano y sobre todo, el esposo más amoroso y cariñoso que he conocido.
-Necesito salir- jadeó Ataru- arrastrando consigo a Shinobu sin medir su fuerza.
-Ataru espera- intentaron detenerlo los demás.
Ataru corrió casi por los enormes pasillos, aún teniendo los dedos entrelazados con su amiga que intentaba reaccionar, cuando sus pasos desesperados los llevaron a un lugar ajeno a la puerta principal.
Shinobu estuvo a punto de quejarse y reclamarle a Ataru que estaban ahora perdidos cuando sintió que él soltaba por completo su mano, quedándose absorto en algo que estaba frente a ellos. La mujer, con miedo dirigió su mirada hacia donde su amigo se perdía.
Con un largo vestido negro, el largo cabello trenzado y unas gafas negras cubriendo su rostro, ahí estaba ella, recargada en aquel barandal del balcón, sola, dándoles la espalda pero irreconocible ante ambos amigos.
-Lum- dijeron al mismo tiempo.
Chapter 20: Un amigo
Chapter Text
Lum- dijeron a la vez los amigos, consiguiendo que esta diera vuelta lentamente.
Al mismo tiempo en que la mujer los enfrentaba, al espacio llegaban Kosuke, Sakura y Ryuno, que en contra de su voluntad, rodearon a Ataru que se quejó intentando apartarlos.
-¿Qué hacen aquí?- habló Lum con un tono que adivinaron como reproche, haciendo que la mayor del equipo terminara por quebrar sus mecanismos de represión.
Sakura se adelantó unos pasos, quedando frente a la mujer que no se apartó ni un milímetro, recibiendo la fuerte bofetada que le daba la que alguna vez fue una inspiración y mentora para ella. Las gafas negras salieron volando, incluso quebrándose en el aire, reflejo de la brutalidad de aquel golpe que dejó el rostro de la mujer enrojecido y palpitante.
Sin los enormes lentes, pudieron comprobar que sus ojos estaban casi por completo cerrados, los párpados abultados parecían casi explotar, mientras las marcas amoratadas bajo sus pestañas inferiores anunciaban demasiados días en desvelo. Fuera de aquello, parecía ser la misma Lum, en una versión adulta pero sin presentarse demasiados cambios evidentes, quizás con algunos centímetros ganados.
-Supongo que me merecía eso- masculló quedamente desviando la mirada.
Ataru, que sin la presencia de Sakura pudo liberarse de la protección humana que sus amigos le daban, consiguió apartarse de ellos para rodear a las mujeres, llegando a Lum de manera lateral. Shinobu tuvo miedo de lo que podía pasar, buscando entre su bolsa el paralizador de emergencia que cargaba para las múltiples crisis de su amigo.
Lum no quiso voltear a ver a Ataru que sí la observaba con detalle, pensando que de su parte venían un compendio de recriminaciones pasadas a las cuales ni tenía respuesta ni quería gastar su poca energía.
-Lamento tu pérdida- dijo con voz seria, dejando sorprendidos a los presentes- Shutaro era...un gran tipo.
Shinobu se puso las manos en la boca tratando de ahogar su sollozo, los demás no se quedaron atrás, sintiendo el peso de todos aquellos años sosteniendo la vida de Ataru, sabiendo que lo que lo rompió fue la partida de ellos. Que ahora se encontrara dando el pésame con tanta tranquilidad a Lum era algo que les hacía considerar que no conocían en lo absoluto cómo funcionaba la mente de su amigo.
-Gracias- contestó Lum aún sin mirarlo
-¿Quieres dejar el drama atrás y tomarme en serio?- reclamó ahora sí Ataru
Lum lo pensó por algunos segundos, analizando todas las opciones posibles, para finalmente decidir dejar atrás la cobardía. Enfrentó a Ataru Moroboshi, sintiendo pronto que había cometido un error, intentó de nuevo desviar la mirada pero su cuerpo no le respondió.
Ataru sintió de manera casi mágica, la voluntad, la energía y la vitalidad entrar a su cuerpo después de años de no encontrarlas, nada asombrado del poder que Lum tenía sobre él, esto ya lo sabía de sobra. Recordó aquel último encuentro a solas que tuvo con ella, en el que le pidió ser amigos, reconociendo que desperdició esa oportunidad por idiota y posesivo.
Aunque Ataru se negaba a participar en sus terapias grupales y tampoco quería aceptar un proceso terapéutico individual, sí hacía en todos aquellos momentos de internamiento, un forzado ejercicio de introspección que constantemente evadía. Los fármacos que debían doparlo, después de muchas intoxicaciones y decenas de tratamientos, a veces no lograban ni hacerle cosquillas, logrando que fuera imposible evitar las largas horas de reflexión que se debía a sí mismo.
Incontables veces pensó en lo que hubiera pasado si no hubiera cedido a sus impulsos mentales de ira, imaginaba que probablemente no hubiera podido detener la unión de Lum y Mendo, pero al menos pudo haberse mantenido como un fiel amigo, los años le dejaron ver lo imbécil que era aferrarse a la idea de ella como pareja, porque aunque siempre iba a anhelar aquello, se hubiera conformado con tenerla cerca, siendo la más fuerte ironía de la vida, con los papeles de los hombres invertidos.
-Cinco minutos- dijo Shinobu mientras tomaba a sus amigos y dejaba a Ataru y a Lum solos
-Yo...- empezó Ataru teniendo cuidado con sus palabras- yo...mmm
En su mente desfilaban las frases que siempre imaginó que le diría si volvía a verla:
"Te amo"
"Perdóname por haber sido un estúpido"
"Perderte fue la peor lección de mi vida"
"¿Eres feliz?"
"Pienso en ti siempre"
"Te amo"
"No puedo olvidarme de ti"
"Lamento haberte hecho tanto daño"
"Siempre fuiste la única mujer para mi"
"Te amo"
"Espero poder encontrarte en otra vida y hacerlo bien"
"¿Me recuerdas?"
"Nunca te vi como un objeto, sólo como mi motor de vida"
"Me gustaría regresar el tiempo"
"Te amo"
"Eres la mujer más bella del universo entero"
"Nada tiene sentido sin ti"
"Te amo"
"Te amo"
"Te amo"
-Yo...-intentó de nuevo- sigo siendo Ataru ¿sabes?
Es lo único que se le ocurrió, tratando de hacerle saber que lejos del drama romántico, podía confiar en él si algo sucedía, esto lo pensó al darse cuenta de que ella no estaba presente en la ceremonia, adivinando que había algo que se lo impedía.
-Lo sé- respondió torpemente
Ambos se quedaron en silencio cerca de medio minuto, mirando los pies del otro, sintiéndose minúsculos ante el gigante pasado que quería devorarlos, masticarlos y escupirlos en un vórtice de preguntas y dudas.
-Lum, sé que algo pasa- confirmó lentamente- nada aquí es normal y Ryoko no está
-Shhh- lo intentó silenciar- no podemos hablar aquí
-¿Por qué no?- susurró
-No es seguro, vamos a mi nave- Lum se sentía de nuevo de 17 años
-Ummmm ¿dónde está?- preguntó nervioso mirando por donde Shinobu había desaparecido
-Da igual ¿vienes o no?
Lum no estaba pensando demasiado, sus palabras hablaban por sí mismas, en un pequeño atisbo de lógica imaginó que era el recuerdo de tantas aventuras compartidas lo que la incitaba a hacer aquello, porque por más violenta que fuera su ex relación amorosa, Ataru era esa persona en la que siempre podía confiar.
-Emmm- empezó tratando de explicar que era importante que Shinobu regresara, sin embargo, la mujer con la dosis de paciencia agotada, comenzó a elevarse.
-Espera- gritó tomando sus piernas- no está tan lejos verdad
Lum lo ignoró y como en el pasado, lo llevó consigo hasta su nave. Ataru entró con nerviosismo, esta nave no era nada similar a la pasada que explotó, esta era gigantesca, descomunal y mucho más tecnológica.
-Tu nave está...bien- intentó decir algo
-No estamos aquí para hablar de mi nave ¿cierto?- se sentó en la moderna sala
Ataru la siguió, tomando su lugar justo enfrente de ella, aunque realmente lo que quería era estar a su lado, compartiendo el sillón.
"Cálmate idiota" pensó
-Lum ¿qué pasa?
-Esos....- sus ojos parecían inyectados en sangre- asesinos lo mataron
-¿Quiénes?- su garganta reseca se agrietaba
-Ellos- sollozó quebrándose en llanto.
Ataru se quedó paralizado, sentía tantas cosas a la vez que el congelamiento era su mejor opción por ahora, por un lado, quería seguir preguntando, por otro, quería huir, incluso aventarse de aquella nave para poner fin al inmenso dolor de verla así por su difunto marido, también emergían en él unas enormes ganas de abrazarla, de sostenerla.
Después de algunos minutos, la mujer pudo tranquilizarse, pidiendo disculpas a su invitado que no dijo ni una palabra.
-Nuestros padres- anunció con la voz rasposa- ellos lo mandaron a una misión...casi suicida
-¿Por qué harían eso?- preguntó asombrado Ataru, no encontrando explicación a por qué el rey Invader y Toisho Mendo quisieran matar al hijo del último.
-Evidentemente no estaban pensando bien, ese par no piensa de hecho- siseó furiosa- por eso intentamos alejarnos de ellos estos últimos años.
-Ah- agregó Ataru sintiendo dolor en su pecho
-No pienso participar en ese circo de homicidas- se levantó iracunda- sólo vine a presentarle mis respetos a mi suegra y me largo de este planeta de mierda.
-¿Pero a dónde irás?- solicitó nervioso, temiendo perderla tan pronto.
"Estúpido, no es tuya" se recordó.
-No lo sé- aceptó- pienso cortar lazos definitivamente con la Tierra y Oniboshi
-¿Eso es posible?
-Me da igual si es posible-chilló- te estoy diciendo que lo haré
-Calma- pidió Ataru- sólo fue una pregunta
Fue aquel momento donde Lum cayó en cuenta sobre lo que estaba haciendo, confesándose ante su ex pareja sobre la traición de su familia y sus deseos por abandonar el imperio, se felicitó mentalmente por no haber hablado de más, sin embargo, no sintió haber cometido un error.
-En fin, esa es la única información que puedo darte por el momento, te agradeceré que no la compartas con tus amigos y con Shinobu
-No lo haré- prometió mientras la seguía- de hecho...
-¿De hecho?- Lum paró su camino que iba directo a la puerta de ingreso.
-De hecho...quiero pedirte que me dejes acompañarte.
-¿Estás loco?- dijo en tono bajo volteándose para enfrentarlo- eso no va a suceder ¿qué te pasa?- acusó molesta
-Por favor- dijo tomando sus hombros- seré de utilidad, lo que sea que necesites seré
-¿Qué es esto?- mustió fríamente- ¿qué estás intentando Ataru?- se puso a la defensiva
-Nada malo- aseguró mostrando sus palmas- te lo prometo, no soy el mismo imbécil que conociste.
-Pareces igual
-Créeme que no lo soy- retomó el contacto sobre sus hombros- por favor, dame la oportunidad de demostrarlo
-¿Por qué quisieras abandonar la Tierra y a tu adorada Shinobu?
Lum se arrepintió al momento de haber dicho aquella estupidez, remembrando que sus ojos curiosos fueron testigos de su cercanía y sus manos entrelazadas.
-Shinobu es sólo mi amiga, ella está con Inaba- dijo con brillo en los ojos
-NO ME INTERESA- gritó molesta dándole la espalda
Lum mordía sus labios sintiéndose inadecuada, asqueada e imbécil por haber dicho eso, esperando que Ataru no lo tomara como una puerta de acceso libre a alguna romántica insistencia.
-Escúchame al menos, tú me trajiste acá y te escuché, conformándome con lo poco que me dices- se defendió
Lum pensó que sí estaba siendo injusta, sin embargo, le estaba costando trabajo mantener sus impulsos a raya.
-Te escucharé con una condición- su voz se tornó sin emoción alguna
-Lo que sea
-Cuéntame por qué ahora tienes tantas niñeras- solicitó inexpresiva dando la vuelta
Ataru comenzó a temblar, no sabía si algún día estaría listo para contar eso, no podía hacerlo.
-No puedo- murmuró con la voz quebrada
-Entonces no hay trato- indicó firme dirigiéndose de nuevo a la puerta
-Puedo mostrarte- expresó con desesperación.
Lum se giró de nuevo, encontrándose con la mirada atormentada del hombre que le gritaba por piedad, con todo el valor que tenía, se mantuvo en posición de espera, sintiendo que su corazón le anunciaba el peligro.
Ataru usaba una camisa negra con cuello alto, un pantalón formal negro y nada más, manteniendo una apariencia sencilla. Comenzó por desabrochar los botones del cuello con lentitud y dedos torpes, para después pasar a aquellos del pecho, bajando ante la mirada de la mujer que no hacía ni un sonido mientras contemplaba al hombre que se quitaba la camisa.
Lum soltó todo el aire que tenía en los pulmones después de que la prenda cayó al suelo, no pudo contener su expresión de horror mientras el hombre evitaba el contacto visual, sintiendo que sus ojos comenzaban a derramar lágrimas silenciosas por el miedo vergüenza. Miedo por descubrir en ella el asco, enojo, rechazo; y vergüenza por saberse deforme, tullido, incómodo a la vista. El cuerpo que alguna vez fue saludable, atlético y perfecto era ahora toda una experiencia tétrica de contemplar.
El cuello era lo más llamativo, cubierto de marcas enormes con cicatrización morada que las hacía lucir espantosamente recientes, algunas de ellas lucían verticales, otras horizontales y algunas sin forma, narrando silenciosa la demencia con la que habían sido hechas. Eran de todo tipo de grosores, revelando las millones de herramientas con las que fueron realizadas, anunciando decenas de intenciones de suicidio.
El torso no se veía mejor, parecía un lienzo de carne destrozada, enmarcada por todo tipo de heridas, contusiones, lesiones y traumatismos que indicaban su severidad y peligrosidad de acuerdo a su grotesca curación que no dejó triunfar a ninguna marca. Lum creyó que ahí acabaría el horror, no obstante, con pánico observó que el hombre comenzaba a desabrochar su cinturón, aún en silencioso llanto.
Aquello que antes los hubiera puesto ansiosos a ambos, se representaba siniestro ante sus presencias y el gesto mudo de los pantalones cayendo al piso. Lum no pudo desviar su mirada de las masculinas piernas, lejos de enfocarse en aquello que su versión adolescente hubiera anhelado. Las piernas no tenían tantas cicatrices como el cuello o el torso, sin embargo, dos enormes heridas sobresalían desde el muslo superior hasta llegar por debajo de las rodillas, parecían hechas al mismo tiempo, haciéndola preguntarse cómo se había hecho aquellas cicatrices que parecían gemelas en ambas extremidades.
Ataru cerró los ojos, permitiendo que Lum lo observara, sintiéndose destrozado mientras esperaba lo peor.
-¿Qué te hiciste?- preguntó con un hilo de voz después de algunos minutos
El hombre no respondió, sencillamente comenzó a vestirse con los ojos semicerrados, aunque quisiera, no podría comentar cosa alguna sin ponerse a gritar. Mientras deslizaba sus brazos en la camisa, comenzó con aquellas respiraciones diafragmáticas que lo ayudaban a relajarse; siguió con la tarea hasta finalizar, abriendo finalmente los ojos por completo, buscando a Lum; la mujer parecía en shock, las manos cubriendo todo el rostro exceptuando los ojos.
-Soy una carga para todos- empezó- terminé el instituto de manera milagrosa porque el director hizo todo por conseguirme concesiones, todos están encadenados a Tomobiki por mi culpa- empezó a sollozar- Shinobu rechazó una beca en Tokio por mi maldita existencia- los sollozos de convirtieron en gemidos- mi padre tiene que trabajar dos turnos para mantenernos, el estado me tiene agarrado de las bolas por todo lo que he hecho, tengo una lista de pendientes fastidiosos con ellos-hizo una pausa- soy un fracaso total, odio estar aquí.
El hombre cayó de rodillas, no esperando quebrarse de esa manera, no lo quería así, no lo planeaba así, imaginando que Lum se negaría a su petición si le decía todo aquello. Estaba arrepentido, adolorido y dispuesto a acabar con todo.
-Entiendo- habló Lum- me vendría bien un amigo- hizo especial énfasis en la última palabra
Chapter 21: La partida
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¿Podrías acercarme a mi casa?- preguntó Ataru- necesito solucionar algo
Lum accedió, entendiendo que seguramente quería despedirse o agradecer a sus padres, nada más lejano a lo que acontecería en realidad. Habían pasado ya una hora desde los cinco minutos que Shinobu había anunciado.
Ataru pensó en advertirle a Lum que no se le ocurriera salir de su nave con intenciones de saludar, sin embargo, esto se le figuró como algo bastante obvio, optando por simplemente quedarse en silencio mientras llegaban a su destino.
La compuerta se abrió mientras el hombre daba un torpe salto hacia su balcón; comenzó a acobardarse, no porque no quisiera irse con Lum, sino por lo que vendría para él a continuación.
-Lum- pidió sin voltear- no te vayas, espérame
La corta frase le pareció un eco del dolor pasado, deseó que la mujer no pudiera darse cuenta de eso; sin habérselo dicho con palabras, sabía muy bien que para ella esa puerta estaba cerrada, exterminada.
Ataru entró a la habitación que estaba en soledad, cerró la cortina de la enorme ventana intentando tener privacidad, no esperaba que ella lo estuviera espiando desde su nave, pero la paranoia era uno de los rasgos que lo acompañaban desde aquel incidente.
Contempló la cama donada por el director de instituto ,que con bastante lástima, había preguntado a sus padres si el muchacho tenía un lugar adecuado para descansar después de haber salido de uno de sus muchos internamientos en donde luego de 35 días, tenía ya escaras dolorosas en el cuerpo por la presión de estar recostado en todo momento.
El tono muscular del joven en esos momentos también estaba riesgosamente comprometido, por lo que por mucho tiempo, un fisioterapeuta venía a su casa a hacer espantosos ejercicios ayudado de un gimnasio colgante pues no podía levantarse de la cama hospitalaria; también había sido forzado a ingerir grandes cantidades de proteína en polvo y suplementos alimenticios.
Recordaba ese internamiento específicamente como el peor, tanto por el dolor físico como por el hecho de que fue decisivo para que Shinobu declinara su beca, su padre pidiera un doble turno para mantener sus gastos, Sakura casi perdiera su primer bebé, y también porque el cabello de su madre era cada día más gris, menos caoba, similar al de su hijo.
El hombre recorrió con la mirada la recámara, encontrándola casi vacía, esto en un esfuerzo descomunal por su familia y amigos de no promover su desborde ante cualquier cosa que le recordara a Lum, teniendo que cambiar toda la distribución del hogar casi, además de pintar de un color blanco plano la habitación.
Por otra parte, habían descubierto que Ataru podría dañarse casi con cualquier cosa, su ingenio parecía despertar únicamente cuando de intenciones suicidas se trataban, encontrando maneras inimaginables para herirse con los objetos más absurdos, razón por la que también terminaron quitando el gimnasio colgante.
Aunque todos pensaran que la patología del chico secuestraba su empatía y conexión con la realidad por completo, este sí sentía especial dolor y culpa de ver las consecuencias de sus actos depositadas en otras personas, no obstante, esto no era suficiente para anclarlo a la vida, por el contrario, aumentaban sus ganas de no existir.
Ataru salió silencioso de la habitación, intentando ignorar por algunos momentos al menos, la antesala sonora de lo que seguiría para él ; se dirigió a la habitación de sus padres que ahora estaba en la misma planta alta, y sigiloso, vació todo el cajón de sus medicamentos en una mochila en la que ya había preparado algunas mudas de ropa.
Retornó a su cuarto, escondiendo la mochila en el balcón, detrás de una planta. La razón por la que ese espacio podía ser usado todavía por él era porque tirarse de ahí no le provocaba ningún daño, haciendo que no intentara ni una sola vez aquello ahí, sabiendo que sería en vano, en su lugar, prefería intentarlo de lugares más altos, aunque los brazos, manos y uñas amigas siempre buscaban evitarlo.
El miedo regresó, con expresión silenciosa que poco a poco se apoderaba de sus sentidos, empero, estaba decidido a hacerlo, no había otra manera, por ello, salió de su habitación y bajó las escaleras lo más lento que pudo, intentando postergar lo que ya había decidido, lo que era definitivo.
En la sala, sus padres, acompañados de Shinobu, Sakura, Ryuno y Kosuke, discutían incluso a gritos, exaltados y podía jurar que su madre en llanto. Tragó saliva antes de hacerse presente en el espacio, sabiendo que tenía que hacer aquello para volver con ella.
-ATARU- su madre gritó mientras se abalanzaba sobre él- ¿DÓNDE ESTABAS?
No respondió, únicamente se dejó abrazar por su madre mientras su padre, con derrames en los globos oculares, parecía a punto de golpearlo, a Ataru le hubiera gustado que hiciera eso, creía que lo merecía.
-Ataru, responde- susurró Shinobu con un tono severo
Ataru no quería mirarla a ella especialmente, temía que ante el contacto de sus pupilas se pudieran quebrar sus corazones, los de ambos. Amaba a Shinobu, nunca dejó de hacerlo, y también sabía que ella le correspondía; un amor tan gigantesco los unía desde niños, transformándose en lo que necesitaron en cada etapa de su vida: desde amigos, novios, compañeros, mejores amigos, hermanos y almas gemelas.
-Ataru- insistió Kosuke- por favor, no lo hagas más difícil
El hombre sintió todo el impacto de ver a su mejor amigo de risas y aventuras, convertido en un hombre de los nervios que usualmente era el que auxiliaba a su familia cuando se necesitaba fuerza física para contenerlo; la edad de su padre era una desventaja, el género de Shinobu y su madre tampoco eran suficientes, por lo que Ryuno y Kosuke eran la fuerza que hacía falta en el equipo "Salvemos la vida de Ataru"
Sakura en cambio, estaba callada, notando en Ataru de nuevo aquella membrana transparente que indicaba que su espíritu se manifestaba, no había visto aquello rodeando su cuerpo en muchos años y aunque estaba furiosa, sabía que la batalla estaba perdida.
-Yo tengo que irme- mustió mirando al suelo
-¿QUÉ DICES?- bramó su madre al borde de un ataque- ¿SOLO PORQUE AHORA REGRESA ESA...?- la mano de su esposo en la espalda la detuvo de decir lo que pensaba de esa mujer que en su percepción, había destruido a su hijo.
En Tomobiki, todos tenían una mala impresión sobre Mendo y Lum, no únicamente por el suicida Ataru Moroboshi que representaba a diario una prueba de la crueldad cometida, sino porque en sus apariciones mediáticas, siempre se deslindaron de su pasado, de Japón y de todo aquello que tuviera que ver con ellos.
Pero la madre de Ataru, realmente odiaba a Lum, no queriendo ni recordar los momentos en el pasado en los que la consideró una hija, la detestaba a un nivel en el que la sola imagen de ella en una revista la hacía querer escupir ácido sobre la foto; no obstante, no podía hacer ese tipo de cosas frente a su hijo, pues Ataru no soportaba que alguien hablara mal de ella.
Aunque sabía que su hijo era una pésima pareja, nunca justificaría o entendería por qué ella hizo aquello, o quizás lo hubiera comprendido si su hijo no se hubiera enloquecido de tal manera; esto la sesgaba eternamente en su amor de madre que sangrante le pedía incluso ejercer alguna venganza en contra de Lum Invader, pero esto era imposible, ella era una princesa, y ella una ama de casa.
Ataru comprendía por qué todos odiaban a Lum, por más que trató en ocasiones contadas de explicar que él la había llevado al borde, esto no convencía a nadie de desistir en su desprecio aunque sí se detenían al dejarlo fluir frente a él, temiendo por una ráfaga de emociones y acciones destructivas.
-Ataru- habló Shinobu- no estarás hablando en serio, te llevamos porque era importante para ti cerrar ese ciclo pero ¿irte con ella? ¿estás consciente de que eres un plato de segunda mesa?- aquello último lo dijo con especial coraje
De nuevo, no quiso responder ante eso, dejando a los presentes mucho mas frustrados, cerca de quebrar los cuidados que tenían en su trato hacia él.
-¿ES QUE ACASO TE IMPORTA UNA MIERDA TODO LO QUE HEMOS HECHO POR TI?- gritó Ryuno
-Por eso mismo- dijo en voz baja- dejaré de ser una carga
Esto fue lo máximo que Shinobu pudo soportar, apartando a la madre de Ataru y forzándolo a mirarla.
-No me jodas con eso Ataru, no quieras vender una idea de víctima que libera a sus cuidadores, no mientas, lo haces sólo por ella- sus ojos oscuros buscaron conectarse con los marrones
Ataru sabía que no iba a ser capaz de mentirle a ella, y mucho menos si lo sostenía de esa manera, si lo miraba de esa manera; mordió sus labios con dolor mientras dejaba libres las lágrimas contenidas.
Shinobu estaba destrozada pero también iracunda, aquello último dicho por Ataru le había pegado de manera especial, porque usar la carta de "Ahora yo los libero" era una falacia gigantesca ante los ojos de todos, especialmente los de ellos dos, que compartían un vínculo en el que no existía espacio para ese tipo de mentiras.
-No puedo quedarme- dijo con la voz quebrada, intentando huir de la mirada de su amiga que lo apuñalaba en zonas invisibles.
-NO TE DEJAREMOS IR- chilló Shinobu con el eco de su madre asintiendo a la idea- NO VAS A IRTE
Ataru tomó los brazos de Shinobu que los sostenían, inicialmente ella pensó que iba a intentar apartarla por lo que fortaleció el agarre; para su sorpresa, lo que realmente quería era recorrerlos con sus manos hasta depositar sus palmas en su espalda.
-Shinobu, esta fuerza tuya, debe estar en otros lados, no en Tomobiki, no conmigo- la abrazó- eres un regalo para mi, desde que te conocí- esto último lo dijo en su oído.
La mujer sollozó, perdiendo su voluntad, permitiendo que después del contacto, él la apartara.
-Ataru si pones un pie fuera de aquí considérate muerto para mi- dijo su padre mientras su madre perdía el control de sus piernas, siendo detenida por una veloz Ryuno
Ataru lo miró fijamente mientras hacía una declaración que dejó a todos mudos por algunos minutos, comprobando en su mirada aquel brillo que creían extinto.
-Estoy muerto desde hace mucho tiempo, sus intentos por resucitarme...los agradezco, pero si el precio que tengo que pagar es ese, lo aceptaré, estar muerto en la Tierra es algo que sé manejar bien.
-¿Todo esto por una mujer?- gimió su madre ahora en el suelo- ella no te quiere hijo- aquello último lo dijo en un hilo de voz
-Estás en lo correcto mamá- nadie entendió si confirmaba la primera parte de la oración, la segunda, o ambas.
Sabía que si se acercaba más , si hacía un solo movimiento, podía perder su oportunidad, por ello se contuvo: de sus ganas de abrazar y besar a su madre, de agradecer de rodillas a Sakura que estaba lejos de sus hijos pequeños, de darle un apretón de manos a Kosuke por ser el mejor amigo, de confesarle a Ryuno que era la persona más noble del mundo, de pedirle s su padre disculpas, pero sobre todo, de rogarle a Shinobu que huyera, que escapara de cualquier cosa que le recordara la existencia de Ataru Moroboshi.
Haciendo uso de sus oxidadas habilidades, corrió hacia su habitación lo más rápido que pudo, comprobando auditivamente que lo seguían, algunos gritando, otros llorando, podía jurar escuchar a su madre llamando al 911; pero todo era demasiado lento cuando el motor era ella, por lo que sacar ventaja le resultó fácil.
De un brinco, pudo tomar aquella mochila y subir a la compuerta, el resto de los presentes estaban cerca de abrir la puerta de la recámara, dejando el espacio suficiente para que al abrir el balcón con desesperación, pudieran contemplar a Ataru, parado en la entrada de la nave alejándose a una velocidad increíble que comenzaba a borrar sus rasgos, su cuerpo, dejándoles una última sonrisa, después de tantos años de no haberla visto.
CAPITULO SIGUIENTE: LA NUEVA VIDA
psdata: SE ME OLVIDÓ PONERLO, ASÍ QUE LO AÑADO AQUI EN EDICIÓN
Ataru entró a la nave de manera turbada ante la observación de Lum que únicamente podía imaginar lo que había sucedido con la poca información revelada; decidió no preguntar ni decir nada y fingir que prestaba atención a la pantalla de operaciones aunque por el rabillo de los ojos, era espectadora de una dolorosa narrativa del hombre que caía poco a poco al suelo mientras intentaba acallar sus lamentos. La nueva forma de experimentar en rol de testigo la tortura del otro, era algo bizarro considerando que en el pasado, ambos intentaban tener una postura más activa al contemplar las heridas de su pareja.
"Excepto esas dos veces" pensó Lum con penumbra mientras sin poder evitarlo, su mente viajaba a los dos últimos contactos que tuvo con Ataru, donde ella, iniciando con la actual dinámica compartida, no pudo hacer nada por participar en la agonía del hombre de la manera en que todos esperaban, en que ella misma esperaba. Hacía mucho tiempo, había hecho las paces con sus tormentosos recuerdos, aceptando con simpleza que quizás era una mala persona.
Después de lo que parecieron horas, Ataru se levantó de su posición, intentando llevarse con las manos la evidencia del suplicio en su rostro que ahora era quizás idéntico al de Lum; enrojecido, inflamado y con los párpados abultados. De manera patética, pensó que ahora se parecían en algo ya que la mujer que ahora veía, no se parecía mucho a la Lum que había conocido, al menos no por dentro.
"Pero es ella, la amo en todas sus versiones"
A punto de decir algo, Lum, al darse cuenta de que se había recuperado de su crisis, lo enfrentó con expresión dura.
-Tengo algunas reglas si quieres acompañarme- inició
-De acuerdo- dijo con simpleza- las acataré todas
-¿Cómo puedes adelantarte de aquella manera si ni siquiera he empezado a decirlas?- bufó molesta
-Las acataré todas- repitió con fuerza en la mirada
Lum sintió aún más debilidad en su cuerpo de lo que ya había, su batería estaba al borde de extinguirse, por ello, tenía que ser clara en lo que comunicaría.
-1. No habrá ni una intensión de lesionarte, jamás- hizo énfasis en la última palabra
Ataru quiso preguntarle a qué se refería con intención, porque en su conceptualización, no podía prometer eso, porque los pensamientos de muerte lo acompañaban a todos lados, empero, con algo de lógica, pudo suponer que lo que realmente quería era que no lo hiciera, que no ejecutara ninguna salvajada de aquel tipo en su nave.
-Está bien
-No me digas que está bien y prométemelo-su voz era una mezcla de furia y desesperanza- júramelo- pidió con mucha más paciencia.
-Te lo juro- dijo promoviendo un contacto visual que duró algunos segundos en los cuales la mujer descubrió una profunda honestidad en el brillo marrón.
-2. Entrar a mi habitación está prohibido
-Entiendo- mustió con tristeza, imaginando que ellos habían estado ahí muchas veces.
No quería tener un nuevo colapso ante sus ojos por lo que, haciendo uso de toda su fuerza mental, comenzó a recitar en su cabeza todos los elementos de la tabla química, anhelando no detenerse en su último pensamiento. Dio en menos de un minuto, 15 vueltas a los elementos, intentando concentrarse en ello.
-3. No me joderás con mierda del pasado
Ataru se detuvo en la actividad, borrando de su imaginario aquellas letras ligadas a los elementos para pasar a reflexionar la ambigüedad de esa regla, si bien estaba dispuesto a aceptar cualquier cosa que ella pidiera, que omitieran por completo el pasado lo veía bastante irreal.
-Mmmm ¿cómo?- preguntó mirando a sus pies- es decir...¿qué es exactamente el pasado? ¿qué incluye?
-Sabes bien a qué me refiero- argumentó Lum con frialdad.
-Aún soy muy imbécil respecto a muchas cosas- indicó con vergüenza- especialmente cuando se trata de ti- hizo una pausa- por eso me gustaría tenerlo claro ¿te refieres a nuestra historia? ¿tuya y mía?
Lum se sintió asfixiada ante aquello último; no quería decirlo de esa manera, mucho menos insinuar la conexión que los dos conocían de sobra. Sus razones eran variadas, mezclándose el dolor, la culpa, el arrepentimiento, el coraje y el anhelo.
-Sí, eso- murmuró sin darle ningún tono a su voz.
-Está bien- aceptó con rapidez.
Ya sabía que esa vía no solamente estaba clausurada, sino exterminada, difunta y sin capacidad de resurrección; no obstante, comprobarlo de sus labios le dio mucho mayor tranquilidad a simplemente imaginarlo y adivinarlo, porque no sabía si esto iba a ser suficiente para resignarse por completo.
-Ahora necesito dormir- anunció mientras comenzaba a retirarse hacia la puerta gigante que estaba casi junto a principal- hay muchas habitaciones libres, escoge la que quieras.
Ataru se quedó solo en aquella descomunal nave, sintiéndose temeroso por no contar con esa guía perfecta que ella siempre había sido en la juventud para él, explicándole con paciencia sobre su tecnología. Hizo aquello que le parecía más lógico, escogiendo la puerta contigua a la recámara de Lum, sintiendo una extraña y melancólica sensación de éxito porque dormiría cerca de ella aunque esto no se podía comparar a sus memorias donde ella compartía el mismo espacio con él, separados por algunos metros y esa puerta corrediza del closet.
La habitación era casi igual de grande que la que tenía en la Tierra, con una sola cama y múltiples objetos que no quería ni podía analizar en este momento en el que también se reconocía agotado. Entró a la cama sin desvestirse, mientras por primera vez años, se quedaba dormido con una facilidad juvenil.
Después de algunas horas, Ataru se despertó turbado, inicialmente pensando que había sido una pesadilla, para después con profundo dolor, aceptar que aquella horrorosa sinfonía acontecía en la habitación de a lado. Sintió un descomunal ataque de pánico anunciarse mientras con celeridad y temblor buscó ente las múltiples cajas dentro de su mochila, aquella medicina de emergencia. El sonido le estaba taladrando los oídos y tenía certeza de que si no se detenía, podía romper la regla número 1 de Lum.
Con desesperación y presa del llanto que comenzaba a hacerlo hiperventilar, se tragó dos de aquellas pastillas, rogando porque la acción inmediata no tardara más de un minuto, porque sabía que no iba a poder sostenerlo. Para su pésima suerte, pasaros dos minutos más, sin conseguir el efecto deseado; su mente discapacitada comenzó a actuar por sí misma, vaciando todo el contenido de la mochila en la cama mientras los dedos impacientes abrían numerosos botes, vaciando en la temblorosa palma sus contenidos.
"No lo hagas" se rogó a sí mismo "Por favor, no ahora"
La mente desquiciada y adolorida, de nuevo, después de haber pasado demasiado en un coma mental, tomaba el control del cuerpo que para estos puntos, ya no era más que un bulto sin gana que ocasionalmente tenía el mando de Ataru, pero que después de escuchar aquello, estaba por primera vez de acuerdo con su eterna rival.
"No" intentó con mayor autoridad "Piensa en lo que va a pasar si haces eso, ni siquiera te vas a morir, y si lo haces ¿en verdad quieres causarle un trauma extra?"
La combinación de aquella frase y los efectos del medicamento que finalmente se hacían presentes, hicieron que Ataru se quedara quieto segundos antes de meterse a la boca el compendio de pastillas de todos los tamaños y colores. Los ruidos de la habitación aledaña le recordaron el pánico, pero ahora más calmado, decidió guardar de nuevo cada cápsula en su lugar mientras con toda su voluntad, decidía que la primera prueba de su nueva vida era demostrarse que podía con ello.
Sabiendo que no podría volver a dormir aunque lo quisiera, se sentó en el suelo abrazando sus rodillas, la intención de taparse los oídos era brutal, las ganas de sumergir su cabeza en el colchón y cubrirla con la almohada para no escuchar era brutal. Pero no podía hacer eso, no cuando había tomado la decisión de quedarse, de ser lo que sea que ella necesitaba. Enterrando levemente sus uñas en la alfombra, escuchó por horas el llanto desconsolado de la mujer de su vida que se expresaba por medio de gritos, alaridos y sollozos que lo ponían también a derramar lágrimas.
Todo el dolor de su cuerpo y de su alma no lo prepararon para esto; ninguna lesión, ninguna intoxicación ni nada podían compararse a la tortura de escuchar a Lum romperse de aquella manera, mordiendo sus labios incluso en los momentos en que ella berreaba el nombre de pila de su marido difundo. El mayor miedo se presentó cuando después de mucho tiempo, Ataru se preguntó si también iba a añadir a los lamentos algún apodo cariñoso de pareja, adivinando que si a él también le decía Darling, no había manera en que su pasividad se mantuviera.
En algún momento de la madrugada, Lum se quedó dormida, despertando después de ligeras tres horas de sueño y una sed incontenible, quizás por el desgaste físico de haber llorado de esa manera. En el reloj comprobó que eran cerca de las 8 de la mañana; al igual que Ataru, no se había desvestido, su vestido negro era el mismo y su rostro no lo quería ni ver al espejo, imaginando que sus rasgos se desdibujaron devorados por la carne inflamada.
Salió a la cocina, intentando buscar un vaso para tomar agua, y probablemente, comer algo, remembrando que su último alimento fue casi 3 días atrás. Con shock y asombro, descubrió que Ataru estaba en el lugar, con la mirada fija en el sartén en el que algo se cocinaba y también olía muy bien.
-¿Qué haces?- preguntó Lum sorprendida y con el estómago comenzando a exigir probar aquello
Ataru dio un respingo, no había escuchado que ella llegaba.
