Chapter 1: Primera impresión
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La llegada de la noche también indicaba el inicio de su llamada “jornada laboral”. Era el momento en el que el sol se ocultaba cuando diversos tipos de criaturas salían de su escondite y asechaban a la población, ya sea para alimentarse de ella o por simple diversión.
La familia Snyder pertenecía a una larga línea de cazadores de vampiros, quienes, si bien podían aniquilar a distintos tipos de criaturas, siempre se habían especializado en la caza de vampiros. Los pobladores, estando al tanto del rubro de la familia, siempre que sentían la amenaza inminente de una de estas criaturas, recurrían a los Snyder para que se encargaran de ello. Tras sufrir la pérdida de las anteriores cabezas de la familia, el nuevo líder, Stanley, era ahora quien lidiaba con las solicitudes desesperadas de la gente para liberarse de lo que ellos llamaban “monstruos chupasangre”.
Era durante el día cuando se encargaba de realizar sus rondas por los pueblos aledaños en busca de solicitudes de caza, siendo en uno de estos recorridos cuando un pequeño grupo de personas se le acercó.
“¡Señor Snyder! ¡Por dios, lo estábamos esperando!”
“¡Necesitamos su ayuda! ¡No podemos seguir viviendo así!”
“¿Cuál es el trabajo?” contesta desinteresado mientras fuma un cigarrillo.
“Ese monstruo… ¡el vampiro de la mansión Wingfield! ¡Necesitamos que se encargué de él lo más rápido posible!”
“¿Qué es lo que hizo?” Si bien en su rubro debía eliminar a cualquier tipo de vampiro, dependiendo de su nivel de peligrosidad era la rapidez con la llevaría a cabo el trabajo.
“¡Nos tiene a todos aterrados! ¡Esta última semana la mitad de los pollos de la granja de Tom han amanecido muertos! ¡Al acercarse a sus cuerpos se ve que ya no tienen sangre! ¡Como si alguien se las hubiera drenado toda!”
“No quiero mirar en menos la situación, pero…aquello que los tiene atemorizados y por lo que ya no pueden vivir, ¿es debido a unos pollos muertos?”
“¡No son solo unos pollos, señor!” Rápidamente interviene otro de los aldeanos “También hay relatos de pueblos vecinos en los que también comenzaron con las muertes misteriosas de sus animales para que luego, al poco tiempo, ¡pasara lo mismo con las personas! ¡¡Cuerpos humanos sin sangre!!...En nuestro pueblo aún no ocurre, pero en las noches hay avistamientos de extrañas sombras que siguen a los aldeanos que se atreven a caminar solos… ¡y todo esto acompañado de una aterradora risa maníaca!”
La historia más bien le parecía una especie de cuento de terror que se utilizaba para asustar a los niños y que de alguna forma se extendió entre los adultos. Debido a que nunca rechazaba un trabajo, optó por darles el beneficio de la duda y continuar indagando más sobre este caso.
“Y bien… ¿tienen alguna idea de su apariencia? Mencionaron algo sobre la mansión Wingfield”
“¡Si señor! Aunque es cierto que en nuestro pueblo no ha habido víctimas humanas, las personas a las que se les ha acercado y han logrado ver su sombra nos han entregado algunas descripciones…al parecer se trataría de una criatura de más de 2 metros, ¡¡con unos cuernos que sobresalen desde su cabeza y garras afiladas!! ¡¡Oh!! ¡Y también parece tener un aliento gélido, por lo que todo lo que se le acerca se congela!
“Mire, ¡incluso le hicimos un boceto basado en cada uno de los detalles que nos han entregado, obsérvelo por favor!”
Al tomar el boceto en sus manos, más le parecía que el personaje del dibujo era el villano de un cuento infantil. Tenía ojos enormes y negros, garras puntiagudas, unos cuernos que le hacían parecerse más a lucifer en lugar de un vampiro, todo esto acompañado de una cola larga y delgada.
“Así que este es nuestro vampiro…” Decía mientras intentaba ocultar la ridiculez que le parecía todo esto. En su experiencia, los vampiros usualmente podían ser fácilmente confundidos por un humano normal, salvo por algunas peculiaridades como los colmillos afilados y las orejas levemente puntiagudas. En algunos casos, los más longevos o que padecían de alguna maldición, podían llegar a mostrar un aspecto más excéntrico dependiendo de las fases de la luna, pero esos eran escasos y que ni por asomo se asemejaban al personaje que le describían.
“Entendemos que usted es muy solicitado para estos casos y que es posible no pueda atendernos a la brevedad, pero…” el primero de los aldeanos que se acercó a él para hablar, sacó del bolsillo de su pantalón un pequeño saco con monedas “créanos cuando le decimos que estamos desesperados, además, si nos ayuda ahora, no será mal recompensado” procede a abrir el saco y en su interior se logra apreciar el brillo de las monedas de oro.
