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Español
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Published:
2021-05-25
Updated:
2022-08-31
Words:
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Chapters:
5/?
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El Príncipe de Aratani

Summary:

UA: Sawada Tsunayoshi, un niño triste y solitario, que dentro suyo poseía misteriosos poderes. Él fue abandonado por sus padres, quienes lo despreciaban por no ser igual de bueno que superfecto y encantador hijo menor, quien se pensaba, había heredado la línea de sangre de los Vongola. Nadie se esperaba que Tsuna fuera adoptado por una poderosa familia real de un reino extraño, pasando así a ser un joven príncipe que ahora tenía una nueva amorosa familia, grandes amigos, y gente que lo quiere y con el poder para defender a su príncipe del Vongola, quienes lo quieren de vuelta al saber que el menor de los gemelos no posee llamas del cielo al contrario del mayor.
¡Tsuna fuerte e inteligente! Bashing Sawada.

Chapter 1: Prólogo

Chapter Text

Título: El Príncipe de Aratani.

Emparejamientos: Ninguno.

Género: Fantasía / Aventura / Familia / Amistad.

Resumen.

UA: Sawada Tsunayoshi, un niño triste y solitario, que dentro suyo poseía misteriosos poderes. Él fue abandonado por sus padres, quienes lo despreciaban por no ser igual de bueno que su perfecto y encantador hijo menor, quien se pensaba, había heredado la línea de sangre de los Vongola. Nadie se esperaba que Tsuna fuera adoptado por una poderosa familia real de un reino extraño, pasando así a ser un joven príncipe que ahora tenía una nueva amorosa familia, grandes amigos, y gente que lo quiere y con el poder para defender a su príncipe del Vongola, quienes lo quieren de vuelta al saber que el menor de los gemelos no posee llamas del cielo al contrario del mayor.

¡Tsuna fuerte e inteligente! Bashing Sawada.

 

Disclaimer: Los personajes de Katekyo Hitman Reborn! Y de otros animes usados en esta historia no me pertenecen. Todos ellos son de sus respectivos creadores, solo los personajes Oc son míos.

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Prólogo.

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En una bonita casa en los suburbios de la pequeña ciudad de Namimori Japón, vivía una familia constituida por la madre Sawada Nana, su marido Sawada Iemitsu y sus dos hijos gemelos Sawada Tsunayoshi y Sawada Yenari.

 

Sawada Tsunayoshi Era un niño muy lindo, tenía ojos grandes de color ámbar, pestañas largas, cejas delgadas y bien delineadas, su piel era del color de la porcelana y se veía suave y tersa, tenía una nariz pequeña y en forma de botón, labios rosados ni muy gruesos ni muy delgados y bien formados, su estatura era pequeña, dado a que se veía de unos 4 años de edad cuando realmente tenía 6 años, parte por la genética ya que Nana era de estatura baja y también eso se debía a la desnutrición, pues sus padres apenas le daban de comer cuando se acordaban, su cabello era entre una mezcla de café chocolate con mechones dorados. Y por todos estos rasgos Tsuna como le llamaban poseía un aspecto afeminado.

 

A diferencia de su hermano mayor, Sawada Yenari era un calco idéntico a su padre Sawada Iemitsu pero su color de ojos era chocolate como los ojos de su madre Nana. El pequeño rubio era la adoración de sus padres que lo veían como su orgullo ya que él era alegre, tenía muchos amigos, le gustaban los deportes, era muy bueno académicamente y siempre era el centro de atención en cualquier lugar que iba.

 

Sus padres siempre tenían tantas cosas buenas que decir de él y no se cansaban de alardear de su precioso bebé.

 

Tsuna era muy poco conocido, por no decir invisible por la gente de la pequeña ciudad dado a que por vergüenza, los Sawada no hablaban de él porque el niño no era ni bueno en los deportes como su hermano menor, ni muy sociable, de hecho, Tsuna era un niño muy callado y siempre se la pasaba en su habitación semivacía, puesto que con lo único con lo que esta contaba era con una cama para una sola persona, un pequeño escritorio desgastado, un diminuto librero colgado en la pared y un armario viejo. Tampoco era bueno en la escuela y eso lo hacía la burla de todos los niños y algunos profesores a los que les gustaba menospreciarlo todo el tiempo.

 

Nadie creía que Tsuna y Yenari estuvieran relacionados porque ambos eran completamente diferentes en todo. Iemitsu y Nana no permitían que los gemelos se relacionaran, en cambio, incentivaban a su hijo menor para despreciar, al igual que ellos, a Tsuna y eso causaba la enemistad entre hermanos, aunque más del lado de Yenari que de Tsuna, que muy al contrario, amaba a sus padres y a su hermano, sufriendo mucho los maltratos de éstos.

 

Pero Tsuna no era lo único que ocultaban los Sawada, dado que el matrimonio, en especial Sawada Iemitsu guardaba fuertemente el secreto del ser el jefe del CEDEF, una organización independiente pero al mismo tiempo, bajo el control de la Famiglia Vongola, la Famiglia de la mafia más poderosa en el mundo y la cual estaba bajo la jefatura de Timoteo di Vongola, también conocido como Vongola Nono o Vongola noveno.

 

Iemitsu sabía que esta organización de la mafia sería heredada por uno de sus dos hijos, creencia reforzada por el conocimiento de que él como sus hijos eran descendientes directos de Giotto di Vongola, también conocido como Vongola Primo, el fundador de la Vongola Famiglia, además de que eran los únicos herederos directos en la línea de sucesión, ya que, los tres hijos de Timoteo, El primogénito Enrico, el segundo hermano Massimo y el tercer hermano Federico, habían sido asesinados uno por uno y en ese orden, de formas horribles, y Xanxus, el cuarto hijo de Nono, no era un candidato aceptable para heredar el título de Décimo Vongola, puesto que el preadolescente era adoptado. Iemitsu quería que su hijo menor tomara la jefatura como Vongola Décimo, ya que lo veía más capaz que a su inútil hermano mayor , a parte de que el hombre tenía la firme creencia de que Tsuna no poseía llamas del cielo rasgo que caracterizaba a cada jefe de la Vongola y tenía la certeza de que su hijo menor si las poseía.

