Chapter 1: Ultraviolence/Monster
Summary:
Una mirada al futuro que les espera
Canciones: Ultraviolence, Lana del Rey. Monster, exo.
Notes:
Okey, intenté comenzar a lo que se va a transformar esta historia, ya como advertencia habrá contenido sexual explícito. A mi parecer el capítulo no es tan duro (porque van a haber peores), pero de igual forma es un poco pesado.
Cada capítulo tendrá una o dos canciones que lo describan, este obviamente es el nombre de la historia lol
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Ultraviolence:
https://youtu.be/oRi0TekJxOE?si=OPlucl2h8CnqFnwp
Monster:
https://youtu.be/ekJideWxg64?si=sarlBXKvzh9KlXbo
Si miraba los retratos que tenían de niños, donde todo eran sonrisas inocentes o muecas de disgusto, donde realmente el presente no era un tormento constante y sus vidas eran más simples por el hecho de no ser consciente de ellas. Si los miraba, sentía la agonía de la nostalgia. Porque no se lograba explicar cómo habían llegado a esto.
Desde el inicio, cuando las cosas se fueron torciendo, entendió que no tendrían un buen final. Pero de todas formas se había quedado para permitir que llegaran a la esperada tragedia.
Dejó de mirar por la ventana y alzó sus ojos a él, quien salía del baño con una toalla atada a sus caderas, piel y cabello aún húmedos. Limpio, joven y hermoso. Siempre había sido esas cosas, pero su mirada puesta en su cuerpo era tan sucia que la hacía sentir como a una perra. Su simple presencia la acaloraba y hacía estremecer.
Boruto llevó su mano a su cabello, acariciando sus suaves mechones, jugando con la forma y apreciando su suavidad.
Le dolía el pecho, sabía que debían hablar las cosas. Debían hablar de todo lo que pasó en sus vidas desde esas vacaciones en la playa.
Su mano luego dejó tranquilo su cabello y se movió hacia su cuello. Se mantuvo ahí. Tomando su pulso, esperando una reacción.
“Esto debe parar.” dijo, y la mano de él apretó su garganta, empujando para que de a poco su espalda chocara contra el colchón. El rubio estaba sobre ella, mirando atentamente cómo su respiración se cortaba y su deseo crecía.
“No” su voz estaba ronca, como si recién hubiera fumado. Sarada adoraba cómo le pasaba el humo por la boca, amaba lo bien que se veía fumando después de follarla “Ya no podemos parar esto.”
Cerró los ojos cuando el aire le faltaba, y los abrió cuando él levantó su falda y dejó caer su toalla.
“No puedes resolver las cosas así” acusó, le dolía la garganta el cómo la observaba. Sabía que había amor en alguna parte, hubo amor en un punto entre ellos. ¿Dónde podía encontrarlo? “Lo que hiciste en casa de tus padres. Estaban nuestras familias ahí e hiciste un maldito escándalo.” Tuvo ese brillo en los ojos, como cuando le gritaba. Se encogió en su lugar cuando no lo hizo.
Siempre había sido un buen chico, problemático, pero nunca alguien que asustara a la gente. No hasta que lo suyo empezó. Sarada estaba a la defensiva la mitad del tiempo cuando se trataba de ellos dos.
Ella creía que parte de la culpa le pertenecía, porque él no se había desquiciado solo. Era culpa de todos, en realidad, por no saber salvarlo.
“Me echas la culpa cuando me dejaste cogerte en el baño.” Estaba subiendo el tono de su voz “ Mírame” observó su ojo azul oscuro y su ojo celeste apenas abierto por la cicatriz que lo cruzaba. A Boruto antes le avergonzaban sus cicatrices, ahora no parecía importarle menos. Lo que lo acomplejaba lo había transformado en poder y control. Sabía que a las personas les intimidaba su aspecto y se aprovechaba de eso. “No puedes dejarme.” había soltado su cuello, pero sabía que su presencia era más que suficiente para ahogarla.
Le había bajado las bragas, y el aire frío hizo que se erizara su piel. No perdió ni un segundo y comenzó a frotarse contra ella, ansioso por cogerla. Aún cuando estaba agotado por todo lo que había pasado en los últimos meses, tenía el suficiente ánimo para torturarla.
Sarada no podía apartarlo, no había aprendido a negarle su cuerpo.
“¡Ibas a mostrarles ese maldito video!” Gritó, aún con su corazón en la boca por el miedo que tuvo la semana pasada.
“¿Ese lindo video?” Se inclinó hacia ella y besó la comisura de sus labios aunque apartara el rostro, siguió dando pequeños besos hasta su mandíbula “¿Donde llorabas por lo bien que te cogía? ¿Donde todo tu cuerpo temblaba por más?” Suspiró en su cuello. Oh Dios mío, no me hagas esto. “ Oh mierda ¿Lo notaste? Me pongo más duro tan solo al recordar lo mucho que disfrutamos ese día…” besó su clavícula y simuló embestidas que le robaron el aliento a ambos.
Sarada cerró los ojos y jadeó de placer, él estaba tan duro y caliente. Y ella estaba tan necesitada de su querer siempre. Eternamente yendo y rogando por las migajas de amor que él le daba.
“Si me dejas, Sarada” tomó su rostro con una mano, mientras que con la otra se guiaba dentro de ella “No quiero que te quejes cuando te reemplace follando con otras chicas.”
Observó cómo ella apretaba la mandíbula, cabreada con la sola mención. Disfrutaba tanto que fuera tan fácil de provocar.
Comenzó con el lento vaivén de caderas, regodeándose con su rostro enojado combinado con sus expresiones de placer. Boruto sabía cómo moverse, qué decir y qué tocar para que el sexo con Sarada fuera cruel y delicioso.
“Claro, podrías seguir viniendo a mi departamento cuando no puedas con los problemas en tu casa” tomó una de sus piernas para levantarla y acomodarla en su hombro, yendo más profundo en la estrechez de su coño “Pero no esperes que te consuele.” cerró los ojos cuando ella lo apretó, se permitió soltar un gruñido e hizo un círculo con sus caderas, probando lo húmeda que la estaba dejando “Tampoco esperes que esté solo.”
Quiero más. Quiero más. Dame más.
Sarada subió su blusa, dejando su brasier de encaje negro a la vista. El rubio sintió su miembro temblar cuando ella empezó a gemir más fuerte y a tocar sus propios pechos.
No entendía por qué la chica deseaba que esto terminara. Estar juntos fue la mejor cosa que le pudo haber pasado, estar con ella era oxitocina pura en su sistema. Verla retorcerse bajo su cuerpo era la mejor vista, poder tocarla tanto como quería sin una objeción, follar su boca siempre que usaba ese lindo labial rojo. Era el paraíso que siempre deseó al alcance de sus manos.
Ya no le importaba lo demás.
Mordió el interior de su pierna cuando ella empezó a gemir su nombre en voz alta, gritando por la forma rápida en la que entraba y salía de su cuerpo. Jodiéndola hasta lo más profundo que le permitía su interior, expandiendo sus paredes con rabia, de la forma en la que a ella tanto le gustaba.
“Boruto…” se había quitado los lentes, mordía sus labios y apretaba las sábanas en puños. El sostén se había perdido por la cama y ahora podía ver la forma en que sus pechos se movían con cada una de sus embestidas “Ah, ah. Boruto… así…”
Él quiso escupirle, jalarle el cabello y volver a ahorcarla, pero aún tenían el resto de la tarde y noche para eso. Ella no se iría de su casa ese día, se aseguraría de ello.
“No vas a volver a saber de mí si esto se termina.” era una amenaza dura, ambos se habían vuelto dependientes del otro desde su adolescencia. Estar separados por mucho tiempo les amedrentaba el corazón.
Sus manos apretaban sus caderas para mantenerla en su lugar, dejando marcas que se acomodarían con las demás.
Sarada aceptaba el dolor, quería tomarlo todo mientras él la tomaba a ella con más violencia y coraje. Quería más, más, más. Sus movimientos fuertes, su respiración desenfrenada, su cuerpo perfecto marcado por cicatrices, su frustración por saber que nunca sería realmente de él. Todo la drogaba y atrapaba en una red que la mantenía a su lado.
Movió sus caderas contras las de él cuando casi alcanzaba la cuesta, tocando su clítoris para tener su orgasmo lo más pronto posible.
Boruto tomó su mano y la apartó, llevándola a su boca, chupando sus dedos. Moviendo sus caderas más lento y hondo, haciendo que Sarada comenzara a llorar de desesperación.
Un poco más, solo un poco más de placer y dolor.
Me perteneces. Boruto quería gritarlo, que todo el maldito mundo lo supiera.
“¡Boruto!” echó la cabeza hacia atrás y tembló cuando el orgasmo la golpeó, apretándolo y haciendo que se corriera dentro de ella. Yendo más adentro, pegando aún más sus cuerpos, porque el rubio amaba correrse en lo más profundo de su chica, sin desperdiciar ni una gota.
Fueron solo respiraciones y jadeos. Amigos de hace años que se comportaban como amantes de una noche a puertas cerradas.
“No voy a dejar que me dejes.” murmuró, viéndola cubrir sus ojos con sus manos. Le dolía, dolía que él fuera quien caía en la locura por el amor que ambos se tenían. No importaba si lastimaba a los demás o a ellos mismos, porque seguía siendo amor y le habían enseñado que el sentimiento era correcto.
Quiso reír, ¿así de abrazador debía ser enamorarse para todos?
No, no podían abandonarse. Sin importar cuánto lo amara, lo mal que lo amaba. Nunca podría dejarlo.
Su padre la asesinaría cuando se enterara que se acostaba con el responsable del estado de Naruto Uzumaki.
Perdería a los pocos amigos que le quedaban.
Estaba bien jodida.
Estaba tan bien jodida, en realidad.
Sollozó y derramó lágrimas, pero se tragó sus lamentos cuando él la volteó y alzó sus caderas para una nueva ronda. Besando sus hombros y apretando el músculo de su trasero, intentando calmar su tristeza para que solo quedara el placer.
Se sentía perdida cuando sus manos la tocaban. Pero se sentía muerta cuando no lo hacían.
Notes:
Juro Dios mío que también sé escribir cosas bonitas.
Chapter 2: Roce
Summary:
Gimme More, Britney Spears. Ko Ko Bop, EXO.
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Gimme More:
https://youtu.be/phBV6w5-DS8?si=POLb5xkZ-6mI5tb6
Ko Ko Bop:
https://youtu.be/RgEAv8CSqTA?si=6-v24C96_tN9bNcv
Fue durante los diez días de vacaciones a la playa cuando comenzó su enredo.
Era el verano previo a la universidad, así que antes de que cada uno fuera por su lado y se tuviera que distanciar para poder mantener sus calificaciones, habían decidido arrendar una cabaña junto a la playa.
Eran los de siempre: Inojin, Shikadai, Chouchou, Sumire, Mitsuki, Boruto y Sarada… Y de última instancia Kawaki había sido incluido.
Sarada se había planteado una estancia plena, no tranquila por lo enérgico de sus amigos, pero sí divertida. Tenía que compartir habitación con Sumire y Chouchou, algo que le parecía encantador. Los chicos se habían dividido en dos habitaciones, Inojin y Shikadai en una y Boruto, Mitsuki y Kawaki en otra. Después de una mañana en donde se instalaron y le hicieron un ajuste al panorama, decidieron ir a una discoteca en la noche.
“Sumire ¿no crees que deberías usar otro color de vestido?” las tres estaban arreglándose en su habitación, maquillándose y cambiando de vestido cada cinco minutos hasta acalorarse. Bebiendo cerveza para que sus nervios se aflojaran. “El morado es tu color, sé que por eso te teñiste el pelo así ¡Pero puedes elegir otro!” Sarada concordaba con Chouchou, Sumire estaba obsesionada con el morado como ella con el rojo. Bueno, al menos su armario se estaba llenando de más colores.
“¿Que tal uno negro?” preguntó enseñando un vestido de tirantes que se pegaría a su cuerpo.
“Maravilloso” Sarada hizo un beso de chef y siguió difuminando la sombra negra en su ojo, luego aplicó brillos y máscara de pestañas. Había decidido usar lentes de contacto cada vez que salía de fiesta, no podía arriesgar a que se le rompieran de nuevo “¿Y?” enseñó su maquillaje y obtuvo los halagos esperados, finalmente se levantó y se puso el vestido de color vino que había comprado exclusivamente para esas vacaciones. Tenía brillos y era sin tirantes, se pegaba a su cuerpo y solo cubría cuatro dedos bajo su trasero. Luego acomodó sus plataformas negras y observó que sus amigas necesitarían al menos media hora más para sentirse contentas con su maquillaje, iba a tomar su celular y entretenerse hasta que tocaron a la puerta perezosamente.
“¿Les falta mucho?” Era Inojin “Estoy aburrido” alargaba las palabras y siguió martillando la puerta, probablemente con su cabeza “Shikadai está listo y decidió tomar una siesta, Mitsuki está al teléfono con su papá… o mamá, no sé; y Kawaki y Boruto están con sus videojuegos.”
“¿Se te quedó el tuyo?” Interrogó Chouchou, acomodando su top beige y falda negra. Bebiendo de lo que quedaba de su lata de cerveza, las demás ya se habían tomado sus tragos.
“Si.” lloriqueó.
Sumire se carcajeó antes de pedir permiso con los ojos a las otras chicas “Entra.” concedió, y enseguida el rubio entró y se lanzó a la cama de Chouchou a ver cómo seguían con su maquillaje.
“¿Qué es eso?” preguntó apuntando la cama de Sarada.
“Para crear rizos” contestó Chouchou delineándose los labios.
“¡Cierto!” se levantó la azabache y caminó para terminar su peinado.
“¿Qué hablaban antes de llegar? Mi mamá siempre habla de chismes con sus amigas cuando va a salir a una fiesta. Es divertido.” tomó una lata de cerveza que había en el piso y la abrió, comenzando a beber de ella.
“Estábamos muy ocupadas.” contestó Sarada, seccionando su cabello “¿De qué quieres hablar?”
“¿Se acostarán con alguien esta noche?” la Uchiha rodó los ojos, Inojin no era para nada sutil.
“Hmm, tal vez.” Sumire sonrió, casi de manera traviesa, haciendo que ambas amigas abrieran las bocas, se mirase y luego la miraran a ella.
“Zorra.” dijeron a la vez con ojos entrecerrados.
Inojin comenzó a mover sus piernas, emocionado, parecía estar en su zona.
“¿Con quién? ¿Un desconocido o alguien de aquí?” escondió su boca en la almohada y sonrió cuando todas las chicas chillaron emocionadas.
“¿De qué habla? ¿Sumire?” Sarada sintió sus mejillas sonrojarse por la expectación “¿Te metiste con uno de los chicos?” se guardó el sentimiento amargo y esperó.
“Bueno…” le guiñó un ojo y todos (incluido Inojin) volvieron a chillar.
“¡¿Cómo es que Inojin lo sabe y nosotras no?!” interrogó Chouchou.
“Dios, claro que no lo sabía. Probé suerte y resulta que tenía razón.” se pavoneó.
“¿Qué pasa?” Boruto asomó su cabeza, intrigado por el cotilleo.
“Es un secreto.” Inojin sonrió y eso terminó de hacer que Boruto entrara y se sentara junto a Sarada.
“Entre amigos no hay secretos, ya diganme” ninguno abrió la boca, pero habían sonrisas complacientes en cada boca “Oye…” Boruto hizo un mohín y se volteó a ver a Sarada, jugó con un rizo recién formado en su cabello.
“Bah, es asunto de chicas.”
“¡Eso no tiene sentido, Chouchou! Inojin lo sabe…” se quejó.
“Yo sí sé acoplarme.” le sacó la lengua. Era cierto que entre el grupo de chicas, los más cómodos con conversaciones femeninas eran Inojin y Mitsuki.
Hubo un cambio de tema, en donde Sumire cambió la música que tenían de fondo por una playlist de The Weeknd y comentó que el alcohol ya se le subía a la cabeza.
Boruto no dejaría el tema ir fácil. Consideró cómo hacer que Sarada (la más accesible a sacar información del grupo para él) soltara el chisme. Terminó de ayudarle con sus rizos y dejó la máquina a un lado luego de desenchufarla. Sonrió cuando la idea llegó a su mente. Se acercó al cuello de la chica lentamente, sintiendo su perfume a frambuesas que también dejaba su piel con brillos.
Susurró suave para que ninguno escuchara “Dime o contaré quién echó tintura verde al shampoo de los chicos.” Sarada lo observó de reojo, sobresaltada “Oh, claro que lo sé.”
Ella frunció el ceño, pero abrió la boca.
“Sumire se acuesta con uno de los chicos, cabeza de banana.” murmuró “No dijo quién.” Lo miró con atención, todos sabían que Sumire y Boruto habían intentado salir hace unos años sin resultados. Aún así no le quitaba lo sospechoso.
“Ah, claro.” retrocedió, aún cautivado por el nuevo perfume de su amiga “Kawaki ¿verdad?” dijo en voz alta.
“¿Cómo?” Chouchou y Sarada miraron las mejillas rojas de Sumire “¿Él?” dijeron al mismo tiempo, desconcertadas.
Antes de que cualquiera le diera una furiosa lista del por qué no era adecuado meterse con alguien como Kawaki, en donde resaltan su terrible personalidad, su poca paciencia y carencia de sentido común, Sumire interrumpió “La tiene grande.”
Chouchou y Sarada volvieron a mirarse, entrecerrando sus ojos. La morena dejó su labial y la Uchiha se enderezó. Completamente serias preguntaron “¿Qué tanto?”
Aunque entre hombres no era extraño hablar de eso (y ya habían visto el tamaño) ambos chicos guardaron el aliento al ser por fin revelada la medida exacta.
“Veinticuatro.” dijo, bajito.
“¿Centímetros?” preguntaron los rubios juntos.
Ella asintió.
Hubo un silencio de extraño respeto antes de que la charla se desviara al entrar Kawaki y Mitsuki a la habitación. Una vez todos listos (y despiertos, en caso de Shikadai) llegaron a la discoteca y comenzaron a dispersarse.
Sarada se quedó con Chouchou, bailando a la par por la cantidad de música de los 2000 que estaba sonando en los parlantes. Se sentía segura cuando estaba con su mejor amiga, podía soltarse y bailar tan tontamente sin que le importara nada más. Cantando las canciones que se había aprendido solo para pasar un buen rato con ella.
“¡Oh Dios mío, es Britney Spears!” gritó la morena, y como si estuviera en un concierto de verdad, comenzó a cantar a todo pulmón hasta que su garganta se raspara y tuviera que toser como una anciana al borde de la muerte.
“¿Estás bien?” interrogó levemente preocupada.
“Necesito agua” apuntó a la barra “Dame unos minutos ¡Oye, Boruto!” Sarada se atrevió a mirar a sus espaldas cuando se volvieron a encontrar al rubio (él ahora estaba con lentes de sol que eran de un desconocido, collares de flores y un trago de quizás dos litros en su mano).
“¿Qué?” interrogó, moviéndose lentamente con el beat de la canción, le lanzó un beso al grupo con el que estaba charlando como despedida y se unió a ellas.
“Quédate con Sarada mientras voy por agua.” ordenó.
“Puedes beber de esto.” le entregó el trago, y cuando Chouchou hizo una mueca de asco él se carcajeó “Está asqueroso, pedí que mezclaran todo lo que tuvieran a la vista y salió esta mega mierda increíble.”
“Ugh, voy a vomitar.” rodó los ojos y se fue (con trago en mano) a la barra.
“¡Oye, es mío!” Sarada se rió y pasó su vista por la gente que estaba bailando cerca, hasta que su expresión decayó.
“¿Qué es?” Boruto lo notó enseguida y giró su rostro para ver lo que la había impactado.
“¡No mires!” tomó su rostro y lo volteó. “Es una de tus ex, bueno… la última.” dijo bajo.
Su expresión cambió a volverse amarga. Esa chica le había sido infiel con ‘su primo’.
Bueno, resultó sí ser su primero. Pero eso solo lo empeoraba.
“Carajo, me la tenía que topar justo tan lejos de la ciudad.” llevó su mano a su cabello y lo revolvió, dándole un aspecto rebelde muy atractivo.
“Aún podemos pasarla bien.” tocó sus brazos e insistió en moverse con el ritmo de la canción.
Él tragó saliva y se forzó a sonreír, aún con los ojos furiosos “Claro, que se joda.”
La canción de fondo se mezcló con un ritmo más sensual y lento, haciendo que sus movimientos se transformaran a unos más pegados. Era Gimme More y estaba segura que había escuchado a Chouchou volver a gritar de emoción.
“¿Está ese tipo ahí? Te juro que si está voy a romperle la cara ahora mismo.” dijo en un gruñido, y Sarada se preocupó en serio.
“Hey” tomó sus manos y las llevó a su cintura, enseguida su total atención se dirigió a ella. Se notaba extrañado. “Estás bailando conmigo ¿Hemos hecho esto antes?” preguntó con una sonrisa, deseaba que se relajara.
“Solo de broma.” le devolvió la sonrisa “Pero parece que te lo tomaste en serio ¿eh?” movió sus pulgares por sus costados, haciéndola estremecer.
“Soy buena bailando” tragó saliva “La superaste ¿no? Al menos enséñale que lo hiciste.” las manos del chico la apretaron un poco más contra su cuerpo. Sintió sus pechos sin brasier rozar con sus pectorales, con solo dos finas capas de ropa separándolos.
“Está bien. Ten confianza.” le guiñó un ojo y la Uchiha bufó entretenida y avergonzada. Solo jugaban .
Levantó sus brazos y los llevó a su cuello, sonriendo y disfrutando. Pero sin verse a los ojos, eso sería extraño, volvería la escena muy íntima, y Sarada le tenía miedo a esa clase de intimidad.
Aún así se entretuvieron con la química que tenían en esto.
La chica levantó la mirada y pudo ver a la ex de Boruto mirarlos fijamente, pálida. Con sus cabellos negros crispados.
“¿Qué? ¿Por qué sonríes como maníaca?” Lo miró sin querer a los ojos a través de los lentes de sol, tanto como estos le permitieron. Sus iris estaban oscurecidas y sus pupilas anormalmente grandes.
“Es gracioso ver la cara que pone.” Boruto apretó su cintura y movió sus cuerpos de lugar para ahora poder ver a su ex. Afortunadamente no se notaría mucho por los lentes de sol, y con eso estaba agradecido.
El rubio se carcajeó y bajó la mirada a Sarada.
“Es divertido.” Tomó una de sus manos y la hizo girar, ahora su espalda estaba contra su pecho y guiaba sus caderas al ritmo que él quería. Tarareando la canción que invadía sus tímpanos.
I just can’t control myself.
La chica sintió como la realidad se le iba de las manos. La forma en que sus caderas comenzaron a chocar de una forma distinta, cómo Boruto respiraba en su nuca y murmuraba la canción. El roce de la tela de su pantalón con la curva de su trasero, los movimientos más lentos y placenteros que los estaba adormeciendo. Le gustaba los movimientos que estaban creando, le alimentaba el hambre que estaba entre sus piernas.
More.
Sarada echó la cabeza hacia un lado y la apoyó en el hombro del rubio. Movió su cabello y descubrió su cuello, en donde Boruto ahora respiraba pesadamente. Intentó no temblar de placer por la forma en que su cuerpo se estaba sintiendo; las manos de Boruto habían notado el borde de sus bragas bajo la tela de su vestido y se encontraban delineando el bordado con sus dedos.
Qué está pasando. Qué está pasando. Qué está pasando.
“Está viniendo hacia acá.” advirtió el rubio, y Sarada quiso gemir por lo ronco de su voz.
They want more?
Volteó su cara y se encontró con su rostro a centímetros, sus alientos podían mezclarse. Tenía muchas ganas de que eso pasase.
“¿La quieres furiosa?” murmuró, con una voz que no reconoció. Sintió la mirada en sus labios, pesada y hambrienta.
“¿Qué tienes en mente?” Alzó una de las esquinas de su boca.
Tomó las manos que se mantenían tocándola, y las guió por su abdomen y costillas, recorriendo su cuerpo, causándole escalofríos hasta tocar el inicio de sus senos. Boruto se detuvo casi un segundo completo antes de estrujar por voluntad propia.
“Mm…” Sarada cerró los ojos y se retorció, insistiendo en que la siguiera tocando.
Well, I’ll give them more.
El rubio jadeó contra su cuello y lo besó, frotándose más rudo contra su trasero, y fue ahí cuando algo duro y caliente fue su balde de agua fría a la realidad. Su corazón saltó en su pecho ¿Qué carajo estaban haciendo? ¡Se tocaban como si estuvieran en celo frente a cientos de personas!
“¡Boruto Uzumaki!” se hizo a un lado antes de que una cachetada le llegara al rostro “¡Maldito desgraciado, sabía que me engañabas con esa perra!” ahora golpeaba el pecho del rubio inútilmente.
Sarada abrió la boca, ofendida y en shock.
“¿Qué pasó?” Chouchou llegó a su lado en un segundo, lista para pelear “¡Tú eres la perra aquí!” Gritó sin ningún contexto.
La pelea comenzó enseguida, y cuando el primo de la ex de Boruto llegó, comenzaron los golpes.
Los chicos que se habían dispersado por la discoteca llegaron en un instante para aportar o intentar detener la pelea, pero el resultado fue todos echados del lugar.
“Me rompí una uña.” se quejó Chouchou “¡Recién me las hice!” Sarada la compadeció, sí habían sido uñas muy bonitas y caras. Miró las suyas, pintadas de negro e intactas.
“¿Cómo carajos empezó todo eso?” interrogó Inojin, quitando la suciedad de su ropa “Si, si, era la ex de Boruto y su amante ¿Pero quién inició?”
“Siempre le tuvo celos a Sarada” se encogió de hombros el rubio, sin mirarla “Nos vió bailar y se desquició.”
Ella creyó que la parte en donde se empezaron a manosear influyó en gran medida, pero no se atrevería a decirlo en voz alta. Estaba muy avergonzada, no se reconocía.
“No me haré problemas por eso.” Shikadai masajeó su cuello “Vamos al club de la esquina, de todas formas no me gustaba la música que estaba sonando aquí.”
Las chicas hicieron un puchero pero de todas formas todos lo siguieron.
“No te llegó a rasguñar ¿verdad?” el rubio caminaba a su lado con sus manos en sus bolsillos, aún sin mirarla “Es doloroso cuando lo hace.”
“¿Ya te ha hecho estas cosas?” preguntó frunciendo las cejas.
“Bueno… el contexto era diferente.” alzó y bajó los hombros, haciéndola rodar los ojos y morder el interior de su mejilla.
“No alcanzó a tocarme, y si lo intenta de nuevo no la tendrá fácil ¿Acaso no sabe que todos estamos en artes marciales? Que suicida es.” se cruzó de brazos.
Estaba, con todas sus fuerzas, intentando no pensar en la forma en que se habían terminado tocando. Quería culpar al alcohol. Pero nada había escalado a algo serio (como un beso en los labios), así que suponía que todo podía seguir con normalidad entre ellos. Solo fue un… baile acalorado.
“Lo sabía, pero siempre fue algo impulsiva.” bostezó “¿Dónde están los lentes de sol?” preguntó, y Sarada los sacó de su cartera “Ah, chica precavida.” sonrió.
“¿De dónde los sacaste?” se los pasó y el chico se los volvió a poner.
“No tengo idea. Pero me quedan genial." Cuando llegaron y entraron al club, ambos fueron a la barra a pedir tragos y se quedaron juntos. Aún quejándose de lo que había pasado.
“¿Cómo lo sabías?” preguntó ella, bebiendo de su vodka barato “Lo de Kawaki y Sumire.” tenía ganas de cambiar el tema, si no lo hacía intuía que Boruto querría hablar del roce .
“Por favor, Sarada. Vivimos bajo el mismo techo. Los escucho follar a diario.” Él no dejaba de mecerse con la música e instó a su amiga a hacer lo mismo. La Uchiha aún estaba un poco tensa por si las cosas subían de tono inesperadamente.
“¿Desde hace cuánto? No me habías dicho…” se quejó, se supone que eran mejores amigos o una mierda por el estilo.
Eran amigos, carajo. Solo eso.
“Desde que Sumire cumplió la mayoría de edad, Kawaki se lanzó como un ave carroñera.” apuntó hacia una esquina, donde los mencionados ya no disimulaban y se devoraban.
“Wow” la chica sonrió algo avergonzada “¿Inesperado?”
“Tal vez, pero varias personas del grupo tienen una tensión sexual no resuelta, solo tienes que ser observador.” Tomó su mentón con delicadeza e hizo que se fijara en Mitsuki y Chouchou, en la forma que compartían un cóctel juntos y se hacían reír.
“¡No puede ser!” exclamó, zarandeando su playera blanca. Lo sospechaba, pero nunca lo vió tan claro hasta ese momento “¿Quién más?” interrogó. Suponía que lo de hoy era algo aparte en todo el tema.
Boruto tomó de su vaso, se le habían caído levemente los lentes de sol por el puente de su nariz y pudo ver cómo apartaba la vista.
“¿Qué?” los acomodó por él “¿Y a quién se le ocurrió eso de la tensión sexual no resuelta? Claramente no a ti.”
“¡Oye!” se quejó.
“O sea, claramente eres receptivo para notarlo, pero no tanto.”
“Si, bueno. Obviamente a Shikadai.” Lo apuntó, él estaba bailando con una rubia que se le hacía vagamente familiar.
“¿Si hay otra pareja de esas?” Sarada hizo cuentas “Bueno, solo quedo yo. A menos que esa hermandad extraña que tienes con Mitsuki se traduzca a tensión sexual.”
“¡Claro que no! Solo tú piensas cosas así de raras.” hizo una mueca rara de asco.
“¡Entonces dime!” pidió, jalando más de la manga de su playera, y dejando de moverse con la música.
“Bueno, él dijo que…” la apuntó y luego a sí mismo.
“¡¿Qué?! ¡Es joda!” no disimuló su asombro mezclado con nerviosismo, lo empujó y luego lo volvió a atraer antes de que chocara con alguna persona.
“¡Eso mismo le dije!” desvió los ojos y apuntó a cualquier lado “Eh, me llaman.”
“Oh, claro que no.” lo acercó un poco más, deseosa de saber más información. Quería un chisme ajeno y ahora se supone que se trataba de ella. Había buscado cobre y encontrado oro. “¿Y cuáles son sus magníficos fundamentos? Porque si fue cosa de Shikadai, los hay.”
“Oh, bueno, tonterías” rascó su cuello “Él no cree en eso de mejores amigos entre un chico y una chica.”
“¿Y Chouchou y él qué?”
“¡Eso le dije! Luego dijo que todos los trabajos grupales debíamos hacerlos juntos y tonterías por el estilo.”
“¿Cómo cuáles?” preguntó gratamente interesada.
“Se sacaba los argumentos del culo. De que nos lanzábamos miradas, de que eras cariñosa solo cuando se trataba de mí, de que siempre me ayudabas a elegir mi ropa y cortes de pelo. También de que iba de compras contigo… Y que algunas de mis ex se sentían inseguras cuando se trataba de ti, bueno, además de Hikari… ¡Claro, nunca hacías esas cosas cuando yo salía con alguna! Pero él dijo que ellas preguntaban siempre por nuestra relación.”
“Eso hacen los amigos…” creo. Titubeó, bueno, algunas cosas sonaban raras, y varias de las ex de Boruto habían dicho abiertamente que se alejara de su amigo, aunque ella siempre había dado un paso atrás por respeto a otra mujer cuando Boruto ligaba con alguien “¿Desde cuándo cree eso de nosotros?”
“Desde que tenemos quince.” murmuró.
Sarada le dió un largo trago a su vaso. Tres años llevaba Shikadai con esa idea en su cabeza.
“¿Es incómodo?” interrogó Boruto, subiendo las gafas a su cabeza.
La mente de Sarada maquinaba a mil por minuto, teniendo todas esas amargas teorías de mejores amigos que siempre le molestaron pero ahora le hacían algo de sentido.
“Hm, algo.” sonrió incómoda.
“Ah.” se veía un poco consternado “No debí decírtelo.”
“¡No, claro que debes!” exclamó mientras sus mejillas se tornaban rojas por una extraña razón “Opino que es normal, somos muy buenos amigos ¡Y tenemos buena química! Lo comprábamos en las peleas y bailando…” Los nervios la consumían. ¿Era tonta? ¡Ella sola había sacado el tema que quería evitar! “Pero, ya sabes, de buenos amigos.” Repitió.
“Claro.” dijo apretando sus labios hasta volverlos una línea.
“¿Qué pasa?” Estaba demasiado nerviosa, pero él ahora parecía tenso y no estaba entendiendo el por qué.
“¿Amigos?” Repitió, en un tono raro.
“Pues… si” se encogió de hombros, y escuchó claramente a Boruto chasquear la lengua “¿Qué?”
“Nada.” bebió lo que quedaba de su trago y apuntó hacia el frente “Viene Inojin, quédate con él. Yo tengo que ir al baño.” se marchó sin decir nada más y Sarada tuvo la impresión de haber dicho algo mal.
Notes:
Ya terminé las dos pruebas de esta semana, pero tengo dos más la próxima semana, además de un trabajo 😭😭 lo único bueno es que tenía este capítulo listo. Espero les guste.
Chapter 3: Cena
Summary:
Little bit, Lykke Li.
Capítulo de recuerdos inspirado en la historia Video Games de UsoraiWrites, ya tenía este capítulo en mi cabeza pero poder leer su oneshot fue muy esclarecedor de cómo no hacer esta historia tan densa. Disfruten.
Chapter Text
Little bit:
https://youtu.be/zFBZ29C5ig0?si=Pm9P6hLJbWfAvlH5
No siempre habían sido tan íntimos amigos, lo fueron en un punto de su pubertad, pero mientras más crecían en la adolescencia, se habían estado separando un poco. Cada uno viviendo de forma diferente, siendo del mismo grupo de amigos, pero sin esas pequeñas instancias de charlas privadas que tuvieron en algún momento a sus cortos doce años.
Sarada había tenido un problema con su padre, no solían tener muchas diferencias, ella solía discutir más con su madre y su necesidad de competir por quien tenía el carácter más volátil (Sakura siempre le ganaba).
“¿No irás a casa?” Sarada se había quedado sentada en las escaleras de la escuela, mirando fijamente hacia adelante, con nada en particular en su cabeza. Boruto estaba parado a su lado, mirándola con extrañeza.
“No quiero estar sola.” Le costaba decirlo normalmente, pero ahora lo hacía con naturalidad, casi como si no le doliera la garganta. Su pelea con Sasuke, era por el mes y medio que se iba a ausentar por su trabajo.
No estaría en el cumpleaños número quince de Sarada.
No estaría en otro de sus cumpleaños.
“¿Tu mamá tiene un turno largo?” Se sentó a su lado, con las manos en los bolsillos, mirando como ella hacia adelante.
“Si.” Contestó seca.
“Mi viejo dijo que el tío Sasuke no iba a poder ir al Pool este fin de semana con él por un trabajo en otro país. Dijo que estaría afuera mucho tiempo.” Sus ojos ahora fueron a su rostro, y ella deseó que no la leyera de esa forma particular en que él podía “Se perderá tu cumpleaños ¿no?” Murmuró.
Tuvo que contener una respiración, no creía tener el derecho de quejarse de eso con Boruto, él era un experto en que su padre no apareciera en sus días importantes.
“Si.” Respondió, inexpresiva.
“Que mierda.” Suspiró “Estás sola de nuevo en casa ¿Por qué no invitaste a Chouchou o a la delegada?” Ladeó la cabeza y siguió mirándola.
“No quiero hablar, y ellas hablan mucho.” Se encogió de hombros “Solo no quiero… estar sola en casa.” Se sentía patética, estaba segura de que se veía igual.
Boruto sacó su celular de su bolsillo y revisó la hora, eran las cinco y media de la tarde. Suspiró.
“Bueno, aunque no lo creas puedo no hablar también.” Se levantó y comenzó a caminar “Vamos.”
“¿Qué?” Sarada se tardó un momento. Se levantó y lo siguió, confundida. Pero él estaba ocupado escribiendo en su celular “Boruto, no te entiendo.”
“Espera, no puedo caminar, escribir y hablar al mismo tiempo. Me pides demasiado.” Efectivamente sus dedos dejaron de escribir cuando habló, y siguieron en lo suyo cuando se calló. “Listo, ya le avisé a mamá que iré a tu casa a pasar el rato.”
“No te invité.” Murmuró.
“Pues hazlo ya, porque no te desharás de mí.” Boruto le sonrió, y ella no pudo evitar corresponderle.
Eran esos pequeños momentos, en donde podía entenderla tan bien con tan poco. Cuando la hacía sentir tan apreciada.
“Vale pero te irás antes de las nueve, a esa hora llega mi mamá y me prometió ver juntas un capítulo de la serie que vemos.”
“Claro, claro. Ni loco querría ver esas series románticas que te gustan. Son horribles.”
“¡Son muy lindas!”
“¡Claro que no! ¿Una chica que rechaza al hombre del que estuvo enamorada toda su vida? ¡No tiene sentido! ¿Por qué lo hace sufrir cuando al fin se fija en ella?” no pudo evitar notar que él había prestado atención cuando conversó de la trama con su Sumire y Chouchou, aún cuando él estaba jugando en su celular con sus amigos.
“¡Uy! ¡Es que tú no entiendes la complejidad de la historia, mono idiota!” de todas formas, decidió irritarlo.
Al llegar a su hogar, Boruto se instaló en su sala como si fuera su propia casa, encendiendo la Play5 que Sasuke le había regalado a su hija (por recomendación de Boruto, solo para que él y el grupo pudieran jugarla cuando fueran a la casa de Sarada, cosa que le había salido a la perfección). Se acomodó en el sofá gris y comenzó a jugar Mortal Combat.
A Sarada le irritaba y entretenía ese comportamiento tan confiado y cómodo del rubio; fue a la cocina y llenó dos vasos con jugo de manzana, los llevó a la sala y los dejó en la mesita frente al sillón, en donde Boruto ya había apoyado el pie. Tuvo que girar los ojos y de un empujón bajar su pie; y finalizó por sentarse en la esquina del sofá, ya que él estaba en medio.
Estuvieron callados, como ella quería. Con tan solo los sonidos del juego de fondo. Ella estuvo un rato en su celular, distrayéndose con cualquier cosa, después viendo el juego y lo desagradable que le parecían algunas escenas. Luego miró a Boruto, a su lindo y perfecto perfil, a las marcas de sus mejillas y la forma en que caía su cabello dorado.
Siempre le había gustado mirarlo, compartía esa afición con Mitsuki, Boruto era tan brillante y oscuro a la vez que resultaba inevitable no darle una segunda mirada por el impacto que causaba.
“¿Qué pasa?” Preguntó sin apartar los ojos de la televisión y apretando los botones del control como un lunático.
“Tu pelo es como un racimo de bananas.” Se apoyó en el respaldo del sillón y siguió en lo suyo, verlo a él era más interesante que el juego para ella.
Boruto le echó un corto vistazo juzgón antes de levantar un brazo en su dirección, fue un gesto simple que significó mucho. La quería cerca.
Sarada no tuvo que pensárselo, se acercó en un instante y se apoyó en su hombro, el rubio bajó el brazo, rodeando sus hombros y siguió jugando como si nada.
Era esto lo que necesitaba, lo que necesitó toda su vida.
Cerró los ojos y se mantuvo allí, feliz, agradecida y amarga. Porque resultaba ser él quien podía llenar esa terrible sensación en su pecho.
“Gracias.” Dijo, suave.
Boruto apoyó su mejilla en su cabeza en respuesta, sin hablar, porque estaba seguro de que ella no necesitaba que dijera algo.
Se mantuvieron así un instante, en un abrazo improvisado de consuelo, hasta comenzar a cambiar las posiciones a unas más cómodas. La Uchiha terminó por tener una pierna sobre la del Uzumaki en un instante, luego fue el turno de él en estar apoyado en su hombro, medio acostado sobre ella mientras Sarada le acariciaba el cabello, y cuando ella dejaba de mimarlo, él se quejaría con un gruñido y ella tendría que seguir en ello.
La chica era feliz con tan poco.
“Mmm, me duele la cabeza.” Boruto pausó el juego, frotó sus ojos y miró hacia el techo, parpadeando varias veces.
“Llevas jugando tres horas sin pestañear.” Seguía acariciando su cabello, y él casi ronroneaba de gusto.
“Pff, no es nada. Mi récord son doce horas sin parar, ni para ir al baño.”
“Es patético que lo consideres un récord.” Fue su única respuesta.
“Si, si, cállate.” Rodó los ojos, pero sonrió igual “¿Qué tal si pido unas hamburguesas para que cenemos?” Se levantó de encima de ella, y Sarada enseguida arregló su falda. En algún punto ella había quedado recostada sobre el sillón y él se había apoyado en su estómago y piernas abiertas. Eso sonaba mal, sería mejor no mencionar aquello.
“Sería una cena mediocre.” entrecerró sus ojos “¿No que no querías ver cierta serie tonta?”
“Oh vamos, da igual, y yo pago ¡Y pediré la porción de papas fritas y salsa especial que tanto te gusta!” Propuso entusiasta, él a veces no parecía querer irse nunca de su casa.
Sarada no logró abrir la boca antes de que su celular comenzara a sonar, lo buscó entre los cojines y contestó.