El sentido del deber que había forjado a lo largo de su vida, junto con sus ansias de dinero, lo vieron obligado a aceptar este absurdo encargo, siendo por ello el motivo por el cual se encontraba a medianoche en frente de la rumoreada mansión de los Wingfield. La mansión, tal y como cabe de esperar, era una construcción de gran tamaño, con un diseño que se asemejaba más a la apariencia de un castillo abandonado, de color negro y sin ni una sola luz en su interior que pudiera indicar que dentro existía vida humana.
Sin querer perder más tiempo, procede a acercarse y dirigirse hacia la enorme puerta de entrada, la cual contaba con una albada de bronce. Al sostener con una de sus manos la argolla, da un leve empujón a la puerta y esta se abre lentamente.
Lo primero que nota es que sus ojos son absorbidos por un gran manto de oscuridad, siendo incapaz incluso de ver sus propias manos, tampoco se escuchaban ruidos, tal pareciera que el lugar estaba en total abandono. Al cabo de unos pocos minutos, sus ojos comienzan a acostumbrarse a la oscuridad, percatándose del lugar en donde se encontraba, vislumbrando lo que parecía ser una gran escalera que tenía en frente.
Debido a lo habituado que estaba a realizar su trabajo en las noches, el estar en la oscuridad no suponía una desventaja para él, pero de todos modos se mantenía alerta ante cualquier eventualidad. Continúa caminando unos pasos, encaminándose en dirección hacia la derecha, lo que parecía conducirlo a un gran salón. Antes de que continuara con su recorrido, nota una especie de bulto en el suelo, a pocos pasos de donde se encontraba. Con una de sus manos sosteniendo el arma que cargaba en el bolsillo del pantalón, se acerca sigilosamente, atento ante el más mínimo movimiento. La figura en el suelo se encontraba quieta, sin darle signos de que se trataba de algo peligroso, pero de todos modos prefirió actuar con precaución. De un segundo a otro, la inerte figura se mueve y emite lo que parecen ser leves quejidos.
Lo que hace unos segundos parecía no ser otra cosa que un extraño bulto sin vida, ahora se estaba moviendo y realizando susurros indescifrables. Intrigado por la escena que estaba presenciando, y sin dejar de sostener su arma, se agacha para quedar cerca de la altura del bulto, el cual, viéndolo más de cerca, ya no era un bulto, sino que se apreciaba la forma de una persona.
“Oye… ¿Estás bien?” Se atreve a preguntar, más por curiosidad que por preocupación.
“Hmm…aún no es suficiente…glucosa…oxígeno…agua en un 90%...”
No entendía nada de lo que la persona decía, pero por su voz, podía asumir que se trataba de un hombre. Sin querer permanecer por más tiempo agachado, decide tomar por el brazo a la persona para ayudarlo a levantarse “No entiendo lo que dices, pero primero ponte en pie”.
“Déjame en paz” decía el otro con total desgana, como si todo el cuerpo le pesara. Con algo de molestia, desvía su mirada y logra notar a poca distancia la figura de lo que parecía ser un farol. Se pone en pie, toma el farol con sus manos y con ayuda del cigarrillo que llevaba en su boca es que logra prenderlo, creando una fuente de luz en medio de la oscuridad.
Se acerca con el farol hacia el lugar en el que se encontraba recostado el hombre, y es allí cuando logra notar ciertos detalles. Lo primero que nota son las orejas levemente puntiagudas del hombre, además, debido a que constantemente estaba murmurando, podía ver su boca abrirse y ver unos colmillos, los que no eran grandes ni sobresalían, pero aun así eran más notables que los de un ser humano normal, lo que le confirmaba su sospecha respecto a la identidad del hombre.
Podría aprovechar la oportunidad y deshacerse del vampiro al instante, tomando ventaja del estado en el que se encontraba, pero, por otro lado, su código moral no le permitía obtener una victoria cuando el otro bando ni siquiera estaba en posición para defenderse, siendo por ello que pensó una idea que para cualquiera sonaría descabellada.
“Oye…” Comienza a arremangarse la camisa de uno de sus brazos para dejarlo al descubierto “Es esto lo que quieres, ¿no? Por eso estás en esta posición tan débil”.
Abriendo los ojos con cuidado, el vampiro comenta “Oh~ así que eres un estúpido, ofreciéndome tu propia carne, ¿acaso no le temes a lo que te podría pasar? ¿A lo que podría hacerte?”
“Ya lo veremos, por ahora, en el estado en que te encuentras no eres capaz de dañar a nadie” Acerca aún más su brazo al rostro del vampiro.
“Bueno, si tú lo dices” dice, mientras lleva su boca al brazo del otro.
A vista de cualquiera, la escena podría considerarse como un acto noble o de estupidez, pero se encontraba completamente alerta, sosteniendo firmemente el arma con su otra mano, preparado para dispararle en la cabeza en el momento en que se volviera salvaje luego del primer contacto con su sangre.
En solo unos pocos segundos, el vampiro termino de alimentarse y se alejó del brazo.
“Gracias por la comida” comentó, haciendo un gesto de limpiarse la boca con su mano.
