Chapter 1: Ciudad del cuarto creciente
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❝ Un nuevo lugar, nuevas personas, nuevas vistas. Una pizarra limpia. Mira, puedes ser lo que quieras con un nuevo comienzo❞
— Annie Proulx
Nueva Orleans; Residencia Morningstar
Finalmente estaba en su nuevo hogar, esta vez de manera permanente y con plena seguridad de que no iba a necesitar moverse para nada más que el trabajo.
Tras mudarse tres veces, cuatro si contaba cuando se fue de casa por primera vez para estudiar y cinco si sumaba esa otra ocasión donde salió por haber tener a Charlie sin estar casado ni enlazado, ya no importa, porque ahora Lucifer estaba con su preciada hija en la casa que convertirían en su hogar e iban a ser muy felices, lejos de las estrictas reglas familiares y harían su propio camino.
Lucifer depositó a Charlie con delicadeza en el suelo, permitiéndole recorrer la sala donde todavía quedaban cajas por abrir y muebles vacíos, hasta la televisión y los sillones estaban cubiertos por sábanas blancas. El omega asintió conforme con el lugar, sus manos en la cadera y una sonrisa orgullosa, postura que fue imitada por su hija, alternando su mirada entre su nueva casa y su padre.
—Perfecto —Dijo con satisfacción —¿Qué opinas Charlie? ¿Emocionada por la nueva casa?
—¡Sí y está desordenada! —Exclamó con felicidad.
—¿Vamos a desempacar las últimas cajas?
—¡Mi cuarto, mi cuarto, mi cuarto! —Saltó emocionada tirando del pantalón de su padre, intentando moverlo con su limitada fuerza.
Lucifer sonrió encantado y la cargó entre sus brazos, subiendo las escaleras a gran velocidad, moviendo a Charlie como si fuera un avión el cual volaba hasta llegar a su nueva habitación.
Charlie bajó sin dejar de sonreír por su nuevo cuarto, uno con cosas elegidas por ella misma y no como los últimos departamentos, este gritaba sus gustos porque así lo permitió Lucifer.
Las paredes estaban pintadas de rojo con corazones rosados dispersos en distintas hileras, las baldosas blancas iban acorde con los muebles de madera pálida los cuales estaban vacíos y contaba con un armario con un diseño de mariposas talladas en las puertas, Charlie saltó en su nueva cama oficialmente suya y corrió a abrir las cajas para comenzar a decorar con sus juguetes, luces y ropa.
Contagiado por la felicidad infantil, Lucifer se subió las mangas hasta los codos y lo primero que hizo fue conectar su teléfono a un pequeño parlante que suele usar para que Charlie duerma y eligió una de las primeras canciones en su playlist, que resultó ser un cover de Shut Up And Dance interpretado por Verosika Mayday, una cantante pop que le gustaba a Charlie desde que la escucho darle voz a uno de sus personajes animados favoritos, y con el sonido de la melodía comenzaron a abrir las cajas.
Lucifer primero acomodó la ropa en el armario usando las bonitos ganchos rosa con personajes de Sanrio, colgando los múltiples vestidos de su hija que él siempre se emociona por comprar, luego abrió los cajones para dejar las camisas, pijamas, pantalones y medias, siempre explicándole a Charlie donde estaba cada cosa por si necesitaba cambiarse sola, ella asentía sin darle importancia por estar más concentrada acomodando sus juguetes en un enorme cofre pirata y apartando los que eran importantes en el escritorio.
Se tomaba su tiempo para debatir la posición de casa juguete y a Lucifer le provocaba mucha ternura su ceño fruncido por la concentración, la dejó hacer lo que quisiera y fue a cambiar la sábana blanca por las que tienen dibujos, unas amarillas con estampado de manzanas y un grueso cobertor carmín con las almohadas a juego.
Dándole los detalles finales, Charlie intervino para depositar a su peluche favorito, un lindo patito blanco con un moño rojo alrededor del cuello y ojos azules.
—Señor Pato duerme conmigo —Dijo sonriendo y volvió con sus juguetes.
La sonrisa de Lucifer no desaparecía por nada, aunque todavía le quedara toda una casa por acomodar estaba más que satisfecho y feliz por este nuevo comienzo.
Siguió acomodando algunos abrigos, gorros y bufandas en un perchero en una esquina del cuarto, buscó el pequeño banquillo que Charlie usaba en el baño para lavarse los dientes y subió en él para guardar los libros de cuentos, dejar la lámpara de estrellas en medio y el pequeño estéreo.
Al bajar se llevó el banquillo al baño que estaba frente al cuarto de su hija y al abrirlo casi choca con algunas cajas del otro lado, las hizo a un lado para darle espacio al banquillo. Abrió las cajas descubriendo las cortinas del cuarto de su hija, las del baño y algunos objetos personales envueltos en bolsas herméticas, las cuales abrió para sacar los productos de higiene en su lugar correspondiente, los cepillos de dientes perfectamente diferenciados uno rojo con patitos y otro rosa con el mismo diseño, la cortina del baño fue un poco más complicado debido a la altura, pero lo consiguió tras mucho peleas.
Cuando salió del baño fue con Charlie, quien miraba el cofre de juguetes cerrado con varios soldaditos de guerra alineados y recibiendo sus órdenes de cuidar el tesoro, Lucifer pasó tras ella con las cortinas del cuarto y puso la primera tela de color blanco traslúcido y luego la otra de tono coral.
Acabaron sus respectivas tareas y observaron el resultado final con orgullo, aunque todavía les faltaba barrer y pasar el trapo, lucía como el cuarto de una niña con una infancia completamente normal.
—¿Qué dices, pastelito? —La falta de respuesta preocupó al omega —¿Charlie?
—¿Ya no nos vamos a mudar, no?
Cualquier rastro de felicidad fue reemplazado por el peso de la culpa, Lucifer se arrodilló delante de su hija y sostuvo sus manos, besando cada una con amor y dejando salir sus feromonas para liberar la tensión en el cuerpo de la niña, ella se relajó de manera considerable, fue evidente al verla tomar aire profundamente y luego suspirar aliviada.
—Te prometo que no nos mudaremos, el lunes irás al jardín de infantes y vas a hacer muchos, muchos amigos porque eres una niña muy linda y tierna, ¿Bien?
—¿Pinkie promise? —Charlie extendió su dedo índice con las mejillas rojas.
—Claro, pinkie promise —Sus dedos se entrelazaron, sellando la promesa con un fuerte apretón seguido por un abrazo —¿Seguimos ordenando la sala? No podemos recibir a tus tíos y futuros amigos en ese esta…
Sin perder el tiempo, Charlie se fue corriendo retando a su padre a perseguirla, Lucifer la regañó por correr en las escaleras y se levantó del suelo para sacar una última cosa importante de las cajas más pequeñas con el sello de “frágil” en rojo.
Abrió la caja hallando en su interior objetos cubiertos por plástico de burbujas, al apartarlo se aseguró de no explotar ninguna para dejarle a Charlie ese trabajo que tanto le gusta, y al apartar el papel quedó al descubierto una fotografía de su hija rodeada por varios miembros de la familia durante la Navidad. Dejó el elegante cuadro en uno de los estantes más altos e hizo lo mismo con las otras fotografías, Charlie recién nacida en su cuna rodeada por peluches de patitos, ella en su primer día en la guardería abrazándolo y un último cuadro sin fotografía por el momento.
Lucifer admiró las fotos con cierta melancolía, recordando a su familia a kilómetros de distancia.
—¡Papá, ¿Dónde están los cubiertos?!
—¡Manzanita, no toques esas cosas, vas a lastimarte!
Dejando atrás las fotografías, corrió escaleras abajo yendo con Charlie y evitando justo tiempo que tocara el filo de los cuchillos con sus pequeñas manos.
Un suspiro de alivio escapó de sus labios, contrario a la risa de Charlie por verlo prácticamente saltar desde los últimos escalones para llegar con ella, y eso le recordó a Lucifer que debe buscar un poco de ayuda, ¿Qué tan complicado sería encontrar una niñera?
Nueva Orleans; Torre de Radio
El letrero de “Al Aire” dejó de brillar en rojo, estaría así por los próximos minutos donde Wynton Marsalis era el protagonista.
Ese tiempo bastaba para que Alastor tomara un poco de agua mientras revisaba algunas de sus notas sobre los temas que le interesaban, no suele necesitarlo porque al final hace lo que quiere y habla de lo que sea que tenga ganas en ese momento. Quizás le diga al equipo que hablaría de la última gran conmoción en la alta sociedad de famosos, pero luego cambiaba de opinión porque lo consideraba intrascendente y acaba hablando sobre algo que nada tiene que ver, como críticas a las débiles normas ambientalistas o el estúpido sistema policial que nunca hace su trabajo.
Hizo a un lado las hojas y el alfa giró en su silla mirando el techo de la cabina de radio, cómodo por estar envuelto en una atmósfera de profesionalismo donde su creatividad no tiene límites.
Las paredes están cubiertas con paneles de insonorización de color gris oscuro, diseñados para absorber cualquier eco o sonido no deseado, creando un espacio ideal para la transmisión de audio de alta calidad y en el centro de la cabina estaba la mesa de mezclas, un panel lleno de botones, deslizadores y luces parpadeantes, cada uno con una función específica que solo los técnicos de sonido comprenden. Alastor era uno de ellos, quería que su trabajo sea de la mejor calidad.
Frente a la mesa de mezclas, hay varios micrófonos, montados en brazos articulados que permiten ajustar su posición con precisión. Los auriculares suelen estar colocados sobre la mesa, listos para ser usados por él y a un lado se hallaba una pantalla de ordenador donde se apreciaba el software de transmisión en tiempo real, con gráficos y niveles de audio que se mueven rítmicamente al compás de la música o la voz que se transmite.
Alastor odiaba las cosas modernas como la televisión y esos apartados de tecnología inteligente, considera que se alejaba de lo verdaderamente humano, le costó mucho aceptar un teléfono, el cual solo usaba para recibir llamadas, sin embargo, está dispuesto a aceptar cualquier avance que le permita mejorar la calidad de su trabajo como locutor de radio y tener un mayor control sobre el medio.
La cabina también contaba con un espacio para los archivos de audio y CD's, aunque hoy en día la mayoría de la música y los efectos de sonido se manejan digitalmente, Alastor quiere mantener algunas cosas tradicionales y típicas de la radio por una cuestión de comodidad y principios.
En las estanterías, hay algunos pequeños detalles personales como una taza de café, talismanes de la buena suerte, solo una fotografía donde estaba todo el equipo de la radio y discos ordenados por color, dando la apariencia de ser libros. Esas adiciones personales añaden un toque de humanidad a un entorno que intenta ser dominado por la tecnología.
Las luces suaves en la cabina crean un ambiente acogedor y concentrado, a pesar de la tecnología avanzada y el equipo sofisticado, la cabina de radio mantiene una esencia casi mágica gracias a la influencia de Alastor y su insistencia en mantenerse con lo mínimo para su trabajo de calidad, porque no quiere que ese lugar donde las voces cobran vida, donde las historias se cuentan y la música resuena, se pierda, quiere llegar a los oyentes de maneras que ningún otro medio puede lograr.
Sin lugar a dudas, su cabina de radio es, en esencia, el corazón de la estación, un santuario de comunicación y creatividad que late al ritmo de cada transmisión, y un hogar para Alastor.
La luz se volvió a encender justo cuando Moxxie le hacía señas para anunciar el retorno con un cartel, como si Alastor fuera tonto y no pudiera notar cuando una fuerte luz roja se enciende y se apaga delante de su cara. Volvió a ponerse los audífonos, acercando el micrófono a sus labios y su alegre voz resonó entre las cuatro paredes.
—¡Buenas noches, queridos oyentes! Sé que es agradable escuchar a los grandes del jazz y descuiden, nos despediremos a lo grande como siempre, pero antes quiero dar mi humilde opinión sobre un tema candente que ha sacudido a la sociedad y da mucho de qué hablar —Alastor ignoró a Moxxie agitando sus brazos para no seguir hablando —Así es, estoy hablando del gran escándalo de infidelidad que involucra a figuras prominentes de nuestra élite.
Moxxie tras el cristal le dio la espalda a la cabina y golpeó su cabeza contra la pared, lloriqueando porque iban a tener mucho trabajo respondiendo correo y tratando de mantener el anonimato de Alastor, cada día era más agresivo en sus ataques a los poderosos.
Como si hablar contra el presidente no fuera suficiente.
Millie se acercó a su omega para darle ánimos mientras que Blitzø miraba a su compañero, apoyando la espalda en la pared comiendo papas fritas, y se burlaba por su dramatismo. Alastor ignoró a sus compañeros para continuar con su gran noticia.
—No quiero dar nombre de los implicados, pero sabemos de quiénes se trata —Dijo con burla y vio en el computador varios mensajes en su bandeja de correo, lo ignoró porque no era su trabajo responder y tampoco entendía la aplicación —Una mujer famosa por su música, ella dio una entrevista controversial que contradice esa otra entrevista de la tercera en discordia, ¿No?
Más y más mensajes de sus oyentes que fueron ignorados.
—Lo peor es que esa mujer se metió en una relación ajena tras hacer comentarios como “fan de su relación” y aún así va a ser coronada como una mujer ideal, premio comprado por su padre hay que destacar, pero ya hay firmas en contra de la premiación, ¿Eso no les dice nada? —A medida que avanzaba la noticia, Alastor más se emocionaba y Moxxie más se lamentaba en una esquina —¡Claro que es solo un chisme! No me interesa tanto como para profundizar en la información.
Moxxie se apartó de los brazos de Millie para escuchar a su jefe, que brillaba por su arrogancia con las piernas sobre su escritorio y los ojos cerrados mientras se reclinaba en la silla.
—Quise hablar de este caso porque eso nos recuerda que, sin importar el estatus o la riqueza, las emociones humanas son universales. La traición, el dolor y la desilusión no discriminan. Es un recordatorio de que las relaciones requieren honestidad y respeto, y que las acciones tienen consecuencias —Alastor abrió sus ojos, fijándose en el techo de granito rojo donde colgaba un foco envuelto por un cubo blanco —Mientras seguimos de cerca este escándalo, nos queda reflexionar sobre la fragilidad de la confianza y la importancia de la integridad en nuestras propias vidas. Queridos oyentes, los invito a compartir sus opiniones y experiencias sobre este tema.
Con lágrimas en los ojos, Moxxie se lanzó sobre el cristal llamando la atención de Alastor, sin necesidad de escucharlo sabe que le está dando las gracias por no agitar más el avispero.
—¿Qué piensan sobre este escándalo? Nos interesan sus historias —Mentira, pensaba Alastor —Sus llamadas y mensajes son bienvenidos mientras continuamos explorando otro fascinante capítulo de nuestra sociedad. Ahora me despido con Ain't Misbehavin de Louis Armstrong y nos veremos próximamente, donde elegiremos algunas de sus historias para compartir.
Tan pronto como dijo eso, más mensajes aparecieron en su correo y la luz roja se apagó.
Finalmente pudo escuchar la voz de Moxxie desde el otro lado del vidrio, agradeciéndole por no haberlos metido en otro problema legal que requeriría soluciones ilegales, aunque eso significa que tendrán mucho trabajo leyendo las largas historias trágicas donde la infidelidad sería el eje central.
Alastor rodó los ojos y le dio las gracias a Blitzø por llevárselo a rastras para comenzar su trabajo, todavía con los audífonos alrededor del cuello regresó la mirada a la pantalla de su correo donde todo tipo de usuarios enviaban mensajes, algunos con nombres raros y otros más normales, excepto por cierto nombre que suele participar con frecuencia.
Un golpeteo sobre el cristal le obliga apartar la mirada y ve a Millie con un pequeño micrófono para hablarle, no el sonido ahogado de Moxxie lloriqueando a niveles anormales y suficientemente altos para atravesar un poco las paredes.
—¿Esperas un mensaje de Ringmaster_666?
—No —Dejó los audífonos en su lugar y, como si fuera invocada, Niffty ingresó para comenzar a guardar los discos, acomodar las notas y barrer la cabina —Gracias querida, eres la única que me entiende.
—¡Es un placer ayudarte Alastor!
—Por eso eres mi favorita, tan servicial —Acarició la cabeza de su empleada y recogió su chaqueta marrón al salir de la cabina, donde Millie lo esperaba con una sonrisa —¿Necesitas algo más, querida?
—Te diré si Ringmaster_666 envía algo.
—No te esfuerces tanto.
—A mi también me gusta ayudarte —Dijo con el mismo tono emocionado de Niffty.
Antes de que Alastor perdiera la paciencia, ella fue con su esposo y amigo para hacer su trabajo, Moxxie se encargaba del correo electrónico, Millie de instagram y Blitzø de Envee, una nueva aplicación que estaba causando mucho furor últimamente.
Nada que se relacione con las redes sociales es su trabajo.
Tras una rápida despedida donde evitaba convivir más de lo necesario y también buscaba evadir los comentarios de su empleada, secundada por Blitzø, salió de la estación de radio.
Al salir del edificio, la brisa de la noche acarició su rostro, trayendo consigo los sonidos de una Nueva Orleans que apenas despertaba. El sonido distante de una trompeta, mezclado con el murmullo de las conversaciones en las aceras formaba una sinfonía única que solo su ciudad podía ofrecer.
Envolvió su cuello con una bufanda roja y avanzó por las calles adoquinadas del Barrio Francés, disfrutando de la vibrante energía que emanaba de cada rincón. Los edificios históricos, con sus balcones de hierro forjado adornados con plantas colgantes y el aroma tentador de la cocina criolla y cajún se filtraba por las puertas abiertas de los restaurantes, prometiendo delicias.
La ciudad parecía cobrar vida a medida que avanzaba. En cada esquina, los músicos callejeros tocaban melodías de jazz que resonaban en el aire, invitando a locales y turistas a detenerse y disfrutar del momento mientras las luces de neón de los bares y clubes brillaban con una intensidad que competía con las estrellas, anunciando noches llenas de música, baile y alegría.
Se detuvo en una esquina debido al semáforo en rojo y vio en el otro lado de la calle un edificio con una enorme pantalla, donde se apreciaba una publicidad de un perfume Bonetown con una de las muchas cantantes del momento, Alastor la ignoró y esperaba que nunca alguien en auto se distraiga lo suficiente con ese tipo de publicidad sugerente o habría un accidente terrible.
Al cambiar la luz a verde, siguió su camino, de nuevo disfrutaba del encanto de una ciudad que no solo celebraba la vida, sino también los matices de la existencia, desde la alegría más pura hasta la melancolía más profunda.
De camino a su hogar Alastor fue dejando atrás las calles coloridas hasta adentrarse en unas más oscura, aunque no tan peligrosa como otros vecindarios y era cómodo para él porque quedaba a pocos minutos del centro, su estación de radio y un hospital. Subió las escaleras de su complejo departamental y tras abrir la puerta, y mirar una última vez sobre su hombro la ciudad, entró.
La soledad era la única que lo esperaba, y estaba bien.
No necesita nada más, las amistades de por sí son complicadas y las familias mucho más.
Tras una larga tarde transmitiendo no suele tener hambre y va directo a la cama, pero antes de eso le envió un mensaje a su amiga Rosie para decirle que llegó a salvo, la única con quien se comunicaba a través de ese horrible aparato y, sin esperar respuesta, lo dejó en su mesa de luz junto a la cama individual sobre la que se acostó.
Cubriéndose los ojos el brazo suspiró cansado.
Le hubiera gustado leer a Ringmaster_666 porque siempre tiene algo nuevo que contar o una ridícula historia. No le dio importancia y se levantó para darse una ducha antes de dormir.
—¿De qué hablaré la próxima vez? —Pensaba en voz alta mientras se dirigía al baño arrastrando una toalla.
Chapter 2: Llamado a algo prohibido
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❝ Si existe la libertad entonces no puede existir el destino, por lo tanto, nosotros mismos somos nuestro propio destino❞
— Imre Kertész
Nueva Orleans; Residencia Morningstar
La luz solar se filtraba por las cortinas, dejando entrar un cálido resplandor en la habitación, era su primer lunes en una nueva casa, una nueva ciudad.
Tras un largo fin de semana organizando los muebles, víveres, decoraciones y comprando las últimas cosas necesarias para el hogar, Lucifer acabó profundamente dormido en su dormitorio sin sacarse la ropa debido a lo extenuado que se sentía por estar caminando de un lado a otro por la ciudad, cuidando a su hija, colgando algunos panfletos con sus datos en busca de una niñera y realizando las tareas del hogar.
El reloj con forma de manzana en la mesita de luz marcaba las 7:15 AM y el suave ronroneo del sueño de Lucifer se mezclaba con el tic tac constante, dándole una apariencia de lo más angelical donde los rayos del sol acariciaban su rostro.
Charlie se asomó en el umbral de la puerta, con su largo cabello dorado amarrado en dos trenzas mal hechas con las que durmió y sus grandes ojos llenos de curiosidad, ingresó al cuarto sin hacer ruido, ni siquiera cuando abrió por completo las cortinas dejando que el cálido viento mañanero ingresara por completo. Lucifer se estremeció ligeramente, levantando el cobertor carmín y cubriendo todo su cuerpo, como un capullo que se cierra con la presencia del sol.
—¡Papá! —Charlie hizo su mejor esfuerzo para subirse a la cama y saltó sobre el bulto, sacudiendo a Lucifer —¡Papá, despierta!
A regañadientes, el omega salió de su capullo con el cabello hecho un desastre y un rastro de saliva en el rostro.
Los pequeños brazos de Charlie no tenían mucha fuerza, pero la determinación en su voz era inconfundible, y a Lucifer no le quedó otra alternativa que abrir los ojos en contra de su voluntad mientras abrazaba a su hija como si fuera un peluche.
Aún medio dormido, parpadeó varias veces sin darse cuenta de lo que estaba pasando y arrastró a Charlie para continuar durmiendo.
—¿Qué pasa, manzanita? ¿Una pesadilla? Duerme con papá.
—¿No tengo jardín de infantes?
—¿Jardín? ¿Qué jardín? —Padre e hija se quedaron viendo, ambos todavía en pijama con el pelo desordenado y rastros de saliva —¡Es tu primer día! ¿Qué hora es? —Al ver el reloj sus ojos se abrieron grandes y el sueño desapareció —¡Es tarde!
Saltó de la cama con una agilidad sorprendente, llevando a Charlie en sus brazos.
—¡Wow!
—¡Rápido, hay que vestirte!
Charlie rió, encantada con la emoción de la mañana, mientras Lucifer la llevaba corriendo a su habitación donde ya había un conjunto de ropa que dejaron preparado el día anterior y el chaleco de la institución.
A una velocidad sorprenden para algunos, el pijama de patitos fue reemplazado por un vestido rojo largo hasta debajo de las rodillas, mangas largas y cuello de color gris, Charlie insistió en ponerse los zapatos sola y Lucifer vio la oportunidad de bajar corriendo las escaleras y preparar un desayuno rápido.
Los estantes y la nevera contaban con muchas opciones, Lucifer imaginó el primer día de su hija con más calma, sin embargo, no tenían tiempo para un desayuno complejo, la única opción era llenar un tazón con leche de fresas y cereales azucarados.
Dejó el tazón en la encimera en medio de la cocina, cerca de la silla alta de Charlie y preparó en la cafetera un café al que le agregó varias cucharadas de azúcar, cuando se dio la vuelta vio a su hija luchando por subirse a la silla usando las otras como puente y corrió a ayudarla, aunque su ayuda de nuevo fue rechazada. Charlie consiguió su objetivo con dificultad y le dio a su padre el cepillo para peinarla, junto a algunas coletas y broches con forma de moños negros, mientras disfrutaba de su cereal Lucifer intentaba hacerle un bonito peinado y miraba de reojo la hora en el microondas.
—Papá, ¿Puedes atarlo todo?
—Claro princesa —Ató el cabello en una coleta con una trenza simple y recogió su flequillo con los prendedores, Lucifer no está a satisfecho, siempre fue malo en esa actividad a pesar de los años —Si terminaste de desayunar-
—¡Terminé! Voy a lavarme los dientes —Bajó de su silla con facilidad y se fue corriendo, Lucifer apenas pudo dar un suspiro cuando su hija volvió a asomarse —Papá, ¿No vas a cambiarte?
Lucifer cayó en cuenta de que seguía en su pijama de patitos.
A una velocidad anormal fue a su cuarto donde eligió lo primero que tuvo a mano, un par de pantalones blancos y camisa a juego, cubierta por un chaleco rojo con rayas, acaba de vestirse justo cuando Charlie sale del baño enseñando sus dientes limpios.
En 20 minutos, ya estaban vestidos y listos, Charlie tenía su uniforme perfectamente colocado.
—Veamos... mochila, chaleco, peinado, dientes limpios, ¿Qué falta?
—¡Merienda!
—¡Merienda! Compraremos algo en el camino, ¿Está bien? —Charlie asintió con entusiasmo —Genial, ahora vamos, ¡No importa que estemos llegando 5 minutos tarde!
En serio me urge una niñera, pensaba con cansancio.
Juntos, se dirigieron a la entrada, donde estaban las llaves del auto y su teléfono, en la pantalla se apreciaban todas las alarmas perdidas, y recuerda que dejó las cosas en la mesa de entrada y se olvidó de regresar por él.
Tras recoger las llaves se dirigieron al auto descapotable color rojo, al desbloquear las puertas Charlie corrió a subirse atrás y abrochar el cinturón de seguridad, mientras que Lucifer se posiciona tras el volante cerrando el techo oprimiendo un botón, apenas encendió el motor la radio se conectó a su teléfono y se lo dio a Charlie para que eligiera cualquier canción en la aplicación. A veces se asustaba por el control de su hija con los aparatos.
Finalmente salieron de casa y Lucifer tomó un desvío para ir a la tienda, al bajar se llevó la lonchera de Charlie con dibujos de Star vs. The Forces Of Evil y compró lo necesario para un almuerzo saludable, algunas manzanas rojas, un sándwich simple, galletas de vainilla y un paquete de gomitas; no estaba orgulloso de su trabajo, pero mañana se esforzará más.
Volviendo al auto vio a Charlie cantando una de esas canciones infantiles que, sin pruebas ni dudas, les fríe el cerebro a los niños.
Arrancó de nuevo el auto y condujo con prisa por las calles de la ciudad, tratando de llegar al jardín de infantes antes de que cerraran la puerta. La mañana había empezado con un pequeño caos, pero ahora, con Charlie en el asiento trasero, estaba determinado a llegar a tiempo.
El sonido de su teléfono sonando interrumpió sus pensamientos y, por el tono de llamado exclusivo de su familia, The Family Jewels, dedujo que era alguno de sus jermanos. Charlie le devolvió el teléfono y, con un rápido vistazo, vio que era su gemelo, solicitando una videollamada luego de casi una semana sin dar señales de vida. Conectó el teléfono al soporte de popsockets y tras deslizar el dedo en la pantalla, la llamada fue aceptada.
«—Buenos... ¿Acabas de responder mientras estás manejando? »
—¡Hola, Miguel! No es el mejor momento, estoy tratando de dejar a Charlie en el jardín de infantes, pero siempre es un gusto ver mi cara —Dijo Lucifer con una mezcla de prisa y disculpa.
En la pantalla se apreciaba el rostro de Miguel con su sonrisa tranquila y ojos llenos de curiosidad, no necesitaba verlo con demasiada atención, reconoce la ropa eclesiástica y puede suponer que su hermano lo llamaba cuando tenía un tiempo libre en su apretada agenda.
Eran iguales como todos los gemelos, de niños solían cambiar de lugar para jugar con sus hermanos y bromear, pero a pesar de sus similitudes en poco tiempo se notaron las diferencias entre ambos, Miguel era un alfa con todas las letras y Lucifer un omega desde todos los puntos de vista. Las diferencias comenzaron con cosas mínimas como algunos centímetros de diferencia en la estatura, luego fue el tamaño de sus cuerpos a pesar de compartir las mismas actividades físicas, las facciones de uno se volvían afiladas y las del otro más delicadas, la cintura cambiaba para adaptarse a su género y cosas simples como la suavidad de la piel, los labios y dedos cambiaron.
Cuando ser iguales ya era imposible cada uno desarrolló sus propios gustos, como que Miguel tenía el cabello largo atado en una coleta baja y Lucifer se lo cortaba, uno usaba maquillaje y tonos pastel mientras el otro ropa de colores fríos, a pesar de que ya no eran los gemelos idénticos que compartían todo, su lazo fraternal continuaba fuerte a pesar de los altibajos en los últimos años.
«—Debes ser más cuidadoso, eres padre, da un buen ejemplo a tu hija.»
—Te preocupas demasiado —En ese momento Lucifer por accidente pasó una señal en rojo y algunos peatones lo insultaron —Ups.
«—¿Qué pasa? »
—¡Nada! —Dijo con una sonrisa nerviosa —Volviendo a ti, ¿Necesitas algo de mi maravilloso ser?
«—No es así, hermano, solo quería saber cómo te va—Lucifer le guiñó un ojo a Miguel —Mira el camino —Volvió a regañarlo —¿Todo bien con Charlie? »
Charlie, al escuchar la voz de su tío preguntando por ella se animó desde el asiento trasero.
—¡Hola, tío Miguel! Estamos jugando a las carreras de autos porque papá se quedó dormido —Comentó con inocencia.
—Si, me quedé dormido —Admite Lucifer, no necesita ver la cara de reproche de su hermano —Pero ya estamos en camino, ¿Qué hay de ti? ¿Todo bien en casa?
Mientras hablaban, Lucifer maniobraba con habilidad entre los autos, tratando de no perder tiempo. Sirvió de algo ir a esas carreras ilegales en su adolescencia.
«—Bueno, me alegra ver que estás bien, Adán estaba diciendo que si no te comunicabas por tanto tiempo era porque estabas en problemas y por orgullo no pedirás ayuda —Miguel suspiró y vio a Lucifer rodando los ojos, no quiso arruinar el ambiente hablando de la familia, a veces olvida que a su hermano no le gusta ese tema —Yo estoy bien, en unos días iré a Kenia para ayudar en escuelas y centros de salud, quiero mejorar la educación de los niños de allí, también escuché que hay proyectos ambientales y para proteger a los animales en peligro de extinción.»
—El buen Miguel, el gran ángel de la familia siempre ayudando al prójimo.
«—¿Usas eso donde dices una cosa cuando en realidad significa otra? »
—Si hablas del sarcasmo, si, eso hago.
«—Te gustaba ayudar.»
—Ese no es... ¡Espera, quédate en línea, veo el jardín de infantes!
Finalmente, llegaron a su destino. Lucifer aparcó rápidamente y en un ágil movimiento cargó entre sus brazos a Charlie, saliendo del auto cuando las puertas de la institución estaban cerradas y solo quedaba un guardia que parecía estar preparándose para dormir.
La discusión con el guardia atrajo la atención de algunas maestras que se compadecieron de Lucifer, quien usó su talento para actuar avergonzado y débil al mencionar que era un omega soltero, eso ablandó el corazón de las maestras que dejaron pasar a Charlie. Tras una rápida despedida volvió al auto que había dejado encendido y, ya más tranquilo por haber cumplido la misión más importante del día, suspiró aliviado.
«—¿Lo lograste? »
—Obviamente.
«—Felicidades —El auto de nuevo se puso en movimiento, esta vez con destino a casa y sin ser un conductor maníaco —También llamaba por otro asunto.»
—Ya lo imaginaba.
«—Luz, sabes que no te llamo solo porque necesito algo.»
—Si, si, lo sé —Suspiró por enésima vez en la mañana —Lo que sea que vayas a decir, mi respuesta es no.
«—Papá y tú no pueden seguir peleados.»
—¡¿Olvidas lo que me dijo cuando supo de Charlie?!
«—Tomaste a todos por sorpresa, y le gritaste en la cara que eras ateo, sabes cómo es él —Lucifer rodó los ojos, todos exageran, solo porque su familia se dedica a la iglesia y su padre es el Papa, no significa que deba predicar la misma religión —Mira, en dos meses papá organizará una reunión por Pascuas el 20 de abril y quiere a toda la familia reunida, puedes saltarte el triduo pascual, pero asiste.»
Lucifer suspiró, sabiendo a dónde se dirigía la conversación.
—Es una mala idea —Dijo con voz cantarina.
«—Lo entiendo, si no lo haces por papá, al menos ven para compartir con el resto de la familia y conocer a Set, es el tercer hijo de Adán y Eva, los niños no tienen la culpa —En un tono más cómplice, ese que usaba en contadas ocasiones desde la adolescencia —Y Charlie podría divertirse con sus primos y tíos.»
—No quieras manipularme usando a mi hija como carnada.
«—Solo digo que es una oportunidad para reconectarnos como familia, papá ha estado trabajando mucho en los preparativos y le encantaría verte allí.»
—Permite que lo dude.
«—Por favor.»
—¡Pero es una celebración que va a estar llena de reglas! Sabes que que tengo mis reservas sobre la religión y estos eventos. Me siento fuera de lugar.
«—Sé que tienes tus dudas, Luz, pero esta reunión no es solo sobre la fé, sino sobre estar juntos y compartir una comida como familia —Miguel bajó la voz —Promete que lo pensarás.»
—Ah... —Aparcó el auto fuera de su casa y sus ojos por fin se fijaron en Miguel, que le hacía un leve puchero —Maldición, solo porque tenemos la misma cara y me cuesta decirme que no.
«—Gracias por aceptar pensarlo.»
—No dije nada.
«—No necesitas decirme nada, conexión de gemelos.»
Con esa nota positiva y una sonrisa cómplice por parte de Miguel, la videollamada terminó.
Lucifer permaneció en el auto por un momento, reflexionando sobre la idea de volver a casa y enfrentar a su padre, todavía resultaba complicado verlo desde su última pelea, y no han hablado en cinco años. Asistir a la reunión sería un desafío, pero también una oportunidad aunque aún no sabe lo que va a hacer.
—No voy a pensar ahora, es un problema del Lucifer del futuro —Tras decir eso, salió del auto dispuesto a comenzar su trabajo en la casa y, si nadie respondía a los volantes buscando niñera que pegó en algunas tiendas, iría a buscar alguna agencia de niñeras aunque fuera más caro.
Nueva Orleans; Barrio Francés
Alastor salió de su hogar con nada más que su billetera, un cuaderno que tenía amarrado un elegante bolígrafo y su teléfono, el cual siempre estaba abandonado en el bolsillo del pantalón.
La brisa fresca y el aroma del café recién hecho flotaban en el aire mientras caminaba por las calles adoquinadas del vecindario, los primeros rayos del sol iluminaban las fachadas coloridas de los edificios históricos, dándole un brillo dorado que acentuaba la belleza de la ciudad.
A medida que avanzaba, Alastor no podía evitar sonreír con honestidad al escuchar el sonido de una trompeta lejana, interpretando una melodía de jazz que parecía poner banda sonora a su paseo matutino. Ya era normal que los artistas callejeros estuvieran instalados en las esquinas, preparando sus instrumentos, afilando sus voces o realizando trucos de magia para atraer a los ingenuos.
No se siente cómodo con personas rodeándolo, pero cuando es un desconocido le gusta caminar por las calles, es por esa paz que lucha cada día por mantener el anonimato de su identidad como locutor de la radio y no muestra su cara. Odia la idea de que cientos de desconocidos lo sigan por las calles como a esos famosos que ha visto a distancia varias veces, la simple posibilidad de que hubiera un paparazzi siguiendo sus pasos le provoca dolor de cabeza.
Sigue su camino, apreciando los mismos paisajes de siempre y de los que nunca se aburre. Las tiendas y galerías de arte comenzaban a abrir sus puertas, mostrando sus vitrinas repletas de arte local y antigüedades. El aroma tentador de las beignets y el café con leche lo condujo a una cafetería ubicada en una esquina tranquila, Alastor abrió la puerta, siendo recibido por el sonido de una campanita y el saludo del barista.
El interior de la cafetería era un refugio acogedor, con mesas de madera oscura y sillas cómodas, adornado con fotografías antiguas de la ciudad y estanterías repletas de libros, un lugar perfectamente tranquilo en el día, ocultando a la perfección que durante la noche la mesada frente a la cocina se convertía en una barra donde preparaban los mejores tragos y las mesas que luego desaparecían para dar lugar a una pista de baile, en el otro lado del recinto había una rocola, que pasaba canciones de Frank Sinatra en esa ocasión, y estaba junto a un escenario donde se apreciaban algunos instrumentos como un piano y un micrófono rojo en el centro.
Alastor se acercó al mostrador y pidió su habitual café negro, acompañado de un plato de beignets espolvoreados con azúcar glas.
Volteó para echar un vistazo a los clientes en busca de una mesa libre, había algunos trabajando en sus laptops, otros leyendo el periódico o charlando con las meseras. El ambiente era relajado y familiar, donde se podía escapar para trabajar o pasar un buen rato.
Eligió la mesa cerca del escenario y en menos de dos minutos ya tenía su desayuno en la mesa, tomó un sorbo del café, disfrutando del fuerte sabor, mientras sus pensamientos volaban a su próxima emisión en la radio. Las mañanas en Nueva Orleans siempre le ofrecían inspiración y le ayudaban a escribir en su cuaderno algunas ideas, frases o temas que podría mencionar.
Abrió su cuaderno dispuesto a comenzar con una lluvia de ideas, en las hojas se apreciaban algunos dibujos un poco escalofriantes para algunos, aunque también había frases románticas, trozos de canciones que acompañan una problemática sin visibilizar o algunos comentarios burlándose de sus propias ideas, había de todo un poco. Leer aquel cuaderno era como entrar directamente en la cabeza de Alastor.
Le gustaba aprovechar estos momentos de tranquilidad donde puede anotar ideas para sus próximas emisiones, su ciudad siempre le brindaba inspiración con su vibrante cultura y rica historia, sin mencionar que la caótica sociedad siempre le daba nuevo material con el que trabajar y relacionar con canciones, grandes artistas o pensadores olvidados.
La puerta de la cafetería se abrió, dejando entrar un rayo de luz, y Alastor levantó la vista para ver a Rosie ingresando con su habitual energía y sonrisa radiante. Su cabello rubio platinado brillaba con los reflejos de la luz, dándole un aire casi etéreo, ella era muy carismática y conocida en la ciudad, no solo por su tienda, sino porque hablaba con muchas personas y siempre lo saludaba por la calle, en sus trabajos o incluso los visitaba si se enteraba que estaban tristes.
El alfa se levantó para recibirla y la abrazó con calidez.
—Alastor, querido, no sabes lo mucho que me alegra verte —Dejó en la mesa su bolso junto al cuaderno de su mejor amigo y le besó ambas mejillas —¿Cómo has estado?
Rosie se sentó frente a él, pidiendo un café con leche y un croissant, Alastor aprovechó ese momento para cerrar su cuaderno y concentrarse en ella.
—Estoy muy bien, gracias por preguntar.
—Ya lo creo, escuché tu transmisión de ayer, parece que te divertiste con el chisme que te pasé —Alastor sonrió de lado, dándole la razón y Rosie agitó su mano, imitando un abanico —Y tus palabras finales fueron geniales, imagino que las historias que llegan a tu correo multiplican su cantidad.
—Tengo entendido que si, mi equipo estuvo el fin de semana trabajando en eso.
—El mal de amores es un tema candente y abarca todas las edades.
—Lo imagino —Bebió un sorbo de su café y el mesero volvió con el pedido de Rosie —¿Qué hay de ti?
—Ocupada, ocupada y feliz —Dijo dándole un mordisco al croissant —He estado trabajando en nuevos proyectos y algunas ideas para colaboraciones que creo que te van a encantar —Golpeó la nariz de su amigo con la punta de su mano libre —Te prometo que voy a lograr que los 80's y 90's vuelvan a estar de moda.
—Si estás tan decidida no tengo dudas de que lo lograrás, querida.
—Últimamente lo vintage está muy de moda en los jóvenes y eso lo facilita, luego buscaré algunos modelos, te avisaré cuando sea el desfile sorpresa.
Los desfiles sorpresa eran algo propio de Rosie y que todos en la ciudad conocían, se trataba de un evento sin programación donde organizaba a varios modelos con sus nuevos conjuntos de ropa y los hacía desfilar en lugares para todo público, para ella no hay personas más hermosas que las que se realzan en la naturaleza.
Alastor conocía a Rosie desde la secundaria, pero su amistad se fortaleció al vivir en el mismo orfanato, ella siempre quiso criticar el sistema por medio de su ropa y lo hizo, muchas veces, con los años su lado rebelde se calmó porque consiguió hacerse de un nombre respetado en su ciudad y trabajaba de que lo amaba, aunque a veces esa chispa revolucionaria brillaba cuando organizaba algún desfile al aire libre, como esa vez donde diseñó ropa con telas viejas o prendas que ya no usaban o modificando grandes diseños de sus competidores para mejorarlos y superar al original.
Mientras Rosie hablaba, Alastor la escuchaba atentamente, disfrutando de la compañía de su amiga y la familiaridad entre ellos.
—Sé que será increíble, tu creatividad y talento siempre sorprenden. ¿Tienes alguna idea del tema principal del desfile?
Rosie tomó un sorbo de su café con leche y explicó con una gran sonrisa:
—El tema es “Ecos del Burlesque”, un estilo elegante, sensual, divertido y glamuroso, como el baile mismo, Mimzy me ayudará —Rosie se inclinó hacia adelante sin dejar de sonreír —Contrataré bailarines y músicos locales para que toquen en vivo, ojalá conociera a alguien con una hermosa voz.
—Sabes que te ayudaré en lo que pueda, querida.
Para Alastor no había problema, hasta ahora nadie de la ciudad ha hecho relación con el conductor de la radio y el ciudadano normal que suele cantar de vez en cuando sobre el escenario en tiendas locales.
Mientras continuaban charlando y disfrutando de sus bebidas, el mesero regresó con una hoja de papel que entregó a los clientes, Rosie lo miraba curiosa mientras Alastor aceptaba el papel sin darle importancia.
—No sé si les interesa, pero hace poco un hombre nos pidió que le mostremos este panfleto a los clientes en caso de que necesiten trabajo o dinero extra.
—Oh, gracias, pero ahora no tengo tiempo para nada más que mis diseños y mi tienda, ¿Alastor? —El alfa miraba el volante con más intensidad de la que Rosie esperaba —¿Al, qué pasa?
Alastor levantó la mirada, fingiendo que todo estaba bien y dejó el papel sobre la mesa.
—Rosie, ¿Crees que sería un buen niñero?
—¿Qué? —Ella agarró el panfleto, solo había una solicitud para niñera con un pato en el centro y la información abajo, correo electrónico y número de teléfono —No parece muy confiable.
—Eso dice la mayoría, les cuesta creer que no es una estafa, pero conocí al hombre y fue muy amable —Dijo el mesero.
—Creo que encontré algo con lo que divertirme, Rosie —La beta enarcó una ceja, sin comprender a su amigo, pero al cabo de un segundo le sonrió porque no sería la primera vez que lo escucha con una idea alocada porque está aburrido.
—¿Algo te llama la atención?
—Me intriga alguien que elige como nombre de usuario @Ringmaster.666 —Rosie apoyó el rostro entre sus manos —¿Qué dices?
—Espero que te diviertas mucho.
—Gracias querido.
El mesero le dio a Alastor la dirección donde habitaba el solicitante de niñera, la casa 506 en Garden District, un vecindario elegante con mansiones históricas, calles arboladas y una atmósfera encantadora, sabía que era un lugar de clase alta y al que solo pueden acceder aquellos con un buen caudal económico. Él no podría pagarlo aunque trabajara más horas.
Sin embargo, le causa curiosidad que el usuario que le ha enviado tantos correos electrónicos a su programa, realmente viva en Nueva Orleans. Tan cerca.
Alastor no cree en el destino, es una fantasía romántica de los ingenuos y que las personas usan para justificar algo sin explicación, pero sí una casualidad sucede varias veces y eso resulta ser el destino, ¿Hay algo de malo en darle el beneficio de la duda?
Chapter 3: La rosas rojas son tentadoras
Chapter Text
❝ La atracción de las almas consiste en reconocer que tú tienes lo que la otra persona necesita para que tu alma crezca, y que ella tiene lo que a ti te hace falta❞
— John Gray
Nueva Orleans; Residencia Morningstar
Lucifer no acabó con su trabajo, pero tampoco era capaz de estar tantas horas sentado en la misma posición porque comenzaba a divagar, por eso al cabo de cinco horas llevó algunos documentos consigo y se sentó en el pórtico del jardín.
Algo que claramente no fue una buena idea.
Si de por sí ya contaba con una gran habilidad para distraerse cuando estaba en su oficina, estando afuera era mucho más sencillo divagar en sus pensamientos.
Desde su posición era capaz de ver a algunas personas caminando en la calle mientras hablaban por teléfono o grupos de adolescentes riéndose en voz alta, organizando planes sobre lo que harían más tarde. A Lucifer le resultaba fácil ignorar su trabajo para imaginar toda clase de escenarios donde esas personas eran protagonistas de historias dignas de una película de romance dramático, imaginaba a un hombre siendo un espía que se enamora de su enemiga o a unos adolescentes que obtienen la misión de salvar el mundo.
—Siempre dijeron que consumí mucho material de disney —Dijo para sí mismo —Creo que tienen razón.
Gracias a que la casa estaba rodeada por muros bajos de color verde manzana y verjas de metal negro, era difícil ver el interior, más cuando las protecciones estaban adornadas con enredaderas que se envolvían en la estructura por dentro y por fuera.
Eligió esa casa porque contaba con cierta privacidad, a pesar de estar en el corazón del Garden District de Nueva Orleans, era una casa histórica que captura la esencia de la elegancia sureña que tanto ha leído en libros y estaba a un precio increíble.
La casa estaba adornada con un hermoso porche, sostenido por columnas de estilo griego que le confieren un aire de majestuosidad y un camino desde la entrada hasta la entrada, los jardines contaban con rebosantes flores de colores vibrantes, como azaleas y camelias, las cuales enmarcan el camino, aunque necesitaba mantenimiento.
Lucifer apartó los documentos y saltó sobre las flores, caminando en el césped, imaginando cómo luciría su casa con rosas rojas y así dejaba volar su imaginación mientras contemplaba su jardín.
Se imaginaba caminando por un sendero de ladrillos rodeado de exuberantes rosales rojos. Las rosas, con sus pétalos aterciopelados y su color profundo brillarían bajo el cálido sol de la mañana, creando un espectáculo visual y podría ver a Charlie corriendo entre mas flores, admirando cada detalle, quizás agregaría un columpio en el árbol que contaba con una rama ligeramente decaída. El jardín de rosas sería un santuario personal, un lugar donde podría pasar tiempo con su hija y encontrar paz en medio del bullicio de la ciudad.
En su visión, el jardín no solo sería un espacio para la contemplación, sino también un lugar de encuentro para amigos y familiares, a sus hermanos nunca les gustó el color rojo, en especial a Miguel, porque era un tono asociado a cosas como la pasión, la lujuria, violencia, falta de control, excesos, crueldad y orgullo, muchas cosas que no eran bien vistas por la iglesia e iban en contra de los valores divinos, y es debido a eso que nunca le permitieron usar ropa de ese color hasta que fue mayor de edad.
Hizo un lado aquellos recuerdos para concentrarse en su idea principal, él mismo cuidando con esmero cada uno de los rosales. Tendría otra obligación consigo mismo para levantarse todas las mañanas para regar el jardín y ya no se quedaría dormido como esa mañana.
Por desgracia, no sabe cómo cuidar las plantas.
Cuando vivía con su familia tenía jardineros que se encargaban de los jardines y, la única que cuidaba flores era su madre que contaba con su propio jardín de invierno donde había todo tipo de flores blancas y desprendían un aroma encantador. Lamentablemente, ella no estaba viva para pedirle consejos.
Lucifer golpeó sus mejillas con más fuerza de la necesaria, provocando un color rojizo con la marca de sus dedos, lo hizo para no dejarse llevar por sus recuerdos y, en un impulso, decidió llamar a la única persona que podría darle consejos sobre botánica.
El timbre sonó tres veces.
Durante la espera, caminaba por su jardín, disfrutando del suave aroma de las flores silvestres y el sonido de las personas en la calle que opacaba a los pájaros, el sol matutino iluminaba su camino mientras contemplaba el espacio que pronto se convertiría en su anhelado jardín de rosas.
Al poco tiempo, la voz calmada y amistosa de su amigo resonó en sus oídos.
« —¡Hola Lucifer! Recibir tu llamada alegra mi día —De fondo se oía la música de un programa animado que Lucifer reconocía porque a Charlie también le gustaba.»
—¿Cuidas a Octavia?
« —Así es, Stella me la dejó antes para irse con sus amigas a la playa y yo encantado de pasar más tiempo con mi starlight —Lucifer sonrió al escuchar los balbuceos de su amigo dirigidos a la pequeña Octavia —¿Qué tal la mudanza? ¿Nueva Orleans es como imaginabas? »
—Todavía no pude recorrer con calma la ciudad, pero me gusta, y ya terminé la mudanza, seguramente iré con Charlie de paseo en los próximos días.
« —Es maravilloso, prometo que iré a visitarte pronto, pero sabes que las cosas por aquí...»
—No te preocupes, lo entiendo —No necesita terminar esa frase —Te llamaba para pedir tu consejo experto en la botánica, ¿Molesto?
