Chapter Text
Después de un tiempo (realmente no se había tomado la molestia de contabilizarlo), Gol D. Roger había logrado lo que muchos novatos buscaban lograr cuando zarpaban al mar.
Este hombre junto a su vicecapitán Silver Rayleigh y su tripulación, había surcado todos los mares, habían visto todas las islas del mundo.
Actualmente, dicho hombre se encontraba frente a frente con una mujer desconocida. Jamás pensó que encontraría a alguien aquí. Después de todo, Laugh Tale era una isla a la que solo él había logrado llegar, la última isla para ser precisos. Todos los que se encontraban junto a él eran conocidos, no había forma de que hubiese alguien que no conociese en esta inhabitada isla.
Había entrado a un viejo templo. La mayor parte de su tripulación se encontraba acampando cerca a la playa. Él solo había querido vivir una aventura más con el poco tiempo que le quedaba de vida.
El punto era que realmente no había pensado encontrar nada aquí, pero luego vio algo brillante que llamó su atención, y decidió que era buena idea tocarlo, aún sin saber si era o no peligroso. Rouge y Rayleigh tenían razón cuando decían que era un loco que no medía el peligro.
“Obviamente no iba a aceptarlo en voz alta. No soy estúpido” Pensó mientras resoplaba molesto.
Volviendo al asunto principal, realmente no sabía que había hecho. Solo sabía que después de haber tocado esa cosa no peligrosa, la mujer había aparecido frente a él.
Antes de que pudiese preguntarle quién demonios era, la mujer habló.
“Este es el regalo que esconde Raftel, Gold D. Roger” le dijo sonriente la mujer a Roger, sacándolo de sus pensamientos. “Espero que lo disfrutes”
Y de la nada sintió como su cuerpo caía inerte hacia piso, más no llegó a tocarlo, mientras la oscuridad nublaba su vista.
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En una sala en medio de la nada, aparecieron cientos de personas de todo el mundo. Desde el más débil de los cuatro Blues, hasta la última isla ubicada en New World.
Había de todo en el grupo de personas: marines, Gyojins, sirenas, civiles, piratas, etc.
Lo único que hizo Roger al despertar, fue quejarse en voz alta porque le dolía la cabeza. Y así lo hizo, llamando la atención sobre su persona.
“¡Hay! ¡Me duele! ¡Me duele! ¡Me duele!” dijo mientras se quejaba en voz alta desde el asiente donde se había despertado.
La gente tenía diversas reacciones al ver a uno de los hombres más buscados de su época. Algunos lo miraban con miedo, otros con asco. Había otros que lo miraban con respeto y gratitud.
Y luego estaban Rouge, Rayleigh y su tripulación que lo miraban con una irritación afectuosa, mientras le pedían que se callara.
“¡Capitán!” gritaron Shanks y Buggy al reencontrarse con su capitán y la tripulación.
Rápidamente se dieron cuenta todos, que se encontraban sentados en un asiento bastante especifico. Parecía que quién los hubiese traído a esta sala, se había asegurado de que estuviesen sentados junto a personas con las que se sintieran cómodos.
“¡Roger! ¡¿Qué demonios hiciste ahora?!” le gritó Sengoku mientras Garp comía galletas de arroz junto a él.
“¡Y yo qué mierda voy a saber! ¡¿Y por qué debería ser mi maldita culpa?!” dijo con un tic en el ojo “¡Newgate también podría ser un sospechoso! ¡O tu estúpida marina, para tal caso!”
“¡Gurarara! ¡No me metas en tus líos, Roger!” dijo Barbablanca, unos asientos más allá en la misma fila que Roger.
“¡La mitad de las cosas malas que pasan son por culpa tuya! ¡No intentes hacerte el inocente!” dijo Sengoku mientras despotricaba sobre las miles de cosas que Roger había hecho.
A su lado, un joven marine de cabello rubio intentaba calmarlo.
“¡Bwahahaha! Tranquilo Sengi, Ten, come una galleta de arroz” dijo Garp mientras le ofrecía una de sus galletas al futuro almirante de flota molesto.
