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Una segunda oportunidad

Summary:

“Sí, puedo sentir que eres tú. Pero ese nivel de energía maldita no es el mismo que tenías ayer. Y discúlpame que te lo diga así, pero no eres la clase de estudiante que practica lo suficiente para mejorar de esta manera de un día al otro. Así que hagamos las cosas fáciles y responde mi pregunta ¿Quién eres?”.
Mierda, se había dado cuenta. No recordaba que mi abuela fuera tan hábil para estas cosas. Fue un error bajar la guardia de esta forma, ahora las opciones eran limitadas, seguir mintiéndole e intentar convencerla o decirle la verdad y esperar que me creyera. Probablemente ambas opciones resultarían en combate.
“Esta bien, te lo voy a explicar pero necesito que me creas. Soy Nobara Kugisaki pero de un futuro no lejano. El 31 de octubre del 2018 sucederá una gran batalla en la estación de Shibuya en donde Satoru Gojo será sellado y donde yo seré asesinada”.

Notes:

Este fanfic se basará en la línea de tiempo canon del anime y manga, algunos eventos serán adaptados para que la trama principal del fanfic no se vea afectada.
Es un multiship así que habrá mucho amor para todos.
Pero como shipp principal me centraré en la relación que Nobara tendrá con Itadori y Megumi.
Espero disfruten leer este fanfic tanto como yo disfruto escribirlo.

Chapter Text

Abrí bien los ojos para no perderme ningún detalle de la lamentable escena.
Itadori me miraba como nunca antes lo había hecho, sentía que intentaba absorberme con su mirada, de la misma manera que los agujeros negros tragan galaxias completas.
Me sentía atraída hacia él, quería correr hacia él pero mis piernas no respondían, era demasiado tarde para mi.
Lo único que podía hacer era no quitar mis ojos de los suyos, haciendo esos segundos eternos, llegué a pensar qué tal vez era inmune al poder del cobarde de Mahito y que juntos podríamos derrotarlo. Que inocente fui.
La mitad de mi cara explotó y caí al suelo como un saco de papas, o por lo menos eso me puedo imaginar, realmente no estaba consciente cuando había llegado al piso.

Fue entonces cuando desperté, estaba completamente mojada con sudor y me costaba respirar. Mi cabeza daba vueltas sin parar, no podía entender lo que estaba pasando. Lentamente acerqué mi mano a la parte de mi cara que había explotado pero al hacer contacto no noté nada diferente, todo estaba en su lugar.
La puerta de la habitación se abrió de un golpe y la luz llenó por completo la habitación cegándome unos segundos.
“¡Nobara! ¿Por qué estás gritando, sucedió algo?”
En el marco de la puerta pude ver a una mujer mayor, su cabello era largo y completamente gris. Por un momento no la reconocí porque era imposible que fuera esa persona.
“¿Abuela?”
“Ay Nobara, aún sigues soñando. Levántate y date una ducha helada, que sea domingo no significa que puedas dormir todo el día”.
La mujer se dio media vuelta y tan repentinamente como entró ya se había ido, claro que sin cerrar la puerta o apagar la luz. Como todas las mañanas.
“No entiendo que esta pasando”
Agarraba mi cabeza entre mis manos. No era posible que todo hubiera sido un sueño.
Me levanté de la cama, mis piernas estaban dormidas y sentía un hormigueo en mis pies. Fui sujetándome de la cama hasta llegar a mi escritorio. Si estaba en mi habitación podría ver el calendario que colgaba de mi pared.
Levanté la vista, intentando no desconcentrarme con todas las cosas que estaban sobre el escritorio, y lo vi.
Octubre 2017
Mis piernas no aguantaron y cedieron a mi peso. Caí al piso sin poder evitarlo.
“No puede ser posible, estábamos a 31 de octubre del 2018 ¿Me devolví un año completo en el tiempo?”
Murmuraba para poder ordenar mis ideas, tenía muchas preguntas y no podía responderlas con nadie. De pronto una cara apareció en mi cabeza: Satoru Gojo.
Si lograba encontrarlo y explicarle la situación tal vez podría encontrar respuestas, pero para eso necesitaba llegar a Tokio lo antes posible. Aún faltaban algunos meses para que discutiera con mi abuela por la posibilidad de ir a Jujutsu HQ en Tokio, pero tenia que resolver ésto ahora.
No podía vivir una vida que no era mía. Que ya no lo era.
Me puse de pie y vi que en la mesita de noche estaba mi celular, al desbloquearlo comprobé dos cosas, la primera es que aparecía la misma fecha del calendario y segundo, mi fondo de pantalla ya no era una selfie con Itadori y Fushiguro.

Decidí seguir el juego, si era un sueño o la realidad lo más sensato era hablar con Gojo-Sensei. Mi abuela también era hechicera pero estaba segura que no me tomaría en serio, y pensaría que simplemente era una excusa para abandonarla.
Tome una ducha fría, tal como me lo habían recomendado y baje por las escaleras. El almuerzo ya estaba servido y el olor del cerdo inundaba toda la casa, mi estómago reaccionó automáticamente haciendo un gran ruido que me hizo sonrojar.
“Parece que esa pesadilla te dejó hambrienta, siéntate, enseguida te pongo el plato”.
Pude ver la espalda de mi abuela, no recordaba que se viera tan imponente, parecía ser una simple anciana pero podía sentir la energía maldita rodeando su cuerpo.
Al parecer este viaje en el tiempo no me había quitado mis conocimientos y experiencia generada en esos meses en Tokio.
Nos sentamos en la mesa en silencio, podía recordar que cada vez que comíamos lo único que hacíamos era discutir por cualquier cosa. Pero ahora no me apetecía, no valía la pena arruinar momentos tan simples como comer juntas en la mesa.
Me sorprendí que esa fuera mi forma de pensar y mientras comía un pedazo de cerdo asado recordaba todas las peleas infantiles que habia tenido con mi abuela.
“¿Quién eres?”
La voz de mi abuela al otro lado de la mesa me dejó fría. Lentamente moví mi mirada hasta tomarme con sus ojos. Tragué saliva e intenté actuar normal.
“¿A qué te refieres abuela? ¿Te esta llegando la demencia senil? Soy yo, Nobara Kugis-“
Un golpe en la mesa me interrumpió, aquella terrorífica mujer se encontraba de pie frente a mí, una mesa nos mantenía alejadas pero conociéndola fácilmente podía sacarla del medio con un solo brazo.
“Sí, puedo sentir que eres tú. Pero ese nivel de energía maldita no es el mismo que tenías ayer. Y discúlpame que te lo diga así, pero no eres la clase de estudiante que practica lo suficiente para mejorar de esta manera de un día al otro. Así que hagamos las cosas fáciles y responde mi pregunta ¿Quién eres?”.
Mierda, se había dado cuenta. No recordaba que mi abuela fuera tan hábil para estas cosas. Fue un error bajar la guardia de esta forma, ahora las opciones eran limitadas, seguir mintiéndole e intentar convencerla o decirle la verdad y esperar que me creyera. Probablemente ambas opciones resultarían en combate.
“Esta bien, te lo voy a explicar pero necesito que me creas. Soy Nobara Kugisaki pero de un futuro no lejano. El 31 de octubre del 2018 sucederá una gran batalla en la estación de Shibuya en donde Satoru Gojo será sellado y donde yo seré asesinada”.
Me quedé quieta, pero lista para esquivar cualquier golpe que tirara esa vieja cascarrabias. Tenía razón, mi energía maldita era mucho más fuerte y mi técnica había mejorado bastante. Probablemente podría sobrevivir y tal vez ganar una pelea uno a uno contra mi abuela.
Pero no reaccionó, solo se me quedó mirando como si estuviera analizando cada una de mis palabras.
Estuvimos mirándonos por un largo tiempo, hasta que ella soltó su postura y volvió a sentarse.
“Entonces en esto te convertirás luego de que te escapes a Tokio”
“Nunca dije que me hubiera escapado a Tokio”
“No es necesario, yo nunca te dejaría acercarte a esa escuela maldita, exactamente por lo que te pasó. Ser hechicera en un pueblo pequeño como este es una cosa, pero ir a la ciudad y estudiar en la Jujutsu HQ es simplemente un suicidio. Y ahora no puedes negármelo”.
Pude ver una mueca de satisfacción en la cara de la vieja, mientras quede sin expresión. ¿Acaso se estaba burlando de mi muerte? Sentí como mis mejillas y todo mi rostro se calentaban de la vergüenza.
Volví a sentarme también y continué hablando.
“No se si esto es producto de mi imaginación, si es el más allá o si realmente viaje en el tiempo, lo que si se es que necesito respuestas y creo saber quien puede dármelas”
“Satoru Gojo”
Miré a mi abuela y asentí.
“Necesito viajar a Tokio y hablar con él. Sé que tengo escuela y responsabilidades pero no me importa. Si esto es verdad, necesito alertar a todos de esto, necesito salvar a mis amigos”.
Sin darme cuenta estaba llorando y mis lágrimas cayeron en el mantel de la mesa.
“¿Mi nieta está llorando por otras personas? ¿Qué te hicieron en esa escuela?”
Guardé silencio mientras me limpiaba las lágrimas con la manga del sweater que tenía puesto.
“Okey, déjame hacer todo oficial. Llamaré a Yaga para avisarle que mi nieta se integrará a su escuela a partir de mañana y que quieres hablar personalmente con Gojo. Tomarás el primer tren mañana y partirás a Tokio, asumo que ya sabrás manejarte por la ciudad así no me voy a preocupar por ti”.
Mi cuerpo se movió solo y sin darme cuenta estaba abrazándola, las lagrimas no paraban de salir.
“Gracias, muchas gracias”.
Me tiré al suelo y apoyé mi cabeza en su regazo mientras lloraba desconsoladamente. No me había puesto a pensar que en alguna línea temporal o dimensión yo había muerto y que había un Itadori destrozado, que conociéndolo, se culparía por mi muerte.
Debo haberme quedado dormida porque desperté nuevamente en mi cama. Desbloqueé mi celular y pude ver que habían pasado dos horas, aun no me acostumbraba a no ver el rostro de esos idiotas en la pantalla.
Bajé nuevamente y escuché a mi abuela hablar con alguien por teléfono. Al parecer me escuchó porque se giró y me sonrió. Con una de sus manos me señaló que me acercara.
“Exactamente Yaga, Gojo es un imbecil, ni me lo digas”.
Al parecer estaba haciendo lo que había mencionado en la mesa, llamar a la escuela y acordar mi ingreso. Sino recordaba mal, el director Yaga había sido estudiante de mi abuela o algo por el estilo, se notaba que eran cercanos por la forma en la que se reía y hablaba animadamente con el.
“Espera, dame un momento Yaga”.
Tapó el teléfono mientras me susurraba algo.
“Alguien vino a verte, bueno, no a ti cómo estás ahora, pero creo que te alegrará verla”.
Apuntó a la puerta principal y rápidamente volvió a la conversación.
Me dio curiosidad así que me acerqué a la puerta y la abrí.
“Fumi”
Solo había visto su silueta pero sabía exactamente quién era. La chica de giro al instante de escuchar su nombre.
“¡Nobara! No respondiste ninguno de mis mensajes, tu abuela me dijo que no te sentías muy bien pero de todas maneras decidí esperar a que bajaras”.
Me sonrió de una manera muy dulce y automáticamente corrí a abrazarla. Intente aguantarme las lágrimas y las que salieron las sequé rápidamente con la manga.
“¿Pasa algo?”
“No, nada. Solo me acordé de algo, pero olvídalo. Entra, vamos a mi habitación”.
Así fue como pasé toda la tarde con Fumi, hace meses que no hablábamos y verla en persona fue una muy linda sorpresa. Antes de morir habia pensado en ella y en cómo no iba a poder cumplir la promesa que le había hecho. Pero ahora estaba aquí frente a mi.
Lamentablemente mañana otra vez se iría y probablemente no volvería en un largo tiempo.
“Fumi, mañana me voy a Tokio”
Fumi levanto su mirada, sus ojos se veían vacíos, dudó unos momentos.
“¿Qué? Pero planeabas hacerlo el próximo año ¿Cómo vas a irte en medio del semestre? Tu abuela se va a volver loca”.
“No, ella ya lo sabe y me va a ayudar con todo, el semestre lo terminaré en la escuela de allá. Mi abuela conoce al director”.
No quise mirarla a los ojos, para ella era la primera vez que escuchaba la noticia pero para mi era la segunda vez que avisaba que me iba. Que le decía que la dejaba atrás.
“Ya veo”
Su voz sonó muy desanimada, me gire a ver y puse mi mano en su cabeza.
“Ey, esta bien. Te escribiré todos los días y te enviaré fotos. Puedes venir algunos fines de semana, yo te puedo ayudar con los gastos”.
Algo dentro de mi no me permitió guardarme esas palabras, la idea era repetir la misma despedida de antes, pero sabiendo el dinero que ganaría en la escuela de hechicería y los días libres que tendría sabía que podía priorizar ver a Fumi sobre ir de compras. Además estaba Gojo con recursos ilimitados, probablemente podía ayudarme.
Tenía claro que esta vida no era la mía, pero dentro de mí necesitaba hacer esto diferente, era la oportunidad que me regalaron.
“¿De verdad crees que pueda ir a la ciudad?”
La cara de Fumi estaba iluminada, la primera vez que me había ido solo había pensado en mí y en mi propia libertad. Solo pensaba en escapar rápido de aquí y olvidar mi pasado para concentrarme en el brillante futuro de Tokio, ahora no podía equivocarme en lo mismo.
“Le diré a mi abuela que hable con tus padres, estoy segura que ellos podrán acompañarte en algún viaje, podemos resolverlo”.
Luego de eso, estuvimos durante horas viendo diferentes lugares icónicos de Tokio, en los que claramente ya había estado.
“He escuchado que Shibuya es asombroso”
Al escuchar ese nombre un escalofrío recorrió mi espalda, y fue peor cuando Fumi comenzó a poner fotos de Shibuya en el computador. Bueno, era normal que reaccionara así, yo había muerto en ese lugar, abajo en la estación.
“Si, pero hay lugares mejores, en Halloween es horrible”.
Nos reímos, lloramos y nos abrazamos, fue lindo estar con Fumi luego de tanto tiempo.
Cuando ya era tarde y fui a dejarla a la puerta se detuvo en la entrada.
“Hay algo diferente contigo, te siento más sincera, más cercana, me gusta”.
Fumi se despidió, me deseo un buen viaje y se fue. Esas últimas palabras me dejaron pensando, me preguntaba si en verdad había cambiado tanto.
Esa noche nuevamente tuve pesadillas, se repetía una y otra la explosion de mi cara, solo que ahora veía como Mahito destrozaba a golpes a Itadori y yo no podía hacer nada.
Tome un baño, preparé mi maleta y bajé a desayunar.
Mi abuela me acompañó a la estación junto con Fumi.
“Espero puedas lograr lo que quieres y si no lo haces siempre puedes volver aquí, no lo olvides. Tal vez ya no lo sientas como tu hogar pero si lo es”
Mi abuela siempre era poco sutil con sus palabras, por lo menos Fumi no lo tomó como algo extraño y continuó con la despedida.
“Siempre tendrás un lugar aquí, volvamos a vernos pronto”.
Era un viaje largo hasta Tokio, tendría el tiempo suficiente para pensar en qué historia contarle a Gojo-sensei, debía encontrar pruebas para demostrarle que era verdad lo que me había sucedido.
Lo primero era la infiltración de ese estudiante de Kyoto, Utahime-sensei nos advirtió de esto pero no pudimos tenerlo a tiempo.
Luego la aparición de Mahito, la cual había sucedido durante la “muerte” de Itadori.
Debía recordar cada detalle, secreto y anécdota que pudieran servirme para trazar una línea de hechos. Tal vez de esta manera lograría detener muchos incidentes desastrosos.
Pero de alguna manera también me preguntaba si todos estos cambios que iba a generar, y que ya estaba haciendo, podrían afectar negativamente al futuro de esta línea de tiempo.
Agite mi cabeza para eliminar esas preocupaciones, demasiadas películas de viajes en el tiempo.

Chapter 2: Tokio 2.0

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Al llegar a la estación de Tokio cambie del tren al metro. Estaba completamente lleno de estudiantes y hombres de traje, probablemente por la hora en la que había llegado.
Me sentía muy incómoda apretujada entre tantas personas, pero además estaba el tema de la maleta y la mochila.
Comencé a moverme entre el mar de gente, intentando no molestar a nadie con mi maleta. Me dirigí al fondo del vagón ya que la estación en la que debía bajarme era una de las últimas de esa línea. Pasaron algunas paradas y el vagón no dejaba de llenarse por lo que decidí que lo más cómodo sería subir mis cosas a uno de los estantes sobre los asientos. Solo al tomar la maleta entre mis brazos me di cuenta de lo pesada que estaba, también estaba el tema con el espacio y la altura del estante, no podía usar toda mi fuerza ni estirarme sin chocar con alguien más.
Como era de esperarse, ninguno de los hombres de mi alrededor se molestó siquiera en mirarme y menos ayudarme. Todos estaban demasiado ocupados viendo sus celulares en vez de prestar su ayuda a una inocente y linda joven como yo a subir sus maletas . Eran unos inútiles.
Con mucho esfuerzo logré levantar la maleta sobre mi cabeza, pero antes de que pudiera ponerla sobre el estante el metro frenó con fuerza. Mientras era arrastrada hacia atrás cerré los ojos preparada para caer pero no pasó nada. Abrí los ojos y al mirar hacia mi maleta pude ver como unas manos aparecían sobre mi cabeza para sujetar para luego fácilmente colocarla sobre el estante de metal.
“¿También necesitas que suba la mochila?
Una dulce voz se escabulló sobre mi hombro, por la altura de sus brazos asumí que se había agachado unos centímetros para hablarme directamente a mi oído. No podía girarme por la gente pero rápidamente asentí con la cabeza.
“Si, claro, muchas gracias”.
Nuevamente vio como los largos brazos se extendían sobre mi cabeza y ponían con delicadeza la mochila sobre la maleta. Aún quedaban buenos hombres en este país y justamente me había topado con uno, a su voz le daba un 8 y parecía bastante alto y fuerte, tal como me gustan. Solo faltaba verle la cara.
El metro se detuvo una vez más y la gente comenzó a bajarse dejándome el espacio suficiente para moverme. Fue entonces que decidí girarme para agradecerle al misterioso chico su amabilidad pero el destino me tenía otras cosas preparadas.
“¡Eso estuvo cerca!”
Ahí estaba, con su brillante sonrisa y vibra relajada, Itadori Yuji. Vestía lo
que supongo era el uniforme de la escuela en la que estaba antes de convertirse en la vasija de Sukuna. Tenía una camisa manga corta abierta, con una camiseta del mismo color debajo. No usaba corbata y su pelo ya era rosado, pero mucho más potente.
Al no tener respuesta cambio la expresión de su cara a una de curiosidad. Las palabras no me salían, se veía tan luminoso y tranquilo, muy diferente a la ultima imagen que tenia de el.
Con una mano en su hombro sujetaba su mochila y con la otra extendió un saludo hacia mi.
“Itadori Yuji, encantado de conocerte. No eres de por aquí ¿verdad?”
No podia seguir quedándome en silencio, pero realmente no esperaba encontrármelo justamente el primer dia que llegara a Tokio. Agite mi cabeza para esfumar los recuerdos dolorosos y le tome la mano.
“Kugisake Nobara, el gusto es mío. Si, acabo de llegar a Tokio a estudiar”.
Lo mire directo a los ojos, los últimos ojos que vi antes de morir. Intente rápidamente disimular con una sonrisa pero claramente no lo estaba logrando.
“Disculpa si suena entrometido, pero ¿Algo te preocupa? Tienes los ojos tristes”.
Tragué saliva ¿tan transparente estaba siendo? Durante los meses que compartí con Fushiguro e Itadori aprendí a expresar mis emociones, a apoyarme en ellos y bajar mis barreras. Tenerlo en frente no ayudaba en nada y si bien no era el Itadori que conocía tenían la misma cara.
Si quería que esto funcionara debía actuar como si fuéramos extraños, y efectivamente lo éramos. Pero cuando lo vi frente a mí, con su rostro lleno de preocupación simplemente me derrumbé.
Quería decirle todo lo que había pasado, explicarle que había muerto frente a sus ojos y tenía miedo de que se culpara a sí mismo por eso, que había soñado con él y había visto como Mahito lo mataba también. Quería decirle que había vuelto en el tiempo, que en un futuro no muy lejano nos conoceríamos y seríamos compañeros, amigos. Que aunque él no se acordaba de mi, yo si atesoraba mis recuerdos con él.
Sentí como mis ojos se mojaban y eso no era buena señal, sino hacía algo pronto terminaría llorando sin poder parar.
Lo pensé unos segundos y concluí que tal vez esa era la táctica, si una persona desconocida se pone a llorar en frente de ti probablemente te incomodes y te alejes. Exactamente eso haría Itadori y este encuentro sería olvidado.
En los altavoces se escuchó que estábamos llegando a una estación y vi que varios estudiantes con el mismo uniforme de Itadori se preparaban para bajar, este era el momento perfecto para llevar a cabo el plan.
Solté las lágrimas que me estaba aguantando y lloré en silencio frente a él y todas las personas del vagón. No pude evitar sonrojarme, si bien el plan era incomodar, no podía evitar la vergüenza que me provocaba llorar en público. Pero era un precio que estaba dispuesta a pagar.
Las puertas se abrieron y al momento unos brazos me rodearon con mucha ternura. Una de sus manos se posó en mi cabeza y con cariño presionó mi cara contra su pecho. Obviamente, usaba el mismo perfume.
Pasaron unos segundos y las puertas se cerraron, levantó uno de sus brazos para agarrarse de la manija del metro pero mantuvo su mano en mi cabeza mientras me hacía mimos en el pelo.
Continuamos en silencio mientras el metro avanzaba rápido y constante, a veces tenía movimientos bruscos pero el agarre de Itadori era suficiente.
Levante mi mirada, probablemente con mis ojos rojos e hinchados, para toparme con una sonriendo. Se me escapó una pequeña carcajada, era increíble que justamente de todas las personas él debía actuar diferente y consolar a la chica extraña del vagón.
Sinceramente me sentía mucho mejor, si bien este Itadori no era el mismo que yo conocía no podía evitar sentirme cómoda con él. Me quede viendo su cara, buscando diferencias para demostrarle a mi cabeza que la persona enfrente de mí no era quien yo creía que era.
Y encontré una, no tenía las marcas de Sukuna en su rostro, lo que de alguna forma le suavizaba sus facciones. Meticulosamente lo observé por algunos minutos sin darme cuenta que me había acercado demasiado, tanto como para hacerlo sonrojarse. Era la primera vez que lo veía así, esa era otra diferencia, este Itadori se veía inquieto frente a mí, para él yo era solo una chica. Una chica muy linda.
“¿Nadie te enseñó que no debes tocar a las chicas sin avisar?”
Al escuchar eso automáticamente sus mejillas se enrojecieron y se alejó unos pasos de mi. El vagón estaba prácticamente vacío.
“Lo siento, mi abuelo siempre me dice que me meto en problemas por entrometido. No era mi intención incomodarte, pero algo dentro de mí me dijo que debía hacer eso”
“¿Con “eso” te refieres a abrazarme fuerte entre tus brazos y poner mi cabeza en tu pecho?”
Itadori tenia a cara completamente roja y comenzó a negar con sus brazos mientras intentaba mirar hacia otro lado.
“No, no, no es lo que crees. No es necesario que me creas, pensé que te avergonzaba llorar frente a otros y creí que la mejor forma de ayudarte con eso era abrazarte y ocultar tu cara”.
“Mi abuela me dijo que los chicos de la ciudad era coquetos pero nunca imagine esto”
“No, no fue esa mi intención, enser-“
No pude evitar comenzar a reír , nunca lo había visto tan avergonzado en todos los meses que llevábamos conociendo.
“Ey, estás jugando conmigo”.
Itadori cruzó los brazos aparentando molestia pero también comenzó a reír. Al escucharlo no pude evitar recordar todas las ocasiones en que nos burlábamos de Fushiguro o la vez cuando le pegamos ojos de plástico a la venda de Gojo-sensei. Aunque estos recuerdos él no los tenía.
“Gracias, en verdad me siento mucho mejor”.
“No tienes nada que agradecerme, me alegra que te sientas mejor”.
Hace ya varias estaciones que los compañeros de Itadori se habían bajado y la puerta volvió a abrirse.
“Dejaste pasar tu estación, deberías bajarte ahora”.
“¿Por qué dices eso? Aun no llego a la estación de mi escuela”.
“Todos los chicos que tenían tu uniforme ya se bajaron”
Volví a dejar salir una carcajada, su cara de sorpresa era demasiado graciosa. Me preguntaba si no se había dado cuenta que todos se habían bajado o si pensaba que no sería atrapado en su pequeña mentira.
Su expresión de pronto cambió a una sonrisa, más brillante que las anteriores.
“La verdad es que ya había decidido desviarme para acompañarte ¿quién iba a ayudarte a bajar tu maleta?”
Sentí un pinchazo en el pecho y fue cuando entendí porque Yuko Oshawa estaba perdidamente enamorada de él, o porque ella me comentó lo popular que Itadori era con las chicas. Cosa que yo descarté completamente.
El Itadori que conocía también era muy amable, siempre me ayudaba con las bolsas de las compras, me prestaba su chaqueta si hacía frío o su paraguas si llovía. No le interesaba ceder su comodidad para hacer sentir bien a otros. Pero de alguna manera era diferente, este Itadori no se veía como un idiota con cara de papa.
“Muchas gracias por todas tus molestias”.
Cuando nos bajamos Itadori llevaba mi mochila y la maleta que claramente no le pesaban nada. Yo me ofrecí a llevarle la suya, la cual estaba prácticamente vacía, un cuaderno, lápices y basura. Lo de ser pésimo estudiante al parecer lo tenía de antes de conocernos.
Se ofreció a acompañarme hasta la escuela y no pude rechazarlo, de alguna manera estar con él me hacía olvidar el motivo que me había traído aquí. Fuimos caminando juntos mientras conversábamos de nuestras vidas, así me enteré que su abuelo seguia vivo y que era una parte importante de su vida. Recordé que en el futuro, sería su abuelo el que le daría a Itadori su motivación de salvarlos a todos, provocando que en consecuencia se comiera el dedo de Sukuna y entrara a la escuela de Jujutsu de Tokio.
Por mi parte le conté sobre mi abuela y mi vida en el campo, se sentía extraño hablarle sobre estas cosas. Durante los 6 meses que compartimos, siempre mantuve en secreto mi vida antes de llegar a Tokio. Debía aceptar que era un alivio poder hablar de eso con naturalidad.
Cuando llegamos a la primera entrada de la escuela pude ver a Ijichi con un cartel con mi nombre. Lo saludé desde lejos y le hice señas de que ya iba.
“De verdad muchas gracias”.
Le entregué su mochila rápidamente pero él dudó un poco en pasarme la mía.
“Puedo ir a dejar tus cosas al auto, no hay problema”.
“No, no te preocupes, son solo unos metros y ya estas bastante tarde para tu escuela”.
Nos quedamos en silencio unos segundos, Itadori veía al suelo como un niño cuando no se quiere ir del parque porque hizo un amigo con el que quiere seguir jugando. De todas maneras tenía que irse, no podía entrar a la escuela aún. El que me hubiera acompañado hasta aquí ya era peligroso para la conservación de la línea de tiempo, si es que eso era algo que tuviera lógica.
Tomé mi mochila y el gentilmente me ayudó a ponérmela, me entrego la maleta y me despedí.
“Kugisaki”
La forma en la que dijo mi nombre me recordó enseguida a mis últimos segundos en Shibuya, quede congelada. Me giré y vi como Itadori venía corriendo hacia mi.
“Puedes prestarme tu celular un momento”
Me miraba de reojo y se le notaba algo avergonzado, supuse exactamente lo que quería hacer. Sabía que podía ser peligroso pero no quise rechazarlo, después de todo lo que había hecho por mi y por los ojos de cachorro que estaba poniendo.
Al tener el celular en sus manos pude ver como guardaba su número bajo el nombre de “chico del metro”, rápidamente me entrego el teléfono devuelta. “Si necesitas cualquier cosa no dudes en escribirme o llamarme, Tokio puede ser muy solitario a veces y estar lejos de casa debe ser difícil”.
Se alejó corriendo muy rápido, más rápido que una persona normal, Fushiguro me había comentado que antes de comerse el dedo había visto a Itadori hacer cosas sobrehumanas, pero esta era la primera vez que lo veía con mis propios ojos.
Ya estando lejos, se giro con los dos brazos levantados.
“¡BIENVENIDA A TOKIO, ESPERO VOLVAMOS A VERNOS!”.
Luego de gritar y agitar sus brazos despidiéndose desapareció en el horizonte.
Revisé mi teléfono y noté que el chat con Itadori estaba vacío. ¿No había guardado mi contacto porque lo había olvidado o me estaba dejando a mi la decisión de contactarme?
“¿Pero de qué se trata esto?”
Ya dentro del auto miré por la ventana mientras subíamos a la escuela. Me preguntaba si Itadori siempre había sido asi de atractivo, ayudar a una chica con sus maletas era algo, pero acompañarla hasta su destino y dejarle el número de contacto para luego desaparecer mientras sonreía, eso era un drama, no la vida real.
“Ya llegamos”
Me baje del auto y sentí que habían pasado años desde que había estado en este lugar. Agité la cabeza de un lado al otro, no tenía tiempo de pensar en Itadori, era momento de comenzar el plan para salvarlos a todos y evitar que ocurriera el incidente de Shibuya.