« —¡Nunca! —La emoción de Stolas se notaba en su voz —Pregunta lo que quieras.»
—Quiero plantar rosas rojas en mi jardín, me gustarían algunos consejos sobre cómo comenzar y cuidar de ellas. Sabes que no tengo idea del tema.
Stolas, siempre dispuesto a ayudar, comenzó a explicar.
«—Primero, asegúrate de elegir un lugar en tu jardín que reciba al menos seis horas de sol, necesitan mucha luz y el suelo debe ser bueno, puedes agregar composta o materia orgánica, en cualquier vivero o floristería deben vender semillas o puedes comprar flores que ya brotaron, como quieras.»
—¿Y el riego? —Lucifer de nuevo saltó el camino de flores, pateando algunas piedras mientras tomaba notas mentales.
«—Te enviaré una lista de instrucciones, no es tan difícil hasta que te acostumbras a la rutina.»
—Muchas gracias, seguramente en estos días vaya a comprar los materiales y el fin de semana comience. Tal vez.
«—Llámame cuando quie... ¡Octavia, no te lleves el control a la boca! —El abrupto grito hizo que Lucifer apartara el teléfono de la oreja —Lo siento Lucifer, la pequeña starlight está exigiendo atención. Nos estaremos viendo pronto.»
—No te preocupes y muchas gracias.
Después de su llamada con Stolas, Lucifer se sintió inspirado y lleno de energía para comenzar a trabajar en su nuevo proyecto de jardinería, no lo dejará a medias como cuando quiso aprender a hacer origami o a tejer, en su defensa, no es que fuera complicado, hasta lo relajaba un poco, pero odiaba hacer actividades propias de los omegas y cumplir con esos estúpidos estereotipos.
Volvió a recorrer su jardín, retomando su hilo de imaginación donde visualizaba cada rincón adornado con las vibrantes rosas que tanto rechazaba su padre por tontas asociaciones de color.
Con cada paso, podía casi sentir el suave aroma de las plantas, además de los croissants en una cafetería cercana, y una fragancia nueva que le causaba comezón en la nariz, no por ser incómoda, sino todo lo contrario. Se trataba de un aroma a café mezclado con licor, el olor ingresaba en sus fosas nasales y viajaba hasta sus papilas gustativas, le permitía saborear el café y le abría paso a un sabor metálico.
Curioso, pensó con la cabeza ladeada.
Mientras contemplaba el espacio, una brisa fresca pasó a través de los árboles y el aroma se hizo mucho más intenso, del tipo con el que podría embriagarse y, de repente, un sonido lo sacó de sus pensamientos.
Desde el portón al final del camino de piedras, escuchó un llamado suave:
—Disculpe, ¿Usted es el propietario? —Preguntó una voz masculina detrás de los barrotes, Lucifer no podía ver su apariencia debido a las enredaderas.
Se dirigió hacia el origen del sonido, sus pasos resonando en el tranquilo jardín y al acercarse, vio entre las rejas la figura de un hombre que se inclinaba hacia un lado y dejaba ver la mitad del rostro en una abertura entre las plantas, pero lo que realmente captó la atención de Lucifer fueron los ojos que lo miraban fijamente.
Una mirada de un profundo color marrón, tan oscuro que podría pasar por negro si no lo estuviera mirando con atención, esos ojos llenos de intensidad parecían atravesar su alma. La mirada lo hipnotizó, haciéndolo sentir una mezcla de curiosidad y desconcierto.
Se detuvo del otro lado de los barrotes, atrapado por el magnetismo de aquellos ojos.
El sol jugaba sobre las facciones del hombre, destacando su atrapante belleza con una claridad casi sobrenatural y la sonrisa imperturbable brillaba por sus blancos dientes, parecía reflejar tanto la calidez de la primavera como la profundidad de las sombras, una dualidad intrigante. La sonrisa del desconocido, aunque serena, portaba un matiz de misterio que lo capturaba en una trampa dulce.
El hombre era alto y esbelto, con una elegancia natural que parecía innata y su cabello castaño caía en suaves ondas, enmarcando un rostro de rasgos finos y bien definidos. Portaba un traje refinado que hoy en día nadie usaría a menos que fuera a una fiesta de etiqueta, pantalones marrones y un chaleco a jugo sobre una camisa blanca cubriéndole los brazos y abotonado hasta el cuello.
—Soy el propietario —Dijo Lucifer, su voz apenas un susurro, como si temiera romper el hechizo de ese instante y acariciando de forma inconsciente la gargantilla alrededor de su cuello —¿Quién me busca?
La figura permaneció en silencio por un momento, y luego una voz más suave y melodiosa respondió desde el otro lado del portón.
—Buenas tardes, mi nombre es Alastor E. Hainsworth y escuché que buscaba una niñera.
Lucifer, aún bajo el efecto de su mirada, sintió una extraña sensación de comodidad y conexión.
—Si, claro, yo buscaba una niñera, pasa —Con gesto elegante, abrió el portón y, al entrar en el jardín, Lucifer notó que Alastor era mucho más atractivo de lo que hubiera imaginado.
Lucifer no podía evitar sentirse intrigado y atraído por la presencia de Alastor. Había algo enigmático y extraño en su persona, una combinación de rasgos y aura que lo hacía destacar de manera única.
Alastor, con su figura esbelta y elegante, parecía moverse con gracia, cada paso calculado y sin hacer el menor ruido, admiraba el jardín de belleza simple y natural mientras empujaba su cabello oscuro detrás de la oreja, no le gustaba que obstaculizara su visión.
Lucifer continuaba admirando la figura del alfa, claramente lo era, se notaba en sus feromonas que ya no eran fuertes sino una tenue fragancia que podría pasar como un perfume. Cuando Alastor apartó la mirada del paisaje para centrarse en el dueño, Lucifer sintió que él pudiera era capaz de ver más allá de la superficie, como si sus ojos pudieran leer su alma y descubrir sus pensamientos más ocultos.
Había una conexión inmediata y poderosa en esas miradas, una sensación de entendimiento mutuo que no requería palabras.
—Un mesero de mi cafetería favorita me presentó su panfleto y quise venir personalmente para saber más del trabajo, no me gusta usar la... nueva tecnología.
La voz de Alastor también añadía a su enigmática atracción un toque seductor. Suave y melodiosa, tenía un tono que resonaba en el aire, casi hipnótico, haciendo que cada palabra pareciera cargada de un significado y, cuando hablaba, Lucifer se encontraba perdido en el sonido de su voz, más que en el contenido de sus palabras.
Era una voz que podía calmar tormentas.
—¿Señor?
—Ah, lo siento —Avergonzado por haberse quedado callado, lo invitó a entrar cerrando el portón y comenzaron a caminar en el camino empedrado sin dejar de acariciar la cerradura de su gargantilla en un gesto inconsciente que delataba sus nervios —¿Tienes currículum?
—Claro —Sacó de su maletín un par de hojas con su información.
Lucifer lo aceptó de buena gana y cuando llegaron al pórtico de la casa, recogió sus documentos y lo adjuntó con los papeles de Alastor.
Dubitativo le abrió la puerta de su casa.
—Acabo de mudarme y tengo complicaciones para acomodarme, soy Lucifer Morningstar —Se presentó mientras dejaba entrar al hombre que miraba el lugar con curiosidad —Entre mi trabajo, reuniones con accionistas, la mudanza y mi hija no tengo tiempo para todo, estoy haciendo las cosas mal y necesito un poco de ayuda con ella.
—¿Es una niña complicada?
—No, no, mi Charlie es adorable y la niña más tierna del mundo, pero no tengo mucho tiempo y como padre soltero necesito una mano —Los condujo hasta la oficina donde había un gran desastre, Lucifer notó la sorpresa en Alastor por el increíble desorden de papeles sobre el escritorio, las cajas amontonadas con libros y estantes si ordenar —Juro que no es normal en mi este caos.
—Descuide, entiendo que ser padre soltero es complicado.
—¿Tiene hijos o hermanos pequeños?
—No —Por algún motivo Lucifer suspiró aliviado por la negativa y Alastor no dijo nada al respecto, tomaron asiento en las sillas delante del escritorio para hablar cara a cara —Pero era el mayor en el orfanato y aprendí a lidiar con los niños.
—Ya veo —Más tarde leerá su currículum y, por precaución, le pediría ayuda a alguno de sus amigos si llega a ver algo raro y ellos investigarán —Bueno, la paga no es mucha, pero tendrás comida y casa, también puedes usar el auto si está en el garaje.
—No gracias, me gusta caminar.
—¿Esta cantidad está bien? —Lucifer le entregó un papel con la suma que ganaría por semana.
—Por supuesto, aunque necesito pedir un día libre los viernes en la noche, tengo un compromiso importante. Será el único día.
—¡Claro! Seguramente yo estaré en casa —A Lucifer se le escaparon algunas feromonas y se avergonzó por su desliz, estaba por disculparse cuando vio la sonrisa tranquila de Alastor —Lo siento.
—Descuide, no me molesta —Alastor tenía las piernas cruzadas y las manos encima —Pero señor, ¿No le molesta que sea un alfa?
—Esa debería ser mi pregunta —Rascó su mejilla avergonzado —Sé que el cuidado de los niños es de omegas y esto podría causarte algunos malos comentarios de personas estúpidas.
—Usted lo dijo, son estúpidos, no vale la pena darle importancia a esa clase de personas.
—Por favor, no me trates de “usted”, me siento viejo y hace poco cumplí 27.
—Significa que somos cercanos, yo tengo 25 años —Hizo una pequeña reverencia con una mano sobre el corazón —Y debo tratarlo con respeto, será mi jefe.
—No quiero que sea tan estricta nuestra relación cuando vamos a vivir juntos.
Se dio cuenta de lo mal que sonaba apenas lo dijo.
Lucifer y Alastor estaban sentados en la oficina solo iluminada por la tenue luz del exterior que ingresaba junto a una fresca brisa y hacía revolotear las cortinas.
La atmósfera era densa, cargada de una tensión palpable que se colaba en cada rincón del pequeño espacio y más cuando los dos hombres se miraban con tanta intensidad, atrapados en un intercambio silencioso que decía más que las palabras.
Resultaba difícil para Lucifer no sentir el magnetismo de Alastor, cada movimiento, por mínimo que fuera, tenía un efecto resonante y la forma en que inclinaba ligeramente la cabeza al hablar, la cadencia de su voz suave pero cargada de significado, todo contribuía a la creciente sensación de atracción que le era imposible ignorar.
Sus ojos, de un profundo color marrón muy oscuro, brillaban con una intensidad que lo desarmaba y lo dejaba expuesto.
Lucifer notaba cómo sus propios nervios estaban en alerta máxima e hizo lo mejor que podía hacer cuando estaba frente a alguien que le provocaba nervios, siguió su instinto, no el omega, sino el instinto de la estupidez Magne, como solía llamarlo Azrael.
—Tampoco es la gran cosa, no eres mi tipo.
—Oh, ya veo —Por un momento no dijeron nada —Una lástima.
Los sensores de alerta de Lucifer se activaron, al mismo tiempo que su omega interior se removía como un gato al que acababan de mojar con agua. A pesar de sus nervios mantuvo la sonrisa.
Fingiendo que no se da cuenta de que acaba de quedar como un imbécil, y al estar tan concentrado en sus propios pensamientos no notó al castaño mirándolo fijamente con su inalterable sonrisa, saboreando el sabor de la vergüenza ajena que se asemeja a las manzanas acarameladas y se hace más evidente con el ligero cambio en las feromonas omega, el olor de las rosas se apreciaba, tenue, pero ahí estaba.
Y tal como las flores, cada rosa tiene espinas.
—Entonces, ¿Tenemos un trato? —Alastor extendió su mano, teniendo un poco de compasión por el omega e ignorando lo que acaba de suceder.
—¡Por supuesto! —Lucifer esperaba estrechar la mano, sin embargo, sucedió algo diferente.
Alastor acercó la mano hasta sus labios, dejando un beso en el dorso, y Lucifer no era ningún tonto, notaba cómo el alfa, con su voz melodiosa y su porte sereno, parecía consciente del efecto que tenía, y había una chispa de desafío en sus ojos, como si disfrutara poniendo a prueba los límites de la tensión entre ellos.
La cercanía física empeoraba la situación.
Podía sentir el calor de los labios ajenos atravesando su piel, había una energía casi tangible en el aire, una mezcla de anticipación y resistencia que hacía cada segundo más intenso.
El contacto fue eléctrico, una chispa que recorrió el cuerpo de Lucifer y casi lo deja sin aliento, sus ojos azules se encontraron con los de Alastor, y en ese instante, la brisa dejó de ser refrescante para tornarse calurosa. Alastor podía sentir el calor de la piel de Lucifer bajo sus labios, y el latido acelerado resonaba en sus oídos. Así la tensión entre ellos se hizo más palpable, una corriente invisible que los unía y los mantenía al borde de sus emociones.
Mientras se retiraba lentamente, Lucifer no pudo evitar sentir una mezcla de alivio y Alastor, con una sonrisa suave, se apartó justo cuando el teléfono de su jefe comenzó a sonar. Lucifer se apartó a gran velocidad, saltando sobre su teléfono y bloqueando la melodía de circo que anunciaba una alarma sobre que debe ir en busca de Charlie.
—Puedes venir más tarde con tus cosas, yo iré por Charlie al jardín de infantes.
—Por supuesto, estoy ansioso por conocerla —Se levantó con calma, como si hace tres minutos no hubiera provocado una tormenta en el interior de Lucifer —¿Nos vemos más tarde?
—Claro —Con la tensión todavía presente, por parte de Lucifer, salieron de la casa uno junto al otro y antes de separar sus caminos, volvió a tomar la palabra —¿Nos conocemos?
—No lo creo —Dijo Alastor, pasando junto a Lucifer y tomando distancia —Lo recordaría muy bien.
Lucifer se quedó junto al auto, observando cómo el nuevo niñero se alejaba por la calle adoquinada del Garden District. La figura esbelta de Alastor se recorta contra el paisaje urbano, moviéndose con una gracia casi felina que capturaba la atención de todos a su alrededor y la luz del sol de la tarde proyectaba sombras alargadas, provocando que con cada paso la sombra de Alastor aumentara de tamaño.
Mientras lo veía desaparecer en la distancia, Lucifer no pudo evitar sentirse atrapado en una mezcla de emociones y de nuevo tocó la cerradura de su gargantilla, odiaba usarla, pero amaba como lucía con ella, y en momentos como eso la frialdad del metal le recordaba que no sucedió nada extraño.
De repente, un pensamiento lo sacó de su ensimismamiento. Miró su reloj y se dio cuenta de que el tiempo había pasado más rápido de lo que anticipaba.
—¡Charlie! —Exclamó para sí mismo, recordando que debía buscar a su hija en el jardín de infantes.
Con el motor en marcha, Lucifer se dirigió hacia el jardín de infantes, la mente aún dividida entre sus deberes de padre y los pensamientos sobre Alastor.
Chapter 4: Distintas clases
Chapter Text
❝ Condujo con el acelerador pisado a fondo, tomando las curvas derrapando y chirriando (...) eso era clase. Si amaba de igual modo que conducía, iba a ser un infierno de noche❞
— Charles Bukowski
Nueva Orleans; Bywater
—Lucifer Morningstar —Repitió el nombre en la soledad de su departamento al cruzar las puertas.
Todavía puede sentir el sabor de las feromonas en la punta de su lengua, un cosquilleo en sus labios y el aroma tenue parecía haber quedado impreso en lo más profundo de su mente.
Rosas y manzanas acarameladas, una combinación interesante para Alastor. El aroma de las flores transmitía la elegancia de alguien que fue educado con cuidado y delicadeza, pero la segunda fragancia delataba esa dulzura inocente que cualquier alfa querría degustar, por eso Lucifer intentaba reprimir las feromonas eran tan transparentes y delataban el interés que sintió apenas lo vio.
Alastor estaba halagado porque alguien de alto nivel parecía mostrar interés en un humilde ciudadano de clase media, pero no le interesaba tener una relación, ahora o en el futuro y menos con alguien tan diferente. A simple vista se notaba la enorme distancia entre ambos, Lucifer era un hombre que sonreía con honestidad y expresaba sus emociones no solo a través de las feromonas sino en su rostro, era capaz de deducir sus preocupaciones y preparar una respuesta de antemano. Había algo curioso en cada una de sus expresiones, la mayoría eran predecibles y otras, muy pocas, lo obligaban a mirarlo más tiempo del necesario para deducir lo que pasaba por esa intrigante cabeza.
Cuando llegó a la casa 506 lo primero que hizo fue captar el aroma de las rosas y se inclinó para ver entre los barrotes al dueño de la casa hablando por teléfono, tenía una sonrisa soñadora y daba brincos tontos, totalmente ignorante de que alguien lo estaba mirando desde afuera.
Debe admitir que no lo llamó al instante por la llamada, aunque luego simplemente se puso un poco nervioso al no saber cómo hablarle y se le quedó mirando tras los barrotes, sintiendo desde el primer instante la enorme distancia entre ellos.
Como no tiene una buena perspectiva de la clase alta que vive con cientos de privilegios, esperaba ser tratado con frialdad y hasta indiferencia, sin embargo, Lucifer fue respetuoso y amable en todo momento, quizás demasiado, ¿Acaso no tiene sentido del peligro al dejar pasar a un alfa desconocido a su casa? Podría haber sido un pervertido.
Alastor se apoyó en la puerta de su pequeño departamento, cruzando los brazos y echando un vistazo a la gran diferencia entre la enorme mansión de Lucifer y su hogar. Sabe que si quiere mejorar su posición económica bastaría con revelar su identidad, tal como dijeron sus empleados, pero eso implicaba abandonar su cómoda privacidad y no estaba dispuesto a caer en la trágica concordancia social donde todos buscan fama, poder y dinero, esos aspectos le parecen intrascendentes y prefiere disfrutar de las cosas simples, esas que no requieren una recomendación de una figura famosa; y más cuando hoy en día cualquier persona puede volverse conocido a través de la tecnología, llegando a perderse en los parámetros de la moda y aceptación.
No, no hay duda, Alastor no quiere convertirse en un producto más y le gusta su vida pacífica separado de su amada radio.
Se dirigió al interior del departamento para comenzar a empacar sus cosas y mudarse a la casa 506 del Garden District, tiene curiosidad por conocer a la hija de Lucifer, se pregunta si serán iguales o totalmente opuestos.
Las dos maletas bajo de la cama fueron retiradas y dejadas sobre la cama, en una depositó la mayor cantidad de ropa posible junto a algunos productos de aseo, cepillo de dientes y un par de toallas, prefería sus propias cosas y no tomar más de lo necesario de su nuevo jefe. En la segunda guardó tres pares de zapatos, algunos de sus discos favoritos, un par de libros para matar el tiempo cuando la niña esté en el jardín de infantes y dejó un espacio en un rincón, Alastor fue al baño en busca de los inhibidores de emergencia, las pastillas diarias para mantener en control sus bajos instintos y un parche para disminuir los efectos pre-celo. Antes de guardarlos se fijó en su calendario cuándo sufriría del celo e hizo una mueca al ver que le quedaban algunas semanas, no tiene nada que temer porque el control sobre su instinto siempre fue muy estricto y no tenía instintos indomables como cierto empleado suyo, pero de igual forma le preocupaba que la convivencia con un omega pudiera afectar su rutina y sistema de control.
Por precaución tomara dos pastillas para que los efectos sean más efectivos.
No está acostumbrado a tratar con omegas, y no porque tenga algún complejo o problemas con dicho género, simplemente tiene pocas oportunidades para convivir con otras personas y los pocos omegas que le presentaron, se asustaban con él, y tampoco es que le interese demasiado convivir con cualquier persona. Ya era complicado tratar con sus empleados y recordar que para mantener una amistad, como con Rosie, debe interactuar seguido.
El sonido de alguien tocando la puerta en un determinado ritmo lo salvó de sus pensamientos, volvió a su cuarto dejando los medicamentos en la maleta y fue a abrir, sin preguntar por la identidad del visitante le permitió entrar.
—Hola querido —Rosie ingresó con algunas bolsas en sus manos —Hoy al mediodía te fuiste de la nada y, como no respondes a los mensajes, vine a verte.
—¿En serio te preocupas por mí? —Preguntó con burla y se dirigieron al cuarto del alfa —Por un momento creí que me visitabas porque estás interesada en el chisme de mi nueva aventura.
—No puedo engañarte —Rosie se sentó en la silla frente al escritorio dejando la bolsas con ropa a sus pies —¿Qué sucedió hoy?
—Tuve el presentimiento de que ser niñero sería algo muy interesante —Dijo en tono neutro mientras doblaba algunos abrigos.
—¿Igual que esa vez donde dijiste que era interesante unirte a un grupo de retiro espiritual y desaparecer por varias semanas?
—Esto es diferente.
—¿Cómo puede serlo?
—Porque esta vez sí será interesante.
Rosie siguió los movimientos de Alastor con mirada curiosa. No es la primera vez que ella ve a su mejor amigo haciendo algo raro porque quiere "cambiar de aires" o buscar inspiración para sus próximos segmentos en la radio. De hecho, es bastante normal que desaparezca algunos días, o semanas, porque no está inspirado.
Sin embargo, escuchar que se dedicaría a cuidar a un niño y se mudaría a una casa de clase alta, aquella que tanto critica, le causaba mucha intriga.
No obstante, jamás lo detendría porque muchas de esas aventuras acababan siendo grandes anécdotas que la hacían reír. Como cuando Alastor se unió a charlas de la congregación católica y obtuvo buenos comentarios sobre la hipocresías de esos tipos religiosos al rechazar a homosexuales, en esa ocasión Alastor se declaró gay aunque solo lo hizo para causar caos, o esa otra ocasión donde se unió a una organización ambientalista donde acabó atado a un árbol y cuando quiso renunciar, porque ya se había aburrido del reclamo y tenía material para un segmento de radio, no pudo renunciar porque su propio orgullo le obligaba a resistir en contra de las máquinas de construcción. Alastor suele involucrarse en algunas situaciones ridículas y Rosie era feliz de apoyarlo porque luego podría reírse de sus aventuras con resultados ridículos.
—De acuerdo, si estás tan decidido —Ella le extendió las bolsas a Alastor, quien aceptó el regalo con una sonrisa —Son nuevos diseños y tal como te gusta, ropa muy ochentera.
—Gracias, tu trabajo siempre es impecable.
—Te estoy sobornando para que me digas más sobre tu plan —Se inclinó sobre su hombro, echando un vistazo a las maletas sobre la cama —Si te estás preparando para irte, ya debes tener el empleo, ¿Cómo es tu jefe?
—Transparente y un poco torpe, es raro ver a un omega soltero con su hija, hoy en día sigue siendo mal vis-
—¿Omega? ¿Vas a vivir en la casa de un omega soltero? —Rosie lucía sorprendida.
—Si —Dijo con calma, continuando con su trabajo de empacar.
—¿Vas a vivir bajo el mismo techo que un omega soltero? —Resaltó las últimas palabras.
—Técnicamente.
—¿Recuerdas que eres un alfa?
—No necesitas preocuparte, querida amiga —Alastor cerró la primera maleta con su ropa y se dirigió al escritorio en busca de su preciado cuaderno de cuero donde escribe todas sus ideas, pensamientos y secretos —Sabes que tengo un excelente control sobre mi instinto y no me dejo llevar por él.
—Si, y por eso siempre te he admirado.
Alastor miró sobre su hombro a Rosie, ya no lucía curiosa ni emocionada, sino que parece estar luchando con decirle algo.
Le dio su tiempo para hablar, se conocen lo suficiente como para comprender sus silencios y cómo no deben presionar cuando ven al otro pensando. Ella no tardó demasiado en acomodar las palabras y dar su opinión.
—Conocí a muchos alfas, mi ex-esposo lo era, y sé que sus instintos pueden sobreponerse al raciocinio —Comenzó a explicar con calma —Y sé que eres muy responsable con tus inhibidores, nunca harías algo malo sin motivo —Lo abrazó con suavidad y Alastor se lo permitió, era la única a quien le permite el contacto —Pero no puedes negar que no convives con muchos omegas y no estás tan expuesto a sus feromonas, no sabes cómo vas a reaccionar si te expones por mucho tiempo a eso.
—Sé lo que te preocupa, pero yo no soy así y lo sabes —Dijo confiado y retomando su equipaje —No soy un animal que se deja llevar por sus instintos.
—Y Dios nunca lo permita —Alastor le dió una mala mirada por mencionar a Dios y ella le sonrió con pena, a veces por costumbre lo menciona y se olvidaba de que a Alastor no le gustaban esas referencias por muy inocentes que sean —Solo recuerda que hasta la persona más pacífica se puede convertir en una bestia por culpa del instinto. Solo debes recordar a mi ex.
Alastor miró de reojo el brazo de Rosie, ese que estaba cubierto por una camisa negra ajustada al cuerpo y con mangas largas que ocultan las marcas de una feroz mordida de alfa cuando ella intentó escapar de él.
Comprendiendo a la perfección sus miedos, porque sabe que Rosie no quiere verlo convertido en algo parecido a esa bestia que le causó una marca imborrable en su piel, cerró la maleta y se giró, tomando sus manos con amabilidad y mirándola a los ojos, el color celeste grisáceo chocó con el marrón, y le sonrió con honestidad.
—Rosie, te prometo que si siento que pierdo el control o que algo está cambiando, serás la única a la que llame.
—Voy a tomarte la palabra porque nunca has roto una promesa.
—Estaré bien.
Rosie aceptó sus palabras y le dio su confianza, si había alguien por quién pondría las manos en el fuego, ese sería Alastor.
Lo ayudó a preparar una mochila más donde llevaría sus cosas para el trabajo como una pequeña grabadora, su inseparable cuaderno y otro par de objetos que podrían ser útiles, de todas formas Rosie prometió llevarle cualquier cosa que pueda necesitar.
Al acabar con las maletas y la mochila, salieron de la casa. Alastor se ofreció a acompañar a Rosie, aunque ella se negó porque no quería robarle más tiempo, así se separaron con un beso en la mejilla y tomaron caminos opuestos.
Rosie permaneció unos momentos mirando la espalda de Alastor fundiéndose con las sombras y la tenue luz de las farolas.
Nunca entenderé a mi amigo, pensó con una sonrisa ladina.
Por suerte, ahora tiene completa certeza de que las cosas serán mucho más interesantes y, quizás, con la presencia de aquel misterioso jefe sin sentido del peligro, Alastor acepte abrir un poco más su corazón. Va a estar esperando ansiosa cuando él la llame para pedirle consejos sobre cómo tratar con los niños y, en especial, con un omega.
California; UNLA
La habitación del campus en la universidad funcionaba como un refugio para Joel que pasa largas horas inmerso en sus estudios, pero también un gran alivio porque ya no necesitaba compartir sus cosas y espacio con sus hermanos, nueve hermanos. A pesar de que cada uno tenía su espacio y la residencia Magne era grande, todavía peleaban por las cosas comida aunque estuviera marcado con la inicial de uno o dibujos representativos, como los patitos de Luzbel o las cruces de Miguel.
Ahora Joel contaba con una habitación propia, aunque pequeña, está organizada de manera eficiente para maximizar el espacio. El escritorio amplio ocupa un lugar frente a la ventana que permite la entrada de la luz y ofrece una vista increíble del campus universitario. Sobre el escritorio había una lámpara de lectura, montones de libros de texto, una computadora portátil en la que estaba trabajando en ese momento y un cuadro donde estaba su familia, lo llamativo de la fotografía es que uno de los integrantes tenía el rostro rayado con marcador negro.
La pared detrás del escritorio está adornada con una mezcla de calendarios, horarios de clases y algunas fotos de familiares y amigos, sirviendo como recordatorios constantes de su motivación y apoyo. También hay una pizarra blanca cubierta de fórmulas, fechas importantes y listas de tareas, manteniéndolo organizado y enfocado. Los estantes sobre el escritorio están repletos de libros de derecho, revistas académicas y algunas novelas que utiliza para desconectar en sus ratos libres.
En la esquina opuesta de la habitación, su cama está ordenada y cubierta con una colcha de color blanco, y a un lado estaba la mesita de noche que sostiene un reloj despertador con forma de gato, una botella de agua y más libros relacionados con su carrera, los cuales lee antes de dormir. Cerca de la puerta hay un pequeño sofá donde puede relajarse y en la mesa ratona una planta de interior.
Joel, con un libro de derecho en la mano, intentaba concentrarse en el texto e ignorar el ruido que hacía uno de sus hermanos cuando llevaba a su boca un puñado de papas fritas o sorbía la gaseosa de su vaso, a pesar de que claramente ya no quedaba líquido.
Agotado por el ruido, golpeó su escritorio con el enorme libro de leyes y se giró en la silla para mirarlo.
—¿Por qué estás aquí, Azrael?
—¿Hay algo malo en que venga a visitar a mi querido hermano menor? —Joel frunció el ceño, desconfiando del repentino cariño fraternal de Azrael —Okey, estoy en un callejón sin salida con mi último caso y quise salir de la oficina o me volvería loco entre esas cuatro paredes y mis inútiles superiores que se niegan a escucharme.
—Todavía eres joven, debes escucharlos —Dijo en tono neutro —Pero igual es raro que no puedas resolver un caso, policía corrupto que negocia con la muerte.
—No me llames así —Le lanzó un puñado de papas fritas.
—¡Deja de tirar basura y vete a tu apartamento!
—Es que me siento tan solito —Azrael fingió un sollozo mientras abrazaba sus piernas y la escena hizo a Joel rodar los ojos, acostumbrado a su dramatismo que solía estar al mismo nivel que Luzbel —Ten piedad, aunque llevo algunos años viviendo solo estuve toda una vida conviviendo con 9 hermanos y mis padres —Se sentó derecho, ignorando el ceño fruncido de su hermano menor por subir los pies con zapatillas al sofá —¿No te pasa lo mismo?
—No —Regresó a su postura inicial, abriendo el libro en los primeros capítulos —Cuando me fui de casa estaba aliviado de tener un poco de paz —Refunfuño en voz baja, aunque le enseñaron que no era de buena educación hacerlo —Aunque al final acabé cerca del mas revoltoso.
—Oh, vamos, hay estudios donde afirman que hay un 80% de que tu día mejore por verme.
—¿De qué estudio hablas?
—De mi propio estudio.
—Leo decía que hay un porcentaje del 80% de probabilidad de que haya problemas si Azrael está cerca.
—Eso no es lo importante, y nuestro hermano no sabe nada sobre la diversión.
Azrael comenzó a explicar su postura, alegando que era una delicia para los ojos porque durante su tiempo en la academia de policías siempre salió como el más atractivo en las encuestas, tanto en el grupo masculino como el femenino. De vez en cuando hacía comentarios mordaces sobre lo aburrido que era Leo y eso no lo hacía comparable a él.
Hay algunas cosas que no cambian a pesar de que ya no viven bajo el mismo techo.
—Entonces —Interrumpió el parloteo mientras encendía su laptop y se conectaba en las redes, esperando que alguno de sus compañeros estuviera en línea para preguntarles sobre el último tema visto en clases —¿Tan complicado es tu nuevo caso?
—Yo creo que es un asesino en serie.
—¿No hay solo dos víctimas?
—¡Pero las dos tienen un patrón! —Emocionado por explicar su punto, Azrael saltó del sofá para ir junto a su hermano —Murieron de la misma forma con un promedio de diferencia de casi un mes, ¡Pero las muertes se parecen! —Suspiró con tristeza dejando caer su peso sobre Joel —A pesar de lo que digo, mis superiores dicen que es muy pronto y que los cuerpos se encontraron lejos uno del otro, por eso no tengo más argumentos.
—Debe... ah, espera, Luzbel acaba de enviarme un mensaje —Tan pronto como Joel recibió el mensaje un recuadro azul apareció en la pantalla de su laptop donde decía que su hermano mayor estaba solicitando una videollamada.
—¡Acepta! —Sin darle tiempo de responder, Azrael se abalanzó para aceptar él mismo la solicitud —¡Hola! ¿Cómo está el omega más hermoso del mundo?
«—¡Azrael! No esperaba verte, ¿Estás visitando a Joel? »
—Él está invadiendo la residencia estudiantil —Dijo el universitario con fastidio —Hola hermano, ¿Cómo estás?
«—Muy bien, te llamaba porque justo tengo un tiempo libre y te vi en línea, ¿Cómo estás? ¿La universidad ya te está succionando las ganas de vivir? »
Joel sonrió, como pocas veces tiene la oportunidad de hacerlo, cada uno de sus hermanos es particular a su propio modo y su padre es... un gran hombre con misteriosos designios de vida, no es alguien de muchas palabras y parecía haberle heredado ese carácter a la mayoría de sus hijos, solo Luzbel se interesaba de manera directa en ellos y sus actividades.
No sabe si se debe a su instinto omega que busca proteger a aquellos que considera "niños" o es su encanto natural, pero para Joel es su preciado hermano.
Le habló acerca de las primeras semanas de clases y cómo las clases se estaban complicando a medida que la carrera avanza y se encuentra con distintos escenarios, claro que le sigue gustando y no se arrepiente de haber elegido un futuro distinto a la tradición familiar donde todos o la mayoría se convierten en cardenales, sacerdotes o grandes miembros de la comunidad eclesiástica.
«—Me alegra que a ambos les esté yendo bien.»
—Yo no dije que me iba bien, estoy teniendo problemas en un caso, ¡Y mis superiores no me escuchan! —Se quejó Azrael.
«—Entonces deberías buscar pruebas que respalden tus palabras, confío en que vas a hacer que te escuchen. Siempre supiste como gritar para que te miren.»
—En eso tiene razón.
Joel intentaba burlarse de su hermano, pero al ver la seriedad en el rostro de Azrael supo que se estaba tomando en serio las palabras de Luzbel y creaba un plan para hacer que sus superiores acepten su hipótesis sobre un posible asesino en serie.
Al cabo de un par de segundos, asintió convencido por su propia idea.
—Gracias, Luz —Con más calma y un rostro serio, le dio una advertencia —Por cierto, sé que los crímenes están sucediendo por esta zona de California y estás muy lejos, pero igual cuídate.
—Y no le abras la puerta a ningún sospechoso —Agregué con firmeza.
«—Descuiden, sé cuidarme solo —Joel y Azrael intercambiaron una mirada cómplice —Hace cinco años vivo solo y nunca me pasó nada, cálmense dúo de la justicia.»
Dúo de la justicia, el apodo que Lucifer les dio cuando supo sobre sus intereses, uno en criminalística por su deseo de desentrañar la verdad de los crímenes y el otro interesado en aprender sobre leyes para defender a los inocentes de los corruptos de la sociedad.
—De acuerdo. ¿Y cómo vas con la mudanza?
«—Bastante bien, ya terminé de desempacar y ahora estoy planeando plantar rosas en mi jardín y ya conseguí una niñera para que me ayude con Charlie, el trabajo es pesado.»
—Eso es increíble, bien por ti.
—Si, las mujeres betas son buenas cuidando a los niños —Dijo Joel y sus palabras fueron secundadas por Azrael —Los omegas suelen encariñarse con los cachorros de otros y podrían tener un conflicto, ni hablar de los alfas.
—Vamos, hablas como si Luz fuera tan idiota como para contratar a un alfa.
—Si, lo sé, tienes razón —Una risa suave escapó de sus labios —Un alfa y un omega viviendo bajo el mismo techo, es una gran bandera roja.
—Hoy en día no existe ningún omega lo suficientemente suicida como para aceptar algo así.
Joel y Azrael notaron el silencio de su hermano mayor, regresaron la mirada a él y lo notaron curiosamente callado, hasta dio la sensación de que no estaba respirando.
Antes de tener la oportunidad de responder, Luzbel saltó de su asiento con una sonrisa muy grande.
«—¡El timbre! Debe ser la niñera, los llamaré en otro momento por separado —Dijo con prisa, de fondo se escuchaba a Charlie gritando por las visitas de Luzbel —¡Los quiero! »
Sin decir más, cortó la llamada.
Los hermanos intercambiaron una mirada cargada de curiosidad y al cabo de unos segundos le restaron importancia, su hermano mayor siempre fue alguien que vivía corriendo de un lado a otro y actuaba de maneras misteriosas en algunas ocasiones. A pesar de ello, confían en su capacidad para no meterse en problemas, aunque fue un huracán en su juventud, desde que tiene a Charlie es más consciente de los peligros y no hará nada estúpido.
Azrael se despidió porque ya tenía una vaga idea de cómo convencer a sus superiores y Joel continuó con su estudio, ambos siguieron con sus cosas en calma porque confiaban en su hermano mayor y que no haría nada tonto.
Chapter 5: Una canción para tu alma
Notes:
Hola!! Hay algunos comentarios que me gustaría hacer sobre las particularidades de mi omegaverse, hay algunas leyes que se manejan con el estándar como el lazo y la mordida, pero hay diferencias en los géneros y voy a escribirlas:
◐ Los Alfa Puro (αα, pure alpha) o alfa superior son el primer rango de la jerarquía, un ejemplo perfecto es Shadai Magne, padre de Lucifer, y por otro lado están los Alfa (α) que están por debajo de los puros y son el género común de este tipo, un ejemplo es Blitzø Buckzo.
◐ Siguen los Beta Dominante (βα, dominant beta) con un gen alfa que predomina en su cromosoma sexual, un ejemplo es Millie Zinapellido, siguen los Beta (ββ, beta) que se considera al género más común de los beta, el mejor ejemplo es Rosie Moreau, y por último están los Beta Sumisos (βΩ, submissive beta) con un gen su cromosoma sexual que no es predominante aunque cuentan con feromonas tenues y pueden sentirlas, un ejemplo es Niffty.
◐ Y abajo de la jerarquía están los Omega (Ω, omega), si bien marcan la reproducción humana hay prejuicios que los etiquetan como caras bonitas o madres por naturaleza, un ejemplo es Angel Dust, y hay un segundo tipo al que llaman Omega Puro (Ωα, pure omega) externos a la jerarquía por falta de registros desde la Segunda Guerra Mundial.Eso sería todo por ahora, espero que les haya gustado, y les prometo que habrá más información sobre los género en las notas finales de cada capítulo.
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
❝ La música es el arte de coordinar los sonidos de acuerdo con el egoísmo creador del artista y su completa indiferencia a toda ley extraña a su propia sensibilidad❞
— Alfredo Casella
Nueva Orleans; Residencia Morningstar
Lucifer cerró la laptop con un fuerte golpe, agradeciendo el sonido del timbre que interrumpió la incomodidad y vergüenza que comenzaba a sentir debido a los comentarios de sus hermanos.
Hablando con honestidad, planeaba hablarles de Alastor apenas mencionó que consiguió a una niñera para cuidar de Charlie, pero los comentarios de Joel y Azrael provocaron que las palabras se quedaran atascadas en su garganta, y luego vino la vergüenza en todo su esplendor, no le dio la cara para confesar que efectivamente contrató a un alfa.
Un alfa.
La palabra hizo eco en su cabeza y Lucifer por fin cayó en cuenta de la irresponsabilidad que acababa de cometer.
No le sorprende que sus hermanos den por sentado que la niñera era una mujer beta, los omegas de cualquier género tienen facilidad para formar lazos con otros cachorros y si pasan mucho tiempo juntos, llegan a considerarlos sus propios cachorros y Lucifer no podía permitir que su hija confundiera los títulos, y tampoco planeaba contratar un alfa porque —sabe que es un estereotipo —eran malos con los niños.
A pesar de ser omega, creció rodeado de alfas, y solo dos de ellos eran buenos tratando con los infantes.
Su padre es un alfa puro, la élite de la élite desde el punto de vista biológico y social, y fue gracias a esos fuertes genes que el resto de sus hijos fueron alfas, a pesar de procrear con una mujer omega, Lucifer fue el único con un género diferente porque su nacimiento fue algo extraño y una "anomalía genética".
Su hermano gemelo es un alfa, uno puro e igual de fuerte que su padre, pero Lucifer es un omega y gran parte de esos genes alfa se mezclaron con los omega y dieron como resultado a un par de gemelos con el mismo género primario y distintos géneros secundarios. Si alguien le preguntara a Lucifer si está frustrado por ser la "anomalía" de la familia, diría que no, porque siempre lo trataron igual a los demás y su educación tampoco fue diferente, en su familia se mantenían ciertos estereotipos de manera inconsciente y también eran una familia que no mostraba diferencias ante los géneros secundarios.
Lucifer recuerda bien las largas mañanas donde su madre lo llevaba a misa para escuchar a su padre transmitiendo la palabra de Dios y, cinco de siete discursos religiosos, acababan con su padre recordándoles a todos que Dios nos hizo humanos en igualdad de condiciones y que nadie es mejor ni inferior a otros.
Bastante progresista en algunos aspectos, hasta que Lucifer fue en contra de las reglas familiares al tener una hija sin estar casado ni marcado.
Al recordar a su familia se tocó el cuello donde se encontraba la gargantilla negra que le enseñaron a usar como una segunda piel, antes de salir de la cama lo adoctrinaron para ponerse cualquier gargantilla anti-marcas e incluso bañarse con ella, por eso Lucifer contaba con una colección bastante grande de gargantillas para cuidar su pálido cuello sin marca y proteger ese lugar tan importante para los omegas.
Lucifer no quiere seguir el patrón de los omegas y a lo largo de su vida intentó romper con el arquetipo de "omega", incluso ha intentado caminar sin su gargantilla, pero algo superior se lo impide y no sabe si es ese instinto del que todos hablan o algo más profundo.
Se hallaba tan perdido en sus pensamientos que olvidó el timbre sonando por segunda vez en la puerta, no fue hasta que Charlie se asomó por un lado del escritorio con sus ojitos llenos de curiosidad que al fin regresó a la realidad y se puso de rodillas a la misma altura.
—¿Qué pasa, manzanita? ¿Quieres jugar con papá?
Charlie se rió entre dientes, ocultando la mitad del rostro tras su cuaderno para pintar y Lucifer no pudo evitar sentirse enternecido por lo adorable que era su hija, estaba por abrazarla para darle varios besos cuando ella habló:
—¿No vas a atender?
Y para demostrar su punto, el timbre de casa volvió a sonar por tercera vez provocando que Lucifer saltara tomando por sorpresa a Charlie.
Salió corriendo de la oficina dejando a la niña sola, ella miró la computadora encendida y antes de poder escalar la silla para mirar vídeos de gatos, su papá no la deja estar más de dos horas delante de una pantalla, él volvió con la misma ansiedad con la que se fue y cargó a su hija debajo del brazo, alegando que no se olvidó de ella y menos cerca de una computadora.
Padre e hija salieron de la oficina y frenaron a unos pasos de la puerta, Lucifer nuevamente se arrodilló para estar a la misma altura y acomodos los pliegues de la falda, su cabello y con un poco de saliva en el pulgar le limpió la mejilla sucia con tinta. Acostumbrada a las inspecciones de su padre, Charlie giró sobre su eje para mostrar que estaba en perfectas condiciones y le dio su mejor sonrisa, haciendo que el corazón de Lucifer volviera a chillar de ternura.
Tras confirmar que todo estaba en orden, se pararon frente a la puerta como si estuvieran a punto de enfrentarse a un feroz enemigo.
—¿Lista?
—¡Lista!
—¿Recuerdas lo que tienes que decir?
—¡Soy Charlie y es un gusto para mí conocerte!
—¿Qué hay de lo que te dije?
—¡Si me haces algo malo, mi papá te va a demandar y mi tío te meterá en el agujero más oscuro del mundo!
Lucifer miró de reojo a su hija, eso no fue lo que dijo y tampoco necesitaba mencionarlo frente al invitado, esa había sido una advertencia en caso de que Alastor le hiciera algo malo a Charlie y ella supiera que debía decírselo de inmediato.
Funcionaba de todas formas.
—Muy bien, ¿Qué más?
—¡Tengo cinco años, me gustan los cupcakes y Los Muppets!
—¿Qué son los Muppets? —Quiso saber Lucifer, seguro de que se trataba de otro de esos programas infantes tan raros que aparecen en la televisión y les pudre la cabeza a los niños con horribles canciones pegajosas.
—Ay, papá, estás viejo.
Lucifer llevo una mano a su pecho, sorprendido por lo que acababa de decir su preciosa hija y, antes de responder, el timbre volvió a sonar.
—Hablaremos más tarde.
Charlie se encogió de hombros y Lucifer salió de la casa, borrando su expresión de pavor por una sonrisa más honesta mientras intentaba no pensar en lo que sus hermanos le dijeron hace unos minutos por videollamada y todas las advertencias que ha oído a lo largo de su vida sobre los alfas y los omegas, en especial los alfas.
Sin embargo, a medida que atravesaba el pórtico y el camino de su jardín hasta llegar al portón, donde Alastor lo esperaba con dos maletas y una mochila en la espalda, los nervios de Lucifer florecieron gracias a sus hermanos menores, y ahora no podía dejar de pensar en todos los peligros a los que se estaba exponiendo y cómo, él mismo, le abría la puerta de su casa a un total desconocido. Él lo estaba dejando pasar. Le permitiría relacionarse con su hija. Iba a darle la llave de su casa. Todo estaba ocurriendo porque lo decidió de esa forma.
Al abrir las verjas Alastor estuvo frente a él con una sonrisa amable, la cual parecía ser inalterable a pesar de la clara incomodidad de Lucifer, y entonces recordó el motivo por el que le estaba dando esa oportunidad a un total desconocido:
El hijo de puta es guapo, pensó con amargura.
Lucifer se hizo a un lado y lo ayudó a llevar las valijas a la casa, dirigiendo la caminata en silencio. No debe preocuparse, de cualquier forma tiene cámaras en algunos lugares de la casa y, aunque siempre estará en su oficina trabajando, van a ser contadas las ocasiones donde Alastor esté realmente solo con su hija. De todas formas, al menos en los primeros días iba a acompañarlos hasta el jardín de infantes y cuando tuviera plena confianza, se haría a un lado para concentrarse en el proyecto que tiene entre sus manos, uno que cuenta con el apoyo de muchos inversionistas y hay varios profesionales involucrados en la próxima apertura.
Se detuvieron frente a la puerta y, ya más tranquilo, Lucifer se dirigió a Alastor que continuaba sonriendo a la nada misma.
Parece psicópata, pensó antes de carraspear para que lo mire.
—Charlie está emocionada por conocerte, espero que los dos se lleven bien.
—Si es tu hija, seguro es adorable.
Por un momento Lucifer dejó de funcionar y decidió hacer lo mismo que hacía cuando estaba en una situación incómoda o que lo ponía en una posición vergonzosa: Fingir que no pasaba nada.
Tomando aire profundamente, y fingiendo demencia con el piropo de antes, Lucifer abrió la puerta y Alastor vio del otro lado del marco a una niña de largo cabello rubio que susurraba palabras como mantra y ni siquiera se dio cuenta de que dos hombres la miraban. Cuando Lucifer arrastró las maletas, Charlie apretó los puños a cada lado del cuerpo y con sus ojos cerrados hizo su presentación:
—¡Mi nombre es Charlie y es un gusto para ti conocerme, tengo cinco años, me gustan los cupcakes y Los Muppets! Y si me ha... —Antes de que pudiera finalizar, Lucifer le cubrió la boca y la cargó con un brazo.
—De acuerdo, muy bien Charchar, creo que ya entendió —Dijo con pena, lo último que quiere es dar una mala impresión amenazando al nuevo niñero con llamar a Azrael para que le encuentre algún cargo criminal que lo mandé a la prisión.
—Pero...
—Jajajaja —La ligera risa obtuvo la mirada de padre e hija, el parecido era increíble, Alastor acortó un poco la distancia y sostuvo la pequeña mano de la niña e hizo una reverencia —Es un placer conocerla, pequeña princesa, mi nombre es Alastor y a partir de hoy voy a cuidarla.
—Oh —La boca de Charlie se abrió y sus ojos brillaron, sin apartar su mano de Alastor, miró a su padre brillando de felicidad —Papá, ¿Ya viste? ¡Es como un príncipe de las películas! —Charlie volvió la mirada al alfa —¿Eres un príncipe no?
—Si a la pequeña princesa le gusta la idea, puedo serlo.
Charlie meditó su respuesta, apartando su mano de Alastor para llevarla a su mentón en una pose pensativa, sus ojos fueron desde Alastor hasta su padre, luego a la televisión y volvieron a su cuidador.
—¿Ya peleaste con el malo?
—Si, por eso estoy aquí.
—¿Significa que vas a vivir con nosotros? Los príncipes viven con las princesas después de derrotar al malo.
—Eso supongo —Alastor miró a Lucifer, quien trataba de no reírse por las cosas que decía su hija y también parecía un poco intrigado por el desarrollo de la conversación.
—¡Ahora vivo con un rey y un príncipe! —Exclamó emocionada y bajando de los brazos de su padre, a pesar de que Alastor no pidió una explicación, Charlie se la dio de todas formas —Papá es el rey y quien manda, Alastor es el príncipe que protege y yo soy la princesa que lucha con los monstruos —Fingió blandir una espada contra un enemigo invisible —¡Para salvar a las personas!
—Oh, que princesa tan valiente —Alastor dirigió la mirada a Lucifer que sonreía cada vez más encantado —Entonces —Su voz atrajo la atención del omega —¿Dónde duermo, su majestad?