 

Así que con esa idea en mente, habló con su esposa sobre el llevar a Tsuna a un orfanato para ponerlo en adopción y así deshacerse de la mancha en su familia perfecta. Nana estuvo de acuerdo con su marido y ambos quedaron en llevar al día siguiente a Tsuna a dicho lugar. Iemitsu al fin podría realizar su plan sin ningún problema. Ya llevaba tiempo con esta idea y ya tenía todo preparado e incluso él había hablado antes con Timoteo, el cual, igualmente, acordó con la idea del rubio a regañadientes. A Iemitsu sólo le hacía falta la aprobación de su dulce Nana, la cual ya había obtenido.

 

Y así como estaba planeado, dejaron a Tsuna en dicho lugar, con el pequeño cielo con el corazón roto por lo que habían hecho sus padres, a la matrona del orfanato consolando al tierno niño y con esta decisión, cambiando así sin saberlo, la vida de siete niños especiales que se encontrarían con su cielo destinado más pronto de lo esperado y, por otro lado, causando la desgracia más grande para la Vongola Famiglia y el resto de la mafia.

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Chapter 2: Capítulo 1: Introducción del Reino y la Familia Real

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Disclaimer: Los personajes de Katekyo Hitman Reborn! Y de otros animes usados en esta historia no me pertenecen. Todos ellos son de sus respectivos creadores.

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Capítulo 1: Introducción del Reino y la Familia Real.

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El Reino de Aratani era un pequeño pero majestuoso país situado al noreste de Japón. Aunque compartía frontera con el gran archipiélago asiático, se mantenía como una nación independiente, con su propio sistema legal, sus tradiciones, su cultura... y muchos misterios que solo sus habitantes conocían. Y no por casualidad, pues ellos mismos eran parte de esos enigmas.

 

Aratani era un lugar de una belleza sobrecogedora. Desde las alturas, se asemejaba a una vasta isla montañosa, con picos elevados al centro que se alzaban como guardianes naturales. Los frondosos árboles, tan variados como sus colores, se extendían a lo largo y ancho del territorio. Lagos serenos, ríos cristalinos, manantiales ocultos entre la vegetación, y majestuosas cascadas daban vida a un paisaje que parecía extraído de una pintura fantástica. Todo esto, sin mencionar las playas de arena blanca que bordeaban el país como un fino marco natural.

 

Los diversos climas que se repartían por las regiones (tanto cálidos como fríos) dotaban al reino de una riqueza extraordinaria en minerales, agricultura y ganadería. Gracias a ello, el comercio con otras naciones era próspero y abundante, lo que garantizaba una calidad de vida elevada para su población.

 

La capital del reino se erguía en el corazón del país, protegida por las mismas montañas que coronaban su geografía. Allí se concentraba el bullicioso comercio entre los habitantes nativos y los visitantes de tierras lejanas, en un constante intercambio de productos, saberes y culturas.

 

Aunque Aratani no pertenecía a Japón, sus construcciones recordaban fuertemente al Japón antiguo. Los templos, las viviendas, las vestimentas tradicionales e incluso algunas costumbres evocaban épocas pasadas del país vecino, creando una mezcla armoniosa entre lo familiar y lo exótico.

 

En el centro de la capital se encontraba el palacio real: una imponente estructura que destacaba tanto por su tamaño como por su refinada arquitectura. Al cruzar sus enormes puertas, el visitante se encontraba con suelos de mármol marrón emperador, salones adornados con cuadros de paisajes espectaculares y escenas heroicas de batallas antiguas. Retratos de las trece generaciones de monarcas decoraban los muros interiores, pintados en un suave color beige.

 

A lo largo de los pasillos se alzaban estatuas de criaturas mitológicas: fénix, unicornios, grifos y otras figuras legendarias que parecían vigilar con solemnidad el devenir del reino. La sala del trono, de forma rectangular, contaba con puertas de caoba ornamentada que abrían paso a una alfombra azul oscuro bordada en hilos dorados, guiando el camino hacia los tronos reales. Los muros crema estaban decorados con enormes lienzos que representaban feroces combates del pasado.

 

Los jardines del palacio eran obra del amor de la reina por las flores. Allí crecían especies de todos los colores y tipos, acompañadas por cinco grandes fuentes, árboles centenarios de roble, sakura y cedro. El aire estaba impregnado de la fragancia natural de la flora, y el sonido del agua brindaba una atmósfera de paz y armonía.

 

El exterior del palacio estaba rodeado por muros de piedra pulida. Al frente, una gran verja de hierro portaba con orgullo el escudo real: un dragón imponente rodeado por un arco dorado engastado con piedras preciosas de múltiples colores, bajo el cual se cruzaban dos espadas samurái ornamentadas. La guardia real (seis samuráis, tres a cada lado de la entrada) permanecía alerta día y noche. Más soldados patrullaban los extensos jardines, cuidando de cada rincón con estricta vigilancia.

 

Pero lo que realmente hacía especial a Aratani no eran solo sus paisajes o sus riquezas, sino la familia que lo gobernaba. Los soberanos reales eran amados por su pueblo, admirados por su justicia, su dedicación y el trato igualitario que ofrecían a todos sus súbditos.

 

El rey Akihiro Aratani, de 37 años, era un hombre imponente. Medía 1.95 m, de complexión robusta, piel clara y ojos dorados tan intensos que parecían oro líquido. Su largo cabello rubio, más claro que sus ojos, lo llevaba recogido en una elegante cola de caballo, y lucía una discreta barba en el mentón. Su rostro de facciones aristocráticas hablaba de nobleza y autoridad.

 

—Un hombre justo —decían de él—. Amable con su gente, firme en su liderazgo y feroz con quienes amenazaran a su pueblo.

 

Era un guerrero formidable, experto espadachín y versado en otros estilos de combate. Pese a sus muchas responsabilidades, siempre encontraba tiempo para compartir con su amada familia.

 

La reina Masumi Aratani, de 34 años, era una mujer de belleza serena y fuerza interior. De piel nívea, medía 1.70 m. Su cabello ondulado color chocolate caía en cascada hasta la mitad de sus muslos. En el lado derecho de su cabeza llevaba un delicado broche dorado con piedras preciosas que formaban el escudo real. Sus ojos amatista resplandecían con dulzura y determinación.

 

A primera vista, su figura esbelta y su rostro en forma de corazón podían dar una impresión de fragilidad. Sin embargo, quienes conocían a la reina sabían que era una experta en combate con tessen (abanicos de guerra), los cuales dominaba desde los cuatro años.

 

Era paciente, comprensiva, justa, así como una madre y esposa devota. Pero aquellos que lograban hacerla enojar (cosa poco frecuente), sabían que era mejor no estar cerca cuando eso ocurría.

