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VALOR

Summary:

Armarte de valor para revelar tus sentimientos a la persona que amas, era una lucha constante de la que todo podría cambiar; ser rechazado y seguir adelante, o ser aceptado y continuar con el sueño que planeaste por años. Naruto pensó que al aceptar tener una cita romántica con su mejor amigo era la señal suficiente para declarar su amor más puro, dar el siguiente paso a una relación que llevaba años de confianza. Lo que no pudo saber era que Sasuke aún no lograba olvidar su pasado, dejándolos a ambos en una situación incómoda y dolorosa.

Notes:

Otra historia Cliché, espero les guste.

Chapter Text

Era su mejor traje; la corbata hacía juego con el color negro del saco y el pantalón. El cabello que siempre llevó corto se mantuvo igual, aunque el rubio resaltaba ante los colores oscuros de la vestimenta.

Era primera vez que asistía a una velada romántica de alto lujo, el restaurante al que se necesitaba una reserva con meses de anticipación, es donde Sasuke lo llevaría a celebrar su cumpleaños número veintiocho. Había saltado de felicidad cuando le entregó la invitación la semana pasada liberando un poco de sus feromonas con cierto pánico de que las sintiera. Fue demasiada excitación y para no arruinar la noche, tomó dos pastillas con el propósito de controlar su esencia, al menos durante la cena.

Esta noche era especial, más que las otras. Era la primera vez que Sasuke lo invitaba a una cena elegante que no fuera al camión de comida rápida en la esquina cerca de donde vivía. Además de que la relación tóxica que mantuvo por años había acabado al fin por culpa de Sakura que lo engañó por tercera vez con la misma persona de las dos primeras.

Pudo notar con el tiempo que él, esta vez, necesitaba continuar con una vida más sencilla y feliz, en vez de mantenerse amarrado a una persona que al tener la oportunidad recurre a otro hombre y no a él.

Había tardado doce días en poder sacarlo adelante, obligándolo a comer, a asearse y salir del departamento. Aquella odisea no la olvidaría nunca, pero era un proceso necesario para que pudiera desintoxicarse de aquella relación que la única ganancia fue dolor y coraje.

El recepcionista del restaurante le dio la bienvenida con una cálida y profesional sonrisa.

—¿Tiene reservación?

—A nombre de Uchiha Sasuke —respondió con una voz demasiado alegre, extasiado de que estuviera ocurriendo.

Algunos comensales cercanos a la entrada se giraron molestos por el tono elevado, aunque se sintió incómodo, mantuvo su felicidad.

Era el día en que revelaría su más grande amor y unos niños ricos no opacaran su día.

El recepcionista no le tomó importancia a la disputa silenciosa, lo guió por medio del local hasta una mesa lo suficientemente alejada para tener una conversación privada.

El lugar era hermoso, mejor de lo que había pensado; aislado, música de fondo y rodeado de flores de todo tipo al aire libre. La luz de la luna le entregaba el toque que buscaba para poder declararse.

Al sentarse, el camarero no se acercó suponiendo que esperaba la presencia del segundo comensal para tomar sus órdenes. Sin embargo, a los segundos llegó otro mozo quien le dejó una copa de agua junto a una de vino blanco a cortesía de Sasuke que le había informado con anticipación.

Bebió tres tragos cuando él apareció, con su exuberante altura y cabello oscuro silenciando cada mesa del restaurante con su belleza indescriptible. La sonrisa en sus labios parecía sincera y encantadora, revolviéndole todo el estómago.

—Te ves increíble, Naruto —murmuró al llegar a su lado sin dejar aquella hermosa expresión en su rostro—. Me siento afortunado.

Todo lo contrario. Se sentía afortunado de tenerlo solo para él.

—Tú te ves perfecto —respondió a su cumplido, avergonzado—. El negro te viene excelente.

—Siempre llevo negro —dijo ceñudo—, ¿qué es diferente hoy?

—Es ropa formal, ahí está la diferencia.

Rara vez lograba verlo de forma tan elegante, su trabajo no ameritaba ropas de alto valor, sino unas más cómodas y sueltas en caso de que ocurriera una emergencia.

—Feliz cumpleaños, Naruto —le sonrió con aquellos labios que difícilmente se lograban ver curvados—. Te tengo un regalo, pero quiero dártelo después. Será una sorpresa.