—En la habitación junto a la mía en el primer piso —Lucifer siguió con el juego porque a Charlie parecía gustarle mucho la temática de príncipes y princesas que luchan por salvar y proteger a las personas, no sabe cuánto de sus ideas es producto de su exposición a las películas animadas y cuánto fueron el resultado de sus cuentos inventados antes de dormir —Por ahora dejemos las maletas aquí, primero me gustaría mostrarte la casa.
—¡A recorrer la fortaleza, síganme! —Dijo con determinación la niña dirigiendo el camino.
En la entrada había un espacio para paraguas, un perchero con abrigos y no muy lejos se hallaba la escalera que llevaba al primer piso, en la planta baja había una sala con una televisión en medio de un enorme mueble que en cada estante tenía marcos con fotografías, plantas falsas y decoraciones con temática de ángeles, serpientes, patos y manzanas, adelante estaba un largo sofá rojo con una mesita de cristal donde se encontraban los útiles escolares de Charlie. Ella definió la sala como el Cuarto de Control donde se reunían para buscar información en el espejo de cristal, que sería la televisión, y una referencia al espejo de la Reina Malvada.
Siguieron con el comedor donde había un mueble en cada esquina con copas de cristal en el interior, una enorme mesa con espacio para veinte personas y cuadros de acuarelas con temática de patitos. Patitos nadando, patitos viajando al espacio, patitos en un concierto, patitos en una maratón, y así por montón. Charlie lo llamó la Cafetería de los Soldados, donde se abastecen de comida cuando hay muchos soldados en la fortaleza.
La cocina contaba con una barra en medio del cuarto con altos taburetes de un lado, la cocina era bastante moderna y Alastor estaba satisfecho con eso, le gustaba cocinar y saber que podía hacerlo en un lugar tan increíble lo emocionaba un poco. Hasta ese momento Charlie era quien estaba dando el tour, pero Lucifer tomó la palabra para explicar las notas en la nevera, desde los post-it hasta el calendario y las órdenes médicas adjuntas para evitar perderlas.
—Aquí puedes dejar notas en caso de que quieras avisar algo a último momento o si no podemos comunicarnos —Lucifer señaló los post-it —En el calendario puedes dejar tus citas y horarios, así no habrá confusiones, podemos hablar de distribuir tareas en otro momento, y en caso de que yo no pueda llevar a Charlie al médico o sus consultas con el dentista, aquí están las órdenes.
—Ya veo —Alastor asintió a las indicaciones, mirando cada detalle con curiosidad y admiración, Lucifer era un hombre cuidadoso a pesar de lucir despreocupado —¿La pequeña princesa es alérgica a algo?
—Al maní, no hay nada en la casa, pero evita traerlo porque Charlie está en una edad donde cualquier comida le causa curiosidad —Ambos voltearon hacia Charlie, que en ese momento estaba mirando con suma atención un paquete de pimienta que tenía el dibujo de un osito rojo y, apenas estiró su brazo, Lucifer tiró de ella hacia atrás y Alastor apartó el paquete hacia una repisa alta con otros condimentos —Justo de esa forma.
—¡Pero papá, tenía un osito!
—Si, por eso lo compre, pero no puedes comerlo o te vas a enfermar.
Alastor enarcó una ceja, un poco sorprendido de que el parecido no sea sólo físico sino también en personalidad. Es un poco adorable.
El recorrido de la cocina acabó con Charlie declarando ese lugar como la Despensa de los Alimentos, donde suele comer la mayoría del tiempo junto a su padre porque el comedor es demasiado grande para dos personas. A Alastor le dio un poco de curiosidad que Lucifer comprara una casa tan grande, pero a medida que avanzaba en sus explicaciones dedujo que era una característica esencial de alguien en la clase acomodada y que estaba acostumbrado a vivir en enormes lugares aunque fueran solo dos personas. Para Alastor una casa grande para una familia pequeña solo acrecentaba la distancia entre uno y otro.
Por un momento se preguntó cuánto tardaría el lazo padre e hija en mantenerse igual.
A pesar de que vivir con tanto espacio se sentía un poco asfixiante e incómodo, Alasor mantuvo su sonrisa y cada tanto hacía comentarios elogiando el buen gusto de Lucifer, que sonreía encantado cuando recibía cumplidos, y a Alastor le resultaba divertido ver a alguien que expresa tan abiertamente su gusto por ser alabado. Él se consideraba orgulloso y le gustaba que otros reconocieran su valor, pero no lo demostraba, contrario a Lucifer que inflaba el pecho con altanería cada vez que reconocía su buen gusto. Alastor no considera que un conjunto de cuatro cuadros que formaban un estanque con diez patitos bebé de distinto colores y dos patos adultos, fuera adorable, pero parece que a Lucifer le gusta escuchar buenos comentarios sobre sus decoraciones con temática de patos.
Acabaron la planta baja con el cuarto de lavado donde se hallaban productos de limpieza, medicamentos de emergencia que no estaban en el botiquín y sábanas extras. A Charlie le parecía un lugar aburrido y no le dio un nombre.
No era necesario presentar la oficina porque Alastor ya conocía el lugar donde el omega pasaba la mayor parte del tiempo trabajando.
Antes de subir al primer piso, Lucifer señaló el baño y, debajo de las escaleras, una puerta que se camuflaba con el tapiz, y era el sótano, un lugar al que Charlie llamó la Guarida de los Monstruos. Los adultos se acercaron a la puerta dejando a Charlie unos pasos atrás, asustada y mirando el oscuro sótano con molestia como si le hubiera hecho algo muy malo.
Lucifer tiró de la delgada cadena colgando del techo tras la puerta y el camino se iluminó, dejando a la vista otra escalera que conducía a la oscuridad misma.
—No hay mucho ahí abajo, la caldera, muebles viejos y algunas cosas que dejaron los anteriores dueños y planeo donar —Dijo Lucifer sin darle importancia —No hay luz abajo, así que no te recomiendo bajar de noche.
—¿Por qué bajaría a un oscuro sótano durante la noche?
Lucifer se encogió de hombros.
A lo largo de su vida conoció a mucha gente y algunos tenían pasatiempos extraños, como esa temporada donde a Adán le gustaba coleccionar posters de Britney Spears aunque eso pusiera a Eva incómoda. ¿Y cómo no? Algunas imágenes eran de la cantante en poca ropa; o ese otro extraño pasatiempo de Azrael por la taxidermia, más tarde tanto Azrael como Adán fueron castigados por tener pasatiempos con los que su padre no estaba cómodo, y también incomodaban a los demás.
Hay que admitir que Alastor tiene un poco de curiosidad, pero no la suficiente como para querer bajar, en su lugar quiso saber algo diferente.
—¿Por qué la pequeña princesa se mantiene alejada?
—Nos mudamos hace poco y ella quería recorrer la casa, cuando bajó al sótano para explorar se asustó con la oscuridad y salió corriendo, creo que su compañero de aventuras sigue ahí abajo —Explicó con calma —Pero no quiere que baje.
—¿Y por qué no bajas a recuperarlo?
—También me parece un poco aterrador —Confesó avergonzado —Y lo olvidé.
—¡Papá hay un monstruo! —Gritó la niña con molestia.
—Si, si —No le dio importancia y apagó la luz del sótano antes de cerrar la puerta —Por eso papá no bajará al sótano.
—Yo no miento.
—Nunca dije que lo hicieras.
Charlie se cruzó de brazos y les dio la espalda, subiendo las escaleras en una clara demostración de molestia que hizo reír a Alastor.
Los adultos levantaron las valijas que dejaron en la entrada y siguieron a la niña.
—Ah... —Lucifer suspiró —Cuando Charlie bajó al sótano la luz del sótano parpadeo hasta explotar y eso la asustó mucho —Continuó su explicación con calma y yendo tras los pasos de su hija —Todo ahí abajo es viejo y no es raro que la luz no funcionara.
—Oh, ¿Significa que no hay ningún demonio en la casa?
El falso tono de pena hizo reír a Lucifer, honestamente es igual de cobarde que su hija cuando se trataba de cosas sobrenaturales y odiaba todo lo relacionado a películas de terror, suspenso, historias con fantasmas resentidos, casas embrujadas y demonios sedientos de sangre.
Ignora si su credulidad con lo sobrenatural está relacionado a su crianza en la iglesia o solo es un miedo tonto sin mucho sentido.
—No hay ningún ser del infierno en el sótano.
—Que pena.
Llegaron al primer piso donde Charlie los esperaba, ya no lucía frustrada con su padre, y en su lugar estaba ansiosa por presentarle a Alastor su habitación y todos los peluches en su cama. El alfa se sorprendió un poco al ver que no eran solo patos sino que los animales iban desde peces, osos, koalas y estrellas con caras sonrientes.
El cuarto de Charlie era la Sala de Poder donde recuperaba fuerzas para el día siguiente y estaban sus trajes de batalla, un sinfín de vestidos bastante adorables.
Antes de que la niña siguiera explicando la función de cada peluche, aquellos guardados en un baúl del tesoro, Alastor captó una fotografía en uno de los estantes donde se apreciaba a una enorme familia usando el mismo suéter navideño de color verde con detalles rojos y algún accesorio de navidad, había unas trece personas en la imagen sin rastros de Charlie. En otras fotos enmarcadas aparecía ella de bebé en brazos de Lucifer junto a algunas personas de la foto familiar, aunque no todos estaban presentes.
Lucifer llama a Alastor para continuar con el recorrido.
Delante del cuarto de Charlie estaba la habitación de Lucifer, al lado el baño y enfrente de esa puerta la habitación de invitados que usaría Alastor y era libre de decorar como quisiera. Dejaron las valijas sobre la cama y esta vez tanto Charlie como Lucifer permanecieron un poco lejos para dejar que su nuevo compañero de vivienda se acomodara.
Alastor contaba con una cama individual con sábanas blancas y un cobertor de color vino, un armario de madera oscura donde podría guardar sus camisas, otro mueble con cuatro cajones y un escritorio, perfecto para escribir en alguna noche de insomnio donde tiene el impulso de anotar sus ideas o solo desahogarse. Planeaba mover la cama del lado de la pared y acomodar el escritorio frente a la ventana, porque no había nada tan hermoso como escribir a la luz de la luna y mirando hacia la calle, imaginando las historias de completos desconocidos y anotando cosas de las que hablaría en sus próximos programas.
Miró sobre su hombro, notando a padre e hija esperando sus palabras en silencio y paciencia, a pesar de que claramente querían romper el silencio.
—Puedes cambiar de lugar los muebles y ordenar el cuarto como quieras, o no ordenarlo.
—Es increíble —Dijo honestamente, notando el suspiro de alivio que soltaron Lucifer y Charlie.
—¿Si vas a quedarte? —Preguntó la niña.
—Pensé que eso era obvio.
Antes de que ella pudiera emocionarse, su estómago gruñó exigiendo comida y Lucifer la cargó en sus brazos, junto a Alastor bajaron a la planta baja en busca de algo para comer.
Lucifer dejo a Charlie en el taburete de color rojo en donde ella suele sentarse, Alastor tomó asiento junto a la niña, mirando la espalda del omega con curiosidad y más porque parecía no estar seguro de qué hacer para comer o si tenía siquiera algo que preparar, sacó varios ingredientes de la nevera y la alacena.
Alastor se acercó hasta pararse a su lado, la cercanía le permitió confirmar que el aroma dulce del omega continuaba presente, de manera tenue, en su piel mientras que por fuera parecía normal y así entendió que para sentir sus feromonas necesitaba estar cerca.
Siguió con su camino para no lucir sospechoso.
Acabaron por preparar unos sándwiches porque era demasiado tarde y Lucifer no quería cocinar y lavar los platos, sirvió para Alastor porque tampoco tenía ganas de dejar pasar más el tiempo.
—Bueno —Dijo Lucifer con las mejillas infladas por el anormal mordisco grande que le dio a su sándwich —Charlie entra a clases a las 7:30, puedes levantarla una hora antes y usar mi auto para llevarla.
—Prefiero caminar.
—Como quieras —Hizo una mueca que no fue pasada por alto —Te acompañaré los primeros días, mis reuniones matutinas todavía no inician y tengo tiempo. Dejé el permiso para la maestra en el refrigerador en caso de que necesites pasar a buscarla fuera de horario.
—De acuerdo —Ya entiende por qué hizo la mueca, como va a acompañarlos hasta el jardín de infantes, no quiere caminar.
—En el tiempo que Charlie esté en clases puedes hacer lo que quieras, por ahora yo voy a estar en la casa trabajando o durmiendo, no sé —Se encogió de hombros sin darle importante —Ella sale al mediodía y cuando esté en casa debe cambiarse, si está muy sucia necesitará un baño, si no lo está puede esperar a la noche, y debes ayudarla en sus tareas. Yo voy a tratar de ayudar tanto como pueda, pero necesitas estar pendiente de ella —Lucifer miró a su hija que devoraba su sándwich —Ah, es posible que me olvide de preparar su almuerzo, ¿Puedo pedirte que te veas el día anterior si está preparado en la nevera o hacer algo rápido en la mañana?
—Claro, no hay ningún problema —Vio a Lucifer dando otro gran mordisco y con un rastro de aderezo en la comisura de sus labios —¿Algo más?
—Creo que no —Por un momento no dijo nada, hasta que sus ojos brillaron al recordar algo y Lucifer extendió su teléfono a Alastor —Tu número, olvidé pedírtelo.
—Está en mi currículum.
—Oh —La decepción pasó por sus profundos ojos azules y Alastor sintió el impulso de pasarle su teléfono, tomándolo por sorpresa —¿Qué?
—No soy bueno con estos aparatos, solo lo uso para recibir llamadas y no veo los mensajes.
—Tampoco me gusta mucho la tecnología y menos que Charlie sea expuesta a ella, daña el cerebro —Aceptó el teléfono con una carcasa roja y al desbloquear la pantalla sin clave vio que Alastor tenía como fondo de pantalla la imagen de una radio antigua, lo ignora para agregar su número telefónico y agendarse —Listo. Te llamaré en caso de que surja algo.
—Bien —Obtuvo su teléfono de regreso y lo guardó en su pantalón.
—¡Me olvidaba! No dejes que Charlie pase mucho tiempo frente a las pantallas, no me gusta que esté más de una hora o máximo dos mirando la televisión o la computadora, prefiero que juegue afuera.
—Entiendo —Miró de reojo el patio a través de la ventana —Aunque el jardín no luce muy adecuado.
—¡Voy a convertirlo en un hermoso jardín con rosas rojas!
—Hermosas se van a ver —Comenzó a cantar Charlie de la nada.
—Las rosas de este jardín —Le siguió Lucifer emocionado.
—Pero, ¿Por qué señor del 3 las pintan de carmín? —Chocaron los cinco bajo la mirada sorprendida de Alastor que desconocía la existencia de una canción tan rara, que en cualquier otra situación sonaría como un cántico demoníaco.
—Es de Alicia en el País de las Maravillas —Explicó Lucifer —Cuando Alicia encuentra a los naipes pintando de rojo las rosas blancas.
Alastor asintió con una sonrisa, tratando de dar por finalizado el tema. Lo único que sabe de aquel título es que el autor tenía intereses particulares dirigidos a una niña, bastante turbio en su opinión.
Sin embargo, Charlie y Lucifer notaron la duda del hombre que siquiera ocultaba su total ignorancia con una película tan icónica.
Juntos empezaron a explicar con seriedad la trama de la película y a cantar la famosa canción de los naipes de la Reina Roja. Alastor escuchaba sin prestarles genuina atención, su mente divagaba entre la realidad, el sueño y algunos recuerdos que se filtraban cada tanto, por eso no se oponía a recibir una gran explicación, las voces de Charlie y Lucifer lo ayudaron a amortiguar esos peligrosos pensamientos que más tarde le provocarían pesadillas.
Su improvisada cena dio por finalizada, padre e hija fueron al mismo baño para lavarse los dientes y Alastor ocupó el de abajo, al acabar Lucifer se dedicó a arropar a Charlie mientras entonaba la misma canción de las rosas rojas haciendo reír a su hija y cambiando poco a poco la letra, hasta convertirla en una melodía de cuna que la hizo dormir en minutos, Alastor escuchaba desde un costado del marco de la puerta con una toalla en su hombro y mirando otra fotografía enmarcada que colgaba en la pared, en ella se encontraban diez personas en un día de campo y sonriendo a la cámara con unos o dos manos alzadas, Lucifer tenía el dedo índice levantado, a su lado un chico hacia el símbolo de paz, otro levantaba tres dedos y así sucesivamente hasta crear una escalera de números hasta llegar al once.
Alastor noto que faltaba el número diez.
—Son mis hermanos —La voz de Lucifer lo tomó por sorpresa, pero no lo demostró —Somos una familia grande.
—Mucho —Dijo en tono monótono —Creo que deberíamos ir a dormir.
—Si, y gracias por aceptar el trabajo.
—Todavía no hice nada, no necesitas agradecerme —Alastor se dirigió a su cuarto y miró a Lucifer de reojo al notar que lo seguía a una distancia moderada. Antes de separar sus caminos, Alastor sostuvo la mano de Lucifer tal como lo hizo con Charlie hace unas horas e hizo una reverencia tocando con su frente el dorso de la mano ajena —Buenas noches, su majestad.
Lucifer permaneció en la misma posición incluso cuando Alastor ya le había cerrado la puerta en la cara.
Se cubrió el rostro con ambas manos y corrió a su habitación, dejándose caer de espaldas a la cama con un fuerte sonrojo en las mejillas, avergonzado por lo que acababa de suceder, buscó a tientas una almohada donde hundir su rostro y dejar que la sonrisa tonta se extendiera.
¿Qué estoy haciendo? Pensaba con vergüenza, ¡Ya no soy un adolescente con las hormonas alborotadas!
A pesar de saber que actuaba como idiota, Lucifer se fue a dormir con una pequeña sonrisa que escondía con las sabanas y múltiples almohadas de patitos que abrazaba para dormir, por otro lado, Alastor permaneció sentado en su escritorio escribiendo en su cuaderno con la esperanza de que el sueño lo golpeara.
Notes:
INFORMACIÓN DISPONIBLE:
20 de cada 100 humanos son alfas (5 son alfas puros y 15 alfas estándar).
Los Alfa Puro (αα, pure alpha) o alfa superior tienen feromonas relacionadas a la naturaleza como ámbar, eucalipto, menta, sándalo, tomillo o cedro, también pueden ser licor, madera, ciruelas, chocolate amargo o café, y tienen un ciclo de celo entre 3 a 6 veces al año
Ellos cuentan con una característica distintiva que son los colmillos, caninos especiales y parecidos a los colmillos de veneno en las serpientes o los de lobo y son usados para inyectar feromonas en su pareja a través de una mordida.
Chapter Text
❝ La amistad, o al menos mi definición de ella, se basa en dos cosas: Respeto y confianza. Y deben ser mutuas (...) puedes respetar a alguien, pero si no hay confianza, la amistad se desmorona❞
— Stieg Larsson
Nueva Orleans; Residencia Morningstar
Alastor abrió los ojos con el sonido de su despertador y sin mucha dificultad salió de la cama, por un instante permaneció en la misma postura espantando cualquier rastro de sueño y al estar completamente despierto busco en la mesa junto a la cama sus lentes, recuperando la totalidad de su vista. Nunca le resultó difícil amanecer antes que cualquier otra persona, desde una temprana edad salía de la cama para evitar cruzarse con su padre y realizar su labores en completo silencio, era algo que mantenía incluso cuando vivió en el orfanato y luego en soledad.
Reemplazo su pantalón de pijama por unos de jean marrón y una camisa blanca, pasando los botones por las aberturas alrededor de sus muñecas, y eligió un par de zapatos lustrados, fue hasta el baño donde tras lavarse la cara y los dientes y verificar que acababa en tiempo perfecto, antes de salir llevó a su boca un supresor como cada mañana, y fue al cuarto de Charlie para despertarla.
En completo silencio eligió uno de los múltiples conjuntos en el armario, la mayoría de vestimentas estaban acomodadas de manera meticulosa y formando una escala de colores, comenzando con el rojo y acabando en tonos más fríos. Optó por un vestido verde agua simple y unos zapatos negros, adecuados para el jardín de infantes y perfecto para usar debajo del chaleco negro, el día anterior Lucifer le explicó como debía ser su atuendo y que su reglamento escolar solicitaba que fuera con el cabello recogido, las niñas vestidas de determinada forma y los niños de otra, Alastor no opinó sobre la postura de esos institutos privados con normas tan marcadas y aceptó hacer el trabajo igual que Lucifer solía hacerlo.
Al acabar con la elección de ropa fue a la cama de Charlie para moverla un poco y que despertara.
—Pequeña princesa —Dijo en un tono alto obteniendo como respuesta que la niña desapareciera debajo de las sábanas —Ya es hora de levantarse, tengo preparada tu ropa, ¿Quieres que te ayude en el baño?
Alastor espero con paciencia, sabe que está despierta y solo hace tiempo antes de salir de la comodidad de su cama. No es un sentimiento que comparta porque estar tanto tiempo en la cama sin hacer nada le hace sentir inútil, pero entiende porque Rosie le hablo mucho de ese sentimiento de comodidad al inicio de la mañana y muchos niños del orfanato se defendían por quedarse más tiempo en la cama.
—No… —Dijo con pena la niña y salió del escondite, su cabello estaba hecho un desastre y continuaba medio dormida —Puedo sola.
—De acuerdo —Alastor se apartó de la cama y le extendió la mano para ayudarla a bajar, Charlie paso junto a él bostezando mientras restregaba su pequeño puño en el ojo derecho —Tu ropa está en la silla, si tienes problemas grita y vendré, mientras tanto voy a preparar tu almuerzo en la cocina.
—Gracias —Salieron del cuarto uno junto al otro y se detuvieron delante de la habitación de Lucifer, en su interior se escuchaba varios sonidos de alarma—Papá tiene el sueño pesado —Dijo Charlie yendo hacia el baño sin lucir sorprendida porque su padre continuaba durmiendo aunque le prometió llevarla a la jardín con Alastor —Creo que debes despertarlo.
—¿Yo?
Antes de obtener una respuesta, Charlie cerró la puerta y el sonido del grifo le avisaba que ella no lo ayudaría con el asunto de su padre.
Incómodo por la situación, Alastor regreso la mirada a la puerta y sus manos comenzaron a sudar, se supone que lo contrataron para cuidar de una niña, no hacerse cargo de un hombre con un serio problema para salir de la cama y sin sentido del peligro. Suspirando con resignación intentó tocar la puerta varias veces con la esperanza de no tener que invadir el espacio de un omega sin pareja y, al no obtener una respuesta, tomo aire profundamente pidiendo perdón a nadie en específico y abrió la puerta.
Apenas dio un paso dentro pudo sentir con claridad el aroma de las rosas inundando sus fosas nasales, seguido por ese mismo olor convirtiéndose en el sabor de las manzanas acarameladas derritiéndose en sus papilas gustativas, dos sensaciones que lo dejaron mareado por uno segundos donde fue incapaz de seguir avanzando.
¡Es como adentrarse en la boca del lobo!
Y a pesar de saberlo, siguió avanzando tratando de bloquear las sensaciones que recorrían su cuerpo y concretarse en las cosas malas, como el sonido de múltiples alarmas que fueron tiradas al suelo, el desorden de papeles sobre un escritorio que estaba delante de un enorme ventanal, el tocador repleto de maquillaje, cremas y perfumes, algunas gargantillas tiradas entre los accesorios, un mueble repleto de patitos de goma con ropa y la ropa acumulada en un cesto junto al armario abierto de par en par; si, concentrarse en eso le permitía ignorar el olor de las feromonas, el sabor en la punta de su lengua, las cosquillas las palmas de sus manos y el indefenso omega envuelto en sábanas de terciopelo, rodeado por montones de almohadas y peluches de patito.
Bloquea tus sentidos y aplasta el instinto, repitió para sí mismo recordando aquel mantra que le inculcaron desde su tierna niñez, hacia eco con una voz que se parecía mucho a alguien de su familia. Solo necesita aplastar su instinto, a su lobo que rasgaba su interior con sus afiladas uñas, y luego… quedaría el vacío.
Exhaló el aire que no sabía estaba conteniendo y se dirigió a los relojes, uno de tamaño circular que vibraba debajo de una almohada y otro digital que resonaba con una horrible canción pop, apagó ambos y luego fue al teléfono, deslizando su dedo sobre la pantalla para bloquear el estridente sonido de un gallo. Una vez que el silencio estuvo presente, se fijó en el omega profundamente dormido y con una expresión más satisfecha por no estar sufriendo en sueños los ruidos del exterior. Lucifer giro sobre su cuerpo dejando ver un rastro de saliva y el cabello igual de desordenado que Charlie.
Alastor repitió el mantra para poder disfrutar de la quietud, el silencio y la calma, solo entonces se permitió relajarse.
—Su majestad, debería levantarse o nos iremos sin usted —Disgustado porque fue ignorado e incluso le dieron la espalda, Alastor apartó las mantas sin culpa dejando a Lucifer al descubierto, tenía un pijama azul con patitos —Por favor, no puedo encargarme de su majestad y la princesa.
Finalmente Lucifer abrió sus ojos, aunque continuaba demasiado dormido como para procesar lo que estaba sucediendo, Alastor dejó las mantas al pie de la cama y al voltear vio a Charlie despabilada, con su ropa en perfectas condiciones y coletas con moños en sus manos.
Alastor le dio la espalda a Lucifer para dirigirse a la niña que lo esperaba con paciencia, ella estiró sus brazos pidiendo ser cargada y el alfa lo permitió.
—Lo esperaremos abajo, su majestad —Dijo Alastor como último aviso —¿Hay algo que quieras desayunar?
—¡Cereales de animales azucarados! —Exclamó feliz, Alastor sintió un tic al escuchar su respuesta cuando en realidad le hablaba a la niña.
—Alastor, ¿Puedes peinarme con trenzas?
—Por suerte para ti, tengo una muy buena amiga que me enseñó todo tipo de peinados —Dijo alegre y emocionando a Charlie —Ella siempre lucía bien, pero le gustaba lucir mejor y me dijo que debía ayudarla con su cabello.
—¡Quiero peinados lindos!
Alastor asintió mostrándose comprometido con la causa, antes de bajar las escaleras alcanzó a escuchar la puerta del baño cerrándose, prueba de que Lucifer ya estaba fuera de la cama, y solo esperaba que no se quedara dormido o tardaría mucho en salir.
Junto a Charlie se dirigieron a la cocina donde preparó en un tazón cereales con leche de fresas y cortó algunas manzanas, mientras la niña desayuna, Alastor se encargó de peinarla tal como Rosie le enseño en su juventud. A ella le gustaba innovar con sus peinados e ir a clases con un estilo diferente, hasta que se casó con alguien que no le hizo ningún bien y tras su tortuosa separación, ella se cortó el pelo hasta por encima de la nuca solo porque ese hombre amaba su cabello largo y era una de más cosas que más le elogiaba.
Al acabar con el peinado Charlie se miro en el reflejo de la tostadora, su rostro brillaba de felicidad porque tenía un peinado complejo y que le sujetaba todo el cabello sin llegar a lastimarla.
—¡Gracias Alastor! Me gusta mucho.
Alastor le dedico una sonrisa y se dispuso a comenzar la preparación del almuerzo, a medida que sacaba ingredientes del refrigerador también sumaba cosas extra para que Lucifer pudiera desayunar, dejo un par de panes en la tostadora y la mermelada de manzana a un lado. Para Charlie decidió guardar uno de los muchos jugos frutales acumulados en la nevera, dos sándwiches con la medida justa de vegetales y carne, trozos de manzana cortada junto a rodajas de naranjas, un paquete de galletas y un paquete de gomitas con forma de oso que encontró en uno de los muchos cajones de la cocina.
Tras acabar Alastor admiro su trabajar bien hecho y con tiempo suficiente para ir por la mochila de Charlie y asegurarse de tiene todo lo necesario para ese día.
Volvió con la pequeña mochila colgada en el hombro y leyendo el cuaderno para padres donde la maestra les recordaba que deben comprar el uniforme de invierno, en lugar de un chaleco los niños usarían un saco del mismo color y con el logo de la institución. Alastor estaba escribieron el recordatorio del uniforme en los post-it del refrigerador cuando Lucifer ingresó a la cocina a toda prisa.
Se detuvo a mitad de su arranque de velocidad al ver que Charlie estaba en perfectas condiciones y Alastor se encontraba escribiendo en las notas de recordatorios, en ese momento las tostadas saltaron. Lucifer se relajó como no hacía hace mucho tiempo en ese horario, por un momento se olvidó que Alastor estaba en la casa trabajando y casi creyó que la persona que fue a despertarlo era alguna clase sueño lúcido donde un hermoso alfa lo sacaba de la cama. Claramente le urge acomodar su ciclo de sueño, dejar de irse a dormir a altas horas de la madrugada y despertar cuando el sol estaba saliendo.
A pesar de crecer en una familia donde amanecer era una regla de oro, para compartir el desayuno todos juntos, rezar pidiendo un buen día y recibir la bendición de su padre para que Dios los acompañe, hace cinco años que rompió con ese estilo de vida y ya desde antes tenía problemas para estar despierto durante los desayunos matutinos.
Los odiaba.
Alastor dejó frente a Lucifer un plato con las tostadas y le acercó las mermeladas, sintió un poco de pena al verlo llegar como alma despavorida con una camisa blanca mal abotonada, pantalones de color beige que parecían no estar planchados, un par de zapatos en una mano, distintas medias en los pies, y en la otra mano arrastraba un cárdigan rosa que colgó en sus hombros con cansancio.
—Grashias —Dijo con la boca llena al darle un gran mordisco a su desayuno, Alastor asintió sin darle importancia.
—Papá es una ardilla —Se rió Charlie, inflando sus mejillas fingiendo se su padre.
—Eso te hace la hija de una ardilla —Amenazó con hacerle cosquillas, pero antes de lograr su objetivo, se dio cuenta del elaborado peinado de su hija y trago con prisa —¡Charlie, estás muy linda!
—Alastor me hizo trenzas —Sostuvo los extremos de sus coletas —¡Me encanta!
—Vaya, de verdad eres bueno con los niños y sabes tratar con niñas —Dijo Lucifer dirigiéndose a Alastor que estaba guardando el almuerzo en la lonchera —¿Lo aprendiste en el orfanato?
—Si, a mi mejor amiga le gustaba y aprendí mucho de ella.
—Bendita sea tu amiga —Lucifer acaricio los mechones perfectamente trenzados de su hija —Yo no puedo salir de peinados simples aunque veo muchos tutoriales —Susurró con voz monótona, obteniendo una mirada curiosa por parte de Alastor —Me alegra a Charlie le guste tanto.
Alastor dirigió su mirada a la niña que acariciaba su largo cabello trenzado sobre sus hombros, parecía muy feliz por algo simple como un peinado y Alastor no comprendía porqué es tan importante. Miró a Lucifer que ya no se fijaba en su hija sino que abrochaba correctamente los botones de su camisa y luego pasaba los brazos por las mangas del cárdigan, aunque su comentario de antes fue deprimente, su expresión cambio al darle otro mordisco a las tostadas.
Él no estaba haciendo nada extraño, un simple peinado y un desayuno simple, todo era simple, no había nada complejo en sus acciones, ¿Por qué lucían tan felices?
Hizo a un lado esos pensamientos y apresuró a ambos en terminar su desayuno, Charlie acabo con rapidez sus cereales y los bocados de Lucifer fueron más grandes, por un momento Alastor se preocupaba porque pudiera ahogarse.
Al acabar se dirigieron ala entrada, Alastor le dio a Charlie su mochila y luego Lucifer le acomodó el chaleco, tras ver aquel intercambio Alastor se aseguró de recordarle a su compañero de vivienda que la maestra envió una notificación sobre los uniformes de invierno y mientras salían de la casa hablaban de eso, Charlie saltaba las baldosas tratando de no pisar las líneas, Lucifer cerraba las puertas con llave y Alastor lo esperaba al pie del pórtico.
Los tres salieron de la casa atrayendo un par de miradas curiosas de los vecinos, Alastor y Charlie las ignoraron, el primero porque no le interesaba los cotilleos de entrometidos y la segunda porque era una niña que ignoraba su entorno la mayor parte del tiempo, pero Lucifer no pudo hacerlo. Alcanzó a escuchar algunos comentarios mientras cerraba el gran portón de la casa, ya recibió varios comentarios pasivo-agresivos por mudarse a la casa 506 que ha estado abandonada por varios años y luego esa pasividad pasó a ser completa agresividad cuando se enteraron de que era un omega soltero con una hija, se convirtió en la comidilla perfecta para los chismes del vecindario, ahora contaba con más comentarios negativos porque vivía con un alfa sin estar casado ni marcado, una total falta de decencia.
Tomo aire y exhaló, aparentando calma cuando se dirigió a Charlie para sujetar su mano mientras Alastor caminaba del lado contrario con sus manos tras la espalda, mirando al frente en completo silencio mientras padre e hija hablaban de una serie que miran juntos sobre ponies y la magia de la amistad, cosas actuales de niños que no entiende.
A mitad del camino la conversación paso de los dibujos animados a la cena y luego a algo relacionado con su familia que no ve hace mucho tiempo.
—En abril toda la familia se reunirá en la casa del abuelo —Dijo tratando de parecer calmado, salvo que Alastor noto que dio esa información entredientes y con una sonrisa falsa.
—¡Voy a ver al tío Miguel! —Exclamó emocionada.
—¿Qué tiene de bueno Miguel? Yo soy mejor.
—Ay, papá, ¡Él es el príncipe superior! —Sus brillantes ojos azules se dirigieron a Alastor —Perdón Alastor, eres mi segundo príncipe favorito.
—¿Debería sentirme ofendido?
—No tanto, nadie supera al buen Miguel, el gran samaritano de la familia y el perfecto ángel que jamás ha pisado esta tierra —Bufó Lucifer con ironía y al acabar sonrió de lado, inclinándose un poco hacia Alastor como si fuera a contarle un secreto —Somos gemelos, pero yo soy atractivo.
Para Alastor fue un poco complicado concentrarse en la broma porque el aroma de las rosas le acarició la nariz, por suerte Lucifer se apartó con rapidez porque llegaron al jardín de infantes donde la mayoría de las madres, omegas femeninas y betas mujeres, dejaban a sus pequeños.
No pasó desapercibida la mirada que le dirigieron las madres del lugar, a pesar de que la sociedad ha avanzado y todos tienen las mismas posibilidades, o al menos eso intenta el país, hay algunas cosas que no pueden escapar del instinto una vez que la parte racional la abraza. Un omega puede rechazar todos sus estereotipos y su lugar predeterminado en el mundo, pero cuando tiene un cachorro... ese niño se vuelve su mundo y muchas veces hacen a un lado sus aspiraciones personales, caen en el cliché de que sus parejas deben proveer lo que necesiten para vivir mientras cuidan a sus hijos.
Alastor sabe que está siendo un cínico y que no todas las parejas son así, pero de diez familias conformadas por alfa-omega hay ocho que caen en los estereotipos y sabe que no está mal, son los prejuicios lo que provocaron que haya una ola de rechazo hacia las cosas que en el pasado eran normales y hasta biológicas, pero aunque sabe que su postura no es la mejor y tampoco la más respetuosa, es consciente de que hay cierta comodidad en caer en ese estereotipos del que tanto quieren huir las personas. Los alfas quieren dejar de luchar por reprimirse y dejar libre esa violencia que los carcome por dentro, los omegas desean dejar de luchar contra sus instintos y ser protegidos, porque pelear cada día contra uno mismo es agotador, y los betas de todos los subgénero quieren quedarse en el molde para no tener que luchar contra viento y marea solo por demostrar que son iguales a los alfa. Todos al final se reprimen, luchan por sus instintos ya sea en forma de rechazo o aceptando y convirtiendo la batalla interna en una externa, contra la sociedad.
Es por eso que Alastor reprime con tantas fuerzas a su lobo interno y mientras miraba a Lucifer despidiéndose de Charlie aunque a su alrededor todos estaban cotilleando, reafirmó su postura.
Me alegra odiarme tanto, pensaba sin apartar la mirada de su empleador, porque de esa forma mi lobo nunca saldrá.
—Casi lo olvido —Antes de entrar al instituto, Charlie regresó sobre sus pasos hasta Alastor y le hizo una seña para que se pusiera de cuclillas, al hacerlo, recibió un tierno beso en la mejilla —¡Nos vemos más tarde, Alastor!
Y así Charlie se fue dejando a Alastor sorprendido, aunque siempre manteniendo la sonrisa.
Se levantó del suelo limpiándose las rodillas y Lucifer se acercó, feliz porque Charlie parecía estar cómoda con su cuidador y él parecía ser bueno tratando con ella, se sentía tan bien que siquiera le importaba que otros estuvieran murmurando sobre su descaro por involucrar a un en alfa asuntos que no le corresponden, pero no por su género, sino porque era evidente para todos que Alastor no era ni por asomo el padre de Charlie.
Alastor escuchaba con claridad los comentarios, comparando su piel canela con el tono de Charlie tan pálido como la nieve, su cabello castaño lacio era muy diferente a larga melena rubia y ondulada, los ojos marrones tan oscuros que se confunden con el negro estaba lejos de ser parecido al azul y las facciones sureñas contrastaban con la delicadeza en la niña. A pesar de los comentarios no estaba interesando porque no es su problema lo que piensen los demás y Lucifer parecía igual de indiferente, no, casi acostumbrado y entonces Alastor se preguntó cuántas veces tuvo que escuchar malos comentarios por ser un omega soltero sin marca ni anillo.
Se alejaron del jardín de infantes cuando una de las madres dijo en un murmullo más alto que si el alfa era la pareja de Lucifer, claramente fue engañado por el omega, porque la niña no se parecía en nada.
Fue ese comentario el que casi hace girar a Alastor, casi.
Lucifer no le dio importancia y en su lugar cambió de tema porque los chismes de las madres ya le parecían aburridos a esas alturas.
—Hoy voy a trabajar en mi oficina, puedes acompañarme o hacer lo que quieras en la casa.
—Planeaba reunirme con unos amigos que tienen que darme unos documentos importantes —Con eso se refiere al resumen con los correos electrónicos favoritos de su equipo en la radio —Y de ahí voy por Charlie al mediodía.
—Entonces nos encontramos en el jardín más tarde, necesito hacer algunas compras en el mercado —Dijo con una sonrisa, imaginando el helado que comprará más tarde —Esta vez iremos en auto, no pienso cargar las bolsas hasta casa.
—Como quiera, su majestad.
A Lucifer se le removió el corazón al escuchar que Alastor lo llamaba de esa forma sin Charlie presente, estando a solas suena más a coqueteo y no tanto como un juego tonto.
Optó por usar su técnica y evadir la situación, concentrándose en el futuro helado que comprará con la excusa de ahogar sus nervios.
—Bueno, nos vemos en algunas horas.
—Tenga un buen día —Se despidió con una sonrisa calmada y cruzó la calle que lo llevaría a la radio, el lado opuesto de donde quedaba Garden District.
Por un momento el omega permaneció en la misma posición viendo la espalda de Alastor perderse entre las personas.
Se cubrió las mejillas con ambas manos, notando que estaban calientes y lo atribuyó al sol, aunque hubiera una ligera brisa fresca. Ante sus extraños cambios frente a Alastor, decidió llamar a un amigo que pudiera ayudarlo y que tuviera excelentes habilidades para temas complicados como interés en personas extrañas.
Y Stolas es su hombre.
Claro que él estaba atravesando muchos problemas en su matrimonio arreglado, mantenía una relación adúltera y no sabe cómo lidiar con sus problemas, pero era un excelente oyente y le daba muy buenos consejos, a pesar de que no pudiera seguirlos. Lucifer esperó con paciencia a que su llamada fuera atendida por Stolas, a medida que avanzaba por la calle el timbre sonó en su oreja tres veces antes de que la familiar voz de la contestadora le hiciera apartar el teléfono de su oreja.
—¿Qué estará haciendo? —Preguntó para sí mismo.
En la pantalla del celular se apreciaba la fotografía de Stolas abrazando a una pequeña Octavia, Lucifer bloqueo su teléfono, prometiendo llamarlo en otro momento para ponerse al día con sus vidas o quizás hablar sobre su futuro jardín de rosas. De repente tuvo la genial idea de invitarlo para recibir su ayuda de forma directa y eso lo motivó a llamarlo en otro momento.
Invitaría a Stolas a su casa.
Ya no tiene la habitación de invitados, pero no le molesta dormir con él en la misma cama, sería como cuando estaban en secundaria, y de seguro Charlie estará feliz por pasar la noche con Octavia.
—¡Soy un genio! —Dijo en voz alta, atrayendo las miradas de algunos transeúntes que ignoró.
Nueva Orleans; Fuera de la Torre de Radio
Alastor se detuvo en la esquina de su lugar de trabajo incógnito, antes de seguir avanzando vio a un grupo de fanáticos esperando ver al popular conductor de la emisora o exigiendo saber su identidad. Había más personas de lo normal.
Por un momento pensó en volver a District Garden donde Lucifer estaba trabajando en su oficina, pero no podía hacerlo porque necesita recibir el resumen de los mensajes enviados y comenzar a planear su siguiente programa, debe aprovechar las horas que tiene libre más que nunca y mantener su identidad oculta de Lucifer, no era nada personal, solo le gustaba su privacidad y todavía no confiaba del todo en el omega como para revelar su identidad.
Giró sobre sus talones tomando un camino distinto en el otro lado de la manzana donde había un callejón oscuro y sucio muy delgado, oculto entre una boutique para omegas y un restaurante de comida italiana. Alastor es delgado y no fue un problema pasar en medio de ambas paredes y salir a un patio donde se acumulaba basura y adolescentes solían reunirse para fumar o drogarse en horario de clases, el alfa lo ignoro y con agilidad saltó la cerca que separaba un comercio del otro y tras caminar un poco, llegó a la parte trasera de la estación de radio. Se limpió el polvo al caminar entre paredes y tras arreglar el saco, pasó su tarjeta de identificación en la cámara de seguridad y por fin pudo ingresar en los terrenos de su trabajo.
No suele usar ese camino, solo cuando los fanáticos se ponen demasiado intensos y se vuelve una molestia tratar de pasar entre ellos y evitar que le hagan preguntas solo por ser un trabajador del edificio.
Al pasar la seguridad vio un agradable jardín con flores silvestres y árboles frondosos, algunos empleados estaban disfrutando de su horario de almuerzo o en una amorosa cita, como era el caso de cierta pareja que Alastor conocía porque trabajaban para él. Frustrado se dirigió a ellos, interrumpiendo sin culpa el romántico momento dónde Millie le daba de comer a Moxxie.
—¿Ustedes no tienen correo que leer?
—¡Hola Alastor!
—Respondiendo a su pregunta —Moxxie robó el tenedor con ensalada que sujetaba Millie —Estuvimos trabajando sin parar desde el viernes y estamos tomando un descanso, nos faltan un par de correos.
—Parece que te afectó que la hija de Blitzø te llamara gordo —Dijo Alastor, inclinándose sobre el omega con burla —Terminen rápido, necesito ese resumen para hoy porque estaré ocupado estos días y no podré venir tan seguido.
—¡No estoy gordo! —Exclamó Moxxie.
—Claro que no, amor —Millie beso la mejilla de su esposo y sus ojos regresaron a Alastor —Terminaremos antes del mediodía, no te preocupes.
—Bien —Alastor cruzó sus manos tras la espalda echando un vistazo a cada lado —Es raro que cierto alfa no los esté espiando o haciendo alguna de sus actividades voyeristas. ¿Dónde está el psicópata de su líder?
—¿Hablamos de ti o de Blitz? —Se burló Moxxie obteniendo una mirada fulminante por parte del alfa, el más bajo quiso retroceder, pero se mantuvo firme porque tras tantos años ha desarrollado un poco de resistencia a esa aura tan aplastante.
—Blitz está teniendo una charla “secreta” con su novio “secreto” —Dijo Millie con una sonrisa cómplice y haciendo comillas con sus dedos.
—Y nosotros estamos fingiendo que no sabemos lo que hace cuando nos dice que hará una llamada de negocios.
—Que patético.
—Yo creo que es romántico —Suspiró la beta dominante.
—No, es patético —Dijeron Moxxie y Alastor al mismo tiempo.
—Más porque Blitz cree que no sospechamos nada y nos creemos ese cuento de que cada mes viaja a Alabama a hacer trabajo comunitario.
—De tantas excusas podría haber inventado una más coherente —Bufó Alastor.
Era conocido por todos que Blitzø tenía una extraña relación para nada secreta con alguien que vivía en Alabama, no saben las circunstancias ni de quién se trata, pero en un momento su compañero de trabajo era un casanova que presumía sobre sus relaciones sexuales y conquistas con el pecho inflado de orgullo, y luego de repente dejaba de hablar sobre chicas, no presionaba a Millie y Moxxie con hacer un trío, no ligaba con la secretaria de la radio y tampoco iba a discotecas en busca de una nueva pareja sexual.
Simplemente cambió y fue imposible no darse cuenta. No porque el descenso de su actividad sexual fuera un aviso, sino que un día les avisó que iría a Alabama para ayudar a un albergue de animales y un sin fin de excusas relacionadas con la ayuda comunitaria, esa fue la señal.
Blitzø, aquel que tenía el corazón de una piedra y trataba a las personas como juguetes desechables, de repente era un ciudadano ejemplar.
A Alastor no le importa mientras no interfiera con su trabajo y, como hay pocos chismes en la radio, más desde que Blitzø se volvió exclusivo, no había mucho más para hablar.
Decidió esperar a que la pareja termine de almorzar, no porque le agrade estar en medio de una pareja tan melosa como ellos, sino porque odiaba la idea de ir a su estudio y escuchar a Blitzø teniendo una llamada erótica con su pareja “secreta” tal como le ocurrió a Niffty, a ella no le importaba y hasta se rio del suceso, pero los demás rechazan la idea de encontrar a Blitzø excitado. Alastor permaneció a un lado de la pareja aceptando las fresas que Millie le compartía mientras Moxxie hablaba de forma superficial sobre los correos más interesantes y que podría mencionar en la siguiente transmisión.
Notes:
INFORMACIÓN DISPONIBLE:
Los Alfa Puro (αα, pure alpha) poseen una Voz de Mando que puede dominar al resto de la jerarquía convirtiendo sus palabras en órdenes.
Son particularmente protectores con sus parejas, ocupan cargos como altos funcionarios, militares o directores ejecutivos y representan el estereotipo de los alfas agresivos.
Chapter 7: El eco del pasado
Notes:
Hola!!
Aunque al final de cada capítulo dejaré información extra sobre los géneros secundarios, quiero aclarar algunos aspectos: Cuando algún persona menciona el género Alfa o Beta sin especificación es porque se están refiriendo al género estándar más común y no a los particulares que algunas veces llegan a ser considerado anomalías genéticas.
Por ejemplo, Millie es una Beta Dominante, pero cuando hablan de su género se refiere a sí misma como Beta a secas, y en el caso de los alfas, cuando alguien los menciona, el segundo tipo es el primero en ir a la mente de las personas porque son más frecuentes que los alfas puros.Si necesito hacer cualquier otra aclaración, la dejaré al inicio de cada capítulo!
(See the end of the chapter for more notes.)
Chapter Text
❝ Reescribimos nuestro pasado para que se adecue a nuestras necesidad y sostengan la historia que contamos sobre nosotros❞
— Ted Chiang
Nueva Orleans; Mercado
Si alguien le preguntara a Alastor si le gustaba ir de compras, la respuesta sería no, porque odia estar rodeado de personas yendo de un lado a otro y a los niños haciendo berrinche porque quieren algo o corriendo aunque se lleven por delante alguna montaña de productos.
Ahora estaba con ambas situaciones en sus manos, por un lado tenía a Lucifer que atrae las miradas porque echaba en su carrito cosas que no eran necesarias y por el otro a Charlie, a quien descuidaron solo por quince segundos porque Lucifer le preguntó sus preferencias en salsa de tomate, tiempo suficiente para que ella sacara una manzana roja en la base de una enorme montaña que un empleado acababa de terminar. Ambos hombres vieron en cámara lenta todas las manzanas cayendo, Lucifer pudo apartar a Charlie a tiempo y Alastor apartó al omega del camino, y cuando acabaron de caer todas las manzanas hubo un profundo silencio en el mercado.
En defensa de Charlie y como protesta de Alastor, armar montañas con productos del mercado sabiendo que hay una alta probabilidad de que haya niños corriendo alrededor, es una idea de idiotas.
— Limpieza en el pasillo cuatro —Comunicó una voz desde los parlantes.
—¡Se acabó! —El adolescente que acababa de finalizar la montaña de manzanas y continuaba en una pequeña escalera, se sacó la gorra del establecimiento y la tiró al suelo antes de pisarla frustrado —¡Renuncio! Que otro venga a limpiar el desastre de esa fea mocosa.
—¡Oye, mi bebé no es fea! —Le gritó Lucifer al joven que le dio la espalda mientras se sacaba el uniforme, quedando semidesnudo —¡Charlie no mires!
Alastor en ningún momento dejó de sonreír, siquiera cuando las cámaras lo señalaron a ellos como la familia responsable del incidente y sus rostros aparecieron en las pantallas de seguridad, siendo vetados del establecimiento por un mes y Lucifer, en lugar de actuar como un adulto, continuaba enfurruñado por el adolescente que llamó “fea” a su hija.