 

El príncipe Kazuhiko Aratani, conocido antes como Sawada Tsunayoshi, era el primogénito de la familia real y heredero al trono de Aratani. A sus quince años, el joven había cambiado de forma notable desde el día en que fue adoptado por sus majestades. Lo que antes era un niño tímido y retraído, ahora era un adolescente de presencia destacada y mirada firme.

 

Su cabello, que solía ser castaño con mechas rubias, había mutado con los años a un tono dorado brillante. Sus rasgos infantiles se habían afinado, volviéndose más maduros y atractivos, aunque aún conservaban una calidez natural. Sus ojos, de siempre grandes y expresivos, ahora mostraban inteligencia, vitalidad y una felicidad que antaño le era desconocida. En el pasado, sus ojos reflejaban tristeza, vacío… pero ahora brillaban con una luz distinta: la de alguien que había encontrado su lugar.

 

De complexión atlética, tenía el físico ágil de un nadador, y medía 1.65 m. Aunque no era el más alto ni el más fornido, su presencia imponía respeto y simpatía por igual, sumando a ello su gran carisma.

 

Kazuhiko era alegre, afectuoso y entusiasta con todo lo que hacía. Le encantaba salir del palacio para explorar los rincones del reino junto a sus amigos, y mostraba un sentido de protección profundo hacia todos aquellos que amaba, (en especial hacia su familia y los habitantes de Aratani, a quienes consideraba parte de ella).

 

—Quiero ser tan buen gobernante como el rey y la reina —solía decir con una sonrisa, enorgulleciendo a su familia y seres queridos.

 

Destacaba en sus estudios con sus tutores privados y, aunque no siempre le resultaban fáciles, demostraba una gran perseverancia. Sus entrenadores personales (estrictos, exigentes, a veces despiadados) se aseguraron de que su formación física fuese tan sólida como su carácter. Entre lágrimas, sudor… y sangre, sobre todo estos dos últimos, el joven príncipe se forjó como un verdadero guerrero, para satisfacción de sus tutores, quienes buscaban con ello, que su querido y joven príncipe pudiese hacerle frente a cualquier cosa que se le presentara.

 

Era hábil en combate cuerpo a cuerpo, experto en el manejo de armas blancas y de fuego, siempre bien preparado para cualquier situación, tal y como se le enseñó. Pese a ello, su corazón se inclinaba por otras cosas también: el color amatista —porque le recordaba los ojos de su madre y de su hermanita—, los postres de todo tipo, y por encima de todo, convivir con la gente de su amado reino.

 

Y luego estaba ella… la más joven de la familia real, pero también su alegría y adoración.

 

La princesa Ena Aratani, de apenas tres años, era el reflejo perfecto de su madre cuando tenía su edad, aunque con el cabello dorado de su padre. Sus grandes ojos amatistas irradiaban ternura y curiosidad, y su risa contagiosa era capaz de alegrar incluso los días más sombríos.

 

De naturaleza vivaz y cariñosa, Ena adoraba pasar tiempo con su familia. Su momento favorito del día era cuando su hermano la llevaba de la mano a jugar entre las flores de los jardines del palacio.

 

—¡Mira, Kazu! ¡Una mariquita! —decía emocionada, señalando con su manita diminuta, fascinada por el mundo que la rodeaba.

 

Amaba a los animales, las fresas con chocolate, la música y el baile. A pesar de su corta edad, ya mostraba interés por el arte y por acompañar a su madre en todo lo que hacía. Muchos en el reino creían que la pequeña Ena crecería para ser una reina tan admirable como Masumi.

 

La familia real era adorada por su pueblo, no solo por su liderazgo justo, sino también por la cercanía que mantenían con su gente. No vivían en un pedestal distante, sino como parte de una comunidad que cuidaban con amor y firmeza. Eran el corazón palpitante del Reino de Aratani, una familia que gobernaba no solo con poder, sino con el cariño de quienes los rodeaban.

 

Y aunque el mundo fuera grande y peligroso allá afuera, mientras el escudo del dragón ondeara en lo alto del palacio y los muros del reino se mantuvieran firmes, el pueblo de Aratani podía dormir tranquilo bajo la protección de sus nobles soberanos.

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Fin del Capítulo.

 

Notes:

Significados de los Nombres Usados en el Capítulo.
Akihiro: Literalmente, se traduce por "luz que brilla en el extranjero".
Masumi: Nombre de doble significado. Por un lado, "de gran belleza", y por el otro, "verdadera pureza".
Kazuhiko: Se traduce por "príncipe lleno de armonía".
Ena: Significa "regalo de Dios".
Aratani: Literalmente, quiere decir "piedra preciosa".

Chapter 3: Capítulo 2: Graves Noticias

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Disclaimer: Los personajes de Katekyo Hitman Reborn! Y de otros animes usados en esta historia no me pertenecen. Todos ellos son de sus respectivos creadores.

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Capítulo 2: Graves Noticias.

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Reino de Aratani.

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Un joven de cabello rubio, de 15 años de edad, se encontraba sentado en un banco de piedra bellamente esculpido, leyendo bajo la sombra de un gran árbol de Sakura aprovechando el agradable clima fresco que ofrecía la primavera y que en momento no tenía ninguna lección dado que sus tutores le habían permitido tener la tarde libre, pues iba muy adelantado en sus clases gracias a la gran dedicación que él ponía en ellas.

 

Abruptamente, el joven detuvo su lectura y fijó su mirada en una de las entradas del gran palacio que se encontraba a su costado. Dos personas se dirigían de esa dirección hacia su ubicación. Después de unos segundos pudo ver quienes eran, lo cual hizo que se formara una suave sonrisa en sus labios.

 

"Hola chicas, ¿qué las trae por aquí?, pensé que el día de hoy estarían muy ocupadas ayudando a Mirajane con los preparativos de su boda con Laxus". Cuestionó el rubio con curiosidad.

 

"En efecto, su majestad, pero como hemos estado toda la mañana muy atareadas y no hemos descansado ni un segundo, Mirajane nos dio una hora libre". Respondió una hermosa chica de tes clara, de ojos azules que poseía una bella figura voluptuosa, cabello largo rojo carmesí que le llegaba hasta los muslos, con una sola hebra de cabello que sobresalía en la parte superior. Su cabello también tenía flequillos sueltos que cubrían la frente y flequillos laterales que enmarcaban su lindo rostro. Ella vestía una falda negra circular que le llegaba dos dedos arriba de las rodillas de largo, una camisa ajustada del color de sus ojos y tacones altos color negro.

 

"Oh, ya veo, Rias”. Dijo el joven príncipe. “¿Y ustedes dos necesitan algo?"