“¿Eh, eso era todo?” Sorprendido ante lo breve de la alimentación del vampiro, además de que en ningún momento perdió la cordura ni se volvió salvaje.
“Si, eso es suficiente, ya estoy satisfecho “responde, poniéndose de pie con energía, como si el hecho de estar desmayado en el piso hace unos pocos minutos nunca hubiera pasado.
Siguiendo el ejemplo del otro, también se pone de pie, mostrando muchas dudas en su rostro “No entiendo… ¿acaso la sangre sabe mal?”
“¿Hm? No es eso, a pesar del olor a gas venenoso que desprendes, tu sangre sabe bastante bien, siéntete orgulloso por ello”
“¿Entonces…?”
“Pues…es solo…que ya no puedo comer más”
Se encontraba de pie, en frente de este temible vampiro, el cual era descrito como una criatura de dos metros con semejanza a lucifer, pero lo que encontró era un vampiro con un estómago diminuto. Ahora que había algo de luz y ambos estaban de pie es que podía observar mejor al otro. El vampiro no media dos metros, era alto, quizá unos pocos centímetros por debajo de él, de constitución delgada, llevando puesto un largo abrigo negro ajustado que acentuaba su figura. Hasta el momento lo más extravagante de su apariencia era su peinado y una extraña cicatriz en su frente.
“Y bien, poniéndonos serios…un humano como tu en mi castillo, estás aquí para matarme, ¿no?” el vampiro le muestra una sonrisa arrogante, pero con seriedad en su mirada. “¿Pero lo que no entiendo es… ¿por qué me ayudaste? ¿Ansiabas el dolor de ser mordido? Si es así, no se si llamarte psicópata o pervertido”
“Digamos que tengo mi propio juicio al momento de decidir si debo matar o no, supongo que no quería que murieras de hambre antes de descubrir mi veredicto”
“Oh, interesante razonamiento, creo que podríamos llevarnos muy bien” la sonrisa que le dedicó en esta ocasión mostraba levemente sus colmillos “Bueno, si aún no has tomado una decisión, puedes tomarte tu tiempo” se da media vuelta y comienza a alejarse en dirección hacia la escalera.
Con la espalda del vampiro a su vista, era su oportunidad perfecta para cumplir su misión y deshacerse de él, sin embargo, se encontraba siguiéndolo en dirección que desconocía, subiendo por las escaleras mientras sostenía el pequeño farol en su mano. Al llegar al segundo piso, el vampiro lo condujo hacia un largo pasillo, deteniéndose en la última puerta.
“¿Estás preparado para lo que verás?” le dice el vampiro.
Con sus sentidos en máxima alerta, nuevamente lleva una de sus manos hacia su arma, preparado para enfrentarse a cualquier amenaza.
Una vez abierta la puerta, lo que se encontró no era una carnicería ni una escena del crimen como esperaba, sino más bien una habitación compuesta de muchos elementos que desconocía, como frascos de vidrio de diferentes formas y tamaños, algunos de ellos con líquidos de diferentes colores, también creía oír el sonido de lo que parecía ser una máquina.
“Bienvenido a mi laboratorio, señor Snyder”
“¿Sabes quién soy?” Lo mira con seriedad ya que nunca le mencionó su identidad.
“Eres un humano armado con la suficiente valentía para entrar en la guarida de un vampiro temido como yo, la mayoría de las personas simplemente me evitan, mientras que los más tontos que se atreven a merodear mi castillo, terminan huyendo luego de escucharme reír”.
“Entonces los rumores de su risa maníaca eran ciertos” pensaba mientras recordaba los relatos de los aldeanos.
“Pero tu caso es diferente, el solo hecho de verte me hace dar cuenta de que debes tener experiencia cazando, incluso, pudiendo pertenecer a una larga línea de cazadores de vampiros, y entre ellos, los más conocidos y respetados desde hace cientos de años, son los Snyder”
Nada de lo que el otro decía era mentira, y era por ello por lo que cada cosa que salía de su boca lo hacía sentir algo expuesto.
“Bueno, volviendo a lo importante…” da unos cuantos pasos más dentro de la habitación que él llamaba laboratorio “¿Qué te parece este lugar?”
“¿Hm? Pues más allá de los extraños elementos que hay aquí…parece una habitación normal” no negaría que todo el espacio emanaba una sensación de rareza, pero aún así, no lo consideraba un peligro o algo de lo que debiese estar alerta.
“Oh, entiendo, tal parece que este lugar es demasiado avanzado para la mente de los aldeanos corrientes, pero no te preocupes, con gusto te daré una clase detallada sobre todo lo que compone este lugar”
“No es necesario”. A pesar de sus palabras, el otro pareció ignorarlo. Siendo fiel a sus palabras, el vampiro procedió a dar un largo discurso sobre la historia de loque el llamaba “ciencia”, nombrando distintos tipos de autores, inventos y compuestos cuyos nombres no se molestaría en recordar. Sin parecer ser consciente de ello, el vampiro se pone en marcha, saliendo de la habitación, dando un recorrido por la inmensidad del castillo, todo esto sin dejar de hablar ni un segundo.
