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Simón Hempe conoció a Valentino Alonso cuando ambos tenían ocho años. Su primer encuentro no fue bueno.
“Te ves como un agrandado” dijo Simón al castaño de ropa extraña. ¿Qué clase de tonto usaba ropa tan elegante en la plaza? Los raros ojos del chico raro lo miraban raro, como si Simón fuera el raro.
“Vos te ves pobretón” dijo el chico con tono aristocrático, como si ser pobre fuera la peor clase de insulto.
Simón se sonrojó. Su familia era pobre, y él tenía suficiente edad para saber que ser pobre era una mierda, pero no tenía suficiente edad como para no avergonzarse por ello. Así fue como Simón se encontró enrojeciendo y tirando al otro niño al suelo. En su defensa, él tenía ocho años.
Es correcto decir que la ropa de lujo del chico ya no se veía muy elegante después de los quince minutos que pasaron rodando en el barro, pateando y gritando.
Finalmente, se cansaron y quedaron tirados en el barro, jadeando para conseguir aire y mirándose.
El pomposo castaño tenía barro en la nariz y Simón rio. El chico lo miró furioso.
“¿Qué?”
“Ahora pareces un nene normal” dijo Simón sonriendo “Aunque pelees como un bebé.”
El niño le tiró una patada y se sentó. Miró a Simón por sobre su nariz fangosa y dijo: “Los Alonso han servido y luchado por Argentina desde el siglo XVI. Debes saber que aprendí karate a los cinco años.”
Simón parpadeó y se incorporó.
“¿Karate? Malísimo”
El niño abrió y cerró la boca. E hizo una mueca.
Simón se rio de nuevo.
El presuntuoso castaño lo miró peor, su labio inferior temblando sospechosamente. Simón empezó a sentirse mal. Su hermano mayor le daría un discurso si se enteraba de que él había reducido a un niño al llanto.
Suspirando, Simón estiró su mano y dijo:
“Me llamo Simón ¿vos?”
El chico dudó antes de apretar la mano de Simón. “Valentino Alonso.”
Simón arrugó la nariz.
“Valentino, entonces. ¿O preferís Valen?”
El chico le dirigió una mirada escandalizada. “Es Valentino. Mi papá dice que sólo los clase baja tienen apodos.”
Simón se echó a reír. “Sos tan raro, Valen.”
“¡Es Valentino!”
Fue el comienzo de una hermosa amistad.
Simón no sabría aún, que sería también el comienzo de la relación más confusa de su vida.