 

"Ara ara, así es, mi príncipe; ¿sabe usted en dónde podemos encontrar a Chrome-chan?" Preguntó la segunda mujer que venía acompañando a la joven pelirroja. Ella era una bella chica de cuerpo bien dotado al igual que su mejor amiga, tes blanca, con ojos de color violeta, cabello muy largo de color negro, el cual por el momento se encontraba sujeto en una cola de caballo.. La joven llevaba puesto un vestido ajustado en la parte de la cintura para arriba y más holgado por la parte inferior, de color verde oscuro, con tacones a juego.

 

"Por supuesto que lo sé. En estos momentos Chrome está entrenando junto a Mukuro, pero el entrenamiento ya está por finalizar, Akeno-chan". Informó éste.

 

"Bien, muchas gracias, joven príncipe. Ahora mismo iremos por ella, ya que será una de las damas de honor en la boda, al igual que nosotras, y debemos ir las ocho a probarnos los vestidos y accesorios". Le dijo la heredera Gremory con una sonrisa.

 

"¿Ocho?, ¿Quiénes más fueron elegidas como damas de honor, chicas?” Indagó nuevamente curioso el rubio.

 

"Mmm... pues, las demás son Lucy Heartfilia, Levy McGarden, Wendy Marvell, Lisanna Strauss la hermanita menor de Mira y Orihime Inoue". Akeno respondió haciendo memoria.

 

El príncipe asintió.

 

"Bueno, con su permiso nos retiramos, su alteza, las demás nos están esperando en la ciudad Capital y todavía debemos ir por Chrome-chan". Dijo Akeno asiendo una última reverencia de despedida junto con su pelirroja amiga.

 

"Sí, que tengan buen día, señoritas". Se despidió el joven príncipe con la linda sonrisa que lo caracterizaba posada en sus labios.

 

"Lo mismo le deseamos a usted, príncipe Kazuhiko". Hablaron al unísono ambas chicas sonriendo de vuelta y con esa última despedida, comenzaron a alejarse de donde estaba el joven volviendo a quedar éste aparentemente sólo, pues sabía que algunos miembros de la guardia real lo estaban vigilando para su protección en caso de cualquier amenaza tanto externa como interna, ya que a pesar de como la familia real era muy querida por todos por su benevolencia hacia su gente, habían algunos que pensaban que los reyes eran muy suaves al gobernar y debían de ser más severos, también habían quienes no lo querían como futuro rey, ya que él no era hijo legítimo de sus majestades y eso les disgustaba de sobremanera. Éstos decían que su hermanita menor Ena, cuando fuera más grande, debía tomar la corona como reina, porque ella si era una heredera legítima. Aunque este grupo se conformaba de los habitantes más ancianos y tradicionalistas del reino, también entre ellos habían algunos nobles jóvenes que compartían los mismos ideales y con tal de evitar que él se convirtiera en rey, habían causado alguno que otro atentado contra su vida. Sin embargo, para la furia de estos rebeldes, dichos atentados habían sido frustrados por sus guardianes, otros por la guardia real y su familia, él mismo o uno que otro amigo suyo que estaba con él o cerca de él al momento de estos terribles sucesos.

 

A veces sentía que todos lo mantenían vigilado la mayor parte del tiempo...

 

"Debe ser solo mi imaginación". Habló para si mismo el joven príncipe negando con la cabeza ante el ridículo pensamiento.

 

En diversas partes del reino, varias personas estornudaron al unísono. Creo que alguien está hablando de mí, pensaron éstas en conjunto.

 

Volviendo con el príncipe.

 

El ambarino observó la hora en su reloj de muñeca, y viendo que ya era un poco tarde, cerró el libro que estaba leyendo y poniéndose de pie, le hizo señas a uno de los guardias ocultos en el jardín para que se acercara. El hombre, obedeciendo la orden silenciosa de su príncipe, éste se acercó al rubio .

 

"¿En qué puedo servirle, su alteza?" Dijo el guardia con gran respeto, mientras hacía una reverencia ante el príncipe.

 

"Atsushi-san, dado que mis guardianes están algo ocupados con sus respectivos entrenamientos, me gustaría que tú y algunos guardias de tu elección, me escoltaran por la ciudad, pues es mi deseo salir un tiempo del palacio ahora que tengo el día libre de mis clases". Explicó el joven con calma.

 

"Por supuesto. Como usted desee, mi príncipe. Dentro de 15 minutos lo estaremos esperando en la entrada del palacio". Le dijo el guardia real.

 

"Muy bien. Gracias, Atsushi-san". Respondió el rubio de manera cortés.

 

"De nada, su alteza. Estamos para servirle". Contestó el hombre respetuosamente.

 

Con ese último intercambio de palabras, cada quien se fue por rumbos diferentes. Atsushi fue a cumplir lo pedido por su príncipe y Kazuhiko fue a prepararse para la pronta salida.

 

Aunque fuera acompañado de algunos guardias del palacio, será bueno salir a pasear un rato por la ciudad y convivir un tiempo con sus queridos súbditos, pensó el ambarino con una brillante sonrisa, la cual sin saberlo él, dejaba maravillados a los sirvientes que pasaban junto a él en los bellos pasillos del palacio real.

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Ciudad de Namimori Japón.

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Sentado por la noche, bajo la brillante luna en el techo del hogar de los Sawada, se encontraba un pequeño niño de tes blanca, grandes ojos negros que solo denotaban molestia, de cabello negro con un par de patillas risadas a cada lado de su rostro, éste vestía un traje negro, con una camisa roja por debajo del traje, calzaba zapatos de color negro y en su cabeza llevaba un sombrero de fieltro negro con una franja anaranjada, y en el ala de dicho sombrero reposaba su camaleón mascota de color verde llamado Leon.

 

Él era Reborn, el hitman número uno en el mundo y el contratado tutor por el Vongola, para convertir a Sawada Ienari, el supuesto único heredero de esta famiglia de la mafia, en el futuro Décimo jefe de la ya mencionada famiglia.

 

Todo había ido bien a lo largo de su estadía con los Sawada, y el mocoso de Iemitsu ya mostraba algunas actitudes para ser un buen jefe de la mafia, dado que era popular en la escuela, tenía muchos amigos, era bueno en los deportes, sacaba (aunque no perfectas) buenas calificaciones en la escuela y parecía un buen líder demostrándolo por como dirigía el equipo de baloncesto de la escuela, pero también tenía su lado malo, ya que el mocoso era increíblemente arrogante, menospreciaba a la gente que veía como inferior a él, era muy egoísta y un irrespetuoso, él podía dar fe de eso, no obstante, nada de eso era lo que lo tenía tan molesto, si no que fue lo que descubrió el día de hoy.