-Lo siento, no podía dormir y mmm- estaba realmente nervioso- tú me dijiste que tu habitación estaba prohibida pero nada más- jugó con sus dedos- es que yo...tenía algo de hambre y tampoco sé cuándo fue la última vez que comiste- su rostro estaba casi tan rojo como un tomate- y pues encontré comida humana en el refrigerador.
-¿Cuándo aprendiste a cocinar?- susurró curiosa mientras tomaba asiento en la barra desayunadora, haciéndolo saber que estuvo bien que hiciera eso.
-No me considero experto- aceptó mientras regresaba al sartén- pero Sakura una vez me forzó a aprender en su casa, supongo que en un intento por conseguir que pudiera ser independiente.
Lum no hizo ningún comentario, no quería saber más del contexto; de hecho, se preguntó si cada cosa de la que hablaran iba a devolverlos a las definiciones principales que quería evadir. Por su parte, Ataru vaciaba el contenido del sartén en dos platos que había preparado, poniendo uno enfrente de ella que le agradecía en voz baja.
Ataru estaba a punto de iniciar a comer cuando de pronto recordó algo vital; regresando en sus pasos, volvió a la cocina abriendo todos los anaqueles en búsqueda de algo, haciendo que Lum curiosa se detuviera de dar aquel primer bocado, analizando la conducta del hombre que volvió después de dos segundos con 3 salsas picantes en las manos, poniéndolas frente a ella con sencillez y retornando a su plato.
Lum tuvo decenas de flashbacks, donde su marido hizo en incontables veces lo mismo, incluso en el mismo orden. No pudo contener sus lágrimas y el temblor de sus manos, haciendo que Ataru con horror la mirara.
-¿Hice algo mal?
-No- aceptó limpiando sus ojos- es sólo que...él hacía lo mismo.
-Ah...-Ataru perdió en un segundo el apetito, sintiéndose de hecho nauseoso, quiso tomar el cuchillo que había en la superficie y clavárselo repetidas veces en sus ojos, deseando no ver nunca más esas expresiones.
Su mano se acercó al cuchillo sin ser percatado por Lum, las ganas que tenía de hacer eso era gigantes, porque una cosa era asimilar el duelo de la mujer que amaba en nombre de Shutaro Mendo, pero algo muy distinto era pensar que ya ni siquiera lo veía como Ataru, sino como una cosa que le hacía recordar situaciones con su difunto marido. Sentirse tan despersonalizado lo hizo sentir asco y agonía.
"Dijiste que serías lo que ella necesitara"
-Permíteme- anunció con dificultad mientras se retiraba al baño más lejano.
Como no había ingerido aún el alimento, su estómago vació con esfuerzo una cantidad espantosa de bilis y de sangre, haciendo que su esófago ardiera en el acto de vómito que salía incluso por su nariz. Ya en el pasado había tenido este tipo de espectros irritantes del sistema digestivo, incluso le habían diagnosticado algunas úlceras internas, por lo que había traído consigo medicamentos que también pudieran ayudar con esos síntomas.
Después de unos minutos y sintiéndose ligeramente más fuerte, regresó a la cocina donde Lum lo esperaba sin probar aún nada del platillo que seguramente ya estaba frío. Ataru tomó esto como una disculpa silenciosa de la mujer, la cual iba a aceptar de todas formas; comieron en silencio.
-Yo puedo lavar los platos- anunció con la voz débil
Ataru accedió porque sus manos no habían dejado de temblar desde ese momento, decidió tomar asiento en la sala mientras masajeaba sus sienes, la migraña no cedía ni con las pastillas más potentes que tenía. Cuando Lum acabó la actividad, se sentó también en los sillones, escogiendo el lugar más lejano a él, dispuesta a disculparse esta vez con palabras.
Una sombra hizo que ambos se pusieran en alerta, mirando cómo esta adquiría la forma de una puerta mientras Inaba, vestido de conejo, salía de ella. Ataru, preso del pánico por imaginar que Shinobu lo había mandado por él, se puso detrás de Lum ya que ambos estaban ahora de pie; la mujer, comprobando el miedo en Ataru, adoptó una expresión feroz mientras un posición de ataque intentaba cubrirlo con su cuerpo.
-Lum san, Ataru- saludó con amabilidad Inaba ignorando la posición de ambos- qué gusto por fin encontrarlos, me perdí varias veces en el camino.
Chapter 22: Retazos de nosotros
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Inaba- comenzó Ataru con la voz temblorosa- ¿acaso vienes...?
-No vengo a llevarte a ningún lado- aseguró ante la mirada fiera de Lum que parecía que estaba protegiendo a un niño pequeño- sólo traigo algo para ti
Entró brevemente a la puerta para salir con una mochila de mediano tamaño, Ataru adivinó que era algo que mandaba Shinobu, sintiéndose inmediatamente triste y culpable, situación que no pasó inadvertida ante Lum que relajó ligeramente su postura de ataque.
-Toma- le extendió la maleta
Ataru la tomó inseguro mientras le dirigía una mirada a Lum de confianza, asegurándole que Inaba no era alguien que jugaría chueco, aunque ella también lo sabía, recordaba al hombre como alguien demasiado noble.
-Lum san, lamento tu pérdida- su rostro en verdad expresaba pena, por lo que la mujer le agradeció
Ataru sabía que Inaba era probablemente la única persona dentro de su círculo cercano que no odiaba a Lum, esto lo hacía sentir en un espacio seguro en ocasiones en que las crisis obligaban que también el novio de su mejor amiga estuviera presente, animándose a expresar su dolor con más soltura sabiendo que él no iba a pensar mal de ella.
Quería preguntarle cómo estaban todos, quería saber si su madre había podido con el dolor, si su padre por fin había abandonado su doble turno, si Sakura ahora se estaba dedicando por completo a ser madre, si Shinobu estaba considerando mudarse de Tomobiki, pero no podía cuestionar todo esto enfrente de Lum.
-¿Podemos hablar a solas?- pidió Inaba como si le adivinara el pensamiento- prometo que no intentaré nada- le aseguró a Lum
Lum frunció el entrecejo mientras después de algunos minutos, después de analizar que aquel hombre siempre había sido amable con ella, accedía mientras se retiraba a su habitación.
-Ataru- inició Inaba con expresión seria- ¿estás seguro de lo que estás haciendo?
-Sí- mustió desviando la mirada
-De acuerdo- dijo Inaba sin darle más vueltas, sabía que estaba decidido- no cuestionaré tu libertad
-Gracias- dijo conmovido a su amigo- también porque...yo he sido un impedimento para que tu relación con Shinobu prospere- aceptó con culpa- nunca te he pedido disculpas por eso
-No es así Ataru- corrigió- las relaciones que están destinadas no se romperán ante ninguna intervención- lo miró directo a los ojos, intentando dar un mensaje que nunca fue recibido.
-De todos modos, quiero agradecerte- apretó la mochila contra su pecho- y...preguntarte por cómo están todos.
-No puedo mentirte- empezó- todo es un caos, pero definitivamente saldrán adelante
-Ya veo- mustió con tristeza, pensando que si Inaba no le estaba dando detalles era porque la situación era peor de lo que imaginaba- mmmm ¿Y Shinobu?
-Ella dice que no quiere volver a saber de ti en su vida, aunque por supuesto que está mintiendo, sólo está enojada
-Ojalá que hable en serio- deseó Ataru- le he hecho demasiado daño.
Inaba no respondió a eso y simplemente le dio un abrazo apretado a aquel que había sido también un protegido para él en los últimos años.
-Tengo que irme, pero antes, déjame darte un consejo- lo tomó por los hombros esperando que este otro mensaje sí pudiera detectarlo- cuando todo parezca horrible, no busques la luz, sino la oscuridad.
-¿La oscuridad?- preguntó Ataru confundido
-No puedo decirte más- lo soltó para ingresar a la puerta- espero verte algún día- dijo sabiendo que iba a suceder en un futuro a mediano plazo- ah, y despídeme de Lum san.
Ataru se quedó plantado en medio del lugar perplejo ante aquel último mensaje tan extraño. Lum salió de su habitación como si hubiera estado escuchando la conversación; acercándose en silencio al hombre mientras buscaba elegir con sabiduría sus palabras.
-No confío en que dentro de esa mochila no haya algo peligroso
-¿Cómo?- preguntó asombrado- ¿crees que Shinobu me mandaría algo para hacerme daño?
-No a ti, pero sí a mi
Ataru quiso negar aquello pero Lum tenía cara de pocos amigos y también era ahora mucho más determinante por lo que sabía que no se podía negar a cualquier cosa que le exigiera.
-¿Quieres...que la abra ante tus ojos?
-Sí- ordenó con firmeza
Ataru se sentó en el sillón mientras abría la mochila, sacando poco a poco una variabilidad de objetos que llenaban el amplio espacio. Se enterneció casi hasta las lágrimas cuando reconoció que en su mayoría eran medicamentos, cremas para sus cicatrices e incluso algunos aceites esenciales que su amiga insistía en regalarle para relajarse.
-¿Qué es esto?- preguntó Lum ante un objeto redondo que no había visto nunca
-Es un difusor, le pones agua y algunas gotas de estos aceites y mmm ¿supuestamente te relaja?- explicó con torpeza
-Ya veo- contesto fríamente
Lum tomó de la mesa repleta de los objetos un enorme álbum fotográfico que abrió impulsada por la curiosidad aunque ella misma había impuesto la regla de no abordar nada sobre el pasado. Incrédula, pasó las páginas en donde no habían fotos sino, decenas, centenas de ¿pulseras extrañas?
-¿Y esto?- solicitó pasándole a Ataru el libro
Ataru mordió sus labios sin poder contener su llanto ante aquello, dejando a Lum sorprendida y silenciosa, imaginando que esas pulseras debían ser importantes. Quizás no era buena continuar averiguando, pero algo en ella le obligaba a seguir mirando. Las manos del hombre pasaron con suavidad cada una de las páginas mientras sus lagrimas caían sobre aquellas páginas.
-Son los distintivos que te dan como paciente cuando estás internado- contestó ante la mirada insistente de la mujer.
Lum, impresionada, arrebató casi de las manos el cuaderno mientras analizaba que de hecho aquellas pulseras tenían pequeñas letras con el nombre de Ataru, la fecha de internamiento y algunas especificaciones como su tipo de sangre. Con horror, comprobó después de darle más de 5 vueltas al álbum entero, que no había pasado más 3 meses sin estar internado desde que ella se había ido.
También tuvo ganas de llorar, por más de una razón, pero se contuvo mordiéndose la lengua mientras Ataru tomaba nuevamente el libro para pegarlo a su pecho, sintiendo que esto era una despedida entre él y su mejor amiga; ya no podía ni quería contenerse enfrente de Lum, tranquilizándose también porque no había roto ninguna regla, ella pidió que le enseñara esas cosas.
-Ataru- empezó Lum con voz plana- ¿Por qué no lo volvieron a intentar?
-¿Quiénes?- preguntó sorbiendo la nariz
-Tú y Shinobu
-¿De qué hablas? ¿No acabas de ver que Inaba vino a dejarme esto? Ya te dije que él es su novio
-No creo que lo ame más que a ti- aceptó con la mirada baja- eso- señaló el álbum- es la prueba fehaciente de lo que te estoy diciendo
-Te equivocas- susurró limpiando sus lágrimas- es un amor completamente distinto
-No hay diferentes tipos de amor, sólo hay amor
-Estás en un error- se animó a decirle, esperando que no se enfureciera- Shinobu no puede verme como una pareja ni yo tampoco, es algo distinto al amor de pareja, es un amor fraternal diferente
-¿Cómo sabes eso?- estaba consciente de que estaba quebrando su regla de manera colateral, pero no podía detenerse
-Porque se siente
-Qué ambiguo- se quejó gruñiendo
-¿Quieres que quiebre las reglas o no?- susurró con los ojos pegados al suelo
-No- se arrepintió de haber llevado aquello hasta ese punto-lo lamento.
Se quedaron en silencio mientras debajo de las múltiples cajas de medicinas se asomaba algo que no habían visto. Ataru hizo a un lado las cosas para descubrir un pequeño libro de bolsillo envuelto aún en su plástico, anunciando que era nuevo, el título le parecía conocido pero no entendía por qué su amiga le estaba mandando eso; le dio vuelta para con espanto leer el pequeño texto que tenía la minúscula tarjeta de regalo.
Lum notó esto por lo que extendió las manos para que le pasara aquello, Ataru pensó en negarse pero no quería ni enfrentarse a la cólera de Lum y mucho menos lograr que desistiera en permitirle viajar con ella. La mujer apretó los labios hasta que casi quedaron blancos cuando leyó en aquel pequeño papel su nombre, indicando que esto era para ella.
Era una versión de bolsillo de Cumbres Borrascosas, recordó haber interpretado aquella obra con Shutaro y también aquel momento cuando eran amigas y le preguntó a Shinobu por el texto mientras con amabilidad le prometía que le regalaría el libro en su próximo cumpleaños, siendo la primera persona en la Tierra que le preguntó su fecha de nacimiento.
Reconociendo que no daba para más, Lum tomó el libro y se encerró en su habitación mientras Ataru se quedaba de nuevo solo en la inmensa nave. Guardó todas las cosas torpemente de nuevo en la mochila para también marcharse a su nuevo dormitorio.
Dentro de su nuevo cuarto, Ataru vació la mochila en la cama para comenzar a guardar los objetos, sin embargo, notó que un sobre blanco también aparecía; metió la cara en la abertura del accesorio, encontrando que la tapa del forro de la base estaba despegada, por lo que, esto parecía ser el escondite en el que ella había dejado esto exclusivamente para él.
Sintió temor por abrir el sobre que estaba en sus manos temblorosas, pero también pensó que era lo mínimo que le debía, leer sus reclamos y maldiciones, porque estaba seguro que eso contenía. Suspiró para agarrar ánimos mientras sacaba el contenido.
Ataru:
¿Recuerdas cuando estábamos en primaria y me diste tu suéter para cubrirme cuando se había roto de mi vestido? ¿Te acuerdas de cada ocasión en la que te te comiste las nueces del almuerzo de la escuela porque yo era alérgica? ¿Piensas alguna vez en la boda de kermés infantil en donde nos casamos?
¿Tienes memorias sobre todas las veces en las que las señales de nuestros sentimientos nos confundían? Yo sí, lo recuerdo prácticamente todos los días.
Los retazos de nosotros ya no los puedo guardar en mi corazón porque duelen demasiado, porque no me hacen bien y me impiden crecer y echar raíces. No puedo volver a perderme a mi para encontrar una manera en que seas feliz.
Esto es una despedida, a uno de los más grandes amores de mi vida, y es el amor el que me hace aceptar también tu decisión de vida, pero no puedo quedarme a ver cómo te destruyes por construirla a ella, aunque básicamente, es lo que he venido haciendo todos estos años por ti, entonces, mentiría si te digo que no te entiendo.
En otra vida, aún tenemos 17 años, aún estamos juntos como amigos y ustedes 3 no han tomado las decisiones que han acabado con sus existencias y yo puedo ser simplemente Shinobu, la amiga de Mendo, la amiga de Lum y la amiga de Ataru.
Con respeto, a mi amado amigo que tomará ahora solo, el control de su vida.
Chapter 23: Palabras ocultas
Chapter Text
Lum miró por horas, adquiriendo posturas distintas en su cama, aquel regalo de Shinobu que había sido prometido años atrás; se debatía entre si abrirlo o no, se imaginaba que lo mejor era no hacerlo, empero, la impulsividad en su personalidad la detenía de arrojar aquel libro a la basura.
La mente de Lum era un caos desde mucho antes de la muerte de Shutaro, este evento únicamente había terminado por agregar los elementos necesarios para que pudiera por fin ser un ente parecido a lo que la mayoría de los terrestres pensaban de ella: fatal, egoísta y enérgica.
Recordar que Shinobu era mucho más inteligente emocionalmente que ella, le hacía temer por el contenido, porque aunque muchos creerían que ella era superior a su amiga en todos los contextos, sólo ella sabía lo equivocados que estaban; esto no le causaba inseguridad ni coraje en el pasado, pero en el tiempo presente, francamente la aterrorizaba.
Lum sabía que Shinobu tenía las palabras necesarias para hacerla entrar en razón siempre, y ese era una de las razones secundarias de su negación de hablar nuevamente con ella, aunque en el interior sabía que ni deseando establecer contacto con ella lo hubiera conseguido.
Tomó por quinta vez el libro en sus manos, aún envuelto en su plástico de manera perfecta mientras que sus dedos inquietos, decidían clavar las uñas en el empaque, consiguiendo que pequeños orificios se mostraran. Aprovechando los segundos de falta de juicio, abrió el ejemplar, para comprobar con pánico en sus ojos, que no se trataba de la novela clásica que se esperaba del contenido.
Quiso lanzar el objeto como si de una bomba se tratara, exterminarlo a sabiendas que era tóxico y nocivo para ella, que clavar su mirada por más de cinco segundos en la perfecta caligrafía de Shinobu iba a matarla por dentro. De nuevo, no logró conectar su cerebro con su cuerpo, que sí exigía atención de las palabras de la mayor víctima de la situación actual, aquella que no tomó ninguna decisión para estar envuelta en el lío.
Las numerosas páginas no contenían la famosa historia de amor impresa, sino que albergaba una narrativa mucho más desgarradora y oscura en puño y letra de una narradora omnisciente que había, al parecer, descrito con fino detalle todo lo ocurrido en las vidas de los que quedaron en la Tierra, día a día, sin dejar un espacio vacío en la cronología del espanto.
Lum hojeó con la respiración casi en pausa aquel cuaderno, encontrando las fechas de distintos años, las descripciones en veces cortas y luego casi de más de dos cuartillas. Evidentemente, el nombre que más destacaba en la escritura y aquel que podía leer incluso a metros de distancia, era el mismo, Ataru.
Las hojas eran frágiles en algunas partes, debilitadas por las lágrimas de la autora que cada noche de su vida por los últimos años, las destinaba a transcribir las turbulencias y agonías de las que era parte; a veces escribía en la comodidad de su casa, en otras ocasiones, en la sala de espera de algún hospital, y muchas más veces, en el pequeño sofá junto a la cama de su amigo, alerta por si este despertaba de pesadillas donde siempre gritaba el nombre de Lum.
Lum no se detuvo a leer nada, aunque algunas palabras que sus ojos alcanzaban a ver, se quedaban tatuadas por siempre en su mente, sobre todo aquellos adjetivos que calificaban los sentimientos de su amiga. Continuó moviendo sus manos a través de las narrativas, de atrás hacia adelante, llegando a la primera página.
........
Lum, si vas a recibir a Ataru en tu vida de nuevo, al menos, debes leer esto, se lo debes, me lo debes y también TE LO DEBES.
Shinobu Miyake
........
Podía casi escuchar la voz fría de Shinobu en su mente, contrastando con el dulce tono que usualmente utilizaba. Las manos de Lum comenzaron a temblar, llegando al punto en que fue imposible que pudiera sostener el libro.
Quedando en el piso abierto de boca abajo y desparramado, el cuaderno dejaba salir lamentos y llantos espectrales que eran evidentes ante los oídos de la mujer, sintiendo que pronto comenzarían a sangrar si no le ponía fin a aquello.
En un insólito deja vu, pateó el objeto furiosa hasta que este quedó oculto detrás del enorme mueble que era su tocador. Sus piernas fuertes eran guiadas para cometer el acto de la misma forma en que años atrás, hizo lo mismo con aquel vestido blanco antes de hacer explotar su OVNI. El catalizador de ambos eventos era claro.
Ahogó un grito profundo mientras la adrenalina en ebullición la hizo golpear también los múltiples cojines de la gigantesca cama, como si pudiera resolver algo con aquel ímpetu, como si sus torturas se encontraran en aquellos cuadrados esponjosos. Pronto, esto fue insuficiente, comenzó a destrozar todos los objetos sin valor que tuvo a su alcance, sillas, mesas simples, cuadros de adorno, hasta que llegó a uno de sus lugares favoritos.
Reposando en un mueble bajo de fina madera, estaba aquella foto, la de Shutaro Mendo, Lum Invader y su familia compuesta por 28 pulpos, paseando felices por la playa. Tomó ya sin poder contener el llanto el marco mientras con las yemas de sus dedos buscaba acariciar el rostro de su difunto marido.
Una nueva sinfonía acontecía ante los oídos de Ataru que esta vez, decidió escucharla fuera de la habitación de Lum, primeramente porque quería demostrarse que podía con eso, pero también porque aunque esto rompería las reglas, sí estaba dispuesto a entrar incluso tumbando la puerta con su fuerza si oía algo que le hiciera pensar que ella estaba herida físicamente.
Los sollozos, gritos y alaridos entraban por los conductos auditivos del hombre mientras este, además de encontrarse casi dopado de tranquilizantes, olía directo del envase un aceite esencial que Shinobu había mandado y que en la etiqueta anunciaba el nombre de "Calma". Estos dos apoyos únicamente conseguían que fuera capaz de quedarse en silencio y no unirse a la obertura del infierno que ambos vivían.
Después de unos minutos, el sufrimiento de Lum desapareció ante sus sentidos, lo cual le hizo pensar que algo podía haber pasado, por lo que preocupado se levanto y se puso de frente a la puerta decidiendo entre si tocar la puerta o simplemente tirarla. Al mismo tiempo en que pensaba esto a milímetros de la superficie, la puerta se abrió, haciendo que casi chocara con Lum.
De manera instintiva, Ataru tomó el brazo de Lum para impedir que ella cayera y también para no perder el equilibrio por el pequeño impacto; ante esto, ella retiró su extremidad con tanta violencia que casi hizo que el hombre gimiera de dolor, comprobando que para ella tocarlo era igual que fundirse en un incendio. Estaba a punto de disculparse cuando la explosión de ella se anticipó mediante sus rasgos oni expresándose.
-¿Qué crees que haces?- mustió con una voz tan gélida que incluso cortaba- ¿Qué haces aquí afuera?
Los ojos ámbar que alguna vez se derritieron por mirarlo, ahora parecía que querían fulminarlo, esto hizo que Ataru desviara la mirada no por vergüenza sino por dolor puro.
-Nada, sólo quería saber si estabas bien- mintió
-Mentiroso- lo acusó mientras los cuernos y los colmillos crecían- NO SE CUÁNTAS VECES TENGO QUE INSINUARLO, PERO LO DIRÉ MUY CLARO- los pequeños choques eléctricos afectaban a Ataru por la cercanía, sin embargo, no lo lastimaban- TÚ Y YO NO PODEMOS ESTAR JUNTOS, ESO QUEDÓ EN EL PASADO- gritaba con demasiado velocidad, las palabras se atropellaban
-NO SÉ QUÉ PRETENDES PERO UN NOSOTROS JAMÁS EXISTIRÁ, ESO ESTA MUERTO- la mirada desquiciada y furiosa lo tenía atrapado- YO POR TI NO SIENTO NADA MAS QUE UN LIGERO CARIÑO DE AMISTAD.
-Yo ya sé todo eso- se defendió Ataru cuando logro encontrar un hueco en el asfixiante ámbar- lo sé perfectamente- puntualizó mientras le daba la espalda y se retiraba algunos pasos
Tan abrupto como inició el arranque emocional, así terminó, dejando a Lum expuesta al menos ante sí misma aunque no para Ataru. Su desborde proyectivo correspondía más a sus propios mecanismos mentales que algo que él hubiera hecho, lo cual le hizo tronarse los dedos y arrepentirse de haber accedido a traerlo.
-Esto es un error...
Ataru se quedó paralizado aún de espaldas a ella, sabiendo a la perfección que se estaba refiriendo a compartir el espacio, a viajar "juntos". Siempre imaginó que en algún momento, ella se daría de la pésima idea que era, empero, esperaba tener algo más de tiempo para ¿?¿? Ni siquiera él sabía lo que quería o buscaba con todo esto, únicamente conocer que era una oportunidad que no quería desperdiciar de nuevo.
-No lo es- susurró mordiendo sus labios con temor
-Sabes que sí- mustió mirando su espalda
-La última vez que quisiste convencerme de estas maneras...- dijo sabiendo que estaba rompiendo las reglas pero, aún portándose bien ella quería deshacerse de él- terminaste con mi vida
Lum se quedó sin aliento, no creía que él iba a recordar eso, pero esa última platica "civilizada" también venía un tiempo rondándole en la cabeza, especialmente en ese momento en que Ataru cocinó para ambos, remembrando sus palabras que le prometían que podían solucionar sus problemas si ambos se esforzaban.
En esa etapa, veía bastante imposible que ambas personalidades desistieran en el empeño por destrozarse, que cedieran ante los impulsos y las peleas intensas que devenían de dos temperamentos feroces; ahora en el presente, veía que Ataru había perdido toda la fuerza tanto física como mental, haciendo de él incluso alguien sumiso.
La ironía de ver ante sus ojos al gran oponente emocional convertido en una pieza de peón simple le sabía fatal, porque aunque fuera tan inmoral e incorrecto, sí era una tétrica solución ante todos sus conflictos pasados. Ataru, permitiendo que ella decidiera todo y marcara el ritmo que quería, él obedeciendo.
"Pero acaba de quebrar mis reglas, entonces no está tan sometido como parece"
Como si él adivinara su pensamiento, se volteó para enfrentarla, mostrándole que aunque ella creyera que estar juntos era una nueva responsabilidad y reto difícil, en realidad su vida siempre estuvo en sus manos, aunque viviera en otro continente y casada con otro hombre.
-Estando aquí contigo o en la Tierra, donde sea- se acercó únicamente un paso- mi destino está escrito desde hace mucho- sus ojos marrones se conectaron con los ámbar que hace algunos minutos lo estaban contemplando con tanto odio.
-Y ese destino- inhalo con dificultad- tiene tu nombre y apellido
La mujer abrió la boca en un exclamo de descontento y sorpresa que no eran congruentes con el brillo de sus ojos que aprisionados por los iris café, encontrando un lugar dentro de la compleja dinámica, en el que él podía dejarla paralizada.
-No...
-Espera- la interrumpió mientras se acercaba medio paso más- no te estoy pidiendo nada ni estoy insinuando que volveremos a estar juntos como pareja, entiendo bien que eso es imposible- añadió con algunas lágrimas asomándose en los globos oculares- me refiero a que todo lo que hagas o no hagas, será el causante de las conductas y acciones que yo haga, así estés conmigo o no, en la Tierra o a muchos sistemas de distancia.
-Aunque creas que puedes desaparecer y en verdad lo intentes- sus dedos quemaban, anhelantes de tocar y acariciar su rostro compungido- sigues siendo la brújula de mi camino, eso no lo puedes cambiar, pero si así lo quieres...puedes echarme de aquí- las manos temblaban, enloquecidas por hacer un mínimo contacto, un roce- pero eso no cambiará que seguirás siendo la protagonista de mi historia
-¿Qué dices?- mustió torpemente mientras intentaba alejarse y romper el contacto visual- no es posible todo eso que dices, no puedes darle tanto poder a una persona, además es irresponsable no hacerte cargo de tu propia vida
Ataru se comenzó a reír de una manera bastante lejana a las risas idiotas de su juventud, estas carcajadas de alguna forma sonaban melancólicas y siniestras
-¿Te estás escuchando?- reía aún ligeramente- basta con darme un vistazo para aceptar que todo lo que te estoy diciendo es cierto
Lum tragó saliva mientras hacía lo recomendado por Ataru; lo recorrió entero más de una vez mientras él se quedaba en silencio con una expresión dura. Aunque las playeras que usaba ahora cubrían casi en su totalidad el cuello y usaba siempre muñequeras, las decenas de heridas aún podían ser detectadas ante un escudriño curioso.
Desvió la vista por distintos motivos a los que Ataru imaginaba, destacando entre sus opciones: asco, repulsión, miedo, ira. Fue su turno de dar la espalda mientras con una voz casi amable, le hablaba.
-Voy a alimentar a los pulpos ¿quieres acompañarme?
Chapter 24: Lo que quiero de ti
Chapter Text
Lum y Ataru llegaron al sótano de la gigantesca nave en donde una enorme piscina con tecnología de punta mantenía a los 28 pulpos viviendo en condiciones casi de reyes; robots los masajeaban, la temperatura se adecuaba a sus necesidades, tenían casi montañas de comida, música ambientada los acompañaba y parecían casi bailar con sus ocho extremidades.
-¿Alimentarlos?- dijo Ataru con una voz baja, casi un susurro- parece que tienen todo lo que necesitan
-¿Decías algo?- mencionó Lum mientras recibía gustosa a los cefalópodos que cubrían todo su cuerpo.
Ataru recordó con tristeza que los animales hacían lo mismo con Mendo, resultándole en el pasado algo ridículo pero ahora con Lum con protagonista, le parecía increíblemente tierno. Ella los llamó a cada uno por su nombre y los acarició con calma mientras su amor pasado no podía apartar la vista de ella, viendo por primera vez desde que encontraron, de nuevo esa expresión de ternura y dulzura que tantas veces fue dedicada a él sin que pudiera valorarlo.
La sonrisa, a pesar de verse un tanto opacada por el rostro aún enrojecido y abotagado, aún lograba hacerlo casi suspirar, mordiéndose las mejillas de manera interna para no soltar la evidencia de su eterno enamoramiento con la mujer que ahora no era su novia ni una sexy alienígena adolescente, sino una adulta, que se había casado y enviudado en menos de 5 años. El tiempo en su mente traumatizada era relativo, ya que mientras estuvieron separados sintió que pasó un siglo, pero ahora que la veía, pensaba que había pasado un solo día.
Ya que ella estaba distraída, aprovechó para reanalizar su aspecto físico, encontrando que aunque evidentemente era casi la misma, su cabello era un poco más corto, sus rasgos se afilaron y en definitiva, su cuerpo también había llegado a la cúspide de su desarrollo. No inspeccionó sus formas con lujuria; debido a su embrollo hormonal, la distimia, el estrés postraumático y sobre todo, a los malditos fármacos, Ataru había perdido por completo su libido, resultando una cruel burla de la vida que aquella gota que derramó el vaso entre ellos, la cual era su pervertida obsesión sexual, ahora se encontrara extinta.
Durante los últimos años, Kosuke intentó que Ataru saliera con alguna chica, lleváandolo con mentiras a citas dobles que únicamente lo ponían a llorar en el baño del lugar al recordar el evento pasado con su amigo, su ex novia y Lum. Kosuke tenía que despedir a las mujeres con una disculpa para llevar a su amigo agónico de nueva cuenta a su casa. Desistieron por un tiempo en presentarle a alguien, aunque en alguna ocasión en desespero al verlo de nuevo en un estado catatónico, Ryuno se subió la camisa para mostrarle sus pechos ahora sin vendaje.
Ataru no reaccionaba a nada de lo que antes podía enloquecerlo en su personalidad lasciva; incluso se negó cuando su mejor amigo algo avergonzado le decía que si amaba tanto a Lum por qué entonces no satisfacerse recordándola. Esto lo hizo de nueva cuenta llorar pero ahora a gritos, tuvieron que sedarlo mientras Sakura furiosa le exigía a Kosuke que no volviera a intentar aquello con él, porque en su opinión como sacerdotisa, Ataru Moroboshi ni estaba vivo ni mucho menos era un hombre, sino un alma en penuria que era prácticamente obligada a cargar con las consecuencias de sus decisiones.
Aquella parte inferior de su masculinidad estaba eternamente dormida, indispuesta y doliente por sus errores del pasado; el auto castigo impuesto de manera inconsciente consistía en no otorgarle ningún beneficio ni atención, ni siquiera en sus momentos de brote agresivo de lesión. La testosterona que alguna vez provocó fuertes crisis de celos y de dominio, ahora estaba en niveles tan bajos que incluso tenía que suplementarse, el endocrinólogo culpaba a esta deficiencia de la falta de deseo sexual, la imposibilidad por conseguir una erección, el insomnio y la pérdida ósea.
SIGUIENTE CAPITULO PORQUE SE ME VOLVIÓ A PASAR:
Lo que el médico ignoraba es que todo el lío hormonal y corporal era consecuencia directa al triunfo agridulce de la mente abatida que consiguió hacer de su compañera un saco de carne que antes tuvo el control del cuerpo, despertándolo únicamente con inyecciones de tortura para que ejecutara los movimientos y acciones necesarias para terminar con su existencia, de ambas. Las dos querían morir, ya no se desgastaban en pelear porque era inútil encontrar un culpable, de todos modos el sistema entero sufría de la pérdida de lo único que los mantenía con vida.
-¿Me podrías pasar el saco que está en la gaveta?- solicitó Lum
-Ahhhh- intentó no ser descubierto con su escrutinio- sí claro ¿cómo?
-Computadora abre gaveta a3
De un enorme mueble corredizo, un cajón se abrió, en él, había decenas o quizás centenas de enormes costales de 10kg de alimento premium para cefalópodos; Lum tenía una intención especial con eso, Ataru se veía ahora débil, más delgado de lo que era y quería comprobar qué tanto había perdido de sus capacidades; durante su primer encuentro, pudo notar que la velocidad se mantenía aunque bastante lejana al potencial que alcanzaba con una meta adecuada.
Miró atenta con el rabillo del ojo que cargaba el bulto sin mucha dificultad aunque no podía dejar de pensar que su versión adolescente y juguetona, pudo haber realizado la actividad casi con los ojos cerrados, haciendo bromas e incluso cargando en el otro brazo a alguna chica, huyendo despavorido de ella. Este imaginario le hizo fruncir el ceño, porque siempre que pensaba en alguna de sus características positivas, tenía que atravesarse forzosamente una cualidad de su falta de lealtad y compromiso.
-Gracias- mustió fríamente
Ataru se retiró unos pasos, especialmente porque los pequeños pulpos casi le gruñían, impidiendo que se acercara más a la que probablemente consideraban su madre, exigiendo demandantes que el puesto vacante de su padre quedara eternamente vacío. Aunque quería cabrearse, su debilidad mental le impedía llegar a ese punto, mucho más sincronizada con la emocionalidad negativa y displacentera de la tristeza; además de esto, el cuerpo había arreglado todo para que fuera especialmente difícil que pudiera enojarse, porque aún en secreto, culpaba a esa característica irascible de la idiota mente como la causa de haber perdido a Lum.
Lum alimentó a los animales con unas pequeñas ruedas que hasta a Ataru le olían magnifico; les dio dos a cada uno, dejando claro que era más bien una especie de premio, estos regresaron a su piscina felices mientras ella se ponía de pie con un brillo extraño en su mirada.
-Ha sido muy difícil para ellos- confesó
-Ummm- fue lo único que pudo decir, comenzando a sentir el dolor atravesando cada partícula de su ser
-Esto- dijo refiriéndose al ambiente de fiesta y lujos- es lo único que puedo hacer para que estén bien
-Bueno- respondió tratando de evitar el tema
-Porque al inicio estaban destrozados- insistió
-¿Qué es lo que realmente quieres?- le preguntó derrotado- dime de una vez dónde quieres herirme y lo haré por ti
-¿De qué hablas?- mintió fingiendo desconocer el contexto
-Sabes bien lo que estás haciendo conmigo- buscó su mirada- y no tengo objeción, sólo hazlo de manera más honesta- su expresión firme acompañaba su convicción
-No estoy haciendo nada- aseguró nerviosa intentando no verse atrapada por sus pestañas húmedas curveadas
-¿Qué quieres de mi Lum?- preguntó con lágrimas recorriendo su rostro, cayendo con sencillez en el cuello alto de su playera- dime lo que buscas y te prometo que lo haré pero al menos háblame con la verdad y pídeme con claridad lo que quieres
Las orbes ámbar se perdieron en las múltiples tonalidades de marrones, sumergiéndose en la calidez de los iris, comprobándolos igual de honestos que la última vez que se permitió adentrarse en ellos.
-No quiero nada- mintió- ¿tú qué demonios quieres de mi?- utilizó su herramienta más segura, esos brotes de ira que él provocaba.
"TODO" casi gritar hasta quedarse sin voz, pero se abofeteó mentalmente por decir internamente tremenda estupidez que le había llevado a perderla
-Lo que estés dispuesta a darme- mustió mientras las pupilas se dilataban- lo que sea lo tomaré con gusto
-Eres patético- susurró mientras intentaba detener la explosión de su interior
-Lo soy- aseguró atreviéndose a extender su brazo para poner una mano sobre su hombro- un imbécil que además se está derritiendo ante este simple roce- quitó su palma temiendo que ella pudiera apartarlo después de decir aquello- un idiota que estaría dispuesto a que lo uses de las maneras en que desees- confirmó desesperado- si quieres lastimarme estoy perfectamente dispuesto, pero al menos hazlo de manera frontal.
Lum podía observar la locura de Ataru, la demencia que había quedado en evidencia desde que miró su cuerpo destrozado, pero que ahora, oyendo su absurdo soliloquio, podía notar que infravaloró aquella muestra primitiva de la falta de juicio total.
"¿Esto es mi culpa?" pensó por dos segundos, desistiendo de inmediato.
-No hablas en serio- dijo con temblor en la voz, tratando de separarse de su cercanía que no era demasiada pero suficiente para ponerla incómoda
-Hablo muy en serio ¿qué tengo que hacer para demostrártelo?
Miles, millones de idea se le vinieron a la cabeza, una más incorrecta que la otra; arremolinándose en su cerebro de manera violenta, mientras con todo su esfuerzo se proponía reprimirlas, averiguando que esto era imposible, mucho más porque sus instintos le exigían obedecer ante la petición de dominio.
-Vámonos de aquí- mustió- estamos arruinando la atmósfera de los pulpos
-No
-¿Cómo que no?- amenazó- ¿qué no acabas de decirme que me obedecerás en todo?
