Chapter 1: Primeras impresiones
Notes:
Holaaaaaaaa, esto va a ser un fanfic largo. Llevo teniendo la idea en la cabeza desde hace un buen tiempo pero aun no hallaba la forma de como hacerla hasta que por fin, lo logre y hemos aqui.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Anillo... Anillo... Anillo...
Un gruñido resonó de las cobijas por la molesta iluminación que pegaba en sus ojos cuando saco la cabeza de estas, vislumbrándose una cabellera bicolor y una mano en busca de su celular. Sin exito maldijo por lo bajo para levantarse, revolviendo las mantas y dándose cuenta que el sonido venia debajo de su cama. Otro gruñido salió de su garganta, agachándose y viendo como el espacio se iluminaba por la pantalla de su celular.
Lo tomo y vio que era Kikoru quien llamaba, "una pequeña" molestia en su día a día desde que se mudo de casa, pero a la que ya estaba acostumbrado en la corta estadía de su semana. Secretamente nunca admitiría que estaba agradecido de tenerla como hermana por sus llamadas constantes y podía comprenderla, hace poco llegó del extranjero y no podía pasar con el por que se mudó.
Apenas contestó tuvo que alejar el dispositivo de su oreja por el grito repentino.
—¡Idiota adicto a los juegos, la ceremonia de ingreso ya empezó. No me digas que te quedaste jugando hasta la madrugada, imbécil!
Fruncio el ceño, mirando la hora en su celular. Deberían darle un premio por aguantar sus insultos tan de mañana. Aunque la chica no estaba del todo equivocada, se había trasnochado jugando un dlc de uno de sus juegos favoritos, pero entiéndanlo. Por nada del mundo habría esperado a jugarlo cuando no tenian nada de contenido desde hace meses, para ser exactos nueve meses, aún si eso implicaba quedarse hasta la madrugada jugando porque la diferencia horaria para descargarlo era a las diez por lo cual se quedaria viciado hasta la madrugada.
De milagro no sabe como termino en su cama y no dormido en el escritorio, ¡era una hazaña!, aunque claro, ahora estaba lidiando con las consecuencias al llegar tarde a su primer día en la universidad y de por medio olvidando que había quedado con Kikoru para ingresar.
—¿Cual es tu gana de gritar, mocosa?... ¡Apenas son las ocho, en diez minutos llego y para aclarar, no me quede jugando! —su voz estaba ronca por recién despertar y no le dio tiempo de contestar a la rubia por colgar la llamada.
Genial, tenia diez minutos para arreglarse. Miro a su alrededor, había cajas aún selladas de su mudanza, una que otra abierta por la semana que había pasado desde que llegó a ese apartamento. Iba a ser un fastidio, ni abriendo la decena de cajas de sus compras online mensuales se sintió así de tedioso como buscar una prenda de ropa entre tanto cartón, pero sobre todo por estar a contra tiempo por su estúpida bocata de decir que en diez minutos estaría listo y como el orgullo le mata no podia retractarse ya a faltar a esa maldita ceremonia.
—¡Agh! —quejó al chocarse con una fila de cajas mientras se ponía un pantalón, agradeciendo mentalmente que las que cayeron no eran las de sus figuras de acción o algo delicado de su colección. Busco una sudadera cualquiera, si fuera por él se quedaría con la que durmió, pero sabia que Kikoru se lo reprocharía y no estaba para aguantar más reclamos ese día, aparte de los que ya estaban por venir.
Agarro un cuaderno, su laptop, uno que otro esfero, lápiz, borrador, una calculadora, sus llaves y, lo más importante, su nueva consola de juegos portátil, su mayor orgullo. Después de toda aquella semana tomo dos trabajos de medio tiempo para comprarla, ¡no se el paso solo de perezoso!, tenia una justificación más que valida para no haber desempacado nada más que su computadora y su play station.
Ok, regresando a lo importante, debería ya desempacar y dejar sus excusas de lado.
Su objetivo era claro: dar resultados. Incluso si llegaba tarde en el primer día. Pero hey, fue precavido al familiarizarse con las instalaciones de aquella universidad de puros ricos como para darse el lujo de ir corriendo al ya conocer el lugar. Aunque odiaba que el campus fuera grande y por eso mismo, por que sabia que llegaría tarde en más de una ocasión, busco un departamento cerca de la entrada aunque fuera caro. Era precavido.
Mientras se dirigía al auditorio de su facultad observando a varios estudiantes, realmente no le importaba que lo vieran raro porque ya estaba acostumbrado y encima le gustaba la atención. "¿Cómo alguien con su fachada pudo ingresar aquí?", logró escuchar y puso una mueca divertida. A donde fuera oiría criticas, divirtiéndose por como lo juzgaban, aunque el también lo hacia porque a su vista solo eran niños mimados de papi y mami con un futuro ya comprado y por el cual no tenían que esforzarse.
La universidad privada Kaiju o ITK, de cuando solo era un instituto tecnológico, famoso por sus carreras con tecnología avanzada y profesores excelentes. En general tenian una taza del 99% de los estudiantes eran de familias adineradas y bien acomodadas, solo el 1% y, al que el perteneciente, tenian la dicha de tener una beca o media beca por sus méritos académicos.
Cuando llegó al auditorio entró disimuladamente, su vista captando al pollito rubio de dos coletas sentado en uno de los extremos con un asiento vacío a su lado y por supuesto, yendo de inmediato.
A penas se sento recibio un codazo a su costado y Gen también se lo revolvió con la misma fuerza.
—Buenos días, grosera —susurró refunfuñando, ganándose la indiferencia de Kikoru y un gesto más que reconocido de que debía poner atención.
—Para finalizar, me complace anunciar que en este ciclo se nos une el campeón nacional de robótica intercolegial de este año —ahora si puso atención, la sala se llenó de murmullos y Gen estaba temiendo las siguientes palabras por que no le información nada—, Gen Narumi, podría pasar a darnos algunas palabras de inspiración.
Achino los ojos y maldijo bajo, Kikoru se río a su lado, de haberlo sabido habría venido más presentable. No estaba taaaaan mal, un buso negro grande, jeans azules flojos y sus converse favoritas... Si, si estaba mal, ¡pero al diablo!, su orgullo no le permitía desperdiciar la oportunidad de que desde un inicio los demás de su ciclo supieran quien era.
Se levantó de su asiento, camino con naturalidad con las manos metidas en el bolsillo del buso, dando una pequeña reverencia a quien supuso seria el decano de la facultad o algún coordinador de carrera y la expresión de sorpresa que recibio por parte de este le hizo sonreír con sorna, era claro, estaba acostumbrado a ver puro niño mimado bien vestido y no a alguien como él en "fachas".
Pero alli estaba, parado en medio del podio y frente al micrófono mirando a todos los presentes. Su vista captando la silueta de Kikoru, en las primeras filas uno que otro estudiante y uno en específico por su peculiar cabello, no lo culpen, pero hoy en día quien ocuparía un peinado parecido a la cabeza de un hongo o simulando la forma del cabello de Dora la exploradora, ante el pensamiento tuvo que reprimir sus ganas de reír.
Solo fue un instante, pero juro que su mirada se cruzo con la de ese chico, al parpadear volvio a ver esa expresión y ojos cerrados, ¿si estaba viendo? ¡que bicho más raro!, como si Gen pudiera hablar de raros.
—Buenos días, me presento. Soy Gen Narumi, ganador intercolegial de la competencia nacional de este año en robótica —comenzó a hablar y los murmullos cesaron para ponerle atención—, las palabras de inspiración no son lo mío, ni tampoco dar ánimos o decir un: "espero nos llevemos bien en todo el ciclo" y más si van dirigidos a niños mimados que nacieron en una cuna de oro y no saben de esforzarse —sus palabras salían con calma, no vino a hacer amigos o mucho menos a dar palabras de aliento o inspiración y si iban a ser compañeros, era mejor que hayan conociendo su mal carácter.
—Lo único para lo que vine aquí fue para mostrar resultados. Instruirme en una de las mejores universidades a nivel internacional es solo es un peldaño más en mi carrera. Muchas gracias por su atención —finalizó dando una reverencia.
El auditorio se quedó en silencio y lo siguiente lo hizo reír, un gran: "¿Eh?" en coro y seguido más de varios abucheos. Bajo del podio con la misma actitud despreocupada, pero teniendo una sonrisa divertida en sus labios.
Al llegar a su asiento, Kikoru no se hizo esperar en darle un golpe en la nuca.
—Idiota, arruinaste la oportunidad de hacer amigos —susurró la rubia, pellizcándole el muslo al menso de su hermanastro.
Lo último de la ceremonia de ingreso paso rápido, después de todo ya había llegado para el final de esta. Paso en pequeñas discusiones con Kikoru por sus "palabras de inspiración", pero para que decir cuentos mentiras si al fin y al cabo por su personalidad no se iba a llevar bien con nadie. Así que opto mejor por dejar en claro el tipo de persona que es, así se evitaría que le pidieran ayuda en tareas o algo parecido.
Poco a poco los estudiantes fueron saliendo del auditorio, Kikoru y Gen quedandose un poco más de tiempo para no salir aplastados entre la multitud. Cuando finalmente salieron otra persona salio a su par.
Ah, era aquel chico de peinado raro.
—Eso si que fue un discurso.
Logro oír de su parte, tanto Kikoru como Gen se voltearon a verlo.
—No vine a hacer amigos, es natural que dijera algo así —fue lo único que dijo Gen para seguir caminando, sin molestarse en recibir una respuesta del ajeno.
Kikoru solto un suspiro de cansancio, pidiendo disculpas al desconocido y yendo donde Gen para darle su undécimo golpe de la mañana por idiota.
El resto del día las clases pasaron entre presentaciones, introducciones en cada materia, la presentación del silabo de cada una y como iban a calificar las notas. Gen se mantuvo callado, anotando lo necesario y de vez en cuando jugando en su consola.
Era un alivio que priorizaran el desarrollo individual y no les asignaran parejas de proyectos, aún. Ya que despues de todo sabia que no habria alguien que pudiera igualarlo en notas, conocimiento e ingenio. Y ser niñero de Kikoru no estaba en los planes de ninguno de los dos, ambos tenían su orgullo en cuanto a lo académico.
...
Cuando la ultima clase termino, Gen se estiro y bostezo con total descaro, ganandose más de una mala mirada de los presentes en el aula. Tomo su maleta para colgarla en su hombro, su consola en manos mientras jugaba y seguía a Kikoru a fuera del módulo. Intercambiaron un par de palabras más antes de que la rubia se dirigiera a su transporte, el mayordomo bajando y saludando a ambos jovenes. Alzo la mano en despedida cuando el vehículo pego marcha, ahora Gen caminando para ir a su apartamento.
Soltó un suspiro, el simple hecho de llegar y ver las cajas ya le estaba comenzando a atormentar, no tendría problema si fueran sus compras online... Pero al no ser el caso ya le estaba generando frustración por no saber en donde estaba más de una cosa suya. Si o sí tendría que desempacar ese día, ¿Por dónde empezar a desempacar?... ¿Por las cajas de la cocina?... ¿Las que tenia las cosas del baño?... ¿Desenvolver los muebles y vitrinas para sus figuras de acción?
—¿Gen Narumi, verdad?
Sus pensamientos fueron interrumpidos, conocia esa voz, le resultó raro porque no había hablado con nadie a excepción de Kikoru, pero al ver a la persona a su lado... Alli estaba de nuevo, el de corte raro.
—Ah, eres el de peinado de raro —sus palabras salieron antes de pensar, igual no era como si le importara—. El mismo, ¿ocurre algo?
—No, nada, solo queria presentarme. Soshiro Hoshina, un gusto Gen... Espero llevarnos bien —se presentó, ignorando totalmente el comentario de su cabello.
Gen parpadeo un poco incrédulo, a pesar de todo si era un raro y lo más extraño es que el apellido Hoshina le resultaba familiar, estaba seguro de que lo escucho en algún lado, pero a saber de donde.