Podía notar como se iluminaba el rostro del otro mientras hablaba. Sus ojos, que eran de un color negro intenso, ahora parecían mostrar cierto brillo. Aquella criatura horrenda y fea que le era descrita por los aldeanos ahora más bien parecía un joven normal, diría incluso que no consideraba para nada fea su apariencia, sino todo lo contrario.
Mientras tanto, el vampiro se encontraba absorto en su monólogo, viéndose incapaz de detenerse, después de todo, era la primera vez que podía hablar con alguien tan abiertamente sobre todos sus descubrimientos, el sentimiento que lo embargaba era de una increíble satisfacción.
De pronto, es interrumpido por el cazador, quien le muestra una mirada que parecía albergar confusión.
“Me das la espalda y de la nada comienzas a caminar y parlotear sin parar, dime, ¿tanta confianza tienes en que no te mataré?”
“Señor Snyder, si quisiera matarme, supongo que ya lo hubiera hecho” responde dedicándole una tenue sonrisa. Ates de disponerse a continuar con su caminata, es interrumpido por el otro.
“Stanley”
“¿Hm?”
“Ese es mi nombre”
“Oh…Stanley…Stan…lo recordaré” con algo de recelo, decide también compartir su nombre. “Me imagino que al igual que todos en la aldea, ya conoces mi apellido” hace una leve pausa “Xeno Houston Wingfield” menciona levantando la cabeza y sonriendo con suficiencia, para luego nuevamente voltearse y continuar con su recorrido por el castillo.
La noche se había tornado de un matiz intrigante, con resultados fuera de lo común de sus habituales cacerías. Si bien había decidido no matar a Xeno aún, lo mantendría bajo vigilancia para asegurarse si su existencia era un peligro para el resto de la población y además que tan verídicos eran todos los rumores que existían a su alrededor. Para ello, es que llega a la conclusión de que la mejor manera de mantener a Xeno vigilado, era que el mismo continuara visitándolo a su castillo por las noches.
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Las noches continuaron y las visitas al castillo de Xeno no cesaron. Al principio lo visitaba tres veces a la semana y luego comenzó a hacerlo todas las noches.
Como era de esperar, los rumores sobre sus visitas al castillo no tardaron en llegar, ocasionando que algunos aldeanos se le acercaran al con dudas y confusión a preguntarle sobre el encargo que le hicieron.
Los primeros días, sus respuestas se limitaban a “lo estoy observando”, luego, con el transcurso de las semanas y el aumento de sus visitas a Xeno, optó por ignorar cualquier queja y dedicarles una mirada fría que los callaba a todos al instante.
No era del todo mentira que se encontraba observando a Xeno, había utilizado este tiempo para determinar que tan peligroso era este vampiro y si su decisión de dejarlo con vida era la correcta, pero lo cierto es que más allá de su comportamiento excéntrico, no percibía que fuera peligroso, y si es que en verdad lo fuera, cada vez le importaba menos. Se encontraba fascinado ante este ser, en poco más de un mes había aprendido algunas cosas de su naturaleza vampírica, como el hecho de que Xeno, a diferencia de otros vampiros, no moría al estar bajo la luz del sol, pero eso no significaba que no fuera afectado, ya que su fuerza disminuía drásticamente por lo que podía desmayarse y tardar en volver a estabilizarse.
También estaban las grandes líneas en forma de “X” que estaban en su frente, según palabras del propio Xeno, hace miles de años su familia fue afectada por la mordida de un vampiro considerado como “sangre pura” y desde ese entonces toda la descendencia familiar había sido afectada por una marca con forma de cicatriz que podía presentarse en cualquier parte del cuerpo.
Además de toda la información que había recopilado, lo que realmente le fascinaba de Xeno era su intelecto. Era un vampiro que permanecía casi siempre oculto en su castillo desde hace cientos de años, nunca interactuaba con nadie, pero aún así era el sujeto más listo que había conocido. Lo había escuchado y observado trabajar en su laboratorio, al poco tiempo el mismo empezó a ayudarlo con sus experimentos, ya sea cooperando al cargar materiales pesados o consiguiendo los elementos que necesitaba y que estaban fuera del castillo.
Siempre escuchaba atentamente sus explicaciones científicas, a pesar de que nunca le preguntaba por ellas, de todos modos, Xeno se emocionaba y comenzaba un largo discurso que solo terminaba hasta que él mismo le decía que ya era suficiente.
Relacionado con su intelecto y su amor por la ciencia, otra cosa que le impresionaba de Xeno es la manera en la intentaba no depender del consumo de sangre para sobrevivir. En su experiencia como cazador, la mayoría de los vampiros no se caracterizaban por ser los más listos, muchos de ellos, en su larga y extensa vida, habían abandonado cualquier rastro de cordura, dejándose llevar únicamente por el deseo y la búsqueda de sangre. Xeno en cambio, intentaba buscar soluciones, le había reconocido que usualmente no consumía sangre debido a que lo consideraba un acto grotesco y poco elegante, siendo por ello que dedicaba sus esfuerzos en su laboratorio para crear una sustancia que lograra reemplazar el sabor de la sangre.