Notes:

Hola! Espero que disfruten este capituló con momentos de Nobara e Itadori, fue el primer chico con el que se topó Nobara y bueno, sabemos lo bueno niño que es Itadori.
Creo que lo más interesante es preguntarnos como verían los chicos a Nobara si esta no les mostrara su lado más duro la primera vez que se encuentran. Me parece muy cómico y lógico que Itadori genere un crush de metro en Nobara, y por otro lado que Nobara vea como Itadori es amable con esa (sin siquiera conocerla) pos la puede hacer dudar cosas no?
Esa es la idea a explorar en este fanfic, a Nobara le cuesta entender que para estos Itadori y Fushiguro es la primera ves que se encuentran con ella y que las primeras impresiones hacen la diferencia, jeje.
Estoy pensando también agregar un pov de cada uno de los chicos, pero es una idea que le daré una vuelta.
Les leo en comentarios, saluditos.

Chapter 3: Bienvenida

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

El primero en recibirme cerca de el tori en la entrada fue el director Yaga, quien me saludó muy amablemente.
“Bienvenida Nobara Kugisaki, es un placer por fin conocerte. Tu abuela dijo muchas maravillas de ti, espero puedas seguir puliendo tus habilidades en la escuela”.
No quería imaginarme las historias que mi abuela le había contado, exagerando completamente los detalles para dejarse a si misma como una gran mentora.
“Gojo está en una misión hoy, se supone que debería llegar mañana así que su conversación tendrá que esperar”.
“No se preocupe, muchas gracias por tomarse las molestias de arreglar todo en tan pocos dias”.
La verdad estaba impresionada con lo rápido que me habían aceptado. La primera vez que quise venir a Tokio tuve que llenar formularios, tener entrevistas, y se demoraron meses en darme una respuesta. Mi abuela realmente tenía influencia, ser su nieta nunca me había traído beneficios.
“Eso no es nada, fue un gusto que tu abuela se contactara conmigo. Si me disculpas tengo cosas que hacer, pero te dejaré en las mejores manos”.
El director Yaga apuntó detrás de mi, por lo que giré la cabeza siguiendo la dirección de su dedo. A pocos metros de mi pude ver una chica con lentes y pelo largo verde.
“Hola, soy Maki Zenin, pero solo dime Maki por favor”
La chica me extendió la mano mientras sonreía, era Maki-sempai. Al acercarme intenté no sucumbir a mis ganas de abrazarla. Nos habíamos vuelto muy cercanas durante los meses que pasamos juntas, ya fuera entrenando, de compras, visitando cafeterías o en el cine. Era la única otra chica dentro de la escuela por lo que nuestro vínculo se hizo muy fuerte. Me hería un poco saber que ella no me conocía y que aun no teníamos ningún recuerdo juntas. Tome su mano entre las mías y a la agite con mucha emoción.
“Muchos gusto, mi nombre es Nobara Kugisaki, puedes decirme Nobara”
“Ey director Yaga, esta chica si que es animada”.
“Aún no se decide a qué año se integrará, pero por mientras compórtate como su superior. Muéstrale la escuela, los dormitorios, ayúdala a instalarse y explicale todas las reglas. Gojo debería llegar mañana para finalizar el papeleo y tomar la decisión”.
Era tan extraño ver a Maki otra vez, su uniforme era diferente al que utilizaba la primera vez que la conocí. Y sus expresiones eran menos duras, se veía más relajada e inocente. Recordé que Maki, en una de nuestras conversaciones me comentó que estuvo a punto de morir en un incidente que sucedió tiempo antes de que yo llegara a la escuela. Por lo poco que recuerdo, un conocido de Gojo-sensei atacado a los estudiantes y los habia dejado gravemente heridos. Maki desde entonces se había tomado mucho más en serio el volverse una hechicera fuerte.
“Claro director, justamente hoy Yuta me pidió descansar del entrenamiento así que ahora tengo unas horas libres”.
Yuta, ese nombre lo habia escuchado antes. Era un estudiante de segundo año que no conocimos, al parecer estaba de viaje en otro país o algo por el estilo. Lo que sí recordaba con claridad era que su nivel de poder se acercaba al de Gojo-sensei. Ya podía imaginarlo, probablemente era un monstruo como Todou.
“Bueno chicas, las dejo. Con su permiso”
El director Yaga dio media vuelta y se fue, dejándonos completamente solas.
“Okey, lo primero que haremos es dejar tus cosas”.
Caminamos hasta los dormitorios, todo estaba exactamente como lo recordaba, incluso me tocó el mismo cuarto que me habían asignado la primera vez que estuve aquí.
Maki me explicó los horarios, tanto de las clases como de los entrenamientos. Me explicó sobre las misiones y me dijo que probablemente no me darían ninguna por algún tiempo, por lo que podía concentrarme en entrenar y conocer la ciudad. Mencionó que además de ella existían tres estudiantes más, los cuales probablemente conocería en la cena. Me adelanto lo terriblemente insoportable que era Gojo-sesei y me deseo mucha suerte en la reunión que tendría con él.
“Realmente si llegas a soportar los primeros 5 minutos ya todo se hace más fácil”.
“Tengo experiencia tratando con idiotas”
Ambas nos miramos y reímos.
“Además de mis compañeros de primero, hay un chico que esta bajo el cuidado de Gojo-sensei. Aún no está inscrito en la escuela pero al tener energía maldita a veces viene a entrenar con nosotros luego de salir de clases. Probablemente te lo topes por los pasillos”.
No fue necesario que me dijera su nombre, asumí que hablaba de Fushiguro. Si mis cálculos no fallaban él seguía estudiando en una secundaria normal, con un carácter desagradable y violento, siendo considerado un completo bully por sus compañeros, ciertamente no me interesaba conocerlo en ese contexto.
“Por tu cara puedo ver que te desagrada la idea”.
Maki comenzó a reírse sin parar, tenía que comenzar a dejar de reaccionar tan naturalmente a mis emociones.
“No te preocupes Nobara, si bien Fushiguro es el protegido de Gojo-sensei son como el agua y el aceite. Estoy segura que se llevaran muy bien”.
La sonrisa de Maki era cálida, era la mejor persona que podía pedir en estos tiempos tan caóticos.
“Bueno, te dejaré que ordenes tus cosas y descanses un poco. Cualquier cosa puedes escribirme y vendré corriendo por ti. Además, si llegar a tener hambre no dudes pasar por el comedor de la escuela”.
Me tiré en la cama con mi celular en la mano, durante la primera parte del recorrido habíamos intercambiado números. Miré mis contactos por un momento y recordé a Itadori, no pude evitar sonreír.
Tome la almohada y me la puse en la cara mientras giraba de un lado al otro, tenia que dejar de pensar en nuestro encuentro de la mañana.
“Ese no es el Itadori que conoces, es solo un impostor”
Con esa frase dicha en medio del silencio de mi habitación, el sueño me venció.

Notes:

Hola, les traigo un nuevo capítulo. Primer encuentro con Maki y quedó encantada con ella, yo quiero ser su amiga.
En el próximo capítulo les adelanto que sucede lo inevitable, nos encontraremos con el delincuente de Fushiguro JAJSJA no recuerdo que le hizo cambiar su personalidad al Fushiguro tranquilo que queremos y amamos.
Probablemente luego del próximo capitulo traiga los POV de los encuentro con Nobara de Itadori y Fushiguro jeje.
Les leo!

Chapter 4: Encantador de perros

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Desperté nuevamente por las pesadillas, las cuales no me habían dejado dormir bien desde que había despertado de mi “muerte”.
Esta vez soñé con Fushiguro y como este por alguna extraña razón utilizaba una técnica que le costaba la vida. Trate de calmarme y recordar que de alguna u otra manera todos estábamos bien y que debía concentrarme en mantener eso.
Mis pensamientos fueron cortados por el sonido de mi celular, al revisarlo tenía una llamada entrante de mi abuela.
“Hola abuela”
Hubo un silencio largo, probablemente a propósito. Ya había llegado hace unas horas y no me había puesto en contacto con ella, había olvidado lo que era tener a alguien preocupada por mi.
“Disculpa por no avisarte nada. Ya llegué a la escuela, tengo una habitación y todos son muy amables”.
“Me alegra saber de ti por fin. Si no es porque yo te llamo no me dices nada”.
Trate de ignorar su enojo y le comenté lo importante.
“Se supone que mañana podré tener una reunión con Satoru Gojo”
“Debes obligar a ese idiota a creerte. No dejes que pierda el tiempo, es un imbécil cuando se trata de relacionarse cordialmente con otros”.
“Ya lo se, fue mi profesor por varios meses”
“No le digas profesor a ese 6 ojos narcisista, los que nacen con un talento innato tan grande como él nunca logran ser buenos profesores. No tuvo que aprender a ser el más fuerte, él nació siéndolo”.
Podía percibir como su tono de voz iba pasando del dramatismo al enojo, me daba cuenta que realmente detestaba hablar de Gojo-sensei.
“Sí abuela, ya lo sé, no te alteres, se te puede subir el azúcar”.
Intenté bajar las revoluciones con un poco de risa, realmente era extraño estar hablando con mi abuela, poder conectar con ella como lo estaba haciendo. Después de nuestra discusión cuando le exigí que me dejara ir a Tokio nos dijimos cosas terribles la una a la otra. Tanto así que nunca nos volvimos a hablar, de alguien había sacado mi orgullo.
“No me vengas con esas bromas”
Pude escuchar como se alivianó su voz y comenzó a reírse conmigo.
“Aquí hay alguien que quiere hablarte. Antes de pasarte a Fumi, recuerda llamarme todos los días, estoy vieja y puedo morir en cualquier momento”.
“Abuela, intentaré enviar mensajes o llamarte, lo prometo. Ahora déjame hablar con Fumi”.
Al finalizar la llamada sentia una sensación cálida en mi pecho. El haberme escapado la primera vez que vine a Tokio me hizo evitar llamar a casa, tanto a mi abuela como a Fumi. No podía creer lo imbecil que había sido, pero me alegraba estar haciendo las cosas de manera diferente.
Me levanté de la cama y eran las 5 de la tarde, ya estaba oscuro afuera por lo que decidí abrigarme antes de salir.
Abrí la puerta y caminé hacia el lugar donde solíamos entrenar. Llevaba puesta mi ropa deportiva debajo de una hoodie negra, por si Maki me obligaba a incluirme en sus ejercicios.
Caminé por los pasillos, pase por la cafetería y no habia ni un alma por los alrededores. Fue entonces que a la distancia pude ver como había un grupo de personas que parecía que estuvieran peleando entre ellas, probablemente practicando ataques cuerpo a cuerpo.
Mientras me iba acercando noté dos sombras que se movían rápidamente, no podía verlas bien desde donde estaba pero claramente no eran figuras humanas.
Camine en silencio en dirección a la cancha y cuando ya pude distinguir las caras de todos puede notar que esas figuras efectivamente no eran personas, eran animales, lobos para ser específica. Uno blanco y uno negro.
Sin darme cuenta, golpeé con mis pies unas pesas que provocaron un movimiento en dominó que terminó con todas las armas malditas en el suelo y generando bastante ruido. Todos se giraron hacia mí y solo atiné a sonreír y pedir disculpas.
“Lo sie-“
“CUIDADO, SAL DE AHÍ”.
Un grito llamó mi atención enseguida, pude observar como los dos lobos venían a toda velocidad hacia mi dirección pero era demasiado tarde para intentar hacer algo. Al tenerlo a centímetros de mi cara puede notarlo, eran los perros divinos de Fushiguro.
Se abalanzaron sobre mi, aplastándome completa y acercando sus ocicos a mi cabeza.
“EY, PERROS DIVINOS DES-“
No pude aguantarme la risa, estaban lamiendo toda mi cara y me hacían cosquillas.
“Basta chicos, me hacen cosquillas ¿Quiénes son buenos chicos?”
Los acaricie con mucha nostalgia, recordaba que ambos habían muerto en combate y que su muerte me había afectado bastante. Aunque no tanto como a Fushiguro, recuerdo que tuvo que enfrentar la pérdida de sus shikigamis junto a la muerte de Itadori.
Recuperé el aliento, y seguí acariciando la panza de ambos, mientras estaban de espalda sobre el pasto. Me había asustado bastante, además de que con su embestida había caído sobre varias de las cosas que había tirado al suelo.
Levante la mirada y ahí estaba, parado frente a mi Megumi Fushiguro. Aun en shock por lo que acababa de pasar, se le veía bastante agitado, probablemente por lo rápido que corrió para detener a sus perros. Su cara estaba desencajada, probablemente aún no los controlaba al nivel que lo hacía el Fushiguro que yo conocí. Con Itadori siempre tratamos a sus shikigamis como mascotas y nunca nos atacaron.
Aparecieron Maki, Inumaki-sempai y Panda, también parecían bastante preocupados, probablemente pensaron que moriría el primer día de clases.
“Nobara ¿estas bien? Pensé que tendríamos que llevarte con Shoko-san. Que susto me lleve”.
“Ey chica, los perros de Fushiguro son bastante territoriales, la primera vez que Fushiguro los liberó en la escuela casi me sacan mi relleno, Yaga tuvo que armar mi brazo denuevo”.
“Bueno, creo que tengo un encanto natural con los animales, no pueden evitar amarme”.
“Sake, sake”
“Exacto Toge, eso fue asombroso. Realmente eres una encantadora de perros”.
Fushiguro seguía sin decir ninguna palabra, pero de pronto se agachó hasta mi nivel y se acercó a mi cara deteniéndose solo a centímetros de ella. Sus ojos inspeccionaron cada centímetro y yo sentía como mis mejillas se enrojecían. Nunca antes me había avergonzado por Fushiguro, pero nunca antes lo había tenido tan cerca tampoco.
Su expresión era tensa, probablemente aún estaba en su fase rebelde, realmente no quería interactuar con él.
De pronto desvió su mirada a uno de mis brazos y lo agarró acercándolo él. El tirón me dolió y pude ver que me había cortado la mano con una de las espadas que habían caído junto conmigo.
“Ven, déjame curarte eso”.
De un tirón ya estaba de pie y era llevada de mi muñeca por Fushiguro hacia un lugar desconocido.
“Ey, esta bien. No es nada realmente”.
“Si no es nada entonces no protestes”.
Simplemente decidí no discutir porque con ese carácter no íbamos a llegar a ningún lado por lo que seguí caminando hacia lo que probablemente sería la enfermería. Los perros divinos nos siguieron durante todo el camino, buscando mi mano para acariciarse y frotando su hocico contra mis piernas.
Fushiguro paró bruscamente.
“Basta, no sean tan insistentes ¿Qué les pasa con ella?”.
Lo miré y su cara más que enojo mostraba vergüenza, como si fuera vergonzoso que sus bestias fuertes y aterradoras estuvieran moviéndome la cola con tanta intensidad. Además, pude notar que el tono que utilizaba con ellos, si bien era firme, no sonaba enojado.
Los perros se quedaron quietos y lo miraron en silencio mientras inclinaban la cabeza hacia un lado.
“OW ¡NO PUEDE SER QUE SE VEAN TAN LINDOS! ¿Puedo hacerles unas fotos por favor?”
“No sirve de nada preguntar si ya tienes tu celular en la mano”.
Efectivamente al momento de preguntar ya les habia sacado todas las fotos que quería.
Me gire y le saque la lengua mientras guardaba el celular.
“Creo que nunca me presente apropiadamente. Mi nombre es Megumi Fushiguro y estos son Shiro y Kuro”.
Al escuchar sus nombres, cada uno de los lobos se acercó a Fushiguro, los seguí con la mirada hasta encontrarme nuevamente con su cara.
“Mi nombre es Nobara Kugisaki, un gusto conocerte a ti y tus shikigamis”
Seguimos caminando pero ahora a un paso menos acelerado, además soltó un poco el agarre pero no del todo. Cuando pasamos algunos pasillos, noté que no íbamos en dirección a la enfermería, sino que estábamos en los dormitorios, los dormitorios masculinos.
Nos detuvimos frente a una de las puertas.
“Es-espera aquí, salgo enseguida”.
Fushiguro entró rápidamente y cerró la puerta detrás de él. ¿Acaso había tartamudeado? Probablemente eran solo mis ideas, pero su conducta conmigo era muy diferente a la del Fushiguro que yo conocía. Aún consciente de esto decidí nuevamente seguirle la corriente, no me quedaba de otra. Me senté en unas bancas que estaban cerca del dormitorio y los perros me siguieron hasta allá.
Pusieron sus hocicos sobre mis rodillas exigiendo afecto, las caricias no eran suficientes, aunque a mi no me importaba entregárselas. Nunca se lo había dicho a Fushiguro, porque creí que era innecesario, pero los perros divinos eran mis shikigamis favoritos y tenerlos de vuelta era un sueño hecho realidad.
“Umm, ¿quién es precioso? ¿Quién es el shikigami más lindo del univerno? Oh si, ambos lo son, no puedo elegir”.
“No necesitas hablarles como bebes, solo lograras malcriarlos”.
Detuve mis caricias en el acto y me quedé en silencio, ambos perros miraron hacia el mismo lado, probablemente Fushiguro estaba ahí. Me dió tanta vergüenza que preferí no mirar hacia esa dirección, sentí como mis mejillas estaban ardiendo.
Luego de unos segundo pude sentir como alguien se sentaba a mi lado.
“No lo decía enserio, puedes seguir acariciandolos. Si quieres hacerlo obviamente”.
Al escuchar esto, enseguida volví a rascarles la cabeza.
“Claro que quiero hacerlo”.
Finalmente gire mi cabeza para ver que había traído Fushiguro, y en sus piernas tenia un botiquín pequeño, del cual estaba sacando lo que parecia una botella de alcohol y vendas.
“Voy a necesitar que me muestres tu mano por favor. Y si, necesito que dejes de arcarías a uno de los perros ahora, no me mires así, sólo será un segundo”.
“Esta bien, esta bien. Era solo una broma”.
“Okey, no se ve tan mal pero necesito limpiar el área”.
Sacó un pedazo de algodón y le comenzó a verter un líquido de la botella. Hubo un momento de silencio mientras Fushiguro sacan todos los implementos del botiquín. Seguía preguntándome porque estábamos donde estábamos, cuando claramente Shoko podría haber solucionado este problema en tres segundos.
“Pensé que la enfermería estaba abierta 24/7, ¿acaso no tiene alcohol ni vendas ahí?”.
Fushiguro se quedó quieto un momento, lo vi dudar sobre qué responder y eso me pareció de lo más extraño. Pero luego prosiguió con la limpieza de mi herida.
“Si, efectivamente está abierta y tienen todos los implementos necesarios para curar una herida tan simple cómo esta. En verdad es una enfermería bastante completa”.
Su respuesta solo me confundió más, seguía sin entender cual era la razón de traerme fuera de su habitación.
Hubo un silencio luego de su respuesta, claramente no había quedado satisfecha con lo que había dicho y él lo notó.
“Pero no tienen este alcohol indoloro, a Shoko-san no le gusta evitarle el dolor a sus pacientes. Dice que el dolor es lo que nos hace fuertes”.
Recordé las pocas veces que había visto a Shoko-san y esa descripción calzaba bastante bien, probablemente no hubiera utilizado su técnica inversa en esta herida. Pero ¿Realmente se había tomado todas estas molestias simplemente para que no me doliera?
Fushiguro tomó delicadamente mi mano para estirar mi brazo sobre sus piernas y comenzó a poner una delgada venda. Sus movimientos eran pausados y controlados, no desviaba la mirada de lo que estaba haciendo.
“Además Shoko-san no permite animales, los perros divinos tendrías que haber esperado afuera mientras te curaban”.
“Oh no, eso sí que no. Cómo van a dejar fuera a estas cositas preciosas”
De nuevo había utilizado mi voz de bebe para hablarle a los perros, pero intenté ignorar la vergüenza. Ambos shikigamis me miraron y ladearon sus cabezas al unísono otra vez.
“No puede ser, ¿viste eso? !Lo volvieron a hacer!”
Pero al girarme note de Fushiguro tenía sus ojos fijos en mí y con una mirada intensa que nunca antes había visto en él.
“No lo vi”.
Fushiguro no movió ningún músculo, su cara era seria, como si estuviera demasiado ocupado mirándome para preocuparse en aparentar que llevaba un rato observándome en silencio. Mantuve el contacto visual con el, esperando que dijera algo más, parecia que las palabras se estuvieran acumulando en su garganta. Mi mano seguia entre las suyas, el tacto se hacía más pesado.
“Así que ya conociste a la chica nueva Megumi-chan”
De la nada una voz apareció frente a nosotros y fue suficiente para provocar que Fushiguro soltara mi mano. Acto seguido aclaró su garganta y miró hacia otro lado.
“No seas tímido Megumi-chan. Soltar así la mano de una chica no es de caballeros”.
Satoru Gojo estaba a solos algunos metros, se agacho para quedar a mi altura y delicadamente tomó la mano que Fushiguro acababa de vendar.
“Satoru Gojo, encantado de conocerla señorita”
Acercó mi mano a su boca y le dio un pequeño beso, para luego dirigirme una sonrisa y guiñar.
Gojo-sensei llevaba unos lentes de sol oscuros que dejaban entrever sus enormes ojos azules. No los recordaba tan brillantes, probablemente porque nunca los habia visto directamente. Le respondí con una sonrisa y antes de poder presentarme se alejo rapidamente para darle golpesitos en la cabeza a Fushiguro. Recordaba muy bien como le gustaba sacarlo de quicio.
“Mi nombre es Nobara Kugisaki, es un gusto poder conocerlo al fin”.
Me puse de pie y me incliné hacia él aparentando solemnidad, aunque claramente después de 6 meses de compartir con él no le tenía ninguna pizca de respeto, pero necesitaba tenerlo de mi lado.
“No es necesario que te inclines, es solo un idiota”.
“Megumi-chan, muestra tus modales. ¿Crees que le vas a gustar solo por ser un chico malo?”.
Fushiguro solo respondió mirándolo con desdén y pegando un resoplido. Podia notar como su energía maldita crecía, estaba bastante molesto. Hasta sus shikigamis comenzaron a gruñir.
“¿De todos modos qué haces aquí? Se suponía que llegabas mañana en la mañana”.
“Oh, eso tiene una clara explicación”
Gojo-sensei se movió tan rápido que ni siquiera pude verlo. De un momento a otro se encontraba a mis espaldas con sus manos en mis hombros, no tuve tiempo de reaccionar y claramente Fushiguro tampoco. No es que me sorprendiera, por supuesto que se movía a una velocidad que el ojo humano no podía percibir.
“Vine corriendo al saber que una jovencita necesitaba conversar conmigo, así que te agradecería si nos dejaras solos un momento. Creo escuchar que Yaga explicitó que era una conversación pri-va-da”.
Frente a mi, Fushiguro tenia una expresión muy tensa en su cara, carraspeo y tragó saliva desviando su mirada al suelo, al parecer Satoru Gojo lo habia vencido en esta extraña discusión.
Antes de que partiera en direccion a su cuarto me acercó corriendo.
“Ey, muchas gracias por lo de mi mano y por dejarme acariciar a tus shikigamis. Disculpa las molestias que te pude causar”.
Cuando me vio caminar hacia el su cara cambió completamente de expresión, pasando de tensión a relajo en un segundo. Nuevamente comenzó a mirarme directamente a los ojos sin desviarlos ni un segundo.
Los perros divinos se acercaron a mi y me rodearon mientras les daba las ultimas caricias.
“No fue nada, en verdad. Cuando quieras puedes volver a jugar con Shiro y Kuro, disfrutaron mucho tu compañía”
Dudo si continuar hablando un momento, primera vez que me sacaba los ojos de encima y miraba a otro lado.
“Y yo también”.
Sin decir más ni esperar una respuesta se marchó y le silvó a sus shikigamis los cuales enseguida fueron detrás de él.
Mierda, no recordaba que Fushiguro tuviera unas pestañas tan lindas.
“Bueno, ahora que el príncipe encantador salió de escena ¿Qué te parece si comenzamos, algo me dice que traes una historia interesante”.
Con su mano se bajó los lentes y me miró directamente a los ojos, un escalofrío recorrió mi espalda. Era la primera vez que me sentía amenazada con Gojo-sensei.