-Así es- aseguró- pero no saldremos de aquí hasta que me digas qué quieres de mi, para poder estereotipar con éxito lo que quieres
-¿No puedes esperar a que salgamos de aquí?- intentó acercarse al elevador
-No- la forzó a enfrentarlo mientras la tomaba de los hombros- dímelo aquí y ahora
-Si no me sueltas te voy a echar a patadas- jadeó con algo que intentaba emular a la ira
-Entonces hazlo
Sus dedos quisieron moverse, viajar triunfantes por el cuello, llegar con éxito a la nunca, apartar el abundante cabello y tomar con firmeza la cabeza para luego mover la cabeza, haciéndola adquirir la posición perfecta para unir sus rostros hasta que sus labios en sequía pudieran probar el néctar de su boca. Los niveles de testosterona por fin se movilizaban, ligeramente por algunos segundos.
-O mejor aún- susurró mientras sus dedos se acalambraban, sufriendo por no conseguir su objetivo- dame tu mejor rayo, electrocútame hasta matarme- aquello último lo dijo con un tono siniestro pero rebosante de convicción
-No te hacen daño- dijo con un hilo de voz, sintiéndose al borde de sus mecanismos, temiendo que fueran insuficientes
-Estoy seguro que puedes hacerlo mejor de lo que he visto- sonrió de manera retorcida, apartándose por fin de ella- ¿por qué no lo intentas?- abrió sus brazos y piernas, dispuesto a recibir una esfera gigante de electricidad en el pecho- estoy listo
-Si así lo quieres- bufó mientras de sus manos emergían rayos de electricidad
En efecto, lanzó un ataque eléctrico hacia el hombre, no con la intención de hacerle daño ni mucho menos matarlo, sino en un intento desesperado por hacerlo regresar de este brote de locura que comenzaba a parecerse al menos en sus sensaciones a todo lo vivido en sus últimos meses juntos.
Ataru recibió ansioso la electricidad, viviendo gustoso los temblores involuntarios y sus músculos tensarse; en el pasado, habían tenido que prohibirle la rehabilitación con electrodos que generaban electricidad, aunque esta era ligera y tenía la intención de ayudarle a recuperar sus capacidades orgánicas y musculares, era común que pidiera al fisioterapeuta mayor voltaje. Ataru buscaba herirse por trauma, pero quería electrocutarse por goce, un placer lejano al sexual, al menos en los años post Lum.
Aunque no sentía dolor, la sensación lo hizo caer de rodillas, experimentando aquello que había anhelado por años, aquello con lo que incluso soñaba. Respiraba con dificultad mientras Lum lo miraba inmóvil y dudosa, porque sabía que en el pasado sus rayos ya no el afectaban, pero por lo que veía ahora, quizás había perdido esa habilidad, aunque tampoco parecía tener ningún daño.
-De acuerdo- habló con dificultad mientras se ponía de pie- entonces no quieres matarme, al menos no de manera física
-Estás loco- murmuró
-Pero eso ya lo sabías- se dirigió al elevador- ¿vienes?- le preguntó mientras se abría.
Lum, bastante confundida se subió, sin entender del todo la compleja dinámica y el irracional diálogo que sostuvo con Ataru por tantos minutos. Quería proseguir hasta comprender a qué se estaba arriesgando, pero tendría que esperar a que llegaran a la planta principal.
-Entonces- se le adelantó apenas pusieron un pie fuera del ascensor- ¿a dónde nos dirigimos? ¿qué es lo que haremos para que puedas renunciar a tu posición real en Oniboshi? ¿por dónde empezamos?- no la miraba y tampoco parecía luchar internamente por no tocarla
Decidiendo que de nuevo, la mejor idea era ignorar aquello que podía devorarlos, prosiguió con su actitud de borrón y cuenta nueva.
-Tengo algunas ideas.
SIGUIENTE CAPITULO : DETALLES DEL PRELUDIO
* Esto es continuación directa del capítulo "preludio", y sí, ya empezamos con algunas explicaciones de qué fue lo que pasó con Lum x Mendo*
-Piénsalo bien oni sama- expresó mientras le daba la espalda y miraba por el gran ventanal- porque no escatimaré en mis peticiones
Shutaro limpió sus lágrimas, aún en el suelo. No esperaba menos de Ryoko, sabía desde el momento en que cruzó el umbral que no se lo iba a poner fácil, que podía arremeter con esa crueldad absoluta que tenía en su interior. Aunque conocía de sobra que su hermana lo quería, había llegado a la conclusión de que su siniestra personalidad era consecuencia de algun malestar mental irremediable.
-Lo sé- respondió
Ryoko arrugó la expresión melancólica, invisible ante su hermano; el impulso por detenerlo del peor error de su vida era gigantesco, pero tampoco estaba dispuesta a asumir un rol de buena hermana, porque no podía hacerlo, o quizás no quería. Inexperta a la hora de expresar el amor de maneras distintas al dolor, la tortura, la agonía.
La alogia la acechaba y el sufrimiento le resultaba placentero en todos los niveles en que era posible; y ante sus ojos, se desplegaba un tétrico escenario que podía mapear sin ningún problema, honestamente, esa fue la razón por la que acompañó a la chica oni que en llanto le pidió ayuda porque ¿a su hermano lo estaban matando? eso dijo, pero lo que ignoraba es que esa muerte estaba mucho más en su poder que en el de Ataru.
Ataru Moroboshi le agradaba, incluso un poco más que el resto de la gente, porque era igual de complicado que ella, porque entendía que sus demandas infantiles eran mitad broma y mitad en serio, y no se asustaba, más bien, se divertía con ella. Sin hablarlo, ambos se reconocían como una especie de aliados, por ello, lo que su hermano insinuaba era completamente probable, sin duda le pediría ayuda.
-¿Cuáles crees que fueron las diferencias en nuestra crianza oni sama?- comenzó, tomando el inicio de la cortina- además de la obviedad sexual
-Más de las que podría contabilizar- respondió
-Me alegra que coincidamos- sonrío, contemplando a lo lejos los numerosos automóviles- tu fuiste preparado desde el día uno de tu nacimiento para ser el heredero Mendo, yo- apretó con los dedos la tela- sólo soy Ryoko
-Ryoko Mendo- acotó Shutaro- no Ryoko
-Eso es una falacia oni sama- lo enfrentó- el apellido es lo de menos cuando todo lo recibes a manos llenas- sus ojos eran más oscuros que nunca- para tenerte tranquila, porque saben que si caes en cuenta de la injusticia- su expresión era dura- puedes destrozarlo todo
-Ryoko...- estaba entendiendo lo que su hermana le decía, siempre lo supo, pero nunca hizo nada para evidenciarlo, esperando que no lo notara nunca
-Por eso- de nuevo gesticuló de manera usual, teatral- voy a quitarte más de lo que me correspondía
Aunque ambos eran hijos millonarios de Toisho Mendo, la razón por la que Ryoko podía hacer prácticamente lo que quería era una orden directa de su padre, que quería evitar a toda costa que su hija sobredotada y oscura percibiera que todos los "sufrimientos" por los que su hermano pasaba, más tarde, adquirirían el sentido de convertirlo en el heredero.
Ryoko no había tenido que estudiar casi 5 idiomas hasta que demostrara comprenderlos y hablarlos a la perfección, no había recibido un entrenamiento exhaustivo en decenas de estilos de combate, no se levantaba a las 4 am a estudiar historia universal, no la habían forzado a demostrar su valor por medio de un escrutinio de sus habilidades.
Tampoco llevaba clases de economía y política por las tardes después de la escuela, mucho menos a asistía a reuniones con los hombres más importantes de Japón desde los 10 años. Ella tenía mucho más tiempo libre, para desarrollar siniestros planes, recibiendo de manera colateral, los motivos suficientes para que la agresión no pudiera delimitarse de manera saludable.
El engaño de que era igual de valiosa que Shutaro no se lo creyó nunca, pero su capacidad cognitiva alterada le ordenó esperar, y esperar, y esperar mientras se divertía en el camino. Fingía estar ignorante como cualquier niña rica, en la dicha de tener un poder con el que muchas podían únicamente soñar, pero lo que las mujeres de su edad querían era muy lejano a lo que ella deseaba.
Dinero, propiedades, algunas acciones, sirvientes leales ¿podrían compararse a tener el control absoluto del conglomerado? ¿se igualaba a ser el heredero absoluto del conglomerado Mendo? La disociación de su persona le indicaba que este era el momento.
Pero el amor, el sentimiento hacia su hermano, le hacía dudar, al menos de las formar de propuesta de su plan, que si salía bien, podría salvarlos a ambos, pero tampoco es que fuera a dar un esfuerzo sostenido por priorizarlo a él.
-Me cederás todas tus acciones, perfiles y posiciones, además de tus responsabilidades y cargos.
Shutaro tembló aún en el suelo, en verdad no esperaba que ella hiciera eso. Quiso explicarle que eso era imposible, que ella no había recibido lo necesario para sostener todo aquello. No lo dijo, porque sería aceptar que él era consciente de la asimetría, y que también por eso soportaba sus torturas.
-De acuerdo- bajó la mirada derrotado
-No lo permitiré- habló Lum que entraba al lugar después de haberse despertado, buscando con desespero a Mendo.
Ryoko arqueó una ceja ante la interrupción, siempre interpretaba un papel, y era hora de mostrarse tal cual era, especialmente, quería dejar las cosas en claro ante ella.
-Lum- Shutaro era ayudado a levantarse por ella- no hay ningún problema, haré lo que Ryoko pide
-Así es Lum- dijo con su verdadera voz, que no era suave ni relajada como siempre parecía- mi hermanito está dispuesto a darme todo lo que debíamos compartir por sangre, ah sí - corrigió con una sonrisa- y me regalará los intereses acumulados por 15 años
-Estás loca- gruñó mostrándole los colmillos- no puedes hacer eso
-Puedo- aseguró caminando por la habitación- y la razón por la que esto es viable es por ti
A Lum se le cortó la respiración, y únicamente se quedó en su lugar porque estaba sosteniendo a Shutaro
-Así que tengo que agradecerte, porque gracias a esa gran mentira que estás actuando, mi estúpido hermano está ahora en mis manos
-No tienes por qué hacerlo- se dirigió a él, porque no podía mirar a Ryoko más sin soltarle una descarga eléctrica
-Entonces no detendré de ninguna manera a Moroboshi- respondió sentándose en la silla
-Es absurdo- bufó- no hay nada que pueda hacer ninguno de ustedes para que regresemos
Ryoko rió de una manera alta, consiguiendo que los vellos en la espalda de Shutro se erizaran
-Ni tú te crees eso Lum- hizo énfasis en su nombre- pero voy a pretender que te creo, que no tengo cerebro y no puedo ver lo obvio- el rostro de su hermano se desfiguraba ante cada palabra- entonces anulamos el escenario donde ayudo a Ataru a recuperarte- la miró directo a los ojos- al menos ¿puedo quedármelo?
Lum sintió que su respiración se agitaba, la pulsión palpitaba y sin poder evitarlo, le mostró los colmillos
-Ryoko- intentó regañarla su hermano, ignorando que los dedos de Lum lo apretaban más fuerte de lo debido- no puedes vincularte con él de esa manera, te lo prohibo
-Debes elegir oni sama- de nueva cuenta, utilizaba la voz teatral- no puedes alejarnos a ambas de él
-A ti no te interesa Ataru- señaló Lum- no la escuches Shutaro, está jugando contigo
-Tienes razón, me gusta mucho jugar- tomó de la mesa un muñeco de paja- y Ataru Moroboshi tiene lo necesario para jugar conmigo- sonrió internamente al ver la expresión de la oni- siempre me he preguntado qué podría hacer con ese ímpetu- se estaba regocijando- en una cama
Lum estaba a punto de soltar a Mendo, lista para volar hacia esa estúpida mujer y electrocutarla, Shutaro por su parte, estaba boquiabierto con la vulgaridad de su hermana que aunque no había sido educada como heredera, si como una perfecta señorita.
-Es suficiente Ryoko- entró Toisho en la habitación- Shutaro es el heredero, no te cederá nada
-Hija- su madre entró en lágrimas- ¿cómo puedes pedir eso? ¿quieres dejar en la calle a tu hermano?
Lum se sobresaltó ante la intromisión de los padres Mendo, a los que ya había visto antes, pero en un contexto completamente distinto.
-Se puede quedar con las acciones y tonterías que tenemos fuera de Japón, le estoy dejando Estados Unidos por benevolencia- sus ojos seguían clavados en Lum
-Esto es una locura- bramó Toisho- Shutaro no dejará Japón y mucho menos por una estupidez como esta
Shutaro no escuchaba a su padre, estaba mucho más atento a los pequeños choques eléctricos dolorosos que Lum le estaba propinando de manera inconsciente, en los colmillos asomándose de los labios rosados. También prestaba atención a la expresión firme de su hermana, al libro bajo sus muñecos que tocaba de manera sugerente.
Estaba agradecido de traerlo consigo, era una de esas cosas que siempre lo acompañaban, y al parecer, alguien lo había guardado entre sus vendajes, daba igual si había sido un sirviente o la misma Ryoko, que ahora se presentaba ante él como incluso una especie de genio, quiso reírse por el absurdo, ella era mucho más brillante y apta que él, si tan sólo no hubiera sido ignorada.
Se acercó con convicción a su hermana, sorprendiendo a Lum porque caminaba mucho mejor, demostrándole también, que aunque no era monstruo como Moroboshi, también podía sorprenderla de vez en cuando. Sacó su hanko con velocidad, siendo detectado por su hermana que vivía a la par, la mejor y peor guerra ganada de su vida.
Antes de que los padres pudieran darse cuenta, estaba hecho, antes de que Lum pudiera notar que los hermanos cubrían a propósito con sus cuerpos algo, pretendiendo que únicamente se miraban. Shutaro Mendo, había cedido, todos y cada uno de sus privilegios y responsabilidades a su hermana menor.
-NO- logró gritar cuando contempló aquel sello, alertando a los padres que tenían una expresión horrorizada
Ryoko quiso sonreír pero también llorar, porque su hermano estaba arruinando su vida, tirándola a la basura, por una mujer que a todas luces, amaba a otro.
Lum se mordió los labios, sabiendo que todo esto, era su culpa.
Chapter 25: ¿Felices para siempre?
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Flashback pasado Mendo x Lum post preludio
-Ryoko ¿qué hiciste?- chilló su madre casi cayendo al suelo mientras el padre adquiría una expresión de pánico puro
-Shutaro...-habló intentando recibir de su hijo varón algo que lo calmara
-Está hecho- casi canturreó la menor de los Mendo mientras acomodaba las hojas- un gusto hacer negocios contigo oni sama- se levantó de su asiento, dispuesta a abandonar el lugar- ah- se detuvo- Lum, es una lástima que tenga que cumplir con el acuerdo, porque Ataru Moroboshi, me hace chorrear desde hace muchísimo tiempo- en realidad no sentía eso, se estaba regocijando de ver a sus padres escandalizados, a su hermano enrojecido y a la oni llena de ira
Salió del lugar sintiéndose más grande que nunca, vencedora por fin de algo que había esperado toda su vida, de algo que se merecía y que no había tenido siquiera oportunidad de luchar por ello, hasta ahora, hasta que su estúpido hermano cayó rendido hacia una mujer alienígena que estaba fatal y eternamente enamorada de Ataru Moroboshi, aunque ni ella misma se diera cuenta. Ignoraba a dónde iba a parar el lío amoroso, y aunque su hermano le importaba, no lo suficiente para detenerse.
-¿Qué vamos a hacer?- gimió trágicamente la madre Mendo en el piso- Shutaro ¿cómo pudiste hacer eso?
Lum se sentía incómoda, incorrecta y hasta culpable porque aunque ella no había pedido nada, sabía que Shutaro había hecho eso por ella, por evitar que Ataru le pidiera ayuda a Ryoko en un futuro y que esta pudiera apoyarlo, simplemente por enfurecer a su hermano, aunque con las recientes exclamaciones soeces de la chica, también comenzaba a sospechar que tenía un interés especial por su ex, esto la hizo casi electrocutar a los presentes, porque sabía que si esto era cierto, él no dudaría en permitirle aquello.
"¿A ti qué más te da? Ya no son novios" se recordó sin mucho éxito.
-Hijo- le habló Toisho- ¿en verdad le cediste todo a tu hermana?
-Casi- manifestó comenzando a sentir dolor en su abdomen mientras guardaba su hanko- no sellé ninguno de los contratos que contemplan las acciones de América y Europa
-PERO ESAS SON MINIMAS- gritó su padre enfurecido
-Las suficientes para sobrevivir- expresó el ex heredero mientras se sentaba en la silla que antes ocupaba Ryoko
-¿ESTAS DE BROMA?- le gritó su madre- NO SON SUFICIENTES, NO NOS HEMOS HECHO CARGO PERSONALMENTE DE ESOS NEGOCIOS EN AÑOS
-Pues ahora lo haremos- respondió con naturalidad y jadeante
Ver al hombre sufriendo, hizo que Lum regresara de ¿? donde sea que estuviera su mente; se fijó en los acongojados y furiosos padres que se acercaban a su hijo que sudaba por el esfuerzo, llenándolo de reclamos que le parecían absurdos porque ¿qué tan grave podría ser lo que acababa de pasar?
-Y peor- continuaba el padre Mendo en un regaño que acontecía desde hacía más de cinco minutos- ¿sabes lo que tu hermana va a hacer con el conglomerado Mendo en Japón?- sus ojos se salieron de las órbitas- sabes que no está bien de su cabeza- esto lo dijo casi en un susurro
-Quizás por eso sea la indicada- habló mientras reposaba su cabeza en la silla
-¿Tienen algún informe de cómo son sus acciones y negocios en esos continentes?- la oni habló por primera vez ante la mirada atónita de los adultos- como saben, soy una princesa en Oniboshi por lo que tuve que estudiar también economía y finanzas, puedo ser de ayuda- les aseguró con una expresión firme.
Toisho Mendo sonrió en sus adentros, porque aunque su estúpido hijo había dejado en manos de su hija perturbada la mayor parte de los esfuerzos de su vida, y de la de su padre, y su padre, y su padre y todos los Mendo. Una joven oni que era princesa de un planeta mucho más desarrollado que el suyo, podía ser la salvación.
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Lum ayudó a Mendo a regresar a su habitación, habían acordado que llamarían a su padre para que pudiera ayudarlos con una alianza que consiguiera sacar a Shutaro y a sus padres del apuro; la chica sabía que el rey Invader iba literalmente a adorar a los Mendo y su guapo hijo, especialmente porque Ataru nunca le gustó, siempre le pareció poca cosa y cada que podía, intentaba convencerla de encontrar un mejor prospecto.
Ambos estaban en silencio, cada uno pensando en las decisiones que los habían llevado hasta este momento, en el caso de Shutaro, no podía evitar sentirse un poco avergonzado por la celeridad de sus planes, una velocidad y ansiedad que reconocía que habían nacido del ímpetu por aprovechar la pequeña ventana de esperanza que le otorgó el verla dormida junto a él, imaginando, que continuaba eligiéndolo.
No tenía una prueba clara, fehaciente, de que ella ya lo estaba viendo como potencial pareja; sí es verdad, se dejaba cortejar y también, a veces rozaban sus manos en secreto, pero no había hecho ningún movimiento que lo hiciera pensar que podían estar juntos. Con dolor, aceptó que ella seguramente seguía pensando en Moroboshi, las incitaciones de su hermana también lo habían dejado en evidencia. Las reacciones feroces que ella tenía cada que se insinuaba que alguna otra chica querría estar con Ataru, veía imposible que algún día fueran dirigidas hacia él.
Pero acababa de ofrecerse a ayudarlos, había hablado con su poderoso padre para tener una reunión esa misma noche, esto lo ponía sumamente nervioso, porque no sabía en qué tenor iba a ser presentado con el rey Invader. Todo lo que rodeaba a Lum en ese momento era para él una incógnita, porque ni siquiera habían podido hablar desde que se despertó y mucho menos pudo aún ofrecerle una disculpa: por portarse como un salvaje con Moroboshi, por meterla en tremendo lío Mendo y por haber sido atacada de esa manera por Ryoko.
Pronto, todo en lo que estaba pensando, se esfumó ante sus ojos cuando la chica lo abrazó con firmeza necesaria para hacerle saber su apoyo pero sin la fuerza para lastimar su cuerpo herido; le respondió el contacto conmovido, porque aunque estuviera haciendo eso como amigos, incluso si le dijera en ese momento que iba a apoyarlos como princesa de Oniboshi, pero que decidía regresar con Ataru, estaría feliz de haber vivido todos los momentos agradables a su lado.
-Lo lamento- dijo mientras su cabeza descansaba en su pecho
-No tienes nada que lamentar Lum- quiso acariciar el cabello pero no se atrevía
-Todo esto es mi culpa- su voz se quebró- acabo de hacer que te quedes sin tu conglomerado
-No es así- intentó tranquilizarla- el conglomerado no tiene una imagen fija, Ryoko y yo podemos ser perfectamente representantes, únicamente que yo ya no destacaré y mucho menos en Japón.
Lum continuó con su llanto porque sabía que él estaba mintiendo, que esto sí era más grave de lo quería hacer creer, lo comprobó al analizar los estados de cuenta, gráficas financieras y negocios en los contenientes que Ryoko había dejado "por clemencia" a su hermano. Shutaro podía vivir como un empresario medianamente importante en cualquiera de los continentes, pero nada parecido al magnate millonario que era en Japón, donde además, estaba todo el ejército, armería y asuntos de milicia, que ahora quedarían en manos de Ryoko.
-Lo siento- repitió con culpa
-Lum- tomó con sus manos su rostro- no pasa nada- intentó sonreírle- ¿te acuerdas cuando te dije cuánto te admiraba por dejar todo atrás en Oniboshi para venir a vivir humildemente a la Tierra?
Se acordaba bastante bien de la conversación , de cómo se sintió por primera vez conmovida por las palabras de un hombre que no estaba haciendo alusión ni a su cuerpo ni a su belleza; el cómo él le prometió que deconstruiría su identidad creada por sus ambiciosos padres hasta encontrar lo que verdaderamente quería ser. La decisión que había tomado, era claro ejemplo de que ese camino ya había sido cruzado, Shutaro Mendo se atrevió a desobedecer los mandatos de sus padres y el conglomerado, por algo que realmente quería.
Su corazón comenzó a latir de una manera especial, de una forma en que nunca lo hizo con Ataru; un ritmo pausado, rítmico, calmado que le parecía agradable en contraste con la taquicardia desbocada que su ex le provocaba. Recordó las palabras de Sakura sobre lo que era el amor, remembró cada uno de los momentos compartidos con su amigo, la tranquilidad y seguridad que le daba estar a su lado.
Su padre llegaría pronto, y quería averiguar algo antes de su llegada, algo que le haría decidir cómo sería aquella presentación. Buscó esa conexión entre sus ojos que le hacía sentir la cadencia de las olas del mar lunar, reflejados en la oscuridad estrellada del hombre del que se sentía enamorada; con satisfacción, notó que él entendía su intención, por lo que comenzó a cerrar los párpados mientras se acercaba.
El triunfo de no tener que contemplar una crisis de nervios, una evasiva ofensiva o incluso una táctica sucia donde la alejaba con rudeza, la hizo sentir mariposas en el estómago; Shutaro nunca se negaría a besarla, a tocarla, a tomarla de la mano, a abrazarla, a....Su mente no pudo continuar enumerando las múltiples ventajas porque sintió que se derretía con el roce suave de sus labios que aunque era tímido, contenía la cantidad ideal de convicción para hacerla buscar la espalda con sus manos.
Shutaro no podía creer lo que estaba pasando, estaba finalmente besando a la mujer de sus sueños, de la que estaba profundamente enamorado, y lo mejor fue que ella inició el contacto, dirigiéndole una mirada que miles, millones de veces la vio protagonizada hacia Moroboshi; esto le hizo comprender, que si el idiota no se hubiera resistido tanto, ella probablemente lo hubiera besado a cada minuto del día. Se animó a mover una de las manos que acunaban el rostro hacia el sedoso cabello, acariciándolo con dulzura.
En algún momento, se separaron pues era su primer beso y ninguno quería ir a más, Shutaro por cubrir las expectativas de todo un caballero y Lum porque honestamente, no sabía si quería y podía compartir con el hombre un contacto más profundo, porque recordaba que esto con Ataru siempre la encendía y no era momento para ponerse cachonda. Lo que sí pudo hacer fue sonreírle, dándole la confianza de que en un futuro, podrían compartir otro tipo de besos.
-Lum- habló con los ojos prácticamente convertidos en corazones- estoy muy enamorado de ti, desde siempre, sé que me pediste tiempo, pero quiero asegurarte que yo voy a todo contigo- abrió uno de sus cajones, sacando una pequeña caja de terciopelo.
Lum abrió los ojos con sorpresa, en shock porque sabía qué solían contener esos pequeños recuadros, más de una vez al año, soñaba recibir algo así de parte de Ataru.
-Sé que no quieres recibirlo ahora, que no es adecuado- le tomó por las manos- pero esto ya es tuyo, así como mi corazón- le habló emocionado- por eso, te la voy a entregar- depositó la caja en su palma- y cuando estés lista, abrirás la caja, incluso si algún día decides irte- trató de no evidenciar su tristeza- esto siempre será tuyo
Lum acarició el terciopelo conmovida
-¿Desde cuándo lo tienes?- le preguntó con la voz entrecortada
-Desde que me dijiste que estabas enamorada de mi- mustió sonrojado- sé que sueno como un loco- se sintió avergonzado- pero es que...
Lum depositó un dedo en sus labios, haciéndolo callar
-No necesitas explicarme nada- le aseguró con una sonrisa
Se volvieron a abrazar mientras en la lejanía del edificio Shutaro, Ryoko recibía un reporte de sus hombres enmascarados, indicándole que Ataru Moroboshi, estaba por fin reaccionando después de días de mutismo; casi se parte de risa al escuchar, que al igual que su hermano, lo primero que había pedido era hablar con ella.
Chapter 26: El triunfo de Ryoko
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Ryoko observaba con sus binoculares la escena que acontecía en el edificio Shutaro; el enorme oni que era el padre de Lum, había abrazado después de un soliloquio de su hija a su hermano, este se encontraba ruborizado mientras el patriarca Mendo se les unía al festejo descorchando una botella de champagne. El ambiente parecía de fiesta y aquello le molestó, le pareció ridículo y evidentemente sostenido en una gran mentira; el placer de salirse con la suya estaba disminuyendo poco a poco, exigiéndole una nueva vía de satisfacción.
-Ryoko sama, todo está listo para su partida- le indicó uno de sus hombres enmascarados
Esbozo de nuevo una sonrisa, si no conseguía divertirse de una manera entonces encontraría otra forma; se subió al carruaje sosteniendo entre sus manos firmes toda la evidencia que había recolectado por meses, con la convicción de que algún día le servirían. No había dejado a su hermano en la total pobreza, empero, si ese rey invasor le ayudaba a recuperar su poderío económico, entonces una vía alterna para darle una lección podría abrirse con sus propias manos.
Ryoko, tan sagaz y experimentada en el arte de la tortura y el maquiavelismo, había trazado en segundos después de corroborar en la facie feliz y absurda de su padre, un segundo plan que garantizara que su idiota hermano, si bien no renunciara a su fantasioso plan de quedarse con Lum, al menos la tuviera un poco difícil. Lo que la heredera definitiva del conglomerado Mendo ignoraba, es que Ataru Moroboshi, no era el mismo que recordaba.
Sus hombres le hicieron una escalera humana para subir al balcón de Moroboshi, necesitaba ser cauta y silenciosa, ya que si bien, el trato no incluía jamás interactuar con él, quería ser meticulosa en sus hazañas; la noche la acompañaba con el tenue susurro del viento que anunciaba el peor de los terrores, el inicio del fatídico infierno en vida que el joven viviría por largos años.
-Ryoko ¿eres tú?- la voz le hablaba desde la oscuridad
-Sí Moroboshi sama- saludó con su usual voz teatral y expresión compungida
Ataru sabía que esa no era Ryoko, no obstante, no le iba a pedir que dejara de fingir con él, únicamente estaba recuperando fuerzas para en efecto, buscar luchar por el amor de su vida; después de muchos días, la mente y el cuerpo elaboraron una tregua, siendo capaz la primera de contenerse por primera vez en su vida por el pánico absoluto de ver más que real el escenario en que se quedaba sin Lum.
Se había recuperado físicamente por completo, esto fue notado por Ryoko que comparó la resistencia sobrenatural del chico con su hermano que a duras penas caminaba; su intervención la imaginaba sencilla puesto que se fiaba de esa férrea voluntad que había demostrado en el transcurso de los años, ese amor tan feroz que sabía que tenía por la oni, mismo que su hermano también conocía, por lo que se le vislumbraba ridículo que este pensara que con un simple abrazo de "yerno" con el padre de Lum pudiera conseguir separarlos.
-Ryoko ¿ella está ahí verdad?- entendió a quién se refería y dónde
-Sí- comunicó con los ojos fijos en su expresión- y también su padre
Ataru se quedó pálido en un inicio, porque su mente en aquel momento quiso darse por vencida, tomando ahora el papel pasivo, empero, su contraparte le otorgó más de una explicación buscando animarla
"Pueden estar haciendo negocios"
Conocía de sobra el desprecio que su ex suegro tenía hacia su persona y sinceramente, no podía culparlo cuando siempre se había comportado con un cínico y patán con su hija incluso frente a sus ojos; lo que en el fondo le sucedía era un autosabotaje infundado en el terror que le causaba el hombre, no por ser oni, no por tener un tamaño descomunal, sino por ser el padre de Lum, aquel que podía clasificarlo como indigno eternamente; su parte japonesa latente aún en la personalidad altanera, reconocía como importante tener la aprobación de los suegros.
-Ataru sama- inició Ryoko fingiendo- yo quería hablar con usted para contarle todo lo que ha sucedido- la voz le tembló- también cuento con evidencia necesaria para que usted me crea
-¿Evidencia?
Ryoko sacó de su capa ESA primera foto, la que tenía pactada para iniciar el quiebre emocional del hombre, una crisis que en su corto análisis de personalidad de Ataru, lo llevaría por supuesto al dolor, pero también al desespero y proactividad demencial por quitar a Lum de las garras de su hermano.
"Si no es por una vía será por la otra oni sama, puedes recuperar un poco de dinero, pero entonces no te podrás quedar con ella"
Ryoko era bastante narcisista y psicópata, se creía con el poder y la autoridad para dar lecciones y mover a las personas como si piezas de ajedrez se trataran; en este momento, Ataru era aquel caballo que le daría la corona absoluta. Le extendió la imagen donde Shutaro le ponía en la mano una pequeña caja de terciopelo a Lum que lo miraba sorprendida.
El rostro de Ataru se puso de todos los colores posibles, su dudosa estabilidad estaba pendiente de un hilo, la comunicación frenética en su interior esa confusa
"Estamos perdidos"
"No, no, no, espera, no está de rodillas, ella tampoco está abriendo la caja"
"Te engañas a ti mismo"
"No está abierta la caja"
"Ella no lo está aceptando"
"No lo puede aceptar"
"Debe ser otra cosa"
Como vio que el chico no estaba reaccionando, decidió llevarlo al siguiente nivel, no se iría de la morada Moroboshi sin crear esa explosión en él, sin escuchar el grito de guerra de aquel que ya había demostrado en el pasado que era capaz de enfrentarse al ejército privado en solitario, sólo que ahora, sería mejor, porque el ejército privado le respondía a ella, le obedecía a ella, y no iba a detener el caos, por el contrario, se sentaría con una copa de vino a disfrutar de la experiencia.
-Ataru sama ¿usted sabe que todas las tardes durante los últimos meses mi hermano se ha reunido con Lum?
No contestó porque lo suponía, empero, la decisión de no pensar en eso era consciente y respondía a un intento por no terminar en la agonía y la furia pura, porque tenía ahora un poco de miedo de sí mismo, estuvo a punto de matar al que alguna vez consideró su amigo simplemente por aquellas palabras de Shinobu ¿qué podría lograr si sabía más, si veía más?
Le puso en las manos decenas de fotos que no pudo evitar mirar aunque lo intentaba, aunque ambas partes de su interior chillaban pidiéndole que se detuviera; demasiadas escenas que pronto lo harían vomitar se presentaban ante sus ojos que estaban al límite del ardor, el escozor le hacía sentir que incluso las canicas serían derretidas por las lágrimas hirviendo sostenidas en el globo, empujadas por muchas más que emergían del lagrimal.
-Lum y Mendo comiendo en el elegante comedor sosteniendo una charla
-Mendo, mirando con curiosidad y admiración a Lum que sostenía concentrada sus herramientas
-Lum aplaudiendo alegremente ante Mendo y sus pulpos que lo abrazaban
-Mendo, con los labios inflamados y enrojecidos con lágrimas en los ojos probando una de las peligrosas recetas de Lum, ella sonreía.
-Lum y Mendo comiendo palomitas en la sala de cine privada del chico
-Lum mostrándole en una pizarra una escritura extraña que era el idioma natal de Oniboshi
-Mendo haciéndole una demostración de sus habilidades samuráis mientras ella lo miraba sorprendida
-Lum y Mendo, mirándose de manera íntima
Ataru no quería creer lo que veía, aunque sabía que estaban juntos, aunque creía en aquel término de enamoramiento que ella le había mencionado, ni en sus más terribles sueños podía haber imaginado que la relación que veía desarrollada en esas fotos, fuera tan íntima, tan ¿cotidiana? y en algunas partes, lucía mucho mejor de la que ellos tuvieron; la complicidad era palpable, el compañerismo también.
Lo que más le destruía es ver a Mendo dar esos pasos que él nunca quiso, como aprender el lenguaje natal de la chica, interesarse en verdad por sus habilidades de ingeniería, probar sus alimentos sin queja. En la mirada de ella no quería ni concentrarse, porque sabía que iba a perderlo todo si conceptualizaba esa expresión de admiración, de cariño. Quiso recordarse que a él también lo veía así, incluso pensó que lo observaba de una manera más intensa de lo que veía en esas fotos, pero su autoconfianza mutilada estaba a un paso de acompañar a psique en el féretro.
"¿Por qué no reaccionas Moroboshi?" pensó Ryoko frustrada
-Ataru sama ¿está usted bien?
Recibió una negativa lenta por medio de una sacudida de cabeza por parte del chico que sostenía aún las fotografías, pasándolas más rápido de lo que era posible para la destreza de las manos humanas; las recorría veloz, haciendo pensar a Ryoko que esto era una herramienta para ver el contenido de manera superficial, sin prestar atención a los detalles, por eso, decidió darle un empujón más, o quizás dos.
-Obviamente, no le mostraré las fotos....más sugerentes- mintió sabiendo que no existían
Ataru dejó caer las fotografías quedando su expresión pasmada, sin embargo, las manos temblando y el movimiento de su cuello le hizo pensar que estaba a punto de lograrlo, de conseguir que la bestia en su interior se activara.
-Por más incorrecto que sea Ataru sama- expresó con voz chillona y dramática- no puedo exponer la intimidad de mi hermano de esa manera, me daría mucha vergüenza- se cubrió el rostro con las manos
-Estás mintiéndome- dijo con un gemido
-Quisiera que fuera mentira- le dirigió un puchero- quisiera que mi oni sama y Lum no se hubieran vinculado a sus espaldas, esto es muy indigno para un Mendo
-No puede ser verdad- su expresión continuaba plana aunque pequeños hilos de salinidad brotaban de distintas partes de los ojos
-Lo es- habló sintiéndose en la cúspide del triunfo- y también puedo enseñarle el detonante
Sacó una última imagen de su capa, esta era mucho más grande pues era la cereza de ese gran pastel que se comería ella sola. Las manos de Ataru no podían sostener más ya nada por lo que ella se la pegó a los ojos casi dejando libre su sonrisa porque el curso de la narrativa mental del chico la podía incluso oir en su cabeza. La escena mostraba a Lum, cargando a Mendo mientras salían por la ventana del motel donde Ataru había estado con Niki.
El goce se trasladaba por su organismo, el triángulo amoroso ahora sería entendido por Moroboshi como una consecuencia de su infidelidad, agregarle la falacia de que su hermano y Lum también habían tenido ese acto físico de manera vengativa le daba ese toque de drama que estaba buscando, ese catalizador de amantes e infieles que se repetía en las obras y creaciones artísticas desde el inicio de los tiempos. Ryoko, esperaba ya lo que tanto había buscado, el sonido animal que se gestaba en el pecho del chico y que sólo ella podía escucharlo por la cercanía le estaba causando un placer desmedido.
En su mente, incluso ella podía salir un poco lastimada de lo que acaba de crear en él, tenía contemplado que la mandara a volar, que le diera una bofetada o que incluso sostuviera sus muñecas hasta quebrarlas mientras exigía la información completa. Todo esto estaba dispuesto a asumirlo si era por la llegada de su lección, de su venganza, de la llegada del craving neuroquímico. Ni toda su maldad, ni toda su inteligencia, la preparó para ser testigo, el único testigo, de lo que se vendría para Ataru Moroboshi.
Ataru apartó la imagen con un movimiento mecánico, casi robótico; la mirada ausente rodó por la habitación oscura, los pasos se dirigieron hacia el escritorio mientras Ryoko lo contemplaba confundida pero esperanzada en que buscara algo ¿útil?; las manos sacaron unas tijeras grandes, estuvo a punto de decirle con el tono tierno que ella podría prestarle herramientas, el ofrecimiento murió en sus labios que pronto se tornaron en una expresión horrorizada.
No podía moverse, estaba pegada al suelo, su cuerpo no le respondía y sus ojos no podían apartarse de la grotesca escena; Ataru se apuñalaba con esas tijeras, utilizando ambos filos, sin emitir sonido, sin soltar lágrimas ya, con una expresión vacía. Las cuchillas atravesaban la carne, se enterraban furiosas por el cuerpo, obedeciendo al movimiento brusco de una muñeca veloz, imparable.