 

Esta mañana lo había seguido en secreto a la escuela y había notado el interés que el rubio tenía por una chica despistada llamada Sasagawa Kyōko y había decidido usar la bala de la última voluntad para hacer que su alumno se confesara, pero lo que ocurrió lo había tomado con la guardia baja. En la actualidad, Reborn estaba totalmente furioso, de todo lo que pudo haber sucedido, no se esperaba eso en lo absoluto. Bakanari no era un cielo... ¡ERA UNA JODIDA TORMENTA!, prácticamente era imposible que el mocoso tomara el manto como Décimo jefe de la Famiglia Vongola.

 

El imbécil de Iemitsu aseguró en el maldito informe del mocoso que estaba cien por ciento seguro de que Bakanari tenía llamas del cielo, sin embargo, la bala de la última voluntad demostró que lo informado por el idiota era totalmente erróneo.

 

Nono debía saber esto de inmediato, se debían tomar cartas en el asunto cuanto antes. Vongola estaba carente de herederos y Xanxus el último hijo que le quedaba vivo a Timoteo, era adoptado, hecho que lo descartaba completamente de la línea de sucesión.

 

El pequeño hitman, sacó su teléfono personal y marcó a Italia, al número privado del Noveno. Después de un par de segundos, la llamada fue contestada.

 

"¿Ciao?" Sonó la voz de Vongola Nono por el altavoz, y con voz seria Reborn contestó sin más preámbulos.

 

"Nono, la famiglia puede que esté en graves problemas".

 

Silencio por unos segundos del otro lado de la llamada.

 

“¿A qué te refieres, Reborn?" Preguntó Timoteo con un tono preocupado.

 

Sin embargo, de todas las noticias que el hitman pudo haberle dado al líder actual de la Vongola Famiglia, no se esperaba lo que escuchó a continuación. La noticia fue tan impactante para el anciano capo, que todos los papeles que tenía sujetos en su mano izquierda, cayeron de forma desordenada por el prístino suelo de su oficina.

 

Solo una cosa se repetía una y otra vez en su mente y era lo informado por Reborn hace unos segundos.

 

"Sawada Ienari, no puede tomar la candidatura para jefe de la Famiglia. Él no posee llamas del cielo en lo más mínimo, sus llamas son las de una tormenta". Esas terribles noticias dadas por el hitman lo atormentaban horas después de haber finalizado la llamada.

 

¿Qué podía hacer para solucionar esto?, el joven Ienari era el único candidato existente que él recordara... no... hay alguien más..., el otro hijo de Iemitsu, el joven Tsunayoshi, sí... él también es un heredero directo de la línea de Vongola Primo. Pero Iemitsu le había afirmado que el chico no era un cielo.

 

También te afirmó que Ienari era un cielo y resultó ser una tormenta, una vocecita interna le recordó con molestia.

 

También el niño había sido puesto en adopción por Iemitsu y su esposa. A estas alturas, el ahora joven, ya a de tener una nueva familia en quién sabe donde.

 

Pese a ello, debían encontrar a Tsunayoshi, pensó Nono con seriedad. Por el bien de la Vongola Famiglia, debían encontrarlo a toda costa para que tomara el manto del Décimo jefe.

 

Lamentablemente para Timoteo, no todo sale siempre como lo queremos.

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Notes:

Le agradezco a todos los que siguen y leen este fic. Les pido disculpas por la tardanza. Espero que disfruten leyendo este capítulo y desde ahora informo que habrán actualizaciones de mis otras historias en el transcurso de estos días.
Significado de los Nombres.
Kazuhiko: Se traduce por "príncipe lleno de armonía".
Akeno: hermoso amanecer.
Atsushi: Hombre cordial, educado y respetuoso.
Personajes de otros animes que han sido mencionados o han salido en el capítulo.
Rias Gremory (High School DXD).
Akeno Himejima (High School DXD).
Mirajane Strauss (Fairy Tail).
Laxus Dreyar (FairyTail).
Lucy Heartfilia (Fairy Tail).
Levy McGarden (Fairy Tail).
Wendy Marvell (Fairy Tail).
Lissana Strauss (Fairy Tail).
Orihime Inoue (Bleach).

Chapter 4: Capítulo 3: Ataques Imprevistos y Descubrimientos

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Disclaimer: Los personajes de Katekyo Hitman Reborn! Y de otros animes usados en esta historia no me pertenecen. Todos ellos son de sus respectivos creadores.

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Capítulo 3: Ataques Imprevistos y Descubrimientos.

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Ciudad Capital de Safaia, Reino de Aratani.

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La Ciudad Capital de Safaia, era un lugar enorme con varios centros de entretenimiento para la gente del reino. En ella se podían avistar bellos parques que eran muy visitados diariamente, sobre todo los fines de semana, grandes centros comerciales, restaurantes, museos, teatros, etc. La ciudad siempre estaba repleta de actividad y al príncipe Kazuhiko eso era lo que más le agradaba.

 

Mientras caminaba junto  a su guardia real, el joven ambarino era saludado jovialmente por su gente y éste con alegría, devolvía el gesto.

 

"Buenas tardes, su majestad". Saludó una voz muy conocida para el rubio.

 

"Jaja, igual buenas tardes de mi parte, Kazuhiko".

 

"Buenas tardes a ustedes también, Zoro-san, Takeshi-kun. Me alegra verlos". Respondió el joven príncipe deteniéndose con sus guardias en espera de las dos personas que venían hacia ellos.

 

Roronoa Zoro era un hombre musculoso de cabello color verde, medía 1.81 m de altura, en su oreja izquierda llevaba puestos tres pendientes idénticos, su tes era morena, vestía un abrigo largo abierto y de color verde oscuro cerrado en la parte de la cintura por una faja roja en la que las tres espadas que portaba estaban metidas, tenía una bandana negra amarrada en su manga izquierda. Él no llevaba ninguna camisa debajo, y su haramaki verde era visible bajo el abrigo.

 

Yamamoto Takeshi su guardián de la lluvia, era un joven de 1.77 m de altura, cabello negro corto, tes morena y ojos color café. Vestía una túnica azul oscuro con detalles en las mangas de color blanco y una espada sujeta en su mano derecha.