Notes:

Hola a todxs quienes han leído los capítulos que subí.
Para el de hoy nos toca conocer nuevamente a nuestro emoboy.
Decidí llamar a los shikigamis perros divinos, se que en otras traducciones tambien esta lobos de jade. Pero creo que se entiende a cuales shikigamis me refiero.
Será que los shikigamis reconocieron algo en Nobara? Mmm, no lo se.
Por otro lado Megumi quedó IMPACTADO con la conducta de sus shikigamis. Mi head canon es que como sus shikigamis sean contigo es como el te trata.
Y como comenta Panda en el capitulo, dentro de este fanfic es canon que los perros divinos son bastante territoriales, Megumi debe presentarles el olor de sus compañeros con premios para que estos no los ataquen. Con el tiempo logró que no fuera necesario hacer esto, y solo con las emociones que tuviera Megumi en el momento los perros se sintieran relajados.
ES POR ESO que el hecho que los perros hayan respondido a Nobara ES IMPORTANTE PARA ÉL.
Bueno, ya podrán leerlo en su POV pero me pareció tierno que viera como otra persona trataba a sus shikigamis como mascotas, headcanon LE ENCANTA.
Bueno, ya en otros temas. Gojo amenazante? Se vienen cositas en el próximo cap
Les leo en comentarios.
Nos vemos en el próximo cápitulo.

Chapter 5: La chica del metro

Notes:

Hola, este es un POV de Itadori sobre su encuentro con Nobara. Así que habrán paralelismo entre este y el capitulo 2
Disfruten!

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Chapter Text

Esa mañana fue diferente, había tenido un sueño muy extraño que no lograba recordar. Solo sé que desperté con lágrimas en los ojos y una sensación de dolor muy intensa en el pecho. De todas maneras, no tuve mucho tiempo para pensar en eso, al ver el reloj ya se me había hecho tarde para llegar a la escuela.
Me bañe y me vestí lo más rápido que pude y baje a comer algo antes de ir a tomar el metro. Mi abuelo me esperaba con el desayuno listo, mientras fumaba lo que probablemente era su tercer cigarro de la mañana mientras peleaba con el noticiero matutino.
“Estos imbeciles no saben hacer nada bien, malditos políticos”.
“Abuelo, ya te he dicho que debes dejar los cigarrillos”
“Yuji, con o sin cigarrillos moriré igual. Déjame simplemente ser feliz y hacer lo que yo quiera”.
Era imposible razonar con él en ese tema, pero nunca perdía la esperanza. Al final, mi abuelo era lo único que tenía en este mundo.
Salí corriendo lo más rápido que pude pero justo pasando la puerta del jardín vi a mi vecina, una abuela muy simpática, moviendo con dificultad los maceteros de su jardín por lo que no pude evitar ayudarla.
Al llegar al metro me encontré con algunos compañeros de la escuela.
“Yuji, no se como lo haces para siempre llegar justo a tiempo. Realmente eres asombroso”.
“No es para tanto, solo ponga una pierna delante de la otra”
Ellos rieron, siempre se reían de mis bromas malas. Subimos al vagón y dentro comenzamos a charlas de diferentes cosas sin importancia.
“Ey, leíste el último capítulo de One piece, tengo la Shonen Jump en la mochila si quieres que te lo preste Yuji”.
“Sería genial, te lo agradecería muchísimo”
“Nunca esperé que Sanji sacara un nuevo poder”
“Ey, no me hagas spoiler, no seas así”
“Es que Yuji, y no te imaginas lo que hizo Lufy”.
Solíamos ser muy ruidosos en el viaje a la escuela, haciéndonos bromas y riendo sin parar. Ese día no era diferente, por lo menos eso era lo que pensaba.
El metro paró en la estación de Tokio donde subió mucha gente siendo empujado por la masa hasta las puertas contrarias separado de mis compañeros. Ya había asumiendo el aburrimiento que tendría en mi viaje cuando de pronto vi como una chica de cabello naranja, demasiado vistoso para ser su color natural, subía estrepitosamente con sus maletas. Parecía agotada y molesta, haciendo muecas y suspirando sin parar. Se notaba que no esperaba encontrarse con tanta gente a esta hora por lo que probablemente no era de aquí. La observé desde mi lugar, mientras trataba de abrirse paso entre las personas, le costó bastante tiempo y muchas disculpas, me vi s mi mismo enganchado de su misión apoyándola desde la distancia. Por lo que cuando la vi llegar a mi lado no pude evitar sonreír y asentir su victoria. En ese momento me percaté lo comprometido que estaba con esta chica desconocida. Comencé a preguntarme porqué esta chica había llamado tanto mi atención, muchas veces había visto turistas subirse con muchas más maletas o looks mucho más extravagantes pero no me había atraído mi vista de esta manera ¿Qué tenia esta chica de diferente? Pero antes de conseguir una respuesta, un golpe en mi brazo me sacó de mis pensamientos, era la chica de pelo naranja forcejeando con su maleta. No se había dado cuenta que me había golpeado, por lo que claramente mi existencia no era percibida por ella. Al parecer quería dejar su equipaje en las barras de metal sobre los asientos, pero le estaba costando bastante lograr levantar el peso de su maleta a la altura necesaria. Antes de que pudiera ofrecerle mi ayuda, la chica de un momento a otro ya tenía su maleta sobre su cabeza, dispuesta a hacer todo sin ayuda. Se veía sorprendente, pero justo antes de que pudiera lograrlo el tren frenó con fuerza lo que provocó que perdiera su postura y comenzara a caer hacia atrás.
Agarré la maleta con mis dos manos sin mucho problema y detuve su caída, terminando de posicionar la maleta en el lugar que ella lo había intentado. Al tomar su equipaje, estimé que probablemente sería unos 50 kilos por lo que era admirable que hubiera logrado levantarla con tan poco espacio.
La chica no reaccionó, se quedó en su lugar sin decir nada. Aunque probablemente no podia hacerlo tampoco ya que que aún tenía una enorme mochila en su espalda que probablemente le dificultaba el movimiento. La mire un momento y supuse que también quería subirla junto con su maleta.
La chica era más pequeña que yo y había algo de ruido en el vagón por lo que me agache hasta su oreja y le pregunté.
“¿Quieres que suba tu mochila también?”
Probablemente no esperaba que le hablaran porque pegó un pequeño salto cuando comencé la pregunta. Me aguante la risa, ese gesto había sido muy tierno.
La vi asentir con la cabeza, estaba de espaldas a mí y no se giró en ningún momento, no había espacio suficiente para hacerlo
“Si, por favor”
Su voz era dura y dulce al mismo tiempo, y tenía un pequeño acento por lo que se notaba que era de fuera de Tokio.
Suavemente comencé a quitarle la mochila, la cual también estaba bastante pesada y la coloqué sobre la maleta.
Estuvo dándome la espalda por algunas estaciones más, seguía observándola con cautela, con secreto y en silencio. Ya había olvidado completamente a mis compañeros y las conversaciones que hace algunos minutos estábamos teniendo. Había algo que me intrigaba de esta chica y no lograba llegar al punto de todo esto, nunca me había interesado por ninguna en particular, menos de esta manera. Solo Jennifer Lawrence
Cuando por fin la gente comenzó a bajarse y hubo espacio para moverse más libremente la chica se dio vuelta hacía mi.
Cuando vi su cara de cerca me quedé helado, una sensación de deja vu y sorpresa me invadió y un escalofrío recorrió mi espalda. La chica era muy linda, pero no era eso lo que intrigaba y me obligaba a seguir mirándola, no podía percibir que era.
No pude evitar tragar saliva y quitar la cara de tonto que probablemente había puesto, por lo que solo atiné a regalarle una sonrisa.
“¡Eso estuvo cerca!”
De pronto su cara cambió, la vi palidecer como si hubiera visto un muerto. Acaso no me había lavado los dientes o tenía algo en mi cara. Pasaron unos segundos y no había respuesta por lo que decidí presentarme extendiendo mi mano.
“Itadori Yuji, encantado de conocerte. No eres de por aquí ¿verdad?”
La vi agitar su cabeza de un lado al otro, lo que solo aumentó mi curiosidad. Se veía tan transparente con sus expresiones, como si no pudiera ocultar que algo le sucedía. Intentó esbozar una sonrisa en su cara mientras tomaba mi mano.
“Kugisaki Nobara, el gusto es mío. Si, acabo de llegar a Tokio a estudiar”.
Kugisaki, nunca antes había escuchado ese nombre pero por alguna extraña razón sentía que ya lo sabía, como si fuera algo obvio e imposible de olvidar. Ese pensamiento no tenía ningún sentido, pero aun así no se pudo ir de mi cabeza.
La vi a los ojos y pude notar que estaban apunto de soltar lágrimas, su expresión había vuelto a la preocupación. Acabábamos de conocernos pero las palabras se escaparon entre mis labios.
“Disculpa si suena entrometido, pero ¿Algo te preocupa? Tienes los ojos tristes”.
Kugisaki se mantuvo en silencio sin despegar sus ojos de los mio, iba a decirle algo más pero los altavoces me interrumpieron. Avisaban que pronto llegaríamos a la estación en la cual debía bajarme para llegar a la escuela. Desvíe mi mirada de Kugisaki por un momento y vi su equipaje, claramente no podría bajar todo eso sola. Al parecer hoy no llegaría a tiempo a la escuela.
Cuando volví a mirarla a los ojos ya estaba llorando.
Me dio una gran impresión, como si por alguna extraña razón su llanto fuera mi culpa. Y de la misma extraña forma mi cuerpo se movió automáticamente a protegerla, rodearla entre mis brazos para que nadie más notara lo que estaba pasando, creando una pequeña burbuja en donde solo nosotros sabíamos lo que ocurría.
Con una de mis manos puse delicadamente su cabeza contra mi pecho, su cabello era tan suave que me permití acariciarlo con calma mientras el aroma de su shampoo llegaba a mi nariz. Se sentía tan pequeña entre mis brazos, mientras sollozaba intentando ser silenciosa.
Me pregunté cuál sería la razón de su llanto, pero la conocía tan poco que me era imposible sacar conclusiones. La puerta se cerró, quedaba mucha menos gente que cuando cuando Kugisaki recién había entrado al vagón. Solté uno de mis brazos para afirmarme de la manija del metro pero la mantuve cerca, ella tampoco parecía querer alejarse de mí y eso de alguna manera me hacía feliz.
Ya era demasiado tarde para cuando me di cuenta que estaba abrazando a una chica completamente desconocida pero lo sentía totalmente así.
Nos mantuvimos en silencio por algunas paradas hasta que pude sentir a Kugisaki levantar un poco su cabeza, solo pude sonreírle. Sus ojos estaban hinchados, pero su expresión era mucho más serena, nos miramos por un momento y ella soltó una pequeña risa.
Me daba la impresión que se sentía mucho mejor y me sentí aliviado, tal vez no había sido un error responder de manera tan precipitada. Pero de pronto comencé a ver como poco a poco su cara se iba acercando a la mía, como si estuviera investigando meticulosamente mi rostro. Estuvimos así por unos segundo hasta que comencé a sonrojarme, era inevitable que reaccionara así si una chica me miraba con tanta atención.
“¿Nadie te enseñó que no debes tocar a las chicas sin avisar?”
Sus palabras provocaron que automáticamente la soltara y me alejara unos pasos avergonzado. Fue ahí que noté que el vagón estaba prácticamente vacío. Comencé a recordar a mi abuelo y todas las veces que me había dicho que no me metiera en la vida de los demás e intentara mantenerme al margen. Pero realmente en esta ocasión no había sido solo mi imprudencia lo que me había movido hacia ella.
“Lo siento, mi abuelo siempre me dice que me meto en problemas por entrometido. No era mi intención incomodarte, pero algo dentro de mí me dijo que debía hacer eso”
Kugisaki ya se veía completamente compuesta, sus ojos rojos eran la única evidencia de llanto, pero su semblante había cambiado a uno más seguro y eso me intimidaba un poco. De alguna manera sentí que el poder de la conversación estaba en sus manos.
“¿Con “eso” te refieres a abrazarme fuerte entre tus brazos y poner mi cabeza en tu pecho?”
Al escuchar eso mi cara se calentó, probablemente la tenía completamente roja.
“No, no, no es lo que crees. No es necesario que me creas, pensé que te avergonzaba llorar frente a otros y creí que la mejor forma de ayudarte con eso era abrazarte y ocultar tu cara”.
“Mi abuela me dijo que los chicos de la ciudad era coquetos pero nunca imagine esto”
Con cada palabra que Kugisaki decía más pequeño y avergonzado me sentía.
“No, no fue esa mi intención, enser-“
De pronto comenzó a reír, y su risa llenó todo el vagón. Tan estrepitosa como musical, cada carcajada iba iluminando cada vez más su rostro, no pude evitar sonreír. Sentí que no me molestaría escuchar su risa toda mi vida.
“Ey, estás jugando conmigo”.
Crucé mis brazos para mostrar mi molestia pero no pude evitar comenzar a reír también, me sentía tan cálido hasta que una ola de nostalgia golpeó mi pecho y comencé a sentir el mismo dolor que sentía al despertar.
“Gracias, en verdad me siento mucho mejor”.
Antes de que pudiera intentar recordar e identificar que era lo familiar de esta situación me encontré con Kugisaki sonriendo, su sonrisa se sentía más auténtica que cualquier de las sonrisas que había visto en mucho tiempo.
“No tienes nada que agradecerme, me alegra que te sientas mejor”.
“Dejaste pasar tu estación, deberías bajarte ahora”.
Yo ya había decidido acompañarla a donde fuera, si eso lograba extender este pequeño encuentro, estaba dispuesto a seguirla hasta Osaka. Pensar en eso me avergonsó un poco, por lo que simplemente decidí hacerme el tonto. No había manera que supiera donde debía bajarme, así podía aparentar que su estacion me quedaba de camino y hacer pasar todo como una gran casualidad.
“¿Por qué dices eso? Aún no llego a la estación de mi escuela”.
“Todos los chicos que tenían tu uniforme ya se bajaron”
Había notado mi uniforme y que mis compañeros no estaban, al parecer no era el único que estaba observando. Mi plan se había arruinado, tenia que pensar como decirle que quería acompañarla a donde fuera sin parecer patético. Probablemente mi cara de confusión fue graciosa porque la volví oír reír, realmente necesitaba que siguiera haciéndolo, yo simplemente le sonreí.
“La verdad es que ya había decidido desviarme para acompañarte ¿quién iba a ayudarte a bajar tu maleta?”
Noté que sus mejillas se enrojecieron un poco y eso me confirmó que había sido la respuesta correcta.
“Muchas gracias por todas tus molestias”.
Cuando nos bajamos me ofrecí a llevar su mochila y maleta las cuales no me dieron mayor problema, ella no quiso quedarse con las manos vacías y me obligó a cederle llevar mi mochila. Aunque estaba completamente vacía, no era el mejor estudiante.
Me comentó que debía llegar a su escuela, la cual funcionaba como internado, por supuesto me ofrecí a acompañarla hasta allá, aun me sentía preparado para despedirme. Aunque dudo bastante finalmente aceptó y nos fuimos caminando mientras hablábamos, le conté de mi abuelo y sus problemas con el tabaco, de lo importante que era para mi y lo que más quería en el mundo. Ella me contó que vivía con su abuela, la cual también tenía un carácter bastante complicado. Además no paró de hablar de su mejor amiga Fumi, de su “aburrida” vida en el campo y de lo mucho que quería escapar de ahí para venir a la gran ciudad.
Pude percibir que cuando hablaba de su hogar sus ojos brillaban, probablemente no se daba cuenta lo mucho que significaban para ella todos esos recuerdos y que no todo era tan malo como intentaba contar. O tal vez sí lo sabía pero prefería ocultarlo.
Sin darme cuenta llegamos frente a una gran puerta tori, parecía una escuela bastante grande y tradicional. A unos cuantos metros vi a un hombre delgado y con lentes afirmando un cartel con el nombre de “Kugisaki”.
“De verdad muchas gracias”.
Eso había sido todo pero no podía dejarla ir, quería saber todo de ella, cuáles eran sus películas favoritas, cuál era la peor travesura que había hecho junto a Fumi, preguntarle si también se sentía sola por no tener a sus padres cerca, o si le daba miedo estar lejos de sus seres queridos. Necesitaba extender más este pequeño espacio en el que estábamos solo los dos.
“Puedo ir a dejar tus cosas al auto, no hay problema”.
“No, no te preocupes, son solo unos metros y ya es bastante tarde para tu escuela”.
Nos quedamos en silencio unos segundos, miré al suelo intentando con todas mis fuerzas mantener la compostura, sabía que ella debía irse.
Le puse su mochila en sus hombros, le pasé su maleta y nos despedimos. Caminé unos pasos pero me detuve. Tomé todas mis agallas y sin pensarlo mucho grité su nombre.
“Kugisaki”
En ese momento el sentimiento de deja vu llegó a su pick, su nombre en mis labios se sintió tan natural, como si lo hubiera dicho mil veces. Me dolió un poco la cabeza pero lo ignoré, solo quería una cosa. Corrí hacia ella mientras se daba vuelta.
“Puedes prestarme tu celular un momento”
Estaba avergonzado y no sabía exactamente cómo se hacían estas cosas. Kugisaki me miró y aunque dudó me entregó su celular desbloqueado. Me metí a contactos y guardé mi numero. No tuve la valentía para pedirle el suyo, tampoco quería obligarla a hablarme. Prefería dejarle la decisión a ella, así podría saber si todo esto que sentía era simplemente un arrebato mio o si ambos habíamos notado algo parecido.
“Si necesitas cualquier cosa no dudes en escribirme o llamarme, Tokio puede ser muy solitario a veces y estar lejos de casa debe ser difícil”.
Luego de decir eso me alejé corriendo, no quería que viera otra vez mi cara enrojecida. Desde una distancia prudente volví a girar para mirarla una última vez
“¡BIENVENIDA A TOKIO, ESPERO VOLVAMOS A VERNOS!”.
Sabía que no sería la última vez.

Notes:

Espero les haya gustado mucho, disfrute escribirlo jeje
Algo raro pasa, al parecer Nobara no es la única que esta teniendo sueños extraños.
El próximo capítulo será un POV de Megumi.

Chapter 6: Perros amorosos

Notes:

Hola! Este capítulo me demoré un poquito más en escribirlo que el de Itadori. No pude evitar tomarme el tiempo de darle más contexto a Megumi, agregar interacciones con su hermana y Gojo. Pero me gustó mucho como quedó.
Creo que es un poquito más largo así que tómenlo como un agradecimiento por la paciencia.
Les leo!!!