Cuando salieron del pasillo Charlie abrazó los hombros de su papá, enseñando su dedo del corazón al chico que la llamó fea y ella consideraba una “mala palabra”. Gesto que no fue visto por los adultos, pero si por el resto de los compradores.
Terminaron con sus compras a pesar de que la cajera les dio una mirada de profundo rechazo porque ahora tenía trabajo extra ya que perdieron a un compañero, Lucifer se disculpó reiteradas veces y salieron del mercado cargando las bolsas en ambos brazos hasta el auto descapotable con la cubierta. Dejaron la mayor parte en el asiento trasero y a Charlie en medio de las bolsas con su cinturón de seguridad, una vez todo estuvo en orden Lucifer se puso en el lado del conductor y Alastor en el copiloto, mirando con el espejo retrovisor a la niña.
—Charlie, no abras las galletas —Amenazó Alastor sin voltear.
—¡Pero-!
—Hazle caso, princesa —Dijo Lucifer encendiendo el motor y saliendo del estacionamiento —Luego del almuerzo puedes comer un poco mientras Alastor te ayuda con tu tarea.
Alastor desconoce la complejidad que puede tener la tarea de un infante, aparte de colorear correctamente y aprender a escribir, ¿Hay otras cosas de las que deba preocuparse? Lo duda.
Regresaron a la casa 505 en un cómodo silencio, excepto por las veces que Charlie se quejaba cuando era atrapada intentando robar algunos dulces o hablando sobre la tarea donde debe dibujar a su familia, lo cual la desanimaba porque hay muchos integrantes. Lucifer se bajó del auto para abrir el garage y Alastor permaneció dentro, vigilando que la niña siguiera las reglas, al cabo de un minuto ingresaron el auto y bajaron las bolsas de compras, dentro de la casa todo estaba igual que esa mañana salvo porque el ambiente se hallaba bastante frío a pesar de que afuera estaba caluroso.
Lucifer encendió la calefacción y se ofreció a ordenar las cosas mientras Alastor ayudaba a Charlie, ella se negó porque es una “niña grande” perfectamente capaz de lavarse las manos y cambiarse sola, tras esa declaración se alejó subiendo las escaleras con un poco de molestia porque le negaron sus galletas. Alastor no le dio importancia y fue a la cocina para ayudar a guardar los víveres, era una buena operación para conocer dónde estaba cada alimento en caso de que en un futuro necesite cocinar o guardar sus propias cosas. En un cómodo silencio guardaron todo, cada tanto Lucifer hacia alguna aclaración sobre los lugares específicos y Alastor acataba las indicaciones, Charlie regresó arrastrando su mochila y un cambio de ropa, el vestido elegante y el chaleco del jardín de infantes fueron reemplazados por unos holgados pantalones de algodón rojos y una camiseta a juego que tenía un patito con corona en el centro.
La niña lanzó su mochila en el aire para que cayera en la mesada y Alastor la ayudó subirse en la silla alta, una vez cómoda empezó a sacar los útiles escolares para comenzar la tarea de su dibujo bajo la mirada de su niñero, por un largo minuto Charlie no movió su lápiz sobre la hoja y en lugar de dibujar estaba mirando a su papá con el ceño fruncido, aunque Alastor no sabe si continúa frustrada por no darle galletas o por algo que pudo haber pasado en los pocos minutos que estuvo a solas.
—¿Qué pasa, pequeña princesa? —Preguntó Alastor apoyando los codos en la mesada.
—No sé a quiénes dibujar —Dijo en un murmullo, desviando la mirada desde su padre a Alastor, el momento justo donde Lucifer volteó —Tengo muchos tíos y primos, pero no me acuerdo sus caras.
Lucifer se tragó el nudo en su garganta.
A pesar de que le hablaba mucho a su hija sobre sus tíos y primos, son contadas las oportunidad donde pueden verse, en festividades muy importantes como la navidad, el nacimiento de algún hijo o en caso de alguien esté aburrido y con ganas de realizar una videollamada, la relación de Lucifer con su familia es una extraña mezcla de daddy issues , con una dinámica familiar extraña y complejos de distintos grados y tipos. Por supuesto que no le ha explicado a Charlie por qué viven tan lejos ni el motivo por el cual solo un par de tíos la visitan con cierta regularidad.
Entristecido por ver la gran confusión de su hija, se sentó junto a ella para hablar un poco sobre el complicado tema, Alastor vio ese momento muy íntimo y decidió fingir que no prestaba atención por estar ordenando algunos productos de comida en los estantes más altos que Lucifer no puede alcanzar.
—La tarea te pide que dibujes a tu familia, puedes dibujar a todos los que quieras.
—Pero si me olvido de alguno, van a enojarse conmigo.
—Claro que no —Charlie continuaba luciendo inconforme y Lucifer decidió cambiar de táctica, sacando su teléfono busco la fotografía adecuada en su galería —Mira —Le enseñó la pantalla donde se apreciaban a sus hermanos y hermana luego del segundo cumpleaños de Charlie, todos estaban en el hospital porque Eva rompió bolsa en medio de la fiesta y dio a luz a su segundo hijo al día siguiente —Esos son tus 7 tíos, ese de la esquina es Adán y tiene en sus brazos a tu primo Caín, en los brazos de tu tía Eva está tu otro hijo, y tú primo Abel.
—Es muy pequeño —La niña sostuvo el teléfono como si fuera un objeto de gran valor —Papá tiene muchos hermanos.
—Bastantes, había espacio en la casa de tu abuelo y él nos obligaba a compartir para que aprendiéramos a ser respetuosos y colaborar con el otro —Dijo con una risa honesta —Tu abuela solía gritarnos todo el tiempo que no corramos en su jardín porque podríamos dañar las flores, ella cuidaba cada una con seriedad y todas eran blancas.
—¡¿De verdad?!
—Si, había lirios con aroma dulce, rosas muy hermosas, tulipanes grandes y muchas más.
—Oh —Charlie en lugar de dibujar a la familia hizo trazos de flores en los bordes del cuaderno con su lápiz negro —Papá, ¿Dormías con el tío Miguel?
—¿Él te dijo?
—Dijo —Enderezó la espalda, fingiendo pararse igual de firme que Miguel e hizo la voz más grave — Tu padre no conoce el significado del orden .
—¡Que grosero! Se supone que los mandamientos prohíben las mentiras —Bufó provocando una risa en su hija —Y yo era un excelente compañero de cuarto, la persona más ordenada del mundo.
—Su majestad —Alastor atrajo la atención de Lucifer y Charlie, tenía dos recipientes en las manos, uno con la etiqueta de “azúcar” y el otro decía “sal” —Estos productos están al revés.
Lucifer casi se ahoga con su saliva al escuchar eso justo en el momento donde estaba presumiendo ser un hombre organizado, incluso se levantó para verificar que de verdad había puesto los ingredientes en los envases equivocados y ciertamente lo hizo, iba a tener cuidado con no cometer ese error de nuevo o la comida no tendrá buen sabor.
Observando la interacción de los adultos, la mirada de Charlie siguió con curiosidad las acciones de cada uno, el aroma calmante que suele sentir en su padre contaba con un ligero dulzor que en su lengua sabía a caramelos con relleno el al morder explota en su boca, sin embargo, no era eso lo que llamaba su atención, sino el segundo aroma un poco más amargo y oculto debajo de algo parecido al chocolate, como el que su padre prepara de vez en cuando para San Valentín y envía a sus amigos. Los pequeños ojos azules brillaron al relacionar lo que estaba viendo con algo que dijo su maestra ese día antes de darles la tarea: “— Si dos personas tienen aromas dulces al estar juntas, significa que son pareja y, las parejas en el futuro, se convierten en familia ”.
Charlie amaba el aroma de su padre porque siempre lograba calmarla, en las noches de tormenta o cuando se lastimaba por jugar brusco, y también le agradaba Alastor porque su olor es parecido al chocolate que tanto adora comer a grandes mordiscos. La mezcla de la dulzura en contraste con el chocolate en la mente de Charlie era sinónimo de una pareja, una familia.
Sin mencionar el detalle importante de que su padre rara vez desprendía aquel aroma tan dulce con otras personas en el mismo cuarto, a menos que sea cuando tiene mucha fiebre y no puede cuidarla, por varios días acaba viviendo con alguno de sus tíos o pasando un largo fin de semana con Octavia, muy lejos de casa.
Las parejas se convierten en familia , repitió para sí misma.
Con una alocada idea formándose en su cabeza, por fin su imaginación formó la imagen que deseaba plasmar en su cuaderno. Saltó de la silla guardando todas sus cosas en la mochila y obteniendo una mirada curiosa por parte de los adultos, Charlie se llevó el dedo índice a los labios a modo de secreto y salió de la cocina exclamando emocionada que ya sabe qué dibujar, cuando Alastor quiso seguirla, la niña volvió a aparecer y lo señaló de manera acusadora con su dedo índice, declarando que no necesita ayuda. Alastor la vio alejarse abrazando su mochila y dejándose caer frente al sofá, apoyando sus cosas en la mesita de cristal para iniciar su tarea en privacidad.
Al no saber qué otra cosa hacer, Alastor miró a su jefe que ya terminaba de guardar las últimas cosas y ahora sacaba un yogourt del refrigerador, el cual se supone era para Charlie.
No hizo ningún comentario y se sentó en la silla junto al lugar de la niña, del otro lado de la mesada estaba Lucifer con la cadera apoyada en el lavado mientras disfrutaba del postre con una sonrisa de placer; ignorando que de nuevo sorprendía a Alastor por su capacidad de mostrar todos sus sentimientos sin ninguna clase de filtro. Apoyó el mentón sobre su palma, mirando al omega en completo silencio.
Le resultaba interesante que alguien que parecía tener un ego tan grande y una opinión de sí mismo tan arrogante no fuera hijo único, o quizás por eso mismo es tan altanero, crecer entre tantos hermanos debió ser toda una guerra.
Aún tiene presente los comentarios sin importancia que hizo sobre su hermano gemelo, a quien llamó el “buen Miguel, el gran samaritano de la familia y el perfecto ángel que ha pisado la tierra”, a pesar de que no lo dijo con odio ni rechazo, si hubo un claro rastro de ironía en su voz, y más cuando aclaró sin vergüenza que él es el atractivo, a pesar de que los gemelos tienen la misma cara. De esa forma Alastor pudo deducir quién fue el hijo favorito y quién la oveja negra con mala reputación, aunque no quería basarse en solo un comentario sin importancia.
Mientras Alastor analizaba a Lucifer en silencio, este a su vez intentaba fingir que no se daba cuenta de nada y trataba de lucir más concentrado en su postre.
¿Por qué me mira tanto? Siento que me está fulminando , pensaba con nervios, y cuando estaba nervioso parece ser que sus feromonas actuaban por su cuenta queriendo delatar sus propios sentimientos, ¡Lo cual jamás podría pasar! Sin importar lo atractivo que le parezca Alastor y lo cómodo que se sienta con su olor, debe actuar como un adulto responsable y no dejarse llevar por su corazón, hacerlo tiene grandes consecuencias que pueden cambiar la vida de una persona.
Con el paso de los segundos la mirada de Alastor permanecía en él, por un momento quiso levantar la vista esperando hallar algún rastro de incomodidad por ser atrapado o cualquier cosa, pero en lugar de eso, Lucifer por poco se ahoga al ver que el alfa lo miraba fijamente con una sonrisa imperturbable que le formaba unos pequeños hoyuelos en cada mejilla, tan pronto como sus miradas se cruzaron la apartaron simulando que nada extraño acababa de ocurrir.
—Entonces —Comenzó a Alastor, a pesar de que estaba cómodo con el silencio, claramente Lucifer no —¿Cuántos hermanos son?
—Incluyéndome, somos diez —Por un momento Lucifer dudo de sus palabras y Alastor lo noto, pero no dijo nada al respecto y fue al cesto de basura para tirar el pote del postre —Hay algo que deberías saber, no es importante pero quizás puede ser raro si otra persona te lo dice de la nada y podrías sentir un poco de asco.
Ahora Alastor estaba curioso.
—Dime.
—Somos ocho hermanos biológicos, pero mi padre adoptó a un bebé que encontró en las puertas de la iglesia y años más tarde mi mamá halló a una niña en las calles —Alastor asintió comprensivo, sin entender cuál era el punto —Bueno —Lucifer se mostró un poco incómodo —Esos niños adoptado son Adán y Eva.
—Adán y Eva —Ahora comprende por qué lucía avergonzado, técnicamente dos de sus hermanos son pareja y tienen hijos —¿Te molesta?
—¿Qué? ¡No! ¿Cómo podría molestarme? —Se ofendió por la simple insinuación —Pero cuándo otros se enteran lo ven como una relación incestuosa, ya sabes, crecieron juntos como hermanos y todo eso —Hizo un gesto con la mano tratando de restarle importancia —Pero ellos no comparten sangre, aunque algunos digan que son hijos ilegítimos de mi padre o de mi mamá, no es cierto.
—Ya veo —Asintió, es natural que algunos puedan pensar así y más si han visto a dos niños crecer bajo el mismo techo como hermanos, debe ser impactactante que luego se conviertan en pareja —No veo como ese puede ser mi problema o el de cualquier otra persona, lo que ellos hagan en su privacidad no me concierne.
—Pienso igual —Lucifer se acercó a la mesada, apoyando los codos sobre el mármol con la mirada puesta en el cuenco de frutas repleto de manzanas rojas —Adán puede ser un idiota, pero considero a Eva como una hermana.
—Y también es tu cuñada.
—Estoy seguro de qué te agradará —Dijo de repente con renovada emoción —A todo el mundo le agrada Eva —Algo en la mirada de Lucifer se oscureció por un momento —Bueno, casi todos, pero lo importante es que ella es grandiosa y no debes sorprendente si escuchas algún rumor extraño, los chismes son tontos.
—De acuerdo —Nunca le hace caso a los chismes, a menos que sea para dejar mal parada a una celebridad o miembros de la clase alta que abusan de sus privilegios —¿Cómo se llaman el resto de tus hermanos?
—En orden de edad está Miguel que dedica su vida ayudando al prójimo, es mayor por seis malditos segundos y me lo recuerda, luego estoy yo y me sigue Adán que es un idiota con más músculos que cerebro, Gabriel es un sacerdote en Italia donde vive en la catedral, está Rafael al que apodamos Leroy y hace vídeos culturales mientras recorre el mundo, Azrael trabaja como criminalista en California y tiene un mellizo llamado Uriel que está entrenando en la marina de Italia, a él no le gusta que su nombre se parezca al de Azrael así que se llama a sí mismo Leonardo —Alastor se rió al escuchar que el drama parecía ser una característica particular de la familia —Sigue Joel que estudia en la UCLA para abogado, el chico más joven se llama Zadkiel y todavía vive con mi padre porque está en secundaria, después-
Por un momento Lucifer se detuvo abruptamente en su explicación.
El cambio de humor fue demasiado evidente, en un momento estaba hablando de sus hermanos y las cosas que hacían, casi como si estuviera presumiendo, y de repente parecía chocar con una pared, sus palabras se cortaron y por pocos segundos estuvo recalculando su siguiente diálogo. No fue mucho tiempo el que estuvo fuera de la realidad, aunque sí el suficiente para que Alastor notara algo raro.
—Después está Eva, la única mujer —Dijo con una sonrisa despreocupada —Ella y yo somos los únicos omega.
—¿Tus hermanos…?
—Alfas —Declaró con firmeza —Todos son alfas.
—¿Todos?
—Todos.
—Vaya.
—Si —Lucifer suspiró con cansancio, recordando algunas cosas del pasado que parecían provocarle dolor de cabeza —Crecer con ellos fue una batalla por conquista territorial, como vivir con una manada de lobos, necesité aprender a pelear.
—Tuvo que ser complicado.
—No tanto, era divertido pelear con ellos porque siempre les ganaba —Excepto a Miguel, su gemelo a temprana edad se alejó por completo de cualquier alusión a la violencia y no participaba en las peleas, siquiera en los juegos con ninguno de sus hermanos —¿Qué hay de ti? Sé que creciste en un orfanato, pero, ¿Cómo fue?
—Mm —Alastor pensó en la mejor manera de explicar sin delatar su pasado —Fui un niño solitario que pasaba mucho tiempo escuchando la radio, algunos viejos discos de jazz que la directora guardaba en su oficina o leyendo libros, no hay mucho para destacar.
—¿Te gusta el jazz? —Lucifer paso por alto las cosas deprimentes, lo hizo adrede porque vio incómodo a Alastor, y decidió concentrarse en las cosas buenas. El alfa asintió con calma y sin lucir sorprendido por el abrupto cambio —Entonces, de seguro te gusta el Demonio de la Radio.
Por un momento las feromonas de Alastor se alteraron, desconoce si fue por la emoción o los nervios de ser descubierto.
No obstante, Lucifer con emoción lo sostuvo del brazo para llevarlo a su oficina, en el camino vieron a Charlie haciendo zapping en la televisión mientras dibujaba sobre la mesita de cristal, al verificar que estaba bien siguieron con su camino. Lucifer invitó a Alastor a su espacio de trabajo y sacó una sábana que ocultaba un enorme mueble.
Los ojos de Alastor brillaron cuando vio una radio roja Daewoo Dirh220 y junto a ella un tocadiscos en perfectas condiciones, no pudo evitar inclinarse para ver los objetos sin atreverse a tocarlos, en ese momento el disco que estaba en el aparato era de la banda Guns N’ Roses . Se percató de su emoción al sentir las feromonas dulces volviéndose claras entre esas cuatro paredes.
Se apartó intentando fingir que no estaba impresionado, aunque fuera inútil, Lucifer se dio cuenta de sus intereses y parecía muy orgulloso por haber encontrado algo que tuvieran en común.
—Si te gusta la buena música, escuchas al Demonio de la Radio, ¿Verdad?
Demonio de la Radio , Alastor conocía el nombre por el que era llamado por sus enemigos en la industria, porque actuaba como un ser sin escrúpulos a la hora de revelar secretos de celebridades y opinar sobre grandes conflictos de la clase alta para luego disfrazarlo como una humilde opinión que tenía como fin demostrar que todos eran iguales y, al final del día, todos tenían que lidiar con problemas mundanos. Ser llamado “demonio” no le importaba, aunque se creaba un poco de contrariedad entre los mensajes que enviaba y la supuesta malicia que contenía cada uno de sus programas.
Alastor no va a mentir, hay una parte muy en lo profundo de su ser que quiere revelar al público aquello que todos mantienen oculto, desea gritar, hablar, reírse, quejarse y opinar sobre todos los temas que le resulten interesantes, ya sea algo tan absurdo como el descaro de alguien que se considerada “un ángel” e hizo cosas fuera de lugar o problemáticas más grandes como una huelga de trabajo, críticas al sistema de educación, a la actual paternidad de jóvenes sin mucha conciencia, acusaciones a las decisiones políticas y quejas hacia la pérdida de autenticidad en la sociedad. Hablaba de todo y quería abarcar la mayor cantidad de temas posibles aunque fuera imposible, a veces le nace tener un programa sentimental y en otras ocasiones una situación lo pone en un fuerte rol opositor que lo impulsa a gritar lo que guarda.
Es el gran castigo de alguien que en su infancia y adolescencia estuvo obligado a guardar silencio en todo momento, no podía gritar ni llorar, pero al crecer ya no estaba obligado a seguir ese camino y ahora nadie puede callarlo.
Así que el término de demonio no está alejado de su verdadera personalidad, él es una persona gris y sus compañeros lo llaman amoral , y tal vez lo sea, pero no le importa seguir siéndolo mientras pueda transitar la senda de la libertad y la comodidad del secretismo. Durante el tiempo que pueda mantener en secreto su identidad, seguirá siendo el demonio que acecha en la oscuridad y habla de temas que otros prefieren guardar para sí mismos.
—Aunque no tengo la oportunidad de escucharlo seguido, me gusta su música —Dijo finalmente.
—¡A mí también! —Exclamó Lucifer con felicidad —Lo escucho todos los viernes, me ayuda a trabajar y dice cosas muy interesantes, algún día podemos escucharlo juntos.
—Lamento decir que no será posible —Dijo con fingida pena —Los viernes suelo reunirme con algunos compañeros y planeamos una noche entre amigos.
—Cierto, solicitaste los viernes como tu día libre.
—Solo por la noche, durante el día atenderé a Charlie tal como hoy y puedo traerla de regreso del jardín de infantes, aunque luego tengo que irme rápido.
—No te preocupes, yo estaré-
—¡Papá, el tío Azrael está en el televisor!
Lucifer y Alastor intercambiaron una mirada curiosa y salieron de la oficina para reunirse con Charlie, la niña tenía el control remoto en alto apuntando hacia la televisión, allí se apreciaba el canal de noticias donde Katie Killjoy transmitía otro de sus muchos reportajes amarillistas. Ninguno esperaba que dijera nada importante hasta que notaron la seriedad de la situación que presentaba el titular: “ EL ASESINO EN SERIE DE CALIFORNIA ”.
En un rápido movimiento Lucifer le arrebató el control a Charlie y Alastor le cubrió los ojos.
Efectivamente en las noticias se apreciaba a un equipo de policías hablando entre sí sobre un cuerpo que encontraron en un lugar público y en condiciones horribles, uno de esos hombres se trataba de Azrael Magne, con un impecable uniforme analizando la escena del crimen e ignorando a las personas morbosas que intentaban acercarse, los periódico ansiosos por obtener la primicia y policías intentando mantener a la multitud detrás de la cinta amarilla. La situación era lo suficientemente mala como para llamar al atacante un asesino en serie nuevo, con una sádica forma de enviar un mensaje anunciando su existencia al mundo.
Lucifer no estaba muy sorprendido porque Azrael le comentó que hubo problemas con un asesino al que no podían atrapar y se manejaba con un patrón bastante particular, no entró en detalles y tampoco los necesitaba, porque ahora sabe que él tenía razón al decir que se trataba de un asesino en serie con la capacidad y los medios para moverse a largas distancias en un promedio de un mes aproximadamente, tal vez unos día más o unos días menos.
Ya iban tres víctimas.
—Genial —Silbo Lucifer.
—¿Genial? —Preguntó Alastor que continuaba cubriendo los ojos de Charlie para que no vea las noticias no aptas para niños.
—Quiero decir, no es genial que haya un asesino en serie suelto —Dijo con rapidez, avergonzado por lo mal que sonó su comentario —Pero mi hermano hace poco sospechaba que se trataba de algo como eso y sus superiores no le hicieron caso, parece que ahora van a tenerlo más cuenta.
Alastor asintió, Katie Killjoy continuaba transmitiendo las últimas noticias mezclandolas con rumores de los lugareños, los titulares era uno más escandaloso que el otro, y más porque estaban anunciando la existencia de un asesino en serie.
Por suerte California estaba demasiado lejos de Nueva Orleans, aunque eso no significa que Lucifer este menos preocupado por sus dos hermanos que viven allá.
Notes:
INFORMACIÓN DISPONIBLE:
Los Alfa (α, alpha) tienen feromonas relacionadas a la naturaleza más tenues en comparación con los alfas puros, pero siguen siendo muy dominantes para el resto de la jerarquía, y su celo ocurre entre 3 a 5 veces al año, pueden ser menos frecuentes si están emparejados.
Tienen colmillos especiales usados para inyectar feromonas en la piel de su pareja a través de una mordida, más pequeños que los alfas puros.
Chapter Text
❝ La vida se va rápida. Por eso no podemos parar. Hay que hacer que la música suene, a veces sólo son necesarias un par de notas❞
— Màxim Huerta
Nueva Orleans; Residencia Morningstar
La primera semana de convivencia fue más agradable de lo que Alastor hubiera esperado.
Se despertaba a primera hora de la mañana para encargarse de Charlie y ella poco a poco parecía acostumbrarse a madrugar, contrario a Lucifer que continuaba luchando por salir de la cama en ese horario, pero la interacción entre los tres era amena. Tendría toda la tarde libre donde se la pasaba encerrado en su cuarto para leer los correos seleccionados por su equipo y luego se reuniría con Lucifer, buscarían a Charlie y mientras Alastor la vigilaba, su jefe prepararía la cena.
Tuvo la oportunidad de probar varios platillos de culinaria italiana, el lugar de origen de Lucifer, y en una ocasión pudo cocinar su deliciosa jambalaya porque su jefe estaba en una reunión por videollamada con varios accionistas, al acabar se disculpó por no poder cocinar y Charlie lo incitó a probar la comida de Alastor, ambos disfrutaron por primera vez de una típica comida de Luisiana.
Eso sucedió el día anterior al viernes donde Alastor iba a salir para reunirse con sus amigos.
Ambos caminaban a cada lado de Charlie tras ir a buscarla al jardín de infantes antes del fin de semana, ella tarareaba una alegre melodía y saltaba las líneas de la calle mientras sujetaba la mano de su padre que la imitaba, Alastor iba a la par sin participar en el juego.
Caminar hasta la casa se había vuelto costumbre esa semana y Lucifer estaba más que satisfecho con el trabajo de Alastor, en especial porque vio a Charlie encariñada con él. Pensaba que la siguiente semana podría darle una oportunidad a su empleado y dejar que la lleve por su cuenta, a pesar de que le gusta acompañarlos.
—¿Te divertiste hoy, Charlie? —Preguntó Lucifer a su hija que no lo miraba, sino que se hallaba concentrada en no pisar las líneas.
—Si —Dijo en tono monótono.
—¿Sucede algo, princesa? —Insistió su padre.
—No, la maestra elige los trabajos más bonitos de la semana y los cuelga en la pared —Dijo sin darle importancia —Pero no eligió ninguno de los míos.
—¿Qué? —Lucifer intercambió miradas con Alastor —¿Por qué no?
—Dijo que no eran adecuados.
—¿Adecuados? —Esta vez fue Alastor quien habló.
—No sé qué significa, pero no me importa —De repente Charlie pasó su interés de las líneas a un puesto donde vendían algodón de azúcar —¡Papá! ¿Me compras un poco?
A Lucifer no tuvo corazón para negarse luego de escuchar el tono apagado de su hija al hablar de la maestra que le rechazó sus trabajos de la semana, a pesar de que se esforzó mucho en cada uno de sus dibujos y ni siquiera les permitió verlos para darles una sorpresa cuando su trabajo fuera elegido como uno de los mejores.
Tras comprar el algodón de azúcar azul siguieron su camino en un incómodo silencio donde Charlie les compartía su dulce y Alastor le limpiaba las mejillas cuando se llenaba de caramelo, regañandola con suavidad por no ser cuidadosa.
Cuando llegaron a la casa Charlie lucía más feliz.
Se apartó de los adultos al correr dentro mientras se sacaba el uniforme y lo tiraba en el camino, Alastor fue tras ella recogiendo cada una de las cosas y dejando la pequeña mochila en el sofá. Antes de subir las escaleras para ayudar a la niña en su baño, notó por encima del hombro que Lucifer continuaba en la entrada mirando la mochila del jardín de infantes con una expresión complicada.
No tuvo la oportunidad de preguntar si todo estaba bien porque Charlie llamó a Alastor desde el primer piso, él siguió la voz hallando a la niña saltando feliz al pie de las escaleras pidiendo un baño de burbujas.
Alastor la complació, sin pasar por alto que era la primera vez que bañaba a Charlie sin la compañía de Lucifer y su voz cantarina.
Estuvieron media hora jugando con las burbujas, la niña le hablaba sobre la última película que vio acerca de una princesa que luchaba con varios hombres grandes y fuertes usando solo su arco y flecha, Alastor escuchaba con atención haciendo alguna pregunta ocasional, como si él no hubiera sido obligado hace dos noches a ver Mérida junto a la niña mientras Lucifer cocinaba. Charlie lucía tan feliz fingiendo que era la fuerte princesa que no le importó hacer el papel de tonto por el momento.
Al acabar con el baño ella continuaba hablando de la película mientras Alastor esperaba tras la puerta del cuarto a que terminara de cambiarse, al hacerlo se encargó de su cabello atándolo en una coleta ligera y bajaron a la planta baja, donde Lucifer estaba leyendo el cuaderno de comunicaciones a los padres.
Charlie rodeó el sofá para sentarse en la alfombra roja debajo de la mesita de cristal donde continuaban sus materiales de dibujo listos para que retome su trabajo del día anterior.
—¿Todo en orden? —Preguntó Alastor.
—Si, creo que si —Lucifer notó que Alastor llevaba en sus brazos un cesto con la ropa sucia de la niña y la toalla usada en el baño —Yo llevaré eso al cuarto de lavado y limpiaré la bañera.
—Descuida —Se apartó antes de que le arrebataran el cesto —¿Está todo bien con los comunicados?
—Si —Miró de reojo a su hija y le hizo una seña a Alastor para alejarse, este comprendió y se dirigieron al cuarto de lavado para hablar sin que ella pudiera escuchar —Me preocupa Charlie —Confesó con los brazos cruzados sobre su torso —Ella no habla de ningún amigo y ahora lo que sucedió con la maestra.
—¿Te preocupa que la estén molestando?
—Así es —Llegaron al cuarto y juntos metieron la ropa a la lavadora —Sé lo que dicen las madres, y no me interesa, pero me preocupa que Charlie tenga problemas por mi culpa.
Alastor asintió con expresión neutra.
Desde la primera vez que fue en busca de Charlie notó que había algo extraño a su alrededor, no por parte de la maestra, sino con sus compañeros.
Conoce muy bien lo malos que pueden ser los niños cuando reciben malos consejos de sus padres, no se comportan mal por malicia sino porque son demasiado jóvenes para distinguir entre el bien y el mal, no pueden razonar como alguien más grande y decir: “ esto no es correcto ”.
Para ellos, sus padres tienen la verdad absoluta y si les dicen que hagan algo malo, van a hacerlo con ignorancia y sin pensar en el efecto que pueden tener en el otro. Alastor notó que los otros niños hablaban después de las clases y las madres conviven como si fueran grandes amigas, todo lo contrario a Charlie que espera junto a la maestra, y cuando llegan y buscarla, no tardan ni dos segundos en marcharse. Tal vez porque Lucifer no quiere exponer a su hija a los chismes que escucha todos los días, porque no sabe hablar con otras madres o porque él mismo no quiere sentirse mal, sin embargo, tienen una barrera que les impide relacionarse con las madres y eso no lo ayudaba.
Ya sea por Charlie o por sí mismo, es un hecho de que hay una barrera entre los Morningstar y el resto del mundo, pero Alastor no tiene ninguna clase de derecho a opinar.
No es su familia, Charlie no es su hija y Lucifer tampoco es su pareja, es un extraño que ayuda en su dinámica familiar, ni más ni menos.
Tal vez era lo mejor, porque involucrarse con una familia supone todo tipo de problemas y lo que puede parecer perfecto a primera vista, más tarde podría convertirse en un infierno. Alastor odiaría transformar el pequeño paraíso privado de Lucifer junto a su hija en un maldito infierno, no va a arruinar algo que parece tan hermoso.
—Quizás yo soy el problema —Susurró Lucifer tras encender la lavadora, al salir del cuarto Alastor miraba la espalda encorvada de su jefe —No puedo darle a Charlie una vida normal.
—No deberías hacerte responsable de lo que digan o hagan las personas chismosas o los niños tontos.
—Lo sé, pero… soy responsable de mi hija —Ambos se detuvieron a mitad del pasillo que les permitía ver a la niña dibujando mientras la televisión estaba en youtube pasando vídeos de los Muppets —Y no tengo un manual sobre qué hacer como padre para ayudarla.
Alastor miró a Lucifer, estaba concentrado en su hija que tarareaba una canción sobre el arcoiris y se movía de un lado al otro siguiendo el ritmo de la melodía.
Las feromonas dulces se tornaron amargas provocando que algo dentro de Alastor se estremeciera.
Se parecía a un fuerte impulso que intentas mantener atrapado en lo más profundo de tu garganta, como si palabras que no quisieras decir trataran de escapar a la fuerza y, por primera vez en muchos años, el instinto de Alastor se antepuso a su lado racional.
—Creo que necesitas hablar con las madres, convivir con ellas —Dijo en contra de su voluntad.
—¿Qué? —A Lucifer pareció ofenderle la idea —¡Son unas malditas chismosas!
—Lo sé —Mantuvo la calma a pesar de que en su interior estaba luchando por no continuar, porque hacerlo significa involucrarse de más en esa familia —Pero si te conocen y ven que eres un hombre responsable, educado y que se interesa mucho por su hija, acabarán por ceder —Cada vez ese impulso resultaba más fuerte y le daban ganas de vomitar aunque por fuera sonriera con indiferencia —Pocas personas se resisten a una cara bonita, su majestad.
—Si soy muy atractivo —Confirmó sin modestia —La idea no me gusta, pero parece que no hay muchas alternativas.
—Confío en que le irá muy bien.
—Eso espero —Lucifer miró la hora en su teléfono —Tres de la tarde, ¿Vas a comer con nosotros o…?
—Voy a bañarme y saldré a las 5 —Necesita tiempo para caminar hasta la radio y prepararse antes de su transmisión —Volveré alrededor de las 11 o 10.
—Tómate el tiempo que quieras, es tu día libre —Lucifer giró sobre su eje, mirando a Alastor con una sonrisa pícara —Aunque es una lástima que no podamos escuchar al Demonio de la Radio juntos, presiento que tendrías mucho que decir.
—Mm, tal vez.
—Estoy emocionado por la transmisión de hoy, la semana pasada no pude escucharlo porque me estaba mudando —Alastor lo siguió a la cocina, ahora sabe porqué no envió algún correo esa semana —Pero un amigo me dijo que trataron el tema de las infidelidades y las relaciones —Dijo mientras se dirigía al refrigerador para preparar un almuerzo ligero —Tengo curiosidad por qué correos elegirá hoy y la música que lo acompañará.
—Parece que de verdad te gusta ese locutor de radio —Tarareó tras sentarse en uno de los taburetes y siguiendo con la mirada a Lucifer preparando unos simples sándwiches.
—Conocí a muchos cantantes grandiosos gracias a sus recomendaciones, aunque me gustaría un poco de diversidad en su repertorio musical, sigue siendo increíble.
—¿Cómo crees que sea?
—Veamos —Lo pensó un largo rato —Quizás alguien más grande que yo, chapado a la antigua o quizás un hippie interesado en volver al estilo de los 80.
Una risa por poco escapa de Alastor, consiguió detenerse antes de ser atrapado.
—Me olvidé preguntar, ¿Cuántos años tienes?
—27 y luzco como adolescente, ¿Verdad? —Le guiñó un ojo.
Por un momento a Alastor le recorrió un escalofrío por la columna vertebral, afortunadamente no tuvo tiempo de reaccionar al coqueteo porque Charlie ingresó a la cocina en busca de algo para comer.
Alastor dejó a padre e hija solos y fue a su propio cuarto en busca de su toalla, ropa y productos de limpieza para darse un merecido baño.
A pesar de que nadie puede ver cómo luce durante su trabajo nocturno en la radio, quiere estar presentable cuando tenga que sentarse frente al micrófono e iniciar su programa. Estaba a medio camino de desvestirse cuando recordó el comentario de Lucifer sobre tener diversidad en su repertorio, hasta ahora no lo vio como una necesidad porque no le gusta seguir las modas actuales y pasar canciones sin mensajes destacables.
Sin embargo, el comentario de Lucifer le recordó a algo que le dijeron sus compañeros de trabajo sobre uno de los seguidores de la radio y la solicitud que hizo su subordinado Husker, más que una solicitud fue un comentario porque todos conocían el rechazo de Alastor por la música pop actual.
Quizás lo tendría en cuenta más tarde.
Ese fue su último pensamiento antes de meterse bajo la regadera para un relajante baño, aprovechando el tiempo que Lucifer compartía con su hija.
Nueva Orleans; Calle del Garden District.
Alastor se encontraba fuera de la casa con una maleta con correa cruzada sobre su torso y las llaves de la casa en su mano, miraba con curiosidad a las dos personas que lo estaban despidiendo como si fuera a irse para siempre, cuando en realidad solo iba a estar ausente por una noche.
—Dile adiós, Charlie —Dijo Lucifer que cargaba a la niña entre sus brazos.
—¡Adiós, Alastor! Te esperaré —Prometió Charlie con una radiante sonrisa.
—Mejor no lo hagas, pequeña princesa —Alastor se dirigió a Charlie para besarle la mano tal como a ella le gusta y le hizo una reverencia —No sé a qué hora volveré.
—Papá y yo vamos a esperarte, pinkie promise —Con ojos brillantes le extendió su dedo meñique para sellar la promesa.
Resignado, acabó por aceptar cruzar sus dedos.
—¿No hay beso para mi? —Bromeó Lucifer en cuanto la promesa fue sellada, Alastor sintió que se crispaba ante el evidente coqueteo y al querer huir vio al omega sonriendo de manera pícara, burlándose.
—Por supuesto que sí —Dijo con falsa calma y sonriendo, sostuvo la delgada mano de Lucifer para depositar un beso casto en el dorso, al levantar la mirada vio al omega sonrojado hasta las orejas y Alastor se sintió victorioso por tener la última palabra —Nos vemos más tarde, su majestad.
Tras esa despedida, emprendió su camino con más rapidez de la necesaria, dejando atrás a un hombre avergonzado y una niña que se reía por el color rojo en las mejillas de su padre.
Al doblar en la esquina Alastor se permitió soltar el aire contenido y mirar sobre el hombro la calle por la que acababa de doblar, estaba preocupado por la interacción coqueta que le dirigía Lucifer, y no sabe si debe decir de manera directa que no le interesa una pareja o dejarlo fluir hasta que él se aburra.
Siguió su camino por las concurridas calles, cada paso se mezclaba con el familiar murmullo de la ciudad que lo envolvía junto al distante eco de una trompeta de jazz, el susurro del viento entre los árboles y las risas apagadas de los transeúntes.
Al llegar a la estación de radio vio a algunos fanáticos molestando a los guardias de seguridad y estuvo obligado a rodear el enorme edificio de ladrillos antiguos con un letrero de neón que parpadea con el nombre de la emisora, recorrió el mismo camino complicado de otras veces para llegar a la puerta trasera e ingresar al edificio sin ser acribillado a preguntas sobre la vida interna de la emisora.
Fue recibido por el saludo del recepcionista y el aroma a café recién hecho, saludó a algunos compañeros de trabajo con una sonrisa y se dirigió directamente a la cabina de radio donde lo esperaban sus compañeros, los otros trabajadores conocían su identidad, pero como les hacían ganar mucho dinero y les daba buena reputación aceptaban guardar el secreto, entonces Alastor mantenía un trato frío, cordial y no se involucra más de lo necesario con ellos.
El pasillo estaba decorado con viejos carteles de conciertos y discos de vinilo, un tributo a la rica historia musical de la ciudad y de la estación misma, la luz suave de las lámparas creaba un ambiente acogedor y ligeramente nostálgico, perfecto para las transmisiones nocturnas de Alastor.
En la cabina fue recibido por una alegre Niffty que estaba feliz por verlo y decirle que se encargó de mantener el lugar libre de alimañas, Alastor le acarició la cabeza y fue donde estaban los demás, Moxxie parecía al borde de un ataque porque no tiene idea de cómo irá el programa cuando sabe que Alastor es impredecible, Millie trataba de calmarlo mientras preparaba café y Blitzø estaba tirado en el sofá rodeado de papeles y cubierto por una manta con estampado de cabellos. Alastor los saludó con un gesto vago de la mano e ingresó a la cabina, su hogar.
Las paredes estaban insonorizadas con paneles de espuma y llena de equipos de buena calidad, un micrófono rojo, mesas de mezclas y monitores que mostraban el flujo constante de las llamadas de los oyentes que a veces tomaba. Se sentó en su silla habitual y ajustó el micrófono frente a él, sintiendo una oleada de emoción, la cabina de radio era su reino, un lugar donde podía conectar con su audiencia y compartir historias, música y pensamientos.
Mientras se preparaba para comenzar la transmisión, revisó sus notas y la lista de canciones que le dejó Moxxie frente a la mesa para la noche, la pareja ingresó para dejarle una botella de agua y algunas galletas de avena.
—¿Podemos seguir el itinerario por una maldita vez? —Preguntó Moxxie señalando su perfecta hoja de organización.
—Jajaha —Alastor tarareó sin mirar —Mi pequeño amigo, todo aquí es natural.
—Lo sé, lo sé, ¿Puedes al menos quedarte en los temas que hablamos? —Sus manos se enlazaron en una súplica —Por favor, no menciones nada políticamente incorrecto o van a demandarnos.
—¡Demandarnos por ejercer nuestra libertad de expresión! Que ridículo.
—Alastor, tus derechos terminan donde comienzan los derechos del otro.
—Muy lindo, deberías ser orador profesional —Hizo un gesto con la mano para que saliera de la cabina, Moxxie cumplió la orden mientras le gritaba a Blitzø que se levantara, Alastor quiso regresar a sus notas y antes de hacerlo recordó que la chica continuaba junto a él —¿Algo que decirme, mi empleada del mes?
—Ese es Moxxie porque nos preparó los almuerzos durante tres meses, le prometiste el puesto por un año —Alastor se encogió de hombros regresando a las notas y Millie dejó junto a otros papeles un CD que tenía escrito con marcador A.D . y el dibujo de varios corazones —Sé que no te interesa, pero es el demo que nos envió Husker para cumplir la promesa que le hizo a su amigo y yo cumplo mi palabra de que llegue a tus manos.
—Sabes que no me interesa, mi querida empleada —Dijo sin mirar el demo —No hacemos eso.
—Lo sé —Millie no lucía enojada ni frustrada, es tan transparente con sus emociones que a Alastor le recordaba a cierto omega que lo estaría escuchando en su casa mientras trabaja en aquella oficina inmersa en sus feromonas con aroma a rosas —Pero sé que te gusta la música que tienen algo que decir, un mensaje, y creo que esto lo tiene.
Tras ese último comentario, salió de la cabina cerrando la puerta.
Alastor le echó un vistazo al disco sin interés por lo que sea que Husker esté haciendo en Las Vegas, siempre y cuando no comprometa su identidad ni trabajo, él es útil en aquel lugar porque obtiene muy buena información cuando los borrachos deciden desahogarse con el pobre cantinero.
—Estamos en el aire en 3.. 2... —Blitzø habló a través del intercomunicador, sacando a Alastor de sus pensamientos, se puso los audífonos y acercó la silla a la mesa.
Desde el otro lado de la ventana Alastor vio a Blitzø dando indicaciones a Moxxie que se agitaba al hacer su trabajo con rapidez y luego a Millie sonriendo al verlo, los equipos fueron encendidos y la luz roja de “ al aire ” se encendió, entonces Alastor se inclinó hacia el micrófono, su voz suave y profunda resonando en los auriculares.
—Buenas noches, mi estimado público, con ustedes su demonio favorito sintonizando la frecuencia ideal donde la música y las historias se entrelazan.
Con esas palabras comenzó a hablar sobre las anécdotas sobre infidelidad que le mandaron por correo, agradeciendo a todos sus oyentes por compartir con él sus dolores, y de esa forma lograba atraparlos con su característico carisma.
La luz roja en la pared le recordaba que estaba llegando a cientos de oyentes en esa tranquila noche, su voz suave y profunda resonaba entre aquellas paredes, llenando el espacio con una calidez característica.
—Ah... la traición, la infidelidad, el amor pirata dirán en las calles —Siguió hablando con su mirada perdida en las hojas sobre la mesa —Es un tema complicado, lleno de emociones contradictorias, dolor y, a veces, confusión. ¿Qué lleva a alguien a cruzar esa línea? ¿Es el deseo de algo nuevo, la falta de comunicación o tal vez un vacío interno que buscan llenar?
Alastor hizo una pausa, permitiendo que sus palabras hicieran eco en la mente de sus oyentes.
Para sí mismo no dejaba pensar que Lucifer se encontraba del otro lado escuchándolo, imaginando que era un hombre viejo atrapado en la época del pasado y quiso reírse, su sonrisa ligera fue captada por Blitzø y los demás, hasta Niffty parecía sorprendida de ver una expresión tan honesta en el rostro de Alastor en lugar de su expresión cínica, las únicas veces que sonríe de esa forma es por el sadismo al revelar secretos, la tensión por hablar de temas sentimentales o la emoción por quejarse de la sociedad corrupta.
—He recibido muchos mensajes de ustedes sobre este tema, y quiero compartir algunas reflexiones, entre los que se destacan uno…
Repentinamente, la cabina quedó en silencio.
Del otro lado del cristal Moxxie tenía el rostro pegado al vidrio tratando de llamar la atención de Alastor y que viera sus súplicas de no salirse de tema, Blitzø se encogió de hombros resignado y las chicas se rieron, para nada sorprendidas por el cambio de humor tan evidente en Alastor, en contadas ocasiones es tan transparente. Hizo a un lado las hojas con el itinerario, para desgracia de Moxxie que cayó dramáticamente de rodillas, para calmarlo, Blitzø le entregó una lata de cerveza que guardaban en el pequeño refrigerador, juntos se sentaron en sus sillas frente al equipo con luces parpadeantes y observaron lo que fuera a pasar.
—Esta noche quería halar sobre cómo una infidelidad no define a una persona ni a una relación, pero un buen amigo hizo llegar a mis manos el mensaje de alguien que sufre constantemente la traición de su pareja y para esa persona que me está escuchando, solo debo decir una cosa —Tomó aire y Blitzø utilizó un efecto que volvía la voz más profunda —Estás siendo un idiota —Moxxie escupió su bebida al escuchar a Alastor usando malas palabras —Claramente esta persona está atrapada en una relación enfermiza y por eso mi amigo me envió el demo, donde la víctima habla de su experiencia y los sentimientos que todavía enfrenta.
Alastor mira el disco junto a sus papeles, la letra estaba adjunta al delgado sobre junto al correo electrónico que Millie o quizás Husker se comprometieron a imprimir en un intento por conmoverlo.
Las palabras de Lucifer sobre la diversidad musical vino a su mente y tomó una decisión.
—La letra es cruda y honesta, reflejando el dolor y la lucha diaria de vivir en una relación donde el amor se ha torcido en algo dañino —Alastor sacó el disco de su empaque para ponerlo en el dispositivo, le hizo una seña a Millie para que siguiera la corriente y ella se encargó del resto —Ahora quiero que escuchen.
Antes de que la transmisión se cortara, tomó la palabra una última vez.
—Algunos creen que estoy chapado a la antigua o intento traer el esplendor del pasado, pero en realidad me gusta porque siento que esas personas tenían algo que decir, un mensaje —Dijo con calma y manteniendo las manos en sus audífonos —Y creo honestamente que esta persona también lo tiene, quizás estaba siendo muy duro con esta nueva generación… y debería darles una oportunidad.
La melodía dio inicio con calma, fue una introducción en forma de diálogo que Alastor quiso escuchar mientras seguía con la mirada la letra en su hoja.
El resto de sus compañeros estaban genuinamente sorprendidos por el cambio de género musical, ya habían escuchado la canción y era muy buena, pero estaba lejos de formar parte del placer auditivo de Alastor. Los cuatro se sentaron frente a la cabina, escuchando la canción e ignorando los mensajes que llegaban de distintas redes sociales, las cuentas verificadas del Demonio de la Radio.
Puedo dejarlo todo frente a la cámara
o en un espectáculo,
así que todos los pecadores
y los monstruos,
si, todos lo sabrán,
que no doy paseos de la vergüenza
cuando todos saben mi nombre,
he estado aquí lo suficiente
como para conocer las reglas del juego.
En un sitio alejado de Nueva Orleans, el dueño de la canción se encontraba tirado en su sofá rosa mientras escuchaba con los audífonos la radio online, pero al reconocer su propia voz transmitida en el programa se levantó abruptamente tomando por sorpresa a su pareja que estaba trabajando en la mesa.
Ninguno le dio importancia al otro por estar ocupados en sus propias cosas, aquel hombre alto en su nuevo trabajo y el más joven en el programa de radio, donde estaban transmitiendo su canción, que de alguna forma llegó a las manos del conductor de radio más famoso del país. Fingiendo calma se dirigió al baño donde tuvo la comodidad de chillar y saltar emocionado, extasiado de que tantas personas lo estuvieran escuchando, siquiera le importa que el conductor de la radio lo haya insultado antes.
Alejado del edificio se encontraba Husker en su descanso junto a otros compañeros, todos escuchan al famoso conductor y, aunque a veces usaban la música como ruido de fondo, esta vez se emocionaron al reconocer un ritmo pop con el que podían saltar y bailar. Husker miró la radio, sorprendido de que Alastor le hubiera hecho caso y que no solo leyera el correo de su conocido, sino también transmitiera esa moderna canción.
Aunque siendo justos, Alastor nunca dejaría pasar la oportunidad de causar un poco de conmoción.
He luchado contra mis demonios internos
en todos los sentidos,
pero no están interesados en dejarme
así que se quedarán,
soy como un fuego que podría quemar
esta maldita ciudad hasta los cimientos
y no quedará nada más que cenizas
si me dejas bajar,
así que será mejor que me consumas.
La mezcla de pop y electro fue captada por Lucifer que trabajaba en su proyecto mientras escuchaba la radio, la melodía era realmente pegadiza y la letra mucho más sorprendente de lo que hubiera esperado. No pudo evitar chasquear los dedos y mover la cabeza siguiendo el ritmo.
Ojalá Alastor estuviera conmigo , pensaba con una pequeña sonrisa, a pesar de saber que no hay forma de que quiera escuchar ese tipo de música.