 

Después de que los mencionados llegaran al grupo, intercambiaron saludos con los guardias. Al terminar éstos, Kazuiko se dirigió a los recién llegados.

 

"¿Ya terminaron con su entrenamiento?" Interrogó curioso el joven monarca.

 

"Aún no, Kazuhiko”. Respondió el guardián de la lluvia. “Sólo nos estamos tomando un descanso, ¿no es así, Zoro-sensei?" Dijo el pelinegro en tanto volteaba a ver a su mentor el cual charlaba de forma amena con Atsushi.

 

El peliverde solo asintió como respuesta a su pupilo y continuó con su charla con el comandante de la guardia personal de Kazuhiko.

 

"¿Qué hay de ti?" Cuestionó el joven espadachín a su cielo volviendo su atención sobre éste último.

 

“Bueno, mis tutores me dieron el día libre, me dijeron que voy bastante bien en mis lecciones y quise tomar un pequeño paseo por la ciudad ahora que tengo la oportunidad". Respondió feliz Kazuhiko la pregunta hecha por Takeshi.

 

La conversación hubiese continuado entre cielo y guardián, pero repentinamente el ambarino se tensó, y seguidamente una flecha rodeada de un aura extraña salió de la nada volando a toda velocidad directamente hacia el corazón del príncipe.

 

Reaccionando ante el ataque al joven cielo, en una increíble muestra de habilidad, Zoro hizo pedazos la flecha en una serie de cortes en rápida sucesión. Por otro lado, Takeshi y los guardias que acompañaban a Kazuhiko, rodearon al joven monarca escudándolo en caso de otro nuevo intento de asesinato, a la vez que desenfundaban sus armas.

 

Alguno de los ciudadanos que transitaban la zona en donde se hallaba el grupo igual se pusieron alerta preparando todo tipo de armas y poniéndose cada uno en diversas posiciones de lucha, puesto que varios de ellos eran combatientes reconocidos, una de esas personas era Albarn Maka, una linda chica de 15 años de edad, de tes blanca, cabello rubio cenizo sujetado en dos coletas, ojos verde oliva y de físico delgado. Ella llevaba puesto un vestido color negro, listones negros en sus dos coletas, guantes negros y tacones de encaje.

 

"Al parecer, los que atentaron contra la vida de su alteza lo hicieron a distancia. No puedo detectar a nadie en la dirección de donde vino la flecha". Dijo la ojiverde con voz sombría tras acercarse al grupo que rodeaba al Príncipe.

 

"Así parece, Maka-chan”. Acordó Takeshi con lo dicho por una de sus compañeras de armas.

 

"Es lamentable encontrarnos en estas circunstancias de nuevo, Maka-chan". Dijo Kazuhiko con un tono serio en su voz ante la situación.

 

"Lo mismo digo, su alteza". Contestó la rubia igual de seria que el joven príncipe.

 

"Una vez más han intentado asesinar a su majestad, y esta vez, usaron una simple flecha". Añadió Nohara Isao, uno de los guardias de Kazuiko.

 

"Esa no fue cualquier flecha, fue una flecha infernal”. Declaró con seriedad Emiya Shirōu uno de los compañeros de entrenamiento de Takeshi y también aprendiz a guardia real. El adolescente pelirrojo se acercaba a paso firme hacia ellos.

 

"¿Una flecha infernal?" Preguntó Zoro frunciendo el seño.

 

"¿Quién sería tan enfermo como para utilizar algo tan abominable para acabar con la vida de su majestad?" Cuestionó Maka entre horrorizada y furiosa por tal cosa.

 

El resto de los ahí presentes compartían las mismas expresiones faciales de la rubia.

 

"No lo sabemos aún. Pero ten por seguro que lo descubriremos y nos encargaremos de él o de ellos". Respondió Takeshi con una voz tan mortal y fría provocando en varios de los presentes un escalofrío de miedo y una sonrisa sanguinaria en Maka y Zoro.

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Ciudad de Namimori, Japón.

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Mientras que Nana salía de compras y Ienari estaba en la escuela, Reborn se encontraba solo en casa de los Sawada sentado en uno de los sillones de la sala de estar de la casa cumpliendo con una tarea que Timoteo le había encomendado, sin embargo, el pequeño Arcobaleno se sentía algo estresado. Desde hace una semana buscaba y buscaba el paradero del segundo hijo del inútil de Iemitsu de cual Nono le había hablado. Su sorpresa había sido grande cuando el Noveno le había comunicado lo que el idiota rubio hizo con el niño, aunque en el exterior su cara mostraba total calma.

 

Lo que más le había disgustado al Hitman fue que Nono diera su aprobación para poner al niño en adopción. ¿Cómo pudo el Noveno Don del Vongola Famiglia ser tan descuidado al dejar sin supervisión a un posible heredero directo de la línea principal de la famiglia? El que el niño poseyera o no las apreciadas y codiciadas llamas del cielo de los Vongola no era excusa suficiente. El chico ya llevaba la sangre de Primo en sus venas y esa era razón suficiente para tener bajo la mira de la famiglia al niño y eso él se lo había remarcado al Noveno en la última llamada telefónica que habían tenido.

 

“Hmm... ¿Qué tenemos aquí?" Dijo el pequeño Arcobaleno del Sol para si mismo al tomar con su pequeña mano una revista que había llamado su atención y al ver la portada de esta, poco a poco sus fríos ojos se abrían atónitos al ver a la viva imagen de Vongola Primo pero con ojos color ámbar saludándolo desde la revista de espectáculos que Nana tenía por encima de una pila de otras revistas en su mesita cafetera.

 

"Maldición". Fue lo único dicho por el Hitman.

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Sicilia Italia: Mansión Vongola.

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Múltiples exclamaciones de incredulidad se podían escuchar amortiguadas detrás de la puerta de la oficina de Vongola Nono por parte de sus guardianes y éste último, cuando en mitad de una reunión en donde nada más estaban presentes los susodichos, un correo electrónico llegó a la computadora de escritorio del anciano capo de parte de Reborn y ansioso por lo que había descubierto el pequeño Arcobaleno, Timoteo no dudó ni un segundo en abrir dicho correo. Solo una foto fue enviada, la que Reborn se encontró en la revista, pero eso fue suficiente para Timoteo y compañía, ya que en la foto no solo se mostraba a la réplica exacta de Giotto di Vongola con los ojos de diferente color, si no que también por arriba de la imagen con letras grandes se podía leer claramente.