Negó extasiado.

Esperaba ese regalo como ningún otro.

—¿Cómo está yendo el caso de asesinato? —quiso saber mientras ojeaba la carta controlando su reacción al ver tales precios en algo tan común como un salteado de papas—. Esta mañana escuché que habían conseguido nuevas pistas.

—No te puedo decir, es clasificado —rió—, pero puedo confirmar que cada vez estamos más cerca de encontrar al bastardo.

—Karin debe estar horrorizada por el tiempo que le está llevando el caso.

—Ya no la soporto —bufó—. No para de quejarse y Suigetsu se aprovecha de ello empeorando aún más su carácter.

—¿Y qué vas a hacer?

—Los separe —dijo con orgullo—. El día de ayer fue como un regalo que no sabía que quería.

Sonrió admirando sus gestos.

Adoraba ver aquella actitud relajada y burlesca que solo aparecía cuando estaban juntos, una que fue también presenciada por Sakura y que no supo valorar con el tiempo.

—¿Y contigo? ¿Cómo ha ido el trabajo con Jiraiya? —dejó la carta a un lado para ponerle más atención—. He escuchado que trabajar con él puede ser complicado.

—Fue el único que me buscó a pesar de mi sello omega y mi edad avanzada —argumentó bebiendo vino—. Ser nadador después de haber sido descubierto por las autoridades…

—No digas eso. Fuiste el mejor nadador de todos, les ganaste a esos alfas sin trampas, Naruto—arremetió con dureza—. El que fueras un omega hirió sus orgullos y te atacaron.

—La federación fue justa —dijo encantado de que lo defendiera—. Las reglas eran claras y yo las violé.

—Y al hacerlo demostraste que un omega puede vencer a un alfa si se lo propone.

—A todos, menos a ti —rugió luchando por controlar las feromonas que gritaban por salir para encantar al alfa frente suyo.

—Por favor, Naruto —bebió de su vino—. Yo soy distinto a ellos, jamás podría subestimarte. Iría con todo desde el principio.

El camarero que con anterioridad los observaba se acercó a pedir las órdenes, no tardó en entregar una reluciente sonrisa a Sasuke antes de hablar, un efecto que con regularidad aparece a su alrededor. El hombre no tomó nota de sus pedidos, con un movimiento ligero de cabeza dio pie para marcharse con elegancia.

—¿Cómo has estado? —quiso saber, notando un pequeño malestar en su rostro—. ¿Has podido despejar tu mente?

Sasuke sonrió sin responder directamente.

—Es tiempo pasado, Naruto. No hay porqué hablar de eso.

Tenía razón. Lo de Sakura ya había pasado hace ya varias semanas y Sasuke dio grandes pasos para olvidarla, había ayudado en el proceso de limpieza y con el tiempo pudo notar que la cercanía de su mejor amigo aumentó entregándole la confianza suficiente para dar un paso adelante.

Los miedo que acumuló a los largo de los años escondiendo su amor por Sasuke, ante la posibilidad de ser rechazado fue decayendo cuando se convirtió en su centro de pensamientos. Lo dijo claramente cuando botaba los regalos de Sakura a la basura, que la única persona que realmente importaba en su vida era él.

Se enfrascaron en una amena conversación cuando la comida fue servida por tres distintos meseros, los platos eran abundantes a pesar de lo que había tenido en mente.

Antes de que llegara el postre, miró embobado como él terminaba de comer lo que quedaba en el plato, dejó los utensilios a un lado y al notar como lo veía le sonrió.

—¿Pasa algo?

Si, algo que no lo había dejado dormir por semanas.

—Sasuke… ¿cómo te has sentido?

Él se mostró confundido ante el tono de voz que usó.

—Es la segunda vez que me lo preguntas —frunció los labios—. ¿Tengo cara de recaer en una relación tóxica? Deja de preocuparte, ella está fuera de mi vida.

—No es eso —sonrió incómodo—, se que ya no es tema y no quiero seguir recordándotelo.

—¿Entonces…? —Sasuke entrecerró los ojos buscando la razón de su nerviosismo—. ¿Naruto?

¿Qué debía hacer ahora? El nerviosismo ganó la batalla retractándose de lo que quería decir.

—Quiero decirte algo —comenzó luego de haber bebido la tercera copa de vino—, pero no quiero que me interrumpas.