Muy lejos de la ciudad una chica que peleaba con unos delincuentes entre los callejones con sus audífonos puestos, se detuvo a mitad de su tercer puñetazo al reconocer la fina voz de su mejor amigo. El pequeño momento de distracción no bastó para que otros pudieran golpearla por la espalda, sino que le dio más fuerza y emoción para continuar peleando, disfrutando de la canción donde la persona que más adoraba era el protagonista.
Sacar el máximo provecho de su tiempo
y puedo garantizar que
siempre querrás cruzar esa línea,
así que consigue tu dinero
y tus amigos y un trago o tres,
no retrocedas o verás
porqué no deberías meterte conmigo,
adelante úsame.
En California Azrael investigaba el caso del asesino en serie en el departamento de policías mientras escuchaba la radio, su frustración por poco lo consume hasta que escuchó la canción que resonaba en el ambiente, atrayendo la atención de sus compañeros que se mantenían alejados.
A poca distancia del lugar, Joel regresaba a la sala común del dormitorio universitario tras una larga tarde en la biblioteca y vio a muchos de sus compañeros saltando en medio de la sala al son de la música, en su intento de escapar hacia su cuarto, fue atrapado por dos omegas que lo invitaron a bailar junto a los demás.
Sin mucha opción fue con ellos.
Adelante úsame.
En un hermoso penthouse de Nueva York una cantante de pop famosa se encontraba mirando la radio con una sonrisa curiosa, la cual ocultaba tras su vaso con licor, lucía muy interesada por el abrupto cambio en un locutor de radio famoso y conocido por ser estricto con sus gustos.
La transmisión llegaba a varios lugares, ya sea porque escuchaban desde antes o porque alguien les invitó a oír, como a cierta pareja que recibió una llamada de Azrael sobre su locutor favorito cambiando por fin sus gustos o a una influencer famosa que irrumpía en la oficina de su compañero de trabajo y le pedía que lo acompañe para oír juntos la radio, en un enorme edificio con luces neón en Nueva York.
Desde Alabama Stolas escuchaba la radio mientras cocinaba y se preparaba para llamar a Lucifer, ansioso por hablar de los cambios que parecían estar en el aire, e incluso afectan al cínico Demonio de la Radio.
Alastor escuchaba la canción sin sentir ese conocido rechazo por la música actual sin un mensaje.
Cada tanto miraba a su equipo bailando en el otro lado del cristal, ni siquiera Moxxie parecía enojado porque todo el itinerario se fue al demonio.
La transmisión de la noche continuó, pero el eco de la canción resonó en la mente y el corazón de los oyentes, sin que Alastor supiera que algo acababa de comenzar.
Notes:
INFORMACIÓN DISPONIBLE:
Los Alfa (α, alpha) físicamente son como los alfas puros, pero carecen de la agresividad que se cree que es el principal estereotipo de un alfa y tienen un lado racional más presente, Alastor E. Hainsworth es un perfecto ejemplo y también motivo para ser señalado porque es un alfa extremadamente racional en comparación con Blitzø Buckzo que es más impulsivo e instintivo.
Tanto los alfa puro como los alfa están cuentan con una segunda personalidad que se reconoce a sí misma como "lobo interno", los puros tienen dificultad para controlarlo y por eso hay escasez de este género, porque no solo llega a atentar contra su vida sino la de los demás, mientras que los alfa estándar pueden controlar a su lobo desde la infancia, si no lo hacen, es porque hubo problemas en la etapa de desarrollo.
Chapter Text
❝ Así como es necesaria la presión para hacer estallar la pólvora, así el infortunio es necesario también para descubrir ciertas minas misteriosas ocultas❞
— Alejandro Dumas
Nueva Orleans; Torre de Radio
La transmisión acabó sin problemas, Blitzø y el resto del equipo celebraban por haber salido, finalmente, de la música de género jazz o derivados de los 80, también porque estaban recibiendo muchos correos con todo tipo de mensajes. Incluso había varias historias en instagram y publicaciones que ya no eran teorías conspirativas sobre la identidad del Demonio de la Radio, sino vídeos cortos de los oyentes escuchando la radio y etiquetando a la cuenta oficial. Lo cual significaba que van a conseguir un reconocimiento mayor.
Blitzø ofreció salir a beber a modo de celebración por una noche productiva y que cambiará el camino que ha recorrido la radio en los últimos años, a pesar de que Alastor aclaró que fue algo de una sola vez y no sería un cambio reiterativo en el futuro, él continuaba emocionando por cualquier cambio. Aunque no fuera común para el locutor, decidió aceptar la salida porque no tenía prisas en volver a la casa 506, de cualquier forma es bastante tarde y lo más problema es que los Morningstar estén profundamente dormidos tras la transmisión. Por ese motivo aceptó salir con sus empleados a pesar de las advertencias sobre Blitzø como compañero de bebidas.
Comprendió a lo que se referían al ver que era un barril sin fondo, perdido en el alcohol y su felicidad, no fue hasta que dieron las 12 de la noche que sus caminos se separaron. Niffty a pedido de Alastor se comprometió a manejar la camioneta de Blitzø para evitar que tuviera un accidente al estar tan alcoholizado y Moxxie se fue caminando con Millie a su complejo departamental en el centro de la ciudad, Alastor los vio alejarse en caminos opuestos y se dirigió a su hogar temporal con las manos tras la espalda.
En ese horario las calles de Nueva Orleans eran un poco más peligrosas, los músicos en la calle abundaban igual que las bandas criminales que recorrían el lugar esquivando los puestos monitoreados por policías, Alastor ya conocía qué caminos tomar y cuáles evitar, una razón para querer mudarse al Garden District se debe a que las casas cuentan con bastante seguridad y, aunque duda que cualquier vecino fuera a salir para ayudar a alguien en medio de la noche arriesgando su propia vida, al menos quedaría registro en las cámaras sobre que algo le sucedió y alguna persona alertara a las autoridades.
Gracias a esa última semana yendo de un punto a otro, comenzaba a familiarizarse con las calles y con la casa 506 que lo esperaba, al pasar su llave en la cerradura y atravesar las rejas noto que había una luz encendida en la sala, entonces recordó la promesa de Charlie sobre esperarlo y tan pronto como tuvo el pensamiento, lo apartó, era imposible que siguiera despierta tan tarde, incluso si al día siguiente no tiene clases. Atravesó el jardín que ya estaba limpio de las malas hierbas y con mejor aspecto a cuando lo vio por primera vez, poco a poco tomaba la forma de ese jardín con rosas rojas que Lucifer quería construir y junto al árbol con una rama inclinada estaban los materiales para construir el columpio para Charlie, aunque el dueño de la casa todavía no lo hizo porque no sabe cómo hacerlo seguro ni ajustarlo correctamente. Alastor siguió su camino y en el pórtico abrió la puerta, siendo recibido por ese familiar frío que le daba la bienvenida a cualquiera que atravesara las puertas.
Al avanzar más notó a dos personas al pie de las escaleras, uno muy despierto y la otra profundamente dormida en los brazos de su padre.
La sorpresa de Alastor fue evidente a los ojos de Lucifer, quien se acercó para darle la bienvenida sonriendo amablemente. La niña se agitó un poco cuando su padre la movió en una posición más cómoda entre sus brazos, pero no abrió sus ojos.
—Insistió en esperarte —Dijo en voz baja —Estaba preocupada porque temía que no volvieras a pesar de que le dije que todas tus cosas estaban arriba.
Alastor continuaba sin pronunciar palabra.
Sus ojos recorrieron la diminuta figura de la niña profundamente dormida, quien a pesar de estar cansada tras un largo día en el jardín de infantes y sin dormir siesta, decidió hacer su mejor esfuerzo para esperarlo hasta pasada la medianoche. Noto a Charlie haciendo una mueca en sueños y, sin pesarlo, sus brazos se extendieron para poder llevarla a su cuarto él mismo.
Cualquier rastro de sorpresa en Lucifer fue oculto por una expresión calmada y entregó a Charlie a los brazos del alfa, vio a su hija inhalando profundamente el aroma de Alastor y por fin pareció quedarse dormida sin rastros de pesadillas ni incomodidad. Uno junto al otro subieron las escaleras tras apagar las luces de la planta baja y se dirigieron a la habitación de la niña, Lucifer abrió la puerta con el máximo sigilo e hizo lo mismo con la cama, donde Alastor la dejó antes de apartarse de un salto, avergonzado por ese extraño impulso de haber querido ayudarla de alguna forma. Lucifer no dijo nada al respecto y en su lugar la arropó con todo su cariño, le dio un beso en la frente y acercó un peluche con forma de estrella que fue abrazado al instante.
Encendieron la pequeña lámpara amarilla y salieron del cuarto, una vez solos ninguno supo qué decir.
Lucifer no esperaba ninguna explicación y Alastor es consciente que no debía darla, de todas formas hubo algo en el ambiente que los seducía a actuar en contra de sus pensamientos. Apenado por lo que estaba sucediendo, Lucifer se dirigió a su cuarto y, antes de atravesar el umbral, miró sobre su hombro a Alastor.
—Hueles a alcohol, mañana de seguro tendrás dolor de cabeza —Dijo con calma —¿Quieres algún medicamento para tomar cuando te despiertes?
—Si no es mucha molestia.
No era la primera vez que Alastor entraba en el cuarto de Lucifer, pero había una enorme diferencia en entrar cuando estaba dormido y usando un pijama con estampado de patos a hacerlo en la mitad de la noche cuando tiene cierta cantidad de alcohol en su sistema, no dudaba de su autocontrol, pero odiaba ser consciente de que sus pensamientos se volvían más honestos cuando estaba en aquel estado.
Lucifer buscaba en un botiquín de primeros auxilios las pastillas que usaba tras una noche deprimente donde el vino era su única compañía y al encontrar lo que quería, volteó hacia el alfa que continuaba parado sin mover ni un solo músculo, las manos se hallaban firmes tras su espalda, la sonrisa que intentaba lucir amable era fría y le impedía ver lo que hay más allá, sus feromonas estaban tan controladas que apenas se percibía el tenue olor a chocolate mezclado con el vino, aunque no sabe si es el olor del alcohol o su fragancia verdadera, todo se hallaba tan mezclado que resultaba difícil distinguir su verdadera esencia de la colonia mezclada con el alcohol de los bares, incluso había una muy tenue fragancia que no reconoció.
Solo cuando Alastor se acercó lo suficiente para tomarlas pastillas que sujetaba, fue que lo notó.
Tomando por sorpresa a Alastor, acortó del todo la distancia acercando su nariz a su torso buscando el aroma oculto debajo de todos los demás y poco a poco se percató de una extraña mezcla de duraznos y galletas recién horneadas, algo dulce que no podía pertenecer a Alastor. A ojos de Lucifer era como si aquel aroma fuera una enorme mancha anaranjada sobre una superficie oscura, o peor, que reemplaza su color. Hay momentos donde puede sentir con tanta claridad las feromonas que todo a su alrededor se torna blanco y negro con manchas de color rojo y dorado, tonalidades que relaciona con su propio aroma y así es como reconoce su propio territorio, Charlie siempre está rodeada oor esos colores sin perder de vista su esencia personal, los colores de Alastor eran oscuros como un tono gris que pasaba al negro, marrones como el chocolate y carmín similar al vino, también contaba con alguna ocasional marca rojiza como recordatorio de que pasaba mucho tiempo en el territorio de alguien más; aunque ahora Lucifer no está seguro de si es evidente para otros.
Las feromonas de otro omega estaban presentes en la ropa de Alastor, una fragancia tan dulce como los duraznos y galletas que acabas de sacar del horno, la combinación es extraña, pero dulce porque contaba con el delicioso sabor de una fruta y la calidez de galletas que te recuerdan a una entrañable infancia, un aroma dulce que solo podía pertenecer a un…
—Omega —Dijo con una voz más profunda de lo normal, tomando por sorpresa a Alastor que se sentía nervioso por la cercanía y la forma en que Lucifer olfateaba su ropa como si fuera un perro de cacería, al escuchar esa palabra se congeló y sus ojos se cruzaron con los celestes del omega, los cuales ahora lucían más oscuros y azules —Hueles a omega.
Alastor maldijo a Moxxie.
Sabe que no debería sentirse acusado por las palabras de Lucifer porque no hizo nada malo y tampoco tenía la obligación de explicar la situación, no eran pareja ni nada parecido, solo un empleado y su empleador.
A pesar de saber y repetir en su mente que no debe darle ninguna explicación, se sentía incómodo, casi mal de ser acusado por haber estado con otra persona. Alastor nunca sintió algo parecido, aquel extraño sentimiento tenía cierta semejanza con el instinto que lo incitaba a golpear cuando alguna situación lo supera, pero no era ni por asomo igual porque no quería golpear a Lucifer, todo lo contrario, algo le susurraba que debía sujetar sus manos y dar una explicación coherente que justifique la presencia del aroma de otro omega en su cuerpo. La lucha de Alastor en contra de su instinto no fue captada por Lucifer, que continuaba demasiado cerca buscando con su nariz algún otro olor que le advirtiera de algo que no comprende, para él era seguridad porque no quiere que el olor de un desconocido ingrese en su territorio.
La cercanía tampoco ayudaba a Alastor en el desarrollo de sus pensamientos y al intentar retroceder captó, de forma tenue, algo que le parecía similar a un gruñido que ha escuchado en otras ocasiones, una advertencia de que no debía moverse o iba a haber problemas.
Entonces permaneció en la misma posición, la cual le permitía ver desde arriba la cabeza de Lucifer pseudo-enterrada en el cuello de su camisa, sin tocar del todo su piel. La diferencia de altura siempre fue evidente, aunque en esta ocasión no estaba seguro de porqué le gustaba más lo normal y menos sabía porque se inclinaba hacia adelante, siguiendo el aroma de las rosas que nunca fue tan claro, la nariz de Alastor por poco acaricia esos mechones rubios impregnados por las feromonas dulces del omega que parecían seducirlo, quería saborear hasta lo más recóndito de su ser y morder la manzana, ese fruto prohibido que nunca supo tan delicioso como en ese mismo momento donde los dos eran envueltos por las sombras del cuarto apenas un poco iluminado por la luz de la luna menguante del exterior. Alastor inhalo con profundidad y sintió sus colmillos ardiendo, deseando desgarrar, morder, marcar; y fue eso lo que le hizo reaccionar.
Fue consciente de que sus colmillos fueron extraídos y estaban listos para inyectar sus propias feromonas, captó con claridad el claro intento de seducción que Lucifer parecía poseer y despertar sus instintos, a pesar de que lo comprendió, no retrocedió del todo aunque si relajó su cuerpo, mente y corazón para que no reaccionara, trayendo a la memoria recuerdos traumáticos que le recordaban por qué debe permanecer en control.
Lucifer noto el cambio en Alastor y levantó la cabeza, continuaban demasiado cerca para ser normal y las feromonas de ambos lograron complementarse, dejo caer su cabeza sobre el torso ajeno sintiendo el peso de sus acciones y retrocedió, avergonzado por haberse dejado llevar, a veces olvida que Alastor no es un miembro de su manada ni familia para que pueda hacerle preguntas tan privadas y menos cuestionar sus relaciones fuera de la casa. La tristeza del omega no fue pasada por alto, sino que preocupó a Alastor, haciendo que de repente sienta culpa por ser responsable de lo que sea que pase por la cabeza de Lucifer.
—El aroma de uno de mis amigos parece que se pegó a mi ropa, estaba muy ebrio y su esposa lo llevó a casa —Dijo en un tono que intentaba lucir despreocupado y no ignoro la forma en que Lucifer alzó la cabeza, sus ojos recuperando el tono celeste y luciendo emocionado —No me gusta su olor.
Al parecer, decir en voz alta que el aroma de un omega no le resulta agradable, es la clave para que Lucifer recupere su buen ánimo.
Darse cuenta de ello no era complicado, el olor de las rosas abriendo sus pétalos inundaba el cuarto, aunque no sabe cuánto de eso se debe a que todo entre esas cuatro paredes estaba impregnado con sus feromonas y cuántas estaban siendo creadas por él mismo en ese momento. Por el bien de su salud mental decidió no pensar en las probabilidades y permanecer en la misma posición, sonriendo y disfrutando de la calma tras una tormenta que fue evitada.
Cualquier problema que por poco tiene lugar fue resuelto, o evitado, aunque Lucifer de nuevo tenía una mirada de cachorro regañado y Alastor sintió un tic en la ceja, padre e hija son iguales, Charlie muchas veces lo miraba de esa forma cuando quería que Alastor le diera algunas galletas antes de la cena o que le guardara gomitas en su lonchera. Alastor oficialmente decidió llamar a ese tipo de mirada como “la mirada manipuladora Morningstar”, es hasta ridículo que padre e hija sean tan iguales incluso cuando quieren conseguir algo. Tras suspirar con cansancio decidió ceder por primera vez, no sabe si fue por instinto o porque no quería ver de nuevo a Lucifer preocupado, pero lo hizo y no hay vuelta atrás.
—¿Quieres un abrazo? —Preguntó con los brazos extendidos.
—Si insistes.
Y como la mente manipuladora que es, Lucifer aceptó el abrazo enterrando el rostro en el torso ajeno, permitiendo que por primera vez su nariz inhale de forma directa la poca piel descubierta de Alastor. Lucifer ahora puede afirmar sin ninguna duda que Alastor olía como el chocolate amargo, no del tipo dulce de alta calidad que sus hermanos suelen comprarle, sino de aquel aroma casero de cuando su madre hacía chocolate para preparar distintos dulces en San Valentín que le luego repartía en la familia, la iglesia y los orfanatos, aquel dulzor estaba perfectamente mezclado con el sabor del vino rojo.
Gracias a la cercanía, y a que Alastor no lo estaba alejando, Lucifer se permitió ese tiempo para pensar en la marca del vino que mejor lo describe.
Lo primero que detectó fue un toque de frutas oscuras, como cerezas y moras, que aportaban una dulzura sutil y penetrante, también contaba con un leve toque de vainilla y especias. Sabía que no era un vino cualquiera sino uno especial que debe haber probado en una ocasión memorable. Tratando de recordar, sus pensamientos lo llevaron a una elegante bodega donde no solo había toda clase de vinos, sino que contaba con las risas de todos sus hermanos y el secretismo rebelde que por primera vez compartieron, la única vez donde convencieron a Miguel de hacer algo “malo”. El vino tenía el mismo perfil aromático que el que probó aquella vez con sus hermanos a escondidas de su padre, aquel vino era increíble porque fue compartido con sus seres queridos y ahora invadía sus sentido en forma de las feromonas de alguien, y por fin un nombre empezó a formarse en su mente: Château Margaux.
Lucifer no quería separarse del abrazo, se sentía cómodo y protegido, frente a él estaba la oportunidad de bajar la guardia por primera vez en mucho tiempo. Incluso comenzó él a ronronear mientras Alastor abrazaba sus hombros, notando con claridad la forma en que el omega liberaba sus feromonas de una forma que no hizo antes, fue más evidente lo que intentaba hacer.
—Lucifer —Dijo en tono bajo, no estaba enojado aunque tampoco cómodo.
—¡Lo siento! —Como si fuera sacado de su burbuja, Lucifer se apartó sonrojado hasta las orejas y le dio la espalda en un intento por lucir tranquilo —Uy, mira la hora —Señaló su reloj en la muñeca desnuda y empujó fuera del cuarto a Alastor —¡Buenas noches!
Lucifer permaneció con la espada pegada a la puerta, avergonzado por sus acciones y se deslizó hasta caer al suelo, abrazando sus piernas.
Del otro lado de la puerta, Alastor continuaba en la misma posición mirando sus manos, las palmas parecían cosquillear como si las feromonas tuvieran vida propia y quisieran morder su piel, al caer por completo en lo que acababa de suceder, un sonrojo sutil apareció en sus mejillas.
—¿Acaba de marcarme con su olor?
Nueva Orleans; Calle
Lucifer ha tenido múltiples momentos en su vida donde se sintió tan avergonzado que no pudo ver a algunas personas a los ojos durante varias semanas, hasta meses. Por ejemplo esa vez donde atrapo a Adán masturbándose, la imagen era más escalofriante cuando estaba rodeado de pósters de Britney Spears, también hubo una ocasión donde se escapó de una salida familiar y volvió a casa, ese día Azrael estaba “enfermo” y no fue con ellos a la tarde de pesca con los Von Eldritch, pero al volver a la casa vio a su hermano menor follando con una chica beta en la sala frente al enorme cuadro familiar. ¡Ni Lucifer se atrevió a tanto! Y es conocido como el rebelde de los Magne.
Como esas hubo muchas situaciones y, en algún punto, se volvió indiferente al sentimiento de vergüenza; o eso es lo que creía hasta el viernes por la noche donde se dejó al descubierto frente a Alastor.
Esperaba que Alastor dijera algo al día siguiente, ya sea un regaño o una carta de renuncia, muy en el fondo esperaba que tal vez lo invitara a alguna cita, pero él parecía estar haciendo el papel de que nada sucede y cuidaba de Charlie igual que la última semana. Le dirigía la palabra como siempre, hablaban de temas sin importancia o para ponerse de acuerdo en lo que iban a cenar esa noche, nada diferente. Es esa misma indiferencia lo que dejaba a Lucifer en una posición de constante ansiedad y con más dudas que respuestas, su lado racionales le dice que retroceda y finja amnesia igual que Alastor, pero otro lado, al que quiere llamar “corazón” en lugar de “instinto”, le pide darse una oportunidad y fluir con lo que sea que estuviera pasando, pero no puede hacerlo, porque cuando lo hizo en el pasado las consecuencias fueron enormes y por poco destruye a su familia.
Al ver a lo lejos el jardín de infantes apartó sus pensamientos para concentrarse en lo que debía hablar con la maestra.
Dejaron a Charlie en la entrada y hasta que no la perdieron de vista no se acercó a la maestra, una beta que siempre lleva su largo cabello castaño atado en una coleta alta y unos lentes redondos que ocultaban ojos café, ella al reconocer a Lucifer apartó la mirada de los niños que ingresaban y lo recibió con una sonrisa cordial.
—Hola, soy el padre de Charlie —Ante la duda en el rostro de la maestra tuvo que corregir sus palabras —Charlotte.
—Oh, si, una niña muy tranquila —Alastor elevó una ceja ante esa descripción de Charlie, ella es una niña con mucha energía que corre por la casa fingiendo ser una princesa guerrera —¿En qué puedo ayudarlo?
—Quería preguntar cómo estaba Charlie en las clases, si convive con otros niños o tiene algún problema.
—Hasta dónde pude ver es una niña inteligente y que se expresa mucho en dibujos, pero… —La maestra se mostró incómoda —No convive con los otros niños, tampoco habla con ellos y cuando tienen que salir al patio a jugar, ella prefiere quedarse en el aula jugando sola o dibujando.
—¿A Charlie le cuesta relacionarse? —Eso era sorprendente para Lucifer, ella es una niña que le gusta hablar con otros y jugar —¿Hay algún motivo?
—Vera, es una institución privada y la mayoría de los niños se conocen desde hace un año, también pasan tiempo visitando las casas de sus compañeros, yendo a fiestas de cumpleaños y las madres interactúan mucho, entonces ellos también lo hacen —Explicó de manera calmada y mirando con disimulo a las madres que conversaban fuera del establecimiento, cada una con sus hijos cerca y esperando a entrar juntos —Sé que es difícil, señor Morningstar, y no debería ser así, pero usted… ingresó a Charlie pasado el primer día donde se presentan tanto padres como alumnos, esta es la primera vez que se acerca a nosotros y hemos visto que no interactúa con las madres.
—Es… es complicado —Confesó con pena, Alastor se acercó más en un intento de transmitir su apoyo silencioso y unas pocas feromonas parecieron calmarlo —Charlie y yo nos mudamos mucho, ella no tiene a su madre y estoy lejos de casa, es la primera vez que asiste a una guardería, siempre estuvo con una niñera en las otras ciudades.
—Señor Morningstar, no lo estoy acusando, los directivos comprenden su situación y por eso aceptaron a Charlotte, y sabemos que puede ser complicado —Miró de reojo a las madres y, al notar que Lucifer lucía muy triste, quiso ayudarlo de alguna forma —Escuche, a las madres usted no les agrada porque piensan que está actuando, ellas saben que pagó una comisión extra para que su hija fuera aceptada.
—¡Eso no fue-!
—Lo sé y reitero, no lo estoy acusando, pero eso lo puso en una mala posición —Continuó con la misma calma —Ellas no actúan de esa forma porque sea un omega soltero, o al menos no la mayoría.
—¿Y por qué lo hacen?
—Creen que su cuidado no es honesto y en realidad están preocupadas por Charlotte, piensan que es una niña sin atención.
—¿En serio? —Alastor miró sobre su hombro a las madres —Le puedo asegurar que Charlie es una niña con mucha atención.
—Son rumores tontos —A la maestra no le molestó el tono de Alastor, sino que le dio un poco de risa —Quiero decir que cuanto más alejado se mantiene el señor Morningstar, más se presta a rumores que afectan a los niños.
—¿Le está diciendo que conviva con esas arpías? —Lucifer golpeó las costillas de Alastor con el codo.
—A largo de su vida tendrá que hablar con otros padres, muchos de los niños que comparten jardín de infantes asisten a la misma escuela primaria y secundaria porque sus padres así lo deciden, es posible que vea a esas arpías en el futuro —La maestra sonrió satisfecha de ver que pudo plantar la semilla de la duda en Lucifer —No pierde nada con intentarlo.
Tras ese comentario, la maestra se dirigió a unos niños que esperaban a un lado de la entrada, ansiosos por saludarla.
Lucifer vio a todos esos niños caminando de la mano o en pequeños grupos, muy diferente a la silueta solitaria de su dulce Charlie que no se reunían con nadie. Volteó para ver a algunas madres que continuaban hablando sobre algo que desconocía por completo y las ganas de huir lo invadieron, no quería convivir con las madres, algo en él lo anclaba en su lugar.
—¿Temes no caerles bien? —Preguntó Alastor, mirando en la misma dirección.
—No, soy una persona muy agradable y atractiva —Dijo con confianza —Solo me preocupa decir algo que me condene para siempre, a veces no pienso antes de hablar.
—¿A veces?
—Cállate.
—¿Necesita un empujón, su majestad?
—Eso creo.
Alastor empujó a Lucifer hacia adelante, llamando la atención de algunas madres que cortaron su conversación para mirarlo de reojo con los brazos cruzados, eran cinco personas, tres mujeres betas y dos omegas de cada género, femenino y masculino. Al estar tan cerca Lucifer se sintió pequeño, recordando con claridad todas las cosas malas que dijeron sobre él por ser un padre soltero, un omega que ni siquiera dio a luz.
Tomó aire profundamente y levantó la cabeza.
Al estar tan cerca la neblina de su imaginación donde lo miraban con asco y rechazo fueron reemplazados por miradas curiosas o recelosas, pero no de odio, estaban a la defensiva y Lucifer reconocía ese sentimiento, él lo experimentaba cada vez que alguno de sus hermanos o amigos les presentaba una pareja o un nuevo conocido al que sentía como un invasor en su círculo privado. Lucifer carraspeó la garganta y fue hacia las mujeres dando su mejor sonrisa apenada, intento lucir distraído y tan inofensivo como fuera posible, las betas bajaron al instante la guardia y los omegas permanecieron curiosos por su cambio de actitud luego de tantas semanas mirándolos sobre el hombro o sin mirarlos siquiera.
Desde el primer momento donde empezó a preguntar sobre las actividades de sus hijos y materiales de trabajo, las madres lo aceptaron, incluso los omegas, y ellas le dieron todo tipo de consejos sobre cómo trataban con sus hijos cuando estaban rebeldes, también le hablaron sobre un grupo de whatsapp donde estaban todas las madres y se pasan información sobre lo que necesitan saber, algún anuncio particular o para solicitar consejos en caso de tener problemas con los niños. Lucifer brillaba de felicidad cuando lo invitaron a unirse al grupo.
A una distancia considerable, Alastor observaba a Lucifer conviviendo con las madres que tanta incomodidad le causaban y, aunque algunas continuaban murmurando, no todas eran iguales.
En ese momento su teléfono comenzó a vibrar con reiterados mensajes, resignado a tener que usar el aparato, vio que eran varios textos de sus compañeros de trabajo pidiéndole que vaya a la estación de radio porque había un grave problema a solucionar. Cuando empezaron a llamarlo uno tras otro comprendió que se trataba de algo muy grave, es normal que Moxxie actúe con intensidad, pero Blitzø y Millie suelen ser moderados, ahora los dos enviaban y llamaban con una velocidad anormal.
Al guardar su teléfono se dirigió a Lucifer, atrayendo la atención de las madres que se sonrojaron un poco al verlo, la atención fue incómoda y supo ignorarla.
—Lucifer, necesito ir con unos amigos que parecen tener problemas.
—¡No te preocupes! ¿Vendrás por Charlie más tarde, no?
—Planeo solucionar este asunto pronto y en caso de que no suceda, te llamaré —Lucifer asintió con una expresión de preocupación en el rostro y al verlo de esa forma, Alastor se inclinó para sostener su delgada mano y depositar un beso casto, provocando un chillido de algunas madres —Nos vemos después, su majestad.
Lucifer quedó pasmado en el mismo lugar y Alastor pasó por su lado sin culpa ni pena. Odiaba que Lucifer lo dejara de esa forma, pero le gusta la sensación de dejarlo igual de pasmado que cuando lo sacó de la habitación.
Una vez solo, las cinco madres con las que estuvo hablando se reunieron a su alrededor para preguntarle si Alastor era su pareja, ante la pregunta, sus mejillas se tornaron de un profundo rojo que las hizo suspirar de ternura. Lucifer estaba tan nervioso que quiso marcharse tan rápido como fue posible para encerrarse en su oficina y fingir que nada raro estaba pasando en su vida, el trabajo era una excelente forma de ignorar todo lo demás.
Notes:
INFORMACIÓN DISPONIBLE:
Los Beta Dominante (βα, dominant beta) son típicamente tranquilos, defensivos en lugar de ofensivos, tienen los instintos orgullosos de un alfa y la intuición sensata de un beta, lo que los convierte en buenos jueces y estrategas. Su racionalidad supera la agresividad animal y son llamados los trabajadores perfectos con un gran intelecto.
Se dice que ellos son el verdadero pilar de la sociedad, los alfas actúan como líderes y ellos gobiernan en las sombras, aunque en el pasado eran llamados "alfas falsos" o "oprobios".
Chapter 10: En primavera se usa ex
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
❝ ¡Abril divino, que vienes cargado de sol y esencias, llena con nidos de oro las floridas calaveras!❞
— Federico García Lorca
Nueva Orleans; Calle
Blitzø pisaba el acelerador sin prestar atención a las señales de tránsito y con la música a todo volumen.
—Mierda, ¡Amo esta canción! I go won't... no, eh... —Se equivocó en la primera parte y retomó el ritmo con el estribillo — ¡It's my life! It's now or never, i ain't gonna live forever, i just want to life while i'm alive .
Junto a él estaba Loona mirando de reojo a su padre cantando como desquiciado mientras manejaba, a esas altura no estaba preocupada por su vida, y en su lugar temía por el futuro de sus orejas. Cada día estaba feliz de ser dejada en la escuela porque eso significaba no tener que escucharlo cantar como loco ni llamando la atención en la calle por disturbio público.
Tan pronto como vio su escuela primaria a lo lejos y Blitzø estacionó, Loona se despidió a gran velocidad, saliendo del auto y tratando de fingir que conocía al loco de la camioneta cantando a todo pulmón un clásico de Bon Jovi , al reunirse con sus compañeros se permitió relajarse y vio a su padre apretando de nuevo el acelerador, perdiéndose calle abajo.
En la parte trasera se encontraba Millie disfrutando del paisaje son su cabeza fuera de la ventana y junto a ella Moxxie intentaba cubrirse las orejas, usar audífonos no bastaba para amortiguar el fuerte sonido musical.
Blitzø, con su inconfundible entusiasmo y energía, manejaba su camioneta a través de las bulliciosas calles de Nueva Orleans, acompañado de sus inseparables compañeros.
La camioneta atraía miradas al estar decorada con extravagantes colores y el logotipo de su empresa, llamaba la atención de todos a su paso, era un pacífico día como cualquier otro donde solo irían a su lugar de trabajo para leer correos y organizarlos en un resumen que luego Alastor ignorará.
A medida que se acercaban a la estación de radio, la música fue amortiguada por un bullicio que se intensificaba, y pronto se dieron cuenta de que algo inusual estaba ocurriendo.
Al girar la esquina, encontraron la calle completamente bloqueada por una multitud de fanáticos. Las personas, vestidas con camisetas, pancartas de color rosa y todo tipo de merchandising, habían convertido la calle en una fiesta improvisada, los gritos resonaban a a todo volumen y la emoción era palpable.
Blitzø frenó la camioneta con un chirrido y sacó la mitad de su cuerpo por la ventana, echando un vistazo a la enorme multitud que bloqueaba no solo la calle sino el estacionamiento y la entrada principal.
—Mierda, ¡¿Por qué putas están bloqueando mi camino?! —Nadie le dio una respuesta.
Así, con una actitud decidida e ignorando los consejos de meditación de Moxxie, se preparó para sacar un megáfono para gritarle a la multitud que se hicieran a un lado. Si no fuera por Millie que lo convenció de tomarlo con calma, el lugar se hubiera transformado en una batalla campal entre cientos de fanáticos y tres amigos sin ningún arma encima, no armas legales, al menos.
Bajaron de la camioneta y se dirigieron a pie a la estación de radio, abriéndose paso entre la multitud de fanáticos emocionados. La energía vibrante de la gente se mezclaba con la excitación y mucho sudor, Blitzø lideraba el camino y Millie y Moxxie lo seguían de cerca, uno más preocupado que el otro, pero también vigilantes ante cualquier posible inconveniente.
Al llegar a la entrada de la estación, fueron recibidos por los guardias de seguridad que al reconocerlos les cedieron el paso y al hacerlo Blitzø quiso preguntar de qué se trataba todo eso, pero los guardias no tuvieron tiempo de responder al tener que amenazar a unos locos que trataban de subir la cerca y entrar sin autorización, la a multitud seguía animada y vibrante, creando un ambiente de anticipación y celebración.
Sin dejar de quejarse se dirigieron a la entrada donde fueron recibidos por otros empleados que lucían incómodos y preocupados, algunos se reunieron alrededor de Blitzø esperando que resolviera el inconveniente y llamara a Alastor, porque todo era su culpa, aunque como todos hablaban al mismo tiempo era difícil comprender lo que sucedía. Blitzø intentaba escucharlos y le daba la espalda a la zona de asientos cerca del recepcionista, no fue hasta que el perfume floral se hizo innegable que reaccionó volteando con una expresión frustrada.
—Oh, mierda, Verosika.
La famosa cantante pop del momento.
Verosika era una chica de largo cabello rubio con detalles rosa pálido, usaba unos lentes de corazón que ocultaban sus ojos con lentillas rosas, llevaba un ajustado vestido al cuerpo de color blanco que acentuaba su perfecta figura y revelaba sus pechos, botas altas hasta los muslos con un corazón en la parte delante y un gran abrigo de plumas pastel que a ojos de Blitzø la hacían ver más loca.
Lo más llamativo de Verosika debía ser la gargantilla rosa con piedras brillantes alrededor de su cuello, recordatorio de que era una omega y no contaba con una marca, lo que la convertía en el nuevo símbolo sexual del siglo XXI, o al menos así era como la retrataban las revistas y muchos influencers reconocidos.
Ella era un símbolo de belleza, sensualidad, glamour y un ícono pop, que odiaba a Blitzø con cada uno de sus huesos.
— Blitzo —Bufó con asco haciendo un globo con su goma de mascar de fresas.
—Debí saber que se trataba de ti, pude oler las hormonas desde aquí —Dijo con agresividad, sorprendiendo a los empleados y sus amigos —Lo cual es raro porque la secundaria más cercana está a veinte malditas cuadras.
—Y yo debí saber que estarías aquí cuando escuché que había un acosador idiota y delirante que tiene aires de misterioso —Le regresó el insulto al mismo tiempo que sacaba de su felpudo abrigo una cantimplora rosa con de Jack Daniel's .
—¿En serio? Me sorprende verte, creí que estabas en rehabilitación.
—Y yo creo que estarías muerto por ser una mierda de persona y que alguien más por fin se hubiera deshecho de ti —Se encogió de hombros —Los dos nos equivocamos.
—Veo que sigues siendo una puta ebria, llevas alcohol encima como si fuera el último pene en el mundo.
—Me dejaron salir porque el show debe continuar —Empujó su largo cabello hacia atrás —Y porque soy famosa, rica y talentosa —Bebió un trago de su cantimplora y al acabar se limpió el rastro de alcohol en sus labios —Por cierto, tu hermana te manda saludos.
—¡¿Por qué mierda estás aquí?! ¡Por tu culpa nuestro lugar de trabajo se convertirá en una puta playa de orgías!
—Mi manager me dio permiso para hacer una colaboración con alguien importante de esta emisora —Se miró las uñas mostrando indiferencia con Blitzø —Esperaré las semanas necesarias para hacer mi colaboración.
—¡¿Semanas?! No, no, ni hablar, no voy a soportar a tus fanáticos calientes en mi trabajo por tanto tiempo.
—Oh, ¿Qué pasa, Blitzo ? —Se sacó los lentes —¿Vas a huir y dejar a alguien más pagando por el hotel? ¡¿Acaso vas a robar su tarjeta de crédito para luego fundirla en clases de equitación, estrellar su auto en una fuente de Miami y dejarla con una estúpida tarjeta que compraste en un 7-eleven con un granizado de fresa?!
—¡Santo cielo, perra, que rencorosa eres!
—Que te cojan, estúpido —Verosika pasó junto a Blitzø, parándose en medio de los empleados —No me iré hasta ver al Demonio de la Radio, esperaré lo que haga falta y si alguien tiene algún problema —Chasqueó los dedos y un hombre alto de grandes músculos intervino —Vortex los atenderá.
Blitzø quiso gritar de frustración y golpear a su ex-novia, con quien claramente no acabaron bien.
Uno a uno los empleados se alejaron tratando de llamar a Alastor y que solucionara el asunto, claramente no podían esperar nada del dueño que nunca estaba presente para encargarse de los problemas, de ningún tipo.
Millie y Moxxie se acercaron a su amigo curiosos.
—¿Conoces a Verosika Mayday?
—¿Qué? Ah, si, salimos un tiempo.
—¿Antes o después de que se convirtiera en una estrella pop? —Quiso saber Moxxie.
—¿Eso importa? ¡Llamen al maldito de Alastor para que saquen a esa perra de nuestro edificio antes de que la mate! —Y sin perder el tiempo empezaron a marcar al teléfono de Alastor.
Antes de llamar a Alastor, Blitzø miró a Verosika en el otro lado de la sala haciendo globos con goma de mascar y charlando con su guardaespaldas.
No había forma de que ella estuviera ahí solo para hacer una maldita colaboración independiente, ¿No? Sin embargo, Blitzø conocía a esa chica y sabe que irá donde quiera que sea necesario para alcanzar la fama, y ahora mismo el Demonio de la Radio era popular debido al secretismo de su identidad.
Alastor rechazó todas las entrevistas sin importar de quién se tratara, no se salía de la norma de los 80, su música era pasada de moda para la mayoría y sus oyentes lo seguían más que nada por todos los comentarios controversiales que hacían y porque tiene buena reputación a la hora de conseguir información, todo lo que dice acaba siendo verdad o visualiza las cosas que otros prefieren ocultar.
Es popular, su máximo poder radica en el secretismo.
Por eso no se le hace sentido que Verosika quiera trabajar con el Demonio de la Radio, él permanece en las sombras y ella bajo los reflectores, ¿En qué podrían colaborar?
Con esa duda en mente comenzó a escribir mensajes a Alastor a pesar de saber que no iba a responder, finalmente decidió llamarlo con la esperanza de que atienda por una vez en su vida, y en caso de que no funcione, tendrá que recurrir a Rosie, ella era su última esperanza y que la que mejor conocía a Alastor.
Cuando por fin obtuvieron una respuesta, Alastor llamó a Blitzø para darle indicaciones sobre cómo iban a tratar con el asunto y evitar que Verosika o cualquiera de los fanáticos descubriera la verdad. A regañadientes tuvo que aceptar la idea y, junto a su equipo, se dirigió a la cantante.
—El Demonio de la Radio no va a atenderte, no importa si eres la puta reina de Inglaterra, no está interesado en que lo conozcas —Dijo Blitzø con firmeza —Pero quiere saber lo que vas a decir y su representante hablará contigo.
—Eso no es lo que quiero.
—Lo lamento, es lo que obtienes, no por ser famosa se te van a cumplir todos tus caprichos maldita perra mimada.
—Tan elocuente como siempre, Blitzo .
Blitzø y Verosika se encontraban en una situación que ninguno de los dos había anticipado ni deseado.
Tras una separación fría donde Blitzø acabó la relación con una tarjeta y un granizado que compró en una tienda de conveniencia, tuvieron pocas veces de coincidir, y las veces que lo hicieron fue para echarse en cara recriminaciones y resentimientos, el odio y la tensión entre ellos eran palpables.
Incluso cuando estaban juntos cada encuentro se transformaba en una batalla silenciosa, una guerra de miradas y palabras no dichas que dejaban un rastro de amargura en el aire.
La sala, que normalmente estaba llena de risas, complicidad y buen ambiente, ahora se sentía como un campo de minas, donde cada paso podía desencadenar una explosión. Blitzø era bien conocido por su carácter impulsivo y lengua afilada, no podía evitar lanzar comentarios mordaces cada vez que Verosika estaba cerca, sus palabras estaban cargadas de sarcasmo y resentimiento, ella por su parte respondía con una frialdad calculada, sus ojos brillando con una mezcla de desprecio y desafío, su forma de protegerse del dolor que aún sentía.
La obligación de estar cerca el uno del otro solo empeoraba la situación.
Blitzø sentía que cada mirada de Verosika era un juicio, una acusación silenciosa de todo lo que había salido mal y Verosika, por su parte, veía en Blitzø a alguien que había traicionado su confianza, alguien que había destrozado lo que una vez fue hermoso, la tensión era tan densa que parecía impregnar el aire, haciendo que cada respiración fuera un esfuerzo consciente.
—De acuerdo, Blitzo —Él chasqueó la lengua, esperaba que se rindiera, olvidando por un momento que la falta de perseverancia no era algo propio de su ex-novia —Lo haremos como el Demonio de la Radio quiera, por ahora.
Antes de reaccionar con violencia, su teléfono vibró en el bolsillo.
Se alejó para responder al mensaje de su actual pareja y condujo a la cantante en el largo pasillo de la estación donde esperarían a Alastor.
Nueva Orleans; Torre de Radio
Alastor se encontraba en una situación inesperada mientras se dirigía a la estación de radio, a pesar de que fue advertido, no lo tomó en serio hasta que lo vio con sus propios ojos.
La calle estaba repleta de fanáticos de Verosika, quienes se habían congregado en masa, creando una barrera casi impenetrable, las luces de los teléfonos móviles brillaban cuando tomaban una fotografía con flash y los gritos de los admiradores se mezclaban con el zumbido constante del tráfico.
Supo que tendría que ser ingenioso para atravesar la multitud y llegar al edificio, no puede correr el riesgo de que alguien lo siga en el camino secreto del otro lado de la calle.
Con movimientos calculados, comenzó a abrirse paso entre los fanáticos, su sonrisa habitual apenas disimulando su frustración por los gritos y empujones eran constantes, pero él mantenía la calma, utilizando cualquier medio para encontrar huecos en la multitud.
A medida que avanzaba alcanzó a ver a Blitzø del otro lado de la barra de seguridad, audaz como siempre se abrió camino con su habitual irreverencia, gritando sobre la multitud para hacerse oír.
—¡Oigan, algunas personas necesitan trabajar, malditos acosadores!
Alastor, viendo la oportunidad, aceleró su paso, utilizando la ayuda de su compañero para desviar la atención de algunos fanáticos y abrirse camino.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Alastor y Blitzø se dirigieron al edificio haciendo oídos sordos a las quejas de desconocidos, los guardias al reconocerlos, los guiaron rápidamente hacia el interior, alejándolos del bullicio de la calle.
Una vez dentro, Alastor respiró hondo, agradecido por haber superado la barrera de fanáticos, la calma relativa del edificio era un bienvenido contraste con el caos exterior, la cual desapareció cuando en el camino Blitzø le explicó quién era Verosika Mayday, una famosa cantante pop que está en su mejor momento y batiendo récords, popular por el tipo de música que a Alastor no le gusta: Sin mensaje, el mismo ritmo y con un estribillo predecible sin nada que aportar.
Al dirigirse a la cabina de radio, Alastor vio a la famosa Verosika esperándolos mientras bebía alcohol de su cantimplora, su figura se destacaba contra la suave del sol que ingresa por una pequeña ventana y su aroma, no sabe si era su perfume o feromonas, llenaban el cuarto con una fragancia floral que de seguro quedaría impregnada en su ropa.
Moxxie lucía incómodo por el aroma, Millie acariciaba la espalda de su omega intentan transmitir calma y Blitzø lucía disgustado por solo ver la cantante actuando como si estuviera en su lugar de trabajo, la tensión entre ellos era palpable, Alastor sabía que era crucial mantener la profesionalidad y llevar a cabo una reunión respetuosa, no sería la primera vez que alguien con delirios de grandeza intentaba manipularlo para hacer una transmisión junto a él.
Con una última mirada a sus compañeros, entró en la cabina, listo para enfrentarse a lo que fuera necesario y fue a sentarse en la otra silla frente a la mesa de sonidos.
Verosika miró a Alastor, quien estaba organizando sus notas con su característico aire de calma y al ver su nulo interés en ella, se sacó sus lentes de corazón, con profundo suspiro fue directo al punto.
—Soy Verosika Mayday, un gusto.
—El placer es mío, señorita Mayday, mi nombre es Alastor y trabajo como el representante del Demonio de la Radio —Dijo con calma —¿Qué necesita de mi jefe?
—Me gustaría participar en una de sus transmisiones —Dijo, su voz teñida de una mezcla de determinación —Ha estado en la boca de todos y mi participación aumentará su rating.
—¿Eso en qué le sirve a alguien tan famosa?
—Hay muchas personas que escuchan al Demonio de la Radio y yo quiero llegar a un público más amplio, sé que él tiene un gran alcance con su audiencia y, honestamente, creo que podría elevar aún más su programa si añade algo diferente.
—Mm, ¿A qué se debe el interés?
—Hasta este el viernes el Demonio de la Radio se mantuvo alejado a los géneros actuales, pero cuando pasó el demo de un desconocido las redes explotaron —Alastor miró a sus empleados, ellos se encogieron de hombros a modo de disculpas por no haberle avisado, no lo hicieron porque a Alastor no le interesan las redes sociales y lo que ocurra en ellas —Me gustaría cantar en vivo durante sus transmisiones.
Alastor levantó la vista, interesado pero cauteloso, y antes de hablar fue Blitzø el que tomó la palabra.
—Oye perra, sabes las transmisiones de aquí tienen un tono y un ritmo muy específicos, no pasamos tu mierda pop con mensajes sexuales.
Verosika lo ignoró.
En su lugar mantuvo la mirada en Alastor que continuaba esperando su respuesta con una sonrisa paciente, lo cual le permitió relajarse un poco y hablar con más sinceridad.
—Entiendo eso, y es precisamente por lo que creo que esta colaboración podría funcionar. Puedo cantar temas que se relacionen con lo que está hablando el Demonio de la Radio, creando una experiencia más rica y emotiva para tus oyentes.
Alastor se reclinó en su silla, considerando las palabras de Verosika.
La pasión en su voz era innegable, y podía ver cómo una colaboración así podría aportar una nueva dimensión a su programa, sin embargo, desconoce cómo su estilo musical puede combinar con la esencia del programa.
Si lo que dijo Blitzø es cierto, las canciones de Verosika eran populares sencillos que si bien eran conocidas por todo el mundo, no tenían un mensaje y Alastor no hablaba de temas sexuales en su radio.
—¿Quieres mostrarme algunas de tus mejores canciones?
—¿Qué? —Ella lucía conmocionada.
—Lo que dije.
—Eh, si, claro —Sacó su teléfono último modelo con funda rosa y pedrería brillante, Blitzø rodó los ojos apoyando su peso en la pared y Alastor escuchó la música con calma, ojos cerrados y una sonrisa cordial.
La primera canción se titulaba Vacay To Bonetown y para nada fue una de sus favoritas, y las que siguieron eran de temática similar con temas rondando en el sexo, las fiestas alocadas, la diversión desenfrenada y la malas palabras.
Las otras canciones eran Gimme More, More, Baby con un ritmo más de danza que letra, Hot Demon B!tches Neau U!!! con muchas malas palabras, Party Like A Millionaire y finalmente Over You , quizás la única que parecía contener algo de sentido y un mensaje de superación que acababa oculto en un ritmo repetitivo donde se reiteraban frases y se volvía perfecto para bailar en una discoteca.
Al acabar de escuchar las cinco canciones, Verosika esperaba las buenas noticias con el pecho inflado de orgullo, confiada en su talento y capacidad para encantar a las personas. Muy diferente a lo que pensaba Alastor, en su opinión esas canciones carecían de profundidad y originalidad.