Chapter Text

Desperté de una pesadilla, no lograba recordar que había soñado en particular y realmente no me interesó. Solo note una presión en mi pecho y una sensación desagradable, me recordó a los ataques de pánico que tenia cuando aún vivíamos en nuestra antigua casa, si es que le podíamos decir así a ese pequeño departamento sin amoblar. Desde hace ya un tiempo que no los sentía, que no sentía nada en realidad y la verdad no me era algo que me molestara.
“Megumi, se nos va hacer tarde, apresúrate”
“No tienes que esperarme, no me interesa llegar a tiempo”
Se frote ambos ojos intentando despertar y al despejar mi visión pude ver la figura de mi hermana apoyada en el marco de la puerta, claramente molesta.
“Apresúrate”
Al decir eso simplemente se esfumó en el pasillo dejando mi puerta completamente abierta. Era una molestia que siempre estuviera detrás de mi preocupándose innecesariamente y en el último tiempo había empeorado.
Habíamos estado solos toda nuestra vida, nuestros padres fueron dos tiros al aire que nos abandonaron sin siquiera pensárselo. Y cuando pensamos que no nos podría ir peor, un psicópata narcisista nos adoptó, o raptó, a ambos.
Terminamos viviendo a cargo del hechicero más fuerte e idiota de la faz de la tierra, y si bien habíamos vivido bien gracias a él no soportaba la idea de estar en deuda con un sujeto como ese.
Al terminar de vestirme y agarrar mi mochila caminé hacía la cocina encontrándome con Tsumiki parada frente a la mesa con los brazos cruzados.
“Te dije que no era necesario que me esperaras”
“Soy tu hermana mayor, si es necesario que ambos lleguemos tarde para asegurarme que vayas a la escuela estoy dispuesta a hacerlo”
“Si que eres tonta”
Sin volver a mirarla me senté a comer el desayuno que había preparado, probablemente hace un rato, el cual consistía en huevos, salchichas y arroz. Todo estaba frío, pero delicioso.
“Esta frío”
“Si te hubieras levantado cuando te lo dije hubieras comido un desayuno caliente y sabroso”
“No dije nada sobre su sabor, solo que estaba frío”
Tsumiki era muy amable, tranquila y pacífica, siempre se preocupaba más de los demás que por ella misma. Y eso me irritaba un poco, no ella en particular sino ver cuando los demás se aprovechaban de su amabilidad.
De alguna manera sabia que con mi actitud de idiota no le hacia ningún favor, pero no sabia cómo hacerle entender que no valía la pena dejarse de lado por otros. Porque a los demás no les importe que hagas por ellos, te van a desechar en cuanto tengan la oportunidad.
Yo nunca la dejaría sola. Le debía todo lo que tenía, todo lo que era.
“O sea que si te gustó”
Una gran sonrisa se dibujo en su cara, solo suspiré y miré hacia otro lado.
Ya en la escuela los profesores hicieron vista gorda a nuestro retraso. Satoru Gojo ponía bastante dinero al ser benefactor del director, así que poco y nada podían hacer con nuestras malas conductas. Y con nuestras me refería a las mías, porque claramente Tsumiki era una estudiantes destacada tanto en sus calificaciones como comportamientos, tenía muchas amigas y admiradores, los profesores la amaban.
En cambio yo, de alguna manera, había terminado convirtiéndome en un aterrador delincuente, todo por golpear a algunos bullys. Sigo preguntándome porque todos llegaron a la conclusión de temerme a mí y no a los imbéciles que le hacía la vida imposible a otros, pero no me calentaba la cabeza. Con mi pésima reputación logré que nadie se metiera en mi camino, me dejaran tranquilos y no hicieran preguntas innecesarias.
La única que me hablaba en la escuela era Tsumiki, yo intentaba evitarla con todas mis fuerzas pero siempre lograba encontrarme para obligarme a comer con ella y sus compañeras.
Justo ese día, unos chicos mayores vinieron buscando problemas a mi sala de clases, había escuchado algunas historias sobre mi fuerza y no les agradaba la idea que alguien menor a ellos tuviera peor reputación que ellos. Aunque vinieron con todas sus fuerzas pude sacármelos de encima fácilmente, claramente la diferencia entre alguien con energía maldita y alguien normal era bastante grande. Además ya llevaba varios años entrenando contra el imbécil más poderoso del mundo, algo había aprendido de ser derrotado más de 1000 veces. Gojo llevaba la cuenta.
No podría decir cuando comenzaron estas ganas de golpear a otros, creo que fue luego de empezar primaria. Una rabia interior en conjunto con la aparición de mi energía maldita me hicieron imparable. Gojo fracasó en su intento de controlarme y luego de rendirse en su patético “rol paterno” Tsumiki terminó siendo quien se hizo cargo de enseñarme los límites de la violencia.
“Megumi-chan, se que eres más fuerte que otros y eso puede parecer genial. Pero debes tener en cuenta que por ese mismo motivo debes ser responsable y utilizar esa fuerza para algo bueno”.
Aunque me negaba a aceptar que Tsumiki había influenciado en mi, solo golpeaba a personas que se aprovechan de otras, aunque claramente no había diversión en atacar personas inocentes.
En cuanto llegamos a casa luego de clases Tsumiki me paró en seco, claramente molesta.
“Megumi, necesitas parar esta faceta de delincuente juvenil, no puedes ir por ahí golpeando gente sin tener consecuencias”
“Ellos se lo buscaron, vinieron en grupo a atacarme, yo solo me defendí”
“Solo vinieron porque tienes una reputación, si intentaras conectar con otros, hacer amigos tal vez-“
“No me interesa hacer amigos, no me interesa la escuela, nada de eso importa. Sabes perfectamente que el próximo año empezaré a asistir a la escuela de hechicería de Tokio. Esta farsa de vida normal que inventó el idiota de Gojo pronto se va a acabar, así que tranquila, pronto te podrás desaseer de este maldito problema”
Una cachetada nos dejo a ambos en silencio. Sentí como mi mejilla se iba calentando y puse mi mano sobre ella. Miré con mucha rabia e impotencia a Tsumiki pero me tope con su figura sollozando.
“No vuelva a decir eso, nunca más. No quiero desasherme de ti, no creo que seas un maldito problema, solo eres mi idiota hermano pequeño que necesita atención”
“No necesito aten-“
“No se de donde viene toda esa rabia Megumi, Gojo-san ha intentado darnos siempre lo mejor. Tienes algo bueno aquí, tenemos algo bueno. Pero de alguna manera no logra verlo, pareciera que nunca es suficiente para ti”
No se me ocurría nada que decir, sentía como sus palabras venían desde un dolor muy profundo. Pero aun así tenía la necesidad de defender, de gritarle que se callara y decirle que ella no sabía nada.
“No te hagas la tonta Tsumiki, tu tambien estas llena de rabia, pero por lo menos yo hago algo con ella, no solo odiar a mi mismo. Ahora con permiso, voy a la escuela a entrenar, no me esperes para cenar”.
“Megumi, espera, aun no termino”
“No quiero seguir escuchando”
“Ninguna chica buena va a querer relacionarse con un delincuente”
Cerré la puerta en su cara pero alcancé a escuchar su última frase ¿Enserio ese era su ultimo argumento? ¿Una chica buena? Poco y nada me interesaba el amor ahora, como para preocuparme de cambiar mi conducta por miedo a quedarme solo. Además, si alguien había podido elegir querer al imbécil de mi padre el amor estaba sobrevalorado.
Lo que si me sentaba mal es que otra vez habia hecho a Tsumiki llorar, nunca era mi intención pero su preocupación por mi le hacia sentirse responsable de mis acciones.
Agité mi cabeza de un lado al otro, no necesitaba seguir pensando en eso. Cuando me hiciera hechicero podría entregarle una buena vida, sin depender de Gojo, y podría demostrarle que no soy un bueno para nada. Podría darle una vida feliz, donde se sintiera segura y pudiera ser libre para preocuparse por sí misma. Tener la posibilidad de elegir lo que quisiera ser, sabía lo mucho que deseaba formar su propia familia, y no había duda que sería una increíble madre.
Al llegar a la escuela camine por los pasillos de los dormitorios hasta llegar al mío. Gojo me había asignado uno hace algún tiempo para que pudiera tener un espacio más cerca de la escuela, en resumen, un lugar donde pudiera supervisarme. Solía entrenar con él, pero cuando estaba de viaje esa labor la cumplía Maki Zenin.
Maki era aterradora, aun teniendo cero energía maldita siempre lograba dejarme en el suelo. Su conocimiento en armas malditas era asombroso y su agilidad física no tenía nada que envidiarle a la mía.
Y justamente hoy, lo que más necesitaba era que alguien me pateara el trasero.
Luego de cambiar mi uniforme a ropa deportiva caminé hacía las canchas donde probablemente encontraría a los chicos de primero.
“Ey, Fushiguro, estamos aquí”
Maki me hizo señas con sus manos
“Necesito liberar energía ahora”.
“¿Fue un mal día eh? Bueno, encantada limpio el suelo contigo”
“Maki, no seas tan dura con el chico”
“Okaka”
“Cállense, al parecer patearles el trasero hace unos minutos no fue suficiente”
“Que miedo Maki, por eso Yuta ya no quiere entrenar contigo”
“Shake shake”
“¿POR QUE MENCIONAS A YUTA? El está en una misión con Gojo-sensei, me escribió para avisarme”
Maki solía alterarse cada vez que mencionaban a Okkotsu-sempai y por alguna extraña razón Panda había encontrado diversión en hacerla enojar.
“Oh, te escribió. Parece que cayó en tus hechizos, bruja”
“Tsuna-mayo”
“LISTO FUE SUFICIENTE, VENGAN AQUÍ IMBÉCILES”
Los de primero eran todos unos idiotas, no respetaba a ninguno de ellos. Solo Yuta Okkotsu parecía ser alguien serio y tranquilo, siempre dispuesto a tomar la opción que estuviera lejos de la violencia y el caos.
Luego de ver como Maki derribara a Panda y Inumaki-sempai decidí invocar a uno de mis shikagamis.
Al hacer el símbolo con mis manos, entre sombras aparecieron los perros divinos, Shiro y Kuro. Se podía notar que estaban algo alterados, la verdad aun estaba aprendiendo a controlarlos en peleas.
Todo lo que sabía sobre mi técnica maldita me lo había enseñado Gojo, el peor profesor que nunca pudo tocarme. Pero gracias a Maki, había podido comenzar a tener acceso a libros de los Zenin, con información privilegiada de la técnica de sombras de diez tipos.
En uno de esos libros leí que los shikigamis estaban entrelazados con mi energía maldita, a tal punto que mis emociones eran traspasadas a ellos. Por lo que si estaba enojado o estresado, mis shikigamis reaccionaron a esto. Como conclusión pude entender que para utilizar mi técnica necesitaba regular mis emociones, lo que en estos momentos no estaba siendo una tarea fácil.
Comenzamos a combatir junto a Maki, era lo suficientemente rápida como para evitar mis ataques y los de mis shikigamis. No me sorprendía la idea de que nuevamente mi trasero sería el que terminaría en el piso.
De pronto un gran estruendo captó la atención de todos.
Al mirar hacia el lugar de donde había venido el ruido pude ver a una chica con ropa deportiva, probablemente era nueva porque la única estudiante femenina en la escuela era Maki. Estaba de pie junto a una pila de armas malditas regadas por el suelo, probablemente había hecho caer sin querer. Estaba lejos pero podía suponer que estaba sonrojada, había comenzado a inclinarse una y otra vez pidiendo disculpas. Sentí tanta vergüenza ajena que decidí ignorar esa situación que no me incumbía, lo que me faltaba era tener que presentarme con una chica rara. Me di la vuelta para seguir entrenando pero por el rabillo del ojo vi como dos figuras iban velozmente hacia la dirección de la chica.
“MEGUMI, TUS SHIKIGAMIS”
Maki lo gritó pero ya lo sabía, me había descuidado un segundo y eso había sido un gran error. De todos mis shikigamis los perros malditos eran los habían desarrollado un mayor apego hacia mi. Eran muy sensibles a mis cambios de humor, por lo que mi desconfianza hacia otros los había hecho muy territoriales. Antes de lograr practicar de manera correcta con los chicos de primero tuve que comenzar a presentarles su olor poco a poco. Todo estos después de haber cometido el error de invocarlos sin supervisión de Gojo, como resultado Panda había terminado sin un brazo.
“SAL DE AHÍ”
Por alguna extraña razón no podía conseguir liberar la invocación desde la distancia en la que me encontraba por lo que corrí lo más rápido que pude para intervenir, pero ya era demasiado tarde, los perros estaban sobre ella. Me abalancé sobre ellos, con el estómago apretado y sin poder respirar, preparándome mentalmente para ver a la pobre chica terriblemente herida por mi culpa. Pero al estar a pocos centímetros de ella solo escuché risas.
“Basta chicos, me hacen cosquillas ¿Quiénes son buenos chicos?”
Quedé descolocado, con mi boca abierta vi como los perros divinos estaban abalanzados sobre la chica nueva lamiendo su cara y moviendo frenéticamente su cola.
Sentí como un balde helado de agua caía sobre mí, no sabía cómo enfrentar esta situación. Mi corazón latía cada vez más rápido y la sensación de ahogo se había vuelto insoportable, probablemente estaba teniendo un ataque de pánico.
Recordé lo que había sucedido esta mañana y no pude evitar comparar esos dos incidentes, hace mucho tiempo estos ataques habían desaparecido luego de que descubrí que si todo te da igual ya nada te da miedo.
Pero imaginar a esa pobre chica destrozada por mis shikigamis era una imagen que me había aterrorizado por completo. Pude ver como mis manos temblaban frente a mi, y no podía controlarlo.
Detrás de mí aparecieron Maki, Inumaki-sempai y Panda e intenté utilizar ese momento para recuperar el aliento y calmarme.
“Nobara ¿estas bien? Pensé que tendríamos que llevarte con Shoko-san. Que susto me lleve”.
“Ey chica, los perros de Fushiguro son bastante territoriales, la primera vez que Fushiguro los liberó en la escuela casi me sacan mi relleno, Yaga tuvo que armar mi brazo denuevo”.
“Bueno, creo que tengo un encanto natural con los animales, no pueden evitar amarme”.
“Sake, sake”
“Exacto Toge, eso fue asombroso. Realmente eres una encantadora de perros”.
Ya un poco más tranquilo pude mirar nuevamente la escena que todos observaban. Ahí estaba la nueva estudiante sentada en el suelo mientras acariciaba y abrazaba a los shikigamis sin miedo ni preocupaciones, tal como lo haría alguien con perros domésticos normales. Sus ojos transmitían cierta nostalgia, tal vez le recordaban a sus mascotas, que chica más rara. Yo los veía así pero porque me había criado con ellos, pero que otra persona los tratara con tanto cariño me hacía sentir extraño.
Comencé a sentir una sensación diferente en el pecho, mi corazón comenzó a latir a un ritmo más acelerado y mi estómago volvió a apretarse pero esta vez no era algo desagradable, era cálido.
Decidí agacharme para quitarle a los shikigamis de encima, su insistencia estaba siendo demasiada y realmente aun me daba miedo que la situación se descontroló. Quedé a la altura de la chica y por primera vez nos vimos directamente, lo primero que note fue que tenía la cara completamente empapada de saliva y lo segundo fue su enorme sonrisa. De pronto me recorrió un escalofrío por la espalda y sentí un deja vu, como si ya hubiera visto su rostro en otra parte. Sabía que eso era algo común, solo es tu mente haciéndote creer que ya viviste cosas que en realidad son mentira. Pero esta vez no pude dejar pasar el pensamiento, por alguna razón no logré ser racional e intente recordar de dónde me sonaba su cara. Me quedé mirándola por no se cuanto tiempo y sin darme cuenta me había acercado demasiado, a tal punto de hacerla sonrojar.
Me aleje enseguida y desvíe la mirada a las armas malditas del suelo, fue ahí que pude ver rastros de sangre en una de ellas. Sin pensarlo agarre uno de los brazos de la chica y al ver su mano me percaté que tenia un corte.
Internamente sentí mucha culpa, si bien se veía que no era nada grave había sido mi descuido el que lo había provocado.
Me puse de pie y tiré a la chica hacia mí, levantándola fácilmente.
“Ven, déjame curarte eso”.
“Ey, está bien. No es nada realmente”.
Tenía razón, no era nada pero por alguna razón no podía ignorar mi responsabilidad, además de que así podía seguir intentando recordar de dónde la conocía, sin que pareciera tan sospechoso.
“Si no es nada entonces no protestes”.
No discutió más y me dejó guiarla por los pasillos de la escuela. Los perros divinos nos siguieron durante todo el camino mientras pedían atención y mimos, nunca los había visto tan insistentes con alguien, ni siquiera conmigo o Tsumiki y me avergonzaba un poco lo mal educados que estaba siendo.
Entonces fue que recordé lo último que había leído sobre mi técnica maldita, los shikigamis reflejan las emociones de quien los controla. Volví a mirar a la chica y como cedía a la insistencia de perros acariciando sus orejas ¿Un reflejo de lo que yo sentía? Sentí como mis mejillas se enrojecían y oculté mi cara con mi brazo. Por supuesto ella no podía saber esta información pero ya no podía sacar ese pensamiento de mi cabeza.
“Basta, no sean tan insistentes ¿Qué les pasa con ella?”.
En general no me gustaba gritarles o castigarlos, pero necesitaba que le dieran un respiro, de donde estaban sacando estas emociones cariñosas, claramente no de mi.
Al llamarles la atención los perros se quedaron quietos y me miraron en silencio inclinaban la cabeza hacia un lado. A veces no podían evitar ser tiernos.
“OW ¡NO PUEDE SER QUE SE VEAN TAN LINDOS!”
Un grito me hizo saltar de la impresión, vi a la chica con su celular en la mano sacando múltiples fotos de los shikigamis. Me quedé mirándola congelado, no me gustaba la gente tan vistosa o llamativa, me incomodaban un poco. No encontraba que era algo malo, pero odiaba llamar la atención y claramente ella no tenía problemas con eso.
“¿Puedo hacerles unas fotos por favor?”
“No sirve de nada preguntar si ya tienes tu celular en la mano”.
En ese momento la chica nueva se giró hacia mí y me hizo una mueca con su lengua afuera. Rápidamente se volvió a girar hacia los perros y me ignoró por completo. ¿Qué le pasaba a esta chica? Sentí una pequeña punzada en mi corazón, lo que me faltaba era que me diera un ataque al corazón.
Seguimos caminando en silencio y aunque suelo preferir no hablar en este tipo de situaciones me di cuenta que le tenía el brazo agarrado a una chica de la cual ni siquiera sabía su nombre.
“Creo que nunca me presente apropiadamente. Mi nombre es Megumi Fushiguro y estos son Shiro y Kuro”.
Intenté hacerlo lo más natural posible, cosa que se me daba fatal. Hubo un silencio y me giré para confirmar que me hubiera escuchado.
“Mi nombre es Nobara Kugisaki, un gusto conocerte a ti y tus shikigamis”
Al terminar de hablar me sonrió, nunca había entendido como la gente sonreía tan fácilmente. A mi me costaba un montón, Tsumiki me había obligado por años a practicar sonreír en el espejo, según ella para ayudarme a ser aceptado en la sociedad. Cada vez que practicaba solo veía el reflejo de una sonrisa vacía y falsa, luego me di cuenta que la mayoría de las personas tienen ese tipo de sonrisa. Tsumiki no, ella tenía una sonrisa muy cálida y brillante, de esas que te obligan a sonreír de vuelta. La de Kugisaki era igual.
Me quedé mirándola preguntándome que tipo de persona sería, claramente podía apostar que era del tipo de persona que intentó evitar por todos los medios necesarios, pero de alguna manera me intrigaba conocer más de ella. Probablemente debido a la extraña reacción que mis shikigamis habían tenido con ella o por la sensación de familiaridad que me transmitía.
Sin darme cuenta me había quedado mirándola como jugueteaba con las orejas de los perros divinos por más del tiempo necesario y terminamos llegando a los dormitorios masculinos, la enfermería estaba para el otro lado.
Al final estaba igual de embobado que mis shikigamis, aunque no era algo que estaba dispuesto a aceptar en voz alta. De todas maneras decidí seguir caminando hasta mi habitación, ahí tenía un botiquín que podría utilizar para sanar su herida y podría usarlo de excusa para ignorar el hecho de que claramente la había guiado a otro lugar. Aunque nunca le dije que efectivamente íbamos a la enfermería.
“Es-espera aquí, salgo enseguida”.
Entré rápidamente, los perros ni siquiera se molestaron en seguirme. Lo primero que hice fue entrar al baño y al mirar mi cara pude ver como mis mejillas estaban completamente rojas. No lo había notado, tal vez desde que momento tenía la cara así. Dejé el agua correr mientras me mojaba el rostro esperando conseguir un cambio en mi color. Apreté mi cara con ambas manos mientras me veía fijamente en el espejo.
“¿Qué mierda te pasa imbecil?
Solté un gran suspiro, que tenia guardado desde hace un tiempo y me dispuse a buscar el botiquín.
Salí silencioso, intentando mantener la calma y la vi sentada en unas bancas que estaban cerca de los dormitorios, junto a ella estaban mis shikigamis con sus hocicos en sus piernas igual de insistentes que antes. Me fui acercando sin que ella lo notara.
“Umm, ¿quién es precioso? ¿Quién es el shikigami más lindo del univerno? Oh si, ambos lo son, no puedo elegir”.
Pude escucharla hablarles con voz de bebe y se me escapó una pequeña risa mientras la miraba desde la distancia. Sentí como naturalmente se me formaba una sonrisa en la cara, de verdad no sabía lo que me estaba pasando pero ya no me importaba. No valía la pena seguir dándole vueltas al asunto.
“No necesitas hablarles como bebes, solo lograras malcriarlos”.
Se detuvo en seco y pude ver que su cara estaba completamente roja, por lo menos no era el único avergonzado.
“No lo decía enserio, puedes seguir acariciándolos. Si quieres hacerlo obviamente”.
Al escuchar esto, enseguida volvió a rascarles la cabeza.
“Claro que quiero hacerlo”.
Me senté a su lado, tal vez demasiado cerca porque pude sentir su perfume que por alguna razón me puso nervioso. Intente ignorarlo y tragué saliva, mientras más rápido terminara con esto más rápido podría volver a mi cómoda soledad.
“Voy a necesitar que me muestres tu mano por favor. Y si, necesito que dejes de arcarías a uno de los perros ahora, no me mires así, sólo será un segundo”.
“Esta bien, esta bien. Era solo una broma”.
Kugisaki me estaba haciendo bastante difícil mantener la tranquilidad, me acerco su brazo y tome su mano. La herida era más profunda de lo que me había parecido la primera vez, pero nada grave.
“Okey, no se ve tan mal pero necesito limpiar el área”.
Con alcohol y algodón comencé a frotar el corte con mucho cuidado mientras nos manteníamos en silencio. El silencio me gustaba, podía intenta ignorar el hecho que Kugisaki estaba a mi lado mirándome y que podia sentir la calidez de su mano. Solo debía imaginarme que se trataba de Toge-sempai y todo iría bien.
“Pensé que la enfermería estaba abierta 24/7, ¿acaso no tiene alcohol ni vendas ahí?”.
Me quedé en silencio, no sabia que responderle. Claramente no iba a aceptar que me había desconcentrado mirándola y preguntándome si acaso mis shikigamis representaban mis deseos de cariño. Ni en un millón de años
“Si, efectivamente está abierta y tienen todos los implementos necesarios para curar una herida tan simple cómo esta. En verdad es una enfermería bastante completa”.
Esa respuesta no la había satisfecho, podía sentir que seguía mirándome fijamente esperando algo más. Sin quitar mis ojos de la herida me tome unos segundos para crear una excusa creíble.
“Pero no tienen este alcohol indoloro, a Shoko-san no le gusta evitarle el dolor a sus pacientes. Dice que el dolor es lo que nos hace fuertes”.
Tomé nuevamente su mano y comencé a poner la venda con cuidado.
“Además Shoko-san no permite animales, los perros divinos tendrías que haber esperado afuera mientras te curaban”.
“Oh no, eso sí que no. Cómo van a dejar fuera a estas cositas preciosas”
Justamente esa excusa había sido más que suficiente, levanté mi cabeza y nuevamente me tope con Kugisaki hablándole a mis perros, acariciandolos y viéndolos nuevamente con mucha nostalgia. Ya había oscurecido pero podía ver como ella brillaba, transmitía mucha calidez. Otra vez percibí esa sensación de familiaridad, tal vez me recordaba a Tsumiki y por eso tenía estas sensaciones de deja vu. Pero mientras más la veía más me sumergía en una sensación que nunca antes había sentido, vi a mis shikigamis siendo mimados y sentí celos, De pronto no pude evitar imaginarme siendo acariciado por Kugisaki, sentir su cálida mano en mi cabeza no parecía una idea desagradable.
“No puede ser, ¿viste eso? !Lo volvieron a hacer!”
Se giró y nuestras miradas se encontraron. Ni siquiera me molesté en ocultar que llevaba un rato mirándola solo a ella..
“No lo vi”.
Con su mano entre las mías mantuvimos el contacto visual por unos minutos, sus mejillas estaban rojas otra vez y el silencio de la noche nos rodeó por completo. Recordé la idea de antes y el impulso de poner su mano sobre mi cabeza solo fue interrumpido por una poderosa presencia.
“Así que ya conociste a la chica nueva Megumi-chan”
Enseguida solté la mano de Kugisaki y miré hacia otro lado. No podía creer lo cerca que había estado de hacer algo tan vergonzoso. Era la primera vez en mucho tiempo que agradecía la llegada de ese idiota.
“No seas tímido Megumi-chan. Soltar así la mano de una chica no es de caballeros”.
Satoru Gojo estaba parado frente a nosotros, seguramente planeando cada uno de sus pasos para conseguir molestarme. Fue entonces como sin aviso tomó la mano de Kugisaki y la besó mientras le guiñaba uno de sus ojos.
No pude evitar poner una cara de asco, a la cual Gojo respondió con una sonrisa Era tan extravagante y llamativo, con su pelo blanco, ojos aterradoramente azules y su altura provocaba que todas las miradas fueran hacia él. Lo peor es que él lo sabía y los disfrutaba, crecer con una persona así te trae consecuencias.
“Satoru Gojo, encantado de conocerla señorita”
Sin que pudiera detenerlo, rápidamente se me acercó para molestarme dándome golpes en la cabeza y desordenarme el cabello. Era como si el universo me hubiera dado lo que quería de una forma completamente transgiversada. De verdad me sacaba de quicio.
“Mi nombre es Nobara Kugisaki, es un gusto poder conocerlo al fin”.
Kugisaki se había puesto de pie y se inclinó hacia él de manera muy respetuosa. Me pregunté si tal vez era una admiradora de Gojo y aunque eso me dejaba un mal sabor de boca era una opción muy posible. A lo largo de los años había conocido a muchas mujeres perdidamente enamoradas de él, pero no duraban mucho. Todas se terminaban aburriendo de su horrible personalidad, no las culpaba.
“No es necesario que te inclines, es solo un idiota”.
“Megumi-chan, muestra tus modales. ¿Crees que le vas a gustar solo por ser un chico malo?”.
Me recordó a la frase que me había dicho Tsumiki antes de cerrar la puerta en su cara, no necesitaba escuchar lo mismo de la boca de Gojo.
Mis shikigamis comenzaron a gruñir, ya no podía aguantar mi molestia y los perros lo estaban sintiendo.
“¿De todos modos qué haces aquí? Se suponía que llegabas mañana en la mañana”.
Traté de cambiar el tema para seguir respirando y controlar mi rabia, no quería tener una escena frente a Kugisaki. Nunca me había interesado que pensaran los otros de mi y en verdad no tenía tiempo para preguntarme porque eso era diferente con ella.
“Oh, eso tiene una clara explicación”
Gojo se alejó rapidamente de mi y se puso detrás de Kugisaki agarrando sus hombros con sus malditas manos.
“Vine corriendo al saber que una jovencita necesitaba conversar conmigo, así que te agradecería si nos dejaras solos un momento. Creo escuchar que Yaga explicitó que era una conversación pri-va-da”.
Mientras hablaba, aprovechando de Kugisaki no estaba mirando, Gojo miró directamente hacia mí levantando y bajando sus cejas mientras la señalaba con una de sus manos. Era un imbécil pero a veces me asustaba la facilidad con la que podía ver a través de mi. Lo odiaba por eso.
Sentí mi cara tensa, simplemente que quedaba tragar saliva y mirar el suelo intentando ignorarlo. Esto no lo iba a soltar fácilmente y sabía perfectamente que me iba a obligar a decirle lo que había pasado.
Sentí como unos pasos se iban acercando hacia mí, levanté rápidamente la cabeza pensando que se trataba de Gojo pero era Kubisaki. La miré directamente a los ojos otra vez y sentí como todo el enojo se difuminaba, desapareciendo por completo.
“Ey, muchas gracias por lo de mi mano y por dejarme acariciar a tus shikigamis. Disculpa las molestias que te pude causar”.
Los perros divinos se le acercaron, ya no gruñían y se veían muy tranquilos, la rodearon mientras pedían las ultimas caricias.
“No fue nada, en verdad. Cuando quieras puedes volver a jugar con Shiro y Kuro, disfrutaron mucho tu compañía”
Me mantuve un segundo en silencio dudando si seguir con lo que queria decir, suspire y la miré a los ojos.
“Y yo también”.
Antes de ver su reaccion me di media vuelta y le silvé a los perros para que me siguieran. Entré rapidamente a mi habitación y me tire en la cama ocultando mi cara entre las almohadas.
¿Qué había sido todo eso? Miré hacía el borde de la cama y ahí estaban mis shikigamis mirándome en silencio.
“¿De verdad les gustó tanto?”
Nuevamente inclinaron su cabeza hacia un lado, como si no entendieran mi pregunta. Sonreí.
“Mejor ni me lo digan”

Chapter 7: El chico maldito

Notes:

Feliz año nuevos a todxs! Tuve algunos retrasos en la publicación del capitulo pero les traigo actualización.
Espero les guste!