La heredera estaba aterrada, contemplando silenciosa cómo Ataru Moroboshi, aquel hombre que consideraba un valiente guerrero, se lesionaba de maneras que se detallaban repulsivas, jurando incluso, que los sonidos repugnantes que acompañaban cada pinchazo correspondían ni únicamente a la carne rompiéndose, sino a los músculos abriéndose; el filo buscando llegar al tope del hueso, queriéndolo destrozar todo.
Pensó que nada podía ser peor que contemplar eso, que oler el hedor metálico de la actividad, que comprobar que el charco de sangre se acercaba a sus lustrosos zapatos; pero el destino le tenía preparado algo mucho peor. Las manos firmes, ensangrentadas por golpearse por lo brusco del movimiento en cada lesión, tomaron las tijeras, abriéndolas de manera ágil para darle fin al suplicio.
Quiso gritar cuando vio el borde metálico hundirse en el cuello, las náuseas y el llanto tuvo que tragárselos cuando contempló cómo de un raudo movimiento, él, sin sacar la cuchilla de su carne en contraste con sus salvajes puñaladas, comenzaba a mover de manera horizontal la hoja, consiguiendo que la abertura en la piel se hiciera más y más grande. El cuerpo de Ryoko reaccionó, en un choque de adrenalina fue capaz de saltar hacia él para arrebatarle el objeto que ya había abierto una espantosa herida casi de la mitad de la parte frontal del cuello, podía ver el nervudo contenido del cuello masculino, intentando desparramarse por el corte.
Ataru no hizo nada por recuperar las tijeras, su expresión continuaba siendo vacía, su cara con manchas de sangre; se puso de pie mientras con sencillez rebuscaba en su escritorio, la mujer se imaginaba que estaba buscando algo más para continuar con la tarea; estaba asqueada, impactada, aterrorizada y también impresionada porque a pesar de que podía imaginar que eran litros de sangre los que había perdido, no había atisbo de temblor en sus movimientos. Tomando una decisión desesperada, abrió la puerta de la habitación mientras tiraba todo lo que encontraba en su camino: floreros, electrodomésticos, objetos de todo tipo.
-Ataruuuu
Esa era su señal para retirarse, dio un último vistazo al chico que continuaba inexpresivo buscando entre los cajones; saltó por el balcón cayendo en uno de sus hombres mientras les ordenaba que se retiraran a la mayor velocidad posible, sin embargo, pudo escuchar el alarido de la madre Moroboshi, de hecho, todo el vecindario pudo oírlo.
Llegó a la mansión agitada, con taquicardia y todavía con esas tijeras en las manos; apretó sus labios y esbozó por primera vez en su vida una expresión traumatizada, una expresión arrepentida. Corrió hacia el edificio Shutaro con el objeto entre sus manos, ignorando que también tenía manchas carmín en su rostro y su ropa.
-Oni sama- chilló sin poder contener su llanto más
El lugar estaba vacío, tampoco estaban los sirvientes de su hermano, el dolor de su pecho se trasladó hasta sus oídos; corrió por el lugar desesperada, rugiendo exigente por su cada miembro de su familia hasta toparse con una nota en la puerta del dormitorio de sus padres
Ryoko: has tomado tus decisiones, eres la heredera del conglomerado Mendo, por nuestra parte, buscaremos establecer en América "Mendo INC", no nos interpondremos en tu camino, te deseamos la mejor de las suertes y ojalá que puedas estar orgullosa siempre de tus ascos.
Toisho Mendo.
La chica cayó de rodillas; el caballo en aquel enorme tablero de ajedrez en efecto, le había dado la corona, el triunfo, y luego, se decapitó frente a ella. Pronto, todas las casillas bicolores estuvieron vacías, su familia nunca regresó a Japón.
Chapter 27: Represión
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En el presente, Lum y Ataru, sentados en la sala, leían en silencio documentos, papeles y libretos de manera individual; la mesa estaba repleta de libros, de folletos, de mapas y de manuales; cada uno estaba sumergido en la actividad, llevaban un par de horas revisando todo el contenido, intentando encontrar la mejor vía para ejecutar el plan de la princesa de Oniboshi que quería dejar de serlo. A Ataru le faltaban muchos, muchísimos datos para poder ser de ayuda, no obstante, no sabía en qué momento se atravesaría el conflicto pasado, por lo que, por ahora se dedicaba a recolectar información oficial.
Se levantó del sillón sintiendo su espalda crujir y quejarse por la posición mientras se dirigía a la cocina; los ojos color ámbar siguieron su trayecto, no fue necesario pedírselo, él volvió con dos vasos de agua grandes. Le agradeció posando de nuevo su atención en el libro que analizaba mientras el hombre sacaba del bolsillo de su pantalón algunas pastillas que se tragó con el líquido. Lum quería preguntar qué había tomado, pero tampoco quería arruinar la nueva y "tranquila" dinámica en la que sólo eran dos colegas rebuscando entre documentos.
Ataru se desparramó en uno de los sillones ya sin mucho pudor, como si su cuerpo hubiera bajado la guardia tras encontrar un poco de calma del conflicto romántico; al final, el escenario era extremadamente parecido al pasado en el cual convivían de manera despreocupada en su habitación. No quería racionalizar mucho lo que estaba viviendo ni asociarlo con la palabra intimidad, pues su cerebro podía jugarle chueco y recordarle que esa mujer había estado casada por años con otro y que seguramente, habían alcanzado momentos de pareja y complicidad que ni siquiera podía imaginar.
-Estoy exhausta- habló por primera vez
-Ve a dormir un poco- le dijo mientras se deshacía de sus zapatos y se acomodaba de mejor manera en el mueble
-¿Tú no estás cansado?- preguntó
-No estoy tan seguro- respondió sin mirarla- además, me acabo de tomar un medicamento para el dolor, supongo que pronto me dará sueño, mientras, seguiré leyendo
-Ok- se dirigió a su cuarto cerrando la puerta tras de sí
Ataru se recostó mientras leía el manual real de Oniboshi, tomó una pluma a su alcance y comenzó a circular palabras , artículos y decretos que le parecían relevantes; Lum le había contado planes que sinceramente eran algo desjuiciados respecto a abandonar su título noble, no la juzgaba del todo, sabía que estaba muy dolida y que de hecho su naturaleza siempre había sido algo impulsiva; él también reconocía en su pasado una tendencia al actuar de manera irracional, empero, con los años, había abandonado un poco la impulsividad por varias razones, principalmente porque nada le interesaba y estaba cansado, pero también, porque odiaba esa parte de sí mismo que le había quitado a la mujer que amaba.
Le sugirió a su compañera de viaje que antes de tomar alguna decisión estudiaran todo lo que fuera necesario respecto a Oniboshi, sus leyes, mandatos y toda la información histórica que pudieran conseguir; esto no lo había considerado ella, buscar en la línea temporal un ejemplo parecido al suyo, aunque también dudaba que hubiera sido documentada una traición de ese tipo. Le hizo caso a Ataru porque aunque parecía un completo demente antes, después de salir del elevador su personalidad se tornó en algo muy parecido a... Pensar en eso casi le hizo devolver el estómago, tuvo que retirarse excusándose de cansancio.
Mientras Ataru continuaba con la tarea, Lum se recostó en la amplia cama poniéndose por primera vez su pijama, cerró los ojos frustrada esperando dormirse pronto para sacar las ideas tan imbéciles de su cabeza. Lo que ignoraba, es que el mundo onírico le mostraría escenarios mucho peores de los que tenía despierta. Los mensajes inconscientes, los recuerdos retorcidos y los deseos reprimidos se combinaban en la mente de la mujer.
Escenario onírico 1:
Lum paseaba en la playa, sostenía las correas de 28 cabezas de Cherry que caminaban presurosas sobre la arena. Un hombre alto, de cabello negro, la esperaba de espaldas muy cerca; se acercó con emoción, llamándole por su nombre; volteó dirigiéndole una sonrisa, su traje con estampado de tigre, abrió sus brazos esperando por ella.
-Rei- le dijo con dulzura mientras lo rodeaba
Escenario onírico 2:
El escenario onírico 1 poco a poco se fue transformando; la playa se convertía en Oniboshi, los Cherrys desaparecían, también el hombre que le sonreía. Lum se encontró de pronto sola y caminando, su cuerpo de mujer ahora era de adolescente.
-Lum- escuchó una voz masculina
Era Shutaro, estaba en su motocicleta galáctica y la saludaba con galantería. Cerca de ella, Ryoko con el cabello rosa y esponjoso los observaba con lágrimas en los ojos, maldiciendo el nombre de la traicionera oni. Lum se subió detrás de Shutaro, abrazando firme su cintura.
Ryoko no se iba a quedar tranquila, se subió en su motocicleta, persiguiendo a los enamorados por detrás, agarrándolos por sorpresa; el disparo que iba dirigido a Lum en realidad atravesó la espalda de Mendo; el oni herido perdió el control del medio de transporte, ambos cayeron y rodaron un par de metros. La mujer se dio un gran golpe en la cabeza que la dejó confundida por un rato; únicamente los chillidos de Ryoko pudieron sacarla de su turbación.
-Oni sama- lloraba con las manos en su pecho- no te mueras
Lum se acercó temblorosa, impactada por ver a Shutaro cubierto de sangre
-Ran- le dijo- ¿por qué le hiciste eso al Rei?- sollozó cayendo de rodillas
El cielo comenzó a ponerse oscuro, nubes gigantescas con truenos aparecieron; la espalda de Ran/Ryoko se agitaba y cubría el rostro maculino de la vista de Lum
-Estúpida- dijo con una voz siniestra aún con las manos encima del hombre- esto lo hiciste tú
-¿De qué hablas?- jadeó Lum en shock mientras veía que el cabello rosa esponjoso se alaciaba, se convertía en aguamarina, los cuernos nacían en la coronilla
Una fuerza casi gravitacional la jaló de manera violenta hacia los cuerpos en el puso; se quedó sin aire cuando vio su propio rostro en el cuerpo de la atacante. El terror fue acompañado de un alarido saliendo de su boca cuando miró al hombre herido, encontrándolo encima de un charco de sangre. Los ojos expresivos se entrecerraban, el pecho subía y bajaba de forma acelerada.
-Lum- la voz se extinguía
No quería acercarse más, de nuevo fue atraída por un poder invisible. Quedó casi encima del cuerpo moribundo, llenándose también de su sangre. La vista se enfocó en el rostro pálido, sus manos buscaron el agujero en el pecho que había atravesado el organismo; de manera inmediata, buscó con sus dedos la herida de impacto, esperanzada por poder salvarlo. Rebuscó entre la carne con desesperación, pidiéndole perdón al ver su expresión de dolor.
-Lo siento, lo siento Darling- le hablaba mientras buscaba la bala- no quise hacerlo
El hombre le sonrió mientras terminaba por cerrar los ojos
Escenario onírico 3:
Estaba encima del cuerpo aún, recordaba poco del escenario pasado, se sentía como si estuviera despertando de una pesadilla. El rayo del sol la mañana comenzaba a molestarle en el rostro, por lo que abrió lentamente los párpados, tardó en enfocar su mirada, descubriéndose en su habitación. Se sintió aliviada pues todo había sido un mal sueño.
Lo siguente en despertar fue su consciencia corporal, definitivamente estaba sobre algo, o mejor dicho, alguien. Giró su cuello para descubrir a su acompañante, sonriendo casi hasta las lágrimas al encontrarlo dormido, en paz, vivo. Quiso despertarlo y contarle sobre la pesadilla, empero, también estaba disfrutando de contemplarlo con esa expresión tan tranquila.
Se acomodó para continuar observando a su esposo, intentando no perturbar su sueño, no obstante, sus ligeros movimientos sí lograron despertarlo; el ámbar le deseó los buenos días a la infinita galaxia oscura, siendo recibidos por un ataque tierno de mimos que eran parte de su ritual como recién casados. Ella reía enamorada, él sentía que estaba en el mismo cielo.
Se besaron, primero tiernamente, para después pasar al contacto pasional, promovido por los impulsos de oni que se desbordaban de peor forma ahora que se sabía unida en matrimonio; algo que calmaba sus impulsos era la tendencia al romanticismo de su marido, que era muy dulce, muy tierno y la descripción absoluta del hombre que busca hacer el amor y no únicamente tener sexo. Pero ese día, incluso él parecía un poco más encendido de lo usual, haciendo que pronto las cosas se encendieran de una manera placentera para ambos.
Ella gemía suavemente, como de costumbre, sus ojos estaban cerrados, cuando él le preguntó en alguna ocasión por qué hacía eso ella le respondía que le ayudaba a sentir más. Ninguno se creyó esa explicación, sin embargo, jugaban a que era cierto, intentaban con todas sus fuerzas mantenerse unidos. El ritmo pausado era bueno, el roce era delicado y placentero, todo era adecuado para que pudieran continuar con la danza fogoza de amor, no obstante, un quejido del hombre sacó a la oni de su trance, a punto de tocar el goce con sus dedos.
-Auch- se quejó jadeante
-Perdóname- lo miró con preocupación- no me di cuenta, yo...- mordió sus labios- en verdad lo lamento ¿estás herido?
-Tranquila- le sonrió mientras tomaba su rostro con sus manos- no pasó nada- mintió
La mirada atormentada se clavó en el techo con culpa
-No sé cómo hacer para controlarme
-No tienes que hacerlo- le aseguró abrazándola y quedándose en silencio
Ninguno dijo nada más, no habían contemplado, de ninguna manera, al tomar sus decisiones, que sus razas no eran tan compatibles como pensaban; mucho menos en la parte sexual en la que ella soltaba de manera inconsciente descargas eléctricas por el placer. Se contenía mucho, intentaba ser cauta y también, evitaba un poco el acto; nunca había imaginado que esto pasaría, o quizás sí, pero en lo más profundo de su mente, no lo reflexionaba, porque sabía que había un terrícola que sí lo soportaba, jamás pensó, que haría algo así con alguien que no fuera él.
Escenario onírico 4:
Corría vestida de novia, el traje le quedaba gigante, tenía que sostenerlo con sus manos para que no se cayera, dejándola desnuda; estaba en un lugar desconocido, lleno de pasillos sin salida, haciéndola regresar sobre sus pasos en el inmenso laberinto. A cada paso que daba, el enorme atuendo pesaba todavía más; se regañaba mentalmente por haber escogido uno tan excéntrico y pomposo.
Por alguna razón extraña, no había considerado volar, era como si no recordara tener esa habilidad; lo que sí sabía es que llegaría tarde a su ceremonia si no encontraba pronto la salida. Se encontraba en los pasillos a gente conocida y desconocida, algunos la felicitaban, otros la insultaban haciéndola llorar mientras se alejaba. Encontró en una de las esquinas a su amiga Benten
-Lum- le dijo apuntándola con una bazuca- no te dejaré vivir
-Benten- exclamó sorprendida para después correr por su vida
-LUUUUUUM- gritaba tras de ella- ven acá, pequeña perra mentirosa ¿crees que puedes evadirme?
-Déjame en paz- chillaba sintiendo el dolor en sus brazos por cargar el vestido- vete
-Nunca me iré- aseguró mientras comenzaba a disparar- siempre me tendrás contigo, susurrándote día con día lo imbécil que eres
-NOOOOOO- corría con todas sus fuerzas- déjame por favor
-¿A quién crees que engañas Lum?- su voz se escuchaba cada vez más cerca
El impacto de fuego no la hirió, en cambio, la mandó a volar; las manos se aferraron a la tela mientras Benten furiosa y el laberinto desaparecían. Llegó a una habitación vacía, enorme, blanca y con muros altos; agarró de nuevo su vestido mientras intentaba levantarse sin éxito.
Una mano se posó frente a ella, extendida ofreciéndole apoyo para ponerse en pie. La contempló por algunos segundos, sabiendo perfectamente a quién le pertenecía
"¿Esto es un sueño?" se preguntó por primera vez mientras tomaba una decisión
"Lo es" aceptó mientras mordía sus labios con nerviosismo
"No es real" se recordó
"No pasará nada, nadie lo sabrá" el ardor se apoderaba de su cuerpo
"Nadie podrá juzgarte, es sólo un sueño"
Expiró profundamente mientras tomaba la mano, sintiendo casi una explosión interna al notar las venas marcadas, las gruesas falanges, los dedos largos. No se preocupó en tomar el vestido, el atuendo quedó tirado en el piso mientras la mano la ayudaba a salir de la pesada tela. No le importaba estar desnuda frente a él, tampoco lo malo o incorrecto que esto era, al final, sólo era un sueño ¿no?
Quiso sonreírle pero no pudo, quiso darle las gracias pero no encontraba la voz adecuada; sintió que sus labios estaban resecos por lo que los mojó con rapidez. Aún tomaba la mano, la apretaba ligeramente, la empapaba con el sudor de sus palmas.
-¿Te doy asco?- preguntó acongojado
Lo examinó de arriba abajo, con el mismo detenimiento y lujuria que él utilizaba en el pasado con otras, nunca con ella. Aún había una pequeñísima parte de su ser exigiéndole respeto, exigiéndole luto, exigiéndole congruencia pero...este era un sueño, nadie lo sabría nunca.
-Todo lo contrario- confesó sintiendo el temblor en su cuerpo
Fin de los escenarios
La mujer despertó empapada en sudor, agitada y con demasiadas ganas de ir al baño; se limpió con los antebrazos las gotas en su rostro y se dirigió al retrete, comenzando a sentir una molestia y culpa horrorosas al notar lo que había pasado. Una nueva racha de furia comenzó a gestarse en su pecho, dispuesta de nuevo a culpar a Ataru por todo, por cada cosa que le pasaba y que le cabreaba. Salió de su habitación después de asearse, dispuesta a gritonearle sobre lo que fuera.
Lo encontró dormido en el sofá, con el manual de Oniboshi en su pecho, su intención cambió de manera inmediata al verlo tan pacífico; se sintió una ingrata porque ahí estaba él, ayudándole después de todo lo que había pasado, dejando todo en la Tierra para acompañarla. Lo vió tiritar ligeramente, se imaginó que sentía frío, esto era algo que no pudo haber comprobado de otra manera fuera de la observación, su cuerpo oni resistía mucho más las bajas temperaturas.
En silencio, regresó a su habitación para ir por una cobija, la puso encima de él después de decidir que no le quitaría el libro pues acercarse de esa manera podía despertarlo; la manta lo cubría por completo, únicamente sobresalía su rostro, una de las pocas partes donde no habían lesiones; Lum se preguntó por qué no había también intentado destrozar su rostro, aunque tampoco es que lo fuera a averiguar nunca, no podía cruzar esa barrera jamás.
Abandonó el lugar pensando que continuaba dormido, no fue hasta que la puerta de su habitación se cerró cuando los párpados se abrieron, mostrando unas orbes marrones confundidas.
Chapter 28: La cuidadora en las sombras
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Flashback//
La mujer entró al lugar con pasos ligeros pero firmes, no tenía que hacer aquello para anunciar su llegada, empero, decidía hacerlo porque necesitaba ese choque de adrenalina cruzar sus venas; ese sabor tan peculiar que le provocaba ver las decenas de miradas curiosas, algunas de ellas, atónitas. Caminó hasta lo que se imaginaba que sería su lugar, y si no era así, su presencia ahora anunciaba el límite de lo que hacía a un espacio algo importante y delimitado para ella.
No saludó a nadie, ni siquiera hizo caso de las muecas cercanas de los personajes sentados a su lado, poquísimo le importaba romper con los protocolos que ellos mismos le habían instruido desde temprana edad, mucho menos, cuando era la primera vez que los miraba después de varios años. La marcha nupcial comenzó a sonar mientras sus orbes oscuras, analizaban la escena, encontrando en menos de un minuto al menos diez errores de significado y de lenguaje.
Los novios llegaron al altar, los camarógrafos hacían del recinto un lugar estrellado, o al menos, así le parecía a sus ojos que tardaron en acostumbrarse a los miles de flashes a los que ellos parecían ya estar acostumbrados. Después de una aburridísima letanía, el beso que anunció la unión fue acompañado de gritos, aplausos, vitores y ¿lagrimas? ¿de quién? ¿qué tipo de lágrimas? Por escasos segundos, unos ojos idénticos a los suyos, al menos en materia, no en forma, se encontraron con sus globos.
Adelantándose a la incomodidad, se retiró antes de lo permitido del lugar, buscando avanzar a su inusual ritmo que buscaba sacar ventaja; con éxito, llegó al lujosísimo hotel antes que todos, antes incluso que los recién casados. Tomó asiento con elegancia, esperando a las dos personas que más quería ver desde hacía tanto tiempo; no pasó mucho para toparse con su llegada.
Ambos la contemplaron con una mezcla de miedo, vergüenza y molestia
-Ryoko- saludó Shutaro tratando de ocultar su incertidumbre- veo que conseguiste venir
-Dejemos las mentiras para otro día oni sama- apuntó haciendo que este se tensara- sé que hay una razón por la que mi "invitación" llegó con dos meses de retraso- sonrió- desafortunadamente para ambos, estaba de vacaciones en América
Lum y Mendo se miraron sospechosos y expectantes, sin saber qué esperar de la joven, temiendo que su objetivo fuera el de arruinar el día más especial de sus vidas. Leyendo esto, Ryoko sintió el impulso de reírse, de comenzar con su teatralidad, con sus mentiras y chantajes; sin embargo, no podía olvidar las consecuencias de su "victoria" pasada.
-Escuche, no vengo a armar líos, lo prometo- habló con semi honestidad- en verdad esperaba que mi hermano me invitara a su boda como corresponde
-Te invité, estás aquí ¿no?- la expresión seria se ablandó ligeramente, haciendo evidente que por más que lo intentara, nunca podría odiar a Ryoko
-Estamos felices de que lo hayas logrado- dijo Lum
La formal heredera y cabeza del consocio examinó a la que le dirigía la palabra por primera vez, sonriendo de manera mental cuando reconoció ese ligero temblor en ella, ese que dejaba ver que se sabía desnudada en su alma e intenciones por alguien mucho más inteligente que todos con los que se rodeaba
-Eres la novia más hermosa que existe- los ojos recorrieron cada perfecta curva, las zonas donde el costoso vestido se comprimía- mi hermano es un suertudo por tenerte Lum
-Tú no te quedas atrás Ryoko- habló comprobando que la hermana pequeña de su marido era mucho más atractiva que antes
-Me halagas cuñada- hizo énfasis en la última palabra, no quedando claro si se trataba de ironía o de certeza- por cierto ¿con quién voy a sentarme? No me digan que con mis padres porque no lo soportaré
-No, ellos se sentarán con los padres de Lum y algunos empresarios norteamericanos- acotó Shutaro comenzando a relajarse- tu lugar estará junto a nuestros amigos más cercanos de este continente, seguramente los encontrarás interesantes
-Preferiría sentarme con conocidos- un brillo peculiar que ninguno pudo notar iluminó los iris oscuros- cuñada ¿no vendrán algunos de tus amigos?
Lum se quedó tiesa ante la pregunta de Ryoko, creyendo inmediatamente que ella sabía algo, que quería provocarla con información que había obtenido de algún lugar; estuvo a punto de gruñirle, de mostrarle los colmillos cuando después de unos momentos, pudo ver en su rostro que estereotipaba una ingenuidad casi perfecta, algo que la pareció una sincera curiosidad
"No, ella no puede saber nada" se tranquilizó
-No, no vendrán- respondió fingiendo naturalidad
-Supongo que tendrán otra boda en el espacio- decidió concluir con las sospechas de Lum- y también supongo que no seré invitada, no se preocupen- comenzó a alejarse algunos pasos- entonces oni sama ¿cuál mesa?
////////
La gigantesca terraza estaba en calma, todos los invitados disfrutaban de lo que ahora parecía casi un carnaval al estilo Mendo con un toque galáctico; Ryoko estaba que no soportaba más tanta estupidez y tampoco a la horda de papanatas que querían acercarse a ella, especialmente porque ninguno era interesante y además, no podía sacarse de la cabeza a su amor de toda la vida, el mismo que continuaba sin ceder ante sus claros intereses.
Contempló la luna mientras a lo lejos escuchaba el festejo, los gritos y los bailes patéticos, era cerca de media noche y aún no conseguía el equilibrio perfecto en su mente para elaborar una intervención elegante, cauta, sencilla y perfecta. No deseaba de nuevo desatar algo que la evidenciara o la pusiera en desventaja, pero tampoco podía largarse sin tener un poco de dopamina, un ligero recordatorio de que su toque único se mantenía a pesar de los años.
"¿Qué puedo hacer?" pensaba enrollando los dedos en el larguísimo cabello
La vibración de su móvil la hizo pausar el sobre pensamiento para después entrar en alerta al ver el número que indicaba la pantalla
-¿Qué pasó ahora?- murmuró con el corazón detenido, escuchando por varios minutos con los vellos de la nuca erizados
-Ok, si el juez no acepta sobornos esta vez tendré que hablarlo directamente con él- se puso de pie casi de un salto- ahora mismo marcho para allá
Colgó de inmediato, quitándose los tacones con una mano para caminar/trotar con mayor velocidad.
-Ryoko- la voz de Lum la paró en seco- ¿a dónde vas? Pronto haremos la entrega de regalos
-Tengo que irme- mustió tratando de retomar su camino
-¿Por qué?- preguntó confundida dado que durante toda la noche había tenido un comportamiento ideal que la hizo pensar que en verdad había cambiado- quédate un poco más
-No puedo Lum- susurró con la mirada baja- tengo una urgencia
-¿Qué pasa? ¿Podemos ayudarte en algo?- los iris dorados eran sinceros, esto la hizo sonreír con tristeza
-Podrían, pero no lo harían
-¿De qué hablas?- inquirió con un rostro curioso
-Lum...-la miró a los ojos indecisa
-¿Qué pasa?- la facie reflejaba que comenzaba a entender el subtexto- ¿qué pasa?- repitió con temor
Ryoko desvió la mirada hacia la pista de baile en donde su hermano bailaba con su suegra, en el fondo, también pudo ver a su padre, aplaudiendo y brindando con el padre de Lum, ambos evidentemente borrachos. Lo insólitamente absurdo que todo era fue leído en su lenguaje corporal por la recién casada que sintió de pronto que se hacía pequeña, diminuta, minúscula ante el desdén y repulsión con la que su cuñada los veía a todos.
-Lum- retomó- es una fiesta muy buena, deberías regresar con tus invitados- dio un paso adelante intentando dejarla sola
-Espera- la tomó por la pequeña- Ryoko ¿qué pasa?- la voz se tornó exigente, a pesar de encontrarse en total desventaja
Ryoko contempló con frialdad la extremidad de Lum que se aferraba a ella, sintiendo enormes deseos de retornar a lo que dejaron pendiente tantos años atrás, una parte de ella, recordaba con emoción aún a la oni mostrándole los colmillos y gruñiéndole en cuanto insinuó que se metería con Ataru Moroboshi. Ella no gruñía y mucho menos tenía colmillos, pero podría defenderse de maneras más letales, más definitivas.
-Quita tus manos de encima de mi- murmuró en un tono bajísimo que nadie más que ella pudo escuchar- y regresa a tu cuento de hadas, sólo recuerda, que no todos tienen un final feliz
Lum aflojó el agarre, las lágrimas quisieron acumularse en sus ojos mientras Ryoko se marchaba con velocidad, no sin antes dirigirle un gesto que entendió a la perfección. De pronto, muchas voces y manos que la solicitaban al centro del festejo, le recordaron su situación actual
"Esto no es así, esto no será así" se intentó calmar mientras el enorme pastel era depositado frente a ella y su esposo.
/////
-Escuche Ryoko san- el juez se rascaba la barbilla con evidente nerviosismo- esta vez no podemos ayudarla, mis manos están atadas
-Yo veo sus manos revoloteando por su cara desde hace más de diez minutos
-Este...si, bueno- el sudor en su frente bajaba
-Estoy cansada- resopló Ryoko- así que permítame ser más clara, si no hace lo que yo le pido, el consorcio Mendo retirará totalmente su "apoyo" hacia el estado- amenazó de manera honesta y frontal- ya verán ustedes si pueden mantenerse de ¿impuestos?
-Pero Ryoko san- susurró el hombre- usted no puede hacer eso, y mucho menos por este hombre- señaló el informe que reposaba en la mesa
-Puedo y lo haré- se puso de pie, arrebatando de la superficie los papeles- buenas tardes
-No, no, no espere, intentemos dialogar- se levantó y se puso frente a ella- por favor
-No es negociable mi petición- le recordó con expresión firme
-Lo que usted pide....- hizo una pausa- es inviable, sin embargo- el sudor empapaba el rostro ahora por completo- podemos reducir la condena a...
-Me marcho- intentó esquivar al enorme tipo
-NOOO, ESPERE, por favor- las palmas temblaban- buscaré que se pueda cumplir de manera domiciliaria, únicamente tendrá que asistir a algunos talleres de manera quincenal, usted sabe, por seguridad- finalizó
-De acuerdo- respondió con sencillez abandonando el lugar
Ryoko salió escoltada por sus hombres que formaban una barrera humana a su alrededor, imposibilitando que alguien supiera quién asistía a esos misteriosos encuentros el en el juzgado; no fue hasta que llegó al automóvil que se pudo quitar la enorme gabardina, el sombrero y las gafas oscuras
-Persuade de nueva cuenta a la empresa del señor Moroboshi para que le informen de su aumento de salario, diles que no se preocupen, nosotros pagaremos el extra en su nómina, únicamente pídeles discreción total- hablaba con su asistente que asentía junto a ella mientras comenzaba a realizar las llamadas correspondientes.
La mujer aprovechó aquello para leer de nueva cuenta los papeles del informe, sintiendo el eco de su trauma, aquel gestado muchas noches atrás, ese del que no podía hablar con nadie y que le provocaba pesadillas. Las narrativas de aquellos documentos siempre conseguían recordarle los movimientos ejecutados con maestría, esos que le dieron la corona que aunque era completamente suya, no se sentía bien usarla sin hacer esto por él.
Aunque Ryoko no tenía estándares morales absolutos y mucho menos emparejados con apologías al deber ser o a la bondad, esta situación, este único enredo en su vida, merecía que tomara una responsabilidad extra, un cuidado que era incógnito ante la sociedad. Examinó los hechos descritos con el horror oculto en una gesticulación de seriedad, encontrando también los nombres de los que también vigilaba: Shinobu, Sakura, Kosuke, Ryuno.
-Albert- le dijo a su asistente- también encárgate de Miyake en especial- los ojos estaban posados sobre su nombre y los acontecimientos
-Ella ya ha rechazo toda oportunidad de alejarse de Moroboshi
-Lo sé- confirmó prendiendo un cigarrillo- ya no aspiro a que esa tipa con alma de madre Teresa se vaya de Tomobiki- aspiró el tabaco- aunque aún no entiendo cómo es que sigue cuerda- se distrajo contemplando la ventana- sin embargo, respeto su decisión, búscale una beca o apoyo financiero, si quiere ser la eterna enfermera de Moroboshi al menos debería recibir una paga por ello, no te olvides de la discreción, hazlo lucir como algo de la universidad
-De acuerdo Ryoko sama
Retornó a los papeles, releyendo la crónica de los sucesos sin poder creer del todo que Ataru Moroboshi seguía vivo después de aquello.
Cerca de ella, el protagonista de las maniobras de la protectora oculta, abría los ojos decepcionado, comprobando que una vez más, había fracasado. No podía moverse, pensó que quizás estaba esposado a la cama hospitalaria; intentó analizar su situación y qué tan viable sería volverlo a intentar, aprovechando que la debilidad y el dolor en su cuerpo le anunciaban que en efecto, se encontraba delicado.
El nervio óptico hizo lo suyo para conseguir una visión completa del lugar, encontrándolo vacío; de pronto, su visión se topó con los clavos saliendo de ambas piernas, en un inicio, sintió su creatividad y alivio inundarlo, pensando que era fácil lesionarse con eso, sin embargo, pronto comprobó que no sería tan sencillo, de hecho, cayó en cuenta de que fuera de los ojos, no podía mover ninguna parte de su cuerpo
"¿Qué?" pensó con desesperación
El ritmo cardiaco se agitó, alertando a las enfermeras que corrieron a su auxilio en la sala de terapia intensiva. Los ojos marrones horrorizados intentaban hablarles, haciendo consciente que tampoco podía hacer eso con los labios
"¿Qué hice esta vez?" las lágrimas comenzaron a formarse mientras las enfermeras llamaban con urgencia a los médicos
-El paciente con traumatismo cerebral ha despertado
Sólo en esos momentos, Ataru pudo sentir que un tubo salía de su cráneo, sangre y líquido amarillento recorría el conducto.
Muy lejos de Ryoko en su limosina y de la terapia intensiva en el hospital de Tomobiki, Lum abría los ojos, despertando de su noche de bodas que acontecía en un lugar paradisiaco.
Chapter 29: ¿Y tus amigas?
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Línea temporal actual
-Mira- le extendió el libro- ¿habías escuchado de la princesa Nuux antes?
-No- leyó con detenimiento y entrecerrando los ojos las borrosas letras- ¿cómo puedes leer esto tan fácil?
-Tengo buena vista- respondió con sencillez mientras bebía un poco de té dispuesto sobre la mesa- ¿no tendrás algo que ayude a clarificar el contenido de estos viejos ejemplares?
-Creo que no- se acercaba el cuaderno a los ojos
-Quién lo diría que en eso les sacamos ventaja los terrestres- reflexionó unos momentos- sé que en la actualidad existen formas para hacer eso pero nunca lo he usado por mi mismo, en cambio...
Iba a comentar que Shinobu con frecuencia tenía que hacer ese tipo de actividades en la universidad, de esa misma forma, se había enterado que había una manera para digitalizar y clarificar documentos viejos haciéndolos más legibles y accesibles. Recordar el cómo su amiga se partía en mil pedazos para continuar siendo una excelente estudiante, una ejemplar hija, una buena novia y la mejor cuidadora para su idiota trasero; le partía el corazón, porque en realidad nunca supo cómo lo hizo.
Lum no adivinó que estaba pensando en ella, estaba mucho más ocupada intentando descifrar la historia de la que Ataru le había hablado
-En mi educación nunca me hablaron de ella- murmuró aún con la mirada clavada en el libro- y puedo imaginar por qué, parece ser el único ejemplo de una princesa que abandonó el imperio oni
-Aunque no nos cuentan sus razones- expresó
-Seguramente porque fueron consideradas indignas- contó cerrando el libro- aquí sólo se mencionan los actos y revueltas que cometió con el fin de conseguir separarse enteramente de su linaje, aunque claro, no es que nos sirva tanto su experiencia
-¿Por qué no?- solicitó confundido
-Por lo que leo, ella tenía un poderoso ejército no oni, aunque no se detalla su raza o qué tipo de vínculo o alianza tenían- hizo una pausa, adivinando su expresión- y yo no tengo nada de eso
"¿Cómo que no tienes nada de eso? Si tu marido, o ex marido, o difunto marido...tenía ¿tiene? Un ejército privado gigantesco...además, por lo que he visto los últimos años, ustedes se han vuelto ¿más poderosos?
No dijo nada de eso, únicamente se le quedó viendo incrédulo mientras ella decidía que no valía la pena tener esa parte oculta si ahora iban a ser compañeros de viaje y si la iba a ayudar en su objetivo.
-No tengo absolutamente nada más allá de esta nave, los pulpos y bueno, bastante dinero
-¿Cómo?- preguntó estupefacto sin poder creer en sus palabras
-Todo lo que alguna vez conociste como parte del consocio Mendo en Japón, es propiedad la única heredera, Ryoko- como vió que Ataru estaba tan sorprendido, eligió darle más detalles- ella ahora tiene el 100% de las acciones y obligaciones, bueno, eso sucedió hace mucho- recordó con melancolía- no sabemos prácticamente nada de ella, además, porque nos prohibió regresar unos días después de...tú sabes, la boda
//// Flashback///
Habían pasado dos semanas del magno evento de la unión de Shutaro Mendo y Lum, con una boda completamente financiada por el rey Invader que estaba gozoso por su nueva alianza con los terrestres y con la idea de que su única hija se casara con una opción muchísimo mejor que el antiguo prometido que tenía. A su cargo también estuvo el viaje de luna de miel, mandándolos a un destino paradisiaco que los hiciera estar inmersos en su amor y no en todos los movimientos económicos y políticos que estaba realizando con su nuevo socio.
Los recién casados estaban teniendo una tarde agradable, sentados en una enorme piscina mientras bebían algunos cocteles de cortesía sin alcohol.
-Por cierto ¿por qué se marchó Ryoko?- preguntó Shutaro dubitativo- en realidad se estaba comportando demasiado bien
-No lo sé...
Remembró sus últimas palabras, insólitamente no estaba ni furiosa ni indignada con ella, por el contrario, su curiosidad crecía día con día, alimentada de una particular sensación de ¿tristeza? que le causaron sus ojos oscuros, idénticos a los de su esposo pero con ese brillo de genialidad que tenía que reconocer que él no tenía
-Y si...-empezó- ¿le preguntas?- tomó un sorbo del vaso, intentando refrescar su garganta que quedó seca ante la simple idea
-¿Tú crees? Ella no nos habla pero ahora que lo dices, si vino a la boda quiere decir que ha cambiado de parecer, le llamaré ahora mismo
Tomó el móvil que afortunadamente era contra agua, poniendo de inmediato el altavoz mientras marcaba el contacto que aún aparecía entre favoritos a pesar de que tenían años sin hablarse, exceptuando el contacto en su boda
-Ryoko- fue el que empezó la comunicación al ver que únicamente el silencio lo recibía- ¿cómo estás?
-Viva- respondió con una voz más allá de fría
-¿Y además de eso?- preguntó realmente preocupado al escucharla así
Ryoko suspiró antes de preguntarle un seco "¿Qué quieres?"
-¿Estás bien? Saliste corriendo de nuestra boda y no volviste a comunicarte
-¿Para qué?- preguntó con ironía- ¿para que finjamos que somos familia?