—No prometo nada, corte de tazón —hablo Gen, dándole un apodo que no le costo mucho pensar. Retomo su caminar, dando por finalizada la charla.
Soshiro camino a su lado hasta la entrada, todo el camino fue tranquilo y sin ninguna muestra de decir palabras innecesarias. Gen no queria conocerlo, ni cuestionarse algo de él. En cambio Soshiro tenia un pequeño disgusto por él, tan despreocupado, diciendo aquellas palabras en la ceremonia, ¿quién se creía que era? que sea el campeón de robótica no le daba el derecho de ser así, ¿o es que siempre había sido así?
Es simple, Soshiro tenía curiosidad por Gen, por que al parecer la universidad no seria tan aburrida como el creía cuando su padre lo inscribió a regañadientes alli para sacar provecho de su inteligencia y que siguiera con el negocio familiar al igual que su hermano mayor.
—Oye, ¿me vas a seguir hasta mi apartamento? ¿eres un acosador o qué? —cuestiono Gen sacandole de sus pensamientos.
"Oh, vaya", pensó Soshiro, realmente era una coincidencia.
—No, al parecer compartimos edificio —contestó sereno mientras se dirigía a las gradas y Gen simplemente bufó por lo bajo, no feliz de la coincidencia—, ¿qué, no te da felicidad de que uno de tus compañeros sea tu vecino? —pregunta con burla desde su lugar, como si hubiera adivinado sus pensamientos y queriendo molestarlo. Y Gen rodo los ojos ante la pequeña provocación.
—Depende un futuro, pero no me entusiasma—dijo pasando de largo, importandole poco si el ajeno decia algo más y agradeció mentalmente que fuera así. Así concentrándome en su juego, estaba realmente feliz con la consola nueva.
—¿Qué tal es esa consola para jugar?
La pregunta lo tomó por sorpresa, pero una sonrisa se dibuja en sus labios, la típica de presumir algo.
—Es una de las ultimas que salio, fue algo cara pero con dos trabajos de medio tiempo y algunos ahorros, pude comprarla —sus ojos brillaron con orgullo y suficiencia hacia si mismo, como si de presumir un gran logró se tratara, pero así era para Gen—, y no me arrepiento, es mi mejor compra del mes —siguio hablando, como un niño presumiendole a su mamá.
—Me alegro, eso es bueno.
Gen nuevamente estaba desconcertado por tal respuesta, ¿que se alegra? ¿por qué? la pregunta quedo en su garganta no queriendo familiarizarse más con la presencia de Soshiro. ¿Era así como se hacían amistades?, nuevamente se hallaba maldiciendo internamente, era bueno en todo, EN TODO, excepto ese pequeño detalle en hacer amigos y por eso se planto un largo silencio por no saber que responder, incluso le daba vergüenza.
"Maldito corte de tazón", era lo único que estaba resonando en la cabeza de Gen.
En algún momento la presencia de Soshiro se fue, tal vez vivía un piso abajo pero grata fue su sorpresa al ver que entraba en un apartamento antes que el suyo.
Mismo edificio, mismo piso, compañero de clases y sobre todo, le intrigaba su forma de ser, ¿quién se creía que era como para ponerse a su lado? ¿su amigo? ¿le quería sacar provecho por ser campeón nacional? y no le resultaba raro no saber que era su vecino. Se habia mudado hace poco, en esa semana paso dia y tarde en trabajos de medio tiempo para luego jugar por algunas horas cuando llegaba en la noche.
Sin darle más vueltas al asunto prendió las luces del apartamento por la oscuridad que se estaba comenzando a apoderarse por el atardecer. Visualizo las cajas, soltando un largo suspiro y tirando su maleta en uno de los muebles aun envueltos. Dejo la consola en la mesa de su cuarto y durante las siguientes cuatro horas Gen se encontró abriendo caja tras caja y dejando cada cosa en su respectivo lugar. Tal vez al inicio estaría todo ordenado, pero el sabia que seria de todo menos ordenado en un futuro.
Y estaba frustrado, totalmente frustrado. No dejaba de darle vueltas a su encuentro con Soshiro, estaba seguro que oyó en alguna parte su apellido y aquella espina en la nuca no dejada de fastidiarlo. Tras terminar de hacer su cena, googleo Hoshina en el buscador y cayo en cuenta que era un gran tonto al no reconocer el apellido.
Hoshina Company, era una empresa antigua en consolas y juegos que en los ultimos años comenzo a ganar fama y bastante clientela desde que el hijo mayor de la familia comenzo a trabajar en la compania, por eso Soshiro le pregunto por la consola, era la ultima que habia lanzada la empresa de su familia.
No, Soshiro no queria ser su amigo, solo queria saber la reseña de un cliente más. Así lo tomó Gen. Lavo los platos tras su pequeño enojo, si, por que estaba comiendo mientras hacia pucheros y frunciendo el ceño a medida que investigaba más a la familia de Soshiro.
Y lo que más lo enojaba, es que al parecer Soshiro era igual de inteligente que su hermano mayor, tal vez incluso superándolo por varios logros. Genial, al parecer su estadía "tranquila" en la universidad si tendria algo de diversión por cierta persona. Tal vez no estaría tan mal después de todo intentar relacionarse con él.
Gen por primera vez en su vida estaba reconociendo a alguien a su nivel. Una persona que si podría hacerle competencia, no como todos los que les toco en el campeonato nacional... Pero de algo estaba seguro, que Soshiro nunca sabría que aquel día Gen lo estaba maldiciendo a más no poder mientras más sabía de él. Ser hijo de una familia con renombre no dejaba pasar casi nada en secreto sobre tu vida personal.
—¡Maldito niño rico! —refunfuño una vez más, deslizando la pantalla de su celular mientras seguía leyendo y sobretodo porque podría haberlo conocido antes, pero no, Soshiro no participó en el campeonato nacional, incluso había una pequeña reseña de decepción porque no participo. Decidido, mañana se lo hecharía en cara.
Y un dato innecesario que consiguió, es que Soshiro era un omega.
Notes:
Cuando estaba terminando el capitulo en mi playlist comenzo a sonar "Nothin' on you" de Bruno Mars y mi mod fue de: "PERFECTA PARA LA OCASION", JAJAJAJAJAJJAJA.
Chapter 2: Diez minutos
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El aire fresco y helado de la mañana pego en toda su cara mientras bajaba corriendo con los cartones atados para dejarlos en el tachó de reciclaje. Subió las gradas corriendo nuevamente, en buena hora tenía un excelente físico y resistencia como para darse cuenta de dos maratones de subir y bajar tres pisos con las cajas de cartón encima.
—Mierda, mierda, mierda... —balbuceaba por la hora, tenía quince minutos para alistarse y salir si quería llegar a tiempo. Tomó lo primero que se le asomo, una camisa holgada, una campera para el frío de la tarde, jeans sueltos y converse cómodas. Agarro las llaves, otra vez le tocaría ir sin desayunar y comprar algo en el comedor de la facultad.
Igual que ayer, terminó corriendo medio campus para llegar al aula. Jadeando cuando se sentó en su puesto, si no fuera por haber maratoneado para dejar las cajas estaría más que fresco, pero no podía ir en contra de las reglas del edificio. Los martes recogían el reciclaje y sabía que al llegar luego de clases le daría pereza dejarlas.
—Tu departamento no queda cerca? —cuestionó Kikoru al ver su estado, arqueando una ceja porque era raro verlo jadeando por la "pequeña" distancia que supone que recorria cada mañana.
—Cállate... ¿Tu que vas a saber?, mimada —murmuro intentando recuperar el aliento.
—Cállate tu, irresponsable, vives cerca y llegas tarde. Para variar te haz de haber quedado hasta la madrugada jugando —acusó la rubia. Desde que lo conoció sabía sus mañas y más o menos su rutina, no era raro por el tiempo que vivieron juntos.
—¡No me quedé jugando, estaba averiguan- ! —quiso replicar Gen, pero se detuvo en seco (por milagro). Maldiciendo mentalmente por lo que estuvo a punto de decir.
—Si, si, me quedé jugando otra vez, dí lo que quieras —refunfuño con su típico tono, acomodandose mejor de mala gana en su asiento y dejando que Kikoru siguiera hablando sola ya que la estaba ignorandola, parecía una mamá cuando no le replicaba nada o no peleaban como los hermanos que eran.
¿Cómo podía intentar defenderse en esta ocasión? ¿debía decirle lo que realmente estuvo haciendo toda la noche para que después se le burlara?
No se había quedado jugando, paso leyendo varios artículos, revistas, foros y más títulos que hablaban de la familia Hoshina. Incluso se descarga un libro que había publicado recientemente, este enfocado en el avance tecnológico de los últimos años y para su jodida suerte, escrito por Soshiro.
De la noche a la mañana sabía casi todo de Soshiro y su familia, al menos lo que estaba en el dominio público. Obviamente no le iba a decir eso a Kikoru, porque al conocerla se le saldría burlando por interesarse en alguien más a parte de sí mismo. Y sobre todo porque parecía un acosador al averiguar todo eso. Incluso a la información que consiguió hizo un proceso de descarte y selección para dejar lo que si era creíble y lo que no, como cuando esta seleccionando meticulosamente que juegos de la temporada comprar para después no arrepentirse porque no le gusto para nada.
Se trago varios insultos, su ceño fruncido mientras tensaba la mandíbula y odiando por primera vez que su cerebro fuera una esponja que chupa rápidamente la información que le dan.
Ahora no podia preguntarle nada a Soshiro por no haber participado en el campeonato intercolegial, pues investigando más encontro la causa del porque no se inscribió. Aparte de inteligente era un genio en el arte de la espada japonesa, dominando la técnica del iaido como todo un prodigio. Vio sus campeonatos de más joven, incluso de cuando era un niño. Resaltaba en el kendo, en el kenjutsu, pero se veía más que genial en este último aunque actualmente se estaba enfocando más en pulir su técnica en el iaido. Incluso llegó a comparar movimientos con personajes de varios juegos que le gustan.
Otro dato innecesario, y pesado para su orgullo, es que la mayoría de esos juegos que incluían samuráis los había hecho Hoshina Company.
¿Como podía decirle a Kikoru que se sabía casi todo de Soshiro sin morir de la vergüenza y parecer un acosador?... En algún momento su mirada se puso en la espalda del dueño de la mayoría de sus maldiciones que soltó en las últimas 24 horas. Lo que no espero es que volteara a verlo, ambos cruzaron miradas y ahí estaba de nuevo esa estúpido sonrisa llena de serenidad, era como si se estuviera burlando de él con esos peculiares ojos de zorro.
Bufo girando la cabeza, mirando a otro lado cuando Soshiro levantó la mano en un saludo.
"Demonios... Realmente parezco un acosador, ¿como reinició mi memoria?", pensó Gen cuestionandose de varias formas como perder todo el conocimiento innecesario que obtuvo toda la noche.
Pero sobre todo, quería quitarse el sentimiento de respeto que inconscientemente generoso por ese corte de tazón. Era guapo, no era ciego para no notar sus rasgos y físico, encima era de familia adinerada, bueno en deportes y con un puesto asegurado en una de sus compañías favoritas para comprar juegos y consolas. Y Gen era un cliente fiel de entre muchos.
¡Debia ser un delito ser tan perfecto!
Para su desgracia es que lo reconocía y por eso lo maldecia cada momento en su cabeza, porque hasta ahora nadie había captado su atención de tal manera.
...
El comedor era puro bullicio, pero tras comprar cualquier cosa que alcanzara (un sándwich de pollo y una bebida energética) salió del lugar para buscar algún sitio tranquilo en el cual poder comer a gusto. Estaba puesto sus audífonos, aún no ponía música para nada así que por eso giraba la cabeza cuando fue llamado. Fue inconsciente al hacerlo, su ceño ya estaba fruncido por haber discutido otra vez con Kikoru y porque a penas duras pudo esquivarla al salir del aula.