—¿Es grave?

El Sasuke dominante apareció, tomando su mano para reconfortar lo que sea que estuviera ocurriendo.

Negó de inmediato, alejándose de su toque. No podía dejar que las pocas feromonas de Sasuke lo afectarán y arruinarán el gran momento.

—Comenzó cuando inicie mi primer celo —tragó el enorme nudo que se formó en la garganta, dificultándole el trabajo de lucir seguro—, el día en que el profesor y los demás quisieron atacarme.

—No podría olvidarlo aunque estuviera borracho —sonrió dolido—, quise hacérmelas de héroe, pero cuando llegué ya lo habías noqueado a todos.

Rió al recordar a un Sasuke desaliñado y agitado para llegar a su rescate.

—Cuando te vi, lo que me pudo traer de vuelta fueron tus feromonas —reveló causando en él la sorpresa que esperaba—. Me relajaron al instante.

—No lo sabía —murmuró y lo entendía muy bien—. Siempre me recuerdas que mi esencia es demasiado picante para ti.

Picante no era un adjetivo que explicara la obsesión que traía Sasuke cada que liberaba su olor.

—Te dije eso porque temía no soportarlas —bajó la mirada, asustado de que lo observará como lo hace con los demás omegas que buscan sus feromonas—. No quería terminar con nuestra amistad.

La sonrisa ronca y baja lo obligó a levantar la mirada de inmediato para notar la burla en sus ojos.

—¿Eres tonto? ¿Por qué me alejaría de ti por algo tan banal? —negó divertido—. Te debería dar más miedo que las utilizara en tu contra.

¿Qué significaba eso?

—No me tomes por tonto, te conozco mejor que nadie y sabía que te alejarías.

Sasuke respiró hondo luego de controlar su risa viéndolo directamente.

—No me hubiera alejado, niño cobarde.

Rodó los ojos.

—Continuemos.

—¿Hay más? —dijo extasiado.

Tragó con dificultad.

Él definitivamente no sabía lo que se venía.

—Después con los años, me pude dar cuenta que no quería alejarme de tu lado —Sasuke frunció el ceño, confundido—. Cuando vi que comenzaste una relación seria con ella me pude dar cuenta que lo que sentía por ti no era solo amistad…

—¿Naruto, de qué…?

—No interrumpas —cortó refregando las manos sobre sus piernas—. Me gustas, Sasuke. Mucho. Es tanto que me asusta decirlo en voz alta.

Aquella seguridad que tuvo al llegar al restaurante se fue evaporando al ver el rostro de Sasuke en absoluta sorpresa. Sus labios se separaron para luego cerrarse sin decir nada, el ligero temblor en su mano antes de tomar la copa de vino le hizo entender que lo que había revelado no era enteramente acertado. Las señales que tomó como románticas, tal vez habían sido acciones básicas que un hombre daba a las personas a su alrededor para ayudar.

—¿Estás… enamorado de mi?

Los oscuros ojos de Sasuke no lo miraban, estaban puestos en el líquido oscuro de su copa.

—Lo estoy —dijo sin querer retractarse.

Su gran secreto había sido revelado y aceptaría las consecuencias de ello.

—¿Por qué tú no…? —la voz baja de Sasuke fue interrumpida por el sonido de unos tacones acercándose. Ambos miraron a la entrada del salón privado para presenciar la llegada de Sakura vestida con un estupendo vestido color verde a juego con sus ojos, el cabello suelto ondeando a medida que se acercaba.

Estaba acostumbrado a las llegadas repentinas de Sakura a salidas que tenía con Sasuke con el propósito de divertirse y relajarse entre amigos, su argumento era que lo extrañaba demasiado. Sin embargo, está vez fue distinto porque ella había desaparecido hace mucho sin dar señales de vida desde que Sasuke terminó con ella.

Al volver la mirada, no solo dañó su corazón la reacción en los ojos de él, sino que ahora con su declaración había perdido todo.

Él aún la extrañaba.

—Sabía que le darías un buen uso a nuestra noche de aniversario en este restaurante —sonrió débilmente ignorando su presencia—. Sería una lástima perder tan hermosa reserva, ¿no crees, Naruto? ¡Oh, además de tener mi vino favorito!

Dejó salir una risa seca.