-Lo somos, somos familia- puntualizó con el ceño fruncido- a pesar de todo
-¿Y tú dejas a una mocosa de 16 años con toda la carga que dispusieron sobre sus hombros para largarse a vivir el sueño americano?- el tono era de reclamo, acompañado de una acidez indescriptible que casi derretía el celular
-Tú pediste eso...- le dijo con la voz temblorosa sin estar del todo convencido
Ryoko lanzó una sonora carcajada que no emulaba diversión alguna, sino congoja y sufrimiento
-Claro oni sama- hizo uso de esa teatral vieja voz suya- a todo esto, espero que todas las maniobras asquerosas políticas y militares que están haciendo les esté funcionando de maravilla
-Te equivocas Ryoko- la corrigió- nada de eso tiene que ver con nosotros, ese sólo es mi padre, Lum y yo vivimos enteramente de la empresa y la farándula
-Qué asco- expresó haciendo notar el desagrado en cada sílaba- tienen que hacerse una vida de plástico para sobrevivir económicamente, aunque bueno, ustedes también son plástico
-No te voy a permitir que...
-No, escúchame tú lo que no es permisible- lo interrumpió con lo que era odio puro en cada palabra- espero que esté en altavoz y tu mujercita también me esté escuchando- los ojos ámbar se abrieron con sorpresa- no quiero que se acerquen jamás a Japón, especialmente ella- Lum comenzó irritarse ligeramente
-¿Cómo te atreves? No puedes prohibirnos eso- se quejó anunciándose molesta
-Puedo y lo haré, par de imbéciles- no se estaba cortando, su amenaza era sincera- pongan un pie en este continente y usaré todo aquello que en palabras de mi hermanito "pedí" para hacerlos añicos, y si en eso se me va la vida porque tu papito oni decide atacarme de vuelta, estaré más que feliz- dio una ligera risa algo siniestra- aunque al parecer, tarde o temprano ese es su plan ¿no? Exterminarnos a los terrestres
-Mi padre no haría algo así- bufó furiosa- no lo conoces
-Te equivocas estúpida- la comunicación era tal entre ambas que Shutaro estaba confundido- he seguido cada uno de sus movimientos y sé perfectamente lo que quiere, si tú quieres continuar cegada, como es tu costumbre favorita- hizo énfasis en aquello, haciendo que Lum se cabreara mucho más- hazlo, pero el bastardo de tu padre, está lejos de ser una buena persona
-Seamos buenas o malas personas- atacó haciendo uso de su última arma- estamos todos juntos, nos apoyamos y no vivimos en tétricas mansiones solos
-Qué agallas para decirme eso- continuó algo ¿divertida?- después de mi último consejo hacia ti, pero Lum, escúchame bien, no estoy del todo sola
Lum comenzó a temblar, imaginándose que su "cuñada" había cumplido lo dicho años atrás; ese cajón oculto en su mente que se esforzaba por tener cerrado, se abrió en un santiamén, dejando salir furioso todo lo que contenía. El impulso por gruñir y electocutar el aparato era gigantesco, empero, Shutaro, al notar que su esposa estaba a punto de perder el contro, le quitó el móvil
-Adiós Ryoko, nunca pisaremos ningún lugar donde estés tú
La llamada terminó, Ryoko aventó el celular hacia la pared mientras dejaba caer todo su peso sobre la silla giratoria dentro de su oficina; después de esa pausa, continuó firmando los documentos, cheques y papeles con aquel seudónimo que utilizaba para mantener el anonimato
//// Flashback///
-Entonces...Mendo ya no era el heredero- decía sorprendido
-No es que lo gritáramos a los cuatro vientos- explicó con la mirada perdida
-Pero suena a algo que sí gritaría Ryoko a los cuatro vientos
-No sabemos por qué no lo hizo, pero seguro es algo que le convenía- empezó a recoger los libros, apilándolos sobre la mesa- lo único sucedió es que empezó a usar un sobrenombre extraño
-Ya veo- la ayudó en la tarea- pero bueno- retomó el tema- no tienes un poder limitar terrestre, por lo que veo, y de los onis de hablar ¿qué hay de tus amigas?
Lum casi deja caer el libro que sostenía, con nerviosismo agarró con mayor firmeza los bordes para contestar
-¿Cuáles amigas?
-¿Cómo que cuáles?- los iris marrones estaban confundidos- Ran, Benten, Oyuki...por mencionar algunas
-Ah ellas- fingió desinterés mientras daba la espalda- tiene mucho que no somos amigas
-¿QUÉ?- casi gritó del impacto porque eso era muchísimo más shockeante- ¿por qué?
-Porque sí- expresó con hartazgo- todo lo quieres saber, eres un grandísimo metiche
Ataru quiso apanicarse y retornar a la sumisión, sin embargo, cada día que pasaba a su lado le hacía recuperar una fortaleza interna particular que resultaba incongruente con sus verdaderos objetivos, pues sabía que para quedarse a su lado debía obedecerle en todo
-Que no te lo estoy preguntando como tu ex sino como el idiota que te está intentando ayudar a enmarcar un plan que hasta ahora parece imposible- farfulló- y eso no es posible sin información valiosa como la que estás ocultando respecto a ellas
-Yo no oculto nada- mintió- simplemente dejamos de ser amigas, las cosas así suceden
-¿Después de estar juntas desde niñas?- inquirió con la ceja alzada sin creerle nada
-No todos somos como tú y tu amada Shinobu- gruñó- con esa amistad inquebrantable
-PUES TAN INQUEBRANTABLE NO ES- explotó como no había hecho en años- PORQUE PREFERÍ DARLE LA ESPALDA A LA ÚNICA MUJER QUE ME AMA ADEMÁS DE MI MADRE POR VENIR A REUNIRME CON ALGUIEN QUE ME HA HECHO EL PEOR DAÑO DEL MUNDO
Vio temblar la espalda femenina mientras se mordía la lengua, enfadado y asustado por las palabras que habían salido de su boca, mismas que jamás había siquiera pensado. Quiso arrepentirse con una disculpa, sin embargo, ella se lo hizo mucho más ¿fácil?
-Estamos cansados- murmuró aún dándole la espalda- y evidentemente alterados ¿por qué no dormimos un poco y después lo retomamos?
-De acuerdo- contestó aceptando la pasajera tregua y mirándola entrar por la gran puerta de su habitación
Lum entró a su recinto, ya no podía controlar más el llanto silencioso, mismo que desfogó en su cama intentando ser casi muda mientras mordía la almohada. Tenía tantos motivos por los que sentirse destrozada que no podía ver dónde iniciaba un problema y dónde terminaba, confundiéndose de manera grotesca con el inicio de algo más. Aunque todo era terrible, las caras de sus amigas no dejaban de desfilar en su embrollo mental
"¿Por qué hice eso?" se preguntó desesperada sin encontrar la respuesta
-Ran
-Benten
-Oyuki
Continuó repitiendo sus nombres hasta quedarse dormida con las lágrimas como su eterna compañía
Chapter 30: ¿Terminaron el té?
Chapter Text
///Flashback///
Los rugidos del motor cedieron, el olor de la inyección de gasolina se hizo presente mientras la mujer de cabello oscuro bajó con expresión de sospecha de su motocicleta. Apenas unos segundos después, la acompañó al lugar la enorme nave rosa que transportaba a las dos invitadas faltantes.
Benten esperó a que Oyuki y Ran bajaran del OVNI antes de anunciar su llegada de la manera en que estaba acostumbrada, de la forma en que con frecuencia lo hacía cada que llegaba a los territorios Invader, sin embargo, algo le impedía gritar "LUUUUUM, SOY BENTEEEEN, ABRE" . No supo detectar de dónde venía su recelo
-Benten- saludó su amiga con la misma seriedad ¿de siempre?- ¿por qué crees que Lum nos ha invitado a tomar el té aquí en Oniboshi y no en la Tierra?
Quiso responder un hosco "No lo sé, preguntémosle a la idiota de Ran" empero, su lado más soez no conseguía encontrarlo bajo la intriga inexplicable, tampoco tenía sentido meter a Ran a la conversación cuando de sobra sabía que posterior al segundo juego de las atrapadas, esta había regresado a su hogar, por una parte, furiosa porque su destino estuvo de nuevo en manos de Lum, y por otra, porque ahora que Rei parecía aceptarla, quería pasar más tiempo con él.
-Seguramente quiere presumirnos algo- mustió Ran- tiene un buen rato que no voy a la Tierra, pero seguramente algo me quiere restregar en la cara si decidió invitarme
-Puede ser...- habló por primera vez sin entender por qué le estaba dando la razón a Ran
Oyuki estudió la expresión confundida de la más salvaje pero a la vez perspicaz del grupo; ella misma se reconocía como alguien cauta y analítica, sin embargo, que ahora su amiga guerrera se mirara también suspicaz de manera tan contraria a su estado natural, le ponía en estado de alerta.
Muchas preguntas se le ocurrieron, a su mejor amiga también, incluso la más inocente del grupo comenzó a sentir un respingo de incomodidad en el inicio de la médula. Previo a que pudieran coincidir en algo, siquiera comunicarse de manera verbal, la compuerta de la gigantesca nave del rey Invader se abrió.
-Chicas- saludó feliz su amiga de toda la vida- pasen, las estaba esperando
Oyuki le dirigió una mirada de advertencia profunda a Benten, misma que fue traducida de manera exitosa y acatada en silencio, quebrando la rebeldía que la caracterizaba. Era el miedo, pero también la preocupación lo que hacía que pudiera acatarse a la indicación muda de la reina de Neptuno. Por su parte, Ran comprendía en una sintonía distinta lo que estaba sucediendo, quizás de forma más acertada que sus compañeras, no por ser más brillante, sino porque aunque nadie lo mencionara, de todas, ella era quien conocía más a Lum.
Las tres caminaron detrás de ella, optando por una charla cotidiana que disfrazaba su análisis obsesivo por cada aspecto que sus ojos y sus sentidos pudieran recolectar. Por su parte, Ran comenzó con lentitud a palpar los bolsillos de su vestido, buscando lo necesario para ejecutar un plan rápido y desesperado.
-¿Cómo van las cosas en Neptuno?- preguntó Lum con sencillez mientras llegaban a la salita, tomó asiento invitando a sus amigas a hacer lo mismo
-Hemos tenido mucho trabajo- confesó sentándose a lado de Ran- por eso mismo no he podido visitarlas en casi 10 meses, lo siento mucho
-Ni lo menciones- intervino Benten- yo también he adquirido nuevas responsabilidades con mi cargo militar, no he podido sacar mi culo de mi planeta em mucho tiempo
-No se preocupen- dijo Lum interrumpiéndolas- finalmente de eso se trata el ser adultas ¿no es así? cada una tiene sus asuntos propios que resolver
Benten la miró por un largo rato, comenzando a perder el hilo conductor de lo que estaba mal. Ran se mantenía callada, rebuscando a tientas el material necesario. Dos gotas serían más que suficientes para poner a dormir a Lum, conseguir que su mano se resbalara cerca de su taza de té iba a resultar fácil
-¿Por qué nadie me ha preguntado cómo he estado yo?- la voz de la oni les pareció por primera vez en su vida amenazante
-Porque ya lo sabemos- intervino Ran- estás viviendo tu vida perfecta junto a tu darling en la Tierra, como siempre quisiste, como siempre soñaste
Un silencio tormentoso acompañó a la fingida ruda voz de Ran que de hecho, comenzó a temblar por dentro al ver ese brillo tan peculiar en la mirada de Lum, uno que nunca había visto.
-Lo bueno de los sueños, es que uno puede despertar- murmuró con aparente calma mientras bebía un sorbo de su té
-¿A qué te refieres?- preguntó Benten sin poder contener más su duda
Después de alrededor de 10 minutos de escuchar a Lum, las tres amigas vivieron un shock completamente distinto por lo que les contaba, no obstante, Beten fue la que tuvo mayores complicaciones en ocultarlo, esto no pasó inadvertido a los ojos dorados.
-¿Qué cojones nos estás contando?- su rostro expresaba desconcierto y asombro absoluto- ¿es esto una broma?
-¿Por qué bromearía con algo como mi corazón y mi futuro?
-Lum- fue el turno de intervenir de Oyuki- ¿estás segura de todo lo que nos estás contando?
La oni comenzó a cabrearse, una sensación que ahora la acompañaba a todos lados, de distintas formas, pero nunca pensó que también sucedería con sus amigas, en especial con Oyuki a la cual generalmente respetaba demasiado.
-Es decir...- reconfiguró al ver su facie iracunda- ¿no tomaste algo que pudo confundirte?- de manera inconsciente y automática volteó a ver a Ran
-Óyeme- se defendió a pesar de que su plan inicial era mantenerse en silencio- yo ni siquiera he pisado la Tierra
-Pero quieres separar a Lum de Moroboshi desde hace mucho tiempo- acusó Benten comenzando a embonar las piezas faltantes, queriendo convencerse de que había una explicación lógica
-Claro que no- dio un manotazo en la mesa tirando un poco de té- eso pasó hace mucho tiempo- colaboró en la dinámica intentando buscar una distracción, consiguiendo volcar dos gotas de tranquilizante sobre la taza de Lum
Oyuki, que veía con ojos maestros los movimientos de Ran, decidió colaborar, no porque tuviera evidencia de que fuera necesario algo así, sino porque en la narración de Lum, había algo que no terminaba de gustarle, algo que se dibujaba suficientemente siniestro como para dejar pasar las herramientas de Ran.
-Olvídalo- gesticuló hastío, retornando hacia Lum- no te preocupes, curaremos lo que sea que te haya hecho esa bastarda y conseguiremos que vuelvas a la normalidad
-Que no he hecho nada- se cruzó de brazos con expresión de rabieta
-Ran no me hizo nada- confirmó- y no hay nada que modificar, hoy soy más feliz que antes.
Benten se acercó a Lum con la ceja arqueada, analizando sin ningún pudor cada uno de sus rasgos
-Mientes- le dijo con seguridad absoluta- además, aunque no soporto a Moroboshi, sé que es lo que tú quieres, y que no hay manera en que ese amor enfermizo haya muerto
-Tú lo acabas de decir- siseó enfrentándola- era un amor enfermizo
Benten no supo qué responder ante eso, dudó por algunos segundos porque aunque parecía correcto darle la razón, había algo que se lo impedía. A su mente, volvieron esos recuerdos en donde ella misma se convertía en compinche de alguno de los dos para ir en rescate del otro. El rostro de terror puro de Ataru en cuanto Oyuki mencionó al universo oscuro y a Rupa cuando secuestró a Lum tampoco lo podía olvidar.
Oyuki, sabiendo que era su turno de intervenir, decidió hacer lo que las limitadas capacidades emocionales y verbales de Benten no conseguían.
-Lum, una cosa es que nos digas que terminaste con Moroboshi, pero ¿enamorarte de Mendo?
-¿Qué tiene de malo?- respondió comenzando a sentir su rostro enrojecer- yo puedo enamorarme y amar a quien me venga en gana...
-No digo que no- la interrumpió con su usual expresión plana- a lo que me refiero es que no parece ser algo... genuino
-¿Qué van a saber ustedes de amor?- bramó llegando a su nuevo lugar de cólera- una tipa fría y aburrida, una obsesionada a la que no le corresponden y una infantil con miedo al compromiso
Ninguna había visto a Lum insultarlas de esa manera; no se sintieron ofendidas, sino francamente asustadas, porque algo pintaba peor que nunca en su corporalidad, en sus movimientos, en cada parte de su ser que parecía transformarse en un completo demonio. Ninguna sabía, que lo que veían era apenas la mitad de la primera conversión que ella tuvo, aquella donde por primera vez le hizo daño físico consciente a Ataru lanzándolo por los aires mientras rompía una a una sus revistas pornográficas.
En el estado de parálisis en el que se encontraban, fue el turno de Ran para encontrar una vía de escape, una donde Lum pudiera darle un pequeño sorbo a ese té, empero, no era tan inteligente como Oyuki, tan sagaz como Benten.
-Me parece bien que hayas dejado a ese tipo, siempre y cuando te mantengas con ese niño rico, no quisiera verte cerca de Rei nuevamente- estereotipo enfado
-Claro que no- parecía momentáneamente más calmada
-Más te vale- tomó de su bebida, intentando alentarla a hacer lo mismo- permíteme decirte que elegiste ahora sabiamente ¿tus padres ya lo saben?
-Por supuesto- explicó tomando la taza ante unos atentos ojos rosados
-Espera- Ran maldijo a Benten por lo bajo- ¿así como si nada Moroboshi se dejó terminar? No lo puedo creer
Lum apretó entre sus manos la taza mientras fruncía el ceño. Oyuki comprendió el plan de Ran, y también el de Benten. Tomó la difícil decisión de apostar por el más riesgoso pero también aquel con mayor probabilidad de éxito.
-Probablemente no- le respondió notando la furia en los ojos ámbar- él no es alguien que renuncia así de fácil a algo
-De eso quería hablar con ustedes- se esforzó al máximo para hablar y no gritar- no pueden volver a la Tierra
-¿QUÉ DICES?- fue el turno de Benten de gritar- mira, tú con tu culo y tu "corazón" puedes hacer lo que quieras, pero no puedes prohibirnos visitar a la Tierra
-No irán más- la orden era clara
-¿Por qué Lum?- preguntó Oyuki intentando encontrar un punto intermedio entre el mar bravío de los ojos de Benten y la clara intención de Ran por conseguir que la situación de nuevo fuera charla y no enfrentamiento
Lum pudo haber dicho la "verdad" o algo cercano a eso, sin embargo, la paciencia rota, la desesperación y todos los circuitos neuronales afectados por lo que la había dañado, no podían esperar más. Las palabras se aglomeraron en la punta de la lengua.
-Sea como sea Oyuki- se puso de pie enfadada- ella no nos puede impedir nada, larguémonos de aquí
"Joder, esta insecta tenía que arruinarlo todo" Ran pensaba que era momento de tirar un dardo tranquilizante a su amiga en lugar de esperar a que bebiera de su taza, intentó tomar ventaja de la disputa. Lo que no sabía era de los nuevos sentidos agudizados de Lum, de sus intenciones deformadas, de su personalidad completamente alterada.
Todo se tornó en rojo, los movimientos ágiles, la velocidad inusual que tomó desprevenidas aún en estado de alerta a una yuki onna, a una diosa guerrera y una súcubo , demostrando, que una oni completa en estado demoniaco, podía dejarlas muy por debajo. Tenía bloqueados los pensamientos, los alaridos se atoraban en su garganta mientras los globos oculares resecos y goteantes de carmín, se enfocaban en su objetivo.
"Esto es, esto necesitas hacer"
Un movimiento
"No lo pienses"
Dos movimientos
"Mereces ser feliz"
Tres movimientos
Minutos pasaros, las voces mentales demenciales peleaban entre sí, ninguna tenía la verdad absoluta, sin embargo, estaban acostumbradas a vivir de esa manera desde hacía mucho tiempo.
Lum se sentó en el piso, notablemente agitada, al borde del llanto pero también de la total indiferencia
"Todo vale la pena" se recordó nadando sumergida en la infinidad de los ojos negros absolutos del hombre del que se había enamorado
-¿Terminaron el té?- solicitó
Las tres figuras femeninas le respondieron al unísono con voz carente de vida, robótica
-Sí Lum, estuvo muy bueno
Chapter 31: Inquietud
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Línea temporal actual
Después de despertar, continuar con su búsqueda bibliográfica, comer y volver a dormir; Ataru comenzó a sospechar que el "plan" que había propuesto ante la evidente disregulación emocional de Lum, era una trampa inconsciente por mantenerse más tiempo con ella, su mente, de nuevo agudizada, notó mucho antes que ella lo absurdo de la actividad. A pesar de caer en cuenta de ello, no ejecutó ningún esfuerzo por detener el loop infinito y plano en el que se mantenían.
En el pasado, sus vidas estaban llenas de aventuras, de líos y desafíos que personalmente, disfrutaba y estaba casi seguro de que para ella era igual. Pensar en su relación pasada le causaba mucho dolor y angustia de muerte, sin embargo, teniéndola frente a él leyendo un enorme manual, reflexionó por primera vez lo compatibles que ambos eran con el estilo de existencia tan turbulento que llevaban en Tomobiki en su adolescencia.
Aprovechando que ella estaba tan concentrada en su labor, se dio el permiso de descansar momentáneamente de fingir, de aparentar que únicamente estaba colaborándole con una intención amistosa, disimulando lo mejor que podía el amor: enfermizo, descomunal e irracional. No tenía ningún problema en aceptar hacia sí mismo la afección fatal y eterna que cargaba en su mente y su cuerpo , y tampoco iba a engañarse pensando que la partida de Lum y Mendo lo hizo dar el paso definitivo hacia el amor loco y obsesivo cuando de sobra sabía que anterior a eso, ya había experimentado rasgos que anunciaban su demenciada convicción.
Una pequeñísima sonrisa cínica se formó en sus labios mientras continuaba contemplándola, ya que todo el asunto parecía ser una gigantesca broma del destino, o quizás una bofetada karmática por haber sido el sujeto despreciable que conceptualizaba a su novia como una intensa en el amor cuando realmente el que se había tornado patológico era él mismo. Por algunos segundos, se preguntó qué hubiera sucedido si un fallo en el tiempo hubiera acontecido, y la versión mas viva y enérgica de ambos enamoramientos se hubiera encontrado, sin mentiras, sin miedos ni ataduras.
Percibió un ligero temblor en su cuerpo, a la par de que los vellos de su cuerpo se erizaron en cuanto la posibilidad de aquello comenzó a cincelarse en su nada confiable imaginación; se obligó a apartar la mirada de ella, recordándose puntos mucho más principales que sus fantasías absurdas emergiendo de una urna abandonada con las cenizas a las que inútilmente se aferraba.
No lo estaba consiguiendo, ni con todo el esfuerzo de una mente que sabía más allá de desahuciada. Apretó los dientes e intentó arrugar las facciones, apremiando a los párpados con la indicación de bajar los telones.
"No puedo volver a mirarla de esa forma" se quejó frustrado aún intentando accionar la conocida represión de sus verdaderas intenciones
Su aparente tranquilidad oscilante había encontrado momentánea tregua a punta de fármacos y un esfuerzo descomunal que estaba llegando al límite y que únicamente había descansado un rato, producto de haber recibido la potente descarga eléctrica en el pecho. El recuerdo de la sensación estaba también volviéndolo frenético y desquiciado. La taquicardia se apoderó de los sentidos de su cuerpo y por un instante, pensó en pedir ayuda, abrir la boca y confesarle a Lum que estaba a segundos de vivir un ataque de pánico.
En contra de todo lo que había vivido en los últimos años, lo que le sucedió no era algo asociado a la ansiedad, no del todo; era más bien un evento resucitado que tenía en común el núcleo de lo que mantenía el ímpetu adolescente se formuló en su ser entero. Sin ser enteramente consciente de ello, sus pupilas dilatadas se clavaron aún más en su exploración, con la increíble capacidad de enfocar lo más detallado de la dermis, el crecimiento de las pestañas y las líneas de expresión tenues de una mujer en sus veintes.
Dentro de Ataru, la mente y el cuerpo pedían a gritos un poco más, de lo que fuera posible en las circunstancias, añorando al menos una señal eléctrica de que algo aún los unía, de que podían destacar. A sus espaldas, el dolor se quejaba solicitando atención, advirtiendo que era imposible hacer los movimientos actuales sin tocar zonas agudas que sabía que a todos los destrozaba por igual. Compungida y errática, la mente tocó y presionó ese botón prohibido que únicamente ella podía accionar.
El sudor en las palmas era distinto al nerviosismo juvenil, el cuerpo estaba comenzando a recibir aquello de lo que se le privó por años; el organismo entero vivía el desbloqueo hormonal y neuroquímico que lo mantenía lejos de ser el cadáver viviente de un hombre, siendo por mucho tiempo simplemente un cadáver. Ataru entendía lo que le estaba pasando, a medias, ignorante de las disputas, guerras y duelos que ejecutaban las partes escindidas de su ser, empero, por primera vez el dolor no fue suficiente para que parara.
"¿Qué debo hacer?" se preguntaba la parte semi consciente de sí mismo que estaba al borde de las risas y de las carcajadas al ser estimulada con cosquillas de oxitocina
"Me bastará con un choque eléctrico" pensaba mientras retorcía sus inquietos dedos entre sí
"¿Me bastará con un choque eléctrico?" se cuestionó ahora apretando sus labios entre sí
"Me bastaba antes ¿por qué no ahora?"
"Nunca ha sido suficiente, y tenías 17 años" se recordó poniendo las manos sobre sus rodillas
"No has necesitado las descargas en más de cinco años, puedes vivir sin ellas"
"¿Estamos hablando de las descargas eléctricas?" se interrogó con burla mientras analizaba a qué altura se encontraba ahora el cabello de Lum respecto al pasado
"Claro" mintió midiendo por medio de su agudo sentido de la vista los movimientos necesarios
"El cabello, está un poco debajo de los hombros" anunció
"¿Y eso qué?"
Decidió frenar el diálogo interno de su desquicie fragmentado mientras tomaba rápidas decisiones que sabía que podían ser el fin, que iban a ser el fin. No sintió miedo ni arrepentimiento, ya que en realidad se encontraba viviendo en aquella determinante sin tener una verdadera conclusión por mucho tiempo; la moralidad cuestionable del asunto también decidió ignorarla mientras por milisegundos, la mente, se fortaleció pasajeramente a punto de tomar de nuevo, las riendas de Ataru Moroboshi.
El cuerpo, recordando lo mal que había salido todo en el pasado, comenzó una pelea física con su compañera de vida, intentando controlar su peligrosa vitalidad y temiendo porque su amiga/rival nunca iba a perder ese tinte temerario y vigoroso al que ambas generalmente temían y la razón del por qué habían acordado desactivar su protagonismo enteramente por tanto tiempo, sin embargo, la mente se veía extrañamente estimulada de todas las formas posibles cuando se trataba de Lum Invader.
Ajeno al embrollo interno y teniendo la última intención de la mente y su activación general, Ataru se puso de pie de manera silenciosa, cauta y cuidadosa hasta quedar frente a ella. La sombra del cuerpo reflejada en una evidencia oscura la hizo levantar la mirada, arrepintiéndose al instante de haberlo hecho. El ámbar y el café se encontraron, con ansias mudas e intereses ocultos que querían descifrar, que necesitaban desesperadamente solucionar.
En el límite del autocontrol, Ataru aprovechó el silencio incómodo pero exultante para dejar libre sus dígitos, que aún en las alturas, considerando que ella se mantenía sentada, encontraron el objetivo rumiante que se repetía en su cabeza; con un ligero movimiento, apartó algunos mechones de cabello del rostro de ella.
Antes de que pudiera decir, o hacer algo, recibir una descarga o algo mucho peor que los pondría a ambos en riesgo, una peculiar alerta sonora los sacó a ambos de bucle que quería devorarlos desde el inicio de su reencuentro. Lum se puso de pie con premura, haciendo a un lado al sorprendido hombre mientras corría hacia el área de comandos; él, después de volver a la congruencia mental, la siguió un poco asustado de haberla cagado por lo que fueron ¿minutos? ¿segundos? de lío.
-Carajo- bramó enfurecida picando algunos botones de la pantalla
-¿Qué sucede?- preguntó preocupado como si no hubiera (casi) sucedido algo tan ¿bizarro? entre ellos momentos atrás
-Nos están siguiendo- gruñó
-¿Qué?- angustiado se posicionó detrás de ella, intentando comprender lo que sucedía- ¿Quién?
Por dentro, comenzó a tener pánico de las posibilidades, olvidando por completo el ímpetu reciente, retornó a la personalidad trastornada, temerosa y sumisa, especialmente de imaginar escenarios tan irreales como catastróficos, desde el hecho de que fuera su ex suegro el que los perseguía, hasta la irracional idea de que era Shutaro Mendo, reclamando a su mujer.
Ataru se puso pálido mientras de forma consciente se alejaba un paso de Lum, no por algún atisbo de moralidad retorcida, nunca había sido demasiado sintónico con el deber ser, sino por el complejo contexto que lo aplastaba, burlándose de haber flaqueado ante una verdad definitiva. De nuevo se sintió pequeño, inadecuado, deforme, monstruoso y un sinfín de adjetivos que desembocaban en la único relevante: el poco valor, que tenía.
Antes de que pudiera sumirse en una nueva crisis, el descontrol iracundo de Lum lo hizo reaccionar y jerarquizar de manera correcta la realidad.
-Es mi madre- bufó molesta
-¿Tu madre?- repitió sintiéndose un imbécil por ser decir como idiota lo mismo
Sorpresivamente, la idea de que el persecutor fuera la madre de Lum lo hizo relajarse, no entendió bien la causa, pero sin duda, no pudo evitar sus memorias viajando por sus últimos encuentros cercanos y lejanos con la familia oni, recordó el protagonismo absoluto de su ex suegro y la felicidad que destilaba en las fotografías que Ryoko y la farándula le habían mostrado, empero, no era la misma actitud de su esposa, que aunque sonreía, había algo de incomodidad en su rostro.
Lum hacía lo posible por comandar la nave e intentar liberarse de su madre, sin embargo, la imagen de su progenitora apareció de súbito en la pantalla. De inmediato, ella lanzó a Ataru fuera de la visibilidad, haciendo que este cayera al piso por el brusco empujón
-Hija, no hagas esto peor de lo que ya es
-Déjame en paz- chilló dejando sorprendido a Ataru por verla hablar así a su madre ya que en realidad siempre se habían llevado de marvilla, o es lo que pensaba
-Estás colaborándole a mi padre seguramente- la enfrentó con ira en los ojos
-No lo estoy y lo sabes- refutó con expresión tranquila- lo que sí sucederá si no te detienes y dialogamos, es que yo le daré la oportunidad de encontrarte
Lum, atónita, intentó comprender la situación actual, sin recordar si había permitido en algún momento que su madre impusiera un rastreador en su nave, al no encontrar evidencia de haber accedido a eso y conceptualizando que se había tratado de una más de sus intromisiones, quiso cortar la comunicación, maldecirla y...
De nuevo, dominada por sus impulsos, Lum únicamente pudo controlarse con la intervención de la mano de Ataru, que aún en el suelo, buscaba sus pantorrillas, quizás para ayudarse a levantar, o también, su perturbada mente se imaginó que de alguna manera él conocía lo que ella ocultaba y negaba, e intentaba recordarle ese primer acto de crueldad suya en que lo dejó llorar y berrear por horas aferrado a sus pies muchos años atrás.
-¿Qué quieres y qué pides a cambio?- preguntó intentando controlar el sobrepensamiento que le aterraba, para su suerte, lo que estaba buscando Ataru era ponerse en pie, aunque no intentó acercarse a la pantalla de comunicación, entendiendo que Lum quería mantener en secreto su presencia.
-Únicamente hablar con mi hija, y si ella puede permitir eso, retiraré el gps de su nave
-¿Cuándo pusiste esa mierda en mi hogar?- reclamó con hastío
-Eso no es relevante- hizo un ademán restándole importancia
Lum volvió a gruñir mientras Ataru estupefacto miraba cómo le mostraba los colmillos a su madre, haciéndolo preguntarse qué había cambiado entre ellas y si Lum estaba furiosa con ella también por el asunto de su difunto marido o algo más.
-Lum- dijo con claridad la reina- has estado evitándome durante todos estos años, te pido que me escuches por última vez ya que es claro que planeas marcharte lejos
-Claro que me iré- rezongó- y deberías hacer lo mismo, alejarte de ese compendio de locos asesinos
Ataru, aún mudo, comprendió que la furia de la mujer hacia su madre no era aquella que compartía hacia el rey Invader y el padre Mendo. La madre de Lum ignoro aquello y puso mayor esfuerzo en intentar convencer a su hija de charlar.
-Está bien- accedió- nos detendremos en el punto AX3 en aproximadamente dos minutos, ahí podremos hablar
-¿Detendremos?- inquirió su madre fingiendo sospecha- ¿es que viajas con alguien más?- preguntó sabiendo internamente que su hija estaba, por fin, con Ataru Moroboshi
Lum frunció el ceño y se mordió la lengua reprochándose el error comunicativo, Ataru dejó de respirar por algunos segundos mientras la reina sentía un alivio momentáneo.
Chapter 32: Mi madre
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Con la mirada perdida en algo más grande que aquella pared en la que parecía absorta, Lum tomaba una decisión que en esos momentos le parecía definitiva en su vida. La nave estaba aterrizando, y aún no elegía el escenario que iba a favorecerla, o mejor aún, que iba a salvarla, aunque no sabía con exactitud de qué.
En su mente, las tres alternativas se colorearon de tintes distintos, ninguna era enteramente una buena opción ante sus ojos; si su madre entraba a su territorio, lo menos difícil era mandar a Ataru a esconderse en cualquier parte, sino que cada parte del espacio que ahora compartían, iba a ponerle los pelos de punta, a exigirle una reacción que no sabía si podría ocultar.
Desplazarse hacia la nave de su madre, la ponía paranoica, más de lo usual, porque la figura que alguna vez fue un espacio seguro, en la actualidad le causaba una sensación de amenaza profunda, mucho antes del incidente, incluso de su vida de casada. Las razones por las cuales su madre se tornó en su mente en un ente escalofriante, las conocía en lo profundo, empero, hacía un gran esfuerzo por reprimir lo que sabía que existía.
A su lado, atravesando una crisis parecida, Ataru también pensaba en las opciones frente a ellos, decantándose personalmente por un encuentro en zona neutra pues el terror de perder a Lum nuevamente le hacía pensar que si ella abandonaba la nave, sería para siempre. Intentaba corregirse, insistirse de nueva cuenta en el mantra constante de su nueva vida: "ella no es tuya, nunca lo fue, nunca lo será"
Ambos, sin decir una palabra al otro, tomaron la decisión muda de que el encuentro entre madre e hija se llevara fuera de ambas naves, en aquel lugar desértico entre ellas; Lum pensaba que sería ideal para acortar lo que sea que su progenitora estuviera planeando, y Ataru imaginaba que aquella zona era la más segura para tener un ojo encima de ella, y actuar, de ser necesario.
-No tardaré- mencionó antes de girarse lentamente
"No te vayas"
"¿Volverás?"
"No me dejes de nuevo"
"¿O fui yo quien te dejo ir?"
"No, para de pensar ya en eso"
No le dijo ninguna de esas palabras, en cambio, se animó a deslizar tímida y pausadamente un par de dígitos que se escurrieron en su hombro hasta llegar a su espalda; el contacto fue mínimo. Por el bien de ambos, Ataru retiró su mano luego de verificar que su mensaje había sido recibido.
Lum comprendió el fondo más no la forma de lo que él quería expresarle, tampoco iba a analizarlo mucho más tiempo puesto que la idea de que su madre irrumpiera y la descubriera era terrorífica. Se sentía como una adolescente, pero sin ese toque de adrenalina exultante.
La reina Leila miró la figura de su hija aparecerse y acercarse a pasos firmes y precisos acompañados de su corporalidad feroz que muy al contrario de lo que ella en realidad pretendía, lo que le generaba era una mezcla de alivio y un par de dudas que se dispondría a disipar.
-Tengo muy poco tiempo- murmuró cruzándose de brazos y desviando la mirada de los ojos idénticos a los suyos
-Es una lástima, dado que mis robots tardarán cerca de media hora en desinstalar el gps de tu nave
Mientras decía aquello, pequeños artefactos metálicos emergieron como eco de sus palabras, Lum los reconoció de inmediato como inteligencia de ingeniería simple; aquello le dio alivio, pues probablemente su madre no tenía ningún otro plan bajo la manga
La reina sonrió al ver a su hija adulta esbozar un puchero semejante al que había visto tantas veces en ella de niña; múltiples imágenes de Lum le vinieron a la mente, provocando un remolino de emociones agudas que atraversaban el corazón de una mujer adulta en la mitad de su vida.
A pesar de sus recuerdos, de sus fantasías en las que su hija volvía a sus brazos, tuvo que enfocarse en la última y única esperanza que tenía. Recuperarla lo veía como algo inalcanzable, pero si al menos podía garantizar que se curara, estaría bien, incluso si ella no pudiera estar en su vida.
-¿Por qué no fuiste al funeral de mi marido?
-No sabía que querías que estuviera ahí- respondió con honestidad
-No, no te quería ahí, pero tampoco a mi padre ni a los demás- bufó molesta
-¿Por qué no me querías ahí?
Lum no se atrevió a incluirla en su compendio de enemigos, sabía bien que ella no formaba parte de los entes repulsivos a los que odiaba, sin embargo, tampoco podía decirle sus razones verdaderas, al menos no todas, por lo cual se decantó por aquello que era conocido y aceptado, por ambas.
-Nunca lo quisiste- se quejó con los ojos enrojecidos
La mujer contempló a su hija largamente antes de iniciar su travesía hacia ella, optando igualmente por caminar y no volar, anunciando así una intención que para su sorpresa, no fue rechazada.
-Hija, tu vida y tus decisiones, siempre te han pertenecido- la miró enternecida- y constantemente has contado con mi apoyo
-NO ES CIERTO- gritó Lum exasperada alejándose de ella- NUNCA ME APOYASTE EN ESTO, NO QUERÍAS QUE FUERA FELIZ
-Lo único que he querido desde que llegaste a la vida es que seas feliz- confesó derramando también lagrimas
Lum se sentía furiosa, ofendida y de nuevo, asfixiada por esa sensación pubescente de ver a la madre como quien opaca tus intentos de libertad; el temperamento, tampoco le ayudaba a sentirse adulta, percibiéndose más bien como una jovencita emberrinchada al borde de algo que iba a perjudicarla.
A sabiendas de los arranques de Lum y echando un veloz vistazo a la ventana en las alturas donde una mirada marrón las observaba, la reina decidió acatarse a su idea inicial, no quería perder su oportunidad de hablarle, probablemente por ultima vez en su existencia.
-¿Quieres saber cómo renunciar a tu estado real en Oniboshi?