 

¡SU ALTEZA REAL, KAZUHIKO I, PRÍNCIPE DEL REINO DE ARATANI, TENDRÁ SU PRIMERA PRESENTACIÓN FORMAL ANTE OTROS MONARCAS COMO FUTURO REY DEL YA MENCIONADO REINO DENTRO DE UNA SEMANA!

 

¡TSUNA... UN PRÍNCIPE!, fue lo único que pudo gritar Timoteo en su cabeza, debido a que el shock no le permitía emitir palabra alguna.

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Notes:

Significado de los Nombres.
Kazuhiko: Se traduce por "príncipe lleno de armonía".
Takeshi: guerrero, militar, valiente.
Atsushi: Hombre cordial, educado y respetuoso.
Isao: Hombre de honor y muy trabajador.
Safaia: Literalmente significa zafiro.
Personajes de otros animes que han sido mencionados o han participado en el capítulo.
Roronoa Zoro (One Piece).
Maka Albarn (Soul Eater).
Shirōu Emiya (Fate/stay night).

Chapter 5: Capítulo 4: La Furia de un Padre

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

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Disclaimer: Los personajes de Katekyo Hitman Reborn! Y de otros animes usados en esta historia no me pertenecen. Todos ellos son de sus respectivos creadores.

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Capítulo 4: La Furia de un Padre.

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Reino de Aratani: Ciudad Capital de Safaia.

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Kazuhiko se sentía frustrado y molesto, todo su feliz paseo se había arruinado en cuestión de segundos. Mirando a su alrededor vio a Shirou-kun, Takeshi, Maka-chan, a Zoro-san y a toda su guardia real protegiéndolo, sin dejar ningún punto ciego que se pudiese aprovechar para atacarlo nuevamente.

 

Todos iban de regreso al palacio, pues no querían más sorpresas desagradables. Kazuhiko miró hacia el todavía cielo azul y suspiró cansado. Ni un solo día podían dejarlo en paz. Los ataques a su persona se volvían más frecuentes a medida de que su presentación ante la sociedad con otros monarcas, ministros y demás figuras importantes se acercaba. Sus atacantes se estaban impacientando, lo querían muerto ya. Nunca habían sido tan audaces en sus intentos de matarlo... como hasta ahora.

 

A lo lejos, ya podía vislumbrar las enormes verjas del palacio y a los guardias que vigilaban la entrada… y oh… esos eran sus padres y su pequeña hermanita. ¿Tan rápido corrió la noticia?, pensaba el lindo rubio con una gotita de sudor estilo anime.

 

Al llegar donde el rey y la reina estaban, ambos monarcas comenzaron a hacer preguntas de lo ocurrido mientras que el joven príncipe era abrazado por su preocupada hermanita y revisado de pies a cabeza por su sobreprotectora madre.

 

“Madre, estoy bien, Zoro-san destruyó la flecha antes de que llegara a mí”. Le dijo Kazuhiko con la intención de tranquilizarla.

 

“¿de verdad?” Cuestionó la reina mirando de su hijo al espadachín.

 

“Así es, su alteza”. Le aseguró el hombre lo dicho por el príncipe.

 

“En ese caso, te agradezco por salvar a mi hijo”. Dijo la hermosa mujer con sinceridad en su voz.

 

“No tiene por qué agradecer, solo cumplía con mi deber, su Gracia”. Dijo éste.

 

“De todos modos, gracias”. El alivio que sentía la reina al ver vivo a su hijo no tenía igual, hubiese estado devastada si lo peor hubiese sucedido con su precioso niño.

 

El poderoso espadachín solo asintió respetuosamente como respuesta.

 

El rey Akihiro hablaba seriamente con Atsushi y el resto de los presentes sobre lo sucedido. Se podía ver la furia reflejada en sus dorados ojos ysentir el aura de muerte irradiando de todo su ser.

 

“Esto ya es el colmo. Tomaré medidas drásticas. Esto se acaba aquí y ahora. Mi paciencia a llegado a su límite. Me encargaré de esto y no habrá piedad hacia los responsables”. Declaró el rey fríamente.

 

“Padre…” Quiso replicar el joven cielo.

 

“No, hijo, casi te perdemos el día de hoy y de una forma sumamente horrible. No… esto no volverá a ocurrir de nuevo. Ni siquiera puedes salir del palacio. Este es nuestro reino y estás en constante peligro cuando no debería ser así. Pero esta es la última vez”. Y con esas últimas palabras, el enfurecido rey giró sobre sus talones y se encaminó hacia el palacio bajo la mirada preocupada de Kazuhiko, la confundida de su hermanita Ena y la seria del resto de personas ahí reunidas, que ya sabían de lo que era capaz el rey Akihiro cuando se encontraba así de furioso.

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Gran Palacio Real: Sala del Trono.

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El rey estaba sentado en su trono esperando a las personas que había mandado a llamar con uno de sus mensajeros de más confianza. En pocos minutos, cinco sombras aparecieron delante de él y se inclinaron en respeto a su majestad.

 

"¿En qué podemos servirle, su Gracia?" Tomó la palabra la única mujer del grupo.

 

"Quiero que encuentren a los malditos que intentaron acabar con la vida de mi hijo lo más pronto posible”. Ordenó con seriedad, tras posar su fría mirada sobre cada uno de ellos. “¡Tráiganlos con vida, que yo personalmente me encargaré de hacer de su muerte un ejemplo de lo que sucede cuando atentan contra la vida de mi familia y mis súbditos!" Sentenció con profunda ira goteando de sus últimas palabras el poderoso monarca.

 

"Disculpe, su alteza, ¿qué pasa si ponen demasiada resistencia?" Preguntó uno de los hombres.

 

"En ese caso, tienen mi permiso para traerlos por la fuerza. No me importa en que estado los traigan aquí, mientras sigan vivos”. Respondió el rey con frialdad. “Ya pueden retirarse".

 

"Entendido, su majestad”. Dijeron al unísono el grupo de cinco de los mejores asesinos del reino. En un parpadeo, todos ellos habían desaparecido como si nunca hubieran estado allí en primer lugar.

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País de Japón: Ciudad de Namimori.

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Sawada Nana caminaba de regreso a su casa con las bolsas de las compras, algo sumida en sus pensamientos. Ya habían pasado 9 largos años desde que abandonó, porque por más que tratara de decirse así misma que no había abandonado a su Tsu-kun, realmente lo había hecho y sin titubear ni un poco. Ella era una horrible persona, lo peor de lo peor. ¿Cómo pudo ser tan cruel con su bebé?