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Los días fueron pasando y las pesadillas no pararon, estaba durmiendo pésimo y mi cara lo hacía notar.
Dormía tan poco que decidí dedicar mis horas de sueño a recopilar toda la información de mi cabeza y escribirla de manera ordenada. Para esto, Gojo-sensei había comprado un computador extremadamente costoso, aunque para sus recursos inagotables no era nada.
“Para ser una pequeña detective necesitas implementos necesarios, utiliza la biblioteca a tus expensas”
De alguna manera parecía algo emocionado con este mini proyecto de salvar la vida de todos nosotros.
Comencé a ordenar todo en expedientes, con nombres de los estudiantes y profesores, escribiendo cada misión, información que me había dicho directamente, chismes que había escuchado, planes de otras personas, etc.
Traté de ser lo más detallada posible y me extendí lo más que pude. Sabía que luego debía entregarle la información resumida a Gojo-sensei, pero de esta manera sentía que se me hacía más fácil contextualizar toda la información.
Pasaba horas en la biblioteca, revisando expedientes e información de aparición de maldiciones, Gojo-sensei comenzó a compartir conmigo activamente los reportes de avistamientos de nuevas maldiciones especiales, además de información sobre la posición de Suguru Geto, una de las piezas fundamentales de uno de los próximos ataques que vendrían.
Estaba sumergida en toda la información, angustiándome un poco, cuando un ligero golpe en la espalda me sacó de mis pensamientos.
“Por fin te encuentro, sabía que debías estar en el campus”
Giré mi cabeza y pude ver a Maki sonriéndome.
“Ma-maki”
Me quedé en silencio unos momentos, la verdad es que me había enfocado completamente en recolectar información y con suerte salía de la biblioteca para ir al comedor o a mi habitación. No habíamos podido hablar mucho.
Maki asomo su cabeza para mirar los documentos que tenía en mis manos y antes de que pudiera evitarlo me los quitó.
“Este es el expediente completo de Yuta ¿Qué haces con él?”
Me quedé helada, no podía decirle que estaba organizando la mayor cantidad de información posible para lograr trazar una línea temporal correcta que me permitiera evitar un incidente que ocurriría un año en el futuro.
Y uno de los puntos importantes era Yuta Okkotsu, tenerlo de nuestro lado durante Shibuya probablemente hubiera cambiado las cosas. Lamentablemente no había llegado a conocerlo, más que algunas cosas que mencionaba Fushiguro y Maki.
Entre las conversaciones que recuerdo haber tenido, Maki comentaba que Yuta tenía su completa confianza. Ella lo consideraba fuerte y eso era algo admirable, considerando lo difícil que es impresionar a Maki.
Siempre tenía una sonrisa cuando hablaba de él, parecía que se llevaban bien aunque no pude sacarle más información sobre su relación.
Intenté pensar en una explicación que me permitiera seguir invirtiendo tiempo en mi investigación sin generar sospechas en los demás
“Gojo me pidió que organizara la información de todos los estudiantes de Tokio y Kyoto para los próximos encuentros que se vienen”.
Maki me miró y volvió a sonreírme entregándome los papeles.
“Oh, Gojo y sus inútiles misiones. Creo que no sabe qué hacer contigo aun y en vez de decidirse te tiene ordenando papeles. Lo lamento por ti”
Procedió a darme palmaditas en la cabeza, dándome ánimos. En momentos como estos agradecía la egoísta personalidad de Gojo-sensei, mis excusas parecía muy creíble.
Seguí hablando con Maki, convenciéndola de que no sintiera pena por mi cuando sentí una exorbitante energía maldita, comparable con la de Gojo-sensei pero mucho más salvaje y asesina, que se acercaba poco a poco donde estábamos nosotras.
Mi cabeza enseguida giro en la dirección que mis sentidos me indicaban, mi piel se erizo y no dude en tomar mi martillo y clavos los cuales llevaba a todas partes.
“Nobara, ¿Sucede algo?”
¿Acaso Maki no había sentido esta enorme energía maldita? Era algo imposible de ignorar.
“Algo se acerca, algo monstruoso”
Miré hacia la puerta de la biblioteca y ahí estaba, un chico delgado y con ojeras que llegaban al suelo. Se veía débil, como si un simple resfrió podría llevarlo al hospital. Era imposible que esa fuera la fuente de esa energía maldita, pero cuando este puso un pie dentro del edificio fue innegable.
“¡Maki-san, por fin te encuentro!”
“¿Yuta, qué haces aquí?”
¿Ese chiquillo era Yuta Okkotsu, el hechicero que se comparaba en poder con el mismísimo Gojo Satoru? No podía ser posible.
Maki volvió a mirarme y al notar mi martillo comenzó a reírse.
“Esa fue exactamente la reacción que tuve al conocer a Yuta por primera vez, creo que es algo inevitable, ¿Asusta verdad?”
Me avergoncé un poco y deje nuevamente mis clavos y martillo devuelta a su lugar en mi cinturón.
Yuta siguió acercándose, tímido al principio, pero extrañamente feliz. Era raro ver a alguien con un aura tan deprimente mostrar una sonrisa tan luminosa, me recordó un poco a Itadori. Probablemente se llevarían bien.
“Lo siento, parece que interrumpí algo”.
“No te preocupes, yo fui quien interrumpió el trabajo de Nobara primero”
Maki también se acercó lentamente hacia Yuta y una atmósfera de tensión comenzó a formarse en el ambiente. Lo peor, es que de alguna manera sentí que yo aquí sobraba.
“¿Qué haces aquí? Pensé que estabas en una misión con Gojo-sensei”
“Si, efectivamente. Pero acabo de volver y quería avisarte que había llegado”
Maki y Yuta ya estaban a solo unos pocos metros de distancia, mientras yo me encontraba parada frente a ellos claramente ignorada.
“Idiota, podrías haberme escrito un mensaje. No era necesario que vinieras a avisarme que estabas de regreso”.
“Pero quería decírtelo en persona, de todas maneras quería verte”
No pude evitar sonrojarme, y ni siquiera me lo estaban diciendo a mi. Me gire y obviamente Maki estaba completamente roja pero rápidamente giró su cabeza para ocultarlo, Yuta le sonreía con sus ojos cerrados.
“Te traje esto, también tengo algunos recuerdo para Panda y Toge así me iré a verlo ahora”
“No debiste molestarte”
Maki tomó el pequeño paquete que Yuta le había extendido, aclaró su garganta y acomodó sus lentes.
Yo los seguia mirando, alucinando con este pequeño drama amoroso que había descubierto, era como si yo no existiera pero realmente no me molestaba. Solo podía mentar que claramente la Maki de mi línea temporal se había ahorrado varios detalles jugosos.
“Ey, antes de que te vayas corriendo preséntate correctamente con la nueva estudiante”
La atención volvió a mi, lo cual no me interesaba mucho. Miré fijamente a Yuta y al tenerlo cerca confirme lo que pensé al verlo en la puerta de la biblioteca, se veía demasiado débil para tener tanto poder ¿Realmente él era la clave para cambiar el rumbo de la historia y salvarlos a todos?
“Oh disculpa, fue muy irrespetuoso de mi parte. Un gusto conocerte, mi nombre es Yuta Okkotsu, espero podamos llevarnos bien”.
“No te preocupes, había cosas más importantes”
Miré a Maki y ella me golpeó con su codo en mi brazo.
“Mi nombre es Nobara Kugisaki, el próximo año comenzaré las clases en primer año así que espero poder confiar en ti como un fuerte superior”
Hice una pequeña reverencia, ya era parte de mi personaje parecer alguien respetuosa por lo que debía seguir el juego.
“Oh, si claro, daré lo mejor de mí. Puedes preguntarme lo que quieras, no se muchas cosas y creo que Maki es mejor en todos los aspectos. Pero en lo que pueda ayudar, cuenta conmigo”.
Volví a mirar a Maki mientras subía mis cejas y me aguantaba la risa, se podía ver en su cara como sus mejillas se enrojecían. Era extraño verla avergonzada, por lo que no me resistí a abrazarla.
“Si, Maki-san es la mejor”
“Ya basta ambos, no necesito sus elogios. Yuta, Panda y Toge probablemente estén en el comedor así que si quieres encontrarlos dirígete allá”.
“Excelente Maki-san, iré a darles sus regalos, luego nos vemos. Un placer conocerte Kugisaki-san”
Yuta se despidió y corrió en dirección al comedor.
“Parece un chico en-can-ta-dor”
Maki quitó mis brazos de su cuello y me miró algo molesta.
“Voy a ignorar eso último que dijiste”.
“Oh Maki-san es tan cruel”.
“En cuanto a ti, tu cara está horrible ¿Hace cuanto no tomas un descanso?
Pareciera que no has dormido en meses”.
Puse mi cabello detrás de mi oreja e intenté ordenarlo un poco. La verdad es que desde que había llegado hasta ahora no había salido ningún día de la escuela. Aunque las ojeras no se relacionaban con eso, las pesadillas constantes de mi muerte en Shibuya eran las responsables.
“Puede que tengas razón”
“Claro que lo tengo, primero vas a bañarte, vas a vestirte linda y nos iremos a pasear por Tokio. ¿Es tu primera vez en la ciudad no? Déjame ser tu guía, no te arrepentirás ”.
Dudé en aceptar pero la sonrisa de Maki me convenció. De todas maneras había llegado a un bloqueo mental y no podía recordar más información de Itadori y su tiempo de “jugar al muerto” mientras hacía misiones secretas con Nanami-sensei. Sería tan fácil si pudiera simplemente escribirle y preguntarle.
Fue en ese momento que lo recordé, el número de Itadori estaba en mi celular y no le había escrito. Había pasado una semana desde que había llegado a Tokio y no le había escrito.
Me sentí muy mal, no es que quisiera ignorarlo a propósito realmente, había estado muy ocupada tratando de recopilar información. La información del Itadori de mi línea temporal, la cual solo había escuchado en las historias que él me contaba mientras me acompañaba de compras. Y que por ende claramente no escuchaba, no me interesaba escuchar historias sobre sus peleas cuando estaba viendo que outfits quedaban mejor. Había sido una idiota y ahora estaba pagando el karma de ignorarlo hablar.
De todos modos, sentí que ya era demasiado tarde escribirle algo y dar excusas me parecía exagerado. Simplemente nos volveríamos a conocer cuando se comiera el dedo de Sukuna y nos presentaríamos de nuevo. Tal vez para ese punto ni siquiera se acordaría de mí, de todas formas solo había sido una chica que había consolado en el metro.

Notes:

Así estuvo un poco del encuentro de Maki y Yuta.
Probablemente Nobara continue molestando a Maki, pero pronto podrá tener su venganza.
Nos vemos en el próximo capítulo, andaran recorriendo Tokio por lo que es probable que se encuentren un alguien, jeje.
Saluditos!!

Chapter 8: Secretos de biblioteca

Notes:

Hola denuevo, les traigo este capitulo un poquito más cortito creo.
Realmente no estaba en mis planes escribir esto, pero se me ocurrió una situación que quise escribir jeje
Espero les guste!

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Chapter Text

Fui directamente a mi habitación y me di una larga ducha caliente, necesitaba despertar del entumecimiento que sentía por haber dormido tan poco durante la semana. Me envolví en la toalla y busqué ropa que coincidiera con la descripción de “linda” que Maki había exigido. No tenía ganas de arreglarme, pero me decidí por una opción cómoda y estéticamente “linda”, unos mom jeans y un crop top sin mangas y cuello alto negro. Me acerqué al espejo del baño y me miré fijamente la cara, tal vez un poco de corrector haría que esas ojeras se escondieran un poco.
Luego de unos minutos salí de la habitación con una chaqueta café en el brazo, por si el frío del otoño superaba mis expectativas, y caminé al comedor en donde se suponía me encontraría con Maki.
Al llegar solo pude ver la espalda de Fushiguro, quien estaba sentado en una de las largas mesas mientras parecía estar leyendo algo.
Me acerqué en silencio y me paré frente a él al otro lado de la mesa, seguía sin quitar sus ojos del libro por lo que probablemente aún no notaba mi presencia. Entonces decidí poner mi mano sobre el libro apoyándolo en la mesa, incliné mi cabeza y busqué su mirada, no tomó mucho tiempo para que nuestros ojos se encontraran. Su cara palideció como si hubiera tenido un encuentro fantasmal, abrió los ojos de manera exagerada mientras lo invadía una tos incontrolablemente, probablemente debido a tragar muy rápido lo que fuera que estuviera comiendo.
“Ey, ¿estás bien, necesitas aguar?”
Le acerqué la botella de agua que tenía sobre la mesa. Él se limitó a negar con la cabeza mientras seguía intentando recuperarse, tomó la botella y bebió un poco de agua para aclarar su garganta.
No lograba entender myt bien la situación ¿tanto le había sorprendido verme? ¿O acaso mi cara era tan terrible que parecía un fantasma? Tal vez mi ojeras eran peores de lo que creía, pensar en eso solo me logró deprimirme. Mi jovial rostro debería verse así.
“¿Qué estabas leyendo?”
Intenté cambiar el tema mientras agarraba el libro con una de mis manos, pero antes de poder levantarlo Fushiguro lo tomó rápidamente cerrándolo y dejándolo en su regazo.
“Nada importante, solo aburrida información de mi técnica maldita”
Ni siquiera intentó mirarme, parecía que realmente le había desagrado mi presencia, pero estaba siendo muy grosero. Recordaba que el Fushiguro que conocía era reservado y apreciaba su tiempo a solas, por lo que me podía imaginar que esa era la explicación de su conducta.
“Umm, entiendo”.
El silencio inundó el gran comedor, demasiado grande para tan pocos estudiantes. Apoyé mis codos en la mesa y reposé mi cabeza entre mis manos mientras dejaba salir un suspiro. Maki se estaba tomando su tiempo y esto se estaba tornando bastante incómodo.
“He notado que pasas mucho tiempo en la biblioteca, esta es la primera vez en la semana que te veo afuera”
Fushiguro sorprendentemente fue el primero en cortar el silencio.
“Si, estoy ocupada con una pequeña tarea que me encomendó Gojo-sensei”
Nuestros ojos se encontraron por segunda vez, pero esta vez él no quitó la mirada por lo que le devolví una sonrisa para quitar la tensión presente hace unos momentos.
“Si ese imbécil te está molestando puede decirme, no tienes porque hacer todo lo que él te diga”
Su tono tan enojado provocó que se me escaparan algunas carcajadas, realmente Gojo-sensei era detestado por sus estudiantes y tenían razones válidas para verlo con desconfianza, pero esta vez era yo quien estaba molestándolo a él.
“No te preocupes, esto no es nada. Soy bastante fuerte ¿sabes?”
Levanté mi brazo flexionandolo y golpeando mi bíceps poco trabajado, cerré los ojos y sonreí para darle confianza. Tampoco era mi intención llamar tanto la atención, probablemente era buena idea comenzar a tomar descansos como estos y aparentar tener salud mental.
“Entonces deberías intentar no quedarte dormida sobre la mesa mientras trabajas”
Me quedé helada y se me escapó una risa incómoda, ¿sólo estaba adivinando o directamente me había visto?
Giré mi cabeza en su dirección y lo vi mirándome fijamente, intensamente sería una mejor palabra para describirlo. Tenía ambos codos sobre la mesa y su cabeza estaba apoyada en sus manos entrelazadas las cuales ocultaban la mitad inferior de su rostro. Continué mirándolo unos segundos más sin poder mirar a otra parte. Me mantuve sumergida en su cálida mirada hasta que lo entendí, y al parecer él también lo notó porque le vi arquear una de sus cejas.
“Espera, ¡fuiste tú! Tú me cubriste con una manta hace algunas noches atrás”
Su cara me lo dijo todo, ni siquiera fue necesario verle el resto de su cara para confirmar que había sido atrapado.
“Pensé que había sido Gojo-sensei, cuando se lo comenté la situación él seguida aceptó mis agradecimientos”
“Ese imbécil”
Su molestia solamente lo hizo aún más obvio.
La situación en cuestión había sido que hace un par de noches, mientras intentaba recordar una de las tantas historias que Itadori me había comentado sobre su tiempo con Nanami, pensé que sería una buena idea cerrar los ojos para visualizar mejor el recuerdo. Sin darme cuenta me desperté unas horas después sobre el teclado, cubierta con una manta que claramente no era mi.
Miré a todas partes pero no había nadie más dentro de la biblioteca, por lo que asumí que Gojo-sensei había estado de pasada y me había visto dormir.
La verdad esa había sido una de las pocas oportunidad en las que pude dormir tranquilamente, sin tener pesadillas. Y probablemente había sido gracias al recuerdo de Itadori y la cálida manta de Fushiguro, ambos me habían permitido alejar esos horribles miedos de mis sueños.
“Así que si fuiste tu”
Lo apuntó directamente y él se echó para atrás apoyándose completamente en el respaldo de su silla. Giró su cabeza lejos de mi.
“Si, pero no es necesario que me agradezcas, no fue nada”
De alguna manera este Fushiguro y el de mi línea de tiempo en esencia eran lo mismo. A ambos les gustaba ayudar desde las sombras, esperando que nadie los reconociera ni les dijera nada. Yo lo encontraba una característica ridículamente estúpida, está bien ayudar a los demás pero aceptar el crédito es parte de eso también. Aunque debía reconocer que ya no me parecía tan ridículo.
“No digas eso, gracias a ti pude tomar una increíble siesta. Déjame que te lo recompense, no me gusta estar en deuda con nadie”.
“No es necesario-“
“No voy a discutirlo, hoy iré a pasear con Maki al centro de Tokio. Dime que quieres que te compre”
Seguí interrumpiéndolo sin escuchar sus excusas, sabía exactamente lo que me diría y este no era un juego que perdería. Yo era mucho más terca que él.
“Oye, ya te dije que no es ne-“
“Sino me dices terminare comprando algo según mis gustos y terminarás teniendo algo innecesario en tu habitación”
“Kugisaki, n-“
Si las palabras no eran suficientes, tal vez aceptaría a través de amenazas.
“Deja de poner excusas, dime que quieres. Sino me encargaré de comprarte algo verdaderamente vergonzoso y te lo entregaré en frente de todos, sin envolverlo”.
“Basta Kugisaki, escu-“
“Y le contaré a todos que durante una fría noche de otoño, decidiste acercarte a mí mientras dormía indefensa y me entregaste tu calor”
Al no escuchar una respuesta de Fushiguro supe que había dado en el clavo, al parecer la vergüenza pesaba más que su modestia.
“Cualquier cosa que no sea dulce está bien”
¿Qué tipo de descripción era esa? La verdad no era de mucha ayuda, pero era mejor que nada.
“Okey, pero si te traigo algo que no te guste no puedes quejarte y deberás aceptarlo con una sonrisa”
Fushiguro parecía derrotado, desvió la mirada y se rascó la cabeza.
“Si, si, lo que me traigas tú estará bien”.
Pude ver una ligera sonrisa. Por pequeña que fue me transmitió mucha calidez por lo que tambien le sonreí.
De pronto escuche un gran alboroto en la la entrada del comedor, me gire en esa dirección y vi a Maki correr velozmente. Llevaba una falda larga negra y un chaleco color crema, se veía bastante linda y femenina.
“Lo siento Nobara, me tope con Yuta de camino y me quedé conversando sobre las misiones que nos asignaron para esta semana”.
Su voz se escuchaba entrecortada y tenía sus mejillas rojas probablemente por el calor.
“Yuta-sempai siempre ocupa tu tiempo eh”
Miré a Fushiguro incrédula de la tranquilidad con la que podía decir esas cosas, tapé mi boca para intentar ocultar mi sorpresa y mi risa. Miré a Maki y la vi igual de incrédula de las palabras que había salido de Fushiguro.
“¿QUÉ DIJISTE FUSHIGURO?”
Maki lo agarró con ambas manos del cuello de su camiseta, Fushiguro se quedó en silencio con una cara despreocupada y no se defendió. De alguna manera logré interponerme entre ellos y soltar el agarre de Maki intentando calmarla.
“Ya, ya, no pasa nada Maki. Ignóralo y vamos de compras, eso te animará. Olvidémonos de los chicos por un momento”
La tomé del brazo y la llevé hacía la puerta a rastras. Fushiguro se quedó de pie en silencio, esperando que estuviera mirando en nuestra dirección me gire agitando una de mis manos.
“¡Nos vemos pronto!”
Ya en los pasillos solté el agarre de Maki y continuamos caminando hacia la salida principal de la escuela
“Ya me las van a pagar, no puedo creer que tenga que aguantar que todos me molesten”
“Si, Maki, ya podrás tomar tu revancha. Pero por ahora enfoquémonos en la gran tarde que nos espera”
“No creas que me he olvidado de ti Nobara”
“¿Y yo qué hice ahora?”
Puse mi cara de cachorro abandonado, esperando que Maki se olvidara de las bromas que había hecho antes en la biblioteca.
“La que ríe último ríe mejor y yo tengo bastante paciencia”
Concluí que no dejaría esto pasar, pero de todas formas aprovecharía esta salida para obligarla a perdonarme. Al final no había sido para tanto, solo bromas entre amigas.
El centro de Tokio nos esperaba.

Notes:

Espero les haya gustado, se me ocurrió esta tierna situación de Fushiguro cubriendo a Nobara con una manta y pos quise escribirla. Gojo obviamente se llevaría el crédito de las buenas acciones de Fushiguro JAJAJ
Creo que agregaré el pov de esta situación y el de la biblioteca. Sospechoso igual que Fushiguro se pusiera tan nervioso con encontrarse a Nobara no? Y ocultar ese libro? Qué habrá estado leyendo jejejeje
Bueno, no lo sabrán hasta unos capítulos más adelante.
Me ha divertido bastante escribir esto así les agradezco a quienes estén siguiendo esta historia y espero leerles en comentarios, hablar con ustedes me hace muy feliz!!

Chapter 9: Bajo la luna

Notes:

Este capitulo se sitúa entre el primer encuentro que Nobara tuvo con Fushiguro y cuando comenzó a trabajar en la biblioteca.
Era un capitulo que había olvidado subir, por lo que pido me perdonen por el desorden en la historia :(
Saluditos!!

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Chapter Text

La luna brillaba sobre nosotros, pero el cabello blanco de Satoru Gojo parecía absorber toda la luz, un poco de bruma comenzó a bajar lo que hacía la escena aún más fantasmal. Tomé aire e intenté calmarme, no entendía de dónde venía tanto nerviosismo de un momento a otro. Probablemente esto sentían quienes se enfrentaban a Satoru Gojo y lamentablemente ante sus ojos hoy yo no era su querida estudiante, simplemente era una extraña que no inspiraba confianza.
“¿Qué te sucede? ¿Te comieron la lengua los ratones?”
Podía escuchar su cinismo lo que provocó que comenzara a temblar, todos mis sentidos más arcaicos se activaron como si fuera una pequeña presa a punto de ser devorada. Era claro que él tenía el control de la conversación.
Hubo una pequeña pausa y antes de que pudiera comenzar a explicar mi escabrosa situación fui interrumpida con una pregunta.
“Dime, ¿quién eres?”
Levanté la vista y sus enormes ojos azules estaban completamente descubiertos, pero podía sentir como me observaba desde arriba, estudiando cada movimiento, cada duda, cada respiración ¿Por qué me preguntaba eso otra vez?
“Ya le habia dicho, mi nombre es Nob-“
Acercó su cara agachándose unos cuantos centímetros hasta quedar a mi altura, yo reaccioné estirando mi espalda hacia atrás y retrocediendo un paso para mantener un poco de distancia entre ambos y dando un paso hacia atrás.
“Tu no tendrías que estar aquí, ¿Verdad?”
Quedé congelada, Satoru Gojo se alejó nuevamente volviendo a su posición original por solo unos segundos, para luego pasar a mi lado sin decir una sola palabra. Supuse que quería que lo siguiera a otra parte lejos de las habitaciones de los estudiantes, lejos de Fushiguro.
Finalmente se detuvo frente a unas bancas muy parecidas a las que había ocupado con Fushiguro unos minutos antes. Se giró hacia mí y se sentó completamente estirado sobre el respaldo del asiento, ocupando todo el espacio disponible apoyando sus brazos extendidos a los largo de la banca. Guardó silencio, como si me estuviera permitiendo responderle, dándome permiso para explicarle lo que sucedía. Pero lamentablemente yo era quien necesitaba respuestas.
Concluí que si mi abuela había sido capaz de notar algo diferente conmigo, era obvio que un hechicero con técnica tan poderosa como la de los 6 ojos podía leer fácilmente a través de mi. Probablemente ya se había dado cuenta.
Respiré hondo e intenté resumir de la mejor manera posible toda la situación
“Soy Nobara Kugisaki, pero de un futuro en el cual tu eres sellado por unas maldiciones especiales y yo soy asesinada”.
Estiró su cuello hacia atrás y se rascó la cabeza sin inmutarse con lo que había dicho, ni siquiera estaba segura de que me hubiera escuchado por lo que volví a repetirlo.
“Dije que vengo de un fu-“
“Si te escuche la primera vez”
Me interrumpió con una seria voz seria y cortante, no me gustaba estar en est posición. Tener a Gojo de enemigo era el peor de los resultados posibles, se le haría muy fácil matarme. Me sentía completamente indefensa en esta situación y eso encendía mi rabia. Ignoré mi miedo y me concentré en mi enojo, apreté mis puños y agarré todas mis fuerzas para continuar la conversación.
“Entonces ¿por qué no reaccionó? Acabo de decir algo increible”
“Exactamente por eso, porque es mentira ¿Un futuro en el que pierdo con unas maldiciones de grado especial? Yo nunca pierdo”.
Guardó unos segundos de silencio, puso sus codos sobre sus muslos y entrelazó sus manos mirándome directo a los ojos.
“Porque yo soy el más fuerte”
No pude evitar poner cara de desagrado, esta interacción era suficiente para darle la razón a la molestia que sentía mi abuela, el director Yaga, Maki y Fushiguro. Escucharlo decirse a sí mismo “el más fuerte” era muy incómodo. Tomé aire y cerré los ojos intentando ignorar que probablemente Satoru Gojo veía a través de mi alma.
“No tengo tiempo para esto, YO NO FUI LA ÚNICA QUE MURIÓ, después de que te sellaron nos atacaron con todo lo que tenían. Y TODO FUE TU CULPA POR PERMITIRTE CAER EN ALGUNA TRAMPA ESTUPIDA”.
Lágrimas comenzaron a caer de mis ojos, recuerdo todas las personas heridas, las caras derrotadas, a Itadori completamente destrozado con sangre por toda su cara, era demasiado doloroso tener esas memorias tan vívidas. Intenté respirar para volver a tranquilizarme y cuando logré controlar mi respiración caí en cuenta que acababa de gritarle a Satoru Gojo y técnicamente lo había llamado un estupido. Me quedé quieta y en silencio, como si estuviera frente a un animal salvaje y el no moverme me hiciera desaparecer de su área de visión.
“Eres bastante convincente, digamos que creo tu historia ¿cómo lograste llegar aquí, utilizaste alguna técnica maldita?”
Con las mangas de mi ropa me sequé las lágrimas y lo miré confundida.
“No se como pasó, pensé que usted podría ayudarme a descifrarlo”.
Gojo-sensei se rió con grandes carcajadas, completamente abstraído de la situación. Prácticamente ignorando que acaba de llorar y gritarle.
“Bueno, lo único que puedo decirte es lo que veo con mis seis ojos, ¿quieres escuchar? Tal vez no te guste mi historia”.
Tragué saliva, así que efectivamente veía algo a través de mí, asentí con mi cabeza mientras seguía limpiándome la cara de las lágrimas que había derramado.
“Veo dos flujos de energía maldita, por lo que supongo deben haber dos almas. Una de ellas esta completamente sellada mientras que la otra probablemente eres tú. De alguna manera estás actuando como una vasija para ti misma. No entiendo mucho de estos tecnicismos así que no me pidas que te lo explique”.
Lo quede mirando y luego vi mi pecho tocando mi corazón.
“Pero eres el profesor, deberías poder explicarme a que t-“
“Shh, no hay nada más que te pueda decir. Intentaré averiguar más con otros adultos. Y bueno, ¿cuál es tu plan chica del futuro?”.
“No lo sé, necesito recopilar toda la información que tengo en la cabeza y luego intentar establecer los tiempos en los que sucederán los hechos importantes. El enemigo que enfrentamos en Shibuya estaba preparado para vencerte, tenían un plan preparado con antelación. Solo debo adelantarme y encontrarlos antes. Bueno, encontrarlos y dejar el resto al más fuerte supongo”.
Gojo-sensei dejó escapar una risa nuevamente mientras se ponía de pie y se acercaba lentamente a mi
“Ok, ahora si soy el más fuerte al parecer”.
Puso su mano sobre mi cabeza y me desordenó el cabello. Ambos nos miramos, en su cara parecía haber vivido un dejavu. No era la única.
“No dejaré que mis queridos estudiantes pasen por esa terrible situación, si hay una oportunidad lo evitaré”.