Estupefacta y cortando de tajo la explosión afectiva, Lum abrió los ojos ante la expresión seca y francamente resignada de su madre.
-¿Qué dices?- solicitó insólita y olvidando por completo que estaba a punto de mandar todo al carajo
-Que entiendo el por qué quieres deslindarte de nuestro planeta, de nuestra raza, del imperio- murmuró con brillo en los ojos
-¿Y quieres alentarme a hacerlo?
-No quisiera- confesó con una ligera sonrisa- pero eventualmente, lo averiguarás incluso sin mi ayuda
-¿Tiene esto que ver con la princesa Nuux?
-Así que has estado leyendo- señaló nada sorprendida- muy bien, no obstante, no encontrarás nada escrito que te ayude
-¿Entonces?- alzó una ceja sin comprender
-Hay una forma de...borrar tu registro de nacimiento...-la voz le temblaba, una parte de ella se reprochaba por indicar aquella salida
-Borrar mi registro de nacimiento- repitió la oración dicha por su madre intentando interiorizar y analizar
-Borrar tus datos de la base, no te liberará de tus ataduras por linaje, sino que...en verdad, te exterminará de los registros
Lum, confundida y consternada arrugó la nariz sin caer en cuenta por qué la voz de su madre se quebrara y sus manos temblaban; en cuanto encontró una óptica medianamente clara abrió su boca horrorizada
-¿Dejaré de existir? ¿Me moriré?
La idea no debió parecerle tan atroz y abominable, una mujer recién viuda debería incluso aceptar aquel destino para unirse con su amado, sin embargo...
-Por supuesto que no- se apresuró a corregirla- tú existes y existirás
-Entonces...¿nadie me recordará?- preguntó buscando un sentido en lo dicho por su madre
En el momento en que dijo aquello, un espeluznante deja vu le respiró en la nuca, uno que se le presentaba más seguido de lo que quisiera admitir.
-No, tampoco es así- habló viendo el terror del pasado asomarse en el ámbar
Tras pensarlo por algunos segundos, Lum comprendió que aunque no iba a fallecer ni a ser olvidada, las consecuencias de lo que fuera que su madre iba a contarle eran sin duda difíciles, lo suficiente para que ella hubiera reaccionado de esa forma.
-Afrontaré las consecuencias- expresó con voz firme
-Ni siquiera te he explicado de qué se trata- bufó
-No importa- aseguró- las acataré
En ese momento, el peor, el más inadecuado, pensó en la convicción palpable de Ataru que días atrás había dicho casi las mismas palabras que ahora ella enunciaba. La semejanza entre su actuar la hizo enrojecer de vergüenza.
Antes de dar cualquier otro paso, la reina volvió a dar otro vistazo al pequeño cristal desde donde se sabía observada
-¿Puedo acercarme un poco más? Tengo una condición para darte la información que quieres
-Sabía que había una maldita condición- gruñó enfurecida- sabía que no quitarías el gps sin pedir algo a cambio
-Te equivocas, mi condición es por la información , el gps lo retiraré de todas formas
Frente al asombro y el silencio, se adelantó los pasos necesarios para tomar las manos de su hija entre las suyas, sintiendo por primera vez en muchos años, que ella no la rechazaba, probablemente porque estaba en shock, no porque así lo quisiera. Decidió tomar la ventaja.
-Me contestarás con sí y con no, no te pediré más explicaciones, sólo necesito que seas sincera, si no lo eres, la oferta se declinará
Lum se mordió los labios, el contacto con su madre lo estaba ignorando por completo, no obstante, su mente sí percibía su gigantesca presencia, su habilidad para reconocer la mentira, ese era quizás su rasgo más terrorífico.
Pensó en negarse, en esperar que los robots hicieran lo suyo y marcharse sin aquella información a encontrar las respuestas por su cuenta, empero, no sabía cuánto tiempo tardaría, y lo peor, si tendría el éxito que quería. Estar ligada a ellos, le estaba comiendo viva.
Después de entrar de nuevo al infierno mental, comprobar lo que había ahí y recordar su objetivo, asintió quedamente con lagrimas en los ojos, gotas que anunciaban la humillación que viviría.
-¿Sabes por qué me odias?
-...
-¿Sabes por qué me odias?- insistió forzando el agarre sobre sus manos encrispadas
-Sí- murmuró con el gesto torcido, como si estuviera atravesando una incomodidad inusitada
-¿Sabes por qué me evitas?
-Sí- contestó ahora con demasiada velocidad aunque la facie comenzaba a ser sintónica con el dolor y no con la rabia
El sufrimiento de su hija le daba congoja y pesar, el deseo por concluir aquello que sabía que le lastimaba era bastante razonable dado que era su madre, sin embargo, esta era la salida a la tortura mental de ambas.
-¿Sabes cuándo sucedió?
Lum se quedó muda, la mirada oculta en el flequillo hizo dudar a Leila, porque no podía obtener la información que le hiciera conocer si ella estaba entendiendo esta pregunta en específico. A punto de reformular, la voz de su hija le respondió en un tono plano
-No
Las manos empapadas no paraban de agitarse, buscando una salida pero también el ser contenidas. Las disonancias dentro de ella comenzaron a exigirle una congruencia que no existía, estaba al borde del desmayo conteniéndose lo mejor que podía, no por ella, sino porque sabía las consecuencias.
Al mínimo cambio corporal que le sugiriera algo similar a un desmayo, él saldría...
Vio a su hija esforzarse por no caer de rodillas, la forma en que su nariz se agitaba buscando aire preciado, las comisuras caerse y los esfuerzos generales por mantenerse lo más normal posible. Se sentía devastada, pero también, necesitaba hacer aquella ultima pregunta.
-¿En realidad lo amabas?
No tuvo que aclarar a quién se refería, ella entendió y respondió con voz queda...
//////
Ataru se tronaba los dedos asomado aún por el diminuto espacio, ya había pasado casi quince minutos luego de que su ex suegra y Lum se soltaran de las manos. Inicialmente pensó que era una buena señal y que se estaban perdonando de lo que sea que hubiera sucedido entre ellas, empero, pronto cayó en cuenta de su error.
No se dieron ningún abrazo, no se volvieron a tocar y luego de un rato, Lum le dio la espalda para volver con una expresión que no supo descifrar. Entró taciturna y con un aura temible como de costumbre, sin embargo, esto no lo detuvo de encontrarse con ella.
-¿Todo bien?- preguntó con cautela ya que ella se miraba ¿?
-No quiero mirarte ahora, voy a dormir- expuso caminando hacia su habitación
-Per...
El sonido del portazo fue lo único que se escuchó antes de quedarse en silencio por horas, esperando alguna explicación.
Chapter 33: La ayuda
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Flashback
Dos copas chocaron en ese instante, una de ellas, con más fuerza de lo debido, casi al punto de estrellar el vidrio contra su gemela; el temblor de las comisuras de los labios tampoco pudo ser ignorado, ambos fingieron, que estaban bien, que eran una pareja de recién casados común y corriente...
///////
Las usuales preguntas, reclamos e incluso súplicas, no se formularon en sus labios, en cambio, soltó un gemido de congoja al verlo en aquel estado, quizás el peor en el que lo hubiera encontrado. No supo si fue aquella expresión en su mirada, o el hecho de que sabía que no podría entenderle, y mucho menos responderle.
-Ataru, te ves realmente mal- susurró acercándose a la camilla
El hombre parpadeó demostrando en su confundida y asustada expresión la incomprensión absoluta de las palabras de su amiga; como estaba sedado, no podía hacer mayores aspavientos o movimientos, empero, tampoco se encontraba en el sopor adecuado para caer dormido.
Shinobu pasó sus manos con lentitud por los mechones alborotados que no perdían aquella característica rebelde, incluso cuando el cráneo había perdido la mitad de la cabellera. Las gasas rodeando aquella abertura por donde salía aquel líquido combinado con sangre, la hizo querer desviar la mirada.
"No seas cobarde Shinobu" se reprendió mentalmente, conteniendo las ganas de vomitar, de llorar, de salir corriendo. Se enfrentó a sus miedos como únicamente ella podía, con la mezcla de lo fiero y lo sensible, enmarcado por gruesas lágrimas
-Me duele mucho- susurró permitiendo que su palma resbalara hacia el rostro, que aún en su estado, parecía querer expresarle un confort sin pizca de arrepentimiento
Ataru no entendía lo que su amiga decía, y tampoco conseguía poner sus ideas en órden, mucho menos recordaba como hablar; el terror que sintió al despertar por no poder moverse quedó corto cuando escuchó a las enfermeras y al cuerpo médico gritar hablar y cayó en cuenta de que no lograba comprender ni una sola palabra.
-Tienes una afasia global- prosiguió- en palabras simples, arruinaste la parte de tu cerebro que gestiona el lenguaje total
Shinobu comprobó en la mirada de su amigo que no le estaba siguiendo, por lo que, aquel soliloquio correspondía en realidad a una necesidad propia por procesar
-Vi el tema en una materia, por lo que sé, podemos rehabilitarte, pero Ataru ¿colaborarás?
Silencio, intriga. Los ojos marrones le devolvían la mirada, sosteniendo algo que desconocía.
-Lo harás ¿cierto?- se acercó más a su rostro en un inútil intento de emitir un mensaje que nunca fue recibido
-La visita ha terminado- habló la enfermera con firmeza antes de abrir la puerta, esperando paciente a que la joven saliera.
Shinobu, con pasos cortos y pequeños, tardó el doble de tiempo de lo usual para llegar a la sala de espera; el estupor y la náusea no era un problema en este punto en el que había aprendido a controlarse, sino el de enfrentarse segundo a segundo, con algo más allá de lo lamentable y trágico.
Como su embarazo era de alto riesgo y había tenido amenazas de aborto, Sakura no podía acuerparla con los padres Moroboshi como usualmente ocurría, sin embargo, cuando se trataba de Ataru, milagrosamente la ayuda siempre llegaba. Acompañando al matrimonio, Ryuunosuke re la lanzó una veloz expresión de preocupación que supo responder en un instante.
-Madre, padre, he podido ver a Ataru, no me entiende por supuesto y aún no puede hablar, pero lo veo bien- mintió
La señora Moroboshi explotó en llanto al instante, descubriendo la falacia y la decepción de no poder entrar a ver a su único hijo, dejando aquella responsabilidad en una chiquilla que tenía mucho más entereza que ella. La culpa la acechaba, una sensación despiadada de ser una madre desnaturalizada.
Su esposo la sostuvo, averiguando en ella temores y pensamientos que él había aceptado mucho tiempo atrás, sin embargo, tampoco podía juzgarla.
-¿Por qué nos pasa esto? ¿ Es por tantas veces que dije que hubiera sido mejor no tenerlo?- lloriqueó en tono bajo con el rostro entre las manos
-No es así- la intentó tranquilizar Ryuunosuke- esto es culpa de...
Todos se quedaron mudos, el diálogo cayó cercenado antes de que pudieran cortarlo con sus propias manos, ardientes en dolor, sedientas de justicia. A su alrededor, las conversaciones aceleradas de otras personas que invisibles, sangraban,les hicieron volver poco a poco.
-Yo me quedaré a la guardia- habló el padre Moroboshi después de algunos minutos- cariño, deberías ir a dormir, ya sabes que no sirve de mucho estar todos aquí estorbando
Era noche, todos estaban cansados y adoloridos, por lo que, con un hosco asentimiento, las 3 mujeres se retiraron, o eso es lo que el hombre pensó, hasta que después de unos instantes, Shinobu volvió.
-Arreglé todo para que Ryuunosuke pueda quedarse a cuidar a su esposa
-¿Qué hay de ti?- preguntó
-Tengo clases en un par de horas, de nada sirve que regrese ya a casa
No intentó convencerla de desistir, sabía que no lo haría y que por más que lo intentara, no iba a convencerla. Como el tumulto en la sala comenzaba a ser asfixiante y ellos realmente no iban a recibir ninguna noticia hasta entrada la madrugada, decidieron salir caminando hacia el pequeño jardín que siempre se encontraba solitario.
Pocas veces hablaban, él no era un hombre de muchas palabras y ella parecía respetar aquello, sin embargo, algo más allá de lo excepcional los unía a todos, especialmente, a los padres Moroboshi y a Shinobu
-Padre...-inició dubitativa- vi algo distinto en Ataru, aunque no podía entenderme, vi en sus ojos un destello de vida
No hizo ningún comentario, esencialmente, porque no le creía, porque su corazón estaba tan roto, desesperado de angustia que no podía ni quería aferrarse a algo que sabía imposible. Shinobu, pudo notar la expresión endurecida, adivinando por completo por dónde iban sus pensamientos
-Quiero creer en lo que vi- siguió con la voz temblorosa- debo creerlo
El hombre la miró, no era experto en dar contención, sin embargo, no pudo más que dar algunas sencillas palmadas en su espalda al ver que ella comenzaba a derramar algunas lágrimas; con frecuencia, se sentía desbordado de una manera distinta, y aunque él no lloraba, algo dentro de su ser, clamaba ser atendido.
No tenía amigos, tampoco familia, y todo lo que vivía, no podía compartirlo con su esposa por reconocerla débil y frágil, no obstante, aunque la chica temblaba, la reconocía como la persona más fuerte que conocía, incluso más que él mismo. Por ello, decidió abrirse, por primera vez en su vida.
-Perdí la capacidad de confiar Shinobu- confesó- quizás porque soy viejo, quizás porque es mi hijo, quizás porque estoy cansado, quizás porque veo la realidad de manera distinta
Aunque podría negarlo, comprendía a la perfección lo que el padre de Ataru decía, de hecho, bajó su mirada y se limpió las lágrimas con el dorso de la mano. Escuchó cómo prendió un cigarrillo mientras ambos, tomaban asiento en una banquita.
-A veces...- tomó aire para decir aquello- pienso que sería mejor...
No tuvo que complentarlo, ella englobó aquel pensamiento con inmediatez, y aunque pudiera parecer inadecuado, no se sorprendió ni se escandalizó; tampoco lo juzgó pues siempre pensó que los hombres, amaban a sus hijos de una manera muy distinto que sus madres.
Tras un tiempo de internalizar lo que había dicho para sí mismo,se sintió ligeramente avergonzado de sus palabras, empero, Shinobu no había hecho ningún gesto, haciéndole saber que no iba a contar a nadie su confesión.
-Amo a mi hijo- complementó sorbiendo ligeramente los fluidos nasales traviesos de contener el llanto
-Lo sé, todos lo hacemos- le hizo relajarse con una sonrisa
-Gracias por seguir a su lado, no sabes el apoyo que has sido para nosotros
La brisa nocturna acarició sus rostros, el silencio cobijó la congoja, al menos por unos minutos. El padre de Ataru, se sintió por primera vez en mucho tiempo, liberado y escuchado, por lo que se atrevió a ir más allá.
-Me comentó mi esposa que te dieron otra beca escolar por rendimiento
-Así es
-Y a mi otro aumento- masculló por lo bajo
Shinobu no dijo nada, captaba a medias la insinuación del padre de Ataru, algo que dejaba en el fondo de sus cajones mentales, algo que no quería pensar ni analizar, pero que el progenitor de su amigo, le estaba lanzando a la cara.
-¿No crees que...?
-NO- expuso exasperada- no puede ser, no es así, debe haber alguna explicación
El padre de Ataru pensó en cada uno de los milagros, de los sucesos asombrosos que permitían que su hijo siguiera con vida; no podía dejar de pensar en su misterioso orígen, sin poder evitarlo, lo ligaba con ellos.
-¿Qué otra explicación hay Shinobu?- solicitó con la mirada baja- lo tuyo podría tener una explicación, pero yo soy un trabajador mediocre, y en esos últimos años, mi salario se ha casi triplicado
Decir eso, no lo estaba enorgulleciendo, por el contrario, sin embargo, debía mencionarlo con la única persona que parecía cuerda, que parecía madura, que parecía no morirse de dolor a cada paso que daba.
-Yo, quiero pensar que son ellos- confrontó con la mirada perdida
-Yo no- añadió con voz débil- porque de ser cierto, haría mucho peor su crueldad, su maldad, tirarnos unos cuantos pesos para sostener el producto de...
No pudo finalizar lo que pensaba decir, no quería seguir en ello, se reprendía cada que se le venían a la mente, empero, en el fondo, sabía que todas las oportunidades alrededor de ellos eran producto de algo que desconocían.
-Si pienso que son ellos, no podría evitar odiarlos- confesó compungida
El padre Moroboshi dio por finalizada la conversación, no podía ni quería seguir, esencialmente, porque estaba agotado, puntualmente, porque las sospechas que tenía, iba a comprobarlas pronto, y quería averiguar si podía compartir esa verdad con la mejor amiga de su hijo.
Lejos de ahí, Ryoko Mendo, la cuidadora de las sombras, abría una carta en su despacho, una cuyo destinatario era aquel mote que utilizaba para seguir cuidando de él, quien le dio la corona.
-Qué ofensa- gruñó- este papanatas cree que soy el imbécil de mi hermano y esa puta
Chapter 34: Engaños
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Tras el terrible portazo que su angustia la obligó a dar vino la parálisis, una que no podía tener frente a sus ojos, una que no estaba logrando enfrentar pues eran los silencios tan espaciosos a los que estaba acostumbrada que en esta ocasión se tornaban cortos y hoscos, especialmente, desde que había enviudado.
"VIUDA"
La palabra, los significados, las asfixiaban
"VIUDA"
Múltiples creaciones vividas y fantasías infantiles que sangrantes, le pedían atención
"VIUDA"
Verdades ocultas atravesando el concepto de la idealización, mostrando la sustancia de toda la maldad
"No puedes escapar"
Prisionera de su propia condena, Lum sintió cómo cada músculo de su cuerpo se retorcía, las fibras que los conformaban se doblaban y curvaban a voluntad maquiavélica, sádica. Por un momento, cerró los ojos, creyendo que definitivamente, lo merecía.
Inmersa en un dolor que se le asemejaba de muerte, pudo experimentar detrás de la agonía, un destello, apenas distinguible, de bienestar; uno que no había probado en todos sus años adultos.
Ellos fingían que lo tenían, trataban de imitar la fórmula del elixir de vida, por mucho tiempo, aquel líquido colmó sus cuerpos, hinchó y rebosó sus pensamientos hasta que estos, completamente atiborrados, explotaron sin remedio, dejando expuesta la desnutrición fatal de estímulos.
Sentía que moría y aunque todos sus sentidos procesaban aflicción y tortura, aquella diminuta dicha extraviada le hizo conectar con la señal básica y biológica de lo faltante. Un temblor interno, seguido de un vacío que se mantenía oculto tras un manto estrellado, le hizo abrir los ojos lentamente.
Paulatinamente, el suplicio cesó, dejando a su paso, las señales de la escasez y el déficit; inicialmente se encontró contrariada, pues lo que sentía se asemejaba bastante a haber vivido días o quizás semanas sin alimento, sin embargo, pronto aceptó que por alguna razón, estaba más allá de famélica.
La voracidad la invadió, como si no pudiera siquiera dar un paso antes de ingerir algo, alimentarse; ante la sensación de desmayo, intentó ser precavida pues no deseaba alertar a Ataru de nada, lo sabía capaz de irrumpir si escuchaba algo raro, por lo que conteniendo lo mejor que podía esa apetencia, hizo un par de inspiraciones hasta sentirse más calmada.
Ráfagas del anhelo natural le golpeaban las sienes y le hacían producir saliva, empero, estaba muy cerca de lograr su cometido, sólo faltaban algunos pasos para llegar a la mini nevera que había en la enorme habitación. Llegó casi jadeante, suprimiendo cualquier sonido, mientras con manos torpes abría la compuerta.
No estaba pensando, tomaba y engullía todo lo que encontraba a su paso, sin molestarse siquiera en hacerlo con cuidado; la desesperación de sus movimientos le hizo esuciarse de todo lo que el frigobar contenía. Profanaba y devoraba sin masticar apenas, tragando con desesperación, intentando calmar lo que sentía.
"No es suficiente" pensó mientras de facto vaciaba sobre su boca una lata completa de algo que ni siquiera se enteró el contenido
Conectar con el hambre le hizo perder el control, dispuesta a hacer lo posible por mitigar sus necesidades y aunque comenzaba a sentir su estómago inflamado, seguía en el sendero de lo insaciable.
Retornando sutilmente a un eje semi racional, enfocó su mirada por algunos segundos en sus manos, repletas de alimentos y líquidos de tal forma en que sus uñas quedaron escondidas; siguiendo por la inspección visual, contempló su ropa que también estaba embarrada de todo aquello que había comido.
Sin pensarlo demasiado, se quitó aquel vestido negro y con algo de asco, con la tela limpió sus manos y su rostro, sobre estimulada por la sensación para después pasar a lanzar la prenda al suelo para posteriormente darle una patada.
El deja vu en esta ocasión no la tomó desprevenida, de hecho, realizó este último acto de manera semi consciente, arrojando la ropa hacia donde ¿quería?
"NO, no pienses de nuevo" se reprendió mientras el vacío perdía el protagonismo
"Aún tienes hambre" intentó recordarse con la intención de desviar la atención
"Necesitas comer" sus pasos la guiaban hacia aquel mueble tocador, sabiendo que debajo de él, estaba ese vestido negro pero también, el regalo de Shinobu.
-Me volveré loca si no hago algo- susurró en un tono de voz bajísimo, hablando más bien para sí misma
Tomada la decisión de hacer algo, lo que siguieron fueron múltiples de interrogatorias ante las cuales, no sabía si tenía respuesta
"¿Algo de qué?"
"¿Por qué dijiste esa mentira?"
"¿Es mentira?"
"¿Qué es real?"
"¿Cómo te volverías más loca de lo que ya estás?"
-No lo estoy- murmuró decidida- él lo está
Nombrarlo, aceptar su existencia, le causó una palpitación irregular y anormal que aunque no dolía, era suficientemente relevante como para que pudiera ver en su pecho, la evidencia de los latidos misteriosos. No se asustó, no buscó parar tampoco lo que sucedía, porque no sabía lo que era.
No quería comer aunque aún seguía hambrienta, tampoco hacer ningún movimiento que develara que estaba ahí, vuelta un caos y viviendo algo que ella misma había desatado, por lo que, decidió quitarse la ropa interna que era lo único que la cubría para pasar a resguardarse en la cama.
"No te duermas" se exigió ignorando lo incongruente que esto resultaba "No tengas esos extraños sueños"
A pesar de que dentro del mundo onírico se comportaba ocasionalmente de una manera que sabía descarada, le asustaba mucho más que aquel cinismo, todo lo que tenía que ver con lo que su madre le preguntó, por lo que realmente, a lo que temía era a soñar con todo ese lado B de su mente, sin embargo, no tenía queja con el lado A, únicamente, despierta.
"Ahora no es buena idea soñar con ningún lado"
"Pero el lado A te gusta"
"..."
Apretó con las manos las sábanas mientras frustrada, luchaba contra el cansancio y el deseo de dormir, que se exacerbó por el reciente atracón. Pasaron segundos que le parecieron horas, combatiendo contra sí misma.
SUEÑO
Tenía cinco años, corría en la sala de la nave mientras jugaba a las escondidas con su progenitora, una actividad predilecta por pequeños onis que más tarde, serían expertos a las atrapadas.
-Lum- la mujer la tomó en sus brazos mientras la pequeña aún reía- ya fue suficiente de juegos, es hora de tu clase de biología
La niña no puso objeción, disfrutaba a la par los retos físicos como cognitivos y sus padres se esforzaban en darle la mejor educación antes de que tuviera la edad para asistir al colegio.
Se sentó en su sillita a la par de que su madre abandonaba la habitación y un pequeño robot institutriz comenzaba a proyectar la clase del día. Lum respondía a todas las preguntas con alegría, le gustaba aprender y saber más cosas cada día y su naturaleza curiosa era predilecta para la adquisición de conocimiento.
-Lum chan, dime las características de la hembra oni adulta y el macho oni adulto, así como sus diferencias
No tuvo mayor problema en responder, ganándose así una felicitación de su maestro.
-Excelente Lum chan, casi terminamos este bloque, por último, me podrías explicar el proceso reproductivo
Lum niña de pronto se sintió paralizada, recordó que era adulta mientras todas las partes de su cuerpo crecieron hasta que no pudo caber en aquella silla, a su alrededor, todo se hizo brillante, con luces que la cegaban por completo.
-¿Amor?- le preguntó depositando una mano sobre su rodilla
-Disculpa, me maree un poco- contestó fingiendo una sonrisa
-¿Fue demasiado para ti?- consultó preocupado- sabía que no era buena idea juntar tres entrevistas en un día
-No te preocupes- intentó relajarlo restándole importancia- me encuentro bien
Shutaro no dijo nada más y únicamente le dio la mano para ayudarle a salir de aquella habitación en las instalaciones de People. Lum sudaba y se mordía los labios, poco quedaba de aquella empoderada y segura mujer que ante las cámaras narró sus deseos compartidos de ser padres.
En este punto, Lum sabía que se encontraba en un sueño, por lo que, intentaba serenarse y confiar en que no se agregaran elementos traumatizantes o peor aún, vigorizantes. Temía que el Shutaro de sus sueños la confrontara como el real nunca hizo, que Benten apareciera para reclamarle sus daños.
Lo que sucedió en cambio, la dejó inicialmente incrédula pues su vientre comenzó a crecer, segundo a segundo.
-No puede ser- mustió asombrada
-¿Por qué no?- preguntó Shutaro poniendo una mano sobre su vientre
No supo qué responderle, no encontraba las palabras para expresarle nada, por momentos, se olvidaba que esto era un sueño
-Dile por qué- respondió una voz que sonaba escalofriantemente cercana
Lum dejó de respirar mientras por instinto, volteaba para descubrir al que había dicho aquello; de nuevo, guiada por el impulso, quiso interponerse entre ellos, arrepintiéndose con lo poco de ella que aún sabía que era un sueño.
La culpa la sintió al ver aquella expresión de amargura, recibiendo la herida constante de haber perdido el preciado y sagrado lugar que tenía; por otro lado, esta facie fue lo último que requirió para olvidar por completo, que se encontraba soñando, que era imposible todo aquello.
-Moroboshi- saludó Mendo con un tono neutro- ¿qué haces aquí?
Ataru le dirigió una mirada sombría mientras Lum pensaba en cómo tendría que separarlos si nuevamente peleaban de aquella manera, imaginando que quizás ahora, tendría un destino fatal
-O quizás ¿nunca te fuiste?- lo último fue un sollozo, el inicio de un llanto que inició ligero, tenue y que terminó en chillidos
Lum veía a Mendo llorar, sentía pena, pero no la suficiente para hacer algo, esencialmente, se encontraba confundida por lo irreal, aunque aún sin conectar con lo absurdo que le permitiría reconocerse en un sueño.
Ataru, con frialdad echó un último vistazo a su ex amigo mientras se daba la vuelta
-Déjalo ahí y ven conmigo
El tono autoritario no pasó desapercibido por la mujer que contrario a su verdadera personalidad, se sintió pequeña, al borde de la sumisión, tentada por algo extraño a simplemente obedecerlo. No miró hacia atrás y dio un par de pasos
-¿A dónde vamos?
-A follar, claramente
-P...pe...pero- quiso regresar en sus pasos pero no pudo hacerlo
El hombre continuó caminando aunque parecía que no se alejaba, por el contrario, sentía cada vez más cerca su calor corporal.
-No finjas que no quieres- agregó sin darse la vuelta- además, veo que estás lista para que te preñe
Lum recordó el vientre abultado por lo que tocó su cuerpo, buscando nuevamente la evidencia de ¿su embarazo?
-No está- murmuró sorprendida
-Claro que no está- dijo por fin encarándola- sabes bien que no puedes ¿por qué no se lo dijiste?
-Yo...
-Replanteo mi pregunta- continuó Ataru sin dejarla terminar- ¿por qué le mentiste a todos?
-"Buscamos esperar más tiempo, pero luego nos dimos cuenta que aún nos atravesaban mandatos japoneses que ya habíamos deconstruido; no nos importa si nos llaman demasiado jóvenes, estamos listos para dar este paso"- Ataru repetía aquellas declaraciones que habían salido de su boca; estaba siendo soez, rayando en lo violento
No podía defenderse y comenzaba a temerle a esa versión de Ataru por lo que intentó planear su huida de forma inteligente. De pronto, cómo si él pudiera leer sus pensamientos, la tomo por la muñeca con demasiada fuerza
-Ni siquiera disfrutas que te coja, y todavía te atreves hablar de embarazo
-CÁLLATE- gritó al fin
FIN SUEÑO
Despertó abruptamente, con la respiración entrecortada, volviendo en sus sentidos de golpe. Buscó el reloj en la pared, encontrando que había dormido más de ocho horas.
"¿Estará despierto?"
Silencio absoluto, nada que evidenciara su presencia, pero sabía que estaba ahí, no había dudas.
Con lentitud, se levantó de la cama y tomo sus pertenencias para irse a la ducha; se bañó meticulosamente para después de ello cubrirse con una bata blanca, dejando el cabello húmedo suelto por la espalda.
Se sentó frente al espejo del tocador, analizando milimétricamente su aspecto; encontrando las revelaciones que no podía ocultarse más. Soltó un suspiro antes de recoger aquel diario de Shinobu del suelo, antes de dejar la habitación con el libro en las manos.
Chapter 35: Esperando
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Inicialmente no se perturbó, la parte ¿racional? de sí misma le susurraba argumentos lógicos, de causa y efecto, por otra parte, lo torturado en su mente, le reprendía y reclamaba la insistencia que continuaba escondiéndose. Quiso hacerlo, como en el pasado, buscarle y convocarle con gritos furiosos, exigente por tenerlo a su lado de acuerdo a impulsos celosos.
Sin embargo, no eran los celos los que la sostenían, sino un miedo infundado, quizás ligeramente irreflexivo, de que él, ya no estaría a su lado; usualmente, le esperaba en la sala si es que se habían separado tras un ¿evento extraño? No sabía cómo denominar los fenómenos recientes que no terminaban por ser una pelea, pero que sin duda, contenían el potencial para llevarlos, nuevamente, al sendero de lo desequilibrado.
"Se cansó de esperarte, dormiste muchas horas, incluso te diste un atracón, simplemente, fue a dormir a su habitación"
No lograba convencerse de ello, ni siquiera con las evidencias de su lealtad, o algo retorcido que se parecía a la lealtad. Invirtió algunos segundos en aquella reflexión, antes de que pudiera caer en cuenta, otra vez, de que ningún adjetivo normal, siquiera sano, podría describir lo que pasaba con él, con esa convicción y sumisión, con lo que había hecho de su vida todos estos años.
Por primera vez, comprendió, que lo demente, quedaba corto para definirlo. No sucedió al momento de ver en lo que había convertido su cuerpo dañado, tampoco cuando tomó la temeraria decisión de renunciar a todo lo que conocía, ni siquiera en los momentos de su retorcida confesión de ¿aceptar lo que ella quisiera darle? ¿cualquier tipo de trato; cruel, unilateral, egoísta?
Lum, adquirió, la consciencia plena, por fin, de lo que estaba sucediendo, probablemente, porque no lo quiso procesar con antelación, porque evitaba constantemente pensar en él y finalmente, porque no sabía bien qué esperar de sí misma ante tal conocimiento. Tiempo atrás, había aceptado lo podrido de su interior, por eso mismo, aceptó esa bofetada de Sakura, aceptó las consecuencias de cada una de sus decisiones.
La culpa vivía con ella, empero, no le impedía ver los rasgos , viles y crueles, por lo que, sin tapujos, se permitió sentir aquello que era incorrecto, aunque quizás, no tan incorrecto como sus sueños y sus recuerdos. La satisfacción fue lo primero en llegar, el éxito de cualquier oni, su genética estaba preparada para ello, y no podían negar, que todos lo deseaban, tener tal dominio y control sobre alguien.
Reconocer, que es algo que deseaba le hizo sentirse ambigua, porque si bien, es algo que reconocía desde el inicio, le hizo recordar los tintes que su enamoramiento pasado le había dado a aquella fantasía, en la que era suyo, pero ella, también era de él. Como si se tratara de algo nocivo, forzó a su tren de pensamiento detenerse, porque no podía permitir abrir esa puerta, nunca.
"Lo veré, como una ficha de devoción" pensó caminando a través de la estancia, intentado obligar una despersonalización ridícula que no le dio tregua por más de un segundo, ninguna parte de sí, podía negar, que era imposible, verlo de esa manera.
"Ataru es un...gran amigo" pensó, intentando reformular, cediendo ligeramente a la emoción mucho más suave y fluida que le hizo invitarlo.
Resopló mientras finalmente, se sentaba en el sofá, optando por la firmeza de creer, que él, había ido a dormir a su habitación. Nada más que eso.
De pronto, recordó el diario de Shinobu en sus manos y dudó de su intención principal que era la de dárselo a él y ordenarle, que por el bien de su ¿relación amistosa? se deshiciera de ese artefacto. Sabía que ella no podía hacerlo, usualmente, ese libro era protagonista de muchas de sus pesadillas y lo más inteligente sería exterminarlo con sus manos, pero algo, se lo impedía.
Se sabía ruin, y no la ataba una deuda emocional hacia Shinobu, sin embargo, no conseguía descifrar por qué no lograba hacerlo.
A pesar de todo lo que había pasado por su mente los últimos minutos, se sentía relativamente tranquila, lo suficiente como para decirse lo que creía que necesitaba, de manera mental. Pensó, que si leía un pequeño fragmento, uno muy corto, conseguiría asquearse, enfurecerse o desequilibrarse a un punto deseado en que pudiera exterminar aquello, y como punto extra, ganar voluntad, para llevar a cabalidad su propósito de mantenerse emocionalmente alejada de Ataru.
Al azar, abrió el diario; autoconvencida de que no podía leer ahí nada que la destrozara más allá de lo que estaba, y que sí podía imponerse un contacto choque con el trauma que evitaba, era una mayor ganancia. Imaginó que leería que Ataru era un suicida, nada que no supiera, que también todos los odiaban, eso también lo esperaba, sin embargo, nada la preparó para encontrarse con lo sucedido aquel 20 de diciembre.
La suerte, o la maldición, permitió que la narrativa de Shinobu cubriera unos meses posterior a la boda de los Mendo o al menos, lo que sucedió en Tomibiki. Aunque lo intentó, Lum no pudo parar de leer.
FLASHBACK SHINOBU
-Hija...- intentó murmurar antes de ser silenciada por una mirada casi enrojecida de Shinobu- es que tú...
-¿Yo qué?- enfrentó Shinobu a su madre, preparada para defender de nueva cuenta, sus convicciones, cada una de ellas forjada en los valores, que su progenitora le había inculcado.
-Tú no puedes salvar a ese chico- dijo sin tapujos intentando persuadir a su hija, de al menos, pasar las vacaciones con su verdadera familia
Su estado natural oscilaba entre lo abatida y lo aguerrida, por lo que, sencillamente decidió sonreírle a su madre con tristeza, sabiendo que era un amor gigantesco lo que la hacía preocuparse por su única hija. No la culpaba, probablemente estaría en el mismo lugar si ella misma estuviera en su situación.
-¿Quién te dijo que quiero salvarlo?- expuso reconociendo lo incongruente que estaban resultando sus palabras- además, no es un chico mamá, es Ataru
La señora Miyake se mordió los labios, su hija era mayor de edad, continuaba sacando notas destacables, incluso tenía un novio que era del agrado de ella y de su marido, sin embargo, sólo ella sabía el tormento que vivía en silencio, siempre intentando ser fuerte para todos. Aunque se encontraba orgullosa por el corazón de su hija, el cariño de madre le hacía desear que no cargara con pesos que no le correspondían.
Nadie había podido convencerla de desistir, o al menos, disminuir su apoyo hacia Ataru y su familia, y cuando ella y su marido hablaron con Inaba para pedirle que la convenciera de alejarse del horror de los Moroboshi, este, con la mayor educación que tenía, les recordó que su hija era una mujer y libre, y que él apoyaba cada una de sus decisiones.
Sin querer alargar más la conversación, Shinobu salió con maleta en mano rumbo a la casa de su amigo, sobrepensando en aquello que le había confirmado a su madre.
"No quiero salvarlo"
"¿No quiero salvarlo?"
"¿Salvarlo de qué?
"¿Existe la salvación?"
"¿Qué es lo único que puede salvar a Ataru"
Ocultó la incertidumbre de su rostro segundos antes de que la puerta se abriera, reconfortó una vez más a su corazón, al ver a la mujer que sonriente la recibía siempre en su casa desde que era infante, convertida en un personaje opaco, casi sin vida. No escatimó en abrazos, palabras reconfortantes y todo lo que de su boca nacía para brindarle una calma que en realidad no existía; lo que Shinobu verdaderamente añoraba, era encontrarse con el señor Moroboshi.
Luego de un rato, de llevarla su habitación asegurándole que todo estaría bien, salió con ritmo pausado, sabiendo que el sueño de la señora Moroboshi era tan ligero desde aquella noche, que únicamente conseguía dormir cuando alguien más estaba en la casa con ellos, como si fuera un peligro de muerte, quedarse solos. De puntitas, se asomó por la abertura de la habitación de Ataru que estaba, en esos momentos tomando su rehabilitación neurológica.
El neuropsicólogo, sentado frente a él, le extendió una pelota de espuma, esperando paciente que este pudiera tomarla; Ataru, tardó aproximadamente quince segundos en levantar el brazo de su pierna, y treinta más, en terminar el movimiento completo, que requería de aptitudes finas motrices.
Mientras se llevaba a cabo el lento flujo, con su otra extremidad, el profesionista tomaba algunas tarjetas en su mano, aguardando a que el paciente concluyera con el agarre de pinza sobre la pelota.