 

Noche tras noche pesadillas en donde veía a su pequeño Tsu-kun caminando por las calles tomado de las manos de un hombre y una mujer, a los cuales no les alcanzaba a ver el rostro, la asediaban, lo peor de todo el sueño, era que cuando ella intentaba correr para llegar a su bebé, sentía que sus pies quedaban atascados en un tipo de arena movediza y por más que luchaba, no lograba liberarse de ésta, también, al tratar de llamar a su hijo, ningún sonido salía de su boca, estaba completamente muda. Solamente se quedaba allí viendo con impotencia como su hijo se alejaba cada vez más de ella en compañía de esos extraños.

 

Siempre tras despertar luego de esas terribles pesadillas, habían lágrimas corriendo por su rostro y estaba empapada de sudor.

 

Ella había intentado recuperar a Tsuna unos meses después de que lo dejó en ese orfanato con su esposo, pero él ya no estaba allí, había sido adoptado y cuando ella, desesperada le había preguntado a la mujer que dirigía ese lugar quién había adoptado a su niño, la mujer se había negado a darle esa información. De nada sirvió rogarle una y otra vez, la mujer no cedió y ella ese día, regresó a su casa derrotada y lloró como nunca lo había hecho en su vida. Sintió que le habían cortado el corazón en miles de pedazos. Por suerte, su hijo menor, Ienari, en ese momento se encontraba en la escuela y no la vio en su momento de aflicción. Así había sido todos los días, por la noche lloraba hasta caer rendida y por el día, mostraba una sonrisa para no preocupar a su otro niño.

 

Pero hace unos días, cuando iba de camino a comprar los ingredientes para la cena, pasando por una tienda de revistas y comics, una de las revistas llamó su atención, era de espectáculos, sin embargo, no fue el contenido de ésta lo que atrajo su mirada, si no que fue la fotografía del joven que estaba en la portada lo que casi le provoca un ataque nervioso ahí mismo, puesto que el joven de esa foto, era la viva imagen de su Tsunayoshi, pero mostrando como se vería su hijo en la actualidad. Sin ser consciente de sus acciones, compró la revista y la llevó a casa. No podía evitar mirar con anhelo al joven de la foto e imaginar a su Tsu-kun ya de 15 años viviendo con ellos como una familia feliz, por esa razón, había conservado la revista. Sabía que con ello solo se atormentaba más, pese a ello, no le importaba.

 

Sus malas decisiones del pasado eran algo que constantemente lamentaría profundamente, ya que deseaba tener a su hijo de vuelta con ellos. Sinceramente se arrepentía de no haber estado con él, de maltratarlo cuando él solo quería algo de afecto, de no decirle que lo amaba y de alejarlo de ellos sin ninguna razón válida.

 

"Espero que algún día puedas perdonarme, mi niño". Dijo en un leve susurro la castaña cerrando sus ojos por el dolor, a la vez que un par de lágrimas surcaban su rostro, para su alivio, no había nadie cerca que la viera en esa condición tan lamentable y secándose las lágrimas con un pañuelo que llevaba en su bolso, continuó su camino a casa con ese gran pesar en su corazón.

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Sicilia Italia: Mansión Vongola.

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Sawada Iemitsu bajaba de una de las limusinas que poseía el CEDEF, estaba delante de la mansión Vongola por petición del Noveno, al recibir una llamada de Ganauche III, quien fue el que transmitió la orden.

 

En cuestión de minutos, Iemitsu estaba delante de la puerta de la oficina de Timoteo. Entró a paso firme en ésta, después de recibir permiso del Noveno. Al ya estar dentro, el rubio pudo ver al anciano capo de pie delante de la ventana que daba al jardín delantero de la mansión.

 

"Iemitsu, toma asiento por favor".

 

Extrañado de la actitud seria y reservada del Noveno, Iemitsu siguió sin réplica alguna la sutíl orden y al sentarse fijó su mirada en el anciano capo, el cual le daba la espalda al hombre, ya que éste continuaba de pie frente a la ventana de la oficina.

 

"¿Sucede algo Nono?, ocurrió algo malo con el entrenamiento de Ienari?" Le preguntó éste preocupado.

 

El Noveno profirió un suspiro que denotaba cansancio. "Iemitsu, hace unos días Reborn me dijo algo muy grave que afecta a toda nuestra Famiglia".

 

"¿De qué se trata, Nono?” Cuestionó tenso el ojiazul por tal declaración.

 

"Iemitsu, tu hijo menor, Ienari no es un cielo, es una tormenta. No puede tomar el liderazgo de nuestra Famiglia”. Dijo con seriedad el anciano mirando finalmente a la cara al rubio, el cual tenía una expresión de total shock e incredulidad plasmada en el rostro.

 

"¿C-cómo...?" Apenas pudo decir el hombre de tan anonadado que estaba.

 

"Y eso no es todo, al parecer, Reborn ha encontrado al joven Tsunayoshi, nuestro único candidato y, también, la única esperanza de nuestra Famiglia”. Le informó el anciano con tono sombrío. “Pero mucho me temo que podría ser imposible para nosotros recuperarlo”.

 

Dicho esto, Timoteo procedió a mostrarle la imagen que Reborn le había enviado días atrás al ojiazul.

 

Tras ver la imagen, poco le faltó al León Joven del Vongola para que sufriera un infarto. No... ¡esto no era posible!, pensaba el rubio sintiendo que todo su mundo perfecto se derrumbaba a su alrededor.

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Fin del Capítulo.

 

Notes:

Significado de los Nombres.
Akihiro: Literalmente, se traduce por "luz que brilla en el extranjero".
Masumi: Nombre de doble significado. Por un lado, "de gran belleza", y por el otro, "verdadera pureza".
Kazuhiko: Se traduce por "príncipe lleno de armonía".
Ena: Significa "regalo de Dios".
Takeshi: guerrero, militar, valiente.
Atsushi: Hombre cordial, educado y respetuoso.
Aratani: Literalmente, quiere decir "piedra preciosa".
Safaia: Literalmente significa zafiro.
Personajes de Otros Animes.
Roronoa Zoro (One Piece).
Maka Albarn (Soul Eater).
Shirōu Emiya (Fate/stay night).
Explicaciones del Fic.
Flecha Infernal: arma usada por un mago oscuro que tiene el horrible efecto de causar un terrible dolor a su víctima mientras que a la vez, va descomponiendo el cuerpo de la persona a la que está aderida lenta y tortuosamente hasta matarla. Una vez alojada en una persona, es prácticamente imposible sacarla del receptor. Puede ser usada a distancia, pero solo por un mago hábil y poderoso.