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Día 0
El inicio a su vida de adulto independiente se estrena con este departamento semi amueblado en el piso 11: es pequeño y solo cuenta con una habitación, aún huele a pintura blanca y los muebles tienen el plástico alrededor, listos para estrenarse, la cocina solo abarca unos 3 metros, un balcón diminuto acompañado de una vista lejana al centro de la ciudad, en el baño se encuentra la tina, que parece de juguete, donde muy apenas le cabe el cuerpo y los dedos de los pies le salen por los bordes, no importa, es todo lo que necesita; hace tres meses cumplió 26 años y también consiguió un trabajo de contador en una empresa de marketing, sus padres le rogaron se quedara con ellos, sin embargo, tuvo que convencerlos de lo contrario, y no lo malentiendan, adora a su familia, pero sabe que quiere vivir solo, comenzar a amoldar lo que sería la adultez de un joven alfa, mamá lloró y lo abrazó como si no lo fuese a ver en meses, él solo la consoló mientras reía, porque aunque la casa le quedara a media hora y todos los fines de semana regresara a comer, a ella le parecía el fin del mundo.
Ahora solo observa todo el departamento a su disposición, no tarda ni cinco minutos en recorrerlo, no obstante, está encantado, la planta de sombra que le dio una de sus hermanas está justo a lado de un sillón blanco que de milagro cupo en la diminutiva sala, justo enfrente hay una pantalla plana de 65’ pulgadas, regalo de su padre, al principio se negó, pero le recriminó que por lo menos les dejara obsequiarle la tele, pues no les había permitido ayudarle con el depósito de arrendamiento, pues Piastri invirtió el dinero que ganó como pasante en su último año, cedió ante la sonrisa idéntica a la suya, sus padres eran su punto débil; suspira complacido e inicia la tarea de comenzar a acomodar la ropa en el armario, mañana sería su primer día y su lado obsesivo le pedía que todo estuviera organizado antes de irse a dormir.
Día 1
El ruido de la licuadora lo despierta, ¿tiene ese electrodoméstico?, aún adormilado pasa el grueso brazo por encima de la frente y se tapa el oído, abre un ojo para observar el reloj a un lado de la mesa, 5:00 am, no puede ser, aún le faltaba una hora para despertarse, entonces, como si fuese un rayo se incorpora y aplasta su cabello tratando de tomar energía, recuerda que vive solo y claramente él no la encendió, se levanta en la oscuridad alumbrada por las tibias luces de la ciudad, nota que dejó el balcón abierto, aún no le instalan el aire acondicionado y en este lugar hace un calor infernal, camina y sale al exterior, hasta ese momento nota que los balcones están casi pegados, la luz del departamento de a lado le indica que es su vecino el que produce ese ruido, lo ha despertado y aunque no está de mal humor, le hubiese encantado dormir más… ¿quién será su vecino y por qué se levanta a esta hora?
A pesar del percance de la mañana, sale con mucho tiempo en contra de su voluntad, agradece este hecho, alcanzó a desayunar y como si fuese un presagio de lo que le depararía, a las 6 am estaba en la estación, al ser inexperto en el transporte se equivocó en el sentido del metrobus, tuvo que bajarse y esperar por el siguiente, ahora sí en la línea correcta, con el tiempo extra logró llegar temprano a su primer día, pensó mientras se presentaba en la oficina “Gracias vecino desconocido.”
Día 2
Son las ocho de la noche, acaba de cenar y el cabello castaño húmedo se le pega a la frente, olvidó la secadora en la otra casa, así que debe esperar a que se seque naturalmente, abre el balcón esperando que la brisa de primavera le ayude en esta tarea, porque odia dormir con el cabello mojado, mientras tanto se pone a ver la retransmisión de la carrera de F1, justo está buscando el canal cuando escucha el eco de la tele del vecino, la voz del comentarista anunciando un choque en la primera curva, al parecer Russell y O'ward, un golpe y el quejido junto a una palabra que no entendió le anunció que la persona de a lado no estaba muy feliz por el resultado, sin duda su vecino podía ser más interesante de lo que creía. Por fin encontró el canal, y disfrutó silenciosamente las reacciones del vecino, parecía una persona divertida y comenzó a imaginar cómo sería… ¿tal vez alguien muy agradable y lindo?.