Cada cosa nueva que escuchaba y descubría de Xeno lo alejaban aún más de su propósito original de deshacerse de él, incluso podía darse cuenta de que se había acostumbrado a su presencia, anhelando incluso sus encuentros.
Era una de esas noches en las que se encaminaba a visitar a Xeno, el cielo estaba especialmente despejado y sin nubes, por lo que se lograba apreciar una hermosa luna llena. Se preparaba para ayudar a Xeno en su laboratorio al igual que todas las noches, pero se sorprendió al ver que la habitación estaba cerrada. Encontrando la situación inusual, hizo un breve recorrido por el castillo en busca del otro, pero al no encontrar rastros, se dirigió a su habitación, a la que solo había entrado una vez. Una vez fuera de ella, decide tocar la puerta.
“¿Xeno?” pregunta luego de dar unos golpes suaves.
“Oh, Stan, estás aquí…” le decía con una voz baja.
“¿Está todo bien?”
“Oh, no es nada, solo…no me siento del todo bien hoy…”
“¿Estás enfermo?” su voz delató su preocupación, nunca había escuchado de vampiros que se enfermaban, sobre todo le parecía aún más extraño viniendo de Xeno, quien siempre era muy pulcro y no cometía los mismos actos bárbaros del común de los vampiros.
“Digamos que una de las sustancias que cree para sustituir la sangre no salió como esperaba…lo siento, pero me temo que no podremos trabajar en los experimentos hoy, ni tampoco en los siguientes dos días”
Sintiéndose muy confundido, pero sin atreverse a preguntar más, solo dice “Entiendo” mientras se aleja lentamente de la habitación, para luego agregar “nos vemos en unos días” continuando su camino hacia la salida.
Los días siguientes transcurrieron de manera lenta, sin poder dejar de pensar en lo extraña de la situación con Xeno, tenía más bien el presentimiento que aquello de “no sentirse bien” era más bien una excusa para alejarlo, pero no lograba entender el motivo. En tanto sus pensamientos divagaban, se encontraba caminando por el pueblo para realizar unas compras, hasta que se detuvo al escuchar a unas personas susurrar.
“Tal parece que ese vampiro sigue con vida, ¿Qué debemos hacer?”
“No lo sé, ¿quizá debamos buscar a alguien más? O hacer algo nosotros mismos, después de todo esa cosa no parece ser muy peligrosa”
“Si…algo debemos hacer, muchos de nosotros contamos con esas tierras ricas en trigo, pero para poseerlas primero debemos deshacernos de su huésped”
En tan solo un instante, el grupo de personas detiene su platica al percatarse de una presencia detrás de ellos.
“Se-señor Snyder es usted!!” dijo uno de ellos, con evidente nerviosismo.
“Ustedes… ¿de que era lo que hablaban?” menciona dirigiéndoles una mirada gélida.
“Oh…no es nada” respondía uno de ellos, desviando su mirada.
“Señor, yo puedo decirle lo que sucede” responde otro de los hombres, quien parecía ser el más audaz del grupo “Ya que nuestro encargo para que usted se deshiciera del vampiro no ha sido cumplido aún, nos encontramos buscando otras alternativas”
“Hm, entiendo… ¿pero por qué mencionaron unas tierras?”
El hombre que se había mostrado valiente hace unos segundos permaneció en silencio, al igual que el resto del grupo, intercambiando miradas entre ellos.
“No me digan…todo el asunto sobre el peligroso vampiro de dos metros que no los dejaba vivir era en realidad una mentira, todo para que les hiciera el trabajo de deshacerme de el y así las tierras en las que se encuentra su castillo quedarían disponibles para ustedes, ¿no?” No es que no presintiera desde el principio que toda la historia sobre Xeno era una exageración, pero escuchar de primera fuente que en realidad todo lo que quería esta gente era verlo muerto para quedarse con sus tierras, sobrepasaba cualquier cosa que hubiera pensado antes.
“Señor…se que lo que le dijimos era una mentira, pero…era por el bien de todos, al final todos saldríamos beneficiados”
“¿El bien de todos, dices? Se acerca unos pasos hacia el hombre, mostrando un aura amenazante “Dime, ¿en que beneficiaría eso a Xeno?”
“¿Xeno?” pregunta uno de los hombres con confusión en el rostro “Bueno, es solo un monstruo así que no creo que a alguien le importe…”
“Si, a nuestra aldea le vendría muy bien el obtener los frutos de esas tierras, y de paso, el mundo se libraría de la existencia de esa bestia” agrega otro de los sujetos.
