Chapter Text
Tsunade observo el rostro regordete de su nueva hermana menor, con su piel inmaculada, ojos amplios y brillantes del verde más bonito que había visto en su vida y el cabello más raro que sus ojos habían captado.
Rosado.
Su pequeña hermana era una anomalía genética en todos los sentidos de la palabra, pero con todo y eso, Tsunade Senjut de dieciocho años arrullo a la menor con amor mientras Nawaki se acurrucaba a su costado integrándose en el momento.
Lo único que lamentaba es no haber estado en su nacimiento hace dos semanas, Todo por culpa de una misión.
-Nee-san, por qué Sakura-chan tiene el cabello rosa- preguntó su Ototo con los ojos color almendra fijos en la menor.
-Un gen respectivo tal vez, he visto personas en kuri con cabellos verdes...eso es incluso más improbable que el rosa- murmuro la kanoishi entrecerrado los ojos hacia las cerraduras de la menor.
-Entonces Sakura-Chan es única - concluyó el rubio menor con un cabeceó.
Tsunade sonrió y tarareó de acuerdo, Nawaki había estado emocionado desde el principio cuando su madre anuncio la inesperada noticia.
Con casi cuarenta y un dos años se encontró dando a luz a su tercera y última hija.
Tsunade También estaba extasiada, amaba a su familia, a su hermano, pero a veces desearía haber tenido incluso más.
Todo estaba solo y con solo un par de habitantes(Léase, su propia familia), el complejo Senjut era más un pueblo fantasma que otra cosa.
Pero ahora con los llantos de su hermana menor y su presencia, Tsunade de alguna manera sentía que su casa tenía más vida y que las cosas serían diferentes de ahora en adelante.
Tsunade estaba dispuesta a aportar por ello.
-Niños! La comida está lista! - anunció la voz inconfundible de su madre y minutos después la Familia Senju se encontró reunida en la mesa comiendo tranquilamente.
-El Hokage me llamo esta mañana para informarme que tendré una misión por un par de semanas en Kumo... Por lo que no podré llevarte a tu primer día de academia de la semana que viene Hijo- Hablo Naoki con un gesto de disculpa al rubio menor.
-Pero lo prometiste Tou-san- protesto el rubio con un puchero lastimero.
-Lo siento hijo, pero esto es parte de lo que conlleva ser un Shinobi- justificó el hombre- lo entenderás cuando portes nuestra banda ninja y sepas cuál es tu voluntad de fuego.
El chillido quejoso de Sakura detuvo la conversación.
-Mi Imouto tampoco quiere que te vayas Tou-san- apunto Nawaki, la pelirosada emitió otro chillido agudo y un par de balbuceos incoherentes mientras jugueteaba con los largos mechones rubios de Hiroto.
-Yo creo que está más entretenida con el cabello de mamá - se divirtió Tsunade viendo cómo la menor jalaba el mechón la matriarca de la familia y lo acercaba a su cara para examinarlo.
Nawaki bufo.
Pequeña Imouto Traicionera.
Carcajadas llenaron la estancia del salón principal mientras los elegantes dedos de Mito Uzumaki danzaban por el abdomen y axilas de su nieta menor
-Es tan hermosa- suspiro la mujer mayor, viendo el rostro alegre de la pelirosa mientras la rebotaba ligeramente en sus brazos.
Después de una prolongada visita de casi dos meses en Uzushiogakure, por fin había logrado conocer a su nieta.
Había leído la emocionada y orgullosa descripción de su hijo a principios de mes, cuando su nieta vino al mundo, describiendo lo sana, fuerte y hermosa que era, pero viendola en persona, Mito no pudo evitar recorrer sus ojos por el rostro de la menor.
Rosado.
La verdad es que Mito no se sorprendía, opuesto a la creencia popular de que todos los Uzumaki son pelirrojos, existían casos únicos donde el clásico cabello llameante se diluía a tonos más claros o oscuros dependiendo del caso.
Incluso había registro de Uzumakis con cabello blanco.
-Y muy inteligente también - agrego su hijo desde su derecha - la atrapé jugando con los bloques de madera hace un par de días... No sé si es coincidencia, pero juraría que estaba tratando ordenarlos en orden alfabético- sonrió con una mirada curiosa en dirección a la menor.
-El tiempo lo dirá -descarto la mayor con un además- por lo pronto es mejor dejarla vivir su niñez mientras se pueda...sabes lo que el consejo y la aldea espera ahora que el Clan Senju tiene una nueva integrante.
Naoki arrugó su rostro en amargura, sabiendo perfectamente a lo que se refería su progenitora.
Años bajo las constantes exigencias del consejo de ancianos, su Oposición inicial hacia su Matrimonio con Hiroto a pesar de sus antecedentes como Yamanaka, su posterior insistencia para la concepción de Herederos e incluso su insolente intento de empujarlo a tomar una segunda esposa bajo el pretexto de resurgir el clan -Con una Shimura nada menos- lo habían endurecido con suficiente experiencia con respecto a los estándares de esas viejas momias despreciables.
Sakura miro con decisión a la adolescente agachada a un metros de ella, manos cálidas la sostenían erguida sobre sus regordetas, descoordinadas y débiles piernas de bebé.
Fui la última de mi generación en morir en esa maldita guerra, Entrene con Kakashi-sensei, Shizune-sempai y con Tsunade-Shisou...si logré eso en una sola pieza, puedo caminar un metros hasta mi nueva hermana sin romper en sudor Se animó la menor.