El pensamiento de tener que integrar esas canciones en su programa le provocaba un malestar.
—Señorita Mayday, debo rechazar su propuesta.
Verosika abrió sus ojos totalmente sorprendida, sin entender por qué no estaban aceptando sus mejores trabajos que la hicieron famosa y merecedora de tanto dinero.
—Tus temas son demasiado comerciales, parecen estar diseñados únicamente para vender en lugar de transmitir un mensaje significativo —Dijo con honestidad —No creo que el Demonio de la Radio vea profundidad en esto.
Verosika lo miró, claramente sorprendida por su franqueza, ella se levantó ofendida de su silla.—No todas las canciones necesitan tener un mensaje profundo, a veces, la música es para divertirse y desconectar.
—Eso no es lo que transmitimos aquí —Reconocía su punto, pero no cedía en su crítica —Creo que tienes una buena voz, hay potencial desperdiciado en ti, pero cuando tus canciones solo se centran en ritmos pegadizos y letras vacías, pierdes la oportunidad de hacer una verdadera conexión con tu público.
La tensión en la cabina era palpable.
—Por eso debo rechazarte.
—¡Espera, espera! —Lo detuvo antes de irse y Alastor hizo una mueca cuando ella lo sujetó del brazo, ahora si duda le quedarían feromonas frutales en la ropa —Mentí antes —Dijo con honestidad distrayendo a Alastor de pensar en cierto omega —Mi representante no sabe que estoy aquí, vine por mi cuenta porque pensé que si alguien estaría dispuesto a pasar mi música no comercial, sería el Demonio de la Radio y al fin escucharían mi verdadera voz.
—¿Qué quieres lograr exactamente?
—Tengo limitación creativa por mi contrato y otros sellos discográficos no quieren cambiar mi imagen, pero tampoco puedo renunciar a mi trabajo porque es lo que me da de comer —Continuó hablando con los puños apretados a cada lado del cuerpo —Quizás si el Demonio de la Radio acepta ayudarme, aunque sea con mi participación gratis, le demostraría a mi público que tengo algo más que ofrecer.
Alastor intercambió una mirada con Blitzø, Millie y Moxxie, sin saber qué hacer. Ellos saben que lo que sucedió en la última transmisión fue algo especial que no planeaban repetir, ¿Pero ahora estaban contemplando la idea de tener música en vivo? Eso significaba que Verosika conocería la identidad de Alastor.
Por un momento no supo qué hacer, la idea no era del todo mala y le causaba curiosidad lo que una cantante pop podría lograr, entonces decidió darle el beneficio de la duda.
—Tienes hasta el viernes a la mañana para traer un demo con una canción tan buena que el Demonio de la Radio no pueda rechazar.
—¡¿Qué?! —Gritó Blitzø.
—¡Lo haré! —Se comprometió Verosika sin dudarlo ni un segundo.
—Firmarás un contrato de confidencialidad donde te comprometes a mantener en secreto la identidad del Demonio de la Radio bajo cualquier circunstancia —Ella asintió con seriedad —Y si el viernes acepta tu canción, bueno —Alastor miró a sus compañeros con una sonrisa confiada —Parece que tendremos música en vivo.
Blitzø, Millie y Moxxie no entendían lo que pasaba por la cabeza de Alastor, y él tampoco iba a quedarse para explicar porque llegaba con el tiempo justo al jardín de infantes, no dejaría a Charlie esperando.
Notes:
INFORMACIÓN DISPONIBLE:
Los Beta (β, beta) no poseen feromonas y tampoco pueden sentirlas, aunque si pasan mucho tiempo con un omega pueden mimetizar su aroma, y al no tener genes alfa ni omega, también carecen de colmillos para implantar feromonas.
No son dominantes ni sumisos, conocidos por ser el "género del alma libre" que se lleva bien con todos y al que el 76% de la población aspira a ser, son los únicos que no pueden ser doblegados por feromonas y solo les afecta la Voz de Mando de los alfas puros.
Al ser incapaz de sentir las feromonas sirven como intermediarios entre disputas o trabajan como embajadores, la sociedad olvida que ellos son los que mantienen la base del país con trabajo duro y perseverancia.
Chapter 11: Guerra fría
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
❝ Hay un beso que despierta, un beso que cura, un beso que une para siempre❞
— Dot Hutchison
Nueva Orleans; Residencia Morningstar
El encuentro con Verosika Mayday acabó con la batería social que Alastor guardaba para hablar con otras personas, ella era una mujer con tanta energía e ideas que llegaba a invadir su espacio personal, la única forma de lograr que lo dejara ir fue intercambiando números, solo de esa manera Verosika estuvo satisfecha.
Se despidieron con la promesa de que le enviaría mensajes constantemente para que supiera de sus ideas, pudiera guiarla y así saber cómo escribir una canción que cumpla con los estándares del Demonio de la Radio. Alastor quiso negarse al instante porque no era una persona que utilizara las redes sociales, menos los mensajes, y no deseaba convivir con ella más de lo estrictamente necesario, menos hablarle sobre que no debe cambiar por completo su esencia, esas palabras parecieron servir para que Verosika cediera, ella mantuvo su postura de que hablaría con Alastor todo el tiempo y, en caso de que no responda, iba a llamarlo, porque estaba muy comprometida con su trabajo independiente y quería que reconocieran su talento, no solo la imagen que vendía.
Desde que Alastor se despidió de Verosika estaba agotado y al llegar con Charlie, apenas hablaron en el camino, ya que Alastor sentía su teléfono vibrando en el bolsillo de su pantalón, convencido de que se trataba de la cantante pop.
Llegaron a casa en poco tiempo y fueron recibidos por Lucifer, quien hizo a un lado su trabajo al escuchar el chirrido del portón anunciando la llegada de Charlie y Alastor, planeaba darles una gran bienvenida a modo de celebración por ser la primera vez que Alastor iba al jardín de infantes por su cuenta, pero al verlos llegar su sonrisa disminuyó. Charlie corrió siendo recibida con besos en la mejilla y junto a su padre, ambos lado a lado, vieron con sorpresa la forma en que Alastor arrastraba los pies hasta el sofá y se dejaba caer sobre los cojines, el rostro enterrado sobre la mullida superficie, amortiguando un quejido.
Tras el segundo suspiro oyeron al teléfono de Alastor rompiendo el silencio con el anuncio de una llamada que supuso una nueva queja en contra de la almohada, y a pesar de que no deseaba responder, movió un poco la cabeza confirmando que la persona que exigía su atención era la cantante que le comunicaba que ya comenzó a componer, le preguntaba sobre algún estilo que le gustara al Demonio de la Rápido y le enviaba intros improvisadas con la guitarra o de un teclado.
Alastor tiró el teléfono sobre la mesa y se levantó del sofá, con una sonrisa tranquila que intentaba lucir despreocupada y aparentar que todo estaba bien.
—Pequeña princesa, ¿Vamos a cambiarte? —Dubitativa por ver el estado de Alastor y al sentir de manera tenue la amargura de sus feromonas, aceptó la mano extendida, no sin antes mirar a su padre en busca de una explicación sobre lo que le pasaba a su cuidador.
—Alastor, ¿Necesitas ayuda? Puedo ir con Charlie —Ofreció Lucifer dando un paso hacia adelante.
—¡Para nada, querido! —Dijo en voz más alta de lo necesario, tomando por sorpresa a su empleador al ser llamado “querido” de la nada —Encárgate de tu trabajo y yo me encargo de la pequeña princesa, después vamos a hacer la tarea, ¿No Charlie?
—¿Si? —Charlie no comprendía la actitud excesivamente alegre de Alastor, pero dio una respuesta afirmativa por miedo a verlo decaído otra vez.
—¡Perfecto! —Alastor levantó a Charlie y la llevó en brazos a su cuarto —No vemos en el almuerzo, querido.
Lucifer se quedó al pie de la escalera, viendo la espalda del alfa alejarse. Una vez a solas de nuevo, su ceño se frunció con curiosidad por la inusual actitud Alastor.
—¿Me dijo querido ?
No lo conoce hace mucho tiempo, pero sabe lo justo y necesario para comprender que la actitud de Alastor no era normal. Aunque continuaba preocupado fue a la cocina para hacer el almuerzo, de todas formas no tenía reuniones programadas hasta dentro de un par de horas, eso le dejaba tiempo suficiente para compartir con su hija y, quizás, ayudar un poco en lo que sea que preocupaba a Alastor.
Al cabo de algunos minutos el alfa bajó con Charlie en sus brazos y fue dejada en su lugar correspondiente del otro lado de la barra.
En ese momento el teléfono de Alastor comenzó a vibrar con un mensaje tras otro, aquel sonido captó el interés de Lucifer, hasta ese día no ha visto a su compañero de vivienda atendiendo el teléfono más que un par de veces en contadas ocasiones y hubo días donde no lo tocaba en lo absoluto, incluso si vibraba sin cesar. Esta ocasión era diferente, porque Lucifer vio a Alastor oprimir el botón adyacente para ver una cantidad considerable de mensajes en la pantalla de inicio, los cuales provocaron un leve ceño fruncido a pesar de mantener aquella inalterable sonrisa que tanto lo caracteriza, el teléfono fue dejado a un lado ignorando las constantes vibraciones, y Alastor se concentró en Charlie, arreglando su cabello a pesar de que no se lo pidió.
Encontró algo de calma realizando una actividad tan simple como enredar sus dedos en el lacio cabello rubio y crear peinados bonitos, en completo silencio hizo la separación con sus dedos y lo arregló en dos bonitos moños redondos, los cuales fueron atados con ligas del cabello que ha comenzado a guardar en sus bolsillos por Charlie.
El esfuerzo por mantener la calma era más que evidente para Lucifer.
Preparó hamburguesas dejando sobre la mesa una variedad de condimentos y aderezos para que cada uno eligiera los ingredientes, Charlie sin perder el tiempo echó sobre el pan una gran cantidad de mayonesa y eligió varias rodajas de tomate.
Lucifer hizo algo parecido a su hija, salvo que con kétchup, ambos devoraron su hamburguesa en silencio y mirando de vez en cuando a Alastor que alternaba la mirada entre la comida y su teléfono.
Sin saber qué otra cosa hacer para mejorar el ánimo del alfa, Lucifer se sentó junto a él llamando su atención.
—¿Todo está bien?
—Perfectamente.
—Es que te ves… —De nuevo la mente de Lucifer se desconectó un segundo, tiempo suficiente para que Alastor comprendiera que algo sucedía, y lo comprendió cuando vio al omega inclinarse para olfatear su ropa, de la misma forma que el viernes en la madrugada — Fresas y… una flor .
Alastor sintió que una gota de sudor recorría su cuello, aunque no hizo nada malo y tampoco debía sentirse culpable, no le gustaba la forma en que Lucifer parecía estar acusándolo de algo, sentía el impulso de justificarse, tal como la última vez. Se trataba de un impulso que era mucho más fuerte que su lado racional, algo que supera a su instinto, algo que tiraba de él hacia el omega; y no le gustaba sentirse a merced de otro.
Tratando de lucir tranquilo, se apartó.
A medida que acomodaba el cuello de su camisa y las mangas sentía la mirada celeste del omega en su rostro, esperando con paciencia a que le diera una respuesta que se creía con todo el derecho a recibir, y lo peor es que Alastor reconocía esa necesidad de complacerlo. Odiaba no tener el control. Lucifer no tenía derecho a nada y menos a meterse en sus asuntos privados, nada de lo que hiciera fuera la casa iba a causar problemas en su trabajo como cuidador y menos a Charlie.
No entiende cómo Lucifer puede tener una confianza tan grande en sí mismo, no sabe de qué manera puede estar ahí sentado con la espalda recta y una mirada paciente, esperando una explicación, se adjudicaba derechos que no tenía, siquiera como jefe.
—Una amiga me pidió ayuda esta mañana y acepté —Alastor no miraba a Lucifer, en su lugar limpiaba con un pañuelo la cara de Charlie llena de aderezos.
—Una amiga —Repitió con voz calmada.
Alastor lo miró de reojo, terminando de limpiar a la niña justo cuando finalizaba su hamburguesa y en medio del silencio recibió un vaso de jugo, Charlie alternaba su mirada entre su cuidador y su padre, notando que se hallaban en una competencia de miradas muy importante, por eso no intervino en la batalla.
—Si —Dijo Alastor finalmente, con la misma calma que usaba Lucifer en ese momento —Y siendo sincero, no creo que deba explicar mis asuntos personales, no interfieren en mi trabajo.
Lucifer abrió la boca dispuesto a responder, pero no pudo formular ninguna palabra y sus mejillas se tornaron rojas, comprendiendo el punto de Alastor.
El incómodo momento fue roto cuando Alastor cargó a Charlie en sus brazos y salieron de la cocina hacia la sala para hacer la tarea como cada tarde, dejando a Lucifer solo con sus pensamientos, lo cual no era una buena idea porque la imaginación siempre fue su mayor fortaleza y su mayor enemigo.
Sus mejillas se enrojecieron cada vez más, no sabe si por la pena o la frustración.
Desde que tiene memoria es seguro de sí mismo, confiado de su propio magnetismo y habilidades, si se ponía un poco superficial, su atractivo físico nunca fue ignorado por nadie, todo lo contrario, fue reconocido toda su vida por ser un omega de gran belleza y algunos incluso lo llamaban “el ángel más hermoso de los Magne”, pero desde la primera vez que Alastor llegó con el olor de un omega, sentía que algo se removía en su interior. No podía entender por qué sentía esa incomodidad creciendo, una especie de irritación inexplicable que surgía cada vez que Alastor recibía atención de otras personas de su género.
Las feromonas de un omega demostraban el interés que sentía por una potencial pareja, y las dos veces Alastor tuvo ese tipo de aroma en su ropa. La primera vez captó el olor del alcohol y creyó sus palabras, pero en esta ocasión se mostraba a la defensiva.
Cada vez que quería una explicación, los demás se la daban sin necesidad de pedirla.
Sus hermanos nunca dudaron en explicarle cuando tenían el aroma de una potencial pareja en su ropa o cuerpo, sus amigos de secundaria, a los que percibía como miembros de su manada, aunque los omegas no pueden liderar, siempre cedían a explicarle cuando se involucran con alguien, y si tenían alguna pareja, por muy pasajero que fuera, recibía explicaciones. En algún punto de su vida dio por sentado que todos siempre acabarían cediendo tarde o temprano, ni siquiera su amigo Mammon, que era el más arisco con sus asuntos personales, aguantaba más de unas cuantas semanas sin confesarle lo que pasaba con él y sus complicados sentimientos.
Lucifer, conocido por su confianza y control emocional, ahora se siente vulnerable.
Una vulnerabilidad que no había experimentado antes, y le resultaba incómoda. No le gustaba la idea de que Alastor tuviera pareja o a alguien queriendo cortejarlo, pero no podía decir ni hacer nada.
Incómodo por la nueva sensación que lo carcome, se dirigió al umbral de la puerta para mirar desde la distancia a Alastor ayudando con una sonrisa a Charlie, de fondo se apreciaba un vídeo de los Muppets. Desde esa posición era capaz de ver con claridad el perfil de ambos, específicamente, a Alastor que lucía demasiado tranquilo para gran frustración de Lucifer.
Tomó aire profundamente y exhaló, recuperando la calma que por poco pierde.
Tiene plena confianza en que tarde o temprano Alastor acabará por romperse y decirle todo lo que necesita saber para no sentirse incómodo, entonces no debe preocuparse, porque al final del día todos acaban cediendo a Lucifer; ya sea por obligación familiar, extorsión o culpa.
Satisfecho con su resolución, volvió a la oficina, ignorando que Alastor lo miraba desde su lugar enarcando una ceja y preguntándose seriamente si su jefe estaba loco o de verdad es un niño caprichoso como todos los idiotas que crecieron en la clase alta y ha conocido. Espera que no, porque ya no tendría una buena opinión del omega.
No hay nada más molesto que un omega caprichoso , pensaba con amargura.
Nueva Orleans; Residencia Morningstar
Pasaron tres días desde que Alastor y Lucifer mantienen una extraña guerra fría que Charlie no entiende, pero como ambos le sonreían cuando preguntaba si ya no eran amigos, no insistía en el tema.
Esa noche del jueves estaban cenando en la cocina, y como si Lucifer quisiera aumentar el dramatismo adrede, estaba sentado de un lado, Alastor justo en frente y Charlie en la punta, actuando como una especie de punto medio entre los dos.
No se insultaban, ni se miraban mal, tampoco lanzaban indirectas, sin embargo, los dos eran conscientes de que estaban compitiendo por ver quién iba a ceder primero. Es posible que Alastor lo hubiera hecho si Lucifer se lo hubiera preguntado con calma en lugar de exigir en silencio por una explicación y tal vez Lucifer no le daría importancia si su propio orgullo no estuviera e juego, pero como ambos tenían un ego enorme, ninguno era capaz de ceder al otro. Alastor no le daría ninguna explicación y Lucifer no iba a rendirse en su plan de ejercer presión.
Fue en medio de la cena donde las cosas aumentaron de intensidad cuando el teléfono de Alastor comenzó a sonar anunciando una llamada.
Alastor no acostumbra a responder en la mesa, ya sea porque fue bien educado o porque hacer algo incorrecto significaba un castigo, pero cuando vio la mirada de advertencia de Lucifer, un impulso en su interior que se negaba a someterse al orgulloso omega lo llevó a actuar.
Se levantó de la mesa arrastrando consigo su teléfono y, antes de retirarse de la cocina, Lucifer tomó la palabra:
—Estamos cenando.
—Mi amiga necesita ayuda con algo importante.
—Puedes atender más tarde a tu amiga .
—No, porque ella me necesita ahora —Dijo cada vez con mayor lentitud —Mi amiga necesita de mí atención ahora.
—Uy, si, me queda claro —Lucifer inclinó la cabeza sonriendo de forma irónica, delatando su molestia con las feromonas —Toda la semana necesitó ayuda.
—¿Qué puedo decir? —Alastor sonrió de lado —Me gusta ayudar a mis amigos.
Y tras esa declaración, se retiró manteniendo la sonrisa en el rostro, y solo cuando estuvo a solas pudo tomar aire profundamente, agradeciendo que ya no estaba bajo la mirada fulminante del omega. No iba a ceder aunque aquellas feromonas por poco lo hacen arrodillarse. Pudo sentir con claridad el aroma de las rosas, pero hubo más que eso, era como si las hermosas flores de repente envolvieran los tallos en su cuerpo y las espinas se incrustaran en su alma.
Las feromonas que en algún momento le parecieron seductoras, ahora las percibía como una fuerza que lo incitaba a alejarse.
Alastor habría cedido en poco tiempo, quizás en horas, si Lucifer tan solo no quisiera dominarlo con sus feromonas o presencia, lo que sea, y es debido a que intentaba con tantas fuerzas hacerlo ceder que Alastor resistía con todas sus fuerzas. No le gusta para nada la actitud del omega y menos que quiera dominarlo, odia la idea de que lo mire desde arriba como si se sintiera con derecho a todo, y por eso se resiste tanto como le era posible Por primera vez el lado racional y el instinto actuaban como uno, negándose a rendirse.
Cuando salió de su casa, su infierno personal, se hizo la promesa de que nunca volvería a estar a merced de alguien porque conduce a la violencia, la locura y la desgracia. Alastor es independiente, único y racional, nunca será reducido de nuevo bajo el control de nadie, en especial un omega capricho que se cree con derecho a todo por el simple hecho de existir.
Tras calmar su agitado palpitar atendió la llamada de Verosika, serían sus últimas interacciones y esperaba que tras acabar, todo volviera a la normalidad la siguiente semana.
Del otro lado de la puerta Lucifer apretaba con fuerza los cubiertos.
Lucifer siempre fue el centro de atención, al que todos admiraban y envidiaban, su posición como el único omega de los Magne le valieron de una reputación como alguien mimado porque tuvo una vida sin carencias, llena de cumplidos y favores. Hasta que comenzó a cambiar con la llegada de Charlie, pero siquiera eso fue suficiente para abandonar aquella popularidad, lo que le causaba problemas era su asunto con Alastor y no estaba seguro de cómo manejarlo.
Con cada día que pasaba, sentía que una llama ardía en su interior, no era por rabia y tampoco molestia, sino una combinación de ambas, mezclada con una sensación de inferioridad que nunca antes había experimentado.
Se mordió el labio inferior en un intento por amortiguar sus sentimientos y no demostrar que comenzaba a perder la paciencia.
¿Por qué? Nunca tuvo ese problema.
—Papá —Charlie atrajo la mirada de su padre.
—¿Qué pasa, princesa?
—¿Estás enojado con Alastor?
—¿Qué? ¿Yo? Para nada —Le restó importancia al asunto, regresando a su curry.
—Oh —La niña asintió —Entonces, ¿Él está enojado contigo?
Ante la pregunta, Lucifer detuvo a medio camino la cuchara que dirigía a la boca, mirando a la niña curioso por su deducción y ella, inocente como cualquier niño, regresó a su plato.
—Discúlpate —Dijo con voz seria, apuntando a su papá con la cuchara de plástico —No seas malo con Alastor, es sensible.
—¿Alastor? ¿Sensible? —Enarcó una ceja, sin creer lo que dijo.
—¡Discúlpate!
—Bien, bien.
Satisfecha de haber obtenido una respuesta afirmativa, volvió a su plato con forma de flor, mientras Lucifer miraba a su hija sin comprender lo que captaba con su mirada infantil llena de inocencia, él no estaba haciendo nada malo y lo que quería no era nada fuera del otro mundo. ¿Qué tiene de malo que espere a una explicación? ¿Por qué no puede dársela? ¿Tiene algo que esconder? No comprende cómo puede ser que alguien no quiera cumplir su simple pedido.
Normalmente no le daría tanta importancia y lo dejaría pasar, pero el afán de Alastor por evadir el tema, esconder información y no darle una explicación eran motivo suficiente para dudar. La primera vez no tuvo problema en decirle que las feromonas de su amigo se adhirieron por el alcohol y que ese omega tenía esposa, ¿Por qué es diferente a esa ocasión? No lo entiende.
Siquiera me interesa tanto , pensaba con amargura, viendo al alfa regresar a la cocina.
La cena transcurrió en completo silencio con Charlie actuando como intermediaria entre los dos cuando alguno quería algo de su lado de la mesa, Lucifer se ofreció a lavar los platos y Alastor llevó a la niña a dormir. Cada uno se tomó su tiempo para realizar sus labores y, de todas formas, acabaron al mismo tiempo.
Se cruzaron en las escaleras cuando Alastor bajaba y Lucifer se preparaba para subir.
—Pensaba en leer algo —Dijo el alfa señalando el libro en su mano.
—¿Puedo saber de qué trata o es otro de tus grandes secretos? —Preguntó Lucifer con una sonrisa ladina.
Alastor inhaló y exhaló, manteniendo la calma como siempre lo ha hecho en situaciones de estrés, y con una expresión sonriente pasó junto al omega rozando sus hombros.
La electricidad que sintió Lucifer fue evidente para Alastor.
Con el pasar de sus días y gracias a esa extraña guerra fría, comprendió que su tacto provocaba algo en Lucifer; y si él iba a atacar con sus malditas feromonas, entonces debía defenderse usando sus propias armas. El contacto hizo saltar al omega y Alastor sonrió sobre su hombro, disfrutando de la expresión de traición en aquel delicado rostro.
—Voy a leer el Origen de la Monstruosidad , recomendación de un amigo.
—Te felicito.
Alastor vio a Lucifer subiendo las escaleras esparciendo sus feromonas, esta vez amargas y que expresaban su inconformidad. Soltó un resoplido al rodar los ojos y se tiró en el sofá, tratar con Lucifer requería de mucha paciencia, por primera vez sintió una gran admiración por la familia que soportó a aquel hombre. Aunque algo le susurraba en el oído que tampoco querían lidiar con él y lo consintieron en todo lo que deseaba, por eso se volvió un niño mimado y presuntuoso.
Siquiera reaccionó al escuchar la puerta de Lucifer cerrándose con un fuerte azote.
En la soledad de su cuarto, Lucifer echaba chispas por la falta de interés que Alastor expresaba, incluso llegando a burlarse de sus sentimientos y provocándole.
Sus sentimientos estaban a flor de piel por culpa de su celo a una semana de distancia, y Alastor no ayudaba a que se calmara, todo lo contrario, provocaba su mal humor y no era capaz de controlarse, casi siente ganas de llorar de la frustración. Cansado de sentirse mal recurrió a su buen amigo Stolas, él siempre escuchaba sus quejas sin tener pensamientos homicidas, una vez tuvo la estúpida idea de contarle a sus hermanos que alguien lo hizo sentir mal y ellos fueron a darle una paliza, lo mismo sucedía con sus amigos de secundaria. Stolas es el único ser sensato que no tenía ideas estúpidas ni violentas, un verdadero ser de luz.
Lucifer marcó su número y en menos de un minuto, lo atendieron.
«— ¿Qué quieres, Blitz? »
—Eh... —Sorprendido por el tono agresivo, Lucifer se arrepintió de haber llamado.
«— Oh, Lucifer, lo siento, creí que eras el idiota de... bueno, no import a —Stolas le bajó el volumen a la televisión, y Lucifer supo que miraba Lo Que La Vida Me Robó — ¿Qué tal? ¿A qué se debe tu llamada tan tarde? »
—Podemos hablar en otro momento si no te sientes bien.
Lucifer sabe perfectamente que cuando Stolas miraba alguna telenovela dramática, donde los protagonistas van y vuelven a pesar de que se aman, era porque estaba triste por algún mal de amores.
«— Para nada, hablar con los demás y ayudarlos me ayuda a sentirme útil, dime lo que te preocupa, Lucero .»
No estaba seguro de querer hablar ahora, a pesar de que su intención solo era quejarse un poco, no quería sobrecargar a Stolas con sus dramas, pero una vez que inició ya no pudo detenerse.
Comenzó con la irracional actitud de Alastor sobre no querer darle una explicación a algo simple y cómo se ha estado comportando con él últimamente, actuando como si no le importara, confesando su profunda irritación porque el alfa era incapaz de hacer algo sencillo y que no le costaba nada. Stolas no se perdió ningún detalle, imposible cuando Lucifer es tan apasionado con sus quejas, que más parecían las de una esposa enojada que de un jefe preocupado por las influencias de su hija.
Durante largos minutos donde Stolas mantuvo el teléfono en altavoz mientras se preparaba un tazón con cereales azucarados en forma de estrellas, Lucifer continuaba hablando mientras caminaba de un lado a otro, despotricando contra Alastor como si fuera el completo culpable de la guerra que se desarrollaba debajo de su techo.
Al acabar, Stolas regresaba a su sofá púrpura con su teléfono junto a él y las manos ocupadas en sostener el tazón. Ante el silencio de Lucifer supo que tenía pase libre para hablar y dar su humilde opinión.
«— ¿Mejor? »
—Mucho mejor —Dijo con una sonrisa —Ahora dime, ¿Tengo razón o no?
«— ¿Estás buscando mi opinión como un buen amigo o mi opinión como un BUEN amigo? »
—¿Cuál es la diferencia? —Stolas no respondió y Lucifer se dejó caer en su cama con dosel —Tu opinión como un buen amigo.
«— No tienes razón .»
—¡¿Cómo que no?!
«— Lucifer, no tienes la razón —Repitió con mayor seriedad — Vamos a obviar lo estúpido que es vivir con un alfa —Lucifer asintió aunque no pudiera verlo — Aunque su situación es rara y se parece a una pareja que vive bajo el mismo techo, no lo son y no tienes ningún derecho a exigir nada .»
—Si no fuera importante, ¿Por qué ocultarlo? ¿Qué razón puede tener? Claramente hay algo raro.
«— Y si fuera el caso, ¿Qué? Es un alfa soltero, sin compromisos, por lo que me has dicho es trabajador y responsable, tal vez no le gusta compartir su privacidad .»
—Pero-
«— Lucifer —Lo cortó al instante — Nos conocemos hace mucho y por eso voy a decirte esto: No tienes derecho a todo —A Lucifer se le hizo un nudo en la garganta.»
—Yo no… yo no creo… eso —Susurró apenado.
«— Tal vez no de manera consciente, pero desde secundaria todo gira a tu alrededor y consideras a tus amigos como si fueran tuyos, de tu manada, eso hace que sientas el derecho de exigir explicaciones y los demás sienten que deben responder .»
—Vamos, Stolas, soy omega y no podemos tener manadas propias.
«— No entiendes el punto —Dejó su tazón en la mesa de cristal con forma de estrella y acercó el teléfono a su oreja, sacando el altavoz — Escucha, Alastor no es tu familia sanguínea, no es un cachorro que adoptaste en tu manada, no es tu pareja, no es tu alfa, su única relación es laboral y no puedes exigirle que te diga sus cosas personales, y menos actuar como lo estás haciendo. ¿Qué crees que piensa de ti en este momento? »
—No lo sé —Susurró —Cosas no tan malas.
«— Admiro tu confianza, en serio —Suspiró y Lucifer pudo imaginarlo rodando los ojos con una sonrisa resignada — Debe pensar que eres un idiota con aires de grandeza, lo cual es verdad, solo los que te conoces saben hay más que eso, pero alguien que apenas llevas unas semanas conociendo, no verá con buenos ojos tu actitud .»
—Entonces, ¿Yo estoy equivocado?— Lucifer frunció la nariz ante la pequeña la posibilidad.
«— Creo que actúas así porque nunca has sentido celos, ni te ha gustado tanto alguien .»
—¿Qué?
« — ¿Qué? »
—¿Quién tiene celos?
Por un momento Stolas miró la pantalla de su teléfono, preguntándose seriamente si su amigo de verdad siempre fue tan despistado.
«— Tu .»
—Yo no siento celos —Se defendió con firmeza —No tengo motivo por el cual sentirme así, soy hermoso, inteligente, exitoso, de buena estirpe y muy agradable.
«— No olvides tu modestia .»
—¡Exacto!
«— Bien —Stolas no quería escuchar algo tan triste como alguien que niega sus sentimientos, era suficiente con escucharlo una vez el mismo día — Mejor ve a dormir y mañana discúlpate por ser un idiota .»
Stolas cortó la llamada sin responder a las preguntas de Lucifer, que continuaba intrigado por ser llamado celoso e idiota, no le gustaba cómo sonaba eso dirigido a su persona, se quedó mirando la pantalla del teléfono donde brillaba la fotografía de Stolas con su pequeña hija.
Se tumbó en la cama, mirando al techo pensando en las últimas palabras de Stolas, sobre que le gustaba el alfa que estaba a una escalera de distancia leyendo sobre asesinos seriales, y no, no podía sentir celos.
Entonces recordó la amargura que le recorrió el cuerpo cuando sintió las feromonas de una omega, el de la primera vez era muy tenue y mezclado con alcohol, pero la segunda ocasión fue demasiado dulce, muy floral, casi... perfecto porque eran las feromonas de un omega saludable y que seguro tenía un buen físico.
Aceptar que estaba celoso de Alastor fue un golpe a su ego, y también una revelación.
Sabe que debía enfrentar esos sentimientos porque no es ningún cobarde y, sin perder el tiempo, actuando por impulso, salió de su cuarto con la frente en alto dispuesto a arreglar las cosas con Alastor.
Bajó las escaleras con pasos ligeros, aunque no el suficiente como para no hacer ruido, al llegar a la sala, una suave luz de lámpara iluminaba la estancia y en el sofá vio a Alastor durmiendo plácidamente, un libro abierto descansaba sobre su pecho.
Lucifer se detuvo en el umbral de la sala, observando la escena con una mezcla de sorpresa y ternura, se acercó apoyando las manos en los bordes del mueble, apreciando aquel rostro relajado y la forma en que sus facciones se suavizaron por el sueño, parecía completamente diferente a su habitual presencia vibrante y enérgica. La luz de la lámpara jugaba con las sombras, resaltando los contornos de su rostro y creando una imagen casi etérea, se encontró cautivado e incapaz de apartar la mirada, por primera vez en la semana cualquier rastro de su molestia se evaporó.
Se acercó lentamente, sus pasos apenas haciendo ruido sobre el suelo mientras daba la vuelta, quedando frente al alfa.
Cada respiración de Alastor era tranquila y rítmica, el subir y bajar de su pecho llevaba un ritmo pausado, Lucifer notó la delicadeza de sus pestañas, la forma en que sus labios por primera vez no estaban curvados en una sonrisa, y sintió una oleada de emociones que no había experimentado antes.
Se arrodilló junto al sofá, contemplando el rostro de Alastor con una suavidad que rara vez mostraba, su mano se movió por voluntad propia, apartando un mechón de cabello del rostro de Alastor y en ese momento las palabras de Stolas hicieron eco, comprendiendo que aquel hombre orgulloso le gustaba un poco o al menos le parecía atractivo, los celos que sintió se desvanecían, reemplazados por una calidez genuina.
Sin poder contenerse, Lucifer se inclinó hacia adelante y depositó un beso suave en la frente de Alastor. El gesto fue breve, cargado de significado, y apenas un leve contacto, al separarse le acarició una última vez antes de irse a su habitación, su corazón más ligero y con la mente en paz, con las cosas más claras que antes.
Alastor abrió su ojos al escuchar el sonido de la puerta cerrándose en el primer piso, su rostro impasible fue cubierto por su brazos en un intento de que ni la oscuridad pudiera ver su pena y el rostro sonrojado, el lugar que Lucifer besó ardía.
Lo sabía , pensaba mientras se levantaba del sofá dejando el libro en uno de los estantes altos para que Charlie no lo alcance, es un omega caprichoso que hace y deshace como quiere .
Tras ese último pensamiento se dirigió a su habitación.
Pidiéndole a todos los dioses y demonios existentes porque mañana las cosas se solucionen de una maldita vez y no sucedan más cosas extrañas con Lucifer.
Notes:
INFORMACIÓN DISPONIBLE:
Los Beta Sumisos (β, submissive beta) tienen un gen omega en su cromosoma sexual, cuentan con feromonas muy tenues como almendras, nata o galletas, y su celo no pasa de ser una leve fiebre con un poco de calentura, en caso extremos puede durar entre 1 o 2 días, cuanto mucho entre 2 a 3 veces al año.
Tienen mucho intelecto y alta sensibilidad, por eso suelen ser el apoyo emocional de muchas personas, suelen dedicarse a trabajos relacionados a la medicina, terapia, educación, trabajo social, ciencias ambientales o fisioterapia y, en el pasado eran llamados los "omegas de reemplazo", "omegas falsos" o "betas con complejo omega".
Chapter 12: Miradas que arden
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
❝ Sus ojos son tan intensos que quiero apartar la mirada... o no apartarla jamás; no soy capaz de decidirlo❞
— Kasie West
Nueva Orleans; Residencia Morningstar
Lucifer colgó la llamada, satisfecho porque los preparativos para la nueva atracción de Lu Lu World era oficial y a fin de mes podría ir al parque de atracciones para ver su nueva idea hecha realidad.
Nada lo pone de tan buen humor como lograr un objetivo que le dijeron era ridículo.
—Ja, y Mammon dijo que reemplazar los autos de choque por patos era una idea ridícula —Se estiró en el sofá sonriendo satisfecho de su logro —Dile eso a mis inversionistas y mi increíble sentido de la diversión.
Lo mismo le dijo sobre las tazas giratorias reemplazadas por patos multicolores y acabaron siendo un gran éxito.
Gracias a que pudo acabar con los últimos detalles del trabajo ahora tiene la oportunidad de tener una mañana tranquila y no está seguro de saber qué hacer, hace rato que Alastor está fuera de la casa ayudando a una amiga y tardaría aproximadamente tres horas en volver con Charlie del jardín de infantes.
Desde la ventana de la sala podía ver su jardín despejado y listo para ser arreglado, lo cual no podría hacer hasta que Stolas viniera a visitarlo el próximo fin de semana.
Su mirada se dirigió al árbol donde planeaba construir el columpio para Charlie, los materiales estaban a un lado del jardín esperando a ser utilizados. Lucifer miró sobre su hombro verificando en su agenda virtual que no tenía reuniones pendientes hasta el día siguiente y tampoco trabajo atrasado, gracias a la ayuda de Alastor con su hija es capaz de concentrarse en el trabajo y acabar más rápido, como ahora que por primera vez en mucho tiempo contaba con tiempo libre.
Feliz por ver su horario en blanco se levantó las mangas de la camisa y reemplazó su holgado pantalón de dormir por uno más ajustado de color negro, llevó consigo una botella con jugo y la tablet, anhelando encontrar a alguien con quien charlar durante su trabajo. No sabe si es por haber crecido con tantos hermanos o un problema con la soledad, pero la idea de no tener compañía lo lleva a buscar siempre alguien con quien hablar, ya sea su familia o sus amigos.
Antes de comenzar a construir el columpio buscó en su lista de contactos y vio el ícono de su gemelo.
Hizo memoria tratando de recordar la última vez que hablaron, y la imagen de Miguel avisándole sobre una reunión hizo acto de presencia de forma breve, Lucifer se encogió de hombros y solicitó la videollamada mientras hacía cuentas sobre el horario en Italia, seis horas adelantados, lo que significa que su hermano disfrutaba de un relajante mediodía.
En segundos apareció el rostro de Miguel, quien lejos de lucir relajado como el eterno ente de eterna paz que tanto lo caracteriza, parecía bastante cansado, contaba con algunas ojeras, un lápiz tras oreja y su cabello se hallaba atado en una coleta improvisada con algunos mechones sobresaliendo.
—Hola hermano —Saludó con una sonrisa nerviosa —¿Todo bien?
«—Si, bien —Miguel acomodó el teléfono en la mesa para continuar con su trabajo —Un poco cansado, estoy haciendo el inventario de las cosas que llevaré a Kenia.»
—Ah, cierto, tu ayuda como el buen samaritano que eres.
«—¿Llamaste para molestar con tu sarcasmo o necesitas algo? »
—Me ofende que creas que te llamo solo cuando necesito algo —Lucifer vio a su hermano enarcando una ceja, para evitar su mirada salió de la cámara para acomodar la tablet usando el árbol como soporte —Solo quiero hablar con alguien mientras construyo un columpio para Charlie.
«—¿Sabes cómo hacer eso? »
—No —Se sentó en el suelo y sacó su teléfono —Pero no es nada que internet no resuelva.
«—Claro —Lucifer ignoró la mirada apenada de Miguel —Sigo sin entender porqué me llamaste a mí, dudo que sea tu primera opción.»
—Porque somos hermanos, ¡Gemelos! —Miguel continuaba sin creerle y Lucifer sabía cuál era su expresión aunque no lo estuviera mirando —Y porque aquí es muy temprano, la mayoría está durmiendo y eres el único conectado en mis favoritos.
«—Tiene más sentido.»
—Así que háblame de tus planes y cosas cursis de Dios, eso siempre me aburre, y cuando me aburro, me concentro más en otras actividades.
«—Gracias, tus palabras siempre recuerdan la importancia del lazo fraternal que nos une.»
—Cuando quieras.
Tal como Lucifer dijo, cuando su hermano comenzó a hablar de sus planes para ayudar al prójimo y en la construcción de escuelas mientras transmite la palabra de Dios, lo ayudó a concentrarse en las instrucciones de internet que prometía un buen resultado con pasos simples.
Lucifer se encontraba enfrascado en la construcción del columpio, una tarea perfecta para distraerse.
Mientras ensambla las piezas de madera y ajustaba las cuerdas escuchaba de fondo a Miguel, de vez en cuando hacía alguna acotación, sin darle pie a que le diera otro largo discurso sobre volver al camino de la fe y enseñarle a Charlie al respecto, era mejor que Miguel continuara hablando sobre sus planes a futuro sin adentrarse en temas delicados para ellos.
Ese era su sistema: Miguel hablaba, Lucifer trabajaba.
Usaba una llave inglesa para asegurar los tornillos y medir la estabilidad de la estructura, a pesar de escuchar la voz de su hermano, su mente estaba absorta en la tarea en cuestión y a veces cuando miraba de reojo la pantalla sentía una punzada de culpa por no prestarle atención, sabe lo importante que es para su hermano esas aventuras y lo mucho que se esfuerza, pero en ese momento, construir el columpio parecía más urgente y Lucifer siempre fue un experto en evadir los asuntos importantes de la familia, los cuales se limitaban a la religión y las normas.
Miguel, ajeno a los pensamientos de Lucifer, seguía hablando con la misma pasión que cuando era un preadolescente y realizó su primera obra de caridad, emocionado por ayudar a otra persona y hacer un cambio en sus vidas.
Finalmente Lucifer se detuvo por un momento, dejando las herramientas a un lado y mirando la pantalla. Vio la sinceridad en los ojos de Miguel, y aunque no compartía la misma devoción religiosa, apreciaba el compromiso de su hermano.
—Bien —Sostuvo la tablet para enfocar el columpio —¿Qué dices?
«—¿Qué pasa con esos materiales que veo en el fondo? »
—No creo que sean importantes.
Como si fuera obra divina, las sogas se soltaron y las piezas cayeron a sus pies, frustrado por haber fallado, y delante de su perfecto hermano gemelo, recuperó las herramientas para hacer un segundo intento.
Esta vez, en contra de su voluntad, aceptó la ayuda de Miguel que le daría indicaciones sobre cómo hacer un trabajo seguro ya que le preocupaba que Charlie se acerque a un juego altamente peligroso; Lucifer lo aceptó a regañadientes, no debía ser un genio para deducir que alguien capaz de construir una casa con pocos materiales y en medio de malas condiciones, era muy capaz de construir un columpio, ni se sorprendió cuando Miguel le dijo que ayudó a arreglar varios juegos para volver seguros los juegos en escuelas para niños.
Siguiendo las indicaciones de Miguel, disfrutó de la brisa que acariciaba su rostro mientras trabajaba, el sonido de las herramientas resonaba en el aire, cada pieza de madera y cada tornillo tenía su lugar en la estructura que lentamente tomaba forma.
Miguel observaba a Lucifer con una mezcla de curiosidad y orgullo.
La imagen en la pantalla mostraba a su hermano concentrado, utilizando sus pocas habilidades manuales y limitada paciencia para ensamblar el columpio, era un momento raro en el que podía ver a su hermano en un estado de concentración. Lucifer continuó trabajando en el columpio, su mente más tranquila sabiendo que su hermano estaba ahí, observando y dándole consejos para hacer un buen trabajo, no quería cometer un error porque Charlie iba a usarlo más tarde.
En un momento hubo silencio entre ellos y Lucifer sintió la enorme necesidad de romperlo cambiando de tema.
—Oye, ¿Alguna vez escuchaste sobre el Demonio de la Radio?
«—Respeto que seas ateo, aunque dudo que lo seas y creo que solo dices eso para molestar a nuestro padre, pero una cosa es eso y otra muy diferente es que quieras desicarle tu alma al ocultismo.»
—¿Qué? ¡Yo no me involucro con locos!
Siquiera le sorprende que Miguel dude de su ateísmo, hasta cierto punto, él mismo duda de sus convicciones religiosas.
Resultaba difícil separarse por completo de un estilo de vida que lo acompañó toda la vida, cada una de las oraciones aprendidas fueron su aliado en las noches cuando se sentía perdido y con ganas de rendirse a los estereotipos, a las normas, a todas las reglas en la sociedad.
Prefiere no pensar en el trasfondo de su religión y menos en lo que acaba de decir su hermano, alegando que solo lo hace para fastidiar a su padre porque no acepta a Charlie.
«—Bien, entonces, ¿Qué decías sobre la radio? »
—Te paso el link más tarde —Dijo sin mirar la pantalla —Es un hombre, creo, habla de muchas cosas y quizás te interese.
Miguel duda, claramente.
Entonces Lucifer comenzó a hablar sobre los diversos temas que tocaba el Demonio de la Radio en su programa, agregando que el resto de sus hermanos lo escuchaban, incluso Eva porque le gustaba la música que transmitía cada viernes por la noche.
Una vez que su charla dio inicio ya no pudo parar, fue el turno de Miguel para escuchar en silencio mientras trabajaba en su inventario, y miraba con curiosidad a Lucifer por hablar de un desconocido con tanta emoción.
Su instinto de gemelo susurraba que no dejara pasar esa extraña actitud, pero ver a su hermano tan feliz es raro, desde el incidente con la madre de Charlie no ha sonreído con genuina honestidad y se mantenía en un inusual estado de defensa, su humor era cambiante y ya no parecía aquel omega que corría de un lado a otro soñando con ser un gran inventor.
Por ese motivo lo dejó hablar de aquel locutor tanto como quisiera, después de todo, solo era un flechazo platónico y no debía preocuparse, no es como si ellos se conocieran o algo por el estilo.
Nueva Orleans; Calle
Alastor caminaba cabizbajo por las calles bajo la tenue luz de la mañana, el aire frío de la mañana lo envolvía y sus pensamientos se arremolinaban.
La ciudad, con su bullicio habitual, pasaba desapercibida para él y cada paso resonaba con el eco de su decisión, una elección que ahora lamentaba profundamente: Haber aceptado ayudar a Verosika Mayday.
Accedió a trabajar con ella dejándose llevar por la promesa de algo nuevo y emocionante en su programa.
Sin embargo, la realidad fue muy distinta, porque las reuniones matutinas se convirtieron en campos de batalla emocionales, cargadas de tensiones y recuerdos dolorosos, principalmente por culpa de Blitzø y Verosika, y las diferencias creativas y personales tenían una increíble fuerza que cada mañana lo dejaba agotado y frustrado, emociones que empeoraban al recordar que lo esperaba un omega que le aplicaba la ley de hielo, lo atacaba con comentarios sarcástico y luego le robaba besos en la oscuridad, todo en el mismo día.
El viento soplaba suave, removiendo las hojas en las calles y acariciando su rostro.
Apenas notaba el ajetreo de los vendedores ambulantes y el constante murmullo de la ciudad que despertaba en un nuevo día, su mente estaba atrapada en un ciclo de arrepentimiento y autocrítica, hasta el punto que ignoró los llamados de Rosie que corría tras él.
A medida que avanzaba por las calles adoquinadas, sus pasos lo llevaron a la avenida cerca del Garden District, lugar donde se encontraba su actual residencia con el omega mimado. La belleza del vecindario quedaba opacada por sus pensamientos llenos de pesar, una tristeza que se reflejaba en su postura encorvada y en la sombra en su rostro habitualmente sonriente.
Finalmente, se detuvo antes de ingresar a la zona con grandes casas porque alguien tiró de su brazo, apenas vio a Rosie cambió su expresión de media sonrisa a una más honesta y que no parecía cargada de fastidio.
—¡Rosie!
—Vaya, no respondes mis llamadas durante una semana y cuando te veo parece que te diriges al puente de los suicidios.
—Sabes que no puedo llegar a pie, querida —Bromeó con una sonrisa y desvió la mirada, frunciendo el ceño —Queda en San Francisco y el pasaje está caro.
—Que dramático —Rosie entrelazó su brazo con el de su amigo —Cuéntame, ¿Qué te preocupa?
Agradecido por tener a alguien de plena confianza con quien hablar, se dirigieron al parque más cercano observando cómo los primeros rayos de sol iluminaban el follaje de los árboles y él descargaba su frustración en cuanto tuvo la oportunidad.
Continuaron su paseo por el parque, el peso en los hombros de Alastor aligerándose con cada paso y cada palabra compartida, la compañía de Rosie, su amiga más cercana, le dio la fuerza necesaria para hablar, mencionó el asunto con Verosika, sus problemas con Blitzø, la agitada semana donde ella le envió mensajes a cada hora y cómo eso afectó su interacción con Lucifer
No mencionó lo del beso de la noche anterior porque no era algo que quisiera afrontar en ese momento.
Rosie escuchaba las quejas en silencio, admirando el paisaje del lago y algunas personas ancianas que disfrutaban de su tiempo libre alimentando a las palomas o paseando. Al acabar las quejas de Alastor, ella por fin le dirigió la mirada notando el gran alivio en su rostro y una sonrisa menos tensa que cuando lo vio.
—Honestamente me sorprende que hayas aceptado trabajar con una estrella pop.
—Creí que tener variedad musical era una buena idea.
—Variedad musical —Repitió con duda —No creí que te interesara expandir tus horizontes —Se encogió de hombros sin darle importancia, por ahora —Piensa que después de esta noche, el trabajo acabará y ya no vas a soportar las peleas de tus empleados ni los múltiples mensajes de la señorita Verosika.
—Si, creo que sí.
—Y eso arreglará la situación con tu jefe, ya no recibirás mensajes ni feromonas de otro omega y todo estará bien entre ustedes.
—No me importa lo que él pueda pensar de mí, no es mi jefe.
—Técnicamente lo es.
—Sabes a lo que me refiero.
Rosie lo miró de reojo, curiosa por la actitud que ha tenido Alastor esas últimas semanas y cómo parecían estar afectando su vida cotidiana, laboral e incluso emocional.
Ella dudaba sobre lo que sospechaba, pero como mejor amiga necesita verificar.
—En realidad me sorprende que aceptaras ayudarla y te comprometieras tanto con la causa —Dijo en tono despreocupado —Dijiste que debía presentar una canción adecuada para el viernes, darle una oportunidad ya es lo suficientemente increíble, pero también la estás ayudando —Lo miró de reojo —Por eso estoy sorprendida.