—Pareciera que quieres matar a alguien con esa mirada, Narumi —habló Soshiro. Es cierto, niños como él tenían sus modales y no lo llamaban por el nombre de pila como normalmente estaba acostumbrado a hacerlo. Aunque le resultó raro, ayer lo había llamado por su nombre.
—Ya me llamaste por mi nombre, corte de tazón, ¿acaso el niño rico recordó sus modales? —ignoro sus palabras, no le apetecía confesar que se odiaba así mismo por dejar que la curiosidad le ganara y ahora saber todo de su familia.
—Ya que alguien parecía querer matarme durante las clases solo con su mirada, supuse que debía intentar apaciguar al demonio aunque falle en el intento.
Era perspicaz, Gen aprendio algo nuevo de él.
—No te estaba viendo a ti, ¿¡ya quien llamas demonio!? —grito un poco, para variar de escándaloso llamando la atención de los que pasaban cerca.
El morado sonoro burlón para decir: —Es justo por el apodo que me pusiste, ¿no crees? —no lo negaría, Soshiro estaba comenzando a aprender que era fácil sacar de quicio a Gen y que podría ser una de sus actividades favoritas.
—No, no lo és. Yo solo estoy diciendo lo que veo.
—Yo también, Narumi-san —contraatacó.
El honorífico, joder. Gen quería lanzarle su bebida energética, quería oírle decir su nombre con tal honorífico.
—Vete al diablo, Hoshina —escupió las palabras groseramente para darse la vuelta e irse fastidiado del lugar.
Soshiro lo observa irse. Si, definitivamente no fue tan malo ceder a los caprichos de su padre e inscribirse a la universidad.
Ambos tenían claro que habían encontrado una persona sumamente interesante.
...
Las siguientes clases habían pasado tranquilamente en los días a excepción de esta ocasión. Después de una semana y media de clases, ahora tenían una actividad algo interesante y curiosa, un debate.
El tema era: La robótica como herramienta fundamental en riesgos naturales, enfocada en el rescate.
En los últimos días tanto Soshiro como Gen eran más conscientes de la habilidad del otro, había veces en las que Gen compartía opinión con Soshiro y otras en la que ambos discrepaban del otro. Pero sobre todo, nadie podía negar que eran los mejores de la clase, en cada entrega de nota Gen sacaba calificación perfectas y tanto Soshiro como Kikoru estaba a su par. De Kikoru no se sorprendió porque después de todo era su pequeña hermanita, cada uno tenía su orgullo. Y de Soshiro, le fastidiaba que estuviera a décimas de alcanzar sus notas o que en otras ocasiones tuvieran la misma nota perfecta.
En robótica avanzada se haría un debate parcial, así para escuchar opiniones y diferentes puntos de vista. A parte de así fomentar que no sólo debían ver un punto.
El debate estaba organizado de tal manera que dos personas expongan su punto y lo finalice en diez minutos, debían ser rápidos, contundentes y lógicos con la información que habían investigado.
Lo que más morbo causaba es que el profesor nombró específicamente una pareja, Gen aún recuerda las palabras: —Señores Hoshina y Narumi, ustedes dos son los únicos que no eligiran con quien debatir ya que uiero que dos de los tres mejores de mi clase debatan entre sí. Como la señorita Shinomiya estará ausente por esta semana es una última no poder unirla también. Aún así, espero que nos den buenos argumentos.
Desde que dieron el tema sabía que tenía ya recorrido un amplio terreno de conocimiento porque en la competencia intercolegial había ganado por su proyecto de dron mejorado para el rescate en siniestros.
Lo cual fue una idea innovadora que al estado le gusto, aparte del premio que había ganado, también obtuvo la patente de ese proyecto y el estado básicamente le pagaba, era como un bono. Por eso podía darme cuenta de tantos lujos, como vivir a una cuadra de la universidad y ganarse una beca para esto.
Gen tenía el debate ganado, estaba más que confiado.
El profesor los había dejado para el final. Mejor para él aunque le molestaba que sus compañeros dejaran en claro que solo estaban ahí por que les pagaron la matrícula, no sabían nada, daban más que solo cosas básicas.
—Bueno, eso fue interesante... —ni el profesor podía ocultar el desdén de los debates, pero finalmente les tocaba a ellos y eso parecía que el motivo—. Por favor, los dos señores que faltan, pasen adelante.
Gen se paro con un aire de ganador y Soshiro fue tranquilo, una serenidad y seguridad en sí mismo.
—Tienen diez minutos, todo debe ser conciso y con lógica. Para iniciar, ¿que debe priorizar un dron o robot de rescate: velocidad de respuesta o adaptabilidad al entorno?
El profesor fue sencillo, una pregunta que daba muchas posibilidades a varios caminos.
Gen fue el que habló primero, yendo a la pizarra táctil para comenzar a armar un esquema mientras explicaba su punto de vista.
—La velocidad. En un incendio, en un accidente, etc... Los primeros minutos lo son todo para reducir el número de afectados en el siniestro. Claro, la innovación tampoco puede quedarse en el segundo plano. Por lo cual podrían ser mejores los drones híbridos; son rápidos, sus módulos son más sencillos de cambiar así que se pueden ajustar rápido dependiendo el momento, son fáciles de manejar con tal solo uno o dos cursos básicos así que en número podrían estar alrededor de diez o quince en una radio de 50 kilómetros.
Expuso Gen, era información que había tomado en cuenta para la competencia intercolegial. Sus compañeros murmuraron levemente: "tiene razón", "no por nada ganó el nacional intercolegial.
Dejó los murmullos de lado y miro a su oponente, sonriendo con superioridad como diciendo: "¿me puedes ganar?", y Soshiro aceptó el desafío con gusto, se dirigió a la pizarra con calma.
—Coincidido con que la innovación debe ser práctica y por eso los drones híbridos son buena opción —dijo con tranquilidad—, pero debe ser confiable. De nada sirve que sean rápidos si no tienen una adaptabilidad buena a la situación, el estar cambiando constantemente sus módulos puede generar un desequilibrio en su sistema y por ende que sean menos estables, ¿que pasa si un dron se choca contra una viga o un árbol por su velocidad? —habló Soshiro mientras escribía sobre el esquema de Gen corrigiendo varios puntos, después escribía: "Adaptabilidad" en rojo.
— ¿Adaptabilidad? —murmuro Gen para sí mismo, sonriendo con cierta ironía—. ¿Oyes que estás contradiciendo, Hoshina? Adaptabilidad significa complejidad, al modelo que estoy defendiendo se adapta a las circunstancias y aunque puedan presentar fallos solo es algo de prueba y error antes de lanzarlos a una situación real para tener la situación controlada. Lo que siempre llega a fallar en estos son su rapidez. Por eso me enfocaria en mejorar su velocidad —defendió Gen.
Pero ahí estaba, esa sonrisa de zoro que tanto comenzaba a detestar.
—Aún no termino, Narumi-san —habló, ahora el haciendo su esquema—, innovación no es elegir entre adaptabilidad o velocidad, es combinar ambas —en la pizarra escribió "módulos auxiliares" con rojo—. Este diseño enfoca una velocidad y algoritmos de rescate básicos. Los módulos solo se activan si el entorno lo necesita.
El profesor si que estaba más que interesado, fue bueno aguantar tanto solo para saber sus saber sus puntos de vista.
—Eso suena bien en teoría, Hoshina. El problema es a la hora de la práctica, es mejor diez o quince drones estables detectando civiles a esperar que tu dron "decida" que si y que no hacer entorno a la situación. La innovación real no es hacer un sistema complicado, sino efectivos en el segundo cero.
Soshiro se giró hacia Gen con calma, pero una pequeña vena se podía ver resaltar en su frente.
"Je... Logre hacerlo enojar", los labios de Gen se curvaron con diversión.
—Si tu dron llega primero pero ¿no puedes ayudar al civil? ¿De qué sirve la velocidad si no cumple su misión? —touche—, velocidad significa que debe ser más ligero, por lo cual no tendrá la fuerza recomendada para ayudar. Pongamoslo así ya que te gusta correr —habló, haciendo referencia a sus carreras diarias para no llegar tarde a clase y eso solo hizo que Gen hiciera una mueca de disgusto, a parte de que varios compañeros se rieron.
Soshiro siguió: —Sería como correr con los ojos cerrados, no sirve de nada ser rápido si cuando abres los ojos llegas a un callejón sin salida.
En el aula sonó un: "auch", fue un golpe directo a su ego que le hizo hervir la sangre.
—Pero lo que tu propones es elitista, claro que no debes tomar en cuenta el costo de uno de estos dada tu situación económica —y el aula sonó con otro: "auch", Soshiro lo miro directamente, sus labios fruncidos por que ahora si logró hacerle enojar de verdad.
—Esto es un debate, no involucren sus temas personales y va para los dos —interrumpió el profesor con seriedad al ver los roces y ataques que se dieron—, pero Gen tiene razón. No todos los países o cuerpos de rescate tendrían el dinero suficiente para costear un o varios drones así de avanzados —culminó, su mirada dirigiéndose a Soshiro.
—Gracias, profesor —respondió Gen—, como decía y complementando las palabras del profesor. Con mi planteamiento se pueden desplegar varios drones, no importa si uno falla, otro estaría listo para seguir operando.
Unos cuantos estudiantes asistieron de nuevo.
—La accesibilidad no significa renunciar a la excelencia —su voz salió baja, pero Soshiro captó la atención de todos al encontrar el error que dijo Gen en aquel instante—. Prefiero tener un dron que llegue una vez y rescate, a que lleguen cincuenta y fracasen en su misión uno tras otro. La vida del ser humano es solo una, Narumi-san.
Gen guardo silencio, el lo sabía mejor que nadie. Apretó los puños, cada argumento que intentaba formar en su mente de deshacía de inmediato por los recuerdos llegaban a hacerse dueño de sus pensamientos.
—Que sepas que acepta la derrota por la falta de tiempo, no cantes victoria, Hoshina —su voz sonó neutra, fuera del enojó que siempre mostró y dejando su orgullo de lado.
Finalmente se fue de la pizarra, su cerquillo cubriendo sus ojos más de lo habitual para ocultar su gesto de impotencia y desagrado.
El aula quedó en silencio, para todos era raro que Gen no contraatacara porque sabía que no le importaría el tiempo con tal de defender su opinión. El profesor dio un aplauso rompiendo el silencio, los demás siguieron.
Soshiro volvió a su puesto, también fastidiado porque quería saber que defutaria el ajeno y disgustado por su comentario respecto a su estatus social, pero no podía quejar, el inicio primero en esta ocasión.
—Justo diez minutos, pero Narumi, si el tiempo te importaba hubiera dejado que siguieran. En fin, ambos tienen la nota máxima, ha sido uno de los mejores debates que he visto en mis años como profesor —mencionó con una sonrisa el profesor, era claro que ese viejo estaba más que feliz.
Gen observo de reojo a Soshiro, realmente lo comenzaba a odiar.... Esa calma arrogante, el uso de una lógica tan implacable como la suya. La próxima vez no se dejaría llevar por su sentimentalismo y le haría morder el polvo a Soshiro, aunque este intentara voltear sus argumentos como en aquel instante.
Finalmente la clase terminó, Gen agarro sus cosas mientras le escribía a Kikoru lo sucedido y le enviaba el audio grabado del debate. Lo había grabado porque quería presumirle que le había ganado a Soshiro, aunque no fue el caso por dar el brazo a torcer en el último minuto. En fin, se quejaría con ella, daría sus opiniones faltantes con ella y se quejaría más de lo que ya podía.
Soshiro en cambio lo observaba salir del módulo, soltó un suspiro mientras guardaba el celular en el morral y así proponerse igualar el paso de Gen, al hacerlo se puso a su lado.
—No lo entiendo, Narumi-san. ¿Porque te importa el tiempo? En lo poco que te llevó conociendo creo saber a ciencia cierta que darías lo que fuera con tal de salir ganando —buscaba respuestas, seguir con el debate, tenía genuina curiosidad de porque Gen dio un paso atrás y no siguió.