Notes:

Bueno, intentaré darle la mejor lógica a como volvió al pasado pero por su puesto tiene un poquito de fantasia JAJJAAJA.
Gojo es el mejor profesor, lo quiero y lo extraño mucho. Espero seguir escribiendo de el en los próximos capítulos.
Les leo en comentarios!

Chapter 10: Perdidas en Tokio

Notes:

Me demoré bastante en escribir este capítulo. Tenía las ideas rondando pero finalmente pude sacarlo adelante.
Realmente comencé a trabajar en horario completo hace poco por lo que no he tenido tiempo pero espero poder completar este trabajo que me ha gustado tanto escribir.
El capítulo de hoy se contextualiza luego de que Maki y Nobara salen de la escuela rumbo a la ciudad de Tokio.
Cosas suceden jeje

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Chapter Text

Maki me llevó por las iluminadas calles de Tokio, primero visitamos la Sky Tower, recordé que Gojo-sensei nos había prometido llevarnos de excursión pero nunca pudo cumplirlo. La vista era asombrosa, se podía ver toda la ciudad y las luces de los edificios conseguían formar figuras hipnotizantes. Luego llegamos al barrio de Akihabara, el cual previamente ya había conocido con Itadori y Fushiguro. Grandes pantallas estaban en cada edificio al que mirabas, numerosos grupos de gente iban de un lugar a otros y la música de las tiendas te llegaba a ensordecer.
En esa ocasión, Itadori había entrado en un colapso al ver tantos juegos y cosas de anime que corría de un lado a otro, mientras Fushiguro solo lo observaba a la distancia tomándose un café. Por mi parte recuerdo haber gastado bastante de mi sueldo en lindos accesorios que había encontrado en tiendas de segunda mano.
Esta vez, junto con Maki, recorrimos las calles y me mostró algunos cafés y restaurantes a los que habitualmente iba cuando tenía descansos entre las agotadoras misiones que debía cumplir como estudiante de primer año de la escuela de hechicería.
“Este es el favorito de Yuta”
Me quedé en silencio y le sonreí.
“Así que sueles venir con él”
Maki giró su cabeza mostrándome su cara molesta.
“Claro ¿con quién más crees que puedo venir? Panda no puede salir de la escuela muy seguido porque es un maldito panda y Toge solo habla en un idioma de comida, por su puesto que la única opción para tener una tarde normal es Yuta”
Hasta ese momento no me había percatado de lo complejo que debía haber sido para Maki convivir con sus compañeros de clase, se notaba que les quería mucho y que confiaba en ellos pero claramente debía ser difícil convivir en la cotidianidad. Estar con Yuta debía significar poder ser una adolescente normal por unos momentos y no solo una hechicera.
Por lo menos para mi era así, cuando salía con Itadori y Fushiguro a veces olvidaba que existían las maldiciones y me sentía una estudiante de secundaria normal. Recordé que antes me molestaba que sus personalidades fueran tan diferentes, Itadori siendo demasiado infantil y Fushiguro siendo demasiado serio, pero ahora agradecía que hubieran sido mis compañeros porque podía llevarme bien con ellos y conversar de diferentes cosas sin mayores problemas. Algo que probablemente no le pasaba a Maki.
Un golpe de nostalgia me llenó el corazón y abracé a Maki.
“Pues ahora puedes salir conmigo Maki, no me iré a ninguna parte”
Maki comenzó a reír.
“Ey, tampoco es tan terrible. Pero debo decir que estoy muy feliz de que llegara otra chica normal, lo necesitaba”.
Comimos en un lugar de ramen y seguimos caminando sin un rumbo fijo hasta llegar a la estación de metro.
”Ahora el plato final, lo mejor de lo mejor”
Maki me tomó del brazo y me guió por los pasillos hasta subirnos a uno de los tantos metros disponibles en los andenes.
“¿A dónde vamos ahora?”
Le pregunté intrigada y recuperándome de la carrera que Maki me había obligado a hacer para tomar el metro a punto de partir.
“Es una sorpresa, solo debes esperar, son pocas estaciones”
Suspiré y me apoyé en la puerta con mi vista fija en mis pies, había caminado mucho hoy. La vida no era tan terrible, pensé. Tal vez podía disfrutar un poco de esta vida prestada, agradecer esta segunda oportunidad y enfocarme un poco en vivir.
Pero el aviso de haber llegado a una nueva estación me sacó de mis inocentes pensamientos.
“Estación de Shibuya”
Un escalofrío recorrió mi espalda.
“Esta es nuestra parada, apresúrate”
Maki me tomó del brazo nuevamente y me tiró fuera del vagón sin dejarme reaccionar. Mis piernas no respondían a mis comandos y solo seguían el movimiento automático de caminar mientras era impulsada por la fuerza de Maki.
Me llevó por los corredores de la estación y no pude evitar mirar a todos lados, sentía como mi corazón comenzaba a latir rápidamente.
“Es-espera Maki, dame un momento”
No recordaba exactamente dónde había ocurrido mi última pelea ni dónde había caído al suelo luego del golpe de gracia de Mahito pero claramente había sido en algún lugar de esta enorme estación.
“¿Te sucede algo Nobara?”
Claro que si me pasaba algo, no podía respirar. Sentía como mi garganta se apretaba y no dejaba pasar el aire, o tal vez solo era la sensación de la ansiedad y los recuerdos que taladraban de mi cerebro. Intente contar hacia atrás para silenciar un poco mi cabeza y poder tomar nuevamente el control.
“Estoy algo agobiada con la gente, creo que estar tanto tiempo aislada en la biblioteca me convirtió en una ermitaña”
Intenté reír pero tenía el pecho muy apretado, en cualquier momento presentía que podía ponerme a llorar. Tenía la respiración agitada, cada lugar donde mis ojos se posaban provocaban recuerdos muy vívidos del incidente.
Comenzó a dolerme la mitad del rostro y puse mi mano para ejercer presión, sentía que me iba a explotar la cabeza.
“Ey, respira con calma, no pasa nada”
Sujeté la mano de Maki con mucha fuerza, mientras me seguía presionando la cara. Este dolor era demasiado real para ser solo imaginación, iba a morir otra vez y por alguna razón estaba muy segura de eso.
El ruido de mi respiración se hizo fuerte y la gente de alrededor comenzó a girarse para mirar curiosos lo que ocurría. Sentía que probablemente era un gran espectáculo, normalmente no me molestaba tener la atención de la gente, pero en esta situación solo quería que me ignoraran.
“Nobara, escúchame. Intenta seguir mi respiración, no pasa nada, solo estás hiperventilada”.
Maki nuevamente intentó calmarme, levanté la mirada y nuestros ojos se encontraron. Probablemente ya estaba llorando y se veía en mi cara el miedo que estaba sintiendo en esos momentos.
“Ayúdame, por favor”
Mis piernas fallaron y comencé a caer, no pude hacer nada para evitarlo. De pronto sentí como alguien me atrapó desde mi espalda tomando la mayor parte de la caída. Al estar sentados en el suelo el desconocido procedió a agarrar ambos de mis brazos y los cruzó por delante de mi pecho poniendo sus propias manos sobre las mías ejerciendo un poco de presión.
“Concéntrate en el movimiento que iré haciendo y ve respirando en ese ritmo”
Al comienzo me asuste de que un extraño estuviera tan cerca de mi, pero algo en su voz me calmó. Además en esa condición no había mucho que pudiera hacer para negarme a su petición.
Comencé a hacer lo que él decía y mi respiración fue relajándose. Podía sentir su corazón algo acelerado, probablemente asustado por mi culpa. Daba pequeños golpecitos en mis manos, mientras mis agitados aliento iba coincidiendo con la respiración del extraño que me tenía en sus brazos. De un momento a otro me sentí muy segura y contenida.
“Eso, muy bien, continua con el movimiento, todo va a estar bien”.
Cuando ya logré tomar el control de mi respiración y los latidos comenzaron a disminuir, pude percibir el perfume que inundaba el lugar y no pude evitar notar que me parecía familiar.
La persona desconocida soltó mis brazos cuidadosamente y se alejó unos centímetros de mi.
“Sigue haciendo el movimiento por ti sola, creo que ya lo tienes controlado Kugisaki-san”
Me giré de inmediato al escuchar mi nombre.
“¿Itadori?”
”Debemos dejar de encontrarnos así en el metro, perdón por tocarte otra vez sin preguntar”
”¿Otra vez?”
Maki estaba frente a nosotros completamente confundida pero algo aliviada al verme mejor.
“No te imagines cosas Maki”
Maki se agachó a mi altura y me ofreció su mano para ponerme de pie.
“Nobara, no vuelva hacerme esto, me asusta muchísimo. No sé qué hubiera pasado si no hubieras intervenido”
Me puse de pie rápidamente y vi como Maki se reverenciaba hacia Itadori, este avergonzado negaba con la cabeza y las manos.
“No fue nada, hace unas semanas hice un curso de primeros auxilios. Era lo mínimo que podía hacer”
Itadori dirigió su preocupada mirada hacia mi, como un cachorrito herido. El destino era cruel y despiadado ¿Cuáles eran las probabilidades de volver a encontrar con él de esta manera?
“Ya estoy bien, no tienes que mirarme así. Soy más fuerte de lo que parezco”
Puse mis manos en mis caderas y le sonreí.
“Nunca dije que parecieras o fueras débil, en verdad me pareces bastante valiente”
Me miró y me devolvió la sonrisa, la cual igual que siempre era mucho más brillante que la de cualquier otra persona. Ahora que la veía de cerca, la sonrisa de Yuta no estaba ni cerca de competir con la sonrisa de Itadori.
Sentí como mi corazón reaccionó a esto y sin pensarlo puse mi mano en mi pecho.
Itadori enseguida soltó su sonrisa y se me acercó preocupado posando su mano en mi hombro.
“Estás bien, ¿te dolió el pecho otra vez?”
Al verlo de tan cerca nuevamente hubo un pellizco en el corazón y sentí como mis mejillas se iban acalorando.
“No, no me pasa nada Itadori. Necesito un poco de espacio, eso es todo”
Me alejé unos pasos y miré hacia la dirección contraria a su cara, topándome con la de Maki. Ella tenía sus brazos cruzados mirando desde la distancia.
“Si, esta bien Itadori. Yo puedo encargarme desde aquí”
Maki tenía una mirada traviesa en su rostro, sabía que había notado algo que usaría en mi contra en cualquier momento.
“Tal vez necesita ir a la enfermería, puedo acompaña-”
”¡ITADORI POR QUÉ TE DEMORAS TANTO!”
Un grito interrumpió el ofrecimiento de Itadori, mire desde donde provenían y pude ver a otros chicos con el uniforme de Itadori. Probablemente había dejado de lado a sus compañeros por mi, otra vez. Que idiota.
“Creo que te están llamando, no los dejes esperando”.
Me apresure a decirle, mientras lentamente volvía a mirarlo con mucha cautela. No estaba segura si mi corazón resistiría otra de sus aterradoras sonrisas.
“Si, no te preocupes, prometo que me aseguraré de que esté bien”
Maki le guiñó un ojo y luego me golpeó la espalda un poco demasiado fuerte.
Hubo un silencio y percibí duda en su cara mientras alternaba su mirada con nosotras y sus amigos. Luego se decidió y se fijó completamente en mí.
“¿Pueden avisarme cuando lleguen a tu casa?”
Fue ahí cuando volví a recordar que todavía no le escribía.
“Claro, dame tu número, puedo escribirte en cuanto lleguemos”
”Claro, te lo escribo enseguida”
Itadori no había dicho nada, no me lo recriminó ni hizo ningún comentario al respecto a la semana completa que lo había ignorado.
Antes de que Maki pudiera pasarle su teléfono para intercambiar información, tomé el que Itadori tenía en su mano y procedí a escribir mi número y guardarlo.
Tomé a Maki del brazo y la llevé unos cuantos metros lejos de ahí, Itadori seguía congelado en el lugar.
Cuando estuve a una distancia segura, intentando no arrepentirme de lo que acababa de hacer me giré y lo miré fijamente.
“Escríbeme tú , no me gustan los cobardes”
Le saqué la lengua y luego procedí a continuar arrastrando a Maki nuevamente hacia los andenes para tomar el tren de regreso a la escuela.
Tal vez no era tan mala idea vivir un poquito.

Notes:

Espero les haya gustado, la escena de Itadori y Nobara es sacada de un dorama It’s okey not be Okey, o algo así. En este el ml procede a ayudar a la fl con un ataque de pánico utilizando un movimiento que creó llaman “mariposa”.
Quiero hacer este POV de Itadori también, pero antes creo que avanzaré un poco con la historia principal jeje.
Les leo en comentarios y agradezco la paciencia!

Chapter 11: Llamadas en el auto

Notes:

Han pasado meses desde la última publicación y hacia pensado den abandonar este proyecto, pequeñísimo proyecto, pero debido a los últimos acontecimientos me motivé a corregir y revisar un capítulo que había dejado a medio terminar.
Espero les guste, aun me queda material que había dejado listo para publicar posterior revisión y corrección. LA VERDAD no prometo nada porque mis horarios son algo acotados, me tomé toda la tarde reescribiendo mis ideas, pero creo quedé contenta con el resultado.
Creo que cambie mi manera de escribir, siempre me pasa cuando vuelvo a mis fanfics así que pido disculpas de antemano si es más enredado así.
Cualquier comentario para mejorar lo tomare!!

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Logramos entrar al vagón y sorprendentemente este se encontraba vacío, por lo que no fue difícil sentarnos.
Estaba completamente agotada, enfrentar un ataque de pánico no era algo de lo que te puedes recuperar fácilmente. Apoyé mi cabeza en el hombro de Maki buscando descansar de tal experiencia.
"Está bien” suspiro Maki “por ahora podrás descansar, pero en cuanto lleguemos a la estación deberás responder todas mis preguntas”. Su tono aparentaba ser serio, pero no era difícil notar que simplemente le interesaba escuchar el chisme completo.
No le respondí y seguí con mis ojos cerrados. Solo quería descansar un poco la vista, realmente dormir no era una opción, probablemente las pesadillas no me dejarían tranquila.
Para mi sorpresa, sin darme cuenta el cansancio fue más profundo que el miedo, por lo que logré dormitar durante algunos minutos. Maki me despertó con unos suaves toques en mi cabeza.
“Ya llegamos” la voz de Maki era dulce y tranquila, abrí los ojos y me encontré con su sonrisa, “llamé a Ijichi así que nos estará esperando en la salida de la estación para llevarnos a la escuela”.
Me froté los ojos y bostecé largamente, estiré mis brazos y me preparé para ponerme de pie. Al caminar a la puerta Maki se me acercó lentamente.
"No creas que olvidé lo que dije antes, no vas a escapar de mí”.
Su maquiavélica voz provocó escalofríos recorrió mi espalda, realmente era persistente.
“No sé de lo que hablas Maki-san”, sin darme vuelta levanté mis hombros aparentando ignorancia, “no recuerdo nada de lo que pasó”, por fin gire mi cara para encontrarme con sus ojos, “los ataques de pánico pueden causar amnesia temporal”.
"Que mentirosa eres Kugisaki-san”, Maki imitó aterradoramente a la perfección el tono de voz de Itadori, no iba a dejarme pasar esto.
Caminamos fuera de la estación y ahí estaba Ijichi limpiando los vidrios del auto.
“Hola chicas, espero que te sientas mejor Kugisaki-san”. Ijichi abrió la puerta para nosotras dejándonos pasar, siempre era muy atento y amable.
“Muchas gracias Ijichi-san, ya me siento mucho mejor”. Le sonreí y él hizo lo mismo.
Puse un pie dentro y supe que no tenía escapatoria. Sin siquiera dejarme abrochar el cinturón, Maki me confrontó sin dudarlo.
“¿Quién era ese chico?”, preguntó mirándome a los ojos, una de sus cejas estaba levantada, como si estuviera sugiriendo algo.
La miré cansada, suspiré e intenté ignorarla. Abroche mi cinturón y me acurruque en el asiento intentando hacerme la dormida. Pero Maki claramente no solitaria el tema, agarró mi brazo moviéndome de un lado al otro
“Oye, no te duermas, ya descansaste lo suficiente ¿Quién era ese chico?”
Me volví a acomodar en el asiento y deje salir un profundo suspiro, más parecido a un quejido si soy sincera. Analice los acontecimientos, la manera de satisfacer la curiosidad de Maki sin dejarme al descubierto y darle más material para hostigarme.
“Es un chico que conocí el primer día que llegué a Tokio” comencé a contarle muy poco animada, tratando de darle la menor importancia, “en el tren me ayudó con mis maletas y …”, en ese momento me arrepentí de seguir con la historia, considerando que esto terminaba conmigo llorando en los brazos de un desconocido.
El silencio se hizo más largo y Maki no lo aguantó.
“¿Y qué? No te detengas en la mejor parte”, su voz salpicaba curiosidad.
Mire hacia arriba esquivando sus ojos.
“Es vergonzoso”, dije sin mirarla y casi silenciosa.
No quería decirle que me había puesto a llorar de la nada y que había dejado que un chico desconocido me consolara. Aunque claramente para mi Itadori no era alguien desconocido.
Maki tuvo piedad y aceptó mi historia, cruzó sus brazos y se rió sola, claramente formulando una broma.
“Así que te gustan los altos con espaldas grandes y personalidad de cachorrito”, Maki bajó sus lentes y busco mi mirada, su sonrisa era sugerente.
Nuestros ojos se encontraron y no supe qué responder, solo atiné a golpear el brazo de Maki, no podía creer que había dicho algo tan vergonzoso en voz alta. Claramente Ijichi había escuchado porque nos miraba sonrojado por el espejo retrovisor intentando ignorar lo que estábamos hablando, producto de esto prendió la radio.
“Maki, no digas eso”, bajé la voz y miré el retrovisor, Ijichi intentaba actuar normal pero claramente lo había escuchado todo.
”Nobara, que tímida eres. Es solo una observación”, el tono burlón de Maki no me soltaba en ningún momento. Me encontraba vulnerable.
Maki comenzó a reírse a carcajadas mientras mi cara estaba completamente roja y mi ceño fruncido.
“Estas equivocada si piensas que me gusta”, mire por la ventana, tratando de calmar mi vergüenza, “es solo un chico que fue amable conmigo y con el que estoy en deuda” no pude evitar recordar al Itadori de mi línea temporal y las veces que me había ayudado, era irrisorio como el Itadori de esta línea seguía ayudándome sin siquiera conocerme, “de alguna manera”
Al pensar en la ayuda que me había dado Itadori, recordé que no había comprado nada para Fushiguro. Tragué saliva, llegar con las manos vacías me sabía bastante mal. Mi plan era comprarle algo al final de nuestro recorrido, pero con todo lo que había pasado lo había olvidado por completo.
Mire a Maki, seguía con sus brazos cruzados y me miraba con cara incrédula.
"Claro, pues entonces dile eso a tu cara, está completamente roja”, volvió a sonreirme subiendo una de sus cejas, claramente eso significaba otro comentario vergonzoso, “Además fuiste tú quien le dio su número diciéndole que te escribiera porque no te gustaban los…” hizo una pausa aparentando no recordar mis palabras, “Mmm, ¿cómo era que dijiste? Ah sí, co-bar-des”
Separando las sílabas simplemente me dejó aún más enterrada en el barro, el mismo Ijichi no logró ignorar lo vergonzoso de la frase. ¿Por qué había dicho eso?
Claramente no lo había pensado bien, cualquiera que no me conociera pensaría que estaba interesada en Itadori, cuando era claro que no. ¿Verdad?
“Solo fue una broma, nada serio”, intenté excusarme de alguna manera. No tenía una explicación más que solo haberme dejado llevar por el momento. Había tenido un ataque de pánico por el amor de dios.
Maki se giró hacia mí y me miró seriamente.
“Pues no creo que sea correcto jugar con los sentimientos de ese chico, parece bastante bueno e inocente como para que le mientas en la cara”, su tono era tranquilo, no estaba bromeando. Y claro que lo sabía, yo conocía al verdadero Itadori, no habia nadie más idiota y bueno que él.
Sabía que Maki tenía razón, pero de alguna manera sentía que me estaba dando demasiado crédito. Nuestras interacciones habían sido demasiado accidentadas: una chica que llora de la nada en un vagón de metro y que sufre ataque de pánico en estaciones. No era una imagen muy atractiva, nada que ver con mi verdadera yo. ¿Tan patética era?
“No creo que se interese así por mi tampoco” suspiré casi decepcionada al pensar en mi imagen social destruida, reducida a una pobre chica llorona, “yo creo que pensará que soy alguien intensa y problemática y no volverá a hablarme nunca más”. Y era lo mejor, mientras menos interacciones tuviera con él en esta línea de tiempo, más posibilidades tenía de salvarlos a todos.
Fue entonces cuando mi celular comenzó a sonar, busqué en mis bolsillos y me detuve un momento antes de contestar. Un nombre aparecía e inundaba mi cabeza con más dudas.
”Mmm, si claro” Maki giró sus ojos y continuó su tono de burla, “se ve que lo intimidaste bastante”
Era Itadori quien llamaba, quedé mirando el teléfono unos segundos sin saber muy bien qué hacer.
“Contesta”, Maki empujó mi hombro, “Y ponlo en altavoz, quiero escuchar esto”, ahí estaba su tono de burla otra vez.
Ijichi bajo la música para permitirme hablar con más comodidad, aunque hubiera preferido que ninguno de los dos pudiera presenciar este momento.
Mis ojos fueron del retrovisor a Maki y luego al retrovisor de nuevo. Era nuevamente imposible evitarlo. Conteste y nadie habló primero.
“¿A-alo?”, hablé con duda, suave como si quisiera que nadie me escuchara ni me respondieran del otro lado. Maki apretó el altavoz sin dejarme evitarlo.
”H-hola” su voz era suave y nerviosa, muy diferente al estallido de alegría al que estaba acostumbrada, “d-disculpa por llamarte” continuó tomando pausas, como si tratara de respirar y hablar en tiempos distintos. “S-se que dijiste que escribiera” nuevamente se pauso y se escuchó su agitada respiración, “pero pensé qué tal vez podría dolerte la cabeza ver la pantalla”, pensé en la pésima excusa que esto se escuchaba, “y-y qué tal vez hablar se te haría más cómodo y fácil”.
Mantuve un largo silencio, escuchar su voz nerviosa a través del teléfono era algo que producía sensaciones extrañas que intenté ignorar ¿Ese efecto le provocaba llamarme por teléfono? Algo agitó mi corazón, pero mi reacción fue golpearme el pecho. No iba a permitir que nada se moviera sin mi permiso.
Maki me seguía sonriendo claramente burlándose de toda la situación.
“Aunque también pensé que podría ser invasivo simplemente llamarte sin avisar” su respiración parecía haberse relajado, ya no titubeaba en sus palabras “tal vez hasta parecer impertinente…”
Noté que hizo una pausa por lo que continué en silencio simplemente escuchando sin intenciones de interrumpir lo que fuera que estaba intentando expresar.
“Pero dijiste que no te gustaban los cobardes”, su tono era serio y seguro, “así que aquí me tienes haciéndome valiente”, era casi posible escuchar la tonta sonrisa que su cara tenía en estos momentos.
Maki e Ijichi reaccionaron al instante, la primera se llevó la mano a la boca tratando de aguantar la risa, mientras que Ijichi simplemente se sonrojó silencioso.
Yo por mi parte quedé en blanco, ¿Qué clase de frase era esa? No podía responder de ninguna manera.
”Mhm”, fue lo único que se me ocurrió decir y al girar mi cabeza Maki movía sus manos señalando que dijera algo más.
“Así que, ¿Cómo estás?”, por fin un salvavidas para tener una conversación normal, pensé.
“E-estoy bien, camino a la escuela. Gracias por preguntar”, tragué saliva, me sentía observada y nerviosa.
Escuché un gran suspiro de alivio, “Me alegro mucho”, se escuchaba su voz mucho más relajada y alegre, “en verdad estaba preocupado, recuerda tomar agua, recostarte y tomarte las cosas con calma”
No pude evitar sonreír al escuchar su preocupación, pero al momento de notar mi reacción volví a poner mi cara de póker esperando que Maki no se hubiera dado cuenta.
“Bueno, gracias por todo otra vez”, volví al tono neutral, intentando terminar la conversación más rápido para no darle más excusas a Maki para molestarme, “que tengas una linda noch-“
”Ey, disculpa. Pero antes que cuelgues quería preguntarte algo”, Itadori me interrumpió y al mirar a Maki estaba entusiasmada por lo que venía. Yo solo atiné a poner mi dedo sobre mis labios pidiéndole mentalmente que guardara silencio.
“C-claro, dime”, tragué saliva, intenté no ponerme nerviosa ni estar expectante de sus palabras, pero las miradas de Maki y Ijichi por el retrovisor no ayudaban.
“Bueno”, nuevamente tomó una pausa, como si estuviera pensando muy bien sus palabras, “Se que es tu primera vez en Tokio y me preguntaba si tenías planeado ir a Shibuya para Halloween, porque pensaba que sería genial ir en grupo y que pudieras conocer una parte más festiva de la ciudad”, volvió a tener una pausa casi esperando una respuesta, pero antes de poder inventar alguna excusa volvió a hablar, “puedes decirle a Maki-san y tus otros compañeros, entre más seamos mejor”.
Tragué y guardé silencio. No había pensado lo cerca que estaba esa noche en particular.
Maki levantó su pulgar y asintió mientras me guiñaba uno de sus ojos.
“No sé si sea buena idea”, negué con mi cabeza mirando a Maki seriamente, “hoy solo con las personas en la estación casi me desmayo” continue, estaba siendo realmente sincera en esta ocasión, “no puedo imaginarme con el caos de Halloween”.
La verdad, en algún momento celebrar Halloween en Shibuya parecía un sueño, viniendo de un pueblo pequeño te llegan historias, lo sorprendente de la fiesta que se formaba. Pero luego de los acontecimientos, luego de mi muerte, no me parecía muy atractivo asistir.
En verdad no me parecía mala idea, la verdad siempre había querido disfrutar de esta fiesta, me encantaba disfrazarme. Pero no me creía capaz de enfrentarme a eso ahora.
Hubo un pequeño silencio al otro lado de la línea, pensé en terminar la conversación, pero nuevamente Itadori arremetió con otro intento.
“Sé que puede ser aterrador, pero no tienes de qué preocuparte” su voz estaba sumergida en confianza y sincera bondad, “Si yo estoy ahí te aseguro que no te pasara nada, puedes apoyarte en mí las veces que necesites y quieras hacerlo”.
Solo reaccioné suspirando, era difícil rechazar su invitación si parecía tan empecinado en convencerme de que todo estaría bien.
Guarde silencio y pensé en lo que hablaba con Maki antes de la llamada ¿Era posible que Itadori estuviera interesado en mí? Solo volver a pensar en eso hizo mi corazón saltar un poco más, intenté ignorarlo, pero no pude. Rechazaba la idea, solo veía a Itadori como un amigo, un amigo muy importante. Pero también era verdad que este Itadori no era el mismo.
El silencio se hizo presente, pensar en eso solo me mareó aún más. Maki me miraba casi rogando que dijera algo, del otro lado del teléfono Itadori aguardaba mi respuesta respetuosamente en silencio, dispuesto a no insistir más de lo necesario.
“Voy a pensarlo, no prometo nada”, finalmente las palabras dejaron mi garganta.
“Aún tengo tiempo para convencerte, lo tomaré como un reto”, su voz se escuchaba dulce, coqueta se podría decir, pero me era casi imposible creer en esa posibilidad. Casi.
“Dije que no prometía nada. No te hagas ideas”, le respondí mientras veía como ya comenzábamos a acercarnos a la escuela.
"Pues debes saber que cuando me propongo algo, suelo lograrlo”, tan seguro que sonaba, tan confiado, intenté mantener mi cara neutral pero no pude evitar negar con la cabeza y sonreí, pensaba en que opinaría el Itadori que conozco de todo esto. Me lo imagine avergonzado, diciéndome que él nunca diría esa clase de cosas. Y la verdad era que, de nuevo, este Itadori era otro sujeto, si pensaba en él como un hombre las cosas se hacían un poco más simples para mí, Yo si sabía tratar con ellos.
De pronto el auto se detuvo, avisando que ya habíamos llegado a destino.
“Acabo de llegar, voy a bajarme del auto así que debo cortar”, le comenté amablemente, la verdad había sido una llamada interesante y me había hecho pensar en otras cosas además de la terrible experiencia que había vivido momentos atrás.
"¿Puedo llamarte?”, pregunto algo angustiado, como si no quisiera que la llamada se terminara. Su seguridad parecía ser tan frágil que de alguna manera me hacía sentir en control de la situación.
"¿Ahora lo preguntas, no es lo que estás haciendo ahora?”, sentí como mi seguridad de a poco volvía a mí, ese era el truco. Tratar a Itadori simplemente como un hombre común y corriente. Aunque por teléfono era mucho más fácil intentar ignorar el hecho de quien era en realidad.
Hubo un pequeño silencio, tal vez mi comentario había sido excesivo y lo había avergonzado demasiado.
“Está bien, puedes llamarme, pero si no contesto es porque probablemente estoy ocupada, lo que es casi siempre”, suspiré decepcionada, claramente no lograba dividir mi concepto de Itadori a mi voluntad.
“No hay problema, puedo esperar lo que sea necesario ¡Que tengas una linda noche, descansa bien!”, su voz había vuelto a su tono animado y jovial, realmente era como un cachorrito moviendo la cola. Aun no me acostumbraba a que Itadori me tratara de manera tan diferente, pero imaginar que todo esto no era real me ayudaba un poco a dejarlo pasar. Al final esta no era mi realidad y mientras primero lo aceptara mejor para mí y para todos.
“El pobre está perdido”, la sonrisa de Maki era malvada, solo solo la mire y gire los ojos suspirando por su exageración. Me bajé del auto, pero antes de cerrar la puerta pude escuchar lo que me dijo.
“Y tú también”, puede ser que, si dijera la verdad, pensé.