“Hola mamá.”
“Hola hija…”
“¡Pregúntale si también quiere una!” Boruto ya se había metido a la aplicación de su celular para ordenar las hamburguesas.
“¿Estás con alguien?” Se podía imaginar la cara interrogante de su madre.
“Es solo Boruto, se quedó conmigo durante la tarde…”
“¡Pregúntale, pregúntale…!” Insistió. Sarada bufó, divertida.
“Mamá ¿quieres una hamburguesa? Boruto va a pedir para cenar ¿Llegarás en un rato o…?”
“Oh cariño, es eso…” Ya sabía lo que venía, no entendía por qué se había molestado en preguntar “No creo llegar, al menos no temprano hoy…”
“Ah…” podía sentir la mirada de Boruto fija en ella “Claro, está bien. ¿Mucho trabajo?” Intentó sonreír, más por su amigo y su intento de animarla que por ella, que lograba sentirse mal en segundos por tonterías.
“No tienes idea, perdona, mi amor. Comeremos juntas otro día… Me tengo que ir, pásenlo bien.”
“Si.” Cortó la llamada y se demoró unos segundos en procesar su malestar “Mm, no viene.” Se encogió de hombros.
Boruto se estaba conteniendo para no rechinar los dientes de rabia. A veces tenía unas ganas terribles de esconder a Sarada de todo el mundo, para que nadie nunca pudiera cambiar su linda sonrisa por la expresión tan amarga que le causaba la gente. En particular sus padres y la poca atención que le brindaban.
“Vale… más para nosotros, entonces.” Trató de aligerar el ambiente.
“No tienes que quedarte a cenar, a tu mamá no le gusta que comas fuera…” miró el suelo como si fuera lo más importante del mundo.
Si Boruto no conociera a Sarada como a la palma de su mano, no podría entender lo importante que era para ella el tiempo de calidad con la gente que amaba. Pasaba tan poco tiempo con su familia, que poco a poco poder pasar tiempo con personas que la hacían sentir amada como su mamá y papá fue un consuelo. Él entendía que a la Uchiha le gustaba su compañía y la de sus amigos, porque eran como hermanos. Así que, obviamente no se iría hasta que lo echara a patadas, no la dejaría sentirse sola.
“Cállate, me quedaré a comer contigo. Y estás de suerte, también veré esa estúpida serie.” Le guiñó un ojo.
“Pero no te gusta…”
“Bah, eso lo decidiré yo ¿Dónde está el control remoto?” comenzó a mover los cojines, sin presenciar la expresión de amor que estaba clara en el rostro de Sarada, y sin que ella imaginara la forma en que la cabeza de él maquinaba.
Boruto podía ser un loco intenso si se lo proponía.
Estuvo acosando a su padre, el CEO de la empresa en donde trabajaba Sasuke (el responsable de la racha explotadora de trabajo que tenía el patriarca Uchiha, y de la que se quejaba con él como si no la hubiera organizado con sus propias manos). Exigió, exigió, molestó, hizo un berrinche, un escándalo, un montón de amenazas, lo necesario para que Sasuke pudiera estar de vuelta en su casa el 30 de marzo, y poder pasar el 31 con su hija y festejar su cumpleaños como la familia que Sarada deseaba.
Contrario a la forma en que se podían interpretar sus acciones, Boruto no estaba enamorado de Sarada, al menos no de forma romántica. Pero al verla entrar a clases de artes marciales tan feliz porque su padre habría llegado antes de sorpresa, le llenó el pecho de una serotonina tan cálida que fue lo más similar a las mariposas en el estómago que alguna vez jamás tuvo.
Tenían apenas quince años, y la terrible montaña de emociones inició a los dieciséis. Con el accidente.
Antes de eso, todo era tan honesto y tierno entre ellos, nunca se imaginaría las intenciones que tendrían después.
Chapter 4: Dulce vista
Notes:
Music To Watch Boys To, lana Del Rey. Overdose, EXO.
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Music To Watch Boys To:
https://youtu.be/lsP_cJt9qe4?si=1V-ZKAJzZfqViRBB
Overdose:
https://youtu.be/r3V-JQ_xl4U?si=NlNGoFl2ew6BW77J
Al día siguiente, después de una mañana de resaca en donde Sarada no se atrevió siquiera a cruzar miradas con cierto personaje rubio que seguía con una particular expresión en sus rasgos, decidieron usar la tarde para descansar en la playa, disfrutando de los rayos del sol y la brisa marina.
Ella estaba tomando sol de espaldas junto a Sumire y Chouchou, mientras los chicos hacían cosas que en realidad no les interesaban. Cualquier cosa que evitara tenerlo cerca estaba bien.
Ahora, sobria. El pequeño segundo en donde los labios de Boruto tocaron su cuello y sus palmas apretaron sus senos, la manera en que se restregó contra ella… Oh, Dios. La vergüenza era muy grande para caber en su cuerpo. Tenía suerte de que Chouchou no se callaba y podía fingir leer un libro que Sumire trajo y que había abandonado por el entretenido chisme que decía la morena.
“… Y resultó que estaba embarazada de su vecino.” terminó de contar Chou, bajando sus lentes de sol mientras seguía con su mirada a un hombre “Oh, mira eso…”
“¿Qué?” alzó la cabeza del libro y buscó con los ojos, sin saber qué mirar pero intrigada por cualquier cosa que desviara su mente de Boruto.
“Hay hombres atractivos por aquí ¿no lo creen?” subió y bajó sus cejas.
“Tienes un punto.” afirmó Sumire, pero sus ojos sólo seguían a Kawaki jugando fútbol.
“Pff, todos lucen igual.” negó con la cabeza y siguió con los ojos fijos en la página, sin lograr captar ni una maldita palabra.
“Vamos, al menos dale una oportunidad a tus ojos.”
Hizo un sonido quejumbroso, pero de todas formas volvió a observar a su alrededor, apoyándose en sus codos y dando una larga mirada por el panorama que la playa le daba. Personas jugando voleibol, fútbol y haciendo surf. Hombres en perfecto estado físico, algunos escuálidos y otros que tenían una panza de cerveza ya desarrollada.
Mientras tanto, Inojin y Boruto se habían acercado a ellas y las mochilas que estaban a su lado. Se había detenido el partido cuando la pelota de fútbol fue robada por un perro y los otros extraños con los que jugaban iban tras él. Se quitaron las camisetas y dieron largos tragos a sus botellas de agua.
Sarada dejó tranquilos a los hombres de la playa y observó atentamente el tatuaje que cruzaba el brazo y parte del pecho de Boruto, la tinta cubría las cicatrices que tanto le desagradaban al rubio.
“¿Y bien?” insistió Chouchou, notando dónde habían ido a parar los ojos de su amiga.
La azabache bufó y apuntó al hombre de hombros anchos y bonito abdomen que salía del mar con una tabla de surf bajo su brazo.
“Ese es lindo.” dijo sin mucha emoción.
“¡Oh! ¿Así que te gustan los rubios?” Sumire la miró con una sonrisa cómplice, una que la Uchiha no supo interpretar.
“¿Oh? ¿Sarada?” Inojin actuó su asombro, metiéndose de pronto en la conversación como el chismoso que era “¿Es así como confiesas tu amor por mi?” abanicó su rostro con su mano “Que halagador, haces que me sonroje.”
“¡Ya cállate, anémico! ¡Claro que no me gustas!”
Normalmente Boruto hubiera hecho esa broma, pero estaba ocupado revisando los mensajes en su celular.
Dedicó un segundo más de la cuenta en observarlo (de nuevo), y como si él hubiera estado esperando inútilmente que ella apartara los ojos, la miró de vuelta.
Sarada se estremeció y quitó el contacto visual, volviendo a centrarse en el libro. Leyendo las palabras sin entender nada en realidad. ¿Por qué debió pasar eso? ¿Por qué sentía a Boruto tan tenso? En otra circunstancia se lo habría preguntado directamente, pero no sentía que eso fuera lo indicado ahora. Creyó que sería él quien le quitaría importancia al asunto y lograría calmarla… ¡Pero no era eso lo que estaba pasando! La Uchiha estaba al borde de un ataque de nervios.
“¿No quieres nadar, Sara?” alzó los ojos a Inojin, quien le extendía una mano “Como cuando éramos niños… Prometo no intentar ahogarte esta vez.” Quiso abrazarlo. Le estaba dando una oportunidad para distraerse, y claro que la tomaría.
Sonrió y tomó su mano.
“Yo no prometo no jalar tu cabello.” Se levantó y se quitó sus lentes.
Volvió a encontrarse con la mirada de Boruto, porque —carajo— siempre sus ojos iban a él; y presenció cómo el chico recorría su cuerpo lentamente con su mirada. Sarada estaba con un bikini negro, nada llamativo a su parecer, y aún así la hizo sentir como si estuviese desnuda.
“¿Qué miras, pervertido?” ladró cabreada.
Se esperó una respuesta mordaz, una de esas que le dolía recibir cuando eran niños. Pero en vez de eso, él simplemente chasqueó la lengua y se marchó a seguir con el partido.
“¿Qué le pasa?” murmuró Inojin por los dos.
“Está rarito.” Murmuró Chou “¿Pasó algo entre ustedes?”
“¿Eh?” Parpadeó aturdida.
“Si se pelearon.” Explicó Sumire.
“¡Oye!” no contestó y caminó rápido tras él “¿Qué diablos te pasa? ¿Por qué actúas como si hubiera hecho algo mal?” su consternación era evidente, y que la ignorara aún más. “Te comportas como imbécil.”
“Solo no quiero hablar.” se excusó y terminó por irse.
La culpa pesó sobre sus hombros. Pero la mano de Inojin que le insistió darse un chapuzón terminó por jalar más fuerte.
“Tranquila Sara, solo está siendo un imbécil.”
Sonrió sin ganas y lo siguió.
El resto de la tarde pasó con rapidez. Se repitió la rutina de prepararse para salir al club. Su maquillaje esta vez fue más suave, intentó que se parecía lo más posible a uno douyin. Eligió una falda de jeans negro con botones en la parte frontal y un top blanco de hombros descubiertos, además de una chaqueta de cuerpo que le quedaba lo suficientemente grande para cubrirla hasta abajo del trasero.
No quería seguir comiéndose la cabeza con la incógnita que estaba siendo Boruto, pero su mente iba y venía en lo que estaba haciendo mal. ¿Tal vez no era nada? ¿Tal vez era él? Para Sarada siempre sería ella misma el problema de la situación.
“¿Qué pasa?” por un momento se había olvidado del tipo con el que estaba bailando, un rubio de ojos cafés.
¿Quizás sí le gustaban los rubios?
Desvió sus ojos de él y buscó a sus amigos, pero no veía ni uno cerca ¿Dónde habían ido?
“¿No la pasas bien? Yo puedo ayudarte con eso.” Tomó su cara con una mano, asustando a la chica “Abre esa linda boca.” Él abrió la suya y enseñó su lengua, y la extraña postal amarilla que había en ella.
La Uchiha solo pudo abrir los labios para gritarle que se alejara, pero él ya había metido su lengua en su cavidad. Sarada había tenido malos besos, pero jamás le habían restregado la lengua de esa manera. Estaba siendo desagradable y baboso.
Empujó al hombre y le dió un golpe en la garganta que le quitó el aire, él cayó de rodillas al suelo.
“Asqueroso.” Escupió, y se fue sin mirar a las personas que lo socorrían o se burlaban de él.
Intentó toser, pero ya se había derretido esa cosa en su lengua. Debía encontrar a uno de sus amigos rápidos y salir de ahí, no sabía qué mierda le había dado ¿Tal vez debía vomitar? ¿Por qué debía pasarle eso a ella?
Quería llorar.
“Sarada.” se volteó cuando Mitsuki tocó su hombro, estaba junto a Boruto, quien traía una sandía como vaso esta vez y bebía de ella con una pajita.
¿De dónde mierda había sacado eso?
“¿Tu golpeaste a ese tipo de atrás?” insistió el de ojos amarillos, preocupado.
“Creo que me drogó.” contestó, ya no tan angustiada como antes, y eso justamente angustió algo detrás de su cabeza. Sentía que su cuerpo poco a poco subía, casi como si flotara, la música se distorsionaba al entrar en sus oídos, y estaba segura de estar viendo colores que antes no conocía.
“Todos estamos drogados.” contestó el rubio, sin darle mucha importancia.
“Yo no.” dijo Mitsuki “¿Estás bien? ¿Quieres agua?” Una de sus manos estaba sobre su hombro desnudo, su chaqueta se había deslizado de uno de sus hombros.
“Todo se siente raro…” murmuró, la ropa la estaba incomodando.
“Mierda…” alternó sus ojos entre ella y algo detrás “Mira, ahora íbamos a salvar a Kawaki de una pelea. Pero en el actual estado de ambos, serían un problema ¿Puedo dejarlos a solas?” Él en realidad parecía no querer hacerlo, pero una conmoción se estaba formando a sus espaldas.
“No quiero estar sola con el cerebro de banana, se comporta como un tonto.” arrastró las palabras, su lengua se sentía dormida.
“Yo tampoco quiero estar con ella...” murmuró por lo bajo.
“Prometo no demorar, quédense juntos. No están en condiciones de… ¡Kawaki!” miró a su alrededor y tomó la sandía del rubio “Esto servirá, gracias Boruto.” palmeó el brazo del Uzumaki y corrió para lanzar la fruta en la cabeza de alguien.
“¡Oye, no! ¡Yo pagué por eso…! Carajo…” soltó un quejido y revolvió su cabello.
Sarada ignoró todo lo que estaba pasando, sentía que sus manos se alargaban y su cuerpo se movía de formas extrañas. Luego sintió la mano de Boruto tomar su brazo, y cómo su mano se volvía cientos de manos más pequeñas con ojos igual de azules que los de él.
Una exclamación de asombro hizo que él la observara con fijeza.
“¿Qué es?”
“¡Mira tu mano! ¡Tiene mini manos!” tocó su piel y la rara textura que tenía ahora para sus sentidos “Es increíble, casi hace que olvide que eres un imbécil.”
“No soy un imbécil, Sarada. Y no sé qué carajos ves, pero para mí, ahora soy azul.”
“¿O sea que eres un pitufo?” lo miró seriamente y luego se echó a reír.
Boruto le sonrió.
“¿Qué te dió?” preguntó, menos tenso.
“Solo me metió la lengua en la boca y la cosa se derritió en mi lengua.” Fue su respuesta, y Boruto hizo una mueca.
“Yummy.” se rascó la nuca “Mientras no caigas en un mal viaje, creo que todo está bajo control. ¿No te sientes angustiada?”
Lo estuvo hace un momento, estaba segura que lo estaría sobria y cerca de él por lo que había pasado. Pero ahora, ahora, no sentía nada mal.
“Nop.”
“Perfecto, creo que debemos encontrar a Shikadai, él tiene las llaves de la cabaña…” se calló cuando Sarada jaló de su chaqueta.
“No quiero irme.” revoloteó sus pestañas “Todo se escucha y se siente genial.” Y no mentía, su cuerpo temblaba por un extraño subidón de dopamina poco habitual en su piel.
“Mm” paseó su vista por el lugar, pensando en qué hacer “Vale, creo que podemos manejarlo…”
“¡SI, bailemos!” lo atrajo a su cuerpo y comenzó a moverse, sin ningún ritmo en particular, solo dando saltos.
“Okey, así no.” soltó una pequeña risa y la tomó de los hombros. La mano que estuvo en contacto directo hizo arder su piel “Fíjate en la música, y cómo hace que veas las cosas…”
Sarada, en cambio, sólo lo miró a él. A sus ojos, su nariz, sus cejas y labios… Su corte de cabello le quedaba tan bien, ella sabía elegir siempre cuál le favorecía.
“¿Qué?” las mejillas del rubio se habían tornado rosas después de estar tanto tiempo bajo su atenta mirada “¿Ahora sí me ves azul o…?”
“¿Puedo preguntarte algo, Boruto?” él asintió lentamente “¿No querías hablarme porque te pusiste duro cuando bailamos ayer?” preguntó en un murmullo.
Pudo apreciar cómo su rostro se transformaba en estupefacción pura, sus cejas se levantaron, sus ojos se abrieron completamente y la comisura de sus labios se fueron hacia abajo.
Sarada se rió y volvió a dar saltos.
“¡Lo sabía!” Tomó el cuello de su chaqueta, lo acercó más y volvió a susurrar “¿O fue que te hice tocar mis pechos?”
“Sarada…” Sus mejillas estaban pintadas de un rojo intenso, pero su mirada estaba cada vez más oscura.
“¿Qué?” sonrió y se pegó por completo a su cuerpo, igual que la noche anterior “¿Qué tiene?”
“¿No que somos muy amigos y así? ¿Qué crees que haces?” había levantado sus manos para evitar tocarla “Estamos intoxicados, sé que no puedes pensar bien pero piensa.”
No le interesaba razonar, sólo podía sentir la firmeza de los pectorales y abdomen del rubio contra su propio cuerpo, percibir su respiración y su olor que ahora eran tan intensos y la hacían palpitar.
“Una última pregunta” observó sus labios y en cómo él alternaba su mirada entre sus ojos y labios también. Tragó saliva y lo sintió. “¿Alguna vez has pensado en cogerme?”
“¡¿Qué?!” pareció que hizo ebullición. Miró a los lados por si unos de sus amigos había aparecido de la nada y escuchó el disparate que se había transformado todo eso.
“Responde.” pidió, apoyando su mejilla en su pecho, escuchando ahora el acelerado latir de sus venas que hacían sonar su cabeza como un tambor.
Tal vez es porque estaba drogado, y que siempre decía la verdad cuando lo estaba.
“Quizás.” murmuró suave contra su cabello.
“¿Quizás?” Sarada mordió su labio y cambió su peso entre ambos pies. Su corazón martillaba contra su pecho tan fuerte que lo escuchaba sobre la fuerte música.
“Ya sabes, ¡es normal! Eres realmente atractiva y he tenido sueños húmedos…” cerró la boca porque sabía que la estaba cagando.
Sarada sonrió y se separó un poco, para ver las expresiones que hacía. El Boruto serio que la ignoró se había marchado y volvió un manojo de nervios poco habitual.
“¿Normal? ¿Entonces también con Sumire cuando casi salieron?” se apoyó en sus pechos y no pasó desapercibido el vistazo que Boruto le dio a su escote. No quería que él notara el rencor en su voz. “Estoy segura que eso es normal.”
“Bueno… No, pero…” lo estaba acorralando y no sabía cómo detenerla.
“¿Con tus novias y ligues? Me imagino que con ellas sí.” Sarada no se atrevió a parpadear cuando el rubio no contestó. Sintió la emoción burbujear en sus venas ¿había sido la única en la mente lasciva del Uzumaki?
Gracias a su estado, no le había pegado lo suficientemente bien que su mejor amigo quería cogerla, y Dios sabe desde hace cuánto tiempo. Pero para ser totalmente honesta, no es como si ella no hubiera pensado (en noches de insomnio) en el cuerpo trabajado de Boruto, en sus ojos (quizás demasiado en eso) y unas cuantas veces en besarlo. Simplemente no consideró en ninguna ocasión que podía ser correspondido y superado. Mucho menos tomárselo en serio.
Se mantuvo un extraño y tenso silencio entre ellos. Boruto ya sabía que la había cagado por ser honesto, y Sarada estaba metida en su cabeza pensando.
“¿Incluso hoy?” preguntó, alzando la mirada, de una forma en que sabía que se veía bonita.
“¿Disculpa?” Estaba nervioso, no sabía a dónde los llevaría todo esto. No sabía si ella quería arruinar su amistad con tantas ganas como él.
“¿Hoy pensaste en cogerme?” Boruto cerró los ojos y se quejó hacia sus adentros, Sarada resultaba ser tan poco discreta que dolía “Digo, sé que me visto algo vulgar, incluso ahora. ¿Así que lo pensaste?” su expresión rozaba el goce.
Boruto congeló su expresión en seriedad, pero la miró con la misma intensidad. La tensión sexual no resuelta que había inventado Shikadai estaba apareciendo, y por primera vez, la estaban notando. La querían notar.
“Si.” respondió.
“¿Ayer?” murmuró “Cuando nos tocamos, cuando me tocaste así.” frotó sus piernas entre sí, con una incomodidad entre ellas creciendo de la nada.
“No sabes cómo resistí no subir tu vestido y follarte ahí mismo…” habló en un tono hosco y necesitado, y eso fue suficiente.
Sarada enganchó sus manos en el cuello de Boruto y empujó sus labios en un beso. Fue un segundo lento en la rapidez del momento, una pausa entre todo lo que los consumía.
Luego, las manos del rubio se colaron bajo su chaqueta y la apretaron contra su cuerpo, fundiéndolos en un beso largo y mojado, desesperado y hambriento. Sus labios se movieron tan bien juntos, sus jadeos eran sincronizados y sus manos comenzaron a vagar por el cuerpo del otro.
Sarada ahora sentía palpitar toda su piel, ansiosa por un contacto físico que nunca había querido antes. Un deseo entre sus piernas que nunca había sido tan doloroso.
“Sarada…” Boruto murmuraba su nombre entre los besos, queriendo decir un punto que no podía terminar completamente, adoró el sabor a licor en su lengua mezclado con la cereza de su labial “Estamos… drogados… Mm.” Ella lo había empujado contra la pared, no sabía cuándo habían llegado a un rincón del club, pero necesitaba que sus caricias fueran más privadas “Sarada.” tomó sus muñecas, evitando que le quitara el cinturón “Nos vamos a arrepentir.”
“Cállate.” no quería pensar, no quería razonar ni alcanzar las consecuencias “Estás demasiado bueno como para arrepentirme.” intentó darle otro beso, pero él corrió el rostro.
“¿No que éramos amigos?” insistió en un tono venenoso y bajo.
“Da igual si somos amigos, podemos besarnos y follar tanto como queramos.” se sintió abrumada ¿por qué se detenía? “¿No quieres esto?” Preguntó bajito, insegura.
“Claro que lo quiero… pero…” gimió por lo bajo, frustrado “Soy un desastre, te haré un desastre.”
“No lo eres, estará bien.” tomó su rostro entre sus manos “Pasemosla bien, siempre la pasamos bien juntos…” intentó volver a encontrar su labios, pero él se seguía rehusando.
“¿Me quieres?” preguntó, con una mirada extraña.
“Si.” contestó enseguida, no quería mentir, no importaba el tipo de querer al que se refería. La respuesta a todo lo que le preguntara o pidiera sería si.
Las manos del rubio fueron a su cara, acariciando sus mejillas, viendo las facciones de su rostro con particular cariño.
“Voy a hacer que quieras más.” bajó el tono de su voz, haciéndola temblar “No te librarás de mí luego ¿si, Sarada?” rozó sus labios “No te voy a soltar y no quiero que me sueltes, requiero de mucha atención.”
“¿Eh?” Sus alientos se mezclaron, no estaba entendiendo nada de lo que decía.
“Piénsalo bien.” Murmuró como si fuera una advertencia. Una de sus manos comenzó a bajar por su cuerpo, rozando hasta llegar al final de su falda, tocando la piel de sus muslos y comenzando a adentrarse bajo la tela.
“Boruto…” inclinó su cabeza hacia la mano que sostenía su mejilla, sus dedos estaban tan cerca de sus bragas que se sentía salivar.
“No quiero una sola noche, Sarada.” La observó fijamente cuando sus dedos tocaron sus bragas y lo húmedas que estaban, ella gimió en respuesta “No me acuesto con mis amigas, no me voy a acostar contigo como si fuera un simple polvo.”
“Mm Boruto…” mordía su labio inferior mientras sus caderas se restregaban contra sus dedos, que estaban haciendo suaves círculos bajo su clítoris.
“¿Lo entiendes?” Boruto llevó la mano que sostenía su mejilla a su cabello mientras besaba su cuello, jalando lentamente de de los mechones para tener el acceso que él quisiese, tanteando sus reacciones hasta notar que le resultaba igual de placentero a ambos llevar las riendas y dejarse llevar por ellas. “¿Me quieres loco por ti?” Empujó sus dedos hacia arriba y ella jadeó “Responde.” Gruñó contra su clavícula.
“Lo quiero, te quiero” sus delgadas manos llegaron a sus hombros y lo apretaron “No pares de tocarme, tócame más, más…” su voz sonaba tan necesitada…
Sonrió contra su piel, tiró su cabello para que sus rostro volvieran a estar cerca del otro y volvió a devorar los labios dulces que llevaban consumiendo su mente desde hace tanto tiempo. Sintiendo las curvas del cuerpo ajeno, restregando sus pieles, moviendo sus dedos por el eje de sus labios, disfrutando de la humedad que él le provocaba.
“Vamos a la cabaña.” murmuró contra la boca de Sarada, mirando como ella aún tenía los ojos cerrados y respiraba con pesadez.
“¿Y las llaves?” preguntó.
“Yo también tengo un par.” sonrió ante la mirada ofendida que la chica de dirigió por su mentira anterior al tratar de evitarla “Vamos.”
No tenía claro cómo llegaron a la cabaña y cómo abrieron la puerta. Tampoco si conversaron por el camino o se fueron corriendo.
Solo fueron besos, saliva, manoseo y hambre. Colores y sensaciones. Lo fueron todo juntos, y al despertar, nada.
Chapter 5: Bonita
Notes:
If u think i’m pretty, Artemas. Candy, Doja Cat.
Chapter Text
https://spotify.link/FDZNKfcA3Jb (PLAYLIST DE LA HISTORIA) (SI, ME LO TOMÉ EN SERIO.)
If u think I’m pretty:
https://youtu.be/DC1EvQg7OCw?si=ApltEoWe6vzwlWS-
Candy:
https://youtu.be/VOF01MJWN1I?si=-CXO5_TjFU2exBCI
Cuando Boruto despertó, Sarada estaba sobre él, su cabeza descansando sobre su pecho y piernas sobre las de él.
Su celular no dejaba de vibrar en su pantalón, solo que él no los tenía puestos.
Tragó saliva, hizo a un lado a la chica con el mayor cuidado que pudo y buscó por la cama hasta encontrarlo y ver quién lo llamaba.
“¿Sumire?” contestó, colocándose los pantalones (lo bueno es que tenía su ropa interior puesta).
“¡B-Boruto-kun!” estaba llorando “Kawaki, se lo llevaron los policías…” apenas podía hablar, tartamudeaba entre fuertes sollozos.
Mierda, mierda, mierda.
“Joder… Está bien, respira.” buscó su camiseta hasta encontrarla en el piso, luego buscó sus zapatillas tiradas debajo de la cama “¿Dónde estás? ¿Sola?” Sarada comenzó a removerse en la cama, apoyándose en sus codos y viéndolo con ojos entrecerrados.
“Hm-mm.” respondió Sumire con un quejido.
“¡¿Sola?! Mierda, mándame tu ubicación e iremos enseguida para allá.” Intentó que su voz no se notara tan ansiosa.
“¿Y Kawaki?” Boruto solo quería matarlo.
“Da igual él, vamos por ti. No te preocupes, llegaremos dentro de poco.” tuvo que cortar la llamada y acercarse a la Uchiha. El repentino salto de adrenalina lo empujó a poder conversar con Sarada. “Hola ¿te sientes bien?” tragó pesado y se sentó junto a ella.
La chica tenía todo su maquillaje corrido, miró su propio cuerpo cubierto por las sábanas, las levantó y sus mejillas se pusieron rojas.
“¿Qué pasó? ¿Qué hora es?” se sentó y sostuvo la tela contra sus pechos. Los ojos azules se quejaron fijos en las marcas rojas y moradas en el cuello y escote de Sarada. Él había considerado que quizás no habían llegado tan lejos, pero esas marcas solo las hacía mientras follaba. “¿Boruto?” Ella tomó su top y lo pasó por sobre su cabeza hasta cubrirse.
“Ah, perdona.” apartó los ojos “A Kawaki lo arrestaron” de nuevo “Y Sumire está sola quién sabe dónde, tenemos que ir a buscarla.” Se levantó y se dio vuelta para dejar que se terminara de vestir en paz. “Vamos en mi auto ¿te parece? Ah, y son las…” revisó la hora en su celular “Seis de la mañana.”
“Eh… Hm ¿Boruto? ¿dónde están mis bragas?” se volteó, ella se había puesto su falda, pero buscaba por la cama y debajo de ella sin tener éxito.
“No lo sé.” llevó sus manos a sus bolsillos hasta sentir una tela extraña, lo sacó y vió lo que era. ¿Por qué carajo estaban en su pantalón? “Oh… Aquí.” contestó, algo avergonzado “¿Es una tanga?”
Ella simplemente se la arrebató y la subió entre sus piernas.
¿Debían hablar? Estaba seguro de que era necesario.
“Sara” murmuró en un tono diferente, y ella lo miró apenada, sabiendo lo que se venía “¿Sabes lo que pasó?” aunque era obvio, quería que se lo dijera.
“Nos acostamos.” dijo en voz baja.
“¿Te acuerdas de… algo?” él no se acordaba de todo, eran todo imágenes borrosas.
“No mucho… ¿A qué hora se supone que volvimos a la cabaña? Mierda… me dormí con mis lentes de contacto puestos...” mientras ella se comenzaba a arreglar, Boruto repasó todo en su cabeza.
Debieron llegar al menos pasada la media noche, de ahí las cosas quizás se alargaron hasta las tres y media de la mañana. Ambos drogados debió hacer que la euforia del sexo perdurara por demasiado tiempo hasta quedar satisfechos… ¿Dónde estarían los demás?
Se movió por la cabaña para confirmar que estaban solos, y cuando volvió a la habitación de las chicas, Sarada ya estaba con su chaqueta puesta, unas medias altas y su falda con los botones en su lugar. Se había puesto sus lentes de marco delgado y sus plataformas negras favoritas.
A Boruto le gustaba mucho como ella se veía.
“¿Vamos?” Ella pasó por su lado y él la siguió, tomando las llaves de la mesa y subiendo al auto para ir por Sumire.
Hubo un silencio incómodo que se obligó a romper, serían al menos veinte minutos de viaje.
“¿Usamos condón, verdad?” preguntó, apretando el manubrio del auto.
“Habían unos usados en el basurero del baño, así que sí.” contestó seca.
Vale, lo de comunicarse adecuadamente no les estaba saliendo bien.
“Genial.” murmuró, no quería pero debía seguir con su cuestionario “¿Te duele?”
“Un poco.” Sobó la parte baja de su espada y mantuvo las piernas ligeramente abiertas.
“Perdona.” ¿Había sido brusco? Carajo, no lo recordaba. Quería recordarlo todo. “Y perdona por los chupetones, también.” apuntó su cuello.
“¿Cómo?” Sarada bajó la visera y se miró en el pequeño espejo “Mierda, Boruto…”
Boruto… Mierda ¡Boruto!
Oh, ahí venían los recuerdos.
Apenas había cerrado la puerta de la habitación de Sarada cuando ella se le lanzó encima, volviendo a besar sus labios y forcejeando para quitarle la chaqueta.
Esto estaba bien, era perfecto, mientras más ansiosa estuviera ella más salvaje se podía permitir ser él.
Dejó que se la quitara, y luego le quitó la suya, disfrutando tocar los centímetros de piel que estaban libres para que fueran suyos.
“La cama, la cama.” rogó Sarada, tirando de su camiseta y haciendo que se sentara en el colchón, enseguida la chica se subió sobre él a horcajadas, frotándose contra su cuerpo “Boruto…” lo llamó, tomando su rostro entre sus manos y pidiendo más besos.
El corazón del rubio latía tan rápido que sentía que iba a morir. Estaba seguro de que ella sería su fin. La forma en la que lo miraba y lo besaba eran mil veces mejor que sus sucias fantasías.
Llevó sus manos a la espalda de la azabache, pasándolas por debajo de su top y jugando con el broche de su brasier.
“Tengo calor.” ella retrocedió y se quitó la prenda con apuro, estaba jadeando y no detenía el vaivén sus caderas, moviéndose contra el bulto que dolía entre sus piernas “Quítatela.” tiró de su camiseta, y él levantó los brazos para que se la pudiera sacar.
“Muy ansiosa ¿eh?” le sonrió y la tomó de la cintura, se incorporó un poco para poder dar vueltas las posiciones, dejándola acostada en la cama mientras él se alzaba sobre su cuerpo.
Verla debajo de él, completamente sonrojada y en ropa interior lo hacía temblar de expectación.
Tocó sus piernas suaves y las manejó para que las doblara, quitándole las plataformas sin apartar su vista de ella.
“Ven.” ella estiró sus brazos a él, pero Boruto negó “¿Por qué no?” se quejó.
“Levanta las caderas” ordenó, y ella lo hizo.
Desabrochó los primeros botones de su falda y se la quitó, bajando lentamente la prenda por sus largas y pálidas piernas, viendo lo que degustaría.
No sabía si lo recordaría, pero dejó que sus ojos se tomaran el tiempo para memorizar su cuerpo. La forma de sus pechos y como su brasier los apretaba, su cintura estrecha y la curva de sus caderas. Sus bragas negras… ¿o eran una tanga? Y sus hermosas piernas, siempre le habían gustado mucho, quería apretarlas y hundir su dientes ahí.
“Boruto.” su voz era tan suave ahora, se veía tímida y excitada.
“Tranquila.” fue inclinándose. Besó su abdomen y subió hasta la unión de sus pechos, sopló ahí y la chica se estremeció “¿Puedo?” murmuró y ella asintió. Boruto llevó ambas manos a esos montes, presionando con suavidad hasta amasar “Quiero quitártelo.”
“Hazlo”. Tenía sus ojos entrecerrados, su cabeza levemente volteada y se mordía los nudillos para ocultar sus gemidos.
Lo hizo, pasó sus manos detrás de su espalda y desabrochó el brasier sin tirantes, liberando los pechos que enseguida sus manos comenzaron a tocar. La yema de sus dedos fueron a la punta de los pezones y comenzaron con un lento movimiento que los endureció.
“A-Ah, Boruto…” Sarada cerró sus ojos, pero arqueó su espalda para que la tocara más.
Su entrepierna palpitó, complacido y ansioso por más de eso.
Las manos del rubio ahora fueron por sus costados, tocando la piel de sus costillas, cintura y caderas, yendo a los bordes de su tanga.
“Voy a quitártela.”
Sarada solo levantó las caderas, y él lentamente bajó su ropa interior, notando la humedad de su excitación separándose de la tela. Terminó por echarla en el bolsillo de su pantalón, si podía pasar desapercibido, iba a quedarse con esta.
Escuchó como Sarada tragó saliva, no había cerrado las piernas, la mantenía un poco abiertas para él.
Boruto tomó sus rodillas, dándole un vistazo más largo a lo que en realidad quería probar.
Llevó su mano a los labios de abajo, tocando suavemente lo húmeda que estaba. Sarada jadeó y llevó su mano a su muñeca, sin apartarlo, pero muy atenta a lo que hacía. Suspirando y gimiendo, temblando cuando tocaba sus partes más sensibles, se sentía mucho mejor que cuando la tocó en el club.
“Sarada” dijo, y miró a esos ojos negros que ya no permitían ver la pupila “Quiero comerte.” sus dedos siguieron moviéndose, frotándose hasta crear un sonido húmedo “Aquí abajo.”
“¿Qué?” mordió su labio hinchado, estaba seguro de que no le desagradaba la idea “¿De verdad?”
“Si.” besó su pierna y se agachó, se arrodilló en el suelo y tomó las caderas de la chica para moverla más cerca.
Soltó una lenta exhalación que la hizo estremecer, besó primero el interior de sus piernas hasta ir descendiendo al coño de Sarada, empezando a usar su lengua para recorrer todo, probando su excitación, chupando su clítoris.
“Ah-ah… Hmm Boruto” ella llevó una de sus manos a su cabello, tirando un poco de él “Oh Dios…” Dió una larga y lenta lamida antes de escupir para crear más humedad, haciéndola arquearse “¿Me escupiste?” Luego su lengua comenzó con movimientos horizontales que la hicieron gritar “¡Dios, n-no…! ¡Ah, a-ah…!” jaló más de su cabello e intentó cerrar las piernas, pero las manos de Boruto la mantuvieron firme en su lugar.
“¿Qué? ¿No te gusta?” volvió a chupar y ella a gritar. No pudo evitar reír y seguir jugando con su lengua, lamiendo con tanta lentitud hasta volverlo una tortura. Las caderas de Sarada se estaban moviendo solas para poder tener más contacto con él, ansiosas por la atención. Apenas pasaron unos minutos cuando se levantó.
“Mm ¿por qué…?” Sarada abrió los ojos y se apoyó en sus codos, y él desabrochó su cinturón y pantalones “Oh…” volvió a tragar saliva y retrocedió en la cama, dándole espacio.
Boruto se quitó los pantalones y se bajó el bóxer; y ella abrió la boca, sorprendida.
“¿Qué?” no se sentía nervioso, este momento estaba muy lejos de su primera experiencia sexual. Pero de igual forma ver a su ‘mejor amiga’ ver fijamente su pene lo hacía sentir raro.
“Hm” Sarada se arrodilló frente a él, aún viendo. Levantó una mano y tocó suavemente, haciéndolo temblar “Yo… ¿si entrará?” alzó la mirada hacia arriba, viéndolo a los ojos, se notaba ansiosa.
“Claro que sí- Oh Sara…" Ella había comenzado a tocar la punta y deslizar su mano a lo largo de su eje. Acercó su boca a la cabeza, y Boruto tomó su cabello y la mantuvo alejada “¿Quieres hacer eso?” nunca se había imaginado a la tranquila Sarada Uchiha mirarlo con reproche por impedir hacerle sexo oral.
“¿Hay algo de malo? ¿Debería usar un condón?” interrogó.
“Estoy libre de ITS” contestó enseguida “Ah… es incómodo pero tenía que decírtelo.” todos en el grupo estaban al tanto de que Sarada era algo reacia a cualquier tipo de relación sexual, y eso lo hizo sentir una punzada en el pecho “Creo que debemos parar…”
“¿Qué?” su exclamación fue lanzada con un jadeo caliente que lo hizo gemir de nuevo “¿Por qué? ¿Crees que no puedo hacerlo?” su mano se deslizó con más dureza sobre su pene. El rubio cerró los ojos y se mordió el labio, no debió decirle eso cuando estaba tan a su merced.
“Te… vas Hn- a arrepentir mañana.” tiró más de su cabello, y ella soltó un gemido de placer. Boruto se sintió más excitado por eso, y apretó su agarre en sus mechones negros. “Hazlo así…” Tomó su mano y la guió con los movimientos que a él le gustaban, yendo más lento y apretado.
“¿Eh? ¿Y me ayudas después de decir eso?” Le sonrió, de la forma linda y coqueta que era para él ganar una medalla “No importa lo que pase mañana, yo quiero esto hoy.” no lo dejó pensar, abrió los labios y metió parte de su pene en su boca.
“Sarada…” Al diablo, pensó. Y la guió para hundir su miembro hasta su garganta. Ella se quejó un poco, pero fue tomando el ritmo, chupando y lamiendo, jugando con su lengua mientras lo veía a los ojos. Dando besos cortos y haciendo que la punta chocara con sus mejillas, hasta detenerse y quedar jadeando. “¿Qué pasa?” Tenía los ojos entrecerrados, complacido con la vista ante sus ojos, un hilo de saliva aún conectaba su miembro con los labios de Sarada.
“Me duele la mandíbula.” murmuró, limpiándose la saliva y el líquido pre seminal de su mentón “Es… ya sabes.” Sus mejillas estaban muy rojas.
“Mm, no lo sé ¿qué es?” jugó con su pelo, trenzandolo. Su tono estaba ronco de nuevo y la miraba con una pequeña sonrisa.
“Muy… gruesa y… ya sabes. Oh Dios.” cubrió su rostro con sus manos, avergonzada.
Boruto se rió.
“¿Te avergüenza decir eso y no por hacerme una mamada? Eres increíble.” volvió a tirar de su cabello para que alzara la cabeza, y él se agachó para besarla, tirando de su labio hasta probar su sangre.
“Boruto” murmuró, sin sentir dolor. Profundizando el beso, había un montón de líquidos mezclados en su boca.
“Mm ¿si continuamos?” se alejó unos centímetros, pero ella se volvió a pegar a él, jalando para que ambos cayeran en la cama. Tuvo que concederle ese deseo.
“Si.” movió su mano por el velador hasta sacar una tira de condones del cajón.
Su buen humor se esfumó de repente.
“¿Por qué tienes eso?” ¿Acaso se había perdido de algo? ¿Ella ya había hecho esto con alguien? Sarada no tendría por qué tenerlos ¿y en su cajón? ¿Se había acostado con alguien ayer o…? En su interior los celos comenzaron a crecer de forma amarga.
“Mamá me los dió.” se encogió de hombros “Es una semana sin vigilancia parental, tomó medidas.” explicó.
“Oh…” aunque la precipitación de su cabeza lo avergonzó, la amargura no lograba irse aún de su garganta.
“¿Qué tiene?” ella peinó los mechones que caían sobre su frente, mirándolo con atención.
“Nada.” se alejó un poco para hacerse nuevamente lugar entre sus piernas “Dame uno.” pidió y ella lo hizo. Lo abrió sin mucho cuidado y se lo puso, comenzó a frotarse lentamente contra los labios de Sarada, haciendo que ella se arqueara y temblara.