Sin querer seguir escuchando más, procede a sostener del cuello al último hombre que habló, ahorcándolo con sus manos lo más fuerte posible, para luego soltarlo y golpearlo con fuerza en la cara. Los demás hombres se alejaron y observaron la escena con terror en sus rostros, sin atreverse a intervenir.
“Si me entero de que alguno de ustedes está ideando hacerle algo a Xeno, sea por el motivo que sea, los mataré” se aleja del grupo, quienes comprendieron que el cazador de vampiros ya no era su aliado.
Pasados los tres días, se encaminó al castillo, esperando retomar sus encuentros con Xeno. Al ingresar, se encuentra con el otro cerca de la entrada, como si estuviera esperándolo.
“Stan! ¡Tan puntual como siempre!” le muestra una leve sonrisa, sin apreciarse restos de ningún tipo de enfermedad en su cara.
“¿Te sientes mejor?”
“Si, solo necesitaba descansar unos días, ahora continuemos en donde nos quedamos” le menciona como si la escena de hace unos días en que se sentía mal no hubiera existido, mostrándose animado y retomando sus largas explicaciones sobre temas científicos que no comprendía.
Todo parecía haber vuelto a la normalidad, continuó visitando el castillo todas las noches, habían reanudado el trabajo en los ensayos del brebaje que sustituye a la sangre, la salud de Xeno se veía en perfecto estado, no parecía que hubiera nada que perturbara estos momentos de estabilidad.
Al mes siguiente, nuevamente encontró a Xeno encerrado en su habitación, afirmando estar “indispuesto” para trabajar por unos días. Sus preocupaciones y sospechas habían vuelto, aunque no quería perturbar a Xeno, así que optaba por seguir lo que le decía y retirarse del castillo unos días hasta que se sintiera mejor. La situación se siguió repitiendo los meses siguientes, en los cinco meses desde que se conocían, en todos Xeno se encerraba por unos días y se negaba a mostrarse.
En más de una ocasión había intentado preguntarle sobre esta situación, pero siempre obtenía respuestas distintas como “me expuse al sol y me debilité” “uno de los experimentos salió mal” o incluso “tuve un mal sueño y necesito tiempo para recuperarme”, siendo cada excusa más difícil de creer que la otra. Llegado el sexto mes, su paciencia para tolerar esta seguidilla de sucesos se había terminado, siendo por ello que se atrevió a entrar en el cuarto de Xeno.
“¡¿Stan?!” Escuchó la voz sorprendida de Xeno, pero no logro verlo. Al dar unos pasos para ubicarse en medio de la habitación, logró ver un bulto en medio de la cama, no necesitaba ninguna explicación para saber que Xeno se encontraba cubierto debajo de esas sábanas.
“¿Por qué entraste? será mejor que te retires por hoy…”
“¿Por qué te escondes?” le pregunta.
“…No me estoy escondiendo…acabo de despertar de una siesta, es todo”
“Entonces supongo que no importa si hago esto” sin esperar una protesta del otro, retira con rapidez las sábanas que cubrían a Xeno, dejándolo expuesto.
Lo primero que notó fue que Xeno estaba vestido con lo que parecía ser un pijama de color negro, pero luego al ver su rostro observó el horror en su expresión, las líneas que cubrían su frente ahora eran completamente negras y de mayor grosor, sus ojos también se habían vuelto de un color negro, como si sus pupilas estuvieran en completo dilatadas, sus colmillos y garras habían crecido así que eran mucho mas visibles, tal parecía como si todos sus rasgos de vampiro se hubieran incrementado. Mas allá de su apariencia, lo que más lo consternaba era la reacción del otro, parecía en completo vulnerable, temblando y con expresión de miedo en su mirada.
“¡No me veas! Decía mientras se llevaba ambas manos a la cara, intentando cubrir su rostro, todo esto en tanto no dejaba de temblar y comenzaba a llorar. Su llanto era silencioso, pero no por ello menos desgarrador.
Habían pasado varios meses en que prefirió mantenerse al margen, sin importunarlo y dejando que el tiempo transcurriera. No podía continuar manteniéndose alejado, así que esta vez en lugar de pensar, dejó que su cuerpo actuara. Mientras Xeno no dejaba de temblar, lo rodeó con un fuerte abrazo, el cual fue tan sorpresivo para el otro que por un instante detuvo su llanto.
“Estoy aquí, no me voy a ningún lado” le dijo sin dejar de abrazarlo.
Al escuchar estas palabras, sus ojos se abrieron con asombro, iniciando una nueva oleada de lágrimas, todo ello mientras devolvía el abrazo. Ambos permanecieron en esa posición por varios minutos, lentamente la respiración de Xeno pareció normalizarse, también el llanto y los temblores de su cuerpo pararon, fue allí cuando se alejó unos centímetros y tomó su rostro con ambas manos. Al sentir las manos en su rostro, Xeno tembló y dudo unos instantes en hablar.
“No crees que soy repulsivo? Le dijo, desviando su mirada, intentando evitar el contacto visual.