“Bien. ¡No creas que olvido que tú también tienes la culpa de la mitas de esos problemas Garp!” Dijo mientras agarraba la galleta y seguía hablando sobre todas las estupideces que Roger o Garp hacían, lo que lograba que su trabajo se volviera aún más pesado.
Roger comenzó a reírse junto a Newgate y Garp.
Kong suspiró mientras observaba a ese grupo de locos. Realmente debería pensar en retirarse de la marina.
“No fue culpa de Roger, Sengoku-san” respondió suavemente la voz de una mujer.
Las personas se voltearon hacia el lugar de donde provenía esa voz. Frente a ellos se encontraba una mujer encapuchada, detrás de ella había una enorme pantalla.
“Como dije, no fue culpa de Roger” la mujer caminó de un lado a otro frente a ellos, “Yo los traje aquí” confesó
“¿Por qué nos trajiste aquí?” preguntó Kong
“Si, ¿Cuál es la razón para habernos traído a esta sala?” preguntó Sengoku mientras observaba sospechosamente a la mujer.
“Por qué los traje aquí es parte de la razón por la que ustedes fueron escogidos para ver lo que pienso mostrar” dijo distraídamente la mujer, se volteó hacia Barbablanca “Hace poco no tenía un nombre, por lo menos no uno con el que me sintiera cómoda. Mi nombre es en honor a la risa de los que descubrieron mi hogar, pero ustedes pueden llamarme Yume”
Las personas asintieron, aún un poco confundidas por los sucesos que ocurrían actualmente.
La mujer miró a las personas presentes por un segundo, antes de decir “La Nueva Era está a poco de comenzar”
Todos la miraron impresionados. La marina y el gobierno mundial se miraban espantados, ¿una nueva era? ¿a qué se refería con una nueva era?
“¿A qué te refieres con una nueva era, Yume-sama?” preguntó Rosinante, sin darse cuenta de que era observado por un hombre de abrigo de plumas rosas.
“La Gran era de los piratas por supuesto” contestó despreocupadamente la mujer.
“¡¿LA GRAN ERA DE LOS PIRATAS?!” gritaron alarmados los marines.
Y no fueron los únicos. El Gorosei, los nobles de Mary Geoise, una gran parte de civiles, entre otros, también se alarmaron. ¡¿Cómo que la gran era de los piratas?!
Akainu ardía de rabia, ¡Esos malditos piratas! ¡Ya verían lo que le haría en nombre la justicia absoluta!
“Y debo decir que fue todo culpa de la marina” dijo la mujer echando más leña al fuego. “Aunque fue Roger quien la inició”
“¡SABÍA QUE ESTO ERA TU CULPA!” gritó un furioso Sengoku mientras apuntaba a Roger.
“¡Acaban de decir que es culpa de la estúpida marina!” resopló un indignado Roger, antes de comenzar a reírse de la expresión molesta de Sengoku junto a Shanks y Buggy.
Rayleigh se frotó la palma de la mano en el rostro, mientras una pequeña sonrisa aparecía en sus rasgos.
Rouge solo se reía ligeramente, viendo como Roger volvía a sacar de sus casillas al marine.
“Como decía” continuó la mujer “La Gran Era de los piratas está próxima a comenzar” se volteó hacia la pantalla “Pónganse cómodos, porque están a punto de ver lo que viene con la Nueva Era… Muchos momentos, personas y viejas y nuevas tripulaciones. Una tripulación, para ser precisos. La tripulación del segundo Rey de los Piratas” explicó mientras veía como los rostros de muchos se llenaban de horror y otros con sorpresa y curiosidad.
“¡Espera!” gritó Bellemere vestida con su uniforme de la marina “Para que haya un segundo Rey de los piratas, debe haber un primero”
El gobierno mundial y la marina se encontraban en alarma, ¿Cómo demonios habían permitido que todo eso ocurriera? Un rey pirata, y ahora otro…
“Exactamente” concordó la mujer con Bellemere
“Entonces… ¿Quién fue el primero-yoi?” preguntó Marco, la curiosidad goteando en su voz.
La mujer solo les sonrió, para luego mirar nuevamente a la pantalla.
Esta se encendió.