No estaba sorprendido ante tal revelación, el dolor opresivo ya estaba ahí resquebrajando el poco amor que se tenía. ¿Por qué no lo pensó antes? Aquella reserva repentina para su cumpleaños, además de que el mesero le sirviera el vino que tanto adoraba creyendo que Sasuke lo había planeado todo para él.

Había olvidado que los gustos de Sakura eran similares a los suyos.

—Deberías dejar de usar a Naruto, cariño —Sakura bajó la mirada con tristeza—. Debe ser molesto para él ser utilizado como material de celos. Siempre haces lo mismo. Tú también, Naruto, debería valorarte más.

¿Valorarse más? ¿Hace cuánto que Sasuke lo usaba de esa manera?

Levantó la mirada tan molesto como dolido notando que Sasuke no sabía cómo reaccionar ante las palabras de Sakura.

Cerró los ojos conteniendo las enormes lágrimas que estuvieron a punto de caer ante el rostro culpable de su amigo.

—Es mejor que me vaya —mencionó colocándose de pie.

—Gracias, Naruto —sonrió ella, complacida—. Esperaba una oportunidad de poder hablar con…

—¡No, espera! —Sasuke lo tomó de la muñeca con absoluto pánico en sus oscuros ojos—. Aún no terminamos de hablar.

—¿Sasuke, cariño, qué estás haciendo?

Con la fuerza necesaria se alejó de su agarre dándole la espalda.

—¡Naruto, espera!

Los comensales alrededor giraron las cabezas para ver cómo era la escena dramática que realizaban. Al llegar afuera, Sasuke lo detuvo por completo sosteniéndolo de ambos brazos.

—Déjame explicar lo que escuchaste —jadeó sin importarles las personas que se detenían para verlos descaradamente—. Lo que dijo Sakura no es verdad…

—¿No me utilizaste para darle celos?

Negó sin soltar ni una palabra, demostrando que sus gestos eran falsos.

—Solo al principio —no lo miró a los ojos—. Pensé que lo habías notado.

—¡No lo note! —¿Cómo es que todo cambió repentinamente?—. ¡Porque por tus acciones termine enamorándome de ti, Sasuke!

Se quedó en silencio tan pasmado como asustado ante las firmes palabras que soltó.

—Solo fue al inicio —repitió sin querer soltarlo—, hay que hablar este tema en un lugar más tranquilo.

—No.

—Naruto, por favor —su voz tembló—, no me dejes así.

—Quiero un tiempo a solas —dijo tomando su mano para alejarlo—. Necesito pensar.

—No quiero dejarte ir.

—No me importa lo que quieras ahora.

Liberándose de su agarre y sin mirarlo directamente se alejó, dejando ir al fin las lágrimas contenidas que aguantó los últimos minutos.

¿Cómo pudo haberle hecho eso? ¿Siempre lo utilizó? ¿Durante todos los años que fueron amigos? Le gustaría pensar que no, que solo fue algo aislado y que Sasuke lo amaba a su manera. 

Chapter Text

Se iban a cumplir once días de la última vez que Sasuke suplicó un momento para explicarse. No hubo llamadas, no hubo apariciones repentinas en su casa, tampoco lo buscó en el gimnasio donde entrenaba con Jiraiya. Sasuke le había dado lo que pidió; tiempo.

No podía quejarse, el tiempo fue necesario para poder ordenar sus pensamientos y entendió que Sasuke si merecía una oportunidad para explicarse. Fueron amigos por años y sería muy tonto romper aquellos hermosos días por una mujer que siempre supo que lo odiaba. Debía saber la historia de ambos lados y luego tomar una decisión, aunque eso no lo libraría del rechazo que continuaría.

No era lo suficientemente tonto para no entender que luego de su declaración los gestos de Sasuke ante su confesión eran claros y faciles de entender. Él no sabía sobre sus sentimientos y no pensaba en él de esa forma.

Era su amigo y solo eso.

Las luces coloridas lo cegaron por unos segundos al beber por completo la cerveza que Kiba le había servido. El ruido de la música retumbó en sus oídos quitando todo rastro de incertidumbre y temores que le causaba pensar en Sasuke.

—Jiraiya otra vez pateó mi trasero —Lee ejército su hombro derecho, adolorido—. No tuvo piedad.

—Debes dejar de desafiarlo cada vez que tienes oportunidad —alegó Neji, quien miraba más allá de la pista de baile—. Te terminarás lesionando.