Lo observaba atentamente, apreciando cada detalle mientras movía su cabeza de un lado a otro “¿Por qué lo haría?”.
“¿Acaso no me ves? Ahora si parezco un monstruo…” decía Xeno, con lágrimas amenazando nuevamente por salir de sus ojos.
Con una de las manos que sostenía su rostro, levanto ligeramente su cabeza y lo obligó a devolverle la mirada “Para mí, no luces nada mal”.
Con una expresión de sorpresa y abriendo ligeramente su boca, dijo “… ¿Estás loco?”
“Quizá lo esté” le dice sin dejar de sonreírle “Entonces ¿esta es la razón por la que te ocultabas todos los meses?”
“…Todas las noches de luna llena me ocurre… ¿recuerdas cuando te conté sobre el sangre pura que mordió a mis antepasados hace miles de años? Pues desde ese entonces, cada noche de luna llena ocurre una maldición en la que todos mis rasgos se intensifican…alterando no solo mi apariencia, sino también mi hambre” al decir esto último trata de deshacer el abrazo y alejarse, aunque sin mucho éxito.
“Stan…debes alejarte de mi por ahora” decía mientras su respiración se agitaba, mirándolo con intensidad.
Podía hacerse una idea del significado de sus palabras, pero aún así no se apartó “Creo que eso no será posible”
“Stan, no entiendes…en estos días, mi mente no logra controlar las acciones de mi cuerpo, por lo que puedo intentar devorar tu sangre, y si hago eso…quizá termine convirtiéndote en vampiro”
La afligida mirada en el rostro de Xeno era lo que más le destrozaba el alma, así que, sin pensar mucho en ello, decidió mandar a la mierda años de tradición familiar como cazador de vampiro y obedecer sus propios deseos.
Abrazando nuevamente a Xeno, contesta “Pues que así sea”.
Habiendo obtenido el permiso y sin poder aguantar más, Xeno se acerca a su cuello y lo muerde con fuerza. La sensación de los colmillos en su piel se sintió algo dolorosa, pero no lo suficiente como para alejarse. Debido al enorme deseo que sentía Xeno, es que se estaba abalanzando sobre el otro para beber con todas sus fuerzas, siendo por ello que, por comodidad, ambos se agacharon y terminaron sentándose en la cama, con Xeno sentándose a horcajadas sobre el otro.
No estaba incómodo por la posición, de hecho, ni siquiera le importaba que le estuviesen drenando la sangre, así que, siguiendo los pasos de Xeno, decidió que también se dejaría llevar por sus impulsos. Lleva una de sus manos hasta la cintura de Xeno, mientras mantenía la otra sosteniendo su nuca. Sentía un aumento en su temperatura, no sabiendo muy bien si se debía a que estaba siendo mordido o por la cercanía e intensidad de la situación en la que se encontraban ambos. Pensando en que Xeno era quien más estaba disfrutando, decide tirar de sus cabellos con la mano que sostenía su nuca y obligarlo a dejar de morderlo, siendo ese momento en que se lanza hacia sus labios y lo besa. Podía sentir el sabor de su propia sangre en el beso, pero eso no lo detendría de continuar, aumentando la intensidad en el beso.
Xeno al inicio parecía algo sorprendido, pero al poco tiempo correspondió el beso con la misma intensidad.
Pudo sentir los colmillos del otro rozar sus labios, creando una herida que comenzó a sangrar, produciendo que Xeno lo besara con aún más entusiasmo. Estaba muy absorto en el beso hasta que repentinamente un fuerte dolor en su cabeza lo detuvo.
“Ugh!” Se llevó una de sus manos a su frente, mostrando una expresión dolorosa en su rostro.
El dolor era punzante y no lo dejaba pensar en nada, pero luego ese dolor vino acompañado de un dolor agudo en su pecho. No podía evitar gruñir ante la intensidad del dolor, percatándose también de que su visión estaba volviéndose borrosa.
“Stan! Tranquilo, estoy contigo” le decía Xeno, quien parecía comprender lo que le estaba sucediendo.
El dolor se había extendido a todo su cuerpo, podía escuchar fuertemente los latidos de su corazón, el cual creía que en cualquier momento explotaría, sentía también como si sus propios huesos estuviesen cambiando de alguna forma, a pesar de que dichos cambios no se apreciaran a la vista. Pudo notar molestias también en sus dientes, específicamente en la zona de los colmillos, imaginándose que posiblemente estarían creciendo.
Luego de lo que pareció una eternidad y sin perder el conocimiento en ningún momento, el dolor pareció detenerse, su mirada ya no era borrosa e incluso parecía que todos sus sentidos estaban mejor que nunca.
“¿Stan? ¿Cómo estás?” le decía Xeno, quien lo miraba con mucha preocupación.