-Muy bien Ataru ¿puedes presionarla?- preguntó animadamente mientras observaba
Sorprendentemente, lo hizo a la primera; a decir verdad, los avances de Ataru Moroboshi superaban por mucho a cualquier caso que hubiera visto, especialmente, la rehabilitación física, quizás porque en su pasado, había tenido una excelente condición, o quizás, porque algo más que la ciencia no comprendía, sucedía con el organismo del muchacho con la historia clínica más escalofriante que hubiera visto.
-¿Y qué es lo que tienes en la mano? ¿Me lo podrías decir?
Ataru entrecerró los ojos, focalizándolos en el objeto redondo, sintiendo cómo dentro de él todo colapsaba.
-mmm...
El neuropsicólogo esperó unos momentos, contemplando la frustración del paciente que llevaba casi ya treinta segundos manifestando únicamente sonidos sin sentido
-Pistas- anunció mostrándole la primera de sus tarjetas, que era una letra P
La sinapsis en el cerebro de Ataru comenzó a hacer efecto, las neuronas se comunicaron mediante señales neuroquímicas, desesperadas por conseguir el objetivo.
-Pa...pa ¿¿??- de inmediato, se dio cuenta de su error, la angustia comenzó a rebasarlo a niveles evidentes, por lo que, el neuropsicólogo le pidió tomar una pausa para respirar juntos, indicándole a señas lo que tenía que hacer ya que una vez más, Ataru no estaba comprendiendo lo que le decía.
Era común, que los fenómenos emocionales, alteraran parte del proceso terapéutico, por lo mismo, intentaba ir con demasiada calma y tacto, no obstante, el paciente ocasionalmente tenía ataques de llanto o de pánico al no conseguir un avance a la primera. Intentaba explicarle que esto era normal, que de hecho, sus avances eran muy superiores a los de cualquier paciente.
Ataru se bloqueaba y perdía la capacidad de comprensión en el momento en que se alteraba, esto lo hacía sentir muy desesperado y angustiado. Después de encontrarse más tranquilo, le pidió con señas al profesional seguir con el tratamiento.
-Segunda pista- prosiguió mostrándole la siguiente tarjeta, atento a los síntomas de ansiedad
-Pelota- habló con la voz firme, dejando ligeramente sorprendido al neuropsicólogo, ya que había una diferencia abismal entre el primer intento y el segundo.
Shinobu decidió que eso era más que suficiente en su actividad de espionaje y se dispuso a buscar al señor Moroboshi en la casa; no se quedaba a ver el tratamiento de Ataru, porque aunque su madre, o todos, pensaban que no tenía ningún estándar de autocuidado, en realidad sí los tenía, y un límite claro que pudo establecer con su terapeuta, era la de no participar en ninguna terapia de su amigo.
Como pedagoga, usualmente pensaba que le serviría también como parte de su formación quedarse cuando los especialistas visitaban a Ataru y aunque en cierta medida, sí aprendía conceptos que le enseñaban en la universidad, la manera de adquirirlos era poco sana, y lo peor, era que le causaba mucho más dolor del que quería demostrar.
La congoja no era la de simplemente ver enfermo/herido/incapacitado a alguien que amaba tanto, sino que la descorazonaba iba destinada a las expectativas que ella, que todos, se hacían, cuando eran observadores de cualquier tipo de tratamiento que Ataru vivía.
Eran ilusos, tontos, o quizás, amaban demasiado, cuando la fé y la esperanza los cobijaba al ver, que de hecho, Ataru no conseguía morir, que incluso, sus recuperaciones eran calificadas casi como milagrosas por los médicos y especialistas; en el proceso, interpretaban el "esfuerzo" que ponía en sus tratamientos como el deseo de vivir.
Con frecuencia, colaboraba en sus rehabilitaciones, en sus tratamientos, era un paciente intachable siempre y cuando no se tratara de psicoterapia, era su única negativa; no quería hablar con nadie sobre lo que había pasado. Shinobu pensó una, dos y diez veces que si el colaboraba de manera tan férrea con los especialistas, era porque sin duda, había entendido la lección y quería vivir.
Una tras otra oportunidad, les demostró a todos lo equivocados que estaban, retomando un intento de mayor fatalidad y peligrosidad apenas se encontrara en condiciones medianamente dignas para hacerlo de nuevo, llegando al punto en que nadie sabía si era buena o mala señal que se encontrara recuperándose.
Shinobu llegó al cuarto de huéspedes, en el que se había dispuesto una pequeña oficina para el señor Moroboshi que doblaba turnos y que por razones extrañas, recientemente había sido aprobado para cubrir su segundo turno mediante tele trabajo. Habían hablado de ello recientemente y sinceramente, esto dejó a la chica pensativa por semanas.
-Padre- se anunció a la entrada- pondré mi maleta en la cama
-Estoy a punto de concluir- le respondió con la mirada fija en el computador
Aguardó un tanto inquieta por algunos minutos en los que el hombre prendía otro cigarro para después de ello, cerrar la puerta; le señaló la silla, invitándole que se sentara mientras él tomó asiento en el colchón
-Pude descubrir la verdad- le confirmó haciendo que el corazón de Shinobu se acelerara
No quería descubrir que ellos pudieran estar tras las "ayudas" que ella misma recibía de manera inexplicable, no iba a poder contenerse si esto era real, porque aunque intentaran ocultarse, ella los perseguiría hasta donde estuvieran
-No son ellos, no del todo- se apresuró a revelarle quitándole misterio al asunto
-Es la hermana de él, Ryoko Mendo
Los recuerdos de Shinobu viajaron al pasado, intentando remembrar la última vez que la había visto, bosquejos de ideas y de hipótesis colectivas y también personales.
"¿Por qué? se preguntaba en shock mientras acumulaba en su mente toda la información que tenía de acuerdo a los medios de comunicación; categorizó todo lo que sabía en hechos.
1- Ryoko Mendo era la heredera del consocio
2- Nadie sabía su paradero, pero sin duda, lo estaba haciendo excelente dado que su fortuna, se triplicó
3- Ryoko Mendo no tenía relación con nadie su familia, ni con los negocios de ellos en América
Las piezas comenzaron a encajar y aunque sin duda no tenía la imagen completa y existían huecos descomunales, muchas cosas comenzaron a tener sentido.
-Te preguntarás por qué- dijo inspirando el tabaco- y la respuesta, aún no la puedo descifrar
-¿Habló con ella?- preguntó aún más sorprendida de que hubiera conseguido tal hazaña
-Es imposible, esa mujer es más importante de lo que pensamos
Shinobu reflexionó sobre eso, haciendo cuentas y llegando a la conclusión de que Ryoko, si acaso, apenas estaba llegando a la mayoría de edad. Definitivamente, no era una mujer.
-Me mandó una nota que tuve que leer frente a un tipo de aspecto terrorífico, probablemente un guardaespaldas o algo así, después, tuve que devolverle el papel y ver cómo lo destruía- recordó pensativo- nunca había implementado tanto esfuerzo en algo en mi vida como el dar con ella, y ni siquiera pude tenerla de frente, eso demuestra, la diferencia entre nosotros.
Se quedó en silencio porque no se hacía una idea de lo poderosa que esta era ¿mucho más de lo que fue su hermano alguna vez? ¿cómo lo había conseguido? ¿por qué estaba sola? ¿qué ocultaba?
-En palabras simples- continuó apagando el cigarrillo- me pidió que no me metiera en lo que no me importa y que ella actuaba bajo una deuda que tenía hacia Ataru, que no intentara investigar más allá de lo que mi familia o yo soportaríamos- Shinobu contuvo la respiración unos instantes- sin embargo, dejó claro que no tenía relación alguna que el resto de su familia, y a lo que pude averiguar, dice la verdad.
-¿Deuda con Ataru?- preguntó Shinobu reflexiva, intentando recordar cada acercamiento del que fue testigo
Se llevaban bien, incluso, podía asegurar que era la única mujer que seguía su juego ante sus perversiones y líos, sin embargo, Shinobu nunca vio nada más allá que le indicara que tuvieran una relación cercana. Las posibilidades se dibujaron en su mente, sin encontrar una dirección lógica; el señor Moroboshi, pudo ver que la chica pasaba por el mismo proceso que él había vivido.
-No creo que encontremos una respuesta Shinobu, me costó meses recibir esa nota, y lo único que podríamos hacer es preguntarle a Ataru pero...
-Pero está afásico, y no puede comunicarse correctamente- recordó la chica en un murmuro y con la mirada perdida
-Eso es lo de menos- mustió acomodándose las gafas- mi hijo se recuperará
La firmeza con la que decía aquello no era reconfortante, habían aprendido y se esforzaban cada día con dejar de fantasear con que él, superaría la pérdida y encontraría un nuevo rumbo en su vida.
-Sin embargo, lo volverá a intentar- la voz se le quebró, mostrando al fin, frente a la mejor amiga de su hijo, lo roto que estaba- y Shinobu...ya no sé que hacer
Estaba acostumbrada a contener a su esposa, al resto de sus amigos, pero jamás al padre de Ataru que siempre intentaba estereotipar una firmeza que le costaba la vida. Se acercó a él y le abrazó en un contacto que no era ni ligeramente incómodo entre un hombre que podía ser su padre y ella; los minutos pasaron, sus ojos también derramaron algunas lágrimas mientras el oído agudizado, detectaba que el profesional, estaba a punto de retirarse.
-Quizás necesita recostarse un poco- le sugirió aún sosteniéndolo- yo despediré al neuropsicólogo y estaré con Ataru
-Probablemente tengas razón- confirmó limpiándose las lágrimas- iré con mi esposa, gracias por escucharme- le dio un ligero apretón de manos- y por todo, en verdad
Le sonrió intentando no ser amarga antes de movilizarse a la puerta, donde el neuropsicólogo ya la esperaba para retirarse. Su cabeza estaba agotada aunque su cuerpo aún tenía energía, por otro lado, su corazón, más allá de la debilidad, lloraba.
Decidida, entró a la habitación de su amigo, buscando comprender su propio dolor: dónde iniciaba, dónde terminaba y lo más importante, si este la sesgaba más de lo que podía ver o admitir.
"¿Quiero salvar a Ataru?" se preguntó una vez más mientras se enfrentaba con su mirada marrón que después del accidente cerebrovascular tenía casi siempre, un tinte de inocencia que no era más que la confusión constante.
Sus ojos vacilaron y se colaron por su aspecto, atravesando los ojos que pasaron de ser expresivos a saltones por la delgadez, la piel trigueña pasó a ser un tanto amarillenta y sin duda, ahora había algo peor que ver su cuello; el cráneo, expuesto mostraba la rosada y larga cicatriz que recorría la mitad de su cabeza.
Aunque los médicos dejaron en sus manos la opción de si rapar toda la cabeza de Ataru y sus padres se mostraron indiferentes ante un aspecto tan banal y frívolo, el chico se negó de manera rotunda de la manera en la que podía: chillaba, gritaba y se retorcía que alguien se acercaba con una rasuradora. Nadie insistió, pues en realidad, no era necesario para su recuperación que estuviera completamente rapado.
En sus adentros, Shinobu se preguntaba cómo era que Ataru se negaba a algo tan superfluo como eso cuando había demostrado que no tenía interés alguno en su vida y en su cuerpo; esa idea, esa duda, la acompañó durante semanas, alimentándose de las conversaciones que había tenido con el señor Moroboshi.
-Ataru nos estás engañando una vez más ¿cierto?- murmuró acercándose a su lado
No respondió, quizás porque no podía, quizás, porque no quería. Cerró sus ojos y se recargó en la almohada de la cama
Con suma delicadeza, pasó sus dedos sobre la parte expuesta del cráneo, rozando pero nunca tocando, la cicatriz fatal
-Te crecerá el cabello, quizás no tan tupido como el otro lado de tu cabeza pero como es tan rebelde, probablemente nunca se note- le indicó en medio de aquella caricia
Ataru abrió los ojos y le dirigió una pequeña mueca que parecía sonrisa, para después de ello, señalar el cajón que estaba a su lado
-Por favor
Shinobu sabía lo que estaba buscando, por lo que, le pasó el tablero de lenguaje que utilizaba cuando tenía problemas de comunicación; funcionaba a través de botones y había sido un regalo de Kosuke que invirtió su primer sueldo para comprarle aquel artefacto a su amigo. Se preguntó por qué quería usarlo si en realidad, pocas veces Ataru tenía una iniciativa de comunicación, mucho menos, ahora que se encontraba recuperándose de una afasia.
-Amor- habló la voz computarizada del tablero haciendo que la chica sonriera ampliamente
-Yo también te quiero Ataru- puso su mano sobre su hombro- y por eso mismo, me gustaría que dejaras de darnos falsas esperanzas
Los ojos de Ataru adquirieron un tinte aún más inocente, Shinobu no sabía si era porque la afasia se estaba expresando de manera en que no podía comprender lo que le decía, o quizás, porque se estaba evadiendo nuevamente.
-No nos hagas más daño- pidió mordiéndose los labios y tomándolo del otro hombro- por favor, no sé cuánto más resistiremos
No era lo que tenía planeado, ni siquiera era lo que quería decir, empero: las palabras de su madre, la nueva información de Ryoko, el desborde del padre Moroboshi y el sinfín de situaciones aconteciendo, la estaban superando por primera vez en su vida. Sabía, que se iba a arrepentir y deseó con todas sus fuerzas, que Ataru no le estuviera entendiendo.
-Dolor- repitió intentando limpiar las lágrimas de su amiga con movimientos torpes
Shinobu, arriesgando todo, decidió que valía la pena cometer un error
-Ataru ¿qué necesitas?- pregunto sintiendo que su garganta quería cerrarse
No hubo respuesta, sin embargo, decidió ir más allá, porque estaba desesperada, adolorida, confundida, y necesitaba respuestas.
-¿Quieres morirte? ¿En serio eso quieres?- intentó que su voz fuera firme- si eso es lo que quieres dímelo, con tu maldito tablero o lo que quieras- la taquicardia comenzó a palpitar en sus sienes, las palabras abandonaban su boca sin pasar previamente por el razonamiento o el juicio- dime si te quieres morir, y te prometo que encontraré la forma de ayudarte, pero ya no nos hagas sufrir- mediante su lexía, se manifestaban todos ellos, los pensamientos que les habían rondado en secreto, a cada uno y que nunca aceptaron
Estaba temblando, y aunque no gritaba, se sentía un profundo descontrol que jamás había perdido en su vida; se sentía fuera de sí, enloquecida, agobiada y arrepentida de ceder a su lado más emocional.
-No lo sé
Impactada, clavó sus ojos en su rostro y pensó, que incluso en un estado como el actual, Ataru estaba siendo sincero, por primera vez
-Cómo no lo vas a saber si vives haciendo eso...-dijo con un hilo de voz
Sus manos estaban aún en sus hombros, las de él, aún en su rostro, empapadas de lágrimas.
Era incongruente, ilógico, absurdo, sin embargo, ella también se había preguntado si era realmente lo que él quería, o si en realidad, estaba imponiéndose un castigo eterno. A veces, pensaba que Ataru sabría que no se iba a morir cada que lo intentaba, consciente de su don, o maldición; y aquella insistencia por mantener su cabello le hizo reflexionar que él nunca había dañado su rostro.
Una vez, en aquel breve espacio en el que fueron amigas, le preguntó qué es lo que le gustaba de él, qué era eso que le mantenía tan enamorada de un tipo como Ataru. Aunque ella también había sido presa de aquello, se trataba más de algo más fraterno. La respuesta principal fue más allá de lo obvio: todo, a Lum le gustaba todo sobre él, pero forzándola a ser más específica, le habló de su rostro en general.
En el pasado, Lum añadió con su amiga que su respuesta principal era su cara porque aún no había podido disfrutar de otras partes de su cuerpo; Shinobu se avergonzó, Lum dio carcajadas; la cuota de adolescencia estaba aún en paz aparente, a punto de llegar a la cuota de madurez que pondría a cualquier oni hembra, le hizo esbozar y apalabrar la situación con su amiga lo mejor que podía explicar
"No es secreto que amo cada parte de él, pero aún somos chicos, me conformo por ahora con que mi parte favorita por ahora sea su cara"
-Espero...Lum
-¿Qué?- susurró estupefacta pues era la primera vez que la nombró desde que partieron-¿Qué?-intentó espabilarse y encontrar sentido en aquellas dos palabras
"Estoy esperando a Lum"
El mensaje le quedó claro
FIN FLASHBACK SHINOBU
Chapter 36: La hija de nadie
Chapter Text
El tiempo pasó y se esfumó entre sus dedos, perdiendo la noción no solamente de los minutos y segundos, si no de la realidad misma, de lo que formaba parte de lo real y cuál era la división entre ello y lo posible. Su cuerpo, perdió de inmediato el rumbo, el interés incluso por mantener cualquier compostura. Por primera vez, estaba en shock.
Lo único que podía hacerla salir de aquel estado, era el mismo catalizador que le había sumergido en aquello; temía, que no saliera de esa fase de una manera precisamente correcta, sin embargo, el miedo se sobrepuso a la sorpresa ya que al primer indicio de que su presencia se anunciaría, percibió el pánico de ser descubierta.
A pesar de que aquel libro era suyo, de que el mensaje de Shinobu estaba destinado a su persona y de que antes, estaba dispuesta a mostrar su rabia y dominio; en el preciso instante, se sentía atemorizada como una pequeña niña en búsqueda de ocultar su travesura. No quería que Ataru le viera con el diario, no quería siquiera, que tocara nuevamente el diario.
En un santiamén, a la par de que su agudo oído pudo pudo escucharlo levantarse de la cama e ir al baño, voló hacia su habitación, guardando con premura el diario de Shinobu bajo sus almohadas. Regresó al exterior en menos de un minuto, quedando tiempo de sobra para que calmara su respiración y contemplara con cautela cómo se abría la compuerta
-Hola- saludó en una perfecta mezcla de timidez y recelo- es que tardaste mucho y supe que estabas dormida y...
No pudo continuar con su explicación, algo muy distinto a lo que había sentido con anterioridad, se lo estaba impidiendo.
Nunca la vio antes con esa expresión, jamás se había asomado en sus ojos, en cada poro de su ser, algo que se pareciera a lo que ahora veía en ella. No sabía ni siquiera, definir si la sensación que le acompañaba era amenazante, hostil, neutra o amable; se encontraba frente a lo indescriptible.
Lum por su parte, estaba desconectada.
Sus orbes ambarinas, derretidas por la intriga dejaban ver el averno detrás, uno que clamaba la presencia de alguien en específico. Su rostro, mitad plano, mitad desfigurado combatía entre ambos polos, mostrando en la justa mitad una irregularidad, algo de hecho, fuera de lo natural.
Los pulmones, repletos de ráfagas de discordia formaron pronto torbellinos de antipatía. La sangre no era electrizante ni tibia como de costumbre, la sentía espesa, relevando en la densidad una combinación de su alianza con lo pútrido.
No era culpa, a ella la conocía, la aceptaba ocasionalmente y podría decirse que incluso, se colaboraban mutuamente. Duda...se quedaba corta para englobar, todo lo que al cuerpo, y a le mente les sucedía.
-¿Qué sucede?- preguntó Ataru con ligero temor
No le respondió, en cambio, se acentuaron en sus facciones, en su postura y en lo que de ella emanaba, algo que no comprendía y que por ahora, le asustaba.
La angustia fue transitoria, no entendió bien por qué sucedió, empero, pronto decidió, que aquella, no era una expresión hostil, aunque tampoco, precisamente amigable. Lo que esperaba de sí mismo era de nueva cuenta, esa sumisión prometida, encadenada al verdadero pánico de cagarla otra vez.
-¿Qué?- solicitó esta vez con el temblor de su voz completamente extinto
Lum persistió en su mutismo, sin embargo, recobrando un poco, ligeramente el control y quizás ¿una idea de rumbo?
No quería, ni podía demostrar lo que atravesaba, su vida peligraba, literalmente, si revelaba partes de sí misma, de lo que pensaba, de lo que en realidad, quería decir o preguntar. Pero, era idiota...igual o incluso mucho más que él, por lo que tomó aquella decisión que le pareció la adecuada para evitar lo que por el momento, no podía procesar.
Como si de un atacante se tratara, la genética oni que repudiaba, se hizo presente en una postura de agravio absoluta: los colmillos y cuernos, duplicaron su tamaño, las pupilas se afilaron como se tratara de un felino, alargándose de manera insólita mientras el cabello, antes azulado, se convertía en vendavales color carmín electrizantes.
Contrario a todo lo que se pudo esperar, Ataru esbozó una extraña sonrisa que le hizo detenerse por completo.
-No me asustarás con eso- arremetió verbalmente sin poder controlar su bocota
"Cállate, por qué dices eso, no la provoques"
"Es lo que quiero" confirmó el cuerpo
"¿A qué te refieres?" Preguntó la mente estupefacta, poco acostumbrada a que las ideas y convicciones estúpidas, salieran de su compañera
Inconsciente del diálogo entre las partes escindidas en su ser, Ataru se encontró perplejo de sus palabras, no porque fueran mentira, sino porque claramente, era una pésima idea decir eso. La sorpresa fue mayor, al reconocer, que no estaba ni un atisbo de arrepentido.
En lugar de enfurecerse, Lum se encontró sobrecogida, llena de recuerdos, algunos falsos, otros reales. Quizás era el momento correcto, pero...
Decidió, que lo mejor por ahora era un tiempo fuera, por lo que, sin decir una sola palabra, decidió volver en sus pasos hacia su habitación, o al menos, esa era su intención.
Antes de que sus ojos se acostumbraran a la velocidad, él ya estaba en la puerta, impidiéndole el paso.
"¿Qué está pasando?" se preguntó comenzando a tocar la desesperación
-Déjame pasar- ordenó con la voz más firme que tenía
-¿Me electrocutarás?- preguntó con una voz y expresión...que no podía analizar si quería permanecer cuerda
De pronto, aquella faceta de oni iracunda, dominante y feroz, se esfumó, de la misma manera en que la sumisión gobernó, por mucho tiempo, cada una de sus decisiones, siempre, con un claro objetivo.
-¿Qué quieres?- bufó molesta, reconociéndose al límite
De nuevo, otro pico de vitalidad y de aquello que le había enloquecido tiempo atrás, le inundó. Sabía que era pasajero, que en algunos segundos más, ella podía retomar el control, o peor aún, que él iba a estar más que dispuesto a dárselo, dando giros en el suelo, a su merced.
La sensación, era tan similar a aquel juego que fingía desconocer, que aceptó, con calma, que debía detenerse antes de que algo pudiera pasar.
-Que me tomes como un compañero de viaje, que llevas encerrada días- mintió apartándose de la puerta y fingiendo que caminaba como un ser humano normal hasta sentarse en el sillón.
Lum decidió que creería aquella farsa, probablemente, porque también veía el delgado sendero de algo que le ponía los vellos de punto, además, lo que era verdaderamente importante, le golpeó en el rostro con una frialdad absoluta.
Decidió, sentarse lo más lejana que se podía a él mientras le compartía todo aquello charlado con su madre; Ataru la escuchó con atención, apartando de su ser, todo lo que estorbaba en el fin que realmente les ocupaba. No le molestó que ella evitara incluso el contacto visual, de hecho, a él también le venía bien para encontrar templanza.
-Vaya...-expresó después de un rato de silencio
-Vaya- repitió abrazando sus rodillas en un tono llano
Lum pensó que Ataru tendría preguntas, sin embargo, su silencio le hizo pensar que comprendió a la perfección, empero, no estaba del todo seguro. Lo sabía inteligente, incluso, quizás superdotado desde el inicio, siendo una de las características que más le colocaban de él, sin embargo, después de todo lo que pasó, no sabía si los efectos colaterales había alterado su intelecto.
Cuidando no ser atrapada, desvió su mirada parcialmente oculta por su postura hacia él, analizando de forma pausada todo lo que podía ver.
Siempre usaba camisetas o camisas de cuello alto y manga larga, por lo que, no se enfrentó a lo tétrico de sus cicatrices, sin embargo, sus ojos vacilaron ligeramente sobre la zona del cráneo donde sabía, que habitaba otra herida; no se notaba de ninguna forma, su cabello cubría de manera total la zona.
Sin pretenderlo, sin poder evitarlo, su inspección fue a parar, en su perfil, escondido detrás de una expresión pensativa. Tragó saliva, atendiendo incluso ser reservada en sus parpadeos, no podía ser descubierta.
Se descubrió pronto, perdida en algo que pensaba que era conocido, asombrada de encontrar significados nuevos en lo que era familiar. Hasta ahora, no había pensado, en los cambios físicos que él había tenido, o sí, pero no se había permitido, en realidad sentirlo fuera del mundo onírico.
-¿Cuáles son las implicaciones?- preguntó sacándola de su actividad secreta
-Ammmm- intentó retornar, agradeciendo que no hubiera notado nada- no sé, pero asumiré las consecuencias.
Se quedó reflexivo, trazando el espectro que Lum, le había contado, tratando de ubicar las zonas de riesgo.
-Quisiera conminarte a que lo investigáramos más pero sé que es imposible
-Haces bien- murmuró con la mirada fija en la mesa- estoy dispuesta a todo con tal de ser la hija de nadie
Ataru guardó silencio, comenzando a imaginar lo que aquello iba a significar; el rechazo absoluto de su existencia y todo lo importante asociado a ello; le dejaba tranquilo la noción de que ella no moriría y que tampoco se olvidarían de ella (aunque en realidad, lo único que quería era no olvidarla él), sin embargo...
-Si se borrará tu registro de nacimiento y todo acontecimiento ligado a Lum Invader- especuló con voz baja- ¿eso no anularía la batalla que tuvimos por el destino de la Tierra?
Lum se quedó paralizada, eso sin duda, no lo había contemplado.
Chapter 37: El inconveniente
Chapter Text
Por un momento se colocó el arrepentimiento, para después dar paso a la incredulidad, una pirámide de recelo y desconfianza cuya génesis le parecía ambigua. Lo que terminó de surcar su experiencia fue esa expresión, la misma que fingió ignorar en cuanto emprendió el viaje a su lado y que quedó expuesta ante sus ojos al analizar el contenido de la mochila.
"Está pensando en ella...en ellos"
La experiencia ¿humana? de afiliación nunca la pudo comprender, por más que fingía que lo hacía, que se forzaba a sí misma a pensar que quería tener amigos, que deseaba diversificarse de esa manera con los terrícolas. Una mentira más, de las muchas que se impuso a estereotipar, de formas distintas de acuerdo al papel que protagonizara.
Les guardaba el mismo cariño que se tiene a un objeto, en un inicio, cuando era una adolescente más genuina, sabía perfectamente que los humanos no significaban nada para ella; que los "amigos" de Ataru podían ser esos, o un compendio de asesinos o quizás un clan de religiosos, le daba igual, lo único que quería era formar parte de su mundo.
Era agradable, era hermosa y divertida ¿qué de malo tenía ser egoísta? ¿cuál era el crimen por no sentir absolutamente ningún aprecio por nadie de los que rodeaba? Lo tenía claro, vivía en la Tierra por él, salía con las personas por él y así fue hasta que... en algún momento, todo cambió.
Sus sentimientos sofocantes, eclipsados por una sola persona...nunca se sintió incorrecto, o amoral, hasta que en efecto, fue insoportable e insostenible. Entonces fue que pudo comenzar a albergar genuino cariño, y sólo su corazón sabía, que en efecto, llegó a quererla, a preocuparse por ella como una amiga.
Pero dadas las circunstancias...se asumía como una amiga de mierda, no sólo para Shinobu, sino para aquellas con las que compartió toda y una infancia.
"Y aún así, las traicioné" pensó Lum en aquellos milisegundos que se arrastran y estiran, anunciando silencioso un mayor aprieto.
Por su parte Ataru, en efecto, estaba pensando en Shinobu, en su madre y el futuro de los hijos de Sakura; no había mucho lugar en su mente para el optimismo sinceramente y su amígdala rebuscada se empeñaba en crear los peores escenarios en los que una segunda invasión sumergía a la Tierra en un apocalipsis sin fin.
No le tranquilizó la información que tenía sobre el padre de Lum y de Mendo, aunque sin duda, aún no tenía una narrativa ni mínimamente completa, lo que podía esperar de ellos, sin duda era malo.
-¿De qué te lamentas?- su voz sombría lo sacó de su sobrepensamiento
Lum era una oni, por más que ella lo repudiara o que quisiera cambiarlo, por lo que todas sus facies de furia e ira las conocía bastante bien, tomando en cuenta que en el pasado, le provocó de maneras inenarrables, pero esa mueca y la forma en que todo su ser estaba cambiando, lo había visto una vez únicamente.
De inmediato pensó en el suceso después del estúpido compresor de libros y la pelea que tuvieron en la que ella destrozó sus revistas pornográficas. Recordó también la violencia, la crisis pero sobre todo, la forma en la que se sintió, en general, la manera en que todo se sentía por aquella época: intenso y estimulante
No supo por qué, pero no contestó, en cambió tragó saliva con esfuerzo, buscando con sus sentidos todo lo que pudiera recolectar. No estaba incitado por el miedo, quizás, por algo peor y mucho más bizarro.
-Si te arrepientes de haber dejado la Tierra mejor dilo de una vez
Aunque el tono de voz era bajo, no lo era la intención que seccionaba en partes minúsculas el ambiente; no era consciente de su energía demoniaca, ni de que esta escapaba por segunda vez, haciéndola lucir aún más amenazante que en el pasado.
Continuando en su ¿análisis? Ataru pudo encontrar algunas diferencias de que este ¿enfado? ¿arrebato? ¿crisis oni? era mucho peor del que había visto con anterioridad, quizás porque Lum era mayor, o por algo más que no se atrevía siquiera a pensar.
Era pura electricidad demoniaca, de hecho, podía identificar la capa de estática, de luz y de corriente, llevada al ¿máximo, quizás? de su potencia, haciendo que los objetos cercanos a ella, se chamuscaran.
Hubiera sido lo más inteligente sacarla de su error, convencerla, de nuevo, de que su vida era suya y que aunque sentía pena por los humanos, nada ni nadie, era más importante que ella. La convicción de su necesidad no lo puso enfermo como en otras ocasiones, no porque le asqueara su patología, sino porque usualmente, conceptualizar su demanda le llevaba a lugares oscuros.
"No me arrepiento y lo sabes, sólo quiero estar contigo"
No lo dijo, porque aún estaba inmovilizado, pero también, porque comenzaba a sonar romántico y aunque, en efecto, así se sentía, sabía que ella no iba a reaccionar bien ante algo así, se lo había dejado claro.
El rechazo usualmente era amargo, lo llevaba a considerar, nuevamente la muerte, sin embargo, nada de eso pasó, su mente no se quedó fijada en aquello, sino en el hecho, de que Lum parecía más furiosa a cada segundo y minuto en que su silencio se alargaba.
La mente, y el cuerpo comenzaron a cuchichear, de una forma tan secreta, tan oculta, que nadie pudo sospechar.
-A TI NO TE TIENE QUE IMPORTAR NADA DE LO QUE SUCEDA EN LA TIERRA- gritó dando un paso hacia adelante, secuestrada por la cólera- NI EL DESTINO DE NADIE AHÍ
En el fondo, Lum sabía que estaba siendo no solamente injusta, sino incongruente y cruel, sin embargo, no podía detenerse, peor aún al verlo pasmado de esa manera en la que no estaba acostumbrada pues en el pasado, era perfectamente capaz de defenderse.
"No digas nada"
"Sólo un poco más, ya está muy furiosa"
"Cierra el pico, no se te ocurra decir ni una palabra"
"Ya casi"
"Ya, por favor"
Aún mudo, Ataru comenzó a sentir que temblaban algunas partes de su cuerpo, otras, esperaban en eterna rigidez mientras la charla del cuerpo y la mente concluía de manera ¿satisfactoria?
-¿POR QUÉ NO RESPONDES?- bramó iracunda acercándose un par de pasos
"Shhhh ya, electrocútame"
"Electrocútame ya"
"Hazlo"
El hombre se mordió los labios para impedir que de su boca salieran esas palabras, porque aunque días antes, se lo pidió, se sentía en un contexto completamente diferente.
Cansada y al borde de la devastación absoluta, quizás un poco desjuiciada, Lum lanzó un rayo carmín del peor choque de electricidad que le hubiera dado a algún humano. No racionalizaba, era dolor, catástrofe, ruina y sobre todo, impulso.
La contracción de músculos fue lo inicial, lo conocido, llevado a un nivel que no conoció antes durante tantos años de noviazgo; la mitad de su cuerpo estaba acalambrada, la otra mitad, flácida y sin tono. No era un experto en medicina, pero sí en su cuerpo, por lo que podía deducir que estaba casi al punto de una parada cardiorrespiratoria
Fue por segundos, el peor dolor, el peor traumatismo y una sensación profunda de ser desollado en vivo; duró poco, para pasar después, a la impresión usual, llevada a una potencia que no conocía...
Mientras lo electrocutaba, Lum volvía en sí, casi estremecida por lo que estaba haciendo, empero, recordó que él aseguraba ser inmune, desde mucho antes, a su electricidad, por lo que consideró preciso analizarlo, cual rata de laboratorio.
Insólitamente, estaba aún de pie, con el rostro oculto tras el cabello, sin embargo, poco después cayó de rodillas haciendo pensar a Lum que esta vez, se había pasado, que estaba atravesando el dolor, no obstante, algo no era consistente, algo que a la mujer se le escapaba de las manos.
Partes de la ropa eran cenizas, no la suficiente para que se sintiera "incómoda", empero, las partes de su cuerpo que sí eran visibles se contraían ante sus ojos de una manera extraña; la respiración agitada y entrecortada era asimétrica y desequilibrada, además de que la expresión, por fin expuesta era...
"Bastardo...lo está disfrutando"
La revelación la dejó sobrecogida, el impacto no podía sostenerlo por mucho tiempo pues lo que realmente quería era detenerse, parar con lo que sea que estaba sucediendo y huir, correr de ese "ligero" inconveniente.
"Oh no...está...excitado"
Al instante de hacerlo consciente, fue como si la parte de ella que usualmente comandaba fuera encadenada, al lugar más recóndito del sótano, incapaz de hacer ninguna intervención ni aludir a la moral, al duelo y la decencia.
La que era, se trataba de la misma que gobernaba en esos sueños, en las noches de fervor y honestidad; la que acababa de confesarle horas atrás a su propia madre el peor de sus secretos. De forma perversa, aumentó el voltaje y pérfidamente rompió la distancia, tomándolo por la tela del cuello de la camisa.
Ninguno se cuestionaba más lo que estaba pasando, si acaso, fueron instantes en los que Ataru, en medio de aquello, pensó en las implicaciones futuras que tendría en su viaje si cedía, un poco, a sus instintos.
De fuera, la representación era probablemente distinta o incompleta: una oni, torturando a un humano, sin embargo, en lo profundo se desarrollaban vínculos y significados más complejos, y sí, sobre todo, sexuales.
Cuando la que dirigía a Lum estaba segura de que nada ni nadie la detendría, sucedió algo que le produjo todo lo contrario a lo que verdaderamente esperaba. Estaba a punto de hacer algo más, satisfecha por los jadeos dolorosos que Ataru emitía, sin embargo, no se esperaba lo que sucedió.
Al borde del frenesí, siendo sostenido por ella, el hombre no se sentía capaz de acallarse más, por lo que una sola palabra, escapó, fruto de un placer que no había sentido en años, quizás nunca.
-Más- la voz salió firme, a pesar de que se sentía fallecer de goce
Tan abrupto como inició, así terminó, simplemente cayó al suelo en un golpe sordo mientras la figura de Lum desaparecía.
-¿Qué carajos?- se preguntó en voz alta de forma sincera, apenas racionalizando y volviendo en sí mismo
La realidad fue demasiado cruda y gráfica, haciéndole literalmente que ahora sí, sintiera miedo por lo ocurrido, lo que fuera que haya pasado y que no podía ponerlo en palabras.
"¿Se habrá dado cuenta?" se preguntó ansioso
"Lo arruiné" pensó abatido mientras abrazaba sus rodillas y escondía el rostro entre ellas
"No, no lo arruinaste, no pasó nada, sólo estabas siendo castigado"
"Como si no supieras que eso te excita desde tiempos inmemoriales"
"Bueno...no, no era así del todo"
"¿Ah sí? me vas a decir que no sabías que te prende ser electrocutado ¿entonces por qué lo buscabas con tanto ahínco, incluso después de que ella se fuera?"
"Sea como sea, todo eso ella no lo sabe"
"Además ¿cómo iba a saber que me sentiría así? No tengo deseo sexual desde que se fue"
"Pero ya está aquí..."
"No, no funciona de esa manera, déjame en paz"
"Deberías estar agradecido de recuperar tu libido"
"Nunca estaré agradecido de esa mierda, mucho menos cuando no me sirve de nada ahora"
-Soy un imbécil- susurró comenzando a sentir el inicio de un ataque de pánico
"Pero ¿y sí no se dio cuenta?" insistió
"¿Entonces por qué salió corriendo?"
"Por coraje, además ya hemos visto que es una reacción común en ella, lo que sucede es que está furiosa porque nunca le contestaste"
"Pero dije esa...porquería"
Comenzaba a sentirse sucio e inadecuado, traumatizado por recuperar algo que nunca quiso de vuelta, algo que lo destruyó, y lo que era peor era que se trataba de algo inútil, que no podía usar con libertad.
"No, no lo dijiste, sólo lo pensaste"
"¿En serio?"
Lo dudaba, era tan alto el placer que no podía recordar si lo dijo o en efecto, sólo lo pensó. Las partes internas de él, dieron el mejor esfuerzo, para convencerlo de la mentira, en una tregua absurda por mantener su fuente de poder.
Tras unos minutos de divagación y disputa mental, Ataru pudo convencerse de eso, de que no había pasado nada raro, al menos no ante los ojos de Lum, por lo que, decidió que si no quería perderse de su presencia por otros días más, era preciso pedirle una disculpa por lo que él creía que estaba enojada.