Día 7
Domingo de descanso, esta primera semana en la oficina le costó adaptarse, no a su labor, si no a sus compañeros; Lando: un omega pomposo, ruidoso y dramático, aunque no entendió su humor al principio, ni sus ganas de destacar, descubrió que en realidad solo era muy inseguro y luchaba por demostrar que no era una simple máquina de bebés; Felipe, beta y brasileño con familia italiana, una bomba de diversión y encanto, aunque al principio parecía muy serio, más con esos ojos tímidos que cargaba, rápidamente se adaptó a las sonrisas cálidas y los silencios significativos de Oscar, él entendió al instante que Piastri era introvertido y que su batería social se drenaba rápido, así que le daba tiempo para recargarla; poco a poco iba construyendo lo que parecía un ambiente laboral ameno, y aunque no todos fueron tan amables, ejemplo, el decrepito de Helmut de almacén, por lo menos se contentaba con que lo dejaran decorar su cubículo con un McLaren miniatura, además había esa tradición extraña de revelar la fotografía de un calendario de perritos cada primer día del mes.
La música pop comenzó a filtrarse por las paredes delgadas del departamento, otra vez su vecino cantaba una canción en… ¿español?, no estaba seguro, al principio creyó que era italiano, porque escuchó hablar a Felipe con su madre por teléfono, pero ahora que lo oía cantar: “Tengo un ticket sin regreso, y un montón de sueños dentro de un veliz…” estaba seguro que podría ser español. Al parecer estaba limpiando, pues escuchaba los muebles ser movidos y una cubeta siendo llenada varias veces. Tenía mucha curiosidad por saber cómo era, en esta semana descubrió que el vecino se levantaba a las 5 am de lunes a sábado, desconocía la hora de su regreso en la tarde, pero cuando él llegaba a las 8 de la noche, ya había luz en el departamento de a lado, también se acostaba temprano, para las 10 ya no se escuchaba ni un solo ruido, parecía una persona disciplinada y madrugadora, por más que había salido temprano al trabajo, no lo encontraba en el pasillo o en el elevador… con el paso de los días se convirtió en un misterio que entretenía a Oscar.
Día 12
El viento nocturno azotaba el vidrio grueso, la puerta del balcón emitía un sonido de película de terror, y por más que trató de concentrarse en preparar su cena el sonido lo distrajo en exceso, su mirada enfocó a través del cristal y observó con detenimiento, debatía entre salir y mover las plantas que su hermana le había regalado o simplemente seguir en su tarea, sin embargo, un destello amarillo le llamó atención, había algo ondeando como una bandera llamativa atorado en el helecho que comenzaba a crecer, rápidamente lavó sus manos sin perder de vista la extraña aparición, los pasos se acercaron y comenzó a recorrer la puerta, la brisa le estampó en la cara y llenó los ojos con residuos de tierra, la gran palma con uñas perfectamente recortadas tomó la prenda y se introdujo de nuevo a la seguridad de su departamento, limpiándose la cara con el interior del brazo se detuvo a analizar lo que había capturado.
Una playera amarilla de un tamaño regular y con dibujos que nunca había visto se encontraba en su palma, más que el color, lo que le llamó la atención fue el olor de la feromona que transmitía, una esencia cítrica y cálida llenó las fosas nasales de una sensación de felicidad líquida que se introducía en su sistema, llegando hasta lo más profundo de su cerebro, por Dios, olía tan delicioso que las piernas le tambalearon y tuvo que recostarse en el sillón blanco, entumecido de pies a cabeza quedó en un trance por unos 15 minutos, hasta que asustado por sus acciones soltó la prenda para alejarse de ella, como si se tratara de material radiactivo, nunca había tenido esta reacción ante la feromona de un omega, porque claramente lo reconoció como tal, era excesivamente abrumadora y seductora, sintiéndose culpable por la acción tan vergonzosa buscó una bolsa ziploc y colocó dicho objeto peligroso en ella… usando la lógica que siempre le favorecía, la única respuesta al misterio fue una verdad que lo dejó tembloroso, su vecino era el dueño de la playera y, por supuesto, de ese aroma que lo tenía mareado… necesitaba conocerlo pronto, para ser precisos en estado de urgencia, sin embargo, lo que menos deseaba Oscar Piastri era aparecer en la puerta de su vecino viéndose como un acosador, necesitaba que fuese un encuentro casual.