Alastor refunfuñó, detalle que ella no ignoró, ¿Cómo hacerlo? ¡Alastor nunca refunfuñaba porque lo consideraba maleducado!
—No es mi culpa.
—¿Qué?
—¡No es mi culpa! —Exclamó frustrado —Planeaba ignorarla toda la semana, pero Lucifer empezó a comportarse como un idiota mimado que se cree con todos los derechos del mundo y yo quise hacer lo contrario a lo que quería.
—Es decir —Rosie cada vez estaba más intrigada, aunque también emocionada —¿Te sometiste esta semana a ayudar a alguien que no te agrada solo porque querías ir en contra de tu jefe para demostrar que no te controla como él cree que puede hacerlo?
…
Se detuvieron a las afueras del parque tras recorrerlo por completo una vez.
—¿Te das cuenta de lo estúpido que es tu plan?
—No lo pude controlar, tendrías que haberlo visto —Alastor se apartó de su amiga cruzándose de brazos —Me miraba como si fuera natural que le hablara de mis asuntos, era tan… tan… malditamente confiado de sí mismo y no lo soporté, sentí que me estaba menospreciando.
—¿Esto es algo relacionado con estos genes alfa y sus instintos?
—No lo sé, ¿De acuerdo? No lo sé —Suspiró con cansancio.
—Tranquilo, Al —Rosie se acercó para acariciarle la espalda con ternura y obtuvo una sonrisa ladina por parte de su mejor amigo —Él no actuó bien, que sea tu jefe no le da derecho a exigir sobre tus asuntos privados, pero también fuiste un poco… eh, dramático.
—¿Lo crees?
—Un poco.
—¿Qué debo hacer?
—Quizás hablar con él sin estar tan a la defensiva.
—No quiero ceder —Dijo con una sonrisa tensa.
—Deja tu tonto orgullo por un momento y verás cómo el problema se solucionar de manera natural, ¿No dices que es mejor hablar cuando hay una diferencia?
Alastor continuaba dubitativo, pero Rosie nunca se equivoca cuando le da un consejo.
Al acabar con el tema, Alastor preguntó por el trabajo de su amiga y con ese tema se dirigieron al Garden District donde cada quien tomaría su propio camino, Alastor volvería a la casa 506 para hablar con Lucifer antes de ir por Charlie y Rosie iría a su tienda.
Se separaron tras una corta caminata, Alastor le prometió a Rosie encontrar una forma de solucionar su problema. No podía cambiar las cosas estúpidas que hizo, pero algo se le ocurriría y, con una nueva determinación, se dirigió a la hermosa casa.
Tan pronto como atravesó el portón su nariz pudo captar el aroma de las rosas, que todavía no estaban plantadas, y saborear las manzanas acarameladas en la punta de su lengua, sin poder evitarlo se pasó la lengua por los labios al ver a Lucifer a un costado del jardín debajo de la rama caída. Estaba trabajando en la construcción de algo que parecía ser un columpio, ya le había mencionado que lo planeaba desde hace tiempo junto al jardín de rosas. Creyó lo sé había olvidado del asunto.
Alastor observa desde la distancia mientras Lucifer, absorto en su tarea, construía el columpio, le recordaba a la primera vez que lo vio tras los barrotes del portón y recorría las marchitas plantas con su teléfono pegado a la oreja y una sonrisa boba por estar soñando despierto sobre su proyecto del jardín. Tal como esa vez, había algo hipnótico en la forma en que Lucifer se movía con una gracia innata que emana con cada gesto, ya sea de sus brazos y piernas como en el rostro cuando veía o escuchaba algo que no le gusta.
El sol de la tarde le acariciaba el perfil, creando un halo dorado alrededor como si estuviera envuelto con una luz celestial, cada rayo parecía resaltar la belleza de Lucifer, la cual a ojos de Alastor disminuía cada vez que abre la boca para hacer algún comentario altanero.
No pudo evitar quedarse un momento a observar. Las manos del omega, firmes pero suaves, manejaban las herramientas con destreza, ajustando los tornillos y asegurando las cuerdas con una atención meticulosa, el viento jugueteaba con el cabello rubio despeinándolo ligeramente y añadiendo un toque de desorden encantador a su apariencia. Los movimientos de Lucifer eran fluidos y seguros, mostrando una combinación perfecta de poder y gracia, cada vez que se inclinaba para recoger una herramienta o ajustar una pieza, su silueta se marcaba por la ropa dejando en evidencia el cuerpo que se ocultaba debajo de la tela.
Sin embargo, Alastor relaciona esa belleza que parece tan natural al hecho de ser un omega, todos ellos poseían un encanto indudable que sin importar qué tan tontos o caprichosos fueran, continuaba teniendo la palabra “hermosura” como sinónimo de su género. Las famosas joyas de la sociedad, consideradas como algo preciado y que todos reconocen su valor, pero no pasa de ser algo hermoso y sin nada más que ofrecer. Alastor ha conocido a muchos omegas, y cada uno era más hermoso que el anterior, la primera vez que vio a Moxxie pensó que era tierno con su pequeño moño y tartamudeo, posee el encanto dulce de los omegas y eso coincide con sus feromonas hogareñas, luego está Verosika que tiene una fuerte presencia y era sensual aunque usara un vestuario simple, sus feromonas también coinciden con ese tipo de belleza, un aroma floral muy fuerte y marcado que la delataba como alguien dominante a la que le gusta marcar su territorio.
Cada omega tiene su encanto, y Lucifer no era la excepción, pero también había algo inusual en él. Sus feromonas de rosas lo delataban como alguien de alta sociedad, sofisticado y con altos estándares, luego estaba aquel sabor de manzanas dulces que ocultaba a un omega tímido como un niño que está descubriendo el mundo. Quizás la razón por la que se siente tan intrigado por Lucifer se deba a que no entra en ninguna casilla de la norma, era una mezcla extraña, que lo intriga y fastidia por igual.
Decidió no darle vueltas al asunto y solucionar lo que pasaba entre ellos, esa extraña guerra fría no puede continuar.
Su presencia no tardó en ser captada, el omega miró sobre su hombro al sentir aquel aroma del vino y el chocolate amargo, al ver a Alastor su sonrisa se extendió en su rostro tomando por sorpresa al alfa, que no pudo evitar comenzar a sospechar que el Omega era bipolar. ¿Pueden culparlo? Casi una semana haciendo muecas y ahora sonríe, era motivo para dudar.
—Oh, Alastor —Lucifer sostuvo la tablet frente a su rostro —Eso significa: ¡Adiós Miguel!
«—¡Espera! ¿Quién es ese tipo? ¿Por qué pudo entrar en tu propiedad? —Lucifer sonrió frente a la cámara sacándole la lengua —¡Luzbel, ¿En qué andas metido?! »
—Colgando —Dijo finalmente, acabando la videollamada e ignorando las preguntas de su hermano —Tonto, tonto, tonto.
Alastor se preocupó por la salud mental de Lucifer al verlo hablándole a la tablet tras cortar la llamada.
—¿Interrumpo algo?
—¡Para nada! —Le restó importancia —Solo hablaba con mi perfecto hermano gemelo —Dijo con ironía volviendo a trabajar en el columpio —Nada importante.
—Supongo que alguien no es tan perfecto como esperaba y tiene un fuerte complejo de hermano.
—Aunque te cueste creerlo, no soy tan perfecto como luzco —Ajustó las correas de la soga, verificando que estuviera bien amarrado —Mi hermano es el realmente perfecto.
—Ya veo —Se acercó para echar un vistazo al trabajo —¿Y lo odias?
—Quisiera —Dijo de forma distraída —Es fácil odiar a alguien que intenta ser perfecto y hace todo lo posible para serlo —Alastor prestaba atención a sus palabras —Pero Miguel no intenta serlo, él es naturalmente perfecto en todo, y encima es estúpidamente bueno. ¿Sabes lo que está planeando ahora?
—¿Qué?
—Irá a Kenia para construir escuelas y casas, es uno de sus muchos viajes ayudando al prójimo —Tras confirmar que las sogas estaban bien, se sentó en el columpio con confianza —No lo odio —Susurró apenado, apretando las sogas con ambas manos —Él no hace todo eso porque quiere ser bueno, para quedar bien o cumplir con su rol en la iglesia o como alfa, él… de verdad adora ayudar y nunca espera nada a cambio.
Alastor se sorprendió por la repentina sinceridad de Lucifer.
Sabe que hay muchos hermanos en su familia y sería sorprendente que nadie hubiera desarrollado cierto complejo con otro, pero ver a Lucifer decaído es algo que no esperaba. Ahí estaba él, balanceándose en el columpio que acaba de construir con ayuda de las indicaciones de su hermano, aquel por quien tiene complicados sentimientos.
Acabaron envueltos en un cómodo silencio, disfrutando de la brisa fresca de la mañana, un momento de soledad que pocas veces tenían la oportunidad de disfrutar ya que Charlie era una niña que adoraba cantar, correr y hablar.
—Por cierto, hoy sales con tus amigos también, ¿No? —Alastor asintió —¿A qué hora te vas?
—Antes de las seis debería estar en el punto de reunión.
—Ya veo —Lucifer se sentía avergonzado por tener que admitir sus errores, apenado por disculparse, pero tras hablar con Stolas la noche anterior comprendió muchas cosas y, entre ellas, que su actitud no era precisamente la mejor. Si Alastor acaba renunciando no sería culpa de nadie más que la suya —Oye, Alastor.
—Dime.
—Lo siento si esta semana fui… eh, fastidioso —El alfa lo miró, sorprendido de que diera el primer paso —Como sabes, creo que crecer entre muchos hermanos alfa y ser un omega me puso en una posición bastante… cómoda —Alastor usaría la palabra “privilegiada” o “posición de la realeza”, pero acepta la palabra de Lucifer porque lo está intentando —Lo que quiero decir es que no siempre soy así.
Alastor lo miró de reojo, dudando.
—Bueno, la mayoría del tiempo sí, pero intento mejorar mi actitud y ser una mejor persona —Aceptó con las mejillas rosadas —No pienses mal de mí, por favor, no soy así porque quiero.
Alastor lo acepta, en el fondo sabe que gran parte de la actitud de Lucifer se debe a sus instintos que actúan frente a alguien por quien pudiera estar interesado, y el beso de la noche anterior lo deja en claro.
Lucifer era alguien acostumbrado a tenerlo todo, dramático como pocos pueden serlo, orgulloso de sí mismo al nacer en cuna de oro, con un ego bastante grande y que no sabe lidiar con el rechazo, y Alastor no lo culpa, por lo poco que sabe y acaba de revelarle, él fue educado de esa forma. Creció en una familia donde solo había alfas, conocidos por ser personas que buscan proveer a los omegas ya sea porque son familia, cachorros o pareja, y Lucifer tuvo a 8 alfas a su alrededor que estaban dispuestos a cumplir sus caprichos y lo consentían, y eso si solo hablaba de los hermanos porque desconoce el rol de sus padres en su crianza o las amistades, es debido a eso que Alastor no puede condenarlo de ser un caso perdido cuando toda su vida lo educaron de determinada forma.
Él mismo sabe que los instintos y la educación pueden dar como resultado actitudes preocupantes.
—Lo entiendo —Dijo con calma Alastor, tomando por sorpresa a Lucifer —Yo tampoco tuve una buena actitud y admito que darte una explicación no era algo complicado, solo me sentí atacado.
—Perdón —Se levantó del columpio para estar a la misma altura, o casi, Alastor era una cabeza más alto que Lucifer y debía mirar hacia abajo —No quise meterme en tus asuntos, tienes todo el derecho a no querer hablar conmigo, es solo… —Sus mejillas se tornaron más rojas —Solo sentí mucha curiosidad.
Mentira, pensó Alastor sin cambiar su expresión, sabe que esa curiosidad es algo más y no quiere preguntar, le preocupaba confirmarlo que sospecha.
—No mentí cuando dije que ayudaba a una amiga que atraviesa un momento complicado —Dijo sin darle importancia —Creo que después de esta noche las cosas volverán a la normalidad.
Alastor no pasó desapercibida la manera en que Lucifer se emociono, no solo porque sus feromonas lo delataron, sino que su sonrisa era demasiado arrogante como si él acabara de ganar algo que Alastor desconocía por completo. Sin embargo, en favor de la paz, decidió no pensarlo demasiado.
Admiraron una última vez el columpio y, tras intercambiar miradas, se pusieron de acuerdo en ir por Charlie al jardín de infantes. Lucifer estaba emocionado por mostrarle el nuevo columpio y Alastor se sentía más relajado porque el asuntos haya acabado.
Los dos ignoraron la tablet tirada en el césped donde Miguel intentaba comunicarse con su hermano.
Notes:
INFORMACIÓN DISPONIBLE:
• 10 de cada 100 humanos son omegas (8 omegas y 2 puros)
• Los Omega (Ω, omega) pertenecen a la base de la jerarquía de género, si bien son los más importantes porque marcan la reproducción humana, se mantiene el prejuicio de son solo caras bonitas o madres por naturaleza.
• Sus feromonas usualmente son aromas florales o cítricos como azúcar, vainilla, melocotón, caramelo, durazno, chocolate, rosas, lavanda, lilas, frambuesas, jazmín, pomelo, geranio o fresas, y cuentan con un ciclo de celo entre 6 a 9 veces al año, durante este estado se manifiestan colmillos (pequeños en comparación a los alfas y un poco más grandes que los betas) parecidos a los gatos o zorros, y los usan para inyectar feromonas en su pareja y marcarla.
Chapter 13: Sombras y luces
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
❝ Tienes que saber que hoy conociste mis luces. Ojalá no te asustes cuando conozcas mis sombras❞
— Anna Franco
Nueva Orleans; Residencia Morningstar
—¡Vaya, es increíble! —Exclamó Charlie al ver el columpio —¿Quién lo hizo?
—Lo construí yo —Dijo Lucifer, sus ojos brillando con orgullo.
Alastor y Lucifer se encontraban en el jardín tras Charlie que saltaba alrededor de su nuevo juego, emocionada por probarlo cuanto antes.
El columpio tenía una estructura simple con una madera robusta y cuerdas resistentes, se mecía con la brisa y era más que atractivo para un niño, Charlie no dudó en saltar al el asiento y sujetar las cuerdas con firmeza.
Comenzó a balancearse suavemente, dejando que el viento acariciara su rostro mientras Lucifer observaba a su hija con una expresión de satisfacción y felicidad. Verla disfrutar de algo que había construido lo llenaba de una profunda satisfacción y Alastor observaba a ambos sonriendo por algo tan simple como un juego, decidió darles un momento a solas con la excusa de ir a preparar los almuerzos, lo mínimo que puede hacer cuando se irá más temprano que la última vez y de seguro volverá tarde, se retiró dejando que padre e hija se divirtieran juntos.
Se dirigió a la cocina siendo recibido por el aroma de ingredientes frescos y especias que Lucifer se olvidó de guardar, se dispuso a preparar el almuerzo y disfrutar de cocinar, mientras picaba las verduras se aseguraba de que las sartenes estuvieran a la temperatura perfecta y su mirada se desviaba hacia la ventana que daba al jardín.
Desde esa posición podía ver a Lucifer y a Charlie disfrutando del columpio como si fueran dos niños pequeños, ella reía alegre cuando se balanceaba de un lado a otro, el viento jugando con su largo cabello rubio y gritaba de alegría cuando su padre la empujaba con demasiada fuerza, el rostro de Lucifer estaba iluminado con una sonrisa reservada solo para la niña.
A ojos de Alastor había algo conmovedor en la escena que se desarrollaba ante sus ojos.
Se detuvo por un momento, con el cuchillo aún en la mano, para observar a Lucifer, que a menudo mostraba una fachada descarada y caprichosa, pero parecía cambiar en la presencia de su hija, su ternura y dedicación se hacían evidentes en cada gesto. El sol brillaba a través de las hojas de los árboles, bañando el jardín en una luz dorada provocando en Alastor una oleada de calma, ver a aquel par tan felices y despreocupados, le recordaba a los contamos momentos donde fue feliz en su niñez.
De repente su atención ya no estaba puesta en la tarea culinaria, sino en Charlie que reía a carcajadas mientras se balanceaba y Lucifer que con una sonrisa radiante la empujaba, era una escena de pura felicidad familiar, una imagen que se grababa en su mente.
Mientras observaba, sintió una punzada de dolor en su corazón.
Había una parte de él que envidiaba no poder formar parte de esa familia, compartir esos momentos de alegría y amor, aquel anhelo venía acompañado de una profunda culpa. Podía sentir la fría presencia de sus fantasmas abrazándolo y murmurando palabras en su oído, un recordatorio constante de que no debía involucrarse en la vida de Lucifer y Charlie más allá de lo que ya lo hacía. La voz era insidiosa, siempre presente, minando su confianza y avivando sus inseguridades. No podía involucrarse porque atraía cosas malas a quienes más ama.
Apartó la mirada por un momento, intentando concentrarse en la preparación del almuerzo, cortó las verduras con movimientos precisos, pero su mente seguía regresando al jardín.
La culpa lo corroía, como si desear ser parte de esa familia fuera un crimen imperdonable y para él lo era, Alastor cargaba con un pasado muy pesado, las cicatrices que ocultaba debajo de sus largas camisas eran un recordatorio constante de que no puede buscar una familia, todo lo que sabe sobre ser una familia lo aprendió en casa, y se parece mucho al dolor, por eso no puede arruinar la felicidad de Charlie y Lucifer.
Alastor tiene una vida llena de sombras y secretos, cosas que no quería imponer a Lucifer ni a su hija. A pesar de la lucha interna, sus ojos volvieron a posarse en la ventana. Verlos juntos le provocaba una mezcla de emociones, las cuales no estaba dispuesto a arruinar, por eso agradece a la voz en su mente que le sigue recordando que no debe entrometerse.
Finalmente, sirvió el almuerzo y llamó para que entraran a comer, mientras observaba a Lucifer y Charlie dirigiéndose a la mesa, se prometió que haría todo lo posible por ser un buen amigo y apoyo, sin olvidar los límites que debía mantener.
Durante el almuerzo Charlie les habló de que en clase dibujaron mucho y aprendieron algunas letras, ella estaba un poco atrasada, aunque no lo suficiente como para preocuparse porque a los cinco años estaba bien tomarse su tiempo para aprender. No hizo comentarios cuando Lucifer le preguntó sobre sus amigos y no obtuvo una respuesta, tampoco quiso insistir.
Alastor y Lucifer escuchaban a Charlie narrando el cuento que les leyó su maestra mientras disfrutaban de los deliciosos platillos.
En medio de la conversación, un sonido de notificación interrumpió el ambiente y Lucifer sacó su teléfono mientras se llevaba un trozo de carne a la boca, ignorando la expresión de Alastor que estaba ofendido de verlo usar aquel aparato cuando la noche anterior lo regañaron por ese motivo, no tuvo tiempo de regresar la reprimenda porque Lucifer comenzó a toser como si fuera a escupir un pulmón.
Charlie miró a Alastor con el tenedor de plástico en sus labios, pidiendo con su mirada que ayudara a su padre, a regañadientes el alfa se levantó para darle palmadas en la espalda y le pasó un vaso con agua para que recuperara el aliento. Lucifer se acabó la bebida con rapidez y de nuevo se concentró en la pantalla, sus ojos se iluminaron con una emoción palpable, enseñándole a Alastor su teléfono prácticamente pegando el aparato al rostro ajeno.
—¡Verosika Mayday acaba de anunciar que va a participar en una transmisión con el Demonio de la Radio! —Exclamó alegre.
Su excitación era evidente, y no pudo evitar compartir la noticia.
Alastor, que estaba junto a él por haberlo ayudado a evitar que muera ahogado, se apartó lo suficiente para ver el resplandeciente anuncio de color rosa con letras neón y su característico símbolo a un lado.
Tal como dijo Lucifer, Verosika subió una fotografía donde anunciaba su participación en el programa de radio, ella estaba lanzando un beso a la cámara y guiñando un ojo, de fondo se apreciaba el logo de la estación de radio en rojo brillante como prueba de que estaba practicando antes del programa. Alastor se inclinó hacia un lado, sorprendido por la reacción de su amigo.
—No sabía que te gustaba esa cantante —Aunque puede imaginarlo, Lucifer tiene un gusto tan variado en la música que no le sorprendería escucharlo cantando una canción pop y luego algo de jazz.
Solo no sabía que pudiera gustarle específicamente Verosika, entre tantas personas.
—Ella cantó en una de mis películas favoritas y su voz es increíble —Dijo Lucifer, con una sonrisa de oreja a oreja —Saber que va a estar en una transmisión con el Demonio de la Radio significa que el programa de esta noche será increíble —Volvió a mirarlo con ojos brillantes —Cada día me sorprende y emociona más.
Lucifer seguía revisando la notificación, leyendo los detalles del anuncio una y otra vez. Su emoción era contagiosa, Charlie se unió a él pidiendo ver fotos de la cantante y Alastor, aunque sorprendido, los miraba en silencio pensando que tal vez podía pedirle un autógrafo a su compañera como pago por los problemas que le causó esta semana.
Es lo mínimo que puede hacer por él después de una larga semana soportando sus llamadas y mensajes, sin mencionar que ni siquiera le estaban pagando por participar en el show, lo cual servía para Alastor porque era trabajo gratis.
Nueva Orleans; Torre de Radio
Verosika se encontraba del otro lado de la puerta del estudio, inhalando y exhalando en busca de confianza, está por conocer al Demonio de la Radio.
Tras ella se encontraban sus amigos que tenían prohibido ingresar para mantener secreta la identidad del locutor de radio, Josh, Coco, Kiki, Kat, Milky, Ace y Apple miraban a la cantante, dándole apoyo moral, repitiendo que su canción ya fue aceptada por el excéntrico locutor y su manager explotador no podía hacer nada para detenerla, todos le prometieron acompañarla en su nuevo camino. Verosika apretó el contrato en sus manos, en él se comprometía a guardar en secreto la identidad del Demonio de la Radio y no compartirlo con nadie, de lo contrario, las consecuencias iban a ser severas. Tanto que tendría que volver a hacer cosas de las que no se enorgullece para pagar los daños.
Al fin atravesó las puertas, saludando a Millie, Moxxie y Niffty sentados en el sofá, hizo una mueca al ver a Blitzø, ambos se ignoraron en un intento por finalizar ese último día trabajando juntos en términos mínimamente cordiales. Verosika se dirigió al otro lado de la cabina donde la esperaba Alastor con unos audífonos sobre los hombros y cabizbajo por estar leyendo la canción de la cantante con los arreglos finales, ella dejó el contrato sobre la mesa.
Alzó la vista para ver a Verosika, con su inconfundible presencia que siempre lograba atraer todas las miradas, no por nada es una figura conocida en el mundo del espectáculo, destacaba no solo por su talento vocal sino también por su apariencia llamativa y estilo distintivo donde los atuendos ajustados de color rosa eran su marca personal, aunque en un programa de radio nadie la podría ver.
Esa noche llevaba su largo cabello rubio con mechas rosadas suelto, caía en ondas enmarcando el rostro, la combinación de colores en su cabello era un contraste que realzaba sus rasgos delicados y su oscura piel por las camas solares enmarcan los ojos con pupilentes rosa, Alastor todavía no sabe cuál es su verdadero color.
—Aquí tienes, Alastor. Está firmado —Agarró el contrato de confidencialidad, lo abrió para darle un rápido vistazo y asegurarse de que todo estuviera en orden. Mientras lo hacía, no pudo evitar notar la atención al detalle que Blitzø había puesto en todo.
—Perfecto, ahora siéntate —Intrigada le hizo caso y aceptó los audífonos que le pasaba —Por cierto, ¿Te molesta darme tu firma?
—¿Qué? ¿De repente te gusta mi música pop comercial? —Se burló, pero de todas formas firmó una hoja en blanco con su nombre, un corazón al final.
—Claro que no, hay alguien a quien le gustas y pensé que era un buen precio por dejarte estar en mi programa.
—Al fin alguien con buen gusto —Firmó con su delicada caligrafía y le dio un beso al papel, dejando la marca del labial, tras eso se dio cuenta de lo que acababa de escuchar —¿Tu programa?
—Bienvenida al infierno —Dijo con una voz resonante y segura —Soy el Demonio de la Radio, Alastor.
Por un momento, Verosika se quedó sin palabras, su mente tratando de procesar la revelación. Nunca hubiera imaginado que Alastor, a quien había conocido como un intermediario excéntrico al que no le gustaba su música, fuera la voz detrás de uno de los programas de radio más influyentes y populares.
Quiso reírse por haber sido tan tonta, ahora que sabe la verdad es muy obvio.
Alastor le dio apenas un minuto para procesar la idea, luego las luz roja de “Al Aire” se encendió, su voz ahora llenaba el estudio al dar inicio a su programa nocturno.
—Bienvenidos, queridos oyentes, a otra emisión del Demonio de la Radio —Comenzó, su tono envolvente captando la atención al instante y Verosika se sorprendió al ver una actitud más relajada en Alastor —Esta noche tenemos una transmisión muy especial y creo que algunos sospechan el motivo.
Hizo una pausa, creando un momento de anticipación antes de continuar.
—Nuestra invitada de hoy es una estrella que brilla por su carisma, tiene una voz que los ha cautivado y se encuentra en el top de las encuestas —Golpeó la mesa para dar un poco de ruido más rústico —Hablo de la única, Verosika Mayday.
La mención de aquel nombre provocó una oleada de correos y mensajes en las redes sociales, del otro lado de la cabina Blitzø escuchaba la transmisión mientras bebía una cerveza y controlaba los sonidos, activando los aplausos por la presentación de su ex y sus amigos se encargaban de filtrar los mensajes que eran dignos de destacar más tarde.
—Esta noche nos deleitará con una actuación en vivo y, la mejor parte, una nueva canción —Ella se acomodó frente al teclado que ya estaba acomodado en el estudio desde el día anterior —Verosika, es un placer tenerte aquí. Estoy seguro de que nuestros oyentes están tan emocionados como yo de escucharte.
Verosika se acercó al micrófono, su voz suave hacía un magnífico contraste con Alastor.
—Gracias, Demonio de la Radio, es un honor estar en tu programa. Estoy muy feliz de compartir esta noche con todos ustedes y espero que disfruten de este nuevo trabajo tanto como yo disfruté hacerlo bajo la rigurosa inspección de alguien con estándares tan altos —Alastor fingió sacarse el sombrero y le cedió el control.
La transmisión prometía ser un evento memorable, y él estaba ansioso por compartir esta experiencia con todos sus oyentes y la emoción que de seguro siente cierto omega. Con una señal de su mano, dio inicio a la actuación en vivo de Verosika.
Ciudad del Vaticano; Barrio Prati
Miguel se encontraba en su departamento, preparando las maletas con sus pertenencias y cajas con libros nuevos de todo tipo, guardando cuidadosamente cada objeto para el próximo viaje a Kenia.
La habitación estaba en un estado de ligero desorden, lo cual no era normal y le provocaba un poco de estrés pensar en que debía organizarlo antes de irse. No es la primera vez que realiza un viaje, conoce el proceso, años de costumbre ayudan en algo, pero de todas formas sigue sintiendo que será experiencia transformadora, una oportunidad para contribuir a la construcción de casas y brindar ayuda a través de la iglesia tal como su padre le ha enseñado. Si alguien tiene la fuerza, la capacidad y los medios para dar una mano al otro, debe hacerlo, incluso cuando no tiene mucho para ofrecer.
Su estilo de vida sencillo se refleja en el minimalismo del departamento, donde vive con lo esencial, eliminando el exceso y concentrándose en la sencillez. Le gusta vivir de esa forma, es cómodo y tranquilo.
Mientras seleccionaba la ropa y los suministros de la última maleta, su mente no pudo evitar divagar hacia su gemelo y la conversación que mantuvieron por teléfono, el cual continuaba sobre la mesa con la pantalla apagada. Al desbloquearlo de nuevo vio las indicaciones de su hermano sobre cómo sintonizar la radio para escuchar a alguien que se hacía llamar El Demonio de la Radio; un nombre que no era muy agradable para alguien tan religioso como Miguel, aunque sí algo que escucharía Lucifer.
Él siempre fue un espíritu libre, alguien que seguía su propio camino y a menudo desafiaba las convenciones. Miguel, por otro lado, encontraba satisfacción en el servicio y la ayuda a los demás, encontrando su propósito en la comunidad y la fe. A pesar de sus diferencias, tenían una profunda conexión, y era difícil saber si se debe a su lazo como gemelos o a tantos años compartiendo cuarto hasta desarrollar un lenguaje mudo donde se entendían con miradas y pocas palabras.
Que Lucifer le proponga algo inusual como escuchar un programa de radio nocturno que posee una connotación demoníaca es extraño. Tampoco era común que se interesara por algo específico, Lucifer siempre tuvo gustos variados, dependiendo del día su color favorito iba a cambiar y no suele permanecer estático. Todo lo contrario a Miguel que mantiene sus gustos iguales, el mismo color favorito, el mismo libro favorito, la misma comida, número, banda, todo era igual a la primera vez que eligió.
Antes de retomar su trabajo ordenando la ropa dirigió la mirada a su laptop que pasaba una dulce melodía de piano y, tras pensarlo un poco más, aceptó darle la oportunidad, aunque duda que pueda gustarle. Lucifer y él no comparten nada más que la cara, y hasta eso a veces puede tener ligeras diferencias.
Dio click al link que Lucifer se tomó la molestia de enviarle por correo y al instante apareció una pantalla en negro con bordes rojo, en el centro había una cara sonriente con ojos de forma de flechas que miden las ondas sonoras y a un lado había un panel con comentarios de los fanáticos.
—Sutil —Bufó, como si no fuera lo suficientemente demoníaca la estética, la voz del locutor tenía algo perturbador y al mismo tiempo atrayente, combinación extraña, pero que obviamente atraería a Lucifer —Veo que tus gustos siguen iguales, Luzbel.
Miguel continuó empacando libros y cuadernos de notas en blanco, herramientas esenciales y útiles escolares para los niños, con la voz del Demonio de la Radio de fondo.
Apenas le prestaba atención a lo que decía, en su lugar pensaba en las personas que conocería y la nueva comunidad que lo esperaba. La construcción de escuelas era más que un simple acto de edificación, se trataba de un símbolo de esperanza y un futuro mejor para los niños. La iglesia había sido su pilar durante años, y este viaje representaba una extensión natural de su fe y compromiso con el servicio.
Antes de cerrar la última maleta, Miguel se detuvo a medio camino cuando la voz del locutor tétrico fue reemplazada por una mucho más dulce y femenina, volteó hacia la computadora, la imagen de fondo permanecía igual salvo que con una especie de graffiti de las letras V y M a un lado junto a un beso con lápiz labial rosa.
Sé que más nunca habrá un tú y yo,
no digas “nunca” pero lo solté
no sé si la herida cerró
pero ya no duele.
Miguel estaba genuinamente sorprendido de que existiera una voz tan melodiosa, las únicas personas que disfruta de escuchar cantar son el coro de la iglesia y a su madre, no sigue a los grandes artistas, menos está al día con las nuevas modas.
Cuando la primera nota de la canción de Verosika llenó la habitación, quedó cautivado al instante.
Su voz era como un bálsamo celestial, suave y poderosa al mismo tiempo, capaz de evocar una amplia gama de emociones con cada palabra. Había una pureza en su tono que Miguel solo podía comparar con los ángeles, una cualidad etérea que lo hizo sentir como si estuviera en presencia de algo divino. Se acercó a la laptop como si de esa forma pudiera conocer de alguna manera a la persona en el otro lado de la pantalla.
Perdí confianza por quererte más que a mi,
perdón mi tiempo por ponerlo todo en ti,
perdí mi orgullo y más nunca lo encontré,
perdí un pedazo de mi cuando me alejé,
perdí amigos que me advertían de ti,
perdí el presente y hasta eso te lo di,
sé que perdí mucho más de lo que gané,
pero no tanto porque sí te amé.
A medida que la canción avanzaba, se dio cuenta de que estaba conteniendo el aliento, absorto en la interpretación de Verosika y el sonido tranquilo de las teclas de un piano. No era una melodía compleja ni extraña, Miguel podría sacarla con facilidad con solo escucharla una vez y no sabe si es porque le está prestando demasiada atención o porque es bueno con el piano, pero sin lugar a dudas puede deducir con facilidad cuál es la melodía.
Las letras, cargadas de sentimiento y emoción, resonaban en él., como si la cantante le estuviera hablando desde su corazón, revelando verdades y sentimientos que ni siquiera él podría articular. La pasión y la sinceridad en su voz lo dejaron en un estado de asombro y admiración.
Miguel no podía evitar compararla con los coros celestiales que imaginaba en sus momentos de rezo. La voz de Verosika tenía esa cualidad, algo que lo elevaba por encima de las preocupaciones mundanas y le daba una sensación de paz y esperanza. Sentía una conexión indescriptible, como si sus almas se hubieran encontrado a través de las ondas de radio.
Fue una experiencia casi espiritual, que le dejó una impresión duradera.
Me quedaron tantas cosas por decir,
empezando porque ahora sé lo que es vivir
y que ya en verdad
me sabe a mierda si piensas en mi,
oh, oh, estoy tocando
la misma melodía en mi balcón,
donde prometiste
que intentarías que fuera amor,
así funcionan las falsas promesas
un día están y al otro no.
En Nueva York más de uno se encontraba escuchando la radio en distintos dispositivos, la tecnología era muy útil en esos momentos, y gran parte de los oyentes se detenían un momento para mirar la pantalla en rojo y negro, curioso por el cambio que estaba teniendo el Demonio de la Radio.
Stolas desde Alabama escuchaba el programa de radio a pedido de Lucifer, él se lo presento hace varios años y se convirtieron en fanáticos. El omega disfrutaba de la melodía que encajaba a la perfección con sus complicados sentimientos del momento, y sin poder evitarlo se envolvió en su manta con estampado de estrellas amortiguando los sollozos por estar enamorado de un idiota. Era un mal momento para que su hija, quien siempre lo mantenía a flote en los momentos más oscuros, estuviera pasando la semana con su madre.
Desde California donde se encontraba Joel escuchando la radio mientras estudiaba, reinaba el silencio en la solitaria habitación de la universidad, mientras que lejos de la zona Azrael en ese preciso momento recibía la llamada de que hallaron otro cuerpo, esta vez en Arizona, lejos del Estado donde ocurrieron los últimos asesinatos y rompiendo con el tiempo mensual en el que mueren las víctimas.
Perdí confianza por quererte más que a mi,
perdón mi tiempo por ponerlo todo en ti,
perdí mi orgullo y más nunca lo encontré,
perdí un pedazo de mi cuando me alejé,
perdí amigos que me advertían de ti,
perdí el presente y hasta eso te lo di,
sé que perdí mucho más de lo que gané,
pero no tanto porque sí te amé.
Cuando la canción terminó, Miguel abrió los ojos, sintiendo una mezcla de tristeza y calma.
Sabía que había presenciado algo especial. La voz de Verosika continuaba resonando en su mente, una melodía que no podía olvidar, se dio cuenta de que acababa descubierto una nueva fuente de inspiración y consuelo, la cual lo llevó a buscar uno de sus muchos cuadernos de dibujos guardados hace tantos años y comenzar a tratar algo nuevo. Era como si cada nota hubiera tocado una parte oculta de su alma, despertando sentimientos de renovación.
Mientras Miguel procesaba estas emociones y el fuerte impulso de inspiración, la voz estática del Demonio de la Radio volvió a llenar el aire. Su tono era reflexivo y lleno de carisma.
«—La verdadera esencia de un artista —Dijo con una floritura galante —No reside únicamente en su habilidad para entretener o vender discos. No, su esencia verdadera es su capacidad para tocar el alma, conectar con la gente e inspirarlos, admito que yo mismo me inspiré.»
«—No podría estar más feliz de haber logrado inspirarte —La voz de Verosika en su tono normal era suave, un poco aguda a oídos de Miguel —Espero haber logrado alcanzar a más personas con mi nuevo estilo, sé que no es lo que acostumbran a escuchar de mi, pero este es mi verdadero sonido.»
«—Y así, mi estimado público, se revela un verdadero artista —El locutor hizo una pausa dramática —Verosika Mayday, una verdadera artista capaz de evocar emociones, despertar pensamientos y conectar, la cantante de los corazones rotos.»
Miguel escuchaba atentamente, sintiendo que las palabras del Demonio de la Radio complementaban muy bien lo que acababa de experimentar, a pesar de que nunca ha sufrido un mal de amor.
Por primera vez, está feliz de que Lucifer le recomiende algo tan increíble, no siente ni un poco de arrepentimiento. También le recuerdan que debe averiguar en qué anda metido su hermano, todavía no se olvida que un hombre extraño estaba en su casa y que parecía tener llaves, podría enviar a alguno de sus hermanos menores y luego, cuando se desocupe, iría a verlo personalmente.
Lucifer tiene talento natural para meterse en problemas ridículos.
Notes:
INFORMACIÓN DISPONIBLE:
Los Omega (Ω, omega) estimulan la rutina de un alfa, también de varios betas, amplifica la fertilidad y los instintos paternales en todos los géneros.
Su celo se alinea con el alfa en quien está interesado, hay más probabilidades de que ocurra si pasan mucho tiempo juntos, Dependiendo de la profundidad de la mordida, esta simboliza la sumisión del omega y la devoción del alfa, y si un omega está en una relación o siendo cortejado, sus feromonas se mezclan con las del pretendiente y si son muy cercanos, "toma" el aroma del otro.
Chapter 14: Acerca de la familia
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
❝ Cada familia es su propia mini-iglesia, un grupo de personas que, por fe, creen que ser parte del grupo dará sentido, esperanza y salvación a sus vidas❞
— Mark Manson
Nueva Orleans; Residencia Morningstar
Lucifer dejó a Charlie profundamente dormida en su cama, jugar todo el día con el columpio y corriendo en los jardines la dejaron agotada, lo cual hizo sencillo llevarla a la cama. Ahora tiene un momento de soledad, verdadera soledad, la última vez estuvo despierto con su hija esperando a Alastor y antes de eso mantuvo un ritmo donde el tiempo pasaba sin que se diera cuenta, por fin los asuntos laborales estaban en orden y revisión los detalles finales.
Por eso se encontraba fuera de la casa, con una botella de vino en la mano, no suele beber durante el día porque a su hija no le gusta el aroma y decía que ocultaba su olor natural. Como Charlie dormía y sintió el impulso de relajarse, vio la oportunidad adecuada para desprenderse de sus limitaciones.
Había decidido tomarse un momento para despejar su mente, no tiene muchos problemas ya que su trabajo estaba en orden, pero su preocupación era lo que comenzaba a sentir por su compañero de vivienda y empleado, frente a él sentía una increíble facilidad para hablarle sobre su familia. No era su culpa, Alastor transmitía mucha paz y aunque puede soltar algunos comentarios cínicos, también era respetuoso y lo escuchaba sin juzgar ni hacer preguntas incómodas, dejando que hablara tanto como quisiera. Se acercó al columpio que había construido con tanto esmero y se dejó caer, con la botella de vino tinto en su mano, y comenzó a balancearse suavemente, dejando que la brisa de la noche acariciara su rostro.
El cielo nocturno estaba despejado, y las estrellas brillaban con una intensidad deslumbrante, los sonidos a su alrededor eran varios, hay voces en la calle, alguna melodía lejana de los músicos callejeros, los autos pasando frente a su casa, los grillos y la vibración de su teléfono por Miguel queriendo hablar de algo que Lucifer no quiere tratar, porque de seguro va a preguntarle sobre Alastor y no podía mentirle, ya sea por su vínculo de gemelos o porque Miguel era muy perspicaz, siempre fue difícil engañarlo porque parecía ser capaz de leer entre líneas y deducir lo que intentaba ocultar.
Alzó la vista intentando bloquear los sonidos de afuera y maravillarse con la belleza del firmamento, las estrellas apenas se apreciaban debido a la contaminación lumínica, la luna, alta y resplandeciente, arrojaba luz sobre el jardín, creando sombras y destellos que bailaban con el movimiento del columpio.
Mientras tomaba un sorbo de vino, dejó que el exquisito sabor llenara su paladar.
Había algo profundamente satisfactorio en ese momento de quietud, donde podía ser y disfrutar de un momento tranquilo, sin sentir culpa de haber dejado de lado a Charlie o por llevarla a reuniones con inversionistas como hizo cuando era más pequeña. Las semanas anteriores fueron intensas, llenas de desafíos y responsabilidades, pero ahora, en el columpio y con Charlie dormida con una sonrisa en los labios, siente que vale la pena el esfuerzo.
Se permitió perderse en esos pensamientos y la imagen de cierto alfa vino a su mente.
Como si hubiera sido invocado, en ese mismo momento Alastor abrió el portón de la casa provocando un chirrido e ingreso arrastrando los pies mientras se daba un masaje en la nuca. A Lucifer le intrigó no verlo con aquella sonrisa inalterable, las comisuras de sus labios no estaban elevadas y no hay rastros de su expresión normal, en lugar de eso se apreciaba con claridad el cansancio y los labios caídos en una mueca de fastidio, Alastor siempre le pareció la personificación de la confianza y la energía incluso a primera hora de la mañana, su sonrisa era una constante que irradiaba alegría y seguridad, pero en aquel momento esa fachada parecía haberse desvanecido.
Lo vio girar sobre sus talones para cerrar el portón, dejando caer su frente en los fríos barrotes de hierro, en esa postura pudo notar algunos detalles que pasó por alto. Alastor tenía los hombros ligeramente encorvados, sus movimientos eran más lentos y pesados, se apreciaba una sombra de agotamiento a su alrededor que no podía disimular. Lucifer se sintió conmovido por esta visión, viendo una nueva faceta de su amigo, una faceta que le recordó que, detrás de esa apariencia fuerte y sonriente, también había un ser humano.
Sin embargo, incluso en su estado de cansancio y sin su característica sonrisa, Alastor seguía siendo hermoso. Lucifer se sorprendió al darse cuenta de esto, notando la elegancia en sus movimientos, la profundidad en sus rasgos y la forma en que la luna iluminaba su figura, destacando la estructura fuerte de sus brazos y hombros, había una belleza serena en su postura, una honestidad cruda que lo hacía aún más atractivo. Sintió un nudo en el estómago al ver a Alastor así. Quería acercarse, era la primera vez que estaba viendo al verdadero Alastor, libre de máscaras y sonrisas forzadas, esta imagen lo hizo apreciarlo aún más, admirando la fuerza que debía tener para seguir adelante a pesar del cansancio.
Lucifer vio el momento exacto en que Alastor parecía tensar los hombros, levantar la mirada y buscar algo con su nariz.
En menos de un minuto aquellos profundos ojos marrones estaban sobre él, recorriendo su cuerpo con una mirada indescifrable, Lucifer no pudo evitar desviar la mirada y fingir que se arreglaba el pelo con indiferencia. Se regañó en voz baja por haber soltado sus feromonas y dejar al descubierto aquel interés al que ni él mismo le daba un nombre.
Alastor se acercó a Lucifer en silencio con las manos en los bolsillos, a pesar de que su mente le decía que saludara desde la lejanía y se fuera a dormir, no pudo hacerlo después de inhalar aquellas dulces feromonas que delataban el interés que aquel omega sentía por él. Fue una noche larga y apenas pudo lidiar con la emoción del grupo por la transmisión con Verosika, sin mencionar que para salir de la estación de radio tuvo que cruzar la parte trasera y caminar por un callejón repleto de basura, donde casi lo asaltaron unos pandilleros, y tras eso convenció a Blitzø y los demás de no insistir en que vaya a ninguna cena con tragos para celebrar un trabajo productivo, Alastor odiaba la idea de repetir eso todos los viernes y volver a casa tarde, arruinaba su ciclo del sueño.
Cuando vio a Lucifer sentado en el columpio bajo la luna, no pudo evitar acercarse, aunque sea para decir “hola” y luego retirarse. Era normal, muy normal y nada extraño, solo un empleado y su jefe hablando en medio de la noche.
—Su majestad —Saludó Alastor, acostumbrado a tratarlo de esa forma por los juegos de Charlie, por fortuna Lucifer ya no lucía incómodo y en su lugar le sonrió comprensivo —¿Problemas para dormir?
Alastor se dirigió al árbol, apoyando su espalda en la corteza, apreciando el perfil del omega que se balanceaba en el columpio con una botella de vino en la mano.
Era la primera vez que lo veía bebiendo.
—No, solo quiero permitirme un capricho porque las cosas en el trabajo están muy bien —Dijo con orgullo de su logro —¿Qué hay de ti? Vuelves temprano.
—Realmente no me gusta estar despierto ena madrugada, las calles son peligrosas, mis… amigos la última vez quisieron beber para festejar un milagro en su trabajo —Es raro hablar de Blitzø y los demás como sus amigos, para Alastor, la única persona a la que considera una amiga es Rosie.
—¿Calles peligrosas? —Se rió con los labios apoyados en la botella —Me sorprende que un alfa tenga miedo.
—No es miedo, es ser precavido.
—Sigue siendo un poco sorprendente, no hay muchos ataques a alfas.
—Tal vez no sean muchos, pero existen —Alastor dirigió su mirada a la calle tras las enredaderas que se acumulaban en los barrotes con cada día que pasa —Hay toda clase de enfermos en las calles.
—Eso no puedo negarlo —Bebió un sorbo y le pase la botella a Alastor, que hizo una mueca al ver el vino —Lo siento, ¿No te gusta?
—No, me incomoda —Dijo con una sonrisa.
—Oh, disculpa —Lucifer buscó con la mirada algo desconocido para Alastor, entonces se levantó para tirar el líquido sobre un cúmulo de malas hierbas dejando el recipiente a un lado —Listo.
—No era necesario.
—Descuida, es incómodo beber y que quien te acompaña no lo haga. Además —El omega le miró con una sonrisa ladina y le guiñó un ojo, ignorando lo que aquel gesto tan simple removió en Alastor —Todo es más delicioso cuando ves a alguien hermoso disfrutando de la bebida o la comida.
Alastor desvió la mirada, incómodo con el coqueteo y rezando para que se detuviera en ese momento.
Lucifer que no dejaba de mirarlo con sus brillantes ojos celestes llenos de curiosidad, repasando en cada detalle de su cuerpo. El cabello castaño de Alastor, normalmente peinado con cuidado, caía un poco desordenado sobre su frente y cada mechón parecía destacar su rostro angular y fuerte, acentuando sus pómulos marcados y la línea firme de su mandíbula. Aun en su estado de agotamiento, había una elegancia innata en la forma en que Alastor respiraba, una gracia que parecía natural y sin esfuerzo.
Todo a su alrededor gritaba calma, el autocontrol sobre sí mismo era tan fuerte y arraigado que apenas se apreciaban sus feromonas, lo cual resultaba en una gran ironía porque Lucifer es capaz de notar la mezcla del chocolate amargo con vino, una bebida que claramente no le gusta.
Observó con detenimiento la mirada de Alastor, esos ojos marrones casi negros que siempre son un enigma para él. En la penumbra de la noche reflejaban una profundidad e intensidad que pocas veces vio en otras personas, normalmente en otros alfas cuando cedían a su instinto y perdían cualquier rastro de raciocinio. En Alastor no le provocaba rechazo ni incomodidad, eran como pozos oscuros que escondían secretos y emociones no reveladas, y en ese momento, parecían más humanos y vulnerables que nunca.
Sintió una oleada de afecto y excitación, si fuera solo deseo por su cuerpo, podría decir con facilidad que hay alfas mucho más hermosos. Lucifer tiene estándares altos, tanto porque se considera muy valioso como por el hecho de que creció rodeado de alfas hermosos que lo hicieron invulnerable a los encantos de otros fuera de su círculo familiar, pero con Alastor le pasaba algo diferente. Es atractivo, sin lugar a duda, no es la persona más hermosa del mundo y tampoco la más sencilla, no obstante, al final día lo estaba siguiendo con la mirada y esperando su reacción a cualquier cosa que hiciera, ya sea la comida o algún comentario tonto sobre el trabajo, las madres del jardín de infantes o algún programa infantil.
Alastor sentía con claridad la mirada de Lucifer, era tan fulminante que podría atravesarlo si tuviera habilidades mágicas.
Hizo su mejor esfuerzo por sonreír aparentando calma, como si no le afectara en lo absoluto que el omega fuera tan honesto con sus feromonas y expresiones, por suerte no hizo nada directo y las cosas pueden continuar sin tanta incomodidad. Volteó para verlo y romper el tenso silencio.
—¿Charlie no dio problemas cuando se fue a dormir?
—¡Claro que no! —Lucifer se rió de la idea —Cayó dormida después de hablar con Lero-lero.
—¿Qué? ¿Lero-lero? —La duda fue imposible de ocultar —¿Charlie tienes amigos imaginarios? No lo noté.
—¿Mm? —Por un largo minuto no entendió a lo que se refería Alastor, entonces su cabeza hizo “click” y una risa escandalosa hizo acto de presencia —¡Ah! No, no es un amigo imaginario, es uno de mis hermanos menores —Explicó tras calmarse un poco —Es Rafael, pero su nombre artístico es Leroy y prefiere que lo llamemos de esa forma.
—Ah… claro —Lucifer notaba la duda en los ojos de Alastor, a pesar de estar sonriendo en un intento de disimular su curiosidad.
—Ya sé —Se levantó del columpio tomando por sorpresa al alfa —Ven.