—Qué te importa, okappa.
Los labios de Soshiro se fruncieron, no le debería sorprender la habilidad que tenía el contrario para ponerle apodos si desde el primer día ya había comenzado así.
—Que grosero, Narumi-san. ¿Acaso estás irritado porque tu novia no vino? —y ahí fue donde obtuvo su atención, aunque fue gracioso ver aquella cara llena de sorpresa y confusión como si no supiera de que hablaba, así que aclaro: —. Habló de Shinomiya-san.
—¡No, que asco! —respondió de inmediato mientras hacia arcadas más que exagerado—. Es mi hermanastra y así no lo fuera ni en broma saldría con ella, okappa metido.
—Eso tiene aún más lógica, porque no sabía que vio en ti alguién como Shinomiya-san para tenerlo de pareja.
—¡¿Qué dices? ¡Si no tengo nada malo! —gritó. Los que ya reconocían al dúo de compañeros no les era raro verlos discutir o pelear en medio del campus—, soy guapo, tengo dinero, soy excelente e inteligente, ¿¡que de malo tendría!?—dijo Gen, levantándose el cerquillo para dejar ver por primera vez bien su rostro, pero su atención se dirigió de inmediato a un flash que captó el momento—. ¡Mas te vale borrar esa foto!
Soshiro por otro lado tuvo que sujetarlo para que no vaya corriendo tras la pobre chica que tomó una foto en mal momento o mejor dicho para salvarla por tomar una foto sin consentimiento. Aunque había quedado estupefacto, quien diría que aparte de su pésimo carácter podía ser guapo.
— Deberías estar agradecido de que le tomó una foto a tu rostro, si que la embobaste —dijo lo último con burla por lo que la chica salió huyendo.
—¡Y a ti quien te dio el permiso de detenerme!?. Idiota de pelo raro —sin más Gen se safo de su agarre, corriendo para dejarlo allí y dejando en claro que no estaba dispuesto a compartir su compañía silenciosa esa tarde. Si, porque tácitamente ambos al parecer llegaron a un acuerdo de ir juntos hasta sus apartamentos por obvias razones de que vivían cerca, algunas veces iban discutiendo pero mayormente en silencio porque Gen ignoraba olímpicamente la presencia de Soshiro.
Chapter 3: Entre olores amargos y risas ajenas.
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Gen se había hecho bolita en su asiento aparentando que dormía solo para escuchar más que atento el chisme a unas pocas mesas de la suya, pues la foto que esa chica le tomó hace dos días se hizo viral en el foro estudiantil por alguna razón que desconocía y en su aula el que menos hablaba de aquella publicación.
—Cierto, ¿Narumi-san será un alfa? No lo veo como un omega...
—¿Eres tonta?, de seguro es un beta. Un alfa con su temperamento llega a tener feromonas fuertes y apestosas. Nos abrumaría a todos.
Apestosas su culo. Gen tomaba supresores en bajas y utilizaba parches de olor para mantener bajo control el olor de sus feromonas por la misma razón mencionada, los abrumaría en más de un sentido.
Les hacia un bien por no oler, era considerado.
Se levantó, chasqueando la lengua sonoramente para captar la atención de ese grupo que cotorreaba sobre el por asumir que estaba durmiendo, haciendolos callar con una corta mirada antes de tomar su maleta y salir del aula. No iba a aclarar nada, era un desperdicio de tiempo.
Estaba aburrido. Kikoru no estaba para molestar por haber ido de regreso a Estados Unidos para avanzar uno de sus proyectos que tenía allá. Soshiro, por muy sorprendente que parezca al tomarlo en cuenta, no había venido quien sabe porqué y no iba a golpear en la puerta de su apartamento para preguntarle por su ausencia.
El resto del día lo tenía libre, suspendieron clases por un evento y honestamente no era alguien a quien le gustaba participar mucho entre un montón de gente. Irónico aunque le gustará ser el centro de atención, pero no de esa manera. Aunque bueno, no le vendría mal dar un vistazo al evento, asi sea solo para recorrer y ver por encima lo que había en cada carpa.
Cuando llegó al lugar, que era el estadio olímpico de la universidad, le sorprendió que fuera enorme y todo estuviera lleno. Se subió un rato a las gradadas, no había ni rastro de césped verde. Todo era blanco por el plástico que lo cubría tanto por abajo (para cuidar el césped) como por arriba (por las carpas, negras y cian).
Gen se dirigió a la entrada, tomando un panfleto que ubicaba y señalaba cada zona que ocupaba las carreras de la institución. Silbo por la sorpresa, si que los ricos se la curraban para ser organizados y dar ese detalle.
Así se ahorraría de saber a donde ir ya donde no. Se evitaría perder tanto tiempo en buscar algo que le llamara la atención. Pero había uno que había llamado atención su al instante: "Sistema adaptativo de rescate", formado por cuatro estudiantes: alguien de administración industrial, uno de sociología, otro de medicina y uno de su carrera, ingeniería robótica.
Por alguna razón su debate con Soshiro vino a su mente, arrugó el ceño y de por medio el panfleto. No tuvo de otra que ir a pedir otro diciendo que lo perdió cuando se dio cuenta de lo que hizo.
En fin, Gen ya sabía cual carpa visitar de primeras.
Cuando llegó la sorpresa no paso desapercibida, ocupaba el lugar de dos carpas y había en total cuatro mesas. Dos en la parte trasera y dos a cada costado, dejando el centro libre con una maqueta de la ciudad simulando que hubo un terremoto y todo estaba destruido. Estaba delimitado por una cinta de peligro, para marcar bien el recorrido de la carpa.
Su concentración estaba en la maqueta mientras ingresaba al lugar, el bullicio se afuera siendo silenciado un poco y finalmente captar esa molesta voz.
Debía suponerlo, desde un inicio debería haber sabido que solo una persona como Soshiro sería tan osado como para hacer tal cosa y el había venido como mosca a la miel.
—Ya estaba pensando que no ibas a venir incluso con el título llamativo que sugerí —sonrió Soshiro con suficiencia, aprovechando que solo habían tres personas incluyendo a Gen en aquel momento en la carpa, claro, sin contar con sus compañeros.
—Hijo de tu- era una trampa —detuvo el insulto a medias por los presentes.
—Y caíste redondito en ella —sus palabras burlaron sin miedo, sus caninos mostrándose felices por su cometido—, ¿quieres continuar el debate de ese día? —salió de sus labios más que directo.
—Maldito cabrón astuto, lo tenías planeado —lo fulminó con la mirada.
—Disculpen, ¿ocurre algo? ¿Soshiro, te estás molestando? —una voz femenina irrumpió su pequeña charla "amistosa".
Ambos hombres miraron a la chica en frente que se movía con calma y precisión, luciendo más que elegante. Su actitud serena y pacífica, pero con autoridad a la vez. Noto sus rasgos delicados, su cabello largo y liso cayendo a sus costados, una cola alta que contrastaba con su figura delgada y atlética.
—No hay de qué preocuparse, Mina. Solo es Narumi-san —respondió Soshiro para calmar a su amiga. La vista de esto se fijó en Gen, mirando y juzgando en silencio.
—Oh, es él... Por favor, dile que se comporta con los demás y por los presentes.
—¡Ey!, me lo tienes que decir a mi, no a él como si fuera mi niñero —quejo más que rojo por la rabia, pero fue totalmente ignorado cuando la chica se dio la vuelta y volvió a su puesto.
—Bueno, ya la oíste. Compórtate, Narumi-san —aguanto una risa, ganándose una mala mirada por parte del mencionado.
—Tsk, como si no supiera hacerlo.
—No respondiste mi pregunta, Narumi-san.
—Okappa, no me apetece seguir ese debate. Mejor exponen tus puntos —resoplo con fastidio, dando libre albedrío a Soshiro y este no tuvo otra opción que hacerle caso, después de todo estaba para exponer y no sacar más pelea a Gen, pero se decepcionó un poco.
Soshiro le indicó los módulos intercambiables y al ser Gen no le vio mucho problema en dejarle que toque el dron ya que por muy mal carácter que tuviera, sabía que el no era tan estúpido como para dañar algo así. Ambos tenían un fuerte respeto por la tecnología.
Gen pudo identificar varios componentes, un sensor térmico, una cámara HD, un tanque simulado, el espacio de la batería entre más componentes como sensores y después en un rato por estar más que inverso no dudo en pedirle los códigos utilizados. Sorprendentemente no se negó en dejarle ver la documentación y silbo sorprendido.
—Optimizaste realmente bien la duración de la batería —en su tono podía reflejarse la sorpresa; sus palabras saliendo con torpeza y sus ojos iluminándose como si estuviera a punto de comprar un juego que espero mucho para que saliera.
—Te enfocaste en un consumo secuencial que, aunque pareciera que todos los módulos se activan al mismo tiempo, no es así... —una sonrisa breve, inconsciente, se formo en su rostro y por instinto se puso al lado de Soshiro para irle indicando la parte de los códigos que leía—. Haciendo que la batería fuera duradera... Ahora una pregunta, ¿si hay un incendio y un derrumbe a la vez, el dron actúa según la prioridad del momento, verdad?
Soshiro lo observa de reojo, "No sabia que podia ser tan...", tosió para apartar la idea antes de terminarla. Pero aún no podia creer aún la faceta nueva que descubrió de Gen, una distinta a su bravuconería habitual.
—¿Te refieres por si se sobrecalienta? —cuestionó en respuesta, captando a lo que se refería Gen y este asintiendo con la cabeza sin apartar la mirada de la pantalla—, hice varias simulaciones para solucionar el problema, logré que se desactiven temporalmente algunos módulos dada cada situación —dice mientras se obliga a mirar la pantalla, tenia que admitirlo: cuando el contrario se enfrasca en lo que le apasiona, parece otra persona. Manso, casi agradable.
"Si fuera así todo el tiempo, sería más fácil de hablar con él", no evitó pensar en Soshiro.
Mientras tanto Gen no lo escuchaba del todo, sus dedos seguían pasando las páginas de la documentación y se podía ver su gran interés murmurando cosas apenas audibles, hablando consigo mismo.
—Joder... Incluso usaste códigos de redundancia y auto calibración en tiempo real —la fascinación en su voz no paso desapercibida.
—Sí, Narumi-san. Así, si un sensor falla, otro se activa mientras el dañado se calibra o se reemplaza —continuó con calma Soshiro, pero divertido de la nueva faceta Gen.
Los minutos comenzaron a pasar rápidos sin que lo notaran. Gen seguia en su burbuja leyendo, de vez en cuando soltando algun comentario y corrigiendo detalles mínimos. Era claro que Soshiro aún debía pulir algunas cosas, pero no se quedaba para nada más allá de las habilidades de Gen.
De pronto, Gen también un poco la voz, con seguridad.
—Pasaste por alto implementar un módulo de respaldo autónomo, así si el núcleo principal falla por la sobrecarga de datos recogidos, el dron podría completar la misión hasta que llegue la ayuda —comentó, devolviéndole la tableta a Soshiro y este parpadeó sorprendido.
—Tienes razón, lo pase por alto... —admitió por lo bajo, sus dedos ya buscaban anotar la observación en sus notas—, los procesamientos distribuidos, la información de cada módulo... La sobrecarga de datos recogidos... Si, en algún punto puede hacer que el núcleo principal falle—susurraba, mientras anotaba.
Gen lo miro de lado, con una sonrisa arrogante para decir: —No está mal. Pero yo lo haría mejor.
Y Soshiro reprimió una risa, bajando la mirada al dron para que no se notara. No fue por el comentario, si no por el hecho de haber conocido esta nueva cara de Gen.
—Wao... ¡ah, ya sé!
Gen dio un pequeño salto por el repentino grito a uno de sus costados, se había asustado y antes de maldecir al otro hombre, que quien sabe desde que momento estaba a su lado, las siguientes palabras lo tomaron por sorpresa.