Sin querer perder más el tiempo y dejando atrás los minutos de intenso dolor, nuevamente sostuvo a Xeno por la barbilla y lo besa. Xeno le siguió la corriente y continuaron besándose por varios minutos. Alejándose de los labios de Xeno, se dirige hacia su cuello y, con algo de duda, pero con mucho deseo, lo muerde. Esta era la primera vez que mordía a alguien, no sabía si era porque la sangre era de Xeno, pero el sabor en su garganta era lo mejor que había probado en la vida. Continuó bebiendo algunos sorbos, al detenerse extiende su lengua y lame el lugar exacto en que mordió, luego se detiene y regresa a los labios del otro. Xeno aún tenía rastros de la sangre que había bebido, por lo que en el beso se mezclaron los sabores de la sangre de ambos.
No quería detenerse y ya había presionado su rodilla en la entrepierna del otro, produciendo un leve gemido de parte de Xeno, pero el cansancio pareció golpearlo repentinamente y se detuvo.
“Siento…como si hubiera corrido durante todo el día” decía, sintiéndose miserable por detenerse.
“Acabas de ser convertido, tu cuerpo apenas está asimilando el cambio, es lo normal, probablemente necesitarás una semana de descanso”
“Eso es demasiado” le decía, enterrando su cabeza en el cuello de Xeno.
“Ahora que también eres un vampiro, créeme que el tiempo se sentirá como un suspiro” decía Xeno, acariciando su espalda “No tenías que hacerlo…” decide agregar.
“No tienes que lamentarte, yo mismo quise esto” le contesta con total seguridad.
“Pero desde ahora…tu vida será distinta…desde el momento en que te veas a ti mismo, notarás los primeros cambios” le dice mientras extiende una de sus manos hacia unos cajones que se encontraban cerca, encontrando un pequeño espejo y enseñándoselo.
Lo primero que notó fueron unas pequeñas cicatrices que se extendían desde debajo de sus ojos hasta el puente de su nariz, sus orejas estaban levemente más puntiagudas y al abrir la boca se percató de lo afilado de sus colmillos.
“Nada mal” responde, añadiendo luego “Esperaba que me crecieran unos cuernos en la cabeza, pero, de todos modos, no está mal”
“¿Cuernos? ¿De qué hablas? ¿Qué criatura diabólica crees que somos?” comenta Xeno mientras comienza a reír.
Sintiéndose feliz al ver la sonrisa del otro y con su nueva faceta como vampiro, decide atreverse y sincerarse “Quédate conmigo”.
Dejando de reír para luego observarlo con expresión de sorpresa, contesta “Estás… ¿eres consciente de lo que dices?, hace poco aún eras un cazador de vampiros”
“Ya desde hace seis meses que dejé de ejercer debido a ti…ahora que oficialmente me convertiste en uno de los tuyos, debes hacerte responsable”
“¡Pero si tú mismo fuiste quien quiso que te mordiera!”
“De todos modos, ambos nos besamos, mordimos y compartimos nuestra sangre, solo nos faltaría el matrimonio para estar comprometidos de por vida en todos los sentidos”
“Matri…estás avanzando demasiado rápido con todo” decía Xeno con el rostro muy rojo, intentando desviar su mirada.
“De acuerdo, pero que me dices de mudarme aquí…no creo que pueda seguir viviendo entre los demás aldeanos, además de ese modo ya no tendría que viajar todos los días para visitarte y ayudarte con los experimentos”
Aún con el rostro rojo, se mantiene en silencio, analizando sus posibles respuestas “…Pues si es así como lo planteas…supongo que está bien” dice, sintiéndose avergonzado.
Sin poder evitarlo, una gran sonrisa se extiende en su rostro “Pues me quedaré aquí a partir de ahora”
“…Bien” Es lo único que se atreve a decir el otro, siendo fuertemente abrazado luego de ello.
El tiempo había transcurrido y con ello había aprendido más de si mismo. Descubrió que, a pesar de ser ahora un vampiro, no se veía afectado en absoluto por los rayos del sol, sino que podía mantenerse bajo el sin sufrir ningún tipo de daño o consecuencia. También pudo notar como su fuerza física se había incrementado drásticamente, siendo una característica alabada por el propio Xeno, quien consideraba que sus habilidades estaban a la par de un “sangre pura”.
No pasó mucho tiempo hasta que la población se enteró de la noticia de su conversión a vampiro, generando nuevos tipos de rumores acerca de ambos, algunos incluso llamándolos “pareja” o “matrimonio de demonios”, llegando todos a la conclusión de que Stanley ahora se había convertido en un pilar fundamental en la vida del otro, siendo su principal fuerza y eliminando a cualquiera que se atreviera a importunar la paz que ambos habían alcanzado.
Notes:
Todo este fic nació de un impulso, por eso lo escribí rápido y es posible que hayan errores.
Me hubiera gustado extenderme un poco más en la parte cachonda pero no se que tan bien se me de extenderme en esas escenas...pero de todos modos es obvio que ellos cogen como conejos.
Gracias por leer!
Bennet657 on Chapter 1 Sat 16 Aug 2025 02:18AM UTC
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VannCrows on Chapter 1 Sat 16 Aug 2025 07:53PM UTC
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