Notes:

Gracias por leer y las personitas que guardaron el fanfic, espero escribir pronto, amo JJk y la noticia de que el manga termina pronto rompe mi corazón.
Nos leemos pronto, ojalá!

Chapter 12: Juego de cartas

Summary:

Hola a todas y todos, ha pasado un tiempo, pero hoy me llegó una notificación de un comentario y decidí terminar un capítulo que tenía a medias de hace varios meses.
Ahora ya se acabaron mis borradores por lo que probablemente me demore en escribir otros capitulo completamente de cero.
Eso sí, tengo la idea de un capítulo que pase en halloween donde veremos al trio principal bastante enfrentado. Espero lograrlo escribir antes de fin de año (es broma, intentaré que sea pronto)
No pude terminar mi fanfic antes del final del manga, pero bueno.
¡Espero les guste este pequeño capitulo! Gracias por su apoyo incondicional.
Les leo en comentarios.

Chapter Text

Caminamos hasta el comedor y nos encontramos con todos los estudiantes de primer año reunidos, sentados alrededor de una mesa.
“Pensé que llegarían más tarde, Tokio es bastante atrapante” dijo Panda sin levantar su mirada. Estaba sentado, al parecer estaban jugando cartas.
"Salmón”, asintió Inumaki tirando una de sus cartas al montón que tenía frente a él.
“Estamos terminado esta partida, pueden unirse luego”, agregó Yuta sonriéndonos, claramente con muchas más cartas en su mano de las que debería tener alguien que estuviera pensando en ganar,
“Hubo algunos inconvenientes, pero lo importante es que estamos aquí”, dije mientras suspirando, ni siquiera quería recordar todo lo que había pasado. Me acerqué a donde estaban. Seguía cansada la verdad, y enseguida apoyé mi frente en la superficie de la mesa.
“Algunos inconvenientes es demasiado impreciso Nobara-san”, no me gustó el tono que Maki estaba utilizando, “te saltas todos los detalles jugosos”, claramente no lo iba a dejar pasar
“¿QUÉ? ¿ACASO TIENES CHISME MAKI?”, Panda soltó sus cartas en el momento golpeando la mesa con su mano.
”SAKE SAKE”, Inumaki lo imitó, subiendo al barco enemigo rápidamente.
Levanté mi rostro incorporándome a la situación, logré ver como Inumaki y Panda prestaron completa atención al relato que Maki estaba por hacer.
“¿Por qué están haciendo tanto alboroto?”, antes de que comenzara mi humillación pública, una voz cansada apareció a mis espaldas. Era Fushiguro, quien al parecer recién había decidido aparecer en el comedor para cenar. Justamente a tiempo, estaba con los ojos adormilados y rascándose la cabeza como si estuviera despertando de una siesta.
“Maki y Kugisaki estaban a punto de contarnos algo que sucedió hoy en su aventura por Tokio”, le susurro Panda poniendo en contexto a Megumi rápidamente, claramente no quería perder más tiempo.
Megumi al instante dejó caer su mano y dirigió su preocupada mirada hacia mí, estaba a solo unos pasos.
“¿Te sucedió algo?”, se notaba la preocupación en su tono serio y su ceño fruncido. Se me quedó mirando en silencio esperando una respuesta, igual que todos los demás.
Dudé si decir algo o no, pero la presión de los ojos de todos sobre mi fue algo que no pude soportar.
“Bueno”, suspire derrotada, pude sentir la emoción de la audiencia, “tuve un pequeño ataque de pánico en la estación de Shibuya” continúe mientras evitaba la mirada de Fushiguro a propósito.
Hubo un silencio, al parecer no era lo que esperaban, cuando volví a mirar en la dirección de Fushiguro me encontré con que estaba a solo unos centímetros de mi.
Parecía molesto, probablemente me encontraba patética, o se burlaría de mi dramatismo, pero no hizo nada de esto.
“¿Y estas bien?”, usó un tono suave y su rostro parecía adolorido.
“No fue nada grave”, me precipite a responder rápidamente, “Ya estoy bien, lo juro”, asentí dando un pulgar arriba.
Megumi resopló, sonriendo irónicamente, poniendo una mano en mi cabeza dando palmadas un poco pesadas. Eso sí, su expresión se había relajado confirmándome que mi respuesta había sido suficiente.
“Y TODO GRACIAS A TU CABALLERO EN RELUCIENTE ARMADURA”, Maki interrumpió y la atención volvió a ella en un segundo. No me dejó tiempo para nada, sólo pude mirarla intentando pedir piedad mientras los colores rojos poblaban mi cara.
“¿¿QUÉ DICES MAKI, DE QUIÉN HABLAS??”, Panda quien había vuelto a tomar sus cartas de la mesa las volvió a tirar, ahora de forma irreversible revolviendolas con todas las demás.
“¿¿SALMÓN??”, Inumaki se había levantado de la mesa girando completamente su torso para ver a Maki de frente, claramente olvidándose del juego.
”Ey chicos” Yuta intentó tranquilizar la situación notando mi incomodidad, "creo que Kugisaki-san no está cómoda hablando de esto, tal vez sea mejor volver a jug-", pero fue interrumpido rotundamente.
”¡Silencio Yuta! Vine la mejor parte”, Maki tenía una mirada orgullosa en su rostro, esto claramente no saldría bien para mi, “hoy tuve el encantador placer de conocer a Itadori”, pude notar las expresiones de pregunta de todos, claramente no les sonaba el nombre de ninguna parte.
En ese momento me pregunté si esto me ayudaría a cambiar el futuro, se suponía que Itadori sería presentado más tarde a todos. Estaba siendo pésima en esto de respetar las líneas temporales.
“Es un chico normal, sin poder espiritual” continuó exponiendo al público y dramáticamente giró en mi dirección provocando que todos hicieran lo mismo, “y es el novio de Nobara-san”.
Hubo una respuesta de sorpresa generalizada, podía escuchar cómo se preguntaban unos a otros si esto era verdad. Yo no quería ni siquiera levantar mi mirada, oculta entre mis manos.
”NO ES MI NOVIO”, alcancé a gritar entre tantos cuestionamientos al aire.
”Bueno”, Maki rodaba sus ojos y cruzó sus brazos, “al posible futuro novio de Nobara ¿Ahí está mejor?” remato sonriendo burlona.
Miré a mi alrededor y tuve que aceptar que no podría escapar de esta humillación pública, Panda e Inumaki con sus ojos como platos queriendo sabes aún más, sabía que no pararían ahí aunque se los rogara. Yuta miraba nervioso y se acercó a Maki para que bajara la intensidad de su voz.
Miré de reojo a Fushiguro, se había sentado a unos pasos de mí, pude alcanzar a observar que estaba con su rostro indiferente de siempre, pero había algo distinto. Me miraba intensamente, podía sentirlo. Solo desvió la mirada cuando nuestros ojos se encontraron, devolviendo su atención al grupo. Me llamó la atención.
“Solo es un chico que conozco y ya”, dije intentando traer calma a la situación aun mirando a Fushiguro, “Estoy lejos de estar interesada en tener un novio”, agregó finalmente mirando a los demás, bajándole el perfil a todo lo dicho por Maki.
“¿Podrías aceptar que te parece atractivo?” Maki me miraba sobre sus lentes, casi desafiándome, como si la respuesta fuera demasiado obvia.
Todos se giraron hacia mí, hasta Fushiguro que había permanecido en silencio todo este tiempo parecía querer escuchar mi respuesta. Y la verdad no sabía que responder, nunca había pensado en Itadori como una opción de hombre. Recuerdo haber llegado a decir que nunca estaría con él ni, aunque fuéramos las últimas personas en la tierra y era verdad. Pero este Itadori era sutilmente diferente, lo suficiente como para hacerme dudar sobre mi respuesta.
“¿No vas a parar hasta que te responda verdad?”, me incliné hacia atrás en mi asiento mirando solo a Maki.
“No me gusta la gente que se miente a sí misma”, Maki seguía con su tono desafiante.
Se siente la tensión en el lugar, nuestras miradas chocaban unas con otras.
“Ey Maki ¿no te estarás pasando un poco?”, Yuta no quería que esto se transformara en una pelea. Claramente esa no era mi intención.
“Está bien”, me levanté de mi asiento y levanté mis brazos en forma de rendición, “si me parece atractivo”.
Esa simple respuesta fue suficiente para que las cartas de la mesa volaran.
“¡UHHHH! Escuchaste eso Toge, estamos frente a una posible historia de amor” Panda tomó por los hombros a Inumaki y lo agitó.
”Sake, sake”, repetía una y otra vez Inumaki mientras era zamarreado por Panda.
”Chicos por favor, no hagan tanto alboroto” Yuta estaba intentando recoger el desastre de las cartas en el piso, “¿Ya estas feliz Maki?”, preguntó más nervioso que molesto.
“Claro, romper testarudos es mi hobbie”, Maki me sonreía complacida, pero sin maldad.
Yo le sonreí de vuelta.
”Yuta no seas tan aburrido, dame un abrazo de panda”, Panda atrapó a Yuta y lo hizo soltar todas las cartas que había recogido.
”Okkaka”, mientras Inumaki tiraba aún más cartas como arroz de bodas.
No me aguante la risa, realmente, aunque fuera a despensas de mi dignidad era lindo poder compartir con todos. Había pasado una semana completamente aislada trabajando en el informe para Gojo, además de todo el estrés de Shibuya, esto era exactamente lo que necesitaba. Si bien estaba molesta, miré a mi alrededor y no pude evitar pensar en lo afortunada que era de tener una segunda oportunidad.
De pronto sentí como a mi lado Fushiguro se paraba de su silla y en silencio caminaba hacia la puesta del comedor. Sin siquiera mirarme o despedirse.
“¡Ey Megumi, si te vas ahora te perderás la mejor parte!”, Maki le gritó, parándose, pero sin tener intenciones de moverse para detenerlo.
“Ya escuché suficiente” dijo serio sin detenerse, “si quieres hablar de cosas sin importancia pueden hacerlo, pero no esperen que participe”, su tono era completamente seco.
Hubo un pequeño silencio, parecía que un adulto le había llamado la atención a unos niños.
“Ay, si te pones así de serio y a hacer berrinche”, Maki tomó una maquiavélica pausa, “cualquier pensaría que estás celoso del pobre chico”.
Hubo un silencio, muy helado. Miré hacia donde se encontraba Panda y le negué con la cabeza para que no dijera nada más.
“Oh, tienes razón Maki, acaba de conocer a Kugisaki y ya se la quitaron”, claramente mi sugerencia no fue considerada.
“Sujiko”, por ninguno de los dos.
”Maki-san, no molestes a Fushiguro-kun”, Yuta intentaba hablar atrapado en los brazos de Panda.
Nuevamente hubo otro silencio y los ojos ahora estaban puestos en él.
”TSS”, hizo sonar su lengua con los dientes, parecía muy indignado, se rasco la cabeza sin girarse hacia nosotros “todo este ruido me dolió la cabeza, eso es todo”,finalmente insertó su mirada en el grupo, sus ojos se veían enfurecidos, “además, ¿por qué tengo que darles explicación a ustedes?”. Claramente no le gustaba el ruido ni los juegos.
Luego de esto se dio media vuelta y salió en dirección a los dormitorios.
Los ojos volvieron a moverse, ahora hacia Maki.
“¿Qué? Era solo una broma”, Maki se sentó y cruzó sus piernas y brazos algo molesta por la reacción inesperada de Fushiguro. Probablemente sentía que se había sobrepasado con él.
”Alguien debería ir a hablar con él y confirmar que esté bien”, Yuta agregó ya incorporado y libre del abrazo, “Fushiguro-kun no suele molestarse así”.
Por última vez los ojos grupales volvieron a buscar un lugar donde posarse y el turno volvía a ser el mío.
“¿Yo?” pregunté mirando a todos, “Pero si yo no dije nada, fue Maki”, en verdad no quería enfrentarme a un Fushiguro molesto.
Yuta estuvo a punto de darme la razón, pero Panda lo interrumpió.
“Si, pero Maki tiene que contarnos tu historia. No puede dejarnos así”, dándole unos golpecitos en los hombros a Maki imitando un masaje.
”Sake, sake”, agregó Inumaki asintiendo con fuerza.
Maki estaba sentada y me miró subiendo sus hombros.
”Se que puede ser molesto, pero ¿Puede hacerlo Kugisaki-san? Me parece que te llevas bien con Fushiguro-kun”, me sonrió casi como si estuviera pidiendo disculpas, “probablemente te va a escuchar”.
Yuta era demasiado amable como para decirle que no, era desagradablemente bueno.
“Está bien”, finalmente me resigné, “Maki, no exageres los detalles”, le advertí sonriendo.
“Oh Nobara, eso era exactamente lo que iba a hacer”, me devolvió la sonrisa.
Estaba convenciéndome que esto era mejor que morir en manos de Mahito, claramente lo era.

Chapter 13: Confesiones y decisiones

Summary:

Luego de que Megumi saliera molesta del comedor, Nobara lo sigue obligada por los demás.
Claramente no estaba en sus planes encontrarse con alguien especial y desconocido. Qué tanto impacto tendrá este personaje en el desarrollo de sus planes y que tanto moverá el piso de la terca hechicera?

Notes:

Hola a todas las personas que vuelvan a toparse con este fanfic, llevo meses aplazando la publicación de este capítulo, pero debo decir que fue una epifanía. Lo soñé y decidí escribirlo JAJAJAJ
Escribir esto me ayudo a enfrentar una ruptura de pareja que tuve y le tengo demasiado cariño por recordarme lo enamorada que estoy de escribir, así que, aunque me demore 10 años en terminarlo y terminen leyéndome 0 personas, esta historia va a tener un final.
Gracias a las personas que me han escrito comentarios, me alegra que les guste lo que escribo.
Les dejo este capítulo, que en lo personal me gustó mucho escribir jeje.

(See the end of the chapter for more notes.)