Dio un paso y un silbido alentador de Nawaki a sus espaldas la motivo a dar el siguiente, dos paso más y sus piernas empezaron a cansarse, para cuando dió el sexto paso, las manos de su hermana y antigua mentora fueron las que evitaron su caída.
Sakura frunció el ceño inconforme, seis, seis meseros pasos fue lo que pudo dar.
-Lo hiciste genial Sakura-Chan - la pelirosada no estuvo de acuerdo con las palabras de Nawaki.
Sakura estaba cansada de ser sostenida y llevada a todos lados por su nueva familia, ser alimentada, vestida y Bañada.
En resumen Sakura Odiaba ser una bebé con cada fibra de su pequeño ser.
El solo hecho de haber Sido amamantada con pleno uso de razón...
Carajo.
Al menos había logrado que Hiroto entendiera la indirecta y hubiera empezado a darle biberones después del quinto mordisco en el pezón y el desprendimiento de uno de sus mechones rubios.
Había Sido su más grande avance en los últimos seis meses... aparte de gatear.
Medio dormitando contra los suaves senos de su madre, el olor embriagador a galletas y vainilla que impregnaba a su progenitora era como aromaterapia para la pelirosa en esos momentos, relajandola y distrayendola del fuerte ruido del mercado de Konoha.
Los sonidos fuertes, el calor del sol y los chillidos de las ancianas ante su adorable cara tendían a irritarla más de lo que estaba dispuesta a admitir.
Si, Sakura era Jodidamente adorable, lo sabía, ya se había visto en un espejo, pero eso no les da el derecho de atacar sus sensibles mejillas.
Comparándose con las fotos infantiles que Sakura recordaba de su antiguo hogar, la pelirosada se sorprendió al descubrir que de hecho, a pesar de la diferencia genética...aún era... ella.
O al menos en su mayoría.
Su frente de Cartelera brillaba por su ausencia y en su lugar una frente promedio ocupó su lugar, además de un cabello envidiablemente lacio Del tipo que su antigua versión Genin Mataría por tener, junto con el tono jade de sus ojos, que ahora estaban fundidos con ligeros destellos de aguamarina y verde bosque que Sakura adoró a primera vista.
Definitivamente los genes Senju y Uzumaki podían darle una carrera por su dinero a los Uchiha.
Sakura sabía que era una bebé hermosa.
-Oh!, Hiroto-san que placer tenerla otra vez por acá!-exclamo la voz femenina de una mujer.
Huele increíble suspiró la menor levantando ligeramente la cabeza para observar el entorno.
Una cálida pastelería le devolvió la mirada, con pisos de madera pulida y vitrinas de cristal llenas de una infinita cantidad de pasteles tradicionales y occidentales que la hicieron tragar grueso.
Si tan solo su madre le permitiera comer dulces.
-Mekisho-san es inevitable volver, sus tartas son las mejores de Konoha- Y Sakura podía apostar por ello.
Tenía tantas ganas de poner sus manos en ese Idílico pastel de chocolate, crema y fresas a un par de metros de ella.
-Esta es la Famosa Sakura-Chan -Pregunto la mujer y Sakura, ante la mención de su nombre encaró con curiosidad a la dueña del establecimiento.
Sus ojos se agrandaron.
Era una mujer entre sus treinta, delgada y casi tan alta como su madre, con rasgos elegantes y marcados, piel ligeramente bronceada, y sorprendentes y hermosos ojos azules y un aura tranquila que exudaba calidez.
Sakura se encontró cuestionando si su belleza era real.
-Mucho gusto Señora- hablo la menor lentamente, concentrandose en la pronunciación adecuada de sus palabras.
Con solo dos semanas transcurridas desde su primer cumpleaños, Sakura estaba orgullosa de sus avances, aunque ciertamente no podía correr, ahora podía caminar independientemente por toda su casa sin ayuda de nadie y comunicarse con frases simples.
Incluso podía bañarse casi completamente sola... Pero bajo la aguda mirada de su madre.
Después de todo Hiroto aún seguía traumatizada con su pequeño accidente en el lago Senju el mes pasado.
Una completa exageración si le preguntan a Sakura, solo estaba tratando de probar su Chacra.
Sus reservas eran obscenas para una mocosa con apenas un año de vida.
-Oh!, kami, es tan Adorable -rio elegante, mostrando un conjunto de dientes perlados y caninos ligeramente más largos en contraste con los demás.
Su sonrisa...le resultó extrañamente familiar.
-Mi hijo es un poco mayor, acaba de cumplir tres años hace unos meses-Revelo con entusiasmo- estoy segura de que se llevarían bastante bien.
Sakura alzó ambas cejas con diversión.
El mocoso apenas estaba empezando a caminar y su madre ya estaba buscándo nuera.
Sería mucho más divertido si volcara sus expectativas así otra chica, Sakura no era pedofila de ninguna manera.
-Oh! el dulce Minato-kun- suspiro la Senju mayor despistada ante la expresión de sorpresa de su hija- estoy segura que mi pequeña Sakura y el Dulce Minato-Kuns e llevarían bastante bien-asistio la rubia
-Después de todo los opuestos se complementan.
Sakura ni siquiera presto atención.
"El mundo es tan pequeño"