La cosa era que Lum aún le intimidaba a veces, y este era uno de esos momentos; además, estaba encerrada en esa habitación que sabía, que era su santuario, el lugar donde ellos...dormían. No quiso engranarse en eso último, por lo que escribió rápidamente una nota que pasó con meticulosidad bajo la puerta.
De cuclillas en una esquina tras haber literalmente vomitado, Lum se reconfortaba a sí misma, o al menos eso intentaba. No lloraba, no hacía ruido alguno, solamente, tocaba partes de su rostro y de su cabello, como manera de comprobar que era real, que no estaba dormida ni en ninguna otra dimensión.
El pequeño recado sobresalió debajo del umbral y aunque creyó que sentiría pavor, en cambio, su voluntad la llevó como ráfaga a leer con curiosidad.
"Sé que estás molesta porque no te respondí, perdóname"
El mensaje tardó en comprenderlo, porque naturalmente, esperaba otra cosa; invirtió apenas segundos en entender la confusión, la vereda segura por la que podría salir impune de su fechoría. Se sentía mal por hacerlo, pero estaba acostumbrada ya a sus propias canalladas.
Tomó la ¿disculpa? como una salida segura de aquel inconveniente que podía sin duda, destruir todo lo que valoraba; sumó a su carga, un peso más de las cosas que iba a negar y borrar.
-Gracias- le habló a la puerta sabiendo que él estaba detrás- y no vuelvas a desobedecerme ¿recuerdas?
-Sí, sí- se apresuró a contestar, aliviado de que al parecer, todo lo que habían vivido se trató únicamente de eso, de un descontento por convivencia y quiebre de reglas
Ambos se convencieron de que no había sucedido nada raro.
Chapter 38: Hay algo peor
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El ambiente se modificó totalmente a uno que no habían vivido antes, ni siquiera en sus años "juntos" pues en aquel plano, siempre había existido al menos la tensión sexual y romántica. Después del incidente, en los momentos inmediatos que prosiguieron al ¿mal entendido? ambos sintieron una apabullante tranquilidad y calma que pareció anular todos los terrores, todos los anhelos y los secretos.
Se sentían vitalizados, ajenos a cualquier tipo de embrollo emocional y por supuesto que renovados para retornar al plan de acción que previo era interrumpido por crisis ¿mentales? que ahora parecían inocuas. La dopamina, danzante en ambos organismos, les hizo ser aquello que en realidad no eran: unos simples compañeros de viaje.
Al salir de su habitación Lum pensó que todo había sido una confusión, o una distorsión pasajera en el proceso; podía ver a Ataru por primera vez sin sentir culpa o anhelo. Contenta por sentirse imperturbable por su presencia, incluso consideró que todo había sido un espejismo: sus emociones, sus sueños y pensamientos. De nuevo, su corazón se percibía calmo, doliente únicamente por su difunto marido.
Le narró a Ataru lo que su madre le había contado, por supuesto omitiendo el extraño interrogatorio y las soeces insinuaciones de su progenitora, enfocándose únicamente en el hilo de esperanza que ahora sería su nuevo radar.
-El borde- murmuró el hombre organizando la información nueva en su cerebro
-Mjjjm- afirmó Lum mientras tomaba de la torre de libros en la mesita uno en específico- ahora te muestro
"El borde" , aquella brecha diminuta, casi imperceptible en el mapa que Lum le mostraba, un mapa algo bizarro a decir verdad, mucho más considerando que a pesar de encontrarse en un libro ¿común? en apariencia, en realidad tenía bordes, surcos y más elementos en tercera y cuarta dimensión. Era un espacio pequeño, angosto que a diferencia de los demás sitios, no mostraba ningún nombre o leyenda sobre él.
-Se ve ¿estrecho?
-Pero no lo es- mencionó Lum señalando el espacio que se reducía en aquel libro a lo ancho de su uña- son al menos cien mil kilómetros de espacio
Ataru estaba medianamente asombrado, porque aunque sí entendía por lógica que los mapas sólo eran una versión a escala, una parte de su cerebro quedaba por siempre asombrada con la inmensidad del universo, con lo pequeña que era realmente su planeta natal y por ende, su existencia.
-¿Pero tú has estado ahí?- preguntó aún raptado por la ligereza e irrelevancia de lo que conocía
-Ya te dije que no- refutó con aquel tono soberbio- ¿qué no escuchaste mi explicación?
Quiso decir que sí, que la escuchó pero que aún batallaba con comprender los conceptos y unirlos con un significante familiar; lo único que se le parecía, en su experiencia, era a las periferias de algunos países que había conocido por relatos o películas: la tierra sin dominio, habitada por todo tipo de criminales, malhechores y desvalidos.
Pero esta no era una película de favelas o de distopías, era una parte del enorme universo que aunque no era prohibida, lo ilícito era arraigado a su misma falta de regulación, a lo conveniente de su ubicación que lo convertía en una zona ideal para todo tipo de "tratos" y "encuentros" probablemente amorales, probablemente prohibidos.
Aunque nadie podía ser dueño del borde, sí se seccionaban los territorios: seres, grupos y asociaciones de ¿dudoso? origen y marco de valores se disputaban el territorio, o lo que podían hacer con el territorio. Lum nunca había conocido a alguien que hubiera ido, ni siquiera su padrE; únicamente, en alguna ocasión, mencionó haber contratado a un hacker del borde para realizar algún trabajo.
Pero era un secreto, nadie en el imperio podía enterarse, de hecho, se arrepintió de haberlo mencionado frente a su hija, que en ese entonces, solo contaba con escasos 5 años. Aquel recuerdo, era prueba inequívoca de aquel hilo de esperanza, de la oportunidad de deshacerse de uno de sus peores males: el haber nacido como hija de su padre.
Mientras ambos procesaban la información a su ritmo, cavilaban sobre el peligro desde ópticas distintas: humana y oni. El silencio no era incómodo, al menos no por el desbarajuste romántico del ¿pasado? que antes simulaba inmensidad. Un lío de corazones rotos y cerebros demenciados parecía poca cosa a lado del verdadero riesgo.
-Oye Lum, esta nave es enorme, asumo que ¿tendrás algún gimnasio?
-¿Qué?- salió del sobrepensamiento confundida, su dedo índice aún sosteniendo su barbilla- sí claro ¿por qué?
-Porque si nos vamos a enlistar en una misión de este tipo al menos me gustaría estar un poco en forma
-Ahhh claro- dijo encontrando de inmediato la lógica- sí, sígueme que te muestro dónde está para que puedas llegar sólo a partir de ahora
Era algo completamente racional, justo incluso, al punto en que probablemente si él no lo sugería pronto, ella misma se sabía capaz de sugerirlo. Aún era una teoría basada en lo que veía y sabía, sin embargo, tenía bajísimas probabilidades de ser refutada: sin duda, Ataru, estaba deteriorado físicamente.
No hacían mención a ello, ni siquiera en sus peores momentos de furia cruzó por su cabeza burlarse de eso o siquiera preguntarle, esencialmente, porque le daba pánico cruzar ese sendero, empero, después del "incidente" Lum se sentía confiada y liberada de todo eso que antes le atormentaba, por lo que, en realidad ahora no le importaría mucho hablar de ello, aunque tampoco daría ese paso.
-Yo tendré que hacer algunos trabajos en la nave, para no ser intervenida por ningún equipo- continuó caminando con soltura y tranquilidad- te sorprendería la tecnología con la que cuentan algunos mercenarios del borde
-¿Cómo sabes eso?- la seguía a pocos pasos de distancia- ¿te lo ha dicho tu madre?
-Sí- confirmó algo contrariada
Ataru no preguntó más, no quería insistir en algo que les llevaría a tener una pelea, o peor aún, una pelea "unilateral" cuya repercusión fuera un berrinche, acompañado de mordidas, de choques eléctricos y...
"Qué coño, deja de pensar en eso"
"Es verdad, estabas más tranquilo ¿no es verdad?"
"Sí, estamos tranquilos, nos sentimos bien"
"Me siento mejor que antes"
"La angustia se fue"
"Qué efectivo fue ese choque eléctrico, creo que tendré suficiente por un buen tiempo"
"Espero que así sea"
"Así será, no te preocupes"
-Aquí lo tienes- abrió la puerta mostrando un amplio espacio repleto de aparatos para ejercitarse
-Genial- sus ojos brillaron al reconocer la banda para correr
-Que te aproveche- dijo Lum mientras salía del lugar- yo estaré trabajando por algunos días en el sistema de navegación y reconocimiento de la nave
-Me lo dices como si no fuéramos a tener contacto- ocultó, lo mejor que pudo, el temblor de su voz, el eco de trauma por separación
-No- lo corrigió sin enterarse de su micro crisis- solamente aclaro en qué andaré, pero claro que nos veremos para comer y esas cosas
Así sucedió, cada uno estaba "ocupado" en sus misiones, de hecho, había días en que podían encontrarse para comer, pero Ataru se conformaba con escucharla, con saber dónde estaba la mayor parte del tiempo: el centro de navegación, el... ¿recinto? de los pulpos y su habitación.
Notó también, que de nuevo, pasaba mucho tiempo con los pulpos; la energía o vitalidad que su cuerpo y mente estaban adquiriendo, le ayudaba a transitar aquel burdo elemento que sin poder evitarlo, le causaba dolor. A ese ingrediente, comenzaron a sumarse otro tipo de factores diminutos, sin sentido, con los cuales luchaba internamente para que no le causara una crisis.
Eran cosas incluso absurdas, pero no podía evitar el sobrepensar, a pesar de que dobló la dosis de sus tranquilizantes. Consideró que también, el efecto del "incidente" que lo mantenía en calma, comenzaba a perder su potencia, y lo que realmente le aterraba, es que su mente comenzara con la idea errática de que necesitaba más de eso, para sobrevivir.
Conscientemente, sabía que esto era mentira, que podía ¿vivir? perfectamente sin...eso, pero por otra parte, algo en sus adentros, partes escindidas de su ser, aseguraban todo lo contrario.
Y de nuevo, esos "detalles" le ponían nervioso: el tiempo que invertía en los pulpos, la tendencia por el uso del negro en sus vestimentas había aumentado, además...trenzaba diario su cabello, lo cual podía deberse enteramente al trabajo de ingeniería al que invertía más de 8 horas al día, pero también, no podía evitar recordar las pocas veces en la que tuvo acceso a su existencia, por medio de alguna revista que lograba conseguir, de unos segundos de entrevista antes de que apagaran la televisión.
A partir de su matrimonio, Lum trenzaba su cabello y también, lo usaba de la misma forma el día de su reencuentro.
-¿Ya está la comida?- la voz de Lum le interrumpió de sus nada sanas narrativas mentales
Agradeció su presencia, si no cortaba de inmediato aquella línea de pensamiento, quién sabe al punto en que su mente habría podido llegar. Se dividían casi todas las tareas del hogar menos la cocina, ya que al parecer, Lum no había mejorado en esa área y a Ataru no le molestaba hacerse cargo.
-Está servido- confirmó olvidando por completo el trance en el que se encontraba
De nuevo, estaba animado, además, iban a comer juntos y eso siempre lo ponía contento, aunque no hablaran, aunque simplemente comieran en silencio.
-Me siguen sorprendiendo tus habilidades culinarias- dijo engullendo con gusto- nunca lo hubiera pensado de ti
Quiso decirle que él también estaba sorprendido, que el "mini" curso que Sakura le había dado de cocina no se equiparaba con sus recientes habilidades porque de hecho, las había desarrollado a partir de su compañía, porque quería hacerla feliz, al menos en eso.
-Gracias- murmuró con una sonrisa
Mientras comían, Lum aprovechó la oportunidad para inspeccionar más de cerca los avances físicos del hombre que aunque apenas llevaba cosa de 5 días haciendo ejercicio de nueva cuenta, sin duda era notorio el avance. No podía ver más allá de ligeras modificaciones por el estilo de ropa que él usaba para cubrir las cicatrices, empero, podía notarlo más grueso de nuevo, con más color incluso, aunque las ojeras, aún estaban marcadas.
La ropa cubría aquello que era impactante para la mirada; siempre usaba cuellos altos y mangas largas por lo que, sin duda parecía a simple vista, un hombre normal, un hombre que no había atravesado los peores suplicios en nombre de algo que solamente él entendía. Lum reflexionó sobre las heridas, físicas y emocionales y la tendencia inmediata por cubrirlas y esconderlas.
Con honestidad, no le disgustaba su apariencia actual, ni siquiera la del momento del reencuentro, al menos, superficialmente, dado que si indagaba en el impacto profundo y emocional de esas cicatrices en su mente...bueno, prefería no pensar en eso. Pero se sentía mucho mejor, su autoconfianza le indicaba que podía romper la barrera de la curiosidad sin salir herida.
Una parte de ella, se motivó por el último pensamiento que le hacía sentir engrandecida:
"Ataru ya no me importa, al menos no de esa manera, he huido como estúpida del diario de Shinobu y de la información creyendo que me haría daño, pero cada día compruebo que es sólo una idea infundada. Puedo con esto, no me representa ningún tipo de dolor emocional."
-Tengo una duda- de forma discreta e inocente masticaba un pedazo de carne
-Dime
-¿Es verdad que tienes una cicatriz más que no me has mostrado?
Ataru se quedó confundido, desorientado porque Lum nunca tocaba esos temas, de hecho ¿no formaba parte de sus reglas el no hablar del pasado? tampoco era algo cómodo de abordar para él, mucho menos en medio de una cordial comida.
Pero...era devoto a ella, obediente como un perro fiel que no debía cuestionar de dónde sacó la información o de dónde venía su curiosidad, por lo que, incluso aunque fuera una nueva versión de ella que había fingido estar en calma por todos esos días para después humillarlo y despedazarlo, igual, lo aceptaba.
-Te enseñé todas salvo la del cráneo pero es que no hay mucho que mostrar- se limpió el rostro con la servilleta y puso los cubiertos sobre el plato intentando lucir normal- no se nota, únicamente al tacto
-¿Puedo tocar?
No se lo esperaba, en ningún escenario que ella quebrara esa barrera; embrollado, lo único que acertó a imaginar es que lo hacía por morbo. Quizás eso era, por eso parecía tan apacible pero también cordial . No le importaba si esta era nueva versión de ella de las muchas que ahora desconocía, a todas, las amaba con una locura digna de estudio.
No podía negarse. Asintió.
La cercanía no le perturbó, no sintió ningún deseo oculto, por lo que animada, rompió la barrera del contacto depositando sus dedos sobre la parte del cráneo que él señalaba. Sus yemas hicieron contacto con algo duro, luego blando, luego más duro y finalmente, hueco.
-¿Es metal?- susurró tanteando aún la zona
-Eso creo
En contraparte con lo impasible de Lum, Ataru estaba experimentando casi escalofríos al ser tocado en esa área que ni siquiera él rozaba por completo a la hora de ducharse, la zona en la cual no tuvo crecimiento de cabello por mucho tiempo.
Quería preguntarle detalles, se sentía inalterable, evolucionada mentalmente y mucho más que segura que había superado la ¿confusión? que le hizo pensar que aún podía tener sentimientos por él. Ahora, mientras palpaba su cráneo destrozado y reconstruido, no podía sentir más allá que una vena fisgona.
-¿Te caíste de un lugar muy alto?- preguntó pareciéndole obvio que esa era la única forma en que un ¿accidente? asi sucediera
-Qué va, soy inmune a esas caídas- recordó con frustración aún atravesando la incomodidad
-¿Entonces?
Ataru se encontraba probablemente ante la única barrera que le parecía imposible de cruzar...Sin mucho esfuerzo, llegó a la conclusión de que el regalo de Shinobu era un compendio de información que había dejado a Lum con la esperanza de dañarla, o algo peor, dando por concluida la incógnita de por qué sabía ese dato.
Dudaba que Lum hubiera leído por completo el texto, probablemente le faltaban muchos datos, o sólo había dado una hojeada, pero también, sabía que ni Shinobu ni nadie supieron realmente lo que había pasado en esa ocasión.
-Es difícil...de explicar
-¿Por qué?- preguntó curiosa apartando sus dedos de su cráneo y también alejándose ligeramente
-Porque no hay manera en que no pueda contarlo sin que me pase algo, y no quiero perturbarte- bajó la mirada hacia el plato y jugó ligeramente con sus pulgares
En su impulsividad, Lum creyó que la estaba subestimando, que él no la creía capaz de soportar la información que de hecho ya había leído en el diario, aunque si realmente lo pensaba, la chica nunca específicó sobre el origen del accidente, solamente se enfocó en la crisis y sus consecuencias.
-No soy débil, nada de lo que digas podrá afectarme, ya leí que perdiste el habla y en general todas tus facultades motoras por un tiempo
No se sorprendió de que lo supiera, sin embargo, aún hablaban sobre eventos muy distintos...
-No digo que tú podrías ser afectada- se apresuró a calmarla- digo que yo no puedo soportar esa información y no quiero que me dé algún ataque o algo aquí contigo
-¿Ataque?- preguntó con la ceja alzada- me prometiste que no intentarías matarte
-No es eso- la corrigió comenzando a sentir una opresión en el pecho- es...
-¿Es que hay algo peor que eso?- preguntó con tono burlón
Se apartó con sorna, apoderándose de esa crueldad e indiferencia que le hacía sentir a salvo, empero, abruptamente, toda su seguridad se esfumó, toda su valentía se convirtió en terror puro, en un horror inenarrable y absoluto que nunca había sentido, mucho menos, a manos de alguien que al menos, en los últimos tiempos, era tan sumiso y obediente.
Los ojos antes tinturados de marrón y caoba, se convirtieron en negros, en un negro muy distinto al calmo tono de Mendo o su hermana. Dos orbes opacas, completamente tétricas y empañadas por algo que...no era, de ninguna forma humana, le devolvieron la mirada.
-Sí Lum, hay cosas mucho peores que eso
No era la voz de Ataru, era la de alguien más a quien no reconocía...
Chapter 39: Siempre hay ciencia
Chapter Text
NOTA AL INICIO DEL CAP: ¿Qué onda, hay alguien aquí con vidaaaaa? Jajaja, no es cierto del todo, yo siempre he aclarado que escribo por y para mi y si alguien más le interesa pues oc jajaja, no me malinterpreten, agradezco que les gusten mis locuras pero nunca ha sido ni será mi objetivo principal ni agradar ni tener el recinto lleno de espectadores.
En fin, mi destino la considero una obra más experimental que cualquier otro tipo de género. Es mi creación favorita hasta el momento aunque soy consciente que 23 y por ella, parecen superiores, principalmente porque están concluidas JEJE.
Mi destino no tiene límites, constantemente se me sale de las manos y llega a lugares que no hubiera pensado antes (y eso que desde iniciar ya tenía planeado que iba a abarcar: ruptura, traición, trauma, muerte, suicidios, guerras, distopías, etc) como ahora ggg, que va a incluir temas ¿más darks -si esto es posible-?
Y estos temas "darks" mmmm pueden incomodar un poco a algunas personas (si es que no se han incomodado ya JAJAJA)
Al grano, abordaré un poco en la religión Palo Mayombe, o lo que algunos de ustedes conocen como Santería, pero en realidad no lo es (no del todo). Y pues haré descripción de algunos detalles de las prácticas. También añadiré temas mmmm, es que ya no les quiero spoilerar jajajaj, en fin. Tomen su precaución al leer.
También soy consciente de que la temporalidad de este fic es confusa entre flashbacks y saltos, por lo que me gustaría acotar que este capítulo sucede ENMEDIO del separador del cap "La cuidadora de las sombras".
Es decir, esto ocurre después de que Ryoko salió corriendo de la boda Mendo-Lum tras recibir la misteriosa llamada. Después de eso hemos sabido algunas cosas que comenzarán a cobrar sentido.
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-¿CÓMO PUDISTE DEJAR QUE PASARA?- gritó Ryoko a la bocina exasperada
Excusas, pautas de mediocridad, pero sobre todo, la noción absoluta de que incluso ella, quien se creía más inteligente que todos, lo había infravalorado. La mujer lanzó el móvil lejos de ella, le daba igual que se averiara, le daba igual el silencio absoluto en la aeronave, le daba igual la turbulencia que estaban atravesando y que causó que todas las botellas de licor cayeran, haciendo que las sobrecargos rápidamente intentaran salvar la situación
-Quietas- ordenó- no limpien nada
Nadie se atrevió a contrariarla, mucho menos después de que Ryoko aún descalza se levantó lentamente de su asiento para con un hosco movimiento terminar por tirar el resto de los frascos de alcohol. La tripulación estaba aterrorizada, lo suficiente para no alertar a su señora sobre el peligro que corría al estar haciendo eso en su estado en el que su piel se encontraba tan expuesta. Partes de su rostro, de sus pies y sus hombros, recibieron pequeños cortes de vidrios.
Llevaban demasiado tiempo trabajando con la heredera, siendo guardianes de sus fragmentaciones, planes y secretos; la conocían "lo mejor que se podía"; la acompañaron incluso en el peor de sus suplicios, siempre a través de la oscuridad y la asimetría, no obstante, nunca la habían visto tan conmocionada y alterada. El vacío en su mirada, comenzaba a hacerles temer por su vida.
El alcohol, inundando el piso de la aeronave, comenzaba a hacer escocer las heridas de sus plantas; se trataba de licor fino: miles de dólares vertiéndose sin remedio, botellas coleccionables completamente destrozadas y las finas pieles de sus sillones húmedas e impregnadas de aroma etílico. No estaba pensando precisamente en las consecuencias materiales de su avión, ni tampoco las de su cuerpo, sino el hecho de que nuevo, en aquel tablero de ajedrez gigante, su rol estaba seriamente comprometido.
Ryoko dio un largo suspiro cargado de frustración mientras comenzaba a masajear el puente de su nariz sintiendo que estaba al borde de un derrame
-Albert- pidió a su asistente más cercano- llama a aquel estúpido y dile que NUEVAMENTE- hizo énfasis en la palabra- compruebe la situación
El hombre asintió mientras se retiraba unos pasos, tratando de evitar el desastre de botellas y alcohol mientras cuidadosamente, su compañera Lina, intentaba que Ryoko dejara de caminar sobre vidrios y pudieran curar sus heridas. Increíblemente, no se negó, lo que era mejor, dejó que le trajeran su muda de ropa para dejar atrás el vestido de fiesta satinado y ponerse manos a la obra.
-Trae acá todo eso- señaló con el dedo mientras prendía un puro
Lina, con bastante cautela se acercó a Ryoko mientras Albert murmuraba silenciosamente al teléfono; puso sobre sus piernas los papeles y carpetas además de la tableta que contenía los datos digitales. La mujer se puso sus gafas de lectura ya que suponía que Ryoko quería otra vez, revisar toda la información, intentando encontrar una explicación, un vacío por el cual la existencia de Ataru Moroboshi pudiera haberse perdido.
Albert se unió al instante, dispuesto también a iniciar la labor de investigación, los 3, como era costumbre, cada noche de cada día de su vida por los últimos años. Pero esta vez, no era la mansión Mendo que los albergaba, sino un vuelo privado (y secreto) al que le restaban menos de 3 horas. Habían resuelto "asuntos" de mucho mayor complejidad en menos de ese tiempo: políticos, gubernamentales, científicos, económicos y de...otro tipo. Sin embargo, el tema Ataru Moroboshi significaba para su la heredera algo mucho más importante, quizás lo más importante.
Reconociendo lo "sagrado" que esto era para ella, estaban dispuestos a hacerlo otra vez, revisar con ahínco todo aquello que pudiera darle calma, además de que tenían una ligera esperanza que Ryoko pudiera resolver el enigma dado su inconmensurable genialidad cognitiva, que ni siquiera ellos, podían comprender.
-¿Cuáles fueron las exactas palabras del juez?- preguntó a Lina
Se lo contó, con detalles, con cualquier minúsculo fragmento que le permitiera encontrar significados. Los ojos de Ryoko viajaron incluso en el tiempo, viviendo en primera persona la charla, y la amenaza disfrazada de no ayudarlos más con Moroboshi.
-Tendremos que usar mano dura con él
Albert y Lina se miraron con recelo, previniendo que seguramente Ryoko usaría metodologías "únicas" para convencer al hombre; usualmente no les importaría las "formas" que ella usara para conseguir sus objetivos, empero, querían recordarle sobre aquel proyecto para el cual requerían una suficientemente buena relación con el gobierno. No dijeron nada, esperaban que antes de que Ryoko tuviera que tomar medidas desesperadas, consiguieran saber algo del desaparecido.
Llevaba pocas horas desaparecido, en otro tipo de circunstancias, ni si quiera sería relevante si se tratara de otra persona, pero tratándose del suicida-criminal-demente más famoso de la historia de Japón, las cosas cambiaban. Nadie sabía de él, lo cual era sorprendente de acuerdo a su estado prácticamente discapacitado; el tipo no salía de su casa o del hospital respectivamente, y siempre era vigilado por sus familiares y amigos.
Las pocas, contadísimas veces que se las había arreglado para escapar era claramente con intenciones de suicidarse y ese era el problema, no existía evidencia de que hubiera fallecido; aunque era algo probable, llevaban un registro minucioso de todos los hospitales, morgues, tiraderos y sí, también tenían trato con otro tipo de grupos de traficantes y organizaciones criminales y hasta ahora, no había rastro de Ataru.
-Es que algo se nos está yendo maldita sea- bufó apagando la parte sobrante de su puro
Lina estaba de acuerdo, definitivamente algo se les estaba escapando de las manos. Comprometida en su trabajo, con manos hábiles, tecleó en la tableta buscando más información.
Albert en cambio, miraba por la ventana sin rebuscar realmente en ninguna información, se encontraba más bien analizando el recuento de los daños. Ryoko por su parte cerró los ojos un par de segundos; sus recuerdos de Ataru le susurraban al oido, le murmuraban instrucciones.
-¿Ha ido a todas sus sesiones grupales?- preguntó
-Casi todas- respondió Lina con los lentes resbalando a la punta de su nariz- obligado por supuesto, y por el registro que hay- acotó- sigue con esa actitud de cadáver
Algo se lo hizo saber, un cosquilleo cognitivo, una brisa estimulante.
-¿Tienes la lista del resto de los participantes?
-Debe estar por aquí
Lina abrió las carpetas, le extendió las listas de asistencia con intriga, a la espera de lo que sucedería. Albert se les unió, con la sensación de que acontecería uno de los muchos momentos Ryoko que llevaba tanto tiempo contemplando.
Con rapidez hojeó las listas de asistencia, encontrando en un santiamén lo que buscaba: 3 asistentes que habían compartido TODAS las sesiones con Ataru.
-Busca los antecedentes de estos tipos- ordenó a Lina
Mientras ella buscaba, ayudada por Albert; Ryoko continuaba con los ojos clavados a ese nombre, en un rostro imaginario alineado con lo que podía indagar con ese simple dato. La cronología se formó en su imaginación , una secuencia de pequeñas coincidencias que la llevaban a un callejón ¿sin salida?
¿O quizás la salida no era la común? En su mente, podía ver a Ataru asistir "obligado" a esas sesiones, incluso, ocasionalmente ella misma lo espiaba oculta en su automóvil blindado. Siempre acompañado por Miyake u otro personaje, casi arrastrado a ingresar al recinto, aunque no era difícil del todo dado su debilidad evidente.
¿Qué hacía dentro? Tomar su terapia grupal, no más de dos horas, las notas de los terapeutas siempre insistían en su mutismo y actitud poco colaborativa, por lo que se podía asumir que nunca habló con nadie...o al menos ¿no dentro del salón donde se impartían las sesiones?
El baño era uno de los pocos lugares a los que se le permitía ir solo, en casi todas las ocasiones, porque no había mucho con qué dañarse pero también porque los especialistas insistían en que pudiera albergar un poco de ¿privacidad? Por lo que, considerando las semanas que asistió a las sesiones, estadísticamente al menos era esperable que hubiera asistido un par de veces al baño solo.
¿Se encontraba con alguien en el baño? ¿Era algo planeado? ¿Qué interés podría tener en hablar con alguien si ya había desistido en la vida? O al menos, eso le parecía a Ryoko, por lo que, intentando ver más allá de lo evidente, se topó con lo único que no desaparecía de Moroboshi, aunque estuviera desquiciado y desahuciado.
-Es él- le indicó a sus asistentes
-¿Mario Rodríguez?- preguntó confundido Albert intentando pronunciar el nombre de forma correcta
-Aquí lo tengo- expuso la pantalla a los otros- claramente tiene pocos antecedentes en Japón pero en su país...
En ese instante, a menos de media hora de aterrizar, Ryoko entendió a grandes rasgos lo que sucedía, por qué había ocurrido y sobre todo, donde podía encontrarse Ataru. Con prisa, comenzó a dar instrucciones a los presentes que aún confusos al no ir tan rápido cognitivamente como la mujer, siguieron sus instrucciones sin cuestionarlo, sin dudar un minuto de su capacidad.
Delegando en Lina y Albert las operaciones más complicadas, Ryoko se retiró al baño por algunos minutos en los que lavó repetidamente su rostro, intentando no disociarse antes de tiempo. Necesitaba soportar más tiempo antes de colapsar.
"Resiste, esto va a ser difícil" se obligó a sí misma mientras miraba su rostro turbado frente al espejo.
/////////////////////////
Mario escuchó las detonaciones, de inmediato, pensó en la policía; su reacción de huida inmediata hubiera sido perfecta si se hubiera tratado de ellos. Tanto él como sus hermanos estaban preparados para la fuga, llevaban haciéndolo prácticamente toda su vida, desde escapar literalmente de los enemigos hasta escabullirse por completo de la justicia de su país.
No los perseguía el nacionalismo, al menos no el tradicional, no se enorgullecían pero tampoco se avergonzaban de lo que pasaba en su territorio natal, para ellos el concepto incluso era lejano. Lo único en su vida era ICU LEVI OCHA.
¿Por qué Japón era el lugar ideal para resguardarse? Parecía una estupidez realmente, empero, su Lucero había abierto un camino, un camino que Mario pensó que tendría que ver con él. No lo supo al instante, fue mucho después que creyó entender el destino.
Podían escapar de un operativo simple policiaco, en su natal Cuba pero mucho más en Japón donde el racismo y el temor a lo desconocido hacía que de hecho, se mantuvieran lejos de ellos con una actitud reservada. Aprovechaban de esta ¿desventaja? para salirse con la suya, para infundir miedo o en el peor de los casos, salir librados con excusas por discriminación.
Pero no era la policía quienes venían por ellos, sino algo más grande para lo que no estaban preparados. Encabezados por una muchacha de no más de 25 años, Mario contempló como una brigada de ¿soldados? irrumpían en su territorio de forma fatal.
Quiso rendirse, intentó decirlo mientras su rostro hacía contacto con la tierra del suelo, sin embargo, los hombres armados asesinaron a los demás presentes que con las manos arriba eran sorprendidos con un disparo enmedio del pecho. Ahí Mario, supo que no estaba lidiando con algo que conociera.
-Maten a todos excepto a los hermanos- escuchó que decía la joven
Más detonaciones, estruendos que lo hicieron perder la audición por algunos segundos. Sus globos oculares llenos de tierra poco podían ver del escenario actual y la tos que lo asaltó hizo que sintiera que estaba al borde de un ataque pulmonar.
Pero nada le sucedió y el barullo le confundía porque no entendía lo que pasaba. Intentó con esfuerzo, erguir el cuello y levantar la mirada lo suficiente para recolectar información. No fue sencillo, una bota en su espalda lo aprisionaba contra el piso, sin embargo, alcanzó a ver lo suficiente.
La prenda, completamente destrozada en el suelo, los restos esparcidos por el espacio mientras que su esperanza por el Nkuyo se extinguía por completo.
-Te pillamos en medio de tu ritual ¿cierto?- escuchó con impacto que la joven le hablaba en su lengua madre
No supo qué responder, estaba en shock, en Japón nunca había escuchado que alguien le hablara en su mismo idioma. Pronto se recuperó, comprendiendo que la mujer que le hablaba podía ser su única salida. Asintió en silencio.
-¿Qué favor le quieres pedir a Nkisi?
Habiendo comprendido que por alguna razón, la mujer conocía sobre su religión, no se sorprendió por segunda vez al escucharla usar lengua palo.
-Unos clientes ricos buscando destruir a su competencia, restauranteros del barrio
Ryoko comprendía que lo que para el hombre significaba "ricos" no lo era para ella, por lo que probablemente hablaba de nuevos burgueses comerciantes.
-¿Y con qué te iban a pagar?
-Permisos de trabajo, dinero, de todo un poco
Consideró pertinente decir la verdad, finalmente, su vida estaba en sus manos. Ryoko echó un vistazo a su alrededor antes de ordenar a sus hombres que liberaran de su sometimiento a los hermanos, optando por atarlos a unas sillas.
Por su parte Lina estaba ocupando el tiempo en monitorearlo, tomó sus signos vitales ocultando su horror y su sorpresa. Horror al ver el estado de su cuerpo y sorpresa al encontrarlo vivo e incluso...estable
-Ryoko, no sé cuánto tiempo más resista...hay que llevarlo a un hospital
-¿Escuchaste de él por noticias, o dónde averiguaste sobre sus capacidades?- Ryoko ignoró completamente a Lina quien tragó saliva por lo tenso del ambiente
-Al inicio no sabía de él, pero escuché en el centro de reinserción social un poco de su historia entre pasillos - confesó Mario
-Y claramente te interesó para la nganga- dijo con aparente indiferencia mientras con su bota pateaba ligeramente los restos que habían salido del caldero
Albert permanecía expectante, listo para lo que sea que se le ordenara pero también algo asqueado por el olor del lugar. Aunque Ryoko los había preparado para ello y usaban cubridores nasales, el hedor a cadáver, huesos y restos era insoportable.
-No podíamos alimentarla con todo de él, ya teníamos demasiado y el tiempo corre- continuó contando- pero por lo que pudimos averiguar era suficiente con su cerebro y sus piernas
Ryoko esbozó media sonrisa de forma cínica, un poco divertida con la forma tan simplificada con la que contemplaron las partes más "útiles" de Ataru. Supuso que escucharon de todo tipo de narrativas, aquellas del pasado que contaban su ímpetu imparable pero también las recientes en las que existía una fortaleza misteriosa.
-Era mejor usarlo todo, no hay perdida alguna- le expuso a Mario dándole la espalda
Sus ojos hicieron contacto con los de Lina, en ellos veía preocupación a pesar de que su equipo había detenido el sangrado. Inspeccionó el aspecto de Ataru que era mucho menos gráfico que su "primer encuentro suicida", sin embargo, le preocupaba la parte de su cráneo.
Habían llegado justo a tiempo, casi al instante en que con un martillo, Mario y sus hermanos daban el primer y único golpe sobre su cráneo con intención de alimentar la nganga con un cerebro de alguien que había excedido todos los límites humanos.
¿Cuál era su poder? ¿Por qué podía resistir de esa forma? No lo sabían pero sin duda, iban a disfrutar de los beneficios del espíritu que naciera.
-¿Él era consciente de lo que harías?- preguntó Ryoko
Tenía temor por la respuesta, aunque al mismo tiempo, de alguna forma, la sabía, la supo en el instante en el que en vuelo de regresó recordó el aspecto más vital que definía a Ataru Moroboshi.
-No, lo engañé- admitió sin pudor- le prometí que conseguiríamos llevarlo a America
-Eso pensé- murmuró Ryoko en tono bajo
Ataru...quería lo mismo de siempre. Y no era precisamente matarse. No del todo.
El panorama completo por fin, se iluminó en su mente. No necesitaba más información.
-Mátalos- ordenó saliendo del lugar- y limpia todo
La cabeza le retumbaba, iba a vomitar pero no por las mismas razones que los demás. Tuvo que temporalmente detener su pecho en su lugar pues estaba segura de que iba a desmoronarse.
-¿A qué hospital lo trasladaremos? ¿O instalo uno en la mansión?- preguntó Albert saliendo de la choza
-A ninguno- Ryoko se limpió bruscamente el resto de la bilis del rostro
-¿Cómo?- inquirió alzando una ceja
Ataru no debía meterse en -aún- más problemas con el gobierno; ella podía conseguir negociar por un suicida, pero no por alguien que mantenía un pacto o relación con extranjeros, y peor, con extranjeros/criminales/paleros. Nadie debía enterarse de lo que había pasado, su reputación estaría todavía más comprometida y en ese caso, ni siquiera ella iba a poder salvarlo de la cárcel.
No necesitaba vivos a los cubanos para descubrir que había formas de rastrear aquel vínculo; para su fortuna, al menos iba a ser relativamente sencillo borrarlos del mapa con una narrativa bien construida. Pero aún podían averiguar que había tenido algo que ver con ellos, y eso, no lo podía permitir.
-Vamos a dejarlo en algún lugar poco transitado y luego llamaremos al 911
-¿Qué dices?- preguntó Albert con sorpresa
Ryoko se sentía devorada por el pasado. Había hecho algo muy similar, la vez en que su vínculo de cuidadora nació.
-¿A dónde lo llevamos?- preguntó Lina que apenas salía del lugar y no había escuchado la conversación.
Ryoko estaba a punto de repetirle lo que le había dicho a Albert pero fue interrumpida, por una idea...un concepto que emergió a través de la experiencia reciente.
Ella conocía la religión Palo porque sí, en efecto, en su juventud se aferró a creencias de ese tipo por simple morbo y diversión. Después, averiguó un par de secretos respecto a todo ese tipo de cultos y brujerías y es que a veces...sólo en algunas ocasiones, la ciencia podía explicar parte de lo insólito.
-¿Aguantará un pequeño desvío?- se refería a Ataru por supuesto
-No lo sé- respondió con sinceridad Lina comenzando a comprender las intenciones de la mujer
-¿Puedes hacer algo para estabilizarlo y que podamos llevarlo al laboratorio?- preguntó mientras Albert también comenzaba a seguir los pasos de Ryoko.
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