“¿Boru…to?” tocó sus antebrazos acomodados en piernas “¿Por qué luces enojado?” Ella gimió cuando comenzó a meter la cabeza de su pene en su interior.
No contestó, guió a su miembro al mismo tiempo que se inclinaba para darle un beso.
No quería ser brusco, no debía dejarse llevar por el estado en el que ambos se encontraban. Pero de todas formas se metió hondo dentro de ella, sintiendo como sus paredes se apretaban a él y como una pequeña barrera se rompía.
Era el primero, pero no estaba conforme con ello. Quería ser el único.
Sarada correspondió al beso cómo pudo, quejándose de la intromisión, robándole pequeñas lágrimas.
“Shh, tranquila.” besó también sus mejillas y frente, miró hacia abajo y apreció cómo se hundía en su interior, la forma en que se abría y lo dejaba entrar “Te sientes bien.” mordió su propio labio y retrocedió, ganándose más gemidos de la chica “Mira eso, no quieres dejarme ir.” susurró, y volvió con una embestida más fuerte.
Sarada gimió y apretó sus brazos, hundiendo sus uñas en su carne, y pegando más sus caderas a las de él. Su cabeza daba vueltas y se sentía caliente.
“Me gusta” dijo bajo “Más.” pidió antes de que la cordura los dejara a ambos.
Empezó con una ola de embestidas rápidas y duras, mordidas y chupetones por toda la piel que ella le dejaba tocar. Apretó sus muslos y caderas, con intención de dejar marcas que le enseñara a cualquiera que él y solo él podía hacerla un manojo de nervios.
Se inclinó y besó sus pechos, provocando que su interior lo apretara, los lamió y chupó tanto como pudo, adornando con chupetones y marcas de mordidas. Sarada era su lienzo y él quería hacer arte de color rojo y morado.
No importó las veces que ella se corrió y lo sensible que estuviera, ni las veces en la que cambiaron de posición. Cuánto más veces la tomaba, más veces quería que no hubiera nadie más que ellos. El éxtasis era abrumador y no quería que abandonara sus sentidos.
“¡Ah, ah!” su rostro estaba hundido en el colchón, sus caderas era lo único que se alzaba gracias a las manos del rubio que la mantenían en su lugar.
Boruto estaba inclinado sobre su espalda, mordiendo su nuca y lamiendo su oreja, yendo despacio y profundo, llenándola por completo. Haciendo círculos que provocaban que su interior se expandiera y lo apretaran más.
“Boruto…” murmuró, y él contestó con un gruñido “Estoy cansada…” volteó su rostro, mirándolo.
“Pero aún estoy tan duro…” llevó su mano a la boca de la chica, y ella comenzó a chupar sus dedos, haciendo que su miembro temblara y ella gimiera en respuesta “Eres muy sensible ¿verdad?” besó su cuello y siguió moviendo sus caderas “¿Quieres montarme? No recuerdo que lo hicieras…” Sarada estaba muy ocupada con su lengua, lamiendo sus dedos.
Boruto sonrió y se apoyó en su hombro mientras veía la lujuria en su rostro y se la seguía follando. Comenzando a ir más rápido, apreciando cómo la expresión de placer de la chica se combinaba con la desesperación.
“Agh…” iba más hondo, más rápido, más cruel y vulgar. Él rozaba su clítoris con la punta de su dedo para hacerla sollozar “Me duele…” murmuró, aún con los dedos de la otra mano en su boca.
“¿Duele? Pero si tu coño me sigue rogando que lo folle.” Dijo jadeando.
“Ngh… ¡Ah! ¡Boruto!”
“Ya casi.” susurró, entre sus movimientos fuertes. Sarada lo apretaba tanto que también dolía “¿Quieres correrte, bonita? ¿Eso te gustaría?”
“Si, si, por favor.” restregó sus caderas con las de él, permitiéndole ir más profundo hasta no poder más “¡Ahí, ahí me gusta! Boruto, por Dios…” sollozó, pidiendo más.
“¿Así?” volvió a chocar con ese lugar y Sarada gritó “¿Un poco más?”
Se corrió, su interior la apretó con más fuerza que las veces anteriores.
“Mierda, mierda ¡Boruto!” Fue tan fuerte que lo obligó a correrse también. Soltando todo su semen mientras seguía dando movimientos cortos dentro de ella.
“¿Boruto? ¿Qué pasa?” la Sarada de ahora no tenía para nada esa expresión loca de placer “Abre las puertas para que entre Sumire.”
“Ah, claro.” desbloqueó las puertas, Sumire subió y Sarada se cambió de asiento para ir con ella y consolarla en su llanto.
No dijo nada, escuchó como la chica contaba que Kawaki y ella habían sido echados de otro club por una pelea, y como después las cosas escalaron hasta un pleito con los mismos policías. El horrible final cuando se llevaron a Kawaki y la dejaron varada sola en una calle y ciudad que no conocía.
“¿Iremos a la comisaría?” preguntó entre lágrimas.
“Las dejaré en la cabaña, yo iré por él.” contestó serio. Esperaba que su hermano tuviera aún fuerzas para pelear con Boruto, porque se lo había buscado.
“¡P-Pero…!”
“Tienes que descansar, Sumire.” Sarada le había dado su chaqueta y ahora acariciaba su espalda como consuelo “Yo te cuidaré y Boruto cuidará a Kawaki.” mentía bien.
Al llegar a la cabaña y asegurarse de dejarla cambiada y acostada en su cama, ambos marcharon a la entrada de la casa.
“Ese hijo de puta malnacido…” Tomó su billetera, porque obviamente ahora tendría que pagar una fianza ¿Cómo se lo explicaría a su papá? Bueno, era Kawaki. Su padre pagaría lo que fuera por él.
“Si vas a pelear con él que no sea cuando lleguen, eso pondrá de nervios a Sumire.” pidió la Uchiha.
“Mm, lo intentaré.” Tomó la manija de la puerta, pero no la abrió.
“¿Qué pasa?”
“No me arrepiento.” se volteó a verla, a su comportamiento tenso “Lo que hicimos, me gustó.” ella bajó los ojos y se volvió a poner tímida “Está bien si te arrepientes…” Pero no lo hagas, por favor, deséame como yo lo hago.
“Yo… tampoco.” jugó con sus manos, nerviosa, mirando hacia abajo “Recuerdo cosas y… Si, estuvo… me gustó.” lo volvió a mirar, avergonzada.
Boruto tomó su rostro entre sus manos y la besó, un beso casto y corto, pero necesitaba hacerlo.
“Nos vemos después ¿si?” besó su frente y abrió la puerta.
“Si.” ella lo despidió.
Chapter 6: Pesar
Notes:
First Love/Late Spring; Mitski. Please Please Let Me Get What I Want; Deftones.
Chapter Text
First Love/Late Spring:
https://youtu.be/R49H0J5QTjE?si=AqgW32Ze74fvbZU_
Please Please Let Me Get What I Want:
https://youtu.be/Ew60ihuvz2A?si=eSMZMQEqM6OqPDfI
El corazón de Sarada dolía, sentía que lo sostenían en un puño y lo apretaban hasta hacerlo reventar.
Se quitó sus gafas y suspiró con pesadez. Estando por fin a solas con sus pensamientos.
Se sentía extraña, de alguna manera profanada y complacida. Con un sentimiento indebido en el inicio de su garganta. Ella nunca había tenido una relación, nunca consideró tener una, así que tampoco pensó en todo lo que ameritaba. Había dado su primero beso y esas cosas, pero… sexo. No, no le interesaba.
Hasta ahora, donde había cogido con su mejor amigo como si los hubieran poseído.
Se comió la cabeza todo el camino en ir a buscar a Sumire, con la idea de que Boruto la deseó desde hace bastante ¿incluso cuando tuvo novias? Se sintió mal por ellas y se sintió mal consigo misma. Le echó la culpa a su forma de vestir, y luego se maldijo, porque eso no tenía nada que ver. Ella no coqueteaba con sus amigos, nunca daba segundas intenciones. Y aunque si le atrajo Boruto gran parte de su adolescencia, era solo un impulso reprimido al encontralo atractivo.
Ahora ambos se habían enrollado. Su cuerpo aún palpitaba por la forma en que la había tratado. ¿Era normal? El cómo manejó su cuerpo, la manera en la que la hizo sentir ¿Por qué quería llorar? ¿Por qué quería que Boruto la consolara? ¿Por qué quería que se repitiera?
Se sentía una puta.
Aguantó las lágrimas y fue a darse una ducha, notando las marcas que el Uzumaki le había dejado en el interior de sus muslos, caderas, pechos y cuello. Restregó su piel, obviamente sin tener éxito en quitarlas, y fue a dormir junto a Sumire. No le costó mucho quedarse dormida, y cuando despertó fue gracias a su celular.
Le contestó rápido a su madre para que sus amigas no despertaran. Chouchou había llegado al fin y descansaba tirada en su cama a pierna suelta. Los chicos también debieron haberlo hecho. Salió del cuarto para poder conversar.
“Hola Mamá” caminó por el pasillo y se sentó en el sillón de la sala de estar “¿Qué pasa?” Eran las diez de la mañana.
“Solo quería saber cómo vas ¿Estás muy cansada?” su madre parecía agitada. Trabajaba como paramédico, así que era normal para ella estar siempre corriendo de un lado a otro.
“En realidad no, ayer volví a la cabaña temprano.” miró sus uñas “Arrestaron a Kawaki.” soltó, porque adornaba hablar mal de él con su madre.
“¿De nuevo?” interrogó, sin sorpresa.
“Ajá.”
“Uf, qué será de ese niño…”
“No es un niño, mamá. Es mayor que nosotros.” se apoyó en el respaldo.
“Si, bueno…” tosió “Tú padre ya se fue de la casa.”
Sarada sintió la punzada en su corazón. Su madre no había intentado disimular el cambio de tema.
“Oh…” fue lo único que se le ocurrió decir.
“Ya se llevó sus cosas.”
No supo responder.
“¿Él te ha llamado?” insistió.
“No.”
“Maldición…”
“¡Está bien! En serio, debe estar ocupado.” su pierna comenzó a moverse de forma nerviosa “Oye mamá, estoy algo ocupada…”
“Voy a hacer que te llame, Sarada. No puede estar haciendo esas cosas de nuevo. Eres su hija, no puede, no puede…” Desecharte.
Ahora se sentía mal, realmente mal.
“Su trabajo le exige mucho, lo comprendo.”
“¿Y a mí no me exige mi trabajo también? Sasuke ya no tiene excusas. En cuanto lo vea se lo haré saber…” estaba usando ese tono de nuevo, el de las peleas que no tendrían fin.
“Creo que yo puedo llamarlo.” se encogió de hombros.
“Siempre eres tú quien lo llama” respondió “¿Y cuántas veces contesta?”
Eso había sido un golpe duro.
“Mamá…” tragó saliva “De verdad no quiero escuchar eso.”
“Cariño…” su tono de voz se suavizó, notando que se había desquitado con Sarada por los problemas que aún tenía con Sasuke.
“Me tengo que ir. Hablamos luego.” cortó la llamada y secó las lágrimas que se deslizaron por su mejilla.
Hace mucho que había podido evitar sentirse de forma amarga, pero la vida parecía insistir en patearla.
Tomó los cigarros y encendedor encima de la mesa y salió a fumar fuera, aún con la helada brisa y el desagradable sabor a tabaco, pudo sentirse algo mejor después de acabar dos e ir por el tercero.
Pasaron unos minutos de absoluto silencio y perpetua tristeza, cuando el auto de Boruto aparcó junto al de Shikadai. Kawaki bajó hecho una furia, con una mejilla morada y labio cortado.
Boruto tenía el labio roto, y estaba segura de que ella lo había despedido sano y salvo hace unas horas atrás.
“Oye.” detuvo al mayor cuando estaba por cruzar la puerta, empujándolo.
“No empieces.” escupió colérico.
“Tú no empieces. Sumire está hecho un desastre por tu culpa y no vas a entrar a joder todavía más.” empujó su dedo contra su pecho “Vas a entrar en calma, como un maldito ser humano normal. No quiero que rompas nada o te juro que ahora te las vas a ver conmigo.” se estaba desquitando con él, pero sabía que se lo merecía.
“¿Algo más que quiera la reina?” gruñó.
“Deja, por una mierda, de golpear a Boruto.” golpeó su brazo y él solo la hizo a un lado para entrar a la cabaña.
“Maldito loco.” murmuró para sí.
Al darse vuelta el rubio estaba con las manos en los bolsillos y mirada fija en ella, se veía cansado.
“¿Estás bien?” preguntó, dando unos pasos hacia él. Aún le dolía el pecho al verlo, pero su preocupación era más grande.
Boruto se encogió de hombros.
“¿Fumas?” le quitó lo poco que le quedaba del cigarro y le dió una última calada en el extremo opuesto a su labio herido, antes de apagarlo contra el cenicero “No sabía de eso.” dijo soltando el humo hacia su rostro.
Sarada frunció las cejas, pero no se apartó.
“¿Duele?” miró su labio con más atención, estaba partido. Kawaki probablemente se lo reventó con un puñetazo.
“No importa.” dió otro paso cerca de ella “Estoy cansado.”
“Oh, si” tragó saliva “Te dejo…”
“Duerme conmigo.” pidió en voz baja.
“¿Eh? Boruto…” suspiró, con el corazón en la garganta “Los chicos…”
“No quiero estar en la habitación con Kawaki, déjame estar en la tuya.” suplicó, y algo se removió en sus entrañas.
“Hay otra cama en la habitación de Inojin y Shikadai, duerme ahí.”
“Quiero dormir en tu cama.” murmuró, cerca de sus labios.
“Sería raro para los demás.” comenzó a jugar con sus manos de nuevo.
“No tiene que ser raro para nadie.” sus manos dejaron sus bolsillos y comenzaron a viajar hacia su cintura, moviendo sus pulgares en círculos, levantando la tela de su suéter para tocar su piel.
“No quiero incomodar a nadie…”
“Ah, claro” chasqueó su lengua y se apartó “Importa mucho su opinión ¿no?”
“¿Qué? Obviamente, son nuestros amigos…” acomodó su cabello detrás de su oreja en un gesto ansioso “Ellos no saben, ni tienen porqué saber lo que pasó…”
“¿Te avergüenza?” preguntó, volteándose para mirarla.
“No, claro que no… Pero somos amigos.”
Boruto rechinó los dientes.
“Claro.” gruñó “Primero Kawaki, después mi papá y ahora esto…” farfulló, caminando hacia la puerta.
“Oye, no…” lo detuvo, ganándose una de esas salvajes miradas que muy pocas veces habían sido dirigidas hacia ella “No me mires así, no hemos hablado las cosas…” trató de iniciar.
“¡No quiero hablar!” estalló “¡Ya tuve que hablar yo por las acciones del imbécil de Kawaki! ¡Ya tuve que hablar con mi padre y recibir el sermón que debe ser para ese idiota! ¡Dios! ¡¿me darás un sermón también?!” explotó, moviendo sus manos por todas partes.
“¡Boruto, baja la voz!” tomó sus brazos y los bajó, preocupada por un escándalo “Está bien, te entiendo.”
“¡No lo haces! ¡Tu padre es genial a comparación con el mío!” chilló.
“No empieces.” suspiró, le daría dolor de cabeza si no paraban. Cuando él se enojaba comenzaba a lanzar cualquier cosa para herir a la gente.
“¡Claro que empiezo! ¡Naruto acaba de- ¿Qué haces?” Su tono de voz dió un giro inesperado cuando Sarada lo tomó de las manos y lo atrajo a ella, paseando sus dedos desde sus brazos hasta sus hombros, masajeando suavemente por sus músculos tensos “Oh, eso se siente bien…” cerró los ojos y se acercó más, disfrutando del toque que ella le daba.
“Está bien…” se puso de puntillas y besó su mejilla, viendo qué tanto podía calmarlo “Lo pasaste mal, debes dormir. Ve a mi cama y duerme ahí ¿si?”
“¿No vienes?” abrió uno de sus ojos. Ella estaba segura que por el estrés ya no lograría abrir el ojo derecho por el resto del día.
“Mhm” siguió masajeando, pegándose a su cuerpo cuando las manos del rubio sujetaron su cintura “Está bien.” concedió “Compórtate, por favor.” podría explicar por qué durmieron juntos, el contexto los favorecía.
“Eres la mejor.” se inclinó para besarla, pero retrocedió enseguida cuando sus labios se tocaron “Mierda…” hizo una mueca “Duele.” susurró.
Ella le regaló una sonrisa tensa y volvió a besar una de sus mejillas.
“Ven.” tomó su mano y los guió dentro de la cabaña, directo a su cama. Ambos se acurrucaron, siendo ella quien sostenía la cabeza de Boruto contra su pecho, peinando sus rubios cabellos tanto como a él le gustaba, y siendo envuelta por sus brazos. No durmió, pero notó lo rápido que él se relajó y se permitió descansar un poco.
Sarada se sentía extraña. Una pizca más agotada.
Estuvo un rato jugando con el cabello de Boruto mientras los recuerdos de la noche anterior llegaban a su mente con mayor claridad. Pequeños flashbacks sexuales saltando en su mente, manteniéndola ocupada.
¿Qué pasaría ahora con ellos? ¿Cuál sería su relación? ¿Lo mantendrían en secreto? ¿Comprometerían la integridad de todo el grupo? ¿Sería en realidad una buena idea? Ella lo quería tanto… ¿Pero y si salía mal?
Tal vez… Tal vez podía dejar que esto se extendiera hasta que se fueran de la playa. Irían a universidades diferentes, no tendrían el tiempo para verse. Todos sabían que ella era aplicada y priorizaría su educación, y cuando las cosas se congelaran podrían volver a la normalidad.
Soltó una exhalación, ahora con la vaga idea de una salida se sentía mejor.
“¿Sarada?” Parpadeó, y volteó la cabeza para mirar a Chouchou y su expresión perpleja “¿Qué carajo…?” Alternó su vista entre sus amigos, en forma en que Boruto estaba pegado a ella.
“Kawaki” fue su única explicación. Intentó que sus mejillas no se pusieran rojas y la delataran “Pelearon y no quería ir al cuarto con él.” Rogó que la intoxicación de Chou no le recordara la cama extra.
“Que mal.” Se volvió a echar a la cama “¿Llegará el día en que no peleen?”
“Vale soñar.” Sonrió y miró al rubio, lo calmado que se veía estando a su lado.
Quería contarle todo a sus amigas salvajemente, y se los diría en algún momento, cuando esto haya acabado.
Suspiró y volvió a descansar su cabeza en la almohada, acariciando las mejillas del rubio. Sus curiosas marcas y el inicio de su cicatriz en su pómulo.
Sarada sentía tanto por él que la asustaba.
Después de unos minutos en blanco, se intentó liberar de unos aprensivos brazos que incluso en sueños no deseaban dejarla ir. Luchó un poco para que al fin la soltara.
Salió de la cabaña y se dirigió a la playa, la cabaña estaba convenientemente cerca del mar, así que solo le tocó avanzar metros.
Se sentó en la arena, contemplando el azul marino. Sola con su cabeza, como odiaba sentirse pero necesitaba estar. Debía pensar.
……………………………………………..
Boruto despertó a mediodía, solo, en una cama que no era suya.
Sumire y Chouchou seguían durmiendo, así que se levantó sin hacer ruido y recorrió la cabaña sin encontrarla.
Le mandó unos mensajes de texto, pero su celular vibró por el sofá.
Carajo.
Tuvo la punzada de miedo, de que se había marchado para no confrontarlo, que le dijera que todo fue un error y le pidiera que lo ignoraran.
Sacudió su cabello y salió de la cabaña, sin saber dónde buscar. Solo necesitaba encontrarla, verla, tocarla. Tenerla a su lado.
Caminó por la playa hasta divisar unos cabellos oscuros mecerse con la brisa del viento. Suspiró aliviado y se acercó lentamente hasta sentarse a su lado.
No se volteó a mirarlo, seguía con el mentón apoyado en sus rodillas, abrazando sus piernas.
“¿Querías hablar?” Comenzó la conversación, estirando una de sus piernas, hundiéndola en la tibia arena.
“¿Ahora?”
“No creo que tengamos un momento más tranquilo…” No lo dejó terminar.
“¿Alguna vez me viste como tu amiga?” Habló con tanta calma que lo asustó, los nervios lo atacaron con un puñetazo “Boruto… ¿Cuántos años estuviste fantaseando conmigo? ¿Qué se te pasó por la cabeza? ¿Incluso teniendo parejas?” lo estaba acusando.
Se quedó pasmado por un momento. Sabía que iban a tener que hablar de eso específicamente, pero no de una forma tan repentina.
“Lo dices como si lo pudiera controlar.” escupió a la defensiva “¿Crees que los sueños húmedos son voluntarios? ¿Crees que yo quería que se me hiciera agua la boca al verte?”
Lo miró, con esos hermosos ojos tristes. Parecía decepcionada, y él solo quería complacerla.
“Pero nunca lo dijiste…”
“¡Claro que no! ¿Me querrías cerca siquiera?”
“Por supuesto que no…” murmuró, y fue una puñalada al corazón.
“Pero aún así me deseas como yo lo hago.” Mordió su labio, eligiendo concentrarse más en el dolor de su carne rota que el de su pecho “Y no te arrepientes.”
“No lo hago.” apartó los ojos, de nuevo atenta al mar.
“¿Qué es lo que quieres hacer entonces?” Preguntó, ya angustiado.
“Ya lo comenzamos ¿no?” Apretó los labios. Boruto no creía que esa era una respuesta adecuada. “¿Tú me quieres? Ayer solo me lo preguntaste, pero no respondiste.”
“Lo hago.” Murmuró, sin apartar el ojo de su perfil “Desde el accidente.”
Enseguida volvió a mirarlo, su expresión neutra ahora era tan abierta, conmocionada.
“Boruto…” su mano tocó su brazo.
“Dos años.” Tragó saliva “No quería sentir lo que siento. Se me retorcía el pecho al verte, Sarada. Creí que era dolor, pero estaba lleno de hambre por ti ¿lo entiendes? El hambre incontrolable por una persona que solo te consume por dentro…” alzó una mano y tocó su mejilla “Y por fin pude adorarte de la forma que siempre soñé…” inclinó su cabeza, todavía más cerca “Pídeme lo que quieras y te lo daré, pero no me niegues amarte.”
La Uchiha tomó su mano contra la suya, mirándolo de una forma que… ¿era amor?
“Solo quiero…” bajó los ojos “Solo te pido que mantengamos esto entre nosotros hasta que sepa cómo manejarlo ¿si?” Lo volvió a mirar, y no pudo evitar inclinarse para juntar sus labios en un corto beso “Boruto…”
“Yo también quiero pedir algo.” murmuró ronco “Quiero exclusividad.” demandó.
“Por supuesto que no me voy a acostar con nadie más…” se veía ofendida “Antes de esto, nunca pasó por mi cabeza…”
“Yo también te la daré.” le cortó “Solo tú, porque solo te quiero a ti.” Su otra mano cayó a su pecho y lo apuntó “Y quiero el absoluto monopolio de tu corazón. Si llegas a sentir algo por alguien más, o lo sospecho, todo acaba y cada quién se irá por su lado.”
“¿Por su lado?”
“No volveremos a vernos.” No soportaría verla amar a otra persona.
“Pero…” se mostró angustiada “¿nunca más vernos?”
“¿Qué? ¿Ya amas a alguien más o por qué el repentino miedo?” Preguntó juguetón, pero iba en serio “El que nada hace nada teme.”
Ella formó una línea con sus labios.
“Correcto.”
Hubo un instante de silencio antes de que el rubio quiera hablar.
“¿Desde cuándo lo sientes? Esto.”
Mantuvo la boca cerrada, pensando.
“Siempre.” Respondió “Siempre me he sentido así. Desde el primer año en que te conocí. No hay diferencia del amor que siento hoy del que sentía hace seis años atrás.”
Para Boruto habían dos alternativas, o no estaba ni cerca de sentir amor romántico por él, o lo sintió todo el tiempo que llevaban conociéndose sin decirle nada.
Ambas opciones lo asustaban.
“¿Nunca quisiste decirlo?”
“¿Para qué? Mientras pueda estar contigo no importa lo que sienta.” Se encogió de hombros.
“Me importa lo que sientes, Sarada.” La miró con seriedad. “Me importas.”
“Es que…” sus inseguridades fueron legibles, su pierna comenzó a moverse en un tic ansioso “Todo se puede arruinar, no quiero que nada se arruine.” estaba mirando cualquier parte menos su rostro.
“Tú misma dijiste que somos muy compatibles.” Tomó su mentón y lo alzó, sonriéndole suavemente.
“¿Por qué siquiera te gusto?” atacó “Estoy segura que puedes encontrar a una persona perfecta para ti. Bonita, alta, inteligente, con buen humor y que pueda darte todo el amor que te mereces.” hablaba muy rápido “¿Qué puedo darte yo? No tengo nada. No tengo la estabilidad que tú necesitas…”
Podía ver que ella quería llorar, se mordía el interior de su mejilla para evitar derramar lágrimas.
“Sarada, bonita…” tomó sus mejillas entre sus manos, con delicadeza “¿No te escuchas? Tú eres exactamente la persona que describes.” la miraba con tanto amor, y eso la espantaba “No podría estar con nadie más, sabiendo que puedo estar contigo.”
“Eres un tonto.” lo empujó, pero no se movió “Vas a arrepentirte.” sollozó, porque ella se arrepentía cada día de despertar siendo Sarada Uchiha.
“Oh, bonita. Ven acá.” Estiró un brazo y la atrajo contra su cuerpo, dejando que apoyara su cabeza en su hombro y soltara lágrimas silenciosas “Ya te he dicho que eres mi persona favorita.” murmuró acariciando su brazo.
No sabía exactamente qué lo detonó, Sarada y sus problemas era algo que conocía, pero nunca lograba entender la profundidad con la que ella sentía las cosas. Solo se quedó a su lado hasta que ella se sintiera bien, que pudiera verlo a los ojos y pudiera seguir adelante.
Chapter 7: Fantasma
Summary:
Recuerdos, TW creo que un poco de gore, aunque estoy casi segura de que fui muy vaga.
Notes:
Island Song, Adventure Time. Fantasma, Gustavo Cerati.
El capítulo es demasiado vago para la cantidad de cosas que quiero abordar, así que las próximas instancias en donde habrá momentos del pasado, son momentos que no desarrollé bien aquí.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Island Song:
https://youtu.be/nqnnZ5fwQUc?feature=shared
Fantasma:
https://youtu.be/4MHUSvh-ceI?si=ZLsr-3OpvB8UqMas
Boruto había conocido a Sarada en su academia de artes marciales, cuando tenía doce años.
No le cayó para nada bien esa niña que lo miraba mucho, ni mucho menos me agradaron sus lentes rojos ¿Quién rayos usaba lentes de ese color? ¿Qué se creía?
La academia no permitía frecuentemente las peleas mixtas, pero cuando las había ellos siempre luchaban con todo hasta hacer sangrar la nariz de otro. Sarada en una ocasión le rompió el tabique de la nariz y él le esguinzó el tobillo derecho.
“Eres un hijo de puta.” le escupió cuando la llevaron al hospital. Boruto también notaba que ella usaba un lenguaje no acorde a su edad, parecía que interactuaba o veía más a adultos que a niños, tal vez veía series que manejaban un contenido similar a él, que lo hacía ser bocazas.
Boruto no pasaba mucho tiempo con su padre desde que se volvió presidente de la empresa automovilística Byubi. Desde entonces se había estado saltando los cumpleaños de sus hijos, tres años consecutivos. Era imposible que su relación cada vez no se volviera más complicada. Su madre le recordaba que él lo hacía por ellos, para que nunca les faltara nada y tuvieras una buena educación y futuro. Pero a los adultos a veces se les olvidaba que su hermana y él eran niños, y lo que necesitaban era atención y afecto, no ausencia y dinero vacío.
Pero bueno, hizo amigos en la academia, conoció a Mitsuki, quien era excelente en la lucha pero extraño al hablar. Su madre le dijo que a veces habían niños que no sabían comunicarse correctamente, y él dijo que estaba bien mientras le enseñara la serpiente que tenía de mascota.
También conoció a Shikadai e Inojin, unos niños que eran hijos de amigos de su papá e iban a la misma escuela. Los conocía y le habían caído mal en primera impresión, más que nada porque Inojin era rubio y Boruto quería ser el único rubio en la academia, y Shikadai porque era un flojo que nunca quería pelear.
Si veía a sus demás compañeros, prefería a la pesada de Sarada y al rarito de Mitsuki.
“Tienes el yeso ¿por qué vienes?” estaba cruzado de brazos al frente de ella, quien estaba en las gradas mirando todo.
“Deberías estar en reposo.” prosiguió Mitsuki, un poco preocupado.
“Puedo hacer reposo mientras los veo pelear.” A Boruto le irritaba todo de ella, sus cejas fruncidas, su cabello corto y esos malditos lentes.
“No quiero que me veas pelear.” estaba siendo desagradable a propósito “Lárgate.” no sabía por qué.
Su profesor tuvo que llamarlo y hablar con él.
“Mira, Boruto” el rubio miraba el suelo con las manos en los bolsillos, molesto. Ella era una soplona “Te voy a decir esto porque sé que puedes ser prudente. Sarada no tiene a nadie que la cuide en casa, ella prefiere estar aquí que allá.” Konohamaru le hablaba como si fuera un tonto.
“¿Y sus papás qué? ¿No la quieren?” escupió.
“Sarada no tiene papá, Boruto” golpeó su nuca y el niño se quejó “Deja de comportarte como una mierdecilla, ella no hace nada malo.” lo sabía, pero no podía dejar de comportarse así.
“Ella podría entenderte” las palabras lo golpearon fuerte, Konohamaru estaba al tanto de la presencia ausente de su padre en su vida “Deja de atacarla cuando sabes que podrían llevarse muy bien.”
No le iba a hacer caso, porque obviamente el plan inicial era de él. Por eso estaba sentado al lado de ella, esperando que llegara su mamá a recogerla.
“¿Qué bicho te picó?” Ella alzaba una ceja al verlo, para nada convencida.
La oleada de empatía que cayó sobre él de la nada por supuesto que sabía que vendría, por eso él supo aguantar la tristeza cuando Sakura tardó una hora y media en venir por su hija.
“Perdón, Sara. Hubo un accidente y… Oh, hola ¿cómo te llamas?” la mujer bonita de pelo rosa le sonrío.
¿Por qué su pelo era rosa? ¿Eso era posible? ¿Por qué Sarada no tenía el cabello así? ¿Era teñido?
“Boruto Uzumaki.” contestó de manera cortés.
“¡Oh! ¿Eres el hijo de Naruto?” ¿Por qué todos conocían a su padre?
“Si.” Respondió más tenso.
“Guau, cómo pasa el tiempo…” ayudó a su hija a tomar las muletas “¿Y tú madre, Boruto?”
“Afuera en el auto, esperando a que salga.”
“¿Acompañabas a Sarada? Que tierno eres, Boruto. ¿Por eso hablas tanto de él, Sara?”
El rubio abrió mucho la boca, por el impacto. ¡¿Ella hablaba de él como él hablaba de ella?!
Era una copiona.
“¡M-Mamá!” se había puesto roja, y eso hizo que él sintiera vergüenza sin comprender “Ya vete, Boruto. Estás haciendo alucinar a mi mamá.”
Le hizo caso, pero siguió acompañándola siempre que él reposaba o esperaban a que fueran a buscarla. Hablaban de tonterías, él de Zelda, GTA y TLOU, ella de libros como Harry Potter y Percy Jackson.
“Me gusta Hora de Aventura.” comentó una vez Sarada, cuando ya no sabían de qué hablar.
Hubo un silencio y luego la adrenalina corrió por el cuerpo de Boruto.
“¡No puede ser! ¡A mi igual!” estaba temblando, sentía que tenía cuatro años y le hablaba de Barney “¡Literalmente yo soy Finn!”
“¡Eso fue lo primero que pensé al verte!” ella se había emocionado tanto como él “¿Quién sería yo?”
“Oh, eh…” comenzó a mover sus piernas, ansioso mientras pensaba “No te pareces mucho a Princess Bubblegum…”
“Esa es como mi mamá” suspiró “Igual de locas por la medicina.”
“Tal vez una combinación de Marceline y Princess Bubblegum.” Boruto se lo tomó personal y dio una lista con argumentos de por qué si ellas fueran un solo personaje o tuvieran una hija sería Sarada.
A ambos también les gustaba Steven Universe y Los jóvenes titanes, hablaron de eso sin parar por varios días, incluso cuando Sarada ya no tenía el yeso y esperaban que Sakura fuera por ella. Incluso ambos ya no peleaban (aunque cuando Chouchou, una niña nueva de la misma escuela que Inojin y Shikadai llegó a la academia y «monopolizó a Sarada» en palabras de Boruto. Él se puso algo celoso hasta que la Uchiha dijo que se parecía a la Princesa Grumosa, y a Boruto le encantó la idea, a él le parecía muy graciosa la Princesa Grumosa así que estaba bien).
Fue un día especial cuando su amistad se vinculó de una forma especial, al menos así lo sintió él. Sarada no quiso participar en el entrenamiento, dijo que le dolía el estómago y Konohamaru dijo algo de mujeres y descansar y de que estaba bien en esos días tomarse un reposo.
Boruto se sentó al lado de ella, para esperar a que Shikadai y Mitsuki pelearan. Chouchou no había ido ese día por estar enferma e Inojin hablaba con la hermana pequeña de Boruto que había estado asistiendo a la academia hace poco y necesitaba ayuda con su postura.
(Él no aprobaba esa interacción).
“Acabo de conocer a mi papá.” soltó Sarada de la nada. Boruto se tensó.
“¿Si? ¿Cómo es?” no dejó de ver la pelea pero su corazón martillaba como si el dolor de su amiga fuera suyo.
“No lo sé, pero físicamente soy igual a él.” se había encogido de hombros.
“Oh ¿y él te conocía?”
“No.”
“¿Sabía que existías?”
“Lo hacía.”
“¿Nunca vino a verte?” Eso lo hacía sentir mal, Boruto tenía un padre irresponsable, pero no uno tan malo como el de Sarada.
“No lo hizo.” Ella se había quitado los lentes y restregaba sus ojos.
Boruto tomó su mano y la bajó, mirando aún al frente, la estrechó.
“Si yo hubiera sabido que existías antes, hubiera ido por ti en pañales para hacerte mi persona favorita.”
Sarada lloró viendo la pelea, pero lo abrazó cuando se marchó.
…………………………
Su padre si era un mal padre, el peor.
Había adoptado a un niño, y no fue una conversación de años que debía hablar con todos. Solo tocó el tema una semana antes de que Kawaki llegara a su vida.
Boruto lo odiaba, con todo su corazón. Él era desagradable, irrespetuoso y malo con Hima ¡Con su hermanita!
Decía groserías a diestra y siniestra, y aún así Naruto le perdonaba todo. Sus padres siempre le decían «Tuvo una vida difícil, tienes que entender que esto es nuevo para él.» ¡Había intentado robar uno de sus autos! ¡Casi apuñaló a Naruto!
A Boruto le dió igual su maldita vida difícil, lo molió a golpes cuando cacheteó a Himawari. El rubio podía reconocer cuándo era un canalla, pero Kawaki era despreciable.
“Es en serio, chicos. Es terrible.” se quejaba de él en la academia, en la escuela no podía porque él siempre tenía que estar cuidando de que no se metiera en problemas.
Todos estuvieron de acuerdo con él, y la furia colectiva creció cuando mencionó que había golpeado a Himawari.
Cuando cumplieron los catorce años y entraron a secundario, todos se aseguraron de entrar a la misma escuela y clase. Y aunque temieron de que no les saliera, fue gratificante verse el primer día de clases en el mismo salón.
“Boruto, te guardé un lugar.” el rubio le sonrió a Mitsuki y se sentó junto a él.
Sarada estaba sentada con Chouchou y Shikadai con Inojin, todos en la misma fila. Se sentía tan agradecido de no estar en el mismo salón con Kawaki que podía gritar de euforia.
Todo fue normal, al menos hasta los dieciséis años.
El padre de Boruto estaba haciendo muchos viajes internacionales ese año, y resultó que uno concordaba con el aniversario de su matrimonio. Naruto junto a Hinata decidieron viajar juntos y pasar su aniversario número dieciocho en Corea del Sur, dejando a sus hijos al cuidado de su abuelo materno.
Ese día el cielo parecía caerse. Kawaki había insistido en ir a sus lecciones de boxeo y Boruto lo acompañó para ver si también lo convencía a aprender. Había estado pensando en ser un luchador profesional y vivir de eso, alejarse de la empresa familiar en donde su padre lo intentaba involucrar. Así que su tía Hanabi prometió ir a dejarlos y buscarlos, era un viaje de una hora ida y vuelta de la provincia al centro de Tokio.
“¿Qué quieren para cenar?” estaban conduciendo entre las montañas, serpenteando entre ellas “Hima me dijo que Boruto quería hamburguesas.”
“¡Si, eso sería genial!” la sonrisa en su rostro se borró cuando Hanabi casi pierde el control del vehículo, vió por el retrovisor y Kawaki estaba con las manos aferradas al asiento, viéndolo también.
No se llevaban bien, pero la extraña preocupación que sentían por el otro era similar a una hermandad. Y ahora ambos estaban asustados.
“No se preocupen, no pasará nada. Conozco este camino como la palma de mi mano.” él recordaba que ella estaba muy nerviosa, su sonrisa era tensa y caía una gota de sudor por su nuca aunque hiciera frío.
“No debí ir a la práctica.” dijo Kawaki en voz baja, la mayoría de la gente fue lo suficientemente cuidadosa para no presentarse con ese clima.
“Bah, no te preocupes.” le restó importancia su tía.
Boruto miró por uno de los espejos, como un auto gris se acercaba rápido a ellos, sin importarle las curvas y la fuerte lluvia.
“¿Qué le pasa a ese?” Preguntó, nervioso.
Kawaki se volteó para ver por el parabrisas.
“Hanabi” dijo, y todo fue tan tenso que sintió que iba a morir “Acelera.”
“¿Qué?” La mujer parecía querer temblar.
“Acelera.” Dijo más fuerte, y enseguida la velocidad del auto aumentó.
“¿Qué pasa? ¿Qué es?” Preguntó Boruto, al borde de un ataque al corazón.
“Es un Otsusuki” sintió su pecho caer.
“Por favor, niños. Que esa empresa haya tenido problemas con su padre no significa que vayan a enviar a alguien por ustedes.” Se rió, menos tensa.
“Son mafiosos.” respondió su hermano “De la peor calaña.”
“Son como aliens” apoyó Boruto “Así de raros se ven.”
“Sus cejas, piel y ojos son raros.” Dijo ahora Kawaki.
“¡Oye, así son los ojos de mamá!”
Su tía rió.
“¿Cómo les fue en-“ Hanabi no perdió el control del auto como Boruto temía, sino que el auto gris los golpeó y todo se fue al carajo.
Recordaba tener mucho miedo, que se le detenía el corazón. Después llegó el vértigo, los giros sin parar mezclados con sus gritos; finalmente el impacto. Cuando despertó, su brazo derecho estaba atrapado por la puerta del auto abollada. Sentía demasiado dolor en todas partes, no podía abrir su ojo derecho y sentía una horrible punzada en el costado izquierdo de su mandíbula.
Estaba hiperventilando, estaba seguro que iba a morir. Nadie los iba a encontrar e iba a tener que morir atrapado en un auto ¿Y Hima? ¿Qué cuidaría de su hermana? ¿Y Kawaki? ¿Quién lo pondría en su lugar?
“Kawaki” volteó el rostro tan rápido que se sintió vomitar. Su hermano estaba con la cabeza enterrada en el asiento del conductor. “¡Oye, Kawaki!” Estaba asustado “Hanabi” logró hablar luego de un momento “Kawaki no responde, Hanabi…” volteó la cara y volvió a quedar mudo.
Su cuerpo temblaba y aún salía sangre de su cráneo, una roca había perforado la ventana del piloto y atravesado su cabeza y cuello. Aún ante la situación devastadora, estaba viva, agonizaba viéndolo a los ojos. Llorando, no podía hablar.
Boruto dejó de sentir por un instante, quedó expectante, completamente en shock. No sintió dolor en su cuerpo ni en su alma, y eso se sintió bien. Luego todo llegó de golpe, más fuerte que la misma caída.
Soltó un grito que le desgarró la garganta, tan fuerte y doloroso que vomitó sangre. Luego comenzó a llorar y a temblar, a pedir ayuda y suplicar a Dios.
Hanabi debió agonizar veinte minutos frente a sus ojos antes de morir. Boruto pasó al menos tres horas atrapado con el cadáver de su tía, sin saber si su hermano estaba vivo antes de que lo encontraran, y una hora más al poder ser llevado de emergencias a un hospital.
Boruto quería a su mamá, quiero que lo abrazara y consolara. Quería a su papá, decirle que lo amaba. Saber si su hermano estaba bien. Ver a Hima en una pieza. Luego la imagen de Hanabi volvía a su mente y rompía a llorar, a gritar hasta que los enfermeros lo tenían que sedar.
No sabía que le tomaría gusto a los sedantes, lo adormecían en tantos sentidos, le permitían no tener la sensación agónica en la garganta, y en su actual condición eso era el cielo.