—Tu debes ser Narumi-san, el compañero del que tanto se queja Hoshina-san —dijo el hombre más alto, era corpulento, pareciera que era mayor para él y para Soshiro. Pero cuando registro bien sus palabras se giro a ver a su compañero de clase.
—¡Como que te quejas de mi, estúpido okappa!? Si soy un espectacular —acusó.
—No, se queja tanto... Solo dice que es fastidioso que alguien pueda estar a su nivel... Y que gritas mucho... —habló por lo bajo el desconocido.
—Kafka, no le digas nada. Aunque Narumi-san sea inteligente a veces explicarle las cosas es como enseñarle a un mono a fabricar —Soshiro interrumpió el arrebató de Gen—, Narumi-san, el es Kafka. Estudiante de sociología, también sabe algo de programación y en conjunto a él se armó él código de este dron —presentó al más alto—, es mayor para nosotros así que ten un poco de respeto.
—Yo he de ver a quien respeto ya quien no, corte de tazón —su mirada no paraba de decir: "te quiero matar", totalmente incrédulo de que se queje con sus amigos como si él no hiciera lo mismo con Kikoru.
Después de eso los amigos de Soshiro lo rodearon ya que al no haber nadie más que él aprovecharon en conocer al compañero que podía igualar a Soshiro en conocimiento y Kafka podia dar credibilidad a eso por presenciar el intercambio de ideas que habían tenido, podía ser que el supiera de programación, pero solo lo básico como para entender la lógica que Soshiro utilizaba. Así que ver a alguien que comprendía al derecho y al revés el código y que incluso encontró un fallo fundamental, le descubrirá mucho.
A Gen no le tocó de otro que conocerlos porque no pudo escapar ya que cierto okappa lo entretuvo vilmente, mejor dicho se quedó a presumir que era mejor que Soshiro ya que este le dio espacio a alardear.
Mina Ashiro, era la estudiante de administración industrial.
Kafka Higino, el estudiante de sociología.
Y, Reno Ichikawa, estudiante de medicina.
Gen después de eso paso igualmente por sus exposiciones, también les dio consejos a cada uno y encontré fallos iguales de críticos como el que señaló a Soshiro en su dron. No solo era bueno para programación y creación de dispositivos, Gen se había informado e instruido en varias ramas para tener una amplia gama de soluciones y así tomar en cuenta distintas situaciones.
Si algo les había quedado claro a los amigos de Soshiro, es que Gen era igual de inteligente y precavido que él aunque su actitud no fuera la mejor.
...
—Así que... Tus amigos saben de mí.
Gen rompió el silencio por primera vez mientras caminaba al lado de Soshiro, ambos dirigiéndose a sus apartamentos. Al final del día se quedó en la carpa de él, no fue ni a ver las gafas de realidad virtual que desarrollo uno de los equipos de tecnología por quedarse a pelear con Soshiro ya más que pelear estaban intercambiando ideas, teniendo debate tras debate en algunos puntos que no coincidían en opinión.
Los amigos de Soshiro por primera vez presenciaron como alguien podía hacerlo enojar rápido, fue gracioso para ellos y gratificante verlo divertirse con alguien más.
—Es como Shinomiya-san sabe de mí —respondió Soshiro.
Ambos cargaban una caja, Gen se negaba a que Soshiro llevaría las dos porque en ambas había un dron y le parecía totalmente estúpido que el okappa intentara llevarlas solo. Aunque después se dio cuenta que solo lo hizo para que Kafka se fuera junto a Mina y Reno al terminar de guardar todo lo de la exposición.
Todo porque Kafka le pidió que dejara la caja ya que viven en el mismo edificio, ¿Cuánto les contó de él?
Después de todo el día, Gen dio un pequeño grito ahogado haciendo que el contrario lo mirara con confusión y simplemente lo que escucho fue la guinda del pastel en ese día.
—Mierda, te termine ayudando en tu dron... —se pego contra la tapa del cartón.
Soshiro por primera vez soltó una carcajada más que genuina y se ganó otra vez una mala mirada del ajeno. Por Dios, si le dieran una moneda por cada vez que Gen le mira mal o lo insulta, sería más que rico, pero técnicamente ya lo era.
—Bueno... Puede ser nuestro dron y el de Kafka, no me gusta desacreditar el trabajo de alguien más.
Las palabras de Soshiro fueron claras y sencillas, haciendo que cayera en cuenta que tenía un honor y respeto.
—Me da igual los créditos, termine ayudando a mi enemigo —quejo infantil y ahí estaba, el mismo de siempre.
En la mente de Soshiro pasó el pensamiento de que ya debería irse acostumbrarse a su forma bipolar de ser por los siguientes años que pasarían juntos estudiando.
—Si algo te hace feliz, es que a mis amigos les caíste bien a pesar de tu pésima forma de ser.
—Yo no tengo nada de pésimo —quejó, otra vez.
Y Soshiro ya no sabe cuantas veces ha oído las mismas palabras salir de esos labios, por lo cual río entre dientes y fue empujando un poco en modo de represalia.
Nuevamente se planto un silencio, no tenían nada más que decir por el momento.
Cuando llegaron al apartamento de Soshiro, Gen se arrimo a la pared mientras el otro entraba y dejaba la caja.
Su vista se paso al cielo, los tonos naranjas y rojos cubriéndolos y haciéndole reflexionar algo. No era normal que el ayudar a alguien que recién acaba de conocer o mucho menos sentir cierta "tranquilidad" en compañía de otro.
¿Acaso era por que su subconsciente pensaba en el como un igual?
—Gracias por la ayuda Narumi-san.
Fue sacado se sus pensamientos, Soshiro salió de su apartamento para tomar la otra caja y por primera vez Gen delineó más su rostro, fuera de las imágenes que sus fans habían tomado. Tal vez era una dicha ser algo más cercana a él, pero un escalofrío le recorrió la espalda al notar mejor aquellos ojos rubíes.
Lo detestaba de alguna manera sin saber porque, no, si lo sabía. Nadie nunca le ha desafiado de tal manera en su ámbito.
—Lo hice porque el idiota de Hibino parecía un cachorro triste por no ir con los demás —se separó de la pared de mala gana para darle la caja con el dron a su respectivo dueño.
—Es normal, de los tres Kafka es el más sentimental de su relación —dijo como si nada.
¿De los tres? ¿relación?... Y al comprender, la bomba explotó sin previo aviso en su cabeza dando un sonrojo tenue en sus mejillas y la risa burlona de Soshiro por su reacción.
—Esa es mucha información, imbécil —empujó la caja bruscamente, pero con cuidado por el contenido, a las manos se Soshiro.
—Tu lenguaje del amor son los insultos, Narumi-san? —burló divertido dejando ver mejor sus colmillos esta vez con esa estúpida sonrisa que tanto odiaba Gen.
—¡Ni en tus sueños eso será mi lenguaje de amor! —chillo con las mejillas más que rojas. ¿Ven?, por eso lo detestaba, era fácil para Soshiro sacar de quicio y ahora al parecer también avergonzarlo—, si esa es tu forma para que deje de insultarte, olvídalo —mencionó dándose la vuelta.
¿Que le pasaba? Aquella pequeña iteración solo le hizo darse cuenta que era más que un estúpido como para haberle ayudado.
—Maldito okappa —fue murmurando hacia la puerta de su apartamento, con las orejas rojas y casi hechando humo por la vergüenza. Entrando a su espacio y haciendo sonar la puerta por la fuerza con la que la cerro.
Desde aquí, Gen se prometió nunca volver a olvidarse de su consolación porque terminaría en situaciones para nada satisfactorias en contra de su voluntad.
...
—¿Te dijo eso?... —y una risa más que escandalosa se pudo oir desde el otro lado de la línea.
Pero Gen estaba rojo como un tomate por la "humillación" que sufrió ese día, dejándose caer de espaldas en la cama mientras su juego cargaba.
—¡Deja de reírte, se supone que debes estar de mi lado, mocosa! —refunfuño exasperado, tapándose el rostro con la mano libre. Lo único que consiguió fue que Kikoru riera más fuerte.
Estaba a punto de colgarle, pero la puso en voz alta para comenzar a jugar su partida. Había olvidado que dejo el juego guardado en un momento crítico y no pensaba perder solo por su orgullo.
—Yo no estoy de tu lado, estúpido hermano mayor —habló entre risas.
Y aún así, un cálido sentimiento le recorrió el pecho. Quejarse de la cosa más mínima con Kikoru siempre terminaba siendo un refugio, incluso cuando lo molestaba. En esa risa había algo que lo anclaba, un recordatorio de que pertenecía a un lugar y una certeza de tener a alguien que siempre estaría ahí.
—Jo~ ¿Cuándo fue la última vez que me llamaste hermano mayor? —era su turno de molestarla para equilibrar la situación—. ¿Recuerdas aún la mocosa tímida que eras y me decía "hermanito"?
—¡Eso era porque cada vez que iba al orfanato estabas solo en tus libros o jugando en ese rincón deprimente, me dabas lastima!
—Sí, cómo no —su sarcasmo era evidente sin dejar que el comentario de esto lo afectara. Estaba listo para seguirle molestando: —. ¿Y los niños que te molestaban para que corrieras a refugiarte conmigo? ¿Qué eran tus fans?
Gen sonrio con suficiencia al escuchar del otro lado un gemido de frustración.
—¡Eso fue por que...! Ay, ya, olvídalo.
—Pollito —Gen rio con ganas, disfrutando de como la menor no podía defenderse de esta. Luego suspiro y bajo el tono, para preguntar con curiosidad y preocupación: —¿Cómo está todo allá? ¿Isao-san no anda siendo difícil?
Por un momento el silencio reino la llamada, solo se escuchaba el sonido del mando junto al juego en el que estaba inverso.
—Papá quería que vinieras también —su voz era seria—. Dijo que a penas supiera que estabas libre iba a llamarte para regañarte por no venir.
—Eso es malo.
—Sí, pero... Le conté sobre Hoshina-san y ¿sabes qué dijo? —Gen soltó un: "¿mm..?" para que siguiera—. Que ya era hora de que por fin te encontraras con él, así que dejaría tu regaño para otra ocasión, porque de seguro te la estarías pasando demasiado bien.
—¡Con ese okappa nunca se pasa bien! —respondio más que exaltado, dejando el mando de golpe. La pantalla del juego se muestra en grandes letras rojas "Derrota", pero ni lo not´.
—¿Y lo de hoy? —insistió Kikoru, cono ese tono travieso de que tenía la victoria ganada.
—¡Fue diferente, no cuenta!
—¿En qué se diferencia?
—¡En que te importa! —hablo de inmediato, mordiéndose la lengua después.
—Deberías intentar llevarte bien con él... lo dijo también papá.
Se quedó en silencio. ¿Llevarse bien con Hoshina? ¿Él? Imposible. Sin embargo, las palabras le dejaron pensada y recordando lo fácil que había sido perderse en el dron que diseño, en los algoritmos usados y esa estúpida sonrisa.
Al final desviaron el tema a sus juegos, después a las aficiones de la rubia y tras unos momentos pasaron a burlarse del uno del otro sin parar. Y aunque Gen fingia fastidio, lo cierto es que termino la llamada sintiéndose más ligera.
Estaba exhausto, no tenía fuerzas para seguir jugando aún sabiendo que el siguiente día no tendría clases, bueno, al menos iba a ser viernes así que tendría todo un fin de semana tranquilo.
O al menos así pensó por un instante porque no tardo en escribirle a uno de sus conocidos para cubrir turnos libres.
La nueva temporada de juegos se acercaba y el pago del estado hacia él aún no se haría efectivo hasta el siguiente lunes. No quería gastar sus ahorros, los necesitaba para la despensa del mes y porque ya aprendió a las malas no pedir dinero prestado.