Chapter Text

Megumi ya se había distanciado del comedor por lo que tuve que apurar el paso para alcanzarlo. El piso era completamente de madera, y los pasillos totalmente abiertos por lo que podía ver el jardín interno de la escuela sin problemas.
“Ey! espera un poco Fushiguro-kun”, le grité a pocos metros de él ya casi agarrando su uniforme.
Fushiguro me miró por arriba del hombro algo sorprendido y un poco molesto, probablemente no esperaba que lo siguiera.
“¿Qué haces aquí? Vuelve con los demás, estoy cansado así que iré a casa”, su voz era fría, como si mi sola presencia ahí le desagradara. Un escalofrío subió por mi espalda por el rechazo que me estaba dando.
“Pero estás molesto, hablemos”, le insistí poniéndome enfrente de él con los brazos abiertos obstaculizando el paso. No sabía muy bien que iba a decirle, pero si los demás estaban convencidos de que Fushiguro se sentía mal y que yo podría hacerlo sentir mejor algo se me iba a ocurrir.
“No estoy molesto”, dijo mientras desviaba la mirada hacia arriba y llevaba su mano a la cabeza, “Es solo que todos estaban haciendo demasiado ruido y me dolió la cabeza”, me miró como si esperara que esa respuesta fuera suficiente para que lo dejara seguir su camino.
“Miente tan mal”, pensé. Aun no entendía porque tendría que estar molesto, pero claramente mentía cuando lo negaba ¿Acaso realmente estaba celoso? No lo creía posible, aunque por su puesto cualquier chico podría enamorarse de mí, pero… ¿Fushiguro? Él no era cualquier chico, era un viejo cascarrabias en el cuerpo de un adolescente emo. Al pensar en la posibilidad de Fushiguro pudiera siguiera fijarse en mi e intentara algo conmigo me dio repelús, agité mi cabeza intentando sacar todos esos pensamientos, no quería pensar en eso ahora.
“Espera, solo hablemos, déjame acompañarte a la salida de la escuela”, le sonreí de la manera más dulce que pude, pero él simplemente me ignoró y pasó por el lado. Realmente se me hacía difícil tratarlo con amabilidad con su irritante forma de ser.
Harta de estar involucrada en este conflicto, sin pensarlo agarré su brazo con fuerza, casi por instinto, pero Fushiguro lo sacó de golpe. Esa fue la última gota, mi paciencia ya se estaba agotando, realmente estaba comportándose como un cretino. Mucho más de lo que nunca había sido conmigo o Itadori. Solo me concentré en mantener la compostura y mantener una sonrisa en mi rostro mientras la rabia se iba acumulando.
“Oh qué pesada eres”, dijo sin siquiera mirarme. No pude evitar reír, al borde de la locura volví a agarrar su brazo aún más fuerte para obligarlo a mirarme y que escuchara unas cuantas verdades, pero antes de poder hacer o decir cualquier cosa fui interrumpida por otra voz desconocida.
“Megumi! ¡Esa no es forma de tratar a una chica!”
Gire mi cabeza automáticamente. Frente a nosotros había una chica que nunca había visto antes, parecía mayor que nosotros, su pelo estaba peinado en una coleta muy ordenada y vestía un uniforme escolar que me recordaba al que a veces usaba Fushiguro. Era preciosa, en su cara podía notar su ceño fruncido, pero eso no le quitaba ni una gota de belleza. Me gire hacia Fushiguro y note que su mandíbula estaba desencajada, parecía espantado, claramente no esperaba encontrarse con esta persona.
La chica se acercó a Fushiguro y a mí, interponiéndose entre nosotros.
“¿Nee-chan?”, finalmente dijo Fushiguro completamente incrédulo.
“¿Cómo le pegas un manotazo a una chica?”, pude notar desde la vista de su espalda que cruzó sus brazos molesta, “Por eso no tienes novia”. Tuve que aguantar mi risa.
La cara de Fushiguro estaba roja y avergonzada, era extraño verlo así. Solía estar compuesto todo el tiempo, a veces lo vi molesto por las tonterías que hacíamos con Itadori pero nunca avergonzado.
Volví a poner mi atención a la espalda de la chica frente a mí, hasta su olor era dulce. Una chica totalmente femenina. Sus ojos mirándome me sacaron de mis propios pensamientos, no me había dado cuenta de que se había girado hacia mí.
“Discúlpalo, es un poco idiota a veces, pero es un buen chico”, dijo sonriendo, una sonrisa que probablemente hubiera terminado con guerras mundiales, o tambien las hubiera inciado, “¿Tú debes ser Nobara-chan no?”, escuchar mi nombre volvió a sacarme de mis pensamientos.
Extendió su mano hacia mí en modo de presentación, asentí con mi cabeza y estreché su mano también. La forma en la que había dicho mi nombre parecía muy cercana.
“Si, soy yo…” respondí dudosa aún sin saber a quién tenía enfrente. Recordé que antes Fushiguro había dicho nee-chan, ¿acaso era su hermana?
“Oh disculpa, mis modales no son mejores que los de Megumi”, tomó una pausa y respiró soltando su tensa postura pasando a una mucho más relajada y femenina, “Soy Fushiguro Tsumiki, pero llamame Tsumiki-chan ¡mucho gusto conocerte por fin!”.
Solté una incrédula carcajada, no se parecían en nada: Tsumiki era mucho más animada, brillante y amistosa; mientras que Fushiguro era más duro, callado, solitario y pesado. Aunque debía aceptar que ambos parecían tener un gran temperamento.
“Oh, eres preciosa”, dijo muy directamente, “Mucho más linda de lo que Megumi me comentó”, dijo con voz juguetona lanzando miradas hacia Fushiguro, probablemente burlándose de él.
“Nee-chan”, dijo rápidamente Fushiguro sonriendo de manera forzada, como si estuviera intentando contener su molestia, claramente estaba fallando.
Ella simplemente lo ignoró y estrechó fuertemente mi mano entre las suyas.
“¿Gracias?”, dije finalmente sonriendo, siempre me hacía sentir halagada que hablaran de mi belleza y sobre todo otra bella mujer como ella. Pero su honestidad y sus grandes ojos me hicieron sentir algo avergonzada.
“¿Por qué no me dejas invitarte la cena? Como compensación de este mal rato que Megumi te hizo pasar y ¡Para agradecerte por ser amiga de mi pequeño hermano!”
Mire a Fushiguro por sobre el hombro de su hermana y lo vi negando con la cabeza, como si estuviera rogando con sus ojos que no aceptara tal invitación. Yo solo le devolví una maquiavélica sonrisa y volví a asentir enérgicamente hacia su hermana.
“Acepto encantada!”, ¿decir que no y perderme la oportunidad de ver a su hermana humillarlo? Eso no estaba en mis planes.
Dentro del auto íbamos sentados yo, Tsumiki y Fushiguro, en ese orden. Al comienzo hubo un silencio algo incómodo, lo que me hizo replantearme la decisión de aceptar, pero Tsumiki-chan no tardó en llenar esos silencios con preguntas sobre mí y mi vida fuera de la ciudad.
El viaje se hizo corto mientras conversábamos animadamente sin parar, Fushiguro se mantuvo en silencio durante todo ese tiempo. No me di cuenta cuando llegamos. Vivían en un hermoso departamento, muy amplio y con luz que entraba por grandes ventanales, tenían balcón, una gran cocina y una preciosa decoración. Intenté no parecer impresionada, pero para una chica de campo ver cosas caras siempre lograban sacarme de onda, además era la primera vez que conocía la casa de Fushiguro. En nuestra línea temporal original Fushiguro vivía casi a tiempo completo en los dormitorios de la escuela de hechiceros, por lo que claramente me generaba curiosidad.
“Podrías aparentar mejor si cerraras la boca” se burló Fushiguro, lo miraste molesta y un poco avergonzada, pero intente ignorarlo y acercarme a Tsumiki.
“Es una linda casa”, dije sonriéndole a Tsumiki
“Oh, muchas gracias Nobara-chan”, dijo Tsumiki entrando a la cocina y poniéndose un delantal para comenzar a preparar la cena. “Megumi, no te quede ahí parado, muéstrale tu colección de figuras o llama a tus shikigamis para que hagan trucos”. Tsukimi dio palmadas con sus manos apurando a Fushiguro para que hiciera algo.
Al escuchar sobre la posibilidad de ver a los Shikigamis de Fushiguro se me iluminaron mis ojos, me giré a verlo entrelazando mis manos y sonriéndole amablemente, como si no le hubiera lanzado una mortal mirada de odio minutos antes.
“Mis shikigamis no son atracciones de circo” dijo molesto Fushiguro, ignorando mis intentos de hacerle ojitos y convencerlo. Simplemente me rendí, con lo molesto que estaba en la tarde y lo pesado que seguía camino a su casa claramente no accedería a nada de lo que pudiera pedirle.
Suspiré derrotada, pero de pronto aparecieron Shiro y Kuro quienes se me abalanzaron sobre mi espalda y me tiraron al suelo. Aun con mi cara en el piso y sus narices entre mis cabellos pude escuchar como Fushiguro se aguantaba la risa intentando mantener su semblante engreído. Lo ignoré, me era suficiente saber que probablemente se sentía mejor que en la tarde.
“Ey parece que te quieren, no es usual en ellos comportarse así...” dijo Tsumiki como si quisiera implicar algo con su tono y sonrisa. Lanzó una mirada sugerente a Fushiguro, pero este solo intentó ignorarla.
La tarde se desarrolló normal, finalmente Fushiguro accedió a mostrarme algunos trucos que tenía con sus perros y también invocó a sus conejos. Tusimiki no demoró en pedirnos poner la mesa, la comida ya olía deliciosa, sin siquiera verla ni probarla.
Nos sentamos y Tsumiki no paró de traer platos, como si fuera un menú para 10 personas. Se veían deliciosos, y el sabor superaba completamente las expectativas, me impresionó que alguien tan joven pudiera generar ese sabor tan hogareño, como si fuera hecho por una cariñosa madre. Aunque personalmente no tenía ningún punto para comparar, mi madre estaba lejos de ser cariñosa.
La noche continuó sin problemas, Tsumiki se encargó de contar historias divertidas de la niñez, burlándose de Fushiguro y generando carcajadas de todos. Yo también aporté con algunas historias, nunca antes había hablado de mi abuela o mi vida en mi pueblo de esta manera, solo con Itadori, pero nunca en nuestra línea de tiempo original. Se sentía bien hacerlo, aunque no pude evitar sentir un poco de arrepentimiento por haberlo hecho antes.
Intenté ayudar con los platos, pero nuevamente fui parada en seco por Tsumiki, por lo que me quedé sentada con Fushiguro, la verdad fue agradable verlo tan cómodo y seguro en su casa, teniendo interacciones con su hermana y hablando como un adolecente normal. Normal dentro de los márgenes que Fushiguro puede ser llamado normal, pero debia aceptar que se veía ligeramente diferente al Fushiguro que conocía, aunque intenté evitar darle mucho espacio a ese pensamiento.
“Muchas gracias por la comida, estuvo deliciosa”, dijiste mientras daba suspiros y golpeaba mi estómago englobado de tanto comer.
“Me alegra que te haya gustado, muchas gracias a ti por ser amiga de Megumi”, dijo Tsumiki acercándose a recoger el último de los platos, pero se quedó parada frente a la mesa, “yo quiero casarme y tener hijos, pero no quiero que mi pequeño hermano se quede solo” continuo mientras con una servilleta secaba sus falsas lágrimas, “así que te pido que cuides de él, es algo exasperante, pero es buen chico”. Nuevamente había agarrado mis manos entre las suyas como si estuviera entregando la mano de Fushiguro en matrimonio.
Fushiguro no soportó la humillación, su cara estaba roja y se paró de golpe de la mesa empujando a su hermana a la cocina.
“No la escuches, pasa tanto tiempo sola que ha perdido el sentido de la vergüenza”, dijo intentando ocultar su propia vergüenza.
“¿Estoy llena, pero algo dulce sería fantástico no?”, intente cambiar el tema a otra cosa completamente diferente, “¿no hay pastelerías por aquí Fushiguro?” le lancé el anzuelo a Fushiguro para darle una oportunidad de escapar.
“Eso es una excelente idea Nobara-cha”, Tsumiki respondió antes que Fushiguro pudiera decir nada, “¿Por qué no vas a comprar pasteles Megumi?”, comenzó a empujar a Fushiguro hacia la puerta y se puso a mis espaldas agarrando mis hombros suavemente, “Por mientras Nobara me ayudará a lavar los platos y hablaremos sobre cosas de chicas”, levante mi mirada y ella me guiño el ojo, solo le sonreí pensando que tal vez había sido un error quedarme sola con ella.
Comenzamos con los platos y la charla se desarrolló bastante fácil, sacaba temas de conversación y escuchaba atentamente. Era muy delicada a la hora de reír y hacer gestos, me recordó un poco a Saori, lo que me hizo sentir un poco nostálgica. Tsumiki lo notó de inmediato.
“¿Sucede algo Nobara-chan, tu cara se volvió un poco triste, te incomodó alguna pregunta que hice?”, dijo muy preocupada y poniendo su mano en mi hombro.
“No, no, no pasa nada”, despabilé lo más rápido que pude negando con mi cabeza. No era mi intención preocuparla, “solo me puse un poco nostalgica”.
Hubo un pequeño silencio, pero Tsumiki me miró con ojos perversos, como si estuviera a punto de proponerme algo terrible.
“¿Quieres ver fotos de Megumi bebé?”
Eso fue suficiente para cambiar el ambiente, mis ojos brillaron y me abalancé al sillón. Tsumiki llegó con algunos álbumes y fotos sueltas, luego procedió a mostrarlas contándome cada una de las historias detrás de ellas.
“Este es el primer día de escuela primaria, la sacó Gojo-sama” decía Tsumiki mientras me apuntaba a un pequeño Fushiguro molesto frente a un cartel de bienvenida, a su lado se encontraba ella sosteniendo su mano y sonriendo dulcemente, “Y esta la saqué yo”, cambio de hoja y me encontré con una foto de Gojo-sensei con Fushiguro en sus hombros. Este último le estaba tirando el cabello al primero y se veía mucho más molesto que en la primera foto.
Solté una gran carcajada.
“¿Puedo sacarle fotos a esto?”, pregunté con mi celular ya en mis manos y con la cámara activada.
“Por supuesto, será nuestro secreto”, dijo Tsumiki sacando la lengua.
Seguimos viendo fotos, nos reímos bastante, pero noté que la mayoría eran con Gojo-sensei o bastante actuales. Hasta que llegamos a unas fotos sueltas y algo maltratadas.
“Este era Megumi de bebe, míralo tan tranquilo”, agregó Tsumiki pasándome una de esas fotos con cuidado.
Realmente se veía dulce, nunca antes hubiera podido tener acceso a ellas. Le saqué una foto rápidamente, aunque esta no tenía planeado mostrársela a nadie más.
La siguiente que se mostró era una de Fushiguro bebe en los brazos de una mujer que claramente era su madre, compartían el mismo tipo de pelo en punta. Se veía hermosa, era una foto polaroid sacada a la luz natural de una ventana, ella parecía estar desprevenida, pero le sonreía a el pequeño bebe que abrazaba en sus brazos y él le sonreía de vuelta.
“¿Esta es tu madre?”, preguntaste curiosa y sonriendo con ternura.
“No” respondió Tsumiki suavemente, “es la madre de Megumi. No mía”, continuó lentamente, como si supiera que el tema podría resultar incómodo para alguien nuevo en su vida y me estuviera dando tiempo para prepararme.
No pude evitar mirarla con confusión y ella lo notó. Pero lejos de molestarse solo soltó una tranquila carcajada.
“La madre de Megumi falleció cuando él era muy pequeño y su padre se casó con mi madre cuando yo ya había nacido”, explicó calmadamente, mientras sacaba otra foto del monto y la ponía sobre la que ya tenía en mis manos.
La quedé mirando, para ella era una historia que probablemente había hablado cientos de veces, pero para mi era completamente nueva. Pude sentir como mi corazón se apretaba un poco.
Intenté dejar el tema y puse mi atención en la foto. Se podía ver en esta a una pequeña Tsumiki en las piernas de una mujer delgada y con el cabello rubio y largo.
“Ah… ahora entiendo porque son tan distintos entonces”, dije en un tono de broma, tratando de alivianar un poco el asunto, “tú eres dulce y amable mientras que Fushiguro es insoportable y testarudo”, dije asintiendo y agarrando barbilla como si fueras un detective resolviendo un caso complejo.
Tsumiki río nuevamente.
“El padre de Megumi era algo frío”, continuó mientras buscaba otra foto en el montón, “en realidad nunca estaba en casa y cuando lo estaba no nos dirigía la palabra”, puso en mis manos una foto de la madre de Fushiguro junto a un hombre alto y grande, un hoyo hecho aparentemente con cigarro atravesaba la fotografía justamente en donde debería estar su cabeza”, miré a Tsumiki y ella sonrió algo incómoda, “Y bueno mi madre no era nada mejor”, tomo las fotos y volvió a guardarlas,
Mis ojos se llenaron de lágrimas e intenté contenerme, no quería hacer un drama innecesario en una casa ajena y con una chica mayor que acababa de conocer. Claramente quedaría como una niña llorona y era lo último que necesitaba.
“Un día el padre de Megumi dejó de venir a casa y luego de un tiempo mi madre tampoco volvió”. Tsumiki tomó una pausa y dejó salir un largo suspiro, “así que nos quedamos solos y tuve que cuidar de Megumi por mi misma, aunque técnicamente ya lo hacía desde antes”. levantas la mirada y la vi sonreír dulcemente mirando por la ventana del departamento. Con eso tuve suficiente, ya no pude aguantar más mis lágrimas las cuales cayeron silenciosamente.
“Luego llegó Gojo-sama y nos cuidó. Nos dio educación, comida, ropa y un hogar. Desde ese momento hasta ahora ha sido nuestro benefactor y nunca podré agradecerle todo lo que hizo por nosotros”, continuó Tsumiki sin darse cuenta que yo ya estaba llorando en silencio mientras tapaba mi cara con ambas manos.
“Tuvimos una segunda oportunidad, a veces temía que Megumi se volviera como su padre. Ambos se parecen, pero Megumi es más cálido. Y espero que el pasar tiempo contigo y sus otros compañeros haga que su corazón florezca aún más” Tsumiki por fin puso su vista en mí y se sorprendió, claramente no esperaba esta reacción de mi parte.
“Oh, pero ahora estamos bien, de verdad”, su cara se llenó de preocupación y eso me hizo llorar aún más. “Dame un segundo traeré pañuelos, no te preocupes”, la vi ponerse de pie y salir de mi pobre rango de visión completamente nublado por mis lágrimas.
Dicen que cuando comienzas a sentir una emoción, vienen a tu mente pensamientos relacionados con esa emoción. Así fue como comencé a pensar de mi propia madre, la que también me había abandonado dejándome con mi abuela, hace años no lloraba pensando en ella.
Luego inevitablemente pensé en el Fushiguro de mi línea temporal, su hermana era la única persona que tenía y estaba en coma. Recuerdo cuando nos lo contó, claro que me preocupó, pero se veía tranquilo y no pregunté más sobre el tema. En ese tiempo probablemente pensé que sería demasiado problemático involucrarse tanto.
“Aquí tienes”, frente a mi una caja de pañuelos, la miré un poco avergonzada por lo egoísta que había sido en ese entonces, “no te preocupes, no debí contarte algo tan triste”, Tsumiki acarició mi cabeza.
De pronto se abrió la puerta, era Fushiguro.
“Estoy en casa”, dijo despreocupado sin fijarse en el ambiente deprimido que había en su casa pero no demoró en notarlo.
Giré mi cabeza hacia su dirección y automáticamente me puse de pie, no oculté mi cara por lo que probablemente pudo notar mis ojos llorosos y mi nariz roja. Odiaba como me veía cuando lloraba, por esa vanidosa razón solía no hacerlo, pero claramente ahora había sido inevitable.
“¿Qu-qué pasó aquí?”, dijo con un deje de dolor en su voz, casi como si le doliera verme así. Probablemente estaba leyendo entre líneas, ¿no?
Antes de que pudiera decir algo más, mi cuerpo se movió hacia él, abrazándolo sin darme tiempo para pensarlo mejor. Solo podía pensar en lo mucho que sufría el Fushiguro que conocía, como si abrazar a este Fushiguro hiciera alguna diferencia para él. Aunque creo que de manera egoísta para mí era suficiente con esto.
No sentí que mi abrazo fuera devuelto, lo sentía tieso, congelado, incómodo. Pero en verdad no me importaba, esto no era para él, era más para mi y mi egoísta deseo de poder tener la oportunidad de hacer las cosas diferentes. Fue luego de unos segundos que sentí como sus brazos me rodeaban de vuelta y ponía una de sus manos en mi cabeza.
“Ya, ya, todo está bien”, dijo por fin Fushiguro con una voz suave que nunca antes había escuchado.
Me calmé luego de unos minutos y no se habló más del tema, probablemente para no avergonzarme y yo internamente se los agradecí. Nos sentamos en la mesa, comimos pastel, charlamos un poco más y sin darme cuenta ya era hora de irme.
“Le escribí a Gojo para que enviara un auto por ti, pronto debería estar aquí”, dijo Fushiguro volviendo a guardar su celular en el bolsillo.
Su hermana comenzó a recoger los platos y yo la ayudé aun cuando ella misma me pidió que no lo hiciera.
“No es nada, por favor déjame ayudar”, sentía que era lo mínimo que podía hacer, ella accedió al verme rogar con mis ojos.
Habían pasado unos 10 minutos y los platos ya estaban listos. Me dispuse a salir de la cocina y Tsumiki me agarro el brazo suavemente.
“Toma, empaqué comida de hoy y algunos pasteles”, puso en mis manos una lonchera bastante grande, “si es demasiado considera compartirlo con tus demás compañeros”, dijo antes de que pudiera rechazar su regalo.
“Muchas gracias”, terminé aceptando y agradeciendo sin protestar. Levante mi mirada y ahí estaba sonriéndome, con un aura brillante, realmente era un ángel caído del cielo.
Salimos juntas de la cocina y Fushiguro ya había ordenado la sala y limpiado la mesa del comedor, por lo que se encontraba sentado en el sillón revisando su celular.
“Oh, terminaste Megumi, ¿Por qué no acompañas a Nobara-chan a esperar el auto abajo?”, dijo Tsumiki poniendo sus manos en mis hombros.
“No es necesario, podemos esp-”, al levantar la mirada de su celular su postura cambió a una más rígida y enseguida se puso de pie, “Vamos Kurosaki”, me ordenó casi de manera solemne.
Cuando me despedí de Tsumiki ella me abrazó muy fuerte lo que me sorprendió un poco, pero la abracé de vuelta con la misma fuerza.
“Vuelve otra vez, prepararé algo que te guste. Así que por favor coméntale a Megumi tus platillos favoritos”, dijo en mi oído antes de soltar su agarre. Yo solo sonreí y le asentí, era claro que no me dejaría ir si no aceptaba su invitación.
Bajamos la escalera y ya en la calle quedamos parados uno al lado del otro. La noche estaba fresca pero no era desagradable, el viento frío en mis mejillas se sentía bien luego de tanto llorar. El cielo estaba despejado por lo que podías ver las estrellas. Nos sumergimos en un silencio que sentí bastante pesado, intenté concentrarme en jugar con mis manos hasta que me cansé de la tensión que se estaba construyendo.
“Tu hermana es muy agradable”, interrumpí el silencio y me giré hacia él, encontrándome con sus ojos puestos en mí ¿acaso me estaba mirando desde antes?
“Oh sí, sí lo es”, respondió Fushiguro aclarando su garganta y rascando su cabeza un poco incomodo, no lograba entender el porqué, “es la persona más amable que conozco y eso me irrita”, continuó diciendo mientras desviaba la mirada al cielo y sonreía, “siempre está preocupándose demasiado, me molesta”.
“Solo es una muy buena hermana…” dije suavemente, mientras dudaba si decir lo siguiente en mi cabeza, “creo… creo que deberías ser más agradecido con ella”, tomé aire antes de continuar, “se nota que eres importante para ella y solo quiere lo mejor para ti”. Me preparé para que me dijera que estaba siendo entrometida, lo cual era verdad, o que simplemente me mirara con su cara de nada, pero pasó lo inimaginable, lo escuché reír. Y eso me sorprendió tanto que sentí mis mejillas acalorarse, aun con el aire frío pegándome en la cara.
“Lo sé, y ella también es importante para mí”, se incorporó de su risa y volvió sus ojos hacia mí regalándome una dulce sonrisa, parecida a las que me había dado Tsumiki todo el día, “pero creo que no se lo digo lo suficiente, te haré caso, gracias”, su voz también era amable, sentí como mi corazón se entibiaba, realmente esos dos eran familia. La costumbre pesaba más que la sangre.
Volvimos a quedarnos en silencio, pero sentía que esta vez era yo la que estaba evitando hablar. Podía notar como mis mejillas seguían sonrojadas lo que aumentaba mi molestia e incomodidad, su amabilidad me había dejado un poco fuera de juego.
“Disculpa si mi hermana te hizo sentir mal, a veces por su honestidad puede llegar a hablar de más”, Fushiguro hizo un intento por continuar la conversación, podía sentir como me estaba mirando, pero aún no me me sentía lista para devolver la mirada, “así que no te preocupes, solo olvida lo que dijo de mis padres, es demasiado complicado y no ne-”,
“No digas estupideces”, le interrumpí casi automáticamente, tal vez demasiado agresiva, “no me molesta y no lo voy a olvidar” dije sin pensar y por fin mirándolo a los ojos continué, “solo me hubiera gustado que me lo hubieras contado antes”.
“¿Antes cuándo?”, Fushiguro me miró confundido, “solo nos conocemos hace algunas semanas y la mitad de ese tiempo te lo llevaste en la biblioteca” se burló intentando disipar mi frustración.
Fue ahí que me di cuenta de que estaba hablándole a otro Fushiguro que no existía aquí, suspiré y me reí avergonzada intentando volver al presente.
“E-es sólo una manera de decir”, intente arreglar mi metida de pata de manera sutil y luego de aclarar mi garganta continúe, “si necesitas a alguien en algún momento, recuerda que puedes contar conmigo”.
“Está bien, no necesitas sentirte mal”, Fushiguro puso su mano en mi cabeza y comenzó a acariciarla suavemente, “No me gusta mucho hablar de estas cosas. Pero ahora sé que puedo hablarlo contigo”, mis ojos estaban en el suelo y asumí que los suyos estaban fijos en mí, “hace mucho no veía a mi hermana tan feliz, gracias por venir y ser tan agradable”.
Levanté la mirada y le sonreí, no era común que Fushiguro fuera tan amable con nadie. De pronto quitó su mano rápidamente de mi cabeza y se alejó dando un salto hacia atrás.
“¿Qué pasa? ¿Acaso tengo algo?”, pregunté tocando mi cabeza con ambas manos sintiendo un poco de pánico.
“S-sí, una araña”, respondió él sin mirarme y alejándose unos pasos de mí.
“QUEEEEE?”, grité y comencé a despeinarme el pelo y girando intentando sacarla de mi cabeza.
Fushiguro no se aguantó la risa y explotó.
“No te rías, no me gustan las arañas. Son asquerosas”, le dije con pequeñas lágrimas en mis ojos y apretando mis labios de vergüenza.
Fushiguro se acercó otra vez a mí, puso sus manos en las mías y agarrándolas las bajó cuidadosamente. Tirando de mis muñecas me acercó aún más a él y comenzó a soplar mi cabeza delicadamente.
“Ya está, tranquila”, sus manos estaban agarrando las mías, levante la mirada y nuevamente nuestros ojos se encontraron. Pero fue diferente, esta vez ninguno de los dos desvió la vista.
Así nos quedamos unos segundos que se sintieron eternos, no estaba muy segura si efectivamente estaba pasando esto o si estaba mal interpretando todo, pero se sentía como si fuera una película. De esas cursis que Itadori amaba ver en el cine.
“Yo…”, Fushiguro rompió el silencio, con algo de duda. Yo tragué saliva, como si reconociera las siguientes palabras que iba a pronunciar, pero todo quedó en eso ya que al desviar un poco la mirada pude ver como el auto de Ijichi se acercaba velozmente.
Fushiguro pudo ver que mi mirada estaba enfocada en otra cosa que no era su cara y al girarse pudo ver las luces del auto alumbrándonos de manera directa. Soltó mis manos tranquilamente, como si no estuviera avergonzado de que Ijichi pudiera ver la escena que teníamos armada.
Volví a poner mis ojos en él sin moverme un centímetro, como si sostuviera la esperanza de que continuara con lo que iba a decir, aunque claramente sabía que no lo haría.
El me sonrió tranquilo, como si hubiera llegado a una conclusión que hubiera calmado todo el caos que tenía dentro de él hace unos minutos atrás o durante la tarde de ese día luego de salir corriendo del comedor. Lo que claramente provocaba caos y terror en mi interior.
“No es nada, ya es tarde, hablamos mañana”, dijo sin apurarse.
Se acercó al auto mientras saludaba con su mano a Ijichi y abrió la puerta para mí. Solo me quedó aceptar la situación, hice una pequeña reverencia de despedida y entré al auto.
Una vez sentada y a unos metros de distancia de la casa de Fushiguro, lejos de su mirada, me desplome en el asiento.
Suspiré y me pregunté a mí misma qué estaba haciendo. Arrugue mi cara de vergüenza, y lleve nuevamente mis manos a mi cabeza despeinándome el pelo con frustración. Mis quejidos fueron claramente ignorados por Ijichi, quien se mantuvo en silencio durante todo el viaje.
Luego de unos minutos me reincorporé al asiento y me puse el cinturón suspirando por última vez. Miré por la ventana, estábamos cruzando Shibuya, “qué poético” pensé. Me fijé en las personas caminando por las calles y pensé en que tenía una gran responsabilidad en mis manos y que no podía permitirme desconcentrarme con tontos romances escolares.
“Ni siquiera es el real Fushiguro”, me murmuré apoyando mi frente en el vidrio, obligándome a pensar en cada una de las vidas de las personas que entraban a la estación de Shibuya.

Notes:

Espero les haya gustado, pronto espero traerles el POV de Megumi, porque le pasaron cositas.
Les leo en comentarios a quienes se topen con esta historia casi cancelada jeje.