Cuando despertó fuera del shock, las enfermeras dijeron que aún no podían contactarse con sus padres, y Boruto pasó de quererlos a odiarlos. Detestaba absolutamente todo y a todos, quería matar a alguien a golpes. Quería dejar de llorar cuando los recuerdos del accidente volvían sin cesar a su cabeza, y no se marchaban hasta que lo obligaran a dormir.
Sarada fue la primera en verlo, Sakura se lo había notificado al ver su nombre ingresado como paciente. Por otro lado, el camino hacia la provincia había quedado bloqueado por la avalancha y su hermana y abuelo no había podido ir con ellos.
Recuerda cuando abrió la puerta mientras discutía con una enfermera, luego como corría hacia él. A veces ese recuerdo se mezclaba con la imagen del cráneo abierto de su tía con vidrio en el rostro. Podía recordarlo como algo lindo o algo feo dependiendo de la ocasión.
Su cabello estaba corto. Muy corto. Se acordaba bien de eso.
Ella corrió a abrazarlo, prácticamente tirándose a sus brazos, intentando aún así no hacerle tanto daño. Ella lloraba de preocupación y él se mantuvo estoico, cansado.
“Boruto.” tomó su rostro entre sus manos, y su hermosa cara estaba bañada en amor y terror.
También recuerda cuando ella se inclinó de manera precipitada y besó la esquina de su boca, para luego volver a abrazarlo y comenzar a sobar su espalda.
Quedó quieto un instante ¿eso había sido un beso apropósito o un error de cálculo? Ella no parecía darle importancia.
“Lamento tanto llegar tarde.” se disculpó.
Fue la primera en llegar.
Sintió su labio inferior temblar y sus brazos la comenzaron a rodear, aceptó su abrazo y ella lo estrechó más.
“Yo…” su voz estaba ronca “La vi…” las lágrimas amargas volvieron a salir “La vi morir.” escondió su rostro en su cuello y soltó todo, podía hablar si se trataba de ella “Me duele el corazón” Sarada tomaba su cabello entre sus manos y los peinaba, los mecía para calmarlo como si fuera un niño herido “Quiero morir. Quiero morir…” Ella quiso separarse, pero no la dejó marcharse.
“Estoy aquí, Boruto” besó su cabeza “Hey…” forzó el abrazo y tomó su rostro entre sus manos de nuevo, ella seguía con esa expresión preocupada y él sabía que debía verse horrendo, lleno de cicatrices frescas y cocidas “Estoy aquí contigo, siempre estaré aquí contigo.” besó su frente y volvió a abrazarlo. El rubio respiró onda y se inundó con el olor a fresas.
Ahí comenzó todo.
Con su bondad, sus ojos, sus lindos lentes y tierna sonrisa. En su fuerza, inteligencia, en todo. Inició distrayéndose pensando en ella para cubrir el dolor del trauma, luego no supo cómo parar.
No recuerda la forma en que sus padres se disculparon, ni en su madre llorando por la muerte de su hermana, tampoco a su hermanita aferrada a su mano cuando pudo verlos, a Kawaki despertando del coma, y a su abuelo teniendo un ataque al corazón que le provocó la muerte al enterarse de todo.
No pudo asistir al funeral, su brazo estaba roto y con contenciones de titanio. No podía abrir su ojo derecho y se le había perforado la vesícula.
Al mirarse al espejo había horribles cicatrices recorriendo su cuerpo. Nunca se había sentido inseguro de su aspecto hasta que las miradas ajenas se sintieron como acoso. ¿Muy grandes? ¿Grotescas? ¿Feas? Lo catalogaban como un matón o un niño traumado. Un hijo de papi que al fin entendió su mortalidad.
Las extensas sesiones con psicólogos y psiquiatras, su lento abuso a los estupefacientes que le administraban. A la forma asquerosa en la que se sentía.
Parecía que le habían arrancado un pedazo del cuerpo, pero no veía que nada le faltara.
Nunca supieron quién los chocó, pero el fantasma del “supuesto” Otsusuki lo seguía todos los días, reemplazando lo que le faltaba, llenándolo con dolor.
Boruto llegó a clases viéndose diferente, también se sentía así. Más callado y serio. Iba a clases sólo porque debía, aunque apreciara a sus amigos no le salía muy bien hablar con ellos, estuvo agradecido de que le dieran su espacio.
Tardó meses en poder subirse en un automóvil, aún no podía subirse a uno mientras llovía. Se ponía muy nervioso cuando tocaban la bocina o si un auto aceleraba precipitadamente. Si miraba de reojo entre la gente, aún podía ver a su tía a su lado, con manchas carmesí que hacían a su corazón sufrir.
Fue a terapia muchas veces por semana, porque colapsaba muy rápido. Su hermandad con Kawaki se estrechó, tampoco entendía muy bien por qué, quizás fue porque sugirió mezclar las drogas que lo mantenían calmado. Sus dieciséis a diecisiete años fueron un terror borroso que decidió pasar por alto. Al menos había pasado de año y Kawaki al fin se había graduado.
Apreciaba la preocupación de Sarada, en pasarle sus notas cuando faltaba a clases, en enseñarle, recordarle el horario de sus pastillas, en abrazarlo cuando sabía que lo necesitaba. En que lo motivara a seguir entrenando aunque sus posibilidades como luchador profesional habían sido totalmente descartadas.
Y luego iniciaron los sueños con ella, cosas lindas, sin sonido, solo escenas de ellos junto al atardecer, viendo una película. También habían sucios, en la oscuridad de su cama, haciéndola sentir dolor y mezclándolo con éxtasis, deseando que fuera tan profana como él se sentía.
Él se sentía extraño. Que estaba cruzando un límite con su amiga.
Pero jamás hizo nada, jamás lo hacía. Así que si mantenía todo en su cabeza todo estaba bien ¿verdad?
Una tarde, en donde los chicos se colaron a su casa y estaban en su habitación, decidió preguntar.
“¿Ustedes han…?” los cuatro hombres en la habitación se callaron cuando habló, era casi un milagro que lo hiciera ahora “Tenido… sueño, de esos.”
Hubo un corto silencio en donde todos dejaron el pudor que mantenían al lado de Boruto.
“Claro.” respondió Shikadai.
“Es normal.” dijo Inojin encogiéndose de hombros.
Soltó un suspiro de alivio.
“Bueno, depende de con quien lo sueñas” comentó Mitsuki “Es normal ¿verdad? La respuesta pone en juego nuestra amistad.”
Boruto sonrió suavemente.
“Claro que es normal… ¿y qué se supone que es normal para ti, de todas formas?”
Kawaki no dijo nada, pero le preguntó de quién se trataba y el rubio decidió ser sincero con él.
Kawaki embriagó a Sarada y la besó en su cumpleaños diecisiete.
Boruto rompió una botella de vodka en su cabeza una vez que se lo contó.
Boruto también se involucró con Sumire, porque sabía que a Kawaki le atraía.
Sarada se sintió mal por eso, lo sabía aunque jamás lo mencionó.
Él no pudo evitar salir con mas chicas, cualquiera que tuviera ojos negros o cabello oscuro, era mejor si olían como la Uchiha. Atraía a la gente a pesar de sentirse asqueroso, siempre lo querían seducir, siempre dejaba que lo hicieran, estaba drogado la mayor parte del tiempo para ser honestos, no se resistía mucho.
“No entiendo por qué lo haces.” Sarada a veces se creía con el derecho de sermonearlo “Apenas terminaste con Sumire y ya estás durmiendo con más personas…” ¿qué le importaba a ella?
“No es tu asunto.” Arremetió más cerca, casi sintiendo su calor corporal. ¿Cuándo había sido la última vez que la tocó?
“Estás drogado la mayor parte del tiempo y ellas no ¡Se están aprovechando de ti!” Se veía angustiado.
“Que lo hagan.” Murmuró, viendo sus ojos. Hazlo tú.
Su expresión rozó el horror.
“¡¿Qué diablo está mal contigo?!” Gritó, como si ella estuviera devastada por él.
Me muero por creer que es posible.
Apartó los ojos y retrocedió.
“Todo.” Se dió media vuelta y se largó.
Lo intentaron volver a estabilizar, porque algo estaba yendo mal de nuevo con él y era demasiado evidente. Tuvo que contarle a su psicólogo sobre la posesividad enfermiza que estaba desarrollando dirigida a personas que amaba ¿por qué era? ¿Qué lo empujaba a ello? Estaba seguro que no podía ser el accidente… pero él nunca había sido así antes de eso. ¿Tenía que ver con la forma en que se estaba percibiendo? Era un problema, él era un problema.
Se seguía sintiendo traicionado por Sarada. Mal por toda la situación. Él quería ser su novio, pero ella estaba reacia a cualquier relación. Quería coger con ella, pero ella tenía miedo de eso. Así que se conformó con ser amigos y tragarse sus celos, se llenó de ellos hasta volverlos más enfermos de lo normal. Porque la gente la miraba, la miraban como él lo hacía. Porque ella sabía cómo vestirse, ella sabía cómo hablar, sabía encantar a la gente. Y estaba cansado de no poder tenerla y hacer que todas esas virtudes fueran dirigidas a él.
“Hay una tensión sexual no resuelta en personas del grupo.” comentó Shikadai una vez, cuando estaban viendo un partido de fútbol de otro curso, sentados en las graderías.
Boruto rogó que fueran Sarada y él, que alguien reconociera que su conexión era más allá de lo amistoso.
“Nah ¿quiénes serían?” respondió aburrido, pero pidió a sus adentros por la respuesta que quería.
“Sumire y Kawaki.” intentó no rodar los ojos ¿eso qué le importaba a él? “Y Sarada y tú.” Boruto lloró a sus adentros, quiso agradecer a los santos y besar a Shikadai por resurgir unas esperanzas muertas.
Deseó ser sincero con él y confesar sus sentimientos, pero tuvo miedo de que volvieran a traicionarlo.
“Sé que te gusta, Boruto.” enseguida observó sus ojos verdes y la forma compresiva en la que lo miraba “Y parece que necesitas escucharlo: está completamente bien lo que sientes.”
Boruto hizo una mueca, le martillaba el pecho de una manera emocionalmente dolorosa.
“Bueno… si.” se encogió de hombros, bebiendo de su cajita de jugo.
“Sé que algún día lograrán ser pareja.” palmeó su hombro “Te tengo fé.” Dijo animosamente.
“Gracias, yo… necesito mucha de ella.”
Shikadai fue un buen amigo y nunca insinuó nada a nadie sobre los sentimientos unilaterales del rubio, así que Boruto tuvo de vuelta parte de la confianza que le habían robado. Al menos un poco.
Notes:
Quizás me esté tardando un poco con lo erótico de su relación, pero para mí es necesario que se enseñe la forma en que su dinámica va cambiando. Obviamente el trauma que desarrolla Boruto no justifica lo tóxico de su comportamiento, pero la forma en cómo lo abordó (de las peores maneras) detona la clase de persona que se va volviendo.
Y ojo que se pone peor jj.
Chapter 8: Celos
Notes:
Take a slice, Glass animal.
Chapter Text
Take A Slice:
https://youtu.be/WHn9KI4yewg?si=bdJuHM-ztyOLbULI
Sumire salió de la cabaña a buscar a Sarada, queriendo refugiarse en su amiga, quien sabría hacerla guardar sus límites cuando ella no podía.
Fue curioso, ya que se había encontrado una escena particularmente íntima entre Boruto y Sarada. Bueno, ellos eran normalmente íntimos, pero esto… se sintió diferente.
¿Ya habrían hablado sobre la química que tenían?
Frunció el ceño, recordando. Ellos estaban solos en la cabaña cuando la fueron a buscar ¿Por qué se habían ido antes y solos?
“¿Sarada?” llamó, y ella enseguida se separó del abrazo del rubio para voltear a verla “Buenas tardes.” sonrió sin mostrar los dientes.
“Hola ¿cómo te sientes?” se separó completamente de Boruto y se levantó, caminando hacia ella “¿Desayunamos?” propuso “Bueno, creo que ya contaría como almuerzo…”
“Si.” asintió “Eh…” no quería que se molestara por la pregunta que tenía atrapada en su garganta.
“Kawaki está bien.” respondió el Uzumaki, levantándose de la arena. Sumire notó su labio superior partido y como se estaba creando una fina costra.
“Lo siento.” murmuró apenada, sabiendo quién lo había hecho.
“Pff no importa, él está peor.” abrió más de la cuenta su ojo y luego se retractó “¡O sea, está bien! ¡Nada grave, sólo una pequeña pelea!” explicó rápido.
“Sé que nunca le harías daño, Boruto-kun. No uno con malas intenciones.” pasó su brazo por el de Sarada y la incitó a caminar hacia la cabaña “Creo que podríamos hacer wraps.”
“Me parece bien.” le sonrió, y Sumire se sintió segura junto a ella “¿No estás agotada? Dormiste poco y la pasaste mal, si quieres Boruto y yo podemos preparar la comida…”
“No, no. Estoy bien.” afianzó su agarre “Quiero estar contigo.” Sarada pareció entenderlo.
En la cocina, cuando comenzaron a preparar las cosas en silencio, donde la habían obligado a sentarse en una silla y verlos preparar todo comenzó a notar más cosas.
Sarada estaba usando un suéter de cuello alto, cuando no hacía frío y ella solía usar ropa escotada. Usaba también una falda más larga de lo usual.
“¿Por qué se fueron tan temprano?” preguntó suavemente.
Lo supo, el segundo tenso en que su amiga se detuvo en lo que hacía, y luego seguía lo más casual que se permitía.
“Drogaron a Sarada.” respondió Boruto, encogiéndose de hombros.
“¡¿Qué?!” Sumire olvidó todas sus sospechas y se preocupó severamente “¿Quién? ¿Estás bien?” se levantó de la silla y dió vuelta a su amiga, llevando su mano a su frente y tomando su temperatura, levantando sus gafas para ver su pupila “Aún tienes las pupilas más dilatadas de lo normal… No se ha drenado de tu cuerpo, quizás en unas quince horas estés limpia…”
“Me siento mejor” la apartó un poco “Boruto me llevó a casa y me cuidó.” dijo tranquilamente “Y al tipo, lo golpeé en la garganta.” le sonrió y Sumire suspiró aliviada.
“Lo pasaste peor que yo. Perdón por…”
“Nah, no lo pasamos mal.” le interrumpió Boruto, apoyado la cadera en el mueble “Alucinamos y fue entretenido.”
“Oh, si. Boruto se creía un pitufo.” se burló Sarada.
“Cállate.”respondió poniendo los ojos en blanco “Tu creías que era un ciempiés o una mierda así.”
Sumire se rió y se volvió a sentar.
“Como todos duermen podemos ir a la feria artesanal y pasear.”
“Me gustaría.” sonrió Sarada.
Boruto no parecía tener ganas.
“¿No quieres?” la Uchiha volteó a verlo, bastó un parpadeo en su dirección para que la expresión dudosa del rubio se aclarara.
“Sí quiero.”
Después de comer, en el camino a la feria y estando en ella, Sumire consideró que Boruto quería estar a solas con Sarada. No era tonta, podía sentir las miradas que le dirigían de «lárgate, por favor». Ella habría encontrado una excusa para darles momentos a solas, pero su amiga no soltaba su brazo, y se notaba un tanto ansiosa estando a solas con el rubio.
Así que, su complicidad era más grande con Sarada; no los dejó tranquilos.
Compraron algunas pulseras de mostacillas, helados y collares de amatista, rubí y lápiz zafiro (lo más seguro, imitaciones) y vieron el parque de diversiones.
La chica de cabello morado observó de reojo como la mano de Boruto iba al suéter de Sarada, casi como si fuera para sentirla a su lado. La miraba con más fijeza de lo normal, de una forma algo extraña.
“Foto.” pidió Sumire, y los tres posaron para la selfie. Sarada sonriendo sin mostrar los dientes, Boruto haciendo una cara extraña y Sumire estirando los labios como en una trompa. Ella la subió a una de sus historias de Instagram, y el rubio no paraba de ver la foto en su celular.
“Deberíamos volver en la noche con todos.” Boruto se quería ir, ahora no lo ocultaba.
Ambas asintieron y lo siguieron a la cabaña, y cuando el rubio dijo que quería tomar una siesta casi se dirige a la habitación de ellas antes de caminar a la suya.
Sarada se sentó en el sofá y Sumire tomó lugar a su lado.
“Durmieron juntos ¿verdad?” soltó, porque la idea no le parecía para nada descabellada.
Sarada se estremeció, aún sin tener una expresión en su rostro.
“¿Muy obvios?” preguntó echando un mechón de su cabello tras su oreja.
“Él lo es, a propósito.” admitió “¿Van a salir ahora?”
Ella negó con la cabeza.
“Oh” se sintió mal por Boruto “¿Fue un error?”
“Yo…” mordió su labio, y ahí recién Sumire notó la pequeña herida que tenía.
Oh Dios mío, se sentía tan mal por recordarlo. Pero sabía que a Boruto le gustaba hacer heridas en los labios con mordidas entre besos.
“¿Puedo contarte?” Sarada estaba ansiosa “No sé qué hacer, creo que lo voy a arruinar y…”
“Vamos a la playa.” Tomó su mano y tiró, debían tener un lugar más privado para hablar de este tema. Pero sólo lograron salir de la cabaña cuando Sarada ya estaba hablando de nuevo.
“El primer día, cuando vimos a su ex ambos nos pusimos a bailar.” Sumire asintió “Y quiero echarle la culpa al alcohol, pero… sí quería. Estábamos bailando muy pegados, y yo… Hice que… me tocara.” sus ojos morados se abrieron más de la cuenta “¡No ahí abajo…! Solo…” apuntó la zona de sus pechos “Y él me siguió el juego, creo que le gustó demasiado…” tragó saliva “Luego la pelea.”
“¿Su ex vió todo eso?”
“Ajá.”
“Wow, Sarada… No creí que… bueno, tú…”
“¡Lo sé!” se cubrió el rostro con sus manos “Y después él dijo que existía una clase de tensión entre nosotros, y yo dije que éramos solo amigos y luego se puso raro, y y…”
“¿Por eso esa actitud rara en la tarde?” adivinó.
Sarada se sobresaltó, quitando las manos de su rostro.
“¿Qué quieres decir?”
“Le gustas, y le dijiste que son amigos después de bueno… le dijiste eso después de manosearse.” se encogió de hombros “Supongo que esperaba que dieran un paso hacia algo más.”
“Nos acostamos.” señaló, como si fuera obvio.
“Si ¿pero se ve conforme con eso?” insistió.
“Mm, bueno… Tampoco es que haya pasado mucho tiempo…”
“Pero quiere más.” señaló.
“Si.” asintió la Uchiha.
“¿Tú quieres más?” preguntó suavemente.
“Quiero tranquilidad.” suspiró “Amo mucho a Boruto ¿Pero se puede obtener paz a su lado?” sus ojos estaban tristes.
“No se puede obtener paz con un Uzumaki.” murmuró con dolor en la garganta.
Ambas se miraron fijamente, entendiéndose.
“Yo… quería seguir con esto hasta entrar a la universidad. Después… nos dejaríamos de ver por las clases y los sentimientos se apagarían…”
Sumire miró con las cejas fruncidas a Sarada. Sin saber si decirle o no. Boruto no permitiría que le hiciera eso. Y Sarada estaba siendo cruel.
“Disfruta cuánto puedas.” terminó por decir “Y… bueno…” levantó y bajó las cejas “¿Quieres comentar algo?”
“¡Sumire!” sus mejillas se volvieron rojas enseguida.
“¡Si no quieres, está bien!” señaló “Pero si quieres estaría mejor.” se miraron durante un instante antes de chillar de emoción “¡Oh Dios, te acostaste con Boruto!” la zarandeó.
“¡Ya sé, ya sé!” tiró de su ropa también.
“¡¿Eso es un chupón?!” tiró más del cuello de su suéter y vió claramente dos marcas moradas, una en cada lado.
“¡Ah!” sus mejillas se volvieron más rojas “Dejó un montón.” admitió.
“¡Joder!” sonrió “¿Y cómo es?”
“¿No sabes?”
“Solo salimos un mes, no pasó nada además de besos.” le restó importancia “Parece que se vuelve salvaje ahora ¿eh?” Intentó hacer memoria “¿Hacía eso con sus novias? Porque estoy segura que quien tenía siempre marcas era él, no ellas.”
“¿Qué quiere decir?”
“Normalmente es por celos, eso creo.” rodó los ojos “Como si marcaran propiedad. Kawaki lo hacía al inicio, ahora no lo dejo.”
Sarada asintió, reteniendo la información.
“¿Te trató bien?” quiso saber.
“Si… supongo…”
“¿Supones?”
“Se puso algo raro durante un momento.” lo pensó “Parecía que había tomado viagra. No se le bajaba con nada.” refunfuñó.
Sumire se carcajeó.
“¡Eso es fantástico!”
“¡No lo fue! Yo estaba cansada y él quería seguir haciendo que me…” se volvió a avergonzar “corriera.”
“¡Sarada Uchiha, ese es el maldito cielo! Los hombres no suelen buscar el placer de las mujeres, sino el propio ¿y estaba buscando tu placer?” asintió “Boruto-kun es un buen chico.”
“Claro que lo es.” suspiró.
“Pero se ve algo intenso.”
“¡Eso exactamente es lo que es!” asintió varias veces “No le digas a nadie, por favor.” suplicó.
“Por supuesto que no.” prometió “Es tu romance.”
Sarada rodó los ojos y sacó su celular para ver la hora, apenas la tres de la tarde.
“Va a pasar un buen rato antes de que todos despierten.” suspiró, y luego sus ojos se volvieron más agudos “¿Así que Kawaki y tú están saliendo?”
“No me lo ha pedido.” fue su momento de sentirse incómoda.
“Y obviamente debe llenarte de disculpas por lo que hizo ayer.” completó Sarada “¿Cuándo exactamente comenzó lo suyo?” quiso saber.
“Poco después de junio, en mi cumpleaños.” jugó con su trenza “Como ambos queríamos entrar en la misma universidad, me ayudó a preguntar por las becas, ya que por los contactos de su padre iba a ser más sencillo.” pudo ver que el rostro anonadado de su amiga delataba que no sabía de eso “Y en realidad fue de mucha ayuda, así que le invité ir al cine…” sus manos alisaron su vestido color lila “Fue amable dentro de todo, y después él me invitó a cenar a su casa…” tragó saliva “Solo que nadie estaba aparte de nosotros.”
“¿Y Boruto y Hima?”
“Creo que los sobornó para que no estuvieran.” admitió “Y una cosa llegó a la otra y… ya.” tragó saliva “Fue gentil, lo que me conmovió viniendo de su parte.” sonrió “Me hizo sentir bonita.”
Sarada la miró fijamente.
“Si te hace sentir bien, entonces… bien por ti, Sumire.” le sonrió sinceramente.
“Gracias.” tragó saliva, quería cambiar de tema “Traje mi computadora ¿quieres ver una película de Barbie?”
“Eres la mejor.” le sonrió.
Tuvieron que llegar a ser las seis de la tarde para que todos estuvieran levantados y atacando el refrigerador como animales, hambrientos y con las energías completamente renovadas.
Sumire y Sarada propusieron ir al parque de diversiones que había en la feria en la playa, y todos aceptaron, queriendo cambiar el panorama de fiestas desenfrenadas.
Al comer, a Inojin se le dió vuelta un vaso encima del suéter de Sarada.
Ella se quiso morir.
“¡Lo siento, Sara!” se disculpó, tomando servilletas y pasándolas por encima de la ropa húmeda.
“No importa.” sonrió y quitó sus manos “Voy a cambiarme.” no tenía nada que le cubriera tanta piel como ese suéter. Incluso su chaqueta gigante no era de cuello alto.
Tuvo que ir al baño y llenar de corrector los chupones de su cuello y escote, hasta que al menos se viera decente.
“Joder” se quejó, yendo a su cuarto.
Eligió unas medias negras algo transparentes que cubrirían las marcas de sus piernas, con el detalle de una línea negra por detrás. Una falda de tubo corta y de color negro. Decidió ser igual de arriesgada que siempre, porque en realidad sí sería sospechoso vestirse diferente, usando un top con print de mariposa, teniendo la forma de esta y dándole un escote en forma de corazón. Era como un bralet de color negro y blanco, dejando poco a la imaginación. Se puso su chaqueta y botas de caña alta, peinó su cabello en un medio moño y dejó que sus mechones se dividieran en dos partes, cubriendo los costados de su cuello y parte de su pecho.
Se esmeró menos en su maquillaje, un simple delineado con máscara de pestañas y brillo labial.
Chouchou y Sumire también entraron a arreglarse, con su amiga morena hablando sobre el chico con el que se había besado y coqueteado en el club. Luego preguntando por qué Sarada se había ido tan pronto y entrando en crisis por lo que le había pasado. Ella pidió que le describiera al sujeto y juró que en cuanto viera a alguien similar, le volaría la cabeza de un golpe.
Cuando fueron caminando al parque, Sumire se había ido caminando con Kawaki, más apartados del grupo y hablando con expresiones serias.
Se mantuvo algo atenta, preocupada por su amiga. Pero cuando finalmente se tomaron de las manos y Kawaki le dió un beso en la coronilla, supo que ya habían resuelto el tema.
“¿Maquillaste las marcas?” preguntó Boruto en un susurro, caminando a su lado, con sus brazos rozando.
“Ajá.” asintió “Te pediría no volver a dejar nada visible, por favor.”
“Te ves bien.” aunque sus ojos no la miraban “Voy a decir algo y quiero que respondas ‘Yo te acompaño’ ¿está bien?”
“¿Qué?” frunció las cejas.
“¡Mierda! ¡Dejé mi billetera en la cabaña!” exclamó de manera escandalosa, tocando los bolsillos de su pantalón y chaqueta “Voy a ir a buscarla y los alcanzo.”
Sarada suspiró.
“Yo te acompaño.” dijo en tono aburrido, escondiendo su sonrisa.
“¡Ah! ¿De verdad? Eres la mejor.” jaló de su brazo y comenzaron a retroceder.
“¡Apúrense!” gritó Inojin.
Mitsuki y Shikadai solo los miraron fijamente.
“No se te quedó en serio ¿o si?” preguntó cuando ya avanzaban unos metros.
“En realidad sí.” suspiró con un quejido.
“Eres un tonto.” chocó su hombro con el de él, de manera juguetona.
“No es mi culpa, apenas recordé cómo respirar al ver cómo estás vestida.” su ojo ahora le estaba dando una larga mirada.
“Boruto…” sus mejillas se pusieron rojas enseguida “Solo… No es nada diferente a lo usual.” intentó quitarle importancia al asunto.
“Es muy diferente. Ahora puedo tocarte.” le regaló una lenta sonrisa “¿Puedo tocarte, verdad?” interrogó bajito.
Sarada bajó los ojos.
“Puedes.” sintió el agarre en su brazo tensarse, y con eso la precipitación de lo que estaba por volver a pasar “¿Boruto?”
“Vamos más rápido.” casi la obligó a trotar a la cabaña, y cuando llegaron, él intentó abrir la puerta como si fuera a robar, sin tener buenos resultados con el exceso de brusquedad.
“Dios, cálmate.” se burló, quitándole la llave y abriendo la puerta que le parecía imposible a las manos del rubio “Ya está.”
Luego la respiración de Boruto estuvo en su cuello, sus manos en su cintura y su pecho pegado a su espalda.
Sarada cerró los ojos y disfrutó de su calor corporal, de la sensación de su cuerpo tocando al suyo, de su aliento en su nuca.
“Vamos.” avanzaron dentro de la cabaña, y Boruto cerró la puerta de una patada.
La chica sintió su cuerpo ansioso de contacto, necesitada por el hambre del rubio, motivada por sus manos.
“Sarada.” se volteó delicadamente, alzando los ojos y observando cómo Boruto estaba casi jadeando por ella. Alternaba su vista entre sus ojos y labios.
“¿Mhm?” se inclinó un poco más, mezclando sus alientos. Los labios de Boruto enseguida cayeron en los suyos, en un baile salvaje y húmedo que la hizo temblar. Él la apegó a su cuerpo y llevó sus manos a su trasero, apretando lentamente su carne. “Vamos… a la cama.” pidió entre besos, suspirando por como el rubio tiraba de su labio inferior.
“Si.” respondió, pero siguió besándola como un loco, apenas dejándolos caminar hasta el cuarto. Quería sentir las curvas de Sarada, ahora completamente sobrio no se perdería de nada “Espera.” se separó y se sentó en la cama echando su flequillo hacia atrás.
“¿Qué?” respiraba de forma acelerada, arreglando su cabello.
Boruto se había echado hacia atrás, apoyado en sus codos, mirándola con tanto cuidado que la hizo sentir nerviosa.
“Quítate la chaqueta.” ordenó “Hazlo suave.”
“¿Suave?” no lo entendía.
“Con cuidado.” aclaró.
Se sintió rara, pero de todas formas le hizo caso. Dejó que la tela se deslizara por uno de sus hombres y luego por el otro, dejando que su tersa piel se vislumbrara, y que la chaqueta cayera al suelo. Observó a Boruto y a su mirada hambrienta sobre su cuerpo.
“Ese top ¿es nuevo?” quiso saber, Sarada asintió “Ven aquí.” ella avanzó unos pasos, parada entre las piernas de Boruto. Él se enderezó, mirando hacia arriba y llevando sus manos a sus piernas, acariciando por sobre las medias “Sara” susurró “¿Está bien si lo hacemos?”
Ella llevó sus manos a los hombros de él, no quería ni una otra cosa más que cogerlo.
“Quiero ser lento y disfrutarlo pero…” tragó saliva “Estoy muy ansioso.” Sarada asintió y se inclinó para volver a besarlo, subiéndose sobre él, presionando sobre la erección de Boruto.
Luego sintió la lengua del Uzumaki sobre su clavícula y luego sus dientes, una pequeña mordida que se iba afianzando.
“No dejes marcas.” le recordó, dejándose llevar por el vaivén de sus caderas. Como él empujaba hacia arriba mientras ella iba hacia abajo y se movía hacia adelante y atrás.
“Muérdeme tu.” pidió, bajando su chaqueta hasta sus codos y estirando el cuello para darle acceso.
Que carajos…
“¿Por qué…?” lo miró incrédula “¿Te gusta eso también?”
“Oye, a ti te gustó ¿por qué no a mi?” preguntó frunciendo las cejas.
Tenía un punto.
“Bien.” Tomó sus cabello y los tiró con cuidado para que le diera más espacio, y acercó sus labios a su cuello, apenas rozando. Boruto alzó un poco más sus caderas, tentándola. Abrió la boca y mordió, lento y suave, bajando hasta su clavícula y tensando ahí sus dientes, sintiendo el hueso.
El Uzumaki suspiró en su cabello y se fue echando hacia atrás, con ella encima y aún dándole mordidas y lamidas.
“Si tuviéramos crema batida sería muy divertido.” murmuró por lo bajo “Sarada…” él cerró el ojo y no aguantó los gemidos. Sus manos no se mantenían quietas, tocando debajo de la falda de la Uchiha, sintiendo su humedad escurrir por sus piernas.
Sarada pareció encontrar algo totalmente nuevo, el placer que le provocaba escuchar los suaves jadeos y gemidos del rubio, sentir su pulso contra sus dientes, poder estar sobre él…
“Ah…” gimió levantando sus ojos a él, dos de sus dedos se estaban frotando contra su humedad, y en respuesta apretó con más fuerza su mordida.
“Joder…” Boruto suspiró.
Sarada se enderezó, limpiando la saliva escurriendo por su mandíbula con el dorso de su mano.
“Quítate la chaqueta.” pidió con voz ronca.
Boruto lo hizo en un segundo, tirándola lejos y quedándose sentado, viendo cómo ella revisaba las marcas que había dejado en su cuello y clavícula.
“¿Quieres dejar más?” se reclinó un poco, hasta quedar en sus codos nuevamente, dejando que lo viera entregado completamente a ella “Puedes hacer lo que quieras conmigo.”
Quería verla descontrolada como ayer, que fueran sólo desesperación y sexo. Deseaba que su hambre y anhelo se transformaran en lo que él quería.
Sarada se inclinó, apoyando sus manos junto a sus antebrazos; y le dió un suave beso en los labios.
Las cejas rubias temblaron, acorde con su desconcierto.
¿Cómo podía ella ser tan perfecta? ¿Cómo podía darle lo que ni siquiera sabía que necesitaba?
Correspondió el beso, suave y lento. Una presión calmada. Como un par de niños compartiendo su primer beso.
¿Eso quería? ¿Suavidad? Podía hacerlo.
Tomó su rostro entre sus manos, moviendo el beso, dulce, pero más profundo, con sus lenguas danzando de forma lenta. Un coqueteo de principiantes.
Luego volvió el hambre.
Se separó un instante, para tomar sus lentes y quitarlos sin detener el contacto visual, dejarlos a un lado y luego ir de lleno a su boca de nuevo. Con labios abiertos y lengua lista para tomar el control.
Sarada gimió satisfecha, y él cambió las posiciones para estar sobre ella, quitarle las botas y empezar a bajar sus medias y bragas, aprovechando de recorrer sus piernas con palmas abiertas.
“Boruto…” se separó para tirar la ropa sobre la cama y comenzar a bajar su pantalón “Buscaré los condones.” gateó por la cama al velador y abrió el cajón, sacando uno. El chico tomó una de sus piernas y la atrajo de vuelta, robándole un pequeño grito y dejándola acostada de lado “¡Oye!” exclamó y él se rió, quitándole el condón “Tiene que ser rápido, ya nos tardamos mucho.”
“¿Rápido?” la miró confundido “¿Quieres que te haga correr rápido?” intentó entender.
“¡Boruto!” lo miró ceñuda “Ambos. Rápido.”
“Eres la primera mujer a la que escucho que quiere que sea rápido.” bufó “Ah, ¿eres de ese tipo? ¿un rapidín?” preguntó con ojos alegres, creciendo una sonrisa pícara en sus labios.
“Te estás ganando no tener nada.” refunfuñó.
“Aww no me digas eso.” se inclinó y besó su coronilla “Mi chica linda.” dió repetidos besos en su mejilla hasta hacerla reír al mismo tiempo que se acomodaba en su entrada “Provecho…” murmuró metiéndose lentamente.
“Ahm Boruto.” suspiró cerrando los ojos y echando la cabeza hacia el lado. “Dios…” mordió su labio, exaltada por el hecho de su intromisión, la forma en que presionaba para abrirla.
“¿Estás bien?” sostuvo su pierna y comenzó a empujar, yendo tan profundo como le permitía “No estás tan húmeda como ayer…” gruñó.
“Mierda…” Apretó sus ojos y estiró sus manos para apoyarse en el marco de la cama, Boruto comenzó con un lento y corto vaivén de caderas, yendo directo al lugar que le gustaba “Así…” susurró.
Él levantó más su pierna, acomodándola sobre su hombro, yendo más rápido.
“No, espera…” gritó por lo profundo que empujó “Dios mío, Boruto.” su mano fue a la de él, que se mantenía en el hueso de su cadera “Estás siendo rudo.”
“¿No te gusta?” le sonrió descaradamente, besando la piel de su pierna y empujando ahora con desenfreno, sin ningún control “Aprietas tan bien.” gimió en voz baja, atrayéndola más contra su pelvis.
“Cállate ¡Joder!” golpeó su mano, como pidiendo un descanso.
“¿En serio quieres que pare?” se detuvo por completo, luchando contra el dolor que eso le producía, su pene necesitaba más fricción.
“¡Boruto!” lo miró con impaciencia, moviendo sus caderas ella sola, dando círculos con su miembro dentro, provocando gemidos graves al rubio. No sabía que el que se detuviera pudiera dejarla tan desesperada.
“¿No querías que me detuviera?” mordió su labio herido, aguantando como podía. Las paredes de ella palpitaban a su alrededor, expectantes a más movimientos.
“Eres un maldito bastardo.” escupió, tomando por sorpresa al rubio “¡No me mires así!” parecía que se echaría a llorar “¡Folláme!” demandó.
“Oye…” habló en voz baja, algo retraído.
“¡Boruto!” gritó.
“Por supuesto, señora.” retrocedió, y volvió con las fuertes embestidas. Llenándola con violencia.
“¡Si, si!” se dejó desfallecer en la cama, entregada al placer, soltando gemidos y palabras incoherentes.
Por más que Boruto deseaba ser delicado, sus movimientos siempre llegaban a lo tosco y vulgar, buscando cualquier expresión que delatara el extásis en Sarada.
Adentro, afuera, rudo y apretado. El hormigueo en su bajo vientre no hacía más que crecer.
“Un poco más.” golpes, gritos y gemidos.
Más, más, más. Necesitaba más de él; él lo quería todo de ella.
Boruto soltó su pierna para que cayera, tomó el rostro de la Uchiha con una mano y los empujó en un beso húmedo, subiendo ambos a la cúspide mientras se consumían en la boca del otro.
Él se desesperaba, yendo rápido hasta al fin poder correrse en el condón mientras ella lo estrechaba en su interior, retorciéndose contra sus caderas, sollozando cuando él siguió moviéndose dentro de ella.
Sarada apartó el rostro y respiró a bocanadas, limpiando las lágrimas que corrían por su cara.
Boruto dejó sus brazos a sus costados, apenas podía sostenerse para no aplastarla.
Salió lentamente, sosteniendo el condón y haciéndole un nudo.
“Vuelvo enseguida.” iba a levantarse e ir a botarlo, pero las manos de Sarada lo atrajeron en un beso húmedo y sonoro, exigiéndole a su lengua a que se moviera junto a la suya. Correspondió a gusto, cerrando el ojo.
“Eres…” se separó y lo miró de una forma tan extraña, tan encantadora “Boruto…” rozó sus narices, su expresión era dulce.
“Te amo tanto…” susurró contra su boca, despedazado por sus sentimientos.
Sarada pareció cohibida, pero de igual forma habló.
“Yo también.”
No podía lidiar con la forma en que se sentía, tan satisfecho y anhelante; tan cansado.
Apoyó su frente con la suya, simplemente respirando junto a ella.
“¿Puedes ponerte ese top de nuevo?” pidió “Te ves tan bien.”
“Ajá.” le sonrió, y Boruto se separó.
“Voy al baño.” se arregló el pantalón y se dirigió a este para tirar el condón en la basura. Luego caminó a su habitación y sacó la billetera de su mochila, guardándola en el bolsillo de su pantalón. Escuchó cómo Sarada iba al baño, así que dió un par de pasos y tomó la chaqueta del suelo, y se permitió descansar un poco en su cama.
Dirigió la prenda a su nariz y respiró hondo su aroma, tan dulce y suave a la vez.
“Eres raro.” Sarada habló del marco de la puerta, mirándolo de soslayar.
“Me gusta como hueles.” se explicó.
“Ya.” no se convenció “¿Vamos?”
“¿No podemos decir que… me dolió el estómago y te quedaste conmigo?” suplicó.
“No se van a tragar esa tonta mentira.” se acercó, sentándose a su lado.
“Quiero estar contigo.” se acercó más, envolviéndola en un abrazo y haciendo que cayeran a la cama. Sarada se removió, pero dejó su cabeza apoyada en su hombro.
“Vamos a estar con ellos, juntos.” susurró.
“No, yo quiero estar contigo. Quiero llenarte de besos, tocarte y tocarte.” sonrió contra su cabello, en un tono más grave.
“Sucio.” lo pellizcó, sonriendo.
No deseaba ser tan exigente, pero lo era. Estaba ansioso en que Sarada quisiese que fuera oficial, para poder presumirla por todas partes.
De pronto se acordó de algo, buscó su chaqueta en la cama y sacó su celular.
“Tomémonos una foto.” desde la tarde lo había pensado. Había considerado en recortar a Sumire de la anterior fotografía, pero era mejor simplemente esto.
“¿Así?” Sarada lo miró.
“Si.” abrió la cámara y alzó más su celular, en un alguno que los favoreciera “Di: post sexo.” sacó la foto mientras Sarada se sonrojaba y él daba una amplia sonrisa.
“¡No vayas a subir eso! ¡Se ven las marcas en tu cuello.” señaló.
“Las voy a presumir en todas partes.” contestó, inclinándose sobre ella “¿Oh, esto?” imitó una conversación “Una chica caliente muy flexible adoró morder mi piel.” se carcajeó ante el suave golpe que recibió “Ella puede dejar todas las marcas que quiera.” se aproximó a su boca, más coqueto “Puede besarme si quiere.” rozó sus narices, entreabriendo los labios.
Sarada tensó su agarre en su camiseta y apretó sus piernas, sintiendo el hormigueo volver.
“¿Me das un beso? ¿Mhm?” rozó su comisura, jadeando suavemente en su boca.
“Tonto...” unió sus labios, siguiéndoles un sonido húmedo. Abrió su boca y tocó su lengua lentamente, sintiendo su respiración ser más pesada. Una de las manos del Uzumaki fueron a su pecho, masajeando suavemente.
Él se alejó un poco, dejando que el beso fuera más abierto y sonoro, provocando que sus lenguas se buscaran fuera de sus bocas, sintiendo lo erótico que todo se podía volver de pronto entre ellos.
“¿Una ronda más?” presionó su pezón por sobre la tela, haciéndola temblar “Ahora sí seré más rápido…” habló para volver a besarla, subiéndose por completo arriba de ella y abriendo sus piernas.
Ella no respondió, simplemente volvió el beso más intenso y lleno, clavando sus uñas en su camiseta, tan fuerte hasta hacer doler la piel bajo esta.