Con una sonrisa en el rostro y una chispa de emoción en los ojos, Lucifer tomó la botella de vino vacía y con la otra sostuvo la mano de Alastor, guiándolo de regreso hacia la casa.
El aire nocturno acariciaba sus rostros y fue una contraposición con la calidez del interior de la casa, los ruidos de la ciudad fueron reemplazados por el constante silencio y las farolas de la calle quedaron atrás dándole la bienvenida a las sombras de la sala. Alastor, intrigado por la repentina emoción de Lucifer, lo siguió sin dudar porque no le quedaban muchas alternativas y el agarre en la mano era bastante firme, extraño viniendo de alguien tan pequeño y que hace dos días hizo un escándalo porque no podía mover el sofá; aunque Alastor no sabe si aquello fue un ataque por la guerra fría que mantuvieron o porque de verdad sintió el impulso de cambiar de posición uno de los sillones de la sala. Se dejó llevar porque algo en la actitud de Lucifer prometía algo interesante, algo que quería compartir con él.
Cruzaron el umbral de la puerta, Lucifer no podía contener su entusiasmo y Alastor, a pesar de su cansancio, se sintió un poco contagiado logrando picar su curiosidad.
Lucifer dejó la botella en un estante alto en caso de que Charlie lo agarre pensando que era para jugar y subió las escaleras, pasando por las puertas del baño, la que pertenecía a Charlie y tenía margaritas pintadas a mano, y se detuvieron frente a la habitación de Lucifer. Finalmente Alastor se mostró incómodo por tener que entrar de nuevo en el territorio de su jefe tan a la ligera.
Con un gesto dramático, Lucifer abrió la puerta y encendió las luces, revelando las mismas cosas que había visto en otras ocasiones.
La cama con dosel nunca estaba arreglada porque Lucifer prefería dormir y amanecer sin tomarse la molestia de ordenar las sábanas, los muebles eran lo único en orden porque tenían los cajones cerrados, había cuadros en las paredes que en su mayoría eran de Charlie y Lucifer en distintos lugares, sobre la chimenea apagada había una variedad de cuadros donde se apreciaban otros miembros de la familia y una cajita de mármol con intrincados diseños de flores y metales dorados.
Lucifer lo llevó frente a la chimenea, soltando su mano para poder extender los brazos en una exagerada presentación de un gran cuadro. Curioso por lo que debía ver, Alastor prestó atención a la gran imagen que no pudo ver en detalle las otras veces, aunque gracias a otros cuadros en la casa distinguió a los hermanos de Lucifer y en medio de ellos a una pequeña Charlie entre los brazos de su padre y junto a ellos había un niño de la misma edad que era abrazado por una mujer de largo cabello rojo trenzado que le llevaba hasta la cintura. Tal como en el cuadro del pasillo, cada uno de los hermanos estaba haciendo un número con sus dedos y, de nuevo, Alastor noto que faltaba el que correspondía al 10.
—Ellos son mis hermanos, aunque eso ya lo sabes —Lucifer señaló a cada hermano en el orden que los presentaba —Cada uno dice con sus dedos qué número de hijo es, y como sabes, soy el número uno, Miguel es el dos y así sucesivamente —Alastor notaba la emoción con la que explicaba —Siguen Gabriel, Rafael que es apodado Leroy, Azrael, Uriel que se autodenomina Leonardo porque no le gusta que su nombre sea igual al de todos, Joel, Zadkiel, Adán y Eva.
—Ya me habías explicado, pero ahora por fin puedo asociar rostros a cada nombre —Alastor siguió con la mirada a cada hermano, específicamente entre el hijo 9 que era Adán y la 11 que era Eva —¿Qué hay del 10?
Lucifer se congeló al recordar aquel insignificante detalle.
—No está.
—Lo siento, no sabía que falleció.
—No está muerta —Continúo hablando Lucifer, esta vez mirando el cuadro de su familia con Charlie y Caín recién nacidos en medio de todos —Simplemente no está y nadie sabe más al respecto —Dijo con melancolía —Ella es la madre de Charlie.
Alastor asintió, tardando un momento en procesar por completo la noticia que acaba de revelar Lucifer.
Una vez que la idea se concretó en su mente, fue inevitable no mirar a Lucifer con la sorpresa brillando en sus ojos normalmente apagados. Lucifer lo notó y una pequeña risa se escapó de sus labios.
—¿Sorprendido?
—Creí… creí que tu… —Desvió la mirada a las fotografías de Charlie, el parecido con Lucifer era sorprendente.
—¡Si es mi hija!
—Por supuesto, la estás criando y es natural que sea más tu hija que de tu hermana.
—No, no, digo que biológicamente es mi hija —Ahora Alastor si estaba confundido.
—Pero, ¿No eres omega? —Lucifer recorrió con la mirada su propio cuerpo antes de asentir con una sonrisa tonta —Los omegas no pueden… ya sabes, fecundar a otro género, son estériles en ese aspecto para ser extremadamente fértiles a la hora de quedar embarazados —El omega continuaba sonriendo, incluso le sacó la lengua a pesar de la gran curiosidad de Alastor —Hablo en serio, es biología de primer año.
—Que la biología diga lo que quiera —Se encogió de hombros dándole la espalda —Folle con la madre de Charlie y ella llevó a cabo el embarazo, hice una prueba de paternidad y dio positivo.
—Eso es… una excepción increíble —Alastor frunció el ceño —Y un total descuido, ¿Cómo vas a tener relaciones con alguien y no cuidarte?
—Oye, en mi defensa, la probabilidad de que ella quedara embarazada era del 0,0001% y no creí que fuera posible.
—Los anticonceptivos no son solo para impedir embarazos, sino también enfermedades.
—Lo sé, lo sé, el pasado está en el pasado y ya no se puede cambiar.
Alastor resopló, provocando una pequeña brisa que apartara los mechones de cabello que obstaculizan su visión, captando de nuevo aquella mirada fulminante por parte del omega.
Esta vez no pudo reprimir su deseo de enfrentarlo, con la esperanza de que dejara de soltar esas feromonas en un lugar tan cerrado, aunque no sabe si el aroma concentrado se debe a que están en el cuarto de Lucifer o porque él estaba dejando salir aquella fragancia embriagadora.
—¿Por qué me miras de esa forma?
—Solo creo que eres hermoso.
De repente la habitación fue sumida en una penumbra tranquila, el silencio roto por el suave golpeteo de algunas ramas contra el cristal de las ventanas.
La luz de la luna, brillante y plateada, se filtraba a través de las cortinas, proyectando sombras largas en las paredes. En medio de ese juego de luces y sombras, Lucifer y Alastor se encontraban de pie, frente a frente, sus ojos conectados en una mirada que parecía trascender el tiempo y ninguno apartaba su mirada, cada uno desarrollando en su interior una batalla personal.
Lucifer, con su figura delineada por la suave luz, observaba a Alastor con una intensidad que pocas veces había experimentado. La luz acariciaba su rostro, resaltando sus facciones angulosas y la serenidad en su expresión, había una mezcla de curiosidad y admiración en su mirada, una conexión silenciosa que solo él parecía ser capaz de sentir y cada movimiento, cada respiración compartida, parecía cargado de significado.
Alastor sostenía la mirada con una mezcla de vulnerabilidad y miedo, hasta ahora Lucifer ha hecho algunos comentarios tontos con Charlie presente, se comporta como idiota si rozan sus hombros y transmite su interés mediante las feromonas, pero nunca le dijo nada tan directo, y dedujo que ese impulso de sinceridad era culpa del maldito vino. Sus ojos reflejaban la luz de la luna, dándoles un brillo profundo y misterioso.
Había algo en la forma en que se miraban, una sinceridad desnuda que frente a otras personas buscaban reprimir. El cansancio que Alastor había mostrado parecía desvanecerse, reemplazado por la ansiedad y el miedo por lo que sea que ocurría.
La luz de la luna jugaba con los contornos de sus cuerpos, creando un ambiente casi onírico. Los mechones castaños de Alastor brillaban con un resplandor suave y sus facciones fuertes se destacaban contra el telón de fondo oscuro de la habitación. Lucifer no podía evitar sentirse atraído por esa combinación de belleza y autenticidad. De los nervios Alastor quiso dejar de mirar aquellos ojos celestes para concentrarse en otras cosas, lo cual era difícil cuando toda la habitación estaba llena de Lucifer, desde las feromonas hasta su ropa, el cabello rubio brillando como nunca, la camisa blanca que tenía los primeros botones sin abotonar, los pantalones acentuando la cintura y las mangas subidas hasta los codos, dejando al descubierto sus muñecas delgadas sin rastros de imperfección, todo lo contrario a él que llevaba un cuerpo cubierto por las cicatrices de una vida difícil.
Ellos eran diferentes, Alastor no creció con una familia unida, no tuvo hermanos que pudieran protegerlo y menos un hogar donde volver si las cosas estaban mal, todas las carencias de su infancia y adolescencia no le enseñaron cómo acercarse a otros, ni siquiera era capaz de permitirles que se acerquen porque sabe que saldrán heridos.
Las manos de Alastor se sintieron pegajosas, no era el sudor, sino una sustancia con la que estaba familiarizado. La sangre goteaba de sus manos aunque en su mente repetía aquel viejo mantra de que todo estaba en su imaginación, tenía el control sobre sí mismo y no actuaría siguiendo su instinto.
Curioso por la tensión en los hombros de Alastor, Lucifer levantó la mano para acariciar con la punta de sus dedos la mejilla áspera del alfa, recuperando la mirada en su cara.
El silencio entre ellos no necesitaba ser llenado con palabras. La mirada que compartían era un entendimiento tácito, una aceptación silenciosa que ninguno parecía dispuesto a revelar. En ese instante, bajo la luz de la luna, se sentían más cercanos, sus almas entrelazadas en una danza silenciosa de emociones y deseos.
Finalmente, Lucifer dio un paso adelante, acercándose a Alastor y la distancia entre ellos se desvaneció, la conexión que habían sentido a través de sus miradas se hizo tangible. Sin romper el contacto visual, extendió su mano suavemente sobre la mejilla de Alastor, sintiendo el calor de su piel bajo la palma y atravesando su cuerpo hasta llegar a lo más profundo de su alma. Inhaló profundamente las feromonas de chocolate y vino, feliz de poder sentirlas con tanta claridad, desde la primera vez que se vieron fue incapaz de volver a oler aquel aroma tan propio de Alastor.
El pánico que sintió Alastor no fue notado por Lucifer, verlo inhalar sus feromonas desbloqueo un lejano recuerdo que lo hizo actuar de manera estúpida y diciendo lo primero que puso por su mente.
—Vaya —Dijo de repente, retrocediendo un paso y sacando a Lucifer de su ensoñación, desvió la mirada hacia el cuadro intentando ignorar lo que acababan de compartir —Si la hija 10 es la madre de Charlie, significa que tuviste una relación con tu hermana, sorprendente.
…
—¿Qué? —Lucifer no puede creer lo que está escuchando.
La atmósfera en la habitación estaba cargada de una intimidad silenciosa, bañada por la luz de la luna, Lucifer está convencido de que acababan de sentir algo, la conexión entre él y Alastor, que fue tan palpable hace unos momentos, de repente se volvió tensa.
Alastor, atrapado en el intenso intercambio de miradas, comenzó a sentir un malestar creciente, sus sentimientos y pensamientos se arremolinaban en su mente, creando un torbellino de emociones difíciles de manejar. Intentó mantener la compostura, pero su nerviosismo era evidente y empezó a respirar más rápido, su mirada se desviaba incómodamente y sus manos comenzaron a temblar, por eso las escondió tras su espalda mostrando una postura de firmeza que era falsa.
La cercanía de Lucifer y la intensidad de sus feromonas eran abrumadoras, Alastor estaba acostumbrado a controlar sus expresiones y a mantener una fachada imperturbable, no sería la primera vez que un omega intentaba convencerlo con aquel método, pero si la primera donde se encontraba expuesto y vulnerable, y que un poco si le gustaba el omega. La idea de que Lucifer pudiera percibir lo que realmente sentía le resultaba aterradora.
Lucifer, notando el cambio, frunció el ceño con preocupación.
—¿Estás bien? —Dio un paso hacia atrás para darle espacio. La confusión se reflejaba en sus ojos, sin entender cómo pasaron de estar a una mano de distancia a tener un brazo que los separaba —¿Yo… te estoy incomodando?
Alastor intentó sonreír, pero la expresión no llegó a sus ojos.
—No, no es eso —Respondió, tratando de sonar convincente —Solo me vino ese pensamiento a la mente y quise expresarlo.
Lucifer seguía mirándolo, claramente sin creer en su excusa.
—No tienes que fingir, si hay algo que te molesta, podemos hablarlo —Su tono era comprensivo, también lleno de una tristeza que Alastor no pudo ignorar.
Es evidente que Lucifer quería entender y ayudar, pero Alastor no estaba seguro de saber cómo explicarle lo que pasaba por su cabeza y cómo no estaba preparado para lo que sea que Lucifer quiera de él.
La incomodidad de Alastor creció, sintiéndose atrapado entre el deseo de ser honesto y el miedo a revelar demasiado.
Quiso ser honesto, un poco, lo suficiente para cerrar el tema.
—No es algo personal contra ti —Dijo mirando sus pies —Es… solo es complicado.
Lucifer asintió, aunque la confusión nublaba sus ojos.
—Está bien, no te preocupes —Sus palabras eran sinceras, y Alastor sintió una mezcla de alivio y culpa por haberlo puesto en esa situación —Y respondiendo a tu pregunta, la madre de Charlie no es mi hermana biológica.
Una risa amarga escapó de sus labios en un intento por aligerar el ambiente.
Con una última mirada cargada de emociones no dichas, Alastor se apartó un poco más, buscando recuperar el control de sus sentimientos. La habitación que antes fue un refugio de intimidad, ahora se sentía sofocante.
A pesar de la incomodidad y el nerviosismo, sabía que ese momento sería un punto de inflexión en su relación con Lucifer, algo que debía pensar con mayor profundidad. Sabe que no tiene sentimientos por Lucifer, le parece atractivo como cualquier otro omega, y sabe que él lo mataría por decir que es igual a otros de su género, pero no hay nada más y Alastor reconoce alguna cosas, pero también sabe que es su culpa ser incapaz de superar sus traumas, lo hicieron incapaz de procesar los sentimientos y el interés por otras personas como un ser humano normal. Todo lo sabe sobre el amor, la familia, la compasión y la preocupación lo aprendió en su casa, y se parece mucho a la violencia.
Incapaz de soportar ese tenso segundo por otro momento, se despidió deseando buenas noches y sin esperar una respuesta salió del cuarto, dejando a Lucifer con la boca abierta.
Agotado por lo que acababa de suceder y sintiéndose un poco triste de haber sido rechazado, o algo así, aunque sea de forma indirecta, Lucifer se dejó caer en la cama y le dio un poco de atención a su teléfono, ignorando los mensajes de Miguel y yendo a los más recientes de Azrael. El mensaje no era demasiado largo ni complejo, tenía una advertencia clara:
«—Hay un asesino en serie suelto, parece que puede viajar entre Estados con facilidad, asegúrate de no salir mucho durante la noche y no aceptes a extraños en tu casa .»
Hizo a un lado su teléfono, bloqueando la pantalla y cubriéndose la cara con el brazo. Se arrastró en la cama como una oruga hasta envolverse entre las mantas y hundirse bajo su calor, frustrado y triste por haber sido rechazado.
En la habitación de enfrente, Alastor se encontraba sentado en el suelo con una pierna extendida y la otra doblada cerca de su torso, tenía el rostro oculto al estar cabizbajo y se mordía el labio con fuerza hasta lastimarse, sus palmas tenían marcas de las uñas y todos los músculos se sentían tensos. En esa posición era capaz de sentir la oscuridad aferrándose a sus tobillos e intentando arrastrarlo.
Al levantar la mirada se encontró con un rostro parecido al suyo, salvó que tenía cabello pelirrojo y unos profundos ojos rojos, tenía músculos más pronunciados, el cuerpo repleto de heridas estaba oculto por ropa rojo sangre y de cuclillas mirándolo con hambre. Aquel ente extendió su mano intentando cubrir los ojos de Alastor, antes de entrar en contacto, una palabra hizo eco en aquel cuarto:
—No.
La figura sonrió como si se estuviera burlando y se levantó dándole la espalda, la oscuridad lo envolvía como siempre mientras arrastraba unas cadenas en sus tobillos y brazos.
Por fin a solas, aunque Alastor sabe que nunca estará completamente solo siendo un horrible alfa, llevó las piernas hasta su torso para abrazarlas con los brazos y esconder el rostro entre las rodillas. En voz baja repitió aquel mantra para mantener el control, recordando que era el único que podía existir en su cuerpo y nunca cedería a sus impulsos, aunque eso significara pasar toda una vida solo.
¿Qué importa? Toda su vida fue solitaria.
Notes:
INFORMACIÓN DISPONIBLE: Algunas curiosidades
Los alfas puros masculinos no pueden quedar embarazados y las alfas femeninas rara vez lo logran, sin embargo, si están con un omega la posibilidad de un embarazo es de 90% y con un beta 10%. Solo pueden procrear con omegas, por eso su género es tan poco frecuente (casi extintos).
Estos alfas son particularmente protectores con sus parejas, tienen una segunda personalidad que se manifiesta en su lobo interno que protege la identidad principal y son dependientes de sus parejas hasta cierto punto.
Si un alfa marca a un omega menor de edad, adquieren su patria potestad y deben responder por él o ella.
Chapter 15: El sabor del pecado
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
❝ Muchas veces los más grandes pecadores, señor marqués, llegan a ser los santos más excelsos❞
— Luigi Pirandello
Nueva Orleans; Residencia Morningstar
La luz del amanecer se filtraba a través de las cortinas de terciopelo carmín, llenando la habitación de calidez cuando suele estar envuelta en penumbras, contaba con una tenue iluminación porque Lucifer se olvidó de cerrar las ventanas antes de irse a dormir igual que cada noche.
En las paredes rojas con decoraciones de patitos en negro, había un contraste con la luz matutina, resaltando los detalles intrincados de los ornamentos y muebles antiguos. La cama con dosel en el centro de la habitación se destacaba por la madera tallada, las cortinas oscuras caían en suaves pliegues alrededor de la cama, creando un refugio privado mientras que las sábanas de seda, arrugadas por el dueño del lecho, mantenían perfectamente oculto al omega que dormía en aquel nido.
Lucifer se despertó lentamente, sintiendo una sensación de incomodidad que lo envolvía y le provocaba complicaciones para abrir los ojos, estaba más cansado de lo normal. Disgustado por la poca luz matinal intento ocultarse con las sábanas y volver a la oscuridad de su lugar seguro, pero tan pronto como estuvo oculto y privado de aire, la sensación de incomodidad se volvió insoportable y le provocaba una familiar sensación de claustrofobia, no tuvo otra alternativa que salir y sufrir por la limitada luz que se filtraba.
—El mundo está en mi contra —Susurró para sí mismo.
Intentó mover su cuerpo, pero se encontró atrapado en un estado de mareo y debilidad que lo mantuvo en la misma posición por un momento, solo para acabar por caer de nuevo en el mullido colchón como si el mueble tuviera el poder de atraerlo al mundo de los sueños. Su cama, que normalmente le ofrecía un refugio de confort, se sentía ahora como una prisión de calor y sudor.
El calor era sofocante, y cada movimiento parecía empeorar la sensación de ahogo, lo cual empeoraba con el asco que lo corroía al sentir las sábanas pegajosas contra su piel empapada de sudor. Su corazón latía con fuerza para luego calmarse y retomar el golpeteo inicial, una sensación de mareo persistente le nublaba la mente y lo hacía girar entre las sábanas en un intento de que su malestar desapareciera por arte de magia, a pesar de que es consciente de lo estúpido que suena eso.
Intentó enfocar su visión en el dosel que se cernía sobre él, sin obtener mejores resultados.
Hizo un nuevo intento por sentarse, pero la sensación de cansancio lo obligó a recostarse de nuevo, solo que esta vez no cayó como peso muerto y pudo estar un poco más elevado gracias a las múltiples almohadas.
Cada respiración era laboriosa y el calor parecía intensificarse con cada segundo, podía sentir el sudor correr por su frente y su pecho, creando un rastro húmedo y pegajoso que no le gustaba, le hacía sentir sucio. La confusión lo invadía y sus pensamientos se mezclaban en un torbellino de incomodidad y preocupación. Mirando alrededor de la habitación, intentó buscar algo con lo que aliviar su estado y con un esfuerzo titánico, logró girarse hacia un lado y alcanzar la mesa de noche, abriendo el cajón donde se encontraban sus píldoras de la felicidad, una tableta para suprimir el celo por algunas horas, pastillas anticonceptivas y un frasco con vitaminas que sus padres insistieron en que tomara desde que tiene memoria, apartó lo que no necesitaba agarrando la tableta para el dolor de cabeza y se llevó una a sus labios temblorosos, tragando sin necesidad de agua.
Permaneció acostado, sintiendo que con el pasar de los minutos tenía lugar un breve alivio, no suficiente para disipar la sensación de calor y mareo que lo envolvía.
Lucifer cerró los ojos por un momento, tratando de concentrarse en su respiración y recuperar el control sobre su cuerpo, sentía que estaba atrapado en una lucha contra su propia persona. Cada latido de su corazón, cada gota de sudor, parecía recordarle que algo no estaba bien y en medio de su debilidad, la imagen de Charlie apareció como un fugaz pensamiento.
La claridad que recuperó en ese momento sorprendería a los grandes médicos, busco el teléfono entre las sábanas y al ver la pantalla notó varias alarmas perdidas, y que pasaba del mediodía.
Salió de la cama cayendo de manera patética y a tropiezos fue a la puerta, llamando reiteradas veces el nombre de su hija para pedirle perdón por haberse quedado dormido y no preparar su desayuno, atravesó el pasillo en saltos, llegando al cuarto de la niña con la puerta abierta. La habitación estaba en perfectas condiciones, los juguetes no se hallaban desperdigados en distintas partes, la cama estaba arreglada y el cesto con ropa sucia se encontraba vacío. Fue entonces que Lucifer recordó a Alastor, el único que ha estado madrugando para encargarse de Charlie e incluso le preparaba desayunos nutritivos diferentes y coloridos, tal como le gustan a la niña.
Lucifer bajó las escaleras arrastrando los pies, esperaba ver a su hija y empleado en la sala mirando la televisión o dibujando, pero no había rastros de ellos. En la cocina se encontraban los platos de desayuno que usaba Charlie, lavados y secos, al asomarse por la ventana confirmó que no estaban jugando en el jardín.
Estaba por llamar a Alastor cuando notó una nota en la nevera, algo que él prefería porque la idea de usar teléfono para hablar por mensajes no le agradaba del todo; aunque Lucifer comenzaba a dudar de sus preferencias porque no lo vio disgustado cuando estuvo recibiendo mensajes por una semana de aquella “amiga” misteriosa con aroma a flores. Apartó esos pensamientos, pensar en ello lo frustraba más de lo normal, y en su lugar leyó la nota escrita con la perfecta caligrafía de Alastor:
« Fuimos al parque, hay fruta cortada en la nevera, volvemos más tarde.»
Debajo del mensaje había un garabato que se supone era una persona castaña con una gran sonrisa y usando ropa roja, a su lado una personita de menor tamaño con el cabello rubio y un vestido celeste.
Tardó un momento en procesar lo que estaba leyendo.
Fue a la nevera para sacar el tazón con dibujos de patos donde, efectivamente, había fruta perfectamente cortadas en estrellas, corazones y círculos que solo podía ser obra de Alastor. Se sentó en uno de los taburetes llevando una cuchara con trozos de manzana a la boca, y en ese momento, las lágrimas comenzaron a caer por su rostro.
—¡Salieron de paseo sin mí! Alastor idiota ladrón de hijas y Charlie traidora abandona padres.
Nueva Orleans; Parque
Alastor y Charlie estornudaron al mismo tiempo, el adulto sacó de su bolsillo un pañuelo para limpiarle los mocos a la niña, evitando que se le pegaran a la cara con la arena del juego donde estaba construyendo un castillo.
La idea de salir al parque se le ocurrió a Charlie durante el desayuno, quería despertar a su padre e invitarlo, pero Alastor no se sentía con fuerzas para enfrentar a Lucifer luego de su inusual interacción la noche anterior y pudo convencer a la niña de dejar a su padre descansar después de tanto trabajo. Fue una grata sorpresa descubrir que Charlie no conocía los parques de Nueva Orleans y que sus salidas eran limitadas al jardín de infantes, el mercado y tal vez a alguna heladería después de clases, Alastor ahora estaba más decidido a continuar llevando y trayendo a Charlie a pie, de esa forma podía conocer el mundo bajo estricta supervisión.
El sol brillaba en lo alto, bañando el hermoso lugar, el parque cerca del District Garden era uno de los más seguros porque contaba con cámaras de seguridad y ahora estaba en su apogeo, con flores en pleno florecimiento y árboles altos ofreciendo sombra fresca a los visitantes, era un brillante sábado donde todos los niños disfrutaban de un fin de semana sin obligaciones.
Charlie tenía el cabello rubio todo alborotado y sus ojos brillaban de entusiasmo por los juegos, más cuando adoraba explicarle a Alastor con sumo detalle cada parte de su castillo de arena. Su vestido celeste estaba un poco sucio, a pesar de que Alastor intentó buscar otro tipo de ropa, todo lo que había en su armario eran lindos vestidos con volados, moños y colores pastel. Alastor la miraba junto al arenero vigilante y participando de vez en cuando con alguna pregunta que la niña espera que le haga, él le seguía el juego con una sonrisa. Ese día llevaba una camisa roja, un chaleco ajustado al cuerpo y pantalones cómodos, dejando de lado su habitual apariencia seria para relajarse y tratar de no pensar en sus problemas.
Al menos la mañana transcurría pacíficamente y no había nada que pudieran hacer para sacarlo de su lugar feliz, el único con ese talento se encontraba a varias calles de distancia, y de seguro estaba dormido.
—No puede ser —Esa inconfundible voz la reconocía con facilidad —¡Alastor!
Se abstuvo de rodar los ojos.
Ya estaba sonriendo desde antes, pero al tener que girar si o si para responder, su sonrisa era mucho más grande y extendió sus brazos fingiendo una emoción que claramente no lo corroía.
—¡Mimzy! —Ella acortó la distancia abrazando a su amiga y apreciando las débiles feromonas de su cuerpo.
Los beta sumisos eran capaces de segregar feromonas, aunque no con la misma intensidad que los omegas y carecían de algunos aspecto biológicos propios del tercer género, sin embargo, la belleza que se les atribuye a las joyas de la sociedad también estaba presente en el tercer tipo de betas, salvo que en lugar de ser etérea y fuera de la realidad, eran hermosos de una manera natural que los hacía más atractivos para Alastor; ese era un punto subjetivo que no tiene planeado compartir con Lucifer teniendo en cuenta su personalidad y lo posesivo que puede ser llegar incluso con él, un simple empleado de las calles.
Mimzy es una mujer de baja estatura con cabello rubio corto y ojos verdes que brillaban con un entusiasmo inconfundible, su cuerpo no era tan curvilíneo como el de los omegas, de hecho, iba en contra de los estereotipos de su género. No por ser betas “sumisos” lo son realmente, de hecho, los que ha conocido hasta ahora son bastante dominantes y un poco intimidantes.
Ella tiene caderas anchas, usaba un pantalón que subía hasta la cadera y acampanado en los tobillos, su corset ajustado quedaba oculto por la chaqueta roja con felpudo y como accesorios solo optaba por unos simples aretes y collar de perlas.
—Andas desaparecido, querido —Al separarse lo recorrió con la mirada con ojos críticos —Sigues tan encantador como siempre.
—¿Sigues rompiendo corazones a tu edad?
—Oye, no te pases de listo, todavía tengo mucho que dar —Ajustó el corset acentuando su pecho, Mimzy notó una cabeza que se asomaba tras la pierna de su amigo y la señaló curiosa —Um, Alastor, tienes a una criatura tocándote.
—Ella es Charlie —Explicó Alastor, cargando a la niña entre sus brazos —Princesa, ella es una amiga, se llama Mimzy.
La niña pareció hacerse pequeña entre los brazos de Alastor, ocultando una parte del rostro en el cuello, inhalando las feromonas de chocolate de su cuidador en un intento de calmarse, gesto que no fue tomado en cuenta por el alfa al estar acostumbrado y que Mimzy notó con suma claridad. Miró curiosa a su amigo, que suele sentir rechazo al contacto humano, dejando que una niña buscara consuelo en sus feromonas incluso cuando sus manos estaban manchadas de arena y tenía mocos secos en la punta de la nariz.
Mimzy se pudo de puntillas para estar a la altura de Charlie y le sonrió. No le gustaban los niños, pero menos le gusta la idea de recibir una mirada de advertencia por parte de Alastor.
—Hola, Charlie. ¿Te estás divirtiendo?
Charlie, que ya estaba más tranquila tras inhalar el aroma de Alastor y sentir su protección, se mostró tan amigable como siempre.
—¡Sí, mucho! Alastor es mi mejor amigo, me llama princesa y siempre juega conmigo, me ayuda con mis tareas, corta mis sándwiches en forma de corazón —Comenzó a enumerar las cosas que hacía por ellas con una gran sonrisa —¡Y me hace peinados lindos!
—Adorable —Dijo Mimzy sin expresar abiertamente su cínica sorpresa.
Alastor no pudo evitar sentirse un poco conmovido por lo que Charlie decía de él, pero antes de que pudiera mencionar a su padre, la empujó hacia los columpios quedando a solas con Mimzy que lo miraba curiosa, una ceja enarcada y sonriendo de manera ladina. Alastor sintió que su ceja temblaba y su sonrisa por poco flaquea
—¿Qué te trae por aquí? Odias la naturaleza y cualquier lugar con niños —Preguntó, intentando retomar la conversación y desviar la atención de su amiga.
—Estaba yendo a la tienda de Rosie y este es el camino más corto —Dijo mirándose las uñas, un brillante rojo que Alastor comenzaba a asociar con cierto omega caprichoso —Entonces ví aun tipo que se parecía a mi neurótico amigo, ¡Imagina mi sorpresa al acercarme y ver qué si eras tú!
—Ya me viste, ahora vete, estoy trabajando.
—¿En qué problema raro estás involucrado ahora?
—Eso no te importa.
—Como sea —Se encogió de hombros —Espero que este trabajito no te haga olvidar el desfile de Rosie que se acerca, prometiste asistir —Alastor casi pone los ojos en blanco, porque si, casi se olvida del evento —Y ahora que tu programa está disponible a otros artistas públicos, podrías promocionar su marca.
—Sabes que a ella no le interesa-
—Blah, blah, blah, si ayudas a un desconocido que está en una relación turbia y a una cantante pop considerada un ícono sexual, no te cuesta nada decir algo sobre Rosie.
—De acuerdo, entiendo tu punto, pero-
—Uy, se me hace tarde —Mimzy se puso de puntillas para besar la mejilla de Alastor y dejar la marca de su lápiz labial rojo —Nos estamos viendo querido, diviértete con tu extraño trabajito nuevo y gracias por darme algo que contarle a Rosie.
Alastor vio a su amiga alejándose con una gran sonrisa, tan esporádica y enérgica como siempre, hay personas que nunca cambian. Es la misma desde la secundaria. Intentando mantener su sonrisa profesional limpiarse el lápiz labial, no porque le molestara, solo no quería vivir otro drama con Lucifer y retomar una segunda Guerra Fría, las cosas ya eran demasiado raras como para tirar más de esa soga.
En ese momento un grito infantil lo hizo girar.
Se encontró a Charlie mirando a un niño en el suelo que lloraba a mares con el rostro lleno de tierra y una marca rojiza en su mejilla. Alastor corrió hacia la niña, justo a tiempo para cubrirla de la madre que se le acercaba con malas intenciones, Charlie se ocultó tras las piernas de Alastor mirando sin culpa al niño ahí tirando que continuaba llorando aunque su madre le estaba haciendo mimos y le daba palabras tontas de aliento con una voz ridículamente aguda.
Disgustado por esa escena, le desagradan los padres que hablan con sus hijos como si fueran idiotas, puso los ojos en blanco y miró de reojo a la niña en busca de alguna herida. Al ver que no había, suspiró aliviado, no tiene dudas de que Lucifer lo mataría si algo le pasa a la niña.
—Deberías cuidar mejor de tu hija —Gruñó la mujer —¿Qué clase de padre eres?
—Yo no…
—Ah, ¿Padre soltero? Con razón —Alastor estaba por defenderse, negar las acusaciones y cerrar el tema, sin embargo, las palabras de la mujer no lo dejaban pasar página —No sabes educar a tu hija, los alfas no saben ni lo básico y le enseñas a interactuar mediante la violencia.
—Mis habilidades poco tiene que ver con mi género —Dijo con una sonrisa tensa —Y si ella golpeó a tu engendro del mal, de seguro es su culpa, no haría algo sin motivo.
—¡Mi hijo es el que está llorando y tiene el rostro herido!
—¡Él me empujó del columpio! —Gritó Charlie a la defensiva, saliendo de su escondite un momento y regresando al instante por haber recibido una mirada mala de la mujer —Yo esperé mi turno y cuando uno estuvo vacío me subí, pero él de repente me empujó y cuando le dije que estaba mal, ¡Dijo que las niñas solo saben llorar y debía llorarle a mi mamá! —Charlie se hizo más pequeña tras las piernas de Alastor —Quise… demostrar que es mentira y lo golpee, sé que eso está mal.
Alastor contuvo el aire y exhaló, ¿Cómo pudo dudar por un momento que Lucifer no era el padre de Charlie? Ya sea por biología o la constante interacción entre ellos, el dramatismo parecía correr por sus venas.
Vaya manera de hacerle entender a otro un punto con un puñetazo.
Resignado a que el problema no llegaría a ningún lado, siquiera sabe porqué continúa hablando con la madre, volteó para cargar entre sus brazos a Charlie y que ella envolviera su cintura con las piernas.
—¡Lo ves! Tu hija es un peligro.
—El único peligro es ese niño al que estás educado para creer que las niñas solo saben llorar —Acomodó a Charlie, dejando que envuelva los pequeños brazos en su cuello y apoyara la barbilla en el hombro —Y creo que la pequeña princesa le hizo un favor, tal vez a su hijo se le acomoden las neuronas y entienda que son iguales.
Dejó a la madre insultando y le dio la espalda dispuesto a recoger la pequeña mochila con algunas cosas y volver a la casa, en esa posición no pudo ver a Charlie levantando la mano y su dedo de enmedio, algo que vio hacer a su padre después de hablar con un compañero de trabajo y que dijera algo feo.
Salieron del parque en silencio.
Charlie continuaba en la misma posición, sintiendo culpa de sus acciones y esperando con paciencia el regaño que no tardó en llegar.
—Charlie —Supo que estaba en problemas porque Alastor no la llamaba “princesa”.
—Perdón, sé que hice algo malo.
—Mientras lo entiendas y no vuelvas a hacerlo, lo dejaré pasar.
—¿De verdad? —Alastor asintió y Charlie pudo sentir el movimiento, sus brazos continuaban apretándola con firmeza como todos los días —¿Todavía me quieres? ¿No vas a dejarme?
—¿Cómo voy a dejarte por un pequeño error? —Ni siquiera valía la persona recordar al mocoso llorón y su madre odiosa.
—Mamá me dejó porque soy un error —Por un momento Alastor se detuvo a mitad del camino, y al instante siguió, apretando el firme agarre en la cintura de la niña que cada vez lo abrazaba con más fuerza —Por eso nadie me quiere en el jardín, no tengo mamá, dicen que soy rara —Susurró apenada y conteniendo un sollozo que Alastor pudo percibir al estar tan cerca —No le digas a papá, no quiero que se sienta triste.
—Tranquila —Acarició su cabello con ternura —Todo mejorará.
—Me gusta que seas mi amigo, Alastor —Él pudo sentir la sonrisa en su hombro —Te quiero.
Fue incapaz de dar una respuesta a esas palabras, y se sintió muy mal por ello.
Alastor caminaba por las calles con Charlie en sus brazos señalando formas en las nubes o preguntando el nombre de algunas flores. El cielo comenzaba a teñirse con los tonos cálidos del mediodía y el aire fresco impedía que sintiera que estabas por morir deshidratado, cada paso resonaba en el pavimento, acompañando su mente ocupada en pensamientos profundos.
Mientras se acercaban a la casa de Lucifer, no podía evitar sentir una mezcla de emociones y la que dominaba todas ellas, era aquel sentimiento sin nombre donde lo carcome la culpa por meterse en una familia siendo un total intruso, un perro callejero que intenta ser adoptado por una familia ya formada. Había disfrutado cada momento con Charlie, su energía y alegría cada día eran contagiosos, sin embargo, una sombra de inseguridad nublaba su mente y le hacían preguntarse con seriedad si realmente tenía un lugar en la vida de Lucifer y Charlie, si su presencia era bienvenida o si simplemente estaba imponiéndose en su mundo. ¿Qué buscaba lograr con todo eso? ¿A dónde quería llegar? ¿Hasta dónde planeaba seguir cuando es consciente del interés del Lucifer y el apego que comienza a sentir Charlie? Todo comenzó porque Alastor sentía curiosidad por un oyente del programa que siempre le contaba cosas tontas a través de cartas, correos electrónicos y mensajes en el perfil del canal, le hablaba de alguna idiotez que hizo con sus amigos o un momento incómodo en familia, y ahora no podía decir que sigue siendo eso.
A lo lejos, la casa se alzaba frente a él, imponente y familiar.
Se detuvo un momento en el umbral, respirando hondo antes de entrar, con una alegre Charlie que preguntaba si su padre ya estaba despierto o si estaría enojado porque no lo invitaron a jugar. Al abrir la puerta, fueron recibidos por el sonido de la televisión pasando música y Lucifer, quien estaba sentado en el sofá con un libro en las manos, envuelto en una frazada rosa con patitos amarillos con el tazón de frutas picadas vacío sobre la mesa de cristal.
Lucifer levantó la vista y sonrió al verlos entrar, lanzó su libro hacia un costado, Alastor notó que era una biblia y contaba con varios señaladores coloridos en los bordes.
—¡Se fueron sin mi! —Alastor se esperaba cualquier cosa, excepto que Lucifer invadiera deliberadamente su espacio personal quedando casi inclinado sobre su hombro y esparciendo sus feromonas sin escrúpulos —Estuve tan solo sin ustedes, ¿No saben que los lindos patitos se mueren por la soledad?
—Esos son los hámsters.
—Oh, ¿Oyes eso Charchar? Nuestro Alastor es muy inteligente —Dejando al alfa boquiabierto, Lucifer le pellizcó la mejilla.
—Al, ¿Estás bien? —Preguntó Charlie con preocupación al ver a su amigo tan tieso.
—Si —Como la situación era demasiado extraña, Alastor extendió a Lucifer la niña tomándolo por sorpresa —Tu hija se metió en una pelea.
—¿Cómo? —Lucifer sostuvo a Charlie, qué lucía avergonzada.
—¡Alastor, traidor!
—¿Ganaste o perdiste?
—¡Yo gané!
—Esa es mi niña —Sostuvo a Charlie en sus brazos, sorprendiendo a la niña al ser felicitada con varios veces en la mejilla y obteniendo una mala mirada por parte de Alastor.
—No está bien —Por un instante Alastor alza la voz porque vio a Lucifer mirándolo intentando transmitir pena, pero no lo hizo porque Charlie estaba en medio y no quería gritar, eso asusta a los niños y les genera traumas, en su lugar hizo una seña con sus manos para dejarla en el suelo —Princesa, ve arriba a jugar así hablo con tu padre.
—No peleen de nuevo —Dijo antes de subir las escaleras corriendo.
Alastor siguió con la mirada a la niña y volteó hacia Lucifer, que saludaba a Charlie al pie de las escaleras con una sonrisa tonta en los labios.
¿Qué le pasa esta mañana? ¿Y por qué sus feromonas son más fuertes? Pensaba sin apartar la mirada del omega, por un momento pensó que se trataba de síntomas de celo, pero Lucifer no parece haber perdido su raciocinio, continuaba hilando oraciones y se movía sin temblar. Alastor lo siguió con la mirada a su jefe que como una serpiente se dejaba caer en los bordes del sofá y giraba con pereza hasta caer sobre la manta con patitos, con la que volvió a envolverse como un burrito. Curioso por su actitud no pudo evitar seguirlo y apoyar las manos en el extremo del sofá, mirando desde arriba a Lucifer actuando como un gato.
Lucifer sacó la cabeza de debajo de las sábanas, continuaba sonriendo como si todo estuviera bien en su vida, y con cada minuto de felicidad que pasaba, las feromonas en el aire eran más obvias. Es entonces cuando Alastor, al no estar concentrado en Charlie y la actitud tonta de Lucifer sino en su apariencia, nota que el omega llevaba una camisa que claramente no era suya.
No es como si Alastor fuera un psicópata clasificador, aunque Mimzy lo llame neurótico, pero reconoce sus propias camisas. Lucifer suele vestir ropa de marca, hecha con seda de alta calidad y colores pastel, mientras que la ropa que le pertenece a él es de material fino solo porque la mayoría fue hecha por Rosie, de tonos sobrios y oscuros con alguna letra A bordada en los extremos como marca de su mejor amiga de que fueron un regalo hecho con sus propias manos; a ella siempre le gustó vestirlo como si fuera un muñeco, desde sus días en el orfanato arreglaba su ropa con telas viejas y creaba nuevos diseños, eso fue hasta que Alastor decidió que prefería la simpleza.
La camisa que usaba Lucifer era una que había tirado en la lavadora hace unos días porque apestaba a él por haber dormido con ella tantas noches seguidas, las mangas le quedaban largas hasta ocultar sus manos y los primeros botones estaban desabrochados, la tela superaba la altura de la cadera, dejando en claro que le quedaba grande y, por lo tanto, no le pertenecía.
Alastor tomó aire, manteniendo la calma contando hasta 10 como ha visto hacer a Blitzø cuando Moxxie dice una obviedad, y exhalo recuperando la calma.
—Su majestad —Dijo en tono bajo atrayendo la atención de Lucifer, sus ojos celestes eran más relucientes, pero Alastor no se dejó llevar y se felicitó por descubrir que poco a poco, por la constante exposición a esa mirada, comenzaba a ser inmune —Está usando mi camisa.
—Oh —Se miró las mangas largas —Si.
—¿Por qué?
—Después de tu abandono y el de Charlie —Alastor enarcó un ceja —Me sentí triste, pensé en limpiar un poco y fui a lavar la ropa, ahí ví esto y como me dio frío, me la puse —Extendió los brazos esperando un aplauso por su gran explicación —Soy un genio, ¿No?
—Hubieras usado tu ropa, esa es mi camisa.
—Como rey estoy expropiando está prenda de vestir.
Alastor frunció el ceño, recorriendo con la mirada a Lucifer, continuaba usando el pantalón de su pijama y, si lo conoce lo suficiente, sabe que él duerme con el conjunto completo, lo que significa que Lucifer deliberadamente se saco su abrigado pijama superior para usar su delgada camisa barata intentando cubrirse del frío.
Sin lugar a dudas, es ridículo.
—¿Estás en celo?
—¿Qué? No estoy en celo, eso no se pregunta, grosero —Lucifer bajo los brazos, decepcionado de no obtener una felicitación —Yo no-
Lucifer guardó silencio, mirando a Alastor fijamente y permitiendo que las feromonas se expandieran en la sala.
De repente, agarró la camisa ajena empujando hacia adelante al alfa y su nariz se enterró en la piel morena, percibiendo con mucho esfuerzo las feromonas dulces de alguien que debía ser omega, pero eran tan tenues que las relacionó con un beta. El pensamiento de que ahora tuviera a un beta como competencia le hizo gruñir, la primera vez fue un omega con aroma a duraznos y galletas recién horneadas, después una omega con un fuerte olor a alguna flor desconocida y fresas, una de las combinaciones más seductoras que pudo oler, y ahora tenía a un beta sumiso que huele a capuchino.
Vienen uno tras otro.
Alastor se encontraba congelado en aquella posición con el cuerpo inclinado y sintiendo la calidez de aquella pequeña nariz olfateando en su glándula odorífera.
Nunca estuvo tan cerca de otro omega, más grave, nunca estuvo tan cerca de Lucifer. No tiene dudas de que otra vez se trata de las feromonas en su ropa y que por eso está actuando de nuevo como un animal que busca marcar territorio, lo cual no puede continuar de esa forma, por mucho que le agraden sus feromonas no quiere ser marcado como una vaca en el matadero. Estaba decidido a ponerle un alto al asunto cuando de la nada y con una fuerza abrumadora, Lucifer lo empuja adelante tirándolo en el sofá quedando en una posición comprometedora.
Lucifer acomodo su mano junto a la cabeza de Alastor y se acomodó los mechones del lado derecho tras su oreja con la otra mano, su cabello no estaba arreglado como siempre, con suma lentitud se inclinó sobre el rostro del alfa.
El aliento caliente golpeó el rostro de Alastor, quien se encontraba tan impactado que no pudo reaccionar al instante, ya sea por la fuerza de Lucifer como por la situación. Lucifer se inclinó más y, sorprendiendo más a Alastor, sonrió sin ningún rastro de culpa dejando ver un par de colmillos más largos de lo normal y lo bastante afilados como para rasgar la piel, el temblor fue evidente para Lucifer y su sonrisa aumentó, disfrutando de tener al alfa que le gusta desde su primer encuentro debajo de su cuerpo y en control, dejando salir algunas feromonas de excitación que delataban lo que Alastor tanto intentaba ignorar: Que no le era indiferente. Descubrirlo hizo que su pecho se llenara de orgullo.
Incómodo como nunca, Alastor apoyó sus manos en los hombros de Lucifer tratando de apartarlo y poner distancia entre ambos.
—Lucifer esto no es correcto.
El omega interno de Lucifer rasgaba su jaula exigiendo un poco de libertad y por primera vez estaba de acuerdo, por eso cedió a sus impulsos dejándose llevar no solo por su instinto sino las feromonas que dejaban en claro que no era rechazado, por mucho que Alastor se mostrara indiferente.
Acabó por cortar la distancia completamente, uniendo sus labios por primera vez.
Fue tan sorprendente que al inicio Alastor no reaccionó de ninguna forma, no había bien ni mal, su mente estaba vacía en su totalidad sin luz ni oscuridad, no había nada. Los labios de Lucifer le recordaron a algo que le dijo su madre hace mucho tiempo, un concepto que había olvidado: El fruto prohibido, algo que representaba mucho más que un objeto de tentación, era un símbolo de la naturaleza humana, de los deseos y de las consecuencias que estos conllevan, y nunca lo vio tan claro como en ese momento. Una vez se preguntó porqué los primeros humanos cometieron pecado al romper una única regla, porque gracias a que se dejaron seducir sus descendientes sufríam y por ello los odiaba, eran criaturas que se dejaron llevar por sus instintos, pero ahora lo entiende con claridad, aquel fruto siempre tuvo un atractivo irresistible porque se trataba de la promesa de lo desconocido, el anhelo de experimentar algo que estaba fuera de los límites establecidos.
Para muchos representa el desafío a la autoridad, la búsqueda de conocimiento y la voluntad de enfrentarse a las consecuencias de sus acciones, la esencia misma del libre albedrío y del deseo de autonomía. Alastor comprendía que el fruto también llevaba consigo una carga de culpa y arrepentimiento, un recordatorio de que las decisiones tomadas en momentos de debilidad o deseo podían tener repercusiones duraderas. Para él no se trataba solo de un símbolo de transgresión, sino también una metáfora de la complejidad del ser humano, la dualidad de la vida, el bien y el mal, el conocimiento y la ignorancia, la libertad y las restricciones, luz y oscuridad.
No sabe si es destino o coincidencia que todo se manifieste con Lucifer, personificando aquel fruto prohibido que se negaba a morder. Su madre le enseñó una cosa: No te entregues a un omega; solo tenía una regla en su vida, y acaba de romperla.
Sin dudarlo envolvió un brazo en la cintura de Lucifer y con la mano libre sostuvo la nuca, cambiando de posición aquel suave beso y convirtiéndolo en algo más carnal, más lujurioso, más pasional, y acabó dejándose llevar por las feromonas y aquel deseo prohibido que intenta reprimir. Sintió la sonrisa victorioss de Lucifer y, por primera vez, no sintió que fuera un golpe a su orgullo haber perdido ante aquel omega mimado y tan orgulloso de sí mismo, porque al final es él quien acabará sometido, y ante ese pensamiento le devolvió la sonrisa en medio del beso.
Notes:
INFORMACIÓN DISPONIBLE: Algunas curiosidades
Un alfa cruzado puede tener más de un omega, pero un omega solo puede tener un alfa.
Dependiendo de la profundidad de la mordida, esta simboliza la sumisión del omega y la devoción del alfa, un omega puede marcar a su pareja mediante feromonas o mordidas.
Lovelyeahh on Chapter 1 Mon 27 Jan 2025 12:40AM UTC
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Draymany74 on Chapter 4 Mon 27 Jan 2025 02:33AM UTC
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Jopwyyy (Guest) on Chapter 14 Sun 27 Jul 2025 07:02AM UTC
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Jopwyyy (Guest) on Chapter 14 Tue 02 Sep 2025 01:15PM UTC
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