—No es de él de quien deberías preocuparte —murmuró Kiba que a pesar del ruido de la música, todos lograron escuchar.

Iba por el quinto vaso de cerveza y en modo de rebeldía ante la mirada de todos tomó el sexto de la bandeja que traía su amigo.

—Te dejaré una muy buena propina.

—Más te vale —rugió Kiba.

—¿Todavía no hablas con Sasuke? —preguntó Lee.

Negó sin querer dar mucho detalle, aunque ellos conocieron la situación desde el principio, al menos Shikamaru.

—Deberías llamarlo —dijo Neji como si nada, provocándolo con la mirada—, y acabar con todo esto lo antes posible.

—Déjalo, está molesto porque Tenten no le hizo caso —argumentó Lee, celoso.

Neji no dijo nada más.

—¿Y no has pensado en, no lo sé, tal vez buscar otro alfa?

La mano le tembló al escuchar la propuesta de Kiba.

—No creo que pueda —respondió con sinceridad. ¿Cómo podría fijarse en otro alfa que no fuera él? Y si fuera capaz de hacerlo, ¿existiría alguien que lo mirara como Sasuke lo hacía?

—Tu belleza siempre fue opacada por la de Sasuke —comentó Shikamaru adivinando sus pensamientos—. Naruto, tienes el poder de hacer caer a todos los alfas con solo una mirada, pero no lo sabes porque siempre estuviste pendiente de él.

Al notar la afirmación de los presentes incluso la de Neji, lo hizo pensar unos minutos mientras continuaba divirtiéndose junto a ellos.

¿Qué tan reales eran las palabras de Shikamaru? Era cierto que los omegas poseían de una belleza única y delicada, pero para él aquel molde no servía, ya que la musculatura que desarrolló al entrenar lo hizo ver como un beta, un alfa para algunos. No tenía nada de la delicadeza que describen a los omegas, o eso pensó.

Al levantar la mirada del octavo vaso de cerveza se encontró con cuatro miradas diferentes, uno de ellos parecía ser un alfa dispuesto a acercarse para hablar, los otros seguramente betas lo miraban de forma descarada cada que cambiaba de posición en el sofá donde se encontraba a gusto.

Shikamaru siempre le dijo el poder que tenía sobre otros, pero jamás lo creyó, o no le importó al estar observando a Sasuke. Tal vez era tiempo de poner a prueba las verdades que ahora comenzaba a creer.

Se puso de pie y avanzó a la pista de baile ante la sorpresa de sus amigos, bailó entre la multitud emborrachada y se dejó llevar al ritmo suave y apasionado de la música. No pasaron ni diez segundos cuando alguien apareció, un hombre sin feromonas tomándolo de la cintura coordinándolos con sus movimientos.

A medida que avanzaba el baile, se fue alejando sin querer perder el tiempo con alguien que no sería capaz de hacerlo perder la razón. Necesitaba un alfa, deseaba sentir otras feromonas que lo hicieran olvidar las de Sasuke.

Sabía que una vez se juntaran él lo rechazaría, sabía que su amistad cambiaría luego de que le diera la oportunidad de explicar los dichos de Sakura. Todo cambiaría y deseaba ralentizar el tiempo para que ese momento no llegara.

Una vida donde no lograba ver a Sasuke los fines de semana, o hablar con él todos los días sería una tortura que creía no aguantaría.

Un segundo se acercó, el alfa, más alto y de cabello largo. Le tomó las manos para cerrarlas alrededor de su cintura y balancearse al ritmo lento de la música. Con una personalidad que no conocía se acercó sin temores y posó la nariz en el cuello del desconocido para olerlo, embriagarse de aquella fragancia que alteró cada nervio de su parte omega.

Las enormes manos del desconocido con dedos largos y finos lo acariciaron de un modo suave que lo llevó a un pensamiento lujurioso y nublado. Acercó los labios a su mejilla y le dio un dudoso beso, pensando tal vez que no le seguiría la corriente —estaba equivocado—. El hombre unió sus bocas para abastecerse de sus feromonas que no sabía que había comenzado a liberar a voluntad propia.

El beso fue fugaz y delicado, esperando a ser correspondido.

Un pensamiento momentáneo pasó por su mente cuando sintió la lengua del hombre contra la suya; esperaba que Sasuke besara así de bien.