Y entonces el celular de Sarada comenzó a vibrar.
“Noooo.” gimoteó cuando ella se separó y tomó su celular.
“¿Chouchou?” buscó también sus lentes y se los puso “Si, ya vamos en camino. No te preocupes.” colgó y lo miró “Muévete.”
“Pero, pero…” hizo un mohín, quedándose a horcajadas sobre ella.
“Ya tardamos mucho.” lo hizo a un lado y tomó sus medias y bragas.
“Sara…” se quejó “No es justo…”
“Vamos.” tiró de su mano y salió de la cama “Podemos subir a los juegos juntos.”
“Pero…”
“Deja de quejarte, Boruto. Ahora vamos a pasar un buen rato con los chicos.”
Tendría que conformarse con eso por el momento.
Chapter 9: Bathroom
Notes:
Bathroom; Montell Fish. (AMO ESTA CANCIÓN, POR FAVOR ESCUCHENLA MIENTRAS LEEN!!!)
¡Lee las notas al final del capítulo, por favor!
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Bathroom:
https://youtu.be/fiPJwtTGrLc?si=Ur0prFr-38yZSlEt
Boruto no lo pasó bien, no sabía qué le había pasado a su estómago, pero apenas soportó la montaña rusa antes de ir a vomitar. Quizás sus deseos se habían hecho realidad y sí se había enfermado.
“No era necesario que me acompañes, Sumire.” ambos estaban sentados en una banca, observando cómo la máquina dónde estaban sus amigos daba vuelta y vueltas.
“No me gusta ese juego.” contestó comiendo su algodón de azúcar “Se tardaron en encontrar tu billetera.” comentó.
“No me acordaba dónde estaba.” se encogió de hombros, acomodando sus brazos a lo largo del respaldo de la banca.
Sumire se rió.
“¿Qué?” la miró alzando una ceja.
“Ni siquiera tratas de ocultar los chupetones.” señaló a su cuello.
Boruto seguía sin inmutarse ¿A qué estaba jugando Sumire?
“Me cogí a una chica ayer.” contestó.
“Te creo.” apartó su mirada y sonrió suavemente “¿De nombre Sarada?”
Ahora sí la miró, frunciendo el ceño.
“No lo tratas de esconder, Boruto.”
“No tengo que esconder nada.” se mofó.
“Pero ella no quiere que nadie sepa ¿no?” observó su perfil “Y si sigues buscando la vas a encontrar, y va a parar todo.”
“No la conoces más que yo.” terminó gruñendo.
“En temas del amor, pero claro que sí lo hago” suspiró “Pobre, la pasó mal cuando salimos, y la pasó peor cuando en las fiestas no dejabas de dormir con extrañas.” Se lamentó.
Boruto sintió que de pronto estaba hablando con una Sumire diferente, una un poco mal cruel.
“¿Mientras salíamos?” no quiso preguntar sobre lo otro, porque él también entendió que la Uchiha sufrió cuando no tenía cuidado en lo que hacía.
“Siempre con una expresión triste en su rostro” hizo un mohín “Y no quería admitir que estaba enamorada de ti.” lo miró a los ojos, sonriendo “Y tú tan pervertido con ella, y tampoco lo notaste.”
Él tragó saliva.
“¿Lo sabías y aún así aceptaste lo nuestro?”
“Te quería en ese momento.” se encogió de hombros “Luego quise a Kawaki y lo tengo.” se apoyó en el respaldo de la banca y en su brazo “Cuando eres una chica aprendes a ver, a querer y a obtenerlo. Luego a desecharlo.”
“¿Así que me desechaste?” preguntó, sin encontrarse ofendido, pero sí intrigado por esta faceta desconocida de Sumire.
“Supongo.” suspiró “A lo que quería llegar: no tientes a la suerte, porque como Sarada puede vivir siendo eternamente tú amiga, tú no podrías resistir como ella.” se levantó cuando sus amigos se acercaban, Chouchou e Inojin tambaleándose y a punto de vomitar “Tú estás tentando el pudor de Sarada.”
“¿De qué hablaban?” interrogó Kawaki una vez cerca.
“De tu estúpida cara.” contestó el rubio subiendo el cuello de su chaqueta “Ya quiero irme.”
Sarada lo miró con una ceja alzada.
“¿Te volviste a vomitar?” interrogó por lo bajo, preocupada.
“Saradaa” se quejó, sonrojándose “No me vomité…” susurró bajando la mirada.
“Lo hiciste.” dijo Mitsuki, sonriendo de su usual forma rara “Un poco en tu camiseta…” le recordó.
“¡Cállate!” gritó avergonzado.
“Por favor, Boruto. Te hemos visto casi ahogándote con tu vómito. No exageres.” le restó importancia Shikadai.
Sarada asintió varias veces, lo que lo hizo sentir más avergonzado. No podía intentar ser genial con ella, ya había visto sus peores momentos.
“¡Vamos al carrusel!” propuso Chouchou “¿O es mucha adrenalina para ti, Boruto?” se burló sacándole la lengua.
“Ah, así que ahora son todos contra mí.” los miró acusatoriamente “Así son todos.” le sacó la lengua también y se acercó a Sarada, casi usándola de escudo “Dile algo a tu amiga.”
“Algo.” tomó su brazo y lo hizo avanzar “Vamos al carrusel.” Boruto de pronto se concentró mucho en su mano y en lo fácil que le sería entrelazar sus dedos.
Suspiró y aguantó los desesperados deseos.
Volvió a no ser gracioso para él subirse a uno de los juegos, porque volvió a vomitar.
¿Podía estar relacionado a dejar de tomar su medicamento? No lo creía, se sentía mejor que nunca.
………………………
Al día siguiente decidieron pasar parte de la mañana y tarde subiendo las dunas y deslizándose en tablas sobre la arena.
Boruto era particularmente bueno en ello. Le resultaba incluso más fácil que el surf, mucho más natural. Estuvo una hora y medio entera olvidándose de sus sentimientos obsesivos. Disfrutando de la suave adrenalina en su vientre y la brisa del viento moviendo su cabello.
Había podido volver a abrir su ojo derecho, al menos un poco. Y su tensión con Kawaki había vuelto a la normalidad. Sarada le había dado un beso a escondidas en la mañana, apenas una presión, pero que ella lo buscara y le dedicaba sonrisas le hacía volar el corazón.
Al ser de noche, decidieron hacer una fogata, asar malvaviscos y contar historias de terror absurdas que Sumire y Chouchou se terminaron creyendo. Ambas chicas terminaron pegadas a Sarada, quien las miraba con una pequeña sonrisa y las consolaba en un abrazo.
Él intentaba no mirarla tan notoriamente, de verdad lo hacía, pero ella no ayudaba para nada. El fuego danzado en el brillo de sus ojos hizo que casi se vieran de un rojo oscuro, y su actitud siempre tan atenta lo hizo sentir menos ansioso.
Al día siguiente se pasaron la tarde jugando voleibol con desconocidos en la playa, afortunadamente uno de ellos los invitó a una fiesta en su casa de verano.
Era la casa de verano.
Tenía tres pisos, un rascacielos y balcones de mármol blanco. Habían probablemente más de sesenta personas en la casa, y no hacían más que llegar.
Las cervezas que llevaron no abastecerían ni un tercio a esa gente.
“Son candelabros.” Apuntó Inojin al cielo, con sus ojos celestes brillando de impacto “Joder, es una maldita mansión ¿Cómo saco una foto sin parecer un pobre diablo?” Interrogó por lo bajo.
“No saque ni una.” dijo Shikadai, que al tener a su tío como diputado, esto no era demasiado. “Vamos.”
Sarada no dijo nada, pero la expresión de encanto ya hablaba de por sí, sus ojos miraban a todas partes y a toda la gente. Pegándose un poco más a Mitsuki y Boruto, probablemente retraída por tantas personas de una clase social extremadamente diferente a la suya.
Bueno, Shikadai y Boruto no estaban muy alejados de este mundo, así que se dedicaron a relajar al resto para que no se sintieran incómodos. Si de todas formas deseaban pasarlo bien.
Tardaron un poco más en comenzar a separarse para poder explorar y disfrutar individualmente, el rubio agradeció que Mitsuki se llevara a Chouchou a bailar, porque ahora, perdidos entre la gente desconocida del segundo piso, podía bailar con Sarada como la primera noche, tan pegados y deseosos como ese día. Tan insinuosos en sus toques con claras segundas intenciones, ahora ninguno tenía miedo de tener que apartarse o avanzar, porque todo sería aceptado por el otro.
Estaban en esa posición de nuevo, él a sus espaldas, pegando sus caderas a las de ella, balanceándose en la fricción de sus cuerpo. Sus manos tocaban el borde del vestido azul de Sarada, rozando la piel de sus muslos, alzando poco a poco la tela.
“Voltéate” Susurró en su cuello, besando su piel brillante. Ella lo hizo, alzando sus brazos a su cuello y acercándolo para besarlo.
Boruto se regodeó con el placer de verla tan dispuesta a él, besándolo con los ojos cerrados y labios ansiosos. Pegando su cuerpo al suyo, y gimoteando cuando él tomó su trasero en sus manos y lo apretó. Jadeó en sus labios sabor cerezas, frotando su erección contra su vientre.
Sarada abrió los ojos y lo observó, casi cegada por el placer de tenerlo a su lado. Le volvió a dar besos húmedos, fundiendo sus lenguas y chupando suavemente su labio inferior. Disfrutando la sensación de las manos del rubio apretando su carne, delineando los bordes de sus bragas.
“Olvida bailar.” Susurró contra sus labios de licor, mirando hacia una puerta que acababa de ser desocupada.
“¿El baño?” Apretó más fuerte y luego la soltó para seguirla, con sus ojos fijos en su espalda descubierta y cabello tomado y en sus manos entrelazadas. Sarada lo hizo entrar y él se echó para atrás, cerrando la puerta con su pie y poniendo el seguro “Ven aquí.” Ronroneó, y ella se acercó.
Volvieron a besarse, ahora con sus manos vagando libremente en el cuerpo del otro. Disfrutando de las caricias y jadeos ajenos, directo a los lugares favoritos. Una de las manos de Boruto estaba en la coleta de Sarada, disfrutando de dirigir el beso como él quería.
“Boruto” ella tenía sus manos en su cinturón, viéndolo con ojos entrecerrados, pidiendo permiso y fingiendo timidez.
“Sabes que ni siquiera tienes que preguntarme.” Murmuró ronco.
La Uchiha desabrochó el cinturón y abrió su pantalón, y luego fue más audaz, bajando lentamente, viéndolo a los ojos hasta estar en sus rodillas. Soltando una bocanada de aire al miembro de Boruto.
“Oh mierda” él cerró su ojo derecho, casi temblando de placer “¿Vas a dármelo, chica linda?” Sonrió alzando una ceja y enredó su cabello a su mano “Estoy esperando el espectáculo.”
Le sonrió en respuesta y luego abrió la boca, chupando la punta como si fuera una dulce, después dando largas lamidas a lo largo, frotando su lengua y chupando suavemente. Boruto se mordía el labio para intentar cubrir sus gemidos, y tiraba de su cabello suavemente para señalar lo bien que lo hacía.
“Boruto” habló suavemente, viendo hacia arriba “¿Por qué no haces sonidos?” Hizo un mohín, metiendo su pene en su boca casi por completo, haciéndolo pegar su espalda a la pared “Quiero oírte.” Murmuró antes de ir de lleno a su tarea, llenando toda su boca y garganta con su pene.
“Sarada…” cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás, jadeando y gimiendo tanto como quería, disfrutando de la cálida y húmeda boca de su chica, moviendo las caderas y mano para poder llevar todo a su ritmo “Lo haces muy bien, preciosa.” Volvió a morder su labio mientras sonreía, bajando su mirada a la obra de arte arrodillada a sus pies “¿Quién creería que sabes chupar un pene tan bien?” Ella alzó los ojos y frunció las cejas, molesta “Oh, no me mires así. Creéme que es un halago- oh, dios.” Gimió por esa torcedura que hizo con su lengua, casi lloriqueando por la forma en que sus manos acariciaron más abajo “Si haces eso… Mm” hizo que fuera más rápido, casi atragantándose “Me voy a correr ¿dónde lo quieres, bonita?” Sarada movió las caderas, casi ansiosa, pero no se alejó “Sara… te dije- ah, Sarada…” hizo eso con su lengua de nuevo, y Boruto apretó su agarre sobre su cabello y empujó hondo en su garganta, corriéndose. Sus caderas se movieron en pequeñas estocadas, queriendo seguir en su boca.
Luego abrió los ojos y tiró de su cabello para que se echara para atrás. Aún así, ella se había tragado parte, había dejado en su boca y terminó también en sus labios.
“Oh mierda, perdón.” Jadeó. Se arrodilló junto a ella, preocupado al ver cómo sus pulmones buscaban aire a bocanadas “Te ayudo a…” dejó la frase suspendida, hipnotizado por la forma en que ella lamió sus labios y terminó de tragar lo que quedó en su boca “Sara…” susurró, sorprendido.
“Qué.” Se encogió de hombros y se puso roja, mirando sus manos en sus rodillas “No sabe mal…”
“¿No?” Sonrió y se inclinó, rozando sus narices “Mm ¿aún queda algo?” Observó sus labios y luego se inclinó a besarla, tomándola por sorpresa y haciendo que lo apartara.
“¡Eres un pervertido!” Estaba completamente avergonzada.
No tienes idea.
“Bueno, no soy yo quién se lo quiso tragar ¿o si? ¡Ya, no me pegues!” Se carcajeó, haciendo que ambos se levantaran, él acomodando su pantalón “¿Quieres que haga algo con mi lengua que te gustará?” Alzó una ceja.
“Tal vez.” Le sonrió lentamente “¿Esta vez no me dejarás con las ganas?”
Boruto estaba asombrado ¿cómo es que ella podía ser tan descarada detrás de esa fachada de puritana que tenía?
“¿Quién eres tú y qué le has hecho a mi Sarada?” Interrogó, haciendo que retrocediera, tomando sus manos y dejándolas en el lavamanos “Diciendo esa clase de cosas…” comenzó a bajar, recorriendo su cuerpo hasta llegar al final de su vestido.
“Solo soy honesta” aunque sus mejillas seguían rojas “Si tu eres tan honesto y abierto conmigo, corresponde que lo sea igual ¿no?” Jadeó cuando Boruto tomó sus bragas y las bajó hasta el final. Levantó una de sus piernas para que la quitara, ahora sentía su aliento contra su piel “Al menos… si es durante el sexo.” Cerró sus ojos al sentir la primera lamida, separó más sus piernas y suspiró de placer.
“Hazme escuchar todo lo que sale de tu linda boca.” y comenzó a chupar, sosteniendo la carne de una de sus piernas. Los gemidos de Sarada no se hicieron esperar, la forma en que la tibia lengua del rubio se deslizó por los labios de su coño la estaba matando.
“Boruto, Boruto… oh, mierda” lloriqueó.
Su aliento la hacía estremecer, su mano apretando su muslo la hacía sentir rara. No podía clavar las uñas en la cerámica del lavamanos, así que sujetó con mucha fuerza, comenzando a mover las caderas en círculos y hacía la lengua de Boruto. Jadeando cada vez más fuerte.
La mirada azul observaba con atención cada reacción y sonido, cada temblor y sollozo. Aprendiendo qué era lo que le gustaba más. Tomó ambas piernas y la subió por completo en el lavamanos, estando más cómodo y haciendo que se abriera más para él.
“Oh Dios.” se sintió escurrir, más que mojada por lo rápido que iba su lengua. Los gemidos escapaban de su boca casi como gritos, se sentía tan cerca “Me gusta…” echó la cabeza para atrás hasta apoyarla contra el espejo. Boruto succionó un poco más antes de que ella se corriera en su boca “¡Mm!” sus piernas se estiraron y temblaron, y las dejó caer.
Quedó jadeante, abriendo los ojos para observar a Boruto lamiendo sus labios y mirándola con ojos sonrientes. Se levantó y se volvió a acomodar entre sus piernas, inclinándose para repartir besos húmedos en sus labios.
Las mejillas de Sarada se tornaron rojas, pero aceptó los besos mientras se recomponía.
“¿Vamos, bonita?” preguntó, ayudándola a acomodando su vestido y cabello.
“Si.” murmuró “Mis bragas…” frunció las cejas cuando él las guardó en el bolsillo de su pantalón “Boruto…”
“¿No sería divertido?” Alzó las comisuras de sus labios.
“¿Salir sin mis bragas rodeada de personas?” Interrogó “¿Por qué lo sería?” ¿Se había drogado? Estaba segura que no, habían estado juntos todo el tiempo ¿Por qué le sugería cosas tan locas?
“Es excitante.” Besó su frente “¿No quieres jugar conmigo?” Ladeó la cabeza, fingiendo tristeza.
“¿Cómo jugar?” Sintió las manos del rubio bajar a su trasero y apretarlo “Oye…” se sintió mucho más placentero.
“¿No se siente bien?” Usó ese tono de voz que la volvía loca y hormigueaba su vientre “Sé que sí, muerdes el interior de tu labio cuando te gusta.” Ella levantó la mirada “Sal tú primero.”
Consideró absurdo que sí terminó aceptando. Ella salió, chocando sus palmas con sus mejillas para intentar recomponer su adormecida cabeza por el orgasmo, seguro era eso.
“¿Sarada?” volteó la cabeza y se encontró con un rubio de ojos rosados que tardó en reconocer.
“Kagura.” abrió los ojos por la sorpresa “Vaya, cuánto tiempo.” se saludaron con un beso en la mejilla y su aturdimiento mejoró por la sorpresa, mantuvo sus manos cerca de los bordes de su vestido, bajándolo.
Espera ¿era bueno que se lo topara?
Él había sido su primer beso.
Mierda. Boruto…
“No sabía que estabas por acá.” ambos se movieron un poco, alejándose del baño “¿Viniste sola?”
“Con amigos” paseó su mirada, pero no encontró a nadie a la vista “Con mis amigos de secundaria ¿Los recuerdas? Siguen siendo los mismos.”
“Claro, eh… ¿Boruto y Mitsuki? Eran muy cercanos.”
“Si, ellos también vinieron.” tragó saliva y bajó los ojos.
“¿Han recorrido mucho ya? Puedo conseguirles unas entradas a Zundada si no alcanzaron, soy promotor.”
“¿De verdad? Cuando revisamos ya se habían agotado. Gracias.” sonrió, instando a Kagura hacer lo mismo.
“Puedo, dame tu Instagram y luego hablamos bien el tema ¿te parece?” Sarada no quiso malinterpretar el gesto, así que asintió y lo ayudó a encontrar su perfil “Mira, ahora tengo que atender unos asuntos, pero si necesitan nuevamente un guía turístico, hablame.” le guiñó un ojo y se marchó con tres personas vestidas de rojo siguiéndole como guardaespaldas.
“¿Era Kagura?” se sobresaltó, no había notado que Boruto se había acercado, tampoco que Shikadai e Inojin habían aparecido de la nada. El Nara, quien movía un papel garabateado con deleite, le subió y bajo sus cejas “Tu antiguo amor de verano quiere la revancha.”
Bufó y acomodó su cabello tras su oreja, nerviosa por la reacción de Boruto, cual era nula.
“Cállate, eso fue literalmente cuando teníamos doce años… Ah, y, se ofreció a conseguir unas entradas a Zundada.” Era una fiesta que se celebraba a orillas de la playa solo una vez al año, donde iban DJs y cantantes urbanos reconocidos.
“Oh, Sara ¿en serio?” Inojin pasó un brazo por sus hombros y la atrajo a su cuerpo, haciendo que se tensara “Sabía que el vestido que traes sería una maravilla. Enganchalo y dile que nos consiga un buen lugar para almorzar también.”
“Se ofreció a ser el guía turístico” dijo, encogiéndose de hombros.
“¡Esooo!” la zarandeó “¡Mírate, apenas se vieron y ya volvió a caer por ti!”
Su sonrisa se extinguió al ver el rostro malhumorado de Boruto, quien miraba aún por donde se había ido Kagura.
Mierda, mierda, mierda.
Creyó que se pondría posesivo con ella, que haría algo extraño con sus bragas o con el hecho de que ella no las tendría. De que jugaría sucio por sus celos.
Pero no hizo absolutamente nada. Cosa que la dejó aún más ansiosa por la expectación.
Notes:
No me terminó de convencer el capítulo porque no tuve mucho tiempo para editarlo como pude con los otros, pero en realidad quiero tener el día viernes para publicar y ser constante en eso (aun es viernes es mi país) así que dejaré esto por aquí.
Zundada en realidad sí es una fiesta en la playa, solo que se hace en mi país. Así que no se aleja para nada de algo que conozca. También, siento que me estoy explayando mucho, así que los días dentro de los capítulos pasarán más rápidos, porque ya quiero llegar al momento de torcedura de Boruto y Sarada.
Estoy escribiendo otros libros al paralelo, y se me ocurrió un au de mafia. Les dejaré el resumen:Sarada Uchiha se encontraba en una situación terrible, como hija de padres mafiosos —actualmente desaparecidos— y con gángsters compitiendo por quitarle la vida a su hermano menor y a ella, su única salida es viajar a Rusia y esconderse con la familia del Zar Uzumaki, un viejo y confiable amigo de sus padres. Fue entonces donde llamó la particular atención de uno de sus hijos: Boruto Uzumaki, el hombre que se encargaría de protegerla. No esperó que las cosas se desequilibraran y volvieran interesantes por ese hombre de ojos azules.
Me gustaría mucho saber qué opinas (aunque este pequeño resumen no explica nada la complicada trama con la que estoy trabajado)
Gracias por leer y los comentarios!
Chapter 10: Solo un beso
Chapter Text
Okay:
https://youtu.be/1tz3E9ENaDc?si=PTVmOjBbsib2jxSA
Art Deco:
https://youtu.be/VTWfWIYACss?si=SpBmapmcfrtoAmjR
No conocía de quién era la fiesta, tampoco cómo había llegado allí.
Hacía poco había comenzado a pasarse con sus pastillas, podía sentirse menos tenso y más lento. Por supuesto, su madre lo descubrió pronto. Comenzaron a monitorearlo y casi lo obligaron a ir a un psiquiátrico. Tuvo que recurrir a esto, fiestas de desconocidos donde sabía que habría sustancias.
No había querido ir solo, le pidió a Inojin y a Shikadai que lo acompañaran, pero le dijeron que ‘No era su ambiente’.
Jodidos estúpidos.
Su nariz se sentía irritada, pero ahora las demás partes de su cuerpo se sentían tan bien. ¿Qué hacía? ¿De quién era la piel que se movía contra la suya?
Estaba bailando con alguien, una chica que no dejaba de frotarse contra su cuerpo.
¿Quién lo estaba montando?
Estaba en una habitación desconocida, besando a alguien que nunca en su vida había visto, y tampoco quería volver a ver.
“¡Boruto!” la puerta de la habitación fue abierta, y Sarada entró al cuarto.
Dios ¿por qué no podía ser ella quien se lo cogía?
“¡Bájate de él!” exigió a la chica arriba suyo.
La miró, a sus lentes azules. Debió ser eso, algo que le recordaba a la Uchiha.
Jadeó cuando se quitó de encima, y arregló su ropa para que Sarada no viera nada.
Ellas peleaban, la Uchiha la amenazó con una dura cachetada y la otra chica salió hecha una furia.
“¿Qué crees que…?” se volteó a mirarlo, enojada.
¿Ahora qué había hecho mal?
“¡Estás saliendo con Sumire!” le reclamó, acercándose a él.
Le dirigió una rápida mirada, a su corset azul y falda negra, a sus tacones altos. A su cabello corto y desordenado que la hacía desear besar su nuca.
“Rompimos.” se encogió de hombros y se volvió a acostar en la cama “¿Qué haces aquí?”
“Es el cumpleaños de Eida.” ¿Así que era eso? Con razón sus amigos no habían querido ir, todo el mundo le tenía ganas a esa chica, era seguro que se pelearían.
“Claro.” murmuró.
“¿Cómo es eso de que terminaste con ella?” se acercó “¿Cuándo?” Sarada era la mejor amiga de Sumire o una mierda por el estilo, ella debería saber las razones ¿Por qué le preguntaba? Él no se acordaba.
“No sé.” no mentía “¿Qué te importa?” frunció las cejas “¿Por qué me buscabas?”
“Kawaki me pidió que te pasara esto.” extendió una caja negra del porte de un puño.
Mierda si.
Se la quitó y la abrió, apreciando las pastillas.
“¡¿Era droga?!” ella se acercó, intentando quitárselo sin éxito.
“Ya me la diste.” le sonrió perezosamente.
Sarada se sentó en la cama, a su lado. Con una mirada preocupada.
“Boruto…” sus ojos estaban en su cicatriz, y él apartó enseguida su rostro.
Odiaba que lo mirara.
“¿Quién era ella?” insistió.
“No sé.” repitió.
“¿Desde hace cuánto haces estas cosas?” arremetió “¿Por qué no…?” me dijiste.
La conocía, si él le diera un horario de todo lo que hacía en el día, sabría que ella estaría muy feliz para verificar que lo siguiera al pie de la letra.
“Es fácil coger en fiestas con extrañas.”
“Mm.” agachó la cabeza.
Boruto volvió a mirarla, en la forma en que sus pechos se alzaban por la presión del corset, a sus piernas desnudas, a su largo cuello aprisionado por un choker.
“Te ves linda.” soltó sin poder controlar su lengua, enseguida sus mejillas se tornaron rojas.
“¿Si?” su rostro cambió un poco “Es nuevo.” tocó la tela azul, a los pequeños relieves de flores. Él extendió la mano, tocando también. Disfrutó de su delgada figura contra su mano.
“¿Boruto? ¿Eso es un tatuaje?” Mierda. Tiró de su mano y levantó la tela de su manga “¡Boruto!” Sonaba exactamente igual que su padre cuando se lo enseñó.
“Está en proceso.” le restó importancia “Casi ni se notan las cicatrices así ¿no te parece?”
Sarada le volvió a dirigir una mirada de tristeza.
“Oye.” tomó su mano y la acercó a su rostro, como si lo fuera a besar “No son feas.”
“Son asquerosas.” gruñó “Que no sean queloides no quita el hecho de que son desagradables.”
Ella suspiró.
Boruto se sintió tenso, molesto consigo mismo. Decidió que se abastecería de una de esas pastillas ahora mismo.
“Hey…” Sarada detuvo la mano que dirigía la pastilla a su boca, dejándola a escasos centímetros contra sus labios. Él abrió la boca y estiró la lengua, lamiendo la pastilla y uno de sus dedos, sobresaltándola y haciendo que lo soltara.
Quería lamerla, sólo un poco más. Todo su cuerpo.
“Por favor, puedes tener una sobredosis ¿qué has consumido hoy?” ya se estaba hartando de su preocupación.
“Ven aquí.” pidió, y el hecho de que sí se arrimara a él le provocó una intensa satisfacción. ¿Le obedecería si le ordenara que lo besara? ¿Se arrodillaría a él si la empujaba a eso? “¿No quieres?” acercó la pastilla lamida a sus labios pintados de burdeo, presionando un poco.
“No me drogo, Boruto.” habló contra sus dedos, en calma “Uno debe ser el que está sobrio aquí.”
“Oh sí, y tú debes ser esa buena chica.” trajo de nuevo la pastilla a su boca y la dejó reposar en su lengua. Aún tocando sus dedos pintados con el labial de Sarada, imaginando que eran los labios de su amiga.
“Boruto…” estaba acostada de lado, viéndolo.
Él la miró de vuelta, hipnotizado.
La primera fantasía que tuvo con ella inició así. Ambos en su cama después de la escuela, matando el tiempo antes de sus clases de Taekwondo. Hablando de tonterías, estando tranquilos antes de que Sarada se pegara a su cuerpo y diera el primer paso, dándole un beso.
¿Ella daría el primer paso en la vida real? Estaba seguro de que no. Y él no daría el primer movimiento jamás, tenía miedo de que eso los alejara. Nunca se perdonaría romper el vínculo que tenían.
Bueno, no romperlo más.
“No eres mi mamá, Sarada.”
“No se trata de eso...” Movió su mano y tocó su mejilla, acariciando su piel.
Oh Dios.
Cerró los ojos y disfrutó el hormigueo que le provocaba su mano helada. La forma en que se movió hasta su cuello y… ¿tomaba su pulso?
Se levantó de la cama, adormecido, apenas podía estar de pie pero se indignó enormemente cuando el mínimo instante que él consideró romántico se transformó en una rara preocupación por parte de ella.
“Estoy preocupada.” se levantó con él.
“Estoy bien, ya pasó un año.” escupió.
“Y estás peor, Boruto.” lo detuvo, jalando de su chaqueta.
Consideró voltearse y estamparle un beso en los labios, tirarla a la cama y follarla como en sus fantasías. Soñaba con ser tan agresivo, tan vulgar y malo; idealizando a Sarada, en que ella aceptaría todo de él, hasta lo más retorcido. Quería envolver su mano en sus cuello e ir apretando hasta que no pudiera respirar, ir tan profundo en ella hasta hacerla sollozar, correrse dentro de su cuerpo.
“¿Quieres que siga llorando todos los días?” gruñó.
“Quiero que intentes buscar ayuda.” Suplicó, casi desesperada.
“Voy al psiquiatra.”
“Quiero que me hables.” especificó “Lo hiciste los primeros meses ¿por qué ya no?” Sus ojos le rogaban.
Porque quiero follarte como un depravado.
“No tengo ganas de hablar.” se soltó de su agarre “La estoy pasando bien así ¿vale?”
Solo salió de la habitación, terminando las conversaciones con Sarada de la forma que se le estaba haciendo una costumbre: huyendo.
••••••
No importaba la forma en que Boruto se comportara, no interesaba lo afilada que lograba ser su lengua, cuánto llegaba a intoxicarse o con quién se involucraba. Sus sentimientos jamás se iban, su corazón se seguía apretando de dolor por su salvajismo y se aceleraba por sus intensas miradas.
Sabía que se veía como la amiga ilusa que intentaba ayudar a alguien que no tenía salvación, pero es que no le habían enseñado otra cosa. Ella era igual que su madre. Se detestaba por eso, porque se dejaba menospreciar una y otra vez, y ahí seguía para Boruto con los brazos abiertos.
Y ahí estaba él, meneando la cabeza de un lado a otro, con sus rubios cabellos danzando y brillando por las luces de la fiesta, con su piel bañada en azul y magenta.
Las chicas lo seguían y se le colgaban del brazo, y aunque estaba teniendo la fama de un playboy, cuando Sarada estaba al menos a su alrededor él trataba de ignorarlas.
¿Era demasiada codicia lo que había en ella? ¿Por qué le molestó tanto cuando dijo que tenía novia? ¿De dónde había salido esa chica? ¿Por qué a Sumire le daba igual y a ella le afectaba tanto?
Estaba tan frustrada, le dolía tanto el pecho al verlo besar a esa chica de cabellos negros. Le dolía tanto que a pesar de todo le parecía el hombre más hermoso del universo. Tan encantador, inteligente, tan triste.
“¿Sarada?” Parpadeó, dejando de ver la pizarra. Aparentemente la clase había terminado, y Chouchou la miraba con una ceja alzada “¿En qué piensas?” Quiso saber.
“Nada importante.” Tomó su cuaderno y comenzó a guardar sus cosas, sus amigos los esperaban fuera del salón, hablando de tonterías. Pasarían el rato juntos hasta tener sus clases de artes marciales.
Bueno, todos menos Boruto. Él estaría con su novia haciendo quién sabe qué. Por sus fracturas aún sin completa recuperación no podía entrenar ni competir. Sus sueños de poder luchar profesionalmente se habían destruido completamente, porque habían heridas que jamás podrían sanar. Ahora lo más seguro para él, era estudiar y entrar a trabajar en la empresa de su padre.
Boruto odiaba tener que hacer eso, pero era un futuro asegurado que ahora él estaba jodiendo de otras formas.
“Es viernes.” Chouchou alzó y bajó las cejas “Y hay una fiesta en casa de…”
“No voy a ir.” Suspiró, ya caminando hacia las puertas del salón.
“¿No?” Inojin escuchó e hizo un puchero “Vamos, un poco de fiesta nunca le ha hecho daño a nadie.”
“Sigue siendo no.” Respondió “Mi papá llega hoy a casa, así que iremos a ver una película.”
“Oww, pero Sara.” Se quejó Inojin. Su relación con él era extraña, desde que Boruto comenzó a aislarse del grupo, el Yamanaka y ella se habían vuelto más cercanos.
Sakura obviamente le contaba de sus problemas familiares a sus amigas, y como Ino no podía evitar callarse, se los contaba a Inojin. Así que él sabía todo lo que pasaba en su vida. Uno pensaría que él estaría feliz de que pasara tiempo en familia, pero que sus padres estuvieran pasando tiempo juntos significaba que tarde o temprano estarían peleando a gritos.
“¡Sé que me estás engañando, Sasuke!”
“¡Deja de meterte en mi trabajo!”
“¡¿Qué no piensas en Sarada?!”
“¡Lo único que pienso es en nuestra hija,
por eso trabajo como la mierda!”
“¡Qué importa el trabajo si ni siquiera la conoces!”
No dudaba del amor que sus padres se tenían, pero le habían demostrado que no era suficiente para mantener una familia en pie. A veces sentía que las conductas tóxicas que tenían sus padres entre sí las había heredado.
“Sarada, cariño ¿podrías ver los
mensajes que tiene papá con su secretaria?”
“Maní ¿tu madre se quitó el anillo que le di?
¿Te dijo si sus pacientes le volvieron a coquetear?”
“Boruto ¿quién es esa chica?
¿Por qué no me lo dijiste?
¿Ya no me tienes confianza?”
Terminó siendo el chivo expiatorio del otro gran parte de su adolescencia, y aunque sabía lo malo de la situación, no se atrevía a decir nada. Estaba seguro que si se lo hubiera dicho a Boruto, él sabría qué hacer, porque se involucraba en su vida de una forma en que resolvía los problemas como si fueran sencillos. Pero ¿ahora? Era mejor que solo Inojin la consolara con un abrazo suelto y una modesta sonrisa de compasión.
Después de la película estuvo cenando con sus padres. En una calma poco común que disfrutaba ansiosa, temiendo que el tira y afloje de ellos comenzara de la nada.
“Estaba pensando en que podías ayudarme con algunas cosas de mi trabajo.” Dijo Sasuke, comiendo de su ensalada de tomates “Puedo enseñarte sobre cómo se ejerce la abogacía en mi área, si es que aún quieres estudiar eso.”
“¿De verdad?” Le sonrió abiertamente “¡Eso me encantaría!” Se exaltó cuando su celular comenzó a vibrar “Perdón…” vió que era Kawaki.
Ugh. Él nunca la llamaba ¿por qué de pronto…?
“¿Quién es?” Su madre la miró con ojos curiosos.
“Kawaki.” Su madre frunció las cejas como ella. Deslizó su dedo por la pantalla y acercó el celular a su oído “¿Qué pasa?”
“Boruto está en el hospital.” Respondió agitado.
“¿Qué?” Se levantó, con el corazón subiendo por su garganta y sus pulmones dejando de funcionar “¡¿Qué le pasó?!” Se sintió desfallecer.
“Tuvo una sobredosis.” Dió una pausa, considerando algo “Intentó matarse.”
Se sintió morir.
Notes:
Es un capítulo corto porque sigo en época de certámenes (me estoy muriendo) ya después de la próxima semana voy a tener tiempo de escribir los capítulos fundamentales de la este libro. Y publicar la historia de donde les enseñé el resumen del capítulo anterior (eso sí, estaba considerando publicarla en inglés.)
Tengan buen fin de semana, yo lo voy a pasar estudiando 😭
Chapter 11: De vuelta
Notes:
Bang Bang; GRAE.
HOLAAA. De verdad PERDÓN por no publicar la semana pasada, volví de la capital de mi país a mi ciudad por las vacaciones (PASÉ TODAS MIS MATERIAS🥳) ASÍ QUE LES TRAIGO DOS CAPÍTULOS, después de este revisen para que les aparezca el otro.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
Bang Bang:
https://youtu.be/q0iHc9qvJOI?si=YWVbaH5WsEfyaXxb
“Oye Sara ¿le preguntaste a Kagura por un buen lugar para comer?” Inojin le dió una mordida a su pan con mermelada de durazno.
Todos estaban sentados en la mesa, desayunando más temprano de lo que tenían pensado. El repentino malhumor de Boruto y nerviosísimo de Sarada impulsó a todos a salir de esa casa que no los convencía del todo.
“Cierto…” Tomó su celular de su bolsillo, lamiendo el pulgar que se había ensuciado con manjar.
“Ya le pregunté.” se adelantó Boruto. La Uchiha levantó su mirada, en la expresión extraña en el rostro del rubio “Mira, me dió estas opciones.” mostró su celular al resto y fue pasando las imágenes y las puntuaciones.
Tal vez era hora de empezar a establecer límites.
“¿Y nos enseñará unos buenos lugares?” insistió Inojin “Va a hacer de guía turístico ¿no? Eso le dijo a Sara.” La miró, como si pudiera leer su mente.
“Está ocupado.” la tensa sonrisa en su rostro fue obvia para Sarada.
Debía poner los límites ahora.
“Llevemos todo para ir a la playa después de comer.” propuso Shikadaki, y todos aceptaron.
Siguió con la pesada sensación en su pecho incluso al almorzar, estuvieron conversando y recibieron la noticia oficial de que Sumire y Kawaki estaban saliendo. Celebraron y hubo unas cuantas amenazas (de Sarada a Kawaki, principalmente) y luego fueron a la playa.
Estiraron las toallas, abrieron los quitasoles y las chicas se desvistieron hasta quedar en bikini y poder tomar sol.
“Ayúdame con el bloqueador solar.” pidió Sumire, desatando las tiras de su bikini (que era de color morado, obviamente). Chouchou se echó en las manos y se acercó, pero Kawaki apareció rápidamente.
“Yo puedo hacerlo.” Tomó el bloqueador y miró a Sumire “Ven aquí.” demandó con un tono que hizo a Sarada arquear una ceja.
¿Qué tenían los hermanos Uzumaki con ser tan demandantes?
“También puedo ayudarte, si quieres.” habló Mitsuki mirando a Chouchou.
Sarada rodó los ojos, el romanticismo no era algo que le enterneciera mucho el corazón.
“¿Quieres que también te ayude, Sara?” Inojin habló con una voz tonta, obviamente bromeando “Ver parejas felices me hace sentir solo.” luego vió a sus amigos “Y perturbado por tanto manoseo. ¡Kawaki todo el mundo puede verte!” le tiró arena y huyó de Kawaki cuando lo salió persiguiendo.
“Boruto, se algo caballeroso y ayuda a Sarada.” apuntó Sumire, estirándose en la toalla.
Sarada no supo cómo interpretar las intenciones que tenía su amiga detrás de sus palabras, así que tragó saliva y recogió su cabello en un moño. Boruto de pronto estuvo menos serio y se sentó atrás de la Uchiha.
“A la orden.” le quitó el protector solar a su chica y se echó en las manos. Ella lo consideró, lo más prudente y esperado era que Boruto se negara inicialmente y que discutieran.
“No quiero tus manos de mono sobre mi.” el tono de molestia le salió natural.
“Ya déjate querer.” intuía que había rodado los ojos.
“Ugh.” observó de reojo a sus amigos y se relajó cuando cada uno siguió en lo suyo. La dinámica de discusiones que nunca llegaban a nada entre Sarada y Boruto era común y fácil de ignorar. Los chicos se quitaron las camisetas y fueron al mar, tocando el agua con los pies y luego arrojándose entre ellos al mar.
“Huele bien.” comentó el rubio “Sarada ¿puedo desatarlo?” lo dijo tan cerca de su cuello que la hizo temblar.
“No tan cerca.” de igual manera asintió, y las manos de Boruto dejaron colgando los lazos. En cuestión de segundos sintió cómo esparcía la crema por la piel de su espalda, masajeaba por donde iba pasando y tarareaba la melodía de una canción.
“Deja tu piel con brillos.” hablaba de una manera tan desbordante de placer.
“Debemos hablar.” Miró de reojo como sus amigas se movían junto con los chicos a la orilla del mar, así que aprovechó de tener La charla.
“Escucho.” usó un tono serio, sabía lo que se venía.
“Voy a hablar con Kagura.” sintió un movimiento más tenso que los demás “Porque fue amable conmigo y me agrada.”
“Él no me gusta.” sintió cómo tomaba los lazos de su bikini y los ataba hasta estar tensos “Ponte boca abajo.” su tono ahora era demandante.
Removió sus piernas y le hizo caso, en instantes él estuvo sobre ella y esparcía el bloqueador en su baja espalda y glúteos.
“Boruto…” intentó advertir, pero de todas maneras apoyó su mentón en sus brazos y cerró los ojos. Mordió el interior de su mejilla cuando sus manos apretaron su carne y pasaban a llevar los costados del bikini.
“No van a vernos.” sus manos hacían círculos hasta bajar a sus piernas y seguir ahí.
“No, me refiero a que no quiero que te pongas denso con Kagura o cualquier chico. Incluidos nuestros propios amigos.”
“No me he puesto denso con nada.” intentó defenderse.