Miro la hora, aún era temprano. Eran las nueve de la noche, así que tomó su billetera junto a las llaves y salió, aprovechando que estaba cansado para hacer las compras. Su cerebro se concentraba mejor y no se distraía mucho en mangas o videojuegos en ese estado.
Pero era gracioso, porque hace menos de un mes eso no era un problema. Nunca pensó que realmente la universidad le pegaría tan duro como para comenzar a priorizar su bienestar nuevamente y si Isao-san viera que estaba cambiando sus hábitos por unos más saludables, incluso estaba seguro que lo felicitaría.
Era ganar o ganar.
Camino un poco; a dos cuadras de allí había un supermercado de 24 horas abierto. Bien ubicado para la compra de los forrearnos, la mayoría de los niños ricos comenzaban a aprender a vivir solos y hacer las compras. Bueno, algunos... Luego estaba Kikoru, que aunque vivía cerca, tenía a su mayordomo.
Él también podía gozar de ese lujo, pero era demasiado orgulloso y siempre se había mostrado independiente ante Isao-san e Ikari-san.
Mientras tomaba varias botellas de agua y bebidas energizantes, noto que a su costado había una figura conocida, bueno, dos figuras que a penas ese día conoció.
—Narumi-san, buenas noches —saludo la joven de cabellos negros.
¿Como se llamaba? Shido-, ah, ya lo recuerdo. Mina Ashido y el otro era Reno, era fácil diferenciarlo del corpulento de Hibino.
—Buenas noches, Ashido-san.
Respondió por cortesía, agachandose para buscar cierta bebida energizante que era su favorita. Una lata blanca y con la 'm' en gris en plena mitad.
Pero la risa de la fémina lo desconcertó.
—¿Ocurre algo?
—No me hagas caso, pensé que solo eras alguien altanero que no respeta a las personas por como te comportaste con Soshiro y Kafka.
Gen trono la lengua, tomando varias latas y depositándolas en el carrito. Sentía la tensión crecer, más temprano pudo ignorarlo por estar con los demás pero era diferente en este momento: Reno permanecía inmóvil a lado de Mina; los hombros tensos, la mandíbula marcada por apretarla, la mirada clavada en él como si midiera cada uno de sus movimientos. Y Gen noto como su propio cuerpo respondía por la hostilidad percibida en las feromonas que Reno comenzaba a soltar.
—Porque no te conozco lo suficiente y no quiero quedar más como un patán, aparte de que Ichikawa no esta tan feliz con mi presencia —escupió las palabras mordazmente, manteniendo la compostura para no dejarse llevar.
—Mina, Kafka dice que ya mismo esta la comida —dijo Reno tras revisar la notificación que le llego. No pudo evitar dar un paso adelante por mero instinto, midiendo la distancia de Gen hacia ellos.
Era hostilidad lo que sentía de Reno hacia él, recordó las palabras de Soshiro y ya podía encontrar sentido de porque Reno no era amable. Bueno, si él tuviera pareja también se portaría asi de protector si llega a percibir una amenaza... Espera, ¿le estaba dando la razón a Reno de que él podría ser una amenaza?
—Tranquilo, tigre. No planeó hacer nada, desde la tarde puedo sentir que te caigo mal —dijo Gen totalmente desinteresado, más que nada por percibir el olor de las feromonas del peliblanco. Era hostilidad pura, lo cual le hacia fruncir el ceño y estar alerta.
—Es porque pasas peleando con Hoshina-san y no me gusta cómo lo tratas.
—Esos son mis asuntos con el okappa, tampoco es como si el fuera del todo amable conmigo —tuvo un tic en el ojo y una vena se le resaltaba en el cuello.
Ambos alfas tenían el ceño fruncido mientras miraban en el medio del pasillo a medida que se acercaban. Gen percibió cómo Reno se tensaba al oler sus feromonas, un desafío para el otro alfa.
—Ya, paren, los dos —sentencia Mina. Dando un paso entre ellos, su diestra apartando a Reno por el pecho y empujando levemente a Gen para no invadir su espacio personal.
Pero ninguno de los dos alfas dejaban de verse con disgusto.
—A mi no me metas, el idiota de tu pareja fue el que inició —gruño por lo bajo, Gen se había quitado los parches de olor al llegar a casa y el efecto de los supresores ya estaba pasando, asi que sus feromonas se mezclaban con las de Reno: menta y linón fresco cargado de enojo y protección, y el suyo, puro disgusto acentuando un olor cítrico y amargo por la toronja y frambuesas.
En el pasillo quedaron dos olores impregnados.
El de Reno, intenso y protector, por la amenaza percibida.
Y el de Gen, cítrico y amargo, por el disgusto de la situación.
De haber sabido que se encontraría con ellos, no hubiera salido esa noche. Debería haberse quedado para dormir aunque no fuera su hora de siempre.
Siguió metiendo cosas a su carrito para continuar con la compra de su despensa: fideos instantáneos, varios snacks, dos cajas de huevo. Y buscando constantemente en donde se hallaba el pan integral. Al encontrar la zona se fijó que Mina y Reno seguían allí.
Chasqueó la legua de mala gana, no se iba a quedar sin pan solo porque ellos estaban ahí. Tomó el producto y siguió de largo a por la avena, ignorándolos. Su aroma sigue mostrando el enojo, la tensión y un fino hilo de querer mantener la calma.
Varios minutos despues termino con las compras. Al llegar a su apartamento guardo todo en su respectivo lugar, gimoteando al ultimo por que sus productos favoritos de limpieza no estaban a la venta en el supermercado y por eso no le toco de otro más que pedirlos a domicilio.
"Si esto era un día normal, prefiero no volver a olvidar nunca mi consola como para irme a meter en sitios donde no me llaman. Maldita curiosidad mía", pensó Gen con fastidio mientras estaba tumbado en la cama; la oscuridad y la calidez de las mantas lo arrullaban para quedarse dormido.
Chapter 4: Se supone que sería un día tranquilo, ¿no?
Chapter Text
—Recuerda, Soshiro. Primero la mente, luego la espada. No quiero hijos que se entretengan en algo que no les va a servir para su futuro.
La voz de su padre resonó en el amplio pasillo mientras miraba al niño ya que en un inicio había pensando: "Es un niño, ya se le pasará" y eso fue cuando Soshiro apenas tenía los cinco años desde que empezó a ser más cercano con su abuelo. Como dijo, en un inicio no le vio problema, pero no esperaba que ahora Soshiro a sus ocho años quedara en segundo lugar en un campeonato y, eso más, se enteró de dicho hecho por las noticias locales.
—Si, padre —el pequeño con la cabeza gacha se retiró sin más, había pensando que lo felicitaría tal como a su hermano cuando ganó su primer campeonato...
Aún era inocente. Solo un pequeño en busca de la aprobación de su padre. En busca del mismo afecto que le daban a su hermano mayor. Quería sentir esa calidez...
Pero cada vez que Soshiro iba al dojo de su abuelo siempre le recibía el olor del tatami viejo, el incienso apagado y el cálido aroma del té que su abuelo preparaba con esa sonrisa que le hacia sentir verdaderamente en casa.
Eso le hacia olvidar y despejarse de los amargos sentimientos que últimamente no sabía cómo llamarlos, que no sabía cómo describir esa opresión que sentía en el pecho por la indiferencia de su padre.
Sus manitos tomaron una espada de madera más grande que el recomendado para su edad, blandiéndola con esfuerzo.
—Algún día podrás hacerlo, Soshiro. No te esfuerces —una mano arrugada se poso en su cabeza, un roce cálido y tierno lleno de cariño. La espada fue tomada de su mano mientras el mayor decía: —. En unos años crecerás, disfruta del momento y no corras por ser mayor.
—Pero yo ya quiero blandir una katana como tú. La última vez que participaste en una demostración, cortaste todos los bambúes —quejó Soshiro mientras imitaba el movimiento que hizo su abuelo y en cambio el mayor carcajeo fuerte.
—Lo harás en un futuro, no desesperes mi niño. Para llegar a ese nivel de técnica debes entrenar varios años.
El abuelo tarareaba una suave melodía que no podía reconocer a que canción pertenecía y su espalda ligeramente encorvada por la edad; cabellos blancos y arrugas marcaban sus setenta y más años.
Las manos de Soshiro recibieron el shinai que su abuelo hizo para él, fue un regalo para que tuviera una que le permitiera practicar con fluidez.
Desde que ganó el campeonato solía escabullirse para ir a practicar, porque su padre comenzaba a ponerle traba tras traba para poder hacerlo y le resultaba injusto ya que a Soichiro no le ponía ni pero para ir a otro dojo.
"Si terminas ese libro que te regale, puedes ir con el abuelo a practicar"
"Si sacas buenas calificaciones"
"Si haces esto..."
O uno: "Si haces aquello..."
Su mente recordaba todas y cada una de las condiciones que le ponía su papá, pero esa tarde era una de las tantas en las que se fugó de su mirada para ir donde su abuelo.
—Firme, Soshiro.
Fue reprendido. Blandió la espada otra vez y corrigió su postura.
Una, dos, tres... Cada movimiento más preciso y elegante que el anterior, para ser un niño entendía bien lo que debía hacer aunque estaba lejos de ser un profesional.
—Bien, suficiente por hoy, Soshiro... —paró el mayor.
El jadeaba por el esfuerzo, sus cabellos pegándose a su frente por el sudor y sus manos aún empuñando el shinai.
—Gracias, abuelo —Soshiro agradeció con energía mientras daba una reverencia. Dejó el arma de madera en su respectivo sitio para después seguir a su abuelo y tomarle de la mano.
—Tenes aptitud, hijo... Podrías superarme, pero ahora vamos a dejarte en tu casa. Debes llegar temprano si no queremos que tu papá nos sea capaz —lo último lo dijo con cierto tono de diversión.
Los ojos del niño empezaron a llenarse de lágrimas al ver al mayor.
—Soshiro, ¿estás bien? ¿Te duele algo?
El pequeño negocio con la cabeza mientras era abarazado.
—No... Solo, es que... Te extraño mucho —logró balbucear en gimoteos mientras todo se comenzaba a hacer oscuro, las palabras de su abuelo se oían borrosas y como si estuviera hablando bajo el agua.
Y al abrir los ojos una luz cegó su vista momentáneamente. Su mirada se clavó en el cielo raso del techo.
Cierto, el abuelo falleció hace cinco años.
Llevó su diestra a la zona baja de sus ojos, limpiando con el dorso más de una lágrima pérdida por el recuerdo soñado.
Tras unos momentos se levanto y su vista se fijó en los tres trofeos que habían en el estante de su cuarto y cada trofeo era un recuerdo vivo de momentos que marcaron un antes y un después en su agitada vida.
Solo se limitó a cambiarse y asearse para luego ponerse el desayuno.
Era día libre, no tenía obligaciones y tampoco planes con quien salir. Aunque siempre tuve la opción de ir con Mina y los demás, prefería por hoy no meterse para que la pareja tenga solo tiempo para ellos.
Bueno, solo iría al gimnasio y después quien sabe a donde, tal vez a pasear un poco y por fin visitar varias librerías y cafeterías a las que había querido ir desde un inicio pero no ha podido por el poco tiempo libre que tiene gracias a la universidad y la empresa de su familia.
Sin duda, hoy sería el día trampa.
Soshiro descarto varias opciones, en primeras no se fue al gimnasio. Si, si iba a ser el día trampa debía hacerlo bien.
Ya había reservado uno que otro lugar. Pero si quería ir por ese fresco del Mont Blanc, debía salir ya. No tardo en tomar sus cosas, saliendo rápido de su apartamento.
—¡Estupido hermano, deberías decirme que tenías trabajo hoy!
Apenas salió un grito estruendoso se oyó en el pasillo, su cabeza girando a ver a la rubia tan conocida mientras le gritaba a su celular.
Aguanto una pequeña risa. Si Gen era un caso, Kikoru igualmente aunque no siempre se mostrará así.
— ¿Hoshina-san...? Buenos días, ¿Qué haces aquí?