“Tengo ojos y te conozco. Miras mal a nuestros amigos cuando se ponen a decir tonterías. Sabes que entre ellos y yo no hay nada.”
“Claaaaro… Simplemente me parece que las bromas no son graciosas.” se alejó “Date vuelta.” Sarada lo hizo y ambos estuvieron frente a frente “Que linda te ves debajo de mi.” le regaló una sonrisa tensa y la Uchiha simplemente hizo una mueca.
“Creo que debemos establecer límites.” Intentó continuar “Y yo puedo seguir con el protector solar.”
“Eh, no. ¿Y qué tipo de límites?” sus manos estaban en su abdomen y brazos ahora.
“Vamos a continuar siendo amigos ¿verdad?” Lo miró expectante.
“Claro.” Respondió, solo porque era lo que Sarada quería escuchar.
“Y vamos a tener estos momentos… nuestros.”
“¿Coquetear, tocarnos y coger? Si, me gusta todo eso.” Sarada suspiró cuando sus manos estuvieron en su escote.
“Pero nada de esos celos.” detuvo sus manos y lo alejó, el rubio se arrodilló en la toalla y ella se sentó “Porque no somos novios.”
“Quiero exclusividad.” Le recordó, nuevamente tenso “No quiero verte rodeada de tipos como Kagura que te comen con los ojos.”
“Boruto, vamos a ir de fiesta todas las malditas noches. No puedo controlar quien me mira y con qué intenciones.”
“Pero quieres reunirte con él.” Gruñó.
“Lo haces sonar como algo perverso, solo porque me agrada.” Le señaló.
“Pero te quiere coger.” Insistió, como si sus inseguridades fueran una verdad absoluta.
“¡No lo sabes!” Casi gritó.
“¡Claro que sí!” Se exaltó, con las cejas fruncidas.
“Ah ¿entonces le preguntaste?” Rodó los ojos, cruzándose de brazos.
“No, pero te mira como yo lo hago. Y yo quiero cogerte desde hace bastante tiempo. Incluso ahora que estamos discutiendo, en especial ahora que estamos enojados.” se volvió a inclinar “Vamos a la cabaña.” susurró cerca de su boca.
“Estamos en medio de una discusión.” se echó para atrás y miró a sus amigos, quienes habían sacado unas tablas de surf de quién sabe dónde y trataban de subirse en ellas.
“Ya no hay nada qué discutir. Simplemente no lo quiero cerca de ti, así que se irá a la mierda." Tomó su mano y jaló de ella hasta ambos estar de pie “¡Oigan, Sarada se siente mal, la voy a acompañar a la cabaña y luego vuelvo!” se inclinó para tomar las mochilas de ambos.
“¿Qué?” ella intentó jalar su brazo sin tener resultados.
“¡Okey!” dijeron todos “¡Cuídate Sara!” La Uchiha abrió la boca, ofendida por tan poca muestra de interés, y caminó atrás de Boruto aún estando ambos en trajes de baño.
“Boruto, estás siendo ridículo.” sintió la cólera subir por su estómago a su pecho, la cabaña estaba a metros de la playa y llegarían en breve.
“¿Lo estoy? Nah, creo tener un buen punto.” no aflojó el agarre.
“Escúchame, carajo ¿Quieres? Estás siendo terco con algo que no he decidido ¿Te podrías así con cada chico que intenta ligarme?”
“Si.” abrió la puerta de la cabaña y los llevó dentro “Incluido Kawaki.”
“¿Qué?” sintió su corazón dar un salto doloroso.
“Creo que no entiendes tanto la forma en la que somos cercanos.” soltó su mano y caminó hasta la encimera, dejando las mochilas y apoyándose en ella “Sé muy bien que se besaron en mi cumpleaños diecisiete.”
“Ese bastardo…” murmuró mientras se acercaba a él “Mira…” se sintió culpable de alguna extraña forma, cuando casi no se acordaba de nada.
Sarada notó que sus interacciones “románticas” en realidad no habían tenido totalmente su consentimiento, porque había estado ebria o drogada, incluso ambas.
“Me lo explicó todo, en realidad. Cómo bailaron, cómo sus cuerpos rozaban…” sonrió lleno de cólera, mirando al cielo “Cuando se besaron, mucho detalle que ahora voy a omitir.” la miró como si hubiera cometido un delito.
“Mira, entiendo que te incomode que ahora seamos parte del mismo grupo. Pero él está con Sumire.” Y estaba segura que los sentimientos intensos que Boruto tenía por ella, Kawaki los tenía por Sumire.
“Eventualmente terminarán.” Se jactó.
“Si eso pasa, no es como si él mágicamente me interesara.” Y jamás le interesaría.
“A las chicas les gusta Kawaki. Les gusta su pinta de matón y sus tatuajes.” estaba celoso ¿por qué estaría celoso de un tipo como su hermano adoptivo? ¿Era por su padre? ¿Sus problemas habían vuelto?
“Tú también tienes pinta de matón y tatuajes.” Fue lo único que pudo señalar, porque no sabía si era apropiado sacar el tema de sus problemas familiares.
“Mira mi cara, Sarada.” se refería a las cicatrices.
“Te estoy viendo.” insistió, levantando su cabeza para verlo a los ojos.
“No como la gente lo hace.” Tenía esa expresión lamentable de nuevo.
“A tus novias les gustaban…”
“Les generaba morbo, por eso les gustaban.” Sarada no quería admitir que a una parte de ella también.
“Boruto, siempre has sido lindo, antes y después del accidente. Ahora, ayer y mañana ¿okey? Sabes que siempre voy a creer que eres una hermosa persona.” Susurró, porque era verdad.
El rubio dudó, algo seducido por sus palabras.
“¿Más que Kawaki?” preguntó de todas formas.
“¡No me gusta Kawaki! ¡Obviamente creo que eres más bonito que él! ¡Y mejor persona!”
Boruto sonrió un poco.
“¿Más caliente también?” ella no había notado cuando su cercanía era demasiada.
“Bueno, si…” bajó los ojos y recordó estar en bikini, lo que se traducía también a ropa interior.
“¿Y más listo?” se estaba pavoneando ahora.
“Bueno, no lo sé ¿Quién entró a la mejor universidad del país?” le siguió la corriente.
“Yo, claro.” aceptó satisfecho.
“Un chico listo.” levantó sus brazos y los llevó a su cuello, atrayéndolo más.
Rozó sus narices y permitió que la besara, profundizando el beso al instante, suspirando en sus labios y tocando sus lenguas. Las manos de Boruto fueron a su cintura y apretó su carne con deleite.
“Dale una oportunidad ¿si?” se alejó unos centímetros, podía ver como Boruto intentaba mantener la calma y pegaba más sus cuerpos “Solo para ver cómo se comporta, si se insinúa o algo lo mando a la mierda ¿qué te parece?” revoloteó sus pestañas.
“Sarada...” alejó su rostro. Él no quería ceder, para nada. “¿Sabes? Está bien, haz lo que quieras.” La soltó y retrocedió, caminando a su mochila, colocándose su camiseta.
Ella volvió a sentirse ansiosa.
“Boruto…”
“En serio, da igual ¿no?” Chasqueó su lengua “No voy a hacer un drama, si tienes tanto miedo de eso, me mantendré al margen.” La miró, a su expresión angustiada “Es lo que querías, es lo que te puedo dar. No puedo evitar mis jodidos celos, pero puedo evitar demostrarlos. Así que haz lo que se te dé la puta gana, porque no haré nada.” Gruñó, tomando su mochila y marchándose justo a tiempo en que Sumire entraba a la cabaña, pasándola por el lado sin molestarse en verla.
“¿Qué…?” Lo miró irse, alzando una ceja “¿Qué le pasa?” Se volteó a ver a Sarada, a la manera en que aguantaba las lágrimas “¿Sarada?” Se sintió terriblemente preocupada, se acercó de manera rápida a ella “¿Qué pasó?”
“Discutimos.” Apretó sus labios, haciéndolos una línea.
“¿Quieres hablar de eso?” Murmuró, tocando su hombro y viéndola casi asustada. Según ella, el angustiado debía ser Boruto por su relación, no la Uchiha.
“No ahora, perdón.” Tomó un poco de aire “Yo… iré al dormitorio…” forzó una sonrisa y se marchó.
Se encerró y acostó en su cama, sintiendo la necesidad de disculparse con Boruto, de decirle que no hablaría con Kagura, que lo bloquearía de Instagram si era lo que quería, para que se sintiera a gusto… Luego sintió un deja vu, porque era exactamente la dinámica que sus padres tenían.
Se sintió mal, ahora físicamente también.
¿Era muy fatalista pensar que como ellos debían ser su imagen a seguir sobre el amor, tuviera que seguir los desastrosos pasos porque no conocía otros?
Se quedó mirando el piso de madera, metida en su cabeza y sus terribles conjeturas.
Chouchou llegó después, preguntándole por qué no se estaba arreglando para la fiesta que harían en la cabaña.
“¿Qué? ¿De dónde sacaste eso?”
“Boruto la planeó, invitó a otros ex compañeros que andan en la playa cuando se los topó. Fue con Shikadai y Mitsuki a comprar a la botillería mientras nosotros ordenábamos.”
“Oh.” Él tenía una manía con evitar sus problemas yendo fiesta, y ahora había subido un escalón al querer hacerlas.
Su celular vibró de pronto, lo tomó y observó el mensaje del objeto en discordia de su relación con Boruto.
Hola Sarada!
Cómo estás?
Te hice un top 5 de los mejores
lugares para ir a comer de la ciudad
(es mi opinión, no me juzgues por favor jaja).
¿Por qué debía ser tan buena persona?
Leyó la pequeña lista y sonrió un poco por los comentarios que dejaba entre paréntesis.
“¿Quién es?” Chouchou se acercó y leyó los mensajes “¿No ya le había mandado una lista a Boruto?” Preguntó, sin darle mucha importancia “No son los mismos lugares, me parece.”
“No sé.” Se encogió de hombros, mientras escribía en su celular.
Hola Kagura, ¡muchas gracias!
¿Era muy seco?
:)
Así estaba mejor.
“¿Vas a coquetear con él en lo que queda de la semana?” Intentó adivinar.
“No.” Fue su magnifica respuesta “No me gusta, no escuches lo que dice el tonto de Inojin.”
“Creí que te gustaban los rubios.” Fue una elección particular de palabras, de nuevo “Aún así ¡invítalo a la fiesta!”
“¿Qué?” Por supuesto que no.
“No seas mala con él.” Le arrebató el celular.
“¡Chouchou!” Se levantó, pero ella ya había deslizado su dedo para grabar un audio.
“¡Hola Kagura! Soy Chou, no sé si te acuerdas de mí. De igual forma hoy haremos una fiesta en la cabaña donde nos estamos quedando, si quieres ven con tus amigos.” Apretó el botón de enviar y escribió la dirección y hora de llegada “Ya está... Dios, no me veas así, eres una dramática.”
“Chou…” se quejó, enseguida el celular vibró, y ahora ambas miraron el mensaje de voz que les había llegado.
Hola Chou, por supuesto que te recuerdo. Iré con mucho gusto, con unos amigos. ¿Quieren que llevemos algo?
Ahora fue la morena quien monopolizó el celular de Sarada, mientras ella se sentaba de nuevo en su cama y miraba sus manos.
“Ya está, toma.” Se lo devolvió, y Sarada no pudo evitar tomar su celular con recelo. “Deja esa cara de amargada y vístete.”
Frunció más las cejas.
“No quiero, me siento mal.” Mintió.
“A otro perro con ese hueso, ¡que te vistas!” Ni siquiera su mamá le había ordenado eso.
“Bueno…” murmuró “Zorra…”
“¡Te escuché!”
Amaba a Chouchou, su presencia era un alivio en su pecho.
………………………………………………….
Sumire abrazó a Namida y a Wasabi como si no las hubiera visto en años. Sarada creía que era un poco exagerado, pero las abrazó de igual forma.
Hicieron lo habitual, separarse en grupo de hombres y mujeres, luego de un rato todos estarían juntos, ebrios ya se pondrían a bailar y cantar a coro las canciones que pondrían. Se pusieron al día con las cosas que hicieron en las vacaciones, y creando charla con preguntas de sus universidades.
También habían llegado Iwabe, Denki y Metal Lee. Para Sarada era como volver a tener quince años y estar con sus amigos pasando el recreo dentro del salón, hablando de cualquier cosa, riendo y bebiendo de las exóticas (y cuestionables) mezclas que hacían Mitsuki y Boruto.
Su celular vibró y vió los mensajes de Kagura.
Estoy afuera
Nos puedes recibir? :)
Suspiró y se levantó del sofá.
“Kagura llegó.” Avisó caminando hacia la entrada. No se molestó en mirar a Boruto, simplemente abrió la puerta y sonrió al rubio. “Hola.” evitó el beso en la mejilla y se hizo a un lado para dejarlos pasar.
“¡Kagura, hola!” Saludó Inojin, caminando hacia él “Cuánto tiempo, amigo.” Agradeció que los chicos se movieran y fueran quienes quisieron tener mayor interacción con él y sus amigos, así pudo volver al lado de Chouchou y apoyarse en su amiga mientras hablaba enérgicamente de lo que sea.
Eran apenas las once y ya todos estaban ebrios, Namida se había apoderado de la música y estaba cantando a todo pulmón con Wasabi y Sumire haciéndole coro, Shikadai intentaba negociar el valor de las entradas a Zundada, con Iwabe y Denki solapándolo. La Uchiha estaba jugando Tsuki Odyssey, robándole por fin los muebles a la estúpida jirafa para venderlo todo.
Su juego se detuvo ante la llamada de su padre.
Se levantó en un segundo, asustada como si hubiera ocurrido un milagro. Caminó hacia su dormitorio mientras deslizaba su dedo por la pantalla y acercaba el celular a su oreja.
“Hola, papá.” Saludó apoyándose en la puerta, se le notaba la felicidad en la voz “¿Cómo estás?”
“Bien.” Su sonrisa tembló por su corta y monótona respuesta “¿Cuándo vuelves?”
“En cinco días, es la idea.” contestó caminando hacia la ventana, moviendo la cortina y viendo hacia afuera “¿Ya desempacaste tus cosas?” Preguntó.
“Si. No tenía mucho que ordenar, de todas formas.” Sarada se mantuvo callada, para obligarlo a seguir hablando “Hay mucho silencio aquí.” Murmuró.
“¿No te gusta? Estar tranquilo.” se quedó mirando a la luna siendo cubierta por nubes “A veces éramos muy ruidosas con mamá.” aunque lo consideró, sería imposible que Sakura no saliera en sus temas de conversación, así que fue de lleno a eso.
“No me molestaba el ruido que hacían.” sonó melancólico “De todas formas, quería decirte que dejé una llave para ti en conserjería, para cuando quieras venir a verme. Les di tu expediente…”
“Papá ¿Le diste mi expediente al conserje?” lo dijo lentamente, para que procesara cómo se escuchaba.
“Tu currículum.” se corrigió.
“¿Mi curriculum?”
“El que me diste cuando querías ser mi ayudante en mi trabajo, tenías el cabello más corto en la foto, pero es fácil ver que eres tú.” explicó rápidamente “Te mandaré la dirección de mi departamento, para que vengas a verme.” repitió, Sarada frunció las cejas “Si quieres puedes quedarte a dormir. Estoy seguro que mi departamento está más cerca de tu universidad, a tres estaciones en metro. Así que cuando se te haga tarde o por cualquier cosa, si algo llega a pasarte o necesitas que te vaya a buscar…”
“Lo sé, papá.” sonrió, enternecida por su preocupación “Prometo no dejarte solo.” susurró, porque también sentía la angustia de su padre con la soledad de su nueva vida de soltero.
Sasuke guardó silencio, pero soltó una lenta respiración.
“¿Has hablado con tú madre?” hizo la esperada pregunta.
“Ajá.” respondió, jugando con el dobladillo de la cortina.
“¿Está bien?”
“Si.” mintió.
“Oh…” tragó saliva “Claro, ella es fuerte.” Sarada conocía el lenguaje corporal de su padre, sabía que estaba mirando sus manos, buscando jugar con su alianza que ya no pertenecía a su dedo “¿Y Boruto?”
“¿Ah?” se sobresaltó.
“¿Él está bien? No lo he visto desde el viernes en mi oficina.”
“Oh, claro. Está bien.” fue su momento de ponerse ansiosa.
“¿Sabes si ha hablado con Naruto?”
“Estoy casi segura que no se han llamado el uno al otro.” ambos suspiraron a la vez.
“Me voy a ir de viaje dentro de las dos próximas semanas. No voy a estar, pero si necesitas mi departamento, está disponible.”
“Muchas gracias.”
“Y.. Lamento no llamarte antes, estaba ocupado...”
“Lo sé, papá.” miró sus uñas y el esmalte desgastado en ellas “Aprecio mucho que me des de tu tiempo.”
“Sarada…” hizo una pausa “Te quiero mucho, maní. A pesar de todo lo malo que viste de mi, quiero que recuerdes que siempre te amo de la mejor manera.”
La chica apretó sus labios.
“También te amo mucho.” su pecho palpitó “Mucho, mucho.”
“No te quitaré más de tu tiempo, disfruta tus últimos días de vacaciones.”
“Si, nos vemos.” se despidió, cortando la llamada y abanicando su rostro con su mano.
Se dió vuelta y quedó estática al ver a Boruto apoyado en la puerta, con los brazos cruzados sobre su pecho y expresión seria.
“¿Quién era?” su voz fue suave, pero ronca.
“Mi papá.” contestó, con fingida tranquilidad.
“Ya.” murmuró “Invitaste a Kagura.”
“Fue Chou, en realidad.”
“Deberías ir con él, se nota que solo vino a verte a ti.” chasqueó la lengua “¿O lo esperas aquí?”
“Detente.” la ira comenzó a subir por su garganta “Deja tus comentarios, Boruto. No los voy a aguantar.”
“Tu fuiste quien mandó mis comentarios a la mierda.”
“No voy a tener esta conversación contigo.” La dinámica le sonaba familiar “Voy a relacionarme con las personas que yo quiera.” Ah, era como escuchar a su madre en su voz.
“Me parece bien.” Asintió “Y como tu puedes relacionarte con Kagura yo puedo ir con su amiguita.”
“¿Qué?” Los celos en su garganta fueron familiares.
“Y claro, como tú te besuqueabas con él, creo que yo puedo hacerlo con ella para que estemos empatados ¿no sería justo?” Odiaba que se viera tan caliente con esa expresión recelosa.
“Boruto…” lo señaló mientras comenzaba a avanzar hacia él “No vengas a confundir las cosas, no me vas a crucificar cuando ni siquiera eres un santo. Si vas a hacer esas comparaciones me parecería bien que yo también me debiera acostar con la misma cantidad de hombres como tu de mujeres, para intentar alcanzar el número que tú tienes.” El veneno en sus palabras le salió natural, como si lo hubiera ensayado “Pero estoy segura que ni tú sabes cuál es la cantidad.”
Boruto apretó los labios, con las cejas fruncidas y la mandíbula tensa.
“Si se te ocurre hacer eso…” su voz estaba oscurecida “Te juro que mataría a cada uno de esos tipos…”
“¡Escúchate, joder! ¿Por qué creerías que haría eso? ¿Por qué insinuaste meterte con otra chica?” Sus sentimientos le ganaron “¿Estás buscando una excusa para que esto se acabe?”
“¿Qué? Claro que no…”
“¡¿Entonces por qué actúas como un loco?!” Gritó.
“¡Porque ese tipo me causa inseguridades y a ti te importa una mierda!”
Sarada cubrió su rostro con sus manos, con ganas de seguir gritando. Tomó una fuerte respiración y decidió ceder.
“Está bien.” Gruñó “No le hablaré más.” Fue su última palabra.
“¿En realidad?” Boruto la miró dudativo.
“Si ¿contento?” Pasó su mano por su cuello, estirando sus cabellos “Si es lo que quieres, lo haré. Pero deja de actuar como un loco.” Alzó la vista cuando las manos del rubio acunaron su rostro.
“Gracias.” Su sonrisa le aceleró el corazón, estaba intentando ser sincero, pero la perversión seguía en sus ojos.
“No puedes hacerme esto siempre.” Murmuró, disfrutando de sus dedos viajar a sus hombros y brazos, acariciando su cuerpo.
“Hm…” se acercó y besó su mejilla, luego su frente y volvió a retroceder.
“Esa no es una palabra.” Frunció el ceño “Prométemelo.” Se exaltó cuando una de sus manos se acercó mucho a uno de sus senos.
“Prometer…” se volvió a inclinar, yendo ahora a su cuello, besando su piel y comenzando a chupar “No lo sé, preciosa.” Sarada se estremeció por su aliento caliente.
“Oye…” intentó apartar sus manos, pero ya estaban subiendo su falda y acariciando sus bragas “¿Crees que tendrémos sexo ahora? Acabamos de pelear…”
“Soy bueno en lo que hago cuando estoy enojado.” La Uchiha abrió sus ojos justo cuando la tiró a la cama.
“¿Sigues enojado? Pero si voy a hacer lo que quieres…” jadeó cuando bajó su top y tomó sus pechos desnudos entre sus manos.
Boruto no respondió, prefirió usar su lengua en otros asuntos.
Notes:
Es terrible que me hayan salido natural las conversaciones tóxicas.
Chapter 12: New person, same old mistakes
Notes:
New Person, Same Old Mistakes; Tame Impala. ESTA ES LA MALDITA CANCIÓN DE BORUTO EN ESTA HISTORIA‼️
Fin del 2x1 de capítulos.
EL resumen que dejé de la otra historia ya fue publicada, pueden encontrarla en mi pefil (está en inglés) en español la pueden encontrar en wattpad (mi nombre de usuario es TrizGati)
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
New Person, Same Old Mistakes:
https://youtu.be/qcxahh6_iiM?si=CrIn82x0H55t9MOf
Boruto no podía deshacerse de ese tipo, incluso cuando Sarada había cedido y prometido a no volver a hablarle, él había ido a la mañana siguiente para hacer de guía turístico y enseñarles los cerros y la reserva natural que había en este.
Ella solo había levantado una mano para saludarlo, se había mantenido al margen y simplemente permaneció junto a Chouchou, hablando de coordinar sus horarios para seguir viéndose durante sus clases.
Kagura le hacía ojitos, la buscaba, intentaba conversar con Sarada.
Sentía que su pecho arder en ácidos celos, a sus puños tensarse y querer el normal dolor de lanzar puñetazos. Su migraña había vuelto y le atacaba las sienes.
“Debes tomar tu medicamento,
incluso aunque no esté ahí para decírtelo.”
Sabía que debía hacerle caso a su mamá, pero le seguía respondiendo sus mensajes con mentiras. Himawari seguía pidiéndole fotografías de todo a Kawaki y a él, y su padre no le había hablado.
Pero sabía que a Kawaki sí.
Estar enfermo de celos era un sentimiento cotidiano en él desde que era un niño.
Pero esto, esto, era un tipo de tortura nueva. Porque Kagura había tenido la oportunidad de besarla antes de él, incluso el imbécil de Kawaki. Lo consideraba injusto, estaba seguro que nadie podría sentir lo que él sentía por ella. Él debió ser el primero.
“¿Boruto?” dejó de apretar la mandíbula y volteó hacia el lado, a Shikadai “Hermano ¿qué te pasa?” lo miró preocupado “Sigues con esa cara de perros.”
“El hijo de puta de Kagura sigue rondando a Sarada.” escupió. Enseguida el Nara tomó su brazo y los alejó del resto, temiendo que cualquiera de sus amigos pudiera escuchar lo que Boruto no tenía ganas de ocultar.
“¿Tienes algo que contar?” preguntó en un susurro.
“Dormí con Sarada.” soltó de pronto, ganándose un asentimiento lento “Lo sabías.”
“Claro… el primer día que llegamos, el agarrón de tetas que le hiciste a Sarada en la disco no fue disimulado.” Negó con la cabeza, escondiendo su entretención.
“Lo viste.” sonrió sin ganas.
“Iba a pasar en algún momento de este viaje, lo tenía contemplado.” se encogió de hombros, pateando una piedra del camino de tierra que no dejaban de subir “Te dije que lo ibas a lograr.” le sonrió.
“Lo hiciste.” correspondió el gesto.
“¿Así que van a comenzar a salir?” su sonrisa flaqueó.
“Dame una semana, la convenceré.” murmuró.
“¿Convencer?”
“No sabe lo que quiere. Pero no importa, sé coger, hacerla reír y ser su contención. Seremos novios.” no quiso sonar tan brusco para ganarse una mirada cabrona del Nara.
“Suenas como un hijo de puta.”
“Seh.” chasqueó la lengua y vió el paisaje verde de lo alrededores, el sendero estaba rodeado de grandes árboles y pequeños arbustos, convirtiendo el ambiente en húmedo.
“¿Qué tiene Kagura? A Sarada no le gusta.”
“Se besaron.” le recordó “Fue su primer amor de verano o una mierda por el estilo.”
“Cuando teníamos doce años.” sonaba incrédulo “¿De verdad te da celos? Si hablas con él y le dices que tienes algo con Sarada, estoy seguro que se hará a un lado. No es conflictivo ¡solo míralo!” lo apuntó, a la forma tan asquerosamente dulce en la que se reía de los chistes de Wasabi.
Lo detestaba.
“Tienes razón.” fingió que su posesividad se calmaba “Oye ¿y esa chica rubia con la que pasas encontrándote en todas las fiestas? Debiste también invitarla a la cabaña ayer." Llegó el momento en que Shikadai fue tomado por sorpresa.
“¡¿Cómo lo sabes?! Estoy bastante seguro de que fui cuidadoso…”
“Mm si, cuidadoso en todo momento, excepto el primer día.” levantó las cejas “Pude notar las marcas de uñas en tu espalda.”
“¡¿Dejó marcas?!” gritó en un susurro, angustiado, llevando sus manos a su espalda.
“No, pero gracias por confirmar que cogieron.” se burló.
“Eres un imbécil.” se rió “Se las presentaré, es alguien que me gusta que he estado esperando volver a ver desde hace un rato.”
Al llegar finalmente a la cima del cerro, sacarse unas fotos y bajar a carreras (donde Metal Lee y Iwabe se tropezaron y cayeron unos metros rodando) decidieron ir a una fiesta juntos.
Y en medio de que todos se estuvieran arreglando, Boruto había llevado a Sarada a su auto con la excusa de ir por cigarros.
“Boruto…” suspiró entre besos, llevando sus manos bajo su camiseta para poder tocar sus abdominales tanto como quisiera.
“Hm…” comenzó a chupar la piel de su cuello, suavemente “¿Me estás tocando las tetas?” se separó un poco, viéndola divertido.
“Es que…” sus mejillas estaban rojas, pero sus manos seguían en sus pectorales “¡No me mires así, haces lo mismo!”
“No es lo mismo.” se burló, pero en cuanto las suaves manos de Sarada apretaron, una sensación desconocida lo punzó “Oh…” se quedó quieto un instante, todo ante la atenta mirada de la Uchiha “Hazlo de nuevo…” susurró.
“Eres realmente increíble.” de igual forma apretó, volviendo a besar al rubio en los labios, arqueando su espalda cuando los dedos de Boruto fueron bajo su falda y comenzaron a tocarla “¿Lo haremos aquí?” preguntó cuando la subió en su regazo “Puede ver cualquiera.”
“Los vidrios están polarizados, bonita.” dejó besos en su mandíbula y volvió a su cuello, mordiendo suave pero con la suficiente exigencia para dejar mordidas.
“¿No dejas marcas, verdad?” estaba demasiado concentrada en apretar sus pectorales, y a Boruto en realidad le estaba gustando.
“Claro que no.” dió una lamida a su clavícula e hizo a un lado las bragas de su chica.
“¿Tienes un condón?” Alzó lo vista a él.
“Aquí.” sacó uno del bolsillo de su pantalón. Sarada se echó para atrás, apoyándose en sus rodillas mientras él abría su pantalón y sacaba su miembro erecto “Creo que debería mojarte un poco más, no quiero que te duela.” llevó el condón a su boca y bajó su mano para seguir acariciando su coño.
Sarada volvió a jadear en su cuello, levantó sus manos a sus hombros y siguió moviendo sus caderas contra su mano. Disfrutó como dos de los dedos de Boruto se iban introduciendo en ella.
“Dios, Boruto…” gimió contra la piel de su garganta, temblando por los dedos que la penetraban “Ahí, me gusta… Hm…” abrió la boca y mordió su cuello, ganándose un gemido ronco del rubio.
“¿Ya le agarraste el ritmo?” dejó la mano que estaba en su cadera y la levantó para envolver su cabello en un puño, comenzando a tirar y provocar que apretara los dedos dentro suyo “¿Qué tan masoquista eres?” sonrió, aún con una de las esquinas del condón dentro de su boca.
“Callate-Mm…” la presión que ejercía en su cuero cabelludo al tirar continuamente la excitó más “Boruto, quiero…” dirigió su mano a su pene duro y goteante “Ya estoy lista.” tomó el condón en su boca y lo abrió, poniéndolo ella misma con cuidado.
“Mételo tú.” subió las manos a los costados de los asientos, a su merced “Fóllame.” murmuró con voz ronca.
Sarada jadeaba, viéndolo, tomó su pene con una mano y se levantó para acomodarlo en su entrada. Lo miró a los ojos cuando comenzó a bajar, mordiendo su labio inferior cuando comenzó a abrirla y llenarla por completo.
“Oh mierda…” Sarada lo recibió hasta un poco más de la mitad, intentando contener el aire en sus pulmones. Logró bajar un poco más antes de comenzar a subir e iniciar con las penetraciones.
“Aún falta, bonita.” Boruto se sentía hinchado por la situación frente a él, Sarada moviéndose por sí sola era un festín nuevo “Déjame ayudarte.” levantó sus caderas cuando ella bajó, empujándose por completo en su interior. Sarada gritó y se quedó quieta, algo adolorida. “No pares.” susurró ronco. Volvió a levantar las caderas y a bajar más lento, con una expresión afligida en sus facciones “¿Qué pasa, bonita?”
“Estoy… intentando…” lamió sus labios “Estás muy profundo.” Boruto sonrió sin mostrar los dientes, inclinándose para besar sus labios y comenzar a moverse, tomando sus muslos y apretándolos mientras la veía subir y bajar a sentones “Dios, hmm, si, si…” Ella comenzó a apoderarse del ritmo, haciendo que la soltara y volviera a dejar sus brazos en el respaldo de los asientos “¿Te gusta así?” lo miró ladeando el rostro, haciendo círculos con sus caderas en tanto lo mantenía apretado.
“Carajo, Sarada.” gimió cerrando los ojos y dejándose zambullir por el placer. Estar dentro de ella era delicioso, poder verla siendo un desastre sensual y que cumplía todas sus peticiones era el cielo. Siquiera imaginar el que alguien pudiera verla como él lo hacía…
Subió sus caderas, volviendo a chocar con los movimientos de Sarada. Ella se quejó, temblando contra él, sus ojos estaban perdidos por tocar su lugar favorito, se frotó contra él, pidiendo que fuera de nuevo ahí.
No quería que nadie jamás tuviera lo que él.
“Saca la lengua.” ordenó, y ella lo hizo. Su beso fue húmedo y sonoro, chupó su lengua mientras comenzaba a darle embestidas duras y seguidas.
“¡Ah, ah, ah!” sus paredes lo apretaban, estaba cerca de correrse, la fricción y el chapoteo lo estaban matando. Le rodeó la cintura, dejándola quieta para que él pudiera cogerla aún mejor. Sarada volvió a gritar contra sus labios “Uhg, Boruto. Boruto, vas muy rápido.” las lágrimas corrían por su rostro “Me voy a correr.”
“Hazlo.” sonrió contra sus labios, empujando tan rápido y hondo por su resbaladizo coño “Córrete.” pidió, besando sus labios “Apriétame.” Sarada gimió contra su boca, sintiendo cómo la polla de Boruto seguía llenándola “Vamos, bonita…”
“Mhm ¡B-Boruto!” su interior se contrajo y el deseado orgasmo la alcanzó, apretó su miembro y disfrutó de la sensación del rubio eyacular.
Espera ¿qué?
Se tardó un instante en apartarse y ver hacia abajo, podía ver el condón en el pene de Boruto ¿pero qué había sido eso?
“¿Sarada?” él aún respiraba de manera acelerada, sosteniéndola cerca de su cuerpo “¿Qué pasa?” Se levantó, quejándose por cómo la polla de Boruto se retiraba de su interior.
El condón se había roto.
“Oh mierda.” Sarada cubrió su boca con su mano, mirando como el semen salía de su coño “Se rompió, mierda, mierda.” no recordaba si estaba ovulando, debería revisar su calendario menstrual. Oh carajo, debía ir a una farmacia y comprar una pastilla… “Ugh…” Boruto movió uno de sus dedos y volvió a acariciarla, untando las gotas de semen que habían escapado a lo largo de su coño “¿Qué…?” lo observó, a sus pupilas dilatadas y boca jadeante, a su miembro nuevamente erecto. Le había excitado correrse en su interior.
“Pagaría una fortuna por esta vista.” su pulgar ahora estaba metiéndose en ella, evitando que siguiera saliendo.
A Sarada le provocó un tipo de morbo nuevo.
“Puedo… podemos probar otros métodos anticonceptivos.” murmuró, disfrutando como los ojos azules subían lentamente hasta verla “Que no sea necesariamente un condón.”
“¿En serio?” su sonrisa fue dolorosamente caliente “¿Cómo cuáles? ¿Pastillas?”
“Oh, no, no. Chou las usó y después de mostrarnos las contraindicaciones… Mira, es genial tener sexo, pero no tan genial como para soportar los efectos secundarios de las pastillas anticonceptivas.” pensó en otras alternativas, sin notar como Boruto se masturbaba al frente suyo.
“Puedo hacerme la vasectomía reversible.” ofreció, sus ojos estaban fijos en su maltratado cuerpo.
“¿En serio?” frunció el ceño al ver en qué estaba ocupada su mano “¿Estás seguro? Apenas tienes dieciocho…”
“Da igual, el que tiene el pene soy yo.”
“Dicen que duele.”
“¿Más que un calambre menstrual?” Alzó una ceja.
“Obviamente nada duele más que un calambre menstrual.” se jactó “Deja de masturbarte al frente de mi.”
“Entonces tócame ya.” gruñó.
“Estoy incómoda.” se hizo a un lado, cayendo sentada junto a él.
“Sigo duro.” se quejó “Saradaa, ayúdame.”
“Ya hemos tardado mucho…”
“Sara.” la miró “Chúpalo.” Ella tembló, y en contra de lo que dijo, arregló su cabello hacia atrás y se inclinó al miembro del rubio “Buena chica.”
Fue en la segunda fiesta que iban todos juntos, en la noche.
Sarada tenía las marcas en su cuello, no tan a la vista para que las notara al espejo, pero sí las encontrabas si la mirabas con otros ojos.
Entonces, Boruto estaba platicando con Shikadai e Inojin sobre la rubio que el Nara se cogia. Sumire y Kawaki estaban bailando por ahí o quizás cogiendo. Chouchou estaba con Mitsuki y Sarada, y Kagura.
Los observó, prestando también atención a lo que su amigo decía. Pudo apreciar cuando ese tipo notó las marcas en el cuello de Sarada, su mirada atónita. Boruto frunció las cejas cuando se le acercó y susurró algo en su oído.
“¿Qué mierda…?” dejó su vaso en la barra, viendo con más atención. Las mejillas de Sarada se pusieron rojas y llevó una mano a su cuello, ahora por fin hablando con Kagura.
Fue cuando la ira adormeció su cerebro. Cuando Kagura la miraba de forma lasciva descaradamente. Salió a tomar aire afuera, porque si lo encontraba iba a matarlo. Estaba seguro que le rompería la cara…
“Me imagino que eres tú quien se coge a Sarada.” el hijo de puta lo había ido a buscar.
“Lárgate, no quiero verte.” ¿Qué era lo que le habían dicho para controlarse? ¿Las respiraciones? ¿Las pastillas? Él no necesitaba las malditas pastillas.
“Por favor, Boruto. Está bien. Si me hubieras dicho que te la cogías, me habrías ahorrado tiempo…”
“Bueno, me la follo.” se volteó a mirarlo “Así que déjala tranquila.”
“Mm…” el de ojos rosados alzó una ceja “Te la follas, pero no son novios ¿verdad?” sonrió “Entonces si se lo propongo, también podré cogermela.”
¿Qué?
“¿Qué?” frunció las cejas “Somos exclusivos…” suspiró “Mira…”
Cuando vió sus puños manchados de rojo, necesitaba recordar la buena razón que le dió para molerlo a golpes.
………………….
Sarada salió para ver de dónde venía la conmoción, al no ver a Boruto con sus amigos, tuvo una mala sensación.
“¡Boruto, mierda, para!” Kawaki estaba intentando detener la pelea.
Si él había tenido que intervenir, la situación era seria.
“Boruto…” se hizo lugar entre la gente, viendo con espanto la situación frente a sus ojos “¡Boruto!” gritó.
Sus puños iban de lleno al rostro magullado y ensangrentado de Kagura, aún cuando Kawaki y otro desconocido lo estaban intentando parar. Su expresión era de ira pura, con los dientes apretados y cejas fruncidas. Respiraba como si fuera un animal sediento de muerte.
Se acercó a él, empujándolo lejos del cuerpo de Kagura y poniéndose en medio. Cuando por fin la miró, se agachó a comprobar los signos vitales del chico desmayado. No podía reconocer su rostro, apenas respiraba y toda la piel disponible a la vista estaba bañada en su propia sangre.
“Perdón.” susurró, limpiando su rostro con las palmas de sus manos. Apenas un momento después llegaron a socorrerlo las personas de rojo que siempre estaban con él.
“Sarada…” lo escuchó detrás de ella, haciendo que se levantara y volteara a verlo.
“¡¿Qué mierda está mal contigo?!” fue lo único que pudo soltar, alejándose del hombre, temiendo por su seguridad.
“Sarada…” repitió, pero ella ya se había dado cuenta y avanzaba lejos de todos “¡Espera!”
“Boruto.” Shikadai negó “Déjala.”
“No… Pero…” sus manos temblaban.
“Déjala.” repitió ahora Inojin, mirándolo de forma dura antes de seguir a la Uchiha.
Sarada no sabía qué hacer, no sabía cómo sentirse.
Sangre, sangre, sangre.
Caminó más rápido, sin sentir sus pies, temblando por el frío de la noche.
“Sara.” Inojin tomó su muñeca y la detuvo.
“Estoy segura que lo hubiera matado si nadie se metía.” murmuró, tocando sus mejillas y dándose unas palmaditas para despabilar, sin notar las manchas que estaba dejando “Me voy.” se soltó de su agarre y siguió caminando.
“¿Qué?” avanzó junto a ella “¿A dónde?”
“A casa. Estoy harta. Estoy jodidamente cansada de todos.”
“Sara, son las dos de la mañana.”
“Debe haber un bus.” murmuró, abrazándose a sí misma.
“Oye, piensa, es mejor que descanses y si quieres, te vayas mañana-
“No. Ahora.” se sacó los zapatos una vez que subió las escaleras a la cabaña “Abre la puerta, sé que Shikadai te pasó las llaves.”
“Sara…”
“Te digo que abras la puta puerta.” gritó, e Inojin solo suspiró y obedeció.
Fue rápido a su habitación y agradeció tener todas sus cosas ordenadas en su maleta. Se cambió por unos pantalones y echó todas sus demás cosas a su bolso. Inojin la miró fijamente, moviendo su pie en un gesto ansioso.
Cuando fue al baño, se vió en el espejo con horror. Ensangrentada y llorando.
No debió, jamás, estar con Boruto.
Tomó una toalla desmaquillarte y se limpió, luego agarró todas sus cosas y volvió a meterlas a su bolso.
“¿Irás a tu casa?” ella se detuvo y lo pensó. No quería que su mamá la viera hecha un desastre, no quería las incesantes preguntas y el horrible final del quiebre entre la amistad de dos familias.
“No.” avanzó por la cabaña, aún con Inojin detrás.
“¿Cómo que no? ¿Entonces a dónde vas?” no recibió respuesta, pero la acompañó de igual forma hasta llegar al terminal de buses y comprar un boleto para la capital “Sara…”
“Con mi papá.” fue todo lo que dijo, cerrando el cierre de su chaqueta.
“Okey.” Inojin asintió.
“No le digas a Boruto dónde estoy.” murmuró, viendo al bendito bus llegar “No importa cuánto insista o si te amenaza, no le digas.”
“No lo haré.” tragó saliva y siguió viéndola “Perdóname.”
“¿Qué?” se volteó a verlo.
“No lo sé, yo… Tal vez debí meterme cuando ustedes comenzaron con esto.”
“¿Lo sabías?” sus ojos estaban tristes.
“Sara, todos lo saben.” Ella apretó sus labios y asintió “Avísame cuando llegues a la casa de tu papá.”
“Lo haré.” no se resistió y lo abrazó.
Al llegar al ansiado departamento y subir al piso ocho, abrir la puerta y encontrarse con una segunda habitación preparada con una cama individual y escritorio para ella; se sentó, tomó una larga inhalación y cuando exhaló se echó a llorar.
Notes:
Iba a hacer este capítulo más drámatico, pero la conversación con Sasuke y el apoyo de Inojin salió de la nada y no podía empeorar las cosas (los personajes tienen vida propia y ahora hicieron lo que les vino en gana).