Y fue sacado de sus pensamientos.
—Buenos días, Shinomiya-san. Soy vecino de Narumi-san —saludo y dijo sin dar mucho detalle, pues no había que darlo.
—Oh... Ese bastardo, nunca me lo dijo —murmuro Kikoru más para si misma.
Y cuando Soshiro iba a despedirse, Kikoru siguió: —En fin, ese estúpido se lo pierde. Hoshina-san, reserve una mesa en una cafetería cercana para dos personas. ¿Tienes libre? Quería llevar a rastras al idiota de mi hermano, pero esta trabajando.
Parpadeo dos veces ante lo directo que fue. En clases ya había cruzado palabras con Shinomiya, incluso podía decir que se podía llevar bien si entablaban amistad.
—Lo siento, Shinomiya-san, reserve un postre para llevar en una cafetería cercana —fue cordial, pero su venita de curiosidad picaba—. Pero, te parece si vamos bajamos y me vas contando como es que alguien como Narumi-san trabaja un sábado, imaginaba que era de los que se la pasaban en casa jugando.
Kikoru río un poco, ya que no estaba del tocó equivocado. Sin más, ambos comenzaron a caminar.
—De hecho si lo és, pero ya mismo es temporada del lanzamiento de varios juegos y bueno, el idiota solo trabaja para su vicio —explicó con tranquilidad.
—Ah, imagino que como es así, pensabas que estaría hoy en su departamento.
—Estaba segura de que estaría, dijo que tenía ahorros y por eso apenas llegue me propuse sacarlo de su cueva.
Soshiro tranquilizando suavemente, la dinámica que tenían esos dos hermanos era sin duda algo singular y tal vez incluso podía sentir un poco de envidia.
—Para serte sincero me sorprende un poco... ¿Pero a Narumi-san el gobierno no le da un pago por utilizar su proyecto? —cuestionó, mientras seguían bajando las gradas.
—Si... Pero a ciencia cierta, no sé en que lo ocupa. Solo que no lo hasta en juegos, dijo que me lo iba a decir a fin de semestre —respondió con tranquilidad.
—Shinomiya-san, a penas nos conocemos. ¿No te da pesar ser tan honesta conmigo? —Y es que Soshiro estaba un poco extrañado.
—Nha —dijo infantil—, de todos nuestros compañeros el más prudente eres tú, además así molestas más a Gen. Es mi venganza en su contra...—siguió hablando—. Pero pienso que podemos ser buenos amigos.
Y por eso último, tal como el también había pensado, sabía que podían ser buenos amigos.
....
Al final, Kikoru y Soshiro estaban sentados uno frente al otro.
La situación resultó graciosa ya que mientras caminaban y no cambiaban de dirección en ningún momento, Soshiro llegó a pensar que la rubia lo estaba siguiendo hasta que entró e indicó que tenía reservada una mesa, Soshiro en esta ocasión no pudo negar la invitación.
Y ahora se hallaba mirando el mont blanc frente a él, sin duda una deliciosa hasta para la vista.
Si algo tenía de famosa aquella cafetería, era dicho postre y un pastel de tres leches. Ambos tenían una receta especial y como amante de los dulces, así que quería comprobarlo.
Pero al ver el postre, le daba pesar destruirlo.
Entiendan a Soshiro.
Un mont blanc no es algo que se coma con hambre y ansía, es un postre que: se respeta, se contempla... Y luego se rinde a la tristeza de destruir tal perfección con la primera cucharada, todo para el viaje sensorial que ofrece como tal.
Imaginen un montaña nevada, totalmente blanca y majestuosa por estar en pleno apogeo del invierno, pero convertida en un mont blanc.
El merengue de la base es crujiente, en la cima un corazón de crema chantilly; blanco, que le recuerda a la nieve. Pero lo más llamativo son los hilos del dulce de castaña, finos y sedosos que se saben derretir de la mejor manera en el paladar.
Soshiro con pesar hundió la cuchara en tan magnífico postre y la nata no tardo en salir, totalmente ligera y con el justo sabor de la leche para no abrumarlo.
Abrió un poco los ojos ante el sabor.
En un viaje a Francia había probado el postre y podía decir que este era el que más se parecía a la verdadera cocina francesa, sin duda fue una sorpresa más que agradable.
El olor terroso de la castaña lo pudo sentir desde la lengua y junto al merengue, frío y suave, se contrastaba perfectamente con la calidez de la castaña.
—Creo que voy a pedir uno para llevar... —murmuro para si mismo.
Un sonido de una foto tomada lo saco de sus pensamientos. Parpadeo, mirado a Kikoru con una sonrisa victoriosa con su telefono en lo alto, habia tomado una selfie con él de fondo.
—Perdón, no pude evitarlo. Es que tu cara lo dice todo, Hoshina-san —dijo, enseñándole la foto—, ¿Es la primera vez que lo pruebas, Hoshina-san? —cuestionó Kikoru, mientras tomaba el número de Soshiro del grupo del curso para mandarle la foto.
—No, de hecho es mi postre favorito... Me sorprendió que el sabor sea como los de Francia —dijo aún un poco aturdido por la sorpresa.
Pero se insulto internamente por no haberle tomado una foto al postre antes de comerlo, debería haber hecho, era espectacular y valía la pena registrarlo. Pero al diablo, con el mordisco que le dio igualmente le tomó una foto.
—¿Si, verdad? Cuando vine la primera vez pensé en lo mismo, de haber sabido que te gustaba te hubiera invitado.
Ya sabía que la rubia era energética, pero su personalidad contrastaba en diferencia a como se mostraba con los demás.
"Así que cuando esta en confianza, es más suave..." pensó Soshiro, su actitud le recordó a cuando Gen estaba en la exposición.
—Cierto, puedes publicar la foto. Hagamos enojar a Narumi-san —sonrió con picardía y Kikoru carcajeo.
—Esa es una excelente idea, Hoshina-san.
Kikoru igual planeaba hacerlo, iba a pedir permiso para ello.
Se compartieron sus perfiles tras que Kikoru publicara la foto y esperaba que Gen lo viera, aunque al parecer no sería pronto.
Cuando salieron Soshiro soltó un suspiro de decepción, pues no pudo llevarse un mont blanc ya que se vendieron rápido. Ahora podía comprender porque la mayoría reservaba en dicho lugar. Mientras tomaba su celular para su siguiente destino, paro la despedida de Kikoru.
—Shinomiya-san, ¿tienes libre hoy? —cuestionó, utilizando las mismas palabras que la ajena anteriormente.
—Ah, si —ladeo la cabeza, un poco confundida.
—Tengo algunos planes... ¿Por qué no me acompañas?
—No quiero estar de entrometida, Hoshina-san —fue rápida al responder mientras alzaba las manos y se negaba suavemente.
—No lo vas a estar, pensaba ir solos. Vamos, vamos —fue diciendo mientras le daba la vuelta y ponía sus manos en los hombros de esta para hacerla camimar—. Así podemos hacer enojar más a Narumi-san.
—Si mi presencia no es un problema... Supongo que me apuntó —susurro aceptando finalmente la propuesta, además quería llevarse bien con Soshiro fuera del motivó de molestar a Gen con eso—, pero te dejó en claro que no es solo por molestar a Gen —habló mientras se safaba de su agarre.
—Lo sé, aunque te cueste ser honesta —río Soshiro un poco, Kikoru ignorando el hecho y ambos caminando al lado del otro.
Claro, Kikoru se limitó a seguirlo mientras hablaban de alguna que otra cosa. Cosa = anécdotas de Gen y sus juegos.
No fue hasta que entraron a una librería que vio que tenía llamadas pérdidas de Gen y más de una decena de mensajes. Río un poco, no le iba a contestar por el momento.
Y el día se la pasaron entre lugares que decían mucho de los gustos de Soshiro y que Kikoru podía entender e hizo una lista interna.
1.- El mont blanc es su postre favorito.
Pues habían visitado dos cafeterías más y Soshiro llegó a ser algo exigente con el sabor.
2.- Le gusta leer y es fan de novelas, de misterio puede intuir.
Fueron a dos librerías, en busca de un libro que le faltaba a la colección y al final si pudieron conseguirlo. Aparte de que ambos se llevaron uno que otro libro.
3.- Le gusta el ramen y el anime de bleach.
Para el almuerzo visitaron un restaurante de ramen con temática de dicho anime. Sinceramente, fue una sorpresa para Kikoru y también se entero que ayudó en más de un juego de la compañía de su familia. Ahora tenía más información para molestar a Gen, porque los títulos mencionados eran uno que otro juego favorito de él.
4.- Le gusta molestar a Gen.
En todos y cada uno de sus destinos le pidió que tomara fotos, incluso que se las envié directamente a Gen. Aunque no contestaba al instante y terminaron teniendo una llamada más que graciosa con el susodicho.
Y finalmente, ya era de noche.
Cada uno llevaba una pequeña bolsa con los libros que compraron, mientras iban de regreso para la zona de la universidad a Kikoru se le dio por ofrecerle un último plan.
—Vamos por unas cervezas, Hoshina-san. Yo invito, solo será algo tranquilo en el bar cerca del instituto —dijo tranquila. Todo el día había seguido a Soshiro y sería como un pago por el buen día que la hizo pasar.
—No estaría mal, una cerveza para finalizar el día suena bien —respondió, de por medio dándole el si.
—No se ha dicho más, vamos por esa cerveza.
Pero lo que ambos no esperaban es que en aquel bar-discoteca, habría cierto camarero irritante que ahora les veía con una vena de ira titilando en su frente.
—Mocosa engreída —a penas los vio en el lugar la tomó de las mejillas y las jaló—, ¿¡como se te ocurre pasar todo el día con el maldito okappa!? —la música dejaba oír sus quejas más que claras.
—Buenas noches, Narumi-san. Como prometí, tu hermana esta sana y salva —sonrió mostrando sus colmillos.
—Tu a callar okappa, nadie te dijo perrito toma huesito —y antes de seguir, Kikoru le dio un golpe fuerte en el estómago.
—¡Eres un bruto! —recriminó por lo que le jalo las mejillas—. Además comienzas a prestar, ¿Qué pasa con los parches de olor, alfa inútil? —protestó Kikoru.
Es cierto, Soshiro no se fijo por la mezcla de olores del lugar. Por primera vez percibiendo el olor de las feromonas irritadas que salían se Gen, internamente encontro el olor agradable y también despejándose la duda de que Gen no era un beta.
—Es por el trabajo, metida —sus palabras salieron algo mordaces y su mano se hallaba en la cabeza de la rubia mientras la despeinaba—, necesitan alfas atractivos y fuertes como yo, tanto para atraer clientela como para mantener al margen a los revoltosos —se dio aires de grandeza, inflando el pecho y sonriendo con satisfacción. Todo un presumido.
—¡Deja mi cabello! —nuevamente quejo Kikoru, pellizcándole la mano—, y haz tu trabajo, trae dos cervezas.
Soshiro río al ver la escena, si que eran un par más que curioso de hermanos.
—¿¡Que te hace tanta gracia, okappa!? —dijo Gen, acercandose peligrosamente al ajeno.
—Narumi-san, deberías trabajar —sus labios formaron aquella sonrisa tranquila que tanto sabía que fastidiaba a Gen.
—No quiero oír eso viniendo de ti, maldito corte de tazón.
Entre maldiciones Gen los fue dejando para después traerle las cervezas y seguir con su trabajo.
....
Para Gen iba a ser otro día normal como cualquiera. Estaría trabajando en la tienda de comics toda la mañana y la tarde, y en la noche la discoteca cerca de la universidad.
Todo iba bien, todo. Hasta que vio las historias de Kikoru y esta estando con Soshiro.
¿Lo había remplazado con el maldito okappa?
Claro que no tardo en llamarla para reclamarle y quejarse. Pero fue olímpicamente ignorado; cada mensaje, cada llamado y audio de voz, todo hasta el medio día donde finalmente contestó.
Y para la cereza del pastel, ahí estaban. En el mismo bar, ¿Por qué de entre todos los lugares? Pero dándose un zape mentalmente por que quedaba cerca de la universidad y de donde vivían.
En fin, debía seguir trabajando por más que la situación le pareciera molesta.
Paso casi una hora y media desde que Soshiro y Kikoru llegaron al bar. Gen controlando un poco lo que veían, alternando entre agua, soda y cervezas; mientras atendía las demás mesas.
Fue en un momento donde negaba la invitación de otra clienta que Kikoru se acerco a él y las palabras siguiente lo hicieron estallar en furia.
—Le pusieron algo en la copa a Hoshina-san... —Kikoru estaba alterada.
Gen sabía que ella no siempre se alteraba o buscaba su ayuda a menos que la situación amerite. Pero apenas oyó eso, maldijo entre dientes.
Sintió como la sangre se le subía a la cabeza, no necesitaba más detalles y simplemente su alfa manifestó una rabia que debía contener.
—¿¡Y por que lo dejas solo!? —escupió la pregunta, sonando más a un reproche que pedirle una explicación.
Lo que le faltaba en el día: salvar el culo, literalmente, del idiota de Soshiro. Pero el enojo no estaba en tener que hacerlo, sino en lo asqueroso de la situación y de tener la certeza de lo que pudo haber pasado si Kikoru no venia en busca de su ayuda, o peor, que él no estuviera trabajando este momento ahí.
Al llegar y ver a dos hombres rodeando a Soshiro, uno de ellos posando su mano en el muslo, la rabia simplemente se dejó plasmar en sus feromonas y llamando la atención de los dos. Un gruñido grave escapo de su garganta, seco y cargado de una amenaza que no necesitaba palabras.
—Oye, Hoshina. Nos vamos —ignoro a los dos tipos.
—No nos dijiste que tenías pareja, precioso —dijo el hombre que tenía su mano en el muslo de este y que fue retirada por Gen, apretandola con fuerza.
No necesito decir nada. Su sola presencia, ese olor lleno de amenaza y la fuerza en el agarre, bastó para que los tipos se fueran de ahí. Quería romperles la cara, asegurarse de que nunca más pensaran en hacer algo así con alguna persona.
—Narumi-san, apestas... —Soshiro arrastró las palabras, se sentía mareado e ido totalmente.
Kikoru se acerco, había estado utilizando a Gen como escudo de aquellos dos hombres.
—Lo llevamos a la barra, apura Kikoru —ordenó básicamente. Dejando que la rubia fuera delante, mientras el cargaba a Soshiro.
Ere ligero, pero no lo suficiente y ante su estado era más fácil de cargarlo sin esfuerzo.
Y Soshiro simplemente se dejó hacer. Decir que Gen estaba enojado era poco, la frustración no se le iba porque ver a Soshiro así no era justo. Mareado, dócil, arrastrando las palabras y perdido en un estado más que vulnerable. No era justo que alguien decidiera por él.
E independiente de que haya sido Soshiro él afectado, le daba rabia que existiera personas que se reduzcan a tal bajeza con tal de llevar a alguien a la cama.
Cuando llegaron a la barra dejó a Soshiro dentro y sentándolo en el taburete dentro para que se encogiera en el mostrador, de por medio hablando con su compañero para poder cambiar de zona por lo sucedido y este asintiendo.
—¿Cómo paso? —cuestionó directo a Kikoru.
—Le comenzaron a invitar copas de una mesa continua... Pero en la ultima me pareció raro que Hoshina-san se comenzara a marear y después vinieron esos tres chicos con otras intenciones... Intente alejarlos, incluso me saque el parche de olor y no me hicieron caso. Al uno le tire la soda y se fue a limpiar molesto, de un momento a otro también ví como ponían algo en mi bebida y fue cuando sabía que debía llamarte...
Fue explicando con la cabeza gacha. Kikoru se sentía más que culpable, pues fue su idea la de beber para culminar el día. Sus manos se apretaron, ella podía haberlos golpeado, pero sabía que si ellos le hacían algo Gen comenzaría la tercera guerra mundial en aquel bar.
Y Gen no pensaba muy diferente, mientras su mano pasaba por los cabellos de la rubia para despeinarla con calma, pensaba en que hubiera pasado si llegaba un poco tarde. La rabia que sentía porque algo le pudiera pasar a Kikoru, si le hubieran llegado a tocar un pelo estaba seguro que hubiera armado una buena.
La escucho con el ceño fruncido y el corazón a mil. No la interrumpió, la dejó ser mientras la mezcla de furia e impotencia que tenía era más que insoportable y no podía evitarlo, lo único que lo calmaba para no ir tras esos hombres para golpearlos eran dos cosas: Kikoru y Soshiro estaba bien, y que no podía hacer una escena si quería el pago.
Pero ya se las arreglaria para hacerlos pagar. Su alfa lo mantenía en guerra, el instinto lo impulsaba a proteger, a reclamar y advertir que nadie se acercara a los suyos. Sus feromonas escapaban llenas de amenaza, aún cuando intentaba controlarse.
—No les paso nada... No te paso nada —aclaró; increíblemente la voz de Gen salió suave, de nada le servía enojarse más.
Su vista paso de la rubia a Soshiro, este en algún momento se durmió y tras unas horas igual Kikoru.
Cuando finalmente terminó su turno, eran las dos de la madrugada. Al terminar de limpiar la barra mientras sus compañeros despachaban a los últimos clientes y recibía su paga, se dispuso a despertar a su hermana.
—Kikoru, levántate, es hora de irnos —movió a la rubia con suavidad.
—Voy... —respondió con somnolencia mientras observaba como Gen cargaba en la espalda a un Soshiro dormido.
—No sé que droga le dieron... Pero como puedes ver, es fuerte y mejor que no la hayas tomado tu también porque no se como les haría para llevarlos a los dos. Encima que Isao-san me mataría si te llega a pasar algo —fue diciendo mientras acomodaba a Soshiro en su espalda. En buena hora que era una persona atlética como para poder cargarlo sin problema.
—Lo siento...
Gen suspiro exasperado, no le gustaba cuando Kikoru se ponía así.
—Deja de disculparte, mocosa. Pero me debes una porque por tu culpa termine cuidando y ayudando al okappa —menciono para empujarla suave para que empiece a caminar. Más que sonar enojado, queria calmar los nervios y angustia que aún percibía en las feromonas de ella desde que paso todo.
Los tres salieron del bar, la chaqueta de Gen cubriendo a Soshiro.
El camino hasta el apartamento de Gen fue silencioso. La sangre le servía hirviendo por lo ocurrido, no por que terminó ayudando a Soshiro, sino por lo que le pudo pasar tanto a él como a su hermana.
Y aunque lo negará, su instinto de alfa se apoderó de él por un momento. Aquella furia primitiva que se manifestaba de lo más profundo de su casta le hizo mostrar en aquel bar qué: nadie toca a los suyos. Nadie los droga. Nadie los vulnera.
Jodidos instintos de su casta. Al ver a esos dos tipos, Soshiro mas alla que aqui y Kikoru oliendo a culpa... Quería retroceder en el tiempo para haber saltado encima de ellos y molerlos a golpes.
En cuanto llegaron a su apartamento Kikoru llamó al médico de la familia, explicándole la situación y ganándose un regaño de su parte por no haberlo llamado de inmediato. Las drogas y el alcohol eran sustancias que no se debían mezclar, ni en grandes o pequeñas cantidades.
Así que el medico no tardo en llegar al departamento de Gen junto a un ayudante.
—No más regaños, ella ya se siente mal —advirtió Gen al medico.
Sabían que Gen no siempre solía mostrar su lado protector, pero cuando lo hacía daba miedo dependiendo el contexto de la situación ya que en aquel momento sus feromonas solo mostraban advertencia e ira pura.
Soshiro se hallaba en su cama, con un suero y otros medicamentos. Después de que el ayudante viniera con los resultados de los exámenes de su sangre.
No era nada grave, por suerte.
Tras la ida de los dos médicos, Gen se halló sacando futones y moviendo los muebles de la sala para tener espacio en donde dormir y desde su lugar miro que Kikoru estaba en la cocina, aún con el ánimo decaído.
—Deja de estar con ese ánimo. Ya estamos aquí, ya paso, estas bien y el okappa también —su voz era grave, un poco ruda al entrar en la cocina y ponerse frente a la menor.
—Pero es mi culpa que Hoshina-san este as- ¡Oye! —mientras Kikoru hablaba Gen le dio con los dedos en la frente.
—Si, ya. Lo que sea. No es tu culpa, si no de esos idiotas que se aprovechan de la gente. Tu no sabias que iba a pasar, ni el okappa —fue diciendo, apretando la nariz de Kikoru y riendo cuando le dio un manotazo—. Vamos a dormir, ya mañana me burló de ti por tu ánimo de cachorro triste y por volver a correr a mis brazos en busca de ayuda, pollito.
Pero Kikoru no pudo reprocharle ese momento, estaba roja por la vergüenza y por la rabia.
—Ya, callate, hermano idiota —huyó de la cocina sin más, refugiándose en el cálido futón.
Pero en cambio Gen se quedó allí meditando la situación.
Kikoru durmiendo en la sala, confiada después del caso; Soshiro inconsciente en su cama con un suero y medicamentos para días posteriores; y el, en la cocina, conteniendo todavía la rabia acumulada.
Sus pensamientos solo eran: "¿Que hubiera pasado si no tomaba el turno o si hubiera llegado unos minutos tarde?... Malditos desgraciados, ¿Cómo se atrevían a llegar a tales extremos?... Debería haberlos golpeado"
Lo peor era esa parte suya que se negaba a aceptar.
El enojo no era solo por pensar en que le podia haber pasado a Kikoru. Tampoco por lo peligroso de la situación. Su enojo era por Soshiro. Por que verlo tan jodidamente vulnerable lo llenaba de rabia, verlo mareado y confiando ciegamente en él sin ni siquiera oponer resistencia cuando lo llevó a la barra... Lo revolvía de enojo por dentro.
—Joder. Siempre es lo mismo. Siempre tengo que arreglar todo... —gruño, mientras iba al fregadero y de por medio tomando un vaso—, malditos instintos de alfa, ¿ya quieres calmarte? Están aquí, bajo el mismo techo y a salvo —susurro para sí mismo, no, más bien era para calmar aquella parte de el que aún ardía por la furia que manifestó su instinto.
Sabía que los alfas tenían fuertes emociones cuando se enojaban y él era alguien que constantemente se frustraba, estaba acostumbrado... Pero no sabía que podía llegar a este punto. A sentirse totalmente frustrado y con ganas de golpear algo o arrancarse la piel para quitarse ese sentimiento que de ira y rabia.
Pero ahí, frente al fregadero mientras llenaba un vaso de agua: su mente reproducía todo en bucle.
Los tipos cerca de Soshiro, el olor del alcohol, la ansiedad y culpa en las feromonas de Kikoru. Y la rabia, ese sentimiento que se le había subido tan rapido a la cabeza que no supo ni como pudo contenerse, tanto que había sido un verdadero milagro que no golpeara esos tipos ni bien los vio.
—Tsk... —chasqueó la lengua, para tomar el agua y devolver el vaso a su lugar.
Gen respiro hondo, pero el aire se le quedó corto.
Notes:
¡Arriba las manos! —les apunta con un arma—. Dejen sus kudos o no habrá actualizaciones constantes.
No, mentiras.
La uni me tiene muerta en tareas, se supone que esto lo iba a publicar ayer después de revisarlo, pero a la final me quedé dormida.
Nydehuahong on Chapter 4 Fri 12 Sep 2025 01:11AM UTC
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mayieeeee on Chapter 4 Fri 12 Sep 2025 01:45PM UTC
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h00923 on Chapter 4 Fri 12 Sep 2025 09:19AM UTC
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mayieeeee on Chapter 4 Fri 12 Sep 2025 01:47PM UTC
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