¡Finalmente el arco de la playa se acabó y nos vamos de lleno en la historia!
(Falta el último capítulo de recuerdos, pero fuera de eso este “arco” acabó).
BUEN FIN DE SEMANAAA
Chapter 13: Better Luck Next Time
Notes:
4 Morant; Doja Cat.
Último recuerdo (es corto, perdón)
Desde ahora publicaré un viernes por medio en vez de todas las semanas (voy a volver a la universidad y no me quiero colapsar.)
También, cambié los títulos del libro (la mayoría) y puse links con los lyrics de las canciones o subtítulos, para que no les de flojera buscar las canciones manualmente si es que quieren oír de donde me inspiré.
Buen fin de semana!
Chapter Text
4 Morant:
https://youtu.be/NnxBaffKLJk?si=CSNiELS9nRkQDeQN
Cuando Boruto despertó su boca estaba seca y sentía un escozor en su garganta doloroso. Apenas podía respirar, y la luz blanca de la habitación donde se encontraba le hacía doler los ojos.
¿Era el hospital? ¿Qué había…? Oh.
“¿Boruto?” Movió la cabeza, aunque el solo movimiento le produjo náuseas asquerosas que hicieron que su garganta se contrajera y chocara con el tubo que llegaba hasta su estómago “Despertaste.” Era Kawaki, quien reposaba en el asiento junto a la cama del hospital “Mamá fue a buscar ropa para pasar la noche aquí.” Explicó cuando sus ojos vagaron por todas partes “Papá está resolviendo los trámites del hospital, hay un protocolo diferente cuando es intento de suicidio.” Su corazón se aceleró y su pecho escoció “Hima fue al baño.” Bajo sus ojos habían dos ojeras marcadas llenas de preocupación “¿Para eso querías las drogas?” La sonrisa que creció en sus labios era una llena de nervios y desesperación “¿Una sobredosis, idiota?” Sus ojos estaban cristalizados, tuvo que cerrarlos y apoyar su frente contra la palma de su mano “Soy cómplice.” Alcanzó a escuchar.
Boruto devolvió la mirada al frente.
Su hermano se levantó cuando Himawari pasó por la ventana de afuera, por entrar. Se volteó a verlo y apoyó su mano en su hombro cuando dijo “Mejor suerte la próxima vez.” Se dió la vuelta y salió de la habitación.
Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas, pesadas y calientes. Cuando su hermana lo abrazó y sollozó contra su cuello, murmurando palabras bonitas y dulces se sintió peor que estar muerto.
¿Importaban las condiciones en las que estaba cuando tomó las drogas? Obviamente ebrio. ¿Por qué lo había hecho? ¿Por qué no había muerto en el jodido accidente? ¿Por qué él tenía que recordarlo todo? ¡Nadie lo entendía! ¡Nadie se ponía realmente en su lugar! Quería morir ¿por qué no lo dejaban?
Cuando convulsionó en el piso de su baño, cuando Kawaki lo encontró, cuando no podía abrir los ojos y la espuma en su boca no dejaba de salir… él sintió que podía volar.
Hospital psiquiátrico.
Su madre insistía, pero su padre decía que no era necesario, que lo resolverían.
Sus padres rara vez peleaban, Hinata era siempre muy dócil y Naruto no era alguien que le faltara el respeto.
Ahora, incluso cuando estaba descansando en la cama de su casa, con Himawari a su lado pintando con acuarelas y música de fondo, podía escuchar los gritos de su madre.
Himawari nunca lo señaló, era comprensiva con su situación. Pasó más tiempo con él, llevándole tareas de la escuela y hablándole de su día, de sus clases, de los chismes y preguntando cómo era que se sentía.
“¿Y Sarada?” Se había aguantado la pregunta mucho tiempo, pero ya llevaba dos semanas desde su intento, y ella no había aparecido “¿No ha preguntado por mi?” Lo ponía más ansioso que su propia familia, incluso sus amigos y compañeros habían mandado ánimos a través de su hermana. Pero la Uchiha no había dado señales.
“Oh… Claro, Sarada.” Asintió, sentándose en la silla de su escritorio “Si, ella ha preguntado.”
“¿Por qué no viene?” Ella había ido hasta al hospital por el accidente ¿ahora no fue? ¿Ni siquiera un mensaje? ¿Una llamada?
“Creo que todos procesamos esto de formas diferentes.” Comenzó con cuidado “A ella le debió haber dolido.” Tomó su mano y le sonrió suavemente “Quizás se siente algo… mal. Eres su mejor amigo y… duele lo que hiciste.” Hizo sus labios una línea.
Boruto apartó el rostro y suspiró, tragando el dolor en su garganta.
Bien para él, porque no fue a ningún hospital psiquiátrico. ¿Quizás mal para su salud mental? De todas formas tenía que ir con dos psicólogos diferentes y un psiquiatra. No podía ni pensar en ir a fiestas, ni en cualquier cosa que no fuera poder pasar el último maldito año escolar.
Cuando volvió a clases y todos lo recibieron como si fuera un pajarito que se había caído del árbol, fue algo extraño, peor que el accidente, porque ahora él había hecho todo.
Sarada no se acercó, lo miró, como los demás, pero siguió en lo suyo.
Estaba seguro de que ella iba a ser en realidad la causa de su muerte, porque ahora que no le dedicaba ni una mirada, podía sentir una clase de ansiedad y terror nuevo.
La cagó, había acabado con todo. Incluso antes de poder cometer un error que fueran ellos dos besándose o cogiendo, la había cagado porque ella estaba desesperada por brindarle ayuda y él la mandó a la mierda cada vez.
¿La había hecho sentir culpable? ¿Frustrada?
“Sarada.” La logró atrapar cuando iba camino a la biblioteca, cuando el resto seguían en el aula “¿Podemos hablar?” Ella había dejado de mantener su cabello corto, estaba volviendo a crecer hacia sus hombros, también parecía más cansada.
“Ahora no, Boruto.” Su tono fue suave, pero sintió las palabras como cuchillas. Dió dos pasos más y sujetó su brazo, manteniéndola en el lugar.
“Me has ignorado tres malditos meses.” Dijo desesperado “No puedo esperar más.” Y nunca había sido más paciente en su vida, incluso cuando las cosas en su grupo de amigos eran incómodas, tratando de interactuar sin que ellos tuvieran que dirigirse la palabra.
“Jodete.” Se soltó de su agarre y siguió adelante, pero esta vez no la dejaría ir. La tomó por ambos brazos y la empujó contra la pared más próxima, tirando los libros al suelo “¡Boruto!” Ahora lo miraba, por fin lo miraba.
“Perdón.” Sabía que se pondría a llorar, porque no podía controlar sus emociones “Perdóname por hacernos esto.” Susurró “Pero te necesito, Sarada. Te necesito con todo mi cuerpo, siento que en realidad voy a morir si no estás junto a mi.”
“¡Entonces no debiste haber intentado matarte!” Gritó, furiosa y llena de lágrimas “¡Fue horrible! ¡Simplemente intentaste irte y dejarnos a todos sin ti!” Golpeó su pecho, deshecha.
“¡Ni siquiera fuiste a verme!”
“¡Claro que fui, idiota!” Atrapó su camisa entre sus manos, en puños “Pero fue horrible verte lleno de un montón de cables, horrible ver a tu cuerpo luchar por tu vida. Si vas a seguir tratando de matarte, discúlpame, pero ya no quiero ser tu amiga.”
“Te juro que nunca más…” intentó iniciar.
”¡¿Y cómo mierda voy a saber que es verdad?!” Lo apuntó, chocando su puño contra su pecho de forma floja “Ya no quiero…” agachó el rostro.
Boruto sabía que estaba siendo cruel, pero se aprovechó de su vulnerabilidad para envolverla en un abrazo y darse un festín con sus sensaciones. Con su suave tacto, su delicioso olor, su tibio calor, sus sollozos tristes.
“Perdóname.” Repitió, besando su cabello “Perdóname, bonita.” Sarada se estremeció, pero no dijo nada “Te prometo que nunca más lo haré.”
“No te creo nada.” Se separó un instante para quitarse sus lentes y limpiar sus lágrimas “Cabeza de banana, idiota, imbécil, puto loco…” tomó aire y volvió al abrazo, volviéndolo más fuerte y ansioso “Por favor, Boruto, por favor no vuelvas a hacer eso.”
“Te prometo que no.” Respiró su perfume, sintiendo de nuevo la perversión crecer por sus entrañas “Te extrañé tanto.”
“Yo también.” Susurró contra su pecho.
¿Sería adecuado besarla? Solo un besito… podía ser un error, podría pasar y excusarse por la emoción del momento. Un instante…
“Tienes que prometerme que vas a pasar el año ¿si?” Se separó un poco “Yo me he distraído estudiando.”
“¿Puedo ir a estudiar a tu casa?”
“Claro que sí.” Su sonrisa se borró “¿Aún quieres entrar a la empresa de tu padre?”
“Ya no tengo opción.” se encogió de hombros “Así que si.”
“Mi padre necesita un ayudante.” alzó la mirada “¿No te gustaría? Así aprendes, te distraes y ganas dinero.”
“Suena bien.” le sonrió “¿Cuánto tiempo planeaste esto para mi?”
“No te creas el rey.” rodó los ojos “Solo lo consideré cuando creí que sería bueno para ti, y ya que te llevas bien con mi papá… Todos ganan ¿no?”
“Gracias, Sarada.” se inclinó y besó su frente “Eres la mejor.”
“Lo sé.” sus mejillas estaban rojas “No vuelvas a hacer una locura, por favor.”
Entonces, cuando los meses pasaron y propuso unas vacaciones de verano con todo su grupo de amigos… Lo hizo, la volvió a cagar. Justo cuando su momento era el mejor.
Las personas como él siempre lo arruinaban.
Chapter 14: Lluvia
Chapter Text
ARE WE STILL FRIENDS?
https://youtu.be/KnFgFWCYWDY?si=3XSIcm0LRqL_sXKn
Estaba desayunando en la cocina del departamento de su padre, bebiendo café con un video de youtube haciendo ruido de fondo.
Eran las diez de la mañana, tenía un poco de frío y sus ojos estaban hinchados por llorar. Los únicos mensajes que había respondido fueron los de Chou, diciendo que se encontraba bien. Ahora estaba tomándose un respiro y pensando qué hacer.
Necesitaba algo diferente, quería un cambio de ambiente. Uno que obviamente se lo daría la universidad, pero… Quería más.
Tomó su celular y marcó el número de su mamá, apoyándose en el respaldo de la silla de madera.
“Hola cariño.” Sakura bostezó, seguramente la había despertado después de un trabajoso turno nocturno “¿Cómo estás?”
“Bien, ¿y tú?”
“Con un poco de sueño.”
“Perdón por despertarte.” miró sus uñas, raspando el esmalte “Quería decirte algo que he estado pensando…” En realidad, se le había ocurrido hace cinco minutos “Ya que vas a tomar turnos completos y seguidos y yo voy a pasar más tiempo en la universidad, creí que sería bueno que pudiera pasar las semanas de clases en el departamento de papá.”
Hubo una respiración y un silencio tenso.
“Claro, eso sería… mejor para ti, si.” no estaba convencida ¿se sentiría traicionada? “¿Lo has hablado con tu padre?”
“En realidad sí, me llamó y dijo que tenía una habitación con cosas para mí y que podría estar siempre que lo necesitara.”
“Eso es muy bueno.” aprobó “Cuando vuelvas a la ciudad…”
“En realidad ya estoy en camino a casa.” se levantó, mintiendo sobre la marcha “No pasó nada malo, sólo… Ya ves, mis amigos son mucho más problemáticos que yo y necesitaba estar tranquila…”
“Debiste haberme avisado.”
“Entonces, podría pasar al departamento de mi papá a dejar mi maleta y luego ir a casa para traer más cosas.”
“¿No es muy repentino?”
“Me gustaría poder hacer esto rápido.”
“Está bien, cariño.”
Dicho y hecho, su madre la ayudó a empacar cosas importantes. Ropa, cuadernos, libros, su computadora y maquillaje. La llevó en su auto a su departamento, pero una vez el auto estacionado, no quiso entrar.
“¿En realidad estás bien, hija?” Sakura tenía un sexto sentido para estas cosas.
“Mm” tragó saliva “Estoy enojada con Boruto.”
“¿Otra vez?” se volteó a verla, atenta. Ella sabía el impacto que tenía Boruto en la vida de su hija “¿Qué pasó?”
“A veces es demasiado.” se encogió de hombros y evitó el contacto visual, si llegaba a verla a los ojos entonces lo sabría todo y solo podría romper a llorar “Pero no te preocupes, no es nada serio. Lo importante ahora es la universidad, ahí haré nuevos amigos.” le sonrió, pero sus comisuras temblaron “Gracias por traerme.”
“Te quedarás conmigo los fines de semana ¿verdad?” habló con voz atropellada.
“Claro que sí.” Sakura se desinfló de alivio “Nos vemos, mamá.”
“Nos vemos.”
“Ah, te voy a mandar el número del teléfono del departamento. No voy a estar usando el mío…” volteó los ojos “Para soltar las redes sociales.” argumentó vagamente. Sakura asintió, sospechando pero haciéndole caso a su hija.
“Si Boruto me pregunta por ti…” alzó una ceja, esperando qué diría su hija.
“Que se joda.” se encogió de hombros “Es tontito, mamá. No pasó nada serio.” la despidió con su mano “Adiós.”
Su celular estuvo apagado el resto de la semana. Su mente estaba en los primeros días de universidad, la entrega de lecturas y actividades de generación. El primer día se hizo cercana a una chica… ¿gótica? Su nombre era Hako Kuroi y aunque era algo espeluznante, no era para nada molesta u ofensiva. Su flequillo era muy largo y de color negro, y sus vestidos eran similares a los victorianos ¿Era un derivado de la moda lolita gótico? Sarada esperaba tener un poco más de cercanía para preguntar.
Se había comunicado con el teléfono del departamento con su padre, avisando que en realidad se quedaría con él. Y cuando Sasuke volvió, con una maleta y fachada exhausta, Sarada lo recibió con una cena y un capítulo de Law & Order.
“¿Cómo fue tu primera semana? ¿La gente es agradable?” Sasuke comió los fideos como si fuera mejor comida que la de los lujosos hoteles en donde se quedaba.
“La gente es muy egocéntrica.” se encogió de hombros “Sé que los estudiantes de abogacía y de medicina tienen esa tendencia, conozco al tío Shikamaru y a Tsunade, pero ni siquiera llevamos el mes.” rodó los ojos, atacando la ensalada “Son exasperantes.”
Sasuke sonrió.
“Entonces, todo bien.”
“Ajá.”
“Que bien.” jugó con sus palillos “¿Mañana vamos a hacer las compras del mes?” propuso.
Sarada dejó su comida y lo miró. Eso era algo que solo su madre y ella hacían, Sasuke no se hacía el tiempo para participar de esas pequeñas actividades familiares.
“Si.” sonrió “¿Hacemos una lista?” propuso.
Él lo estaba intentando esta vez, al menos con ella.
Aunque las cosas estuvieran yendo bien, no es que lo pudiera ocultar a cada momento. A veces cuando los profesores divagaban, cuando había espacios muy grandes entre las clases, cuando aparecía una persona rubia o con una carcajada característica…
No sabía si él la estaba buscando, no tenía una forma de comunicarse con ella si no era por celular, y tampoco sabía la dirección de Sasuke. Obviamente él no le preguntaría a su padre, eso tendría que venir con muchas explicaciones y estaba segura que Boruto para nada se explicaría ante su padre.
Su cuerpo temblaba de anhelo por tenerlo cerca, su pecho le dolía porque en serio lo extrañaba. Podía contar los días, veintiún días exactos sin verlo. Quería volver a olerlo, a sentirlo abrazarla, quería sus besos, quería todo de él.
“¿Vas a aplicar para el equipo de Taekwondo de la universidad?” Houki la miró curiosa. Él le recordaba un poco al amigo de sus padres, Kakashi. Tenía un estilo similar. Usaba normalmente cubrebocas, su cabello castaño era rebelde y tenía unos ojos azules rozando el negro. Habían estado almorzando juntos y compartiendo apuntes.
“Me gustan las artes marciales, lo he hecho durante años.” también ocuparían más de su tiempo y podría estar pensando menos en Boruto.
“No nos cuentas mucho sobre ti.” Hako estaba moviendo a su espeluznante peluche de conejo rosado, el que solía llevar a todos lados como bolso “Tampoco tenemos tu número.” Hizo un puchero.
“O tu instagram.” añadió Renga, otro de sus amigos hechos en este corto periodo de tiempo. Era más alto y robusto, de cabello negro.
“Si bueno…” tomó un respiro “Está bien, denme uno de sus celulares y les escribiré mi nombre de usuario.” ya debía dejar de estar escondida.
Cuando los tres estuvieron en su perfil, lo analizaron con fijeza.
“Mira nada más…” Hako miró los números “341 seguidores, 105 seguidos, una publicación y tres apartados de historias destacadas.” Sarada se sintió rara, nunca habían revisado su perfil en su cara.
“¿Tus amigos?” Renga señaló la publicación. Eran varias fotos de la fiesta de graduación.
“Si.” asintió, sonriente. Eran distintas, todas movidas y con un flash tan fuerte que había cegado a las personas fotografiadas. En una estaba junto a Sumire y Chouchou, abrazadas y con sus vestidos arrugados y levantados, con sus tacones en sus manos, maquillaje corrido y sonrisas desastrosas en sus caras. En otra estaba junto a Mitsuki, comiendo de un pastel en copas, con demasiado brillo en sus caras, Sarada tenía puestos lentes de sol y Mitsuki los lentes de Sarada. En la siguiente se podía ver que había sido sacada justo segundos después, Boruto estaba saltando sobre los dos y empujando a Mitsuki al piso. Finalmente en la última aparecían Inojin y Shikadai, burlándose a carcajadas de que Boruto había roto los lentes de Sarada y ahora ella lo estaba amenazando con la punta de uno de sus tacones “Fue realmente divertido, todos terminamos vomitando en el patio del local del evento.”
Los tres apartados de historias eran para cosas específicas: la primera de Taekwondo, de los campeonatos en su academia, videos peleando o fotos de entrenamiento. La segunda sobre sus amigos, fotos sin mucho contexto o videos ruidosos y con muchas risas, la mayoría donde la habían etiquetado y ella había resubido. La tercera era de sí misma, apenas dos historias de ella con el pelo corto, hace ya más de un año.
“Síguenos también y hagamos un grupo.” propuso Houki amablemente.
“Vale.” sacó su celular de su mochila y después de tanto tiempo, lo encendió.
La cantidad de notificaciones fue alarmante, una tras de otra tan rápido que pareció que jamás dejaría de vibrar. El nombre de Boruto, Sumire, Chou e Inojin fueron los que más se repitieron. Un sin fin de llamadas y mensajes.
“¿Qué mierda?” Renga alzó una ceja “¿Se murió alguien o qué?” abrió más los ojos cuando ella se mantuvo seria “¡¿En verdad murió alguien?!”
“No, sólo estuve alejada de internet.” le restó importancia y silenció sus notificaciones “Aquí, ahora también los seguiré.”
Apagó su celular minutos después, volviendo a hablar de cualquier otra cosa con ellos.
Era un día sábado y estaba lloviendo. No iba a ir a la casa de su madre, ella tendría un día de chicas con la tía Ino y Temari; y Sarada creía que era muy importante para su madre hablar y pasarla bien con sus amigas y no encerrarse más en su rutina.
Dejó su lectura semanal y se levantó cuando escuchó el teléfono de la casa.
“¿Si?” se apoyó en la pared, jugando con las colas de sus trenzas.
“Hija, voy a llegar una hora tarde.” Sasuke se escuchaba enfadado “El idiota de Naruto-
“¡Oi! ¡Te escucho, Sasuke!” podía escuchar al amigo de su padre a lo lejos.
“¡Cállate! ¡Yo ni siquiera debería estar trabajando!” Sarada sonrió, atenta “Te transferiré dinero ¿qué tal si compras comida china?” propuso, un poco entusiasta.
“Sería fantástico.” aceptó “Entonces ¿llegas a las tres?”
“Es la idea.”
“Perfecto, te quiero.”
“Y yo a ti.” colgó la llamada.
Nunca creería que la separación de sus padres le brindara tanta tranquilidad a su vida —¿o era la ausencia de Boruto y sus amigos?— Era más parecido al vacío, pero le funcionaba por el momento.
Se vistió con una falda negra larga hasta los tobillos, unos botines negros, una blusa de de color blanco que escondía la parte inferior tras la falda y un suéter abierto y suelto de color amarillo. Se acomodó sus lentes y tomó el paraguas.
La lluvia no era tan fuerte y no corría un viento molesto, en realidad se sentía una brisa fresca y sus trenzas lo agradecieron. Fue al restaurante de comida china que estaba a dos cuadras del departamento, pidiendo lo usual: carne mongoliana, chapsui de verduras y rollos primavera. Le gustaba ese lugar, la decoración era bonita, nada exagerado, pero sí muy amplio y elegante. Siempre se quedaba viendo al gato blanco de adorno moviendo la pata junto a la cajera.
¿Debería llamar a Chou y preguntar cómo iba todo? Estaba segura que el “espacio” que le daban sus amigos podría colmar su paciencia, debía dar señales de vida.
Salió del restaurante con la comida, pensando en ponerse en contacto y disculparse por irse…
“Sarada.” se quedó quieta, la sonrisa que traía en la cara se esfumó.
Se tomó un momento antes de girar y ver a Boruto.
“Sarada.” Estaba empapado y agitado, con un abrigo verde oscuro nuevo y su flequillo un poco más largo.
No pudo responder, no supo qué decir. Simplemente…
“Boruto.” casi botó el paraguas, distraída. Tuvo que parpadear varias veces “Hola.” tragó saliva y apretó la bolsa con el almuerzo.
Sus emociones rotas, el aleteo en su corazón, el dolor en su garganta, todo lo que congeló volvió a explotar de pronto. Su pecho sintió un montón de emociones mezcladas y dolorosas.
Sus ojos estaban opacos, cansados y con ojeras oscuras. Se acercó unos pasos, aún manteniendo la distancia.
“¿Qué haces aquí?” Ella frunció las cejas, estaban justo afuera del edificio de su departamento.
Aunque él hubiera superado su miedo a las lluvias y tormentas, no saldría a menos que fuera extremadamente necesario. Mucho menos sin un paraguas. No tenía sentido su aparición.
“¿Cómo…?” sus ojos la recorrieron entera, de forma lenta “Tengo que entregarle unos papeles a tu padre.”
“¿Dónde están?” no veía nada en sus manos.
“En mi mochila.” respondió cortante.
“Ah, claro.” la incomodidad le estaba ganando “Puedes pasármelos, yo se los entregaré.” no quiso escucharse tan tensa.
“Oh.” él se mantuvo serio.
Mierda.
Sarada miró al cielo ¿Qué había visto en el Tiempo? Estaba segura de que dejaría de llover a las seis de la tarde. Boruto no se subiría a un auto mientras siguiera lloviendo, y el camino a su casa desde el departamento era demasiado largo como para dejarlo volver a pie.
“Mira.” tomó una respiración y se mantuvo seria “Si quieres puedes subir a secarte y entregarle los documentos a mi padre.” soltó suavemente el aire “Y cuando termine de llover, pide un uber y te vas.”
Él la miró fijamente, estoico.
“Me parece bien.” asintió.
Ambos entraron a la recepción, se disculparon con el conserje por dejar el piso mojado y subieron por el ascensor en un incómodo silencio. Al entrar a su departamento, Sarada dejó a un lado el paraguas, se quitó los botines y acomodó la comida en la encimera.
“Espérame.” se movió hasta el closet al final del pasillo que había entre las habitaciones y sacó toallas “¿Te quieres dar un baño caliente? No sería bueno que te resfriaras.” Intentó que su voz fuera cortante y molesta.
“Me parece bien.” Boruto se había sacado su chaqueta y mochila.
“Aprovecharé de lavar y secar tu ropa.” murmuró “Te daré ropa de papá que nunca usa por mientras.” entró a la pieza de su padre y se detuvo un momento cuando abrió su armario.
De nuevo tenía esa actitud protectora con Boruto.
Se maldijo, pero sacó la camiseta gris y short negro de su padre, y caminó hasta estar frente al rubio. Le extendió todo y le señaló el baño.
“Gracias.” una pequeña sonrisa adornaba sus bonitos labios…
No mires su boca.
“Está bien.” bajó los ojos y se hizo a un lado.
“Los papeles están en la mesa.”
“Bien.” decidió usar su tiempo para guardar la comida en el horno, encender su celular y enviarle un mensaje a su padre preguntando cuánto se tardaría.
Se levantó de la silla cuando Boruto abrió la puerta, en sus manos tenía su ropa húmeda, ella la aceptó y echó todo a la lavadora —notando, para su desgracia, sus bóxers—.
“¿Ahora si usas tu celular?” se dió media vuelta, viendo a Boruto mirar su celular sobre la mesa, cuál había recibido una notificación de su padre. Él se estaba secando el cabello con una de las toallas, dejándola después colgada sobre sus hombros.
Ella no respondió, siguió mirándolo fijamente. Caminó hasta la mesa y se sentó, ofreciendo la silla de al frente, siendo tomada por el Uzumaki.
“¿Cómo averiguaste la dirección?” preguntó, seria “Se honesto, por favor. No trates de esconder que no viniste aquí por mi.”
Una lenta sonrisa creció por sus labios, pero no era sincera en lo absoluto.
“Me llevé los manuscritos que hacía con tu padre a propósito, luego ofrecí llevarlos personalmente a su casa para no interrumpir la pequeña excursión que harían a una automotora con mi viejo. Y aquí estoy.”
Sarada asintió.
“Si era así de sencillo, me sorprende que te hayas tardado tanto en venir.” se cruzó de brazos y se echó para atrás.
De pronto la sonrisa de Boruto se volvió más altanera y honesta.
“No había podido trabajar con tu padre, me dejó unas semanas libres para poder adaptarme a la universidad.” se inclinó, apoyando los brazos en la mesa “¿Cómo te ha ido?”
“No empieces.” chasqueó la lengua, viendo hacia el costado.
“¿Empezar con qué?”
“No actúes como si no hubiese pasado nada.”
“Tu actúas como si no hubiese pasado nada.” tenía su mandíbula apretada “Desapareciste y no le hablaste a nadie.” la acusó.
“Es problema mío, Boruto.” Intentó no decir las palabras, pero no pudo morder su lengua “Actuaste como un demente.”
“Me disculpé con él, le pagué la factura del hospital.” Intentó defenderse.
“¡Obviamente debías hacerlo! ¡Casi lo matas!” explotó.
“¡Él fue quien me provocó! ¡Yo no iba a iniciar nada hasta que se puso a hablar!”
“¡Por Dios, Boruto! ¡¿Te estás escuchando?!” intentó controlar su respiración “¿Actuarás como un loco agresivo siempre que te provoquen?” lo miró fijamente “Si yo te provoco ¿me vas a golpear?”
“Sarada…” sus ojos estaban abiertos, como si lo hubiera abofeteado “Por supuesto que no…”
“Y tú medicación, la dejaste.” se volvió a cruzar de brazos “Lo noté, estoy segura que también notaste lo que causa no tomarlas.”
“No creía que las necesitara…”
“Y ya viste lo que pasó.” le cortó.
Boruto se echó para atrás y suspiró, llevó una mano a su rostro y la subió hasta echar su cabello hacia atrás hasta chocar con la tela húmeda.
“¿Dónde dejo las toallas?” preguntó, tragando saliva.
“Hay un colgador en la esquina de la terraza.” murmuró. El rubio se levantó y fue a colgar las toallas. Sarada aprovechó de tomar su celular y revisar el mensaje de su padre.
Estoy en casa en 30 minutos.
¿Boruto pasó a dejar unos papeles?
Olvidé decirte.
Tecleó en su celular, ansiosa.
Está aquí.
Esperará a que la lluvia pare
un poco y se irá.
Bajó su celular, viendo cómo él avanzó hasta sentarse de lado en la silla junto a ella. Apoyando su brazo en el respaldo, mirándola atentamente.
“Kagura estaba hablando sobre ti.” continuó “Hablando cosas desagradables de lo que quería hacerte. De los chupetones en tu cuello…” Ella le había pedido no dejar marcas y él la había ignorado. Estaba furiosa de nuevo.
Sarada tiró de sus uñas, sintiendo de pronto la sangre seca de Kagura en ellas.
“Casi lo matas.” dijo entre dientes.
“Lo sé, Sarada. Y perdón, perdona porque vieras eso, perdón por no tomar mis medicamentos…”
“¡Y te estás volviendo a drogar!” atacó. Se lo había guardado en la playa, porque no quería conflictos, no quería peleas… No quería, no quería… “¡Después de casi morir!”
Boruto apretó sus labios.
“No eran pastillas o inyecciones.” explicó, suave “No más pastillas, lo prometo.”
“¿Hierba?” intentó adivinar, menos tensa.
“Si, de la mano de Shikadai.” se encogió de hombros “Bonita-
“Ni se te ocurra decirme así ahora.” le cortó.
“Está bien. Sarada…” tomó una inhalación y la soltó con lentitud “De verdad, lo siento mucho.” Fue con cuidado a tocar una de sus manos, sujetándola, viendo las reacciones de la chica “Me salí de control, lo sé. Estoy… Estoy con mi medicación de nuevo, volví a contactarme con mi psicólogo. Pagué lo que había que pagar y me disculpe con los chicos por haber arruinado las vacaciones.” dudó un momento “Deberías contestar sus mensajes, porque están preocupados por ti.”
Ella miró su mano sobre la suya, cálida, algo callosa, tatuada y grande.
“No te estoy pidiendo volver al acuerdo.”
“¿Entonces?”
Su labio tembló.
“¿No me extrañaste?” la pregunta fue sincera “¿Ni un poco?”
“Boruto…” apartó su mano, alejando sus sillas un poco más.
“¿No lo hiciste?” cuando ella se levantó él la siguió, deseando obtener una respuesta.
“Claro que sí…” giró sobre sí misma, creando distancia con sus brazos “Pero ya ha sido mucho de esto, estoy cansada.”
“Podemos iniciar de nuevo.” tomó las manos en su pecho y la atrajo un poco más “Seamos amigos ¿si?” acarició su rostro, acunándolo y apreciando sus facciones angustiadas.
“¿Amigos?” se sintió abrumada, como si la hubiera golpeado.
“¿Podemos serlo?”
“¿Estás bromeando?” Tomó su mano “Mira la forma en que me tocas, Boruto.”
“Puedo no hacerlo.” se apartó “¿Podemos ser amigos?” suplicó.
“No.” intentó ser dura, pero se escuchó más como un suspiro triste.
La expresión en el rostro de Boruto se congeló, luego se fue agriando hasta quedar en algo irritado, un poco colérico.
“¿No?”
”No, Boruto. No voy a ser tu amiga.”
Él sonrió diferente.
“Vale.” Y lo hizo, casi como si activara su lado engreído, la forma de sus ojos se hizo más aguda y se inclinó lo suficiente para invadir su espacio personal “Intenté la forma pasiva ¿Ahora quieres lo interesante, bonita? Puedo dártelo.”
Notes:
DE VERDAD VA A COMENZAR EL PICK DE LA TOXICIDAD 🗣️
Estoy muy emocionada, hice este capítulo con mucho cariño. El próximo se viene más potente (de aquí, solo habrá cuesta arriba con la tensión de la trama).
Gracias por leer y comentar!
Chapter 15: Detrás de ti
Notes:
NECESITO QUE SE TOMEN UN MOMENTO Y ESCUCHEN PLAYBOY DE EXO. LITERALMENTE SIEMPRE QUE LA ESCUCHO ESTOY: 🫦🫦
Chapter Text
Playboy:
https://youtu.be/bLmGO5APnRw?si=tVHKM7svKZBepSBk
Standing Next To You:
https://youtu.be/xg99M1ZMkiA?si=7d-I0hf2fThDAEBJ
Las manos de Boruto subieron hasta su cuello, acariciando su pulso, sintiendo su acelerada circulación. Respiró sobre su boca, la forma en que Sarada lo miraba era una combinación de terror y expectación.
“Te advertí, bonita.” ella tembló por el tono de su voz, apretó su agarre en su camiseta “No te librarás de mí.” Sus labios estaban tan cerca, Sarada lo quería más, quería sus besos y abrazos. Ansiaba el placer que él podía brindarle.
“No me hagas esto.” no pudo retroceder ni un paso, él no se lo permitió y su cuerpo tampoco quería alejarse.
Nunca entendió a Sumire por las locas ansias de seguir al lado de Kawaki a pesar de las cosas que hacía o decía. Pero ahora, prácticamente su cuerpo temblaba por hambre, sentía en carne propia el deseo de que la misma persona que tantas veces la hizo llorar y sufrir no dejara de verla como una joya de gran valor.
Se sobresaltó cuando su celular vibró en la mesa, era una llamada de su padre.
“Boruto…” intentó acercarse, pero sus manos viajaron a su cintura y su boca llegó a su cuello, suspirando en su pulso.
“No contestes el teléfono, sólo déjalo.” su lengua paseó por su piel, haciéndola jadear “Seguro solo quiere avisar que se tardará más.”
“¿Qué?” las manos de Boruto estaban subiendo su blusa hasta sacarla de debajo de su falda.
“Mi padre lo retendrá un poco más.” mordió suavemente su piel, de la forma en que la hacía retorcerse “No sería bueno que interrumpiera lo nuestro ¿verdad?” se separó un poco, viendo sus ojos.
“¿Se lo dijiste?” la vergüenza creció en su rostro.
“Solo que debíamos arreglar las cosas, a solas.”
“Dijiste…” bajó los ojos y observó cómo él desabotonaba su blusa lentamente “Boruto.” su entrepierna palpitaba de manera dolorosa, sólo deseaba ser tocada. Y Dios, eso se sentía tan mal.
“¿Por qué te preocupa? No sabrán nada.” de pronto ya no habían más botones y lo único que la cubría de su intensa mirada era su brasier “Las marcas ya se fueron.” levantó los ojos a ella, de una forma suave y posesiva “¿No has extrañado lo bien que te puedo hacer sentir?” sus dedos tocaron sus costillas, cerca del borde de la copa de su brasier “¿El placer que mi cuerpo puede darle al tuyo?” su mano subió completamente hasta su escote, tocando ahora su piel con su dedo índice.
Sarada había cerrado los ojos y aferrado sus manos a él, disfrutando su toque.
“¿Por qué nunca puede ser fácil contigo?” murmuró, cediendo a sus caricias “¿Por qué tienes que ser así?”
“No soy particularmente amable, bonita. No cuando tratas de huir de mí.” la fue empujando suavemente por el comedor hasta tenerla contra la pared, dándole menos chance de escape.
“No, espera.” Suspiró de placer cuando Boruto apretó uno de sus pechos, y arqueó la espalda cuando su otra mano descendió hasta alcanzar su monte de venus “Oh, Dios.” cerró los ojos, sintiendo como él alzaba la tela de su falda hasta tocar la superficie de sus bragas.
“¿Te has tenido que tocar sola?” la miró con pesar, como si fuera algo desgarrador “¿Aún cuando me arrastraría por ti por tocar un poco de tu piel?” sus dedos se deslizaron por sus labios, frotando la humedad creciente “Responde.”
“No me he tocado.” y debió haberlo hecho, así no estaría como en celo por su presencia.
“¿No?” pareció que sus ojos resplandecieron “Puedo hacerlo por ti.”
“Ya lo estás haciendo.” abrió los ojos, viendo la erección en los shorts “Oye-” se calló cuando la lavadora hizo un pitido musical, avisando que había acabado “Tengo que poner tu ropa en la secadora.” quitó sus manos de su cuerpo y se hizo a un lado, abotonó su blusa y caminó hacia el electrodoméstico.
Boruto volvió a su expresión seria, se dio media vuelta y caminó hacia el pasillo, abriendo la puerta del costado derecho, encontrando el cuarto de Sarada. Era más sencillo de lo que esperaba, pero olía perfectamente a ella.
“¿Dónde estás?” sus pasos fueron rápidos, llegó enseguida a él “¿Qué haces? Sal de-” y la interrumpió de la mejor de las formas: con un beso. Y el frenesí comenzó.
Boruto tiró de los lados de su blusa, rompiendo la costura de los botones por la fuerza. Sarada correspondió el beso, jugando con su lengua y moviendo sus labios contra los suyos, tiró de su camiseta hacia arriba, quitándosela y por fin teniendo su perfecto cuerpo a su vista.
“¿De verdad querías terminar el juego?” susurró Boruto contra sus labios, tomando sus nalgas con sus manos, apretando su carne “Estás tan loca por mi como yo por ti.” volvió a besarla, más brusco y rápido, con mordida en sus labios.
Sarada gimoteó y le bajó los shorts, sintiendo su pene erecto contra su vientre, la punta húmeda dejando pequeños rastros en su falda.
“Boruto…” estaba ansiosa, su cuerpo lo quería. Llevó su mano al miembro erecto y disfrutó del calor que irradiaba, de su dureza y palpitación.
“¿Vas a terminar con esto, preciosa?” el rubio sonreía descaradamente contra sus labios, burlón y cruel “¿O dejarás que me hunda entre tus piernas?” volvió a subir la tela, sin molestarse en ser lento “¿No extrañas correrte tan fuerte hasta perder los sentidos?” bajó sus bragas, tirando tan bruscamente hasta romper el lado de una costura y dejándola inútil en el suelo “¿O chuparme la polla? Te vi muy complacida haciéndolo.” sus dedos se hundieron dentro de ella, y Sarada por fin perdió.
“Si, lo extraño. Lo extraño mucho.” jadeó contra sus labios, retorciéndose de placer “Lo quiero.”
“¿Cuál de todas las cosas?” sonrió “¿Quieres mi polla en tu boca o en tu coño?” movió los dedos, frotando sus paredes, usando su palma para rozar su clítoris.
Sarada miró hacia arriba, directo hacia sus ojos. Mordiendo su labio y comenzando a bombear su pene, ganándose un gemido por parte del rubio.
“Fóllame.” besó sus labios, apenas en un toque casto “Hazlo…” la cerradura de la puerta principal giró.
Su corazón saltó, empujando a Boruto y bajando su falda.
“Mierda, mierda, mierda.” su corazón se aceleró y miró su blusa sin botones “¡Carajo!” empujó de una patada sus bragas bajo la cama mientras Boruto se subía los pantalones y buscaba la camiseta en el piso “Ve a recibirlos mientras me cambio de blusa.”
“Sarada, tengo una maldita erección. Se notará.” aunque no se veía tan nervioso, para nada. Parecía furioso “Tu padre me matará.”
“Ve al baño y resuélvelo, no me importa.” volvió a mirarlo “¡Tienes una erección en la ropa de mi papá!” se veía horrorizada.
“Ahora te molesta.” rodó los ojos y corrió hacia el baño mientras Sarada se quitaba la blusa a toda velocidad e iba por una camiseta de pabilo.
“¿Sarada?” su padre se escuchaba en el comedor.
“Ya voy.” tomó un poco de aire hasta que el calor abandonara sus mejillas y salió a la sala “¡Naruto-san!” ahora sus mejillas estaban rojas. Debajo de su falda estaba sin bragas frente al padre de Boruto.
“Hola Sarada.” el adulto le sonrió “¿Cómo estás?”
“Hola, bien.” sonrió, tímida.
“¿Dónde está Boruto?” Sasuke buscó detrás de ella.
“En el baño.” llevó un mechón de su cabello tras su oreja, sus trenzas ahora estaban algo revueltas “¿Lo viene a buscar?”
“Oh, no ¡Sasuke me invitó a almorzar!”
“Cállate, te invitaste solo.” suspiró. Sarada notó que en la mesa había más comida china “Perdón por tardar.”
“Está bien.” sonrió “Pondré los servicios.” se movió, ignorando a Boruto saliendo del baño.
“¿Esa es mi ropa?” Sasuke alzó una ceja, sacando la comida del horno y preparando para calentarla.
“Nunca la usas.” dijo rápido Sarada “Y la de él estaba mojada.”
“Que linda eres con mi hijo, Sarada.” Naruto sonrió y se acercó a Boruto, aprovechando que los Uchiha estaban teniendo una conversación entre ellos “¿Arreglaron las cosas?” preguntó en un murmullo.
“Casi.” contestó, seco. En realidad sólo había logrado seducirla “Debiste demorarlo más.”
“Sasuke no quería dejarlos a solas.” Naruto se encogió de hombros y lo miró con atención “¿Me vas a decir que pasó entre ustedes?”
“Ya te dije que recaí.” chasqueó la lengua “Y ella vió mi arrebato.”
“Sé que Kawaki te está cubriendo, pero él no es tan bueno mintiéndome como tú.” lo miró con sospecha “Sabré lo que en realidad pasó en algún momento.”
“No te metas en esto, viejo.” se alejó y caminó hacia Sarada “Déjame ayudarte.” tomó los platos y los llevó a la mesa.
Comieron dejándose llevar por las conversaciones de trabajo de Naruto, escuchando sus quejas y chismes que nunca tenía completos.
Cuando al fin dejó de llover y la ropa de Boruto estuvo seca, se decidieron a marcharse.
“Contesta mis mensajes.” murmuró cerca de su oído cuando se despidieron “Aún debemos hablar bien.”
“Okay.” Sarada bajó los ojos y suspiró una vez ambos rubios se hubieran marchado.
“Estoy agotado.” Sasuke caminó hacia su habitación. Pasar tanto tiempo con un Uzumaki era un robo de energía “Maní, perdona por tener que traer a ese dúo a la casa.”
“Está bien, Naruto-san es divertido.” sonrió y caminó rápido al baño para tomar la ropa que había usado Boruto y echarla a lavar.
Ya entrada la noche, Sarada comenzó a responder los mensajes.
Chouchou: 143.
Sumire: 24.
Inojin: 15.
Shikadai: 4.
Mitsuki: 3.
Kawaki: 1.
Boruto: 753.
Mierda.
Decidió escribir en el grupo que tenía con Chouchou y Sumire, diciendo que ya se encontraba bien y estaba disponible para una reunión. Después de una severa reprimida y una exclamación de calma, habló con los demás chicos.
Dedicó un tiempo especial en leer los mensajes de Boruto. Al inicio estaba angustiado y arrepentido.
Sarada. Por favor responde.
No quería que vieras eso.
Sara, pagué la factura del
hospital de Kagura.
¿Quieres que me disculpe?
Lo haré.
Y subieron a desespero y ansiedad pura.
¿Dónde estás?
Responde por favor.
Sara. Estoy preocupado.
Inojin no me quiere decir nada.
Bonita. Contesta las llamadas.
Sakura no me quiere decir dónde estás.
Solo quiero saber si estás bien.
Sarada??
Te extraño.
No me ignores de nuevo.
Compraste una pastilla
para el día después??
Sarada, te necesito.
Cerró los ojos y se tomó un momento.
Te extraño demasiado. Perdóname.
No tenemos que seguir con el sexo.
Solo quiero verte.¿Me dejas?
Te amo, Sarada. Por favor ámame también.
Una notificación nueva llegó y el chat se movió hasta el final.
Baka-Boruto
Hola.
Hola.
¿Qué haces ahora?
Respondía los mensajes
que había dejado pendientes.
No respondiste ninguno mío.
Estaba leyéndolos.
Son muchos.
Mejor no lo hagas.
Me veo patético.
No eres patético.
Te rogué atención
como un perro.
Perdona.
Está bien. Ya no me importa
mucho verme como un perro
si se trata de ti.
¿Si podremos seguir con lo
nuestro?
¿Sexo?
Todo, Sarada. Lo quiero todo.
Tomó una respiración y se sentó en su cama, sofocada.
Entonces gánatelo.
No voy a aguantar tus celos.
No voy a llorar por ti de nuevo.
Te lo prometo.
¿Mañana a qué hora sales
de la universidad?
Te recogeré y podremos
hablar con calma.
¿Si?
Está bien. Salgo a las 3:30.
Nos vemos mañana, bonita.
Te amo.
Tragó saliva y se volvió a acostar, ahora lo suficientemente en calma como para dormir.
También te amo.
Ese día decidió usar pantalones, como que era poco usual en ella. Pero si iba a conversar con él, usaría algo que no fuera accesible a sus manos osadas como una falda o vestido. Se puso converse rojas y un suéter con rombos burdeos ancho y procedente de la sección masculina.
“¿Quieren ir a la tocata que habrá en la facultad de artes?” Houki preguntó mientras salían de la sala, dirigiéndose al metro “Comienza a las cuatro.”
“Oh no, disculpa.” revisó el mensaje que Boruto le había enviado, diciendo que ya estaba esperando afuera “Voy a juntarme con un amigo.” se detuvo un momento cuando vió el auto negro de Boruto estacionado a unos metros.
“Hey ¿Es un Byubi?” Renga se refería al auto del rubio “Es el modelo de este año.” parecía maravillado.
Sarada nunca había notado mucho el auto de Boruto. Los Uzumaki siempre habían tenido muchos modelos por ser los dueños de la empresa, pero Boruto nunca optaba por colores llamativos o presumía de su auto.
“¿Es bueno?” interrogó, retomando la marcha.
“Ha tenido excelente-” se calló cuando Boruto salió del auto y caminó hacia ellos.
Sarada quiso rodar los ojos. A diferencia de ella, Boruto se había esmerado en lucir su apariencia. Con unos pantalones negros, con cinturón y cadenas. Una camisa blanca con los primeros botones sin tocar, enseñando su pecho y tatuaje. Su cabello estaba echado hacia atrás y usaba la colonia que Sarada le había halagado una vez.
“Hey.” sonrió hacia su dirección.
“Demasiado puntual para creerlo.” saludó “Renga, Houki, Hako.” apuntó a cada uno y luego al rubio “Él es Boruto.”
“Hola.” saludó, llevando sus manos a los bolsillos de su pantalón.
“Eres… ¿Boruto Uzumaki?” Houki parpadeó varias veces.
“Ohh, por eso el auto.” murmuró Renga.
Boruto se tensó, casi como si apenas dos frases lo hubieran atacado.
“Si, ese soy yo.” se encogió de hombros. “¿Vamos?” le preguntó a la Uchiha.
“Si.” se dió media vuelta para despedirse de sus amigos, y subió al puesto de copiloto cuando Boruto le abrió la puerta. Se sintió extraño el trato de princesa “¿A dónde iremos?” preguntó una vez que él se subió y comenzó a manejar.
“A mi casa.” dijo de forma calmada.
Eso la relajó. Hinata siempre estaba en su hogar, así que no tendrían que estar a solas por si la conversación tomaba un rumbo de conflicto nuevamente.
“¿Quieres poner música?” le extendió su celular “La contraseña es la de siempre.”
“Está bien.” sintió su estómago retorcerse al ver el fondo de pantalla. Era la foto que se habían sacado en su cama, donde estaban recostados después de tener sexo.
Fue a la aplicación de Spotify y buscó una canción de Jung Kook, hasta seleccionar Standing Next To You, recientemente Hako no había dejado de cantarla. Boruto alzó una ceja pero no dijo nada, luego de unos segundos incluso subió el volumen y pareció disfrutar la canción.
Tarareaban la letra, moviendo una de sus piernas con el beat de la canción.
“Te vestiste así apropósito.” no fue una pregunta “¿Querías dejar en claro los límites?”
“Siempre me visto así.” se encogió de hombros.
“No te gustan los pantalones, incluso mientras llovía llevabas una falda.” arremetió.
“Si, bien, es tu culpa.” rodó los ojos “Para que dejes de intentar manosearme.”
“Puedo manosearte con pantalones.” sonrió ladinamente.
Las mejillas de Sarada se tiñeron de rosa.
“Me refería a que… con tu mano.” hizo un gesto y luego suspiró “Que me masturbaras.”
“Aún puedo hacerlo con el pantalón.” insistió.
“Entonces: no quiero que me toques.” especificó.
“Entiendo, ma’am. Claro como el agua.”
“Este no es el camino hacia tu casa.” observó las calles desconocidas.
“Lo es.”
“No conozco este lugar y he ido muchas veces a tu casa.”
“Bueno, no lo dije. Recientemente me mudé.” movió sus manos por el manubrio con destreza, el auto dobló hacia la derecha. Sarada se sintió tonta por el efecto de mariposas en el estómago que eso le provocó.
“¿Por qué?”
“No quiero pelear, y estar con mi familia hace que lo haga.”
“Estoy segura que tu padre no te arrendaría un departamento.”
“Está a mi nombre, es mío.” Sarada lo miró, incrédula. Sabía que ganaba un buen dinero por trabajar con Sasuke, pero jamás para comprar un departamento “Es heredado, cuando mi tío Neji murió cuando yo tenía ocho años me dejó su departamento a mi, una vez que cumpliera la mayoría de edad lo podría reclamar...”
Sarada sintió la envidia crecer en su garganta.
“¿Un departamento?” la sorpresa no dejó su rostro “¿Tienes un departamento a los dieciocho?”
“Y un auto.” sonrió ladino “Soy un excelente partido, bonita.”
Ella sabía que él era un buen partido, pero con un lado malicioso bien escondido.
Bajaron al subterráneo del gran edificio gris y se dirigieron al ascensor, subiendo hasta el piso 17. Al entrar a su departamento, Sarada observó el lugar.
Su sala de estar tenía un sillón negro, una pequeña mesita de centro de cristal y un televisor en la pared. Su comedor era la isla que había en la cocina, la cual estaba en el costado derecho del lugar. Olía a él, no a su colonia, sino a su esencia.
“Ponte cómoda ¿quieres algo para beber?” Se quitó las zapatillas y se movió hacia la cocina mientras Sarada dejaba sus converse a un lado y caminaba, sentándose en el sillón, con su corazón aleteando rápidamente “¿Café?” Preguntó.
“Me gustaría.” Tomó su cabello en un moño desordenado y dejó su mochila en el suelo. Boruto llegó a su lado minutos después, y le extendió una taza humeante “Gracias.” Sonrió, soplando y bebiendo.
“¿Quieres hablarlo enseguida?” Extendió su brazo por el respaldo del sillón, acercándose más.
“Mhm.” Asintió, dejando la taza en el reposavaso.
“Está bien.” Tomó una respiración y la observó, con sus dos bonitos ojos azul y celeste “Me quiero disculpar por ser un idiota celoso que te hizo sentir mal. Y también seré sincero, porque Kagura dijo cosas horribles sobre lo que le haría a tu cuerpo, y no pude quedarme quieto.” Hizo un gesto para que lo dejara seguir hablando cuando ella abrió la boca “Sé que no fue la reacción adecuada, pero tú hubieras hecho lo mismo. No me puedes negar eso. Si alguien hubiera dicho algo sobre Sumire o Chouchou tú hubieras sido la primera en lanzar golpes.”
Sarada cerró la boca, porque era verdad.
“Perdóname ¿si?” Acarició su rostro “¿Si, bonita?” Sus rostros se estaban acercando.
“No quiero los celos.” Murmuró “Me hacen sentir mal.” Sus respiraciones se estaban mezclando.
“Entonces ¿podemos hacer que todos sepan que estamos saliendo?” Besó la comisura de sus labios “Solo quiero ser tu novio, que todos lo sepan y dejen de coquetearte.”
“¿Tan rápido?” Boruto casi se derrite por sus ojos de cordero.
“No tiene que ser ahora, sólo digo que eventualmente te pediré noviazgo.” besó su mejilla “Y entonces, espero que aceptes.”
Sarada asintió, dejando que él le quitara los lentes y los acomodara en la mesita. La tomó por la cintura y se empujó sobre ella, robándole un beso mojado, moviendo sus manos por su cintura hasta detenerse por completo.
“¿Qué pasa?” Sarada lo miró, atontada.
“Dijiste que no te tocara.” Aunque seguía rozando sus alientos, tocando sus narices con cada respiración.
“Ahora quiero que lo hagas.” Levantó un poco la cabeza, dándole un beso.
“¿No quieres ir a mi cama?” Sonrió “Es más cómodo que el sillón.”
Y ella lo siguió, volviendo a caer en su encanto.
Chapter 16: Bed
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Mmmh; Kai.
https://youtu.be/kaax_0D-PqU?si=gf9SnzxgiJLYhnEq
Su habitación era más grande de lo que esperaba, ya que era la que normalmente usaba un matrimonio. Su cama seguía siendo la misma, en la esquina. Su escritorio y computadora estaban frente a la ventana y tenía unas pesas y muebles de ropa al otro lado de la habitación.
“Compraré una cama más grande.” murmuró en su nuca, moviendo sus manos bajo su suéter, acariciando su estómago. Ella sabía que era para que pudieran dormir juntos con mayor comodidad.
Sarada se volteó y volvió a inclinarse por más besos, sus manos recorriendo su cuerpo sobre las telas, añorando lo que llenaba sus noches en vela.
Al estar en la cama, con ella dándole la espalda y moviendo sus caderas contra la ingle de Boruto. Con sus ansias creciendo, deseando estar sin ropa que los detuviera.
“Levanta los brazos.” Boruto tomó los bordes de su suéter, quiándoselo y dejándola con su brasier negro. Él se inclinó para besar su espalda, empujado hacia adelante para simular embestidas.
Sarada jadeaba su nombre, apoyándose en sus rodillas y manos temblorosas, sus brazos se sentían a punto de fallar por la expectación. Boruto estaba desabrochando sus pantalones y tirandolos hacia abajo, con solo sus bragas obstaculizando su objetivo.
“Hazlo ya.” Miró hacia atrás, dirigiendo una de sus manos a la marcada erección del rubio “Por favor.” Levantó su culo a él, enseñando la tela húmeda que daba contra su intimidad.
Boruto bajó su pantalón y ropa interior de una vez, frotando la punta contra su humedad, gruñendo y quitándose la camisa con brusquedad.
“No tengo condones.” Bajó sus bragas y empujó la punta contra su entrada, volviendo a gemir por lo caliente que se sentía contra su pene.
“Puedo tomar una pastilla después.” Murmuró por lo bajo, retrocediendo para hacerlo entrar en ella “Boruto…” gimió, cayendo en sus codos “Necesito que me folles.” No le importó escucharse como una perra necesitada, porque estaba segura que se estaba volviendo una.
“Oh, bonita…” lamió sus labios y se metió de una sola vez, empujando a sus paredes a recibirlo, y haciendo que ella gimiera de placer y dolor. Boruto palpitaba dentro de ella, balanceándose hacia adelante y hacia atrás, llevándose gritos consigo “¿Duele?” Apretó su agarre en sus caderas para mantenerla en su lugar, observando como el coño de Sarada se abría para recibirlo y lo apretaba cuando retrocedía. Fue empujando más duro cuando la sintió mojarse más para que se moviera más fácil, los sollozos de Sarada lo alentaban a ser más brusco y rápido, obligándola a recibirlo.
“Me gusta, me gusta… Boruto.” Terminó de caer en el colchón, mordiendo su labio inferior para tratar de no gritar, y temblando por cada golpe que el rubio le daba a su interior.
Boruto apoyó sus manos a los costados de sus hombros, empujando más profundo y rudo, obligándola a retorcerse bajo él. En un momento salió casi por completo y esperó a que ella pudiera respirar correctamente para arremeter con una fuerte estocada, encontrando el punto que hacía a Sarada gritar de placer.
“¡Dios mío!” no tenía que ver su rostro para saber que las lágrimas de gozo se deslizaban por sus mejillas.
“Baja las caderas.” murmuró con un gemido, y ella lo hizo obedientemente. Usó sus piernas para que ella le diera mayor acceso y no pudiera cerrarlas, porque Sarada tenía esa manía cuando estaba por correrse; y volvió con embestidas profundas y duras, apoyándose en sus codos y pegando su pecho y abdominales a la espalda de la Uchiha.
Ella seguía gimiendo y sollozando, moviendo por inercia sus caderas contra las de él para provocar mayor fricción. Estaba tan cerca del final que le daba vueltas la cabeza.
“Me voy a correr.” avisó el rubio, y ella asintió desesperadamente cuando sus embestidas volvieron a ser más largas “Ya voy a-
“Si…” sus caderas temblaron y su interior lo estrujó, corriéndose fuertemente y provocando que Boruto disparara su semen dentro de ella. Su orgasmo se extendió por todo su cuerpo, tensando sus nervios y haciendo que hormiguearan.
Boruto dio otras cortas embestidas hasta detenerse por completo. Suspiró en su nuca y la besó.
Se retiró e hizo que se acostara sobre su espalda. Su bonito rostro estaba enrojecido y húmedo por las lágrimas y saliva, sus pechos tensos contra el brasier y sus pantalones amontonados en sus rodillas.
“Te ves caliente.” sonrió, sintiendo el orgullo y ego crecer porque él la dejaba así de destruida después de cada sesión de sexo que compartían. Movió sus manos y terminó de sacarle los pantalones y sus bragas, se inclinó sobre ella y metió sus manos bajo su espalda para alcanzar el broche de su brasier y poder quitárselo.
Una vez que estuvo desnuda frente a él, disfrutó la vista que añoró por semanas.
“¿Qué pasa?” Sarada pareció recomponerse y le devolvió la mirada, limpió su rostro con las palmas de sus manos y suspiró.
“Necesito que te recuperes antes de volver a follarte.” explicó, sintiendo a su polla volver a erguirse.
“Es increíble que logres ponerte duro tan rápido.” sonrió con vergüenza “Pero estoy sensible…” hizo un mohín.
“Si pones esa cara solo haces que quiera ser más rudo.” se movió sobre ella, empujando sus piernas para que las abriera y estuviera dispuesta a él “No quiero que te contengas, si quieres gritar, hazlo.” murmuró contra sus labios, moviendo la cabeza su pene contra su entrada y volviendo a sumergirse en ella.
“Mm…” Tomó una respiración y se relajó para que fuera más fácil que entrara, miró a los ojos a Boruto cuando volvió a subir la rapidez de sus movimientos y la hizo gritar tanto como quería.
Nunca creyó en la influencia del sexo en las decisiones de las personas hasta que descubrió lo bien que se sentía y lo fácil que era sucumbir al placer y olvidar todo lo demás.
Boruto sabía que Sarada era ingenua, pero no pensó que fuera tan fácil convencerla de volver a estar con él y hacerla creer en que había dejado las drogas.
Su mes sin ella no había sido exactamente un infierno, pudo desenvolverse en la universidad tan bien como lo hacía siempre con la gente. Tal vez estaba más callado de lo normal y un poco reacio a las interacciones sociales, pero a las personas le gustaban los tipos como él, que parecían tener un montón de secretos. Las chicas lo seguían a donde sea que fuera. Estaba acostumbrado a ello, muy acostumbrado a un polvo fácil.
Pero estaba obsesionado con Sarada, ya no podía ocultarlo. Sus pensamientos viajaban a ella al menos una vez cada hora. Seguía mirando sus fotos y hablándole como un desquiciado porque ahora que la había probado, jamás la dejaría ir.
Cuando fue a buscarla a su casa y Sakura lo recibió, su sonrisa fue tensa. ¿Le había dicho a su madre lo que había pasado entre ellos…? No, Sarada no arriesgaría la amistad entre sus familias. Probablemente era una pequeña mentira de que se habían peleado.
“Sarada se fue a vivir más cerca de la universidad.” fue su corta explicación.
Pensó cientas de opciones antes de caer en cuenta en la respuesta clara: Sasuke.
Después de eso fue todo un frenesí, robar papeles de la oficina, incluso ir a su departamento mientras llovía, tentando su fobia para hacerla sentir mal y que lo dejara pasar fue una jugada muy sucia (que jamás admitiría).
Pero ahora todo estaba como había planeado, ella gemía su nombre y se estremecía de placer debajo de él. Dejaba que apretara su cuerpo y fuera duro. Boruto estaba seguro que le permitiría empujarla hasta el borde y ella no rechistaría.
Ella estaba tan loca de amor por él. Fue un imbécil por no notarlo antes, porque aunque las señales fueron pequeñas, fueron lo suficientemente obvias para personas como Sumire, Inojin y Shikadai.
Podría conducir mientras lloviera si eso le aseguraba tenerla en sus brazos, para poder ver esa expresión en su rostro.
Él tenía que ser el único, nadie se la merecía. Nadie jamás podría verla pedir sexo y hacerla rogar por más. Se aseguraría de ser el primero y único por el resto de sus vidas.
Se volvió a correr dentro de ella, haciéndola llegar a su propio orgasmo y dejándola tiritando.
Sabía que lo volvería a arruinar, intentaría que no fuera pronto. Pero siempre la jodía, así que la enamoraría lo suficiente para que cuando ella quisiese irse, terminara volviendo a él.
Era a su lado donde Sarada pertenecía.
La arrulló en sus brazos y peinó sus cabellos, sonriéndole a la bella mujer que lo miraba con los mismos ojos que él tenía solo para ella.
“¿Vas a volver a ir a la academia?” preguntó con voz ronca.
Ella asintió, apoyando su mentón en su pecho.
“También estoy en el equipo de Taekwondo de mi universidad.” no preguntó si él se había inscrito, porque sabía que no lo había hecho “¿Cómo son tus clases? ¿Muy difíciles?”
Sus dedos seguían vagando por la línea de su columna desnuda “Los profesores son una mierda, pero es lo que se esperaría de ingenieros que no se molestaron en estudiar la docencia.” sentía que la conversación podía fluir de la misma forma en que lo hacía cuando eran amigos.
“Los míos son tan prepotentes.” rodó los ojos “Echaron a una de mis compañeras por estar con el celular en clases, el profesor dijo que si ella no salía entonces perderíamos la materia del módulo. Porque él no volvería a hablar hasta que se marchara.” bufó “Pero claro, si un chico saca el celular, le pide que lo guarde amablemente ¡Es un machito!” el rencor en su voz era el mismo que tenía por su profesor de química en el colegio.
“¿No pueden echarlo?”
“Tiene demasiados doctorados y cursos. Su currículum es tan grande que a la universidad se le hace imposible, a pesar de sus fatales críticas.” algo en sus ojos brilló “Junto a mi amiga, la que viste cuando me fuiste a buscar, estamos buscando vacíos legales en las reglas de la universidad para ver si podemos encontrar una forma de que haga algo, para tenderle una trampa.”
“Estoy seguro de que puedes hacerlo.” sonrió.
Sarada se relajó contra su cuerpo, parecía que verlo tranquilo la aliviaba. Así que él dejaría de ser un buscaproblemas por ella, al menos por un tiempo.
Aunque le rogó que se quedara a dormir con él, ella no cayó en sus encantos esta vez. La fue a dejar al departamento y la detuvo con un beso caliente que tuvo que parar cuando sus manos comenzaron a tocarla sobre el pantalón.
“Te dije que podía hacerlo.” sonrió de forma descarada, presionando con más insistencia de arriba a abajo.
“Bastardo.” gruñó contra sus labios, abriendo sus piernas para él, pareció notarlo segundos después y las cerró de golpe “¡Deja de mirarme así!” quitó su mano y desabrochó el cinturón de seguridad.
“¿Así cómo?” él sabía cómo era la mirada, la había practicado a los quince años para seducir chicas.
“Como si no supieras.” bufó y abrió la puerta.
“Dime a qué hora sales mañana para ir a buscarte.” se apoyó en el manubrio y se inclinó para seguir viéndola mientras bajaba, deteniendo sus ojos en el perfecto culo que había tenido en sus manos horas atrás.
“Mañana iba a salir con Chouchou y Sumire.”
“Oh, vamos preciosa.” Hizo un puchero.
“Se los prometí, tampoco me han visto.”
“Pero ellas no te dan orgasmos. Deberías priorizar al tipo con el pene grande.” se apuntó a sí mismo “Y yo soy ese tipo…” pareció pensarlo y chasqueó sus dedos, como si tuviera una revelación “¡También mi pene es una cualidad más! Te juro que no dejo de crecer como el mejor partido.”
“¡Dios mío, Boruto!” sus mejillas estaban rojas, porque estaba segura que los peatones que pasaron pudieron escuchar su exclamación.
“Eso mismo me dices en la cama ¿por qué estás tan enojada ahora?” lanzó una carcajada cuando ella cerró la puerta dando un portazo y corrió dentro de su departamento, como si pudiera huir de su vergüenza.
Boruto sonrió y le envió un mensaje antes de ponerse en marcha.
Bonita💗
Te amo, gracias por
darme otra oportunidad.
Idiota.
También te amo.
La tenía en sus manos.
Notes:
Hola 😭 PERDÓN POR TARDAR TANTO. Tengo un montón de evaluaciones y lecturas para la universidad, así que no he tenido mucho tiempo. Sé que el capítulo es corto, pero no quería tenerlos más tiempo sin actualización.
Gracias por leer y por sus comentarios, nunca pensé en que les gustaría tanto esta clase de historias (bien cochinos y sufridos ustedes). Les recomiendo que vayan a echarle un ojo a mis demás historia, que son prometedoras también.
También les quería pedir un favor ¿Me recomiendan fanfics? Borusara, sasusaku, naruhina. Cualquiera de esas parejas, porque son mis favs. También estaré respondiendo sus comentarios porque yo de chismosa los leo pero no respondo nada JAJJAAJ
Nos leemos luego.
-Gatica.
Chapter 17: Amor ciego
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Cuando Sarada entró al café en donde se reuniría con sus amigas, sólo Chouchou había llegado.
No supo qué fue lo que le sorprendió más, que Sumire no fuera la más puntual, o que la puntual fuera la morena.
Ella levantó la mirada de su celular, como si hubiera sentido su presencia. Se levantó del asiento y se acercó para envolverla en un abrazo. Sarada aspiró su aroma a jazmín y se sintió en casa.
“Dios mío, niña. Hace siglos que no te veía.” la tomó de la mano y se sentaron en su mesa “¿Cómo estás? ¿Cómo te ha ido?”
“Estoy bien.” sonrió y echó su cabello hacia un solo lado de su cuello “Ya tuve mis primeras evaluaciones.”
“¿Y?”
“Todo bien.” dejó su bolso en la silla y se quitó su chaqueta de cuero, quedando con un top celeste bajo una blusa transparente y con brillos. Alisó su falda de mezclilla “¿Cómo te ha ido a ti?” Chouchou había entrado a estudiar diseño.
“¡Es tan divertido!” chilló, su amiga había vuelto a lucirse con su estilo gal “Cuando Sumire llegué les quería enseñar algunos bocetos que he hecho.” su sonrisa flaqueó “Antes de que ella llegue ¿quisieras contarme de algo?”
A Sarada se le hizo extraño que dijera eso, pero entendió lo que quería saber.
“Conversamos las cosas con Boruto.” Chouchou la miró como si estuviera esperando más “Y eso.”
“¿Nada más?” frunció el ceño “¿Cuándo comenzó lo suyo?” ya vendría el interrogatorio.
“La primera noche nos… insinuamos y el segundo día en la playa, nos acostamos.” explicó. Los labios de la morena formaron una línea “¿Qué pasa?” se rió nerviosa.
“¿Fue cuando estabas drogada?” preguntó suavemente.
“Ambos lo estábamos…”
“¿Boruto volvió a las drogas?” parecía desconcertada “Sarada ¿te estás escuchando? ¿por qué estás tan tranquila?”
“Ya las dejó.” respondió enseguida.
“Está bien.” pero parecía que aún tenía palabras atoradas en la punta de la lengua.
“Escúpelo.” gruñó. De alguna forma se sintió juzgada.
“Lo dices como si fuera poca cosa. Él tuvo una sobredosis.”
“Solo era marihuana, nada de pastillas.” le cortó.
“Mira, está bien. Hasta yo la he probado, pero es diferente si se trata de él. No tiene autocontrol.”
“Ya sé…” apretó los labios “Lo resolveremos…”
“¿Ahora son novios?”
“¿Qué?” apretó los labios “No.”
“Está bien.”
“¡Deja de decir eso!” rodó los ojos “Estás tragándote tus opiniones, sé honesta.”
“Bien, creo que todo está mal en esto.” El golpe de sus palabras fue fuerte. La expresión de Chouchou era diferente, más madura.
“¿Por qué?”
“Tuviste sexo con él estando drogada.”
“Los dos lo estábamos.” repitió.
“Mira, Sara. Tú eres mi mejor amiga, no él. A Boruto le ha importado muy poco su autoconservación desde hace bastante tiempo, a ti no. Y no me gusta para nada que estés teniendo una clase de relación con él.” hizo una pausa “Te molestaba que Boruto se acostara con personas estando drogado, porque no era consensuado ¿cuál es la diferencia entre él en ese momento y tú ahora? Porque por lo que conversé con Shikadai, le gustas desde hace años ¿Qué te dice que él no planeó…?” se calló, porque estaba segura de que si no pensaba bien sus palabras, su amistad pendería de un hilo “¿Estás segura de que te sentiste bien cuando eso pasó? ¿o después?”
Sarada apretó su mandíbula, con sus mejillas picando y sus ojos ardiendo. No le gustó el rumbo de la conversación. No le gustó que la conociera tan bien.
“No quiero seguir hablando del tema.” fue su única respuesta. Tal vez se sintió usada en ese momento, tal vez le impactaron los moretones en su cuerpo. Pero ahora no importaba, estaba bien con ello “De todas formas ¿Dónde está Sumire?” su voz fue tensa y falsa.
“Dijo que Kawaki le vendría a dejar.” se encogió de hombros “No lo sé, ellos están raros.”
“¿Cómo?”
“Kawaki le hace muchas escenas de celos.” Miró hacia la camarera y le hizo una seña “Pidamos algo, me muero por algo de cafeína.”
“Si.”
Sumire llegó unos minutos después, algo agitada y con su chaqueta algo mojada por las gotas de lluvia que estaban empezando a caer del cielo. Saludó a Sarada con un gran abrazo y pidió un chocolate caliente antes de ponerse al día con sus amigas.
“¿Tienes un chupón en el cuello?” Chouchou alzó una ceja a la del pelo morado.
“Ah…” sus mejillas se tiñeron de rosa “Si, es que… Ya saben, a veces el sexo es algo duro.” se rió. Sarada mantuvo su expresión neutra, pero asintió mientras bebía de su café negro. Chouchou, en cambio, las veía con preocupación.
“Bien, mientras no se sobrepase con lo que sea que hagan en la cama. Supongo que está bien.” bebió de su café helado, angustiada.
Sarada regresó a su departamento con una sensación extraña en su garganta, amarga y dolorosa.
Dejó su chaqueta colgada en el perchero y se sacó sus botas, yendo a hacer las tareas de hogar que le tocaban en la semana. Su cabeza daba vuelta por las palabras de su amiga, sus cejas se fruncen por la expresión nerviosa que recordaba en el rostro de Sumire cuando le preguntaban por su relación con Kawaki.
Tomó la ropa de su padre, para echarla a la lavadora. Se detuvo, porque había un cabello particular en una de sus camisas. Era largo, y por sobretodo, no era negro como el de ellos.
Tomó el cabello entre sus dedos y lo miró con atención, sintiendo que su estómago se hundía. Podía ser una equivocación, no tenía que significar nada. No quería reconocer ese cabello.
Terminó de echar todo a la lavadora, y tiró el cabello a la basura. Sintiéndose peor.
Cuando fue a su cuarto a tomar una siesta, su cabeza le hizo una jugada peor.
Soñó con el día en que conoció a su papá.
Su madre había ido a abrir la puerta y llevaba mucho tiempo sin volver. Ella se había quedado en el sofá, mirando sus caricaturas favoritas, pero algo inquieta de que Sakura no estuviera a su lado y se riera con ella de las tontas bromas. Se levantó y fue donde ella, preocupada.
Su madre estaba hablando con un hombre alto, de cabello y ojos negros, apuesto y quizás un poco mayor que Sakura. Sus ojos la enfocaron y se quedó quieto, como si ella fuera un espectro espeluznante.
“¿Mamá?” se sintió mal de alguna forma.
Sakura se volteó a verla, espantada.
“Ve a tu cuarto.” fue lo que le dijo, como si no debiera ver al hombre.
“¿Quién es?” preguntó por lo bajo, sintiéndose extraña por la mirada que ambos le dirigían.
“Hola, Sarada.” su expresión se volvió más cálida “Mi nombre es Itachi.”
“Ella no tiene que ser quien eres, no tiene que saber nada de tu familia. Ya dije todo, así que lárgate.” le gruñó con rabia.
“Mi hermano estará en la ciudad la próxima semana, y estoy esperando que ambos sean lo suficientemente maduros para hacer lo correcto para tu hija, Sakura.” el hombre le sonrió suavemente de nuevo “Un gusto conocerte, Sarada.”
“Am… Gracias.” fue lo único que pudo responder.
La charla que vino después fue agria. Itachi era su tío, hermano del padre que jamás conoció. Su padre volvería de Corea, donde había estado viviendo, y ahora la quería conocer.
“¿Por qué ahora?” fueron sus únicas palabras después de que su madre termina de hablar.
“Su padre, Fugaku, está agonizando. Lo único que le pidió a sus hijos fue ver a su nieta antes de morir.” apretó sus labios “Itachi no puede tener hijos, pero ellos saben de ti.”
“¿Saben que existo?” quiso llorar, aunque no entendía porqué.
“Así es.”
“¿Entonces por qué… jamás han venido a conocerme?” observó a su madre ponerme incómoda, seguramente pensando en buscar una mentira que la tranquilizara “Se honesta, mamá.”
“Cariño… Tú padre y yo nunca nos casamos.” comenzó.
Sarada lo entendió entonces. Por lo que había escuchado, la familia de su padre era adinerada y rica, y por lo que le habían enseñado sus clases de religión e historia: ella era una hija bastarda. Su valor era diferente para la gente tradicional.
“Oh…” cerró la boca. Ella valía menos. “Comprendo.”
“No tienes que verlo, hija.” Sakura tomó su mano “Hemos vivido bien sin él, su presencia no es necesario.”
“Aún así…” se encogió de hombros “Quiero hacerlo.”
Sakura tomó una respiración y asintió.
Cuando Sarada llegó a la casa Uchiha, observó a su padre por primera vez, tuvo una impresión extraña. Era alto, joven y con una expresión seria permanente en su rostro. Estaba vestido con un traje de negocios negro, incluido el maletín. Sus ojos registraron primero a su madre que a ella, la miró fijamente antes de fijar sus ojos en su hija.
Sarada se detuvo y sintió su corazón golpear su pecho de forma dolorosa, apretó la mano de su mamá y bajó los ojos al suelo.
“Si quieres nos podemos ir, mi amor.” Sakura habló por lo bajo.
“Sakura.” sintió los vellos de su cuerpo erizarse por su voz grave. Su madre se movió hacia adelante, cubriéndola con su cuerpo.
“Hola, Sasuke.” ella sólo hablaba en ese tono cuando se trataba de trabajo “Fugaku quería verla ¿no es así? Hagamos esto rápido, para que nadie se sienta incómodo.” sintió sus ojos negros mirarla, volvió a levantar la mirada y el contacto visual fue abrumador.
“Buenas tardes.” lo saludó, de forma baja y educada.
Él pareció quedar sin palabras durante un momento, luego carraspeó y asintió.
“Buenas tardes, Sarada.” se inclinó un poco “Mi nombre es Sasuke.”
“Ya sé.” fue su simple respuesta “Hola Itachi.” saludó a su tío, que estaba unos metros por detrás.
“Hola.” él movió su mano en un saludo “¿Cómo estás?”
“estoy nerviosa.” murmuró. Sakura acarició su cabello y se tensó más “¿Voy a ver a mi abuelo?”
“¿Quieres verlo?” preguntó de forma amigable.
“No me molestaría.” le sonrió “Los papás de mi mamá murieron hace un tiempo.” su madre pareció tomar una inhalación corta, y Sasuke alternó su mirada entre ambas “¿Es amigable?”
“No lo es.” respondió Sasuke “Pero eres una niña agradable, será bueno contigo.” Sus mejillas se sintieron calientes. Él iba a avanzar, pero dudó un poco y le extendió la mano, para que la tomara. Sarada la tomó y caminó junto a él hasta llegar al dormitorio de su abuelo.
El señor estaba en cama, conectado a cables y muy pálido. Sus ojos estaban en el techo de la habitación hasta enfocarse en ella. Todo se iluminó en su rostro.
“Dios mío…” estiró su mano a su dirección “Eres igual a Mikoto.” la mano de su padre se tensó, y dejó que fuera con su abuelo “Mi niña linda.” su mano estaba temblorosa.
“Hola.” sonrió con timidez “Me llamo Sarada.”
“Hola, Sarada. Mi nombre es Fugaku Uchiha.” hizo una pausa “Espero que dentro de poco, mi apellido también sea el tuyo.”
El hombre fue en realidad muy amable, cosa que pareció desconcertar hasta a las enfermeras que lo cuidaban. Sus intenciones fueron claras, quería que ella tomara el apellido de su familia, que heredara parte de sus pertenencias al cumplir los veinte años, quería una relación familiar con su nieta.
Se quedó en la sala junto a Itachi después de hablar con su abuelo, esperando a sus padres mientras conversaban.
“En realidad, fui a verte a un par de competiciones de tu academia.” comentó su tío de pronto.
Las mejillas de Sarada se volvieron rojas.
“Es mentira.”
“No lo es, fui cuando le rompiste la nariz de una patada al niño Uzumaki.”
“¡Oh, Dios mío! ¡En realidad me vio!” exclamó apenada. Itachi se rió y asintió varias veces, entretenido “¿Por qué nunca vino a saludarnos?”
“Bueno, he mantenido el contacto con tu mamá.” lo meditó antes de seguir hablando “Para poder ayudarla a pagar tus estudios.”
Sintió la vergüenza subir, ahora de forma horrible.
“Lo lamento tanto…”
“No es una molestia, Sarada.” apretó los labios “Como tu padre no lo hizo, decidí que yo no perdía nada.”
“Oh…” cerró la boca ¿Por qué sentía que su padre era una pésima persona?
Cuando su madre la llamó y tuvo que tener la importancia conversación con su padre, su mundo se vino abajo.
“¿Si sabías que mi mamá estaba embarazada?” sintió que eso era horrible “¿Y aún así te fuiste del país?”
“Es más complicado que eso, Sarada.” le molestaba que no fuera expresivo, no podía leerlo.
“No lo es.” el amargo sabor de la rabia le invadió la garganta “¿Nunca quisiste conocerme?” hubo un segundo entero de vacilación.
“Claro que sí.” miró su reloj, seguramente teniendo una reunión más importante a la que asistir “Mi padre-
“Entonces sabías que yo existía.” lo calló, usando un tono duro y enojado que llamó su atención “Sabías que yo vivía mi vida y tú decidiste voluntariamente no estar en ella… Decidiste irte a otro país e ignorar completamente mi existencia.” sus ojos escocían, se pondría a llorar, se sentía patética “Y ahora que tu padre se muere y quiere que yo tenga el apellido Uchiha, es ahora que me quieres, para complacerlo. No por mí, no porque soy tu hija, no porque soy alguien.” hizo una pausa, porque su voz se había quebrado y su garganta se apretaba de dolor “Incluso tu hermano, que no tiene que preocuparse por mi, que no tiene porqué darle dinero a mi madre, que no tiene porqué verme en las competencias, se preocupa más que tú, que me diste la vida.” no lo odiaba, era un sentimiento que no estaba dispuesta a conocer, simplemente se sentía decepcionada “¿Por qué él no puede ser mi papá y tú no?” preguntó en un murmullo “Yo no quiero nada que sea tuyo.” retrocedió un paso y aprovechó la conmoción de Sasuke para salir corriendo a donde estaba su madre.
Lloraba, se sentía decepcionada. Se sentía desechable, fácil de olvidar. Las palabras de Boruto fueron un consuelo, parecía que él siendo un niño podía tener mucho más tacto con sus palabras que un adulto ya formado.
Cuando volvió a ver a su padre, después de tanta insistencia. Fue un poco diferente.
Usaba ropa casual y la saludó primero a ella que a Sakura. Le trajo un peluche de un oso, a pesar de que ella no era fan de los juguetes y se disculpó abiertamente.
“No fue correcto lo que hice.” inició “De verdad lo siento, Sarada. De corazón. Mis intenciones no fueron nobles, pero ahora sé que…” tomó una respiración, como si no estuviera acostumbrado a admitir errores “Debí ser el padre que merecías.”
“Merezco un buen papá.” murmuró, apretando la tela de su vestido rojo “Si acepto tu apellido ¿te volverás a ir?”
“¿Quieres que me vaya?”
Dudó.
“No.”
“Entonces no me volveré a ir, Sarada.” sonrió suavemente, casi tan sincero como Itachi “Conozcamonos.”
Ella asintió y estiró su mano.
“Soy Sarada Haruno, tengo doce años. Me gusta el Taekwondo y la Historia.”
Sasuke estrechó su mano.
“Hola Sarada. Soy Sasuke Uchiha, tengo treinta y tres años. Me gusta la Fórmula 1 y trabajo en la automotriz Kyubi, en la sucursal de Corea… Pediré un traslado.” lamentablemente Itachi tuvo que irse del país a reemplazarlo.
Estaba feliz, radiante cuando sus padres volvieron a estar juntos y se casaron.
Desanimada cuando su abuelo tuvo que partir, pero sus deseos se habían cumplido.
Derrotada cuando sus peleas comenzaron, logró entender qué los había separado en un inicio.
Si le hubiera dicho que si a su padre ¿Las cosas serían diferentes?
“¿Hija?” abrió los ojos, despertando. Sasuke la miraba con ojos preocupados “¿Qué pasó, maní?” sus sollozos se volvieron más ruidosos.
Él se sentó en su cama y acunó su cabeza, dejando que la acomodara en su regazo y peinara sus cabellos.
“Está bien, cariño. Estoy aquí.” sus palabras fueron cuidadosas, cálidas “Estaré siempre aquí para ti.”
Su llanto resurgió con más dolor.
Notes:
Me imagino a gente venir esperando algo hot y terminar todos deprimidos JAJAJDJKA
Estoy explicando estas cosas porque antes de percibirlos como una pareja tóxica, se deben ver como personas individuales con sus propias inseguridades o problemas.
La inseguridad más grande de Sarada es de que si su propio padre no quiso pasar su infancia con ella, significa (para ella) que no vale mucho como persona. Su más grande problema, es que la visión que tiene de amor es aguantar las cosas que le hace su pareja como sus padres se lo hacían entre ellos.
Luego iremos con Boruto☝🏻
Gracias por leer, nunca creí que les gustaría tanto esta historia.
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Just_Me_Nessa_07 on Chapter 10 Sat 06 Jul 2024 07:44AM UTC
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